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UNIVERSIDAD NACIONAL DE ROSARIO

FACULTAD DE DERECHO

ESPECIALIZACION EN DERECHO DE FAMILIA

TESINA: “DERECHOS Y DEBERES DE LOS PARIENTES, EN EL NUEVO CODIGO


CIVIL y COMERCIAL. EL DERECHO A LA COMUNICACIÓN: EL AFECTO,
COMPONENTE ESCENCIAL DEL MISMO”

ALUMNO: NICOLAS SORIA

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS SOCIALES DE LA UNIVERSIDAD


NACIONAL DE TUCUMAN- UNT

COHORTE: AÑO 2012-2013

EMAIL: nicolassoria1986@gmail.com

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DEBERES Y DERECHOS DE LOS PARIENTES:

“EL DERECHO A LA COMUNICACIÓN”

INTRODUCCION
Mediante este trabajo, se busca profundizar el derecho a la comunicación contenido en el
Art. 555 del nuevo código civil y comercial 2014 a entrar en vigencia en agosto de 2015,
haciendo un análisis del Art, 264, Inciso 2° del código civil actual , vigente . Dado la
incorporación de los tratados de derechos humanos en el bloque constitucional (art 75, Inc
22 de la constitución nacional) tuvieron un fuerte impacto entre las relaciones padres e
hijos.

Como fundamento del anteproyecto del Código Civil y Comercial pusieron de relieve la
igualdad de derecho entre hombre y mujer se encuentra expresamente consagrada en la
crianza y educación de los hijos. Art 16 de la convención para la eliminación de todas
formas de discriminación contra la mujer, con el objeto de satisfacer el derecho de todo
niño a mantener vínculo con ambos progenitores tras la ruptura de la unión entre los
adultos.

La ruptura de la convivencia determina la adaptación del grupo familiar a una nueva


situación, en la que deviene imprescindible mantener e incrementar el trato y contacto
afectivo entre padres e hijos no convivientes. Tal es la situación de que si un hijo se
encuentra, bajo el cuidado personal, efectivo y exclusivo por uno de sus padres. Surge en
cabeza del otro progenitor y del niño a tener un adecuado régimen comunicacional.

A lo largo del mismo se expondrá cuales son la consecuencias, que genera el impedimento
de una adecuada comunicación, tanto legales, como personales en la integridad de los
intervinientes. Se tendrá en cuenta las adecuaciones a la Ley 26061 de protección a los
derechos de Niños Niñas y Adolescentes, orientada siempre hacia la madures progresiva
del menor, más aun garantizando la máxima satisfacción del Interés Superior del Niño.

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Ante la necesidad de palear tal situación, se creó la ley 24.270 que en el año 1993 creo 3
tipos de figuras penales ante el impedimento de contacto con el progenitor no conviviente.
La ley en cuestión tuvo como finalidad llenar el vacío legal y proteger no sólo las
necesidades y responsabilidades del padre o madre no conviviente sino, y
fundamentalmente, al hijo menor de padres divorciados o separados que han sido víctimas
del impedimento de contacto. El tratamiento de la cuestión en la doble vía penal y civil ; la
acumulación de las actuaciones. Su tratamiento en la provincia de Tucumán, Ley provincial
N°7264. Para complementar el trabajo se incorpora al mismo un novedoso documental
llamado “Borrando a Papa” Borrando a papá es un documental que denuncia una
problemática en aumento: la obstrucción de los vínculos entre padres e hijos que, en
procesos de divorcios conflictivos, se ven inmersos en un sistema que considera al padre
peligroso y un accesorio prescindible en la crianza de los hijos y lo aparta
sistemáticamente. Borrando a papá devela cómo a partir de esta obstrucción de los
vínculos familiares que dura meses o años se ha creado un negocio del que muchos
profesionales se benefician y se encargan de perpetua.

Uno de los mayores conflictos que se ventilan en tribunales y que tienen como
protagonistas a la pareja desavenida, luego de la separación o el divorcio, es el atinente a la
fijación del régimen de visitas, sus diversas modalidades y fundamentalmente su
incumplimiento, cuestiones éstas que exceden a los intereses de los involucrados (hijos y
progenitores) para impactar en la sociedad.

La fijación de un Régimen comunicacional entre el hijo menor y su progenitor no


conviviente, provenga de un acuerdo homologado judicialmente o de una decisión judicial,
presupone y exige de parte de la pareja desavenida la asunción de deberes de carácter
complejo para con ellos y fundamentalmente para con sus hijos, ya que a través del referido
régimen no sólo es posible asegurar una adecuada relación paterno-materno-filial, sino que
de su cumplimiento depende la formación psíquica y espiritual de los menores.

Para la plena actuación del derecho de comunicación, resulta necesario que los padres no
trasladen los conflictos derivados del vínculo conyugal al vínculo parental. Por su parte los

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abogados intervinientes, deberán asumir un rol activo en la concientización y el logro de
dicho objetivo. Asimismo, el órgano jurisdiccional llamado a resolver tendrá que estar
especializado en la conflictiva familiar, debiendo contar con la colaboración de la
interdisciplinaria, dentro de un marco legal en el cual el interés superior del niño sea el
parámetro objetivo que permita resolver el problema, en mayor beneficio para ellos.

DERECHO A LA COMUNICACIÓN

Es la facultad de mantener relaciones interpersonales adecuadas y libres de injerencias


ilícitas, con los propios parientes, en los límites establecidos por el legislador

El régimen de comunicación consiste en ver y tratar periódicamente a personas menores de


edad, o a mayores de edad limitados en su capacidad, inhabilitados, impedidos o enfermos,
que se encuentran bajo el cuidado personal de otras personas, y con el objeto de conservar y
cultivar las relaciones personales emergentes de esos contactos

En 1975, la Ley 21.040 incorpora en el C.C. el art. 376 bis, que establece: “Los padres,
tutores o curadores de menores e incapaces o quienes tengan a su cuidado personas
mayores de edad enfermas o imposibilitadas, deberán permitir las visitas de los parientes
que conforme a las disposiciones del presente capítulo, se deben recíprocamente
alimentos. Si se dedujere oposición fundada en posibles perjuicios a la salud moral o
física de los interesados, el juez resolverá en trámite sumario lo que corresponda,
estableciendo en su caso, el régimen de visitas más conveniente de acuerdo a las
circunstancias del caso.”

El C.C. en su redacción originaria no contempló la regulación del derecho de visitas entre


parientes .Esta ley vino a llenar un vacío ya que el derecho de visitas solo estaba previsto
para padres e hijos como consecuencia del otorgamiento de la tenencia a favor de uno de
los progenitores. Antes de introducirse el art. 367 bis al C.C. no eran muchos los fallos -
que mediante una extensión del régimen de visitas vigente- lo aplicaba a favor de otros
parientes que no fueran los progenitores, y aún en estos casos excepcionales, limitados a los
abuelos. Los beneficiados por esta Ley son los que se deben alimentos y enumeran los arts.

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367 y 368, reformados por la Ley 23.164: 1- los ascendientes y descendientes. 2- los
hermanos y medios hermanos. 3- los pariente por afinidad en primer grado. El régimen de
comunicación y de relaciones personales entre los sujetos tiene operatividad para el
Derecho cuando esos vínculos no pueden desarrollarse en forma natural y normal por
situaciones de conflicto o crisis en el seno familiar y se busca con ello que no se frustre el
enriquecimiento espiritual y afectivo del niño, que sin dudas se ha de producir tras su
contacto con sus familiares y allegados, La enorme importancia de este instituto en el
orden personal y familiar, tan pronto se perciba que su finalidad es fomentar y favorecer
las relaciones entre los seres humanos, de manera que no se agrave para los protagonistas
del conflicto en particular los hijos menores de edad las secuelas de las separaciones y de
los quiebres de las convivencias de pareja que acontecen entre los adultos. (1)

Derecho de Comunicación Paterno- Filial

Podríamos definirlo como un derecho-deber reciproco entre padres e hijos de gozar y


mantener ese trato familiar, gracias al cual podrá crecer y madurar como persona. El
progenitor no conviviente tiene el derecho deber de participar de la formación y educación
de su hijo y vigilar el ejercicio de tales funciones por parte de quien ejerce la guarda. (art.
264, inc. 2) Se trata de un derecho personalísimo. Es un derecho irrenunciable. Es
imprescriptible. Sujeto a modificación. No es susceptible de ejercicio compulsivo. Es
recíproco. (C.C.C. Lab. De Reconquista, 16-8-2001- “N., M. B. c/G., L. L. Litoral 2002-17)

Si bien el art. 264, inc. 2º, CCiv., regula el derecho del progenitor "de tener adecuada
comunicación con el hijo y supervisar su educación", otros preceptos hacen alusión a la
palabra "visitas". Así, el art. 376 bis, del mismo Código, señala que los padres deberán
"permitir la visita" de determinados parientes y hace alusión a la facultad del juez de fijar
"el régimen de visitas más conveniente"

1 Cita de RÉGIMEN DE COMUNICACIÓN DE LOS PADRES CON LOS HIJOS Mizrahi, Mauricio Luis
Publicado en: LA LEY 10/03/2014 , 1 • LA LEY 10/03/2014 , 1 Cita Online: AR/DOC/486/2014.( RIVERO
HERNÁNDEZ, Francisco, "El derecho de visita", ps. 17 y 18, ed. Bosch, Barcelona, 1997.)

5
Expresión también contenida en el art. 236, que menciona la posibilidad de que la demanda
conjunta de divorcio contenga acuerdos sobre "régimen de visitas de los hijos". Pero hoy en
día los vientos de cambio que propone el nuevo código civil y comercial más aun en
nuestro derecho de Familia, impulsando una democratización del mismo. Dándose estos
cambios desde los puntos de vista conceptuales, normativos como así del auxilio que
reciben los operadores judiciales de la interdisciplina.

Por lo cual el derecho de visitas hoy pasa a ser un régimen de comunicación, la cual no un
derecho exclusivo de los adultos sino se convierte en un derecho y una oportunidad en el
ejercicio de la autonomía de los Niños, Niñas y Adolescentes.

el régimen de comunicación nació como una posibilidad concedida al titular de ir a ver al


niño al domicilio de éste, y con el transcurso del tiempo se fue ampliando, pues fue
admitido que los implicados —el niño y el otro— se vean y reúnan ya fuera de la residencia
del progenitor que tenía el cuidado personal del hijo; extendiéndose después a lo que es hoy
día, en que se considera habitual que la relación se mantenga durante períodos extensos de
tiempo (días, semanas o un mes, según los casos y circunstancias), pernoctando incluso el
niño en el domicilio del adulto que disfruta del contacto; esto es, el llamado en Francia el
droit d´héberger o hébergement.(2)

El Art. 555, de esa sección, del nuevo código civil menciona las palabras "régimen de
comunicación". A su vez, el art. 652 del mismo Proyecto alude al "derecho y el deber de
fluida comunicación con el hijo". La palabra visitas , al menos en nuestros tiempos, aquella
expresión resulta pobre e insuficiente, dado que no expresa correctamente una relación
entre personas que es mucho más rica que la mera posibilidad de "visitar" a un niño

2 Cita de RÉGIMEN DE COMUNICACIÓN DE LOS PADRES CON LOS HIJOS Mizrahi, Mauricio
Luis Publicado en: LA LEY 10/03/2014 , 1 • LA LEY 10/03/2014 , 1 Cita Online:
AR/DOC/486/2014 (RIVERO HERNÁNDEZ, Francisco, "El derecho de visita", p. 184, ed. Bosch,
Barcelona, 1997. Ver, también, GUASTAVINO, Elías P., "Régimen de visitas en el Derecho de
familia", JA, 1976-I-656)

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Como por ejemplo compartir juntos experiencias, tener convivencias de días o semanas,
incluyendo —desde luego— otras formas de comunicación; como ser la telefónica, por
medios electrónicos (e mail, chat, etc.), sin descartar tampoco la tradicional vía postal.

Se lo identifica como un complejo "derecho-deber" o" derecho-función". También se


postuló que sería un derecho de doble manifestación o titularidad. Habría un derecho del
hijo a relacionarse con su padre, lo que guardaría una relación simétrica con el deber de
éste de comunicarse con aquél. Para alcanzar los efectos deseados de pronto en el vínculo
materno o paterno-filial los términos a emplear tendrían que ser deber de comunicación o
de comunicación y relaciones personales. Es que se torna difícil pensar en un "derecho",
dado que concebiríamos al niño como "objeto" de un derecho que ejerce otro. (3)

Toda comunicación materno o paterno-filial , es una función familiar, en consideración a


que su objetivo apunta en esencia a atender las necesidades afectivas, educacionales y el
desarrollo armónico y equilibrado de la personalidad del niño, resguardando su mundo
psicológico y espiritual; y, precisamente, una buena instrumentación del vínculo hace a la
correcta formación y educación de los hijos; y en esta tarea se verifica un indiscutible
interés social.

Por eso, todas las actuaciones del adulto que lleva a cabo el contacto son funcionales; de
manera que sólo pueden ejercitarse teniendo a la vista el fin perseguido, sin que se admita
apartarse de él. El eje delimitador del instituto lo constituye, obviamente, el interés superior
del niño; y ello debe ser así porque dicho interés es la guía medular para el adecuado
funcionamiento de aquél.

(3) Cita de RÉGIMEN DE COMUNICACIÓN DE LOS PADRES CON LOS HIJOS Mizrahi, Mauricio Luis
Publicado en: LA LEY 10/03/2014 , 1 • LA LEY 10/03/2014 , 1 Cita Online: AR/DOC/486/2014 SERRANO
CASTRO, Francisco de Asís, "Relaciones paterno-filiales", ps. 87, 88 y 154, ed. El Derecho, Madrid, 2010

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HACIA LA FIJACION DE UN REGIMEN COMUNICACIONAL

La fijación de un Régimen Comunicacional entre el hijo menor y su progenitor no


conviviente, provenga de un acuerdo homologado judicialmente o de una decisión judicial,
presupone y exige de parte de la pareja desavenida la asunción de deberes de carácter
complejo para con ellos y fundamentalmente para con sus hijos, ya que a través del referido
régimen no sólo es posible asegurar una adecuada relación paterno-materno-filial, sino que
de su cumplimiento depende la formación psíquica y espiritual de los menores.

Resulta, asimismo, indubitable que lo que se propugna con el sistema en cuestión es


reconstruir –lo mejor posible y en provecho de los menores- el vínculo familiar destruido a
raíz de las desavenencias de los padres propiciando el fortalecimiento progresivo de los
lazos afectivos que los unen con el progenitor que no ejerce la tenencia (4)

Las actitudes obstruccionistas, sean de parte del progenitor custodio o del progenitor no
conviviente, autorizan la fijación de límites que procuren el encauzamiento de la relación
afectiva del menor con ambos padres. A los fines de garantizar la eficacia de tales límites es
preciso analizar la conexión del derecho con la realidad social. “Sus interpretaciones llevan
implícito el interés en una regulación legal y en una aplicación judicial que, por una parte,
ordene de la manera más adecuada los comportamientos familiares y, por la otra, resuelva
de modo eficiente los conflictos que se producen en el seno de la familia.

La efectividad y la eficacia de las respuestas que el ordenamiento jurídico y la labor judicial


brindan ante las intervenciones obstruccionistas de los padres en el desarrollo del régimen
comunicacional tras la crisis familiar, pues tal como lo destaca el jurista Ciuro Caldani,
“por lo general, las cuestiones de familia que se llevan a litigio judicial siempre
exhiben ingredientes dolorosos, cuya recomposición sólo muy parcialmente puede ser
subsanado por los jueces. Ello porque el valor amor no puede ser suplido por los
valores jurídicos”

(4) ALVAREZ, Osvaldo O. “La obstrucción al régimen de visitas y la ley 24270”, ED 3/09/04, pág. 2 .

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Establecido en el art. 264, inc. 2º, CCiv. : "La patria potestad es el conjunto de deberes y
derechos que corresponden a los padres sobre las personas y bienes de los hijos, para su
protección y formación integral, desde la concepción de éstos y mientras sean menores de
edad y no se hayan emancipado. Su ejercicio corresponde: ...2º En caso de separación de
hecho, separación personal, divorcio vincular o nulidad del matrimonio, al padre o madre
que ejerza legalmente la tenencia, sin perjuicio del derecho del otro de tener adecuada
comunicación con el hijo y de supervisar su educación".

Este derecho a una comunicación entre padres e hijos no convivientes ha sido expresamente
receptado en distintas disposiciones de la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN)
de rango constitucional , como son los arts. 9º, inc. 3º y 10, inc. 2º .

La CDN nos reafirma la idea consolidada de que las legislaciones nacionales deben
propender a intensificar las relaciones de niños, niñas y adolescentes con el padre/madre no
conviviente. Tanto el art. 9º, inc. 3º, como el art. 10, inc. 2º hablan de "mantener relaciones
personales y contacto directo", como elemento estructurante de las relaciones
paternofiliales, sólo limitado cuando su efectivización sea contraria al interés superior del
niño

Art. 9º, inc. 3º: "Los Estados Partes respetarán el derecho del niño que esté separado
de uno o de ambos padres a mantener relaciones personales y contacto directo con
ambos padres de modo regular, salvo si ello es contrario al interés superior del niño".

Art. 10, inc. 2º: "El niño cuyos padres residan en Estados diferentes tendrá derecho a
mantener periódicamente, salvo en circunstancias excepcionales, relaciones personales
y contactos directos con ambos padres. Con tal fin, y de conformidad con la obligación
asumida por los Estados Partes en virtud del párr. 2º del art. 9º, los Estados Partes
respetarán el derecho del niño y de sus padres a salir de cualquier país, incluido el
propio, y de entrar en su propio país. El derecho de salir de cualquier país estará
sujeto solamente a las restricciones estipuladas por ley y que sean necesarias para
proteger la seguridad nacional, el orden público, la salud o la moral públicas o los

9
derechos y libertades de otras personas y que estén en consonancia con los demás
derechos reconocidos por la presente Convención".

Se estructura como un verdadero "derecho-deber" de comunicación entre padres e hijos,


que le compete tanto a unos como a otros en esas relaciones paterno/materno-filiales. La
adecuada comunicación, "entre las formas de ejercitarla, incluye las visitas personales, es
uno de los típicos derechos-deberes familiares porque no es un derecho puro que ostente el
individuo en su exclusivo interés sino que se trata de un derecho instrumental que la ley
disciplina para facilitarle al titular la observancia de un deber correlativo"

Tradicionalmente, se consideraba que el titular o beneficiario del derecho de comunicación,


era únicamente el padre o madre que no ejercía la guarda del menor. Sin embargo, a partir
de la consideración del niño como sujeto de derechos, se comprendió que es
fundamentalmente un “derecho del hijo a ser formado y educado por ambos progenitores,
Nuestro C.C. nada dice respecto a la legitimación del niño para pedir se le fije en su favor
un régimen comunicacional con el progenitor no conviviente. En virtud de la CDN y la Ley
26.061 y de todos los derechos reconocidos a los niños, actualmente se considera que el
niño puede peticionar judicialmente, tanto la fijación de un régimen comunicacional a su
favor, como la modificación del existente.

La solicitud judicial de un régimen comunicacional con relación a los hijos sólo surgirá en
los casos de desavenencias, ya que en muchos casos padre y madre pactan de manera
consensuada su instrumentación en los acuerdos de divorcio o mediante convenios
celebrados ante un órgano jurisdiccional (y éstos son homologados por el tribunal), o
simplemente siguen viviendo e interactuando sin necesidad de la participación de un juez,
autorregulándose.(5)

(5) cita de cita PATRIA POTESTAD - Régimen penal - Impedimento de contacto de hijos menores con
padres no convivientes Autor: Tavip, Gabriel E. Título: El impedimento de contacto padres/hijos:
necesidad de buscar soluciones urgentes y realmente aplicables Publicado: 2007-II-178.
(POLAKIEWICZ, Marta, "El derecho de los hijos a una plena relación con ambos padres", en
GROSMAN, Cecilia, Los derechos del niño en la familia. Discurso y realidad, Universidad, Buenos
Aires, 1998, p. 178.)

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En las situaciones en que no exista un acuerdo, el padre que no ha continuado viviendo con
sus hijos debe solicitar un régimen comunicacional ante el tribunal competente. Cabe
destacar que en la mayoría de los casos en nuestro país el ejercicio de la guarda prosigue en
cabeza de la madre y es normalmente el padre quien debe solicitar un régimen de visitas en
caso de falta de acuerdo.

El juez de familia será el encargado de buscar soluciones posibles a esta desavenencia


procurando otorgar un régimen que mejor contemple el interés de ese niño, niña o
adolescente que se encuentra en medio de la disputa. En los casos que surjan elementos
realmente controversiales, tendrá necesariamente que apoyarse en la opinión de los equipos
interdisciplinarios que entendemos deben crearse en los tribunales con competencia de
familia.(hoy son muchos los tribunales del país que cuentan con el apoyo interdisciplinario)

La finalidad de establecer un régimen de visitas entre niños, niñas y adolescentes y padre


no conviviente atiende al equilibrado desarrollo de estos últimos, proyectando sus
beneficios no sólo sobre visitador y visitado sino también a los demás integrantes del grupo
familiar, ya que la disociación del vínculo paterno-materno-filiar, provoca generalmente
perjuicios que serán difíciles de reparar en la edad adulta ) , la familia ampliamente
considerada se beneficia con el incremento del trato y el contacto afectivo entre padres e
hijos (6)

La modalidad que deben adoptar esos regímenes de comunicación, que deben ser lo más
amplios y fluidos posibles, ya que esa forma de contacto debe tratar de igualar lo más que
se pueda la relación que este padre o madre tendrían con sus hijos en caso de convivencia.

6 Cita de cita PATRIA POTESTAD - Régimen penal - Impedimento de contacto de hijos menores con
padres no convivientes Autor: Tavip, Gabriel E. Título: El impedimento de contacto padres/hijos:
necesidad de buscar soluciones urgentes y realmente aplicables Publicado: 2007-II-178 (Cfr.
MAKIANICH DE BASSET, Lidia, Derecho de visitas, cit., p. 66.)

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Los sujetos que están implicados en un régimen de comunicación y de relaciones
personales —en el ámbito materno o paterno-filial— son habitualmente tres; esto es, el
progenitor discontinuo (que no tiene el cuidado personal del hijo durante el tiempo
principal), el otro padre que lo tiene a su cuidado, y el propio niño. la realidad es que tanto
el padre que reclama los encuentros, como el niño con el cual aquél se quiere conectar, son
a la vez —recíprocamente— sujetos activos y pasivos; ello dicho en el sentido de que hace
a los intereses de ambos que se concrete la comunicación requerida.

Si queremos hablar de un rol exclusivo de sujeto pasivo, éste sería en todo caso el del padre
a cargo del cuidado personal del hijo, pues es el que debe posibilitar por todos los medios a
su alcance la relación del niño con el otro progenitor; que no pueda entablar un reclamo en
representación del hijo para que esa relación se efectivice.

la legitimación procesal, corresponde advertir que en las cuestiones de comunicación en la


que intervienen niños estamos ante el orden público, por lo que no debieran en principio
existir restricciones a aquélla; al menos cuando se pretende reanudar o afianzar el contacto
entre la madre o el padre y su hijo menor de edad. En consecuencia, no hay que incurrir en
el error de estimar que la legitimación para reclamar el contacto se halla limitada a las
situaciones corrientes, que son regularmente cuando el demandante es el propio progenitor
que aspira a contactarse con su hijo de una u otra forma; casos éstos donde resulta
indiscutible que dicha legitimación le asiste a quien acciona.(7)

En el régimen de comunicación no están en juego "derechos" propiamente dichos, sino que


en esencia intervienen deberes; tanto del progenitor que se contacta con su hijo, como de
este mismo. Por lo tanto, media una gran amplitud sobre el punto a los fines de lograr el
acercamiento materno o paterno-filial

7 Cita de Cita de RÉGIMEN DE COMUNICACIÓN DE LOS PADRES CON LOS HIJOS Mizrahi,
Mauricio Luis Publicado en: LA LEY 10/03/2014 , 1 • LA LEY 10/03/2014 , 1 Cita Online:
AR/DOC/486/2014 Ver RIVERO HERNÁNDEZ, Francisco, "El derecho de visita", p. 151, ed.
Bosch, Barcelona, 1997.

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Los conflictos que suelen plantearse respecto al resguardo jurisdiccional de la
comunicación entre el padre o la madre y el hijo, y es lógica la advertencia de que los
pleitos de esta naturaleza no pueden ser resueltos por los jueces como un hecho aislado,
pues generalmente enmascaran otras necesidades y problemas, y el expediente judicial
suele ser un síntoma de conflictos más hondos (8)

El régimen de comunicación parte del criterio esencial de que el niño es sujeto (art.
3, inc. a, ley 26061) y no objeto de las controversias que se desaten entre los adultos, por lo
cual —como ya se precisó— se deberá tener presente que aquél estará legitimado
activamente para plantear el reclamo judicial para su efectivización. De aquí se deduce el
activismo y protagonismo judicial que regirá en la especie, teniendo en cuenta la obligación
del Estado de intervenir para resguardar la salud psicofísica de los hijos menores. Por
supuesto que será un compromiso del progenitor a cargo del cuidado personal del niño, o
que permanece con él durante el tiempo principal, colaborar y facilitar el contacto paterno-
filial; por lo que corresponde adoptar las medidas del caso para desalentar una eventual
actuación abusiva de uno de los padres. Hacer realidad estas directivas implica habilitar una
activa participación del niño en el proceso, tal como lo ordena la ley 26061.

La sentencia debe ser eficaz siendo la realización del derecho sustancial, de los que
intervienen en el proceso, la tutela efectiva de los derechos no solo depende del derecho de
acceder a la justicia, a ser oído, a rendir y ofrecer las pruebas, a que se dicte un sentencia
razonable conforme los marcos de justicia, establecidos, sino también a haer efectivo su
cumplimiento, dado que el mayor problema suscita cuando se encuentra vigente un
convenio homologado, o una sentencia firme.

(8) WALLERSTEIN, Judith S. -BLAKESLEE, Sandra, "Padres e hijos después del divorcio", p.
254 y 325, ed. Vergara, Buenos Aires, 1990; CÁRDENAS, Eduardo J., "La familia y el sistema judicial", p.
26, 33, 120 y 138, ed. Emecé, Buenos Aires, 1988; ZANNONI, Eduardo A., "Contienda y divorcio",
"Derecho de Familia", nº 1, p. 9, ed. Abeledo-Perrot; GROSMAN, Cecilia P., "¿Es la suspensión del régimen
de visitas una medida conveniente ante la falta de los alimentos?", LL, 1983-B- 1055; PÉREZ, Aurora,
"Preparación del abogado en el tema de familia", "Derecho de Familia", nº 1, p. 110, ed. Abeledo-Perrot.

13
los hijos han de transitar por un inevitable proceso de adaptación; sencillamente porque —
al producirse el cese de la comunidad de vida de los padres— de la unicidad hogareña a la
que estaban habituados pasarán a un sistema dual; esto es, la existencia de dos viviendas
familiares (la de uno y otro progenitor) a las que los niños estarán conectados con una
mayor o menor intensidad; lo que ocurrirá aun cuando —dejándose de lado lo que es
propiamente un sistema de comunicación— se decida o convenga un régimen de "guarda
compartida"(9)

En aras de preservar un mínimo de estabilidad emocional en los hijos, sería bueno que los
insalvables cambios que se han de producir no acontezcan bruscamente sino de una manera
paulatina, pues es sabido que en estas cuestiones está en juego la formación equilibrada de
su personalidad; por lo que debe evitarse que se les ocasionen daños psíquicos que, tal vez,
puedan resultar irreversibles. La comunicación materno o paterno-filial requiere, antes que
todo, de relaciones personales y regulares. Su objetivo, por ende, es que se consolide un
vínculo afectivo con ambos padres con la mayor plenitud factible, tras el mantenimiento de
un trato fluido y estable que permitirá que se robustezca a diario la relación y que ambos
padres puedan ejercer su rol y función de la manera más eficaz. La idea, entonces, es
reparar —aunque sea parcialmente— el desquiciamiento provocado por la ruptura de la
unión de los padres. Claro está que no se trata de una tarea sencilla; pues ya la misma
intervención judicial ha de quitar espontaneidad al contacto, el que debiera constituir una
saludable rutina cotidiana que no exija la intervención de terceros, por más que se traten de
jueces o de auxiliares del tribunal.

Cada régimen de comunicación tendrá sus particularidades, pues deberá adecuarse a las
características de sus protagonistas y demás circunstancias de forma, lugar y tiempo, habida
cuenta que —en función de esos factores— han de variar las necesidades a satisfacer.

(9) Ver STILERMAN, Marta N., "Menores. Tenencia. Régimen de visitas", p. 132, ed. Universidad, Buenos
Aires, 1991.

14
El juez de familia será el encargado de buscar soluciones posibles a esta desavenencia
procurando otorgar un régimen que mejor contemple el interés de ese niño, niña o
adolescente que se encuentra en medio de la disputa. En los casos que surjan elementos
realmente controversiales, tendrá necesariamente que apoyarse en la opinión de los equipos
interdisciplinarios que entendemos deben crearse en los tribunales con competencia de
familia.

Esos regímenes de comunicación, que deben ser lo más amplios y fluidos posibles, ya que
esa forma de contacto deben tratar de igualar lo más que se pueda la relación que este padre
o madre tendrían con sus hijos en caso de convivencia.

Se responde a intereses tanto del padre no conviviente, como de los niños, niñas y
adolescentes, ya que a través de su instrumentación se persigue estrechar y propender las
relaciones familiares, o como ha manifestado la jurisprudencia "descansa en la necesidad de
asegurar la solidaridad familiar y proteger los legítimos intereses que derivan de ese orden
de relaciones" y la doctrina que asevera que "la comunicación paterno-filial requiere, antes
que todo, relaciones personalizadas y regulares".10

Frente a la realidad expuesta en el apartado anterior, sería necesario a los fines de lograr la
plena actuación del derecho de comunicación tener en cuenta que existen factores que
trascienden lo jurídico que necesariamente repercuten en la misma. El abordaje de tales
factores con una mirada interdisciplinaria contribuirá a garantizar la eficacia y efectividad
de las normas que regulan el derecho en cuestión.

10 Cita de cita PATRIA POTESTAD - Régimen penal - Impedimento de contacto de hijos menores con
padres no convivientes Autor: Tavip, Gabriel E. Título: El impedimento de contacto padres/hijos: necesidad
de buscar soluciones urgentes y realmente aplicables Publicado: 2007-II-178 MIZRAHI, Mauricio L.,
Familia, matrimonio y divorcio, cit., p. 430

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Luego de la ruptura conyugal los padres no siempre son capaces de ayudar a sus hijos sin
contar ellos con ayuda, al punto de no advertir el daño que con sus disputas les causan. En
estos casos podría resultar aconsejable algún tipo de asesoramiento terapéutico con la
finalidad de hacerles entender que la comunicación no sólo constituye un derecho y un
deber que emana de la patria potestad, sino que fundamentalmente es un derecho del niño
que atiende a su superior interés por cuanto está en juego su desarrollo integral.

La fijación de un Régimen comunicacional entre el hijo menor y su progenitor no


conviviente, provenga de un acuerdo homologado judicialmente o de una decisión judicial,
presupone y exige de parte de la pareja desavenida la asunción de deberes de carácter
complejo para con ellos y fundamentalmente para con sus hijos, ya que a través del referido
régimen no sólo es posible asegurar una adecuada relación paterno-materno-filial, sino que
de su cumplimiento depende la formación psíquica y espiritual de los menores.

A los fines de lograr la plena actuación del derecho de comunicación tener en cuenta que
existen factores que trascienden lo jurídico que necesariamente repercuten en la misma. El
abordaje de tales factores con una mirada interdisciplinaria contribuirá a garantizar la
eficacia y efectividad de las normas que regulan el derecho en cuestión.

Volviendo con la importancia de la eficacia de la sentencia se vincula con la tutela efectiva,


del derecho a la comunicación, que forma parte del debido, proceso y por lo tanto el “plazo
razonable para su realización. “Una reparación que no llega o llega demasiado tarde, vuelve
inservible todo proceso del que se vale, aun con una sentencia satisfactoria, para el
demandante”.

En los procesos de familia, la falta de eficacia de una decisión judicial, en virtud de la


importancia de los valores y relaciones en juego, puede producirse un plus en el menoscabo
de los derechos.

16
“la temática particular del derecho de familia, suele tronar ineficaces los medios
tradicionales previstos por el derecho procesal civil para el cumplimiento de la sentencia.
Ello implica que pueden carecer de eficacia, necesaria para asegurar el goce concreto de
los derechos consagrados por el ordenamiento jurídico, aun cuando muchos de ellos
constituyan derechos personalísimos fundamentales”.(11)

Los procesos de familia se distingue: a) las sentencias de contenido netamente patrimonial,


por ejemplo: una sentencia de alimentos, la entrega de una vivienda familiar, las cuales
pueden cumplirse aun sin la voluntad del condenado a cumplir. b) aquellas sentencia que
imponen un estado de familia, los cuales no presentan dificultad en su ejecución, como los
son las acciones de emplazamiento y desplazamiento. c) y después se encuentras otras que
contienen obligaciones que por su contenido o propia naturaleza su cumplimiento se llega a
obstaculizar a veces. Estas contienen obligaciones de dar y de hacer, o de ejercer actos de
naturaleza personalísima. Cuyo cumplimento y control del mismo es dificilísimo, o su
cumplimiento es urgente. Dichas medidas de naturaleza personal presentan dificultades y
como si esto fuera poco son de las más trascendentales para tutelar los derechos de los
integrantes de la familia.

Tal es el caso que ocurre a lo largo y ancho de nuestro país, en los casos de guarda o
ejercicio de la responsabilidad parental de los niños o en los regímenes comunicacionales
entre progenitores y sus hijos no convivientes, cuyo incumplimiento pone en graves
aprietos al ordenamiento procesal dada que su naturaleza no puede cumplirse en dinero o en
y sin que sea posible su inversión en indemnización por daños y perjuicios.

Por lo tanto resulta útil que el Juez de Familia ordene medidas razonables para asegurar el
goce efecto del derecho declarado

11 cita de cita jurisprudencia anotada de Claudia Raganato. La Ley revista interdisciplinaria derecho de
familia octubre de 2014, pag. 240 “ Jury Alberto en Kemelmajer de Carlucci, Aida y Molina de Juan Mariel,
alimentos, T. II Ed. Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires 2014, p 250. El autor explica “que el termino Eficaz
hace referencia al logro de la finalidad del derecho como orden social o la consecución de la finalidad
perseguida por una norma particular”.

17
DETERMINAR EL PROBLEMA “DE DONDE PROVIENE EL OBSTACULO”
La fijación de un Régimen Comunicacional entre el hijo menor y su progenitor no
conviviente, provenga de un acuerdo homologado judicialmente o de una decisión judicial,
presupone y exige de parte de la pareja desavenida la asunción de deberes de carácter
complejo para con ellos y fundamentalmente para con sus hijos, ya que a través del referido
régimen no sólo es posible asegurar una adecuada relación paterno-materno-filial, sino que
de su cumplimiento depende la formación psíquica y espiritual de los menores.

Una vez fijado el régimen sea cual fuere, en aras de preservar un mínimo de estabilidad
emocional en los hijos, sería bueno que los insalvables cambios que se han de producir no
acontezcan bruscamente sino de una manera paulatina, pues es sabido que en estas
cuestiones está en juego la formación equilibrada de su personalidad; por lo que debe
evitarse que se les ocasionen daños psíquicos que, tal vez, puedan resultar irreversibles. En
esa tesitura, precisamente, se ha dicho que lo ideal sería conseguir que el contacto del hijo
con uno y otro padre —sin perjuicio de la transformación que implicará el nuevo marco
fáctico— se asemeje en lo posible a la comunicación que aquél tenía con ambos
progenitores cuando la pareja permanecía unida.

El objetivo, por ende, es que se consolide un vínculo afectivo con ambos padres con la
mayor plenitud factible, tras el mantenimiento de un trato fluido y estable que permitirá que
se robustezca a diario la relación y que ambos padres puedan ejercer su rol y función de la
manera más eficaz. La idea, entonces, es reparar —aunque sea parcialmente— el
desquiciamiento provocado por la ruptura de la unión de los padres. Claro está que no se
trata de una tarea sencilla; pues ya la misma intervención judicial ha de quitar
espontaneidad al contacto, el que debiera constituir una saludable rutina cotidiana que no
exija la intervención de terceros, por más que se traten de jueces o de auxiliares del tribunal
(12)

12 Cita de Cita de RÉGIMEN DE COMUNICACIÓN DE LOS PADRES CON LOS HIJOS Mizrahi,
Mauricio Luis Publicado en: LA LEY 10/03/2014 , 1 • LA LEY 10/03/2014 , 1 Cita Online:
AR/DOC/486/2014Ver STILERMAN, Marta N., "Menores. Tenencia. Régimen de visitas", p. 132, ed.
Universidad, Buenos Aires, 1991

18
Las actitudes obstruccionistas, sean de parte del progenitor custodio o del progenitor no
conviviente, autorizan la fijación de límites que procuren el encauzamiento de la relación
afectiva del menor con ambos padres.

En un régimen de comunicación y de relaciones personales, aquel progenitor que va a


tomar contacto con su hijo es que al que le asiste la facultad —en principio—de determinar
el lugar donde se van a desarrollar los encuentros, sin que el otro pueda intervenir en esa
decisión. Sin perjuicio de ello, es claro que resulta harto inconveniente que los contactos se
cumplan en el domicilio del otro padre; por lo que, como regla, la comunicación no debe
materializarse en dicho lugar. Es, por lo general, esta modalidad no satisface la finalidad
que persigue el instituto; pues se entiende prioritario que los vínculos entre uno y otro
queden fuera del control del progenitor que tiene el cuidado personal del hijo o permanece
con él el tiempo principal. Todo ello en aras de lograr en lo posible intimidad y
espontaneidad en la comunicación, aflojar tensiones, y evitar así que los protagonistas se
sientan inhibidos. Repárese que, por una parte, se expone a una inadmisible situación de
violencia psíquica y emocional al padre que pretende el contacto; y, por la otra, a la inversa,
permite que este progenitor realice una intromisión inadecuada en el hogar del padre
conviviente.

Suponemos que el impedimento proviene del progenitor conviviente Durante las


situaciones de crisis y rupturas familiares, los niños pueden encontrarse alienados del
progenitor no conviviente, cuando el progenitor que detenta la tenencia obstaculiza o
impide el contacto del menor con el otro padre. Ante tales circunstancias, los jueces pueden
disponer la modificación del régimen de visitas vigente, estableciendo por ejemplo, que la
ejecución del mismo tenga lugar bajo la supervisión técnica de profesionales psicólogos,
asistentes sociales, que faciliten la vinculización o revinculización del niño con su
progenitor no conviviente.

Muchas veces difícil encontrar una solución que sea aplicable, por lo que será necesario ser
imaginativos en la búsqueda de repuestas.

19
Somos conscientes de que en muchos de los casos presentados en los tribunales, en los
cuales el progenitor no conviviente inicia un verdadero peregrinar para lograr recontactarse
con sus hijos, hay por parte de quien ejerce la guarda venganzas personales y cuestiones no
resueltas en la pareja, que llevan a obstruir el vínculo (13)

La cuestión va más allá del incumplimiento de una decisión judicial y las posibles
sanciones que ello podría acarrear, ya que su real dimensión se presenta en las situaciones
de hecho que crea, es decir, la imposibilidad real que existe de mantener la relación entre el
niño y sus progenitores, se trata, en definitiva, de un problema práctico que adquiere
importancia y gravedad por la gran vulnerabilidad que reviste el derecho de visita, dada su
naturaleza, componentes y funcionamiento

Una primera medida que el juez debería tomar sería convocar a las partes en conflicto, en
especial a quien impide el contacto, para una audiencia en la sede de los tribunales, para
indagar las razones de su conducta obstruccionista y alertar sobre las sanciones civiles y
penales que podrían recaer en caso de persistir en su accionar. Será importante que en estas
audiencias participen también representantes de los equipos técnicos que podrán darle al
juzgador una visión distinta de las causas que se esgrimen y de las posibles soluciones a
seguir.

En caso de proseguir con la actitud que impide el contacto podrán realizarse acciones de
carácter civil y penal con el objetivo de hacerla cesar. Éstas deben comenzar con la
intimación judicial a cumplir con el régimen comunicacional acordado u otorgado
judicialmente, de esa intimación debe resultar la advertencia al padre/madre incumplidor/a
acerca de las consecuencias que su actitud puede acarrear.

13 ) La problemática de padres separados de sus hijos por largos períodos de tiempo ha llevado a la
formación en la Argentina de la Asociación de Padres Alejados de sus Hijos (APADESHI) que bajo el lema
"papás, mamás, abuelos/as, nuevas parejas, en defensa del vínculo de los hijos con ambos padres", brinda
asesoramiento sobre el tema, en http://www.apadeshi.arg.ar

20
La aplicación de astreintes o sanciones pecuniarias
Las astreintes, previstas en el art. 666 bis del Código Civil, Art. Los jueces podrán
imponer en beneficio del titular del derecho, condenaciones conminatorias de carácter
pecuniario a quienes no cumplieron deberes jurídicos impuestos en una resolución
judicial.

Las condenas se graduarán en proporción al caudal económico de quien deba


satisfacerlas y podrán ser dejadas sin efecto o reajustadas si aquél desiste de su
resistencia y justifica total o parcialmente su proceder.

Son sanciones conminatorias de carácter pecuniario que los jueces aplican a quien no
cumple con el deber jurídico impuesto en una resolución judicial pasada en autoridad de
cosa juzgada. Son susceptibles de aumentar indefinidamente a través del tiempo, hasta
vencer la resistencia del deudor. Se trata de una medida de coerción patrimonial que
persigue un doble propósito, por un lado asegurar el pleno acatamiento de las decisiones
judiciales firmes, y por otro, vencer la resistencia del deudor a través de la amenaza
económica que significa su imposición efectiva. Su aplicación abarca cualquier clase de
obligaciones incluso deberes no patrimoniales.

Refiriéndose a los deberes no patrimoniales derivados de las relaciones de familia (Derecho


de Visitas, Derecho Alimentario), Pizarro y Vallespinos, sostienen que “Las astreintes
pueden constituir en este caso una vía adecuada para constreñir al renuente a permitir el
fluido ejercicio de dicho derecho, sin trabas ni obstáculos” (14)

La jurisprudencia tiene dicho: “Son procedentes las astreintes para evitar que el
incumplimiento del régimen de visitas se prolongue, ya que nada impide que se las
imponga para obtener el cumplimento de una obligación sin contenido patrimonial. (...)
Ante la falta de observancia por parte de la demandada al régimen convenido (...).

14 PIZARRO, Ramón D. y VALLESPINOS, Carlos G., “Instituciones de derecho privado


Obligaciones”Tomo 2. Ed. Hammurabi, Buenos Aires, 1999, pág. 222

21
Cabe compartir la decisión del a quo de aplicar una multa para el caso de que la situación
de incumplimiento se prolongue, y si bien las razones invocadas por la quejosa podrían ser
atendibles a los fines de modificar el régimen vigente, lo cierto es que ello no ha sido ni
siquiera requerido, por lo que corresponde que las visitas se realicen en forma efectiva de
conformidad con lo que las partes acordaran, cabe advertir que las astreintes serán idóneas
en la consecución del fin buscado, en la medida que el progenitor renuente posea una cierta
solvencia económica, pues de lo contrario, su imposición importará un nuevo
incumplimiento.

Expte. 2934/11 – ” E. A. c/ D. O. L. s/ Alimentos ” - TRIBUNAL COLEGIADO Nº


5 DE ROSARIO ( Santa Fe ) – 18/12/2012 . Publicado por elDial.com - AA7D76
el 26/03/2013

Son en consecuencia los progenitores los que deben garantizar el cumplimiento al


derecho a la debida comunicación que hace también a concretar su derecho de
identidad” tras lo cual se afirma “ dicha obligación recae con mayor fuerza en el
progenitor que convive cotidianamente con el niño.

Finalmente el tribunal afirma: “ asegurar el puntual y estricto cumplimiento del


derecho de visitas es de igual importancia al cumplimiento de las obligaciones
alimentarias de los progenitores; sin embargo , el bloqueo de la cuenta alimentaria
es una medida conminatoria de aplicación restrictiva, es decir, debe recurrirse a ella
en casos extremos donde el incumplimiento de las obligaciones que deben ser
aseguradas por el otro progenitor es recalcitrante .”

“las astreintes permiten evaluar correctamente la conducta del incumplidor y efectuar


ajustes siempre tendientes a garantizar la plena vinculación de la padres con los hijos”
15

15 Ferreyra de De la Rua, Angelina “aspectos procesales de la tenencia y del régimen de visitas” Revista de
Derecho procesal, derecho Procesal de Familia-II 2002-2, Rubinzal-Culzoni, Buenos Aires, 2002,p.129.

22
El cambio o modificación del régimen de tenencia, interés superior del menor

Este supuesto, y si las circunstancias lo aconsejaran, se otorgaría la tenencia o guarda del


menor al progenitor hasta ese momento no conviviente y se fijaría un régimen
comunicacional, en la medida que fuere conveniente para el menor, a favor del ‘ex
guardador’. Si bien es cierto que la utilización de esta medida debe ser moderada y
excepcional, porque atenta contra el mentado principio de estabilidad sobre el que se
asienta toda decisión atinente a la vida del menor, es también una realidad insoslayable que
la negativa injustificada como la constante obstaculización del contacto del hijo con el
padre no conviviente van en desmedro del derecho y bienestar del menor, quien como
titular del derecho de visitas, también se beneficia con ellas. Esta medida podrá ser
adoptada con carácter provisorio bajo apercibimiento de transformarse en definitiva.

También debe considerarse que una pauta fundamental para la atribución de la tenencia es
aquella que indica que debe preferirse a quien asegure mejor relación de los hijos, con el
otro progenitor. En el caso, no se advierte que la señora M. ponga limitaciones en la
vinculación del doctor G. D. con los menores, por el contrario la personalidad de éste, (...)
nos muestra a una persona ‘invasora’ que deja poco espacio a la madre y que piensa que
si ejerce la tenencia podrá tomar todas las determinaciones necesarias con relación a sus
hijos sin intervención de la madre, dado que ella ha sido calificada por él como persona
que ‘no responde’” (...) “En síntesis, para que mi representado supere el ‘temor a perder
el cariño de sus padres y a sentirse abandonado por ellos’, como así también las
situaciones de exclusión, rivalidad y celos que soporta (...) estimo que no es necesario
introducir grandes cambios que sólo se vinculan con cuestiones externas, como lo es la
tenencia, sino que es necesario grandes cambios en las actitudes de los padres y, en
especial, en la del progenitor varón en cuanto permita que su ex cónyuge encuentre el
lugar que le corresponde en esta familia separada”. (CNCiv.,sala B, noviembre 22-989 –
“M. de G.D., M. del C. c. G.D.,J.” LL 1990 – E, 173.)

23
Ante el constante e injustificado incumplimiento radicará en la modificación de la guarda
de los hijos, siempre que ésta sea viable, es decir, articular la posibilidad de atribuir la
guarda y cuidados del niño al titular del derecho comunicacional vulnerado. Ésta es una
causal suficientemente válida para un cambio del régimen de tenencia, otorgándosela al que
hasta ese momento se ha visto impedido del régimen comunicacional y paralelamente
fijando un régimen de visitas para el otro progenitor, siempre y cuando este incumplimiento
sea injustificado, y cause un perjuicio al progenitor no conviviente y los niños o menores
atentan contra la salud psíquica del niño, niña o adolescente, vulnerando sus derechos.

En los casos de obstrucciones a la comunicación, debe cambiarse la tenencia, sobre la base


de que todas las orientaciones modernas en materia de familia están convencidas de la
necesidad de privilegiar el vínculo de los niños con ambos padres, y afirman que el
progenitor más apto para el ejercicio de la custodia es aquel que facilita la vinculación con
el otro padre (16)

Ésta debe ser de carácter excepcional, de todas maneras se entiende que la resistencia
inmotivada e irreductible constituye fundamento suficiente para modificar el régimen.

Será la única viable cuando fracasan todas las antes mencionadas; se trataría en definitiva
de realizar una revisión y una reorganización de las relaciones personales derivadas de la
patria potestad, es decir, una re atribución de la guarda.

16 Cita de cita PATRIA POTESTAD - Régimen penal - Impedimento de contacto de hijos menores con
padres no convivientes Autor: Tavip, Gabriel E. Título: El impedimento de contacto padres/hijos: necesidad
de buscar soluciones urgentes y realmente aplicables Publicadocita de cita de Dictamen del asesor de
menores de la C. Nac. Civ., sala I, 12/9/1991, LL 1991-E-503, citado por POLAKIEWICZ, Marta, "El
derecho de los hijos a una plena relación con ambos padres", cit., p. 181 .

17 Cita de cita PATRIA POTESTAD - Régimen penal - Impedimento de contacto de hijos menores con
padres no convivientes Autor: Tavip, Gabriel E. Título: El impedimento de contacto padres/hijos: necesidad
de buscar soluciones urgentes y realmente aplicables Publicado cita El Tribunal Colegiado de Familia de
Quilmes el 28/8/2005, resolvió un cambio de tenencia de una hija que vivía con su madre, otorgándosela a su
padre, basado en la mejor idoneidad de este último para el ejercicio de la guarda y en el interés superior de la
niña. En los considerandos de la resolución podemos ver que el tribunal ha valorado la actitud obstruccionista
de la madre que pudo verificarse en las entrevistas realizadas por los especialistas del cuerpo técnico del
tribunal. Revista Actualidad Jurídica de Córdoba, nro. 23, marzo 2006, p. 2406

24
La designación de un Tutor Especial

Un tutor especial, que represente a los menores y gestione para ellos el dictado de todas las
medidas que aseguren sus derechos

La tutela especial, a diferencia de la general que otorga el gobierno sobre la persona y los
bienes del menor, se refiere a bienes determinados o a asuntos judiciales, coexiste con la
patria potestad o tutela general y está limitada a asuntos determinados. La designación de
un tutor especial corresponde, entre otros supuestos, cuando media oposición de intereses.

El principio está dado por el art. 61 del C.C. que establece que “cuando los intereses de los
incapaces, en cualquier acto judicial o extrajudicial, estuvieren en oposición con los de sus
representantes, dejarán éstos de intervenir en tales actos, haciéndolo en lugar de ellos,
curadores especiales para el caso de que se tratare”. Por aplicación de este principio el art.
397 del mismo cuerpo legal dispone que “Los jueces darán a los menores tutores especiales
en los casos siguientes: 1- cuando los intereses de ellos estén en oposición con los de sus
padres, bajo cuyo poder se encuentren.

Nuestros tribunales han dicho: “A través de la figura del tutor especial habrá de concluir en
este proceso el reclamo de cuestiones improcedentes que nada ayudan a los hijos. De este
modo los menores tendrán un representante individual para su directa intervención en este
pleito de tenencia y visitas y se les permitirá ponerse a distancia de los planteos de los
padres que en definitiva sólo ponen de relieve graves divergencias entre ellos, que se
remontan a la época de su separación y a la constitución de nuevas parejas”...

“En definitiva, quedará en manos de este tutor especial analizar la conveniencia de


promover o proseguir acciones para lograr que se consagre y asegure a los niños su
derecho a tener trato directo y frecuente con el progenitor no conviviente.

(CNCiv.,sala K, octubre 26-2000. – “L., M.C.R. c. M.,A. s/tenencia de hijos”. ED 192-


494.)

25
Condena al resarcimiento de los daños y perjuicios.

El reconocimiento del hijo como sujeto titular del derecho de visitas lo convierte en uno de
los damnificados del daño injusto causado por aquéllas acciones u omisiones antijurídicas,
dolosas o culposas, atribuibles a uno u otro progenitor que incumple u obstruye la adecuada
comunicación. “Los perjuicios ocasionados en este ámbito de las relaciones familiares se
reflejan en carencias que, por lo general son imposibles de subsanar”. “Las actitudes de los
padres que impidan un contacto adecuado, con el que se intenta paliar la ausencia de
convivencia y la frustración que normalmente acarrea la integración de un hogar
monoparental o segmentado no sólo producen sufrimiento en el menor, sino que muchas
veces resultan patogénicas y acaso productoras de daños irreversibles” (16)

Incumplimiento del progenitor no conviviente

El incumplimiento de parte del progenitor no conviviente puede manifestarse en conductas


tales como: retención del menor, inobservancia de los días y horas fijados o convenidos de
visitas, abstención de visitar a los hijos. Los efectos dañosos provocados por la conducta
del progenitor no conviviente que se abstiene de visitar a sus hijos o que lo hace
esporádicamente, principian por el menoscabo que implica reclamar judicialmente el
afecto. La abdicación de la responsabilidad parental por parte de uno de los progenitores es
vivenciada por el niño como un abandono emocional y psicológico, que no sólo le resulta
inexplicable sino que le provoca daños irreversibles. El daño que la disociación del vínculo
paterno-materno filial provoca en el niño, ha sido reconocido por la jurisprudencia: “La
familia se beneficia colectivamente por el incremento de trato y contacto afectivo entre
padre e hijos, y la disociación de ese vínculo provoca de modo habitual perjuicios
difícilmente reparables en la edad adulta; por lo tanto, toda restricción o disminución de las
visitas entre ambos requiere justificación en tanto esa misma notoriedad exime al padre de
mostrar los beneficios que emanan de su concesión”

16 MAKIANICH DE BASSET, Lidia N. Ob. cit., pág. 228, 229

26
En el supuesto que el accionar del progenitor renuente configure un hecho tipificado por la
ley como delito, podría ser privado de la patria potestad.

Mención aparte merece la abstención o negativa de ejercer el derecho de visitas, de


mantener una adecuada comunicación y trato con su hijo por parte del progenitor no
conviviente, en virtud de que, si bien será pasible de sanciones (astreintes, indemnización
de daños y perjuicios, intimación bajo apercibimientos, etc.), la eficacia de las mismas
estará limitada por la imposibilidad de reestablecer el vínculo afectivo dañado por tal
actitud, ya que el cumplimiento posterior del mismo no será fruto de un natural y
espontáneo sentimiento, sino el resultado de una imposición judicial o de la amenaza de
sufrir una sanción pecuniaria. Asimismo, el progenitor conviviente podrá solicitar
judicialmente la reducción o suspensión del régimen comunicacional, ya que desde el punto
de vista del padre renuente, no será lo mismo abstenerse de mantener contacto con su hijo
porque no quiere, sometiendo dicho régimen a su exclusiva voluntad, que sentir la
privación de ese derecho y la obligación de respetar una resolución judicial en tal sentido.
Sin embargo, es probable que tal medida produzca el efecto contrario, deseado por el padre
renuente, desentenderse de los deberes que le corresponden como titular de la Patria
Potestad.

Más allá de ello, la abdicación de las responsabilidades paternas podría llegar a encuadrar
en alguna causal de privación de la Patria Potestad. (art. 307 del C.C.).

SITUACION DEL MENOR –MADUREZ PROGRESIVA PARA LA


DETERMINACION DEL REGIMEN –EL DERECHO A SER OIDO.

La edad de los hijos influye decididamente en la mayor o menor reglamentación de los


contactos. Así, la adolescencia impone etapas de socialización que se intensifican a medida
del crecimiento; y se ingresa en un procedimiento gradual de integración en el seno de la
comunidad y el joven va afirmando con el correr de los días su propia personalidad, con
una progresiva independencia de sus padres.

27
Ello hace que resulte inconveniente una estipulación rígida de la comunicación materno o
paterno-filial que dificulte las propias actividades de los púberes y que éstos —por ende—
tengan la sensación de estar "atados" a esquemas rigurosos y prefijados de antemano que
interfieren en su vida social.

Cada régimen de comunicación tendrá sus particularidades, pues deberá adecuarse a las
características de sus protagonistas y demás circunstancias de forma, lugar y tiempo, habida
cuenta que —en función de esos factores— han de variar las necesidades a satisfacer.

La edad del niño, más otras situaciones que podrían presentarse, vuelven a jugar un rol
esencial. De ahí que se haya sentenciado que el régimen de comunicación del padre que no
tiene el cuidado personal del hijo debe ser fijado tomando en consideración la edad de éste,
su salud, la relación afectiva que mantenga con el progenitor con quien tiene contacto y
todo elemento de juicio que permita establecer el modo más eficiente para su ejercicio. De
cualquier modo, parece insoslayable que el régimen que se establezca tiene que ser
coherente con la real situación de residencia y trabajo de los progenitores.

Que, tratándose de hijos muy pequeños (menos de cinco años), quizás resulte prudente que
los encuentros con el otro padre sean cortos, para que aquéllos no se sientan demasiado
alejados de su ámbito de referencia habitual, y, también, suficientemente frecuentes. Se
trata de que el niño no tenga una alteración significativa de sus hábitos, y que se respeten
debidamente sus horarios de alimentación, juego y descanso. Desde luego que esta directiva
es transitoria, porque a medida que el hijo va creciendo —a partir de la edad preescolar y
hasta el inicio de la adolescencia— la flexibilidad y la extensión en la permanencia son las
que se imponen; ya que es bueno que el niño comience a sentir como suyo el lugar donde
vive el otro progenitor, teniendo en él cosas propias; como sus ropas, juguetes, artefactos,
libros, etcétera. En este aspecto, pernoctar en el mismo inmueble que el del padre con el
cual se contacta, es de superlativa importancia para lograr los mencionados efectos
psicológicos y emocionales, pues aumentarán los espacios para compartir y se conseguirá
una comunicación más trascendente.

28
Cuando se trata de niños menores de cinco años, se debe ser cuidadosamente investigado
por el/la juez en cada caso concreto, dependiendo de las circunstancias y particularidades
de cada situación. Ya que encontramos casos donde madres que deben salir a trabajar
durante jornadas agotadoras, tienen que dejar a su hijo al cuidado de terceras personas o
instituciones, por el solo hecho que el hijo es menor de cinco años y el legislador (y los
jueces por aplicación legal) le han otorgado la tenencia y/o han dispuesto un régimen de
visitas a favor del otro progenitor sumamente restringido; cuando existe un padre que tal
vez tenga más tiempo para atender al menor, ya sea por un mejor posicionamiento en el
mercado laboral, o por su exclusión de él, pero sin embargo no puede desempeñar su rol de
padre porque la legislación impone como valor social (antes de los cinco años) el
protagonismo de la maternidad, por encima del de la paternidad, sin importar qué sea lo
más adecuado para la criatura. (17)

REGIMEN DE VISITAS DE LACTANTES Aun siendo bebé, el padre que no tenga la tenencia
debe gozar de un amplio contacto con la criatura. Debe asumir el rol de padre en forma
activa. Tan activa como si estuviera conviviendo con la madre de la criatura. Debe cambiar
pañales y debe preparar mamaderas. Y el hijo tiene que ser atendido por su papá como si
estuvieran conviviendo con su mamá. Aunque el papá no sea tan hábil como la mamá, ese
es su padre; al que también se le deberá permitir aprender a desempeñar su rol si fuera
necesario, como sucede en los caso en los que no media separación.

17 “Género, tenencia y régimen de visitas” cita de ALEJANDRO JAVIER SIDERIO 16 de Agosto de 2000
REVISTA DOCTRINA JUDICIAL Nro. 38,LA LEY S.A.E. e I.Id Infojus: DACA000145Resulta
aleccionador el mensaje del film que seguramente todos recodamos: "Papá por Siempre", cuyo protagonista
Robin Willams, llega a disfrazarse de ama de llaves, para ser contratado por su propia esposa -sin saberlo-,
quedando así al cuidado de sus hijos, mientras que un juez le había negado la tenencia de los mismos y un
insuficiente régimen de visitas.

29
Cuando se ingresa a la edad de la adolescencia habrá que analizar las características
personales del hijo, saber cuáles son sus deseos y necesidades; y, por supuesto, no sería
atinado establecer límites a priori para los encuentros; esto es, que sobre la cuestión no se
pueden determinar reglas generales de antemano y en abstracto. En unos casos, el vínculo
quizás llegue a tener una duración y frecuencia que torne indispensable no hablar ya de
"régimen de comunicación", sino directamente de la aplicación de un sistema de cuidado
personal compartido alternado. Equivalente a lo que se denomina en nuestro medio "guarda
o tenencia compartida o alternada"; aunque en otros supuestos la situación puede ser
inversa. Con hijos ya adolescentes, hay dos lineamientos que parecen adecuados respetar.
Uno, que el régimen de encuentros no sería plausible imponérselo, pero —más allá de
ello— el "deber de comunicación" no debiera perturbar el devenir normal de la vida del
hijo, afectándose negativamente las actividades que desempeña o en las cuales tiene
particular interés. El otro lineamiento es que, de cualquier forma, tampoco sería saludable
que el adolescente esté sujeto a un programa de contactos demasiado estricto;

Resistencia o Negativa del Menor Ante la negativa o resistencia del menor a mantener
contacto con el progenitor no conviviente se han adoptado medidas varias (apercibimiento
de internación como pupilo en un colegio, interrupción de toda comunicación con el otro
progenitor, etc.). Sin embargo, también se ha resuelto que, “en razón de que la generación
o el establecimiento del amor, la comprensión, la seguridad, la confianza no pueden
lograrse mediante una sentencia, resulta poco eficaz obligar a una hija a mantener
contacto con su padre, particularmente cuando ésta es una menor adulta” y, “ante la
negativa de una menor a ver a su padre, debe existir un necesario análisis crítico
consistente en la verificación de la existencia de la negativa en cuestión, en comprobar si
esa negativa es espontánea, inducida o justificada, y en este último caso, si los motivos
alegados se refieren a pura subjetividad o si se conectan con hechos cuya entidad
alcanza para dar respaldo a la suspensión o restricción del régimen de visitas”. 18

18 (CNCIV., Sala B, agosto 3-989 –“I.,M.G. c. S., S.N.”, ED 137,561.)

30
La fijación de un régimen se torna complicada cuando hablamos de adolescentes, porque la
relación entre ellos es compleja, dado que puede traspasar cualquier resolución, que obligue
a cumplir un régimen determinado. Lo cual llega a ser carente de sentido una resolución
judicial que obligue a vincular a padres con adolescentes cuando no se tiene en cuenta, las
necesidades puntuales del adolescente. La mirada acá debe estar dirigida conforme a la Ley
26061. De su derecho a ser oído, participar del proceso, el interés superior y su capacidad
progresiva conforme a las características psicofísicas, aptitudes y su desarrollo personal.

“pretender cualquier mecanismo de comunicación eficiente por la vía de la imposición


judicial sin abordar la raíz del conflicto, constituye una articulación abogadil baladí,
carente de toda eficacia en el plano de la realidad”. 19

El juez de familia que decide cuestiones en donde estén involucradas adolescentes, este
debe tomar contacto directo con ellos, conocer su opinión al respecto y valorar lo dicho
conjuntamente a la edad y madurez, para ellos es necesario que los jueces analicen
cuidadosamente las circunstancias que las rodean. El Art 27 Ley 26061. — GARANTIAS
MINIMAS DE PROCEDIMIENTO. GARANTIAS EN LOS PROCEDIMIENTOS
JUDICIALES O ADMINISTRATIVOS. Los Organismos del Estado deberán garantizar a
las niñas, niños y adolescentes en cualquier procedimiento judicial o administrativo que
los afecte, además de todos aquellos derechos contemplados en la Constitución Nacional,
la Convención sobre los Derechos del Niño, en los tratados internacionales ratificados
por la Nación Argentina y en las leyes que en su consecuencia se dicten, los siguientes
derechos y garantías. A) ser oído ante la autoridad competente cada vez que así lo solicite
la niña, niño o adolescente;

b) A que su opinión sea tomada primordialmente en cuenta al momento de arribar a una


decisión que lo afecte; afecte.

19. cita de cita jurisprudencia anotada de Diego Ortiz. La Ley revista interdisciplinaria derecho de familia
octubre de 2014, pag. 146. LA LUPA JUDICIAL EN LOS TIEMPOS DE LOS ADOLESCENTES.
C.Nac.Civ., Sala B, 20/12/2013, “ R.,F.J.v.A.P.,M.E.,R.629.172

31
c) A ser asistido por un letrado preferentemente especializado en niñez y adolescencia
desde el inicio del procedimiento judicial o administrativo que lo incluya. En caso de
carecer de recursos económicos el Estado deberá asignarle de oficio un letrado que lo
patrocine;

d) A participar activamente en todo el procedimiento;

e) A recurrir ante el superior frente a cualquier decisión que lo afecte.

La cámara de apelaciones de Trelew sostuvo que “ que el niño no debe escapar de la


protección constitucional, de su derecho a ser oído ni mucho menos cuando se dirimen
cuestiones que le son propias, debiendo considerárselo como protagonista de su propia
vida” C. Apel. Trelew, 16/9/2008. “ S.L.M. v. L.E.G. s/Solicita Autorización” MJ-JU-M-
39044-AR..

El Juez debe tomar contacto con el adolescente, mirarlo y escucharlo en aras de su interés
superior, proteger y defender sus derechos.

La mayoría de las veces el Juez toma conocimiento a través de los equipos


interdisciplinarios, los cuales no solo debe leer esos informes sino también tomar contacto
con los profesionales por medio de audiencias, dando esto la posibilidad de preguntar re
preguntare interactuar con ellos, con miras de proponer soluciones conjuntas al problema.

Cecilia P. Grosman sostiene que los profesionales requieren una preparación especializada,
que le permita conocer los aspectos psicosociales que motivan, la disfuncionalidad familiar
y los aleje de la mirada litigiosa, en el marco de una justicia especializada con equipos
interdisciplinarios, que posibilite la prevención y atenuación de las interacciones nocivas
entre los adultos, que engendran verdaderas batallas judiciales, con un tendal de víctimas:
los niños, los propios contrincantes y los jueces. (20)

20 Grosman Cecilia P. “la privación de la patria potestad y el interés superior del niño”, fallo comentado:
C.Nac.Civ., sala F, 13/9/2004,”T.,L.M.v.F.,P.E.J.”,ll2004-F-972

32
Esa particularidad de escuchar al adolescente obliga a los órganos de aplicación de la
convención, administración o poder de justicia, debiendo asumir la importante tarea de
proteger y defender el interés superior del niño, en cada caso en particular, resaltando una
cita “ los jueces de familia no pueden limitarse , a decidir problemas humanos mediante
la aplicación, de una suerte formulas o modelos prefijados desentendiéndose de las
circunstancias del caso en particular, que la ley les manda concretamente a valorar”(21)

El magistrado debe afinar la sensibilidad humana, la intuición la empatía; con la mirada


puesta en ser felices, “por felicidad concebimos el derecho de poder crecer y evolucionar
contenido afectiva y emocional, si bien el juez no podrá revertir los traumas vividos por el
niño o adolescente en su seno familiar o social, puede atemperar sus efectos, hacerle sentir
que hay una persona adulta que tiene poder, que lo “ha escuchado” trata su angustia y trata
de ayudarlo.

La participación activa que debe tener en la decisión y en el resultado de la sentencia es


clave ya que forma parte de su vida y de su integridad psíquica.

En aquellos regímenes de comunicación donde se encuentran adolescentes, debe primar la


voluntad de estos dado, que su querer sea decisivo, representando la verdadera auto
determinación, buscando tratar de no imponer un régimen en contra de su voluntad, y de las
situaciones, como del derecho de un progenitor, caprichoso y arbitrario, que busca
satisfacer su deseos personales, considerando al adolescente como un trofeo de una batalla.

21 cita de cita jurisprudencia anotada de Diego Ortiz. La Ley revista interdisciplinaria derecho de familia
octubre de 2014, pag. 152. LA LUPA JUDICIAL EN LOS TIEMPOS DE LOS ADOLESCENTES. Corte
Sup.,31/8/2010,” A.M.,M.A. Y a.m., C.s/ protección especial cita online AR/DOC/869/2011

33
CONSECUENCIAS EN LA PSIQUIS DEL MENOR “ LA NECESIADAD DE UN
SANO DESARROLLO PSICOLÓGICO”

Para la constitución del psiquismo y para el sano desarrollo de la personalidad es necesaria


la presencia permanente y constante de ambos progenitores. Sin embargo ante la situación
de ruptura la psiquis del menor "la endeble estructura psíquica de un sujeto durante la
infancia, requiere del esfuerzo de los padres en el acotamiento de los peligros que
amenazan al psiquismo infantil.

(KURAS DE MAUER, Susana - MAY, Noemí, "El trabajo de la parentalidad: una lectura
metapsicológica", trabajo presentado en la Maestría en Pareja y Familia, dictado en el
Instituto Universitario de Salud Mental (IUSAM), perteneciente APDEBA, Buenos Aires,
2006.)

Para una sana estructuración del psiquismo es necesaria, en la medida de lo posible, la


presencia de ambos progenitores o de quienes puedan realizar la función parental. Desde
esta rama de la interdisciplina se han advertido los graves perjuicios que puede acarrear
para el niño la inexistencia de una figura paterna, los que se pueden llegar a proyectar en
diferentes ámbitos de su vida personal y de relación.

La CDN y a otros tratados internacionales de jerarquía constitucional que tutelan el derecho


a la salud, comprensivo, sin lugar a dudas, de la salud psíquica de los niños involucrados

La determinación y efectivo cumplimiento del régimen de comunicación entre padres e


hijos es no sólo un derecho-deber en cabeza de ambos, sino también un elemento básico y
fundamental para el armónico y correcto desarrollo del niño, niña y adolescente que se
encuentra separado de alguno de sus progenitores.

Es clave dos situaciones que se dan en estos casos de ruptura y cuando el niño se encuentra
conviviendo con solo uno de sus progenitores, que es el Síndrome de Alienación Parental
y las falsas denuncias sobre abuso sexual, ambas con el fin de perjudicar al otro
progenitor no conviviente y solo logra perjudicar al menor.

34
El síndrome de Alienación Parental

El síndrome de alienación parental es un concepto creado en 1985 por RICHARD


A.GARDNER, psiquiatra norteamericano que se desempeñaba, desde los setentas del siglo
XX, como consejero en los tribunales de los Estados Unidos de Norteamérica, y quien lo
definió como: “Un trastorno que surge principalmente en el contexto de las disputas por
la guarda y custodia de los niños. Su primera manifestación es una campaña de
difamación contra uno de los padres por parte del hijo, campaña que no tiene
justificación. El fenómeno resulta de la combinación del sistemático adoctrinamiento
(lavado de cerebro) de uno de los padres y de las propias contribuciones del niño
dirigidas a la denigración del progenitor objetivo de esta campaña” (22)

Este síndrome, como todo síndrome, comprende un conjunto de signos y síntomas que
resultan del proceso por el cual un padre transforma la conciencia de su hijo, mediante
distintas estrategias, con el objeto de impedir, obstaculizar o destruir sus vínculos con el
otro progenitor no conviviente.

El tema de alienación parental como una nueva forma de violencia familiar psicólogo
clínico y forense español, JOSÉ MANUEL AGUILAR CUENCA, “NINGÚN NIÑO
DEBERÍA ESTAR OBLIGADO A TENER QUE ELEGIR ENTRE SUS PADRES”
(Aguilar, José Manuel, S.A.P.: Síndrome de alienación parental, 2ª. ed. 2006, España,
Almuzara, p. 17.)

Todo niño que ve y siente en sus padres a los dos seres más importantes y necesarios en la
primera y fundamental etapa de su vida, no sólo para su subsistencia sino para su sano
desarrollo físico y mental; de ahí que si éstos se separan, la realidad del niño que era una se
convierte en dos y, aun existiendo conflictos entre sus padres, si éstos no afectan al menor,
éste sabrá elegir lo mejor de cada uno, separar uno de otro y enriquecerse de ambos.

22 Aguilar, José Manuel, S.A.P.: Síndrome de alienación parental, 2ª. ed. 2006, España, Almuzara, p. 23.

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Cuando el niño es obligado a elegir entre sus padres se le violenta emocional y
psicológicamente. A esa violencia nos referirnos, ya que precisamente, a través de la
manipulación que uno de los padres ejerce sobre el menor para ponerlo en contra del otro,
sin justificación alguna, se le está lesionando su integridad moral, ya que, al hacer creer al
menor, injustificadamente, que uno de sus padres es malo y demás calificativos, le afecta su
dignidad al niño.

Cuando estamos ante un SAP” como identificarlo”

El inicio del proceso de alienación parental se da con la campaña de injurias y


desaprobación que un padre lleva a cabo sobre su hijo, respecto del otro progenitor, al
grado de que el niño se convierte en miembro activo del progenitor alienador en el frente
abierto que éste tiene en contra del padre alienado. Cuando el niño ya no requiere de
contribución o dirección alguna y desarrolla sus propias actividades denigratorias en contra
de su progenitor, la campaña ha tenido éxito y el hijo ve a su padre como a un desconocido
odioso, detesta verlo, cuya proximidad siente como una agresión a su persona, y parece que
fuera independiente del padre alienador que inició la campaña, es decir, como si los ataques
hubieran tenido su origen en el propio hijo.

Todas las injurias, improperios, desprecios y desaprobaciones que son esperados de la boca
del progenitor, ahora salen de la boca del hijo. El hijo, sin ningún reparo, pide al padre
alienado los objetos más caros (como notebooks, tablets, camisetas de futbol) y si éste no
cumple su deseo, el niño le recrimina señalándole que sabe que lo que gana en su trabajo, le
exige, teniendo información que solo maneja el otro progenitor, generando una excesiva
presión.

Cuando un niño de once o más años se presenta ante el juez, psicólogo o trabajador social,
y les comunica que no desea tener contacto con su progenitor no custodio, si dichos
profesionales desconocen este síndrome, seguramente pensarán que se encuentran ante la
expresión libre y razonada de un menor que, por la razón que fuere, muestra rechazo hacia

36
el progenitor alienado, y, en consecuencia, se encuentran proclives a favorecer los deseos
del niño.

Como otras estrategias, se presentan falsas acusaciones de abusos sexuales,


entorpecimiento de contacto con justificaciones absurdas e inverosímiles, como
enfermedades, excursiones, actividades extraescolares, actividades familiares, etc., que
favorecen el distanciamiento.

Las explicaciones que dan los hijos para justificar la campaña de desacreditación son, por
lo general, insignificantes, frívolas e insubsistentes, dicen odiar al padre porque escupe en
el suelo, porque sólo les da verduras, porque les impone obligaciones forzosas como:
lavarse los dientes, por lo menos diez veces al día; porque tiene que comerse lo que el padre
o la madre le pone, aunque no le guste; no se respeta su libertad, ni sus gustos.

Las relaciones personales pueden generar en los sujetos sentimientos encontrados, pero los
individuos normales siempre son capaces de reconocer y recordar situaciones agradables,
además, de las desagradables que hayan vivido con determinada persona; sin embargo, un
niño alienado solo es capaz de expresar un sentimiento de odio hacia su progenitor
alienado, sin ambivalencias, es decir, sin recordar un solo momento feliz que haya pasado a
su lado, lo que solo puede ser equiparado con el fanatismo religioso o terrorista.

En cambio, la figura del padre alienador es pura, completa e indiscutible y lo defiende y


justifica con disciplina espartana y más allá de lo razonable, pues es su salvaguarda, su
refugio y cualquier menoscabo en él, representa una afrenta imposible de aceptar por el
menor, pues ha establecido con él un vínculo psicológico de carácter patológico, basado en
el dogmatismo, la adhesión más férrea y la falta de reflexión.

En su lenguaje corporal, el menor alienado mantiene una excesiva distancia y no establece


contacto visual con el padre odiado; asimismo, se niega a mantener una visita a solas con
él.

37
Un indicador para confirmar que la alienación parental ha tenido éxito en el niño, quien
dispone ahora de los recursos necesarios para tomar la iniciativa en la campaña de
denigración en contra del progenitor alienado. En esta fase el padre alienador puede
permitirse el lujo de jugar el papel de un padre conciliador que intenta hacer cambiar al hijo
para que mejore su relación con el padre alienado, pero antepone siempre la frase de que
“su hijo tiene sus propias ideas” y que él no puede hacer nada ante ello. Sin embargo, esto
sólo es una fachada, en la que el padre alienador da una imagen de no injerencia que puede
engañar al observador que no analiza con profundidad.

La alianza y complicidad, que surge entre el progenitor alienador y el hijo alienado, crea en
éste una lealtad tal hacia el padre alienador que lo hace su guerrero fiel y cruel, por lo que
un ataque hacia éste es como un golpe hacia sí mismo, de modo que lo defiende de una
manera férrea con un vínculo psicológico de carácter patológico sin admitir razonamiento o
prueba alguna.

Hay ausencia de culpa en el menor alienado ante los sentimientos que pueda tener su padre
alienado, así como ante la explotación económica de éste, es decir, al niño no le importa lo
que sienta su padre odiado ante la campaña infamante, lo que le permite alcanzar los
niveles de denigración más irracionales. La justificación de su comportamiento, es decir,
lograr denigrar a su progenitor alienado y defender al progenitor amado, hace que no sienta
culpa alguna en los ataques que realiza en contra del padre odiado.

El hijo toma prestados pasajes, situaciones, conversaciones y términos lingüísticos y los usa
como propios, aun cuando jamás los hubiera vivido en primera persona. Lo anterior
significa que el hijo alienado aprende lo que le enseña el padre alienador para la campaña
denigratoria, pero estas lecciones resultan, en ocasiones, incoherentes con su edad,
exageradas y chocantes para el observador externo, por ser inadecuadas o por utilizar un
lenguaje inapropiado para la edad del niño. Por tanto, cuando se le pregunta al niño acerca
de una situación que en realidad no ha vivido, requiere de mayor esfuerzo para recordar los
hechos, sus recuerdos cada vez son más incongruentes, pierde detalles y comete mayor
número de contradicciones, lo cual sucede, especialmente cuando son varios hermanos y se

38
entrevistan por separado. Cuando el menor es entrevistado en presencia del padre alienador,
y el niño olvida algún hecho, es frecuente que el padre alienador interrumpa buscando
aclarar los recuerdos de su hijo, o bien, con el mismo fin, le hace señas como miradas o
contactos físicos sutiles.

Conforme avanza el proceso de alienación el odio hacia el padre alienado se va extendiendo


a la familia y al entorno de éste. Así, el niño rechaza no sólo al padre odiado sino a
cualquier otro miembro de la familia de éste, padres, abuelos, tíos, primos, hermanos, con
los que previamente había mantenido relaciones afectivas, inclusive amigos, objetos físicos
pertenecientes al padre alienado (domicilio, coche) y su nueva pareja.

A QUE CONCLUSIONES DEL SAP PODRIAMOS LLEGAR.

a).- Si educamos en el odio y en el dogmatismo produciremos adultos en cuyo abanico de


respuestas estos valores ocuparan un lugar preeminente, y si el sujeto no se libera de este
bagaje cultural repetirá el modelo con sus hijos, perpetuando el síndrome y sus
consecuencias.

b).- Si los menores alienados, ya como adultos, comprueban la realidad de sus relaciones
paterno-filiales, van a sufrir un desmoronamiento de la estructura de valores y creencias
fundamentales sobre las que se ha sustentado toda su existencia.

c).- Con lo anterior se harán conscientes de que el arquitecto de esa estructura fue su
progenitor custodio, la figura fundamental sobre la que ha girado toda su vida.

El hijo alienado no sólo siente el dolor del desengaño sino que a ello se suma el sentimiento
de culpa que ahora sentirá por la conducta que observó en relación a su otro progenitor, a
quien ha odiado sin causa justificada, culpabilizándose sin reservas y ante el dolor y culpa,
verán destruidas sus creencias estructurales que los hará proclives al alcoholismo,
drogadicción y/o al suicidio.

39
ESTADIOS DEL S.A.P.

RICHARD GARDNER

Dividió el proceso de alienación, según su intensidad, en tres grados, con el fin, por un
lado, de facilitar una aproximación legal y, por otra parte, para determinar el tratamiento
psicológico respectivo.

el proceso de alienación parental se divide en tres fases leve, moderada y severa,


presentando, cada una de ellas, las siguientes características:

LEVE: En esta primera fase surge un motivo o tema, elegido por el progenitor alienador,
para iniciar una campaña de difamación y agresión en contra del padre alienado, tema que
será asimilado por el niño.

Se caracteriza por:

La campaña de denigración ha comenzado, pero sus ataques tienen baja intensidad y


mínima presencia, por lo que los conflictos entre el hijo y el progenitor alienado son poco
frecuentes y permiten la convivencia. El hijo aún tiene un fuerte vínculo emocional con el
progenitor alienado y expresa su deseo de que se resuelvan los problemas que existen entre
sus padres, preocupándose más por permanecer al lado del progenitor alienador que atacar
al padre alienado.

MODERADO: En esta segunda fase se consolida el motivo o tema de difamación en los


deseos y emociones del menor, generando una conexión y apoyo entre el padre alienador y
el hijo alienado, potenciando su proximidad y lealtad, así como rechazo excluyente a quien
no lo comparta

Las convivencias entre el hijo y el progenitor alienado se hacen más conflictivas,


especialmente en el momento de la entrega, en el que se dan episodios de enfrentamiento.
La campaña de denigración aumenta, pero todavía es de carácter sutil; por lo que, ante la

40
réplica del progenitor alienado, los menores interrumpen sus ataques verbales y el resto de
la convivencia se lleva a cabo con normalidad.

Las expresiones emocionales entre padre e hijo empiezan a limitarse y el menor expresa
más afecto hacia el progenitor alienador. El niño inicia provocaciones expresas y
sistemáticas en contra de su progenitor alienado, con mínimo sentimiento de culpa o de
malestar ante los conflictos que se suscitan; defiende al progenitor alienador cuando está
ausente; expresa frases y razones aprendidas del alienador. Las visitas a los abuelos y resto
de la familia del padre alienado se acompañan de expresiones de desagrado de parte del
menor, quien trata de evitarlas con diversas excusas injustificables. El menor está
informado de todo lo actuado en el proceso judicial. Las convivencias se ven interrumpidas
con denuncias o excusas diversas como enfermedades, exámenes, actividades
extraescolares, etc., que las hacen coincidir justamente en el tiempo determinado para el
régimen de visitas correspondiente al progenitor alienado. Los vínculos afectivos se
deterioran y padre e hijo se distancian cualitativamente en su relación paterno-filial,
señalando el padre alienador que tal situación se debe a la carencia de habilidades de
relación y de cuidado por parte del progenitor alienado hacia sus hijos. Cuando los hijos
son varios, es frecuente que el padre alienador use al mayor para transmitir la alienación
hacia los menores.

SEVERO: En esta fase el hijo presenta comportamientos de negación hacia el padre


alienado, enfrentamiento y temor a la hora de relacionarse con él, lo que refuerza sus lazos
emocionales con el progenitor alienador.

Se caracteriza por:

La campaña de denigración es extrema y permanente en el tiempo y en el espacio. Las


convivencias se tornan imposibles y de producirse transcurren con provocaciones por parte
del menor hacia su progenitor, o con mutismo del niño durante horas.

En los momentos de entrega hay situaciones de estrés, llanto, angustia o huída,


dependiendo de la edad del niño.

41
Los sentimientos de odio y de rechazo hacia el padre alienado son extremos, sin
sentimiento de culpa alguna por el hijo; mientras que el otro padre es defendido y amado de
modo absoluto e irracional, por encima de cualquier razón.

Es imposible razonar con los hijos aun cuando se acredite lo absurdo de sus justificaciones
para no convivir y mantener el conflicto. Las visitas a los abuelos y resto de la familia del
padre alienado desaparecen y se vuelven completamente aversivas, la extensión del odio es
completa y se extiende al entorno del padre alienado, incluyendo sus amistades, entornos
físicos propios, su nueva pareja.

El hijo se revela como sujeto independiente, con ideas y acciones propias en contra del
progenitor alienado, que le permiten al padre alienador relajarse en la campaña y ofrecer
una imagen de independencia y buenas intenciones ante el observador externo.

Los escenarios, comentarios y episodios prestados, aparecen en toda su magnitud y con


mayor frecuencia y, debido a la autonomía del pensamiento que ya ha adquirido el hijo, son
sustituidos por escenarios y razones propias. Los vínculos afectivos se rompen por
completo y el progenitor es valorado como un sujeto peligroso que pretende imponerle su
presencia, todo se convierte en antagonismo y provocación.

Cuando media un tiempo largo de contacto entre padre e hijo alienados, no hay expresión
de afecto sino sólo de calma y aceptación de la situación, deseando el hijo acabar con el
tiempo de la estancia cuanto antes; a lo cual el padre alienador reconoce la falta de relación
que existe entre su hijo y el otro progenitor, sin embargo, considera que él no puede hacer
nada, y antepone los deseos expresos de su hijo alienado.

El padre alienador hace girar su vida al deseo de salvaguardar a su hijo del mal que, según
él, el progenitor alienado les acarrea, para lo cual no escatimará esfuerzos ni estrategias,
colocándose ellos mismos como víctimas forzadas por agentes externos (jueces, psicólogos,
trabajadores sociales, etc.) para llevar a cabo actos que saben, con certeza absoluta, que son
nocivos para sus hijos, y se sienten incomprendidos por la administración de justicia que no
responden a sus expectativas.

42
El deseo que expresa el hijo es el de ser libre para ver a su progenitor cuando él lo desee y
no ser forzado a compartir un tiempo por obligación, y si son forzados expresan pánico y
conductas agresivas. Cuando son varios hijos, hacen un bloque con mutuo apoyo en sus
ideas y emociones. El padre alienador, seguro de la lealtad del hijo alienado, adopta la
postura de no ser responsable o capaz de convencer al hijo de que cambie, justificando
siempre su comportamiento con el hecho de que respeta las ideas del menor.

En consecuencia, un padre alienador es un padre abusador del menor alienado y, por tanto,
un mal progenitor en tanto que no cubre las necesidades de cuidado y protección de su hijo,
al anteponer sus propias necesidades y deseos. Tampoco es un buen educador, ya que, al
alienar a sus hijos, los está educando en modelos y valores patológicos que seguramente
repetirá, a su vez, con sus descendientes.

De acuerdo a lo expuesto con anterioridad, se dice que el padre alienador, aquél que
transforma la conciencia de su hijo, mediante distintas estrategias, con el objeto de impedir,
obstaculizar o destruir sus vínculos con el otro progenitor, esto es, que manipula al niño
para que odie a su otro padre, lo daña psíquica y moralmente.

Para sostener estos argumentos, se puede partir del contenido de los artículos 3 del
Convenio Europeo de Derechos Humanos y 5.2 de la Convención Americana de Derechos
Humanos, los cuales textualmente disponen:

Artículo 3 del Convenio Europeo de Derechos Humanos:

“Artículo 3. Prohibición de la tortura”

Nadie podrá ser sometido a tortura ni a penas o tratos inhumanos o degradantes.

Artículo 5.2 de la Convención Americana de Derechos Humanos

“Artículo 5. Derecho a la Integridad Personal

1. Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral

43
2. Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
Toda persona privada de libertad será tratada con el respeto debido a la dignidad inherente
al ser humano.

3. La pena no puede trascender de la persona del delincuente.

4. Los procesados deben estar separados de los condenados, salvo en circunstancias


excepcionales, y serán sometidos a un tratamiento adecuado a su condición de personas no
condenadas.

5. Cuando los menores puedan ser procesados, deben ser separados de los adultos y
llevados ante tribunales especializados, con la mayor celeridad posible, para su tratamiento.

6. Las penas privativas de la libertad tendrán como finalidad esencial la reforma y la


readaptación social de los condenados.”

2.1.2. Difícil distinción entre integridad psíquica e integridad moral

A diferencia de la CADH que se refiere a las tres dimensiones de la integridad: física,


psíquica y moral (<phisycal, mental and moral integrity>, <integrité phsysique, psychique
et moral>) o la Carta de derechos fundamentales de la Unión Europea, que menciona
integridad física y psíquica (<mental> tanto en la versión francesa como en la inglesa), la
jurisprudencia del TEDH se ha referido a la integridad moral, en la versión francesa de sus
sentencias, y a la psicológica en la versión inglesa.

La simplificación –integridad física e integridad moral o psíquica- evita distinguir entre


integridad psíquica o mental e integridad moral y da cobertura a la integridad psíquica (o
moral o mental según el texto normativo interpretado) dentro de la referencia a la integridad
moral. No habría que forzar la interpretación de la fórmula integridad física para entender
comprendida en ella la integridad psíquica.

Es cierto que una agresión física puede acarrear, y a menudo acarrea, una violación de la
integridad moral, pero lo anterior acontece justamente porque el mismo acto lesivo, además
de entrañar un ataque al cuerpo de la víctima, conlleva un menoscabo psíquico.

44
Sin duda la tortura puede ser la máxima expresión del menoscabo físico de la víctima y, al
mismo. Tiempo, implica un gravísimo atentado contra la integridad moral o psíquica.
Incluso caben malos tratos sin menoscabo físico. Incluso podría darse el caso de que los
tribunales apreciasen, en un supuesto donde no hay lesión física, pero sí graves afectaciones
psíquicas o morales dadas las características de la víctima, la existencia de tortura.

En suma, todo atentado contra la integridad moral supone potencialmente lesión de la


integridad psíquica, pero no todo atentado contra ésta última implica lesión de la integridad
física; y en este sentido bastaría incluso el temor profundo para apreciar lesión de la
integridad. ¿Qué define el menoscabo psíquico, moral? El TEDH centra la infracción del
artículo 3 CEDH en la idea de humillación o envilecimiento, es decir, en la rebaja de la
dignidad del sujeto lesionado en su integridad moral. Pero hay supuestos lesivos donde no
hay degradación, por ello es mejor centrarse en la noción de libre desarrollo de la
personalidad, pues es más amplia y permite considerar lesionada la integridad aunque no
haya habido humillación.

La degradación puede contemplarse desde tres puntos de vista: el de la víctima, el de


victimario y el de la sociedad. Aun cuando ninguno de estos tres actores apreciase la
existencia de envilecimiento, hay lesión del derecho a la integridad, en este caso psíquica,
si se produjo menoscabo en el libre desarrollo de la personalidad. No es preciso, pues, que
el sujeto activo tenga el propósito de humillar ni que el sujeto paciente se haya sentido
humillado, lo determinante es la producción de un trastorno en la psique de la víctima, por
ejemplo angustia, que le impida el libre desarrollo de su personalidad. Por descontado que
toda humillación, voluntaria o involuntariamente producida, constituye lesión del derecho a
la integridad moral, pues siempre menoscaba el libre desarrollo de la personalidad. En
definitiva, la humillación no sería constitutiva de la acción lesiva de la integridad moral,
aunque de darse, la cualificaría como trato degradante.

Tampoco es preciso, en consecuencia, en ánimo de envilecer en el victimario. Lo anterior


acaba conduciendo a la distinción entre lesión de la integridad psíquica –si se causó un
trastorno en el libre desarrollo de la personalidad por menoscabo psicológico- y lesión de la

45
integridad moral –cuando se degrada a la víctima-. Cuando no hay degradación, la Corte
IDH puede encuadrar la lesión en el derecho a la integridad mientras que el TEDH la
subsume en el derecho a la vida privada (cuando el daño es en el libre desarrollo de la
personalidad).

En consecuencia, el niño, dada su condición especial, tanto física como mental, en que se
encuentra, razón por la cual se le protege, y que sirve de base al principio del “interés
superior del menor”, se ve impedido para oponerse a la manipulación que sobre él ejerza
su progenitor custodio; y tomando en consideración que el grado de vulnerabilidad del niño
será inversamente proporcional a su edad, es decir, a menor edad, mayor vulnerabilidad,
cuando éste es forzado a sentir odio a la otra figura más amada, importante y necesaria para
él, se le está causando un trastorno en su integridad psíquica, equiparable a un trato cruel,
inhumano y degradante, pues el niño, por su propia naturaleza, se encuentra en un estado de
indefensión, tanto físico como mental, que no puede oponerse y resistir ese maltrato; pero
lo más grave aún es que sea uno de sus propios progenitores quien lo fuerce a ello, porque
este progenitor alienador no sólo abusa de la incapacidad física y mental de su hijo, sino
que traiciona la enorme confianza y el gran amor que éste siente por él. Así, el padre
alienador vulnera la integridad personal de su hijo, específicamente su integridad psíquica,
porque el manipular su voluntad para que odie a uno de los dos seres más importantes y
queridos para él, no es, sino un trato cruel, inhumano y degradante.23

Ya estando, presente el Síndrome de Alienación Parental en el niño, el objetivo


fundamental es que éste recupere la salud psicológica, interés fundamental que debe
observar el Estado, a través del Juez, en términos de lo dispuesto en la Ley 26061, y así
como en los diversos 5 de la Convención Americana de Derechos Humanos y 3, 5, 7, 8, 9 y
29. de la Convención Sobre los Derechos del Niño, así como en el criterio que ha emitido la
Corte Interamericana de Derechos Humanos

23.Javier García Roca, Pablo Antonio Fernández, Pablo Santolaya y Raúl Canosa Usera, El Diálogo entre los
Sistemas Europeo y Americano de Derechos Humanos, 1ª ed., México, Civitas, págs. 141 y 142.

46
Contenido en la OPINIÓN CONSULTIVA OC-17/20026, de fecha 28 de agosto de 2002
(CORTE INTERAMERICANA DE DERECHOS HUMANOS, OPINIÓN CONSULTIVA
OC-17/2002 DE 28 DE AGOSTO DE 2002, solicitada por la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos, http://www.corteidh.or.cr/docs/opiniones/seriea_17_esp.pdf)

“En mi experiencia profesional, con un grupo de estudio de cincuenta casos de SAP,


diagnosticados en los tipos moderado y severo en aquellos que fue recomendado algún tipo
de terapia psicológica tradicional por parte del tribunal, ninguno mejoró en su alienación
del progenitor odiado y, de aquellos que habían sido incluidos en el nivel moderado, una
vez transcurrido el tiempo necesario para llevar a cabo la terapia, todos pasaron al tipo
severo.”. JOSÉ MANUEL AGUILAR, en su experiencia personal refiere ( Aguilar, José
Manuel, S.A.P.: Op.Cit. p. 17.)

Lo anterior implica que la base del tratamiento del Síndrome de Alienación Parental, en
fases moderada y severa, debe ceñirse al retiro del menor de la fuente alienadora y no
permitir que continúe el maltrato psicológico de los menores, que es tan severo como el
maltrato físico o sexual. Por tanto, el juzgador debe decretar medidas tendentes a evitar que
los procesos se prolonguen, incluso por años, ya que lo único que estaremos haciendo será
permitir que el niño siga siendo maltratado, y se consolide así el Síndrome de Alienación
Parental a favor del progenitor alienador, quien utiliza a su hijo, sin que le importe el
maltrato que le provoca, para resarcir su narcicismo herido, vengarse de la frustración del
abandono; o bien, para solo obtener una ventaja económica.

Todo lo cual no vale el daño que le es inferido al niño, y por lo cual, el Juez Familiar está
llamado a salvar al menor alienado, en bienestar de la sociedad entera.

La importancia de la actuación del juez de lo familiar, quien juega el papel más relevante
para evitar este daño psicológico en el menor y, por ende, debe detectarlo de manera directa
lo más pronto posible, es decir, buscando él mismo los signos y síntomas que caracterizan
al Síndrome de Alienación Parental, y si no se siente capaz, acudiendo a la ayuda de los
especialistas en psicología, ordenando que se le practiquen al niño, de inmediato, los
estudios psicológicos correspondientes, a efecto de que a la brevedad, ese menor sea:

47
primeramente, retirado de la fuente alienadora; inmediatamente después, reciba la terapia
adecuada y oportuna y; en seguida, sea entregado al padre que no lo ha dañado, sin perder
de vista que, mientras el menor recibe la terapia respectiva, deberá analizarse su estancia
con algún pariente del padre alienado que esté en condiciones de custodiarlo. Además, y
desde luego, se aplicarán las consecuencias jurídicas a que haya dado lugar la conducta del
padre alienador, entre las que podrán usarse: a).- Un apercibimiento y tratamiento
psicológico tanto al padre alienador como al hijo alienado, con el aumento inmediato de las
visitas y convivencias entre el niño y el otro progenitor (sólo es los casos en que el
Síndrome de Alienación Parental se encuentre en fase LEVE); b).- El cambio de guarda y
custodia; c).- La suspensión de la patria potestad; y, d).- La pérdida de la patria potestad.

Daños derivados de denuncias falsas sobre violencia familiar

Una de las estrategias que se sirve muchas veces, el progenitor que tiene bajo su guarda,
para impedir el contacto, con el progenitor no conviviente suelen ser las falsas denuncias
sobre violencia doméstica, o episodios violentos. Ella tiene grave impacto en cualquier
familia, tanto cuando es real y sufrida por alguno o varios de sus integrantes como cuando,
sin que hubieran mediado circunstancias legítimas que lo justifiquen, se la instala como un
tema en la disputa de poder y derechos entre algunos de sus componentes; supuesto en el
que la acción del denunciante, generalmente fundada en un juego oportunista por el cual se
intenta colocar al denunciado a la defensiva tanto en lo judicial como en lo familiar y
social, puede generar daños de importancia al acusado y a otros integrantes del grupo
familiar, como los hijos de una pareja trabada en ese tipo de contienda.

Gustavo Caramelo, Profesor Adjunto Regular de Contratos Civiles y Comerciales, UBA.


Profesor Titular de Teoría General del Contrato, UP.Docente de la Maestría de Derecho
Civil Constitucionalizado, UP, y de la Escuela del Servicio de Justicia, MPN. Juez
Nacional en lo Civil. Habla de que La cuestión debe ser tratada con prudencia, pues la
violencia familiar existe en nuestra sociedad como una realidad cotidiana y en los
últimos años se han hecho importantes esfuerzos por darle visibilidad y abordarla con
seriedad y criterio protectorio de las víctimas, por lo que un trabajo en el que se va a

48
poner el acento en las derivaciones perjudiciales del ejercicio anti funcional del derecho
a formular denuncias por parte de las víctimas podría generar dudas sobre la habitual
seriedad y gravedad de aquéllas. Se debe evaluar las alternativas jurídicas para tratar los
daños causados por una denuncia falsa, que también constituye un acto de violencia,
ejercida aprovechando los recursos institucionales establecidos para la protección de las
víctimas de hechos reales de maltrato físico o psicológico.

Quienes en forma deliberada formulan una denuncia falsa de violencia contra algún
integrante de su grupo familiar, saben que pueden navegar un tramo con viento a favor,
porque el Estado —y el sistema de justicia en especial— habrán de desplegar un conjunto
de medidas y actividades, ejecutadas con presunción de legitimidad, que servirá a los
objetivos de presión y estigmatización del otro, perseguidos por el denunciante quien habrá
aprovechado en su favor, anti funcionalmente, lo que se ha desarrollado como una fortaleza
del sistema de protección. Es principio general de nuestro derecho que quien sufrió un daño
injusto debe poder obtener la reparación de los perjuicios que se le han causado, por lo que
quien ha sido víctima de la falsa imputación de una conducta violenta puede luego iniciar
una acción en procura de la reparación de los perjuicios que ella pudo haberle generado y,
toda vez que tales conductas ilícitas no sólo afectan los derechos del imputado sino que
interpelan indirectamente al sistema de justicia y a sus mecanismos de evaluación de los
casos de violencia, es importante que los jueces que deben entender en esas causas evalúen
la cuestión con rigor, a fin de determinar si medió un obrar culposo o doloso de parte de
quien formuló la denuncia, absteniéndose de condenar en caso de duda, pues, de no
establecerse tal nivel de exigencia, la determinación de condenas podría tener el efecto no
deseado de disuadir y amedrentar genéricamente a eventuales futuros denunciantes que
necesiten realmente de protección.

Cuáles son los mecanismos de actuación, procedimientos y procesos


derivados de una denuncia de violencia familiar

A lo largo del país, los mecanismos administrativos, policiales como judiciales se ponen en
marcha a través de denuncias de violencia familiar, antes de la existencia de la leyes

49
provinciales de para el tratamiento de estos temas, los fiscales penales, ante los cuales
iniciaban las investigaciones, en dichos procesos en los que se habían denunciado delitos
enmarcados en una situación de violencia familiar, solicitaban el rápido archivo de las
actuaciones, sosteniendo que la intervención de la justicia represiva incrementaba el
conflicto. Tal actitud podía generar la violación de normas constitucionales y de
compromisos internacionales asumidos por el país, como la Convención Americana sobre
Derechos Humanos; la Convención sobre Derechos del Niño, la CEDAW y,
específicamente, la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la
Violencia contra la Mujer (Convención de Belém Do Pará), que impone a los Estados
signatarios adoptar las medidas necesarias para asegurar a las mujeres que hubieran sido
víctimas e violencia el acceso a procedimientos legales justos y eficaces, con medidas de
protección para la víctima. La Corte Suprema de Justicia de la Nación creó una Oficina de
Violencia Doméstica (OVD) que comenzó a funcionar en septiembre de 2008; atiende
casos en los que el hecho de violencia haya ocurrido en el ámbito de la Ciudad de Buenos
Aires o en los que la persona afectada resida o trabaje en la Ciudad, funciona las 24 hs.,
todos los días del año.(24)

La OVD está integrada por un equipo interdisciplinario con profesionales de las áreas del
derecho, la medicina, la psicología y el trabajo social, lo que le permite un abordaje integral
rápido de los distintos aspectos básicos relevantes en la evaluación de una denuncia de
violencia. El procedimiento comienza con la exposición hecha por la víctima o por
cualquier persona que refiera hechos que afecten a otra.

El equipo de atención guía la entrevista para que en primer lugar se asienten en ella los
detalles del hecho y si de ese relato surge la posible comisión de un delito, el equipo
profesional realiza las preguntas necesarias para describir las circunstancias de tiempo,
modo y lugar que permitan su encuadre penal; se hacen preguntas orientadas a trazar la
historia familiar de la personas involucradas en el hecho, a fin de extraer los indicadores
tendientes a establecer el nivel de riesgo en el que se encuentra la persona afectada. Una
vez confeccionada el acta, realizado el informe de evaluación de riesgo y revisada la

50
presunta víctima por el médico, se le informan a la persona las opciones judiciales y no
judiciales a su alcance, de forma tal que pueda manifestar aquella que desee seguir; se deja
constancia de su elección y se efectúan las derivaciones correspondientes, que pueden ser
judiciales o no judiciales, como la Dirección General. De la Mujer —en cuya órbita
funciona el Refugio para víctimas de violencia doméstica y los centros integrales de la
mujer, en los que se ofrece asesoramiento jurídico, acompañamiento y participación en
grupos de ayuda mutua—, a los centros de salud y a los servicios de asesoramiento y
patrocinio jurídico gratuitos.

El informe de riesgo es uno de los elementos más importantes que la OVD aporta al Poder
judicial. La oficina no verifica la veracidad del relato que recibe, su objetivo es dar cuenta
de la situación planteada; será el juez civil o penal a quien el sistema de sorteo informático
asigne la causa quien deberá indagar en la seriedad de la cuestión .

Dado que si bien la OVD trabaja las 24 hs, aún en días inhábiles, los juzgados mantienen el
horario judicial, el caso llegará dentro de las 72 hs. a conocimiento de un juez, quien
adoptará la decisión acerca de la pertinencia o no del dictado de medidas de protección, con
base en el acta de denuncia, el informe de riesgo y el informe médico remitidos por la
oficina. El informe de riesgo es el que más pruebas aporta al juez entre los indicadores que
se tienen en cuenta se encuentra: la existencia de lesiones físicas en la persona que
aparece como víctima, el acceso a armas que pueda tener el denunciado como agresor, la
presencia de diferentes tipos de violencia;

(24) Acceso a Justicia: La Oficina de Violencia Doméstica, publicado por Paula Feldman y Analìa S.
Monferrer en Investigaciones 1 (2013), Corte Suprema de Justicia de la Nación, Buenos Aires, 2014, pp. 29 a
43.

51
La necesidad de la persona de dejar la vivienda por razones de seguridad; el abuso de
drogas o alcohol por parte de la persona indicada como agresora; la existencia de
intervenciones judiciales previas la celotipia; la naturalización y aceptación de la
violencia por parte de la víctima; su dependencia económica; la falta de una red social
que pueda servir de sostén, el aislamiento de quien se presenta como víctima y el tiempo
de su exposición a la situación que se denuncia.

Es habitual que quienes tienen a su cargo el ejercicio de la acción penal como quienes
deciden sobre la conducción del proceso en los ámbitos donde no rige el sistema acusatorio
puro, citen a las víctimas para que ratifiquen la denuncia bajo apercibimiento de archivar
las causas; ello sin que exista norma que lo exija, especialmente cuando la víctima formuló
la denuncia ante funcionarios judiciales, como los de la OVD. Esa citación tiene a menudo
un efecto disuasorio en la víctima, inmersa en lo que se denomina “círculo de la violencia”,
por lo que se arrepiente de su previa decisión de formular la denuncia.

Los delitos de lesiones leves y abuso sexual son delitos dependientes de instancia privada,
por lo que la acción es pública, pero para que ella se ponga en marcha es necesaria
actividad de la víctima y, por otra parte, suele argumentarse que el solo testimonio de la
víctima no resulta suficiente para avanzar en la investigación ni para fundar una sentencia
condenatoria, cuando el Estado debe agotar la búsqueda de elementos de prueba que
permitan encauzar la investigación. A menudo también se solicitan peritajes respecto de las
características de la personalidad de la propia víctima, para establecer su capacidad de
fabulación.

Muchas veces se presenta la falsa denuncia por parte de un progenitor, haciendo uso e los
mecanismos explicados anteriormente, con el solo fin de perjudicar al otro y obtener una
ventaja, judicial ante la acción del otro progenitor, usando dicha denuncia como una suerte
de escudo. Dichas denuncias deben ser valoradas por el juez o instructor penal o el fiscal en
su caso corresponda.

La acción por la que se procura la reparación de los daños causados por la formulación de
una denuncia sobre la falsa existencia de violencia familiar podrá ser formulada por quien

52
fue imputado de tal conducta Si lo imputado fue la comisión de un delito tipificado en el
Código Penal, el acusado puede luego iniciar una causa penal por calumnias e injurias
; pero el hecho puede dar también a la iniciación de otro proceso, que puede ser iniciado
por denuncia del juez que intervino en el proceso de violencia, por estafa procesal.

En caso de haber el imputado querellado por calumnias o injurias, puede solicitar que en el
mismo proceso penal se determine el resarcimiento de los daños por él sufridos.

Dado que las denuncias de violencia doméstica suelen dar lugar a la tramitación de
actuaciones tanto penales como civiles —en el ámbito especializado de la justicia de
familia—, las acciones en las que se persigue el resarcimiento por denuncias falsas no
habrán de ajustarse al principio de “perpetuatio jurisdictionis”, sino que deberán tramitar
ante el juez que en cada jurisdicción tenga competencia para intervenir en materia de daños
y perjuicios entre particulares.

Gravedad por impacto en el medio familiar

Pueden provenir de un integrante y se usan como mecanismo para obtener ventajas en otros
procesos o relaciones jurídico familiares El derecho civil está destinado a cobijar las
mejores posibilidades de calidad de vida de los habitantes del país; ya sea dotándolos de
instrumentos para la construcción de sus proyectos de vida, ya para reconstruirlos cuando
fueron afectados por el obrar ilícito de terceros. Dada esa finalidad, cabe adoptar las
decisiones que mejor propenden a su cumplimiento con relación a las víctimas; lo que en
gran medida se puede alcanzar merced a la ampliación del rango de legitimados pasivos de
las acciones de daños y a la extensión de su responsabilidad frente a la víctima, sin
perjuicio de las acciones de reintegro que luego puedan tramitar entre ellos los obligados.

Esta falsa denuncia, puede implicar muchas veces, no solo una ventaja sino también un
daño psicológico, al denunciado ya que sabe que falso lo que le están imputando, lo cual
genera una situación de angustia, depresión, y puede desencadenar en conductas
perjudiciales para su normal actuar, en la sociedad.

53
Para que el daño psíquico pueda ser resarcido, debe presentar el carácter de permanente
Fallos: 315:2834; 321:1124; 322:1792; S.36.XXXI. "Sitja y Balbastro, Juan Ramón c/
La Rioja, Provincia de y otro s/ daños y perjuicios", sentencia del 27 de mayo de 2003) y
debe producir una alteración a nivel psíquico que guarde adecuado nexo causal con el
hecho dañoso (CSJN C. 742. XXXIII, "Coco, Fabián Alejandro c/ Buenos Aires,
Provincia de y otros s/ daños y perjuicios", 29/06/2004).

El daño psíquico produce una ruptura del equilibrio homeostático del sujeto. Aunque ese
equilibrio se dé con características neuróticas, basta que exista un desajuste en su sistema
defensivo adaptativo, que no en todos los casos puede ser reversible (incapacidad
permanente), para que el daño en la salud se manifieste. (conf. Álvarez, Héctor; Varela,
Osvaldo H. y Greif, Dora B., “La actividad pericial en psicología forense”, p. 49.
Ediciones del Eclipse. Buenos Aires, 1992).

El daño psíquico es una enfermedad psíquica, novedosa en la biografía del sujeto,


relacionado causal o concausalmente con el evento por el que se demanda, que ha
ocasionado una disminución de las aptitudes psíquicas previas, con carácter irreversible o al
menos jurídicamente consolidado. No deben considerarse como daño psíquico: 1) los
síntomas psíquicos aislados, 2) las enfermedades que no han aparecido ni se han agravado a
causa del hecho por el que se demanda, 3) aquéllos cuadros que, aún cuando constituyan
una enfermedad, no tengan relación causal o concausal con el acontecimiento y 4) aquello
que no está cronificado o jurídicamente consolidado, pues no cabe fijar indemnización por
incapacidad si no se verifica cronicidad (conf. Risso, Ricardo Ernesto, “Daño psíquico.
Delimitación y diagnóstico. Fundamento teórico y clínico del dictamen pericial”,
Cuadernos de Medicina Forense, Año 1, Nº 2 , págs.. 67 a 75. Cuerpo Médico Forense
de la Corte Suprema de Justicia de la Nación. Buenos Aires, 2002).

Se ha establecido así un nexo de causalidad adecuada entre el hecho antijurídico atribuible


a la demandada y este daño; frente a cuyo resarcimiento debe tenerse en cuenta que en la
especie la lesión no hizo más que actuar como concausa de una patología preexistente
(CNCiv. Sala A, 8/7/2005, “Castaño, Enrique H. c. Villagra, Oscar A. y otros”, DJ

54
19/10/2005, 490), por lo que es necesario determinar el grado de responsabilidad que cabe a
la parte demandada por el agravamiento de la incapacidad, generado por el hecho dañoso

LA APLICACIÓN DE MEDIDAS SANCIONATORIAS PENALES. LEY 24.270

La familia constituye un bien jurídico en cuya protección debe estar interesada la sociedad
y el estado. “...constituyendo aquella comunidad doméstica el núcleo natural, primario y
fundamental de la sociedad que garantiza la composición integral del individuo parecería
ser que la declamada protección que deben dispensar los poderes públicos no debería
quedar librada al exclusivo marco de la esfera civil”25

Ante la ineficacia de las sanciones civiles frente al incumplimiento de los deberes


familiares, ha surgido en la conciencia social la necesidad de proveer a la familia, como
institución del derecho privado, de la correspondiente tutela penal.

La ley 24.270, sancionada y publicada en el Boletín Oficial el 26 de noviembre de 1993,


creó tres nuevas figuras penales: 1- El impedimento u obstrucción de contacto del hijo con
sus progenitores no convivientes, 2- El cambio de domicilio para impedir el contacto y 3-
El traslado del menor al extranjero para impedir el contacto.

Adicionalmente, esta Ley ha previsto circunstancias agravantes de estas figuras básicas y


un dispositivo que confiere facultades al Tribunal Penal competente para restablecer el
contacto paterno-materno filial de forma inmediata y con carácter provisorio, hasta tanto
los antecedentes del caso sean remitidos a la Justicia Civil a los efectos de decidir sobre el
fondo de la cuestión.

25 ALVAREZ, Osvaldo O. Ob. cit. pág.,3.

55
Entre los antecedentes y fundamentos de la ley en análisis, sus autores destacan: Que el
derecho de visitas (art. 264 inc. 2 del C.C.) constituye un imperativo natural, ya que el niño
necesita de la presencia de ambos padres para estructurar equilibradamente su psiquismo.
No obstante su importancia, reconocen que este primordial derecho se desenvuelve dentro
de la comúnmente perturbadora desunión familiar en cuyo seno convive el niño con uno de
sus progenitores. Que son los propios padres, quienes protagonizan destructivas luchas
procesales que se traducen en incidentes que intermitentemente reavivan el conflicto
originario y en los que la prudencia judicial encuentra escaso margen para imponerse.

La ley en cuestión tuvo como finalidad llenar el vacío legal y proteger no sólo las
necesidades y responsabilidades del padre o madre no conviviente sino, y
fundamentalmente, al hijo menor de padres divorciados o separados que han sido víctimas
del impedimento de contacto, en cumplimiento del compromiso asumido al ratificar la
Convención de los Derechos del Niño que en su art. 9 establece que ““Los Estados partes
velarán porque el niño no sea separado de sus padres contra la voluntad de
éstos...Asimismo, respetarán el derecho del niño que esté separado de uno o ambos padres a
mantener relaciones personales y contacto directo con ambos de un modo regular, salvo si
ello es contrario al interés superior del niño”.

Entrando en el análisis de la ley corresponde, en primer lugar, señalar que mediante las
conductas típicas descriptas en su articulado se lesiona la familia, “no porque se prive del
derecho de visita a quien tiene derecho a visitar o a ser visitado, lo que implicaría impedir u
obstruir simplemente el hecho de que los familiares comprendidos pudieran verse
mutuamente, o estar en presencia el uno con el otro. La familia, (...) se ofende (...) porque
sin una adecuada, es decir, apropiada comunicación, no se puede poner en ejercicio la
obligación y el derecho que tiene el padre no conviviente con sus hijos para su protección y
formación integral mientras estos sean menores de edad...”

56
el art. 1º se refiere al padre o tercero que ilegalmente impidiere u obstruyere el contacto de
menores de edad con sus padres no convivientes. La conducta típica no presupone la
fijación provisoria o definitiva de un régimen de visitas en el ámbito judicial.

Autor de este delito puede ser el progenitor que conviva con él, que lo tenga en su poder, es
decir, que esté a cargo de la tenencia del menor, o un tercero. Sin embargo, no será autor el
padre no conviviente ya sea que omita tener contacto con su hijo y por ende incumpla el
deber que surge de la patria potestad, o que en cumplimiento del régimen de visitas retenga
al menor en su poder obstaculizando el contacto de éste con el progenitor conviviente; Son
sujetos pasivos tanto el progenitor no conviviente como el menor.

la ley ha querido referirse a los menores de edad que por ser niños, no han cumplido la edad
de 18 años según el concepto jurídico de niño que consagra la Convención de los Derechos
del Niño, más aún, afirman que esta edad ha sido tenida en cuenta para tipificar el
incumplimiento de los deberes de asistencia familiar. La acción típica consiste en impedir u
obstruir el contacto del menor con el padre no conviviente, cualquiera sea la modalidad de
la conducta que se adopte, en la medida que alcance el resultado efectivo de imposibilitar o
frustrar el derecho de visitas.

En este sentido cabe advertir que, en virtud del elemento normativo que contiene la norma
(“el que ilegalmente...”) sólo se tipificará el delito, cuando no existan circunstancias que
hubiese justificado el impedimento del contacto. Este delito es susceptible de tentativa en
razón de que el autor puede haber comenzado la ejecución de las conductas típicas pero la
consumación no haya ocurrido por circunstancias ajenas a la voluntad de éste.

Desde el punto de vista subjetivo, es un delito doloso, es decir, el agente debe haber obrado
con el conocimiento y la voluntad de impedir u obstruir el contacto.

Si se tratase que la persona, que se impide ver sea un menor de 10 años o un discapacitado;
la pena se agrava ya que se entiende que “...mayor es la desprotección en que se lo coloca
con la conducta tipificada como delictiva, por la dependencia psico-física que, por lo
general, tiene un niño de corta edad con el progenitor o con la persona que ejerce su

57
tenencia y con quien cohabita, al mismo tiempo que cuanto más pequeño sea el hijo más
intensa será la pérdida o disminución del vínculo con el padre no conviviente, en perjuicio
de la estabilidad emocional y afectiva del menor”. Similares motivos califican la conducta
típica cuando se tratare de un discapacitado. (26)

El tipo previsto en el art. 2º de la ley sanciona al padre o tercero que para impedir el
contacto del menor con sus padres no convivientes lo mudare de domicilio sin autorización
judicial o cuando, con la misma finalidad lo mudare al extranjero sin autorización judicial o
excediendo los límites de dicha autorización. En este último supuesto, la pena se agrava.

Se muda de domicilio al menor, cuando el padre o tercero cambia el lugar que habitaba con
el mismo, trasladando a éste de una residencia a otra. Para la configuración de este tipo
delictivo se exige un elemento normativo “sin autorización judicial” y un elemento
subjetivo “para impedir el contacto del menor con el padre no conviviente”.

No obstante la exigencia de autorización judicial contenida en la norma, cabe suponer que


si el padre custodio por cualquier razón atendible, mudare de domicilio al menor pero
pusiera en conocimiento efectivo del otro progenitor dicha situación, tal accionar borraría la
intencionalidad específica contenida en la norma, no configurándose el delito.

En función de lo previsto por el art. 2º de la ley 24.270 no se impide o frustra el contacto


entre el denunciante y el hijo menor no conviviente sí, no obstante la mudanza, la relación y
el trato no se frustró toda vez que mediaron comunicaciones telefónicas y correspondencia
epistolar entre ambos” (...) “No obstante. Requerir (...) autorización judicial para mudar de
domicilio al hijo menor, es atípica la conducta del progenitor que la decide cuando, a pesar
de faltar ese requisito, el padre no conviviente conoce en qué lugar reside su hijo”. “ (27)

26 SUAREZ, María de las Merecedes y LASCANO, Carlos J. “El impedimento de contacto de los hijos con
sus padres no convivientes”. Ed. Marcos Lerner. Córdoba 1999. pág. 79
27 CÚNEO LIBARONA, Cristian. “El delito de sustracción de menores versus el de impedimento de
contacto de los hijos menores con sus padres no convivientes”, La Ley, Año LXVIII, Nº 157, Bs. As.
17/08/04

58
Este delito sólo admite dolo directo, que consiste en que el autor conociendo que carece de
autorización judicial, y sin poner en conocimiento, por ningún medio, al progenitor no
conviviente, intencionalmente muda de domicilio al menor con el propósito de impedir el
contacto de éste con el padre no conviviente. Si el propósito fuere otro, no se configuraría
el tipo descripto en la norma. Se trata de un delito instantáneo, de peligro abstracto, que
admite tentativa. se agrava si el autor lo mudare al extranjero, sin autorización judicial o
excediendo los límites de dicha autorización. El fundamento radica en que “el riesgo de la
pérdida de contacto es aún mayor si el tráfico, en vez de quedar circunscripto a los límites
del país, trasciende al exterior.

El art. 3º establece que el Tribunal deberá disponer en un plazo no mayor a 10 días los
medios necesarios para restablecer el contacto del menor con sus padres.“... el art. 3º inc. 1
de la ley 24.270, impone “restablecer” el contacto. Restablecer significa “volver a
establecer una cosa o ponerla en el estado que antes tenía”. Obviamente que un niño no es
una cosa, se considera que, de la letra de la ley, se infiere la reanudación de un vínculo
interrumpido, más no el establecimiento de un trato que, como lo reconoce el denunciante,
nunca existió” (Juzgado Correccional, Infracción a la ley 24.270, Rosario 27 de junio de
1994)

Laje Anaya J. sostiene LAJE ANAYA, Justo. Ob. cit., pág. 273 que “... la ley 24.270, no
representa una invasión a los poderes reservados a las provincias, porque a pesar de
referirse a un procedimiento tendiente a reponer las cosas al estado anterior a la comisión
del delito, esa medida en sí misma no es de carácter adjetivo ya que su efecto no es sobre la
actividad procesal sino de efecto sustancial”

Tal cual lo que ocurre en la provincia de Tucumán, establecido un régimen comunicacional,


ya se de común acuerdo o mediante sentencia judicial, ante el incumplimiento injustificada
y la obstrucción a las visitas, o mantener un contacto con el menor no conviviente, se
realizan las correspondientes denuncias ante las autoridades policiales, dando cuenta de la
existencia ante tales autoridades, del incumplimiento, lo que se procede en la mayoría de
los casos, se presenta la denuncia ante la Fiscalía en lo Penal de Instrucción, que estuviere

59
de turno en esa fecha de la denuncia. Con toda la prueba, se libran los oficios de rigor, al
Juzgado civil en Familia y Sucesiones el cual entendió, en el régimen establecido, a efectos
de determinar si se encuentra vigente el mismo. De encontrarse vigente, se intima al
progenitor obstruccionista, a fin de que manifieste su actitud, motivos y causa. Procediendo
al Fiscal de instrucción penal competente para restablecer el contacto paterno-materno filial
de forma inmediata y con carácter provisorio, hasta tanto los antecedentes del caso sean
remitidos a la Justicia Civil a los efectos de decidir sobre el fondo de la cuestión. Todo ello
tiene un tramite sumarísimo, de conformidad con la Ley Provincial de Violencia
Domestica, Ley Provincial N° 7264, de adhesión Nacional.

Según lo dispone el art. 4º de la ley bajo análisis, se trata de un delito de instancia privada.
Cabe aclarar que no se aplica la última parte del art. 72 del C.P., en el caso de que el autor
fuera el progenitor conviviente, ya que de lo contrario el art. 4º no tendría posibilidad de
aplicación.

Con anterioridad a la sanción de la ley 24270, eran penalmente atípicas las conductas
precedentemente descriptas, quedando limitada la intervención de la justicia penal a
aquellos casos en que habiéndose fijado civilmente un régimen de visitas (por convenio
homologado o resolución judicial), el progenitor que detentaba la tenencia no cumplía
dolosamente la resolución judicial, encuadrando su accionar en la figura de “Desobediencia
a la Autoridad”, prevista en el art. 239 del C.P. A diferencia de la ley 24270, el bien
jurídico protegido con este delito es el ejercicio de las funciones legislativas, ejecutivas y
judiciales, nacionales, provinciales o municipales, frente al comportamiento de sus titulares
o al de los terceros, destinatarios o no del acto funcional.

El sujeto activo de este delito sólo puede ser el destinatario de una orden legítima de la
autoridad, y su conducta consiste en un no acatamiento de esa orden. El delito es doloso
pues requiere un conocimiento efectivo de esa orden y el propósito de desobedecerla. Como
se consuma en el momento en que debiendo cumplir la orden su destinatario no lo hace, no
admite tentativa.

60
EL CUESTIONADO DOCUMENTAL “BORRANDO A PAPA”

Borrando a papá es un documental que denuncia una problemática en aumento: la


obstrucción de los vínculos entre padres e hijos que, en procesos de divorcios conflictivos,
se ven inmersos en un sistema que considera al padre peligroso y un accesorio prescindible
en la crianza de los hijos y lo aparta sistemáticamente. Borrando a papá devela cómo a
partir de esta obstrucción de los vínculos familiares que dura meses o años se ha creado un
negocio del que muchos profesionales se benefician y se encargan de perpetua.

Borrando a papá es la historia de muchos padres que no se resignan y de instituciones y


profesionales que, sin ningún tipo de pudor, admiten trabajar para erradicar al padre de la
vida de sus hijos y desvían los recursos que podrían estar siendo utilizados para proteger a
las verdaderas víctimas de violencia.

El documental deja al descubierto cómo todos estos padres son castigados por ser hombres,
por pertenecer al género masculino, estigmatizándolos como violentos y peligrosos y
devela la doctrina que propone la exclusión del padre por considerarlo una amenaza.

Héctor, Yura, Claudio, Guillermo, Diego y Sergio cada uno con su historia, son la punta de
un iceberg que se va desentrañando a lo largo del film dejando al descubierto la industria de
la obstrucción de vínculos familiares: centros de revinculación de dudoso origen, abogados
y psicólogos inescrupulosos, jueces prejuiciosos y hasta un organismo creado por la Corte
Suprema.

Una industria en la que existen profesionales e instituciones que no buscan solucionar, sino
mantener familias judicializadas y prolongar el conflicto de manera sistemática, valiéndose
de medidas judiciales, denuncias de contenidos ridículos o incluso falsos, para mantener a
los padres alejados. Borrando a papá da visibilidad a los muchos ataques que estos padres
afrontan en su lucha contrarreloj, ya que cuanto más tiempo pasan alejados de sus hijos,
menor será la posibilidad de recobrar un vínculo que se deteriora a diario y que hiere a los
niños en lo más profundo: su propia identidad. El Colegio Público de Abogados de Capital
Federal levantó el pre estreno de Borrando a Papá, La Cámara Nacional de Apelaciones en

61
lo Civil consideró que el juez Guillermo Blanch incurrió en “una indebida censura previa”,
al conceder un recurso de amparo presentado por un grupo de profesionales de la
institución psicoterapéutica PIAF, que habían pedido que sus testimonios fueran retirados
del documental “Borrando a Papá.

La Cámara dispuso revocar la medida dictada por el juez, por lo que el film que da
visibilidad a la indebida y cruel obstrucción del vínculo parental, según esta cámara podrá
ser visto y reproducido en todos los canales audiovisuales a fin de continuar haciendo
pública esta problemática que atraviesa distintos estratos sociales y que remite a prácticas
dictatoriales.

El Dr. Maximiliano Camus no sólo fue quien patrocinó la apelación al fallo del juez
Blanch que censuró a Borrando a Papá, sino que también fue uno de los valientes abogados
que se animó a denunciar en la película la discriminación a los hombres en la Justicia de
Familia. (28)

También damos a conocer en este trabajo la página de la” Asociación de Padres Alejados
de sus Hijos” “APADESHI” esta dirigía aquellos padres , que hoy se encuentran
impedidos, de poder ver a sus hijos incluso con una orden judicial, habla aca también sobre
los constantes ataques que reciben para más información, proporciono el Link
http://www.apadeshi.com/ 29

28 http://www.borrandoapapa.com.ar/ enlace en donde se puede ver la película.

29 http://www.apadeshi.com/

62
EL DERECHO A LA COMUNICACIÓN EN EL NUEVO CODIGO CIVIL Y
COMERCIAL

ARTICULO 555.- Legitimados. Oposición. Los que tienen a su cargo el cuidado de


personas menores de edad, con capacidad restringida, o enfermas o imposibilitadas,
deben permitir la comunicación de estos con sus ascendientes, descendientes, hermanos
bilaterales o unilaterales y parientes por afinidad en primer grado. Si se deduce
oposición fundada en posibles perjuicios a la salud mental o física de los interesados, el
juez debe resolver lo que corresponda por el procedimiento más breve que prevea la ley
local y establecer, en su caso, el régimen de comunicación más conveniente de acuerdo a
las circunstancias.

ARTICULO 556.- Otros beneficiarios. Las disposiciones del artículo 555 se aplican en
favor de quienes justifiquen un interés afectivo legítimo.

ARTICULO 557.- Medidas para asegurar el cumplimiento. El juez puede imponer al


responsable del incumplimiento reiterado del régimen de comunicación establecido por
sentencia o convenio homologado medidas razonables para asegurar su eficacia

Estos artículos fueron incorporados, debido al proceso de constitucionalización del derecho


privado argentino, toma muy en cuenta los tratados en general, en particular los de
Derechos Humanos, y los derechos reconocidos en todo el bloque de constitucionalidad. En
este aspecto innova profundamente al receptar la constitucionalización del derecho privado,
y establece una comunidad de principios entre la Constitución, el derecho público y el
derecho privado, ampliamente reclamada por la mayoría de la doctrina jurídica argentina.

Código para una sociedad multicultural. En materia de familia se han adoptado decisiones
importantes a fin de dar un marco regulatorio a una serie de conductas sociales que no se
pueden ignorar. Como por ejemplo en el régimen legal de las personas menores de edad
también se receptan muchas novedades como consecuencia de los tratados internacionales.

63
Todo ello como consecuencia de la incorporación de La incorporación de los tratados de
derechos humanos en el bloque constitucional (artículo 75, inc. 22, Constitución Nacional)
ha tenido también un fuerte impacto en las relaciones padres e hijos.

Como se dijo en la introducción, La igualdad de derechos entre hombre y mujer se


encuentra expresamente consagrada respecto a la crianza y educación de los hijos en el
artículo 16 de la Convención para la eliminación de todas formas de discriminación contra
la mujer, con el objeto de satisfacer el derecho de todo niño a mantener vínculo con ambos
progenitores tras la ruptura de la unión entre los adultos (artículos 9 y 18 de la Convención
sobre los Derechos del Niño).

Artículo 9 CDN

1. Los Estados Partes velarán por que el niño no sea separado de sus padres contra la
voluntad de éstos, excepto cuando, a reserva de revisión judicial, las autoridades
competentes determinen, de conformidad con la ley y los procedimientos aplicables, que
tal separación es necesaria en el interés superior del niño. Tal determinación puede ser
necesaria en casos particulares, por ejemplo, en los casos en que el niño sea objeto de
maltrato o descuido por parte de sus padres o cuando éstos viven separados y debe
adoptarse una decisión acerca del lugar de residencia del niño.

2. En cualquier procedimiento entablado de conformidad con el párrafo 1 del presente


artículo, se ofrecerá a todas las partes interesadas la oportunidad de participar en él y de
dar a conocer sus opiniones.

3. Los Estados Partes respetarán el derecho del niño que esté separado de uno o de
ambos padres a mantener relaciones personales y contacto directo con ambos padres de
modo regular, salvo si ello es contrario al interés superior del niño.

4. Cuando esa separación sea resultado de una medida adoptada por un Estado Parte,
como la detención, el encarcelamiento, el exilio, la deportación o la muerte (incluido el
fallecimiento debido a cualquier causa mientras la persona esté bajo la custodia del
Estado) de uno de los padres del niño, o de ambos, o del niño, el Estado Parte

64
proporcionará, cuando se le pida, a los padres, al niño o, si procede, a otro familiar,
información básica acerca del paradero del familiar o familiares ausentes, a no ser que
ello resultase per judicial para el bienestar del niño. Los Estados Partes se cerciorarán,
además, de que la presentación de tal petición no entrañe por sí misma consecuencias
desfavorables para la persona o personas interesadas.

Artículo 18 CDN

1. Los Estados Partes pondrán el máximo empeño en garantizar el reconocimiento del


principio de que ambos padres tienen obligaciones comunes en lo que respecta a la
crianza y el desarrollo del niño. Incumbirá a los padres o, en su caso, a los
representantes legales la responsabilidad primordial de la crianza y el desarrollo del
niño. Su preocupación fundamental será el interés superior del niño.

2. A los efectos de garantizar y promover los derechos enunciados en la presente


Convención, los Estados Partes prestarán la asistencia apropiada a los padres y a los
representantes legales para el desempeño de sus funciones en lo que respecta a la
crianza del niño y velarán por la creación de instituciones, instalaciones y servicios para
el cuidado de los niños.

3. Los Estados Partes adoptarán todas las medidas apropiadas para que los niños cuyos
padres trabajan tengan derecho a beneficiarse de los servicios e instalaciones de guarda
de niños para los que reúnan las condiciones requeridas

Por lo tanto el articulo 555 y sigs. Referidos al tema del régimen comunicacional y el
derecho a la comunicación, cumpliendo con estándares internacionales asumidos, así en
consonancia con la ley 26061.

También cumple con el principio de la autonomía progresiva, la regla de la autonomía


progresiva de niños, niñas y adolescentes ha permitido pasar de una noción de potestad o
poder de los padres sobre los hijos a la de responsabilidad, cuyo ejercicio requiere tener en
consideración, con respecto al hijo “la evolución de sus facultades, dirección y orientación
apropiadas para que el niño ejerza los derechos reconocidos en la presente Convención”

65
Artículo 5 CDN

Los Estados Partes respetarán las responsabilidades, los derechos y los deberes de los
padres o, en su caso, de los miembros de la familia ampliada o de la comunidad, según
establezca la costumbre local, de los tutores u otras personas encargadas legalmente
del niño de impartirle, en consonancia con la evolución de sus facultades, dirección y
orientación apropiadas para que el niño ejerza los derechos reconocidos en la presente
Convención.

Para que pueda “estar plenamente preparado para una vida independiente en sociedad y ser
educado en el espíritu de los ideales proclamados en la Carta de las Naciones Unidas y, en
particular, en un espíritu de paz, dignidad, tolerancia, libertad, igualdad y solidaridad”

De los fundamentos del anteproyecto del código extraemos el siguiente párrafo “Si los hijos
tienen derecho a relacionarse con ambos padres por igual, el sistema legal que mejor
responde a este principio es el del ejercicio de la responsabilidad parental conjunta,
convivan o no los progenitores. Producida la ruptura, se pretende que ella incida lo menos
posible en la relación padres e hijos. Por ello, si cuando los progenitores convivían, ambos
podían realizar los actos cotidianos de manera indistinta, presumiéndose que lo realizado
por uno cuenta con la anuencia del otro. Este mismo sistema puede ser sostenido después
de la ruptura de la pareja. La reforma deroga la regla del sistema unipersonal vigente en
los supuestos de separación que ha dado lugar a la siguiente situación: uno de los
progenitores (por lo general la madre) se queda a cargo del hijo y al otro progenitor le
queda un rol secundario y periférico; ambos roles se muestran estereotipados y rígidos
(madre cuidadora- padre proveedor), que no es acorde con la compleja realidad familiar.”

El nuevo código civil y comercial, culmino con el largo proceso de reconocimiento del
status de la niñez y adolescencia, provocando una modificación trascendente en nuestro
derecho interno, y un profundo cambio en las posturas, desde el análisis, tratamiento y
resolución de las situaciones, en las que se encuentran involucrados los niños, niñas y
adolescentes y su reconocimiento como sujetos de derecho.

66
En el ámbito de los derechos internos, estas mandas se encuentran plasmadas en la Ley
Nacional 26061. El cambio de paradigma que producen estas leyes no solo introducen
importantes modificaciones en materia de familia, en cuanto a su forma y contenido, a fin
de lograr la adaptación del régimen legal interno dentro de un marco constitucional, sino
también un cambio en la terminología empleada, reflejando con rigor lingüístico la
concepción actual de parentalidad fundados en principios de libertad , Igualdad y
solidaridad, planteando en términos horizontales las relaciones entre todos los miembros
de la familia.

Podemos afirmar que las disposiciones contenidas en el Nuevo Código Civil y Comercial
Argentino, en materia de familia, han puesto especial atención al desarrollo creciente de
los derechos humanos, otorgando la protección jurídica reconocida a cada uno de sus
integrantes, sustentada en la autonomía, el pluralismo y la responsabilidad.- teniendo como
estandarte el Interés Superior del niño, y su Autonomía Progresiva.

CONCLUSION

A lo largo este trabajo se puede extraer como primera medida, que ante la ruptura de la vida
familiar, y del proyecto de vida en común que tenía la pareja , las circunstancias y la vida
de todos sus integrantes, da un giro importante, determinando la adaptación del grupo
familiar a una nueva situación, en la que deviene imprescindible mantener e incrementar el
trato y contacto afectivo entre padres e hijos no convivientes, máxime si hay menores de
edad en el grupo familiar, debiendo el régimen de comunicación partir de un criterio
esencial de que el niño es sujeto (art. 3, inc. a, ley 26061) y no objeto de las controversias
que se desaten entre los adultos, por lo cual se deberá tener presente que aquél estará
legitimado activamente para plantear el reclamo judicial para su efectivización, siendo
protagonista principal del mismo.

Hablamos de trato afectivo entre las partes, y ya tomando al afecto como un elemento
estructurante del derecho de familia, se busca demostrar que desde la perspectiva de las

67
relaciones afectivas, se pueden encontrar soluciones, preservando el vínculo afectivo, que
tienen o tuvieron, y se deben los seres humanos. Lo que busca este derecho a la
comunicación es establecer derecho fundamental que se deben los integrantes de una
familia, buscando atender a las necesidades de cada uno sus miembros.

Acá el afecto es la forma en que se optimizan, en el ámbito familiar los principios de


dignidad de la persona humana, no discriminación y de libertad en las relaciones humanas,
debiendo en este caso el Juez de Familia operar no como un autómata sino, un protector de
la Justicia, incluso diríamos como un filósofo, interpretando y procurando la aplicación de
la Ley conforme a sus objetivos y derechos, buscando preservar el ambiente familiar como
el mejor o en el caso de ruptura un ambiente adecuado para la plena realización del ser
humano, fundado en el afecto, la convivencia, la comunicación, asumiendo cada parte
derechos y obligaciones.

Pasando ya hacia la efectivización de este régimen de comunicación. La "debida


comunicación" padres/hijos no convivientes es un derecho subjetivo familiar de doble
titularidad que atañe a ambos, tanto del padre a tener una adecuada relación con sus hijos,
como a estos últimos a tener una verdadera vinculación con el progenitor con el que no
conviven. Una vez fijado el régimen de comunicación, cada uno tendrá sus
particularidades, pues deberá adecuarse a las características de sus protagonistas y demás
circunstancias de forma, lugar y tiempo, habida cuenta que —en función de esos factores—
han de variar las necesidades a satisfacer. Uno de los factores desarrollados en el trabajo es
La edad de los hijos, la cual influye decididamente en la mayor o menor reglamentación de
los contactos. Así, por ejemplo, la adolescencia impone etapas de socialización que se
intensifican a medida del crecimiento; y se ingresa en un procedimiento gradual de
integración en el seno de la comunidad y el joven va afirmando con el correr de los días su
propia personalidad, con una progresiva independencia de sus padres.

La finalidad de establecer un régimen de visitas entre niños, niñas y adolescentes y padre


no conviviente atiende al equilibrado desarrollo de estos últimos, proyectando sus
beneficios no sólo sobre visitador y visitado sino también a los demás integrantes del grupo

68
familiar, ya que la disociación del vínculo paterno-materno-filiar, provoca generalmente
perjuicios que serán difíciles de reparar en la edad adulta , la familia ampliamente
considerada se beneficia con el incremento del trato y el contacto afectivo entre padres e
hijos, por lo tanto la fijación del régimen y ante los incumplimientos tanto el progenitor no
convivientes tiene un abanico de posibilidades descriptas en el presente trabajo, para el
cumplimiento acabado del régimen establecido.

Para una sana estructuración del psiquismo es necesaria, en la medida de lo posible, la


presencia de ambos progenitores o de quienes puedan realizar la función parental. En forma
concomitante, desde esta rama de la interdisciplina se han advertido los graves perjuicios
que puede acarrear para el niño la inexistencia de una figura paterna, los que se pueden
llegar a proyectar en diferentes ámbitos de su vida personal y de relación con sus pares.

En cuanto desarrollamos los daños a la psiquis del menor, hicimos un relato sobre las falsas
denuncias y la existencia del síndrome de alienación parental SAP. Si bien se dice que es
muy discutida su existencia, negada por muchos hasta una suerte de considerar como algo
macabro digamos, una cosa si es cierto, existen progenitores que manipulan a sus hijos,
madres y padres que impiden el contacto de sus hijos con la madre o padre no conviviente.
Progenitores que manipulan a sus hijos para que estos rechacen al otro progenitor. Falsas
denuncias de maltrato infantil y de hasta abuso sexual para “castigar” al padre o madre que
no tiene la tenencia del pequeño. Provocando un daño irreparable a los menores. Lo cual en
este trabajo solo lo explicamos al SAP, tenemos que ser muy cautos y contar con los
profesionales, y de la interdisciplina para determinar la situación por la que está pasando un
menor, determinado ante los estudios necesarios, la problemática y brindarle la ayuda
terapéutica en caso de que este lo necesite.

Con este cambio trascendental para todo el derecho argentino, en esta democratización, y
una suerte de constitucionalidad del derecho de familia, tenemos que en cuenta que los
paradigmas cambiaron, hoy se habla de las familias y en cualquiera que sea su forma,
constituyendo siempre como elemento, fundamental de la sociedad, debiendo procurar el
mismo la protección de sus derechos. Garantizando la máxima satisfacción de los mismos.

69
Por lo tanto al no existir un único tipo de familia, todas las que existen son válidas,
debiendo excluirse aquellas que vulneren los derechos de sus integrantes, debiendo ser
protegidas, dicha protección debe ser integral. Protegiendo todos los derechos, incluso de
los más vulnerables que son los menores, empezando por el derecho a ser oídos y tener una
comunicación con sus padres, incluso en el caso de que no convivan. El Estado Argentino,
al ratificar e incorporar con jerarquía supra legal los Tratados y Convenciones
Internacionales –art. 75 inc. 22 CN-, asume el compromiso de tener una visión pluralista,
de proteger a las diversas formas familiares y a ordenar las relaciones de sus miembros, los
instrumentos internacionales de los Derechos Humanos con jerarquía constitucional,
debemos destacar la Convención sobre los Derechos del Niño, en su preámbulo, la
convención Los Estados Partes en la presente Convención, Reconocen que el niño, para el
pleno y armonioso desarrollo de su personalidad, debe crecer en el seno de la familia, en
un ambiente de felicidad, amor y comprensión.

Entonces podemos extraer que el niño debe ser recibir un trato afectivo, que garantice el
desarrollo y para que el niño ejerza los derechos reconocidos en la convención. El derecho
a ser oído y comprendido tanto por los padres como por el juez en caso de controversia, no
queremos una sociedad incluso una familia donde no exista la comunicación del niño o sea
coartada la misma, por motivos de peleas, o conflictos de los padres en el que solo exista un
silencio, que esta falta de comunicación escape al control estatal o jurisdiccional, no
queremos y no debemos silenciar al menor, tal como dijo Fernando Savater en su nota el
Armagedón “ que se escuche solo el silbido del niño, en la oscuridad para espantar su
miedo”. Estaríamos acá violando su derecho fundamental consagrado en la Convención
Internacional de los Derechos del Niño que es su derecho a la Felicidad, tanto del niño
como de cada uno de sus integrantes.

Para terminar cito un párrafo de la canción de Franco de Vita, titulada “No Basta”

“No Basta con comprarle curiosos objetos, no Basta cuando lo que

necesita es Afecto, aprender a dar valor a las cosas, porque tú no le serás


eterno.”
70
INDICE

Introducción…………………………………………………….…..….…pág.2.-

Derecho a la comunicación……………………………………...….…….pág. 4.-

Derecho de comunicación paterno-filial…………………………………pág.5.-

Hacia la fijación de un régimen comunicacional………………….…….pág.8.-

Determinar el problema “de donde proviene el obstáculo”….….…….pág.18.-

La aplicación de astreintes o sanciones pecuniarias……………..……..pág.21.-

El cambio o modificación del régimen

De tenencia, interés superior del menor. ……………………………….pág. 23.-

La designación de un Tutor Especial……….………….………………..pág.25.-

Condena al resarcimiento de los daños y perjuicios…..………………..pág. 26

Incumplimiento del progenitor no conviviente…………….……………pág26.-

Situación del menor- madurez progresiva

del menor para la determinación del régimen …………………………..pág. 27.-

Consecuencias en la psiquis del menor

“la necesidad de un sano desarrollo”…………………………………..…pág. 34.-

El síndrome de alienación parental…………………………………….…pág.35.-

Daños derivados de denuncias falsas sobre violencia familiar………….pág. 48.-

71
Cuáles son los mecanismos de actuación, procedimientos y procesos derivados de una
denuncia de violencia familiar………………………………………………………pag.50

La aplicación de Medidas Sancionatorias, Penales.

Ley 24.270……………………..…………………………………….……………..pág.55.-

El Cuestionado Documental “ Borrando a Papa”…………………….……………..pág. 61.-

El Derecho a la Comunicación.

En el Nuevo Código Civil y Comercial………..…………………………………….pag63.-

CONCLUSION………………..……………………………………………………..pág.67.-

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CNCiv.,sala K, octubre 26-2000. – “L., M.C.R. c. M.,A. s/tenencia de hijos”. ED 192-494.

Fallos: 315:2834; 321:1124; 322:1792; S.36.XXXI. "Sitja y Balbastro, Juan Ramón c/ La


Rioja, Provincia de y otro s/ daños y perjuicios", sentencia del 27 de mayo de 2003.

CSJN C. 742. XXXIII, "Coco, Fabián Alejandro c/ Buenos Aires, Provincia de y otros s/
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CNCiv. Sala A, 8/7/2005, “Castaño, Enrique H. c. Villagra, Oscar A. y otros”, DJ


19/10/2005, 490),

C. Apel. Trelew, 16/9/2008. “ S.L.M. v. L.E.G. s/Solicita Autorización” MJ-JU-M-39044-


AR.

Expte. 2934/11 – ” E. A. c/ D. O. L. s/ Alimentos ” - TRIBUNAL COLEGIADO Nº


5 DE ROSARIO ( Santa Fe ) – 18/12/2012 . Publicado por elDial.com - AA7D76 el
26/03/2013.-

77

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