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DORA

KRINER

Danzas Precolombinas
de América del Sur
y sus relaciones
con otras culturas mitológicas

licoRREGIDOR
DANZAS PRECOLOMBINAS
DE AMÉRICA DEL SUR
Y SUS RELACIONES CON
OTRAS CULTURAS MITOLÓGICAS
DORA KruNER

DANZAS PRECOLOMBINAS
DE AMÉRICA DEL SUR
Y SUS RELACIONES
CON OTRAS
CULTURAS MITOLÓGICAS

licoRREGIDOR
Diseño de tapa:
Daniel Villalba
A mis padres,
[lustraciones de tapa e mteriores: Elisa Aindi
Ruth Patricia García Boris Kriner

Digitalización
& OCR por:
Biblioteca
Erik Satie

Segunda reimpresión
1ra edición
Enero 2017

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reproducción sin el permiso previo por escrito de la editorial viola derechos
reservados, es ilegal y constituye un delito.
Mi profundo reconocimiento a las doctoras Rita Amodei y Aurora
Beatriz Castro por su generosa y desinteresada colaboración que hiza
posible la publicación de este libro.
Agradezco a todos los Agregados Culturales de las Embajadas y
personal allegado a este área que me facilitaron el material del que
disponían.
Las notas y estudios críticos de diversas fuentes como por ejemplo
"Antropología" que -como es sabido, cubre con las sagas verdades
históricas- me orientaron a rescatar desde el corazón de la tierra de
esta América del Sur, una parte significativa de su acervo cultural.
A Mabel Mambretti por su préstamo de la "Smithsonian lnstitution:
South American lndians".
A Ruth Patricia García por clarificar la lectura de los distintos ritos
a través de sus dibujos.

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INTRODUCCIÓN

Este es un libro de danzas precolombinas de América del Sur.


Es verdad que la historia comienza con la llegada de los españoles,
pero en este continente se encontraban varias culturas instaladas.
No estoy en condiciones de demostrar que estas culturas se inician
en estas tierras o si fueron traídas y conservadas en sus viajes transpací­
ficos. Como escribe Pinard de la Boullaye "Los hechos quedan estable­
cidos, aun en los casos en que nos parezcan inverosímiles".
Tomar conocimiento de sus danzas, sin una tradición intelectual, sin
antecedentes de absoluta confianza, me determinó una situación insó­
lita. Es evidente que los sistemas de estudio de las disciplinas, sean de
historia, poesía, economía o filosofía, entre otras, se estructuran adapta­
dos a su especialidad. ¿Qué método o modelo a seguir, siquiera aproxi­
mado, para conocer un arte cuyo ambiente específico transcurre en el
espacio? Debía relacionar o desechar la correspondencia entre las le­
yendas y las influencias trasculturales. La referencia obligada de las
pinturas rupestres, petroglifos, tatuajes y ornamentación cerámica fue­
ron elementos definitorios en esta búsqueda dificilísima de las danzas
precolombinas.
En el ejercicio de su investigación tomamos conciencia de que los
ritos, mitos y símbolos fueron el sostén de su cohesión interna. Tal vez,
esta es una de las características principales de los primitivos, la necesi­
dad de las formas para dirigirse a Dios. Y, aunque se habla sobre la falta
de escritura de los precolombinos dando por obvia la palabra escrita, en
los diseños parietales encontramos formas de expresión no oral, así
como en sus danzas sagradas o profanas podemos leer, a través de los
siglos, la historia del alma del Hombre.
Dice Christian Zervos en el prólogo de "Las danzas griegas" de
Dora Stratou, que "a despecho de sus cambios perpetuos, económicos y
sociales, el hombre no ha conocido cambios espirituales fundamentales
en la evolución de sus ideas religiosas o de sus ceremonias del culto y
de los ritos funerarios que ellos implican".

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La fe es el elemento indispensable para todo acto mágico y permite hrenaturales, cuyas disposiciones antagónicas se encuentran diferente­
captar aquello con lo cual se tiene afinidad. mente asociadas.
Los platónicos habían afirmado que en el mundo arquetípico, todas Orientado el acceso a estas danzas precolombinas por la vía espiri­
las cosas están en todo, adaptadas a las posibilidades receptivas. Las tual, creció el nivel de mi propio enigma, ¿por qué abocarme a tamaña
danzas precolombinas reflejadas ¿estáticamente? en el arte rupestre, en empresa?
:a literatura de sus leyendas y en el despliegue de sus rituales, constitu­ En los últimos tiempos viene presionando la búsqueda angustiosa de
yen una fuente de comprensión de civilizaciones olvidadas o ignoradas. nuestra identidad. Aspiramos a ser originales. Somos receptores y tras­
De acuerdo con la equivalencia del valor simbólico y formal entre misores inconscientes de experiencias y conocimientos de origen mile­
las danzas-ceremonia halladas en la América Precolombina, y las de al­ nario. En la variedad de nuestro quehacer artístico respondemos a anti­
gunas regiones de Oriente y Siberia, comprendemos al arqueólogo e guos patrones culturales en los que subyace latente el articulado de otro
historiador Contenau cuando dice; "Que los primitivos y orientales po­ lenguaje danzante. No sé si nuevo, pero que resulte americano.
seían una técnica de pensamiento con garantías de acierto, pues nunca Había que asumir y enfilar, con sus riesgos, hacia nuestros orígenes,
hubiesen podido sostenerse los colegios de adivinos y magos de Meso­ establecer, sensible, un puente en el tiempo con mis ancestros, tratar de
potamia sin un porcentaje positivo de éxitos" y a Gastón Bachelard rescatar para esta, mi época, su espíritu y su pensamiento. De acuerdo
cuando pregunta "¿Cómo podría mantenerse una leyenda y perpetuarse con la expresión de Plotino, "El ojo no podría ver el Sol si no fuese en
cierto modo un Sol".
si cada generación no tuviera razones íntimas para creer?"
Estamos entonces dentro de la Ley de Correspondencia.
De modo que este "espacio sagrado" constituido por su liturgia má­
Este es, después de siete años, el resultado.
gica, prolongado en una continuidad que aunaba lo trascendente de su
Por lo menos puedo ofrecer a aquellol> que les interese o quieran
existencia cósmica con el entorno fortuito de otra geografía, fue la
profundizar más allá de los datos que pude obtener, este Pegaso para re­
danza. En ella, como en una esfera votiva, animan y corporizan el espí­ encontrarse con las danzas precolombinas de América del Sur, libres
ritu de la religión, en ella centran y concentran su poder, porque en su del peso del tiempo que las tuvo a la sombra.
totalidad el Hombre ha construido un Mito con el Hombre mismo.
Las comunidades precolombinas agrupadas por la unidad funda­ Dora Kriner
mental de su mística deambularon hasta hallar el marco propicio, y con
sus manos fueron elaborando una "geografía visionaria las formas del
misterio y las preguntas sin respuesta que les acompañaron desde siem­
pre. De cualquier manera, el hombre, hacia donde mire o se dirija,
colma sus necesidades, genera sus insatisfacciones y juega con los sím­
bolos que lo representan. Sacralizaban el campo, una piedra era un altar
y un árbol con aspecto amistoso un altar vegetal. A lo lejos el Sol y la
Montaña que lo cobijaba hasta su aparición, estaban entre los dioses
mayores. Todo el mundo conocido y alguna parte del otro integran ese
mito del hombre, que, como su inteligencia, maneja espacios limitados.
En las danzas precolombinas no existe la danza pura. Es decir el
goce del movimiento por el movimiento mismo. Todas las manifesta­
ciones y sus registros, en la piedra o en la piel o en la alfarería tienen su
base en la motivación sagrada o profana. No se mueven ni gesticulan ni
se disfrazan sin un impulso que los vincule a la tierra o a las fuerzas so-

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ARGENTINA

PREHISTORIA

De acuerdo con los antecedentes arqueológicos el ser humano ha­


bitó el extremo sur de América hace alrededor de once mil años. Suce­
sivas tribus de cazadores vivieron al resguardo de cuevas emigrados
desde el centro del continente. Son los antecesores de los Haush y de
los Selknam. Para sobrevivir habrían luchado con otros grupos y su me­
moria fue formando la mitología indígena indicando a Kuanip como el
héroe de la leyenda de los cazadores terrestres fueguinos.
Selknam (onas) constituían una tribu nómade de cazadores. Tenían
manifestaciones muy importantes de canto y danza relacionadas con lo
sagrado. Acostumbraban pintarse diariamente y su alta y erguida esta­
tura señalaba signos y colores con sentido estético y observación reli­
giosa.
Entre sus mitos se hallan los episodios de los howenh o semidioses
que se fueron convirtiendo en todas las formas de la naturaleza que les
rodeaba, árboles, montañas, ríos, estas deidades que originariamente
habitaron la isla, Tierra del Fuego, tenían también al Sol, su esposa la
Luna, y su hija, el Canario, el Viento, la Nieve, el Delfín, la Bandurria
y el Cormorán. Estos howenh no morían, cuando se sentían fatigados
realizaban una danza circular, luego la iban cerrando en espiral y una
vez en el centro de ella volvían a revivir recostándose sobre la tierra y
cada uno de ellos pertenecía a alguno de los cuatro cielos, los puntos
cardinales.
El mito que conservaron durante mucho tiempo, es el de la matanza
de las mujeres. Estas tenían dominio sobre los hombres haciéndoles
creer que una serie de espíritus que habitaban en una choza ceremonial,
podrían causar la muerte de alguno de ellos si se les acercaban dema­
siado. Estos espíritus causaban terror a los hombres con sus máscaras y
sus pinturas y sus danzas maléficas.
Este fraude fue descubierto por el Sol a raíz de la risa de un espíritu
que se burlaba de los hombres porque éstos debían cazar, atender a los

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niños y otros quehaceres femeninos. El Sol comprobó que las indígenas C Superpuesto a las otras pinturas "se caracteriza por una acen­
se lavaban sus pinturas corporales y se desenmascaraban, comunicó el tuada esquematización y por la preponderancia de formas geo­
engaño a los hombres y "sobrevino la matanza de la cual no escapó nin­ métricas, zigzags, clepsidras.
guna mujer que hubiese empezado sus estudios de hechicería". La En la Cueva de las Manos Pintadas, ubicada en el Alto Río Pinturas,
Luna, que era la bruja más poderosa fue perseguida hasta ql!e se re­ en la provincia de Santa Cruz, se observan, según confirma la Direc­
montó al cielo. Desde entonces el Sol la sigue y cuando parece alcan­ ción Provincial de Turismo, tres niveles culturales, abarcando del 7370
zarla, ella se oculta en el horizonte. antes de Cristo al 1000 de nuestra era. La primera época de los negati­
Esta ceremonia-danza fue recordada anualmente para mantener a su vos de manos y representaciones de guanacos en colores: negro, ocre,
vez a las mujeres dominadas por el terror. amarillo, rojo claro y violáceo.
Así los Selknam se transformaron en un patriarcado. La segunda época 5430 al 1430 antes de Cristo presenta la novedad
Arte Rupestre: Una invocación mágico-religiosa que precedía a las del predominio del blanco; las manos son finas y algunas incluyen el
ceremonias, originaba las pinturas rupestres halladas en la zona austral antebrazo y, como caso poco frecuente de las 821 registradas, sólo 31
de nuestro país. pertenecen a la mano derecha.
Las investigaciones realizadas en distintas áreas de la Patagonia por La tercera época del 1430 a.C. al 1000 d.C. ofrece la utilización del
arqueólogos argentinos, españoles y de origen germano remarcaron las rojo intenso y motivos geométricos, zigzags, triángulos opuestos por el
· etapas de su antigüedad y su variada imagen artística. vértice, manos en color blanco sobre fondo rojo y figuras humanas es­
Se destacan dos clasificaciones importantes, la del profesor Osvaldo quemáticas.
F.A. Menghin (Estilos del arte rupestre en la Patagonia, 1957), el pri­ Es evidente la analogía entre estos dos procesos cuyas concepciones
mero es el negativo de manos, pintura aplicada "alrededor del contorno responden al vínculo mágico entre el hombre y su entorno, manifestado
natural de la extremidad apoyada sobre la superficie rocosa", que data en una creación concreta de un intelecto primitivo.
del siglo nueve antes de Cristo. Este estilo se complementa con puntos,
Vamos a encontrar las mismas relaciones aplicadas en sus principios
líneas rectas y circulares.
rundamentales en los bailes indígenas de algunas tribus que combinan
2º Escenas de caza y danza con siluetas de guanacos.
en el movimiento sus raíces en la tierra y su enlace con los cielos en la
3º Aplican la técnica del grabado por percusión o incisión, predo­
unidad de la danza con la cual, ellos aspiran a estar en el centro y reci­
minan huellas de ñandú y felino.
4º Desarrollan el estilo de paralelas; grecas que está diseñado por bir de ambos los atributos potenciales.
trazos almenados o escalonados (de influencia agroalfarera del Mapuches: Las danzas son por Jo general rituales y están ligadas al
noroeste argentino desde el siglo V de nuestra era); en su postri­ comportamiento religioso de la tribu. Mircea Eliade describe al perso­
mería ofrecían la modalidad de miniaturas. naje especial que es el sacerdote o "Chamán y machi son sinónimos en
5º Miniaturas. cuanto a rol y función. El machi o fileo es el depositario de la historia
6º De símbolos, de acuerdo con la clasificación de Menghin se de­ de su pueblo, su guía espiritual, un gran adivinador del destino, un rela­
fine por "complejas formas curvilíneas o por sus figuras antro­ cionador de los sucesos terrenales y el reino celestial, pero en la actua-
pomorfas esquemáticas". 1 idad se ve mermado su ascendiente político de guía sobre el grupo".
En "Investigaciones arqueológicas en la Cueva de las Manos", sus Entre los ritos están el guillatún o kamarihún. En forma de oración
autores Gradin, Aschero y Aguerre resumen en tres grupos estilísticos colectiva realizan una danza casi estática para dirigirse a los dioses y
las variables descubiertas; pedirles que no haya sequías, ni tengan amenazas de muerte, para evitar
A Por la representación realista de escenas de caza, a las que se los temblores y las enfermedades, acortar el exceso de lluvias, etc.
asocian negativas de manos. A este fin acuden a las cimas, para estar entre el cielo y la tierra, a un
B Formado por la impresión de manos y guanacos. lugar llamado santo en cuyo centro se encuentra Dios.

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" I ,. 1 � p legarias", son i n vocaciones orales a los dioses; participan ma­ 1 10s participaban del baile cantando en 1. oro. Tomados de l as manos, el
¡ 11 1c h c s e i n v i tados. ¡ >1 L' derecho iniciaba lateralmente tres pa ,itos, el cuarto paso lo levan­
" La s o fre n d as", los primeros productos naturales se ofrecen; el l a ha la pierna izquierda flexionando signiúcativamente la rodilla dere­
1 1 1 a í1,, manzanas, piñones, papas, etc. d 1 a . La cabeza en dirección hacia atrás permitiendo enfrentar l a cara
" D a n zas mágicas y músicas" ; la muchedumbre formada en dos l i : 1 c i a el cielo, en el momento de alzar l a pierna izquierda. Con los tres
rilas, baila l ateralmente de este a oeste, acompañados de los instrumen­ ¡ i: 1 s i 1os breves, l a cabeza podía girar libremente a derecha e izquierda.
tos t ru t rucas, pifilkas, norquín, kultrún y otros. l 1 1 t c rcambiando el lugar e integrando otra rueda, prolongaban el cere-
festiv idades; todo acto culmina en una gran fiesta con danzas profa­ 1 1 1onial hasta el alba.
nas. " La historia real supera la ficción", afirma el arqueólogo Helmut
Los mapuches tienen otras ceremonias mágicas; a�emás d e l a ini­ Von Schindler, mientras levanta en sus m anos un trozo de piedra de
c i ación del nuevo fileo que es una fiesta religiosa, el Neicurewén, ob­ 1 1 nos 1 5 cms. de largo. Una antiquísima pieza arqueológica precolom­
servan dos de m agia b lanca, la primera para aliviar a un enfermo con l li na, sobre la cual, cuidadosamente trazados con algún pinzón u otro
hierbas medicinales y la segunda es l a rogativa para atraer al espíritu 1 1 11.:dio, la palabra (pesaj) que en el viejo idioma arameo significa Pas­
del antepasado que protej a a l a tribu, ésta ú ltima se efectúa al pie del rn a. La provincia de Córdoba era una babel idiomática indígena. Todo
rewue o altar antes de la salida del sol . La primera es el ritual Machitún rnmienza con el sacerdote italiano Miguel Angel Mossi que vivió en el
y la segunda es el Pillantún. < 'h aco estudiando lenguas indígenas. Éste afirma: que las tribus "ata-
Trafkintún es la ceremonia de magia negra para cambiar a un con­ 1 1 1 i ski", hablab an una especie de dialecto con muchos términos del anti­
denado a muerte por la acción maléfica del brujo. La magia consiste en ¡ · 1 1 0 arameo. En Santiago del Estero se hal l aron torteros con inscripcio-
que el fileo o m achi desplaza hacia un pariente cercano la acción mor­ 1 1cs en arameo. "Además, agregó, esto es una copia de una brújul a feni­
tal. c i a encontrada en Santiago del Estero. Se colocaba durante la larga na­
Tal vez el Amultupillin sea uno de los momentos más dramáticos de wgación en un plato con aceite en el que flotaba. Dentro de la muesca,
esta comunidad, se trata de inducir al espíritu de un muerto reciente 1 1 1 1 j u nquito tratado con m aterial magnéti co que m arcaba el rumbo.
hacia el camino del otro mundo (al kulchenmayeu) que queda al otro 1 l acc unos 2.600 años. La pieza con l as letras en arameo proviene de
l ado de los mares. 1 1 1 1 0 de mis viajes por las cuevas del monte Uritorco".
Podemos cl asificar como mímicos los movimientos con que se de- Las excavaciones arqueológicas han demostrado que en l a cueva In-
sarroll an estas escenas. 1 il1u asi, en San Luis, vivieron indígenas hace 8.000 años.
Danza de la Foca de los Yaganes de Tierra del Fuego: Los hom­ Petroglifos Diaguitas : En el área sud de la provincia de San Juan se
bres en cucli l l as se balancean de atrás hacia adel ante, llevan el vientre a h a llan figuras masculinas desnudas o portando grandes plumas en su
derecha e izquierda, se rascan el pecho y l as axilas y gruñen. ( ' a hcza, h uellas de pumas; l a presencia de l as llamas es l a más común ;
Petroglifos y pictografios, Cerro Colorado, Córdoba y San Luis. " g nos geométricos, círculos con o sin punto central, triángulos, curvas,
Tribu de Comechingones: De gran valor artístico y etnográfico, estas 1 1 g-zags, l íneas rectas, etc. En algunas partes esta mezcla ofrecía, por
pictografías y petroglifos fueron descubiertas en l a provincia de Cór­ ,1 1 u bicación, un ritmo espacial coherente, una frase organizada coreo-
doba por el poeta Leopoldo Lugones en el año 1903. Las figuras, hom­ ¡ · 1 : 1 1"i camente.
bres y animales, están pintados con rojo, b lanco y el predominio del En sus bailes fúnebres los Diaguitas observaban fijamente el cadá­
negro. La manifestación geométrica es similar a l as hall adas en otras vn, aproximábanse lentamente, la form a irregular se convertía en una
áreas. Las danzas sagradas dedicadas al Sol y a la Luna eran de natura­ 1 l ll l d a al rededor del muerto. El carácter belicoso de esta tribu se ponía
leza festiva, proyectaban su agradecimiento por la luz, el calor y atribu­ rn e videncia en el rito sepulcral. Al son de quenas de caña o barro,
tos de estas deidades que les salvaban su subsistencia. Al atardecer co­ 1 · vc ntualmente de piedra, evocaban las alternativas sobresalientes de la
men zaban a formarse rondas mixtas, hombres, mujeres, niños y ancia- , 1l·t m1ción del difunto. El grupo que se había acercado inicialmente dan-

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zaba. Inclinaban la cabeza y levantaban la pierna derecha, al apoyar Dios, amado y protector de todos. El culto a este mito tenía grandeza y
nuevamente en la tierra el pie, lo volvían a movilizar hacia adelante y · n su devoción había entrega y alegría.
sus vecinos hacia atrás. Este adelantar un paso y retroceder de los otros Con Zupay, término en lengua quichua, incorporado por influencia
nativos, diseñaba una doble circunferencia. Alzaban los dos brazos gi­ I nca, la relación con el indígena ofrece dos variables importantes: vene­
rando el torso hacia el centro, los que integraban la ronda interna, como ración y temor. Zupay, o lo maligno aparece como un gran toro negro,
señal de compañía y protección al finado y, hacia afuera los de la ronda feroz, con cuernos enormes o, en un proceso transformista se revela con
externa, posición de defensa de demonios y enemigos. a specto humano, con estatura desmesurada y sus infaltables cuernos, o
Se repetía muchas veces hasta que el hechicero tomaba una más­ se corporiza en un viento huracanado. A Zupay, según Garcilaso, jamás
cara, de madera o de piedra, se la colocaba sobre su rostro indicando nombraban sin escupir primero.
que la finalidad de la ceremonia estaba cumplida. Se festejaba con gri­ Los rituales tenían lugar en la ladera de un cerro cuando se trataba
tos y saltos y mucha bebida alcohólica, aloja y chicha, que los transfor­ de derretir la nieve, para pedir que llueva y se fecunde el campo. En una
maba, haciéndoles sentirse indomables y desenfrenados. de las pinturas rupestres se encuentra a Zupay con figura humana con
Según las fechas se combinaba con el rito de la fertilidad, con mú­ cuernos, sentado en la parte alta del cerro, las manos están apoyadas
sica de pincullos, cornetas, etc. Se vestían con túnicas de lana adornada sobre sus rodillas, los codos giran hacia afuera. En la base del promon­
con motivos geométricos. Usaban ojotas. El cabello largo y a menudo torio una fila de llamas espera ser sacrificada, están entre Zupay y una
trenzado. Se pintaban el rostro. La iniciación de los varones se reali­ hilera de doncellas tomadas de la mano. La escena es impactante, dete­
zaba con el brujo que les practicaba la circuncisión. Con significado fí­ nida en el tiempo de la piedra, la danza asegura la ofrenda. Al unirse
sico y esotérico, los diaguitas cantaban, bebían y bailaban este evento forman un cerco que impedirá escapar a las bestias. Las jóvenes cum­
hasta el desborde orgiástico. plen una voluntad mágica, sin soltarse las manos, flexionan las rodillas,
Los movimientos eran por lo general individuales, a medida que giran hacia su izquierda y luego hacia la derecha, conservando esta fi­
transcurría el tiempo y la bebida producía mayor efecto, comenzaban a gura dan saltos breves hacia las llamas, primero, alentándolas para
entrechocarse, sin orden ni deliberación, surgían los contactos y los acercarse a Zupay, continúan con inclinaciones laterales del torso, brus­
gestos eróticos. cas y en aumento. Los animales se aproximan a Zupay como por un
De los Quilino o indios Sanavirones se tienen informes escasos. sortilegio, ascienden hasta desaparecer, entre tanto el Demonio, miste­
Habitaban en Santiago del Estero, en el bajo Río Dulce. riosamente se desvanece en el aire. La danza se detiene, las manos se li­
Por tradición oral transcribimos una de las liturgias más comunes beran y levantan los brazos para cerrar formalmente este conjuro propi ­
entre ellos. Tenía lugar en distintas situaciones, el nacimiento, la puber­ ciatorio.
tad y otros sucesos familiares. Una mujer enmascarada con la piel de un Zupay es una deidad que tiende a anudar acuerdos, cubre de dones,
tigre bailaba -para provocar la presencia de Zupay- una danza felina riquezas, poder y dominio a aquellos que, en cambio, al morir le entre­
imitando con su cuerpo el paso, el alerta, el agazaparse y saltar de la gan su alma. Estos pactos se concretan en cavernas. El Demonio ejerce
bestia; a su alrededor los demás concurrentes respondían bailando y su cátedra maléfica en grutas laberínticas o salamancas, cerradas, secre­
cantando el llamado al Demonio. Previamente habían construido un tas. Les ilusiona con hechiceros maliciosos, les obliga a participar en
cerco de ramas de guayacán, con hurones, papagayos y lagartos y una sesiones de brujerías y de sacrificios incruentos en medio de serpientes,
vieja desnuda con pellejos de tigre. iguanas, lechuzas, etc. Descargas contradictorias de terror y de triunfa­
Santiago del Estero: La ambivalencia humana que se manifiesta en lismo resultaban estos aquelarres, excitaciones instintivas, fantasías
"lo bueno" y en "lo malo" ha inspirado, según constatamos del estudio morbosas explayaban su satisfacción en exhibiciones sexuales. Bailes
de los relevamientos antropológicos, la organización de los cultos. sin máscara para recibir los beneficios temporales · por intermedio de
El principio invisible, positivo, creador del universo, era adorado este infierno y la colaboración del alucinógeno, impulsaban al mayor li­
como Todopoderoso. No tenía templos ni imagen. Inti, Pachacauano, bertinaje.

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Como se posa en las ramas más altas de los quebrachos, se le invoca su cuerpo con cera, poniéndose plumas variadas de gallina y de pavo.
en la cercanía de estos árbo les para rogar por los favores de las lluvias. Trastocó las partes normales del físi co, algo de lo delantero apareció en
Es por la noche que tiene lugar esta ancestral ceremonia, pues el Nina­ los costados, su rostro debajo de la espalda y el lugar del trasero enci ma
Quiru, es el transportador del Fuego, el que tiene acceso a los espacios de l a boca del estómago, entre las costillas y el vientre.
celestes . Atraían su atención gol peando los pies contra la tierra, le lla­ El día previsto para esta prueba, se congregaron en la plazuela las
maban con la práctica de l movimiento de manos, aplicando una contra •entes de la zona. Zupay se entremezcló con ellas, sólo veía indígenas
otra, del tipo del apl auso; combinaban los ritmos. Para evitar los aspec­ y animales comunes . Un ave le llamó la atención por un momento, ésta
tos amenazadores y demon íacos , t rataban de atemorizar y mantener ale­ con pasos cortos se movía extrañamente, levantaba una pata que pare­
jados a los espíritus de l m a l , que podían enfrentarlos convirtiéndose en c ía una mano, cuando avanzaba, resultaba que retrocedía, pues tenía el
vampiros , dragones, bruj os o diablos; con gritos alternados o al unísono !ra sero muy alto, al ir a mirarla pensando que la vería de frente, el De­
y aumentando la velocidad en el golpeteo de manos. Al acudir el Nina­ monio se engañó, pues el ave parecía estar con la cabeza hacia el suelo.
Quiru , la l uz que irradiaba desde l o alto del árbol, divinizado en esos Sin descubrir la impostura, di spuesto a no perder más el tiempo, que ya
momentos , acallaba los gritos y la danza alteraba su ritmo. Inclinaban se acortaba, se apartó de esta mimo-danza, buscando el alma que espe­
la cabeza y doblaban hacia adelante el torso al tiempo en que sus manos raba ganar.
cubrían parte de la frente y de sus ojos . Calmo y dichoso, con el logro Con las primeras sombras la comunidad di spone diversas comidas y
esencial del hombre primitivo de acceder a través del Pájaro de Fuego
bebidas . Se sienten fuertes, al "Adversario Maligno" no le temen, per­
a l triunfo sobre lo maligno y la mejoría de su subsistencia, el baile les
dió la partida. Se alegran y festej an la audacia e inteligencia de la mujer
acercaba al quebracho, identificándose con su poder, con el cuerpo se
que confundió a Zupay. Conservando el disfraz, ésta se erige en la con­
abrazaban a él y le extendían los brazos por sobre su corteza, con emo­
ductora de un corro que imita sus gestos , repite los realizados frente al
ción religiosa, retrocedían y los demás participantes se rendían a su vez
Diablo, los demás la siguen, la protagonista da por terminada la farsa
a establecer contacto con esta energía sobrenatural.
Es interesante destacar que esta danza de la vida superior o secunda­ colocándose en "cuatro patas", con l as manos en la tierra, ridiculizando
riamente, danza-iniciática, abstiene de finales gastronómicos o libacio­ l a huida fracasada del Demonio. Todos copian esta ú ltima pose con
nes de chicha, que van por lo general, unidos a las fiestas comunitarias . risas y chillidos muy agudos.
La leyenda explica la ejecución de una danza-magia que personifica Entre los pájaros mágicos se encuentra el Nina-Quiru, del quichua:
a Zupay como un viento tempestuoso que se resuelve en tornado. Pare­ Nina=fuego; Quiru=diente. Enorme, famoso por antiquísimos relatos,
cido al baile de los derviches que giran sobre sí mismo hasta el alum­ es precursor de rayos y tormentas. Está entre aquellas aves guardadoras
bramiento del trance, pero con finalidad distinta, una joven describe, del Fuego, de las piedras l uminosas con dones sagrados. Como vuela
sobre la base de agitadas vueltas, contracciones laterales del torso, cuyo tan alto que se acerca al cielo, lugar en que habita, nadie puede cazarlo
impulso la desplaza primero, en una línea quebrada en zig-zag, intensa ni amalgamar su poder con el coraje del que lo atrape.
y creciente la fuerza la introduce a generar un círculo que una vez ce­ Avalados por su publicación en el libro "Guiliches" (Tradiciones,
rrado, la derivaba en una inversión de la serie; es decir, retomaba el zig­ leyendas y vida de los indios del Sur) editado por el Instituto Dr. Pablo
zag hasta vol ver a l punto inicial, la inclinación del torso se desdibuj aba, Cabrera y por el relato de un testigo presencial, el Sr. Lázaro Flury,
el "tornado" se detenía. transcribiremos algunas de estas danzas cuya estructura nos confirma la
Zupay, cuya traducción del quichua es "Adversario Maligno", es intención del hombre de expandirse, honrar a las fuerzas naturales y
susceptible de ser burlado. En una apuesta una mujer le desafió a en­ mantener con ellas un puente permanente de poder.
contrarla y reconocerla (Departamento Atamisque, Santiago del Estero) El "Ñueprun" (Danza araucana) : De carácter agrícola-religioso
si lo lograba, el Diablo tenía plazo hasta el atardecer del mismo día, ga­ destinada a festejar la cosecha del molle y quincó con que fabricaban la
naba la apuesta y se apoderaba de ella. Con astucia, la campesina cubrió aloja o pulcú .

22 23
Hombres y mujeres forman cuatro filas de uno en fondo que \ L' El Selalmal Dalemata; que significa dar muerte al Espíritu del
miran de frente, equidistantes entre sí. A los sones de la música, (co m ­ Mal, (presenciada en El Pintado y Santa María): Esta es una danza ri­
puesta por cultrún o tambor, e l nolquin y la corneta de caña colihué y a tual toba destinada a anular las influencias malignas. Es sabido que esta
veces hasta guitarra) avanzan en diagonal, la primera hacia la tercera y comunidad atribuye todas sus desgracias a los genios del Mal y esta ce­
la segunda hacia la cuarta en un doble movimiento: un paso con los pies remonia tiene por objeto el aproximarlos para darles muerte.
a ras del suelo y otro con un salto en horqueta. Al llegar la 1 ª fila al El hechicero toma ubicación sentado en cuclillas, con un tambor
lugar de la 3ª y la 2ª al puesto de la 4ª y ésta y la 3ª a los sitios de la 1 ª y para marcar los movimientos de los seis indios que giran en su torno,
3ª se invierte el movimiento y luego la 1 ª pasa a ocupar la parte en que armados de arco y flechas. Al mismo tiempo el "aiawú" (hechicero)
se halla la 2ª y la 3 ª el lugar de la 4ª y viceversa. maneja con una mano un bastón de letinic (árbol al que se Je atribuyen
Los cuerpos tienen en esta danza flexiones especiales y siempre los virtudes sobrenaturales) que tiene este poder mágico obtenido por el
de una fila son distintos al movimiento de las otras. contacto con huesos de algún brujo famoso o por haber pertenecido a
En la 2ª figura, que es la final, todas las filas forman una rueda y un mago de gran renombre, etc.) el primer movimiento es de sigilo y
danzan en círculo en punta de pies, invirtiendo la dirección en cada constituye algo así como un canto de sirena, destinado a engañar a los
vuelta. incautos espíritus malignos para que caigan en la celada. Lentamente el
Los indios de Sierra Colorada, Laguna Rosario, Cerro Centinela y hechicero golpea el tambor con una mano y maneja el bastón con la
Tecka del territorio de Chubut cultivan aún sus fiestas tradicionales otra, canturreando una letanía con mucha dulzura y suavidad, en tanto
entre las cuales se cuenta "El Camaruco" que es la más antigua. los indios giran al paso a su alrededor, ocultando el arco y la flecha. Es
Actualmente los araucanos la llaman "augún prún" que significa creencia que estos hados funestos son sensibles a las melodías lentas y
"Ahora bailar". prolongadas y no tardan en acercarse. Cuando esto ocurre, el hechicero,
La Danza del lvopé (algarrobo), Danza Chiriguana: Ritual que que es el único que tiene el don de verlos con sus ojos, lo anuncia ba­
se iniciaba con la recolección de la algarroba, no tenía conclusión hasta tiendo el tambor a revuelo y los indígenas echan a correr en torno gri­
que la cosecha finalizaba, es decir que se bailaba todo el tiempo con el tando: Achocaná idik. Achocaná idik (Acércate amigo. Acércate
estímulo de la aloja acentuándose el exceso hasta la orgía. amigo). A estas palabras amistosas se acercan los perturbadores de la
Constaba de cinco movimientos principales: paz aborigen y se meten en el círculo alrededor del "aiawú", quien Jo
1º Balanceo rítmico en grupos. anuncia con golpes acompasados que significan: "Aprepararse". El
2º Movimientos escultóricos del cuerpo. grupo entonces gira agazapado tocando el suelo con las puntas de los
3º Gestos con el torso. dedos de las manos, en disposición de acecho; cuando los espíritus han
4° Movimiento de caderas. tomado ubicación en el recinto el tambor cambia y se escuchan golpes
5 º Movimiento de cabeza. sordos y largos que ordenan: "Chiknac" (Flechas). En el acto las fle­
El primer movimiento era muy variado, pues admitía la improvisa­ c has asoman tensas y a una señal en el momento oportuno todos dispa­
ción personal. ran y las puntas se hunden en la tierra donde quedan simbólicamente
El segundo podría sintetizarse en pasos muy lentos y con intervalos c l avadas como corolario exitoso de la paciente y laboriosa ceremonia,
de uno a otro. Representaba posturas rígidas. luego los tobas corren velozmente alrededor del círculo, agitando los
El tercero lo constituían los movimientos del cuerpo muy variados y ;1 rcos y gritando "Sel almal Dalemata" . . . señalando con orgullo las fle­
distintos. c h as clavadas, cada una de las cuales ha atravesado a uno de esos mal­
El cuarto, según las referencias, no difería mucho de las convulsio­ ditos genios del Mal.
nes electrizantes que aún practican los naturales afro-asiáticos. El Loncomeo (Danza araucana): Es, posiblemente la más antigua;
Y, el último, practicaba movimientos frontales y laterales con la ca­ e ntraba en casi todas las fiestas y en especial como ceremonia ritual de
beza; es decir hacia adelante, atrás y hacia los lados. la entrada en la pubertad o sea el Camaruco y el Huecún Rucá.

24 25
Para bailar el Loncomeo se prepara una pista en forma de elipse, lla­ ve l oci dad en forma de rodillos humanos. Por último danzaban en punta
m ada "regüel", en cuyo centro se ubican los músicos. Lo bailan en gru­ , k pies, girando, corriendo y saltando; igualmente con los talones y la
pos de cuatro girando alrededor del regüel con suaves contorsiones del pa rte exterior del pie, abriendo las piernas y cruzándolas. Podemos ha­
cuerpo. Luego cambi an ese primer movimiento con pequeños saltos, blar de imaginación creativa; el adosar a los gestos recogidos de l a ob­
rápidos y lentos alternati vamente. En l a figura final comienzan los mo­ \c rvación del animal, otros, independientes de toda referenci a; y de téc-
vimientos de cabeza al compás de la pifulca (flauta india); describen 1 1 i ca, por la destreza y claridad de la ejecución que han permiti do des­
con ella semicírculos lentos y luego sacud imientos violentos a tal ex­ ni bir l as distintas figuras que se sucedían.
tremo que dan la impresión de perder la cabeza; acentuados estos giros El Lopogoc o Junta estaba formada por los numerosos espectadores
por las vi nchas que lucen en la frente y los cinturones tejidos que ro­ q u i enes dictaminaban el veredicto del triunfador en ambas exhibiciones
dean el torso. Estos accesori os se uti l i zan únicamente para esta ceremo­ declarándole el más Bravo o Ñaró, es decir, el más integrado con la na­
nia . La parte musical la compl etan con el pi loi loi ( instrumento de t u raleza en la cual vivía. Ritual de evaluación.
hueso) . En la actualidad se ejecutan en los cornetones de colihué. El Nareg Yazotata (Danza del Fuego) del mocobí: Nareg: Fuego.
Algunos cronistas le atribuyen a esta danza un origen guerrero, o de­ Yazo tata: Danza: Esta danza es quizá la más simbólica de l as que
_
mostración práctica a los nuevos adolescentes, de los triunfos heroicos practicaban los mocobíes y abipones. En la actualidad ni la realizan ni
de l a tribu en la cual se sacrificaba a los prisioneros enemigos, cortán­ la conocen. El objeto de ella era dar graci as a Cotá o Yagó por los favo­
doles la cabeza. Su título, Loncomeo, está compuesto por "Lonco - n.: s que la tribu h abía recibido y al mismo tiempo pedir nuevas gracias.
"Cabeza" y "Meu" con acepción de "'Mí" aquí y algunas veces "Baj ar". Danza de carácter religioso en la que entraba el sacrificio de un animal.
El Bravo (danza derivada del "Ñaró" o "Kireín"), guaraní: El Se rendía homenaje y devoción al Fuego que les había sido enviado por
Bravo puede ser chico o grande, de acuerdo con el número de partici­ Cotá en la creación de Nechinic (árbol del fuego, de acuerdo con los
pantes. El grande contempl aba la concentración de varias tribus que po­ datos e informes de "Tradiciones, leyendas y vida de los i ndios del
dían ser diferentes entre sí. El "chico" se efectuaba con los miembros Norte" editado por Ciordi a y Rodríguez en el año 1945) .
de una sola tribu . La base del Bravo trataba de demostrar en su más alto El "Nareg" se practicaba de noche y el fuego se encendía con leños
nivel l a capacidad del vínculo del hombre con su entorno; los integran­ de cosakait y guayacán. A una orden del Jefe de la tribu se iniciaba l a
tes se colocaban frente a frente y comenzaban a cantar turnándose hasta ceremonia comenzando por separar en dos grupos distintos al sexo fe­
llegar al último. En qué consistía este canto? La imitación de las voces menino y masculino. A medida que las llamas crecían, un coro general
de los páj aros, de los animales de la sel va, del viento, y de todos los so­ a u mentaba acompañando el crescendo. En el apogeo, se iniciaba la
nidos que de alguna manera se producen en la naturaleza, la caída del d anza. Simultáneamente los hechiceros reunidos en un rincón, trabaj a­
agua, etc. los matices s uaves, quejumbrosos, chillidos agudos o roncos han para que el ritual alcanzara el éxito esperado. Con amuletos y cala­
organizaban un concierto que desplegaba casi exhausti vamente l a gama veras de caciques y "colegas" famosos repetían: ahí va Cotá nuestro pe­
de la fauna sel vática. A lrededor de los ejecutantes se ubicaba la Junta di do, en ese mapic (árbol) de fuego que llega hasta vos: queremos alga­
(Lopogoc) que juzgaría al ganador del torneo. rroba en el monte . . . o queremos agua . . . o queremos que nos cure de
Cuando habían fi n a l i zado (cosa que sucedía a veces a los dos o tres csta peste etc., según el motivo de la invocación .
días cuando el Bravo era grande) procedían a rivalizar con la habilidad Descripción de la danza: se formaban uno o dos círculos de bailari ­
física y en especial de las piernas. Realizaban, también por turno, imi­ nes alrededor del fuego (según el número) que tomados de las manos
taciones de los mov i m i e ntos de l os animales esmerándose, natural­ g i raban lateralmente, saltando dos veces sobre un pie y dos sobre el
mente, en aquellos que les resultara más difíci l o peligroso, el jabalí, el otro, alternando estos pasos con un salto largo, siempre de costado y
guasuncho, avestruz, el tigre, etc. Ahora bien, y esto es lo más intere­ ci nco saltos sobre un pie. Durante la danza entonaban una canción a dos
sante; agregaban a estas copias saltos espectaculares continuados, siste­ voces dirigida al fuego; el coro femenino era unísono y agudo y sólo
máticos, saltos en alto y luego flexiones, posición en que giraban a gran emitía monosílabos. El coro masculino era grave, largo y sosten i do y se

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alternaba con distintos ruegos : agua . . . (Vaic), cosecha . . . (Nohemated) 1111a letanía suave y larga, cuyo final es un ee . . . e . . . e . . . e . . . prolongado
o Pescado . . . (Cainarág), según el móvil de la danza. Esta se prolongaba l i.1\
. ta el infinito y modulado en más de diez formas .
horas y horas, y sólo se detenían para beber aloja en homenaje del "Pi­ 1 !sta hermosa danza que tantas veces observaron las estrellas en el
quen" (cielo). l l l i \(Crioso escenario del Chaco, ha sido la danza preferida de los tobas
En el alba, poco antes de concluir este ritual, se procedía al sacrifi­ v parece que sus vecinos, los mocobíes también la conocían .
cio a Cotá. Podía ser una corzuela, un avestruz; éste era arrojado vivo a 1 !s la más poética.
la hoguera con el cual culmi naba la ceremonia en medio de un griterío
enardecido.
Era creenc i a que el humo del ani mal llegaba hasta Cotá recono­
ciendo éste que sus súbditos le veneraban . El coro se deshacía, hombres
y mujeres se mezclaban, se abrazaban y en medio de tumbos y saltos
festej aban la llegada del pedido hasta los dominios del Gran Espíritu.
La aloj a hacía el resto. El nuevo día encontraba a toda la tribu dormida
alrededor de los restos del fuego.
El Guacanic (Danza de las estrellas) ; Guacanic en toba signi­
fica: estrella: De carácter religioso, para los tobas, las estrellas son los
incontables ojos de los Espíritus Mayores. Lo ven todo y lo cuentan a
los genios de mayor jerarquía, de cuyo mundo forman parte. Actual­
mente no se practica, pero hay algunas tribus como las de Yacaeé,
Ugami y otras que a "pedido" lo bailan. Para ello se visten a la usanza
de aquella época lejana; vinchas de plumas de todos colores, taparrabos
de cuero con cinturón tej ido de malla, con docenas de amuletos, chacas
(o pulseras vegetales) en los brazos y en las piernas, collares de dientes,
valvas, etc. El "Guacanic" se real i za sin la i ntervención del "jamanak"
o hechicero.
En noche estre l l ada, el bai le se ejecuta por parejas, sin limitación de
número. Estas avanzan , separadas unas de otras, con movimientos rít­
micos para adelante y retrocediendo, suaves al principio y violentos
después.
La segunda parte consi ste en gi rar sobre sí mismo y en grupo, con el
cuerpo muy inclinado hacia atrás para contemplar las estrellas mientras
se baila y exclamando : Guacanic . . . Guacanic . . . La tercera parte con­
siste en caer lentamente de espaldas y arrojar hacia las estrellas granos
de algarroba, m i stol, palo m ataco, ti mbó, ibá hé (que es un arbusto
común en el Chaco) en señal de devoción y respeto a tantos ojos de
Cotá (o Espíritu Mayor).
Por último, el grupo se reúne en círculo, y siempre mirando a las es­
trellas acompañados por el pin pin o (tambor de palo borracho) entonan

28 29
' Negro
Petrogli fos - Valle de R 10
Petroglifos - Río Maupes

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Petroglifos - Quebrada de Humahuaca, Noroeste argentino


Petroglifos - Quebrada de Humahuaca, Noroeste arg entino

33
32
BOLIVIA

1 os t aq u is, o bailes y cantares, en quechua o el tokko en lengua ay-


m a r a , i n t e graban la liturgia de estas comunidades. Se puede agrupar
las d a n z a s o r i ginarias según el empleo de cueros y plumas como
indumento y el uso de ciertos instrumentos m u sicales. Posteriormente
como colonia modificó algunas de sus formas danzantes y otras se
desdibuja- ron o dejaron de ejecutarse. Pero la introducción del
elemento africano en situación de esclavitud, estableció con el nativo
una corriente de simpatía y solidaridad que facilitó la influencia de la
cultura negra y dio origen a manifestaciones distintas .
De entre las danzas que podemos describir tomaremos la kachua.
La Kachua: O danza del amor. Se ejecutaba en grandes ocasiones.
Jóvenes y muchachas solteros formaban una gran rueda que
giraba hacia la derecha y hacia la izquierda, en estos cambios de
dirección los nativos toman a las indígenas de las manos y otros las
toman del brazo y haciéndolas girar aisladamente, sin llegar a
perturbar el círculo común. Las parejas se soltaban en el momento
en que se internaban por las callejuelas y las atravesaban en fila
mientras zapateaban y se animaban con gritos de alegría.
Los ind ios Charazani, Curva y Chullina utilizan también un círculo
e n cuyo1 ocntro colocan un palo, en la punta de éste atan cintas de mu-
chos colores que caen para ser tomados por los participantes . Giran al-
rededor del palo trenzando y destrenzando las cintas. Se acompañan
cantando en quechua o aymará respondiéndole las mujeres a sus can-
ciones. Hasta el amanecer dura la fiesta. Los instrumentos se utilizan a
intervalos pues es el canto el que rige los movimientos coreográficos .
Los sicuris o sopladores de zampoña o quena están divididos en tres
clases: l o s s u r i -sicuris llevan plumeros en la cabeza, u san polleras
blancas y sobre la espalda un triángulo blanco de paño. Los más impor-
tantes usan e s t o las colgadas del cuello de varios colores. Componen
este grupo a l rededor de catorce bailarines que tocan tres clases de zam-
poñas de disntintos tamaños. En el centro de la rueda un indio disfrazado
de viejo con el nombre de Achachi-kumu, otro de mujer y otro de agri-

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cultor sosteniendo en la mano un torito o un cuero retobado. En algún , 1 · 1 1cia dejándoles gran libertad de movimientos. En la cabeza ostentan
momento el que hace de agricultor simula arar, el que hace de mujer 1 1 1 1 , 1 especie de capa con adornos formados con franjas de plata y oro.
arroja la semilla y dos bufones roban la semilla y el viejo los castiga. La 1 \n sus danzas practican una coreografía algo similar a los qquenas
música es variada y armónica. t 1 1 L' I diseño de las hileras de bailarines y en la formación de grandes

Los laquitas: Portan sombreros adornados con plumas, paños de 1 1 1 n l as.


colores sobre la espalda y tocan cuatro clases de zampoñas de gran ta­ Los Llaneros: Se distinguen por su traje compuesto por un pequeño
maño y de una sola fila. Su número de danzarines es indefinido y les di- 1 11 ,ncho de muchos colores y terminado en flecos, medias de lana blanca
1ige un indio que ostenta sobre su cabeza un cóndor disecado con las y, �obre todo por su sombrero, de copa aplastado lateralmente que le da
alas extendidas que ellos agitan. Su música es entusiasta. , ! \ pecto de una media luna; el calzón, corto hasta las rodillas y calzados
Los Sulka sicuris o yunqueños : Aparecen con ponchos vistosos y , D l l ojotas de cuero crudo. Se cubren el rostro con una máscara de yeso
debajo de éstos su mejor traje. Tocan zampoñas de una sola fila de ocho 1 1 1odclada con la boca en punta hacia adelante en actitud de silbar.
flautas y cajas chicas en forma de tambores, su música es alegre y con 1 in el baile a cada indio le sigue una compañera con una rueca, a me­
ritmos precisos y animados; se la llama ayarichi y está considerada d , d a que danzan mueven la rueca como si estuvieran hilando y los hom-
entre las mejores. Las mujeres que intervienen en este baile varían de 1 ,l l·s simulan con hondas el arrear de las llamas. Estas hondas movidas
tres a ocho. Vestidas con chaquetas de merino de colores y polleras am­ t < H l contracciones corporales y el ritmo marcado con los pies comple-
plias, en la cabeza lucen cintas y chaquiras y en la mano agitan un pa­ 1 1 w 1 1 L an la música de la qquena.
ñuelo. Bailan en fila o formando círculos en el centro de la rueda que Chunchus: En épocas antiguas los salvajes ejecutaban un baile:
forman los hombres. Una de las variables coreográficas es aquella en < ' h u nchus. Sometidos por los kollas, empezaron a imitarles en el
que los indios cambian de dirección y dejan que las indias sigan dan­ ., t ul· ndo, y en la oportunidad de sus fiestas se cubrían con plumas y les
zando solas. Las mujeres, para evitarlo no apartan su vista de los pies de 1 1 1p i a ban sus pasos. Con la conquista las plumas que ostentaban orgu­
los bailarines. Esta secuencia se apoda chilliuapaqui o ruptura de paja. l l o�amente eran blancas. Los danzantes lanzaban flechas con la exigen­
Los Choqquelas : Con un cuero de vicuña sobre la espalda termi­ ' 1 . 1 de la música. Posteriormente transformaron sus plumas en polleras
nada con horlas de colores y trozos de cintas; pollerines de lienzo
di' terciopelo, cortas, de colores vistosos por el bordado con hilos de
blanco almidonado, copa de los sombreros rodeada de plumas blancas o
, 11 1 i y plata y por las muchas lentejuelas. En el lugar del sombrero de
rosadas. Dos o tres bailarines portan en sus manos zorros y vicuñas di­
p l u ni as usan un aro de cartón u hoja de lata, cubierto de cintas y algunas
secadas a los cuales hacen hacer representaciones en los intermedios
p l 1 1 l l litas . La camiseta y el pantalón corto están igualmente bordados.
como si fueran a ser cazados y se defendieran luchando, otras veces lle­
''t· 1 ·s llama actualmente chunchu-sicuris y son una derivación del baile
van los kusillos: el uno el zorro y el otro un asta y un cordel. Las indias
se dirigen con preguntas irónicas a los cueros de animales de los dan­ ,1 1 1 1 nior. Entre los cambios figura también "la flecha" sustituida por una
zantes y éstos le contestan a través de la bestia. Finalizan ahorcando al 1 . 1 h l i 1 a con un mazo de plumas y cañitas que hacen chocar contra la ma­
zorro con danzas de triunfo y alegría. Todos los bailarines del grupo dn a para simular el silbido de la flecha auténtica.
tocan la quena y uno o dos el tambor. La música es monótona y reitera­ l ,a estalla o bolsa con cintas y espejos pegados representa la antigua
tiva y aguda. Los choqquelas cambian de nombre en cada pueblo. 1 ,1 1 1 1 a para las flechas. El señor Arce como Maestro de los Chunchus,
Los Qquena-qquena: Se diferencian de los anteriores en el uso de 1 11 >\ e x plica que resulta difícil describir los movimientos de la danza
las pieles. Chalecos o corazas de piel de tigre o de onza que les cubre el ¡ >t 1 1 q ue cada figura pareciera consistir en tres pasos y detenerse ha­
pecho y la espalda y se amarran a la cintura. Sobre e1 cuero cruza dia­ ' , v 1 1do una pausa, al formar una doble hilera los chunchus alternan de
gonalmente la espalda una ancha faja de plumas verdes y coloradas. , . 1 1 .1 .d frente y hacia adentro, simultáneamente cada pareja se acerca y
Llevan faldas blancas llenas de pliegues que les llegan hasta el tobillo, d q a de manera alternada. Los cambios de figuras se producen con el
anudadas a la cintura de tal manera que al danzar se abren en circunfe- 1 1 t 1 1 H 1 q u e les marcan los sonidos de las flechas.

36 37
Aayarichis: Ritual litúrgico que se cree que es herencia de las anti -
Chiriguanos : Es una danza guerrera derivada de la misma tribu de
guas sacerdotisas que se dirigían al templo para adorar al sol. Se danza
los chiriguanos entremezclada con las de los kollas. Con un poncho de ceremoniosamente con cuatro doncellas tomadas de la mano, dos j óve-
cuero de jaguar que les cubría el pecho y la espalda sostenían en la nes a la izquierda y otros dos a su derecha les acompañan. Ellas, como
mano derecha un garrote y en la i zquierda agitaban un pañuelo. El baile símbolo de virginidad llevan sobre su frente cintas y monedas, en éstas
se desarrolla en una hilera con paso de marcha y blandiendo el garrote últimas llevan grabada la efigie del sol. Sobre sus espaldas usan gran-
en el aire y terminando con un golpe contra el suelo en son de provoca­ des pañuelos.
ción belicosa.
Pallapallas : Danza nocturna que ridicu lizaba a la organización mi­
litar de los kollas. Los Incas fuero n los que crearon este bai le porque los
kollas apodaban a sus guerreros pallapallas. Se disfrazaban con trajes
realizados con tiras de maguey. Por la noche los indios elegían su pareja
y al finali zar la parte coreográfica, ejecutada en base a hileras de pare­
jas formando círculos, simples y dobles, de mujeres y hombres; ya casi
al amanecer se retiraban al bosque o a lugares solitarios donde la com­
pañera les ayudaba a desprenderse de su traje vegetal. Con la invasión
española fue prohibida por la Iglesia, pero los indios continuaron bai­
l ándola algo modificada.
Los Liphes : Baile en que se imita las alternativas de la caza del
huanacu. En el período incaico la caza de este animal se realizaba por
medio del sistema del Chacu, es decir, se encerraba a la bestia en un cír­
culo de indios de ambos sexos, que se estrechaba encerrando al hua­
nacu hasta matarle. Tomaban parte doce hombres y doce m ujeres lujo­
samente vesti dos. Las indias con monteras de anchas faldas ci rculares
en la cabeza y atados pequeños en las manos. Los indígenas sostienen
con una mano varas en cuyo extremo atan redes y en la otra mano las
flautas. Los hombres hacen sonar estas flautas y las jóvenes les respon­
den con cánticos que se van adaptando a cada escena. El huanacu está
representado por u n adolescente que porta una vicuña viva o muerta.
Una vez enlazado y degollado el animal se procede a la distribuci ón
de sus partes; la sangre está representada por el vino, que beben autori­
dades, bailarines y espectadores. El corazón, los intestinos, las carnes y
otras partes del cuerpo son golosinas y dulces con los que se obsequia a
los presentes. La total idad de este baile Liphes, configura un pequeño
drama con ceremonias variadas. Todas las escenas son bailadas al son
de flautas y tambores, desde el descubrimiento del huanacu, su perse­
cución con gritería alegre de parte de los indios y los quejidos del ani­
mal, ofrecen un contraste digno de una obra teatral previamente compa­
ginada.
39
38
BRASIL

"El sujeto amerindio da nombres y les atribuye i ntencionalidad al


d , a , a la noche, al crepúsculo, a las fases de la luna, a los eclipses, a los
l rnómenos hidrográficos, topográficos, a l as funciones somáticas (res­
p i rar, orinar, defecar), a las emociones, a los estados mentales normales
v anormales, a l as rel aciones humanas en general y a la estructura so­
' 1 , t l . Notamos una profunda desproporción acústica entre el sujeto Ka-
1 , 1yá y el autor (W. Vásquez, Investigaciones y Estudios de la Facultad
di· 1 l u m anidades y Ciencias de la Uni versidad de la República, Monte­
\ , deo 1 959). Al notar este fenómeno, el presente observador realizó va-
1 1 , 1 � experiencias para verificar la di ferenci a de acuidad auditiva entre el
•,1 1 1 cto promedio Karayá y el Observador. Cuando el informante Ka-
1 , 1 y á , de nombre Teribré nos informó que un avión se aproxim aba, pu­
d 1 1 1 1os oír el rui do que hacía el motor después de quince minutos . Mu­
' has veces notamos que lo que parecía un monólogo en voz baja, no era
\ 1 1 1 0 una comunicación verbal con otra persona situada e n otra vi­

\ t l' nda. De tal m anera, creemos que puede haber todo un complejo de
l tn: hos fónicos inaudibJes para el oído nuestro, que es un neutro euroa-
1 1 1 nicano. Los Karayá, una sociedad ágrafa del Mato Grosso" .
Este excelente trabajo de campo reali zado por el licenciado W. Vás­
q 1 1cz, nos permite arriesgar la deducción, en el tema que nos ocupa -la
d , 1 n za arcaica- de que nos hallamos frente a una percepción de imáge­
, w � cuyo desarrollo y comportamiento creativo posee una extensión
, 1 1 1 • es invisible para los ojos que nó están específicamente educados.
Los pobladores de las selvas brasileñas son algo más de quinientos
1 1 1 d y entre idiomas y dialectos se alcanzan a contar hasta cien . Para in­
mear a sus dioses celebran fiestas nocturnas y para atraerles m ás uti li-
1 . 1 1 1 un tambor de cinco metros de largo. Si no obtienen la respuesta que
n pc ran, castigan a la dei dad. De manera similar hemos observado en
M o ico que los Tzeltales y Tzotziles de Chiapas y los Chamulas les en­
v 1 1 d vcn con sábanas y les atan con sogas como reprimenda a su si len­
' 1 1 > o a la no concesión de los favores pedidos.

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Gurarás, urucás, boturís : Conjunto de guij arros, sem i llas, cl ientes
Las danzas de mayor contenido en l as esferas de lo fenoménico del 1 1 1 t roducidos en vainas y atados a ramas de árboles para m a rcar el com­
ciclo de vida son i nterpretadas únicamente por los hombres. Se inici aba pas de la danza.
con el nacimiento y le acompañaba durante la adolescenci a, durante las Hait-tea-tazu, tsian-hali : Instrumento de viento, flauta nasal,
danzas litúrgicas referentes a sacrificios, holocaustos y muerte. Sólo en hecho de discos de calabaza o ramas de bambú .
los bai les festi vos partici paba el elemento femenino. !nubia: Trompeta guerrera, generalmente realizada con el fémur del
Las máscaras uti l i zadas du rante l as ceremoni as dominan severa­ vencido.
mente al indi viduo que las lleva, si habla o tose se expone a sanciones Cangorea: Flauta mágica, tallada en los huesos de guerreros valien­
graves. tes.
El artista de una tribu recibe particular protección para evitar su Curuqui, vatapí, vatí: Tambores para di versos usos, i nstrumentos
rapto por otra tribu. Del mismo modo, en caso de lucha, con los enemi­ de percusión aprovechando los troncos huecos.
gos hechos prisioneros, si se trata de un músico su vida es perdonada y Onfúa: Trompeta con una de las extremidades termin adas en cono
se le incorpora a l a comunidad. y la otra en punta. Se usa para festej ar a los héroes.
El i ntenso misticismo h a creado santuarios pequeños, aisl ados, Maraca: Resonador para cuya factura se puede usar una cabeza hu­
donde los sacerdotes celebran sus ritos. En estos lugares sagrados los mana o una calabaza adornada, llena de piedras.
i ndígenas ocultan sus ropas litúrgicas, sus máscaras totémicas, y los La música y su ritmo suelen ser monótonos y su reiteración va pro­
i nstrumentos de música ritual. Sólo se retiran para ser uti l i zados en la Juciendo un estado hipnótico.
ocasión de un ceremoni al. Este se formaliza en base a dos elementos, el En sus danzas expresan las alternati vas de la comunidad y su tras­
canto entonado en lengua arcaica que desconoce la mayor parte de la fondo metafísico.
tribu y la danza, cuyos movimientos son sabidos por un grupo reducido. De acuerdo con la publ icación de la estudiosa Felicitas Barreto, en
Esta danza se inici a lentamente, se apresura y culmina en una velocidad "Danzas Indígenas del Brasil" editado por el Instituto i ndigenista Inte­
frenética. ramericano de México, en el año 1 960, con un significati vo prólogo del
Durante las ceremonias de inici ación, los sacerdotes llevan calaba­ Dr. Miguel León Portilla, Subdirector del citado Instituto, la clasifica­
zas l lenas de ojos, bocas, narices y orej as adornadas con cabel leras hu­ ción de sus danzas según su temática es:
manas o cabel leras enganchadas a la punta de las lanzas, que se clavan
en la tierra. En el interior de estas calabazas se queman h ierbas aluci nó­ Acciones vitales Amenazas al bienestar Hazañas heroicas
genas. El humo, que sale por los ori ficios, es aspirado por los brujos Procreación Enfermedades Éxito en cacerías
para atraer y conquistar los poderes ocu l tos. Los amuletos, imágenes, Nacimiento Epidemi as Victori a en guerra
instrumentos guerreros y musicales, los totems, las máscaras que se Pubertad Hambres Epi sodios épicos
usan son s ahúmados por el hechicero para converti rlos en sagrados; se Matrimonio Calamidades Triunfo en amor
gu ardan en los templos hasta la fecha en que se cumplen los ritos, con Muerte
el empleo de estos objetos, los indígenas domi nan y dirigen las fuerzas
v i s i bles e i nvisibles. Acygua: Creyentes en la existenci a del alma, los Apapocuvas gua­
raníes atribuyen a éste una estructura doble, con dos partes distintas y
Los principales instrumentos musicales son: complementarias, Acygua o l a parte agresi va y Joaza, la delicada. En
El bastón que lleva el ritmo: Los nativos le son particularmente caso de muerte violenta, en asalto o asesi nato, la Acygua, respondiendo
devotos porque creen que Tupa o la Di vinidad Suprema facilita la en­ a su naturaleza puede posesionarse de otro ser vivo, por lo general un
trada de los muertos al Paraíso cuando le escucha. animal feroz. En este caso es preciso y perentorio matarle, pues es un
El boré: Trompeta de bambú o de taquara (especie de bambú más temido depredador. Si no lo consiguen, toda la tribu abandona l a aldea.

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delgado).

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El hechicero, acompañado por el mejor cazador, que ha sido previa­ 1 1 , kras por sus compañeros, éstos acompañan con gestos danzados los
mente adornado con plumas que le caen desde los hombros y alcanzan n I uerzos del novio y l e estimulan con gritos y exclamaciones.
a tocar el suelo, en una ceremonia preparatoria, le colocan en su frente S i ha alcanzado con éxito la meta establecida, recibe -a quien le es­
una cinta de colores y se le ofrecen tres flechas . Así, mágicamente pre­ t .1 ba esperando- su novia, desnuda, únicamente vestida con dibujos de
1 o l ores en su cuerpo y adornada en su cabello con plumas y flores y un
parado, sale con el pajé, dos indios y una india hacia la culminación del
acontecimiento. , o l l ar alrededor de su cuello. El jefe de los Apinayé confi rma esta
Para defender el avance de este grupo, los acompañantes, con varas 1 1 1 , i ón al entregarl a al vencedor de Toro, en presencia de sus familiares
de bambú, castigan las raíces de los árboles y todos aquellos lugares en y a m i gos. Y la fiesta nupcial dura toda esa noche con danzas y cancio-
que una presencia invisible pudiera obstaculizar el rito danzante. Al lle­ 1 1t·s ante la maloca (casa construida con hoj as de palmera) .
gar a un claro de la selva el cazador clausura su salida arrojando sus tres Danza Zaiacuti de la tribu Ariti, (Río Juruena, Estado de Mato
flechas. El pajé ha entonado canciones místicas acompañado de su ma­ < ; rosso) : Un grupo de guerreros con una inmovilidad estatutari a, apoya
raca durante todo este tiempo y ejecutado con su cuerpo movimientos ,us l anzas, muy adornadas con plumas brillantes y gran cantidad de
defensivos hasta que, repentinamente se detiene y grita: Allí! y se de­ l ampanillas, contra el suelo. Para iniciar l a danza toman el escudo con

tiene nuevamente señalando un espacio en el claro de la selva, allí! al lí! 1 · 1 brazo izquierdo y esperan . Un anci ano se acerca a cada uno de ellos
que no escape, y todos arrojan sus flechas ininterrumpidamente hasta el pa ra ofrecerle en una calabaza una bebida alucinógena kaapi, simultá­
suspiro sonoro del pajé que con voz agotada, anuncia: murió. neamente y con la iniciación de los cantos litúrgicos, balancean la ca�
Joaza: La parte benigna del alma "que no debe quedar penando en heza sobre la base del ritmo y con el brazo levantado en alto autorizan
el espacio" es ayudada por medio de una ceremonia-danza. Los indíge­ 1· 1 rito. Levantan las lanzas y golpean el suelo, levantan las lanzas y las
nas se colocan en dos fi las con un arco y una flecha en miniatura en una hacen chocar contra sus hombros haciendo resonar las campani l l as que
mano y una m araca en la otra. De frente a cada una de estas fi las se prol ongan su sonido porque en el momento en que éstas habían sido to­
aproximan tres nativos quienes reciben estos objetos. Inmediatamente cadas los guerreros flexionaban sus rodillas. Culmina esta danza con
el pajé inicia un a fuerte invocación a Tupá (dios) y comienzan a entre­ �.t i tos sobre una sola pierna, mientras hacen girar con cierta fantasía y
cruzarse las fi l as, aumenta la velocidad del movimiento y se eleva el es­ rnnservando el ritmo, las lanzas en el aire.
truendo que producen ; aparecen los efectos del giro, que se vuelve in­ Danza Coroconó de la tribu Arauqui, (Río Mupui del Estado de
discriminado. La liberación de lo irreprimido les cansa y agota y se Paraná): Esta se di vide en dos partes; para ello se elige pri mero a una
tambalean. Es e n ese momento en que el sacerdote, con voz estri dente personalidad o jefe querido de la tri bu o a un gran guerrero, que haya
le ordena a Joaza, aturdida y mareada (es el motivo de este ritual) que m uerto ya quince años antes. Se exhuman sus huesos, se trituran y cal­
se dirij a al lugar de reposo que el dios Tupá le ha asignado. Así, des­ c i nan hasta obtener cenizas, se mezclan éstas con una bebida de maíz
truida primero l a parte negativa del alma, se guía y protege a su l ado fermentado, el caouim, preparado en las bocas de l as jóvenes de la tribu
positivo, Joaza. LJUe mastican y ensalivan el maíz para apresurar su fermentación , luego
Danza Toro de l a tribu Apinayé, (Río Araguaya, entre los estados lo escupen. Con esta base se prepara un brebaje que se coloca en una
de Mato Grosso, Goi ás y Pará) : O danza de prueba para arribar a la vasij a en el centro de los asi stentes. Y comienza la danza propi amente
unión conyuga l . El pretendiente solicita a su padre -en pri mer tér­ d i cha; el Tuxaua (jefe de la tribu) luciendo un rico penacho de plumas,
mino-, autorización para casarse, a su vez el padre se dirige al pajé, y es g i ra, haciendo sonar las maracas, y marca el ritmo, golpeando el suelo
éste el que puede dar la orden de construir una "carga" pesada hecha con el pie alrededor del cántaro. Canta una canción mágica, mientras
con el tronco de un árbol llamado baraúna, que es el famoso Toro que los participantes permanecen a la expectati va. La acción del jefe de la
cargará el novio para demostrar que está en buenas condiciones físicas t ri bu es cada vez más intensa e irreprimida. En un momento dado, el
para ser marido y padre. Llegado el día, el joven aspi rante sostiene pajé se aproxima al Tuxaua y le ofrece el caouim para que él lleve a
sobre sus hombros el Toro y corre una cierta distancia. Seguido en dos cabo la mezcla con las cenizas, el jefe bebe, él primero, de la nueva be-

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bida y luego se humedece la cara con ella. Cuando finaliza, los presen­
tes imitan los gestos del Tuxaua y danzan con gran algarabía en medio 1 1 u entre Tupá y la tribu- engalanado con plumas y col l ares y p ro v i � to

de gritos que crecen y au l lidos de animales. Manifiestan así su alegría , rn 1 sus armas , se arrodi l l a a la cabeza del difunto, ruega p rot<.:cc i ('rn ,1
porque e l Tuxaua ha adquirido con el brebaje l as cualidades del héroe l l l, buenos espíritus para que acoj an el alma del muerto que fue d u ra n tL:
muerto . , 1 1 i.: xistenci a un i ntrépido cazador y guerrero.
Danzas de los Bororos (Región Mato Grosso) . Danza Jure: O Durante dos semanas los hechiceros conversan con el cad áver por
fiesta dedicada a l a alegría . Los Bororos festej an fenómenos aparente­ 1 1 1l·d i o de nubes de pol vo produci das con golpes i rregulares ele esteras
mente opuestos como la alegría y los ritos funerarios que observan en , , > 1 1 tra el suelo; estas formas que adquiere e l polvo en e l aire cont i e n e n
tres situaciones diferentes. Las tres danzas fúnebres principales son : 1 , >, mensajes envi ados haci a lo alto a l a caída d e l sol .
Toró (distinta d e la danza Toro d e los Apimayés, y a descrita) , Marid ' do En estos quince días tienen lugar l as danzas que pertenecen a l ritu a l
y Aidj é. 1 1 1 1 1ebre. Las pri ncipales son Toró, Mari d ' d o y Aidjé.
L a danza Jure, se baila al aire l ibre, con hoj as d e palmera colocadas Un bororo representa al. muerto y emerge de la tumba, cubierto con
en semicírcu lo, en el suelo, simul an un escenario. Los hombres apare­ h o j as verdes y portando un penacho de plumas azules de guacam ayo. E l
cen adornados con plumas, collares y las pinturas y dibujos sobre su p. i j é con cuatro i n dígenas hacen sonar las maracas para que bai le e l di­
cuerpo. Formando una h ilera, con los brazos extendidos haci a adelante l 1 1 1 1to. Súbitamente un grito desgarrador i nterrumpe la danza y todos ,
siguen al pri mero de ellos que, de espaldas al públi co, danza acompa­ 1 1 1rnos el que h a tomado el lugar d e l fal lecido, huyen y s e esconden . A l
ñándose con dos m aracas; a su l ado, otro músico hace sonar una cal a­ \ l' l'Se solo, este seudo muerto comienza a l l amar a otros muertos con e l
baza que e mite son i dos graves. Con pasos cortos se desprenden a uno y ,un i do d e una fl auta, estos l l egan desde l a sel va total mente tapados con
otro l ado de manera de l legar a formar un círculo, simultáneamente l 1; i rro y montados sobre los hombros de otros dos bororos; al acercarse
todos realizan un gran salto haci a el centro y allí continúan saltando en 1 ,· ti ran por tierra y le pi sotean para que aprenda que es ése el l ugar en e l
cuclillas. Para finalizar esta danza se vierte, sobre cada uno de los dan­ q 1 1 e permanecerá e n adel ante.
zarines, una j arra de agua fría. Los fami l i ares del desapareódo ofrecen luego, al que ha tomado su
Danza de la Onza: Exorcismo para l a liberación del alma del ani­ l u gar en la escena, los bienes del difunto, éste los toma y com ienza a
mal que se h a apoderado del cuerpo de un indígena bororo. ,a l tar con los dos pies juntos de u n l ado a otro y va arroj ando en u n
El bai l arín cubierto por la piel de l a bestia, ostenta además otros adi­ 1 1 1 ego previamente preparado todas las pertenenci as del muerto.
tamentos como dientes y uñas; con hoj as de palmera forma una más­ Danza Toró: En ésta el acento se particu lariza más con la vesti-
cara para su rostro, así también como tapa de sus manos y pies. La onza 1 1 1enta (en vuelven su cabeza, cuello y ci ntura con hoj as de palmera),
que fue m uerta por el cazador se posesiona de éste y se manifiesta con que en los pasos o secuencias . Es la demostración evi dente del cariño
movimientos v i o l entos. El pajé, le en frenta, con los brazos extendidos y de los parientes y gesto de sim patía de sus amigos. En otra dan za dos
pronunci ando conj u ros emp l az a a l a onza a al ej arse de ese cuerpo, h ruj os castigan e l aire con dos hojas de pal mera, una en cada mano y,
mientras, l a tri bu espe ra para com pletar la ceremonia. La parte princi­ p rofi riendo gritos estentóreos tratan , por este medio, de ahuyentar a l d i ­
pal de esta danza la i n ician a l ternando los golpes de los pies contra el l u nto, por si ronda aún en el poblado, y para evitar que se l leve con é l a l
suelo, s i n i nterrupción ; luego con las rod i l l as dobladas dan dos saltos o l ro mundo a sus familiares y ami gos.
h aci a la derecha y otros dos hacia l a i zquierda, conservando la misma Danza Marid 'do: El gran j efe de los bororos, el "boemegerá",
postura, y así bai lan toda la noche hasta el amanecer. rnmo parte de los ritos fúnebres, reunirá al anochecer a tocios los j l:l'e s
Danza Ualálace: El entierro entre los bororos con sta de varias dan­ de las di stintas comuni dades. Frente a la "maloca", o choza pri nci pa l s ·
zas; cada una de e l l as responde a otros aspectos de sus creenci as. En van agrupando a medida que l legan , se sientan en el suelo a l rededor de
Ualálace se col oca al muerto en el centro del caserío, donde tiene lugar 1 1 11 a hoguera y cuando se hal l an todos presentes, un delegado de l ''hoc-
el rito, bajo tierra. El i nvocador de los espíritus -aroetorare, intermedia- 1 1 1 egerá" les transmiti rá las órdenes que deberán cump l i rse a l d 1 , 1 si
! ' u iente. La danza Marid ' do dura dos días . Los n a t i vos prese n 1 a 1 1 u n ; 1

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escalera cuyos peldaños son ramas de veinticinco centímetros de largo, largo: khitxá. Para acceder a la ejecución de khitxá y de las dos maracas
asegurada con lianas de la selva o fibras de cipó. Enrollada en forma de que luego intervienen, deben pertenecer a los praiás o familias sagra­
aro forma una circunferencia de un metro y medio de diámetro con un das. Estos instrumentos así como su manejo, se heredan de padres e
peso de aproximadamente de sesenta kilos. Se la llama "iqué" y para hijos.
danzar se la colocan sobre la cabeza. En su parte superior se le añaden Ambos músicos se adelantan hacia el centro apoyando cada uno un
plumas de colores atadas con un tejido realizado con el cabello de sus brazo en el hombro de su compañero, van inclinándose hasta tocar con
mujeres. Este rito se basa en saltos que desafían el equilibrio de los dan­ las flautas los pies de dos jóvenes escogidas. Ellas retroceden con pasos
zantes con semejante peso en la cabeza. breves y rápidos sin apartar los ojos del instrumento. Las maracas in­
Danza Aidjé: Todos los bororos, exceptuando a los hechiceros y a troducen su sonido para acompañar el canto apenado de las demás mu­
la familia del difunto, se internan en la selva. Cuatro indígenas, selec­ jeres. Luego de una pausa los músicos retroceden a las dos jóvenes a la
cionados por su conocimiento para descarnar el cadáver, se cubren de posición inicial. Reinician los dos ejecutantes las inclinaciones y vuel­
barro. En el borde del río más cercano estos cuatro bororos limpian y ven a tocar los pies de otras dos jóvenes y así sucesivamente hasta q ue
pulen los huesos, los pintan con urucum -tinta extraída de una planta todas las mujeres hayan bailado.
cuyas semillas rpjas se machacan-, les añaden el adorno de plumas de Danzas de la tribu Coroado, (Río Grande Do Sul). Danza del Ja­
colores y ubican éstos en una cesta. Formando una procesión, en fila y guar: Es una danza guerrera. Se ubican en filas distintas, una de hom­
con ramas verdes en las manos se encaminan desde la selva hacia la bres y otra de mujeres. Los coroados portan sus arcos y flechas con
aldea. depositan la cesta a los pies de los brujos que les esperaban. Y se adornos de plumas. Las indígenas empiezan a saltar con los dos pies
;nic i a "1 Janza. juntos, avanzan doce pasos y giran media vuelta de modo que las que
Se simula la persecución y caza de dos onzas, parda y moteada; los estaban al frente quedan detrás. Luego hacen lo mismo en dirección
dos bailarines disfrazados representan la astucia y las contracciones del opuesta. La segunda parte se inicia con el mismo ritmo que va acele­
felino. Finalizada esta escena los parientes del difunto se acercan a los rándose cada vez más. Los danzantes con las manos apoyadas en la cin­
hechiceros y a las cestas. Acompañándose con las maracas estos hechi­ tura, saltan apoyándose alternativamente sobre uno y otro pie.
ceros comienzan a lanzar gritos y a temblar fuertemente como si fueran Danza Puris o "la flor que iba a cortar, se ha marchitado": Dos
presa de un ataque. La comunidad camina lentamente delante de la hileras principales de danzantes, hombres y mujeres, reforzada cada
cesta; los hombres se autocastigan con lanzas de taquara y dejan correr una de estas filas con los hijos, las niñas detrás de la madre y los niños
su sangre sobre los huesos del muerto. Al término de este ritual los sa­ detrás del padre. Esta danza se arranca avanzando con tres pasos con el
cerdotes cosen la cesta y una mujer es la encargada de trasladarla a la pie izquierdo, al cuarto paso se golpea el suelo con el pie derecho y vol ­
maloca del difunto, mientras un niño a su lado toca en una flauta mú­ viéndose rápidamente a l a derecha. Rompen las filas para precipitarse a
sica plañidera. cortar la flor que ya ha caído. Retoman inmediatamente el puesto inicial
En la madrugada siguiente un familiar lleva la cesta a un lugar apar­ y recomienza la misma secuencia.
tado de la aldea, le hace compañía otro bororo que porta un bulto igual, Danza Yurupary de los Desanas, (Región fronteriza con Colom­
para que el muerto no se halle solo. En el trayecto se le agregan otros bia): Esta ceremonia del paso de la pubertad a la edad viril consta de
cuatro nativos, uno tocando un resonador de viento o zunidor, dos lle­ dos partes, en la primera los adolescentes se presentan con la cara pin­
vando las palas que abrirán la tumba y el cuarto, al final de esta comi­ tada con urucum (semillas rojas machacadas) y sus mejores atuendos.
tiva borrando las huellas con hojas de palmera para evitar el regreso del Frente al Tuxaua (Jefe de la tribu) clavan sus lanzas contra la tierra,
muerto. apoyan sus manos sobre ellas y encima de sus manos inclinan la ca­
Danza Toré de la tribu Aticum: Con sus tangas, plumas, pulseras beza. El hechicero aplica el flagelo sobre sus espaldas hasta que la san­
y collares se preparan para la danza Toré. Esta da comienzo cuando dos gre alcance a mojar el suelo. Los que resisten habrán entrado a la adul­
músicos tocan un instrumento del tipo de la flauta, de un metro de tez y participarán de las labores de los hombres. La verdadera danza de

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1 1 1 1 a detrás de otra frente a los hombres; éstos, a medida q ue e llas se van
festejo de este acontecimiento tendrá lugar por la noche, en la maloca o . i li neando, les agitan, estimu lantes, los cencerros; la pri mera en l legar a l
choza principal. Los mayores de la tribu tocan pequeñas flautas engal a­ pri mero de l a fil a baila con él formando un círcu lo, le siguen en e l
n adas con plumas rojas de guacam ayo, y recién principi a el baile. orden l a segunda y l a tercera hasta arribar a su posición inicia l . Luego,
Danzas de los Apapocuvas guaraníes, (Río Curuá, sur del Mato cada una camina en semicírculo hasta la fila opuesta; esta coreog ra fía
Grosso) . Nimongarai: Es la fiesta de l a reconcili ación . Entre los meses \C reitera tres veces. Interviene entonces el pajé y danza con ellos ; s u s
de enero y marzo se suspenden las actividades prácticas, pesca, caza, y 1 1 1ovimientos son más sueltos y poderosos, próximos a l trance; en este
los i ntegrantes de la tribu tratan de guardar el mayor silencio. En este L'stado se separa bruscamente del grupo y con voz u ltraterrena revela a
lapso los apapocuvas se abstienen de beber alcohol y de tener relacio­ q u ién pertenecía el alma que reencarnó en esa tribu .
nes sexuales . Danzas de la tribu Fulnió, (Región de Pernambuco). Danza Yade­
Este festejo dura cuatro días. En el atardecer del día anterior clavan dos: Se realiza con adolescentes varones entre los diez y doce años. Es
en sus terrenos estacas a las que agregan antorchas de paja, que arden e una ceremonia de bauti smo o revelación.
iluminan toda la noche. Entre estas antorchas se atan cuerdas de las que En ausencia del que se va a i niciar principian, en la madrugada, los
penden trozos de viandas para los i nvitados . ritos, con la presenci a de grupos di sti ntos de la tribu que harán de ofi ­
Durante los tres primeros días se acogen al reposo. En l a noche del ci antes. El primero de éstos aparece con máscaras y cami sas de paj a, las
tercero al cuarto, con la cl aridad del amanecer, el pajé (hechicero) di­ partes del cuerpo que no están cubiertas están pintadas de negro . El se­
rige a los i nvitados al espacio -ya previsto- en el que esperan la salida gu ndo grupo porta también máscaras de paja rematadas en forma de
de jirojy (el sol). Apenas comienza a verse en el cielo una parte de este cono hacia lo alto y las partes visibles del cuerpo pintadas de blanco
simbólico astro, todos se inclinan con las manos abiertas hacia él, y ex­ con rayas paralelas negras . Los i ntegrantes de estos conjuntos llevan un
tendiendo los brazos, toda la tribu le adora en un rito que es único por la cetro sagrado. Ya preparados, el pri mer grupo emite gritos, reciben s i l­
emoción mística que surge con ll anto. bidos como respuesta del otro grupo; seguidamente cantan todos una
Nimangá: A través de la temática y de l a descripción de esta danza letanía monótona que se alarga hasta el festejo con la comida. Se pre­
ligada a la reencarnación -se trata de un nacimiento entre los apapocu­ senta entonces el joven aspirante con los tobillos adornados con plu m as
vas- estaría ubicada entre las festivas y las del ciclo de renovación per­ bl ancas, sentado sobre los hombros del padrino, quien le deposita en e l
petua de la vida de la comunidad. suelo frente a u n semicírculo formado por el sacerdote, el caciq ue y l o s
El futu ro padre inicia un retiro de cinco días en su hamaca. El quinto grupos d e enmascarados . Es el instante solemne e n que es i nstruido con
día, con el n aci miento de la criatura, la tribu sahúma al recién nacido, a los conocimientos s agrados, y, en adelante, mantenidos en absoluto se­
sus padres y la habi tación . Luego se dirigen al río donde sahúman las creto delante de las mujeres. Luego le s acan de los tobillos las plumas
canoas, el río y los peces . Después de esta ceremonia los padres toman blancas y le pintan todo el cuerpo de blanco, menos los brazos . E l brazo
el primer baño . derecho se lo pintan de negro y el izquierdo de blanco con franjas ne­
El pajé, s u n t uosamente t rajeado, investiga, al día si guiente, el origen gras . Para culminar esta extraordinari a situación, el joven avanza se­
del al ma d e l recién nacido, se acuesta en su hamaca y canturrea, las mu­ guido por los danzantes enmascarados que lo alejan, con el sonar de l as
jeres y los hom bres rodeán dole, se sientan en el suelo. Al cabo de u n trompetas, del espacio dedicado a las mujeres, para conducirlo al pie
determinado t i e m ¡ o e l hech icero abandona l a red y marcha entre las del árbol sagrado (ouricuri) donde descubre y se le revela que los en­
mujeres que se van pon ie ndo de pie y elevan sus miradas fijamente en mascarados que presidieron su apertura a los mi sterios, no son dioses,
el cielo, saltan con los dos pies juntos y golpean el suelo con el bastón como él lo supon ía, sino hombres tan humanos como los otros hombres
del ritmo, con el otro bra zo se toman de la cintura conservando la vi sta de su mi sma tribu.
haci a arriba. Por otra parte los hombres, encorvados y con l as rodillas Danza Sewlihokhlá: Es una ceremonia secreta que se l leva a cabo
dobladas apoyan su m ano izq uierda en el hombro del compañero y con en el último trimestre del año. Se construye especi almente u n a seri e de
la derecha agitan un cencerro a la altura de sus oídos ; las mujeres pasan,
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compartimentos, tres en total ; en el primero se coloca la tribu; el se­ lm g ritos de los guerreros veteranos. Finaliza la celebración cuando se
gundo es el lugar destinado a las danzas y albergará el fuego sagrado; el i 1 , �1 ri buye generosamente una bebida de m aíz fermentado, el cax i ri .
tercero, en que se encuentra el árbol divino, ouricuri , se reserva para los Danza Sucury: Consta d e tres partes. Durante la primera actúan, en
hechiceros y enmascarados. dos fi las, hombres y mujeres profusamente adornados con amp l ios co-
La noche inicial se danza para preparar el ánimo y la voluntad de 1 1 . , res y el cuerpo cubierto con plumas en l as que prevalece el color rojo
todos los presentes, pues el ritual central se concreta el segundo día. A v a m arillo.
l a m adrugada uno de los fu lnió recorre las malocas anunciando "el dios Los varones i nici an el baile con un balanceo lateral, canciones y
Tupá dice que has sido escogido para el sacrificio". Por la noche de ese . , p l au sos; luego las i ndígenas imitan el mismo movimiento y se entre­
mismo día doce hombres, después de haber sido sahúmados por el sa­ ¡ 1 1 1 1.an con los hombres, giran sobre sí mi smos para regresar al punto
cerdote, completamente pintados de negro se hacen presentes. Usan 1 1 1 , c i a l . Estas secuenci as se repiten tres veces.
para la ocasión una camisa de i mbira (tiras hechas con paja), y másca­ En la parte i ntermedia la danza es exclusi vamente masculina. Puede
ras -dakta- también de imbira. En la cabeza un penacho de plumas. •,n el simulacro de un combate o la persecución fingida de una besti a
Estos indígenas danzan acompañándose con las maracas que ellos mis­ ,. d v aje. Danza con base de saltos, de ataque, de defensa y carreras bre­
mos se sujetan a la cintura. vrs con detenciones súbitas en el caso del ani mal .
En absoluto silencio, sin canciones ni poemas bai lan hasta el ama­ L a tercera y última parte tiene lugar por la noche, a la l u z d e l a ho­
necer. En la tercera noche toda la comunidad entra a participar en la ¡• u cra. Se forman dos fi las, mujeres y hombres, cada una de estas hi le-
danza reforzando l a sesión que celebran en el otro lugar los brujos que, 1 , 1s l leva colocada sobre sus hombros una serpiente enorme confeccio-
entre las bebidas y l a inhalación del humo de hierbas _¡ilucinógenas sa­ 1 1 , 1d a con paja y con la cabeza pintada de rojo. Los dos grupos enfrenta­
cras, emiten las profecías para el futuro de la tribu . dos procuran impresionar con ondul antes imitaciones del repti l .
Danza Uariuaiú de los Guharibes, (Río Negro -Orinoco- frontera E n un momento dado los dos contrincantes retroceden para avanzar
con Venezuela) : La danza uariuaiú está dedicada a quien los Guharibes l 1 1t:go hacia la lucha final en la que, invariablemente, los hombres aba-
consideran su ancestro, el mono guariba. Se caracteriza por ejecutarse 1rn la fila de las mujeres .
solamente con cantos, sin i nstrumentos musicales . Es un baile mi xto, Danza Kamutxi, (Región oeste, entre los ríos Purus e Ituxy ) : Una
todos forman parte de este evento, desde el pajé hasta los niños. Los dl' las danzas que más llama la atención es este bai le kamutx i . Se trata
guh aribes se p intan la cara y el cuerpo, vi sten cami sas de hojas de plá­ de seres fabu losos que habitarían, según la leyenda, en lo i ntri ncado de
tano y se adorn an el cabello con flores blancas. Se trata de una danza l . 1 s selvas y su posible aparición en los poblados aportaría muerte se­
giratori a que inician las mujeres alrededor de los varones ; si los niños ¡ • u ra al sexo femenino, y un gran peligro para los hombres que, sin em­
son pequeños los aseguran alrededor de su cuello. La base de los movi­ bargo, tendrían la posibilidad de salvarse mediante la i ntervención de
m ientos tiene ori gen en l as caderas que adquieren cierta velocidad. Se­ 1 1 1 1 brujo.
cundari amente i mi tan los gestos del mono guariba. A esta fiesta se le Un iniciado, xamane, se dirige al lugar en que se encuentran los ju-
agregan el estímulo de las bebidas y los giros que se tornan indi scrimi­ 1 . 1 i s -árbol del Amazonas, en cuya corteza se cree que habitan los ka-
nados haciéndoles caer por tierra. 1 1 1 u txi-. Separada la corteza del árbol se enrosca para formar con ella un
Danza de los Guaicurus, (Región "El Chaco)". Danza Mainu: Es 1 1 1 strumento musical semej ante a una trompeta que posee los poderes de
un bai le de festejo. Tiene lugar cuando aparecen en el cielo las "cabri­ l'sta deidad. Alej ados del pueblo reparten unas veinte trompetas y con
tas" como le llaman los guaicurus -Pléyades de la constelación de Tau­ , 1 1 sonido empieza la danza. Bailando, se aproximan a la aldea en zig-
rus-. Los indígenas pri ncipian dando golpes contra las paredes de las 1 a g , pues las trompetas se usan dirigiéndolas hacia la izquierda y hacia
malocas ; simulan combates en los cuales partici pan separadamente . ,hajo, apoyando cada uno su codo derecho sobre el que cam ina cn-
hombres y mujeres ; pruebas de fuerza y habi lidad física para demostrar 1 rcnte y doblando las rodillas al soplar. En ese interín l as i ndígenas y a
su superioridad y posibles victorias sobre los desafíos. Los niños imitan han preparado l a comida y la bebida para l o s q u e llegan, pero se escon-

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den en las malocas temerosas de ver algún kamutxi, pues éste les haría
explotar el vientre. Dentro de las chozas, las ipurinas cantan y oran y les Acompañados con ia música de las flautas, can tan y se ba l a n u;,1 1 1
envían los víveres que ya estaban listos, pero sin dejarse ver. Los ka­ ' 1 . iciendo traspasar e l peso de su cuerpo de un pie a l otro. Co m puest a l a
mutxis, ya satisfechos, esconden las trompetas y las mujeres salen y se k l ra e n forma de estrofas, se detienen al finalizar la p ri m e ra de i.; l l a s
unen cantando y bailando. rn 1itiendo u n fuerte silbido y golpeando el suelo con e l pie derec ho. A l
Danzas de los Kamayurás, (Río Xingú, parte septentrional del 1 L·iniciar e l baile con la segunda estrofa y con el mismo c o m p á s co-
Mato Grosso) . Danza Atiaru : Exorcis mo para ahuyentar a los malos 1 1 1 1 cnzan a participar las mujeres. El balanceo es sustituido por dos
espíritus y atraer a l os buenos. A l a caída de la tarde -en el mes de oc­ po1 sos a la izquierda. Con los ojos puestos en la estrella de su e lección
tubre- se reúnen hombres y mujeres. Dos indígenas con plumas en la d 1 1 rante todo el tiempo que se desarrolle esta ceremonia de comunica­
cabeza y cencerros en los tobi ! los traen una flauta, el yapurutu, de algo ' 1 < ín astral, hombres y mujeres de la tribu Kanela se colocan en situa­
más de un metro y medio de largo ; mientras bailan, la mano que les ' Hín de trascender su vida terrestre.
queda libre la apoyan sobre el hombro de su compañero. Esta ceremo­ Danza Kahé-Tuagé : Tiene lugar durante la época de la seguía a l a
nia acontece frente a "la casa de las fiestas" . De manera casi procesio­ h o ra del atardecer. E n el centro de u n círculo formado por vírgenes, una
nal, con pasos hacia la derecha y hacia la izquierda, mientras los músi­ k a nela dirige con gestos y cantos de letras y ritmos muy variados e l
cos se han instalado a la entrada de "la casa de las fiestas", avanzan y principio de kahé-tuagé. Sin moverse del lugar, con las rodillas flexio-
penetran en la maloca. Dentro de ésta las mujeres se unen y les acom­ 1 1 a d as, las doncellas se balancean hacia adelante y hacia atrás; cuando
pañan apoyándose también en sus hombros. Posteriormente los bailari­ los brazos que acompañan el juego del cuerpo se encuentran ade lante
nes repiten , de maloca en maloca el baile que, con un crescendo es­ ) ' O l pean o aplauden con sus manos originando un ritmo. Los hombres
truendoso define y finaliza -naturalmente- con el triunfo de los kama­ 1 L· s ponden con u n murmullo. Luego el pajé toma el Jugar centra l y
yurás. d a n za con un cencerro, cada tanto se acerca a alguna de las jóvenes y al
Danza Maricumate: Danza nupcial. Solamente intervienen las mu­ 1 oc arla con el cencerro ésta abandona su lugar en el círculo y baila con
jeres, de la misma tribu y las que pertenecen a otras tribus que han sido 1 · 1 sacerdote ; éste cambia su coreografía, se detiene espectacularmente,
invitadas. Entre los kamayurás se acuerdan los matrimonios cuando los d a grandes saltos con las piernas extendidas y se desplaza ágilmente
niños y niñas son aún pequeños. A la adolescente se le corta el cabello , , portando al momento su mayor brillo. En el tercer canto, los kane l as
casi hasta la raíz y se la enclaustra hasta que su pelo haya crecido a la , 1 1 1 dejar de tocar su flauta y su bastón de ritmo se acercan paulatina-

altura de su boca. Y recién entonces tiene lugar la boda. Las kamayurás 1 n ente a las mujeres dando pequeños saltos arqueando las piernas en e l
se pintan franjas rojas con urucum y se colocan una tira amarilla de al­ . 1 1 re.
godón debajo del vientre. A la madrugada, con los brazos entrelazados Danzas de la tribu Karajá, (Mato Grosso). Danza Arawana: Está
entre ellas, cantan y danzan dando varios pasos avanzando y otros tan­ dedicada al pez piabuzu. Dos enmascarados, pez macho y pez hem b ra ,
tos pasos para retroceder. La letra de las canciones revela intimidades h;1i lan con movimientos lentos y bruscos; como el pez en el agu a y e l
de la vida conyugal. Cuando el baile terminó los desposados son con­ p a vo e n l a tierra, con la base de canciones mágicas. El atavío es e l
ducidos al Jugar en que se e ncuentran dos hamacas, una sobre otra. El 1 1 1 i smo para ambos bailarines pero el pez macho lleva sobre s u cabeza
marido ocupa la ham aca superior y la esposa la inferior; en ese instante 1 1 1 1a pequeña almohada con coquitos de palmera que al entrechoca rse
el Tuxaua corta los nudos de la hamaca superior para que el esposo l l l a rcan el ritmo de la danza.
caiga en la hamaca en que se hal l a su mujer. Danza Aruaná: Esta danza lleva el nombre de Aruaná por se r é s 1 e
Danzas de la tribu Kanela, (Río Tocantins, límite entre los Estados 1 1 1 1 pez considerado sagrado por los karajás. Las noches de l u n a l l e n a
Goiás y Maranháo) . Danza Katschera: Liturgia mística, danza que se , o mienza u n a invocación a l pez Aruaná rogando por buen a pesca y
realiza con la mirada puesta en una estrella con la cual se establece una 1 1 1ejor recolección. En ella bailan solamente los hombres, colocándose
relación espiritual. La i nici an solamente los hombres. 1 · 1 1 dos filas enfrentadas. Con los brazos entrelazados a sus c u e l los se

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. 1 proximan y se apartan con pasos breves y algo rápidos. Luego se de s-

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1 1t· ia figurada la palma de su mano por encima de la cual sop l an. Las
hacen las fi las para formar círculos y de éstos reinician las filas repi­ 1 1 1 1 , jcres son espectadoras complacientes y agradecidas.
tiendo la secuencia hasta que de la orilla del río Araguaia llegan otros Danza Yamakolapaua: Es un ritual fúnebre. Se prolonga dura nte
danzantes enmascarados y con vestimentas muy extrañas. Los indíge­ v1· 1 nl icuatro horas. Al atardecer surgen de la sel va hombres enmascara­
n as escogidos para Aruaná son solteros; a su vez en la segunda parte las . In� con diversas máscaras de animales. Con el cuerpo total mente cu­
jóvenes solteras van al encuentro de estos hombres frotándose el vien­ l 11 nlo para poseer los poderes sobrenaturales de las bestias que repre­
tre con ambas manos y la mirada baja. Al producirse el cruce con ellos, •,1 · 1 1t an, se detiene el grupo frente a una maloca que haya sufrido un re­
las muchachas giran sobre sí mismas y continúan l a marcha detrás de ' t ( ' nlc fallecimiento. Con cantos lúgubres intentan penetrar a la casa,
los varones que se di ri gen hacia l a aldea. Ya en el centro los karajás re­ pno dos enmascarados se lo impiden; vuelven a intentar la entrada por
alizan pasos muy difíci les, con saltos bastante elevados, vueltas en el l . , parte posterior, y son rechazados nuevamente. Durante este lapso, la
aire, etc . , acompañándose con cantos alternativamente tristes, estriden­ l . 1 1 n i l i a enlutada l lora y grita con desesperación. Gritos y lloros de los
tes o violentos. La idea central o tema es la representación del amor, de q 1 1e quieren entrar y de los que están dentro aumentan hasta la estriden­
la guerra y su consiguiente victori a. ' 1 .1 . Cuando se alcanza el máximo del clímax los intrusos se repliegan
Danza Makapeti de los Kauas, (Región Igarapé del Estado Pará) : 1· 1 1 s i l encio y empiezan las danzas .
Un adolescente dirige la danza, selecti vamente escogido. Los hombres Las coreografías se desarrollan formando círculos o filas, parej as o
dan pri ncipio al baile formando una hi lera que avanza y retrocede . , u artetos y las alternan con escenas de pantomima. Los bailarines l le­
Luego forman un círculo apoyando l a m ano izquierda en el hombro del v. i n l argas varas con fibras flotantes como adorno.
compañero, agitando los pies y haciendo sonar l os cencerros se acercan Terminado el repertorio aparecen dos enmascarados con un coco­
a un muñeco reali zado con frutas de ingá (árbol leguminoso muy pare­ . ! , i lo hecho de paja, atado a una vara. Realizan una pantomima en la
cido al nogal). Esta deidad está relacionada con el significativo mito de q u e simulan matarlo a golpes de borduna (especie de garrote) mientras
Yurupari , héroe o semidiós que nace milagrosamente de una virgen y l . , s mujeres con ollas y sartenes di sfrutan, con la misma apariencia, la
que tiranizaba a sus propios adoradores. A los pies de este ídolo un in­ hondad del manj ar de la carne del cocodrilo.
dígena con una flauta corta y gruesa acompaña la ceremoni a con soni­ La ceremonia finaliza de madrugada con la quema de todas las más­
dos nostálgicos.
( . , ras utilizadas y con ellas l a expulsión de los demonios o anga. Yama­
El director invita con solemni dad a las mujeres a participar en la
k o l apaua es un rito l iberador pues las máscaras sin el cuerpo tienen que
danza. Del lado exterior del círculo, con sus manos en los hombros
d i rigirse forzadamente al takú, lugar en que residen las almas de las
masculinos giran al rededor del mismo, después de varias vueltas las jó­
1 1 1 üscaras . Para ellos l as máscaras son los verdaderos demonios.
venes toman l as frutas del héroe y las llevan al interior de las malocas.
Danza Taru-Jampyn de la tribu Krenak, (Río Doce, Estado
Los nativos bu scan la bebida cax i ri y conti núan bailando aún por largas
horas. Antes de finali zar esta danza Makapeti , los Kauas adelantan su M i nas Gerais y Espíritu Santo). Taru-jampyn o camino del cielo: Esta
pie i zquierdo, echan su cuerpo hacia atrás emitiendo al mismo tiempo d;1 11za l a inicia un solo hombre con arco y flecha. Se desplaza con gran­
un silbido agudo. des saltos y murmura una canción . Súbitamente cruza sobre su pecho el
Danzas de los Kobeuas, (Río Ai ari , Val le de lsana, frontera con , n eo y la flecha dirigiendo hacia la altura un grito, xixa-xixa. Este grito
Colombia). Danza Nóado: Está dedicada a la fertilidad. Una fila india, \(' repite varias veces y cada vez se le unen dos indígenas más. Cuando
uno detrás de otro, enmascarados, hacen una marcha con pasos rápidos ,·�tá reunida toda la tribu comienzan a danzar, otro grito i ndica la for-
y marcando un acento contra el suelo con el pie derecho, los brazos en 1 1 1 ación de un círculo en cuyo centro aquél que inició el baile toma una
alto como símbolo de fecundidad. Sin dejar de bai lar recorren las casas, .1 1 1 l orcha y canta las penas y las glorias de la comunidad, ruega a Tupá
los bosques, l as orillas de los ríos, etc . Durante el lapso de esta especie 1 1 1cjores caza y cosechas. Cuando finaliza esta oración todos los demás
de procesión y sin detenerse i mitan los movimientos de la cópula, gri­ 1 ral izan un gran salto con ei grito de xi xa. Entonces l as m ujeres se acer-
tan, gimen y, como si desparramaran su semen al viento toman, de ma-
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can y tomando de l a mano a los kranak, forman una larga fi la que
avanza balanceándose; es el "camino del cielo". 1 da se dirigen hacia el centro del pueblo; allí les espera e l paj é p,. i r a e n
Danza Kuarupe de los Kuikuros, (Río Kuluene, afluente del río 1 0 1 1ar los cantos sagrados a l Sol . Luego s e forman dos h i lera s q u e , s i n
Xingú, Mato Grosso): Durante el mes de mayo, en noches de luna l lena, i ll' jar d e golpear rítmicamente e l suelo, rodean l a hoguera. Las cam i sas
tiene lugar el ceremoni al Kuarupe o de los invitados. Las tribus veci nas dt· hoj as de pal mera, las plumas y coll ares son arroj ados al fuego y co n -
son llamadas a participar del evento ; recordar a sus muertos ilustres. A 1 1 1 1 ú an bail ando hasta llegar casi al estado de trance que por mome n t os
este fi n colocan en línea recta en el centro del campo frente a las malo­ lt-s h ace tocar l as l l amas. Cuando sólo quedan cenizas se da por term i -
cas varios troncos de árbol traídos desde la selva. Esculpen estos tron­ 1 1 .ida l a fiesta a l Sol.
cos dándoles la imagen de aquellos a quienes quieren conmemorar y les Danza Xixa de los Mores, (Región Guaporé, frontera con Bol i v i a ) :
agregan los di stinti vos que tuvieron en vida; el guerrero, el pajé, el ca­ l '. i ra concretar este baile s e invita a una tribu veci na. Por la noche s e l a
zador y añaden la figura del que dejó una mayor descendenci a a la , 1 1 aca y l a tribu invi tada y agredida s i m u l a sorpresa y persigue a l o s
tribu. Terminadas estas esculturas, varios hombres, los que portan arco . i ¡ • rcsores hasta su aldea donde s e l e s espera con regalos vi stosos. E l
y flecha cantan himnos funerarios. Hasta ahora, l as muj eres permane­ w l'e del grupo buscado recoge los presentes y a s u vez s e l o s ofrece al
cieron dentro de las malocas ; luego de los cánticos, los nati vos las bus­ 1l' f·c que les invitó. A una señal del dueño de casa las m ujeres traen co-
can y festej an con ellas la presenci a de adornos, collares y plumas y 1 1 1 i das y bebidas y empiezan las danzas. Los danzantes recorren las ma­
dulces y frutas que ellas obsequian a los invitados. Antes de que cierre l ocas saludando y haciendo reverencias con dos pasos laterales en l a
la noche los hombres traen del bosque hachones encendidos . Los cuer­ 1 1 1 i sma dirección y dos pasos retrocediendo, mientras les desean toda
pos untados con urucum resal tan el di seño a la luz de estas antorchas. Y 1 / a se de dones.
comienza l a danza del fuego. Primero dan pasos lentos que van acele­ Danza Patinateran de la tribu Munduruku , (Río Tapajoz, Estado
rando con el ritmo de los cencerros y las canciones hasta que se oye al dt· Pará). Patinateran (cinturón del enemigo) : Es el brillante reci bi-
pajé invocando a Tupá para que vuelva a la vida a esos muertos. Es el 1 1 1 i cnto que esta tri bu, guerrera por excelencia, tributa a los vencedores
momento de l a luna l lena. Los grupos se di spersan y el pajé conti núa
q t 1 c retornan de la guerra. Los hombres y mujeres lucen para la ocasión
con sus cánticos hasta el amanecer. El pajé anuncia a las mujeres que l a
, 1 1 s mejores atavíos, penachos de plumas de muchos colores, collares y
salida del s o l ha hecho renacer a l o s muertos. Entonces s e inicia l a
pu l seras ; los hombres agregan l anzas a su vestimenta y, formando gru­
danza de l a vida, realizada por los atletas de la tribu . Cada uno lleva en
/ S esperan a sus héroes. Estos aparecen desnudos con sus cabellos
su hombro una vara fresca, símbolo de los recién nacidos en la comuni ­
H l

dad. Les atletas forman un gran círculo, girando al rededor de los invita­ , 1 1c l tos y se dirigen al Tuxaua, los heri dos en batalla también les acom­
dos ; luego este círc u l o se va subdi vidiendo hasta que cada tribu esté pa11 an. El cinturón del enemi go, preciada insignia, está tejido con fi b ra
agrupada y queden j u ntos los de la mi sma tribu. Rinden homenaje a los v adornado con dientes de los vencidos por el mi smo Tuxaua. Las mu-
renacidos con u n pro fu ndo y prolongado silencio. Luego las di stintas 1nes que han sufrido pérdidas de seres queridos reci ben en su l ugar la
tribus se traban en una l ucha u k a-uka como complemento de la fiesta. d i sti nción correspondiente a su muerto. Terminada la ceremonia de e n ­
Finali zada la ceremon i a los invi tados (kuarupe) se bañan en las aguas l rcga d el cinturón, l as mujeres se detienen frente a cada maloca e n l u -
del río K u l uene. 1 . 1da por la contienda, cantando y bailando. Los Munduruku responden
1 · 1 1 coro al canto de las nati vas y con el paso, que marcan con gra n v i o­
Danza al Sol de los Maquiritares, (Sierra Porima, frontera con Ve­
nezuela) : Se trata de la festividad más importante por atribuir al astro lrncia, producen un ritmo que les sirve de base.
rey el origen de todos los dioses . En el interior de la maloca central los Danza guerrera de los Nambiquaras, (Mato Grosso): Em bosc a­
indígenas empiezan a girar a l a derecha y luego deshacen el giro haci a dos en la selva, eligen un tronco que representa simból i camente a l e m.: -
l a izquierda. Para salir al aire libre cada uno de los varones coloca la 1 1 1 i go. Dos nativos i ni cian un zi gzag entre los árboles para acerc ;1 rse y
mano i zquierda sobre el hombro derecho del que está delante; así, en , 1 1 acar con sus flechas. Cuando están a pocos pasos de l árbol -e ne m i go
t i. i n , -con gritos- la señal de ataque y entre todos los N a m b i q u a ras ac ri -

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billan al tronco hasta dejarle reducido a astillas. Ritual mágico de ambos extremos de la liana tiran en sentido con1. ra 1 1 0 l t 1•, , 1 1 1 1 ! 1 , , 1 1 1 1 1 1 ,
triunfo. Por la noche s e efectúa la parte algo complicada d · n l t· , , 1 , 1 1 11 11 1 1 i l
Danza Ruanuni de los Oiampis, (Brasil Central): El primer diseño con la prueba de la "carrera". Jóvenes vírgenes t ra · 1 1 l ' \ l l l \ d 1 1 1 1 1 1 1 , 1 1
coreográfico es circular. Los hombres colocan sus manos en el cuello ( hojas de palmera) y con ellos se ubican frente a los da 1 1 ;,.: 1 1 1 1 n ,, 1 1 ¡• 1 11. I, ,
del vecino y las mujeres se toman de las manos. Todos sacuden simul­ ( praiás) en el sitio en que tendrá lugar la carrera. Situado:- l t l \ , , 1 1 1
táneamente la cabeza a cada paso y la inclinan hacia el frente, cuidando sobre la tierra las adolescentes se pintan con tauá blanco. Lt ,� 1· t 11 1 1· d 1 1
la fidelidad del ritmo. Los pies quedan siempre uno delante del otro. En res deben acertar en los cestos con sus flechas y el que logra tl:1 1 ¡· 1 1 t· 1
el segundo dibujo de la coreografía forman dos filas, las indígenas blanco del cesto, se dirige hacia la nativa dueña de la canasta; e n t P t ll t ' \
frente a los hombres , luego una hilera avanza y la otra recula, con pasos ésta s e entrega para e l sacrificio d e la flagelación.
lentos y haciéndose reverencias mutuamente, terminan con las filas y Danza Abóxoko de la tribu Piaroa, (Río Negro -Orinoco- lí 1 1 1 i ll'
forman el tercero y último cuadro de esta danza. Los hombres forman con Venezuela): Danza mágica de sacrificio para atraer la protección de
una rueda colocándose lateralmente a las mujeres; éstas, con los brazos los espíritus. Durante el mes de setiembre, por la mañana y por la tard · ,
en alto bailan alrededor de los oiampis en sentido contrario. a horas previamente fijadas, aparece u n demonio "abóxoko" que s u rge
Danzas de la tribu Pancararu, (Estado de Pernambuco): Danza de la casa de las máscaras golpeando el suelo con un bastón en forma de
Curumí-Praiá: De iniciación religiosa, a los doce años, estos adoles­ serpiente. Danza y desaparece. Y comienza la ceremonia. Cinco sacer­
centes se convierten en los protectores de su tribu. Se conduce al joven dotes con una capa en forma de.cono y totalmente cubiertos con ti ra s de
a un lugar previamente construido para el caso, se le instruye en los palmeras, empuñando una maraca, se dirigen hacia la maloca principal.
misterios sectarios y debe jurar que no comunicará el secreto a ningún Allí danzan, saltando sobre un pie y sobre el otro cantando en form a
desconocido, bajo la pena de acostarse sobre ortigas. Para la ceremonia monocorde hasta que llega la noche. Las mujeres se retiran para que se
de la iniciación le pintan de blanco (tauá), le cubren con una pequeña consuma la parte más impactante de esta liturgia. A los adolescentes
capa de corteza de ouricuri y le sahúman por debajo del hombro y del que se inician se les pasa por el cuerpo una vara cubierta de hormigas
cuello. ( tocandira), cuya picazón es más venenosa y dolorosa que la de las
Las espirales de humo anulan a los malos espíritus, acompañan las avispas. Los días previos beben ciertas infusiones de efecto inmuni­
oraciones y ayudan a lograr victorias. zante, lo que les permite llegar al final de esta ceremonia piaroa. Veinte
El ritual comienza cuando el aspirante es ubicado en el recinto sa­ tambores sagrados de gran tamaño, acompañan todas las alternativas .
grado rodeado por los protectores y los padrinos. Entre estos dos últi­ Danza Kóai de la tribu Siusi, (Valle de Isana, límite con Colom­
mos se origina una lucha que termina con la destrucción del lugar y la bia): Danza de rebelión y de sacrificio. En la mitología Siusi el dios Yu­
victoria de los sacerdotes . Estos, cantando y bailando llevan al curumí, rupari ocupa el puesto principal. Hijo de una virgen y criado en la cu m­
futuro praiá en presencia de las mujeres. bre de la montaña, ostenta dedos agujereados por los cuales, al alzar las
Danza Imbu: La recolección es festejada por los pancararus con manos al cielo, el viento, al pasar por los orificios producía sonidos mu ­
una liturgia que se inicia a principios del año, con la aparición en los ár­ sicales. Esta deidad era celosa de sus adoradores y los hombres al no
boles de los primeros frutos. Así, marcan el frutal con una flecha y es­ soportar su tiranía decidieron quemarle. De sus cenizas nació la pal-·
peran a que su fruto madure . Una vez madurado lo envuelven en hojas mera paxiuba, con la cual se construyen las flautas mágicas que acom
y lo sujetan a una horquilla, atándolo con fibras. Comienzan los actos pañan el ceremonial kóai.
de "flechamiento del fruto" en el que los guerreros pintados de blanco, En los primeros meses del año los indígenas salen desde la selva so
con la cabeza cubierta con corteza del árbol sagrado ouiricuri, tratan de nando largas flautas que portan hacia el lado izquierdo. Sostenido por la
atravesar el fruto con sus flechas. Aquél que consigue ensartarle recibe axila izquierda cargan un fuerte látigo, mientras otros Siusi 1 1 · v a n c a
una liana (cipó) y a su vez éste la entrega a su madre. Ella elige a los nastas con los frutos d e la palmera paxiuba. Cuando a rriban a la pla m
más fuertes de la tribu y tiene lugar el "estiramiento del cipó". De J eta central, las mujeres y los niños se han ido a esconder a las m aloc a s .

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Danza Vara de la tribu Terena, (Río M i ra n do, � 1 1 1 on 1 1· d i � l . 1 1 , 1
También los frutos son guardados dentro de l as chozas. A ritmo de mar­ < i rosso) : Inician el baile portando una vara de dos m c 1 ro., d 1 · J . 1 1 / ' l l, 1 1 1 1
cha los danzantes se desplazan de un lado al otro formando y desha­ 1
l ada con rayas negras; evolucionan j ugando con l a s v a ,: " y 1 . 1 d , 1 1 1 1 1 1 1
ciendo círculos en orden sucesivo. Luego de cada una de la formación i m provisa con ellas movimientos personales. Para a l ca 1 1 1. a r e l 1 1 1 1 , t l d i ·
de estas dos figuras se detienen y se apoyan en sus largas flautas. m anera conjunta, los terenas forman un círculo, leva n t a n s u s l 1 l ' l ' 1 1 , 1 ,
Con las manos libres inici an una flagelación con el látigo sobre sus por encima de sus c abezas apuntando hacia el centro de modo q uL· l a \
vecinos; éstos, sangrantes levantan sus flautas hacia las alturas so­ pu ntas se entrecru zan y forman una base sobre l a que sa l t a u n i nd ígrn : 1 .
plando con más fuerza. Después de agotar las fuerzas contra la presen­ l este logra mantener el equilibrio de pie, a pesar de que los t e rc n a s \ C
cia de Yurupari, éste desaparece en el bosque. mueven circularn.�nte.
Danzas de la tribu Taulipang, (Sierra Paracaina, norte del Brasil) : Dan �a Kaapi de la tribu Tucano, (Río Airi, frontera con Pe rú y
Danza Parischerá: Danza mimética dedicada especialmente al cerdo ,
C o lomb1a) : Esta danza se produce luego de haber ingerido una beb i d a
silvestre, en su primera parte, y a los pájaros de la región en la segunda
a l ucinógena. D e l a planta banestreia kaapi extraen un líquido q u e si rven
y última de las danzas.
a l as personas de alta jerarquía, pues le adjudic an poderes sagrado s. Los
En una fila, con las rodillas dobladas, avanzan y retroceden, el se­
danzantes poseídos por la droga saltan, gritan, con una mímica desbor­
gundo paso hacia adelante golpea con fuerza contra la tierra. El atuendo
dada hunden sus lanzas contra la tierra y sus gritos y la música crece n
de los hombres es de hoj as de palmera inajá. Las mujeres llevan coro­
i n rernalmente. De golpe se detienen, giran sobre sí mismos y corren e
nas de taquara (bambú) y adornadas con algodón caminan al lado de los n
nativos apoyando la mano en su hombrq. Una vez llegados a la aldea d i rección opuesta atacando con sus lanzas y sus gritos a un enemio o i n -
e
forman un círculo y se balancean de izquierda a derecha, al frente y vi sible.
hacia atrás. Al terminar cada una de estas series giran sobre sí mismos Danza Porass eú-Tapoui de la tribu Tupina mbá, (Estado d e l
lanzando gritos. El que les dirige hace una seña y todos enmudecen. Un Amazonas) : Cada tres años tiene lugar este baile-liturgia. Se produce
solo grito se oye y los demás responden con un estribillo, que prolon­ con la visita de los karib (hechiceros) para bendecir, y como intenne ­
gan durante toda la noche. d i arios de Tupá, para trasmitir la fuerza divina. La aldea se prepa ra
El segundo y último baile es en homenaje a los páj aros (tukui). Se como para una fiesta, se adornan las malocas con hoj as de palmera y los
pintan de blanco desde la cabeza hasta los pies, y el procedimiento es guerreros sus armas con plumas de colores. Los karib, en cambio, por­
menos formal que el anterior, se limita a imitar los gestos, el vuelo y t an un manto de plumas amarillas, en sus cabezas grandes penach os, y
demás movimientos que hayan podido observar en los pájaros. e n el cuello y en los brazos collares y pulseras. Atuendo de lujo en com ­
Danza Penec de los Tembés, (Río Capim, Estado de Pará). Danza paración con los que 1es esperan.
de homenaje. Al atardecer, un grupo de mujeres con los brazos apoya­ Solamente los hombres de la tribu, inclinados, rezan h asta la llegada
dos en los hombros de sus compañeras, se acercan cantando a la maloca de los sacerdotes. Las mujeres, en las maloca s, abrazad as un as con
del que van a honorar. Este responde, al salir de su choza, e ir al en­ otras echan espuma por la boca y gritan histéric amente.
cuentro de las jóvenes, éstas retroceden realizando gestos de saludo y Apenas llegados los karib se colocan como el eje de un ce n t ro a l re ­
reverenci as, luego avanzan hacia él y el homenajeado repite los mismos dedor del cual se van formando círculos, dos o tres según la cant i d a d d e
movimientos y canciones de ell as. Súbitamente el joven l anza gritos hombres que haya. Sin tocarse entre sí los guerreros que forma n e l p r i ­
agudcs a los que ellas contestan haciendo coro. En ese momento parti­ mer círculo danzan inclinán dose hacia el frente con una m a n o e n l a s
cipa la tribu en pleno provistos con sus correspondientes arcos y fle­ costillas y l a otra colgando. En el medio, los karib fuman p i pa s y s :i h u
chas. Formando pareja diseñan dos círculos que dan pasos lentos, late­ man a los guerreros, mientras les repiten "Recibid e l espíri l u ti<: fue ri.a
rales, a derecha e izquierda pegando con violencia los pies en l a tierra; para que podáis sujetar al enemigo ". A medida que los gucrrc ros- ha i l : 1
entre canción y murmullo el coro indica el ritmo y la letra, reiterativa, ri nes recibían el humo giraban más rápido y daban sal!os m:ís a l t o s rn e l
es Ge-ge-ge.
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mismo lugar. Cuando los Tupinambá escupen el suelo y le pegan rabio­ Danza del Puerco Silvestre
samente gritando huá-huá se da por terminada la ceremonia. Danza de la Onza
Danza Yurupary de la tribu Tuyuca, (frontera con Perú y Colom­ Danzas de las Golondrinas (Zekirino)
bia) : De madrugada se escuchan sonidos parecidos a los de un órgano. 1 l atori
Esto significa que la deidad Yurupary se aproxima a la aldea. Las nati­ Entre cada uno de estos bailes se descansa un intervalo de uno o dos
vas en las malocas tienen prohibido asomarse a la ceremonia. En gru­ t l 1 .1s, que transcurren preparando la danza siguiente. En estas ceremo-
pos de dos avanzan sei s fl autistas con los rostros y los cabellos pintados 1 1 1 , t s sólo participan los hombres que hayan perdido algún famili ar, pues
de rojo, las flautas haci a el suelo. Les siguen los tres indígenas más an­ du rante el lapso de los dieciocho rituales serán ellos que presten su
cianos de la tribu y un curumí (praiá o i nici ado) cargados con cestos lle­
, 1 11.: rpo a los muertos para que puedan tomar carne. En el zari o casa de
nos de frutas . Recogidos los cestos en la maloca principal , comienza l a
1 , >s espíritus los indígenas pasan horas largas pintándose el cuerpo con
danza. Esta e s lenta y solemne, dan dos pasos hacia el frente y l uego,
1 1 1 ucum.
antes de iniciar el segundo movimiento, pegan repetidas veces contra el
Danza Bakuré: El atuendo está basado en penachos de plumas y
suelo con la punta del pie. Al mismo tiempo que bailan, juegan con las
flautas diseñando distintas figuras en el aire. .1 1 os largos del mi smo material . En la mano derecha sostienen la maraca
Danza Acangatara de la tribu Uanana, (Valle del río Izana, noro­ v en la izquierda el dardo y las flechas . De pie, apoyados solamente
este de Brasi l): Para ejecutarla los uananas se pintan el cuerpo en forma " >hre una pierna mientras la otra descansa sobre la rodilla que sostiene
libre y personal, pintura negra y roja. (Jenipapo y Urucum.) Se adornan 1 · 1 cuerpo comienzan a cantar. Al frente del cantante se alinean parejas,
con sus mejores plumas y col lares, algunos, los de los hechiceros están 1 1L· menor altura los primeros y aumentando en estatura los restantes .
labrados en cuarzo. < ' o n el rostro cubierto.
Dos fl autistas, solistas, dan comienzo a l a danza. Los hombres for­ Las mujeres son espectadoras, jamás toman parte en estas danzas y
man luego ,dos fi las enfrentadas, y, con la participación femenina reali­ b está prohibido entrar al zari .
zan un círculo. Los nativos colocan el brazo i zquierdo sobre el hombro Danza Hupzé: Con estacas de buriti (palmera de Brasil con tronco
derecho de su vecino dejando libre el l ugar por donde pasarán las muje­ l i so y recto) en las manos y entrechocándolas una contra otra producen
res dándose la mano. La ronda aumenta la velocidad hasta que se cam­ 1 1 1 1 ritmo que es el que les acompaña musicalmente.
bia la postura, los varones se unen entre ellos y las jóvenes entre ellas y Danza Júrima: Está ofrecida al protector de la pesca. Los que re­
continúan en dos círculos, pero en sentido contrario; el baile se pro­ presentan a los espíritus bailan con tiras de pal mera enroscadas al cue­
longa con un gran festejo. l lo y caen hasta l legar al suelo. Llevan dos astas, símbolo de los peces.
Danzas Adoe de la tribu Umutina, (Mato Grosso ) : Se trata de una Danzas del Puerco Silvestre, de la Onza y de las Golondrinas : Es
suite de danzas pues consta de dieciocho bailes, ceremoni as y ritos. Se pos iblemente la más extraña de todas las de la serie, pues para lograr
inicia a principios de cada año, por la noche, y su motivación es la de . , t raer las almas de estos animales, se esconden y dej an libre el espacio
rendir culto a sus antepasados para lo cual extienden en un claro del agrado. Temen que sus espíritus no se presenten por temor a los mor-
bosque una estera sagrada y sobre ella las ofrendas para el espíritu de 1 : t les humanos y falten a este importante ceremonial .
los muertos. Durante toda una noche i nvocan, cantando y acompañán­ Danza Hatori : Cubiertos con la piel de un animal feroz y con u n a
dose con las m aracas , a los seres que están más allá, en el mundo de las 1 arto la (especie d e sombrero d e copa) sostienen e n la mano derecha tro-
sombras; les invitan a aparecer y compartir sus ofrendas y su fiesta. 1os pequeños de madera. Es en el momento culminante de la danza que
Las principale s danzas son : \ l ' presentan los hatori s . Consisten en máscaras enormes y pel i g rosos

Bakuré 1·spíritus que bailan al son de una flauta de taquara. Cada uno de e l los
Hupzé 1 , e ne cerca a una mujer que, si se suspende la danza se le acerca y aca-
Júrima 1 1 c i a sus pies con una canción melancólica. En el instante preci so en

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que los hatoris pasan frente al cacique, le arrojan flechas, que no le hie­
ren. Con el sonido de los arcos al estirarlos marcan el ritmo del baile. COLOMBIA
Con este rito finali za la liturgia. El pajé guarda la paja utilizada du­
rante la fiesta y fabrica con ella una estera sagrada que pertenece a la
tribu de los umutinas.
Danza Pira-Poraceya de los Waikás, (Río Uraricoera, afluente del
Branco en la cuenca del Amazonas): Dentro de una trampa del modelo
Generalidades . Estanislao Gostautas dice que: "Colomb i a s i g u e
de las que se realizan para pescar, se coloca un indígena que representa
·. i rndo un misterio para los colombianos, un Dorado que no pasa d e lc­
a un pez. Los waikás con penachos en la cabeza, camisas de hoja de la
palmera buriti y los brazos tapados con hojas verdes, forman un círculo vrnda, siendo ya tiempo de que cada :rno se coloque en su brech a".
alrededor del pez-indio danzando al compás de un cencerro acompa­ Hasta ahora, desgraciadamente, este concepto se puede aplicar a
ñado por el ritmo que le marca a su lado un compañero. Los bai larines , .1si toda América; continúa luego: "El arte colonial fue un reemplazo y
se van inclinando hacia el centro con gritos provocativos. La rueda se 1 1( 1 una evolución; el arte aborigen, el colonial y el de la República -na­
aparta y aleja luego, pues el posible prisionero puede lograr su libertad ' Hín independiente- son tres estratos superpuestos y no una mezcla. Y
y en ese caso el que le permite salir ocupará su puesto. El aumento de la , 1 hubo un mestizaje espiritual y corpóreo del pueblo colombiano, el del
velocidad de los movimientos a medida que avanza el baile logra que . 1 1 t c está por haber, cuando la unidad de ese pueblo sea un hecho". "Los
los waikás demuestren su rapidez y habilidad. 1 1 1 1 smos secretos de la cromática indígena son muy secretos y perecie-
Danza Tureba de los Xavantes, (Río Yarapurá, Mato Grosso): En 1 1 1 1 1 con ellos, y qué decir de la técnica de orfebrería, de la pintura ru-

las noches de luna llena, en una gran rueda integrada por hombres de un 1 ll' stre, y de muchos otros secretos que nos indican pero no explican los
lado y mujeres en el otro, se inicia. El Tuxaua indica con un gesto que , mnistas?"
la fiesta puede comenzar, se desplazan primero hacia la derecha y luego El arte rupestre carece de regionalismo, pues en donde se halle
hacia la izquierda, los xavantes saltan con las rodillas dobladas y las jó­ posee algo en común. Esto dificul ta su ·clasificación como ideografía,
venes saltan también con los pies y las rodil las unidos en un solo movi­ ,· ,tética, representación de acontecimientos importantes, mitos o signos
miento, como si tuvieran una sola pierna. Se acompañan con el canto 1 1 1 uales .
tureba que entonan los hombres: "yo soy el diablo, ¿quién quiere ca­
Podemos decir que América está constituida por un conjunto de cul-
sarse conmi go?" Las indígenas responden en un tono festivo: "tú eres
un diablo bonito. Todas las mujeres quieren casarse contigo". 1 11 1as superpuestas .
Danza de la fiesta de la abundancia de los Xokleng, (Río Itajaí, al Entre los mapas étnicos se encuentra -como el más aceptable- el del
este de Santa Catarina) : Fiesta de la recolección. Pintados de negro, con < ;rneral Carlos Cuervo Márquez, que es el siguiente: Los Arawak, los
una camisa estrecha, sin mangas, se colocan lateralmente una especie l\1 acrochibchas y los Karib (de notorio enanismo), reservando para la
de capa realizada con fib ras de ortiga y en la cabeza portan penachos de 1 q.: ión Amazónica los Tupí-Guaraní.
plumas. La danza la inician cuando se encuentran colocados en una hi­ Queda excluida de cualquier división la cultura Megalítica, la rc­
lera y comienzan a marcar el ritmo con bastones; saltos que se ejecutan ¡ • H'm del Bajo y Medio Magdalena, y el valle de Popayán respecto a lo
en diagonal , cuatro hacia la izquierda y cuatro hacia la derecha. l ll l'i1istórico.
Se adelantan bailando y cantando. Mircea Eliade reconoce que "la historia cultural de la metalurg i a es
d 1 1 doso que pueda ser escrita puesto que apenas se conoce la h istoria y
l . 1 s mitologías, ritos o símbolos en relación con los metales".
La minería arcaica tiene sus misterios y sus ceremon ias. Los 1 1 1 ine-
1 os han de ayunar, ser puros y meditar y orar, ya que, al introd ucirse e n

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el seno de la Tierra penetraban en una zona sagrada y peligrosa. Hay logía con los disfraces y las pinturas que aplicaban sobre su cuerpo para
que aplacar y complacer a los poderes sobrenaturales. ,· ¡ccutar sus danzas.
Según las teorías de Heine-Geldern ( 1 954- 1 95 5 ) -cada vez más Arahuacos: Situados al sur de la Sierra Nevada de S anta Marta, ha­
confirmadas-, la metalurgi a de América fue traída del sur de Chi na en hi Lan las pendientes y los pequeños valles de los páramos con las otras
l a época de Chon, hacia el final del siglo VIII antes de Cristo y por gen­ 1 1 i bus vecinas consideradas lingüísticamente Chibcha y al grupo étnico
tes de la cultura Dongson de Insulindia, a partir del IV antes de Cri sto. /\ rawak. Prolongaron su independencia durante cientos de años. Incli-
En ambos casos eran, como dice Heine-Geldern, "pequeños grupos de 1 1 ados a la música y a l a danza, suelen destinar largas reuniones en las
emigrantes que ejercieron una fuerte influencia cultural sobre los indí­ males transmiten con sus cantos y movimientos, l as gestas de sus ante­
genas, pero que quedaron rápidamente absorbidos" . pasados, sus leyendas , sus mitos. El "chicoté'' es una danza mixta,
Mircea Eli ade nos relata que según el alquimista Ko Hung, "si se hombres y muj eres y niños intervienen masivamente, y, mientras mar­
pone oro y j ade en las nueve aberturas del cadáver, será preservado de can el compás con los pies, el cuerpo se balancea llevando los brazos si­
l a corrupción". ¿No obedecerá a esta mi sma idea el que las tumbas multáneamente desde atrás hacia adelante, elevándolos y bajando los
prehi stóricas de Centroamérica sean ricas también en oro y j ade? ¿No brazos y dirigiéndolos hacia atrás al retroceder el cuerpo. Un tambor y
se deberá a este pensamiento mágico el que en Colombia enterraran los 1 1 11a flauta acompañan el "chicoté''.
indígenas a sus muertos con objetos de oro para que este metal les ase­ Boras: Habitantes del B ajo Caquetá se los ubica entre los Tupí­
gurara la inmortalidad? Se puede deducir con fundamento que las ope­ Guaraní y los Huitotos. Las danzas son parte esencial de sus ritos; entre
raciones técnicas en la piedra y en los metales estaban entrelazadas por estas destacamos una ceremonia de. recolección del "chontaduro". Una
una l iturgia y trasmitidos oralmente los secretos del oficio en ritos de l arga hi lera de hombres y mujeres, éstas con una· mano en el hombro de
su compañero y en la otra porta un fruto "chontaduro". Formando un
iniciación en los que se mezclaba material psíquico inconsciente y por
círculo, con movimientos de vaivén, bailan hacia el centro ajustando la
eso se verJfican pro)'ecciones de arquetipos impersonales y colectivos,
rueda hasta el mínimo para desenvolverla luego hasta llegar a la posi­
o mejor dicho Pre-Colombia. Con una bibliografía poco numerosa, po­
ción inicial .
demos alcanzar a reunir de entre sus manifestaciones artísticas -l a
Cubeos: Llamados también cobbeos o conocidos como "pamiwa" o
danza, en este caso--, y todas sus connotaciones mágicas en una comu­ pueblo pri ncipal , h abitan actual mente el Vaupés y sus pri ncipales
n idad primitiva; respue_s tas que son constantes en casi un centenar de afluentes. Entre sus particularidades se encuentra la danza y el atavío
tribus aborígenes extendidas en sus vastas regiones. utilizado para sus liturgias fúnebres. Su vestimenta cotidiana es un gua­
Es a través de sus creencias rel igiosas que podremos comprender yuco, como el de todos los Llanos Orientales, pero para las honras de
sus prácticas ocultas tendientes al dominio de los fenómenos de la rea­ sus muertos la indumentaria se vuel ve más compleja. Un a máscara, un
l idad que fueron personalizando en imágenes en la piedra, en la ma­ saco y una falda l arga de flecos elaborada únicamente con el materi al
dera, en los metales. de la corteza del árbol , pintadas con caras esquematizadas, líneas para­
Como es sabido se carece de muchos elementos para situar debida­ lelas, rombos, triángulos y zoomorfos estilizados. Sus danzas son lo
mente l a cultura de las di versas tribus, pero cabe mencionar aquell as de más peculiar de l a región ; se distingue "yuruparí'', las fúnebres y el "ca­
las cuales, aunque en forma limitada, poseemos i nformación. De chirí''. Esta última se halla descripta en el libro "Precolombia" de Te­
acuerdo con Estanislao Gostautas en "Arte Colombiano", "Arte Abori­ resa Arango: "la danza comienza: por un di álogo melódico entre los
gen", "Compendio Arqueológico y Etnológico de Colombia" editado danzarines, ordenados en hileras en medio de la maloca, y un grupo de
en 1 960 en Bogotá por lquei ma, tenemos los músicos sentados en un rincón. El canto se inicia con un cuchicheo que
Achaguas: Habitantes de los l l anos de Casanare entre los Salivas y se alza y se extiende y se extingue en oleadas crecientes, como ru mor
los Guahibos, cerca de la frontera venezolana, es la que ha conservado de selva, como presentimiento de multitudes que se anunci an a di stan­
mejor sus tradi ciones. Su alfarería, muy variada y decorada, tiene ana- cia; es un momento estremecedor de misterio. Luego se inicia la danza

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movida, acompañada del canto bajo, adormecedor, monorrítmico, gol­ , 1rncrdo con el motivo dé la ceremonia, determinan los pasos para l a
peando, estremeciendo el suelo con los pies desnudos, adelantando y d , 1 1 1 La.
retrocediendo a compás. A la turba inicial se van sumando nuevos dan­ El trovador o "kantule" se prepara durante 20 (veinte años ) aprc n ­
zantes, las mujeres se enganchan a los hombres en parejas; a ellos se d 1 rndo a tocar la caña, en su disciplina musical y poética.
prenden los niños. Un grupo de muchachos entra y baila en corro en el Entre sus mitos se halla el dios supremo "Olotililisobi" que es fe mc-
centro de los mayores. Así una danza y otra se bailan continuamente 1 1 1 1 10 y ha dado origen a montañas, ríos, animales y hombres. Es la dei­
hasta que amanece el día". dad de la vida. De los cinco grandes ritos celebrados por los kunas , tres
La música que los acompaña está formada por el yuruparí -una es­ 1 k· e llos están dedicados a la mujer y rememoran sucesos varios. Estos
pecie de corneta larga y tabú para las mujeres- indispensable para esta 1 1 1 0s -dicen los kunas- les fueron inculcados por "Ibeorgun" , héroe mi­
danza, varas con cascabeles, tambores, flautas, cañas gruesas y largas t o lógico de la tribu.
que se hacen sonar golpeándolas contra el suelo de la maloca. El primero de estos ritos -"La Morsurba"- se festeja cuando la niña
Kunas - Cunas : Los Cunas están situados en el Darién y en Pa­ t i me algunos meses. Consiste en la perforación -en la base de las fosas
namá. Considerados entre los indios contemporáneos como únicos por n asales- con el objeto de atravesarla, posteriormente, con la tradicional
su capacidad inteligente y su independencia. Estos rasgos se ponen en , 1 1 golla de oro.

evidencia en su organización social enunciada en la "Carta Orgánica El segundo es la "Innamitikit" o iniciación de la pubertad. En este
del Régimen Común de los indios de San Bias". Seleccionamos el artí­ 1 aso el padre, de la todavía niña, construye la "Surba" que es un cer-
culo que dice: "Está prohirndo la explotación del hombre por el hom­ 1 .1do de hojas, dentro de la casa; allí queda la joven encerrada durante
bre", "Nadie debe mendigar", "En las islas no debe haber un solo hom­ 1 1 nco días tomando baños con agua de mar, llevada hasta allí por sus
bre que no tenga casa propia", "Están prohibidas las bebidas alcohóli­ 1 ompañeras, quienes la vierten en un barril colocado al efecto frente a
cas que embrutecen a los blancos" . . . etc. J . 1 "Surba". Al prescribir el quinto día, la muchacha aparece totalmente
De su vida cultural o artística podemos señalar el conocimiento de ¡ 1 i ntada de negro; sus padres ofrecen una fiesta que la consagra como
la escritura o pintura ideográfica que conservan de sus antepasados . 1dolescente y la integra a la vida de la comunidad.
siendo tal vez la única tribu suramericana, además de los Incas, que te­ El tercero o "Innasuit" podríamos clasificarlo como iniciación mís-
nían los "quipus" consistentes en tablillas de balso en las cuales graba­ 1 1 ca. Conjuga, durante el curso del ceremonial una seudo muerte y resu-
ban con estilete signos difícilmente descifrables. Para algunos historia­ 1 1ccción con su bautizo del eventual retorno. En el "Innasuit" o corte de
dores presentaban reminiscencias del arte rupestre al ofrecer el dibujo t abello, participa toda la tribu durante cinco días y cinco noches ; en la
de los objetos naturales. Pérez de Barradas, al comentar estas manifes­
1 i l tima de éstas la joven es enterrada dejando fuera de la tierra sólo la
taciones explica que: "Las ideografías kunas representan conjuros y en­
t abeza y los brazos, cubriéndole el rostro con un velo.
cantos de los curanderos. Son una clase de memorándum, porque no
Entre sahumerios, brindis e invocaciones a los dioses la "Yedi" o sa­
contienen signos para las palabras del canto entero, sino solamente para
n:rdotisa comienza a cortar los cabellos de la adolescente en forma de
los más importantes . . . Los signos de la ideografía de los kunas repre­
1 1 uz. Este rito se prolonga durante veinticuatro horas seguidas. Luego
sentan las mismas palabras, las mismas ideas . . . los kunas, sin duda,
aprendieron la escritura de México, porque se parece mucho a una ide­ n bañada y vestida con ropa nueva para poder presentarse en una gran
ografía primitiva y antigua de los mexicanos, no de los mayas, que te­ ,;d a en la que se halla reunida toda la tribu. En el centro el "Cantulo" o
nían jeroglíficos mucho más desarrollados". hechicero inicia una canción mística: "El espíritu de la joven ha ido al
1 1 c lo , y nosotros la traemos de vuelta, cantando esta canción poderosa".
La música kuna es otra de las características exclusivas al contar
con un trovador en cada pueblo y ejecutar cantos polirrítmicos. Las l .uego la muchacha recibe su nombre que desde ese momento utiliza y
fiestas son dirigidas por los trovadores, éstos hacen entonar los cantos, conservará hasta su muerte. Varias mujeres se le acercan y le hacen
guían el acompañamiento musical de los otros instrumentos y, de d a nzar con ellas, siendo esta la primera vez que baila entre adultos.

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A continuación los varones solteros ejecutan una danza ritual du­
rante Ja cual se colocan hoj as de ortiga sobre la piel del torso. Se suelen can cierta dificultad técnica en el manejo muscul ar que I s dt· 1 1 1 . i 1 1d . 1 s 1 1
frotar Jas espaldas al danzar para que estas plantas les introduzcan con l'jecución, unido a la variedad d e movimientos y saltos q u e · a rac1t· 1 , ,,. 1 1 1
a este animal , explica Jo reducido del plantel d e indígenas q u · l o 1 1 1 t l' 1
i ntensidad sus efectos urticantes hasta llenarles de ampollas .
Después d e esta ceremonia la joven jamás volverá a tener e l cabello pretan. Otro baile, cuyo nombre n o s e registra pero se describe, ·st a 1 t a
formado por una hilera que, con las manos sobre los hombros de l q 1 1 ·
largo. . . . . ,, está adelante se va formando un círculo, dando un paso breve con l a
Los "kunas" son orientados, aconseJados y dmgtdos por los "N e I es
0 hechiceros. Poseen una variada ciencia arcaica valedera para cual­ pi erna derecha, es decir la que queda del lado exterior, y u n paso más
quier situación . Conocen y explican cómo desarrollar el "�iga" -carác­ l a rgo con la pierna i zquierda hacia el centro, ronda converge grad u a l ­
ter personal- lo que se debe comer, vestir, usar para fort1f1car el valor, mente encogida en el punto central . Entre los Guahibos el baile m ás es­
como estimular )os "Kurgis" o talentos, cómo tratar la "Purba" o alma pectacular es, tal vez, el que realizan en sus ceremonias fúnebre s ; -e l
de )as cosas (plantas, animales, hombres), y el tipo de madera q � e ,se médico-brujo a l saltar sobre las l l amas mientras les sopla fuertemente.
_ Para su vida diaria y para sus prácticas mágicas, los Guahibos se cu­
debe utilizar para el tallado de los "Nuchos"; espíritus que al rectblí or­
denes de su creador -el brujo "Nele"- desgarran la madera y por esa bren en forma muy simple; la corteza de los árboles les provee de fi bras
brecha se encaminan al lugar en que se encuentra el enemigo de la tribu que machacan y pintan de acuerdo con el uso que les adjudican ; faj as,
para derrotarle. hamacas, etc. El acompañamiento musical se basa en cantos e i nstru ­
. , . mentos ; la flauta que puede contar con tres o más tubos -hasta doce-, l a
Para sus conj uros "Nele" suele producir choques electncos con la
"Piedra magnética" o "piedra que vi ve" . ll auta tallada e n fémures de animales, e l fotuto, l a ocarina del cráneo de
. ., , los venados, la maraca, el raspador de concha de tortuga, el caparador.
Por último, para el quinto y más i mpresionante nto-proces1on-ma­
gico-fúnebre, el hechicero, para guiar el alma hast � su nue � a morada, Guajiros: Este grupo que vive en la península de su mismo nombre,
tall a en madera ocho hombres y ocho mujeres, les insufla vida y alma a l Lerna con frecuencia con otros indios o blancos y, aunque mantiene en
para que acompañen el cortejo fúnebre (antiguamente eran hombres Y parte su autonomía cultural, la influencia de sus vecinos desdibuja sus
mujeres vivos los sacrificados). Según Curt Sachs "en muchas culturas t ra diciones. Son descendientes de los anti guos Arawak cuya lengua
matriarcales el ocho es el número perfecto". rnnservan así como algunas músicas y danzas. Un tambor con dos t i m ­
El "Nele" coordina Jo que la familia del muerto puede colocar en el bales, u n a flauta d e caña con dos o tres notas, pequeña y gruesa o l arga
ataúd y autoriza, antes de que éste sea cerrado, a los parientes Y amigos y delgada son los restos musicales con que cuentan. En cambio, podría­
a encargar )a entrega de regalos y comida a aquellos que han muerto an- mos clasificar como danza-juego, por su carácter informal a la "ch icha­
teriormente. mava" y "la cabrita" que llegan a nuestro conocimiento. En l a pri mera
. se diseña la persecución del hombre en la conqui sta de la mujer, dando
Guahibos: Ubicados en el Noroeste de los Llanos de Casanare (V1-
chada), se encuentran entre los clanes m ás importantes y ai sla ? os : motivo a que ésta Je coquetee y Je distraiga, pues la finalidad de este
Hasta el momento no han podido definirse ni su origen o proceden � ia m baile es que ella, en un momento de distracción del varón, le tu mbe al
la clasificación de su idioma -que es también único-. S e considera suelo; esta i ntención produce un estado de alerta y vivacidad en los ges-
como aglutinante "de acuerdo con la formación y estructura de las p �r­ 1os. En "la cabrita" los hombres, imitando a los animales y reci tando se
tes de la oración y el procedimiento incorporante de 1:1 uchos de sus � tg­ di viden en dos grupos con un cantante al frente; sin dejar de cantar l u ­
nos". (S. Elías Ortiz). En sus danzas ofrecen alternat1vas b astante dife­ (·han entre sí y el mejor cantante y el mejor luchador se quedan con l a s
_ _ muchachas q u e eligen con el orgullo d e los triunfadores y el derecho a
rentes de las de las otras tri bus, los hombres son los pnnctpales p �ota­
escoger.
gonistas al realizar la imitación de los movimientos de algunos amma­
Huitotos : Los Huitotos están constituidos por diversas tri b u s como
les, preferentemente el venado ; según sus títulos, "la danza del ve � ado "
_ los "mirañas" , "muinanes", "mekes", "kaimitos", "ok aines", "bues",
(como su similar, famosa en México), "la pelea del venado", que 1mph-
" nonuyas". Son los únicos habitantes de las zonas del aqucl á , n orl c
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, ·cremonia, todos los presentes se disponen a tom ar p, 1 1 t l ' . q 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
del Amazonas y oriente del Putumayo. Algunos historiadores suponen dose a dichos bai larines, uno de los cuales está apare n l i..: 1 1 1v 1 1 1 ,· 1 1 1 1 11 1 1 1 1 ,
que este conj unto tan numeroso pertenece a los Tupí- � uaraní. l e ntamente agrupan a su alrededor a una masa ululantc l J l l l ' 1 1· 1 1 1 1 1 1 1 , 1 , · 1 1
..
Es en el interior de sus enormes chozas -con capacidad para cob1Jar 1 1 1 1 cortejo fúnebre.
a más de quince familias- que los Huitotos cumplen la ma� or parte de
Koggabas-Kogi: Los encontramos en cantidad considc ra h k v 1 1 l . i ,
su actividad mágica. De base circular suficientemente ampha, este cono
1 a I das de la parte septentrional de la Sierra Nevada de Santa M a rt a . l ·: , 1 . i
finaliza en punta a bastante distancia del suelo. La terminación de esta
1 a ma de los Chibcha-Arawak ostentan una nutrida mitolog ía d e l a q 1 1 1 ·
vivienda se festeja con gran regocijo, con música, canto y baile. El
,t..: desprende por l o general una enseñanza o moraleja. Sus te m a s , l ; i
"Padre" recreaba el mito de la creación, tomaba "posesión del suelo Y
ncación, el mundo en e l que e l hombre establece relaciones con Dios y
pateaba sobre él repetidas veces" . Los hombres munidos con un pa lo al , u s solemnes mandatos sobre la naturaleza, son desarrol lados a tra vés
_
que habían adosado una sonaja, golpeaban rítmi � amente contra la tierra d e leyendas orales, cantadas o bailadas. A veces estas hi storias tam b i é n
y a cada golpe las mujeres respondían con un gnto . ,e bailan, mujeres y hombres forman, separadamente, círculos cerrados
Una danza astral, e l rito lunar, se realizaba a l desaparecer este sate­ . i , i dos de la mano. Es frecuente la danza i ndividual masculina que i n­
lite de su vista en el cielo, los Huitotos. y los Tamas casti gan un árbol t erpreta con intensidad di stintas variantes en las que acentúan las muc­
hasta derribarlo y destrozarlo; luego, simulando las distintas fases de la
, · a s de su rostro sin dejar de mantener el dibujo circular con sus pies o
luna, separados los hombres y las mujeres se colocan formando un seg­
rn la forma de un ocho. En otros momentos, siempre los danzarines i n ­
mento -con una mano en el hombro de la persona que va delante y en la
d i viduales, giran simultáneamente sus cabezas y dirigen sus miradas
otra portando una rama luminosa-, con la gradual adición de otros dan­
hacia la mi sma dirección.
zarines completan el circuito que pertenecería a la luna l lena. Al frente
Refieren los Koggabas-Kogi que sus primitivos sacerdotes con vc-
de ambas filas un guía se encarga de que el rito se cum¡)la respetuosa-
1 1 1 an "con los demonios pactos en los que éstos se comprometían a d a r
mente. . , conocer los cantos y danzas que los inducían a infundir sus cualidade s
El "chontaduro" es una danza para la cual los Huitotos cambian su
l irnéficas en provecho de la especie humana, preservándola a la vez de
vestimenta corriente. Trajes y máscaras , accesorios que caracterizan
l . 1 s maléficas" , y los sacerdotes "quitábanles los rostros a los demon i o s ,
animales del aire, de la tierra y del agua, fuerzas naturales como el
_ , 1 éstos l o hacían por propia voluntad, de modo que los hombres pudie-
viento ; largas polleras de flecos dibujados y pintados sobre la fibra de la
1 ; 1 11 usarlos en sus bai les como máscaras" .
corteza de los árboles constituyen una decoración fantástica. Una core­
Sus instrumentos son flautas de uno o cinco huecos, trompetas que
ografía diseña a los indios en fi la, en espiral y en cír� ulo. Bajo la direc­
t erminan en calabaza, maracas y tambores diversos.
ción-del canto del jefe del grupo, los danzantes repiten a coro prolon­
Penches: Habitaron el Alto Magdalena entre Girardot y Honda . Si..:
gando las mis mas figuras y cantos hasta la l legada del amanecer:
n1entan entre los grupos más agresivos y belicosos, lo que los l l evó a
Una variable la producían los aborígenes con máscaras de animales.
\L'r totalmente destruidos por los españoles. Por las crónicas y e xc a va­
La imitación de los movimientos cuyas características ostentaban, daba
l· i ones se puede describir uno de los bailes de más contenido psi colú
lugar a bailes bastante diferenciados entre sí; el salto : la huida, su ata­
¡ • 1 co; para ejecutarlo un grupo de danzantes se colocaba en círcul o , e n
que O defensa. Se trataba por lo general de que la b � st1� que represent�­
_ v i centro de éste un bailarín con un palo alto y redondeado de l c u a l ·ol
ban cayera herida de muerte , pero s 1 , por el contrano, esta lograba last� ­
_ ¡ · a ban cintas, se mantenía quieto. Al compás del tambor y de l a s n i ; i r ; i
mar a algún cazador de l a tribu, hasta matarle, la mi sma danza conti­
" " s l o s participantes giraban sobre s í mi smos y alrededor d e l pa l o , l k
nuaba con otro carácter; el de fúnebre. Se introducían inmediatamente
¡• ,i ndo a quedar completamente cubierto por el tejido de l as c i n t a s q 1 1 i L· 1 1
otros elementos que alteraban el ritmo. Los gritos se volvían lame� to_s ,
,l istenía el tronco ; para finalizar, reiniciaban los giros e n st..: n t i d o rnn
los pies se arrastraban por la tierra en contraste con l � s salt� s ª�tenores
. t rario hasta llegar a la posición inicial. Una manera sim bó l i ca de p . i r. i l i
y también variaba la cantidad de participantes . El nto se 1m � 1aba con
_ 1 , 1r l a acción del enemigo.
dos individuos , pero con e-1 cambio que se produce en la fmahdad de la
75
74
Salivas : Desde las orillas del río Orinoco y Meta, emigraron hacia
el occidente de los Guahibos de los cuales registran cierta influencia.
Esta se muestra evidente en algunas de sus artesanías como en la espar­

o
tería y en menor grado en sus danzas.
Estas, basadas principalmente en la figura del círculo, se desarrollan
trasladándose en cadena e imitando a los Guahibos con mezcla de gri­
tos y saltos de animales. Mimetismo o copia?
Para sus ritos fúnebres se aplican máscaras zoomorfas o míticas .J ........... - · - -· · · o - - - - -
acompañados por una música onomatopéyica de un instrumento parti­
cular, la trompeta fúnebre de barro, de un metro de largo, boca angosta
y que inmediatamente después de la ceremonia es totalmente destruida.
Tucanos : Forman el grupo lingüístico importante de los Llanos
Orientales. Dispersos en tribus como los eubeos, macaguajes, sionas,
coraguajes, etc., conservan sus costumbres y hábitat, que consiste en
amplias viviendas o malocas que aloj an a varias familias. Las paredes
internas están decoradas con símbolos, algunos de diseño geométrico,
como espirales, triángulos, rombos, caras o máscaras míticas, muy se­
mej antes a algunas de las pinturas rupestres.
En el centro de estas malocas está previsto el espacio libre para
poder ejecutar sus danzas. Estas son mixtas y, como entre los eubeos, se
destaca la imaginación en los disfraces zoomorfos, pero en este caso,
no imitan los movimientos de los animales.
Sobre la base de un ritmo reiterativo obtenido con el sonido de las
trompas construidas con la corteza de ciertos árboles -de uso exclusivo
de los hombres-, el "caparador", flauta de pan, tambores, collares de
concha o sonajeros.
Su vestido cotidiano es muy simple, pero para realizar las ceremo­
nias danzantes el atavío es excepcionalmente profuso y variado, sobre
todo en los acompañamientos fúnebres.

Máscara funeraria de los Cubeos


(Tomado de Precolombia por T. Arango B . )

76 77
CHILE

El Departamento de Extensión Cu ltural del Mini sterio de Ed 1 1c . 1 rn i 1 1


l i . i editado una serie "El Patri monio Cultural Chi leno" e n e l q u e c 1 1 · ; 1 r : 1
1 1 1 1 a síntesis d e l arte rupestre i ndígena chileno, para cubri r l a c a rcnc i . 1 dL·
l l l l'o rm ación y cumpl i r con un doble obj etivo: el de inventario y ·I dl'
d i v u l g ación .
En los regi stros de repositorios del arte p arietal i ndígena h a l l ados · 1 1
o 1 h ri go s y bloques pétreos , se apreci a l a uni versalidad de este c s l i l o
p l .ístico e n sus componentes esenc i ales. Algunos antropólogos i n t c r
p1 clan l o s grabados y pinturas d e u n contexto cultural d e seres h u m a nos
\L' parados de nosotros en e l tiempo y en las circunstancias con ópt i c a
. , ct ual izada, freudian a en su mayor parte. Esta interpretación o proycc-
1 HÍn de algunas fórmulas puede equivocar l a lectura de los signos, a s í

rn m o por ejemplo el de atribuir a una elipse con el trazado d e u n a l ínea


n:ntral l a i m agen de una vulva. Pero si de traducciones se trata podc-
1 1 ms suponer que este di seño destaca el momento final de l a i n i c i ación
dt.: u n a Machi , cuando le toman l a lengua y le producen una inci s i ón e n
1 · 1 centro d e ésta.
No ofrecen ningún problema de sugerenci a las representaciones r:i­
c i l mente reconocibles de caballos, camélidos, figuras human as, obj e
tos, etc . , porque estaban ejecutados en esti lo n aturalista o pictogra m a .
1-:n cambio, en l a s fi guras geométricas o moti vos abstractos q u e s e h a-
1 l a ron, se impone l a reflexión de que éstos responden posiblemc n tt.: ; i
medidas de conducta o normas pertenecientes a una etnia d i a m e t r a l
mente opuesta a l a nuestra y cuya comprensión n o s res u I t a d i f'íc i l . Pt: 1 u
proponemos j ugar con las hipótesi s .
E s u n a reali dad concreta la presencia d e elementos con s t a n t e s L' l 1 L · I
. i rle rupestre d e toda América. Las manos, la yuxtaposición de c 1 1 : 1 t l1 1
1 t.: s con ani m ales, los pies, etc . , y dentro del área de l a d a n za pod 1 1 ; 1 1 1 11 1,
deduci r que en algunas de l as escenas pintadas se h u b i e ra hus · :1du u l I L'
L·cr un pasaje de una celebración ritual, por l a col ocac i (rn lk l : 1 , 1 1 �· 1 1 1 . 1 ,
y e l ritmo e n l a form ación d e sus grupos.

78 79
La incógnita que apasiona a los investigadores es el origen de este 1 1 1 i ento. Destaca, de manera i ndependiente, las d i st i n t a s partes d · I
arte. Si hubo un centro del cÚal se difundieron o si surgieron simultáne­ c uerpo y algunos de los adornos util izados. La cabeza, a veces separada
amente en varias partes del mundo en forma independiente. Otro deta­ del cuerpo, presenta una enorme corona o diadema; e l cuerpo, a vec ·s
l l e importante reside en la semej anza de la temática. La única diferencia sin la cabeza o con ella, viste una túnica cuya decoración se asemeJ a a
entre los europeos y los americanos la encontraremos en los animales 1 1 11 tablero de ajedrez por sus cuadrados claros y oscuros, interca l ados
representados. Entre los primeros hallamos el reno, el bisonte, etc., y i.: ntre sí o el uso de una falda corta formada por cordeles o flecos, los
entre los segundos se encuentran los camélidos, guanacos, l l amas, pies aparecen descalzos o con una especie de ojotas muy s i mples. El
pumas, etc . Las fi guras humanas y sus distintos tamaños, las formas ge­ sexo aparece claramente indicado tratándose en su mayoría del sector
ométricas o abstractas, medi ante líneas, cruces, triángulos, espirales, lí­ masculino. Son pocos los ejemplos de l a presencia femenina o están
neas onduladas, etc., resultan de un parecido sorprendente. Del mismo desdibujados los atributos del sexo. Aparecen parej as que podrían ser
modo, l as técnicas aplicadas en sus manifestaciones gráficas, según se danzantes o en acoplo amoroso, pero estas son interpretaciones que no
trate de las laderas de los cerros, en piedras sueltas, a ras de tierra o en se pueden demostrar.
paredes de cuevas o abrigos rocosos, muestran simi litudes conmovedo­ El culto de la cabeza y el sacrificio humano constituyen un rasgo
ras e inquietantes. Los motivos más frecuentes son los que reproducen común a toda el área cultural andina. El "Sacrificador", un sacerdote o
seres vivos o biomorfos. De acuerdo con el aspecto se l lamará antropo­ ,hamán presentado a veces con máscara de felino, ejecuta los sacri fi ­
morfo -forma de hombre-, zoomorfo -forma de animal-, fitomorfo cios humanos.
-de vegetal-. Los zoomorfos pueden ser específicos a su vez, omito­ Constituye un misterio la selección de la reproducción parietal de
morfos -forma de páj aro-, sauriforme -saurio o l agarto-, batracio­ los animales. En el caso del puma y gato montés, así como el cóndor,
forme, anfibio, serpentiforme -culebras-. Pero también es bioformo la los presentan en un doble rol de depredadores y como deidades religio­
i mpronta de una mano o de un pie. sas. Estos dos caracteres se han podido deducir por el tamaño adjudi­
En el arte rupestre indígena de Chile se pueden diferenciar algunas cado en momentos distintos; las proporciones se asemej an a sus vícti­
características de entre los estilos de cada zona. Estas se presentan en mas -en las escenas de caza- pero son magnificados cuando se los pre­
una transición paulatina, pues la presencia de signos extraños puede in­ senta en calidad de ser mítico.
dicar también contactos con otro gi;upo étnico o, en casos de superposi­ Estas zonas, prácticamente inéditas, facilitaron el conocimiento de
ciones, cambios en el tiempo. Esta dinámica en las transformaciones un amplio registro de valores conservados por tradición oral y permitie­
será más activa si está expuesta el área a la circulación de otras corrien­ ron tomar contacto con las manifestaciones del pueblo araucano, sus
tes culturales. En cambio, sin son áreas marginales, los estilos que en pautas culturales básicas y las expresiones del arte mapuche. Otras ca­
ellas se desarrollen logran una mayor permanencia, como es el caso del racterísticas de su comportamiento las constituyen la práctica del cha­
arte patagónico, que es uno de los más conservadores a través de mile­ manismo, la celebración de ceremonias colectivas tribales, la creenc i a
nios debido al ai slamiento en el extremo sur de América. en dioses y espíritus d e la naturaleza y la práctica de la hechicería < 1 ) .
Al arte patagónico más antiguo, se unió más tarde e l l lamado estilo Las danzas se podrían resumir en ceremoniales, agrícolas y artesanales,
de grecas, figuras laberínticas, motivos ornamentales entre los cuales los vínculos familiares en los que están incluidos la educación i n fan t i l
son comunes algunas hi leras de pequeños trazos paralelos entre sí y li­ por medio de juegos, ciclos vitales indi�iduales o comunitarios de los
neaturas sobre la base de corridas de puntos dispuestas en largas rectas araucanos, las danzas guerreras, el nacimiento y la muerte de u n i n t e­
o formando círculos. Otra presencia frecuente en los grabados de esta grante de la tribu son momentos compari:idos ritualmente por e l gru po.
misma región, es el signo "tridígito", que se interpreta como el rastro La antropóloga Ximena Bunster de la Universidad de Chi le, prologa
del avestruz, lo que establece un nexo con el arte del grabado del norte. una coreografía "El Grito de la Sangre" de Fernando Reyes, de orí 'en
El hombre prehistórico se representó a sí mismo en actitud estática,
o sea no i mplicada en ninguna acción, o dinámica, expresando movi- ( 1) Hueyel es un bai le en honor del demonio.

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mexicano, donde dice: "Cada tema se nutre en la investigación antropo­ 1 1 11.; nte, de la formación chamanística de la iniciada. El fi n a l del cic lo dc
lógica seria . . . " y efectivamente, a través de la organización y el orden l ' l l señanza dará lugar al Machiluwn o ceremonia consagratoria.
presentado en esta composición épi ca que se inicia con el Nacimiento y Machiluwn: Un grupo de hombres arreglan un s itio donde se co-
finaliza con La Muerte, podemos vislumbrar los alcances de una cultura 1 1 1e nzará a efectuar el ritual de la iniciación de la nueva Machi. Trae n el
que floreció en un extremo sur del territorio precolombino. 1 l· we o altar, que consiste en un tronco tal lado con cinco o siete pe lda-
El Nacimiento se produce en un campo abierto, un grupo de mujeres 1 1 l >S, el último de éstos tiene la amplitud de una plataforma donde l a
simulando montañas cercanas de vida y sangre al Hombre, más atrás, la M achi ejecuta sus danzas que la inducen a caer e n trance y luego en éx ­
cordillera, formada por hombres y mujeres que adoptan poses diferen­ t a s i s , para comunicarse directamente con el Ñenechen o Ser Supremo.
tes, acompañan con cantos e i nstrumentos, Mapu; tierra; que da vida al Esta danza se inicia con llamados a la Deidad, giros de cabeza, de
Hombre. Con sus kullkull, cuernos de vacuno arreglados para corneta, t ronco, giros completos -con todo el cuerpo-, e inclinaciones laterales
y sus trutrucas o trompetas indígenas se alejan del lugar para que el que la van acercando poco a poco hasta el piso de la tarima. Las muje­
parto pueda ocurrir. Una vez nacido el niño, simbólicamente le enseñan n;s acuestan a la joven sobre unas mantas y bajo una enramada, otras
a caminar sirviéndose de una rama. Las mujeres a su alrededor danzan pi ntan de rojo los kultrunes. Cuando todo está preparado la comitiva se
en semicírculo abriendo sus rebozos. Con un leve gesto de inclinación detiene frente al rewe provisorio y la joven aspirante toma un collar de
lateral simulan un aleteo protector. kopiwes y se lo coloca al cuello. Se dirige al centro de la enramada
Los Juegos son variados, en el pi skoitún o trenzado, se desarrolla la donde cuatro Machis alzan un pontro y la cubren con él , cuando la
flexibilidad del cuerpo con una gi mnasia en la que entran casi todos los hajan aparece cubierta con sólo una camisa. Las Machis rocían y frie­
resortes del movimiento. En el choiketún o juego del avestruz, se busca µan con hojas el cuerpo de la iniciada. Los ayudantes o yewulfes pro­
estimular en el infante su astucia, observación y velocidad en la carrera; porcionan instrumentos para que las Machis los toquen. Un joven
es la simulación de la caza, una danza mi mada en la que se realizan sal­ .icerca una cubeta con agua donde las Machis remojan las hojas del ca­
tos y corridas con alguna detención brusca y miradas inquisitivas a sus nelo sagrado.
presuntos perseguidores. El ritual alcanza una de sus etapas culminantes cuando las Machis
Las máscaras de madera o kollones son utilizados por los niños para succionan varias partes del cuerpo de la adolescente iniciada, hasta pro­
demostrar a sus mayores que les han perdido el miedo, pues anterior­ ducirle dolor y hacerle salir sangre de sus heridas. Se repite esta opera­
mente les asustaban con estas representaciones rígidas sobre sus ros­ ción en varias partes del cuerpo. Limpian la sangre con hojas de canelo,
tros. la lavan y la visJen con sus mejores galas. La sientan y le colocan ram as
Iniciación de Machi : Desde niña manifiesta los síntomas de su pe­ de canelo sobre su falda. La joven cubre su rostro con hojas del m i smo
rrimontún. Escucha voces que gritan e inicia una carrera hacia campo .i rbusto.
abierto. Su vocación de chamán araucano se ha presentado con señales La iniciada, que debe demostrar que domina las fórmulas y las téc­
inequívocas . El chamán es un especial i sta médico y sacerdote, experto ni cas de su aprendizaje chamanístico, comienza el baile abriendo los
en el manejo de lo sobren atura l y esta experiencia alucinatoria indica a hrazos y agitando las ramas sagradas. Las Machis la i mitan y bai l a n
las que desempeñarán el papel sacrom ágico de Machi dentro de su rrente a l a más vieja. Tocan e l kultrún o tamboril. Una de las Mach i s se
grupo. Ya en las afueras del pueblo la niña se trepa a un árbol, empieza aleja en estado de trance pero es detenida por un indígena para e v i t a r
a tener visiones, se le aparece un gal lo rojo, un hombre con manta roja, que en ese estado de inconciencia s e haga daño. Esta s e desmaya . Se le
ve culebras. Se acerca un grupo de hombres que rodean al árbol, con acerca un mapuche haciendo sonar el kultrún y el que la prolegiú ej e­
movimientos cadenciosos, encienden una fogata. Le hablan. La Machi cuta una danzá alrededor de ella para ahuyentar a los ma los e s píri t u s .
más vieja se adelanta dejando atrás un grupo compacto de mujeres, la La candidata a Mach i s e dirige al rewe buscando amparo, pe ro s e apart a
invoca para que descienda del canelo, árbol sagrado de los mapuches ; de éste corriendo. Otro joven la detiene, los hombres coloca n s u s c h ue­
la joven acude a este llamado y la vieja Machi se hace cargo, ritual- cas sobre su cabeza, protegiéndola y expulsando a los es ¡ íri t u s dcl m a l .

82 83
Este proceso es inherente a la condición de Machi, por lo tanto, con f•.c stos de rechazo y giros de acercamiento y saltos súbitos con las rodi-
leves variantes , pasan todas por esta misma situación de la cual se reco­ 1 las plegadas en el aire.
bran lentamente. Para apaciguar a los padres de la novia, una comitiva compuesta por
Suenan los tamboriles sacromágicos en manos de los chamanes. los padres del futuro esposo, sus parientes y amigos, traen regalos a los
Como respuesta las mujeres del grupo se ponen de pie y se forman en 1 onsuegros y les solicitan cooperación para concretar un rukan . El

semicírculos en torno al rewe. La más anciana alza los brazos, es la , u kan se faci lita mediante el mindaco, que consiste en una asociación
señal para que todos bailen. La neófita se coloca al frente de la viej a <k trabajo entre -precisamente- los parientes de las dos partes, los ve­
Machi. Danzan con ramas de canelo. A su alrededor se forman grupos c i nos y voluntarios. Es la ceremonia colectiva de la construcción de la
concéntricos de hombres, uno de ellos baila con un carnero ; mientras la l asa para los recién casados. La dirección la ejerce un jefe que organiza
antigua Machi toca su tamboril se le van uniendo a la danza las Machi s y proporciona la comida y la bebida. Una vez terminada la edificación
oficiantes y l o s espectadores. Todos giran e n círculos q u e mantienen \ C enciende el fuego; el más viejo de los mapuches, el jefe del rukan, se

como eje a las dos protagonistas centrales, y al altar. i n stala a su lado y a la luz rojiza de las llamas relata las antiguas histo­
Luego las Machis se separan para ascender por los peldaños del , i as de los grandes tokis ( danzas guerreras). Los espectros de los gue-
rewe o altar, una detrás de la otra hacen sonar sus cascabeles y descien­ 1 reros aparecen y ejecutan las danzas que los hicieron famosos como

den de éste muy lentamente. Al reintegrarse al conjunto el ritmo de la fcroces e invencibles. Los que están presentes en la ruka interpretan los
danza se apresura y todos gritan el "avavan". Se sacrifica un cordero, se movimientos marciales e imitan a sus ancestros, se destaca un cacique
le extrae el corazón y con su sangre las Machis de más edad hacen sig­ que baila con su grupo para demostrar que son ellos quienes presidirán
nos sobre la frente y los labios de la iniciada. Esta corre hacia el rewe y l a elección del nuevo toki o jefe de guerra. Los competidores se ubican
toca su kultrún. En ese momento se le aparecen los dioses y los diablos; ! rente a los caciques. El toki mayor habla, a una señal del corno los con­
es decir, las dos fuerzas opuestas, la del bien y la del mal. Una parej a de l cndores ocupan el campo de batalla. La competencia se desenvuelve
nobles ancianos, sus ancestros, le entregan el kultrún sagrado para que de acuerdo con las siguientes pruebas:
domine a los wekufü, y muy en especial al witranalwe (la aparición de 1 º Juego de fuerza y alzada, para desarrollar resistencia física ante
un espíritu dañino que se presenta montado sobre un caballo que crece el enemigo.
y crece), y el anchimallen, pequeño monstruo de boca luminosa. La 2° Lonkotún, lucha del pelo para tonificar los músculos del cuello y
joven Machi toca su kultrún y los destruye. de la nuca. El que triunfaba hacía caer al suelo a su contendor del
El término del rito iniciático culmina cuando las viej as Machi s le cual arrancaba y exhibía un puñado de cabellos.
toman la lengua con un pañuelo rojo y le hacen la i nci sión que la mar­ 3 º El topeltún, gimnasia danzado radicado en el cuello del contrin­
cará como chamán araucano. cante. Utilizando los grandes saltos con golpes contra el pecho
El ciclo anual de la cosecha del trigo es uno de los pretextos para se agredían violentamente.
festejar la siega, con danzas colectivas mixtas y el uso de los kollones. Para finalizar esta demostración los guerreros rodean a los caciques,
También es frecuente la concertación de las bodas. Si un joven mapu­ Jesde un sitial los indígenas les proporcionan lanzas para el rinitun y el
che desea desposar a una indígena y los padres de ella no lo aceptan, se waikitun, ejercicios y peleas con esta arma que fue la base de sus ma­
procede, de parte del pretendiente a planear un rapto. Ayudado por sus yores conquistas.
amigos y algunos de sus parientes se dirigen a la ruka, violentan su en­ Se clasifican dos parejas vencedoras y se consagra al nuevo toki en
trada, y comienza entonces la antigua ceremonia del Napitun o matri­ medio de los avavan o gritos de alegría que exteriorizan palmoteándose
monio por rapto. El novio guía a la joven hacia el bosque y cuando ella la boca con las manos abiertas.
.intenta escapar él hace sonar su trompe, instrumento musical que ejerce Danza de la sequía: Al amanecer, frente a los campos secos, un ma­
un extraño influjo sobre su elegida, ésta desiste de su huida y realizan la puche canta un saludo al sol. Toma un puñado de tierra y elevándola
danza de los trompes . Danza de seducción que se inicia con miradas y hacia el cielo dej a caer lentamente sus trozos resecos. Se inicia el ñilla-

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tun, purificación ritual del espacio en que se efectúan las grandes cere­
,1 1 cachimba y le succiona partes de su cuerpo para e x t n11..: 1 l' i 1 1 1 : i l Vn
monias colectivas religiosas. , n i ta sobre un . plato el daño extraído y luego sobre e l fuego p a ra l' X l n
Mágicamente se va tornando sagrado el estadio para que los antepa­
1 1 1 i narlo. Uno de los ayudantes sale corriendo con u n tizón e ne · n d i do .
sados no se contaminen con las fuerzas del mal y accedan a las rogati- A l llegar al clímax de los avavan, la Machi que va a íf:COmc n z a r s 1 1 l r, 1
vas de los mortales. 1 , 1 1niento s e detiene; es inútil, e l hombre h a muerto.
Este llamado a la fertilidad consiste básicamente en oraciones y rue­ El entierro: Cuatro mujeres derraman sobre el muerto el agua q u e
gos al Ser Supremo, el Ñenechen, y en orden jerárquico a los dioses
portaban sus cántaros, éste es colocado sobre un armazón d e koliwc s .
menores y a sus familiares ya muertos. S e inicia el kurikawin y el moñetun o velorio. Los deudos s e acercan a l
El ñillatufe o jefe, dirige este evento, a su vez los ancianos de la co­ l adáver y l o visten; le agregan su rokiñ u objetos vinculados afecti va-
munidad y las Machis ejercen un papel directivo. Todos se preocupan 1 1 1cnte al que se va, e incluyen su plato favorito para lo que vislumbran
de ahuyentar a los espíritus malignos. En el altar o rewe, se colocan q u e será un largo viaje.
ofrendas, granos � animales domésticos algunos de los cuales son pos­ La Machi empieza a golpear en el suelo, en puertas y ventanas.
teriormente sacrificados. Su corazón y su sangre son ofrecidos a los J !fectúa el ritual de purificación, para que el espíritu del difunto, recién
dioses. ,e parado de su cuerpo, no caiga en las garras del mal. La creencia ma­
Todos los asistentes bailan el purun, portando ganchos sagrados de puche sostiene que la muerte es causada por intervención sobrenatural,
manzano, canelo y maqui, cuyas hojas también decoran el altar. La mú­ t's pecíficamente perversa, ordenada por una kalku o bruja.
sica se ejecuta en los instrumentos nativos tradicionales -pifillka, kul­ Un grupo de hombres saca la litera con el muerto, y se supone que le
trun y trutruca; (la trutruca es una especie de caña larga). practican una autopsia, fuera de la ruka, para determinar el órgano afec­
A medida que avanza la representación del ñillatun, el hombre de
t ado por el vunapue o veneno. A su vez, los dolientes colocan una silla
los cabellos blancos cae mortalmente herido. Ya se anuncia el anoche­
rnbierta con kopiwes, vasos de agua y botellas de vino y ramas de ca-
cer y los presagios de muerte; le llevan a su ruka y acuestan al enfermo.
1 1 c lo. Se espera que el espíritu del difunto se pose allí. El grupo funera-
Una mujer va en busca de una Machi pues abundan los dañinos wekufü. 1 io levanta el cadáver y se inicia la procesión hacia el lugar del enterra­
Machitun funerario: Llega la Machi, canta acompañándose con su m iento. Una comitiva formada por familiares, jefes y visitantes des pi­
kultrun. Sobre el suelo, yace el enfermo. Se le ha preparado el machitun den con avavan y música autóctona, triste y lúgubre, los restos de uno
con ramas de canelo a la cabecera. Dos hileras de indígenas portando de su raza.
palos de chueca esperan las órdenes de la Machi, ataviada con sus me­ A medida que este cortejo se acerca al lugar definitivo, e l espíritu,
jores galas. Avanza y cubre el pontro, que tapa al enfermo con ramas y que descansaba en su silla, se da cuenta de su estado, corre hacia sus
hojas. A la altura del vientre coloca su tambor. Con un ritmo sedante la deudos, tratando de hablarles y tocarles. Se acerca a su cadáver, se re­
Machi invoca a los espíritus de sus antepasados pidiendo ayuda y pro­ rnnoce, pero los afligidos que le acompañan alzan el armazón de ko li­
tección. Dos asistentes tocan sus pifillkas y el thungulmachin que re­ wes, aunque el espíritu insiste en unirse a su cuerpo, y lo portan a su
fuerzan el lenguaje curativo esotérico de la Machi; ésta se pone de pie, destino. Aparece Mapu, que lo llama, éste se acerca a las mujeres, quie­
se arrodilla ante el enfermo, ha caído en trance. Los hombres se apresu­ nes le convencen de que está muerto. Le ofrecen calabazas con p i ntura
ran a espantar a los wekufü entrecruzando sus palos de chueca. Un ma­ roja para que se adorne, éste obedece. El coro de mujeres que simboliza
puche trae un carnero maniatado. La Machi utiliza ritualmente su san­ a la madre tierra, le ofrece greda. El espíritu se coloca en posición fet a l
gre para trazar algunos signos sobre la frente del moribundo. La Machi y la tierra lo envuelve.
empieza a bailar y a gi rar en torno del anciano. Su trance se profundiza
y cae en éxtasis. Ha llegadD por fin el Ñenechen y ella sostiene una con­
versación sacromágica con él. Derrama luego un agua medicinal sobre
el enfermo, se arrodilla y lo frota con hojas, lo sahúma con el tabaco de

86 87
ISLA DE PASCUA

Entre los orígenes que se les atribuye a los habitantes de la Isla de


l ',,scua o pascuences se encuentra el del desembarque de Hotu-Matua,
du rante una ola de emigración de los Polinesios de las Islas Marquesas
lt.icia la Nueva Zelandia, Hawai y las i slas Gambier, alrededor del siglo
X 1 (once). Existen dudas sobre la existencia anterior de sus famosos gi­
f' ,111tes de piedra o si Hotu-Matua aconsejó a sus seguidores que ence-
1 raran mágicamente en esas esculturas el impulso vital de sus antepasa­

dos, esa suerte de carga fluídica de electricidad sobrenatural que les


pr otegería. Se cree, por este motivo que los vencedores de las tribus
volteaban las enormes figuras que habían pertenecido a los derrotados.
º f o mbién se atribuye a Hotu-Matua la institución del culto a sus ances-
1 ros con la edificación de mausoleos en los cuales se depositaba la talla,
dt: l gadísima, de pequeños hombres representantes de los fantasmas.
< ><ro origen que se invoca para justificar la presencia de los pascuences
en la i sla, es el de las semejanzas con los egipcios y los hindúes, ante­
' ,ores a la invasión aria, sugeridas por el parecido entre los jeroglíficos
de l valle del Indus y los pictogramas de las "maderas parlantes" de la
I s l a de Pascua.
Una tercera corriente de opinión, de acuerdo con el libro "De Pom­
pcya a l a Isla de Pascua" de Marce) Brion, editado en París por Gautier-
1 .anguereau ; es la de la colonización de la isla por un pueblo americano.
l .a enorme distancia entre Pascua y Perú no sería un obstáculo infran­
queable, pues exi sten corrientes marinas que conducen embarcaciones
s i n necesidad de ser propulsadas. Thor Heyerdahl con su j angada Kon­
Ti ki realizó una experiencia concluyente.
Los "ahu" son monumentos completos, es decir el conjunto de basa­
mento, estatuas y plaza o explanada. Indudablemente eran templos des-
1 1 11ados a la celebración de los ritos y fiestas religiosas, profanas, mági­
ras, funerarias, canibalescas, etc. Cada "ahu" recibía un nombre, el del
d i os o personaje a quien estaba dedicado. Sobre la superficie del suelo
�e encuentran grabados petroglifos de atunes, tortugas, make-m akes,
hombres pájaros, etc. Del dios Make-Make se representaba una cabeza

89
con ojos grandes. En la cueva de Ana-Kai-Tangata, en el techo, bajo y Hiro, cuyas lágrimas formaban las lluvias, lág rimas que se p roduce n
abovedado, se hallan aún inscripciones de máscaras diferentes en su ta­ . i su poder o voluntad.
maño, representando siempre la misma figura. Era el reino de Make­ Se formaban dos grupos, el de los cantantes de los himnos, a l liro ,
Make. En Ana-Kai-Tangata se encuentra la cueva de los antropófagos que era el más reducido por ser de la categoría de los let rados y los
con dibujos jeroglíficos; un barco perseguido por un pájaro fantástico o demás. Desde el lugar en que se hallen, los pascuences, inmóviles, diri­
demonio. gen sus mi radas hacia lo alto. Las cabezas quedan paralelas a l cie lo .
Es una constante la presencia del demonio o Tatán con aparienci a de Con esta actitud, un paso de marcha, que se detiene significativ amen te
un pulpo extrañísimo (La Pérouse). Se le reverenciaba formando el di­ e speranzado, forman un cortejo dedicado a Hiro.
seño de un pulpo con numerosos brazos que éste introducía en todos los
aspectos de la vida de la comunidad. Sobre la base del petroglifo se
centraban en su cabeza y se iban alineando los demás a lo largo de los
brazos estructurando verticalmente al Tatán. Los movimientos iniciales
eran suavemente ondulatorios, comenzaban a girar, siempre ondulando,
alrededor del centro, a parti r de la pri mera vuelta completa la ondula­
ción se contractaba, gestos rígidos con pausas largas desarrollaban un
crescendo convulsivo sin dejar de girar. Tatán, el diablo perdía noción
del espacio y del tiempo. Se debilitaba, favoreciendo la llegada de los
beneficios de sus dioses importantes.
En el panteón figura Tangaroa, el dios del Mar; Make-Make, el
hombre pájaro; Hiro, que producía las lluvias. El culto de Tangaroa, di­
vinidad marina, no es exclusivo de los pascuences, se le encuentra ex­
pandido en toda la Polinesia. Posee, como Proteo, la facultad de meta­
morfosearse, preferentemente en foca.
Make-Make es el dios Creador del Universo. Protege a los páj aros,
y es con frecuencia representado como un ave marina. La presencia de
este símbolo está diseminada en un número incalculable de petroglifos,
particularmente en Orongo. Cada año, durante el mes de julio, tiene
lugar el peregrinaje a Orongo para celebrar una fiesta en su honor. Du­
rante la ceremonia se ofrecen a la deidad ofrendas alimenticias, el sa­
crificio de niños arrebatados por la fuerza a sus familias, prisioneros u
hombres señalados por los sacerdotes como enemigos. Se elegía al
hombre-pájaro, se le embadurnaba de rojo y negro y le cubrían la ca­
beza con una m áscara de madera. Reconocido en esta instanci a como la
imagen del Dios en la tierra, le veneraban como tal. Profería encanta­
mientos ininteligibles que marcaban e indicaban los movimientos pro­
piciatorios consistentes en una extraña danza de simulación del vuelo
del ave, del poder de sus alas abiertas, o cerrándolas cuando unían má­
gicamente sus picos. Al año siguiente el hombre-pájaro era reempla­
zado por otro i sleño.

90 91
ECUADOR

Si bien la antigüedad del hombre en el Ecuador se estima en 1 0.000


años, de acuerdo con el control técnico del carbono 14; es a partir del
año 2500 a.c. que se registra su capacidad estética en una manifesta­
ción cultural de tipo neolítico primitivo.
El profesor Huerta Rendón al expresarse con estos conceptos esboza
a su vez que: "gentes llegadas, muy probablemente por caminos del
mar, del Asia", esta es una teoría que se afirma cada vez más como una
posibilidad coherente para explicitar la inmigración americana que no­
sotros llamamos indígena.
Otra voz, de sólido prestigio, Clifford Evans, después de estudiar las
similitudes estilísticas entre las cerámicas neolíticas de Jomón en Japón
y de Valdivia en Ecuador, postula que: "un viaje accidental de una
canoa japonesa que debió llegar a las costas del Ecuador alrededor del
año 3000 a.C.".
En el centro del Ecuador, en la Región Interandina existió otra civi­
lización que procedió -según Punin- de la Región Amazónica hace
unos 5.000 años ; y otra oleada migratoria, supone el sabio francés Paul
Rivet, vino del Pacífico, de origen polinesio y alcanzó a llegar hasta los
Andes.
En la etapa Formativa Temprana se encuentran cerámicas incisas y
grabadas en las que las facciones del rostro humano están hábilmente
sintetizadas. En las excavaciones realizadas en San Pablo, Valdivia,
etc., se hallaron decenas de esculturas de formato pequeño.
Algunas piezas de alfarería recuerdan o están influenciadas por las
famosas de Nazca, en Perú.
Manabí es uno de los centros más importantes de la escultura preco­
lombina ecuatoriana. En los Cerros de Hoja, de Montecristi, de J a bon ­
cillo, etc., aparecieron pequeñas columnas, altares, quemadores de sus
tancias aromáticas, sillas, tallados en toba diorítica o en andesi t a .
En glíptica, o sea en la talla de piedras preciosas y semi preciosas St;
encontraron amuletos de lápislázuli, alabastro, mármol, calcedon i a y

93
turquesa; además de los realizados en el borde de los caracoles y en Por ejemplo; en este caso del Ecuador, l a m a g ia l l ll" l l i rn /\ l rcl l t -d rn
huesos de venado. d_e un personaje Yachag Taita, gi ran toda suerte de e jerc i c i os ad 1 v 1 1 1 . i l l >
En la orfebrería descubierta se aprecia el mismo refinamiento, joyas nos. Es el Médico, el Brujo. Sabe cura r, adivi n ar y ,;h a b l a r" l 'UI I los < " l "
de plata, platino, oro o cobre dorado o plateado que constituyen la es­ rros Y las montañas. Es el Maestro que limpia a s u s pacic n t l'., y ks
.
pecialidad de los aborígenes de Esmeraldas. Estilizaciones en pectora­ arroJa del cuerpo o del alma o de sus mentes todo lo ma lo o ncgat i V l > d l '
les y diademas representando al dios Mu rciélago y otras variedades en que hayan sido víctimas.
micro-orfebrería que le permiten comparar al profesor Huerta Rendón, �a ra lle �ar a ser "coronado" como Yachag Taita, pasa por c x á 1 1 1 e 1 1 cs
"sin desmedro con los mejores trabajos de los Etruscos". de diversa mdole, es el reconocimiento de la comunidad por s u s c u a l i
La población, constituida por las tribus indígenas caras, quitus, ca­ dades que le colocan en un plano de preferencia para "conversar" con
ñaris e incas conserva sus ritos, así como los jíbaros, de las selvas orien­ sus dioses.
tales, viven de la caza y de la pesca, para lo cual utilizan flechas y lan­ Llegado el momento de ser ungido, el candidato debe tener 26 wios
zas. de edad, y la fecha que se fija tendrá que ser en viernes, a las doce de l a
También en Manabí el investigador Emilio Estrada rescató entre noche Y con luna menguante. Ese día, los familia res han preparado u n a
otros objetos arqueológicos, máscaras de oro y plata, hachas realizadas gran mesa en el "cuarto de c�raciones", y en ella regalos y banquetes
con los mismos metales y joyas con incrustaciones de tu rquesas y es­ para "los ce �ros". Llegada la hora, el aspirante bañado y bien trajeado
meraldas. se presenta frente a los ancianos -no asisten mujeres a la ceremonia- se
Esta diversidad étnica formó el Reino de Quito, dando lugar al desa­ postra � e rodillas frente al Yachag Taita que le preparó; éste invoca con
rrollo de una cultu ra o riginal cuando fueron invadidos por los Incas, en
voz altisonante a sus "compañeros", los cerros, a los que han pues to
.
el siglo XV, cincuenta años antes de la llegada de los españoles. nombres femenmos o se les identifica como "Madrecitas".
La condición significativa de todos los elementos extraídos y la con­ En el ambiente en penumbra, iluminado solamente con una ve l a
ciencia insoslayable de su clasificación, imp resionó a pe rsonalidades blanca, hay absoluto silencio.
ecuatorianas que concretaron la formación del Instituto Ecuato riano de Cuando se percibe el contacto o presencia de las invocadas, el M a­
Folklore. Este auspicia la publicación de una revista que difunde en sus estro les presenta al nuevo Yachag Taita. "Enciende un cigarrillo y tom a
páginas los aspectos que en toda cultura constituyen una preocupación en su boca un poco d e trago y muy reverentemente se inclina sobre l a
constante; sus orígenes, sus mitos, su concepción del universo, y la cabe �a o coro �a del que está arrodillado y lo sopla por tres veces con ­
aplicación en su vida diaria de las distintas relaciones con su entorno secutivas, por i gual número de veces hace con el humo del cigarri l lo.
inmediato. �cto continuo_moja el ? edo pulgar de su mano derecha en trago y h a­
El Banco Central del Ecuador edita un Boletín de los Museos, Mis­ ciendo una sena] semeJante a una cruz en la frente del aspirante p ro ­
celánea Antropológica Ecuatoriana, en el cual se encar a también la in­ nuncia "pala �ras sec retas" que sólo él conoce y que las dirá su pu p i lo
vestigación arqueológica y etnográfica. antes de t�rmma r l � ceremonia. Para finalizar toma un pequeño !"ra sco
En ambas se exponen excelentes trabajos de campo de los cuales se­ de pu rpurma; con el procede a "limpiar" el cuerpo del joven de pies a
pararemos aquellos que pertenecen a nuestra área. cabeza, por tres veces. Antes de entregarle este recipiente, tras m ite a J , 1
Los límites; de los que se puede i legar a entender como danza en p� rpurina "poderes", para lo cual exhala su vaho en el frasco, pron u n
,
nuestros días, pasan por etapas intermedias; es decir, los ritos entre mí­ cia, acercandose al oído las. "palab ras sec retas" y finaliza l a i n vest i d u ra
mica y danza, llevados a cabo con intención curativa, religiosa o para haciéndol e prometer bajo juramento, que su sabiduría y conocí rn i rn t o.,
atraer lluvias o buen tiempo, o triunfo sobre los enemigos, observan en l os pondrá siempre al servicio del bien, y nunca para causar e l 1 1 1 a J " .
su realización mixta del movimiento un ritmo, un ritmo que concierne Alrededor de las cuatro de la mañana se da por term inad, 1 l a i 1 1 i rn 1
no sólo a su desplazamiento físico sino que involucran en sus diferen­ ción. El nuevo adepto recoge los regalos y los depos i t a a los p i e s del
,
cias espaciales una relación hombre-unive rso. volean Imbabura y del Cotacachi.

94 95
Se reconocen dos tipos de enfermedades; "Mal Caballo", causada paciente arroja el líquido a lo alto y a lo ancho. En este momc 1 1 1 0 l'.i 1 1 1 ; 1
por un hechicero a pedido de alguien que le desea un mal más o menos vstro percibe la llegada "del cerro", toma l o s dos hue vos y l o s fro l a por
momentáneo, "para que sea vago y no trabaje", "para que sea bebedor", lodo el cuerpo del que sufre "Mal Caballo" a la vez que m u s i r a " ' l a orn
"para que sea mujeriego y se separe de su mujer", "para que le persiga c i ón". Se detiene con especial cuidado en la "soba de las parles d , los
el robo y se le mueran los animales". Es decir, las que resultan de los rcnita�es", por� ue all í es "donde al cuco le gusta meterse". Luego 1om;i
malos deseos de otros seres humanos. pcquenas cantidades de ciertos artículos que ha aportado e l e n fermo,
El otro tipo es "Enfermedad de Dios" que afecta a los distintos ór­ los mezcla y muerde un gran trozo, toma un trago de aguardiente en la
ganos del cuerpo y que procede de su propia naturaleza como ser reu­ hoca y sopla esta mezcla en l a cabeza, cara, brazos, piernas, espa l d a ,
matis mo, gripe, dolor de cabeza o de muelas, diarreas, etc. pecho, y "las partes". Terminada esta operación procede a "sacar y a
Para que el Yachag Taita esté en condiciones de diagnosticar al indí­ ch upar el mal" que se halla bajo la piel. Para esto toma un buen trago de
_
gena en cuál de estos dos casos se encuentra, procede a auscultar al pa­ aguardiente, fuma cigarri l lo, invoca la asi stencia de los cerros y e m­
_
ciente que ha traído una vela, "limpia" con ésta el cuerpo del enfermo, prez � a succionar el cuerpo del paciente; en caso de ser mujer, de pre fe­
luego la enciende y mira fij amente al centro de la llama. Es suficiente n.: ncia "hay que chupar los pechos" y esto por igual razón que en el caso
esta concentración sobre el fuego de la vela para que el Brujo reconozca de "las partes"; hay que "chupar todo el mal". Al finalizar este ritual de
el tipo de enfermedad y está incluso capacitado para anunciarle el día y curación "Mal Cabal lo" el B rujo presenta al enfermo todo lo que ha ex­
hora en que morirá si no se trata a tiempo. Comienzan las curaciones en l raíd o de su cuerpo; "l agartij as, gusanos, babosas, ranas y renacuajos,
_
martes y viernes a partir de las diez de la noche, "pues los espíritus pue­ ,crp1entes pequeñas, etc.". El curado se pone de rodillas, el Maestro
den hacer menos daño a la gente". pone s ? bre su ca �eza una mano y encima la otra para darle suerte y con
_
Se inicia la frotación del cuerpo del maldeseado con la cera que él purpurina le d1 buJ a en la frente un signo parecido a una cruz.
trajo, luego la enciende, el Maestro mira al centro del fuego y enciende La "Enfermedad de Dios" la trata el B rujo de acuerdo con si stemas
un cigarrillo, sopl a grandes bocanadas de humo hacia arriba y a los más convencionales. El proceso terapéutico se lleva a cabo con reme­
lados de la vela emitiendo el diagnóstico. Simultáneamente invoca en d i os vegetales, animales (huevos), etc .
voz alta a las montañas y a los cerros, Cotacachi, lmbabura, Moj anda, El desencantamiento se realiza únicamente con el "Mal Caballo" .
Yanahurco y a una vertiente de aguas ferruginosas que desciende del A quell � s que quedan "limpios" se ubican detrás de) Maestro, Jos que
,
volcán Cotacachi . Nombra ciento veinte santos, canturrea "la oración", aun estan afectados permanecen frente a él.
realiza "pases con l as dos manos describiendo círculos alrededor de la En la � rovinci � ? e Tungurahua, en el área de Quisapincha, se orga-
_
cera encendida". 111za una fiesta religiosa y popular para que se desarrollen bien los se m­
Y el diagnóstico que emite es "Mal Caballo". Lo confirma con este brados, para que los animales no sufran males y no sean excesivos n i l a
ritual . Para el tratamiento, solicita del enfermo varios artículos, velas, l l u via, n i e l viento, n i l a sequía. E s anual .
canela, cigarrillos, un buen trago, un clavel blanco y rojo, dos huevos Aparecen los "Danzantes" con trajes bordados, un símbolo de a u t o­
frescos de gallina, etc . , además de los obsequios que el paciente le ri dad en l a mano derecha y con la izquierda sujetan una paloma ador­
ofrezca espontáneamente. nada con cintas multicolores; "pelo" de cabuya color rojo, pei n ado 0 1 1
Se inicia l a sesión ; por lo general única, de su curación procediendo dos mechones que caen sobre l as orej as, la "huwa" o cabeza, pn.: n d a
a desnudar completamente al aspirante, éste se arrodil l a pri mero y q ue portan sobre la misma d e forma d e arco de medio pun to, e n c 1 1 y o
luego se pone de pie frente al B rujo quien enciende la vela, deshoj a el ! rente s e observa u n ave confeccionado con trapos y forrado con pap • I
clavel blanco y rojo, mezcla sus pétalos y sobre éstos ubica la cera. In­ p l ateado. Todo esto apoyado sobre e l lomo d e u n toro con fecc i o n ado e 1 1
voca y llama a los cerros y espíritus, exhala grandes bocanadas de madera o trapo, recubierto con papel carmesí o pl ateado; a los l a H.:ra ks
humo alrededor del cirio y girando alrededor del cuerpo del enfermo. dos figuras humanas forradas de papel dorado o p l ateado. E n e l r ·sto de
Luego repite la escena con el trago soplando la cera y en el cuerpo del l a "huma" van tres, seis o doce espejos, hil adas de m u l los, p · rl ;is ; i rt i l i -

96 97
ci ales y todo aquello que produ zca brillo. La totali dad
de esta composi­
ción soporta en su cumbre tres penachos de plumas 1 , ando hacia adelante, asienta y traslada la grave dad del c uerp o p,1 1 í l 1 \'
de pavo real. Esta
"hum a" se asienta sobre un sombrero de lana, en cuyas i · m pl azar ]a acción con el otro pie. Este caminar es comple mc n t ad o · 1 l i t
alas se observan _
pequeños círculos pintados, en líneas negras, roj as o azule 1 1 1 1 batir de brazos y un relajamiento a la altura de las rod i l la>
s. Llevan una ,
másc ara de malla de almnbre, madera o lana revestida Luego una variante que se caracteriza por un � apateo rap 1 do Y I u · 1 l l'
de barro y pin­
tada al temple. Sobre el pecho ostentan el "huagracus r n el mismo terreno por un tiempo de ocho a diez segundos; e s l , '. v ¡ 1
hqui" o toro de ,
plata bordado con hilos de lana de varios colores; al 1 , ante lógicamente, cambi a inclusive e l ritmo y campas d e l a :n u s 1 c a
centro de la pi e za, _i
la figura del toro, adornado con una colch a realiz ada q ue resulta bastante prolongada. Esta característi ca se nota a l t i n al � e
en papel brillante .
y cubierta de monedas de plata y otras monedas comu lo s "descansos" 0 "paradas" y como remate al recorrido que van h a­
nes. Para unos
signi fica "pode r y riqueza", para otros "trae riqueza r i endo. Esto mismo realizan al finali zar completamente 'ª da�: ª' dond e
y quita el mal". . _
En los antebrazos cuelgan sobremangas con cintas de n.: sa todo movimiento y los músi cos suspenden su eJecuc1on te r m 1 -
colores. En la
cintura una "findu" o falda suntuosamente bordada 1 1 ando con un zapateo que levanta polvo del suelo.
que cubre un panta­
lón blanco de lienzo adornado con encaje y borlas de
lana de varios co­ La otra vari ante es más tranquila por razones de llevar la· " hu m a ,,
_
lores. En las pantorrillas llevan una sarta de cascabeles pu e sta, es aquella denominada del "encuentro". La música por con s 1 -
. A la altura de
los hombros lleva sujeta una pequeña vara de madera; )'U iente es más pausada y encontrando un co n:i pás para los mov; m1entos
"yugo", del cual . _
cuelgan tres "band as" de tela borda da y cuyo color del cuerpo. La danza se inicia con el pie 1 zqu1 e rdo, lo lleva atra� y en � '
central contrasta ­
con las de las band as laterales. momento que asienta, levanta el talón derecho para lue go con e l rasp a 1
Completa esta indumentari a una "cola" de tela, borda L' I suelo hacia adelante y ense guida mandarle atrás y que su punta q uede
da a mano y
adorna_da con un espejo y varias cintas de colores. , d nivel del talón i zquierdo, en el mismo momento que asienta el p i e de­
Suelen interveni r los acompañantes de los "Danzante recho ejecuta el movimiento con el i zquierdo o sea cambio para con t i -
s", que mues­
tran primeramente un "cuy" o conejo, lo pasan en una n uar".
ceremonia má­ .
gica por el cuerpo del "Danzante", por sobre su vestim B) La actitud del cuerpo varía según el movimiento y camb1 0 e¡ e
enta, para arro­
jarlo muerto lejos del espac io en que se reali zará la fiesta pose, por ejemplo: figura A se encuentra la posición � ORMAL en e '.
. ·
Esta representac ión de poderes extraños se ajusta a la idea caminar de FRENTE . En la figura B se encuentra un batido cont111uo d e
del entro­ . ..
nizamiento del "Dan zante". los brazos, de arriba a abajo y es cadencioso en el caminar. En la ft g u ra
.
Danz a: "La danza es violenta, levantando sus brazos, en
círculo, de­ e se grafica demostrando las manos en giros rápi �os de ad� ntro a l u e 1:a
teniéndose, gi rando en direcciones contra rias, alineándose y arriba· algo así como describi endo círculos continuos, actitud que I e­
en una sola · an a�tes de h ac e r los "volteados" y los "voladillos". Lue go tenem o s
hilera , de frente, hacia atrás entre cruzándose y, en un aparen . 1 iz
te desorden d
con vari antes de segundos cuando ejecutan el paso del "
e ncuentro".
una secuenci a de la actitud de los brazos cuando hacen e 1 " vo ) tea d o ,, o
Para orden ar su descripc ión hemos considerado lo siguiente: s e a media vuelta; levantan los brazos, bajan el b� azo 1 zq u 1 e rd o Y lo
a) característic as de la danza ; posan en e 1 " yugo" con el obJ·eto de no topar al vecino. En esta m. 1 s 1 1 1 '1 ,
,, .
b) actitud corporal ; tenemos otra secuencia. Antes de iniciar el paso " encu e ntro 1 1 1c l l l l < 1 n L' I
c ) posición y denom inación ; cuerpo adelante , vuelven el tórax en posición r e cta e xtendiendo l o " hra
d) figuras. zos arn·ba p ara luego recog . e rlos horizontalm e nte form a,,m1 o a, n g u ¡ ( l \
A) El movim iento rítmic o tiene tres tiempos rápidos; levanta el rectos con los antebrazos hacia arriba y danzan " en con t ra . .
pie,
golpea el suelo con el talón y luego despla za el pie adelante cambi C) Di agramas que demuestran la posición de los bat la n m· " t J '
o de
lll

pie-. Consecuentemente la danza se desliza en un continuo camin según ellos se denominan A- posición en lín e a; c u� ndo da n 1.a 1 1 1 1 ;1 · 1 ; 1
ar de
paso corto, saltando levemente pero con energí a, levantando a. de¡ ant e se llama "frente solo" y cuando danzan en linea. op 1 1 c s 1 : 1 a d "
el pie
hasta la altura del tobillo, golpea el suelo con el talón, fuerte y
arras- tancia de tres o cuatro metros es "frente a fre nte" Y a l u n i r�l' u 1 1 ·1 r , 1 1 H 1 ( h l '
según la gráfica D se llama "pe cho completo" .
98
99
Cu ando los bailarines danzan de espalda se IJama "encontra" -F.B-, i n tercalan tras los hombres a, c, e, g, respectivamente, hasta fo, l l l a r l a
esto siempre dándose el frente a las hileras de danzantes; "espalda, es­ li gura i nicial o sea una sola "bomba" F.D y alinear e n fi l a F. E.
palda" es la actitud contrari a a "pecho completo" F.F. y, por último te­ 4) Ilustra una figura o "juego" de bastante actividad y gran varia ·i(\n
nemos la "hilera" de uno o de dos danzantes formando columna F.G. de posiciones combinadas. Se inicia con l a posición "en l ínea", los
D) Las fi guras que ejecutan en sus danzas y variantes constituye Jo hombres b, d, f, h, dan tres pasos adelante mientras los hombres a, c, e,
más significati vo de sus actitudes por esa gran disciplina individual y g, hacen el "volteado" F.A. ; luego las líneas independientemente se cie­
ese acople sin vacíos en los cambios que realizan, constituyendo una rran en abanico 'haciendo de eje los hombres interiores o sean de una
secuencia de conjunto de caracteres maravillosos. El papel de responsa­ l ínea el "e" y el "c"; de l a otra línea el "f' y "d". En su caso los hombres
bilidad lo tiene el "guía" que se ubica en primer lugar hacia el lado de­ "g" y "a" y los "h" y "b" describen un arco de 90 º como ilustra la grá­
recho del grupo. Debe advertirse que las posiciones que anteceden tam­ fica C, los hombres ejes giran al mismo tiempo hasta que los bailari nes
quedan en "pecho completo", a continuación realizan un "voladil lo"
bién forman parte de l as figuras o "juegos" como popularmente deno­
quedando "espalda, espalda" para luego repetir el abanico hasta tomar
minan los mestizos ; el detalle del "volteado" por ejemplo, se encuentra
nuevamente l a posición "pecho completo", de aquí que, los bailarines
en l a gráfica D.
gi ran hacia el pri mer hombre y viran en círcul o cruzándose como de­
Otra figura corresponde al cruce o cambio de ubicación entre dos
muestra la figura G, hasta encontrarse nuevamente en el otro extremo e
bai larines ; este "cruce" lo realizan cuando están en línea "frente solo" o
i ntercalarse y formar en línea en sus respectivos puestos según orden de
cuando están en "pecho completo" FA. y B . ubicación F.H.
D e estas figuras principales s e deri van una infinidad, destacándose Otra figura registrada se relaciona al movimiento de los hombres a,
las siguientes: h y d, que describen un medio círculo, mientras los hombres e, f, g, h,
1 ) "El trenzado", es continuación de los "voladillos" F. C . ; antes de van de frente. Nuevamente regresan y continúa la danza en reiteración
que lo inicien se observa un movimiento bastante rápido de los brazos, constante de "juegos" que se prolonga por varias horas.
contrario al movimiento lento al caminar que se demuestra en la gráfica
B (actitud corporal) F. B . Instrumentos musicales utilizados
2) "Bomba" : los bail arines forman u n círculo danzando e n hilera de 1 ) "Bombo" - Instrumento musical de percusión de forma cilíndrica,
uno, siempre inicia el guía, sea por su derecha o su izquierda, girando hueco; los aros de los extremos están recubiertos de piel de cordero, en
dos o tres veces, luego regresa o sea "vuelta" a veces en la "bomba" en algunos de ellos se observan pinturas al temple con motivos zoomórfi ­
el mismo círculo se quedan "frente a frente" en parej as para desp�és cos. Llevan un "resonador" consistente en un cordel templado con un
hacer "vol adi llos" y regresar a su posición inicial. sig-sig al centro, en una de las caras del bombo. Los sonidos se produ­
3 ) Se grafica una secuencia del juego llamado "churu" con un grupo cen al golpear con un pequeño mazo de m adera.
de ocho bai larines. Estando en l ínea los hombres b, d, f, h, avanzan de 2) "Pingullo" - Instrumento de soplo de pico, confeccioi:ado con un
"frente solo" cinco pasos ; salen con el pie izquierdo y giran a la derecha trozo de carrizo de unos 0,30 cts. de largo, con dos agujeros al extremo
i
y en f la giran en círculo derecho e i zquierdo, respecti vamente, ya que anterior y uno al posterior.
se conforman dos hileras de danzantes según gráfica B, quedando un 3) "Bocina" - Instrumento de soplo, reaJizado con caña guadúa ( va­
círculo interior con los hombres a, c, e, g, por una parte, y los varones b, riedad del bambú) . Es un tubo sonoro simple, de 1 ,20 mts. de l argo, por
d, f, h, por otra, formando dos "bombas" después de realizar tres círcu­ el extremo lleva colocado un cuerno de bovino abierto por los e x t re­
los cada uno se quedan en parej as el o con b; el c con d; el e con f; y g mos, uno de ellos da lugar a colocarlo en la boca y ser soplado fuerte­
con h (pecho con pecho); luego hacen "voladillos" F.C para con los mente y producir gran sonoridad.
hombres que están afuera gi rar a la derecha y los de adentro a l a iz­ Enmascarados en B urgay, prov. del Cañar. En el mes de diciem bre
quierda danzando en "bomba" ; a continuación los hombres b, d, f, h, se suelen enmascararse grupos de bail a�ines acompañados por a l g u nos

100 1 01
, ujetas a los hombros y manos del danzante; sobre l as a l a s se pegan
músicos. Los bailarines son Curiquingas, Viejo y Señorita y un tocador t i ras de colores vivos, amarillo, rojo, verde, azul , negro y blanco.
de chirimía, a veces. Con la música de esta chirimía los Curiquingas El "espal dar" simula la cola del pájaro, col gado por detrás del dan-
inician la danza acompañados por el Viejo y la Señorita; este consiste 1.ante en forma de una L. Todo está realizado en "gangocho" o cáña mo,
en dos movimientos: en el primero se forman parejas que bailan sueltas ,obre un armazón de madera recubierto de papeles recortados de color
y la Señorita y el Rucu (Viejo) que bailan desplazándose frente a frente azul y rojo. Lleva además un pañuelo de colores a los costados de la
y en círculo. cara dejando descubierta la parte delantera del rostro. Otro pañuelo le
En el segundo movimiento el Rucu persigue a las curiquingas es­ c ubre el cuello. A la espalda l leva un loro grande disecado. Las demás
pantándolas con gritos, mientras la Señorita trata de darles maíz pese a prendas de la curiquinga son de uso corriente.
la persecución del Rucu-Yaya. La música acompaña por momentos
todo este desarrol lo. La Señorita bai la todo el tiempo sobre un solo pie, Ritual fúnebre
girando sobre sí misma, mientras el Viejo repite los mismos gestos pero Los Caras, en la ceremonia del entierro de un individuo, se reunían
montado en su cabal lo. Al atardecer encienden una fogata alrededor de a llorar por él. Le recostaban en una camil l a portátil y le conducían al
la cual bai lan, los Viejos saltan sobre las l lamas montados en sus caba­ lugar en que se levantaría su Tola o sepulcro. Avanzaban un trecho y
l los de madera y la Señorita da de comer a las "aves". Hasta la media­ luego le desandaban dando lugar a un bailecillo fúnebre, retrocedí� n de
noche se prolonga esta fiesta de enmascarados. espaldas un espacio del camino para retomarlo l � ego con ex� res10 � es
La "mujer del Viejo" es un indio disfrazado de mujer, con sombrero sonoras doloridas y un zapateo rítmico. Este corteJO demoraba 111tenc10-
de paja, "paño gualaceño", dos polleras, un pañuelo que le rodea el ros­ nalmente la l l egada a su destino final o tumba.
tro sin cubrirlo y, sobre todo, un cordón con granos de "mote" o maíz Algunos templos preincaicos de los Caras tenían forma circular y
cocido seco que arrastra por el suelo a fin de que las curiquingas se in­ solían estar cubiertos con láminas de plata.
clinen para comerlo. La Señorita suele llevar máscara de alambre o Los Puruháes sentaban en una silla o Tiana a sus muertos impor­
malla. tantes, caciques o régulo principal (príncipe); bailaban todos alrededor
El Viejo o Rucu-Yaya l leva una máscara hecha de piel sin curtir y y así en esa postura, sentados y con la sill a los sepultaban.
colmada de largos pelos a manera de barba, la nariz de trapo y abertura
para la boca y los ojos; un "chucuril lo" disecado para dar suerte, un
largo chicote o latiguillo y un sombrero con banda de papel rojo col ­
gado a la espalda.
Lo que más lo caracteriza, sin embargo, puede ser su "cabal lo", el
cual es un trozo de palo con una cara esculpida en una extremidad, crin
de rabo de ganado empotrada y orejas de caucho. En su representación
teatral el Viejo es el marido de la Señorita.
El "chucuri l lo" merece especial atención porque es "milagroso". Lo
traen sólo para la fiesta. Lo cazan vivo y le conservan en sus casas hasta
el día de la fiesta. Son muy ariscos y difíciles de encontrar. Lo pelan de
arriba hacia abajo, lo secan con ceniza caliente y queda disecado por­
que además de la "suerte" da fuerzas cuando el danzante está traba­
jando.
La Curiquinga de Burgay tiene un sombrero que simula el cuel lo de
un pájaro y remata en "cabeza" y "pico", éste último, para ser rígido
está representado por un objeto parecido a un clavo. Sus "alas" están
1 03
102
GRAN CHACO

Entre los aspectos que caracteri zan significativamente a la cultura


del Gran Chaco se encuentra la danza. Es de destacar la cantidad de bai­
les de naturaleza mágica entre los indios. Su misión consistía en in­
fluenciar los eventos tornándolos favorables. Privaba el sentido común
en sus conjuros, no pedían nieve en el verano ni otras manifestaciones
incompatibles con sus leyes conocidas. En primera instancia tienen pre­
eminencia las danzas sagradas, le siguen los bailes que consagraban las
distintas estaciones y por último los festejos profanos.
Sagradas: En una ceremonia simbólica se contactaban con lo so­
brenatural. La dramatización de la presencia de las deidades en una
fiesta religiosa que comprendía primero la colocación de diez o doce
postes decorados con dibujos, próximas a ellos se construían dos cho­
zas en las cuales los "espíritus" y su corte, se aloj aban antes y después
de sus apariciones. Una asamblea de shamanes designaba a uno de los
jóvenes para revestirlo como la imagen del dios, una adolescente como
su esposa y un grupo de indígenas como su séquito. En el día indicado,
la juventud del pueblo, adornados con plumas y marcas de pintura, se
acercaban al lugar sacralizado portando j arras de cerveza. Estos comen­
zaban a bailar y a implorar, orando, su protección. La parej a divina
emergía de una de las chozas, el dios con la cabeza cubierta con plumas
y cuernos y su cuerpo desdibujado bajo pieles y rafia. La diosa, des­
nuda, cubierta con una red. Los que les escoltaban vestían solamente un
cinturón de plumas. Todos ellos ocultaban su rostro con palos pintados .
Como respuesta al llamado el conjunto celestial danzaba alrededor ele
los postes, gritando, gesticulando y castigando con golpes contra l os
postes, con los palos pintados con que se tapaban la cara. Term i n ado
este primer acto de l a representación, se retiraban a sus tiendas. Al m¡;­
diodía y atardecer de los días siguientes repetían este mi sterio con l a s
estacas d e sacrificio.
Danza de la juventud: O primera danza. Forman u n sc m i cí r · u lo,
levantan suavemente sus brazos en gesto de invocación m i t:nt ras st: ha
l ancean avanzando y luego, cuando se encuentran a ciert a c. l i st . i n c i a d ·

1 05
tidos y participan una vez más de la danza, hasta que todos torn a 1 1 . ,
las chozas se mueven lateralmente. También el canto es casi un murmu­ unirse como a l principio.
llo que va en crescendo con sus pedidos de ayuda y sostén, lluvia para Caduveos: Se infiere que un baile de los Caduveos tiene origen cc
sus sembrados y defensa contra la epidemia. Las rodillas se elevan cada remonial por la presencia de enmascarados que representan espíritus.
vez más y el torso se inclina hacia adelante y hacia atrás, los brazos, con En hileras se colocan jóvenes de los dos sexos tomándose de la mano o
las m anos dirigid as hacia los elegidos, recogen obstáculos invisibles apoyándola en la cintura del vecino. Basado en el modelo de cuatro
para que la parej a pueda salir. Los pasos-marcha se convierten en saltos pasos, se mueven avanzando y retrocediendo al son de flautas y tam bo­
y toda la danza se vuelve más exigente. res. De repente los adolescentes rompen la fil a y giran alrededor de las
Baile general: Aparecen el matrimonio divino y su séquito ponién­ niñas, a su vez, unidos giran juntos. Dos pasos lentos y uno rápido, en­
dose al frente del conjunto. Un cortejo que exalta la animación rode­ seguida bruscamente uno hacia adelante y luego retornan a la posición
ando sucesivamente cada uno de los postes decorados. En esta circuns­ inicial. El cuerpo se inclina haci a adelante con los dos primeros pasos y
tancia, se libera, como en un estado de trance, cada uno de los partici­ en el tercero o rápido el torso se dobla haci a atrás.
pantes, tomando la iniciativa para girar, saltar, temblar, correr o hacer Rito femenino de pubertad : La entrada en la pubertad es festejada
mímicas relativas al evento. Finalizado el rodeo a la última de las esta­ por toda la tribu. Las mujeres danzan alrededor de la adolescente du­
cas, los dioses y sus seguidores se retiran. Los indígenas van en busca rante la noche, acompañándose con sonaj as de pezuñas y cuero fij adas
de sus jarras de cerveza que se han depositado en un lugar especi al para en palos. Al atardecer del otro día, los hombres se agregan a la fiesta
ello. Beben y brindan y al término total de la liturgia, al tercer día, rom­ que transcurre en la medida y cantidad de las provisiones y bebidas que
pen contra la tierra sus jarras de cerveza. sean consumidas.
Aparición de las Pléyades : La constelación de las Pléyades sobre Matacos : Entre los Matacos se realiza por creer que la Luna influye
la línea del horizonte, entre abril y m ayo, m arca uno de los puntos de misteriosamente en la primera menstruación . Las jóvenes forman bai­
rel ación entre la tierra y el cielo, se festej a el Año Nuevo. En algunas lando las distintas fases de la Luna teniendo por centro a la protagonista
tribus se felicita a las estrellas como si fueran seres humanos. Una sha- · c.lel rito; con los cabellos sueltos, movimientos restringidos, es decir los
mán baila al son de trompetas con el acompañamiento en coro de los brazos pegados al cuerpo diseñan la Luna nueva, giran sobre sí mismas
presentes. Durante el baile la shamán se acerca a los guerreros de la y pasan al cuarto creciente, l as piernas se levantan con las rodillas ple­
gadas en el aire, y así continúan hasta completar la Luna llena con una
tribu y sin dejar de danzar les apura el paso golpeándoles los muslos
gran ronda, los brazos extendidos lateralmente tocándose las manos, le­
con su sonaja. Es con los movimientos de cabeza que la shamán acen­
vantan los brazos en alto, se yerguen, giran sobre sí mismas, se acucli­
túa la unión con el espíritu, laterales y en giro vivaz para reiterar los la­
l lan y renuevan las secuencias de la serie. A la hora vespertina del día
terales con algo más de brusquedad. El juego de las piernas y cintura es
si guiente los indígenas transforman con su presencia y su baile alegre y
el común, los pasos se diferencian cuando la cabeza, por segunda vez
desordenado en una danza recreacional, la índole mágica del rito.
en dirección lateral se combina con las rodillas que, en vez de elevarse Lenguas, iniciación niñas : Los demonios malos aparecen e n m a s­
las dejan, alternativamente baj as, a la altura de la otra rodilla y cruzadas carados procedentes del bosque, rodean amenazantes a la joven con u n
por delante del muslo de la pierna que sostiene el cuerpo. El objeto de baile aterrador, con saltos que parecen atajar y soplar contra el la bu s­
este culto es la iniciación so lemne de las y los futuros shamanes. cando asustarla. Para defender a la iniciada las mujeres Lenguas for m , 1 1 1
Tobas, conj uro de resurrección : Cuando amenaza una desgracia o danzando u n círculo d e defensa en s u entorno, con lo que a h u yc n l a n ; 1
una peste, se unen todos en círculo; caen uno tras otro como muertos y los malignos espíritus.
debe llamarlos nuevamente a la vida el canto del médico-brujo, el cual Danzas medicinales : Tratan de prevenir las enfermed ades. /\ 1 1 1 1 1 . 1 1
les absorbe por la boca la enfermedad que reside figuradamente en sus del invierno, las mujeres Tobas, dirigidas por el shamán, bai lan rnn s; i l
cuerpos, para luego insufl arles hálito vital ; mientras los demás lo ro­ los, como si volaran por el aire, cual si fueran atacadas por u n a d o k nc i . 1
dean bailando en redondo. Uno tras otro retoma la posesión de sus sen-
107
106
súbita. El shamán pretende curarlas al tiempo que los otros bailarines para las piernas y salta en esa posición, luego inicia u n a Sl'l'1 1r 1 H 1 , 1 t· 1 1 l . 1
giran alrededor gritando y agitando sus sonajas. Las mujeres danzan que cruza las piernas en el aire y cae con los pies cruzados f r e 1 t l l ' , 1 t , 1 d , 1
con creciente rapidez en medio de una rueda formada por la gente del uno d e los que indican el norte, e l sud, el este y e l oeste suc ·si v : 1 1 1 w 1 1 1 t ·
pueblo que canta durante la ejecución del baile hasta que los espíritus Los grupúsculos le responden imitando la serie que realizara : 1 1 1 1 ' !, , y f 1
morbosos huyen por conducto de la transpiración y un hombre, con una naliza con todo el conjunto la exposición reiterativa de los movi m i l ' I I
tea encendida conduce estos morbos malignos al bosque. tos. Los miembros de la tribu se han ido acercando y participan 1.: 1 1 a l
Tanto los Matacos como los Tobas, soplan y murmuran encanta­ gunas partes del baile de estación, que por lo general coincide con l m
mientos sobre el paciente, los asistentes que ciñen cinturones con cas­ equinoccios.
cabeles o campanillas en las pantorrillas, representan una marcha sal­ Danzas recreativas: Los Matacos disfrutan de varias de ellas, por
tada para asustar al demonio o fatigarle hasta que huya del dolorido, ejemplo los bailarines forman una l ínea y arrancan con un paso sua ve
pues este diablo se siente compulsado a intervenir en el baile, que lo de­ hacia adelante, al mismo tiempo uno de ellos desde el centro ele la
bilitará. misma línea se adelanta girando hasta el lugar en que se encuentra el
Otra medicinal: Dos grupos, de frente, se adelantan atravesándose, primero convirtiéndose así en guía y obligando al que se encuentra úl­
corriendo hasta el otro extremo o tornando, arremeten nuevamente si­ timo a correr más velozmente que los otros, pues actúa como pivote
mulando irse uno contra otro. Como los tres bailarines debían adelan­ central alrededor del cual la hilera resulta como uno de los rayos de la
tarse en la misma línea debían poseer cierta habilidad para entrecru­ bicicleta. En otro baile se colocan en semicírculo desde donde avanzan,
zarse con soltura. Técnicamente lo resolvían haciendo un cuarto de giro repentinamente lo rompen constituyéndose en varios grupos de bailari­
del tronco, con los hombros derechos dirigidos hacia adelante en el mo­ nes que patean, primero en el lugar, luego se apresuran a formar una es­
mento en que ambos grupos debían cruzarse. piral que se estrecha profundamente. Una vez alcanzada esta figura ge­
Danza de protección: Es la del Jaguar. Adolescentes de los dos
ométrica se invierte la acción; muy lentamente deshacen la espiral y au ­
sexos bailan en círculo; los jóvenes arrojan un trozo de tela sobre la ca­
mentan la rapidez a medida que se van abriendo del centro.
dera de la niña que está delante de ellos, haciéndola caer al suelo, el
Otra danza. Los adolescentes del Río Pilcomayo y Bermejo, traj ea­
shamán, personificando al Jaguar, las absorbe y les golpea, deteniendo
dos con sus mejores prendas, gustan de ponerse en una gran rueda to­
con esta imitación de ataque del animal un asalto verdadero contra las
mados del brazo. Uno de ellos entona en voz baja una canción y los par­
jóvenes .
Danzas estacionales: Consagraban sus ceremonias para impulsar el ticipantes golpean la tierra rítmicamente con el pie derecho. Pasados a l ­
crecimiento de las plantas y su pronta y sana madurez. Utilizaban el gunos compases intervienen los demás en coro. El acento impuesto por
juego de pelota, el golpe percutivo en el tambor y un juego-danza con el pie crece y se convierte en una marcha rápida. Las jóvenes, observa­
pequeñas piedras sobre la tierra para estos fines. Los Tobas cantan y doras pasivas hasta ese momento, se ubican detrás del que han elegido
bailan hasta el agotamiento de manera personal, pero dentro de la co­ tomando posesión del compañero poniendo sus rµanos sobre los hom­
munidad, lo que les multiplica la energía para apurar la madurez del bros del bailarín.
fruto del chañar. Un tipo de baile relativamente diferente dentro de sus constantes, e s
En el baile kyaya de los Lengua, se festeja la primavera como anti­ aquél en que hombres y mujeres unidos por los hombros o cin t u ra . t o ,
cipo de los nuevos brotes, el verano como acción de gracias por la co­ man una sola fila. Balanceándose hacia adelante y hacia atrás, · I k k .
secha de la chaucha de la algarroba y en el otoño celebraban la abun­ que se encuentra de pie al frente, señala a uno de sus danza n t l's q 1 1v
dancia del cereal recogido. En el centro de un círculo formado por bai­ debe abandonar su lugar e instalarse paralelamente a sus co1 n pa 1 1e m., \ '
larines, un hombre inicia la mímica indicando la región del cielo, los iniciar a s u vez otra fila, y así sucesivament� sin punto f'i nal.
otros se agrupan apuntando hacia los cuatro puntos cardinales. El que Los instrumentos musicales con que se acompañan son rl : 1 1 1 1 : , :- , 1 : 1 1 1 1
está en el centro alza los dos brazos y gira primero sobre sí mismo, se- bores y silbatos.

1 08 109
Danzas fúnebres o mimo dramas : Entre los Mbayá, los familiares dean el lugar de despedida, uno detrás de otro avanzan en giro, en u n a
preparan al difunto pintándole, le colocan su labret en el labio, le visten circunferencia irregular, levantan la rodilla derecha y apoyan sobre ella
con sus ornamentos y dibujan signos en su cara. Durante este proceso, la mano derecha, esta pausa que origina el toque entre mano y rodilla
el shamán realiza un paseo con las piernas exageradamente extendidas, produce un efecto dramático, es el cierre y apertura de un mundo a otro.
causando un ritmo de expectativa. Ocasionalmente hace una pausa para Los aniversarios o ritos conmemorativos terminaban sus rituales
frotar con energía el estómago del que yace. Toma un manojo de plu­ con danzas recreativas a las cuales por lo general eran invitados los di­
mas, recorre por el lado exterior el caserío esforzándose en un ú ltimo funtos.
intento de hacer tornar al alma a adentrarse en el cuerpo que está espe­ El paraíso o la vida en el más allá consistía en una fiesta intermina­
rando. ble con danzas, cantos felices, sin impedimentos ni fatigas.
Cuando muere un Abipón, los ocupantes de su choza abandonan el
lugar; las ancianas, los parientes y los doctor-brujos atraen a los indíge­
nas para ejecutar una danza mágica con sones de sonajas y gritos y vo­
ciferaciones. Una shamán femenina frota un enorme tambor cerca de la
cabeza del yacente. Mientras, una comitiva de mujeres y viudas con
atuendos de luto se lamentan, percutiendo tambores a través de las ca­
lles. Esta danza mágica y el cortejo femenino son simultáneos. En la
danza levantan los brazos al cielo, a las cuatro direcciones cabalísticas
de los puntos cardinales, en ese lapso las tamborileras sostienen en alto
la mano que va a percutir, con el sonido del tambor los bailarines se de­
tienen, suena por segunda vez, en la tercera se unen, aunque no se vean;
golpes y gestos. Al finalizar esta primera parte los tambores son redo­
blados y los danzantes se acercan al difunto y se alejan con inclinacio­
nes de torso, derechas y en giro. Como si fuera un leit-motiv se repite la
primera secuencia y la segunda vez los que están con el muerto levan­
tan los pies para golpear la tierra, flexionan las rodillas tratando de to­
carse la cara con ellas, con los brazos de codos plegados parecen querer
volar; los tambores se alternan entre sí prolongando el sonido en ondas
largas; se reitera la primera secuencia.
Las mujeres Payagúa claman en el velatorio, con gritos y danzas al­
rededor de la tienda durante tres días en oposición a los hombres que
pretenden fingir indiferencia; con movimientos convulsivos las Paya­
guá alientan al alma del fenecido a alejarse del lugar familiar, se con­
traen y enderezan bruscamente soplando al supuesto fantasma, pues su
permanencia puede traer mala suerte. Los Chamacoco extienden el
cuerpo en la tierra enterrándole de cara arriba. Sus parientes más cerca­
nos bailan alrededor de la tumba entrechocando sus sonajas y cascabe­
les, agitando campanillas cubren con troncos y ramas el espacio mortal
y por causa de posibles necesidades desparraman sus pertenencias a su
alcance. Esta es una manera de marcha pausada, triste, cabizbajos ro-

1 10 111
PERÚ

Culturas Preincaicas, Chimú, Nasca, de la Costa y Tiah ua,wrn.


Chavín y Recuay de la Sierra.

Pintura rupestre: En las paredes de l as cuevas de la mina de cohr ·


de Toque pala, en e l departamento de Tacna, se hallan pinturas ru d i ­
mentarias de caza, hombres con garrotes persiguiendo manadas de gu a­
nacos, en negro, blanco y amari llo. Las siluetas humanas son muy pe­
queñas en proporción con las bestias. De acuerdo con el carbono 1 4 se
le atribuyen 8 .000 años antes de Cri sto. En el Perú sería la pri mera de
las pinturas de este tipo rupestre.
Perú, Paraguay, Bolivia: Ori gen . En el estado actual de los conoc i ­
mientos , el origen asi ático del "Hombre Americano" no ofrece dudas;
más aún, esta hipótesis está reforzada por la presencia de la "marca azu l
mongólica" situada en la base de la espalda o región sacra de algu nos
ciudadanos de estos países . Esta "marca" es característica tradicion a l
del mongólico. Samuel Hubbard habría leído caracteres chinos asoc i a­
dos a pinturas rupestres. Otros sabios adjudican a los egipcios haber
arribado primero a América, otros se remiten a los judíos o etíopes q ue
en los tiempos prehistóricos se habrían instalado en el Nuevo M u ndo,
asimismo como los hindúes y escitas y khmers. También de la M a l a s i a
e n virtud de l a s corrientes marítimas sería otra d e las hipótesis .

Desde el Ecuador hasta el centro de Chile extendió su i n fl u e nc i a , y


en el territorio sometido a los incas encontramos en el Noroesle arg · 1 1
tino la cultura diaguito-calchaquí. El inca Yupanqu i conq u i st ó l o s p 1 1 l'
blos de la costa del Pacífico. Después de largas y sangri e n 1 c 1 s g 1 1 '. JTas l' i
Imperio incaico quedó constituido por cuatro provi n c i a s ; a l N or l l' sL·
allegó hasta Quito, la región del Oeste, la del Este y l a del S u r q 1 1 e i n
cluía al actual Noroeste argentino y Chile, hasta e l río B ío l \ ío , con for
mando el más grande y poderoso Imperio de l a América Preco ln r 1 1 h i 1 1 a .

1 13
E n l a cerámi c a Moc hica, i n s pi rada e n l a vida del ser h u m a no, l a oh
a nte s , exi s tí� n y a a s e n
t ado s e n
P o s i b l e m.e n. t e , d e s de un mile n i o l N te , pero
se rv ació n d e la s emoc i ones , d e sd e la no ble z a hasta el vicio, sc n t i 1 1 1 i c 1 1
hi cas ' qu e h ab i taban tos r eligio sos , e rótico s y g u erreros, e stá capta d a co n habilidad y � u t i
gran d es d o rnm 1o s 1 o s Chi rnú s o M oc
e or

l n o mb re "Y u n g as "
en l a ép oca de l o s i n c a s
eran ya conoc i d o s con e _
1;:: le za y re alzad a en s u s parte s importante s con colore s, rojo y t i em.1, v i v í
d e

se hiz o e xte n s ivo a t? d.o


P�? J a­ fic a ndo las i mág ene s.
(hom b re s de ti erra s c a l i en tes) qu e
s
a i za-¡
ha ha reco gi do en su "C ro mc a or E n l a co st a norte d el Per ú se hallan e le m e nto s co m une s c on algu nos
d ores de l l i toral. El P.. Cal anc . o s re1 1g1 . b
s y nt · oso s de l o s Yu n ºo as . A dora . .
an a
. co mpo ne nte s g e ométricos d e e s ta cerámi c a M oc hi c a. También descri ­
dor a" m u c h a s cree nc ia t o na s
q e r ibía c o rn o of rend as p.ro p 1ci b e n dan zante s en mas c arad o s co n form a an i mal o sere s e xtrañ o s ejecu ­
a
m ar c o n e l mb d e Ni ' u ec , . · · d a-
en d i v1m
re
. .
o
o l y l a L u n a eran t a rnb1
n
, t an do b ai l e s gu erreros o ritu ale s d el Di o s con tra d e m oni o s .
rna1 z blan co h arma Y ch ic ha · El S ll asca s q u e
s a cerd oti s a s l l arn�das ac De acu erdo con Mig u el S olá, en "Histori a del A rte Precol o mbino" ,
d e s El cu lt� de la Lun a ten ía s u s as t a c o n l a
s u falt a era cas ti gad a h e dit. L abor, en 1 925 L u i s E. Val c árcel re vela e l cen t ro arq ueológi c o de
obs � r vab an u n a c a sti da d abs o luta , uce n e st o s
de u s o re ligi oso s e re prod Puka ra, imp o rt an t e ci u d a d p re i nc ai c a, e st rec hament e vincul a da c on
m u ert e . En v ario s c ántaros yu n ga s Tiah u a n aco, e s pec i alm en te s u s e s cu ltu ras m onolíti cas , en t re l as que fi­
cas , cerc�
n d o U n ive r so Man i�e s t ado g u ran la pilastra de la Ll u via o d el Rayo qu e afe ct a l a forma de T y que
���:ntu ari o d e Pac hac arnac, o Mu l b f rn e � parece re presen tar u n pe z, el G ato l ac u s tre, c ab e za de fe lin o con cu erpo
en u na co l ina n at ural qu _ ;
or
de Lim a, fu e con s t ru i do
e se a ro en

s t u an s l S l y e a pi s c ifo rm e, el S ap o, b at raci o con e xtre mid ad e s humanas y l o s at rib u tos


t u t ra ti los _ _ o
c alon ad a. E s t a mi s m a e
ene n an o de
s r c u
p róxim o s a l� s tern t n l G s i mbóli cos de Ti a h u anaco . (D e be m o s de st acar qu e en el At oló n d e Mu­
Lu n a en e l v al l e de San t a C at ali n a,
o o s de ran
s p l s s a- r u roa, ap are c i eron , de sp u és d e re ite rad a s p ru e b a s d e e xplo sió n nuc le ar,
. , h all aban en fila ce l da
Ch 1rnu. E n l o s and en e s o gradas se
ara o
p eces con patas, d e bi do a un a m u tac ió n g en éti c a). Siglo XX.
cerd ote s . , qu e s e h a po di do Esta S u pr e ma Id e n ti dad , cen t rada en e l feli n o, re gla la vida del \
g i l p f ió al canz a da en su alfar e na
Es n
· m undo, habit a co n a s pe cto hum ano ent re l o s h o mbres o se re al iza en su
i e nte, eJ· e rnp 1 o s de s u s cere rn o-
rac as a a er ecc

i l u s t rar l o s d i s ti n t o s m e di o s de s u amb u s h u aco s, jerarquía s ob ren atural. E n e ste c a s o as u m e to d as las apariencias terres­
n t ad o en l as form as d e s
nias , y e l docu m ent o , d ibujad o y pi t res, an i m al e s , ali m e n t o s o pe r s o n ifi ca rayos, relám pagos o lucha,
d e s u senti do de l as j erar
q u ía s . . . cu a n d o e s la D e id a d, co nt ra Diabl o s M arinos, D ragones bicéfalos, De­
ió , q no mb raba n Pat_a, �l vi en
to , g e m o d_e
L a con s t l ió d O n u e
m on i o s d e la Pi edra o con tra S erpie n tes co n orejas. En estas pugnas re­
. En su l it ur_g i a fi gurab an l o s s a�n­
e ac n e r

la te mpe st ad qu e des ig n ab an G u at an s t�rnp � ' s ulta s i e mpre pro t ag o nista vi c to rioso.


ron a s u s dios es g rand �
fi c i o s h u m ano s. L o s Yu nga s erigie u o s m­
/ Esta facultad de t ransfor mación or igi n a u n a larg a dan za mimada
maz s pi ami l e s . C ons u lt ab an l? s orac
co n s i s tent e s en ar one r da
en e l cen -
con secuenc i as ad aptadas a c ada co nt ri n c an te .
oso , e l de Rirn ac , s i tu ado
gié ndo se por l o g ene ral, al más f a m C o m o De i da d, en s u lucha contra los Diablos Marinos r e s p o ndía a
tro d e l vall e del mis m o n o mb re. . do 1 os un a de l as a s pi rac i one s profu n das de lo s M ochic as, tri u nf ar so br e los
ac s e i n i c iab an enc o g 1en
L as d an z as de ador ac ió n a Pac h ac arn d o las rn an�s
pelig ro s del m ar.
h o mb ros , i nc.l i n an. do l a cab e z a y tod o el cuerpo , l e v ant an Col oc a d o s en g r upú s c u l o s de t re s lo s i n d íg en a s se int e rcalaban
. , o s hom bros y dan do b e sos
al ai . E ra ad ora o
abi erta s en d I recc 1 on a l g u ar dando un a p e qu e ña d i s t anc i a en tre ello s . El Di o s, al fre n te y de
re
n s nf1 c 1 o s.
e

n tem plos y no se le re ndia


.
• •

co rno de i dad i n vi s ibl e , si


,

fren te a ello s s e hallaba c o n l o s pi e s ju nto s y lo s b ra zos pegados al


ac

i v riab l m en te , h ero s p o s1-


L o s M oc hi c as s e pi n,taba el rost ro n a e ered
cu e rpo . Duran te l a preparac ión d e l o s p e qu e ñ o s gr up o s de Diablos, se
, co 1�0 1 e rn a un p u m a con la b oc a
n

ble s de la cu ltu ra Chav1 n, que te11 1 an . ,


ses1 0 n a n a a la co s-
i ban ace rc an d o al Di o s lo s dan zante s, ésto s le l e van taban, el D i os, u n a
t , l m i , mita d f e li no, mitad_ d 1� s , q u e ob v e z e n l o alto se p araba las pi ern as y l o s b ra z o s hacia sus respec ti vos
bi a e de on o
s s 1 g u1en t e s .
a er
rn o l o gía peru an a d u ran te los mil a ño ., , n l a ma-
la dos, la pi ern a y el bra zo d erecho s hac ia la d erec ha, y v i ceversa, s i e m ­
, h sta ah a si n mb re , aparec 10 de s pu e s y e . p re so s t en ido p or l o s d an zante s que, u n a ve z lograda l a fi g u ra de aper-
Ot pu bl a or n o
h1 c as .
p rec i a co m o l o s p rec u rsore s de l o s M
ro e o

1 15
oc
nera de m ode l ar s e l e s a

l 14
tura del Dios avan zaban con dos pasos hacia adelan te, al tercer paso vanta los brazos, y la de la izquierda lleva más arriba su b ru zo d · , ·d u ,
cruzaban la �ierna derecha hacia la izquierda, quedaban en pose divi­ cambiando la di rección del torso y mirando hacia el lado del brazo . ,;
dien do la din ámica, pues los de la izquierda se i nclinaban y los de la de­ ª ! to. Los de la �erecha realiza� un gesto cortando por la mitad el espa
recha se erguían con struye n do u n t rián gulo huma n o. Los Diablos, c10 entre los �1e � b ros supenores de la izquierda, con igual i m pulso
cuan do el Dios avan zaba, se ponían a temblar y a en trecruzarse e ntre vuelve luego e 1m 1 ta la postura opuesta. Los de la izquierda levantan los
los tres. Los g rupitos de t res se man ten ían separados. En el primer brazos y repite la secuencia. La imagen de un lomo con escamas con
cruce de piern a d�l Dios, los Diablos corrían a reu nirse, esta vez todos, movimien tos n erviosos y rápidos como el que ofrece la versión n;l u ral
hacia la derecha. Avan za ndo con el pie izquierdo los dan zan tes daban de la lagartija. (Se cree que el Dragón es un a lagartija sobredimens io­
otros dos pasos hacia adelante; los Diablos temblaban y en trecruzaban n ada). Al frente estas dos filas se co n vierten e n cuat ro. La cabeza bicé­

todos en tre ellos bajando las cabezas y agitando las manos con gestos fala está constitui �a por : tr�s y tres que se abren hacia la derecha y t res
. _
de con fusión , hacia el frente, hacia arriba, hacia atrás. Los danzantes Y tres abiertos h �cia la 1zqmer? ª· Después de seis veces ret9man la pos­
_
elevaban con impulso al Dios hacién dole girar media vuelta en el aire; tura del tr�nco mclmado hacia adelan te, los brazos i ntercalados, con
de espaldas a los Diablos ei Dios forma un puen te con su cuerpo de leve alzamien to de codos que termi n a en las ma n os. Por entre estas h i ­
modo que su cabeza y torso quedan en dirección a los Diablos; éstos, leras avan za n dos dan zantes. Con las roqillas flexionadas y pasos cor­
envalen ton ados, montando unos sobre otros desordenadamente forman tos, se elevan sobre la � puntas de los pies y con las manos un idas, por Ja
montículos t ratando de alcan zar las man os y la cabeza de la Deidad. pal?1a con la palma, mtroducen , entre los espacios de los brazos que
Con el gesto de estirar los brazos en dirección a un a u otra, man o o ca­ est�n sobre s �s cabezas, estas manos u n idas simulan do largos pinchos .
beza, se in icia un balan ceo lateral del grupo de Diablos, pues el impulso As1 se aproximan a las dos cabezas ocupando cada un o el centro de
in stintivo del con tacto con el Dios hace trastabillar a los que están de- ellas. Esta �eudo aparición de ojos en las dos cabezas que continúan
bajo. lanzan do, siempre con las man os un idas, como llamas amen azantes,
. e !evan el valor del Dios que arremete con saltos laterales para confun­
Súbitame n te los da n zantes e n dereza n al Dios y co n otra media
vuelta en el aire, retoma su actitud anterior, n ormal. Retroceden los dir a !as dos cabezas. Aprovechando la falta de movilidad del Dragón ,
Diablos cayén dose un os e ncima de los otros, rodando, se aglutin an y l a D�1 dad se eleva e n el aire girando sobre sí mismo y alrededor de la
tratan de atacar. Los dan zan tes sostienen al Dios y se separan en dos Bestia. A la altura de la cola del Dragón , el Dios, con un gran sallo se
grupos, cada un o sostiene un a pierna, quedan do un hueco de_bajo de la apoya sob �e los hombros de los i ndígenas incli n ados, éstos se sacuden,
Deidad, con las piern as y con las manos, los dan zan tes obligan a los pero la Deidad avan za sobre los hombros de los bailarines hasta alca n­
Diablos a pasar por debajo. A medida que pasan los Diabl?s : van � a­ z �r la base de las dos cabezas. Con el mismo ademán de cort ar el espa­
yendo al suelo agitándose y temblan do. Después de pasar el ultimo Dia­ c10, sep �ra, con un golpe las dos cabezas. Los cuerpos s�.,aflojan len t a­
blo, los dan zan tes, tomán dose por la cin tura, inician a partir de los que mente simulan do la muerte de la Bestia.
man tien en en alto con las dos manos cada u n a de las piern as del Dios, Demonios de la Piedra: Para ejecutar esta danza estát ica, se for ­
un a ci rcunferen cia alrededor de los Diablos. Los dan zan tes dan un paso ma � grupos de tres, cuat ro, cinco, seis y" siete participan tes. Al pri mer
muy b reve, adelan t¡n el pie derecho hasta la mitad del izquierdo, hacia somdo del tambor estos grupos inician un acerca m i en to m á x i mo e n t re
el centro los Diablos se acurrucan; se achican y se torna un a masa de la ellos ?uscan do y halla ndo poses y figuras que se adapt a n al d i sc.: ño q u e
.
cual sólo' emergen las manos. Sobre éstas pasa simbólicamen te la figura smtet1za, con aspecto °
de escultura, e l tema d e De mon ios de l a Piedra e n
del Dios que n o ha tocado Tierra durante toda la liturgia. su ªtaqu_� cont ra eI Dios. El tambor con ri t mo monótono a ·om paña la
.
. Dragones de dos cabezas: El Dragón de Dos Cabezas está fo�mado reahzac1 0 n de estas construcci ones . La De i d ad rc.;a l i z a u n a m < 1 rc h a ­
por dos hileras de bailarines, colocados frente a frente. Con las piernas paseo e ntre este marco de bloques adver ·arios . El tambor da t res golpes
separadas y los b razos en alto, en diagonal, in clinan el torso desde la Y luego dos. Con estos avisos se prod uce un cam bio en la formac i ón del
cin tura, los b razos quedan altern ados. La fila que está a la derecha le- aspecto escultural. El tambor reitera su acom pañamiento monótono y el

1 16 1 17
danzarín que representa al Divino resuelve la marcha-paseo con cau­ nando las rodillas, luego se yergue estirando l as rnd i l l . 1 -. \ 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
tela, avanza tres pasos y retrocede uno girando la cabe� a lateral � ente éstos, al estirar los codos, se alzan, siempre de fre n l l' . l i , l \ i , 1 1 1 1 1 1 ¡• 1 1 , 1, 1
para el lado de la pierna que retrocedió. Se apoya sobre esta y pros1gue, l ímite entre los ojos y la frente, simultáneamente, l a 1 1 / a 1 1 1 1 , 1 ,1 1 1 1 1 1 1 1 1 1
originando un balanceo suave y atento. Para vencer a estos Demo� 1os . el
gidos que expanden en su fuerza y atemoriza n a l ad v l · 1 ., . 1 1 1 1 , 1 1 1 1 1 1 1
Dios debe esperar que el tambor destaque los acentos del cambio. � u l uego, majestuosamente, varios pasos laterales en los q u e , i l l l· 1 1 1 . 1 , 1 • 1 p 1 1
tentativa triunfará atacándolos durante .el proceso de transformac10n. .
derecho pasa delante del izquierdo, y éste a s u vez pasa tk l a 1 1 1 e d 1 · I ! 1 1 ·
Introducirá a través de los huecos de la forzosa reintegración los d� s recho. La segunda vez, que repite esta secuencia, h ace u n a p, 1 1 1 , . 1 , ,1·
brazos extendidos, con las manos unidas por el dorso y las P�! mas hacia queda mirando fijamente, gira su cabeza, vuelve a rug i r y se ag ; 1 1 . i p, 1
afuera, separa bruscamente las manos y brazo_s en direcc10n opue � ta para saltar. Cuatro saltos importantes en dirección a los pu ntos c: 1 rd 1 1 1 , 1
deshaciendo y evitando una nueva, compacta y tue �te entidad . contrana.
, les con los que rodea a l enemi go y l e vence . La más graciosa es, t a l v e 1 ,
Con rapidez se dirige a cada uno de estos grupos m1entras se_ est �� reor­ l a pantomima de los alimentos . De pie, con las piernas sepa rada s, 1 1 1 ,
.
denando y su atención y acción intensas le otorgan la v1ctona d1vma .
, brazos cruzados sobre el pecho, al máxi mo, como intentando t o m . i r s1·
Serpientes con orejas: En una sola línea, uno detr �s d� otro, tom� ­ de l as manos en su espalda . Flexionando la rodilla derech a pri me ro,
dos de la ci ntura, las rodillas l igeramente flexionadas, mchnados hacia acompañando con el medio giro del torso, alterna apoyándose e n l . i
,
adelante de modo que la frente tocara casi la cintura del que esta ad: ­ pierna opuesta y cambiando la di rección del torso ori gina un b a l a nce o
lante. A cada lado del primero de los bailarines se colocaba uno m �s cinco veces, en la sexta vez salta y abre bruscamente los brazos, a l ca · r
abriendo los brazos con los codos doblados hacia adentro, es de� 1r del salto, toca tierra sobre l a rodi l la derecha, se deja caer sobre e l m u s l o
hacia su propi a cabeza que completaba el gesto simul �ndo � na or�J ª· derecho y rueda sobre el suelo, realizando con las manos y los p i e s e l
,
Dejando un trecho de dos danzantes encontramos la m1sma f1 gur �c '.on gesto de arrojar alimentos y bebidas . Forma u n círculo, se incorpor.t e
.
del guía. Uno a cada lado, con el mismo ademán. �st� Serp1en�e ongma i n vierte 'ia secuencia como si cosechara una siembra i nvisible. Rehace
para trasladarse movimientos ondulantes. L ?s ba!lannes camman apo el círculo de pie, cerrando las manos hacia sí. Saltando sobre u n a
yando el pie con las rodillas dobladas, el pnmero las estira . y lueg las�
. � pierna, extiende los brazos durante e l salto para atrapar la mayor n:­
dobla, el segundo las estira cuando el pnmero las ha do?lado y as1 su­ serva de alimentos y finalizar en la postura inicial.
cesivamente. Esta sincronización de que se sirve la Serpiente para ade­ Con el Rayo, e l Trueno y el Relámpago la situación se torn a com ­
lantar Je retrasa el tema de la defensa. El danzante que representa al pleja. El Trueno y el Relámpago son amigos y enemigos. Si es necesa­
Dios Juega con el ofidio. Le sopla las orejas, que se a� itan. �e salta por ria la lluvia son favorables, pero si se exceden y hay i nundaciones son
encima de un lado al otro. Corre a colocarse a cierta distancia del frente perj udiciales. Se hacen necesarias a su vez la presencia de las nubes q u
haciendo cabriolas, levantando una pierna y girando sobre 1 � que queda preceden y anuncian estas deidades .
en tierra, burlándose así de la lentitud y torpeza para reaccionar y ata­ Las jóvenes indígenas, en cucli llas, sobre la media punta, con los
carle de esta Serpiente con orejas. La Serpiente pudo desplazarse unos brazos hacia adelante, las palmas de las manos vueltas hacia a bajo, 1 . i
pocos pasos y finalmente queda sorprendi da � parah. �ada al saltar el cabeza incli nada y colocada entre los dos brazos mira hacia e l suc io . S l ·
Dios sobre la espalda inclinada del que eJercia. la guia, y tomar, con deslizan suave y rápidamente en línea diagonal , el tambor m a rca d 1 L ' /
cada una de sus manos las dos manos j untas de los que representaban pasos y cambian hacia la otra diagonal formando un ángu lo. l ,; i c 1 1 ;1 1 1 . 1
las orejas. El bai larín que soporta al Dios flexiona completamente las vez, que es hacia la izquierda en vez de seguir nuevame n t e h ac i a l a d l '
rodillas hasta caer al suelo y las "orejas" permanecen con los brazos en recha, giran sobre su izquierda y quedan tres filas formando e l /. i ¡ • / . 1 ¡ •
alto como suspendidos de l as manos del Dios. del Rayo e n s u fugaz aparición celeste. Durante este l a pso de t i · 1 1 1 po rn
En el caso de la bestia adopta la forma del León. Es un baile en el que las "nubes" se han hecho presentes, el danzan t e cst ,í i n 1 1 1o v i l . soh , e
que las manos, como garras, con los codos doblados, se elevan, de el lado opuesto en que las "nubes" iniciaron su e n t rada . C o n l o s p 1 1 · ,
frente, hasta Ja altura de los hombros; hace el gesto de sentarse flex10- .
j untos, las rodillas algo flexionadas, l a espalda c u r v a d a y l a s 1 1 1 ;1 1 H l� ca

1 18 1 19
graban el calendario ceremonial casi paralelo al rito de la agric 1 1 l 1 1 1 ra. l ·. 1
ídas sobre los muslos espera esta pausa. Las jóvenes apoyan los talones nombre genérico de Taki se aplicaba a todas las danzas e i nc l u ía · I sig
_
y sin cambiar de postura se limitan a agitar las manos. Un camb10 en �l nificado de canción. Desde su origen hasta el final del Imperio I nca los
ritmo del tambor sagrado indica al bailarín el balanceo, fro? tal, _ hacia bailes tenían un sentido mágico-religioso. José Antonio del B usto D.
adelante y hacia atrás; levanta el talón derecho, luego e,l i zquierdo, ensaya "con un criterio práctico" una división de las danzas: Nobks,
_
avanza apoyando primero el talón y el resto del p! e �espues, los �asos Guerreras, Agrícolas, Pastoriles, de Regocijo.
se van agrandando e inicia un recorrido entre las md1ge�as que s1gue_n Guamán Poma menciona veinte "bailes" atribuyéndoles cierta d i J'c ­
agitando las manos y él a su vez levanta los brazos. :ermmad� este pn­ rencia entre sí al denominar a su vez todo un capítulo con el nombre efe
mer recorrido, vuelve a su lugar y atraviesa estas hileras en hne_a recta "danzas y cantos".
con grandes saltos, retorna a su lugar primitivo con saltos en z1g-zag. Partiendo de la base de su protección de la deidad solar, regi stra e l
Las muchachas muestran hacia el cielo las palmas de sus man�s � le­ padre Velasco la leyenda siguiente relativa al diluvio:
vantan la cabeza, elevan sus manos, que se van uniendo para rec1b1r_ las l º Hubo una tan grande inundación de la tierra que se ahogaron
primeras lluvias, se ponen de pie e imitan el balanc� o frontal del D10s, todos los hombres a excepción de muy pocos.
_
continúan bailando pero sobre las puntas de los pies. Esta lluvia be­ 2º Que estos sobrevivientes debieron su salvación a haberlos escon­
nigna se convierte en torrente, pueden peligrar sus alimentos, pertenen­ dido el sol en una pequeña isla del lago Titicaca, según unos o en la
cias y sus vidas. Hay que aplacar y re :'erenciar a las d_e ! d�des que - �e cueva de Pacaritambo, según otros.
tornaron maléficas. Cambia la danza, simulacro de sacnf1c10 de las Jo­ Pachacamac, después del diluvio, repobló la tierra, enviando cuatro
venes-nube, se arrodillan y llevan hacia atrás de sus cabeza� los brazos estrellas, dos machos y dos hembras, y de una pareja nacieron los no­
hasta tocar con ellos el suelo, contraen bruscamente su cmtura hun­ bles y los reyes y de la otra la gente común. Al ordenar la vuelta al cielo
diendo el estómago, levantan las rodillas, dobladas, y separan ! as de los estelares progenitores, mandó que los "curacas se convirtieran en
manos de la tierra, se apoyan lateralmente en el suelo r?da� do vanas piedras que deberían ser objeto de culto" (apachetas). Recoge Cieza de
veces, se sientan y comienzan a temblar y temblar. El bailar� n s � Ita re­ León la leyenda mítica.
cogiendo una pierna y une las manos en el aire hasta que el diluv10 para Era general creencia que el acabarse del mundo estaría precedido
y todos dejan de temblar. primeramente por una gran sequía, que se apagarían el sol y la lu na, por
.
Ceremonial funerario de los youngas. Ofrece gran semeJanza con lo cual en los eclipses dan grandes alaridos y l loran temiendo ser el
el egipcio. Embalsamaban los cadáveres que era� depositad,os en cáma­ principio del cataclismo universal. Así lo consigna López de Gomara.
ras subterráneas o huacas colectivas. A las momias, d�spues de ser en­ Este parentesco celeste nos guía con mayor preci sión hacia el orden es­
vueltas, se les dejaba el rostro descubierto p �ra recu�nrlo con una mas­ tablecido, en el área que nos atañe, del calendario religioso.
carilla de oro o plata, según la situación social del d1fu�to. Le acompa­ Es sabido que cada provincia tenía sus trajes típicos y algunas parti­
ñaban unos cuadritos de caña forradas en lienzo con figuras humanas cularidades, menos evidentes que en su vestuario, en su manifestación
estilizadas, vajilla de metal o de tierra y los objetos o instrumentos que coreográfica.
había utilizado en vida. , Durante las grandes reuniones podían distinguirse por sus ropas a
Aparentemente éstos creían que el alma _d� ,los muertos permanecia los habitantes de cada región.
unido al cadáver, aún después de la desapanc10n de su carne. Los hue­ Tomaremos los meses en los que estén presentes los bailes o los ri­
_
sos del esqueleto conservaban la vida y en muchas de sus � mturas ap�­ tuales mimo-danzados y las llamadas danzas con objetos.
recen escenas de danza con seres alados y esquel� tos en ? 1ve�sas posi­ Enero, Capac Raimi: Se inicia el día de la luna nueva con los jóve­
ciones, levantando una pierna, un brazo, con vanadas d1recc10nes del nes que han pasado por el rito de entrada a la pubertad . Arrojándose
torso. Una danza macabra precolombina. tunas espinosas simulaban una batalla en la plaza princi pal . Con eje rci­
. ,
Un elemento importante de la veneración que practicaban en pu­ cios gimnásticos preparatorios para realizar saltos, que ejecuta ban con
blico los Incas, era la danza. Estas eran numerosas y elaboradas. Inte-
121
120
las piernas estiradas o encogidas durante l a elevación, los brazos en di­
rección horizontal formando u na sol a l ínea con los hombros, Y luego ª ! ­ blo en general. Bailaban esta danza nobiliaria "Gu aya ra " . 1 1 so1 1 d 1 • 1 1 1 1
zarlos. Una l lama es sacrificada para significar el final del ayuno, li­ tambor grande que llevaba sobre sus espaldas un indio p k beyo y 11 1 1 1 1
viano comenzado al principio del ú ltimo mes. Las llamas consagradas caba una mujer. Según algunos autores los que ejecu taban e s l r ho1 i l 1 ·
al rit� de la pubertad del año próximo p '.·esenci_an una d�nza que � � ra eran solo varones, cuya descripción sería: "Asíanse d e l a s 1 1 1 ; 1 1 1 os .
dos días "Yaguayra". Con este baile finaliza el ntual. La Yaguayra es dando una de las suyas por delante, no a los primeros q ue ten ían a s u s
colectiva, de regocijo. Formando corros, asidos de 1 � mano y cantando. lados, sino a los segundos y así les i ban dando d e mano e n m a n o h a s 1 , 1
Los pasos muy si mples realizados ]ateralm� '.1te, la p1 � rna �ere� ha �ruz � los últimos, de manera que iban encadenados. Bailaban doscientos y
_ trescientos hombres juntos y más segú n Ja solemnidad de la fiest a . 1-::m ­
por delante a l a izquierda cuando la d1recc10n es hacia la 1zqu1erda. La
pierna que pasa por delante de la otra marca la orientación de ! grupo. pezaban la danza apartados del príncipe ante quien se hacía. Salía n
Luego de girar una vez completa, dan un paso haci a ade_lante e 111chnan todos juntos, daban tres pasos en compás o simultáneamente, el pri ­
_ mero h acia atrás y los otros dos haci a adelante, con estos pasos yen do y
el torso, retroceden dos pasos y alzan su vista hacia el c1el? .
Con la ] una llena tornábanse a juntar los nuevos Ore1ones; por l a viniendo i ban ganando tierra siempre para adel ante, hasta lleg a r en
noche repetían l a "Yaguayra". A l a mañana siguiente "toda l a gente del medio cerco a donde el Inca estaba, cantaban alternando unos y ot ros
baile pasado iba a una casa que estaba junto al Templo del Sol, y sacaba para no cansarse con el compás del baile. Composiciones en loor del
una soga muy larga que allí se guardaba, � echa de cuatr� col� res, Inca presente y de sus antepasados y de otros de la misma sangre que
negro, blanco, bermejo y leonado, que parecia culebr �, y tema poi ca­ por sus hazañas en paz o en guerra eran famosos. Los Incas circunstan­
beza una bola de lana colorada. Traíanla bailando asidos de la mano; tes ayudaban al canto porque la fiesta fuese de todos. El mismo rey bai­
todos los hombres tomaban una mitad y las mujeres la otra. �l entrar laba algunas veces en las fiestas solemnes, por solemnizarJas más. Con
por la plaza hacían los delanteros reverencias a las gua� as (o_b.1e�os de un bail ar grave y honesto, el Inca no brincaba ni saltaba, ni mudanzas o
culto) y al Inca, y lo propio iban haciendo todos com? iba� s1gu1endo. cambios como los demás".
Daban una vuelta alrededor de la plaza, y cuando se iban Juntando los José Antonio del Busto D. describe esta "Guayara" con algunas va-
que iban asidos de los cabos de la soga, se entremetían y doblaban, pro­ . ri ables: "Hácenlo hombres y mujeres asidos de las manos y puestos en
siguiendo su bai le con tal orden, que lo acababan hecho un c �racol, Y hilera. Unas veces bailan mezclados hombres y mujeres y otras divid i ­
soltando todos a una la soga, quedaba enroscada en el suelo en forma de dos e n dos hileras, una de hombres y otra de mujeres". Los demás datos
culebra". Seis días después, finalizado el formato, los bailari �es le agre­ son los mismos. Señala este autor, otro baile nobiliario de nombre des­
gan una mezcla con chicha, coca, sal, pimient � flores y cemz_as. Por la conocido, consistió en "solamente tres personas: un Inca en medio de
_ dos pallas -que son señoras nobles-, a sus lados, bailando asidos ele l a s
noche la cargan sobre sus hombros y acompanados por doscientos 111-
dios con antorchas que iluminaban el río, hasta Tambo, en que eran manos, dando i n numerables vueltas y l azos con los brazos, sin desa­
arroj adas las sogas entrelazadas, para que el río l �s arrastrar � hasta el sirse jamás y acercándose y apartándose a un mismo Jugar con e l
_ mismo ritmo".
mar porque allí las recibiría Viracocha. Con este obJeto de sort!le g10 ex­
_ , El puca-llam a del Inca, se baila y se canta alrededor de u n a l l a m , 1
pulsaban sus pecados, "apartando de las � n l las lo que se d��e� 1 � p �ra
; roja, siguiendo el ton o de su balido. Comienza el Inca imitándo l e y l e
que aquella noche no se quedase por las on l l as algo del sacnf1c10 . Rito
Mama-Sara, de agricultura! . siguen los demás; los hombres dicen coplas intermedias y las m u j e res
Abril, Arihua Quil la o Incaraimi : EJ Inca celebraba una gran responden con otras.
fiesta con la "Guayara", en honor de los dioses comunes. Convidaba a Mayo, Aymoray : Se guardaba el maíz y se le ve laba d u ra n l L' l rl's
Jos del linaje de los Incas, de sangre real y llevaban el estand��te o noches, en sus oraciones pedían que no se les acabase . En l ; i s c w,as
guión del rey, con el champi, que eran las insignias reales. Tamb1en se pri ncipales se reunían los magos que consultaban si aque l 1 1 1 a 1 1. rl' ·o
llamaba a Jos señores y principales, a los curacas y mandones y al pue- gi do tenía fuerzas para el año siguiente y si la respues t a c r. 1 des l a vor,1
ble i ban al lugar donde se había cosechado y all í un a por · i 1 í 1 1 e ra q 1 1L'
122
1 23
mada, volviendo enseguida con otros cantos y bailes, a reiterar la con­ frente en dirección al Inca, el brazo derecho se alzaba y formaba u n
sulta, y no descansaban hasta obtener una respuesta favorable. Para ello gran semicírculo que i ndicaba l o conquistado. Acto seguido, este bai le
le cantaban y danzaban a su alrededor, con gestos implorantes unían sus de alegría o arabis, lo continuaba el coro.
manos e inclinaban la cabeza sobre el cereal, lentamente y sin dejar de La misma secuencia se diseñaba en dirección opuesta. Apuqu i spay
girar abrían sus brazos y se doblaban con el torso cubriendo al maíz se ponía de pie conservando l as piernas separadas, cruzaba por delante
como cosa divina. de l a derecha, que se flexionaba ligeramente, l a pierna izquierda descri­
Junio, Intiraymi: Este mes incluye el solsticio de junio y un gran bía un gran círculo sobre la tierra quedando cruzada por detrás de l a de­
festival celebraba la pascua del Sol. En los cerros cercanos al Cuzco, recha, el brazo i zquierdo se movía en paralelo con la pierna. Luego del
con la presencia del Inca, los nobles de sangre y las Vírgenes del Sol, se eco del escuadrón y realizada la frase en dirección opuesta, se confi r­
iniciaba con los sacrificios de cien auquénidos, diez llamas al dios Hui­ m aba la expansión y el poder del Rey sobre las tierras y los espacios.
racocha, diez al Sol y otras tanto al trueno. Se l abraban estatuas de ma­ Apuqui spay quedaba colocado en diagonal con la pierna izquierda de­
dera a las que se vestía con piezas de ropa muy fina. Ejecutaban un lante, l a levantaba flexionada de modo que la punta del pie izquierdo
himno, luego del cual quemaban las esculturas y sus trajes. Tenía lugar tocaba la rodilla derecha y elevando el brazo derecho con la lanza en la
el baile noble llamado "Cayo". Durante el día se representaba cuatro mano, gi raba l a rodi lla haci a el frente y a la izquierda se erguía en la
veces. Los concurrentes se presentaban muy pintados con cierto betún, medi a punta de la derecha y extendiendo la izquierda caía con fuerza
que preparaban con conchas molidas, y sus rostros teñidos de rojo. Los sobre e l l a formando con el brazo y la l anza una línea paralela. Los
señores y caballeros con unas patenillas de oro puestas en la barba. Ter­ demás le seguían y se i nvertía la seri e . Repitiendo esta última parte con
minados los ritos, volvía el Inca a la plaza de l a ciudad, Aucay Pata, y un crescendo, al saltar toda la secuenci a, se daba por term i nado el bai le.
sus acompañantes derramaban por el camino mucha coca, flores y plu­ El Apuquispay o general en jefe solía pertenecer a la fam i l i a Real, pero
mas de todos colores. Una vez instalado el cortejo se ejecutaban danzas esta j erarquía podía serle asignada por valentía en la batal la, pero si era
particulares de cada oficio u ocupación : Se iniciaba una danza guerrera, derrotado, el desprecio del monarca "se cebaba en su Apuqui spay en­
los danzarines portaban sus atuendos de pelea. Exclusivamente inte­ vi ándole prendas femeninas" y realizaban una danza "uarmi auca an­
grada por varones, desarrollaban frente al Inca, el recuerdo de antiguas caual lo" con una flauta llamada pipo. Formando rueda, vestidos como
guerras y su triunfo. De acuerdo con su organización vertical este baile mujer, l levando flechas y tambores, cantan "tu mujer guerrera chigua­
lo empezaba el Apuqui spay o general en jefe. Avanzaba; con el son que nay, tu guerrera de los Andes chiguanay, cargada por una araña".
entonaban los Orejones cuando el Inca regresaba al Cuzco en sus fies­ Haylli, o de los labradores ofrecían un baile mimado. Tanto hom­
tas principales ; un cantar al que luego le respondían los otros. Un so­ bres como mujeres acuden con sus herramientas, los primeros con sus
lista que adel antaba su pierna derecha y levantaba lentamente sus bra­ arados y las segundas con "un palo a m anera de azuela de carpi ntero,
zos, los otros guerreros, en coro, repetían estrofa y gesto, el Apuqui s­ con que allanan l a tierra y quebrantan los terrones". Danza agrícola,
pay flexionaba l a rodi lla de la pierna derecha y uniendo sus manos in­ i mitati va de los campesinos ·q ue, cantando se alternan en los movi mien­
.
clinaba su cabeza hasta que los dedos de sus manos tocaran sus l abios. tos y en la música, unificándose todos en los estribillos.
El coro le imitaba. Apuqui spay desl izaba la pierna izquierda hacia la iz­ Agosto, Yapaquiz: Durante este mes se dirigían los sacrificios a los
quierda, quedando el peso del cuerpo sobre l a derecha, al situarse l a iz­ ídolos de las chacras, al hielo, al aire, al agua y al sol y a todo lo que
quierda a la misma altura de su otra pierna, estiraba la rodilla resultando podía cri ar y no ofender los sembrados.
en una posición de piernas abi ertas. Los brazos se abrían a último mo­ Se procedía a quemar cien carneros y otros ani males. En e s t <:1 oca­
mento coincidiendo con las piernas. Los soldados seguían ordenada­ sión todos los presentes bailaban el "taqui o guayara", vestidos con t ú ­
mente todos los detalles del verso y el paso. Desde esta postura se arro­ nicas roj as, l argas hasta los pies, directamente sobre e l cue rpo, s i n
di llaba apoyando en el suelo su rodil l a derecha y haciendo gir�r su manta ni capa. E n l a cabeza adornos d e plumas. Para acom pañarse r e­
torso hacia la i zquierda, se mantenía, girando sólo la cabeza hacia el ñían sus antaras (flauta corta y ancha) . Una l l ama bl anca o "napa" pre-

124 125
brindaba el Inca con sus antepasados muertos. Las n 1om 1 a , 1, · , , 1 H 1 1 \
sidía la ceremonia. Esta danza "guayara" principiaba con la ba� e de pondían con venias y saludos. Guardadas las momias dej a b ur 1 p . i ,. 1 1 1 1 1 1
unir los talones de los pies y separar sus puntas hacia afuera, flex10na­ día para permitir el regreso a l Cuzco de los que habían q uedad o 1 1 1 l · 1 o 1
ban las rodillas, sobre las que se estiraba la falda, forma� do �n el centr_o Se consumaban los ritos obligatorios entre los cuales se sacri l i c : 1 1 > , 1 1 1
un pequeño hueco. Con la mano derecha y luego con la i zquierda reali­ animales y el complemento de la liturgia de la Callpa, adivinando e l f 1 1
zaban el gesto de recoger ofrendas, que desparramaban lateralmen�e a turo en las vísceras infladas de cuatro auquénidos -al igual q u e su in i­
]as deidades. Al recoger, cada vez más abajo, en el centro �� ] vestido, cio- y tenía lugar una gran danza en que participaban todos los prese n ­
adelantaban los hombros y acentuaban la flexión de las rodi llas. Este tes llamada "Cáshua o Cáchua". Dice el p.Cobo: "El baile 'cách ua' es
balanceo, al son de las flautas, magnificaba el ceremonial, que se daba muy principal, y no lo hacían antiguamente sino en fiestas muy gran ­
_
por finalizado al tocar el suelo a través de la tela. Se se_ntaban en la tie­ des; e s una rueda o corro d e hombres y mujeres asidos de las manos , los
_
rra, con las rodillas unidas y cubiertas por el vestido roJo. Acabada esta cuales bailan andando alrededor". Fernández de Oviedo la describe
fiesta se volvían a sus labranzas. "juntábanse muchos indios e indias (algunas veces los hombres sola­
Setiembre, Coya Raymi: Se dedica a los ritos a la Luna. Se prac­ mente, y otras veces las mujeres de por sí), y en las fiestas generales,
tica la ceremonia para arrojar las enfermedades del pueblo. Todas las por más extender su alegría o regocijo, tomábanse de las manos algunas
personas con defectos físicos, enfermos, forasteros y perros aullad?res veces y también otras trabábanse de brazo con brazo ensartados a asi­
de mal augurio eran llevados fuera del Cuzco, para iniciar la festividad dos muchos en rengle (o en corro asimismo) y uno de ellos tomaba el
de la Citua. Esa noche, tanto el Inca como los nobles de sangre se reu­ oficio de guiar (ora fuese hombre o mujer), y aquél daba ciertos pasos
nían en el Templo del Sol esperando la salida de la Luna nueva. Lo� �� ­ adelante o atrás, a manera de un contrapás muy ordenado, y lo mismo
bles con antorchas encendidas comenzaban a agitarlas con la apanc1on (y en el instante hacen todo), y así andan en torno, cantando en aquel
del satélite y gritaban "Enfermedades, desastres y desdichas, salid fuera tono alto o bajo que la guía los entona, y como lo hace y dice, muy me­
de esta tierra" y repetían "Vaya el mal afuera" sin dejar de mover las dida y concertada la cuenta de los pasos con los versos o palabras que
teas que irradiaban su luminosidad en la noche. Los hatun runa, desde canta. Y así como aquel dice, la multitud de todos responde con los
sus casas, gritaban -respondiendo al grito de los � acerdotes desde el mismos pasos y palabras en orden, y en tanto que le responden, la g u ía
Templo preparados con su traje de guerra- sacudiendo sus mantas y calla, aunque no cesa de andar en contrapás. Y acabada la respues t a,
ropas para echar al daño de sus hogar�s. Hacían uso los hatun runa, de que es repetir lo mismo que el gui ador d ijo, procede incont inente, s i n
;
sus hondas para arrojar proyectiles ardiendo. S1multaneamente, los c� a­ intervalo, l a guía a otro verso y palabras, que e l corro y Lodos t o rn a n a
tro escuadrones de soldados apostados en la plaza de Aucaypata partian repetir, y así sin cesar, les dura esto tres o c u at ro horas m á s , hasta que e l
corriendo hacia los cuatro Suyos como si portaran la peste. Entregaban maestro o guiador d e la danza acaba su h istoria, y a veces les d u ra
sus armas a los escuadrones que esperaban fuera de la capital, los que a desde un día hasta otro".
su vez continuaban la carrera hasta llegar a los ríos más cercanos. Se Octubre, Urna Raymi Quilla: Además de los sacri lic ios co rres­
bañaban en sus aguas y lavaban en él sus armas, entendiend_o q� e los pondientes, era el mes en que se esperaban l as l l u v i a s . S i estas se a t ra­
males se perderían en el mar. En el pueblo se hace una �ran hmp1e �a Y saban, practicábanse algunos ritos con animales, colocaban fig u ri l las de
se prepara, además de la bebida, una mazamorra de maiz, mal molido, sapos sobre unas peñas, y los sacerdotes "cantaban cie rtos versos, osc u­
llamado sanco; con ella, caliente aún, se untaban el rostro, los umbral� s ros para el vulgo", se realizaban procesiones el e duelo v ist iendo los d a n ­
de sus puertas y los lugares en que guardaban sus comidas y los vesti ­ zantes ropajes especiales, largos, que les cubrían las cabezas y e n s u
dos, mientras musitaban "que no entren las enfermedades en aquella mano derecha un estandarte. Después d e d a r t res vueltas a l rededor de
cas� ' . los animales, situados en el centro de la plaza, cambiaban la capa larga
Este ritual del sanco se extendía a las momias de los muertos, untan­ por plumas de guacamayo y pil eo en la cabeza, dej aban el e s t and a r t e y
doles los rostros y bañándolos después para conducirlo al banq� ete pú­ ejecutaban el "Chapayguanlo", bai le i n v e n t ado por Pac h acú tec para
blico. Se llevaban en procesión a la plaza, se les invitaba con viandas Y
1 27
126
apresurar la llegada de las lluvias. Pegando con fuerza l a tierra con el Diciembre� �apac Ind Raymi: "Fiesta rica y pri nc i pa l . 1 : 1 1 1 1 t · . i . , 1 1
pie derecho, unían sus manos, levantándolas con gesto i mplorante i nvo­ lemnemente v � st1do marca? ª el p :i?cipio del año. Ence n d ía el I t t l T l > , , 1
caban al Rayo, personificado como un guerrero celeste blandiendo una grado por medio de un espejo metahco que recogía los rayos sol a , n ¡ , "
porra y con ella ordenaba el llover y el granizar. Una vez en alto, las concentraba sobre u � copo de algodón preparado por las v írg(; n é s d l ' I
manos se cerraban con fuerza, pateaban con la pierna izquierda, levan­ _ _
Sol . �ra uno de, los ntos pnnc1paJes para festejar los sol st i c i os y (; t ¡ u i
taban la cabeza h acia e l cielo, separaban lentamente sus m anos n ?c � 1,os; �� lebrandose a lo largo de é l el Huarachico, ceremon i a tk ¡ 1 1 ¡
abriendo los brazos y llevándolos hacia el frente, giraban brusca y rápi­ ciac1on vml para los j óvenes de la nobleza.
damente l a cabeza hacia la derecha e izquierda, luego continuaban ha­ Princi piaba con el peregrinaje de sus antepasados, los sacri ficios par­
.
ciéndola girar con veloci dad, simulando buscar el Rayo, doblaban los t1cu ! ares d� � sta fecha y se le agregaban los azotes que de los parientes
codos y con el ritmo de la cabeza l levaban los brazos hacia los laterales, debrn,n rec1 b1r l � s aspi rantes para ser fuertes y esforzados, estos azotes s(;
levantando una mano y manteni endo el codo doblado, l a bajaban y repetian unas se1 s veces. Se bail aba el Huari o danza guerrera, ya descri t a
_ _
subía la otra, el tronco entraba a participar ladeándose, y flexionando e ? e l ,mes d e j � mo o Inti Raymi . A l a fiesta del Huarachico n o concu rría
l as rodillas daban pequeños saltos con la alternancia de las piernas. For­ nm � un ex tranj � ro; pues sólo estaban presentes los Incas ; después de con­
clmda la htu _ rg1 a e permitía su retorno al centro sagrado. Con sacri ficios,
maban primero un círculo individual, luego se unían en gran rueda _ � _
todos, con los mismos gestos y reprimiendo la velocidad del ritmo de la ayuno � , pemtenc1as, procesiones y vi sitas a los templos, a las Huacas, y
parte alta del torso. a las vdca � y de cerro en cerro, en compañía de los sacerdotes, con feso­
En este mes de octubre, l as madres de los adolescentes a quienes ha­ res Y he � h � ceros, se ponían ceniza en los rostros, así como en las puertas
bían de horadar l as orej as y armar caballeros en la fiesta del Capac Inti de sus v1v1endas. Se sacaban a l a plaza l as tres estatuas del Sol y l as tres
Raymi, que ya se acercaba, se ocupaban de sus preparativos. del Truen o. Al s?n d � flauta � y tambores encendían grandes fogatas .
Noviembre, Aya Marca Raymi: Por una parte se dedicaba a los di­ Cai:ac Int1_ Raym � , l a fiesta mas solemne del año durante el cual se pro­
funtos, cuyos cuerpos extraídos de sus bóvedas eran atendidos, servidos ced1 � ª ( horadam1ento de orej as, i mposición de bragas, que permitían e l
mo � 1 m1ento guerrero y el corte de cabello. El soberano les entregaba las
con bebidas y viandas. A los muertos, l lamados Aya, les colocaban un
orejeras de oro, patenas de oro y plata a modo de pectorales y una d i a­
bolo de coca en l a boca. Se reunían los parientes para recordar sus haza­
d � ma de plu � as . Volvían a bailar el Huari , y lo repetían una tercera vez
ñ as militares y l as distinciones que habían merecido. Se les paseaba por _
aun . Al finalizar el mes los noveles caballeros marchaban a Ja gran p l aza
los lugares que les fueron habituales y retornaba -este cortejo macabro­
de Aucayp �ta con una dan � a-marcha procesional, el Aucayo o Anca yo,
al mismo lugar o bóveda y allí les ofrecían a estas momias ofrendas di­ l l amado as1 por ser el estnb1 _ llo "cayo". El últi mo esplendor de esta fiesta
versas. Los jóvenes bailaban animadamente formando una gran rueda en -a l a que regresaban los extraños- era presenciar a los cuatro tambores
cuyo centro se hallaban sus ancestros; tomados de la mano saltaban de del Sol Y a los t � mboril eros revestidos con pieles de j aguar, mientras en
pie al otro, avanzando h acia su derecha, i nclinando el tronco hacia el el atardecer ard1an las hogueras en horn;fr al astro rey.
centro y luego a la derecha, se erguían y repetían todos los saltos en di­ Pachacútec (Yupanqui) reformó el calendario haciendo comenzar c l
rección opuesta. Con esta danza alegre compensaban la tri steza de los _
ano po � e ! mes de diciembre, pues antes s e situaba e n enero. A su vez l'i j t '>
movimientos lentos y acongojados que habían realizado el mismo día del l as fest1v1dades y completó l a organización del ceremoni al.
falleci miento de su deudo. Los viejos, inclinados sobre el suelo jugaban
a algo semej ante a los dados, pero con finalidad enteramente mágica. Fi­ INSTRUMENTOS MUSICALES
nalizado el Aya Marca Raymi eran nuevamente sepultados.
En este mismo mes, los adolescentes se preparaban para el Huara­ 1) Menc � on � el Padre Velasco los siguientes i nstrumen tos m u s i c. t l t · .� :
chico, subían al santuario de Huanacauri a pedir autorización a las Gua­ 1 Ch1lchi le, sonaj as y cascabeles
cas para tal efecto. 2 Cuybi, silbador simple de ci nco voces

128 129
3 Tinya, "especie de guitarra" (tambor) PARAGUAY
4 Huayra mpuro, especie de zampoña hecha de cal abazas o canas
5 Puncullo, flauta
6 Huayllaco, flautón
7 Quipa, trompeta
8 Huanc ari, tamborcillo de baile
En 1 970 se publica el informe científico de l as investigaciones an­
9 Hatun taqui, gran tambor de madera , en uso entre los Otavalo
tropológicas realizadas en el Paraguay por el Dr. Jacques De Mahieu,
II) Según Cobo, los instrumentos musicales conocidos por los Incas director del Instituto de Ciencia del Hombre de Bs. As., "El origen ét­
fueron los siguientes: nico de los -indios blancos- Guayaquíes del Paraguay", donde se enun­
cian l as siguientes conclusiones:
l Huancar - el tambor a) "Los Guayaquíes son de raza blanca;
2 Huancar Tinya - adufe (danzas) b) la mestización con elementos amerindios es reciente,
3 Pincollo - el pífano c) esa mestización se produjo por incorporación de mujeres alóge­
4 Antara - la flauta corta y ancha nas;
5 Quena Quena - la flauta de una sola caña (uso lírico) d) los Guayaquíes son biológicamente degenerados;
6 Ayarichic - siete pequeñas flautas unidas, l a mayor de un palmo de e) los Guayaquíes vivieron en épocas precolombinas durante l argo
largo y las demás gradual mente menores tiempo en el Altiplano."
7 Quepa - una trompetill a que hacen de un calabazo l argo En 1 972 se publica otro informe científico titulado "Las inscripcio­
8 Los caracol es nes rúnicas precolombinas del Paraguay" en el cual se da cuenta de los
9 Las sartas de cascabeles - chamar a resultados de l as investigaciones arqueológicas realizadas en el asenta­
1 O La Zapaca - que eran cáscaras de frijoles grandes miento Guayaquí de Cerro Morotí y en el Ybyturuzú, estableciéndose
1 1 La Chamar a - que era como campanillas de cobre o plata los siguientes hechos:
12 El Churu - una especie de caracol marino aplicado a los tobillos a) Había en el Paraguay, antes de la conquista española, individuos
Pototo o Pututu, instrumento ritual para la época de guerra de habla norresa que escribían con runas. Lo prueban las inscrip­
ciones que relevamos y traducimos;
Profecía: De acuerdo con las predicciones que ellos poseían por in­ b) estos individuos eran vikingos o más exactamente descendientes
termedio de magos y sacerdotes; la dinastía de los Incas perduraría por de vikingos. Lo prueban las drakkares pintados en l a cruz de To­
alrededor de cuatrocientos años. Atahual pa fue el último Hijo del Sol, roro y la mezcla de caracteres rúnicos de varios futhark, yuxta­
confirm ando, con el arribo de los conquistadores, la sentencia del des­ posición agregada en superimpresión a la imagen de Odín , pin ­
tino, fatal: "Llegarán por el mar hombres blancos, temerarios, que �o­ tada en la cruz de Cerro Tororó;
juzgarán a nuestras gentes y tomarán nuestros tesoros y nuestras tie- c) los primeros h abitantes de apariencia nórdica de la Isla de Pas­
rras". cua venían de Sudamérica. Lo prueban los caracteres rongo­
rongo que figuran en uno de los fragmentos de cerámica h a l l ados
en Cerro Morotí;
d) los Guayaquíes contemporáneos son los descendientes mcsti 1.a
dos con Amerindios, de los escandinavos estab lecidos e n d Pa
raguay.

13 1
1 30
En 1 975 se publica el informe científico titulado "Las inscripciones grabadas con mensajes rúnicos, los signos y alfabeto de e l l m. Ls 1 :1 1 1 , 1 1 1
rúnicas precolombinas en el Paraguay" (complemento Cerro Guazú, como prueba los l lamados "indios blancos del Amazon as", l a s l l' yt· 1 1 < l : i ,
donde se consignan los resultados de las investigaciones epigráficas. La de "Eldorado del Rey Blanco" y los extraños petrogli fos h a l l ado� v 1 1
síntesis de las mismas es la siguiente: 1 97 3 por u n geólogo paraguayo Pedro González. En el depart a n ic 1 1 1 0 d v
"Los litoglifos de Cerro Guazú , en el Amambay, constituyen el Amambay, en Cerro Guazú y Cerro Corá, se descubrieron rocas y a l l a
mejor conjunto rúnico conocido hasta la fech·a. No existe la menor duda res con referencias a l dios Odín, escandinavo. Estos grabados t k
con respecto a su origen; algunas de las inscripciones están escritas con Amambay tienen una data de más de 3.000 años a.C. La suposic ión d ,
runas de diseños clásicos aunque otras, señalan un largo proceso de de­ la existencia en tiempos muy antiguos, de una raza blanca en A mérica
generación gráfica, y el profesor Dr. Hermann Munk, de nacionalidad ha sido avalada por tres investigadores, Negrette, Miraglia y J u st e ,
alemana, pudo reconocer en su lengua, un dialecto que se hablaba du­ quienes actualizaron con sus análisis a más de setenta grupos d e sangre
rante la Edad Media en el Schleswig, intermedio entre el narres (anti­ entre las tribus de la familia guaycurú (guaraníticos) y no hallaro n e n
guo danoruego) y el Bajo Alemán". Se descubrieron además otros sitios ellos e l l lamado "Factor Diego" , que únicamente lo tienen l a s razas
arqueológicos con vestigios nórdicos, un pueblo en Tacuatí, una forta­ mongoloides (amaril la, indígenas de Colombia, Venezuela, Perú y Bo­
leza en Cerro Corá y una inscripción rúnica en el arroyo T upí, en Ya­ livia).
guarón, Paraguarí, Piribebuy y Amambay. En su obra "El Rey Vikingo "El hombre es a través de lo que hace (aún sea el no hacer)" To más
del Paraguay" , el Dr. De Mahieu comunica los resultados de sus estu- L. Micó. "Leyendas del Paraguay" Instituto Paraguayo de Cienci as d e l
dios. Hombre", edit.
PANTEÓN: Tupá es considerado en el más puro sentido de l a teo­
gonía, un ser superior. Es el Dios guaraní. Es llamado Nuestro Padre
TAMBIÉN BRASIL Nuestro Gran Padre, Ñande Rú, Ñanderuvusú y Ñanderú Tenondé. E�
representado en forma i mpactante, sentado sobre un apyká, asiento tri ­
DANZA GUERRERA DE LOS T UPÍS: Un grupo de guerreros des­ bal, rústico; desde donde creó la tierra, el sol y la luna que sostiene e n
nudos danzan en círculo, moviéndose hacia la izquierda, alrededor de sus manos. S u rostro es sereno, con una larga barba. Su cabeza prese n t a
los jefes, quienes entre los tamborileros que martillean sobre calabazas rayos de luces onduladas. El guaraní observa especi a l respeto p o r e s t c
huecas, fuman largos cigarros, arrojando a los danzarines bocanadas de Dios d e poder y bondad. Tupá crea y llama a su l ado a A ñ á , para q u e
humo: "Tomad el espíritu de la fuerza -exclaman- para que podáis ven­ administre justicia en su nombre. Este aspecto j u st i c i ero es v i st o como
cer a vuestros enemigos". Puede suceder que sean las mujeres y las castigo por algunos aborígenes y se le co n si dera , a veces, co mo 1 1 1 1 i n s
niñas, que no van a la guerra, las que ejecutan la danza guerrera. El trumento demoníaco.
poder que esas mujeres crean incesantemente en el transcurso de sus La generación mitológica se remonta a l encue ntro de ' l ; 1 t í y K - ra n , í .
danzas diurnas y nocturnas se traslada telemágicamente con el objeto Taú era un espíritu maléfico. Keraná u n a n i ñ a de gra n h · l l e 1.a . Ta ú
de ayudar a los hombres en la guerra y proteger su vida (Curt Sachs). adopta la forma de bello adolescente para conqui star l a , l a v i s i t a d i a r i a
PARAGUAY - BRASIL: Posibles orígenes. Los refatos bíblicos mente. En l a séptima visita intenta raptarla. E n defensa de K ·ra n : í � e
sobre el Diluvio hicieron pensar a algunos investigadore,s que l os des­ hace presente Angatupyry, el espíritu del bien ; l u c h a n d u r : 1 1 1 t c si · t e
cendientes de Noé habrían cruzado el Atlántico para llegar a las costas días, pero l a astucia de Taú l e p·rocura la ventaj a sobre A n ga 1 u py ry, y se
del Brasil o que más tarde los fen icios, al servicio de la monarquía he­ lleva a la niña. En la comunidad, la pena y l a i ncl i g n a c i 6 n i<.; s h ace su­
brea hayan traído hasta estas tierras a comerciantes judíos. Existe tam­ plicar por un castigo; Angatupy ry mald i c e a Ta ú a n u n c i , í n d o l e que
bién la teoría de la llegada de v i kingos, es decir, antiguos pueblos es­ "todos sus hijos se convertirán en monstruos" . Así naci e ron su ce s i v a­
candinavos que, como navegantes recorrieron una buena porción del mente: l º) Teyú-Yaguá, 2 º) Mboi-Tuí, 3 º) Moñ a i , 4 ° ) Yacyyat eré , 5 º )
mundo. Al respecto se han encontrado en Brasil y en Paraguay piedras Curupí, 6°) Aó-Aó y finalmente el 7 º ) Lu i són . Todos e l l os naci dos a

132 1 33
destiempo (sietemesinos). Con el nacimiento del último, surge en los máscara que representaba la mayor fuerza negativa y d a rro ¡ : 1 1 1 . i l " i \ l 1 . 1
cielos la conformación estelar de Las Siete Cabrill as, pertenecientes a mán lejos de sí, comenzaban a girar en e l suelo, sobre l a s c u a l 1 ( ) t' \ l l l '
l as constel aciones del Hemisferio Sur. También aparecieron en ese mo­ midades y la cabeza baja, para confundir y equivocar a l Laga 1 1 0 M . 1
mento los azotes de la humanidad -que son siete-, en sus distintas cate­ ligno, de modo que no pudiera volver a articularse jamás.
gorías, entre ellas se encuentran l as siete grandes penas. El miedo, el PARA EL LAGARTO BENIGNO: Se sacrali zaba el c a m po. Se m u
dolor, el llanto, el h ambre, la sed, la enfermedad y la muerte. También delaba armónicamente l a imagen con todos los detalles de un re lato 1 1 1 : 1
los siete vicios. La envidia, la pereza, la gula, la avaricia, l a embri a­ gico hermoseado. Se organi zaba un cortejo portando flores, fru tos, p i e
guez, el odio y l a i ra. Siete los insectos y alimañas que perjudican e im­ dras que eran colocados sobre su figura o en la tierra en u n a g r a n c i r
piden el trabajo del hombre. La hormiga, el gorgojo, la mosca, el mos­ cunferencia, l a tribu festejaba l a protección con una marc h a d e dos
quito, la langosta, el alacrán y la serpiente. Siete son también las causas pasos y tres saltos. Con l a marcha de dos pasos avanzaban, pero como
de la infelicidad humana. El robo, la injusti ci a, la miseri a, las pestes, el los saltos eran laterales con las rodillas plegadas y el torso inclinado
terremoto, el incendio y la guerra. Estas son, en síntesis, las desgraci as haci a adelante, este ritmo de danza algo demorado, les permitía pro lon­
que significan l a presenci a sobre la tierra de los siete monstruos engen­ gar la fiesta.
drados por Taú, el espíritu maléfico y Keraná, la bella indiecita (Keraná MBOI TUI: Junto a las selvas de Tobatí, cerca del Cerro Cavay ú ,
o dormi lona). Cada uno de estos mitos tiene su hábitat. Algunos prefie­ existía un animal con cuerpo de repti l , cabeza de loro, patas de lagarto
ren los cerros, otros la selva oscura, ya el campo abierto, otros una ex­ terminadas en tres potentes garras y cola que remataban dos púas vene­
tensa laguna, quien un abismo insondable (llamado "salamanca"), o un nosas. Lanzaba chi llidos agudos y disonantes que aterrorizaban a la po­
río tormentoso . blación aborigen. Su med io favorito eran los árboles de la sel va donde
Estos mitos y algunas leyendas se mantienen coherentes más allá de su color se confundía con el verde del foll aje. Este engendro no se acer­
sus actuales fronteras, h asta donde llega la presente toponimia Guaraní caba a las personas, a pesar de lo cual las gentes huían cuando pasaba
a través de cuatro naciones americanas. cerca de los poblados. Para evitar que se aproximara demasi ado, los
TEYÚN-YAGUÁ: era un gigantesco lagarto con cabeza de perro. guaraníes desparramaban en las afueras de la aldea frutas vari adas. Esta
Algunas versiones le describen con siete cabezas. Dominaba en las ca­ ofrenda se organizaba como una pequeña fiesta obl igatori a que les s a l­
vernas, en torno al cerro de Yaguarón, h acia las cuales arrastraba a sus
vaba su tranquilidad.
víctimas para devorarlas. Pero otros grupos tribales Guaraní, oponían
MOÑAI: Una serpiente de dimensiones extraordinarias, dientes a fi ­
que Teyú-yaguá se alimentaba con frutas y miel y que protegía a la
lados y dos púas en la cabeza. Tercer hijo de Taú y Keraná dueño de los
selva. Se le menciona también como genio protector de las riquezas ya­
aires y de los vientos, duende protector de l as pillerías. Su hábi tat pre­
centes en el suelo guaraní. Su piel adquirió brillo revolcándose en el
ferido era un precipicio próximo a Yaguarú. Se cuenta que en lugares
otro y en las piedras preciosas de Ytayú. (La ciencia hall a fundamento
en este mito por l a existenci a, en esta área subtropical hasta el Río de la pantanosos entre los ríos Paraná y Paraguay está la madri guera que pe r­
Plata, del Teyú-Pytá, l agarto colorado). teneció a este Moñai , en zanjones profundos que incluyen grietas e n la
RITO: El shamán, atavi ado con trozos de tela y paja y enmascarado tierra de difícil acceso l l amados "salamanca" . Esta figura horrib le de la
ilustraba al Lagarto, Maligno, frente a él esperaban con atención los mitología aseguraba a su presa inmovili zándol a con la mi rada, las a t raía
elegidos para rebatir el mal. Todos los presentes l anzaban un grito y el con su aliento y las arrastraba hasta su cueva que se teñ ía de sa n g re .
shamán extendía lenta y ampulosamente los brazos y se desprendía de Para liberarse de este azote, una doncella guaraní Porasy i n voca n d o u n
la cola; dos guaraníes se arrojaban al suelo como si tuvieran cuatro encantamiento logró que Moñai muriese quemado, inci nerándolo e n � u
patas, al segundo grito el médico-brujo continuaba su actividad ·h acia l a propia cueva. Porasy hizo desaparecer e l cuerpo de Moñ a i sa lva ndo :1
destrucción de l as partes del cuerpo del Lagarto y se volcaban luego su raza, pero se cree que su espíritu maligno deambu la y a · · · h a e n los
uno tras otro de los elegidos tomando la misma posición. Al llegar a la campos y territorios en que se mantiene viva la cult u rn gu a ra n í.

1 34 1 35
JACY YATERÉ: Es posiblemente el más popular, su canto-silbido
se halla ubicado en la encrucijada de la vida y la mu · rl L' . h 1 1 1 1 1 1 , 1 1 1
de ave atrae y seduce a los niños, que le siguen a través del bosque. Se
aborrecido. _ Hace imposible la vida en el más allá. Juega c.:0 1 1 l' I d, 1 1 1 1 1 1
dice que este duende que se presenta como un enanito rubio, de ojos
d�l alma. S1 su maldad le hace intervenir el espíritu de u n 1 n u t· i t 1 , , n i ,
azules que porta un cetro de oró en el cual centra su poder, juega des­
pierde las esperanzas de redención. Se dice que los días v i e rn · s y 1 1 1 , 1 1
nudo a la luz del sol. Si se ve descubierto se convierte en ave. Para ha­
tes, a l caer la noche, Luisón pierde sus formas humanas para tran si 1 1 1
cerse amigo de los niños los besa en la boca, algunos pierden la memo­
marse en un perro que busca los cementerios para revolcarse enc i m a d l '
ria, otros el juicio, entonces Jacy Yateré busca a otros compañeritos con
los cadáveres y alimentarse de ellos. A la medianoche sale en bu sca dl'
quienes seguir jugando. Algunos de éstos vuelven a sus hogares, otros
seres humanos para convertirlos en otros luisones, lo que logra asu st ,í 1 1
no retornan jamás con gran desesperación de sus padres. Para defen­
dolos Y pa �ando por debajo de las piernas de los hombres. S u prescnc i ; 1
derse de la persecución de los adultos se torna invisible.
es acompanada por un permanente olor nauseabundo. Su andar termina
Para que el mundo infantil guaraní pudiera prevenir los halagadores
con el alba, retomando su forma humana y sus ocupaciones. Es el hom ­
engaños de Jacy Yateré, se les organizaba una fiesta en la que se drama­
bre-lobo que devora la carne de los muertos y el alma de los vivos. N o
tizaba la aparición de éste vistiendo a un niño con un doble traje y una
c� nocen los Guaraníes mayor desgracia que ésta, por eso le huye n .
doble máscara. Una de las imágenes lo mostraba según la tradición, _
Dice el mito que al nacer Luisón, brilló en el cielo la conformación de
rubio de ojos azules; la otra ofrecía los rasgos feos y diabólicos de un
estrellas conocidas como "Las Siete Cabrillas" en señal de que l a mal­
ser malo. Al danzar mostraba primero su faz amable, el conjunto dan­
dición � ue afligía a Taú y Ke�aná había cesado. Según la Mito logía
zante lo seguía imitando sus pasos y pequeños saltitos; giraba el duen­
Guaram este monstruo y sus seis hermanos deambulan sobre la tierra .
decillo y el grupo, al ver sus rasgos y comprender sus intenciones, re­
Dice Tomás L. Micó que "este mito es conocido en diversos países,
trocedía espantado con gran alegría de los mayores.
de Europa e incluso India".
CURUPÍ: Es el sátiro de la mitología guaraní. Es el bárbaro, el infa­
LA LEYENDA DE KAA IARY: Es el Hada protectora de la yerba
tuado que arrebata favores. Es uno de los siete personajes de más larga
mate. Es una hermos � joven vestida de blanco resplandeciente. Protege
permanencia en la temática antropomorfa Guaraní. Se decía que era fa­
a los hombres que cmdan de este árbol singular, enseñándoles sus vi rtu ­
lomorfo y aficionado a raptar mujeres y niños. Provisto de un largo falo
des y propiedades y especialmente la fórmula de colección y laboreo.
enlazaba a las adolescentes y las poseía. Por otra parte, era protector de
Ella entregó al indio la calabaza y le instruyó en curarla hasta perder e l
los animales silvestres, sobre todo de los sementales. Aunque se supone
amarg � s �bor que le es propio. Le indicó las propiedades de la yerba­
que Curupí ha desaparecido, la leyenda ·de sus características perma­ _
mate d1c1endole que le quitaría el cansancio, serviría de alimento y le
nece vigente.
conservaría la salud, manteniéndole joven mucho tiempo. El buen cor­
AÓ-AÓ: Cabeza de oso, patas terminadas en grandes y potentes ga­
tador de yerba-mate la invoca, le pide ayuda y le promete cuidar de l
rras, este monstruo tenía el cuerpo similar a una oveja. Perseguía y de­
árbol como si fuera el Hada misma y le promete amistad. El orige n de
voraba a los que se aventuraban en la selva. Vivían en manadas en bos­
esta leyenda es antiquísima. Como uno de los genios amables de J;1
ques y serranías de la región Oriental. El único modo de salvarse era
selva ofreció la yerba-mate a los primeros indios Guaraníes y e x tend i (>
trepando a un cocotero, árbol sagrado, donado por Tupá a Rupavé para
su uso benéfico en la vasta comarca. Es uno de los motivos mús pro
nutrición y auxilio de la familia Guaraní (como en el caso del diluvio).
fundos de su cultura, origen de notables aciertos en medicina abori gc.: 1 1 .
Si las gentes que huían se trepaban a otro árbol, los Aó-Aó hacían caer
DANZA KAA IARY: Antes de la salida del sol se reunían para i 1 1
el tronco excavando las raíces mientras emitían ladridos. De acuerdo
vocarla. El_ magnetismo de su devoción corporizaba una silu e t a t r; 1 1 1sp;1
con investigadores serios, dice Tomás L. Micó, el animal existe en la
rente, vestida con un traje largo y falda muy amplia. Les sonre 1 ;1 , . l l '
realidad zoológica.
cogiendo su vestido les invitaba a tomar el borde, que u n a ve ,. a s i d , 1 po1
LUISÓN: Es el séptimo y último hijo de Taú y Keraná, sobre el cual
los presentes, semejaba la corola abierta de una flor m c 1 ra v i l losa K . 1 . i I y
cayó la mayor maldición. Su nombre aterroriza. Este ser espeluznante
danzaba hacia la plantación de la yerba mate, giraba y g i 1a h; 1 , p1 1 1 1 H· 1 ; >
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y alternando las piernas en las cuatro direcciones. La co1 1 1 1 1 1 1 1 1 ,11 1 1 1 1 1
sobre un pie y luego sobre el otro, pero, al cambiarlos saltaba con tanta mística alcanza s u mayor tensión y apertura.
livi andad como si vol ara. Con las manos les i ndicaba las hoj as que de­ Practicaban desde niños, los Guaraníes, ejercicios con a rco y 1 1 1•1 l i . 1 ,
bían recoger. Todos daban la vuelta con ella, con pasos breves y saltos remo, danzas de resistencia, largas camin atas, saltos, corridas, d : 1 1 1 1 . 1 \
en derredor cuando Kaa ry substituía un pie por el otro. A medida que religiosas y guerreras. Rezos-danza para prolongar l a vida, para ap: 1 1 1 : 1 1
aclaraba y surgía el sol la protectora Kaa ry se desvanecía, pero el im­ los peligros y las enfermedades y rezos-danza para pedir la muert , .
pulso y el ritmo de la recolección estaban encausados. Entre las creenci as figura la de l a futura destrucción, más o m c 1 1os
PAYÉ: Ava-Payé es el médico i nvocador. Se dice que es un saber
próxima, de la tierra. Temen que este desastre les halle con vida y si n
que se desprende de la antigua ciencia chamánica, que curaba el espí­
posibilidad de llegar antes de morir y antes de esa destrucción a la "tie­
ritu y el cuerpo del Guaraní. "Equivale -dice Tomás L. Micó-, al 'en­
rra sin males". En algunas parcialidades (entre los Kaiová, según S h a­
salmo' de las bruj as medievales". Poseía poderes extrafísicos contra el
den ) los indios ejecutan danzas religiosas para apresurar este hol o­
Payé ; que es un encantamiento que a di stancia menguando las fuerzas
físicas y mentales de l as personas que son víctimas de esta magia. In­ causto del mundo y recibir así la revelación del camino a la "tierra sin
cluso se dice que puede malograr frutos y plantas. El Ava-Payé puede males".
curar por algunas palabras cabal ísticas que pronuncia para contrarrestar La raíz mística del baile es asumida por los Guaraníes cuando ilu s­
el maleficio. Le sigue en orden jerárquico el Payé-Miri que es el apren­ tran con una danza su intento de superar con ell a la vida terrena. El "pa­
diz. Viene luego el Avambo-há, que es el encargado de los encanta­ raíso" que les espera después de la muerte es la "tierra sin males" .
mientos y sortilegios. Payé es en otro aspecto étnico el médico tribal Orientada haci a el Este, fueron migrando, guiados por sus shamanes,
que goza de gran predicamento. Payé era también el más anti guo nom­ con la finalidad de alcanzarla, en vida si fuera posible, hasta las oril las
bre que se daba al cacique. Pos Payéapó estaban reconocidos por reali­ del Atlántico. Danzaban permanentemente para perder peso físico o
zar cosas extraordi narias a las personas y a los objetos materi ales. Es kilos que les facilitaría el cruce del mar por los aires, hasta arribar a este
evidente que los hombres Payé tenían noción del magneti smo, animal y más allá. Estas procesiones fueron asentando grupos en regiones dis­
vegetal, que movilizaban hacia otra dimensión. persas, dominando a los más débi les y colocándoles bajo su vasa l l aj e .
RITOS: El Ava-Paj é, jefe espiritual, es intermedi ario entre su tribu y Los que se encuentran instal ados en el litoral atlántico, quedan a l l í por­
los poderes naturales; danza solemnemente. Sostiene la maraka ritual que esperan que alguna vez puedan ir al otro lado o a alguna isla que
con la diestra, la hace sonar elevándol a, es un llamado a los espíritus. El esté en el océano, "la tierra sin males".
brazo izquierdo con l a palma de la mano abierta h aci a el cielo, se de­ La exteriorización de la devoción es el rezo-canto-danza. Para co­
tiene a la altura del hombro; pliega las rodillas y salta con las dos pier­ municarse con l as divi nidades se recurre al pajé mediante la oración .
nas, repite este salto en cuatro direcciones y en el mismo lugar. Con las LOS REZOS QUE SE CANTAN Y BAILAN en reuniones colect i­
rodillas dobl adas cruza los brazos sobre el tórax, inclina la cabeza sobre vas se aprenden. Los rezos i ndividuales los realizan sólo los paj és y so n
éstos y luego abruptamente se yergue, estira las rodill as, abre los brazos en parte en señados y en parte surgen por inspiración mística. Con la
y levanta l a cabeza. Recoge la pierna derecha con la rodilla hacia la ca­ tendencia subjetiva al arrebato, al trance que le produce el é x tasis, co n­
dera y el pie contra la rodil la izquierda, continúa el pie hacia atrás que­ forman coreografías algo hieráticas en su introducción hasta c l e v a rs · ;1
dando la rodilla derecha al lado de la izquierda hasta llegar a estirar l a un estadio intermedio entre el cielo y l a tierra, lugar en que e l cspír i 1 u
pierna hacia atrás, el torso s e adel anta formando una sola línea, opuesta, protector puede contactarse y revel arle los conocimien tos.
con la extremidad en alto. Sin dej ar de agitar la sonaj a el Ava Pajé pa­ Estos rezos presidían todas las actividades de la tribu , y, con c j nc i
rece un páj aro. Desde esta posición, inspira profundamente y salta atra­ cios diversificados se preparaba para los eventos. Esta g i m n ; í s 1 i c a IL· 1 1 1 a
yendo al frente la pierna derecha pero con la rodilla plegada mientras por finalidad unir en distintas fases de entrenamien to l a i n 1 ; 1 • c 1 1 d · s u �
que aquell a en que se apoyaba secunda en el aire con la rodilla doblada necesidades, l a de supervivenci a con la caza y l a pesc a , l,1 ·01 1 sLTvac 1 0 1 1
pero en dirección opuesta, a sus espaldas. Sigue el Ava pajé bri ncando
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de su unidad tribal triunfando en la guerra y la condición interior o "es­ respuesta al enigma del porqué de esta muerte, se mesan los cabellos
pacio sagrado" en su triplicidad de vida, muerte y resurrección. clamando al cielo, se unen en el seguimiento del cadáver formando u n a
En la liturgia, el uso de los instrumentos mbaraká o maraka (que por masa dolorida y expresiva.
extensión significa sabiduría, ciencia) hecho con una calabaza con pie­ PARA CURAR, a un paciente el pajé o shamán utiliza partes del
drecitas o cuentas dentro, con un mango de madera que se hace sonar "árbol del hechizo" ; entre ellos el algarrobo que en algunas tribus está
agitando, tiene adornos con dibujos o colgantes de plumas. Y el takuá­ considerado como "árbol mágico", invoca a los espíritus y agrega can­
pu, un bastón para marcar el ritmo de la danza ritual y en ceremonias tos y danzas religiosas. El bosque simbolizaba la mansión de los pode­
religiosas utilizados por mujeres. Es un tronco de bambú de dos metros res y sus plantas sacralizadas por la presencia de los dioses que les ofre­
de largo, que puede llevar en su extremo un sonajero o un ramo de plu­ cían un riquísimo arsenal terapéutico. Esta danza-trance la ejercitaba
mas. Tradicionalmente golpea contra el suelo. sólo el médico brujo, conversaba, a través de su cuerpo con los espíri­
Hay rezos por y para todo, para los más diversos fines y circunstan­ tus, les consultaba acerca del origen del morbo y su curación. Sin dejar
cias, para establecer contacto con la deidad, para invocar a los espíritus de bailar; flexionaba la rodilla derecha en el aire y llamaba con las
benignos y bienhechores, para alejar a los malignos, libertar a los pose­ manos a sus consejeros invisibles, apoyaba con fuerza contra la tierra el
ídos, curar, hacer bien y hacer mal, para atraer bendición sobre la siem­ pie y levantaba la otra pierna, a partir de la rodilla balanceaba el pie en
bra y la cosecha, para ahuyentar plagas, contra todo tipo de calamida­ el aire de derecha a izquierda, con el mismo ritmo del balanceo flexio­
des, las tempestades, para hacer llover o dejar de llover, en las cererno­ naba la rodilla que sostenía el cuerpo, acercaba la mano derecha a su
·nias de iniciaciones o entradas de épocas biológicas corno la pubertad, oído para escuchar el diagnóstico y con la otra mano formaba un cír­
etc. Los rezos se realizan en el patio central del grupo de casas, simbó­ culo en el espacio. La secuencia se desenvolvía a ojos cerrados. Al vol­
licamente. ver en sí, abría los ojos y poseía la fórmula curativa.
DANZA FÚNEBRE: Al morir el alma se separa del cuerpo, pero le RITOS DE INICIACIÓN: Varones. Un sector considerable de estos
sigue al sepulcro, puede quedar merodeando por los lugares que en vida ritos consistía en el aprendizaje de los "cantos y danzas rituales" con el
transitaba y después se va al más allá. Al moribundo solía acompañar el derecho de usar los signos externos del hombre-ayudante. Los familia­
pajé, que cantaba, danzaba y realizaba gestos que ahuyentaran al ma­ res e invitados entonaban una canción-encantamiento. Se procedía a la
ligno. Al morir, el pajé continúa con sus ceremonias para apoyar al depilación general incluyendo el rapado de cabeza, cejas y pestañas. La
alma en su búsqueda de la región de los manes familiares. En algunas de las cejas era seguida por la pintura. Los indios se pintan y tatúan el
comunidades el Jefe está a cargo del elogio del finado, el rito es golpe­ cuerpo por razones diversas: identificación tribal, 9rnamentación, ca­
ándose, con grandes y ampulosos movimientos, el pecho y las piernas. rácter guerrero (traje de guerra), religión, significación mágica, recor­
Una vez finalizados los días de luto, exactamente la víspera, los dación mítica, entrada a la pubertad, ceremonial, festiva. Para ciertos
hombres vuelven a cortarse el cabello, se vuelven a pintar de negro y bailes o juegos, como protección y atracción o para repeler, ahuyentar
pasan la noche cantando. Al día siguiente, es decir el último exaltan las espíritus malignos o para engañarlos, para infundir miedo o pavor, e n
virtudes del difunto, viuda o viudo con cantos y danzas. sentido mágico de protección. La combinación de los colores es va­
DANZA, en pequeños grupos de dos, tres o individualmente las mu­ riada, siendo los más frecuentes el rojo, el azul oscuro y el negro. El
jeres en cuclillas se tapan el rostro. A medida que se prepara y traslada color negro es de carácter guerrero y masculino, el azul de a m bientes
al muerto el trío forma un semicírculo, las de dos, siempre en cuclillas festivos, de iniciación. La pintura puede ser difu s a , en m a nch a s , en
apoyan sus manos sobre los hombres de la que está enfrente y vice­ motas grandes o pequeñas, en l íneas; verticales, horizon t ales , rectas,
versa, sus frentes se inclinan y se tocan, levantan los talones, así como ondulantes, en volutas, en círc u los, triángulos, cuadrángulos, l"igu ras si­
las demás; originando un ritmo al golpear el suelo con los talones. La métricas u asimétricas . En ciertas danzas, cuando los baila rines se dis­
guaraní que está sola se cubre la cara y abre los brazos hacia atrás con ponen en dos bandos, los de cada bando se reconocen pon.¡ uc tienen el
gritos y gemidos. Todos sollozan, doblan el torso en demanda de una mismo tipo de pintura en el brazo derecho o izq uierdo. El adolescente

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depilado, pintado, se sienta en su silla ceremonial o apyká para que le DANZAS GUERRERAS: La mayor analogía se encuc n 1 1: i <: 1 1 lm
perforen el labio y/o le coloquen el tembetá o labrete y por último le cu­ movimientos para la actividad guerrera y de cacería. Carre ras d · rl'\ 1 ,
bren la cabeza con el adorno simbólico del hombre guaraní: la diadema. tenci a, de velocidad, arrodillados con posición de arco ten so, aco s l a t lm
Los hombres le rodean haciéndole centro de una gran circunferencia e boca arriba o abajo, agazapados, pequeños y grandes sal tos caye ndo
inician el baile. De manera alternada avanzan dos pasos hacia el aspi­ bruscamente, los brazos en alto con clavos o porras o palos. El uso del
rante, le hacen una especie de reverencia levantando los brazos hasta la escudo circular o cuadrado y los amuletos contra los flechazos que se
altura de los hombros, la cabeza queda enmarcada entre los brazos, los colocaban sobre el pecho, les acentuaba la identificación entre los ges­
otros retroceden tres pasos, se apoyan sobre la pierna derecha que dio el tos de carácter belicoso y los de la astucia del cazador o pescador.
tercer paso y en opuesto alzan los brazos hacia el cielo enmarcando DANZAS DE CAZA O PROCURACIÓN: La caza colectiva que
i gualmente la cabeza entre los brazos y el pecho contra el cielo. Repiten tiene significado social religioso, era precedida por una ceremonia ri­
la frase e integran nuevamente la circunferencia, con una media vuelta tual. El pajé con actos mágicos, cantos y danzas invoca a los espíritus
haci a la derecha quedan uno detrás de otro, con la mano derecha apo­ protectores de l a naturaleza, en este caso el de la fauna. Entre los actos
de conjuro están las escarificaciones en los brazos y en las piernas: con
yada sobre el hombro derecho del que está adelante dejan caer la mano
huesos de venado, asta de ciervo, etc. Complementan este conjuro con
izquierda sobre su propia cadera. Por tres veces levantan el pie derecho
imágenes de madera, cera, piel, plumas o huesos de animales. Mientras
seguido del izquierdo con un ritmo relativamente vivo de cinco tiem­
se dedican a la caza sólo se alimentan con frutas y vegetales. Después
pos, queda en el aire el pie derecho, lo levantan un poco más y reinician
que el pajé invocó al espíritu bienhechor, inici a el encantamiento para
la secuencia. La tercera vez se detienen, miran al iniciado y le extienden tener éxito en la procuración. Los cazadores se inclinan y rastrean las
la mano izquierda, con ésta todavía suelta del cuerpo mantienen la huellas, sigilosamente se preparan para caer de sorpresa sobre los ani­
pierna derecha en alto y luego continúan. Las mujeres se han juntado y males, imitan el grito o canto de la bestia para atraerla, realizan la pan­
cantan aparte de esta ronda. El sonido de la maraka y del takuá-pu tomima del' armado del lazo para las aves, vigilan desde los árboles, si­
apuntala los distintos ritmos. guen la dirección del vuelo de los pájaros, queman arbustos en círculo
RITO DE INICIACIÓN FEMENINA : En la joven, además de ais­ dejando un callejón abierto; se valen de máscaras; variables de acuerdo
larla, tonsurarla, mantenerla con una alimentación vegetal hasta que el con el ambiente, ramas, hoj as de palma, etc. Se disponen en círculo que
cabello volviera a crecer, realizarle incisiones en la espalda y en las ore­ van estrechando; algunos gustan de pintarse el rostro y los miembros
j as, evitarle el contacto con la tierra permaneciendo recostada en una superiores. Este ritual de danza-mimada se repetía cuando la caza era
hamaca, encendiendo a su lado una pequeña hoguera o una vela de cera, colectiva. Las mujeres que suelen acompañar en las cacerías tribales se
con manifiesto sentido mágico; se festejaba con una fiesta en la tribu abstienen de comer carne de venadito, ciervo o carpincho. Termin ada la
con música y danzas. Las niñas que ya habían pasado por esta ceremo­ expedición, disfrutan grandes fiestas con danzas y cantos y bebidas or­
nia eran las encargadas de bailar. Con los cabellos sueltos adornados giásticas. Del mismo modo para LA DANZA DE LA PESCA, tam bién
con flores, ejecutaban, con alegría, este evento. Con gestos sueltos, podía ser como la caza, individual o colectiva. En el segundo caso se
combinando la pierna derecha con el brazo izquierdo saltaban alrededor procedía generalmente con rituales propiciatorios. Se renova ba e s t a
de la hoguera o vela, si se enfrentaban dos de ellas en el paseo de pu­ imitación para l a procuración del alimento. Los variantes e s t a b a n e n l a s
bertad, automáticamente se complementaban las piernas y los brazos de constantes que diferenci an estas actividades, en este caso as u m 1 , 1 i 1 1 1
modo que si una elevaba la izquierda la otra le oponía la derecha y vi­ portancia l a aplicación variada y vistosa de las redes q u e la n /.;1 h:i 1 1 : i l
ceversa con los miembros superiores. Una de las jóvenes tomaba la ini­ aire formando un techo, intermediario entre l a deidad y los pcsc: 1 d 1 m· s .
ciativa de acuclillarse para avivar el fuego, las demás se lo festejaban giraban enroscándola, como si apresaran al pez y la dese n rosc < 1 h:i 1 1 1 1 1
con gritos y palmadas. Sucesivamente soplaban la llama alcanzando el ternándose en el río; la estrategi a no ofrece por lo dem á s d i i l'1L· 1 1c i ; i s 1 m
clímax con saltos sobre las dos piernas al mismo tiempo. tables con las d e la caza. Tenían en común los g ra n des k s l l" jus q 1 1 c I L"

1 42 1 43
nían lugar al finalizar éxitosamente, caza y pesca. Cantos, danzas y li­ servían el ka ' u ' y, los varones colocaban, sentados, una c x t r · m i dad 1 1 1 k
cores se prodigaban exitadamente. rior contraída sobre la que se ubicaban y la otra rodilla con t ra · I s1 1l· lo
AGRICULTURA: Después de beber licor de maíz o mandioca, can­ Otros adoptaban una postura más común al tomar asie n t o soh rl' e l
tar y bailar, se procedía a la preparación de la tierra. Luego del "rozado" muslo derecho a la vez que la pierna izquierda lo cruzaba. I n med i a t a
se repetían los mismos actos. Con las lluvias las mujeres siembran ha­ mente eran reemplazados por los demás candidatos que reiniciaba n la
biendo bebido anticipadamente, cantado y bailado. Se recurría entonces danza del ka ' u ' y.
a los poderes del pajé para que la benevolencia de los dioses permitie­ EL CASAMIENTO, tenía lugar en medio de ceremonias relig iosas,
ran la rápida y buena maduración de los frutos; evitar las plagas e in­ oficiaba un rezador, el novio con muchos adornos y la novia con su d i a­
sectos o inclemencias del tiempo, sequías o precipitaciones pluviales dema eran remitidos en una red nueva. La gente canta y baila y bebe
prolongadas. Al levantarse la cosecha, los primeros resultados se cele­ miel silvestre.
braban con festejos ceremoniales. EL NACIMIENTO: Se recurría al shamán o pajé para escoger e l
CON EL MAÍZ se observaban otros métodos. En la liturgia previa a nombre del recién nacido; éste se comunicaba con los espíritus d e los
la plantación se realizaba la danza de enmascarados, con máscaras de antepasados cayendo en trance. Ya repuesto aportaba la solución que
madera liviana que representaban a los antepasados muertos. Con esta por lo general recaía en el nombre de algún ancestro.
innovación se trataba de asegurar la fertilidad de los campos. Para ace­ DANZAS PROFANAS, luego de los actos de fe en los aconteci­
lerar la sazón se practicaba un juego: el mbotó, con una pelota cons­ mientos anteriores se distinguían estas danzas profanas por su gran li­
truida con chala de maíz se obtenía el medio de -con este juego colec­ bertad y su carácter orgiástico. Hombres y mujeres perdían la noción
tivo de carácter mágico- impulsar el crecimiento. del tiempo, se descontrolaban y saltaban de un lado a otro con demos­
DANZA DEL PAJÉ: El primer gesto de invocación es hacia el es­ traciones simples y primitivas, que contrastaban con el orden y la me­
pacio cósmico, en segunda instancia se dirige con pasos alargados, más dida que ofrecen, en su ejemplar orientación, las demás danzas de la
de lo natural, enfrentando las direcciones de los cuatro puntos cardina­ tribu.
1

les, dentro de este plano cuadricular forma un círculo mirando al cen­ INSTRUMENTOS MUSICALES, de percusión o de choque, la
tro, al terminar o cerrarlo se da media vuelta y renueva el círculo de es­ Mbaraka o Maraka ritual considerada como indicación de ciencia o sa­
paldas a su centro, reitera la ronda por el lado externo del cuadrado en biduría, ya descripta. El aguaipú que es un sonajero religioso y el takuá
posición lateral, ni de frente ni de espaldas y concluye cantando y sal­ también descripto. Entre los adornos se hallan los sonajeros y cascabe­
tando de una pierna sobre la otra. Esta última y urgente llamada es co­ les atados a los brazos, cintura, piernas, al cuello, hechos con cuentas ,
reada y danzada por todos los presentes. dientes d e animales, cáscaras de frutas secas, de piedrecitas ensartadas
PREPARACIÓN Y REPARTO CEREMONIAL DEL KA' U ' Y o por un hilo. Kuru�ú es un tambor de tamaño variable; es un tronco
CHICHA, bebida resultante de la fermentación del maíz. La prepara­ ahuecado con parches de piel de animales. De viento o de soplo, flaut a
ción y el reparto del licor estaba a cargo de doncellas y casadas que ob­ vertical hecha de palo ahuecado con embocadura para soplar. Horizon ­
servaban abstinencia sexual durante varios días antes. Durante este ri­ tal o traversera realizada con takuara cuyos nudos fueron elimin ados ,
tual algunos guaraníes danzaban esperando su ración. Con una maraka cerrada arriba, con un agujero para soplar. Se llama kongoera la fl a u t a y
en la mano diestra que agitaban rítmicamente levantaban, flexionando la trompeta construidas con hueso. La flauta nasal está hecha de u n a c a
en el aire la rodilla izquierda, balanceaban esta extremidad hacia atrás y labaza pequeña, con un orificio e n l a parte más gruesa para soplar ·01 1
la segunda vez la apoyaban en tierra, dando lugar a la ejecución de la nariz. Mimby tarará es una bocina gruesa, de guerra . G uatapy, huc i n a
igual combinación con la otra pierna que daba por terminada esta se­ de caracol grande de mar. Tyvuñe ' é, silbato, instrumento d e sop lo · 0 1 1
cuencia con una media vuelta. En cada cambio de dirección, plegaban sistente en u n trozo ovalado de madera, monotonal.
la rodilla que sostenía el cuerpo. El desplazamiento, relativamente ADORNOS CUBRE CABEZA, bonete, no e ra de u so rn r rn í n L ' l l l t L '
corto y siempre lateral. Cuando las mujeres con su cofia ceremonial les los guaraníes sino en ceremonias especiales. En la t radir io1 1 C h i ri pa

1 44 1 45
Guaraní el señor de la quemazón y de la primavera ostentaba un b�� ete
mítico de forma cónica de hojas de col silvestre. Los hombres utiliza­ URUGUAY
ban ornamentos de plumas, diademas en la cabeza y en el pecho pa� a
los ejercicios espirituales y las danzas. Las mujer �s llevaban, una cofia
0 vincha como adorno ritual y portaban una vanlla o baston emplu-
mado.
. _
EN GENERAL LAS DANZAS ofrecen constantes en su diseno co­ LOS CHARRÚAS: "La primera generación a la e n trada d e l , 1 0 , .1 l . 1
reográfico, líneas, circun ferencias a veces dobles, la intención de las banda del norte, se llama los Charruacas", anotó Diego Ga rcía de M 1 ,
manos, con hombres solos o mujeres solas o alternados, con las man �s guer en su Memoria del viaje que realizó en 1526, siendo és1 ;1 l a p 1 1
apoyadas en la cintura u hombros de su compañero. Tal vez, la danza n­
mera noticia sobre estos aborígenes. Cubrían una franj a p a ra l t: l ,1 , 1 1 , 1
tual-mágico-religiosa más conmovedora es aquella en 9 ue, para lleg �r
costa del Plata, desde l a desembocadura del Uruguay hast a l a acr u : i l
al cielo, se constituyen en un camino vivo, humano, al integrar una hi­
ubicación de Maldonado.
lera interminable q ue, en teoría, concluye en la región -��leste.
Es muy poco lo que se ha rescatado de la lengua que ha b l a b: 1 1 1 .
TUPINAMBA RAMA DE LA FAMILIA LINGUISTICA GUA­
"nasal, gutural y diferente de todas", según Azara.
RANÍ, DANZAS CEREMONIALES: Un círculo de hombres con sus
torsos suavemente inclinados hacia atrás y sus brazos cayendo lateral­ El doctor Vilardebó que imprimió, apelando a los recue rdos d l.'
mente o con las manos apoyadas sobres sus caderas. Conservan el lugar "Una china de Don Manuel Arias" y del sargento mayor Benito Sil va .
hasta que avanzan y retroceden varios pasos o rotan , so? re sí mismos. quien vivió refugiado entre los charrúas varios años; lo que constit uye.:
Chocan sus cabezas y realizan con los brazos gestos ntm1c? s : Los hom­ todo el material con que cuentan, hasta hoy, los estudiosos del t e m a .
bres bailan separadamente de las mujeres, pues ést �s se d1st111gu:n por Las opiniones coinciden en dos asertos, los pueblos charrúas hab l a b a n
ser más violentas y exageradas en la danza. Este baile se ac�mp ana con una sola lengua, aunque había diferencias dialectales entre sus parcia l i ­
_ dades. Dicha lengua no ha podido ser vinculada con ninguna fa mil i a
el batir de l as marakas y el agitar de frutos secos q ue los bail � nnes lle­
van anudados a sus piernas. El ritmo lo indica el golpe percut1vo en un lingüística conocida.
tambor y golpeando el piso con una especie de flauta larga de madera, En cuanto a la industria lítica y cerámica o mejor dicho, los restos
de alrededor de un metro de largo o más que ofrece el patrimonio_ arqueológico de estos indígenas son pre fc re n
temente líticos, con piezas casi siempre talladas, aunque las hay ta n 1
bién de un excelente pulido. Excepcionalmente parecen haber usado l a
madera y el hueso. L a alfarería charrúa, tanto por su cocción como por
su decoración, es la más simple y primitiva que se ha encontrado en c.; I
territorio, predominando las formas globulares y subglo bu l a re s si n
asas.
El típico manto de pieles patagón, llamado quillapí o tur u p í, ru · · I
abrigo usado por éstos. Tanto las mujeres como los hombres se.: ·olo · : 1
ban sobre la frente una vincha blanca y calzaban una espec i e d e.: s: i 1 1 d: 1
lia rústica.
Por trasmisión oral nos hemos informad9 de alg u n a s cos1 1 1 1 1 1 1 > re , y
rituales, entre los que se halla el del niño varón a qu i c.; n l e pL · 1 l ma 1 1 L : I
labio superior para colocarle el barbote o tembetá -u n trozo l k 1 1 1 : 1 d n : 1
como símbolo viril. A las niñas, a l llegar a la pube rta d, l e s h : in : i , 1 u n 1 : i

1 46 1 47
tuaje consi stente en tres rayas verticales, de color azul, que iban desde cuchillo del muerto, se encerraban en sus chozas y scm i a y u n a ha 1 1 J H > i
el nacimiento del pelo hasta la punta de la nariz y dos horizontales, dos semanas. Los hijos adultos permanecían en su vivienda dos d i ; " · /\ 1
desde una sien a la otra. Ambas ceremonias fueron abandonadas poco a segundo día otro indio tomaba un brazo del doliente y at ra v1.: s a ha ,, 1 1 ,
poco y desaparecieron en los últimos tiempos. carnes d e lado a l ado con pedazos d e caña aguzados e n u n a pu 1 1 1 a . f i l
DANZA DE PUBERTAD FEMENINA: Un grupo de cinco adoles­ deudo, acto seguido, se iba solo y desnudo al bosque o a una l o m a l k
centes espera cerca de la protagoni sta, tres varones y dos mujeres. Con vando una estaca y excavaba un hoyo donde se metía hasta e l pecho .
la primera vertical sobre la frente se adel anta uno de los jóvenes, con l a DANZA : Acompañaba al recién fallecido al mundo subte rrá neo
segunda línea el segundo y con l a tercera el último de ellos . Siguiendo apoyando la frente contra el borde del pozo, erguía la cabeza y por t res
la primera horizontal , una de las muchachas se recuesta entre el que veces era r�petido el mismo gesto. La tercera vez, sin despegar l a ca­
está en el centro y el de la izquierda, con la cabeza reclinada en direc­ _
beza de la tierra, giraba, ora miraba al cielo, ora miraba a la tierra; con
ción al que está en medio, con la segunda horizontal tom a la otra la po­ su cuerpo rozaba las paredes del agujero estableciendo un doble cír­
sición inversa, es decir que la joven en el suelo junta su cabeza al del culo, pequeño con sus pies, mediano con su cabeza y más grande con l a
centro. Trazan un semicírculo con este diseño. La recién púber, termi­ extensión final d e los brazos hacia las alturas que s e alternaban , uno
nada la pintura sobre el rostro, levanta el brazo derecho frontalmente y _
contra la tierra y el otro prolongaba la vertical del cuerpo. A la mañana
lleva su mano a tocar el hombro izquierdo, que se acerca a la m ano y se trasladaba a una choza especialmente preparada. Se quitaba las cañas
luego se alza, con la diestra apoyada en el hombro opuesto levanta el de los brazos y se acostaba, permaneciendo sin comer durante dos días.
codo formando un arco o marco sobre su cabeza. Los varones levantan Esta mortificación era estimada como una prueba de fortaleza.
los brazos lateralmente y las chicas se i ncorporan. El brazo derecho de
la núbil se extiende y se abre hacia su lado natural, el derecho, apoya la
mano en el muslo y el brazo izquierdo siguiendo el j uego anterior del
hombro traslada el codo hacia arriba, hasta que la mano, su dorso, se
ubique sobre su nariz, gira la mano y aplica su palma a la punta de l a
nariz, abre los dedos y desplaza e l brazo hacia el semicírculo. Los que
participan, tomados de las manos, en cuclillas, se acercan, caminando
en esta postura y disponiendo hacia ella las manos, el primero, el de la
izquierda, con un gran salto con l as rodillas plegadas en el aire ejecuta
un medio giro y con su mano diestra le toma el dedo pulgar, los demás
le siguen en el mismo orden hasta que todos están de perfil frente a ella
y tomándole el dedo correspondiente. Este abanico humano rodea con
una danza basada en un ritmo de tres, la mano izquierda y el pie iz­
quierdo se tocan por detrás de la espalda, es el uno y es el tres, pues el
segundo tiempo lo concreta el pie derecho al elevarse del suelo. El ple­
gado de la rodilla derecha se acentúa en el uno al unirse l a mano y el pie
izquierdos ; la que es rodeada gira por el dos y culmina el ritual al des­
prender sus dedos con el gesto de cerrarlos en la forma del puño.
RITO FUNERARIO : Los muertos eran sepultados con todas s�s
pertenencias en tumbas ubicadas en lo alto de los cerros. El duelo i n­
cluía prácticas que variaban de acuerdo con el grado de parentesco con
el difunto y con el sexo. Las mujeres se autoagredían con la lanza o el

1 48 1 49
VENEZUELA

En el año 1 966 se creó el Centro Científico Antropológico y Paleon­


tológico de Quibor convertido en Museo en el año 1 98 1 . Esta institu­
ción desarrolló una intensa labor en el campo de la investigación, clasi­
ficación y difusión del patrimonio arqueológico del Estado Lara. En el
caso de Venezuela cobra especial relevancia si se tiene en cuenta que
existe un vacío de este tipo de hallazgos en relación con Centro y Sud
América. Para los siglos III y IV después de Cristo están presentes en la
región otros grupos humanos que indican las influencias de las socieda­
des prehispánicas andinas. En el Valle de Quibor se localizaron grandes
cementerios con enterramientos sin urnas funerarias y profusa cantidad
de elementos votivos. El más importante conocido es el llamado Ce­
menterio del Boulevard, ubicado en la zona central de la ciudad de Qui­
bor. En estas necrópolis la práctica mortuoria más común era el enterra­
miento primario (el individuo era enterrado una sola vez y en forma de­
finitiva) aún cuando existen en menor proporción los enterramientos
secundarios (el individuo era desenterrado al cabo de un tiempo y su
osamenta se sepultaba de nuevo, sola o junto a otro cadáver). En algu­
nos casos no había intermediario entre el cuerpo y el suelo, en ot ros se
usaron esteras tejidas con fibras para envolver al difunto, a manera de
mortaja. Estas diferencias entre un primer enterramiento o un a doble
sepultura daban lugar a ceremonias igualmente distintas. Est as e v i de n­
cias se ponen de manifiesto en el uso del fuego por las manchas de ho­
llín y cenizas y arcilla quemada alrededor de algunos csq uclc1os o de
las vasijas utilizadas como ofrendas.
RIT O : En el caso de un solo enterramiento, el méd i co- h rujo e n­
ciende una hoguera, musitando palabras aparen te mente i nconex a s g i ra
en derredor apurando el paso, cuando el fue go alcanza su mayor pot e n ­
c i a e l shamán salta por encima d e l a s bra sas d a n do g r a n d e s gri tos y or­
denando el otro "yo" del difun to a u n írselc para seguir j u n tos el cu rso al
mundo subterráneo. Al s a l t a r sobre el fuego el brujo les con st ru ye un
espacio en el que las dos muertes se consu m an .

151
vuelta, ocho pasos hacia atrás ; ejecutado unas siete veces, s i e m p 1 l· n 1 1 1
Es una gran tradición alfarera extendida por todo el noroccidente de l a doble vuelta, con e l doble tono d e la flauta y u n gri to d e gu · 1 ra .
Venezuela que se denominan Serie Tierroide o Fase Guadalupe, se ca­ Una variable de los PARINTINTIN es una circunferenc i a a l r ·tkdrn
racteriza por e l uso de la decoración pintada en roj o/naranj a o del clarinete de bambú. Cada indígena rodea con sus manos los ho1 1 1
rojo/bl anco, util izando principalmente diseños geométricos . Las for­ bros del bailarín más cercano y bailan e n esta posición, saltando con los
mas más comunes son l as cuencas trípodes, figuras femeninas y sopor­ dos pies simultáneamente. Las mujeres toman una parte ocasiona l , en
tes bicónicos. Existe también una cerámica utilitaria de grandes vasijas ese caso pasan por debajo de los brazos de los hombros inclinando l i ge­
globulares con asas laterales. Es sabido que la alfarería está vinculada a ramente el torso hacia atrás .
todas las actividades de la vida del grupo, no sólo por la preparación de APIACA, es otra de las danzas en duda, pero, aquí está. Con tambo­
los alimentos sino porque está en función directa con los rituales y ce­ res, marakas y trompetas de bambú, los bailarines forman dos círcu los
remonias rel ativos a la vivencia y la muerte. En el Estado Lara, estu­ concéntricos, en el círculo interno los hombres sostienen en una mano
diado, permite hablar de alfarería indígena desde aproximadamente 200 una trompeta de bambú y la otra la apoyan sobre el hombro de su ve­
años antes de Cri sto. Las características formales permiten i dentificar, cino delantero. Giran alternati vamente hacia la derecha y hacia l a iz­
arqueológicamente, tres fases distintivas : Fase Tocuyano, Fase Boule­ quierda. Las mujeres en la rueda exterior, levantaban las manos y u b i ­
vard de Quibor y Fase Guadalupe o Tierra de los Indios. caban la cabeza bajo el brazo izquierdo d e l o s hombres a l tiempo q u e
La primera está representada por una alfarería polícroma: pintura les acompañaban con saltitos.
rojo y negro sobre engobe blanco. Los motivos geométricos y zoomor­ Entre los Yayuros , el shamán canta una l arga melodía en la que
fos destacan la presencia de serpientes o formas orgánicas. Las más ca­ narra el viaje que efectúa el alma de su paciente y es acompañado por
racterísticas de esta Fase son las grandes vasij as campaniformes, de uso un coro, mientras él agita la maraka en cuya superficie están dibujadas
ritual, los cuencos abiertos multípodes con apéndices en el borde, así las principales divinidades que visita en sus trances. Los Yakuana de­
como vasijas efigies y l as figurinas antropomorfas sentadas sobre ban­ claran que el poder curativo del shamán reside en su sonaj a y sin ésta su
cos. fuerza desaparece. Si el rito mágico-medicinal falla, toda la tribu can­
La Fase Boulevard presenta una ausencia casi total de pintura. Las tará y llorará al muerto. Luego danzarán en su honor. Un baile mimado
técnicas están presentes en el modelado conformando decoración con de tristeza, con alargamientos del torso y brazos formando marco sobre
incisión y el punteado: geométrico y antropomorfo. La riqueza de esta sus cabezas ; cayendo sobre una de sus rodil las apoyan la frente en d i ­
Fase se manifiesta en máscaras, silbatos, cubre sexos, collares y ador­ rección a l suelo, con las manos que hacen descender tocan la tierra,
nos. contra la cual golpean. Llaman a los espíritus subterráneos con ritmos
La última Fase, Guadalupe o Tierra de los Indios, ofrece una cerá­ monocordes. Piden ayuda para el que parte.
mica bícroma: rojo sobre naranja o blanco sobre rojo con intrincados Tanto en Venezuela como en Colombia, entre los Guahi bos, el mé­
diseños que se repiten i ndefinidamente. Se combinan penachos, espira­ dico-brujo ejecuta una danza consistente en saltos por sobre una ho­
les, puntos, pei nes, rombos, ganchos, paralelas, círculos, etc . , cuya guera en llamas, mientras sopla con todas sus fuerzas "para no mori r
"abstracción inclina al observador a la captación de una simbología in­ por segunda vez en el más all á". ¿A qué se refiere esta segu nda m u · rt e '!
La creencia difundida de que una sustanci a lechosa y sem i t ra nspan: n l l'
descifrada".
no encarnada, pero semej ante y parecido al difunto le acompa ñ ; i ha d u
En los procesos de cambios y mudanzas de las parcialidades entre
rante su vida, podía permanecer entre l o s vivos y perturbar su 1 r; 1 1 1q 1 1 i l 1
Colombia y Venezuela, como se hace evidente en el detalle de los gru­
dad o restarles fuerzas por i gnorar que su forma mort a l y a s e h a h 1 a t n
pos colombianos, encontramos algunos dudosos como los CAWAHIB minado. Se trataba entonces de que el entierro fuera tot a l , q 1 1e a 1 1 1 ha ,
O PARINTINTIN, pero como información encontramos útil difundir partes se desapareci eran en la misma continuidad que d 1 1 r a 1 1 l l' s 1 1 v u l : 1 ,
algunas de las Danzas Triunfales; después de guerra, cacería o pesca o habían mantenido.
recibimiento de regalos, consistía en ocho pasos hacia adelante, media
153
1 52
RELACIONES ENTRE L J\ S
CULTURAS MITOLÓGICA S
PRECOLOMBINAS , NÓRDIC A S
Y EUROPEAS

ARGENTINA: Las estrel l as en la antigua religión china, eran sedi..: s


d e divinidades .
CHILE: Desde los tiempos más antiguos, l o s chinos ofrecían a l a s
montañas sacrificios solemnes por atribuirles e l lugar e n que habitaba
el Dios del Suelo.
EL ARCO IRIS ES EL PUENTE QUE CONDUCE A LAS MO­
RADAS DE LOS DIOSES : En Escandinavia, Hei mdall es el Dios de la
Luz, monta guardia junto al arco iris; su nombre, se cree, es "el que
l anza c laros rayos", es e l centinel a de los dioses .
PERÚ: La guerra entre dos familias de dioses, l uego reconci liadas y
unidas en una especie de partición de la omnipotencia divina, no es u n a
invención propia d e l a mitología germana, otros pueblos indoeuropeos
han dej ado relatos del mismo ti po.
ARGENTINA, CHILE Y OTRAS REGIONES : Los antecesores de
los alemanes tenían un cu lto común a Nerthus, es decir l a TIER R A
MADRE (Pachamama) ; creían que intervenía en l o s asl!ntos de los
hombres y circul aba entre los pueblos . Los ESLAVOS también adora­
ban a l a Madre Tierra.
CHILE: En todos los países germanos se ha temido a las almas di..:
los muertos, se les creía capaces de maleficios. En ciertas com arcas s ·
pensaba que l as almas de los difuntos se agrupaban lejos de los l u g a r · �
habitados . También s e consi deraba q u e las al mas d e l o s v i vos pod ían
separarse del cuerpo para l levar una vida medio independiente , 1 1 n a L ' S
pecie de "doble", un segundo "yo" que podía separarse para l' j nn· 1
funciones corporales, aparecer en una envoltura h u m a n a o a n i n 1 a l .
CHAMANES : El hombre dormido era avisado de s u s a · t m p( ) I 1 1 1 1
sueño.

1 55
Los escandinavos tuvieron estas creencias, la idea del desdobl a­ olvidaba) que debían consagrarles se producía u n a seg u n d a l l l l l l ' l l l' t · 1 1
miento está muy difundida. En estos dobles podía encarnarse, también, el más allá y consiguiente segundo entierro. Pero los seres bajado� ¡ 1 l m
como opción, el espíritu de sus antepasados. Infiernos acababan por extinguirse. Según otras trad i c i ones r · n a · 1 : 1 1 1 ,
CHILE: El culto al Sol y al Fuego entre los eslavos. En las ceremo­ reencarnados en sus nietos.
nias de las cosechas se tiraba al cielo un puñado de granos para atraer la OT ROS MITOS: El del animal, páj aro o cisne, que se pe rs i g u e y
protección de los dioses . que al atraparlo resulta una joven de belleza deslumbrante, logra ndo
Los demonios salidos de almas de personas muertas, e n particular conservar su auténtica forma y destruir el sortilegio que la había t ra n s­
de muchachas que no se habían casado o fallecidas antes de su boda, formado, mediante el casamiento con un ser humano.
solían encarnarse en ondinas, así como también en andinos; poblaban CHILE: Entre los griegos se realizaban grandes preparativos para
los lagos y se les ofrecía una gallina en sacrificio. Otros demonios se que la sacerdotisa ocupara el trípode. Debía ayunar durante tres días,
originaban en los muertos prematuros o en circunstancias trágicas, bañarse en la fuente Castalia, cuya agua bebía, luego comía las hoj a s
éstos envidiaban fuertemente a los vivos por residir en un mundo de del laurel próximo. Después de este ritual era llevada por los sacerdotes
alegría y de sol. al interior del santuario y colocada en el trípode. Cuando entraba en
En l a Europa arcaica los demonios de la fatalidad humana eran divi­ trance, sus cabellos se erizaban, sus facciones se volvían horribles y
nidades vinculadas al nacimiento del Hombre. Se les ofrecía miel, pan echaba espuma por la boca; todo su cuerpo era presa de convulsiones.
o queso. En ese estado trataba de huir de los sacerdotes que procuraban retenerla
La muerte aparecía como una mujer vestida de blanco. El mundo por la fuerza y evitar que se hiciera daño. INICIACIÓN DE LA CHA­
que rodeaba al eslavo, cielo, tierra, fuego, agua, cuadrúpedos, reptiles MAN A.
(serpiente, genio del hogar), arco iris (dragón bebiendo agua), eran ma­ MÉXICO, LA DANZA DEL VENADITO: El cielo era residencia
teria de l as creencias demonológicas. Su culto se celebraba al aire libre, de algunas divinidades. Mas, generalmente las constelaciones se enten­
en claros del bosque, alrededor de árboles con formas insólitas o graba­ dieron como animales transportados, en particular el antílope, que en
dos para el culto. Estas invocaciones iban acompañadas de festines ri­ ciertos pueblos fue objeto de una veneración especial. Entre los uralia­
tuales, colectivos, profecías y ofrendas para asegurar una abundante co­ nos, un cazador persiguió este animal que tendría, originariamente, seis
secha. Las danzas completaban el testimonio de la veneración. patas ; para cortarle dos, este Antílope Mágico se refugió en el cielo
CHILE, ARGENTINA, COLOMBIA Y CASI TODAS LAS RE­ dando lugar a la formación de la Estrella Polar como el cazador y el An­
GIONES: La mitología uraliano primitiva debió reflejar l as concepcio­ tílope o al Ciervo como la Osa Mayor.
nes que animaban al Chamanismo. Se la encuentra entre otros pueblos, LAPONES: Reverencian las piedras aisladas que se yerguen hacia
especialmente en el espacio siberiano. Poseían un saber oculto que les el cielo y ellos mismos las erigen como soportes del mundo. Los sa­
hacía invencibles o invulnerables. Interpretaban la voluntad de los moiedi yuraks ven en el poste central de su tienda el emblema de esa
muertos y de los diferentes demonios de la naturaleza. El instrumento misma columna que sostiene el universo, y los chamanes lo hacen ob­
de que se servía el chamán era un tamborcillo sagrado adornado de sig­ jeto de ciertos ritos después de la muerte de alguno de los habitantes de
nos cabalísticos y que él golpeaba con una especie de cuchara. Descu­ su tienda. A lo largo de esa columna puede efectuarse la asce n s i ó n
brían el origen de las enfermedades y las curaban, actuando sobre el es­ hacia las regiones celestes, en el curso d e ciertas ceremoni as y e l o r i f'i ­
píritu maléfico que las causaba; previamente caían en estado de trance cio superior de la tienda representa el agujero en el firma m e n t o por · I
y al recuperarse de éste se producía la curación. cual puede meterse el encantador en el cielo, para hallar e n é l a los e s
MÉXICO: Entre los lapones el culto tenía lugar en los bosques sa­ píritus que allí residen. Conciben. e l cielo como una suces i ó n d e · s t rat i
grados en que se elevaba el "Árbol de Vida". ficaciones. En sus cantos y sus danzas mágicas evocan con s t a n ! · m · n t c
VENEZUELA: La primera muerte de los uralianos no era la eterna. los "Siete Cielos" y los héroes míticos toman s u im pulso h a s t a l' I "s<Sp
Cuando dej aban de recibir los sacrificios de alimentos (es decir, se les timo cielo" .

156 1 57
CHILE: El espacio subterráneo era l a sede de los muertos y de los leste. Por encima de este abi smo se hal l aban Islas M a ra v i l losas dond l '
espíritus que desencadenaban las enfermedades y otras calamidades resi dían Inmortales vestidos de plumas y provi stos de A l a s . La h u ,
entre los hombres y los ani males. Para remediar estas dolencias el cha­ queda d e estas i s l as tentó a muchos poderosos para m o n t a r c x pc d i rn ,
mán entraba en estado de trance, durante este trance visitaba l a región nes marítimas.
subterránea e investi gaba entre los espíritus malignos las causas del Esta leyenda nos proveería de i nformación posible acerca de la J lc
mal, al salir del trance o vol ver de su exploración traía la noción indis­ gada a l as costas de l a l lamada posteriormente "Améri ca" de "i n m i
pensable para curar o preservar al hombre u animal que estaba en pel i ­ grantes orientales" que n o habían logrado preci pitarse e n el A b i s mo,
gro. Procedía al sacri ficio propiciatori o aplicando el rito correspon­ sino que la desorientación o el azar permitió arribar a un mundo i nespe­
diente. El chamán, para cumplir esta mi sión se transformaba en ave, rado. (Comentario personal ) .
serpiente o en algún otro ani mal que le permitiera introducirse o desli­ CHINA: Danzas masculinas evocati vas d e leyendas d e origen m í­
zarse sin peligro. tico en l as que los hombres, disfrazados de osos pi soteaban piedras o
saltaban sobre el l as para hacer u n ruido de tambor o de trueno. Las m u ­
jeres no eran admitidas en estas danzas.
MUCHOS MITOS PERDIDOS HAN DEJADO RASTROS JAPÓN-HAITÍ: Uno de los elementos esenciales del culto es la pu ­
POR EL RECUERDO DE LAS DANZAS RITUALES rifi cación . Hay di versas clases de purificación: el exorci smo, prac t i ­
QUE LOS EVOCABAN cado por el sacerdote para borrar l as manchas. Consi ste en una presen ­
tación de ofrendas, tras Jo cual el sacerdote levanta la vari l l a y pronu n ­
LAPONES-CHINA: El gigante P' an-ku desempeña el papel de co­ cia una fórm ula purificadora. El " lavado" que limpi a l as manchas acc i ­
lumna entre el Cielo y la Tierra en los mitos antiguos; un héroe recibió dentales como por contacto con las cosas sucias, el fango, l a enferme­
del Señor de Arriba l a orden de cortar esta comunicación. dad y l a muerte . Se realiza por medio de aspersi ones de agua o de sa l .
MÉXICO-CHINA: Las pi rámides representarían el Dios del S uelo, Otro método de purificación era l a abstinenci a. S e absorbían pocos y
pues contienen el espacio definido por las cuatro direcciones o los cua­ elegidos alimentos cocidos sobre un fuego purificado, l levar vestidos
tro puntos cardinales . purificados y apartarse del exterior, quedarse en casa en soledad apar­
Los carros de ceremoni a estaban recubiertos por un dosel redondo tado de todo lo que pueda producir mancha.
sosteni do por una columna central. El dueño del carro se colocaba de El fiel que presentaba una petición l l amaba la atención de los D i o­
pie frente a la columna, i dentificándose con el centro del uni verso,
ses; l uego de presentar sus ofrendas de flores, golpeando las manos o
como el chamán en e l centro de su tienda. Conciben el cielo formado
inclinando su cabeza.
por n ueve pisos o gradas superpuestas . Cada cielo está separado del si­
JAPÓN-MÉXICO: En el shinto primitivo, en el interior de los san ­
guiente por una puerta guardada por tigres y por panteras. En lo más
tuarios no hay sitio sino para el altar y los sacerdotes o sirvientes, los
alto del Cielo se encuentra una hendidura, por donde brilla el rayo. Más
fieles se quedan fuera, desde donde presentan sus ofrendas, pet i c i o n ·s,
all á de esa hendidura no hay Cielo, ni nada. Lo mismo ocurre l ateral­
mente al borde de l Cosmos ya no hay ni Cielo, ni Tierra, sino solamente saludan y oran .
un espacio abierto sobre el vacío. JAPÓN: La diosa Ama no Usumo danza golpeando fuert c m c 1 1 1 c e l
COLOMBIA-CHINA: La Lu na está habitada por un animal , o Lie­ suelo con los talones, para atraer del espacio de una g ru i a r o ·os:1 a
bre o Sapo. La creencia más arcaica es el Sapo de la Luna. Amaterasu, la Diosa del Sol y regular así la alternanc i a del d ía y l k l a
ARGENTINA-CHINA: El Cielo tenía gran importanci a en cuanto a noche. Punto culmi nante de l a leyenda cosmogón ica.
residenci a del Señor de Arri ba y l as estrellas sedes. En el Mar Ori ental, ARGENTINA : Las fechas logradas por rad i ocarb6n d rn 1 u c :-. 1 rn 1 1
al Este, se encontraba u n abi smo sin fondo, donde se "arroj an y regre­ que e l hombre había l l egado al Estrecho de Maga l l a nt:s hace 1 1 1 : 1 :-. de
san" todas las aguas del Mundo, pasando por la vía Láctea, al Río Ce- diez m i l años.

158 1 59
ESTADOS UNIDOS-SIBERIA: Antropológicamente los indios de culto solar entre los indios de la selva, sobre todo ent re los • 1 1 : 1 1 . 1 1 1 1 1 · , y
América proceden de la raza amarilla. Llegaron de Asia por el estrecho los caribes. Después de Inti, el "Trueno", lanzador del rayo, s · 1 1or < k l , 1
de Bering. Se han notado afinidades culturales particulares entre las tra­ lluvia, era la divinidad que atendían más los Incas, veían s u s i l ue t a · 1 1 t· I
diciones siberianas y las de l os indios de la costa Noroeste, unas y otras cielo, entre las estrellas de la Osa Mayor, en las cercanías de un "río" l : i
!.1arran, por ejemplo, el ciclo de aventuras del Cuervo cuando puso en Vía Láctea de donde sacaba e l agua que esparcía sobre l a tierra . Los i n­
orden el Mundo. dios guaraníes del Paraguay y del Brasil le representan bajo los rasgos
CHINA-MÉXICO: El rey de Texcoco elevó una torre a la "abstrac­ de un ser humano.
ción", un templo de nueve pisos (como los nueve ci�los o las nueve eta­ También la Tierra Madre (Pachamama) está entre las principales di­
pas que había de recorrer el alma para ganar el reposo eterno), dedicado vinidades paganas que sobreviven. Sus magos se embriagan con el jugo
al "dios desconocido y creador de todas las cosas", "el de la cercanía in­ de tabaco para que la Tierra se les aparezca en sueños y para poder con­
mediata" o a aquel por quien vivimos". Este templo no tenía ninguna versar con ella.
estatua; el dios supremo, así concebido, es i mposible de representar. ARGENTINA: En la mitología de los indios Ona, de Tierra de l
LOS MAYAS: La Creación empieza por aparecer como una organi­ Fuego, Kenos era el enviado por el Ser Supremo para poner orden en e l
zación o "clasificación". El Universo consiste en tres cuadriláteros su­ mundo. Kenos les enseñó a hablar y las reglas por las que se regiría su
perpuestos, uno de los cuales es el Cielo, el otro, en medio, la Tierra, y sociedad. Acabó por volar al cielo, donde se convirtió en una constei a­
el tercero el mundo Subterráneo. Cada ángulo del mundo está marcado ción. Las funciones de civilizador de Kenos fueron continuadas por dos
por una señal de límite, de color diferente; roja, blanca, negra y amari­ hermanos, que modificaron algunas de sus leyes, quitando a los hom­
lla. bres la facultad de resucitar tras un breve sueño. Antaño los Onas, fati­
Para arribar a la actual humanidad de hombres, formaron anterior­ gados por la vejez, se entregaban al sueño, y, al despertar, se hacían
mente otros tres ensayos de creación, la primera fue vegetal, la segunda lavar por Kenos. Vueltos otra vez a la juventud reiniciaban su existen­
de fango húmedo, la tercera en madera. Los dioses pusieron fin a estas cia.
razas con un gran diluvio. Acortaron la noche, antes demasiado larga; enseñaron a los hombres
a sacar aceite de los peces. Entre los más primitivos Onas el Ser Su­
premo era un espíritu que no comía ni bebía y que residía en la bóveda
COMPROBAMOS LA SEMEJANZA
celeste más allá de las estrellas. La enfermedad y la muerte son los
DE ALGUNOS MITOS, INDEPENDIENTES
efectos de su cólera hacia los hombres que pecan contra las buenas cos­
DE LAS REGIONES DE DONDE PROVIENEN
tumbres.
VENEZUELA-ESCITAS-SIBERIA: Herodoto describe las sepu ltu­
PERÚ : CON POCAS EXCEPCIONES, el conjunto de los mitos
ras de los reyes escitas cuyo cadáver, embalsamado, recorre, colocado
incas que se nos han conservado se vuelven a hallar en otras tribus del
continente, desde la Guayana hasta la Tierra del Fuego. sobre un carro, la distancia que le separa del panteón real, atravesando
URALES: Algunas creencias tomaron forma de culto que se dirigía de una tribu a otra que se automuti lan a su paso.
a ciertos grupos de astros en que se veía la imagen de un animal celeste, POMPEYA-LA ISLA DE PASCUA: Es enterrado por primera vez,
guardián y protector, por ejemplo, cierto nú mero de estrellas de la cons­ rodeado de esposa, servidores y animales. Las j oyas de oro, me t a l par­
telación del Escorpión trazaban en el cielo un felino de que se ocupaba ticularmente noble le es depositado por doquier. Para los funera les los
la mitología y desempeñaba un papel en el culto. escitas no ubicaban útiles de plata o de bronce. Al cabo de un a ñ o l a <.:é­
PERÚ-EGIPTO: El lugar eminente que los Incas daban al Sol, Inti, remonia se renovaba. Se reproducía el entierro por segunda vez. La di­
elevado a la categoría de dios nacional. Su soberanía celeste formaba ferencia fundamental consistía en conformar un círcul o ritua l a l r ·d ·dor
paralelo con el poder terrestre del Inca. Se encuentran huellas de un del túmulo de caballeros instalados en monturas lujosas.

1 60 161
MÉXICO-CHINA-SUMERIA : LQs aztecas, ofrecían, con mov i ­ Los bailes de Okinawa o Ryukyu varían partic u larm e n w e n l a!'> l e
mientos mágicos, los corazones sangrantes , arrancados de los cuerpos chas.
de los jóvenes especialmente seleccionados para agradar y vivific ar a PERÚ-BIZANCIO-AT ENAS: La "purpurada", danza ba i l a d , 1 l' t t
sus dioses. honra de Diana, en l a que las bailarinas vestían túnicas roj a s .
Durante la dinastía Tchang se practicaban los sacrificios humanos Otro RITO DE AÑO NUEVO, e s el d e las visitas sagradas y c o n
con tanta prodigalidad como entre los reyes sumerios. A estas funcio­ siste en: L a visita que e l Dios protector d e l a tierra y e l pueblo l l a m a a
nes ejercidas por mon arcas y sacerdotes se les debe agregar el sentido l a puerta de las gentes en los primeros días del año nuevo y les bendice
de lo sobrenatural que lo conten ía. e implora para ellos felicidad, bienestar de salud y la buena cosecha
CHILE-ISLA DE PASCUA: El test del carbono 1 4 controla única­ para el año que amanece. El que hace el papel del Dios es una persona
mente la antigüedad de las materias orgánicas, huesos, telas, madera; especialmente elegida y se coloca en la cara las máscaras o telas que re­
¿pero la piedra? presentan el símbolo de este Dios. Las clases de las máscaras varían
PERU-JAPÓN-OKINAWA: Haruo Misumi "Danzas folklóricas j a­ según las regiones; donde existe la devoción por los antecesores usan
ponesas y danzas de Okinawa". Danzas de Otoi'í o: En la tan esperada
máscaras de ancianos, y en otras donde la gente cree que el Dios es una
época de la recolección se organiza la fiesta del Otoño para agradecer la
energía suprema, suelen utilizar máscaras de diablos (Oni) o leones con
buena cosecha al Dios . A l mismo tiempo que ofrecían el arroz de la
los ojos chispeantes. El "Shishimai" es una danza importada de la
nuev a cosecha al Dios celebraban comiendo y saboreándolo ellos mis­
CHINA, hace más de mil años. El "Shishimai" corresponde al León , su
mos. Cuando coinc i día con la coronación del Emperador se convertía
rugido que le impone sobre los animales, hizo divulgar este baile como
en la fiesta ritual más lujosa de todos los actos cortesanos. De todas las
el acto sagrado que ahuyenta a los espíritus malignos.
comarcas asistían con sus atuendos c aracterísticos, con sus danzas y
cantos regionales. CULTIVO DEL ARROZ: Se celebra la fiesta para recibir al Dios
Danzas del Invierno : La gente del pueblo preparaba el festejo para del Campo. Hay una creencia popul ar según la cual el Dios viene ba­
acompañar al Dios del Campo, que después de permanecer por un j ando de las montañas en este tiempo. El pueblo va en grupo a las mon ­
tiempo en la tierra iba a retornar a la montaña. Algunas comunidades tañas de sus contornos a fin de divertirse con un banquete, danzas y
rezan ante figurillas con algunas ofrendas de comida, otras ejecutan el c anciones, y, a l retornar llevan en su mano una ramita de cerezo o de
rito según el cual el señor de cada hogar entra primero, solo, en el azalea. En estas fiestas la flor de cerezo es considerada como planta sa­
campo, imita la acción de cargar al Dios invisible para llevarle a casa y grada, símbolo donde reside el Dios del Campo y del Arroz.
después de darle un baño le ofrece la cena. Otra ceremon i a de esta Danzas de verano: Es la estación en que se sufren lluvias con t ru e­
época, de antigua tradición, cons i stía en presentar dramas y danzas rel i ­ nos o sequías o epidemias . La gente atribuía estas c alamidades a los pe­
giosas. Entre ellas l a danza mágica que s e bailaba a comienzos d e l Año c ados de los seres humanos y a l furor de un Dios que poseía un te m pe­
Nuevo con el objeto de resucitar el alma debilitada durante el año pa­ ramento irascible. Organizaron una fiesta para purificar a los pecadores
sado. El personaje "Shamán", que representa a todo el pueblo, toma en y calmar a este Dios iracundo. Además de esto, como pensaban e n l a
la mano unas plantas y dando vueltas en torno del altar al compás de era de Heian que l a ira del Dios ten ía origen e n e l rencor de los muertos
tambores y c ampanas se con vierte él mismo en el Dios y pronuncia las infelices, comenzaron a celebrar fiestas en que se bailaba para conso l a r
palabras del Dios a la gente que lo rodea. La acción que ejecuta enton­ a las almas en pena llamadas "Goryo" y Juego se desped ían de e l l a s ; 1
ces, dar golpecitos en la tierra, tiene el sentido de hacer despertar la las orillas de los ríos o mares para que se fueran lejos.
energía necesari a y di vidirl a entre los que están presentes. Entre los PERÚ-JAPÓN-OKINAWA : En las religiones aboríge n e s s ' h a l l a
movimientos más relevantes en las danzas j aponesas están los pasos con frecuencia la combinación de l a devoción a los a n t e pasados y a l a
cortos a través del escenario y el de zapatear. Esta es una consecuenci a n aturaleza. L a tradición religiosa conceptúa que son 1 08 l as a n g u s t i u � y
de las danzas ''shamánicas". sufrimientos en una vida human a en el Japón.

1 62 1 63
Festival Bon: Dedicado a las almas. Es observado por los budistas. mar por el famoso rey bíblico". "Además no hay huel las dl' e vo l 1 1< 1 1 1 1 1
Es un festival para honrar a los muertos y reunirse con ellos. Cada fa­ gradual de su cultura, ni de transición entre el salvajismo o ba rha 1 w q t w
milia visita las tumbas para rendir homenaje y ofrecer los platos favori ­ les han atribuido y su civilización". A. Hyatt Verrill "Viejas civi li 1.:it 1 1 1
tos que disfrutaban en vida. Por la noche, antorchas encendidas dan la nes en el Nuevo Mundo".
bienvenida a los ya desaparecidos y les señalan el sendero de sus hoga­ PARA TODOS - EL FUEGO permite al alma de los muertos, en l ; 1 s
res. ceremonias rituales, encontrar el tortuoso camino a los cielos , ahuye n­
El último día son ofrecidos regalos como despedida para emancipar tar al demonio y a sus aliados que pugnan por apoderarse de el los. Dice
a los espíritus. Vuelven a prenderse las antorchas para indicar a esas Mircea Eliade que "muchos de los cul tos agrarios, de fertilidad , se fu­
almas el camino de regreso a su morada eterna, a la que han de dirigirse sionan con los cultos a los muertos. Estos, como las semillas, enterra­
para descansar. La danza Bon es típica. Jóvenes de ambos sexos se reú­ dos en la matriz telúrica, esperan su vuelta a la vida bajo una nueva
nen en los atrios de los templos o santuarios y bailan hasta muy tarde en forma". "En las fiestas agrícolas como en las conmemoraciones de los
la noche. difuntos se impone un banquete, con todos los excesos que imp lica .
Contemplación de la Luna: Para contemplar la Luna llena se dis­ Antiguamente se celebraban junto a la tumba misma para que el fal le­
pone de un altar en la terraza o en el lugar desde el cual sea más visibl e , cido pudiera disfrutar del desborde de vitalidad desencadenado junto a
s e disponen ofrendas que consisten en flores de otoño, verduras, frutos él. El vínculo entre los muertos, cosechas y vida erótica es tan estrecho
y 15 budines redondos, blancos, hechos de arroz , simbólicos de la dé­ que se entremezclan hasta fundirse totalmente".
cima quinta noche de Luna (a fines de setiembre o principios de octu­ PERÚ-LEYENDA: Pájaros y magos con dientes de fuego y dia­
bre, según el calendario gregoriano). mantes mágicos. Hombres que poseían la facul tad de presentar su
Danza del Aiio Nuevo: Folklórica. Los labradores se encuentran e cuerpo iluminado y fosforescente, de originar fuego y luz. Se los l la­
imitan todo el proceso del cultivo del arroz durante medio año. Empie­ maba guayaquíes y eran los iluminados.
zan por la preparación de la tierra, después la siembra, la plantación y la PERÚ-JAPÓN-OKINAWA : En el campo, al encontrar dañadas las
escarda hasta llegar a la cosecha , intercalando entre ellos, canciones y plantas de arroz por insectos nocivos, se echaba la culpa a las al mas
gestos acompañados por algunas palabras habladas. malignas de los guerreros que murieron perdiendo. En un acto en el que
Esto viene de una creencia popular por la que la gente piensa que si todo el pueblo se colocaba en fila, cargados de muñecos simbólicos he­
se expresa de antemano los pasos necesarios, desde el arreglo de la tie­ chos de paja, o faroles de piedra, o instrumentos musicales como tam­
rra hasta llegar a una buena cosecha con gestos mímicos, podrán ver sus bores o pequeños gongs para acompañar a la canción que dice "muera,
deseos hechos realidad gracias a una especie de fuerza mágica. Creer en muera, muera Sanemori san (nombre del espíritu diabólico). Lo mismo
la realización de sus anhelos. acontecía con una sequía dura, tocaban los tambores y gongs agitada­
PERÚ-CHINA: Las formas de adivinación entre los Incas , por mente y bailaban locamente con el fin de incluir dentro de esta l ocura a l
medio del fuego, a través de la observación del vuelo de las aves y dé Dios de la Lluvia y vencerle para que hiciese llover. A l pedir l a ll u via a l
hojas de plantas, por medio de vísceras después de sacrificar una llama, Dios, utilizaban frecuentemente el tambor por la razón de que s u son i d o
fueron introducidas por China en la primera mitad del primer milenio, ruidoso se asemeja a l del trueno y éste se pudiera contagiar y prod u · i r
junto con otros elementos chinos, según Heine-Geldern. l a lluvia (Formas de magia simpática).
En el norte de China prevaleció el heptatonismo y en el sur el sis­ PERÚ-CHINA: En la China a la Roca se le atribuye pcrma m; n · i a ,
tema pentatónico. solidez y solidaridad consigo misma. Como la Piedra, en muc h a s tr:id i
PERÚ-ISRAEL: "Relacionan las razas pre-incaicas con las egipcias ciones se considera a la Roca, como la morada de un Dios ( A pa · h v t : 1 \ )
y las "tribus perdidas" de Israel (una autoridad sostiene que el Perú es el Una tradición del CAUCASO dice: Al comienzo e l M u ndo t·st a ha rn
Ofir de la Biblia) , que las minas del Rey Salomón estaban en los Andes bierto de agua. El Gran Dios Creador permanecía c n tonct: s rn L' I i ntL'
y que estos indios son descendientes de un pueblo enviado a través del rior de una Roca.

164 165
ARGENTINA-LEYENDA GUARANÍ: Recogida por Ernl'st o M o
Larrainzar destaca que los chinos, antes que conocieran la escritura, rales, "La runa-uturunco de las provincias calchaquíes d e l a J\ rgl' 1 1 l 1 1 1 .1 ,
se servían de cordones anudados, colocando los nudos a ciertas distan­ o sea el hombre transformado en tigre, temporariamentc y com o c u 1 1 1
cias y entrelazándolos de m anera que por un sistema combinado diesen pliendo un sino fatal".
a entender lo que se quería deci r. CREENCIA POPULAR EN BRASIL: La del lobis h ó m c no o e l
TIBET: De acuerdo con una leyenda (Manual de la India) del Tibet, hombre metamorfoseado en lobo. En América del Sur no hay lobos,
el rayo poderoso es el gran espíritu de Sonam Gragpa, un alto dignata­ creencia de origen europeo".
rio de los "Gorros Amari llos" en tie mpos del quinto Dalai Lama. E. M. Hornbostel habla de "un contacto directo acontecido en el pri ­
Sonam Gragpa fue un hombre muy ilustrado que gozó de gran popula­ mer milenio a.C. "Los ideogramas chinos de Cuna (Panamá) nos obli ­
ridad entre los fieles. Los sacerdotes rivales, llenos de envidia hacia él, gan a sacar la conclusión de que individuos de Asia Oriental que cono­
trataron de asesinarle; Sonam Gragpa logró huir, pero luego, renun­ cían la escritura, han llevado personalmente los elementos de una alt a
ciando a este mundo. se suicidó. El humo que levantó la pira funeraria cultura a los indios y con ello han dado el impulso para el desarrollo de
tomó la forma de un rayo que amenazó con destruir a sus enemigos. Fi­ las culturas nacidas en América".
nalmente su espíritu se apaciguó con buenas palabras y desde entonces CHINA-MÉXICO: El estudioso chino Tsai Yuan Peí trató en el
ha sido considerado como uria divinidad protectora del Budismo bajo el Congreso de La Haya de "las analogías entre la escritura de los núme­
nombre de "Rayo Poderoso". ros en los antiguos chinos y en los antiguos americanos. Estos pueblos
ARGENTINA: Posible origen de los tehuelches, tenes, alakalufes, representan los números con líneas y puntos gruesos muy semejantes .
yaghan, y sobre todo los ona y los con, serían australoides milenarios. También los ideogramas chinos y mejicanos manifiestan una identidad
Esta tesis pertenece al antropólogo portugués A. Mendes Correia. perfecta aunque se debe observar que se trata de dibujos que intentan
Afirmó que los australianos salieron de su tierra por Tasmania, las Au­ reflejar una misma realidad corno ojo, pie, árbol, luna y corazón. Más
kland y otras islas, pisando luego el continente Antártico; para salir fi­ convincentes son los paralelismos en la ornamentación o en la forma de
nalmente por la tierra Graham al Cabo de Hornos, Tierra del Fuego y la vasijas, ánforas y otros objetos de la cerámica. Frente a estas analogías
Patagonia. Las pruebas arqueológicas no han sido halladas, pero en el indiscutibles -concluía Tsan Yuan Pei- no se puede negar su paren­
campo antropológico se confirma la gran similitud entre los cráneos tesco".
onas y los australianos, la enorme semejanza de los grupos sanguíneos SUDAMÉRICA-EN GENERAL: H. S. Galdwin, un norteameri­
así como la resistencia al frío superior y la adaptación de los esquima­ cano americanista, expuso que "La población americana fue el fruto de
les. En el sector etnográfico, objetos y actos parecidos, las chozas en seis sucesivas migraciones procedentes de Asia. La tercera fue port a­
forma de colmena, el trenzado en espiral, ceremonias religiosas, la dora de una cultura que incluía hachas pulimentadas y cerámicas con
"cruz de hilo". Debe agregarse el descubrimiento en Australia y en la decoración a cordeles y se realizó en una época que media entre los
Argentina de ciertos motivos ornamentales, precisamente tres dibujos 2500 y los 500 a.C. La sexta y última trajo la alta cultura y estaba com­
que halló el arqueólogo Marcelo Hórmida en la superficie de un "zum­ puesta por gente de raza blanca; griegos, levantinos, iranios, etc. S u lle­
gada a América habría acontecido poco tiempo después de la muerte dl'
bador" o "churinga" (artefacto ritual australiano consistente en una
Alejandro Magno (323 a.C.). En esa oportunidad los capita n e s de l:i
placa de piedra que al girar emite un sonido asociado con el alma de un
gran flota que se había estado concentrando para la conqu ist a dl' /\ r; i
difunto o ser mítico). Estos tres di bujos, ejecutados en negro y rojo, en­
bia, decidieron abandonar esas regiones y dirigirse hacia O r i · 1 1 1 c . V l \ 1
cuentran su equivalente en otros tres del mismo trazo, disposición y co­
taron la India, estuvieron en Indonesia, poblaron la Poli nesi a y llq• ; i 1 t > 1 1
loración que como pintura rupestre aparece en la gruta del Gualicho, en
finalmente a las costas de Centro y Sudamérica donde s e rn d i c : i 1 ( >1 l y
la Patagonia. Opina José Antonio del B usto que: "El presunto reflejo donde dieron ti primer impulso para el desarrollo de las p1 i 1 1 1n: 1 , v 1 v 1
cultural australoide parece ser tan evidente, que sólo quedaría pensar en lizaciones americanas".
una lejana vigencia del factor casuali dad".
167
1 66
CHILE-PARAGUAY-PERÚ-ESCANDINAVIA-GERMANIA: Los
PARAGUAY-TIBET: Jules Duhem, en una síntes i s sohrl' l a l 1 1 st 1 H 1 i 1
hallazgos prehistóricos en Alemania y Escandinavia han demostrado
del vuelo, señala que e n el Tibet, "los santos budi stas v i aj a n p rn l m
que hubo una comunicación bastante i ntensa y un influjo en el terreno aires con ciertos calzados, llamados pies ligeros".
religioso. Hay indicios de que una poderosa ola de cultura l legó del PERÚ-ESCANDINAVIA: En los tiempos paganos se J"c stcj a ha e l
Oriente, pasando por el sur de Europa hasta Escandinavia, llevando Iul. Con banquetes en las familias, a los cuales asistían parie nt e s y a 1 1 1 1
nuevas creencias y mitos. gos. En s u origen era ésta una fiesta de los muertos, en l a que loma ba n
Los obj etos fabricados por la m ano del hombre están l lenos de parte lo s difuntos, para quienes se disponían mesas especi ales .
fuerza. También en los signos y figuras, señaladamente en las letras o EN GENERAL: Al hablar Tácito del culto de los antiguos germa­
run as (en Perú el que sabía descifrar los signos era llamado runa) en los nos, siempre menciona bosques sagrados como hábitat natural para s u s
nombres, en las palabras y canciones puede ocultarse la fuerza y obrar dioses. Entre l o s germanos del norte, por el contrario parece que se ado­
en ellos . La acción duradera de la fuerza que beneficie al hombre, h ace raba preferentemente a los dioses de las montañas. El lugar de tales cul ­
santo al objeto que la posee. Se le ofrecen dones. Así, árboles y bos­ tos era inviolable, en él hallaban protección y se sacrificaba .i quien
ques, fuentes y ríos, piedras y rocas eran considerados sagrados (Apa­ había cometido algún delito ei:i ese espacio.
chetas) y se convirtieron en moradas de dioses, demonios y solitarios. De acuerdo con l as sagas nórdicas los dioses también partici paban
En l a primavera se manifestaba la fuerza que reside en los árboles. Por en los banquetes, los cuales recibían su parte no sólo de la sangre de la
medio de operaciones mágicas (Mapuches) la trasmitían a los hombres víctima, sino de los mejores bocados del cuerpo, especialmente el cora­
y ani males. Es el significado del golpe de la varita vivificadora y pro­ zón. Terminado el sacrificio y obtenidos los presagios de la sangre de la
víctima el sacrificador abría el banquete bendiciendo la copa y las vian­
tege contra las fuerzas maléficas .
das . Aquí y all á el banquete iba acompañado de danza y canto, repre­
Comunes al Sol y a la Luna son los mitos de que ambos son protegi­
sentaciones mímicas y otros espectáculos, especialmente la danza de
dos por monstruos . Entre las creencias de que en los eclipses de Sol y
las espadas y partidos de pelota. Esto se hacía más entre los germanos
de Luna estos astros corren el peligro de ser devorados por un espan­ del sur. Pero a los dioses, como a los muertos y demonios se ofrecían
toso demonio en figura de animal, por eso se procura ahuyentar al también las cosas que se esperaba recibir de ellos, especialmente frutos
monstruo por medio de ruidos y golpeando objetos sonoros (Perú). de la tierra, manjares y bebidas.
La participación de la Tierra en el nacimiento de los hijos y asi­ Tácito refiere que ninguna fiesta triunfal dejó de ofrecer sacri fi c i os
mismo, los hombres con l a muerte vuelven a l a "Madre Tierra" (Pacha­ humanos, siendo éstos uno de los cultos más primitivos de la ant i g u a
mama) según una bendición anglo-sajona. germania.
También son seres demoníacos los causantes de las enfermedades . Un arte especial de hechicería es el de los brujos o encantadores.
Estos demonios se representan generalmente e n figura d e gusanos o de Gracias a él puede el hechicero dej ar su propio cuerpo, desprenderse d
lombrices, que viven en los miembros enfermos, a raíz de que la Natu­ la piel, adoptar otra forma, es decir que tiene la capacidad de met amor­
raleza está decayendo. Se sirven entonces de ritos, primero de carácter fosearse, y aparece entonces en cuerpos de animales. Pero lo q u e su
profiláctico y luego para curar se utilizaban tali smanes saturados de cede con la forma adoptada, sucede también con su cuerpo, el c u a l , du
fuerzas saludables . rante esta metamorfosis yace como muerto. Entre los germa , rns · I fo
Otro sistema de vigorización cons i stía en la imitación del objeto. Al moso "mal de ojo" era conocido y temido, podía afectar a pcrsrn 1 ; 1 ,
atardecer, cuando el Sol dec li n a se construían di scos o pelotas que se animales.
arroj aban al cielo. También se fijaba el di sco solar en l a piedra. VENEZUELA-PARAGUAY-GERMANIA: Muy a rra i ga da t· � 1 . i h:1
entre los germanos paganos la creenci a en la dual idad de l ho1 1 1 h1 l ' . l •,1 1 1 · 1
Para la protección de las personas se aplicaban a las camas un pen­
vi ve u n segundo Yo, que acompaña al cuerpo, pero q u l' p1 1l·d1 · t :1 1 1 1 l 1 1 rn
tagrama mágico.
abandonarlo. L a "Filgia", como la llaman l o s germanm dl' i N l l 1 l 1· . 1· ,
1 68
1 69
corporal, puede trabaj ar, hablar y hasta puede ser muerta. Esta vive en
el cuerpo, le acompaña y se con vierte en espíritu tutelar del hombre.
Ella le aconseja, le hace prever las cosas futuras y le explica las desco­
nocidas . Cuando en los cuadros de la Edad Media salen animales, espe­
cialmente aves de la boca de los que mueren, expresan la vieja supersti­
ción de las Fi lgias, no en las almas .
El culto al árbol era i mportante. Era el guía del destino de los hom­
bres, al mi smo tiempo era como la representación corporal de toda la
vida vegetativa.
De la misma veneración que el agua, ríos, fuentes o cascadas, es ob­
jeto el fuego al cual se le atribuye virtud parecida. El fuego cura y evita
las enfermedades . "El fuego purifica" en señan los Havamal de los
Eddas, ahuyenta a los demonios maléficos. Este fuego debe tener una
virtud especial : debe ser nuevo o salvaje. La comunidad entera partici­
paba de esta operación mágica. Se apagaba el fuego de toda la comuni­
dad y se encendía el nuevo frotando dos troncos de diversa dureza. A
menudo saltaban por encima de él los hombres. Para proteger de la po-
. sesión maléfica el germano del norte, cuando se establecía en un sitio,
lo rodeaba con un círculo de fuego. Era una extensión del fuego solar,
pues ambos alumbran y calientan . Aún hoy se le ofrecen dones al
fuego.

Ceremonia fúnebre
Cubeo. Danza con
máscaras de corteza
(Colombia y
Venezuela).

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Indio Karajá ataviado para la danza (Brasi l).
Danza de iniciación de l a pubertad. Indios K a r, 1 j:í ( Bia � i 1 )

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Danza de pesca de los Nahukwa. Tribu del Río X i ngú ( Bras i l ) .

1 80 181
Danzante enmascarado B acaíri. Tribu del Río Xingú (Brasi l ).

Danzante
enmascarado
B acaíri. Tribu del
Río Xingú
(Brasil).

1 82
Danza ritual de l a pubertad, frente a l ruego. Tehuelches (Argentina).

1 83
Shamanes Tupinamba con capas de p lumas y maracas ( Brasi l ).

I ndio Urubu con adorno l abial (atavío para l a danza) (Bras i l ) .

1 85
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Gran Chaco ....... . . . . . . . ..... ..... ....... ... . .. . . . .... . . .. ....... .......... .... ......... ... . 1 05
Perú . . . . . . . .. . . . . . .. . .. ... . ... . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . ..... ..... ... ... ... . . . ......... . . . 113
Paraguay . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . .. . . . . . .. . .. .. . . . ..... . . .. ... ... .. . ..... . 131
Uruguay . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . .... . . . . . .. . . . .. . . . . . . . . . . . . 1 47
Venezuela . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151
Relac iones entre las c u lturas m i t ológicas precolombi nas
nórd icas y europeas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 55
Ilustraciones . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 171
B i bliografía . ... .. . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 89

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Se tcrm.inó de imprimir en el mes de nurzo de 2002
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