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JUDITH PODLUBNE CESAR AIRA: LA LOGICA DEL CONTINUO En las dos oportunidades en que se lo entrevisté acerca del origen de La liebre' Aira dio, igualmente convencido en ambas, dos respuestas él. Una suerte de homenaje al hijo varén, Hay en estaanécdotaalgo que nos importa més alld de lo que se relata en cada caso y en lo que creemos por igual. Hay sin dudas el | movimiento que impulsaré continuamente a sus novelas, Ese gesto de escribir ain cuando no se escribe que contamina todo otco Besto posible y devuelve a escritura a su frivolidad, Porque es en ese instante en que la a écdota Seurre que ha empezado'la novela. No su trama, ne ly historia de sus Personajes, sino el procedimiento que la anima: “un movimiento de Progresién —movimiento imprevisible de la escritura.- Por el cual cada relato va en busca de sf mismo, descubriendo al tiempo que lo funda el espacio de su cumplimiento.”? Un “procedimiento”s que se construye ' César Aira: La liebre, Emecé, Bs As, 1991 ? Analia Capdevila: “Blanchot ¥ la novela” en Rev, Paradoxa ano 2 nro 2, Rosario, 1987, (pig. 85). EI procedimientoes instantineo, heterogén: pe dela vida, y cuando se !o Pone en un continuo con la vida o el trabajo, lo que forma‘cs felicidad, la plenitud, nunca uno de esos libros laboriosos y deprimentes, que en realidad deriva de una confusion de *procedimiento” con “proyecto”* César Aira: Eldiario de la hepatitis, Ed. Bajo la luna nueva, Rosario, Junio 1993, 60 JupiTH PopLusNne inesperadamente, ajeno a cualquier intencidn, a la de escribir incluso, y que por lo mismo nos vuelve escritores. Ser escritor es, para Aira, ante todo encontrar la forma de renunciar a serlo. Y la literatura resulta en este sentido un camino apropiado, no por lo infalible sino por lo infundado. Siempre mas all4 de s{ mismo y ni siquiera alli. Este movimiento que la impulsa, que la alienta, es lo que Aira llama la ley del continuo. LA VIDA ARTISTICA “El continuo no es un tema novelesco sino la creacién del pasaje entre lanovela escrita y el trabajo de escribirla,”’ Menos el resultado que las intenciones por conseguirlo, menos ellas mismas que el oscuro misterio en que se gestan; el continuo parece situarse nia un lado ni al otro del Proceso sino entre ellos, “Se manifiesta mas bien como una inventiva constante (...) La invencién deja de ser causa de lo inventado, donde ce consumaria desapareciendo; en lugar de eso pasa a una constante de invencién de la invencién que sera en adelante la vida del artista.” Lo propio del continuo en este sentido, resultano tanto su relacién con lo inventado como su vinculacién con la vida, Adin cuando la obra y lavide del artista respondan aun mismo impulso previo acualquier constitucién, siempre situable a posteriori. Un impulso que en reemplazo de la causalidad que liga sin més los efectos a las causas, configura un movimiento persistente aunque inestable. Una forma de la velocidad el recorrido de una filiacién. Porque el continuo, que'es el impul ermanente de continuacién, no se confunde con la continuidad. No ay una necesidad ideal que lo determine, diriamos mejor que es, paraddjicamente, la secreta intervencién del azar quien lo gobierna, “Ei juego de estos individuos —se queja Gauna a propésito de los indios en La liebre— esta en ver la “necesidad absoluta” alli donde nosotros no vemos més que volutas de humo.” De ser asi, no se trata entonces de fenunciar a la necesidad donde impera el continuo, sino de convertir Precisamente al azar en su signo, Pero el azar no es nunca, en las novelas ‘ César Aira: Copi, Beatriz Viterbo editora, Rosario, 1991, (Pag.53). Las citas que continuan corresponden a esta ediciSn hasta tanto especifiquemes lo conteeria: * Chsar Aira: La liebre, op. cit., (pag 123). a CESAR AIRA: LA LOGICA DEL CONTINUO 61 de Aira, la caprichosa afirmacién del destino. Consiste menos en la posibilidad de que ocurra cualquier cosa, que en el hecho fortuito y feliz de que ocurra siempre algo diferente a lo buscado. Ast, hablar de una necesidad de continuo (o de continuacién, tal dice Aira, que reconoce en Macedonio al escritor por excelencia) es a la vez que convocar todos los equivocos, situarse en el punto justo de su resolucién. La necesidad de continuo es una exigencia que, sin ser de nadie, puesto que el escritor mismo esté sometido a ella‘, encontramos no obstante en todas partes. «un perfecto passe partout, una cinta impalpable que se mete en todo”. El continuo es el movimiento que en el limite compromete la invencién de la vida: su metamorfosis, su transformacién. Y ésto porque la vida del artista, la vida artistica (y, en verdad, cualquiera lo es), no requiere de la obra para ser justificada. La vida, en Aira, no es nuncauna experiencia del mundo sino su invencién; menos la expresién reconfortante de lo vivido (de la cual el artista obtendria motivos para _su obra) que la fuerza que acompajia y determina con su impulso la posibilidad de toda obra, la afirmacién de s{ misma. El continuo es la fuerza activa de toda vida y la vida constituye, a su vez, Ja Gnica afirmacién que el continuo nos permite. Aunque sepamos que en ocasiones, ni siquiera se trata de ella. Por obra del continuo, la vida se afirma como potencia absoluta, como pura afirmacién de su estar siempre en otra parte, como “fuerza no personal”, segun la afortunada expresion de Deleuze. El continu es el salto que sSlopuededarseen una vida pero a condicién de que ella siempre se transforme afirmando su devenir: “la transformacién del mundo en mundo”, de la vida en vida. ~ Una vida artistica es quella que sin desconocer la preocupacion por laobra, reconoce como esencial esta exigencia de continua transformacia de si misma. Es en este sentido que Lu Hsin, el protagonista de Una novela china’, resulta ser quien mejor realiza —aunque nunca lo es definitivamente— la condicién del artista. Con un paso discreto que lo confirma cada vez en esta condicién, Lu Hsin transita a lo largo de su vida por una cantidad de oficios que agotan un variado repertorio de aberes y practicas (idioma, genética, hidréulica, etc.). Ser un artista no «La paradoja aqui estd en que “escritor” es algo que nunca tiene confirmacién, es una creencia en suspenso.” César Aira: Nouvelles impressions du Petit Maroc, M.E.E.T, Paris, 1991. 1 César Aira: Una novela china, Javier Vergara Editores, Bs As, 1987, Las citas que contindan corresponden a esta edicidn hasta tanto especifiquemos lo contrario.

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