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El 5 de abril que se olvida

Walter Guerrero R.

Mientras unos se esfuerzan en demostrar su intolerancia y desconocen o no les


interesa conocer que un día como hoy en 1879 Chile declaró la guerra al Perú
(y a Bolivia), otros aprovechan el desorden promovido por esos peones de la
violencia. Entonces, el salitre fue la excusa chilena para apropiarse de Arica y
Tarapacá. Seguimos olvidando la historia, la ignorancia es un enemigo que
aún queda por vencer.

Hace exactamente 140 años, Chile aprovechó el incremento de impuestos


decretado por el gobierno boliviano a la Compañía de Salitres y Ferrocarriles
de Antofagasta (CSFA) que explotaba los nitratos del Salar del Carmen y las
respectivas salinas. Cuatro décadas antes, el descubrimiento de grandes
yacimientos de fertilizantes naturales en Arica y Tarapacá despertó la codicia
chilena: en 1842, el presidente Manuel Bulnes envió una expedición para
explorar estos territorios peruanos. Ese mismo año el Congreso chileno corrió
la frontera con Bolivia, fijándola unilateralmente en el paralelo 23, mientras
Bolivia oficiaba vagos reclamos señalando que su frontera estaba en los
paralelos 26 (río Salado) o el 25 (río Paposo).

La práctica de “correr” la frontera y desconocer tratados y fronteras no es


novedosa. Los chilenos la han vuelto a repetir con el “triángulo terrestre”,
desconociendo la Línea de la Concordia fijada por el Tratado de Lima (1929).

En 1873, Manuel Prado intentó controlar el comercio del salitre creando el


correspondiente estanco y estatizó las minas para regular los precios del
salitre. El gobierno peruano, a través de Enrique Meiggs, representante de la
Casa Gibbs, agente salitrero de Perú y Chile y propietaria del 34% de las
acciones de la CSFA, compró las licencias bolivianas al sur de río Loa, para
controlar los precios del salitre e imponer una mediación con Argentina y definir
las fronteras bolivianas. Pero Chile neutralizó a la Argentina cediéndole la
Patagonia a perpetuidad.

A principios de 1878, los chilenos de la CSFA continuaron produciendo salitre;


no obstante, la Casa Gibbs presionó para limitar la producción del salitre
boliviano advirtiendo que el gobierno boliviano dispondría el remate de los
bienes de la CSFA. Así las cosas, en febrero de 1879 en Antofagasta había
expectativas sobre una eventual participación del cónsul peruano, Manuel
Antonio Seguín, en el remate de la CSFA.

Todo ocurría cuando Chile ya tenía en su poder los blindados Cochrane (1874),
Blanco Encalada (1875), la cañonera Magallanes (1873), los transportes
Amazonas (1874), Loa (1873), Rímac (1972) y Toltén, ese mismo año. Luego
vendrían el Angamos (1879) y las torpederas Janaqueo y Vedette.

El precio del salitre cayó y los gobiernos peruanos dijeron adiós a la doctrina
Castilla: “Si Chile compra un barco, Perú debe comprar dos”. Chile optó por la
talasocracia y la invasión. El Perú optó por Lima.
El último blindado adquirido por el Perú fue el Manco Cápac (1869) y era un
monitor. Al no estar diseñado para el combate en alta mar fue usado como
batería flotante de defensa costera. Terminó hundido por su propia tripulación
en Arica para evitar que cayera en manos del enemigo como ocurrió con el
Huáscar que bajo bandera chilena atacó puertos y caletas peruanos.

Ese 5 de abril de 1879 Chile tenía preparada la agresión. Ese mismo día la
escuadra chilena bloqueó el puerto de Iquique. Unas semanas después, Grau,
desde el Monitor Huáscar en la rada del Callao, escribiría a su esposa: “Como
la vida es precaria en lo general, y con mayor razón desde que va uno a
exponerla a cada rato, en aras de la patria, en una guerra justa, pero que será
sangrienta y prolongada, no quiero salir a campaña sin antes hacerte por
medio de esta carta varios encargos; principiando por el primero, que consiste
en suplicarte me otorgues tu perdón por si creyeras que yo te hubiera ofendido
intencionalmente… Nada más que pedirte, sino que me cuides a mis hijos y
les hables siempre de su padre”.

Eso es lo que se olvida este 5 de abril y que reclamamos para nuestra patria.
Se olvida por la misma razón que ocurrió la Guerra del 79: el desconocimiento
y descuido de la misión que todo peruano deben tener por su país. Basadre
nos habló de la promesa de la vida peruana y Gonzales Prada de un porvenir
que nos debe una victoria. Promesas, porvenir y victorias se construyen con
un esfuerzo común que empieza con la educación, sin duda.

Mientras nuestros futuros dirigentes se alimenten de falacias, no formaremos


esa elite reclamada por Basadre hasta su muerte. Seremos cómplices (y
víctimas) de esos empecinados en manipular a las masas.

Pertenezco a una generación que culminó sus estudios secundarios en 1979.


Ese año, varias promociones tomaron el nombre de “Nuestros Héroes de la
Guerra del Pacífico”. Un compañero de entonces escribió: “En estos momentos
en que el país se pierde en nimiedades y discursos triviales, nos olvidamos de
quienes son ejemplo de heroicidad y entrega por la Patria. Honor y Gloria a
Nuestros Héroes de la Guerra del Pacífico”. Este es el 5 de abril que nunca
debemos olvidar.
Las copias de ambos documentos están disponibles en:
http://cavb.blogspot.pe/2012/04/chile-declara-la-guerra-al-peru-y.html

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