Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
ANTIGUO TESTAMENTO:
ESCRITOS HISTÓRICOS
ANTIGUO TESTAMENTO: ESCRITOS HISTÓRICOS
INTRODUCCIÓN
2
1. HISTORIA DEUTORONOMISTA
(Josué, Jueces, 1 y 2 Samuel, 1 y 2 Reyes)
Los seis libros que van de Josué al segundo de los Reyes, forman
una sola obra, escrita por uno o varios autores pertenecientes a
la escuela teológica llamada deuteronomista porque en ella nació
el Deuteronomio. Posiblemente en un principio el propio
Deuteronomio formó parte de esta historia, en el que
desempañaba el papel de introducción. De hecho, tanto el
contenido como la forma literaria de la Historia deuteronomista se
hallan fuertemente influenciados por la teología y el estilo del
Deuteronomio.
Un canto a la justicia divina
Escrita durante el destierro, por lo menos en su última edición
(hacia el 550 a.C.), la historia deuteronomista ha sido compuesta
para explicar los trágicos acontecimientos que estaba viviendo el
pueblo (destrucción de Jerusalén y del templo, deportación del
rey y del pueblo). Todos estos hechos herían profundamente la
conciencia de Israel y planteaban problemas de orden político,
social y religioso. Los actuales acontecimientos parecían
desmentir las promesas del pasado. El desencanto y la
desesperanza se estaban apoderando de los israelitas. En el
pueblo empezaban a oírse voces que acusaban a Dios de
incumplir su palabra.
La historia deuteronomista ha sido escrita para responder a todos
estos interrogantes. El resultado final del examen será el
siguiente: Dios otorgó la tierra a Israel, no en términos
incondicionales y absolutos, sino bajo la condición de cumplir las
cláusulas de la alianza. Según el examen histórico llevado a cabo
por los autores deuteronomistas, la conducta de Israel desde la
entrada en la tierra hasta el destierro ha sido una secuencia
3
ascendente de infidelidades y pecados. Según esta lógica, Dios ha
hecho justicia con su pueblo. Pero también hay lugar para la
conversión y la esperanza: Dios quiere que su pueblo se vuelva a
él y sea liberado y rehabilitado.
Tres grandes etapas
4
2. HISTORIA CRONÍSTICA
(1 y 2 Crónicas, Esdras y Nehemías)
LIBROS HISTÓRICOS
HISTORIA DEUTERONOMISTA
JOSUÉ
7
Intención del autor
El autor tardío que compuso este libro utilizó materiales
existentes y quiso simplificar. Lo que, seguramente, fue un
proceso lento y diversificado en la tierra prometida, es presentado
como un esfuerzo colectivo bajo una dirección única: todo el
pueblo bajo el mando de Josué.
Como sucesor de Moisés, tendrá que cumplir sus órdenes, llevar
a término la empresa, imitar a su jefe. La tarea de Josué es doble:
conquistar la tierra y repartirla entre las tribus. En otros
términos: el paso de la vida seminómada a la vida sedentaria, de
una cultura pastoril y trashumante a una cultura agrícola y
urbana. Un proceso lento, secular, se reduce épicamente a un
impulso bélico y un reparto único. Una penetración militar, una
campaña al sur y otra al norte, y la conquista está concluida en
pocos capítulos y en una carrera triunfal.
Historia y arqueología
8
verosímil la visión según la cual cada una de las tribus por
separado o en pequeños grupos, fueron penetrando en la tierra
de manera lenta y más bien pacífica, sin excluir el recurso a la
fuerza en casos concretos.
La historia y la arqueología, sin embargo, nos dan el marco en el
que podrían haber sucedido los hechos y relatos narrados. La
época en la que mejor encaja el movimiento de los israelitas es el
s. XIII a.C. Un cambio histórico sacudió los imperios que
mantenían un equilibrio de fuerzas en el Medio Oriente, los sume
en la decadencia y abre las puertas a nuevos oleajes migratorios
(hicsos en Egipto, los pueblos del mar en Canaán, etc.). Es
también el tiempo en que fermenta una nueva cultura. La edad
de Hierro va sucediendo a la del Bronce; la lengua aramea se va
extendiendo y ganando prestigio.
La figura de Josué
El libro lo presenta como continuador e imitador de Moisés. Con
todo, la distancia entre ambos es inconmensurable. Josué no
promulga leyes en nombre de Dios, apenas tiene que cumplir
órdenes y encargos de Moisés o contenidos en la Ley. Pero, sobre
todo, no goza de la misma intimidad con Dios. Al contrario, la
figura de Josué es tan apagada como esquemática. Los autores
se han preocupado de introducirlo en el relato, como colaborador
de Moisés en el Sinaí, en momentos críticos del desierto, para
finalmente ser nombrado su sucesor. Fuera del libro llama la
atención su ausencia en otros pasajes donde se hace referencia a
la ocupación de la tierra.
Mensaje religioso
El libro de Josué presenta un grave problema ético para el lector
de hoy. ¿Cómo se justifica la invasión de territorios ajenos, la
conquista por la fuerza, la matanza de reyes, gente inocente y
9
poblaciones enteras, que el narrador parece conmemorar son
gran gozo?
Es probable que no haya existido tal conquista violenta ni tales
matanzas colectivas, sino que los israelitas se hayan infiltrado
pacíficamente y se hayan defendido, quizá en exceso, al verse
atacados. Si los hechos fueron más pacíficos que violentos, ¿por
qué contarlos de esta manera? ¿Por qué aureolar a Josué con un
cerco de sangre inocente? Por si fuera poco, todo es atribuido a
Dios, que da las órdenes y asiste a la ejecución.
La lectura de este libro y de otros episodios similares del AT deja
en el aire estas preguntas. Pero ni este relato de la conquista ni
la historia deuteronómica son la última palabra. Por encima del
Yehoshúa (Josué) de este libro, está el Yehoshúa (Jesús) de
Nazaret, palabra que Dios pronuncia y es la primera y última de
la historia.
El pueblo de Israel es escogido por Dios en el estadio de barbarie
cultural en que se encuentra y conducido a un proceso de
maduración, dejando actuar la dialéctica de la historia. Acepta,
aunque no justifica, la torpe ejecución humana de un designio
superior. Y este es el mensaje del libro: por encima de Moisés y
de Josué, garantizando la continuidad de mando y empresa, se
alza el protagonismo de Dios. La tierra es promesa de Dios, es
decir, ya era palabra antes de ser hecho, y será hecho en virtud
de aquella palabra. Jesús de Nazaret ha dado toda su dimensión
a esta palabra-promesa de Dios con respecto a la tierra: es de
todos, para ser compartida por todos en la paz y solidaridad que
produce un amor sin fronteras.
10
JUECES
La secuencia teológica en cuatro tiempos: “pecado-castigo-
conversión-salvación” constituye la base de la teología
deuteronomista, la cual encuentra su mejor expresión en el libro
de los Jueces. Las historias de los doce jueces que forman la
trama del libro no entran en la obra tanto por el interés que tienen
en sí mismas, cuanto por ejemplos de dicha teología, que encarna
su reflexión en las historias de los jueces, especialmente en las
de los seis mayores: en ellas busca motivaciones, luz y sentido
para sus tesis.
Contexto histórico
Ya sabemos por lo antes visto que la conquista de la tierra
prometida no fue rápida y fulgurante, sino lenta y laboriosa. La
posesión total y completa de la tierra no será una realidad hasta
los días de Saúl y David, es decir, hasta los comienzos de la
monarquía. Los casi doscientos años que van desde la muerte de
Josué (ca. 1200 a.C.) hasta el establecimiento de la monarquía
(ca. 1030 a. C.) son los años que corresponden al periodo de los
jueces, durante el que las tribus continúan la conquista,
consolidan la posesión de sus respectivos territorios y adquieren
su identidad definitiva, a la vez que tienden a unirse y federarse.
Este proceso de consolidación y unificación está presidido por
unos singulares personajes a quienes se ha dado
tradicionalmente el nombre de jueces, pero a quienes cuadraría
mejor, sobre todo a los llamados “jueces mayores”, el apelativo de
libertadores o salvadores. Se trata de hombres y mujeres a
quienes la tradición hebrea recuerda con admiración, porque en
determinados momentos de crisis se pusieron al frente de una o
más tribus y salvaron al pueblo de caer en manos de enemigos
externos (cananeos, madianitas, moabitas, amonitas, filisteos,
etc.). Personajes con frecuencia no muy relevantes en su origen,
11
pero sobre los que venía el espíritu del Señor y los convertía en
guías o jefes carismáticos.
Al lado de los seis jueces mayores (Otoniel, Eud, Débora y Barac,
Gedeón, Jefté, Sansón) aparecen en el libro de los Jueces otros
seis llamados “menores”, de los cuales se dan el nombre y pocas
noticias más. Con todo, parece que el título de “juez” les
correspondía por derecho propio sólo a estos jueces menores. Su
función principal debía ser la judicatura profesional, aunque sin
excluir otros poderes más amplios de mando y de gobierno.
Mensaje religioso
Editado durante el exilio, el libro de los Jueces, como el resto de
la historia deuteronomista, ha sido escrito con la intención de
explicar a sus contemporáneos en términos teológicos el sentido
de los trágicos acontecimientos que han tenido lugar, primero en
Samaria y luego en Jerusalén, con motivo de la caída de los reinos
de Israel y Judá. A través de las tradiciones antiguas,
debidamente interpretadas, podía Israel entender el exilio como
el justo juicio de Dios. También en el tiempo de los jueces, cuando
el pueblo pecaba, Dios lo castigaba entregándolo en manos de sus
enemigos. Ahora el castigo ha sido más definitivo, o porque el
pueblo no supo clamar arrepentido al Señor, o porque ya los
pecados habían colmado el vaso de la paciencia divina. Israel está
padeciendo las consecuencias de un proceso que había
comenzado hacía siglos.
12
SAMUEL (1 y 2)
El libro de Samuel se llama así por uno de sus personajes
decisivos, no porque él sea él el autor. Como ya sabemos forma
parte de la historia deuteronomista. El libro está artificialmente
dividido en dos partes, que se suelen llamar, primer y segundo
libro, aunque en realidad constituyen la primera y segunda parte
de una misma historia.
Los libros de Samuel se refieren a uno de los momentos más
importantes de la historia del AT. Es el momento en que Israel se
constituye como verdadero pueblo. Por primera vez en la historia
las tribus israelitas se reúnen en torno a la ciudad de David (Sión)
como única capital y ciudad santa; por primera vez forman una
unidad política y religiosa, es decir, un pueblo. Con el nacimiento
de Israel como pueblo coincide, a su vez, el nacimiento de la
monarquía, del profetismo y del sacerdocio sadoquita (sacerdotes
de primer rango que oficiaban en el templo de Jerusalén frente a
los levitas de segundo rango), juntamente con la elección de
Jerusalén como capital, y como origen de la dinastía davídica.
Contexto histórico
ca. 1070 a.C.: Nacimiento de Samuel
ca. 1030 a.C.: Saúl rey
ca. 1010 a.C.: David rey
ca. 970 a.C.: Muerte de David
Con razonable probabilidad podemos situar los relatos en los
siglos XI y X a.C. Hacia el año 1030 a.C. Saúl es ungido rey, David
comenzará su reinado en Hebrón hacia el 1010 a.C. y Salomón
en el 971. Los grandes imperios atraviesan momentos de cambios
y crisis internas y durante este largo compás de silencio pueden
13
actuar como solistas sobre el suelo de Palestina dos pueblos
relativamente recientes en dicho lugar: filisteos e israelitas.
Mensaje religioso
Juntamente con su valor teológico, los libros de Samuel
presentan una gran riqueza desde el punto de vista institucional,
puesto que tienen como tema principal la fundación de la
monarquía y todas las demás instituciones que la acompañan.
14
REYES (1 y 2)
Los dos libros de los Reyes reflejan una amplia e importante etapa
de la historia política, religiosa y literaria de Israel. Es una etapa
que se prolonga durante unos 400 años, los que van desde la
entronización de Salomón (ca. 971 a.C.) hasta el indulto
concedido a Jeconías en su exilio a Babilonia (561 a.C.).
Los libros de los Reyes se refieren, en efecto, al asentamiento y
esplendor de la monarquía unida bajo Salomón; a la pronta
división de los reinos del Norte y del Sur y sus historias
separadas, hasta los trágicos finales de Samaria (722 a.C.) y
Jerusalén (587 a.C.). Es también la época de oro del profetismo,
con especial referencia a Elías, Eliseo e Isaías. Y finalmente, es la
época de la consolidación de ciertas instituciones, como el templo
y el sacerdocio, que se convertirán en pilares fundamentales de
la comunidad postexílica.
Contexto histórico
16
HISTORIA CRONÍSTICA
Según muchos indicios, hacia el año 400 a.C., se compuso la obra
histórica que abarca los libros de las Crónicas, Esdras y
Nehemías, que abarcan de desigual manera la historia desde
Adán hasta Esdras. ¿Hacía falta volver a escribir la historia? ¿No
bastaba añadir a lo ya escrito unos capítulos sobre la vuelta del
destierro y la comunidad hebrea del s. V a.C.? El autor juzgó que
debía hacerlo.
21
Autor y finalidad
Aunque los libros de los Macabeos se refieren, en parte, a los
mismos acontecimientos, no son sucesivos ni complementarios,
sino que tratan independiente y paralelamente la gesta macabea
con desigual extensión y desde distintos intereses y perspectivas.
23
HISTORIAS EJEMPLARES
RUT
25
dentro del marco de la institución familiar, mecanismo principal
de vivencia y transmisión de las principales enseñanzas judías.
Ambientación histórica
El libro de Tobías fue escrito probablemente a finales del s. III
a.C., en hebreo o arameo por un autor anónimo, aunque pronto
se tradujo al griego. El original semítico se perdió y la obra no
entró en el canon judío de la Biblia hebrea, pero sí se incluyó en
la Biblia griega (LXX). El ambiente que se refleja en el libro parece
corresponder a la diáspora judía de la época helenística. Muchos
judíos vivían entonces fuera de Palestina, a menudo en
condiciones difíciles que ponían en peligro la propia identidad
nacional, cultural y religiosa. Se hacía necesario, por tanto,
afirmar dicha identidad y fortalecer los lazos de unión entre todos
los judíos, especialmente con respecto a los que vivían fuera de
Palestina.
Un judío piadoso salió al paso de esta necesidad escribiendo el
libro de Tobías. Quiso crear modelos de identificación que
mostraran con ejemplos palpables el amor a la Ley y al Dios que
protege a los que siguen sus caminos; modelos que estimularan
la solidaridad entre los compatriotas dispersos; que inculcaran la
necesidad de una familia fuertemente unida y protegida de
influencias extrañas mediante una severa repulsa de los
matrimonios con extranjeros, y que orientase todos los corazones
hacia Jerusalén como centro de unidad de todos los judíos.
Mensaje religioso
A pesar de su apariencia de relato histórico, el libro de Tobías es
una “historia familiar” y popular que pretende transmitir una
enseñanza, cuyo contenido, es un fiel reflejo del universo teológico
del judaísmo postexílico de los siglos III-II a.C. Las claves o ejes
temáticos de dicho universo teológico son:
26
-Importancia de la familia y el matrimonio: tras la crisis de las
instituciones nacionales producida en el exilio, la familia se
convierte en el ámbito privilegiado donde se vive y transmite la
herencia espiritual del judaísmo.
-Providencia de Dios y angeología: todo el libro es un canto a la
providencia de Dios que vela incesantemente por su pueblo y sus
fieles. El libro insiste en la forma en que dicha providencia se
realiza, presentando a los ángeles como los mediadores
privilegiados de la actuación de Dios y los ejecutores de sus
designios. En esta perspectiva, el libro de Tobías representa un
avance importante en el desarrollo de la angeología.
-La ética de las “buenas obras”: uno de los aspectos más
resaltados en el libro es el comportamiento de sus protagonistas,
especialmente del anciano Tobit, cuya vida ha estado marcada
por el cumplimiento riguroso de la Ley y por su piedad
manifestada por sus buenas obras, entre las que destacan la
oración y limosna. La imposibilidad de acceder al templo y a su
culto lleva a poner el acento en los deberes personales y privados
hacia Dios y el prójimo. Entre estos deberes destacan, además de
la limosna, la asistencia, la hospitalidad, la justa retribución y la
sepultura.
Así pues, en resumen, aunque el justo se vea sometido a pruebas
y dificultades, siempre que se mantenga fiel, obtendrá la
bendición de Dios.
JUDIT (dc)
El libro de Judit es la historia de una resistencia heroica y de una
gesta protagonizada por una pequeña ciudad y una mujer audaz.
Israel se concentra en Betulia, la insignificante ciudad que resiste
a los dominadores del mundo. El pueblo se personaliza en Judit
(la Judía), joven y hermosa viuda, que con las armas de la
27
oración, el ayuno y la fidelidad a la Ley se enfrenta al opresor, el
general Holofernes, jefe de un inmenso ejército, que, a su vez, es
compendio de todos los enemigos históricos de Israel. Judit se
introduce en la tienda de Holofernes que está ebrio de poder y de
soberbia, le corta la cabeza y retorna a Betulia victoriosa e intacta.
Todo acaba en alegría y alabanzas a Dios y a Judit.
Ambientación histórica
El libro de Judit no llegó a formar parte de la Biblia hebrea,
aunque sí de la Biblia griega (LXX). Aunque solo nos ha llegado la
versión griega, parece evidente que hubo un original hebreo o
arameo que se perdió. No conocemos el nombre del autor ni la
fecha de su composición, aunque varios indicios apuntan hacia
el s. II a.C., momento en que Israel se enfrenta a la crisis
provocada por el helenismo y las rebeliones macabeas. El autor
quiso consolar y estimular la esperanza de sus compatriotas,
recordándoles que Dios había salvado muchas veces a su pueblo
y que también lo haría en el presente, si se mantenían fieles a la
alianza y cumplían sus preceptos.
Mensaje religioso
28
ESTER
El argumento del libro es todo un entramado de intrigas
cortesanas que ponen en peligro de muerte y exterminio a la
comunidad judía dispersa, que al final se salva gracias a la
decidida intervención de Ester, joven judía promovida a la
dignidad de reina de Persia, y de su tío Mardoqueo, perfecta
encarnación del judío discreto, sabio y fiel, que desenmascara el
plan criminal del primer ministro Amán, haciéndole caer en su
misma trampa. Al final, los exterminadores son exterminados y
la comunidad judía celebra su inesperada liberación con la fiesta
de los “Purim” o suertes.
El libro de Ester a pesar de su apariencia histórica, no es un libro
de historia, sino una ficción literaria dentro del género de las
historias ejemplares, donde unos hechos con presumible
entronque histórico se ponen al servicio de una enseñanza
fundamental: la especial providencia divina que asiste al pueblo
judío, liberándolo de las mayores amenazas.
El libro ha sido transmitido en dos formas distintas: por un lado
está la versión hebrea de la Biblia judía y por otro la versión griega
de la LXX, que tiene añadidos que hacen referencia explícita a
Dios, puesto que en la versión hebrea no se le menciona, aunque
se presupone implícitamente su intervención en la historia, y
añade también los contenidos de las cartas y oraciones que se
mencionan en la versión hebrea.
Ambientación histórica
La historia del libro de Ester está ambientada en pleno periodo
persa, en el escenario de la corte del rey Asuero (Jerjes I, 468-465
a.C.) en Susa. Pero este marco histórico no deja de ser una ficción
literaria que, a su vez, deja entrever una situación de diáspora y
persecución religiosa. En Est 3,8 parece aludirse más a la
29
intransigencia perseguidora de Antíoco IV Epífanes que la
tolerancia generalizada del imperio persa, suficientemente
documentada en los libros de Esdras y Nehemías. Estos datos,
unidos a las concepciones religiosas que laten en el libro, apuntan
a una fecha de composición dentro de la primera mitad del siglo
II a.C., sin embargo, es posible que el autor del libro hebreo se
haya servido de una tradición popular, ambientada en época
persa.
30