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4.- 0RACION
Poco después que Daniel y sus compañeros entraron en el servicio del rey de
Babilonia, acontecieron sucesos que revelaron a una nación idólatra el poder y la
fidelidad del Dios de Israel.
A esto los sabios respondieron: “Rey, para siempre vive: di el sueño a tus siervos,
y mostraremos la declaración.” (PR 361.3)
Aun así, los sabios contestaron: “Diga el rey el sueño a sus siervos, y mostraremos
su declaración.” (PR 361.5)
Dijeron: “No hay hombre sobre la tierra que pueda declarar el asunto del rey: además
de esto, ningún rey, príncipe, ni señor, preguntó cosa semejante a ningún mago, ni
astrólogo, ni Caldeo. porque el asunto que el rey demanda es difícil, y no hay
quien lo pueda declarar al rey, salvo los dioses cuya morada no es con la
carne. (PR 362.1)
Entonces “el rey con ira y con grande enojo, mandó que matasen a todos los sabios
de Babilonia.” PR 362.2
TERCER PARTICIPANTE:
Arioc le explicó la perplejidad del rey acerca de su sueño notable, y cómo le había
sido imposible obtener ayuda de aquellos en quienes había puesto hasta entonces la
más plena confianza.
Al oír esto, Daniel, arriesgando la vida, se atrevió a presentarse ante el rey y solicitó
que se le concediera tiempo para rogar a su Dios que le revelase el sueño y su
interpretación. (PR 362.3)
El rey accedió a esta petición. Luego se fue Daniel a su casa e hizo saber lo que
había a Ananías, Misael y Azarías, sus compañeros, Juntos pidieron sabiduría
a la Fuente de luz y conocimiento. Conscientes de que Dios los había puesto donde
estaban, y de que estaban haciendo su obra y cumpliendo las exigencias de su deber,
manifestaron una fe poderosa.
. Y no rogaron en vano. El Dios a quien habían honrado los honró a ellos. El Espíritu
del Señor descansó sobre ellos, y a Daniel, “en visión de noche,” fueron revelados el
sueño del rey y su significado. (PR 362.4)
CUARTO PARTICIPANTE:
El primer acto de Daniel fué agradecer a Dios la revelación que le había dado.
Exclamó: “Sea bendito el nombre de Dios de siglo hasta siglo: porque suya es la
sabiduría y la fortaleza: y él es el que muda los tiempos y las oportunidades: quita
reyes, y pone reyes: da la sabiduría a los sabios, y la ciencia a los entendidos: él revela
lo profundo y lo escondido: conoce lo que está en tinieblas, y la luz mora con él. A ti,
oh Dios de mis padres, confieso y te alabo, que me diste sabiduría y fortaleza, y ahora
me enseñaste lo que te pedimos; pues nos has enseñado el negocio del rey.” PR 363.1
He aquí al cautivo judío, sereno y dueño de sí mismo, en presencia del monarca del
más poderoso imperio del mundo. En sus primeras palabras, rehusa aceptar los
honores para sí, y ensalza a Dios como la fuente de toda sabiduría. A la ansiosa
pregunta del rey: “¿Podrás tú hacerme entender el sueño que vi, y su declaración?”
Daniel contestó: “El misterio que el rey demanda, ni sabios, ni astrólogos, ni magos,
ni adivinos lo pueden enseñar al rey. Mas hay un Dios en los cielos, el cual revela los
misterios, y él ha hecho saber al rey Nabucodonosor lo que ha de acontecer a cabo de
días. (PR 363.3)
QUINTO PARTICIPANTE:
Tú, oh rey, en tu cama subieron tus pensamientos por saber lo que había de ser en
lo por venir; y el que revela los misterios te mostró lo que ha de ser. Y a mí ha sido
revelado este misterio, no por sabiduría que en mí haya más que en todos los vivientes,
sino para que yo notifique al rey la declaración, y que entendieses los pensamientos
de tu corazón. PR 364.1
“Tú, oh rey, veías, y he aquí una grande imagen. Esta imagen, que era muy grande,
y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible.
“Estabas mirando, hasta que una piedra fué cortada, no con mano, la cual hirió a la
imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó.
SEXTO PARTICIPANTE:
Daniel continuó diciendo: “Tú, oh rey, eres rey de reyes; porque el Dios del cielo te
ha dado reino, poder, fuerza, y majestad. Y dondequiera que habitan hijos de hombres,
bestias del campo, y aves del cielo, él los ha entregado en tu mano, y te ha dado el
dominio, sobre todo; tú eres aquella cabeza de oro. (PR 365.1)
“Y después de ti se levantará otro reino menor que tú; y otro tercer reino de bronce,
el cual dominará toda la tierra. (PR 365.2)
“Y el cuarto reino será fuerte como hierro; y como el hierro desmenuza y rompe
todas las cosas, desmenuzará y quebrantará todo .(PR 365.3)
“Y lo que viste de los pies y los dedos, en parte de barro cocido de alfarero, y en
parte de hierro, el reino será dividido; mas habrá en él algo de fortaleza del hierro, así
como viste el hierro mezclado con barro cocido.
Y por ser los dedos de los pies en parte de hierro, y en parte de barro cocido, en
parte será el reino fuerte, y en parte será frágil.
Así como viste el hierro mezclado con barro, se mezclarán por medio de
alianzas humanas; pero no se unirán el uno con el otro, como el hierro no
se mezcla con el barro. (PR 365.4)
SEPTIMO PARTICIPANTE:
“Y en los días de estos reyes, levantará el Dios del cielo un reino que nunca jamás
se corromperá: y no será dejado a otro pueblo este reino; el cual desmenuzará y
consumirá todos estos reinos, y él permanecerá para siempre.
De la manera que viste que del monte fué cortada una piedra, no con manos, la
cual desmenuzó al hierro, al bronce, al barro, a la plata, y al oro; el gran Dios ha
mostrado al rey lo que ha de acontecer en lo por venir: y el sueño es verdadero, y fiel
su declaración.” ( PR 365.5)
Nabucodonosor revocó el decreto que había dado para que destruyeran a los
magos. Salvaron la vida gracias a la relación de Daniel con el Revelador de los
secretos.
Y “el rey engrandeció a Daniel, y le dió muchos y grandes dones, y púsolo por
gobernador de toda la provincia de Babilonia, y por príncipe de los gobernadores sobre
todos los sabios de Babilonia.
Y Daniel solicitó del rey, y él puso sobre los negocios de la provincia de Babilona a
Sadrach, Mesach, y Abed-nego: y Daniel estaba en la corte del rey.” (PR 365.7)
OCTAVO PARTICIPANTE
CONCLUSIÓN
Los gobernantes de la orgullosa Babilonia eran hombres del más alto intelecto, pero
se habían separado tanto de Dios por la transgresión que no podían comprender las
revelaciones ni las advertencias que se les daba acerca del futuro. (PR 367.2)
El reino medo-persa fue objeto de la ira del Cielo porque en él se pisoteaba la ley de
Dios. El temor de Jehová no tenía cabida en los corazones de la vasta mayoría del
pueblo. Prevalecían la impiedad, la blasfemia y la corrupción.
Los reinos que siguieron fueron aún más viles y corruptos; y se fueron hundiendo cada
vez más en su falta de valor moral.