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Una interacción dialéctica y constante entre los seres vivientes y su medio vital, realizada a través de la

alimentación, constituye la base de la evolución de las especies. Este es uno de los puntos centrales de la obra

del científico español Faustino Cordón publicada por Alfaguara y presentada, ayer a los medios de opinión por

Antonio Colodrón, Gustavo Bueno, Rafael Jerez, Carlos París, Manuel Sacristán, Carlos Solís y Eloy Terrón. La

obra, cuya aparición en Inglaterra está próxima, a cargo de Pergamo Press, recoge una amplia investigación de

treinta años. En ella se sientan las bases, a nivel científico inmediato, del pensamiento dialéctico biológico, en
un

esfuerzo de integración intelectual que rebasa los actuales planteamientos analíticos y experimentalistas de las

Ciencias Naturales. Alfonso García Pérez y Carlos Gurméndez conversaron con Faustino Cordón, que resumió

para EL PAÍS el sentido de su obra.

La evolución de los seres vivos es explicada, en las interpretaciones de Cordón, de un modo


realmente evolucionista insuficientemente desarrollado según él en Darwin, que es considerado todavía como un
científico excesivamente experimentalista. Para Cordón, los nuevos niveles de la realidad no están contenidos en los
anteriores. «Por ejemplo, resulta ridículo pensar -dice- que la identidad de un hombre pueda estar contenida en sus
genes. Es casi tan ridículo pensar, así como creer que está determinada por los astros. “Lo nuevo no está contenido
en lo pasado; existe un progreso constante, una evolución continua, dialéctica. Una célula no tiene nada común con
el hombre. Las nuevas entidades van apareciendo como unidades de acción integradas por elementos del nivel
anterior. Y la vía según la que esto sucede, es, según Cordón, la alimentación, que se convierte así en base del
evolucionismo.

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