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PACTO ANDINO

En 1969, exactamente el 26 de mayo, Colombia, Chile, Bolivia, Perú y Ecuador firman el acuerdo de Cartagena constituyendo la
organización que ha venido ha conocerse como el pacto andino, o el grupo andino.
Estos cinco países soberanos tenían entonces un propósito común, el de mejorar el nivel de vida de sus habitantes, mediante la
cooperación, tanto social como económica, y la integración.
Años más tarde, en 1973, Venezuela decidió unirse al Pacto Andino, mientras que Chile lo abandonaba en 1976 para volver a formar
parte en 2006, esta vez como país asociado. En la actualidad la composición final del Pacto Andino es la siguiente: los países miembros
son: Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú. Como países asociados figuran Brasil, Argentina, Chile, Paraguay y Uruguay. Finamente existen
dos países observadores que son Panamá y Méjico.
Como sucede en cualquier tipo de organismo internacional, los avances y retrocesos de Pacto Andino han sido numerosos. Intentaremos
a continuación resumirlos en una breve historia de su andadura.
Durante la primera década de existencia, la década de los setenta, se forman casi todas las instituciones y organismos que rigen el
Pacto Andino, a excepción del Consejo Presidencial Andino, que nació en 1990. Durante este primer periodo, la política reinante fue la
de protección de la industria nacional, potenciando el consumo del producto interior y cargando con fuertes aranceles las importaciones
extranjeras.
En la siguiente década, la de los ochenta, este modelo entra en una fuerte crisis y fue prácticamente una década perdida tanto para los
países del Pacto como para los asociados y observadores. La integración sufrió un estancamiento en toda la zona.
A finales de esta década, en 1989, se decide finalmente abandonar este modelo “cerrado” y optar por uno “abierto”. Esta decisión se
ratifica en una reunión llevada a cabo en Galápagos, Ecuador. De las conclusiones de esta reunión se pueden destacar la prioridad que
se otorgan a los temas comerciales y mercantiles. Un ejemplo es la adopción de Diseño Estratégico y un Plan de Trabajo, donde el
tema comercial era el predominante.
En 1993 se eliminan definitivamente los aranceles y se forma una zona de libre comercio entre los países asociados, las mercancías
empiezan a circular libremente en la zona del Pacto Andino, por lo que el comercio crece enormemente y, gracias a esta circunstancia,
se crean miles de nuevos puestos de trabajo. Se promueve la liberación de los servicios, en especial del transporte en todas sus
modalidades.
En 1997 se firma el Protocolo de Trujillo que introduce ciertas reformas en el Acuerdo de Cartagena para adaptarlo al actual entorno
internacional, que tanto había variado desde 1969. Los Presidentes pasan a ser los conductores del cambio, y los nuevos órganos se
incorporan a la estructura de la Comunidad Andina, como a partir de ahora se conocerá el organismo: el Consejo Presidencial Andino
y el Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores.

En la década actual, a principios del siglo XX, con las necesidades comerciales y mercantiles desarrolladas y consolidadas, las
prioridades sociales y de integración seguían siendo el punto débil de la Comunidad Andina. Este será el objetivo de estos años. En
2003, en Quirama, se establece por mandato presidencial un Plan Integrado de Desarrollo Social que responda a los objetivos iniciales
del Acuerdo de Cartagena, abandonados en pro de unos beneficios de tintes más económicos. Este cambio de orientación queda
finalmente reflejado en el Plan de Trabajo de la Secretaría General de la Comunidad Andina de 2007, cuyas áreas de acción son: la
Agenda Social, Agenda Ambiental, Cooperación Política, Relaciones Externas y Desarrollo Productivo y Comercial.

En sus 38 años de existencia la Comunidad Andina ha alcanzado logros que no se circunscriben únicamente al campo mercantil.
Algunos de los más significativos son:

• Hoy para viajar a cualquiera de los países de la CAN ya no necesitan pasaporte ni visas. Basta con los documentos nacionales de
identidad.

• Cuentan con normas comunitarias que garantizan la circulación y permanencia de nacionales andinos en la subregión con fines
laborales sin perder sus derechos a la seguridad social.

• Se ha comenzado a hacer realidad la elección por voto popular y directo de los parlamentarios andinos.

• Tienen un Plan Integrado de Desarrollo Social para trabajar en temas de empleo, salud, educación, etc.

• Tienen una Agenda Ambiental


ASOCIACIÓN LATINOAMERICANA DE LIBRE COMERCIO:
Organización supranacional del ámbito latinoamericano creada en virtud del Tratado de Montevideo, firmado en 1960 y que
entró en vigor el 2 de junio de 1961. Los estados firmantes del mismo, y primeros integrantes de la ALALC,
fueron Argentina, Brasil, Chile, México, Paraguay, Perú y Uruguay. Posteriormente, pasarían a formar parte de la
organización Colombia y Ecuador (1961), Venezuela (1966) y Bolivia (1967) se adhirió a ese tratado; llegando a ser posteriormente
once los países participantes. Fue reemplazada posteriormente por la ALADI a través del Tratado de Montevideo 1980.
Antecedentes
En los primeros momentos de la última post-guerra, las condiciones existente en el orbe fueron muy favorables a la economía
de la América Latina, ya que las materias primas americanas encontraban amplios mercados en los países devastados por el conflicto
bélico. Sin embargo, bastaron algunos años para que las naciones europeas recuperaran su poderío industrial y agrícola. Esta
circunstancia modificó adversamente las perspectivas para las exportaciones de América Latina, ya que se produjo una relación
desfavorable entre los precios de sus importaciones y los precios de sus exportaciones, así como la concentración de sus mercados
externos, afectando seriamente la disponibilidad de divisas.
Condicionantes
Las principales motivaciones que dieron origen a la ALALC, estuvieron dadas, en primer lugar, por la necesidad de superar las
dificultades estructurales que enfrentaban las economías de los países de la región, como la monoexportación de productos básicos
sin transformación ni valor agregado, la consiguiente y crónica vulnerabilidad de sus sectores externos, la concentración del comercio
con determinados países centrales, así como la estrechez de los mercados nacionales para emprender con alguna posibilidad procesos
de industrialización.
También existían motivaciones de coyuntura, como la creación de la CEE y el problema de sus políticas proteccionistas frente
a los productos latinoamericanos. En igual forma sirvió de condicionante para el surgimiento de la ALALC, la imposibilidad de ampliar
nuevos acuerdos preferenciales en el seno del GATT (Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y comercio), quedando como
alternativa la creación de zonas de libre comercio o uniones aduaneras (Articulo XXIV). La acción de la CEPAL (Comisión Económica
para América Latina y el Caribe) fue, asimismo, importante por la influencia de su pensamiento económico, por sus estudios y la
promoción de la idea de una integración regional.
Creación
Las negociaciones para conformar la ALALC se iniciaron entre los países del Cono Sur (Argentina, Brasil, Chile, Paraguay y
Uruguay) más Perú. El ingreso de México al proceso de negociaciones se debió a un hecho circunstancial, la presencia del
Presidente Lopez Mateos en los actos de posesión del Presidente argentino Arturo Frondizi, quién lo invitó a participar en el nuevo
esquema.
Después de un proceso de negociaciones relativamente breve, el 18 de febrero de 1960 se firmó, en la ciudad de Montevideo,
el Tratado de Montevideo por el cual las partes contratantes acordaron la creación de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio
(ALALC). Suscribieron el Tratado Argentina, Brasil, Chile, México, Paraguay, Perú y Uruguay, adhirieron posteriormente Colombia (30
de septiembre de 1961), Ecuador (3 de noviembre de 1961), Venezuela (31 de agosto de 1966) y Bolivia (8 de febrero de 1967).
Objetivo
El objetivo de ALALC fue la constitución de una zona de libre comercio dentro de un plazo de doce años que luego fue ampliado
a veinte años. Para ello se consagraba el principio esencial de “gradualidad” en los artículos 4, 5 y 7 al establecer negociaciones
periódicas, en el curso de 12 años, conducentes a la eliminación de trabas al comercio recíproco entre los Estados partes. De esta
forma los miembros “no se comprometieron a una reducción automática y lineal de las barreras comerciales, sino que resolvieron la
adopción de un procedimiento selectivo, es decir, que a través de negociaciones periódicas producto por producto - se debía llegar a la
confección de la llamada Lista Común, y de las Listas Nacionales”
La denominada “Lista Común” comprendía aquellos productos que, al término del período de 12 años, habrían resultado
liberalizados totalmente. La inclusión en esta lista tenía carácter irrevocable. A su vez las mencionadas Listas Nacionales abarcaban
aquellos productos respecto a los cuales los países miembros concedían preferencias aduaneras, en virtud del principio de la nación
más favorecida, por cada país miembro de la ALALC a los restantes pudiendo retirar productos de esas listas cuando el país que otorgó
la concesión enfrentara dificultades económicas.
A diferencia de lo previsto para la Lista Común, las preferencias a las cuales se referían las Listas Nacionales podían ser
revocadas para productos aislados en determinados supuestos. Sobre este régimen de negociaciones, como mecanismo previsto para
concretar el criterio de “gradualidad”, entendía Barros que constituía el medio más efectivo para lograr las finalidades del tratado ya que
permitía “una adecuada ponderación o apreciación, en el plano multilateral, de las ventajas y sacrificios de cada país, así como crear el
indispensable espíritu de cooperación entre las partes, sin el cual no podrán alcanzarse plenamente los beneficios previstos”
Por su parte el principio de reciprocidad debía contribuir a una distribución equitativa de los resultados perseguidos). Se
establecían excepciones para los convenios con aquellos Estados identificados con el status de “país de menor desarrollo”3. También
se contemplaban dispensas para los tratados de complementación industrial que permitían la coordinación sectorial entre dos o más
Estados miembros.
Una serie de factores tuvieron su cuota de participación en la suerte definitiva de ALALC. No escapa al análisis que muchos
de estos aspectos determinantes que englobaron actos, posiciones nacionales, tendencias e influencias contextuales suponían un déficit
relativo del voluntarismo dirigido a concretar la integración.
Cronología protocolaria
22 de septiembre de 1965 - Acuerdo de Pagos y Créditos Recíprocos entre los Bancos Centrales de los países de la ALALC.
Este Acuerdo crea un sistema de compensación de saldos que registran las cuentas a través de las cuales se cursan pagos derivados
de operaciones entre residentes de los respectivos países. Fue sustituido por el Convenio celebrado el 25 de agosto de 1982.
12 de diciembre de 1969 - Protocolo de Caracas: instrumento modificatorio del Tratado de Montevideo 1960 que instituyó a la
ALALC. Este Protocolo entró en vigor el 1 de enero de 1974. De acuerdo a sus previsiones, fue prorrogado el período de
perfeccionamiento de la zona de libre comercio establecida por el Tratado de Montevideo, de modo que debía expirar inexorablemente
el 31 de diciembre de 1980.
27 de septiembre de 1975 - Entra en vigencia el protocolo que crea el Consejo de Ministros de la ALALC. Este Consejo es el
órgano supremo de la Asociación y por lo tanto adopta las decisiones correspondientes a su conducción política superior.
Trayectoria
Los objetivos propuestos se lograron muy limitadamente. En los primeros años hubo un aumento del intercambio entre los
países miembros, pero después de liberarse de gravámenes los productos que no originaban resistencia, las negociaciones fueron
siendo cada menos productiva en cuanto a acercarse a la liberación de gravámenes para lo esencial del intercambio.
La supresión de restricciones cuantitativas tampoco logró avanzar y los acuerdos de complementación industrial fueron de
poca relevancia si se les considera el punto de vista de contribuir al desarrollo de las economías.
Las sucesivas crisis en la ALALC se agravaron en la de 1967, por la falta de acuerdo sobre las listas de excepciones a la
integración económica. Así las cosas, en el Plan de Acción 1970-1980, se propusieron el estudio del «perfeccionamiento de la Zona de
Libre Comercio y la posibilidad de establecer un mercado común latinoamericano». Lo cual en la práctica de la actividad negociadora
no se tradujo en decisiones concretas para aumentar comercio recíproco, por lo cual las dificultades se hicieron persistentes; como, por
ejemplo, la inoperancia de las negociaciones producto por producto, y también por las prioridades regionalizadas del tipo de los países
de Pacto Andino o del Mercado Común Centro Americano que virtualmente se esfumaron de la ALALC.
Por todo ello, en 1980, en la XIX Conferencia Extraordinaria de Ministros celebrada en Acapulco, se constituye la Asociación
Latinoamericana de Integración (ALADI), para sustituir a la ALALC, con objetivos fundamentales:
Preservar la libertad de acción de los países que desearon avanzar más rápidamente en acuerdos de integración
subregionales.
Evitar la disgregación de lo iniciado con ALALC, para lo cual se instituyó la preferencia arancelaria regional, se previó la
concertación de acuerdos de alcance regional, y se mantuvo un aparato institucional permanente de los once países participantes con
sede en Montevideo.
ASOCIACION LATINOAMERICANA DE INTEGRACIÓN
Antecedentes:

En 1960 se firmó el primer Tratado de Montevideo, estableciendo la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC).
En aquel entonces los países latinoamericanos comerciaban principalmente con Europa y Estados Unidos.

La Segunda Guerra Mundial y los años seguidos de la posguerra, marcaron cambios favorables a la economía de los países
de América Latina, por cuanto sus bienes primarios (carne, cacao, azúcar, etc.) encontraron mercados en esas naciones devastadas.
Poco tiempo después, los países europeos comienzan a reordenar sus economías y a impulsar la recuperación de su sector agrícola e
industrial. Esta nueva realidad incidió negativamente en las exportaciones latinoamericanas.
Los gobiernos latinoamericanos, en su propósito de encontrar medidas de corrección e impulsados por las exigencias de crear fuentes
alternativas de empleo para una población con una de las tasas más altas de crecimiento (2,6%), iniciaron planes de industrialización
para atender las necesidades de abastecimiento en bienes de consumo duradero y bienes de capital. Este objetivo, unido al interés de
captar mayores inversiones destinadas al desarrollo del parque industrial, obligaba a que los pequeños mercados se ampliaran, de
manera que la producción masiva bajara costos y elevara el rendimiento, permitiendo mejores posibilidades de competencia.

Así, en 1960 se logró un acuerdo inicial entre siete países: Argentina, Brasil, Chile, México, Paraguay, Perú y Uruguay, que
perseguía alcanzar una mayor integración económica, a través de la ampliación del tamaño de sus mercados y la expansión de su
comercio recíproco. Con posterioridad se unieron las naciones de Colombia, Ecuador, Bolivia y Venezuela.

Años después, el Tratado de Montevideo 1980, que instituyó a la ALADI, sustituyó al Tratado suscrito el 18 de febrero de 1960
por el cual se había creado la ALALC (Asociación Latinoamericana de Libre Comercio). Con esta sustitución se estableció un nuevo
ordenamiento jurídico operativo para la prosecución del proceso de integración, que se complementó con las resoluciones adoptadas
en la misma fecha por el Consejo de Ministros de Relaciones Exteriores de la ALALC.

Ambos Tratados coincidían en los mismos objetivos y perseguían como meta final a largo plazo, el establecimiento de un
mercado común latinoamericano. Muestra de esta sintonía fue la continuidad que se reflejó en dos de las decisiones adoptadas por el
Consejo de Ministros. La primera de ellas, hacía referencia a la revisión de las concesiones otorgadas en los distintos mecanismos de
desgravación arancelaria del Tratado de Montevideo 1960, con el objeto de incorporarlas al nuevo esquema; y la segunda, a la revisión
y adecuación de las normas vigentes en la estructura jurídica de la ALALC.

No obstante dicha continuidad, el Tratado de Montevideo 1980 introdujo profundos cambios en la orientación del proceso y en
la concepción de su operación.

En primer lugar, el programa de liberación comercial multilateral y sus mecanismos auxiliares tendientes a perfeccionar una
zona de libre comercio, fueron sustituidos por un área de preferencias económicas integrada por un conjunto de mecanismos que
comprende una preferencia arancelaria regional, acuerdos de alcance regional y acuerdos de alcance parcial. Dichos instrumentos
ofrecen múltiples opciones operativas a los países miembros, a través de cuya convergencia será posible avanzar hacia etapas
superiores de integración económica.

En segundo lugar, el carácter básicamente comercial del Tratado de Montevideo 1960 fue reemplazado, en la funcionalidad de
la ALADI, por la coexistencia de las tres funciones básicas de la nueva Asociación: la promoción y regulación del comercio recíproco,
la complementación económica y el desarrollo de las acciones de cooperación económica que coadyuven a la ampliación de los
mercados.

En tercer lugar, si bien el Tratado de Montevideo 1960 reconocía un estatuto especial para los países de menor desarrollo
económico relativo, el nuevo esquema incorporó, como uno de los ejes fundamentales de acción de la ALADI, un sistema integral de
apoyo en su favor y reconoció expresamente una categoría de países de desarrollo intermedio, a fin de determinar tratamientos
diferenciales en los distintos mecanismos y normas.

Por otra parte, en relación con la ALALC, la ALADI aparece como una institución más abierta, en la medida en que, además
de posibilitar la adhesión al Tratado que la instituye, prevé la participación de países no miembros en acciones parciales con los países
miembros, así como la participación de la Asociación como institución en los movimientos de cooperación horizontal entre países en
vías de desarrollo.

Finalmente, el nuevo Tratado de Montevideo 1980 establece cinco principios básicos: el pluralismo, la convergencia, la
flexibilidad, los tratamientos diferenciales y la multiplicidad, que contrastan con las características unitarias del programa de
liberación del comercio, eje del Tratado de Montevideo de 1960 y sus principios básicos de multilateralidad y reciprocidad.

En definitiva, la nueva etapa a la que ingresó el proceso de integración con la ALADI se caracterizó por asimilar en un esquema
pragmático la heterogeneidad de la región y canalizar institucionalmente la vocación integracionista de sus países miembros, dentro de
un marco flexible que, sin compromisos cuantitativos preestablecidos, contiene todos los elementos para que el esquema pueda
evolucionar hacia etapas superiores de integración económica y alcanzar, en último término, el objetivo del mercado común
latinoamericano.

La ALADI está integrada por trece países miembros. A los 11 países fundadores (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia,
Ecuador, México, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela) se le han sumado Cuba (el 26 de agosto de 1999) y Panamá (el 10 de mayo
de 2012) transformándose en el Decimosegundo y Decimotercer país miembro.

Utilizo como herramientas:


 Una Preferencia Arancelaria Regional (PAR) otorgada en forma recíproca entre todos los países miembros a sus
productos originarios y aplicada en referencia a los aranceles vigentes para terceros países.
 Acuerdos de Alcance Regional (comunes a la totalidad de los países miembros). Son 6 los acuerdos regionales
vigentes además de la PAR: las Nóminas de Apertura de los Mercados (NAM) a favor de los países de menor
desarrollo económico relativo (Bolivia, Ecuador y Paraguay); el Acuerdo de Cooperación Científica y Tecnológica; el
Acuerdo de Cooperación e Intercambio de bienes en las áreas educacional, cultural y científica; y el Acuerdo Marco
para la Promoción del Comercio mediante la Superación de Obstáculos Técnicos al Comercio
 Acuerdos de Alcance Parcial (en los que participan dos o más países miembros). Están vigentes más de 70 acuerdos
de este tipo y de naturaleza muy diversa: promoción del comercio; complementación económica; agropecuarios; etc.
 El TM-80 también permite que los países miembros de la ALADI firmen acuerdos con otros países en vías de desarrollo
(Art 25 y 27). Al respecto están vigentes 16 acuerdos con países latinoamericanos no miembros como Costa Rica, Guatemala,
Honduras, Nicaragua, El Salvador, Trinidad y Tobago, Guyana, etc.

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