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EL PICHAO NOS HABLA

DE EL PICHAO
EL PICHAO NOS HABLA
DE EL PICHAO
ALEJANDRA BELÉN DIP Y MARÍA MARTA SAMPIETRO VATTUONE

(EDITORAS)

LABORATORIO DE GEOARQUEOLOGÍA
FACULTAD DE CIENCIAS NATURALES E INSTITUTO MIGUEL LILLO
UNIVERSIDAD NACIONAL DE TUCUMÁN
TUCUMÁN – 2018
© Autores

Imagen de portada: Alejandra Belén Dip

ISBN: 978-987-778-975-1

Depósito legal:

Tapa y maquetación: Alejandra Belén Dip

Impresión: edición electrónica de distribución gratuita


PRÓLOGO
El Pichao nos habla de El Pichao es una contribución realizada por el Laboratorio
de Geoarqueología de la Facultad de Ciencias Naturales e IML (Universidad
Nacional de Tucumán) con el objetivo de reunir la gran cantidad de información
científica producida en la zona y presentarla de modo accesible.

En este libro sintetizamos información sobre El Pichao proveniente de diversas


áreas del conocimiento, a fin de proveer una visión general, amena e integrada
de todos los elementos que componen este paisaje complejo, inserto en un
valle de gran belleza donde su gente nos acoge con calidez.

El texto está orientado al público general, pero fue especialmente pensado para
ser utilizado por los niños y docentes de la zona. Por esta razón, hemos
intentado mantener en todo momento un lenguaje sencillo, a través de una
serie de capítulos que abordan diversos temas: desde la ubicación de El Pichao
en el mundo, sus características fisiográficas, paisajísticas y biogeográficas,
hasta las últimas investigaciones arqueológicas, sin olvidar a la gente que lo
habita en el presente, sus intereses y aspectos productivos.

Esta contribución no sería posible sin el constante apoyo del cacique de la


Comunidad India Quilmes, el Sr. Francisco Solano Chaile, y la delegada de la
Comunidad de Base de El Pichao, la Sra. Laura Nieves Liendro a quienes nuestro
equipo agradece sinceramente. Además, nuestras investigaciones han contado
con la subvención de la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica
(ANPCyT), el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
(CONICET) y la Secretaría de Ciencia, Arte e Innovación Tecnológica (SCAIT)
dependiente de la Universidad Nacional de Tucumán.

Laboratorio de Geoarqueología
Facultad de Ciencias Naturales e IML
Universidad Nacional de Tucumán
Diciembre 2018
AUTORES
Alejandra Belén Dip

Exequiel Alejandro Galíndez

José Luis Peña Monné

María Gisela Lefebvre

María Marta Sampietro Vattuone

María Sofia Bertini Sampietro

Mario Gabriel Maldonado

Marta Amelia Vattuone


ÍNDICE
CAPÍTULO 1: Ubicación geográfica de El Pichao ………..………………13
Sampietro Vattuone, María M.; Galíndez, Exequiel A.

CAPÍTULO 2: El paisaje de El Pichao ………………………………………….19


Peña Monné, José L.

CAPÍTULO 3: La vegetación de El Pichao …………………………………..26


Dip, Alejandra B.

CAPÍTULO 4: La fauna de El Pichao ………….………………………………..33


Bertini Sampietro, M. Sofía

CAPÍTULO 5: Las plantas medicinales de El Pichao ….…………………44


Vattuone, Marta A.; Dip, Alejandra B.

CAPÍTULO 6: Los antiguos habitantes de El Pichao y los Valles


Calchaquíes …………………………………….……………………….………………51
Sampietro Vattuone, María M.

CAPÍTULO 7: Agricultura prehispánica en El Pichao ….……………….63


Lefebvre, M. Gisela

CAPÍTULO 8: Los artefactos arqueológicos de El Pichao ..………….68


Maldonado, Mario G.

BIBLIOGRAFÍA …………………………………………………………………………..78
CAPÍTULO 1
Ubicación geográfica de El Pichao
Sampietro Vattuone, María M.; Galíndez, Exequiel A.

El valle de Santa María o Yocavil (en su denominación cacán, la lengua de los


antiguos pobladores de la zona) se encuentra ubicado en el Noroeste Argentino
abarcando parte de las provincias de Catamarca, Tucumán y Salta (Fig. 1.1). Se
trata de una depresión elongada ubicada entre montañas, por cuya zona central
fluye el río Santa María colectando el agua de todos los arroyos que bajan de
las sierras. Este río nace en el valle de El Cajón recorriéndolo de norte a sur hasta
Pie de Médano donde gira hacia el norte dirigiéndose hacia Cafayate. Al norte
de esta localidad confluye con el río Calchaquí y gira hacia el este para bajar por
la Quebrada de las Conchas hacia la llanura salteña. En su tramo central, el valle
de Santa María está contenido por la Sierra de Quilmes al oeste y la Sierra de
Aconquija y las Cumbres Calchaquíes al este (Fig. 1.1), alcanzando unos 120 km
de largo y 30 km de ancho. A primera vista pueden identificarse grandes
unidades de paisaje constituidas por las montañas, el piedemonte (sector al pie
de las montañas), y la zona del fondo de valle por donde fluye el río principal
(Fig. 1.1).

El piedemonte está surcado por numerosos ríos que bajan de las montañas.
Algunos de los más importantes que descienden por la Sierra de Quilmes son
los ríos Los Chañares, Quilmes, Talapazo, Pichao y Managua (Fig. 1.1). Estos
tienen carácter estacional, es decir que sólo llevan agua en cierta época del año
(verano), en parte por las características del clima y en parte porque sus aguas
son aprovechadas por la población para el consumo y el riego.

El clima en la zona es árido, las lluvias no exceden los 200 mm anuales y caen
sobre todo en verano entre noviembre y marzo. Los inviernos suelen ser muy
secos. La temperatura media anual no supera los 18ºC. En invierno se producen
heladas con temperaturas por debajo de 0ºC y en verano la temperatura puede
superar los 30ºC. Estos rasgos condicionan muchos elementos típicos del
paisaje local y regional. La vegetación está adaptada a este clima con

13
Fig. 1.1 Mapa de ubicación de El Pichao en el valle de Santa María.

predominancia de cactus columnares (cardones), árboles y arbustos bajos y


espinosos.

En la zona central del valle, asentado en el piedemonte de la Sierra de Quilmes,


se encuentra El Pichao, ubicado unos 8 km al oeste de Colalao del Valle, una
pequeña población situada entre los ríos Pichao y Managua (Fig. 1.1). Desde un
punto de vista administrativo, El Pichao pertenece a la Comuna Rural de Colalao

14
del Valle, dentro del departamento Tafí del Valle en la provincia de Tucumán
(Argentina) (Fig. 1.1).

Si miramos a El Pichao en conjunto veremos que hacia el oeste se encuentra la


Sierra de Quilmes, una gran montaña cuyas rocas son graníticas y metamórficas
muy antiguas, formadas durante el Precámbrico y Paleozoico, es decir hace más
de 250 millones de años. Estas rocas se deformaron a lo largo del tiempo y las
fuerzas de la Tierra las elevaron quebrándolas y plegándolas, formando las
montañas. Otras zonas quedaron más bajas, como los valles. El clima también
las afectó meteorizándolas, esto es degradándolas y descomponiéndolas en
pequeñas fracciones como la arena y la grava. Con las lluvias se fueron
distribuyendo por los valles y el pie de las montañas (piedemonte) como se
explica en el siguiente capítulo.

Los datos poblacionales que existen de la región reúnen la información de las


Comunas Rurales de Amaicha del Valle y de Colalao del Valle (Fig. 1.1). Ambas
poseen en conjunto una población de 5037 habitantes (de acuerdo con el censo
de 2010) y abarcan una extensión total de 1609 km (el 58,7% de todo el
2

Departamento Tafí del Valle); esto representa una densidad poblacional de 3,1
hab/km . Toda la población es rural según la organización política del Estado de
2

la provincia de Tucumán. Estas dos Comunas Rurales se superponen


parcialmente con territorios reconocidos a dos comunidades indígenas: La
Comunidad Indígena de Amaicha del Valle y la Comunidad India Quilmes. Desde
el punto de vista productivo el principal recurso limitante para ambas
comunidades es el agua. En la actualidad sólo 400 ha del territorio de estas
Comunas tienen riego, convirtiéndose en un recurso crítico por tratarse de una
región árida donde la producción no es posible sin él. Del total de usuarios de
tierras irrigadas, el 53 % accedió a la tierra por su condición de comunero, el 25
% por herencia, el 13 % por reunir las dos condiciones previas y el 9 % restante
por compra del derecho de posesión.

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Cuadro 1.1 | Clasificación de las rocas

Las rocas pueden dividirse por su origen en tres tipos: ígneas,


metamórficas y sedimentarias. Las rocas ígneas son generadas por el
enfriamiento de una masa líquida (magma) rica en sílice que procede a
altas temperaturas del interior de la Tierra. Cuando asciende hacia la
superficie se enfría y solidifica en la zona próxima a la superficie del
planeta (corteza terrestre) donde da lugar a la formación de rocas
plutónicas, como el granito que es una de las más comunes en El Pichao.
Esta roca está compuesta por varios minerales como el feldespato, el
cuarzo y las micas. Cuando el magma o roca fundida se enfría y solidifica
sobre la superficie da lugar a las rocas volcánicas, siendo el basalto y la
riolita las más comunes.
Las rocas metamórficas se generan a partir de rocas preexistentes que al
sufrir un gran aumento de temperatura y presión por procesos geológicos
(por ejemplo, por quedar enterradas a gran profundidad o por que
asciende magma) sufren cambios en la composición química y en la forma
en que están dispuestos sus minerales de modo que la roca original se
transforma en otra. Esta transformación se produce sin que la roca llegue
a fundirse. En la zona de El Pichao son comunes los esquistos y gneis con
distinto grado de metamorfismo, ambas compuestas por cuarzo,
feldespato y mica, pero orientados en bandas.
Finalmente, las rocas sedimentarias se originan por el transporte y
sedimentación de materiales como consecuencia de la acción del viento,
el agua, el hielo, o químicamente a partir de un fluido acuoso. También se
incluye en este grupo las acumulaciones de caparazones, como las
conchillas de almejas. Las rocas sedimentarias pueden ser detríticas, que
se forman a partir de la sedimentación de fragmentos de rocas después
de una etapa de transporte, se clasifican según el tamaño de los
fragmentos que la componen. Entre ellas se destacan las gravas, que son
los fragmentos de más de 2 mm como los que transportan los ríos Pichao
o Managua en su lecho, las arenas finas o gruesas (entre 2 y 0,06 mm) y
los limos y arcillas cuyas partículas que sólo pueden verse en el
microscopio. Las gravas son muy importantes como materiales de
construcción y las arcillas se utilizan para diversas aplicaciones, entre ellas
la fabricación de cerámica.

16
LA COMUNIDAD DE BASE EL PICHAO
La población de El Pichao está compuesta por unos 175 habitantes (60 familias)
que viven de la producción agropastoril de sus parcelas, las cuales ocupan unas
123 hectáreas bajo riego. Se trata de minifundios que se autoabastecen
mediante la producción de durazno, membrillo y nuez, entre los cultivos más
importantes. Complementado con manzana, cayote, tuna e higo y en menor
cantidad frutilla. La producción de dulces (Fig. 1.2) es de excelente calidad y
suele comercializarse, junto con la nuez y fruta deshidratada, en mercados
locales. Dada la importancia que tiene esta producción para la localidad desde
hace tiempo se celebra durante el mes de febrero la Fiesta Provincial de los
Dulces Artesanales. Existe un sistema de riego en El Pichao consistente en dos
subsistemas, uno de los cuales tiene una toma fija y el otro una rústica. Las
fuentes de agua son los ríos Pichao y Trancas. Las acequias suman en total 3050
metros de longitud.

También se realiza cría extensiva de ganado caprino y ovino (Fig. 1.3), que se
aprovecha localmente tanto para carne como para lana, llegando incluso a la
producción artesanal de tejidos realizados con materia prima local.
Normalmente los animales son enviados a pastar en las zonas menos

Fig. 1.2 Producción de dulces artesanales y frutas secas de El Pichao.

17
Fig. 1.3 Corrales y manejo del ganado caprino.

productivas de los cerros y piedemonte, donde no se realiza agricultura. Allí se


alimentan de arbustos y pastizales que crecen naturalmente.

Esta población constituye la Comunidad de Base El Pichao, parte de la


Comunidad India Quilmes, cuyo territorio abarca toda la vertiente oriental de la
Sierra de Quilmes en el sector tucumano. Como parte de esta Comunidad, la
población controla el acceso y la distribución de tierras de acuerdo con normas
comunitarias de uso del suelo y participa en la toma de decisiones para la
gestión territorial, como decidir cuáles son los emprendimientos productivos de
interés, participar de proyectos de desarrollo agrícola y turístico, el manejo del
riego y el abastecimiento de agua.

A través del programa “Huerta Orgánica Familiar y Comunitaria”, el INTA


(Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria) promueve la capacitación
progresiva de la población para la incorporación de mayor variedad de cultivos,
especialmente de huerta, como lechuga, acelga, zapallo, poroto, zanahoria,
tomate, entre otras. El objetivo del programa es lograr seguridad alimentaria
brindando asistencia técnica y la provisión de insumos.

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CAPÍTULO 2
El paisaje de El Pichao
Peña Monné, José L.

En la provincia de Tucumán, el valle de Santa María es una depresión alargada


de Sur a Norte rodeada por las altas zonas montañosas de las sierras de Quilmes
y las Cumbres Calchaquíes. Está recorrida longitudinalmente por el río Santa
María, que recibe un gran número de cursos tributarios o quebradas
procedentes de las sierras. Sus cabeceras recogen las aguas de lluvia de las
zonas altas, así como aguas de fusión de nieve en el caso de las más elevadas,
que son conducidas a través de profundas quebradas hasta salir al fondo de la
depresión. En ese punto, al expandirse en el piedemonte, disminuye la
pendiente de las quebradas y el agua deposita los sedimentos que transportaba
formando conos o abanicos aluviales (Fig. 2.1).

Fig. 2.1 Unidades de paisaje que se encuentran en El Pichao (esquema simplificado).

19
Los conos aluviales son formas de relieve típicas de medios áridos, como el valle
de Santa María y otras cuencas parecidas como el valle de Tafí, el valle del río
Calchaquí o la Quebrada de Humahuaca. Todas ellas presentan en sus áreas
marginales estos abanicos de sedimentos formados por las quebradas
torrenciales a lo largo de miles de años de actividad, de manera que son una
parte esencial de sus paisajes.

Cuadro 2.1 | El estudio de las formas de la Tierra

Las formas de la tierra son variables, cuando miramos un paisaje podemos


a primera vista ver montañas y valles, por ejemplo. Pero existen muchos
datos más en esa primera percepción. De juntar, entender y ordenar estos
datos se ocupa la geomorfología. Esta es una disciplina a veces entendida
como parte de las Ciencias de la Tierra y otras como parte de la Geografía
que se ocupa de la reconstrucción del paisaje teniendo en cuenta el clima
(que puede cambiar a lo largo de los siglos y, en consecuencia, producir
efectos muy diferentes en el paisaje), el relieve (la topografía) y la
actividad humana. El hombre, aunque a veces no nos demos cuenta, es
un importante agente geomorfológico porque puede producir cambios en
el paisaje debido a las actividades que realiza en él. Por ejemplo, si una
población tiene demasiado ganado, este produce erosión porque el
exceso de pastoreo y el pisoteo de los animales destruyen el suelo y
cuando hay lluvias los materiales que lo componen son arrastrados. La
geomorfología, entonces, es la disciplina que estudia la superficie de la
Tierra, sus formas, y reconstruye la historia que hizo posible que esos
relieves lleguen con las características que tienen en la actualidad. Es
capaz de generar modelos que permiten explicar paso a paso todos los
procesos que han estado involucrados en la formación de un paisaje a
partir de sus componentes. La geomorfología tiene muchas ramas e
involucra el estudio de un amplio rango de fenómenos. Además,
reconstruye las edades en que sucedieron los distintos procesos
aplicando técnicas de datación armando así un rompecabezas ordenado
que permite apreciar todos los componentes del paisaje, no sólo por
cómo lo vemos ahora, sino también cómo llegó a ser lo que es.

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La construcción de estos conos ha necesitado una gran energía para el
transporte de grandes cantidades de material erosionado en las cabeceras (o
curso alto) y en los valles (o curso medio) para luego ser distribuido en el cono
(curso bajo) (Fig. 2.1). Si observamos su composición sedimentaria se trata de
grandes bloques, gravas, arenas y limos finos; se necesitan fuertes pendientes
y grandes caudales para movilizarlos a tanta distancia. Sin embargo, las
quebradas del valle de Santa María, aunque presentan las pendientes
adecuadas, sólo disponen normalmente de uno o varios canales con cierta
actividad, con crecidas durante el verano, en que aumenta su caudal y
normalmente puede provocar pequeñas corridas de barro y piedras que apenas
superan la capacidad de estos canales. En realidad, el cono aluvial se construye
de forma más catastrófica, en momentos excepcionales de lluvia altamente
concentrada en poco tiempo que provocan grandes crecidas. La quebrada
muestra entonces toda su energía y expande agua y sedimento por todo su
cono, generando lo que se denomina en esta región un “volcán”. Los materiales
más gruesos los deposita cerca del ápice o zona de salida (Fig. 2.2a), los de
tamaño medio (gravas, gravillas) en la zona media del cono y las arenas y limos
en la parte terminal o distal (Fig. 2.2b), ya junto al lecho del río principal (Fig.
2.1).

En el valle de Santa María, en el sector de Colalao del Valle se produce (Figs. 2.3,
2.4) la confluencia de una gran cantidad de conos aluviales que forman una gran
llanura en su parte terminal en continuidad con el lecho fluvial del río Santa
María. La llanura está surcada por múltiples canales, que se hacen notar en el
trazado de la ruta Nacional 40 en forma de numerosos badenes por donde
circula el agua cuando llueve. Allí llegan las aguas de los ríos Anchillos, Managua,

Fig. 2.2 (a) Materiales gruesos (bloques y gravas) sedimentados en el ápice del abanico
aluvial de El Pichao; (b) arenas depositadas en las zonas distales del abanico aluvial.

21
Pichao, Las Chilcas y Talapazo (Fig. 2.3), que drenan una parte importante de la
Sierra de Quilmes, aunque gran parte circula de forma subálvea (por debajo de
la superficie) y profunda al tratarse de un medio muy poroso, de forma que el
agua es visible normalmente sólo en los sectores de los ápices. Allí es donde los
ríos pueden proporcionar el agua suficiente a los núcleos de población y los
cultivos para superar el déficit hídrico del clima adverso, aunque para ello
tienen que almacenarla, conducirla y utilizarla racionalmente.

Fig. 2.3 Mapa geomorfológico de El Pichao mostrando las edades de los diversos conos
aluviales que componen la zona.

22
Fig.
Fig.2.4
2.4.Conos
Conosde
de los
los ríos Pichao
PichaoyyManagua
Managuay yubicación
ubicacióndede
laslas poblaciones.
poblaciones.

Pero el paisaje de El Pichao no siempre fue igual. El pueblo actual se asienta


sobre conos aluviales, pero no todos se han formado al mismo tiempo. Mirando
con atención y tomando como referencia el nivel del río actual veremos que hay
acumulaciones a tres alturas distintas, cada una corresponde a partes de conos
aluviales formados en distintos momentos, es decir que tienen distintas edades.
Para diferenciarlos los hemos llamado: cono antiguo al más alto y viejo, cono
intermedio al que ocupa casi toda la extensión donde está el pueblo, que está
separado del río por un barranco de unos 8 m y cono actual al que está casi al
mismo nivel del río (Fig. 2.3).

Al mirar el mapa se puede observar que, en la actualidad, el cono antiguo ocupa


muy poco espacio porque se ha erosionado, son los cerritos bajos que están en
la parte más alta del pueblo con algunas casas construidas (Fig. 2.5a, 2.5b). Sin
embargo, era mucho más grande cuando se formó hace más de 13000 años,
antes de que las personas vivieran en el valle. Estaban formados por grandes
acumulaciones de rocas (bloques) y gravas que fueron arrastrados por el río

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Pichao, que en ese tiempo no bajaba directamente hacia el río Santa María
como ahora, sino que iba hacia el Managua.

Más tarde, entre hace unos 13000 y 4200 años atrás empezó a formarse el cono
intermedio. Las casas y parcelas más importantes de El Pichao están asentadas
mayormente sobre la superficie de este cono que está ubicado unos 8 m por
encima del curso actual del río. Aunque hoy vemos que el río está muy estable,
el análisis de la pendiente de la superficie de este cono permite inferir que
durante su formación hubo períodos en que, al igual que cuando se formó el
cono antiguo, el río Pichao giraba hacia el norte y desembocaba sobre el río
Managua. En la actualidad, como el río Pichao ha ido profundizando su cauce,
este cono intermedio ha quedado como una acumulación más alta que impide

Fig. 2.5 (a) Ubicación de los conos antiguos y pueblo; (b) ubicación de los conos antiguo,
intermedio y reciente; (c) cono intermedio y reciente de El Pichao y localización del
sitio arqueológico y pueblo actual.

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que los ríos Pichao y Managua vuelvan a juntarse. Es muy probable que esta
zona de cono intermedio tan amplia se haya conservado porque existen varios
cerros estructurales separados de la Sierra de Quilmes que han favorecido su
retención (Fig. 2.5b), ya que han desaparecido del resto de la zona. También se
conservan depósitos de esta época en la zona apical de los conos de las
quebradas del Managua y Talapazo.

Finalmente, están los conos recientes (Fig. 2.5c) formados durante los últimos
4200 años y que todavía presentan actividad, es decir que el río de vez en
cuando los inunda. Esta es la zona que aprovecharon los indígenas del pasado
pasa asentarse y sobre ella está el sitio arqueológico.

El pueblo de El Pichao, por lo tanto, ocupa diferentes niveles de los viejos conos
del río Pichao, destacando la gran extensión del cono intermedio (Fig. 2.3). Toda
la población y la mayor parte de las áreas cultivadas quedan a salvo de las
crecidas de los ríos Pichao y Managua. Sin embargo, en el pasado el núcleo
habitado estaba situado en la zona de los conos recientes del río Pichao (Fig.
2.5a), más cerca del agua, pero con un mayor riesgo como consecuencia de la
dinámica fluvial. Este problema se mantiene en la actualidad, ya que el sitio
arqueológico El Pichao se ve afectado por las avenidas del río.

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CAPÍTULO 3
La vegetación en El Pichao
Dip, Alejandra B.

Como dijimos en el capítulo 1, El Pichao se encuentra inserto en un ambiente


árido, con precipitaciones que no superan los 200 mm anuales. A esto se suma
que el terreno es muy arenoso y por lo tanto permeable, es decir que el agua
que cae en cada lluvia rápidamente se infiltra. Las plantas, tema sobre el cual
trata este capítulo, están adaptadas a estas condiciones ambientales. Aunque
no hay una recopilación específica de las poblaciones de plantas silvestres de El
Pichao presentaremos la información fitogeográfica existente de toda la zona
resaltando aquellos datos que, aunque escasos, son más específicos.

FITOGEOGRAFÍA DEL VALLE DE SANTA MARÍA


El territorio del valle de Santa María incluye sectores de cuatro provincias
fitogeográficas con diferentes comunidades vegetales:

✓ la provincia del Monte, desde el fondo del valle hasta los 2400 msnm,
con sus dos principales tipos de comunidades: los bosques de
algarrobo y las estepas arbustivas. Es la principal en términos de
cobertura: ocupa el 60% del territorio del valle tucumano.
✓ la provincia Prepuneña, entre los 2400 y los 3000 msnm, con
comunidades compuestas por gramíneas, algunas arbustivas,
cactáceas y bromelias terrestres.
✓ la provincia Puneña, entre los 3000 y 3700 msnm, con predominancia
de arbustivas y pajonales.
✓ la provincia Altoandina, entre los 3700 y 4600 msnm, con
comunidades de gramíneas.

26
Cuadro 3.1 | La fitogeografía

El prefijo fito viene del antiguo griego planta. La fitogeografía, o geografía


botánica, es la ciencia que estudia la distribución de las plantas sobre la
Tierra. La fitogeografía clasifica el territorio basándose en la composición
vegetal, es decir, la asociación de especies vegetales características de
cada lugar (especies que es común encontrar juntas). Esta clasificación es
jerárquica, partiendo desde las unidades más pequeñas a las más extensas:
los distritos están agrupados en provincias, que a su vez se agrupan en
dominios, y estos en grandes regiones. Esta distinción es posible, en primer
lugar, porque el territorio es heterogéneo. Esto significa que sus
características físicas, tales como clima, relieve y suelos, varían en
diferentes escalas espaciales y temporales. En segundo lugar, porque las
especies difieren en sus necesidades de recursos y tolerancias a
condiciones del ambiente, siendo imposible que todas las especies
sobrevivan y se reproduzcan en todo el territorio.

Las dos primeras provincias fitogeográficas pertenecen al dominio Chaqueño y


las dos últimas al dominio Altoandino-Patagónico. La localidad de Pichao se
encuentra sobre las Sierras de Quilmes, a una altitud de 2200 msnm, es decir,
una altitud en que predominan las formaciones vegetales características de la
provincia del Monte (Fig. 3.1). A continuación, describimos estas formaciones,
mencionando las especies de plantas que se encuentran con más frecuencia.

Sierra de Quilmes Cumbres Calchaquíes

Fig 3.1 Perfil de elevación del valle de Santa María a la altura de Colalao del Valle. La
posición ocupada por las diferentes formaciones vegetales está representada por
diferentes colores. También se muestra la posición de El Pichao.

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Las especies son referidas por su nombre común y por su nombre científico.
Presentamos fotografías de algunas de estas especies en las Fig. 3.2 y 3.3.

Las estepas arbustivas de xerófilas son el tipo de formación vegetal más


característico del Monte. Se desarrolla hasta los 2100 msnm, y principalmente
en el sector oriental del Valle. Los géneros Bulnesia y Larrea son los dominantes
(aunque estas últimas son muy poco frecuentes en el sector occidental), y las
principales especies son el montenegro (Bulnesia schickendantzii), las jarillas
(Larrea divaricata y Larrea cuneifolia), y también la brea (Cercidium praecox), la
retama (Senna aphylla), el churqui (Prosopis torquata) y el garabato o rodajilla
(Plectocarpa rougesii). Entre las cactáceas se destacan la penca (Opuntia
sulphurea), el ucle (Cereus aethiopis) y el cardón (Echinopsis terscheckii).

En los sectores más altos, por encima de los 2100 msnm y hasta los 2400,
comienzan a aparecer con mayor frecuencia especies prepuneñas típicas y la
formación pasa a denominarse estepa arbustiva de xerófilas con cactáceas.
Puede ser considerada un ecotono, esto es, una zona de transición entre monte
y prepuna. A las especies arbustivas se suman otras, menos frecuentes en
altitudes más bajas, como el pintabarba (Caesalpinia trichocarpa), y la boca de
conejo (Justicia tweediana). Este tipo de formación se encuentra más
desarrollado en la región occidental del valle, donde se encuentra El Pichao.

Cuadro 3.2 | El nombre científico y la nomenclatura binomial

Los nombres comunes varían mucho de región a región, siendo frecuente


que un mismo nombre sea usado para identificar a diferentes especies, y
también que una sola especie posea gran cantidad de nombres comunes.
En el ámbito científico, es importante saber con exactitud con qué especie
se está tratando. Para asegurarlo, se utiliza el sistema de nomenclatura
binomial, dentro del cual el nombre de una especie está constituido por dos
palabras, a las cuales llamamos “nombre genérico” y “epíteto específico”.
Por ejemplo, el nombre científico del algarrobo negro es Prosopis nigra,
siendo “Prosopis” el nombre genérico, y “nigra” el epíteto específico. Cada
especie posee un nombre científico único y reconocido universalmente,
facilitando la comunicación y evitando confusiones.

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En algunos sectores del valle también es posible encontrar comunidades
edáficas, es decir, formaciones cuyo desarrollo depende más del suelo que del
clima. Una de ellas es el arbustal halófito, en el cual las especies arbustivas
dominantes presentan adaptaciones a las condiciones de aridez y salinidad del
suelo. Algunas de ellas son el cachiyuyo (Atriplex lampa) y el jume (Suaeda
divaricata).
Los bosques de algarrobo sólo pueden desarrollarse donde existe agua
subterránea permanentemente disponible, principalmente a orillas del río
Santa María y sus afluentes principales. En la región es el único tipo de
formación con predominio de árboles. Especies comunes son el algarrobo
blanco (Prosopis alba), el algarrobo negro (Prosopis nigra), y con menor
frecuencia, el arca (Acacia visco) y el chañar (Geoffroea decorticans). Entre las
especies arbustivas comunes, se encuentran el tomate de zorro (Lycium sp.), el
jume (Suaeda divaricata) y el atamisqui (Capparis atamisquea).

Cuadro 3.3 | Las xerófitas o plantas xerófilas

Como el agua es un recurso fundamental para la supervivencia de


cualquier planta, las que viven en regiones áridas y semiáridas cuentan
con una serie de adaptaciones morfológicas (de forma) y fisiológicas (de
funcionamiento) que les permiten absorber y almacenar el agua de
manera más eficiente, evitar el sobrecalentamiento excesivo y la
consecuente pérdida de agua por evaporación, y defenderse de la
depredación por parte de herbívoros. En conjunto, sus adaptaciones les
permiten sobrevivir los largos períodos de escasez de agua que
caracterizan a este tipo de ambientes.
Entre las adaptaciones morfológicas se incluyen:
✓ Sistema de raíces muy desarrollado para optimizar la captura de
agua, y partes aéreas (las que están por encima de la superficie
del suelo) relativamente reducidas y compactas, ya que entre
menor la superficie en contacto con la atmósfera y expuesta a la
radiación solar, menor la pérdida de agua.
✓ Disminución de la superficie de las hojas, también para disminuir
la pérdida de agua.
✓ Cutícula gruesa (capa externa que reviste a la planta, constituida
por sustancias aceitosas y cerosas, que impiden que el agua de
las células vegetales escape a la atmósfera)

29
Cuadro 3.3 | Las xerófitas o plantas xerófilas (continuación)

las células vegetales escape a la atmósfera).


✓ Estomas (aberturas microscópicas en la superficie de las hojas
que permiten el intercambio de gases entre las plantas y el
ambiente) situados en el revés de las hojas, o en fosas,
hendiduras o surcos, para minimizar la exposición a la radiación
solar.
✓ Almacenamiento de grandes cantidades de agua, como es
evidente en los tallos suculentos de las cactáceas.
✓ Presencia de espinas para evitar ser consumidas por
depredadores.
Entre las adaptaciones fisiológicas podemos citar:
✓ Pérdida de las hojas en épocas de sequía. Así evitan el costo
energético que supone mantener sus hojas vivas cuando la falta
de agua les impide realizar la fotosíntesis.
✓ Aumento de su presión osmótica (concentración de sales) de sus
células, que les permiten extraer la humedad aún de suelos muy
secos. Esto sucede porque el agua se difunde hacia el medio con
mayor concentración de sales (en este caso, desde el suelo hacia
célula vegetal).
✓ Rápida expansión del sistema de raíces ante un evento de lluvia,
y pérdida de parte de ese sistema durante la sequía.
✓ Mecanismos especializados de cierre de estomas (por ejemplo,
la respiración nocturna de las suculentas, para evitar la apertura
de los estomas durante el día y la consecuente pérdida de agua).
Sin embargo, cabe destacar que no todas las plantas que podemos
encontrar en zonas áridas son xerófilas. Otras plantas, si bien no
presentan adaptaciones morfológicas o fisiológicas para resistir o tolerar
la sequía, “escapan” de ella germinando, creciendo y completando su
ciclo de vida durante la temporada de lluvias. Antes de que llegue el
período árido, estas plantas ya se han reproducido, dejando sus frutos y
semillas que serán capaces de sobrevivir a la aridez en estado latente, y
germinar en la siguiente estación húmeda.

30
Fig 3.2 Vegetación de El Pichao: (a) Prosopis torquata, churqui; (b) Cereus
aethiopis, ucle; (c) Larrea divaricata, jarilla; (d) Prosopis nigra, algarrobo negro; (e)
Cercidium praecox, brea; (f) estepa arbustiva, destacan las plantas de montenegro
(Bulnesa shickendantzii).

31
Fig 3.3 Vegetación de El Pichao: (a)
Echinopsis terscheckii, cardón; (b)
Justicia tweediana, boca de conejo;
(c) fruto de Caesalpinia trichocarpa,
pintabarba.

32
CAPÍTULO 4
La fauna de El Pichao
Bertini Sampietro, M. Sofía

La zona de El Pichao posee una fauna típica de medios áridos. En el caso de


Noroeste Argentino, ésta se caracteriza por adaptaciones que están vinculadas
al uso optimizado del agua, debido a que la precipitación no supera los 200 mm
anuales. Estas increíbles adaptaciones difieren de un animal a otro y pueden
estar relacionadas con diversos aspectos.

Muchos animales optimizan la obtención de agua aprovechando al máximo la


que está contenida en la comida, dado que no cuentan con agua disponible para
beber directamente. Los animales herbívoros pueden obtener el agua de los
vegetales que consumen y los carnívoros de las presas que cazan. Incluso
algunos, como los zorros, a pesar de tener una gran predilección por la carne,
son capaces de comer frutas para poder mantenerse hidratados.

Otra estrategia adaptativa es la concentración del ácido úrico en las heces, de


modo que la orina (que tendría la función de expulsar el ácido úrico) es menos
necesaria y no se gasta agua en generarla. Se trata de una adaptación común
en aves y reptiles.

Reptiles y anfibios cuentan con escamas o cubiertas de sustancias cerosas


sobre la piel, que les ayudan a evitar la pérdida de agua por evaporación.

En los anfibios se produce uno de los fenómenos más interesantes, que consiste
en la hibernación en estaciones secas, dentro de cuevas que encuentran o que
ellos mismos cavan, esperando a la lluvia para aparearse y poner huevos. Esta
estrategia es necesaria debido a la dependencia que tienen del agua en la etapa
larvaria de su ciclo de vida. Los insectos, por su parte, son capaces de absorber
agua de las paredes de madrigueras que se encuentren húmedas.

33
Cuadro 4.1 | Biodiversidad

El concepto de biodiversidad o diversidad biológica hace referencia a la


variedad de la vida. Intuitivamente se suele asociar biodiversidad con la
variedad de especies de flora, fauna, hongos, y todo tipo de
microorganismos, aunque el concepto es mucho más amplio, y hace
referencia también a la variedad genética dentro de las poblaciones de
esas especies, la variedad de linajes evolutivos representados, la variedad
de funciones ecológicas desempeñadas por los organismos, la variedad de
comunidades y ecosistemas formados por conjuntos de ellos. La
biodiversidad puede ser medida a nivel local, regional, y global.
La biodiversidad del desierto del Monte adquiere mayor relevancia
cuando se considera el gran número de especies endémicas, es decir,
especies que evolucionaron y sólo están presentes naturalmente en esa
región. Son endémicas aproximadamente el 30% de las especies de
reptiles e insectos, el 21% de las especies de mamíferos y el 12% de las
especies de aves.

El hábito de cavar cuevas para pasar en ellas las horas más calurosas del día es
compartido por pequeños mamíferos y reptiles. Algunos reptiles que viven en
cuevas tienen hábitos de caza nocturnos para evitar el calor del día.

¿QUÉ ANIMALES PODEMOS ENCONTRAR EN EL PICHAO?


Aunque no existen muestreos específicos de fauna en la zona de El Pichao, lo
cierto es que los estudios generales de los valles de Santa María y Calchaquí dan
cuenta de una gran diversidad. Dada la falta de estudios específicos, aquí
tomaremos como base la información regional.

En El Pichao se pueden encontrar (o al menos podrían si las personas fueran


respetuosas con ellas) una gran variedad de especies animales silvestres, entre
las que se encuentran aves, reptiles, mamíferos y anfibios, y también
domesticadas por el hombre, como llamas, ganado diverso, perros y gatos.

34
ESPECIES SILVESTRES
MAMÍFEROS
En las grandes alturas se han visto felinos carnívoros tales como el puma o león
americano (Felis concolor) y también animales herbívoros como la taruca o
huemul del norte (Hipocamelus antisensis), también camélidos como el
guanaco (Lama guanicoe) y la vicuña (Vicugna vicugna), en peligro de extinción.
En zonas de menor altura pueden verse otros carnívoros tales como el zorro
colorado (Dusicyon culpaeus), el zorro gris chico (Dusicyon griseus) y el gato
montés (Felis geoffroyi).

También es posible encontrar mamíferos pequeños que viven generalmente en


cuevas para no estar expuestos al calor ni a sus depredadores. En este ámbito
se destacan los roedores, tales como los cuises (Microcavia sp. y Galea sp.), la
rata conejo (Reithrodori sp.), los pericotes (Phyllotis sp.), los ratones (Euneomys
sp.), la vizcacha de la sierra o chinchillón (Agidium viscacea) y las chinchillas
(género Chinchilla). Otro grupo abundante son los armadillos que se
caracterizan por sus patas cortas con uñas fuertes y curvas adaptadas para
cavar; se incluyen aquí a los peludos o quirquinchos (género Chaetophractus),
el mataco (Tolypentes matacus) y un armadillo pequeño, el pichi ciego
(Chiamyphorus truncatus).

REPTILES Y ANFIBIOS
Las personas atraídas por las bellezas naturales de los medios áridos se
encuentran a menudo con integrantes de una fauna que no siempre son
valorados y, por el contrario, tradicionalmente son considerados «feos»,
«peligrosos», «malos» y otras características negativas que en realidad
responden a prejuicios. Los anfibios y reptiles son depredadores que regulan
poblaciones de otros animales, siendo por lo tanto de gran valor en el
mantenimiento del equilibrio natural. Sin embargo, los mitos, leyendas y falsas
creencias que existen sobre ellos han hecho que no se los considere
importantes y sean perseguidos. Estas prácticas nocivas para el ambiente
deberían acabar para preservar así la rica fauna local en buen estado, dado que
un desequilibrio en el ecosistema podría hacer que las especies reguladas por
estos animales proliferen de forma desmedida creando tanto problemas
ecológicos como sociales, al poder llegar a constituir plagas.

35
Fig 5.1 Algunas especies que conforman la fauna
de El Pichao: (a) Felis concolor, puma; (b) Melaner
pescactorum, carpintero de los cardones; (c)
Bothrops ammodytoides, yarará; (d) Hypsiboas
riojanus, boana riojana; (e) Spinus spinescens,
jilguero; (f) Chiamyphorus truncatus, pichi ciego.

36
I NOFENSIVOS
Los reptiles y anfibios de la zona aprovechan para protegerse o hibernar las
cuevas ya construidas por roedores o se cobijan debajo de troncos, rocas o
huecos en el suelo, algunos de ellos son: el lagarto ututo (Tupinambis sp.) o la
viborita ciega (Amphisbaena plumbea), muy comunes hasta en el interior de las
casas de las personas.

Se pueden encontrar varias especies de sapos, que no son en lo más mínimo


peligrosos, incluso son beneficiosos para el ser humano ya que se alimentan de
insectos que nos parecen molestos tales como los mosquitos, moscas y
cucarachas. Hay varias especies de ranas adaptadas al clima del lugar tales como
Hypsiboas riojanus y la "ranita andina del monte" (Pleurodema nebulosum), las
cuales son endémicas de Argentina, lo que quiere decir que sólo existen de
forma natural en este país.

También existen sapos en la zona, como el sapo argentino o sapo grande


(Rhinella arenarum) y el sapo espinoso (Rhinella spinulosa), los cuales se
distribuyen por toda Sudamérica.

Otro reptil curioso de la zona es la falsa coral (Lampropeltis sp.), que tiene el
aspecto similar al de una coral verdadera y peligrosa (Micrurus sp.), pero no
posee ningún tipo de veneno, mata estrangulando a sus víctimas y usan su
parecido con la coral como defensa ante los predadores. Se diferencian
externamente por el color del vientre sobre el que reptan: mientras que en la
coral los anillos se completan alrededor del cuerpo, en la falsa coral se
encuentran interrumpidos por una franja blanquecina en el vientre.

P ELIGROSOS
Antes de describir las serpientes, es importante resaltar que, además de
respetarlas y no matarlas, no se debe tratar de capturarlas, por la posibilidad de
que ocurran mordeduras. Hay un conjunto de precauciones que se puede tomar
para evitar los accidentes y si aun así ocurren, existe una serie de
recomendaciones que se deben tener en cuenta para no aumentar la gravedad
del problema.

37
Cuadro 4.2 | Precauciones: evitar accidentes con serpientes venenosas

Circular con precaución: cuando se transita por senderos o por lugares no


señalizados, prestar atención a la presencia de serpientes, especialmente
en lugares con mucha vegetación que nos impidan una correcta visión.
Usar protección en pies y manos: usar botines o botas al circular en el
campo nos ayudará en muchos casos al evitar que la mordedura sea más
grave. También es importante utilizar guantes fuertes en caso de tener que
trabajar en lugares naturales.
Levantar correctamente los objetos: en caso de tener que levantar rocas,
troncos o cualquier objeto que pueda ofrecer refugio a las serpientes, es
importante hacerlo mediante el uso de palancas que nos eviten introducir
nuestras manos debajo de ellos.
Nunca se debe introducir las manos en cuevas, huecos u otros lugares
donde podrían refugiarse las serpientes.
No ofrecer refugios a las serpientes, ni a sus presas. Los depósitos de leña
o de materiales de construcción, por ejemplo, deben ser realizados
separados del suelo y, si es posible, en lugares cerrados. También es
importante la correcta disposición de la basura, ya que la misma atrae a las
presas potenciales de las serpientes y, por lo tanto, también a ellas.
RECOMENDACIONES EN CASO DE ACCIDENTES. Si a pesar de las
precauciones ocurre un accidente se deben tener en cuenta algunas
recomendaciones:
Mantener la calma: es fundamental que quien atiende a un accidentado
mantenga la calma y transmita ese sentimiento al accidentado. La
ansiedad aumenta el flujo sanguíneo y por lo tanto produce mayor
distribución del veneno.
Limpiar la herida: es importante limpiar la zona donde ocurrió la
mordedura, pero utilizando solamente agua y jabón (que no coloreen o
tiñan la piel como los jabones yodados). No añadir ninguna otra sustancia
y hacerlo con guantes.
No tratar de extraer el veneno por ningún medio ni hacer cortes en la
herida. Tampoco realizar torniquetes.

38
Cuadro 4.2 | Precauciones: evitar accidentes con serpientes venenosas
(continuación)

Acomodar correctamente al accidentado: se deberá acomodar al


accidentado cómodamente acostado y como la gran mayoría de las
mordeduras ocurren en los miembros, se deberá colocar la pierna o el
brazo accidentado de manera que quede a mayor altura que el resto del
cuerpo.
No dar remedios ni bebidas alcohólicas al accidentado. Sí se puede tomar
agua. Si es posible hacerlo con absoluta seguridad, tratar de coleccionar el
ejemplar que causó el accidente ya que la correcta identificación es muy
importante en el momento de tratar al mordido. Si no existe seguridad
para atraparlo, es preferible tomar una fotografía que permita ver su
tamaño y coloración.
Procurar atención médica lo más rápidamente posible y al mismo tiempo
buscar que especialistas identifiquen a la serpiente. Para la identificación
en Tucumán, dirigirse en cualquier momento a la Fundación Miguel Lillo,
Miguel Lillo 251, San Miguel de Tucumán.

En este ambiente pueden encontrarse otras víboras mortíferas además de la


mencionada coral (Micrurus sp.), por ejemplo, la yarará (Bothrops
ammodytoides). Ambas poseen un potente veneno que puede matar en horas
a un ser humano.

AVES
A grandes alturas se encuentran aves como el cóndor andino (Vultur gryphus) y
el búho quitilipi (Bubo virginuanus).

Un tipo particular de ave que se encuentran aquí son las ratites, es decir, las
aves no voladoras. Estas aves se especializan en correr ayudadas por sus alas
muy pequeñas, que presentan un plumaje no adaptado para alzar el vuelo. Un
ejemplo es el suri o ñandú (Rhea americana), el cual difiere del avestruz africana
porque tiene menor tamaño y tres dedos en sus patas en lugar de dos.

También se encuentran una gran variedad de otras especies, entre las que
podemos nombrar la perdiz o guaipo (Alectoris rufa), los halcones (Falco) y

39
gavilanes (Accipiternisus), loros, pájaros carpinteros de los cardones
(Melanerpes cactorum) y andino (Colaptes rupicola), torcazas (Zenaida
auriculata) y jilgueros (Spinus spinescens).

ESPECIES DOMÉSTICAS
Las especies domésticas se pueden diferenciar entre especies introducidas y
especies autóctonas. Se entiende por introducidos a los animales que fueron
transportados por el hombre, de manera intencional o no, a una nueva
ubicación que no forma parte de su hábitat original, pudiendo o no adaptarse
al nuevo ambiente. El traslado a nuevas zonas puede ser muy peligroso, debido
a que la especie introducida puede romper el equilibrio ecológico de la zona,
pudiendo ocasionar incluso la extinción de especies locales al competir por un
mismo espacio y/o alimento. La introducción de nuevos animales no
necesariamente es algo malo, realizado con un buen manejo, conciencia y
profesionales que conozcan estos factores y el ámbito donde se la está
introduciendo puede traer un gran beneficio para el hombre. En El Pichao es
posible ver animales utilizados para explotación pecuaria (equinos, bovinos,
ovinos y caprinos) y otros destinados al manejo de rebaños y plagas como gatos
y perros. La introducción de ganado se produjo a partir de la conquista
española. Curiosamente, entre los animales que trajeron los españoles están las
gallinas, que en muchos casos fueron adoptadas por las poblaciones originarias
y se difundieron rápidamente de una población a otra aún antes de que éstos
iniciaran la exploración de algunos sectores.

Las especies autóctonas son las que pertenecen a una región determinada, por
lo que su presencia en el lugar no tiene que ver con un traslado, pero sí con la
intervención del hombre en la medida en que exista un proceso de
domesticación. Entre ellas se encuentran camélidos como la llama (Lama
glama) y la alpaca (Vicugna pacos), que son el resultado del proceso de
domesticación de la vicuña (Vicugna vicugna) y el guanaco (Lama guanicoe),
ambos camélidos salvajes de las altas montañas.

40
Cuadro 4.3 | La domesticación de la llama

Sabemos que la llama es el pariente domesticado del guanaco al igual que


la alpaca es el pariente domesticado de la vicuña, pero ¿qué quiere decir
"domesticado"? ¿Cuáles son los procesos que llevaron a un linaje de
guanacos a "convertirse" en llamas? Los procesos de domesticación son
más que una modificación o transición para beneficio de la sociedad
humana, son un cambio en las relaciones entre ésta y la naturaleza. Más
que una extensión de la dominación humana sobre la naturaleza, la
domesticación es un proceso de cambio mutuo entre dos especies, ya que
muchas de las acciones tomadas por una especie durante el proceso son
una respuesta a los cambios sucedidos en la otra. Un animal domesticado
es aquel cuya selección de pareja está influenciada por los humanos y cuya
docilidad y tolerancia a los humanos está determinada genéticamente.
TIPOS DE SELECCIÓN EN LA DOMESTICACIÓN
Para que se dé el proceso de domesticación pueden ser realizados dos
diferentes tipos de selección denominados inconsciente y metódica. La

41
Cuadro 4.3 | La domesticación de la llama (continuación)

selección inconsciente es un proceso lento, en el cual la acción humana se


limita a eliminar a los animales viejos o enfermos, dejando a los jóvenes y
saludables proliferar. Esta acción produce grandes cambios, a pesar de que
parezca insignificante y no exista la intención de favorecer a una variedad.
La selección metódica, en cambio, es aquella en que el hombre realiza un
esfuerzo sistemático para modificar una variedad o raza de acuerdo con
estándares predeterminados, por ejemplo, utilizando la cría selectiva para
conservar la docilidad, el aspecto, el color, etc. Así, podemos afirmar que
la selección metódica es el principal motor de la domesticación.
LA DOMESTICACIÓN DE LA LLAMA
Durante este proceso existieron tres etapas. La primera se dio en
sociedades que vivían de la caza y recolección generalizada u oportunista.
La interacción entre grupos humanos y camélidos silvestres se vio signada
por el desarrollo por parte de los últimos de la respuesta de huida frente
al estímulo negativo de la caza humana. En el largo plazo, los animales
aprenden a reaccionar de esa manera manteniendo cada vez distancias
mayores con los grupos humanos.
La segunda, denominada protección de manada, puede ser definida por
una estrategia que consiste en la intervención humana en favor de alguna
especie, protegiéndola frente a sus predadores, facilitándole el acceso más
seguro a sus fuentes de alimentación (selección inconsciente), lo cual
genera la habituación de los camélidos silvestres a la proximidad humana.
Durante este período la caza continúa, pero la percepción del humano por
los camélidos debió haber variado, presentándose por una parte como un
factor que dispara respuesta de huida, y por otra como un estímulo que
puede ser neutro y, por lo tanto, generar habituación. Esta habituación, a
su vez, permitiría su caza con dardo o arco y flecha, técnicas más eficientes
para los humanos y menos impactantes en el grupo animal, la selección de
una sola especie se denominó caza especializada en contraposición a los
hábitos de caza diversificados (incluyendo muchas especies) anteriores.
Cuando las personas se convierten en un estímulo positivo (generalmente
asociado a presencia de alimento) aparece otra clase de aprendizaje, en
este caso asociativo, que genera el proceso de amansamiento. Este
proceso es clave en los momentos previos a la manipulación reproductiva
(selección metódica), y facilita el siguiente paso, que es el aislamiento de
la población, la confinación o cautiverio, y constituye la tercera y última
42
etapa del proceso. Este confinamiento implica un mayor grado de
Cuadro 4.3 | La domesticación de la llama (continuación)

proceso es clave en los momentos previos a la manipulación reproductiva


(selección metódica), y facilita el siguiente paso, que es el aislamiento de
la población, la confinación o cautiverio, y constituye la tercera y última
etapa del proceso. Este confinamiento implica un mayor grado de
protección y aislamiento y consiste en la existencia de una barrera física
entre la población cautiva y la silvestre. Genera cambios en la estructura
social de los rebaños, los machos que no están destinados a la
reproducción deben ser eliminados o separados por las continuas peleas
con los machos familiares. La elección de pareja en el apareamiento se ve
disminuida por la intervención humana (selección metódica) y hay
pérdida de la capacidad de huida en los subordinados.
Las condiciones dadas por el cautiverio (programación predecible del
alimento y reducción de la competencia para conseguirlo, mayor densidad
poblacional, aislamiento genético) implican disminución de la selección
natural. Por lo tanto, las características del animal doméstico se moldean
mediante selección humana. Como consecuencia de la selección metódica
se producen diferentes variedades de llama, siendo ésta la consolidación
y la fase final del proceso de domesticación.

Comportamiento Comportamiento
Tipo de selección
humano del guanaco
Caza Huida Natural
Protección de manada Natural
Habituación
Caza especializada (inconsciente)
Construcción de corrales Amansado Metódica

43
CAPÍTULO 5
Las plantas medicinales de El Pichao
Vattuone, Marta A.; Dip, Alejandra B.

Desde tiempos remotos el hombre utiliza las plantas para aliviar o curar
enfermedades del ser humano y de los animales, es decir con fines medicinales,
como una práctica que supera barreras culturales, temporales, religiosas y
económicas. En la actualidad, el uso de plantas medicinales se ha afianzado
tanto en los países del Hemisferio Norte como en aquellos de menor grado de
industrialización y economía en desarrollo, donde el acceso a los
medicamentos, en diversas ocasiones, constituye un bien al alcance de pocos.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca del 75 % de la
población mundial depende casi exclusivamente del uso de las plantas para el
cuidado de la salud. En virtud de ello, la OMS ha instado a los diferentes
gobiernos del mundo a reconocer y validar (aprobar su uso) aquellas prácticas
tradicionales con el objeto de llegar a los sectores más desprotegidos y
carenciados, que constituyen los denominados grupos de riesgo sanitario.

A través de los siglos, el uso de plantas para aliviar diversos malestares en el


hombre y los animales llevó al descubrimiento de un importante número de
productos de origen vegetal (drogas) cuyo uso como medicamentos fue
implementado. Entre ellos se destacan el antimalárico artemisinina, los
antiinflamatorios curcumina y ácido acetilsalicílico, la digoxina, utilizada en el
tratamiento de enfermedades cardiovasculares, la silimarina, un importante
agente hepatoprotector, la galantamina, utilizada en la enfermedad de
Alzheimer, y los antitumorales como paclitaxel, resveratrol, vincristina y
vinblastina. Muy importante aún es el número de plantas utilizadas en la
formulación de medicamentos elaborados a partir de partes de ellas o de
extractos, denominados fitoterápicos, y que por ende poseen varios
componentes químicos y actividad biológica (farmacológica) bien definida,
aunque en muchos casos los principios activos (las sustancias específicas
responsables de esa actividad farmacológica) no fueron identificados.

44
Es sabido desde fines del siglo pasado que el continente americano alberga una
parte muy importante de la diversidad biológica del mundo y en especial si
hablamos de especies autóctonas. En los últimos años, muchos productos
provenientes de la región sur del continente americano, entre ellos algunos de
Argentina, comenzaron a adquirir notoriedad en los mercados de países
industrializados. Plantas como el açaí (Euterpe oleracea), el boldo (Peumus
boldus), la nuez de Brasil (Bertholletia excelsa), el camu-camu (Myrciaria dubia),
la uña de gato (Uncaria tomentosa), el aceite de copaiba (Copaifera officinalis),
la graviola (Annona muricata), el guaraná (Paullinia cupana), la maca (Lepidium
meyenii), el mate (Illex paraguariensis), la estevia (Estevia rebaudiana), el
lapacho (Tabebuia impetiginosa) y el yacón (Smallanthus sonchifolius) son
algunos ejemplos. El interés en esas plantas radica en su importancia en la
elaboración de diferentes productos:

✓ Fitoterápicos: medicamentos elaborados a partir de partes de ellas o


de extractos.
✓ Nutracéuticos: sustancias naturales biológicamente activas presentes
en los alimentos que, concentradas y presentadas como comprimidos,
cápsulas o polvo, tienen efecto favorable sobre la salud.
✓ Alimentos funcionales: sustancias que, además de constituir una
fuente de nutrientes y energía, son capaces de proporcionar un
beneficio adicional para la salud.

En las últimas décadas el conocimiento empírico del uso de las plantas


medicinales, en la mayoría de los casos gracias a su utilización por los pueblos
originarios, comenzó a encontrar sustento científico a través del esfuerzo
conjunto de botánicos, farmacólogos, químicos, farmacobotánicos,
bioquímicos, farmacéuticos y profesionales de la salud, con el fin común de
descubrir nuevas moléculas de interés para el hombre a través de trabajos de
bioprospección, que consisten en la búsqueda de nuevos compuestos químicos
de potencial valor comercial en la diversidad vegetal. Si bien este concepto
incluye moléculas de un amplio espectro de intereses (farmacéutico,
alimentario, agroquímico, etc.) provenientes de plantas, insectos, organismos
marinos o microorganismos, en este caso nos referiremos exclusivamente a la
búsqueda de productos químicos de interés farmacéutico en plantas.

45
Cuadro 5.1 | Estudio de los constituyentes de las plantas

Las llamadas plantas medicinales tienen la característica de contener una o


más sustancias con propiedades de aliviar o curar enfermedades. Con este
fin se pueden utilizar diferentes partes, ya sean frescas o secas, para liberar
los principios activos. Cabe mencionar que se denomina planta medicinal a
cualquier vegetal que contenga en sus distintas partes alguna sustancia con
actividad farmacológica que se pueda usar con fines terapéuticos. La droga
vegetal es la parte de la planta que contiene el principio activo que se utiliza
con fines curativos. El principio activo es una sustancia química que es
responsable de la aplicación terapéutica de la droga. Hay distintas formas
de preparar y utilizar las plantas medicinales, a saber:
Infusión: es cuando las partes vegetales, por ejemplo, hojas, corteza; se
tratan con agua en ebullición (100 °C) que se agrega al material vegetal y la
mezcla se deja en contacto durante 5-50 minutos antes de utilizar el filtrado.
Las mezclas acuosas no conservan sus propiedades más que unas horas.
Decocción: en este caso, el material vegetal se tritura para facilitar la salida
de los principios activos del tejido vegetal. Luego se agrega agua hasta
cubrirlo, se lleva a ebullición durante 5 a 15 minutos y se deja enfriar, tapado
a temperatura ambiente. Se filtra y es conveniente consumirlo en caliente.
Como las infusiones se debe consumir dentro de las horas siguientes.
Compresas: es una preparación de uso tópico muy arraigada en nuestro
país. Se prepara una infusión o decocción del material vegetal para extraer
los principios activos en los que se impregna una tela adecuada o algodón
que se pone en contacto con la piel inflamada o dañada, en general.
Cataplasma: se trata de un preparado de uso externo en el que la parte de
la planta que se va a usar se prepara de modo de que tenga una consistencia
blanda. Esta preparación se envuelve en una tela y se aplica sobre la piel
manteniendo la preparación a una temperatura adecuada (± 40 °C).
Tinturas (extractos con solventes orgánicos): en forma doméstica las
tinturas se preparan utilizando alcohol de farmacia o una bebida con alto
contenido de alcohol como agente extractivo. El mismo procedimiento de
extracción

46
Cuadro 5.1 | Estudio de los constituyentes de las plantas (continuación)

extracción se puede llevar a cabo con diferentes solventes orgánicos. En


estos tratamientos se utilizan partes individuales del vegetal o bien el
conjunto de algunas partes, de acuerdo a los conocimientos que se tiene
sobre la parte de la planta que contiene las sustancias cuyo efecto curativo
se está buscando.
Purificación: es procedimiento se realiza en laboratorio a partir de los
extractos vegetales mencionados más arriba y una vez comprobada la
actividad biológica de las sustancias obtenidas. Está orientado a concentrar
la mayor cantidad posible de los compuestos curativos de la manera más
pura.

Este esfuerzo conjunto de las áreas de botánica, farmacología, química y


medicina se lleva a cabo fundamentalmente a través de actividades de
investigación básica, y partiendo de especies vegetales seleccionadas, ya sean
nativas o introducidas en la región, teniendo en cuenta criterios ecológicos,
etnobotánicos y la información de los usos tradicionales.

IMPORTANCIA DE LAS PLANTAS MEDICINALES


Argentina tiene características únicas desde el punto de vista geográfico,
cultural y económico para el estudio de la utilidad y aplicaciones de las plantas
cuyas propiedades fundamentales son su uso medicinal. Desde el punto de vista
de la flora y gracias a su amplia extensión geográfica, es un país que alberga un
amplio número de especies vegetales, muchas de ellas exclusivas de Argentina.
Allí se encuentran algunas regiones de gran interés como los bosques secos de
la Región Chaqueña, compartidos con Bolivia y Paraguay, las formaciones
vegetales Andino-Patagónicas, cuya presencia también se extiende al vecino

47
país de Chile, el bosque subtropical lluvioso de Misiones, que constituye una
continuación natural de las Yungas del Noroeste.

En la región del Noroeste Argentino existen etnias que desde antes de la


conquista y colonización españolas de América, desarrollaron un profundo
conocimiento del ecosistema en el que habitaban y que les proporcionó
alimentos y medicinas.

Además desarrollaron una tradición en la que los conocimientos se


transmitieron a través de las generaciones. Dicha farmacopea vegetal, tal como
se denomina a esta tarea, constituye una base importante en la búsqueda de
nuevos medicamentos para el hombre.

De modo general, el conocimiento de las plantas medicinales utilizadas en El


Pichao es compartido con el resto de la Comunidad India Quilmes. En estudios
previos, los pobladores mencionaron más de 80 especies de plantas con
diversas aplicaciones medicinales y terapéuticas. Alrededor del 64% de ellas son
nativas y 36% son exóticas. Algunas enfermedades y síntomas comunes que son
tratados mediante el uso de plantas son los siguientes:

✓ Para la presión alta se utiliza ajo (Allium sativum), infusiones con flor
de liga (Ligaria cuneifolia) o menta (Mentha piperita), y también
infusiones con cáscara de limón (Citrus limon), muña muña
(Clinopodium gilliesii) y bicarbonato.
✓ Para la acidez se pueden ingerir infusiones de hoja de aloe vera (Aloe
saponaria), o decocciones de fruto de tusca (Acacia aroma).
✓ Para la diarrea, se utilizan infusiones de hoja de molle pispito (Schinus
fasciculata), o decocciones con tallo de hediondilla (Cestrum
lorentzianum).
✓ Para el dolor de estómago se cita el uso de gran variedad de
preparados, entre las que podemos mencionar infusiones con hojas de
burro (Aloysia polystachya), de jarilla (Fig. 5.1a; Larrea divaricata y L.
cuneifolia) y de tabaco yuyo (Nicotiana longiflora), con hoja, tallo, flor
y fruto de arcayuyo (Chenopodium mandonii), de poleo (Lippia
turbinata), y de yerba de pollo (Alternanthera pungens).
✓ Para el empacho se pueden ingerir decocciones con hoja de atamisqui
(Capparis atamisquea) o de molle castillo (Schinus areira), e infusiones

48
con hoja de paico (Chenopodium ambrosioides) o con hoja, tallo, flor y
fruto de poleo.
✓ Para la caspa, se puede lavar la cabeza con infusión de hoja de jarilla,
con decocción de hoja de llantén (Fig. 5.1b; Plantago major), o con una
mezcla de tallo incinerado de jume (Suaeda divaricata) con grasa de
vaca o burro.
✓ Para tratar las espinas se aplica mediante masajes locales un
preparado de hoja de llantén molida con aceite, o de hojas de loconte
(Clematis montevidensis y Mikania periplocifolia) molida con jabón,
leche o levadura.
✓ Para tratar heridas o infecciones se pueden aplicar cataplasmas con
hoja de llantén o de palán palán (Nicotiana glauca), con decocción de
hoja y corteza de tusca, o realizar lavados con infusión de hoja de tala
(Celtis ehrenbergiana) o con la misma preparación de jume que se
utiliza para la caspa.
✓ Para el dolor de cabeza se utiliza aloe vera mediante masajes en la
frente, infusión de hojas de contrayerba (Trixis divaricata) o de hoja,
tallo, flor y fruto de poleo, baños con infusión de hoja de hediondilla,
y coqueo con hoja de coca (Erythroxylum coca) y yista obtenida
mediante incinerado de hojas de cachiyuyo (Atriplex lampa), quina
(Chenopodium album) o jume.
✓ Para los golpes se aplican cataplasmas con hojas de llantén, malva
(Sida cordiflora), ñusco (Solanum palitans) y decocción de hojas y tallos
de verbena (Verbena sp.).
✓ Para resfríos y congestiones utilizan decocciones de hoja de cepa
caballo (Xanthium spinosum) o de eucalipto (Eucalyptus sp.), y también
infusiones de hoja de jarilla, cáscara de limón, hoja y tallo de poposa
(Xenophyllum poposum), tallo de tramontana (Ephedra triandra), hoja,
y tallo y flor de vira vira (Achyrocline satureioides).
✓ Para la tos se citan gran variedad de tratamientos, entre ellos, arrope
de frutos de algarrobo negro (Prosopis nigra), algarrobo blanco
(Prosopis alba) y chañar (Geoffroea decorticans), infusión de hojas de
algarrobo negro con cebolla (Allium cepa) y miel, infusión de flor de
brea (Cercidium praecos) con azúcar quemada, e infusión con hoja,
tallo y flor de poleo o de vira vira.
✓ Para la fiebre, se aplican compresas con decocción de hojas de
hediondilla o infusión de hojas de ñusco.

49
En Argentina existe una industria farmacéutica bien establecida dedicada al
desarrollo, producción y comercialización de materia prima vegetal, extractos
vegetales y fitoterápicos.

Para esta industria, la domesticación y producción de las plantas usadas como


materia prima presenta mayores probabilidades de éxito si se lleva a cabo en
las zonas ecogeográficas de las cuales dichas plantas son nativas, y más aún si
en esta actividad intervienen las comunidades locales que se beneficiarán desde
el punto de vista económico. Esta estrategia se fortalece cuando incluimos la
presencia de pueblos originarios aportando conocimientos invaluables del uso
de las plantas locales. Téngase en cuenta que, si bien la región de El Pichao
posee una fuerte tradición ancestral en el uso de las plantas medicinales, son
escasas las políticas estatales que hayan intentado promocionar iniciativas para
su investigación y para la producción de fitomedicamentos.

Fig 5.1 Dos de las especies con más variedad de usos citados por gente de la
Comunidad india Quilmes: la jarilla (Larrea cuneifolia) y el llantén (Plantago major).

50
CAPÍTULO 6
Los antiguos habitantes de El Pichao y los valles
calchaquíes
Sampietro Vattuone, María M.

La región de los valles Calchaquíes estuvo poblada por gente desde hace mucho
tiempo. Estas poblaciones pertenecen a lo que los arqueólogos denominan
período Arcaico, que se extendió entre hace unos 9000 y 2500 años atrás. Los
más antiguos conocidos datan de hace más de 8000 años. Ellos eran cazadores-
recolectores, es decir que no producían sus alimentos, sino que los cazaban
utilizando lanzaderas (unas lanzas que tenían una parte articulada que permitía
arrojarlas con mucha fuerza a grandes distancias). Estos equipos poseían en su
extremo una gran punta de proyectil de piedra. Además, recolectaban plantas,
tanto para alimentarse como para curarse. Estaban organizados en bandas, es
decir grupos de personas que no vivían en lugares fijos y normalmente estaban
emparentados entre sí.

Desde los 2500 años atrás (el 500 antes de Cristo, que se escribe 500 AC) hasta
hace unos 1000 (el 1000 después de Cristo, que se escribe 1000 DC), durante el
Período Formativo, las poblaciones de la región adoptaron la producción
agropastoril criando camélidos - la llama (Lama glama) y la alpaca (Vicugna
pacos) - y cultivando cosas diversas. Cambiaron su forma de organización y en
vez de bandas que se desplazaban por un territorio pasaron a formar grupos
sedentarios igualitarios, es decir que no había clases sociales claramente
diferenciadas. En los valles Calchaquíes, durante esa época se cultivaba maíz,
papa, zapallo, poroto, quinoa y amaranto, entre las especies que se siguen
produciendo hoy, y otras que ya no se cultivan en la región, como ulluco, papa
oca y yacón. Por supuesto, siguieron cazando y recolectando frutos silvestres
como el chañar y la algarroba. No existen datos de que se hayan domesticado
animales o vegetales en nuestra zona, pero los camélidos fueron domesticados
muy cerca en la Puna y en otras regiones de la zona andina más al norte.

51
Los grupos humanos del Formativo se establecieron en lugares fijos,
construyendo sus casas con paredes de piedra y barro, los techos eran de
madera y cañizo torteados con barro. Estas casas no estaban agrupadas
formando pueblos, sino dispersas entre los campos de cultivos en toda la zona
de piedemonte, el territorio comprendido entre los cerros y los ríos principales
de los valles. Se organizaron socialmente formando grupos con un jefe donde
no había muchas diferencias de jerarquía, por lo que se dice que eran
sociedades igualitarias. No se conoce mucho de su religión, pero se han
encontrado entierros de personas adultas y niños dentro de tinajas o
directamente en la tierra, o a veces dentro de cámaras subterráneas
construidas en piedra, denominadas cistas. Casi siempre estos cuerpos
aparecen acompañados con piezas de cerámica y adornos, ofrendas como
collares de piedras de colores distintos, anillos y brazaletes de cobre. En esta
época (el Formativo) comenzaron a fabricar y a utilizar artefactos de cerámica
y de piedra pulida y continuaron utilizando cestas e instrumentos de piedra
como los de antes. La caza comenzó a efectuarse con arcos y flechas por lo que
los proyectiles (es decir sus puntas) eran más pequeños. Los arqueólogos han
trabajado mucho clasificando vasijas cerámicas de esta época y entre los estilos
(o tipos) descritos hay algunos muy bonitos como los Vaquerías y Condorhuasi
polícromo que son pintados, pero también abundan piezas grises y rojas de
pastas muy pulidas y algunas veces decoradas con incisiones (ver capítulo 8). En
Pichao hay construcciones y cerámica de esta época, pero son difíciles de
identificar porque, como se dijo antes, no formaban poblados concentrados. De
todos modos, las investigaciones arqueológicas hechas en los últimos años han
permitido identificar materiales de este período Formativo.

Con el correr del tiempo, las sociedades se hicieron más complejas y empezó lo
que se conoce como período de Desarrollos Regionales (entre el 1000 y el 1480
DC). En estos tiempos hubo una sequía muy importante conocida como
Anomalía Medieval Cálida que ocurrió hacia el 1000 AD. A partir de este
momento, la organización sociopolítica era la de señoríos, con un curaca (jefe)
que dominaba un territorio en uno o más valles. La fabricación de objetos es
realizada por artesanos especializados y se incorpora la elaboración de objetos
de bronce. Las casas se agruparon formando poblados separados de las zonas
agropastoriles que se ubicaban en los alrededores, tanto en la sierra como en
el piedemonte y las cercanías del río Santa María. La economía siguió siendo de

52
producción agropastoril cada vez más eficiente. Las poblaciones crecieron y con
ello la necesidad de tener territorios más grandes, que sumado a las sequías
producían guerras entre los grupos, por lo que los pueblos se construyeron en
zonas fáciles de defender, con murallas alrededor y sistemas adecuados para
almacenar comida y agua por largos períodos de tiempo. Estas construcciones
defensivas se denominan pucarás. También cambió la forma de las casas, que
empezaron a tener grandes patios rectangulares con habitaciones circulares
adosadas. No se conoce mucho de sus creencias religiosas, pero enterraban a
sus muertos en cementerios y es muy común encontrar párvulos (bebés)
enterrados en urnas funerarias de cerámica tapadas con escudillas también de
cerámica, mientras que los adultos eran enterrados en cistas. Algunas clases de
cerámica son muy conocidas, como la Santa María (que tiene muchas
variantes), la San José y la Loma Rica (ver capítulo 8).

Este período es el mejor representado en el sitio arqueológico El Pichao, que


alcanza una extensión de 500 hectáreas. El sitio está ubicado en la parte alta
(ápice) de un abanico aluvial formado por el río durante el Holoceno superior
(últimos 4000 años). El sector está compuesto por 280 unidades residenciales
(casas) (Fig. 6.1), extensos campos de cultivo aterrazados (Fig. 6.2), morteros
comunales (Fig. 6.3), canales de riego, estructuras monticulares de culto y
cementerios; no hay arquitectura monumental. Las unidades residenciales,
también conocidas como “casas Ambrosetti”, están compuestas por un patio
rectangular (de 20 x 15 m de lado, llegando en algunos casos a alcanzar los 40 x
25 m), alrededor del cual se disponen habitaciones en número y forma variable,
normalmente redondeada. Las excavaciones realizadas señalan el uso
doméstico e integrado de las estructuras que conforman la unidad (Figs. 6.1 y
6.2). Las paredes en ocasiones exceden el metro de ancho. Están construidas
con la técnica de muro doble relleno, es decir dos paredes paralelas con tierra
y ripio entre ellas. Normalmente los cimientos son lajas de gran tamaño
enterradas verticalmente en el terreno. En algunos sectores del sitio estas
unidades son contiguas, conformando complejos arquitectónicos. Las unidades
más grandes se encuentran en las zonas más llanas del yacimiento, coincidente
con los sectores más antiguos datados para el Período de Desarrollos
Regionales.

53
Fig. 6.1 Detalle de una habitación perteneciente a una casa. Obsérvese la forma en
que está construida la pared.

Hacia 1480 DC los incas invadieron parte de lo que hoy es el territorio argentino,
desde la provincia de Jujuy al norte llegando hasta la provincia de Mendoza al
sur. Toda esta zona era parte del Collasuyo, el sector sur del imperio. Bajo la
dominación incaica, los señoríos que antes eran libres se vieron forzados a
tributar a los incas y todo el territorio pasó a formar parte del Imperio Incaico
gobernado con un complejo sistema desde el Cuzco en Perú. Hubo cambios en
la arquitectura y en la forma y decoración de la cerámica. Se empezaron a imitar
las formas y decoración de la cerámica imperial apareciendo lo que los
arqueólogos llaman Inca Provincial y también llegaban piezas Inca Cuzqueño
desde el Perú. Entre los cambios más importantes en relación con los poblados
de nuestra zona se encuentra la construcción de grandes edificios destinados al
almacenaje de los excedentes de producción para enviar al Cuzco y para
redistribuir entre la población local en caso de necesidad. También
construyeron una gran red de caminos conocido como Qhapaq Ñan en quechua

54
Fig. 6.2 Vista aérea de baja altura del sitio arqueológico El Pichao. Las paredes de las
estructuras residenciales están señaladas en rojo y las flechas amarillas indican la
ubicación de terrazas agrícolas.

(el lenguaje del imperio). Este camino atravesaba de norte a sur el valle de Santa
María y unía las construcciones incaicas de Fuerte Quemado y Punta de Balasto
ubicadas estratégicamente en el centro y sur del valle respectivamente. En El
Pichao las evidencias incaicas son escasas y consisten de algunos fragmentos
cerámicos de un aríbalo (cántaro) en una estructura arquitectónica de forma
poliédrica.

La dominación incaica duró poco tiempo ya que en 1535 DC llegaron a nuestras


tierras los españoles, trayendo consigo muchas modificaciones. A partir de este
momento se desarrolla el período Hispano-Indígena (entre 1535 y 1666 DC)
caracterizado por un largo período de guerras de resistencia a la dominación, el
surgimiento de otra organización y distribución de territorio, y la implantación
de una economía mercantilista donde la producción era llevada hacia España.

55
Fig. 6.3 Morteros comunitarios.

LA LLEGADA DE LOS ESPAÑOLES Y LA RESISTENCIA INDÍGENA


Los españoles llegaron al Noroeste Argentino en 1535. Tras su arribo, a través
de los valles Calchaquíes, se inició un movimiento de resistencia por parte de
las poblaciones residentes en los mismos. El período de resistencia indígena se
extendió entre 1535 y 1667 y estuvo marcado por tres grandes alzamientos en
los que el conflicto se intensificó para llegar a ser una guerra abierta. El
sublevamiento general de 1562-1563, liderado por el curaca Juan Calchaquí, de
Tolombón; el “gran sublevamiento”, liderado por el curaca Chelemín de Hualfín,
entre 1630 y 1643; y finalmente el tercero, liderado por el “falso inca”
Bohórquez entre 1656 y 1657 que terminó con el traslado masivo de la
población hacia 1667.

Desde el arribo de los españoles, los indígenas no permitieron que instalen sus
asentamientos ni los primeros intentos de conquista. La fundación de las
primeras ciudades se pudo realizar por acuerdos personales entre los curacas y
el gobernador de turno. Por ejemplo, la fundación de Cañete (próximo a la

56
actual San Miguel de Tucumán), Londres (próximo a la actual Andalgalá) y
Córdoba de Calchaquí (ubicada en el corazón de la zona Calchaquí) se realizó
con acuerdos entre el gobernador español Juan Pérez de Zurita y el curaca
tolombón Juan Calchaquí.

El desconocimiento de estos acuerdos por parte del gobernador siguiente,


Gregorio de Castañeda, condujo al alzamiento generalizado de la región. Como
consecuencia, las ciudades españolas fueron arrasadas, se perdió la vía de
comunicación que tenían los españoles hacia el norte (Perú) y el oeste (Chile) y
a partir de ese momento toda la región pasó a denominarse Calchaquí, por el
nombre del curaca líder del alzamiento.

Las primeras “desnaturalizaciones”, proceso por el cual una población era


trasplantada de su sitio original a uno asignado arbitrariamente, se realizaron al
final del “gran sublevamiento” (la segunda guerra en la zona) tras la muerte y
descuartizamiento de Chelemín, con el traslado de los malfines y abaucanes
desde su poblado de origen en las proximidades de la ciudad de Londres en el
valle Calchaquí hasta nuevos emplazamientos en diversas encomiendas del
piedemonte y sur de Calchaquí (hasta la actual Córdoba).

El estallido provocado por Pedro Bohórquez, un aventurero andaluz de larga


trayectoria en América, finalizó con la decisión de la desnaturalización total de
las poblaciones de los valles. La campaña constó de dos etapas dirigidas por
Alonso Mercado y Villacorta. Durante la primera campaña sometió los pueblos
ubicados entre el Abra del Acay, acceso norte de los valles Calchaquíes hasta la
zona de los Tolombón, Colalaos y Paciocas (que paradójicamente pasaron por
diversas presiones a formar parte de los “indios amigos”, habiendo liderado
antes el primer alzamiento). La frontera así quedó en el límite entre estas
poblaciones y los Quilmes que, aliados con Acalianes y otras parcialidades,
seguían en pie de guerra. En 1667, Francisco Mercado y Villacorta lleva a cabo
la segunda campaña derrotando militarmente a los últimos focos de resistencia.

En Pichao, como respuesta a este período tan inestable e inseguro, la población


modificó su sistema de asentamiento trasladando el pueblo, o al menos una
parte, a una zona resguardada en la quebrada del río Pichao, en una posición
más fácil de defender. Las unidades residenciales son más pequeñas y están

57
Cuadro 6.1 | El sistema de encomiendas durante la conquista y
colonización de América

La encomienda aparece en España en el siglo XII tras la llamada


Reconquista y era la institución que regulaba la relación de dependencia
personal entre hombres libres que ofrecían protección y personas que
respondían con fidelidad y servicios. En América, el objetivo de su
aplicación era administrar la necesidad de mano de obra de los colonos y
de la Corona española mediante un sistema de apropiación del trabajo que
fue cambiando a lo largo del tiempo y según las regiones. La encomienda
era exigida a la Corona por los conquistadores como retribución por los
servicios prestados en el proceso de conquista, eran otorgadas por
virreyes, presidentes de audiencia y gobernadores que tuvieran
autorización para darlas. Esencialmente consistían en el “reparto de
indios” que quedarían bajo la tutela del encomendero que recibiría una
parte del producto de su trabajo. Como retribución, el encomendero debía
proporcionar acceso a la evangelización de esta fracción de la población.
El encomendero tenía la obligación de tributar a la Corona como pago por
poseer la encomienda. El sistema de este modo aseguraba la existencia de
mano de obra para trabajar la tierra y el proceso de evangelización
destruyendo las creencias locales y desmembrando el sistema de
organización prehispánico quedando así la población americana sujeta
tanto a la iglesia como al estado.

más próximas. Los muros mantienen en general la técnica constructiva, pero


con menor calidad, son de construcción más rápida, sin las cimentaciones de
lajas y de menor espesor. La cerámica también decae, mostrando un
predominio de estilos rústicos denominado Caspinchango. Los habitantes de la
zona son citados en la documentación colonial como pertenecientes a la
Parcialidad de los Colalaos dentro de la cual estaban incluidos los Pichaos y
otros grupos menores.

El sometimiento definitivo llevó a la descomposición de las poblaciones


implicadas mediante tres procedimientos, si bien ilegales a los ojos de la Corona
de España, de práctica corriente en los confines del imperio. En primer lugar el
reparto de encomiendas anticipado, estipulado de acuerdo a la inversión
realizada en la campaña; en segundo lugar la distribución de “piezas sueltas”

58
(hombres jóvenes normalmente) entre la tropa para servicio personal (también
prohibido); y finalmente el desmembramiento de las comunidades originales en
“familias” (hay que tener presente que el concepto de familia entre los
indígenas era diferente al de la familia nuclear europea) a ser repartidas entre
numerosos encomenderos cuyas propiedades habían perdido productividad
por falta de mano de obra. A esto se suma el desplazamiento geográfico
obligado de parte de la población Quilmes y Acalián que llegó a ser de unos
1500 km hasta el lugar de la actual ciudad de Quilmes en la provincia de Buenos
Aires. Este procedimiento se realizó para pagar deudas contraídas por la
gobernación de Tucumán para financiar la guerra y porque hacía falta mano de
obra en la zona.

LA COLONIA Y LA REPÚBLICA
Durante los años posteriores a la pacificación de los valles Calchaquíes, aquellos
grupos que participaron en la guerra como “indios amigos” tuvieron la
posibilidad de negociar el mantenimiento de su integridad y de sus
representantes curacales, al punto de incluso llegar a recibir tierras y la
posibilidad de acrecentarlas mediante compras colectivas, tal es el caso de la
comunidad de Tolombón y Colalao, integrada en el orden colonial y perdurando
como tal hasta incluso tiempos posteriores a la declaración de la independencia
argentina.

En los demás casos, los traslados forzados y repartos, englobados bajo los
diversos estilos ya enunciados, llevaron a la formación, en el mejor de los casos,
de pueblos multiétnicos (denominados “composiciones”) donde la
denominación original fue perdiéndose gradualmente para quedar rotulados en
general como “Calchaquíes”. Así, la desestructuración de los grupos originales
es tal que es difícil una reorganización. La información relativa a los lugares de
origen se pierde rápidamente en los registros y en el mejor de los casos este
origen es consignado como “Calchaquí” a uno u otro individuo encontrado en
una encomienda y pasa a ser simplemente “indio” desde la primera mitad del
siglo XVIII.

Aquellos que quedaron asentados en zonas próximas a sus pueblos originales


volvieron gradualmente, en algunos casos de forma clandestina, en otros
aceptada e incluso pactada y fomentada. En conjunto, el proceso de

59
“desnaturalización” dejó la idea global de una tierra sin indígenas. Además,
durante el siglo XIX, la formación del territorio de la recién declarada República
Argentina implicó la desaparición de las formas de registro coloniales, pasando
todos a ser “ciudadanos”, aunque estos nuevos ciudadanos siguieron siendo
marcados como inferiores. En el proceso de valorización del patrimonio
arqueológico de la región, producido a partir de fines del S XIX, las poblaciones
locales, privadas de toda “indianidad” por la generalización del estatus de
ciudadanos de la República no tenían posibilidad de acceder a la reelaboración
científica de su pasado, de vincularse históricamente con los grupos
sociopolíticos “calchaquíes” dado que, por definición, aquellos que
pertenecieron al lugar habían sido físicamente eliminados o dispersados desde
las campañas de 1659-1667.

Cuadro 6.2 | Cuadro cronológico general

Este cuadro representa de manera simplificada los períodos culturales del


Noroeste Argentino a los que hace referencia el texto. El período Arcaico se
caracteriza por la presencia de sociedades cazadoras-recolectoras que a
medida que el tiempo fue pasando se fueron especializando cada vez más
hasta el Arcaico tardío cuando se produce la transición hacia el Formativo,
cuando los grupos humanos se asientan en poblados permanentes
configurando sociedades de cada vez más complejas. Esta transición es poco
conocida en el valle de Santa María y si bien las fechas más antiguas
obtenidas hasta ahora ubican a las sociedades formativas hacia el 100 DC es
probable que con la profundización de las investigaciones poco a poco se
establezca un límite más temprano. Varios factores como el aumento
demográfico, los cambios climáticos y el deterioro ambiental producido por
la explotación cada vez más intensiva del territorio llevaron al surgimiento

60
Cuadro 6.2 | Cuadro cronológico general (continuación)

de sociedades más complejas con el surgimiento de la organización en


cacicazgos que eran hereditarios durante el período de Desarrollos
Regionales. Este proceso se ve truncado por la invasión inca
(aproximadamente en 1490) y muy poco después (1535) la española.
El período Hispano-Indígena se caracteriza por un cambio profundo en el
manejo territorial y la mercantilización de la economía, es decir la
implementación de una economía de mercado con centros económicos en
regiones lejanas. Con el establecimiento de la colonia la situación
gradualmente se estabiliza, las rutas mercantiles se hacen más seguras y
surgen movimientos tendientes a la independización de la Corona española
que culminan con la declaración de la independencia en 1816 y el
establecimiento de la República.

LA SITUACIÓN ACTUAL : LA COMUNIDAD DE BASE EL PICHAO


A partir de los años ‘90 se viene desarrollando una fuerte reivindicación
indigenista, surgida en los ’70 y reprimida durante el gobierno militar de 1976-
1983, que es retomada especialmente desde los cambios introducidos en la
Constitución Argentina en 1994. La nueva constitución reconoce la
preexistencia étnica y cultural de pueblos originarios que tienen derecho a la
posesión comunitaria de los territorios que ocupan tradicionalmente. Esto llevó
a la aparición, reemergencia o creación de un número creciente de
comunidades que reclaman ser de la “Nación Diaguita-Calchaquí”, agrupados
en la Unión de Pueblos Diaguitas. Estas comunidades fundan su legitimidad
entre otras cosas en la profundidad histórica de su existencia.

De las 16 comunidades aborígenes que se encuentran en Tucumán, las de


Quilmes y Amaicha son las más numerosas, y en total hay 19.317 personas
autoidentificadas como aborígenes. La Comunidad India Quilmes es una de las
primeras en entrar en la lucha por la reivindicación de sus derechos desde los
años ’70 y actualmente está en un punto activo y combativo de recuperación
territorial con enfrentamientos permanentes con particulares y negociaciones
con el Estado. Está conformada por 16 Comunidades de Base entre las cuales se
encuentra la de El Pichao. En definitiva, la legitimación reivindicada por los

61
Quilmes se apoya en una profundidad histórica que los remonta al Edicto Real
de 1716 cuando el rey Felipe V de España mediante una Cédula Real devuelve a
las comunidades de Amaicha y Quilmes sus antiguos territorios. Este
documento es reconocido por el Escribano de Hacienda, Cabildo y Guerra en la
ciudad de Buenos Aires el 6 de mayo de 1853, quien lo transcribe por orden del
Gobernador Antonio de Andonaegio con el objetivo de determinar con claridad
el estado de las tierras de las comunidades. En 1892, se protocoliza la Cédula
que había sido enviada 176 años antes por la Corona Española.

62
CAPÍTULO 7
Agricultura prehispánica en El Pichao
Lefebvre, M. Gisela.

Los inicios de la agricultura en América del Sur tuvieron lugar en la zona de los
Andes Septentrionales, en Perú y en la zona Amazónica hace unos 5500 años.
Este desarrollo llevó a profundos cambios sociales, las sociedades que antes
eran cazadoras-recolectoras pasaron a ser productoras de sus alimentos.
Aunque no siempre sucede, normalmente el proceso de domesticación de las
plantas va acompañado de la domesticación de los animales.

En el Noroeste Argentino no existen evidencias de domesticaciones locales. Sin


embargo, hace unos 3000 años atrás muchas sociedades adquirieron esta
tecnología, lo que llevó al desarrollo de una serie de cambios no sólo en la
cultura, con el surgimiento de la etapa agroalfarera, sino también en el paisaje,
dado que el trabajo invertido en adecuar los campos para cultivo produjo
profundo impacto a nivel regional.

En el valle de Santa María las actividades agrarias se iniciaron hace


aproximadamente 2000 años. Las principales zonas de producción agrícola se
concentraban sobre las laderas de las sierras a ambos márgenes del valle y en
los piedemontes, donde había suficiente agua. En general, los sitios con mayor
ocupación agrícola estaban asentados en los conos aluviales con ríos más
importantes, como es el caso de El Pichao, El Arbolar, Talapazo y Quilmes en
nuestra región. Como la disponibilidad de agua no fue igual a lo largo de todos
los siglos en que estas poblaciones vivieron en la zona, los asentamientos
cambiaron de lugar a lo largo del tiempo. Durante el Período Formativo, entre
el 500 AC y el 1000 DC el ambiente era más húmedo permitiendo la explotación
agrícola de mayores superficies de los conos aluviales. Más tarde, durante el
Período de Desarrollos Regionales (entre el 1000 y el 1480 DC) hubo grandes
sequías y los campos de cultivos estuvieron ubicados sobre todo en los ápices
de los abanicos aluviales donde era posible hacer llegar el agua, que era un

63
recurso escaso. El sitio arqueológico El Pichao estuvo ocupado durante todo el
período agroalfarero, aunque la época más visible es la de Desarrollos
Regionales. Durante este período de ocupación, las viviendas estaban
agrupadas muy próximas del río El Pichao en el ápice del cono activo y
separadas en general de los campos de cultivo, ubicados un poco más abajo.

CONSTRUCCIONES AGRÍCOLAS
La producción agrícola muchas veces requiere de la aplicación de técnicas que
faciliten la actividad y favorezcan la protección de los suelos. Existen en el
mundo muchos desarrollos relacionados con estas prácticas, que varían según
las características del ambiente donde están asentados los pueblos. En el caso
del valle de Santa María en general y de El Pichao en particular las
construcciones más comunes orientadas a esta actividad son las terrazas
agrícolas, las líneas de piedra y los despedres (Fig. 7.1). El objetivo de las dos
primeras es disminuir la pendiente de un lugar, en el primer caso mediante la

Fig. 7.1 Vista oblicua de estructuras agrícolas: terrazas de cultivo (en amarillo) y
despedres (en rojo).

64
Fig. 7.2 Vista aérea de baja altura de un campo agrícola, las flechas amarillas señalan
las paredes de las terrazas agrícolas y las rojas los despedres.

construcción de muros de contención, y en el segundo, mediante la disposición


de piedras perpendiculares a la pendiente para evitar que el suelo se erosione
a medida que es laboreado. Además de crear una topografía más suave y
estable, estas construcciones favorecen la acumulación de sedimento detrás de
los parapetos, mejoran el control del agua (sea de riego artificial o simplemente
la distribución y retención del agua de lluvia) y modifican el microclima de la
zona porque las piedras con las que están construidas las paredes retienen calor
durante el día que liberan a la noche disminuyendo la probabilidad de heladas.
Los despedres son simplemente acumulaciones de piedra producto de la labor
de limpieza del campo para laborearlo. Normalmente se disponen
longitudinales a la pendiente o en suaves zig zags. Todas estas estructuras
pueden ser observadas en El Pichao en la zona del cono activo donde se asienta
el sitio arqueológico (Fig. 7.2).

Un aspecto muy importante de las prácticas agrícolas en la zona es que no se


utilizaba el arado como lo conocemos ahora, sino que se usaba un arado de pie

65
Fig. 7.3 Herramientas tradicionales utilizadas y actividades del ciclo agrario según la
crónica escrita por Felipe Guamán Poma de Ayala en 1615 en Perú.

que era una especie de azada con una hoja de piedra y un lugar donde apoyar
el pie para lograr más penetración en el terreno. Este sistema es mucho menos
agresivo sobre el terreno ayudando a la preservación de la tierra (Fig. 7.3).

66
Ya desde tiempos remotos, la adecuación de los campos para agricultura
incluyó la construcción de acequias de diversas características para la
distribución de agua, sean alimentadas por represas o mediante simples tomas
de agua en los ríos.

ESPECIES CULTIVADAS
En el valle de Santa María se han encontrado evidencias de numerosas especies
cultivadas durante tiempos prehispánicos. Entre las más importantes podemos
citar el maíz (Zea mays), el poroto (Phaseolus sp.), el zapallo (Cucurbita sp.), la
quinoa (Chenopodium quinoa) y el amaranto (Amaranthus sp.), además de
diversas variedades de tubérculos. Aparte de las especies cultivadas, entre los
vegetales aprovechados por las poblaciones prehispánicas destaca la
recolección de la algarroba (Prosopis nigra) y del chañar (Geoffroea
decorticans), ambos de alto valor nutricional.

Los estudios realizados mediante el análisis de restos de vegetales quemados


proveniente de muestras de excavaciones arqueológicas realizadas en El Pichao
han permitido identificar maíz, poroto, zapallo, quinoa y/o amaranto. Todas
ellas se han identificado en los demás sitios arqueológicos del valle.

67
CAPÍTULO 8
Los artefactos arqueológicos de El pichao
Maldonado, Mario G.

En su relación con la naturaleza, los grupos humanos que habitaron El Pichao a


lo largo del tiempo tomaron diversas materias primas bióticas y abióticas del
ambiente (arcilla, rocas, madera, etc.) para fabricar artefactos. Estos objetos
intervinieron activamente en la subsistencia económica, las relaciones sociales,
políticas e ideológicas internas y con otros grupos humanos, y participaron en
la transformación de esas relaciones.

Es posible que la localidad de El Pichao fuera ocupada antes por grupos de


cazadores recolectores como sucedió en otros lugares del valle, pero casi no
existen evidencias materiales de ello. Los artefactos arqueológicos más
frecuentes en El Pichao son casi exclusivamente el producto de ocupaciones
humanas semisedentarias y sedentarias agrarias desarrolladas a lo largo de los
últimos 2000 años. Consisten mayormente de fragmentos de cerámica e
instrumentos de rocas o minerales, aunque también se hallaron objetos de
metal, madera, hueso, vidrio, lana, fibra vegetal y calabaza.

ARTEFACTOS DE CERÁMICA
En El Pichao existen cerámicas producidas y usadas por sus habitantes en
diferentes épocas, durante los períodos Formativo (ca. 100-1000 DC),
Desarrollos Regionales (1000-1480DC), Inca (1480-1535 DC) e Hispano-Indígena
(1535-1665 DC).

Aunque es posible que algunas vasijas fueran adquiridas a través del


intercambio de bienes materiales con otras poblaciones, la mayor parte de ellas
fue fabricada localmente. Para hacerlo, los artesanos obtenían arcillas de los
alrededores del asentamiento, a la que agregaban arena, mica, o cerámica
molida y las mezclaban. Con ello formaban una pasta, a partir de la cual se
elaboraba una base circular. Sobre ella se iban levantando las paredes de la

68
pieza agregando rollos de arcilla de forma sucesiva, uniéndolos con las manos
y/o algún objeto. Una vez que le daban la forma deseada las alisaban con un
marlo de maíz o con una piedra pequeña, y a veces eran pulidas hasta quedar
brillosas. Finalmente, las piezas eran cocidas, posiblemente en estructuras de
combustión a cielo abierto, teniendo en cuenta que en El Pichao no se hallaron
hornos o pozos de cocción en el suelo. De esta forma se fabricaban ollas,
cántaros, urnas, pucos y tazas.

La mayor parte de estos recipientes fueron vasijas ordinarias, es decir, en su


mayor parte de paredes espesas, pasta gruesa, superficies alisadas y sin
decoración. En menor medida se fabricaron vasijas finas, de paredes más
delgadas, pasta fina, superficies alisadas y pulidas, y decoradas mediante
diversas técnicas (modelado, pastillaje, incisión, grabado, pintura y sus
combinaciones). Durante el Período Formativo la mayor parte de la cerámica
fabricada corresponde a vasijas ordinarias, mientras que durante el de
Desarrollos Regionales aumenta la cantidad de vasijas finas.

Las formas de fabricar las vasijas ordinarias y finas fueron cambiando a lo largo
del tiempo: variedades específicas de pastas, formas, técnicas y los motivos
decorativos fueron combinadas repetidamente definiendo “estilos”. Estos
estilos aparecieron, se “pusieron de moda” y desaparecieron durante épocas
específicas, por lo que son buenos indicadores del tiempo al que corresponden.
En El Pichao la cerámica corresponde a diferentes estilos cerámicos
característicos de los períodos Formativo, de Desarrollos Regionales, Inca e
Hispano-Indígena (Fig. 8.1). Cerámicas de estos tipos y estilos están presentes
comúnmente en los demás sitios arqueológicos del valle de Santa María, tales
como Tolombón, Quilmes, Las Mojarras, Rincón Chico Masao, Caspinchango,
Andalhuala, etc.

Además de la elaboración de recipientes, durante el Período Formativo se


fabricaron pipas de cerámica. En El Pichao también se hallaron algunas figurinas
de forma humana correspondientes al Período de Desarrollos Regionales.
Finalmente, también se elaboraron torteros en cerámica, usados en el hilado de
lana, y moldes para elaborar artefactos de metal.

En las casas, las ollas y grandes vasijas ordinarias eran usadas para cocinar y
almacenar líquidos y alimentos, y las más pequeñas tales como pucos y tazas

69
Fig. 8.1 Estilos y tipos cerámicos prehispánicos presentes en el valle de Yocavil:
Vaquerías (a-b), ordinaria pulida (c), Candelaria modelado (d-e), Candelaria inciso (f-h)
y Ciénaga inciso (i), Guachipas polìcromo (j), Shiquimil geométrico (k), San José tricolor
(l), Peñas Azules (m), Lorohuasi tricolor (n), Loma Rica bicolor (o), Santa María tricolor
(p-q), Santa María bicolor (r-s), Santa María negro sobre rojo (t), Inca provincial (u),
Caspinchango (v), Famabalasto negro grabado (w), Famabalasto negro sobre rojo (x),
Yocavil bicolor (y), Yocavil polícromo (z).

70
eran útiles para servir y consumir alimentos y bebidas. En celebraciones
familiares o comunitarias estas vasijas debieron ser usadas para los mismos
fines alimenticios, las pipas para fumar hierbas alucinógenas y las figurinas
como ofrendas. Los recipientes cerámicos y las figurinas también eran incluidos
en los entierros humanos de adultos como ofrendas o ajuar. Algunas vasijas
eran usadas antes en otras actividades y otras eran fabricadas exclusivamente
para ser ofrendadas a los muertos. Grandes vasijas ordinarias eran utilizadas
como urnas funerarias de infantes, pero durante el Período de Desarrollos
Regionales fue habitual en el valle el uso de urnas decoradas de estilo
santamariano, tal como una hallada en el montículo ceremonial de El Pichao
(Fig. 8.2).

ARTEFACTOS DE PIEDRA
Los habitantes de El Pichao fabricaron y utilizaron artefactos de piedra a lo largo
de miles de años. Aunque no existen casi indicios de presencia humana más
antigua que 2000 años antes del presente, se halló una punta de proyectil
lanceolada, similar a otras encontradas en otros sitios arqueológicos del
noroeste y centro de Argentina y norte de Chile, denominadas “puntas
Ayampitin”, fabricadas por grupos de cazadores-recolectores que existieron
hasta 8600-3400 años antes del presente (Fig. 8.3a).

Resulta más claro que los artefactos de piedra de El Pichao fueron fabricados
por los grupos humanos que habitaron la localidad durante los períodos
Formativo (ca. 100-1000 DC), de Desarrollos Regionales (1000-1480 DC), Inca
(1480-1535 DC) e Hispano-Indígena (1535-1665 DC). Para ello emplearon el
cuarzo, y en menor cantidad esquisto y granito, materias primas locales
disponibles en la Sierra de Quilmes y en el lecho de los ríos y arroyos. También
utilizaron con menor frecuencia basalto y obsidiana (vidrio volcánico), esta
última procedente de la Puna y que fue obtenida por medio de redes de
intercambio.

Para la confección de artefactos móviles usualmente el artesano conseguía un


canto rodado o trozo de piedra, a partir del cual obtenía un trozo de roca (forma
base), y sobre él tallaba el artefacto mediante percusión y/o lo retocaba

71
Fig. 8.2 Urna funeraria santamariana y su ubicación en el montículo ceremonial de El
Pichao.

mediante presión. De esta forma fabricaron puntas de flecha de forma


triangular y base escotada en obsidiana o en cuarzo y artefactos de filo tales
como cuchillos o muescas. Otros artefactos fueron fabricados por picado y
pulido, tales como las hachas de basalto, molinos y manos de esquisto o granito.

72
Fig. 8.3 Puntas de proyectil (a-b), perforador (c), lascas retocadas (d-e), raspador (f).

En los sectores habitacionales de El Pichao son frecuentes los desechos de talla


y los artefactos utilitarios. Entre los instrumentos de punta puede mencionarse
las puntas de flecha de forma triangular y base escotada, utilizadas para la caza
o como arma en los conflictos con otros grupos humanos, y perforadores que
pudieron utilizarse para agujerear cueros. Entre los artefactos de filo, se usaron
desechos de talla sin retocar o retocados, cuchillos y muescas para cortar cuero,
carne, hueso, madera etc. y raspadores para trabajar cuero o madera (Fig. 8.3).
Los molinos móviles, morteros múltiples en grandes bloques de piedra y manos
fueron empleados para moler semillas de maíz o de algarroba, minerales para
fabricar pinturas o para la metalurgia.

Otros artefactos de piedra menos frecuentes tuvieron un uso ritual o funerario


y fueron hallados en tumbas. Por ejemplo, en un entierro hallado en la
quebrada del Águila se encontró una pipa de piedra. En el montículo ceremonial
se halló una urna santamariana con un infante (Fig. 8.2), la cual contenía en su
interior numerosas cuentas de collar fabricadas en malaquita y azurita, dos
especies minerales procedentes de lugares lejanos y que al igual que la
obsidiana debieron obtenerse a través de redes de intercambio.

73
Los conjuntos de artefactos de piedra de El Pichao son similares a los de otros
sitios arqueológicos formativos y de Desarrollos Regionales, tales como
Tolombón o Soria 2 en Andalhuala.

OBJETOS MENOS FRECUENTES


En El Pichao se ha registrado excepcionalmente la presencia de artefactos de
metal, hueso, vidrio, lana, fibra vegetal y calabaza, casi exclusivamente en
tumbas y muy raramente en sectores habitacionales de los períodos de
Desarrollos Regionales (1000-1480 DC), Inca (1480-1535 DC) e Hispano-
Indígena (1535-1665 DC). La baja cantidad de artefactos de metal y vidrio hace
suponer que eran excepcionales en aquellos tiempos, pero la escasa frecuencia
de aquellos elaborados en materiales biológicos puede ser consecuencia de la
descomposición natural.

Los hallazgos de artefactos de metal en El Pichao son muy escasos y todos


correspondientes a las ocupaciones de los períodos de Desarrollos Regionales,
Inca e Hispano-Indígena. Se trata de objetos de cobre que debieron ser de
fabricación local o vallista, mientras que los de hierro fueron traídos por los
españoles y obtenidos por intercambio u otros mecanismos.

Dentro de una estructura excavada en el sector habitacional de El Pichao, cuya


ocupación corresponde al Período de Desarrollos Regionales, se halló un molde
para la elaboración de metales de forma circular confeccionado en gruesa arcilla
refractaria, junto con una pequeña estructura de combustión, cerámica, huesos
y semillas quemadas (Fig. 8.4). Además, se halló un molde en la superficie de
otra estructura y otro fue hallado por un poblador local. Todo ello recuerda al
taller metalúrgico de Rincón Chico ubicado al sur de la Sierra de Quilmes,
también del Período de Desarrollos Regionales e Inca, donde se encontraron
moldes, crisoles y cucharas. Allí los fragmentos de minerales de cobre fueron
molidos para separar los estériles. Luego se fundieron en crisoles (recipientes
cerámicos en forma de cuencos) calentados en fogones, aplicando ventilación
forzada mediante sopladores de boca para alcanzar las temperaturas
requeridas. Posteriormente se usaron intermediarios o cucharas (piezas
cerámicas similares a los crisoles, pero con una perforación circular en el fondo
cerrada con un tapón), para drenar el metal fundido sobre los moldes con los

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Fig. 8.4 El Pichao, (a) estructura habitacional y (b) molde de metalurgia hallado.

cuales se fabricaron los artefactos, aplicando la técnica de la cera perdida para


objetos de formas o decoración compleja.

En El Pichao, los escasos objetos de metal conocidos fueron encontrados en su


mayoría en contextos rituales y funerarios. En el montículo ceremonial donde
se halló el entierro de infante en urna santamariana del Período de Desarrollos
Regionales (Fig. 8.2), se encontró un pequeño adorno realizado con alambre de
cobre debajo de una piedra, el cual debió ser una ofrenda ritual. En el
cementerio de la Quebrada de Amancay, entre los ajuares de los enterratorios
del Período Hispano-Indígena, se hallaron objetos de hierro tales como cuchillos
de forma europea, un cincel y una tijera, una chapita y remaches de cobre en
mangos de madera, fragmento de un anillo de cobre, una pinza y un brazalete
de cobre. En otros cementerios tardíos del valle de Yocavil y del NOA se hallaron
objetos de metales tales como cinceles, hachas, discos decorados y campanas
ovales, estos tres últimos debieron ser atributos jerarquía social (Fig. 8.5).

Por otro lado, en un sector funerario de El Pichao se hallaron algunos


fragmentos de textiles en lana de llama de color marrón, tejidos mediante la
técnica de faz de urdimbre. Los textiles encontrados dentro de las tumbas son

75
Fig. 8.5 Campana oval (a), manopla (b), hachas (c-e) y placas (f-g) de bronce del
Noroeste Argentino.

más compactos y de fibra más fina que los hallados fuera de las mismas.
Artefactos elaborados con otros materiales fueron hallados exclusivamente en
tumbas, tales como mangos de cuchillos y “campanas” realizados en madera,

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cuentas de collar en hueso, cuentas de vidrio de procedencia europea, restos
de cestería en fibra vegetal, y un sonajero de calabaza.

Es posible que los artefactos mencionados en este capítulo sirvieran para


denotar diferencia de estatus social. En El Pichao se ha propuesto que durante
el Período Hispano-Indígena y posiblemente durante el de Desarrollos
Regionales, existieron al menos dos estratos sociales reflejados en los ajuares
funerarios del cementerio de Amancay, evidenciados en diferencias en la
cantidad, variedad y presencia o ausencia de objetos escasos y valiosos (ej.
metales, líticos en materias primas de lugares lejanos, cuentas de vidrio).

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