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DE EL PICHAO
EL PICHAO NOS HABLA
DE EL PICHAO
ALEJANDRA BELÉN DIP Y MARÍA MARTA SAMPIETRO VATTUONE
(EDITORAS)
LABORATORIO DE GEOARQUEOLOGÍA
FACULTAD DE CIENCIAS NATURALES E INSTITUTO MIGUEL LILLO
UNIVERSIDAD NACIONAL DE TUCUMÁN
TUCUMÁN – 2018
© Autores
ISBN: 978-987-778-975-1
Depósito legal:
El texto está orientado al público general, pero fue especialmente pensado para
ser utilizado por los niños y docentes de la zona. Por esta razón, hemos
intentado mantener en todo momento un lenguaje sencillo, a través de una
serie de capítulos que abordan diversos temas: desde la ubicación de El Pichao
en el mundo, sus características fisiográficas, paisajísticas y biogeográficas,
hasta las últimas investigaciones arqueológicas, sin olvidar a la gente que lo
habita en el presente, sus intereses y aspectos productivos.
Laboratorio de Geoarqueología
Facultad de Ciencias Naturales e IML
Universidad Nacional de Tucumán
Diciembre 2018
AUTORES
Alejandra Belén Dip
BIBLIOGRAFÍA …………………………………………………………………………..78
CAPÍTULO 1
Ubicación geográfica de El Pichao
Sampietro Vattuone, María M.; Galíndez, Exequiel A.
El piedemonte está surcado por numerosos ríos que bajan de las montañas.
Algunos de los más importantes que descienden por la Sierra de Quilmes son
los ríos Los Chañares, Quilmes, Talapazo, Pichao y Managua (Fig. 1.1). Estos
tienen carácter estacional, es decir que sólo llevan agua en cierta época del año
(verano), en parte por las características del clima y en parte porque sus aguas
son aprovechadas por la población para el consumo y el riego.
El clima en la zona es árido, las lluvias no exceden los 200 mm anuales y caen
sobre todo en verano entre noviembre y marzo. Los inviernos suelen ser muy
secos. La temperatura media anual no supera los 18ºC. En invierno se producen
heladas con temperaturas por debajo de 0ºC y en verano la temperatura puede
superar los 30ºC. Estos rasgos condicionan muchos elementos típicos del
paisaje local y regional. La vegetación está adaptada a este clima con
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Fig. 1.1 Mapa de ubicación de El Pichao en el valle de Santa María.
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del Valle, dentro del departamento Tafí del Valle en la provincia de Tucumán
(Argentina) (Fig. 1.1).
Departamento Tafí del Valle); esto representa una densidad poblacional de 3,1
hab/km . Toda la población es rural según la organización política del Estado de
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15
Cuadro 1.1 | Clasificación de las rocas
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LA COMUNIDAD DE BASE EL PICHAO
La población de El Pichao está compuesta por unos 175 habitantes (60 familias)
que viven de la producción agropastoril de sus parcelas, las cuales ocupan unas
123 hectáreas bajo riego. Se trata de minifundios que se autoabastecen
mediante la producción de durazno, membrillo y nuez, entre los cultivos más
importantes. Complementado con manzana, cayote, tuna e higo y en menor
cantidad frutilla. La producción de dulces (Fig. 1.2) es de excelente calidad y
suele comercializarse, junto con la nuez y fruta deshidratada, en mercados
locales. Dada la importancia que tiene esta producción para la localidad desde
hace tiempo se celebra durante el mes de febrero la Fiesta Provincial de los
Dulces Artesanales. Existe un sistema de riego en El Pichao consistente en dos
subsistemas, uno de los cuales tiene una toma fija y el otro una rústica. Las
fuentes de agua son los ríos Pichao y Trancas. Las acequias suman en total 3050
metros de longitud.
También se realiza cría extensiva de ganado caprino y ovino (Fig. 1.3), que se
aprovecha localmente tanto para carne como para lana, llegando incluso a la
producción artesanal de tejidos realizados con materia prima local.
Normalmente los animales son enviados a pastar en las zonas menos
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Fig. 1.3 Corrales y manejo del ganado caprino.
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CAPÍTULO 2
El paisaje de El Pichao
Peña Monné, José L.
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Los conos aluviales son formas de relieve típicas de medios áridos, como el valle
de Santa María y otras cuencas parecidas como el valle de Tafí, el valle del río
Calchaquí o la Quebrada de Humahuaca. Todas ellas presentan en sus áreas
marginales estos abanicos de sedimentos formados por las quebradas
torrenciales a lo largo de miles de años de actividad, de manera que son una
parte esencial de sus paisajes.
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La construcción de estos conos ha necesitado una gran energía para el
transporte de grandes cantidades de material erosionado en las cabeceras (o
curso alto) y en los valles (o curso medio) para luego ser distribuido en el cono
(curso bajo) (Fig. 2.1). Si observamos su composición sedimentaria se trata de
grandes bloques, gravas, arenas y limos finos; se necesitan fuertes pendientes
y grandes caudales para movilizarlos a tanta distancia. Sin embargo, las
quebradas del valle de Santa María, aunque presentan las pendientes
adecuadas, sólo disponen normalmente de uno o varios canales con cierta
actividad, con crecidas durante el verano, en que aumenta su caudal y
normalmente puede provocar pequeñas corridas de barro y piedras que apenas
superan la capacidad de estos canales. En realidad, el cono aluvial se construye
de forma más catastrófica, en momentos excepcionales de lluvia altamente
concentrada en poco tiempo que provocan grandes crecidas. La quebrada
muestra entonces toda su energía y expande agua y sedimento por todo su
cono, generando lo que se denomina en esta región un “volcán”. Los materiales
más gruesos los deposita cerca del ápice o zona de salida (Fig. 2.2a), los de
tamaño medio (gravas, gravillas) en la zona media del cono y las arenas y limos
en la parte terminal o distal (Fig. 2.2b), ya junto al lecho del río principal (Fig.
2.1).
En el valle de Santa María, en el sector de Colalao del Valle se produce (Figs. 2.3,
2.4) la confluencia de una gran cantidad de conos aluviales que forman una gran
llanura en su parte terminal en continuidad con el lecho fluvial del río Santa
María. La llanura está surcada por múltiples canales, que se hacen notar en el
trazado de la ruta Nacional 40 en forma de numerosos badenes por donde
circula el agua cuando llueve. Allí llegan las aguas de los ríos Anchillos, Managua,
Fig. 2.2 (a) Materiales gruesos (bloques y gravas) sedimentados en el ápice del abanico
aluvial de El Pichao; (b) arenas depositadas en las zonas distales del abanico aluvial.
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Pichao, Las Chilcas y Talapazo (Fig. 2.3), que drenan una parte importante de la
Sierra de Quilmes, aunque gran parte circula de forma subálvea (por debajo de
la superficie) y profunda al tratarse de un medio muy poroso, de forma que el
agua es visible normalmente sólo en los sectores de los ápices. Allí es donde los
ríos pueden proporcionar el agua suficiente a los núcleos de población y los
cultivos para superar el déficit hídrico del clima adverso, aunque para ello
tienen que almacenarla, conducirla y utilizarla racionalmente.
Fig. 2.3 Mapa geomorfológico de El Pichao mostrando las edades de los diversos conos
aluviales que componen la zona.
22
Fig.
Fig.2.4
2.4.Conos
Conosde
de los
los ríos Pichao
PichaoyyManagua
Managuay yubicación
ubicacióndede
laslas poblaciones.
poblaciones.
23
Pichao, que en ese tiempo no bajaba directamente hacia el río Santa María
como ahora, sino que iba hacia el Managua.
Más tarde, entre hace unos 13000 y 4200 años atrás empezó a formarse el cono
intermedio. Las casas y parcelas más importantes de El Pichao están asentadas
mayormente sobre la superficie de este cono que está ubicado unos 8 m por
encima del curso actual del río. Aunque hoy vemos que el río está muy estable,
el análisis de la pendiente de la superficie de este cono permite inferir que
durante su formación hubo períodos en que, al igual que cuando se formó el
cono antiguo, el río Pichao giraba hacia el norte y desembocaba sobre el río
Managua. En la actualidad, como el río Pichao ha ido profundizando su cauce,
este cono intermedio ha quedado como una acumulación más alta que impide
Fig. 2.5 (a) Ubicación de los conos antiguos y pueblo; (b) ubicación de los conos antiguo,
intermedio y reciente; (c) cono intermedio y reciente de El Pichao y localización del
sitio arqueológico y pueblo actual.
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que los ríos Pichao y Managua vuelvan a juntarse. Es muy probable que esta
zona de cono intermedio tan amplia se haya conservado porque existen varios
cerros estructurales separados de la Sierra de Quilmes que han favorecido su
retención (Fig. 2.5b), ya que han desaparecido del resto de la zona. También se
conservan depósitos de esta época en la zona apical de los conos de las
quebradas del Managua y Talapazo.
Finalmente, están los conos recientes (Fig. 2.5c) formados durante los últimos
4200 años y que todavía presentan actividad, es decir que el río de vez en
cuando los inunda. Esta es la zona que aprovecharon los indígenas del pasado
pasa asentarse y sobre ella está el sitio arqueológico.
El pueblo de El Pichao, por lo tanto, ocupa diferentes niveles de los viejos conos
del río Pichao, destacando la gran extensión del cono intermedio (Fig. 2.3). Toda
la población y la mayor parte de las áreas cultivadas quedan a salvo de las
crecidas de los ríos Pichao y Managua. Sin embargo, en el pasado el núcleo
habitado estaba situado en la zona de los conos recientes del río Pichao (Fig.
2.5a), más cerca del agua, pero con un mayor riesgo como consecuencia de la
dinámica fluvial. Este problema se mantiene en la actualidad, ya que el sitio
arqueológico El Pichao se ve afectado por las avenidas del río.
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CAPÍTULO 3
La vegetación en El Pichao
Dip, Alejandra B.
✓ la provincia del Monte, desde el fondo del valle hasta los 2400 msnm,
con sus dos principales tipos de comunidades: los bosques de
algarrobo y las estepas arbustivas. Es la principal en términos de
cobertura: ocupa el 60% del territorio del valle tucumano.
✓ la provincia Prepuneña, entre los 2400 y los 3000 msnm, con
comunidades compuestas por gramíneas, algunas arbustivas,
cactáceas y bromelias terrestres.
✓ la provincia Puneña, entre los 3000 y 3700 msnm, con predominancia
de arbustivas y pajonales.
✓ la provincia Altoandina, entre los 3700 y 4600 msnm, con
comunidades de gramíneas.
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Cuadro 3.1 | La fitogeografía
Fig 3.1 Perfil de elevación del valle de Santa María a la altura de Colalao del Valle. La
posición ocupada por las diferentes formaciones vegetales está representada por
diferentes colores. También se muestra la posición de El Pichao.
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Las especies son referidas por su nombre común y por su nombre científico.
Presentamos fotografías de algunas de estas especies en las Fig. 3.2 y 3.3.
En los sectores más altos, por encima de los 2100 msnm y hasta los 2400,
comienzan a aparecer con mayor frecuencia especies prepuneñas típicas y la
formación pasa a denominarse estepa arbustiva de xerófilas con cactáceas.
Puede ser considerada un ecotono, esto es, una zona de transición entre monte
y prepuna. A las especies arbustivas se suman otras, menos frecuentes en
altitudes más bajas, como el pintabarba (Caesalpinia trichocarpa), y la boca de
conejo (Justicia tweediana). Este tipo de formación se encuentra más
desarrollado en la región occidental del valle, donde se encuentra El Pichao.
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En algunos sectores del valle también es posible encontrar comunidades
edáficas, es decir, formaciones cuyo desarrollo depende más del suelo que del
clima. Una de ellas es el arbustal halófito, en el cual las especies arbustivas
dominantes presentan adaptaciones a las condiciones de aridez y salinidad del
suelo. Algunas de ellas son el cachiyuyo (Atriplex lampa) y el jume (Suaeda
divaricata).
Los bosques de algarrobo sólo pueden desarrollarse donde existe agua
subterránea permanentemente disponible, principalmente a orillas del río
Santa María y sus afluentes principales. En la región es el único tipo de
formación con predominio de árboles. Especies comunes son el algarrobo
blanco (Prosopis alba), el algarrobo negro (Prosopis nigra), y con menor
frecuencia, el arca (Acacia visco) y el chañar (Geoffroea decorticans). Entre las
especies arbustivas comunes, se encuentran el tomate de zorro (Lycium sp.), el
jume (Suaeda divaricata) y el atamisqui (Capparis atamisquea).
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Cuadro 3.3 | Las xerófitas o plantas xerófilas (continuación)
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Fig 3.2 Vegetación de El Pichao: (a) Prosopis torquata, churqui; (b) Cereus
aethiopis, ucle; (c) Larrea divaricata, jarilla; (d) Prosopis nigra, algarrobo negro; (e)
Cercidium praecox, brea; (f) estepa arbustiva, destacan las plantas de montenegro
(Bulnesa shickendantzii).
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Fig 3.3 Vegetación de El Pichao: (a)
Echinopsis terscheckii, cardón; (b)
Justicia tweediana, boca de conejo;
(c) fruto de Caesalpinia trichocarpa,
pintabarba.
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CAPÍTULO 4
La fauna de El Pichao
Bertini Sampietro, M. Sofía
En los anfibios se produce uno de los fenómenos más interesantes, que consiste
en la hibernación en estaciones secas, dentro de cuevas que encuentran o que
ellos mismos cavan, esperando a la lluvia para aparearse y poner huevos. Esta
estrategia es necesaria debido a la dependencia que tienen del agua en la etapa
larvaria de su ciclo de vida. Los insectos, por su parte, son capaces de absorber
agua de las paredes de madrigueras que se encuentren húmedas.
33
Cuadro 4.1 | Biodiversidad
El hábito de cavar cuevas para pasar en ellas las horas más calurosas del día es
compartido por pequeños mamíferos y reptiles. Algunos reptiles que viven en
cuevas tienen hábitos de caza nocturnos para evitar el calor del día.
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ESPECIES SILVESTRES
MAMÍFEROS
En las grandes alturas se han visto felinos carnívoros tales como el puma o león
americano (Felis concolor) y también animales herbívoros como la taruca o
huemul del norte (Hipocamelus antisensis), también camélidos como el
guanaco (Lama guanicoe) y la vicuña (Vicugna vicugna), en peligro de extinción.
En zonas de menor altura pueden verse otros carnívoros tales como el zorro
colorado (Dusicyon culpaeus), el zorro gris chico (Dusicyon griseus) y el gato
montés (Felis geoffroyi).
REPTILES Y ANFIBIOS
Las personas atraídas por las bellezas naturales de los medios áridos se
encuentran a menudo con integrantes de una fauna que no siempre son
valorados y, por el contrario, tradicionalmente son considerados «feos»,
«peligrosos», «malos» y otras características negativas que en realidad
responden a prejuicios. Los anfibios y reptiles son depredadores que regulan
poblaciones de otros animales, siendo por lo tanto de gran valor en el
mantenimiento del equilibrio natural. Sin embargo, los mitos, leyendas y falsas
creencias que existen sobre ellos han hecho que no se los considere
importantes y sean perseguidos. Estas prácticas nocivas para el ambiente
deberían acabar para preservar así la rica fauna local en buen estado, dado que
un desequilibrio en el ecosistema podría hacer que las especies reguladas por
estos animales proliferen de forma desmedida creando tanto problemas
ecológicos como sociales, al poder llegar a constituir plagas.
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Fig 5.1 Algunas especies que conforman la fauna
de El Pichao: (a) Felis concolor, puma; (b) Melaner
pescactorum, carpintero de los cardones; (c)
Bothrops ammodytoides, yarará; (d) Hypsiboas
riojanus, boana riojana; (e) Spinus spinescens,
jilguero; (f) Chiamyphorus truncatus, pichi ciego.
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I NOFENSIVOS
Los reptiles y anfibios de la zona aprovechan para protegerse o hibernar las
cuevas ya construidas por roedores o se cobijan debajo de troncos, rocas o
huecos en el suelo, algunos de ellos son: el lagarto ututo (Tupinambis sp.) o la
viborita ciega (Amphisbaena plumbea), muy comunes hasta en el interior de las
casas de las personas.
Otro reptil curioso de la zona es la falsa coral (Lampropeltis sp.), que tiene el
aspecto similar al de una coral verdadera y peligrosa (Micrurus sp.), pero no
posee ningún tipo de veneno, mata estrangulando a sus víctimas y usan su
parecido con la coral como defensa ante los predadores. Se diferencian
externamente por el color del vientre sobre el que reptan: mientras que en la
coral los anillos se completan alrededor del cuerpo, en la falsa coral se
encuentran interrumpidos por una franja blanquecina en el vientre.
P ELIGROSOS
Antes de describir las serpientes, es importante resaltar que, además de
respetarlas y no matarlas, no se debe tratar de capturarlas, por la posibilidad de
que ocurran mordeduras. Hay un conjunto de precauciones que se puede tomar
para evitar los accidentes y si aun así ocurren, existe una serie de
recomendaciones que se deben tener en cuenta para no aumentar la gravedad
del problema.
37
Cuadro 4.2 | Precauciones: evitar accidentes con serpientes venenosas
38
Cuadro 4.2 | Precauciones: evitar accidentes con serpientes venenosas
(continuación)
AVES
A grandes alturas se encuentran aves como el cóndor andino (Vultur gryphus) y
el búho quitilipi (Bubo virginuanus).
Un tipo particular de ave que se encuentran aquí son las ratites, es decir, las
aves no voladoras. Estas aves se especializan en correr ayudadas por sus alas
muy pequeñas, que presentan un plumaje no adaptado para alzar el vuelo. Un
ejemplo es el suri o ñandú (Rhea americana), el cual difiere del avestruz africana
porque tiene menor tamaño y tres dedos en sus patas en lugar de dos.
También se encuentran una gran variedad de otras especies, entre las que
podemos nombrar la perdiz o guaipo (Alectoris rufa), los halcones (Falco) y
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gavilanes (Accipiternisus), loros, pájaros carpinteros de los cardones
(Melanerpes cactorum) y andino (Colaptes rupicola), torcazas (Zenaida
auriculata) y jilgueros (Spinus spinescens).
ESPECIES DOMÉSTICAS
Las especies domésticas se pueden diferenciar entre especies introducidas y
especies autóctonas. Se entiende por introducidos a los animales que fueron
transportados por el hombre, de manera intencional o no, a una nueva
ubicación que no forma parte de su hábitat original, pudiendo o no adaptarse
al nuevo ambiente. El traslado a nuevas zonas puede ser muy peligroso, debido
a que la especie introducida puede romper el equilibrio ecológico de la zona,
pudiendo ocasionar incluso la extinción de especies locales al competir por un
mismo espacio y/o alimento. La introducción de nuevos animales no
necesariamente es algo malo, realizado con un buen manejo, conciencia y
profesionales que conozcan estos factores y el ámbito donde se la está
introduciendo puede traer un gran beneficio para el hombre. En El Pichao es
posible ver animales utilizados para explotación pecuaria (equinos, bovinos,
ovinos y caprinos) y otros destinados al manejo de rebaños y plagas como gatos
y perros. La introducción de ganado se produjo a partir de la conquista
española. Curiosamente, entre los animales que trajeron los españoles están las
gallinas, que en muchos casos fueron adoptadas por las poblaciones originarias
y se difundieron rápidamente de una población a otra aún antes de que éstos
iniciaran la exploración de algunos sectores.
Las especies autóctonas son las que pertenecen a una región determinada, por
lo que su presencia en el lugar no tiene que ver con un traslado, pero sí con la
intervención del hombre en la medida en que exista un proceso de
domesticación. Entre ellas se encuentran camélidos como la llama (Lama
glama) y la alpaca (Vicugna pacos), que son el resultado del proceso de
domesticación de la vicuña (Vicugna vicugna) y el guanaco (Lama guanicoe),
ambos camélidos salvajes de las altas montañas.
40
Cuadro 4.3 | La domesticación de la llama
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Cuadro 4.3 | La domesticación de la llama (continuación)
Comportamiento Comportamiento
Tipo de selección
humano del guanaco
Caza Huida Natural
Protección de manada Natural
Habituación
Caza especializada (inconsciente)
Construcción de corrales Amansado Metódica
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CAPÍTULO 5
Las plantas medicinales de El Pichao
Vattuone, Marta A.; Dip, Alejandra B.
Desde tiempos remotos el hombre utiliza las plantas para aliviar o curar
enfermedades del ser humano y de los animales, es decir con fines medicinales,
como una práctica que supera barreras culturales, temporales, religiosas y
económicas. En la actualidad, el uso de plantas medicinales se ha afianzado
tanto en los países del Hemisferio Norte como en aquellos de menor grado de
industrialización y economía en desarrollo, donde el acceso a los
medicamentos, en diversas ocasiones, constituye un bien al alcance de pocos.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), cerca del 75 % de la
población mundial depende casi exclusivamente del uso de las plantas para el
cuidado de la salud. En virtud de ello, la OMS ha instado a los diferentes
gobiernos del mundo a reconocer y validar (aprobar su uso) aquellas prácticas
tradicionales con el objeto de llegar a los sectores más desprotegidos y
carenciados, que constituyen los denominados grupos de riesgo sanitario.
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Es sabido desde fines del siglo pasado que el continente americano alberga una
parte muy importante de la diversidad biológica del mundo y en especial si
hablamos de especies autóctonas. En los últimos años, muchos productos
provenientes de la región sur del continente americano, entre ellos algunos de
Argentina, comenzaron a adquirir notoriedad en los mercados de países
industrializados. Plantas como el açaí (Euterpe oleracea), el boldo (Peumus
boldus), la nuez de Brasil (Bertholletia excelsa), el camu-camu (Myrciaria dubia),
la uña de gato (Uncaria tomentosa), el aceite de copaiba (Copaifera officinalis),
la graviola (Annona muricata), el guaraná (Paullinia cupana), la maca (Lepidium
meyenii), el mate (Illex paraguariensis), la estevia (Estevia rebaudiana), el
lapacho (Tabebuia impetiginosa) y el yacón (Smallanthus sonchifolius) son
algunos ejemplos. El interés en esas plantas radica en su importancia en la
elaboración de diferentes productos:
45
Cuadro 5.1 | Estudio de los constituyentes de las plantas
46
Cuadro 5.1 | Estudio de los constituyentes de las plantas (continuación)
47
país de Chile, el bosque subtropical lluvioso de Misiones, que constituye una
continuación natural de las Yungas del Noroeste.
✓ Para la presión alta se utiliza ajo (Allium sativum), infusiones con flor
de liga (Ligaria cuneifolia) o menta (Mentha piperita), y también
infusiones con cáscara de limón (Citrus limon), muña muña
(Clinopodium gilliesii) y bicarbonato.
✓ Para la acidez se pueden ingerir infusiones de hoja de aloe vera (Aloe
saponaria), o decocciones de fruto de tusca (Acacia aroma).
✓ Para la diarrea, se utilizan infusiones de hoja de molle pispito (Schinus
fasciculata), o decocciones con tallo de hediondilla (Cestrum
lorentzianum).
✓ Para el dolor de estómago se cita el uso de gran variedad de
preparados, entre las que podemos mencionar infusiones con hojas de
burro (Aloysia polystachya), de jarilla (Fig. 5.1a; Larrea divaricata y L.
cuneifolia) y de tabaco yuyo (Nicotiana longiflora), con hoja, tallo, flor
y fruto de arcayuyo (Chenopodium mandonii), de poleo (Lippia
turbinata), y de yerba de pollo (Alternanthera pungens).
✓ Para el empacho se pueden ingerir decocciones con hoja de atamisqui
(Capparis atamisquea) o de molle castillo (Schinus areira), e infusiones
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con hoja de paico (Chenopodium ambrosioides) o con hoja, tallo, flor y
fruto de poleo.
✓ Para la caspa, se puede lavar la cabeza con infusión de hoja de jarilla,
con decocción de hoja de llantén (Fig. 5.1b; Plantago major), o con una
mezcla de tallo incinerado de jume (Suaeda divaricata) con grasa de
vaca o burro.
✓ Para tratar las espinas se aplica mediante masajes locales un
preparado de hoja de llantén molida con aceite, o de hojas de loconte
(Clematis montevidensis y Mikania periplocifolia) molida con jabón,
leche o levadura.
✓ Para tratar heridas o infecciones se pueden aplicar cataplasmas con
hoja de llantén o de palán palán (Nicotiana glauca), con decocción de
hoja y corteza de tusca, o realizar lavados con infusión de hoja de tala
(Celtis ehrenbergiana) o con la misma preparación de jume que se
utiliza para la caspa.
✓ Para el dolor de cabeza se utiliza aloe vera mediante masajes en la
frente, infusión de hojas de contrayerba (Trixis divaricata) o de hoja,
tallo, flor y fruto de poleo, baños con infusión de hoja de hediondilla,
y coqueo con hoja de coca (Erythroxylum coca) y yista obtenida
mediante incinerado de hojas de cachiyuyo (Atriplex lampa), quina
(Chenopodium album) o jume.
✓ Para los golpes se aplican cataplasmas con hojas de llantén, malva
(Sida cordiflora), ñusco (Solanum palitans) y decocción de hojas y tallos
de verbena (Verbena sp.).
✓ Para resfríos y congestiones utilizan decocciones de hoja de cepa
caballo (Xanthium spinosum) o de eucalipto (Eucalyptus sp.), y también
infusiones de hoja de jarilla, cáscara de limón, hoja y tallo de poposa
(Xenophyllum poposum), tallo de tramontana (Ephedra triandra), hoja,
y tallo y flor de vira vira (Achyrocline satureioides).
✓ Para la tos se citan gran variedad de tratamientos, entre ellos, arrope
de frutos de algarrobo negro (Prosopis nigra), algarrobo blanco
(Prosopis alba) y chañar (Geoffroea decorticans), infusión de hojas de
algarrobo negro con cebolla (Allium cepa) y miel, infusión de flor de
brea (Cercidium praecos) con azúcar quemada, e infusión con hoja,
tallo y flor de poleo o de vira vira.
✓ Para la fiebre, se aplican compresas con decocción de hojas de
hediondilla o infusión de hojas de ñusco.
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En Argentina existe una industria farmacéutica bien establecida dedicada al
desarrollo, producción y comercialización de materia prima vegetal, extractos
vegetales y fitoterápicos.
Fig 5.1 Dos de las especies con más variedad de usos citados por gente de la
Comunidad india Quilmes: la jarilla (Larrea cuneifolia) y el llantén (Plantago major).
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CAPÍTULO 6
Los antiguos habitantes de El Pichao y los valles
calchaquíes
Sampietro Vattuone, María M.
La región de los valles Calchaquíes estuvo poblada por gente desde hace mucho
tiempo. Estas poblaciones pertenecen a lo que los arqueólogos denominan
período Arcaico, que se extendió entre hace unos 9000 y 2500 años atrás. Los
más antiguos conocidos datan de hace más de 8000 años. Ellos eran cazadores-
recolectores, es decir que no producían sus alimentos, sino que los cazaban
utilizando lanzaderas (unas lanzas que tenían una parte articulada que permitía
arrojarlas con mucha fuerza a grandes distancias). Estos equipos poseían en su
extremo una gran punta de proyectil de piedra. Además, recolectaban plantas,
tanto para alimentarse como para curarse. Estaban organizados en bandas, es
decir grupos de personas que no vivían en lugares fijos y normalmente estaban
emparentados entre sí.
Desde los 2500 años atrás (el 500 antes de Cristo, que se escribe 500 AC) hasta
hace unos 1000 (el 1000 después de Cristo, que se escribe 1000 DC), durante el
Período Formativo, las poblaciones de la región adoptaron la producción
agropastoril criando camélidos - la llama (Lama glama) y la alpaca (Vicugna
pacos) - y cultivando cosas diversas. Cambiaron su forma de organización y en
vez de bandas que se desplazaban por un territorio pasaron a formar grupos
sedentarios igualitarios, es decir que no había clases sociales claramente
diferenciadas. En los valles Calchaquíes, durante esa época se cultivaba maíz,
papa, zapallo, poroto, quinoa y amaranto, entre las especies que se siguen
produciendo hoy, y otras que ya no se cultivan en la región, como ulluco, papa
oca y yacón. Por supuesto, siguieron cazando y recolectando frutos silvestres
como el chañar y la algarroba. No existen datos de que se hayan domesticado
animales o vegetales en nuestra zona, pero los camélidos fueron domesticados
muy cerca en la Puna y en otras regiones de la zona andina más al norte.
51
Los grupos humanos del Formativo se establecieron en lugares fijos,
construyendo sus casas con paredes de piedra y barro, los techos eran de
madera y cañizo torteados con barro. Estas casas no estaban agrupadas
formando pueblos, sino dispersas entre los campos de cultivos en toda la zona
de piedemonte, el territorio comprendido entre los cerros y los ríos principales
de los valles. Se organizaron socialmente formando grupos con un jefe donde
no había muchas diferencias de jerarquía, por lo que se dice que eran
sociedades igualitarias. No se conoce mucho de su religión, pero se han
encontrado entierros de personas adultas y niños dentro de tinajas o
directamente en la tierra, o a veces dentro de cámaras subterráneas
construidas en piedra, denominadas cistas. Casi siempre estos cuerpos
aparecen acompañados con piezas de cerámica y adornos, ofrendas como
collares de piedras de colores distintos, anillos y brazaletes de cobre. En esta
época (el Formativo) comenzaron a fabricar y a utilizar artefactos de cerámica
y de piedra pulida y continuaron utilizando cestas e instrumentos de piedra
como los de antes. La caza comenzó a efectuarse con arcos y flechas por lo que
los proyectiles (es decir sus puntas) eran más pequeños. Los arqueólogos han
trabajado mucho clasificando vasijas cerámicas de esta época y entre los estilos
(o tipos) descritos hay algunos muy bonitos como los Vaquerías y Condorhuasi
polícromo que son pintados, pero también abundan piezas grises y rojas de
pastas muy pulidas y algunas veces decoradas con incisiones (ver capítulo 8). En
Pichao hay construcciones y cerámica de esta época, pero son difíciles de
identificar porque, como se dijo antes, no formaban poblados concentrados. De
todos modos, las investigaciones arqueológicas hechas en los últimos años han
permitido identificar materiales de este período Formativo.
Con el correr del tiempo, las sociedades se hicieron más complejas y empezó lo
que se conoce como período de Desarrollos Regionales (entre el 1000 y el 1480
DC). En estos tiempos hubo una sequía muy importante conocida como
Anomalía Medieval Cálida que ocurrió hacia el 1000 AD. A partir de este
momento, la organización sociopolítica era la de señoríos, con un curaca (jefe)
que dominaba un territorio en uno o más valles. La fabricación de objetos es
realizada por artesanos especializados y se incorpora la elaboración de objetos
de bronce. Las casas se agruparon formando poblados separados de las zonas
agropastoriles que se ubicaban en los alrededores, tanto en la sierra como en
el piedemonte y las cercanías del río Santa María. La economía siguió siendo de
52
producción agropastoril cada vez más eficiente. Las poblaciones crecieron y con
ello la necesidad de tener territorios más grandes, que sumado a las sequías
producían guerras entre los grupos, por lo que los pueblos se construyeron en
zonas fáciles de defender, con murallas alrededor y sistemas adecuados para
almacenar comida y agua por largos períodos de tiempo. Estas construcciones
defensivas se denominan pucarás. También cambió la forma de las casas, que
empezaron a tener grandes patios rectangulares con habitaciones circulares
adosadas. No se conoce mucho de sus creencias religiosas, pero enterraban a
sus muertos en cementerios y es muy común encontrar párvulos (bebés)
enterrados en urnas funerarias de cerámica tapadas con escudillas también de
cerámica, mientras que los adultos eran enterrados en cistas. Algunas clases de
cerámica son muy conocidas, como la Santa María (que tiene muchas
variantes), la San José y la Loma Rica (ver capítulo 8).
53
Fig. 6.1 Detalle de una habitación perteneciente a una casa. Obsérvese la forma en
que está construida la pared.
Hacia 1480 DC los incas invadieron parte de lo que hoy es el territorio argentino,
desde la provincia de Jujuy al norte llegando hasta la provincia de Mendoza al
sur. Toda esta zona era parte del Collasuyo, el sector sur del imperio. Bajo la
dominación incaica, los señoríos que antes eran libres se vieron forzados a
tributar a los incas y todo el territorio pasó a formar parte del Imperio Incaico
gobernado con un complejo sistema desde el Cuzco en Perú. Hubo cambios en
la arquitectura y en la forma y decoración de la cerámica. Se empezaron a imitar
las formas y decoración de la cerámica imperial apareciendo lo que los
arqueólogos llaman Inca Provincial y también llegaban piezas Inca Cuzqueño
desde el Perú. Entre los cambios más importantes en relación con los poblados
de nuestra zona se encuentra la construcción de grandes edificios destinados al
almacenaje de los excedentes de producción para enviar al Cuzco y para
redistribuir entre la población local en caso de necesidad. También
construyeron una gran red de caminos conocido como Qhapaq Ñan en quechua
54
Fig. 6.2 Vista aérea de baja altura del sitio arqueológico El Pichao. Las paredes de las
estructuras residenciales están señaladas en rojo y las flechas amarillas indican la
ubicación de terrazas agrícolas.
(el lenguaje del imperio). Este camino atravesaba de norte a sur el valle de Santa
María y unía las construcciones incaicas de Fuerte Quemado y Punta de Balasto
ubicadas estratégicamente en el centro y sur del valle respectivamente. En El
Pichao las evidencias incaicas son escasas y consisten de algunos fragmentos
cerámicos de un aríbalo (cántaro) en una estructura arquitectónica de forma
poliédrica.
55
Fig. 6.3 Morteros comunitarios.
Desde el arribo de los españoles, los indígenas no permitieron que instalen sus
asentamientos ni los primeros intentos de conquista. La fundación de las
primeras ciudades se pudo realizar por acuerdos personales entre los curacas y
el gobernador de turno. Por ejemplo, la fundación de Cañete (próximo a la
56
actual San Miguel de Tucumán), Londres (próximo a la actual Andalgalá) y
Córdoba de Calchaquí (ubicada en el corazón de la zona Calchaquí) se realizó
con acuerdos entre el gobernador español Juan Pérez de Zurita y el curaca
tolombón Juan Calchaquí.
57
Cuadro 6.1 | El sistema de encomiendas durante la conquista y
colonización de América
58
(hombres jóvenes normalmente) entre la tropa para servicio personal (también
prohibido); y finalmente el desmembramiento de las comunidades originales en
“familias” (hay que tener presente que el concepto de familia entre los
indígenas era diferente al de la familia nuclear europea) a ser repartidas entre
numerosos encomenderos cuyas propiedades habían perdido productividad
por falta de mano de obra. A esto se suma el desplazamiento geográfico
obligado de parte de la población Quilmes y Acalián que llegó a ser de unos
1500 km hasta el lugar de la actual ciudad de Quilmes en la provincia de Buenos
Aires. Este procedimiento se realizó para pagar deudas contraídas por la
gobernación de Tucumán para financiar la guerra y porque hacía falta mano de
obra en la zona.
LA COLONIA Y LA REPÚBLICA
Durante los años posteriores a la pacificación de los valles Calchaquíes, aquellos
grupos que participaron en la guerra como “indios amigos” tuvieron la
posibilidad de negociar el mantenimiento de su integridad y de sus
representantes curacales, al punto de incluso llegar a recibir tierras y la
posibilidad de acrecentarlas mediante compras colectivas, tal es el caso de la
comunidad de Tolombón y Colalao, integrada en el orden colonial y perdurando
como tal hasta incluso tiempos posteriores a la declaración de la independencia
argentina.
En los demás casos, los traslados forzados y repartos, englobados bajo los
diversos estilos ya enunciados, llevaron a la formación, en el mejor de los casos,
de pueblos multiétnicos (denominados “composiciones”) donde la
denominación original fue perdiéndose gradualmente para quedar rotulados en
general como “Calchaquíes”. Así, la desestructuración de los grupos originales
es tal que es difícil una reorganización. La información relativa a los lugares de
origen se pierde rápidamente en los registros y en el mejor de los casos este
origen es consignado como “Calchaquí” a uno u otro individuo encontrado en
una encomienda y pasa a ser simplemente “indio” desde la primera mitad del
siglo XVIII.
59
“desnaturalización” dejó la idea global de una tierra sin indígenas. Además,
durante el siglo XIX, la formación del territorio de la recién declarada República
Argentina implicó la desaparición de las formas de registro coloniales, pasando
todos a ser “ciudadanos”, aunque estos nuevos ciudadanos siguieron siendo
marcados como inferiores. En el proceso de valorización del patrimonio
arqueológico de la región, producido a partir de fines del S XIX, las poblaciones
locales, privadas de toda “indianidad” por la generalización del estatus de
ciudadanos de la República no tenían posibilidad de acceder a la reelaboración
científica de su pasado, de vincularse históricamente con los grupos
sociopolíticos “calchaquíes” dado que, por definición, aquellos que
pertenecieron al lugar habían sido físicamente eliminados o dispersados desde
las campañas de 1659-1667.
60
Cuadro 6.2 | Cuadro cronológico general (continuación)
61
Quilmes se apoya en una profundidad histórica que los remonta al Edicto Real
de 1716 cuando el rey Felipe V de España mediante una Cédula Real devuelve a
las comunidades de Amaicha y Quilmes sus antiguos territorios. Este
documento es reconocido por el Escribano de Hacienda, Cabildo y Guerra en la
ciudad de Buenos Aires el 6 de mayo de 1853, quien lo transcribe por orden del
Gobernador Antonio de Andonaegio con el objetivo de determinar con claridad
el estado de las tierras de las comunidades. En 1892, se protocoliza la Cédula
que había sido enviada 176 años antes por la Corona Española.
62
CAPÍTULO 7
Agricultura prehispánica en El Pichao
Lefebvre, M. Gisela.
Los inicios de la agricultura en América del Sur tuvieron lugar en la zona de los
Andes Septentrionales, en Perú y en la zona Amazónica hace unos 5500 años.
Este desarrollo llevó a profundos cambios sociales, las sociedades que antes
eran cazadoras-recolectoras pasaron a ser productoras de sus alimentos.
Aunque no siempre sucede, normalmente el proceso de domesticación de las
plantas va acompañado de la domesticación de los animales.
63
recurso escaso. El sitio arqueológico El Pichao estuvo ocupado durante todo el
período agroalfarero, aunque la época más visible es la de Desarrollos
Regionales. Durante este período de ocupación, las viviendas estaban
agrupadas muy próximas del río El Pichao en el ápice del cono activo y
separadas en general de los campos de cultivo, ubicados un poco más abajo.
CONSTRUCCIONES AGRÍCOLAS
La producción agrícola muchas veces requiere de la aplicación de técnicas que
faciliten la actividad y favorezcan la protección de los suelos. Existen en el
mundo muchos desarrollos relacionados con estas prácticas, que varían según
las características del ambiente donde están asentados los pueblos. En el caso
del valle de Santa María en general y de El Pichao en particular las
construcciones más comunes orientadas a esta actividad son las terrazas
agrícolas, las líneas de piedra y los despedres (Fig. 7.1). El objetivo de las dos
primeras es disminuir la pendiente de un lugar, en el primer caso mediante la
Fig. 7.1 Vista oblicua de estructuras agrícolas: terrazas de cultivo (en amarillo) y
despedres (en rojo).
64
Fig. 7.2 Vista aérea de baja altura de un campo agrícola, las flechas amarillas señalan
las paredes de las terrazas agrícolas y las rojas los despedres.
65
Fig. 7.3 Herramientas tradicionales utilizadas y actividades del ciclo agrario según la
crónica escrita por Felipe Guamán Poma de Ayala en 1615 en Perú.
que era una especie de azada con una hoja de piedra y un lugar donde apoyar
el pie para lograr más penetración en el terreno. Este sistema es mucho menos
agresivo sobre el terreno ayudando a la preservación de la tierra (Fig. 7.3).
66
Ya desde tiempos remotos, la adecuación de los campos para agricultura
incluyó la construcción de acequias de diversas características para la
distribución de agua, sean alimentadas por represas o mediante simples tomas
de agua en los ríos.
ESPECIES CULTIVADAS
En el valle de Santa María se han encontrado evidencias de numerosas especies
cultivadas durante tiempos prehispánicos. Entre las más importantes podemos
citar el maíz (Zea mays), el poroto (Phaseolus sp.), el zapallo (Cucurbita sp.), la
quinoa (Chenopodium quinoa) y el amaranto (Amaranthus sp.), además de
diversas variedades de tubérculos. Aparte de las especies cultivadas, entre los
vegetales aprovechados por las poblaciones prehispánicas destaca la
recolección de la algarroba (Prosopis nigra) y del chañar (Geoffroea
decorticans), ambos de alto valor nutricional.
67
CAPÍTULO 8
Los artefactos arqueológicos de El pichao
Maldonado, Mario G.
ARTEFACTOS DE CERÁMICA
En El Pichao existen cerámicas producidas y usadas por sus habitantes en
diferentes épocas, durante los períodos Formativo (ca. 100-1000 DC),
Desarrollos Regionales (1000-1480DC), Inca (1480-1535 DC) e Hispano-Indígena
(1535-1665 DC).
68
pieza agregando rollos de arcilla de forma sucesiva, uniéndolos con las manos
y/o algún objeto. Una vez que le daban la forma deseada las alisaban con un
marlo de maíz o con una piedra pequeña, y a veces eran pulidas hasta quedar
brillosas. Finalmente, las piezas eran cocidas, posiblemente en estructuras de
combustión a cielo abierto, teniendo en cuenta que en El Pichao no se hallaron
hornos o pozos de cocción en el suelo. De esta forma se fabricaban ollas,
cántaros, urnas, pucos y tazas.
Las formas de fabricar las vasijas ordinarias y finas fueron cambiando a lo largo
del tiempo: variedades específicas de pastas, formas, técnicas y los motivos
decorativos fueron combinadas repetidamente definiendo “estilos”. Estos
estilos aparecieron, se “pusieron de moda” y desaparecieron durante épocas
específicas, por lo que son buenos indicadores del tiempo al que corresponden.
En El Pichao la cerámica corresponde a diferentes estilos cerámicos
característicos de los períodos Formativo, de Desarrollos Regionales, Inca e
Hispano-Indígena (Fig. 8.1). Cerámicas de estos tipos y estilos están presentes
comúnmente en los demás sitios arqueológicos del valle de Santa María, tales
como Tolombón, Quilmes, Las Mojarras, Rincón Chico Masao, Caspinchango,
Andalhuala, etc.
En las casas, las ollas y grandes vasijas ordinarias eran usadas para cocinar y
almacenar líquidos y alimentos, y las más pequeñas tales como pucos y tazas
69
Fig. 8.1 Estilos y tipos cerámicos prehispánicos presentes en el valle de Yocavil:
Vaquerías (a-b), ordinaria pulida (c), Candelaria modelado (d-e), Candelaria inciso (f-h)
y Ciénaga inciso (i), Guachipas polìcromo (j), Shiquimil geométrico (k), San José tricolor
(l), Peñas Azules (m), Lorohuasi tricolor (n), Loma Rica bicolor (o), Santa María tricolor
(p-q), Santa María bicolor (r-s), Santa María negro sobre rojo (t), Inca provincial (u),
Caspinchango (v), Famabalasto negro grabado (w), Famabalasto negro sobre rojo (x),
Yocavil bicolor (y), Yocavil polícromo (z).
70
eran útiles para servir y consumir alimentos y bebidas. En celebraciones
familiares o comunitarias estas vasijas debieron ser usadas para los mismos
fines alimenticios, las pipas para fumar hierbas alucinógenas y las figurinas
como ofrendas. Los recipientes cerámicos y las figurinas también eran incluidos
en los entierros humanos de adultos como ofrendas o ajuar. Algunas vasijas
eran usadas antes en otras actividades y otras eran fabricadas exclusivamente
para ser ofrendadas a los muertos. Grandes vasijas ordinarias eran utilizadas
como urnas funerarias de infantes, pero durante el Período de Desarrollos
Regionales fue habitual en el valle el uso de urnas decoradas de estilo
santamariano, tal como una hallada en el montículo ceremonial de El Pichao
(Fig. 8.2).
ARTEFACTOS DE PIEDRA
Los habitantes de El Pichao fabricaron y utilizaron artefactos de piedra a lo largo
de miles de años. Aunque no existen casi indicios de presencia humana más
antigua que 2000 años antes del presente, se halló una punta de proyectil
lanceolada, similar a otras encontradas en otros sitios arqueológicos del
noroeste y centro de Argentina y norte de Chile, denominadas “puntas
Ayampitin”, fabricadas por grupos de cazadores-recolectores que existieron
hasta 8600-3400 años antes del presente (Fig. 8.3a).
Resulta más claro que los artefactos de piedra de El Pichao fueron fabricados
por los grupos humanos que habitaron la localidad durante los períodos
Formativo (ca. 100-1000 DC), de Desarrollos Regionales (1000-1480 DC), Inca
(1480-1535 DC) e Hispano-Indígena (1535-1665 DC). Para ello emplearon el
cuarzo, y en menor cantidad esquisto y granito, materias primas locales
disponibles en la Sierra de Quilmes y en el lecho de los ríos y arroyos. También
utilizaron con menor frecuencia basalto y obsidiana (vidrio volcánico), esta
última procedente de la Puna y que fue obtenida por medio de redes de
intercambio.
71
Fig. 8.2 Urna funeraria santamariana y su ubicación en el montículo ceremonial de El
Pichao.
72
Fig. 8.3 Puntas de proyectil (a-b), perforador (c), lascas retocadas (d-e), raspador (f).
73
Los conjuntos de artefactos de piedra de El Pichao son similares a los de otros
sitios arqueológicos formativos y de Desarrollos Regionales, tales como
Tolombón o Soria 2 en Andalhuala.
74
Fig. 8.4 El Pichao, (a) estructura habitacional y (b) molde de metalurgia hallado.
75
Fig. 8.5 Campana oval (a), manopla (b), hachas (c-e) y placas (f-g) de bronce del
Noroeste Argentino.
más compactos y de fibra más fina que los hallados fuera de las mismas.
Artefactos elaborados con otros materiales fueron hallados exclusivamente en
tumbas, tales como mangos de cuchillos y “campanas” realizados en madera,
76
cuentas de collar en hueso, cuentas de vidrio de procedencia europea, restos
de cestería en fibra vegetal, y un sonajero de calabaza.
77
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78