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Lección 1.

EL SUELO: CONCEPTO Y FORMACION

4.3 Procesos específicos


En el apartado anterior acabamos de ver como la formación del suelo es la
consecuencia del desarrollo de tres procesos básicos. Ahora bien, dependiendo de
como se combinen en su actuación, es decir, dependiendo de la intensidad con
que se desarrolle cada uno de ellos y del tipo de materiales a los que afecte
preferentemente se definen determinados procesos de formación. Al actuar estos
procesos específicos conducen siempre o a la formación de un tipo concreto de
suelo (por ejemplo los podzoles son la consecuencia directa del proceso
específico de podzolización) o bien confieren a distintos tipos de suelos una
característica común a todos ellos (por ejemplo el proceso específico de
iluviación de arcilla confiere a tipos muy diferentes de suelos un horizonte Bt, u
horizonte árgico).

A continuación revisaremos muy brevemente estos procesos efafogenéticos


específicos y mostraremos las pruebas concretas que tenemos para demostrar que
estos procesos se han desarrollado realmente en tipos concretos de suelos.

4.3.1 Procesos específicos de alteración


Empezaremos por los procesos en los que predomina la alteración y dejaremos
para después a aquellos en los que predomina la translocación de sustancias (la
fragmentación actúa siempre y, por si misma, no define ningún proceso
específico concreto).

Melanización
Es el proceso responsable de la coloración oscura, más o menos negra, que
adquieren los horizontes A de los suelos. Es el resultado de la impregnación de
los restos orgánico en la masa del suelo.
Empardecimiento
Representa la coloración parda que aparece en el suelo como consecuencia de la
alteración de los minerales primitivos que liberan importantes cantidades de
hierro. Se forman hidróxidos férricos más o menos hidratados y parcialmente
cristalinos. Estos geles se unen a las arcillas (directamente o a través del humus)
formando unos compuestos (a veces complejos organominerales) de color pardo.
Es el proceso característico de las regiones templadas húmedas, y se pone
claramente de manifiesto en el paisaje de estas regiones.

En este perfil se
observa como la
roca madre
(granito) es de
color gris y al otro perfil con su
en el microscopio
meteorizarse paisaje
dando origen al
suelo se va
empardeciendo
progresivamente.

Rubefacción
La rubefacción es otro proceso que también queda patente en la coloración del
perfil.
Desde el
material
original de
color gris
(unas arenas)
el suelo se
enrojeciendo un paisaje con otro perfil con
en el microscopio
progresivamen rubefacción rubefacción
te conforme
vamos
subiendo hacia
horizontes
cada vez más
meteorizados.

Es un proceso ampliamente representado en las regiones de climas cálidos y


templados, con un período de larga e intensa sequía. En estas condiciones los
compuestos de hierro producidos como consecuencia de la alteración mineral,
sufren una deshidratación total, cristalizando en forma de óxidos, tipo hematites.
Como sabemos, la hematites presenta un color rojo vivo, que impregna el perfil,
apareciendo la coloración típica de este proceso. Es pues, totalmente
imprescindible para que se desarrolle este proceso, la existencia de una estación
lo suficientemente seca como para producir la deshidratación de los compuestos
de hierro.
Muchas de las rocas
que originan los
suelos son de un
color gris parecido
al de este hormigón
y forman suelos de
colores rojos por la
oxidación del Fe2+ a
Fe3+y su
precipitación en
forma de óxidos de
tipo hematites que se
distribuyen
localmente y al estar
finamente divididos
impregnan al suelo
de este color rojo
(como ha ocurrido
en este banco de
hormigón).
Si se está receptivo, en cualquier momento de
la vida cotidiana puede surgir una imagen que
sirva para aclarar un concepto edafológico.
Caso 3. Oxidación del Fe y pigmentación de la
matriz.

Fersialitización
Es el proceso de formación de silicatos de la arcilla (compuestos de hierro, sílice
y aluminio, de ahí el nombre de este proceso). Si recordamos el cambio de una
roca a suelo, observaremos como ese cambio conlleva una disminución del
tamaño de las partículas constituyentes. Esto se puede poner claramente de
manifiesto en el análisis granulométrico de un suelo suficientemente
evolucionado. Muy frecuentemente el suelo contiene una mayor cantidad de
arcilla que la roca. Si analizamos la mineralogía de esta arcilla y observamos la
presencia progresiva de minerales que no existen en la roca madre y que van
siendo más abundantes conforme los horizontes van siendo más evolucionados,
podremos demostrar el desarrollo de este proceso de fersialitización tan frecuente
en muchos suelos.
Ferralitización
En cuanto a la ferralitización es un proceso de alteración máxima. Se desarrolla
únicamente en climas tropicales, con altas temperatura y con fuertes
precipitaciones, con un drenaje intenso, con una casi constante percolación de
agua. En estas condiciones se produce una intensa alteración de los minerales ya
que se encuentran sometidos a la constante acción hidrolítica de un agua de lluvia
constantemente renovada y por tanto, permanentemente agresiva, sin que llegue a
saturarse en ningún momento con los iones liberados de los minerales (lo que
disminuirían su poder hidrolítico, caso que ocurriría si el medio no fuese tan
permeable).

Se caracteriza pues este proceso por una alteración extrema de los minerales, con
un profundo lavado de alcalinos y alcalinotérreos, llegandose a producir hasta
importantes perdidas del silicio, aunque la eliminación de sílice del perfil no
llega a ser nunca completa (ya que el silicio es muy poco soluble y bajo la forma
de mineral de cuarzo es muy estable). En definitiva, se produce un
enriquecimiento de solo los compuestos muy estables, fundamentalmente óxidos
e hidróxidos de hierro y aluminio (hematites, goethita y gibsita), de cuarzo y
también de los filosilicatos de la arcilla más estables, como son aquellos con una
razón Si/Al baja, como es el caso de la caolinita.

Hidromorfía
Se reconoce por hidromorfía a un estado permanente o temporal de saturación de
agua en el suelo que lleva asociado la existencia de condiciones reductoras. Para
que se desarrolle el proceso hidromórfico se necesita que se den estas cinco
condiciones.

1. Saturación en agua permanente o temporal. El requisito indispensable


para que se desarrolle el proceso de reducción es la existencia de un exceso de
agua en el suelo durante un determinado tiempo. Para que exista esta saturación
en agua se requiere primero que se produzca un aporte importante y en segundo
lugar que se encuentren ciertas dificultades para su rápida eliminación (mal
drenaje). El aporte de agua puede proceder tanto de un nivel freático
suficientemente superficial, como puede ser de origen pluvial o nival.

2. Ausencia de oxígeno disuelto en el agua. Esta condición se cumple


fácilmente en el suelo siempre que el agua permanezca estancada en él y no se
renueve. Este es el caso, por ejemplo, de los suelos arcillosos, con mal drenaje
interno. De esta forma los microorganismos consumirán rápidamente todo el
oxígeno que estaba disuelto en el agua (el oxígeno se mueve mucho más
lentemente en el agua que en el aire y no se repone). A veces el suelo se
encuentra sometido a frecuentes aportes de aguas superficiales (de escorrentía o
fluviales) que circulan a través de él y, al permanecer muy oxigenado, no se
producen reducciones a pesar de la intensa humedad edáfica.

3. Presencia de materia orgánica disuelta. El agua al desplazarse lentamente


a través del suelo se va cargando de residuos orgánicos y adquiere una fuerte
reacción reductora. Los suelos muy pobres en materia orgánica no presentan, en
general, rasgos hidromórficos aunque se encuentren saturados en agua durante un
tiempo apreciable.

4. Temperatura suficientemente alta como para no limitar la actividad


microbiana. La temperatura debe ser lo suficientemente alta como para no
limitar la actividad biológica. Debido a que las reacciones de reducción-
oxidación se desarrollan a una velocidad muy lenta, en la práctica es necesaria la
acción de los microorganismos que actúan como catalizadores. Es por ello que la
temperatura deberá ser superior a los 5º C durante la fase de hidromorfía, ya que
este es el límite usualmente aceptado para el desarrollo de la actividad
microbiana.

5. pH no excesivamente ácido. Como la reducción del Fe y del Mn es un


proceso fundamentalmente bioquímico, el pH no ha de ser un factor limitante de
la actividad microbiana.

Las acciones de la hidromorfía tienen importantes efectos en el suelo, que se


reflejan tanto en sus constituyentes, propiedades, formación y evolución, como
en sus posibilidades de explotación (agrícola e ingenieril). Esta importancia ha
sido ampliamente reconocida y de ahí la existencia de numerosos términos que
hacen alusión a este estado en todos los sistemas de descripción y clasificación
de suelos. Así, en la literatura especializada son frecuentes los términos de:
propiedades hidromórficas, horizontes de colores abigarrados, motas de bajo
croma <2, decoloraciones, régimen ácuico, gleyzación, seudogleyzación, etc.

Reducción / oxidación
El agua al desplazarse lentamente por el suelo, se irá empobreciendo en oxígeno
a la vez que se irá acidificando por efecto de la materia orgánica, con lo que
también el ambiente se irá volviendo reductor, lo que repercutirá en el suelo,
fundamentalmente a los compuestos de hierro y de manganeso, ya que sus
comportamientos edafoquímicos van a ser muy diferente dependiendo del
potencial de oxidación/reducción existente.

El comportamiento de las formas de hierro y del Mn se encuentra fuertemente


influenciadas por las condiciones redox y de acidez/alcalinidad que existan en el
suelo. Este comportamiento de los materiales edáficos afectados por los procesos
de oxidación-reducción puede reflejarse en unos diagramas en los que en base a
los valores del potencial de oxidación reducción (Eh) y acidez/alcalinidad (pH)
se delimitan los respectivos campos de estabilidad.
Los ambientes aireados son oxidantes y les corresponden altos valores de Eh,
mientras que los ambientes saturados en agua suelen ser medios reductores y se
definen por bajos valores de Eh.

En la gráfica siguiente se muestran las regiones de estabilidad de las formas del


Fe en función del Eh/pH. La región del Fe precipitado es mucho más grande que
la de la forma soluble. El hierro soluble está en forma reducida de Fe2+ y
corresponde a la región de pH menor de 8 y preferentemente con Eh bajos.
El Fe el elemento químico que mejor refleja las condiciones de hidromorfía de
los suelos. En condiciones reductoras, se moviliza el Fe2+, que es bastante móvil,
sufriendo una redistribución por el perfil (pues las malas condiciones de drenaje
de estos suelos impiden su total eliminación), acumulándose compuestos
ferrosos, dándole al suelo su color gris-verdoso-azulado característico. Si el suelo
atraviesa por una estación seca el valor del Eh sube y el Fe2+ se oxida a Fe3+ que
es insoluble y precipitará dando formas rojizas.

En la gráfica siguiente se muestran las regiones de estabilidad de las formas del


Mn en función del Eh/pH. La región del Mn soluble es mucho más grande que la
de las formas precipitadas (al revés de lo que ocurre para el Fe). El manganeso
soluble está, como en el caso del hierro, en su forma reducida Mn2+ y
corresponde a la región de pH menor de 9 y cubre una amplia gama de Eh,
aunque, como es lógico, preferentemente en la zona de valores bajos.
Si superponemos los campos de estabilidad del Fe y del Mn se delimitan tres
regiones con comportamientos diferentes.

I. Mn2+ y Fe2+ solubles. Suelos ácidos.

II. Mn2+ soluble y Fe precipitado. Suelos ácidos y neutros con altos valores de
Eh, y poco alcalinos de bajos Eh.

III. Mn y Fe insolubles. Suelos neutros y alcalinos de muy alto Eh y suelos


muy alcalinos.
Si superponemos los campos de estabilidad del Fe y del Mn de la pantalla
anterior a las regiones correspondientes a los suelos secos (D), húmedos (W) y
encharcados (F), podemos destacar una serie de hechos de interés.
Suelos secos.

- El Fe prácticamente siempre insoluble (sólo soluble en suelos extremadamente


ácidos y con muy altos valores de Eh).

- El Mn muy influenciado por el pH. Soluble en suelos ácidos e insoluble en los


alcalinos.

Suelos encharcados.

- El Fe fase soluble en los suelos ácidos e insoluble en los alcalinos.

- El Mn prácticamente siempre en fase soluble.

Es interesante destacar el hecho de que el manganeso se reduce siempre a valores


más altos de Eh que el hierro, por lo que al humedecerse el suelo será el primero
en movilizarse y al producirse la desecación se oxidará (y por tanto se
inmovilizará) en último lugar. Es pues el más móvil, como se pone de manifiesto
en esta figura, en la que se han representado las posibles variaciones de los
valores de Eh de un suelo sometido a dos cambios de humedad diferentes, uno de
corta hidromorfía (línea celeste) y a otro con una hidromorfía mucho más intensa
(línea amarilla).

En el primer caso, la bajada en el valor del Eh es poco acentuada y sólo llega a


afectar al Mn que se reduce, se moviliza y, si no es lavado fuera del perfil, al
desecarse se acumula formando nódulos y películas.

En el segundo caso la disminución del Eh es lo suficientemente marcada como


para afectar también al hierro.

En condiciones normales, la saturación en agua equivale pues a reducción, el


manganeso e hierro se encuentran solubles como Fe2+ y Mn2+, se redistribuyen
por el perfil formando compuestos reducidos (de colores grisáceos más o menos
azulados y verdosos) o son eliminados del suelo (se producen decoloraciones),
quedando en definitiva los horizontes más o menos grisáceos.

Por el contrario, en condiciones de aridez prevalece el ambiente oxidante, el Fe y


el Mn se encuentran oxidados, y por tanto inmóviles, acumulándose en el suelo
bajo la forma de compuestos de colores intensos, negros, rojos, pardos o
amarillos.
Todo lo anteriormente expuesto es correcto y está aceptado por la comunidad
científica pero se nos puede presentar serias dudas si al pasear por nuestra ciudad
nos encontramos con una pared como esta

Si se está receptivo, en cualquier momento de la vida cotidiana


puede surgir una imagen que sirva para aclarar un concepto
edafológico. Caso 4. Migración del Fe.

es evidente que ha habido migración importante de Fe; en la superficie de la


pared el ambiente es claramente oxidante y el material (hormigón o cemento) es
fuertemente alcalino, luego según lo expuesto anteriormente el Fe3+ es insoluble
en estas condiciones. ¿Se presenta una contradición entre la teoría y la práctica?
Pues creo que no.

El que el Fe3+ precipite no implica que necesariamente sea inmóvil. Formará


pequeñas partículas de óxidos férricos, tipo hematites, de muy pequeño tamaño,
del tamaño de la arcilla (<2micras), y ya hemos expuesto en esta lección que las
arcillas se mueven en el suelo (y más adelante cuando se explique la
ilimerización -o iluviación de arcilla- se desarrollará ampliamente este proceso),
y si las arcillas son arrastradas a los horizontes más profundos por las aguas de
lluvia con mayor facilidad lo harán estas partículas de Fe sobre la supericie de la
pared (no migra el Fe disuelto sino que lo hace en forma de suspensión).

Así que ya si podemos seguir disfrutando de nuestro paseo.

Los rasgos de la gleyzación y pseudogleyzación


El análisis de los rasgos que en el perfil del suelo produce la hidromorfía
representa un método indirecto de valoración que es muy rápido y fácil de
manejar por lo que ha sido ampliamente aceptado en todo el mundo. Ahora bien,
al utilizar estos caracteres hay que ser extremadamente cauteloso ya que se estará
inequívocamente concatenando el efecto con la causa y siempre hemos de tener
presente que nunca será igual comprobar la hidromorfía mediante precisas
medidas in situ de la humedad y del potencial redox a lo largo del año, que
deducirlas por una simple observación de sus huellas en el perfil por muy
minuciosa que sea esta observación.

Los rasgos morfológicos característicos son diversos (coloraciones grises,


verdosas, azuladas, áreas decoloradas, manchas rojas, ocráceas y negras) pero
todos ellos se deben básicamente a las reorganizaciones que sufren los
compuestos de Fe y Mn con los cambios de humedad. En unas zonas se
acumulan los compuestos de Fe/Mn (colores intensos, naranjas, rojos, negros y
verdes) y las zonas limítrofes se empobrecen (zonas de colores pálidos, grises y
amarillas).

Suelos pseudogley

Presentan horizontes con colores abigarrados en los que alternan unas áreas de
colores intensos, rojos, pardos o amarillos en las que el Fe y el Mn se encuentran
oxidados con otras de colores grisáceos en los que se ha perdido el Fe y Mn.

Rasgos de acumulación. Acumulaciones locales de Fe y/o Mn formando nódulos,


motas (similares a los nódulos pero son dominios más grandes de bordes
generalmente difusos) y películas (cútanes). Los de Fe3+son de colores rojos
oscuros mientras que los nódulos de Mn son siempre totalmente negros.

Rasgos de empobrecimiento. Son zonas en las que se ha producido el lavado del


Fe/Mn. Representan zonas decoloradas, de colores pálidos, a veces amarillos y
frecuentemente grises, mas o menos verdosos/azulados, que son el resultado de la
reducción, movilización y migración de Fe2+ y Mn2+ seguidas de su
correspondiente lavado.
El manganeso se reduce (pasando a la solución del suelo) mucho mas fácilmente
que el hierro y para oxidarse (inmovilizandose) requiere unas condiciones
oxidantes más fuertes que las que necesita el Fe. Es por tanto mucho más móvil.
Tiende a eliminarse del suelo o a acumularse formando nódulos y películas de
color negro.

Las acumulaciones y los empobrecimientos forman nódulos, películas y sobre


todo motas.

nódulo de Fe de borde nódulos de Fe de películas y nódulos


película de Fe
neto borde difuso de Mn

A veces el Fe se conserva reducido en la masa del suelo dando coloraciones


verdosa/azuladas

Se presentan siempre en suelos sometidos a intensos cambios de humedad


estacionales. Como ya se ha expuesto en el apartado anterior, durante las fases
húmedas se reduce el Mn y el Fe y se movilizan. Durante las fases de aireacción
el Mn y el Fe se oxidan, y se inmovilizan. Estos horizontes con colores
abigarrados coinciden con la zona de fluctuación de la capa de agua o nivel
freático.

La pseudogleyzación se puede formar por aporte de agua temporal procedente de


las oscilaciones estacionales que alcanzan los niveles inferiores del suelo o a
partir de capas de agua colgadas derivadas de aguas pluviales que al infiltrarse en
el suelo quedan retenidas en los horizontes más arcillosos.

Perfil con
Perfil con pseudogleyzación por
pseudogleyzación
un nivel freático permanente que
de grado máximo
afecta a los horizontes más
por capa de agua
profundos del suelo
temporal

Como es lógico los rasgos hidromórficos no se encuentran repartidos


homogéneamente por el perfil sino que se presentan estratificados según el
gradiente de humedad.

Perfil con pseudogleyzación de grado


Perfil con pseudogleyzación ide grado ntenso
moderado
Suelos gley

Presentan horizontes con colores grises/verdosos/azulados sometidos a


saturación permanente de agua. En estas condiciones todo el Fe permanece
reducido y en parte puede ser lavado del perfil. Se forman decoloraciones tan
amplias que invaden por completo toda la masa basal del suelo.

anillo de intenso
masa basal el suelo completamente
perfil gley lavado alrededor de
decolorada
un poro

Representan las condiciones de hidromorfía más intensas. Son horizontes que


permanecen saturados durante todo el año, o por lo menos la mayor parte de él.

En ocasiones, cuando el suelo no es tan impermeable, durante las fases


reductoras, el Fe2+ se moviliza y llega a ser eliminado del perfil quedando
amplias zonas decoloradas, de colores grises más o menos claros.

Normalmente la saturación en agua del suelo no es homogénea para todo el suelo


sino que hay un gradiente vertical de manera que al separarse del nivel de agua
los horizontes se encuentran cada vez menos afectados por la hidromorfía. Por
ello normalmente en los suelos gleys como ocurre en los pseudogleys se presenta
una secuencia vertical de sus rasgos hidromórficos.

gley con nivel freático en horizonte inferior gley con nivel freático en todo el perfil

Lavado
Se trata de un arrastre y eliminación de los iones disueltos en la solución del
suelo. Constituye un proceso que se desarrolla con mayor o menor intensidad en
todos los suelos, especialmente importante en los suelos de climas húmedos.

Desbasificación
Representa una consecuencia de la intensificación del proceso anterior,
produciéndose el arrastre y eliminación de los iones adsorbidos en el complejo de
cambio del suelo (es decir, los iones débilmente retenidos fundamentalmente en
las superficies de las partículas del suelo). Es decir que el complejo adsorbente se
desatura (en las posiciones de cambio las bases de cambio, como el Ca, Mg, Na y
K son sustituidos por hidrogeniones de cambio). Proceso igualmente
especialmente representativo de los suelos de climas húmedos

Salinización
Es el resultado de la acumulación de sales solubles en el suelo (más solubles que
el yeso; por ejemplo el NaCl o sal común). Se desarrolla típicamente en las
regiones áridas y semiáridas, con regímenes de humedad del suelo deficitarios de
agua, ya que dada la movilidad de estas sales en regímenes más húmedos tienden
a lavarse y ser eliminadas del perfil.

En estas regiones, con intensas evaporaciones, se produce un movimiento


ascensional de las soluciones del suelo que ascienden capilarmente por la acción
de esta evaporación o por la succión de las raíces, alcanzando, frecuentemente,
estas soluciones la superficie del suelo y al evaporarse el agua se depositan las
sales recubriendo la superficie con unas eflorescencias blanquecinas muy
características.
La alta concentración en sales de la solución del suelo es un factor fuertemente
limitante para el desarrollo normal de la vegetación, siendo esta escasa y
especializada (plantas halofíticas).

Gypsificación
Es el proceso responsable de la acumulación de yeso (CaSO4.2H2O). Forma
acumulaciones blancas, parecidas a las de los carbonatos pero fácilmente
distinguibles en el campo por no dar efervescencia con HCl y en el microscopio
pues los cristales de yeso presentan formas rombales, con colores de interferencia
grises (en la microfotorafía adjunta los cristales de yeso se encuentran incluídos
en una matriz de carbonatos microcristalinos y de color amarillo/marrón).

lupa microscopio electrónico SEM


Esta visión de yeso en rosetas es muy rara de encontrar en los suelos. Estas imágenes
corresponden a unos suelos contaminados por un famoso vertido en una mina de pirita en
Suelo con yeso en Siria Alnalcóllar (próximo al Parque Nacional de Doñana, Sevilla). Los lodos de pirita al oxidarse
contaminaron los suelos con grandes cantidades de sulfatos y se formaron estas rosetas de
yeso.

El yeso es más soluble que los carbonatos por lo que es muy móvil en el suelo.

Es típico de las regiones más o menos áridas.


En la zona norte de la provincia de Granada existe una zona de suelos con altos contenidos en yeso, la Depresión de Baza-Guadix

El yeso es tan abundante que se puede ver abundantes


cristales brillando en la superficie de los suelos.

Eflorescencias salinas entre vegetación halofítica en Baza, Granada

En la depresión de Baza se puede ver cómo las plantas


tienen una banda blanca alrededor a modo de pedestal.
Se trata de yeso y otras sales que se depositan al
absorber las plantas el agua salina.

Microscopio virtual con zoom e imágenes navegables


Decarbonatación / carbonatación
En los suelos carbonatados se produce una lixiviación particular que se llama
decarbonatación.

El proceso de decarbonatación representa la movilización de los carbonatos, que


se disuelven bajo la forma de bicarbonatos solubles y migran con las aguas de
percolación. La carbonatación se produce cuando los bicarbonatos pasan
nuevamente a carbonatos insolubles y se acumulan (bajo la forma de calcita,
CaCO3). La disolución de los carbonatos se realiza por la acción de CO2 disuelto
en el agua, según la siguiente ecuación:

------------------DECARBONATACIÓN--------------->

CaCO3 + CO2 + H2O <-----> Ca2+ + 2HCO3-

<------------------CARBONATACIÓN------------------

Los carbonatos que se forman en el suelo se llaman secundarios o edáficos


mientras que los que proceden de la herencia directa del material original se
llaman primarios.

Parámetros que influyen

Agua y CO2

De esta ecuación se deduce que la solubilidad de los CaCO3 depende de la


cantidad de agua que infiltre y de la cantidad de CO2 que esta lleve disuelto. Al
aumentar cualquiera de ellos aumenta la cantidad de carbonatos disueltos,
mientras que una disminución producirá la correspondiente precipitación e
inmovilización de los carbonatos.

incorporación de agua y/o aumento del CO2 disuelto ==> disolución de los
carbonatos

disminución de agua y/o del CO2 disuelto ==> precipitación de los carbonatos

La pérdida de agua por evaporación absorción por las plantas o simplemente por
causas físicas que impidan la circulación del agua a través del suelo provocará la
carbonatación.

La acción del CO2 en la disolución de los carbonatos es de gran importancia ya


que la presión parcial de CO2 en el aire del suelo es del orden de diez veces
mayor que la de la atmósfera o incluso mayor. Esta acumulación de CO2 es
debida a la actividad biológica (acción de las raíces y respiración de los
microorganismos) y a la descomposición de la materia orgánica.

pH

Los cambios en el pH afectarán al sistema ya que al aumentar el contenido de


CO2 en agua también aumentará proporcionalmente la acidez y la disolución de
los carbonatos tendrá lugar. Lo contrario ocurrirá si aumenta la alcalinidad.

aumento del pH --> precipitación de los carbonatos

disminución del pH --> disolución de los carbonatos

Temperatura
La temperatura afecta al equilibrio ya que el CaCO3 es menos soluble en agua
caliente que en agua fría. La solubilidad de los carbonatos decrece cuando
aumenta la temperatura y por eso la movilidad de los carbonatos será mayor en
climas fríos que en climas cálidos.

disminución de la temperatura --> disolución de los carbonatos

aumento de la temperatura --> precipitación de los carbonatos

Sales

Otro parámetro que influencia la solubilidad de los carbonatos es la


concentración de la solución del suelo. El efecto que las sales disueltas tienen en
la solubilidad de una sal particular es bien conocido.

Así la presencia de un ión común reduce la solubilidad, mientras que la presencia


de otras sales que no tienen ningún ión común con los carbonatos aumenta la
solubilidad de la sal particular.

Por todo lo anteriormente expuesto se deduce que el proceso de carbonatación es


típico de las regiones áridas, semiáridas y subhúmedas, con una suficiente
escasez de agua como para que los carbonatos puedan acumularse en el suelo.
Como resultado de este proceso, se forman horizontes cálcicos.

Distribución normal de los CaCO3 en el perfil

Como tanto el CO2 como el agua son más abundantes en los horizontes
superiores (debido a su más alta actividad biológica, más contenido en materia
orgánica y mas proximidad al agua de lluvia), la disolución de los carbonatos
debe de ocurrir en estos horizontes.

Posteriormente, los carbonatos serán transportados por las aguas de infiltración y


al llegar a los horizontes inferiores, con menores concentraciones de CO2 y de
agua, precipitaran y se acumularan.

La acumulación de los carbonatos secundarios se produce a una determinada


profundidad, de manera que el suelo se encuentra sin carbonatos en los
horizontes superiores y con carbonatos en los horizontes inferiores (típicamente
en el horizonte C). Al horizonte en el que se ha producido la acumulación de
carbonatos se le califica co la letra "k", por ejemplo Ck o Bk.

Rasgos distintivos del proceso de carbonatación

Los carbonatos se reconocen fácilmente en el perfil del suelo por su color blanco
y por dar efervescencia con HCl diluido.

Las pruebas de que este doble proceso de disolución y reprecipitación de los


carbonatos, las tenemos tanto en la morfología de los perfiles como en la propia
morfología de los carbonatos.

En efecto, en los suelos de las regiones mediterráneas desarrollados sobre


materiales calcáreos es sintomático el encontrar los horizontes superiores
descarbonatados y a una determinada profundidad se encuentran niveles
altamente calcáreos.
Además, la profundidad a que se encuentran estos horizontes cálcicos, está
relacionada con la intensidad de las precipitaciones atmosféricas de las zonas en
donde se encuentran y con la variante que introduce la permeabilidad del suelo.

Por otra parte, la propia morfología de las acumulaciones de carbonatos es una


clara manifestación de su movilidad. Por ejemplo su distribución localizada en:

poros grietas agregados* gravas

* Como los agregados edáficos están separados unos de otros por grietas, al
depositarse los carbonatos sobre su superficie en realidad lo están haciendo en las
grietas.

nódulos nódulos nódulos masivos


perfiles con distintos tipos de acumulaciones de carbonatos

El proceso de acumulación de carbonatos en los suelos se desarrolla por etapas


progresivas llegando en algunos casos hasta invadir completamente el horizonte
de acumulación.

Los carbonatos empiezan rellenando los poros y poco a poco van ocupando el
resto del horizonte.

Algún lector curioso se puede plantear que ha pasado con los materiales del
horizonte que habían antes de que llegaran los carbonatos. Una parte de los
minerales primitivos se habrán destruido por la meteorización pero además los
carbonatos son capaces de atacar y reemplazar a todos los minerales primitivos
como los feldespatos, las micas e incluso un mineral tan estable como el cuarzo.
reemplazamiento parcial del cuarzo por los granos de cuarzo policristainos y
carbonatos monocrictalinos

reemplazamiento parcial en un
el reemplazamiento de estos granos de cuarzo por los
cristal de feldespato potásico
cabonatos empieza desde la periferia produciendo aureolas
por los carbonatos

reemplazamientos de la moscovita por los


carbonatos

Además de reemplazar a los minerales los carbonatos son capaces de


desplazarlos y expulsarlos del horizonte cálcico.
desplazamiento del cuarzo desplazamiento de la biotita

Microscopio virtual con zoom e imágenes navegables

Procedencia de los carbonatos

Un aspecto también muy interesante, sobre el que se ha debatido ampliamente y


aún no resuelto en muchas ocasiones, es la procedencia de los carbonatos
presentes en un horizonte cálcico.

Los carbonatos en muchos casos proceden del material original y se dice que son
autóctonos; bien porque ya estaban presentes en él, que es el caso más frecuente
(como ya se ha expuesto se trata de un simple arrastre de los horizontes
superiores y su posterior acumulación en los horizontes profundos), o bien
porque no estando físicamente presentes en la roca se han neoformado en el suelo
a partir de la alteración de los minerales primitivos, como puede ser el caso para
las plagioclasas, los piroxenos y los anfiboles.
el grano gris es un feldespato que se está
transformando en los granos amarillos que
son de calcita.

Pero también puede ocurrir que los carbonatos no guarden ninguna relación
genética con el material original (en este caso hablamos de alóctonos), en estos
casos habrán tenido que llegar por la vía de algún aporte externo. Esto puede
haberse realizado utilizando como vía de transporte el agua, ya sea por
contaminación de un manto freático regional o debido a las escorrentías locales
tan importantes en las zonas montañosas. Finalmente, en algunas ocasiones,
sobre todo en las regiones áridas, los carbonatos de un determinado suelo pueden
proceder de un origen eólico.

A menudo se observan horizontes cálcicos en las partes más bajas de los relieves
de áreas calizas, generalmente en zonas donde existe una rotura de la pendiente.
Esto se explica por la existencia de flujos importantes de soluciones de
bicarbonato que migran pendiente abajo, y dado que las soluciones se van
concentrando cada vez más y que la permeabilidad de los suelos disminuye en las
depresiones, se produce la correspondiente acumulación de carbonatos.

En la Sierra de la
una parte de las
Alfaguara, en Granada,
aguas cargadas de
como en otras muchas
bicarbonatos pero una parte importante discurre sobre la superficie hacia zonas inferiores
montañas calizas es
impregnan a los y precipitan en las rupturas de pendiente formando finas láminas continuas.
frecuente observar los
suelos precipitando
efectos de las
como carbonatos
disoluciones de las rocas
Iluviación de arcilla
Génesis del proceso de eluviación / iluviación de las
arcillas
El proceso de ILUVIACIÓN DE ARCILLA o ILIMERIZACION representa la
migración mecánica de la arcilla de los horizontes superficiales a los horizontes
profundos del perfil.

Este proceso se puso de manifiesto al analizar la distribución de los contenidos


en arcilla de los suelos en función de la profundidad. Se comprobó que en
numerosos suelos se producía un fuerte incremento de los porcentajes de arcilla
en los horizontes profundos acompañada frecuentemente con una disminución en
el horizonte subsuperficial. Hoy día esta distribución se justifica prioritariamente
por la acción de las aguas de infiltración que arrastran parte de la arcilla de los
horizontes superiores y la depositan en las zonas más profundas.

Con las precipitaciones atmosféricas el agua de lluvia impacta sobre la superficie


del suelo y se infiltra. No podemos ver su reacción con las partículas en el
interior del suelo pero si podemos extrapolar a lo que ocurre en la superficie
cuando un exceso de lluvia rebasa la capacidad de infiltración del suelo y se
forma una capa de agua sobre la superficie.

foto vídeo
el agua de lluvia, incolora en origen, se vuelve marrón sobre la superficie del
suelo. Si la dejamos secar obtendremos un depósito de partículas del suelo
superficial y si analizamos su tamaño comprobaremos que se trata
fundamentalmente de partículas de tamaño arcilla. Las arcillas al contacto con el
agua se han dispersado. Las arcillas tienen sus superficies descompensadas
eléctricamente predominando netamente las cargas negativas por lo que tienden a
rechazarse, lo que tiene lugar en presencia de un medio que lo permita como es el
agua. Debido a su pequeño tamaño y a su carga permanecen en suspensión
durante largos periodos de tiempo.

La lámina de escorrentía superficial se desliza por gravedad sobre la superficie


del suelo hacia cotas inferiores

foto vídeo

y al quedar retenida en las depresiones, y evaporarse, deposita las partículas de


arcilla.
Lo que se acaba de describir para el agua de escorrentía superficial es
extrapolable para el agua que se infiltra en el suelo. Basándonos en este modelo,
el proceso de eluviación-iluviación de arcilla, aunque muy complejo y no
totalmente conocido, se puede explicar básicamente de una manera muy simple.

El agua de las precipitaciones atmosféricas se infiltra en el suelo

movilizando a la arcilla de los horizontes superiores, la cual al dispersarse pasa a


la solución del suelo en forma de suspensión. Por la acción de la gravedad, las
suspensiones se infiltran por el suelo a través de los macroporos. Al alcanzar
estas suspensiones horizontes profundos en los que el suelo se encuentra seco el
agua de las suspensiones que migran por los macroporos es succionada por los
microporos de las zonas circundantes;

el agua pasa a estos microporos por presentar fuerzas de succión mucho mayores
que las existentes en los macroporos. Las paredes de los macroporos actúan
como filtros, ya que las partículas de arcilla no pueden pasar a través de los
microporos y son retenidas y se concentran formando delgadas películas acuosas
que rodean las paredes de los macroporos (imagen C). Finalmente al ser
succionada la totalidad del agua del macroporo, las partículas quedan
materialmente aplastadas sobre sus paredes y forman unas finas películas de
arcilla con sus partículas dispuestas paralelamente entre si y a su vez paralelas a
las paredes del poro, quedando fuertemente retenidas (imagen D).

Luego, en la siguiente fase húmeda, el proceso se repite y se forman de esta


manera periódica unas películas de arcilla orientadas, cada vez más espesas y que
muestran fuerte brillo. Estas películas se denominan cutanes de arcilla, o
arcilanes, o revestimientos o clay-skins.

De igual manera, al entrar el agua de las suspensiones en el interior de los


agregados edáficos va depositando sobre la superficie de estos a las partículas de
arcilla, formando también arcilanes de iluviación que recubren los agregados.
En la translocación de cualquier tipo de sustancias en el suelo se distinguen dos
procesos: uno inicial, de movilización y pérdida de materiales, que se desarrolla
en los horizontes superficiales y que se denomina eluviación, y un segundo
proceso que representa la deposición e inmovilización, con ganancia de
sustancias en los horizontes subsuperficiales que se llama iluviación; siendo
siempre el agua el medio de transporte. Por tanto en el proceso de
eluviación/iluviación de las arcillas en el suelo se desarrolla en tres etapas.

Primera etapa: movilización de la arcilla. Proceso de eluviación.

Parecen estar admitido que para que se produzca una importante movilización de
la arcilla, previamente se tiene que producir su dispersión.
Los principales factores que afectan a la dispersión (y que afectarán por tanto a la
movilización) son: tipo de mineral de la arcilla en suspensión, tamaño de las
partículas, pH, tipos de cationes presentes (tanto adsorbidos en las arcillas como
los de la solución del suelo), concentración de electrólitos en la solución del
suelo, y contenido en materia orgánica.

Segunda etapa: transporte de la arcilla. Proceso de eluviación.

Puesto que las observaciones muestran una idéntica o muy similar mineralogía
para las arcillas de los horizontes eluvial e iluvial, debemos suponer que las
arcillas se transportan como partículas sólidas en suspensión, sin que sufran
transformaciones importantes durante esta etapa.

Los factores que intervienen en esta fase son: cantidad de agua y porosidad del
suelo.

Tercera etapa: acumulación. Proceso de iluviación.

La acumulación se puede producir bien por una detención de la infiltración de la


suspensión, o bien a través de una floculación. Sus causas son debidas a
mecanismos de tipo físico (paralización del frente de agua de gravedad a una
determinada profundidad, debido a que se reduce a un mínimo la
macroporosidad), biológico (por biodegradación de las sustancias orgánicas que
complejan a la arcilla) y fisicoquímico (aumento de la concentración de los
electrólitos, por cambio del pH, o por niveles de enriquecimiento en compuestos
de hierro y aluminio que flocularían a las arcillas). Al horizonte donde se
acumulan estas arcillas iluviales se le denomina como Bt.

El proceso de eluviación es imprescindible para que se forme la acumulación


iluvial de arcilla pero no siempre que se produce la eluviación va seguida de la
iluviación, por ejemplo si el suelo está permanente húmedo las arcillas pueden
ser arrastradas fuera del perfil.

Factores de formación
El clima tiene una influencia decisiva en el proceso de iluviación. Así de la
propia génesis de este proceso se deduce que para que tenga lugar es
absolutamente imprescindible que el suelo pase por unas fases húmedas los
suficientemente intensas como para que haya un exceso de agua de gravedad que
se infiltre a través del suelo, ya que de no ser así no se produciría el arrastre de la
arcilla. Además usualmente es necesario que el suelo pase por períodos de
sequedad lo suficientemente largos e intensos como para que se produzca la total
desecación de los macroporos de los horizontes inferiores del suelo. Un clima
mediterráneo, sobre todo si es húmedo o subhúmedo, se considera como el más
favorable para el desarrollo de la iluviación de arcilla.

En cuanto a las características favorables de los otros factores formadores,


destacamos:

 Roca madre. Permeable y con arcillas (o con minerales inestables


que por alteración originen arcillas en suficientes cantidades).
 Relieve. Llano o suavemente inclinado. Típicamente en
superficies muy estables.
 Tiempo. Como es un proceso intermitente y recurrente en el
tiempo, necesita tiempos largos para manifestarse con suficiente
intensidad.
Los resultados de la actuación de este proceso
La translocación de las partículas de arcilla de un punto a otro, produce
importantes efectos en el suelo, que se pueden poner de manifiesto desde
distintos puntos de vista.

A nivel del perfil

El arrastre de las partículas de arcilla de los horizontes superficiales y su


acumulación a una determinada profundidad, origina cambios visibles de
coloración, textura, estructura y consistencia.

Su manifestación macromorfológica más significativa es la de producir un fuerte


cambio textural (granulométrico) en el perfil, apareciendo un horizonte superior
empobrecido en partículas finas, de textura gruesa (es el horizonte eluvial u
horizonte E) y un horizonte profundo donde se acumula la arcilla iluvial, por
tanto de textura fina (horizonte iluvial, Bt o árgico).

Así, un perfil en el que la iluviación de arcilla ha sido muy intensa muestra una
secuencia típica de horizontes A, E y Bt. El horizonte eluvial E se presenta
decolorado, a veces de color blanco neto, de textura arenosa y estructuras poco
desarrolladas. Por el contrario, el horizonte iluvial, presenta coloración parda o
roja de altos cromas, su textura es arcillosa y presenta un fuerte desarrollo de la
estructura, con amplias y numerosas grietas, de tipo en bloques angulares gruesos
o prismática. Pero desgraciadamente, muy frecuentemente el perfil de un suelo
ilimerizado no es tan demostrativo y es muy normal que el suelo carezca de
horizonte E, bien porque no haya sido la iluviación de arcilla lo suficientemente
intensa como para diferenciar al horizonte E del horizonte A, o porque al ser un
horizonte superficial y de estructura poco desarrollada tiene gran tendencia a
erosionarse, o muy frecuentemente debido simplemente a su mezcla con los
horizontes adyacentes por el arado.
En los suelos en los que presenta iluviación de arcilla y carbonatación no se ha
producido la migración conjunta y simultánea de ambos materiales. Las arcillas
permanecen inmóviles floculadas por el calcio y no es se movilizan hasta que
este se ha lavado. Primero pues se produce la acumulación de carbonatos en los
horizontes profundos del suelo y después se produce la iluviación de arcilla que
se detendrá justo al llegar al horizonte cálcico por inmovilización del Ca. De esta
manera en estos perfiles siempre se presenta el horizonte cálcico y encima el
horizonte árgico. Siempre en la misma secuencia arriba el árgico e
inmediatamente debajo el cálcico.

A nivel macro

La deposición de la arcilla iluvial concentrada en determinadas zonas, da lugar a


los revestimientos de arcilla (clay-skins o cutanes), que recubren las paredes de
los macroporos o la superficie de los agregados. Aunque son claramente visibles
en las observaciones de campo, frecuentemente resulta muy difícil reconocer su
carácter iluvial pues la presencia de superficies brillantes no es un signo
inequívoco de iluviación ya que los cutanes de arcilla pueden ser debidos
simplemente a las presiones originadas por los cambios de volumen que se
producen por variaciones en las condiciones de humedad del suelo. Con la lupa
binocular en el laboratorio se puede precisar bastante como se muestra en la
siguiente fotografía.
Y en casos excepcionales se pueden obtener estas resolutivas imágenes,

A nivel del laboratorio de análisis físicos y químicos

El análisis granulométrico en el laboratorio representa un paso previo para


detectar el posible desarrollo del proceso de iluviación de arcilla en un suelo ya
que es imprescindible que se presente un manifiesto incremento en esta fracción
a una determinada profundidad. La distribución de la arcilla con la profundidad
mostrará una disminución en el horizonte subsuperficial (hor. E) y un marcado
incremento en los horizontes profundos (hor. B), mientras que las arenas
presentarán un comportamiento inverso.

Los principales factores que afectan a la dispersión (y que afectarán por tanto a la
movilización) son: tipo de mineral de la arcilla en suspensión, tamaño de las
partículas, pH, tipos de cationes presentes (tanto adsorbidos en las arcillas como
los de la solución del suelo), concentración de electrólitos en la solución del
suelo, y contenido en materia orgánica.

Como la iluviación representa un traslado de sustancias de los horizontes


superiores a los inferiores es lógico que cuanto menor sea el tamaño de las
partículas más fácilmente se movilizarán, por ello en los horizontes de
acumulación de arcilla iluvial se concentran las arcillas finas (<0,2 micras) y la
razón arcilla fina/ arcilla total es un buen índice para confirmar la actuación de
este proceso en un suelo.

Si la razón arcilla fina/arcilla total es un buen índice para poner de manifiesto el


proceso de iluviación de arcilla, mucho mejores resultados se obtienen al hacer
una clasificación granulométrica de esta fracción. Como se muestra en la
siguiente figura en los horizontes de acumulación de arcilla la distribución
muestra unos claros incremento en las concentraciones de las subfracciones mas
finas de las arcillas mientras que en los horizontes eluviales ocurre lo contrario,
los mayores porcentajes se dan en las subfracciones más gruesas de las arcillas.

Es igualmente importante destacar que normalmente no toda la arcilla de un


horizonte iluvial es arcilla de este origen pues además se encontrará arcilla no
afectada por este proceso como es la arcilla que puede ser directamente heredada
del material original y la arcilla transformada en el horizonte in situ.

A nivel micro
El estudio del suelo en el microscopio (objeto de la micromorfología de suelos)
constituye, a nuestra manera de ver, la técnica más eficaz para el reconocimiento
de la arcilla iluvial, pues en lámina delgada es donde los revestimientos de arcilla
muestran el conjunto de sus características, y tras un detenido estudio de su
naturaleza, morfología, localización y contextura, es generalmente posible
diferenciarlos de los cutanes de arcilla de presión. Debido a su hábito laminar, las
partículas de arcilla tienden a orientarse paralelamente. El resultado es que al
atravesarlas la luz polarizada, los fenómenos ópticos de cada partícula individual
se suman a los de las partículas vecinas, comportándose el dominio arcillosos
orientado como si se tratara de un único cristal de gran tamaño, mostrando
propiedades ópticas distintivas: color de interferencia, fenómenos de extinción (el
modelo de extinción es una medida del grado de orientación), continuidad óptica,
etc., que permiten hacer interpretaciones acerca del ambiente en el cual la
partículas se han distribuido, así como la forma de acumularse.

Las características por las cuales se reconoce el origen iluvial de la arcilla en


lámina delgada son: continuidad óptica, fuerte orientación preferida, intenso
color de interferencia, existencia de laminaciones, contraste textural con la matriz
adyacente, límite abrupto, color natural propio (amarillo o rojizo, dependiendo
del Fe que las acompaña) y localización siempre recubriendo las paredes de los
macroporos o las superficies de los agregados.

La facilidad del reconocimiento del proceso de iluviación de arcilla depende de la


textura (granulometría) del horizonte; los rasgos iluviales destacan en los suelos
de texturas gruesas (arenosos) y son más difíciles de reconocer en los horizontes
de texturas finas (arcillas)
El contraste que muestran los suelos con iluviación de arcilla en su perfil se
muestran aún más claramente a nivel microscópico.

Microperfil de un suelo arenoso con iluviación de arcilla

con polarizador y
con sólo polarizador ambas
analizador

Microperfil de un suelo muy arcilloso con iluviación de arcilla.

con polarizador y
con sólo polarizador ambas
analizador

Microperfil de un suelo muy arcilloso con iluviación de arcilla y carbonatación.

con sólo polarizador con polarizador y analizador ambas


Las dificultades en el reconocimiento de los arcilanes iluviales mediante el
microscopio petrográfico son debidas a dos situaciones distintas. Por un lado
tenemos la propia estabilidad de las películas, que regulará su permanencia (los
arcilanes con el tiempo van destruyéndose y pueden llegar a desaparecer
completamente) y por otra parte pueden existir problemas de confusión con otros
arcilanes y dominios arcillosos de muy distintos orígenes (en general con
orientaciones menos marcadas, de borde difusos, etc) debidos simplemente a la
presión de la masa del suelo.

Microscopio virtual con zoom e imágenes navegables

Horizonte Bt arcilloso

Contacto neto (abrupto según las descriptivas de suelos) entre un Bt muy


arcilloso y un cálcico muy rico en carbonatos

Horizonte Bt con hidromorfía


Podzolización
La podzolización engloba la iluviación de Al y Fe junto con materia orgánica, de
las zonas superficiales y su acumulación en las zonas profundas del perfil.

Las mejores condiciones para que se desarrolle la podzolización son un medio


fuertemente ácido, un clima húmedo y frío y una roca arenosa permeable.

Bajo estas condiciones, la intensa percolación de agua producirá un desarrollo


extremo del lavado y de la desbasificación. El complejo adsorbente* se desatura,
los carbonatos si están presentes en el material original son previamente lavados
fuera del perfil y el medio se vuelve cada vez más ácido. La fuerte acidez
provoca una serie de consecuencias muy importantes que condicionan la
evolución del suelo. En primer lugar, bajo estas condiciones, la materia orgánica
evoluciona lentamente debido a la débil actividad microbiana de estos medios y
libera abundantes compuestos orgánicos de carácter ácido.

En lo referente a la fracción mineral, la intensa acidez produce la inestabilidad


mineral. Los minerales muy resistentes se acumulan, como el cuarzo, pero en
general, los minerales sufren una extrema alteración liberando abundantes
elementos que son lixiviados por las aguas de drenaje, mientras que el medio se
va enriqueciendo en elementos insolubles, como el Fe y el Al, que van siendo
iluviados por los compuestos orgánicos formando complejos organometálicos
hacia horizontes más profundos (que se llama queluviación). En definitiva en
superficie se forma un horizonte eluvial con intensas pérdidas de sustancias.

En cuanto a la inmovilización de los complejos organometálicos existen una serie


de teorías que tratan de justificarla, pero la más aceptada es que la inmovilización
ocurre por una adquisición progresiva de cationes metálicos por parte del
complejo organomineral al ir descendiendo por el suelo. Cuando la razón ión
metálico a ácido orgánico es baja el complejo es soluble y puede migrar, pero
cuando se rebasa cierto valor crítico se produce su inmovilización, acumulándose
y originando el horizonte Bh (acumulación de compuestos orgánicos) y Bs
(acumulación de sesquióxidos de Fe y Al, es decir Al2O3 y Fe2O3) de los
podzoles, quedando en definitiva un perfil muy diferenciado con una
consecuencia de horizontes muy completa y muy contrastados: O/A/E/Bh/Bs/C.

En algunas ocasiones, el proceso de podzolización da un perfil menos


evolucionado, con formación de un horizonte Bh sin Bs y en otras ocasiones,
ocurre al revés, que se forma el Bs pero no el Bh.

Las pruebas de que se ha desarrollado el proceso de podzolización en un suelo las


tenemos reflejadas en la espectacular morfología del perfil, aunque a veces los
horizontes no son tan patentes y entonces se hace absolutamente necesario
analizar la distribución de la materia orgánica, del Fe y del Al en función de la
profundidad y recurrir a la micromorfología, para buscar las recubiertas cutánicas
de materia orgánica de los granos de arena del horizonte Bh.

El desarrollo de este proceso conduce a la formación de un tipo de suelo


específico llamado podzol (o podsol).

Vegetación podzol Galicia Sierra de Urbasa, Pamplona Urbasa Canadá Vegetación

Arcilloturbación
Un proceso también de translocación de materiales pero referido ahora a todos
los materiales del suelo en conjunto es el proceso denominado unas veces como
arcilloturbación y otras como edafoturbación pero que podríamos también llamar
vertisolación, dado el tipo de suelos que origina (vertisoles). Este proceso
provoca ahora la mezcla de los materiales del suelo (al contrario que los
anteriores que producían la diferenciación del perfil) y conduce a la formación de
suelos muy homogéneos, sin cambios importantes de las propiedades y de los
constituyentes con la profundidad.

Se debe a la capacidad de hinchamiento y contracción que tienen determinadas


arcillas de los suelos. En los períodos húmedos, se hidratan y aumentan de
volumen, mientras que durante los períodos secos se deshidratan y disminuyen de
volumen y desarrollan un amplio sistema de anchas grietas.

Durante los periodos secos las anchas grietas permenecen abiertas y van cayendo
al fondo materiales de la superficie y desprendidos de las paredes. con la llegada
de los periodos húmedos el suelo aumenta de volumen y como ahora hay más
materiales se producen unas fuertes presiones que obligan a los materiales a
desplazarse verticalmente (la superficie representa la única opción).

Las pruebas de estas presiones las tenemos en esas superficies lisas y brillantes y
frecuentemente estriadas llamadas slickensides tan representativas de los suelos
en los que se desarrolla este proceso (las partículas de arcilla son obligadas a
orientarse, aplastandose unas a otras por efecto de la presión debida al
hinchamiento de las arcillas y al deslizarse unas masas sobre otras, los granos de
arena se clavan y dejan estrias de deslizamiento).
slickensides en un suelo slickensides en un suelo
de Salamanca de Salamanca

Un efecto similar al que producen los tractores que preparan las playas para los
baños de los veraneantes.

Si se está receptivo, en cualquier momento de la vida


cotidiana puede surgir una imagen que sirva para
aclarar un concepto edafológico. Caso 5. Formación de
una superficie lisa con estrias formadas por las piedras.

El proceso sería el siguiente, durante la fase seca, las arcillas del suelo contraen y
producen unas anchas y profundas grietas que atraviesan el suelo hasta la
superficie.

Luego, estas grietas al permanecer abiertas durante todo el período seco se van
rellenando de diversos materiales que caen desde las paredes superiores y desde
la superficie del suelo, fundamentalmente debidas a las acciones de los animales,
del viento y de la propia desecación progresiva. Las grietas quedan así
parcialmente rellenadas, especialmente en profundidad, y al llegar el período
húmedo, las arcillas hinchan, aumentan de volumen, pero no pueden ocupar el
espacio que ocupaban inicialmente debido a estar ahora ocupado por los
materiales allí caídos; hay en definitiva un exceso de material que produce unas
fuertes presiones que voltean al material sobrante a la superficie del suelo,
produciendo unos montículos muy característicos llamados gilgai. Como
resultado de esta mezcla periódica, de materiales que suben y bajan, se origina un
suelo muy homogéneo.

formación del gigai** gilgai en Salamanca gilgai en USA

De la génesis expuesta se deduce que para que se desarrolle este proceso se


requiere que el suelo disponga de un alto contenido de arcillas hinchables e
igualmente se necesita de un clima contrastado que facilite las fases periódicas de
hinchamiento y contracción.

Este proceso conduce a un determinado tipo de suelos: los vertisoles.

Cementación
En ocasiones, al acumularse los materiales en un horizonte, sobre todo cuando lo
hacen en gran cantidad, originan un cemento que engloba a los demás materiales
del suelo produciendo el endurecimiento del horizonte. Se forma lo que se llaman
costras. Frecuentemente el agente de encostramiento son los carbonatos, pero
también el yeso, y en ocasiones sílice o compuestos de hierro.
4.4 Carácter dinámico del suelo
Para finalizar diremos que generalmente en un mismo suelo se desarrollan varios
de estos procesos edafogenéticos, que pueden actuar simultáneamente, pero muy
frecuentemente se presentan de una manera escalonada actuando en etapas
sucesivas, de manera que el desarrollo de un determinado proceso prepara el
terreno para la actuación del proceso siguiente y como resultado el suelo va
evolucionando progresivamente, por lo que en los estudios edafogenéticos los
suelos de una determinada región se agrupan en secuencias evolutivas como la
que mostramos en esta última figura en la que se idealiza una clásica secuencia
evolutiva para suelos desarrollados sobre un material original de carácter ácido.

Todo el texto que hemos expuesto hasta aquí en esta primera lección se refiere a
suelos virgenes, suelos naturales en los que se produce una evolución positiva
hasta un suelo climax equilibrado con el medio ambiente, pero cuando el hombre
arranca la vegetación natural, instala el monocultivo y lo labra se rompe
bruscamente este equilibrio alcanzado tras miles de años de evolución y el suelo
responde con una degradación (con pérdida de calidad y disminución de su
espesor) progresiva del suelo que en los casos extremos puede converger en la
pérdida total del suelo. Podemos pues hablar del CICLO DEL SUELO.
4.5 Suelos policíclicos
Hasta aquí hemos hablado de suelos simples con un sólo ciclo de formación pero
a veces la génesis de los suelos antiguos es más compleja y es el resultado de
varios ciclos de formación. La roca inicial se altera, se incorporan aportes
orgánicos y tras la meteorizacíon física y química se forma el suelo (primer
ciclo); pero puede ocurrir que este suelo sea enterrado por nuevos aportes de
materiales (por ejemplo, por una riada o un coluvio) los cuales al transcurrir el
tiempo se edafizarán y formarán otro suelo (segundo ciclo) sobre el suelo
primitivo (que en el momento del enterramiento es muy posible que haya perdido
algunos de sus horizontes superficiales) quedando un suelo con un perfil
complejo pues si los materiales aportados en el segundo ciclo no son muy
espesos su edafización afectará también al suelo primitivo solapándose los
efectos de ambos ciclos.

Lo normal en los paleosuelos es que no encontremos sus hor. superficiales A y E (ni tampoco la parte más superficial del
hor. B) pues la llegada de los nuevos materiales que los entierran es un episodio dramático que decapita toda la parte
superficial del suelo donde estos aportes se depositan.

En Niguelas, al pie de Sierra Nevada (Granada) los episodios de deposición se alternan En los olivares de Jaén, cerca de la
con episodios edafogenéticos, pudiéndose distinguir cinco suelos superpuestos (NIG- capital, encontré hace ya muchos
1, NIG-2, NIG-3, NIG-4 y NIG-5). años este paleosuelo.
En Babilafuente (Salamanca) se encuentra este paleosuelo
completo, no decapitado.

Si se está receptivo, en cualquier momento de la vida cotidiana puede surgir una imagen que sirva para
aclarar un concepto edafológico. Caso 9. Coches o paleosuelos.

5. El perfil del suelo y sus horizontes


Como la meteorización actúa desde la superficie y va perdiendo su intensidad
conforme profundizamos en el perfil del suelo, el material se altera de un modo
diferencial y como resultado de la actuación de estos procesos de alteración y
translocación se pasa de un material homogéneo o uniforme, como es la roca, a
un material heterogéneo, estratificado en capas con diferentes propiedades como
es el suelo; es decir, se produce la horizonación del material.
Y es precisamente esta característica, representada por la variación regular de las
propiedades y constituyentes del suelo en función de la profundidad, la
característica más representativa de los suelos, rasgo que los diferencia
claramente de las rocas.

A estas capas se les denomina horizontes y su superposición constituye el perfil


del suelo.

Los horizontes constituyen las unidades para el estudio y para la clasificación de


los suelos.

Los horizontes edáficos son capas aproximadamente paralelas a la superficie del


terreno.

Se establecen en función de cambios de las propiedades y constituyentes (que son


el resultado de la actuación de los procesos de formación del suelo) con respecto
a las capas inmediatas.
Los horizontes se ponen, normalmente, de manifiesto en el campo, en el perfil
del suelo, pero los datos de laboratorio sirven para confirmar y caracterizar a
estos horizontes. Generalmente bastan solo tres propiedades para establecer la
horizonación de un suelo: color, textura y estructura, aunque otras propiedades,
como la consistencia, son a veces de gran ayuda. El más mínimo cambio
detectado (en una sola o en varias de estas propiedades) es suficiente para
diferenciar un nuevo horizonte.

5.1 Nomenclatura "A B C" para los horizontes del suelo


La designación de horizontes constituye uno de los pasos fundamentales en la
definición de los suelos.

Para designar a los horizontes del suelo se usan un conjunto de letras y de


números.
5.1.1 Horizontes principales
A continuación mostraremos los horizontes principales más frecuentes. Son
designados por letras mayúsculas.

H. Acumulaciones de materia orgánica sin descomponer (>20-30%),


saturados en agua por largos períodos. Es el horizonte de las turbas.
O. Capa de hojarasca sobre la superficie del suelo frecuente en los bosques.
Constituida por restos de hojas, ramas, musgos , líquenes... sin transformar o sólo
parcialmente. No saturada en agua durante largos periodos.
A. Formado en la superficie, con mayor contenido de materia orgánica que los
horizontes situados debajo. Su materia orgánica se encuentra humificada e
integrada con la fracción mineral del horizonte. Típicamente de color gris oscuro,
más o menos negro, pero cuando contiene poca materia orgánica (caso frecuente
en los suelos cultivados) puede ser claro. Estructura migajosa y granular.

de mayor a menor grado de desarrollo


E. Horizonte de fuerte lavado. Típicamente situado entre un A y un B. Con
menos arcilla, óxidos de Fe y Al, y materia orgánica que el hor. A y que el
horizonte B. Muy arenosos y de colores muy claros (altos values), a veces
blanco. Estructura de muy bajo grado de desarrollo (la laminar es típica de este
horizonte).

de mayor a menor grado de desarrollo

B. Horizonte de enriquecimiento en: arcilla (iluvial o in situ), oxidos de Fe y


Al (iluviales o in situ) o de materia orgánica (sólo si es de origen iluvial; no in
situ), o también por evidencias de lavado de los carbonatos (si estaban presentes
en la roca), o concentración residual de sesquióxidos. De colores pardos y rojos,
de cromas (cantidad de color) más intensos o hue (tonalidad del color) más rojo
que el material original -hor. C-). Con desarrollo de estructura edáfica
(típicamente en bloques angulares, subangulares, prismática).

cinco horizontes B representativos


C. Material original. Sin desarrollo de estructura edáfica. Blando, suelto, se
puede cavar con una azada. Puede estar meteorizado pero nunca edafizado.

R. Material original. Roca dura, coherente. No se puede cavar.

5.1.2 Horizontes de transición


Se presentan cuando el límite entre los horizontes inmediatos es muy difuso,
existiendo una capa ancha de transición con características intermedias entre los
dos horizontes. Se representan por la combinación de dos letras mayúsculas
(p.ej., AE, EB, BE, BC, CB, AB, BA, AC y CA). La primera letra indica el
horizonte principal al cual se parece más el horizonte de transición.
5.1.3 Horizontes mezcla
En algunas ocasiones aparecen horizontes mezclados que constan de partes
entremezcladas. Están constituidos por distintas zonas en cada una de las cuales
se puede identificar a un horizonte principal (en la misma capa existen trozos
individuales de un horizonte rodeados de zonas de otro horizonte). Se designan
con las dos letras mayúsculas de los horizontes mezclados separadas por una raya
diagonal (p.ej. E/B, B/C); la primera letra indica el horizonte principal que
predomina.

5.1.4 Letras sufijo más usuales


Las letras minúsculas se usan como sufijos, para calificar a los horizontes
principales especificando el carácter dominante de este horizonte. Las letras
minúsculas van inmediatamente después de las letras mayúsculas. Las más
frecuentes son:

p horizonte arado, (de plow = arar). Prácticamente siempre referida al hor. A,


(Ap).
h acumulación de materia orgánica (h de humus). Normalmente por mezcla,
en el horizonte A de suelos vírgenes (Ap y Ah son excluyentes) y sólo en los
podzoles, por iluviación, en el horizonte B (Ah Bh).

w horizonte B de alteración, (de weathering = meteorización) reflejada, con


respecto al horizonte inferior, por: la arcilla (alto contenido, formada in situ), y/o
el color (más rojo o más pardo), y/o la estructura (edáfica, no la de las rocas
originales). Si en el material original había carbonatos el B se puede formar
simplemente por lavado de estos carbonatos (hor. de enriquecimiento residual).
Bw.

t acumulación de arcilla iluvial, (de textura, o sea granulometría). Bt.


k acumulación de carbonatos secundarios (k de kalcium). Llamado "ca" en
otras terminologías). En B (frecuente), en C (muy frecuentemente) y a veces en
A (Ak Bk Ck).

y acumulación de yeso. Ay By Cy

z acumulación de sales más solubles que el yeso (y + z = sa, en otras


terminologías). Az Bz Cz.

s acumulación de sesquióxidos, típico de los podzoles. Bs, también en los


ferralsoles.
g moteado (abigarrado) por oxidación/reducción del Fe. Manchas de colores
pardos/rojos y gris/verde. Hidromorfía parcial. Bg Cg y más raramente Ag.

r reducción fuerte, como resultado de la influencia de la capa freática, colores


gris verdoso / azulados (hidromorfía permanente, o casi). Cr Br.

m fuertemente cementado. Frecuentemente por carbonatos (Bmk), pero en


otras condiciones puede ser por materia orgánica (Bmh), por sesquióxidos de Fe
(Bms) o por sílice (Bmq)
b horizonte de suelo enterrado (paleosuelo) o bicíclico (p.e. Ah E Bhs Ahb Eb
Bhsb), (de buried = enterrado).

5.1.5 Cifras sufijo


Se usan las cifras sufijos para indicar una subdivisión vertical de un horizontes
del suelo. El número sufijo siempre va después de todas las letras símbolo. La
secuencia numérica se aplica solo a un conjunto de letras determinado, de tal
forma que la secuencia se empieza de nuevo en el caso de que el símbolo cambie
(p.e. Bt1 - Bt2 - Btg1 - Btg2). Sin embargo, una secuencia no se interrumpe por
una discontinuidad litológica (p.e. Bt1 - Bt2 - 2Bt3 - 2Bt4 - 3Bt5).

5.1.5 Cifras prefijo


Se usan las cifras prefijos, para indicar discontinuidades litológicas, indican que
el material que formó el suelo no era homogéneo, (por ejemplo, suelo formado a
partir de distintos estratos sedimentarios superpuestos).

5.2 Descripción de horizontes


Para el estudio de los horizontes ha de hacerse una completa descripción de sus
características morfológicas, en el campo, junto a un completo análisis de sus
propiedades físicas y químicas, en el laboratorio.

En líneas generales los datos se refieren:

al medio ambiente en el que se encuentra el suelo: localización geográfica,


roca, relieve, vegetación y uso, clima, drenaje,...)

a los horizontes en sí mismos. Con datos de campo (espesores, textura,


estructura, color, consistencia,... y límite) y datos del análisis del suelo en el
laboratorio: análisis físicos (granulometría, retenciones de agua, densidades,...),
químicos (materia orgánica, N, CaCO3,...), fisicoquímicos (pH, capacidad de
cambio iónico, Eh, conductividad,...) y micromorfológico.

Con todos estos datos podrán establecerse interesantes conclusiones acerca del la
clase de suelo, de sus propiedades, de su formación, de su fertilidad y de su uso
más racional.
caso 12 caso 13
Si se está receptivo, en cualquier momento de la vida cotidiana puede
surgir una imagen que sirva para aclarar un concepto edafológico.

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