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hablas humanas, sino que constituye la decisién misma del abla, ens nno-presencia, eso venidero que es toda habla considerada como presenta, tanto més insistente cuanto que designa y compromete el futuro que, tam bign, es un faturo por hablar; esa no-habla que pertenece al lenguaje y que, sin embargo, cada vez que hablamos esencialmente, nos pone fuer, de Lenguaje, asi como nunca estamos mas cerca de hablar que en el habla Vv que nos desvia del habla. = EL GRAN RECHAZO. — He aqui, de nuevo, la rareza de este giro hacia... que es el desvio, Quien quiere avanzar tiene que desviarse, y entonces realiza un curios andar de cangrejo. éSeria éste también el movimiento de la busca? busca que da lugar a la crisis: el giro critico, — Esto es desesperadamente abstracto, — or qué? Incluso ditia que toda obra literaria lo es en la medida en. que pone en obra, mas directa y puramente, el sentido de este punto de: inflexién, el cual, en el momento en que ella va a emerges; la hace extraiia mente oscilar; obra donde se retiene, como su centro siempre descentra- do, la desobra: Ia ausencia de obra — La ausencia de obra que es el otro nombre de la locura. — La ausencia de obra donde cesa el discurso para que venga, fuera de habla, fuera de lenguaje, el movimiento de escribir bajo la atraccién del afuera» El afuera, la ausencia de obra: guardo tales palabras en reserva, sabien- do que su suerte esté ligada a esta escritura fuera de lenguaje que todo dis- curso, comprendido el de la filosofia, recubre, recusa y ofusca, por una necesidad verdaderamente capital. ¢Qué necesidad? Aquélla a la que, en 1 mundo, todo se somete y que por tanto conviene nombrar primero, sin ostentacién y sin vacilacién, sin precaucién tampoco, pues es Ja muerte, ¢ deci, el rechazo de la muerte, la tentacién de lo eterno, todo ciate induce @ Jos hombres a acondicionar un espacio de permanencia donde pueda resueitar la verdad, aunque ella perezca. El concepto (por tanto todo el lenguaje) ¢s el instrumento en esta empresa para instaurar el reino Seguro, Incansablemente, edificamos el mundo, con el fin de que la secre- '@ disolucién, Ia corrupcién universal que rige lo que «es», se olvide en beneficio de esta coherencia de nociones ¥ de Objei0s, de relaciones y de formas, clara, definida, obra del hombre tranquilo, donde la nada no Podria infiltrarse y donde bastan bellos nombres —todos los nombres son bellos— para hacernos felices. €Y no es esto una tarea importante, la res- Puesta justa a un destino insoportable? Con certeza. Antatio los dioses, Antafio Dios, nos ayudaron a no pertenecer a la tierra donde todo desapa- rece ¥, con la mirada fija en lo imperecedero, que es lo supraterrestre, 40 organiza sn embargo exa tierra como moras; hoyen di ee age cana cara oe nea pele marnos en un universo construido a la medida de nuestro saber ii nea cs azar que siempre nos da miedo, porque él encubre la fa nate Novbamnve enesta victors, hay una drrosen est verdad dea for ‘mas, de las mi weiones y de los nombres, hay una mentira Hat que nos contlaa un md alld deusin 6 pvenic in er teoauna l6gica sin azar i én deus eperataa le pe tou gia in az hai a rscibn de une eperanca iis pr ‘que la poesfa (Ja escritura) debe ensefiarnos a reafirmar’, = 1. Hemos perdido la muerte Porque, luchando y de una mane _ iva undo de una manera sbi on maroon fort sare, Is verdad de eo onal que non corspenda man ber sae, Palen ain arn secret, dciend con plana onan: hemos perdido la muerte. ‘Perdido la muceie? Que bse desire const? elabriames ova que somes mo tales? mam sds instante oe ms soviet morales? Lo nombramos, pero para domina at fl deshoernos de clo Todo nasser lngaae yal eva nto za divina— esta dispuesto aoe esteena i ene ck sep ea on bo ae sem no aul clone sentido, eide, univers; de ee modo, de lapresenci ns tlre sl tine sso as Cecapando de corupeton area Yl die ami ri sce tampoco es verdade- famente : jo lo que muere es retroceso am la Elaumne che y clin, po duster nt ens eee igual que la palabra, siempre general, ya siempre hi : due nom, Naturanent, ambien fnemosvoedblos evomte Aatrede por su tito (L'Tpobable intenta desi at ue sur en su sitio dentro dela coonomia general del ser. Por lo tanto, a para designaro, y con qué ficilidad, puesto que acabamos de mencionar- en ablamnos de la realidad sensible, decimos Ia Presenct® de lo que es tresente, el ser de un instante en un ugar frTuio o» TN 1o hace toda poesia cémplice dela trivialidad, elo que munca se verd dos veces». Pero s aqui Yves Bonnefoy tropieza dolorosamente con Hegel, apenas he icho ahara, en esta sola palabra que dice a la vez todos los «ahora» en su fama general yen sa presencia eterna, seh escabullid ee inico ahora, dl enigma propio de lo que se ha disuelto en él y en fom al que puedo multplicar las singularidades, sin nada més ave alterarlo atin mas al tentar paticularizarlo con ayuda de rasgos wniversslc ¥ sorprenderlo ospareeiendo en wna apreheasién que To eterna Henos aqut, por saree aids en la desleatad de no sé qué trampas © Yves Bonnefoy a par- tir de aqien un esfuerzo tenso, mediante imagenes ¥ 12 convocatoria que MH aabe eseuchar en ells, va a busca para si ¥ para nosotos 1a via del egreso, beseando volver aaprebenderelacto de 8 ‘presencia, el lugar ver- rare” ali donde se concentra, en una unidad indivise 1 avs °° esta fpoja rota de hiedra, esta piedra destuuda, un paso dispersado en la noche Pero agut me detendré, no pars crticar este camino — viene poder de atracc:on, un alto sentido al que no debemos ‘sustraernos—, sino para ‘yer mejor lo que esta en juego em tal movimiento. Solamente diré que ‘Yves Bonnefoy quiza se: ‘ha equivocado al seguir a ‘Hegel y al mismo tiem po huir de él, como a escondidas. Si habla ‘del concepto, habla de la filo- sofia tal como se concentra en ‘Hegel, pero si. habla del concepto como del instrumento por el cual ‘el pensamiento ha inventado negar y olvidar ja muerte, entonces se expresa de un modo que sitia mal, creo, su oposicion. Puesto que (lo repito apresuradamente, hasta tal punto este saber est ahora grabado profundamente én nosotros) 1a fuerza del concepto 20. es por el contrario, introducido, en el pensamiento, 1a. “ie ip muerte, para que en esta negacién desapa- arco y para que ésie siempre s© COO were ale Yel Tenguaje es de naturaleza divinas ao porque eternice ‘el nombrar, sino porque, dice Hegel, «trastrueca inme~ sTemante lo que nombra para transformario en algo distin» diciendo pero hablando precsamente en nombre inte de la misma ih, nei re7cs Soto con certeza lo que 10 € Sea nada gue lo disulve soo, siendo ol devesit Tablante es ae sin embargo, interorizand es muses pUncindols OY ‘ ‘ aa muerte verdadera se ha sustraido completamente la ta al duro trabajo de lo negative, por el cual, en un combate = esentir que en esta muerte Ve pe hacia nosotros, y nosotros vamos hacia él, ae rst ain verdad, lo que en llc reducible fo verdadero, a todo des- eae slo que munca se revel ni ve ola ni aparece? ciertamen- No traicionaré al autor de L'Tmprobable situando més exactamente em. ; ete hablo reconozco efectivamente que hay habla s6lo porque 1o ‘este punto su desafio. Porque esta muerte, por una sorprendente vocacién, te, cuando habl ; oP [dealizindola. En efecto, équé es ella ahora? Ye "a disolucré Jertirse en la realidad del nombre: Ja vida de esta muerte, he aqui lo que ae oeae spade iodo dessparee sin pensar To ein estp ausestell vercirablemente el abla més corriente sa un nivel més alt, la del jinmediata en donde sparece sin pensamiento, sino estg_muerie : saarlo y cobardia aceptar- famosa que es el comienzo de la vida del espiritu, €Y cémo no habriamos. Cea -— eae cons egado a pretender que en esta desnaturalizacién idealizante no se ha per: to- queda que lo que ees precinamen nm ee dido la oscuridad misma y la negra realidad del acontecimiento indes eae pe eae congo que excluie para hablar, pata criptible, desviado por nosotros, gracias a un sorprendente subterfugio, ¢ hnbla, ext presse i Ee areaira lene aie cis dein pornos gais sun ermndeme eersesd 2] bra aul vearomos dl te orp dex oI ante lo que hay que llamar «el gran rechazo», rechazo a detenerse ante el cuando su nostalgia se gira hacia cio edith ° enigma que es la extrafieza del fin singular. revesidad que él tiene de ser su falta para decirlo. Alrededor del cadaver de Lézaro ya en proceso de descomposici para reducit incesante, el sentido vie casi risible, anéloga sin embargo a ese «combate de titanes» alrededor det 2, La pregunta, el tormento de lo inmediato ser, del que nos hablé la ironia de Paton, Cul es la verdudera unueste® Y uno diré que el don siempre valeroso, la presencia de espfritu, es quien, sin abismarse en Ia realidad cadavérica, ¢s capaz, mientras la mira] fijamente, de nombrarla, de sescucharla» y, en esta escucha, es capaz de pronunciar el Lazaro veni foras, por el cual la muerte se convertiré en prin cipio, la terrible potencia en la cual la vida que la Hleva consigo debe man- Pero équé es lo que falta? €Podemos encontrarlo ahora que hemos acotado y como acosado esta extraiia presa, siempre sombra desde el momento en que Ia aprehendemos, asoméndonos con Yves Bonnefoy a ese vacfo —debido quizd a su plenitud—, que no es solo la tumba més antigua, sino también cualquier cosa sensible en su fresca nove- tenerse para dominarla y encontrar en ella 1a realizacién de su dominio. 6 La tentaciGn del reposo, el abandono cobarde, Ie pereza que abdica con dad? Habiendo tan resuehtamente sacrficado lo que solo encontiet — =; rechazindolo, podemos sorprende fin, aclarar quis to ue eo ot la nada sin pensamiento, aquellatrivialidad vaeta ¢ insignific juego, en ese combate que ya no es Cruzada o Disputa en torno al ame ees cen ‘és jalidad . ¢ insigatbcantey 3 Sepulcro vacio, sino «combate de los origenes»? Lo podemos, dicho ‘Alo cual, en voz necesariamente més baja y mas oscuramente, respon: con brevedad, a condicién de pedirsela a aquél para quien este sacrifi- derd el otro: Pero este Lézaro salvado y resucitado que usted me oftec® = cio, en su habla y hasta en su vida, ha sido el desgarramiento del des- qué tiene que ver con el que esté ahi y que le hace retroceder, la andni- | cubrimiento y que, una vez, afirmé: ma corrupcién de la tumba, con aquel que ya huele mal, el Lazaro perdt * ° dd, y no el Lézaro devuelto a la lz del dia por un poder sin duda admi- rable, pero, precisamente, un poder, que viene, en esta decisién,-de 18 ” te misma? ¢Cual muerle7 La muerte ‘comprendida, privada_de si na Gonvertda en fa pura esencia privativa la pura negaci6n, la mur ‘Pero ahora se alza el dia! Bsperaba, lo vi ven, ¥ lo que vi, lo Sagrado sea mi palabra. “Fate, en el echazo apropiado que ella. consticuye para si misma, se afit- oe : elirmpagos , ; 2s Heilge, Yo Sagrado, palabra augusta, cargada de relampagos ¥ despliege en posibilidad. Y quizf,en efecto, se trate de a verdadera muer= 4 do antigua, sélo sirve para disimular que no ptiede decir nada. Pero te, la muerte convertida en el movimiento de la verdad, pero éesmo no | aproximémosia a lo que Yves Bonnefoy indica muchas veoes directamen

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