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Paidós Bás ica

Karl R. Popper

Úhimos tít ulos publicados

38. H. M . Fcinstcin - Ln /Onnación de William James


39. H. Gardner - Arle, mente y L'erebro
El mito del marco común
40. W. H. Newton-Smith - la racionalidad de la cieucitl
41. C. lévi-Strauss - Antropología e.)·tructural
42. L. Festinger y D. Katz - Los métoc/os de iuvestigación e u las ciencias sociales
En defensa de la ciencia y la racionalidad
43. R. Arrillaga Torrens - la nallcra/eza tlel conocer
44. M. Mead - E.r:periencfos personales y cientl(icas de ima autropóloga
45. C. Lévi-Strauss - Tristes trópicos
46. G. Oeleuzc - Lógica del .)'entidn
47. R . Wuthnow - Audlisis cultural
48. G. Oe leuze - El p liegue. Leibniz y el barroco
49. R. Rorty, J . B. Schneewind y Q . S k iuncr - LA {ilosnfíu en la histo ria
50. J. Le Goff - Pensar la historia
51. J. Le Goff - El orden de la memoria
52. S. Toulmin y J . Goodfield - El descubrímie11to del tiempo
53. P. Bou rdieu - ú1 ontologfu politict1 ele Martin Heicleggcr
54. R. Rorty - Co11ti11ge11L'ia, iro11ía y solidaridad
55. M. Cruz - fllos1>{ía e u la his toria
56. M. Blanchot - El espacio literario
57. T. Todorov - Crftica de la crítica
58. H. White - El contenidu de la foruiu
59. F. Rclla - El s ilencio y las palabras
60. T. To<lorov - ú1s morales tle lu historia
61 . R. Kosellcck - Futuro 11n:rndo
62. A. Gchlt!n - A u t ropología /i:~ica
63. R . Rorty - Obietivitlad, relativis m o y verdad
64. R. Rorly - Enst1yos sobre f/eidegger y otros peusuclore:i L"fmtem11m·á 11.:os
65. D. G ilmorc - Hacerse hombre
66. C. Gc~1·t z - Conocimieuto local
67. A. Schül7. - Lt1 cou:»trucdón s ignificativa lle/ 1mmllo .~o<:ial
68. G. E. Lenski - Poder y ¡1rivilcgiu
69. M . Hammers lcy y P. Atkinson - Etuo~ra/i'a. MétU<los tle iuve.stig"'.:i611
70. C. Solís - Ra:ones e iutere:;es
71. H. T. Engel hardt - Los /imdameutos de la bioética
72. E. Rabossi y o tros - Filosofía de la mente y cicucia cogr1itiva
73. J. Derrida - Dllr (el) tiempo J. La m ouecla falsa
74. R. Nozick - ú.1 uaturaler.a de la racionalitlad
75. B. Mo1-ris - fntro<luccióu al eslu dio cmtropol6gico de la religión
76. D. Oennctl - LA conciem :ia exp/icucla. Una teoría interdi.scipliuar
77. J . L. N;rncy - Lo. experieucfo rle la libertad
78. C. Ccen z · Tras los hech os
79. R. R. Ara m ayo, J . Murgue1-L.a y A. Valdt:c~n los - El i11divitlllo y la hi."'i/flria
\ 80. M . Augé - El stmti<lo de lo.\' ulro:;
82 . T. Luc kmann - Teoría de fo acci611 soc:ial
83. H . Jonas - Té<: 11ica , mediciua y ética
1 8 4 . K . J . Gcrgcn - Rt!-aliclades y refociu11es
86. M . Cru1. (com p.) - Tiempo de s ubjetit•iclml
87. C. Taylor - ¡.·ue utes del yo
1
~t> PAIDÓS
88. T. Nagcl - Igu aldad y parc ialidad
9 l. K. R. Poppe r - El m ito d d m arc:o comúu
92. M. Le cnha1·d1 - Dt> kwno Barceb'l;J • Buenos Awcs • Mex1co ~71-
16 EL M IT O DEL MARCO COM ÚN

yo esperaba que expresara lo mismo que todas las páginas de este la rgo
li bro.
Tal vez sea interesante desvelar que la idea de componer estos dos ver-
sos se la debo a un joven mie mbro del Partido Nacionalsocialis ta de la pro- CAPITULO 1
vincia a ustríaca d e Karnten , que, ni soldado ni policía, vestía si n embar~o
el uniforme del partido y llevaba una pis tola. No sería mucho antes dd ano LA RACIONALIDAD DE LAS REVOLUCIONES CIENTÍFICAS*
J 933 -el año en que Hitler s ubió al poder en Ale mania- cuando este J?ven
me dijo: «¿Es que quiere usted a rgumentar? Yo no a rgumento, ¡yo d ispa- Selección versus instrucció n
ro!•. Había plantado la semilla de mi Open Society. . .
Han transcurrido más d e sesenta años desde esta experiencia: Y en el
lugar donde oc urrió parece que las cosas han progresado. Pe ro e n lo que El título de es~a serie de con fere ncias -«Progreso y obstáculos al pro-
era entonces la frontera d e Kárnten con Yugoslavia, frontera que no ha greso en ~as c.1enc1as»- fue e legido por sus organizadores. Parece implicar
cambiado, la proclividad a dispa rar bajo el pretexto de provocación étnica que, e n c1enc1a •. e.l progreso es bueno, y que cualquier obstáculo al progre-
se ha incrementado terrible m e nte. El ataque del irracionalismo contra la so es malo, pos1c 1ó n que has ta hace poco ha sos te nido prácticamente todo
argume ntac ión prosigu ió durante es tos sesenta años e n más de se~e n_ta el mundo. T~I vez debiera aclarar de entrada que acepto esta posic ión,
modas. El pretexto de provocación étnica es el más mezquino Y. d mas ' e- au_nque con ligeras reservas, y no demas iad o obvias, a las que m e referiré
pugna nte. pero no el más reciente. Pos iblemente sea el más viejo. N°. es mas adelan te. Po r supuesto, los obstáculos de r ivados de la di ficultad ínsi-
una idea recon fortante. Pero es necesario al me nos que no aceptemos la ta a los problemas a bordados son retos bienvenidos. (En verdad , muc hos
exis tencia - n i aquí ni en ningún otro s itio- de una tende ncia his tórica a
cie ntíficos se sintieron enormeme nte decepcio nados cuando resultó que el
que todo vaya cada vez peor. El fuiuro depende de nosotros. Somos noso- problema del aprovecham iento de la energía nuclear era comparativamen-
tros los únicos responsables. te tr ivial, que no implicaba cambio revolucionario alguno de la teoría.) Pe-
Por esta razón , un impo rtante pri ncipio sostie ne que tenemos el deber
ro , en ciencia, el esta nca mie nto sería una maldic ión. S in e mba1·go, estoy
de seguir siendo optimis tas. Tal vez debería explicar esto en pocas pala b ras
d e acu erdo con la sugerencia del profesor Bodmer según la cual el progre-
antes de te rminar estas precis io nes. .
so sólo es una bendición mixta.' Veam os: las be ndiciones son realmente
El fu turo está abierto. No está prede terminado y no se puede pr~de.c 1r, mixtas, aunque pueda haber a lgunas rarísimas excepciones.
salvo <t.:cidentalme ntc. Las posibilidades que enc ie rra el futuro so n '.nfmi-
tas. Cuando digo «tené is el deber de seguir siendo optimis tas•, no solo in- 1:-1i expos ic ió n se dividirá e n dos partes. La p.-imera (secciones I-VIII) se
cluyo e n e llo la naturaleza abierta del futuro, sino tambié n aquello co_n .
que todos nosotrns contribuimos a él con todo lo que hacemos: todos so-
'º ded icará al progreso e n la ciencia; la segunda (secciones IX-XIV) a cie rtos
o bstáculos sociales a ese progreso.
Recordando a He rbert Spe ncer, analiza.-é el progreso e n la ciencia sobre
mos responsables de lo que el futuro nos de pare. _ .
Por tanto, nues tro debe r no es profetizar el mal, s ino más bien luchar
por un m undo m ejo1: • Publicado por primera vez en Prnblem!i o{ &·ienti/lt: Revolu1ion. Scic111i{ic Pro~ress tmd
Obstucles l o Pmgrttss in the S<:icnces, The flcrbert Sµcncer Lectures 1973, edición a cargo de Rom
Harré. en Clarendon Press, Oxford. 1975. Deseo agradecer a Trocls Eggcrs Hansen, al rev. Mi-
chacl Sharratt, al doctor l--lcrhcl't Spcn~der y al doc tor. M arti n Wenham los comentarios crflic.:os
a esta c on ícrcncia.
1.. El profc~or W. ~· Budnu:T lcrmitHl co11 la ~iguicntc obsc1vaci6n :o.u H c1·hcr'l Spcncer Lec-
lu rc. t11ubda • 1310-m e<lu.:al Advanccs: A Mixcd Olcssi ng?•:

Por tanto, crc:o que aun c11a 11clo los µ1-ogrcsos biomédicos (y otros progresos cicn1 ífi<.:os,
naturalmente) sean una bcndit.:ión 111ix1a, son u na bcndi cián que no podem os cvilar y hemos
de . 1ra~~r de que csa m ezcla sirva pa1·a lo mejor. (Véase Pmblt:ms nl St.:ienti/lc Revoltt1ion .
.CW:wm1/1c Prt>¿;ress and Obstadt•.<> tt> Pros;ress in tite Si:ienct~s. Tire llerber1 Speru.:er /.ectures
1973. pág. 41 ).

M is t~ccclos P'-'rso11ulcs en lcwno al progreso y al csta11c~1111icnlo i.:icmífkus su r gc 11 sobre lot.lo


del camh10 q ue se ha opcn1do en el espíritu de la dcnda, así como del cn~cimicnlo dcscontmla-
c_lu de la Cicrn; i¡1 Gra.ndc, que pone en pdig,m a la gran ciencia. (Véusc i., sc<.:dón I X Je es La <.:on-
lcr·cncia.~ La_ biología parece hacer t:scapado a este peligro. pero no. na1uralmcn1..:, a los peligros
de la apltcac16n en gran escala, ínt imamen te rc laciouadn.-. con él.
LA RACIONALIDAD DE LAS REVOLUCIONES C IENTÍ FICAS 19
EL M IT O DEL MARC O COMÚN
18

En los tres n iveles -adaptación genética, comportamiento adaptativo y


todo desde w1 punto de vista evolutivo, o, más precis_amente, des_de el punto descubrimiento científico- el mecanismo de adaptación es fundamentalmen -
de vista de la teoría de la selección natural. Sólo al final de l_a primera part~ te el mismo.
(esto es la sección VIII) se analizará el progreso de la ciencia desde un pun Esto se puede explicar con c ie rto detalle.
to de vi~ta lógico, y se propondrán dos criterios racionales deyrogre_s~_en La adaptación parte de una estructura heredada básica para los tres ni-
c iencia, criterios que nos harán falta en la segunda pa_rte de m1 expo:~~~o~~ veles: la estmctura génica del organismo. A ella corresponden, en el nivel
En la segunda parte analizaré unos cuantos obsta~ulo~ al pr~g conductual, el repertorio innato de los tipos de comportamiento de que dis-
ciencia en particular obstáculos ideológicos. Y terminare (secc10nes XI_- pone el organismo y, en e l nivel c ie ntífico, las conjeturas y teorías científ"i-
XIV) a~alizando las dis tinciones entre, por un lado, las revolucwnes c1_ent1- cas dominantes. Estas estructuras se transmiten sie mpre a través de la ins-
. raciona
· 1es d e progreso, y, por otro ' las revo 1
(icas sujetas a critenos . ucwnes
E t trucción, e n los tres niveles: mediante las respuestas de la instrucción
ideológicas , que sólo rara vez son susceptibles de defensa raciona1·. s ~ genética en e l nivel genético y e n el conductua\, y mediante la tradición y
distinción me pareció lo suficientemente inte resante co_mo para d~;. ª m la imitac ión social en el nivel conductual y en el científico. En los tres ni-
conferencia el título de «La racionalidad de las revoluciones c~~-nt1 teas•. veles, la instrucción proviene de dentro de la estructura . Si se producen mu-
Aquí, naturalmente, debe ponerse el é nfasis en la palabra «Ctentl ico». taciones, o variaciones, o errores, éstos constituyen nuevas inslrncciones,
que también surgen más de dentro de la estructura que de fuera de la mis-
ma, esto es, del medio.
Estas estructuras heredadas está n expuestas a ciertas presiones, desafíos
o proble mas: a presiones de selección, a desafíos ambientales, a problemas

Me referiré ahora al progreso en 1a c1enc1a. · E n focaré
. el progreso
, . en la teóricos. Como respuesta, en las instrucciones heredadas genéticamente o
ciencia desde un punto de vista biológico o evolutivo. Nada mas l~JOS :r~ por tradición se produce n variaciones' mediante métodos que, al menos e n
mí que la intención de sugerir que se trate del punto de v1sta mt: 1 ~P. parte, son aleatorios. En el nivel genético, son mutaciones y recombinacio-
tante para examinar el progreso en la c iencia. Pe_ro el _enfo:t1~ 'º. gico nes' de la instrucció n codificada. En e l nivel conduc tual , son variaciones y
ofrece una adecuada vía de acceso a dos ideas d1rectnces , e a pnmera recombinaciones tentativas en los límites del repe1·torio. En el nivel cientí-
parte de mi disertación: las ideas de instrucción Y de s~leccwn. l'ico, son nuevas ins trucciones del tipo de e nsayos tentativos, o, más breve-
Desde el punto de vista biológico o evolutivo, la c1enc1a, o e_l progreso mente, e nsayos te ntativos.
en la ciencia, puede cons iderarse un medio q~e emplea_la_espec~e human~ Es importante que estos ensayos tentativos constituyen cambios que se
para adaptarse al medio: pa· invadir nuevos mchos ecolog1cos, e mclu~o pa originan dentro de la estructura inJividual de una manera más o menos
ra inve ntar nuevos nichos e lógicos.' Esto conduce_al problema_ ~igu~~~tt~: aleatoria y en los tres ni veles. La idea de que no se deben a instrucc ió n
Podemos distinguir entre tres niveles de adaptac~ón: adapta_c~on g e es proveniente del exterior, del medio, se ve apoyada (aunque só lo débilmen-
Ca ' aprendizaJ·e c onductual adaptativo y descubnm1en t0 c1ent1fico (qdu . te) por el hecho de q ue, a veces, organismos muy se mejantes responden d e
un caso especial de aprendizaje coductua1 a d aptat1vo · ) · E n e-s.ta parte
. d e mi ,_ mane ra muy difer entes a l mis mo reto ambiental.
exposición el problema principal será estudiar las semepnzas Y ese~~ La fase siguiente es la de selección de las mutaciones y las variaciones
·anzas e nt;e \as estrategias de progreso o de adaptación en e l_m vel _cien11(1• dis ponibles: las de los nuevos ensayos te ntativos mal a daptados quedan
~o y e n los otros dos: e l genético y el conductual. y comparare los ti es_mvf- elim inadas. Ésta es la /"ase de eliminación del error. Sólo sobreviven las in s-
les de adaptac ión mediante la inves tigación del pa pel que desempenan a trucciones de ensayos más o me nos bien adaptadas, que a s u vez son here-
instrucción y la selección en cada nivel. dadas. Por tanto, podemos hablar de adaptación por el método de «ensayo y
error», o, mejor aún, por «el método de e nsayo y eliminac ió n del error». A
la e liminación del error, o de las instrucciones d e ensayo mal adaptadas, se
u la denomina también «seleccicín natural•. Es una suen e de «re troalimenta-
ció n negativa» que opera en los tres niveles.
Para no llevarlos a uste des con los ojos vendad os al resulta.do de es.ta
comparación, enunciaré ya mismo mi tesis principal. E~ una tesis _que afi r- 3 . Sigue en pie d problema acerca Je si es l ~gili1110 h abla 1· en esos lt!nn i n os (•en respucs-
ma la sem ejan za {"undamental de los tres niveles . !-le aqu1s u enunciado. La ») en re fen:ncia el nivel genétic: o (véase en In scccitln V m i conjchu-a ih..·c1Ta de las respuestas
de los m11tágenos). Sin cmh::lfg(), de no h:.1bc 1· v::1rir1cim1es. no hahría ¡u.lapl::1ciOn ni evolución. Oc
manera que prn.h:mos dcc i1· qu e la apa1·iciún de nrnl a~i()ncs o bit~n esl á controlada por la necesi-
d 1 ·· · vi ru s y <le las célu-
2 . Tal vez \a fonna<:icln de l ~s ~r~1dnas de mc~~1:ana. e ~>~ p11~:e~o:n ue·c.s 1o sihlc que dad <le Lalcs mulnc ioncs, o hicn fnncion<'I com o si nsl hiera.
las hayan s ic.lo las invenciones pnn11l1vas de nuevos nu.:hos a mb11.;:ntalc , . q . 1 L· J s por 4.. Por supu esto quc cuando en esta conícrcncia, en an.\s <le l a brevcdm..l, h<1blo de .. mu ta-
a~lc~ incluso se inwnt:.1 ran otros nichos ambientales (qui zás rcdc:s de e nzimas inven ~l a . ción • , incluyo si empre t.íc ili.\1TI1.:nte la posihilidnd de rccomhin:.1ciún. 1 fJi¡-.....
genes q ue-, c..l~ lo c()nlrar it), $cdan genes desnudos).
20 EL M I TO DEL MARCO CO M ÚN LA RAC ION A LIDAD DE LAS REVO LUCIONES CtENT fFI CAS 21

Es preciso obse1var que, en general, ninguna aplicación del método de través de e nsayos tentativos, some tidos a la selección natural o a la elimi-
e nsayo y e li minación del error, n i la selección nalural, consiguen un estado nación del error.
de equilibrio de la adaptación . E n primer lugar, po rque no es probable que
las soluc io nes de e nsayo que se o frezc an al problema sean perfectas u óp-
timas. En segundo lugar - lo q ue es más importante-, porque la emergen- lII
cia de nuevas estructuras, o de nuevas ins tru cciones, implica un cam bio en
la situació n a mbiental. Pueden llegar a ser pertinentes nuevos elementos Hasta aquí he ins istido en las semejanzas de funcio namiento del meca-
del medio. E n consecu encia, pueden surgir nuevas presiones, nuevos desa- nismo de adaptación en los tres niveles. Es to plantea un proble ma obvio:
fíos y nuevos problemas como resu ltado de los cambios estructurales que ¿Qué pasa con las diferencias?
su rgieron de dentro del o rganis mo . La principal d ife rencia entre el nivel genético y e l conductual es ésta.
En e l nivel genético, el cambio pu ede consistir en la mutación de u n Las mutaciones en el n ivel genético no sólo son a leatorias, sino comple ta-
gen, con el consecue nte cambio de una e nzima. Ahora bien, la red de e nzi- mente • ciegas• en dos sentidos.' En prime r lugar, no están dirigidas a un
mas constituye el medio más ín timo e n la estructura de un gen . Co nse- !'in. En segundo lugar, la sob revivencia de una mutación no pu ede influir
c uentemente, habrá un camb io en ese m edio íntimo . Y con él pueden s u r- en las mu taciones poster iores, ni s iqu iera e n la Frec uencia o las probabili-
gir nuevas relac iones e ntre e l organismo y el medio más distante, y, dades d e s u aparició n (aunque se admile que a veces la sobrevivencia de
posteriormente, nuevas presio nes d e selección . una mutación pued e determinar qué clase de mutaciones tendrá posib ili-
Lo mis mo ocurre e n e l n ivel conduc tual. Pues, en la m ayoría de los ca- dades de sobrevivir en los casos futuros). En el nivel conductual, los ensa-
sos, la adopción de una nueva clase de comportamiento se puede equipa- yos tambié n son más o menos a l azar. Pero ya no son completame nte •c ie-
rar a la adopción de un nuevo nic ho ecológico. Como consecue ncia de e llo, gos• e n ningu no d e los dos sentidos mencionados. E n primer lugar, están
se presentarán nuevas presiones de selección y nuevos cambios gené ticos. dirigidos a un fi n . En segundo lugar, los a nimales pueden a pre nder de la
En el nivel científico, la adopción tentativa de una nueva conjetura o teo- producción de un e nsayo: pued en a prender a evitar e l tipo de conduc ta de
ría puede resolver uno o dos problemas. Pero invaria bleme nte plantea mu- ensayo que ha llevado al fracaso. (Pueden evita rlo a un en casos e n que pu-
c hos proble m as nuevos , pues una teoría revoluc ionaria nueva func iona do haber te nido éxito. ) Aná loga mente, tambié n pueden a pre nde r de l éxito.
e xactamc nle como un nuevo y poderoso órgano sensorial. Si el progreso es Y el comportamien to exitoso puo.:de repetirse, aun e n casos en que no sea
s ig nificaLivo, los problemas nuevos será n d is tintos de los antiguos: los nue- adec uado. Sin embargo, hay un c ierto grado de •ceguera• inhe rente a to-
vos problemas se planteará n en un nivel de prof'undidad radicalmente distin- dos los ensayos.'
Lo. Esto es lo que ocu rr ió, por ejemplo, con la relatividad. Es lo que ocurrió La a daptac ió n conducta! es e n general un proceso intensam en te ac tivo:
con la mecánica cuánlica. Y es lo que está ocu rrie ndo ahora mismo, de un el a nimal - sobre todo e l animal joven en el juego- e incluso la planta in-
modo más dramá1ico, con la b iología molecular. En cada uno de estos eje m- vcsligan acliva y constanteme nte el medio."
plos, la nueva teoría planleó nuevos horizontes de problemas inesperados.
És te -sugiero- es e l camino del progreso de la c iencia. Se calibrará m e-
6. Para el uso de l ténn ino ccieg::is• (cspcci"lmc:n1e e n el segundo sentido) véase D. 1: Camp·
j o r nuestro progreso si se comparan nuestros viejos p roblemas con los bcll, • Mctl1(xlolngic.al Suggcstions íru m a Com¡mra tive Psyc:holO!;..V oí Knuwle<lgc P1'1)C;CSSCS•, fo.
nuevos. Si el prog reso que se ha realizado es grande, los nuevos proble mas quiry. 2, 1959, págs. 152-182; •Blind Variation and Sch..-c1ive Rt!tention i n Crc-.u ivc Thoughl as in
revestirán una naturaleza jamás soñada has ta ento nces. Habrá proble mas Olhcr KnowlcJgc Pnx:csscs•, e n Psyclw/ugic:al Rcvicw, 67, 1960, pjgs. 380-400; y • Evolucio nary
más profundos, y más proble mas de este tipo. Cuanto m ás progrese e l co- Gpistcmology•, en P. A. Schilpp, comp., 111e Philosoµhy o{ Karl Pnpµ~r. The Libr•.u-y o f Livi ng Phi-
lusuphers, Thc Open Cuu rt Puhlish ing Co.. La Salle, lllinois. 1974, págs. 41 3-463 .
nocimiento, más claramente podremos discernir la vastedad de nuestra ig- 7. Mientras q ue la •ceguera• de los cnsayos t!!ro relativa a lo que hc:mu.s encontrado ~n d pa·
norancia.5 s:ido, l:.a a licturieJad es rel ativa a un conjunto de elemento-. (que cons tituyen un •CSpac io-mucs-
Resum iré mi tesis. ll'a•). En el nivel ~enéticu. estos • clc meulOs,. son l:.1!ro cuatro ba~cs nucl-.=olídicas. Esws constitu-
En los tres niveles a los q ue me he referido - el genético, el conduc tua l y yentes pueden ejercer diíen.•n1e ¡;ravitad 1\11 respecto Je diferentes necesid ades o finalida<Jes, y
c:-.a gravitac ió n pucd~ val'ia.- ~on b experiencia (n: bajamlo el gl'adu de u:eguera. ).
el cient ífico-, operamos con estrncturas here dadas que han s ido transmiti- 8. Sobre la imponanci::i Je la ¡l:.u·1i...·ipaci(111 al..'.tiv:.1. véase R. Hcld y A. Hein. • Movement-
das po r la instrncció n , ya sea a través del código genético, ya sea a tra vés r roduccd S1imula1ion in the Dcvelopmcnl of Visually CuidcJ Bclrnviour•, en Juumal o{ComJH.1·
de la tradic ió n. En los tres nive les, los cambios e n los ensayos hacen su rgir mtive PhysiolnJ:ic:ul Ps,vc:lwln1-:.v. 56, 1963, pflg~. 872-876. Vbsc J. C. Eccles, f(l(;i11~ Rrlllity: Pltilv-
. nuevas t:sl ru cturas y nuevas instrucciones desde dentro de la estructura. a .rnphical Advemurf!.'i by t1 Orni11 Sde11tist , Springcr-Vc-l'lng. Nut..:vn York, 1970, r~gs. 66-67. L.:1
ac.:li\'idac..l es, al me nos en p~1rtc, produc lot-a Je hipó ccsi:.: véase J. Kr...·chcv.sky, c" l lypolhesis" ver·
-.u:-. "Chnnce'" in lhe Pn.·-Solution Pe1iod m &nso1y Oist.Timinntion-leaming•, e n U nivu'iit_v o/
S. La ó'p1·chcn~ión ile 1Hh:su -:1 ignorancia sc ha vis ru realw<ln, por ~.ic:mplo, poi· la asombro- Coli(omia Publir.:t1tio11s i11 P~yc:linlo~. 6 , 1932, pags. 27.44 (rC'imprc~o en A. J. R iopclk·, comp..
'ª l"L'voludó11 producida ¡>t>I" la biulo~fa mo lccuku: A11im11/ Problem Solviux. Pcn~uin Books. H1111110ndswor1h. 1967. p:igs. 183- 197).
20 EL MITO DEL MARCO COMÚN LA RA CIONA LIDAD DE LAS RE VOLUCION ES CIENTfFICAS 21

Es preciso observar que, en general. ninguna aplicación de l método de través de e nsayos ten tativos, sometidos a la selección n atural o a la elimi -
e nsayo y eliminac ión del error, ni la selección nalural, consiguen un estado nació n de l error.
de equilibrio de la adaptación. En primer lugar, porque no es probable que
las soluciones de ensa yo que se ofrezcan al proble ma sean perfectas u óp-
timas. En segundo lugar - lo que es m ás importante-, porque la emergen- IlI
cia de nuevas estructuras, o de nuevas ins trucciones, implica un cambio e n
la situación ambiental. Pue den llegar a ser pe rtinentes nuevos e le mentos Hasta aquí he insistido en las semejanzas ele fu ncionamiento de l meca-
d el medio. En consecuencia , pueden surgir nuevas presiones, nuevos desa- nismo de adaptación e n los tres n iveles. Es to pla ntea un proble ma obvio:
fíos y nuevos problemas como resultado de los cambios estructurales que ¿Qué pasa con las diferencias?
surgieron de dentro de l organis mo. La principal di ferencia en tre e l nivel genético y el conductual es ésta.
En e l nivel gené tico, e l cambio puede con sis tir e n la mutación de un Las mutaciones en el nivel genético no sólo son a leatorias, sino comple ta-
gen , con e l consecuente cambio de una e nzima. Ahora bien, la red de en z i- mente •Ciegas• en d os sentidos.• En primer lugar, no están dirigidas a un
mas constituye el medio más íntimo en la estructura de un gen. Conse- l"in. En segundo lugar, la sobrevivencia de una mutación no puede influir
cuentemente, hab rá un cambio en ese m edio íntimo. Y con é l pueden sur- en las mutaciones posteriores, ni siqu iera en la frecuencia o las proba bili-
gir nuevas relac iones entre el orga nismo y el me dio más dis tante , y, dades de su aparición (aunque se a dm ite que a veces la sobrevivencia de
posteriorme nte, nuevas presiones de selección. una mutación puede d e terminar qué clase de mu ta cion es tendrá posibil i-
Lo mis mo ocurre e n el nivel conductual. Pues, e n la mayoría de los ca- dades de sobrevivir e n los casos futuros). En el nivel conductual, los ensa-
sos, la adopción de una nueva clase de comportamiento se puede equipa- yos también son más o menos al azar. Pero ya no son comple tamente • cie-
rar a la adopc ió n de un nuevo nicho ecológico . Como consecuenc ia de ello, gos• en n inguno de los dos sen ti dos mencionados. En primer lugar, están
se presentarán nuevas presiones de selección y nuevos cambios genéticos. diri gidos a un fin. En segu ndo lu gar, los anima les pue de n a pre nde r de la
En el nivel científi co, la adopción tentativa de una nueva conjetura o teo- producción de un e nsayo: puede n aprende r a evi tar el t ipo de conduc ta de
ría puede resolver uno o dos problemas. Pero invariablemente plantea mu- e nsayo que ha llevado al fracaso. (Pueden evitarlo aun e n casos en que pu-
c hos problemas nuevos, pues una teoría revolucionaria nueva fun ciona do habe r tenido éxito.) Análogame nte, tambié n pueden a prender del éxito.
exactame nle como un nuevo y poderoso ó rgano sensorial. Si el progreso es Y el comportam iento exitoso puede repetirse, a un en casos e n q ue no sea
s ignificativo, los problemas nuevos serán distintos de los antiguos: los nue- adecuado. Sin emba rgo, hay un c ierto grado de •cegue ra • inherente a to-
vos problemas se planteará n e n un nivel de profundidad radicalmente d istin- dos los ensayos.'
to. Esto es lo que ocurrió, por ejemplo, con la re latividad. Es lo que ocur rió La a daptación conduc ta! es en general un proceso inl e nsamcnte activo:
con la mecánica cuá ntica. Y es lo que está ocurriendo ahora m is mo, de un e l animal -sobre todo e l animal joven en e l juego- e incluso la planta in-
modo más dramá tico, con la biología molecula r. En cada uno de estos ejem- vestigan activa y consta ntemente e l med io.'
plos, la nueva teoría planteó nuevos horizontes de problemas inesperados.
Éste -sugiero- es e l camino de l progreso de la ciencia. Se calibrará me-
6 . Para el uso del 1énnino •ciegas• (especial mente en el segunJo scnti<lo) véase O. T Cump-
.ior nuestro progreso si se comparan nuestros viejos proble mas con los bcll, • M~t hoc.lologil.::al Suggcstions frum a Comparativc Psydmlogy oí Knuwlec.lgc Proc.;csses•, ln-
nuevos. Si el progreso que se ha realizado es grande, los nuevos problemas quiry, 2, 1959. págs. 152- 182; •Blind Vari~Hion and Selcc1ive Rc1ention in Crcative Thought as in
revestirán una naturaleza jamás soñada hasta entonces. H a brá problemas Othcr Knowlcc.lgc Pr occsscs•, en P~yc:lwlugh:al Rcview, 67, 1960, págs. 380-400; y .. Evolucionary
más profundos, y más problemas de este tipo. Cuanto más progrese e l co- E piste1nology•, en P. A. Schilpp, comp., The PhilosotJliy o{ Karl Pnpµe.r, Thc Library of Living Phi-
loSophcrs, T hc Open Court Puhlishing: Co., La s~1 ll c, lllinois, 1974 , p:ígs. 4 13-463.
nocimiento, más claramente podremos discernir la vasteda d de nuestra ig- 7. Mientras que la •ceguera• de los ensayos es r d ati va a lo que hc:mos cncon traJo en d pa-
no ra ncia.' srido. la alicto ricdad e,; re lativa a un conjunto Je elementos (que coma ituyen un cespricio-mues-
Resumiré mi tt!sis. lra•). En el n ivel genético, esto~ • elem entos• son h1~ cuatro bases nuclculidicas. Estos consti tu-
En los tre~ niveles a los que me he referido - el genético, e l conductual y yentes pueden ejercer diíc rcntc grav it~1ci•'m respecto de difc1'cntcs necesidades o fina lidaQes, y
c:-i.a gravi 1aci ó11 1>ucde varia1· con l:.1 cxpcricnda (rcbuj~111do el grado de 1tccguera»).
e l c ie ntífico-, operamos c on estructuras he1·edadas que ha n s ido trans miti- 8. Sobre la importancia J e la pa1·1i1.:i p~1d6n ac ti va , véase R. 1-ldd y A. He in. c Movcmcnt-
d as por la instrucción, ya sea a través del código gené tico, ya sea a través Produced Stimulation in 1he Dcvelopmcnt ofVisually Guidcd Bchaviour•, cnlourmil u{Comp<1-
de la tradic ión. En los tres niveles, los cambios e n los e nsayos hacen surgir mtive PhysiulDl!,ica l P.,.yc:/10/n1-:_v. 56. 1963, págs. 872-M76. Véase J. C. Ecdcs, Faci11J.! Rcwlity: Philu-
nt1t!vas es truc turas y nuevas ins trucciones desd e dentro de la estr11c/Llra, a :wphical Adve11111res by n Bmin Sdeutist , Springer- Vcd:ig, Nu«!va York, 1970, p:igs. 66-67. La
ai:tivida<l cs. al n1cnos en p:1rtc, pru<lucto1·;.1 de hipótesis: vé1.1sé J. Krc:ch cvsk y, • "H ypot hcsi!i" ver-
sus '"Ch:rncc" in the Prt>-Solution Pcri(ld in St:nsnry Dis1.:rimint"11io11-lear n ing •, e n Univer.<>ity o{
S. La apn: hcn~i611 de nuestra ignoranc ia se ha vis lu rea lzada, por l!jemplo, por la asomb1·0- Ct11i(ornin Publicatio11s ;,, P~ycltolo¡~y. 6, 1932, págs. 27-44 (rcimprcsn en A. J. Riopcllc-, comp..
'ª rcvoltKión producida por 1:1 biología mo lccula1: A11 i11 m/ l'rnhlem Solvinx. Pcnguin Books. Mamiondsworth, 1967. p~gs. l dJ- 197).
24 EL MITO DEL MARCO COMÚN
l• 1.A RAC IONALIDA D DE LAS REVOLUCIONES CIENTÍFICAS 25

f Todo esto forma parte del enfoque crítico de la ciencia, en oposición al


En e l nivel del descubrimiento c ientHico emergen dos nuevos aspect?s.
El más importante es que las teorías c ie ntíficas pueden formularse lin- enfoque inductivo, el enfoque darwiniano, e liminacionista o selectivo, en
güísticamente y que incluso pueden pub.licarse. De esta :uert_e.se c.c:nvier- oposición al enfoque lamarckiano. En el enfoque inductivo o lamarckiano
ten en objetos exteriores a nosotros: objetos abiertos a mvesugac10n. En se opera con la idea de instrucción desde fuera, o desde el medio. Pero el
consecuencia están abiertas a la crítica. Así, pues, podemos liberarnos de enfoque crítico o darwiniano sólo acepta la instrucción desde dentro. desde
una teoría q~e no se adapta. antes de que su adopción nos c?nvierta en dentro de la propia estructura.
inadaptados para sobrevivir. Mediante la críuca de nuestra~ teonas ~odemos En realidad, sostengo que no hay instrucción desde fuera de la estructu-
dejarlas morir en nuestro lugar. Esto, naturalmente, reviste una inmensa ra. o sea , que no hay recepción pasiva de un flujo de información que se
importancia. . imprima en nuestros órganos sensoriales. Todas las observaciones están
El otro aspecto también guarda conexión con el leng~~Je. Una de las no- impregnadas de teoría. No hay observación pura, desinteresada, libre de
vedades del lenguaje humano es que estimula la narrac10_n y, por tanto'. la teoría. (Para captar bien esto podemos tratar, con un poco de imaginación,
imaginación creadora. El descubrimiento científi~o e: afm <~ ~a narración de comparar la observación humana con la de una hormiga o una araña.)
explicativa, a la producción de mitos y a la imagmac1ón poet1ca. ~l desa- Francis Bacon te nía razón en preocuparse por el hecho de que nuestras
rrollo de la imaginación, por supuesto,-realza e l curso de la necesidad de teorías puedan perjudicar nuestras observaciones . Esto le llevó a aconsejar
cierto control. como, en e l caso de la ciencia. la crítica interpersonal, la a los c ientíficos que evitaran el prejuicio mediante la purificac ión mental
cooperación hostil-amistosa de los científi cos, que en parte se basa en la de todas las teorías. Todavía se dan recetas similares. 14 Pero para lograr la
competencia y en parte en el objetivo común d~ _acercarse~ I~ _verdad. Esto, objetividad no podemos confia r en la mente vacía. La objetividad descansa
junto con el papel que desempeñan la instrucc10n y b trad1c1on, me parece en la crítica, en la discusión crítica, y en el examen crítico de los exp e ri-
agotar los principales elementos sociológicos implícitos en el progreso de la mentos.'' Y debemos reconocer, sobre todo, que nuestros órganos de los
ciencia, aunque, naturalmente, se podría decir más acerca de los obstáculos sentidos incorporan cosas equ ivalentes a prejuicios. Ya he destacado (en la
sociales al progreso, o de los peligros sociales inherentes al progreso. sección II) que las teorías son como órganos sensoriales. Ahora deseo des-
tacar que nuestros órganos sensoriales son como teorías. Incorporan teorías
adaptativas {como se ha mostrado en el caso de los conejos y los ga tos). Y
lV estas teorías son e l resultado de la selección natura l.

He sugerido que, en c ienc ia, el progreso, o el descubrimiento c ientífico,


depende de la instrucción y la selección, es decir, _de u~ elemento cons~rva­ V
dor 0 tradicional o histórico, y de un uso re voluc10nano de l e nsayo Y la eli-
minac ión del error media nlc la c rítica, que incluye severos exámenes em- Sin embargo, ni Darwin. ni Wa llace, para no hablar de Spencer, advir-
píricos 0 contrastac iones, esto es, intentos de buscar con celo la posible tic1-on que no hay instrucción desde fuera. No trabajaron con a rgumentos
debilidad de las teorías, intentos ele re futarlas. , . seleccionistas puros. En realidad, a menudo sostuvieron líneas la marckia-
Por supuesto. es posible que el científico individua~ desee mas bien esta- nns. 1• En esto parecen haberse equivocado. Sin embargo, puede merecer la
blecer su teoría que refutarla. Pero desde el punto de vista del progr~so en_la
ciencia, este deseo puede fácilmente engañarlo. Además, si no examina cnt1-
J4. Los psicólogos co nduclí s t ~1s que estudiaron el "prejuicio dd cxpcdmcntndor.. han en-
camente su teoría p1·edilecta , otros lo harán por é l. Los únicos resultados contrado que- cic1·tas ratas a lhinas ::;e \:omportan dccidiJamcntc mejor que ot1·as s i se hace c1·cc r
que éstos tendrán en cuenta como soportes de la teoría s~rán los fracasos en al cxpcrimcntac..101· (c1T6n~amente) t.\llC las prime ras pertenecen a una cspcc;ic seleccionada poi·
los intentos interesantes por refutarla: frac asos e n la busqueda de contra- s u elevado nivel de inlcligcncia. Véase Robc1·l Roscnthal y Kcrmit L. í-odc , KThc Effccl of Expc-
ejemplos a llí donde tales contraejem~los ~el'Ían m_ás esperad?s a la luz de las rimc11 lc 1· llias on lhc Performance o f thc Albino RaL>•, e n Rclwvioral Scicnc1~. 8, 1963, pá.gs. 183-
189. La e nseñanza que c.1't1-acn los a u tores de este artículo i:s que los ex periml~ n tos dcbc1=fon
mejores teorías rivales. Así, que un c1e n t1fico md1v1d~al este m~v1do por u~ realizados •ayudantes de investigación que no supien:m nada acerc a dd resultado 41.1c se desea ..
prejuicio favorable a una teoría que prefiere en particular no tten~ por_que (pág. 188). Al igu al que Bacon, estos autores fundun sus esperanzas en la m en te vada, olvidán-
crear un obstáculo a la c iencia. Sin embargo, pienso e n la gran sab1duna de dose ck que las expectativas del director de la investigac ión pueden Lransmi lirsc a los ay udanlcs
Claude Be rnard cuando esc ribió : "Los que tienen una fe excesiva e n sus sin exposición explícita de las mismas, así como parecen transmitirse por- sí solas de cada ~1yu­
1 dantc de inves tigación a s us ratas.
ideas no están bien preparados para rea lizar dcc ubrimientos».1.1 15. Véase mi f,o~ic u{Scieu ti/fc Discovery , sección 8, y mi Objective Knuwledxe.
16. Es inte resante recordar que, en sus últimos años, Cliarlcs Da1win creyó e n la herencia
13. Citadci por J:u:ques 1lac..lamard , T11t: Ps_yc/w/oj!,y uf ln veution in lhe Matl1t:.111at_tcal fidd. ocasio nal incluso de las mutilac iones. Véase su The Varia1io11 u/' A'1imals ami PltinlS Under Do -
\ Prim:t:lon U nivcrsity Prcss. Princcl011, NJ. l 945. y Dovcr cdi(ion, Nueva York , 195 4, p:ig. 48.
111es1iclltion, 2" ed .. John Mm-ray, Londres, 1875, col. 1, págs. 466-470.

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26 EL MITO DEL MARCO COM ÚN LA RAC IO NAL IDA D DE LAS REVOLUCIONES C I ENT(FICAS
27

pena especular acerca de los p osibles límites del darwinismo. Pues siempre VI
hemos de buscar las alterantivas posibles a cualqu ier teoría dominante.
Pienso que cabe n aquí d os puntualizacio nes. La primera es que el ar- Sugiero entonces q ue, en cierto modo, concebimos el cam ino de los
gumento contra la he rencia genética de los caracteres adquiridos (mutila- p rogresos de la ciencia a la manera de las teorías de Niels J eme y de Sir
ciones) d epende de la existe ncia de un mecanismo ge nético e n el que se Macfarlane Bu met sobre la formación de a nticuerpos." Las primeras teo-
distingue taja nte me nte entre la estruc tura génica y el resto del organism o: rías de la formación de anticuerpos suponían que el a ntígeno funcio na co-
el soma. Pero este mecanismo genético tiene que ser un producto tardío de m o un m? delo n~gativo para la formación del a nticu erpo. Esto s ignificaría
la evolución, que fue p recedido indudablemente por varios o tros mecanis- que hay 111strucc1ón desde fuera , desde el anticu erpo invasor. La idea fun-
mos de menor sofisticación. Ade más, ciertos Lipos muy especia les de muti- damental de Je m e era que la instrucción o información que capacita al an-
laciones - en pa rticular, las mutilaciones de la estruc tura génica por radia- tic uerpo para reconocer el antígeno es, li teralme nte, innata: parte d e la es-
ció n- son heredadas. Así, pues, s i supone m os que el organis mo primitivo tructura gén ica, aunque posiblemente sujeta a un repertorio de variaciones
era u n genoma libre (• na ked gen•), podemos decir incluso que toda muti- mutacion a les, y la transmi te el código ge né tico, los cromosomas d e las cé-
lación no letal de este organismo sería heredada. Lo que no podemos decir lulas especializadas que producen los a nticue1·pos. Y la reacción de inmu-
es que este hecho contribuya e n absoluto a explicar la adaptació n genética nidad es resultado d e la estimulación de desarrollo que el complejo anti-
o el apre nd izaje genético, salvo indirectamente, a través de la selección na- cuerpo-antígeno da a esas células. Por tanto, estas células, más bie n que
tu ral. ins truidas, son seleccionadas con ayuda del medio invasor (esto es, con
La segunda puntua lización es la siguien te. Podemos con siderar la hi- ayuda d el a ntígeno). (J e m e ve con toda claridad la analogía con la selec-
pótesis tentativa de que, como respuesta somática a c iertas presiones am- ción - y la modificación- de las teorías científicas y remi te, a este respecto,
bienta les, se produzca cierto m utáge no químico que incremente lo que se a Kierkegaard y al Sócrates del Menón.)
denom ina tasa de mutació n espon tánea . Éste ser ía u n efe cto de tipo semi- Con es ta obse1vación concluyo mi análisis d e los aspectos biológicos
lamarckiano, aun c uando la adaptación sólo tendría lugar m edia nte la eli- del progreso e n la cienc ia.
minac ión de las mutacio nes, es decir, por selección natu ral. Po r supuesto,
esta hipótesis no te ndría demas iado interés, pues al parecer la tasa d e mu-
tación espo ntánea basta para la evolución adaptativa." vn
Estas d os puntua lizacio nes sólo se hacen como adver tencia co ntra una
adhesión exces ivamente d ogmática al da1-win ismo. Natura lme nte. mi hi - S in dejai·me abati r por las teorías cosmológicas de la evoluc ió n de Her-
pótesis es que Darwin tiene razón , incluso en el nivel del descubrimiento bert Spencer, trataré ahora de resumir el s ignficado cosmológico de l con-
c ie ntífico, y que tien e razón aun más allá de es te nivel: que tiene razón traste e n tre instrucción desde fuera de la estructura y selección desde fuera
aun en el nivel de la creación artística. No d escubri mos nuevos hechos o mediante la eliminación de ensayos.
nuevos efectos copiá ndo los, ni infirié ndolos inductivam e nte de la obser- Con este fin podemos observa r pl"imcro la presencia, e n la célula, de la
vació n, n i por ningún o tro mé todo de instrucc ión de l medio. Empleamos estruc tu ra génica, la instrucción cod iíica<la y varias subestruc turas quími-
m ás bien el mé todo d e e nsayo y eliminación del e rror. Como dice Emst cas,'º éstas e n movimiento browniano a leato rio. E l proceso d e ins trucción
Gombric h , uel hacer vie ne antes que el comparar»:" la producc ión activa po r el c ual responde el gen tie ne lugar de la siguie nte ma nera. Las dive rsas
<le una nueva estructura viene antes q ue su expos ic ió n a contrastacio nes de subestructuras son transportadas a l azar (por movimiento brownia no) al
e limi nación. gen. Las q ue no se adaptan, no se fijan a la es trnctura del ADN. Las que se
adapta n , se fijan a ésta (con ayuda de enzimas) . Med ia nte este proceso de

19. Vé¡\sc Niels ~ai Jcrnc, <11 The N a tur<ll Selcc tion Thc..·ory o f Antibo<ly Formation; T\.!n
17. Enuc n<lo que nos~ conocen muL5.gt!nos esp1.·cífico!'l (que actlh.:n sd cclivamcnh:, qui1.á Yca~-s La1er•, en J. Ca1rns y otros, comps., Phagc ami t/i¿ Ori¡;i" o{ Mo lcL·ular Bio/o~. Colt.1
c11 1..:icrta secuenc ia partic ubr de codones an tes que en otras). No obsta u ce, difkilmentc nos sor· ~pnngs Harho~~ Nueva York: 1966'. p5gs. 301 -3 12: 1arnhién <11 Thc Natural Sdcction T heory oí An-
pn.::nd..:rfamos an te su existencia en este campo de sorpresas, y hasta po<ldan explicar puntos de tibody F~rmnllon .. , Procet'dmgs o/ tite Natinnal Ac.:uclttmy uf St:ic,,,·e. 4 1, 1955. págs. 89-57; • l m-
alta nnuadün. En c ualquier caso, p:irecc realmente difícil deducir la inexistcm:ia de m ulági:nos m unolog1cal S1lCcula1ions .. , en Scienti{ic Amaictm, 229, julio de 1973, rágs. 52-60. Véase tam-
cs pcc fficu~ ¡\pan ir Je su <l i:~t.:onoci111icnLo. Por esto me pan:c~ que el problema que se sugiere bién Sir Macfarlanc 811me t. <11A Modificalion of Jcrnc's Tlii:ory of An1ibcxly Production, us ing thc
en el texto ( b posibilidad de:: una rcncci6n a cit:rtas tensiones mcdi::u llc la producción J._. mulá- Corn.:cpl oí Clona! Sclcctinn•, en Austrian Jounw/ u{Scie11c1~. 20, 1957, págs. 67-69; y 711e Clona/
gcnos) sigue siendo un probkma sin resolver. Se/ec1io11 Theo1v o{ Acq11irt!d l mmtmity, Cambridge Univcrsity Prcss, Camhridgc, 1959.
18. Véase Ernst Gom bt"ich, Art aml lllns ion, Pantheon Books. Nueva York. 1960 y ediciones 20. A lo que yo ll¡¡mo •CSlnac...:1ur:i.'i1t y •suhcs ll1.U:l1"3S•, Fra n\"Ois Jacob les llnm:i ai n1 cgron s..
post\!riorcs: vé ase el fud it..:c, c ut rada .. hacer vs. comparar>•. (vi.'.-ast: 11w Ú•gic 1>{livin~ Sistt'm.,·:a flis1o ryofff1'rt!clitv, Allt:n Lane, Lon<lrcs, 1974, p:\gs. 299-324).

.2-98-
28 EL MITO DEL MARCO COMÚN
LA RACIONALIDA D DE LAS R E VO LUCIO NES CIENTIFICAS
29

e nsa yo y selección" se constituye una especie d e negativo fo tográfico o pueden crecer y m u lt iplicarse debido a la instrucción . Y pueden persistir 0
complemen to de la ins trucció n genética. Más adela nte, este ~ompleme nt? d esaparecer debido a la selección . Algunas de ellas, como los c ristales de
se sepa ra de la ins trucción or igin al y, gracias a un proc~so a na logo •. cons ti- ADN no periódicos" q ue cons tituyen la es truc tura génica de los o rga nis-
tuye nuevame nte s u negativo . Es te negativo del negativo se convierte e n m os y, con ello, sus instruccio nes cons tructivas, son casi infi nitamente ra-
una copia idé ntica de la instrucción positiva origin aria." . ros y, ta l vez podríamos decir, muy preciosos.
El p roceso de selecció n qu e subyace a la duplicación es un meca n ~smo E.nc ue ntro fasc ina nte es te dua lis m o. Me refi ero a la extraña imagen
de operación rápida . Es esenc ialmente el mism o que opera e n la mayon a de dualista de un m u ndo físico q ue consis te e n estructu ras com para tivamen-
los casos d e s íntesis química s y tambié n, sobre todo , e n procesos como los te es tables -o, más b ie n , procesos es tr uc tu rales- tanto en el m icro como
de c ris talizació n . S in e mbargo, a unque el mecanismo subyacente es selec- e n el m acronivel, y de subes tructuras e n tod os los niveles, e n movim ie nto
tivo y o pera m edia nte e nsayos al azar y elimin ación del en:or, funciona co- de dis tr ibución aparen temente caótica o a lea toria: un movimie nto al azar
mo parte d e algo q ue, s in n in gu na d uda, es un proceso d e m s trucc1ó.n Y no que proporciona parte del mecanismo q ue sostie ne es tas estructuras y sub-
d e selección . Se admite que, de bido al carácte r a leato rio de los ~ov1m1e ~­ estru c turas y por el c ual és tas puede n sembrarse a través d e la instrucción
tos impl ícitos, los procesos de a pareamien to se producir á n con ligeras d i-
Y crecer y m ultiplicarse po r medi o d e la selección y la instrucción . Esta
fe rencias cada vez. A p esar de esto, los resultados son precisos y conserva-
imagen .fascina nte m e nte d ua lis ta es co mpa tible con , a unque comple ta-
dores: los resultados ~s tá n deter minados ese ncialmente por la estructura
me nte difere n te de, la conocidfs ima imagen dua lista del mu ndo como in-
origin:il. . d e te rminis ta en lo p equeño, d e bido a l inde term inismo c u á ntico-mecán i-
S i buscamos a ho ra procesos s im ilares e n escala cósmica, n os e ncontra-
co, y de termi ni s ta en lo vasto, debido a l dete rminism o macro fís ico. En
mos con un cuadro extraño del mu ndo, que nos pla ntea a su vez m uc hos
rea lidad , es como s i la existe ncia de las es truc turas que produce n la ins-
problemas. Es un mundo dua lista: un mundo d e estr uc turas en movimie n-
trncció n, y qu e introduce n a lgo as í co mo la estabilidad en el mundo d e-
to de d istribución caótica. Las es tructuras pequeñas (tales como las lla m a-
pe ndiera en gran medida de los efectos c uán ti cos." Esto par ece sost~ner
das «par tículas e le me ntales») da n lugar a estructuras mayore~. Y esto es
produ cido principalme nte por el movimien to caótico o a leato rio de aque- es.truc tu rns e n el n ive l a tó mico, en e l mo lecula r, el d el cris tal , e l orgánico
e rncluso e l estelar (pues la estabilidad d e las estrell as depende de reac-
llas estructu ras e n condic iones especiales de presió n y de te mperatura. Las
estruc turas más grandes pueden ser átomos, moléculas, cristales, organ is-
mos, estrellas, sistemas solares, galax ias y racimos ga lác ticos. Muc has de . 23.. La expresión •cris tal no periódico .. (a vc1.::l!s ta m bién (llsóliclo no periódico .. ) es J e
estas estructuras parecen te ne r un efecto de siemb ra, como gotas de agua SchrOchn~er. V~ase su Wlwt is Lifc.>, Cambrid~!~ Univers ity Press, Cambridge, 1944. Véa se su
W~uu es Li(e?, en Schr&lingc r. What is Lifi:!? Mwcl and Mauer, Cambridge University Pn:ss, Cam-
e n u na n ube o como c ristales e n una soluc ión . Esto equivale a d ecir qu e b ndgc, 1969. págs. 64 y 9 1.
24. Hahida cuema de que las pcc u liaridndcs de la mecánica cu:in1ica (la.l...:s como los cs1a-
<los Y los valores inherentes) fueron int roducidas en In física a fi n de ex pl icar la estnbilidad cs-
21. Qui7.5 V<llga la pena dec ir aquf algo acerca d e la csln,:dia re lación e ntre e l • mé todo de lructural ele los á tomos. 1"Csulta c a s i t r ivial la relación de las cs1ruc truas atómicas y molecu lares
ensayo y d iminación dd e r ror • y la cselccción11. Toda sclci.:t.:ión es eliminació n de erro res. Y .\~• co n la tcorfo cuántica.
q ue qued:t •Selcccionado11o después de In eliminació n son simplcmcnlc los ensayos que no han :-1- l..n idea de qu~ la • totalidad• estn1c1ur:.ll de los s istem a biológicos tambié n tiene a lgo que
Jo elim inados µore./ mom enlo. . . ver con q u e la leona de los c uan tos se a nalizó por primera vez. creo, en d peque"º gran lihro Je
22. La diícrencia cap ita l respecto di:: un proceso d e rcpn.xJucción l0Logr~f1ca es que la mo- ~hródinger t itulado Wluu is lifi:;> , q ue, se poJ rfa decir, a.nticipaha tan to e l s u rgi m ien10 de Ja
lé~u la <le AD N no es b idime nsiona l, s ino lineal: una brga c~H.lcna de l.'.Ualro tipos de subcstru~ ­ b~ologfa molecular como la infl ucm:ia de Max Delbrück e n s u d esarrollo. En est e libro, Schrü-
turns (·bases•), que se p ueden representa r con p untos rojos o verdes, o bien con azul~s o aman-
<ll.n ger ª.<l~~ta u na actitu? con~cicntemente a m b iva lente rcspcc to d e l proh lema de la posib ilidad
llo s. Los c u:.'l tro colores básicos son rnu1uamcnte negativos po r pares (complcmcn tanos). As~. el o 1mpos1b1hdad de reducir la bmlog ía a la H:-.ica. En el cap. 7 - • Is Ufo Bascd on t hc l...;iws uf Phys-
negativo n el ..:omplc mcnto <le una cadena cst~lría formado por u na cade na e n la que se s us t ll u- ic~? .. - dice (rdi rié n<lo:-.e:: ;1 la ma te ria viva ) primc 1·0 que ~debemos estar pr~parados para <lcscu-
bnr qu.e o~~~ d~ tal manera que_resulta im posible red uci rla a las leyes ordinarias de la fís ic:1
vcu el rojo por e l verde y el azul por e l amarillo, y a la inve1"Sa. Aquí los colores r c pn:scntan las
~uatr<i letras ( bases) que const ituyen el nlfabl·to del código genét ico. De esta sue1·te, el com ple- (Wlu11 ts l 1fe. Mwd an~ Matter, pag. 8 1). Pe ro u n poco después dice q ue •el nuevo p rinci pio (es-
men to <le la cadena o rigina l contiene un tipo <.h: traducdón <le la inftn-mac ió .n original e n ot_ro to es, el •orden a pitrltr del orden .. 1no es ajeno a la física •, que •no es o t ra cosa, n uevamente
código, aunqu e estrechame nte r clacion¡1<lo . Y el neg:..1t ivo <le este ncg;uivo co~ ucnc a s u ve z la 111- q u e prim.:ipio de la físic~1 c u5 utica . (en la forma d el princip io J e Ncrma) (Wluu is Lif'e? Miud muÍ
formación o rigi na l, que se ~11u nci:..1 en términos <lel códi~o original (d genéllco). Mallcr, pág. 88). M i at.: titucl también es a mhi valc n te. Po r u n a parte, no c reo en la reducibilidad
Esta s ituación se empica en la copia , en que primero se separa un par t.h.: cadc_1.1as ..:om~li:­ C"Om plcla. Por otra pa11c. pienso que es 111•ccsuriu intentar la retlm:áón. Pues aun cuando sea p 1·o-
rneuwrias y en que se for m an dos nue vos pares c uando ca.Ja u m1 de las c a d e n as ftJa selccu va- bah lc q ue sólo obtenga un l:xi10 parcial. incluso u no muy parcial sería ver<ladcramcn te u n gran
nH.:n Lc un 1;ucvo compleme nto a sf rnisma . E l resultado Je todo din e::. la copia <ll.! la C!\l rucl ur~ é x i10 .
ur·igi nal. por via at! la ins1r11cció11. Un método muy similar se emple a _e n la se.gundil di! l~s el~!" ~e ('Sl.:.'l su~rlc, mis observaciones en el l cx l o al que se a g rega e s ta notn (y que he dejado
p r incipales !unciones d el gen (ADN), cslo c~. d control. por vía de hi 111s tn.1c~ 1ón, del.a s10lcs1s p1·fi.ct1~<l~lcntt: intacto) no fuc nm fk'nsacl:is como un t·n unciado rcdut:cionisra. Lo (mico que qui-
<le f'll'Oll.:ínas. Au nque el m ecanismo s ubyacente dé este segu ndo p ro c eso es mas complicado que
se dec ir luc que In teoria cu5n tica pa1-cce:: implicada e n el fcnó111cno <le •cstruc turn a part ir de la
el de la copia, cn p1·inci pio se le asemeja . cs1n1c u 1ra .. n <ll· •o rd e n n partir del orden ...
30 EL MITO DEL MARCO CO M ÚN LA RACIONALIDAD DE LAS REVOLUC IONES CIENTf FI CAS 31

ciones nuclea res), mientras que para los movimientos aleatorios de sostén s iempre conserva~or: u na teoría, por revolucionaria que sea, s iempre debe
podemos apelar al movimiento browniano clásico y a la hipótesis clásica ser capaz de explicar ple namen te el éxito de su predecesora. En todos Jos
del caos molecular. Así pues, e n esta imagen idealista del orden que se casos de éxito de la predecesora, es preciso que produzca resultados por lo
apoya en e l desorden, o de la estructura que se apoya en el azar, el papel menos tan buenos como los de és1a y, si es posible, mejores. Así, en estos
que desempeñan los e fectos cuánticos y los efectos clásicos parecen opo- casos, la teoría predecesora debe aparecer como una buena aproximación
ne rse virtua lmente a los que se e ncuentran en las imágenes más tradic io- de la nueva teoría, mientras que debe haber, preferiblemente, otros casos
nales. en que.la nueva teoría arroje resultados mejores que la vieja."
Lo 1m~ortante. d.e los dos criterios lógicos que acabo de enunciar es que
n.os permiten decidir acerca de cualquier teoría nueva, aun antes de haber
VIII s ido contrastada, s i será mejor que la anterior, supo niendo que resista las
contrastaciones. Pero esto significa que, en el cam po de la c iencia, dispo-
Has ta ahora he considerado el progreso en la ciencia sobre todo desde nemos de algo así como de un c riterio para juzgar la calidad de una teoría
el punto de vista biológico. Sin embargo, me parece que son decisivas las en comparación con su predecesora y, en consecuencia, de un criterio de
dos precisiones lógicas siguientes. progreso. Y eso signi fica que el progreso en la c iencia puede evaluarse ra-
En primer lugar, para que una teoría nueva constituya un descubrimien- cionalmente." Esta posibil idad explica por qué, en ciencia, sólo se consi-
to o un paso adelante, es menester que e ntre en conflic to con su predeceso- deran interesantes las teorías progresistas. Y esto a su vez explica por qué,
ra; esto es, es menester que lleve al menos a a lgunos resultados conflic tivos. en los hech~s. la historia de la ciencia es en general una historia de pro-
Pero esto, desde un punto de vista lógico, significa que debe contradecir" a greso. (La c1enc1a parece constituir e l único campo del esfuerzo humano
su predecesora: debe derrocarla. acerca del que pueda decirse tal cosa.)
En este sentido, el progreso en la cie ncia -o por lo me nos el progreso Como ya he sugerido, el progreso cienl ífico es revoluc ionario. En
que impac ta- es siempre revolucionario. verdad, su máxima podría ser la de Karl Marx: «Revoluc ión permane n-
Mi segunda precisión es que, e n c iencia. el progreso, a pesa1· de ser re- te» . Sin embargo. las revoluciones c ientíficas son racionales en el se n ti-
volucionario y no meramente acumulativo.'• tambié n, en cierto sentido, es
27 · Puc<le formula1·sc una t:xigcncia m :is rndical aú n . Pues po<lcmos exil:ir que si c ambia n
Pero mis ohservacioncs 110 fueron lo suíicicnlcmcnte claras . Pues en la discusión posterior a lás leyes a paren tes de I~ naturaleza, la nueva teoría, inve ntada para. e ·lica r las nuevas leyes, de-
la co nferencia, el profesor Hans Motz ohjcló lo que él enlendía como reduccionismo de mi parte l~1 ·f3 ~cr e.a.paz J e cxp~1car e l estad~ de- cosas t¡mlo an1cs como d esp. . del ca m bio, y a<lcm:is el
c1)0 la referencia a uno de los a11fculos de Eugenc Wigncr (•Thc Pruhability of the Exis tcncc of a c~ m~10 1.ms':"~º· a .parllr de leyes universales y condiciones inicinles (c.1m h ia ntcs). Véase mi Lo-
Self-Re producing Unit• , cap. 15 de su Symmetries aud Rc/lectious: Scú:nli}Lc Esst1_vs. MIT Press, l::'C o/ &1en11/rc D1scovery. sección 79, especialmente p:ig. 253.
Cambridge. Mass., 1970, págs. 200-208). En este a rt ículo, Wigner propn.>eio na una suerte d..: prue- Al ~rop<~ncr ~~tos c riterios lógicos de prngrcso. rechazo implic itamenlc la s ugerenc ia de mo-
ba de la tesis de la probabilidad nula de que un sislc ma wórico cu:S.ntico i..:onh.:nga un sistema que da (~ n11rrac1on alis1a.). según la cual dos tcodas d iferentes, com o la de Newton y la <le Eins tein,
lo re produzca. (O. con mayor pn.'Cisión , de la pmhahilidad nula de que un s istema cambie. de tal s~n in conmensurables. Pued e ser cierto que Jos científicos con act itud vcrific a cionisla en rcla-
manera que en un momento Jado contenga un s ubsis tema y más tarde un segundo suhs1stema c:1ón con su s r~spcc1 i\'as tcorfas preferidas (digamos, ltl ncwtonian:.1 y la e ins teniana) no se com·
que sea una copia de l primc1'0.) l-lc quedado perplejo ante es te argumento <le ~i ~n.e1:, puesto que prendan uno al otro. Pcrn si su ac titud es c ril ica (como lo fu eron la de Newton y la de Einstein),
la primera publicación data de t 961 . Y en mi respu esta a Motz sci"lalé que, a m1 JUICIO, la prue?a co1?1~1:cm.lcdn ambas teorías y hu~car:in sus relac iones. Para este problema, véase el excelente
de Wigncr quedaba refutada por la existencia Je las máquinas Xcrox (o por el dc~;;:uTo!lo de cris- ana h.s1s ele b comparabilidaJ de la~ teorías d e Newton y de Einstein qui! rcali·.w Trocls Eggers
tales), que d che cons iderarse más como mecánica cu á n tica que como sistemas • b1016 m cos_• ..( Po- l-lanse1l en s u ar111.:11lo •Confrontat1on ami Objectivity•, en Danish Yt!i1rbouk o{ Philu.mphy. 1.
dría afirmarse que una c opia de Xcro:< o un cristal no se re producen a sí mismos con suf1c 1c~te 1972. p:lgs. 13-72.
precisión. S in emb;.1rgo, lo más descom;cnante del art iculo de W igncr e:-. qm: d autor no se re~i~­ . 28. l ;1s cxigt:: ncias l~gi~as q m: aquí se anali1.an (vCuse ca p. 10 d e mi Conj ec:wres mu/ Re/ii-
rc a grad os de prec is ión y c.¡u\!, al parecer, la exactitud abso luta -qut: no hace fo Ita- qu~cl.~1. dcf1111- tatums, Y el cap. 5 d e Ob1ectme K1unvleds;c), 3lrn4ue lns considcn> de íundamciHal importancia,
tiv:.-imentc excluida por e l principio de Pauli.) Yo no c reo que~ pueda probar la reduc1hiluJa.d de no a.gol¡111, por s upuesto, lo que! s..: puc<le decir sob1·e d métoJo rnc ion;.il de la cien c ia. Por ejem·
la hiología a la fbii..:a. ni su in-cducibilidad, por lo m enos no por ahora. . p lo, en mi Posrs,· rif)t tu the Lngic n{ Scieuti/1'· Di.,uw,•ry he desarrollado una teoffa <le lo que lla-
25. Asi, pues. la teoriu de Einstein cuntradicc la teoría de Newton (~nanquc contien e h1 :~o­ 1~0 "Progr::lmas metafísicos de invcstigació11• (vCasc mi Ut'llli.' mt unJ tite Aim o{Scien ce, cd . d iri-
ría de Newton como una aproxim;.u:ió n). En contradkció11 c on la teoría de N!!w ton, h~ de E1~­ gid;.• por W. W. Ra rt ley, 111, Rowman & Li1tlcíield, Tot n wa, Nueva Je r sey, 1983). Esta teorfa, va l...·
s1e in muestra. poi· eje mplo. que cn campos gravi ta c iunalcs íuc11cs no puede hahcr ó rh1ta elípu- la ~cn a ~h.:n ciona~·to, ~ n ningún caso choc:1 c on la teoría Je la com pmha<..·ió n y el progreso !'evo·
ca kcpleriana con excentricidad aprecia ble s in la co1Tcspondie ntc pn:c csión d el perihelio (como lw.: 1 ~Jlla1:1~ dt: la c 1cnc1a que resumo e l\ cstt.· l rahajo. Un ejemplo de programa m e taffsko de in·
sc observó cn d ca:-.o Jt:" Merc urio). vcs 11gac1on qut~ da~¡\ e ntonces e ra d c rnplc.:u <le la h..·ud a p n.lba hili ~l~1 Je la propensión, q u e p:i-
26. Inclu so d hecho de c,ole..:cionar nrnriposas e!>lá impregnado de teurfo ( 11 mariposa 11 es un n:ce lt.'llt:r un 3mpho espec tro d e: a plicaciones.
térmi 11 o tcOriL·u. corno lo es • agua •: implic a u11 conjunto de cxpc..:lativas). Ltl n:cienle ~1cuml~l~­ Lo que d igo en el tex to no d ebe cn lcndcr!'i<..' en el sen tido <le qu e h.1 ro.cioualidad dl:pcnda di.::
c i6n de evidencias relativas a l:;ls partíc ulas deme nlalcs pucde inll.:rpn:tarse como ac unrnlac1on qu<..' se tt!nga un c riterio de nacionalidad. VCasc mi c dtka de las •filosofías del c ritcrio11 en el
de folsacionc:s de (¡1 antcdor teoría elcc t ro magn~l ica Je la mate ria. AµCn<l icc l. • F;.1c ts, S1a11dan.ls, and Truth•. del volumen 11 <le mi OJ>t!ll Sociely. ('(' _
3
EL MITO DEL MARCO COMÚN
L.I RACIONALIDAD DE LAS REVO L UC IONES CIENT ÍFICAS 33
32

IX
do en que, en principio, es pos ible d ecidir racionalmen te s i una nueva
teoría es mejor que su predecesora. Por supuesto, es to no sign ifica que
Piens0 que los principales obstácu los al progreso de la ciencia son de
no podamos equivocarnos gravemente. Hay muchas maneras de come-
natu~a leza social, y que se los puede dividir en dos grupos: o bstáculos eco-
ter e rrores. nómicos y obstáculos ideológicos.
Dirac nos informa de un interesantísimo ejemplo de error." Schró-
De l lado económico, la pobreza, como es obvio, puede ser un obstáculo
dinge r desc ubrió, pero no publicó, una ecuación relativista del electrón,
(aunque los grandes descubrim ientos teóricos y experimentales se realiza-
m ás tarde conocida como ecuación Klein-Gordon, antes de descubrir y
ron a pesar de la pobreza). Sin embargo, e n los últimos años resultó abso-
publicar la famosa ecuación no relativista conocid a hoy con su nombre. lutamente claro que la riqueza también pued e ser un obstáculo. Pueden
No publicó la ecuac ión relativista porque no pare cía concordar con lo s gastarse de masiados _dólares para demasiado pocas ideas. Se sabe que in-
res ultados expe rimentales tal como los inte rpre taba la teoría anterior.
clu ~o. e n c irc u~sta~cias tan a d ve rsas se pueden lograr progresos. Pero el
Sin e mbargo , la discrepancia se debió a una interpretación errónea de e_spmtu de la ciencia está en peligro. La Cie ncia Grande [en sentido cuan-
lo s resultados e mpíricos y no a un e n-or de la ecuación r elativista. De titativo] puede destruir la gran ciencia , y la explosión de publicaciones
haberla publi cado Sc hrodinger, podía no ha be rse planteado el problema puede n:iatar las ide_as. Las ideas, que son de masiado rnras, pueden quedar
de la equivalencia e ntre su mecánica ondula toria y la mecá nica matriz sumergidas con la inundac ión. El pel igro es muy real. y no hace fa lta ex-
de H eise nberg y Born , y la his toria de la fís ica moderna haber sido dife- te ~derse acerca del mismo , pero tal vez sí valga la pena citar a Eugene
re nte. W1g ne_r, uno de los pnme ros héroes de la m ecánica c uántica, que observó
Debería ser evide nte que la o bje tividad y la racionalidad del progreso con tnsteza:" • El espíritu de la ciencia ha cambiado•.
e n la c iencia no se debe n a la o bjetividad y a la rac ionalidad personales En verdad, es un capítulo triste. Pero puesto que todo esto es de masiado
d e l cien tífic o. '" La gran c ie nc ia y los grandes cien tíficos, como los gran - eviden~e, n~ diré nada _ m ás acerca de los obstáculos econó micos a l progreso
d es poetas, se in s piran a veces e n intuiciones no rac ionales. Así ocu rre de la c ienc ia. En camb10, volveré a ocuparme de los obstáculos ideológicos.
con los grandes matemáticos. Como señalaro n Po incaré y Hadamard,"
una demostrac ión matemática pued e ser descubie rta por ensayos inc ons-
cientes y estar guiada por una inspiración ele carácter d ec ididamente es- X
tético antes que por el pens amiento racional. Es to es verdad, y es impoi·-
tante. Pero es evidente que eso no hace que e l resultado. esto es, la E_I ~bs tác_ul_o ideológico que se reconoce con más amplitud es la in tole-
demos trac ió n mate mática, sea irraciona l. En cualquie i· caso, una demos- ranc ia idcolog1ca o re li_gios~, norma lme nte e n combinación con e l dogma-
lración debe ser capaz d e res is tir la discus ió n críti ca, e l examen a que la tis mo y la falta de imagmac1ón. Los ejemplos históricos son tan bie n conoci-
sometan matemáticos compe len tes. Y esto pued e muy bie n induc ir a l in- dos que no hace falta que me de te nga en e llos. Qui:i:á, en última instancia el
ventor matem á tico a controlar, racio na lme nte , los resultados a los que ha m_arti i·io de Gio'.·dano Bmno y el proceso a Galileo hayan hecho más poi'. el
llegad o inc onscienle o intuitivamente. Análogam e nte, los bellos sueños pi ogreso de la cienc ia que lodo lo que la .1nquisic ión pudo hacer e n contra.
pitagóricos de Kepler de la armonía d el s is te ma del mundo no invalidan El exlrai'to c aso d e Arista n;o y la teoría heliocéntrica orig inal tal vez
la objetividad . la contrasta bilida d ni la rac io nalidad de sus tres leyes, ni plan tee un problema dife1·en1e. De bido a s u leorfa he liocéntrica, Clcan tes
la racionalidad del problema que es las leyes plantean a una teoría expli- un ~stoico, acusó a Aris tarco de impiedad. Pero esto d ifícilmente explica e Í
ca tiva. olvido e n que cayó la teoría. Ni puede decirse que la teoría fuese de mas ia-
Con esto termino mis dos ohscrvaciones lógicas sobre el progreso e n la do a~revid a._ Sabemos que, un siglo despu és de su prime ra formul ación, la
c ienc ia. Ahora pasaré a la segunda parle de mi exposición, y con e lla a las teon a d e Ans tarco_fue apoyada poi· lo me nos por un astró nomo que goza-
observaciones que pod d a n describirse en parte co mo sociológicas, y que ba de gran re pu~a~ión (Seleuco)." Y sin em ba1·go, por a lguna oscura razón,
versan sobre los obstáculos a l progreso de la c ie ncia. sólo han sobrevivido unos pocos y breves informes ace rca de ella. He aquí
un caso parllcularme nte deslumbran te de la harto frecue n te incapac ida d
1 parn conservar vivas las ide as a lternativas.
29. E l rel a to t•s tá tom:i.do ck· Paul A. M . Di rae, « l'hc E.voh1tion of thc Physicist's Pii.:ture of
Con independencia d e los de1alles de la explica c ión , probablemente esa
Nau1rc ... St.:ii.rnti/i<: A111t.'ri!'au 208. 1963. n" S. págs. 45· 53. Véase espec ialmente pág. 47,
1 30. V~ast: mi c rílica de la llamad~ 11sociologia del co1ux:iniicnh)• e n d cap. 23 de mi Open
32. «A convers~llim1 with E11gcnc Wignc:l'i., Sdt•iwt•. 18 1, 197'\, púgs. 527-5.lJ. Véase: pág 533
1 Socicty, y las pJ.gs. 155 y sigs. de 1ni Poveny nf l/iswrici.rnt.
33. Pa1·a Aris tan:o .V Sclcuco, véa."'é Tlwmas Hca1h, J\ ris t<1rt_:/tw; u{Smuu.s, Clarcndon Prcss.
31 . Véase Jacqucs H ad.:.rn¡u·d . T/11~ P...ydwlogy of /i 1vc,1t io11 in thtt Mc11l1ematical Fidd. Prin-
Oxloru . 1913. '
! '-·1.·t011 Univcrsily Pn:ss. Prin~cton. NJ. t'J45, y D(Wl'f cdilon, Nueva York, 1954. 301-
34 EL MITO DEL MARCO COM ÚN LA RACIONALIDAD DE LAS REVOLUCIONES C IENTfFICAS 35

incapacidad se debió al dogmatismo y a la into lerancia. Pero habría que no soñaban con eliminar lo que consideraban un error. En verdad, la re-
considerar prec iosas las nuevas ideas, y habría que cuidarlas con esmero, dacción de la defensa del desliz de Einstein es sumamane te interesante e
sobre todo si tie nen algo de salvajes. No s ugiero que debiéramos estar dis- ilus trati va. El pasaje más importan te de la solicitud dice de Einstein: · El
puestos a aceptar ideas nuevas tan sólo por mor de su novedad. Pero sí que que a veces haya ido demasiado lejos en sus especulaciones, como, por
de beríamos estar dispuestos a no e liminar una idea nueva aun cuando no ejemplo, en su hipótesis de los cuantos de luz, no debe pesar demasiado
nos parezca muy buena. contra él. Pues nadie puede intrnducir, ni siquiera en la más exacta de las
Hay muchos ejemplos Je ideas desdeñadas, ta les como la idea de la evo- ciencias naturales, ideas realmente nuevas si n correr a veces un riesgo•."
lución antes de Darwin, o la teoría de Mendel. En la historia de estas ideas Está muy bien dic ho, pero es una subestimación. Siempre hay que asumir
desdeñadas se puede aprender mucho acerca de los obstáculos al progreso. el riesgo de equivocarse, y también e l riesgo menos importante de ser ob-
Un caso interesante es e l del físico vienés Arthur Haas, quien en 19 10 antici- jeto de una comprens ión o un juicio erróneos.
pó parcialmente a Niels Bohr. Haas publicó una teoría acerca del espectro del No obstan le, este ejemplo muestra con toda contundencia que a veces
hidrógeno basado en una cuanti ~.ación del modelo atómico de J. J. Thomson: ni s iquiera los grandes científicos a lcanzan la actitud autocrítica que les
el modelo de Rutherford todavía no existía. Haas parece haber sido el prime- impediría sentirse tan seguros de sí mismos mientras co meten graves erro-
ro en introducir el cuanto de acción de Planck en la 1eoría atómica con el fin res de apreciación.
de derivar las constantes espectrales. A pesar de su empleo del modelo ató- No obstante, una dosis limitada de dogmatismo es necesaria para el
mico de Thomson, poco le falló a Haas para tener éxilo e n su derivación. Y progreso. Sin un a seria lucha por la supervivencia en la que las viejas teo-
como explica Max Jammer e n detalle, parece perfectamente posible que la teo- rías se de baten tenazmen te, ninguna de las teorías riva les podría ex hibir
ría de Haas (que Sommerfeld tomó en serio) iníluyó indirectamente en Niels su forta leza, esto es. su potencia explicativa y su con tenido de verdad. Pe-
Bohr." Sin embargo, e n Viena. la leo-ría fue rechazada. Se la ridiculizó y se la ro el dogmatismo intole rante es uno de los principales obstáculos para la
desacreditó como una broma tonta de Ernst Lecher (cuyos primerns experi- ciencia. En verdad, no sólo debetiamos mantener con vida teorías alterna-
mentos habían impresionado a He inrich Hertz)," uno de los profesores de fí- tivas medi ante su discusión, s ino que deberíamos buscar sistemáticamen-
sica de la Universidad de Viena, a c uyas conferencias algo vulgares y no muy te nuevas alternativas, toda vez que una teoría dominante se torna dema-
estimula ntes asistí unos ocho o nueve at'ios más tarde. siado exclusiva. El peligro para el progreso de la ciencia se acrec ie nta
Un caso mucho más asombroso, que lambién describe Jammer,1• es el enormemente si la teoría e n c ues tión o btie ne algo así como un monopol io.
re1.:hazo, e n 1903, de la leoría de Einslein sobre el fotó n , publicada por
primera ~7. en 1905 y por la c ual habría de recibi r e l Premio Nobel e n
l 92 1. Es r, :·ec hazo de la teoría del fotón formaba parte de una solicitud e n la XT
que se recomendaba la designación de Einstein como miembro de la A<.:a-
demia Prus iana de Ciencia. El documen to, que estaba firmado por Max Pero hay un peligro mayor aún: una teoría, incluso una teoría c ientífi-
Pla nck, Walther Nernst y o tros dos fís icos famosos. era extraordinaria- ca, puede convenirse e n una moda intelectual, e n un s us tituto de la reli-
me nte laudatorio y ped ía q ue no se esgrim iera contra Einstein un simple gión, en una ideología atrincherada. Y con es to llego al tema fundamental
desl iz de éste (que era como juzgaban su teoría del fotón). No cabe duda de esta segunda parle de mi exposic ión , la q ue trata de los obs tác ulos a l
del aspecto humorístico que presenta esta seguridad e n e l rechazo de una progreso e n la c iencia, de la distinción e ntre revoluciones cientfficas y re-
teoría que ese mismo afio salvó una severa contras tac ión experime ntal por voluciones ideológi<.:as.
obra de Millikan. Sin embargo, cabe considerarlo corno un incidente glo- Pues ademús del problema siempre importante del dogmatismo y del
rioso de la his toria de la c iencia , que muestra que incluso un rechazo más problema estrechamente co nexo de la i111 oleranci a ideológica, existe otro,
o menos dogmático de los mayores expertos con vida puede darse la mano diferente y, a rni e nte nder, más interesante. Pie nso en el proble ma que su1·-
con la apreciac ión de la más abierta del las mentalidades: es tos hombres ge de de terminados vínc ulos entre ciencia e ideología, vínculos que existen,
pero que han llevado a a lgunos a confundir c ienc ia e ideología, y a oscure-
34. Véa.;1..· M a:c Jammcr, Tht! Cnm:e11t11al Develo¡muml o{Qm111lw11 Medumit:.'i, M i.:Gr~tw·H ill ,
cer la distinción en tre revoluc iones científicas y revoluciones ideológicas.
Nu1.-•va Yrn·k . 1966, pñ g:s. 40-42. Pienso que se trala de un problema rnuy serio en un mome nto e n que
35. Vé&.1s1..· l-lcin1i1..·h
M.cl'lz:, EIL't.:ll'ic Wuw.... Macmillun &. Co., LonJn.::s. 1894; Dovcr cditiun, los inte lec tuales, incluidos los cicnlíl'icos, tie ne n lencknc ia a <.:aer en modas
Nt1\.'V~1 York, 1962. (lágs. 12, lt'7 y sig .. 27.l. ideológicas e inte lectuales. Esto puede muy bien dc he1·se a la decadencia de
36. Vé;.1s-.! J~uruncr, Tltt· Ü>11''t•µ11wl Út'l't·luµ111.:t1t o{Ow111111111 Mt:,:luwfr·s, p.i&s. 43 y sig.. y
Th~o Kahn. •lln doc11men1 historiquc de 1'~11.:~1dCmic d..:s scicnces de Bl·rlin sur 1'~1 ctivité si.:icnti·
íiquc c..l 'Albcn Einslcin ( 19 13)•, en Archives i111enwticmules d'liistofre des scic11c.·c. .. 15, 1962, p¡\gs. 37. Vé;1~c la tr;u.lm:dt\11 ligcra11tc 11tc distinta J e fa111111cr c 11 711e Cu11L·eµ111al Ot·1·eluµ11umt u{
337-342, cspecialm'-·n1c pü~. 340. {)11t111111111 M edw11ic.,,
36 E L MITO DEL MARCO COM ÚN LA RACIONALIDAD DE LAS REVOL UC IONES C IENTf FIC AS 37

la religión, a las insatisfactorias e inconscientes necesidades religiosas de te, entre revoluciones cient f{icas y revoluciones ideológicas. Pero aclararé
nuestra soc iedad sin padre." A lo largo de mi vida he s ido testigo, comple- esta distinción con ayuda de u na cantidad de ejemplos.
tamente a l margen de diversos movimientos total itarios, de una considera- Estos ejemplos mostrarán, espe ro, q ue es importante dis tinguir en tre,
ble cantidad de movimie ntos d e seriedad intelectual y de confesa irreligio- por un lado, una revolución científica - en el sentido de la superación de
sidad que, una vez que se consigue mira rlos con los ojos abiertos, m uestra n una teoría cie ntffica establecida por o tra nueva-. y por o tro, todos los pro-
aspectos de inequívoca naturaleza religiosa.19 El mejor de es tos múltiples cesos de «atrinc heram ie n to socia l• o de •aceptación social» de ideologías,
movimientos fue el que se ins piró e n la figura paternal de Einstein. Fue el a un de aquellas que incorporen resultas científicos.
mej or de bido a la actitud s iempre modesta y e normeme nte a utocrítica de
Eins tei n, as í como a la humanidad y tolerancia d e este hombre d e ciencia.
S in e mbar·go, más adelante diré unas palabras acerca d e los aspectos que XII
me parecen menos sa tisfactorios de la revolució n ideológica eins teiniana.
No soy u n esencialis ta , y no discutiré aquí la esencia o la na tura leza de E scogeré co mo pr-imer ejemplo la revoluc ió n cope rnicana y la darwi-
las «ideologías•. Diré s impleme nte, de modo muy gene ral y vago, que em - niana, porque e n estos dos casos una revolución c ie ntífica dio lugar a u na
plea ré el término «ideología• para cu alquier teoría, credo o vis ión del mun- revolució n ideológica. Aun cuand o deje mos aquí de lado la ideología del
do no científicos que resulte a tractiva y de inte rés para la gente , incluidos • darwinis mo sociaJ..,•1 podemos disti nguir e n ambas revoluciones un com-
los cie ntíficos. (Por ta nto, puede haber ideologías muy ú tiles y o tras muy ponente c ie ntífico y un componente ideológico .
destructivas d esd e un punto d e vis ta, digamos, humanitario o racio na lis- La revo lu ción copernicana y la darwinia na fuero n ideológicas e n la me-
ta .)'º No hace fa lta d ecir n ada más acerca de las ideologías para jus tificar dida e n que ambas camb iaron la visión que el hombre te n ía de su lugar e n
la tajante d istinc ió n que haré e ntre ciencia" e · ideología• y. posteriormen- el un iverso. Fue ron ind udable me nte científicas e n la m edida en que ambas
destrona ro n teorías cient ífi cas dominantes: astronómica e n u n caso y b io-
lógica en el otro.
38. Nuestras socicJaJcs ucdJ enta les. por su propia es tn u.::tu1-a, no salisfac~n la necesidaJ Es ev idente que e l impacto ideológico <le la teo ría copernicana, y tam-
de figu ra pa terna. He ~mal izado hrevemcnlc los problemas que d\!rivan de este hecho en mis Wil-
liam James Lecturcs de Ha1vard, 1950 (i nédi1as). Mi difun to amigo. cJ psicoanalis ta Paul Fc- bié n de la darwiniana, fu e tan grande porque cada una de ellas chocó con
dern, me mostró pc')CO después un ~u1ículo dcJicado a es te problema, q ue hubía escrito antes Je un dogm a religioso. Es10 revistió una inme nsa importancia para la h istoria
esa focha. intelectual de nuestra civilizació n y tuvo re percusiones en la historia de la
3Y. t:.vidcntcs son los papdcs d e pm fc ta que c.lcscmpe1,arnn, e n diversos movimie ntos. Sig- cie nc ia (por· ejemplo , porque condujo a una te ns ión en tre religión y cien-
mu nd Frcud, An1old SchOnhcrg, Karl Kraus. Ludwig Wingcnstein y Herhe11 Marc usc.
40. Hay muc hos t ill<)s de • ideologías • en cl sentido amplio y (dclibcradamt!n tc ) vago <lcl
cia). Y sin emba rgo, el hec ho histórico y sociológico de que las teorías de
ténnino que he empicado e n el texto y, en c onsecuencia, muchos aspectos de la distinción cnt n: Co pé rnico y d e Darwin c hocaran con la r eligión carece de todo inte rés pa-
c icuc i<l e idc.:ología. Se pueden mc11<.:iuna r aquí dos. Uno es que las tcorfas c ic n tfficas se pueden ra la evaluación raci o nal de las teorías que prnpusieron. Lógicamente no
dist ingu ir o •dcmarca.r1o (véase nota 41 ) de las no cientrficas que, no obstante, pued en ejercer tie ne nada que ve r con la revolución científica a la que cada una de las res-
una vigorosa i1!ílucnda e n los cicntífkos, e incluso inspirn r su ll""ahajo. (Esta inílucncia, por su-
pu~s10 , pue de ser bue na . mala o m i xta.) Otro aspecto muy dife rente es el del a trinc heram iento:
pec tivas teorías dio comienzo.
una teoría cien tífica pued e fu nciona r co111u ideología s i St: a t rini.: hcra socia lme nte. Por esta ra- E n consecu e ncia, es importan te disti ngu ir e n tre revoluc io nes c ien tífi-
zón, cuando se habb JC" las d is tinciones e nt re 1·evoluciones científicas y revoluc iones ideológi- cas y revolucio nes ideológicas. particularmente e n los casos en que las úl-
cas, inl'lu.vo e nt re éstas e l paso al atrinc hcr:tmicnto de lo q ue, e n caso contni rio, podrfa ser una timas internctú an con revoluciones en c iencia.
korfa dcntific a.
El eje mplo de la revoluc ión ideológica copernicana puede mostra r más
41 . Para no rt"pcli r ml' <IL·nmsiado, no mcndnn¿ e n esta conícrcncia mi s ugere ncia de un
crit..:rio d1..· I c~1rictcr ~m pírko d e una lc...'ol'Í~l (la fal subilid:id o la 1·cíutabilidad ..:orno criterio dt:: especial me nte qut: incluso una revolució n ideológica puede descri b irse
dcman..: ació n c::nt1·e tcnf'i:ts l'm pfric1s y 1eorfas no empíricas). Puesto que, e n in g lés, •dcnci.:i• muy b ien como «rac io nal ». S in e mba r go , m ie ntras que dispo nemos de u n
equi,·a lc :t •cic.·ncia e mpfric.:a • , y puesto que este tema está suficie ntemente a na lizaJo en mis li- crite rio lógico de p rogreso e n la c ie ncia - y. por 1.anto, de rac io nal id ad-, no
bros. he csi.:1ilo c.:o sas como la si g uiente (po r ejemplo, e11 Co 11iectures ami Refutm ions, püg. 39): parece que te nga mos nada que se parezca a un c ri terio general de progr e-
• ... con l·I fin de conside1-ad n!ii cic..·ntífkos, [ los enunciados) deben o;er capaces de e nt ra r en cnn-
lli..:10 c..un ob~1..·rvacioncs ¡10:-..ihlcs o cmu.::1.-"bihl1.:s•. llay quienes han saltado ante esto como im-
so o d e racio nalidad fuera de la c ie ncia (aunque no d e be e nte nderse es to·
pulsados por un resorte (ya e n 19n, pic.·nso). «i.Y qu~ pas~1 l:on el evangelio que us te d pr'Cdic:-t?• en el sentido de que Íl.rera de la c iencia no haya también niveles de raciona-
e~ b rcpuc:-.ta típka. (Volví a i.-:ncoutrar esta objcci611 en un lib ro publicado e n 1973.) Sin cm· lidad). Incluso un a pretenciosa id eología in1 c lcctua l q ue st: base en resu l-
h:-tq~:u. m i n,_·:-.pucsla ~' hl ohjcc.:iün :-.e puhlicó c-n 1934 (véa~c mi Lo1,;ic o{Scienti/h: Discoverv, cap. tados cient ífi cos ace ptados puede ser· in-ac iona l. como lo pone de man i-
! 2, SL'Ccil'm 10 y11a.Hi111). Pu1..•do expon~ rla nucvamc n lc ahora: m i ev:.rngdio no es •cic ntífi~o•, es fies to la mul titud de movim ien tos de modernis mo e n arte (y e n ciencia). y
i d1..·cfr, no llt.:1h.:nn:1.. · .1 l.t Ó1.·111.. i;1 c::111pfri(;a, 1!iino q th! es má~ bien una prupuesta ( norm a tiva). Mi
1..·v:ingc.·lio <.v 1 am ~~é11 111i n ..•:-. pl11..·s1:.) es c ril icablc, aunque no p1·ccisamc n tc por ohservacic'm. y de
lil·1.:hu ha s1Jo ~nt11.:~1J11.
-H. Para una l:1·ili(..'a 1..kl Jarwi uisnm :-.oc i~1l. v.:~1:-.l.' mi 0¡1t·11 S nt'i1·ty, (..'a p. 10, nota 7 1.
1 303
38 E L MITO D E L MARCO COM ÚN LA RACIONAl.IDAD DE L AS R EVOL UCIO NES C I ENTi F IC AS 39

también de arcaísmo en arte, movimientos que, a mi juicio, son intelectual- mente desviadas. Rutherford se m an tuvo inc ré dulo. Co mo dijo más tarde:"
mente insípidos desde el momento en que recurren a valores que no tienen " Fue s in duda el acontecimie n to más inc re íble que me había sucedido e n
nada que ver con el arte (ni con la cienc ia). En verdad, muchos movimien- toda mi vida. ¡Era casi tan inc re íble como disparar un casquillo de quince
tos de este tipo son meras modas que no habría que tomar en serio." pulgadas co ntra un papel de seda y que e l c asquillo volviera y te diera a
Prosiguiendo con mi tarea de esclarecer la distinción entre revolucio- Li! ». Esta observación de Ruthe r[ord mues tra el ca rác ter extrem adamen te
nes c ie ntíficas e ideológicas , daré a continuació n a lgunos ejemplos de im- re volucionar io dd desc ubri miento. Rutherford se perca tó de que el exper i-
portantes revoluc iones c ientíficas que no conduc e n a revoluc ión ideológi- men to refutaba el modelo del átomo de Thomson y lo reemplazó por sumo-
c a a lguna. de lo nuclear del átom o. Éste [uc el comienzo de la c iencia nuclear. El mode-
La revolución de F araday y Maxwe ll fue , desde e l punto de vista cientí- lo de Rutherford alcanzó gran notoriedad, incluso e ntre quienes no eran
fi co, tan grande como la de Copérnico, o posibleme nte mayor aún: destro- fís icos. Pero no desencadenó una revol ució n ideo lógica .
nó el dogma central de Newton, el dogma central de las fuerzas. Sin em - Una de la revoluciones c ie ntíficas más fundamentales de la historia de
bargo, no condujo a una revolución ideológica , aunque inspiró a toda una la teoría de la materia ni siquiera fue reconocida com o una revolución. Me
gene ració n de físicos. re fi e ro a la refutació n de la teoría e lectro magné tica de la materia , que tras
El descubrimiento (y la teoría ) de J. J . Tho m son del e lectrón también e l descubrimiento del electró n po r Thomson había adquirido carácter do-
fue una revolución capita l. Desalojar la vieja teoría de la indivisibilidad del minante. La mecánica c uá ntica su rgió como pa rt e de esta teoría, Y fue
átomo c onstituyó una revolución científica fácilme nte comparable con el
esencialme nte és ta la teoría cuya pa rticular •COmple titu<h defendió Bo h r
logro de Copérnico: cuando Tho m son lo a nunció , los físicos pensaron que
contra Einstein en 1935 y nueva me nte e n 1949. Sin e mbargo, e n 1934 Yu-
les estaba tomando el pelo. Pe ro no c reó una re voluc ió n ideológic a. Y s in
ka wa había resumido un nuevo enfoque teórico c uántico de las fue rzas
e mbargo, desplazó a las dos teorías rivales que durante dos mil cuatro-
nuclea res que c ulminó e n la su peración de la teo ría l:lcc t romag nética de la
c ie n tos años habían batalla do para m a ntene r su dominación en el campo
de la mateda: la teoría de los áto mos indivisibles y la de la co ntinuidad de ma tcda, tras cua renta años de do m inación indiscutida."
la materia. Para evaluar la importa ncia evolut iva de esta quiebra bastará
c on recordar que introdujo la estruc tura y la e lectricidad en el átomo y, 44. Lm·J Rulhe i·fonl. - Thc 0 1..'vdopm 1.:nt o f thc T heol'y of A to 1nic Slructun:•, l..°n J. N..:i:d-
por tanto, en la constituc ión de la mater ia. Además, la mecánic a cuámica h;:im y W. Pngd, Backt.mwuJ of Moth•ni Sciettcr: , <..:"mbridgc U nivcr sily Press, Camhridg1.·. 193H.
pá~"'· 61 -74. La cita es de la p~íg: . 68.
de 1925 y 1926, de Hcisenberg, Born, De Broglie, Schrodinger y Dime, ern 45 . Véase 1ni • 0 11anl111n M..:-dw nic.:s wi l houl ·'Tht• Obsl...'1v1..•r" ,., en M :.trio Bungc, c.:omp .. Q u u11 ..
esenc ialme nte una c uanti zació n de la teol'Ía de Thomson sobre el electrón. r11111 Thl·ory n( IWality , Sp1·i11 gcr-Verlng, N11cv;1 Yo1k, 11)67, cspt.·l:i:iln~enl~ ~p.-í.g~. ?'t-9 . (To.l~1bi én •~p=-i rcce
Y sin em ba rgo, la revolución c ie ntífica de Thomson no condujo a una nue- coino un capítulo Jd volumen 1111.k m i Jhst:icriµI 111 tl1t• ÚJJ;ic o/ & ·tcmt1fu: 01.\c()1•e1y. vcasc nu Owm..
va ideología. 111111 Thi•mi1 mul the Sd iis111 ¡11 Pf1ysic" . cd . dir igida f'H l f W. W. B<
Hllcy, 11 1. Hulchin:-.o n . Lond res, 198 2.)
La i d~¡1 fu11Ja1rn.:n1al ( la <le que la 111<.1s;i ini:rc:ial del elcctr6 n se expl ica en po..u-h.~ ~01no la incr-
Otro ejemplo asombroso es la sus tituc ió n que Rutherford hizo en 19 11
du del t·:rnipo ch:t.·1rnmag11(· 1in 1 1.· 11 movi111icn tn), que condujo a la t1.·oría clc1.:l n1m~1gn¿tica de la
de l modelo de átomo que había propuesto J. J. Tho mson e n 1903. Ruthe r- materia .$<..' J chió ~1 J. J. T honi!>ull, .. 0 11 1hc Ek·c tr ic ami M agn ctic t ffot..: ts pro<luccd hy thc M utiun
fonl había aceptado la teoda de Thomson según la cual la carga pos itiva ol E k c tl'ifícd Boc..lic:s•, e n J'llilosupltin1l Mt1J:,t1 :.i1te , S"' seri~. 11, 188 1, p¡\gs. 229-249, y a O . l k~tv i­
de be d istribuirse en Lodo el es pacio ocupa do por e l á tomo. Esto puede ver- side, • Ün t hc E lcct1·0 111agndic E ffcct:-. c.Juc to thc Mo l ion o í l:.kct riíicalion tlffo 1tg h a Dick'1.:t 1·ic •,
PhiJo., 11pJiica l M al-!11 :.im· . S"' sede, 27, I MM9, púgs. 324-339. Lue~u. W . Ka u fma nn (•Di1..· magnetisch e
se desde su reacción al famos o e xpe l'imento de Ge iger y Marsdcn. Estos
u n c.J clckt rischc Ahk n k h~1 rkcit dcr Bcqucrclstra hkn und c.J ic sd1cinh<:in: M asst.' clC'r E lckt roncn •.
cie ntíl'icos descub.-ie ro n que c uando disparaba n partículas alfa contra una Clill. Nt1du: . 1901 , pú ~s . 143- ISS; · Ühc1· J ic dck1 rum~1gnl..'li:-.c..·h1..· Ma~~c des Elc ktruns•. 1902.
hoja muy d elgada de c hapa de oro, unas poca s partículas a lfa - aproxima- pá~s. 29 1·29 6; .iÜl"ll..-r die .. El1.:k1 n101 ngm.·ti~clu: M :t~sc"' dcr E.lckt rouen•, _1 9~3 , pügs. 90- 103~ Y M .
dame nte una de cada veinte mil- eran refl ejadas por la c hapa, y no me ra- Ahra ham (• L>vua tn ik <les E k ktnm:-.•, CUll. Nudir .. 190 2, p;\gs. 20 -4 1, • Pnnz1pcn Jc1· Dyn a1rnk tlc~
El ('kl ron~ ... A~"'""º" 1 /..,- Pltvsik, 4"' serie, 1O, 190 3. püg,. IOS· 179). la dc~<1 rroll aron en la lesis ~e­
gún kl 1..· u ~i l b um~a J d dccln·111 1.:s u n l"ÍCl..'IO p 111-am ...~n 1c 1,,.• lc,:t1uma~m:1il·o. ~ Véas(~ W . K aufma11n.
43. Ade más del c m pli.:o del lér mino \'ago cideoloi:;fo ,. (que indu yc- todo l i po de l coría s, • Di e Ek· kl roumgnctis...:h1..· M a~~I.!' des E. lektmn~·. t!n /•h:v., ikuli~c:lu.- Z.: i1sdui/1. 4 , 190 2- 1903. p~·1g..;.
cn.:cnci ~s y acti tudes, c:ompn:ndidas a lgunas i.:apact:s de inílu i1· en los científic os) , debiera acla- 57-63 v M . Ahr;ih;un. Tlworit• da l:.:lt:klri:i1ii1. vol. 11 , Lci p 1ig , l 1JOS. p:i~s. 136-249.) La idt:a co n11·1
rar:.c 4ue con e ste término i nte nto cubri r no ~t'1lu modas hisloric islas 1.:omo el " mo<lt:! r nismo», si- ..:un d ·nrn 1c a¡ll1\·11 J e t l . A . Lcircntz. • El ckl n>1n~1gnl'l isl 1l·c ''c1~hijn::-.clc11 i11 n·11 :-.td~d d a t zic h n.1ct
no l ambién idea s meta física s y é tica~ s1.:ri:.1s y raciunalmc 11t1..• <lisculiblcs. Ouizoi d cha nH!ncionai· willekl· u fig1..• Slh.•lhcid. kl ci ner dan J il' vanhct l id1t , lx.•w1.'l'jl •. Va."ilaJ.! 1•11 11 th' Cit'U 'O llt' VaJ:,mlerrnJ.:.
0.1 J im E rikson , un ex <lisdpulo mfo en C hristch u n :h , Nucvt1 Zcl unda, q u ien u na vr:z m e dijo en cfet Wi.)" - c:11 Nu1111kwuli}!,c A/(h:di11J.:, lúmiuklijk1.: Akmh•mil' 1•t111 Wc·tt·11.,d11111¡11.•111e A111.-.1atla111 , X TI ,
una di scusi ó n : • No sugerimos l ( ll l.! la ciem: i a invt:1Har;1 la honestid ad intelect u al, sino que la ho- 19()3 .. 1904, sl..'gun<b p;irlc, pi.lgs. 9~ 6· I 009, .v d e la rcla t ivid:ul ~·..;pt·1..· i~1 I d l" Eiu~lc iu, que con<lujo u
111.:sticfad intelec tual i11 ... c11tü l ~t cie nci a ». Un;.1 idt::.i 1nu:v simih.r puede ha ll~t rsc en el cap. 9 del li- 1
c~ult~1d11s yuc se c.. ks\ iab:.tn n.·src1..·10 de los lk K<1lt Í111a1111.Y Ahr:.ih am . L a teoría dcc l roni;1 g:m~t i c:l
b m d e J:.icq u es Mono<l 1itulado Cha11ce á ll{J Ntxt:.\ ..;i1y. Alfred A. Knopf, Nueva York . 197 1. Vé~1sc d l· 1:,1 nia tt:' ri=i tuv11 1111;. 1 ~nin i11l luc11cta id1..·olügica ~11hrl' lc1~ ¡,: ic11t íl'kt 1s 1..l ~hido a la fascino.1ntc po -
tamhii.':n mi Open Sucil·t.v. cap. 24. Po r supues to, pc>driamos J ccir que una ideologí a 1..1uc ha :-.ihilid o.it.I de e.\p/ii:o r la 111;111..·rio.1. S1..• vio nu1m11vida y 111mlifkada por el <l~sc11hri111ic111t 11..k Ru1l.l cr·
a pn... 11di<lo del e n foque cri1ico d1..· h1s ciencias es pr<1lrnhk: 4uc st.•a más radünal q ue aque lla que fw ·d d el nüdco ( v d protún ) v d dc::si:ubrimi1..• ntn <ll· C h 1.11.l wi ck d el n cutro1t, que <1y11dan ;1 ...·x1l lll'ar
d1111..·a i.:011 la ciencia. pnr (Jlll' ;t Jk.'tws ~l.' ad, ·il'tiú s1.1 s11sti111dú11 por b 11..'111 ia d(' las !& 11..•17.;;1.~ n ucka n.:s. ?.>O'( _
40 EL MITO DEL MARCO COMÚN LA RAC IONALIDAD DE LAS REVOLUCIONES C IENTfFICAS 41

Hay muchas otras revoluciones científicas que no desencadenaron re- Lanczos: «¡Es tanto lo que se sabe y tan poco lo que se comprende! La c uá-
volución ideológica alguna -por ejemplo, la revolución de Mendel (que druple dimensionalidad con la +++-[firma de Minkows ki] pertenece a la
más tarde preservó de la extinción al darwinismo). Otros son los rayos X, segunda categoría•."
la radioactividad, el descubrimiento de los isótopos y el de la supercon- Un elemento más sospec hoso de la revolución ideológica einsteiniana es
ductividad. Ninguno de éstos tiene n correspondiente revolución ideológi- la moda del operacionalismo o positivismo, moda que Einstein más tarde
ca. Ni advierto tampoco revolución ideológica derivada de la quiebra de rechazó, aunque él mismo fue responsable de ella con lo que había escrito
Crick y Watson. acerca de la definició n operacional de la simultaneidad. Aunque, como lue-
go advirtió Einstein," el operacionalismo es una doc trina insostenible des-
de el punto de vista lógico, ejerció desde e ntonces una gran influencia e n la
XIII física y especialme nte en la psicología conductista.
Con respecto a las transformaciones de Lore ntz, no pa rece que el he-
Gran interés presenta el caso de la llamada revolución einsteiniana. Me c ho de que lim ite n la validez de la trans itividad de la simultaneidad haya
refiero a la revolución científica de Einstein, que ejerció entre los intelec- pasado a formar parte de la ideología: el principio de transitividad sigue
tuales una influencia ideológica comparable a la revolución copernicana o s ie ndo válido en el inte rior de cada s istema inercial, mientras que resu lta
a la darwiniana. inválido para la trans ición de un sistema a otro. Ni ha pasad o a formar
De los muchos descubrimientos revolucionarios de Einstein en el cam- parte ele la ideología el que la relatividad general, o más en particular la
po de la física, dos resultan pertinentes ahora. cos mología de Einstein, permi ta la introdu cción d e un tiem po cósmico
El primero es la relatividad especial. que desaloja a la cinemática new- pre ferido y, e n consecuencia, de marcos loca les espacio-te mporales prefe-
toniana al reemplazar la invariancia de Galileo por la invariancia de Lo- ridos.'°
rentz.•• Esta revolución, naturalmente, satisface nuestros c riterios de ra- La relatividad general. a mi juicio, fue una de las mayores revoluciones
cionalidad: las viejas teorías se e xplican como aproximadamente válidas cie n tíficas de todos los tiempos, porque c hocó con la mayor y la mejor
para velocidades pequeñas en comparación con la velocidad de la luz. contrastada de las teorías: la teoría newtoniana d e la gravedad y del siste-
En cuanto a la revolución ideológica ligada a esta revolución c ie ntífica, m a solar. Contiene, como tie ne que ser, la teoría de Newton como aproxi -
uno de sus ele me ntos ele debe a Minkowski. Podríamos exponerlo con las mación, pero la contradice en varios puntos. E implica la asombrosa con-
propias palabras de Minkowski: «Las visiones del espacio y el tiempo que secuencia de que ninguna partícula fís ica (ni siquiera los foton es) que se
deseo poner ante vosotros[ ... ] son radicales. De aqu í en adelante, el tie m- aproxima al centro de un cam po gravitacional a una velocidad superior a
po por sí mismo y el espacio por sí mismo están co ndenados a disolverse seis décimos de la velocidad de la luz, se ve acele rada por el campo gravi-
en meras sombras, y sólo un tipo de unión de ambos preservará una real i- tac io nal, como sucede e n la teoría de Newton, sino desacelerada, esto es,
no atraída por un c uerpo pesado, si no re pelida."
dad inde penclie nte». 47 Se trata de un juicio intelectualmente impactante.
Es te resultado , tan asombroso y es timulante, resistió las comprobacio-
Pero, con toda claridad, no es ciencia, sino ideología. Se vuelve parte de la
nes, pe ro no parece haberse convertido e n parte de la ideología.
ideología de la revolución ei nsteiniana. Ni el propio Einstein estuvo nunca
Esta s us tituc ión y cor rección de la teoría de Newton tal vez sea, desde
tan contento con ello. Dos años antes de su muerte escribió a Cornelius
un punto de vista cie ntífico (en oposición al ideológico), lo más s ignificati -
vo de la teoría general de Einstein. Esto implica, por su puesto, que la teo-
.46. L'l po1encialidad revolucionada de la relatividad especial descansa en un nuevo punto
U.e vista , que_ pc~"?itc '·ª derivación y la interpre tación de lns transformacio nes de Lorcn1z a par-
tir Je dos pnnc1p1os simples. Se evalúa mejor la g randc1.a de esta revolución s i se lec el libro de 48. Comdius Lanczos. · Rationa l i~m an<l lhc Physkal Worldio, en R. S. Cohc;n y N . W. War-
Abr:.1ham (vol. 11 , al que se hace rcfc1-cnc ia en la nOLa a nt~ dor). Este libro, ligeramente anterior tuí~ ky, Rcidel. Donfrccht, 1967. p:igs. 181- 198. Véase pág. 198.
a los :1.11.ículos de Po inc~u·é y Einstein sobre la relatividad, conriene todo un análisis Je la siLua- 49. Véase mi Co11iec1ures ami Re{ulcuions. pág. 114 (con not¡\ 30. al pie). Véase w mbién mi
ción pohlcmática: dt: la teorf:l de Lorcntz del experimento Michelson, e incluso del tit!mpo local O¡>eu 5'.x:ic1v. vol. 11. pág. 20, y b crilica en mi lof.Ü.: of Scien1i/lc Discuvery, pág. 440. En 19~0 di-
de ~on..:n tz: Abral~am se accrct\ mucho n las ideas Je Einslcin. por ej., en págs. 143 y 307. Hasta rigí esta críti ca a P. W. Bridhman, quien la rl.!cihió con grnn generosidad.
\ ~~ 11e~e la 1mprcs1ó~ de ~ue Max Abraham es tuviera mejor informado que Einstein acerca de la. SO. Vl:a!'\e A. S. Ed<linglon. S¡,cu:c. 1imc mul Grn vitati011, CmnbriJgc lJ11ivc1·sity Press, Cam-
s1tuac 16 11 prublemátíca. Sm c mba1·go. no S(! pc:rcata de las ro1cncialid01des revolucionarias de la s i- bridge, 1935, p~gs. 162 y .sigs. En este contexto es inlcn:santc advertir quc D i rae (pág. 46 del arl.
1uación problemática : más bien 011con trario. E n efecto, en su P1l!ía1,;in, ícch01do en marzo de 1905 oil q uc se hace reíc1·encia SU/U'll , nota 29) dice que ahor.::i <luJa <le qu1..· el pen~amiento l.:ua<lridi-
l!scribc Abraham: .. L., Lcoria de la dectrici<l:Jd parece 01hora haber entrado en una fase de <lesa~ 111cnsionsal sea un n•q11i si10 Íllnlbmcntal de la física. (Es u n requ isito fundamenta l para con<lu-
l'l'ollo rnás tranquilo ... Esto mueso-u lo d iífc il que es, incluso para un g1·01n científico como Abra- dr u n autnm1",vil. )
ham, predecir el d esarrollo Íuluro d e su cienc ia. 51. M ás prccisamcnlc, u n cuerpo que cae desde el infinito a una vclocit.lad v > c13 m hac ia d
47.' VCasc:_ H . M inkowski. .. s pace and lime•. cn A. Einstein, 1-1. A. Lo.-cnt7., 1-1 . Weyl y H . Min- centro de un cmnpo gravitncional, se inl clcsacelc:raudo constantcmenlc al ap1·oximarsc a este
lwwsk1. Tlu! Pruu:ip/~ n/ Relc11;";"~ · M ctl111cn, Londres. 1923 y Oov1..·r edition, N ueva York, p:\g. 75. ccnu·o.

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42 E L MITO D EL MARCO COM Ú N LA RACION ALIDAD DE L AS REVOL UC IONES CIE NT(FICAS 43

ria de Einstein puede compararse punto por punto con la de Newton" y ta años. No puedo dt!scribir aquí la si tuación, pero, aunque soy consciente
que preserva esta última co mo una aproximación. Sin embargo, Einstein del deslumbrante logro de la mecánica cuántica {que no debe cegarnos an-
nunco creyó que su teo ría fuera verdadera. En 1922 dejó perplejo a Corne- te e l hecho de ser gravemente incompleta)." sugiero que la in terpretación
lius Lanczos con la afirmación de que su teoría era una fase pasajera: é l la ortodoxa de la m ecánica cuántica no forma parte de la fís ica , s ino que es
lla mó •efímera»." Y a Leopold Infe ld' ' le dijo que e l término izquierdo de una ideología . En realidad. forma parte de una ideología m odernista, y se
su ecuación d e campo" (el tensor de curvatura) e ra sólido como una roca, ha convertido en una moda científica que constituye un serio obstáculo al
mie ntras que el derec ho (el tensor de la cantidad de movimie nto-energía) progreso de la c ienc ia.
era débil como paja.
En el caso de la relatividad general. la idea de un espacio de cuatro di-
mensiones parece habe r ejerc ido considerable influencia ideológica. Por XJV
cierto, ésta dese mpeña un papel tanto en la revolución científica como e n
la ideológica. Espero ha ber dejado clara la distinc ión e ntre una revolución científica
Sin embargo, los elem entos ideológicos de la revolución einsteiniana y la revoluc ión ideológica que a veces puede darse ligada a aquélla. La re-
influyeron en los c ientíficos y, en consecuencia, e n la his toria de la c iencia. volución ideológica puede con tribu ir a la racionalidad o , por el contrario,
Y esta influenc ia no siempre fu e para bien. puede socavarla. Pe ro a menudo no es o tra cosa que u na moda intelectual.
Ante todo, en mi opinion. e l mi to de que E ins te in logró su resultado Aun c ua ndo se dé e n unió n a una rl!voluc ión c ientífica, puede ser e norme-
me diante el u so esencia l de métodos epistemológicos, y en particula r ope- mente irracional r omper conscientemente con la tradició n.
racionales, tuvo un efec to devasta dor sobre la c iencia. (Carece de interés Pero una revoluc ión c ientífica, por radical que sea, no puede e n reali>
cómo llegue cad a c ual a sus resulta dos, especialmente c uando son buenos: dad romper con la tradición, pues debe preservar e l éxito de las teorías que
la han precedido. Por es ta razón las revoluciones científicas son raciona-
si soñando, bebiendo café so lo o incluso mediante una epis te mología equi-
les. Con esto no qui t:ro decir, po r supues to, que los grandes cientíl'icos que
vocada.¡;• E n segundo lugar, llevó a la creencia de que la mecánica c uánti-
hacen la revolució n sean , o deba n ser. seres completamente racionales. Al
ca, la segunda gran teoría revolucionaria del siglo, debe superar la revolu-
contrario: aunque he defendido la racionalidad de las revoluciones c ie ntí-
c ión e inste in iana, especialme nte con respecto a su e p istemología. A mi
ficas, mi conjetura es que s i los c ientíficos dcbic ran ser personalmente
parecer. esta c reencia afecta a a lgunos de los grandes fundadores de la me-
«Objetivos y raciona les» e n el se ntido de «imparciales y distan tes», un obs-
cánica c uá ntica." y tambié n a a lgunos de los grandes fundadores de: la tác ulo insalvable obstru iría e l progreso de la c ie ncia.
biología molecula r." Llevó a l domin io de una interpretación subje tiva . !a
mecán ica cuántic a: interpretación que he combatido durante casi cuarc n-

52. Véase la rcfc1·cru.:ia a Trod s Eggc rs H nnscn ciracla en la anl erior no ta 27. Véase tam hi ~n
Pc Le1· Havas, " Four- Dimcnsio nal Formulalions ol' N ewtoni an Mcchanics and Lhcir R clatio11 to
thc Spcci::d an<l th c Gcncr:i l Thco1y of R elativity•, Review of'Mnclern Phy.o;i<..·s, 36, 1964, págs. 938-
965, y cFounda tio n Problcms in General Rdativily•, en Delawf1re Seminar i n the Fuumlutitms u{
Plrysics (edición a cargo de M . Bunge). Springer-Verlag. Nueva Yo1-k. 1967, págs. 124-148. Por su-
put:slo, la comparac ió n no es trivial: \'éansc. por ejemplo, las pág inas 52 y sig. del lib1·0 de E.
Wigner c itado e n la anterior oo ta 24.
53. Véast.· La nczo.s, • Radona lism and thc Physical Wo rld•, pág. 196 .
5 4 . Véase Lcpc.1ld lnídd, Quest, Vic to r Gollancz, Londres, 1941 , pág. 90.
55. v..:a!'>C Albert Eins1cin, • Die Fc ldglcichungcn dcr Gr:witation •. Prt·ussisclre Akademic dt·r
Wisse11sl·lra/i1•11 , Sitz.uuf.sberic:l11e, 19 15 , pt. 2, págs. 844-847; ·Die Grund lagc dcr a llg..:mdncn Rc-
l¡11ivitfüsthcork•. e n A111rale11 dt•r Plrysik , cuanu scr i~. 49, 1916, págs. 769-822.
56. Por tanto, ..:reo qut.• d p¡tr:..igfafo 2 dd famoso articulo de Einste in ti tul ado · Die Gmn<l-
lagc <lcr Allgcm einc n Rclativital sthcori('• (vé¡t~c now SS, su11ra ; 1r..-ducción inglesa: • T hc Fm111·
c.la1 ion o f l lic General Tht:u1·y oí Rdutivity •, en Tlw Priuc:iµle uf Rdat ü•it_v, rágs. 111-1 64; vé;.1sc
nota 47, :wpra) cm pl~a argumcnios cpistcmolúgicos cxtrcmac.hunc 111c c.liscu1ibles contra el cspa-
l::io absohuo de Newton y a f,1vur Je una tcol'ia muy irnport~uHc .
57. Sohrc todo B c.·iscnbcrg y li1>hr. 59. E"r:i d ;iro qnc una 11.·od=i fí~ica qut.· no c.'.'<pliquc.· l·o11s1~w1c.-.., 1~1ks ..::cun o el cu anto c ló.:-
58. Aparcnteml.'nlc o.1ícc 16 ¡1 M ax Odhriick. V Case OonnlJ Fleming. a Émigré Physkists ancl lrk o c kmc nwl (..1 b l'\111::.lantc 1,;sLnH.:tural fi na) 1._•s i t1i.:t11upld~1 . por 110 hahbr de los cspt..'l:l ros de
tite BioloJ:;ical Revolution•. Per~µectil•tts i11 Amcrin111 /listory, 2, Ha1·vard, 1968, p:igs. l 52- 189, en ni.\Sa de las par1k11bs ckmc1ualt:"s. Véase mi arlín1lo " 011~rn t 111 n Mt:cl1anics w ithot11 "Thc Oh-
e-special las seccionL·s i\' y v. (Ocho esta referencia ;11 profesor M ogens Blcgvud.) s1._•rvcr " •.~ti fllh' se lwn: n: f('r ..·nda en la nola 45, .\ltf1rn. 3 (/6 ..

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