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To cite this article: Ma Dolores García & Estanislao Pastor (2006) Dimensiones para el análisis de
la interacción y la gestión del juego compartido padres-hijos, Infancia y Aprendizaje, 29:2, 177-190,
DOI: 10.1174/021037006776789980
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Resumen
El estudio que se presenta analiza el proceso de construcción de la interacción y la gestión de la actividad
conjunta en una situación de juego familiar. Se registraron seis sesiones de juego sociodramático en un díada
padre-hija. El objeto del estudio es valorar la idoneidad de tres dimensiones –iniciativa, participación poten-
ciada e interconexión– para analizar como opera el mecanismo de cesión y traspaso de control desde una perspec-
tiva de construcción conjunta. Estas dimensiones nos informan sobre el grado y tipo de participación exhibida
por cada jugador y su competencia para la descentración. Se ha analizado la participación de cada jugador en
el seno de tres tipos de secuencias: organización del juego, juego médico y juegos alternativos. Los resultados
muestran que ambos participantes poseen competencias para implicarse, realizar aportaciones espontáneas y
tomar en consideración la perspectiva del otro, si bien estas competencias se actualizan en función del momento de
juego y tipo de secuencia que transita la interacción.
Palabras clave: Influencia educativa, construcción conjunta, interactividad, gestión de la actividad.
Correspondencia con los autores: Mª Dolores García Olalla. Departamento de Psicología. Universidad Rovira i Vir-
gili. Carr. Valls s/n. 43007 Tarragona. E-mail: lola.garcia @ urv.net
Original recibido: Noviembre, 2004. Aceptado: Septiembre, 2005.
© 2006 by Fundación Infancia y Aprendizaje, ISSN: 0210-3702 Infancia y Aprendizaje, 2006, 29 (2), 177-190
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Introducción
Sabemos que las actividades cotidianas que el niño realiza junto a sus cuida-
dores más cercanos cobran especial importancia como factores explicativos del
desarrollo infantil. La mayor parte del tiempo compartido padres hijos está lleno
de situaciones no explícitas de socialización en que los padres ejercen una
influencia diaria no planificada a través de numerosas situaciones interactivas
(Barajas y Clemente, 1999; Palacios, 1999). Consideramos el juego como una de
estas situaciones privilegiadas para la interacción y la optimización del desarrollo
infantil en el marco familiar (Bettelheim, 1989; Lindsey y Mize, 2000; Singer y
Singer, 1990). En palabras de Bruner podríamos pensar el juego como un
“microcosmos” o formato de interacción adulto-niño que permite crear entornos
predecibles, secuencias de acontecimientos y expectativas comunes que permi-
ten reconocer las señales del otro y anticipar las propias respuestas y, como tales
formatos, suponen un instrumento para la regulación de la interacción y la emer-
gencia de significados compartidos (Bruner, 1998).
En torno al juego padres-hijos la literatura sobre el tema pone de manifiesto
que el verdadero beneficio del juego compartido se obtiene cuando entre ambos
participantes –padre/madre e hijo/a– ocurren verdaderas transacciones bidirec-
cionales, cuando en sus actuaciones se implican y afectan mutuamente (García,
2004). En este sentido las actitudes o disposiciones parentales que producen más
beneficios en el niño en cuanto a capacidad y competencia para la interacción se
identifican con: a) Implicación: los niños se implican más con los padres mas
divertidos y expresivos, que muestran afectos positivos durante la interacción
(Beckwith, 1986; Bettelheim, 1989); b) Ajuste, adecuación y contingencia en la
expresión emocional: los niños más competentes socialmente y con más capaci-
dad de regulación emocional tienen padres más sensibes para mantener el grado
óptimo de activación en los hijos en situaciones de juego (Carson y Parke, 1996;
Isley, O’Neil, Clatfelter y Parke, 1999; Sroufe, Schork, Motti, Lawroski y Lafre-
niere, 1984); c) Horizontalidad, entendida como un patrón de relación recíproco
e igualitario entre los participantes, en el cual se comparte el turno y el poder; el
juego representa un escenario único que permite a los hijos participar en térmi-
nos de igualdad y de poder en relación al adulto; en este sentido, los niños social-
mente más competentes provienen de parejas padres-hijos caracterizadas por la
igualdad en estas situaciones más que por el dominio (Russell, Petit y Mize,
1998; Sutton Smith, 1993); d) No-directividad: un adulto que no roba la inicia-
tiva al niño, que muestra sintonía con su actividad y facilita su ayuda cuando es
solicitado (Bruner, 1998); e) Estilo ampliador: los niños se muestran más capaces
y competentes cuando las actuaciones del adulto se sincronizan con las intencio-
nes infantiles y ayudan a elaborarlas (Tamburrini, 1982); f) Valoración de la cua-
lidad imaginativa: adultos que valoran el juego divergente, que comparten una
concepción espontánea, flexible, no literal, del juego (Caldwell, 1986; Singer y
Singer, 1990). En consecuencia, si queremos analizar el potencial del juego com-
partido padres-hijos como factor de desarrollo en la infancia, hemos de pregun-
tarnos por el tipo de interacciones y su caracterización en el transcurso del juego.
Con este objeto nos proponemos valorar la idoneidad de tres dimensiones –ini-
ciativa, participación potenciada e interconexión– para analizar la interacción
adulto-niño en situaciones de juego familiar.
Nuestra aproximación al estudio sobre la interacción parte de una compren-
sión sociocultural del desarrollo y la educación (Vygotski, 1979; Wertsch, 1979;
1985) y el trabajo de diversos autores sobre la acción humana y la interacción en
contextos situados (Bronckart, 1997; Burke, 1969; Leontiev, 1981; Wertsch,
1993; Wertsch, del Río y Álvarez, 1997). Nos interesa una acción contextualiza-
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Método
Nuestro diseño utiliza metodología observacional y parte del análisis de un
caso en profundidad. Se registraron durante seis sesiones de juego la actividad de
una díada padre-hija en torno a una situación de juego simbólico: el juego de los
médicos. En el momento de los registros la niña tenía seis años y cursaba tercero
de preescolar.
Los participantes aceptaron colaborar en un estudio que estábamos realizando
en la universidad sobre el juego de los niños. En una entrevista inicial les infor-
mamos sobre el procedimiento que seguiríamos para la observación, anticipán-
doles que las sesiones serían grabadas en video por un observador y que se reali-
zarían durante seis semanas consecutivas. Acordamos un tiempo aproximado
para cada sesión de entre 20 y 30 minutos, siendo estos límites flexibles en fun-
ción de su propia decisión. Se les pidió grabar las sesiones en un escenario fami-
liar. El padre propuso la sala de psicomotricidad en la que trabajaba, ya que era
un lugar habitual de juego para ellos cuando la niña le iba a buscar por las tardes
al terminar su trabajo. La única consigna que recibieron al inicio de las sesiones
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fue: jugar a los médicos, pasarlo bien y disfrutar. Para facilitar el juego y la confi-
guración del escenario se les entregó, al inicio de la primera sesión, material con
diverso nivel de significación, consistente en un carrito con diversos utensilios de
juego médico (toalla, tijeras, gasa, esparadrapo, tiritas, algodón, alcohol, mercro-
mina, cajita de aspirinas, jeringuilla para inyecciones, termómetro y fonendosco-
pio). Al finalizar cada sesión de juego este material era recogido y no podía vol-
ver a utilizarse hasta la próxima sesión. Además disponían en la sala de un mate-
rial inicialmente no previsto en el diseño –colchonetas y cojines de
gomaespuma– que utilizaron para organizar y diseñar los escenarios de juego en
el transcurso de las sesiones. La duración media de las sesiones fue de 28 minu-
tos.
Para el proceso de análisis y categorización de los datos se partió del Modelo
para el Análisis de la Interactividad propuesto por Coll et al. (1992) y que adap-
tamos en tres niveles:
Nivel 1. Caracterización general de la interacción. Se trata de una situación de
juego sociodramático que se desarrolla a lo largo de seis sesiones, en un escenario
natural y cotidiano en la vida de los participantes. En este nivel se proponen dos
unidades para la observación y análisis de la interacción: La Secuencia de Actividad
Conjunta (SAC), configurada por el conjunto de las sesiones de juego y las
Sesiones. Ambas constituyen unidades inducidas por el diseño de la investigación.
Nivel 2. Formas de organización de la actividad conjunta, que constituyen las
grandes secuencias de juego. La unidad básica de observación y análisis de la
interacción de este nivel son los Segmentos de Interactividad (SI). Es la primera uni-
dad de análisis no inducida por el diseño y obtenida a posteriori de la observa-
ción.
Nivel 3. Formas de actuación o contribuciones de cada participante al curso de
la interacción. La unidad básica de observación y análisis en este nivel es la
Actuación.
Entendemos por Actuación un comportamiento, exhibido por uno de los par-
ticipantes en el juego, que: a) se vincula a algún contenido del juego y como tal
es portador de mensajes específicos en relación a dicho contenido; b) implica
algún grado de participación en el juego y de contribución específica al mismo;
c) responde a una meta o proyecto del participante según su definición de la
situación, y d) implica un nivel determinado de interconexión con las conductas
exhibidas por su compañero de juego. El análisis de las actuaciones ha sido ubi-
cado en el marco de los Segmentos de Interactividad (SI) o secuencias de juego
en que aparecen, y éstos a su vez en el marco de las Sesiones y de la Secuencia de
Actividad Conjunta (SAC). En este sentido, el significado de una acción vendrá
condicionado por el contexto, momento y secuencia en que dicha actuación se
inscribe.
Para identificar cada categoría de actuación hemos recurrido a dos criterios: la
estructura social y la estructura del contenido. En este sentido el núcleo catego-
rial o rasgos esenciales y básicos que justifican la necesidad de una actuación
como independiente y diferenciada del resto, han sido dos: a) la dimensión impli-
cada en una actuación, que nos informa sobre el tipo de participación y b) el con-
tenido sobre el que versa dicha actuación, que vendrá dado en cada segmento de
interactividad por las actuaciones típicas correspondientes.
Para caracterizar el proceso de participación y contribución de los sujetos a la
construcción de la interacción, hemos incorporado a nuestro análisis las tres
dimensiones propuestas por Colomina (1996) en su estudio, y que se han mos-
trado potentes para dar cuenta del curso de la interactividad en situaciones de
juego en el contexto familiar: Iniciativa, Participación Potenciada e Interconexión.
Entendemos por participación en la actividad el “grado de implicación en la tarea
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P: ¿Tú que pondrías en la cabeza? ¡Ah, una venda! ¿una venda o qué?, ¿qué
pondríamos en la cabeza?
N: Ahora se me ocurre ... Un poquito de crema
(Coge el bote de la crema)
(6ª sesión)
Esperamos que el padre sea quien exhiba con más frecuencia este tipo de
actuaciones en la modalidad de requerimiento y la niña en la modalidad de res-
puesta. Suponemos que responderá también a motivos diferentes para cada juga-
dor: que el padre realizará con frecuencia demandas a la niña para que aporte ele-
mentos a la construcción del juego y que la niña solicite la colaboración explícita
del padre en momentos en los que precisa su ayuda como partenaire más experto
para que el juego continúe.
El control de calidad de los datos obtenido mediante el coeficiente a de Krip-
pendorf y efectuado sobre un tercio del tiempo total de cada sesión y de 667
actuaciones arrojó, tanto para los registros del padre como de la hija, índices de
concordancia superiores al 80% (García, 2003).
Resultados
Para la exposición de los resultados nos centraremos en el segundo y tercer
nivel de observación y análisis de la interacción, relativos a las formas de organi-
zación de la actividad conjunta de los participantes y sus contribuciones específi-
cas a la interacción.
En el conjunto de las sesiones se identificaron tres tipos de secuencias de
juego o segmentos de interactividad:
• Segmento de Interactividad de Gestión de la Representación (SI de GR):
escenas sobre la planificación y organización del juego. Incluyen cuatro tipos de
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TABLA I
Frecuencias de Actuación de cada participante según la dimensión implicada en el SI de GR
Sesión 1ª 2ª 3ª 4ª 5ª 6ª Total
Dimensión P P P P P P P
H H H H H H H
1 1 8 7 8 4 29
Iniciativa 10,1%
8 7 10 20 33 10 88
31,6%
5 8 11 14 42 17 97
Part. Pot. 33,8%
(¿) 3 3 10 11 26 2 55
19,8%
6 3 9 9 26 3 56
Part. Pot 19,5%
(-) 8 9 10 12 36 16 91
32,7%
13 9 13 25 34 11 105
Inter 36,6%
conexión 2 2 9 9 18 4 44
15,8%
25 21 41 55 110 35 287
Total 100%
actuaciones 21 21 39 52 113 32 278
100%
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Sesión 1ª 2ª 3ª 4ª 5ª 6ª Total
Dimensión P P P P P P P
H H H H H H H
31 32 9 16 34 59 181
Iniciativa 31,7%
14 36 4 10 27 41 132
25,9%
40 58 8 24 34 86 250
Part. Pot. 43,8%
(¿) 5 16 5 2 9 34 71
13,9%
5 17 0 1 8 30 61
Part. Pot. 10,7%
(-) 41 53 3 21 31 86 235
46,1%
13 25 0 4 11 26 79
Inter 13,9%
conexión 11 12 7 6 13 23 72
14,1%
Sesión 1ª 2ª 3ª 4ª 5ª 6ª Total
Dimensión P P P P P P P
H H H H H H H
0 0 22 7 6 0 35
Iniciativa 29,2%
0 0 31 5 9 0 45
36,3%
0 0 14 7 13 0 34
Part. Pot. 28,3%
(¿) 0 0 10 8 17 0 35
28,2%
0 0 7 11 13 0 31
Part. Pot 25,8%
(-) 0 0 14 9 10 0 33
26,6%
0 0 13 2 5 0 20
Inter 16,7
Conexión 0 0 2 5 4 0 11
8,9%
0 0 56 27 37 0 120
Total 100%
actuaciones 0 0 57 27 40 0 124
100%
Conclusiones
El estudio realizado permite describir y explicar la interacción como un ver-
dadero proceso de construcción conjunta que toma forma a partir de la iniciativa
de los participantes y su capacidad para considerar las aportaciones del otro en el
transcurso de la relación. La acción personal deviene así interacción a partir de la
consideración y significación del otro y sus aportaciones a la propia acción.
Pensamos que las dimensiones seleccionadas para el análisis de la interactivi-
dad –iniciativa, participación potenciada en su doble modalidad, e intercone-
xión– se han mostrado potentes y relevantes para describir y explicar como opera
el proceso de construcción de la interacción en esta situación particular de juego
familiar, a partir de las aportaciones realizadas por los participantes y el tipo de
articulación de sus respectivas actuaciones. En este sentido, nuestros datos con-
firman los resultados aportados por Colomina (1996) en su investigación y abren
nuevas perspectivas para el análisis de la interacción padres-hijos.
La evolución de la actividad conjunta y la estructura de participación que se
ha ido configurando ha sido propia y específica para cada segmento de interacti-
vidad. En este sentido, cabe señalar que las estrategias y recursos exhibidos por
cada jugador para la construcción de la interactividad emergen y toman forma en
función del momento y contenido que transita la interacción. La actividad con-
junta se irá transformando en el seno de cada segmento a partir de las aportacio-
nes de cada participante y de la emergencia de espacios progresivamente más
compartidos en cuanto a metas, significados y experiencia de participación.
El marco teórico y metodológico propuesto por el Modelo de Análisis de la
Interactividad encuentra aquí un nuevo soporte que avala una línea de investiga-
ción particularmente interesante en el descubrimiento de variables relevantes de la
educación familiar, coherente con una concepción de la influencia educativa que
entiende las relaciones desde una perspectiva de construcción conjunta entre sus
protagonistas, contextualizadas en un escenario espacial y temporal en el cual
adquieren significación, que considera las aportaciones del niño y del adulto en una
situación de influencia recíproca en la que los sujetos se constituyen mutuamente a
través de la relación. En este sentido, los niveles y unidades de observación y análi-
sis de la interacción aquí propuestos nos han permitido informar sobre la dinámica
de las relaciones como procesos que se construyen, ofrecer información sobre la
actividad compartida y ubicar dicha actividad en una dimensión temporal, de
acuerdo con las consideraciones metodológicas inicales de nuestro estudio.
El juego sociodramático deviene como una actividad conjunta particular-
mente potente en la dinámica interactiva padres-hijos, un escenario idoneo para
el ejercicio no sólo de la iniciativa y la creatividad, sino tambien de la gestión
compartida, la negociación, y la descentración. La influencia educativa, eficáz-
mente ejercida por la figura paterna en estas situaciones, nos confirma las actitu-
des parentales responsables de los beneficios del juego compartido en cuanto a
capacidad y competencia para la interacción: implicación en el juego, ajuste,
horizontalidad y simetría en la relación, no directividad, estilo ampliador y valo-
ración de la imaginación. Hemos encontrado un padre que se implica emocio-
nalmente en el juego, que se ajusta a las demandas de su hija permitiendole
tomar decisiones y asumir la gestión del juego, aunque implique cambiar el
curso de sus previsiones, que valora las aportaciones novedosas y originales, y
promueve, desde un “estilo ampliador”, la profundización en los temas y conte-
nidos del juego.
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Habrá por tanto variables “optimizadoras” del desarrollo, en términos de influencia educati-
va, según el contexto que media la interacción. Nos preguntamos por el curso de estas variables
en nuevas situaciones de juego, con nuevas figuras parentales, y tambien nos preguntamos en
qué contextos de interacción familiar pueden hoy los niños establecer interacciones de estas
características, habida cuenta de que el tiempo de juego compartido quizás sea una realidad
virtual e inducida por la investigación más que una práctica habitual compartida en los hogares
de los niños.
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