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Infancia y Aprendizaje

Journal for the Study of Education and Development

ISSN: 0210-3702 (Print) 1578-4126 (Online) Journal homepage: https://www.tandfonline.com/loi/riya20

Dimensiones para el análisis de la interacción y la


gestión del juego compartido padres-hijos

Ma Dolores García & Estanislao Pastor

To cite this article: Ma Dolores García & Estanislao Pastor (2006) Dimensiones para el análisis de
la interacción y la gestión del juego compartido padres-hijos, Infancia y Aprendizaje, 29:2, 177-190,
DOI: 10.1174/021037006776789980

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Published online: 23 Jan 2014.

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05. GARCIA 7/4/06 13:24 Página 177

Dimensiones para el análisis de la


interacción y la gestión del juego
compartido padres-hijos
Mª DOLORES GARCÍA Y ESTANISLAO PASTOR
Universidad Rovira i Virgili

Resumen
El estudio que se presenta analiza el proceso de construcción de la interacción y la gestión de la actividad
conjunta en una situación de juego familiar. Se registraron seis sesiones de juego sociodramático en un díada
padre-hija. El objeto del estudio es valorar la idoneidad de tres dimensiones –iniciativa, participación poten-
ciada e interconexión– para analizar como opera el mecanismo de cesión y traspaso de control desde una perspec-
tiva de construcción conjunta. Estas dimensiones nos informan sobre el grado y tipo de participación exhibida
por cada jugador y su competencia para la descentración. Se ha analizado la participación de cada jugador en
el seno de tres tipos de secuencias: organización del juego, juego médico y juegos alternativos. Los resultados
muestran que ambos participantes poseen competencias para implicarse, realizar aportaciones espontáneas y
tomar en consideración la perspectiva del otro, si bien estas competencias se actualizan en función del momento de
juego y tipo de secuencia que transita la interacción.
Palabras clave: Influencia educativa, construcción conjunta, interactividad, gestión de la actividad.

Dimensions for analysing shared parent-


child play interaction and management
Abstract
The construction and management of joint activity in a family play situation is analysed. Six sessions in
which a father-daughter dyad participated in socio-dramatic play were recorded. The aim of the study is to
evaluate, from a joint construction perspective, the suitability of three dimensions: initiative, enhanced partici-
pation and interconnection, in order to analyse how ceding and transferring control mechanisms operate. These
dimensions tell us about the degree and type of participation exhibited by each player and his or her capacity for
decentration. Each player’s participation was analysed in three types of sequence: play organisation, playing
doctors and alternative play. The results show that both participants were able to involve themselves, to make
spontaneous contributions and to take the other’s perspective into consideration, though these skills are deployed
depending on the stage of play and the type of sequence that sustains the interaction.
Keywords: Educational influence, joint construction, interactivity, activity management.

Correspondencia con los autores: Mª Dolores García Olalla. Departamento de Psicología. Universidad Rovira i Vir-
gili. Carr. Valls s/n. 43007 Tarragona. E-mail: lola.garcia @ urv.net
Original recibido: Noviembre, 2004. Aceptado: Septiembre, 2005.

© 2006 by Fundación Infancia y Aprendizaje, ISSN: 0210-3702 Infancia y Aprendizaje, 2006, 29 (2), 177-190
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Introducción
Sabemos que las actividades cotidianas que el niño realiza junto a sus cuida-
dores más cercanos cobran especial importancia como factores explicativos del
desarrollo infantil. La mayor parte del tiempo compartido padres hijos está lleno
de situaciones no explícitas de socialización en que los padres ejercen una
influencia diaria no planificada a través de numerosas situaciones interactivas
(Barajas y Clemente, 1999; Palacios, 1999). Consideramos el juego como una de
estas situaciones privilegiadas para la interacción y la optimización del desarrollo
infantil en el marco familiar (Bettelheim, 1989; Lindsey y Mize, 2000; Singer y
Singer, 1990). En palabras de Bruner podríamos pensar el juego como un
“microcosmos” o formato de interacción adulto-niño que permite crear entornos
predecibles, secuencias de acontecimientos y expectativas comunes que permi-
ten reconocer las señales del otro y anticipar las propias respuestas y, como tales
formatos, suponen un instrumento para la regulación de la interacción y la emer-
gencia de significados compartidos (Bruner, 1998).
En torno al juego padres-hijos la literatura sobre el tema pone de manifiesto
que el verdadero beneficio del juego compartido se obtiene cuando entre ambos
participantes –padre/madre e hijo/a– ocurren verdaderas transacciones bidirec-
cionales, cuando en sus actuaciones se implican y afectan mutuamente (García,
2004). En este sentido las actitudes o disposiciones parentales que producen más
beneficios en el niño en cuanto a capacidad y competencia para la interacción se
identifican con: a) Implicación: los niños se implican más con los padres mas
divertidos y expresivos, que muestran afectos positivos durante la interacción
(Beckwith, 1986; Bettelheim, 1989); b) Ajuste, adecuación y contingencia en la
expresión emocional: los niños más competentes socialmente y con más capaci-
dad de regulación emocional tienen padres más sensibes para mantener el grado
óptimo de activación en los hijos en situaciones de juego (Carson y Parke, 1996;
Isley, O’Neil, Clatfelter y Parke, 1999; Sroufe, Schork, Motti, Lawroski y Lafre-
niere, 1984); c) Horizontalidad, entendida como un patrón de relación recíproco
e igualitario entre los participantes, en el cual se comparte el turno y el poder; el
juego representa un escenario único que permite a los hijos participar en térmi-
nos de igualdad y de poder en relación al adulto; en este sentido, los niños social-
mente más competentes provienen de parejas padres-hijos caracterizadas por la
igualdad en estas situaciones más que por el dominio (Russell, Petit y Mize,
1998; Sutton Smith, 1993); d) No-directividad: un adulto que no roba la inicia-
tiva al niño, que muestra sintonía con su actividad y facilita su ayuda cuando es
solicitado (Bruner, 1998); e) Estilo ampliador: los niños se muestran más capaces
y competentes cuando las actuaciones del adulto se sincronizan con las intencio-
nes infantiles y ayudan a elaborarlas (Tamburrini, 1982); f) Valoración de la cua-
lidad imaginativa: adultos que valoran el juego divergente, que comparten una
concepción espontánea, flexible, no literal, del juego (Caldwell, 1986; Singer y
Singer, 1990). En consecuencia, si queremos analizar el potencial del juego com-
partido padres-hijos como factor de desarrollo en la infancia, hemos de pregun-
tarnos por el tipo de interacciones y su caracterización en el transcurso del juego.
Con este objeto nos proponemos valorar la idoneidad de tres dimensiones –ini-
ciativa, participación potenciada e interconexión– para analizar la interacción
adulto-niño en situaciones de juego familiar.
Nuestra aproximación al estudio sobre la interacción parte de una compren-
sión sociocultural del desarrollo y la educación (Vygotski, 1979; Wertsch, 1979;
1985) y el trabajo de diversos autores sobre la acción humana y la interacción en
contextos situados (Bronckart, 1997; Burke, 1969; Leontiev, 1981; Wertsch,
1993; Wertsch, del Río y Álvarez, 1997). Nos interesa una acción contextualiza-
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da, intencional, significativa, portadora de significados para el otro y, por tanto,
con sentido comunicacional, una acción que se conforma y define en el curso de
la interacción social. A nivel metodológico tomamos en cuenta las reflexiones de
algunos autores sobre los requisitos básicos que deben cumplir las “unidades
interactivas” (Hoogsteder, 1994; Mendez y Lacasa, 1995; Rogoff, 1990):
• Considerar las metas de quienes participan en la situación, metas que tienen
sentido en el contexto específico en el que discurre la actividad conjunta.
• Contener información no sólo sobre la co-ocurrencia, sino también sobre la
dinámica de las relaciones, es decir, han de informar sobre el proceso y no sólo
sobre el producto.
• Ofrecer información sobre la actividad compartida; no es suficiente centrar-
nos en actividades individuales, sino en la díada o grupo como tal.
• Permitir un análisis secuencial, ya que la actividad del sujeto adquiere sen-
tido en un proceso que se define también por sus dimensiones temporales.
En nuestro análisis hemos adoptado el concepto de “interactividad” propuesto
por Coll y sus colaboradores de la Universidad de Barcelona (Coll, Colomina,
Onrubia y Rochera, 1992) y que este autor caracteriza como las formas de organi-
zación de la actividad conjunta, es decir, “la articulación de las actuaciones del niño
y del adulto en torno a una tarea o contenido determinado”. Este concepto de
interactividad subraya la importancia de analizar las actuaciones del niño en
estrecha vinculación con las del adulto y viceversa. Incluye no sólo los intercam-
bios comunicativos directos, sino también otras actuaciones de naturaleza indi-
vidual que discurren y cobran sentido en el marco de la actividad conjunta. El
paso del análisis de la interacción al análisis de la interactividad supone el paso
de una mirada centrada en los componentes discretos (adulto o niño) a otra cen-
trada en los procesos interpsicológicos que subyacen a la actividad conjunta
adulto-niño (Colomina, Onrubia y Rochera, 2001), y también la sustitución de
un modelo jerárquico y lineal de relación entre la conducta del niño y la del
adulto, por otro basado en la asunción de las interrelaciones adulto-niño, en
torno a actividades concretas, como unidad mínima significativa para compren-
der los procesos interactivos. Desde ese marco nos proponemos abordar el estu-
dio de algunas dimensiones potencialmente relevantes para describir y explicar
las actuaciones de los participantes en el juego, sus contribuciones al mismo, a
partir de las cuales emerge la interactividad como construcción conjunta en un
escenario o contexto determinado.

Método
Nuestro diseño utiliza metodología observacional y parte del análisis de un
caso en profundidad. Se registraron durante seis sesiones de juego la actividad de
una díada padre-hija en torno a una situación de juego simbólico: el juego de los
médicos. En el momento de los registros la niña tenía seis años y cursaba tercero
de preescolar.
Los participantes aceptaron colaborar en un estudio que estábamos realizando
en la universidad sobre el juego de los niños. En una entrevista inicial les infor-
mamos sobre el procedimiento que seguiríamos para la observación, anticipán-
doles que las sesiones serían grabadas en video por un observador y que se reali-
zarían durante seis semanas consecutivas. Acordamos un tiempo aproximado
para cada sesión de entre 20 y 30 minutos, siendo estos límites flexibles en fun-
ción de su propia decisión. Se les pidió grabar las sesiones en un escenario fami-
liar. El padre propuso la sala de psicomotricidad en la que trabajaba, ya que era
un lugar habitual de juego para ellos cuando la niña le iba a buscar por las tardes
al terminar su trabajo. La única consigna que recibieron al inicio de las sesiones
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fue: jugar a los médicos, pasarlo bien y disfrutar. Para facilitar el juego y la confi-
guración del escenario se les entregó, al inicio de la primera sesión, material con
diverso nivel de significación, consistente en un carrito con diversos utensilios de
juego médico (toalla, tijeras, gasa, esparadrapo, tiritas, algodón, alcohol, mercro-
mina, cajita de aspirinas, jeringuilla para inyecciones, termómetro y fonendosco-
pio). Al finalizar cada sesión de juego este material era recogido y no podía vol-
ver a utilizarse hasta la próxima sesión. Además disponían en la sala de un mate-
rial inicialmente no previsto en el diseño –colchonetas y cojines de
gomaespuma– que utilizaron para organizar y diseñar los escenarios de juego en
el transcurso de las sesiones. La duración media de las sesiones fue de 28 minu-
tos.
Para el proceso de análisis y categorización de los datos se partió del Modelo
para el Análisis de la Interactividad propuesto por Coll et al. (1992) y que adap-
tamos en tres niveles:
Nivel 1. Caracterización general de la interacción. Se trata de una situación de
juego sociodramático que se desarrolla a lo largo de seis sesiones, en un escenario
natural y cotidiano en la vida de los participantes. En este nivel se proponen dos
unidades para la observación y análisis de la interacción: La Secuencia de Actividad
Conjunta (SAC), configurada por el conjunto de las sesiones de juego y las
Sesiones. Ambas constituyen unidades inducidas por el diseño de la investigación.
Nivel 2. Formas de organización de la actividad conjunta, que constituyen las
grandes secuencias de juego. La unidad básica de observación y análisis de la
interacción de este nivel son los Segmentos de Interactividad (SI). Es la primera uni-
dad de análisis no inducida por el diseño y obtenida a posteriori de la observa-
ción.
Nivel 3. Formas de actuación o contribuciones de cada participante al curso de
la interacción. La unidad básica de observación y análisis en este nivel es la
Actuación.
Entendemos por Actuación un comportamiento, exhibido por uno de los par-
ticipantes en el juego, que: a) se vincula a algún contenido del juego y como tal
es portador de mensajes específicos en relación a dicho contenido; b) implica
algún grado de participación en el juego y de contribución específica al mismo;
c) responde a una meta o proyecto del participante según su definición de la
situación, y d) implica un nivel determinado de interconexión con las conductas
exhibidas por su compañero de juego. El análisis de las actuaciones ha sido ubi-
cado en el marco de los Segmentos de Interactividad (SI) o secuencias de juego
en que aparecen, y éstos a su vez en el marco de las Sesiones y de la Secuencia de
Actividad Conjunta (SAC). En este sentido, el significado de una acción vendrá
condicionado por el contexto, momento y secuencia en que dicha actuación se
inscribe.
Para identificar cada categoría de actuación hemos recurrido a dos criterios: la
estructura social y la estructura del contenido. En este sentido el núcleo catego-
rial o rasgos esenciales y básicos que justifican la necesidad de una actuación
como independiente y diferenciada del resto, han sido dos: a) la dimensión impli-
cada en una actuación, que nos informa sobre el tipo de participación y b) el con-
tenido sobre el que versa dicha actuación, que vendrá dado en cada segmento de
interactividad por las actuaciones típicas correspondientes.
Para caracterizar el proceso de participación y contribución de los sujetos a la
construcción de la interacción, hemos incorporado a nuestro análisis las tres
dimensiones propuestas por Colomina (1996) en su estudio, y que se han mos-
trado potentes para dar cuenta del curso de la interactividad en situaciones de
juego en el contexto familiar: Iniciativa, Participación Potenciada e Interconexión.
Entendemos por participación en la actividad el “grado de implicación en la tarea
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que uno de los participantes pone de manifiesto con sus actuaciones”, tomando
parte así en la construcción de la actividad conjunta. Podríamos encontrar algún
tipo de continuidad en cuanto al grado de descentración de las actuaciones,
entendiendo como tal la medida en que la actuación exhibida por un participan-
te toma en consideración la perspectiva del otro. Ofrecemos un análisis más deta-
llado de las dimensiones, a partir de las consideraciones expuestas en el estudio
de Colomina (1996).
Consideramos que un participante mostrará Iniciativa cuando, de manera
espontánea (no inducido por el compañero de juego) formula o sugiere una propues-
ta, o bien aporta algún elemento que después puede ser integrado en el curso de la actividad
conjunta. Para ser considerada como tal, será un requisito que dicha actuación no
haya sido inducida por el otro participante. Este tipo de actuación puede ser de
carácter verbal o no verbal. Presentamos dos ejemplos que nos informan sobre la
iniciativa en un SI de JM y en un SI de JA, respectivamente.
N: Ahora me estabas pillando, y yo me escondí, y tú no me viste
(4ª sesión)

N: (Coge el aparato de la tensión y lo coloca en el brazo de P)


(5ª sesión)

El análisis de esta dimensión, en el seno de cada segmento de interactividad y


a lo largo de la SAC, nos informará sobre el grado de implicación y control que
cada participante asume en el curso de la interacción, con respecto a qué tipo de
contenidos se asume dicho control y cómo evoluciona este control a medida que
avanza la interacción.
Esperamos que, inicialmente, sea el padre quien aporte mayor grado de ini-
ciativa y que la niña vaya incorporando progresivamente un mayor grado de
implicación y responsabilidad en el juego a medida que avanzan las sesiones.
Suponemos, además, que esta asunción de responsabilidad variará según el con-
tenido del juego. Así, el padre tomará más iniciativas en los segmentos del juego
de médicos, porque posee mayor conocimiento sobre esta parcela del mundo
social, y la niña tomará más iniciativas en los segmentos de juegos alternativos
que surgen por iniciativa suya.
Entendemos por Interconexión el grado o nivel de vinculación con que se conectan las
actuaciones de los participantes, la manera en que la actividad conjunta se gestiona
con continuidad y los participantes tienen en cuenta y toman en consideración
las aportaciones realizadas por el otro. Veamos dos ejemplos que tienen lugar en
un SI de GR. Al comienzo de la sesión la niña propone que ella será un ciclista
que sufre un accidente y su padre hará de médico. Las actuaciones que mostra-
mos del padre han sido incluidas en categorías que implican interconexión.
N: Este era el río
P: ¿Era una bici que pasaba por los ríos?
N: Ahora me caí
P: Entonces era como una especie de bici de montaña. Al pasar el río, te caíste
(6ª sesión)

Esta dimensión muestra en qué medida un participante está atento, considera


y tiene en cuenta las actuaciones del otro para ejecutar su propia actuación. Nos
informa sobre la articulación de las actuaciones verbales y no verbales, sobre la
capacidad de los participantes para gestionar y construir un discurso realmente
conjunto. Como señala Colomina (1996), la interconexión se refiere al grado en
que la actividad conjunta de los participantes es realmente conjunta, y podría-
mos establecer un continuo respecto de este grado de interconexión: desde actua-
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ciones totalmente individuales realizadas al margen del otro hasta actuaciones


totalmente condicionadas por las actuaciones del otro.
Suponemos que será el padre quien, de manera preferente, utilice esta moda-
lidad de participación para garantizar la continuidad de la interacción. También
esperamos que la niña exhiba, aunque en menor medida, esta modalidad, y que
este dato nos aportará información sobre sus competencias de descentración.
La tercera dimensión considerada, la Participación Potenciada, constituye una
modalidad matizada de interconexión entre los participantes y, por tanto, nos
informa sobre el grado de interrelación de las actuaciones exhibidas por los participantes.
Esta dimensión puede ser analizada desde dos perspectivas de actuación y juntas
configuran lo que podemos denominar un patrón de actuación requerimiento-
respuesta:
• En la primera perspectiva –participación potenciada en forma de requeri-
miento– uno de los participantes solicita la intervención del otro y formula una
petición o demanda.
• En la segunda perspectiva –participación potenciada en forma de respuesta–
el participante requerido responde con alguna actuación a la demanda de su
compañero de juego.
Consideramos el requerimiento como una actuación espontánea y la respuesta
como una actuación no espontánea, ya que es inducida por el compañero de
juego. En los siguientes ejemplos encontramos dos actuaciones, correspondien-
tes al SI de JM, articuladas según este patrón:
P: ¿Usted cree que tendrá fiebre o no?
N: Creo que no
(1ª sesión)

P: ¿Tú que pondrías en la cabeza? ¡Ah, una venda! ¿una venda o qué?, ¿qué
pondríamos en la cabeza?
N: Ahora se me ocurre ... Un poquito de crema
(Coge el bote de la crema)
(6ª sesión)

Esperamos que el padre sea quien exhiba con más frecuencia este tipo de
actuaciones en la modalidad de requerimiento y la niña en la modalidad de res-
puesta. Suponemos que responderá también a motivos diferentes para cada juga-
dor: que el padre realizará con frecuencia demandas a la niña para que aporte ele-
mentos a la construcción del juego y que la niña solicite la colaboración explícita
del padre en momentos en los que precisa su ayuda como partenaire más experto
para que el juego continúe.
El control de calidad de los datos obtenido mediante el coeficiente a de Krip-
pendorf y efectuado sobre un tercio del tiempo total de cada sesión y de 667
actuaciones arrojó, tanto para los registros del padre como de la hija, índices de
concordancia superiores al 80% (García, 2003).

Resultados
Para la exposición de los resultados nos centraremos en el segundo y tercer
nivel de observación y análisis de la interacción, relativos a las formas de organi-
zación de la actividad conjunta de los participantes y sus contribuciones específi-
cas a la interacción.
En el conjunto de las sesiones se identificaron tres tipos de secuencias de
juego o segmentos de interactividad:
• Segmento de Interactividad de Gestión de la Representación (SI de GR):
escenas sobre la planificación y organización del juego. Incluyen cuatro tipos de
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actuaciones típicas: identificación y exploración del material, organización y dis-
posición espacial, elaboración del guión –temas y personajes–, y regulación de la
gestión.
• Segmento de Interactividad de Juego Médico (SI de JM): escenas centradas
en el juego de los médicos. Incluyen cinco tipos de actuaciones típicas: recogida
de información, exploración, comunicación y valoración de resultados, interven-
ción y tratamiento, y regulación de la representación.
• Segmento de Interactividad de Juegos Alternativos (SI de JA): escenas en
que los participantes negocian e interpretan juegos diferentes, alternativos, a la
propuesta inicial de juego médico. En estas secuencias la actividad conjunta se
centra en la negociación que padre e hija realizan para aproximar sus respectivos
proyectos sobre el juego. Los contenidos de juego serán novedosos y no previsi-
bles (juego de perseguir, juego de perritos, juego de princesas), pero finalmente
guardarán algun tipo de relación con el mundo de los médicos (el perrito que va
al pediatra). Incluyen dos tipos de actuaciones típicas: negociación y representa-
ción de juegos alternativos, y valoración y regulación del juego.
Los resultados relativos al tercer nivel de observación y análisis de la interac-
ción se centra en las Actuaciones como unidad de análisis. Para la exposición de
estos resultados analizaremos la participación de los jugadores en el seno de cada
segmento de interactividad.

Análisis de la participación en el Segmento de Interactividad de Gestión de la


Representación (SI de GR) a partir de las dimensiones implicadas

TABLA I
Frecuencias de Actuación de cada participante según la dimensión implicada en el SI de GR

Sesión 1ª 2ª 3ª 4ª 5ª 6ª Total

Dimensión P P P P P P P
H H H H H H H

1 1 8 7 8 4 29
Iniciativa 10,1%
8 7 10 20 33 10 88
31,6%

5 8 11 14 42 17 97
Part. Pot. 33,8%
(¿) 3 3 10 11 26 2 55
19,8%
6 3 9 9 26 3 56
Part. Pot 19,5%
(-) 8 9 10 12 36 16 91
32,7%

13 9 13 25 34 11 105
Inter 36,6%
conexión 2 2 9 9 18 4 44
15,8%

25 21 41 55 110 35 287
Total 100%
actuaciones 21 21 39 52 113 32 278
100%
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La tabla I recoge las frecuencias de actuación de cada participante en el SI de


GR, según la dimensión implicada, a lo largo de las seis sesiones de juego. De la
lectura de estos datos anotamos las siguientes observaciones:
1. Ambos participantes exhiben actuaciones que implican las tres dimen-
siones estudiadas: iniciativa, participación potenciada en su doble modali-
dad, e interconexión. Este dato se mantiene constante para cada sesión y par-
ticipante.
2. En el conjunto de las sesiones se produce una clara diferencia de
estilo de participación entre ambos protagonistas en función de la dimen-
sión implicada: a) la hija tiende a exhibir actuaciones que implican ini-
ciativa (un 31,6% del total de sus actuaciones) y participación potenciada
en forma de respuesta (un 32,7%); b) el padre tiende a exhibir actuacio-
nes que implican interconexión (un 36,6% del total de sus actuaciones) y
participación potenciada en forma de requerimiento (un 33,8%). El cál-
culo estadístico de la Razón Crítica ha evidenciado para las cuatro dimen-
siones estudiadas diferencias significativas entre ambos participantes.
Padre e hija muestran una manera diferente de articular sus actuaciones
respecto al otro. Así el padre tiende a actuar implicando e invitando a la
niña a participar o bien vinculando sus actuaciones a las emitidas previa-
mente por la niña. En cambio, la niña tiende a mostrar de manera espon-
tánea sus propias iniciativas y a responder a las demandas realizadas por el
adulto. Estos datos nos inducen a pensar que el padre propicia una situa-
ción en la que la niña sea la principal responsable de la gestión de la
representación, abre a su hija un espacio potencial amplio para tomar
decisiones sobre la organización de la representación, ofreciéndole ayudas
que permitan andamiar una trama simbólica cada vez más elaborada y
matizada. La niña por su lado tiende a mostrar una gran iniciativa en la
gestión de la representación y responde a las demandas que el padre le
realiza en este sentido.
Es la representación inicial de la hija la que va tomando forma con la ayuda
del padre. Bien por propia iniciativa, o bien por los espacios que el padre le abre
para crear el juego, la niña se encuentra con numerosas oportunidades de aportar
significados en la gestión de la representación. Cuenta con recursos personales
(iniciativa) y también con espacios potenciales facilitados por el padre (participa-
ción potenciada en forma de respuesta) para contribuir de manera significativa a
la organización de la representación.
Los resultados apuntan que ambos participantes han contribuido en
grado simétrico a la organización del juego mostrando una responsabili-
dad compartida sobre dicha organización, pero las actuaciones de cada
jugador se han articulado a partir de estilos diferenciados de participación
que presentan un carácter complementario. La participación de la hija se
caracteriza más por un ejercicio espontáneo de control sobre la actividad y
por un ajuste a las demandas y requerimientos del padre para intervenir
de manera activa en el control y gestión de la planificación. Las actuacio-
nes del padre se centran más en inducir a la niña para que asuma el con-
trol de la actividad y tome protagonismo en la gestión de la representa-
ción y, por otro lado, en articular sus propias actuaciones de manera inter-
conectada con las de la niña. La influencia educativa ejercida por el padre
es, en cierta medida, consciente y deliberada en el curso de estas secuen-
cias y está presidida por un deseo de acompañamiento y ampliación de la
actividad de la niña para que esta dicha actividad devenga más rica y ela-
borada.
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Dimensionesa para el análisis de la interacción / M. D. García y E. Pastor 185


Análisis de la participación en el Segmento de Interactividad de Juego Médico (SI de
JM) a partir de las dimensiones implicadas
TABLA II
Frecuencias Actuación de cada participante según la dimensión implicada en el SI de JM

Sesión 1ª 2ª 3ª 4ª 5ª 6ª Total

Dimensión P P P P P P P
H H H H H H H

31 32 9 16 34 59 181
Iniciativa 31,7%
14 36 4 10 27 41 132
25,9%
40 58 8 24 34 86 250
Part. Pot. 43,8%
(¿) 5 16 5 2 9 34 71
13,9%

5 17 0 1 8 30 61
Part. Pot. 10,7%
(-) 41 53 3 21 31 86 235
46,1%

13 25 0 4 11 26 79
Inter 13,9%
conexión 11 12 7 6 13 23 72
14,1%

Total 89 132 17 45 87 201 571


actuaciones 71 117 19 39 80 184 510

La tabla II recoge las frecuencias de actuación de cada participante en el SI de


JM, según la dimensión implicada, a lo largo de las seis sesiones de juego. De la
lectura de estos datos anotamos las siguientes observaciones:
1. Ambos participantes exhiben actuaciones que implican las tres dimensiones bási-
cas consideradas en nuestro estudio: iniciativa, participación potenciada e inter-
conexión (en su doble modalidad) para cada sesión.
2. En cuanto al tipo de participación podemos hablar de aspectos comparti-
dos y diferenciados. El padre tiende a exhibir actuaciones que implican inicia-
tiva (un 31,7% del total de sus actuaciones) y participación potenciada en
forma de requerimiento o demanda (un 43,8%). La hija por su lado tiende a
exhibir actuaciones que implican iniciativa (un 25,9% del total de sus
actuaciones) y participación potenciada en forma de respuesta (un 46,1%).
Ambos participantes harán un uso menor de las dos modalidades restantes.
El cálculo estadístico de la Razón Crítica evidencia diferencias significativas
entre los participante en dos de las dimensiones consideradas: iniciativa (p<
0,05) y participación potenciada en su doble modalidad (p<0,01 en ambos
casos). No han aparecido diferencias significativas en cuanto a la intercone-
xión.
La actuación más característica del padre ha sido invitar a la niña o pro-
mover su participación a través de demandas explícitas para que aporte sig-
nificados a la construcción conjunta del juego, y la más frecuente de la hija
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ha sido la versión complementaria: responder a las demandas explícitas del


padre e introducir acciones y significados en la construcción conjunta del
juego. En este sentido han sido descritos numerosos y estables patrones arti-
culados de actuación entre ambos participantes. Por otro lado ambos juga-
dores han mostrado un elevado grado de aportaciones espontáneas en las que
asumen el control y la gestión sobre el juego a través de su iniciativa. Las actua-
ciones interconectadas han estado presentes en grado similar para el padre (un
13,9% del total de sus actuaciones) y para la hija (un 14,1% del total de sus
actuaciones). En relación al proceso de gestión y construcción de la interactivi-
dad estos datos nos muestran que:
• En este SI el padre tiende a mostrar un elevado control sobre la gestión del
juego a través de sus aportaciones espontáneas al mismo, en grado muy superior
al mostrado en el SI de GR (31,7% frente a un 10% en el segmento anterior).
• La modalidad de participación que utiliza el padre para ceder el control a la
niña en estas secuencias es a través de demandas y requerimientos.
• La mayoría de las actuaciones exhibidas por H son respuestas a las deman-
das del adulto para elaborar algún tipo de información, ya sea en calidad de
paciente o de médico, y a propósito de diversos contenidos de juego: la entrevista
inicial, el tratamiento, etc. Podemos decir que ha existido un alto grado de vin-
culación entre las demandas del padre y las respuestas de la niña, lo cual pone de
manifiesto la competencia de la niña para ajustarse a las demandas del padre y
colaborar, desde este ajuste, a la gestión conjunta del juego.
• La segunda modalidad de participación manifestada por la niña con mayor
frecuencia incluye actuaciones que implican la iniciativa como dimensión. Un
total de 132 actuaciones han servido a H para tomar la iniciativa en diferentes
situaciones, tanto desde el rol de enfermo como de médico.
• Pensamos que el conjunto de actuaciones exhibidas por H en este segmento
de interactividad muestra un perfil propio y diferente al exhibido en otros seg-
mentos. Observamos una mayor tendencia a ajustarse a las demandas de P, sin
perder su capacidad y deseo por mostrar sus propias competencias. Seguramente,
es consciente de que su padre posee un mayor conocimiento y grado de saber
sobre el mundo de los médicos y opta por cederle con mayor frecuencia el control
y la gestión del juego. Esto no le supone renunciar a su particular manera de con-
cebir el juego médico y poder desplegarlo según dicha concepción ya que el
padre le permite un amplio margen para que realice numerosas aportaciones per-
sonales y significados a la construcción del juego.
• Pensamos que las actuaciones predominantes exhibidas por P tienen por
objeto conseguir un equilibrio entre ceder el protagonismo a H para que partici-
pe y aporte sus propios significados a la construcción conjunta del juego, y guiar
esta construcción mediante un proceso de modelado hacia secuencias progresiva-
mente más cercanas al mundo social que actúa como referente.
• Consideramos que el éxito de haber conseguido secuencias progresivamente
más prolongadas y ricas sobre este tema de juego reside, en buena parte, en la fle-
xibilidad y gran espacio potencial que el padre ha cedido a su hija para ir explici-
tando y elaborando su propio discurso y significados en torno a las secuencias de
este juego. Hemos apreciado un cierto deleite del padre en las construcciones
originales y fantasiosas que su hija hacía sobre el mundo de los médicos, de suer-
te que las consideraba interesantes y potentes como base de la que partir para
continuar construyendo sus propias teorías sobre temas diversos. No hemos
observado en el padre precipitación para conducir a la niña hacia los caminos
“lógicos” de estas secuencias. Más bien, cada uno explicitaba sus propias teorías y
se mostraba atento y respetuoso con las de su compañero. El padre ha aprovecha-
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do aportaciones espontáneas de la niña para realizar alguna actuación interconec-
tada con el marco social.

Análisis de la participación en el Segmento de Interactividad de Juegos Alternativos (SI


de JA) a partir de las dimensiones implicadas
TABLA III
Frecuencias de Actuación de cada participante según la dimensión implicada en el SI de JA

Sesión 1ª 2ª 3ª 4ª 5ª 6ª Total

Dimensión P P P P P P P
H H H H H H H

0 0 22 7 6 0 35
Iniciativa 29,2%
0 0 31 5 9 0 45
36,3%
0 0 14 7 13 0 34
Part. Pot. 28,3%
(¿) 0 0 10 8 17 0 35
28,2%

0 0 7 11 13 0 31
Part. Pot 25,8%
(-) 0 0 14 9 10 0 33
26,6%

0 0 13 2 5 0 20
Inter 16,7
Conexión 0 0 2 5 4 0 11
8,9%

0 0 56 27 37 0 120
Total 100%
actuaciones 0 0 57 27 40 0 124
100%

La tabla III recoge las frecuencias de actuación de cada participante en el SI de


JA, según la dimensión implicada y a lo largo de las seis sesiones de juego. A
partir de estos datos anotamos las siguientes observaciones:
1. Tanto el padre como la hija exhiben actuaciones que implican las tres
dimensiones estudiadas, iniciativa, interconexión y participación potenciada, en
las tres sesiones de juego en que aparecen segmentos de juegos alternativos (ter-
cera, cuarta y quinta).
2. Podemos afirmar que en este segmento se produce la mayor coincidencia
en cuanto al estilo de participación en el siguiente sentido:
• La modalidad de participación exhibida por ambos participantes con mayor
frecuencia se refiere a actuaciones que implican iniciativa: un total del 29,2 %
del total de actuaciones del padre y un 36,3 % del total de actuaciones de la hija.
• La segunda modalidad en cuanto a frecuencia s se refiere a actuaciones que
implican participación potenciada en forma de requerimiento: un total del 28 %
de actuaciones tanto en el caso del padre como de la hija.
• La tercera modalidad implica actuaciones basadas en la participación poten-
ciada en forma de respuesta a una demanda o requerimiento: un total del 25,8 %
para el padre y del 26,6 % para la hija.
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• La modalidad menos frecuente en el repertorio de ambos participantes


implica la interconexión: un 16,7% del total de actuaciones del padre y un 8,9%
del total de actuaciones de la hija.
• Para ninguna de las dimensiones consideradas se ha encontrado diferencia
estadísticamente significativa, a partir del cálculo RC, entre ambos participantes
en cuanto a su grado de contribución a dicha dimensión.
Podemos concluir que en el segmento de interactividad de juegos alternativos
el padre y la hija tienden a mostrar los estilos de participación más simétricos en
cuanto a la manera de articular sus actuaciones respecto al compañero de juego.
Conviene matizar que se mantiene cierta distancia entre los participantes en
cuanto al uso de la iniciativa y la interconexión, siendo la primera más habitual
en el caso de la niña y la segunda en el caso del padre. Parece que cuando los par-
ticipantes presentan mayor divergencia en sus representaciones iniciales sobre las
metas y contenidos del juego (caso del segmento que nos ocupa) tienden a equi-
pararse en cuanto a la forma de articular sus actuaciones respecto al compañero.
3. Pasamos a describir el estilo y las características de la participación del padre
en este tipo de secuencias. Cabe señalar que la aparición de propuestas por parte
de la hija de juegos alternativos a la propuesta inicial de jugar a los médicos no
responde a su proyecto inicial de juego, por lo que deberá realizar un esfuerzo de
aproximación y negociación con el fin de acordar temas y contenidos de juego
que, finalmente, sean compartidos por ambos. La mayor parte de las actuaciones
del padre son de dos tipos: aportación de iniciativas y promoción de la participa-
ción de la niña para que realice aportaciones a la gestión del juego. Las iniciativas
aportadas por el padre persiguen, en un primer momento, reconducir el juego
hacia secuencias médicas, pero estas iniciativas encuentran rechazo por parte de la
niña ante lo cual optará por posponer sus proyectos iniciales en favor de los planes
de su hija y colaborar activamente con las propuestas de H en torno a juegos nove-
dosos. En este sentido mostrará un alto grado de colaboración con las demandas
que la niña le dirige y promoverá que la niña construya un juego cada vez más ela-
borado y coherente en torno a estos contenidos. Una estrategia o recurso específico
de su actuación, que utiliza en determinadas ocasiones para incidir en la regula-
ción del juego, es inducir a la niña a reflexionar sobre el curso de su participación
mediante señalamientos y alusiones al marco social de referencia, con el objeto de
promover la reflexión sobre la coherencia de sus personajes.
4. Por su parte la niña aporta su propio estilo y contribución a la gestión y
construcción de la interactividad. A partir de la tercera sesión la niña desea diri-
gir el juego compartido hacia otros contenidos alejándose así del juego médico.
Para materializar sus proyectos utilizará diferentes formas de actuación que irán
transformándose a medida que avanzan las sesiones. Inicialmente, en el curso de
la sesión tercera, la niña formula espontáneamente propuestas de juego alternati-
vo, tomando así el control sobre la gestión del juego con el objeto de dirigir la
actividad hacia los temas que ella selecciona (jugar a esconderse, a pillar, a perri-
tos, a princesas, etcétera). De manera simultánea se niega a colaborar con el
padre en propuestas de juego médico. En sesiones posteriores la niña continua
ejerciendo este control sobre la gestión del juego, pero solicitando la colabora-
ción del padre. La iniciativa se ha ido transformando en demandas de colabora-
ción hacia su compañero de juego. Por otro lado, la niña se muestra dispuesta, de
manera casi sistemática, a colaborar con las peticiones y demandas que el padre
le hace para clarificar sus propuestas de juego. Este tipo de actuación aparece,
sobre todo, en la sesión quinta y lo interpretamos como un indicador de que la
niña ha progresado en su capacidad de negociación con el padre y de tolerancia
para aceptar sus intervenciones, en definitiva, supone una actitud de descentra-
ción y reciprocidad. En este sentido, aparece la participación potenciada en
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forma de respuesta con una presencia para la niña del 26.6% del total de sus
actuaciones en este segmento de interactividad.

Conclusiones
El estudio realizado permite describir y explicar la interacción como un ver-
dadero proceso de construcción conjunta que toma forma a partir de la iniciativa
de los participantes y su capacidad para considerar las aportaciones del otro en el
transcurso de la relación. La acción personal deviene así interacción a partir de la
consideración y significación del otro y sus aportaciones a la propia acción.
Pensamos que las dimensiones seleccionadas para el análisis de la interactivi-
dad –iniciativa, participación potenciada en su doble modalidad, e intercone-
xión– se han mostrado potentes y relevantes para describir y explicar como opera
el proceso de construcción de la interacción en esta situación particular de juego
familiar, a partir de las aportaciones realizadas por los participantes y el tipo de
articulación de sus respectivas actuaciones. En este sentido, nuestros datos con-
firman los resultados aportados por Colomina (1996) en su investigación y abren
nuevas perspectivas para el análisis de la interacción padres-hijos.
La evolución de la actividad conjunta y la estructura de participación que se
ha ido configurando ha sido propia y específica para cada segmento de interacti-
vidad. En este sentido, cabe señalar que las estrategias y recursos exhibidos por
cada jugador para la construcción de la interactividad emergen y toman forma en
función del momento y contenido que transita la interacción. La actividad con-
junta se irá transformando en el seno de cada segmento a partir de las aportacio-
nes de cada participante y de la emergencia de espacios progresivamente más
compartidos en cuanto a metas, significados y experiencia de participación.
El marco teórico y metodológico propuesto por el Modelo de Análisis de la
Interactividad encuentra aquí un nuevo soporte que avala una línea de investiga-
ción particularmente interesante en el descubrimiento de variables relevantes de la
educación familiar, coherente con una concepción de la influencia educativa que
entiende las relaciones desde una perspectiva de construcción conjunta entre sus
protagonistas, contextualizadas en un escenario espacial y temporal en el cual
adquieren significación, que considera las aportaciones del niño y del adulto en una
situación de influencia recíproca en la que los sujetos se constituyen mutuamente a
través de la relación. En este sentido, los niveles y unidades de observación y análi-
sis de la interacción aquí propuestos nos han permitido informar sobre la dinámica
de las relaciones como procesos que se construyen, ofrecer información sobre la
actividad compartida y ubicar dicha actividad en una dimensión temporal, de
acuerdo con las consideraciones metodológicas inicales de nuestro estudio.
El juego sociodramático deviene como una actividad conjunta particular-
mente potente en la dinámica interactiva padres-hijos, un escenario idoneo para
el ejercicio no sólo de la iniciativa y la creatividad, sino tambien de la gestión
compartida, la negociación, y la descentración. La influencia educativa, eficáz-
mente ejercida por la figura paterna en estas situaciones, nos confirma las actitu-
des parentales responsables de los beneficios del juego compartido en cuanto a
capacidad y competencia para la interacción: implicación en el juego, ajuste,
horizontalidad y simetría en la relación, no directividad, estilo ampliador y valo-
ración de la imaginación. Hemos encontrado un padre que se implica emocio-
nalmente en el juego, que se ajusta a las demandas de su hija permitiendole
tomar decisiones y asumir la gestión del juego, aunque implique cambiar el
curso de sus previsiones, que valora las aportaciones novedosas y originales, y
promueve, desde un “estilo ampliador”, la profundización en los temas y conte-
nidos del juego.
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190 Infancia y Aprendizaje, 2006, 29 (2), pp. 177-190

Habrá por tanto variables “optimizadoras” del desarrollo, en términos de influencia educati-
va, según el contexto que media la interacción. Nos preguntamos por el curso de estas variables
en nuevas situaciones de juego, con nuevas figuras parentales, y tambien nos preguntamos en
qué contextos de interacción familiar pueden hoy los niños establecer interacciones de estas
características, habida cuenta de que el tiempo de juego compartido quizás sea una realidad
virtual e inducida por la investigación más que una práctica habitual compartida en los hogares
de los niños.

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