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SUN TZU, puro.


Se entrevistan

Ho Lu, rey de Wu ¡Un Soberano Esclarecido! y

Sun Tzu ¡Un General Competente!

Sun Tzu procedía del Estado de CH´I. Gracias a su libro El Arte de


la Guerra, logró una audiencia de Ho Lu, rey de Wu.

Habló Ho Lu:
“Señor, he leído íntegramente la obra que ha escrito sobre el
arte militar, me satisface, pero los preceptos que da me parecen
de ejecución difícil, hay algunos que creo son absolutamente
impracticables ¿Sería usted capaz de realizarlos? Pues hay una
gran distancia de la teoría a la práctica. Es fácil imaginar
excelentes medios cuando uno está tranquilo en su gabinete y
sólo hace la guerra mentalmente; no es lo mismo cuando se
encuentra en una situación real. Ocurre entonces que a menudo
resulta imposible lo que antes parecía fácil”.

Sun Tzu dijo:


“Señor, nada he dicho en mis escritos que no haya puesto ya en
práctica en los ejércitos y hay más, que aún no he dicho. Sin
embargo, me atrevo a asegurar a Vuestra Majestad, que estoy
en condiciones de hacerlo realizar por quien quiera que sea, y de
formar a cualquiera en las artes militares, siempre y cuando
tenga autoridad y libertad de acción para hacerlo a mi manera”.

Preguntó Ho Lu:
“¿Puede llevar a cabo esta experiencia con mujeres?”. Sun Tzu dijo:
“Sí, puedo”.

El rey estuvo de acuerdo e hizo que de palacio enviaran ciento


ochenta hermosas mujeres.

Sun Tzu las organizó en dos compañías y puso al frente de cada una
de ellas a las concubinas favoritas del rey. Enseñó a todas como se
llevaba una alabarda.

Luego dijo:
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“¿Saben dónde tienen el corazón, dónde la mano derecha,
la mano izquierda y la espalda?”.

Las mujeres respondieron:


“Lo sabemos”.

Sun Tzu dijo:


“Cuando ordene “De frente”, se pondrán de frente, con el corazón
hacia mí; cuando diga “Izquierda”, girarán en la dirección de la
mano izquierda; cuando diga “Derecha”, hacia la mano diestra;
cuando diga “Atrás”, me darán la espalda”.

Las mujeres respondieron:


“Hemos comprendido”.

Luego de dar las instrucciones anteriores, Sun Tzu llamó al verdugo,


que, colocándose cerca de él, preparó sus armas. Sun Tzu repitió
entonces tres veces las órdenes y las explicó cinco más, tras lo cual
dio con el tambor la señal:
“De girar a la derecha”.

Las mujeres prorrumpieron en risas.

Sun Tzu dijo:


“Si las instrucciones no están claras, si las órdenes no han sido
explicadas completa y correctamente, es el Comandante quien
tiene la culpa”.

Repitió a continuación las órdenes tres veces y las explicó cinco más,
luego mandó a batir el tambor, ordenando girar a la izquierda.
Las mujeres se carcajearon, nuevamente.

Sun Tzu dijo:


“Si las instrucciones no están claras, si las órdenes no han sido
explicadas, tiene la culpa quien manda. Pero, cuando las
órdenes e instrucciones son explicadas con claridad y no se
ejecutan de acuerdo a la ley militar, los oficiales han incurrido
en crimen”.

De inmediato dio la orden para que fueran decapitadas las jefas que
mandaban las compañías.

El rey de Wu, que, desde su terraza asistía al acto, vio que sus dos
adoradas mujeres iban a ser ejecutadas.
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Lleno de espanto envió a su ayudante de campo con el
siguiente mensaje:
“Ahora sé que el general es capaz de manejar las tropas. Sin
esas concubinas mi alimento perdería su sabor. Es mi deseo que
no se les ejecute”.

Sun Tzu respondió:


“Vuestro siervo ha sido investido como Comandante en
Jefe; ahora bien, cuando el Comandante está al frente del
ejército no tiene por qué acatar todas las órdenes del
Soberano”.

“Sobre esto le dio Sun Tzu una mano a las mujeres”, desenvainó el
sable y las degolló. Luego puso al frente de las compañías a las que
ocupaban el grado inmediato inferior, en el amor del Soberano.

Después de esto dio de nuevo la señal con el tambor y las mujeres


giraron a la derecha, izquierda, al frente y a la espalda. Se pusieron
de rodillas y levantaron; caminaron al frente, a la derecha, izquierda
y atrás como lo exigía el ejercicio.

No se atrevieron a hacer el menor ruido o equivocación que pudiere


despertar la justa indignación del jefe y con ello darle, nuevamente,
trabajo al verdugo.

Sun Tzu envió un mensajero al rey para que le transmitiera el


siguiente mensaje:
“Las tropas están adiestradas. El rey puede venir a pasar revista de
inspección. Pueden ser utilizadas según su deseo; no se detendrán
ante el fuego ni ante el agua”.

El rey de Wu, Ho Lu dijo:


“El General puede retirarse a sus habitaciones y descansar. No
deseo pasar revista a las tropas”.

Sun Tzu respondió:


“Las palabras del rey son vacías. No es capaz de ponerlas en
práctica”.

Entonces, el rey Ho Lu se dio cuenta de las capacidades de Sun Tzu


como Jefe de un ejército y, en consecuencia, lo hizo General en Jefe
de sus ejércitos. Sun Tzu desafió al poderoso Estado de Ch´u, en el
oeste, y penetró en el de Ying; en el norte amenazó a Ch´i y a Chin.
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Si el nombre de Wu adquirió fama entre los señores feudales, en
parte, gracias a lo que hizo Sun Tzu.

Más allá de la puerta Wu de Wu Hsieh, a una distancia de diez li,


había una gran tumba, la de Sun Tzu.
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Capítulo I

“LA GUERRA”
Conceptos, planes y suposiciones preliminares.

Sun Tzu dice:

C:I-1
SI SE ME ESCUCHA y se me da empleo, se ganará, entonces
¡Me quedaré! Si no se hace uso de mis consejos, aunque me dé
empleo, seré derrotado, entonces ¡Me iría!
C:I-2
LA GUERRA, es un asunto de importancia vital para la nación. Es
el camino que conduce a la supervivencia o aniquilación del
Estado. El campo de batalla es la provincia de la vida y de la
muerte. A la guerra hay que estudiarla a conciencia, con suma
sabiduría, virtud cardinal y malicia.
Li Ch´uan: “Las armas son instrumentos de mal agüero. La guerra
es un asunto serio. Da miedo pensar que los hombres puedan
emprenderla sin dedicarle la reflexión que ella requiere”.
C:I-3
UN SOBERANO, no puede poner en pie de guerra a un ejército
en un arrebato de ira, ni un general debe luchar poseído por el
resentimiento o el odio. Porque sí es posible que un hombre
irritado recobre su serenidad y el que padece úlceras se alivie,
un Estado que ha sido aniquilado no puede rehacerse y los
muertos no pueden volver a la vida.
C:I-4
NO ACTÚES, si no es en interés del Estado, nunca en el tuyo. Si
no estás en situación de obtener el éxito, no recurras a las
armas. Si no estás en peligro, no luches. La necesidad es lo
único que debe hacerte emprender la guerra. Los combates,
cualquiera que sea su origen o naturaleza, tienen siempre algo
funesto para los mismos vencedores; no hay que librarlos sino
cuando a la guerra es imposible lidiarla de otra manera. Cuando
luches, no olvides reconocer aquéllos, sin los cuales habrías
perdido tus preocupaciones y esfuerzos, que consiste en
reconocer el mérito de todos los que se hayan distinguido, de
recompensarlos en proporción de lo que hayan hecho por la
victoria. Los hombres se guían comúnmente por el interés; si
tus soldados sólo encuentran en el servicio penas y trabajo, no
los podrás emplear dos veces con provecho. Sé justo siempre,
no lo olvides ¡jamás!
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C:I-5
POR ESTO, el Soberano es sensato, prudente y pone el máximo
empeño en gobernar sabiamente. El General Competente es
precavido, hábil y no olvida nada que sea necesario para formar
buenas tropas y emplearlas en salvaguardar al Estado y
preservar al ejército. De esta forma, el Estado estará protegido
y el ejército, salvo.
C:I-6
GANAR BATALLAS, apoderándose de los objetivos prefijados,
pero, sin obtener ventaja alguna de esas acciones, indica que
está actuando contra objetivos sin importancia; se llama perder
el tiempo y prolongar la guerra.
C:I-7
POR ELLO DIGO, el Soberano Esclarecido delibera acerca de los
planes para encarar la guerra, el General Competente los
ejecuta, cada uno en su papel.
C:I-8
A LA GUERRA, considérala en función de sus cinco factores;
luego, debes comparar y apreciar a los adversarios con los siete
elementos; así, podrás llegar a las tres conclusiones. Todo ello,
es fundamental para triunfar en la guerra, ninguno tiene más
importancia, pero, no debes olvidar alguno.
C:I-9
El primer factor es la Influencia Ética; el segundo, el Tiempo; el
tercero, el Terreno; el cuarto, el Don de Mando del Jefe; el
quinto, la Doctrina.
C:I-10
Por Influencia Ética, entiendo aquello que hace que el pueblo
esté de concordia con sus dirigentes, de forma que los seguirá a
la vida y a la muerte, sin temor de poner en peligro su vida y
sus bienes.
C:I-11
Por tiempo, entiendo el juego recíproco de las fuerzas naturales;
los efectos del frío en invierno y del calor en verano, de la lluvia
y del viento; así como la dirección de las operaciones militares
de acuerdo a las estaciones y a las condiciones meteorológicas.
C:I-12
Por terreno entiendo las distancias y las facilidades o las
dificultades que hay para recorrerlas; la naturaleza despejada,
angosta o quebrada que presente; y, las oportunidades de vida
y de muerte que ofrezca.
C:I-13
7
Por Don de Mando, entiendo las cualidades de sabiduría,
justicia y equidad, severidad, humanidad y coraje del General en
Jefe y de sus Jefes subordinados.
C:I-14
Por doctrina entiendo la organización del ejército y la
reglamentación necesaria para lograr la excelencia en la
selección, instrucción y operatividad del ejército; la autoridad y
libertad de acción necesarias para permitir la toma de decisiones
con oportunidad y presteza por los Jefes; la selección y la
promoción de los Jefes y Soldados al grado o jerarquía más
conveniente a sus cualidades y/o defectos; la esmerada atención
en suplir las necesidades esenciales del ejército; y las medidas
para asegurar, adecuadamente, las vías de aprovisionamiento y
evacuación.
C:I-15
No existe General que no haya oído hablar de estos cinco
puntos. Quienes los dominen, ganan; los que no, son vencidos.
C:I-16
Cuando concibas un plan, determina su viabilidad, luego de
cotejar y reflexionar sobre los adversarios, con detenimiento y
constancia en el esfuerzo, para así dar respuestas basadas en
realidades y expuestas con la máxima sinceridad a los siete
elementos, que son consideraciones ¡preguntas! relacionadas
con los cinco elementos fundamentales de la guerra:
C:I-17
Si me dices:
(1) ¿Cuál Soberano tiene la mejor influencia ética?
(2) ¿Cuál General en Jefe es el más Competente?
(3) ¿Qué ejército cuenta con las ventajas de las condiciones del
tiempo y del terreno?, y...
(4) ¿En cuál de los ejército se respetan mayormente los
reglamentos, y se prescriben, ejecutan y obedecen mejor las
instrucciones?
Si me dices:
(5) ¿Qué ejército cuenta con las tropas más fuertes?
C:I-18
Si me dices:
(6) ¿Qué ejército tiene los oficiales y hombres mejor
entrenados?
C:I-19
Si me dices:
(7) ¿En qué ejército se recompensa o sanciona con mayor
discernimiento y equidad?
C:I-20
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La certeza y sinceridad en las respuestas, me permitirá prever
de qué lado estará la victoria y de qué lado la derrota.

Primera conclusión fundamental.


C:I-21
Si empleas a un General en Jefe que haya retenido mi doctrina
es seguro que vencerá ¡Consérvalo! Si utilizas un General que se
niega a prestar atención a mi doctrina es seguro que será
vencido ¡Destitúyelo!

Segunda conclusión fundamental.


C:I-22
La Ciencia de la guerra consiste en utilizar las ventajas
presentadas en mis planes para crear situaciones realizables,
que favorezcan la acción de nuestras tropas en contra del
enemigo. Por situación, entiendo el privilegiar a nuestras fuerzas
utilizando para ello las ventajas que ofrezcan: El tiempo, el
terreno, el espacio, la moral y la composición del enemigo y
nuestra propia moral y composición, entre otras muchas;
utilizando el engaño y la impostura; explotando los errores que
cometa el enemigo o las oportunidades que se presenten. Todo
ello, para lograr una ocasión favorable, según el caso, para
atacar, defender o retirarnos con presteza y decisión de manera
que nos permita quebrantar la acción que el enemigo nos
enfrenta, convirtiéndonos así en los dueños del equilibrio y de la
victoria”.
C:I-23
Todo el arte de la guerra, está basado en el engaño. Consiste en
nunca demostrar nuestras capacidades y mucho menos las
debilidades que padecemos. Por ello, es necesario que el
Soberano, el General en Jefe y sus mandos subalternos tengan
la mente insondable, cada uno en su nivel, que no permita
nunca saber a amigos o adversarios que tienen sabiduría,
cuándo actúan con virtud, cuándo con maldad. Por ello podemos
afirmar que el arte, en la guerra está basado en el silencio, en el
engaño y en la impostura. Siempre y cuando sea dueño de la fe,
y se cuente con la fidelidad y un justo temor de los hombres y
mujeres que se manda.
C:I-24
Por esto, cuando seas capaz, finge la incapacidad; activo, la
pasividad.
C:I-25
Próximo, haz creer que estás lejos; alejado, que estás cerca.
C:I-26
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Ofrece un señuelo a tu enemigo para hacerle caer en una
trampa; simula desorden y cobardía; sorpréndelo con orden y
valor.
C:I-27
Cuando se concentre, prepárate a luchar con él; donde sea
fuerte, evítale o defiéndete.
C:I-28
Al Jefe enemigo irrítalo, desoriéntale; si puedes hacerlo ¡mátalo
tempranamente!
C:I-29
Estimula la arrogancia del enemigo, finge inferioridad de
condiciones, sorpréndelo con fortaleza y decisión.
C:I-30
Ponle en aprietos y acósalo constantemente.
C:I-31
Si está unido, divídelo. Intriga entre sus colaboradores y aliados
¡Cómpralos o mátalos! Si te es posible ¡por adelantado!
C:I-32
Atácale donde no esté preparado, haz la salida o la finta por
donde no lo espere ¡sorpréndelo!
C:I-33
Estas acciones y otras muchas que puedas idear, son para el
guerrero, las claves de la victoria. No es posible anticiparse para
resistirlas.
C:I-34
En consecuencia, no divulgues tu pensamiento y las
estratagemas, formaciones y procedimientos militares deben ser
cambiados continuamente; manteniéndote informado en todo
momento sobre el enemigo, tus tropas, terreno, tiempo y ante
los ojos, la observación constante de la situación y de las
circunstancias de manera de valorizar tus decisiones con
propiedad y conocimiento.
C:I-35
Pues bien, si los augurios realizados en “el consejo del templo”
antes de las hostilidades presagian la victoria, es que los
cálculos indican una potencia superior a la enemiga. Si anuncian
derrota, es que los cálculos revelan una potencia inferior. En
este caso, debes preparar nuevos planes y verificando los
anteriores cálculos, y readiestrando al ejército para transformar
las debilidades en fortaleza, se podrá ganar. Si se realizan pocos
esfuerzos, la victoria será casi imposible ¡Cómo merma sus
posibilidades el que no haga nada! Gracias a estos múltiples
cálculos y planes y dándole solución a las desventajas
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encontradas, reexamino la situación y el resultado se hará
evidente ¡Vencer!

“Tercera conclusión fundamental”

Capítulo II

“LA LOGÍSTICA EN LA GUERRA”

Sun Tzu dice:

C:II-1
Generalmente, las operaciones militares necesitan mil carros
rápidos y mil carros pesados cubiertos de cuero, todos tirado por
cuadrigas de caballos, y cien mil soldados con sus armaduras.
C:II-2
Si los suministros han de ser transportados a una distancia de
mil li, los gastos en la retaguardia y en el teatro de operaciones,
más las asignaciones destinadas a cubrir la paga del ejército, la
manutención de los carros y demás equipos y suministros
militares, y conservar a los consejeros y visitantes se elevarán a
mil piezas metálicas por día. Una vez que se disponga de esta
suma podrás movilizar cien mil hombres.
C:II-3
La victoria es el principal objetivo de la guerra, se debe lograr
rápidamente. Si el Ejército emprende campañas prolongadas y
la victoria tarda demasiado en llegar, las armas se embotan, la
moral decae. Cuando las tropas ataquen a las ciudades es
porque estarán en el límite de sus fuerzas.
C:II-4
Las campañas prolongadas, hacen que los recursos del Estado
no alcancen, y que el ejército pierda su ardor y se desgaste.
Además, arruinan a la nación.
C:II-5
Si tus armas han perdido el filo, si tu ardor se extingue, si tus
fuerzas se agotan y tu tesorería ha quedado reducida a la nada,
los soberanos vecinos buscarán aprovecharse de tus
dificultades, para actuar contra ti. Entonces, aunque tengas
consejeros sagaces, ninguno será capaz de trazar planes
adecuados para el futuro y lo que hiciste para la conducción de
la campaña, no servirá para nada.
11
C:II-6
Y, si se conocen casos de precipitaciones sin fortuna en la
guerra, nunca he oído hablar de una operación hábil que se
prolongase.
C:II-7
Porque nunca se ha visto que una guerra prolongada beneficie a
ningún país.
C:II-8
Por tanto, los que son incapaces de comprender los peligros
inherentes al uso de las armas, serán de igual forma incapaz de
poder entender la manera de aprovecharlas consciente y
ventajosamente.
C:II-9
El experto en el arte de la guerra no necesita recurrir a una
segunda recluta o enganche de tropas, tampoco que lo
reavituallen durante la campaña.
C:II-10
Al partir lleva consigo su armamento y equipo militar; para los
víveres cuenta con el enemigo De esta forma el ejército
dispondrá, en todo momento, de suministros en abundancia.
C:II-11
Cuando nuestro país está empobrecido por las operaciones
militares, la causa es el valor de la campaña y en ella, toma
especial interés el costo de los transportes de las vituallas. Si el
ejército se avitualla desde su nación, dejará al pueblo en la
indigencia por la necesidad de aumentar los impuestos y otros
tributos para la guerra; si la campaña se prolonga más allá de lo
previsto y la victoria no se vislumbra, la nación y el ejército
estarán en peligro inminente.
C:II-12
Donde permanece el ejército, los precios aumentan; cuando los
precios suben, las riquezas del pueblo enemigo se agotan.
Cuando las riquezas del enemigo se agotan, su pueblo es
abrumado con pesadas exacciones.
C:II-13
A causa de este desgaste, las fuerzas y las riquezas de los
hogares de las llanuras centrales se empobrecerán hasta el
límite, pues habrán sido dilapidadas las siete décimas partes de
sus recursos.
C:II-14
Los gastos del gobierno, que corresponden a la dotación inicial
del ejército, al deterioro y reemplazo de los equipos y materiales
militares, supondrán seis décimas del total.
C:II-15
12
Por lo tanto, el General Competente procura que sus
tropas se alimenten del enemigo, por qué un celemín (4.625
litros.). De los víveres arrebatados al enemigo equivaldrán a
veinte de los suyos; medio quintal de forraje, a diez quintales
suyos.
C:II-16
Si las tropas arrasan al enemigo, es porque están fuera de sí.
C:II-17
Se saquea al enemigo, porque se codician o necesitan sus
riquezas.
C:II-18
Pero, si en un combate se han capturado más de diez carros,
recompensa a los que se han apoderado del primero. Con los
carros capturados debes utilizarlos, mezclados con los tuyos,
luego de reemplazarles las banderas y los estandartes del
enemigo y de darles dotación de tu ejército.
C:II-19
Trata bien a los prisioneros y cuídalos. Si puedes, conquístalos y
úsalos para ti.
C:II-20
Esto es lo que llamo: “Ganar una sola batalla o no combatir y
convertirse en el más fuerte”.
C:II-21
Lo esencial en la guerra y el único objetivo por lograr ¡es la
victoria final! Nunca las campañas prolongadas, menos aún, el
vencer en combates y batallas que no conduzcan a nada. Por
este motivo, el General en Jefe que comprende la guerra, es el
ministro del destino del pueblo y del ejército, y él arbitra a la
nación en la guerra.

Capítulo III

“LA OFENSIVA”

Sun Tzu dice:

C:III-1
En la guerra la mejor política es la de tomar el Estado enemigo
intacto; su destrucción es lo peor que puede acontecer
C:III-2
13
Capturar un ejército tiene más valor que destruirlo. Igual,
tomar intacto un batallón, compañía o escuadra. El valor de la
victoria decrece de acuerdo al número de muertos, heridos y la
destrucción de bienes materiales o espirituales que se produzca
para obtenerla.
C:III-3
En efecto, alcanzar cien victorias en cien batallas no es el colmo
de la habilidad.
C:III-4
Lo más importante en la guerra es combatir la estrategia
enemiga desde el mismo principio. Si es posible, preverla.
C:III-5
A continuación, lo mejor es hacer que rompa sus alianzas o
impedir que puedan reunir sus fuerzas.
C:III-6
A falta de esto, lo mejor es atacar a su ejército, con presteza y
decisión.
C:III-7
La peor política es atacar a las ciudades enemigas. No las
ataques, a menos que no haya otra solución.
C:III-8
Cuando ataques a las ciudades, ten presente que la preparación
de los vehículos protectores acorazados y de las armas, más la
obtención de los pertrechos que exige el sitio, por lo menos se
llevará tres meses; los trabajos de terraplenado necesarios para
levantar los taludes contra los muros, otros tres meses. Entre
tanto, habrás levantado mucho odio, dolor y sangre, entre
amigos y enemigos, y prolongado la campaña, todo ello de
peligrosas consecuencias.
C:III-9
Si el general es incapaz de contener su impaciencia o si permite
a sus hombres aglomerarse en los alrededores de los muros
como enjambre de abejas, morirán un tercio de ellos sin que la
ciudad se rinda. Esta es la inevitable consecuencia de los
ataques de este tipo.
C:III-10
En esta forma, los que son expertos en el arte de la guerra
someten al ejército enemigo sin combatir. Toman a las ciudades
sin efectuar el asalto y derrotan al Estado sin empeñarse en
operaciones prolongadas.
C:III-11
Tu meta es tomar intacto “todo lo que hay bajo el cielo”. Si lo
logras, tus tropas estarán frescas y la victoria será total. Este es
el arte de la acción ofensiva.
14
C:III-12
En consecuencia, el arte de llevar a las tropas al combate,
consiste en lo siguiente: Si eres superior en una proporción de
diez contra uno, rodea al enemigo.
C:III-13
...si lo estás de cinco a uno, atácale.
C:III-14
...si es de dos a uno, divídelo.
C:III-15
...si las fuerzas son iguales, puedes emprender el combate.
C:III-16
...pero, si numéricamente eres inferior, debes ser capaz de
batirte en retirada.
C:III-17
...si eres inferior en todos los puntos, debes ser capaz de
esquivarlo o de huir, pues un pequeño ejército es una presa fácil
para uno más poderoso.
C:III-18
Sin duda, en la guerra, el General en Jefe es el protector del
Estado. Si esta protección alcanza a todo, el Estado será, sin
duda, fuerte; si tiene lagunas, el Estado será, en verdad, débil.
C:III-19
Es necesario saber, que para un Soberano existen tres formas
de llevar a su ejército al desastre. Consisten en proceder como
sigue:
C:III-20
Ignorar que el ejército no debe avanzar y ordenar que avance o
también, ignorar que no debe retroceder y ordenar una retirada.
Esto es lo que se llama "poner al ejército en apuros".
C:III-21
Ignorando o no comprendiendo los asuntos militares y participar
en la administración del ejército. Esto desorienta a los oficiales.
C:III-22
Permanecer en la ignorancia o no comprender las cuestiones
relativas al ejercicio del mando. Dónde, cómo y cuándo, se
deben ejercer la autoridad y la libertad de acción en la milicia o
intentar ejercer las responsabilidades del mando. Destruye la
confianza de los oficiales y con la de ellos, la de todo el ejército.
C:III-23
Si el ejército está desorientado y desconfiado, los Soberanos de
los países vecinos crearán dificultades. Este es el sentido del
proverbio “La confusión del ejército conduce a la victoria del
adversario”.
C:III-24
15
Hay que saber que existen cinco casos en los que la victoria
es previsible:
C:III-25
(1) El que sabe cuándo hay que combatir y cuándo no, será el
vencedor
CIII-26
(2) El que sabe como manejar a un ejército importante y a uno
reducido, será el vencedor.
C:III-27
(3) Aquél cuyas tropas estén unidas en torno de un objetivo
común, será el vencedor.
CIII-28
(4) El que es prudente y actúa con moderación, maliciosa
cautela, y espera a un enemigo que no lo es, será el vencedor.
C:III-29
(5) El General en Jefe que tenga jefes competentes y sea capaz
de protegerlos de las injerencias de su Soberano, será el
vencedor.
C:III-30
Estos son los cinco casos en los que el camino de la victoria es
seguro.
C:III-31
Por este motivo digo: “Conoce al enemigo y conócete a ti mismo
y, en cien batallas, no correrás jamás el más mínimo peligro”.
C:III-32
Cuando no conozcas al enemigo, pero te conozcas a ti mismo,
las probabilidades de victoria o de derrota son iguales.
C:III-33
Pero, si a un tiempo ignoras todo del enemigo y de ti mismo, es
seguro que estás en peligro en cada batalla.

CAPÍTULO IV

“UN JEFE DISPONE”.


Disponer y disponerse

Sun Tzu dice:

C:IV-1
16
Antiguamente, los guerreros hábiles comenzaban por hacerse
invencibles, luego esperaban a que el enemigo fuese vulnerable.
C:IV-2
Nuestra invencibilidad depende, solamente de nosotros, la
vulnerabilidad del enemigo, de él.
C:IV-3
De lo que se deduce que los versados en el arte de la guerra
pueden lograr hacerse invencibles, pero no pueden hacer al
enemigo vulnerable a todo trance.
C:IV-4
Por esto digo, que es posible que se sepa cómo vencer, sin que
ello suponga que necesariamente se va a lograr la victoria.
C:IV-5
Las oportunidades de vencer, residen en el ataque; la
invencibilidad, en la defensa.
C:IV-6
Cuando se dispone de medios suficientes, lo adecuado es la
defensa; cuando se dispone de medios más que suficientes, el
ataque. Pero, siempre busca debilitar al enemigo.
C:IV-7
El que es ducho en el arte de defenderse, se oculta bajo la tierra
de nueve repliegues; el que lo es en el arte de atacar, avanza
como si se abalanzase desde el noveno cielo. El “Maestro de la
guerra” debe cumplir con estos dos requisitos por igual,
haciéndose así capaz de protegerse y de asegurar la victoria
total, a un tiempo.
C:IV-8
Prever una victoria que cualquier “advenedizo” pueda ver con
anticipación no es el colmo de la habilidad.
C:IV-9
Triunfar en un combate y “ser proclamado experto” por todos no
es el colmo de la habilidad, porque levantar la pelusa de otoño
no requiere mucha fuerza; poder distinguir el sol de la luna no
es una prueba de clarividencia; ser capaz de oír el retumbar del
trueno no demuestra que se posee un oído fino.
C:IV-10
En la antigüedad los que eran llamados “expertos” en el arte de
la guerra, ganaban a un enemigo fácil de vencer.
C:IV-11
Por este motivo las victorias conseguidas por un “Maestro” del
arte militar no le proporcionan ni la reputación de ser sabio, ni el
mérito de ser valiente.
C:IV-12
17
Porque consigue sus victorias sin divagaciones. “Sin
divagaciones” significa que por no separarse de la búsqueda de
la victoria, haga lo que haga, la tiene asegurada; vence a un
enemigo ya derrotado.
C:IV-13
Por esto, un General en Jefe que sea hábil actúa de forma que le
permita ocupar una posición que le proteja de la derrota, y no
desaprovecha la ocasión de atacar o hacerse con el enemigo con
decisión, rapidez y certeza.
C:IV-14
De esta forma, un ejército victorioso, lo es ya antes de entrar en
combate; un ejército abocado a la derrota se bate sin
esperanzas de vencer.
C:IV-15
Los que son expertos en el arte de la guerra practican el “Tao” y
hacen respetar las leyes de la guerra; por lo tanto están en
condiciones de formular una política victoriosa.
C:IV-16
Los elementos para disponer en la guerra son: En primer lugar,
la apreciación del espacio; segundo, la estimación de las
cantidades; tercero, los cálculos; cuarto, las comparaciones;
quinto, las probabilidades de victoria.
C:IV-17
La apreciación del espacio está en función del tiempo y del
terreno.
C:IV-18
Las cantidades se deducen de la apreciación del espacio; las
cifras de las cantidades de elementos de guerra necesarios y del
dinero con qué se cuente; las comparaciones de la valorización
de la apreciación del espacio y de las cifras; y el resultado que
indiquen las comparaciones conducirá a la victoria o a la espera
de una mejor oportunidad.
C:IV-19
De esta forma el ejército victorioso es semejante a medio
quintal a quien se le opone un sólo grano; un ejército
derrotado es semejante a un grano que se ha opuesto a medio
quintal.
C:IV-20
Gracias al arte de disponer las tropas, un General Competente
está en condiciones de hacerlas combatir con el efecto de las
aguas embalsadas, que, súbitamente liberadas, se precipitan en
un abismo sin fondo.
18
Capítulo V

“Shih”
“UN JEFE MANDA”.
La batalla, el combate; organizando al ejército;
escogiendo los mandos

Sun Tzu dice:

C:V-1
Mandar a muchos es como mandar a unos pocos. Todo, es
cuestión de dividir y de generar la influencia ética en la Nación,
de aplicar mi doctrina y del don de mando de los Jefes.
C:V-2
Batallar con muchas unidades es como combatir con unas pocas,
todo es cuestión de dispersar y concentrar con oportunidad a las
tropas, y de utilizar señales para ejecutar los cambios que la
batalla genere.
C:V-3
La posibilidad de que un ejército soporte un ataque del enemigo
sin ser derrotado, está garantizada por las operaciones de “la
fuerza extraordinaria y la normal”.
C:V-4
Las tropas lanzadas contra el enemigo como una rueda de
molino contra un montón de huevos son un ejemplo de la acción
de masa contra la nada.
C:V-5
Como regla general, en una batalla se emplea la fuerza normal
para trabar el combate o distraer al enemigo y la fuerza
extraordinaria para obtener la victoria.
C:V-6 al 10
Pues, las estratagemas de los que son expertos en la
utilización de las fuerzas de destrucción y las normal, son
ilimitadas como los cielos y la tierra, y tan inagotables como el
caudal de los grandes ríos. En efecto, se dispersan y
concentran, cíclicas como los movimientos del sol y la luna.
Expiran y de nuevo nacen a la vida repitiéndose como las
estaciones que pasan, pero con mayor flexibilidad y rapidez,
son sólo dos y no cuatro. Las notas de la música son sólo
cinco, pero sus combinaciones son tan numerosas que es
imposible escucharlas todas. Los colores primarios son cinco,
pero sus combinaciones son infinitas, y no puede el ojo
percibirlas todas. Los sabores son solamente cinco, pero sus
19
combinaciones son tan variadas que es imposible
gustarlas todas.
C:V-11
En el combate existen dos fuerzas, la extraordinaria y la
normal, pero sus combinaciones son ilimitadas; no hay espíritu
humano que pueda apreciarlas todas.
C:V-12
Pues las dos fuerzas se reproducen y se transforman la una
sobre la otra; su interacción no tiene fin, como la de dos anillos
entrelazados. ¿Quién podría decir dónde comienza uno y dónde
termina el otro?
C:V-13
Cuando el agua del torrente hace rodar a las piedras y guijarros
es gracia a su impetuosidad.
C:V-14
Si, de un golpe, el halcón destroza el cuerpo de su presa, es
porque lo descarga en el momento preciso.
C:V-15-16
Así, el que es experto en el arte militar posee un impulso
irresistible y regula su ataque con precisión. Su potencial es el
de una ballesta tensada al máximo, su tiempo de reacción, el
apretar el mecanismo de disparo.
C:V-17
En medio del tumulto y del estrépito, la batalla parece confusa,
pero para el experto no hay desorden; las tropas parecen girar
en redondo, pero no pueden ser vencidas, el experto sabe
dónde, cómo y por qué se dirigen al lugar para él, de la victoria.
C:V-18
Ya que de la confusión aparente nace el orden; de la aparente
cobardía, el valor; de la aparente debilidad, la fuerza.
C:V-19
El orden y el desorden dependen de la doctrina; el valor y la
cobardía, de las circunstancias; la debilidad o la fuerza, de los
despliegues y concentraciones.
C:V-20
Así, el que intenta provocar un movimiento del enemigo lo
consigue creando una situación a la que aquél deba adaptarse,
presentándole el cebo de una presa fácil o seduciéndolo con una
ventaja aparente. Todo para atraerlo hacia el grueso de sus
fuerzas o al mejor terreno para destruirlo o capturarlo.
C:V-21
Por esto “El Jefe” espera la victoria de la situación y de las
circunstancias, no de sus subordinados.
C:V-22
20
El Jefe escoge a sus hombres y ellos, bajo su dirección, deben
aprovechar lo mejor posible sus particulares situaciones y
circunstancias.
C:V-23
El que tiene en cuenta la situación utiliza a sus hombres en el
combate como quien hace rodar troncos o piedras. Pues está en
la naturaleza de los troncos y de las piedras estar en equilibrio
en el suelo firme y rodar en un suelo inestable. Si son
cuadradas, se detienen; si son redondas, ruedan.
C:V-24
Así, el potencial de las tropas que son dirigidas con destreza en
el combate, se puede comparar al de los guijarros y piedras
redondas que descienden desde lo alto de la montaña con
ímpetu incontenible.

Capítulo VI

“FUERZAS, DISPOSICIONES Y FORMAS”.

Sun Tzu dice:

C:VI-1
Generalmente, el que se instala en el terreno de primero y
espera al enemigo, tiene la posición más fuerte; el que llega
segundo y se lanza al ataque, está ya debilitado.
C:VI-2
Por esto, los que son expertos en el arte militar hacen que el
enemigo acuda a su campo de batalla e impiden dejarse atraer
por él, al suyo.
C:VI-3
El que es capaz de hacer que el enemigo venga a él por propia
voluntad, lo consigue ofreciéndole una ventaja, aparente. El
que es capaz de impedir que se le pueda aproximar, lo hace
mermando sus propias fuerzas.
Generalmente, el que se instala en el terreno de primero y
espera al enemigo, tiene la posición más fuerte; el que llega
segundo y se lanza al ataque, está ya debilitado.
C:VI-4
Cuando el enemigo esté en posición más fuerte, has de saber
mermarlo; cuando está bien nutrido, hacerle pasar hambre;
cuando está descansado, obligarlo a la acción.
21
C:VI-5
Surge en los lugares que él debe alcanzar; trasládate
rápidamente a donde no te espere.
C:VI-6
Si haces marchas de mil kilómetros sin combatir o fatigarte, es
que sigues caminos en los que el enemigo está ausente y los
obstáculos evitados.
C:VI-7
La certeza de tomar lo que atacas significa atacar un punto que
el enemigo no protege. La certeza de conservar lo que
defiendes es defender un punto que el enemigo no ataca. En
todo lo demás la situación será la que decide.
C:VI-8
Por esto un enemigo no sabe cómo defenderse de los que son
expertos en el arte de atacar; tampoco sabe dónde atacar a los
que son expertos en el arte de defenderse. El Jefe Competente
es lo uno y lo otro, capaz de lograr el equilibrio a su favor.
C:VI-9
Impalpable e inmaterial, el experto en la guerra no deja
huellas; misterioso como una divinidad, es inaudible e invisible.
Así pone al enemigo a su merced.
C:VI-10
El que tiene un impulso irresistible se abalanza sobre los puntos
débiles del enemigo; el que no puede ser perseguido cuando se
bate en retirada, se desplaza con tal rapidez que no puede ser
alcanzado.
C:VI-11
Cuando deseo librar una batalla, el enemigo, aunque protegido
por altas murallas y por fosos profundos, no tiene más remedio
que aceptar el combate, porque ataco una posición que está
obligado a defender.
C:VI-12
Cuando deseo evitar un combate puede ser que me defienda
trazando simplemente una línea en el suelo; el enemigo no
puede atacarme, porque lo distraigo y lo desvío de la dirección
que quería seguir.
C: VI-13:
Si soy capaz de definir la disposición del enemigo y disimular al
mismo tiempo la mía, puedo concentrarme y él deberá
dispersarse. Si me concentro mientras él se dispersa, entonces
puedo utilizar la mayoría de mis fuerzas para atacar una parte
de las suyas.
C:VI-14
22
El enemigo debe ignorar dónde me propongo librar la
batalla, porque, si lo ignora, deberá estar preparado en muchos
puntos diferentes. Y si se mantiene preparado en muchos
puntos, serán pocos los efectivos que pueda encontrar en
cualesquiera de ellos.
C:VI-15
Porque si es fuerte en primera línea, su retaguardia será débil;
si prepara su retaguardia, su vanguardia opondrá poco
resistencia. Si fortalece su flanco izquierdo, el derecho será
vulnerable, si el fuerte es el derecho, el izquierdo estará débil. Y
si se prepara en todas partes, no habrá dónde no sea
vulnerable.
C:VI-16
El que dispone de pocos efectivos debe prepararse contra el
enemigo; en cambio, el que cuenta con cuantiosos efectivos
obliga al enemigo a que se prepare contra él.
C:VI-17
Si se conoce dónde y cuándo tendrá lugar la batalla se puede
hacer que las tropas realicen una marcha de mil kilómetros y
reunirlas en él, oportunamente. Pero si se ignorarán el día, el
lugar y las circunstancias del combate, el flanco izquierdo no
podrá apoyar al derecho, ni el derecho al izquierdo; la
vanguardia no podrá ayudar a la retaguardia, ni ésta a aquélla.
Con más razón si los diversos elementos se encuentran
separados por algunas decenas de li o incluso, unos pocos.
C:VI-18
Aunque reconozco la superioridad numérica de los efectivos de
Yueh, ¿qué ventaja puede obtener con esa superioridad en lo
referente al resultado del combate?
C:VI-19
Pues afirmo que la victoria puede ser creada. Pues si el enemigo
es numeroso, puedo impedirle que ataque.
C:VI-20
Averigua, pues, los planes del enemigo y sabrás qué estrategia
será eficaz y cuál no.
C:VI-21
Agítale y descubre el esquema general de su dispositivo y
movimientos.
C:VI-22
Determina su disposición y asegúrate así el lugar para el campo
de batalla.
C:VI-23
Ponle a prueba y observa los puntos en los que es fuerte y en
los que es débil.
23
C:VI-24
La suprema habilidad en el despliegue y disposición de las
tropas consiste en no presentar una forma que sea susceptible
de ser definida con claridad. En este caso, te librarás del peligro
que son las apreciaciones de los espías y del patrullaje enemigo
y así, la mente más sagaz no podrá fraguar planes contra ti o
enfrentar con éxito tus ejecutorias.
C:VI-25
Inspirándome en las formas establezco los planes que conducen
a la victoria, pero, ésta no está al alcance del común de los
mortales. Aunque todos tienen ojos para percibir las apariencias,
sólo unos pocos comprenden cómo he creado la victoria.
C:VI-26
Por esto, cuando he conseguido una victoria, no vuelvo a
emplear la misma táctica otra vez, sino que, respondiendo a las
circunstancias, varío mis métodos hasta el infinito.
C:VI-27
Pues un ejército puede ser comparado al agua, porque, al igual
que el caudal que fluye evitando las alturas y buscando las
tierras bajas, un ejército evita la fuerza enemiga y ataca los
objetivos más débiles.
C:VI-28
Y así como el agua se amolda a los accidentes del terreno, para
conseguir la victoria un ejército debe adaptarse a la situación del
enemigo.
C:VI-29
Y así como el agua no tiene forma estable, no existen en la
guerra condiciones permanentes.
C:VI-30
En consecuencia, el que sabe conseguir la victoria modificando
su táctica de acuerdo con la situación del enemigo, merece ser
considerado como un adivino.
C:VI-31
De los cinco factores fundamentales de la guerra, ninguno
predomina siempre, pero tampoco ninguno debe ser relegado al
olvido. Ninguna de las cuatro estaciones dura una eternidad;
hay días cortos y días largos; la luna crece, decrece, se oculta y
vuelve a crecer. Todo cambia como si fuera un círculo.
24

Capítulo VII

“EL MANDO Y LA MANIOBRA”


Directrices para la maniobra y el mando de las tropas.

Sun Tzu dice:

C:VII-1
Normalmente, cuando se va a utilizar un ejército, el general
recibe en primer lugar las órdenes del Soberano. Después reúne
a las tropas y moviliza de la población lo que sea necesario para
formar el ejército. Luego, levanta el campamento de manera
tal, que las puertas de “la Armonía” se encuentren una frente a
la otra. Después, el primer deber del general es hacer del
ejército, su ejército y que éste sea un todo homogéneo,
armónico, adoctrinado, fiel a sus mandos, capaz por ello, de ser
eficiente y poderoso.
C:VII-2
Nada es más difícil que el arte de la maniobra. La dificultad de
ella estriba en convertir un camino largo y tortuoso en peligros,
en una vía corta y directa; ya que los peligros se han
transformado en ventajas.
C:VII-3
De esta forma, avanza por caminos apartados y engaña al
enemigo con señuelos y trampas. Gracias a este procedimiento
es posible que, habiéndote puesto en camino más tarde que él,
llegues primero. Quien sea capaz de actuar así, comprende la
estrategia de lo directo y de lo indirecto.
C:VII-4
Tanto la ventaja como el peligro en el uso del terreno y del
tiempo dependen de la maniobra; la maniobra depende a la vez
del mando, de la doctrina, de la armonía, de la disciplina, del
entrenamiento y fortaleza del ejército que la ejecuta. La
maniobra será ventajosa si la ejecuta un ejército que esté bien
mandado, disciplinado e instruido. Siendo peligrosa si lo hace
una soldadesca y mucho más, si es conducido por mandos
incompetentes.
C:VII-5
El que lanza a todo el ejército en pos de una ventaja no la
obtendrá.
25
C:VII-6
Si abandona el campamento para conseguirla, se perderá el
material.
C:VII-7
Se deduce que cuando se guardan las armaduras y se
emprende con rapidez la marcha, no parando ni de día ni de
noche, y se recorren cien kilómetros, quemando en una etapa,
dos, los tres Jefes del ejército serán capturados. Ya que las
tropas más resistentes llegarán primero y las más débiles se
quedarán desparramadas y en desorden detrás, de forma tal,
que si se utiliza este método, solamente llegará un décimo del
ejército.
C:VII-8
Si se avanza a marchas forzadas de cincuenta kilómetros, el
Comandante de vanguardia caerá y sólo llegará la mitad del
ejército. En caso de marchas forzadas de treinta kilómetros,
llegarán sólo los dos tercios del ejército.
C:VII-9
Se deduce que un ejército que carezca de equipo pesado,
víveres, forraje y dinero estará perdido.
C:VII-10
Los que ignoran las condiciones del terreno: Llanuras, montañas
y desfiladeros, bosques y desiertos, ríos y lagos, ciénagas y
pantanos, no pueden maniobrar con un ejército.
C:VII-11
Los que no utilizan a los baquianos y guías locales no podrán
tomar ventaja del terreno.
C:VII-11 (a)
Por tanto, si ignoras los planes de tus vecinos y de tu enemigo
no puedes contraer alianzas a tiempo, ni elaborar tus planes con
precisión, ni utilizar en tu provecho el tiempo y el terreno, y,
mucho menos, calcular debidamente las distancias y apreciar en
su verdadero valor a tu enemigo.
C:VII-11 (a)
Por tanto, si ignoras los planes de tus vecinos y de tu enemigo
no puedes contraer alianzas a tiempo, ni elaborar tus planes con
precisión, ni utilizar en tu provecho el tiempo y el terreno, y,
mucho menos, calcular debidamente las distancias y apreciar en
su verdadero valor a tu enemigo.
C:VII-12
Pues, la guerra se basa en el engaño y en la impostura.
Desplázate cuándo, cómo y por dónde te convenga y crea
cambios de situación mediante la dispersión o la concentración
de las fuerza. Varía los procedimientos constantemente.
26
C:VII-13
En la campaña has de ser rápido como el viento; si avanzas en
pequeñas etapas, majestuoso como el bosque; en la incursión y
el pillaje, semejante al fuego; en los altos, inconmovible como
las montañas. Insondable como el mar y las nubes, desplázate
como el rayo y ataca con la certeza del halcón.
C:VII-14
En el saqueo, reparte con los tuyos con prudencia y moderación;
cuando conquistes un territorio comparte las ganancias con los
necesitados, así sean enemigos. Así, que cuando se vean tus
banderas o se oiga mencionar tu nombre tendrás partidarios, los
tuyos te seguirán y el enemigo se dividirá.
C:VII-15
Estudia con ponderación la situación, y luego, actúa como el
relámpago.
C:VII-16
El que conozca el arte de la progresión directa e indirecta,
alcanzará la victoria. Este es el arte de la maniobra.
C:VII-17
El libro de la administración militar dice: “Como la voz humana
no se puede oír en el fragor del combate, se utilizarán tambores,
campanas y otras señales acústicas para dirigir a las unidades.
Como a las tropas que combaten no se pueden distinguir a las
unas de las otras, se utilizarán banderas, estandartes y otras
señales visuales o pirotécnicas”.
C:VII-18
Durante el combate nocturno, utiliza un gran número de
antorchas y tambores; en el combate diurno, muchas banderas
y estandartes, a fin de mantener el control de las tropas.
C:VII-19
Los gongs y los tambores, banderas y estandartes se utilizarán
para hacer converger en un punto a las tropas. Si las tropas
pueden ser controladas de esta manera, el valiente no avanzará
solo y el cobarde no retrocederá. Este es el arte de manejar a
un ejército.
C:VII-20
Puede suceder que el General en Jefe sea privado de su valor o
de la conciencia. Si esto sucede, el ejército será despojado de su
moral.
C:VII-21
Por la mañana temprano uno se siente lleno de ardor; durante la
jornada va decayendo el interés; y, por la tarde, los
pensamientos de dirigen al terruño con nostalgia.
C:VII-22
27
Por esto, los especialistas en el arte de la guerra, los
Competentes, evitan al enemigo fogoso y lo atacan cuando se
ha relajado y sus soldados están llenos de nostalgia. Esto se
llama tener de su parte el factor “moral”.
C:VII-23
En perfecto orden esperan a un enemigo desordenado, y,
serenos, a un enemigo vociferante. Esto es lo que se llama tener
de su parte el factor “ánimo”.
C:VII-24
Cerca del campo de batalla, escogido, esperan a un enemigo
que viene de lejos; en reposo, a un enemigo agotado; con las
tropas bien alimentadas, a un enemigo hambriento. Esto es lo
que se llama tener de su parte el factor “condiciones
materiales”.
C:VII-25
No atacan a un enemigo que avanza con los estandartes bien
dispuestos; ni a aquél cuyas formaciones se alinean en
impresionante orden. Esto es lo que se llama tener de su parte
el factor “oportunidad”.
C:VII-26
Cumplen con arte de mandar al no enfrentar al enemigo que
ocupa una posición elevada; en no oponerse a él si está
apoyado en las colinas; y, pone la máxima atención si en su
camino se encuentran ríos, ciénagas, desfiladeros o estrechuras
en las montañas.
C:VII-27
Si huye, sin aparente necesidad, no lo persiguen ciegamente,
estudian con cuidado, pero, con rapidez la situación y las
circunstancias que rodean la acción del enemigo.
C:VII-28
No atacan a las tropas escogidas del enemigo; buscan con
esmero sus debilidades morales, físicas o en sus dispositivos en
el terreno.
C:VII-29
No se abalanzan ávidamente sobre los cebos que le ofrezcan.
C:VII-30
Evitan poner obstáculos en el camino del enemigo que se dirige
hacia su casa o que huye con desesperación, pero,
ordenadamente.
C:VII-31
Dejan una salida a un enemigo cercado; para capturar o
destruirlo cuando crea que el peligro ha pasado.
C:VII-32
28
No fuerzan hasta el límite al enemigo que se encuentre en
una situación donde ha perdido totalmente la esperanza y por
ello esté desesperado, le permite una salida.
C:VII-33
Así es como hay que dirigir a las tropas
C:VII-34-C:VII-11 (a)
Finalmente, si ignoras los planes de tus vecinos y de tu
enemigo, no puedes contraer alianzas a tiempo; ni elaborar tus
planes con precisión; ni utilizar en tu provecho el tiempo y el
terreno; y, mucho menos, calcular debidamente las distancias y
apreciar en su verdadero valor a tu enemigo.

Capítulo VIII

“LAS SITUACIONES Y LOS JEFES”.


Variables, variaciones y circunstancias.

Sun Tzu dice:

C:VIII-1
En términos generales, cuando se trata de emplear un ejército,
la costumbre prescribe que el General en Jefe recabe su
mandato del Soberano para movilizar a la población y reclutar el
ejército. Para luego, armonizar, adoctrinar y hacerlo suyo.
C:VIII-2
(1) No hay que instalar el campamento en una depresión del
terreno.
C:VIII-3
(2) En un terreno propicio a las comunicaciones, únete a tus
aliados.
C:VIII-4
(3) No permanezcas en un territorio árido y aislado. En un
terreno despejado no te retrases.
C:VIII-5
(4) En un terreno cerrado, recurre a tu ingenio.
C:VIII-6
(5) En un terreno mortal, lucha.
C:VIII-7
(6) Hay caminos que no se deben recorrer,...
(7)..., tropas a las que no hay que atacar,...
(8)..., ciudades que no se deben sitiar y..
(9)..., terrenos que no hay que debatir.
29
C:VIII-8
Existen casos en que las órdenes del Soberano no han de ser
necesariamente ejecutadas.
C:VIII-9
En consecuencia, el general que posea un perfecto conocimiento
de todas las variables posibles para aprovecharse del terreno,
sabrá cómo maniobrar con las tropas. Pero, aún conociéndolas
todas, sino sabe cómo adaptarse con ventaja a ellas, no podrá
sacar provecho al terreno y por ello no merece mandar, sea una
unidad grande o una pequeña.
C:VIII-10
Si el general que manda, ignora las artes de la total
adaptabilidad a las situaciones variables, aunque conozca el
objetivo a conquistar, será incapaz de hacer que los soldados
luchen por él.
C:VIII-11
En la dirección de las operaciones, el que no comprenda las
tácticas y las técnicas relacionadas con las nueve situaciones
variables, será incapaz de utilizar sus tropas con eficiencia,
aunque comprenda las cinco variaciones.
C:VIII-12
Por esta razón, el general avisado debe en cuenta en sus
deliberaciones simultáneamente los factores favorables y los
desfavorables. Estudiar y tomar en cuenta a los factores
neutros, que aparentemente no reportan ventaja o desventaja.
C:VIII-13
Los factores considerados favorables harán al plan viable y
digno de confianza; el determinar los factores desfavorables
permitirá encontrar una solución a las dificultades; y, al estudiar
los factores neutros se sabrá qué variables, variaciones o
circunstancias los pueden hacer favorables o desfavorables, lo
que aumentará la calidad y la confianza del plan.
C:VIII-14
El que se hace temer por sus vecinos lo consigue haciéndoles
daño. Por tanto, las consideraciones del General siempre
incluyen el beneficio y el daño. Al considerar el beneficio, su
acción se expande; al considerar el daño, sus problemas pueden
resolverse.
VIII-15
Por ello, lo que detiene al enemigo es el daño; lo que lo
mantiene ocupado y desgasta es la acción, y la causa que lo
impulsa al error, es la ventaja o el beneficio aparente que sea
capaz de presentarle.
C:VIII-16
30
En materia del arte de la guerra, existe el principio de no
suponer que el enemigo no atacará, sino más bien en contar
con la propia presteza en presentar batalla, y en hacerse uno
invencible, poseyendo lo que no puede ser atacado.
C:VIII-17
Hay cinco cualidades que son peligrosas en un general.
C:VIII-18
Si es temerario, puede perder la vida.
C:VIII-19
Si es cobarde será capturado o nunca dejará de correr.
C:VIII-20
Si es iracundo, puede ser ridiculizado.
C:VIII-21
Si tiene un sentido del honor demasiado susceptible, se le puede
calumniar.
C:VIII-22
Si tiene un espíritu compasivo, se le puede atormentar.
C:VIII-23
Estos cinco rasgos son graves defectos en un General y en las
operaciones militares son catastróficos.
C:VIII-24
La aniquilación del ejército y la muerte del general son
inevitables consecuencias de estas debilidades. Que deben ser
estudiadas y ponderadas detenidamente, en todo momento.

Capítulo IX

“EL COMBATE”.
Peligro y daño, ventaja y beneficio, derrota y victoria

Sun Tzu dice:

C:IX-1
Por regla general, cruzando las montañas muévete cerca de los
valles; si estableces un campamento, hazlo en un terreno
elevado con vista panorámica que facilite una vigilancia
constante; si ocupas una posición, apoya tu retaguardia en la
montaña; siempre, presta atención al sol, busca la parte soleada
para acampar, para el combate pon el sol detrás de ti.
C:IX-2
31
En la montaña, pelea a favor de la pendiente y no debes atacar
nunca cuesta arriba.
C:IX-3
Esto es válido si ocupas una posición en la montaña.
Sun Tse dice: Si te hallas en la vecindad de alguna montaña
guárdate bien de ocupar la parte que mira al norte; ocupa, por el
contrario la parte sur esta ventaja no es insignificante en sus
consecuencias. Desde la ladera de la montaña puedes extenderte
seguro hasta bien entrados los valles; ahí encontrarás agua y forraje
en abundancia; te alegrará la vista del sol y te calentarán sus rayos,
el aire que respirarás será saludable y totalmente distinto del que
respirarías del otro lado. Sí los enemigos vienen por detrás de la
montaña con la intención de sorprenderte, instruido por los vigías
que habrás colocado sobre la cima, te retirarás con tiempo, si no te
crees en estado de hacerles frente; o los esperarás a pie firme para
combatirlos, si juzgas que podrías vencerlos sin demasiado riesgo;
sin embargo, no combatas en las alturas si la necesidad no te obliga
a ello; sobre todo, no vayas jamás a buscar allí al enemigo.
C:IX-4
Después de atravesar un río, debes alejarte un poco.
C:IX-5
Si el enemigo que avanza atraviesa una corriente, no le ataques
al borde del agua, es conveniente dejar que la mitad de sus
tropas hayan cruzado y, luego, atacar.
C:IX-6
Si deseas librar batalla no te enfrentes al enemigo al borde del
agua. Instálate en un terreno elevado, pon atención al sol y no te
coloques río abajo.
C:IX-7
Cuando la lluvia cae sobre el curso superior de un río y el agua
baja espumosa, los que piensen vadearlo deben esperar a que
descienda el nivel. Esto, y lo anterior es válido si conduces
operaciones o estableces posiciones cerca de un río.
C:IX-8
Atraviesa rápidamente el terreno bajo, el pantanoso o el
inundable. No te detengas en él nunca. Si te enfrentes al
enemigo en un terreno así, debes situarte cerca de la hierba y del
agua, apoyándote en los árboles.
C:IX-9
Esto se aplica cuando conduces operaciones o estableces tus
posiciones en terreno pantanoso, inundable o en sus
inmediaciones.
C:IX-10
32
En terreno llano ocupa una posición que facilite tu acción. Si
tienes las montañas detrás y a la derecha, el campo de batalla
debe estar delante, así tu retaguardia estará asegurada.
C:IX-11
Así es como hay que situarse en terreno llano.
C:IX-12
En términos generales estos principios son de ventajosa
aplicación para establecer tu campamento o combatir en las
cuatro situaciones mencionadas. Por haberlos cumplido el
emperador “Amarillo” pudo vencer a los cuatro Soberanos.
C:IX-13
Un ejército prefiere un terreno elevado a uno hundido; aprecia el
sol y detesta la sombra; cuida de la salud física y permanece
donde haya innumerables recursos. De esta forma ocupa una
posición sólida sin descuidar la salud. Mientras la enfermedad
esté ausente en un ejército, éste será invencible y tendrá
asegurada la victoria.
C:IX-14
Cuando el ejército tenga en sus cercanías a montículos,
ondulaciones, terraplenes y excavaciones, sitúalo a favor del sol,
con la retaguardia y los flancos apoyados en estos obstáculos.
C:IX-15
Todos estos métodos son ventajosos para el ejército y permiten
obtener ventajas del terreno.
C:IX-16
De los Torrentes Verticales, de los Pozos del Cielo, de las
Prisiones del Cielo, de las Redes del Cielo, de las Trampas del
Cielo, y de las Hendiduras del Cielo, debes alejarte con toda
rapidez. No te acerques a ellos, rodéalos o evítalos.
C:IX-17
Me mantengo alejado de estos lugares y atraigo a ellos al
enemigo. Me sitúo en su frente y le obligo a que se apoye en
ellos.
C:IX-18
Si a uno y al otro lado del ejército hay desfiladeros o charcas
peligrosas cubiertas de hierbas acuáticas, entre las que crecen
las cañas y los juncos o bien montañas boscosas, cubiertas de
densos matorrales enmarañados hay que practicar profundos
registros y aumentar las precauciones, ya que esos son lugares
propicios para tender las emboscadas y esconderse los espías.
C:IX-19
Cuando el enemigo está cerca, pero permanece tranquilo, quiere
decir que se halla en una posición fuerte. Si te provoca al
combate desde lejos, quiere que avances. Si, además, su
33
posición es accesible, eso quiere decir que el combate le
será favorable por algo.
C:IX-20
Cuando los árboles se agitan, el enemigo avanza.
C:IX-21:
Si hay trampas y obstáculos artificiales colocados entre los
matorrales o en nuestra ruta, se trata de una asechanza.
C:IX-22
Un revoloteo de pájaros, indica que el enemigo está emboscado;
si los animales salvajes se escurren a la desbandada, es que
intentan tomarte por sorpresa, el silencio y la quietud sepulcral
auguran peligro.
C:IX-23
El polvo que se eleva verticalmente en grandes columnas señala
la progresión de los carros. El que está suspendido a poca altura
anuncia la aproximación de la infantería.
C:IX-24
Si el polvo se eleva aquí y allá, el enemigo está recogiendo leña;
si se ven muchas pequeñas nubes que parecen ir y venir, levanta
el campamento.
C:IX-25
Si los enviados del enemigo pronuncian discursos llenos de
humildad, pero éste continúa con los preparativos, es que va a
avanzar.
C:IX-26
Si las palabras de sus enviados son engañosas, pero el enemigo
avanza con ostentación, es que va a batirse en retirada.
C:IX-27
Si los enviados hablan en términos aduladores, es que el
enemigo desea una tregua.
C:IX-28
Si el enemigo pide una tregua sin negociaciones previas, trama
algo.
C:IX-29
Cuando los carros ligeros enemigos comienzan a salir y ocupan
sus posiciones a los flancos, es que se está organizando para el
combate.
C:IX-30
Si las tropas enemigas avanzan con paso rápido y revistan a sus
carros de combate es que prevé reunirse con refuerzos.
C:IX-31
Si la mitad de sus efectivos avanza y la otra mitad retrocede, es
que piensa atraerte a una trampa.
C:IX-32
34
Si los hombres se apoyan en sus armas, es que están
hambrientos.
C:IX-33:
Si los aguadores beben antes de entregar el agua en el
campamento, es que las tropas sufren sed.
C:IX-34
Si el enemigo ve una ventaja y no avanza para apoderarse de
ella, es que está cansado.
C:IX-35
Si los pájaros se agrupan por encima del lugar donde está su
campamento, es porque está vacío.
C:IX-36
Si en el campamento enemigo se elevan clamores nocturnos, es
que tienen miedo o son muy pocos.
C:IX-37
Si las tropas están desordenadas, el general carece de prestigio.
C:IX-38
Si sus banderas y estandartes se desplazan de un lugar a otro
inconstantemente, la tropa está desorganizada.
C:IX-39
Si los oficiales se irritan con facilidad, es que están
desilusionados.
C:IX-40
Si el enemigo alimenta a los caballos con el grano de los
soldados, mata a los bueyes de los carros para obtener carne con
qué alimentar a las tropas, es que carece de alimento; si sus
hombres abandonan a las marmitas y no vuelven a sus refugios,
el enemigo está en una situación desesperada. Si está cercado,
puede ser que intente romper el cerco. Luchará a muerte.
C:IX-41
Si los soldados se reúnen en pequeños grupos, se hablan al oído,
se producen murmuraciones y hay un aumento en las faltas
disciplinarias, es indicio que se perdió o por lo menos se está
perdiendo la fe y la lealtad de la tropa en sus Jefes.
C:IX-42
Las recompensas dadas con demasiada frecuencia o por causas
baladíes, es un indicativo que el general está desorientado o
quedándose sin recursos; si las faltas o los delitos aumentan, es
que el ejército está angustiado, cansado y está perdiendo la fe y
la lealtad por sus Jefes.
C:IX-43
Si los oficiales tratan con violencia a los hombres y luego tienen
miedo de ellos, se ha llegado al límite de la ineptitud y los
conducirán a la indisciplina.
35
C:IX-44
Si las tropas enemigas tienen la moral elevada, pero aún
haciéndote frente, se demoran en entrar en batalla, sin
abandonar no obstante el terreno, esto obliga a examinar
cuidadosamente la situación, algo pasa.
C:IX-45
En la guerra, la simple superioridad numérica no ofrece ninguna
ventaja. No avances fiado solamente en el potencial militar.

C:IX-46
Basta con estimar correctamente la situación del enemigo y
concentrar las fuerzas para apoderarse de él. Nada más. El que
carezca de previsión y subestime al enemigo será sin duda
capturado por este.
C:IX-47
Si se castiga a las tropas antes de haber logrado su fidelidad,
serán desobedientes. Si no obedecen, serán difíciles de utilizar.
Si las tropas son fieles, pero no se les aplican sanciones justas
por las faltas cometidas, no se las podrá utilizar.
C:IX-48
Por tanto, si se manda cortésmente y al mismo tiempo se corrige
y castiga con disciplina militar y, se logra en todos, un igual ardor
belicoso; se podrá afirmar que la victoria está garantizada.
C:IX-49
Si las órdenes son, sin excepción, eficaces, las tropas serán
obedientes. Si las órdenes no son eficaces siempre, las tropas
serán desobedientes.
C:IX-50
Si las órdenes están justificadas en todas las ocasiones y se
ejecutan siempre, las relaciones entre el Jefe y sus oficiales y
tropas serán satisfactorias.

Capítulo X

“LAS RESPONSABILIDADES DEL JEFE”.


El tiempo y el terreno; armonizar la ética militar con la ética
del pueblo; su ejército, su propia persona; el enemigo.

Sun Tzu dice:


36
C:X-1
En la tierra, el terreno no es siempre equivalente; hay algunos
terrenos que debes evitar y otros que tendrás que buscar; pero
todos deben serte conocidos. El terreno, atendiendo a su
naturaleza, se clasifica en: accesible, insidioso, indiferente,
cerrado, accidentado y distante.
C:X-2
Un terreno que puede ser atravesado con igual facilidad por
cualquiera de los dos contendientes se llama accesible. En este
terreno, el primero que ocupe una posición al sol y adecuada
para el acarreo de sus provisiones, puede combatir con ventaja.
C:X-3
Un terreno al que es factible entrar, pero del que será difícil
salir, es insidioso. Su naturaleza es tal, que, si se entra cuando
el enemigo no está preparado, se puede lograr la victoria. En
cambio, si la entrada para atacarlo se realiza sin obtener la
sorpresa y no se consigue vencerlo rápidamente, se hará difícil
salir. Es casi imposible sacar ventaja de este terreno, sin lograr
la sorpresa.
C:X-4
Un terreno que sea desfavorable para los dos contrincantes es
un terreno indiferente. Su naturaleza es tal, que, aunque el
enemigo me ofrezca una ventaja, no avanzaré, sino que
intentaré atraerlo hacia mí, retirándome o presentando cebos o
aparentes ventajas. Cuando haya conseguido entrar la mitad de
sus efectivos, puedo caer sobre él con ventaja.
C:X-5
Un terreno cercado por montañas o por una montaña y un río no
vadeable u otros obstáculos mayores, es un terreno rodeado. Si
soy el primero en ocupar un terreno cerrado, bloquearé los
accesos y esperaré al enemigo. Si él ocupa el terreno en primer
lugar y bloquea los pasos de montañas y otros accesos, no lo
seguiré; si no los bloquea completamente, podré hacerlo,
debiendo proteger muy bien el acceso utilizado e intentar lograr
otra vía de escape.
C:X-6
El terreno donde se continúan las montañas, los desfiladeros, los
bosques y los ríos es un terreno accidentado. En este tipo de
terreno me situaré en un punto alto y soleado, y esperaré al
enemigo. Si es el enemigo el primero en ocupar este terreno, lo
atraeré hacia mí, retirándome, presentándole una aparente
ventaja o señuelo; pero nunca lo seguiré y menos lo atacaré de
abajo hacia arriba.
C:X-7
37
Cuando se está lejos del enemigo que tiene un potencial
semejante al propio, será difícil provocarlo y no hay nada que
ganar en obtener las posiciones que haya escogido.
C:X-8
Estos son los principios concernientes a las seis diferentes clases
de terrenos. Informarse con el mayor cuidado para saber y
conocer todo lo concerniente al terreno, incluyendo su
utilización, es una de las Responsabilidades Supremas del
General en Jefe.

Primera Responsabilidad Suprema del Jefe.

C:X-9
Si las tropas huyen o son insubordinadas o están en apuros,
abrumadas en plena confusión o desorientadas o son derrotadas
es solamente culpa del Jefe. Aseguro, que ninguna de estas
catastróficas circunstancias se podrá achacar a causas naturales,
no, todas ellas sólo pueden ser atribuidas al Jefe y son de su
entera y única responsabilidad. Estas circunstancias son el
producto de los seis fenómenos que pueden presentarse en la
relación mando/obediencia, entre jefes y tropas.
C:X-10
Si las demás circunstancias están equilibradas, un ejército que
ataque a otro cuyos efectivos sean diez veces superiores, será
derrotado.
C:X-11
Si las tropas son fuertes y los oficiales débiles, el ejército es
insubordinado.
C:X-12
Si los oficiales son valientes y las tropas ineficaces, el ejército
estará en apuros.
C:X-13
Si los oficiales superiores son violentos, propensos a la furia e
insubordinados y hallándose frente al enemigo se lanzan a la
batalla sin razonar las posibilidades de éxito y sin esperar las
órdenes del General en Jefe, el ejército se derrumbará.
C:X-14
Si el general es moralmente débil y su autoridad no es
justificada siempre; si sus órdenes y directrices no son diáfanas,
por no haber reglas fijas para guiar a los oficiales y a las tropas;
las formaciones carecerán de corrección, el ejército estará
desorientado.
C:X-15
38
Cuando un General en Jefe es incapaz de apreciar a un
adversario en su verdadero valor, utiliza una fuerza limitada
para atacar a una importante o tropas débiles para atacar a
otras fuertes o si olvida de seleccionar tropas de choque para
actuar en la vanguardia, será derrotado.
C:X-16
Si se cumple una de estas seis condiciones, el ejército corre
peligro de ser derrotado y es culpa del General en Jefe. La
responsabilidad suprema de un general es examinar con
atención y constantemente estas seis condiciones que le
permitirán conocer al ejército y especialmente a su propia
persona.

“Segunda Responsabilidad Suprema del Jefe”.

C:X-17
La configuración del terreno puede tener una importancia mayor
en el combate. Pero, el General Competente debe dominar el
arte de estimar la situación del enemigo, de calcular las
distancias, así como el grado de dificultad del terreno y la
influencia del tiempo. El que lucha teniendo un conocimiento
perfecto de estos factores tiene asegurada la victoria; en caso
contrario, la derrota es cierta.
C:X-18
Si la situación es de las que favorecen la victoria, pero el
Soberano ha dado órdenes de no atacar, puede hacer caso
omiso.
C:X-19
Por esto, el general que no busca la gloria personal cuando
avanza, ni se preocupa de evitar una sanción cuando retrocede
contraviniendo órdenes, y cuya única finalidad es proteger a su
ejército, y servir al superior interés de su Soberano, es una joya
para el Estado.
C:X-20
Porque este general considera a sus hombres como a sus hijos y
éstos le acompañan hasta “los valles más profundos”. Los quiere
como a hijos predilectos que están en disposición de morir por
él.
C:X-21
Si un general se muestra demasiado indulgente frente a sus
hombres, será incapaz de utilizarlos; si los quiere, pero no es
capaz de castigarlos, sus órdenes no serán cumplidas; si las
tropas están desordenadas y no puede hacerse con ellas, será
39
comparable a un padre mimador y sus tropas
comparables a niños mimados, que serán inútiles como
soldados.
C:X-21 (a) (C:X-10)
Si las demás circunstancias están en equilibrio, un ejército que
ataque a otro cuyos efectivos sean diez veces superiores, será
derrotado.
C:X-22
Si sé que mis tropas son capaces de arrasar al enemigo, pero
ignoro si éste es invulnerable, mis probabilidades de victoria son
sólo del cincuenta por ciento.
C:X-23
Si sé que el enemigo es vulnerable, pero ignoro si mis tropas
pueden atacarle con éxito, mis probabilidades de victoria serán
solamente del cincuenta por ciento.
C:X-24
Si sé que el enemigo puede ser atacado y que mis tropas son
capaces de hacerlo, pero he omitido considerar que, debido a la
configuración del terreno, no lo debo atacar, mis posibilidades
son del cincuenta por ciento.
C:X-25
Por esto, cuando el experto en el arte de la guerra pasa a la
acción, no comete ningún error; cuando actúa, sus medios son
ilimitados.
C:X-26
Por eso digo: Conoce al enemigo, conócete a ti mismo y tu
victoria nunca se verá amenazada. Sí, además: Conoces
debidamente el terreno y eres capaz de apreciar y utilizarlo
junto con el tiempo, tu victoria será total.

“Tercera Responsabilidad Suprema del Jefe”.

C:X-27
Armoniza la ética, la moral y los deberes militares con la ética,
la moral y los deberes ciudadanos, hogareños y religiosos que
traigan los reclutas de tu ejército. Pero, por sobre todo, cumple
y haz cumplir los deberes de la guerra.

“Cuarta Responsabilidad Suprema del Jefe”.

Capítulo XI
“UN JEFE GUERREA”.
40

Sun Tzu dice:

C:XI-1
En relación con la guerra, el terreno presenta nueve variables;
ellas se producen en situaciones y/o en lugares, sitios o parajes
donde darán ventaja o producirán daño a uno u otro ejército,
siendo difícil que puedan serles indiferentes. Esas variables
hacen que el terreno sea de: división o dispersión; fronterizo o
de liviandad; disputable o clave; comunicado; central o
convergente; hostil; difícil, arruinado o destruido; cercado o
mortal.
C:XI-2
“Si un señor lucha dentro de su propio territorio o en las
cercanías a la frontera con el enemigo o si la lucha es contra
nacionales opuestos a su mandato a esos terrenos se les llama
de “división o dispersión”. Igual nombre toma el terreno cuando
los campamentos se ubican en las cercanías a los hogares de las
tropas. En todos ellos se corre el peligro de que aumenten las
deserciones, los actos de cobardía o que se produzcan otras
circunstancias peligrosas, tales como son la indisciplina, que se
pierda o disminuyan la efectividad y la calidad combativa del
ejército al presentarse una batalla o al conocerse la proximidad
de tales acciones”.
C:XI-3
Si se lucha en las cercanías de la frontera o se penetra
ligeramente en el territorio enemigo, se está en terreno
fronterizo o de liviandad.
C:XI-4
Un terreno que sea igualmente ventajoso a los adversarios o
donde se puede establecer un dispositivo para combatir o un
campamento cuya posición y/o posesión, independiente de su
utilidad propia, pueda dañar, quitar una ventaja u obstaculizar
algunos de los objetivos del enemigo, es un terreno clave. La
situación dirá cuándo deba ser debatido y cuándo no.
C:XI-5
Un terreno que cuente con vías de comunicación entre las
ciudades, poblaciones o lugares, que faciliten el tránsito
vehicular a los adversarios, es un “terreno de comunicación”.
C:XI-6
Si en un terreno se conjugan las características del “terreno
accesible”, por su naturaleza llana, vasta, sin obstáculos, y las
del terreno comunicación, por contar con vías construidas por el
41
hombre entre las poblaciones y/o lugares que faciliten el
tránsito a los adversarios, será a su vez, un “terreno
convergente, central o de reunión”. El primero que se apodere
de él, obtendrá el apoyo de ¡todo bajo el cielo!”.
C:XI-7
Si un ejército penetra profundamente en territorio enemigo,
dejando atrás muchas ciudades, pueblos y tropas enemigas,
estará en un “terreno hostil”.
C:XI-8
Cuando el ejército atraviesa regiones montañosas, accidentadas,
de bosques o progresa a través o cerca de ríos, pantanos,
ciénagas o zonas áridas o desérticas que dificulten el tránsito, el
enlace y la comunicación o que obstaculicen el avituallamiento
del ejército se estará atravesando por un “terreno dificultoso,
arruinado o destruido”.
C:XI-9
Un terreno al que se accede por una garganta o desfiladero y del
que se sale por igual o por caminos difíciles y/o con obstáculos
que obligue a desfilar a las tropas, permitiendo por ello, que un
destacamento pequeño pueda inmovilizar o poner en peligro a
una fuerza mayor o más importante, se llama un “terreno
cercado”.
C:XI-10
Un terreno en el cual un ejército no puede sobrevivir sino
peleando ardua y en forma constante con el enemigo o en
aquel, donde se ve a punto de perecer de hambre, de miseria o
de enfermedad se llama “terreno mortal”.
C:XI-11
Por eso digo: Evita combatir en terrenos de dispersión, si no
puedes evitarlo, deberás reprimir a tus tropas, aumentando el
control sobre ellas; no establezcas campamentos y evita
detenerte o combatir en terrenos fronterizos o de liviandad. Si lo
haces, sufrirás muchas deserciones y actos de cobardía; las
relaciones de las fronteras o la cercanía de los hogares de tus
tropas, serán las causas. Busca dominar la frontera con justicia
y equidad. Haz que sean tuyas.
C:XI-12
No ataques a un enemigo que ocupe un terreno clave, busca
que lo abandone; por ello intenta siempre llegar primero. En
terreno de comunicación, procura que tus formaciones no se
dispersen, más allá de lo necesario. Protege con especial interés
tus vías de escape y las de abastecimientos.
C:XI-13
42
En terreno de convergencia o central debes aliarte con los
estados vecinos, en especial con “todo bajo el cielo”; en terreno
hostil, entra a saco y has que tus tropas se sientan como en
terreno mortal.
C:XI-14
En terreno dificultoso, arruinado o destruido, aprieta el paso; en
terreno cercado, inventa estratagemas y protege las entradas y
salidas; en terreno mortal, lucha.
C:XI-15
En terreno de dispersión, formaría con el ejército de un solo
bloque ético, moral y de fiel cumplimiento de los deberes
militares, que esté a su vez firmemente unido y determinado, en
idea y esfuerzo con el resto de la nación.
C:XI-16
En terreno fronterizo, mantendría a mis fuerzas estrechamente
unidas.
C:XI-17
Cuando un terreno clave esté libre, intentaría llegar y ocuparlo
primero que el enemigo, pero, si él lo ocupa primero, no se lo
disputaría. Si soy atacado cuando domino un terreno clave,
contraatacaré de tal forma, que el enemigo se repliegue sobre
su retaguardia.
C:XI-18
En terreno de comunicación, dedicaría una especial atención a
mis sistemas defensivos y a las vías de abastecimiento.
C:XI-19
En terreno de convergencia o central, consolidaría mis alianzas.
C:XI-20
En terreno hostil me aseguraría un suministro constante de
alimentos.
C:XI-21
En terreno dificultoso, quemaría etapas. De los áridos y
destruidos huiría.
C:XI-22
En terreno cercado, bloquearía los puntos de acceso y de salida.
C:XI-23
En terreno mortal mostraría que no hay escapatoria. Porque
está en la naturaleza de los hombres el resistir cuando están
cercados, combatir hasta la muerte cuando no existe otra
solución y al estar desesperados, obedecer ciegamente.
C:XI-24
El General en Jefe debe estudiar con gran cuidado las
modificaciones tácticas adecuadas a las nueve variantes del
terreno, las ventajas inherentes al empleo de las formaciones
43
compactas o desplegadas y a los principios que rigen el
comportamiento humano.
C:XI-25
Antaño, los que eran tenidos por expertos en el arte militar,
impedían en las filas enemigas la coordinación entre la
vanguardia y la retaguardia; la recíproca colaboración entre los
elementos importantes y los de menor envergadura; el apoyo de
las tropas escogidas a las mediocres y la ayuda mutua entre
superiores y subordinados.
C:XI-26
Cuando las fuerzas del enemigo estaban dispersas, impedían su
concentración; si estaban concentradas, sembraban el desorden.
C:XI-27
Estos expertos, entraban en acción cuando les era ventajoso, y
se retenían en caso contrario. Se ponían en movimiento y se
concentraban en donde les convenía; cuando no, se quedaban
donde estaban.
C:XI-28
Si me preguntan: ¿Cómo puedo hacerme con un ejército
enemigo bien ordenado que está a punto de atacarme?
Respondo: “Ataco su estrategia, en primer lugar o me apodero o
destruyo algo que aprecie o necesite, luego me escucharán”
C:XI-29
No puedo olvidar la presteza en la acción, “La Divina Celeridad”,
ella es la esencia misma de la guerra. Por esto, aprovecharé
cualesquiera falta de preparación, debilidad o descuido del
enemigo para ocasionarle daño; para mis movimientos, recurriré
a itinerarios apartados, engaño al enemigo con señuelos,
trampas e imposturas; aparezco donde no me espere, no esté
preparado, tenga una debilidad o directamente al objetivo clave
o al campo de batalla.
C:XI-30
En el caso de ser la fuerza de invasión, el principio general que
hay que recordar es que, una vez que se ha penetrado
profundamente en el territorio enemigo, el ejército debe unirse
estrechamente por la influencia ética, la moral militar y el
cumplimiento de los deberes de la guerra. Por ello, el país que
se defiende no podrá triunfar sobre él.
C:XI-31
Saquea las regiones fértiles enemigas para avituallar con
abundancia a tu ejército.
C:XI-32a
En la campaña, otorga las recompensas sin reparar en lo que es
costumbre.
44
C:XI-32
Vigila la alimentación de las tropas, de manera que estén
satisfechas, pero, nunca hartas; no les imponga faenas inútiles.
Actúa de forma que estén animadas por un mismo espíritu de
combativo y que sus fuerzas permanezcan intactas. Por lo que
concierne a los movimientos del ejército, establece planes
insondables.
C:XI-33
Enfrenta a tus tropas a situaciones sin salida, de tal forma que
ni siquiera ante la muerte, tengan la posibilidad de huir.
¿Porqué, si están dispuestos a morir, de que hazaña no serán
capaces? Entonces, los oficiales y la tropa dan lo mejor de sí. En
una situación desesperada no temen a nada; si no hay retirada
posible son inquebrantables. Si han penetrado profundamente
en el territorio enemigo estarán muy unidos los unos a los otros,
y donde no quepa otra solución, se trabarán con el enemigo,
cuerpo a cuerpo ¡A muerte!
C:XI-34
No hará falta estimular a esas tropas para que sean vigilantes.
Sin obligarlas, el general obtiene su apoyo; sin buscarla,
adquiere su lealtad; sin pedir su confianza, la tiene ganada. Esto
se aplica a las tropas de un general que sabe alimentarlas,
imbuirles de un mismo espíritu y administrar sus fuerzas,
trazando, además, planes insondables.
C:XI-35
Ama a tus tropas y procúrales toda la ayuda, las ventajas y
comodidades que puedas proporcionarles. Si son capaces de
soportar sacrificios y grandes fatigas, no es porque les guste; si
pasan hambre, no es porque no se preocupen de comer; si se
exponen a la muerte, no lo hacen porque desprecien la vida. Si
mis oficiales no acrecientan sus riquezas, no es porque
desdeñen los bienes de este mundo. Haz tú mismo serias
reflexiones sobre todo esto.
C:XI-36
El día en que el ejército recibe la orden de ponerse en marcha,
las lágrimas de los que están sentados inundan sus solapas; las
lágrimas de los que están acostados correrán a lo largo de sus
mejillas.
C:XI-37
Pero, arrójalos a una situación sin escapatoria y su valor
igualará al de Tchuan Tchu y al de Tsao Kuei, de inmortal
memoria.
C:XI-38
45
Las tropas de los que son expertos en el arte de guerrear
son como la serpiente del monte Ch´ang, llamada “shuai yan”.
Que contraataca con todos sus anillos a la vez. Si se golpea su
cabeza, responde su cola; si se golpea su cola, ataca su cabeza;
si se golpea su centro, responden su cabeza y cola”.
C:XI-39
Si me preguntan: ¿Es posible hacer a las tropas capaces de una
coordinación tan estrecha? Respondo ¡Es posible! Porque aunque
los hombres de Wu y de Yueh se odien, si se encontrasen juntos
en un barco que fuese juguete de la tormenta, colaborarían
como la mano derecha lo hace con la izquierda.
C:XI-40
En cualquier país que estés; cualquiera sea el cargo que ocupes,
si en tu ejército hay extranjeros, o si entre los pueblos vencidos
has elegido soldados para engrosar el número de tus tropas, no
permitas nunca que en los cuerpos que integran sean los más
fuertes o estén en mayoría. Pues, no basta con depositar la
confianza en los caballos trabados o en las ruedas enterradas.
Cuando se atan varios caballos a una misma lanza, hay que
tener mucho cuidado de no incluir a muchos que sean indómitos
o poner a los indómitos juntos o con otros mansos, en menor
número que aquéllos, pues desordenarían el conjunto; pero, una
vez domados, seguirán fácilmente a la caballada.
C:XI-41
La misión del mando militar es nivelar el valor de todos. Y la
mejor manera de utilizar a las fuerzas de choque y a las fuerzas
ligeras es hacer un uso adecuado del terreno y nunca reuniendo
a los fuertes y valientes en las primeras, y los menos fuertes y
valientes en las segundas; ya que la situación puede obligar a
que intercambien su misión.
C:XI-42
Incumbe al general ser justo e imparcial, sereno, impenetrable y
dueño de sí.
C:XI-43
Conocer la manera de mantener a sus oficiales y a sus hombres
en la ignorancia de sus planes.
C:XI-44
Prohíbe las prácticas supersticiosas, librando así al ejército de la
duda. Entonces no cabe ninguna dificultad en esta materia,
hasta la hora de la muerte.
C:XI-45
Cambia sus métodos tácticos y modifica sus planes, a fin de que
nadie sepa lo que hace o piensa hacer.
C:XI-46
46
Cambia el emplazamiento del campamento y avanza por
caminos apartados, haciendo así impenetrables sus designios.
C:XI-47
Incumbe al general reunir al ejército y arrojarlo a una situación
desesperada.
C:XI-48
Hacer que el ejército penetre profundamente en territorio
enemigo, y allí, apretar el disparador.
C:XI-49
Quema sus naves y rompe sus marmitas, como a un rebaño de
ovejas, empuja a sus tropas ya en una dirección, ya en otra, y
nadie sabe a dónde va.
C:XI-50
Fija una fecha para la concentración y, una vez que la toma de
contacto ha tenido lugar, corta la retirada a las tropas como si
les quitase una escalera debajo de los pies.
C:XI-51
Quien ignore los planes de los países vecinos no puede contraer
alianzas a tiempo. Si se ignoran las condiciones geográficas
relativas a las llanuras, las montañas, los desfiladeros
peligrosos, los bosques, desiertos, ríos, lagos, ciénagas,
pantanos no se puede conducir o maniobrar con un ejército. Si
se prescinde de los baquianos y lugareños, se dificultará obtener
ventajas del terreno. Basta que un general olvide uno de estos
tres factores para que no sea apto para dirigir los ejércitos de un
Soberano Dominador.
C:XI-52
Cuando un rey Dominador o un revolucionario atacan a un
estado poderoso, colocan al enemigo en una situación en la que
le resulta imposible concentrarse. Infunde respeto al enemigo e
impide que sus aliados se reúnan con él.
C:XI-53
Se deduce de esto que no luchará contra las coaliciones
poderosas y que no favorece el poder de otros Estados. Para
conseguir sus objetivos cuenta con su aptitud en infundir
respeto en sus adversarios. De esta manera puede apoderarse
de las ciudades enemigas y derribar su gobierno.
C:XI-54
Durante la campaña dicta sus órdenes con rapidez, sin tener en
cuenta los procedimientos que retarden su cumplimiento. De
esta forma podrá utilizar todo el ejército como si fuese un solo
hombre.
C:XI-55
47
Meterá a las tropas en el combate sin comunicarles sus
designios, utilízalas para conseguir una ventaja sin develar los
peligros que afrontarán. Si las arrojas a una situación peligrosa,
escaparán o lo intentarán; si las colocas en terreno mortal,
sobrevivirán; por que, cuando las ellas se encuentran o se creen
en semejante situación, dispuestas a morir, son capaces de
lograr la victoria.
C:XI-56
Antes de iniciar las operaciones militares, es de importancia
capital el fingir que uno se somete a la voluntad del enemigo;
luego, impón la tuya.
C:XI-57
Para imponer tu voluntad debes escudriñar y buscar saber todas
las acciones que esté dando tu enemigo, no dejes de tomar las
medidas más eficaces para asegurarte de la persona de su
general; haz matar a sus jefes, pues siempre se debe combatir
la estrategia enemiga desde el mismo principio y si es posible
preverla por anticipado. Luego, no debes dividir jamás a tus
fuerzas; la concentración te permitirá matar al general enemigo
aunque esté a mil kilómetros de distancia. Esto se llama
alcanzar uno sus fines a través de la astucia, la ingeniosidad, el
engaño y la impostura.
C:XI-58
El día en que se inicien las operaciones clausura todos los
accesos al campamento, anula los salvoconductos, cierra las
fronteras e interrumpe toda relación con los enviados del
enemigo. Todos los asuntos referentes a la guerra se deciden
siempre en el cuartel general ¡Nunca en otra parte!
C:XI-59
Si el enemigo ofrece una oportunidad, aprovéchala sin demora,
atácalo. Si no da una oportunidad, adelántate a su ataque para
apoderarte o destruir algo o persona, que consideres le será útil
a su estrategia; pasando de inmediato a la acción de acuerdo al
plan previsto y secreto.
C:XI-60
La doctrina de la guerra enseña que hay que vigilar de cerca la
situación militar del enemigo, de manera de poder tomar
decisiones acertadas y oportunas durante la batalla o combate,
en la maniobra o en cualesquiera otras acciones que se puedan
presentar.
C:XI-61
Por estos motivos has de ser, al principio, tímido como una
virgen hacendosa, curiosa y silenciosa en su trabajo. Cuando el
enemigo cometa un error o se presenten situaciones o
48
circunstancias que te permitan una ventaja has de
actuar con la rapidez de la liebre, la ferocidad de la tigresa y la
certeza del halcón, no habrá nadie capaz de resistirte.

Capítulo XII

“EL FUEGO EN LA GUERRA”.

Sun Tzu dice:

C:XII-1
Existen cinco maneras para atacar por medio del fuego. El
primero consiste en quemar a las personas; segundo, quemar
las provisiones; tercero, quemar los bagajes; cuarto, quemar los
arsenales y almacenes; y quinto, utilizar proyectiles
incendiarios.
C:XII-2
Para utilizar el fuego hay que valerse de la pirotecnia y prestar
mucha atención al tiempo, al viento y a la humedad.
C:XII-3
El material incendiario debe estar siempre disponible y su
empleo planificado.
C:XII-4
Existen épocas favorables y días apropiados para utilizar el
fuego.
C:XII-5
Por épocas hay que entender aquellas en que hace un calor
tórrido y por días apropiados cuando se levantan fuertes
vientos.
C:XII-6
En caso de ataque por el fuego hay que reaccionar rápidamente
a los cambios de las circunstancias.
C:XII-7
Cuando el incendio se declare en el campo enemigo, coordina
rápidamente el conjunto de las operaciones exteriores, pero si
sus tropas permanecen tranquilas, ten paciencia y no ataques.
C:XII-8
Cuando el incendio alcance su punto crítico, ataca si puedes. Si
no, espera.
C:XII-9
49
Si puedes provocar incendios en el interior del campamento
enemigo, no es necesario esperar a que se haya declarado en el
exterior. Provoca los incendios en el momento propicio.
C:XII-10
Cuando el fuego sea avivado por el viento, no ataques nunca
contra él.
C:XII-11
Si el viento sopla de día, amainará en la noche.
C:XII-12
Las tropas deben conocer los cinco diferentes casos de ataque
por medio del fuego y permanecer en constante vigilancia.
C:XII-13
Quienes utilizan el fuego para apoyar sus ataques tienen la
inteligencia de su lado; los que utilizan las inundaciones, la
fuerza.
C:XII-14
El agua puede aislar a un enemigo, pero no puede destruir sus
provisiones o su material.

Capítulo XIII

“EL ARAÑA Y SU DIVINA RED”.


Espionaje y espías.

Sun Tzu dice:

C:XIII-1
Cuando se recluta un ejército de cien mil hombres y se le envía
a una campaña lejana, los gastos soportados por la población
junto con las sumas aportadas por el tesoro del Estado, se
elevarán a mil piezas de oro al día. Una agitación constante
reinará tanto en el interior como en el exterior del país, la
población estará agotada por las exigencias del transporte y los
asuntos de setecientas mil familias se verán afectados y
desorganizados.
C:XIII-2
El que enfrenta al enemigo durante muchos años para luchar
por la victoria en un combate decisivo, pero permanece
ignorante de la situación del enemigo porque le duele otorgar
nombramientos, honores y unos pocos cientos de piezas de oro
para conocerla, está totalmente desprovisto de humanidad. Un
hombre así no tiene nada de general; no representa una ayuda
50
para su Soberano y de ninguna manera será dueño de la
victoria.
C:XIII-3
Pues el Soberano Esclarecido y el General Competente derrotan
al enemigo cada vez que pasan a la acción, si sus hazañas se
salen de lo común, todo es gracias a la información previa.
C:XIII-4
Lo que se ha llamado “información previa” no puede obtenerse
de los espíritus, ni de las divinidades, ni de la analogía con
acontecimientos pasados, ni de los cálculos y mucho menos de
las apreciaciones. Ella se obtiene de hombres que conozcan la
situación del enemigo, del terreno, del tiempo y todo aquello
que pueda favorecernos o perjudicarnos.
C:XIII-5
Existen cinco clases de agentes secretos que se pueden y deben
utilizarse los agentes indígenas, los internos, los dobles, los
liquidables y los flotantes o vivos.
C:XIII-6
Cuando estos cinco tipos de agentes están actuando
simultáneamente sin que nadie conozca sus nombres y menos
aún sus procedimientos se les llama “la divina red” y constituye
el tesoro más preciado de la Nación, del Soberano Esclarecido y
del General Competente.
C:XIII-7
Los agentes indígenas son los que proceden del nación enemiga.
C:XIII-8
Los agentes internos son funcionarios o personalidades
enemigos empleados por nosotros.
C:XIII-9
Los agentes dobles son espías enemigos empleados o utilizados
por nosotros.
C:XIII-10
Los agentes muertos o liquidables son aquellos espías a los que
deliberadamente les damos informaciones que son ¡totalmente
falsas!
C:XIII-11
Los agentes flotantes o vivos son los que me traen
informaciones.
C:XIII-12
De todos los que en el ejército rodean al General en Jefe, nadie
está más próximo a él que el agente secreto; de todas las
retribuciones, ninguna es tan generosa como la del agente
secreto; de todas las cuestiones ninguna es tan confidencial
como las operaciones secretas.
51
C:XIII-13
Quien no sea sagaz, inquisitivo y prudente, humano y justo, no
podrá utilizar los agentes secretos, y quien no sea fino y sutil no
logrará sacarles la verdad.
C:XIII-14
¿Tema delicado en verdad? ¡Ciertamente delicado! Jamás ha
existido lugar en donde el espionaje y la subversión no se hayan
utilizado en la guerra y cuando eso ha sucedido las victorias han
escaseado.
C:XIII-15
Si se divulgan prematuramente los planes y demás asuntos
relacionados con las operaciones secretas, el agente y todos
aquellos a quienes ha hablado deben morir.
C:XIII-16
Generalmente, si pretendes arrasar ejércitos, atacar ciudades y
asesinar personas importantes hace falta conocer el nombre del
General en Jefe y demás Jefes subalternos, de los Oficiales del
Estado Mayor, de los ordenanzas, de los guardianes de las
puertas y de la guardia personal y demás empleados de
confianza. Debes de instruir a tus agentes para que se informen
en ese sentido con todo detalle.
C:XIII-17
Es primordial descubrir a los agentes del enemigo que vienen a
realizar actividades de espionaje en tu contra y sobornarlos, a
fin de que pasen a tu servicio.
C:XIII-18
Por medio de los agentes dobles se pueden reclutar y emplear a
los agentes indígenas y los agentes internos.
C:XIII-19
De esta manera el agente muerto, provisto de falsa información,
puede ser enviado hacia el enemigo para que la transmita.
C:XIII-20
También es esta la manera de que los agentes flotantes (vivos),
sean utilizados en el momento oportuno.
C:XIII-21
El Soberano debe tener un conocimiento completo de las
actividades de las cinco clases de agentes. Este conocimiento
debe proceder de los agentes dobles y por eso es necesario
tratarlos con la mayor liberalidad.
C:XIII-22
Antaño, la ascensión de la dinastía de los Yin se debió a I Chih,
que en tiempos había servido a los Hsia; los Chou llegaron al
poder gracias a Lu Yu, sirviente de los Yin.
C:XIII-23
52
Por este motivo solamente el Soberano Esclarecido y el
General de valía que sepan utilizar como agentes a las personas
más inteligentes tendrán la certeza de realizar grandes cosas.
Las operaciones secretas son esenciales en la guerra y para todo
aquello que pueda tener relación con ella; de ellas depende el
ejército para realizar cada uno de sus movimientos.

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