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“Un pueblo instruido será siempre fuerte y libre”

Tal como la vida se halla organizada en nuestros tiempos, un pueblo analfabeto será, sin
remedio, el esclavo de un grupo de perversos de su propio suelo, o la presa fácil de
cualquiera nación poderosa que desee absorberlo o dominarlo.

Porque el saber confiere a los hombres poderes inmensos: el hombre que sabe, si tiene
además resolución y constancia está siempre en capacidad de dominar al que no sabe. El
ignorante es fatalmente la víctima, el esclavo del hombre instruido. Si no hay en éste una
gran bondad, acabará por explotar o tiranizar a los hombres que lo rodean, y éstos, aunque
hayan sido engañados y explotados cien veces, caerán de nuevo en las redes de aquellos.
Porque es imposible que el ciego vea mientras no deje de ser ciego; y el ignorante es un ciego.

Lo mismo que se dice de los individuos cabe decir de las naciones. Pensar que una nación de
ignorantes va a librarse de una nación culta, si ésta quiere someterla a su influencia o
dominarla, es como pensar que en la lucha entre un ciego y un hombre que ve, las ventajas
pueden estar de parte del ciego. En realidad, no hay otro destino para el pueblo ignorante,
que el despotismo adentro y la dominación afuera.

El que sabe más, vale más. Saber es tener. La moneda se funde, y el saber no. Los bonos, o
papel moneda, valen más, o menos, o nada: el saber siempre vale lo mismo, y siempre es
mucho. Un rico necesita de sus monedas para vivir, y pueden perdérsele, y ya no tiene
modos de vida. Un hombre instruido vive de su ciencia, y como la lleva en sí, no se le pierde,
y su existencia es fácil y segura.

El pueblo más feliz es el que tenga mejor educados a sus hijos, en la instrucción del
pensamiento, y en la dirección de los sentimientos. Un pueblo instruido ama el trabajo y
sabe sacar provecho de él. Un pueblo virtuoso vivirá más feliz y más rico que otro lleno de
vicios, y se defenderá mejor de todo ataque.

Al venir a la tierra, todo hombre tiene derecho a que se le eduque, y después, en pago, el
deber de contribuir a la educación de los demás.

A un pueblo ignorante puede engañársele con la superstición, y hacérsele servil. Un pueblo


instruido será siempre fuerte y libre. Un hombre ignorante está en camino de ser bestia, y un
hombre instruido en la ciencia y en la conciencia, ya está en camino de ser un líder. No hay
que dudar entre un pueblo de líderes y un pueblo de bestias. El mejor modo de defender
nuestros derechos, es conocerlos bien; así se tiene fe y fuerza: toda nación será infeliz en
tanto que no eduque a todos sus hijos. Un pueblo de hombres educados será siempre un
pueblo de hombres libres. –La educación es el único medio de salvarse de la esclavitud. Tan
repugnante es un pueblo que es esclavo de hombres de otro pueblo, como esclavo de
hombres de sí mismo.

Y en este camino, entiendo que lo primero que debemos de hacer es extirpar el


analfabetismo, y no digo que nosotros no sepamos leer y escribir, al contrario, a lo que me
refiero es a que usemos esa capacidad que tenemos para no dejarnos dominar por culturas
extranjeras, para no ser esclavos de nuestra propia ignorancia, para culturizarnos y así crear
un El Salvador propio, libre y sobre todo digno para todos nosotros los salvadoreños.

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