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ENSAYO

SUJETOS INIMPUTABLES EN LA JURISDICCIÓN COLOMBIANA

Sujetos Inimputables En La Jurisdicción Colombiana.

A lo largo de la historia de Colombia venimos viendo una serie de cambios en la jurisdicción

colombiana, más específicamente en el derecho penal, como se va abordar a continuación más

concretamente con los sujetos inimputables.

Para hablar de inimputabilidad es necesario primero definir lo que es la imputabilidad, con el fin

de realizar una diferencia objetiva ya que estos dos términos atienden a las causales de

justificación penal. El término imputabilidad es un concepto de base psicológica, el cual

comprende el conjunto de facultades psíquicas mínimas que debe reunir un sujeto autor de un

delito con objeto a ser declarado culpable.

Desde un ámbito estrictamente penal, la inimputabilidad está referida al conjunto de facultades

mínimas requeridas para considerar a un sujeto responsable por haber realizado una conducta

subsumible en un tipo penal, y, que además haya causado una efectiva lesión o puesta en peligro

a un bien jurídico determinado. Es importante que se establezca, el lugar que ocupa dentro de la

teoría del delito y las consecuencias jurídicas que conlleva.

Es decir, que es inimputable el individuo que se encuentre eximido de responsabilidad penal por

no poder comprender la ilicitud de un hecho punible.

La “inimputabilidad”, es la ausencia de capacidad para conocer el alcance de los propios actos.

Etimológicamente procede del latín in e imputo: imputas, imputare, y aduce a la “persona que
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carece de suficientes facultades mentales y de la capacidad de motivación, al momento de

realizar la conducta típica, que le impide comprender su acción omisión en los términos

establecidos por la ley penal; por ese motivo se le considera carente de culpabilidad en sus

actos”.

Fernando Velásquez, (1983) entiende la inimputabilidad, como “aquel fenómeno que se presenta

cuando el agente al momento de cometer el hecho, atendidas las condiciones político sociales y

culturales concretas, no se encontraba en capacidad de comprender la ilicitud de su actuar o de

determinarse de acuerdo con esa comprensión o ambas, por padecer un trastorno mental, una

inmadurez psicológica o diversidad sociocultural”. (p.715.)

En tanto, la imputabilidad es el conjunto de circunstancias previstas por la ley, las cuales

permiten establecer una relación de causa y efecto entre un acontecimiento delictivo y el sujeto

al cual se lo considera responsable del mismo, por tanto, la ausencia de las mencionadas

circunstancias determinará un escenario de inimputabilidad, aún y a pesar de haberse

comprobado el hecho criminal y la autoría por parte del inimputable, no se lo considerará

penalmente responsable del mismo.

Por ejemplo, cuando una persona que padece algún tipo de enfermedad psíquica comete algún

crimen, como ser un asesinato, una vez que la justicia compruebe fehacientemente su situación,

lo más probable es que en la sentencia jurídica se la declare inimputable por no poder

comprender que lo que ha cometido es un asesinato y por tanto será destinada a un hospital o

clínica psiquiátrica para su internación, porque si bien no puede ser enviada a una cárcel,

tampoco puede permanecer en libertad, ya que se trata de una persona peligrosa para sí misma y

también para el entorno que la rodea.


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La inimputabilidad, más que una condición, es el juicio jurídico atribuible a la persona que

habiendo perpetrado una acción delictiva, satisface las premisas contenidas en el artículo 33 de la

normatividad penal. Inimputable es, al contrario del imputable, el sujeto que al ejecutar la

conducta típica no estaba en condiciones de conocer y comprender su antijuridicidad o de

orientar su comportamiento de conformidad con dicha comprensión, por inmadurez psicológica,

trastorno mental o circunstancias socioculturales específicas. La presencia demostrada de una de

estas situaciones le impide al sujeto percatarse de que está lesionando o poniendo en riesgo

determinado bien jurídico típicamente tutelado, o lo inhabilita para comportarse de manera

jurídica, a pesar de percibir la ilicitud de su conducta.

Esta condición personal del agente le impide actuar con culpabilidad dolosa, culposa o

preterintencional, ya sea por carencia de conciencia plena de la antijuridicidad de su acción u

omisión, o ya sea por inexistencia de libertad para comportarse lícita o ilícitamente, presupuestos

sin los cuales no es posible imputar a una persona una conducta típica y antijurídica desde una de

estas modalidades de culpabilidad, ni endosarle responsabilidad penal material en la imposición

de una medida punitiva ordinaria.

El Estatuto Penal Colombiano establece dos regímenes diferenciados de responsabilidad penal;

uno para los imputables, que son personas que al momento de realizar la conducta punible tienen

la capacidad de comprender la ilicitud de su comportamiento y de orientarlo conforme a esa

compresión, caso en el cual el Código Penal contempla la imposición de penas y exige que el

comportamiento no solo sea típico y antijurídico, sino también, culpable, pues se encuentra

excluida la responsabilidad objetiva; y el otro, para los inimputables, dirigido a los individuos

que al momento de la comisión del delito y por factores como inmadurez sicológica o trastorno

mental, no pueden comprender la ilicitud de su conducta, o no pueden determinarse de acuerdo


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con esa comprensión y por ello no actúan culpablemente, evento para el cual el Código Penal no

establece penas sino medidas de seguridad, las cuales no tienen vocación sancionadora sino de

protección, curación, tutela y rehabilitación y cuya cuantificación no se fija en los términos en

los que se hizo por el Juzgador en la sentencia impugnada.

La inimputabilidad es uno de los temas más difíciles en el ámbito de las ciencias penales. La

mayor parte de las legislaciones consideran que existen cierto número de individuos que por su

especial situación (trastorno mental, sordomudez, edad, entre otros), deben recibir un trato

especial y diferente por parte de la ley al cometer un hecho descrito en la norma, o delito. A este

tipo de individuos se les denomina "inimputables" y al fenómeno que los resguarda

"inimputabilidad".

La inimputabilidad es denominada como la incapacidad del sujeto para ser culpable siendo

determinante su falta de conocimiento sobre los actos que realiza o en todo caso en la alteración

de su voluntad, todo esto siempre y cuando ocurran en el sujeto al momento de cometer el hecho

legalmente descrito en la norma.

Con ocasión de algunos casos de connotación nacional e impacto mediático, ha quedado sobre el

tapete la discusión sobre el manejo que el sistema penal colombiano dispensa a los inimputables,

en tanto que, gracias a estos lamentables episodios, han quedado en evidencia las serias

deficiencias que al respecto tiene el sistema penal acusatorio, pues el Código de Procedimiento

Penal colombiano, no contempla medidas de aseguramiento para inimputables. El tema de la

inimputabilidad genera gran controversia, toda vez que se presentan grandes confusiones en

torno a quien debe determinar la inimputabilidad de un individuo, si es el juez o el perito; así

mismo por considerarse que no todas las causales incluidas en la legislación penal, deben

aplicarse en Colombia, especialmente en lo relacionado con la edad de responsabilidad de los


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menores, quienes han aprovechado esta situación para delinquir, muchas veces utilizados por

mayores.

Miramos que en Colombia el aspecto subjetivo, ha sido determinante en el sujeto al momento de

cuestionarle una conducta humana normada legalmente, es decir, aquellas que han sido

prohibidas por la ley penal, o aquellas que establecen mandatos. Una persona es imputable,

cuando tiene el conocimiento de la ilicitud del comportamiento y la voluntad dirigida hacía su

realización, cuando esos elementos no concurren, estamos ante una sujeto inimputable. El

inimputable, merece un trato especial, humano, encaminado a lograr la paz social y la

consecución de una verdadera justicia material. Desde el punto de vista histórico-jurídico, se

encamina a la búsqueda de nuevos referentes sobre los factores que determinan las causas y

consecuencias de la inimputabilidad, que contribuye a mejorar la tríadica relación entre el

individuo, el aparato judicial y la sociedad. Las causales de inimputabilidad en Colombia son: El

trastorno mental, concebido como toda condición médico-psicológica que afecta las esferas

cognoscitiva y volitiva del sujeto, la inmadurez psicológica y la diversidad sociocultural o

estados similares; que colocan al individuo en la incapacidad para comprender la ilicitud de sus

actos y determinarse de acuerdo a esa comprensión, a quien, no se le impondrá penas, sino

medida de seguridad.

Siguiendo por esta línea una de las condiciones básicas para asegurar la supervivencia de las

sociedades y organizaciones modernas, es la presencia del control social, así, el derecho y

especialmente el derecho penal, se consideran como un instrumento de control social formal, que

no es más que la influencia que la sociedad ejerce sobre el individuo y sobre la planificación de

los procesos económicos, para ello, se designan unas normas colectivas, unas autoridades y los
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poderes sociales, todos reguladores de la conducta humana, que interactúan dentro de un

determinado contexto histórico social.

Entonces cabe resaltar que el derecho penal como parte del ordenamiento jurídico, es

eminentemente normativo, la norma penal regula la conducta de la persona humana, el deber ser

y, lo hace, cuando establece prohibiciones y mandatos, pero además esa norma penal, no se

queda en la consagración de los ideales de comportamiento, sino que, amenaza a quienes la

desconozcan con una sanción o la consecuencia jurídica que es la pena, ella se impone a aquellas

personas consideradas imputables, y la medida de seguridad, que se impone a aquellas personas

que por el contrario, son denominadas inimputables, porque carecen de la capacidad de

comprender lo ilícito de sus actos y de la voluntad dirigida a realizarlos.

Por eso si hablamos de inimputabilidad en Colombia encontramos dos posiciones diferenciadas,

respecto a la concepción que se tiene sobre la inimputabilidad: la primera corresponde a un

sector de la doctrina que sostiene la tesis de que los inimputables no son penalmente

responsables, y la segunda, hoy mayoritaria, afirma que los inimputables son responsables

penalmente. Como se acepta la última tesis, a la que se llega tras largas discusiones, es

importante distinguir que, dependiendo de las consecuencias jurídicas imponibles a los sujetos

que infringen la ley penal, se dice que el derecho es monista cuando a tales destinatarios de la ley

penal sólo se les impone una sanción penal: la pena, y por el contrario, es dualista cuando se les

imputa dos sanciones: penas y medidas de seguridad; que deben aplicarse siempre que cumplan

una función, que es la que hace que se justifique y legitime tanto al derecho penal como a la

pena, dentro del sistema social en general como del sistema jurídico en particular. Así podemos

concluir que, nuestro sistema jurídico penal, asume un sistema dualista respecto a la

consecuencia jurídica derivaba de la comisión de una conducta punible, es decir, que en el


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ejercicio del poder sancionador, el Estado a través de sus jueces impone tanto penas como

medidas de seguridad.

Un punto importante a tratar aquí son las causales de la inimputabilidad las cuales comprende:

El trastorno mental

Definido como la perturbación, el desorden o desarreglo de las facultades mentales del sujeto,

bien sea causado por factores patológicos, permanentes o transitorios o por circunstancias ajenas

a esos factores. Se dice, que este concepto es una expresión muy amplia, donde caben varias

hipótesis, entre otras, las enfermedades mentales calificadas como sicosis sicopatías y neurosis y

están incluidos los casos de obnubilación de la conciencia determinados por profundas

alteraciones de la esfera emotiva de la personalidad, por ebriedad, ingestión de sustancias que

producen dependencia física o psíquica, por enfermedades físicas o causas no patológicas.

Inmadurez psicológica

Para hablar de la inmadurez psicológica, no se puede referir a ningún proceso patológico, pues

todas las entidades de ese carácter quedan comprendidas dentro del trastorno mental, por el

contrario, equivale a los factores socioculturales y antropológicos que afectan sustancialmente la

esfera cognoscitiva e intelectiva del sujeto, tales como el retardo mental moderado y el retardo

mental leve.

La diversidad socio-cultural

Se ha considerado que dentro de esta causal de la diversidad socio-cultural, estarían las etnias y

grupos indígenas de nuestro territorio, que son considerados como grupos de personas, que
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dentro del ambiente sociocultural donde nacieron viven en forma normal, pero que si entran en

contacto con la “sociedad civilizada”, se presenta un choque de sus propios valores con otros que

ignoran por completo. La comprensión que los indígenas, puedan tener de la ilicitud de un

comportamiento, es diferente, a la de sociedad dominante.

De acuerdo con estas dos causales se puede decir que no existe ningún obstáculo para aceptar

que un sujeto que padezca trastorno mental o inmadurez psicológica, pueda actuar

justificadamente o que en su acción ha concurrido circunstancia de exclusión de la culpabilidad,

sin que sea dable calificarlo sólo por ese padecimiento como inimputable. Con relación a las

causas de justificación por cuanto son de naturaleza preponderantemente objetivas y frente a las

causales de inculpabilidad porque si ellas realmente se presentaron, la causa determinante del

hecho no fue ni el trastorno mental o la inmadurez, sino la presencia de cualquiera de las razones

expresamente señaladas en el artículo 40 del C.P., esto es porque en este supuesto no se da la

necesaria relación causal entre la inimputabilidad y el hecho, que conduzca a destacar su

incapacidad de ser culpable, sino que fue una razón diversa como el caso fortuito, la fuerza

mayor, la coacción o el error, la que condujo a esa persona a la realización de comportamiento

típicamente antijurídico.

Los menores de 18 años

La capacidad de los menores no fue siempre valorada en la misma forma. La condición jurídica

del menor delincuente en la antigüedad, específicamente en el Derecho Romano, contiene

referencias esporádicas que no permiten, afirmar la existencia de un sistema propiamente dicho.

Pero, sí puede aseverarse que, existía una diferencia de tratamiento entre el menor y el adulto.
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Dicho todo lo anterior se puede llegar a concluir que, cuando un individuo, se encuentra incurso

en una de las causales de inimputabilidad, es decir, ha sido considerado inimputable, no está

sometido a la obligación de soportar las sanciones establecidas para el delito, por causa de su

ejecución, puesto que para establecer su responsabilidad, se requiere que surjan los presupuestos

de imputabilidad, culpabilidad y anti juridicidad. No obstante, en la conformación dualista de

nuestro sistema jurídico penal, el inimputable no estará sometido a la imposición de una pena

sino de una medida de seguridad.

Encontramos que La República de Colombia expidió la ley 1098 de 2006 conocida como Código

de Infancia y Adolescencia con el fin de reglamentar de una manera especial la infancia y

adolescencia en Colombia, logrando con esto garantizar con mayor eficacia los derechos y

deberes de los menores, estableciendo también normas para las conductas delictivas en las que

haya participación de un menor, entendiéndose como menor la población con una edad inferior a

los 18 años.

No obstante con la creación de la norma a la que se hace referencia, la efectividad en lo que ha

su cumplimiento respecta no ha sido la esperada, dado que en la parte punitiva la norma jurídica

se queda corta o no garantiza una real y efectiva justicia para las víctimas, teniendo en cuenta la

condición de los menores de edad que la norma define como inimputables siendo estos los

sujetos que no son responsables de un ilícito porque su condición de comprensión de que una

conducta es contraria a la ley resulta desconocida. El menor no es tratado como un sujeto

plenamente responsable en materia penal, yendo desde ser un inimputable, hasta ser responsable

en menor medida.

Otro punto muy importante es que las leyes de infancia y adolescencia son muy laxas al

momento de generar una sanción al menor entre los cero (0) y catorce (14) años que comete una
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conducta jurídica contraria a derecho y a las víctimas de estos no se sienten resarcidas ni

protegidas por el estado teniendo en cuenta que la sanción para ellos es el restablecimiento de

derechos dado su grado de inimputabilidad.

También es necesario reconocer como interviene el Estado de forma general en el desarrollo de

los menores desde su nacimiento, hasta ese grado de edad en la que el menor alcanza un grado de

elocuencia para cada uno de los actos, es así, que en este espacio de tiempo intervienen

instituciones de orden regional y nacional que vigilan el buen funcionamiento de

establecimientos que intervienen en dicho proceso.

Dicha vigilancia permite que la infancia tenga un desarrollo adecuado, para que al momento de

alcanzar su grado de mayoría edad, sea un agente productivo para la sociedad en general, el

contraste de la realidad social es otra, mientras esperamos que nuestra infancia se encuentre en

actividades que permitan su desarrollo en sentido amplio, hoy día esos esfuerzos son re

direccionados para la comisión de delitos como homicidios, hurto, venta y consumo de

estupefacientes, pandillismo, solo por nombrar algunas, y la población infantil está siendo

arrastrada para la comisión de delitos, ya que la norma jurídica que se encarga de su juzgamiento

contiene vacíos, no precisamente por endurecer las penas si no por que la sociedad requiere de

ellos, ya que son el futuro de un Estado.

Trazado un antes y un después, frente a los delitos de los menores de 14 años, es necesario ver si

es efectivo el desgaste judicial frente a la problemática de que un menor de 14 años sea dejado en

libertad luego de haber cometido un delito atroz, solo por su corta edad, desde esta óptica se

refleja que el código de infancia y adolescencia, no es la herramienta jurídica más adecuada para

el juzgamiento de un menor de tan corta edad.


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Sumado a ello, los menores de catorce años, no serán personas susceptibles de ser sancionadas

penalmente bajo ninguna circunstancia, aun cuando haya mediado la flagrancia, a estos le serán

restablecidos sus derechos, es decir, obtienen una figura de calidad de víctima, dado que no

pueden medir el riesgo, el daño o la afectación al momento de cometer una conducta considerada

como punible, se le brindará atención psicológica, médica y toda aquella que lo ayude a

comprender que no es correcto lo realizado, de igual manera se le brindará atención especial que

ayude a superar lo ocurrido.

También es importante reconocer que dicha problemática, reside principalmente por falta de

creación de herramientas jurídicas que permitan generar condiciones adecuadas que hagan frente

a las faltas de los menores, más aun que reduzca esa brecha en clases sociales más vulnerables,

es allí, donde la delincuencia conoce el vacío normativo, y actúa reclutándolos para la comisión

de delitos de desde el hurto hasta el homicidio.

Es importante preguntarse, si es necesaria una madurez que permita establecer si el menor es

cociente de la conducta, o si por el contrario, generar herramientas eficaces para que el antes y

después de la conducta, el Estado con sus instituciones otorgue respuesta o soluciones a dicha

población tan vulnerable y les permita una adecuada integración social más aun una superación

social.

Ahora bien, su autor, menor de 14 años, en este punto es necesario resaltar que la ley es laxa, no

solo para la población si no más amplia para aquellos grupos que se encargan de reclutar y

ordenar la comisión de delitos, que tienen su iniciación en el hurto y con desenlaces como el

homicidio, frente a este último, es necesaria la efectiva protección de las víctimas, ya que la

exclusión de responsabilidad genera impunidad y posibilidades de repetición.

Una discusión muy acertada son los vacíos normativos para el restablecimiento de derechos que
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se encuentran en la ley 1098 de 2006 aplicables a la población menor de 0 a 14 años responsable

de una conducta punible y la ineficacia de la normatividad penal ante estos menores de 0 a 14

años lo que lleva a determinar que la norma jurídica norma jurídica para dichos delitos en su

tratamiento es corto o no garantiza una real y efectiva justicia para las víctimas, teniendo en

cuenta la mismas condiciones de menores de edad o como la norma los define inimputables:

Sujeto que no es responsable de un ilícito porque su condición de compresión de la conducta es

desconocida para él o ella.

Para ilustrar y entender esta problemática es necesario conocer el tratamiento que se le da al

menor entre los 0 y 14 años en lo que al derecho penal actual respecta, dado que el menor no es

tratado como un sujeto responsable en materia penal, sino meramente como un sujeto

inimputable debido a su capacidad reducida de comprensión en su actuar y el desconocimiento

de que la conducta realiza es contraria a derecho, lo que lo blinda y requiere que se le brinde un

tratamiento especial cuando se presenta una conducta de este tipo por su parte dado que su

inmadurez sicológica, física e intelectual no le permite medir la capacidad de daño que puede

ocasionar al cometer una conducta penalmente tipificada.

Resulta necesario hablar de lo anterior para justificar la necesidad de un estudio concienzudo a la

política criminal aplicable a los menores de 0 a 14 años que otorga los elementos suficientes para

ver como hay un vacío normativo que no garantiza a las víctimas de estos infractores un

verdadero y efectivo acceso a la justicia, algo que en un sociedad democrática como lo es la

colombiana es fundamental.

Desde el contexto social que es el principal determinador se puede observar como intervienen las

instituciones públicas en su relación con los menores de edad para hacer un efectivo
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acompañamiento que permita alcanzar los fines del estado social de derecho en que el menor se

va desarrollar, tal como reza la carta política en su artículo 44.

Teniendo en cuenta lo anterior se requiere hacer efectiva una mayor articulación con las

instituciones públicas con un grado de compromiso superior al que la ley actual exige, esto

podría coadyuvar al desarrollo de los menores durante su etapa de crecimiento y a su vez

garantizaría una sociedad más limpia en lo que a materia criminal en menores respecta.

Otros de los puntos importantes a tratar dentro de la inimputabilidad es uno de los temas que más

ha generado discusión y controversia a través del desarrollo de la ciencia del derecho penal. Son

varios los argumentos que se han diseñado en torno a esta institución y desde los positivistas

hasta nuestros días, el concepto ha contado con diferentes enfoques.

Uno de los asuntos que suscita mayor dificultad, es aquella inimputabilidad que proviene del

trastorno mental como consecuencia del consumo de alcohol y particularmente, la imputabilidad

que se predica de los sujetos que incurren en la denominada embriaguez pre ordenada. Estos, a

pesar de que pierden la capacidad de comprensión y autodeterminación, la ley penal, por su

conducta ilícita, les asigna la misma consecuencia jurídica que acarrearía la conducta realizada

por un hombre en pleno uso de sus facultades.

Por eso cuando el Estado, independientemente de cualquier consideración histórica, cultural,

política o social, establece normas sustanciales o procedimentales dirigidas a regular las

libertades, derechos o deberes del individuo, sin tener presente el valor superior de la dignidad

humana, serán regulaciones lógica y sociológicamente inadecuadas a la índole de la condición

personal del ser humano y, por ende, contrarias a la Constitución, en la medida en que se
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afectarían igualmente los derechos fundamentales, dado que éstos constituyen condiciones

mínimas de dignidad.

Además de la dignidad humana otro de los derechos fundamentales importantes que debe

observarse al adentrarse en el estudio de la inimputabilidad por trastorno mental como

consecuencia del consumo del alcohol, es el principio de la igualdad. Esta directriz, en su sentido

genuino, no consiste en tratar todas las situaciones de igual modo, sino precisamente en el

adecuado trato a los fenómenos que surgen en el seno de la sociedad, diferenciando las hipótesis

que son iguales entre sí (las que exigen una misma respuesta de la ley y de la autoridad) de

aquellas que son diversas, pues respecto de estas últimas la norma razonable no debe responder

al igualitarismo ciego, pues esto quebrantaría la igualdad, sino primordialmente al equilibrio que

impone un trato divergente para circunstancias no coincidentes.

Por tal motivo la embriaguez debe ser tratada por el derecho penal con especial cuidado, dada la

dificultad probatoria que presenta para el fallador su constatación como causa de inimputabilidad

y además, porque aún se discuten, con gran debate doctrinal, asuntos importantes y espinosos

propios de la materia, como lo son el problema de la embriaguez pre ordenada y su solución

desde la teoría de las acciones libres en su causa.

El tema de la embriaguez pre ordenada que da lugar a la imputabilidad, cuando bajo ese estado

se realiza una conducta ilícita, ha sido fuente de mucho debate. Para algunos, la conducta no

debe ser sancionable; para otros, es sancionable con igual rigor que la conducta llevada a cabo

por cualquier imputable.

Nos encontramos frente a un tema muy complejo de asimilar por parte de la sociedad, ya que

este nos plantea que el consumo de alcohol puede dar lugar a un trastorno mental que acarree una
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inimputabilidad. La doctrina penal colombiana y la jurisprudencia han desarrollado la materia lo

largo de los años y aún hoy, persiste la controversia en torno a uno de sus temas más

importantes, el fenómeno de la llamada preordinación del ebrio.

Dicho esto la norma nos dice que solo será inimputable por embriaguez, el sujeto que a

consecuencia de la ingestión de alcohol, desarrolle un trastorno mental que le impida comprender

la ilicitud de su actuar y determinarse de acuerdo con esa comprensión.

Para Nodier Agudelo,(2007) gran estudioso de la inimputabilidad a causa de la embriaguez, el

problema de la responsabilidad penal de la embriaguez debe solucionarse con base en el

principio de la culpabilidad y la regla actio libera in causa y explica su tesis de la siguiente

forma: “Quien se embriaga para delinquir, debe responder a título doloso; quien se embriaga

previendo el hecho y lo acepta, debe responder por dolo eventual; quien se embriaga

voluntariamente con previsión del hecho, previendo el hecho, responde a título de culpa, sea que

haya o no tenido la intención de ejecutarlo”.(p. 84.). Como se puede notar, acepta el pre

ordenación dolosa y culposa del ebrio. De igual manera se manifiestan Reyes echandía (1983)

(…) (p.78.) y Fernández Carrasquilla (1989) (…) (p.229).

Otro punto muy importante a tocar es la inimputabilidad aminorada, se deriva de la existencia de

situaciones en las que el sujeto, encuentra afectada su psique o sus facultades mentales y por

consecuencia disminuida notablemente su capacidad de cognición y de voluntad, sin que ello

implique excluir su imputabilidad.

Esta figura jurídica nunca ha sido implementada en Colombia, pero ha sido reconocida y goza de

vigencia en otros estatutos penales del mundo.


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Como se afirmó anteriormente, la inimputabilidad aminorada no ha sido aplicada en nuestra

legislación, por lo que debe resolverse un cuestionamiento que suscita la debatida figura; y este

es, plantear la viabilidad de su aplicación a la luz de nuestros principios constitucionales.

Encontramos que puede haber consecuencias jurídicas, respecto del fenómeno de la

imputabilidad atenuada, son de diversa índole. Presentándose, desde las soluciones que proponen

la pena disminuida, hasta las que plantean la aplicación exclusiva de medidas de seguridad,

pasando por la posiciones eclépticas que formulan la combinación acumulada de estas y aquellas,

de acuerdo con las características específicas de la conducta.

Se dice entonces que la embriaguez crónica o la embriaguez ocasional, en nuestra legislación,

solo dan lugar a inimputabilidad si el sujeto al momento de los hechos no tiene la capacidad de

comprender y de auto determinarse de acuerdo con dicha comprensión como se ha expuesto

antes. Por lo tanto, para constatar la inimputabilidad de una persona que desarrolló un trastorno

mental como consecuencia de la ingesta de alcohol, son dos los tipos de embriaguez por las que

debe indagarse: La intoxicación crónica y la intoxicación aguda con pasajera obnubilación de la

conciencia, condicionado esto a que el trastorno sea de tal intensidad que anule las capacidades

intelectivas y volitivas del sujeto.

En materia de inimputabilidad y alcohol, existe otro tipo de embriaguez, llamada embriaguez pre

ordenada, que reviste un mayor grado de análisis dado la controversia que genera su solución

jurídica y la justificación de esta solución. Esta forma de embriaguez es sancionada por nuestro

medio como igual de grave a la conducta de quien actuó con capacidad de comprensión y

determinación, a pesar de que, dicho sujeto, al momento de los hechos, no contó con estas

capacidades. Para estos eventos, se propone la adopción de una figura que ofrezca proporción en

la aplicación de la ley y se acoja a los principios constitucionales básicos de igualdad y dignidad


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humana. La doctrina y la legislación extranjera han desarrollado una institución de este tipo a la

que han denominado imputabilidad atenuada o disminuida.

Como se ha venido reiterando en diferentes ocasiones la dignidad humana, es el principal y

fundamental derecho constitucional de los ciudadanos en nuestro Estado social de Derecho, a la

vez que es el eje desde el cual parte todo el engranaje jurídico. Es que el concepto de dignidad

humana no constituye hoy, en el sistema colombiano, un recurso literario u oratorio, ni un adorno

para la exposición jurídica, sino un principio constitucional, elevado al nivel de fundamento del

Estado y base del ordenamiento y de la actividad de las autoridades públicas.

Como bien lo asevera la Corte, los argumentos políticos para instaurar cualquier posición

jurídica en nuestro ordenamiento, de ninguna manera pueden vulnerar el derecho fundamental de

la dignidad del individuo. Sancionar el ilícito del ebrio que supuestamente pre ordenó su

inimputabilidad, con la gravedad con que se sanciona la conducta del imputable, argumentando

razones de impunidad, vulnera el principio de dignidad.


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Bibliografía
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SOTOMAYOR Acosta. Juan Oberto. Inimputabilidad y Sistema Penal. Temis. Santa Fe de

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