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Ramón Chavira
Director General de Difusión Cultural y Divulgación Científica
EXPERIENCIAR Apuntes para
el acercamiento
EL TRABAJO a una evaluación
SOCIAL crítica
Prólogo............................................................................ 7
Introducción.................................................................... 11
E
n la frontera norte de México, particularmente Ciu-
dad Juárez, se pensaría que, por su ubicación, las
condiciones de vida de sus habitantes estarían mejor
que en el resto del país. Sin embargo, esto no es así:
los contrastes son muchos. Solo por mencionar uno, cuando en
2008, 2009 y 2010 la violencia estaba desbordada en nuestra
ciudad, del otro lado de la frontera no pasaba nada e, inclusive,
El Paso, Texas, se ubicaba como una de las ciudades más segu-
ras de Estados Unidos. La cuestión social se encuentra aban-
donada por parte de las autoridades en los últimos años y los
índices de pobreza, marginación y desigualdad han aumentado
considerablemente, por lo que de acuerdo a un estudio reali-
zado por El Colegio de la Frontera Norte (Fuentes, 2012), el
37 % de la población se encuentra en estado de pobreza, lo que
equivale a que 494 726 personas vivan con estas características.
La sociedad actual sufre los estragos de las acciones toma-
das por los adultos, situaciones a veces irresponsables que han
provocado que cada vez sea más complicado habitar el planeta.
Todos los días encontramos en los medios impresos, visuales,
audibles y virtuales, información que nos invita a pensar que
algo grave está pasando en nuestra sociedad. La violencia des-
bordada en México es un ejemplo claro de desarticulación y
desgaste social. En el mes de mayo de 2015, un niño de seis
años fue asesinado de manera violenta por adolescentes me-
nores de quince años, quienes simularon un secuestro, lo cual
se dio en la capital del estado de Chihuahua; la sociedad exige
que los agresores sean juzgados como adultos, lo que es muy
probable que no suceda, ya que las leyes locales no lo permiten.
U
no de los retos actuales que enfrenta el trabajo
social es justificar su pertinencia histórica (que a
simple vista parece autoexplicarse y autoimponerse
en un contexto de acrecentamiento de necesidades
sociales), la cual suele ser sobreentendida en la relación di-
recta que guarda la “intervención social” con los sectores que
sufren los embates de la desigualdad contemporánea. Así, ve-
mos como cada día se incrementan de manera considerable los
programas académicos de grado y de posgrado, las matrículas,
las inserciones laborales y los proyectos construidos desde la
óptica “propia” del trabajo social. Ahora bien, este movimien-
to se debate entre dos polos: por una parte, encontramos a las
defensoras y los defensores —que, por lo regular, son parte del
gremio o de la población atendida— que sostienen que, efecti-
vamente, dicha profesión produce, a través de su intervención
planificada, cambios sociales,1 y por otro lado, tenemos a los
detractores rapaces del paradigma de la intervención social,
L
a intención del apartado que a continuación presen-
tamos trata de abordar, a manera de resumen, los
vínculos sustantivos que existen entre la denominada
“cuestión social”, el trabajo social y el estado actual
de la realidad “social” en Ciudad Juárez, hablando en términos
de aquellos fenómenos asociados a la exclusión, pobreza y mar-
ginación poblacional.
En principio, nos acercamos desde un punto de vista socio-
histórico a la relación productiva establecida entre la cuestión
social y el trabajo social, tratando de repensar los fundamentos
que le dieron origen y que, actualmente, sostienen dicho lazo
intrínseco hasta el punto de convertirse en uno de los princi-
pales ejes de reflexión y análisis de la profesión. Justo después
proponemos a Ciudad Juárez (espacio de nuestro estudio)
como territorio constituido en la trama de la complejidad y la
contradicción, debido a sus propias condiciones históricas,
geográficas, políticas, sociales y económicas, donde constante-
mente se recrudecen las artimañas de la clase político-empresa-
rial para reconfigurar el capitalismo como molde hegemónico.
Esto nos introduce en el debate de la “actual cuestión so-
cial” de la ciudad. En este sentido únicamente pretendemos
destacar las que —a nuestro juicio— son las secuelas más críti-
cas desencadenadas por la reciente precarización, a partir de la
recepción de algunos postulados neoliberales que configuran
12 No es casual que, por ejemplo, de 2000 a 2004 Ciudad Juárez mostró pér-
didas de empleo en las maquilas, justo cuando apareció una desaceleración
económica importante en Estados Unidos (cfr. Cruz Piñeiro, 2005, p. 138).
13 Según esta misma encuesta, el aumento de horas trabajadas de la población
económicamente activa, de 1990 a 2005, fue de la mano con la reducción del
ingreso real mensual, lo que es una de las principales contradicciones en el
“mundo del trabajo” en Ciudad Juárez.
como “paquetes de estímulos”, con lo cual vemos que en pleno “auge” del
neoliberalismo y de las propias crisis que genera, aparecen sin contradicción
alguna los principios de una vertiente supuestamente superada (cuando en
realidad lo que persiste son los fundamentos de un mismo hilo conductor).
P
ara cumplir con el objetivo trazado en nuestra búsque-
da, vamos a caracterizar una muestra territorial de las
prácticas escolares que desarrollan las alumnas y alum-
nos del programa de Licenciatura en Trabajo Social de
la uacj en dos colonias de la ciudad: Olivia Espinoza de Bermú-
dez y Ernesto Che Guevara, lo que nos pondrá en disposición
de objetivar las condiciones particulares de desigualdad en el
municipio, valorar el trabajo que desempeñan las y los estu-
diantes en sus centros de práctica y construir (a partir de los
distintos sujetos implicados en el proceso de intervención) una
reflexión crítica acerca del impacto que generan las acciones
que emplea el trabajo social direccionadas a la comunidad para
superar condiciones de rezago.
Nuestra reflexión se apoya en la información que, de las
colonias mencionadas, provee el Censo de Población y Vi-
vienda 2010 con la clasificación de áreas geoestadísticas bási-
cas (Ageb); así también acudimos al Informe técnico final de
la investigación La geografía de la pobreza urbana en Ciudad
Juárez, Chihuahua: dinámica y evolución (Fuentes Flores,
Peña Medina, & Hernández Hernández, 2012), que integra a
partir de unidades territoriales de análisis (uta) una nueva es-
tratificación de la ciudad (a partir del ingreso), tomando como
unidad de selección la vivienda y como unidad de observación
el hogar; de la misma forma tomamos en consideración los es-
tudios de polígonos de pobreza realizados por la Secretaría de
Desarrollo Social (Sedesol) en 2009. Con esto queremos ad-
vertir al lector que nuestra aproximación a los microterritorios
señalados es una reflexión descriptiva proporcional basada en
C
omencemos por señalar que consideramos inco-
rrecto el patrón discursivo (reiterativo) en la jerga
del trabajo social que proclama que “intervenimos
en lo social”, idea que muestra claramente el posi-
cionamiento teórico asumido por el trabajo social en la hege-
monía racional del posmodernismo vulgar, el neopositivismo y
el neoliberalismo, que promueven la desarticulación en partes
de la realidad; así, desde la perspectiva de dichos posiciona-
mientos teóricos tenemos en campos cerrados y propios los
“espacios” de lo económico, lo político, lo cultural y lo social,
lo que niega e impide un posicionamiento ontológico para co-
nocer la realidad desde la perspectiva de totalidad. Ya desde el
propio discurso profesional negamos la necesidad de conocer
o comprehender los fundamentos de los fenómenos asignados
para la intervención, ya que estos no se encuentran en la propia
problemática “social” (trabajo social fenoménico), sino en sus
núcleos genéticos de producción, es decir, en la síntesis de las
muchas determinaciones y relaciones diversas (económicas,
políticas, sociales) inscritas no en la apariencia (desprovista
de relación), sino en la esencia (comprehensión articulada) de
esta o aquella cuestión.
Esta difusión masificada en la enseñanza del trabajo social
de que la realidad es un todo con partes inconexas o, las más
de las veces, con relaciones polivalentes y casuales, da como
resultado que la práctica profesional (en la mayoría de los ca-
sos) no supere los bordes reduccionistas y esquemáticos que
E
n la reflexión anterior pretendimos llamar la atención
acerca de la relación desarticulada que existe entre el
trabajo social y el conocimiento de la realidad, que
puede ser reivindicada, según la perspectiva ya ex-
puesta, en la lógica del materialismo dialéctico. Sin embargo,
nuestra propuesta quedaría inconclusa si no damos cuenta de
aquellos elementos teóricos-éticos-prácticos-metodológicos
que consideramos indispensables para formar profesionistas
capaces de pensar la realidad independientemente de su in-
clinación preferencial por cierto campo de acción o, inclusi-
ve, algún “modelo teórico”. En otros términos, es necesario
responder a la pregunta: ¿qué conocimiento básico debe apre-
hender un cientista social para, al menos, pensar la realidad
“social”, entenderla y enfrentarla?
Nuestra interrogante nos lleva a abordar la formación aca-
démica básica para el trabajo social que, desde la óptica de
distintas universidades en nuestro país (particularmente toma-
mos como referencia el programa de la uacj) y Latinoamérica,
coincide con desarrollar un perfil profesional articulado sobre
la base de un discurso que promueve:
C
omo hicimos notar en nuestra reflexión, el trabajo
social es una profesión compleja, ya que los elemen-
tos constitutivos que legitiman su ejercicio profe-
sional como las instituciones, la “cuestión social”,
el binomio saber/poder y la demanda de intervenciones socia-
les son históricos, dinámicos y contradictorios. Por lo tanto,
la base formativa de sus profesionales en la contemporaneidad
debe responder fehacientemente a las exigencias de una socie-
dad que requiere respuestas sólidas que expliciten su constitu-
ción actual (asimétrica e injusta), el padecimiento de las crisis
estructurales (cada vez más recurrentes e insoportables), la
pérdida del propio derecho a la ciudad (acentuada con la desa-
parición de derechos laborales y de seguridad social de la clase
trabajadora) y, sobre todo, la manera de luchar por la conse-
cución de una organización estructural (convivencia) emanci-
pada y sin clases. Así, lo que se ha pretendido en este ensayo
es contribuir al debate acerca de la formación profesional uni-
versitaria, la cual, sostenemos, debe ser acorde a las demandas
reales de los sectores excluidos, empobrecidos y vulnerados.
En este marco tomamos como eje de análisis la oferta edu-
cativa-formativa del programa de Licenciatura en Trabajo So-
cial de la uacj. Así, ofrecimos un trayecto de sentido que, en
principio, vinculara la relación productiva que en la actualidad
existe entre la “nueva cuestión social”, el contexto específi-
co desde donde se promueven las intervenciones sociales y la
práctica del trabajo social.
Para abordar los distintos aspectos que entrañan este trino-
mio seleccionamos algunos de los argumentos críticos que his-
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