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Otro estudio realizado por CEUR (1979) entrega cifras más elevadas
de viviendas mejorables y desechables: se considera que en la
región un 37,1% son mejorables. En áreas urbanas, un 27,3% y en
áreas rurales un 49,2%. Se estima que un 25,6% son desechables.
Un 19,5% en áreas urbanas y un 33,5% en áreas rurales. Se señala
que "...La peor situación de vivienda se encuentra en algunos países
calificados como urbanísticamente muy inestables, es decir con
comparativamente altos porcentajes de población rural, altas tasas
de crecimiento natural de la población nacional y tasas
consistentemente altas de la población urbana" (CEUR,1979:8).
El cuadro 2 nos muestra la distribución espacial de la población y
viviendas en la región7. Se aprecia que un 70,6% de la población se
localiza en zonas urbanas y un 29,4% en zonas rurales. No existe
una diferencia significativa en la distribución de las viviendas siendo
esta de un 71,9% y un 28,1% respectivamente. El número promedio
de personas por vivienda es de 4,6 en áreas urbanas frente a 4,9 en
áreas rurales. Se observan eso si diferencias significativas entre
países. Si tomamos como ejemplo las zonas urbanas, donde se
concentra la mayoría de la población regional, Uruguay presenta el
menor tamaño con 3,4 personas por vivienda. Nicaragua y Haití
presentan los tamaños más elevados con 5,9. Claramente este
promedio se encuentra fuertemente relacionado con la etapa de la
transición de la fecundidad y el desarrollo socioeconómico de los
países. Se puede presumir que en la medida que los países sigan
avanzado en el proceso de cambio demográfico y modernización el
número de personas por vivienda (muy vinculado aunque no idéntico
al tamaño del hogar) tenderá a disminuir. Este hecho sin embargo no
nos puede llevar a confusiones respecto de las necesidades de
vivienda toda vez que aunque este promedio descienda los hogares
seguirán aumentando, a un ritmo menor pero en términos absolutos
crecerán, más allá de la fuerza centrípeta de las familias extensas y
compuestas por conformar unidades menores y convertirse,
entonces, en potenciales demandantes de vivienda nueva.
Hacia el año 2000, según las proyecciones de Naciones Unidas, la
población de la región (cuadro 4) alcanzará 517 millones y medio de
personas. Si se asume el supuesto, bastante probable considerando
la proximidad del año 2000, de que el déficit cuantitativo neto será el
mismo calculado en el cuadro 1 (46,1 por mil habitantes), y se supone
también constante el tamaño del hogar, tendremos un déficit
habitacional neto cercano a los 24 millones. Por otra parte, en este
último quinquenio del presente siglo se formarán -de acuerdo al
método de crecimiento de los hogares asimilado al crecimiento de la
población mayor de 20 años- (ver cuadro 3) algo más de 21 millones
de nuevos hogares. De estos como se puede apreciar en el cuadro 4
un promedio de 65% se constituirán en lo que hemos denominado
como "hogares simples"; es decir los hogares unipersonales y
nucleares. El restante 35% estará conformado por "hogares
complejos" que reúnen los extensos y compuestos (ver detalle para
la región en cuadro 7