Durante el trayecto que llevo en la universidad he tenido múltiples
experiencias, pero en particular he conocido profesores que tienen una manera tan sutil de pensar las cosas que hacen reflexionar acerca de algo que tomamos por hecho: Dar o recibir una clase. El profesor Ocariz, muy respetado entre la comunidad por su amplia experiencia en la docencia, es protagonista de este artículo. Ocariz relata la manera de cómo se desarrolla un entorno de trabajo con alumnos donde creemos que solamente es pararse a decir un tema y que el alumno capte todo lo del profesor. Primero, hemos de encontrarnos en muchas situaciones donde las dudas suelen ser resultas por los mismos estudiantes, mediante el estudio por fuentes, que por el profesor. Muchas ocasiones el hecho de que nadie pregunte puede derivar en la falta del conocimiento necesario para aprobar una asignatura, y así como describe el profesor, un gran sabio empieza por preguntar lo que no sabe. Los alumnos de la facultad suelen tener un enfoque algo apartado de lo que describe Ocariz como una clase ideal, primero porque acuerdo con él, no es posible llevar a cabo la enseñanza sin mucha memorización y a pesar de las nuevas tendencias de enseñanza impuestas por las últimas modas, la enseñanza tradicional tiene grandes cimientos y está comprobado que mediante el esfuerzo, la dedicación, la acción a preguntar puedes aprender, pero más importante de una lección de éste tipo es disfrutar y poner atención. El disfrutar de las cosas como el Sr. Ocariz con sus clases, hace que el flujo de enseñanza sea puro y con pasión y ésta última logra hacer maravillas con unas cuantas acciones. Un hecho y el que más resalta Ocariz, es ser devoto al recinto sagrado de la enseñanza mostrando todo el respeto que merece. Durante una sesión de clase se tiene que tratar de la clase, no de comer ni de platicar o estar con el celular y el profesor a su vez mostrar una calidad en su forma de transmitir el conocimiento y de determinar si el alumno lo ha adquirido. Ir a dar clase es distinto de recibir una clase, pero durante esa sesión alumno y profesor deben tener humildad, comprensión, respeto y lo más importante: voluntad.