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EDITORIAL

En la vida se presentan circunstancias que aportan a la experiencia de cada quien siendo esta un
método de enseñanza. Pero aquí es donde hay algo de gran importancia para que se de este
proceso en cada persona y que es una palabra que no se tiene muy presente en el ambiente y es la
otredad. Puede que sea un término que no se use tanto en el vocabulario sea verbal o escrito,
pero si se convierte en acción constantemente en los distintos espacios. Por ello al ser un poco
desapercibido ocasionan dificultades en este caso como lo es en el ámbito educativo puesto que
no se puede dejar de enseñar dentro de la escuela el reconocer la existencia del otro y no solo es
su forma utilitaria sino también desde la esencia; dejando claro que se reconoce la presencia del
otro, pero no la existencia que es algo muy diferente y que empezando desde el maestro se debe
reconocer esto, siendo ejemplo para los demás, desplegando desde su quehacer a través de las
interacciones con el plantel educativo y donde allí es muy común utilizar palabras para incluir al
otro como: interculturalidad, multiculturalidad, respeto, tolerancia y desde una perspectiva
diferente puede que estas mismas palabras lleven consigo el individualismo propio de la
modernidad dando a mostrarse que no están hechos necesariamente para la inclusión o por lo
menos no automáticamente. Es así como el maestro Juan Rafael Gómez Torres especialista en
filosofía y pedagogía hace ver la educación moderna como individualizada y egoísta que deja de
lado el desarrollo de potencialidades de cada quien, pues en su mirada hace critica a que los niños
y adolescentes son vistos como sujetos que van a ser, no como lo que son, “eso es no reconocer
nuestra propia construcción de sujetos, ya son adolescentes que viven las oportunidades y niños
que viven intensamente”. Además, algo que va muy articulado al no reconocer la presencia del
otro es trasladada en el aula el problema social de no saber estar juntos.

Por lo anteriormente mencionado es necesario darle un giro a la educación al currículo dando


mirada e ir encaminando hacia la diversidad, hacia el reconocimiento del otro, hacia la solidaridad;
una escuela que dentro de ella tenga un educador que sea humilde, que aporte el dialogo, que sea
crítico, mejor dicho que dentro y fuera de la escuela sea amigo y sea guía para hacer amigos,
propiciando la creación de lazos y que por su parte el estudiante pueda tener el espacio y el
tiempo necesario para configurar su existencia, partir de un yo distinto, propio, que pueda ayudar
a construir a los demás, que le pueda ayudar al maestro a construirse, compartiendo saberes,
experiencias y conocimientos. Dándose el cambio educativo hay que darle lugar al otro, hay que
darle la voz al otro, ante todo la educación es un acto de escucha y un acto de amor, dos aspectos
que se han perdido de gran medida en la sociedad. Y siendo claros de que este cambio sea difícil el
docente puede ayudar en esa tarea de convivir, conviviendo con sus estudiantes y aprendiendo de
ellos.

De esta forma, según el criterio de Juan Rafael Gómez los contenidos podrían ser una excusa y no
un fin en sí mismos, “un pretexto para convivir con el otro, para reír, para disfrutar juntos, para
sentir su presencia y reconocer su existencia, de ese modo ese otro no es un ser incompleto es lo
que ya es, y no vive una etapa sino una vida en la cual también puede enseñarnos mucho”
concluyó.

https://www.ucr.ac.cr/noticias/2013/04/07/pedagogo-hablo-sobre-la-otredad-en-la-
educacion.html

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