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IGRESIA INTERNACIONAL

DE LA GRACIA DE DIOS
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Curso de Fe Lección No 12 – Venta Prohibida

Realizando la obra de Dios


M uchas personas en todo el mundo han abandonado sus trabajos, casas
y familias para dedicarse a lo que creen que es la obra de Dios. ¿Están
seguros realmente? ¿Lo que hacen es la obra de Dios?
En el catolicismo hay personas que lo abandonan todo, y, en algunos casos,
hasta la convivencia con la sociedad para “servir” a Dios enclaustrados en un
convento. Lo mismo pasa en el Budismo.
También podemos citar el caso de los que decidieron hacer el voto de celibato,
y, aunque su interior desea una relación matrimonial, se niegan a este deseo y
derecho, porque piensan que así están haciendo la obra de Dios.
En el medio evangélico pasa algo parecido, desde la prohibición de cortarse
el pelo, que les hacen a las mujeres hasta periodos largos de ayuno.
Para el Señor Jesús, realizar la obra de Dios era Su misión. A ella dedicaba
Su vida, se consagraba, viajaba y usaba todo el potencial que el Padre le había
dado en la obra de Dios.
Nosotros también tenemos que hacerlo. ¿Entonces, que debemos hacer para
que esto suceda? Es lo que veremos en esta lección.
Podemos ver, por el ejemplo de Cristo, que la realización de la obra de Dios
empieza por una sumisión al Padre y continúa por poner Su Palabra en acción.
Y podemos estar seguros de una cosa: Si no hacemos la obra de Dios, ésta no
será hecha.
El Señor Jesús nos dio el ejemplo y nos enseñó como se realiza la obra
de Dios. También nos mostró el significado de tal realización, que es la
respuesta a la pregunta que se hacen en todo el mundo sobre que
hacer para realizar la obra del Señor.
Que a partir de hoy, usted sea un realizador de esta obra,
ésta es mi oración.
En Cristo,
Curso de Fe – Lección XII
REALIZANDO LA OBRA DE DIOS
E ntre los que se dicen cristianos son muchas las personas que viven mal, siendo pésimos ejemplos para
el Evangelio; ¿cómo alguien podrá creer en la promesa de la vida abundante que nos trajo el Señor
Jesús, si los que aseguran que viven debajo de Su gracia demuestran que la vida abundante no es real? ¿Es
o no es real? Por las promesas de la Santa Biblia, sí; pero por la forma como viven muchos, parece que no.
¿De quién es la culpa? A veces la culpa es de la propia persona. Ella vive relajadamente sin querer
aprender lo que la Palabra de Dios dice al respecto de su posición en Cristo, no asume sus derechos como
miembro de la familia del Señor.
La culpa también puede ser de los predicadores que no enseñan la verdad (muchos enseñan sólo teo-
logía). Y en algunos casos la culpa puede estar en aquellas personas que hicieron las traducciones de las
Sagradas Escrituras. Aunque tenemos que reconocer que ellos intentaron hacer lo mejor posible, y de modo
general, lo consiguieron.
Muchos puntos importantes, sin embargo, fueron traducidos de una manera incorrecta, y por eso mu-
chas bendiciones se perdieron. Por ejemplo San Juan 14:13, que hemos estudiado en este Curso de Fe,
fue traducido de la siguiente manera: Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, lo haré. De acuerdo con
esta traducción cualquiera puede convencerse de que basta pedir la bendición para que sea dada. Pero, la
verdad es diferente: conocemos a mucha gente que vive pidiendo y no recibe nada. La razón es porque
Jesús no dijo “pedir” en el sentido que nosotros conocemos como pedir, sino con el sentido de determinar,
exigir, mandar, etc.
También está el caso de la cura del ciego registrada en San Juan 9. Los versículos 3 y 4 fueron traducidos
de esta manera: Respondió Jesús: – No es que pecó este, ni sus padres, sino para que las obras de Dios
se manifiesten en él. Me es necesario hacer las obras del que me envió, mientras dure el día; la noche
viene, cuando nadie puede trabajar.
Si fuera correcta esta traducción, podríamos creer que existen personas que nacieron ciegas, inválidas y
que pasan la vida sufriendo para que algún día se manifieste en ellas la voluntad del Señor. Siguiendo este
pensamiento, alguien podrá decir que Dios no es amor; porque permite que nazcan personas defectuosas
y vivan sufriendo, siendo privadas de la visión, audición, voz y de otras funciones sólo para que algún
día sean curadas y Dios reciba la gloria. ¿Esto no parece extraño? ¡Esto es terrible! Éste no puede ser el
carácter de Dios.
EL EJEMPLO DE JESÚS
Cuando Jesús estuvo en este mundo, curó a todos. Él nunca estuvo de acuerdo con el sufrimiento, tam-
poco dijo que Dios quería que sufrieran. En el pasaje de la cura del ciego, Él no dijo que el hombre ciego
nació así para que algún día el Señor fuera glorificado por su cura.
Como sabemos, el Nuevo Testamento fue escrito en el idioma griego, y el griego de esa época no tenía
los signos de puntuación como los tiene ahora. Además, el apóstol Juan, cuando escribió el Evangelio, no
lo dividió en capítulos y versículos, él lo escribió como una carta. La división de la Biblia en capítulos, se
le atribuye al Cardenal Hugo, fallecido en 1263 o a Stephen Langton, fallecido en 1228. Y la división
en versículos fue obra de Robert Steves en 1551. La traducción de estos versículos sería mejor si se
hubiera hecho de esta manera: “Respondió Jesús: No es que pecó este, ni sus padres, sino fue para que la
obra de Dios sea realizada, es necesario que hagamos las obras del que me envió, mientras dure el día. La
noche viene cuando nadie puede trabajar”.
Fíjese que en los mejores manuscritos, consta el verbo hacer en plural, pues el Señor Jesús nos incluyó
en la responsabilidad de hacer la obra de Dios. La noche al que el Señor Jesús se refiere sería el periodo
de Su muerte (tres días).
Existe una traducción de la Santa Biblia, que se hizo a partir de la versión francesa de los monjes be-
nedictinos de Meredsous (Bélgica), que se asemeja a nuestro entendimiento.
¡Cuántas personas han sufrido durante años sin necesidad, porque pensaban que sus sufrimientos le
fueron dados para que un día las obras de Dios se manifestaran en ellas y Dios fuera glorificado!
Los discípulos le preguntaron al Maestro: ¿quién pecó, este o sus padres, para que haya nacido ciego?
(v.2). Esta pregunta era sin sentido. ¿Cómo podría pecar antes de nacer ese hombre? El Señor Jesús res-
Curso de Fe – Lección XII
pondió: No es que pecó este, ni sus padres (v.3a), pero sobre la causa real del sufrimiento Jesús no dijo
nada. Quizá porque en otras partes de las Escrituras ya dice eso, que la causa de todo mal es el pecado de
Adán. Sin embargo, aprovechando la ocasión, el Señor hizo una gran revelación: pero para que la obra de
Dios se manifieste en él, es necesario que hagamos la obra, de aquél que me envió.
Jesús era el hombre que debía hacer la obra de Dios. Si Él no la hubiera hecho, ella no habría sido
realizada. Durante muchos años, aquel ciego y otros enfermos sufrieron, porque nadie hacía la obra de
Dios. Lo mismo sucede actualmente, muchas personas están sufriendo porque la obra de Dios no se está
haciendo. Alguien puede sufrir durante años, aunque sea miembro de la mejor iglesia, si esa persona no
hace la obra de Dios en su vida, no reprende el mal, no exige la salida de la enfermedad y el fin del sufri-
miento, seguirá igual.
Es necesario que hagamos la obra de Aquel que nos envió mientras dure el día. Para ello, recibimos
esta misión del Señor Jesús. Y les dijo: “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El
que crea y sea bautizado será salvo; pero el que no crea será condenado. Estas señales seguirán a los que
creen: En mi nombre echarán fuera demonios, hablarán nuevas lenguas, tomarán serpientes en las manos
y, aunque beban cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”
( San Marcos 16:15-18).
Cuando nuestros primeros hermanos en la fe salieron a hacer la obra de Dios, vea lo que sucedió: Ellos
saliendo, predicaron en todas partes, ayudándolos el Señor y confirmando la palabra con las señales que
la acompañaban. Amén (Mc 16:20).
¡Despierte hermano mío! Ya fuimos enviados. Tenemos una misión. Debemos hacerla ya, a partir de ahora.
EL SIGNIFICADO DE REALIZAR LA OBRA DE DIOS
Somos nosotros los que hacemos la obra de Dios. Pero, ¿qué significa en realidad realizar la obra
de Dios?
Para las personas que buscaron al Señor Jesús y le preguntaron lo que era realizar la obra de Dios,
Él fue claro: Y hallándolo al otro lado del mar, le preguntaron: – Rabí, ¿cuándo llegaste acá? Respondió
Jesús y les dijo: – De cierto, de cierto os digo que me buscáis, no porque habéis visto las señales, sino
porque comisteis el pan y os saciasteis. Trabajad, no por la comida que perece, sino por la comida que
permanece para vida eterna, la cual os dará el Hijo del hombre; porque a este señaló Dios, el Padre.
Entonces le preguntaron: – ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios? Respondió
Jesús y les dijo: – Esta es la obra de Dios, que creáis en aquel que él ha enviado (San Juan 6:25-29).
Vimos que ellos buscaron a Jesús, porque no querían trabajar para conseguir el sustento material, porque
de cinco panes de cebada y de dos pescaditos, una merienda de un niño, Él hizo una multiplicación que ali-
mentó a casi 5000 hombres, además de las mujeres y de los niños. Ahora sería más fácil, en su raciocinio,
cuando tuvieran cualquier necesidad, Él haría el milagro rápidamente.
Jesús les advirtió que deberían trabajar por la comida que permanecería por toda la eternidad, la
cual Jesús les daría. Entonces, ellos debían hacer algo y fueron directo al asunto, preguntando qué sería
necesario para realizar las obras de Dios. Jesús les dijo que no son las obras de Dios las que tenemos que
realizar, sino, la obra de Dios, la cual es creer en Aquél que fue enviado por Él.
HOY, LA MISMA PREGUNTA – LA MISMA RESPUESTA
La pregunta que le hicieron al Señor Jesús, se oye en todos los lugares, y la respuesta es la misma: Que
creáis en aquel que él ha enviado. ¿Pero qué es creer en Aquél que fue enviado por Él? Muchas personas
aseguran que creen en Aquél que Dios envió, y cuando les preguntan a quién envió Dios, inmediatamente
responden: “Jesús”.
De alguna forma, tienen razón. Pero, la verdad es que Dios no envió propiamente a Jesús, Él envió Su
Palabra. Ella se encarnó trayendo al mundo a Jesús. Es verdad que Jesús y la Palabra son la misma persona.
Pero, es necesario que se entienda la diferencia, porque muchos garantizan que creen en Jesús, pero no viven
de acuerdo con la Palabra. Ellos, en realidad, se engañan. El que cree en el Señor practica la Palabra de Dios.
Entonces, ¿qué hará usted a partir de ahora? Si no hace la obra de Dios, no será hecha. ¿Qué piensa?
¿Usted hará la obra del Señor?
Si está enfermo o con algún problema, deje de pedir a todos que oren por usted y que le ayuden a
conseguir algo de Dios. Decídase ahora mismo a hacer la obra de Dios. Conviértase en un hijo obediente,
que practica la Palabra.
Curso de Fe – Lección XII

RESPONDA LAS PREGUNTAS


1. La vida abundante prometida por Jesús, ¿es real o no?

2. ¿Por qué la culpa del fracaso de muchos puede estar en las traducciones de las Escrituras
Sagradas?

3. ¿Cuál sería la mejor traducción “de pedir” en San Juan 14:13?

4. ¿El hombre ciego de San Juan 9, nació privado de la visión para que un día fuese curado y
Dios fuera glorificado?

5. ¿Cuál es la explicación que podemos dar a los errores de traducción, como la de San Juan 9?

6. ¿Cuál es la versión bíblica que más se asemeja a nuestro entendimiento de San Juan 9?

7. ¿Tiene sentido la pregunta que le hicieron los discípulos a Jesús, si el hombre o sus padres
habían pecado para que él naciera ciego?

8. ¿Al responder la pregunta de los discípulos, Jesús habló sobre la causa del sufrimiento?

9. ¿Cuál es la causa de todos los sufrimientos?

10. En aquel caso, ¿quién debería hacer la obra de Dios?

11. ¿Por qué los ciegos y tantas otras personas sufrieron por muchos años?

12. ¿Por qué debemos hacer la obra de Dios?

13. ¿Dónde está escrita esta misión?

14. ¿Qué respondió el Señor Jesús al grupo de personas que lo buscaron para saber como
realizar la obra de Dios?

15. ¿Qué significa creer en Aquél que fue enviado por Dios?

aquél que él ha enviado. 15) Creer en la Palabra de Dios.


12) Porque recibimos esa misión. 13) San Marcos 16:15-18. 14) Esta es la obra de Dios: que creáis en
(Bélgica). 7) No. 8) No. 9) El pecado de Adán. 10) Jesús. 11) Porque nadie hacía la obra de Dios.
de puntuación como los tiene ahora. 6) La versión francesa de los monjes benedictinos de Maredsous
4) No. 5) El Nuevo Testamento fue escrito en el idioma griego, y el griego de esa época no tenía los signos
1) Sí. 2) Porque algunas partes fueron traducidas de manera incorrecta. 3) Determinar, exigir, mandar.
RESPUESTAS:

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