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Los sistemas de

comunicación

Asuntos de
gobierno

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Introducción a los
Asuntos de Gobierno en
Relaciones Públicas

Comunicación Política -
Comunicación Gubernamental

Comunicación de Campaña y Comunicación de


Gobierno
El Plan de Estudio de nuestra materia comienza haciendo una principal
diferencia abordando la Comunicación electoral y diferenciándola a esta de
la gubernamental.
Así, leyendo la bibliografía, seremos testigos de cómo interactúan estas
instancias de los asuntos de gobierno.
Luego, en una segunda instancia, se hace una aproximación a un tercer tipo
de comunicación política que ya no corresponde a lo electoral propiamente
dicho, pero tampoco es “competencia” de la comunicación de gobierno, y
justamente la bibliografía nos muestra cómo la oposición política también
realiza sus comunicaciones a la sociedad. Y es por ello que este nivel se lo
denomina “comunicación de oposición”.
Indudablemente que cada uno de estas etapas o niveles de la
comunicación política posee una dinámica propia donde desde los
objetivos de cada uno de ellos varían: en la instancia electoral se puede
mencionar, tal como nos lo expresa Roberto Izurieta en su libro “Estrategas
de comunicación para gobiernos”, bibliografía de nuestra materia, los
objetivos en esta etapa tienen un fin agonal, es decir competitivo y se
busca lograr ganar el espacio de poder que previamente se había
planteado o directamente, ganar las elecciones.
Por otro lado, en la comunicación de gobierno existen objetivos múltiples
vinculados con la propia gestión. Cabe destacar que un gobierno tiene por
lo general un período de gestión de 4 años, mientras que una campaña
electoral podemos afirmar que en pleno, se lleva a cabo entre seis y ocho
meses; aunque tal como se expresa en la bibliografía los partidos están en
campaña permanente.

En esta relación que hacemos entre los tipos de comunicación política con
sus objetivos y sus tiempos, no podemos dejar de mencionar que por lo
general terminan cruzándose la comunicación electoral, la de gobierno y la
de oposición por las diversas situaciones coyunturales que cotidianamente
un gobierno puede vivir, y que ello se ve exacerbado debido a que por lo
general cada dos años se llevan adelante los comicios, en donde se
renuevan representantes del Poder Legislativo; por lo que los partidos
políticos y sus referentes están “midiendo” constantemente fuerzas,
ratificando o no sus actuaciones políticas diarias.
Por lo que, por ejemplo, el partido gobernante, además de preocuparse
por la gestión de gobierno en sí, también se encuentra atento en forma
permanente a cuestiones electorales ya que los errores u aciertos de
gestión podrán verse reflejados en los resultados de los próximos comicios.
A continuación, con el siguiente gráfico podrá verse con claridad lo
expuesto:

Ahora bien, en virtud de esta breve explicación y luego de haber


expresado los importantes vínculos que existen entre estos niveles de
comunicación política, me permito poner en concreto un ejemplo
práctico acerca de la relación gobierno – campaña electoral, la
construcción del oponente y la manipulación o intento de manipulación
del disenso y del consenso.
La dependencia e interés de la clase política en los medios de
comunicación -más aún en etapas electorales- es sin lugar a dudas una
situación que desde hace ya unos años se está haciendo cada vez más
intensa en nuestro país. Producto de esta relación y a la luz de la sociedad
(televidentes, oyentes o lectores de los medios) surgen los diversos temas
cotidianos tanto a nivel político como así también a nivel de gobierno. De
esta manera, se conocen las políticas públicas implementadas y a
implementar, los políticos con posibilidad de ascenso, los nuevos
dirigentes; se “posicionan” los rivales políticos, etc.
Bajo esta realidad política – mediática, cabe preguntarnos: ¿qué significa
hoy “estar en los medios”? Si bien existen variadas respuestas, acorde a la
perspectiva que tomemos, podemos afirmar que estar en los medios
significa acceder al “Campo de Juego”, es tener presencia, es adquirir la
capacidad de ser socialmente visualizado, es “subir al escenario político –
electoral” y transformarse en un actor al que todos analizan, observan y
reconocen.
Ahora bien, cabe decir que la circunstancia de “estar en los medios” como
estrategia política sería vacua e inaudita pensada como fin, pues más bien
se trata de un medio para llegar a la consecución del objetivo planteado
(lograr o consolidar poder hegemónico, posicionarse sobre el electorado,
instalar un tema en la opinión pública, etc.).
Kirchner – Lavagna: comunicación en acción

La frecuente visualización del ex Ministro de Economía de Argentina,


Roberto Lavagna, en la campaña electoral para Presidente 2007, merece
un párrafo aparte de análisis en lo que respecta a este “subir a la escena”
de los medios.
En la V Conferencia General de Seguros y en una entrevista cedida al
diario La Nación, Lavagna reflexionó y cuestionó el tratamiento dado a
algunas cuestiones vinculadas con la política de acuerdo de precios, la
suspensión de exportación de carne, la inflación, el Mercosur y las
papeleras; es decir, un variado cúmulo de temas político -
gubernamentales de relevancia a nivel nacional.
Si retomamos nuestra metáfora plasmada en ese “subir a escena” del
político al tener presencia en los medios de comunicación, podemos
afirmar que hasta ese momento el ex Ministro de Economía tenía un
papel de actor secundario en esta inacabable “obra político –
mediática”; importante, pero secundario. Ahora bien, lo que ocurrió
acto seguido de aquellas declaraciones, produce un cambio en la trama.
Al otro día de pronunciarse Lavagna, inmediatamente, comenzaron a
escucharse “voces en contra” de los dichos realizados. De este modo, en
esta “puesta en escena de la política” aparecieron otros actores
secundarios que criticaban el accionar del ex Ministro: funcionarios como
la Ministro de Economía (Felisa Miceli) que ocupaba ese cargo en ese
momento, Diputados de la bancada oficialista (Patricia Vaca Narvaja,
Agustín Rossi, Díaz Bancalari, entre otros), el piquetero (luego
subsecretario de Tierras para el Hábitat Social) Luis D´Elía, la Embajadora
en Caracas (Alicia Castro); de la oposición: Mauricio Macri y Elisa Carrió. Un
listado que puede ser continuado y en donde opinaron no solamente
referentes del gobierno nacional, sino que también se extendió a
jurisdicciones provinciales: como el gobernador de Entre Ríos, Jorge Busti,
o el Intendente de la ciudad de Córdoba, Luis Juez.
Junto a estos “actores secundarios” -que interpretaron un rol de crítica
frente a las declaraciones- encontramos otro grupo de actores que también
se manifestaron a través de los medios (el diputado Federico Storani y
Ricardo Alfonsín), quienes daban a entender la posibilidad de ofrecer a
Lavagna una candidatura por el Radicalismo.
De esta manera, sin más ni menos, lo que se consiguió fue elevar a quien
inicialmente era un actor secundario (Lavagna) en la escena política, al
papel de actor principal, se lo “subió al ring” habilitándolo como parte de la
contienda política; transformándose así en un referente de la oposición
que al día de hoy supera -por lo menos a través de los medios de
comunicación- a la presencia de otras personas que incluso aspiran a ser
candidatos desde hace un tiempo.
Que Roberto Lavagna fue un “candidateable” es sabido desde el día de su
renuncia, y esta posibilidad siempre estuvo entre la sombras de los
analistas políticos; aunque en ese momento, gracias a algunas
intervenciones mediáticas realizadas por determinados allegados al
Presidente (que seguramente también buscaban un espacio, aunque más
no sea efímero, en el “ojo público”) lograron lo que más necesitaba el ex
Ministro: ser literalmente visualizado como referente de la oposición.

En definitiva, la ofensiva oficial -comunicacionalmente hablando- fue quien


construyó su propio “enemigo”, dándole vida; señaló cuáles eran sus
intereses, cuáles sus defectos y lo empujó a la luz. Difícilmente pueda
haberse imaginado este desenlace.
Podemos concluir que “estar en los medios” es indispensable para la clase
política: de esta manera legitiman sus actos y sus intenciones; pero al
pensar las estrategias discursivas es necesario reflexionar cuándo se
contesta y cuándo no, cómo provocar una respuesta; pues en algunas
oportunidades quienes catapultan un candidato son sus mismos
contrincantes, siendo luego el desafío de aquél simplemente saber
mantenerse...

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