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Las catequesis que daba su padre a chicos y grandes en los caseríos vecinos, junto
con la fe sólida y amor práctico de su madre, fueron el ambiente donde la vocación
de Jaime se fue forjando de forma progresiva.
Este ambiente de fe fue enriquecido con la educación de los primeros años, recibida
en la escuela de primaria de las Religiosas Franciscanas de Alquería y en los años
de secundaria con los Hermanos de las Escuelas Cristianas, en el Colegio de la
Salle de Inca, en Mallorca.
Durante los años de formación organizó entre sus compañeros una Escuela o
“Academia de predicación”, con la inquietud de una buena preparación para realizar
el Ministerio de la Palabra.
Siendo un joven impulsivo, de gran vitalidad y con una fe ardiente, Jaime busca la
felicidad desde una actitud de autenticidad. A sus catorce años, el inquieto
adolescente, en una experiencia personal de diálogo con Cristo crucificado y Jesús
en la Eucaristía, experimentó el gozo y el amor personal de Dios y, al mismo tiempo,
la llamada a llevar su amor a todas las gentes. Esta experiencia constituyó el núcleo
de su vocación y el germen de la futura fundación del “Verbum Dei”.
De nuevo en Mallorca, el obispo Juan Hervas lo nombró párroco de Mancor del Valle
y director del Santuario de Santa Lucía, sede principal de los Cursillos de
Cristiandad.
El padre Jaime continuó con su predicación por toda la Isla; entre sus actividades,
destaca la predicación de ejercicios espirituales en los noviciados de religiosos y
religiosas de la diócesis, y a los teólogos del Seminario diocesano. En 1960 el
obispo Jesús Enciso Viana, lo destinó al Consejo Diocesano de Acción Católica con
el particular cometido de impulsar entre los jóvenes de Mallorca el espíritu
evangélico y apostólico
Desde su inicio, el obispo ofreció al padre Bonet todo su apoyo y estima, ratificado
posteriormente por monseñor Rafael Álvarez, obispo sucesor, quien acogió e
impulsó eficazmente el crecimiento de la Fraternidad naciente.
Impulsó y acompañó desde 1963 el proceso de configuración del Verbum Dei, hasta
que en decreto del 15 de abril de 2000, la Santa Sede declara la Fraternidad
Misionera Verbum Dei como un único Instituto de Vida Consagrada, identidad que
recoge la genuina intuición y carisma fundacional.
A partir de la fundación del Verbum Dei, Jaime fue dispensado por el obispo del
trabajo parroquial, dedicándose a tiempo completo a la predicación de convivencias
y ejercicios espirituales, además del seguimiento y orientación del naciente Verbum
Dei.
Un medio privilegiado por Jaime, en la configuración del carisma, han sido los
ejercicios espirituales de mes y su predicación diaria por los diversos centros
Verbum Dei del mundo.