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En los últimos años, son numerosos los acuerdos, directivas y legislaciones que se han aprobado
para lograr un desarrollo más sostenible de los crecimientos urbanos.
El urbanismo bioclimático establece las claves para conseguir que las ordenaciones estén
integradas en su entorno, se gestionen eficazmente los recursos y faciliten una mejor calidad de
vida a sus usuarios.
Introducción
En este sentido, son muy oportunos los criterios bioclimáticos para el planteamiento general con
el objeto de intentar cerrar los ciclos ecológicos de materia y energía, minimizar los impactos
negativos sobre el aire, el agua y el suelo y, además, usar de un modelo eficiente las energías
disponibles.
Hoy en día el hemisferio norte representa el 20% de la población mas rica del mundo y que
consume aproximadamente el 80% de los recursos naturales disponibles de todo el planeta,
produciendo una contaminación global.
El fenómeno urbano tiene que tener en cuenta muchos puntos de vista diferentes: sociales,
económicos, políticos, administrativos, jurídicos, etc.
Muchas veces, son los hechos negativos los que nos demuestran que existen grandes
disfuncionalidades de los recursos y que se alcanzan situaciones irreversibles que generan alarmas
sociales.
• Sobre el aire
• Sobre el agua
El urbanismo bioclimático deba adecuar los trazados urbanos a las condiciones singulares del clima
y el territorio, entendiendo que cada situación geográfica debe generar un urbanismo
característico y diferenciado con respecto a otros lugares.
• Calles adaptadas
• Zonas verdes
• Parcelación
• Tipología edificatoria
Para conseguir un trazado urbano que responda a las premisas del urbanismo bioclimático es
fundamental que se considere:
• 1.- Una correcta adecuación de la orientación de la red viaria principal por criterios de
soleamiento y de viento.
• 2.- Una adecuación de los espacios urbanos con respecto a la humedad ambiental.
• La apuesta por la escala local por parte de la Cumbre de Rio de Janeiro (1992). En ella se
considero que la escala local era la apropiada que para cada entidad local pudiera resolver
sus problemas ambientales y de esta forma, se lograra una verdadera operatividad en las
respuestas ambientales en la escala global.
Las estrategias de planificaciones urbanas o territoriales deben tener como objetivo la reducción
de las huellas ecológicas de los asentamientos: para ello, un requisito imprescindible es intentar
cerrar los ciclos urbanos de materia y energía con la finalidad de que los residuos vuelvan a
convertirse en recursos.
Los impactos que se derivan de la ciudad repercuten en el suelo, el agua y el aire de diferentes
modos: directa o indirectamente, y aislados o sinérgicamente.
• La Carta de la Tierra
• L a propuesta de las Agendas Locales (establece las bases para promover desde los
municipios un desarrollo compatible con el medio ambiente).
En la actualidad, no puede entenderse el desarrollo sostenible sin una interacción entre el medio
económico, ambiental y social, y en el cual aparece con una especial relevancia la participación
ciudadana, al objeto de garantiza el éxito del proceso
Antecedentes Históricos y situaciones actuales
La ciudad antigua a creado sus propias condiciones intrínsecas ambientales, lumínicas, de paisaje,
geomorfológicas, etc., unas veces asociadas a su territorio natural y otras marcando una clara
diferenciación con el mismo.
Orden Geométrico: Caracterizado principalmente por una geometría rectilínea ajena a cualquier
trazado natural.
Ciudades Orgánicas
El espacio urbano se ha formado siempre como transformación del espacio rural. Este proceso
comporta la formación de dos categorías de suelos bien diferenciados:
Suelos Públicos: Con características de continuidad, que constituyen lo “vacio” del suelo urbano.
Suelos Privados: Con características de compartimentación, que constituyen lo “lleno” del suelo
urbano.
La interrelación de estas dos categorías de suelo, teniendo en cuenta las condiciones volumétricas,
formales y superficiales de los espacios públicos y los espacios privados esta relación será la vía
que permite un diseño correcto de la ordenación urbana desde el punto de vista bioclimático.
Ciudad Jardín
Siempre ha estado la idea de vivir junto a la naturaleza, pero fueron los primeros utópicos, Robert
Owen en 1817 y Charles Eourier en 1843, entre otros, los que intentaron materializar una
comunidad en equilibrio con la naturaleza.
La ciudad jardín planteaba estructuras residenciales autónomas, relacionadas con el campo y con
un equilibrio entre zonas residenciales, industriales y equipamiento urbano.
La ciudad del movimiento moderno
Fueron los arquitectos del movimiento moderno los primeros que mostraron su preocupación por
conseguir que las viviendas fueran soleadas, y para eso diseñaron edificaciones bajo criterios helio
térmicos.
Frente a esta situación, surgió una reflexión teórica y práctica acerca de las necesidades de que las
viviendas dispusieran de buenas condiciones de soleamiento y ventilación, y de este modo
mejorar las condiciones higiénicas y sanitarias.
Walter Gropius - era más amplio y se fundamentaba en cálculos ilustrados con diagramas
gráficos, establecimiento las “reglas” para la definición de las distancias optimas mínimas entre
dos fachadas enfrentadas.
“iguales a una vez y media la altura de los mismos, preferible en el caso de una orientación norte-
sur, y dos veces y media si se trata de una orientación este- oeste.”
Es decir:
El ecosistema Urbano
Un ecosistema es un entramado de relaciones entre seres vivos y elementos inertes, que forma un
conjunto cuya complejidad es superior a la mera suma de sus partes.
Un ecosistema se puede describir por los flujos de materia y energía. La materia circula entre los
seres vivos y el medio formando un circulo cerrado. La energía, en ampliación lo hace en forma de
un flujo que se degrada.
Los seres vivos necesitan degradar energía y materiales para mantenerse vivos, y la única manera
de regenerar esta energía entrópica es utilizando la energía del sol.
Uno de los principales retos actuales es pensar en nuevas estrategias que permitan que los
modelos urbanos territoriales sean más compatibles son el medio ambiente.
• Ciclo atmosférico
• Ciclo de energía
El desequilibrio se manifiesta mediante una serie de síntomas que constituyen los elementos
básicos de la patología urbana en el momento actual.
La Huella Ecológica
• El suelo para suministros de materia y energía como el preciso para la eliminación de los
residuos que generan la actividad humana, entran en el computo de huella ecológica de
una ciudad.
Si a cada lugar le corresponde una planificación, para lograr esta especificidad y relación entre
planteamiento y medio es oportuno el conocimiento de las estrategias generales de las cuatro
grandes regiones climáticas. (fría, templada, calidad seca y calidad húmeda).
El objetivo es conocer los recursos y potencialidades del territorio para que la propuesta no los
esquilme, se logre una calidad de vida optima de sus residentes en todos los ámbitos.
Es necesario establecer los recursos con la máxima concreacion, a fin de poder lograr un adecuado
planteamiento para la instalación de nuevas actividades o infraestructuras que lo modificaran de
una forma sustancial.
• Calidad de agua
El sol influye directamente en el medio ambiente territorial y urbano de diversas formas: como
radiación solar directa y como radiación difusa.
Los movimientos de rotación y traslación de la tierra delimitan anualmente situaciones urbanas
más favorables para determinados usos que otras, influyendo en la zonificación de acuerdo con el
soleamiento de la ciudad.
• 1.- El acimut solar: Es el Angulo que mide el desplazamiento del sol en el plano horizontal.
Establece por lo tanto, el recorrido del sol en planta. Se suele medir desde el sur, que es el
origen de referencia de los ángulos, sobre una circunferencia y en grados sexagesimales.
• 2.- La altura solar: Es el Angulo que forma la posición del sol con respecto al plano del
horizonte. Se mide en grados, desde el orto (0) hasta el cenit de cada día (las 12:00 horas
solares).
Los recorridos del sol deben formar parte de las estrategias para el diseño urbano.
En una situación urbana, son muchos los factores que hay que considerar para mejorar el
soleamiento:
• Tipología edificatoria
La radiación solar directa: Proviene del sol, por tanto deberemos considerar la obstrucción según
orientación para no disminuir las horas del sol necesarias.
El viento como condicionante del diseño urbano: Para proyecto urbano es imprescindible conocer
los vientos locales a través de los datos de velocidad y orientación, para analizar y evaluar la
acción del viento sobre el territorio.
Generalmente, el régimen local de vientos, esto es, aparecen diferenciados los vientos para eso
hay que considerar los diferentes tipos de vientos para un diseño urbano adecuado.
Los territorios con menos riesgos deberán ser valorados para albergar usos relacionados con las
zonas urbanas, industriales o enlaces de infraestructuras que prevé el planeamiento. Los riesgos
ambientales son de muy diversa naturaleza, destacando entre ellos las inundaciones, la erosión, la
deforestación, los temporales marinos, el aumento del nivel del mar, los incendios forestales, los
terremotos o los corrimientos de tierra.
Resulta oportuno que en el inventario ambiental se realice un plano de síntesis de los riesgos
potenciales del territorio, para obrar en consecuencia y para que sirva para la clasificación y
calificación del suelo municipal. De este modo, se podrán evitar daños materiales y personales en
aquellas zonas más problemáticas, y se podrán acometer otro tipo de medidas correctoras.
La capacidad de carga establece los límites de utilización del municipio, basándose en la estructura
de recepción de turistas con la que cuenta o podría contar, y su equilibrio entre población
residente, flotante y medio natural.
Una vez estudiadas de un modo independiente cada una de las variables más determinantes del
medio, es preciso articular un mecanismo que ayude a sintetizar el diagnóstico ambiental. La
relación entre el medio ambiente y el medio urbano se resume mediante una matriz, que es un
instrumento clave para poder determinar con exactitud las líneas estratégicas a partir de las cuales
se podrán establecer los criterios adecuados de optimización medioambiental para conseguir un
desarrollo urbano adecuado al medio.
Vegetación
Servirá para la selección de las especies y la localización de las mismas; así se puede mejorar el
microclima local: la humedad ambiental, la radiación, los controles frente al viento, el ruido y la
contaminación y calidad del aire.
Agua y humedad
Geomorfología
Condicionará las consecuencias derivadas del soporte, así como las modificaciones locales
generadas por el soporte territorial, la naturaleza de las rocas y las características de los suelos, las
pendientes y la exposición a la radiación solar. Todo ello influirá en la disposición de la red viaria y
de los espacios libres determinantes de la ordenación urbana, así como en la distribución general
de la localización de los usos.
Muestra el plano clinométrico de un lugar a partir de tres tramos de pendientes: suelos llanos (del
0 al 5 % de pendiente), suelos medios (del 5 al 10 % de pendiente) y suelos abruptos, con valores
superiores al 10 % de pendiente.
Expresa las dinámicas de la agricultura e incluso de la ganadería del territorio; su análisis puede
conducir a la decisión de preservar determinados territorios precisamente por su valor agrícola y
ganadero y sus características intrínsecas.
Incorpora toda la estructura ramificada de los ríos, arroyos y vaguadas, que son los que articularán
el conjunto del relieve para facilitar la evacuación natural del territorio. Las características de la
red hidrológica, que puede ser de grano fino (con gran cantidad de ramificaciones) o grueso (con
pocas ramificaciones), tendrá consecuencias importantes sobre la vulnerabilidad de los acuíferos,
y será un factor determinante en el momento de tomar decisiones acerca del establecimiento de
la red de espacios libres y zonas verdes.
Este estudio determinará las zonas de umbrías y las de solanas del territorio. En las zonas umbrías
siempre se producirá una situación de mayor humedad, posibilidad de nieve (si el clima es frío) y
un crecimiento vegetal dificultoso; no serán zonas especialmente recomendadas en climas que
requieran estrategias de radiación solar. Por el contrario, las solanas a media ladera son los
territorios que mayor radiación solar recibirán, ya que los rayos solares incidirán de un modo más
perpendicular sobre los edificios.
Según cuáles sean las direcciones del viento tanto en invierno como en verano, los accidentes del
relieve van a singularizar determinadas áreas como zonas expuestas al viento (a barlovento) frente
a otras que quedan protegidas (a sotavento). Esta circunstancia se puede aprovecharen el trazado
de la red viaria principal y en la orientación de los edificios para canalizar los vientos favorables y
proporcionar protección frente al frío en invierno.
La metodología que utilizamos para la descripción del paisaje visual es la que propuso Richard C.
Smardon, 79 que incluye seis variables básicas de definición:
1. color 4. línea
2. forma 5. configuración
3. textura 6. escala.
La diagnosis integrada incluirá todas las variables que han sido analizadas con anterioridad y
establecerá cuáles son los suelos que pueden ser objeto de urbanización, los que deben estar
sujetos a algún tipo de regeneración (por motivos ambientales, paisajísticos, hidrológicos, etc.), y
los que son dignos de ser conservados porque en ellos confluyen una o varias variables de interés.
La caracterización espacial explica las diferencias regionales de los climas sobre la superficie
terrestre, en la cual intervienen factores geográficos, así como astronómicos, dando lugar a la
organización de climas zonales, locales o micro-climas que son de la mayor importancia para la
planificación.
La caracterización temporal depende del período de tiempo que se estudie (desde días a meses,
estaciones, años, o décadas).
Existe un recalentamiento mayor en las zonas centrales urbanas, conocidas como las "islas
térmicas urbanas". Este recalentamiento se produce por la falta de disipación nocturna del calor
acumulado por el día, debido a la presencia de la contaminación atmosférica.
Está provocado por los edificios en altura, las calles, las plazas, etc., que originan flujos, corrientes
en esquina y remolinos que alteran el régimen de vientos local. En efecto, las condiciones del
régimen general de vientos se ven completamente modificadas por la presencia del tejido urbano,
con zonas de densidades variables, posibles canalizaciones de vientos a lo largo de las calles,
espacios libres y zonas verdes diseminados, así como edificaciones en altura que pueden hacer
variar tanto la dirección como la velocidad de las corrientes de aire, con efectos que pueden
resultar favorables o desfavorables sobre la ciudad
Esto es debido a que en la ciudad predomina lo edificado sobre las zonas verdes y cursos de agua.
Los acabados superficiales urbanos producen una elevada escorrentía superficial y una
evapotranspiración casi nula, por lo que el agua de lluvia desaparece rápidamente y no puede ser
retenida debido a las condiciones de baja permeabilidad del soporte.
1.Áreas urbanas compactas, con unas temperaturas medias elevadas y con presencia de
abundantes focos de calor, que son más intensos en las calles, las plazas y las zonas de
aparcamiento en superficie".
2."Zonas de menor densidad, tanto en volumen de las edificaciones como en la superficie ocupada
por la red viaria".
En ellas las temperaturas son manifiestamente descendentes con respecto a las anteriores, ya que
los focos de calor disminuyen en cantidad e intensidad y, a su vez, se pueden enfriar más
rápidamente porque se produce una menor reflexión hacia la superficie. El rasgo más
sobresaliente de estas áreas es su heterogeneidad, ya que presenta contrastes muy significativos
entre los espacios construidos y los vacíos.
Los focos de calor están muy atenuados por el rápido enfriamiento y en ellas sólo aparecen
algunas calles y zonas de aparcamiento como puntos cálidos, y puntos más fríos en las cubiertas
de fibrocemento o metálicas. El resto de los espacios son templados, se basa en los gustos de las
personas 26 a 21 grados temperaturas
Su carácter local, el encargo directo desde el Ayuntamiento (que traduce las inquietudes políticas
de su gobierno) y las propuestas poco integradas con la escala territorial (sobre todo por la
ausencia de planes territoriales), son sus principales características. El objeto del plan de
ordenación es el siguiente:
Relación entre las laderas y la orientación, para potenciar el mayor número de horas de sol,
estudio de cartas solares, según la latitud y el relieve;
El relieve existente puede provocar obstrucciones al viento favorables, pero también sombras
arrojadas
Composición de los suelos para el uso de los más favorables para la construcción; empleo de
piedras para usos constructivos, o valoración de las potencialidades del suelo para estrategias de
paisaje
Estudio de la localización de los suelos permeables del lugar, que afectará a las características de
las cimentaciones y a la vegetación y las zonas para la recarga de acuíferos
Estudio de la calidad del aire y del nivel de ruidos, que afectarán a las condiciones de ventilación
de las viviendas
Estudio del emplazamiento idóneo para plantas de reciclado de agua y residuos sólidos orgánicos
o inorgánicos
Estudio de las vistas sobre el paisaje circundante y de las zonas dignas de conservación o
regeneración
Soleamiento
Las laderas orientadas al sur reciben más radiación solar que sitios planos; esto es importantes
para favorecer el soleamiento en el invierno, cuando el ángulo solar es reducido
Las laderas con pendiente superior o igual al 10 % situada en orientación norte son inviables para
conseguir estrategias de acondicionamiento pasivo; cualquier construcción, por mínima que sea,
provoca obstrucciones solares considerables
Cualquier elemento próximo puede provocar obstrucciones: arbolado, colinas u otros edificios; se
deben definir las zonas de obstrucción para cada una de las orientaciones.
Viento
La corriente de viento en lo alto de una colina es del orden de más del 20 % con respecto a las
zonas bajas
Por la noche, el viento frío tiende a bajar por las laderas, mientras que en el aire es más cálido en
las zonas más altas
En zonas donde existen edificios en altura se producen turbulencias y remolinos en la base cuya
velocidad es superior a la de la corriente de viento inicial.
Cuando son precisos requerimientos de calentamiento pasivo, son efectivas las siguientes medidas
Localización de las puertas de entrada lejos de las esquinas y de las zonas de vientos dominantes
Uso de espacios tapón en las fachadas orientadas al norte y de invernaderos acris-talados en las
que lo hacen a sur. Cuanto menor sea la diferencia entre la temperatura interior y la exterior, más
baja será la pérdida o ganancia de calor por los cerramientos
Uso recomendable de atrios y patios para conseguir espacios de amortiguación y para facilitar la
entrada de luz natural en el interior de los edificios
Con respecto a la primera premisa, la accesibilidad solar, que garantiza el asoleo directo de
edificaciones y espacios abiertos, puede ser valorada como uno de los parámetros más
determinantes de la calidad ambiental y la calidad de vida, ya que el sol es imprescindible para el
desarrollo de la vida:
1.- la incidencia de la radiación solar sobre los edificios permite la captación directa e indirecta de
calor en el interior de las edificaciones.
2.- la radiación directa sobre espacios abiertos permite mejorar las condiciones de confort durante
el periodo infracalentado y potenciar la iluminación natural así como el crecimiento de la
vegetación.
Una buena orientación del edificio por sí sola no garantiza la cantidad de horas de sol anuales
requeridas para el mismo, dentro del entramado urbano. En efecto, se ha de tener en cuenta cuál
es la altura y distancia de los edificios colindantes y enfrentados, pues éstos pueden reducir
considerablemente el asoleo efectivo. Se puede conocer cuál debería ser la separación entre dos o
más edificios que garantice el soleamiento necesario mediante métodos gráficos o analíticos. Para
ello se debe tener en cuenta la posición del Sol en cada momento, aunque bastaría con hacer el
estudio en el momento más desfavorable que es el solsticio de invierno, asegurándonos un mayor
soleamiento el resto del año.
Con respecto al viento, es el régimen de vientos a nivel local, que es el que nos interesa desde el
punto de vista urbanístico, ya que diversos factores geográficos, topográficos, del tipo de
vegetación o de suelo y la masa edificatoria lo van a particularizar notablemente. Numerosos
asentamientos utilizaron las posiciones elevadas para favorecer la ventilación que se produce con
los denominados vientos de montaña y de valle (el sol calienta las laderas de las montañas antes
que el valle, por lo que las masas de aire caliente ascienden hacia las cumbres; por la tarde el aire
fluye siguiendo la dirección del valle con viento débil; al anochecer, las cumbres se enfrían más
rápidamente y el viento va de la montaña al valle, alcanzando su velocidad máxima momentos
antes del amanecer).
Desde la antigüedad se han tenido en consideración los vientos para la localización de los
asentamientos. (Ver Vitrubio).En las zonas frías los vientos empiezan a ser molestos a partir de una
velocidad de 0,5 m/sg, mientras que en zonas cálidas pueden ser admisibles hasta una velocidad
de 3 a 3,5 m/seg. Gaston Bardet ha dedicado su atención al viento en sus Problemas del
Urbanismo. Su conclusión puede resumirse: el esqueleto urbano debe abrigarnos de los vientos
violentos o no deseables y, por otra parte, para ventilar la ciudad, debemos utilizar las corrientes
horizontales que podemos dirigir, moderando las más violentas. Los barrios residenciales no
deben encontrarse jamás bajo la acción de vientos que traigan cualquier clase de humos. Como
normas prácticas aconseja ensanchar los patios y no hacerlos profundos para asegurar una buena
ventilación, evitando las bolsas de aire parado en el fondo, al que no llega nunca la renovación que
impone el viento. Así mismo, aconseja dividir las alineaciones de edificación continua para
homogeneizar la aireación por medio de cortes en zigzag que frenen las corrientes desagradables.
Todas estas consideraciones aparecen recogidas por el profesor Fernando de Terán, en los
aspectos del viento en la ciudad, en tres artículos de recomendada lectura 17. Resume como
forma general la oportunidad de orientar las edificaciones en oblicua respecto a la dirección del
viento, con un ángulo alrededor de 30º. De ésta forma, en un clima frío, no se deberá superar este
ángulo, mientras que en un clima cálido no deberá ser nunca inferior. Con esto se logra que en
ambos casos, el viento se disgregue en corrientes menores que ventilarán sin molestar tanto las
viviendas como los espacios abiertos, evitándose el encauzamiento y las corrientes directas
molestas.
De la variación del viento en las estaciones frías con respecto a las cálidas, se puede sacar un gran
beneficio si se diseña consecuentemente con ambas direcciones. Con respecto a la segunda
premisa, la humedad ambiental, va a estar determinada por la localización de elementos de agua
en los espacios urbanos, y sobre todo de arbolado frondoso. Se trata de estrategias más puntuales
y serán más fácilmente situarlas en los espacios urbanos, con elementos específicos, según cada
lugar. Siendo estas las dos premisas fundamentales, se van a puntualizar algunas otras también de
máxima importancia para conseguir que un trazado urbano tenga en cuenta los criterios del
urbanismo bioclimático.
Es importante que el viario este jerarquizado, por numerosos factores de índole funcional, pero
también lo será desde el punto de vista medio ambiental. En efecto, si se diferencian las calles
principales del resto, en las secundarias se podrá dar un protagonismo al peatón y al arbolado,
para lograr espacios microclimaticamente mas adecuados según cada clima.
Es un error frecuente sobredimensionar las calzadas, factor que solo trae consecuencias negativas,
ya que los coches aumentan su velocidad, aparecen aparcamientos indiscriminados y son más
peligrosos los cruces y pasos para los peatones. Un ancho de carril de 2,70 es suficiente para una
vía principal y se puede reducir hasta 2,50 o 2,30 en calles locales, o mixtas. Las medidas de
calmado de tráfico, se han vislumbrado como una de las estrategias más adecuadas para los
espacios urbanos residenciales, ejemplificadas en numerosas ciudades europeas.
Una red viaria bien orientada por motivos de soleamiento y viento, deriva directamente a una
buena orientación de las fachadas de las edificaciones. Las ordenaciones en retícula generan:
El primer caso, las calles generan fachadas este y oeste, las cuales tienen horas de sol de mañana o
de tarde respectivamente. Esta solución permite que todas las fachadas tengan horas de sol, pero
nunca en las horas centrales del día que es cuando el sol calienta más. Tampoco hay viviendas solo
orientadas al norte. Es una solución aconsejable en latitudes mayores a 40° y siempre que los
veranos no sean excesivamente calurosos, ya que el recalentamiento sobre la fachada oeste
puede ser muy negativo para el confort interior de las viviendas. Sería aconsejable, tratar el
espacio exterior con arbolado caduco, sobre todo en la fachada oeste.
El segundo caso aparecen edificaciones con una fachada óptima para el invierno (la fachada sur) y
otra para el verano (la fachada norte). En este caso, es un requisito imprescindible la relación
entre la altura de la edificación y la distancia entre fachadas ya que condiciona la entrada de sol
(sobre todo cuando este se encuentra con menores alturas solares en el invierno).
También es un reto, resolver adecuadamente la fachada norte. Una alternativa seria abrirla a un
patio de manzana que vuelve a generar una fachada sur. Y sobre todo diseñar adecuadamente el
interior de las viviendas para que no haya ninguna vivienda sin sol en el invierno.
Una orientación de la retícula en posiciones intermedias puede ser también una buena solución
sobre todo si se combina con la orientación de los vientos dominantes del invierno o del verano.
La densidad es uno de los factores claves para lograr una ordenación ambientalmente adecuada y
sostenible. Tanto las altas edificabilidades (mayores a 120 viv/Ha), como las muy bajas (inferiores
a 30 viv/Ha), conllevan graves disfuncionalidades como han manifestado numerosos autores. La
referencia de la Ley del Suelo de 1975, de 75 viv/Ha, es un estándar importante, para lograr una
eficiencia en el trazado y mantenimiento de redes e infraestructuras, una diversidad urbana
adecuada para lograr tejidos variados, articulados y con masa crítica suficiente para
equipamientos y transporte público. Se considera oportuno establecer un rango entre 50-65
viv/Ha como la referencia idea para lograr aunar estos objetivos. Sin embargo, desde la
planificación urbana o territorial es preciso no olvidar:
1. La diferencia entre densidad bruta y neta puede arrojar soluciones sorprendentes y poco
sostenibles.
2. La idiosincrasia propia de ciudades mediterráneas (más compactas) que las anglosajonas (mas
dispersas).
3. La necesidad de relacionar densidad con las tipologías edificatorias, ya que puede ayudar
positivamente a articular los tejidos urbanos.
Con respecto a la tipología edificatoria, es preciso recordar que cada una conlleva unas ventajas e
inconvenientes que es necesario conocer para utilizarlas adecuadamente. No existe una tipología
que por sí misma garantice un mejor soleamiento de las viviendas. Y más bien al contrario, buscar
una combinación de tipologías edificatorias, es una buena respuesta para garantizar una
ordenación diversa y sostenible.
Las estrategias bioclimáticas relacionadas con el sistema general de zonas verdes y espacios libres
es el eje fundamental que debe articular cualquier ordenación con criterios ambientales. Se
pueden resumir las siguientes tendencias como principales en este momento, para su diseño
ambientalmente adecuado:
2. Una preocupación basada más en las texturas que en las formas. (Tras un auge morfológista en
la década de1990)
3. La preocupación por incluir el factor tiempo en el diseño, huyendo de los “paisajes congelados”.
Los cambios son ahora vertiginosos de grandes transformaciones por lo que el sistema debe estar
preparado para ellos.
4. La vinculación de nuevas actividades relacionadas con los usos recreativos, el ocio, lo deportivo
y lo cultural, para el tiempo libre cada vez más grande de la población urbana.
6. La ampliación o extensión del sistema más allá de la ciudad existente o prevista, hacia el
territorio peri-urbano, estableciendo unos nuevos vínculos con el territorio circundante, (con
corredores, parques lineales, etc...) de vida de toda la sociedad
No son solo criterios cuantitativos sino también cualitativos los que deben guiar el diseño del
sistema de zonas verdes y espacios libres urbanos para que sean una red. Esto significa que todos
los espacios se encuentren relacionados unos con otros, bien con zonas verdes secundarias de
trazado lineal o con corredores específicos o simplemente calles con una importante presencia de
la vegetación.
1. Ornamentar la ciudad
2. Proporcionar espacios recreativos, para la expansión de la población y favorecer el contacto de
ésta con la naturaleza (a través de usos de ocio, educativos, didácticos y recreativos).
4. Reducir la contaminación ambiental, ya que las hojas sirven para el depósito de las partículas
contaminantes en suspensión.
8. Reflejar los cambios estacionales a lo largo del año y sus beneficios psicológicos sobre la
población residente y visitante
Las reservas de suelo para zonas verdes y equipamientos, es aconsejable determinarlas al unísono,
en base a dos conceptos:
1º Que sean cuantitativamente óptimos, de acuerdo con estándares adecuados a cada lugar y
población. En esta determinación, se partirá de un umbral mínimo de obligado cumplimiento que
es el que fija reglamento de planeamiento de la Ley del Suelo, umbral mínimo (de los 5 m2
/habitante en suelo urbano a los 18 m2 en suelo urbanizable en unidades elementales). Es
importante manifestar como éste Reglamento no considera la tipología edificatoria de la
ordenación ni los criterios de densidad de la misma, para la configuración de las zonas verdes
urbanas, por lo que sería necesario realizar una reserva adecuada a las circunstancias propias de
cada lugar.
La localización adecuada de este sistema general debería estar relacionada con los condicionantes
del soporte de cada territorio. Geomorfología, redes de agua superficial, ríos y riberas existentes,
etc., son unos factores de localización determinantes, previos a otros sistemas como la red viaria
(que equivocadamente puede llegar a emplazarse destruyendo parajes luego imposibles de
recuperar).
La jerarquía del sistema, supone la articulación de los espacios libres y zonas verdes, en niveles por
su funcionalidad, características sociales y ambientales. Es necesaria esta jerarquía, la cual deberá
estar funcionalmente articulada desde lo general a lo particular, en todas las escalas. Una posible
jerarquía es:
Son áreas ajardinadas de barrio más extensas donde caben zonas de juegos, equipamientos y
áreas deportivas anejas.
3. Parque del barrio-ciudad Son áreas grandes de encuentro y reposo para gran parte de la
población. Su superficie mínimo está en torno a 3 Ha.
Además estas zonas estructuradas por orden jerárquico de importancia, ahora están apareciendo
otras nuevas zonas 22 como son “Green pockets” (parques pequeños de bolsillo muy próximos a
las viviendas) , bulevares (en los cuales se pueden incorporar equipamientos como es el caso de
Valencia), parques urbanos (de gran escala absorbiendo olivares como el Parque Juan Carlos I de
Madrid), parques periurbanos (relacionados con opciones de ocio, senderismo, etc), u otras
formaciones que combine el ocio y la naturaleza (como los huertos de ocio de Vitoria, practicas de
eco-agricultura para urbanitas, intervenciones artísticas de land-art, 23 etc).
Junto con los beneficios ambientales, las zonas verdes también son determinantes para el
bienestar psico-social de la sociedad urbana, necesarias como válvulas de escape del stress
urbano, combinando:
1. la salud física del individuo (en un entorno “sano”, sin contaminación, ruido ambiental, etc. en
los cuales contribuye positivamente la existencia del verde urbano).
2. el bienestar mental y emocional en los cuales las cualidades estéticas de las zonas verdes
urbanas y la existencia de elementos simbólicos de valor y referencia son determinantes.
Ordenanzas ambientales
Las áreas residenciales de las ciudades, se ordenan desde el planeamiento mediante las
Ordenanzas Zonales Reguladoras del Suelo Urbano, y desde la normativa sectorial aplicada al “uso
particular” de residencia. La unidad base es la parcela, sobre la cual se establece el uso, la
edificabilidad y todos los condicionantes para su aprovechamiento urbanístico. Por ejemplo, una
ordenanza zonal cualquiera del PGOU de Madrid de 1997 regula los siguientes aspectos:
Condiciones de posición, de aprovechamiento, estéticas y de uso.
La Ordenanza es una potente herramienta para ordenar y adecuar la ciudad a las necesidades de
su población, que se justifica desde el interés general y la utilidad pública, y por tanto deberían
tener cabida aspectos actuales relacionados con el ahorro energético y la eficiencia energética
tanto de los materiales constructivos en el resultado volumétrico de las edificaciones.
Además de las pautas de acondicionamiento pasivo, la Ordenanza Bioclimática puede ser muy
oportuna en la incorporación de otras determinaciones que buscan reducir aún más el consumo
de recursos tanto energéticos como hídricos en el contexto de la edificación, entre las que
destacan las siguientes:
Cardedeu (Barcelona) tiene una Ordenanza de energía solar y de ahorro de agua, disponible en el
Butlleti oficial de la Provincia de Barcelona nº 143, de 15de junio de 2002.
Y EN San Cugat del Vallés ya aplican una ordenanza muy detallada para el ahorro de agua.
Por último, es oportuno referir aquí la certificación LEED, que es un sistema de clasificación y
certificación de edificios verdes, creada por el Green Building Council, que es una asociación
privada americana que aglutina a fabricantes, profesionales y empresas concienzadas con el reto
de la sostenibilidad urbana. El certificado evalúa seis aspectos, que los pone en una escala de
plata, oro o platino:
1. sostenibilidad de la parcela
4. materiales y recursos
Entre sus ventajas, estriban la ayuda al arquitecto en la fase proyectual, el prestigio de la propia
institución y la concepción sistémica y global del proceso evaluador. Por el contrario, sus
principales inconvenientes son que una máxima calificación no garantiza por sí mismo un buen
proyecto verde (por que puede poner el énfasis en un aspecto y olvidar el resto); que algunos
puntos están demasiado asociados a la normativa americana y no son extrapolables; y por último
la necesidad de creación de una comisión evaluadora especializada e independiente, que requiere
recursos profesionales y económicos.
La localidad de Tres Cantos está situada al norte de la capital de Madrid, en una zona de nueva
expansión. Fue concebida como una ciudad-satélite de nueva creación, al estilo de las “new
towns” inglesas, unida con la capital por ferrocarril y por la Autovía de Colmenar, donde se
asentaron empresas de tecnologías innovadoras, laboratorios, e industrias avanzadas. Su
independencia, capacidad, autonomía y complejidad, se deben precisamente la existencia de este
sustrato tecnológico. Desde su segregación del término municipal de Colmenar la ciudad de Tres
Cantos ha ido colmatando, en los últimos 15 años, todo el espacio vacante disponible lo que ha
hecho necesario la redacción del nuevo Plan General que contempla entre otras determinaciones
una nueva expansión urbana hacia el norte. Esta nueva propuesta de crecimiento contempla la
construcción de alrededor de 1000 viviendas en suelo urbano, 4.000 en suelo urbanizable, 450
apartamentos y alrededor de 300 viviendas de integración social, además de suelos para el
desarrollo de industrias y oficinas.
La Ordenanza como documento normativo singular recoge toda una serie de novedades respecto
a otras normativas con fines similares. El hito más importante, el que supone realmente un avance
cualitativo respecto al “estado del arte”, es la intención integradora que se desarrolla
estructuralmente en la Ordenanza, integrando objetivos de adecuación térmica, acústica,
tratamiento de los espacios libres y zonas verdes, diseño de la edificación, etc.
La Ordenanza no es una normativa sectorial en sí, aunque efectivamente trata sectorialmente los
temas que aborda, ya que el considerar simultáneamente todas las áreas temáticas, implica la
necesidad de coordinar una visión equilibrada respecto a todos cada uno de los ámbitos
sectoriales incluidos.
El desarrollo de la anterior permite caracterizar toda una serie de aportaciones a este tipo de
normativas tanto desde la urbanización como de la edificación:
En la Urbanización:
En la Edificación:
Zona de máximo soleamiento en invierno y en verano donde es posible y conveniente colocar los
elementos captadores para el invierno, y elementos externos de protección para el sol del verano.
Abarca todo el recorrido del sol por el sur (acimut 0º), donde todos los días el sol alcanza la
máxima altura solar a las 12.00 horas (solares). Es necesario destacar, que el arco no es simétrico
con respecto a la orientación sur, (va desde 69º SE hasta 45ºSO), debido a que la radiación solar de
la mañana es más soportable que la de la tarde como consecuencia del recalentamiento de la
atmósfera. También Olgyay consideraba esta circunstancia y aconsejaba la orientación 30º SE
como la ideal para la zona templada, en su manual anteriormente citado. Todas las fachadas de las
edificaciones que se encuentren dentro de estos 114º del Arco Solar 1, la Ordenanza les obliga el
cumplimiento de una serie de requisitos en su articulado, para facilitar la implantación de técnicas
de acondicionamiento tanto activas como pasivas en invierno y en verano. La diferencia de altura
solar entre el invierno (24º a las 12.00horas) y el verano (73º a las 12.00horas), posibilitará la
flexibilidad entre captación solar y protección requerida para este clima.
El arco solar 2,
Es la zona del sol de tarde. Abarca aquellas orientaciones que tienen sol desde 45ºSO hasta 120º
SO (siempre tomando el sur como el origen de los ángulos acimutales). En esta orientación no
tenemos sol en el invierno (que tiene el orto a 27ºSO el 21 de diciembre) y sí todas las tardes,
desde las 13,00, o las 14,00 horas hasta que se oculta, durante los meses de marzo, abril, mayo,
junio, julio, agosto y septiembre. Esto condicionará completamente el diseño de esta fachada,
cuyos huecos, materiales, elementos de protección externos e internos, y también el control del
microclima de los espacios exteriores se debe cuidar al máximo y debe ser diferente con respecto
a los otros Arcos solares.
En el Arco Solar 3,
Este arco abarca una orientación sin radiación solar directa. La radiación difusa está presente todo
el año, y aparece radiación directa apenas tres horas en el orto y en el ocaso el 21 de junio.
Corresponde a los acimutes, desde 120ºNO hasta los 120ºNE. Esta circunstancia hace que las
estrategias de control se encaminen a evitar la pérdida del calor generada en el interior de las
edificaciones o para favorecer la ventilación cruzada en el verano, principalmente. La luz difusa es
muy aconsejable para tareas como laboratorios, bibliotecas, oficinas, salas de dibujo, entre otras,
circunstancia que se puede considerar a la hora de la distribución interior de los inmuebles y de las
viviendas.
En el Arco Solar 4,
La radiación solar es exclusiva de la mañana y en los meses calurosos, ya que abarca desde 69ºSE
hasta 120ºNE. En este Arco, las posibilidades para captación de la radiación solar en invierno son
nulas, y medias en primavera y otoño, periodos en los que no suele hacer falta. Tampoco será
excesivo el sobrecalentamiento en el verano, ya que solo llega radiación desde que amanece hasta
las 11,00 de la mañana (generalizando). Si ha existido un enfriamiento nocturno, circunstancia que
suele ser corriente, no va a ser perjudicial por la ausencia de calentamiento atmosférico.
Como puede observarse las condiciones de diseño óptimas para cada Arco Solar son diferentes, e
incluso contrarias. Estas determinaciones sobre las ventajas e inconvenientes de cada orientación,
es preciso que el arquitecto las conozca cuando esté realizando el diseño de las edificaciones, y así
pueda establecer el tamaño de los huecos, la selección de los materiales, la forma del edificio, la
situación de balcones y terrazas, la situación de elementos externos o internos de protección
solar, la localización de los paneles captadores, etc, para mejorar el comportamiento térmico de
los inmuebles.
A su vez, son dignas de consideración las aportaciones que hace la Ordenanza en los siguientes
apartados:
• Gestión obligatoria de los RSI a través de un gestor autorizado, según los criterios diseñados en
el Plan Regional de RSI de la CAM.
Siendo elementos complementarios y básicos para lograr una interacción entre el microclima
exterior y las condiciones de confort de las edificaciones para sus usuarios.