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Performances: Rhythm 0, Marina Abramović (Aporte de Daniel Rivero)

Yo soy el objeto: Marina Abramović en Rhythm 0

Mario González Linares

Durante sus años universitarios, la artista serbia Marina Abramović hubo de conjurar un
perenne sentimiento de frustración. Sus repetidos esfuerzos para hacer de la pintura un
cauce idóneo para sus emociones e ideas encontraron antes un obstáculo en aquélla que
una aliada al servicio de la creación. Espoleada por una pulsión rupturista, Abramović
renunciaría a la pintura y transformaría su cuerpo en el nuevo eje de su arte.
Rhythm es el título de una serie de acciones artísticas ejecutadas por Marina Abramović
entre los años 1973 y 1974. Sonido y tiempo, consciencia e inconsciencia, son los dos
binomios en que se enmarcan las performances que la configuran. En Rhythm 10, la artista
es filmada mientras apuñala la superficie que media entre los dedos de su mano. Cada vez
que yerra y se inflige un corte, cambia de cuchillo, así hasta
lastimarse una veintena de veces. Es entonces cuando reproduce la grabación y procede
a repetir tanto aciertos como errores. En Rhythm 5, Abramović se sitúa en el interior de una
estrella de cinco puntas a la que acto seguido prende fuego. Allí mismo recorta su cabello
y uñas y los arroja al fuego para, a continuación, tumbarse entre las llamas hasta perder la
consciencia a causa de la falta de oxígeno. En Rhythm 2, consume dos psicofármacos
prescritos para el tratamiento de la catatonia y la esquizofrenia.
Rhythm 0 es la última de las piezas de la serie Rhythm. Era el año 1974. El Studio Morra
de Nápoles (Italia) facilitaría el espacio para su escenificación. El texto plasmado en una de
las paredes de la sala explicitaba: «En la mesa hay setenta y dos utensilios que pueden
usarse sobre mí como se quiera. Yo soy el objeto».
Un total de setenta y dos
elementos, seleccionados de
manera deliberada por su potencial
para proporcionar placer o
administrar dolor: un látigo, un
libro, pan, un cuchillo, unos
zapatos, un hacha, vino, unas
tijeras, un peine, uvas, un martillo,
clavos, un trozo de madera,
azúcar, agua, un espejo, una
pistola, una pluma, un periódico,
pintura roja, una manzana, sal, una
bala, pintura blanca, un lápiz de
labios, un frasco de perfume, una
medalla, una cuchara, una flauta,
un abrigo, una campana, un
sombrero, un bastón, agujas, un pastel, una boa de plumas, una bufanda, una vela, un
pañuelo, cadenas, un broche para el pelo, un hueso de cordero, unas flores, un tenedor, un
cuchillo de bolso, una rama de romero, pintura azul, algodón, alcohol, cerillas, una banda
adhesiva, una caja de cuchillas de afeitar, una silla, un escalpelo, una rosa, jabón, hilo,
cuerdas de cuero, una pipa, un broche de seguridad, una pluma de ave, vendas, una lanza
de metal, una sierra, un folio, un plato, azufre, aceite de oliva, alambre, un vaso, miel, una
cámara Polaroid.
Abramović se posicionó junto a la mesa y adoptó un rol pasivo en el que se mantendría
sumergida durante las seis horas siguientes. La performance se prolongaría entre las 20:00
de la tarde y las 2:00 de la madrugada. Bajo ninguna circunstancia debía ser interrumpida
una vez en marcha. La artista asumía la plena responsabilidad de cuanto pudiera sucederle
en el transcurso de esas seis horas.
Las tres primeras horas de la performance transcurrieron sin sobresaltos. El
comportamiento del público, elevado al rol de sujeto artístico, fue cordial, afable, amistoso.
La artista fue agasajada con un beso o la entrega de una rosa, entre otras acciones
bienintencionadas. Pero llegado el ecuador de la obra, el ánimo del público registró un
vuelco significativo, y sus acciones se tornaron cada vez más violentas. Un hombre efectuó
un corte en su cuello y procedió a beber la sangre que manaba de la herida. Colocaron un
sombrero sobre su cabeza mientras le mostraban un espejo con la frase «IO SONO
LIBERO», redactada con lápiz de labios; otro escribió «END» en su frente. Dispusieron su
cuerpo en la mesa con las piernas abiertas y ubicaron un cuchillo entre ellas. Cargaron el
revólver y lo pusieron en su mano con el cañón dirigido hacia su cuello. Esta última acción
suscitó el enfrentamiento entre dos facciones del público, la conformada por quienes
querían protegerla y la engrosada por aquéllos deseosos de
perpetuar sus abusos; a pesar de haber recibido instrucciones
de no interferir en la performance, los guardas de la sala
arrojaron el arma por una de las ventanas. Abramović fue
desnudada por completo, cortada su ropa con tijeras.
Entrelazaron el tallo espinoso de la rosa con los eslabones de
la cadena que llevaba al cuello. Esparcieron los pétalos de la
flor sobre su rostro. Una mujer intervino para secar las
lágrimas que humedecían sus mejillas. El galerista Lucio
Amelio tomó varias fotografías que colocó en una de las
manos de la artista.
A las dos de la mañana, después de tres horas de incesantes
vejaciones, Marina Abramović abandonó su quietud e intentó
aproximarse a su público. Desnuda, manchada de sangre, los
ojos rebosantes de lágrimas. En tan sólo un instante, la artista
pasó de objeto pasivo a sujeto activo. Tan pronto como se
obró esta transición, los espectadores huyeron de la sala.Ya en la soledad de su hotel,
Abramović observó su reflejo en un espejo. Uno de los mechones de su cabello había
encanecido.

 Fuente: http://amberesrevista.com/yo-soy-el-objeto-marina-abramovic-en-rhythm-0/
 Links de performances:
o Rhythm 0: https://www.youtube.com/watch?v=YuRv-5OsiZs
o The artist is present, 2010 (sugerencia):
https://www.youtube.com/watch?v= -0G8dvrtw5s

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