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COGNICIÓN SOCIAL 1

Revisiones | Review Papers

Bases psicofisiológicas de la cognición social

Navarrete, Daniel; Paredes, Brigith; Tafur, Pamela; Yar, Mishell;


Rosero, Mishell; Landázuri, Ana

Universidad Técnica del Norte

Resumen

La cognición social, comprendida desde un punto de vista multidisciplinario, va tomando

relevancia para el entendimiento de como el ser humano llega a interrelacionarse con su medio

social, de ahí que entender sus conceptualizaciones, los procesos que involucra, y las

estructuras cerebrales que hacen parte de estos procesos, llevan a un estudio de cómo el trabajo

con la cognición social puede ayudar a mejorar diversos trastornos y comportamientos

anómalos.

Palabras clave: cognición social, psicología social, psicofisiología del comportamiento.


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Bases psicofisiológicas de la cognición social

Objetivo

Comprender de manera general los diversos procesos que intervienen en la cognición

social, así como las zonas neurales asociadas a dichos procesos, mediante una revisión de

diverso material bibliográfico, adquiriendo una visión clara de la temática planteada.

Método

Se llevó a cabo una búsqueda de trabajos relacionados con la cognición social en bases

de datos como redalyc.org, dialnet.uniroja.es, scielo.org, schoolar.google.com y se seleccionó

trabajos realizados a partir del año 2013, las palabras clave utilizadas fueron “cognición social”,

“psicología social”. En la mayoría de trabajos se encontró información referente a las

generalidades de la cognición social que se encuentra presente en este documento

Comprendiendo la cognición social

Es difícil definir rigurosamente el término cognición social debido a que son muchos

los procesos que se encuentran involucrados, además de que la asociación e identificación de

dichos procesos a zonas cerebrales es una tarea científica que reviste complicación y

complejidad (Maroño, y otros, 2013).

Con una referencia cronológica relativamente nueva, la cognición social se ha ido

abriendo paso en el ámbito de investigación de las neurociencias, ya que al encontrarse

funciones cognitivas como la percepción, codificación, almacenamiento, recuperación y

regulación de la información acerca de otras personas y de nosotros mismos, toma de

decisiones, empatía, entre otros, permiten identificar los procesos de percepción claves de los

otros en tanto se refiere a experiencias emocionales compartidas, capacidad de inferir

pensamientos de los demás y manejo de reacciones emocionales hacia los demás (Peralta &

Cuesta, 2017).
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Con estos antecedentes, la cognición social puede definirse como un proceso

neurobiológico, psicológico y social, por medio del cual se perciben, reconocen y evalúan los

eventos sociales, para construir una representación del ambiente de interacción de los

individuos (Uribe, 2010).

En palabras de Adolphs y Dumbar (como se citó en Serrani, 2013) se entiende por

cognición social el conjunto de las capacidades que hacen posible a un sujeto la construcción

de las representaciones mentales de las relaciones entre el sujeto y los demás, al tiempo que

permite la utilización de esas representaciones para desarrollar conductas adaptadas al contexto

de vida y finalistas en sus objetivos.

En palabras de Dhers (2015) se entiende por cognición social al conjunto de procesos

cognitivos que nos permiten percibir, evaluar y responder ante situaciones de interacción social,

valorando no solo nuestras respuestas, sino teniendo en cuenta también las opiniones, creencias

o intenciones de los demás, siendo la habilidad de construir representaciones sobre las

relaciones entre uno mismo y los otros, y usándolas para guiar el comportamiento social.

Para Custodio (2017) la cognición social es referida como una parte de la psicología

que “(…) procura entender y explicar cómo los pensamientos, las sensaciones y el

comportamiento del hombre como individuo social, se ven influenciados por la presencia real

o imaginaria de otros, y cuya alteración genera conducta inmoral y luego corrupta”.

Desde estas perspectivas podemos vislumbrar que la cognición social se enfoca en tratar

de comprender como las funciones psíquicas humanas determinan el comportamiento,

influidos por el entorno social en que cada individuo se desarrolla y además como la alteración

de la parte biológica del individuo que afecte a los procesos involucrados en la cognición social

puede desembocar en conductas indeseadas para la sociedad y/o diversos trastornos que alteren

la normalidad del individuo.


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En este sentido cabe mencionar que en nuestro sistema nervioso central existen diversas

áreas vinculadas a la cognición social y por ende si se hallase en ellas algún tipo de problema

o daño, los aspectos conductuales del ser humano se verían modificados o alterados.

Sin duda alguna se puede avizorar el hecho de que bajo el concepto de Cognición Social

existe una serie de procesos mentales que constituyen la base de las interacciones sociales en

las cuales interviene la persona, los otros y las situaciones sociales (Gutiérrez, 2013). Además

los procesos vinculados a la cognición social, tal como menciona Custodio (2017), incluyen

varios procesos cognitivos como, por ejemplo, la violación de las normas sociales, el

reconocimiento de expresiones faciales, el procesamiento de emociones, la toma de decisiones

y el juicio moral.

También es clave remarcar que en investigaciones efectuadas sobre el procesamiento

de la información social las diferencias sexuales no denotan ventaja femenina, sino más bien

cada sexo tiene sus propias particularidades, es así que en las mujeres el reconocimiento de

expresiones como miedo, tristeza, alegría son más desarrolladas, en cambio los varones son

superiores en la identificación de la alegría (López, Agulla, & Zabaletta, 2017).

Ante la importancia del tema y en vista de los estudios llevados a cabo por las

neurociencias, las investigaciones en este terreno están abarcando los campos social, cognitivo

y neural, ya que la interrelación biopsicosocial permiten de a poco ir comprendiendo las causas

que derivan en los diversos comportamientos del ser humano en el contexto social. En una

visión alternativa, el estudio de la cognición social se fundamenta en la cooperación, el lenguaje,

la lectura de mentes y la capacidad para aprender y enseñar patrones de conducta y raciocinio,

conocido también como mindshaping1 con esto se trata de denotar los seres humanos están

biológica y ecológicamente predispuestos a aprender y enseñar normas y patrones de conducta

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Dar forma a la mente o moldear la mente (Fernández, 2015).
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racionales que facilitan la cooperación y los proyectos complejos conjuntos, además de hacer

nuestro comportamiento más transparente para los demás agentes (Fernández, 2015).

La cognición social sirve como mediadora para la funcionalidad social del individuo y

en donde intervienen el procesamiento emocional y la teoría de la mente, cuya vinculación

están dados por la capacidad para descifrar los estados emocionales y mentales del otro ya que

derivan en inferencias sobre las actitudes y comportamientos de los demás. En cuanto al

procesamiento emocional esta función tiene la capacidad de reconocer emociones a partir de

la percepción de expresiones faciales, mientras que la teoría de la mente infiere, predice y

atribuye estados mentales a otras personas (Rodríguez, 2015).

Adicionalmente cabe resaltar que los estudios sobre la intervención en cognición social

están mostrando resultados alentadores sobre diversos tipos de patologías como la

esquizofrenia, trastorno antisocial de la personalidad, demencia fronto-temporal, trastornos de

la conducta alimentaria, trastornos del espectro autista, asperger, entre otras. Sin embargo, el

análisis de las evidencias de calidad de los estudios ha puesto de manifiesto que son necesarios

más ensayos controlados y aleatorizados, con mayores muestras y seguimientos más largos,

para establecer, de manera más precisa, la eficacia y efectividad de las intervenciones en

cognición social (Expósito, Amador, Lalucati, & Villegas, 2016).

La cognición social se ha convertido en uno de los temas de mayor interés dentro de la

psicología cognitiva, las ciencias sociales y la neurobiología, no obstante, los modelos basados

en posturas del procesamiento de información presentan diferentes dificultades conceptuales y

epistemológicas (León & Cárdenas, 2016).

Procesos que hacen parte de la cognición social

En primer término se puede mencionar que la identificación, expresión y manejo de

emociones son un componente de la cognición social por cuanto facilitan o dificultan la toma

de decisiones frente a las interacciones sociales. En segunda instancia la teoría de la mente


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ToM, que es un proceso que se lleva a cabo en primates y humanos se lo establece como el

proceso que permite atribuir un estado mental en el que pueden intervenir pensamientos,

emociones, deseos, creencias, intenciones, entre otros, a otras personas, lo que contribuyen

enormemente como un factor esencial para la interacción social. Continuando con los procesos

tenemos a la empatía considerada como la comprensión de las consecuencias emocionales que

tiene una circunstancia o comportamiento propio en otra persona gracias a la acción de las

neuronas espejo. Finalmente tenemos lo que se considera como procesos sobre el sí mismo

(self) en tanto que se refiere a procesos de tipo introspectivo relacionados con conceptos tales

como autoestima, autoconfianza, autocontrol, autodisciplina, autoconocimiento y

autoconciencia. (Uribe, 2010).

Varios autores ente ellos Arango (como se citó en Restrepo et. al, 2015) mencionan que

el campo de estudio e investigación de la cognición social es reciente y que en la exploración

del tema no son tomados en cuenta aun varias dimensiones especialmente las que están

vinculadas al dominio emocional y con ello limitándolas únicamente al dominio cognoscitivo.

Rodríguez (como se citó en Restrepo et. al, 2015) menciona que los instrumentos que

valoran la cognición social son específicos y en su mayoría extensos y además carecen de una

validación suficiente, a la vez que no existe aún un instrumento que permita valorar de manera

global las funciones de la cognición social en los individuos.

Los principales modelos teóricos de la cognición social se fundamentan en una postura

informacional que la asume como un grupo de procesos cómputo de representaciones sobre los

demás, estos procesos son llevados a cabo por modulos cerebrales a los cuales se les llego a

conocer como el cerebro social aunque hay criterios en contra de esta postura por cuanto se

menciona que se simplifica la complejidad de la cognición social (León & Cárdenas, 2016).
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Estructuras que intervienen en la cognición social

Como en casi todas las funciones cognitivas y ejecutivas, las áreas relacionadas con el

procesamiento de la información social son diversas y variadas y las conexiones que se

establecen en las diferentes zonas cerebrales son complejas (Uribe, 2010).

Los lóbulos frontales son considerados como los directores de orquesta del cerebro, ya

que coordinan el funcionamiento general del cerebro y de donde depende la cognición social

(Restrepo, Ruiz, Arana, & Alvis, 2015). Esto significa que las funciones ejecutivas y de

cognición social se alojan principalmente en zonas corticales del cerebro y de cuyo

funcionamiento adecuado dependen las conductas y comportamientos considerados como

adecuados dentro de un contexto social, está por demás mencionar que cualquier problema,

afección o daño en estas partes de la corteza cerebral hacen que el individuo tenga problemas

para comportarse bajo los estándares de normalidad que la sociedad impone.

El aspecto emocional dentro de la cognición social juega un papel fundamental debido

al hecho de que estas afectan el resultado final de los procesos neurocognitivos. La zonas

cerebrales identificadas con los procesos de la cognición social según Uribe (como se citó en

Restrepo et al., 2015) son la zona ventral y algunas estructuras paralímbicas como la amigdala,

la ínsula y el polo temporal, por su parte la corteza motora, los ganglios basales y el tallo

cerebral procesan elementos básicos que facilitan la elaboración social más compleja. Tambien

se vincula en la participación de los procesos de cognición social zonas como corteza prefrontal

medial, la corteza prefrontal ventromedial, la corteza prefrontal dorsomedial, la corteza

orbitofrontal, la corteza lateral orbitofrontal, la corteza parietal derecha, la corteza témporo-

occipital, el giro fusiforme, el cíngulo, la corteza somatosensorial, el giro temporal superior, el

cuerpo estriado ventral, el surco temporal, el sistema límbico, el lóbulo temporal, el lóbulo

parietal, el hipotálamo, entre otras (Restrepo et. al, 2015).


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En cuanto a las bases hormonales de la conducta social investigaciones que han

aportado al tema determinan que la oxitocina, vasopresina, testosterona, receptores α del

estrógeno y la serotonina son los más relevantes (Ferrán, Martí, & López, 2015).

Conclusiones

La cognición social abre las puertas al estudio de como la afección de procesos y

funciones cognitivas o de zonas cerebrales vinculados a estos procesos, pueden afectar de

manera negativa el comportamiento de los individuos, a su vez que la determinación de estos

hechos permite buscar mecanismos que ayuden a mejorar dichos comportamientos o afecciones

derivadas.

Existen diversos instrumentos que permiten diagnosticar las competencias sociales de

manera específica, pero no existe instrumentos que valoren la cognición social de manera

global y esto se ha dificultado debido a los diversos procesos que esta involucra.

La localización anatómica de las funciones y procesos de la cognición social vienen

siendo estudiadas con mayor enfasis en los últimos años, esto permitirá reconocer

específicamente que zonas pueden verse afectadas cuando los comportamientos sociales son

inadecuados en los individuos y dar las pautas para trabajar en pro de mejorar las funciones

cognitivas en casos de diversos trastornos conductuales.

Referencias

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corrupción. Revista de Neuro-Psiquiatría, 80(2), 85-87. Obtenido de

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