SILBALASIESTA
;Qué calor insoportable! Me hace acordar a la tarde en que se lo llevaron.
a Bruno. Estuvo un dia entero sin aparecer, latia estaba como loca. Yo sabia
quéle habia pasado, y les demis también, pero nadie se animaba a decirlo.
Esto fue hace como treinta anos, cuando viviamos en Misiones, al lado del
rio Iguazi.
‘A Brumo le faltaban veinte dias para cumplircineo aitos siempre queria
frescos para guardar bichos. Tenia una coleccion de insectos del monte, que
_ atrapaba a la hora de la siesta. Todas las tardes, la tia le decia que estaba po-
_dtida de tanto bicherio, y que se metiera en la cama, porque si no, lo ibaa
__garvarel Jasy-Jteré.¥ asi fue,
ox
Una tarde salié a eazar avispas Camoati. a pesar de que el tipico silbido
sonaba mas fuerte que de costumbre. Esperé a que todos se durmieran y se
escap6parael monte. Pienso ahora que elJasilo lamabacon susilbido. Lle-
Ԥ6la noche y Bruno no volvi6.
Recorrimos la zona con linternas y desesperacién. Cada ver que podia, yo
dejaba un montoncito de tabaco para que el Jasi se contentara mascindolo y
nos devolvieraa Bruno.
Loencontré yo al dia siguiente, estaba todo enredado en ramas y tenia ho-
jas enel pelo que pareefan pegadas con saliva. Vi huellas que venian del Nor-
‘te, ast que para ese lado se habia ido el desgraciado. Todos saben que el Jasi
esunrubio bonito pero tiene los piesal revés. Bruno estaba como atontado y
solo se acordaba del brillo de un baston dorado. ;Qué calor insoportable. las
cosas que me hace decir!
‘Leyenda poplar, vein de Tiana Lam lame Vita Hadans
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