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GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Genocidio, Crímenes de Guerra y


Crímenes de Lesa Humanidad
Compendio Temático sobre Jurisprudencia
del Tribunal Penal Internacional para la Antigua Yugoslavia

HUMAN RIGHTS WATCH

UNIVERSIDAD IBEROAMERICANA
Título en inglés: Genocide, War Crimes and Crimes against Humanity: A Topical
Digest of the Case Law of the International Criminal Tribunal for the Former
Yugoslavia. © 2006 Human Rights Watch, Inc.

Responsable de la edición: Maribel Aguirre Dugua

Primera edición electrónica: 2010

D.R. © Human Rights Watch Inc.


D.R. © Universidad Iberoamericana, A.C.
Prol. Paseo de la Reforma 880
Col. Lomas de Santa Fe
01219 México, D.F.
publica@uia.mx

Traducción: Laura Martín del Campo Steta

Agradecemos el apoyo financiero brindado por:

La John D. and Catherine T. MacArthur Foundation.


Fundación Ford (Oficina Regional para México y Centroamérica).
Red Latinoamericana y Europea de Derechos Humanos (Red LAEHR).

This document has been produced with the financial assistance of the European Union. The contents of
this document are the sole responsibility of the LAEHR network and can under no circumstances be
regarded as reflecting the position of the European Union.

ISBN 978-607-417-100-6 (versión electrónica)

Hecho en México
Made in Mexico

Todos los derechos reservados. Esta publicación no puede ser reproducida, ni en todo ni en parte, ni registrada
en, o transmitida por un sistema de recuperación de información, en ninguna forma ni por ningún medio,
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GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

HUMAN RIGHTS WATCH

Human Rights Watch se dedica a la protección de los Derechos Humanos de las personas de todo el mundo.
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nocidos. Su objetivo es la rendición de cuentas de los gobiernos que llegasen a transgredir los derechos
de su gente.
Human Rights Watch comenzó en 1978 con la creación de su sección de Europa y Asia Central
(entonces conocida como Helsinki Watch). Actualmente, incluye secciones que cubren África, las
Américas, Asia, Europa y Asia Central, y Medio Oriente y África del Norte. Además, incluye tres di-
visiones temáticas sobre armas, derechos del niño y derechos de la mujer. Tiene oficinas en Berlín,
Bruselas, Ginebra, Londres, Los Ángeles, Moscú, Nueva York, San Francisco, Tashkent, Toronto y
Washington. Human Rights Watch es una organización independiente, no gubernamental, sostenida
con las contribuciones de individuos y fundaciones privadas de todo el mundo.
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

AGRADECIMIENTOS

Esta edición es una traducción de la versión en inglés “Genocide, War Crimes and Crimes against
Humanity: A Topical Digest of the Case Law of the International Criminal Tribunal for the Former
Yugoslavia”, cuya autoría corresponde a Human Rights Watch. La traducción, autorizada bajo conve-
nio por esta organización, estuvo a cargo del Programa de Derechos Humanos de la Universidad Ibe-
roamericana-Ciudad de México (UIA), quien asume completa responsabilidad por la integridad y
exactitud de este trabajo.
El Programa de Derechos Humanos de la UIA reconoce la labor de Laura Martín del Campo Steta,
abogada y perita traductora en inglés y español, autorizada por la Suprema Corte de Justicia de la Na-
ción y el Tribunal Superior de Justicia del Distrito Federal, en México. Agradece también el valioso
trabajo de los revisores especializados Ximena María Medellín Urquiaga, José Antonio Guevara Bermúdez
y Juan Carlos Arjona Estévez.
La traducción no hubiese podido realizarse sin la apreciable ayuda financiera de la John D. and
Catherine T. MacArthur Foundation, la Fundación Ford (Oficina Regional para México y Centroamé-
rica) y la Red Latinoamericana y Europea de Derechos Humanos (Red LAEHR), a quienes se les re-
conoce con profundo agradecimiento.
Asimismo, el Programa de Derechos Humanos agradece a la Vicerrectoría Académica de la Uni-
versidad Iberoamericana y a la Dirección de Cooperación Académica por su colaboración. También
agradece al Departamento de Derecho, a la Dirección de Publicaciones y a todos aquellos que en esta
Universidad hicieron posible este proyecto, el cual estuvo bajo la supervisión del Coordinador del
Programa de Derechos Humanos José Antonio Ibáñez Aguirre.
Por último, el Programa ofrece un especial reconocimiento a Maribel Aguirre Dugua por el cui-
dado de la edición de este trabajo.
La autora del volumen en inglés es Jennifer Trahan, quien trabajó como consejera en el Programa
de Justicia Internacional de Human Rights Watch. Jennifer Trahan fue consultora en asuntos de justicia
internacional y dio cursos sobre tribunales penales internacionales y/o derecho internacional como
profesora adjunta en las escuelas de leyes: Fordham Law School, Brooklyn Law School, New York
University’s Global Affairs Program y Columbia University’s Masters in Human Rights Program. Los
siguientes asistentes colaboraron en la compilación, formato, investigación y/o revisión: Joni M.
Canada, Brian Honermann, Jennifer Kettner y Amber Lewis (de Fordham Law School); Laureve
Blackstone, Deepinder Mayell y Kelly Paul Peters (de Brooklyn Law School); Jill Dawson, Neza
Kogovsek, Leonie von Braun y Jay Meisel (de Human Rights Watch).
En la versión original, Richard Dicker, Director del Programa de Justicia Internacional de Human
Rights Watch, colaboró con orientación general. Bogdan Ivanisevic, investigador sobre Bosnia y
Herzegovina, Croacia y Serbia y Montenegro, colaboró con la revisión del apartado sobre Europa y Asia
Central. Wilder Tayler, Director de Asuntos Legales y Políticos, colaboró con una revisión legal y
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política, y Joe Saunders, Subdirector de Programa, colaboró con otra revisión. Lisa Gambone (ex
asistente de Human Rights Watch y asociada en Shearman & Sterling), Brooks R. Burdette (asociada
en Schulte Roth & Zabel LLP) y Marieke Wierda (asociada principal en el Centro Internacional para la
Justicia Transicional) también ofrecieron asesoría importante.
Para la realización del compendio original, Human Rights Watch contó con el apoyo financiero de
la Fundación John D. and Catherine T. MacArthur y la Fundación JEHT.
ÍNDICE RESUMIDO

AGRADECIMIENTOS IX

ÍNDICE COMPLETO XV

PREFACIO LXXIX

PRÓLOGO LXXXI

RESUMEN DE LAS SENTENCIAS CONTRA LOS ACUSADOS 1

LISTA DE CASOS INCLUIDOS 13

I) CRÍMENES DE GUERRA: GRAVES INFRACCIONES


A LOS CONVENIOS DE GINEBRA DE 1949 (Artículo 2) 19
a) Estatuto 19
b) Elementos generales de los crímenes del artículo 2 19
c) Mens rea 35
d) Delitos conexos 36
e) Varios 50

II) CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES


A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (Artículo 3) 53
a) Estatuto 53
b) Generalidades
c) Elementos generales para delitos del artículo 3 60
d) Delitos conexos 73

III) GENOCIDIO (Artículo 4) 137


a) Estatuto 137
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b) Generalidades 137
c) Intención específica/dolus specialis: intención de destruir,
total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal 139
d) Aplicación – genocidio 159
e) Delitos conexos 169
f) Actos punibles/modalidades de responsabilidad por la comisión de genocidio 176

IV) CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (Artículo 5) 183


a) Estatuto 183
b) Elementos generales 183
c) Aplicación - elementos generales del artículo 5 216
d) Crímenes conexos 219

V) RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (Artículo 7(1)) 327


a) Estatuto 327
b) Generalidades 327
c) Planeación, instigación, orden, y comisión 328
d) Ayuda y aliento 344
e) Empresa criminal conjunta/la doctrina del propósito común 362

VI) RESPONSABILIDAD DE MANDO (Artículo 7(3)) 411


a) Estatuto 411
b) Generalidades 411
c) Elementos 415
d) Responsabilidad del superior por genocidio 460
e) Aplicación – responsabilidad del superior 462

VII) EXCEPCIONES 467


a) Defensa de “coartada” 467
b) La coacción no permite una defensa completa 467
c) Se rechaza el principio de tu quoque: el argumento
de que el adversario cometió crímenes similares no es una defensa válida 469
d) El involucramiento en una operación defensiva no es una defensa 469
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

e) La responsabilidad mental disminuida no es una defensa 469

VIII) JURISDICCIÓN 471


a) Generalidades 471
b) El arresto ilegal alegado no privó al Tribunal de jurisdicción 471

IX) ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA 473


a) Acusación acumulativa 473
b) Las condenas acumuladas y concurrentes 473
c) Sentencia 487

X) VARIOS 655
a) Consideraciones generales respecto a la interpretación legal 655
b) Derecho al debido proceso 658
c) Consideraciones generales respecto a la valoración de la prueba 698
d) Generalidades de precedente y revisión en apelación 710
e) La revisión de las sentencias por parte de la Sala de Apelaciones 736
f) Aceptación de declaraciones de culpabilidad 747
HUMAN RIGHTS WATCH
ÍNDICE

AGRADECIMIENTOS IX

PREFACIO LXXIX

PRÓLOGO LXXXI

RESUMEN DE LAS SENTENCIAS CONTRA LOS ACUSADOS 1

LISTA DE CASOS INCLUIDOS 13

I) CRÍMENES DE GUERRA: GRAVES INFRACCIONES


A LOS CONVENIOS DE GINEBRA DE 1949 (Artículo 2) 19
a) Estatuto 19
b) Elementos generales de los crímenes del artículo 2 19
i) La existencia de un conflicto armado (elemento 1) 20
(1) Se requiere un conflicto armado 20
(2) Definición de conflicto armado 20
(3) Vigencia de la aplicación del derecho internacional humanitario 21
ii) Deben existir nexos entre el conflicto y los crímenes que se alegan (elemento 2) 21
(1) No es necesario que el combate haya ocurrido
en el área donde ocurrieron los crímenes 21
(2) Es suficiente con que los crímenes hayan estado
estrechamente relacionados con las hostilidades 22
iii) El conflicto armado debe ser internacional (elemento 3) 22
(1) Se requiere un conflicto armado internacional 22
(2) Definición de conflicto armado internacional 22
(3) Donde un Estado no ha intervenido en otro Estado directamente
mediante sus propias tropas, se aplica una “prueba de control general”
para determinar si existe suficiente control sobre las fuerzas militares 23
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(4) La prueba de control general se satisface cuando un Estado


tiene un papel en la organización, coordinación o planeación
de las acciones militares del grupo militar, adicionalmente al financiamiento,
capacitación y equipamiento o a la prestación de apoyo operacional 24
(5) No limitarse a ver el lugar donde ocurrieron los crímenes
para determinar si el conflicto es internacional 25
(6) La equivocación en reconocer el estado de guerra es irrelevante 26
(7) Alegato de conflicto armado internacional 26
(a) Aplicación - alegato de conflicto armado internacional 27
(8) Aplicación - conflicto armado internacional 27
(a) Conflicto entre Bosnia y Herzegovina, y Croacia 27
(b) El conflicto entre Bosnia y Herzegovina,
y la República Federal de Yugoslavia (Serbia y Montenegro) 29
iv) La persona o bien en cuestión debe ser “protegido” (elemento 4) 29
(1) Definición de personas protegidas 30
(2) La etnicidad, la alianza y la substancia de las relaciones son más determinantes
en el estatus de la persona protegida que la caracterización legal o la nacionalidad 30
(3) Las personas protegidas pueden ser de la misma nacionalidad que su captor 32
(4) Definición de “en manos de una de las partes en conflicto o fuerza de ocupación” 32
(5) Aplicación - personas protegidas 33
v) Aplicación - requisitos generales del artículo 2 34
(1) Conflicto armado y nexos entre los delitos que se alegan y el conflicto armado 34
(2) El conflicto armado era internacional 34
(3) Las víctimas eran personas protegidas 35
c) Mens rea 35
i) Generalidades 35
ii) Conocimiento de la existencia de conflicto armado internacional 35
iii) Distinción entre intención y motivación 35
d) Delitos conexos 36
i) Homicidio intencional (artículo 2(a)) 36
(1) Definición 36
(2) Sea lo mismo que el asesinato conforme a los artículos 3 y 5 37
(3) No se requiere cadáver 37
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(4) Mens rea 38


(a) No se requiere premeditación 38
(b) Se puede inferir mens rea ya sea directa o circunstancialmente 39
ii) Tortura o trato inhumano (artículo 2(b)) 39
(1) Tortura 39
(a) Elementos 39
(b) Igual, independientemente del artículo 40
(c) Gravedad del dolor o sufrimiento 40
(i) No se requiere una lesión permanente 40
(ii) La violación cumple con el requisito de gravedad 40
(d) Se requiere propósito prohibido 40
(e) No se requiere ser funcionario público 41
(2) Trato inhumano 41
(a) Generalidades 41
(b) Definición 41
(c) Aplicación - trato inhumano 42
(i) Uso de personas como “escudos humanos” 42
(ii) Trabajo forzoso 43
iii) Causar intencionalmente gran sufrimiento o lesiones
graves al cuerpo o a la salud (artículo 2(c)) 43
(1) Definición 43
(2) Se requiere demostrar daño mental o física grave,
aunque no necesita ser permanente o irremediable 44
iv) Destrucción y apropiación de bienes, no justificadas por necesidad militar
y llevadas a cabo a gran escala, ilícita y arbitrariamente (artículo 2(d)) 44
(1) Generalidades 44
(2) Elementos 45
(3) Dos tipos de bienes protegidos 45
(4) Requisito de destrucción masiva 46
(5) La prohibición de destrucción de bienes situados
en territorio ocupado no aplica cuando existe necesidad militar absoluta 46
(6) Mens rea 47
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v) Obligar a un prisionero de guerra o a un civil a servir


en las fuerzas de una potencia hostil (artículo 2(e)) 47
vi) Privar arbitrariamente a un prisionero de guerra o a un civil
de los derechos al debido proceso legal, justo y regular (artículo 2(f)) 47
vii) Deportación, transferencia o confinamiento ilícito de un civil (artículo 2(g)) 47
(1) Confinamiento ilícito 47
(a) Generalidades 47
(b) El confinamiento ilícito tiene los mismos elementos
que el encarcelamiento conforme al artículo 5 48
(c) La responsabilidad mejor asignada a los responsables
de la detención, y no a quienes meramente participaron en ella,
como aquellos que mantienen la prisión 48
(d) La responsabilidad del comandante del campo 49
(2) El traslado ilícito 49
viii) La toma de civiles como rehenes (artículo 2(h)) 49
(1) Generalidades 49
(2) Aplicación - la toma de civiles como rehenes 50
e) Varios 50
i) La ocupación (relevante en caso de trabajo ilícito de civiles,
traslado ilícito y destrucción masiva de bienes) 50
(1) Cuando la “ocupación” es relevante 50
(2) Definición 50
(3) Lineamientos para determinar ocupación 51
(4) Se aplica sólo a áreas efectivamente controladas por la fuerza de ocupación 51
(5) Serían aplicables diferentes pruebas con respecto
a las personas o sus bienes y otros asuntos 51

II) CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES


A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (Artículo 3) 53
a) Estatuto 53
b) Generalidades 53
i) Funciones del Artículo 3 del Estatuto como cláusula residual,
cubriendo cualquier violación grave al derecho humanitario
que no se encuentra en otros artículos del Estatuto 53
ii) Condiciones para determinar qué violaciones caen dentro del artículo 3
(las “cuatro condiciones del caso Tadic”) 54
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

iii) Violaciones al derecho internacional humanitario que quedan cubiertas 55


(1) Se incluyen violaciones al artículo 3 común 55
(2) Se incluyen violaciones basadas en tratados 56
iv) Fundamento por el que se incluyen violaciones al artículo 3 común 57
(1) Las violaciones al artículo 3 común infringen una norma
del derecho internacional humanitario 57
(2) El artículo 3 común es parte del derecho consuetudinario 57
(3) Las violaciones al artículo 3 común son graves 58
(4) El artículo 3 común impone responsabilidad penal individual 58
v) Aplicación de las cuatro condiciones del caso Tadic
a delitos específicos cumpliendo con los requisitos del artículo 3 59
c) Elementos generales para delitos del artículo 3 60
i) Debió existir un conflicto armado, ya sea interno o internacional (elemento 1) 60
(1) Definición de conflicto armado: evaluación de la intensidad
del conflicto y de la organización de las partes 61
(a) La evaluación debe hacerse caso por caso 62
(b) Evaluación de la intensidad del conflicto 62
(c) Evaluación respecto a la organización de las partes 62
(d) Exclusión de bandidaje, insurrecciones desorganizadas
o de corta duración, o actividades terroristas 63
(e) Los objetivos adicionales son irrelevantes 63
(i) Aplicación - los objetivos adicionales son irrelevantes 63
(2) Aplicación - conflicto armado 64
(a) El conflicto armado en Kosovo entre las fuerzas Serbias
y el Ejército de Liberación de Kosovo 64
(b) El conflicto armado en Bosnia y Herzegovina entre
sus fuerzas armadas y la República Spraska 65
(c) El conflicto armado involucrando las fuerzas armadas
croatas y el JNA (Ejército Popular Yugoslavo) 65
ii) Debe existir un nexo entre el conflicto armado y el delito que se alega (elemento 2) 66
(1) Los actos del acusado deben estar estrechamente relacionados con las hostilidades 66
(2) Factores para evaluar los nexos 67
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(3) El conflicto armado no necesita estar ligado causalmente a los delitos,


pero debe haber jugado un papel substancial en la aptitud del perpetrador
para cometer los delitos, su decisión para cometerlos, la manera en que
fueron cometidos o el propósito para el cual fueron cometidos 67
(4) Los delitos pueden ocurrir temporal y geográficamente remotos
del lugar y tiempo donde efectivamente ocurre la lucha/El derecho internacional
humanitario se aplica en la totalidad del territorio, independientemente
de que el combate ocurra o no en ese lugar 67
(5) Para establecer nexos, el crimen no tiene que haber
sido planeado ni apoyado por una política 68
(6) Un solo acto puede constituir violación si se establece el nexo requerido 68
(7) Aplicación – nexo 68
iii) Elemento adicional para crímenes del artículo 3 común:
deben ser cometidos contra personas que no toman parte activa en las hostilidades 70
(1) Determinación de estatus protegido 70
(2) Aplicación - víctimas que no toman parte activa en las hostilidades 71
iv) Mens rea 72
(1) Generalidades 72
(2) No se requiere intención o motivación discriminatorias 72
(3) Distinción entre intención y motivación 72
d) Delitos conexos 73
i) Tortura 73
(1) Definición 73
(2) El mismo, independientemente del artículo 73
(3) La prohibición contra la tortura es jus cogens 74
(4) Se debe haber infringido dolor y sufrimiento grave (elemento 1) 74
(a) Evaluación de la gravedad de la tortura 74
(b) No se requiere que la lesión sea permanente 75
(c) El sufrimiento mental puede calificar 75
(d) Acto u omisión como tortura 76
(e) El maltrato menos grave que la tortura puede constituir otro delito 76
(5) Mens rea: el acto u omisión debe ser intencional (elemento 2) 76
(6) Propósito prohibido u objetivo requerido (elemento 3) 76
(a) El propósito prohibido no necesita ser el predominante o único propósito 77
(7) No se requiere que el perpetrador haya actuado con carácter oficial 78
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(8) Ejemplos de actos que constituyen tortura 79


(a) Violación y otras formas de violencia sexual como tortura 79
(9) Aplicación – tortura 80
ii) Violación 80
(1) Definición 80
(2) La prohibición de la violación en conflictos armados
reconocida desde hace mucho tiempo en el derecho de los tratados
y el derecho internacional consuetudinario 81
(3) El estatus de la detención normalmente vicia el consentimiento 81
(4) No se requiere resistencia de la víctima y fuerza por parte del perpetrador 81
(5) Mens rea 81
iii) Trato cruel 82
(1) Definición 82
(2) Los mismos elementos que trato inhumano 82
(3) Se requiere menos sufrimiento mental que para tortura 83
(4) No se requiere propósito prohibido 83
(5) Mens rea 83
(6) Prácticas que constituyen trato cruel 83
(a) Uso de escudos humanos 83
(i) El uso de escudos humanos está prohibido aún cuando no sean atacados 84
(b) Uso de trabajo forzoso 84
(c) Condiciones de detención en los campos de prisioneros 84
(d) Bombardeo de pueblo civil 85
(e) El arresto ilícito, la detención ilícita por periodos prolongados
y los interrogatorios no constituyen trato cruel 85
iv) Asesinato 86
(1) Elementos 86
(2) Comparación entre asesinato según los artículos 3 y 5,
y homicidio intencional según el artículo 2 87
(3) No se requiere cadáver como prueba 88
(4) El suicidio como asesinato 89
(5) Asesinato como omisión deliberada de proporcionar cuidados médicos 89
(a) Aplicación - omisión deliberada en la prestación
de cuidados médicos como asesinato: el campo de Omarska 89
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(6) Muerte por el efecto acumulado de diversas golpizas 89


(a) Aplicación - muerte por el efecto acumulado
de diversas golpizas: campo de Keraterm en Prijedor 89
(7) Mens rea 90
(a) Conciencia de que las víctimas eran personas
que no tomaban parte activa en las hostilidades 91
(b) Inferencia de mens rea 91
(c) Mens rea respecto al asesinato por ataque de artillería/bombardeo 92
(8) Aplicación – asesinato 92
(a) Ejecuciones en las Montañas de Berishe/Berisa de Kosovo 92
(b) Ataque de artillería en la Vieja Ciudad de Dubrovnik, Croacia 93
(c) La masacre de Srebrenica 93
(d) Municipio de Prijedor - asesinatos en los campos de Keraterm, Omarska, y Trnopolje 94
(e) Municipio de Prijedor - asesinatos durante el transporte
y expulsión de población civil no-serbia 94
(f) Municipio de Prijedor - asesinatos cometidos como resultado
de acciones armadas militares y/o policiacas en áreas no-serbias 95
v) Violencia contra la vida y las personas 95
vi) Ultrajes contra la dignidad personal 96
(1) Definición 96
(2) Se requiere que la humillación sea tan intensa
que cualquier persona razonable estaría indignada 96
(3) La humillación debe ser real y grave 96
(4) El asesinato no es un ultraje contra la dignidad personal 97
(5) Mens rea 97
(6) No se requiere un propósito prohibido 97
(7) No se requiere intención o motivación discriminatorias 97
(8) Ejemplos 98
vii) Toma de rehenes 98
(1) Elementos 98
(2) Mismo que el artículo 2 99
viii) Destrucción arbitraria de ciudades, pueblos y villas,
o devastación no justificada por necesidad militar (artículo 3(b)) 99
(1) Generalidades 99
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(2) Parte del derecho internacional consuetudinario 99


(3) Elementos 100
(4) Se equiparan devastación y destrucción 101
(5) Destrucción o daño a bienes a gran escala (elemento 1) 101
(6) No justificada por necesidad militar (elemento 2) 101
(7) Mens rea (elemento 3) 102
(8) Aplicación - destrucción arbitraria de ciudades, pueblos o villas,
o devastación no justificada por necesidad militar 103
ix) Saqueo (artículo 3(e)) 103
(1) Generalidades 103
(2) Definición 103
(3) El saqueo incluye tanto confiscaciones a gran escala
como apropiación por soldados particulares para beneficio personal 104
(4) El saqueo debe involucrar una violación grave: requiere consecuencias
graves/el suficiente valor monetario se mide individual o colectivamente 105
(5) Donde aplica la prohibición de saqueo 106
(6) El saqueo incluye “pillaje” y “robo” 106
(7) Cuando los bienes pueden ser requisados lícitamente 107
(8) Aplicación – saqueo 107
x) Confiscación, destrucción o daño intencional a instituciones
dedicadas a la religión, caridad y educación, las artes y ciencias,
monumentos históricos y obras de arte y ciencia (artículo 3(d)) 108
(1) Generalidades 108
(a) Protección bajo el derecho internacional humanitario 108
(i) Las instituciones dedicadas a la religión están protegidas
conforme al derecho internacional humanitario 109
(b) El delito se manifiesta en el derecho internacional 109
(i) La destrucción de edificios dedicados a la educación
está en el derecho internacional consuetudinario 109
(2) Elementos 110
(3) Se requiere daño o destrucción real 110
(4) Excepción de objetivos militares 110
(5) Determinar si existe un requisito de que las instituciones
no puedan estar en cercanía inmediata de objetivos militares 111
(6) Mens rea 112
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(7) Traslape con el delito de ataques ilícitos a bienes civiles 112


(8) Aplicación - confiscación, destrucción o daño intencional
a instituciones dedicadas a la religión, caridad y educación,
las artes y las ciencias, monumentos históricos y obras de arte y ciencia 113
(a) Destrucción - ataque por el JNA (Ejército Popular Yugoslavo)
a la Vieja Ciudad de Dubrovnik 113
(b) No justificada por necesidad militar 113
(c) Mens rea 114
xi) Ataque ilícito a civiles y bienes civiles 114
(1) Definición 114
(2) La prohibición de ataque a civiles deriva
de un principio de diferenciación fundamental 115
(3) El delito de ataque a civiles o bienes civiles es parte
del derecho internacional consuetudinario 115
(4) Ataque 115
(5) Ataque ilícito a civiles 116
(a) La población civil no será objetivo de ataque 116
(b) Definición de población civil 116
(c) Factores a considerar al evaluar si se trata de civil 117
(d) Casos de duda 117
(e) La presencia de combatientes individuales dentro
de la población no cambia su carácter civil 117
(f) Los combatientes y otros directamente involucrados
en las hostilidades son blancos militares legítimos 118
(g) Definición de combatiente 118
(h) Los combatientes están obligados a diferenciarse de la población civil 118
(i) Los miembros de la defensa territorial y las fuerzas
armadas en casa siguen siendo combatientes 119
(j) Daño colateral a civiles/principio de proporcionalidad 119
(6) Ataque ilícito a bienes civiles 120
(a) Bienes o propiedades civiles 120
(b) Objetivos militares 120
(c) Casos de duda 120
(7) Los ataques indiscriminados pueden calificar como ataque directo a civiles 121
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(8) No se requiere justificación por necesidad para atacar a civiles o a bienes civiles 121
(9) El ataque debe de haber causado muertes y/o
lesiones graves al cuerpo o a la salud, o daño masivo a bienes civiles 122
(10) Las violaciones cometidas por una de las partes respecto
al deber de retirar a los civiles de la cercanía de los objetivos
militares no libera a la otra parte del deber de respetar
los principios de diferenciación y proporcionalidad 123
(11) Mens rea 123
(a) Conciencia del estatus de civil o de bien civil 123
(b) Mens rea de un ataque desproporcionado 124
(12) Aplicación - ataque ilícito a civiles y a bienes civiles 124
(a) Campaña de francotiradores y bombardeo a civiles en Sarajevo 124
(b) La Vieja Ciudad de Dubrovnik, Croacia 126
xii) Confinamiento ilícito de civiles 126
(1) El confinamiento forzoso que no es absolutamente necesario es ilícito 127
(2) Los derechos procesales básicos deben respetarse 127
(3) Cuando una persona es definitivamente sospechosa
de o se encuentra involucrada en actividades hostiles
para la seguridad del Estado 128
xiii) Trabajo ilícito 128
(1) Definición 128
(2) Mens rea 129
xiv) Esclavitud 129
(1) Definición 129
(2) Mismo que “sometimiento a esclavitud” conforme al artículo 5 129
(3) Las asignaturas de trabajo forzoso pueden constituir esclavitud 130
(4) Considerar circunstancias de hecho para determinar si el trabajo fue forzoso 130
(5) No todas las clases de trabajo forzoso o compulsorio son ilícitas per se 131
(6) Condiciones para el trabajo conforme al derecho internacional humanitario 131
xv) Terror contra la población civil 132
(1) Definición 132
(2) El “terror” es un delito dentro del derecho internacional humanitario 132
(3) El infringir terror realmente no es un elemento del delito 133
(4) Los “actos de violencia” no incluyen ataques legítimos contra los combatientes 133
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(5) Mens rea 133


(6) Cuestiones en desacuerdo respecto al “terror” como delito
dentro de la jurisdicción del Tribunal 133
(7) Aplicación - terror contra la población civil 134

III) GENOCIDIO (Artículo 4) 137


a) Estatuto 137
b) Generalidades 138
i) Definición 138
ii) La definición se manifiesta en el derecho internacional consuetudinario y el jus cogens 138
iii) Fuentes de interpretación 139
c) Intención específica/dolus specialis: intención de destruir,
total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, religioso o racial, como tal 139
i) Generalidades 139
ii) Intención de destruir 140
(1) El objetivo debe ser la destrucción del grupo como
una entidad separada y distinta 140
(2) Aunque la destrucción no hubiera sido el objetivo original,
puede convertirse en el objetivo 140
(3) Se requiere un ataque intencional contra un grupo
y la intención de participar en él o de llevarlo a cabo 140
(4) No es suficiente el saber que el crimen original probablemente
resultaría en destrucción, la destrucción debe ser el objetivo 140
(5) Debido a que la intención específica de destruir es la clave,
no es necesario probar la destrucción real, total o parcial del grupo,
aunque la destrucción real puede constituir prueba de la intención específica 141
(6) No se requiere una prolongada premeditación 141
(7) Debe pretenderse/buscarse la destrucción física o biológica 141
(a) No se requiere que el perpetrador elija el método más eficiente de destrucción 143
(b) Los actos que no causan la muerte están incluidos en la destrucción 143
(c) El traslado forzoso puede constituir un fundamento
del cual inferir la intención de destruir 144
(d) Determinar si el traslado forzoso puede, en ciertas circunstancias,
ser parte de la destrucción 144
(8) La destrucción no se limita a civiles, podría incluir al personal militar detenido 146
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(9) Distinción entre intención específica y motivación 146


(10) No se requiere ni política ni plan alguno, pero pueden ser un factor importante 147
(11) Inferencia de la intención 147
(a) La intención puede ser inferida 147
(b) Norma para inferir la intención 148
(c) Los factores para inferir la intención específica 148
(d) La prueba del estado mental para el acto original puede servir
como prueba para inferir la intención específica 148
(e) No es necesario probar declaraciones que demuestren la intención genocida 149
(f) La inferencia de la intención genocida puede deducirse
aún cuando las personas con esa intención no estén precisamente identificadas 149
(g) Aplicación - inferencia de la intención 149
iii) “Total o parcialmente” 149
(1) La intención debe ser destruir a una parte distintiva
de un grupo, y no a personas aisladas dentro de él 150
(2) Se requiere que se trate de una parte “substancial” del grupo 150
(3) Factores para determinar si un grupo es substancial 151
(4) La evidencia de la destrucción del liderazgo puede
demostrar la intención de destruir “parcialmente” 152
(5) La destrucción puede limitarse a una zona geográfica 153
(6) Aplicación: parte substancial del grupo 153
(a) La selección de 40,000 bosnio-musulmanes de Srebrenica
constituía una parte substancial del grupo elegido como objetivo 153
(b) Los bosnio-musulmanes y los bosnio-croatas de los municipios
de la Región Autónoma de Krajina constituían parte substancial
de los grupos bosnio-musulmanes y bosnio-croatas en Bosnia y Herzegovina 154
iv) “Un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal” 155
(1) Grupos protegidos por el artículo 4 155
(a) Grupos nacionales, étnicos, raciales o religiosos 155
(b) No es aplicable a grupos políticos 155
(c) La destrucción de la cultura y la identidad es insuficiente,
pero puede ser de ayuda para probar la intención de destruir 156
(d) El grupo protegido se evaluará caso por caso,
aplicando criterios objetivos y subjetivos 156
HUMAN RIGHTS WATCH

(e) El grupo puede ser identificado mediante su estigmatización 156


(f) El grupo puede no ser identificado con base en criterios negativos 157
(g) Cuando más de un grupo es seleccionado como objetivo,
hay que considerar a cada grupo separadamente 157
(h) Aplicación - los bosnio-musulmanes eran un grupo protegido 158
(2) “Como tal” 158
(a) Las víctimas deben ser seleccionadas como objetivo
en función de su pertenencia a un grupo 158
(b) Es el grupo el que debe ser seleccionado como objetivo, y no personas específicas 159
(3) Distinción entre genocidio y persecución - cuando las víctimas
son seleccionadas como objetivo por su pertenencia a un grupo,
pero no necesariamente existe una intención de destruir al grupo como tal 159
d) Aplicación – genocidio 159
i) La masacre de Srebrenica fue genocidio (el caso Krstic) 159
(1) Aplicación - inferencia de la intención genocida - es procedente
considerar el impacto a largo plazo que tendría la eliminación
de los hombres en la sobrevivencia de la comunidad 160
(2) Aplicación - inferencia de la intención genocida - selección
de hombres en edad militar como objetivo no justificado
únicamente por razones militares 161
(3) Aplicación - inferencia de la intención genocida - traslado forzoso 162
ii) La masacre de Srebrenica fue genocidio (el caso Blagojevic y Jokic) 163
(1) Aplicación - inferencia de la intención genocida - traslado forzoso 163
iii) La remoción de los bosnio-musulmanes y de los bosnio-croatas
de la Región Autónoma de Krajina no es genocidio 164
(1) Aplicación - inferencia de la intención genocida - las deportaciones
masivas son insuficientes como prueba de la intención específica
para cometer genocidio, cuando ha habido una cantidad extremadamente
alta de personas desplazadas, comparado al número de personas asesinadas 164
(2) Aplicación - inferencia de la intención genocida - la selección
de hombres en edad militar como objetivo, no sugería una intención genocida 165
(3) Aplicación - inferencia de la intención genocida - la existencia de un plan o política 165
(4) Aplicación - inferencia de la intención genocida - la perpetración y/o
repetición de otros actos destructivos o discriminatorios cometidos
como parte del mismo patrón de conducta 166
(5) Aplicación - inferencia de la intención genocida - las declaraciones del acusado 166
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

iv) Los asesinatos cometidos en Prijedor (incluyendo a los de los Campos


de Omarska, Keraterm y Trnopolje), no constituyen genocidio 167
(1) Aplicación - inferencia de la intención genocida - es insuficiente
la prueba de la intención genocida de los perpetradores de mayor
jerarquía presentados en el caso Stakic 167
(2) Aplicación - inferencia de la intención genocida- es insuficiente
la prueba de la intención de destruir a una parte del grupo, cuando
se registró que aproximadamente 23,000 personas pasaron
por el Campo Trnopolje y 3000 fueron asesinadas en Prijedor 168
(3) Aplicación - inferencia de la intención genocida - ausencia
de pruebas sobre las expresiones de odio del acusado 169
e) Delitos conexos 169
i) Matanza de miembros del grupo (artículo 4(2)(a)) 169
(1) “Matanza” es igual a “asesinato” 169
(2) La matanza debe ser de miembros del grupo protegido 169
(3) Se requiere prueba del resultado 169
(4) Mens rea - debe ser intencional pero no necesariamente premeditado 170
(5) Aplicación – matanza 170
ii) El causar daño grave a la integridad física o mental
de los miembros del grupo (artículo 4(2)(b)) 170
(1) Definición 170
(2) No se requiere que el daño causado sea permanente o irremediable,
pero debe causar incapacidad grave y de largo plazo/debe ser serio 170
(3) Debe determinarse caso por caso 171
(4) Actos incluidos 171
(5) Se requiere prueba del resultado 171
(6) Mens rea - la lesión debe haber sido infringida intencionalmente 172
(7) Aplicación - causar daños graves a la integridad física o mental de miembros del grupo 172
(a) El trauma y las heridas sufridas por las personas que sobrevivieron
a las ejecuciones en masa de Srebrenica constituyen daño
grave a la integridad física y mental 172
(b) El desplazamiento forzoso de mujeres, niños y ancianos
de Srebrenica fue una experiencia traumática que causó lesión grave
a la integridad mental 173
iii) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de vida
que dé lugar a su destrucción física, total o parcialmente (artículo 4(2)(c)) 174
(1) El grupo debe ser un grupo protegido 174
HUMAN RIGHTS WATCH

(2) Cubre los métodos de destrucción mediante los cuales el perpetrador


no asesina inmediatamente a los miembros del grupo, sino con los que,
en última instancia, persigue su destrucción física 174
(3) Ejemplos de actos cubiertos 174
(4) No se requiere prueba de la destrucción física total o parcial
del grupo seleccionado como objetivo 175
(5) Determinar si incluye deportación 175
(6) Aplicación - sometimiento intencional del grupo a condiciones
de vida que dé lugar a su destrucción física, total o parcialmente 175
iv) Imposición de medidas destinadas a impedir
nacimientos dentro del grupo (artículo 4(2)(d)) 176
v) Traslado forzoso de niños de un grupo a otro grupo (artículo 4(2)(e)) 176
f) Actos punibles/modos de responsabilidad por la comisión de genocidio 176
i) Genocidio (artículo 4(3)(a)) 176
ii) Conspiración para cometer genocidio (artículo 4(3)(b)) 176
iii) Instigación directa y pública para cometer genocidio (artículo 4(3)(c)) 176
iv) Tentativa para cometer genocidio (artículo 4(3)(d)) 177
v) Complicidad en la comisión de genocidio (artículo 4(3)(e)) 177
(1) La complicidad y la responsabilidad por complicidad
generalmente tienen el mismo significado 177
(a) La complicidad es más que sólo ayudar y alentar 177
(2) Definición de cómplice 178
(a) Comparación con ayudar y alentar la comisión de genocidio 178
(3) La Convención sobre genocidio y el derecho internacional
consuetudinario provén la complicidad en el genocidio 178
(4) Se requiere demostrar la intención genocida
para configurar la complicidad en el genocidio 179
(5) Se requiere la comisión de genocidio para tipificar complicidad en genocidio 179
(6) Se puede perseguir por complicidad aunque los perpetradores
del genocidio no hayan sido juzgados o identificados 180
(7) No se puede ser condenado por ambos, genocidio
y complicidad en el genocidio, por los mismos actos 180
(8) Aplicación - complicidad en el genocidio 180
vi) Traslapo entre el artículo 4(3) y el artículo 7(1) 180
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

IV) CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (Artículo 5) 183


a) Estatuto 183
b) Elementos generales 183
i) Prerrequisitos jurisdiccionales 184
(1) El Estatuto requiere que exista un conflicto armado 184
(a) El conflicto armado puede ser internacional o interno 185
(b) Definición de conflicto armado 185
(2) Los actos del acusado y el conflicto armado deben
estar ligados geográfica y temporalmente 185
ii) Debe ocurrir un “ataque” (elemento 1) 186
(1) Definición 187
(2) El “ataque” y el “conflicto armado” son distintos 187
(3) El “ataque” puede ser, pero no requiere ser, parte del “conflicto armado” 187
(4) El “ataque” no se limita al uso de la fuerza armada 188
(5) Al establecer que ocurrió un ataque, generalmente es irrelevante
que el otro lado haya cometido atrocidades o ataques 189
(6) Aplicación - existió un ataque 189
iii) Los actos del acusado deben formar parte del ataque (elemento 2) 190
(1) Nexos 190
(2) Los crímenes deben estar relacionados con/parte del ataque,
no ser actos aislados del acusado 190
(3) No se requiere que los actos se hayan cometido en medio o en lo más álgido del ataque 191
iv) El ataque debe estar “dirigido contra una población civil” (elemento 3) 191
(1) “Dirigido contra” 192
(a) Un ataque es “dirigido contra” una población civil
cuando ésta constituye el objetivo primario del ataque 192
(b) No se requiere que el objetivo del ataque sea toda
la población, sino una cantidad suficiente de ésta, más
que un número limitado de personas seleccionadas al azar 192
(c) Factores para valorar si el ataque fue dirigido contra la población civil 193
(d) El ataque dirigido contra una población civil a menudo
ocurrirá a instancias de un Estado 193
(e) El seleccionar como objetivo a una cantidad
de opositores políticos es insuficiente 194
HUMAN RIGHTS WATCH

(f) Las leyes de la guerra disponen de un punto de referencia


para evaluar la naturaleza del ataque y la legalidad de los actos cometidos 194
(2) La población civil 194
(a) Definición 195
(b) La población debe ser “predominantemente” civil 195
(c) Interpretación amplia del término ‘población civil’/casos de duda 196
(d) Los excluidos del estatus civil 196
(i) Miembros de grupos armados, aunque no estén
armados ni en combate, no son civiles 197
(e) ‘Civil’ incluye a los que fueron miembros de un movimiento
de resistencia, combatientes anteriores, y otros hors de combat 198
(f) Para determinar si la presencia de soldados priva
a la población de su naturaleza civil, se requiere examinar
el número de soldados en el sitio y si están francos 198
(g) Protege a “toda” población civil 199
(3) Aplicación - ataque dirigido contra una población civil 200
(a) Secuestro, detención o maltrato de civiles serbios
por el Ejército de Liberación de Kosovo 200
(i) Los que son percibidos como colaboradores
generalmente tienen derecho al estatus civil 200
(ii) Los secuestros, detenciones o maltrato no fueron
a una escala o frecuencia tal que puedan ser considerados
como un ataque dirigido contra la población civil 200
(b) Los eventos en Prijedor constituyeron
un ataque dirigido contra una población civil 201
v) El ataque debe de ser “generalizado o sistemático” (elemento 4) 201
(1) Generalizado o sistemático 201
(2) Sólo el ataque y no los actos del acusado debe ser generalizado o sistemático 202
(3) Generalizado 202
(4) Sistemático 202
(5) Determinación de generalizado o sistemático 203
(a) Factores a considerar 204
(6) Un acto único, si se relaciona a un ataque generalizado o sistemático,
puede ser calificado como crimen de lesa humanidad 204
(7) No se requiere que exista algún plan o política, aunque puede ser útil,
para demostrar que el ataque fue generalizado o sistemático 205
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(a) El nivel de control de facto sobre el territorio es necesario


para demostrar que una unidad subestatal o un grupo
de oposición armada tiene una política para dirigir un ataque 206
(8) Tanto el estatus civil de las víctimas como la escala o el nivel
de organización caracterizan un crimen de lesa humanidad 207
(9) Aplicación - ataque generalizado o sistemático 207
(a) Ataque realizado por croatas en Bosnia Central
contra la población civil bosnio-musulmana, generalizado,
sistemático y dirigido contra una población civil 207
(b) Existió un ataque generalizado o sistemático contra
la población civil bosnio-musulmana y bosnio-croata en la Bosnia Krajina 208
(c) El plan para librar al Municipio de Prijedor de los no-serbios
consistió en un ataque generalizado o sistemático contra la población civil 209
vi) Mens rea (elemento 5) 209
(1) Intención 210
(a) El perpetrador debe haber tenido la intención
de cometer el crimen o crímenes conexos 210
(b) La intención discriminatoria sólo se requiere para tipificar la persecución 210
(2) Conocimiento 211
(a) El perpetrador debe participar con conocimiento
en un ataque generalizado o sistemático, por ejemplo,
sabiendo del ataque y de que su acto es parte de éste 211
(b) No es suficiente que el perpetrador supiera del ataque
y que hubiera tomado el riesgo de que sus actos fueran parte del mismo 212
(c) No se requiere saber los detalles del ataque 213
(d) No se requiere que el perpetrador apruebe el contexto
o comparta el propósito o el objetivo tras el ataque 213
(e) La motivación es generalmente irrelevante 214
(f) Es irrelevante si el acusado tenía la intención de que
sus actos estuvieran dirigidos contra la población seleccionada
como objetivo o meramente contra la víctima 214
(g) La prueba sobre el conocimiento variará en cada caso 215
(h) Determinar si acaso existen factores de los
cuales inferir el conocimiento del contexto 215
(i) Aplicación - mens rea: determinar si los actos del acusado
formaron parte de un ataque generalizado y sistemático,
y si el acusado sabía del ataque 216
HUMAN RIGHTS WATCH

c) Aplicación - elementos generales del artículo 5 216


i) Srebrenica 216
(1) Conflicto armado 216
(2) Ataque generalizado o sistemático 216
(3) Dirigido contra una población civil 217
(4) Los actos del acusado eran parte de un ataque y el acusado
sabía que sus actos eran parte del ataque 217
ii) Sarajevo 217
iii) Bosanski Samac y Odzak 218
(1) Ataque a la población civil y existencia de conflicto armado 218
(2) El ataque fue generalizado y sistemático 218
(3) El conocimiento del acusado de que sus actos eran parte del ataque 219
d) Delitos conexos 219
i) Asesinato (artículo 5(a)) 219
(1) Elementos 219
(2) El “asesinato” conforme al artículo 5 del Estatuto,
comparado con el artículo 2 (“homicidio intencional”) y el artículo 3 (“asesinato”) 221
(3) No se requiere el cadáver como prueba 221
(4) El suicidio como asesinato 221
(5) Mens rea 222
(a) El delito fundamental es el “asesinato”, no el “asesinato premeditado” 223
(6) Aplicación – asesinato 223
(a) Srebrenica 223
(b) Sarajevo 223
(c) Prijedor 223
ii) Exterminio (artículo 5(b)) 224
(1) Relación entre los crímenes de asesinato (artículos 3 y 5)
y homicidio intencional (artículo 2) 224
(2) Elementos 224
(3) Actus reus 225
(a) Puede incluir actos como privación de comida y medicinas,
calculados para destruir a una parte de la población 225
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(b) Cantidad de personas involucradas 226


(i) Aplicación - número de víctimas: por lo menos
1,669 bosnio-musulmanes y bosnio-croatas fueron asesinados
por las fuerzas bosnio-serbias en la Región Autónoma de Krajina 227
(c) El exterminio debe ser colectivo, no dirigido a personas seleccionadas 227
(d) La responsabilidad puede ser remota o indirecta/no se requiere demostrar
que el acusado tenía control de facto sobre un gran número de personas 227
(4) Mens rea 228
(a) No se requiere intención discriminatoria 229
(5) No se requiere un plan o política/“un esquema vasto de asesinato
colectivo” o “una empresa homicida vasta” no constituyen un elemento 229
(6) Aplicación – exterminio 230
(a) Srebrenica - el asesinato de más de 7,000 hombres
y niños bosnio-musulmanes fue exterminio 230
(b) Prijedor - el asesinato de más de 1,500 en el campo
Keraterm, en Koricanske Stijene en el Monte Vlasic
y en la villa Brisevo fue exterminio 230
(i) Aplicación - mens rea - exterminio: Prijedor 231
(7) El exterminio se distingue del genocidio 232
iii) Sometimiento a la esclavitud (artículo 5(c)) 232
(1) Actus reus y mens rea 232
(2) Mismo que “esclavitud” bajo al artículo 3 232
(3) Indicios de esclavitud 233
(a) Mantener a alguien en cautiverio usualmente no es suficiente 233
(b) La duración de la esclavitud es un factor, pero no es un elemento requerido 233
(4) La falta de resistencia no es señal de consentimiento;
la falta de consentimiento no es un elemento 233
(5) La asignación de trabajo forzoso puede constituir esclavitud 234
iv) Deportación (artículo 5(d)) 234
(1) Definición 234
(2) Distinción entre deportación y traslado forzoso 235
(3) Traslado a través de fronteras de facto que no son reconocidas
internacionalmente, tales como líneas fronterizas constantemente cambiantes 236
(4) Naturaleza ilícita del desplazamiento - cuando el desplazamiento es forzoso 237
(5) La asistencia por agencias humanitarias no hace lícito el desplazamiento 237
HUMAN RIGHTS WATCH

(6) No se requiere involucrar a una cantidad mínima de personas 238


(7) El regreso de la víctima no tiene impacto en la responsabilidad penal 238
(8) Mens rea 238
(9) Aplicación – deportación 238
(a) Deportación de población no-serbia del municipio de Prijedor 238
(b) Deportación de civiles no-serbios del municipio de Bosanski Samac a Croacia 239
(i) Carácter forzoso de los intercambios/falta de consentimiento genuino 239
v) Encarcelamiento (artículo 5(e)) 240
(1) Elementos 240
(2) Se requiere “encarcelamiento arbitrario” 241
(3) Los mismos elementos del “confinamiento ilícito” bajo al artículo 2 242
vi) Tortura (artículo 5(f)) 242
(1) La misma independientemente del artículo 242
(2) Elementos 242
(3) Requisito de dolor y sufrimiento grave 242
(a) La violación necesariamente implica dolor o sufrimiento severo 243
(4) Requisito de un propósito prohibido 244
(a) El propósito prohibido no necesita ser el propósito único o predominante 244
(5) El papel de un funcionario estatal no es necesario 245
(6) Mens rea 245
(7) Distinción entre trato cruel e inhumano,
como un acto relacionado con la persecución y la tortura 246
vii) Violación (artículo 5(g)) 246
viii) Persecución (artículo 5(h)) 247
(1) Elementos 247
(2) Actus reus 248
(a) Los actos persecutorios incluyen aquellos enumerados
en el artículo 5. Actos que se encuentran en otras partes
del Estatuto y actos que no están expresamente prohibidos en el Estatuto 248
(b) Los actos u omisiones no enumerados en el artículo
5 deben ser de igual gravedad que los enumerados 249
(c) Separados o combinados, los actos deben equipararse a persecución 250
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(d) Los actos relacionados con la persecución, separados


o combinados, deben constituir una negación, o una violación,
a un derecho fundamental según el derecho internacional consuetudinario 252
(e) Los actos pueden comprender daño a la integridad física
o mental o violaciones a la libertad individual,
así como actos que parecen menos graves 253
(f) Los actos discriminatorios en los que la víctima es seleccionada
debido a su pertenencia a un grupo 253
(g) Las personas seleccionadas pueden incluir a aquéllas
definidas por el perpetrador como pertenecientes al grupo
víctima debido a sus afiliaciones cercanas, o simpatías por el grupo víctima 253
(h) Cada una de las tres motivaciones mencionadas en el artículo 5(h) es suficiente 254
(i) Debe resultar en discriminación real 254
(i) Aplicación - discriminación real en contra de las personas
detenidas en el campo de Omarska y la población no-serbia de Prijedor 254
(j) Errar en el objetivo de una persecución es aún persecución 255
(k) Un acto aislado puede tipificar persecución
si se demuestra intención discriminatoria 256
(i) Aplicación - un sólo acto puede tipificar persecución:
asesinato en el Río Drina, en el municipio de Visegrad
en el sureste de Bosnia y Herzegovina 256
(l) La Fiscalía debe formular cargos por actos u omisiones
particulares que equivalgan a persecución 257
(3) Ejemplos de persecución 258
(a) Destrucción de bienes o medios de subsistencia 258
(i) La prohibición de pillaje es derecho internacional consuetudinario 258
(ii) La destrucción de bienes, dependiendo de la naturaleza
y extensión de la destrucción, pueden ser de igual gravedad
a otros crímenes enumerados en el artículo 5 258
(iii) Examinar la gravedad del impacto 258
(iv) Están cubiertos diversos actos, incluyendo el saqueo
y robo que deja a la gente sin hogar y sin medios de apoyo económico 259
(v) Las instituciones dedicadas a la religión, caridad
y educación, a las artes y ciencias, monumentos históricos,
y obras de arte y ciencia 260
(vi) Aplicación - igual gravedad 261
(vii) Aplicación - destrucción general de bienes 261
(a) Región Autónoma de Krajina 261
HUMAN RIGHTS WATCH

(b) Srebrenica 262


(c) Bosanski Samac 262
(d) Municipio de Prijedor 263
(b) Arresto ilegal 263
(i) Aplicación - arresto ilegal: Bosanski Samac 264
(c) Detención ilegal 264
(i) Aplicación - detención ilegal 265
(a) Región del Valle del Río Lasva en Bosnia Central 265
(b) Bosanski Samac, Noreste de Bosnia y Herzegovina 265
(c) Ahmici, ubicada en el Municipio de Vitez
en el Valle del Río Lasva en Bosnia y Herzegovina Central 265
(d) Confinamiento ilegal 266
(i) Aplicación - confinamiento ilegal: Municipios de Bosanski Samac y Odzak 266
(e) Deportación, traslado forzoso y desplazamiento forzoso 267
(i) Son crímenes de igual gravedad que otros
crímenes enumerados en el artículo 5 267
(ii) Los desplazamientos son punibles conforme
al derecho internacional consuetudinario 267
(iii) Definición de deportación, traslado forzoso
y desplazamiento forzoso 268
(iv) El desplazamiento forzoso no se limita al desplazamiento
a través de una frontera nacional 268
(v) Fue un error de derecho no examinar si el desplazamiento
forzoso constituía un crimen conforme al derecho
internacional consuetudinario al momento de haberse cometido 269
(vi) Elementos 269
(vii) Determinación respecto a si el desplazamiento fue voluntario 269
(viii) Aplicación - imposibilidad de consentimiento genuino 270
(a) Complejo de Prisión KP Dom en Foca,
ubicado en Bosnia y Herzegovina 270
(b) Srebrenica 271
(ix) El lugar a donde se desplaza a la víctima debe ser suficientemente distante 271
(x) La evacuación es permisible para asegurar
la seguridad de la población por razones militares imperativas 271
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(xi) La evacuación está permitida por razones humanitarias 272


(xii) Obligaciones de la parte que evacúa 272
(xiii) Mens rea 272
(xiv) El regreso voluntario subsecuente no tiene
impacto sobre la responsabilidad penal 273
(xv) Aplicación - deportación, traslado forzoso y desplazamiento forzoso 273
(a) Del municipio de Foca 273
(b) De Srebrenica 274
(c) De Banja Luka, Prijedor, Sanski Most
y Bosanski Novi en la Región Autónoma de Krajina 275
(d) De la Región Autónoma de Krajina Serbia 276
(f) Acoso, humillación, degradación y abuso psicológico 276
(i) Aplicación - acoso, humillación, degradación y abuso psicológico 277
(a) El campo de Omarska 277
(b) Campos e instalaciones de detención en la Región Autónoma de Krajina 278
(c) Los Campos de Omarska, Keraterm y Trnopolje 279
(g) Asesinato 279
(i) Aplicación – asesinato 280
(a) Srebrenica 280
(b) Región Autónoma de Krajina 281
(c) Municipio de Prijedor 281
(h) Tortura 281
(i) Aplicación – tortura 282
(a) Campos y lugares de detención en la Región Autónoma de Krajina 282
(b) Lugares de detención en Bosanski Samac, Crkvina, Brcko, Bijeljina 282
(c) Los Campos de Omarska, Keraterm y Trnopolje y demás lugares 283
(i) Trato cruel e inhumano 283
(i) Definición 283
(ii) Elementos 283
(iii) Derecho internacional consuetudinario 384
HUMAN RIGHTS WATCH

(iv) Los actos de producir lesiones graves


a la integridad física y mental son de gravedad
suficiente comparados con los otros crímenes enumerados en el artículo 5 284
(a) Aplicación – gravedad 284
(v) Determinación de la seriedad/gravedad del daño sufrido 284
(vi) El trato cruel e inhumano es un crimen menor de tortura incluido 284
(vii) Las golpizas como una forma de trato cruel e inhumano 285
(viii) Trabajo forzoso como forma de trato cruel e inhumano 285
(ix) Confinamiento en condiciones inhumanas
como una forma de trato cruel e inhumano 286
(x) Mens rea 286
(xi) Aplicación - cruel e inhumano 287
(a) Después de la caída de Srebrenica 287
(b) Golpizas en los lugares de detención
en Bosanski Samac y en Crkvina, Brcko, y Bijeljina 288
(c) Confinamiento en condiciones inhumanas
en los centros de detención en Bosanski Samac, Crkvina y Bijeljina 289
(d) Trabajo forzoso - cavado de trinchera, construcción
de bunkers, acarreado de costales de arena o durmientes
de trenes para la construcción de trincheras, y construcción
de otras fortificaciones en la línea del frente de batalla 289
(e) Confinamiento bajo condiciones inhumanas en el campo de Omarska 290
(j) Exterminio 290
(k) Lesión grave a la integridad física y mental/violencia física 290
(i) Aplicación - daño a la integridad física y mental grave/ violencia física 291
(a) Campos y lugares de detención: el Campo Manjaca;
el estadio de fútbol de Mlavke y la estación de bomberos en
Bosanski Novi en Bosanski Novi; la Prisión Kotor Varos
en Kotor Varos; los campos Omarska, Keraterm y
Trnopolje en Prijedor; la fábrica de zapatos Sloga en Prnjavor;
Betonirka en Sanski Most; y Pribinic y los edificios
de Defensa Territorial en Teslic 291
(b) Los campos de Omarska, Keraterm y Trnopolje 291
(l) Violación 292
(i) Aplicación – violación 292
(a) Municipios de Prijedor, Teslic, Banja Luka,
Bosanska Krupa, Donji Vakuf y Kotor Varos 292
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(b) Los campos de Trnopolje, Keraterm y Omarska 293


(m) Agresión sexual 293
(i) Aplicación - agresión sexual en varios campamentos
de prisioneros e instalaciones incluyendo los campos
de Omarska, Keraterm y otros lugares de detención en el área de Prijedor 293
(n) Aterrorizar a la población civil 294
(i) Elementos 294
(ii) El infrigir terror innecesario 294
(iii) El propósito principal debe ser infundir el terror 294
(iv) El aterrorizar viola un derecho fundamental establecido
en el derecho internacional consuetudinario y en el derecho de los tratados 295
(v) Aplicación - aterrorizar a la población civil 295
(a) Srebrenica y Potocari 295
(o) Ataques lanzados intencionalmente contra civiles o bienes
civiles/ataques a civiles, ciudades, pueblos y villas 296
(p) Trabajo forzoso 297
(i) Distinción con respecto al trabajo permisible 297
(ii) Aplicación - trabajo forzoso 298
(a) Complejo de Prisión de KP Dom en Foca 298
(b) Bosanski Samac, Brijeljina, Grebnice, Zasavia, Pisaria,
Lijekovica, Brvnik, Prud, Teocak 299
(c) Bosanski Samac, Zasavica, Novi Grad, Pisari y otras villas vecinas,
y Odzak - no constituyeron trabajo forzoso 299
(q) Traslado forzoso, violencia sexual, sujeción a
condiciones inhumanas y atmósfera de terror 300
(i) Aplicación - campo de Susica 300
(r) Asesinatos, golpizas, ataques ilícitos a civiles y a bienes civiles,
encarcelamiento ilícito de civiles, destrucción de bienes civiles y robo 300
(s) Violaciones a los derechos políticos, sociales, económicos,
incluyendo el derecho al empleo, el derecho a la libertad
de circulación, el derecho al debido proceso legal
y el derecho a cuidados médicos adecuados 300
(i) Las violaciones a los derechos no necesitan
estar señalados en el Estatuto TPIY 301
(ii) Evaluar violaciones a derechos caso por caso para determinar la
gravedad, considerando el efecto acumulado de las violaciones 301
HUMAN RIGHTS WATCH

(iii) Aplicación - violaciones al derecho del empleo,


derecho de libertad de movimiento, derecho al debido
proceso legal y derecho a cuidado médico adecuado 301
(t) Emisión de órdenes, políticas, decisiones u otras regulaciones discriminatorias 302
(u) Uso de civiles como rehenes y escudos humanos 302
(v) Resumen de los actos cubiertos 302
(w) Actos que por sí mismos no alcanzan el nivel de persecución:
alentar y promover el odio sobre bases políticas; despedir
y remover a bosnio-musulmanes del gobierno; la toma forzosa;
y los interrogatorios 302
(4) Mens rea para tipificar persecución 303
(a) Se requiere intención discriminatoria para tipificar persecución 303
(b) El requisito del mens rea para persecución es más alto que para otros
crímenes de lesa humanidad, pero menor que para el crimen de genocidio 305
(c) Intención de seleccionar a un grupo, no a personas 305
(d) La intención discriminatoria puede demostrarse
por discriminación política, racial o religiosa 305
(e) La intención discriminatoria puede demostrarse
mediante criterios positivos o negativos 306
(f) Inferencia de la intención discriminatoria 306
(i) La intención discriminatoria no puede ser inferida
directamente de la naturaleza discriminatoria general de un ataque 306
(ii) La intención discriminatoria puede inferirse
del contexto del ataque, si es substanciado por las circunstancias
que rodean la comisión del crimen 306
(iii) Factores a considerar 307
(iv) La intención puede ser inferida del conocimiento
del perpetrador respecto a su participación en un sistema 307
(v) Aplicación - inferencia de la intención discriminatoria
a partir del hecho de que las golpizas fueron infringidas
sólo a detenidos no-serbios 307
(g) No se requiere una política discriminatoria 308
(h) Intención persecutoria - la remoción de las personas
seleccionadas de la sociedad o de la humanidad - no se requiere 308
(i) El conocimiento de que uno está actuando en una forma que
es discriminatoria es insuficiente; debe existir intención de discriminar 309
(j) La intención de discriminar no necesita ser la
intención principal, pero debe ser una significativa 309
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(k) Las motivaciones personales son irrelevantes para encontrar la intención 309
(i) Aplicación - motivaciones personales: campo de Omarska 310
(l) Generalmente, la intención discriminatoria debe relacionarse
con el acto que se imputa como persecución, no con el ataque 310
(i) Cuando existe un perpetrador indirecto,
solamente se requiere probar la intención discriminatoria
general en relación al ataque 311
(m) Mens rea por ordenar, planear o instigar
la comisión del crimen de persecución 312
(n) Mens rea del crimen de persecución cuando existe
una empresa criminal conjunta/mens rea para
quien ayuda o alienta la persecución 312
(o) Aplicación - persecución - mens rea 313
(i) Los campos de Omarska, Keraterm y Trnopolje 313
(ii) Municipio de Prijedor 314
(iii) El incidente en el Río Drina en el municipio de Visegrad
en el sureste de Bosnia y Herzegovina 314
(iv) Detención de no-serbios en el Complejo de Prisión KP Dom
en Foca, Bosnia y Herzegovina 315
(5) Aplicación - persecución como crimen de lesa humanidad 316
(a) La masacre de Srebrenica y crímenes relacionados 316
(b) Ataque a residentes musulmanes de Glogova en el municipio
de Bratunac con el fin de tomar territorio de Bosnia y Herzegovina 318
(i) Actos conexos 318
(ii) Intención 318
(iii) Existencia de un ataque generalizado o sistemático
contra la población civil y conocimiento de que
los actos forman parte de ese ataque 318
(iv) Conflicto armado 318
ix) Otros actos inhumanos (artículo 5(i)) 318
(1) Generalidades 318
(2) Parte del derecho internacional consuetudinario 319
(3) Temas potenciales con respecto al principio nullum crimen sine lege 319
(4) Elementos 321
(a) Factores para evaluar la gravedad del acto 322
(b) No se requiere que el sufrimiento tenga efectos a largo plazo 322
HUMAN RIGHTS WATCH

(c) Mens rea 322


(5) Equivale a “trato cruel” según el artículo 3 y a “trato inhumano” según el artículo 5 323
(6) Actos incluidos 323
(a) Desplazamiento forzoso y traslado forzoso 323
(i) Distinción entre deportación, traslado forzoso y desplazamiento forzoso 324
(ii) Se requiere coerción tanto para la deportación como para el traslado forzoso 324
(iii) El desplazamiento debe de ser ilegal 324
(iv) Mens rea 324
(b) Mutilación y otros tipos de lesión física grave, golpizas
y otros actos de violencia, lesión física y mental grave,
traslado forzoso, trato inhumano y degradante, prostitución forzosa,
y desaparición forzosa 324
(c) Lesión grave a la integridad física y mental 325
(d) Se excluye la remoción de personas de las instalaciones de detención 325
(e) Aplicación - otros actos inhumanos 325
(i) Traslado forzoso de mujeres y niños de Srebrenica a Kladanj 325
(ii) Campaña de francotiroteo, fuego de artillería
y ataque de mortero en contra de civiles en Sarajevo 325

V) RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (Artículo 7(1)) 327


a) Estatuto 327
b) Generalidades 327
c) Planeación, instigación, orden y comisión 328
i) Planeación 328
(1) Actus reus 328
(a) La planeación debe contribuir substancialmente a la comisión del crimen 329
(b) La persona que comete un crimen puede no ser también
considerada como responsable por planearlo 329
(c) La prueba circunstancial puede probar el plan 329
(2) Mens rea 329
ii) Instigación 330
(1) Actus reus 330
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(a) Se requiere una clara/substancial contribución


a la conducta de otra persona, pero no es necesario demostrar
que el crimen no habría ocurrido sin el involucramiento del acusado 330
(i) Aplicación del nexo causal 331
(b) Tanto los actos positivos como las omisiones pueden
constituir instigación, así como la conducta expresa e implícita 331
(2) Mens rea 331
(3) Aplicación – instigación 332
iii) Orden 332
(1) Actus reus 332
(a) No se requiere una relación formal superior-subordinado,
en tanto el acusado posea, de jure o de facto, autoridad
para ordenar, o cuando esa autoridad pudiera estar implícita 332
(b) No es necesario que la orden sea dada directamente
a la persona que cometa el crimen 333
(c) No es necesario que la orden sea por escrito ni en ninguna forma particular 333
(d) La orden puede probarse a través de prueba circunstancial 333
(e) La orden puede ser explícita o implícita 334
(f) Los factores de los cuales se puede inferir la orden 334
(g) Se necesita una relación causal entre la orden y la perpetración de un crimen 334
(h) La condena por ordenar no es apropiada cuando el acusado cometió el mismo crimen 334
(i) Determinar si la orden puede basarse en una omisión 334
(2) Mens rea 335
(a) El mens rea puede inferirse 336
(3) Aplicación – ordenar 337
(a) Cavado de trincheras en los Municipios de Kiseljak, Busovaca y Vitez 337
(b) Campaña de francotiroteo y ataques de bombardeos contra civiles en Sarajevo 338
(c) Vieja Ciudad de Dubrovnik y Srd 339
iv) Comisión 339
(1) Generalidades 339
(2) La empresa criminal conjunta es una forma de comisión,
aunque la comisión es más amplia que la empresa criminal conjunta 340
(3) Actus reus 340
(a) Involucra participación personal o física directa o una omisión culpable 340
HUMAN RIGHTS WATCH

(b) Puede haber varios perpetradores del mismo crimen 341


(c) El acusado no necesita participar en todos los aspectos del crimen 342
(4) Mens rea 342
v) Planeación, instigación, orden y comisión - generalidades del mens rea 342
vi) Los actos bajo el artículo 7(1) pueden efectuarse a través
de un acto positivo o de una omisión culpable 343
(1) Aplicación - el uso de escudos humanos como una omisión 343
d) Ayuda y aliento 344
i) Generalidades 344
ii) Fundado en el derecho internacional consuetudinario 344
iii) Definición 344
(1) Diferencia entre ayudar y alentar 345
iv) Actus reus 345
(1) Se requiere asistencia práctica, aliento o apoyo moral 345
(2) Puede ocurrir mediante omisión 346
(3) No se requiere una relación de causa-efecto, pero debe
existir un efecto substancial sobre la comisión del crimen 346
(4) La asistencia puede ocurrir antes, durante o después de que el acto sea cometido 347
(5) No se requiere la presencia física real 348
(6) El que ayude o aliente será responsable de todo lo que resulte naturalmente de su acto 348
(7) Presencia en la escena 348
(a) No es ayudar o alentar a menos que otorgue legitimidad
al perpetrador o lo anime/tiene un efecto aliciente significativo 348
(b) Ejemplo del efecto aliciente 349
(c) La presencia de un superior puede, en algunas circunstancias,
ser interpretada como aprobación de una conducta 349
(8) El que ayuda y alienta puede ser condenado cuando el autor principal
no ha sido juzgado o identificado, pero los actos del autor principal deben probarse 350
(9) No se requiere prueba de un plan o acuerdo 350
(10) El autor principal no necesita conocer la contribución del cómplice 350
v) Mens rea 351
(1) Debe tener conocimiento de que los actos ayudarán al autor principal del crimen 351
(2) No necesita compartir la intención del autor principal, pero debe tener conciencia de
los elementos esenciales del crimen, incluyendo el estado mental del autor principal 352
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(3) No es necesario conocer el crimen preciso que se pretende cometer o que se cometió 352
(4) El mens rea puede ser deducido a partir de las circunstancias,
tal como la posición de autoridad y la presencia 353
(5) El mens rea debe existir en el momento de planear, preparar o ejecutar el crimen 354
(6) El mens rea del que ayuda y alienta la persecución 354
(7) El mens rea del que ayuda y alienta el genocidio 354
vi) Elementos - ayuda y aliento del genocidio 356
(1) Diferencia entre complicidad en genocidio, y ayuda y aliento del genocidio 356
vii) Aplicación - ayuda y aliento 356
(1) Genocidio en Srebrenica 356
(2) Asesinato en el Río Drina en el Municipio de Visegrad,
al sureste de Bosnia y Herzegovina 359
(3) Trato cruel y tortura en Llapushnik/Campo de Prisión de Lapusnik en Kosovo central 360
(4) Bombardeo de la Vieja Ciudad de Dubrovnik, Croacia 360
(5) Situaciones adicionales 360
(6) La operación de reinhumación después de la masacre
de Srebrenica no constituye ayuda y aliento ex post facto 361
e) Empresa criminal conjunta/la doctrina del propósito común 362
i) Generalidades 362
(1) Razón de la doctrina de la empresa criminal conjunta 363
(2) La empresa criminal conjunta es derecho internacional consuetudinario 364
(3) La empresa criminal conjunta es una forma de “comisión” 364
(4) Razón por la que la empresa criminal conjunta
no es un nuevo crimen no previsto en el Estatuto 365
(5) No es error utilizar el término “cómplice” en lugar de “co-perpetrador”
en una empresa criminal conjunta 366
(6) La empresa criminal conjunta es un medio para cometer
un crimen, pero no es un crimen en sí mismo 366
ii) Las tres categorías de la empresa criminal conjunta/doctrina del propósito común 366
(1) Primera categoría (“básica”) 367
(2) Segunda categoría (“sistémica”) 368
(a) La segunda categoría no se limita a campos
de detención similares a los campos de concentración 368
(3) Tercera categoría (“extendida”) 369
HUMAN RIGHTS WATCH

iii) Elementos - actus reus - los tres tipos de empresa criminal conjunta 370
(1) Necesidad de establecer que una pluralidad
de personas estuvo involucrada (elemento 1) 372
(a) Las personas no necesitan estar organizadas
en una estructura militar, política o administrativa 372
(2) Necesidad de establecer la existencia de un acuerdo
o entendimiento común - un plan o propósito común (elemento 2) 372
(a) Un plan o propósito común es un arreglo o convenio
entre dos o más personas para cometer un crimen previsto por el Estatuto 373
(b) El crimen debe ser el resultado del plan criminal común 373
(c) El acuerdo no necesita ser explícito, sino que puede inferirse
del hecho de que una pluralidad de personas actuó al unísono 373
(d) Debe existir un entendimiento o acuerdo mutuo 374
(e) Para inferir un plan común, éste debe constituir
la única inferencia razonable disponible, a partir de la prueba 374
(f) El plan o propósito común puede materializarse extemporáneamente 375
(g) El propósito al integrarse al plan común es irrelevante 375
(h) Cuando el objetivo cambia, existe una nueva empresa criminal conjunta 375
(i) Excepciones: el segundo tipo de empresa criminal conjunta
(“sistémica”) no requiere prueba de un acuerdo 376
(3) Participación del acusado en el plan común (elemento 3) 377
(a) La participación puede tomar varias formas 377
(b) El participante en una empresa criminal conjunta
no necesita cometer o participar físicamente en algún crimen 378
(c) El nivel de participación en una empresa criminal
conjunta generalmente no requiere ser significativa o substancial 379
(i) En la práctica, lo significativo de la participación
puede ser relevante para demostrar la intención compartida 380
(ii) Excepción: cuando existe un visitante oportunista es necesaria
una contribución substancial al efecto general del campo 380
(d) El nivel de participación para el que ayuda y alienta:
debe tener un efecto substancial 380
(e) El participante debe llevar a cabo actos dirigidos a fomentar
el plan o propósito común 381
(f) El participante en una empresa criminal conjunta no requiere
estar físicamente presente durante la comisión del crimen 381
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(i) Aplicación - podría ser condenado por crímenes


mientras estuvo ausente del campo de Omarska 382
(ii) Aplicación - podría no ser condenado por un asesinato
que hubiera ocurrido antes de su llegada al campo de Omarska 382
(g) Todos los participantes son igualmente culpables,
independiente del papel que tuvieron 382
(h) La participación no se satisface por la mera membrecía en una organización 383
(i) No es necesario demostrar que la ofensa no habría ocurrido
a no ser por la participación del acusado, pero el involucramiento
debe de constituir un eslabón en la cadena causal 383
(j) Incapacidad para mejorar las condiciones del campo/prevenir
los crímenes es irrelevante cuando el acusado apoyó y fomentó
una empresa criminal conjunta 384
(i) Aplicación - el campo de Omarska 384
(k) Posición de liderazgo / no se requiere responsabilidad del superior,
pero es relevante para determinar el ámbito de participación
o como una circunstancia agravante 384
(i) Aplicación - el campo de Omarska 384
(l) Para determinar la participación en una empresa criminal conjunta
se consideran las tareas reales y no el título del cargo 385
(i) Aplicación - el campo de Omarska 385
iv) Mens rea 385
(1) Generalidades 385
(2) Primer tipo (“básico”): debe probarse un estado mental común 386
(a) La inferencia del estado mental debe ser la única
inferencia razonable disponible 387
(b) No es necesario demostrar completo acuerdo sobre todos
los crímenes cometidos; sin embargo, debe existir un plan
común para cometer el crimen de que se acusa 387
(c) Aplicación - inferencia de la intención para el primer
tipo de empresa criminal conjunta: asesinato en el Río Drina,
Municipio de Visegrad, sureste de Bosnia y
Herzegovina - la intención no está debidamente inferida 388
(3) El segundo tipo (“sistémico”): se necesita demostrar el conocimiento
personal del sistema de maltrato y la intención de fomentar este sistema 389
(a) Inferencia de la intención 389
(b) La motivación es irrelevante 390
HUMAN RIGHTS WATCH

(i) Aplicación - campo de Omarska 390


(c) Es irrelevante que el acusado no quisiera ni contribuyera
a infringir dolor o sufrimiento severos cuando
contribuyó a la operación y mantenimiento de la empresa criminal conjunta 391
(i) Aplicación - el campo de Omarska 391
(d) El participante en una empresa criminal conjunta
no necesita saber de cada crimen cometido 391
(e) Asistir a los detenidos con poca frecuencia no es
inconsistente con una conclusión de mens rea 392
(i) Aplicación - campo de Omarska 392
(f) Falta de conocimiento sobre los crímenes al principio de la participación 392
(i) Aplicación - campo de Omarska 392
(4) Tercer tipo (“extendido”): si el crimen fue más allá de la empresa
criminal conjunta, debe probarse la intención de participar,
que el crimen era previsible y que el acusado tomó el riesgo
voluntariamente de que el crimen pudiera ocurrir 393
(a) Los crímenes fuera de la empresa criminal conjunta son relevantes cuando
hay una empresa criminal conjunta del segundo tipo 394
(5) Cuando los crímenes requieren una intención especial
(tal como persecución) debe probarse dicha intención 394
(6) Cuando la empresa criminal conjunta se propone cometer genocidio 395
(a) Determinar si puede haber una empresa criminal conjunta
del tercer tipo en relación al genocidio 395
(b) Distinción entre escalada a genocidio y genocidio como
una consecuencia natural y previsible de una empresa
criminal conjunta no dirigida a genocidio 396
v) Aplicación - empresa criminal conjunta 396
(1) Primer tipo de empresa criminal conjunta - trabajo forzoso
en el Complejo de Prisión KP Dom en Foca, como una forma de persecución 396
(2) Primer tipo de empresa criminal conjunta - desplazamiento
forzoso que involucró a las personas detenidas en el Complejo
de Prisión KP Dom, como una forma de persecución 397
(3) Primer tipo de empresa criminal conjunta - plan común
para perseguir a civiles no-serbios en el Municipio de Bosanski Samac 397
(4) Segundo tipo de empresa criminal conjunta - el campo de Omarska 398
(a) Actus reus 398
(i) Las contribuciones a la operación diaria y al mantenimiento
del campo de Omarska hicieron avanzar el propósito común 398
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(ii) La ilegalidad y anarquía no impiden la disposición


de una empresa criminal conjunta 399
(iii) El visitante al campo no participó de manera significativa
en el funcionamiento del campo 399
(b) Mens rea 400
(5) Segundo tipo de empresa criminal conjunta - complejo de la Prisión KP Dom 400
(a) La situación personal no impide una conclusión de mens rea 401
(6) Tercer tipo de empresa criminal conjunta - la remoción permanente
y forzosa de la mayoría de los croatas y de otros civiles no-serbios del llamado
Distrito Autónomo Serbio de Krajina (aproximadamente un tercio de Croacia) 402
(a) Actus reus 402
(b) Mens rea 403
(7) Tercer tipo de empresa criminal conjunta - los crímenes en Potocari
como una consecuencia natural y previsible de la “Operación Krivaja 95” 403
vi) Diferencia entre “ayuda y aliento” y “co-perpetración en una empresa criminal conjunta”
(es decir, actuación conforme a un diseño o propósito común) 404
(1) Generalidades 404
(2) Distinción de actus reus 404
(3) Distinción de mens rea 405
(4) La distinción depende del efecto de la asistencia y del conocimiento del acusado 406
(5) Cuando el que ayuda o alienta se convierte en co-perpetrador 406
(6) La responsabilidad de quien ayuda y alienta es menor que la
de quien participa en una empresa criminal conjunta 406
(7) Distinción entre co-perpetrador y quien ayuda y alienta la tortura 407
(8) Aplicación - diferencia entre ayudar y alentar el genocidio en Srebrenica
y la responsabilidad como participante en una empresa criminal conjunta 407
vii) Determinar si alguien puede ayudar y alentar una empresa criminal conjunta 408
(a) Aplicación - asesinato en el Río Drina, municipio de Visegrad,
al sudeste de Bosnia y Herzegovina 409
viii) Determinar si la participación en una empresa criminal conjunta es más parecida
a la perpetración directa o a la responsabilidad por complicidad 410

VI) RESPONSABILIDAD DE MANDO (Artículo 7(3)) 411


a) Estatuto 411
b) Generalidades 411
HUMAN RIGHTS WATCH

i) La responsabilidad de mando es parte del derecho internacional consuetudinario 411


ii) La responsabilidad de mando se aplica en todos los actos incluidos en los artículos 2-5 412
iii) La responsabilidad de mando se aplica tanto en conflictos
armados internos como internacionales 412
iv) El propósito tras la responsabilidad de mando 412
v) Historia - deber de la responsabilidad de mando 413
vi) La responsabilidad se atribuye a un comandante por negligencia en sus funciones 413
vii) Distinción de responsabilidad bajo el artículo 7(1) y el artículo 7(3) 414
c) Elementos 415
i) La existencia de una relación superior-subordinado (elemento 1) 416
(1) La relación superior-subordinado se basa en el poder
para controlar las acciones de los subordinados 416
(2) Se requiere control efectivo 416
(3) El control efectivo se mide por la capacidad de impedir y/o sancionar los crímenes 417
(4) El poder de control puede ser de jure o de facto 418
(a) La autoridad de jure sin control efectivo puede ser insuficiente 419
(b) La autoridad de facto con suficiente control efectivo 419
(c) El grado de autoridad de facto debe ser equivalente al grado de autoridad de jure 420
(d) La influencia substancial que constituya poco control efectivo es insuficiente 420
(e) Los factores a evaluar para determinar control efectivo 421
(i) La expedición de órdenes o el ejercicio de poderes generalmente
adheridos al mando militar constituyen fuertes indicativos de mando 421
(5) Las relaciones más obviamente caracterizadas por una relación jerárquica formal 422
(6) La relación con los subordinados puede ser directa o indirecta 422
(a) Incluye a un subordinado dos niveles abajo en la cadena de mando 423
(7) La relación puede incluir el mando de estructuras informales/no necesita ser formal 423
(8) La naturaleza temporal de una unidad militar no excluye la relación 424
(9) Un superior que detenta control efectivo pero incumple
en ejercerlo puede ser considerado responsable 424
(10) Más de un superior pueden ser considerados como responsables 425
(11) Se debe analizar la autoridad caso por caso 425
(12) Aplicación a líderes civiles 426
(a) La responsabilidad de mando se aplica a líderes civiles 426
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(b) La necesidad de una relación superior-subordinado 426


(c) La necesidad de poder efectivo para controlar a los perpetradores 426
(d) La influencia es insuficiente 427
(e) El poder disciplinario debe ser interpretado ampliamente 427
(f) Sólo se aplica cuando el grado de control es similar al de los comandantes militares 427
(13) Aplicación - la relación superior-subordinado 428
(a) La responsabilidad de mando por las fuerzas del
JNA (Ejército Popular Yugoslavo) involucrados en el ataque
a Srd y en el bombardeo de Dubrovnik, incluyendo la Vieja Ciudad 428
(b) La responsabilidad de mando por las tropas de los Cuerpos
de Romanija Sarajevo desplegadas alrededor de Sarajevo 428
(c) No se incurre en responsabilidad de mando por crímenes
en Ahmici, Santici, Pirici y Nadioci del 16 de abril de 1993,
cuando el Apelante tomó medidas razonables, dentro
de su capacidad material, para denunciar los crímenes y solicitar una investigación 429
(d) No hay responsabilidad de mando sobre las tropas del Ejército
de la República de Bosnia y Herzegovina en Grabovica y Uzdol 430
ii) Mens rea (elemento 2) 431
(1) Conocimiento real 431
(a) El conocimiento puede ser demostrado a través de prueba directa o circunstancial 431
(b) Los factores para evaluar el conocimiento real 432
(c) La prueba requerida para demostrar el conocimiento
real puede diferir según la posición de autoridad 432
(d) La posición de mando es relevante como indicio del conocimiento
del acusado, pero no crea responsabilidad estricta 433
(e) Mientras más físicamente distante se encontrara el superior
de la comisión de los crímenes, más indicios adicionales
se requieren para demostrar su conocimiento real 433
(f) Se puede presumir el conocimiento si un superior
tenía los medios para obtener información de un crimen
y deliberadamente evitó hacerlo 433
(g) Aplicación - conocimiento de que los subordinados
cometían o se aprestaban a cometer crímenes 434
(i) Conocimiento del General de los Cuerpos de Sarajevo Romanija
sobre los crímenes cometidos por las fuerzas en Sarajevo 434
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(2) Razón para saber 435


(a) Analizar si había información disponible para
el superior que lo pusiera sobre aviso 435
(i) Es suficiente información general que pudiera
poner al superior en conocimiento 435
(ii) No se requiere que la información sea explícita o específica 436
(b) La información puede ser escrita u oral, y no se requiere un reporte específico 437
(c) La investigación debe ser respecto a si un superior
está en posesión de información; es irrelevante si se familiarizó con ella 437
(d) El superior tiene “razón para saber” si la información disponible
es suficiente para justificar una investigación adicional 437
(e) El no adquirir la información no crea responsabilidad penal 438
(f) Sin embargo, el superior no puede abstenerse deliberadamente
de obtener información o permanecer “voluntariamente ciego”
ante los actos de sus subordinados 438
(g) Aplicación - razón para saber que los subordinados estaban
cometiendo o se aprestaban a cometer crímenes 439
(i) Tortura en el Complejo de Prisión KP Dom en Foca 439
(ii) Asesinato en el Complejo de Prisión KP Dom en Foca 440
(3) Aplicación - sabía o tenía razón para saber que los subordinados
estaban cometiendo o estaban por cometer crímenes 441
(a) El fuego de artillería del JNA (Ejército Popular Yugoslavo)
sobre Dubrovnik y ataque sobre Srd 441
(b) Francotiroteo y bombardeo de Sarajevo 442
(c) Ataque sobre Stari Vitez y bombardeo de carros de plataforma
por la unidad Vitezovi del Consejo de Defensa Croata - ausencia de mens rea 443
(4) El requisito de mens rea es el mismo para superiores militares y civiles 443
(5) La investigación del mens rea debe llevarse caso por caso 444
(6) La negligencia criminal no es una base de responsabilidad 444
(7) La responsabilidad del superior puede no estar basada
en responsabilidad estricta 444
iii) Incumplimiento del superior de tomar las medidas necesarias
y razonables para impedir y/o sancionar (elemento 3) 445
(1) Hay dos distintas obligaciones legales 445
(2) Se requiere tomar medidas necesarias y razonables 447
(a) Las medidas que el superior debe tomar dependen de su posición de poder 447
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(b) Las medidas requeridas están limitadas a lo que


es posible/dentro de las posibilidades reales del superior 447
(c) La capacidad real para actuar y el control efectivo es determinante 448
(d) La capacidad legal explícita es irrelevante 449
(e) Lo que constituye las medidas requeridas por un superior
es una cuestión de prueba y no de derecho sustantivo 449
(f) La determinación variará caso a caso 449
(g) Los factores a considerar al determinar si las medidas
fueron necesarias y razonables 450
(h) No se requiere demostrar que la falta de actuación
del superior causó el crimen del subordinado 450
(3) Deber de impedir 451
(a) Cuando surge el deber de impedir 451
(b) El deber de impedir incluye tanto una obligación general como una específica 452
(c) Las obligaciones preventivas generales de un comandante 452
(d) Las obligaciones específicas de impedir: dependen del poder del superior 453
(e) Cuando no es claro si las fuerzas están por cometer crímenes,
surge el deber de investigar 454
(f) La emisión de órdenes de rutina y reiteración ocasional
de obligaciones con respecto a los Convenios de Ginebra son insuficientes 454
(g) Aplicación - deber de impedir 454
(i) Bombardeo ilegal de la Vieja Ciudad de Dubrovnik 454
(ii) Campaña de francotiroteo en Sarajevo por los Cuerpos
de Sarajevo Romanija del Ejército de la República de Srpaska 455
(4) El deber de sancionar 456
(a) La responsabilidad del comandante por abstenerse
de sancionar está reconocido como derecho consuetudinario 456
(b) Cuando se origina el deber de sancionar 456
(c) El deber de sancionar es una forma separada de responsabilidad
(d) El Incumplimiento al no sancionar puede ser una aceptación tácita
de los crímenes/la sanción es una parte inherente para impedir crímenes futuros 456
(e) Cumplir con el deber de sancionar 457
(f) La falta de competencia legal formal para ejercer las medidas
no necesariamente excluye la responsabilidad penal 458
(g) El superior no necesita ser la persona que aplica la sanción, pero debe
tomar algún paso importante en el proceso disciplinario 458
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(h) Aplicación - deber de sancionar 458


(i) Bombardeo de la Vieja Ciudad de Dubrovnik 458
(ii) Campaña de francotiroteo y bombardeo de Sarajevo 459
(5) Los superiores civiles están sujetos a obligaciones similares de impedir y sancionar 459
d) Responsabilidad del superior por genocidio 460
i) La responsabilidad penal del superior y el crimen de genocidio reconocido
como derecho internacional consuetudinario 460
ii) La responsabilidad de un superior se aplica al crimen de genocidio 460
iii) Mens rea por responsabilidad del superior en el crimen de genocidio 461
e) Aplicación - responsabilidad del superior 462
i) El bombardeo ilegal de la Vieja Ciudad de Dubrovnik 462
ii) Las ejecuciones que siguieron a la caída de Srebrenica 462
iii) El mantenimiento de bosnio-musulmanes bajo condiciones ilegales de detención
en el Centro Cultural de Vitez y el hospital veterinario de Vitez en Bosnia Central 463
(1) Control efectivo 463
(2) Condiciones de detención 463
(3) Conocimiento real de las condiciones 464
(4) Abstención en sancionar 465

VII) EXCEPCIONES 467


a) La defensa de “coartada” 467
b) La coacción no permite una defensa completa 467
c) Se rechaza el principio de tu quoque: el argumento de que
el adversario cometió crímenes similares no es una defensa válida 469
d) El involucramiento en una operación defensiva no es una defensa 469
e) La responsabilidad mental disminuida no es una defensa 469

VIII) JURISDICCIÓN 471


a) Generalidades 471
b) El arresto ilegal alegado no privó al Tribunal de jurisdicción 471
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

IX) ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA 473


a) Acusación acumulativa 473
i) Se permite la acusación acumulativa 473
b) Las condenas acumuladas y concurrentes 473
i) Las condenas acumuladas que se basan en la misma conducta, se permiten
solamente cuando cada crimen involucra un elemento substancialmente distinto 473
ii) Un elemento es substancialmente distinto de otro
si requiere una prueba que no requiere el otro 474
iii) La determinación de si cada disposición contiene un elemento
substancialmente distinto es una cuestión de ley 475
iv) Cuando se realiza la determinación, es necesario buscar los elementos
del delito, incluidos los requisitos chapeau 475
v) Cuando ambos delitos no tienen un elemento substancialmente distinto,
la condena debe ser bajo la disposición más específica 475
vi) La cuestión de la condena acumulada no surge cuando
los crímenes involucran diferente conducta 476
vii) Las condenas acumuladas, en sí mismas, involucran una sanción adicional 476
viii) Las condenas acumuladas son importantes para la sentencia,
el estigma, la liberación anticipada, la descripción de la culpabilidad plena del acusado
y para proporcionar una imagen completa de la totalidad de la conducta del acusado 477
ix) Aplicación - condenas acumuladas 477
(1) Las condenas acumuladas permitidas bajo los artículos 3 y 5 477
(a) Aplicación a los crímenes bajo los artículos 3 y 5 478
(2) Las condenas acumuladas permitidas bajo los artículos 2 y 5 478
(a) Aplicación a los crímenes bajo los artículos 2 y 5 478
(3) Las condenas acumuladas bajo los artículos 2 y 3 479
(a) Aplicación - homicidio intencional bajo el artículo 2
y asesinato bajo el artículo 3, no se permite 479
(b) Aplicación - trato inhumano bajo el artículo 2
y trato cruel bajo el artículo 3, no se permite 479
(c) Las condenas acumuladas bajo los artículos 3 y 5
no están permitidas cuando ello pudiera resultar en condenas
acumuladas no permitidas entre los artículos 2 y 3 479
(4) Condenas acumuladas bajo los artículos 4 y 5 480
(a) Aplicación - genocidio bajo el artículo 4
y exterminio bajo el artículo 5, está permitido 480
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(b) Aplicación - genocidio bajo el artículo 4


y persecución bajo el artículo 5, está permitido 480
(5) Condenas acumuladas dentro del artículo 3 481
(a) Aplicación a crímenes dentro del artículo 3 481
(6) Condenas acumuladas dentro del artículo 4 481
(a) Aplicación - no se puede condenar por genocidio
y complicidad de genocidio por los mismos actos 481
(7) Condenas acumuladas dentro del artículo 5 481
(a) La persecución y otros crímenes generalmente se permite 481
(b) Aplicación a crímenes dentro del artículo 5 483
(8) Condenas concurrentes bajo el artículo 7(1) y el artículo 7(3) 483
(a) No es una cuestión de condenas acumuladas
sino de la concurrencia de dos modalidades de responsabilidad 483
(b) Es inapropiado condenar, tanto bajo el artículo 7(1)
como bajo el artículo 7(3), cuando las condenas se basan en la
misma conducta; si ambas se prueban, debe condenarse bajo el artículo 7(1) 484
(c) Tomar en cuenta que ambos tipos de responsabilidad
fueron demostrados al imponer la sentencia 485
(d) Cuando la responsabilidad del artículo 7(1) ha sido
demostrada más allá de toda duda razonable
no es necesario llegar a conclusiones conforme al artículo 7(3) 486
(e) Cuando el acusado es absuelto bajo el artículo 7(1)
debe considerarse su responsabilidad bajo el artículo 7(3) 486
(f) Se permite condenar, tanto bajo el artículo 7(1)
como bajo el artículo 7(3), con base en conductas diferentes 486
(g) Aplicación - condenas concurrentes bajo el artículo 7(1) y el artículo 7(3) 486
c) Sentencia 487
i) Instrumentos aplicables para dictar sentencia 487
ii) Generalidades 492
(1) Revisión de los factores relacionados con la sentencia 492
(a) Deben considerarse los factores para dictar sentencia,
pero finalmente la sentencia es una cuestión que queda
bajo la discrecionalidad de la Sala de Primera Instancia 495
(b) No es adecuado establecer la lista definitiva de lineamientos para sentenciar 497
(2) Finalidades de la sentencia 497
(a) Generalidades 497
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(b) La disuasión y la pena son los objetivos fundamentales de la emisión de sentencias;


a la rehabilitación, aunque es relevante, no debe dársele un valor indebido 499
(c) Pena 500
(d) Disuasión 502
(i) La disuasión es tanto individual
(también denominada “específica”) como general 502
(ii) Disuasión individual 503
(iii) Aplicación - disuasión individual 503
(iv) Disuasión general 503
(v) La disuasión es relevante para los comandantes 504
(vi) No se debe dar preeminencia indebida a la disuasión 504
(e) Rehabilitación 505
(i) No se dará preeminencia indebida a la rehabilitación 506
(f) La declaración de culpabilidad, inter alia, vista
como rehabilitación, promueve la veracidad, contribuye
a la reconciliación y evita el revisionismo 506
(g) Igualdad ante la ley 506
(h) Restauración y mantenimiento de la paz 507
(i) Se refuerza que las leyes deben ser obedecidas
por todas las personas y que el sistema legal internacional
está implementado y en vigor 507
(j) Terminar con la impunidad 508
iii) Gravedad 509
(1) Sentencia para reflejar la gravedad del crimen 509
(a) La gravedad es “la prueba litmus”
y la preocupación primaria al imponer una sentencia 510
(b) La determinación de la gravedad requiere
de la consideración de las circunstancias particulares del caso,
así como del grado de participación del acusado 510
(2) Gravedad de ciertos crímenes 511
(a) Gravedad del genocidio 511
(b) Gravedad de los crímenes de lesa humanidad 512
(i) Gravedad de la persecución como un crimen de lesa humanidad 513
(ii) Aplicación - gravedad de la persecución como un crimen de lesa humanidad 514
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(iii) Gravedad del asesinato como crimen de lesa humanidad:


la intención de asesinar es más grave que la intención
de causar un daño corporal grave 514
(c) No hay distinción entre la gravedad de un crimen
de lesa humanidad y un crimen de guerra 515
(d) Gravedad de los crímenes de guerra 516
(e) Determinación respecto a si existe una regla de que
los crímenes que resulten en la pérdida de la vida deben
ser sancionados de forma más severa que aquéllos que no llevan a la pérdida de ésta 517
(f) Gravedad de los delitos cometidos según el artículo 7(1) 517
(i) Gravedad de la participación en una empresa criminal
conjunta en comparación con el autor principal 517
(ii) Ayudar y alentar merece una sentencia inferior
que la de co-perpetrador de una empresa criminal conjunta 517
(g) Gravedad de los delitos cometidos bajo el artículo 7(3) 518
(h) Determinar si el categorizar la gravedad de los crímenes es útil 518
(3) factores para evaluar la gravedad de los delitos 519
(a) Generalidades 519
(b) El mismo hecho no debe ser evaluado en cuanto a la
gravedad y como un factor agravante - el conteo doble no está permitido 520
(i) Aplicación - conteo doble 520
(c) El traslapo en los criterios para evaluar
la gravedad y los factores agravantes/determinar
si pueden ser evaluados simultáneamente 521
(d) La escala de los crímenes y el número de víctimas 522
(i) Aplicación - la escala de los crímenes y el número de víctimas 522
(ii) Asesinatos múltiples 524
(a) Aplicación - asesinatos múltiples 524
(e) La vulnerabilidad de las víctimas 524
(f) La juventud de las víctimas 525
(i) Aplicación - juventud de las víctimas 525
(g) El sufrimiento de las víctimas 525
(i) Aplicación - sufrimiento de las víctimas 525
(h) El impacto en los familiares y amigos de las víctimas 526
(i) Aplicación - impacto en los familiares y amigos de las víctimas 527
(i) El papel del acusado (forma de participación) 528
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(i) Aplicación – papel del acusado (forma de participación) 528


(a) Coordinación de la campaña persecutoria en Prijedor,
incluyendo el establecimiento, con otros,
de los campos de Omarska, Keraterm y Trnopolje 528
(b) El guardia del campo de prisioneros no está en una posición de mando 528
(c) Actuación bajo órdenes 529
(d) El no ser uno de los perpetradores principales 529
(e) El acusado sólo es responsable por su propio papel 529
(j) La sentencia debe reflejar la importancia relativa
del papel jugado por el acusado en el contexto
del conflicto en la antigua Yugoslavia, aunque ello no es decisivo 530
(i) Aplicación - papel del acusado en el contexto
del conflicto en la antigua Yugoslavia 531
(k) La participación personal del acusado 531
(i) Aplicación – participación personal del acusado 531
(ii) Determinar si la participación limitada es un factor
atenuante o si disminuye la gravedad 533
l) La forma de participación del acusado/brutalidad del crimen 533
(i) Aplicación - forma de participación del acusado/brutalidad del crimen 533
(m) El ataque sexual, la humillación y la degradación 534
(i) Aplicación - ataque sexual, humillación y degradación 534
(n) Participación voluntaria y entusiasta 534
(i) Aplicación - participación voluntaria y entusiasta 534
iv) Los factores agravantes y atenuantes 535
(1) Generalidades 535
(a) La Sala de Primera Instancia está obligada a tomar
en cuenta los factores agravantes y atenuantes 535
(b) Los factores agravantes y atenuantes no están definidos exhaustivamente 536
(c) La Sala de Primera Instancia determina qué hechos cuentan 537
(d) La Sala de Primera Instancia determina el peso que otorga a los hechos 538
(e) La carga de la prueba 538
(i) Factores agravantes 538
(ii) Hechos atenuantes 539
(iii) Ejemplos de aplicación - carga de la prueba: factores atenuantes 539
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(2) Los factores agravantes 539


(a) El factor agravante puede no ser un elemento del crimen 539
(i) Aplicación - traslapo de factor agravante y elemento del delito 540
(a) Posición de autoridad 540
(b) Estatus civil de la población/víctimas o la vulnerabilidad de las víctimas 541
(c) Discriminación étnica y religiosa/intención discriminatoria 541
(d) Grado y ámbito de los crímenes 542
(e) Humillación exacerbada 542
(b) El mismo hecho no debe ser evaluado respecto a la gravedad
y como factor agravante - no se permite el conteo doble 543
(c) Las circunstancias agravantes deben estar directamente
relacionadas con el delito del que se acusa 543
(i) Aplicación - las circunstancia agravantes deben
estar directamente relacionadas con el delito del que se acusa 544
(d) La lista de algunos factores agravantes 544
(e) El grado y ámbito de los crímenes/número de víctimas 544
(i) Aplicación - grado y ámbito de los crímenes/número de víctimas 545
(f) El cargo del acusado/abuso de la posición de autoridad 545
(i) Determinar si el perpetrador de “guantes blancos”
merece una pena mayor que el que físicamente cometió el crimen 548
(ii) Aplicación - cargo del acusado/abuso de la posición de autoridad 548
(g) Los antecedentes profesionales del acusado 553
(i) Aplicación - antecedentes profesionales del acusado 553
(h) La participación activa, directa o personal, particularmente del comandante 554
(i) Aplicación - participación, activa directa
o personal, particularmente del comandante 554
(i) El papel como compañero del perpetrador 555
(j) El ánimo discriminatorio/discriminación étnica y religiosa 555
(i) Aplicación - ánimo discriminatorio/discriminación étnica y religiosa 556
(k) El abuso verbal de las víctimas 557
(i) Aplicación - abuso verbal de las víctimas 557
(l) La premeditación 557
(i) Aplicación – premeditación 558
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

m) La participación informada, voluntaria, deseosa,


entusiasta o fanática en un crimen 558
(i) Aplicación - participación informada, voluntaria,
deseosa, entusiasta o fanática en un crimen 558
(n) La naturaleza escandalosa de cómo el crimen
fue cometido/crueldad y depravación 558
(i) Aplicación - naturaleza escandalosa
de la forma en que el crimen fue cometido/crueldad y depravación 559
(o) Los actos sexuales de naturaleza violenta y humillante 560
(i) Aplicación - actos sexuales de naturaleza violenta y humillante 560
(p) La vulnerabilidad de las víctimas 561
(i) Aplicación - vulnerabilidad de las víctimas 561
(q) El estatus civil de las víctimas 563
(i) Aplicación - estatus civil de las víctimas 563
(r) El sufrimiento extraordinario de las víctimas 563
(i) Aplicación - sufrimiento extraordinario de las víctimas
en el lugar de ejecución de Koricanske Stijene 563
(s) El impacto en la víctima/efecto a largo
plazo de los crímenes en las víctimas sobrevivientes 564
(i) Aplicación - impacto en la víctima/efecto
a largo plazo de los crímenes en las víctimas sobrevivientes 564
(t) La negativa de ayudar a personas que solicitaron ayuda 565
(u) El impacto en las familias de las víctimas 565
(v) El acusado conocía a las víctimas 565
(w) La prueba de la responsabilidad bajo los artículos 7(1) y 7(3) 565
(x) Corta edad de las víctimas 566
(i) Aplicación – corta edad de las víctimas 566
(y) El extenso periodo durante el cual se cometieron los delitos 566
(i) Aplicación – extenso periodo durante el cual se cometieron los delitos 566
(z) Temperamento del acusado 566
(aa) El que el acusado no testifique no constituye un factor agravante 567
(bb) La ausencia de un factor atenuante no puede servir nunca como un factor agravante 567
(i) Aplicación – la ausencia de factores atenuantes
no puede servir nunca como un factor agravante 567
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(3) Los factores atenuantes 568


(a) Generalidades 568
(i) Las circunstancias atenuantes incluyen aquéllas
que no están directamente relacionadas con el delito 568
(ii) Las circunstancias atenuantes no restan gravedad
al crimen ni disminuyen la responsabilidad 568
(iii) La lista de algunas circunstancias atenuantes 568
(b) La cooperación del acusado 569
(i) Debe tomarse en consideración la cooperación substancial 570
(ii) Determinar si la cooperación es substancial 571
(a) La determinación debe hacerla la Sala de Primera Instancia 571
(b) La evaluación de la cooperación depende
de la cantidad y calidad de la información proporcionada 571
(c) La Sala de Primera Instancia puede basarse
en la valoración de la Fiscalía respecto a la cooperación 571
(d) La falta de honestidad puede impactar la evaluación de la cooperación 572
(e) Que el acusado gane algo no excluye
una conclusión de cooperación substancial 572
(iii) A la cooperación que no es suficientemente substancial
se le puede dar un peso modesto 573
(iv) El error en considerar la cooperación del abogado defensor 573
(v) Cooperación después de la sentencia 574
(vi) Aplicación - cooperación substancial 575
(vii) Aplicación - cooperación moderada 581
(c) Declaración de culpabilidad 581
(i) Una declaración de culpabilidad es un factor atenuante 581
(ii) Una declaración de culpabilidad es un reconocimiento de responsabilidad 582
(iii) Varios beneficios de una declaración de culpabilidad 582
(iv) Una declaración de culpabilidad alienta a otros a comparecer 583
(v) Las víctimas y los testigos son relevados de testificar en juicio 583
(vi) Una declaración de culpabilidad puede proporcionar
una sensación de alivio a las víctimas
sobrevivientes y a sus familiares y amigos 584
(vii) Una declaración de culpabilidad puede contribuir al establecimiento
de la verdad y a la reconciliación en las comunidades afectadas 584
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(viii) Una declaración de culpabilidad ahorra recursos 585


(ix) El evitar un juicio largo/no debe darse
un peso indebido al ahorro de recursos 585
(x) La declaración de culpabilidad no cumple con ciertos
fines de un juicio público, no otorga a las víctimas
o sobrevivientes una oportunidad para que sus voces
sean escuchadas, y puede crear un hueco en los registros históricos 586
(xi) La declaración “anticipada” de culpabilidad 587
(xii) La declaración de culpabilidad “tardía” 588
(xiii) Las declaraciones de culpabilidad en otros países 589
(xiv) Aplicación - declaraciones de culpabilidad 589
(xv) Aplicación - lucha contra el revisionismo 592
(d) El remordimiento 593
(i) Aplicación – remordimiento 594
(e) La coacción/órdenes superiores 599
(i) Aplicación - coacción/órdenes superiores 599
(f) La participación indirecta/participación relativa
a otros miembros de una empresa criminal conjunta 601
(i) Aplicación - participación indirecta 602
(g) La responsabilidad mental disminuida 603
(h) La entrega voluntaria 603
(i) Aplicación - entrega voluntaria 604
(ii) Entrega voluntaria cuando la persona ya está encarcelada 605
(iii) Falta de oportunidad para la entrega voluntaria 605
(i) La conducta subsecuente, incluyendo intentos por promover la paz 606
(i) Aplicación - conducta subsecuente, incluyendo intentos de promover la paz 607
(ii) Aplicación - no requiere otorgarse peso
significativo a los intentos por promover la paz 607
(j) Las medidas hacia la rehabilitación/reconciliación 608
(i) Aplicación - medidas hacia la rehabilitación/reconciliación 608
(k) El comportamiento en detención 610
(i) Aplicación - comportamiento en detención 610
(l) La edad avanzada 612
(i) Aplicación - edad avanzada 612
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(m) La edad juvenil 613


(i) Aplicación - edad juvenil 613
(n) Otras circunstancias personales/circunstancias familiares 614
(i) Aplicación - otras circunstancias/circunstancias familiares 614
(o) La mala salud 617
(i) Aplicación - mala salud 617
(p) La asistencia a los detenidos o víctimas 618
(i) Aplicación - asistencia a las personas detenidas o víctimas 618
(ii) Aplicación - la asistencia prestada
ocasional/selectiva tiene poco peso, si alguno 620
(q) La ausencia de antecedentes penales 622
(i) Aplicación - falta de antecedentes penales 622
(r) El doble riesgo 622
(i) Aplicación - doble riesgo 622
(s) El corto periodo durante el cual ocurrieron los crímenes 622
(i) Aplicación - el corto periodo durante el cual ocurrieron los crímenes 622
(t) La condición médica y la intoxicación 623
(i) La condición médica 623
(ii) La intoxicación voluntaria no es un factor atenuante 623
(iii) La intoxicación “involuntaria” 624
(u) El temperamento del acusado - no es generalmente un factor
que debe ser tomado en cuenta, salvo en circunstancias excepcionales 624
(i) Aplicación - temperamento del acusado 625
(v) El cumplir con una sentencia en un país extranjero
es relevante con respecto a la duración y ubicación de la reclusión,
pero no constituye una circunstancia atenuante 627
(i) Aplicación - cumplimiento de la sentencia en un país extranjero 628
(w) La falta general de prejuicio 628
(i) Aplicación - falta general de prejuicio 628
(x) El estatus de testigo protegido/familia bajo estatus de testigo protegido 629
(i) Aplicación - estatus de testigo protegido/familia
bajo estatus de testigo protegido 629
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(y) La duración del proceso/lapso de tiempo


entre la comisión de los crímenes y la emisión de la sentencia 629
(i) Aplicación - duración del proceso/lapso de tiempo
entre la comisión de los crímenes y la emisión de la sentencia 630
(z) La falta de fuerza de carácter no es un factor atenuante 630
(i) Aplicación - falta de fuerza de carácter 630
(aa) El papel de la propaganda de guerra/la situación política
y militar en deterioro - no constituyen factores atenuantes 631
(i) Aplicación - papel de la propaganda de
guerra/deterioro de la situación política y militar 631
(bb) La supuesta brutalidad del arresto no es un factor atenuante 631
(cc) El no ser el único perpetrador no constituye un factor atenuante 632
(dd) La angustia experimentada durante el conflicto armado
no constituye un factor atenuante 632
(ee) La disuasión no constituye un factor atenuante 632
v) El tomar en cuenta las prácticas para sentenciar en la antigua Yugoslavia 632
(1) Las Salas de Primera Instancia deberán haber recurrido a la práctica general
respecto a sentencias de prisión en las cortes de la antigua Yugoslavia 632
(2) La práctica general respecto a las sentencias de prisión en las cortes
de la antigua Yugoslavia no es obligatoria 633
(3) Las razones para no aplicar las prácticas para sentenciar
en la antigua Yugoslavia deben explicarse 635
(4) Las Salas de Primera Instancia pueden imponer
una pena mayor o menor que la que sería aplicable conforme
a la legislación relevante de la antigua Yugoslavia 635
(5) Las prácticas de sentencia de los tribunales internos
en países distintos a la antigua Yugoslavia 636
(6) La esencia de la ley interna para sentenciar en la antigua Yugoslavia 637
(7) La aplicabilidad del principio de lex mitior
(si la ley relevante al crimen ha sido modificada, debe aplicarse la ley menos severa) 637
(a) La lex mitior constituye una norma internacionalmente reconocida 637
(b) La lex mitior requiere que se aplique la ley
más indulgente, si la ley ha sido modificada 637
(c) La ley modificada debe ser vinculante 638
(d) La lex mitior es inaplicable con respecto
a la ley del TPIY y los tribunales nacionales 638
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vi) Las prácticas previas del TPIR y del TPIY en cuanto a sentencias 639
(1) Las prácticas previas del TPIR y del TPIY en cuanto
a sentencias - pueden ser de utilidad pero ofrecen lineamientos limitados 639
(2) Los factores por los que diferentes sentencias pueden
ser impuestas por el mismo tipo de crimen 640
(3) La comparación de la sentencia sólo procede cuando los crímenes
son los mismos y han sido cometidos en circunstancias esencialmente similares 641
(4) No existen lineamientos ni rangos para sentenciar 642
(5) Una sentencia no debe ser caprichosa o excesiva/no
debe ser desproporcionada con respecto a otras sentencias
emitidas en circunstancias similares, por el mismo crimen 642
(6) Aplicación - comparación de la sentencia con las de otros casos del TPIY y del TPIR 643
(a) Comparación entre otros varios casos 643
(b) Comparación entre uno y otro caso 643
(c) Comparación de coacusados 643
vii) Varios principios respecto a la formulación de sentencias 644
(1) La sentencia debe ser individualizada/reflejar la culpabilidad individual 644
(2) Ninguna persona debe ser sancionada por la conducta criminal de otros 644
(3) La proporcionalidad debe ser tomada en cuenta al formular una sentencia 645
(a) Aplicación – proporcionalidad 646
(4) Discrecionalidad para imponer una sentencia concurrente,
consecutiva, una combinación de consecutiva y concurrente,
o una pena única, pero que debe reflejar la “totalidad” de la conducta criminal 646
(a) Aplicación - discrecionalidad para imponer una sentencia
concurrente, consecutiva, una combinación de concurrente
y consecutiva, o una sentencia única, pero debe reflejar
la “totalidad” de la conducta criminal 648
(5) La Sala de Primera Instancia tiene discrecionalidad
para imponer prisión perpetua; la pena de muerte no disponible 649
(6) Debe acreditarse el tiempo transcurrido en detención 650
(a) Aplicación - acreditación del tiempo transcurrido en detención 651
(7) La Sala de Primera Instancia puede recomendar
que se cumpla con una sentencia mínima antes de alguna
conmutación o reducción de sentencia 651
(8) Es un error asumir la preliberación cuando se calcule la sentencia 652
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

X) VARIOS 655
a) Las consideraciones generales respecto a la interpretación legal 655
i) Las fuentes del derecho al interpretar las normas penales sustantivas del Estatuto 655
ii) El Tribunal está obligado a aplicar el derecho de los tratados 655
(1) Procede interpretar los tratados de conformidad
con la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados 656
iii) Los crímenes cubiertos por los artículos 2 al 5 del Estatuto
reflejan el derecho internacional consuetudinario 656
iv) El principio de nullum crimen sine lege requiere
que el Tribunal solamente condene cuando el crimen estaba
proscrito según el derecho internacional consuetudinario cuando se cometió 656
b) Los derechos del debido proceso 658
i) La presunción de inocencia 658
(1) La Fiscalía tiene la carga de la prueba para demostrar
la culpabilidad más allá de toda duda razonable 658
(2) La decisión del acusado de testificar no altera la carga de la prueba 659
(3) El que el acusado no impugne que el crimen no ocurrió no afecta la carga de la prueba 659
(4) El que el acusado base su defensa en una coartada no altera la carga de la prueba 659
(5) El considerar los factores acordados en la declaración
de culpabilidad no viola la carga de la prueba 660
ii) El derecho a permanecer callado/derecho contra la autoinculpación 660
(1) Existe una prohibición absoluta contra la consideración
del silencio en la determinación de culpabilidad o inocencia 660
(2) El referirse a la condena como parte de los alegatos
finales no viola el derecho a la no autoinculpación 661
iii) El derecho a un juicio público y justo 661
iv) El derecho a contar con tiempo y facilidades adecuadas
para la preparación de la defensa 662
(1) El principio de “igualdad de armas” 662
v) El derecho a la apelación 663
vi) El derecho de una persona acusada a un juicio justo/denegación del debido proceso 663
(1) Las obligaciones de divulgar la Regla 68 son esenciales para un juicio justo 663
(a) La Regla 68 se aplica a cualquier material conocido
por la Fiscalía que sugiera la inocencia o atenúe la responsabilidad
del acusado, o constituya evidencia que pueda afectar
la credibilidad de la prueba de la Fiscalía 665
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(b) La determinación respecto a qué material debe divulgarse


conforme a la Regla 68 recae en la discrecionalidad de la Fiscalía 665
(c) La divulgación se requiere aún si existe otra información
de naturaleza generalmente similar 666
(d) La prueba llamada proprio moto por una Sala de Primera Instancia
no libera a la Fiscalía de sus obligaciones de divulgación 666
(e) El material de carácter público 666
(f) La obligación continua de monitorear el testimonio de los testigos
y divulgar el material relevante para la impugnación 667
(g) La Fiscalía tiene el deber de divulgar el material
exculpatorio derivado de casos relacionados 667
(h) La obligación de divulgar continúa después de la sentencia
de la Sala de Primera Instancia, a lo largo de todo
el procedimiento ante la Sala de Apelaciones 668
(i) La prueba para aplicar: determinar si la Fiscalía violó
las obligaciones de la Regla 68 y si resultó un perjuicio material 668
(j) La demostración de que se ha causado un perjuicio 669
(k) Pueden ocurrir retrasos en la divulgación 669
(l) Las dificultades encontradas en localizar y tener acceso
a pruebas en el territorio de la antigua Yugoslavia:
la divulgación debe realizarse tan pronto como sea posible 670
(2) Aplicación - el derecho de una persona acusada
a un juicio justo/denegación del debido proceso legal,
incluyendo la Regla 68 respecto a las obligaciones de divulgación 670
vii) El derecho a un tribunal independiente e imparcial/audiencia pública y justa 671
(1) Prueba de dos aspectos para disputar la imparcialidad judicial 671
(2) Se requiere un umbral alto para rechazar la presunción de imparcialidad 671
(3) Los requerimientos que juegan un papel integral para satisfacer
los requisitos de elegibilidad no muestran prejuicios o imparcialidad,
en ausencia de prueba clara en sentido contrario 672
(4) Aplicación – descalificación 672
(a) El que el Juez Mumba haya actuado como representante
en la Comisión de las Naciones Unidas sobre la Condición
Jurídica y Social de la Mujer no es fundamento para descalificarlo 672
(b) La membrecía del Juez Benito en el Consejo Directivo
del Fondo de Contribuciones Voluntarias de las Naciones Unidas
para las Víctimas de Tortura no constituye motivo de descalificación 673
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(c) Los jueces no quedan descalificados por escuchar


dos o más juicios derivados de la misma serie de eventos 673
(d) Supuesta parcialidad involuntaria contra los serbios 674
viii) El derecho a la auto-representación 674
(1) Existe una presunción del derecho a la auto-representación 674
(2) El derecho a la auto-representación es un derecho calificado y no absoluto 675
(3) El derecho puede ser limitado cuando la auto-representación
del acusado esté substancial y persistentemente obstruyendo
la conducción debida y expedita del juicio 675
(4) La Sala de Primera Instancia no abusó en su discrecionalidad
al designar un defensor (caso Milosevic) 676
(5) Las restricciones al derecho de auto-representarse
deben limitarse al grado mínimo necesario 676
ix) El derecho a ser informado prontamente y en detalle
de la naturaleza y la causa de la acusación (práctica de la acusación) 677
(1) El acta de acusación debe contener una declaración concisa de los hechos
y crimen o crímenes que se le imputan a una persona acusada 677
(2) El fundamento de la supuesta responsabilidad debe ser claro en el acta de acusación 678
(3) El acta de acusación debe señalar los hechos materiales
en los que se basan los cargos, pero no la prueba 678
(a) Aplicación - la Fiscalía no está obligada a probar hechos no materiales 679
(4) Deben presentarse con suficiente detalle los aspectos relevantes del caso de la Fiscalía 680
(5) El que el acta de acusación se presente con suficiente particularidad
depende de si presentan los hechos materiales del caso de la Fiscalía
con suficiente detalle, como para informar claramente a una
persona acusada de los cargos en su contra 681
(6) Una acusación que no es lo suficientemente específica,
puede dar lugar a que la Sala de Apelaciones revierta un acta de acusación 681
(a) Aplicación - partes de la condena revocada
no fueron alegadas en el acta de acusación 681
(7) La distinción entre hechos materiales y prueba 682
(a) El que un hecho se considere o no relevante
depende de la naturaleza del caso de la Fiscalía 682
(b) Al determinar si un hecho es relevante, es necesario asegurarse
de que la conclusión no perjudicó al acusado 683
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(8) La caracterización de la supuesta conducta criminal


y la proximidad del acusado al delito conexo son factores
decisivos en la determinación del grado de especificidad requerida 683
(9) Es aceptable ser menos específico cuando los crímenes son cometidos a escala masiva 683
(10) Puede presentarlo en el alternativo 685
(11) El acta de acusación puede contener anexos que forman parte del acta de acusación 685
(12) Alegatos bajo el artículo 7(1) 686
(a) El acta de acusación debe alegar la(s) forma(s)
particular(es) de participación bajo el artículo 7(1) 686
(b) El acta de acusación no solamente debe citar al artículo 7(1) 686
(c) Cuando la Fiscalía pretenda basarse en todas las modalidades
de responsabilidad del artículo 7(1), entonces los hechos
materiales relevantes de cada una de dichas modalidades
deben estar contenidas en el acta de acusación 687
(d) Se requiere más detalle cuando se alega que la persona
cometió personalmente los actos criminales en cuestión 687
(e) Alegar que una persona acusada participó en ciertos crímenes,
sin identificar actos específicos cometidos por el acusado,
no cumple el requisito de una declaración concisa de los hechos 688
(f) El alegato de empresa criminal conjunta 689
(i) Aplicación - alegato de empresa criminal conjunta 690
(13) El alegato según el artículo 7(3) 691
(a) Aplicación - alegato según el artículo 7(3) 692
(14) Sólo puede condenarse por crímenes que se imputan
en el acta de acusación si se subsana la vaguedad o la ambigüedad 692
(a) Puede ser subsanada oportunamente mediante
información clara y consistente por parte de la Fiscalía 692
(b) Cuestiones respecto al aviso - cuando el alegar
defecto afectó la posibilidad del acusado de preparar
su defensa/si el juicio fue considerado injusto 693
(c) Aplicación - “subsanar el acta de acusación” 694
(d) Aplicación - el acta de acusación no subsanada 696
(15) Moción para modificar el acta de acusación ante la Sala de Primera Instancia 697
(16) Impugnación a la forma del acta de acusación
formulada fuera de tiempo después del juicio 698
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

c) Consideraciones generales respecto a la valoración de la prueba 698


i) La Sala de Primera Instancia puede admitir cualquier prueba relevante con valor probatorio 698
ii) La mera admisión de la prueba no tiene relación con su peso 698
iii) Las inferencias 699
iv) La preferencia por el testimonio oral 699
v) La prueba indirecta 699
vi) El testimonio pericial 700
vii) La prueba circunstancial 700
viii) El testimonio de testigos que no están vivos 701
ix) La evaluación del testimonio viva voce de los testigos 701
(1) Evaluación del testimonio de personas previamente
acusadas que presentaron una declaración de culpabilidad 702
(2) Inconsistencias entre el testimonio de los testigos y declaraciones previas 703
(3) Evaluación del testimonio de los “testigos que fueron víctimas” 704
x) El testimonio de un solo testigo sobre un hecho material
no requiere corroboración, pero sí requiere un escrutinio cuidadoso 705
xi) Los hechos acordados y la prueba documental de otro caso 706
xii) La prueba de identificación visual 707
xiii) La identificación en el Tribunal 708
(1) El testimonio de los testigos podría ser confiable, aún cuando
fracasara la identificación en el Tribunal 708
xiv) Las identificaciones utilizando fotografías 708
xv) La prueba relacionada - interceptada 709
xvi) Las visitas al lugar 709
xvii) La autenticidad de documentos 709
d) Precedente y revisión en apelación 710
i) Valor como precedentes de resoluciones previas 710
(1) La Sala de Apelaciones debe, en interés de la justicia,
apegarse a sus decisiones previas, en ausencia de razones convincentes 710
(2) Las decisiones de la Sala de Apelaciones son
vinculantes para las Salas de Primera Instancia 710
(3) Las decisiones de las Salas de Primera Instancia no tienen fuerza vinculante entre sí 711
ii) Revisión en apelación 711
(1) Generalidades 711
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(a) Criterio para la apelación: demostrar un error de derecho


que invalida la decisión o un error de hecho que ocasionó una injusticia 711
(b) La apelación no es un juicio de novo 712
(c) Forma de las presentaciones: la parte debe explicar
cómo el error invalida la decisión de la Sala de Primera Instancia 712
(d) La Sala de Apelaciones mantiene su discrecionalidad para determinar
cuáles presentaciones requieren una respuesta escrita razonada 713
(i) La Sala de Apelaciones puede desechar argumentos
claramente infundados sin razonamientos detallados 713
(e) La Sala de Apelaciones puede confirmar, revocar o modificar
las decisiones de la Sala de Primera Instancia 714
(2) Panorama de los criterios de revisión 714
(3) Errores de hecho 716
(a) Criterio de la razonabilidad: determinar si ningún juzgador
de hecho razonable podría haber llegado al veredicto de culpabilidad,
más allá de toda duda razonable 716
(b) La Sala de Apelaciones sólo intervendrá cuando haya ocurrido una “injusticia” 717
(c) La Sala de Apelaciones no perturbará a la ligera las
conclusiones de hecho de una Sala de Primera Instancia 717
(d) Se debe dar un “margen de deferencia” a la Sala
de Primera Instancia, que tiene la tarea primaria de escuchar,
valorar y ponderar la prueba 717
(i) Aplicación - “margen de deferencia”: cuando existe
una línea sutil entre el conocimiento de la intención y el compartir
la intención, la determinación debe dejarse a la Sala de Primera Instancia 719
(e) Son posibles las interpretaciones múltiples razonables de la prueba 719
(f) Revisión de las decisiones de la Sala de Primera Instancia,
respecto a la admisibilidad de pruebas 720
(g) Cuando la condena puede ser revocada con base en un error de hecho 720
(4) Errores de hecho en los que se ofrece prueba adicional “fresca” 721
(a) Generalidades 721
(i) Distinción entre prueba refutable y “fresca” 721
(ii) Carga de la prueba 721
(b) Examen para la admisibilidad de prueba “fresca”/adicional 722
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(i) Si la parte que busca introducir la prueba podía haberla


identificado y presentado en el caso principal, no permitido posteriormente;
la Sala de Primera Instancia tiene la discrecionalidad para decidir
si admite la prueba, con base en su valor como probatorio y en la justicia 722
(ii) Si no se admite prueba “fresca”, o si se admite pero no
es creíble, o es irrelevante, debe sostenerse la condena 722
(iii) Si se admitió prueba “fresca” en la apelación y
creíble/relevante, debe determinarse si ningún juzgador
de hecho razonable podría haber llegado a la conclusión
de culpabilidad, con base en la prueba ante la Sala de
Primera Instancia y la prueba adicional 723
(iv) Si la Sala de Apelaciones debería evaluar si está
convencida, más allá de toda duda razonable, respecto
a la culpabilidad, a la luz de la prueba “fresca”/adicional 723
(v) Determinar si la Sala de Apelaciones debe evaluar
la totalidad de los autos del juicio, al evaluar la prueba adicional 725
(c) Fundamentos para que la Sala de Primera Instancia excluya la prueba tardía 726
(5) Errores de derecho 727
(a) Debe tratarse de un error que invalide la decisión 727
(b) La Sala de Apelaciones corregirá los errores de derecho
y aplicará la prueba contenida en los autos del juicio 728
(c) La Sala de Apelaciones puede formular errores de derecho
proprio moto, particularmente con respecto a cuestiones
de importancia general para los precedentes o el funcionamiento
del Tribunal/en el interés de la justicia 729
(6) Se requiere una opinión razonada por escrito 730
(a) No existe error cuando la Sala de Primera Instancia
no cita toda la prueba en su sentencia/la Sala de
Primera Instancia no está obligada a articular cada paso de su razonamiento 730
(b) La Sala de Primera Instancia sólo está obligada a
formular conclusiones de hecho que son esenciales 732
(c) Las conclusiones de hecho, respecto a hechos
no disputados o a hechos acordados entre las partes,
no requieren ser formuladas explícitamente 732
(d) No es posible deducir inferencias respecto a la calidad
de una sentencia, a partir de su extensión 732
(e) Un apelante que reclama un error de derecho por carecer
de una opinión razonada, debe identificar las cuestiones específicas,
las conclusiones fácticas o los argumentos a los que
la Sala de Primera Instancia omitió referirse 732
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(f) La ausencia de formulación de conclusiones fácticas específicas


respecto a cada elemento de los crímenes de guerra fue un error 733
(g) La ausencia de formulación de conclusiones de hecho respecto a cada
incidente contenido en los anexos del acta de acusación fue un error 734
(7) Cuestiones que no fueron presentadas ante la
Sala de Primera Instancia renunciadas en la apelación 735
(a) Aplicación - se renunció a las cuestiones que no se presentaron antes 735
e) La revisión de las sentencias por parte de la Sala de Apelaciones 736
i) Las apelaciones de sentencia no son un juicio de novo 736
ii) Las apelaciones de sentencia están limitadas a corregir errores de derecho
que invalidan una decisión y errores de hecho que han ocasionado una injusticia 736
iii) Las Salas de Primera Instancia están investidas
de una amplia discrecionalidad para determinar una sentencia adecuada 737
iv) El peso que ha de asignarse a los factores agravantes
y atenuantes queda a discreción de la Sala de Primera Instancia 737
v) La Sala de Apelaciones no revisará una sentencia salvo
que la Sala de Primera Instancia haya cometido un error perceptible 737
vi) La decisión de Sala de Primera Instancia puede ser afectada en apelación,
si dicha Sala abusó de su discrecionalidad al tomar en cuenta lo que
no debió haber considerado o al no tomar en cuenta lo que debió haber considerado 738
vii) No se otorga “crédito automático” por factores atenuantes 738
viii) El apelante que impugne el peso que otorga la Sala de
Primera Instancia a un factor atenuante en particular, tiene la carga
de demostrar que dicha Sala abusó de su discrecionalidad 738
ix) Aunque la Sala de Primera Instancia está obligada a tomar en cuenta los
factores atenuantes, no está obligada a debatir cada uno de éstos 739
x) Determinar si es posible o no presentar nuevos factores
atenuantes en el Escrito de Contestación del Apelante 740
xi) Presentación de la apelación de factores atenuantes, más allá
de aquéllos que se señalaron en la notificación de apelación 740
xii) La Sala de Apelaciones puede no considerar factores atenuantes que estaban
disponibles, pero que no fueron presentados ante la Sala de Primera Instancia 741
xiii) La Sala de Primera Instancia puede basarse en factores atenuantes convenidos
por las partes cuando se presente una declaración de culpabilidad 742
xiv) La Sala de Apelaciones puede revisar/imponer una nueva sentencia,
sin reenviarla a la Sala de Primera Instancia 742
xv) Recalificaciones proprio moto de la condena, con base en error
de derecho, no pueden ser en detrimento del acusado 743
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

xvi) Aplicación - revisión de las sentencias de la primera instancia por la Sala de Apelaciones 743
(1) El peso que se otorgue a la mala salud, el buen
temperamento, la falta de condenas previas, la cooperación
con el Tribunal y la contribución a la reconciliación en la antigua Yugoslavia 743
(2) El peso dado, inter alia, a los esfuerzos de paz 743
(3) El peso dado a la gravedad de la conducta y posición
de mando como factores agravantes 744
(4) El peso otorgado a la cooperación 744
(5) El peso dado a las circunstancias personales 745
(6) El peso dado a las circunstancias personales, para efectos
de la liberación provisional, no es necesariamente relevante
en la evaluación de las circunstancias atenuantes 745
(7) No es un error el considerar la conducta posterior
al conflicto como una expresión de remordimiento 745
(8) No es error considerar un testimonio como relevante
para la cooperación y el remordimiento, pero no el buen temperamento 746
f) Aceptación de declaraciones de culpabilidad 747
i) Generalidades 747
ii) Declaraciones de culpabilidad son estipuladas en otros tribunales penales
internacionales/los requisitos de la Regla 62 bis reflejan el derecho nacional e internacional 748
iii) La declaración debe ser voluntaria, informada, inequívoca
y apoyada por una base de hechos suficiente 749
(1) Voluntaria 749
(a) Aplicación – voluntaria 750
(2) Informada 750
(a) Derechos a los que se renuncia al declararse culpable 750
(3) Inequívoca 751
(4) La determinación respecto a si hay una base de hecho
suficiente para el crimen, y para la participación del acusado en el mismo 751
(5) Aplicación - voluntaria, informada, inequívoca
y apoyada por una base de hechos suficiente 753
iv) La Sala de Primera Instancia puede indagar
en los términos del Acuerdo de Declaración de Culpabilidad 753
v) La Sala de Primera Instancia tiene discrecionalidad
para aceptar la declaración de culpabilidad 754
vi) Factores que debe considerar la Sala de Primera Instancia
al determinar si acepta una declaración de culpabilidad 754
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(1) Aplicación - factores que debe considerar la Sala de Primera Instancia


al determinar si acepta una declaración de culpabilidad 755
vii) Las partes pueden recomendar la sentencia,
pero la Sala de Primera Instancia no está obligada 756
(1) La Sala de Primera Instancia otorgará la debida consideración
a la recomendación de las partes y, en caso que la
sentencia sea substancialmente divergente, indicará las razones de dicha divergencia 757
(2) Aplicación - el otorgar la debida consideración a las recomendaciones de las partes 757
viii) El Acuerdo de Declaración de Culpabilidad
puede incluir un acuerdo para testificar en otros casos 758
ix) El Acuerdo de Declaración de Culpabilidad puede incluir
un acuerdo para no apelar, salvo que la sentencia de la
Sala de Primera Instancia exceda el rango recomendado por el Fiscal 758
x) El Acuerdo de Declaración de Culpabilidad puede incluir acuerdos para modificar
el Acta de Acusación, para retirar cargos o eliminar alegatos de hechos 759
xi) La Sala de Primera Instancia permite, generalmente, el retiro
de algunos cargos cuando existe un Acuerdo de Declaración de Culpabilidad,
pero los cargos restantes deben reflejar la totalidad de la conducta criminal del acusado 759
(a) El papel del Fiscal - determinar si existe el deber
de presentar toda la prueba disponible 759
xii) La Sala de Primera Instancia está generalmente limitada a los hechos estipulados
en el Acta de Acusación y conforme al Acuerdo de Declaración de Culpabilidad 760
(1) Casos en que la Sala de Primera Instancia puede considerar
prueba más allá del “paquete del Acuerdo de la Declaración de Culpabilidad” 761
(2) Cuando la consideración de la prueba más allá del Acuerdo de
Declaración de Culpabilidad de la Sala de Primera Instancia
no se presenta, se desecha 762
xiii) Cuanto existen discrepancias entre el Acta de Acusación
y la Base de Hechos, prevalece el Acta de Acusación 762
xiv) Inquietudes con respecto al Acuerdo de Declaración de Culpabilidad,
en casos que involucran violaciones graves al derecho internacional humanitario 762
xv) No existen precedentes para una “declaración abierta” 764
PREFACIO

Este libro ofrece un compendio temático organizado sobre la jurisprudencia del Tribunal Penal Inter-
nacional para el Enjuiciamiento de los Presuntos Responsables de las Violaciones Graves al Derecho
Internacional Humanitario Cometidas en el Territorio de la Antigua Yugoslavia desde 1991 (TPIY o
Tribunal). Pretende ser una herramienta de referencia para profesionistas, estudiantes e investigadores
que busquen familiarizarse con los precedentes judiciales del TPIY.
El compendio incluye sentencias de acceso público hasta el 31 de diciembre de 2005. La lista
completa de los fallos incluidos se encuentra en las páginas 13-17.
El libro está dividido en 10 capítulos. Incluye: crímenes de guerra (tanto violaciones graves como
violaciones a las leyes o costumbres de la guerra), genocidio, crímenes de lesa humanidad, responsabi-
lidad individual, responsabilidad de mando, excepciones, jurisdicción, sentencia, así como temas va-
riados como el derecho al debido proceso, declaración de culpabilidad y revisión en apelación. Del
resumen y selección de las sentencias del TPIY, los capítulos sobre crímenes de guerra, genocidio y
crímenes de lesa humanidad, por ejemplo, detallan los requerimientos generales para cada crimen, así
como los delitos conexos. El libro no abarca moción práctica; por lo que únicamente tiene, por ejem-
plo, material limitado sobre pruebas.
Muchas de las sentencias nombradas contienen citas de otras sentencias o documentos. Human
Rights Watch no las ha reproducido aquí. Favor de dirigirse a las sentencias oficiales para localizar
estas citas adicionales.
Esta edición actualizada del libro, a diferencia del volumen anterior publicado por Human Rights
Watch en febrero de 2004, contiene secciones de “aplicación” que citan las sentencias del TPIY apli-
cando los hechos a la Ley. Puesto que dicho análisis dentro de las sentencias del TPIY es generalmente
largo y detallado, estas secciones de aplicación están forzosamente reducidas. Por ejemplo, la “campa-
ña de franco tiradores y bombardeo” de Sarajevo se discute en aproximadamente 186 páginas en la
sentencia de la Sala de Primera Instancia de Galic, mientras que en este compendio se discute en sólo
unos cuantos párrafos. Favor de consultar las sentencias oficiales para un análisis fáctico completo.
Además, las secciones de “aplicación” no pretenden ser exhaustivas; su inclusión o exclusión no debe
ser interpretada como comentario sobre la relevancia o irrelevancia de una sentencia en particular o
partes de una sentencia.
Este libro generalmente utiliza términos tal y como están definidos en las citas de las sentencias
individuales. Puede ser posible que un término sea definido de manera diferente en lugares diferentes
dentro del libro. Por ejemplo, Vojska Republike Srpske (VRS o Ejército de la República de Srpska) se
define de maneras sutilmente diferentes en distintas sentencias. No se ha hecho el intento de armonizar
todos estos términos en el libro.

LXXIX
HUMAN RIGHTS WATCH

Este compendio, por supuesto, no intenta ser y no debería ser utilizado como un substituto de la
lectura de las propias decisiones del TPIY, las cuales pueden encontrarse en el sitio de Internet
http://www.un.org/icty. El Estatuto del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia enmendado
(Estatuto TPIY o Estatuto), S.C. Res. 827, U.N. Doc. S/Res/827 (1993), puede localizarse en
http://www.un.org/icty/legaldoc/index.htm.I

I
Nota del traductor. Al momento de esta traducción, las direcciones electrónicas aquí mencionadas ya no corresponden,
ahora son http://www.icty.org y http://www.icty.org/sid/135 respectivamente.

LXXX
PRÓLOGO

Bajo el concepto del Derecho Penal Internacional se entiende el conjunto de normas jurídicas que tie-
nen por objeto sancionar con penas del Derecho Penal -sobre todo con la privación de la libertad- a
personas físicas que le han causado un daño a los bienes protegidos por el Derecho Internacional Pú-
blico. La punibilidad del Derecho Penal Internacional se deriva directamente del Derecho Internacio-
nal Público y por el mismo se determina. Asimismo, no resulta necesario distinguir con claridad la
responsabilidad penal según el Derecho Internacional Público y el Derecho nacional de los Estados,
toda vez que las mismas bien pueden concurrir. Por otra parte, los tipos delictivos del Derecho Penal
Internacional se fijan por medio de un consenso internacional. El carácter internacional de los delitos
encuentra su correspondencia internacional en la competencia y procedimientos de instancias judicia-
les internacionales.
El Derecho Penal Internacional se ha encontrado en su génesis íntimamente ligado a la libertad y
seguridad de la humanidad. De esta forma, la piratería en alta mar, no obstante su regulación por el
Derecho nacional, sirve como un remoto antecedente del Derecho Penal Internacional, al garantizar la
seguridad en alta mar de los navegantes. Motivos similares se esgrimieron en el enjuiciamiento de
Napoleón Bonaparte en el Congreso de Viena de 1815, al ser considerado el corso como alterador de la paz
internacional. Un poco más de cien años después, el Art. 227 del Tratado de Versalles estableció la respon-
sabilidad internacional del Kaiser Wilhelm Höhenzollern II del Imperio Alemán, mismo que jamás fue
sometido a proceso.
Sin embargo, el impulso decisivo para el desarrollo del Derecho Penal Internacional, al final de la
Segunda Guerra Mundial, fue el Tratado de Londres sobre la Persecución y Sanción de los Principales
Criminales de Guerra de las Potencias del Eje, el que contenía un anexo que llevaba por título: Esta-
tuto para el Tribunal Militar Internacional en Núremberg. La competencia del Tribunal de Núremberg
tenía que ver con delitos contra la paz, crímenes de guerra y de lesa humanidad. Asimismo, fue creado
en Tokio después de la Segunda Guerra Mundial un Tribunal Militar Internacional para el Lejano
Oriente que tenía competencia para conocer de los crímenes de guerra que fueron perpetrados por los
japoneses en Asia.
Desde un punto de vista estrictamente legal, fue cuestionada la imparcialidad con que podían actuar
ambos tribunales, pues eran tribunales creados por las potencias triunfadoras y los jueces eran ciudada-
nos de las mismas. Por otra parte, fue criticado el hecho de que las conductas que debían ser sancionadas
por ellos no se consideraban como delitos en el momento en que se llevaron a cabo; lo que representó
una violación a uno de los principios básicos del Derecho Penal que sostiene que, si no existe una ley que
así lo establezca, no hay delito y en consecuencia no hay pena -nullem crimen nulla paena sine lege-. Sin
embargo, a pesar de cualquier reproche que se les pudiera haber hecho a los tribunales, bien se puede
decir que, en todos los sistemas jurídicos nacionales de la época de la Guerra Mundial, el asesinato era

LXXXI
HUMAN RIGHTS WATCH

regulado como uno de los más graves delitos. Asimismo, debido a que los ejércitos, tanto de Japón como
de Alemania, perpetraron crímenes tan atroces que resultaban casi inimaginables entonces, difícilmente
se podía haber esperado que se establecieran sanciones previas para castigarlos.
Una nueva etapa en el desarrollo del Derecho Penal Internacional la marcó el Tribunal Penal In-
ternacional para el Enjuiciamiento de los Presuntos Responsables de las Violaciones Graves al Dere-
cho Internacional Humanitario Cometidas en el Territorio de la Antigua Yugoslavia. Mediante la Re-
solución 808, el Consejo de Seguridad acordó el 22 de febrero de 1993 la creación de este Tribunal
Internacional de Derecho Penal para que conociera de ciertos casos de crímenes que fueron perpetra-
dos en las Guerras Civiles de Yugoslavia. En la Resolución 827 fue creado un Estatuto que regía el
trabajo del Tribunal, competente para conocer de diferentes categorías de delitos: infracciones contra
las cuatro Convenciones de Ginebra de la Cruz Roja, violaciones contra las normas del Derecho de
Guerra; violaciones de las disposiciones de la Convención Internacional contra el Genocidio de 1948 y
crímenes de lesa humanidad. Para estos casos, el Tribunal puede imponer penas de privación de la li-
bertad, incluida la cadena perpetua, siendo los delitos aquellos que fueron perpetrados a partir del 1º de
enero de 1991; pero el final del conflicto en la antigua Yugoslavia no significó el final automático de las
actividades del Tribunal. Unas características interesantes del Tribunal fueron, por ejemplo, el proce-
dimiento que vale el principio de ne bis in idem (no dos veces sobre lo mismo) sobre que una persona
no puede ser juzgada dos veces por los mismos hechos, y que no se permiten procesos en ausencia.
Cabe mencionar que los jueces fueron electos por la Asamblea General de una lista que le fue presen-
tada por el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
La traducción de la versión en inglés de la obra “Genocide, war crimes against humanity: a topic
digest of the case law of the International Criminal Tribunal for the Former Yugoslavia” ofrece una
invaluable oportunidad al público de lengua española para familiarizarse con la jurisprudencia penal
internacional, de uno de los tribunales que ha servido de modelo e inspiración a la Corte Penal Interna-
cional. Un aspecto que, sin duda, resultará de gran utilidad es la sistematización del material jurispru-
dencial con base en los conceptos más importantes que regula el Estatuto. La claridad de la exposición
es algo que agradecerá el lector, y los índices y la lista de casos serán de gran ayuda para aquellos que
consulten la obra.
No resta más que reconocer la labor que hace el Programa de Derechos Humanos de la Universi-
dad Iberoamericana en la difusión del conocimiento de la materia de los derechos humanos y campos
de conocimiento afines.

Dr. Víctor Rojas Amandi


Director del Departamento de Derecho
Universidad Iberoamericana - Ciudad de México

LXXXII
RESUMEN DE LAS SENTENCIAS
CONTRA LOS ACUSADOS

Zlatko Aleksovski fue Comandante en la prisión de Kaonik, cerca de Busovaca, en Bosnia y Herzegovina.
Fue condenado por violaciones de las leyes o costumbres de la guerra, a saber, ultrajes contra la digni-
dad personal, basado en su responsabilidad individual y de mando. La Sala de Apelaciones revirtió la
decisión de la Sala de Primera Instancia sobre la responsabilidad del acusado por el maltrato de los
prisioneros fuera del recinto de la prisión, y encontró que Aleksovski también era responsable por el
maltrato perpetrado por el Consejo de Defensa Croata (HVO) fuera de la prisión y adicionalmente lo
declaró culpable por ayudar y alentar este maltrato. La Sala de Apelaciones incrementó su sentencia a
siete años de prisión.

Milan Babic fue ex Primer Ministro/Presidente del gobierno de la auto-declarada Región Autónoma de
Krajina en Serbia, más tarde llamada República Serbia de Krajina. Se declaró culpable de persecución por
motivaciones políticas, raciales y religiosas, un crimen de lesa humanidad, como co-perpetrador de una
empresa criminal conjunta por desplazar permanentemente y forzosamente a la mayoría de la población
croata y población no-serbia de aproximadamente un tercio del territorio de Croacia, con la finalidad de
transformar ese territorio en un nuevo Estado de dominación serbia. La Sala de Primera Instancia lo senten-
ció a trece años de prisión. La Sala de Apelaciones confirmó la sentencia.

Haradin Bala fue soldado en el Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) y guardia en las instalaciones de
la prisión de Llapushnik/Lapusnik. Fue sentenciado por la responsabilidad individual por tortura, tratos
crueles y asesinato, todas ellas violaciones de las leyes o costumbres de la guerra. Específicamente, fue
comprobado el maltratar a detenidos, mantener y obligar la detención en condiciones inhumanas, y ayudar
y alentar un caso de tortura en el recinto de la prisión de Llapushnik/Lapusnik en el centro de Kosovo; tam-
bién participó en el asesinato de nueve detenidos en las Montañas de Berishe/Berisa. Fue sentenciado a tre-
ce años de prisión. (Fue juzgado junto con Fatmir Limaj y Isak Musliu)

Predrag Banovic fue guardia en el campo de Keraterm en Prijedor. Se declaró culpable por el cargo
de persecución como crimen de lesa humanidad, incluyendo cinco asesinatos y la golpiza de veinticin-
co prisioneros encarcelados en el campo de Keraterm. Fue sentenciado a ocho años de prisión.

1
RESUMEN DE LAS SENTENCIAS CONTRA LOS ACUSADOS

Vidoje Blagojevic, entre otros, fue Comandante de la Brigada Bratunac, una unidad del Ejército de la Re-
pública de Srpska. Fue condenado por ayudar y alentar lo siguiente: complicidad para cometer genocidio
(matando miembros del grupo y causando serio daño mental y físico a los miembros del grupo); violaciones
de las leyes o costumbres de la guerra (asesinato); y crímenes de lesa humanidad (asesinato, persecución y
otros actos inhumanos - específicamente traslado forzoso), todo relacionado con la masacre de Srebrenica.
Fue sentenciado a dieciocho años de prisión. (Fue juzgado junto con Dragan Jokic)

Tihomir Blaskic fue Comandante en la sede de las fuerzas del HVO (Consejo de Defensa Croata) en
Bosnia central. Fue condenado por atrocidades cometidas en contra de bosnio-musulmanes entre mayo
de 1992 y enero de 1994, en Bosnia y Herzegovina, particularmente en la región del Valle de Lasva.
En calidad de Comandante de las fuerzas bosnio-croatas, Blaskic fue condenado por responsabilidad
individual y de mando respecto a seis cargos por violaciones graves a las Convenciones de Ginebra de
1949, bajo el Artículo 2 del Estatuto del TPIY1, once cargos por violaciones de las leyes o costumbres
de la guerra (de los cuales en el proceso se retiró uno), y tres cargos por crímenes de lesa humanidad.
Los crímenes incluidos, inter alia, persecución, ataques ilegales a civiles o bienes civiles, toma de ci-
viles como rehenes, homicidio intencional, causar intencionalmente gran sufrimiento o lesiones físicas
graves, asesinato, trato inhumano, trato cruel, así como destrucción y saqueo de propiedad. Blaskic fue
sentenciado a cuarenta y cinco años de prisión. La Sala de Apelaciones revirtió la mayoría de las con-
denas al encontrar Blaskic culpable de tres cargos - tratamiento inhumano como una violación grave a
las Convenciones de Ginebra, basado en responsabilidad de mando en relación con la operación de dos
instalaciones de detención, responsabilidad individual por la orden de usar personas protegidas para la
construcción de instalaciones militares defensivas, y la responsabilidad individual por el uso de escu-
dos humanos. La Sala de Apelaciones sentenció a Blaskic a nueve años de prisión.

Miroslav Bralo fue miembro del “Jokers”, un pelotón llamado antiterrorista del Cuarto Batallón de la
Policía Militar del Consejo de Defensa Croata (HVO). Se declaró culpable por persecución como cri-
men de lesa humanidad; asesinato, tortura y atrocidades en contra de la dignidad personal incluyendo
violación sexual, como violaciones de las leyes o costumbres de la guerra; y tortura, reclusión ilegal y
tratos inhumanos, como grave incumplimiento de las Convenciones de Ginebra de 1949. Sus crímenes
se relacionan con el ataque del pueblo de Ahmici en Bosnia-Herzegovina Central, localizado en el
municipio de Vitez, acusado por limpieza étnica, y crímenes relacionados con el pueblo de Nadioci,
cerca de Vitez en Bosnia y Herzegovina. Los crímenes incluyen asesinato o ayuda en el asesinato de
veintiún civiles o detenidos, incluyendo nueve niños. Fue sentenciado a veinte años de prisión.

Radoslav Brdjanin ocupó diversos puestos políticos, incluyendo el servicio como primer Vicepresi-
dente de la Asamblea de la Asociación de Municipios de Bosanska Krajina, Presidente del Estado Ma-

1
“TPIY” se refiere al Tribunal Penal Internacional para el Enjuiciamiento de los Presuntos Responsables de las Viola-
ciones Graves del Derecho Internacional Humanitario Cometidas en el Territorio de la Antigua Yugoslavia desde 1991.
“Estatuto del TPIY” se refiere al Estatuto enmendado del Tribunal Penal Internacional de la Ex Yugoslavia, adoptado el
25 de mayo de 1993 con la Resolución 827; enmendado el 13de mayo de 1998 con la Resolución 1166; enmendado el 30
de noviembre del año 2000 con la Resolución 1329; enmendado el 17 de mayo de 2002 con la Resolución 1411; en-
mendado el 14 de agosto de 2002 con la Resolución 1431; enmendado el 19 de mayo de 2003 con la Resolución 1481;
enmendado el 20 de abril de 2005 con la Resolución 1587; y enmendado el 28 de febrero de 2006 con la Resolución
1660.

2
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

yor de Crisis de la Región Autónoma de Krajina, y miembro prominente del Partido Demócrata Ser-
bio. Fue acusado de persecución, tortura, deportación y actos inhumanos como crímenes de lesa
humanidad; homicidio intencional y tortura como graves violaciones a las Convenciones de Ginebra
de 1949; y destrucción arbitraria de ciudades, pueblos y villas o devastación no justificada por necesi-
dad militar, y destrucción o daño premeditado de instituciones dedicadas a la religión como violacio-
nes de las leyes o costumbres de la guerra. Fue sentenciado a treinta y dos años de prisión.

Mario Cerkez fue fundador del Consejo de Defensa Croata (HVO) y ocupó varios mandos incluyen-
do: Comandante de la Brigada de Vitez; Asistente Comandante de la Brigada de Stjepan Tomasevic
(la unificación de las brigadas de Vitez y Novi Travnik); y finalmente, Comandante de la Brigada de
Viteska. Fue condenado por responsabilidad individual por crímenes de lesa humanidad (persecución),
responsabilidad individual y de mando por violaciones de las leyes o costumbres de la guerra, y graves
violaciones a las Convenciones de Ginebra de 1949, basado en los ataques ilegales a civiles, ataques
ilegales a bienes civiles, asesinato, homicidio intencional, actos inhumanos, tratos inhumanos, encarce-
lamiento, reclusión ilegal de civiles, toma de civiles como rehenes, destrucción arbitraria no justificada
por necesidades militares, saqueo de propiedad pública o privada, y destrucción o daño premeditado a
instituciones dedicadas a la religión o a la educación. La Sala de Primera Instancia sentenció a Cerkez
a quince años de prisión. En la apelación, la Sala de Apelaciones revirtió la mayoría de las condenas,
pero encontró culpable a Cerkez de crímenes adicionales. La Sala de Apelaciones impuso una senten-
cia de seis años de prisión. (Fue juzgado junto con Dario Kordic)

Ranko Cesic fue miembro de la Defensa Territorial Bosnio-Serbia en Grcica, municipalidad de Brcko,
miembro de la Reserva de la Unidad de la Policía Bosnio-Serbia en la estación de Brcko. Se declaró
culpable por seis cargos de crímenes de lesa humanidad (cinco por asesinato y uno por violación) y
seis cargos por violaciones de las leyes o costumbres de la guerra (sobre los mismos eventos), cinco de
los cuales se relacionan con la acusación de asesinato y uno por humillación y trato degradante. Fue
sentenciado a dieciocho años de prisión.

Zejnil Delalic fue coordinador de las Fuerzas de Defensa de la Municipalidad de Konjic y coordinó el
trabajo de las fuerzas de defensa en esa municipalidad y la Presidencia de Guerra. También fue Co-
mandante del Grupo Táctico 1 de las Fuerzas Armadas de Bosnia y Herzegovina, y Comandante de
“todas las formaciones” de las fuerzas armadas en el área de Dreznica-Jablanica-Prozor-Konjic-
Pazaric-Hadzici-Igman. Fue absuelto por la Sala de Primera Instancia de los doce cargos por violacio-
nes graves a las Convenciones de Ginebra de 1949 y por violaciones de las leyes o costumbres de la
guerra. Esa decisión fue confirmada por la Sala de Apelaciones. (Fue juzgado junto con Zdravko Mucic,
Hazim Delic y Esad Landzo)

Hazim Delic fue Subcomandante del campo de la prisión cerca del poblado de Celebici en el centro de
Bosnia y Herzegovina. Fue condenado por violaciones graves a las Convenciones de Ginebra de 1949.
En calidad de subordinado en el campo de Celebici fue responsable por asesinato, tortura, agresión
sexual, golpiza y otros tratos crueles e inhumanos a detenidos en el campo de Celebici. La Sala de
Apelaciones confirmó la sentencia de dieciocho años de prisión. (Fue juzgado junto con Zdravko Mucic,
Esad Landzo y Zejnil Delalic)

3
RESUMEN DE LAS SENTENCIAS CONTRA LOS ACUSADOS

Miroslav Deronjic ocupó diversos puestos en la municipalidad de Bratunac, en Bosnia del Este, in-
cluyendo el cargo como Presidente de varios Estados Mayores de Crisis. Fue más tarde Comisionado
para Asuntos Civiles de la municipalidad de Srebrenica, y también Vicepresidente del SDS (Partido
Demócrata Serbio de Bosnia y Herzegovina). Se declaró culpable por la responsabilidad individual en
relación al cargo por persecución como crimen de lesa humanidad. La persecución se relaciona con su
orden de ataque en la población de Glogova el 9 de mayo de 1992, que resultó en la muerte de sesenta
y cuatro civiles musulmanes. El ataque fue parte del plan de expulsión de los bosnio-musulmanes de
Glogova, Bratunac, Suha y Voljavica. Deronjic fue sentenciado a diez años de prisión. La sentencia
fue confirmada en apelación.

Damir Dosen fue jefe de guardias en el campo de Keraterm del 3 de junio a principios de agosto de
1992. Se declaró culpable por persecución como crimen de lesa humanidad y fue sentenciado a cinco
años de prisión.

Drazen Erdemovic fue miembro del 10° Destacamento de Sabotaje del Ejército de la República de
Spraska (VSR), y asesinó a cientos de civiles bosnio-musulmanes de Srebrenica en la granja colectiva
de Pilica. Se declaró culpable por el cargo de violación de las leyes o costumbres de la guerra y fue
sentenciado a cinco años de prisión.

Anto Furundzija fue comandante local en una unidad especial de la policía militar del Consejo de
Defensa Croata (HVO) conocida como los “Jokers”. Fue condenado por dos cargos de violación de las
leyes o costumbres de la guerra, como co-perpetrador de tortura y por ayudar y alentar atrocidades
contra la dignidad personal, incluyendo la violación. Furundzija fue sentenciado a diez años de prisión
por la primera condena y a ocho años de prisión por la siguiente condena, y se ordenó cumplirlo con-
currentemente. La Sala de Apelaciones confirmó las condenas y sentencias.

Stanislav Galic fue comandante en los cuerpos de Sarajevo Romanija del Ejército de la República de
Srpska, subordinado directo del General Ratko Mladic. Fue condenado por responsabilidad individual
por violaciones de las leyes o costumbres de la guerra (actos de violencia, cuyo principal propósito era
difundir terror entre la población civil) y crímenes de lesa humanidad (asesinato y actos inhumanos).
Las condenas se relacionan con la campaña de francotiradores y bombardeo de Sarajevo. Galic fue
condenado a una sola sentencia de veinte años de prisión.

Sefer Halilovic sirvió como Comandante Supremo y, durante el tiempo relevante para los hechos, co-
mo Jefe de Estado Mayor, del Estado Mayor del Ejército de la República de Bosnia y Herzegovina.
Fue declarado inocente de la responsabilidad de mando por asesinato como violación de las leyes o
costumbres de la guerra. Los cargos se relacionan con la matanza de civiles bosnio-croatas del 8 y 9 de
septiembre de 1993, en el poblado de Grabovica en Bosnia-Herzegovina, y la matanza de veinticinco
civiles bosnio-croatas del 14 de septiembre de 1993, durante los ataques contra Uzdol, cerca de Prozor,
en el sur de Herzegovina. Se ordenó inmediata liberación.

4
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Goran Jelisic se declaró culpable por quince cargos por crímenes de lesa humanidad y dieciséis car-
gos por violaciones de las leyes o costumbres de la guerra, relacionadas con asesinatos, golpizas y sa-
queo de propiedad privada en la municipalidad de Brcko en el Noreste de Bosnia y Herzegovina en
mayo de 1992. La Sala de Primera Instancia absolvió a Jelisic de uno de los cargos de genocidio por el
cual se declaró inocente. La Sala de Apelaciones sostuvo que, a pesar de que la Sala de Primera Ins-
tancia aplicara erróneamente el principio de la Regla 98 bis por la incorrecta evaluación de la evidencia
en el cargo de genocidio, no era apropiado revertir la absolución y remitió el caso para procedimientos
futuros. Así, la Sala de Apelaciones confirmó la sentencia de la Sala de Primera Instancia de cuarenta
años de prisión.

Dragan Jokic fue Jefe de Ingeniería de la Brigada de Zvornik del VRS (Ejército de la República de
Bosnia y Herzegovina/República de Srpska). Fue condenado por ayudar y alentar crímenes de lesa
humanidad (asesinato, exterminio y persecución) y violaciones de las leyes o costumbres de la guerra
(asesinato) relacionados con la masacre de Srebrenica. Fue sentenciado a nueve años de prisión. (Fue
juzgado junto con Vidoje Blagojevic)

Miodrag Jokic sirvió en la Naval Yugoslava como comandante del Noveno Sector Naval Militar
(VPS) en Boka, Montenegro. Se declaró culpable por responsabilidad individual y de mando por vio-
laciones de las leyes o costumbres de la guerra: asesinato, tratos crueles; ataques ilegales a civiles;
devastación no justificada por necesidades militares; ataques ilegales a bienes civiles; y destrucción o
daños premeditados a instituciones dedicadas a la religión, la beneficencia y la educación, las artes y la
ciencia, monumentos históricos, y obras de arte y ciencia. Su responsabilidad se basa en ayudar y alen-
tar estos crímenes y ordenar a las fuerzas que bombardearon la Vieja Ciudad de Dubrovnik el 6 de
diciembre de 1991. Fue sentenciado a siete años de prisión. La sentencia fue confirmada en apelación,
aunque la condena por responsabilidad de mando fue desechada.

Drago Josipovic, soldado del HVO, fue condenado por la Sala de Primera Instancia por persecución,
asesinato, y actos inhumanos como crímenes de lesa humanidad por su participación en el ataque de la
población musulmana de la población bosnia de Ahmici, en abril de 1993. Fue sentenciado por estos
cargos a diez, quince y diez años de prisión, respectivamente, y ordenado para cumplirse concurrente-
mente por quince años. La Sala de Apelaciones permitió parcialmente su apelación y redujo su senten-
cia a doce años de prisión.

Dragan Kolundzija fue jefe de guardias en el campo de Keraterm desde principios de junio al 25 de
julio de 1992. Se declaró culpable por persecución como crimen de lesa humanidad y fue sentenciado
a tres años de prisión.

Dario Kordic fue Vicepresidente en la Presidencia de la llamada Comunidad Croata de Herceg-Bosna;


cuando ésta se convirtió en la llamada República Croata de Herseg-Bosna, Kordic continuó al servicio
como Vicepresidente. Fue condenado por responsabilidad individual por crímenes de lesa humanidad,
violaciones de las leyes o costumbres de la guerra, y violaciones graves a las Convenciones de Ginebra
de 1949, basado en persecuciones, ataques ilegales a civiles, ataques ilegales a bienes civiles, asesina-
to, homicidio intencional, actos inhumanos, tratos inhumanos, encarcelamiento, detención ilegal de

5
RESUMEN DE LAS SENTENCIAS CONTRA LOS ACUSADOS

civiles, destrucción arbitraria no justificada por necesidades militares, saqueo de propiedad pública o
privada y destrucción o daño premeditado a instituciones dedicadas a la religión o a la educación. Fue
sentenciado a veinticinco años de prisión. En apelación, su sentencia fue confirmada y se le impuso
una sentencia adicional por seis años. (Fue juzgado junto con Mario Cerkez)

Milojica Kos fue un civil movilizado para trabajar como oficial de reserva y asignado para servir co-
mo líder de guardias en el campo de Omarska. Fue condenado por la Sala de Primera Instancia por
persecución como crimen de lesa humanidad, y asesinato y tortura como violaciones de las leyes o
costumbres de la guerra. Los crímenes fueron cometidos en la región de Prijedor entre el 26 de mayo y
el 30 de agosto de 1992, y más específicamente, en el campo de Omarska. Fue sentenciado a seis años
de prisión.

Radomir Kovac luchó por la República de Srpska durante el conflicto armado en la municipalidad de
Foca en Bosnia y Herzegovina, y fue miembro de la Unidad Militar formalmente conocida como
“Unidad Dragan Nikolic”. Fue condenado por esclavitud y violación como crímenes de lesa humani-
dad, y atrocidades contra la dignidad personal como violaciones de las leyes o costumbres de la guerra.
La conducta criminal de Kovac fue parte de los ataques sistemáticos en contra de la población civil no-
serbia que incluía como blanco específico a mujeres musulmanas, quienes eran detenidas en lugares
como la escuela de Kalinovik, el bachillerato de Foca y el auditorio de deportes de Partizan, donde
fueron maltratadas de muchas formas, incluyendo la violación repetitiva. Kovac fue sentenciado en
una sola condena por veinte años de prisión. La Sala de Apelaciones confirmó la decisión de la Sala de
Primera Instancia.

Milorad Krnojelac fue Director del Complejo Kazneno-Popravni en Foca (Complejo de prisión KP),
una gran prisión localizada en el pueblo de Foca, al Este de Bosnia y Herzegovina, donde un gran número
de hombres no-serbios fueron detenidos por largos periodos de tiempo. Fue condenado por: responsa-
bilidad individual y de mando por crímenes de lesa humanidad (persecución por encarcelamiento,
condiciones de vida y golpizas); responsabilidad de mando por crímenes de lesa humanidad (actos
inhumanos por golpizas); responsabilidad de mando por violaciones de las leyes o costumbres de la
guerra (tratos crueles por golpizas); y responsabilidad individual por violaciones de las leyes o cos-
tumbres de la guerra (tratos crueles por condiciones de vida). La Sala de Apelaciones revirtió las deci-
siones de la Sala de Primera Instancia por encontrar que Krnojelac era culpable por ayudar y alentar
persecuciones como crimen de lesa humanidad (encarcelamiento y actos inhumanos) y tratos crueles
como violación de las leyes o costumbres de la guerra (condiciones de vida impuestas), y fue encon-
trado culpable como co-perpetrador. Adicionalmente, la Sala de Apelaciones sostuvo que la Sala de
Primera Instancia erró en no mantener la culpabilidad de Krnojelac por responsabilidad de mando por
tortura y asesinato (como crímenes de lesa humanidad y violaciones de las leyes o costumbres de la
guerra), y por persecución como crimen de lesa humanidad (golpizas y trabajo forzoso). La Sala de
Apelaciones sostuvo que debía también acusarle por responsabilidad individual por persecución como
crimen de lesa humanidad (trabajo y desplazamiento forzosos). La Sala de Apelaciones impuso una
nueva sentencia por quince años de prisión.

Radislav Krstic fue Jefe de Estado Mayor de los cuerpos de Drina del Ejército de la República de
Srpska (VRS) y después su Comandante durante la toma “refugio seguro” de las Naciones Unidas

6
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

de Srebrenica en julio de 1995. Como parte de la toma, mujeres, niños y ancianos bosnio-musulmanes
fueron desplazados del enclave, y entre 7,000 y 8,000 hombres bosnio-musulmanes fueron sistemáti-
camente asesinados. La Sala de Primera Instancia condenó a Krstic por genocidio, violaciones a las
leyes o costumbres de la guerra y crímenes de lesa humanidad, y fue sentenciado a cuarenta y seis
años de prisión. Durante la apelación, varias condenas a Krstic relacionadas con las ejecuciones de los
bosnio-musulmanes en Srebrenica entre el 13 y el 19 de julio de 1995 fueron reducidas a la condena
por ayudar y alentar crímenes - específicamente, condenas por genocidio, exterminio y persecución
como crímenes de lesa humanidad, y asesinato como violación de las leyes o costumbres de la guerra.
La Sala de Apelaciones confirmó las condenas a Krstic por asesinato como violación de las leyes o
costumbres de la guerra y persecución como crimen de lesa humanidad, en relación a los crímenes
cometidos en Potocari entre el 10 y 13 de julio de 1995. Su sentencia fue reducida a treinta y cinco
años de prisión.

Dragoljub Kunarac fue líder de una unidad de reconocimiento que formaba parte del Grupo Táctico
de Foca. Fue condenado por violación y tortura como crímenes de lesa humanidad, y violación y tortu-
ra como violaciones a las leyes o costumbres de la guerra. La conducta criminal de Kunarac formó
parte de los ataques sistemáticos en contra de la población civil no-serbia que incluía como blanco
específico a mujeres musulmanas, quienes eran detenidas en lugares como la escuela de Kalinovik, el
bachillerato de Foca y el auditorio de deportes de Partizan, donde eran maltratadas de muchas formas,
incluyendo violación repetitiva. Kunarac fue sentenciado a una sola condena por veintiocho años de
prisión. La Sala de Apelaciones confirmó la decisión de la Sala de Primera Instancia.

Mirjan Kupreskic, soldado del HVO, fue condenado por la Sala de Primera Instancia por persecución
como crimen de lesa humanidad por su participación en el ataque contra la población musulmana del
pueblo bosnio de Ahmici, en abril de 1993. Fue sentenciado a ocho años de prisión. La Sala de Apela-
ciones revirtió la condena basándose en una acusación incorrecta y evidencias inadecuadas para la con-
dena, y ordenó su liberación inmediata. (Fue juzgado junto con Vlatko Kupreskic y Zoran Kupreskic)

Vlatko Kupreskic, Oficial de Operaciones de la Policía, fue condenado por la Sala de Primera Instan-
cia por persecución como crimen de lesa humanidad por su participación en el ataque contra la población
musulmana del pueblo bosnio de Ahmici, en abril de 1993. Fue sentenciado a seis años de prisión. La
Sala de Apelaciones revirtió la condena basándose en evidencias y ordenó su liberación inmediata.
(Fue juzgado junto con Mirjan Kupreskic y Zoran Kupreskic)

Zoran Kupreskic, soldado del HVO, fue condenado por la Sala de Primera Instancia por persecución co-
mo crimen de lesa humanidad por su participación en el ataque contra la población musulmana del pueblo
bosnio de Ahmici, en abril de 1993. Fue sentenciado a diez años de prisión. La Sala de Apelaciones revirtió
la condena basándose en una acusación incorrecta y evidencias inadecuadas para la condena, y ordenó su
liberación inmediata. (Fue juzgado junto con Mirjan Kupreskic y Vlatko Kupreskic)

Miroslav Kvocka fue ex Policía profesional subordinado a la Estación de Policía de Omarska y el equiva-
lente a las funciones de Subcomandante en el campo de Omarska. Fue condenado por la Sala de Primera
Instancia por persecución como crimen de lesa humanidad, y asesinato y tortura como violaciones de las

7
RESUMEN DE LAS SENTENCIAS CONTRA LOS ACUSADOS

leyes o costumbres de la guerra en la región de Prijedor, entre el 26 de mayo y el 30 de agosto de 1992, y


más específicamente, en el campo de Omarska. Fue sentenciado a siete años de prisión. Durante la apela-
ción, algunos de los argumentos de Kvocka en relación a ciertos incidentes particulares fueron aceptados,
pero ninguno de los cargos fue revertido por completo. Su sentencia fue confirmada.

Esad Landzo fue guardia en la prisión ubicada cerca del pueblo de Celebici en Bosnia y Herzegovina
central. Fue condenado por violaciones graves a las Convenciones de Ginebra de 1949. En calidad de
guardia del campo de Celebici fue responsable por asesinato, tortura y agresión sexual, golpiza, y otros
tratos crueles contra detenidos bosnio-musulmanes en el campo de Celebici. La Sala de Apelaciones
confirmó la sentencia por quince años de prisión. (Fue juzgado junto con Zdravko Mucic, Hazim Delic
y Zejnil Delalic)

Fatmir Limaj era miembro del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK) y con una supuesta posición de
mando y control dentro del ELK. Fue acusado por responsabilidad individual y de mando por violaciones
de las leyes o costumbres de la guerra (tratos crueles, tortura y asesinato) y crímenes de lesa humanidad
(encarcelamiento, tortura, actos inhumanos y asesinato). Fue declarado inocente por estos crímenes y se
ordenó su liberación inmediata. (Fue juzgado junto con Isak Musliu y Haradin Bala)

Vinko Martinovic fue comandante en el GAT Vinko Skrobo (grupo anti-terrorista) que era una sub-
unidad del Batallón de Reclusos (KB), un grupo militar que pertenecía al Consejo de Defensa Croata
(HVO). Fue condenado por crímenes de lesa humanidad, violaciones de las leyes o costumbres de la
guerra y graves violaciones a las Convenciones de Ginebra de 1949. Fue sentenciado a una sola con-
dena por dieciocho años de prisión. Durante la apelación, a pesar de que algunas partes de las conde-
nas fueron revertidas, su sentencia fue confirmada. (Fue juzgado junto con Mladen Naletilic)

Slobodan Milosevic fue Presidente de la República de Serbia, y posteriormente, Presidente de la República


Federal de Yugoslavia. Milosevic fue acusado por la perpetración de múltiples crímenes de lesa
humanidad, graves violaciones a las Convenciones de Ginebra de 1949 y una serie de violaciones de
las leyes o costumbres de la guerra. En un principio, los cargos contra él fueron contenidos en tres acu-
saciones separadas de Kosovo, Croacia y Bosnia, pero más tarde fueron fusionadas en un solo juicio,
que inició el 12 de febrero de 2002. El 11 de marzo de 2006, Milosevic falleció en custodia. (Única-
mente la decisión sobre el nombramiento de representación se incluye en este compendio)

Darko Mrdja era miembro de la Unidad Especial de la Policía de Prijedor conocida como “Escuadrón
de Intervención”, que estaba bajo el servicio de las autoridades bosnio-serbias en Prijedor, en Bosnia y
Herzegovina. Participó en la ejecución de aproximadamente 200 hombres en Koricanske Stijene. Se
declaró culpable de asesinato como una violación de las leyes o costumbres de la guerra, y actos in-
humanos como crimen de lesa humanidad, y fue sentenciado a diecisiete años de prisión.

Zdravko Mucic fue Comandante de la prisión cerca del poblado de Celebici en Bosnia y Herzegovina
central. Fue condenado por violaciones graves a las Convenciones de Ginebra de 1949. En calidad de
Comandante en el campo de Celebici, fue responsable por la matanza, tortura, agresión sexual, golpi-

8
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

za, y otros tratos crueles contra los detenidos. Las víctimas eran detenidos bosnio-serbios en el campo
de Celebici. La Sala de Apelaciones confirmó la sentencia de nueve años de prisión. (Fue sentenciado
junto con Hazim Delic, Esad Landzo y Zejnil Delalic)

Isak Musliu fue miembro del Ejército de Liberación de Kosovo y supuestamente Comandante, y en
algunas ocasiones guardia de prisión en el campo o complejo de Llapushnik/Lapusnik en Kosovo cen-
tral. Fue acusado por responsabilidad individual y de mando por violaciones de las leyes o costumbres
de la guerra (tratos crueles, tortura y asesinato), y crímenes de lesa humanidad (encarcelamiento, tortu-
ra, actos inhumanos y asesinato). Fue declarado inocente por los crímenes imputados, y se ordenó su
liberación inmediata. (Fue juzgado junto con Fatmir Limaj y Haradin Bala)

Mladen Naletilic fue Comandante de un grupo militar llamado Batallón de Reclusos (KB), que for-
maba parte del Consejo de Defensa Croata (HVO). Fue condenado por crímenes de lesa humanidad,
violaciones de las leyes o costumbres de la guerra, y graves violaciones a las Convenciones de Ginebra
de 1949. Fue sentenciado en una sola condena a veinte años de prisión. Durante la apelación, aunque
algunas partes de su condena fueron revertidas, su sentencia fue confirmada. (Fue juzgado junto con
Vinko Martinovic)

Dragan Nikolic fue la primera persona acusada por el TPIY el 4 de noviembre de 1994. Desde princi-
pios de junio de 1992 hasta el 30 de septiembre del mismo año, fue Comandante en el campo de deten-
ción de Susica, cerca del poblado de Vlasenica al Este de Bosnia y Herzegovina. Entre finales de mayo y
octubre de 1992, tanto como 8,000 musulmanes y otros no-serbios de Vlasenica y pueblos aledaños
fueron detenidos en el campo de Susica. Nikolic se declaró culpable y la Sala de Primera Instancia
introdujo una sola condena por persecución como crimen de lesa humanidad, incorporando asesinato,
violación y tortura. La Sala de Primera Instancia lo sentenció a veintitrés años de prisión. Por apela-
ción, la sentencia fue reducida a veinte años de prisión.

Momir Nikolic fue Asistente de Mando y Jefe de Seguridad e Inteligencia de la Brigada de Bratunac
del VRS (Ejército de la República de Srpska). En julio de 1995, fue Capitán de primer rango en el
VRS. Nicolic se declaró culpable por persecución, un crimen de lesa humanidad. Después de la caída
de Srebrenica, Momir Nikolic organizó y colaboró en el desplazamiento de la población, así como en
la separación y detención de hombres previo a su ejecución. También coordinó la exhumación y entie-
rro de cuerpos de musulmanes. Fue sentenciado a veintisiete años de prisión. Por apelación, la senten-
cia fue reducida a veinte años de prisión.

Dragan Obrenovic fue Jefe de Estado Mayor y Subcomandante en la Brigada de Zvornik del VRS
(Ejército de la República Serbia de Bosnia y Herzegovina/República de Srpska), y también rindió ser-
vicio como Comandante de la Brigada. La Brigada era responsable por la municipalidad donde la ma-
yoría de las ejecuciones ocurrieron después de la caída de Srebrenica. Los miembros de la Brigada de
Zvornik participaron en ejecuciones masivas de hombres bosnio-musulmanes y colaboraron en el tras-
lado de cuerpos a fosas comunes de los que fueran ejecutados. Obrenovic se declaró culpable por el
cargo de persecución como crimen de lesa humanidad. Fue sentenciado a diecisiete años de prisión.

9
RESUMEN DE LAS SENTENCIAS CONTRA LOS ACUSADOS

Dragan Papic fue absuelto por la Sala de Primera Instancia por el cargo de persecución como crimen
de lesa humanidad por el que fue juzgado.

Biljana Plavsic fue miembro de la Presidencia de la República de Srpska, y después del conflicto, fue
Presidente de la República. Se declaró culpable por persecución como crimen de lesa humanidad y
fue sentenciada a once años de prisión.

Dragoljub Prcac era policía retirado y técnico criminal que fue movilizado para servir en la Estación
de Policía de Omarska y fungió como ayudante administrativo del Comandante del campo de Omarska.
Fue condenado por la Sala de Primera Instancia por persecución como crimen de lesa humanidad, y
asesinato y tortura como violaciones de las leyes o costumbres de la guerra en la región de Prijedor,
entre el 26 de mayo y el 30 de agosto de 1992, y más específicamente, en el campo de Omarska. Fue
sentenciado a cinco años de prisión. La Sala de Apelaciones rechazó todos los argumentos de Prcac y
confirmó su sentencia.

Mladjo Radic fue policía profesional arraigado a la Estación de Policía de Omarska y jefe de guardias
en el campo de Omarska. Fue condenado por la Sala de Primera Instancia por persecución como cri-
men de lesa humanidad, y asesinato y tortura como violaciones de las leyes o costumbres de la guerra
en la región de Prijedor, entre el 26 de mayo y el 30 de agosto de 1992, y más específicamente en el
campo de Omarska. Fue sentenciado a veinte años de prisión. La Sala de Apelaciones rechazó todos
los argumentos de Radic y confirmó su sentencia.

Vladimir Santic fue Policía Militar y Comandante de los “Jokers”. Fue condenado por la Sala de Pri-
mera Instancia por persecución, asesinato y actos inhumanos como crímenes de lesa humanidad por su
participación, en abril de 1993, en el ataque a la población musulmana del pueblo bosnio de Ahmici.
Fue sentenciado a veinticinco, quince y diez años de prisión por estos crímenes, respectivamente, para
cumplir concurrentemente por veinticinco años. La Sala de Apelaciones permitió parcialmente su ape-
lación y redujo su sentencia a dieciocho años de prisión.

Dusko Sikirica fue Comandante de Seguridad en el campo de Keraterm entre el 14 de junio y el 27 de


julio de 1992. Se declaró culpable por persecución como crimen de lesa humanidad y fue sentenciado
a quince años de prisión.

Blagoje Simic, médico, fue Vicepresidente de la Asamblea Municipal, Presidente del Estado Mayor
de Crisis, posteriormente llamada Presidencia de Guerra, y Presidente de la Junta Municipal del Parti-
do Democrático Serbio, en Bosanski Samac al Noreste de la entonces Bosnia y Herzegovina. Bosanski
Samac fue sujeto de toma forzada por los paramilitares serbios y la policía el 17 de abril de 1992. Simic
fue condenado por el cargo de persecución como crimen de lesa humanidad, basado en el arresto y
detención ilegal de los civiles bosnio-musulmanes y bosnio-croatas, tratos crueles e inhumanos inclu-
yendo golpiza, tortura, asignaciones de trabajo forzoso y reclusión en condiciones inhumanas, así co-
mo deportación y traslado forzoso. Fue sentenciado a diecisiete años de prisión.

10
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Milan Simic fue Presidente de la Junta Ejecutiva de la Asamblea Municipal de Bosanski Samac y
miembro del Estado Mayor de Crisis Serbio en la ciudad de Bosanski Samac. Se declaró culpable por
dos cargos de tortura como crimen de lesa humanidad y fue sentenciado a cinco años de prisión.

Milomir Stakic, mientras servía como Vicepresidente de la Asamblea Municipal del SDS (Partido
Democrático Serbio) en Prijedor, reemplazó al Presidente libremente elegido de la Asamblea con un
Golpe de Estado ilegal en 1992, como parte del plan de crear una municipalidad puramente serbia.
Stakic simultáneamente estuvo al servicio como Presidente de la Asamblea autoproclamada como
Asamblea del Pueblo de Serbia de la Municipalidad de Prijedor, Presidente del Consejo de Defensa
Municipal del Pueblo de Prijedor y líder civil del Estado Mayor de Crisis Municipal de Prijedor. Stakic
junto con sus co-perpetradores creó los campos de Keraterm, Omarska y Trnopolje, así como otras
instalaciones de detención y estuvo involucrado en las órdenes de ataque contra Hambarine y Kozarac.
Static fue condenado por crímenes de lesa humanidad (exterminio y persecución), y asesinato como
violación de las leyes o costumbres de la guerra. La Sala de Primera Instancia lo sentenció a prisión de
por vida. Durante la apelación, su sentencia fue reducida a cuarenta años de prisión.

Pavle Strugar fue Teniente General retirado del entonces Ejército Popular Yugoslavo (JNA), y duran-
te el tiempo que interesa, fue Comandante del Segundo Grupo Operacional del JNA. Fue acusado por
crímenes cometidos entre el 6 y el 31 de diciembre de 1991, durante el curso de una campaña militar
del JNA en y en los alrededores de Dubrovnik en Croatia que duró de octubre a diciembre de 1991, y
particularmente relacionados con el ataque del 6 de diciembre de 1991 a la Vieja Ciudad de Dubrovnik.
Fue condenado por responsabilidad de mando por ataques a civiles, y destrucción y daños premedita-
dos a propiedad cultural, ambas violaciones de las leyes o costumbres de la guerra. Fue sentenciado a
ocho años de prisión.

Dusko Tadic fue ex Presidente de la Junta local del Partido Democrático Serbio (SDS) en Kozarac.
Fue condenado por siete cargos de violaciones graves a las Convenciones de Ginebra de 1949, seis
cargos de violaciones de las leyes o costumbres de la guerra y siete cargos por crímenes de lesa huma-
nidad. Los crímenes fueron cometidos en 1992 en el distrito de Prijedor y más específicamente en los
campos de Omarska, Keraterm y Trnopolje, en Kozarac y el área de Jaskici y Sivci. Tadic fue senten-
ciado a veinte años de prisión.

Miroslav Tadic fue miembro y líder de la Comisión de Intercambio, y miembro oficial del Estado
Mayor de Crisis en Bosanski Samac, al Noreste de la entonces República de Bosnia y Herzegovina.
También fue Asistente Comandante de Logística en el Grupo Táctico #17 del 4° Destacamento del
Ejército Popular Yugoslavo. Fue responsable por organizar y llevar a cabo deportaciones de civiles no-
serbios de Bosanski Samac. Fue condenado por un cargo de persecución como crimen de lesa humani-
dad, basado en la deportación y traslado forzoso. Fue sentenciado a ocho años de prisión. (Fue juzgado
junto con Milan Simic y Simo Zaric)

Stevan Todorovic, ex Jefe de la Policía de Bosanski Samac, se declaró culpable de persecución como
crimen de lesa humanidad y fue sentenciado a diez años de prisión.

11
RESUMEN DE LAS SENTENCIAS CONTRA LOS ACUSADOS

Mitar Vasiljevic era parte de la minoría serbia en Visegrad y sirvió como informante de un grupo pa-
ramilitar conocido localmente como Águilas Blancas, que operaba con la policía y diversas unidades
militares situadas en Visegrad. Fue condenado por persecución como crimen de lesa humanidad y ase-
sinato como violación de las leyes o costumbres de la guerra basados en el intento de ejecución de sie-
te civiles desarmados, de los cuales cinco murieron. Fue sentenciado a una sola condena de veinte años
de prisión. La Sala de Apelaciones determinó que Vasiljevic fue responsable por ayudar y alentar los
crímenes pero que no era responsable como co-perpetrador de la empresa criminal conjunta. De acuer-
do a esto, redujo su sentencia a quince años de prisión.

Zoran Vukovic fue miembro de las fuerzas armadas bosnio-serbias que lucharon en contra de las
fuerzas bosnio-musulmanas en la municipalidad de Foca, en Bosnia y Herzegovina, y fue miembro de
la Unidad Militar formalmente conocida como “Unidad Dragan Nikolic”. Fue condenado por violación
y tortura, ambos crímenes de lesa humanidad, y violaciones de las leyes o costumbres de la guerra. La
conducta criminal de Vukovic formó parte de los ataques sistemáticos en contra de la población civil
no-serbia que incluía como blanco específico a mujeres musulmanas, quienes eran detenidas en luga-
res como la escuela de Kalinovik, el bachillerato de Foca y el auditorio de deportes de Partizan, donde
eran maltratadas de muchas formas, incluyendo violación repetitiva. Vukovic fue sentenciado a una
sola condena por doce años de prisión. La Sala de Apelaciones confirmó la decisión de la Sala de Pri-
mera Instancia.

Simo Zaric fue Asistente Comandante de Inteligencia, Reconocimiento, Moral e Información del
Grupo Táctico #17 del 4° Destacamento del Ejército Popular Yugoslavo (JNA), Jefe del Servicio de
Seguridad Nacional para Bosanski Samac, suplente del Presidente del Consejo de Guerra para Asuntos
de Seguridad en Odzak y Asistente Comandante de Moral e Información de la Segunda Brigada de
Posavina. Fue condenado por un cargo de persecución como crimen de lesa humanidad, basado en
tratos crueles e inhumanos incluyendo golpiza, tortura y reclusión en condiciones inhumanas, cometi-
dos durante 1992, en Bosanski Samac en Bosnia y Herzegovina. Fue sentenciado a seis años de pri-
sión. (Fue juzgado junto con Milan Simic y Miroslav Tadic)

Zoran Zigic fue un civil movilizado por un corto periodo de tiempo para servir como oficial de reser-
va durante la entrega de suministros en el campo de Keraterm. Le fue permitida la entrada regular a los
campos de Omarska, Keraterm y Trnopolje como civil. Fue condenado por la Sala de Primera Instancia
por persecución como crimen de lesa humanidad, y asesinato, tortura y tratos crueles como violaciones
de las leyes o costumbres de la guerra. Los crímenes ocurrieron en la región de Prijedor entre el 26 de
mayo y el 30 de agosto de 1992. Zigic fue sentenciado a veinticinco años de prisión. La Sala de Ape-
laciones revirtió las condenas de Zigic por los crímenes cometidos en el campo de Omarska pero no
revirtió la condena por crímenes contra víctimas individuales bajo cargos graves. La Sala de Apelacio-
nes concluyó que la Sala de Primera Instancia había dado poco peso a las condenas de Zigic por los
crímenes cometidos en Omarska porque éste cometió el mayor número de crímenes entre todos los acusa-
dos, y como Zigic entró a los campos no como oficial en función sino con el único propósito de abusar
de los detenidos, la Sala de Apelaciones confirmó su sentencia.

12
LISTA DE CASOS INCLUIDOS

Este compendio contiene los últimos fallos de la Sala de Primera Instancia y la Sala de Apelacio-
nes hasta el 31 de diciembre de 2005, incluyendo las siguientes sentencias:

El Fiscal vs. Aleksovski, Caso No. IT-95-14/1 (Sala de Apelaciones), 24 de marzo del 2000.
El Fiscal vs. Aleksovski, Caso No. IT-95-14/1 (Sala de Primera Instancia), 25 de junio de 1999.

El Fiscal vs. Babic, Caso No. IT-03-72-A (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005.
El Fiscal vs. Babic, Caso No. IT-03-72-S (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004.

El Fiscal vs. Banovic, Caso No. IT-02-66/1-S (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003.

El Fiscal vs. Blaskic, Caso No. IT-95-14-A (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004.
El Fiscal vs. Blaskic, Caso No. IT-95-14 (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo del 2000.

El Fiscal vs. Bralo, Caso No. IT-95-17-S (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005.

El Fiscal vs. Brdjanin, Caso No. IT-99-36-T (Sala de Primera Instancia), 1° de septiembre de 2004.

El Fiscal vs. Cesic, Caso No. IT-95-10/1-S (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004.

El Fiscal vs. Delalic, Mucic, Delic y Landzo, Caso No. IT-96-21 (Sala de Apelaciones), 20 de febrero
de 2001.

13
LISTA DE CASOS INCLUIDOS

El Fiscal vs. Delalic, Mucic, Delic y Landzo, Caso No. IT-96-21 (Sala de Primera Instancia), 16 de
noviembre de 1998.
[Nota: este caso se nombra rutinariamente como el caso “Celebici”. Después de la absolución por ape-
lación de Delalic, el caso fue registrado El Fiscal vs. Mucic, Delic y Landzo]

El Fiscal vs. Deronjic, Caso No. IT-02-61-A (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005.
El Fiscal vs. Deronjic, Caso No. IT-02-61-S (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004.

El Fiscal vs. Erdemovic, Caso No. IT-96-22 (Sala de Apelaciones), 7 de octubre de 1997.
El Fiscal vs. Erdemovic, Caso No. IT-96-22 (Sala de Primera Instancia), 5 de marzo de 1998.

El Fiscal vs. Furundzija, Caso No. IT-95-17/1 (Sala de Apelaciones), 21 de julio del 2000.
El Fiscal vs. Furundzija, Caso No. IT-95-17/1 (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 1998.

El Fiscal vs. Galic, Caso No. IT-98-29-T (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003.

El Fiscal vs. Halilovic, Caso No. IT-01-48-T (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005.

El Fiscal vs. Jelisic, Caso No. IT-95-10 (Sala de Apelaciones), 5 de julio de 2001.
El Fiscal vs. Jelisic, Caso No. IT-95-10 (Sala de Primera Instancia), 14 de diciembre de 1999.

El Fiscal vs. Miodrag Jokic, Caso No. IT-01-42/1-A (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005.
El Fiscal vs. Miodrag Jokic, Caso No. IT-01-42/1-S (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de 2004.
[Nota: Dos acusados tienen el mismo apellido Jokic; por eso, se utilizan sus nombres]

El Fiscal vs. Dragan Jokic, Caso No. IT-02-60-T (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005.

El Fiscal vs. Kordic y Cerkez, Caso No. IT-95-14/2 (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001.
El Fiscal vs. Kordic y Cerkez, Caso No. IT-95-14/2 (Resolución del Consejo), 4 de mayo de 1998; y
(Sala de Primera Instancia), 21 de mayo de 1998.
El Fiscal vs. Kordic y Cerkez, Caso No. IT-95-14/2-A, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de
2004.

14
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

El Fiscal vs. Krnojelac, Caso No. T-97-25-A (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003.
El Fiscal vs. Krnojelac, Caso No. IT-97-25 (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002.

El Fiscal vs. Krstic, Caso No. IT-98-33-A (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004.
El Fiscal vs. Krstic, Caso No. IT-98-33 (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001.

El Fiscal vs. Kunarac, Kovac y Vokovic, Caso No. IT-96-23 y IT-96-23/1 (Sala de Apelaciones), 12 de
junio de 2002.
El Fiscal vs. Kunarac, Kovac y Vukovic, Caso No. IT-96-23 y IT-96-23/11 (Sala de Primera Instancia),
22 de febrero de 2001.

El Fiscal vs. Kupreskic et al., Caso No. IT-95-16-A (Sala de Apelaciones), 23 de octubre de 2001.
El Fiscal vs. Kupreskic et al., Caso No. IT-95-16 (Sala de Primera Instancia), 14 de enero del 2000.

El Fiscal vs. Kvocka, Radic, Zigic y Prcac, Caso No. IT-98-30/1-A (Sala de Apelaciones), 28 de febre-
ro de 2005.
El Fiscal vs. Kvocka, Radic, Zigic y Prcac, Caso No. IT-98-30/1 (Sala de Primera Instancia), 2 de no-
viembre de 2001.

El Fiscal vs. Limaj, Bala y Musliu, Caso No. IT-03-66-T (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005.

Milosevic vs. El Fiscal, Caso No. IT-02-54-AR73.7, Resolución para una impugnación interlocutoria
sobre la sentencia de la Sala de Primera Instancia respecto a la designación de abogado defensor, 1° de
noviembre de 2004.
[Nota: el caso se enlista como Milosevic vs. El Fiscal porque se basa en una impugnación interlocuto-
ria por el acusado]

El Fiscal vs. Mrdja, Caso No. IT-02-59-S (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004.

El Fiscal vs. Mucic, Delic y Landzo, Caso No. IT-96-21 (Sala de Apelaciones), 8 de abril de 2003.
[Nota: este caso se nombra rutinariamente como el caso de “Celebici”. Estuvo originalmente bajo el
título de El Fiscal vs. Delalic, Mucic, Delic y Landzo]

El Fiscal vs. Naletilic y Martinovic, Caso No. IT-98-34 (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003.*

15
LISTA DE CASOS INCLUIDOS

El Fiscal vs. Momir Nikolic, Caso No. IT-02-60/1-S (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003.**
[Nota: Dos acusados tienen el mismo apellido Nikolic; por eso, se utilizan sus nombres]

El Fiscal vs. Dragan Nikolic, Caso No. IT-94-2-A (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005.
El Fiscal vs. Dragan Nikolic, Caso No. IT-94-2-S (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003.

El Fiscal vs. Obrenovic, Caso No. IT-02-60/2-S (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003.

El Fiscal vs. Plavsic, Caso No. IT-00-39&40/1 (Sala de Primera Instancia), 27 de febrero de 2003.

El Fiscal vs. Rajic, Caso No. IT-95-12 (Sala de Primera Instancia), La Revisión de la Acusación con-
forme a la Regla 61 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, 13 de septiembre de 1996.

El Fiscal vs. Sikirica et al., Caso No. IT-95-8 (Sala de Primera Instancia), 13 de noviembre de 2001.
El Fiscal vs. Sikirica et al., Caso No. IT-95-8 (Sala de Primera Instancia), 3 de septiembre de 2001.

El Fiscal vs. Milan Simic, Caso No. IT-95-9/2-S (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2002.
[Nota: Dos acusados tienen el mismo apellido Simic; por eso, se utilizan sus nombres]

El Fiscal vs. Blagoje Simic, Tadic y Zaric, Caso No. IT-95-9 (Sala de Primera Instancia), 17 de octu-
bre de 2003.

El Fiscal vs. Stakic, Caso No. IT-97-24-T (Sala de Primera Instancia), 31 de Julio de 2003.***

El Fiscal vs. Strugar, Caso No. IT-01-42-T (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005.

El Fiscal vs. Tadic, Caso No. IT-94-1 (Sala de Apelaciones), Resolución de la Moción de la Defensa
para una Impugnación Interlocutoria a la Jurisdicción, 2 de octubre de 1995.
El Fiscal vs. Tadic, Caso No. IT-94-1 (Sala de Apelaciones), 31 de enero del 2000.
El Fiscal vs. Tadic, Caso No. IT-94-1 (Sala de Apelaciones), 26 de enero del 2000.
El Fiscal vs. Tadic, Caso No. IT-94-1 (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999.
El Fiscal vs. Tadic, Caso No. IT-94-1 (Sala de Primera Instancia), 11 de noviembre de 1999.
El Fiscal vs. Tadic, Caso No. IT-94-1 (Sala de Primera Instancia), 7 de mayo de 1997.

16
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

El Fiscal vs. Todorovic, Caso No. IT-95-9/1 (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2001.

El Fiscal vs. Vasiljevic, Caso No. IT-98-32-A (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004.
El Fiscal vs. Vasiljevic, Caso No. IT-98-32-T (Sala de Primera Instancia), 29 de noviembre de 2002.

* UNA APELACIÓN HA SIDO EMITIDA DESDE ENTONCES EN EL CASO NELETILIC Y


MARTINOVIC, FECHADO EL 3 DE MAYO DE 2006.
** UNA APELACIÓN HA SIDO EMITIDA DESDE ENTONCES EN EL CASO MOMIR NIKO-
LIC, FECHADO EL 8 DE MARZO DE 2006.
*** UNA APELACIÓN HA SIDO EMITIDA DESDE ENTONCES EN EL CASO STAKIC, FE-
CHADO EL 22 DE MARZO DE 2006.

17
HUMAN RIGHTS WATCH
I
CRÍMENES DE GUERRA: GRAVES INFRACCIONES A
LOS CONVENIOS DE GINEBRA DE 1949 (ARTÍCULO 2)

a) Estatuto
Estatuto del TPIY, artículo 2:

“El Tribunal Internacional tendrá facultades para perseguir a las personas que cometan u ordenen
la comisión de graves infracciones a los Convenios de Ginebra del 12 de Agosto de 1949, a saber,
los siguientes actos contra las personas o bienes protegidos por las disposiciones del Convenio de
Ginebra pertinente:
(a) el homicidio intencional;
(b) la tortura o los tratos inhumanos, incluidos los experimentos biológicos;
(c) el hecho de causar deliberadamente grandes sufrimientos o de atentar gravemente contra la in-
tegridad física o la salud;
(d) la destrucción y la apropiación de bienes, no justificadas por necesidades militares y efectua-
das a gran escala, ilícita y arbitrariamente;
(e) el hecho de forzar a un prisionero de guerra o a un civil a servir en las fuerzas de una potencia
hostil;
(f) el hecho de privar deliberadamente a un prisionero de guerra o a un civil de su derecho al de-
bido proceso legal;
(g) la deportación, traslado o detención ilegales de un civil;
(h) la toma de civiles como rehenes”.

b) Elementos generales de los crímenes del artículo 2


El Fiscal vs. Blaskic, Caso No. IT-95-14-A (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 170: “La
Sala de Apelaciones considera que los requisitos jurisdiccionales para la aplicación del artículo 2 del
Estatuto han sido consideradas exhaustivamente en la jurisprudencia del Tribunal Internacional y sólo

19
CRÍMENES DE GUERRA: GRAVES INFRACCIONES A LOS CONVENIOS DE GINEBRA DE 1949 (ARTÍCULO 2)

serán reformulados aquí los aspectos relevantes. Para que el Tribunal Internacional pueda perseguir a
una persona por graves infracciones a los Convenios de Ginebra, conforme al artículo 2 del Estatuto, el
delito debe ser cometido, inter alia: (i) dentro del contexto de un conflicto armado internacional; y (ii)
contra personas o bienes definidos como ‘protegidos’ según los Convenios de Ginebra”. Ver también
El Fiscal vs. Tadic, Caso No. IT-94-1 (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 80 (similar).
El Fiscal vs. Brdjanin, Caso No. IT-99-36-T (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de
2004, párr. 121: “Existen cuatro requisitos para que sea aplicable el artículo 2 del Estatuto: (i) la exis-
tencia de un conflicto armado; (ii) la determinación de la existencia de un nexo entre los crímenes que
se alegan y el conflicto armado; (iii) el conflicto armado debe ser de naturaleza internacional; y (iv) las
víctimas de los supuestos crímenes deben calificar como personas protegidas según lo establecido en
los Convenios de Ginebra de 1949”. Ver también El Fiscal vs. Naletilic y Martinovic, Caso No. IT-
98-34 (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 176 (mismos requisitos).
El Fiscal vs. Simic, Tadic y Zaric, Caso No. IT-95-9 (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de
2003, párrs. 105-106: “Un requisito para la aplicabilidad del artículo 2 es la existencia de conflicto
armado en el territorio en el que se alega ocurrieron los crímenes. [...] Un requisito adicional para la
aplicabilidad del artículo 2 es la existencia de un nexo entre los crímenes que se alegan y un conflicto
armado, es decir, de una relación suficiente entre ellos [...]”. “La jurisprudencia del Tribunal ha esta-
blecido dos requisitos adicionales para la aplicación del artículo 2 del Estatuto: (i) debe demostrarse
que los crímenes ocurrieron dentro del contexto de un conflicto armado internacional; (ii) y las vícti-
mas de los crímenes deben calificar como ‘personas protegidas’ según la disposición aplicable de los
Convenios de Ginebra”.

i) La existencia de un conflicto armado (elemento 1)

(1) Se requiere un conflicto armado

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 170: “Para que el Tribunal Internacional per-
siga a una persona por infracciones graves a los Convenios de Ginebra conforme al artículo 2 del Esta-
tuto, el delito debe haberse cometido, inter alia: (i) en el contexto de un [...] conflicto armado [...]”.
El Fiscal vs. Kordic y Cerkez, Caso No. IT-95-14/2 (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de
2001, párr. 22: “Los artículos 2 y 3 del Estatuto establecen las disposiciones que reflejan las leyes de la
guerra; la existencia de un conflicto armado en el territorio donde se alega que los crímenes ocurrie-
ron, es básicamente un requisito a la aplicabilidad de estos artículos”.
Ver también Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 121 (se requiere
conflicto armado); Simic, Tadic y Zaric (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 105
(igual); Naletilic y Martinovic (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 176 (igual).

(2) Definición de conflicto armado

El Fiscal vs. Kunarac, Kovac y Vokovic, Caso No. IT-96-23 y IT-96-23/1 (Sala de Apelaciones), 12 de
junio de 2002, párr. 56: “Se dice que existe un ‘conflicto armado’ ‘cuando se recurre a la fuerza arma-
da entre Estados o a la violencia armada prolongada entre autoridades gubernamentales y grupos ar-
mados organizados o entre dichos grupos dentro de un Estado’”. Ver también El Fiscal vs. Tadic, Caso

20
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

No. IT-94-1 (Sala de Apelaciones), Resolución sobre la Moción de la Defensa para una Impugnación
Interlocutoria a la Jurisdicción del 2 de octubre de 1995, párr. 70 (igual).
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 122: “En la jurisprudencia de
este Tribunal se ha dispuesto que existe un conflicto armado ‘cuando se recurre a la fuerza armada entre
Estados o a la violencia armada prolongada entre autoridades gubernamentales y grupos armados or-
ganizados o entre dichos grupos dentro de un Estado’”. Ver también Stakic (Sala de Primera Instan-
cia), 31 de julio de 2003, párr. 568 (igual).

(3) Vigencia de la aplicación del derecho internacional humanitario

Tadic, (Sala de Apelaciones), Resolución de la Moción de la Defensa para una Impugnación Interlocu-
toria a la Jurisdicción, 2 de octubre de 1995, párr. 70: “El derecho internacional humanitario se aplica
a partir del inicio de dichos conflictos armados y se extiende más allá del cese de las hostilidades, has-
ta que se alcance la conclusión general de la paz; o, en caso de conflictos internos, hasta que se logre
un arreglo pacífico”.

ii) Deben existir nexos entre el conflicto y los crímenes que se alegan (elemento 2)
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 121: “Uno de los requisitos para
la aplicación del artículo 2 del Estatuto es “el establecimiento de un nexo entre los crímenes que se
alegan y el conflicto armado [...]”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 32: “Para que un crimen
en particular pueda ser tipificado como violación al derecho internacional humanitario conforme a lo
dispuesto en los artículos 2 y 3 del Estatuto, la Fiscalía debe también establecer un nexo suficiente
entre el crimen y el conflicto armado”.
El Fiscal vs. Blaskic, Caso No. IT-95-14 (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr.
69: “Es imperativo encontrar un nexo evidente entre los crímenes que se alegan y el conflicto armado
en su totalidad”.

(1) No es necesario que el combate haya ocurrido en el área donde ocurrieron los crímenes

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 123: “Al enlazar los delitos al
conflicto armado, no es necesario establecer que las actividades de combate ocurrieron en el área don-
de se alega que sucedieron los crímenes”. Ver también Tadic (Sala de Apelaciones), 2 de octubre de
1995, párr. 70 (invocando la misma prueba); Simic, Tadic y Zaric (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre
de 2003, párr. 105 (invocando la misma prueba).
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 69: “Esto no significa que todos los
crímenes deben haber sido cometidos en la región geográfica precisa donde tenga lugar un conflicto
armado en un momento determinado”.

21
CRÍMENES DE GUERRA: GRAVES INFRACCIONES A LOS CONVENIOS DE GINEBRA DE 1949 (ARTÍCULO 2)

(2) Es suficiente con que los crímenes hayan estado


estrechamente relacionados con las hostilidades

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 123: “Es suficiente con que los
crímenes hayan estado estrechamente relacionados con las hostilidades ocurridas en otros lugares del
territorio controlado por las partes en conflicto” (Énfasis en el original). Ver también Tadic (Sala de
Apelaciones), 2 de octubre de 1995, párr. 70 (invocando la misma prueba); Simic, Tadic y Zaric (Sala
de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 105 (invocando la misma prueba); Kordic y Cerkez
(Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 32 (invocando la misma prueba); Blaskic (Sa-
la de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 69 (invocando la misma prueba).

iii) El conflicto armado debe ser internacional (elemento 3)

(1) Se requiere un conflicto armado internacional

Blaskic (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 170: “El delito debe ser cometido, inter alia
[...] en el contexto de un conflicto armado internacional [...]”. Ver también Brdjanin (Sala de Primera
Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 121 (que requiere también un conflicto armado internacio-
nal); Simic, Tadic y Zaric (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 106 (igual); Naletilic y
Martinovic (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 176 (igual).

(2) Definición de conflicto armado internacional

Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 84: “Es indisputable que un conflicto armado
es internacional cuando tiene lugar entre dos o más Estados. Adicionalmente, en caso de que un con-
flicto armado interno irrumpa en el territorio de un Estado, éste puede convertirse en conflicto interna-
cional (o, dependiendo de las circunstancias, ser internacional en cuanto a su carácter, junto con un
conflicto armado interno) cuando (i) otro Estado interviene en ese conflicto mediante sus tropas, o al-
ternativamente, cuando (ii) algunos de los participantes en el conflicto armado interno actúan en nom-
bre de ese otro Estado”. Ver también Kordic y Cerkez (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de
2001, párr. 66 (misma cita).
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 124: “Claramente, un con-
flicto armado es de naturaleza internacional si tiene lugar entre dos o más Estados. Adicionalmente, un
conflicto armado puede convertirse en internacional cuando (i) otro Estado interviene en el conflicto
mediante sus tropas, o alternativamente, (ii) algunos de los participantes en el conflicto armado interno
actúan en nombre de ese otro Estado”.

22
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(3) Cuando un Estado no ha intervenido directamente en otro Estado


con sus propias tropas se aplica una “prueba de control general”
para determinar si existe suficiente control sobre las fuerzas militares

El Fiscal vs. Kordic y Cerkez, Caso No. IT-95-14/2-A (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004,
párrs. 299, 307, 313: “Al determinar el carácter internacional del conflicto armado, la Sala de Primera
Instancia aplicó la prueba de control general que se señala en la Sentencia de Apelación de Tadic, con-
forme a la cual, un conflicto armado se convierte en internacional cuando un Estado extranjero ejerce
control general sobre las fuerzas militares de uno de los beligerantes”. “La Sala de Apelaciones con-
firmó este razonamiento en el caso Aleksovski y reiteró que la prueba de control efectivo, que establece
la CIJ [Corte Internacional de Justicia] en el caso de Nicaragua, no es convincente. La Sala de Apela-
ciones no ve ninguna razón para separarse de esta jurisprudencia establecida”. “La Sala de Primera
Instancia no cometió ningún error de derecho al aplicar la prueba de control general para determinar el
carácter internacional del conflicto armado en Bosnia Central” (Énfasis en el original). Ver también
Kordic y Cerkez (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 309-312.
El Fiscal vs. Delalic, et al., Caso No. IT-96-21 (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001,
párr. 26: “La prueba de ‘control general’ que se dispone en la Sentencia de Apelación de Tadic es [...]
el criterio aplicable para determinar la existencia de un conflicto armado internacional”.
El Fiscal vs. Aleksovski, Caso No. IT-95-14/1 (Sala de Apelaciones), 24 de marzo de 2000, párrs.
134, 145: “La Sala de Apelaciones se apegará a su decisión en la Sentencia Tadic, ya que, después de
analizarla cuidadosamente, no puede encontrar ninguna razón convincente para alejarse de ella”, y la
prueba de ‘control general’ establecida en la Sentencia Tadic es la ley aplicable”. “La prueba de ‘con-
trol general’ requiere una evaluación de todos los elementos de control considerados como un todo y el
realizar una determinación en base a si existía el grado requerido de control”.
Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 146: “La Sala de Apelaciones ha conclui-
do que en el derecho internacional general pueden aplicarse [diversas] pruebas para determinar si una
persona actúa como un órgano de facto de un Estado. En el caso de las personas que forman parte de
las fuerzas armadas o de las unidades militares, como es el caso de cualquier otro grupo organizado
jerárquicamente, la prueba es la de control general por el Estado”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 124: “Hay tres pruebas dife-
rentes específicas a las circunstancias para determinar el grado de control que un Estado extranjero
tiene sobre las fuerzas armadas que luchan en su nombre. Para las fuerzas armadas, milicias o unidades
paramilitares, que actúan como órganos de facto del Estado, es suficiente establecer el carácter del
control general”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 111: En el caso Tadic se es-
tableció que “un conflicto armado, que de otra forma sería interno, es internacionalizado cuando un Estado
extranjero ejerce el ‘control general’ sobre las fuerzas militares de una de las partes en ese conflicto”.
Ver también Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, nota de pie de página
319: “La descripción de tres pruebas diferentes: 1) para grupos o personas particulares, que no se en-
cuentran organizados militarmente y actúan como un órgano de facto del Estado, es necesario cercio-
rarse de que dicho Estado ha emitido instrucciones específicas respecto a la comisión de dicho acto
particular o que ha endosado o aprobado públicamente el acto ilícito ex post facto; 2) para las fuerzas
armadas, milicias o unidades paramilitares que actúan como órganos de facto del Estado, es suficiente
establecer el carácter general del control; y 3) para personas particulares que son asimiladas a los ór-

23
CRÍMENES DE GUERRA: GRAVES INFRACCIONES A LOS CONVENIOS DE GINEBRA DE 1949 (ARTÍCULO 2)

ganos del Estado en razón de que su conducta de hecho, dentro de la estructura del Estado, éstas pue-
den ser consideradas como órganos de facto del Estado, independientemente de cualquier requisito
posible de instrucciones del Estado”.

(4) La prueba de control general se satisface cuando un Estado tiene un papel


en la organización, coordinación o planeación de las acciones militares
del grupo militar, adicionalmente al financiamiento, capacitación y equipamiento
o a la prestación de apoyo operacional

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 306, 308: “La Sentencia de
Apelación del caso Tadic se refiere en detalle a las circunstancias bajo las cuales puede considerarse
que las fuerzas armadas actúan en nombre de un Estado extranjero, convirtiendo así el conflicto arma-
do en internacional. En ese caso, la Sala de Apelaciones determinó que de los elementos de control
general de un Estado extranjero sobre dichas fuerzas armadas son:

[E]l control por parte de un Estado, sobre fuerzas armadas o milicias o unidades paramilitares su-
bordinadas puede ser de carácter general (y debe comprender más que la mera disposición de apoyo
financiero o equipamiento militar o capacitación). [...]Se puede considerar que existe el control a
que se refiere el derecho internacional cuando un Estado [...] tiene un papel en la organización,
coordinación o planeación de las acciones militares del grupo militar, adicionalmente al financia-
miento, capacitación y equipamiento o a la prestación de apoyo operacional a dicho grupo”.

“La Sentencia de Apelación de Tadic sostuvo inicialmente que:

[Uno] debe distinguir entre la situación de las personas que actúan en nombre del Estado sin ins-
trucciones específicas, de la de quienes integran un grupo estructurado y organizado jerárquica-
mente, tal como una unidad militar o, en caso de guerra o revuelta civil, las bandas armadas de
irregulares o de rebeldes. Obviamente, un grupo organizado difiere de una persona en que nor-
malmente tiene una estructura, una cadena de mando y una serie de reglas, así como los símbolos
externos de autoridad. Normalmente, un miembro de un grupo no actúa por sí mismo, sino con-
forme a las normas que prevalecen en el grupo y está sujeto a la autoridad de la cabeza de éste.
Consecuentemente, para atribuirle a un Estado los actos de estos grupos es suficiente requerir que
el grupo, como un todo, se encuentre bajo el control general del Estado.

La Sala de Apelaciones coincide con este análisis.” (Énfasis en el original)


Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párrs. 137-138: “El control por un Estado sobre
las fuerzas armadas o milicias o unidades paramilitares subordinadas puede ser de carácter generali-
zado (y debe comprender más que la simple prestación de asistencia financiera o de equipamiento o
de capacitación militar). Sin embargo, este requisito no va tan lejos como para incluir la expedición de
órdenes específicas por el Estado, o su dirección en cada operación individual. Bajo el derecho inter-
nacional no es necesario, por ningún medio, que las autoridades que controlan planeen todas las opera-
ciones de las unidades que dependen de éstas, elijan sus blancos, o impartan instrucciones específicas

24
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

con respecto a la conducción de las operaciones militares y de cualquiera supuestas violaciones al de-
recho internacional humanitario. El control que requiere el derecho internacional cuando un Estado (o, en
el contexto de un conflicto armado, la Parte en conflicto), tiene un papel en la organización, coordina-
ción o planeación de las acciones militares del grupo militar, adicionalmente al financiamiento, capa-
citación y equipamiento o prestación de apoyo operacional a dicho grupo. Los actos realizados por el
grupo o los miembros del mismo pueden ser considerados como actos de facto de los órganos del Estado,
independientemente de cualesquiera instrucciones específicas del Estado que controla, con respecto a la
comisión de cada uno de dichos actos”. “[S]i el Estado que controla no es el Estado territorial donde
ocurren los choques armados o donde las unidades armadas realizan sus actos a cualquier nivel, se re-
quiere una prueba más extensa y precisa para demostrar que el Estado está genuinamente en control de
las unidades o grupos, no simplemente mediante el financiamiento y equipamiento de éstos, sino diri-
giéndolas en general o asistiéndolas en la planeación de sus acciones.” (Énfasis en el original). Ver tam-
bién Naletilic y Martinovic (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 184 (misma cita).
Brdjanin (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 124: “Se considera que existe
control que requiere el derecho internacional cuando un Estado (o en el contexto de un conflicto arma-
do, la parte en conflicto,) tiene un papel en (i) la organización, coordinación o planeación de las accio-
nes militares del grupo militar, adicionalmente al (ii) financiamiento, capacitación y equipamiento o
prestación de apoyo operacional a tal grupo. Ambos de éstos dos elementos deben cumplirse”.

(5) No limitarse a ver el lugar donde ocurrieron los crímenes


para determinar si el conflicto es internacional

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 319-321: “La Sala de Apela-
ciones recuerda que en la Sentencia de Apelación de Tadic respecto a la Jurisdicción se explica que ‘la
misma naturaleza de los Convenios [de Ginebra] -particularmente los Convenios [de Ginebra] III y IV-
dictan su aplicación a través de los territorios de las partes en conflicto; y cualquier otra interpretación
esencialmente anularía su objeto’. Si adicionalmente se sostuviera que, en caso de conflicto armado,
hasta que se llegue a un arreglo pacífico, ‘continúa aplicándose el derecho internacional humanitario
en la totalidad del territorio de los Estados en conflicto [...], ya sea que el combate ocurra de hecho allí
o no’. Se concluye que ‘[e]s suficiente que los crímenes que se alegan estén estrechamente relaciona-
dos a las hostilidades que sucedan en otras partes del territorio controlado por las partes en conflicto’.
La Sala de Apelaciones también sostuvo que ‘los conflictos en la antigua Yugoslavia tienen tanto as-
pectos internos como internacionales”.
“A la luz de estas conclusiones, la Sala de Apelaciones sostiene que la Sala de Primera Instancia
determinó correctamente que:

[l]a determinación respecto a si el conflicto es internacional o interno tiene que realizarse caso por
caso, es decir, cada caso tiene que ser determinado en base a sus propios méritos, y consecuente-
mente, no sería permisible deducir a partir de una resolución de que un conflicto interno en un
área particular de Bosnia se internacionalizó, y que otro conflicto interno en alguna otra área también
se internacionalizó. Sin embargo, sería erróneo interpretar la sentencia de la Sala de Apelaciones
en el sentido de que la prueba con respecto a si el conflicto en un lugar particular se ha interna-
cionalizado o no, debe necesariamente provenir de las actividades confinadas al área geográfica
específica donde se cometieron los crímenes, y que la prueba de actividades fuera de esa área
queda necesariamente excluida de la determinación de dicha cuestión”.

25
CRÍMENES DE GUERRA: GRAVES INFRACCIONES A LOS CONVENIOS DE GINEBRA DE 1949 (ARTÍCULO 2)

“Este razonamiento está apoyado por el objetivo de los Convenios de Ginebra. Una vez que un
conflicto armado se ha convertido en internacional, se aplican los Convenios de Ginebra a lo largo de
los territorios respectivos de las partes beligerantes. Consecuentemente, la Sala de Primera Instancia
no se equivocó al tomar en consideración la situación en otras áreas dentro de Bosnia y Herzegovina
ligadas al conflicto armado en Bosnia Central, al examinar el carácter internacional del conflicto ar-
mado.” (Énfasis en el original). Ver también Tadic (Sala de Apelaciones), Resolución de la Moción de
la Defensa para una Impugnación Interlocutoria a la Jurisdicción, 2 de octubre de 1995, párr. 70 (fuen-
te de varios textos citados); Kordic y Cerkez (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr.
70 (fuente de la cita marcada).
Blaskic (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 64: “No es necesario establecer la
existencia de un conflicto armado dentro de cada municipio involucrado. Es suficiente establecer la exis-
tencia del conflicto dentro de la totalidad de la región de la que forman parte los municipios”.

(6) La equivocación en reconocer el estado de guerra es irrelevante

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 373: “[L]a Sala de Apelaciones
considera ahora el argumento de que no hubo conflicto armado internacional entre Croacia y Bosnia y
Herzegovina porque éstos negaron la existencia entre un estado de guerra entre ellos. Sin perjuicio de
la veracidad de hecho de este alegato, la Sala de Apelaciones encuentra que dicho argumento es irrele-
vante. El artículo 2 del Convenio de Ginebra IV habla de ‘conflicto armado [...] entre dos o más Altas
Partes Contratantes, aún si el estado de guerra no es reconocido por alguna de ellas’. Sin embargo, este
artículo no puede ser interpretado en el sentido de excluir la característica internacional del conflicto
en el caso en que ninguna de las partes del conflicto armado reconozca el estado de guerra. El objetivo
del Convenio de Ginebra IV, esto es, la salvaguarda de las personas protegidas, peligraría si se permi-
tiera a los Estados escapar de sus obligaciones al negar un estatus de conflicto armado. La Sala de
Apelaciones recuerda que ‘[n]o debe olvidarse que las Convenciones han sido formuladas primero y
antes que nada para proteger a las personas y no para servir a los intereses de los Estados’” (énfasis en
el original).

(7) Alegato de conflicto armado internacional

Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 113: “Siguiendo los
lineamientos del caso Kupreskic, la Sala de Apelaciones ha clarificado lo que una acusación debe ale-
gar, en relación a un alegato de que un conflicto armado era internacional en cuanto a su carácter, es el
hecho de que el conflicto armado era de carácter internacional y la base sobre la que dicha aseveración
se realiza: ‘la Fiscalía estaría obligada a identificar a la entidad extranjera cuyo control general se alega so-
bre la actuación de una de las partes en conflicto. La Sala de Primera Instancia en el caso Hadzihasanovic
sostuvo que la Acusación en ese caso, que se refería a un ‘estado de conflicto armado internacional’
sin nada más era defectuoso y ordenó que la Fiscalía ‘modificara la Acusación para establecer clara-
mente entre qué Estados alega que existe un conflicto armado internacional’”.

26
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(a) Aplicación - alegato de conflicto armado internacional

Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 120: “La importancia de
la presentación de alegatos adecuados antes del juicio, para permitir que la Defensa lleve a cabo una
búsqueda de prueba material y de testigos potenciales antes del juicio, para permitirles preparar ple-
namente las repreguntas de los testigos de la Fiscalía durante el caso de la Fiscalía. Este nivel de pre-
paración permite a la Defensa obtener prueba que apoye su caso durante la repregunta de los testigos
de la Fiscalía, como se prevé en la Regla 90(H)I. La Sala de Primera Instancia concluye que el defecto
en la Acusación Modificada en relación al alegato de la existencia de un conflicto armado internacio-
nal no quedó subsanado por la Fiscalía antes del inicio ni durante el juicio, y que la preparación de la
Defensa del Acusado quedó perjudicada de manera importante. Consecuentemente, la Sala de Primera
Instancia considera que la prueba presentada respecto a la existencia de conflicto armado internacional
debe quedar excluida por encontrarse fuera del ámbito de la Acusación Modificada. Como la prueba
de la existencia de un conflicto armado internacional es uno de los elementos que constituyen un re-
quisito jurisdiccional para algún cargo basado en el Estatuto del artículo 2, la Sala de Primera Instancia
concluye que el Cargo 3 es insostenible y por lo tanto queda desechado”.

(8) Aplicación - conflicto armado internacional

(a) Conflicto entre Bosnia y Herzegovina, y Croacia

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 342, 350, 355, 360-361, 369:
“La Sala de Primera Instancia sostuvo que el conflicto armado en Bosnia Central era de carácter inter-
nacional, debido tanto a la intervención directa de Croacia como a su control general del HVO [Conse-
jo de Defensa Croata]”. “La Sala de Apelaciones observa que los cargos impugnados se relacionan con
el periodo transcurrido entre octubre de 1992 y septiembre 1993, y por lo tanto, se enfocará en este
periodo al examinar las conclusiones de que el conflicto era internacional”.
“La Sala de Apelaciones encuentra que, en base a [la] prueba, aún tomando en cuenta que no se
requería que las tropas croatas estuvieran presentes en Bosnia Central, ningún juzgador razonable de
los hechos podía haber determinado que Croacia intervino directamente en el conflicto armado en
Bosnia Central”. “La Sala de Apelaciones está consciente de que se debe otorgar deferencia a estas
conclusiones de la Sala de Primera Instancia, que conforme al Estatuto tiene la responsabilidad prima-
ria de escuchar y considerar la prueba que le es presentada. Sin embargo, la prueba es inadecuada en la
medida en que un juzgador razonable del hecho no podía haber establecido más allá de la duda razo-
nable, que las tropas croatas efectivamente hubieran sido enviadas a Bosnia Central”.

I
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 18 de
julio de 2003 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, la Regla 90 dice: Regla 90. Testimonio de los testigos. (H) (I)
El interrogatorio deberá estar limitado al tema -materia de la prueba- en cuestión y temas que afecten la credibilidad del
testigo y, donde los testigos están en posibilidad de ofrecer prueba relevante para el caso para el grupo de interrogación,
para el tema materia del caso. (II) Durante el interrogatorio de un testigo que está en posibilidades de ofrecer prueba
relevante para el caso para la parte investigadora, el abogado deberá de informar al testigo la naturaleza del caso de la
parte para el cual el abogado parece que está en contradicción de la prueba ofrecida por el testigo. (III) La Sala de Primera
Instancia podrá, en el ejercicio de su discrecionalidad, permitir preguntas sobre temas adicionales.

27
CRÍMENES DE GUERRA: GRAVES INFRACCIONES A LOS CONVENIOS DE GINEBRA DE 1949 (ARTÍCULO 2)

“La Sala de Apelaciones se avoca ahora a la cuestión de si el HVO [Consejo de Defensa Croata]
actuó en nombre de Croacia. Examinará si la Sala de Primera Instancia sostuvo erróneamente que es-
tos criterios quedaron satisfechos y que por lo tanto Croacia ejerció un control general sobre el HVO:

a) La prestación de asistencia financiera y de capacitación, el aprovisionamiento de equipo mi-


litar y de apoyo operacional;
b) La participación en la organización, coordinación o planeación de las operaciones militares”.

“La Sala de Apelaciones encuentra que con base a la prueba que se señala arriba, un juzgador ra-
zonable del hecho podría haber determinado más allá de la duda razonable que Croacia ejerció un con-
trol general sobre el HVO en el periodo relevante” (énfasis en el original).
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párrs. 108-146: La Sala de
Primera Instancia concluye que las cuestiones relevantes fueron: (a) si Croacia intervino en el conflicto
armado entre los bosnio-musulmanes y los bosnio-croatas en Bosnia y Herzegovina mediante sus tro-
pas y, alternativamente, (b) si el HVO [Consejo de Defensa Croata] actuó en nombre de Croacia. “La
Sala concluye que la prueba en este caso satisface cada uno de los criterios alternativos establecidos
[...] para la internacionalización de un conflicto interno”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párrs. 83-123: La Sala de Primera Ins-
tancia concluyó que “[c]on base en la directa intervención de Croacia en la BH [República de Bosnia y
Herzegovina]” existían “pruebas suficientes para caracterizar al conflicto como internacional” y que
“el control indirecto de Croacia sobre el HVO [Consejo de Defensa Croata] y la HZHB [Comunidad
Croata de Herceg-Bosna]” y la “intervención indirecta” habrían “permitido llegar a la conclusión de
que el conflicto era internacional”. La Sala de Primera Instancia encontró que “Croacia, y más especí-
ficamente el anterior Presidente Tudjman, esperaba dividir Bosnia y ejerció tal grado de control sobre
los bosnio-croatas y especialmente sobre el HVO que está justificado hablar de control general. [L]os
lazos estrechos entre Croacia y los bosnio-croatas no cesaron con el establecimiento del HVO”.
El Fiscal vs. Rajic, Caso No. IT-95-12 (Sala de Primera Instancia), la revisión de la Acusación con-
forme a la Regla 61 de las Reglas de Procedimiento y Prueba1, 13 de septiembre de 1996, párrs. 13, 26,
32: “[P]ara efectos de la aplicación de las disposiciones relativas a infracciones graves al Convenio de
Ginebra IV, la acción militar continua y significativa por parte de las fuerzas armadas de Croacia en apo-
yo de los bosnio-croatas, contra las fuerzas del gobierno bosnio, en el territorio de este último, fue sufi-
ciente para convertir el conflicto interno entre los bosnio-croatas y el gobierno bosnio en un conflicto
internacional”. “[E]ntre 5,000 y 7,000 miembros del Ejército Croata, así como algunos miembros de las
Fuerzas Armadas Croatas (HOS), estuvieron presentes en el territorio de Bosnia y estuvieron involucra-
dos, tanto directamente como a través de sus relaciones con la Comunidad Croata de Herceg-Bosna (HB)
y el Consejo de Defensa Croata (HVO), en las luchas con las fuerzas del gobierno bosnio en Bosnia Cen-
tral y del Sur. [L]os bosnio-croatas pueden, para efectos de estos procedimientos, ser considerados como
agentes de Croacia con respecto a los actos discretos que se alegan como infracciones graves a las dispo-

1
La “Regla” o las “Reglas” se refiere, en lo sucesivo, a las Reglas de Procedimiento y Prueba, y sus modificaciones, del
TPIY (Tribunal Internacional Penal para la Antigua Yugoslavia), se encuentra en http://www.un.org/TPIY/legaldoc-
e/index.htm.
* Nota del traductor: al momento de esta traducción, la dirección electrónica aquí mencionada ya no corresponde, ahora
es http://www.icty.org/sid/136

28
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

siciones de los Convenios de Ginebra. Parece que Croacia, además de apoyar a los bosnio-croatas [...]
insertó a sus propias fuerzas armadas en el conflicto en el territorio de Bosnia y ejerció un alto grado de
control sobre las instituciones tanto políticas como militares de los bosnio-croatas”.

(b) El conflicto entre Bosnia y Herzegovina,


y la República Federal de Yugoslavia (Serbia y Montenegro)

Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párrs. 33, 48, 50: “La Sala de Primera
Instancia en su fallo respecto a la naturaleza del conflicto antes del 19 de mayo de 1992 se basa en una
conclusión de que hubo participación directa de un Estado en el territorio de otro Estado. Esto consti-
tuye una aplicación plena de lo que sostuvo la Sala de Apelaciones en el caso Tadic, de que ‘es indis-
cutible que un conflicto armado es internacional, si éste tiene lugar entre dos o más Estados’, lo que
refleja la posición tradicional del derecho internacional [...]”. “A pesar de que la Sala de Primera Ins-
tancia no aplicó formalmente la prueba de ‘control general’ establecida en la Sentencia de Apelación
de Tadic, [...] el razonamiento legal de la Sala de Primera Instancia es totalmente consistente con la
jurisprudencia previa del Tribunal”. “La Sala de Primera Instancia llegó a la conclusión, como en el
caso Tadic, de que el conflicto armado que ocurría en Bosnia y Herzegovina después del 19 de mayo
de 1992 podía ser considerado como internacional, porque la FRY [República Federal de Yugoslavia
(Serbia y Montenegro)] permanecía como la fuerza controladora detrás de las fuerzas armadas de los
bosnio-serbios después del 19 de mayo de 1992. [...] [E]sta Sala de Apelaciones se encuentra satisfe-
cha con los hechos concluyentes de la Sala de Primera Instancia que cumplen con las condiciones le-
gales que se señalan en el caso Tadic”.
Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párrs. 156, 162: “Es suficiente demostrar que [el
Ejército de Yugoslavia] ejerció control general sobre las fuerzas de los bosnio-serbios. Dicho control
se manifestó no sólo en la asistencia financiera, logística y en otro tipo de ayuda y apoyo, sino también
y más importantemente, en términos de participación en la dirección general, coordinación y supervisión de
las actividades y operaciones del VRS [Ejército de la República Serbia de Bosnia y Herzegovina/República
Srpska]. Esta clase de control es suficiente para efectos de tipificar el criterio legal requerido por el
derecho internacional”. “[D]urante el periodo relevante a este caso (1992), las fuerzas armadas de la
Republika Srpska debían ser consideradas como actuando bajo el control general y en nombre de la FRY
[República Federal de Yugoslavia (Serbia y Montenegro)]. Por lo tanto, aún después del 19 de mayo
de 1992, el conflicto armado en Bosnia y Herzegovina comenzó entre los bosnio-serbios y las autori-
dades centrales de Bosnia y Herzegovina debe ser clasificado como un conflicto armado internacio-
nal”. Ver también Tadic (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 87.
Para la aplicación de la prueba de “control general”, la cuestión de la “participación” y la conclu-
sión de que el conflicto armado en la Región Autónoma de Trajina, a partir del 1 de abril de 1992 al 31
de diciembre de 1992, era internacional, ver Brdjanin (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de
2004, párrs. 144-154.

iv) La persona o bien en cuestión debe ser “protegida” (elemento 4)


Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 172: “[L]os delitos cubiertos por el artículo 2
del Estatuto deben ser cometidos contra personas o bienes protegidos conforme a lo dispuesto en los
Convenios de Ginebra pertinentes”.

29
CRÍMENES DE GUERRA: GRAVES INFRACCIONES A LOS CONVENIOS DE GINEBRA DE 1949 (ARTÍCULO 2)

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 121: “[L]as víctimas de los
crímenes que se alegan deben calificar como personas protegidas conforme a lo dispuesto en los Con-
venios de Ginebra de 1949”. Ver también Simic, Tadic y Zaric (Sala de Primera Instancia), 17 de octu-
bre de 2003, párr. 106 (similar).
Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 176: “El cuarto re-
quisito para la aplicación del artículo 2 del Estatuto es que “las personas o bienes sujetos a infraccio-
nes graves deben ser definidas como ‘protegidas’ en los Convenios de Ginebra”.

(1) Definición de personas protegidas

Blaskic (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 172: “El artículo 4(1) del Convenio de Ginebra
IV define a las personas protegidas como ‘aquellas que, en un momento determinado y en cualquier
forma, se encuentran, en caso de conflicto u ocupación, en manos de una Parte en Conflicto o Poder de
Ocupación respecto del que no son nacionales’”. Ver también Kordic y Cerkez (Sala de Primera Ins-
tancia), 26 de febrero de 2001, párr. 147 (igual).
Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 168: “Personas protegidas son aquéllas
‘que no disfrutan de [...] protección diplomática’, y ‘no están sujetas a la alianza y control del Estado
en cuyas manos puedan encontrarse’”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 125: “Cada uno de los cua-
tro Convenios de Ginebra de 1949 establecen las condiciones conforme a las que una persona o bien
queda protegido por sus disposiciones”. “El Convenio de Ginebra IV define a las ‘personas protegidas’
como aquéllas ‘en manos de una de las Partes en Conflicto o Poder de Ocupación respecto del que no
son nacionales’”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 145: “[E]n aquellas situaciones en
que los civiles no disfrutan de la protección diplomática normal de su Estado, debe concedérseles el
estatus de personas protegidas”.

(2) La etnicidad, la alianza y la substancia de las relaciones son más determinantes


en el estatus de la persona protegida que la caracterización legal o la nacionalidad

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 322-323, 328-330: “La Sala
de Primera Instancia se apegó a las sentencias de la Sala de Apelaciones en el caso Tadic, Aleksovski y
Celebici [a/k/a Delalic] y sostuvo que para determinar el estatus de protección de una persona, según
lo dispuesto en el artículo 4 del Convenio de Ginebra IV, no se está obligado por una ciudadanía común
de ambos, perpetradores y víctimas, y en su lugar, puede aplicarse la prueba de alianza, que dispone
que la nacionalidad no es tan crucial como la alianza a una parte involucrada en el conflicto armado”.
“También sostuvo que si se establece que el conflicto fue internacional, en razón de la participación de
Croacia, se deduce que las víctimas bosnio-musulmanas estuvieron en manos de una de las partes en
conflicto, Croacia, Estado del que no eran nacionales y, que por lo tanto, el artículo 4 del Convenio de
Ginebra IV se aplica”. “La Sala de Apelaciones hace notar que esta cuestión ha sido ampliamente dis-
cutida en cuatro sentencias de apelación. En esas decisiones, la Sala de Apelaciones rechazó los argumentos
de que las víctimas de graves infracciones al Convenio de Ginebra IV deberían quedar excluidas del

30
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

estatus de ‘personas protegidas’ conforme a una interpretación estricta del texto de su artículo 4. Asi-
mismo, la Sala de Apelaciones rechazó los alegatos de que su interpretación de esta norma viola el
principio de legalidad”. “[Las víctimas] quedan protegidas en tanto no deban alianza a la parte en con-
flicto en cuyas manos se encuentren y respecto de la cual sean nacionales”. Ver también Kordic y Cerkez
(Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 331.
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 172, 180: “La Sala de Apelaciones en
Tadic concluyó que esta disposición [el artículo 4(1) del Convenio de Ginebra IV] ‘en caso de ser in-
terpretada a la luz de su objetivo y finalidad tiene como propósito la protección de los civiles dentro
del mayor alcance posible. Por lo tanto, su aplicabilidad no depende de los lazos formales y las rela-
ciones puramente legales’ [...]”. “[L]a Sala de Apelaciones ha rechazado previamente los argumentos
de que las víctimas deberían quedar excluidas del estatus de ‘personas protegidas’ conforme a una
interpretación estricta del texto del artículo 4 del Convenio de Ginebra IV”.
Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 84: “La nacionalidad de las víc-
timas para efectos de la aplicación del Convenio de Ginebra IV no debe ser determinada en base a las
caracterizaciones nacionales formales, sino más bien con base al análisis de las relaciones substancia-
les, tomando en consideración la diferente etnicidad de las víctimas y de los perpetradores, y sus lazos
con el Estado extranjero que interviene”.
Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párrs. 166-169: “[E]l punto de vista legal [para
definir a las personas protegidas] dependiente de las relaciones substanciales más que de los lazos
formales se torna más importante en los conflictos armados internacionales actuales. Mientras que las
guerras previas eran principalmente entre Estados bien establecidos, en los conflictos armados moder-
nos inter-étnicos como en la antigua Yugoslavia se crean a menudo nuevos Estados durante el conflicto y
la etnicidad, más que la nacionalidad, puede convertirse en base para alianzas. O bien, para ponerlo de
otra forma, la etnicidad puede tornarse en determinativo de una alianza nacional. Bajo estas condicio-
nes, el requisito de nacionalidad es aún menos adecuado para definir a las personas protegidas”. Es “la
substancia de las relaciones” entre las partes, “y no [...] su caracterización legal” lo que prevalece.
“[L]as víctimas eran ‘personas protegidas’ ya que se encontraban en manos de las fuerzas armadas de
un Estado respecto del cual no eran nacionales” y “no debían alianza al (y no recibían la protección
diplomática del) Estado (el FRY) en cuyo nombre luchaban las fuerzas armadas bosnio-serbias”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 125: “El criterio de naciona-
lidad puede excluir a ciertas víctimas de crímenes de la categoría de personas protegidas. Sin embargo,
es jurisprudencia establecida de este Tribunal que no debe definirse a una persona protegida mediante
el requisito estricto de nacionalidad, en oposición a lazos más realistas que demuestran una alianza real
a una de las partes en conflicto, tal como la etnicidad. Esta Sala de Primera Instancia acepta y se ape-
gará a este punto de vista”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 152: “[L]a Sala de Ape-
laciones en Tadic concluyó que ‘la alianza a una de las Partes en Conflicto y, consecuentemente, el
control de esta parte sobre las personas en un territorio determinado, puede ser considerado como una
prueba crucial’. En tal caso, la nacionalidad no es tan crucial como la alianza a una de las partes”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párrs. 126-127: La Sala de Primera Ins-
tancia siguió el criterio de la Sala de Apelaciones en el caso Tadic, que optó por un “punto de vista
legal que dependía más de las relaciones substanciales que de los lazos formales [...]”. “En un conflicto
armado inter-étnico, los antecedentes étnicos de una persona pueden ser considerados como un factor
decisivo para determinar a qué nación debe su alianza y puede por lo tanto, servir para establecer el
estatus de las víctimas como personas protegidas”.

31
CRÍMENES DE GUERRA: GRAVES INFRACCIONES A LOS CONVENIOS DE GINEBRA DE 1949 (ARTÍCULO 2)

(3) Las personas protegidas pueden ser de la misma nacionalidad que su captor

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 329-330: “La Sala de Apela-
ciones reitera que:

[...] el privar a las víctimas, que según la ley interna supuestamente son de la misma nacionalidad
que sus captores, de la protección de los Convenios de Ginebra, solamente con fundamento en esa
ley nacional, no serían consistentes con el objeto y fin de los Convenios. Su mismo objeto puede,
en efecto, ser derrotado si se coloca un énfasis indebido en los lazos legales formales, que tam-
bién pueden ser alterados por los gobiernos para escudar a sus nacionales de la persecución basa-
da en infracciones graves a las disposiciones de los Convenios de Ginebra”.

“Concluye que el artículo 4 del Convenio de Ginebra IV no puede ser interpretada en forma que
excluya a las víctimas del estatus de personas protegidas, exclusivamente con base en su nacionalidad
común con la de un perpetrador”.
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 174: “Al interpretar el artículo 4 del
Convenio de Ginebra IV, la Sala de Apelaciones concluyó que:

En los conflictos étnicos de hoy, las víctimas pueden ser ‘asimiladas’ al Estado externo involucrado en
el conflicto, aún si formalmente tienen la misma nacionalidad que sus captores, para efectos de la apli-
cación del derecho humanitario y del artículo 4 del Convenio de Ginebra IV específicamente. Por lo
tanto, la Sala de Apelaciones está de acuerdo con la Sentencia de Apelación del caso Tadic en cuanto a
que ‘aún si en las circunstancias del caso los perpetradores y las víctimas fueran considerados como
poseedores de la misma nacionalidad, sería aplicable el artículo 4’”.

Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 81: “[P]rivar a las víctimas, que
conforme a la ley interna, supuestamente son de la misma nacionalidad que sus captores, de la protec-
ción de los Convenios de Ginebra solamente con base en la ley nacional, no sería consistente con el
objeto y fin de los Convenios”.
Aleksovski, (Sala de Apelaciones), 24 de marzo de 2000, párr. 151: “[L]a Sala de Apelaciones
confirma también las conclusiones en la Sentencia del caso Tadic de que, en ciertas circunstancias, el
artículo 4 [del Convenio de Ginebra IV] puede ser interpretado más ampliamente, de manera que se
pueda conceder a una persona el estatus de protegida, independientemente del hecho de que sea de la
misma nacionalidad que sus captores”.

(4) Definición de “en manos de una de las partes en conflicto o fuerza de ocupación”

Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 208: La Sala sostuvo
que “la expresión ‘en manos de una de las partes o fuerza de ocupación, tal y como aparece en el artículo 4
del Convenio de Ginebra IV, se refiere a las personas que se encuentran en el territorio controlado por
esa parte o fuerza de ocupación”.

32
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(5) Aplicación - personas protegidas

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 375-377: “Con respecto al
requisito de personas protegidas, Cerkez sostiene que los civiles bosnio-musulmanes que fueron victi-
mizados por los bosnio-croatas [en Bosnia Central y Herzegovina] no serían personas protegidas con-
forme a los Convenios de Ginebra porque Croacia y Bosnia y Herzegovina estaban aliados, luchando
contra los bosnio-serbios y la JNA [Ejército de la República Federal Socialista de Yugoslavia]”. “La
Sala de Apelaciones hace notar que la Sala de Primera Instancia razonablemente llegó a la conclusión
de que el conflicto entre el HVO [Consejo de Defensa Croata] y la EBiH [Ejército Bosnio Musulmán]
era internacional, debido al control general de Croacia sobre el HVO. Croacia y Bosnia y Herzegovina
podrían por lo tanto ser considerados beligerantes, conforme a lo dispuesto por el artículo 4(2) del
Convenio de Ginebra IV. Esto en sí mismo, determina que no estaban en una alianza como co-
beligerantes, conforme al significado de lo dispuesto en el artículo 4(2), para efectos de crímenes deri-
vados del conflicto en Bosnia Central”. “Por lo tanto, la Sala de Primera Instancia no se equivocó al
sostener que los bosnio-musulmanes eran personas protegidas conforme a lo dispuesto en el artículo 4
del Convenio de Ginebra IV”.
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 175, 177, 189: “La Sala de Apelaciones
hace notar que la Sala de Primera Instancia concluyó que Croacia era parte en el conflicto en cuestión.
Los bosnio-musulmanes fueron retenidos en cautiverio por el HVO [Consejo de Defensa Croata (ejér-
cito de bosnio-croatas)] y no debían alianza a Croacia. En vista de que el HVO estaba operando de
facto como fuerza armada de Croacia, las víctimas bosnio-musulmanas se encontraron en manos de una
de las partes en conflicto respecto de la cual no eran nacionales. Las nacionalidades de las personas
que comprendían las fuerzas armadas de facto de Croacia no son relevantes para la investigación”.
“[N]o tienen peso las aseveraciones del apelante de que el presente caso puede distinguirse de los ca-
sos Tadic y Celebici [a/k/a Delalic] con base en que los bosnio-serbios, a diferencia de los bosnio-croatas,
pretendían separarse de Bosnia y Herzegovina. Ni la Sentencia de Apelación del caso Tadic ni la Sentencia
de Apelación del caso Celebici se refirieron a las actividades separatistas de bosnio-serbios”.
En rechazo al argumento del apelante de que Croacia y Bosnia y Herzegovina eran co-
beligerantes: “La Sala de Apelaciones encuentra que la Sala de Primera Instancia tenía prueba amplia
para concluir, dentro del ámbito de un juicio razonable de los hechos, que los Estados de Croacia y
Bosnia y Herzegovina no eran co-beligerantes, según el significado del artículo 4(2) del Convenio de
Ginebra IV”.
Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 98: “La Sala de Apelaciones es-
tá particularmente de acuerdo con las conclusiones de la Sala de Primera Instancia sobre que las vícti-
mas bosnio-serbias deben ser consideradas como personas protegidas para efectos del Convenio de
Ginebra IV, porque fueron ‘arrestadas y detenidas principalmente con motivo de su identidad serbia’ y
‘fueron consideradas claramente por las autoridades bosnias como pertenecientes a la parte opositora
en un conflicto armado y como una amenaza para el Estado bosnio’”.
Aleksovski, (Sala de Apelaciones), 24 de marzo de 2000, párrs. 150-151: “La Fiscalía sostiene
que, si se determina que el conflicto era internacional a causa de la participación de Croacia, se deduce que
las víctimas bosnio-musulmanas estaban en manos de una de las partes en conflicto, Croacia, respecto
a la cual no eran nacionales y que, por lo tanto, es aplicable el artículo 4 del Convenio de Ginebra IV”.
“La Sala de Apelaciones está de acuerdo con esta aseveración. Sin embargo, la Sala de Apelaciones
confirma también el fallo de la Sentencia del caso Tadic de que, en ciertas circunstancias, el artículo 4

33
CRÍMENES DE GUERRA: GRAVES INFRACCIONES A LOS CONVENIOS DE GINEBRA DE 1949 (ARTÍCULO 2)

puede interpretarse más ampliamente, de manera que pueda otorgarse a una persona el estatus de pro-
tegida, independientemente el hecho de pertenecer a la misma nacionalidad que sus captores”.

v) Aplicación - requisitos generales del artículo 2

(1) Conflicto armado y nexos entre los delitos que se alegan y el conflicto armado

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 140-142: La Sala de Primera
Instancia concluyó, para efectos de los artículos 2 y 3 del Estatuto, que existió conflicto armado entre
el 1 de abril y el 31 de diciembre de [1992] en la Región Autónoma de Krajina (RAK) y que existieron
nexos entre los crímenes que se alegan y el conflicto armado: “La Sala se considera satisfecha más allá
de toda duda razonable, de que los crímenes que se imputan al acusado fueron cometidos durante el
transcurso del conflicto armado en la RAK. Aunque el acusado no tomó parte en ninguna lucha, sus
actos estuvieron estrechamente relacionados con el conflicto. En efecto, el acusado era un miembro
prominente del SDS [Partido Demócrata Serbio de Bosnia y Herzegovina] y después también Presi-
dente del Estado Mayor de Crisis de la RAK, un cuerpo regional investido con poderes tanto ejecuti-
vos como legislativos dentro de la RAK donde tenía lugar el conflicto armado. Sus poderes efectivos
se extendían a las autoridades municipales de la RAK y la policía, y su influencia comprendía al ejér-
cito y a las organizaciones paramilitares. En el siguiente capítulo de esta sentencia, la Sala de Primera
Instancia establece el involucramiento del Estado Mayor de Crisis de la RAK en la implementación
del Plan Estratégico. La Sala de Primera Instancia establece posteriormente que, después de que el
Estado Mayor de Crisis de la RAK fue abolido y durante el periodo relevante para la Acusación, el acusado
continuó ejerciendo gran poder y actuó en varios cargos a nivel republicano durante el transcurso del
conflicto armado”. “Por lo tanto, la Sala de Primera Instancia está satisfecha con que los requisitos
generales comunes de los artículos 2 y 3 del Estatuto han quedado cumplidos”.

(2) El conflicto armado era internacional

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 144-154: “Con objeto de esta-
blecer que en el caso presente el conflicto armado era de naturaleza internacional, la Sala de Primera
Instancia necesita quedar convencida de que entre el 1 de abril de 1992 y el 31 de diciembre de 1992
las autoridades de la FRY [República Federal de Yugoslavia] intervinieron directamente en el conflic-
to armado o bien tuvieron control general sobre las fuerzas bosnio-serbias. La Sala de Primera Instan-
cia está convencida de que desde el 1 de abril de 1992 hasta el 19 de mayo de 1992, fecha en que el
JNA [Ejército Popular Yugoslavo] se retiró oficialmente de BiH [Bosnia y Herzegovina], dicho ejérci-
to (el JNA) intervino directamente en el conflicto armado que ocurrió en el territorio de BiH, y que el
conflicto armado por lo tanto fue internacional durante este periodo. De tal suerte que, el periodo que
concierne a la Sala de Primera Instancia es del 19 de mayo al 31 de diciembre de 1992, periodo duran-
te el cual no hay prueba de intervención extranjera directa”. “Por lo tanto, la Sala de Primera Instancia
concluye que el conflicto armado que tuvo lugar en la RAK durante el periodo completo al que se re-
fiere la Acusación fue de naturaleza internacional”.

34
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(3) Las víctimas eran personas protegidas

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 155-156: “Con respecto al re-
quisito de que las víctimas sean personas protegidas, la Sala de Primera Instancia hace notar que las
víctimas de los crímenes que se alegan no debían alianza al Estado en cuyo nombre peleaban las fuer-
zas armadas bosnio-serbias. La Sala de Primera Instancia está por lo tanto satisfecha y está conforme
con la jurisprudencia del Tribunal, de que las víctimas de los crímenes que se alegan en la Acusación
eran personas ‘protegidas’ por los Convenios de Ginebra de 1949”.
“Sobre estas bases, la Sala de Primera Instancia está satisfecha con que se han cumplido los requi-
sitos para aplicar el artículo 2 del Estatuto”.

c) Mens rea

i) Generalidades

Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 152: “[L]a mens rea que constituye
todas las violaciones al artículo 2 del Estatuto incluye tanto la intención dolosa como la imprudencia,
que pueden estar ligados a la negligencia criminal grave”.
Ver también la discusión de mens rea para homicidio intencional, sección (I)(d)(i)(4), Compendio
del TPIY; mens rea para tortura, sección (I)(d)(ii)(1)(a), Compendio del TPIY; mens rea para causar
deliberadamente gran sufrimiento o lesiones graves al cuerpo o a la salud, sección (I)(d)(iii)(1), Com-
pendio del TPIY; mens rea para destrucción y apropiación de bienes no justificadas por necesidades
militares y efectuadas a gran escala, ilícita y arbitrariamente, sección (I)(d)(iv)(6), Compendio del
TPIY; y mens rea para traslado ilegal, sección (I)(d)(vii)(2), Compendio del TPIY.

ii) Conocimiento de la existencia de un conflicto armado internacional


Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 311: “El principio de nullum cri-
men sine lege no requiere que una persona acusada conociera la definición legal específica de cada ele-
mento tipificador de un delito que hubiera cometido. Es suficiente que estuviera consciente de las cir-
cunstancias fácticas, es decir, que un Estado extranjero estaba involucrado en el conflicto armado. Por lo
tanto, no se requiere que Kordic pudiera hacer una evaluación legal correcta con respecto al carácter de
internacional del conflicto armado. Consecuentemente, es irrelevante si Kordic consideraba que la prueba
de control efectivo constituía derecho internacional consuetudinario” (énfasis en el original).

iii) Distinción entre intención y motivación

El Fiscal vs. Krnojelac, Caso No. T-97-25-A (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr.
102: “La Sala de Apelaciones [...] recuerda sus precedentes en el caso Jelisic donde, con respecto a la
intención específica que se requiere para tipificar el crimen de genocidio, establece ‘la necesidad de
distinguir la intención específica de la motivación. La motivación personal del perpetrador del crimen

35
CRÍMENES DE GUERRA: GRAVES INFRACCIONES A LOS CONVENIOS DE GINEBRA DE 1949 (ARTÍCULO 2)

de genocidio puede ser, por ejemplo, obtener beneficios económicos personales o ventajas políticas o
alguna forma de poder. La existencia de una motivación personal no excluye al perpetrador de tener
también una intención específica de cometer genocidio’. La Sala de Apelaciones considera que esta
distinción entre intención y motivación debe aplicarse también a los demás crímenes señalados en el
Estatuto” (Se agrega énfasis). Ver también El Fiscal vs. Jelisic, Caso No. IT-95-10 (Sala de Apelacio-
nes), 5 de julio de 2001, párr. 49 (el mismo texto citado).

d) Delitos conexos

i) Homicidio intencional (artículo 2(a))

(1) Definición

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 36: “La Sala de Apelaciones hace
notar que los elementos del homicidio intencional, conforme al artículo 2 del Estatuto, son la muerte de
la víctima como resultado del (de los) acto(s) del acusado, quien pretendió causar la muerte o lesiones
corporales graves, las cuales, como es razonable suponer, y como seguramente comprendía el acusado,
probablemente llevarían a la muerte, y los cuales cometió en contra de una persona protegida”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 381: “Salvo por algunas va-
riaciones insignificantes en la expresión de los elementos que constituyen el crimen de asesinato y de
homicidio intencional, que son irrelevantes para este caso, la jurisprudencia de este Tribunal ha defini-
do consistentemente los elementos típicos de estos delitos de la siguiente forma:

1. La víctima está muerta;


2. la muerte fue causada por un acto u omisión del acusado, o por la persona o personas por cuyos
actos u omisiones el acusado carga responsabilidad penal; y
3. el acto fue realizado o la omisión tuvo lugar por el acusado o por alguna persona o personas por
cuyos actos u omisiones éste tiene responsabilidad penal, con la intención de:
- matar, o
- infringir daño corporal grave o lesiones graves, con el conocimiento razonable de que tal acto
u omisión probablemente causaría la muerte”.

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 382: “El actus reus consiste
en que el acto u omisión del acusado resultó en la muerte de la víctima. La Fiscalía necesita solamente
probar, más allá de toda duda razonable, que la conducta del acusado contribuyó substancialmente a la
muerte de la víctima”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 229: “[E]n relación al cri-
men de homicidio intencional, el actus reus –el acto físico necesario para la comisión del crimen– es la
muerte de la víctima como resultado de los actos u omisiones del acusado. [L]a conducta del acusado
debe de ser causa substancial de la muerte de la víctima, quien debe haber sido una ‘persona protegida’”.

36
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 153: “Para demostrar el elemento material
del delito, debe probarse que la muerte de la víctima fue resultado de las acciones del acusado [...]”.

(2) Sea lo mismo que el asesinato conforme a los artículos 3 y 5

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 38: “La definición de homici-
dio intencional conforme al artículo 2 contiene un elemento materialmente distinto que no se encuentra
presente en la definición de asesinato conforme al artículo 3: el requisito de que la víctima sea una
persona protegida”. Ver también Kordic y Cerkez (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001,
párr. 229 (la víctima “debe haber sido una ‘persona protegida’”).
Comparar Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 380: “Es claro, a
partir de la jurisprudencia del Tribunal, que los elementos subyacentes del crimen de homicidio inten-
cional conforme al artículo 2 del Estatuto son idénticos a aquéllos requeridos para asesinato conforme
a los artículos 3 y 5 del Estatuto”.
Ver también Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 381 (que carac-
teriza las diferencias entre los elementos que constituyen los delitos de asesinato y homicidio intencio-
nal como “variaciones insignificantes”).
Ver también “‘asesinato’ conforme al artículo 5 del Estatuto, comparado a lo dispuesto en el artículo 2
(‘homicidio intencional’) y artículo 3 (‘asesinato’)”, Sección (IV)(d)(i)(2), Compendio del TPIY.

(3) No se requiere cadáver

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 383, 385: “La Sala de Primera
Instancia concurre con la Sala de Primera Instancia en el caso Tadic en el sentido de que: ‘En virtud de
que éstos no son tiempos normales, es inadecuado aplicar las reglas de algunos sistemas nacionales que
requieren que se presente el cadáver como prueba de la muerte. Sin embargo, debe haber prueba para
ligar las lesiones recibidas con la muerte resultante’”.
“En Krnojelac, la Sala de Primera Instancia sostuvo que: ‘La prueba, más allá de duda razonable
de que una persona fue asesinada, no requiere necesariamente la prueba de que el cadáver de esa per-
sona ha sido recuperado. [E]l hecho de la muerte de una víctima pueda ser inferido circunstancialmen-
te de toda la prueba presentada ante la Sala de Primera Instancia’”. “La Sala de Primera Instancia
agregó que la muerte de una víctima puede ser establecida por prueba circunstancial, siempre que la
única inferencia razonable sea que la víctima esté muerta como resultado de los actos u omisiones del
acusado” (énfasis en el original).
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 939: “La Sala de Primera Instancia
encuentra que, para efectos de una sentencia en cuestiones criminales, cuando una persona ha sido: (i)
exhumado e identificado, (ii) identificado por un testigo ocular como alguien que fue asesinado o por
un testigo, como alguien que está desaparecido o muerto, o (iii) nombrado en un certificado de defun-
ción expedido por un tribunal local, existe suficiente prueba para concluir, más allá de duda razonable,
que la persona correspondiente ha fallecido”.

37
CRÍMENES DE GUERRA: GRAVES INFRACCIONES A LOS CONVENIOS DE GINEBRA DE 1949 (ARTÍCULO 2)

El Fiscal vs. Krnojelac, Caso No. IT-97-25 (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002,
párr. 327: “La prueba presentada por la Fiscalía para establecer un caso circunstancial con respecto a
la muerte de las víctimas [...] incluye aquellos hechos como: prueba de incidentes de maltrato dirigidos
contra la persona; patrones de maltrato y desapariciones de otras personas detenidas; el clima general
de ilegalidad donde los actos eran cometidos; la duración del tiempo que ha transcurrido desde que la
persona desapareció; y el hecho de que no ha habido contacto de esa persona con otros a los que se
había esperado que contactara, tales como su familia. Esencialmente, la Sala de Primera Instancia debe
quedar satisfecha, examinando la prueba como un todo, de que la única inferencia razonable a partir de
esa prueba es que la persona particular murió como resultado de lo que ocurrió [...]”.
El Fiscal vs. Tadic, Caso No. IT-94-1 (Sala de Primera Instancia), 7 de mayo de 1997, párr. 240:
“La Sala de Primera Instancia tiene conocimiento del hecho de que durante el conflicto hubo prolon-
gadas golpizas y asesinatos y trato indiferente, descuidado y aún insensible para con los muertos. Los
prisioneros muertos eran enterrados en tumbas comunes provisionales y montones de cuerpos frecuen-
temente eran vistos en el territorio del campo. En vista de que estos no eran tiempos normales, es
inapropiado aplicar las reglas de algunos sistemas nacionales que requieren que se presente un cadáver
como prueba de la muerte. Sin embargo, debe haber prueba para enlazar las lesiones recibidas a la
muerte resultante”.

(4) Mens rea

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 36: El requisito de mens rea para
homicidio intencional es que el acusado “pretendía causar la muerte o infringir lesiones corporales graves
que, como es razonablemente asumir, y éste debía comprender, probablemente llevarían a la muerte [...]”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 386: “Para cumplir con el
requisito de mens rea por asesinato y homicidio intencional, debe establecerse que el acusado tenía
intención de matar o de infringir daño corporal grave o lesiones graves, con el razonable conocimiento
de que los actos u omisiones del acusado probablemente llevarían a la muerte”. Ver también Brdjanin
(Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 381 (similar).
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 229: “Para cumplir con
el requisito de mens rea por homicidio intencional debe establecerse que el acusado tenía el propósito
de matar o de infringir lesiones corporales graves, con imprudente indiferencia por la vida humana”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 153: “La intención, o mens rea,
requerida para establecer el delito de homicidio intencional existe una vez que se ha demostrado que el
acusado pretendía causar la muerte o lesiones corporales graves que, como es razonable asumir, y éste
debía comprender, probablemente llevarían a la muerte”.

(a) No se requiere premeditación

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 386: “Con respecto al mens rea
requerido para homicidio intencional conforme al artículo 2 del Estatuto, la Sala de Primera Instancia

38
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

hace notar que ha habido ciertos debates dentro de la jurisprudencia de este Tribunal y el TPIR2 res-
pecto a la cuestión de si el mens rea que constituye el límite entre asesinato, y mutatis mutandis, el
homicidio intencional requiere el elemento mental para premeditación. La Sala de Primera Instancia
encuentra que el mens rea para asesinato y homicidio intencional no requiere premeditación. A este
respecto sostiene las conclusiones de la Sala de Primera Instancia en el caso Stakic que establece:
‘[T]anto el dolus directus como el dolus eventualis son suficiente para establecer el delito de asesinato.
[...] La definición técnica de dolus eventualis es la siguiente: si el actor se involucra en una conducta
que pone en peligro la vida, su homicidio se convierte en intencional si él se ‘reconcilia a sí mismo’ o
‘hace las paces’ con algo parecido a la muerte [...]’”. “El límite del dolus eventualis por lo tanto impli-
ca el concepto de imprudencia pero no el de negligencia o el de negligencia grave” (énfasis omitido en
el original).

(b) Se puede inferir mens rea ya sea directa o circunstancialmente

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 387: “[L]a Sala de Primera Ins-
tancia hace notar que se puede inferir mens rea [...] directa o circunstancialmente a partir de la prueba
del caso” (énfasis en el original).
Ver también la discusión de asesinato conforme al artículo 3, Sección (II)(d)(iv), y asesinato con-
forme al artículo 5, Sección (IV)(d)(i), Compendio del TPIY.

ii) Tortura o trato inhumano (artículo 2(b))

(1) Tortura

(a) Elementos

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 481: “Tanto este Tribunal como
el TPIR han adoptado una definición del delito de tortura apegado a las líneas de la contenida en la
Convención contra la Tortura (CAT), que comprende los siguientes elementos constitutivos:

1. El infringir, mediante acto u omisión, sufrimiento o dolor grave, ya sea físico o mental;
2. el acto u omisión debe ser intencional; y
3. el acto u omisión debe haber ocurrido con objeto de obtener información o una confesión, o para
castigar, intimidar o coaccionar a una víctima o a un tercero, o para discriminar, sobre cualquier
fundamento, contra la víctima o un tercero”.

2
“TPIR” se refiere al Tribunal Penal Internacional para la Persecución de las Personas Responsables de Genocidio y
Otras Violaciones Graves al Derecho internacional humanitario Cometido en el Territorio de Ruanda y a los Ciudadanos
Ruandeses responsables de genocidio y otras violaciones semejantes, cometidas en el territorio de los Estados vecinos, entre el
1 de enero de 1994 y 31 de diciembre de 1994.

39
CRÍMENES DE GUERRA: GRAVES INFRACCIONES A LOS CONVENIOS DE GINEBRA DE 1949 (ARTÍCULO 2)

(b) Igual, independientemente del artículo

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 482: “La definición de ‘tortura’
permanece igual independientemente del artículo del Estatuto conforme al cual se formulan cargos al
acusado”.

(c) Gravedad del dolor o sufrimiento

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 483-484: “La gravedad del dolor o
sufrimiento coloca a la tortura aparte de otras formas de maltrato. La jurisprudencia de este Tribunal y
de la del TPIR no ha establecido específicamente el nivel del límite de sufrimiento o dolor que se re-
quiere para configurar el delito de tortura y éste, consecuentemente, depende de las circunstancias in-
dividuales en cada caso”.
“Al evaluar la gravedad de cualquier maltrato debe considerarse la gravedad objetiva del daño in-
fringido, incluyendo la naturaleza, intención y consistencia de los actos cometidos. Los criterios subje-
tivos, tales como la condición física o mental de la víctima, el efecto del trato y, en algunos casos, fac-
tores tales como la edad, sexo, estado de salud y posición de inferioridad de la víctima, también serán
relevantes en la evaluación de la gravedad del daño”.

(i) No se requiere una lesión permanente


Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 484: “No se requiere haber cau-
sado una lesión permanente para configurar tortura; no se requiere que la prueba del sufrimiento sea
visible después de la comisión del delito”.

(ii) La violación cumple con el requisito de gravedad


Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 485: “Algunos actos como la vio-
lación sexual, por su propia definición, parecen cumplir con el requisito del límite de gravedad. Como
la tortura, la violación es una transgresión a la dignidad personal y se utiliza para fines tales como la
intimidación, degradación, humillación y discriminación, castigo, control o destrucción de una perso-
na. El sufrimiento o dolor grave, tal como lo requiere la definición del delito de tortura, puede conside-
rarse establecido una vez que se ha demostrado el delito de violación, ya que el acto de violación nece-
sariamente implica dicho dolor o sufrimiento”.

(d) Se requiere propósito prohibido

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 486-487: “Los actos de tortura
persiguen, a través de infringir dolor físico o mental grave, obtener determinado resultado o finalidad.
Por lo tanto, en ausencia de dicho objetivo o fin, aún el infringir un dolor grave no calificaría como
tortura para efectos de lo señalado en los artículos 2 y 5 del Estatuto”. “Los propósitos prohibidos
mencionados arriba no constituyen una lista exhaustiva, y no existe el requerimiento de que la conduc-
ta deba servir solamente a un propósito prohibido. Si con la conducta se cumple un propósito prohibi-

40
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

do, el hecho de que dicha conducta pretendía también lograr un propósito no enlistado, es irrelevante”
(énfasis en el original).

(e) No se requiere ser funcionario público

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 488-489: “No obstante que la
[Convención contra la Tortura] contempla que la tortura debe ser cometida ‘con el consentimiento o
aquiescencia de un funcionario público u otra persona que actúe con carácter oficial’, la jurisprudencia
de este Tribunal no requiere que el perpetrador del crimen de tortura sea un funcionario público, ni la
tortura requiere haber sido cometida en presencia de dicho funcionario”.
“En este contexto, la Sala de Primera Instancia hace notar que la definición de la [Convención contra
la Tortura] se basa en la noción de derechos humanos, que está construida principalmente sobre la
premisa de que los derechos humanos son violados por Estados o gobiernos. Para efectos del derecho
penal internacional, que trata con la responsabilidad penal de una persona, esta Sala de Primera Instan-
cia está de acuerdo y se apega al criterio de la Sala de Primera Instancia en el caso Kunarac en que ‘el
rasgo característico del delito [bajo a la jurisdicción del Tribunal] debe encontrarse en la naturaleza del
acto cometido, más que en el estatus de la persona que lo cometió’”.
Ver también la discusión sobre tortura conforme al artículo 3, Sección (II)(d)(i), y artículo 5, Sec-
ción (IV)(d)(vi), Compendio del TPIY.

(2) Trato inhumano

(a) Generalidades

Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 246: “[L]os delitos de
trato inhumano y trato cruel son cláusulas residuales conforme a los artículos 2 y 3 de Estatuto, respec-
tivamente. Esencialmente, los elementos de estos delitos son los mismos”. “El grado de sufrimiento
mental o físico requerido para demostrar cualquiera de estos delitos, es inferior al que se requiere para
tortura, aunque es el mismo nivel que se requiere para demostrar el cargo de ‘causar deliberadamente
gran sufrimiento o lesiones graves al cuerpo o a la salud’”.

(b) Definición

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 39: “La Sala de Apelaciones
recuerda que el trato inhumano conforme a lo dispuesto en el artículo 2 del Estatuto es un acto u omi-
sión intencional cometido contra una persona protegida, que causa un daño mental grave, sufrimiento
físico, una lesión o que constituye un ataque grave a la dignidad humana”.
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 665: “El trato inhumano conforme a lo
dispuesto en el artículo 2 es distinto de ‘trato cruel’ al que se refiere el artículo 3, y ha sido descrito
como:

41
CRÍMENES DE GUERRA: GRAVES INFRACCIONES A LOS CONVENIOS DE GINEBRA DE 1949 (ARTÍCULO 2)

(a) un acto u omisión intencional, el cual, juzgado objetivamente, es deliberado y no accidental,


y causa daño mental o sufrimiento o lesión física grave, o constituye un ataque grave a la
dignidad humana,
(b) cometido contra una persona protegida”.

Ver también Aleksovski, (Sala de Apelaciones), 24 de marzo de 2000, párr. 26 (se cita la primera
punta de la prueba); Kordic y Cerkez (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 256
(ambas puntas).
Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 246: “El trato in-
humano se define como a) un acto u omisión intencional, que causa daño mental grave o sufrimiento o
lesiones físicas graves o constituye un ataque grave a la dignidad humana, b) cometido contra una per-
sona protegida”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párrs. 154-155: “‘[E]l trato inhumano es
un acto u omisión intencional, el cual juzgado objetivamente, es deliberado y no accidental, causa grave
daño mental o sufrimiento físico o lesión o constituye un ataque grave a la dignidad humana [...]. Por lo
tanto, el trato inhumano es un trato intencional que no se conforma al principio fundamental de humani-
dad y que forma un paraguas bajo el que caen las restantes “infracciones graves” a los Convenios. Por lo
tanto, los actos caracterizados en los Convenios y los comentarios considerados como inhumanos, o que
son inconsistentes con el principio de humanidad, constituyen ejemplos de acciones que pueden ser con-
siderados como trato inhumano’”. “[L]a categoría de ‘trato inhumano’ incluyó no sólo actos como tortura
y el causar intencionalmente gran sufrimiento o infringir lesiones graves corporales, mentales o a la sa-
lud, sino también se extendió a otros actos que contravienen los principios fundamentales de trato huma-
no, en particular aquéllos que constituyen un ataque a la dignidad humana”.

(c) Aplicación - trato inhumano

Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 256: “Las [l]esiones, trato
inhumano de personas detenidas y uso de personas como escudos humanos, pueden ser caracterizados
como ‘trato inhumano’”.

(i) Uso de personas como “escudos humanos”


Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 653-654, 669: “El uso de prisioneros de
guerra o de civiles detenidos como escudos humanos está [...] prohibido por las disposiciones de los
Convenios de Ginebra, y puede tipificarse el trato inhumano o cruel conforme a lo dispuesto en
los artículos 2 y 3 del Estatuto, respectivamente, cuando los demás elementos de estos crímenes se cum-
plen”. “El uso de detenidos protegidos como escudos humanos constituye una violación a las disposi-
ciones de los Convenios de Ginebra, independientemente de que dichos escudos humanos hayan sido
efectivamente atacados o lastimados. En efecto, la prohibición tiene por objeto proteger a las personas
detenidas de ser expuestas al riesgo de daño, y no sólo el daño mismo”. “La Sala de Apelaciones con-
sidera que el uso de personas detenidas como escudos humanos les causó grave daño mental y consti-
tuyó un grave ataque a la dignidad humana”.

42
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(ii) Trabajo forzoso


Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 597: “La Sala de Apelaciones ha hecho notar
que el uso de trabajo forzoso no siempre es ilícito. Sin embargo, el trato de personas detenidas no
combatientes puede ser considerado cruel cuando, junto con otros elementos requeridos, el trato causa
sufrimiento o lesiones físicas o mentales graves o constituye un ataque grave a la dignidad humana. La
Sala de Apelaciones hace notar que los Convenios III y IV de Ginebra requieren que, cuando los no-
combatientes sean utilizados para trabajo forzoso, su trabajo no puede estar conectado con las opera-
ciones de guerra o ni tener carácter o propósitos militares. La Sala de Apelaciones encuentra que el uso
de personas que no toma parte activa en las hostilidades para preparar fortificaciones militares para ser
utilizadas en las operaciones y en contra de fuerzas con respecto a las cuales dichas personas se identi-
fican o simpatizan, es un ataque grave a la dignidad humana y causa un grave sufrimiento mental (y
dependiendo de las circunstancias sufrimiento físico) o lesiones. Toda orden para obligar a las perso-
nas protegidas a cavar trincheras o a preparar otras formas de instalaciones militares, particularmente
cuando se ordena a dichas personas hacerlo en contra `de sus propias fuerzas’, en un conflicto armado
constituye trato cruel [...]”.3
Ver también la discusión de trato cruel según el artículo 3, Sección (II)(d)(iii), Compendio del
TPIY. Ver también la discusión de trato cruel e inhumano relacionado con el delito de persecución
conforme al artículo 5, Sección (IV)(d)(viii)(3)(i), Compendio del TPIY.

iii) Causar deliberadamente gran sufrimiento


o lesiones graves al cuerpo o a la salud (artículo 2(c))

(1) Definición

Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 54: “El Tribunal sostu-
vo que un ataque a las ciudades, pueblos o villas es análogo a un ‘ataque o bombardeo, por cualquier
medio, a pueblos, villas, moradas o edificaciones indefensas’, y por lo tanto, constituye ‘una violación
a las leyes o costumbres de guerra enumerados bajo el artículo 3 (c) del Estatuto’. Como una violación a las
leyes o costumbres de guerra conforme al artículo 3 del Estatuto, el ataque ‘debe haber causado muer-
tes y/o lesiones corporales graves en la población civil o daño a los bienes civiles’”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 245: “[E]l delito de
causar deliberadamente gran sufrimiento o lesiones graves corporales o a la salud constituye un acto u
omisión intencional que causa lesión, sufrimiento físico o mental graves, en el razonamiento de que el
nivel requerido de sufrimiento o lesión pueda demostrarse”. “Como con todos los delitos imputados
conforme al artículo 2 del Estatuto, existe el requisito adicional de que los actos deben haberse dirigi-
do contra una ‘persona protegida’”.

3
El Tribunal teorizó que podía emitir condenas tanto conforme al artículo 2 por trato inhumano, como conforme al artículo 3
por trato cruel. La condena que se emitió conforme al artículo 2, con fundamento en que el artículo 2 (vía el artículo 3 común
de los Convenios de Ginebra), tiene un elemento adicional que no está en el artículo 3. Ver Blaskic (Sala de Apelacio-
nes), 29 de julio de 2004, párrs. 634 y 671. Para discusión de condenas acumulativas, ver (IX)(b), Compendio TPIY.

43
CRÍMENES DE GUERRA: GRAVES INFRACCIONES A LOS CONVENIOS DE GINEBRA DE 1949 (ARTÍCULO 2)

Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 156: “Este delito [de causar delibera-
damente gran sufrimiento o lesiones graves al cuerpo o a la salud] es un acto u omisión intencional que
consiste en causar gran sufrimiento o graves lesiones al cuerpo o a la salud, incluyendo a la salud mental. Esta
categoría de delitos incluye aquellos actos que no cumplen con las condiciones para ser caracterizados
como tortura, aunque existan actos de tortura que puedan también caber dentro de la definición dada. Un
análisis de la expresión ‘deliberadamente causar gran sufrimiento o lesión grave al cuerpo o la salud’
indica que es un solo delito cuyos elementos se señalan como opciones alternativas.”

(2) Se requiere demostrar lesión física o mental grave,


aunque no necesita ser permanente o irremediable

Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párrs. 340-341: “El comenta-
rio al artículo 147 del Convenio de Ginebra IV describe el delito de deliberadamente causar gran su-
frimiento, refiriéndose al sufrimiento que es infringido sin un propósito a la vista, por el que se llevan
a cabo torturas o experimentos biológicos. Podría ser infringido por otras motivaciones tales como
castigo, venganza o sadismo, y podría también cubrir sufrimiento moral. Al describir las lesiones gra-
ves al cuerpo o a la salud se establece que el concepto usualmente utiliza como criterio de gravedad la
duración del tiempo en que la víctima queda incapacitada para trabajar”. “Este delito incluye aquellos
actos que no cumplen con la condición señalada para tortura, a pesar de que haya actos de tortura que
también encajen en la definición dada [...]. ‘[E]l daño grave no necesita ser permanente o irremediable, pero
debe involucrar daño que va más allá de la humillación, vergüenza o infelicidad temporal. Debe ser un
daño que resulte en una desventaja seria y a largo plazo para la aptitud que tiene una persona de llevar
una vida normal y constructiva’”.
Kordic y Cerkez (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 245: “Este delito [de
causar deliberadamente gran sufrimiento o lesiones graves al cuerpo o a la salud] se distingue del trato
inhumano en que requiere demostrar una lesión mental o física grave. Por lo tanto, los actos en los que
el daño resultante se relaciona solamente a la dignidad humana de una persona, no están incluidos dentro
de este delito”.

iv) La destrucción y apropiación de bienes, no justificadas por necesidad


militar y ejecutadas a gran escala, ilícita y arbitrariamente (artículo 2(d))

(1) Generalidades

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 584-585: “La destrucción y
apropiación de bienes que no está justificada por necesidad militar y es llevada a cabo a gran escala,
ilícita y arbitrariamente constituye una grave violación conforme al artículo 2 (d) del Estatuto. Este
sólo artículo combina dos actos separados: (i) la destrucción de bienes y (ii) la apropiación de bienes”.
“El artículo 2(d) se basa en el artículo 147 del Convenio de Ginebra IV, que sanciona como violación
grave la destrucción y apropiación de bienes, protegido por la Convención, que no está justificada por
necesidad militar y que se lleva a cabo a gran escala, ilícita y arbitrariamente.”

44
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(2) Elementos

Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 577: “[S]e ha cometido
un delito conforme al artículo 2(d) del Estatuto cuando:

i) se cumplen los requisitos generales del artículo 2 del Estatuto;


ii) los bienes fueron destruidos a gran escala;
iii) esta destrucción masiva es respecto de los bienes que cuentan con protección general conforme
a los Convenios de Ginebra de 1949;
o la destrucción masiva, que no era absolutamente necesaria por operaciones militares, con
respecto a los bienes situados en el territorio ocupado;
iv) el perpetrador actuó con la intención de destruir los bienes o con imprudente indiferencia
respecto a la posibilidad de su destrucción”.

Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 341: “[E]l delito de
destrucción masiva de bienes como una violación grave, contiene los siguientes elementos, ya sea:

(i) Cuando el bien destruidos es del tipo al que se le otorga protección general conforme a los
Convenios de Ginebra de 1949, independientemente de que esté situado o no en territorio
ocupado; y el perpetrador haya actuado con la intención de destruir los bienes en cuestión o
con imprudente indiferencia respecto a la posibilidad de su destrucción; o
(ii) Cuando los bienes destruidos reciben la protección de los Convenios de Ginebra debido a su
ubicación en el territorio ocupado; y la destrucción ocurra a gran escala; y
(iii) Cuando la destrucción no se justifique por necesidad militar y el perpetrador haya actuado
con la intención de destruir los bienes en cuestión o con imprudente indiferencia respecto a
la posibilidad de su destrucción”.

(3) Dos tipos de bienes protegidos

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 586: “Se protegen dos tipos de
bienes conforme al artículo 2 (d):

1. los bienes muebles o inmuebles en el territorio ocupado, pertenecientes individual o colecti-


vamente a personas privadas o al Estado, o a otras autoridades públicas o a organizaciones
sociales o cooperativas (excepto cuando dicha destrucción sea absolutamente necesaria para
operaciones militares);
2. los bienes que cuentan con la protección general conforme a los Convenios de Ginebra de
1949 independientemente de su ubicación”.

45
CRÍMENES DE GUERRA: GRAVES INFRACCIONES A LOS CONVENIOS DE GINEBRA DE 1949 (ARTÍCULO 2)

Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 575: “[S]e protegen
dos tipos de bienes bajo el régimen de violación grave: i) bienes, independientemente de que se en-
cuentren o no en un territorio ocupado, que conllevan una protección general conforme a los Conve-
nios de Ginebra de 1949, tales como hospitales civiles, ambulancias y aviones médicos y ii) bienes
protegidos conforme al artículo 53 del Convenio de Ginebra IV, que sean muebles o inmuebles y se
encuentren situados en el territorio ocupado, cuando la destrucción no fuera absolutamente necesaria
para las operaciones militares”.

(4) Requisito de destrucción masiva

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 587: “La destrucción y apropia-
ción debe ser masiva. Sin embargo, un incidente aislado, tal como la destrucción de un hospital civil,
excepcionalmente puede ser suficiente para constituir el delito”.
Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 576: “La Sala sos-
tiene que el artículo 2(d) del Estatuto requiere que la destrucción sea masiva independientemente de
que el bien se caracterice por contar con protección general o se encuentre protegido por estar situado
en territorio ocupado. Un acto único puede, en circunstancias excepcionales, ser interpretado como
requisito suficiente de gran escala, como por ejemplo, el bombardeo de un hospital”.
Blaskic (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 157: “Para constituir una violación
grave, la destrucción injustificada por necesidad militar debe ser masiva, ilícita y arbitraria. La noción de
‘masiva’ se evalúa de acuerdo a los hechos del caso -un acto aislado, tal como la destrucción de un
hospital, puede ser suficiente para caracterizar a un delito conforme a este cargo-”.

(5) La prohibición de destrucción de bienes situados


en territorio ocupado no aplica cuando existe necesidad militar absoluta

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 588: “La prohibición de destruc-
ción de propiedad situada en territorio ocupado está sujeta a una reserva importante. No aplica en ca-
sos ‘en que dicha destrucción es considerada absolutamente necesaria por las operaciones militares’”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 157: “Está prohibido que una fuer-
za de ocupación destruya bienes muebles e inmuebles salvo cuando dicha destrucción sea absoluta-
mente necesaria por las operaciones militares”.
Ver también Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2005, párr. 686: “‘La nece-
sidad militar’ ya ha sido definida en el artículo 14 del Código de Lieber del 24 de abril de 1863, como:

la necesidad de dichas medidas que son indispensables para asegurar los fines de la guerra, y que
son lícitos de acuerdo al derecho y usos modernos de la guerra.

Se deduce que la aplicación innecesaria o a gran escala de la fuerza se encuentra prohibida y que
‘uno de los beligerantes puede aplicar solamente aquella cantidad y tipo de fuerza que sea necesaria
para derrotar al enemigo’. Este principio es, por ejemplo, la base para la prohibición o el empleo de

46
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

armas, proyectiles o material que se calcula causa sufrimiento innecesario (artículo 23[e] de la Con-
vención de La Haya IV)”.

(6) Mens rea

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 589: “Con respecto al requisito
de mens rea respecto a la destrucción de los bienes, el perpetrador debe haber actuado con la intención de des-
truir los bienes protegidos o en imprudente indiferencia respecto a la posibilidad de su destrucción”.
Ver también Naletilic y Martinovic (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 577
(igual); Kordic y Cerkez (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 341 (misma prueba).
Ver también la discusión sobre “destrucción a gran escala de ciudades, pueblos o villas, o devas-
tación no justificada por necesidad militar” conforme al artículo 3, Sección (II)(d)(viii), Compendio
del TPIY. Ver también “destrucción de bienes o medios de subsistencia” como conexo al delito de
persecución conforme al artículo 5, Sección (IV)(d)(viii)(3)(a), Compendio del TPIY.

v) Obligar a un prisionero de guerra o a un civil a servir


en las fuerzas de una potencia hostil (artículo 2(e))

vi) Privar arbitrariamente a un prisionero de guerra o a un civil


al derecho del debido proceso legal, justo y regular (artículo 2(f))

vii) Deportación, transferencia ilícita o confinamiento


ilícito de un civil (artículo 2(g))

(1) Confinamiento ilícito

(a) Generalidades

Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párrs. 322, 327: “[L]as medidas de confi-
namiento excepcional de un civil serán lícitas únicamente en las condiciones prescritas por el artículo
42 [Convenio de Ginebra IV], y siempre que se cumpla con lo dispuesto en el artículo 43 [Convenio
de Ginebra IV]. Por lo tanto, la detención o confinamiento de civiles será ilícita en las siguientes dos
circunstancias: (i) cuando un civil o civiles han sido detenidos en contravención a lo dispuesto por el
artículo 42 del Convenio de Ginebra IV, es decir, cuando son detenidos sin un fundamento que razo-
nablemente haga creer que la seguridad de la potencia que los detiene hace su detención absolutamente
necesaria; y, (ii) cuando las protecciones procesales requeridas por el artículo 43 del Convenio de Gi-
nebra IV no se cumplan con respecto a los civiles detenidos, aún cuando la detención inicial pueda
haber sido justificada”. “Está perfectamente claro, a partir de lo dispuesto en el Convenio de Ginebra
IV [...], que no existen tales facultades amplias para detener a la población civil completa de una de las
partes en conflicto en dichas circunstancias, sino que debe existir una evaluación de que cada civil que
es detenido implica un riesgo particular a la seguridad del Estado”. “[E]l mero hecho de que una per-
sona sea nacional de, o aliada con, una parte enemiga, no puede ser considerado como amenazante

47
CRÍMENES DE GUERRA: GRAVES INFRACCIONES A LOS CONVENIOS DE GINEBRA DE 1949 (ARTÍCULO 2)

para la seguridad de la parte opositora del lugar donde vive, y por lo tanto, no es una razón válida para
internar a la persona”.
Cf. Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 158: “La Sala de Ape-
laciones hace notar que el encarcelamiento y el confinamiento ilícito son delitos que son distintos de la
expulsión o traslado forzoso”.

(b) El confinamiento ilícito tiene los mismos elementos


que el encarcelamiento conforme al artículo 5

Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 63: “La Sala de Primera
Instancia en el caso Kordic sostuvo que los elementos del delito de confinamiento ilícito conforme al
artículo 2 del Estatuto, y los elementos del delito de encarcelamiento conforme al artículo 5 del Estatu-
to, son idénticos. La Sala de Primera Instancia en la sentencia del caso Krnojelac compartió este punto
de vista, pero también consideró que, como crimen de lesa humanidad, la definición de encarcelamien-
to no estaba restringida por las disposiciones de infracciones graves de los Convenios de Ginebra”.
Para discusión de encarcelamiento conforme al artículo 5, ver la Sección (IV)(d)(v), Compendio
del TPIY.

(c) La responsabilidad es debidamente asignada a los responsables de la detención, y no a


quienes meramente participaron en ella, tales como aquéllos que mantienen en prisión

Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 342: “La Sala de Apelaciones es de la
opinión de que para establecer que una persona ha cometido el delito de confinamiento ilícito, debe
probarse algo más que el sólo conocimiento de la ‘participación’ en un sistema u operación general
conforme al cual son confinados los civiles. En la opinión de la Sala de Apelaciones, el sólo hecho de
jugar un papel con algún carácter, aunque sea menor, en el mantenimiento en una prisión en la que los
civiles están detenidos ilícitamente, es un fundamento inadecuado del que pueda concluirse la respon-
sabilidad penal primaria, de la naturaleza que se señala, mediante una conclusión de que alguien ha
cometido un delito. Dicha responsabilidad es más adecuadamente dirigida a aquéllos que son respon-
sables por la detención en un sentido más completo o directo, tales como aquéllos que de hecho colocaron a
una persona acusada en detención, sin fundamentos por los que razonablemente pueda considerarse que
dicha persona constituye un riesgo de seguridad; o aquél que, teniendo algunos poderes en el lugar de
la detención, acepta a un civil dentro de la detención sin saber que los fundamentos de dicha deten-
ción existan; o aquél que, teniendo poder o autoridad para liberar a los detenidos, no lo hace, a pesar
de tener conocimiento de que no existen fundamentos razonables para su detención, o que cualquiera de
dichas razones haya dejado de existir. La Sala de Apelaciones, sin embargo, no acepta que la omisión
de un guardia para tomar medidas autorizadas a efecto de liberar a los prisiones sea suficiente para
constituir la comisión del crimen de confinamiento ilícito”.

48
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(d) La responsabilidad del comandante del campo

Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párrs. 378-379: “[U]na persona en la posi-
ción de Mucic [comandante del campo de prisión Celebici en la villa de Celebici] comete el delito de
confinamiento ilícito de civiles cuando tiene la autoridad para liberar a los detenidos y no ejerce ese po-
der, cuando (i) no tiene fundamentos razonables para creer que los detenidos no constituyen un riesgo
real [sic] de seguridad para el Estado; o (ii) sabe que no se les han otorgado las garantías procedimentales
requeridas (o es descuidado con respecto a que dichas garantías les hayan sido otorgadas o no)”. “Cuando
una persona que tiene autoridad para liberar a las personas detenidas sabe que las personas en detención
continúa, que tienen derecho a que su detención sea revisada y que no se les ha otorgado ese derecho,
tiene el deber de liberarlas. Por lo tanto, la equivocación por parte de una persona con dichas facultades
para ejercer el poder de liberar a las personas detenidas, a quienes, a su saber, no se les han otorgado los
derechos del debido proceso legal, comete el delito de confinamiento ilícito de civiles, aún si él mismo
no es responsable del error al no hacer que dichos derechos procesales se respetaran”.

(2) El traslado ilícito

Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párrs. 519-521: “El traslado
forzoso es el movimiento de personas bajo coacción, del lugar donde residen a un lugar que no eligie-
ron”. “[Para] que la Sala quede satisfecha con [que] se [demuestre] lo dispuesto por el artículo 2(g) del
Estatuto, se requiere prueba de lo siguiente: i) los requisitos generales del artículo 2 del Estatuto [...];
ii) la ocurrencia de un acto u omisión que no esté motivado por razones de imperativos militares o por
la seguridad de la población, que lleve al traslado de una persona desde un territorio ocupado o dentro
de un territorio ocupado; iii) la intención de un perpetrador para trasladar a una persona”. “La Fiscalía
necesita probar la intención de que la persona (o personas) sea(n) removida(s), lo que implica como
objetivo que no regrese”.

viii) La toma de civiles como rehenes (artículo 2(h))

(1) Generalidades

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 639: “La Sala de Apelaciones está de acuerdo
en que el elemento esencial del delito de toma de rehenes es el uso de una amenaza con respecto a las
personas detenidas con objeto de obtener una concesión o ganar una ventaja; existe una situación de
toma de rehenes cuando una persona captura o detiene y amenaza con matar, lesionar o continuar detenien-
do a otra persona, con objeto de obligar a un tercero a hacer o abstenerse de hacer algo, como condi-
ción para la liberación de dicha persona. El delito de toma de rehenes está prohibido por el artículo 3 co-
mún de los Convenios de Ginebra, artículos 34 y 147 del Convenio de Ginebra IV, y artículo 75(2)(c)
del Protocolo Adicional I.”
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 314: “[U]na persona co-
mete el delito de toma de civiles como rehenes cuando amenaza con someter a los civiles, que han sido
ilícitamente detenidos, a trato inhumano o a la muerte, para obtener la realización de una condición”.

49
CRÍMENES DE GUERRA: GRAVES INFRACCIONES A LOS CONVENIOS DE GINEBRA DE 1949 (ARTÍCULO 2)

Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 158: “Dentro del significado del
artículo 2 del Estatuto, los rehenes civiles son personas que han sido privadas ilícitamente de su liber-
tad, a menudo arbitrariamente y a veces bajo amenaza de muerte”. “La Fiscalía debe establecer que al
momento de la supuesta detención, el acto supuestamente censurable fue perpetrado con el objeto de
obtener una concesión o ganar una ventaja. Los elementos del delito son similares a aquéllos [...] cu-
biertos por el artículo 3 del Estatuto”.
Ver también la discusión sobre “toma de rehenes” bajo el artículo 3, Sección (II)(d)(vii), Com-
pendio del TPIY.

(2) Aplicación - la toma de civiles como rehenes

Para revocación de la condena del caso Blaskic por toma de rehenes, ver Blaskic, (Sala de Apelacio-
nes), 29 de julio de 2004, párrs. 635-646.

e) Varios

i) La ocupación (relevante en caso de trabajo ilícito


y traslado ilícito de civiles, y destrucción masiva de bienes)

(1) Cuando la “ocupación” es relevante

Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 210: “La ocupación es
relevante cuando se trata con cargos de trabajo ilícito de civiles [...], traslado forzoso de un civil [...] y
destrucción de bienes”.
Ver la discusión de trabajo ilícito conforme al artículo 3, Sección (II)(d)(xiii); traslado ilícito y
“destrucción de bienes no justificada por necesidad militar y ejecutada a gran escala, ilícita y arbitra-
riamente” ambos según el artículo 2, Secciones (I)(d)(vii)(2) y (I)(d)(iv), Compendio del TPIY.

(2) Definición

Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párrs. 214-216: “La ocupa-
ción se define como un periodo de transición que sigue a una invasión y que precede al acuerdo res-
pecto al cese de hostilidades. Esta distinción impone deberes más onerosos a la fuerza de ocupación
que a la parte en un conflicto armado internacional”. La Sala sostiene la definición de ocupación que
se señala en el artículo 42 del Reglamento de La Haya:

“[S]e considera que el territorio está ocupado cuando de hecho es colocado bajo la autoridad de un
ejército hostil. La ocupación se extiende solamente al territorio donde dicha autoridad ha sido esta-
blecida y puede ejercerse”. La Sala estableció que la “prueba de control general, presentada en la
Sentencia del Juicio del caso Blaskic no es aplicable a la determinación de la existencia de una ocu-

50
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

pación [...]. [E]xiste una distinción esencial entre la determinación de un estado de ocupación y la
existencia de un conflicto armado internacional. La aplicación de la prueba de control general es
aplicable al último. Se requiere un mayor grado de control para establecer la ocupación”.

(3) Lineamientos para determinar ocupación

Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 217: La Sala estableció
los siguientes lineamientos para ayudar a “determinar si la autoridad de la fuerza de ocupación ha que-
dado realmente establecida”:

• “la fuerza de ocupación debe estar en posición de sustituir su propia autoridad por aquella de las
autoridades ocupadas, las cuales deben haberse tornado incapaces de funcionar públicamente”;
• “las fuerzas enemigas deben haberse rendido, haber sido derrotadas o haberse retirado. En
este respecto, las áreas de batalla no pueden ser consideradas como territorio ocupado. Sin
embargo, la resistencia local esporádica, aún exitosa, no afecta la realidad de la ocupación”;
• “la fuerza de ocupación tiene suficiente fuerza presente, o la capacidad para enviar tropas,
dentro de un tiempo razonable, para hacer sentir la autoridad de dicha fuerza de ocupación”;
• “se ha establecido sobre el territorio una administración temporal”;
• “la fuerza de ocupación ha expedido y ha impuesto directivas a la población civil”.

(4) Se aplica sólo a áreas efectivamente controladas por la fuerza de ocupación

Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 218: “[L]a ley de ocu-
pación se aplica sólo a aquellas áreas efectivamente controladas por la fuerza de ocupación y deja de
ser aplicable cuando la fuerza de ocupación ya no ejerce una autoridad real sobre el área ocupada”. La
corte “debe determinar, caso por caso, si este grado de control se estableció en los tiempos y lugares
relevantes”.
“[N]o existe el requisito de que la totalidad del territorio sea ocupado, en el razonamiento de que
las áreas aisladas en que la autoridad de la fuerza de ocupación se encuentra aún funcionando ‘se en-
cuentren efectivamente escindidas del resto del territorio ocupado’”.

(5) Serían aplicables diferentes pruebas con respecto


a las personas o sus bienes y otros asuntos

Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 222: La Sala sostuvo
que “podrá recurrir a diferentes pruebas legales para determinar si se aplica la ley de ocupación, de-
pendiendo de si se trata de personas o bienes u otros asuntos.” En el caso presente, el traslado y el tra-
bajo forzosos e ilícitos de civiles “quedaron prohibidos a partir del momento en que cayeron en las
manos de las fuerzas de oposición, independiente del estado de las hostilidades”.

51
HUMAN RIGHTS WATCH
II
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES
O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

a) Estatuto
Artículo 3:

“El Tribunal Internacional tendrá facultades para perseguir a las personas que violen el derecho o
costumbres de la guerra. Dichas violaciones incluirán, pero no se limitarán a:
(a) empleo de armas venenosas y otros armamentos calculados para causar sufrimiento innece-
sario;
(b) destrucción a gran escala de ciudades, pueblos o villas, o devastación no justificada por ne-
cesidad militar;
(c) ataque o bombardeo, por cualquier medio, de pueblos, villas, moradas o edificios indefen-
sos;
(d) confiscación, destrucción o daño deliberado a instituciones dedicadas a la religión, a la caridad y
a la educción, a las artes y las ciencias, monumentos históricos y obras de arte y ciencia;
(e) pillaje de bienes públicos y privados”.

b) Generalidades

i) Funciones del artículo 3 del Estatuto como cláusula residual,


que cubre cualquier violación grave al derecho humanitario que
no se encuentra cubierta por otros artículos del Estatuto
Tadic, (Sala de Apelaciones), Resolución sobre la Moción de la Defensa para una Impugnación Inter-
locutoria a la Jurisdicción, 2 de octubre de 1995, párrs. 87, 91: “Una interpretación literal del artículo 3
muestra que: (i) se refiere a una amplia categoría de delitos, a saber todas las ‘violaciones a las leyes o
costumbres de la guerra’; y (ii) la enunciación de algunas de estas violaciones, dispuestas en el artículo

53
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

3 es meramente ilustrativo y no exhaustivas”. “El artículo 3 [...] confiere al Tribunal Internacional ju-
risdicción sobre cualquier delito grave contra el derecho internacional humanitario, que no se encuen-
tre cubierto por los artículos 2, 4 ó 5. El artículo 3 es una disposición fundamental que establece que
cualquier ‘violación grave al derecho internacional humanitario’ debe ser perseguida por el Tribunal
Internacional. En otras palabras, el artículo 3 funciona como cláusula residual, diseñada para asegurar-
se de que ninguna violación grave al derecho internacional humanitario quede fuera de la jurisdicción
del Tribunal Internacional”. Ver también El Fiscal vs. Strugar, Caso No. IT-01-42-T (Sala de Primera
Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 218 (citando el caso Tadic); El Fiscal vs. Galic, Caso No. IT-98-
29-T (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 10 (similar).
Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 68: “El artículo 3 del
Estatuto es una cláusula residual y general que cubre todas las violaciones graves al derecho interna-
cional humanitario, que no caen dentro de los artículos 2, 4 ó 5 del Estatuto”. Ver también El Fiscal vs.
Halilovic, Caso No. IT-01-48-T (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 23 (simi-
lar); Blagojevic y Jokic (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 535 (similar).
El Fiscal vs. Jelisic, Caso No. IT-95-10 (Sala de Primera Instancia), 14 de diciembre de 1999,
párr. 33: “El artículo 3 del Estatuto es una cláusula residual general, que se aplica a todas las violacio-
nes al derecho Humanitario, que no están cubiertas por los artículos 2, 4 y 5 del Estatuto, en la inteli-
gencia de que las normas involucradas son consuetudinarias”.
El Fiscal vs. Furundzija, Caso No. IT-95-17/1 (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de
1998, párrs. 132-133: “El artículo 3 tiene un ámbito muy amplio. Cubre cualquier violación grave a
alguna norma de derecho internacional humanitario consuetudinario, que comprende, conforme al de-
recho internacional convencional o consuetudinario, la responsabilidad penal individual de la persona
que viola la norma”.
“[M]ás que otras disposiciones sustantivas del Estatuto, el artículo 3 constituye una ‘regla para-
guas’. Mientras que las otras disposiciones contemplan tipos de delitos que indican en cuanto a sus
términos, el artículo 3 hace una referencia abierta, a todas las normas internacionales de derecho humanita-
rio: conforme al artículo 3, las violaciones graves a cualquier norma de derecho internacional humani-
tario pueden ser consideradas como crímenes que caen dentro de esta disposición del Estatuto, si se
cumplen las condiciones requeridas”.

ii) Condiciones para determinar qué violaciones caen dentro


del artículo 3 (las “cuatro condiciones del caso Tadic”)

Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 66: “Deben cumplirse
cuatro condiciones antes de que un delito pueda ser perseguido conforme al artículo 3 del Estatuto: (i)
la violación debe constituir un incumplimiento a una norma de derecho internacional humanitario; (ii) la
norma debe de ser de naturaleza consuetudinaria o, si pertenece al derecho de los tratados, los requisitos
requeridos debe cumplirse; (iii) la violación debe ser grave, es decir, debe constituir un incumplimien-
to a una norma que protege valores importantes, y el incumplimiento debe involucrar consecuencias
graves para las víctimas; y (iv) la violación de la norma debe implicar, bajo derecho convencional o
consuetudinario, la responsabilidad penal individual de la persona que la incumple”. Ver también El
Fiscal vs. Limaj, Bala y Musliu, Caso No. IT-03-66-T (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de
2005, párr. 175 (las mismas cuatro condiciones); Halilovic (Sala de Primera Instancia), 16 de noviem-
bre de 2005, párr. 30 (las mismas cuatro condiciones); Strugar (Sala de Primera Instancia), 31 de ene-

54
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

ro de 2005, párr. 218 (las mismas cuatro condiciones); Blagojevic y Jokic (Sala de Primera Instancia),
17 de enero de 2005, párr. 537 (las mismas cuatro condiciones); Brdjanin (Sala de Primera Instancia), 1 de
septiembre de 2004, párr. 129 (las mismas cuatro condiciones); Galic (Sala de Primera Instancia), 5
de diciembre de 2003, párrs. 11, 89 (las mismas cuatro condiciones); Stakic (Sala de Primera Instan-
cia), 31 de julio de 2003, párr. 580 (las mismas cuatro condiciones); El Fiscal vs. Kvocka et al., Caso
No. IT-98-30/1 (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 123 (las mismas cuatro
condiciones); Furundzija (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 1998, párr. 258 (las mismas
cuatro condiciones).
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 218: “Esta Sala es de la opinión de
que estos requisitos deben cumplirse, independientemente de que el delito se encuentre expresamente
enumerado en el artículo 3 del Estatuto o no”. Compare Kordic y Cerkez (Sala de Apelaciones), 17 de
diciembre de 2004, párrs. 41, 45-46 (cuando la violación es al derecho de los tratados no es necesario
cumplir el criterio de las cuatro condiciones del caso Tadic).

iii) Violaciones al derecho internacional humanitario que quedan cubiertas

Tadic (Sala de Apelaciones), Resolución sobre la Moción de la Defensa para una Impugnación Inter-
locutoria a la Jurisdicción, 2 de octubre de 1995, párr. 89: “El artículo 3 es una cláusula general que
cubre todas las violaciones al derecho humanitario que no caen bajo el artículo 2, ni están cubiertas
bajo los artículos 4 ó 5, más específicamente: (i) las violaciones de la ley de La Haya sobre conflictos
internacionales; (ii) incumplimiento de las disposiciones de los Convenios de Ginebra, distintas de
aquéllas clasificadas como ‘infracciones graves’ por dichos Convenios; (iii) violaciones comunes del
artículo 3 y otras normas consuetudinarias sobre conflictos internos; (iv) violaciones a los tratados
obligatorios para las partes en conflicto, considerados como derecho de los tratados, es decir, acuerdos
que no se han convertido en derecho internacional consuetudinario [...]”. Ver también Brdjanin (Sala
de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 126 (igual (i)-(iv)); Naletilic y Martinovic (Sala de
Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 224 (igual (i)-(iv)).
Ver también Tadic (Sala de Apelaciones), Resolución sobre la Moción de la Defensa para una
Impugnación Interlocutoria a la Jurisdicción, 2 de octubre de 1995, párr. 87: “Una interpretación literal
del artículo 3 muestra que: (i) se refiere a una amplia categoría de delitos, a saber, todas [las violacio-
nes a las leyes o costumbres de la guerra;] y (ii) la enumeración de algunas de estas violaciones, dis-
puestas en el artículo 3, es meramente ilustrativa y no exhaustiva”.

(1) Se incluyen violaciones al artículo 3 común

Kunarac, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 68: “El artículo 3 del Estatuto [...] incluye,
inter alia, violaciones graves al artículo 3 común. Esta disposición es en efecto considerada como par-
te del derecho consuetudinario internacional y violaciones graves a la misma, de inmediato cumplirían
las cuatro condiciones de la sentencia [del caso Tadic] [...]”.
Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 136: “La Sala de Apelaciones
[...] no encuentra razones convincentes, en interés de la justicia, para separarse de su jurisprudencia

55
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

previa, con respecto a la cuestión de si el artículo 3 común de los Convenios de Ginebra se encuentra
incluido dentro del ámbito del artículo 3 del Estatuto [-- están incluidos]”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 176: “La Sala de Apela-
ciones ha establecido que las violaciones al artículo 3 común caen dentro del ámbito del artículo 3 del
Estatuto”.
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 23: “El artículo 3 del Esta-
tuto ha sido definido en los jurisprudencia del Tribunal como una cláusula general que cubre todas las
violaciones al derecho humanitario que no están cuberitos por los artículos 2, 4 ó 5, incluyendo viola-
ciones al artículo 3 común a los cuatro Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949 (‘artículo 3
común’) y otras reglas consuetudinarias de conflicto no internacional”.
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 219: “Al concluir, la Sala hace notar
que la jurisprudencia del Tribunal en relación con el artículo 3 común ya queda ahora establecida [...].
[Q]ueda bien establecido que este artículo 3 del Estatuto cubre las violaciones del artículo 3 común”.
Ver también Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 31 (las viola-
ciones al artículo 3 común están cubiertas por el artículo 3 del Estatuto); Blagojevic y Jokic (Sala de
Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 539 (igual); Naletilic y Martinovic (Sala de Primera Ins-
tancia), 31 de marzo de 2003, párr. 228 (igual); Blaskic (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de
2000, párr. 168 (igual); Tadic (Sala de Apelaciones), Resolución sobre la Moción de la Defensa para
una Impugnación Interlocutoria a la Jurisdicción, 2 de octubre de 1995, párr. 89 (igual).

(2) Se incluyen violaciones basadas en tratados

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 41-42, 45-46: “La Sala de
Apelaciones hace notar que la Sala de Primera Instancia consideró que el artículo 3 del Estatuto cubre
no sólo violaciones que se basan en el derecho internacional consuetudinario sino que también aquéllas
basadas en tratados. Se concluyó que el Protocolo Adicional I constituía derecho de los tratados apli-
cable al caso presente, y se concluyó que ‘si [el Protocolo Adicional I] reflejaba el derecho consuetu-
dinario en el momento relevante de este caso, es algo que no viene al caso’”. “La Sala de Apelaciones
sostiene que la opinión de la Sala de Primera Instancia es correcta”.
“La Sala de Apelaciones desea evitar cualquier ambigüedad en este asunto que pueda derivar del
texto empleado en las Sentencias de Apelación de los casos Ojdanic, Hadzihasanovic y Blaskic que, leí-
das fuera de contexto, podrían ser malinterpretadas, como otorgando jurisdicción a este Tribunal Interna-
cional sólo para delitos basados en el derecho internacional consuetudinario, al momento de su comisión,
pero no para delitos basados en tratados, independiente de cómo se encuentren enumerados en el Estatuto
de este Tribunal Internacional [...]”. “La Sala de Apelaciones subraya que ninguna de estas decisiones se
separa de su resolución a la sentencia del caso Tadic, tal y como se decidió en esa ocasión,

la única razón tras el propósito manifiesto de los redactores, [del Estatuto] de que el Tribunal In-
ternacional debía aplicar el derecho internacional consuetudinario, era evitar violar el principio de
nullum crimen sine lege, en caso de que alguna de las partes en conflicto no se adhiriera a un tra-
tado específico.

56
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

En cada una de las tres decisiones, los asuntos legales en cuestión fueron resueltos mediante la apli-
cación de disposiciones de derecho internacional consuetudinario. En el caso presente, sin embargo, ten-
drá que hacerse referencia al derecho de los tratados aplicable, que estableció un delito en el momento de
su comisión, en el razonamiento de que ese delito se encuentra comprendido en el Estatuto”.
Ver también Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 42-44 (dis-
cusión adicional del mismo asunto).

iv) Fundamento por el que se incluyen violaciones al artículo 3 común

(1) Las violaciones al artículo 3 común infringen una norma


del derecho internacional humanitario

Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párrs. 143, 150: “Es indisputable que el
artículo 3 común, que señala un núcleo mínimo de reglas obligatorias, refleja principios humanitarios
fundamentales que subyacen en el derecho internacional humanitario como un todo, y sobre los que se
basan totalmente los Convenios de Ginebra”. “Es insostenible, tanto legal como moralmente, que las
reglas contenidas en el artículo 3 común, que constituyen normas mínimas obligatorias aplicables a
conflictos internos, en los que las normas están menos desarrolladas que respecto a conflictos interna-
cionales, no fuera aplicable a conflictos de carácter internacional. Las reglas del artículo 3 común se
encuentran comprendidas y desarrolladas adicionalmente en el cuerpo de reglas aplicables a conflictos
internacionales. Es lógico que este mínimo sea aplicable a conflictos internacionales, ya que el fun-
damento de estas reglas centrales es idéntico. [A]lgo que se encuentra prohibido en un conflicto inter-
no necesariamente queda fuera de la ley en un conflicto internacional, donde el ámbito de las reglas es
mucho más amplio”.
Ver también Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 228:
El artículo 3 común “se aplica independiente del carácter internacional o interno del conflicto”.

(2) El artículo 3 común es parte del derecho consuetudinario

Tadic, (Sala de Apelaciones), Resolución sobre la Moción de la Defensa para una Impugnación Inter-
locutoria a la Jurisdicción, 2 de octubre de 1995, párr. 98: “[A]lgunas reglas de tratados gradualmente
se han convertido en parte del derecho consuetudinario. Esto es cierto para el artículo 3 común de los
Convenios de Ginebra de 1949 [...]”.
Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 68: El artículo 3 co-
mún “es considerado, en efecto, como parte del derecho internacional consuetudinario”. Ver también
Halilovic (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 31 (“Se encuentra [...] bien esta-
blecido que el artículo 3 común es parte del derecho internacional consuetudinario [...]”); Blagojevic y
Jokic (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 539 (mismo que Halilovic); Naletilic
y Martinovic (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 228 (similar); Blaskic (Sala de
Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 166 (similar).

57
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 176: “[E]s jurisprudencia
establecida que el artículo 3 común forma parte del derecho internacional consuetudinario [...]”.1

(3) Las violaciones al artículo 3 común son graves

Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 176: “[L]as violaciones al artículo 3 del Es-
tatuto, que incluyen violaciones a los reglamentos de La Haya y a aquellos del artículo 3 común son por
definición violaciones graves del derecho internacional humanitario dentro del significado del Estatuto”.

(4) El artículo 3 común impone responsabilidad penal individual

Tadic, (Sala de Apelaciones), Resolución sobre la Moción de la Defensa para una Impugnación Inter-
locutoria a la Jurisdicción, 2 de octubre de 1995, párrs. 128-129: “Es cierto que el [...] artículo 3 común de
los Convenios de Ginebra no contiene referencia explícita a la responsabilidad penal por violación a
sus disposiciones [...]. [E]l Tribunal Militar Internacional en Núremberg concluyó que un fallo de res-
ponsabilidad penal individual no queda excluido por la ausencia de disposiciones del tratado respecto a
violaciones punibles. El Tribunal de Núremberg consideró una cantidad de factores relevantes en su
conclusión de que, los autores de una prohibición particular incurren en responsabilidad individual: el
reconocimiento claro e inequívoco de las reglas de la guerra en la práctica del derecho internacional y
estatal indica una intención de penalizar la prohibición, incluyendo declaraciones de funcionarios gu-
bernamentales y organizaciones internacionales, así como violaciones punibles por tribunales nacionales
y militares. Cuando estos requisitos se cumplen, las personas deben de ser penalmente responsables, por-
que, como concluyó el Tribunal de Núremberg:

‘[l]os crímenes contra el derecho internacional son cometidos por personas, no por entidades abs-
tractas, y solamente castigando a las personas que cometen tales crímenes pueden hacerse valer
las disposiciones del derecho internacional’”.

“La aplicación de los criterios anteriores a las violaciones en cuestión aquí, sin duda alguna, com-
prenden responsabilidad penal individual, independientemente de que sean cometidas en un conflicto
armado interno o internacional. Los principios y las reglas del derecho humanitario reflejan ‘conside-
raciones elementales de humanidad’, ampliamente reconocidas como el mínimo obligatorio para la
conducta en conflictos armados de cualquier tipo. Nadie puede dudar de la gravedad de los actos en
cuestión, ni los intereses de la comunidad internacional en su prohibición”.

1
Debido a que la segunda de las “cuatro condiciones de la sentencia del caso Tadic” es que “la norma debe de ser de naturale-
za consuetudinaria” o, cuando las condiciones se cumplen forman parte del “Derecho de los Tratados”, ver por ejemplo Kunarac,
Kovac y Vokovic (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 66, si la conducta en cuestión está cubierta por un tratado
obligatorio constituye una violación al derecho internacional humanitario y el tratado dispone responsabilidad penal individual,
en tal caso no sería necesario determinar que el tratado es parte del derecho consuetudinario.

58
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

El Fiscal vs. Delalic, Mucic, Delic y Landzo, Caso No. IT-96-21 (Sala de Apelaciones), 20 de fe-
brero de 2001, párrs. 162, 171: “[E]l hecho de que el artículo 3 común no contenga una referencia ex-
plícita a la responsabilidad penal individual, no necesariamente importa la consecuencia de que no
haya posibilidades de sancionar penalmente una violación a esta regla. El TMIN [Tribunal Militar In-
ternacional en Núremberg] en efecto se adhirió a un punto de vista similar, como se recuerda en la
Sentencia sobre Jurisdicción del caso Tadic, cuando la Sala de Apelaciones concluyó que no se exclu-
ye un fallo de responsabilidad penal individual por la ausencia de disposiciones de tratados sobre san-
ciones a violaciones. El Tribunal de Núremberg claramente estableció que los actos individuales
prohibidos por el derecho internacional constituyen delitos, aunque no hubiera disposiciones respecto
a la jurisdicción para juzgar las violaciones”. “La Sala de Apelaciones no puede encontrar ninguna
razón de principio por la cual, una vez que la aplicación de las reglas de derecho internacional humani-
tario se hizo extensiva (aunque en forma atenuada) al contexto de conflictos armados internos, su vio-
lación, en ese contexto, no podía ser penalmente exigible a nivel internacional”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 176: “[E]s jurisprudencia
establecida que el derecho internacional consuetudinario impone responsabilidad penal por violaciones
graves al artículo 3 común [...]”.
Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 228: “[S]egún se des-
prende de la jurisprudencia, el [a]rtículo 3 del Estatuto comprende responsabilidad penal individual”.
Blaskic (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 176: Debido a que las violaciones
al artículo 3 del Estatuto, que incluyen violaciones a los reglamentos de La Haya y a aquellos del artículo
3 común, son por definición violaciones graves, por lo tanto, “[e]s probable que en esos casos se incu-
rra en responsabilidad penal individual, de acuerdo al artículo 7 del Estatuto”. “[E]l derecho interna-
cional consuetudinario impone responsabilidad penal por violaciones graves al artículo 3 común”.

v) Aplicación de las cuatro condiciones del caso “Tadic”


a delitos específicos cumpliendo con los requisitos del artículo 3

Para la discusión sobre que los siguientes delitos cumplen con las cuatro condiciones del caso “Tadic”,
ver Halilovic (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 31 (asesinato); Strugar (Sala
de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 219 (asesinato); Strugar (Sala de Primera Instancia),
31 de enero de 2005, párr. 219 (trato cruel); Strugar (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005,
párrs. 220-222 (ataque a civiles); Strugar (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párrs. 224-226
(ataque a objetivos civiles); Strugar (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párrs. 227-233
(destrucción y devastación de bienes, incluyendo bienes culturales); Brdjanin (Sala de Primera Instan-
cia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 157-158 (destrucción a gran escala de ciudades, pueblos o villas,
o devastación no justificada por necesidad militar, y destrucción o daños intencionales a instituciones
dedicadas a la religión); Galic (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párrs. 16-17, 19-
20, 25-32 (ataque a civiles); Galic (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párrs. 96-98,
107-109, 113-130 (el “delito de terror”).

59
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

c) Elementos generales para delitos del artículo 3

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 83: “Para que el Tribunal tenga
jurisdicción sobre crímenes punibles conforme al artículo 3 del Estatuto deben cumplirse dos requisitos
preliminares. Debe existir un conflicto armado, ya sea interno o internacional, en el momento relevante
para la Acusación, y los actos del acusado deben estar estrechamente relacionados con este conflicto ar-
mado”. Ver también Galic (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 9 (similar).
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 536: “La aplicación del
artículo 3 del Estatuto presupone la existencia de un conflicto armado y un nexo entre el conflicto ar-
mado y el delito que se alega”.
El Fiscal vs. Miodrag Jokic, Caso No. IT-01-42/1-S (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de
2004, párr. 12: “Los elementos comunes de los delitos del artículo 3 son que, primero, existe un con-
flicto armado, de carácter internacional o no internacional, en el momento en que el crimen fue come-
tido. Segundo, existía un nexo cercano entre el conflicto armado y el delito, lo que significa que los
actos en cuestión estaban ‘estrechamente relacionados’ con las hostilidades”. Ver también Strugar (Sa-
la de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 215 (similar); Naletilic y Martinovic (Sala de Pri-
mera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 225 (similar).
Ver también Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 23: “La apli-
cación del artículo 3 del Estatuto presupone la existencia de un conflicto armado y un nexo entre el
crimen que se alega y el conflicto armado. Adicionalmente, deben cumplirse cuatro condiciones para
que el crimen pueda ser perseguido conforme a lo dispuesto por al artículo 3 del Estatuto. Estos requi-
sitos son generalmente conocidas como las condiciones Tadic”.2
Ver también Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 579, 581: “[Existen]
dos requisitos para la aplicabilidad del artículo 3: existencia de un conflicto armado y un nexo entre
los actos del acusado y ese conflicto”. “El último elemento conforme al artículo 3 [por lo menos res-
pecto a las violaciones que son cubiertas por el artículo 3 común de los Convenios de Ginebra], es que
la víctima no haya tomado parte activa en las hostilidades cuando el crimen haya sido cometido”.
Ver también “el elemento agregado para crímenes del artículo 3 común: deben ser cometidos contra
personas que no toman parte activa en las hostilidades”, Sección (II)(c)(iii), Compendio del TPIY.

i) Debe existir un conflicto armado, ya sea interno o internacional (elemento 1)

Tadic, (Sala de Apelaciones), Resolución sobre la Moción de la Defensa para una Impugnación Inter-
locutoria a la Jurisdicción, 2 de octubre de 1995, párr. 137: “[C]onforme al artículo 3, el Tribunal In-
ternacional tiene jurisdicción sobre los actos que se alegan en la acusación, independientemente de que
hayan ocurrido dentro de un conflicto armado interno o internacional”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 83: “Para que el Tribunal
tenga jurisdicción sobre delitos punibles conforme al artículo 3 del Estatuto [...] [d]ebe existir un con-

2
Para una discusión sobre las cuatro “condiciones Tadic”, ver “requisitos para determinar qué violaciones caen bajo el
artículo 3 (las ‘cuatro condiciones Tadic’)”, Sección (II)(b)(ii), Compendio TPIY.

60
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

flicto armado, ya sea internacional o interno [...]”. Ver también Limaj, et al. (Sala de Primera Instan-
cia), 30 de noviembre de 2005, párr. 92 (“[L]a naturaleza del conflicto armado es irrelevante para la
aplicación del artículo 3 del Estatuto”.); Strugar (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005,
párr. 216 (similar); Blagojevic y Jokic (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 536 (“Es
irrelevante si e[l] conflicto [armado] es interno o internacional”); Brdjanin (Sala de Primera Instancia),
1 de septiembre de 2004, párr. 127 (lo mismo que en el caso Blagojevic); Stakic (Sala de Primera Ins-
tancia), 31 de julio de 2003, párr. 566 (lo mismo que en el caso Blagojevic); Blaskic (Sala de Primera
Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 161 (“El artículo 3 del Estatuto se aplica tanto a conflictos inter-
nos como internacionales”.); Furundzija (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 1998, párr.
258 (“la naturaleza de este conflicto armado es irrelevante”).
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 25: “Cuando a una persona
acusada se le imputa una violación al artículo 3 del Estatuto, con base en la violación del artículo 3
común, es irrelevante si el conflicto armado era de naturaleza internacional o no internacional. El artículo
3 común requiere que las partes en guerra se sometan a ciertas normas humanitarias fundamentales,
asegurando ‘la aplicación de reglas humanitarias que son reconocidas como esenciales por las nacio-
nes civilizadas’ [...]. Lo dispuesto en el artículo 3 común y los instrumentos universales y regionales
de derechos humanos comparten un ‘centro’ común de normas fundamentales que son aplicables en
todo momento en todas las circunstancias y en todas partes, y de las cuales no se permite ninguna de-
rogación”.

(1) Definición de conflicto armado: evaluación de la intensidad


del conflicto y de la organización de las partes

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 84: “La prueba para determi-
nar la existencia de un conflicto armado se estableció en la Sentencia sobre Jurisdicción del caso Tadic
y ha sido aplicada consistentemente por el Tribunal desde entonces:

Existe un conflicto armado cuando se recurre a la fuerza armada entre los Estados o a la violencia
armada prolongada, entre autoridades gubernamentales y grupos armados organizados, o entre di-
chos grupos dentro de un Estado.

Conforme a esta prueba, al establecer la existencia de un conflicto armado de carácter interno, la


Sala debe valorar dos criterios: (i) la intensidad del conflicto y (ii) la organización de las partes”. Ver
también Blagojevic y Jokic (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 536 (usando la de-
finición de Tadic); Halilovic (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 24 (misma
definición); Galic (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 9 (misma definición);
Stakic (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 568 (misma definición).
Ver también Limaj et al. (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 87: “La Sala
también está consciente de que el artículo 8 del Estatuto de la Corte Penal Internacional (CPI), inter alia,
define, entre sus objetivos, los crímenes de guerra cometidos en un conflicto armado que no son de
carácter internacional. El artículo 8 párrafo 2(f) del Estatuto de la CPI adopta una prueba similar a la
formulada en la Sentencia sobre Jurisdicción del caso Tadic. Define a un conflicto interno mediante las

61
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

mismas dos características ‘conflicto armado prolongado’ y ‘grupos armados organizados’ sin incluir
requisitos adicionales”.

(a) La evaluación debe hacerse caso por caso

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 90: “Consistentemente con la
decisión de las otras Salas de este Tribunal y del TPIR, la determinación sobre la intensidad del con-
flicto y la organización de las partes son cuestiones de hecho que deben ser decididas a la luz de la
prueba particular y caso por caso”.

(b) Evaluación de la intensidad del conflicto

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 90: “[A]l evaluar la intensi-
dad de un conflicto, otras Salas han considerado hechos tales como la gravedad de los ataques y si se
han incrementado los choques armados, la extensión de los choques en el territorio y, en determinado
periodo de tiempo, todo incremento en la cantidad de fuerzas gubernamentales y la movilización y la
distribución de armas entre ambas partes en conflicto, así como si el conflicto ha atraído la atención
del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y si se ha adoptado alguna resolución sobre el caso”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 89: “Un estudio [por el
Comité Internacional de la Cruz Roja] presentado como un documento de referencia a la Comisión
Preparatoria para el establecimiento de elementos de los crímenes [para la Corte Penal Internacional]
señaló que:

[al determinar si existe un conflicto armado no internacional] debe existir oposición de las fuerzas
armadas y una cierta intensidad en la lucha” (énfasis en el original).

(c) Evaluación respecto a la organización de las partes

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párrs. 90, 89: “Con respecto a la
organización de las partes en conflicto, las Salas del Tribunal han tomado en cuenta hechos que inclu-
yen la existencia de cuarteles, zonas designadas de operación y la habilidad de procurar, transportar, y
distribuir armas”.
“[S]erá suficiente un cierto grado de organización de las partes para establecer la existencia de un
conflicto armado. Este grado no necesita ser el mismo que el que se requiere para establecer la responsa-
bilidad de los superiores por actos de sus subordinados dentro de la organización, ya que no se pretende
determinar responsabilidad penal individual conforme a esta disposición del Estatuto. Esta disposición es
consistente con otros comentarios convincentes sobre el asunto. Un estudio del [Comité Internacional de
la Cruz Roja] presentó, como referencia, un documento a la Comisión Preparatoria para el establecimien-
to de elementos de los crímenes para la [Corte Penal Internacional], señalando que:

62
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

La determinación respecto a si existe un conflicto armado no internacional no depende del criterio


subjetivo de las partes en conflicto; debe ser determinado en base a criterios objetivos; el término
‘conflicto armado’ presupone la existencia de hostilidades entre fuerzas armadas organizadas en
mayor o menor grado [...]” (énfasis en el original).

(d) Exclusión de bandidaje, insurrecciones desorganizadas


o de corta duración, o actividades terroristas

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 89: “Los dos elementos que
determinan un conflicto armado, intensidad del conflicto y nivel de organización de las partes, se utili-
zan ‘solamente con el objeto, por lo menos, de distinguir un conflicto armado del bandidaje, insurrec-
ciones desorganizadas y de corta duración, o actividades terroristas, que no se encuentran sujetas al
derecho internacional humanitario’” (Énfasis en el original). Ver también Limaj et al. (Sala de Primera
Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 84 (similar).
Ver también Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 87: “Al igual
que en la jurisprudencia del Tribunal, el artículo 8(2)(d) del Estatuto [de la Corte Penal Internacional]
clarifica adicionalmente que [...] el Estatuto no se aplica a ‘situaciones de perturbaciones y tensiones
internas, tales como riñas, actos de violencia aislados y esporádicos o actos de naturaleza similar’”.

(e) Los objetivos adicionales son irrelevantes

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 170: “[L]a determinación de
la existencia de un conflicto armado se basa solamente en dos criterios: la intensidad del conflicto y la
organización de las partes, el propósito de las fuerzas armadas de involucrarse en actos de violencia o
lograr también algún objetivo posterior es, por lo tanto, irrelevante”.

(i) Aplicación - los objetivos adicionales son irrelevantes

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 170: “[L]a Defensa sostiene
que la fortaleza de las fuerzas armadas no indica que su propósito fuera derrotar al [Ejército de Libera-
ción de Kosovo], sino el limpiar étnicamente a Kosovo. En tanto que es verdad que los civiles fueron
expulsados de sus casas y forzados a abandonar Kosovo como resultado de las operaciones militares,
la prueba demuestra que esto fue cierto para ambas partes. Indudablemente los civiles huyeron cuando
sus hogares y pueblos fueron destruidos y en algunos casos, unidades armadas de ambas partes se de-
dicaron a asegurarse de ello. Sin embargo, no es aparente para la Sala que el propósito inmediato del
aparato militar de cada una de las partes durante el periodo relevante no estuviera dirigido a la derrota
de la parte opuesta, aún si también hubiera existido un objetivo adicional o último. Las dos fuerzas se
involucraron en su mutua lucha militar [...]”.

63
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

(2) Aplicación - conflicto armado

(a) El conflicto armado en Kosovo entre las fuerzas serbias


y el Ejército de Liberación de Kosovo

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párrs. 171-173: “La Sala ha estable-
cido que antes de finales de mayo de 1998 existía un conflicto armado en Kosovo entre las fuerzas serbias
y el ELK [Ejército de Liberación de Kosovo]. Para entonces, el ELK tenía un Personal General que de-
signaba comandantes de zonas, impartía directivas a las diversas unidades creadas o en proceso de ser
creadas, y emitía declaraciones públicas en nombre de la organización. Los comandantes de unidad ex-
pedían órdenes de combate y las unidades subordinadas y los soldados generalmente actuaban de acuer-
do con estas órdenes. Se han establecido medidas para introducir reglas disciplinarias y policía militar,
así como para reclutar, capacitar y equipar a nuevos miembros. Los soldados del ELK tenían armas que
incluían morteros de artillería y lanza cohetes, aunque generalmente inferiores [...] al equipo [de los
miembros del Ejército de Yugoslavia (VJ) y del Ministerio Serbio de Asuntos Internos (MUP), por
ejemplo, la policía]. Para julio de 1998, el ELK había obtenido aceptación como un participante necesario
y válido en la negociación con gobiernos y cuerpos internacionales para la determinación de una solución
para la crisis de Kosovo, y establecer condiciones en estas negociaciones para abstenerse de ejercer accio-
nes militares”. “Adicionalmente, para finales de mayo de 1998, unidades del ELK estaban constantemente
involucradas en choques armados con fuerzas serbias substanciales en áreas desde la frontera Kosovar-
Albanesa en el oeste, hasta Prishtina/Pristina al este de Prizren/Prizren, la frontera Kosovar-Macedonia
en el sur y el municipio de Mitrovice/Kosovka Mitrovica en el norte. La habilidad del ELK para involu-
crarse en tan variadas operaciones es un indicador adicional de su nivel de organización. Fuerzas especia-
les fuertemente armadas del MUP serbio y del VJ estaban dedicadas al conflicto del lado serbio y sus
esfuerzos estaban dirigidos a controlar y sojuzgar a las fuerzas del ELK. Los civiles, tanto serbios como
albaneses kosovares, fueron forzados a abandonar sus hogares, villas y pueblos por las acciones militares
y el número de bajas crecía”. “En vista de lo anterior, la Sala ha quedado convencida y concluye que
existía un conflicto armado interno en Kosovo antes de finales de mayo de 1998. Esto continúo hasta
muchos después del 26 de julio de 1998”.
Ver también Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 93: “La
Acusación alega que existía un conflicto armado entre las fuerzas serbias y el [Ejército de Liberación
de Kosovo] en Kosovo a principios de 1998. La Sala escuchó prueba y tuvo suficiente para concluir
que las fuerzas serbias involucradas en Kosovo en 1998 incluían fuerzas substanciales del Ejército de
Yugoslavia (VJ) y del Ministerio Serbio de Asuntos Internos (MUP), es decir, la policía, y por lo tan-
to, constituían ‘autoridades gubernamentales’ que caen dentro del significado de la prueba Tadic”.3

3
La corte examina la prueba de “autoridades gubernamentales” con objeto de determinar si existe un conflicto armado.
“La prueba para determinar si existe un conflicto armado se estableció en la Sentencia sobre Jurisdicción del caso Tadic
y ha sido aplicada consistentemente por el Tribunal desde entonces:
Existe un conflicto armado cuando se recurre al ejercicio de la fuerza armada entre los Estados o a la violencia
armada prolongada entre autoridades gubernamentales y grupos armados organizados o entre estos grupos dentro
de un Estado”.
Limaj et al. (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 84. La cuestión evaluada en Tadic es si el Ejér-
cito de Yugoslavia (VJ) y el Ministerio Serbio de Asuntos Internos (la policía) constituían autoridades gubernamenta-
les. Ver Tadic (Sala de Apelaciones), 2 de diciembre de 1995, párr. 70; ver también Tadic (Sala de Primera Instancia), 7
de mayo de 1997, párrs. 561-571.

64
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Para conclusiones de hechos que demuestran que, antes de finales de mayo de 1998, el Ejército de
Liberación de Kosovo poseía las características suficientes de un grupo armado organizado capaz de invo-
lucrarse en un conflicto armado interno, ver Limaj et al. (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre
de 2005, párrs. 94-134. Para conclusiones de hechos en los que se discute la intensidad del conflicto
entre Serbia y el Ejército de Liberación de Kosovo, ver Limaj et al. (Sala de Primera Instancia), 30 de
noviembre de 2005, párrs. 135-167.

(b) El conflicto armado en Bosnia y Herzegovina entre


sus fuerzas armadas y la República Srpska

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 549: “No se ha disputado
que existiera un conflicto armado entre la República de Bosnia y Herzegovina y sus fuerzas, y la República
Srpska y sus fuerzas durante el periodo relevante para la Acusación. Tampoco se ha disputado que este
conflicto armado existiera en el este de Bosnia. Con base en la prueba señalada arriba en los Antece-
dentes de Hecho relevantes a este caso, la Sala de Primera Instancia concluye que existe prueba sufi-
ciente para establecer que existía un conflicto armado en Bosnia del Este entre el 11 de julio y el 1 de
noviembre de 1995”.
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 595: “En la instancia presente,
no se disputa que existía un estado de conflicto armado entre Bosnia y Herzegovina y sus fuerzas ar-
madas por un lado, y la República Srpska y sus fuerzas armadas, por el otro. No existe duda, a partir
de la lectura de la parte de hechos de esta Resolución, que todos los actos criminales descritos ahí ocu-
rrieron no sólo dentro del marco de, sino también en estrecha relación a, este conflicto”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 571-574: “La Sala de Primera Ins-
tancia considera satisfechos los requisitos para determinar que existió un conflicto armado en el terri-
torio del Municipio de Prijedor entre el 30 abril y el 30 de septiembre de 1992”. “Primeramente, el
perito militar de la Defensa manifestó que a su leal saber y entender existía un estado de conflicto ar-
mado en el municipio de Prijedor entre abril y septiembre de 1992. Ewan Brown, el perito militar de la
Fiscalía, indicó que, después de los ataques sobre Hambarine y Kozarac, las operaciones de combate
en el Municipio de Prijedor fueron continuas durante el verano de 1992”. “Adicionalmente, los repor-
tes de combate regulares del 1er Comando del Cuerpo Krajina al 5to Comando del Cuerpo, proporcio-
nan amplia prueba de que las operaciones de combate eran continuas en el Municipio de Prijedor du-
rante el periodo de la Acusación”. “Finalmente, el hecho de que ‘Kozarski Vjesnik’ se refería a sus
publicaciones durante este periodo, como la ‘Edición de Guerra’, apoya el hecho de que las operacio-
nes de combate eran continuas”. Para conclusiones de hecho de que existió un conflicto armado entre
el 1 de abril de 1992 y el 31 de diciembre de 1992, en la Región Autónoma de Krajina entre las fuerzas
gubernamentales bosnias y las fuerzas bosnio-serbias, ver Brdjanin (Sala de Primera Instancia), 1 de
septiembre de 2004, párrs. 140-142.

(c) El conflicto armado involucró a las fuerzas armadas


croatas y al JNA (Ejército Popular Yugoslavo)

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 217: “[L]a prueba establece que existía
un conflicto armado entre el JNA [Ejército Popular Yugoslavo] y las fuerzas armadas croatas durante

65
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

el periodo de la Acusación. Éstas eran, cada una, fuerzas de autoridades gubernamentales, y no es ne-
cesario determinar si eran de diferentes Estados u operaban dentro de un sólo Estado”.

ii) Debe existir un nexo entre el conflicto armado


y el delito que se alega (elemento 2)

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 91: “[P]ara cumplir con los
requisitos jurisdiccionales del artículo 3 del Estatuto, la Fiscalía debe de establecer no solamente la
existencia de un conflicto armado, sino también un nexo suficiente entre los actos que se alegan del
acusado y el conflicto armado [...]”.
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 28: “La Sala de Primera
Instancia hace notar que la Sala de Apelaciones consideró esta materia [el nexo entre los actos del acu-
sado y el conflicto armado] en la sentencia del caso Tadic y consideró que debe establecerse el nexo
requerido entre el delito que se alega y el conflicto armado”.

(1) Los actos del acusado deben estar estrechamente relacionados con las hostilidades

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 536: “Con respecto a la na-
turaleza precisa del nexo, cuando el delito que se alega no ha ocurrido en el tiempo y lugar en el que
realmente tuvo lugar la pelea, la Sala de Apelaciones has sostenido que ‘[s]erá suficiente [...] que los
crímenes que se alegan estuviesen estrechamente relacionados a las hostilidades que ocurrieron en
otras partes de los territorios controlados por las partes en conflicto’”. Ver también Halilovic (Sala de
Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 29 (igual).
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 128: “Debe existir un nexo
estrecho entre el delito que se alega y el conflicto armado. Esto se cumple cuando los delitos que se
alegan se encuentran ‘cercanamente relacionados con las hostilidades’”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 569: “Con respecto al artículo 3, la
Fiscalía debe [...] establecer un nexo entre los actos que se alegan cometió el acusado y que supuesta-
mente constituyen una violación a las leyes o costumbres de la guerra y el conflicto armado en cues-
tión. Respecto a la naturaleza precisa de este nexo, la Sala de Apelaciones ha sostenido que ‘sería sufi-
ciente [...] que los crímenes que se alegan estuviesen estrechamente relacionados con las hostilidades
que ocurran en otros territorios controlados por las partes en conflicto’. En otras palabras, es suficiente
establecer que el perpetrador actuó en apoyo o bajo la cobertura del conflicto armado”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 32: “[P]ara que un delito en
particular califique como violación al derecho internacional humanitario conforme a lo dispuesto en los
artículos 2 y 3 del Estatuto, la Fiscalía debe [...] demostrar la existencia de un nexo suficiente entre el delito
y el conflicto armado”. “Es suficiente que los delitos que se alegan estuviesen estrechamente relacionados a
las hostilidades ocurridas en otras partes de los territorios controlados por las partes en conflicto”.
Ver también “debe existir un nexo ente el conflicto y los delitos que se alegan” según el artículo
2, Sección (I)(b)(ii), Compendio del TPIY.

66
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(2) Factores para evaluar los nexos

Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 59: “Para determinar si el
acto en cuestión está o no suficientemente relacionados con el conflicto armado, la Sala de Primera
Instancia puede tomar en consideración [...] los siguientes hechos: el hecho de que el perpetrador sea
un combatiente; el hecho de que la víctima sea no combatiente; el hecho de que la víctima sea un
miembro de la parte opuesta; el hecho de que pueda decirse que el acto sirve al propósito final de una
campaña militar; y el hecho de que el delito sea cometido como parte de o dentro del contexto de los
deberes oficiales del perpetrador”. Ver también Limaj et al. (Sala de Primera Instancia), 30 de noviem-
bre de 2005, párr. 91 (mismos hechos); Stakic (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr.
569 (mismos hechos).

(3) El conflicto armado no necesita estar ligado causalmente a los delitos,


pero debe haber jugado un papel substancial en la aptitud del perpetrador
para cometerlos, su decisión de cometerlos, la manera en que fueron
cometidos o el propósito para el que fueron cometidos

Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 58: “El conflicto armado
no requiere haber sido causa de la comisión del delito, pero la existencia de un conflicto armado, como
mínimo, debe de haber jugado un parte substancial en la aptitud del perpetrador para cometerlo, en su
decisión para cometerlo, en la manera en que lo cometió o el propósito para el cual se cometió”. Ver
también Halilovic (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párrs. 29, 726; (misma prue-
ba); Strugar (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 215 (misma prueba).
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 91: “El conflicto armado
no requiere haber sido causa para la comisión del crimen que se acusa, pero debe de haber jugado una
parte substancial en la habilidad del perpetrador para cometer ese crimen”.
Ver también Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 536: “Di-
cho [nexo] existe en tanto el delito sea ‘modelado por o dependiente del medio en el que se comete -el
conflicto armado-’”.

(4) Los delitos pueden ocurrir temporal y geográficamente remotos del lugar
y tiempo donde efectivamente ocurre la lucha/El derecho internacional
humanitario se aplica en la totalidad del territorio, independientemente
de que el combate ocurra o no en ese lugar

Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 57: “No existe una corre-
lación necesaria entre el área donde efectivamente esté teniendo lugar la lucha y el alcance geográfico
de las leyes de la Guerra. Las leyes de la guerra se aplican en la totalidad del territorio de los Estados
beligerantes o, en caso de conflictos internos armados, en la totalidad del territorio bajo el control de
una de las partes en conflicto, independientemente de que el combate efectivamente tenga o no lugar
ahí, y continúa aplicándose hasta que se llega a una conclusión general de paz o, en el caso de conflic-
tos armados internos, hasta que se alcanza un arreglo pacífico. Una violación a las leyes y costumbres

67
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

de la guerra puede por lo tanto ocurrir en el momento en que y en el lugar donde realmente no tenga
lugar una lucha. [E]l requisito de que los actos del acusado estén estrechamente relacionados con el
conflicto armado no se negaría si los crímenes estuvieran temporal y geográficamente remotos de don-
de efectivamente se lucha”.
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 26: “La Sala de Apelacio-
nes en el caso Tadic sostuvo que hasta que se alcanzara una conclusión general de paz o un arreglo
pacífico, continúa aplicándose el derecho internacional humanitario, ‘en la totalidad de los Estados
beligerantes, o en el caso de conflictos internos, en la totalidad del territorio bajo el control de una de
las partes, independientemente de que el combate tenga lugar allí o no’” (énfasis en el original). Ver
también Limaj et al. (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 84 (similar).
El Fiscal vs. Vasiljevic, Caso No. IT-98-32-T (Sala de Primera Instancia), 29 de noviembre de
2002, párr. 25: “La condición de que los actos del acusado estén estrechamente relacionados con el
conflicto armado no requiere que el delito sea cometido mientras la lucha tenga lugar de hecho, o en la
escena del combate”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 32: “La Sala de Apela-
ciones ha sostenido que: ‘Aún si no ocurrieran choques substanciales en [la región específica] en el
momento y lugar en que los crímenes que se alega fueron cometidos [...] se aplica el derecho interna-
cional humanitario’”.

(5) Para establecer nexos, el crimen no tiene que haber


sido planeado ni apoyado por una política

Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 724: “La Sala de Primera Ins-
tancia recuerda que para que exista el nexo requerido, los crímenes no tienen que haber sido planeados
ni apoyados por algún tipo de política”. Ver también Halilovic (Sala de Primera Instancia), 16 de no-
viembre de 2005, párr. 29 (misma prueba).

(6) Un solo acto puede constituir violación si se establece el nexo requerido

Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 724: “[N]o hay razón por la que
un acto aislado único, no pudiera constituir una violación a las leyes y costumbres de la guerra, cuando
se ha establecido el nexo requerido”.

(7) Aplicación - nexo

El Fiscal vs. Vasiljevic, Caso No. IT-98-32-A (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párrs. 25-
27: “El Apelante alega que, aunque acepta que existía un conflicto armado en el municipio de Vise-
grad [en sureste de Bosnia y Herzegovina] en todo momento relevante para la Acusación, sus actos no
estaban estrechamente relacionados a ello”. Párrafo 57 de la Sentencia señala que:

68
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

“los actos del Acusado estaban estrechamente relacionados al conflicto armado. Aunque él no
tomó parte en ninguna lucha, el Acusado estaba cercanamente asociado con los paramilitares ser-
bios, sus actos fueron cometidos en apoyo al conflicto armado y actuó bajo la cobertura del con-
flicto armado”.

“La Sala de Apelaciones concluye que el Apelante no ha demostrado que un juzgador razonable
de los hechos pudiera no haber llegado a esta conclusión [...]. El Apelante no disputa que los actos del
grupo de Milan Lukic [un grupo paramilitar serbio, con una reputación de ser particularmente violento,
lidereado por Milan Lukic] estuvieran conectados al conflicto. De hecho, los actos por los que el Ape-
lante ha sido condenado fueron realizados mientras él estuvo junto con el grupo de Milan Lukic. La
Sala de Apelaciones es de la opinión que el Apelante estuvo asociado con el grupo de Milan Lukic en
esa ocasión y que esto establece un nexo suficiente entre los actos del Apelante y el conflicto armado”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 174: “[L]a Sala conside-
ra satisfechos los requisitos de que existe un nexo entre el conflicto que se alega en la Acusación y el
conflicto armado. En particular, la Sala se refiere a sus conclusiones de que el campo de prisioneros de
[Llapushnik/Lapusnik] donde los crímenes que se alegan ocurrieron, se estableció después de que el
ELK [Ejército de Liberación de Kosovo] tomó control de la villa de Llapushnik/Lapusnik, de que ésta
fue manejada por los miembros del ELK y de que el campo efectivamente dejó de existir después de
que el ELK perdió el control del desfiladero de Llapushnik/Lapusnik. Aquellas personas detenidas en
él eran principalmente, sino exclusivamente, aquéllas que eran o que serían sospechosas de ser serbios
o albaneses kosovares que colaboraron con las autoridades serbias”.
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 727: “Con respecto a los crí-
menes cometidos en Grabovica [en Bosnia y Herzegovina], la Sala de Primera Instancia concluye que el
hecho de que los soldados del EBiH [Ejército de la República de Bosnia y Herzegovina] fueran acuarte-
lados en Grabovica, en preparación para operaciones de combate en Herzegovina, ha jugado un papel
importante en la aptitud de los soldados para cometer los crímenes’. Con respecto a los eventos de Uzdol
[cerca de Prozor, en Herzegovina del Sur, la Sala de Primera Instancia concluye que los crímenes fueron
cometidos durante un ataque a Uzdol, el cual era parte de operaciones militares de combate. El nexo re-
querido queda por lo tanto claramente establecido con respecto a ambos, Grabovica y Uzdol”.
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 217: “Los delitos que se alegan en
la Acusación se relacionan todos con el bombardeo de la Vieja Ciudad de Dubrovnik [Croacia], que
fue una parte significativa de este conflicto armado [entre el Ejército Popular Yugoslavo y las fuerzas
armadas croatas]. De ahí se concluye que los actos que se imputan al Acusado fueron cometidos du-
rante el conflicto armado y estuvieron estrechamente relacionados a ese conflicto”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 549: “Con base en toda
la prueba de este caso, la Sala de Primera Instancia [...] concluye que los delitos conexos que concier-
nen a la Acusación estaban relacionados estrechamente al conflicto armado. Los actos que se imputan
al Acusado fueron cometidos como resultado de las hostilidades”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 141-142: “La Sala encuen-
tra satisfactorio más allá de la duda razonable, que los crímenes que se imputan al Acusado fueron
cometidos durante el transcurso del conflicto armado en la RAK [Región Autónoma de Krajina]. Aun-
que el Acusado no tomó parte en ninguna lucha, sus actos estuvieron estrechamente relacionados al
conflicto. En efecto, el Acusado era un miembro prominente del SDS [Partido Demócrata Serbio de
Bosnia y Herzegovina] y después también Presidente del Estado Mayor de Crisis de la RAK, un cuer-
po regional investido tanto con poderes ejecutivos como legislativos dentro de la RAK, donde el con-

69
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

flicto armado tenía lugar. Sus poderes efectivos se extendían a las autoridades municipales de la RAK
y a la policía, y su influencia comprendía a las organizaciones del ejército y paramilitares. En el si-
guiente capítulo de esta sentencia, la Sala de Primera Instancia establece el involucramiento del Estado
Mayor de Crisis de la RAK en la implementación del Plan Estratégico. La Sala de Primera Instancia es-
tablece que, después de que el Estado Mayor de Crisis de la RAK fue abolido y a lo largo del periodo
relevante para la Acusación, el Acusado continúo teniendo gran poder y actuó en varios cargos a nivel
republicano durante el transcurso del conflicto armado”. “La Sala de Primera Instancia por lo tanto con-
sidera que están satisfechos los requisitos generales comunes a los artículos 2 y 3 del Estatuto”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 575-576: “La Sala de Primera Ins-
tancia considera que [...] se ha cumplido el requisito de establecer el nexo entre este conflicto armado
y los actos del Acusado. Este puede ser establecido tanto a través de elementos objetivos como subje-
tivos”. “Existe prueba de que el Estado Mayor de Crisis, del cual era Presidente el Dr. Milomir Stakic,
expidió el ultimátum a los residentes de Hambarine [en el municipio de Prijedor] de que debían entre-
gar sus armas o sufrir las consecuencias. Un reporte de la SJB [Estación de Seguridad Pública] señala
que fue el Estado Mayor de Crisis el que decidió intervenir militarmente en el pueblo de Hambarine
[también en el municipio de Prijedor]. Incluso, en una entrevista, el Dr. Milomir Stakic, hablando en
su carácter de Presidente del Estado Mayor de Crisis, declaró en relación al ataque al pueblo de Kozarac:
‘[D]e hecho, nosotros tomamos la decisión de que el ejército y la policía fueran allí [...]’. A lo largo
del conflicto armado, existe prueba de que el Dr. Milomir Stakic mantuvo contactos cercanos con los
militares”.

iii) Elemento adicional para crímenes del artículo 3 común: deben ser
cometidos contra personas que no toman parte activa en las hostilidades

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 176: “[E]l artículo 3 común
protege a las personas que no toman parte activa en las hostilidades, las víctimas de las violaciones que
se alegan no deben haber tomado parte activa en las hostilidades en el momento en que el delito fue
cometido”.
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 32: “Para la aplicación de
cargos conforme al artículo 3, basados en el artículo 3 común, la Fiscalía debe también demostrar que la
víctima era una persona que no tomó parte activa en las hostilidades en el momento que se cometió el
delito”. Ver también Halilovic (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 36 (similar).
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 540: “Un último requi-
sito para aplicar cualquier cargo conforme al artículo 3, con fundamento en el artículo 3 común, es que
la víctima no debe haber tomado parte activa en las hostilidades en el momento en que se cometió el
delito”. Ver también Stakic (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 581 (similar); Kvocka
et al. (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 124 (similar).

(1) Determinación de estatus protegido

Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párrs. 33-34: “En el caso Tadic, la
prueba aplicada por la Sala de Primera Instancia fue preguntar si, al momento de la comisión del delito

70
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

que se alega, la supuesta víctima de los actos proscritos tomó parte directa en las hostilidades ‘encontrán-
dose dichas hostilidades dentro del contexto que se dice fueron cometidos los supuestos delitos’. La Sala de
Primera Instancia en el caso Tadic sostuvo que ‘es innecesario definir exactamente la línea que divide a
quienes toman parte activa en las hostilidades y a quienes no están involucrados en ello. Es suficiente exa-
minar los hechos relevantes de cada víctima para determinar si, en las circunstancias de cada persona, dicha
persona estuvo involucrada activamente en las hostilidades en el momento relevante’”.
“La Sala de Primera Instancia encuentra que es la situación específica de la víctima al momento
de la comisión del delito lo que debe ser tomado en consideración para determinar su protección bajo
el artículo 3 común. La Sala de Primera Instancia considera que los factores relevantes a este respecto
incluyen la actividad que realizaba, si la víctima portaba o no armas, la ropa con que se vestía, edad y
género de las víctimas, al momento de la comisión del crimen. Mientras que la membrecía en las fuer-
zas armadas puede ser un fuerte indicativo de que la víctima participaba directamente en las hostilida-
des, no es un indicativo que, en y por sí mismo, sea suficiente para establecer esto. El que una persona
disfrute o no de la protección del artículo 3 común debe ser determinado caso por caso”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 180: “Los civiles que quedan com-
prendidos dentro del significado del artículo 3 son aquéllas personas que no son, o que ya dejaron de
ser, miembros de las fuerzas armadas. Bienes de civiles cubre todo bien que legítimamente no podría ser
considerado un objetivo militar”.
Jelisic, (Sala de Primera Instancia), 14 de diciembre de 1999, párr. 34: “El artículo 3 común pro-
tege ‘[a] las personas que no toman parte activa en las hostilidades’ incluyendo a las personas ‘coloca-
das hors de combat a causa de enfermedad, heridas, detención o cualquier otra causa’. Las víctimas de
asesinato, lesiones corporales y robo, todas colocadas hors de combat por su detención, son claramente
personas que quedan protegidas dentro del significado del artículo 3 común”.

(2) Aplicación - víctimas que no toman parte activa en las hostilidades

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 589: “La Sala de Primera Instancia está
convencida de que la vasta mayoría de las víctimas de los [...] crímenes no tomaron parte activa en las
hostilidades en el momento en que estos delitos se cometieron. Particularmente, la Sala de Primera
Instancia concluye que aquellas personas detenidas en los campos de Omarska, Keraterm y Trnopolje
automáticamente deben ser consideradas hors de combat en virtud de encontrarse detenidas. Lo mismo
se aplica a aquellas víctimas que fueron desplazadas en los diversos convoyes que se organizaron y a
aquellos civiles inocentes que fueron asesinados durante los ataques armados indiscriminados sobre
los asentamientos civiles en el Municipio de Prijedor, durante el periodo a que se refiere la Acusación.
En relación con las mujeres y niños que fueron víctimas de estos crímenes, no existe prueba alguna
para sugerir que hayan participado en actividades de combate”.

71
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

iv) Mens rea

(1) Generalidades

Ver la discusión del estado mental (mens rea) en los delitos conexos, Sección (II)(d)(i)(5) (tortura);
(II)(d)(ii)(5) (violación); (II)(d)(iii)(5) (trato cruel); (II)(d)(iv)(7) (asesinato); (II)(d)(v) (violencia contra la
vida y la persona); (II)(d)(vi)(5) (ultrajes a la dignidad personal); (II)(d)(viii)(7) (destrucción o devas-
tación a gran escala de ciudades, pueblos o villas, no justificadas por necesidad militar); (II)(d)(x)(6)
(confiscación, destrucción o daño deliberado a las instituciones dedicadas a la religión, caridad y edu-
cación, las artes y las ciencias, monumentos históricos y obras de arte y ciencia); (II)(d)(xi)(11) (ata-
ques ilícitos a civiles y a objetivos civiles); (II)(d)(xiv)(1) (esclavitud) (II)(d)(xv)(5) (terror contra la
población civil), Compendio del TPIY.

(2) No se requiere intención o motivación discriminatorias

Aleksovski, (Sala de Apelaciones), 24 de marzo de 2000, párr. 20: “No existe nada en la indudable-
mente grave naturaleza de los crímenes que caen dentro de lo dispuesto en el artículo 3 del Estatuto, ni
en general en el Estatuto, que lleve a la conclusión de que dichos delitos son punibles solamente si son
cometidos con intención discriminatoria. Los requisitos generales que deben ser cumplidos para perse-
guir los delitos a que se refiere el artículo 3 [...] no incluyen el requisito de probar una motivación o
intención discriminatoria”.

(3) Distinción entre intención y motivación

Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 102: “La Sala de Apelaciones [...]
recuerda su jurisprudencia en el caso Jelisic que, con respecto a la intención específica que se requiere
para configurar el crimen de genocidio, establece la necesidad de distinguir la intención específica de
la motivación. La motivación personal del perpetrador del crimen de genocidio puede ser, por ejemplo,
el obtener beneficios económicos, ventajas políticas o alguna forma de poder. La existencia de una
motivación personal no excluye que el perpetrador tenga también la intención específica de cometer
genocidio’. La Sala de Apelaciones considera que esta distinción entre intención y motivación debe
también aplicarse a otros crímenes que se señalan en el Estatuto” (se agrega énfasis), Ver también
Jelisic (Sala de Apelaciones), 5 de julio de 2001, párr. 49 (el mismo texto citado).

72
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

d) Delitos conexos

i) Tortura

(1) Definición

El Fiscal vs. Kvocka et al., Caso No. IT-98-30/1-A (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr.
289: “La Sala de Primera Instancia definió el crimen de tortura como infringir deliberadamente, me-
diante algún acto u omisión, dolor o sufrimiento grave, ya sea físico o mental, para un propósito prohi-
bido, tal como obtener información o una confesión, castigar, intimidar, humillar o coaccionar a la
víctima o a un tercero, o discriminar, sobre cualquier base, a la víctima o a un tercero”. Ver también El
Fiscal vs. Furundzija, Case No. IT-95-17/1 (Sala de Apelaciones), 21 de julio de 2000, párr. 111 (El mismo
y con el requisito de que la tortura “esté ligada a un conflicto armado [...]”).4
Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 142: La definición
de tortura tiene los siguientes elementos: “(i) El infringir, mediante acto u omisión, grave dolor o su-
frimiento, ya sea físico o mental. (ii) El acto u omisión debe ser intencional. (iii) El acto u omisión
debe estar dirigido a la obtención de información o una confesión, o para castigar, intimidar o coaccio-
nar a la víctima o a un tercero, o discriminar, sobre cualquier base, a la víctima o un tercero”. Ver tam-
bién Krnojelac (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 179 (Uso de “deliberado” en
lugar de “intencional” en parte (iii)).
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 235: “La ley sobre la tor-
tura está bien establecida por la jurisprudencia del Tribunal. Para establecer el crimen de tortura, ya
sea como crimen de guerra o como crimen de lesa humanidad, es necesario que se cumplan los si-
guientes tres elementos:

(1) Debe existir un acto u omisión que infrinja dolor o sufrimiento severo, ya sea físico o mental;
(2) El acto u omisión debe ser intencional; y
(3) El acto u omisión debe haber sido cometido con un propósito específico, tal como obtener
información o una confesión, castigar, intimidar o coaccionar a la víctima o a un tercero, o
discriminar, sobre cualquier base, contra la víctima o un tercero”.

(2) El mismo, independientemente del artículo

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 235: Los elementos de tortura
son los mismos independientemente de que sea “un crimen de guerra o un crimen de lesa humanidad”.

4
En la sentencia del caso Furundzija se requiere un quinto elemento: que “por lo menos una de las personas involucra-
das en el proceso de tortura sea un funcionario público o que actúe, en cualquier nivel, en un carácter que no sea priva-
do, por ejemplo, como un órgano de facto de un Estado o cualquier otra entidad que tenga autoridad”. Sin embargo,
decisiones más recientes sugieren que este no es un requisito. Ver la Sección (II)(d)(i)(7), Compendio TPIY.

73
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 482: “La definición de ‘tor-
tura’ continúa siendo la misma independientemente del artículo del Estatuto conforme al cual se hayan
formulado cargos contra el Acusado”.
Para la discusión de la tortura como un crimen de lesa humanidad conforme a lo dispuesto en el
artículo 5, ver la Sección (IV)(d)(vi), Compendio del TPIY. Para la discusión de la tortura como una
infracción grave a los Convenios de Ginebra conforme al artículo 2, ver la Sección (I)(d)(ii), Compen-
dio del TPIY.

(3) La prohibición contra la tortura es jus cogens

Furundzija, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 1998, párrs. 139, 153: “Parece [...] incon-
trovertible que la tortura, en tiempos de conflicto armado, esté prohibida por una regla general de derecho
internacional. En conflictos armados esta regla puede aplicarse como parte del derecho internacional
consuetudinario y, en caso de que se cumplan los requisitos requeridos, del derecho de los tratados,
con el mismo contenido de la prohibición”. “Debido a la importancia de los valores que protege, este
principio ha evolucionado hasta convertirse en una norma preferente o jus cogens, es decir, una norma
que disfruta de un rango más alto en la jerarquía internacional que la del derecho de los tratados y aún que
las normas consuetudinarias ‘ordinarias’. La consecuencia más conspicua de este rango más elevado es
que el principio en cuestión no puede ser derogado por los Estados mediante tratados internacionales o
costumbres especiales o locales y ni siquiera aún por reglas consuetudinarias generales que no estén
investidas con la misma fuerza normativa”.

(4) Se debe haber infringido dolor y sufrimiento grave (elemento 1)

Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 143: “[L]a gravedad del do-
lor o sufrimiento es una distinción característica de la tortura que la coloca aparte de delitos similares.
El umbral preciso para determinar qué grado de sufrimiento es suficiente para cumplir con la defini-
ción de tortura no ha sido delineado”.
Ver Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 289 (para tipificar tortura se
requiere, inter alia, infringir “dolor o sufrimiento grave”); Kunarac, Kovac y Vokovic (Sala de Apela-
ciones), 12 de junio de 2002, párr. 142 (igual); Furundzija (Sala de Apelaciones), 21 de julio de 2000,
párr. 111 (igual); Limaj et al. (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 235 (igual).

(a) Determinación de la gravedad de la tortura

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 237: “Con respecto a la de-
terminación de la gravedad de los actos que se imputan como tortura, la jurisprudencia previa del Tri-
bunal ha sostenido que se deben considerar todas las circunstancias del caso y en particular la natura-
leza y contexto en el que se infringe el dolor, la premeditación e institucionalización del maltrato, la
condición física de la víctima, la manera y métodos empleados y la posición de inferioridad de la víc-
tima. También es relevante para la determinación de la Sala el efecto físico o mental del trato dado a la
víctima, la edad de la víctima, su sexo o estado de salud. Incluso, si el maltrato ha ocurrido durante un

74
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

periodo de tiempo prolongado, la Sala determinaría la gravedad del trato en su totalidad. Finalmente,
esta Sala coincide con la conclusión de la Sala de Primera Instancia del caso Celebici [a/k/a Delalic],
emitida específicamente en el contexto de violación, de que en ciertas circunstancias, el sufrimiento
puede ser exacerbado por las condiciones sociales y culturales, y de que deben tomarse en cuenta los
antecedentes específicos sociales, culturales y religiosos de las víctimas, cuando se determine la seve-
ridad de la conducta que se alega”.
Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 182: “Cuando se determine la
gravedad del acto que se imputa como tortura, la Sala de Primera Instancia debe tomar en consideración
todas las circunstancias del caso, incluyendo la naturaleza y contexto en que se infringió el dolor, la
premeditación e institucionalización del maltrato, la condición física de la víctima, la manera y méto-
dos empleados, y la posición de inferioridad de la víctima. En particular, la medida en que una persona
ha sido maltratado durante un periodo largo de tiempo, o de que ha sido sujeta a repetidas o a varias
formas de maltrato, la gravedad de los actos debe ser considerada como un todo, en la medida de que
pueda demostrarse que este largo periodo o la repetición de los actos se encuentran interrelacionados,
siguen un patrón o están dirigidos hacia el mismo propósito prohibido”.
Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 143: “Al determinar la
gravedad de cualquier maltrato, la Sala de Primera Instancia primero debe de considerar la gravedad
objetiva del daño causado. El criterio subjetivo, tal como el efecto físico o mental del trato sobre una
víctima en particular y, en algunos casos, debe considerar hechos tales como la edad, sexo o estado de
salud de la víctima, que serán también relevantes para la determinación de la gravedad del daño”.

(b) No se requiere que la lesión sea permanente

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 236: “[N]o se requiere que el
acto u omisión haya causado una lesión permanente [...]”.
Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 148: “[L]as prácticas de
tortura a menudo causan lesiones permanentes a la salud de las víctimas, [pero] una lesión permanente
no es un requisito para tipificar tortura”.

(c) El sufrimiento mental puede calificar

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 236: “[N]o [] se requiere que
el acto u omisión [...] haya causado una lesión física, ya que el daño mental es una forma prevaleciente
de infringir tortura”.
Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 149: “Se tomará en cuenta
el daño causado a la salud física o mental al determinar la gravedad del daño infringido. [E]l abuso que
se equipara a tortura no necesariamente requiere involucrar lesiones físicas, ya que el daño mental es
una forma prevaleciente de infringir tortura. Por ejemplo, el sufrimiento mental causado a una persona
que es obligada a observar el maltrato grave infringido a un pariente, podría generar el nivel de grave-
dad requerido como elemento del crimen de tortura. [E]l ser obligado a observar ataques sexuales gra-
ves infringidos a una mujer conocida constituyó tortura para el observador forzado. La presencia de
observadores, particularmente de miembros de la familia, también infringe daño mental severo que
equivale a tortura para la persona que es violada”.

75
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

(d) Acto u omisión como tortura

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 236: “Un acto u omisión pue-
de constituir un actus reus de tortura si ha causado sufrimiento o dolor grave”. Ver también Kvocka et
al. (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 289 (el crimen de tortura puede ser cometido
por un “acto u omisión”); Kunarac, Kovac y Vokovic (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr.
142 (igual); Furundzija (Sala de Apelaciones), 21 de julio de 2000, párr. 111 (igual); Limaj et al. (Sala
de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 235 (igual).

(e) El maltrato menos grave que la tortura puede constituir otro delito

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 236: “El maltrato que no al-
canza este nivel de gravedad puede, sin embargo, constituir otro delito conforme a la jurisdicción del
Tribunal”.

(5) Mens rea: el acto u omisión debe ser intencional (elemento 2)

Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 142: Con respecto al es-
tado mental: “El acto u omisión debe ser intencional”. Ver también Krnojelac (Sala de Primera Instan-
cia), 15 de marzo de 2002, párr. 179 (uso de la palabra “deliberado” en lugar de “intencional”).
Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 153: La Sala de
Apelaciones explicó la distinción entre “intención” y “motivación”. La Sala de Apelaciones sostuvo
que “aún si la motivación del perpetrador es enteramente sexual, no se deduce que el perpetrador no
haya tenido la intención de cometer un acto de tortura o que su conducta no cause dolor o sufrimiento
severo, ya sea físico o mental, ya que dicho dolor o sufrimiento es una consecuencia probable y lógica
de su conducta. En vista del contenido de la definición, es importante establecer si un perpetrador pre-
tendía actuar en una forma tal que, en el curso normal de los acontecimientos, causaría grave dolor o
sufrimiento físico o mental a sus víctimas”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 238: “Con respecto al
mens rea que se requiere para el crimen de tortura, la jurisprudencia previa del Tribunal establece que se
requiere intención directa: el perpetrador debe haber tenido la intención de actuar en tal forma que,
durante el transcurso normal de los acontecimientos, causaría daño o sufrimiento físico o mental grave
a sus víctimas. Es irrelevante que el perpetrador haya tenido una motivación diferente, si actúo con la
intención requerida”.

(6) Propósito prohibido u objetivo requerido (elemento 3)

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 289: La tortura debe haber sido lle-
vada a cabo “para un propósito prohibido, tal como obtener información o una confesión, castigar,
intimidar, humillar, o coaccionar, a la víctima o a un tercero, o discriminar, sobre cualquier base, contra

76
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

la víctima o un tercero”.); Kunarac, Kovac y Vokovic (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr.
142 (similar); Furundzija (Sala de Apelaciones), 21 de julio de 2000, párr. 111 (igual).
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 239: “Para poder esta-
blecer el crimen de tortura el acto u omisión que se alega debe haberse llevado a cabo con un propósito
específico: obtener información o una confesión, o castigar, intimidar o coaccionar a la víctima o a un
tercero, o discriminar, sobre cualquier base, a la víctima o un tercero”.
Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 180: “La ‘tortura’ constituye uno
de los ataques más graves a la integridad física o mental de una persona. El objetivo y la gravedad del
ataque a la víctima colocan a la tortura aparte de otras formas de maltrato. La tortura como un crimen, no
es un acto gratuito de violencia; se propone, mediante infligir un daño físico o mental grave, obtener cier-
to resultado o propósito. Por lo tanto, en ausencia de dicho objetivo o propósito, aún el infringir dolor
grave no calificaría como tortura conforme a lo establecido en el artículo 3 o el artículo 5”.
Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 188: “Debe quedar establecida,
más allá de la duda razonable, que la generación de dolor grave se realizó con el propósito de alcanzar
un fin prohibido [...]”.
Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 140: “[L]os propósitos
prohibidos enumerados en la Convención contra la Tortura que se reflejan en el derecho internacional
consuetudinario ‘no constituyen una lista exhaustiva y deben ser considerados como meramente repre-
sentativos’”.
“[E]l humillar a la víctima o a un tercero constituye un propósito prohibido para efecto de tortura
conforme al derecho internacional humanitario”.

(a) El propósito prohibido no requiere ser el predominante o único propósito

Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 155: “[N]o es necesario
que los actos hayan sido perpetrados únicamente por algunos de los propósitos prohibidos por el dere-
cho internacional. Si se cumple alguno de los propósitos prohibidos mediante la conducta, el hecho de
que dicha conducta también pretendiera obtener un propósito que no se encuentra enumerado en la
lista (aún uno de naturaleza sexual) es irrelevante”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 239: “El propósito prohi-
bido no requiere ser el único o el principal propósito del acto u omisión en cuestión”. Ver también
Kvocka et al. (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 153 (similar).
El Fiscal vs. Kunarac, Kovac y Vukovic, Caso No. IT-96-23 y IT-96-23/11 (Sala de Primera Ins-
tancia), 22 de febrero de 2001, párr. 486: “No se requiere, conforme al derecho internacional consue-
tudinario, que la conducta sea solamente perpetrada por uno de los propósitos prohibidos. [E]l propósito
prohibido debe simplemente ser parte de la motivación tras la conducta y no necesita ser el propósito único
o predominante”.

77
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

(7) No se requiere que el perpetrador haya actuado con carácter oficial

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 284: “En [la Sentencia de Apelación
del caso Kunarac], la Sala de Apelaciones concluyó que la Sala de Primera Instancia en el caso Kunarac
estaba en lo correcto al tomar la posición de que el requisito de ser funcionario público no fuera una
condición requerida conforme al derecho internacional consuetudinario en relación con la responsabi-
lidad criminal de una persona por tortura, fuera del marco de la Convención contra la Tortura. En el
presente caso, la Sala de Apelaciones reafirma esa conclusión. Como resultado, la Sala de Apelaciones
concluye que el argumento de Kvocka de que no podía ser declarado culpable por tortura por actos perpe-
trados por Zigic y Knezevic, sobre la base de que no eran funcionarios públicos está condenado al fra-
caso, independientemente del estatus preciso de estas dos personas”.
Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 148: “[E]l requisito
de tener un cargo público no es un requisito conforme al derecho internacional consuetudinario en re-
lación con la responsabilidad criminal de una persona por el delito de tortura fuera del marco de la
Convención contra la Tortura”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 240: “[L]a Sala hace no-
tar que mientras que la jurisprudencia previa del Tribunal ha llegado a diferentes conclusiones con
respecto a que, para establecer el crimen de tortura, el acto u omisión que se alega debe haberse come-
tido por, o a instigación de, o con el consentimiento o la aquiescencia de, un funcionario público o una
persona actuando con carácter oficial, la cuestión ha quedado ahora establecida por la Sala de Apela-
ciones. Conforme al derecho internacional consuetudinario y la jurisprudencia del Tribunal, no es ne-
cesario que el perpetrador haya actuado con carácter oficial”.
Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 188: “Conforme al derecho in-
ternacional humanitario en general, y conforme a los artículos 3 y 5 del Estatuto en particular, no es
necesaria la presencia o involucramiento de un funcionario estatal o de alguna otra persona con autori-
dad en el proceso de tortura, para que el crimen sea considerado como ‘tortura’”.
Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 139: “[E]l requisito de la
participación del Estado como actor, impuesto por el derecho internacional de los derechos humanos
es inconsistente con la aplicación de la responsabilidad penal individual por crímenes internacionales
que se encuentra en el derecho internacional humanitario y el derecho penal internacional”.
Pero ver Furundzija, (Sala de Apelaciones), 21 de julio de 2000, párr. 111: El quinto elemento
para establecer el crimen de tortura en una situación de conflicto armado es que “por lo menos una de
las personas involucradas en el proceso de tortura, sea un funcionario público o de alguna forma, actúe
en un carácter que no sea privado, por ejemplo, un órgano de facto del Estado o alguna otra entidad
que tenga autoridad”.
Pero ver El Fiscal vs. Delalic et al., Caso No. IT-96-21, (Sala de Primera Instancia), 16 de no-
viembre de 1998, párr. 494: La tipificación de tortura requiere que el acto u omisión sea “cometido
por, o a instigación de, o con el consentimiento o aquiescencia de, un funcionario u otra persona que
actúe con carácter oficial”.

78
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(8) Ejemplos de actos que constituyen tortura

Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 144: “Los golpes, violencia
sexual, la privación prolongada del sueño, comida, higiene y asistencia médica, así como las amenazas
de tortura, violación o muerte a parientes fueron los actos que más comúnmente se mencionaron como
los que con mayor probabilidad pueden constituir tortura. La mutilación de partes del cuerpo sería ser
un ejemplo de actos que per se constituyen tortura”.

(a) Violación y otras formas de violencia sexual como tortura

Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párrs. 150-151: “[A]lgunos
actos establecen per se el sufrimiento de aquéllos sobre quienes fueron infringidos. La violación es
[...] uno de ellos. [...] La violencia sexual necesariamente da lugar a grave dolor o sufrimiento, ya sea
físico o mental, y en esta forma justifica su caracterización como un acto de tortura”. “El dolor o su-
frimiento grave, tal y como lo requiere la definición del crimen de tortura, puede decirse por lo tanto,
queda establecido una vez se ha demostrado la violación, ya que el acto de violación necesariamente
implica dicho dolor y sufrimiento”.
Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 145: “[L]a violación
puede constituir dolor o sufrimiento grave que equivale a tortura, siempre que los demás elementos de
la tortura, tales como el fin prohibido, se cumplan”.
Furundzija, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 1998, párrs. 163-164: “Cuando se re-
curre a la violación, ya sea por el mismo interrogador o por algunas otras personas asociadas con la
interrogación de una persona detenida, como forma de castigo, intimidación, coerción o humillación
de la víctima, o para obtener información o una confesión de la víctima o un tercero. Según la legisla-
ción de derechos humanos, en dichas situaciones la violación puede considerarse tortura”. “Depen-
diendo de las circunstancias, conforme el derecho penal internacional, la violación puede adquirir un
estatus distinto de la tortura”.
Delalic et al., (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 1998, párrs. 496, 495: La Sala
de Primera Instancia sostuvo que “cuando la violación o alguna otra forma de violencia cumple el
[siguiente] criterio, entonces constituirán tortura”. “El sufrimiento psicológico de las personas a las
que se infringe una violación puede ser exacerbado por las condiciones sociales o culturales y puede
ser particularmente agudo o duradero. [E]s difícil visualizar circunstancias en las que la violación,
por, o a instigación de, un funcionario público, o con el consentimiento o aquiescencia de un fun-
cionario público, pueda ser considerada como algo que ocurre con un propósito, que en alguna for-
ma, no involucre castigo, coerción, discriminación o intimidación. [E]sto es inherente en situaciones
de conflicto armado”.5

5
Con respecto al requisito de que un funcionario público esté involucrado, ver la Sección (II)(d)(i)(7), Compendio
TPIY.

79
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

(9) Aplicación - tortura

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 658: “En otro caso de maltrato
del [testigo] L12 establecido antes en esta decisión, L12 fue golpeado en un granero [en el campo de
prisioneros de Llapushni/Lapusnik en Kosovo central]. Haradin Bala vendó los ojos a L12 y lo llevó a
un granero, en donde tuvo lugar la golpiza. L12 testificó que Shala [Haradin Bala] estuvo presente
durante el incidente. La Sala acepta la prueba de L12, en el razonamiento de que el involucramiento de
Bala en el incidente se limitó a traer a L12 con los perpetradores y a estar presente mientras tuvo lugar
la golpiza. La Sala concluye que al llevar a L12 al granero y estar presente durante la golpiza infringi-
da por otros, Haradin Bala contribuyó a la comisión del crimen de manera suficientemente importante
para considerar su participación como colaboración en el crimen cometido por los perpetradores direc-
tos. En esas circunstancias, Haradin Bala debió haber estado consciente, por lo menos en el momento
de la golpiza, de que los agresores estaban cometiendo un crimen y de su estado mental. Consecuen-
temente, poseía el mens rea requerido para colaborar y cooperar. Como se estableció anteriormente,
este incidente constituye elementos tanto de trato cruel como de tortura”.
Ver también la discusión de tortura conforme al artículo 5, Sección (IV)(d)(vi), Compendio del
TPIY, y conforme al artículo 2, Sección (I)(d)(ii)(1), Compendio del TPIY.

ii) Violación

(1) Definición

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 395: “La Sala de Primera Instancia
se basó en la definición de violación establecida en la Sentencia del Juicio de caso Kunarac et al. que
dice lo siguiente:

En vista de las consideraciones anteriores, la Sala de Primera Instancia entiende que el actus reus
del crimen de violación en el derecho internacional está constituido por: la penetración sexual,
aunque sea leve: (a) de la vagina o ano de la víctima por el pene del perpetrador o cualquier otro
objeto utilizado por el perpetrador; o (b) de la boca de la víctima por el pene del perpetrador,
cuando dicha penetración sexual ocurra sin el consentimiento de la víctima. El consentimiento,
para estos efectos, debe ser consentimiento otorgado voluntariamente, como resultado del libre
albedrío de la víctima, evaluado en el contexto de las circunstancias.

Esta definición fue confirmada por la Sala de Apelaciones [en la sentencia del caso Kunarac], en
la cual agregó que ‘la aseveración de que sólo la resistencia continua proporciona un aviso adecuado al
perpetrador de que sus atenciones no son deseadas, está mal conforme a la ley y es absurdo respecto a
los hechos’”. Ver también Kunarac, Kovac y Vokovic (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002,
párrs. 127-128 (el mismo texto citado).

80
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(2) La prohibición de la violación en conflictos armados reconocida desde hace mucho


tiempo en el derecho de los tratados y el derecho internacional consuetudinario

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 395: “[L]a prohibición de violación
en conflictos armados ha sido reconocida desde hace mucho tiempo en el derecho internacional de los
tratados y el derecho internacional consuetudinario”.

(3) El estatus de la detención normalmente vicia el consentimiento

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 396: “La Sala de Primera Instancia
determinó que ‘en caso de agresión sexual, el estatus de la persona detenida normalmente vicia el con-
sentimiento en tales circunstancias’. Esto es consistente con la jurisprudencia del Tribunal [...]”.
Ver también Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 132:
“[E]xisten ‘factores [distintos de la fuerza] que convertirían un acto de sexual de penetración en no
consentido o no voluntario por parte de la víctima’. Un enfoque limitado respecto a la fuerza o amena-
za de la fuerza, podría permitir a los perpetradores evadir la responsabilidad por actividad sexual a la
que la otra parte no consintió, al tomar ventaja de las circunstancias coercitivas sin necesidad y recurrir
a la fuerza física”.

(4) No se requiere resistencia de la víctima y fuerza por parte del perpetrador

Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párrs. 128-129: No se requiere
“resistencia”. “La fuerza o la amenaza de fuerza proporciona una prueba clara de falta de consenti-
miento, pero la fuerza no es un elemento per se de la violación”.

(5) Mens rea

Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 127: Mens rea es la in-
tención para efectuar esta penetración sexual, y el conocimiento de que ocurre sin el consentimiento de
la víctima”.
Ver también la discusión del crimen de violación como un crimen de lesa humanidad, según el ar-
tículo 5, Sección (IV)(d)(vii), Compendio del TPIY; y violación, en conexión con persecución, como
un crimen de lesa humanidad según el Artículo 5, Sección (IV)(d)(viii)(3)(l), Compendio del TPIY.

81
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

iii) Trato cruel

(1) Definición

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 595: “La Sala de Apelaciones ha definido el
‘trato cruel’ de la siguiente manera:

Trato cruel como violación de las leyes y costumbres de la guerra es a) un acto u omisión inten-
cional [...] que causa grave daño o lesión mental o física, o que constituye un ataque grave a la
dignidad humana, b) cometido contra una persona que no toma parte activa en las hostilidades”.

Ver también Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 231 (simi-
lar); Strugar (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 261 (similar).
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 265: “[L] Sala de Pri-
mera Instancia [a/k/a Delalic] en el caso Celebici resolvió que: el trato cruel constituye un acto u omi-
sión intencional, que es un acto que, juzgado objetivamente, es deliberado y no accidental, que causa
grave sufrimiento o daño físico o mental, o constituye un ataque grave a la dignidad humana”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 186: “[E]l trato cruel constituye un
acto u omisión intencional ‘que causa sufrimiento o daño mental o físico o que constituye un ataque
grave a la dignidad humana’”.

(2) Los mismos elementos que trato inhumano

Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 246: “[L]os delitos de
trato inhumano y trato cruel son cláusulas residuales bajo los artículos 2 y 3 del Estatuto, respectiva-
mente. Básicamente, los elementos de estos delitos son los mismos”. “El grado de sufrimiento físico o
mental requerido para demostrar cualquiera de dichos delitos es inferior al que se requiere para tortura,
aunque es el mismo nivel el que se requiere para probar el cargo de ‘causar deliberadamente gran su-
frimiento o daño grave al cuerpo o a la salud’”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 265: “‘[E]l trato cruel’
es ‘equivalente al delito de trato inhumano que se encuentra en el marco de las infracciones graves a
las disposiciones de los Convenios de Ginebra’”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 186: “[Trato cruel] conlleva un
significado equivalente y por lo tanto la misma función residual para efectos del artículo 3 común del
Estatuto, que el trato inhumano tiene en relación a las infracciones graves al Convenio de Ginebra”.
Para la discusión de trato inhumano conforme al artículo 2, ver (I)(d)(ii)(2), Compendio del TPIY.

82
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(3) Se requiere menos sufrimiento mental que para tortura

Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 161: “[E]l grado de sufri-
miento físico o mental requerido para demostrar trato cruel es inferior al que se requiere para tortura,
aunque debe estar al mismo nivel en cuanto a ‘causar deliberadamente un gran sufrimiento o lesión o
daño grave al cuerpo o a la salud’. [E]l grado de sufrimiento requerido para demostrar trato cruel o inhuma-
no no fue tan alto como el requerido para sostener un cargo de tortura”.

(4) No se requiere propósito prohibido

Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 226: “El requisito de un pro-
pósito prohibido que es característico del delito de tortura es un elemento substancialmente distinto
que no se requiere en el caso de los delitos de trato cruel”.

(5) Mens rea

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 231: “Con respecto a mens
rea, el perpetrador debe haber actuado con la intención directa de cometer trato cruel o con la inten-
ción indirecta, esto es, el reconocimiento de que el trato cruel sería una consecuencia probable de su
acto u omisión”.
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 261: “[L]a Sala sostiene que la in-
tención indirecta, esto es, el conocimiento de que el trato cruel probablemente fuera una consecuencia del
acto u omisión del perpetrador puede también satisfacer el requisito de intencionalidad de este delito”.

(6) Prácticas que constituyen trato cruel

(a) Uso de escudos humanos

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 653, 669: “El uso de prisioneros de guerra o
detenidos civiles como escudos humanos está [...] prohibido por las disposiciones de los Convenios de
Ginebra, y puede constituir trato inhumano o cruel conforme a los artículos 2 y 3 del Estatuto respecti-
vamente, cuando otros elementos de estos delitos se cumplen”. “La Sala de Apelaciones considera que
el uso de personas detenidas como escudos humanos les causó grave daño mental y constituye un ata-
que grave a la dignidad humana”.
Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 161: “[E]l uso de escu-
dos humanos constituye trato cruel conforme al artículo 3 del Estatuto”.

83
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

(i) El uso de escudos humanos está prohibido aún cuando no sean atacados

Blaskic (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 654: “El uso de personas detenidas protegidas
como escudos humanos constituye una violación a las disposiciones de los Convenios de Ginebra, in-
dependientemente de que dichos escudos humanos hayan sido o no atacados efectivamente o lastima-
dos. En efecto, el objetivo de la prohibición es proteger a los detenidos de ser expuestos al riesgo de
daño, y no solamente el daño mismo”.

(b) Uso de trabajo forzoso

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 597: “La Sala de Apelaciones ha señalado
que el uso de trabajo forzoso no siempre es ilícito. Sin embargo, el trato de personas detenidas no
combatientes puede ser considerado cruel cuando, junto con otros elementos requeridos, el trato causa
sufrimiento o daño físico o mental grave, o constituye un ataque grave a la dignidad humana. La Sala
de Apelaciones señala que los Convenios de Ginebra III y IV requieren que cuando los no combatien-
tes sean utilizados en trabajo forzoso, éste no puede estar conectado con las operaciones de guerra o
tener un carácter u objetivo militar. La Sala de Apelaciones concluye que el uso de personas que no
toman parte activa en las hostilidades, para preparar fortificaciones militares que serán empleadas en
operaciones contra las fuerzas con las que dichas personas se identifican o simpatizan, es un ataque
grave a la dignidad humana y causan sufrimiento o daño mental grave (y físico, dependiendo de las
circunstancias). Toda orden para obligar a las personas protegidas a cavar trincheras o a preparar otras
formas de instalaciones militares, en particular cuando se ordena a dichas personas hacerlo contra sus
propias fuerzas, en un conflicto armado, constituye trato cruel [...]”.6
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 590-591: “En el digesto de leyes y casos
de la Comisión de las Naciones Unidas para Crímenes de Guerra, la posición se estableció claramente:
‘No hay nada ilegal en el mero empleo de prisioneros de guerra’. Sin embargo, hacer que los prisione-
ros realicen trabajos insalubres o peligrosos fue claramente reconocido como un crimen de guerra”.
“Con respecto a la posición de los civiles en los territorios ocupados, se ha establecido que poner a los
civiles a hacer trabajo forzoso puede, en ciertas circunstancias, constituir un crimen de guerra. Esas
circunstancias incluyen su empleo en la producción de armamento y en la realización de operaciones
militares contra el propio país de los civiles”.

(c) Condiciones de detención en los campos de prisioneros

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párrs. 288-289: “Es aparente a par-
tir de la prueba presentada en este juicio, y la Sala concluye, que las condiciones físicas de detención
en el almacén y el pesebre en [el campo de prisioneros en Llapushnik/Lapusnik en Kosovo] eran es-

6
La corte teorizó que podía emitir condenas con base tanto en lo dispuesto en el artículo 2, por trato inhumano, y como
en lo dispuesto en el artículo 3, por trato cruel. La condena se expidió conforme al artículo 2 con base a que la condena,
bajo el artículo 2 (vía artículo 3 común de los Convenios de Ginebra), tiene un elemento adicional que no está presente
en el artículo 3. Ver Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 634 y 671. Para discusión de condenas
acumuladas, ver (IX)(b), Compendio TPIY.

84
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

pantosos. En opinión de la Sala, se desprende claramente de la prueba que no se proporcionaba regu-


larmente agua y comida, y que no había instalaciones de limpieza, lavado o sanitarias. Tanto el pese-
bre como el almacén no estaban adecuadamente ventilados y en ocasiones estaban sobrepoblados,
especialmente el almacén. A pesar de que se permitía a las personas detenidas salir fuera del almacén
de vez en cuando, para tomar un poco de aire fresco, la atmósfera y condiciones de dicha habitación
permanecían deplorables. No había instalaciones para dormir ni en el almacén ni en el pesebre, lo cual
se exacerbaba por la sobrepoblación, particularmente en el almacén. Las personas detenidas en el pe-
sebre típicamente estaban encadenadas a la pared o amarradas a otras personas detenidas. No se pro-
porcionaba ningún cuidado médico, aunque estaba disponible fácilmente”. “[L]a Sala concluye que las
condiciones deplorables de detención tanto en el almacén como en el pesebre del campo de prisioneros
de Llapushnik/Lapusnik, eran tales, que causaron grave sufrimiento mental y físico a las personas de-
tenidas, y constituyó un ataque grave a la dignidad de éstas. Adicionalmente, dado el extenso periodo
durante el que estas condiciones se mantuvieron sin mejora alguna, la Sala considera satisfecho el re-
quisito de que esas condiciones fueron impuestas deliberadamente. En el fallo de la Sala, la detención
ya fuera en el pesebre o en el almacén, se dio en condiciones que constituyeron el delito imputado de
trato cruel [...]”.
Para fallos con respecto al papel de Haradin Bala en el mantenimiento de las condiciones de de-
tención del campo de prisioneros de Llapushnik/Lapusnik en Kosovo, ver Limaj et al., (Sala de Primera
Instancia), 30 de noviembre de 2005, párrs. 652, 670.

(d) Bombardeo de pueblo civil

Para fallos de que el trato cruel ocurrió cuando dos civiles en la Vieja Ciudad de Dubrovnik fueron
gravemente lesionados como resultado del bombardeo de la Vieja Ciudad por el JNA [Ejército Popular
Yugoslavo] el 6 de diciembre de 1991, ver Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005,
párrs. 264, 268-272, 275-276.

(e) El arresto ilícito, la detención ilícita por periodos prolongados


y los interrogatorios no constituyen trato cruel

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 232: “Dejando a un lado el
trato cruel conforme al Cargo 6 (que se relaciona específicamente con las condiciones inhumanas de
detención en el campo de prisioneros que se alegan), el trato cruel conforme al Cargo 2 se imputa en
relación con ‘arresto ilícito’, ‘detención ilícita por periodos prolongados’ e ‘interrogación’ de civiles
serbios y/o albano-kosovares en el campo de prisioneros de Llapushnik/Lapusnik [en Kosovo]. Estos
actos se imputan per se como constitutivos de un ataque grave a la dignidad humana, y por lo tanto
como constitutivos de trato cruel según el artículo 3 del Estatuto. Esta Sala es de la opinión que el que
la conducta particular equivalga a un trato cruel es una cuestión que se determinará caso por caso. La
Sala hace notar que el delito de trato cruel no ha sido establecido antes ante este Tribunal en relación a
estos actos específicos. Al determinar si el ‘arresto ilícito’, ‘la detención ilícita por periodos prolonga-
dos’ y la ‘interrogación’ que se alegan en el caso que nos ocupa constituyen trato cruel, la Sala, por lo
tanto, ha tomado en consideración todas las circunstancias de este caso. La Sala ha llegado a la conclu-
sión de que, por lo menos en las circunstancias de este caso, estos actos en y por sí mismos no llegan a
constituir un ataque grave a la dignidad humana dentro del significado de trato cruel contenido en el
artículo 3 de este Estatuto. Por lo tanto, el Cargo 2 debe desecharse” (énfasis en el original).

85
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

Ver también discusión de trato inhumano según el artículo 2, Sección (I)(d)(ii)(2), Compendio del
TPIY. Ver también trato cruel e inhumano en conexión con el delito de persecución según el artículo
5, Sección (IV)(d)(viii)(3)(i), Compendio del TPIY.

iv) Asesinato

(1) Elementos

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 261: “[P]ara probar el delito de ase-
sinato conforme al artículo 3 del Estatuto, la Fiscalía tiene la carga de probar:

1) la muerte de la víctima que no tomaba parte activa en las hostilidades;


2) que la muerte fue resultado de un acto u omisión del acusado o de una o más personas por
las que el acuso es penalmente responsable;
3) la intención del acusado o de la persona o personas por las que es penalmente responsable:
a) de matar a la víctima; o
b) de causarle deliberadamente lesiones corporales graves que el perpetrador razonable-
mente sabría que probablemente la conducirían a la muerte”.

Ver también Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 35 (misma de-
finición).
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 37: “La Sala de Apelacio-
nes ha [...] sostenido que los elementos del delito de asesinato conforme al artículo 3 del Estatuto son
la muerte de la víctima como resultado de un acto del acusado, cometido con la intención de causar la
muerte y contra una persona que no tomaba parte activa en las hostilidades”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 241: “Se requieren tres
elementos para establecer el delito de asesinato: (a) la muerte de la víctima, aunque no es necesario
establecer que el cadáver de la persona fallecida haya sido recuperado; (b) que la muerte haya sido el
resultado de un acto u omisión del perpetrador; y (c) que la intención del perpetrador en el momento
del acto u omisión fuera asesinar a la víctima o, en ausencia de dicha intención específica, que tuviera
conocimiento de que la muerte era una consecuencia probable de su acto u omisión”.
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 236: “El siguiente texto parece re-
flejar el entendimiento que ha obtenido aceptación general en la jurisprudencia del Tribunal: para pro-
bar el asesinato debe establecerse que la muerte fue el resultado de un acto u omisión del acusado, co-
metido con la intención de matar o, en ausencia de dicha intención específica, con el conocimiento de
que la muerte sería una consecuencia probable del acto u omisión”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 556: “En la jurispru-
dencia tanto del Tribunal como del TPIR, el asesinato ha sido definido consistentemente como la
muerte de la víctima que resulta de un acto u omisión del acusado, cometido con la intención ya sea de
matarlo o de causarle lesiones corporales graves, con el conocimiento razonable de que ello probable-

86
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

mente resultaría en la muerte”. Ver también Stakic (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003,
párr. 584 (similar).
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 381: “Salvo por algunas va-
riaciones insignificantes en la expresión de los elementos constitutivos del delito de asesinato y homi-
cidio intencional, que son irrelevantes en este caso, la jurisprudencia de este Tribunal consistentemente
ha definido como elementos esenciales de estos delitos, los siguientes:

1. La víctima está muerta;


2. La muerte fue causada por un acto u omisión del acusado, o de una persona o personas por
cuyos actos u omisiones es responsable penalmente el acusado; y
3. El acto fue realizado, o la omisión tuvo lugar, por parte del acusado, o por una persona o
personas por cuyos actos u omisiones éste es responsable penalmente, con una intención:
• de matar, o
• de infringir graves lesiones o graves daños corporales, con el conocimiento razonable de
que dicho acto u omisión probablemente causaría la muerte”.

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 382: “El actus reus consiste
en la acción u omisión del acusado que resulta en la muerte de la víctima. La Fiscalía sólo necesita
probar más allá de la duda razonable, que la conducta del acusado contribuyó importantemente a la
muerte de la víctima”.
El Fiscal vs. Krstic, Caso No. IT-98-33 (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr.
485: “El asesinato ha sido consistentemente definido [...] como la muerte de la víctima que resulta de
un acto u omisión del acusado, cometido con la intención de matar o de causar daño corporal grave,
que éste razonablemente deba saber podía resultar en la muerte”.
Jelisic, (Sala de Primera Instancia), 14 de diciembre de 1999, párr. 35: “El asesinato se define
como el homicidio cometido con la intención de causar la muerte. Los componentes legales del delito
que generalmente se reconocen en la legislación nacional pueden ser caracterizados de la siguiente
forma: [a] la víctima está muerta, [b] como resultado de un acto del acusado, [c] cometido con la in-
tención de causarle la muerte”.

(2) Comparación entre el asesinato según los artículos


3 y 5 y homicidio intencional según el artículo 2

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 236: “Esta definición [del asesinato]
también parecería ser aplicable al homicidio intencional y al asesinato según los artículos 2 y 5, res-
pectivamente. Adicionalmente, para probar asesinato según el artículo 3 del Estatuto debe demostrarse
que las víctimas eran personas que no tomaban parte activa en las hostilidades”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 556: “Los elementos
del delito de asesinato como crimen de lesa humanidad y como violación a las leyes y costumbres de
la guerra son los mismos”.

87
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 380: “Es claro, en la juris-
prudencia del Tribunal, que los elementos subyacentes en delito de homicidio intencional conforme al
artículo 2 del Estatuto son idénticos a aquellos que se requieren para asesinato según los artículos 3 y artículo
5 del Estatuto”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 233: “[L]os elementos
del delito de ‘asesinato’ bajo el artículo 3 del Estatuto son similares a aquéllos que definen el ‘homici-
dio intencional’ según el artículo 2 del Estatuto, con la excepción de que, según el artículo 3 del Esta-
tuto, no es necesario que el delito se haya dirigido contra una ‘persona protegida’ sino contra una per-
sona ‘que no tomaba parte activa en las hostilidades’”.
Ver también Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 181: “Los elementos
de la tipificación del delito de asesinato, según el artículo 3, son los mismos que los de homicidio in-
tencional según el artículo 2”. Ver también Stakic (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003,
párrs. 585-586 (“asesinato” debe ser “equiparado” con “homicidio”).
Ver también discusión de homicidio intencional según el artículo 2, Sección (I)(d)(i), Compendio
del TPIY; asesinato según el artículo 5, Sección (IV)(d)(i), Compendio del TPIY; y asesinato en co-
nexión con persecución, según el artículo 5, Sección (IV)(d)(viii)(3)(g), Compendio del TPIY.

(3) No se requiere cadáver como prueba

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 260: “En el caso Krnojelac, la Sala
de Primera Instancia estableció correctamente que la prueba, más allá de duda razonable, de que una
persona había sido asesinada no necesariamente requería que el cadáver de la persona hubiera sido
recuperado. El hecho de la muerte de la víctima puede ser inferido circunstancialmente de toda la
prueba presentada ante la Sala de Primera Instancia. Todo lo que requiere ser demostrado por la prue-
ba es que la única inferencia razonable a partir de ésta sea que la víctima murió como resultado de los
actos u omisiones del acusado o de una o más personas por las que este último es responsable penal-
mente”. Ver también Halilovic (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 37 (simi-
lar); Brdjanin (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 385 (similar). Ver también
Limaj et al. (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 241 (“no es necesario estable-
cer que el cadáver de la persona fallecida ha sido recuperado [...]”).
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 37: “[L]os factores rele-
vantes [para inferir que la víctima ha muerto si se carece del cadáver como prueba] incluyen, pero no
se limitan a, que el tiempo coincida o casi coincida con el de la muerte de otras víctimas; que las víc-
timas estuvieran presentes en el área donde tuvo lugar un ataque armado; cuándo, dónde y las circuns-
tancias en las que la víctima fue vista por última vez; y, el comportamiento de los soldados en la cer-
canía, así como hacia otros civiles, en el periodo relevante”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 383: “La Sala de Primera
Instancia coincide con la Sala de Primera Instancia en el caso Tadic en el sentido de que: ‘Ya que esos
no eran tiempos normales, es inadecuado aplicar las reglas de algunos sistemas nacionales que requie-
ren se presente el cadáver como prueba de la muerte. Sin embargo, debe existir prueba para relacionar
las lesiones recibidas con la muerte resultante’”.
Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 326: “La prueba, más allá de
duda razonable, de que una persona fue asesinada no necesariamente requiere como prueba probatoria

88
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

que el cadáver de la persona haya sido recuperado. [E]l hecho de la muerte de la víctima puede ser
inferido circunstancialmente de toda la prueba presentada ante la Sala de Primera Instancia”.

(4) El suicidio como asesinato

Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 329: “Las cuestiones cruciales [con
respecto a que causar que una persona cometa suicido pueda ser considerado como asesinato] son cau-
sa e intención. El acto u omisión relevante del Acusado, o de aquéllos por cuyos actos u omisiones
tiene responsabilidad penal el acusado, debe haber causado el suicidio de la víctima y el Acusado o
aquéllos por quienes tiene responsabilidad penal deben haber intentado el acto u omisión para causar
el suicido de la víctima, o haber tenido conocimiento de que el suicidio de ésta era un resultado proba-
ble y previsible de su acto u omisión. El Acusado no puede ser penalmente responsable salvo que los
actos u omisiones por los que tiente responsabilidad penal hayan inducido a la víctima a realizar un acto
que resultó en su muerte, y que su suicidio fuera o lo que se pretendía o un acto de los que una persona
razonable podría haber previsto como consecuencia de la conducta del Acusado, o de aquéllos por
quienes éste es penalmente responsable”.

(5) Asesinato como omisión deliberada de proporcionar cuidados médicos

(a) Aplicación - omisión deliberada en la prestación de cuidados


médicos como asesinato: el campo de Omarska

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 270-271: “Habiendo examinado el
testimonio citado por la Sala de Primera Instancia, la Sala de Apelaciones se considera satisfecha con
que un juzgador razonable de los hechos concluiría que la víctima falleció como consecuencia de una
ausencia deliberada de tratamiento para su enfermedad crónica. Por lo tanto es razonable concluir que
Ismet Hodzic, que murió [en el campo de Omarska] como resultado de la omisión intencional para
proporcionarle cuidados médicos, fue asesinado”. Sin embargo, “[l]a Sala de Apelaciones encuentra
que la prueba es insuficiente para establecer que los actos u omisiones que causaron la muerte de Ismet
Hodzic ocurrieron en el tiempo en que Kvocka estuvo empleado en el campo”.

(6) Muerte por el efecto acumulado de diversas golpizas

(a) Aplicación - muerte por el efecto acumulado de diversas golpizas:


campo de Keraterm en Prijedor

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 532: “La Sala de Apelaciones entien-
de que el alegato de Zigic en este aspecto de la apelación es que la Sala de Primera Instancia cometió
un error de hecho, porque las conclusiones de hecho de la Sala de Primera Instancia no apoyan su con-
vicción respecto del asesinato de Emsud Bahonjic. En este contexto, Zigic sostiene que la Sala de Ape-
laciones debería aplicar la regla de la Sentencia de Apelación del caso Celebici [a/k/a Delalic]. La Sala
de Primera Instancia en el caso Celebici estableció que hubo dos golpizas, y que la muerte de la víc-

89
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

tima fue resultado solamente de la segunda golpiza, en tanto que la primera no le causó la muerte. Para
la Sala de Apelaciones surgió la cuestión respecto a si se había establecido que el acusado tomó parte
en la segunda golpiza. En el presente caso, la Sala de Primera Instancia encontró que Emsud Bahonjic
murió [en el campo de Keraterm] de los efectos acumulados de diversos golpes, que Zigic participó en
varias de estas golpizas. Las conclusiones de hecho de que Emsud Bahonjic murió a causa de los efec-
tos acumulados de estos golpes, están adecuadamente respaldadas por la prueba citada por la Sala de
Primera Instancia. Como participante en diversas de estas golpizas, Zigic es culpable como co-
perpetrador [en una empresa criminal conjunta] por la muerte de Emsud Bahonjic”.

(7) Mens rea

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 261: El mens rea por asesinato requiere
la intención de “matar a la víctima, o [...] de causarle deliberadamente lesiones corporales graves que el
perpetrador razonablemente sabría podrían conducirle a la muerte”. Ver también Halilovic (Sala de Pri-
mera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 35 (igual); Blagojevic y Jokic (Sala de Primera Instan-
cia), 17 de enero de 2005, párr. 556 (similar); Stakic (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003,
párr. 584 (similar); Krstic (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 485 (similar).
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 241: Mens rea por asesinato
requiere “la intención del perpetrador, al momento del acto u omisión, de matar a la víctima o, en ausencia
de dicha intención específica, con el conocimiento de que la muerte sería una consecuencia probable del
acto u omisión”. Ver también Strugar (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 236 (igual).
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párrs. 235-236: “Los elementos del de-
lito de asesinato, como una violación a las leyes y costumbres de la guerra conforme al artículo 3 del
Estatuto, han sido consideradas en muchas decisiones del Tribunal. La cuestión que ha sido objeto de
mayor consideración es el elemento mental, esto es, mens rea. Ahora está establecido que mens rea no
está limitado a casos donde el acusado tiene una intención directa de matar o de causar daño corporal
grave, sino que se extiende a casos en que el acusado tiene lo que a menudo se designa como una in-
tención indirecta. En tanto que la expresión precisa de la intención indirecta ha variado entre las sen-
tencias, la Sala de Apelaciones [en el caso Blaskic] ha confirmado que la conciencia de la mera posibi-
lidad de que pueda ocurrir un crimen no es suficiente en el contexto, las órdenes a que se refiere el
artículo 7(1) del Estatuto. Se requiere el conocimiento de un mayor grado de riesgo. En algunos casos,
la descripción de intención indirecta como dolus eventualis puede haber oscurecido la cuestión, ya que
ello podría sugerir que dolus eventualis, como se entiende y aplica en un sistema legal particular, ha
sido adoptado como una norma en este Tribunal”.
“[D]ebe subrayarse que el conocimiento por el acusado de que su acto u omisión posiblemente
podía causar la muerte no es suficiente para establecer mens rea necesario. Existe el estado mental
requerido cuando el acusado sabe que es probable que con su acto u omisión se cause la muerte. La
Sala subraya que pudiera resultar que esta expresión necesitara modificación, de manera que, el saber
que la muerte o una lesión corporal grave es una consecuencia probable sea suficiente para establecer
mens rea requerido, pero la Sala no necesita considerar esto en el caso presente; no ha recibido aún
una aceptación de autoridad” (énfasis en el original).
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 587: “Volviendo al elemento de
mens rea del delito, la Sala de Primera Instancia concluye que tanto un dolus directus como un dolus
eventualis son suficientes para establecer el delito de asesinato conforme al artículo 3 [...]. Por lo tanto,

90
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

si el asesinato se comete con ‘indiferencia manifiesta al valor de la vida humana’, aún una conducta de
mínimo riesgo puede calificar como homicidio intencional. Matanzas a gran escala que serían clasifi-
cadas como homicidio imprudente en los Estados Unidos cumplirían con el criterio continental para
dolus eventualis. La Sala de Primera Instancia enfatiza que el concepto de dolus eventualis no incluye
una norma de negligencia o negligencia grave”.
Ver también Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 37 (se re-
quiere “intención de causar la muerte”); Brdjanin (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de
2004, párr. 381 (se requiere intención de “matar” o “infringir daño corporal grave o lesiones corpora-
les graves, con el conocimiento razonable de que dicho acto u omisión probablemente cause la muer-
te”); Jelisic (Sala de Primera Instancia), 14 de diciembre de 1999, párr. 35 (igual que en Kordic).

(a) Conciencia de que las víctimas eran personas


que no tomaban parte activa en las hostilidades

Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 36: “En relación a mens rea, la
Sala de Primera Instancia hace notar que la Sala de Primera Instancia en el caso Galic manifestó, con
respecto al crimen de ataque a civiles señalado en el artículo 51 del Protocolo Adicional I y en el artículo
13 del Protocolo Adicional II, y punible conforme al artículo 3 del Estatuto, que:

[P]ara demostrar mens rea y que sea reconocido conforme a lo dispuesto al Protocolo Adicional I, la
Fiscalía debe demostrar que el perpetrador estaba consciente o debería haberlo estado, del estatus civil
de las personas atacadas. En caso de duda con respecto al estatus de una persona, esta persona será
considerada como civil. Sin embargo, en tales casos, la Fiscalía debe demostrar que, dadas las circuns-
tancias, una persona razonable no podía haber considerado que la persona que atacó era combatiente.

El delito de ataque a civiles comprende un elemento en relación con el estatus de las víctimas que es
similar al del delito de asesinato que se trata aquí [...]. La Sala de Primera Instancia está de acuerdo con el
fallo de la Sala de Primera Instancia en el caso Galic, de que la Fiscalía debe demostrar que el perpetrador
estaba consciente o debía haberlo estado de ese estatus de la víctima. En otras palabras, el mens rea del per-
petrador de asesinato debe incluir el hecho de que las víctimas eran personas que no tomaban parte activa
en las hostilidades. La Sala de Primera Instancia considera que los factores previamente mencionados para
determinar si una víctima toma o no parte activa en las hostilidades son relevantes a este respecto”.

(b) Inferencia de mens rea

Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párrs. 120, 131: “La Sala de Apelaciones está
de acuerdo con la prueba adoptada por la Sala de Primera Instancia, conforme a la cual, cuando la Fis-
calía se basa en la prueba del estado mental del acusado por inferencia [respecto al delito de homicidio
conforme al artículo 3], esa inferencia puede ser la única inferencia razonable que esté disponible co-
mo prueba”. “La Sala de Apelaciones considera que cuando una Sala confronta la tarea de determinar
si de los actos de una persona acusada se puede inferir que compartía la intención de cometer un delito
[en este caso, asesinato conforme al artículo 3] debe ponerse especial atención a considerar si los actos
son ambiguos y permiten diversas inferencias razonables”.

91
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

(c) Mens rea respecto al asesinato por ataque de artillería/bombardeo

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párrs. 238-240: “Una revisión de la jurispru-
dencia del Tribunal revela que las muertes que son resultado de bombardeos han constituido la base para
cargos de asesinato u homicidio intencional, por lo menos en dos casos a la fecha. En el caso Galic, la
Sala condenó por mayoría al acusado en el Cargo 5 de la Acusación por asesinato conforme al artículo 5
del Estatuto, por su participación en ‘una campaña coordinada y prolongada de bombardeos de mortero y
artillería sobre áreas civiles de Sarajevo y su población civil’. Mientras que la Sala en el caso Galic no
especificó los hechos particulares que, en su opinión, cumplían con la condición de intencionalidad para
asesinato en relación con este cargo, una revisión de los incidentes específicos del bombardeo sobre la
cual se basa la condena revela que a pesar de que la Sala encontró que algunos civiles fueron delibera-
damente seleccionados como objetivos, también se refirió a incidentes en los que las muertes de civiles
resultaron de ataques que eran ‘indiscriminados con respecto a su objetivo (que sin embargo era básica si
no es que totalmente un vecindario residencial), y que se llevó a cabo con imprudente indiferencia que
resultó en bajas civiles’. La impresión que queda es que ambas situaciones se tomaron como constituti-
vas de asesinato, aunque no hay una consideración específica del asunto”.
“En el caso Kordic se presentaron cargos por homicidios intencionales y por asesinato conforme a
los artículos 2, 3 y 5 del Estatuto, respectivamente por, inter alia, muertes que ocurrieron como resul-
tado de ataques a varios pueblos y villas en el área de Bosnia Central. Los hechos específicos en los
que la Sala se basó para condenar al acusado por asesinato y homicidio intencional no están claramente
identificados en la sentencia. Sin embargo, la mayoría de los incidentes analizados parecen ser aquellos
en los que pueblos o villas civiles fueron atacados con artillería antes de ser arrasados por los soldados
del HVO [Consejo de Defensa Croata], quienes entonces llevaron a cabo matanzas individuales. No se
pone atención específica a la cuestión. Sin embargo, las muertes de civiles que resultaron tanto del
ataque inicial de artillería como de los asesinatos subsecuentes seleccionados como objetivos, parecen
haber sido considerados como parte de la matriz de hechos conectada con los cargos de asesinato y
homicidio intencional”.
“Con base en el análisis anterior, parecería que la jurisprudencia del Tribunal pudo haber acepta-
do que cuando una población civil sufre un ataque, como por ejemplo un ataque de artillería, que re-
sulta en muertes de civiles, tales muertes pueden ser caracterizadas adecuadamente como asesinatos,
cuando los perpetradores tenían conocimiento de la probabilidad de que ese ataque pudiera causar la
muerte. Independiente de lo anterior, en vista de la aceptación de la intencionalidad indirecta como
condición suficiente para establecer mens rea necesario para configurar el delito de asesinato y homi-
cidio intencional, parece no haber razón en principio por la que la prueba de un ataque deliberado de
artillería contra un pueblo ocupado por una población civil no sería apta para demostrar que los perpe-
tradores tenían conocimiento de que la muerte era un resultado probable de ello”.

(8) Aplicación - asesinato

(a) Ejecuciones en las Montañas de Berishe/Berisa de Kosovo

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 664: “La Sala ha sostenido
que Haradin Bala y Murrizi, y posiblemente un tercer soldado del ELK [Ejército de Liberación de
Kosovo], estuvieron directamente involucrados en los disparos al pequeño grupo restante de prisioneros
que obligaron a marchar a las Montañas de Berishe/Berisa, el 25 ó 26 de julio de 1998, y que perma-

92
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

necieron allí después de que el primer grupo fue liberado. Ha quedado establecido que nueve de esos
prisioneros fueron ejecutados ese día en un lugar en las Montañas de Berishe/Berisa. Haradin Bala
participó físicamente en los elementos materiales de ese delito de asesinato, conjuntamente con Murrizi,
y tal vez con un tercer soldado del ELK. Como se discutió anteriormente, en vista de las circunstancias
de los asesinatos y de la posición de las víctimas, la Sala concluye que Haradin Bala actuó con inten-
ción de cometer asesinato al participar en el ataque a estas víctimas. Él es responsable del asesinato de
nueve prisioneros como perpetrador directo”.

(b) Ataque de artillería en la Vieja Ciudad de Dubrovnik, Croacia

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párrs. 237, 248-250, 255, 258-259: “En este
caso, los cargos de asesinato derivan de un ataque de artillería sobre la Vieja Ciudad de Dubrovnik el 6
de diciembre de 1991. Se alega que las muertes objeto del cargo de asesinato resultaron del bombardeo
por fuerzas del JNA [Ejército Popular Yugoslavo] bajo el mando del Acusado”.
“Tonci Skocko murió de hemorragia causada por la herida de un fragmento de proyectil de la explo-
sión de una bomba durante el transcurso del ataque de artillería del JNA [Ejército Popular Yugoslavo]
contra la Vieja Ciudad de Dubrovnik el 6 de diciembre de 1991”. “Con respecto al mens rea requerido
para configurar el delito de asesinato, la Sala reitera sus conclusiones de que el ataque del JNA [Ejército
Popular Yugoslavo] contra la Vieja Ciudad de Dubrovnik fue deliberado y que los perpetradores sabían
que estaba poblada. La Sala concluye que los perpetradores del ataque solamente podían haber actuado
con el conocimiento de que una consecuencia probable del ataque era la muerte de uno o más de los inte-
grantes de la población civil de la Vieja Ciudad de Dubrovnik”. “Con base en lo anterior y dejando a un
lado por el momento la cuestión de la responsabilidad penal del Acusado, la Sala concluye que están es-
tablecidos los elementos típicos del delito de asesinato en relación a Tonci Skocko”.
“Con base en la prueba, la Sala [también] se considera satisfecha con que se demostró que Pavo
Urban fue asesinado durante el transcurso del ataque a la Vieja Ciudad de Dubrovnik el día 6 de di-
ciembre de 1991”. “Con respecto al mens rea requerido para tipificar el delito de asesinato, la Sala
reproduce sus conclusiones y razonamientos con respecto al caso de Tonci Skocko”. “Con base en lo
anterior, y dejando a un lado por el momento la cuestión de la responsabilidad penal del Acusado, la
Sala concluye que han quedado establecidos los elementos para tipificar el delito de asesinato en rela-
ción al caso de Pavo Urban”.

(c) La masacre de Srebrenica

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 569: “[L]a Sala de Primera
Instancia concluye que ha quedado demostrado más allá de toda duda razonable, que más de 7,000
hombres y niños bosnios fueron asesinados por miembros del [Ejército de la República Srpska] y/o del
[Ministerio del Interior en la República Srpska]. Se ha demostrado además que los perpetradores direc-
tos tenían la intención de asesinar o infringir lesiones graves con el conocimiento razonable de que sus
actos u omisiones probablemente causarían la muerte de la víctima”.

93
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

(d) Municipio de Prijedor - asesinatos en los campos de Keraterm, Omarska y Trnopolje

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 595-596, 616: “Volviendo a la primera
categoría de asesinatos, aquellos cometidos en los campos, la Sala de Primera Instancia se encuentra
convencida, más allá de la duda razonable, de que el Dr. Stakic como Presidente del Estado Mayor de
Crisis en Prijedor participó activamente en ello y entregó el apoyo pleno de las autoridades civiles tras
la decisión de establecer los infames campos de Keraterm, Omarska y Trnopolje”.
“La Sala de Primera Instancia concluye que la creación y manejo de estos campos, que requirie-
ron la cooperación de la policía civil y las autoridades militares, fueron actos que pusieron en peligro
las vidas de miles de personas, casi exclusivamente de etnicidad no-serbia, que estuvieron detenidos
allí. La Sala de Primera Instancia ha tomado nota de la prueba de que el Acusado estaba claramente
consciente de las condiciones en campos de detención similares en Croacia y en Bosnia y Herzegovina,
donde había personas detenidas de origen serbio. En reuniones sostenidas en Prijedor el 15 de octubre
de 1992 entre los miembros del gobierno de la República Srpska y el gobierno municipal bajo el Acu-
sado por una parte, y el jefe del CICR [Comité Internacional de la Cruz Roja] en Banja Luka por otra,
se reporta que el Acusado preguntó ‘por qué [el CICR] no luchaba por liberar a los serbios que estaban
detenidos en los campos de Croacia y Bosnia y Herzegovina’. Incluso, en una entrevista en el
‘Kozarski Vjesnik’ el 26 de junio de 1992, se cita al Acusado diciendo que ‘no deseamos tratar a los mu-
sulmanes en la forma en que los extremistas musulmanes han estado tratando a los serbios en Zenica,
Konjic, Travnik, Jajce [...] y por todas partes en Alija, en Bosnia, donde son la población mayoritaria’.
La Sala de Primera Instancia concluye que estas declaraciones demuestran que el Acusado estaba
consciente de las condiciones de vida a las que los serbios eran sometidos por otros grupos étnicos en
otras partes de la antigua Yugoslavia. Sabía que las condiciones de los campos que se establecieron en el
Municipio de Prijedor no serían diferentes de aquellas establecidas en otras partes de Yugoslavia”.
“La Sala de Primera Instancia no considera que el objeto consciente de la participación del Dr.
Stakic en la creación y mantenimiento de este medio de impunidad fuera asesinar a los ciudadanos no-
serbios del municipio de Prijedor. Sin embargo, se encuentra convencida de que el Dr. Stakic, en sus
diversos cargos, actuó con el conocimiento de que la existencia de dicho medio con toda probabilidad
resultaría en muertes, y se reconcilió con ello e hizo la paz con este resultado probable. Consecuente-
mente participó y cumplió con el requisito de dolus eventualis y, por lo tanto, incurre en responsabili-
dad penal por todos los asesinatos señalados en los párrafos 44 al 47 de la Acusación y que esta Sala
de Primera Instancia ha considerado demostrados. El Acusado es culpable de asesinato, por violación a
las leyes y costumbres de la guerra conforme al artículo 3 del Estatuto en combinación con el artículo
3 común (1) (a) de los Convenios de Ginebra”.

(e) Municipio de Prijedor - asesinatos durante el transporte


y expulsión de población civil no-serbia

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 600: “Con respecto a la segunda categoría
de asesinatos, la Sala de Primera Instancia está convencida de que muchos ocurrieron durante el trans-
porte a los campos y las expulsiones de la población civil no-serbia del municipio. Particularmente, y
sólo como un ejemplo, la Sala de Primera Instancia ha encontrado que el 21 de agosto de 1992
aproximadamente 200 hombres que viajaban en un convoy en el Monte Vlasic fueron masacrados por
hombres armados serbios. Los perpetradores principales de este crimen eran miembros del ‘Pelotón de
Intervención’ de Prijedor, establecido por orden del Estado Mayor de Crisis. Este pelotón estaba cons-

94
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

tituido por personas con antecedentes penales y gente recientemente liberada de la cárcel. El ‘Pelotón
de Intervención’ se estableció con el objetivo de aterrorizar a la población no-serbia en Prijedor, pre-
sumiblemente para apurar la partida de no-serbios en grandes cantidades del territorio. Para confiarle
la escolta de un convoy de civiles desprotegidos a un grupo de hombres como ellos, como lo hizo el
Dr. Stakic junto con sus co-perpetradores en diversas ocasiones, con objeto de completar el plan de un
municipio puramente serbio, es reconciliarse con la probabilidad razonable de que, aquellos viajando
en el convoy sufrirían un grave daño e incluso la muerte. Lo mismo se aplica a los asesinatos referidos en
los párrafos 47(5)-(7) de la Acusación, perpetrados por escoltas armadas que acompañaron a civiles
no-serbios desarmados destinados a los campos”.

(f) Municipio de Prijedor - asesinatos cometidos como resultado


de acciones armadas militares y/o policiacas en áreas no-serbias

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 609, 615: “En opinión de la Sala de Pri-
mera Instancia, el ultimátum emitido el 23 de mayo de 1992, el mencionado reporte de la SJB [Esta-
ción de Seguridad Pública], y la probada conciencia del Acusado respecto a la fuerza y despliegue de
unidades militares en Prijedor, demuestran el conocimiento del Acusado de que el ataque subsecuente
a Hambarine resultaría en bajas civiles. Los ataques fueron ordenados por el Estado Mayor de Crisis y
ejecutados, aún con este conocimiento en mente, con completa indiferencia hacia los civiles inocentes
y desprotegidos que vivían en el área”.
“La Sala de Primera Instancia se considera convencida de que la creación y mantenimiento del
[...] medio de impunidad, en el que la regla de ley no era ni respetada ni exigida y dependía de la co-
operación de todos los pilares de las autoridades civiles y militares, fueron actos que pusieron en peli-
gro las vidas de todos los ciudadanos no-serbios del Municipio de Prijedor”.

v) Violencia contra la vida y las personas

Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 182: La violencia contra la vida y las
personas “es un delito amplio que, a primera vista, comprende el asesinato, la mutilación, el trato cruel
y la tortura y que, consecuentemente, se define como la acumulación de los elementos de estos delitos
específicos. El delito debe ser relacionado con los del artículo 2(a) (homicidio intencional), artículo
2(B) (trato inhumano) y artículo 2(c) (el causar lesiones corporales graves) del Estatuto”. “[El mens
rea se caracteriza una vez que ha sido establecido que el acusado tuvo la intención de cometer violen-
cia contra la vida o persona de la víctima deliberada o imprudentemente”.
Pero ver Vasiljevic, (Sala de Primera Instancia), 29 de noviembre de 2002, párr. 203: “En ausencia
de alguna indicación clara en la práctica de los Estados con respecto a lo que la definición del delito de
‘violencia contra la vida y las personas’ identificado en el Estatuto puede ser, conforme al derecho
consuetudinario, la Sala de Primera Instancia no se encuentra satisfecha de que dicho delito dé lugar a
responsabilidad penal individual conforme a ese cuerpo de ley”.

95
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

vi) Ultrajes contra la dignidad personal

(1) Definición

Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 161: “[E]l crimen de ul-
trajes contra la dignidad personal requiere: (i) que el acusado haya intencionalmente cometido o parti-
cipado en el acto u omisión que generalmente se considere como causar grave humillación, degrada-
ción o algún otro ataque grave a la dignidad humana, y (ii) que supiera que ese acto u omisión podía
tener ese efecto”.

(2) Se requiere que la humillación sea tan intensa que cualquier


persona razonable estaría indignada

Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 162: “[L]a humillación
de la víctima debe ser tan intensa que cualquier persona razonable estaría indignada”. La Sala de Ape-
laciones sostuvo que la Sala de Primera Instancia correctamente se basó no sólo “en la evaluación pu-
ramente subjetiva de la víctima respecto del acto para establecer si se cometió algún ultraje contra la
dignidad personal, pero utilizó criterios objetivos para determinar cuando un acto constituye el crimen
de ultrajes contra la dignidad personal”.
El Fiscal vs. Aleksovski, Caso No. IT-95-14/1 (Sala de Primera Instancia), 25 de junio de 1999,
párrs. 56- 57: con respecto al actus reus de “ultrajes contra la dignidad personal”, “la humillación de la
víctima debe de ser tan intensa que una persona razonable estaría indignada”. “La forma, gravedad y
duración de la violencia, la intensidad y duración del sufrimiento físico y mental servirá como base
para determinar si los delitos se cometieron”.

(3) La humillación debe ser real y grave

Kunarac, Kovac y Vukovic, (Sala de Primera Instancia), 22 de febrero de 2001, párr. 501: “En tanto la
humillación o degradación sea real y grave, la Sala de Primera Instancia no ve razón alguna por la que
también tenga que ser ‘duradera’ [...]; no está abierto a consideración el hecho de que la víctima se
haya recuperado o esté superando los efectos de dicho delito como indicativo en sí mismo de que los
actos relevantes no causaron un ultraje a la dignidad personal. Obviamente, si la humillación y el su-
frimiento causados son sólo de naturaleza pasajera, puede ser difícil aceptar que es real y grave. Sin
embargo, esto no sugiere que alguna clase de requisito temporal mínimo de los efectos de un ultraje a
la dignidad personal sea un elemento del delito” (énfasis en el original).
Comparar Aleksovski, (Sala de Primera Instancia), 25 de junio de 1999, párrs. 54-56: “Un ultraje
a la dignidad personal, conforme a lo dispuesto en el artículo 3 del Estatuto, es una especie de trato
inhumano que es deplorable, que ocasiona un sufrimiento más grave que la mayoría de los actos prohi-
bidos que caen dentro del genus”. “Un ultraje en contra de la dignidad personal es un acto que es ani-
mado por el desprecio a la dignidad humana de otra persona. El corolario es que el acto debe causar
humillación o degradación grave a la víctima. No es necesario que el acto dañe directamente el bienes-
tar físico o mental de la víctima. Es suficiente con que el acto cause sufrimiento verdadero y duradero

96
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

a la persona, generado por la humillación o el ridículo. El grado de sufrimiento que la víctima soporte
obviamente dependerá de su temperamento”.

(4) El asesinato no es un ultraje contra la dignidad personal

Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 172: “[E]l asesinato en y por
sí mismo no puede ser considerado como un ultraje contra la dignidad personal. El asesinato causa la
muerte, que es diferente del concepto de humillación, degradación o ataques graves a la dignidad
humana. El foco de las violaciones contra la dignidad está principalmente en los actos, omisiones o
palabras que no necesariamente involucran daño físico a largo plazo, pero que sin embargo, constitu-
yen una ofensa grave que merece ser castigada”.

(5) Mens rea

Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párrs. 164-166: “[E]l crimen
de ultrajes contra la dignidad personal requiere que el acusado hubiera tenido conocimiento de que su
acto u omisión podría causar una grave humillación, degradación o constituir, de alguna otra forma, un
grave ataque a la dignidad humana. [E]l crimen [...] requiere sólo el conocimiento de las ‘posibles’
consecuencias del acto u omisión que se imputa” (énfasis en el original).
Aleksovski, (Sala de Primera Instancia), 25 de junio de 1999, párr. 56: “En cuanto al grado reque-
rido de mens rea [...] el perpetrador debió haber actuado u omitido deliberadamente, pero la sola deli-
beración es suficiente. Aunque no es necesario que el perpetrador haya tenido el propósito específico
de humillar o degradar a la víctima, debe haber sido capaz de percibir que esa era la consecuencia pre-
visible y razonable de sus acciones”.

(6) No se requiere un propósito prohibido

Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 226: “El requisito de un pro-
pósito prohibido, que es característico del delito de tortura, es un elemento substancialmente distinto
que no se requiere en el delito de ultrajes contra la dignidad personal”.

(7) No se requiere que la intención o motivación sean discriminatorias

Aleksovski, (Sala de Apelaciones), 24 de marzo de 2000, párr. 28: “[N]o es un elemento de los delitos
conforme al artículo 3 del Estatuto, ni del delito de ultrajes contra la dignidad personal, que el perpe-
trador tuviera una intención o motivación discriminatoria”.

97
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

(8) Ejemplos

Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 173: “[L]as condiciones inadecua-
das de confinamiento”, “la realiza[ción] de actos de subordinación”, el ser “forzado a liberar sus fun-
ciones corporales en su ropa”, y “sopor[tar] el miedo constante de ser sujeto a violencia física, mental
o sexual” en los campos, se consideraron como ultrajes a la dignidad personal.
Aleksovski, (Sala de Primera Instancia), 25 de junio de 1999, párr. 229: “[E]l uso de las personas
detenidas como escudos humanos o como cavadores de trincheras constituye un ultraje contra la dig-
nidad personal”.
Furundzija, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 1998, párrs. 172-173: “La violación
puede [...] equipararse a [...] una violación a las leyes y costumbres de la guerra” y el “artículo 3 del
Estatuto cubre las atrocidades a la dignidad personal incluyendo violación”.

vii) Toma de rehenes

(1) Elementos

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 638-639: “La toma de rehenes como una
infracción grave a los Convenios de Ginebra y como una violación a las leyes y costumbres de la guerra
fue considerado por la Sala de Primera Instancia en este caso, y en la Sentencia del Tribunal del caso
Kordic y Cerkez. En el último caso, se manifestó lo siguiente:

Por lo tanto, podría parecer que el delito de toma de civiles como rehenes consiste en una priva-
ción ilícita de la libertad, incluyendo el delito de confinamiento ilícito [...]
El elemento adicional [...] es la emisión de una amenaza condicionada respecto al bienestar físico y
mental de civiles que han sido detenidos ilícitamente. El comentario del [Comité Internacional de la
Cruz Roja] identifica este elemento adicional como una ‘amenaza, ya sea de prolongar la detención
del rehén o de matarlo’. El punto de vista de la Sala es que dicha amenaza debe hacerse con el pro-
pósito de constituir un mecanismo coercitivo para lograr el cumplimiento de una condición”.

“La Sala de Apelaciones está de acuerdo en que el elemento esencial del crimen de toma de rehe-
nes es el uso de una amenaza, con respecto a las personas detenidas, con objeto de obtener una conce-
sión o ganar una ventaja; existe una situación de toma de rehenes cuando una persona toma o detiene y
amenaza con matar, lesionar o continuar deteniendo a otra persona, con objeto de forzar a un tercero, a
hacer o a abstenerse de hacer algo, como condición para liberar a esa persona. El delito de toma de
rehenes está prohibido por el artículo 3 común de los Convenios de Ginebra, por los artículos 34 y 147
del Convenio de Ginebra IV, y por el artículo 75(2)(c) del Protocolo Adicional I”. Para revocar la con-
dena de la sentencia del caso Blaskic por toma de rehenes, ver Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de
julio de 2004, párrs. 635-646.

98
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(2) Mismo que el artículo 2

Kordic y Cerkez (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párrs. 319-320: “[L]os elementos del
delito de toma de rehenes conforme al artículo 3 del Estatuto son esencialmente los mismos que los del de-
lito de toma de civiles como rehenes que describe el artículo 2(h)”.
Blaskic (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 187: “La definición de rehenes debe
ser entendida como semejante a aquella de civiles tomados como rehenes, dentro del significado de viola-
ciones graves al artículo 2 del Estatuto, es decir -personas privadas ilícitamente de su libertad, a menu-
do arbitrariamente y algunas veces bajo amenaza de muerte-. [P]ara calificar como rehén, las personas
detenidas deben haber sido utilizadas para obtener alguna ventaja o para asegurarse que uno de los
beligerantes, otra persona u otro grupo de personas, adopten algún compromiso”.
Ver también la discusión de “toma de civiles como rehenes” bajo el artículo 2, Sección
(I)(d)(viii), Compendio del TPIY, y “uso de civiles como rehenes y escudos humanos” como una for-
ma de persecución conforme al artículo 5, Sección (IV)(d)(viii)(3)(u), Compendio del TPIY.

viii) Destrucción a gran escala de ciudades, pueblos y villas,


o devastación no justificada por necesidad militar (artículo 3(b))

(1) Generalidades

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 591: “La destrucción a gran esca-
la de ciudades, pueblos o villas, o la devastación no justificada por necesidad militar, constituye una
violación a las leyes y costumbres de la guerra según el artículo 3 (b) del Estatuto. El artículo 3 (b) del
Estatuto se basa en el artículo 23 (g) del Reglamento de La Haya, que prohíbe la destrucción o confis-
cación innecesaria de bienes del enemigo, salvo que sea ‘imperativamente demandado por las necesi-
dades de la guerra”.

(2) Parte del derecho internacional consuetudinario

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 76: “La destrucción a gran
escala de ciudades, pueblos y villas, o la devastación que no justificada por necesidad militar, es una
violación a las leyes y costumbres de la guerra reconocidas por el artículo 3(b) del Estatuto, cubierto
por el artículo 6(b) de la Carta de Núremberg. Esta disposición se reformula en el Principio 6 de los
principios de Núremberg. Se refiere a crímenes de guerra que ya están cubiertos en los artículos 46,
50, 53 y 56 del Reglamento de La Haya, aplicable a los casos de ocupación. Sin embargo, la violación
en cuestión es definida más limitadamente que en el artículo 23(g) del Reglamento de La Haya, que
señala que está específicamente prohibido ‘destruir [...] bienes del enemigo, salvo que dicha destruc-
ción [...] sea imperativamente demandada por las necesidades de la guerra’. El Reporte del Secretario
General manifiesta que el instrumento anterior y el Reglamento anexo al mismo se han convertido, sin
duda alguna, en parte del derecho internacional consuetudinario. A fortiori, no existe duda de que el
delito que se contempla por el artículo 3(b) del Estatuto era parte del derecho internacional consuetu-
dinario en el momento en que supuestamente fue cometido”.

99
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

(3) Elementos

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 74: “La Sala de Primera Ins-
tancia establece los elementos específicos del crimen [de destrucción a gran escala no justificada por
necesidad militar7]:

La Sala de Primera Instancia considera que los elementos que constituyen el delito de destrucción
a gran escala no justificada por necesidad militar, que se imputa conforme al artículo 3(b) del Es-
tatuto se cumplen cuando:
(i) la destrucción del bien ocurre a gran escala;
(ii) la destrucción no está justificada por necesidad militar; y
(iii) el perpetrador actuó con intención de destruir el bien en cuestión o con temeraria indife-
rencia respecto a la probabilidad de su destrucción.

La Sala de Primera Instancia observa que, mientras que los bienes situados en el territorio enemi-
go no se encuentran protegidos por los Convenios de Ginebra, y por lo tanto no están incluidos en el
delito de destrucción a gran escala de bienes señalada como infracción grave a los Convenios de Ginebra,
la destrucción de dichos bienes se encuentra penalizada bajo el artículo 3 del Estatuto”.
Ver también Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 761 (mismos elemen-
tos); Kordic y Cerkez (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párrs. 346-347 (mismo texto
que el citado).
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párrs. 292-293: “Mientras que el cri-
men de ‘devastación no justificada por necesidad militar’ ha sido tratado rara vez dentro de la juris-
prudencia del Tribunal, los elementos del delito de destrucción ‘a gran escala no justificada por nece-
sidad militar’ fueron identificados por la Sala de Primera Instancia en el caso Kordic, y recientemente
sostenidos por la Sala de Apelaciones en este mismo caso, de la siguiente forma:

(i) la destrucción del bien ocurre a gran escala;


(ii) la destrucción no está justificada por una necesidad militar; y
(iii) el perpetrador actuó con la intención de destruir el bien en cuestión, o con temeraria indife-
rencia respecto a la probabilidad de su destrucción”.

7
El caso Kordic, tanto en los niveles de la Sala de Apelaciones y la Sala de Primera Instancia, parece mezclar “destruc-
ción a gran escala de ciudades, pueblos y villas”, y “devastación no justificada por necesidad militar”. Ver Kordic y
Cerkez (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 74 (discusión de “[d]estrucción no justificada por necesi-
dad militar”); Kordic y Cerkez (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párrs. 346-347 (igual). Sin embargo,
la mezcla puede ser inocua en cuanto a que el caso Strugar sugiere que “destrucción” y “devastación” son “ampliamen-
te idénticas”. Ver Strugar (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 291.

100
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

“Por lo menos dentro del contexto de este juicio, esta definición parece igualmente aplicable a la
devastación. La Sala adoptará esta definición, con las adaptaciones apropiadas para reflejar la ‘devas-
tación’, por el delito de ‘devastación no justificada por necesidad militar’”.
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 297: “[L]os elementos del delito
de ‘devastación no justificado por necesidad militar’, por lo menos dentro del presente contexto, pue-
den ser expresados como: (a) destrucción o daño de la propiedad a gran escala; (b) la destrucción o
daño no justificada por necesidad militar; y (c) el perpetrador actuó con la intención de destruir o da-
ñar el bien o con el conocimiento de que dicha destrucción o daño era una consecuencia probable de
sus actos”.

(4) Se equiparan devastación y destrucción

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 291: “El artículo 3(b) codifica dos deli-
tos: ‘destrucción a gran escala de ciudades, pueblos o villas, o devastación no justificada por necesidad
militar’. Solamente el último se imputa en el caso presente. Desde un punto de vista lingüístico, el sig-
nificado de ambos términos, ‘devastación’ y ‘destrucción’, es prácticamente idéntico. Además, los dos
delitos han sido considerados juntos por diversos instrumentos de derecho internacional humanitario.
Por lo menos dentro del contexto de este caso, que se refiere a la destrucción de edificaciones en la
Vieja Ciudad de Dubrovnik, la Sala considera apropiado equiparar los dos delitos, no obstante que
reconoce que en otros contextos, por ejemplo, dejar que se pierdan las cosechas o los bosques, el delito
de devastación puede tener una aplicación mucho más amplia”.

(5) Destrucción o daño a bienes a gran escala (elemento 1)

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 294: “Volviendo al primer elemento,
es decir, a que la devastación ocurrió ‘a gran escala’, la Sala es de la opinión de que, en tanto que este
elemento requiere demostrar que una cantidad considerable de bienes fueron dañados o destruidos, no
se requiere la destrucción total de una ciudad, pueblo o villa”.

(6) No justificada por necesidad militar (elemento 2)

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 295: “El segundo requisito es que el
acto ‘no esté justificado por necesidad militar’. La Sala es de la opinión de que la necesidad militar
puede ser útilmente definida para efectos presentes, con referencia a la definición, ampliamente reco-
nocida, de objetivos militares del artículo 52 del Protocolo Adicional I, como ‘aquellos objetivos que
por su naturaleza, ubicación, finalidad o uso constituyan una aportación efectiva a la acción militar y
cuya destrucción total o parcial, captura o neutralización, en las circunstancias prevalecientes en el
momento, ofrecen una ventaja militar definitiva’. El que se pueda lograr una ventaja militar, debe ser
decidido, como lo sostuvo la Sala de Primera Instancia en el caso Galic, desde la perspectiva de la
‘persona que contempla el ataque, incluyendo la información disponible para este último, de que el
objeto está siendo empleado para realizar una contribución efectiva a la acción militar’. En otras pala-
bras, cada caso debe ser determinado según sus hechos. Recordando sus fallos anteriores de que no

101
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

existían objetivos militares en la Vieja Ciudad de Dubrovnik el 6 de diciembre de 1991, la Sala es de la


opinión de que de los hechos de este caso no se desprende la cuestión de proporcionalidad en la deter-
minación de la necesidad militar”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 592: “El artículo 3(b) del
Estatuto es de ámbito amplio, protege todos los bienes ubicados en el territorio involucrado en una
guerra, incluyendo los localizados en territorio enemigo. La protección que se concede bajo el artículo
3(b) del Estatuto está, sin embargo, limitada por la excepción de necesidad militar. Está prohibida la
destrucción o devastación de bienes ubicados en el territorio involucrado en una guerra, salvo cuando
ello se justifica por necesidad militar”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 183: “Semejante a la violación
grave que constituye parte del artículo 2(d) del Estatuto, la devastación de bienes está prohibida salvo
cuando pueda ser justificada por necesidad militar. Así que para ser punible, la devastación debe haber
sido perpetrada intencionalmente, o haber sido la consecuencia previsible de los actos del acusado”.
Ver también Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2005, párr. 686: “La ‘Necesi-
dad militar’ ya ha sido definida en el artículo 14 del Código de Lieber del 24 de abril de 1863 como:

la necesidad de aquellas medidas que son indispensables para asegurar los fines de la guerra, y
que son lícitos de acuerdo al derecho y usos modernos de la guerra.

De ahí que la aplicación de fuerza innecesaria o a gran escala está prohibida y que ‘un beligerante
puede aplicar sólo la cantidad y clase de fuerza necesarias para derrotar al enemigo’. Este principio es,
por ejemplo, la base para la prohibición del empleo de armas, proyectiles o material calculado para
causar sufrimiento innecesario (artículo 23[e] de la Convención de La Haya IV)”.

(7) Mens rea (elemento 3)

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 296: “De acuerdo con la jurispruden-
cia del Tribunal, el mens rea requerido para tipificar la comisión de un crimen conforme al artículo
3(b) se cumple cuando el perpetrador actuó ya sea con la intención directa o indirecta, la última necesi-
ta el respectivo conocimiento de que la devastación era una consecuencia probable de sus actos”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 593: “Con respecto al mens
rea requerido para tipificar la destrucción o devastación de bienes conforme al artículo 3(b), la juris-
prudencia de este Tribunal es consistente. La destrucción o devastación debe haber sido perpetrada
intencionalmente con conocimiento y voluntad del resultado proscrito, o en imprudente indiferencia
respecto a la probable destrucción o devastación”.
Ver también “destrucción de bienes o medios de subsistencia” conexo al delito de persecución
conforme al artículo 5, Sección (IV)(d)(viii)(3)(a), Compendio del TPIY, y “destrucción y apropiación
de bienes no justificada por necesidad militar y llevada a cabo a gran escala, ilícita y arbitrariamente”
conforme al artículo 2, Sección (I)(d)(iv), Compendio del TPIY.

102
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(8) Aplicación - destrucción a gran escala de ciudades, pueblos o villas,


o devastación no justificada por necesidad militar

Jokic-Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de, 2004, párr. 45: “Dos delitos, que se en-
cuentran entre los que Miodrag Jokic se ha declarado culpable, devastación no justificada por necesi-
dad militar y ataque ilícito a objetivos civiles, son en el caso presente delitos muy graves, en vista de la
destrucción que el bombardeo de un día causó a la Vieja Ciudad [de Dubrovnik] y sus consecuencias
duraderas. Conforme al acuerdo de Declaración de Culpabilidad, fueron destruidos seis edificios de la
Vieja Ciudad de Dubrovnik y muchos edificios más sufrieron daños. ‘Cientos, cientos, tal vez hasta
mil proyectiles’ golpearon la Vieja Ciudad de Dubrovnik el 6 de diciembre de 1991”.
Para el fallo en el caso Strugar de que el ataque a la Vieja Ciudad de Dubrovnik el 6 de diciembre
de 1991 constituyó devastación no justificada por necesidad militar, ver Strugar (Sala de Primera Ins-
tancia), 31 de enero de 2005, párr. 328. No obstante que la Sala de Primera Instancia concluyó que se
cumplieron todos los elementos para tipificar el delito, no emitió una condena por ese delito porque
consideró que dicha condena se acumularía a otras condenas.

ix) Saqueo (artículo 3(e))

(1) Generalidades

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 77: “Los actos de saqueo, que
según ha sido considerado por el Tribunal Internacional, incluyen el pillaje e infringen varias normas
del derecho internacional humanitario. Tanto el artículo 6(b) de la Carta de Núremberg y el artículo
2(1)(b) de la Ley de Consejo de Control No. 10, así como el artículo 3(e) del Estatuto, castigan el deli-
to de guerra de ‘saqueo de bienes públicos y privados’. El pillaje ha sido prohibido en los artículos 28
y 47 del Reglamento de La Haya y en el artículo 7 de la Convención de La Haya IX. Se dispone pro-
tección contra el pillaje para los enfermos y heridos militares en el artículo 15 del Convenio de Ginebra I,
y para los civiles enfermos y heridos en el artículo 16 del Convenio de Ginebra IV. Adicionalmente, el
artículo 33 del Convenio de Ginebra IV impone una prohibición general contra el pillaje”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 98: “[L]os actos de
saqueo violan diversas normas del derecho internacional humanitario y constituyen una violación a las
leyes y costumbres de la guerra conforme al artículo 3(e) del Estatuto”.

(2) Definición

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 79, 84: “La Sala de Apelacio-
nes no ha establecido previamente una definición para el delito de saqueo que se mencionó en el artículo
3(e) del Estatuto. La Sala de Primera Instancia sostuvo que la esencia del delito se definía de la si-
guiente forma:

103
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

Todas las formas de apropiación ilícita de bienes en un conflicto armado por los que se incurre en
responsabilidad penal individual conforme al derecho penal internacional incluyen los actos que
tradicionalmente se describen como ‘pillaje’.

La Sala de Apelaciones está de acuerdo con esta aseveración. Hace notar que, de acuerdo con el Con-
venio de Ginebra IV, el Estatuto mismo no establece una diferencia entre bienes públicos o privados”.
“Por lo tanto, la Sala de Apelaciones concluye que el delito de saqueo se comete cuando existe
apropiación intencional e ilícita de bienes públicos o privados. Adicionalmente, deben cumplirse los
requisitos generales del artículo 3 del Estatuto junto con el artículo 1 del Estatuto respecto a la grave-
dad del crimen”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 99: “Se ha sosteni-
do que el saqueo, dentro del significado del Estatuto, comprende ‘todas las formas de apropiación ilíci-
ta de bienes en conflictos armados, en las que se incurre en responsabilidad penal individual conforme
al derecho internacional’ y se extiende tanto a casos de confiscación ‘organizada’ y ‘sistemática’ de
bienes de personas protegidas en territorios ocupados, así como a ‘actos de robo cometidos por solda-
dos en lo individual para su propio beneficio’”.
Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 612: “Este delito
ha sido definido como ‘apropiación intencional e ilícita de bienes’ y, como lo consagra el artículo 3(e)
del Estatuto, puede afectar tanto a los bienes públicos como a los privados”.
Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 617: “Se ha come-
tido el delito de saqueo conforme al artículo 3(e) del Estatuto, cuando: i) se cumplen los requisitos
generales del artículo 3 del Estatuto, incluyendo la gravedad de la violación; ii) cuando existe apropia-
ción ilícita e intencional de bienes públicos o privados”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 352: “La esencia del delito
[de saqueo] se define en el caso Celebici [a/k/a Delalic] como ‘toda forma de apropiación ilícita de bienes
en un conflicto armado por cuya comisión se incurre en responsabilidad penal individual conforme al dere-
cho internacional, incluyendo aquellos actos que tradicionalmente se describen como ‘pillaje’”.
Jelisic, (Sala de Primera Instancia), 14 de diciembre de 1999, párr. 48: “El saqueo se define como
la apropiación fraudulenta de fondos públicos o privados pertenecientes al enemigo o al partido opues-
to, perpetrado durante un conflicto armado y en relación con el mismo”.

(3) El saqueo incluye tanto confiscaciones a gran escala


como apropiación por soldados particulares para beneficio personal

Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párrs. 612-613: “El término
[saqueo] es de ámbito general, y comprende no solamente las confiscaciones de bienes a gran escala
dentro del marco de la explotaciones económicas sistemáticas del territorio ocupado, sino también ac-
tos de apropiación cometidos por soldados particulares para ganancia personal [...]”. Kunarac “sostuvo
que la palabra ‘saqueo’ [...] requeriría un robo que como mínimo fuera cometido al menos por una
persona”.

104
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 352: “Tales actos de
apropiación incluyen tanto actos a gran escala y sistematizados de despojo y adquisición de bienes en
violación a los derechos de sus propietarios, como actos aislados de robo o saqueo por individuos para
su propio beneficio personal”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 184: “La prohibición de la apro-
piación a gran escala de bienes públicos o privados del enemigo se extiende tanto a actos aislados de
saqueo por interés privado, como a la ‘confiscación organizada de bienes llevada a cabo dentro del
marco de la explotación económica sistemática del territorio ocupado’”.
Jelisic, (Sala de Primera Instancia), 14 de diciembre de 1999, párr. 48: “La [...] ‘prohibición co-
ntra la apropiación injustificada de bienes públicos y privados del enemigo es general en cuanto a su
ámbito, y se extiende tanto a actos de robo cometidos por soldados particulares para su beneficio per-
sonal, como a la confiscación organizada de bienes llevada a cabo dentro del marco de una explotación
económica sistemática del territorio ocupado’. [L]os actos individuales de saqueo perpetrados por gen-
te motivada por la avaricia pueden implicar responsabilidad penal individual para los perpetradores”.

(4) El saqueo debe involucrar una violación grave: requiere consecuencias


graves/el suficiente valor monetario se mide individual o colectivamente

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 80-83: “Conforme al artículo 3,
leído conjuntamente con el artículo 1 del Estatuto, sólo las violaciones serias al derecho internacional
caen dentro de la jurisdicción de este Tribunal Internacional. La Sala de Apelaciones en el caso Tadic
especificó que ‘grave’ debe entenderse tanto como un incumplimiento de una regla que protege valores
importantes, como una violación que involucra graves consecuencias para la víctima. Explicó que:

Por ejemplo, el hecho de que un combatiente simplemente se apropie una rebanada de pan en una
villa ocupada, no equivaldría a una ‘violación grave del derecho internacional humanitario’ aun-
que se puede considerar que choca con el principio básico señalado en el artículo 46, párrafo 1,
del Reglamento de La Haya (y la correspondiente disposición del derecho internacional consuetu-
dinario) en virtud de la cual ‘la propiedad privada debe ser respetada’ por cualquier ejército de
ocupación en territorio enemigo”.

“La prohibición de apropiación injustificada de bienes públicos o privados es, sin duda alguna,
una regla que protege valores importantes. Las normas mencionadas arriba reflejan el hecho de que no
son sólo las personas protegidas de la conducta dañina sino también sus bienes”.
“Aún queda la cuestión, con respecto a qué punto la violación efectivamente involucra graves
consecuencias para la víctima. La Sala de Primera Instancia en el caso Celebici [a/k/a Delalic] se refi-
rió a la Sentencia de Apelación sobre la Jurisdicción del caso Tadic cuando sostuvo que existe un en-
lace consecuencial entre el valor monetario del bien apropiado y la gravedad de las consecuencias para
la víctima. La Sala de Apelaciones está de acuerdo con esta conclusión. Sin embargo, subraya que la afir-
mación de que el momento en que un bien alcanza el nivel límite de un determinado valor sólo puede
decidirse caso por caso y sólo conjuntamente con las circunstancias generales del delito”.

105
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

“Además, la Sala de Apelaciones es de la opinión de que podía asumirse una violación seria en
circunstancias cuando las apropiaciones tienen lugar vis-à-vis, a una gran cantidad de gente, aunque no
haya graves consecuencias para cada persona. En este caso, sería el efecto general sobre la población
civil y la gran cantidad de delitos cometidos lo que haría esta violación grave”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 101: “Como una
violación grave a las leyes y costumbres de la guerra que caen dentro de la jurisdicción del Tribunal,
los actos de saqueo deben involucrar graves consecuencias para las víctimas. Este será el caso cuando
los bienes sean de suficiente valor monetario, o cuando se apropien los bienes de una gran cantidad de
gente, en cuyo caso la escala y el impacto general de los actos de robo equivaldrían a violaciones gra-
ves del derecho y costumbres de la guerra”.
Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párrs. 613-614: “[E]l
saqueo debe involucrar consecuencias graves para las víctimas, equivaliendo así a una ‘violación gra-
ve’”. En el caso Celebici, a/k/a Delalic, se sostuvo que “para que el despojo involucre graves conse-
cuencias para la(s) víctima(s), el bien debe de ser de ‘suficiente valor monetario’”. “El saqueo puede
constituir una violación seria, no sólo cuando una víctima sufre graves consecuencias económicas por
la apropiación de dicho bien, sino también, por ejemplo, cuando se apropian los bienes de una gran
cantidad de gente”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 352: “‘[L]a prohibición
contra la apropiación injustificada de bienes públicos o privados constituye una regla que protege valores
importantes’. Para medir esa importancia, el caso Celebici [a/k/a Delalic] se refiere a ‘suficiente valor mo-
netario’ de la propiedad así expropiada, para involucrar ‘graves consecuencias para las víctimas’”.

(5) Cuando aplica la prohibición de saqueo

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 78: “La prohibición de saqueo
es general en su aplicación y no se limita solamente a los territorios ocupados. Esto se confirma con el
hecho de que el artículo 33 del Convenio de Ginebra IV, en la Parte III del Convenio, contiene dispo-
siciones que se aplican tanto en territorio ocupado y en cualquier lugar en el territorio de alguna de las
partes en conflicto. Asimismo, el artículo 28 del Reglamento de La Haya se encuentra en la sección
que trata de hostilidades. El texto de la Carta de Núremberg y de la Ley de Consejo de Control No. 10
tampoco requieren que el crimen sea cometido en el territorio ocupado”.
Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 615: “El artículo
3(e) del Estatuto prohíbe el saqueo cometido en totalidad del territorio de las partes en conflicto [...].
[L]a prohibición de pillaje no se limita a actos cometidos en los territorios ocupados [...]”.

(6) El saqueo incluye “pillaje” y “robo”

Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 98: “La Sala de
Primera Instancia hace notar que la cuestión de si los actos de robo constituyen el delito especifico de sa-
queo, es esencialmente de carácter terminológico. Fuentes lingüísticas y legales comparativas indican que
los dos términos son generalmente utilizados como sinónimos. La Sala de Primera Instancia se refiere
también a la Sentencia del Juicio de Celebici [a/k/a Delalic] en cuyo fallo se señala que los términos

106
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

‘pillaje’, ‘saqueo’ y ‘expoliación’ han sido empleados indistintamente para describir la apropiación
ilícita de bienes públicos y privados durante un conflicto armado y debe entenderse que el ‘saqueo’
comprende actos que tradicionalmente se describen como ‘pillaje’. En consideración a lo anterior, la
Sala de Primera Instancia es de la opinión de que el ‘robo’ es también una forma de apropiación ilícita de
los bienes en un conflicto armado y, por lo tanto, queda comprendida dentro del ‘saqueo’, como lo inclu-
ye el Estatuto”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 184: “Debe entenderse que el sa-
queo comprende todas las formas de apropiación ilícita de bienes en un conflicto armado que trae apa-
rejada responsabilidad penal individual conforme al derecho internacional, incluyendo aquellos actos
tradicionalmente descritos como ‘pillaje”’.

(7) Cuando los bienes pueden ser requisados lícitamente

Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 100: “La Sala de Prime-
ra Instancia hace notar que en ciertas circunstancias, los bienes pueden ser lícitamente requisados con-
forme al derecho internacional humanitario. Estas circunstancias están definidas en el Reglamento de
La Haya y se limitan a lo siguiente: derechos y cuotas impuestos dentro del ámbito de las leyes exis-
tentes, o requisas para necesidades del ejército de ocupación, que deberán ser proporcionales a los re-
cursos del país. La propiedad privada también puede ser confiscada si se requiere para llevar a cabo
operaciones militares y debe ser devuelta, con la compensación respectiva, una vez terminado el con-
flicto. Las aportaciones monetarias pueden ser recabadas solamente mediante orden escrita emitida por
el comandante en jefe, de conformidad con las reglas fiscales vigentes y por cada aportación debe ex-
pedirse un recibo”.

(8) Aplicación - saqueo

Jelisic, (Sala de Primera Instancia), 14 de diciembre de 1999, párr. 49: “[E]l acusado robó dinero,
relojes, joyería y otros objetos de valor de las personas detenidas cuando llegaron [al] campo de Luka,
amenazando a quienes no entregaran todas sus posesiones con la muerte. El acusado estuvo algunas
veces acompañado por guardias [...] pero generalmente actuó solo. La Sala de Primera Instancia sos-
tiene que estos elementos son suficientes para confirmar la culpabilidad del acusado en el cargo de
saqueo”.
Ver también “destrucción de bienes o medios de subsistencia” como delitos conexos al crimen de
persecución conforme al artículo 5, Sección (IV)(d)(viii)(3)(a), Compendio del TPIY, y “destrucción y
apropiación de bienes no justificada por necesidad militar y llevada a cabo a gran escala, ilícita y arbi-
trariamente”, conforme al artículo 2, Sección (I)(d)(iv), Compendio del TPIY.

107
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

x) Confiscación, destrucción o daño intencional a instituciones dedicadas


a la religión, caridad y educación, las artes y las ciencias,
monumentos históricos y obras de arte y ciencia (artículo 3(d))

(1) Generalidades

Kordic y Cerkez (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 85: “La confiscación, destruc-
ción o daño intencional, causado a instituciones dedicadas a religión, caridad y educación, las artes y las
ciencias, monumentos históricos y obras de arte y ciencia, constituyen una violación de las leyes y costum-
bres de la guerra conforme al artículo 3(d) del Estatuto”. Ver también Brdjanin (Sala de Primera Ins-
tancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 594 (igual); Stakic (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de
2003, párr. 765 (similar).
Jokic-Miodrag (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de, 2004, párr. 46: “[E]l delito de des-
trucción o daño intencional a las instituciones dedicadas a la religión, caridad, educación, las artes y
las ciencias, y a monumentos históricos y obras de arte y ciencia [...], representa una violación a valo-
res especialmente protegidos por la comunidad internacional”.

(a) Protección bajo el derecho internacional humanitario

Jokic-Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de, 2004, párrs. 47, 50: “La codificación que
prohíbe la destrucción de instituciones de este tipo [bienes culturales] data de principios del siglo pa-
sado, con el Reglamento anexo a la Convención de La Haya con respecto a las leyes y costumbres de
la guerra en tierra (el ‘Reglamento de La Haya’) y a la Convención de La Haya relativa al bombardeo
por las fuerzas navales en tiempo de guerra del 18 de octubre de 1907”. “La Convención de La Haya
de 1954 dispone una protección más estricta para los ‘bienes culturales’, que se define en el artículo 1
del Convenio. La protección comprende deberes de salvaguarda y respeto a los bienes culturales bajo
‘protección general’”. “El preámbulo a la Convención sobre el Patrimonio de la Humanidad de la
UNESCO [Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura] dispone
‘que el deterioro o desaparición de cualquier artículo de la herencia natural o cultural constituye un
empobrecimiento dañino de la herencia de todas las naciones del mundo’”.
“Los Protocolos Adicionales I (art. 53) y II (art. 16) de 1977 de los Convenios de Ginebra de
1949, reitera la obligación de proteger los bienes culturales y expandir el ámbito de las prohibiciones
mediante, inter alia, considerar ilegales ‘los actos de hostilidad dirigidos en contra de los monumentos
históricos, las obras de arte o los lugares de culto, que constituyen la herencia cultural o espiritual de
los pueblos’. Conforme a los Protocolos Adicionales, por lo tanto, está prohibido dirigir ataques contra
esta clase de bienes protegidos, independientemente de que los ataques resulten o no en daño real. Esta
inmunidad es claramente adicional a la protección que se otorga a los bienes civiles”.
Para la discusión adicional de la protección que se proporciona bajo los artículos 52 y 53 del Pro-
tocolo Adicional I a los Convenios de Ginebra de 1949 (“Protocolo Adicional I”), y el artículo 1 de la
Convención de La Haya para la Protección de los Bienes Culturales en Caso de Conflicto Armado del
14 de mayo de 1954 (“la Convención de La Haya de 1954”), ver Kordic y Cerkez (Sala de Apelacio-
nes), 17 de diciembre de 2004, párrs. 89-91.

108
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Para la discusión de los actos contra los bienes culturales proscritos por el artículo 27 del Regla-
mento de La Haya de 1907 [Convención (IV) con respecto a las leyes y costumbres de la guerra], la
Convención de la Haya de 1954, artículo 53 del Protocolo Adicional I y el artículo 16 del Protocolo
Adicional II a los Convenios de Ginebra de 1949, ver Strugar (Sala de Primera Instancia), 31 de enero
de 2005, párrs. 303-309.

(i) Las instituciones dedicadas a la religión están protegidas conforme


al derecho internacional humanitario

Brdjanin, (Sala de Primer Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 595: “Las instituciones dedicadas a la
religión se encuentran protegidas conforme al Estatuto y conforme al derecho internacional consuetudina-
rio. Los artículos 27 y 56 del Reglamento de La Haya disponen la protección en un conflicto armado de,
entre otros, edificios o instituciones dedicados a la religión. La protección se reitera en ambos, el Protocolo
Adicional I y II de los Convenios de Ginebra, y en los artículos 53 y 16, respectivamente”.

(b) El delito se manifiesta en el derecho internacional

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 312: “[L]a definición establecida por
la jurisprudencia del Tribunal [respecto a destrucción o daño intencional de bienes culturales] parece
reflejar la posición del derecho internacional consuetudinario”.

(i) La destrucción de edificios dedicados a la educación está


en el derecho internacional consuetudinario
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 92: “[L]a Sala de Apelaciones
concluye que la Sala de Primera Instancia se equivocó cuando consideró que las ‘instituciones de edu-
cación son indudablemente bienes inmuebles de gran importancia para la herencia cultural de los pue-
blos’. La Sala de Primera Instancia no consideró, si y bajo qué condiciones, la destrucción de edificios
dedicados a la educación constituía un delito qua custom en el momento en que supuestamente se co-
metió. Aunque la Convención de La Haya IV es considerada por el Reporte del Secretario General
como derecho internacional consuetudinario sin lugar a dudas, no se refiere explícitamente a los edifi-
cios dedicados a la educación. Lo mismo se aplica al artículo 53 del Protocolo Adicional I y se sugiere
que el adjetivo ‘cultural’ que se utiliza en el artículo 53, se aplica a monumentos históricos y obras de
arte, y no puede ser interpretado como de aplicabilidad a todas las instituciones dedicadas a la educa-
ción tales como las escuelas. Sin embargo, las escuelas se encuentran explícitamente mencionadas en
el artículo 52 del Protocolo Adicional I, que establece que se relacionan con escuelas, lugares de culto
y otros edificios civiles. El artículo 23(g) del Reglamento de La Haya dispone que está especialmente
prohibido ‘destruir [...] los bienes del enemigo, salvo que dicha destrucción [...] sea demandada impe-
rativamente por las necesidades de la guerra’. El Reporte del Secretario General establece que el ins-
trumento que antecede y los Reglamentos anexos al mismo, sin lugar a dudas se han convertido en
derecho internacional consuetudinario. No hay duda de que el delito que se contempla, de destrucción
de edificios dedicados a la educación, era parte del derecho internacional consuetudinario en el mo-
mento en que supuestamente se cometió”.

109
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

(2) Elementos

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 312: “Para efectos de este caso, un acto
cumplirá con los elementos para constituir el crimen de destrucción o daño intencional a bienes culturales,
dentro del significado del artículo 3(d) del Estatuto y en la medida en que dicha disposición se relaciona con
los bienes culturales, cuando: (i) se haya causado daño o destrucción a bienes que constituye la herencia
cultural o espiritual de los pueblos; (ii) los bienes dañados o destruidos no eran empleados para propósitos
militares en el momento en que los actos de hostilidad dirigidos contra estos bienes tuvieron lugar; y (iii) el
acto se llevó a cabo con la intención de dañar o destruir los bienes en cuestión”.
Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 605: “[S]e comete un
delito conforme al artículo 3(d) del Estatuto cuando: i) se cumplen las condiciones generales que se señalan
en el artículo 3 del Estatuto; ii) destrucción respecto a alguna institución dedicada a la religión; iii) el bien
no era utilizado para fines militares; iv) el perpetrador actuó con la intención de destruir el bien”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 185: Para probar la destrucción o
el daño intencional a instituciones dedicadas a la religión o educación, “el daño o destrucción debe
haberse cometido intencionalmente a instituciones que claramente pueden ser identificadas como de-
dicadas a la religión o a la educación, y que no estaban siendo utilizadas para propósitos militares en el
momento en que se cometieron los actos. Adicionalmente, las instituciones no deben encontrarse en la
cercanía inmediata de objetivos militares”.8

(3) Se requiere daño o destrucción real

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 308: “Artículo 3(d) del Estatuto explí-
citamente penaliza únicamente esos actos que resultan en daño o destrucción de dichos bienes. Por lo
tanto, un elemento requerido para tipificar el delito que se imputa en la Acusación es el daño o des-
trucción real, ocurrido como resultado de un acto dirigido contra este bien”.

(4) Excepción de objetivos militares

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 310: “[L]a jurisprudencia establecida
del Tribunal confirma la excepción de ‘objetivos militares’, que es consistente con las excepciones
reconocidas por el Reglamento de La Haya de 1907 y por los Protocolos Adicionales, persuade a la
Sala de que la protección otorgada a los bienes culturales se pierde cuando dichos bienes son emplea-
dos para propósitos militares”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 597-598, 596: “[L]a excep-
ción a esta protección a las instituciones dedicadas a la religión se dispone en el artículo 27 del Regla-
mento de La Haya: “[d]eben tomarse todos los pasos necesarios para dejar a salvo, en la medida de lo
posible, los edificios dedicados a la religión, el arte, la ciencia, o con fines caritativos, monumentos

8
Esta última condición, de que las instituciones no se encontraran en la cercanía inmediata de objetivos militares, es
rechazada en los casos Strugar y Naletilic. Ver “si existe el requisito de que las instituciones no puedan estar en la cer-
canía inmediata de objetivos militares”, Sección (II)(d)(x)(5), Compendio TPIY.

110
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

históricos, hospitales y lugares donde los enfermos y heridos son recogidos, en el razonamiento de que
no están siendo utilizados en ese momento para objetivos militares’” (énfasis en el original).
“La excepción de ‘objetivos militares’ a la protección de instituciones dedicadas a la religión ha sido
confirmada consistentemente por este Tribunal. La Sala de Primera Instancia está de acuerdo en que la pro-
tección que proporciona el artículo 3 (d) se pierde si el bien es utilizado para propósitos militares”.
“[Las instituciones dedicadas a la religión] sólo pueden ser atacadas cuando se convierten en obje-
tivos militares. Los objetivos militares se limitan a los bienes que por su naturaleza, ubicación, finali-
dad o uso, realizan una contribución efectiva a la acción militar y cuya destrucción total o parcial, cap-
tura o neutralización, en las circunstancias prevalecientes en el momento, ofrece una ventaja militar
definitiva”.

(5) Determinar si existe un requisito de que las instituciones


no pueden estar en la cercanía inmediata de objetivos militares

Strugar (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párrs. 300-301, 310: La Sala de Primera Ins-
tancia del caso Blaskic adoptó la siguiente definición [del artículo 3(d) del Estatuto]:

“El daño o destrucción debe haber sido cometido intencionalmente a instituciones que claramente
puedan ser identificadas como dedicadas a la religión o educación y que no estaban siendo utili-
zadas para propósitos militares en el momento en que ocurrieron los actos. Adicionalmente, las
instituciones no deben haber estado ubicadas en la cercanía inmediata de objetivos militares”.

“La Sentencia del Juicio en el caso Naletilic, mientras que rechazó lo que se sostuvo en el caso
Blaskic de que para ser protegidas las instituciones no deben haber estado ubicadas en la cercanía in-
mediata de objetivos militares, sostuvo que los elementos para tipificar este delito con respecto a la
destrucción de instituciones dedicadas a la religión se cumplirían cuando: ‘(i) los requisitos generales
del artículo 3 del Estatuto se cumplen; (ii) la destrucción de alguna institución dedicada a la religión;
(iii) el bien no estaba siendo utilizado para propósitos militares; (iv) el perpetrador actuó con la inten-
ción de destruir el bien’”.
“[C]on respecto a las diferencias entre las Sentencias de los Juicios entre Blaskic y Naletilic seña-
ladas arriba (respecto al uso de las áreas que se encuentran inmediatamente alrededor de los bienes
culturales para propósitos militares), y dejando a un lado cualquier implicación de la cuestión respecto
al imperativo de necesidad militar, el punto de vista preferible parece ser en el sentido de que el uso de
los bienes culturales y no su ubicación es lo que determina si, y cuándo, los bienes culturales podrían
perder esta protección. Por lo tanto, contrario a lo que presenta la Defensa, la Sala considera que la
protección especial otorgada a los bienes culturales mismos no puede perderse simplemente porque
tengan lugar actividades militares o se encuentren instalaciones militares en el área inmediatamente
cercana a los bienes culturales. Sin embargo, en tal caso, el resultado práctico puede ser que no puede
establecerse que los actos que causaron la destrucción o el daño a los bienes culturales estaban ‘dirigi-
dos contra’ el bien cultural, sino más bien a la instalación militar o uso de éstas en el área inmediata-
mente cercana”.

111
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 604: “La Sala res-
petuosamente rechaza que las instituciones protegidas ‘no deben haber estado ubicadas en la cercanía
de objetivos militares’” y “no coincide con el punto de vista de que el mero hecho de que una institu-
ción se encuentre en la ‘cercanía inmediata de un objetivo militar’ justifica su destrucción”.
Pero ver Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 185: “[L]as instituciones
no deben haber estado ubicadas en la cercanía inmediata de objetivos militares”.

(6) Mens rea

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 311: “Con respecto al elemento de
mens rea por este delito [de destrucción o daño intencional a bienes culturales], la Sala se guía por la
jurisprudencia previa del Tribunal, de que un perpetrador debe actuar con la intención directa de dañar
o destruir el bien en cuestión. Existe una razón para cuestionar si la intención indirecta debe también
ser una forma aceptable de mens rea para este delito, pero eso es una cuestión que no se presenta di-
rectamente en las circunstancias de este caso”.
Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 605: Con respecto
al mens rea para “un delito cometido conforme a lo dispuesto en el artículo 3(d) del Estatuto” se re-
quiere demostrar que “el perpetrador actuó con la intención de destruir el bien”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 185: Para demostrar la destrucción
o daño intencional a instituciones dedicadas a la religión o educación, “el daño o destrucción debió
haber sido cometido intencionalmente a las instituciones que claramente pueden ser identificadas co-
mo dedicadas a la religión o a la educación, y que no estaban siendo utilizadas para propósitos milita-
res en el momento en que ocurrieron los actos”.
Comparar Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 599: “Con respecto
al requisito de mens rea respecto a la destrucción o devastación de bienes conforme al artículo 3(d), la
jurisprudencia de este Tribunal es consistente al establecer que el requisito de mens rea es una inten-
ción (dolus directus). La Sala de Primera Instancia sostiene que, como las instituciones religiosas dis-
frutan de la protección mínima que se otorga a los bienes civiles, el mens rea requerido para configurar
este delito debería ser el equivalente a aquel requerido para configurar destrucción o devastación de
bienes conforme al artículo 3(b). La Sala de Primera Instancia, por lo tanto, es de la opinión de que la
destrucción o el daño premeditado a las instituciones dedicadas a la religión debe haber sido perpetrado
intencionalmente, con conocimiento y voluntad de obtener el resultado proscrito, o bien, con indife-
rencia imprudente respecto a la probabilidad de que ocurriera la destrucción o el daño”.

(7) Traslape con el delito de ataques ilícitos a bienes civiles

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 302: “[L]a Sentencia del Juicio del
caso Kordic sostuvo que, mientras que este delito [destrucción o daño intencional de bienes culturales]
se traslapa en cierta medida con el delito de ataques ilícitos a bienes civiles, cuando los actos en cues-
tión se dirigen contra la herencia cultural, la disposición del artículo 3(d) es lex specialis”.

112
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 596: “El delito de destruc-
ción o daño intencional a instituciones dedicadas a la religión se traslapa en cierta medida con el delito
de ataques ilícitos a bienes civiles, salvo que el objeto del delito de destrucción o daño intencional a
instituciones dedicadas a la religión sea más específico”.
Para la discusión sobre “ataques ilícitos a civiles y bienes civiles”, ver Sección (II)(d)(xi), Com-
pendio del TPIY.

(8) Aplicación - confiscación, destrucción o daño intencional a instituciones


dedicadas a la religión, caridad y educación, las artes y las ciencias,
monumentos históricos y obras de arte y ciencia

(a) Destrucción - ataque por el JNA (Ejército Popular Yugoslavo)


a la Vieja Ciudad de Dubrovnik

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párrs. 317-320, 327, 326: “[L]a Sala ha con-
cluido que tuvo lugar un ataque de artillería perpetrado por las fuerzas del JNA [Ejército Popular
Yugoslavo], bajo el mando del Acusado, a la Vieja Ciudad de Dubrovnik el 6 de diciembre de 1991”.
“La Sala concluye que [...] 52 [edificios y estructuras] fueron destruidos o dañados durante el bombar-
deo el 6 de diciembre contra la Vieja Ciudad por el JNA [Ejército Popular Yugoslavo]”. “Los más se-
riamente afectados fueron seis edificios que quedaron completamente destruidos, a decir quemados, el
6 de diciembre de 1991”. “La Sala también hace notar que entre esos edificios que quedaron dañados
en el ataque se encontraban monasterios, iglesias, una mezquita, una sinagoga y palacios”. “[L]a Sala
concluye que la Vieja Ciudad sufrió daño a gran escala como resultado del ataque perpetrado por el
JNA [Ejército Popular Yugoslavo] el 6 de diciembre de 1991”. “[L]a Sala hace notar que la Vieja Ciudad
de Dubrovnik fue incluida en su totalidad, dentro de la Lista de Patrimonio de la Humanidad en 1979,
a nominación de la [República Socialista Federal de Yugoslavia]”. “Por lo tanto, la Sala concluye que
el ataque realizado por las fuerzas del JNA [Ejército Popular Yugoslavo] contra la Vieja Ciudad el 6
de diciembre de 1991 fue un ataque dirigido contra bienes culturales que queda dentro del significado del
artículo 3(d) del Estatuto, en lo relativo a los bienes culturales de dicha disposición”.

(b) No justificada por necesidad militar

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 328: “[L]a Sala ha concluido que no
existe prueba para sugerir que alguno de los 52 edificios y estructuras, que fueron destruidos o daña-
dos el 6 de diciembre de 1991 en la Vieja Ciudad, estuvieran siendo utilizados para propósitos milita-
res en ese momento. Por lo tanto, los edificios estaban protegidos como patrimonio cultural según el
artículo 3(d) del Estatuto, en el momento en que se incurrió en el daño”. “A este respecto, la Sala afir-
ma en su fallo que no había objetivos militares ni en la Vieja Ciudad ni en la cercanía inmediata de los
52 edificios y estructuras, que la Sala resolvió fueron dañados el 6 de diciembre de 1991. El fallo de la
Sala es que la destrucción o daño de bienes en la Vieja Ciudad el 6 de diciembre de 1991 no estuvo
justificada por necesidad militar”.

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CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

(c) Mens rea

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párrs. 329-330: “Con respecto al elemento
de mens rea [...] la Sala hace las siguientes observaciones [...]. [L]a intención de los perpetradores di-
rectos de destruir deliberadamente el patrimonio cultural lo infiere la Sala de la prueba del ataque deli-
berado a la Vieja Ciudad, cuyo carácter histórico y cultural único era una cuestión de reconocimiento
público, al igual que lo era el estatus de la Vieja Ciudad como un lugar de Patrimonio de la Humani-
dad protegido por la UNESCO [Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y
la Cultura]. Como una prueba adicional con respecto a este último hecho, la Sala acepta la prueba de
que los emblemas protectores de la UNESCO eran visibles desde las posiciones del JNA [Ejército Po-
pular Yugoslavo] en Zarkovica y en todos los demás lugares de la Vieja Ciudad el 6 de diciembre de
1991”. “Dejando a un lado en el presente las cuestiones de la responsabilidad del Acusado, la Sala
concluye que todos los elementos que tipifican la comisión del delito de [...] destrucción o daño inten-
cional del patrimonio cultural [...] se cumplen”.

xi) Ataque ilícito a civiles y bienes civiles

(1) Definición

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 283: “La Sala [...] concluye que el
crimen de ataque a civiles o bienes civiles [...] es, respecto al actus reus, un ataque dirigido contra la
población civil o civiles particulares o bienes civiles, causando la muerte y/o lesiones graves a la po-
blación civil o daño a bienes civiles. Con respecto al mens rea, dicho ataque debe haberse efectuado
con la intención de hacer de la población civil, de los civiles o bienes civiles el objetivo del ataque”.
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 62: “La Sala de Primera Instan-
cia concluye que un ataque a los civiles [...] se constituye con actos de violencia deliberadamente diri-
gidos contra la población civil o civiles particulares que no forman parte directa en las hostilidades,
que causan la muerte o lesiones graves al cuerpo o a la salud de la población civil”.
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 56: “[L]a Sala de Primera Ins-
tancia concluye que el ataque a los civiles se tipifica con los elementos comunes de los delitos que
caen dentro del artículo 3 del Estatuto, así como con los siguientes elementos específicos:

1. Actos de violencia dirigidos contra la población civil o civiles particulares, que no toman
parte directa en las hostilidades, y que causan la muerte o lesiones corporales graves al cuer-
po o a la salud de la población civil.
2. El perpetrador deliberadamente hizo de la población civil o de civiles particulares, que no
formaban parte directa en las hostilidades, el objetivo de dichos actos de violencia”.

Comparar Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 328:
“[L]os ataque prohibidos son aquellos que se lanzan deliberadamente contra civiles o bienes civiles
durante el curso de un conflicto armado y que no se encuentran justificados por necesidad militar.

114
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Deben haber causado la muerte y/o lesiones corporales graves en la población civil o daño masivo a
bienes civiles”.9

(2) La prohibición contra el ataque a civiles deriva


de un principio de diferenciación fundamental

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 54: “La prohibición contra el
ataque a civiles deriva de un principio fundamental del derecho internacional humanitario, el principio
de diferenciación, que obliga a las partes beligerantes a diferenciarse en todo momento entre la pobla-
ción civil y los combatientes, entre los bienes civiles y los objetivos militares y, consecuentemente, a
dirigir las operaciones militares solamente contra los objetivos militares. El artículo 48 del Protocolo
Adicional I enuncia el principio de diferenciación como una regla básica. En la Opinión Consultiva
sobre la Legalidad de las Armas Nucleares, de la Corte Internacional de Justicia Internacional (CIJ), se
describe el principio de diferenciación, junto con el principio de protección de la población civil, como
‘los principios cardinales contenidos en los textos que constituyen la fábrica del derecho internacional
humanitario y se señaló que los ‘Estados nunca deben de hacer de los civiles el objetivo de su ataque’.
Como la CIJ [la Corte Internacional de Justicia] lo sostuvo: ‘Estas reglas fundamentales deben ser ob-
servadas por todos los Estados, hayan o no ratificado los Convenios que los contienen, porque consti-
tuyen principios inviolables del derecho internacional consuetudinario’” (énfasis en el original).

(3) El delito de ataque a civiles o bienes civiles es parte


del derecho internacional consuetudinario

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 223: “El delito de ataque a bienes civi-
les es una violación a una regla del derecho internacional humanitario. Como ya lo sostuvo la Sala en
el caso presente y lo ratifico la Sala de Apelaciones, el artículo 52 [del Protocolo Adicional I de los
Convenios de Ginebra], referido con respecto al cargo de ataque a bienes civiles, es una reafirmación y
una reformulación de una regla que ya se había adquirido previamente, estatus de derecho internacio-
nal consuetudinario”.
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 62: “La Sala de Primera Instan-
cia encuentra que un ataque a civiles [sic] puede ser presentado conforme al artículo 3, en virtud del
derecho internacional consuetudinario y en este caso en concreto, también en virtud del derecho con-
vencional [...]”.

(4) Ataque

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 47: “El término ataque se defi-
ne en el artículo 49 del Protocolo Adicional I como ‘actos de violencia contra el adversario, ya sea en

9
El requisito de que el ataque no esté “justificado por necesidad militar” ha sido repudiado desde hace tiempo. Ver “no
se justifican ataques a civiles u objetivos civiles por necesidad militar”, Sección (II)(d)(xi)(8), Compendio TPIY.

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CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

ofensa o defensa’. Por lo tanto, al determinar si ocurrió algún ataque ilícito a civiles, la cuestión de
quien hizo uso de la fuerza primero es irrelevante”.
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 282: “Según lo dispuesto en el artículo
49(1) del Protocolo Adicional I de los Convenios de Ginebra, los ‘ataques’ son actos de violencia co-
ntra el adversario, ya sea a modo de ofensa o defensa. De acuerdo al comentario del CICR [Comité
Internacional de la Cruz Roja] se entiende por ataque una ‘acción de combate’ y se refiere al uso de la
fuerza armada para llevar a cabo una operación militar al inicio o durante el transcurso de un conflicto
armado”.
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 52: “La jurisprudencia del Tri-
bunal ha definido ‘ataque’ como el transcurso de una conducta que comprende la comisión de actos de
violencia. Para ser punible conforme al artículo 3 del Estatuto, estos actos tienen que haber sido reali-
zados durante el transcurso de conflicto armado”.

(5) Ataque ilícito a civiles

(a) La población civil no será objetivo de ataque

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 48: “La población civil como
tal no será objetivo de ataques. Este principio fundamental del derecho internacional consuetudinario
se especifica en los artículos 51(2), y 51(3) del Protocolo Adicional I. El artículo 50(1) del Protocolo
Adicional I señala que:

[un] civil es toda persona que no pertenece a alguna de las categorías de personas referidas en el artículo
4A (1), (2), (3) y (6) del Tercer Convenio de Ginebra y en el artículo 43 de este Protocolo [...]”.

Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 49: “El uso de la expresión ‘po-
blación civil como tal’ en el artículo 51(2) del Protocolo Adicional I indica que ‘la población nunca
debe ser utilizada como blanco o como objetivo táctico’” (énfasis en el original).

(b) Definición de población civil

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 50: “La población civil com-
prende a todas las personas que son civiles y la presencia dentro de la población civil de personas que no
entran dentro de la definición de civiles no priva a la población de su carácter de población civil”.
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 282: “Con respecto a la noción de
civiles, la Sala hace notar que los miembros de la población civil son gente que no toma parte activa en
las hostilidades, incluyendo a miembros de las fuerzas armadas que depusieron las armas y a aquellas
personas colocadas hors de combat a causa de enfermedad, heridas, detención o cualquier otra causa”.
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 47: “Para efectos de la protec-
ción de las víctimas de un conflicto armado, el término ‘civil’ se define negativamente como todo
aquél que no es miembro de las fuerzas armadas o de un grupo militar organizado que pertenece a al-

116
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

guna de las partes en conflicto. Es una cuestión de prueba en cada caso particula el determinar si una
persona tiene el estatus de civil”.

(c) Factores a considerar al evaluar si se trata de civil

Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 50: “En algunas situaciones puede ser
difícil determinar el estatus de personas particulares en la población. La ropa, actividades, edad o sexo
de una persona se encuentran entre los factores que pueden ser considerados en la decisión para deter-
minar si se trata de un civil”.

(d) Casos de duda

Kordic y Cerkez (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 48: “El artículo 50(1) del Protocolo
Adicional I señala que [...] ‘[e]n caso de duda respecto a si una persona es un civil, dicha persona será
considerada civil’. La Sala de Apelaciones hace notar que el imperativo en ‘en caso de duda’ se limita
a la conducta esperada de un miembro de las fuerzas militares. Sin embargo, cuando la responsabilidad
penal de este último se encuentran en cuestión, la carga de la prueba respecto a si una persona es civil
recae en la Fiscalía”.
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 282: “El artículo 50(1) del Proto-
colo Adicional I dispone una presunción de que en caso de duda respecto a si una persona es civil, la
persona será considerada como civil”.
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 50: “Una persona será conside-
rada civil en tanto exista duda respecto a su estatus real. El comentario al Protocolo Adicional I explica
que la presunción del estatus civil se refiere ‘a personas que no han cometido actos hostiles, pero cuyo
estatus parece dudoso debido a las circunstancias. Deben ser considerados como civiles hasta que haya
mayor información disponible, y por lo tanto, no deben ser objetivo de ataques. La Sala de Primera
Instancia entiende que una persona no debe ser objetivo de ataque cuando no es razonable considerar,
en las circunstancias de la persona que contempla el ataque, incluyendo la información disponible de
esta última, que el blanco potencial es un combatiente”. Ver también Galic (Sala de Primera Instancia),
5 de diciembre de 2003, párr. 55 (“En caso de duda respecto al estatus de una persona, la persona será
considerada como civil”).
Ver también “interpretar liberalmente población civil/casos de duda”, bajo el artículo 5, Sección
(IV)(b)(iv)(2)(c), Compendio del TPIY.

(e) La presencia de combatientes individuales dentro


de la población no cambia su carácter civil

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 282: “La presencia de determinados no
civiles dentro de la población objetivo no cambia el carácter de la población. Debe de ser de ‘naturale-
za predominantemente civil’”.

117
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

Galic (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 50: “La presencia de combatien-
tes individuales dentro de la población no cambia su carácter civil”.

(f) Los combatientes y otros directamente involucrados


en las hostilidades son blancos militares legítimos

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 50: “[C]onforme al artículo
51(3) del Protocolo Adicional I, los civiles están protegidos contra ataques, salvo y durante el tiempo
que tomen parte directa en las hostilidades”.
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 48: “La protección contra un ata-
que, otorgada a los civiles individuales por el artículo 51 del Protocolo Adicional I se suspende cuando
y durante el tiempo en que éstos participen directamente en las hostilidades. Participar ‘directamente’
en las hostilidades significa actos de guerra, que por su naturaleza o propósito tienden probablemente a
causar daño real al personal o al material de las fuerzas armadas enemigas. Como se explicó en la Sala
de Primera Instancia del caso Kupreskic:

La protección a los civiles y a los bienes civiles otorgada por el derecho internacional moderno
puede cesar por completo o ser reducido o suspendido [...] si un grupo de civiles toma las armas
[...] y se involucra en la lucha contra el enemigo beligerante, puede ser legítimamente atacados
por el enemigo beligerante, independientemente de que hayan cumplido con los requisitos señala-
dos en el artículo 4(A)(2) del Tercer Convenio de Ginebra de 1949.

Los combatientes y otra personas directamente involucradas en las hostilidades son considerados
como blancos militares legítimos”.

(g) Definición de combatiente

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 50: “Leídos juntos, los artícu-
los 43 y 50 del Protocolo Adicional I y el artículo 4(A) del Convenio de Ginebra III, establecen que los
miembros de las fuerzas armadas (distintos del personal médico y los capellanes), y los miembros de
las milicias o cuerpos voluntarios que forman parte de dichas fuerzas armadas, son ‘combatientes’ y no
pueden reclamar estatus civil. Los miembros de los grupos de resistencia organizada tampoco pueden
reclamarlo, en el razonamiento de que sean comandados por una persona responsable por sus subordi-
nados, de que tengan un signo fijo distintivo reconocible a distancia, de que porten armas abiertamen-
te, y de que conduzcan sus operaciones de acuerdo a las leyes y costumbres de la guerra”.

(h) Los combatientes están obligados a diferenciarse de la población civil

Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 50: “Para promover la protección de
los civiles, los combatientes están obligados a diferenciarse en todo momento de la población civil; la

118
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

práctica generalmente aceptada es que lo hacen portando uniformes o por lo menos algún signo distin-
tivo, y portando sus armas abiertamente”.

(i) Los miembros de la defensa territorial y las fuerzas armadas


en casa siguen siendo combatientes

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 51: “[L]a Sala de Apelaciones
considera que las fuerzas armadas que permanecen sus hogares en el área de conflicto, así como los
miembros de la TO [Defensa Territorial] que residen en sus hogares, continúan siendo considerados
como combatientes, independientemente de que estén o no en combate, o armados por el momento”.
Ver también Kordic y Cerkez (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 51 (donde se dis-
cute la base para esta opinión, a saber el comentario a los Protocolos Adicionales).

(j) Daño colateral a los civiles/principio de proporcionalidad

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 52: “Se [...] acepta que los ata-
ques dirigidos a objetivos militares, incluyendo bienes y combatientes, pueden causar ‘daño colateral
civil’. El derecho internacional consuetudinario reconoce que en la conducción de la operaciones milita-
res durante los conflictos armados debe hacerse una diferenciación en todo momento entre las personas
que toman parte activa en las hostilidades y las personas de la población civil, y se dispone que:

- la población civil, como tal, no debe ser objetivo de operaciones militares, y


- debe hacerse todo esfuerzo posible para dejar a salvo a la población civil de los estragos de
la guerra, y
- deben tomarse todas las precauciones necesarias para evitar lesiones, pérdidas o daños a la
población civil.

Sin embargo, el derecho internacional consuetudinario reconoce que esto no implica que el daño
colateral es ilícito per se” (énfasis omitido).
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 58: “La aplicación práctica del
principio de diferenciación requiere que aquellos que planean o lanzan un ataque tomen todas las pre-
cauciones factibles para verificar que los blancos atacados no sean ni civiles ni bienes civiles, a efecto
de dejar a salvo de ellos a los civiles tanto como sea. Una vez que el carácter militar de un blanco ha
sido confirmado, los comandantes deben considerar si se espera que el ataque a ese blanco ‘pueda cau-
sar incidentalmente pérdidas de vidas, lesiones a civiles, daño a bienes civiles o una combinación de
los mismos, que pudiera ser excesiva en relación a la ventaja militar concreta y directa que se anticipa.
Si se esperan bajas semejantes como resultado de dicho ataque, el ataque no debe llevarse a cabo. La
obligación básica de dejar a salvo a los civiles y a los bienes civiles en la mayor medida posible debe
de guiar a la parte atacante cuando considere la proporcionalidad de un ataque. Al determinar si un
ataque era proporcionado es necesario examinar si una persona razonablemente bien informada, en las

119
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

circunstancias del perpetrador actual, haciendo el uso razonable de la información que le era disponi-
ble, podría haber esperado que resultaran excesivas muertes civiles del ataque”.

(6) Ataque ilícito a bienes civiles

(a) Bienes o propiedades civiles

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 53: “Artículo 52(1) del Proto-
colo Adicional I expresamente prohíbe ataques de represalia sobre bienes civiles. Define a los bienes
civiles como ‘todos los bienes que no son objetivos militares’”.
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 282: “La Sala reitera que ‘los bie-
nes civiles cubre todo bien que no puede ser legítimamente considerado como objetivo militar’”.

(b) Objetivos militares

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 53: “El artículo 52(1) define
los objetivos militares como ‘limitados a aquellos bienes que por su naturaleza, ubicación, finalidad o
uso, realizan una contribución efectiva a la acción militar, y cuya destrucción, captura o neutralización
total o parcial, en las circunstancias reinantes en el momento, ofrece una ventaja militar definitiva’”.
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 51: “[D]e acuerdo con los princi-
pios de diferenciación y protección de la población civil, sólo los objetivos militares pueden ser atacados
físicamente. Una definición ampliamente aceptada de objetivos militares es la que se señala en el artículo
52 del Protocolo Adicional I como ‘aquellos bienes que por su naturaleza, ubicación, finalidad o uso, realizan
una contribución efectiva a la acción militar, y cuya destrucción, captura o neutralización total o parcial,
en las circunstancias reinantes en el momento, ofrece una ventaja militar definitiva’”.

(c) Casos de duda

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 53: “El artículo 52(3) del Pro-
tocolo Adicional I dispone que en caso de duda respecto a si un bien, que normalmente tiene fines ci-
viles, como un lugar de culto, una casa u otra morada o escuela, está siendo utilizado para realizar una
contribución efectiva a la acción militar, se presumirá que no se está utilizando en tal forma. La Sala
de Apelaciones hace notar que el imperativo ‘en caso de duda’ se limita a la conducta esperada de un
miembro de las fuerzas militares. Sin embargo, cuando la responsabilidad penal de estas últimas está
en cuestión, la carga de la prueba respecto a si un bien es civil recae en la Fiscalía”.
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 51: “En caso de duda, respecto a
si un bien que normalmente tiene fines civiles está siendo utilizado para hacer una contribución efecti-
va a la acción militar, se presumirá que no se utiliza en tal forma. La Sala de Primera Instancia entien-
de que dicho bien no será atacado cuando no sea razonable considerar, en las circunstancias de la per-
sona que observa el ataque, incluyendo la información disponible a esta última, que el bien está siendo
empleado para hacer una contribución efectiva a la acción militar”.

120
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(7) Los ataques indiscriminados pueden calificar como ataques directos a los civiles

Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 57: “[L]a Sala de Primera Instancia
está de acuerdo con las resoluciones de Salas del Tribunal anteriores respecto a que los ataques indis-
criminados, es decir, los ataques que golpean a civiles o bienes civiles y objetivos militares sin distin-
ción, pueden calificar como ataques directos contra civiles. Subraya que los ataques indiscriminados
están expresamente prohibidos por el Protocolo Adicional I. Esta prohibición refleja una regla bien
establecida del derecho consuetudinario aplicable a todos los conflictos armados”.

(8) No se requiere justificación por necesidad para atacar a civiles o a bienes civiles

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 54 (corregido por CORRIGENDUM
DE LA SENTENCIA DEL 17 DICIEMBRE 2004): “La Sala de Apelaciones clarifica que la prohibición
contra ataques a civiles y bienes civiles no puede ser derogada a causa de necesidad militar”.
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 109: “[L]a Sala de Apelaciones conside-
ra necesario rectificar la declaración de la Sala de Primera Instancia, contenida en el párrafo 180 de la
Sentencia del Juicio, conforme a la cual ‘[u]tilizar como objetivo a civiles o bienes civiles es un delito
cuando no está justificado por necesidad militar’. La Sala de Apelaciones se queda corta al señalar que
en el derecho internacional existe una prohibición absoluta de tomar a civiles como blanco”.
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 280: “La Sala de Apelaciones recien-
temente clarificó cierta jurisprudencia en relación con varios elementos del delito. Primero, la Sala de Apela-
ciones rechazó una excepción fundada en necesidad militar y subestimó que existe una prohibición absoluta
respecto a utilizar como blanco a civiles y a bienes civiles en el derecho internacional consuetudinario. A
este respecto, la Sala desearía hacer notar que respecto a los hechos establecidos en este caso, no existía
necesidad militar posible para un ataque a la Vieja Ciudad el 6 de diciembre de 1991”.
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párrs. 42-45: “En el caso Blaskic, la
Sala de Primera Instancia hizo notar, en relación con el actus reus [del delito de ataque a civiles], que
‘el ataque debe de haber causado muertes y/o lesiones corporales graves a la población civil o daño a
bienes civiles [...]. El utilizar como blanco a civiles o bienes civiles es un delito cuando no está justifi-
cado por necesidad militar’. Con respecto al mens rea, expuso que ‘un ataque así debe ser conducido
intencionalmente con conocimiento, o cuando era imposible no saber, de que los civiles o la población
civil estaba siendo utilizada como blanco sin que mediara necesidad militar’. La Sala de Primera Ins-
tancia en el caso Kordic y Cerkez sostuvo que ‘los ataques prohibidos son aquellos que se lanzan deli-
beradamente contra civiles y bienes civiles durante el transcurso de un conflicto armado y que no están
justificados por necesidad militar. Deben haber causado las muertes y/o lesiones corporales graves
dentro de la población civil o daño masivo a bienes civiles’”.
“La Sala de Primera Instancia se adhiere a la jurisprudencia mencionada arriba, en la medida de
que señala que un ataque que causa la muerte o lesiones corporales graves dentro de la población civil,
constituye un delito. Como se señaló arriba, tal ataque, cuando se comete deliberadamente, es punible
como una violación grave al Protocolo Adicional I”.
“La Sala de Primera Instancia sin embargo, no suscribe el punto de vista de que la conducta
prohibida señalada en la primera parte del artículo 51(2) del Protocolo Adicional I, se encuentra ade-
cuadamente descrita como ‘utilizar a civiles como blanco cuando no está justificado por necesidad

121
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

militar’. Esta disposición señala con un texto claro que los civiles y la población civil como tal no de-
ben ser objetivo de ataque. No menciona ninguna excepción. Particularmente, no contempla derogar
esta regla, invocando la necesidad militar”.
“La Sala de Primera Instancia recuerda que la disposición en cuestión confirma explícitamente la
norma consuetudinaria de que los civiles deben de disfrutar de la protección general contra el peligro
derivado de las hostilidades. La prohibición contra el ataque a los civiles deriva de un principio fun-
damental de derecho internacional humanitario, el principio de diferenciación que obliga a las partes
beligerantes a diferenciarse en todo momento entre la población civil y los combatientes, y entre los
bienes civiles y los objetivos militares, y consecuentemente, a dirigir sus operaciones solamente contra
los objetivos militares”.

(9) El ataque debe de haber causado muertes y/o lesiones graves


al cuerpo o a la salud, o daño masivo a bienes civiles

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 55-57: “La Sala de Primera
Instancia declaró que un elemento para condenar por el delito de ataque ilícito dirigido contra civiles o
bienes civiles, conforme al artículo 3 del Estatuto, es que debe demostrarse que los ataques causaron
muertes y/o lesiones corporales graves o daño masivo a bienes civiles”. “La Sala de Apelaciones hace
notar que ha surgido cierta incertidumbre en la jurisprudencia del Tribunal Internacional con respecto
a si el perpetrador incurre en responsabilidad penal, según el Estatuto, por dicho ataque ilícito prohibi-
do por los artículos 51 y 52 del Protocolo Adicional I, cuando los ataques resultan en siniestros o da-
ños civiles que no sean graves, o si no se causa ningún resultado”. “La Sala de Apelaciones encuentra
que la Sala de Primera Instancia estaba en lo correcto al declarar que en el momento de los actos del
ataque ilícito que se cometieron en este caso se debía demostrar que resultaron en lesiones graves cor-
porales o a la salud para incurrir en responsabilidad penal [...]”. Para ver el razonamiento de la Sala de
Primera Instancia, ver Kordic y Cerkez (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 63-67.
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 280: “[L]a Sala de Apelaciones
confirmó que la responsabilidad penal por los ataques ilícitos requiere demostrar que ocurrió un resul-
tado, a saber, la muerte o lesión a civiles o el daño a bienes civiles. Con respecto a la escala de daño
requerido, la Sala de Apelaciones, en tanto que no discute la cuestión en detalle, pareció endosar la
jurisprudencia previa de que el daño a los bienes civiles sea masivo. En el caso presente, sin embargo,
a la luz de lo masivo del daño que se concluye ha sido causado, la Sala no encuentra necesidad alguna
para elaborar sobre la cuestión y procede sobre la base de si se requiere demostrar que se causó daño
masivo, ya es un hecho establecido en este caso”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 328: “[L]os ataques
prohibidos [lanzados deliberadamente contra civiles o bienes civiles] deben haber causado muertes y/o
lesiones corporales graves o daño masivo a bienes civiles”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 180: “[E]l ataque [contra civiles o
bienes civiles] deben haber causado muerte y/o lesiones corporales graves dentro de la población civil
o daños a los bienes de civiles”.

122
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(10) Las violaciones cometidas por una de las partes al deber de retirar
a los civiles de la cercanía de los objetivos militares, no libera a la otra
parte del deber de respetar los principios de diferenciación y proporcionalidad

Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 61: “[L]as partes en un conflicto es-
tán obligadas a retirar a los civiles hasta el máximo posible de la cercanía de los objetivos militares y
evitar ubicar objetivos militares dentro o cerca de áreas densamente pobladas. Sin embargo, el incum-
plimiento de alguna de las partes de apegarse a esta obligación no libera a la parte atacante de su deber
de apegarse a los principios de diferenciación y proporcionalidad al lanzar un ataque”.

(11) Mens rea

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 283: “Con respecto a mens rea [por el
delito de ataque a civiles o bienes civiles], el ataque debe haberse efectuado con la intención de hacer
de la población civil, de los civiles particulares o de bienes civiles, el objetivo del ataque”. “[E]n este
caso, no se presenta la cuestión respecto a si un estándar inferior al de intención directa pudiera tam-
bién ser suficiente”.
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 54: “El artículo 85 del Protocolo
Adicional I explica la intención que se requiere para aplicar el primer párrafo del artículo 51(2). Ex-
presamente califica como violación grave el acto de intencionalmente ‘hacer de la población civil o de
los civiles particulares el objetivo de un ataque’. El comentario al artículo 85 del Protocolo Adicional
I, expresa el término en la siguiente forma:

Intencionalmente: el acusado debe de haber actuado conscientemente y con intención, esto es, teniendo
en mente el acto y sus consecuencias, y deseándolas (‘intención criminal’ o ‘malicia premedita-
da’); esto comprende los conceptos de ‘intención injusta’ o ‘imprudencia’, es decir, la actitud de
un agente que, sin estar seguro de un resultado particular, acepta la posibilidad de que suceda; por
otra parte, la negligencia ordinaria o la falta de previsión no está cubierta, esto es, cuando un
hombre actúa sin tener en mente el acto o sus consecuencias.

La Sala de Primera Instancia acepta esta explicación conforme a la cual la noción de ‘intencio-
nalmente’ incorpora el concepto de imprudencia, en tanto que excluye la mera negligencia. El perpe-
trador que ataca imprudentemente a civiles actúa ‘intencionalmente’”.

(a) Conciencia del estatus de civil o de bien civil

Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 36: “En relación al mens rea, la
Sala de Primera Instancia hace notar que la Sala de Primera Instancia en el caso Galic señaló, respecto
al delito de ataque a civiles que se señala en el artículo 51 del Protocolo Adicional I y en el artículo 13
del Protocolo Adicional II, y punible conforme al artículo 3 del Estatuto, que:

123
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

[P]ara probar el mens rea reconocido por el Protocolo Adicional I, la Fiscalía debe demostrar que
el perpetrador estaba consciente o debería haber estado consciente del estatus civil de las personas
atacadas. En caso de duda respecto al estatus de una persona, ésta será considerada civil. Sin em-
bargo, en tales casos, la Fiscalía debe demostrar que en las circunstancias dadas, una persona ra-
zonable no podía haber considerado que la persona que atacó era combatiente.

[...]La Sala de Primera Instancia está de acuerdo con lo señalado por la Sala de Primera Instancia
en el caso Galic de que la Fiscalía debe demostrar que el perpetrador estaba consciente o debería haber
estado consciente de este estatus de la víctima”. Ver también Galic (Sala de Primera Instancia), 5 de
diciembre de 2003, párr. 55 (mismo texto que el citado).
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 283: “Con respecto al mens rea,
dicho ataque debe haber sido efectuado con la intención de hacer de la población civil o de los ciuda-
danos civiles individuales o de bienes civiles, el objetivo del ataque”.

(b) Mens rea de un ataque desproporcionado

Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párrs. 59-60: “Para establecer mens rea de
un ataque desproporcionado, la Fiscalía debe demostrar [...] que el ataque fue lanzado intencionalmen-
te y con conocimiento de las circunstancias, generando una expectación de bajas civiles”. “La Sala de
Primera Instancia considera que ciertos ataques aparentemente desproporcionados pueden dar lugar a
la inferencia de que el objetivo del ataque era de hecho los civiles. Esto será determinado caso por ca-
so, a la luz de la prueba disponible”.

(12) Aplicación - ataque ilícito a civiles y a bienes civiles

(a) Campaña de francotiradores y bombardeo a civiles en Sarajevo

Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párrs. 596, 584-586, 589, 591, 594: “La
Sala de Primera Instancia se considera satisfecha, más allá de duda razonable, con que se cometió deli-
to de ataque a civiles, según el artículo 3 del Estatuto, contra de la población civil de Sarajevo durante
el Periodo de la Acusación [desde alrededor del 10 de septiembre de 1992 a agosto de 1994]. En rela-
ción con el actus reus de ese delito, la Sala de Primera Instancia concluye que los ataques mediante
francotiradores y bombardeos sobre la población civil y los individuos civiles que no tomaban parte en
las hostilidades constituyen actos de violencia. Estos actos de violencia resultaron en la muerte o en le-
siones graves a civiles. La Sala de Primera Instancia concluye, adicionalmente, que estos actos fueron
intencionalmente dirigidos contra civiles, es decir, ya sea deliberada o imprudentemente en contra de
civiles”.
“Todos los residentes de las áreas de Sarajevo detentadas [por el Ejército de Bosnia y Herzegovina]
que comparecieron ante esta Sala de Primera Instancia testificaron al respecto, que ninguna actividad
civil y ninguna área de Sarajevo detentada por [el Ejército de Bosnia y Herzegovina] parecía estar a
salvo de los ataques de francotiradores y bombardeo del territorio detentado [por los Cuerpos de Ro-
manija Sarajevo]. La Mayoría escuchó prueba confiable de que los civiles eran blancos durante funera-
les, en ambulancias, hospitales, trenes, camiones, cuando manejaban o iban en bicicleta, en su hogar,

124
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

mientras cuidaban de sus jardines o fogatas, o limpiaban la basura de la ciudad [...]. [L]os civiles eran
blanco de ataques al usar vehículos de transporte público que corrían durante los ceses al fuego [...].
[E]l testigo Akif Mukanovic contó en detalle cómo su esposa fue asesinada por una bala mientras esta-
ban en su casa en Hrasno [...]. [Otra] víctima contó cómo fue atacada como blanco mientras se dirigía
en bicicleta de regreso del hospital en Dobrinja; en [otro incidente], la víctima dijo a la Sala de Prime-
ra Instancia cómo fue atacada mientras recogía la basura en el área de Hrasno bajo la escolta de la
NUPROFOR [Fuerza de Protección en Bosnia de las NNUU] [...]. Los residentes de áreas urbanas o
rurales de Sarajevo testificaron sobre ataques a civiles cuando iban a buscar agua y se agregó prueba
detallada para demostrar ejemplos de dichos ataques [...]. Los civiles eran atacados como blancos
mientras compraban [...], mientras se reunían en la plaza [...] o durante festividades deportivas organi-
zadas en un día feriado [...]. Aún los niños fueron atacados como blancos en las escuelas o mientras
jugaban afuera, montaban bicicleta, cerca de su hogar o en la calle [...]. Las áreas más pobladas de
Sarajevo parecían estar particularmente sujetas a los ataques de bombas indiscriminados y sorpresivos
[...]. Un residente de Alipasino Polje, Diho, testificó respecto a fachadas completas de casas en la calle
de Ante Babica ‘marcadas con agujeros’ de fragmentos de bombas y granadas de todos los calibres y
otros bloques de departamentos atacados por las fuerzas [Cuerpos de Sarajevo Romanija]”.
“La topografía natural y urbana de la ciudad de Sarajevo, tales como tejados y edificios altos, pro-
porcionaron puntos de ventaja para las fuerzas [cuerpos de Sarajevo Romanija] para utilizar como blanco
a civiles que se movían en la ciudad. La Sala de Primera Instancia escuchó prueba respecto a la existen-
cia de áreas específicas a lo largo de la ciudad de Sarajevo, que se convirtieron en fuentes notorias de
fuego de francotiradores dirigido a civiles [...]. A través de la ciudad de Sarajevo, los testigos declararon
puntos en el territorio controlado [por Cuerpos de Romanija Sarajevo] tales como el Cementerio Judío, la
Iglesia Ortodoxa y la Escuela para Ciegos en el área de Nedarici, Spicasta Stijena, Mount Trebevic y
Baba Stijena o Orahov Brijeg como fuentes prominentes de fuego de francotiradores contra civiles. El
mismo patrón de fuego regular contra civiles desde posiciones o áreas controladas por los [Cuerpos de
Romanija Sarajevo] aparecen consistentemente a lo largo de las áreas controladas [por el Ejército de Bosnia
y Herzegovina] en la ciudad de Sarajevo durante el Periodo de la Acusación”.
“La Prueba en Autos del Juicio también reveló que no obstante que los civiles se adaptaron a ese
medio ambiente hostil cerrando escuelas, viviendo de noche, escondiéndose durante el día en su apar-
tamento o sótano, moviéndose por la ciudad de Sarajevo lo menos posible, colocando contenedores y
barricadas para proporcionar protección contra el fuego de los francotiradores, aún así, no estaban a
salvo de los francotiradores y el fuego de los bombardeos del territorio controlado [por los Cuerpos de
Romanija Sarajevo]. Los testigos narraron como los civiles cultivaban por la noche, buscaban agua o
recolectaban madera por la noche o cuando la visibilidad era reducida o desarrollaban rutas alternati-
vas para atravesar la ciudad y evitar el fuego de los francotiradores dirigido en contra de los civiles
vistos desde el territorio controlado [por los Cuerpos de Romanija Sarajevo]. Sin embargo, a pesar de
ello, eran vistos y atacados”.
“La prueba en los Autos del Juicio establece concluyentemente que el patrón de disparos de fuego
a lo largo de la ciudad de Sarajevo era de fuego indiscriminado o directo, dirigido hacia civiles en
áreas de Sarajevo detentadas [por el Ejército de Bosnia y Herzegovina], desde territorio controlado
[por Cuerpos de Romanija Sarajevo], que no era fuego de combate en el que los civiles eran alcanza-
dos accidentalmente”.
“La Mayoría está convencida por la prueba en Autos del Juicio que los civiles en las áreas de Sarajevo
controladas [por el Ejército de Bosnia y Herzegovina] fueron directa o indiscriminadamente atacados
desde el territorio controlado [por Cuerpos de Romanija Sarajevo] durante el Periodo de la Acusación,

125
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

y que, como resultado y como mínimo, cientos de civiles fueron asesinados y miles de otros fueron
lesionados”.
“En suma, la Mayoría concluye que tuvo lugar una serie de ataques militares a los civiles en áreas
de Sarajevo detentadas [por el Ejército de Bosnia y Herzegovina] y durante el Periodo de la Acusa-
ción, se llevaron a cabo desde territorio controlado [por Cuerpos de Romanija Sarajevo], con el propó-
sito de esparcir el terror entre la población civil. La Mayoría acepta la postura de la Fiscalía de estos
ataques, llevados a cabo con un propósito específico, constituyeron una campaña de francotiradores y
bombardeos contra los civiles”.
Pero ver Galic, (Sala de Primera Instancia), Opinión Separada y Parcialmente Disidente del Juez
Nieto-Navia, 5 de diciembre de 2003, párrs. 2-107 (concluyendo que la prueba no establece que los
Cuerpos de Sarajevo Romanija llevaron a cabo una campaña de ataques deliberados contra civiles).

(b) La Vieja Ciudad de Dubrovnik, Croacia

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párrs. 288-289: “La Sala ha encontrado que
la Vieja Ciudad de Dubrovnik [que no contenía ningún objetivo militar y que era protegida como un
sitio Patrimonio de la Humanidad, con una población residencial de entre 7,000 y 8,000 personas, in-
cluyendo familias, mujeres y niños] fue extensamente atacada por la artillería y otras armas del JNA
[Ejército Popular Yugoslavo] el 6 de diciembre de 1991, y que dicho ejército no dirigió sus ataques a
lugar alguno donde hubiera disparos ni otros objetivos militares, reales o supuestos. Por lo tanto, es el
fallo de la Sala que la intención de los perpetradores era atacar a los civiles y bienes civiles en la Vieja
Ciudad. Adicionalmente, la Sala concluyó que relativamente pocos objetivos militares (reales o su-
puestos) fueron blanco de ataques de las fuerzas del JNA el 6 de diciembre de 1991 en el perímetro
más amplio de la ciudad de Dubrovnik, pero fuera de la Vieja Ciudad. En la mayoría de los casos, di-
chos objetivos estaban ampliamente separados y en posiciones distantes de la Vieja Ciudad. Los bombar-
deos dirigidos a posiciones militares croatas en el área más amplia de Dubrovnik, incluyendo aquellos
más cercanos a la Vieja Ciudad, independientemente de que dichas posiciones fueran reales o supues-
tas, no habrían causado daño a la Vieja Ciudad, razones señaladas en esta decisión. Esto es aplicable a
todas las armas utilizadas por el JNA el 6 de diciembre de 1991, incluyendo los morteros. Sin embar-
go, adicionalmente a ello, la Sala concluye que hubo también ataques masivos dirigidos a objetivos no
militares fuera de la Vieja Ciudad, en el perímetro más amplio de la ciudad de Dubrovnik”. “Se ha
probado que [e]l bombardeo deliberado del JNA [Ejército Popular Yugoslavo] contra la Vieja Ciudad
el 6 de diciembre de 1991 resultó en la muerte de dos civiles y causó lesiones a civiles. También hubo
daño masivo a bienes civiles. Consecuentemente, y dejando a un lado por el momento la cuestión de la
responsabilidad penal del Acusado, la Sala concluye que los elementos del delito de ataque a la pobla-
ción civil y a bienes civiles han quedado establecidos”.

xii) Confinamiento ilícito de civiles

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 73: “[L]a detención o confi-
namiento de civiles serán ilícitos en las siguientes dos circunstancias:

126
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(i) cuando un civil o civiles han sido detenidos en contravención al artículo 42 del Convenio de
Ginebra IV, esto es, si son detenidos sin fundamentos razonables para considerar que la se-
guridad de la fuerza que detiene lo hace absolutamente necesario; y
(ii) cuando las garantías, procedimientos requeridos por el artículo 43 del Convenio de Ginebra
IV, no se cumplen con respecto a los civiles detenidos, aún cuando su detención inicial pue-
da haber estado justificada”.

(1) El confinamiento forzoso que no es absolutamente necesario es ilícito

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 69-70: “El confinamiento de
civiles durante el conflicto armado puede ser permisible en casos limitados, pero será ilícito si la parte
que los detiene no cumple con las disposiciones señaladas por el artículo 42 del Convenio de Ginebra
IV, que establece:

El internamiento o la instalación de personas protegidas en una residencia asignada solamente


puede ordenarse si es absolutamente necesario para la seguridad de la fuerza que los detiene.
Si una persona, actuando a través de los representantes de la fuerza que protege, solicita volunta-
riamente el internamiento, y si su situación hace que este paso sea necesario, será internado por la
fuerza en cuyas manos se encuentre”.

“De ahí que el confinamiento forzoso de un civil será ilícito cuando ello no sea absolutamente ne-
cesario para la seguridad de la fuerza que lo detiene”.

(2) Los derechos procesales básicos deben respetarse

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 70: “[U]n internamiento ini-
cialmente lícito claramente se convierte en ilícito si la parte que detiene no respeta los derechos proce-
sales básicos y no establece un tribunal apropiado o un consejo administrativo como se establece en el
artículo 43 del Convenio de Ginebra IV. Este artículo dispone lo siguiente:

Toda persona protegida que ha sido internada o instalada en una residencia asignada, tendrá dere-
cho a que dicho acto sea reconsiderado tan pronto como sea posible por un tribunal apropiado o
por un consejo administrativo designado por la fuerza que detiene para estos efectos. Si el inter-
namiento o la instalación de la persona en una residencia asignada continúa, el consejo adminis-
trativo o el tribunal deberá, periódicamente y por lo menos semestralmente, considerar su caso,
con vistas a la modificación favorable de la decisión inicial, si las circunstancias lo permiten.
Salvo que las personas protegidas involucradas lo objeten, la fuerza que detiene deberá, tan rápi-
damente como sea posible, dar a la fuerza que protege los nombres de toda persona protegida que
haya sido internada o sujeta a una residencia asignada, o que haya sido liberada del internamiento
o de la residencia asignada. Las decisiones de los tribunales o consejos mencionados en el primer

127
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

párrafo del presente artículo, también deberán estar sujetas a las mismas condiciones y ser notifi-
cadas a la fuerza que protege tan rápidamente como sea posible”.

(3) Cuando una persona es definitivamente sospechosa de o se encuentra


involucrada en actividades hostiles para la seguridad del Estado

Kordic y Cerkez (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 71-72: “La Sala de Apelacio-
nes advirtió adicionalmente en el caso Celebici [a/k/a Delalic] que el artículo 5 del Convenio de Ginebra
IV impone ciertas limitaciones a las protecciones de las que pueden disfrutar ciertas personas confor-
me al Convenio. Dispone, en una parte relevante:

Cuando en el territorio de una de las partes en conflicto se esté convencido de que una persona,
que es persona protegida, es definitivamente sospechosa de, o se encuentra involucrada en activi-
dades hostiles para la seguridad del Estado, no tendrá derecho a reclamar dichos derechos y pri-
vilegios conforme al presente Convenio, ya que, en caso de ejercerse en favor de dicha persona en
lo individual, sería perjudicial para la seguridad de ese Estado [...].
Sin embargo, en cada caso, dichas personas deben ser tratadas con humanidad, y, en caso de jui-
cio, no se les privará del derecho al debido proceso legal dispuesto por el presente Convenio.
También se les otorgarán los derechos y privilegios plenos de una persona protegida conforme al
presente Convenio en la fecha más próxima que sea consistente con la seguridad del Estado o de
la fuerza de ocupación, según el caso.

Esta disposición refuerza el principio tras el artículo 42 del Convenio de Ginebra IV de que las
limitaciones a los derechos de las personas civiles protegidas, tales como la privación de su libertad
por confinamiento, son permisibles solamente cuando hay fundamentos razonables para considerar que
la seguridad del Estado está en riesgo”.
Ver también “deportación o traslado ilícito o confinamiento ilícito de civiles” conforme al artículo
2, Sección (I)(d)(vii), Compendio del TPIY, y “confinamiento ilícito” en conexión con la persecución
según el artículo 5, Sección (IV)(d)(viii)(3)(d), Compendio del TPIY.

xiii) Trabajo ilícito

(1) Definición

Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párrs. 250-261: “[E]l delito
de trabajo ilícito contra los prisioneros de guerra puede definirse como el acto u omisión intencional
mediante el que un prisionero de guerra es forzado a realizar trabajos prohibidos por los artículos 49,
50, 51 ó 52 del Convenio de Ginebra III” y que “cae[n] bajo el artículo 3 del Estatuto”. “[N]o todo
trabajo está prohibido durante tiempos de conflicto armado [...]. El artículo 49 del Convenio de Ginebra
III establece un principio de trabajo obligatorio para prisioneros de guerra. Este principio básico seña-
lado en el Párrafo 1 de esta disposición [artículo 49 del Convenio de Ginebra III] establece que ‘la

128
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

fuerza que detiene tiene derecho a requerir que los prisioneros de guerra trabajen’. Sin embargo, este
principio está sujeto a dos condiciones fundamentales, la primera en relación al prisionero mismo y la
segunda en relación a la naturaleza del trabajo requerido.
De ahí que los prisioneros de guerra pueden ser requeridos para trabajar, siempre que eso se haga
en su propio interés y se tomen en cuenta las consideraciones relativas a su edad y sexo, aptitudes físi-
cas y rango. Los artículos 50 y 52 del Convenio de Ginebra III definen qué tipo de trabajo puede ser
requerido y cuál no. Se enfatiza en el comentario que ‘[e]l núcleo de la cuestión es aún la distinción
que debe hacerse entre las actividades consideradas como conectadas con operaciones de guerra y las que
no lo están’”.

(2) Mens rea

Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 260: “Para establecer el
mens rea requerido para configurar el delito de trabajo ilícito, la Fiscalía debe demostrar que el perpe-
trador tenía la intención de que la víctima realizara trabajo prohibido. La intención puede ser demostrada
mediante prueba directa explícita, o, en ausencia de ésta, puede ser inferida de las circunstancias en las
que el trabajo se desempeñó”.
Para discusión de la ocupación como relevante para el trabajo ilícito, ver Sección (I)(e), Compen-
dio del TPIY.
Para discusiones adicionales respecto a trabajo ilícito ver “uso de trabajo forzoso” como una forma de
trato cruel bajo el artículo 3, Sección (II)(d)(iii)(6)(b); “las asignaturas de trabajo forzoso pueden constituir
esclavitud” conforme al artículo 3, Sección (II)(d)(xiv)(3), Compendio del TPIY, et seq.; esclavitud con-
forme al artículo 5, Sección (IV)(d)(iii)(5), Compendio del TPIY; trabajo forzoso como delito conectado
con la persecución, artículo 5, Sección (IV)(d)(viii)(3)(p), Compendio del TPIY.

xiv) Esclavitud

(1) Definición

Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párrs. 350-351: “Esclavizar conforme al
artículo 5 [...] ha sido definido por el Tribunal como el ejercicio de uno o todos los poderes que se ad-
hieren al derecho de propiedad sobre una persona. El actus reus de la esclavitud es el ejercicio de di-
chos poderes, y el mens rea es el ejercicio intencional de los mismos. Aunque no está enumerada en el
artículo 3, la esclavitud puede, no obstante, ser punible conforme a ese artículo cuando se cumplen los
cuatro requisitos específicos del artículo 3 [...]”.

(2) Igual que “sometimiento a la esclavitud” conforme al artículo 5

Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 85: “La Sala de Primera
Instancia del Tribunal ha sostenido que el cargo de ‘asignaciones de trabajo forzoso’ puede constituir
la base del delito de esclavitud como un crimen de lesa humanidad conforme a lo dispuesto en el artículo

129
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

5(c), y el delito de esclavitud como violación a las leyes y costumbres de la guerra conforme a lo dis-
puesto en el artículo 3 del Estatuto [...]”.
Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 356: “La Sala de Primera Ins-
tancia está convencida de que el delito de esclavitud conforme al artículo 3 [...] es el mismo que el
delito de sometimiento a la esclavitud conforme al artículo 5. Y como tal, para tipificar el delito de
esclavitud conforme al artículo 3 se requiere como prueba los mismos elementos que tipifican someti-
miento a la esclavitud conforme al artículo 5”.

(3) Las asignaturas de trabajo forzoso pueden constituir esclavitud

Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párrs. 85-87: “Las Salas del
Tribunal han sostenido que el cargo de ‘asignaciones de trabajo forzoso’ puede constituir la base del delito
de sometimiento a la esclavitud como crimen de lesa humanidad conforme al artículo 5(c), y del delito de
esclavitud como una violación a las leyes y costumbres de la guerra según el artículo 3 del Estatuto, y
como tal, este delito es suficientemente grave para fundamentar el cargo de persecución”. “Los actos
conectados al cargo de ‘asignaciones de trabajo forzoso’ violan ciertas disposiciones de los Convenios
III y IV de Ginebra, y como tales, pueden constituir una violación a las leyes y costumbres de la gue-
rra, distintas de las infracciones graves de los Convenios de Ginebra, que caen dentro del ámbito del
artículo 3 del Estatuto. Es jurisprudencia establecida del Tribunal que la ley de los Convenios de Ginebra
es parte del derecho internacional consuetudinario”. “El derecho internacional humanitario general-
mente prohíbe el trabajo forzoso o involuntario en conflictos armados internacionales así como en los
internos”.
Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 359: “‘[L]a exigencia de trabajo
o servicio forzoso o compulsorio’ es una ‘indicación de sometimiento a esclavitud’ y un ‘hecho que debe
ser tomado en consideración para determinar si se cometió el delito de sometimiento a esclavitud’”.

(4) Considerar circunstancias de hecho para determinar si el trabajo fue forzoso

Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 87: “Como se sostuvo
en la Sentencia del Juicio Krnojelac, la determinación respecto a si las personas protegidas trabajaban
forzosamente es una cuestión de hecho que debe ser considerada a la luz de todas las circunstancias
relevantes, caso por caso”.
Kronojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 359: “[L]a determinación res-
pecto a si las personas protegidas trabajaron forzosamente es una cuestión de hecho que debe ser con-
siderada a la luz de todas las circunstancias relevantes, caso por caso. Estas circunstancias pueden in-
cluir lo siguiente:

El consentimiento o libre albedrío de la víctima se encuentra ausente. A menudo se hace imposi-


ble o es irrelevante, en presencia, por ejemplo, del empleo de amenazas o del uso de la fuerza o de
otras formas de coerción; el miedo a la violencia, el engaño o las promesas falsas; el abuso de po-
der; la posición de vulnerabilidad de la víctima; la detención o cautiverio, la opresión psicológica
o las condiciones socioeconómicas.

130
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Lo que debe quedar establecido es que las personas relevantes no tenían una verdadera opción pa-
ra decidir si querían trabajar”.

(5) No todas las clases de trabajo forzoso o compulsorio son ilícitas per se

Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párrs. 88-89: “No todas las
clases de trabajo forzoso o compulsorio son ilícitos per se conforme al derecho internacional humani-
tario. El artículo 51 del Convenio de Ginebra IV, aplicable a conflictos armados internacionales, seña-
la las circunstancias conforme a las que los civiles pueden ser obligados a trabajar. Permite que las
personas mayores a 18 años de edad sean sujetas a trabajos compulsorios en dos categorías definidas
estrechamente y solamente si se cumplen las condiciones estrictas. El trabajo obligatorio sólo puede
ser lícito cuando el ejército de ocupación lo requiere para mantener los servicios públicos, y para la
alimentación, alojamiento, vestido, transporte o salud, en beneficio de la población del país ocupado.
Sin embargo, los civiles no pueden ser obligados lícitamente a prestar trabajos tales como ‘la construc-
ción de fortificaciones, trincheras o bases aéreas’, ni pueden realizarse trabajos forzosos para los intereses
tácticos o estratégicos del ejército. Debe subrayarse que el derecho internacional humanitario ha soste-
nido el principio de interpretación estricta de esta disposición. Un comentario hizo notar que:

La interpretación estricta de las clases de trabajo permitido como trabajo obligatorio tiene por ob-
jeto proteger a las personas contra el abuso y las lesiones. Proscribe todas las clases de esclavitud
contemporánea en beneficio de la fuerza de ocupación. También tiene por objeto evitar la asigna-
ción de los habitantes a localidades que pueden ser objetivos militares, ya que entonces quedarían
expuestos a los peligros asociados con los ataques contra objetivos militares”.

“De forma similar, conforme a los Convenios de Ginebra III, los prisioneros de guerra pueden ser
sujetos a cierto tipo de trabajo forzoso. Sin embargo, el Convenio proscribe obligar a los prisioneros de
guerra a trabajos insalubres o peligrosos, o a asignar a un prisionero de guerra a ‘labores que pudieran
ser considerados como humillantes para un miembro de las propias fuerzas que lo detienen’. En tanto
que el texto del Convenio se refiere a la remoción de minas como un ejemplo de trabajo peligroso, el
Comentario al Convenio señala que la prohibición al trabajo forzoso peligroso tiene por objeto cubrir
el trabajo ‘en la cercanía ya sea de objetivos militares clave o [...] en el campo de batalla”.

(6) Condiciones para el trabajo conforme al derecho internacional humanitario

Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 90: “Si las personas prote-
gidas por los Convenios III y IV de Ginebra son forzadas a trabajar, el derecho internacional humanitario
señala las condiciones conforme a las cuales puede hacerse. Según el Convenio III, los prisioneros de
guerra tienen derecho a ‘condiciones de trabajo adecuadas, especialmente con respecto a alojamiento y
comida’. El Convenio de Ginebra IV exige que las condiciones de trabajo para civiles en territorios ocu-
pados, tales como pago, jornada laboral, seguridad y otras, deben cumplir con lo dispuesto por la legisla-
ción vigente en el territorio ocupado. En el contexto de un conflicto armado no internacional, los civiles

131
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

privados de su libertad, si son forzados a trabajar, deben tener el beneficio de las condiciones de trabajo y
las protecciones semejantes a aquellas de que disfruta la población civil local”.
Ver también la discusión respecto al sometimiento a esclavitud en el artículo 5(c), sección
(IV)(d)(iii), Compendio del TPIY. Para la discusión respecto a trabajo forzoso como una forma
de trato cruel según el artículo 3, ver sección (II)(d)(iii)(6)(b), Compendio del TPIY. Para la discusión de
trabajo forzoso en conexión con el delito de persecución, según el artículo 5, ver sección
(IV)(d)(viii)(3)(p), Compendio del TPIY.

xv) Terror contra la población civil

(1) Definición

Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 133: “[E]l delito de terror contra la
población civil en la forma que se imputa en la Acusación se tipifica con los elementos comunes a los
delitos que caen dentro del artículo 3 del Estatuto, así como con los siguientes elementos específicos:

1. Actos de violencia dirigidos contra la población civil o civiles particulares, que no toman
parte directa en las hostilidades, y que causan la muerte o daños graves corporales o a la sa-
lud de la población civil.
2. El perpetrador deliberadamente hizo de la población civil o de civiles particulares, que no
tomaban parte directa en las hostilidades, el objetivo de dichos actos de violencia.
3. El delito anterior fue cometido con el propósito principal de esparcir terror entre la pobla-
ción civil”.

Ver también Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 137: “La Mayoría
acepta la presentación de la Fiscalía de ‘terror’ como ‘miedo extremo’”.

(2) El “terror” es un delito dentro del derecho internacional humanitario

Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 138: “La Mayoría es de la opinión de
que el delito tipificado por actos de violencia intencionalmente dirigidos contra la población civil o
contra los ciudadanos individuales, que causaban la muerte o lesiones graves al cuerpo o a la salud en
la población civil, con el propósito principal de esparcir el terror entre la población civil, es decir, el
delito de terror como una violación a las leyes y costumbres de la guerra, formaba parte de la ley a la
que estaban sujetos el Acusado y sus subordinados durante el periodo comprendido en la Acusación
[desde alrededor del 10 de septiembre de 1992 hasta agosto de 1994]. El terror como delito en el dere-
cho internacional humanitario estaba vigente en este caso, en virtud del derecho de los tratados. El
Tribunal cuenta con jurisdicción ratione materiae en virtud del artículo 3 del Estatuto. Que el delito de
terror pueda también tener fundamento en el derecho consuetudinario no es una cuestión que la Mayo-
ría requiera contestar”.

132
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Pero ver “cuestiones en desacuerdo respecto a que el ‘terror’ constituya un crimen bajo la juris-
dicción del Tribunal”, sección (II)(d)(xv)(6), Compendio del TPIY.

(3) El infringir terror realmente no es un elemento del delito

Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 134: “La Mayoría rechaza los alega-
tos de las Partes de que infringir realmente terror sea un elemento para configurar el crimen de terror.
Las palabras llanas del artículo 51(2), así como los trabajos preparatorios de la Conferencia Diplomá-
tica excluyen esta forma de definición del delito. En vista de que, el efectivamente infligir terror no es
un elemento legal constitutivo del delito de terror, tampoco se requiere probar una conexión causal
entre los actos de violencia ilícitos y la producción de terror, como lo sugieren las Partes”.

(4) Los “actos de violencia” no incluyen ataques legítimos contra los combatientes

Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 135: “Con respecto a los ‘actos de
violencia’, éstos no incluyen los ataques legítimos contra los combatientes, sino sólo los ataques ilíci-
tos contra civiles”.

(5) Mens rea

Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 136: “‘Propósito principal’ significa el
mens rea del delito de terror. Debe entenderse que excluye el dolus eventualis o la imprudencia del
estado de intención específica de terror. Por lo tanto, la Fiscalía debe demostrar no sólo que el Acusa-
do aceptó la probabilidad de que de sus actos ilegales generarían terror, o en otras palabras, de que
estaba consciente de la posibilidad de que el resultado sería el terror, sino de que ese era el resultado
que específicamente pretendía. El delito de terror es un delito de intención específica”.

(6) Cuestiones en desacuerdo respecto al “terror”


como delito dentro de la jurisdicción del Tribunal

Galic, (Sala de Primera Instancia), Opinión Separada y Parcialmente Disidente del Juez Nieto-Navia, 5
de diciembre de 2003, párrs. 108-109, 111-113: “La Mayoría concluye que la Sala de Primera Instan-
cia tiene jurisdicción mediante al artículo 3 del Estatuto para considerar el delito constituido por ‘actos
de violencia intencionalmente dirigidos en contra de la población civil o contra civiles particulares, y
que causaron la muerte o lesiones graves al cuerpo o a la salud de individuos civiles [,] con el propósi-
to principal de esparcir el terror entre la población civil. Respetuosamente difiero de esta conclusión
porque no creo que ese delito caiga dentro de la jurisdicción del Tribunal”.

133
CRÍMENES DE GUERRA: VIOLACIONES A LAS LEYES O COSTUMBRES DE LA GUERRA (ARTÍCULO 3)

“En su Reporte al Consejo de Seguridad respecto al establecimiento del Tribunal, el Secretario


General explicó que ‘la aplicación del principio de [derecho penal] de nullum crimen sine lege requiere
que el Tribunal Internacional aplique leyes que, sin duda alguna, pertenecen al derecho consuetudina-
rio’. Por lo tanto, el Reporte del Secretario General establece el principio de que el Tribunal no puede
crear nuevos delitos sino que solamente puede considerar los que ya se encuentran bien establecidos
en el derecho internacional humanitario. Dicha conclusión está de acuerdo con el imperativo de que
‘bajo ninguna circunstancia puede un tribunal crear nuevos delitos después de que se ha imputado el
acto en contra de una persona acusada, ya sea estableciendo una definición para un delito que antes no la
tenía, haciéndolo así proseguible o punible, o criminalizando un acto que, hasta ese momento, no había sido
considerado como delito’”.
“Por lo tanto, un delito caerá dentro de la jurisdicción del Tribunal solamente si existió como una
forma de responsabilidad según el derecho internacional consuetudinario”.
“Al Acusado se le acusa conforme al artículo 3 del Estatuto de ‘ilícitamente infringir terror a los civiles
según lo establecido en el artículo 51 del Protocolo Adicional I y el artículo 13 del Protocolo Adicional II y
a los Convenios de Ginebra de 1949’. En virtud de que dicho delito nunca antes ha sido considerado en
este Tribunal, parecería importante determinar si el mismo existía como una forma de responsabilidad en el
derecho internacional consuetudinario, con el objeto de confirmar que cae debidamente dentro de la ju-
risdicción de esta Sala de Primera Instancia. La Mayoría repetidamente se abstiene de pronunciarse res-
pecto a la naturaleza consuetudinaria de este delito, y en particular no llega a ninguna conclusión respecto a
si dicho delito implicaría responsabilidad penal individual conforme al derecho internacional consuetudi-
nario, por actos cometidos durante el periodo comprendido en la Acusación [desde alrededor del 10 de
septiembre de 1992 hasta agosto de 1994]. En lugar de ello, alega que dicha responsabilidad penal inter-
nacional es inherente por operación de la ley convencional. En apoyo a esta conclusión, hace notar que
las partes en conflicto celebraron un acuerdo, con fecha 22 de mayo de 1992, en el que se comprometie-
ron a apegarse a lo dispuesto en el artículo 51 del Protocolo Adicional I, particularmente con respecto a
la segunda parte del segundo párrafo de ese artículo que prohíbe ‘actos o amenazas de violencia cuyo
propósito principal es esparcir terror entre la población civil’”.
“La firma del acuerdo del 22 Mayo no es suficiente para satisfacer el requisito jurisdiccional de
que la Sala de Primera Instancia sólo pueda considerar delitos reflejados en el derecho internacional
consuetudinario. Aún si yo aceptara, quod non, que la Sala de Primera Instancia tiene la ratione materiae
necesaria para considerar el delito de infringir terror a la población civil, en virtud de la firma del acuerdo
del 22 de Mayo, el requisito de ratione personae tendría aún que cumplirse, lo que significa que este
delito debía incluir responsabilidad penal individual suficiente conforme al derecho internacional con-
suetudinario por actos cometidos durante el periodo comprendido en la Acusación. La Fiscalía y la
Mayoría citaron pocos ejemplos que indicaran que la penalización de dicho delito fuera una práctica admi-
tida por el Estado en esa fecha. En mi opinión, estas referencias limitadas no son suficientes para esta-
blecer que este delito existía como una forma de responsabilidad conforme al derecho internacional
consuetudinario y que incluía responsabilidad penal individual conforme ese cuerpo de ley. Por lo tan-
to, concluyo que el delito de infringir terror a la población civil no cae dentro de la competencia de
esta Sala de Primera Instancia”.

(7) Aplicación - terror contra la población civil

Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 597: “La Mayoría está [...] convenci-
da de que el delito de terror, conforme al significado del artículo 3 del Estatuto fue cometido contra la

134
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

población civil de Sarejevo durante el periodo comprendido en la Acusación [desde alrededor del 10
de septiembre de 1992 hasta agosto de 1994]. En relación al actus reus del delito de terror como se
examinó arriba, la Sala de Primera Instancia concluye que los actos de violencia se cometieron contra
la población civil de Sarajevo durante el periodo comprendido en la Acusación. La Mayoría también
concluye que se realizó una compaña de francotiroteo y bombardeo contra la población civil en áreas
de Sarajevo detentadas por el [Ejército de Bosnia y Herzegovina], con el propósito principal de espar-
cir terror”. Ver también “campaña de francotiroteo y bombardeo a civiles en Sarajevo”, sección
(II)(d)(xi)(12)(a), Compendio del TPIY.
Ver también “aterrorizar a la población civil”, como un delito conexo al de persecución, sección
(IV)(d)(viii)(3)(n), Compendio del TPIY.

135
HUMAN RIGHTS WATCH
III
GENOCIDIO (ARTÍCULO 4)

a) Estatuto

Estatuto del TPIY, artículo 4:

“1. El Tribunal Internacional tendrá facultades para perseguir a las personas que cometan genoci-
dio, tal como se define en el párrafo 2 del presente artículo, o cualquiera de los otros actos enume-
rados en el párrafo 3 de este artículo.
2. Se entiende por genocidio cualquiera de los siguientes actos perpetrados con la intención de
destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal:

(a) Matanza de miembros del grupo;


(b) Lesión grave a la integridad física o mental de los miembros del grupo;
(c) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su
destrucción física total o parcial;
(d) Medidas destinadas a impedir nacimientos en el seno del grupo;
(e) Traslado forzoso de niños del grupo a otro grupo;

3. Los siguientes actos serán castigados:

(a) El genocidio;
(b) La asociación para cometer genocidio;
(c) La instigación directa y pública a cometer genocidio;
(d) La tentativa de genocidio;
(e) La complicidad en el genocidio”.

137
GENOCIDIO (ARTÍCULO 4)

b) Generalidades

i) Definición
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 640: “El artículo 4 del Esta-
tuto caracteriza al genocidio mediante los siguientes elementos constitutivos:

(1) La comisión de uno o varios de los actos contemplados en el delito, que se integra en dos
partes: (i) el actus reus enumerado en los subpárrafos de (a) al (e) del artículo 4(2); y (ii) el
mens rea requerido para la comisión de cada uno de ellos; y
(2) la intención específica de cometer el crimen de genocidio, que se tipifica como la intención
de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal”.

Ver también Brdjanin (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 681 (similar).
Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 550: “El genocidio se refiere a toda em-
presa criminal que persigue la destrucción, total o parcial, de un grupo humano en particular como tal, a
través de determinados medios. Estos son dos elementos constituyentes del requisito de intención específica
del crimen de genocidio: (1) que el acto o los actos tengan como objetivo a un grupo nacional, étnico, racial
o religioso; (2) que el acto o los actos persigan la destrucción total o parcial de ese grupo”.
Jelisic, (Sala de Primera Instancia), 14 de diciembre de 1999, párr. 62: “Según los términos del
artículo 4 del Estatuto, el genocidio se caracteriza por dos ingredientes legales: [1] el elemento material
del delito, constituido por uno o varios de los actos enumerados en el párrafo 2 del artículo 4; [2] el
mens rea del delito, que consiste en la intención específica de destruir, total o parcialmente, a un grupo
nacional, étnico, racial o religioso, como tal”.

ii) La definición se manifiesta en el derecho internacional


consuetudinario y el jus cogens

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 639: “El artículo 4(2) y (3)
del Estatuto reproduce verbatim los artículos II y III de la Convención para la Prevención y Sanción del
Delito de Genocidio, adoptada el 9 de diciembre de 1948 (la Convención sobre Genocidio). Es plena-
mente reconocido que las normas establecidas en la Convención reflejan el derecho internacional con-
suetudinario y que la norma que prohíbe el genocidio es una norma de jus cogens”. Ver también
Brdjanin (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 680 (similar); Stakic (Sala de
Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 500 (similar).

138
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

iii) Fuentes de Interpretación

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 501: “La Sala de Primera Instancia, to-
mando en cuenta el principio de no retroactividad del derecho penal sustantivo, se funda principalmen-
te en las siguientes fuentes al interpretar el crimen de genocidio:

- La Convención contra el Genocidio interpretada de acuerdo con las reglas generales de in-
terpretación de tratados establecidas en los artículos 31 y 32 de la Convención de Viena de
1969 sobre el Derecho de Tratados;
- El objeto y fin de la Convención, tal como se reflejan en los travaux préparatoires (trabajos
preparatorios);
- La práctica subsecuente, incluyendo la jurisprudencia del TPIY, del TPIR y de los tribunales
nacionales;
- Las doctrinas de los publicistas de mayor competencia internacional”.

c) La intención específica/dolus specialis: intención de destruir total


o parcialmente a un grupo nacional, étnico, religioso o racial como tal

i) Generalidades

Jelisic, (Sala de Apelaciones), 5 de julio del 2001, párr. 46: “para tipificar la intención específica se
requiere que el perpetrador persiga la destrucción total o parcial de un grupo nacional, étnico, racial o
religioso como tal, mediante la realización de uno o más de los actos prohibidos que se enumeran en el
artículo 4 del Estatuto”. Ver también Blagojevic y Jokic (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de
2005, párr. 656 (misma cita).
Jelisic, (Sala de Apelaciones), 5 de julio de 2001, párr. 45: “El Estatuto mismo define la intención
requerida: la intención de lograr algunos tipos específicos de destrucción. Esta intención ha sido de-
signada, por ejemplo, como intención especial, intención específica, dolo específico, dolus specialis,
intención particular e intención genocida”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 655: “El artículo 4 del
Estatuto describe la intención específica del crimen de genocidio como la ‘intención de destruir total o
parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal’”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 695: “Los actos prohibidos
en los subpárrafos del (a) al (c) del artículo 4(2) del Estatuto son elevados a genocidio cuando se de-
muestra que el perpetrador no sólo deseaba cometer esos actos, sino que también pretendía destruir
total o parcialmente al grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal, que constituía su blanco.
Esta intención ha sido designada, inter alia, como intención especial, intención específica y dolus specialis.
[...] Es esta intención específica la que caracteriza al crimen de genocidio”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 520: “El genocidio es un crimen úni-
co en el que se otorga un énfasis especial a la intención específica. El delito, de hecho, se caracteriza y

139
GENOCIDIO (ARTÍCULO 4)

se distingue por un elemento `adicional´ en la intención. Los actos proscritos en los subpárrafos del (a)
al (c) del artículo 4(2) del Estatuto se elevan a genocidio cuando se demuestra que el perpetrador no
sólo deseaba cometer esos actos sino que también pretendía destruir total o parcialmente al grupo que
constituía su blanco, como una entidad distinta y separada. El grado de esta intención es el dolus specialis o
‘intención específica’, términos que pueden ser utilizados intercambiándolos”.

ii) La intención de destruir

(1) El objetivo debe ser la destrucción del grupo como una entidad separada y distinta

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 670: “[L]a Sala de Primera
Instancia recuerda que la intención específica debe ser la destrucción del grupo como una entidad se-
parada y distinta”. Ver también Brdjanin (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr.
698 (igual).
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 698: “La Sala de Primera
Instancia concurre con la observación realizada por la Sala de Primera Instancia del caso Sikirica de
que: ‘[l]a víctima final del genocidio es el grupo, aunque su destrucción necesariamente requiere la
comisión de delitos contra sus miembros, es decir, contra las personas pertenecientes a ese grupo’”.

(2) Aunque la destrucción no hubiera sido el objetivo original,


puede convertirse en el objetivo

Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 572: “Es concebible que, aunque la in-
tención del resultado de una operación no fuera la destrucción de un grupo, ésta puede convertirse en
el objetivo en algún momento posterior, durante la implementación de la operación”.

(3) Se requiere un ataque intencional contra un grupo


y la intención de participar en él o de llevarlo a cabo

Jelisic, (Sala de Primera Instancia), 14 de diciembre de 1999, párr. 78: “[L]a Sala de Primera Instancia
tendrá que verificar que hubo tanto un ataque intencional contra un grupo como una intención por par-
te del acusado, de participar en o de realizar ese ataque”.

(4) No es suficiente el saber que el crimen original probablemente


resultaría en destrucción, la destrucción debe ser el objetivo

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 656: “No es suficiente que el
perpetrador supiera simplemente que el crimen original, inevitable o probablemente, resultaría en la

140
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

destrucción del grupo. El objetivo del crimen original o de los delitos originales debe ser la destruc-
ción total o parcial del grupo”.

(5) Debido a que la intención específica de destruir es la clave, no es necesario


probar la destrucción real, total o parcial del grupo, aunque la destrucción
real puede constituir prueba de la intención específica

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 697: “En vista de que para tipifi-
car genocidio se requiere que exista una intención específica de cometerlo, no es necesario probar la
destrucción de facto, total o parcial del grupo. Sin embargo, la destrucción de facto puede constituir
prueba sobre la intención específica y también servir para distinguir el crimen de genocidio de los deli-
tos incoados en el artículo 4(3) del Estatuto, tales como la tentativa para cometer genocidio”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 522: “El factor clave es la intención
específica de destruir al grupo, más que su destrucción física de hecho. Como lo señaló la Sala de Pri-
mera Instancia en el caso Semanza, ‘no es necesario que exista una cantidad mínima de víctimas para
demostrar genocidio’. Esta Sala de Primera Instancia enfatiza que, teniendo en cuenta el requisito adi-
cional de la intención, no es necesario demostrar una destrucción de facto, total o parcial del grupo y
por lo tanto, concluye que no es necesario demostrar, con ayuda de un demógrafo, el tamaño de la po-
blación victimizada en términos numéricos. Lo que predominantemente constituye el crimen es el dolus
specialis genocida”.

(6) No se requiere una prolongada premeditación

Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 572: “El artículo 4 del Estatuto no re-
quiere que los actos genocidas sean premeditados durante un largo periodo”.

(7) Debe pretenderse/buscarse la destrucción física o biológica

El Fiscal vs. Krstic, Caso No. IT-98-33-A (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 25: “La
Convención sobre Genocidio y el derecho internacional consuetudinario en general prohíben solamen-
te la destrucción biológica o física de un grupo humano. La Sala de Primera Instancia expresamente
reconoció esta limitación y evitó una definición más amplia. La Sala declaró: ‘[E]l derecho internacio-
nal consuetudinario limita la definición de genocidio a aquellos actos que persiguen la destrucción
física o biológica de todo o de una parte del grupo. [U]na empresa que ataca solamente las característi-
cas culturales o sociológicas de un grupo humano para eliminar estos elementos que le importan a ese
grupo, su propia identidad distinta de la del resto de la comunidad, no caería dentro de la definición de
genocidio’”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 694: “[L]a Sala de Primera
Instancia hace notar que ‘[la] [Convención sobre Genocidio] y el derecho internacional consuetudina-
rio en general prohíben solamente la destrucción física o biológica de un grupo humano. En este con-
texto, [la Comisión de Derecho Internacional] ha manifestado lo siguiente:

141
GENOCIDIO (ARTÍCULO 4)

[C]omo se demuestra claramente en los trabajos preparatorios de la Convención, la destrucción en


cuestión es la destrucción real de un grupo, ya sea mediante medios físicos o biológicos, más no
la destrucción de la identidad nacional, lingüística, religiosa, cultural u otra identidad de un grupo
en particular. El elemento nacional o religioso y el elemento racial o étnico no son tomados en
consideración en la definición de la palabra ‘destrucción’, que debe de ser tomada solamente en su
sentido material, físico o biológico”.

Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 580: “[E] derecho internacional
consuetudinario limita la definición de genocidio a aquellos actos que persiguen la destrucción física o
biológica de la totalidad o de una parte de un grupo”.
Comparar Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párrs. 657-659:
“La Sala de Apelaciones [en el caso Krstic] ha confirmado recientemente que, mediante el empleo del
término ‘destruir’, ‘[l]a Convención sobre Genocidio y el derecho internacional consuetudinario en
general prohíben solamente la destrucción física o biológica de un grupo humano’. En los travaux
préparatoires de la Convención se realizó una distinción entre el genocidio físico o biológico por una
parte y el genocidio cultural por la otra. La Comisión de Derecho Internacional describió la diferencia
entre estos conceptos en los siguientes términos:

[L]a destrucción en cuestión es la destrucción material de un grupo, ya sea a través de medios fí-
sicos o biológicos, más no la destrucción de la identidad nacional, lingüística, religiosa, cultural u
otra identidad de un grupo particular. El elemento nacional o religioso y el elemento racial o étni-
co no son tomados en consideración en la definición de la palabra ‘destrucción’, la cual debe ser
tomada únicamente en su sentido material, en su sentido físico o biológico”.

“La Sala de Primera Instancia hace notar que lo que originalmente se pretendía era que el genoci-
dio cultural quedara excluido de la definición del crimen, y que esto no evita por sí mismo que el ge-
nocidio biológico o físico pueda extenderse más allá del asesinato de los miembros del grupo. La Sala
de Primera Instancia reconoce que han existido intentos, tanto en los precedentes del Tribunal como en
otras fuentes, de interpretar el concepto de destrucción física o biológica en esta forma”.
“A este respecto, la Sala de Primera Instancia recuerda la opinión del Juez Shahabuddeen, en la
Sentencia de Apelación del caso Krstic, según la cual debe hacerse una ‘distinción entre la naturaleza
de los “actos” enumerados [como genocidio] y la “intención” con la que fueron realizados’. En tanto
que los actos enumerados deben tener una forma física o biológica no se requiere lo mismo para la
intención. Con las excepciones de los actos que se enumeran en el artículo 4(2)(c) y (d), ‘el Estatuto
mismo no requiere una intención para causar la destrucción biológica o física total o parcial del gru-
po’. El Juez Shahabuddeen concluyó que:

Es el grupo el que es protegido. El grupo está constituido por características -a menudo intangi-
bles- que enlazan juntos a una colección de gente como una unidad social. Si estas características
han sido destruidas en la persecución del fin por el cual se realizó el acto físico o biológico que se
enlista, no es convincente decir que la destrucción, aunque efectivamente obliteró al grupo, no sea
genocidio debido a que la obliteración no fue física o biológica.

142
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

El Juez Shahabuddeen concluyó que ‘[l]a intención ciertamente tiene que ser la de destruir, pero,
salvo por el acto enlistado, no existe razón alguna por la que la destrucción siempre deba de ser física
o biológica’”. Ver Krstic (Sala de Apelaciones), Opinión Parcialmente Disidente del Juez Shahabuddeen,
19 de abril de 2004, párrs. 45-54.

(a) No se requiere que el perpetrador elija el método más eficiente de destrucción

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 32: “Para determinar que en Srebrenica se
cometió genocidio, la cuestión cardinal es determinar si existió la intención de cometerlo. Aunque esta
intención debe estar soportada por la matriz de los hechos, el crimen de genocidio no requiere pruebas
de que el perpetrador haya elegido el método más eficiente para alcanzar su objetivo de destruir la par-
te que constituye su objetivo. Aún cuando mediante el método seleccionado no se cumpla plenamente
la intención del perpetrador y la destrucción no se complete, esta ineficacia, por sí misma, no excluye
un fallo de intención genocida. La asistencia internacional enfocada en Srebrenica, combinada con la
presencia de las Tropas de las NNUU en el área, evitaron que los miembros del Estado Mayor del
VRS [Ejército de la República de Srpska], que diseñaron el plan genocida, lo ejecutaran en la forma
más directa y eficiente. Limitados por las circunstancias, adoptaron el método que les permitiera llevar
a cabo el diseño genocida minimizando el riesgo de retribución”.

(b) Los actos que no causan la muerte están incluidos en la destrucción

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 662: “Una noción más am-
plia del término ‘destrucción’ comprende también ‘actos que no alcancen a causar la muerte’ ya había
sido considerada por el TPIR. En el caso Akayesu, la Sala de Primera Instancia concluyó que los actos
de violación y violencia sexual constituyeron parte integral del proceso de destrucción de los Tutsi
como grupo y, por lo tanto, podían constituir genocidio. En particular, la Sala de Primera Instancia
manifestó que[:]

[e]stas violaciones resultaron en la destrucción física y psicológica de las mujeres Tutsies, de sus
familias y de sus comunidades. La violencia sexual fue parte integral del proceso de destrucción,
al seleccionar como blanco especialmente a mujeres Tutsies y contribuyendo específicamente a
su destrucción y a la destrucción del grupo Tutsi como un todo. […] La violencia sexual era un
paso en el proceso de destrucción del grupo Tutsi -de destrucción del espíritu, de la voluntad de
vivir y de la vida misma-.

La Sala de Primera Instancia en los casos Kayishema y Ruzindana y en el caso Musema coincidió
con este punto de vista”.

143
GENOCIDIO (ARTÍCULO 4)

(c) El traslado forzoso puede constituir un fundamento


del cual inferir la intención de destruir

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 33: “El hecho de que el traslado forzoso no
constituya en y por sí mismo un acto genocida, no impide a la Sala de Primera Instancia considerarlo
como prueba de la [intención] [...]”.

(d) Si el traslado forzoso puede, en ciertas circunstancias, ser parte de la destrucción

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 33: “[E]l traslado forzoso no constituye en y
por sí mismo un acto genocida [...]”.
Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 31: “[E]l traslado forzoso puede ser un
medio adicional por el cual asegurar la destrucción física de la comunidad bosnio-musulmana en
Srebrenica”.
Krstic, (Sala de Apelaciones), Opinión Parcialmente Disidente del Juez Shahabuddeen, 19 de
abril de 2004, párr. 35: “[P]or sí solo, el traslado forzoso no es genocidio. Pero en este caso el traslado
no fue un hecho aislado [...]”.
Para la discusión adicional de la sentencia de la Sala de Apelaciones en el caso Krstic, en la que el
traslado forzoso fue considerado como “un medio adicional para asegurar la destrucción física de la
comunidad bosnio-musulmana en Srebrenica”, ver Sección (III)(d)(i)(3), Compendio del TPIY.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 519: “No es suficiente deportar a un
grupo o a una parte de un grupo. Debe trazarse una distinción clara entre la destrucción física y la mera
disolución de un grupo. La expulsión de un grupo o parte de éste no es suficiente en sí mismo para configu-
rar genocidio. Como lo ha manifestado [el testimonio de un perito], ‘[e]sto es cierto aún si la expulsión
puede ser caracterizada como una tendencia a la disolución del grupo, tomando la forma de fragmenta-
ción o asimilación. Esto se debe a que la disolución del grupo no se puede equiparar a la destrucción
física’. En este contexto, la Sala recuerda una propuesta de Siria en la Sexta Comisión para incluir:
‘[l]a imposición de medidas que tienen la intención de obligar a los miembros de un grupo a abando-
nar sus hogares, para escapar de la amenaza de maltrato subsecuente’, como un subpárrafo separado del
artículo II de la Convención contra Genocidio que fue rechazado por veintinueve votos a cinco, con ocho
abstenciones”.
Pero ver Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párrs. 663, 665-666:
“Respecto al desplazamiento de gente, también en otras partes puede encontrarse un apoyo adicional
para una noción más amplia de destrucción. El Juez Elihu Lauterpacht, en el caso ante la Corte Inter-
nacional de Justicia concerniente a la aplicación de la Convención para la Prevención y Sanción del
Delito de Genocidio, concluyó en su opinión disidente que:

[…] la migración forzosa de civiles […] es en realidad parte de una campaña deliberada de los
serbios para eliminar el control musulmán de, y la presencia musulmana en, partes substanciales
de Bosnia y Herzegovina. En cuyo caso es difícil considerar los actos de Serbia de forma distinta
que como actos de genocidio […].

144
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Además, la Comisión de Expertos encontró que:

El carácter del ataque a los líderes del grupo debe ser considerado dentro del contexto del destino
o de lo que le ocurrió al resto del grupo. Si se han exterminado a los líderes de un grupo y al mis-
mo tiempo, o recién ocurridos tales hechos, se asesina a un número relativamente grande de
miembros del grupo o se les sujeta a otros actos atroces, como por ejemplo la deportación a gran
escala o el ser forzados a huir, el conjunto de violaciones debe ser considerado en su totalidad,
con objeto de interpretar las disposiciones de la Convención bajo un espíritu que sea consistente con
su propósito.

La Sala de Primera Instancia subraya que varias resoluciones de la Asamblea General de las
NNUU han equiparado al genocidio con la ‘limpieza étnica’ al incluir como un componente central el
traslado forzoso y la deportación de civiles”.
“La Sala de Primera Instancia concluye que, en la definición de genocidio, el término ‘destruir’
puede incluir el traslado forzoso de una población. La Sala de Primera Instancia recuerda que la inten-
ción específica del crimen de genocidio debe ser la destrucción de un grupo como una entidad separa-
da y distinta. En este aspecto, la Sala de Primera Instancia concurre con la observación realizada por la
Sala de Primera Instancia en el caso Sikirica, en cuanto a que:

[l]a víctima final del genocidio es el grupo, aunque su destrucción necesariamente requiere la comisión
de crímenes contra sus miembros, es decir, contra las personas que pertenecen a ese grupo”.

“La Sala de Primera Instancia concluye [...] que la destrucción física o biológica de un grupo no
consiste necesariamente en la muerte de los miembros del grupo. En tanto que la muerte de grandes
cantidades de miembros de un grupo puede ser el medio más directo de destruir al grupo, otros actos o
series de actos pueden llevar también a su destrucción. Un grupo se conforma por sus personas, pero
también por su historia, tradiciones, las relaciones entre sus miembros, la relación con otros grupos, la
relación con la tierra. La Sala de Primera Instancia concluye que la consecuencia probable de un tras-
lado forzoso de una población es la destrucción física o biológica del grupo, cuando dicho traslado se
realiza en forma tal que el grupo ya no puede reconstruirse a sí mismo, particularmente cuando involu-
cra la separación de sus miembros. En esos casos, la Sala de Primera Instancia concluye que el trasla-
do forzoso de personas puede llevar a la destrucción material del grupo, ya que este último deja de
existir como tal, o al menos como el grupo que fue. La Sala de Primera Instancia enfatiza que su razo-
namiento y conclusión no constituyen un argumento para reconocer el genocidio cultural, sino más
bien un intento de aclarar el significado de la destrucción física o biológica”.
Ver también la discusión de la resolución de la Sala de Primera Instancia en los casos Blagojevic
y Jokic, donde el traslado forzoso fue considerado como “una manifestación de la intención específica
de liberar el enclave de Srebrenica de la población bosnio-musulmana”, que se discute en la Sección
(III)(d)(ii)(1), Compendio del TPIY.
Comparar la discusión de la sentencia de la Sala de Primera Instancia en el caso Brdjanin, en la que la
Sala de Primera Instancia encontró que la deportación masiva no constituía prueba suficiente de la intención
específica para cometer genocidio, discutido en Sección (III)(d)(iii)(1), Compendio del TPIY.

145
GENOCIDIO (ARTÍCULO 4)

(8) La destrucción no se limita a civiles, podría incluir al personal militar detenido

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 226: “[L]a intención requerida para genocidio
no se limita a instancias en las que el perpetrador busca destruir sólo a los civiles. Siempre que la parte
que se pretende destruir sea substancial, y siempre que el perpetrador pretenda destruir esa parte como
tal, no hay nada en la definición de genocidio que prohíba, por ejemplo, una condena cuando el perpe-
trador haya asesinado al personal militar perteneciente a un grupo protegido debido a su membrecía en
dicho grupo. Puede ser que, en la práctica, la intención genocida del perpetrador invariablemente in-
cluyera a civiles, pero ese no es un requisito legal constitutivo del crimen de genocidio”.
Para la discusión sobre el requisito relativo a parte substancial, ver “parte ‘substancial’ del grupo
requerido”, Sección (III)(c)(iii)(2), Compendio del TPIY.

(9) La distinción entre intención específica y motivación

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 694: “Mens rea es el estado mental o el grado
de culpabilidad en que el acusado se encontraba en el momento relevante. La motivación es general-
mente considerada como aquello que causa que una persona actúe. La Sala de Apelaciones ha sosteni-
do que, en lo concerniente a la responsabilidad penal en el derecho penal internacional, la motivación
es generalmente irrelevante, pero ‘se torna relevante en la etapa de la sentencia para mitigarla o agra-
varla’. La motivación también debe ser considerada en dos circunstancias adicionales: primera, cuando
existe un elemento requerido en delitos tales como los delitos de intención específica, que por su natu-
raleza requieren un motivo particular; y segunda, cuando pueda constituir una forma de defensa, tales
como autodefensa. Como lo sostuvo la Sala de Apelaciones en la Sentencia de Apelación de los casos
Jelisic y Kunarac y en las Sentencias de Apelación del TPIR en los casos de Kayishema y Ruzindana:

La Sala de Apelaciones recuerda además, la necesidad de distinguir la intención específica de la


motivación. La motivación personal del perpetrador del crimen de genocidio puede ser, por
ejemplo, la obtención de beneficios económicos personales, o ventajas políticas o alguna forma de
poder. La existencia de una motivación personal no excluye que el perpetrador tenga también una
intención específica de cometer genocidio.
La Sala de Apelaciones desea afirmar la importante distinción entre ‘intención’ y ‘motivación’. La
Sala de Apelaciones sostiene que, aún si la motivación del perpetrador es totalmente sexual, no se
sigue de ahí que el perpetrador no tenga intención de cometer un acto de tortura o de que su con-
ducta no cause dolor o sufrimiento severo, ya sea físico o mental, ya que dicho dolor o sufrimien-
to es una consecuencia lógica y probable de su conducta. En vista de la definición, es importante
establecer si el perpetrador pretendía actuar en una forma que, en el transcurso normal de los
acontecimientos, causaría dolor o sufrimiento severo ya sea físico o mental a sus víctimas.
La Sala de Apelaciones subraya que la intención criminal (mens rea) no debe confundirse con la
motivación y que, con respecto al genocidio, la motivación personal no excluye la responsabilidad
penal, siempre que los actos proscritos por el artículo 2(2)(a) al (e) hayan sido cometidos ‘con la
intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso’”.

146
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 102: “La Sala de Apelaciones
recuerda además sus precedentes judiciales en el caso Jelisic, en el cual, con respecto a la intención
específica que se requiere para tipificar el crimen de genocidio, se establece ‘la necesidad de distin-
guir la intención específica de la motivación. La motivación del perpetrador del crimen de genocidio
puede ser, por ejemplo, obtener beneficios económicos personales, o ventajas políticas o alguna forma
de poder. La existencia de una motivación personal no impide que el perpetrador tenga una intención
específica de cometer genocidio’”. Ver también Jelisic (Sala de Apelaciones), 5 de julio de 2001, párr.
49 (el mismo texto citado).
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 696: “En el caso Jelisic, la
Sala de Apelaciones recordó: ‘la necesidad de distinguir la intención específica de la motivación […].
La existencia de una motivación personal no impide que el perpetrador tenga también la intención es-
pecífica de cometer genocidio. En la Sentencia de Apelación del juicio a Tadic, la Sala de Apelaciones
subrayó la irrelevancia y ‘la inescrutabilidad de las motivaciones en el derecho penal’”.

(10) No se requiere ni política ni plan alguno, pero pueden ser un factor importante

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 225: “La Sala de Apelaciones ha explicado
[...] que ‘la existencia de un plan o política no constituye un elemento legal del crimen’ de genocidio.
Aunque la existencia de dicho plan puede ser de ayuda para demostrar que el acusado poseía la inten-
ción genocida requerida, queda sólo como prueba sobre la que se infiere la intención, y no se convierte
en un ingrediente legal del crimen”.
Jelisic, (Sala de Apelaciones), 5 de julio de 2001, párr. 48: “[L]a existencia de un plan o política no es
un elemento legal constitutivo del delito. Sin embargo, dentro del contexto para probar que tenía una inten-
ción específica, la existencia de un plan o política puede convertirse en un factor importante en la mayoría
de los casos. La prueba puede ser consistente con la existencia de un plan o política, o puede aún demostrar-
se dicha existencia, y la existencia de un plan o política puede facilitar la prueba del delito”. Ver también
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 705 (igual).
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 656: “La Sala de Ape-
laciones [en el caso Jelisic] [...] concluyó que la existencia de un plan o política no es un requisito le-
gal del delito”.

(11) Inferencia de la intención

(a) La intención puede ser inferida

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, para 34: “Cuando no existe prueba directa de la
intención de cometer genocidio, la intención puede ser inferida a partir de circunstancias de hecho del
crimen”. Ver también Jelisic (Sala de Apelaciones), 5 de julio de 2001, párr. 47 (similar).
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 704: “La Sala de Primera
Instancia indica que está generalmente aceptado en la jurisprudencia del Tribunal y del TPIR que, en
ausencia de prueba directa, la intención específica puede ser inferida de los hechos, las circunstancias
concretas o de un ‘patrón de actos con propósito’”.

147
GENOCIDIO (ARTÍCULO 4)

Jelisic, (Sala de Primera Instancia), 14 de diciembre de 1999, párr. 78: “[L]a intención necesaria
para cometer el crimen de genocidio no podría presumirse, aún en el caso en que la existencia de un
grupo esté, al menos en parte, amenazado”.

(b) Norma para inferir la intención

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 41: “La Sala de Apelaciones ha adoptado el
criterio consistente en que, cuando la Fiscalía se base en la prueba del estado mental de una persona
acusada por inferencia, dicha inferencia debe ser la única razonable disponible en la prueba”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 970: “Cuando se requiera
desprender una inferencia, ésta tendrá que ser la única inferencia razonable que esté disponible en la
prueba” (énfasis en el original).

(c) Los factores para inferir la intención específica

Jelisic, (Sala de Apelaciones), 5 de julio de 2001, párr. 47: “Como para probar la intención específica, en
ausencia de prueba directa explícita, se podrá inferir, [...] a partir de varios hechos y circunstancias, tales
como el contexto general, la perpetración de otros actos prohibidos sistemáticamente dirigidos contra el
mismo grupo, la escala de las atrocidades cometidas, el ataque sistemático a víctimas por causa de su mem-
brecía en un grupo particular, o la repetición de actos discriminatorios y destructivos”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 971-989: Al examinar si se
puede inferir la intención específica para cometer genocidio, el Tribunal examinó cuatro factores: (a) la
extensión de la destrucción actual; (b) la existencia de un plan o política genocida; (c) la perpetración y/o
repetición de otros actos destructivos o discriminatorios cometidos como parte del mismo patrón de con-
ducta; (d) las declaraciones del acusado. La Sala de Primera Instancia concluyó que del examen de estos
factores, en la situación de los ataques a los bosnio-musulmanes y bosnio-croatas de la Región Autóno-
ma de Krajina, “no permiten a la Sala de Primera Instancia inferir legítimamente que los delitos en cues-
tión se cometieron con la intención específica requerida para configurar el crimen de genocidio”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 526: “Es generalmente aceptado,
particularmente en la jurisprudencia tanto de este Tribunal como en la del Tribunal para Ruanda, que
el dolus specialis del crimen de genocidio puede inferirse de los hechos, las circunstancias concretas o
‘los patrones de acciones con propósito’”.

(d) La prueba del estado mental para el acto original puede servir
como prueba para inferir la intención específica

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 20: “La prueba del estado mental con respecto
a la comisión del acto en cuestión puede servir como prueba a partir de la cual, quien determina los
hechos, puede establecer inferencias adicionales de que el acusado poseía la intención específica de
destruir”. Ver también Brdjanin (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 706 (mis-
ma cita).

148
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(e) No es necesario probar declaraciones que demuestren la intención genocida

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 34: “La Defensa [...] argumenta que el registro no
contiene declaraciones por miembros del Estado Mayor del VRS que indique que los asesinatos de hombres
bosnio-musulmanes fueron motivados por la intención genocida de destruir a los bosnio-musulmanes de
Srebrenica. La ausencia de dichas declaraciones no es un determinativo. Cuando no hay prueba directa de la
intención genocida, ésta puede inferirse de las circunstancias de hecho del delito”.

(f) La inferencia de la intención genocida puede deducirse


aún cuando las personas con esa intención no estén precisamente identificadas

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 34: “La inferencia de que una atrocidad parti-
cular fue motivada por la intención genocida puede deducirse, asimismo, aún cuando las personas a
quien dicha intención es imputable, no están identificadas precisamente”. Ver también Brdjanin (Sala
de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 707 (igual).

(g) Aplicación - inferencia de la intención

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 21: “La Sala de Primera Instancia determinó
que Radislav Krstic tenía la intención de asesinar a los hombres bosnio-musulmanes de Srebrenica en
edad militar. Esta conclusión establece que había una intención de cometer el acto genocida requerido,
en este caso, el asesinato de miembros de un grupo protegido, prohibido por el artículo 4(2)(a) del Es-
tatuto. A partir de la intención de matar, la Sala de Primera Instancia también dedujo la inferencia adi-
cional de que Krstic compartía la intención genocida de algunos miembros del Estado Mayor del VRS
de destruir a una parte substancial del grupo seleccionado como objetivo, los bosnio-musulmanes de
Srebrenica”.
Para análisis de que el grupo seleccionado como objetivo era “substancial”, ver Sección
(III)(c)(iii)(6)(i), Compendio del TPIY.
Para decisiones adicionales en el caso Krstic, ver Sección (III)(d)(i), Compendio del TPIY.

iii) “Total o parcialmente”

Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 584: “[T]odo acto cometido con la in-
tención de destruir a una parte de un grupo como tal constituye un acto genocida comprendido en el
significado de la Convención [sobre Genocidio]”.

149
GENOCIDIO (ARTÍCULO 4)

(1) La intención debe ser destruir a una parte distintiva de un grupo,


y no a personas aisladas dentro de él

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 700: “[E]n la Convención sobre
Genocidio, los términos ‘total o parcialmente’ se refieren al ámbito de destrucción que se pretende, a
diferencia de la destrucción de hecho del grupo. A partir de los términos de la Convención sobre Ge-
nocidio, es claro que ‘todo acto cometido con la intención de destruir a una parte de un grupo como tal
constituye un acto de genocidio que cae dentro del significado de la Convención’. La Sala de Primera
Instancia concuerda con las Salas de Primera Instancia en los casos Krstic y Stakic en cuanto a que ‘la
intención para destruir a un grupo, aún si es sólo a una parte, significa que se persigue destruir a una
parte distintiva del grupo y no a una acumulación de personas aisladas que pertenecen a él’”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 524: “Esta Sala de Primera Instancia
concurre con la Sala de Primera Instancia en el caso Krstic que sostuvo que ‘la intención de destruir al
grupo, aún si es sólo en parte, significa que se persigue destruir a una parte distintiva del grupo, en
oposición a una acumulación de personas aisladas dentro de él’. Además, aunque no se requiere que
los perpetradores del crimen de genocidio persigan la destrucción de la totalidad del grupo protegido
por la Convención, deben considerar la parte del grupo que desean destruir como una entidad distintiva
que debe ser eliminada como tal. Por lo tanto, una campaña que resulta en asesinatos en diferentes
lugares, esparcidos a lo largo de una amplia área geográfica, de una cantidad finita de miembros de un
grupo protegido, podría no calificar como genocidio a pesar de una elevada cantidad total de bajas,
debido a que no demostraría una intención, por parte de los perpetradores, de estar dirigida contra la
existencia misma del grupo como tal. Por otra parte, el asesinato de todos los miembros de una parte
de un grupo ubicado dentro de una área geográfica pequeña, aunque resulte en un número menor de
víctimas, calificaría como genocidio si se lleva a cabo con la intención de destruir a esa parte del grupo
como tal, ubicado en esa pequeña área geográfica”.
Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 590: “[L]a intención de destruir a un
grupo, aún si es sólo en parte, significa el perseguir la destrucción de una parte distintiva del grupo, en
oposición a una acumulación de personas aisladas dentro de él. Aunque no se requiere que los perpe-
tradores de genocidio persigan destruir a la totalidad del grupo protegido por la Convención, deben
considerar a la parte del grupo que desean destruir, como una entidad distintiva que debe ser eliminada
como tal [...]”.

(2) Se requiere que se trate de una parte “substancial” del grupo

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párrs. 8-9: “Está bien establecido que cuando una
condena por genocidio se basa en la intención de destruir ‘en parte’ al grupo protegido, ésta debe de
ser una parte substancial de dicho grupo. El propósito de la Convención sobre Genocidio es prevenir la
destrucción intencional de grupos humanos enteros y la parte seleccionada como objetivo debe ser
suficientemente significativa como para tener un impacto en el grupo como un todo”.
“La cuestión también ha sido considerada por la Sala de Primera Instancia del TPIR, cuyo Estatu-
to contiene una definición idéntica del crimen de genocidio. Estas Salas llegaron a la misma conclu-
sión. En el caso Kayishema, la Sala de Primera Instancia concluyó, después de haber revisado lo dicho
por las autoridades que interpretaban la Convención sobre Genocidio, que el término ‘“en parte” signi-
fica que se requiere la intención de destruir a un número considerable de personas que son parte del

150
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

grupo’. Esta definición fue aceptada y refinada por las Salas de Primera Instancia en los casos Bagilishema
y Semanza, donde se declaró que la intención de destruir debe ser, por lo menos, una intención de des-
truir a una parte substancial del grupo”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 668: “La Sala de Ape-
laciones [en el caso Krstic] ha sostenido que el término ‘en todo o en parte’ debe ser interpretado como
un requisito de que ‘el presunto perpetrador’ pretendía destruir por lo menos a una parte substancial
del grupo protegido’”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 701: “En el caso Krstice, la
Sala de Apelaciones sostuvo que ‘[e]l requisito de la intención genocida a que se refiere el artículo 4
del Estatuto se cumple cuando la prueba demuestra que el presunto perpetrador tenía la intención de
destruir por lo menos a una parte substancial del grupo protegido’. Adicionalmente manifestó que el
requisito de ‘substancialidad capta el carácter definitorio del genocidio como un crimen de proporcio-
nes masivas y también refleja la preocupación de la Convención por el impacto que pueda tener la des-
trucción de la parte seleccionada como objetivo, en la sobrevivencia general del grupo’”.
Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 634: “Sin embargo, [l]a intención
de destruir sólo a una parte del grupo debe involucrar a una parte substancial del mismo, ya sea numé-
rica o cualitativamente”.
Jelisic, (Sala de Primera Instancia), 14 de diciembre de 1999, párr. 82: “[E]stá ampliamente reco-
nocido que la intención de destruir debe dirigirse por lo menos a una parte substancial del grupo”.
Ver también Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párrs. 10-11 (que discuten las
fuentes del requisito: “parte substancial”, incluyendo a Raphael Lemkin que inventó el término geno-
cidio y que fue instrumental en la redacción de la Convención sobre Genocidio).

(3) Factores para determinar si un grupo es substancial

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párrs. 12, 14: “El requisito de intención de cometer
genocidio conforme al artículo 4 del Estatuto se [...] satisface cuando la prueba demuestra que el pre-
sunto perpetrador tenía intención de destruir, por lo menos, a una parte substancial del grupo protegi-
do. La determinación sobre si la parte seleccionada como objetivo es suficientemente substancial como
para cumplir con este requisito puede involucrar diversas consideraciones. El tamaño numérico de la
parte del grupo seleccionado como objetivo es el punto de partida necesario e importante, aunque no
en todos los casos el punto final de la investigación. La cantidad de personas seleccionadas como obje-
tivo debe ser evaluada no sólo en términos absolutos, sino también con relación al tamaño general de
la totalidad del grupo. Adicionalmente al tamaño numérico de la porción seleccionada como objetivo,
su prominencia dentro del grupo puede ser una consideración útil. Si una parte específica del grupo es
emblemática con respecto al grupo en general, o es esencial para su sobrevivencia, eso puede apoyar la
conclusión de que esa parte califica como substancial de acuerdo al significado del artículo 4”. “Estas
consideraciones, desde luego, no son ni exhaustivas ni dispositivas. Son únicamente lineamientos úti-
les. La aplicabilidad de estos factores, así como su peso objetivo, variarán dependiendo de las circuns-
tancias de cada caso particular”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 668: “La Sala de Ape-
laciones [en el caso Krstic] ha especificado que ‘el tamaño numérico de la parte del grupo selecciona-
do como objetivo’, que debe ser evaluada no sólo en términos absolutos sino también en relación al

151
GENOCIDIO (ARTÍCULO 4)

tamaño general del grupo en su totalidad, así como ‘la preeminencia’ dentro del grupo de la porción
seleccionada como objetivo, se encuentra entre los factores a considerar para determinar si el grupo selec-
cionado como blanco es suficientemente substancial como para cumplir con este requisito. La Sala de
Apelaciones concluyó, adicionalmente, que ‘[l]a intención de destruir formada por un perpetrador de geno-
cidio siempre estará limitada por la oportunidad que se le presenta. Mientras que este factor no solo indica
si el grupo seleccionado como blanco es substancial, puede –en combinación con otros factores– in-
formar el análisis’”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 702: “Según la Sala de Ape-
laciones [en el caso Krstic], determinar cuando el grupo seleccionado como objetivo es suficientemen-
te substancial como para cumplir con este requisito, puede involucrar diversas consideraciones que
incluyen, pero sin limitarse a ello: el tamaño numérico de la parte del grupo seleccionado como objeti-
vo -medido no sólo en términos absolutos sino también en relación al tamaño general de la totalidad
del grupo-, la prominencia dentro del grupo de la parte seleccionada como objetivo de éste y el área de
las actividades y control del perpetrador, así como la posible extensión de su alcance. La Sala de Ape-
laciones ha sostenido que ‘[l]a aplicabilidad de estos factores, así como su valor probatorio relativo,
variará dependiendo de las circunstancias del caso particular’”.

(4) La evidencia de la destrucción del liderazgo puede


demostrar la intención de destruir “parcialmente”

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 703: “La Sala de Primera Instancia [...]
advierte que de acuerdo a la jurisprudencia del Tribunal, la intención de destruir a un grupo puede demos-
trarse, en principio, si la destrucción se relaciona con una parte significante del grupo, tal como su lideraz-
go. La Sala de Apelaciones [en el caso Krstic] ha señalado que ‘[d]ebidamente comprendido, este factor es
sólo uno entre varios factores que pueden indicar si se ha cumplido el requisito de substancialidad’”. Ver
también Stakic (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 525 (similar).
El Fiscal vs. Sikirica et al., Caso Núm. IT-95-8 (Sala de Primera Instancia), 3 de septiembre de
2001, párrs. 76-77: “[L]a intención de destruir en parte puede aún demostrarse si hay prueba de que la
destrucción se relaciona con una sección significativa del grupo, tal como su liderazgo”. “[L]a inten-
ción requerida puede inferirse de la ‘destrucción deseada de un número más limitado de personas se-
leccionadas por el impacto de su desaparición en la sobrevivencia del grupo como tal’. El elemento
importante aquí es la selección de una cantidad de personas selectas, quienes a causa de sus cualidades
especiales de liderazgo dentro del grupo como un todo, son de tal importancia que su victimización, en
términos del Artículo 4(2) (a), (b) y (c), impactaría sobre la sobrevivencia del grupo, como tal”.
Jelisic, (Sala de Primera Instancia), 14 de diciembre de 1999, párr. 82: “La intención genocida
puede [...] manifestarse en dos formas. Puede consistir en el deseo de exterminar a una cantidad muy
grande de miembros del grupo, en cuyo caso constituiría una intención de destruir a un grupo en masa.
Sin embargo, puede también consistir en la destrucción deseada de una cantidad más limitada de per-
sonas seleccionadas [es decir el liderazgo del grupo] por el impacto que su desaparición tendría sobre
la sobrevivencia del grupo como tal. Lo que, entonces, constituiría una intención de destruir al grupo
‘selectivamente’”.

152
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(5) La destrucción puede limitarse a una zona geográfica

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 703: “[La] jurisprudencia del
Tribunal apoya el criterio que permite una caracterización del genocidio aún cuando la intención espe-
cífica de destruir a un grupo parcialmente, se extienda sólo a un área geográfica limitada”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 523: “Al interpretar la frase ‘des-
trucción del grupo en parte’, la Sala de Primera Instancia se apega, con cierta reticencia, a la jurispru-
dencia de los Tribunales para Yugoslavia y Ruanda que permite una caracterización de genocidio, aún
cuando la intención específica se extienda sólo a una área geográfica específica, tal como un Munici-
pio. La Sala de Primera Instancia sabe que este criterio puede distorsionar la definición de genocidio
si no se aplica con cuidado”.
Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 590: “[L]a destrucción física puede
ser dirigida sólo a una parte del grupo mayor en una porción geográficamente limitada, debido a que
los perpetradores del genocidio consideran que la destrucción que pretenden es suficiente para liquidar
al grupo, como una entidad distinta, en el área geográfica en cuestión”.
Jelisic, (Sala de Primera Instancia), 14 de diciembre de 1999, párr. 83: “[S]e acepta que el geno-
cidio puede ser perpetrado en una zona geográfica limitada”. La zona geográfica en la que el intento
para eliminar al grupo tiene lugar puede “limitarse al tamaño de una región o [...] municipio”.
Ver también Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 13: “Los efectos históricos del
genocidio [...] sugieren que el área de actividad y control de los perpetradores, así como la extensión po-
sible de su alcance, debe ser considerada. La Alemania Nazi podrá haber intentado solamente eliminar a
los judíos dentro de Europa solamente; esta ambición probablemente no se extendía, aún en lo más alto
de su poder, a un compromiso de esa empresa a escala global. De manera semejante, los perpetradores
del genocidio en Ruanda no contemplaban seriamente la eliminación de la población Tutsi más allá de
las fronteras del país. La intención de destruir del perpetrador de genocidio siempre estará limitada por la
oportunidad que se le presenta. Aunque este patrón por sí solo no indica si el grupo seleccionado como
blanco es substancial, puede, en combinación con otros factores, informar el análisis”.

(6) Aplicación - parte substancial del grupo

(a) La selección de 40,000 bosnio-musulmanes de Srebrenica


constituía una parte substancial del grupo elegido como objetivo

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párrs. 15-18, 673: “En este caso, habiendo identifi-
cado al grupo protegido como el grupo nacional de bosnio-musulmanes, la Sala de Primera Instancia
concluyó que algunos miembros del Estado Mayor del VRS [Ejército de la República de Srpska] y
Radislav Krstic seleccionaron como objetivo a los bosnio-musulmanes de Srebrenica, o a los bosnio-
musulmanes del Este de Bosnia. [...] El tamaño de esta población bosnio-musulmana en Srebrenica,
antes de su captura por las fuerzas del VRS en 1995, alcanzaba aproximadamente cuarenta mil perso-
nas. Representaba no solamente a los habitantes musulmanes en la Municipalidad de Srebrenica, sino
también a muchos musulmanes refugiados de las regiones aledañas. Aunque esta población constituía
solamente un porcentaje pequeño de la población musulmana de Bosnia y Herzegovina en esos mo-
mentos, la importancia de la comunidad musulmana de Srebrenica no se capta sólo por su tamaño.
Como explicó la Sala de Primera Instancia, Srebrenica (y la región aledaña de Podrinje Central) eran

153
GENOCIDIO (ARTÍCULO 4)

de inmensa importancia estratégica para el liderazgo de los bosnio-serbios. Sin Srebrenica, el Estado
étnicamente serbio de la República Srpska, que perseguían crear, permanecería dividido en dos partes
desconectadas y su acceso a Serbia estaría interrumpido. Por lo tanto, la captura y purificación étnica
de Srebrenica socavaría los esfuerzos militares del Estado bosnio-musulmán para asegurar su viabili-
dad, situación de la que se percató plenamente el liderazgo musulmán y que pretendió impedir. Conse-
cuentemente, el control sobre la región de Srebrenica era esencial para alcanzar el propósito de algu-
nos líderes bosnio-serbios de formar una entidad políticamente viable en Bosnia, y también lo era para
los bosnio-musulmanes para la sobrevivencia continua del pueblo bosnio-musulmán. Debido a que,
para 1995, la mayoría de los habitantes musulmanes de la región habían buscado refugio dentro del
enclave de Srebrenica, la eliminación de este enclave lograría el propósito de purificar la región entera
de su población musulmana”.
“Adicionalmente, Srebrenica era importante debido a su prominencia frente a los ojos tanto de los
bosnio-musulmanes como de la comunidad internacional. El pueblo de Srebrenica era la más visible
de las ‘áreas seguras’ establecidas por el Consejo de Seguridad de las NNUU en Bosnia. Para 1995
había recibido una atención significativa de los medios internacionales. En su resolución se declaraba
a Srebrenica como un área segura, el Consejo de Seguridad anunció que ‘debería de estar libre de ata-
ques armados o cualquier otro acto hostil’. Esta garantía de protección fue reafirmada por el coman-
dante de la Fuerza de Protección en Bosnia de las NNUU (NUPROFOR) y reforzada con el despliegue de
tropas de las NNUU. La eliminación de la población musulmana de Srebrenica, a pesar de las garantías
otorgadas por la comunidad internacional, serviría como un ejemplo potente a todos los bosnio-musulmanes
de su vulnerabilidad e indefensión frente a las fuerzas militares de Serbia. El destino de los bosnio-
musulmanes de Srebrenica sería emblemático del de todos los bosnio-musulmanes”.
“Finalmente, el ámbito de la empresa genocida en este caso se limitaba al área de Srebrenica.
Mientras que la autoridad del Estado Mayor del VRS se extendía a lo largo de Bosnia, la autoridad de
las fuerzas bosnio-serbias encargadas de tomar Srebrenica no se extendía más allá de la región de Podrinje
Central. Desde la perspectiva de las fuerzas bosnio-serbias, que presuntamente tenían intenciones ge-
nocidas en este caso, los musulmanes de Srebrenica eran solamente una parte del grupo bosnio-
musulmán dentro de su área de control”. “De hecho, la Defensa no disputa que la caracterización de la
Sala de Primera Instancia de los bosnio-musulmanes de Srebrenica como una parte substancial del
grupo seleccionado como objetivo contraviene el artículo 4 del Estatuto del Tribunal”.
“La Sala de Primera Instancia concluye que en el caso presente, el grupo seleccionado como obje-
tivo fue el de bosnio-musulmanes de Srebrenica, una parte substancial del grupo bosnio-musulmán”.
Para la discusión de “grupos protegidos por el artículo 4”, ver Sección (III)(c)(iv)(1), Compendio
del TPIY.
Para la conclusión de que los bosnio-musulmanes constituían un grupo protegido, ver Sección
(III)(c)(iv)(1)(h), Compendio del TPIY.

(b) Los bosnio-musulmanes y los bosnio-croatas de los municipios de la


Región Autónoma de Krajina constituían parte substancial de los grupos
bosnio-musulmanes y bosnio-croatas en Bosnia y Herzegovina

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 967: Donde las partes de los gru-
pos seleccionados como objetivo eran los bosnio-musulmanes y los bosnio-croatas de la Región Autó-
noma de Krajina, y existían 2, 162,426 bosnio-musulmanes y 795, 745 bosnio-croatas en Bosnia y

154
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Herzegovina, de acuerdo a un censo de 1991, y había 233, 128 bosnio-musulmanes y 63, 314 bosnio-croatas
que vivían en los municipios [...] relevantes, los bosnio-musulmanes y los bosnio-croatas de los [...]
municipios [de la Región Autónoma de Krajina] constituían “una parte substancial, tanto intrínseca-
mente como en relación a los grupos en general, de bosnio-musulmanes y bosnio-croatas de Bosnia y
Herzegovina”. “La Sala de Primera Instancia se encuentra convencida de que al seleccionar como ob-
jetivo de su ataque a los bosnio-musulmanes y a los bosnio-croatas de la [Región Autónoma de Kraji-
na], los perpetradores tenían la intención de seleccionar como objetivo a partes substanciales de los
grupos protegidos”.

iv) “Un grupo nacional, étnico, racial o religioso como tal”

(1) Grupos protegidos por el artículo 4

(a) Grupos nacionales, étnicos, raciales o religiosos

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 667: “El artículo 4 del Esta-
tuto protege a los grupos nacionales, étnicos, raciales o religiosos”. Ver también Stakic (Sala de Prime-
ra Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 512 (igual).
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 682: “La Convención sobre
Genocidio y, consecuentemente, el artículo 4 del Estatuto, protegen a grupos nacionales, étnicos, racia-
les o religiosos. Estos grupos no se encuentran claramente definidos en la Convención sobre Genoci-
dio ni en ningún otro lugar. La Sala de Primera Instancia está de acuerdo con la Sala de Primera Ins-
tancia en el caso Krstic, respecto a que:

[E]l trabajo preparatorio de la Convención demuestra que el establecer una lista semejante estaba
diseñado más para describir a un solo fenómeno, que escasamente correspondía a lo que se reco-
nocía, antes de la Segunda Guerra Mundial, como ‘minorías nacionales’, para referirse a varios
prototipos distintos de grupos humanos. Intentar diferenciar a cada uno de los grupos nombrados
sobre la base de criterios científicamente objetivos sería, por lo tanto, incongruente con el objeto y
fin de la Convención”.

Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 554: “[L]a Convención sobre Genocidio
no protege a todos los tipos de grupos humanos. Su aplicación se limita a los grupos nacionales, étni-
cos, raciales o religiosos”.

(b) No es aplicable a grupos políticos

Jelisic, (Sala de Primera Instancia), 14 de diciembre de 1999, párr. 69: “El artículo 4 del Estatuto [...]
excluye a miembros de grupos políticos. Los trabajos preparatorios de la Convención [sobre Genocidio]
demuestra que se expresó el deseo de limitar el ámbito de aplicación de la Convención a la protección de
grupos ‘estables’ objetivamente definidos a los que pertenecen las personas, independientemente de sus
propios deseos”.

155
GENOCIDIO (ARTÍCULO 4)

(c) La destrucción de la cultura y la identidad es insuficiente,


pero puede ser de ayuda para probar la intención de destruir

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 25: “[U]na empresa que ataca solamente las
características culturales o sociológicas de un grupo humano con objeto de aniquilar estos elementos
que otorgan al grupo su propia identidad, distinta de la del resto de la comunidad, no caería dentro de
la definición de genocidio”.
Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 580: “[U]na empresa que ataca so-
lamente las características culturales o sociológicas de un grupo humano con objeto de aniquilar estos
elementos que otorgan al grupo su propia identidad, distinta de la del resto de la comunidad, no caería
dentro de la definición de genocidio. [C]uando hay destrucción física o biológica a menudo ocurren
ataques simultáneos a los bienes culturales y religiosos, y a los símbolos del grupo seleccionado como
objetivo, así como ataques que legítimamente pueden ser considerados como prueba de la intención de
destruir físicamente al grupo”.
Ver también “debe pretenderse/buscarse la destrucción física o biológica”, Sección (III)(c)(ii)(7),
Compendio del TPIY.

(d) El grupo protegido se evaluará caso por caso, aplicando criterios objetivos y subjetivos

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 667: “La Sala de Primera
Instancia concluye que la determinación correcta del grupo protegido relevante tiene que hacerse en
cada caso, tomando en cuenta tanto criterios objetivos como subjetivos”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 684: “La determinación correcta
del grupo protegido relevante tiene que hacerse en cada caso, tomando en cuenta tanto criterios objeti-
vos como subjetivos. Ello se debe a que los criterios objetivos por sí solos pueden no ser suficientes
para determinar si el grupo seleccionado como objetivo para su destrucción y protegido por la Con-
vención sobre Genocidio, porque los actos identificados en los subpárrafos del (a) al (e) del artículo
4(2), de hecho, tienen que estar dirigidos contra ‘miembros del grupo’”.

(e) El grupo puede ser identificado mediante su estigmatización

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 683: “De acuerdo con la juris-
prudencia del Tribunal, el grupo protegido relevante puede ser identificado mediante criterios subjeti-
vos de estigmatización del grupo, especialmente por los perpetradores del crimen, basados en su per-
cepción de las características nacionales, étnicas, raciales o religiosas. En algunos casos, la víctima
puede percibirse como perteneciente al grupo referido”.
Jelisic, (Sala de Primera Instancia), 14 de diciembre de 1999, párr. 70: “Aunque la determinación
objetiva de un grupo religioso es aún posible [...], es más apropiado evaluar el estatus de un grupo na-
cional, étnico o racial desde el punto de vista de aquellas personas que desean excluir ese grupo del
resto de la comunidad. La Sala de Primera Instancia [...] opta por evaluar la membrecía en un grupo
nacional, étnico o racial, utilizando un criterio subjetivo. Es la estigmatización de un grupo, como una
unidad nacional, étnica o racial distinta, por la comunidad que permite que se determine si una pobla-

156
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

ción seleccionada constituye un grupo nacional, étnico o racial en la perspectiva de los presuntos per-
petradores”.

(f) El grupo puede no ser identificado con base en criterios negativos

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 685: “[L]a Sala de Primera Ins-
tancia está de acuerdo con la Sala de Primera Instancia en el caso Stakic, respecto a que, ‘[e]n casos en
que se selecciona como objetivo a más de un grupo, no es apropiado definir al grupo en términos gene-
rales, como por ejemplo “no-serbios”’. Consecuentemente, la Sala de Primera Instancia no está de
acuerdo en la posibilidad de identificar al grupo relevante por exclusión, por ejemplo, con base en ‘cri-
terios negativos’”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 512: “En casos en que se seleccione
como objetivo a más de un grupo [protegido] no es apropiado definir al grupo en términos generales, como
por ejemplo ‘no-serbios’. A este respecto, la Sala de Primera Instancia no está de acuerdo con el ‘crite-
rio negativo’ adoptado por la Sala de Primera Instancia en el caso Jelisic:

Un ‘criterio negativo’ consistiría en identificar a las personas como aquellos que no forman parte del
grupo al que los perpetradores del crimen consideran pertenecer y que para ellos, despliega caracterís-
ticas específicas nacionales, étnicas, raciales o religiosas. Por lo tanto, todos las personas rechazadas
mediante la aplicación de este mecanismo, por exclusión, constituirían un grupo distinto”.

Pero ver Jelisic, (Sala de Primera Instancia), 14 de diciembre de 1999, párr. 71: “Un grupo puede
ser estigmatizado en esta forma mediante criterios positivos o negativos. Un ‘criterio positivo’ consistiría
en que los perpetradores del crimen distingan a un grupo por las características que considera particu-
lares de un grupo nacional, étnico, racial o religioso. Un ‘criterio negativo’ consistiría en identificar a
personas que no son parte del grupo, a quienes los perpetradores del crimen consideran pertenecer, y
que, para ellos, exhibe características nacionales, étnicas, raciales o religiosas específicas. De ese mo-
do, todas las personas así rechazadas, por exclusión, integran un grupo distinto. En este caso, la Fisca-
lía ha presentado en la acusación el criterio positivo hacia el grupo”.

(g) Cuando más de un grupo es seleccionado como objetivo,


hay que considerar a cada grupo separadamente

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 686: “[C]uando más de un grupo
es seleccionado como objetivo, los elementos del crimen de genocidio deben ser considerados con
relación a cada grupo por separado”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 512: “[U]n grupo seleccionado co-
mo objetivo puede ser distinguible por más de un motivo y los elementos constitutivos del crimen de
genocidio deben ser considerados con relación a cada grupo por separado, por ejemplo, bosnio-
musulmanes y bosnio-croatas”.

157
GENOCIDIO (ARTÍCULO 4)

(h) Aplicación - los bosnio-musulmanes eran un grupo protegido

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 6: “En este caso, en el Acta de Acusación se
alegó, con respecto al cargo de genocidio, que Radislav Krstic ‘preten[día] destruir a una parte del
pueblo bosnio-musulmán como grupo nacional, étnico o religioso’. El grupo seleccionado como obje-
tivo, e identificado en el Acta de Acusación y aceptado por la Sala de Primera Instancia, fue el de bos-
nio-musulmanes. La Sala de Primera Instancia determinó que los bosnio-musulmanes eran un grupo
nacional distinto y específico, y por lo tanto protegidos por el artículo 4”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 667: “La Sala de Pri-
mera Instancia concluye que el pueblo bosnio-musulmán es [sic] un grupo protegido bajo el artículo 4
del Estatuto”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 545: “La Sala de Primera Instancia
concluye que la mayoría de las víctimas de los actos que potencialmente caen dentro de lo previsto en
el artículo 4(2) del (a) al (c) del Estatuto corresponden al grupo de bosnio-musulmanes. También se
han presentado medios de prueba sobre crímenes similares cometidos contra bosnio-croatas. Sin em-
bargo, la cantidad de croatas en el Municipio de Prijedor era limitada y la Sala de Primera Instancia
concluye que la prueba de delitos cometidos en contra de los croatas ha sido insuficiente para permitir-
le concluir que el grupo bosnio-croata fue seleccionado como un objetivo por separado”.

(2) “Como tal”

(a) Las víctimas deben ser seleccionadas como objetivo en función de su pertenencia a un grupo

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 669: “Las víctimas del cri-
men deben ser seleccionadas como objetivo con motivo de su pertenencia al grupo protegido, aunque
no necesaria y exclusivamente debido a dicha pertenencia”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 521: “El grupo debe ser seleccionado
como objetivo por sus peculiares características y la intención específica debe ser la de destruir al gru-
po como una entidad separada y distinta. Como señaló la Sala de Primera Instancia en el caso Sikirica:

Aunque las víctimas de la mayoría de los delitos son las personas, la víctima final del genocidio
es el grupo, pero la destrucción necesariamente requiere la comisión de delitos contra sus miem-
bros, es decir, contra las personas que pertenecen a ese grupo”.

Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 561: “[Las víctimas de genocidio
deben ser seleccionadas en razón de su pertenencia a un grupo. [...] La intención de destruir al grupo
como tal, totalmente o en parte, presupone que las víctimas fueron seleccionadas en razón de su perte-
nencia al grupo cuya destrucción se perseguía. El mero conocimiento de la pertenencia de las víctimas
a un grupo distintivo por parte del perpetrador no es suficiente para establecer una intención de des-
truir al grupo como tal”.
Jelisic, (Sala de Primera Instancia), 14 de diciembre de 1999, párr. 67: “La intención específica
que caracteriza al genocidio supone que el supuesto perpetrador del crimen selecciona a sus víctimas

158
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

porque son parte de un grupo que busca destruir. Cuando la meta del perpetrador o de los perpetrado-
res del crimen es la destrucción de la totalidad o de una parte de un grupo, es la ‘pertenencia de la per-
sona a un grupo en particular, más que la identidad de la persona, lo que constituye el criterio decisivo
para determinar a las víctimas directas del crimen de genocidio’”.

(b) Es el grupo el que debe ser seleccionado como objetivo, y no personas específicas

Sikirica et al., (Sala de Primera Instancia), 3 de septiembre de 2001, párr. 89: “La prueba debe mostrar
que es el grupo el que ha sido seleccionado como objetivo y no meramente personas específicas dentro
del grupo. Ello es significado de la frase ‘como tal’ en el encabezado. Mientras que son las personas
las que constituyen las víctimas de la mayoría de los delitos, la víctima final del crimen de genocidio
es el grupo, aunque su destrucción necesariamente implica la comisión de crímenes contra sus miem-
bros, es decir, contra las personas que pertenecen a ese grupo. Eso es lo que diferencia al genocidio del
crimen de lesa humanidad denominado persecución. No obstante que ambos tienen elementos discri-
minatorios, algunos de los cuales son comunes a ambos delitos, en el caso de la persecución el perpe-
trador comete los delitos contra personas por motivos políticos, raciales, o religiosos”.
Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 551: “[E]l genocidio debe seleccio-
nar como objetivo no solamente a una o a varias personas, sino al grupo como tal”.
Jelisic, (Sala de Primera Instancia), 14 de diciembre de 1999, párr. 79: “[L]a intención debe ser
destruir al grupo ‘como tal’”, es decir, como una entidad separada y distintiva, y no meramente a algu-
nas personas debido a su membrecía en un grupo particular. Al asesinar a una persona que pertenece al
grupo seleccionado como objetivo, el perpetrador manifiesta mediante ese acto no sólo su odio hacia
ese grupo al que pertenece su víctima sino también, con conocimiento, comete ese acto como parte de
una intención mucho más amplia de destruir al grupo nacional, étnico, racial o religioso al que la víc-
tima pertenece”.

(3) La distinción entre genocidio y persecución - cuando las víctimas


son seleccionadas como objetivo por su pertenencia a un grupo,
pero no necesariamente existe una intención de destruir al grupo como tal

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 699: “La intención de destruir
hace del genocidio un crimen excepcionalmente grave y lo distingue de otros delitos graves, en parti-
cular de la persecución, en la que el perpetrador selecciona a su víctima debido a su pertenencia a una
comunidad específica pero no necesariamente persigue destruir a la comunidad como tal”.

d) Aplicación - genocidio

i) La masacre de Srebrenica fue genocidio (el caso Krstic)


Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párrs. 35, 37-38: “En este caso, las circunstancias
fácticas encontradas por la Sala de Primera Instancia permiten inferir que el asesinato de los hombres

159
GENOCIDIO (ARTÍCULO 4)

bosnio-musulmanes [después de la caída de Srebrenica] se llevó a cabo con intención genocida. Como
ya se explicó, la dimensión de la matanza, combinada con el conocimiento del Estado Mayor del VRS
sobre las perjudiciales consecuencias que ello acarrearía para la comunidad bosnio-musulmana de
Srebrenica, y con las demás acciones ejecutadas por el Estado Mayor para asegurar la muerte física de
la comunidad, constituyen una base de hechos suficiente para la concluir que había una intención es-
pecífica. La Sala de Primera Instancia determinó, y la Sala de Apelaciones apoya esta conclusión, que
la matanza fue diseñada y supervisada por algunos miembros del Estado Mayor del VRS. El hecho de
que la Sala de Primera Instancia no atribuyera intención genocida a un funcionario particular dentro
del Estado Mayor puede haber estado motivado por un deseo de no asignar culpabilidad individual a
personas que no están en juicio aquí. Esto, sin embargo, no menoscaba la conclusión de que las fuerzas
bosnio-serbias cometieron genocidio en contra de los bosnio-musulmanes”.
“La gravedad del genocidio se refleja en los requisitos estrictos que deben satisfacerse antes de
que se imponga esta condena. Dichos requisitos -la necesidad de probar la intención específica así co-
mo que el grupo fue seleccionado como objetivo para ser destruido en su totalidad o una parte subs-
tancial del mismo- resguardan contra el riesgo que se impongan condenas por este crimen a la ligera.
Sin embargo, cuando se cumplen estos requisitos, la ley no debe evitar el referirse por su propio nombre al
crimen cometido. Al buscar eliminar a una parte de los bosnio-musulmanes, las fuerzas bosnio-serbias
cometieron genocidio. Seleccionaron como objetivo para su extinción a cuarenta mil bosnio-musulmanes
que vivían en Srebrenica, un grupo que era emblemático de los bosnio-musulmanes en general. Les quita-
ron a todos los prisioneros masculinos musulmanes, militares y civiles, viejos y jóvenes, sus pertenen-
cias personales y su identificación, y deliberada y metódicamente los asesinaron, solamente sobre la
base de su identidad. Las fuerzas bosnio-serbias sabían, cuando se embarcaron en esta aventura geno-
cida, que el daño que causarían continuaría afectando a los bosnio-musulmanes. La Sala de Apelacio-
nes declara inequívocamente que la ley condena en términos apropiados el profundo y duradero daño
infringido, y denomina a la masacre de Srebrenica por su propio nombre: genocidio. Los responsables
portaran este estigma y servirá como una advertencia a aquéllos que en el futuro contemplen la comi-
sión de tan horrendo acto”. “Al concluir que algunos miembros del Estado Mayor del VRS tenían la
intención de destruir a los bosnio-musulmanes de Srebrenica, la Sala de Primera Instancia no se apartó de
los requisitos legales para tipificar genocidio”.

(1) Aplicación -inferencia de la intención genocida- es procedente considerar


el impacto a largo plazo que tendría la eliminación de los hombres
en la sobrevivencia de la comunidad

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párrs. 28-29: “La Sala de Primera Instancia tenía
[...] derecho a considerar el impacto a largo plazo que la eliminación de siete a ocho mil hombres de
Srebrenica tendría sobre la sobrevivencia de esa comunidad. Al examinar estas consecuencias, la Sala
de Primera Instancia adecuadamente se enfocó en la posibilidad de la sobrevivencia física de la comu-
nidad. Como concluyó la Sala de Primera Instancia, los hombres masacrados llegaron a ser casi a una
quinta parte de la comunidad general de Srebrenica. La Sala de Primera Instancia encontró que, dado
el carácter patriarcal de la sociedad bosnio-musulmana en Srebrenica, la destrucción de una cantidad
tan grande de hombres ‘inevitablemente resultaría en la desaparición física de la población bosnio-
musulmana en Srebrenica’. Los medios de prueba introducidos en el juicio sostienen esta conclusión,
al demostrar que, con la mayoría de los hombres asesinados, oficialmente registrados como desapare-
cidos, sus esposas no pueden volver a casarse y, consecuentemente, tener más hijos. La destrucción

160
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

física de los hombres tenía severas implicaciones procreativas para la comunidad musulmana de Srebrenica,
potencialmente consignando a la comunidad a la extinción”.
“Ésta es la clase de destrucción física para cuya prevención está destinada la Convención sobre Geno-
cidio. La Sala de Primera Instancia concluyó que las fuerzas bosnio-serbias sabían de estas consecuencias
cuando decidieron eliminar sistemáticamente a los hombres musulmanes capturados. La conclusión de que
algunos miembros del Estado Mayor del VRS diseñaron la matanza con pleno conocimiento de las conse-
cuencias perjudiciales que ello tendría para la sobrevivencia física de la comunidad bosnio-musulmana de
Srebrenica, constituye un fundamento adicional para la conclusión de la Sala de Primera Instancia, de que
los instigadores de esa operación, tenían la intención genocida requerida”.

(2) Aplicación -inferencia de la intención genocida- selección de hombres


en edad militar como objetivo no justificado únicamente por razones militares

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párrs. 26-27: “La Sala de Primera Instancia rechazó
el argumento de la Defensa de que el asesinato de hombres [en edad militar] fue motivada solamente
por el deseo de eliminarlos como una amenaza militar potencial. La Sala de Primera Instancia fundó
sus conclusiones sobre cierto número de hallazgos fácticos que deben ser aceptados, siempre que ra-
zonablemente una Sala de Primera Instancia hubiera llegado a las mismas conclusiones. La Sala de
Primera Instancia concluyó que, al ejecutar a los hombres bosnio-musulmanes capturados, el VRS no
diferenció entre hombres con estatus militar y civiles. Aunque los civiles indudablemente son capaces
de portar armas, no constituyen la misma clase de amenaza militar que los soldados profesionales. Por
lo tanto, la Sala de Primera Instancia justifica inferir que, al ejecutar a los prisioneros civiles, el VRS
no pretendía solamente eliminarlos como peligro militar. La Sala de Primera Instancia también con-
cluyó que algunas de las víctimas estaban seriamente incapacitadas y que por esa razón era poco pro-
bable que pudieran haber sido combatientes. Esta prueba respalda adicionalmente la conclusión de la
Sala de Primera Instancia de que el exterminio de estos hombres no fue impulsado solamente por una
lógica militar”.
“Más aún, como lo enfatizó la Sala de Primera Instancia, el término ‘hombre en edad militar’ era
una expresión inadecuada, pues el grupo asesinado por el VRS incluía niños y ancianos que normal-
mente se consideran fuera de ese rango. Aunque los hombres más jóvenes y viejos aún serían capaces
de portar armas, la Sala de Primera Instancia tenía derecho a concluir que no representaban una ame-
naza militar seria, y a hacer una inferencia adicional de que la decisión del VRS de asesinarlos, no de-
rivó solamente de la intención de eliminarlos como una amenaza. El asesinato de hombres en edad
militar fue, con toda seguridad, una destrucción física, y dado el alcance de los asesinatos, la Sala de
Primera Instancia legítimamente pudiera inferir que su exterminación estaba motivada por una inten-
ción genocida”.
Comparar Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 979 (el seleccio-
nar como objetivo a hombres en edad militar no sugiere una intención genocida), discutido en la Sec-
ción (III)(d)(iii)(2), Compendio del TPIY.

161
GENOCIDIO (ARTÍCULO 4)

(3) Aplicación -inferencia de la intención genocida- traslado forzoso

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párrs. 24, 31, 33: “La Sala de Primera Instancia,
según alega la Defensa, amplió indebidamente la definición de genocidio al concluir que un esfuerzo
por desplazar a una comunidad de su residencia tradicional es suficiente para demostrar que el presun-
to perpetrador tenía la intención de destruir a un grupo protegido”.
“Como explicó la Sala de Primera Instancia, el traslado forzoso podía ser un medio adicional para
asegurar la destrucción física de la comunidad bosnio-musulmana de Srebrenica. El traslado completó
la remoción de todos los bosnio-musulmanes de Srebrenica, eliminando así, aún la posibilidad residual
de que la comunidad musulmana, en esa área, pudiera reconstruirse a sí misma. La decisión de no ase-
sinar a mujeres o niños puede ser explicada por la sensibilidad de los bosnio-serbios a la opinión pú-
blica. En contraste al asesinato de los hombres militares capturados, no habría sido posible mantener
en secreto fácilmente tales actos, ni habría podido ser disfrazada como operación militar, de modo que
traía aparejado un riesgo incrementado de atraer la censura internacional”.
“La Sala de Primera Instancia, como la mejor evaluadora de los medios de prueba presentados en
juicio, tenía derecho a concluir que la prueba sobre el traslado respaldaba sus conclusiones de que algu-
nos miembros del Estado Mayor del VRS tenían la intención de destruir a los bosnio-musulmanes en
Srebrenica. El hecho de que el traslado forzoso no constituya en y por sí mismo un acto de genocidio, no
impide que una Sala de Primera Instancia lo tome como fundamento para probar las intenciones de los
miembros del Estado Mayor del VRS. La intención genocida puede inferirse, entre otros hechos, a partir
de la prueba de ‘otros actos dolosos dirigidos sistemáticamente contra el mismo grupo’”.
Krstic, (Sala de Apelaciones), Opinión Parcialmente Disidente del Juez Shahabuddeen, 19 de abril
de 2004, párr. 35: “[P]or sí solo, el traslado forzoso no es genocidio. Pero en este caso, el traslado no
ocurrió aisladamente, y ello en efecto, es la base sobre la que la Sala de Apelaciones rechazó el argu-
mento de la Defensa para demostrar que no había genocidio. Era parte -integral- de un esquema único
para cometer genocidio, que involucraba asesinatos, traslados forzosos y destrucción de hogares. En
particular, demostraba que la intención con la que se llevaron a cabo los asesinatos era, en efecto, la de
destruir a una parte del grupo bosnio-musulmán de Srebrenica”.
Ver también Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párrs. 660-661,
675, en el que la Sala de Primera Instancia concluyó que el traslado forzoso constituía prueba de la
intención específica de cometer genocidio, que se discute en la Sección (III)(d)(ii)(1), Compendio del
TPIY.
Comparar Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 975, 976, en el
que la Sala de Primera Instancia concluyó que la deportación en masa es insuficiente como prueba de
la intención especial requerida para tipificar genocidio, que se discute en la Sección (III)(d)(iii)(1) del
Compendio del TPIY.
Para la discusión que sostiene que Krstic era responsable como cómplice y encubridor del genoci-
dio, pero no como perpetrador principal, ver bajo el artículo 7.1, “Aplicación - ayudar y promover”
“genocidio en Srebrenica”, Sección (V)(d)(viii)(1), Compendio del TPIY.

162
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

ii) La masacre de Srebrenica fue genocidio (el caso Blagojevic y Jokic)

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párrs. 674, 676-677: “La Sala de
Primera Instancia está convencida de que los actos criminales cometidos por las fuerzas bosnio-serbias
fueron, todas, parte de un sólo esquema para cometer genocidio contra los bosnio-musulmanes de
Srebrenica, como se refleja en la operación ‘Krivaja 95’, cuyo objetivo final era eliminar el enclave y, por
lo tanto, a la comunidad bosnio-musulmana que vivía ahí. El traslado forzoso era una parte integral de
esta operación que incluía también asesinatos y destrucción de bienes. Las fuerzas bosnio-serbias sepa-
raron a los hombres físicamente aptos en Potocari y capturaron a aquéllos en la columna que se dirigía
a Tuzla, independientemente de su estatus civil o militar. La separación de los hombres del resto de la
población bosnio-musulmana demuestra la intención de segregar a la comunidad y, finalmente, de lo-
grar la destrucción de los bosnio-musulmanes de Srebrenica. A los hombres bosnio-musulmanes se les
arrancaron sus pertenencias personales y su identificación, fueron detenidos y finalmente llevados a
sitios de ejecución, donde las fuerzas bosnio-serbias deliberada y sistemáticamente los asesinaron, so-
lamente por motivo de su etnicidad”.
“Dentro de tal contexto, los asesinatos en el pueblo de Bratunac fueron también una manifesta-
ción de esa intención de destruir al grupo. Tuvieron un impacto en el grupo bosnio-musulmán más allá
de la muerte de los hombres asesinados; enviaron un mensaje a los miembros restantes del grupo sobre
su destino - que estaban a merced de los bosnio-serbios y que también sus vidas podrían ser tomadas
en cualquier momento”.
“La Sala de Primera Instancia no tiene duda alguna de que todos estos actos constituían una sola
operación ejecutada con la intención de destruir a la población bosnio-musulmana de Srebrenica. La
Sala de Primera Instancia concluyó que las fuerzas bosnio-serbias no solamente sabían que la combi-
nación de asesinar a los hombres, junto con el traslado forzoso de las mujeres, niños y ancianos, inevi-
tablemente resultaría en la desaparición física de la población bosnio-musulmana de Srebrenica, sino
que claramente pretendía, a través de estos actos, destruir físicamente a este grupo”.

(1) Aplicación - inferencia de la intención genocida - traslado forzoso

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párrs. 660-661, 675: “Con rela-
ción al traslado forzoso, el Juez Shahabuddeen [en el caso de Krstic] encontró que ‘el mero desplaza-
miento’ no equivale a genocidio. Sin embargo, concluyó adicionalmente que el desplazamiento puede
constituir genocidio cuando la consecuencia es la disolución del grupo. Adicionalmente, concluyó que
en el caso Krstic:

[…] hubo más que un mero desplazamiento. Los asesinatos, junto con el esfuerzo determinado de
capturar a otros para asesinarlos, el traslado forzoso o el exilio de la población restante y la des-
trucción de hogares y lugares de culto, constituyó una operación única que fue ejecutado con la
intención de destruir a un grupo en todo o en parte, dentro del significado del encabezado al párrafo
2 del artículo 4 del Estatuto”.

“La Sala de Primera Instancia observa, además, que la Mayoría en la Sala de Apelaciones del caso
Krstic sostuvo que:

163
GENOCIDIO (ARTÍCULO 4)

[…] el traslado forzoso podría constituir un medio adicional por el cual asegurarse la destrucción
física de la comunidad bosnio-musulmana en Srebrenica. El traslado completó la remoción de to-
dos los bosnio-musulmanes de Srebrenica, y de esta manera eliminó aun la posibilidad residual
de que la comunidad musulmana en el área pudiera reconstituirse a sí misma” (el énfasis lo agre-
ga la Sala de Primera Instancia en los casos Blagojevic y Jokic).

“Inmediatamente antes y durante estas masacres, el resto de la población bosnio-musulmana de


Srebrenica fue trasladada forzosamente al territorio detentado por bosnio-musulmanes. El traslado for-
zoso de las mujeres, niños y ancianos es una manifestación de la intención específica de liberar del
enclave de Srebrenica de su población bosnio-musulmana. La manera en la que se llevó a cabo el tras-
lado, mediante la fuerza y la coerción, sin registrar a quienes eran trasladados, incendiando las casas
de algunas personas, enviando el claro mensaje de que no tenían nada a qué regresar, y significativa-
mente, seleccionando como objetivo literalmente a la totalidad de la población bosnio-musulmana de
Srebrenica, incluyendo a los ancianos y niños, claramente indica que se trataba de un mecanismo para
erradicar a la población bosnio-musulmana del territorio donde habían vivido”.
Ver también Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párrs. 24, 31, 33, en la que la Sala
de Apelaciones aceptó el traslado forzoso como prueba de la intención específica de cometer genoci-
dio, que se discute en la Sección (III)(d)(i)(3), Compendio del TPIY.
Comparar Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 975-976, en donde
la Sala de Primera Instancia concluyó que la deportación en masa es insuficiente como prueba de la
intención específica de cometer genocidio, que se discute en la Sección (III)(d)(iii)(1), Compendio del
TPIY.

iii) La remoción de los bosnio-musulmanes y de los


bosnio-croatas de la Región Autónoma de Krajina no es genocidio

(1) Aplicación -inferencia de la intención genocida- las deportaciones masivas


son insuficientes como prueba de la intención específica para cometer
genocidio, cuando ha habido una cantidad extremadamente alta
de personas desplazadas, comparado al número de personas asesinadas

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 975-976: “Aunque la Fiscalía
repetidamente reconoció que no se basaba en la ‘deportación en masas en este caso como un acto ge-
nocida, sino sólo como prueba de que el acusado intentaba destruir a los grupos bosnio-musulmanes y
bosnio-croatas en la [Región Autónoma de Krajina]’, al determinar el tamaño de las partes victimiza-
das de los grupos bosnio-musulmán y bosnio-croata, repetidamente tomó en consideración y se refirió
al número ‘completo’ de bosnio-musulmanes y bosnio-croatas que fueron ‘trasladados por la fuerza’.
La Sala de Primera Instancia reconoce que, mientras el desplazamiento forzoso no constituye en y por
sí mismo un acto de genocidio, no impide que una Sala de Primera Instancia se fundamente en ello
como prueba de la intención. Pero desde el punto de vista de la Sala de Primera Instancia, no es apro-
piado basarse en ello como prueba de la destrucción real de las partes seleccionadas de los grupos pro-
tegidos, debido a que en efecto significaría la consideración, como si fuera por la puerta de atrás, del
desplazamiento forzoso como un acto conexo”.

164
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

“Respecto a la cuestión del desplazamiento forzoso, la Sala de Primera Instancia concluye, de


acuerdo con los puntos de vista manifestados por la Sala de Apelaciones, que el desplazamiento forzoso
podría ser un medio adicional para asegurar la destrucción física, en este caso, de los grupos bosnio-
musulmán y bosnio-croata de la [Región Autónoma de Krajina]. La Sala de Apelaciones también ha se-
ñalado, sin embargo, que la existencia de intención específica que se requiere para tipificar el crimen de
genocidio debe de estar apoyado por una matriz de hechos. El número extremadamente alto de hombres,
mujeres y niños bosnio-musulmanes y bosnio-croatas que fueron desplazados a la fuerza de la [Región
Autónoma de Krajina] en este caso, particularmente cuando se compara al número de bosnio-
musulmanes y bosnio-croatas que fueron sujetos de los actos enumerados en el artículo 4(2)(a), (b) y (c),
no apoya la conclusión de que la intención de destruir a los grupos en parte, en oposición a la intención
de desplazarlos forzosamente, es la única inferencia razonable que puede derivarse de la prueba”.
Comparar Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párrs. 24, 31, 33, en que la Sala de
Apelaciones aceptó que el traslado forzoso era prueba de la intención específica para cometer genoci-
dio, que se discute en la Sección (III)(d)(i)(3), Compendio del TPIY.
Comparar Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párrs. 660-661,
675, donde la Sala de Primera Instancia aceptó que el traslado forzoso era prueba de la intención espe-
cífica para cometer genocidio, que se discute en la Sección (III)(d)(iii)(1), Compendio del TPIY.

(2) Aplicación -inferencia de la intención genocida- la selección de hombres


en edad militar como objetivo no sugería una intención genocida

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 979: “[L]as víctimas de los actos
conexos que se señalan en el artículo 4(2) del (a) al (c), particularmente en los campos e instalaciones
de detención, eran predominantemente, aunque no exclusivamente, hombres en edad militar. Este
hecho adicional podría oponerse a la conclusión de que la existencia de la intención genocida es la
única inferencia razonable que puede derivarse de la prueba. Existe una explicación alternativa para
infringir estos actos en hombres en edad militar, y ésta es que el objetivo era más bien eliminar toda
amenaza percibida contra la implementación del Plan Estratégico en la [Región Autónoma de Krajina]
y más allá. La seguridad para los bosnio-serbios parece haber sido de supremo interés. En las palabras
de un testigo: ‘la meta era reducir la amenaza para el que los detenía y para la comunidad de este últi-
mo, y cualquiera […] que pareciera como si fuera a escapar, después de haber sido enviado al otro
lado, sería elegible para ser detenido’”.
Comparar Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párrs. 26-27 (la selección de hom-
bres en edad militar apoyó “la inferencia de que su exterminio estaba motivado por una intención ge-
nocida”), que se discute en la Sección (III)(d)(i)(2), Compendio del TPIY.

(3) Aplicación -inferencia de la intención genocida- la existencia de un plan o política

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 981: “La Sala de Primera Instan-
cia ya se ha referido a la agenda política del liderazgo bosnio-serbio, en cuyo contexto ha identificado
el Plan Estratégico. El Plan Estratégico contenía elementos que denotan su potencial genocida. ‘El proyecto
de un Estado étnicamente homogéneo, formulado contra el escenario de población mixta, necesaria-
mente considera la exclusión de algún grupo no identificado con el serbio’. La exclusión se llevaría a

165
GENOCIDIO (ARTÍCULO 4)

cabo mediante el uso de la fuerza y el miedo contra tal grupo. Adicionalmente, hay similitudes obvias
entre las políticas genocidas y las políticas comúnmente conocidas como limpieza étnica. Los actos
delictivos básicos de cada una pueden ser a menudo los mismos. Sin embargo por las razones señala-
das arriba, no es posible concluir de la prueba que este potencial se materializó en el territorio de la
[Región Autónoma de Krajina] en el periodo relevante al Acta de Acusación. Aunque la Sala de Pri-
mera Instancia está satisfecha con que el Plan Estratégico era juntar las áreas pobladas por serbios en
[Bosnia y Herzegovina] para hacerse del control sobre estas áreas y generar un Estado bosnio-serbio
separado, del que la mayoría de los no-serbios quedarían removidos permanentemente, y que se usaron
la fuerza y el miedo para implementarlo, no es posible concluir, de los medios de prueba que actual-
mente se han presentado en este caso, se tenía la intención de hacerlo mediante la destrucción de los
grupos bosnio-musulmanes y bosnio-croatas de la [Región Autónoma de Krajina]. La Sala de Primera
Instancia subraya que es, solamente con base en los medios de prueba de este caso concreto, temporal
y geográficamente limitado, que llega a la conclusión de que la intención genocida no es la única infe-
rencia razonable que puede derivarse del Plan Estratégico”.
Ver Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 65 (El “Plan Estratégi-
co” consistía en “que el liderazgo bosnio-serbio, incluyendo a los miembros del Consejo Principal del
[Partido Democrático Serbio] y a otros miembros del [Partido Democrático Serbio], así como a los
representantes bosnio-serbios de las fuerzas armadas, forma[ban] un plan para juntar las áreas pobla-
das por serbios en [Bosnia y Herzegovina], hacerse del control sobre estas áreas y crear un Estado se-
parado bosnio-serbio, del cual la mayoría no-serbia sería permanentemente removida [...]”).

(4) Aplicación -inferencia de la intención genocida- la perpetración


y/o repetición de otros actos destructivos o discriminatorios cometidos
como parte del mismo patrón de conducta

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 983-984: “La prueba demuestra una
estrategia consciente, coherente y criminal de limpieza [en la Región Autónoma de Krajina] de bosnio-
musulmanes y bosnio-croatas implementada por las fuerzas bosnio-serbias”. “Aunque la naturaleza general
y extendida de las atrocidades cometidas es prueba de una campaña de persecuciones, la Sala de Primera
Instancia sostiene que, en las circunstancias de este caso, no es posible concluir a partir de ello que se cum-
ple con el requisito de intención específica necesario para tipificar el crimen de genocidio”.

(5) Aplicación -inferencia de la intención genocida- las declaraciones del acusado

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 986-987: “En sus declaraciones,
el acusado abiertamente ridiculizó y denigró a los bosnio-musulmanes y a los bosnio-croatas. También
manifestó públicamente que sólo un pequeño porcentaje de ellos podría permanecer en el territorio de
la [Región Autónoma de Krajina]. Algunas de las declaraciones del acusado son abiertamente ofensi-
vas, odiosas, intolerables, repulsivas y vergonzosas. En una ocasión, hablando en público de los ma-
trimonios mixtos, subrayó que los hijos de tales matrimonios podrían ser arrojados en el río Vrbas y
que aquéllos que pudieran nadar serían niños serbios. En otra ocasión, sugirió públicamente una com-
paña de asesinatos por venganza motivados en la etnicidad, declarando que se podría dar muerte a dos
musulmanes en Banja Luka por cada serbio que fuera asesinado en Sarajevo”. “Aunque estas manifes-
taciones sugieren contundentemente la intención discriminatoria del acusado, no permiten, sin embar-

166
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

go, la conclusión de que el acusado albergaba la intención de destruir a los bosnio-musulmanes y a los
bosnio-croatas de la [Región Autónoma de Krajina]”.

iv) Los asesinatos cometidos en Prijedor (incluyendo a los de los


Campos de Omarska, Keraterm y Trnopolje) no constituyen genocidio

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 544, 546: “Los delitos fueron cometidos
a escala masiva a lo largo del Municipio de Prijedor durante el periodo comprendido en la Cuarta Mo-
dificación al Acta de Acusación, es decir, del 30 de abril de 1992 al 30 de septiembre de 1992. Como
se señala en las conclusiones de hecho de la Sala de Primera Instancia, los asesinatos ocurrieron fre-
cuentemente en los Campos de Omarska, Keraterm y Trnopolje y en otros centros de detención. De
manera similar, mucha gente fue asesinada durante los ataques en pueblos y ciudades predominante-
mente bosnio-musulmanes en el Municipio de Prijedor y ocurrieron diversas masacres de musulmanes.
Las miles de personas que fueron detenidas en los campos fueron sujetas a tratos inhumanos y degra-
dantes, incluyendo golpizas rutinarias. Además, se cometieron violaciones y agresiones sexuales en
algunas de estas instalaciones. Las personas detenidas recibían un poco más que una dieta de subsis-
tencia. Adicionalmente, los bosnio-musulmanes que habían vivido toda su vida en el Municipio de
Prijedor fueron expulsados de sus hogares. Los bosnio-musulmanes fueron discriminados en el em-
pleo, por ejemplo, mediante despidos arbitrarios, sus casas fueron marcadas para ser destruidas, y en
muchos casos, fueron destruidas junto con las mezquitas e iglesias católicas. La Fiscalía se funda
en estos eventos ocurridos en el Municipio de Prijedor en 1992 en su totalidad, y los considera como
actus reus de genocidio conforme a lo dispuesto en el artículo 4(2) del (a) al (c) del Estatuto”. “La Sala
de Primera Instancia has revisado sus conclusiones de hecho en la Parte II de esta Sentencia y emerge
un patrón inclusivo de atrocidades contra los musulmanes en el Municipio de Prijedor en 1992, que
han quedado demostradas más allá de toda duda razonable”.

(1) Aplicación -inferencia de la intención genocida- es insuficiente la prueba de la intención


genocida de los perpetradores de mayor jerarquía presentados en el caso Stakic

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 547, 551: “Al Dr. Stakic se le acusa de
participar en una campaña genocida en el Municipio de Prijedor, supuestamente organizada al nivel
jerárquico más alto de la República de Serbia, cuyas semillas fueron sembradas alrededor del tiempo
en que se celebró la Sesión Constitutiva de la Asamblea del Pueblo Serbio de Bosnia y Herzegovina, el
24 de octubre de 1991. Se le acusa de actuar en concierto con Milan Kovacevic y Simo Drljaca del
Estado Mayor de Crisis de Prijedor; Radoslav Broanin, el General Momir Talic y Stojan Zupljanin del Es-
tado Mayor de Crisis de la [Región Autónoma de Krajina]; y Radovan Karadic, Momcilo Krajisnik y
Biljana Plavsic, miembros del liderazgo de la República de Serbia y del [Partido Demócrata Serbio].
En su decisión sobre la Petición de Sentencia Absolutoria conforme a la Regla 98 bisI, la Sala de Pri-

I
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 17 de
noviembre de 1999 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, la Regla 98 bis lee: “Regla 98 bis. Petición para Sentencia
Absolutoria. (A) Una persona acusada podrá presentar una petición para que se emita una sentencia absolutoria con
respecto a uno o más de los crímenes incluidos en el Acta de Acusación dentro de los siete siguientes días al fin de la

167
GENOCIDIO (ARTÍCULO 4)

mera Instancia concluyó que con fundamento en la prueba presentada por la Fiscalía, un juzgador de
hecho razonable ‘podría concluir que el Dr. Stakic compartía los planes de crear una Serbia unificada
mediante la destrucción de otros grupos étnicos.’ Habiendo escuchado toda la prueba, la Sala de Pri-
mera Instancia concluye que no le han sido proporcionados suficientes elementos de conocimiento con
respecto al estado mental de los supuestos perpetradores que actuaban a un nivel jerárquicamente su-
perior de la estructura política al del Dr. Stakic para permitirle deducir la inferencia de que dichos per-
petradores tenían una intención específicamente genocida. Consecuentemente, la Sala de Primera Ins-
tancia no puede derivar inferencia alguna de la estructura vertical de que el Dr. Stakic compartía la
intención” (énfasis en el original)
“La Sala de Primera Instancia subraya que es solamente en base a la prueba de este caso concreto
que llega a la conclusión de que la intención genocida a un nivel jerárquicamente superior no ha quedado
probada más allá de toda duda razonable, no obstante el hecho de que existen varios indicios que podrían
apuntar en dirección de tal intención, mismos que la Sala de Primera Instancia intentó explorar más
exhaustivamente convocando a testigos adicionales proprio motu conforme a lo dispuesto por la Regla
98II.

(2) Aplicación -inferencia de la intención genocida- es insuficiente la prueba


de la intención de destruir a una parte del grupo, cuando se registró que
aproximadamente 23,000 personas pasaron por el Campo Trnopolje
y 3,000 fueron asesinadas en Prijedor

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 553: “Con relación al ‘asesinato de
miembros del grupo’, la Sala de Primera Instancia no se encuentra satisfecha de que esté demostrado
que el Dr. Stakic poseía el dolus specialis requerido para tipificar genocidio, pero deja abierta la cues-
tión respecto a si tenía el dolus eventualis para tipificar asesinato, que puede ser suficiente para cumplir
con los elementos subjetivos para tipificar otros delitos que se le imputan en el Acta de Acusación.
Aunque la Sala de Primera Instancia se encuentre satisfecha con que el objetivo común de los miem-
bros [del Partido Demócrata Serbio] en el Municipio de Prijedor, incluyendo al Dr. Stakic como Presidente
de la Asamblea Municipal, era el de establecer un Municipio serbio, no se cuenta con suficiente prueba
para demostrar que existía una intención de realizarlo mediante la destrucción parcial del grupo mu-
sulmán. La Sala de Primera Instancia considera que la meta era más bien eliminar toda amenaza perci-
bida, especialmente de musulmanes, para la consecución del plan general y forzar a los no-serbios a
abandonar el Municipio de Prijedor. La seguridad de los serbios y la protección de sus derechos parece
haber sido el supremo interés. Como señaló un miembro de la delegación [de la Misión de Monitoreo
de la Unión Europea], que visitó el Municipio de Prijedor a finales de agosto de 1992, ‘la conclusión
que debe deducirse de lo que hemos visto es que aquí no quieren a la población musulmana, la cual
está siendo sistemáticamente expulsada por cualquier medio disponible’. Si la finalidad hubiera sido la
de asesinar a todos los musulmanes habría estructuras listas para lograrlo. La Sala de Primera Instancia

presentación del caso por parte de la Fiscalía y, en todo caso, antes que se presenten pruebas por parte de la Defensa de
conformidad con la Regla 85(A)(ii). (B) La Sala de Primera Instancia ordenará que se determine una sentencia absolu-
toria con base en la petición del acusado, o proprio motu si ha encontrado que la prueba no es suficiente para substan-
ciar una condena por ese o esos cargos.”
II
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Ver nota anterior, agregada en esta misma sección,
con respecto al texto vigente de la Regla 98 bis al momento de adoptar la decisión.

168
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

hace notar que mientras se registró que aproximadamente 23,000 personas pasaron por el campo de
Trnopolje en diversos momentos, cuando estaba operacional, y por otros asentamientos suburbanos, el
número total de asesinatos en el Municipio de Prijedor probablemente no excedió de 3,000” (énfasis
en el original).

(3) Aplicación -inferencia de la intención genocida- ausencia


de pruebas sobre las expresiones de odio del acusado

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 554: “Aunque el Dr. Stakic ayudó a llevar
a cabo una intensa campaña propagandística contra los musulmanes, no hay prueba sobre el uso de
terminología de odio por parte del Dr. Stakic, que permita inferir dolus specialis. Las declaraciones del
Dr. Stakic no apoyan públicamente los asesinatos, y aunque revelan una intención de ajustar la compo-
sición étnica de Prijedor, la Sala de Primera Instancia no puede inferir de ello una intención de destruir
al grupo musulmán”. Ver también Stakic (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 560-
561 (que exonera a Stakic de genocidio y complicidad en genocidio).

e) Delitos conexos

i) Matanza de miembros del grupo (artículo 4(2)(a))

(1) “Matanza” es igual a “asesinato”

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 642: “En la jurisprudencia
del Tribunal, el término ‘matanza’ referido en el artículo 4(2)(a) ha sido igualado al asesinato”.

(2) La matanza debe ser de miembros del grupo protegido

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 689: “La matanza debe ser de
miembros del grupo nacional, étnico racial o religioso seleccionado como objetivo”.

(3) Se requiere prueba del resultado

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 688: “Se requiere probar el resul-
tado de los actos señalados en los subpárrafos (a) y (b) del artículo 4(2)”.

169
GENOCIDIO (ARTÍCULO 4)

(4) El mens rea - debe ser intencional pero no necesariamente premeditado

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 515: “Con respecto a los actos principa-
les, se entiende que el término ‘asesinato’ se refiere a actos intencionales pero no necesariamente pre-
meditados”.

(5) Aplicación - matanza

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 643: “La Fiscalía alega que
más de 7,000 hombres bosnio-musulmanes fueron asesinados durante el periodo comprendido en la
Acusación. La Sala de Primera Instancia ha establecido previamente que este alegato ha quedado de-
mostrado más allá de duda razonable”.
Ver también “La masacre de Srebrenica fue genocidio”, Sección (III)(d)(i) y (ii), Compendio del
TPIY.

ii) El causar lesión grave a la integridad física o mental


de los miembros del grupo (artículo 4(2)(b))

(1) Definición

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 645: “El término ‘lesión
grave a la integridad física o mental’ no se encuentra definido en el Estatuto. La Sala de Primera Ins-
tancia en el caso Kayishema y Ruzindana determinó que el daño a la integridad física se refiere al que
causa lesiones graves a la salud, causa desfiguración o alguna lesión grave a los órganos externos, in-
ternos o a los sentidos”.
Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 513: “[L]a lesión grave a la integri-
dad física o mental, para efectos del actus reus del artículo 4, es un acto u omisión intencional que
causa grave sufrimiento corporal o mental”.

(2) No se requiere que la lesión causada sea permanente o irremediable,


pero debe causar incapacidad grave y de largo plazo/debe ser serio

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 645: “La jurisprudencia de
los Tribunales ha especificado que no es necesario que la lesión sea permanente o irremediable, pero
‘[d]eben causar una lesión tal, que tenga como consecuencia una desventaja grave y a largo plazo en la
capacidad de la persona de llevar una vida normal y constructiva’. En la Sentencia de Primera Instan-
cia Semanza se ha especificado que la lesión mental es aquella que es más que una debilitación menor
o temporal de las facultades mentales”.

170
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 690: “No se requiere que la
lesión infringida sea permanente o irremediable, pero debe ser grave”. Ver también Stakic (Sala de
Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 516 (similar).
Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 513: “[L]a lesión grave no tiene que
causar lesiones permanentes e irremediables, sin embargo debe ser tal, que tenga como resultado algo
más que infelicidad temporal, vergüenza o humillación. Debe de ser un daño que resulte en una grave
desventaja, y a largo plazo, para la capacidad de una persona de llevar una vida normal y constructiva”.

(3) Debe determinarse caso por caso

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 646: “La determinación de
que un acto ha causado una ‘lesión grave a la integridad física o mental’ según el significado del artículo
4 del Estatuto debe realizarse caso por caso, con debida consideración a las circunstancias particulares
del caso”.

(4) Actos incluidos

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 646: “Al igual que el TPIR,
este Tribunal ha interpretado que el término [lesión grave a la integridad física o mental] incluye actos
de tortura, trato inhumano o degradante, violencia sexual incluyendo violación, interrogatorios combi-
nados con golpizas, amenazas de muerte y deportación. En particular, la Sala de Primera Instancia en
el caso Krstic sostuvo que el ‘trato inhumano […] y la deportación se encuentran entre los actos que
pueden causar lesión grave a la integridad física o mental. Encontró fundamento para ello en la juris-
prudencia de este Tribunal así como en otras fuentes. La Sentencia de Eichmann emitida por el Juez de
Distrito de Jerusalén el 12 de diciembre de 1961 ya había incluido a la ‘deportación’ entre los actos
que podrían constituir lesión grave a la integridad física o mental”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 690: “‘El causar lesiones
corporales o mentales graves’ en el subpárrafo (b) se entiende que significa, inter alia, actos de tortura,
trato inhumano o degradante, violencia sexual incluyendo violación, interrogación combinada con
golpizas, amenazas de muerte y lesiones que dañan a la salud o causan desfiguración o una lesión gra-
ve infligida a los miembros del grupo nacional, étnico, racial o religioso seleccionado como objetivo”.
Ver también Stakic (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 516 (similar).
Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 513: “[E]l trato inhumano, la tortu-
ra, la violación, el abuso sexual y la deportación están entre los actos que pueden causar lesiones cor-
porales o mentales graves”.

(5) Se requiere prueba de los resultados

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 688: “Se requiere probar los re-
sultados de la comisión de los actos señalados en los subpárrafos (a) y (b) del artículo 4(2)”.

171
GENOCIDIO (ARTÍCULO 4)

(6) Mens rea - la lesión debe haber sido infringida intencionalmente

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 645: “[L]a lesión debe
haber sido infringida intencionalmente”. Ver también Brdjanin (Sala de Primera Instancia), 1 de sep-
tiembre de 2004, párr. 690 (igual).

(7) Aplicación - causar lesiones graves a la integridad física


o mental de miembros del grupo

(a) El trauma y las heridas sufridas por las personas que sobrevivieron a las ejecuciones
en masa de Srebrenica constituyen lesión grave a la integridad física y mental

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párrs. 647-649: “La Sala de Pri-
mera Instancia encuentra que existe suficiente prueba para establecer más allá de toda duda razonable
que el trauma y las heridas sufridas por las personas que lograron sobrevivir a las ejecuciones en masa
de [Srebrenica] constituyen una lesión grave a la integridad física y mental. El miedo a ser capturado,
y en el momento de la separación, la sensación de total desamparo y extremo temor por la seguridad
de la familia y amigos, así como por la propia seguridad, es una experiencia traumática de la que uno
no se recuperará rápidamente –o tal vez nunca–. Además, la Sala de Primera Instancia concluye que
los hombres sufrieron lesión mental al ser despojados de sus documentos e identificación, al percatarse
de que no serían intercambiados como previamente se les había dicho, y cuando entendieron cuál era
su último destino. Al llegar a algún lugar de ejecución, veían los campos de la muerte cubiertos por
cadáveres de hombres bosnio-musulmanes que habían sido traídos al lugar de la ejecución y asesina-
dos antes que ellos. Después de haber presenciado las ejecuciones de parientes y amigos, y en algunos
casos, haber sufrido lesiones ellos mismos, sufrieron la angustia mental adicional de permanecer in-
móviles y acostados, con miedo, bajo los cadáveres, en algunos casos de parientes y amigos, durante
largas horas, escuchando los sonidos de las ejecuciones o los quejidos de los que sufrían dolor, y lue-
go, el de las máquinas al cavar las tumbas masivas”.
“La Sala de Primera Instancia recuerda el testimonio del Testigo P-111, un sobreviviente de las
ejecuciones en masa de Petkovci Dam que quedó gravemente lesionado y logró sobrevivir permane-
ciendo en la misma postura entre los cadáveres de los demás hombres muertos:

mientras otros eran asesinados, yo rezaba porque me mataran también pues tenía terribles dolores.
[…] Así que sólo pensé que mi madre nunca sabría donde estaba y pensaba que deseaba morir”.

“La Sala de Primera Instancia también sabe que los hombres que fueron separados, detenidos, de quienes
abusaron y que subsecuentemente fueron asesinados, sufrieron lesión mental grave puesto que conocían que
su destino era: lo último que verían muchas de las víctimas, era los campos de la muerte llenos de cadáveres
de hombres bosnio-musulmanes que habían sido traídos al sitio de ejecución ante ellos”.

172
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(b) El desplazamiento forzoso de mujeres, niños y ancianos de Srebrenica


fue una experiencia traumática que causó lesión grave a la integridad mental

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párrs. 650, 652-654: “[L]a Sala
de Primera Instancia está convencida de que el desplazamiento forzoso de mujeres, niños y personas
ancianas fue, por sí mismo, una experiencia traumática que, en las circunstancias de este caso alcanza
el nivel requerido de lesión mental grave a que se refiere el artículo 4(2)(b) del Estatuto. El desplaza-
miento forzoso comenzó con la huída de la población bosnio-musulmana del enclave, después de una
ofensiva militar de cinco días, mientras les disparaban al desplazarse del pueblo de Srebrenica al de
Potocari buscando refugiarse del enfrentamiento. Los bosnio-musulmanes dejaron sus hogares y pose-
siones después de decidir que era simplemente imposible permanecer en el pueblo de Srebrenica. Al
llegar a Potocari, la población bosnio-musulmana no encontró el refugio que buscaba, más bien encon-
tró que la NUPROFOR [Fuerza de Protección de las Naciones Unidas en Bosnia (FUEPRONU)] era
incapaz de proporcionarle la ayuda que requería: [el Batallón Holandés de NUPROFOR] estaba, desafortuna-
damente, mal preparado para el influjo masivo de gente a su base. Después de meses de bloqueos e
inspecciones a sus convoyes de suministros, carecía de provisiones de alimentos, medicinas y aún de
agua, adecuados para los miles de bosnio-musulmanes que llegaban. Inclusive, carecía de espacio
adecuado en el cual mantener a 25,000 a 30,000 personas protegidas del calor, menos aún de un lugar
para que descansaran o durmieran. Después, los bosnio-musulmanes observaron impotentes como Po-
tocari era destruido y esencialmente tomado por las fuerzas bosnio-serbias, incluyendo al General
Mladic. Al comenzar las brutales separaciones a los ojos vigilantes de las fuerzas bosnio-serbias y
al extenderse los abusos en contra de la población, particularmente durante la ‘noche de terror’, los
bosnio-musulmanes quedaron aterrorizados e indefensos. Después de que sus esposos, padres e hijos
les fueron arrebatados, las mujeres bosnio-musulmanas se sintieron aún más vulnerables y asustadas,
no sólo por su propia seguridad, sino especialmente por la de sus seres queridos. Luego de dejar Srebrenica
para escapar de los bosnio-serbios, la población bosnio-musulmana se percató de que tenía que mover-
se más allá de Potocari para estar a salvo. Al abordar los camiones, sin que se les preguntara siquiera
su nombre, los bosnio-musulmanes vieron el humo que salía de sus casas incendiadas y supieron que
éste no era un desplazamiento temporal para su seguridad inmediata. Más bien, este desplazamiento
era un paso crítico para lograr el objetivo final del ataque al enclave de Srebrenica, de eliminar a la
población bosnio-musulmana del enclave”.
“La Sala de Primera Instancia no tiene duda de que las mujeres, niños y gente anciana que sufrie-
ron y que fueron cruelmente separados de sus seres queridos y trasladados por la fuerza, y las terribles
consecuencias que esto tuvo en sus vidas, alcanzan el umbral de la lesión mental grave a que se refiere
el artículo 4(2)(b) del Estatuto. La Sala de Primera Instancia también concluye que el nivel de angustia
mental sufrido por las mujeres, niños y gente anciana, desplazados por la fuerza de sus hogares, en
forma traumatizante e impidiéndoles regresar, obligándolos a abandonar sus bienes y sus pertenencias,
así como sus tradiciones y de manera más general, su relación con el territorio en el que vivían, consti-
tuye una grave lesión mental”.
“Finalmente, la Sala de Primera Instancia sabe que muchos de los sobrevivientes que perdieron a
sus parientes en las horribles circunstancias descritas arriba, aún se encuentran buscando los cuerpos
de sus seres queridos y buscando información que les permita determinar con certeza si están muertos,
y en tal caso, las circunstancias exactas de su muerte. La Sala de Primera Instancia está convencida de
que la lesión mental sufrida por estos sobrevivientes alcanza el umbral requerido para constituir lesión
mental grave”.

173
GENOCIDIO (ARTÍCULO 4)

“Por lo tanto, la Sala de Primera Instancia concluye que existen suficientes pruebas para establecer,
más allá de toda duda razonable, que en las circunstancias de este caso, el traslado forzoso constituye
‘lesión mental grave’ que coincide con el significado del artículo 4(2)(b). La Sala de Primera Instancia
también determina que los perpetradores tenían la intención de que el traslado forzoso, y la forma en
que se llevó a cabo, causara una lesión mental grave a las víctimas”.

iii) Sometimiento intencional del grupo a condiciones de vida


que dé lugar a su destrucción física, total o parcial (artículo 4(2)(c))

(1) El grupo debe ser un grupo protegido

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 692: “El grupo que es sometido a
estas condiciones debe ser un grupo protegido según los términos de la Convención sobre Genocidio.
Tales condiciones deben estar calculadas para lograr la destrucción física, total o parcial del grupo se-
leccionado como objetivo y ser infringidas al grupo deliberadamente”.

(2) Cubre los métodos de destrucción mediante los que el perpetrador


no asesina inmediatamente a los miembros del grupo, sino con los que,
en última instancia, persigue su destrucción física

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 518: “La Sala de Primera Instancia en el
caso Akayesu sostuvo que la expresión [calculado para lograr su destrucción física] ‘debe ser interpre-
tada como los métodos de destrucción mediante los que el perpetrador no asesina inmediatamente a los
miembros del grupo, sino que persigue ultimadamente su destrucción física’. El elemento de destruc-
ción física es inherente a la misma palabra genocidio, que se deriva del griego ‘genos’ que significa
raza o tribu y del latín ‘caedere’ significando matar. También debe recordarse que el genocidio cultu-
ral, distinto del genocidio físico y biológico, quedó específicamente excluido de la Convención sobre
Genocidio. La Comisión de Derecho Internacional ha comentado:

Como se demuestra claramente en los trabajos preparatorios de la Convención, la destrucción en


cuestión es la destrucción material del grupo, ya sea mediante medios físicos o biológicos, no la
destrucción de la identidad nacional, lingüística, religiosa, cultural u otra identidad del grupo par-
ticular. El elemento nacional o religioso y el elemento étnico o racial no fueron tomados en consi-
deración en la definición de la palabra ‘destrucción’, que puede ser tomada solamente en su senti-
do material, físico o biológico”.

(3) Ejemplos de actos cubiertos

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 691: “Los actos contemplados en
este subpárrafo incluyen, sin limitación a los métodos de destrucción distintos de los asesinatos direc-
tos, actos tales como someter al grupo a una dieta de subsistencia, la expulsión sistemática de los

174
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

hogares y la denegación del derecho a servicios médicos. También está incluida la fabricación de cir-
cunstancias que puedan llevar a una muerte lenta, tales como la carencia de vivienda, ropa e higiene
adecuados o trabajos o esfuerzos físicos excesivos”. Ver también Stakic (Sala de Primera Instancia), 31
de julio de 2003, párr. 517 (igual).

(4) No se requiere prueba de la destrucción física total


o parcial del grupo seleccionado como objetivo

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 691: para demostrar que se incurrió
en “‘someter intencionalmente al grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destruc-
ción física total o parcial’ conforme al subpárrafo (c) no se requiere probar la destrucción física total o
parcial del grupo seleccionado como objetivo”. Ver también Stakic (Sala de Primera Instancia), 31 de
julio de 2003, párr. 517 (similar).
Sin embargo, para la discusión sobre la intención específica que se requiere para configurar geno-
cidio, ver en lo general (III)(c), Compendio del TPIY.

(5) Determinar si incluye deportación

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 693: “En su Decisión sobre la
Regla 98 bisIII, la Sala de Primera Instancia decidió que no consideraría el alegato de la Fiscalía de que
‘la deportación en masa de grupos bosnio-musulmanes y bosnio-croatas’ constituyeron condiciones de
existencia calculadas para lograr su destrucción física según el significado del artículo 4(2)(c) del Esta-
tuto, debido a que no se incluyó como alegato en el Acta de Acusación. Sin embargo, esto no impide
que la Sala de Primera Instancia se funde en ello como prueba de la existencia de la intención específi-
ca. ‘La intención genocida puede inferirse, entro otros hechos, a partir de los medios de prueba sobre
“otros actos dolosos dirigidos sistemáticamente en contra del mismo grupo”’.

(6) Aplicación - sometimiento intencional al grupo a condiciones


de vida que den lugar a su destrucción física total o parcial

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 909-962: La Sala de Primera
Instancia considera que ha quedado demostrado más allá de toda duda razonable que las condiciones
en los siguientes campos e instalaciones de detención se calcularon para lograr la destrucción física de
las personas detenidas bosnio-musulmanes y bosnio-croatas, y fueron infringidas deliberadamente: el
campo Manjaca, el estadio de fútbol Mlavke y la estación de bomberos de Bosanski Novi, la prisión de
Kotor Varos, el campo Omarska, el campo Keraterm, el campo Trnopolje, la fábrica de zapatos Sloga,

III
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. El texto de la Regla 98 bis, vigente al momento de
adoptar la decisión a que se refiere esta sentencia, es igual al transcrito bajo “Aplicación -inferencia de la intención
genocida- es insuficiente la prueba de la intención genocida de los perpetradores de mayor jerarquía presentados en el
caso Stakic”, Sección (III)(d)(iv)(1) del Compendio TPIY.

175
GENOCIDIO (ARTÍCULO 4)

los estacionamientos de la fábrica Betonirka, el campo Pribinic y el edificio de defensa Territorial en


el Municipio de Teslic.

iv) Imposición de medidas destinadas a impedir


nacimientos dentro del grupo (artículo 4(2)(d))

v) Traslado forzoso de niños del grupo a otro grupo (artículo 4(2)(e))

f) Actos punibles/modalidades de responsabilidad


por la comisión de genocidio

i) Genocidio (artículo 4(3)(a))

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 727: “La Sala de Primera Instan-
cia considera el genocidio conforme al artículo 4(3)(a) como un crimen que comprende a los autores
principales, incluyendo, pero sin limitarse, a los perpetradores físicos y a los responsables según la
teoría de [la empresa criminal conjunta]”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 532: “La Sala de Primera Instancia
ha identificado previamente a los perpetradores o co-perpetradores de genocidio, como aquéllos que
diseñan el plan genocida al más alto nivel y toman las medidas principales para hacerlo efectivo. El
perpetrador o el co-perpetrador es aquél que cumple con el papel ‘de coordinador clave’ y cuya ‘parti-
cipación es de naturaleza extremadamente significativa y a nivel de liderazgo’. Esta Sala de Primera
Instancia considera que el genocidio según al artículo 4(3)(a) se limita usualmente a los ‘perpetrado-
res’ o ‘co-perpetradores’”.
Para la discusión sobre la responsabilidad individual y la responsabilidad del superior, ver Sec-
ciones (V) y (VI), Compendio del TPIY.
Para discusión sobre lo que sería más apropiado alegar acerca de la responsabilidad de los supe-
riores por haber cometido genocidio como una violación al artículo 4(3)(a) (genocidio) en lugar que
como al artículo 4(3)(e)(complicidad), ver Blagojevic y Jokic (Sala de Primera Instancia), 17 de enero
de 2005, párrs. 681-686.

ii) Conspiración para cometer genocidio (artículo 4(3)(b))

iii) Instigación directa y pública para cometer genocidio (artículo 4(3)(c))

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 503: “Con respecto al genocidio, la Sala
de Primera Instancia considera a la instigación como una modalidad derogada de la responsabilidad
penal ya que la instigación directa y pública para cometer genocidio, al ser punible conforme al artículo
4(3)(c) sería prioritario (lex specialis derogat legi generali)”.

176
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

iv) Tentativa para cometer genocidio (artículo 4(3)(d))

v) Complicidad en la comisión de genocidio (artículo 4(3)(e))

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 678: “La complicidad en
genocidio se encuentra enumerada en el artículo 4(3)(e) como una forma de responsabilidad por la
comisión del crimen de genocidio”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 776: “[L]a complicidad es
una forma de participación delictiva tipificada en los principios generales del derecho penal. La complici-
dad generalmente ha sido ampliamente concebida como una forma de responsabilidad secundaria y, como
tal, cubre varios aspectos de la responsabilidad enumerados en el artículo 7(1)”. Ver también Brdjanin (Sala
de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 729 (misma primera oración).

(1) La complicidad y la responsabilidad por complicidad


generalmente tienen el mismo significado

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 723: “La ‘complicidad’ y ‘la res-
ponsabilidad por complicidad’ tienen el mismo significado y son utilizadas intercambiablemente”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 531: “Como lo señaló la Sala de
Primera Instancia en el caso Semanza, no existe una distinción relevante entre la complicidad en geno-
cidio y ‘la amplia definición que se asigna a ayudar y alentar’”.
Comparar Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 777: “En [el]
caso Tadic [Sentencia de Primera Instancia] los términos ‘participación’ y ‘complicidad’ son utilizados
de manera intercambiable”.

(a) Complicidad es más amplio que sólo ayudar y alentar

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 777: “La Sala de Apelaciones
ha reconocido que la complicidad en genocidio incluye la noción de ayudar y alentar en la planeación,
preparación y ejecución del crimen, así como otras modalidades de responsabilidad. A este respecto, el
TPIR, fundándose en el Código Penal de Ruanda, ha distinguido tres formas de responsabilidad bajo la
complicidad en la comisión genocidio, a saber, complicidad por proporcionar los medios, por ayudar y
alentar con conocimiento, y complicidad por instigación”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 729: “Conforme a la juris-
prudencia del Tribunal y del TPIR, la complicidad en genocidio conforme al artículo 4(3)(e) puede
consistir en ayudar y alentar en la comisión de genocidio, aunque no debe excluirse que puede haber
otros actos que no sean estrictamente para ayudar y alentar pero que podrían equivaler a la complici-
dad. La Sala de Apelaciones ha sostenido que ‘los términos “complicidad” y “cómplice” pueden com-
prender conductas más amplias que ayudar y alentar’”.

177
GENOCIDIO (ARTÍCULO 4)

(2) Definición de cómplice

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 776: “En el contexto de ge-
nocidio, en tanto que el perpetrador principal ha sido definido como ‘el que cumple “un papel clave como
coordinador” y cuya “participación es de naturaleza extremadamente significativa y a nivel de lideraz-
go”’, la complicidad ha sido definida como alguien que se asocia al crimen de genocidio cometido por
otro”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 727: “[U]n cómplice de ge-
nocidio conforme al artículo 4(3)(e) es alguien que se asocia en el crimen de genocidio cometido por
otro”. Ver también Stakic (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 533 (igual).
Ver también Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 777: “El
cómplice ‘será también responsable de todo lo que naturalmente resulte de la comisión del acto en
cuestión’”.

(a) Comparación con ayudar y alentar la comisión de genocidio

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 777: “el ayudar y alentar la
comisión de genocidio se refiere a ‘todos los actos de asistencia o promoción que substancialmente
han contribuido o han tenido un efecto esencial en la consumación del crimen de genocidio’”. Ver
también Brdjanin (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 729 (igual); Stakic (Sala
de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 533 (igual).
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 777: “La Sala de Pri-
mera Instancia en el caso Furundzija encontró que ayudar y alentar como delito requería de los si-
guientes elementos para su configuración: asistencia práctica, promover o apoyar moralmente de modo
que ello produzca un efecto substancial en la perpetración del crimen”.

(3) La Convención sobre Genocidio y el derecho internacional


consuetudinario provén la complicidad en el genocidio

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 724: “La Sala de Primera Instan-
cia considera que la complicidad como forma de participación se encuentra ligada a la competencia
rationae personae (en razón de la persona) del Tribunal. La complicidad es una de las formas de res-
ponsabilidad penal reconocida por los principios generales de derecho penal, y con respecto al genocidio,
también es reconocida por el derecho internacional consuetudinario. La Convención sobre Genocidio,
cuyas disposiciones reflejan el derecho internacional, expresamente contempla la complicidad en el
genocidio como un acto punible, en su artículo III, que a su vez, se reproduce en el artículo 4(3) del
Estatuto. El derecho dispone que la complicidad en el genocidio era suficientemente accesible y previ-
sible en el momento en que supuestamente fueron cometidos los actos que se imputan en el Acta de
Acusación”.

178
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(4) Se requiere demostrar la intención genocida


para configurar la complicidad en el genocidio

Kristic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, para 142: “[E]xiste autoridad para sugerir que para
configurar complicidad en genocidio, al prohibir una conducta más amplia que la de ayudar y alentar,
se tiene que probar que el cómplice tenía la intención específica de destruir a un grupo protegido. El
artículo 4 del Estatuto se lee de manera más natural para sugerir que el requisito del artículo 4(2) de
que un perpetrador de genocidio tiene la ‘intención de destruir’ a un grupo protegido, se aplica a todos
los actos prohibidos enumerados en el artículo 4(3), incluyendo complicidad en genocidio. También
hay prueba de que quienes formularon la Convención sobre Genocidio pretendían que para tipificar el
cargo de complicidad en el genocidio se requiriera demostrar la intención genocida”. Ver también
Krstic (Sala de Apelaciones), Opinión Parcialmente Disidente del Juez Shahabuddeen, 19 de abril de
2004, párrs. 60, 62-64, 66, 68 (donde se discute la interrelación entre el artículo 4(3)(e) sobre compli-
cidad en el genocidio y el artículo 7(1) sobre ayudar y alentar la comisión de genocidio).
Comparar Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 730: “Como se
señaló, el significado de la complicidad en el genocidio se rige por los principios generales de derecho
penal. La complicidad en el genocidio, cuando consiste en ayudar y alentar la comisión de genocidio,
no requiere prueba de que el cómplice tenía la intención específica de destruir, total o parcialmente a
un grupo protegido. En este caso la Fiscalía debe demostrar más allá de toda duda razonable ‘que el
acusado sabía que sus propios actos ayudarían a la comisión de genocidio por el perpetrador principal
y conocía el estado mental del perpetrador principal; no se requería demostrar que una persona acusa-
da compartía la intención específica del perpetrador principal’”.
Para una mayor discusión del estado mental al ayudar y alentar a cometer genocidio, ver el artícu-
lo 7.1, ayudar y promover con: “mens rea del ayudante y alentador del genocidio”, Sección
(V)(d)(v)(7), Compendio del TPIY, y “ayudar y alentar en la comisión de genocidio - elementos”,
Sección (V)(d)(vi), Compendio del TPIY.

(5) Se requiere la comisión de genocidio para tipificar complicidad en genocidio

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 638: “La complicidad en
genocidio se refiere a la responsabilidad en que incurren aquéllos que se asocian en la comisión del
crimen, y no incluye la asociación en una tentativa o en otro acto preparatorio que no resulte en la co-
misión del crimen: se requiere la comisión de genocidio para tipificar complicidad en genocidio”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 728: “La complicidad en el cri-
men de genocidio conforme al artículo 4(3)(e) necesariamente implica que dicho crimen sea cometido”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 533-534: “La complicidad [...] ne-
cesariamente implica la existencia de un crimen principal. Expresado de otra forma, la complicidad en
genocidio es posible solamente cuando el genocidio realmente ha sido o está siendo cometido”. “Por lo
tanto, una persona acusada puede ser considerada como responsable solamente con respecto a la acu-
sación alternativa de complicidad en genocidio, si la Sala de Primera Instancia está satisfecha más allá
de toda duda razonable de que el genocidio como tal tuvo lugar”.

179
GENOCIDIO (ARTÍCULO 4)

(6) Se puede perseguir por complicidad aunque los perpetradores


del genocidio no hayan sido juzgados o identificados

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 728: “[U]na persona puede ser
acusada por complicidad en el genocidio aún cuando el perpetrador de genocidio aún no haya sido
juzgado o identificado”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 533: “[L]a Sala de Primera Instancia
sabe que una persona puede ser perseguida por complicidad, aún cuando el perpetrador no haya sido
juzgado o identificado y que el perpetrador y el cómplice no necesitan conocerse”.

(7) No se puede ser condenado por ambos, genocidio y complicidad


en el genocidio, por los mismos actos

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 728: “[U]na persona acusada no
puede ser condenada por genocidio y complicidad en el genocidio por los mismos actos”. Para la dis-
cusión respecto “si la participación en una empresa criminal conjunta es más parecida a la perpetración
directa o a la responsabilidad por complicidad”, ver (V)(e)(viii), Compendio del TPIY.

(8) Aplicación - complicidad en el genocidio

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 834: “Vidoje Blagojevic ha
sido condenado por complicidad en la comisión de genocidio. Aunque no ha quedado demostrado que
tenía la intención específica de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o reli-
gioso, se ha probado que ayudó y alentó a las personas que lo hicieron, sabiendo que dicha destrucción
constituía la intención de los crímenes en cuya comisión ayudó”.

vi) Traslapo entre el artículo 4(3) y el artículo 7(1)

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párrs. 138-139: “Como lo observó la Sala de Prime-
ra Instancia, existe un traslapo entre el artículo 4(3) como norma general que enumera las formas pu-
nibles de participación en genocidio y el artículo 7(1) como la norma general para responsabilidad
penal que se aplica a todos los crímenes punibles conforme al Estatuto, incluyendo el crimen de geno-
cidio. Existe apoyo al criterio de que el artículo 4(3) puede ser la norma más específica (lex specialis)
en relación al artículo 7(1). Sin embargo, también existe autoridad que indica que las modalidades de
participación enumeradas en el artículo 7(1) deben ser leídas, como lo indica el Estatuto del Tribunal,
con el artículo 4(3), y por lo tanto, la debida caracterización de la responsabilidad penal de dicha per-
sona sería la del que ayuda y alienta a la comisión del genocidio”.
“La Sala de Apelaciones concluye que, en este caso, el último punto de vista es el correcto. El
artículo 7(1) del Estatuto, que permite imputar responsabilidad a quien ayudó y alentó, expresamente
aplica a este modo de responsabilidad a ‘cualquier crimen referido en los artículos 2 al 5 del presente
Estatuto’, incluyendo al crimen de genocidio prohibido por el artículo 4. Debido a que el Estatuto de-

180
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

be ser interpretado con el mayor respeto al texto utilizado por el legislador, la Sala de Apelaciones no
puede concluir que el consecuente traslapo entre el artículo 7(1) y el artículo 4(3)(e) sea el resultado de
una inadvertencia por parte del legislador, cuando es posible otra explicación, concordante con el texto
del Estatuto. En este caso, las dos disposiciones pueden ser reconciliadas porque los términos ‘complici-
dad’ y ‘cómplice’ pueden incluir una conducta más amplia de la de ayudar y alentar. En vista de la decla-
ración expresa del Estatuto en el artículo 7(1), de que la responsabilidad por genocidio según el artículo 4
puede imputarse a través de la modalidad de ayudar y alentar, la responsabilidad de Radislav Krstic que-
da debidamente tipificada como aquella de quien ayuda y alienta a la comisión de genocidio”.
Ver también Krstic, (Sala de Apelaciones), Opinión Parcialmente Disidente del Juez Shahabuddeen,
19 de abril de 2004, párrs. 60, 62-64, 66, 68 (discusión respecto a la interrelación entre complicidad en
genocidio del artículo 4(3)(e) y el ayudar y alentar a cometerlo del artículo 7(1)).
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 679: “Como observó la
Sala de Apelaciones [en el caso Krstic], ‘hay un traslapo entre el artículo 4(3) como norma general que
enumera las formas punibles de participación en el crimen de genocidio y el artículo 7(1) como la
disposición general para la responsabilidad penal que se aplica a todos los delitos punibles conforme al
Estatuto, incluyendo el crimen de genocidio’. Como resultado, algunos títulos de responsabilidad que
se enumeran en el artículo 7(1) necesariamente están incluidos en las modalidades de responsabilidad
que se enumeran en el artículo 4(3), o viceversa. Como los títulos de responsabilidad enumerados en el
artículo 7(1) son a menudo más específicos y estrictamente delimitados que aquéllos del artículo 4(3),
el artículo 7(1) puede demostrarse más útil en la caracterización de la forma de participación del acu-
sado dentro del grado requerido de especificidad. La Sala de Apelaciones ha encontrado ‘que los mo-
dos de participación, a que se refiere el artículo 7(1), deben leerse, según lo instruye el Estatuto del
Tribunal, con el artículo 4(3)’. Con base en sus conclusiones respecto del texto del artículo 7(1), que
incluye responsabilidad para quien ayuda y alienta y expresamente aplica ese modo de responsabilidad
a todo ‘crimen referido en los artículos 2 a 5 del presente Estatuto’, incluido el crimen de genocidio
prohibido por el artículo 4”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 725-726: “[L]a Sala de Pri-
mera Instancia advierte que el término ‘cómplice’ es ‘un término de referencia incierta’. En particular,
en lo concerniente a la complicidad en genocidio, la distinción entre diversos significados se complica
por la coexistencia en el Estatuto del artículo 4(3) con el artículo 7(1). La incorporación verbatim del
artículo III de la Convención sobre Genocidio resulta en que los delitos incoados con relación al geno-
cidio (conspiración, incitación directa y pública, y tentativa), así como complicidad en el genocidio, se
encuentran incluidos en el Estatuto para efectos de la comisión del crimen de genocidio, junto con el
artículo 7(1), la disposición general que trata la responsabilidad penal individual de todos los delitos
dentro de la jurisdicción del Tribunal. Adicionalmente, en tanto que el artículo 4(3) sigue el punto de
vista para distinguir entre principales y cómplices o accesorios, el artículo 7(1) simplemente especifica
los diversos modos de involucramiento en los delitos sin trazar una distinción formal entre principales
y accesorios”.
“La Sala de Primera Instancia acepta que la descripción más precisa de la relación entre el artículo
4(3) y el 7(1) del Estatuto es la siguiente:

[a]l incorporar el artículo 4(3) al Estatuto, los redactores del Estatuto se aseguraron de que el Tri-
bunal tenga jurisdicción sobre todas las formas de participación en genocidio, prohibido conforme
al derecho internacional consuetudinario. La consecuencia de este criterio, sin embargo, es que

181
GENOCIDIO (ARTÍCULO 4)

ciertos títulos de responsabilidad penal individual en el artículo 4(3) se traslapan con los del
artículo 7(1)”.

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 531: “Advirtiendo el traslapo entre
los artículos 7(1) y 4(3), la Sala de Primera Instancia concluyó que son posibles dos criterios. El artículo
4(3) puede ser considerado como lex specialis en relación al artículo 7(1) (lex generalis), o bien, los
modos de participación que se señalan en el artículo 7(1) pueden ser leídos conjuntamente con el artículo
4(3)”.
Para la discusión de “Responsabilidad del Superior por genocidio”, ver la Sección (VI)(d), Com-
pendio del TPIY.

182
IV
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

a) Estatuto

Artículo 5 del Estatuto del TPIY:

“El Tribunal Internacional estará habilitado para juzgar a los presuntos responsables de los si-
guientes crímenes cuando éstos hayan sido cometidos en el transcurso de un conflicto armado, de
carácter internacional o interno, y dirigidos contra cualquier la población civil:

(a) asesinato;
(b) exterminio;
(c) esclavitud;
(d) deportación;
(e) encarcelamiento;
(f) tortura;
(g) violación;
(h) persecuciones por motivos políticos, raciales o religiosos;
(i) otros actos inhumanos”.

b) Elementos generales

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 181: “Para calificar como
crímenes de lesa humanidad, los actos de una persona acusada deben ser parte de un ataque a gran es-
cala o sistemático ‘dirigido contra cualquier población civil”.

183
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 181: “En la jurispruden-
cia del Tribunal está establecido que los elementos generales requeridos para la aplicabilidad del artículo
5 del Estatuto son: (i) debe ocurrir un ataque; (ii) los actos del perpetrador deben ser parte del ataque; (iii) el
ataque debe ser dirigido contra cualquier población civil; (iv) el ataque debe ser generalizado o sistemático;
y (v) el perpetrador debe saber que sus actos constituyen parte de un patrón generalizado o sistemático de
crímenes dirigidos contra una población civil y tener conocimiento que sus actos encajan en ese patrón
(es decir, tener conocimiento del contexto amplio en el que ocurren sus actos y de que sus actos son
parte del ataque)”. Ver también Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005,
párr. 541 (los mismos cinco elementos); Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de
2004, párr. 130 (los mismos cinco elementos); Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003,
párr. 140 (similar); Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 37
(los mismos cinco elementos); Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 621 (los
mismos cinco elementos); Kunarac, Kovac y Vukovic, (Sala de Primera Instancia), 22 de febrero de
2001, párr. 410 (los mismos cinco elementos).
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 541: “Adicionalmente,
en el Estatuto del Tribunal se requiere que los delitos sean ‘cometidos en el transcurso de un conflicto
armado, ya sea de carácter internacional o interno’. La Sala de Apelaciones ha considerado este requi-
sito como un requisito jurisdiccional”. Ver también Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de sep-
tiembre de 2004, párr. 130 (el crimen debe haberse “cometido en el transcurso de un conflicto armado,
ya sea de carácter internacional o interno [...]”); Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de
2003, párr. 139 (“para que un crimen sea tipificado bajo el artículo 5 del Estatuto (crímenes de lesa
humanidad) deben cumplirse dos prerrequisitos: que exista un conflicto armado, y que los actos delic-
tivos que se alegan ocurran durante este conflicto armado”.); Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de
julio de 2003, párr. 618 (“la existencia de un conflicto armado es un requisito jurisdiccional para la
aplicabilidad del artículo 5”).

i) Prerrequisitos jurisdiccionales

(1) El Estatuto requiere que exista un conflicto armado

Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 83: “[E]l requisito [co-
metido en el transcurso de un conflicto armado] contenido en el artículo 5 del Estatuto es un prerrequi-
sito puramente jurisdiccional que se satisface con la prueba de que existía un conflicto armado [...]”.
Ver también Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 570 (misma cita).
Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 251: “El requisito de existencia de conflicto
armado se satisface mediante prueba de que existía un conflicto armado [...]” (énfasis en el original).
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 180: “Un crimen enlista-
do en el artículo 5 del Estatuto constituye un crimen de lesa humanidad solamente cuando es ‘cometido
en el transcurso de un conflicto armado”. Ver también Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de sep-
tiembre de 2004, párr. 133 (similar); Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre
de 2003, párr. 38 (similar); Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003,
párr. 233 (similar).

184
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(a) El conflicto armado puede ser internacional o interno

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 541: “[E]l Estatuto del Tri-
bunal requiere que los delitos sean ‘cometidos en el transcurso de un conflicto armado, ya sea de ca-
rácter internacional o interno’. La Sala de Apelaciones ha considerado que este requisito es de carácter
jurisdiccional”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 134: “El conflicto armado
puede ser de naturaleza internacional así como interno”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 23: “El artículo 5 otor-
ga al Tribunal Internacional competencia para perseguir crímenes de lesa humanidad ‘cuando los actos
son cometidos en el transcurso de un conflicto armado, ya sea de carácter internacional o interno”.

(b) Definición de conflicto armado

Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 56: “Se dice que existe
un ‘conflicto armado’ ‘cuando se recurre a la fuerza armada entre Estados o a la violencia armada pro-
longada entre autoridades gubernamentales y grupos armados organizados o entre dichos grupos dentro de
un Estado’”. Ver también Tadic, (Sala de Apelaciones), Resolución sobre la Moción de la Defensa
para una Impugnación Interlocutoria a la Jurisdicción, 2 de octubre de 1995, párr. 70 (igual).
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 122: “Está establecido en la
jurisprudencia de este Tribunal que existe un conflicto armado ‘siempre que se recurra a la fuerza ar-
mada entre los Estados o a la violencia armada prolongada entre autoridades gubernamentales y gru-
pos armados organizados o entre dichos grupos dentro de un Estado’”. Ver también Stakic, (Salas de
Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 568 (igual).

(2) Los actos del acusado y el conflicto armado deben


estar ligados geográfica y temporalmente

Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 83: “[E]l requisito [co-
metido en un conflicto armado] contenido en el artículo 5 del Estatuto es un prerrequisito puramente
jurisdiccional que se satisface con la prueba de que existió un conflicto armado y de que objetivamen-
te, los actos del acusado están ligados geográfica así como temporalmente al conflicto armado”. Ver
también Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 38 (misma ci-
ta); Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 570 (misma cita).
Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 251: “Un nexo entre los actos del acusado
y el conflicto armado no es requerido, como [...] lo sugiere la Sentencia [del Juicio Tadic]. El requisito
respecto al conflicto armado se cumple probando que existió un conflicto armado; eso es todo lo que
requiere el Estatuto, y al hacerlo, exige más que el derecho internacional consuetudinario” (Énfasis en
el original). Ver también Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 139 (debe
existir “[...] un conflicto armado en el momento y lugar relevantes”); Kordic y Cerkez, (Sala de Prime-
ra Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 23 (lo mismo que en el caso Galic).

185
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 180: “Un crimen enlista-
do en el artículo 5 del Estatuto constituye un crimen de lesa humanidad solamente cuando ‘se comete
en el transcurso de un conflicto armado’. Este requisito se traduce en la necesidad de probar que exis-
tió un conflicto armado en el momento y lugar relevantes, y que, objetivamente, los actos del acusado
se encuentran ligados geográfica y temporalmente al conflicto armado. No se requiere la prueba de un
nexo entre los crímenes conexos y el conflicto armado. Aunque los actos u omisiones han de ser come-
tidos en el transcurso de un conflicto armado, los nexos normales requeridos son aquellos que existen
entre los actos de una persona acusada y el ataque a la población civil [...]”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 133: “La Sala de Apelacio-
nes en el caso Kunarac sostuvo que este [requisito de que los crímenes de lesa humanidad sean come-
tidos en un conflicto armado] no es equivalente al requisito contenido en el artículo 3 del Estatuto en
donde se requiere que exista una ‘relación cercana’ entre los actos del acusado y el conflicto armado.
En contraste, conforme a la Sala de Apelaciones, el nexo con el conflicto armado, según el artículo 5,
es [...] ‘un prerrequisito puramente jurisdiccional que se satisface probando que existía un conflicto
armado y que objetivamente, los actos del acusado están ligados geográfica así como temporalmente al
conflicto armado’”.1
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 567: “El artículo 5 del Estatuto con-
fiere jurisdicción al Tribunal para perseguir a personas por crímenes de lesa humanidad. Mientras que
la Sala de Apelaciones ha sostenido que ‘el derecho internacional consuetudinario puede no requerir
conexión alguna entre los crímenes de lesa humanidad y conflicto alguno’, el artículo 5 impone un
requisito jurisdiccional que limita la competencia del Tribunal a crímenes de lesa humanidad ‘cuando
se cometieron en el transcurso de un conflicto armado, ya sea de carácter internacional o interno’”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 33: “La Sala de Apela-
ciones [en el caso Tadic] [...] concluyó, con respecto al artículo 5 del Estatuto, que no se requiere
prueba de un nexo entre la conducta del acusado y el conflicto armado [...]”. “Aunque los actos u omi-
siones deben ser cometidos durante un conflicto armado, el nexo que se requiere es entre los actos del
acusado y el ataque a la población civil”. Ver también Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de
1999, párr. 251: “Se requiere un nexo con los actos del acusado [...] solamente por el ataque a ‘alguna
población civil’”.
Ver también “los actos del acusado deben formar parte del ataque” (elemento 2), Sección
(IV)(b)(iii), Compendio del TPIY.

ii) Debe ocurrir un “ataque” (elemento 1)

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 181: Un elemento para probar
la comisión de crímenes de lesa humanidad es que “[d]ebe existir un ataque”. Ver también Blagojevic

1
La mayoría de las sentencias utilizan la palabra “nexos” para describir la relación entre los actos del acusado y el ata-
que contra la población civil, no el conflicto armado. Ver, por ejemplo, Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26
de febrero de 2001, párr. 33 (“el nexo que se requiere es entre los actos del acusado y el ataque a la población civil”);
ver también “los actos del acusado deben formar parte del ataque” (elemento 2), Sección (IV)(b)(iii), Compendio TPIY.
Comparar Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 251 (“Un nexo entre los actos del acusado y el con-
flicto armado no se requiere [...]”).

186
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 541 (igual); Brdjanin, (Sala de Primera
Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 130 (igual); Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instan-
cia), 17 de octubre de 2003, párr. 37 (igual); Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003,
párr. 621 (igual); Kunarac, Kovac y Vukovic, (Sala de Primera Instancia), 22 de febrero de 2001, párr.
410 (igual).

(1) Definición

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 543: “El ‘ataque’ en el con-
texto de un crimen de lesa humanidad puede definirse como el curso de una conducta que involucra la
comisión de actos de violencia”. Ver también Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviem-
bre de 2005, párr. 182 (similar); Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr.
131 (similar); Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 141 (similar); Naletilic
y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 233 (similar).

(2) El “ataque” y el “conflicto armado” son distintos

Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 251: “[L]os dos -el ‘ataque a la población ci-
vil’ y ‘el conflicto armado’- deben ser nociones separadas [...]”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 182: “Los conceptos de
‘ataque’ y ‘conflicto armado’ son nociones distintas y separadas [...]”. Ver también Brdjanin, (Sala de Pri-
mera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 131 (similar); Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de
julio de 2003, párr. 623 (similar); Vasiljevic, (Sala de Primera Instancia), 29 de noviembre de 2002,
párr. 30 (similar).
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 39: “Los conceptos
de ‘ataque’ y ‘conflicto armado’ son necesariamente separados y distintos; el primero es un elemento de
un crimen de lesa humanidad y el segundo un requisito jurisdiccional conforme al Estatuto”.
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 141: “Al comparar el contenido
del derecho internacional consuetudinario concerniente a crímenes de lesa humanidad con respecto al
Estatuto del Tribunal, la Sala de Apelaciones hizo notar que ‘el “ataque a la población civil” y el “con-
flicto armado” deben ser nociones separadas [...]’”.

(3) El “ataque” puede ser, pero no requiere ser, parte del “conflicto armado”

Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 86: “[E]l ataque puede
preceder, prevalecer o continuar durante el conflicto armado pero no necesita ser parte de éste”. Ver
también Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 182 (similar); Blagojevic
y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 543 (igual); Brdjanin, (Sala de Primera
Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 131 (similar); Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio
de 2003, párr. 623 (similar).

187
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 251: “[C]onforme al artículo 5 del Estatu-
to, el ataque a ‘cualquier población civil’ puede ser parte de un ‘conflicto armado”. Ver también Limaj
et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 182 (igual); Galic, (Sala de Primera
Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 141 (igual); Vasiljevic, (Sala de Primera Instancia), 29 de
noviembre de 2002, párr. 30 (igual).
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 141: “De acuerdo con el derecho
internacional consuetudinario, el ataque puede preceder, prevalecer o continuar durante el conflicto
armado pero no necesita ser parte de éste”. Ver también Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instan-
cia), 17 de octubre de 2003, párr. 39 (similar); Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31
de marzo de 2003, párr. 233 (similar).
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 39: “El ataque no
necesita ser parte de un conflicto armado porque (i) el concepto de ‘ataque’ no está limitado al empleo
de la fuerza armada sino que se ha sostenido que comprende cualquier maltrato de la población civil, y
(ii) es concebible que la existencia de un conflicto armado satisfaga el requisito jurisdiccional, y a la
vez se produzca un ataque desconectado del conflicto armado, pero aún así, dirigido contra una pobla-
ción civil, lo cual podría satisfacer los requisitos del derecho internacional consuetudinario para confi-
gurar un crimen de lesa humanidad”.

(4) El “ataque” no se limita al uso de la fuerza armada

Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 86: “[E]l ataque, en el
contexto de un crimen de lesa humanidad, no se limita al uso de la fuerza armada; comprende todo
maltrato de la población civil”. Ver también Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre
de 2005, párr. 182 (similar); Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr.
543 (lo mismo que en el caso Limaj); Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004,
párr. 131 (lo mismo que en el caso Limaj); Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr.
623 (lo mismo que en el caso Kunarac); Vasiljevic, (Sala de Primera Instancia), 29 de noviembre de
2002, párr. 29 (lo mismo que en el caso Limaj).
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 194: “[P]ara equipararse
a un ‘ataque’, la conducta relevante no requiere ser equivalente a un ataque militar o una toma de po-
sesión a la fuerza; sólo se requiere probar el ‘curso de una conducta’ dirigida contra la población civil
que indique un alcance generalizado o sistemático”.
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 141: “En el contexto de un cri-
men de lesa humanidad, el ‘ataque’ no se limita al combate armado. Puede comprender también situa-
ciones de maltrato a personas que no forman parte activa en las hostilidades, tales como las personas
detenidas”.
Para la discusión del requisito de generalizado o sistemático, ver “el ataque debe ser ‘generalizado
o sistemático’ (elemento 4)”, Sección (IV)(b)(v), Compendio del TPIY.

188
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(5) Al establecer que ocurrió un ataque, generalmente


es irrelevante que el otro lado haya cometido atrocidades o ataques

Kunarac, Kovac y Vukovic, (Sala de Apelaciones) 12 de junio de 2002, párrs. 97, 87-88: La Sala de Pri-
mera Instancia “correctamente manifestó que la existencia de un ataque contra la población civil de una
de las partes no desaprobaría ni cancelaría el ataque de esa parte contra la población civil de la otra”.
“[A]l probar si hubo un ataque contra una población civil en particular, no es relevante que la con-
traparte también haya cometido atrocidades contra la población civil de su oponente. La existencia de
un ataque de una de las partes contra la población civil de la otra, no justificaría el ataque de la contraparte
contra la población civil de su oponente, ni eliminaría la conclusión de que las fuerzas de la contrapar-
te efectivamente estaban seleccionando como objetivo de su ataque a la población civil como tal. Cada
ataque contra la población civil del otro será igualmente ilegítimo y los crímenes cometidos como parte
de este ataque, podrán, en caso de cumplirse todas las demás condiciones, constituir crímenes de lesa
humanidad”.
“La prueba de un ataque por la contraparte dirigido contra la población civil del acusado no puede
ser admitida, salvo que tienda ‘a probar o a contradecir los alegatos del Acta de Acusación’, especial-
mente para refutar el alegato de la Fiscalía de que existió un ataque generalizado o sistemático contra
una población civil. La presentación de un alegato señalando que la contraparte es responsable por el
inicio de las hostilidades, por ejemplo, no controvertiría la prueba de que ocurrió un ataque contra una
población civil en particular”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 131: “Para probar si ocurrió
un ataque no es relevante que la contraparte también haya cometido atrocidades contra la población
civil de su oponente. Cada ataque contra la población civil de la contraparte sería igualmente ilegítimo
y los crímenes cometidos como parte de ese ataque podrían, en caso de cumplirse todas las demás
condiciones, constituir crímenes de lesa humanidad”.
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 145: “No se admitirá la presen-
tación de pruebas sobre un ataque por fuerzas opositoras contra la población civil a la que pertenece el
acusado, a menos que tienda a probar o a contradecir un alegato del Acta de Acusación, tal como el alegato
de la Fiscalía de que existió un ataque generalizado y sistemático contra la población civil. Un alegato de
que la parte opuesta es responsable por el inicio de las hostilidades no es relevante para contradecir el
alegato de que existió un ataque contra la población civil en cuestión”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 40: “Una vez que
ha quedado demostrado que ocurrió un ‘ataque’ en el contexto de un conflicto armado, es irrelevante si
otra parte en el conflicto armado se encuentra también involucrada en un ataque contra la población
civil. Tales ataques no constituirán justificación para el ataque en cuestión, y los crímenes cometidos
durante el transcurso del mismo, por alguna otra parte en el conflicto armado, serán perseguidos como
crímenes de lesa humanidad”.

(6) Aplicación - existió un ataque

Para las conclusiones de que existió un ataque en el territorio de Kosovo, ver Limaj et al., (Sala de
Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párrs. 195-204.

189
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

iii) Los actos del acusado deben formar parte del ataque (elemento 2)

(1) Nexos

El Fiscal vs. Deronjic, Caso No. IT-02-61-A (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párr. 109:
“Sólo se requiere que los actos del acusado sean parte del ataque [...]”.
Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 99: “Los actos del
acusado deben constituir parte del ataque. En efecto, como ha sido debidamente identificado por la
Sala de Primera Instancia, el nexo que se requiere entre los actos del acusado y el ataque requiere de
dos elementos:

- la comisión de un acto que, por su naturaleza o consecuencia, es objetivamente parte del ata-
que; aunado
- al conocimiento, por parte del acusado, de que existe un ataque contra la población civil y de
que su acto es parte del mismo”.

Ver también Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 188 (misma
cita); Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 547 (misma cita); Simic,
Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 41 (la primera oración es similar).
Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 251: “Se requiere un nexo con los actos
del acusado [...] sólo para el ataque a ‘cualquier población civil”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 180: “[E]l único nexo
que se requiere es entre los actos de una persona acusada y el ataque a una población civil [...]”. Ver
también Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 33 (similar).
Para la discusión del requisito de que el acusado tenga conocimiento de que existe un ataque contra
la población civil y de que sus actos son una parte de éste, ver mens rea, (IV)(b)(vi)(2)(a), Compendio
del TPIY.

(2) Los crímenes deben estar relacionados con/parte


del ataque, no ser actos aislados del acusado

Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 271: “[P]ara condenar a una persona acusada
de crímenes de lesa humanidad debe probarse que los crímenes estaban relacionados con un ataque
contra la población civil (ocurrido durante un conflicto armado) [...]”. (Énfasis en el original) Ver tam-
bién Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 189 (misma prueba).
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 189: “[D]ebe establecer-
se que los actos del acusado no son aislados, sino más bien, por su naturaleza y consecuencia, son ob-
jetivamente parte del ataque”.

190
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 194: “Se ha enfatizado
repetidamente que el elemento contextual que se requiere para la aplicación del artículo 5 sirve para
excluir actos aislados, al azar o limitados de la tipificación de los crímenes de lesa humanidad”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 547: “El acto o los ac-
tos no deben ser aislados o casuales; no deben estar tan lejanos al ataque que, habiendo considerado el
contexto y las circunstancias en que ocurrió u ocurrieron, no puedan razonablemente ser considerados
como parte del ataque”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 132: “Los actos del acusado
deben objetivamente ‘formar parte’ del ataque por su naturaleza o consecuencia, a diferencia de los
cometidos aisladamente [...]”. Ver también Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de
octubre de 2003, párr. 41 (similar); Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003,
párr. 234 (similar).
Ver también Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 41:
“Los ‘actos aislados’ se definen como aquellos actos que ‘están tan lejanos a ese ataque que, conside-
rando el contexto y las circunstancias en las que se cometieron, no puede razonablemente decirse que
fueron parte del ataque’. Es menos probable que los actos del acusado sean considerados casuales o
aislados cuando se equiparan al curso de una conducta contra la población civil”.

(3) No se requiere que los actos se hayan cometido en medio o en lo más álgido del ataque

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 189: “No se requiere que los
actos [del acusado] hayan sido cometidos en medio del ataque, siempre que estén suficientemente co-
nectados a él”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 132: “No se requiere que los
actos del acusado [...] sean cometidos en medio del ataque. Por ejemplo, la Sala de Primera Instancia
del caso Kunarac concluyó que un crimen cometido varios meses después, o varios kilómetros más
lejos del ataque principal, podría, si estuviera suficientemente conectado de otra forma, ser parte del
ataque”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 41: “No se necesita
que los actos del acusado sean cometidos en medio o en lo más álgido del ataque [...]”.

iv) El ataque debe estar “dirigido contra una población civil” (elemento 3)

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 98: “Está bien establecido en la jurispruden-
cia del Tribunal Internacional que para tipificar un crimen de lesa humanidad, los actos de una persona
acusada deben ser parte de un ataque generalizado o sistemático dirigido contra cualquier población
civil”.

191
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 185: “El ataque debe ser
dirigido contra una población civil”. Ver también Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de
2003, párr. 143 (igual).
Kunarac, Kovac y Vukovic, (Sala de Primera Instancia), 22 de febrero de 2001, párr. 410: Para
demostrar la comisión de crímenes de lesa humanidad, uno de los elementos es que debe existir un
ataque “dirigido contra una población civil”.
Para la discusión respecto a que “el ataque debe ser ‘generalizado o sistemático’ (elemento 4)”,
ver Sección (IV)(b)(v), Compendio del TPIY.

(1) “Dirigido contra”

(a) Un ataque es “dirigido contra” una población civil cuando


ésta constituye el objetivo primario del ataque

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 106: “La Sala de Apelaciones en el caso Kunarac
[...] manifestó:

[...] que la expresión ‘dirigido contra’ es una expresión que ‘especifica que, dentro del contexto de
un crimen de lesa humanidad, la población civil es el objetivo primario del ataque’ [...]”.

Ver también Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 96 (misma
cita); Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 91 (lo mismo que
en el caso Blaskic); Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 185
(misma cita); Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 134 (similar); Galic,
(Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 142 (misma cita); Stakic, (Sala de Primera
Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 624 (similar); Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia),
31 de marzo de 2003, párr. 235 (similar).

(b) No se requiere que el objetivo del ataque sea toda la población, sino una cantidad
suficiente de ésta, más que un número limitado de personas seleccionadas al azar

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 95: “En el caso Kunarac et al.,
la Sala de Apelaciones discutió el requisito de que el ataque fuera dirigido contra la población civil,
señalando que:

el empleo de la palabra ‘población’ no significa que la población entera de la entidad geográfica


en la que tuvo lugar el ataque deba haber sido objetivo de dicho ataque. Basta con demostrar que
suficientes personas fueron seleccionadas como objetivo durante el transcurso del ataque, o de
que fueron seleccionadas en forma tal como para demostrarle a la Sala que el ataque, de hecho,
estaba dirigido contra una ‘población’ civil, más que contra una cantidad limitada de personas ele-
gidas al azar”.

192
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 105 (mismo texto que el citado); Kunarac,
Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 90 (igual); Limaj et al., (Sala de
Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 187 (mismo texto que el citado); Brdjanin, (Sala de Prime-
ra Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 134 (similar); Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de di-
ciembre de 2003, párr. 143 (similar); Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre
de 2003, párr. 42 (similar); Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 624 (similar);
Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 235 (igual).

(c) Factores para valorar si el ataque fue dirigido contra la población civil

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 106: “La Sala de Apelaciones en el caso Kunarac
[...] manifestó:

[…]Para determinar si puede decirse que el ataque fue dirigido [contra la población civil], la Sala
de Primera Instancia considerará, inter alia, los medios y el método utilizados en el transcurso del
ataque, el estatus de las víctimas, la cantidad de éstas, la naturaleza discriminatoria del ataque, la
naturaleza de los crímenes cometidos durante el ataque, la resistencia contra los atacantes en el
tiempo y el grado en que puede decirse que la fuerza del ataque cumplió o intentó cumplir con los
requisitos precautorios de las leyes de la guerra [...]”.

Ver también Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 96 (misma
cita); Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 185 (misma cita);
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 134 (similar); Galic, (Sala de
Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 142 (similar); Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera
Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 42 (similar); Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones),
12 de junio de 2002, párr. 90 (fuente del texto citado).

(d) El ataque dirigido contra una población civil a menudo ocurrirá a instancias de un Estado

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 191: “Debido a factores estruc-
turales y organizacionales, y a capacidades militares, a menudo se encontrará que un ‘ataque dirigido
contra una población civil’ habrá ocurrido a instancias de un Estado. Un Estado soberano, por ser centro
de la autoridad organizada dentro de un territorio determinado, capaz de movilizarse y de dirigir el poder
militar y civil, por su propia naturaleza posee los atributos para permitirse organizar y realizar un ataque
contra una población civil. Los Estados son quienes más fácil y eficientemente pueden reunir los recursos
para iniciar un ataque contra la población civil ‘generalizado’ o de manera ‘sistemática’. En contraste, la
situación fáctica ante la Sala involucra el alegato de un ataque contra la población civil perpetrado por un
actor no estatal con recursos, personal y organización extremadamente limitados”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 194: “[L]a existencia de
un ataque es claramente más evidente cuando un el curso de una conducta se lanza con fundamento en
una acción estatal masiva. Esto puede verse en varios ejemplos. En el caso de El Fiscal vs. Nikolic, la
Sala de Primera Instancia examinó la existencia de medidas discriminatorias y de una ‘toma autoritaria

193
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

del poder’ que instaló una nueva ‘estructura de poder autoritario’, como prueba de un ataque en la re-
gión geográfica relevante. En el caso de El Fiscal vs. Mrksic et al., la Sala de Primera Instancia exami-
nó, como factores relevantes al discernir sobre la existencia de un ataque, varios factores que incluían: la
‘ofensiva masiva por tierra, mar y aire de las fuerzas del JNA [Ejército de la República Federal Socia-
lista de Yugoslavia]’; el bombardeo intensivo de la ciudad de Vukovar por un periodo de tres meses; y
la deportación de mujeres y niños en masse”.
Para la discusión acerca de que “el ataque debe de ser ‘generalizado’ o ‘sistemático’ (elemento
4)”, ver Sección (IV)(b)(v), Compendio del TPIY.

(e) El seleccionar como objetivo a una cantidad de opositores políticos es insuficiente

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 187: “Está establecido que el
seleccionar como objetivo a un grupo selecto de civiles, por ejemplo, el asesinato selectivo de una can-
tidad de opositores políticos, no cumple con las condiciones del artículo 5”.

(f) Las leyes de la guerra disponen de un punto de referencia


para evaluar la naturaleza del ataque y la legalidad de los actos cometidos

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 106: “La Sala de Apelaciones en el caso Kunarac
[...] señaló:

[...] En vista de que los presuntos crímenes de lesa humanidad fueron cometidos en el transcurso
de un conflicto armado, las leyes de la guerra proporcionan un punto de referencia contra el que la
Sala puede evaluar la naturaleza del ataque y la legalidad de los actos cometidos durante éste”.

Ver también Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 96 (igual);
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 185 (igual).
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 144: “La Sala de Primera Instancia
acepta que al considerar los requisitos generales del artículo 5, el conjunto de [las] leyes de la guerra re-
presenta un papel importante en la valoración de la legalidad de los actos cometidos en el transcurso de
un conflicto armado y si puede decirse que la población fue seleccionada como objetivo como tal”.

(2) La población civil

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 97: “Al determinar el ámbito
del término ‘población civil’, la Sala de Apelaciones recuerda su obligación de comprobar el estado del dere-
cho consuetudinario vigente cuando los crímenes se cometieron. La Sala de Apelaciones considera que
el artículo 50 del Protocolo Adicional I [a los Convenios de Ginebra] contiene una definición de civi-
les y poblaciones civiles, y puede considerarse que las disposiciones de este artículo reflejan amplia-
mente el derecho consuetudinario. Como resultado, son relevantes para la consideración en cuestión

194
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

bajo el artículo 5 del Estatuto, concerniente a los crímenes de lesa humanidad”. Ver también Blaskic,
(Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 110 (similar).
Ver también Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 223: “La
Sala de Apelaciones ha considerado que las disposiciones del artículo 50 [del Protocolo Adicional I a
los Convenios de Ginebra] reflejan el derecho internacional consuetudinario. La Sala reconoce, sin
embargo, que la definición de ‘civil’ empleada en las leyes de guerra no puede ser importada sin con-
sideraciones a la discusión de los crímenes de lesa humanidad. A este respecto, la Sala hace notar que
la Sala de Primera Instancia en el caso El Fiscal vs. Tadic determinó que:

[La] definición de ‘civiles’ contenida en el artículo 3 común no es inmediatamente aplicable a los


crímenes de lesa humanidad porque es parte de las leyes o costumbres de la guerra y sólo puede
ser aplicada por analogía. Lo mismo se aplica a la definición contenida en el Protocolo I y en el
Comentario al Convenio de Ginebra IV sobre el trato a civiles, los cuales abogan por una interpre-
tación amplia del término ‘civil’”.

(a) Definición

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 544: “El término ‘civil’ se
refiere a personas que no forman parte de las hostilidades, incluyendo a los miembros de las fuerzas
armadas que han depuesto sus armas y a aquéllos puestos hors de combat por enfermedad, heridas,
detención o por cualquier otra causa. Es un principio del derecho internacional consuetudinario que
estas personas están protegidas en los conflictos armados”.

(b) La población debe ser “predominantemente” civil

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 186: “La Sala recuerda que
en el derecho internacional consuetudinario existe una prohibición absoluta respecto a la selección de
civiles como objetivo. El término ‘población civil’ debe ser interpretado ampliamente y se refiere a
una población que es predominantemente civil en cuanto a su naturaleza. Una población puede califi-
car como ‘civil’ aún si en ella se encuentran no civiles, en tanto sea predominantemente civil”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 134: “No se requiere que
cada miembro individual de la población sea un civil, es suficiente si es predominantemente civil en
cuanto a su naturaleza, y puede incluir, por ejemplo, individuos hors de combat”.
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 143: “Una población puede calificar
como ‘civil’ aún si en su seno se encuentran no civiles, mientras la población sea predominantemente
civil”. Ver también Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 544
(similar); Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 235 (similar);
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 180 (similar).
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 42: “Tanto el obje-
tivo primario del ataque como sus víctimas deben de ser ‘cualquier población civil’, frase que corres-
ponde a una población predominantemente civil, independientemente de la presencia de no civiles”.

195
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

(c) Interpretación amplia del término ‘población civil’/casos de duda

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 111: “El artículo 50, párrafo 1, del Protocolo
Adicional I señala que [...]. ‘En caso de duda para determinar si una persona es civil, ésta deberá ser
considerada como civil’. La Sala de Apelaciones hace notar que el imperativo ‘en caso de duda’ se
limita a la conducta esperada de un miembro de las fuerzas militares. Sin embargo, cuando está en
cuestión la responsabilidad penal de este último, la carga de la prueba respecto a si una persona es civil
recae en la Fiscalía”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 186: “Los términos ‘po-
blación civil’ deben ser interpretados ampliamente [...]”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 223: “La Sala recuerda
que el artículo 50, párrafo 1, del Protocolo Adicional I de los Convenios de Ginebra (que la Defensa
invita a la Sala a aplicar en la presente situación) señala que ‘[e]n caso de duda respecto a si una per-
sona es civil, ésta debe ser considerada como civil”.
El Fiscal vs. Kupreskic et al., Caso No. IT-95-16 (Sala de Primera Instancia), 14 de enero de
2000, párr. 547: “Parecería que se pretende una definición amplia de ‘civil’ y ‘población’. Esto se ga-
rantiza primeramente por el objeto y fin de los principios generales y reglas del derecho humanitario,
particularmente mediante la regla que prohíbe los crímenes de lesa humanidad. Estos últimos tienen
por objeto salvaguardar valores humanos básicos mediante la prohibición de las atrocidades dirigidas
contra la dignidad humana. [Una] amplia interpretación debe [...] otorgarse a la palabra ‘civiles’, so-
bre todo porque la limitación [de salvaguardar a civiles y no a combatientes] en el artículo 5, diverge
del derecho internacional consuetudinario”.
Jelisic, (Sala de Primera Instancia), 14 de diciembre de 1999, párr. 54: “Se sigue de la letra y el
espíritu del artículo 5 que el término ‘población civil’ debe ser interpretado ampliamente”.
Ver también “casos de duda” sobre la determinación respecto a cuando alguien es civil, conforme
al artículo 3, Sección (II)(d)(xi)(5)(d), Compendio del TPIY.

(d) Los excluidos del estatus civil

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 111: “El artículo 50, párr. 1, del Protocolo Adi-
cional I señala que un civil es ‘toda persona que no pertenece a una de las categorías de personas a que se
refiere el artículo 4A(1), (2), (3) y (6) del Tercer Convenio y el artículo 43 de este Protocolo [...]”.
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 112: “Como lo explica el CICR [Comité
Internacional de la Cruz Roja] en su Comentario al Protocolo Adicional, las siguientes categorías de perso-
nas, derivadas del artículo 4A del Tercer Convenio de Ginebra, están excluidas del estatus de civiles:

(1) Los miembros de las fuerzas armadas de una Parte del conflicto, así como los miembros de
milicias o cuerpos de voluntarios que forman parte de dichas fuerzas armadas.
(2) Los miembros de otras milicias y los miembros de otros cuerpos de voluntarios, incluyendo
a los de movimientos de resistencia organizada, que pertenecen a una de las Partes en con-
flicto y que operan dentro o fuera de su propio territorio, aunque dicho territorio se encuen-

196
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

tre ocupado, en el razonamiento de que tales militares o cuerpos de voluntarios, incluyendo a


los movimientos de resistencia organizada, cumplan con las siguientes condiciones:
(a) estar bajo el mando de una persona responsable por sus subordinados;
(b) tener un signo distintivo fijo reconocible a distancia;
(c) llevar las armas a la vista;
(d) dirigir sus operaciones de conformidad con las leyes y costumbres de la guerra.
(3) Los miembros de las fuerzas armadas regulares que sigan las instrucciones de un gobierno o
de una autoridad no reconocidos por la Potencia detentora. [...]
(6) La población de un territorio no ocupado que, al acercarse el enemigo, tome espontáneamente
las armas para combatir contra las tropas invasoras, sin haber tenido tiempo para constituirse
en fuerzas armadas regulares, si lleva las armas a la vista y respeta las leyes y costumbres de la
guerra”.

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 113: “Leídos conjuntamente, el artículo 50
del Protocolo Adicional I y el artículo 4A del Tercer Convenio de Ginebra establecen que los miembros de
las fuerzas armadas y miembros de las milicias o cuerpos de voluntarios que forman parte de dichas fuer-
zas armadas no pueden reclamar el estatus civil. Tampoco pueden hacerlo los miembros de grupos de
resistencia organizada, en el entendido que está bajo el mando de una persona que responda por sus su-
bordinados, que tengan un signo distintivo fijo reconocible a distancia, que lleven las armas a la vista, y
que dirijan sus operaciones de conformidad con las leyes y costumbres de la guerra”.

(i) Miembros de grupos armados, aunque no estén armados ni en combate, no son civiles
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 114: “[E]l criterio de la Sala de Primera Ins-
tancia [en el caso Blaskic] de que la situación específica de la víctima en el momento en que se come-
tieron los delitos puede ser engañosa, debe tomarse en cuenta al determinar su situación como civil. El
Comentario del CICR [Comité Internacional de la Cruz Roja] es instructivo en este punto y establece:

Todos los miembros de las fuerzas armadas son combatientes, y solamente los miembros de las
fuerzas armadas son combatientes. Esto, por lo tanto, prescinde del concepto de cuasi-
combatientes, que en ocasiones se ha empleado sobre la base de las actividades relacionadas di-
rectamente con los esfuerzos de guerra en mayor o menor medida. Análogamente, todo concepto
parcial de un estatus semi-civil, semi-militar, soldado de noche y ciudadano pacífico de día, también
desaparece. Un civil que está incorporado en una organización armada, tal como la mencionada
en el párrafo 1, se convierte en miembro militar y en un combatiente mientras duren las hostilida-
des (o en todo caso, hasta que sea desmovilizado permanentemente por el mando responsable a
que se refiere el párrafo 1), esté o no en combate, o por el tiempo en que esté armado. En caso de
ser herido, estar enfermo o de naufragar, tiene el derecho a la protección del Primer y Segundo
Convenio (artículo 44, párrafo 8), y si es capturado tiene derecho a la protección del Tercer Con-
venio (artículo 44, párrafo 1).

197
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

Como resultado, la situación específica de la víctima al momento en que se cometen los delitos,
puede no ser determinante de su estatus civil o no civil. Si es en efecto miembro de una organización
armada, el hecho de que no esté armado o en combate al momento de la comisión de los crímenes, no
le otorga estatus civil”.

(e) ‘Civil’ incluye a los que fueron miembros de un movimiento


de resistencia, combatientes anteriores y otros hors de combat

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 186: “[L]a definición de un
‘civil’ es amplia e incluye a personas que en algún momento realizaron actos de resistencia, así como
personas que estaban hors de combat cuando se cometió el crimen”. Ver también Galic, (Sala de Pri-
mera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 143 (similar).
Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 235: “[L]a defini-
ción de población civil incluye individuos que en algún momento pueden haber realizado actos de re-
sistencia y a personas hors de combat [...]”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 180: “[I]ndividuos que
en algún momento realizaron actos de resistencia, en algunas circunstancias pueden ser víctimas de un
crimen de lesa humanidad”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 214: “Los crímenes de lesa huma-
nidad [...] no significan solamente actos cometidos contra civiles en el estricto sentido del término,
sino que incluyen también crímenes contra dos categorías de personas: aquéllas que eran integrantes
de un movimiento de resistencia y antiguos combatientes, independientemente de que portaran el uni-
forme de guerra o no, pero que ya no estaban participando en las hostilidades cuando se perpetraron
los crímenes, ya sea porque habían dejado el ejército o ya no portaban armas o, últimamente, habían
sido colocadas hors de combat, en particular, debido a sus heridas o por haber sido detenidas”.
Jelisic, (Sala de Primera Instancia), 14 de diciembre de 1999, párr. 54: “[L]a noción de población
civil como se emplea en el artículo 5 del Estatuto incluye, además de los civiles en el sentido estricto,
a todas las personas colocadas hors de combat cuando el crimen es perpetrado”.
Ver también Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 113: “[L]a Sala de Apela-
ciones considera que la presencia dentro de una población de miembros de grupos de resistencia o de
antiguos combatientes que han depuesto sus armas, no altera su característica civil”. Ver también Limaj et
al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 186 (similar); Blagojevic y Jokic, (Sala
de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 544 (similar).

(f) Para determinar si la presencia de soldados priva a la población de su naturaleza


civil, se requiere examinar el número de soldados en el sitio y si están francos

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 115: “La Sala de Primera Instancia [...] seña-
ló que la ‘presencia de soldados dentro de la población civil intencionalmente seleccionada como obje-
tivo, no altera la naturaleza civil de esa población’. El Comentario del CICR [Comité Internacional de
la Cruz Roja] en este punto, señala que: [...] en condiciones de tiempos de guerra es inevitable que las
personas que pertenecen a la categoría de combatientes se entremezclen con la población civil, por

198
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

ejemplo, los soldados francos que visitan a sus familias. Sin embargo, siempre que éstas no sean uni-
dades regulares en cantidades más o menos grandes, esto no modifica en forma alguna el carácter civil
de una población. Así, para determinar si la presencia de soldados dentro de una población civil priva
a la población de su carácter civil, debe examinarse la cantidad de soldados así como si éstos están
francos o no”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 186: “Para determinar si
la presencia de soldados dentro de una población civil priva a la población de su carácter civil, es rele-
vante la cantidad de soldados, así como si éstos se encuentran francos”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 134: “[L]a presencia de sol-
dados, siempre que estén francos y no constituyan ‘una cantidad más o menos grande’, dentro de una
población civil intencionalmente seleccionada como objetivo, no altera la naturaleza civil de esa po-
blación”.
Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 235: “[L]a presen-
cia de una cantidad de no civiles no puede refutar el carácter predominantemente civil de una pobla-
ción”. Ver también Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 214 (similar); Jelisic,
(Sala de Primera Instancia), 14 de diciembre de 1999, párr. 54 (similar).
Kupreskic et al., (Sala de Primera Instancia), 14 de enero de 2000, párr. 549: “[L]a presencia de
quienes están activamente involucrados en el conflicto no debería evitar caracterizar a una población
como civil y aquéllos activamente involucrados en un movimiento de resistencia pueden calificar co-
mo víctimas de crímenes de lesa humanidad”.

(g) Protege a “toda” población civil

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 186: “No se requiere que las
víctimas estén ligadas a alguna de las partes en el conflicto”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 544: “No es necesario
demostrar que las víctimas están ligadas a alguna de las partes en el conflicto armado. La Sala de Ape-
laciones ha enfatizado recientemente que ‘existe una prohibición absoluta de seleccionar como objeti-
vo a civiles en el derecho internacional consuetudinario”.
Vasiljevic, (Sala de Primera Instancia), 29 de noviembre de 2002, párr. 33: “La protección del ar-
tículo 5 se extiende a ‘toda’ población civil, incluyendo, en caso de que algún Estado forme parte en el
ataque, a la propia población de dicho Estado. Por lo tanto, es innecesario demostrar que las víctimas
estaban ligadas a alguna de las partes en el conflicto”.

199
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

(3) Aplicación - ataque dirigido contra una población civil

(a) Secuestro, detención o maltrato de civiles serbios por el Ejército de Liberación de Kosovo

(i) Los que son percibidos como colaboradores generalmente tienen derecho al estatus civil
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párrs. 223-224: “La Sala considera
demostrado que la definición del ELK [Ejército de Liberación de Kosovo] de ‘colaboradores’ com-
prendía civiles así como personas percibidas como combatientes”. “Tomando en consideración [inter
alia, las disposiciones del artículo 50 del Protocolo Adicional I de los Convenios de Ginebra], y a la
luz de las pruebas presentadas a la Sala, concernientes a aquéllos que fueron aprehendidos y detenidos
debido a sus supuestos o alegados actos de colaboración, la Sala concluye que, por lo menos como
regla general, los que fueron percibidos como colaboradores y secuestrados por el ELK tenían derecho
a estatus civil”.

(ii) Los secuestros, detenciones o maltrato no fueron a una escala o frecuencia tal que puedan ser
considerados como un ataque dirigido contra la población civil
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párrs. 225, 228: “El reconocer el
secuestro de determinados civiles, ya sean serbios o albano kosovares, [...] no demuestra, sin embargo,
al menos en las circunstancias demostradas de este caso, que el ELK [Ejército de Liberación de Kosovo]
tenía la política [2] de seleccionar como objetivo a una ‘población civil’. La prueba indica que algu-
nos serbios secuestrados, sospechosos de ser militares o policías, fueron objeto de considerable violen-
cia y maltrato, como técnica de interrogación, cuando el ELK trató de verificar sus sospechas. Va-
rios serbios secuestrados, aparentemente civiles, fueron después asesinados por el ELK. De otros no se
ha vuelto a saber desde que fueron secuestrados o desde que fueron vistos en custodia del ELK. Sin
embargo, algunos fueron liberados. La prueba no permite una determinación, en la mayoría de los ca-
sos, sobre los motivos por los que algunos fueron liberados y otros no. Claramente, en muchos casos
existió un proceso de decisión del ELK. Sin embargo, no está probado sobre qué se basó el proceso de
decisión. En muchos, pero no en todos los casos, el nexo con la policía o las fuerzas militares serbias o
el involucramiento en fuerzas armadas civiles o paramilitares en contra del ELK puede ser un, o el,
factor determinante. Independientemente del fundamento, el que existiera un proceso de decisión que
afectara las consecuencias del secuestro del ELK, muestra cierta contundencia contra la existencia y la
perpetración de una estrategia general de secuestros contra la población civil serbia de Kosovo por
parte del ELK. De los medios de prueba no se muestra que el secuestro, la detención o el maltrato de
civiles serbios, haya tenido lugar a una escala o frecuencia tales, como para que el ataque pudiera ser
considerado como dirigido contra una población civil”.
“Después de haber valorado las pruebas presentadas ante sí, la Sala concluye que, en el momento
relevante del Acta de Acusación, no existió ataque alguno por el ELK dirigido contra una ‘población
civil’, ya fuera albanesa kosovár o serbia en cuanto a etnicidad, y tampoco ocurrió ataque alguno que

2
La Sala de Primera Instancia en el caso Limaj considera la existencia de una “política” como un indicativo de un ata-
que sistemático contra una población civil, no como un elemento legal constitutivo de crímenes de lesa humanidad. Ver
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párrs. 212, 184 (“La existencia de un plan o política
puede ser un indicativo del carácter sistemático de los delitos imputados como crímenes de lesa humanidad”. Sin em-
bargo, “[l]a existencia de una política o plan [...] no es un requisito legal para demostrar la naturaleza generalizada o
sistemática del ataque y de que éste fue dirigido contra una población civil”).

200
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

indique haber sido generalizado; sin embargo, como se indicó antes, existe prueba de un nivel de orga-
nización sistemática o coordinada en los secuestros y en la detención de ciertos individuos. Mientras
que el ELK mostró una política para seleccionar como objetivo a aquellos albaneses kosovares sospe-
chosos de colaborar con las autoridades serbias, la Sala encuentra que no hubo un ataque dirigido contra
una población civil, ya fuera de etnicidad serbia o albana [...]. No se ha demostrado que el artículo 5
sea aplicable al caso presente”.
Para la discusión respecto a que “el ataque debe de ser ‘generalizado o sistemático’ (elemento 4)”,
ver Sección (IV)(b)(v), Compendio del TPIY.

(b) Los eventos en Prijedor constituyeron un ataque dirigido contra una población civil

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 627: “La Sala de Primera Instancia con-
sidera que los eventos que tuvieron lugar en [el] Municipio de Prijedor entre el 30 abril y el 30 de sep-
tiembre de 1992 constituyen un ataque dirigido contra una población civil. La escala del ataque fue tal
que no puede ser caracterizado como dirigido solamente contra un grupo de personas seleccionadas al
azar y de manera limitada. Más bien, la mayoría de la población no-serbia en el Municipio de Prijedor
fue afectada directamente. Incluso, es claro a partir de los reportes de combate, que las fuerzas milita-
res serbias tenían un poder avasallador comparado con las modestas fuerzas de resistencia de los no-
serbios. El General Wilmot, que testificó como el experto militar en el caso por la Defensa, reconoció
que la escala del ataque en Hambarine fue desproporcionado a la amenaza que representaban las fuer-
zas de resistencia activas en esas áreas. Esos ataques, y los que siguieron en la región más amplia del
Brdo, aunado a los arrestos, detenciones y deportaciones de ciudadanos que vinieron después, se diri-
gieron principalmente contra la población civil y no-serbia en el Municipio de Prijedor”.

v) El ataque debe de ser “generalizado o sistemático” (elemento 4)

(1) Generalizado o sistemático

Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párr. 109: “[P]ara constituir un crimen de lesa
humanidad, los actos de una persona acusada deben ser parte de un ataque generalizado o sistemático
dirigido contra una población civil [...]”. Ver también Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de
diciembre de 2004, párr. 93 (similar).
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 102: “[L]a Sala de Apelaciones conclu-
ye que la Sala de Primera Instancia [en el caso Blaskic] estaba en lo correcto al declarar que los actos
constitutivos de crímenes de lesa humanidad deben ser parte de un ataque generalizado o sistemático
en contra de civiles”.
Kunarac, Kovac y Vukovic, (Sala de Apelaciones) 12 de junio de 2002, párr. 97: “La Sala de Pri-
mera Instancia, por lo tanto, concluyó correctamente que el ataque debe ser ‘generalizado’ o ‘sistemá-
tico’, es decir, que el requisito es disyuntivo más que acumulativo”. Ver también Limaj et al., (Sala de
Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 183 (similar); Brdjanin, (Sala de Primera Instan-
cia), 1 de septiembre de 2004, párr. 135 (lo mismo que en el caso Limaj).

201
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 146: “El ataque debe ser genera-
lizado o sistemático”. Ver también Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de
2003, párr. 43 (similar); Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr.
236 (similar).

(2) Sólo el ataque y no los actos del acusado debe ser generalizado o sistemático

Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párr. 109: “[E]ste requisito [de un ataque genera-
lizado o sistemático] se aplica solamente al ataque no a los actos individuales del acusado”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 94: “Sólo el ataque, y no
los actos individuales del acusado, debe ser generalizado o sistemático”. Ver también Blaskic, (Sala de
Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 101 (igual); Kunarac, Kovac y Vukovic, (Sala de Apelaciones)
12 de junio de 2002, párr. 96 (igual); Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de
2005, párr. 189 (igual); Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 135 (si-
milar); Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 43; Kunarac,
Kovac y Vukovic, (Sala de Primera Instancia), 22 de febrero de 2001, párr. 431 (igual).

(3) Generalizado

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 94: “Con relación a la natura-
leza generalizada o sistemática del ataque, la Sala de Apelaciones subraya la jurisprudencia del Tribu-
nal Internacional conforme a la cual, la frase ‘generalizada’ se refiere a la naturaleza a gran escala del
ataque y al número de personas seleccionadas como objetivo [...]”. Ver también Blaskic, (Sala de Ape-
laciones), 29 de julio de 2004, párr. 101 (igual).
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 183: “El término ‘generali-
zado’ se refiere a la naturaleza masiva del ataque y a la cantidad de víctimas [...]”. Ver también Blagojevic y
Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 545 (igual); Brdjanin, (Sala de Primera
Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 135 (similar); Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciem-
bre de 2003, párr. 146 (similar); Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003,
párr. 43 (similar); Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 625 (igual).
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 545: Un crimen puede
ser generalizado por el ‘efecto acumulativo de la serie de actos inhumanos o por el efecto singular de
un acto inhumano de extraordinaria magnitud”. Ver también Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera
Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 236 (igual que en el caso Kordic); Kordic y Cerkez, (Sala de
Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 179 (similar).

(4) Sistemático

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 94: “[E]l término ‘sistemático’
se refiere a la naturaleza organizada de los actos de violencia y a la improbabilidad de su ocurrencia al
azar”. Ver también Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 101 (igual); Limaj et al.,

202
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 183 (igual); Simic, Tadic y Zaric, (Sala de
Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 43 (igual); Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio
de 2003, párr. 625 (igual); Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003,
párr. 236 (similar).
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 94: “Los patrones de los
crímenes, en el sentido de repetición no accidental de una conducta criminal similar de manera regular
son una expresión común de dicha ocurrencia sistemática”. Ver también Blaskic, (Sala de Apelaciones),
29 de julio de 2004, párr. 101 (igual); Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de
2002 (similar); Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 183 (igual).
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 545: “El término ‘sis-
temático’ se refiere a la ‘naturaleza organizada de los actos de violencia y a la improbabilidad de su
ocurrencia al azar’, y se expresa a menudo, mediante patrones de delitos, en el sentido de repeticiones
no accidentales de conductas delictivas similares de manera regular”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 135: “[E]l término ‘sistemá-
tico’ se refiere a la naturaleza organizada de los actos de violencia y a la recurrencia no accidental de
conductas delictivas similares de manera regular”.
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 146: “‘[S]istemático’ se refiere a
la naturaleza organizada del ataque”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 203: “El carácter sistemático se re-
fiere a los cuatro elementos que [...] pueden expresarse como sigue: [1] la existencia de un objetivo
político, un plan conforme al cual se perpetra el ataque o una ideología en el sentido amplio de la pala-
bra, es decir, destruir, perseguir o debilitar a una comunidad; [2] la perpetración de un acto criminal a
gran escala, contra un grupo de civiles o la comisión repetida y continua de actos inhumanos ligados
uno a otro; [3] la preparación y el uso de recursos públicos o privados significativos, ya sean militares
o de otro tipo; [4] la implicación de autoridades de alto nivel político y/o militar en la definición y es-
tablecimiento de un plan metódico”.3

(5) Determinación de generalizado o sistemático

Kunarac, Kovac y Vukovic, (Sala de Apelaciones) 12 de junio de 2002, párr. 95: “Una Sala de Primera
Instancia debe [...] ‘primero identificar a la población que es objetivo del ataque y, a la luz de los medios, mé-
todos, recursos y resultados del ataque a la población, determinar si el ataque fue efectivamente generalizado o
sistemático”. Ver también Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 183
(similar); Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 146 (similar); Simic, Tadic y
Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 43 (similar).

3
Esta formulación es criticada en la apelación. Ver Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 99-100,
117-120.

203
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

(a) Factores a considerar

Kunarac, Kovac y Vukovic, (Sala de Apelaciones) 12 de junio de 2002, párr. 95: “Las consecuencias
del ataque a la población seleccionada, la cantidad de víctimas, la naturaleza de los actos, la posible
participación de funcionarios o autoridades o cualesquiera patrones identificables de delitos, podrían
ser tomados en cuenta para determinar si el ataque cumple con alguno o ambos requisitos: la naturale-
za ‘generalizada’ o ‘sistemática’ del ataque vis-à-vis de esta población civil”. Ver también Limaj et al.,
(Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 183 (igual).
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 43 (similar); Stakic,
(Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 625 (similar).
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 546: “La Sala de Ape-
laciones (...) dispuso una lista no exhaustiva de factores que podían tomarse en cuenta para determinar si
un ataque cumple con los requisitos de ser ‘generalizado’ o ‘sistemático’. Esos factores son: las conse-
cuencias del ataque sobre la población seleccionada como objetivo, la cantidad de víctimas, la naturaleza
de los actos, la participación posible de funcionarios o autoridades o cualquier patrón identificable de
crímenes”. Ver también Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 136 (si-
milar).
Jelisic, (Sala de Primera Instancia), 14 de diciembre de 1999, párr. 53: “La existencia de una polí-
tica reconocida de selección de una comunidad en particular como objetivo, el establecimiento de ins-
tituciones paralelas destinadas a implementar esta política, el involucramiento de autoridades políticas
o militares de alta jerarquía, el empleo de recursos considerables financieros, militares o de otro tipo y
la escala o la naturaleza repetida, no modificada y continua de la violencia cometida contra una pobla-
ción civil en particular, se encuentran entre los factores con los que se puede demostrar la naturaleza
generalizada o sistemática de un ataque”.4

(6) Un acto único, si se relaciona a un ataque generalizado o sistemático,


puede ser calificado como crimen de lesa humanidad

Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párr. 109: “[C]umpliéndose todas las demás con-
diciones, uno sólo o una cantidad limitada de actos de parte [del acusado] calificaría como un crimen de
lesa humanidad, salvo que se pueda decir que esos actos fueron aislados o al azar”. Ver también Kordic y
Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 94 (similar); Blaskic, (Sala de Apela-
ciones), 29 de julio de 2004, párr. 101 (igual que en Kordic); Kunarac, Kovac y Vukovic, (Sala de
Apelaciones) 12 de junio de 2002, párr. 96 (igual que en Kordic); Brdjanin, (Sala de Primera Instan-
cia), 1 de septiembre de 2004, párr. 135 (similar).
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 43: “Es posible que un
sólo acto pueda constituir un crimen de lesa humanidad, cuando los actos de la persona están suficiente-
mente vinculados al ataque generalizado o sistemático, y no se determine que sean al azar o aislados”.

4
Con respecto que se requiera que exista un plan o política, ver la discusión, Sección (IV)(b)(v)(7), Compendio TPIY.

204
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 178: “[U]n sólo acto
aislado de un perpetrador, si está vinculado a un ataque generalizado o sistemático, podría constituir
un crimen de lesa humanidad”.
Kupreskic et al., (Sala de Primera Instancia), 14 de enero de 2000, párr. 550: “[E]n ciertas cir-
cunstancias, un sólo acto ha constituido un crimen de lesa humanidad cuando ha ocurrido dentro de
contexto necesario. Sin embargo, un acto aislado, que, por ejemplo, sea una atrocidad que no ocurrió
dentro de dicho contexto, no podría constituir un crimen de lesa humanidad”.

(7) No se requiere que exista algún plan o política, aunque puede ser útil
para demostrar que el ataque fue generalizado o sistemático

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 98: “La Sala de Apelaciones
hace notar que la Fiscalía se ha desistido de su primer fundamento de la apelación [respecto a determi-
nar si los actos del acusado y el ataque tenían que haber sido cometidos conforme a un plan o política
criminal preexistente]. [D]esde la Sentencia de Apelación del caso Kunarac et al., la jurisprudencia en
este punto ha quedado establecida”.
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 120: “Con relación a esta cuestión [si la
existencia de un plan es un elemento legal de un crimen de lesa humanidad], la Sala de Apelaciones
señaló en una ocasión previa:

[...] ni el ataque ni los actos del acusado deben estar apoyados por alguna forma de ‘política’ o
‘plan’. No existía nada en el Estatuto ni en el derecho internacional consuetudinario, cuando se
cometieron los actos que se alegan, que requiriera prueba de la existencia de un plan o política pa-
ra cometer estos crímenes. Como se indicó arriba, la prueba de que el ataque estaba dirigido contra
una población civil y que éste se ejecutó generalizada o sistemáticamente, son los elementos lega-
les constitutivos del crimen. Pero para probar estos elementos no es necesario demostrar que fue-
ron el resultado de la existencia de una política o plan. Puede ser útil el establecer que el ataque
fue dirigido contra una población civil y que fue generalizado o sistemático (especialmente esto
último) para demostrar que hubo de hecho, un plan o una política, pero puede ser posible probarlo
mediante referencia a otros cuestiones. De allí que la existencia de un plan o política puede ser re-
levante como prueba pero no es un elemento legal para tipificar el crimen.

La Sala de Apelaciones está de acuerdo en que un plan o una política no constituyen un elemento
legal de un crimen de lesa humanidad, aunque puede ser relevante como prueba para demostrar que
tuvo lugar un ataque dirigido contra una población civil y que fue generalizado o sistemático”. Ver
también Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 184 (similar a la úl-
tima oración).
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 100, 126: “En la opinión de la Sala de
Apelaciones, la existencia de un plan o política puede ser relevante como prueba, pero no es un ele-
mento legal del crimen”. “No existe ningún requisito legal de que exista un plan o una política, y la
declaración de la Sala de Primera Instancia es engañosa a este respecto [...]”. Revirtiendo en este punto
la sentencia del caso Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 204. Ver también

205
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 225 (similar a Blaskic); Kunarac, Kovac y
Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 98 (similar a Blaskic).
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 212: “La existencia de
un plan o política no puede ser indicativo del carácter sistemático de los delitos imputados como crímenes
de lesa humanidad. La existencia de una ‘política’ para llevar a cabo un ataque contra una población
civil es más fácilmente determinada o inferida cuando la conducta de un Estado está en cuestión; pero
la ausencia de una política no significa que no haya ocurrido un ataque generalizado o sistemático
contra una población civil. Aunque no sea un elemento legal requerido por el artículo 5, la prueba de la
existencia de un plan o política es una indicación importante de que los actos en cuestión no son me-
ramente obra de personas que actúan conforme a un diseño individual o al azar, sino más bien tienen
un nivel de coherencia organizacional de apoyo y de una magnitud suficiente para elevarlos al nivel de
crímenes de lesa humanidad. Por lo tanto, es razonable señalar que un ataque contra la población civil
a menudo evidenciará la presencia de una política, cuando los actos en cuestión son llevados a cabo
contra el escenario de una acción estatal significativa y cuando los canales normales de mando pueden
ser discernidos”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 546: “No es necesario
que ni el ataque ni los actos del acusado estén apoyados por una ‘política’ o ‘plan”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 137: “El derecho internacio-
nal consuetudinario no requiere que los actos del acusado tengan que apoyarse en alguna forma de
política o plan. La existencia de una política o plan pueden ser relevantes para probar el requisito de ser
un ataque generalizado o sistemático y la participación del acusado en el ataque, pero no es un elemen-
to legal del crimen”. Ver también Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 147
(similar); Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 44 (similar).

(a) El nivel de control de facto sobre el territorio es necesario para demostrar que una
unidad subestatal o un grupo de oposición armada tiene una política para dirigir un ataque

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 213: “Surgen cuestiones es-
peciales [...] al considerar que una unidad subestatal o un grupo de oposición armada, ya sea de natura-
leza insurreccional o transfronterizo, muestra una política para dirigir un ataque. Un requisito que debe
demostrarse con respecto a dicha unidad organizacional, para tener suficiente competencia para formu-
lar una política, es el nivel de control de facto sobre un territorio. Como lo señaló la Sala de Primera
Instancia en el caso El Fiscal vs. Tadic:

‘el derecho con relación a los crímenes de lesa humanidad se ha desarrollado para tomar en cuen-
ta fuerzas que, aunque no son aquellas del gobierno legítimo, tienen control de facto sobre, o son
5
capaces de moverse libremente dentro de, un territorio definido”.

5
La Sala de Primera Instancia en el caso Limaj examina la existencia de una “política” como un indicio de un ataque
sistemático, y no como un elemento legal de los crímenes de lesa humanidad. Ver Limaj et al., (Sala de Primera Instan-
cia), 30 de noviembre de 2005, párrs. 212, 184.

206
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(8) Tanto el estatus civil de las víctimas como la escala o el nivel de organización
caracterizan a un crimen de lesa humanidad

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 107: “En este caso, la Sala de Primera Ins-
tancia correctamente reconoció que un crimen de lesa humanidad se aplica a actos dirigidos contra
cualquier población civil. Sin embargo, se señala que ‘la especificidad de un crimen de lesa humani-
dad no resulta del estatus de la víctima sino de la escala y organización con la que ha de ser cometido’.
La Sala de Apelaciones considera que ambos: el estatus de la víctima como civil y la escala en que es
cometido o el nivel de organización involucrado, caracterizan a un crimen de lesa humanidad” (énfasis
agregado).

(9) Aplicación - ataque generalizado o sistemático

(a) Ataque realizado por croatas en Bosnia Central contra la población civil
bosnio-musulmana generalizado, sistemático y dirigido contra una población civil

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 666-669: “[P]ara determinar
cuándo ha quedado demostrado que se cuenta con los elementos comunes de los crímenes de lesa
humanidad, [l]a primera cuestión es determinar si un juzgador razonable de hechos podría haber con-
cluido, más allá de toda duda razonable, que existió un ataque generalizado o sistemático dirigido contra
alguna población civil [...]”.
“En enero de 1993 en el pueblo de Busovaca, muchos civiles fueron seleccionados como objetivo
y asesinados, y se cometieron los siguientes crímenes:

- asesinato, un crimen de lesa humanidad;


- ataques ilícitos a civiles y a bienes civiles;
- destrucción arbitraria, no justificada por necesidades militares;
- y pillaje de bienes públicos o privados”.

“Se cometieron los siguientes crímenes en Bosnia Central, en abril y/o junio de 1993, inter alia, en:

- Ahmici: la masacre dirigida contra la población civil;


- Santici: ataque ilícito a civiles y a bienes civiles; asesinato, un crimen de lesa humanidad, y
destrucción arbitraria, no justificada por necesidades militares;
- Nadioci, Pirici: ataque ilícito a civiles; asesinato, un crimen de lesa humanidad;
- Gacice: destrucción arbitraria, no justificada por necesidades militares;
- Veceriska/Donja Veceriska: ataque ilícito a bienes civiles y destrucción arbitraria, no justifi-
cada por necesidades militares;

207
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

- Ocehnici: destrucción arbitraria, no justificada por necesidades militares;


- Municipio de Kiseljak: ataque ilícito a civiles. Asesinato, un crimen de lesa humanidad,
actos inhumanos, un crimen de lesa humanidad, y pillaje de bienes públicos y privados en
Rotilj, en abril de 1993; destrucción no justificada por necesidades militares en Svinjarevo,
Gomionica, Visnjica, Polje Visnjica, Behrici, y Gromiljak en abril de 1993; pillaje de bienes
públicos y privados en Gomionica; asesinato y actos inhumanos, crímenes de lesa humani-
dad, y saqueo de bienes públicos y privados en Tulica en junio de 1993; y asesinato, un crimen
de lesa humanidad, y destrucción o daño deliberado a instituciones dedicadas a la religión o
a la educación en Han-Ploca en junio de 1993; y destrucción arbitraria, no justificada por
necesidades militares y pillaje de bienes públicos y privados en Han-Ploca- Grahovci en ju-
nio de 1993;
- Kaonik, en la Escuela Primaria de Dubravica, el edificio de la SDK, el Cine Vitez, la villa de
Rotilj, las barracas de Kiseljak; y el edificio municipal de Kiseljak: confinamiento ilícito de
civiles”.

“Estas conclusiones que anteceden, sostenidas por la Sala de Apelaciones y apuntaladas mediante las
pruebas discutidas a fondo en esta Sentencia, demuestra que existieron ataques llevados a cabo por croatas
contra la población civil bosnio-musulmana en Bosnia Central, desde enero a junio de 1993. Tienen que ser
caracterizados como generalizados o sistemáticos, y dirigidos contra una población civil”.

(b) Existió un ataque generalizado o sistemático contra la población civil


bosnio-musulmana y bosnio-croata en la Bosnia Krajina

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 157-158: “La Sala de Primera
Instancia está convencida más allá de toda duda razonable que existió un ataque generalizado o siste-
mático contra la población civil bosnio-musulmana y bosnio-croata en la Krajina Bosnia, durante el
periodo relevante del Acta de Acusación [del 1 de abril de 1992 al 31 de diciembre de 1992]. El ataque
tomó muchas formas. Para finales de 1992, casi todos los bosnio-musulmanes y los bosnio-croatas
habían sido despedidos de sus trabajos, entre otros, los medios de comunicación, el ejército, la policía,
el poder judicial y las empresas públicas. Numerosos crímenes fueron cometidos contra bosnio-
musulmanes y bosnio-croatas, incluyendo el asesinato, la tortura, golpizas, violación, pillaje y destruc-
ción de bienes. Las villas eran bombardeadas, las casas incendiadas y saqueadas. En la primavera de
1992, fueron establecidos a lo largo de [la Región Autónoma de Krajina (ARK)] varios campos de deten-
ción, en los que civiles bosnio-musulmanes y bosnio-croatas fueron arrestados y detenidos en masse.
En varias instancias, se asesinaron en masa a civiles. Incluso, los bosnio-serbios llevaron a cabo siste-
máticamente una política de ‘limpieza étnica’ de la población no-serbia de la ARK. Más aún, miles de
bosnio-musulmanes y bosnio-croatas fueron expulsados por la fuerza de la ARK por los bosnio-serbios, y
llevados en convoyes de camiones y trenes a territorio controlado por bosnio-musulmanes en [Bosnia
y Herzegovina] o a Croacia. Con base al patrón de conducta por el que estos crímenes fueron cometi-
dos a lo largo de la Krajina Bosnia, la Sala de Primera Instancia está convencida de que ha quedado
demostrado que, en su mayoría, fueron perpetrados con la perspectiva de ejecutar el Plan Estratégico”.
Ver Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 65. El “Plan Estratégi-
co” consistía en que “el liderazgo bosnio-serbio, incluyendo a los miembros del Consejo Principal [del
Partido Demócrata Serbio] y a otros miembros [del Partido Demócrata Serbio], así como a represen-

208
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

tantes bosnio-serbios de las fuerzas armadas, conformó un plan para vincular las áreas pobladas por serbios
en [Bosnia y Herzegovina] para hacerse del control sobre estas áreas y crear un Estado bosnio-serbio sepa-
rado, del que la mayoría de los no-serbios serían removidos permanentemente [...])”.

(c) El plan para librar al municipio de Prijedor de los no-serbios


consistió en un ataque generalizado o sistemático contra la población civil

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 629-630: La Sala de Primera Instancia
manifestó con respecto a la naturaleza “sistemática” del ataque: “La Sala está convencida de que el
ataque dirigido contra la población civil fue preparado el 7 de enero de 1992, cuando la Asamblea del
Pueblo Serbio en Prijedor fue primeramente establecida. El plan para liberar al Municipio de Prijedor
de no-serbios y de otros que no eran leales a las autoridades serbias, se activó mediante la toma de po-
der por los serbios, el 30 de abril de 1992. Posteriormente, el ataque dirigido en contra la población
civil se intensificó conforme al plan, culminando con los ataques en Hambarine y Kozarac, a finales de
mayo de 1992. Siguieron los ataque sobre áreas predominantemente no-serbias, incluyendo la región
de Brdo, con la muerte de cientos de no-serbios y muchos más arrestados y detenidos por las autorida-
des serbias, inter alia en instalaciones de detención”.
“Habiendo establecido que el ataque fue sistemático, no es estrictamente necesario considerar el
requisito de que el ataque fuera generalizado. Sin embargo, la Sala concluye que el ataque a la pobla-
ción no-serbia de Prijedor también fue generalizado. Los ataques, como tales, ocurrieron a lo largo del
Municipio de Prijedor, inicialmente en Hambarine y Kozarac, y después se extendieron a toda la re-
gión de Brdo. Incluso, miles de ciudadanos del Municipio de Prijedor pasaron por uno o más de los
tres principales campos de detención, Omarska, Keraterm y Trnopolje, establecidos en los pueblos de
Omarska, Prijedor y Trnopolje, respectivamente”.

vi) Mens rea (elemento 5)

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 99: “La Sala de Apelaciones
considera que el mens rea de los crímenes de lesa humanidad se cumple cuando el acusado tiene la
intención requerida, que es la de cometer el crimen o crímenes conexos que se le imputan, y cuando
sabe que existe un ataque contra la población civil y también sabe que sus actos son parte de este ata-
que”. Ver también Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 124 (igual).
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 548: “El acusado debe
de poseer el mens rea necesario, que incluye:

i. la intención de cometer el crimen o crímenes conexos que se le imputan;


ii. el conocimiento de que existe un ataque contra la población civil; y
iii. el conocimiento de que sus actos son parte de ese ataque”.

209
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

Ver también Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 138 (similar);
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 148 (similar).
Kupreskic et al., (Sala de Primera Instancia), 14 de enero de 2000, párr. 556: “[E]l mens rea re-
querido para tipificar crímenes de lesa humanidad parece estar comprendido por (1) la intención de
cometer el crimen conexo, combinado con (2) el conocimiento del contexto más amplio en el que ocurre
ese crimen”.
Para la discusión que “no es suficiente que el perpetrador supiera del ataque y hubiera tomado el
riesgo de que sus actos fueran parte de él”, ver Sección (IV)(b)(vi)(2)(b), Compendio del TPIY.

(1) Intención

(a) El perpetrador debe haber tenido la intención de cometer el crimen o crímenes conexos

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 99: “[E]l acusado [debe haber
tenido] la intención requerida para cometer el crimen o crímenes conexos que se le imputan [...]”.
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 124 (igual); Vasiljevic, (Sala de Primera Ins-
tancia), 29 de noviembre de 2002, párr. 37 (similar).
Ver también la discusión sobre el estado mental (mens rea) en los crímenes conexos, Sección
(IV)(d)(i)(5) (asesinato); (IV)(d)(ii)(4) (exterminio); (IV)(d)(iii)(1) (sometimiento a la esclavitud);
(IV)(d)(iv)(8) (deportación); (IV)(d)(v) (encarcelamiento); (IV)(d)(vi)(6) (tortura); (IV)(d)(vii) (viola-
ción); (IV)(d)(viii)(4) (persecución); (IV)(d)(ix)(4)(c) (otros actos inhumanos), Compendio del TPIY.

(b) La intención discriminatoria sólo se requiere para tipificar la persecución

Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párrs. 283, 292, 305: “El significado ordinario del
artículo 5 deja en claro que no se requiere que todos los crímenes de lesa humanidad hayan sido perpe-
trados con una intención discriminatorio. Dicha intención sólo es necesaria para tipificar una subcate-
goría de esos crímenes, a saber ‘la persecución a que se refiere el artículo 5(h)”. “[E]l derecho interna-
cional consuetudinario, como resultado del desarrollo gradual de los instrumentos internacionales y de
la jurisprudencia nacional en reglas de carácter general, no presupone una intención discriminatoria o
persecutoria para todos los crímenes de lesa humanidad”. “[L]a Sala de Primera Instancia erró al con-
cluir que todos los crímenes de lesa humanidad, requieren que se demuestre que existió una intención
discriminatoria. Dicha intención es un ingrediente legal indispensable para tipificar un crimen, sola-
mente tratándose de crímenes en los que se dispone como un requisito expreso, es decir, según el artículo 5
(h), en lo concerniente a diversos tipos de persecución”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 186: “La Sala de Ape-
laciones en el caso Tadic clarificó otra cuestión con relación al mens rea requerido por los crímenes de
lesa humanidad. Rechazó la opinión de que para configurarse un crimen de lesa humanidad todos los
actos u omisiones relevantes deben de ser llevados a cabo por el perpetrador con motivos de discrimi-
nación. [L]a intención discriminatoria ‘es un ingrediente legal del crimen, solamente con respecto a
estos crímenes en los que expresamente es requerida, es decir, para el artículo 5(h), en lo concerniente
a diversos tipos de persecución”.

210
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párrs. 244, 260: “[P]ara ser declarado
culpable de crímenes de lesa humanidad, salvo en el caso de persecución, [el perpetrador] [necesita]
no haber tenido la intención de seleccionar a civiles con motivo de su raza o sus creencias religiosas o
políticas”.
“[P]ara que un ataque generalizado o sistemático y los crímenes resultantes -asesinato, extermi-
nio, sometimiento a la esclavitud, deportación, encarcelamiento, tortura, violación u otros actos in-
humanos con excepción de la persecución- sean considerados como crímenes de lesa humanidad, no se
requiere que hayan sido perpetrados con la intención deliberada de causar daño a la población civil en
razón de características específicas. [P]ara ser encontrados culpables de la comisión de tal crimen, no
se requiere que los responsables del ataque necesariamente actuaran con una intención racial, nacional,
religiosa o política particular en mente”.
Todorovic, Caso No. IT-95-9/1 (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2001, párr. 113: El
crimen de persecución “es el único crimen de lesa humanidad en el que se requiere que el perpetrador
actúe con intención discriminatoria y, por su propia naturaleza, incorpora a otros crímenes”.

(2) Conocimiento

(a) El perpetrador debe participar con conocimiento en un ataque generalizado


o sistemático, por ejemplo, sabiendo del ataque y de que su acto es parte de éste

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 100: “La Sala de Apelaciones
reitera su jurisprudencia según la cual, se requiere que el conocimiento por parte del acusado de que
existe un ataque a la población civil, así como el conocimiento de que su acto es parte de éste”. Ver
también Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 126 (igual).
Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 99: El acusado debe
tener “conocimiento de que existe un ataque contra la población civil y de que su ataque es parte del
mismo”. Ver también Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 188
(igual); Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 547 (igual).
Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 271: “La Sala de Primera Instancia correcta-
mente reconoció que los delitos que no están relacionados a ataques generalizados o sistemáticos co-
ntra la población civil, no deben ser perseguidos como crímenes de lesa humanidad. De ahí que para
condenar a una persona acusada de crímenes de lesa humanidad, debe probarse que los crímenes estu-
vieron relacionados con el ataque a una población, que (ocurrió durante un conflicto armado) y que el
acusado sabía que sus crímenes estaban relacionados con ello”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 190: “El segundo requi-
sito a establecerse para probar el requisito de un ‘nexus’ es el conocimiento del acusado, de que existe
un ataque contra la población civil y de que sus actos son parte del mismo”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 45: “Para satisfacer
el elemento subjetivo o mens rea del vínculo que debe existir entre los actos del acusado y el ataque, el
perpetrador debe conocer el contexto general en el que ocurren sus actos, y saber que éstos son parte
del ataque”.

211
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 185: “[E]l perpetrador
ha de cometer los crímenes de lesa humanidad a sabiendas, en el sentido de que debe comprender el
contexto general de su acto. [...] Una parte de lo que transforma los actos de una persona en un crimen
de lesa humanidad es la inclusión del acto dentro de una dimensión mayor de la conducta criminal; por
lo tanto, una persona acusada debe estar consciente de esta mayor dimensión con objeto de ser culpa-
ble de ello. Consecuentemente, el conocimiento real o interpretativo del contexto más amplio del ata-
que, es decir, que el acusado debe saber que sus actos son parte de un ataque generalizado o sistemáti-
co contra la población civil, y se conforman a algún tipo de política o plan, es necesario para satisfacer
el elemento de mens rea que se requiere que el acusado tenga”.6
Kunarac, Kovac y Vukovic, (Sala de Primera Instancia), 22 de febrero de 2001, párr. 410: Adicio-
nalmente al requisito del Estatuto de que exista un conflicto armado, los siguientes sub-elementos son
necesarios para tipificar este crimen: “[...] v) El perpetrador debe saber del contexto general en el que
ocurren sus actos y saber que éstos son parte del ataque”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 244: “El perpetrador debe partici-
par con conocimiento, en un ataque generalizado o sistemático contra la población civil”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 247: “El acusado debe primero,
tener conocimiento del contexto general en que ocurren sus actos y después del vínculo entre su acto y
el contexto”.
Jelisic, (Sala de Primera Instancia), 14 de diciembre de 1999, párr. 56: “El acusado debe [...] estar
consciente de que el crimen conexo que comete forma parte de un ataque generalizado o sistemático”.

(b) No es suficiente que el perpetrador supiera del ataque


y que hubiera tomado el riesgo de que sus actos fueran parte del mismo

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 126: “Con relación al mens rea aplicable a
los crímenes de lesa humanidad, la Sala de Apelaciones reitera su jurisprudencia conforme a la cual se
requiere que el acusado tenga conocimiento de que existe un ataque contra la población civil, así como
conocimiento de que su acto es parte del mismo. La Sala de Primera Instancia, al señalar que es ‘sufi-
ciente el tomar el riesgo de participar con conocimiento en la implementación de la ideología, política
o plan’, ello no articula correctamente el mens rea aplicable a los crímenes de lesa humanidad. Adi-
cionalmente, como se señaló arriba, no existe el requisito legal de que exista un plan o una política, y
el pronunciamiento de la Sala de Primera Instancia es engañosa en este aspecto”.7
Ver también Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 190: “No es
suficiente que una persona acusada, a sabiendas, haya tomado el riesgo de participar en la implemen-
tación de una política”.
Pero ver Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 102: “[E]l
acusado debe haber tenido la intención de cometer el crimen o los crímenes conexos que se le imputan,
y haber sabido que ‘existía un ataque contra la población civil y que sus actos comprendían parte de
ese ataque, o al menos, que tomaba el riesgo de que sus actos fueron parte del ataque”. Ver también

6
Ver Sección (IV)(b)(v)(7), Compendio TPIY, con respecto al plan o política.
7
Ver Sección (IV)(b)(v)(7), Compendio TPIY, con respecto al plan o política.

212
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 46 (similar); Stakic,
(Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 626 (similar); Vasiljevic, (Sala de Primera Ins-
tancia), 29 de noviembre de 2002, párr. 37 (el perpetrador “debe saber que existe un ataque contra la
población civil y de que sus actos son parte de ese ataque, o de que al menos [tomó] el riesgo de que
sus actos fueran parte del ataque)”; Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr.
59 (similar a Kunarac); Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 59 (similar
a Vasiljevic).

(c) No se requiere saber los detalles del ataque

Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 102: “Este requisito [de
que el acusado tuviera conocimiento del ataque] no implica el conocimiento de los detalles del ataque”. Ver
también Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 548: “El mens rea
que se requiere tener [...] no comprende conocimiento de los detalles del ataque”. Ver también Brdjanin,
(Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 138 (similar); Galic, (Sala de Primera Ins-
tancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 148 (similar); Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de mar-
zo de 2002, párr. 59 (similar).
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 190: “[E]l acusado no
necesita saber los detalles del ataque. [...] El acusado solamente necesita entender el contexto general
en el que sus actos tuvieron lugar”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 45: “Está bien es-
tablecido que el acusado no necesita saber los detalles del ataque, [...]

es el ataque, no los actos del acusado, lo que debe estar dirigido contra la población seleccionada
como objetivo, y el acusado necesita solamente saber que sus actos son parte de éste”.

(d) No se requiere que el perpetrador apruebe el contexto


o comparta el propósito o el objetivo tras el ataque

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 99: “’[E]l acusado no necesita
comprender el objetivo ni el propósito tras el ataque”. Ver también Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29
de julio de 2004, párr. 124 (igual); Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de
2002, párr. 103 (igual); Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 548
(igual). Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 138 (igual); Galic, (Sala
de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 148 (similar).
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 190: “[E]l acusado no
necesita [...] aprobar el contexto en el cual ocurren sus actos”. Ver también Kordic y Cerkez, (Sala de
Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 185 (similar).
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 45: No es necesario que
el acusado “comparta la motivación, intención o propósito de los que están involucrados en el ataque”.

213
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

(e) La motivación es generalmente irrelevante

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 99: “[L]a Sala de Apelaciones
considera que: “[p]ara efectos de la responsabilidad penal conforme al artículo 5 del Estatuto [para
imputarla], ‘son irrelevantes las motivaciones del acusado para tomar parte en el ataque y puede come-
terse un crimen de lesa humanidad por razones puramente personales. [...] Cuando mucho, la prueba
de que [el perpetrador] cometió los actos puramente por razones personales podría ser indicativo de
una presunción controvertible de que no estaba consciente de que sus actos eran parte del ataque”. Ver
también Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 124 (mismo texto que el citado);
Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 103 (que cita parte del
mismo texto).
Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 102: “La Sala de Apelaciones
[...] recuerda su jurisprudencia en el caso Jelisic que, con respecto a la intención específica requerida
en el crimen de genocidio, señala ‘la necesidad de distinguir la intención específica de la motivación.
La motivación personal del perpetrador del crimen de genocidio puede ser, obtener beneficios económicos
o ventajas políticas o alguna forma de poder. La existencia de una motivación personal no excluye que
el perpetrador tenga también la intención específica de cometer genocidio’. La Sala de Apelaciones
considera que esta distinción entre intención y motivación debe también aplicarse a otros delitos seña-
lados en el Estatuto” (Se agrega énfasis). Ver también Jelisic, (Sala de Apelaciones), 5 de julio de 2001,
párr. 49 (el mismo texto citado).
Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párrs. 270, 272: “[C]onforme al derecho con-
suetudinario, ‘las motivaciones puramente personales’ no adquieren ninguna relevancia para establecer
si se ha perpetrado o no un crimen de lesa humanidad”. “[E]n la opinión de la Sala de Apelaciones, el
requisito de que un acto no tiene que haberse llevado a cabo puramente por razones personales del perpe-
trador, no forma parte de los prerrequisitos necesarios para que la conducta caiga dentro de la defini-
ción típica de crimen de lesa humanidad conforme al artículo 5 del Estatuto del Tribunal”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 190: “Las motivaciones
para la participación del acusado en el ataque son irrelevantes [...]”. Ver también Brdjanin, (Sala de
Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 138 (similar); Kordic y Cerkez, (Sala de Primera
Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 187 (similar).

(f) Es irrelevante si el acusado tenía la intención de que sus actos estuvieran dirigidos
contra la población seleccionada como objetivo o meramente contra la víctima

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 99: “‘Es [...] irrelevante que el
acusado pretendiera que sus actos estuvieran dirigidos contra la población seleccionada como objetivo
o meramente contra su víctima. Es el ataque, no los actos del acusado, lo que debe ser dirigido contra
la población seleccionada como objetivo y el acusado solamente debe saber que sus actos son parte de
ello”. Ver también Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 124 (igual); Kunarac,
Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 103 (igual); Limaj et al., (Sala de
Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 190 (similar).

214
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(g) La prueba sobre el conocimiento variará en cada caso

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 126: “[L]a Sala de Apelaciones considera
que la prueba sobre el conocimiento del acusado, depende de los hechos del caso particular; como re-
sultado, la forma en que este elemento legal puede ser probado puede variar en cada caso. Por lo tanto,
la Sala de Apelaciones declina señalar una lista de elementos de prueba que, de probarse, demostrarían
el conocimiento requerido por parte del acusado”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 190: “La prueba del co-
nocimiento depende de los hechos de un caso particular; como resultado, la manera en que este ele-
mento legal puede probarse puede variar en cada caso”.

(h) Si acaso existen factores de los cuales inferir el conocimiento del contexto

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 125, 127-128: “[La Sala de Primera Instan-
cia declaró:]
Debe, por ejemplo, probarse que:

- el acusado voluntariamente aceptó llevar a cabo las funciones desempeñadas;


- que estas funciones resultaron en su colaboración con las autoridades políticas, militares o
civiles que definían la ideología, política o plan que constituyó el origen de los crímenes;
- que recibió órdenes relacionadas a la ideología, política o plan; y finalmente,
- que contribuyó a su comisión mediante actos intencionales o simplemente rehusando por su
propia voluntad tomar las medidas necesarias para evitar su perpetración”.

“La Sala de Apelaciones [...] observa que la lista de la Sala de Primera Instancia de cuatro puntos
que pueden servir como prueba del mens rea padece una serie de defectos. El primer punto, que el
acusado ‘voluntariamente haya aceptado llevar a cabo las funciones que desempeñó’, es vago y no
necesariamente se relaciona con el mens rea aplicable a los crímenes de lesa humanidad. Los puntos
segundo y tercero, así como la primera parte del punto cuarto, pueden ser engañosos, porque pueden
ser interpretados como una sugerencia de que se requiere una ideología política o un plan. Adicional-
mente, tampoco relacionan con suficiente precisión, para efectos del requisito, que el acusado deba
saber que sus actos forman parte del ataque criminal. Finalmente, la parte segunda del punto cuarto
parece relacionarse a la responsabilidad de mando conforme al artículo 7(3), más que a la responsabi-
lidad por crímenes de lesa humanidad del artículo 7(1)”.
“Por las razones anteriores, la Sala de Apelaciones encuentra que la Sala de Primera Instancia erró
en parte, en su formulación del mens rea aplicable a crímenes de lesa humanidad”.
Comparar Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párrs. 258-259: “[E]l cono-
cimiento del contexto político en el que el crimen encaja puede deducirse de la concurrencia de diver-
sos factores concretos” y “éstos son: [a] las circunstancias históricas y políticas en las que ocurrieron
los actos de violencia; [b] las funciones del acusado cuando los crímenes fueron cometidos; [c] sus

215
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

responsabilidades dentro de la jerarquía política o militar; [d] la relación directa o indirecta entre la
jerarquía política y militar; [e] el ámbito y la gravedad de los actos perpetrados; [f] la naturaleza de los
crímenes cometidos y el grado hasta el cual son del conocimiento común”.

(i) Aplicación - mens rea: determinar si los actos del acusado formaron parte
de un ataque generalizado y sistemático, y si el acusado sabía del ataque
Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párrs. 28, 30: “El Apelante alega que la Sala
de Primera Instancia erróneamente concluyó que los actos del Apelante formaban parte de un ataque
generalizado y sistemático, y que éste sabía del ataque”. “Debe subrayarse que la conclusión de la Sala
de Primera Instancia, de relevancia para el presente argumento, se relaciona con el conocimiento del
Apelante sobre los ataques que tenían lugar contra la población civil musulmana en la región de Visegrad.
La Sala de Apelaciones concluye que [...] es obvio, de las distintas conclusiones de la Sala de Primera
Instancia [...] que el Apelante participó con Milan Lukic y otros en el cateo de una casa del padre [de
un testigo’] en Musici, y que estuvo presente en el Hotel Vilina Vlas el 7 de junio de 1992, cuando los
siete hombres musulmanes [que después fueron baleados, y cinco de los cuales murieron] llegaron
escoltados por Milan Lukic y sus hombres. Además, la Sala de Primera Instancia concluyó que ‘en
vista de la escala completa y la naturaleza sistemática del ataque, el acusado debe haberse percatado de
las consecuencias de esta campaña sobre la población civil no-serbia del Municipio de Visegrad’. La
Sala de Apelaciones considera que una Sala de Enjuiciamiento razonable podría concluir, de lo ante-
rior, que el Apelante sabía del ataque que tenía lugar contra la población civil musulmana en Visegrad”.

c) Aplicación - elementos generales del artículo 5

i) Srebrenica

(1) Conflicto armado

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 549: “No se ha disputado
que existió un conflicto armado entre la República de Bosnia y Herzegovina y sus fuerzas, y la Repu-
blica de Serbia y sus fuerzas durante el periodo relevante del Acta de Acusación. Tampoco se ha disputado
que este conflicto armado existió al el Este de Bosnia. Con la prueba señalada anteriormente, en los
Antecedentes de Hecho relevantes a este caso, la Sala de Primera Instancia concluye que existe prueba
suficiente para establecer que existió un conflicto armado en el Este de Bosnia entre el 11 de julio y el
1 de noviembre de 1995”.

(2) Ataque generalizado o sistemático

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 551: “La Sala de Primera
Instancia, además, encuentra que el ataque fue generalizado o sistemático. El ataque llevado a cabo
por el Ejército de la República de Srpska y [el Ministerio del Interior en la República de Srpska] fue
planeado y definido en la orden ‘Krivaja 95’. El ataque continuó después de la caída de Srebrenica y

216
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

afectó aproximadamente a 40, 000 personas que vivían dentro del enclave de Srebrenica en el momento
del ataque”.

(3) Dirigido contra una población civil

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 552: “El ataque fue clara-
mente dirigido contra la población civil bosnio-musulmana en el enclave de Srebrenica. La Sala de
Primera Instancia ha recibido pruebas de que la 28° División del [Ejército de Bosnia y Herzegovina]
estaba localizado en el enclave de Srebrenica y que los miembros de esa división estaban entre los
hombres que formaron la columna. Sin embargo, la Sala de Primera Instancia concluye que la cantidad
estimada de miembros del [Ejército de Bosnia y Herzegovina] que se encontraban presentes en el en-
clave y entre la columna, constituida aproximadamente por 1,000 a 4,000 soldados, no ascendía a una
cantidad tal que pudiera afectar el carácter civil de la población, ya que la vasta mayoría de la gente
presente en el enclave mismo y en la columna, eran civiles”.

(4) Los actos del acusado eran parte de un ataque y el acusado sabía
que sus actos eran parte del ataque

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párrs. 553-554: “Ambos acusa-
dos eran oficiales de alto rango en las brigadas que tomaron parte en el ataque al enclave de Srebrenica
y como tales, tenían conocimiento del contexto general en el que sus propios actos ocurrieron. La Sala
de Primera Instancia concluye que ha quedado establecido, más allá de toda duda razonable, que los
actos de ambos acusados eran parte de un ataque y que ambos acusados sabían que sus actos eran parte
de ese ataque”. “Por lo tanto, la Sala de Primera Instancia concluye que cumplieron los requisitos ge-
nerales del artículo [...] 5”.

ii) Sarajevo

Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 598: “[L]a Sala de Primera Instancia
concluye que las condiciones requeridas por el artículo 5 del Estatuto, de que debe existir un ataque,
de que el éste debe dirigirse contra una población civil, y ser generalizado o sistemático, se han cum-
plido. La Sala de Primera Instancia también concluye que los crímenes cometidos en Sarajevo durante
el Periodo de la Acusación [desde alrededor del 10 de septiembre de 1992 al 10 de agosto de 1994]
formaron parte de un ataque dirigido contra la población civil y esto era del conocimiento de todos
aquellos que estaban posicionados en, y alrededor de, Sarajevo en esa época”. Ver también Galic, (Sa-
la de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 3 (donde se discute que hubo 3 y medio años de
conflicto armado en y alrededor de Sarajevo).

217
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

iii) Bosanski Samac y Odzak

(1) Ataque a la población civil y existencia de conflicto armado

Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 978: “La Sala de Prime-
ra Instancia concluye que los eventos que tuvieron lugar en Bosanski Samac y Odzak entre el 17 de
abril de 1992 y el 31 de diciembre de 1993, constituyeron un ataque a la población civil. Este ataque
incluyó la toma del poder por la fuerza en Bosanski Samac, y los actos subsecuentes de persecución y
deportación contra civiles no-serbios. La Sala de Primera Instancia está satisfecha de que existió un
estado de conflicto armado en la República de Bosnia y Herzegovina durante el periodo arriba men-
cionado y de que hubo un nexo entre el conflicto armado y los actos del acusado”.8

(2) El ataque fue generalizado y sistemático

Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párrs. 979-980: “Mientras
que el artículo 5 del Estatuto requiere que el ataque sea generalizado o sistemático, la Sala de Primera
Instancia concluye que el ataque contra los civiles no-serbios, en los Municipios de Bosanski Samac y
Odzak, fue tanto sistemático como generalizado. El ataque fue precedido por una serie de ataques, lo
cual indica que fue planeado y ejecutado en una forma organizada. Estos actos incluyen entrenamiento
de hombres serbios de Bosanksi Samac en un campo cercano a Ilok a mediados de marzo de 1992,
asegurando la presencia de fuerzas paramilitares serbias que llegaron a Batkusa el 11 de abril de 1992, y
el establecimiento del Estado Mayor de Crisis el 15 de abril de 1992. La toma por la fuerza el 17 de
abril de 1992 fue seguida de actos de persecución sistemática contra civiles no-serbios, que incluyeron
arrestos arbitrarios de bosnio-musulmanes y bosnio-croatas y su detención ilícita en diversas instala-
ciones en Bosanski Samac, y en los campos de Zasavica y Crkvina. Muchos fueron objeto de golpizas
repetidas y otros actos inhumanos y crueles, además de la deportación y el traslado forzoso”.
“La Sala de Primera Instancia encuentra que los ataques a Bosanski Samac y Odzak fueron tam-
bién generalizados. Afectaron a la vasta mayoría de los residentes del Municipio. Aproximadamente
250 civiles no-serbios fueron detenidos en el Edificio Fuerza Territorial de Bosanski Samac, la canti-
dad de gente detenida en las escuelas secundarias en Bosanski Samac fue entre 300 y 500. En mayo de
1992, casi 1000 personas fueron detenidas en Omladinski Dom in Crkvina. Una gran cantidad de ellos
fueron objeto de torturas o de tratos crueles e inhumanos. Cientos de no-serbios fueron deportado o
trasladados por la fuerza”.

8
La Sala de Primera Instancia en el caso Simic, parece utilizar la palabra “nexos” incorrectamente. Conforme a la juris-
prudencia “[a] no se requiere un nexo entre los actos del acusado y el conflicto armado [...]”. Tadic, (Sala de Apelaciones),
15 de julio de 1999, párr. 251 (Énfasis en el original). Lo que se requiere es que los actos del acusado y el conflicto
armado estén vinculados geográfica así como temporalmente. Ver Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones),
12 de junio de 2002, párr. 83; ver también Sección (IV)(b)(i)(2), Compendio TPIY. La palabra “nexo” es, sin embargo, utili-
zada para describir la relación entre los actos del acusado y el ataque a la población civil. Ver Kordic y Cerkez, (Sala de
Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 33 (“el nexo requerido es entre los actos del acusado y el ataque a la
población civil”; ver también “los actos del acusado deben formar parte del ataque” (elemento 2), Sección (IV)(b)(iii),
Compendio TPIY. Pero ver Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 133 (refiriéndose a
“nexo con el conflicto armado”).

218
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(3) El conocimiento del acusado de que sus actos eran parte del ataque

Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párrs. 981-982: “La Sala de
Primera Instancia se encuentra convencida de que los tres acusados sabían del ataque contra los civiles
no-serbios en Bosanski Samac y que sus actos eran parte de este ataque. Blagoje Simic telefoneó al
Teniente Coronel Stevan Nikolic el 17 de abril de 1992 para informarle que el Estado Mayor de Crisis
del Municipio serbio de Bosanski Samac había sido establecido y que con la ayuda de miembros de la
policía serbia y los paramilitares, habían tomado las instalaciones vitales del pueblo. Como cabeza del
gobierno de facto, en los siguientes meses, le informó a Blagoje Simic de los actos persecutorios contra
civiles no-serbios, a menudo organizados o grandemente facilitados por los miembros del Estado Ma-
yor de Crisis”.
“La Sala de Primera Instancia acepta también que, como miembro del Estado Mayor de Crisis y
como miembro de la Comisión de Intercambio, Miroslav Tadic sabía de la toma por la fuerza y de los
siguientes eventos. Simo Zaric era miembro del 4° Destacamento desde su establecimiento y sirvió
como Comandante Adjunto para Inteligencia, Reconocimiento, Moral e Información. En este carácter,
estaba al tanto de los actos de mal trato a los civiles no-serbios. En vista de lo anterior la Sala de Pri-
mera Instancia se encuentra satisfecha de que los requisitos generales del artículo 5 se cumplen con
respecto a cada una de los acusados”.

d) Delitos conexos

i) Asesinato (artículo 5(a))

(1) Elementos

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 556: “En la jurisprudencia
tanto del Tribunal como del TPIR, el asesinato ha sido consistentemente definido como la muerte de la
víctima que resulta de un acto u omisión del acusado, cometido con la intención ya sea de matarlo o de
causarle un lesión grave a su integridad física, con el conocimiento razonable de que ello probable-
mente le acarrearía la muerte”. Ver también Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001,
párr. 485 (similar); Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 217 (similar); Kordic y
Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 236 (similar).
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 381: “Salvo por algunas va-
riaciones insignificantes en la expresión de los elementos constitutivos del crimen de asesinato y de
homicidio intencional, que son irrelevantes en este caso, la jurisprudencia de este Tribunal consisten-
temente ha definido los elementos esenciales de estos crímenes de la siguiente forma:

1. La víctima está muerta;


2. La muerte fue causa de un acto u omisión del acusado, o de una persona o personas por cu-
yos actos u omisiones el acusado tiene responsabilidad penal; y

219
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

3. El acto fue cometido, o la omisión tuvo lugar, por el acusado, o por una persona o personas,
por cuyos actos u omisiones ésta es responsable penalmente, con la intención de:
- matar, o
- infringir daño físico grave o lesiones graves, con razonable conocimiento de que tal acto
u omisión probablemente produciría la muerte”.

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 382: “El actus reus consiste
en la acción u omisión del acusado que resulta en la muerte de la víctima. La Fiscalía sólo necesita
probar más allá de toda duda razonable, que la conducta del acusado contribuyó substancialmente a la
muerte de la víctima”.
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 150: “Los requisitos básicos para
configurar el asesinato como crimen de lesa humanidad son:

(a) la víctima está muerta;


(b) la muerte de la víctima fue causada por un acto u omisión del acusado, o de una persona o
persona por quienes el acusado tiene responsabilidad penal; y
(c) el acto fue cometido, o la omisión tuvo lugar, por el acusado, o por una persona o personas
por cuyos actos u omisiones el acusado es penalmente responsable, con la intención de:
(i) matar, o
(ii) infringir lesiones graves a la integridad física, con imprudente indiferencia por la vida
humana”.

Kupreskic et al., (Sala de Primera Instancia), 14 de enero de 2000, párr. 560: “Los elementos que
tipifican al asesinato conforme al artículo 5(a) del Estatuto [...] comprenden la muerte de la víctima,
como resultado de los actos u omisiones del acusado, cuando la conducta del acusado fue una causa
substancial de la muerte de la víctima. Puede decirse que el acusado es culpable de asesinato si se in-
volucra en una conducta que es ilícita, con la intención de matar a otra persona o de causarle un daño
grave a su integridad física y se ha causado la muerte de esa persona”.
Jelisic, (Sala de Primera Instancia), 14 de diciembre de 1999, párr. 35: “El asesinato se define
como el homicidio cometido con la intención de causar la muerte. Los ingredientes legales del crimen, como
generalmente se reconocen en la legislación interna pueden caracterizarse de la siguiente forma: [a] la
víctima está muerta, [b] como resultado de un acto del acusado, [c] cometido con la intención de cau-
sarle la muerte”.
Ver también Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 114: “Los
elementos del asesinato como crimen de lesa humanidad son indisputados”.

220
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(2) El “asesinato” conforme al artículo 5 del Estatuto, comparado


con el artículo 2 (“homicidio intencional”) y el artículo 3 (“asesinato”)

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 556: “Los elementos del
crimen de asesinato como crimen de lesa humanidad y como violación de las leyes y costumbres de la
guerra son los mismos”. Ver también Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 631
(similar); Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párrs. 323-324 (similar).
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 380: “Está claro, a partir de
la jurisprudencia del Tribunal, que los elementos del crimen conexo del homicidio intencional previsto
en el artículo 2 del Estatuto son idénticos a aquellos que se requieren para el asesinato conforme a los
artículos 3 y 5 del Estatuto”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 236: “[Los] elementos
[del asesinato conforme al artículo 5] son similares a los que se requieren con relación al homicidio
intencional, según el artículo 2 y al asesinato según el artículo 3 del Estatuto, con excepción de que,
para caracterizarse como un crimen de lesa humanidad un ‘asesinato’ debe haber sido cometido como
un ataque generalizado o sistemático contra una población civil”.
Ver también la discusión de homicidio intencional conforme al artículo 2, Sección (I)(d)(i), Com-
pendio del TPIY, y asesinato conforme al artículo 3, Sección (II)(d)(iv), Compendio del TPIY.

(3) No se requiere el cadáver como prueba

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 383: “La Sala de Primera Instan-
cia está de acuerdo con lo que señaló la Sala de Primera Instancia en el caso Tadic de que: ‘Dado que
éstos no eran tiempos normales, es inadecuado aplicar las reglas de algunos sistemas nacionales que requie-
ren que sea presentado el cadáver como prueba de la muerte. Sin embargo, debe existir prueba para
vincular las injurias recibidas y que resultaron en la muerte”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 385: “En el caso Krnojelac,
la Sala de Primera Instancia sostuvo que: ‘No es necesario para probar más allá de duda razonable que
una persona fue asesinada, demostrar que el cadáver de esa persona ha sido recuperado. [E]l hecho de
la muerte de la víctima pueda ser inferido circunstancialmente de todas las pruebas presentadas a la
Sala de Primera Instancia”. “La Sala de Primera Instancia agregó que la muerte de una víctima puede
ser establecida por prueba circunstancial, en la inteligencia de que, la única inferencia razonable fuera
que la víctima estuviera muerta como resultado de los actos u omisiones del acusado”. (Énfasis en el
original) Ver también Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 326 (mismo
texto que el citado).

(4) El suicidio como asesinato

Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 329: “Las cuestiones cruciales [pa-
ra determinar si puede constituir asesinato] son causa e intención. El acto u omisión relevante del acu-
sado o de aquéllos por cuyos actos u omisiones ésta es responsable penalmente, debe haber causado el
suicidio de la víctima y, el acusado, o aquéllos por quienes tiene responsabilidad penal, deben haber

221
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

intentado, mediante este acto u omisión, causar el suicidio de la víctima, o sabrían que el suicidio de
ésta era una consecuencia probable y previsible de tal acto u omisión. El acusado no puede ser tenida
como penalmente responsable, salvo que los actos u omisiones por los que tiene responsabilidad penal,
hayan inducido a la víctima a tomar una acción que resultó en su muerte y que su suicidio hubiera sido
intencional, o una acción que una persona razonable podría habría previsto como una consecuencia de
la conducta del acusado o de aquéllos por los que ésta es responsable penalmente”.

(5) Mens rea

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 556: El asesinato debe ser
“cometido con la intención ya sea de matar, o de causar daño grave a la integridad física, con el cono-
cimiento razonable de que probablemente le acarrearía la muerte”. Ver también Krstic, (Sala de Prime-
ra Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 485 (similar); Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo
de 2000, párr. 217 (similar); Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr.
236 (similar).
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 381: “[El estado mental que
se requiere tener consiste en que:]

El acto haya sido cometido o la omisión haya tenido lugar, por el acusado o la persona o personas
por quienes ésta es responsable penalmente, con una intención de:

- asesinar, o
- infringir, daño o lesiones graves a la integridad física de las personas, con el conocimiento
razonable de que dicho acto u omisión probablemente le acarrearía la muerte”.

Kupreskic et al., (Sala de Primera Instancia), 14 de enero de 2000, párr. 560: El mens rea para el
asesinato es que el acusado “involucrándose en una conducta que es ilícita, pretendiera asesinar a otra
persona o causarle un lesión grave a la integridad física y ha causado la muerte de esa persona”.
Jelisic, (Sala de Primera Instancia), 14 de diciembre de 1999, párr. 35: “El asesinato [es] [...] co-
metido con la intención de causar la muerte”.
Comparar Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 150: “Los requisitos
de [mens rea] para asesinato como un crimen de lesa humanidad son:

que el acto haya sido efectuado, o la omisión tuviera lugar, por el acusado, o por alguna persona
respecto a la cual sea responsable penalmente el acusado, con la intención de:

(i) asesinar, o
(ii) infringir lesiones graves, con imprudente indiferencia por la vida humana”.

222
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(a) El delito fundamental es el “asesinato”, no el “asesinato premeditado”

Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 235: “[L]a Sala de Prime-
ra Instancia en el caso Blaskic, sostuvo que ‘es el asesinato (“meurtre”) y no asesinato premeditado
(“assassinat”), el que debe constituir el delito conexo de un crimen de lesa humanidad”. Ver también
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 216 (igual).
Jelisic, (Sala de Primera Instancia), 14 de diciembre de 1999, párr. 51: “La Sala de Primera Ins-
tancia hace notar [...] que el texto en inglés del Estatuto ‘asesinato” y “observa” que “es apropiado
adoptar éste como el término aceptable en la costumbre internacional”.
Pero ver Kupreskic et al., (Sala de Primera Instancia), 14 de enero de 2000, párr. 561: “El mens
rea requerido para asesinato conforme al artículo 5(a) es la intención de asesinar o la intención de in-
fringir lesiones graves con imprudente indiferencia por la vida humana. [E]l mens rea estándar reque-
rido es el asesinato intencional y premeditado. El resultado es el que se pretendía cuando es el propósi-
to del actor, o cuando éste está consciente de que ocurrirá en el transcurso ordinario de los eventos”.

(6) Aplicación - asesinato

(a) Srebrenica

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 569: “[L]a Sala de Primera
Instancia encuentra que ha quedado establecido más allá de toda duda razonable, que más de 7, 000
hombres bosnios y niños [sic] fueron asesinados [posteriormente a la toma de Srebrenica] por miem-
bros del Ejército de la República de Srpska y/o [Ministerio del Interior de la República de Srpska]. Se
demuestra adicionalmente que los perpetradores directos tenían la intención de asesinar o infringir
lesiones graves con el conocimiento razonable de que sus actos u omisiones probablemente causarían
la muerte de la víctima”.

(b) Sarajevo

Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 599: “La Sala de Primera Instancia
está [...] satisfecha de que [...] el asesinato, [...] que cae dentro del artículo 5 del Estatuto [se] cometió
en Sarajevo durante el Periodo de la Acusación [desde alrededor del 10 de septiembre de 1992 al 10 de
agosto de 1994]”. Para información detallada de los hechos, ver Galic, (Sala de Primera Instancia), 5
de diciembre de 2003, párrs. 192-594. Ver también la discusión de “campaña de francotiradores, y
bombardeo de, civiles en Sarajevo”, Sección (II)(d)(xi)(12)(a), Compendio del TPIY.

(c) Prijedor

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 632: “La Sala de Primera Instancia está
convencida de que, en relación con esos asesinatos, respecto de los que la Sala de Primera Instancia ha
sostenido que el Dr. Stakic es penalmente responsable conforme al artículo 3 [por las muertes de más

223
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

de 1, 500 bosnio-musulmanes y bosnio-croatas no combatientes, asesinados en los campos y otras insta-


laciones de detención, durante los convoyes organizados por la policía y/o unidades militares, y come-
tidos como resultado de las acciones de la milicia armada y/o policía, en el Municipio de Prijedor en
1992], el acusado es también penalmente responsable conforme al artículo 5, ya que se encuentra que
tales asesinatos fueron cometidos dentro del contexto de un ataque generalizado y sistemático dirigido
contra la población civil del Municipio de Prijedor y que el Dr. Stakic sabía que sus actos formaban
parte de ese ataque”.

ii) Exterminio (artículo 5(b))

(1) Relación entre los crímenes de asesinato (artículos 3 y 5)


y homicidio intencional (artículo 2)

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 571: “La jurisprudencia de
este Tribunal y del TPIR en diversas ocasiones ha sostenido que el elemento nuclear del exterminio es
esencialmente similar al requerido para homicidio intencional proscrito en el artículo 2 y para asesina-
to conforme los artículos 3 y 5 del Estatuto. La escala de los crímenes es, sin embargo, distinta: el ex-
terminio debe ‘interpretarse como asesinato a gran escala - asesinato en masa’. La Comisión de Derecho
Internacional ha encontrado que ‘los actos ejecutados para llevar a cabo el crimen de exterminio invo-
lucran un elemento de destrucción en masa que no se requiere para el asesinato simple”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 388: “La jurisprudencia de
este Tribunal y del TPIR ha sostenido consistentemente que, aparte de las cuestiones de escala, los
elementos centrales del homicidio intencional (artículo 2) y del asesinato (artículos 3 y artículo 5) por
una parte y el exterminio (artículo 5) por la otra, son lo mismo”.

(2) Elementos

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 572: “La Sala de Primera
Instancia concluye que los elementos para el crimen de exterminio son los siguientes:

a) un acto u omisión que resulte en la muerte de las personas a escala masiva (actus reus), y
b) la intención de asesinar personas a escala masiva, o de infringirles lesiones graves a su inte-
gridad física o crear condiciones de vida que la llevan a la muerte, con el conocimiento ra-
zonable de que tal acto u omisión probablemente causarán la muerte de un gran número de
personas (mens rea)”.

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 388: “Adicionalmente a los
requisitos que deben establecerse para configurar un crimen de lesa humanidad según el artículo 5 del
Estatuto, los elementos del crimen de exterminio conforme al artículo 5(b) son los siguientes:

224
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

1. el asesinato de personas a escala masiva (actus reus), y


2. la intención del acusado de asesinar a personas a una escala masiva o crear condiciones de
vida que les atraerán la muerte a un gran número de personas (mens rea)”.

Vasiljevic, (Sala de Primera Instancia), 29 de noviembre de 2002, párr. 229: “[L]os elementos para el
crimen de ‘exterminio’ son los siguientes: 1. El elemento material para el exterminio consiste en la comi-
sión de un acto o combinación de actos que contribuyen al asesinato de un gran número de personas (actus
reus). 2. El autor del crimen debe pretender asesinar, o infringir un lesión grave a la integridad física, o in-
fringir lesiones graves, con el conocimiento razonable de que tal acto u omisión probablemente le atraiga la
muerte, o pretender participar en cualquier otra forma, en la eliminación de varias personas, con el conoci-
miento de que su acción es parte de una empresa homicida en la que un gran número de personas son sis-
temáticamente seleccionadas para ser asesinadas o asesinadas (mens rea)”.9

(3) Actus reus

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 573: “El actus reus del ex-
terminio consiste en actos u omisiones, que directa o indirectamente llevan a la muerte a un gran nú-
mero de personas”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 389: “El actus reus del cri-
men de exterminio consiste en todo acto, omisión o combinación de actos que contribuye directa o
indirectamente al asesinato de una gran cantidad de personas”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 638: “Esta Sala de Primera Instancia
está de acuerdo con las partes de que el elemento central del exterminio es el asesinato de personas a
escala masiva”.

(a) Puede incluir actos como privación de comida y medicinas,


calculados para destruir a una parte de la población

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 389: “Un acto que llegue a ser
exterminio puede incluir el asesinato de la víctima como tal, así como una conducta que establezca
condiciones que provocan la muerte de la víctima y finalmente asesinatos en masa, tales como la pri-
vación de comida y medicinas, calculados para causar la destrucción de parte de la población”.
Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 503: “[P]ara que quede configurado
el crimen de exterminio, adicionalmente a los requisitos generales para configurar un crimen de lesa
humanidad, debe existir prueba acerca de que una población en particular fue seleccionada como obje-
tivo o asesinada, o sujeta de alguna otra forma, a condiciones de vida calculadas para logra la des-
trucción de una parte numéricamente significativa de la población” (se agrega énfasis).

9
Ver “no se requiere ningún plan o política/‘el esquema de vasto asesinato colectivo’ o la ‘vasta empresa homicida’ no
constituyen un elemento”, Sección (IV)(d)(ii)(5), Compendio TPIY.

225
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

(b) Cantidad de personas involucradas

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 573: “Mientras que algunas
Salas de Primera Instancia han discutido si el elemento de destrucción masiva han discutido si el ele-
mento de destrucción masiva incluye un número mínimo de víctimas, la Sala de Primera Instancia en-
cuentra que no existe tal requisito. En la opinión de la Sala de Primera Instancia, la pretensión de esta-
blecer una cantidad mínima de víctimas en abstracto finalmente demostrará ser poco útil; el elemento
de escala masiva debe ser determinado en cada caso a la luz de la conducta criminal demostrada y to-
dos los factores relevantes”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 391: “La cuestión ha surgido
a menudo con respecto a si el elemento de los asesinatos a escala masiva implican un requisito numé-
rico. La Sala de Primera Instancia está de acuerdo con el criterio adoptado en el caso Krsti en el senti-
do de que: ‘El mismo término “exterminio” sugiere fuertemente la comisión de un crimen masivo, que
a su vez asume un grado substancial de preparación y organización. [...] [M]ientras que el exterminio
generalmente involucra un gran número de víctimas, puede configurarse aún cuando la cantidad de
víctimas sea limitado’. Además, la Sala de Primera Instancia recuerda que el elemento masivo del cri-
men permite la posibilidad de establecer la prueba del actus reus de exterminio con base en la acumu-
lación de incidentes separados y no relacionados, es decir como una suma total. La Sala de Primera
Instancia a este respecto, está de acuerdo con la conclusión de la Sala de Primera Instancia en el caso
Stakic, que clarificó que el requisito de masividad como un elemento constitutivo del actus reus de
exterminio tiene que ser determinado en un análisis caso por caso de todos los factores relevantes”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 640: “Esta Sala de Primera Instancia
no encuentra que la jurisprudencia apoye el alegato de la Defensa de que los asesinatos deben ocurrir a
gran escala y en un lugar concentrado durante un periodo corto. Dicho alegato no se apega al requisito
de que los asesinatos deben ser masivos. Ni tampoco considera Sala de Primera Instancia que una can-
tidad mínima específica de víctimas se requiera. Como lo sostuvo la Sala de Primera Instancia en el
caso El Fiscal vs. Vasiljevic, la menor cantidad de casos de la Segunda Guerra Mundial en la que se
aplicó el crimen de exterminio fue a un total de 733 asesinatos. La Sala agregó sin embargo, que no
sugiere ‘que una cantidad menor de víctimas descalificaría el acto como “exterminio” con el carácter
de crimen de lesa humanidad, y sugiere que dicho límite debe ser necesariamente cumplido’. En la
opinión de esta Sala de Primera Instancia, la evaluación de si el elemento de masividad se ha alcanza-
do, depende, en un análisis caso por caso de todos los factores relevantes. Como lo sostuvo en el caso
Krstic, la Sala de Primera Instancia lo masivo del crimen automáticamente asume un grado substancial
de preparación y organización, que puede servir como indicio de la existencia de un ‘esqueme’ o
‘plan’, homicida, pero no como lo presupone la Defensa, de un ‘vasto esquema de asesinato colectivo’
como un elemento separado del delito”.10
Vasiljevic, (Sala de Primera Instancia), 29 de noviembre de 2002, párr. 227: La “Sala de Primera
Instancia concluye [...] que la responsabilidad penal por ‘exterminio’ sólo es imputable a aquellas per-
sonas responsables por un gran número de muertes, aún si su parte en ello fue remota o indirecta. La
responsabilidad por una o por una cantidad limitada de dichos asesinatos es insuficiente”.

10
Con respecto a que si existe el requisito de que el asesinato sea parte “vasta empresa homicida”, ver “no se requiere
un plan ni política/‘no es un elemento de un vasto esquema de asesinato colectivo’ o ‘de una empresa homicida vasta”,
Sección (IV)(d)(ii)(5), Compendio TPIY.

226
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 503: “[P]ara que quede probado el
crimen de exterminio, adicionalmente a los requisitos generales para un crimen de lesa humanidad,
debe existir prueba de que una población en particular fue seleccionada como objetivo y de que sus
miembros fueron asesinados o sujetos, de alguna otra forma, a condiciones de vida calculadas para que
ocurriera la destrucción de una cantidad de una parte numéricamente significativa de la población” (se
agrega énfasis).
Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 502: “[L]a definición debe ser leída co-
mo el significado de la destrucción de una parte numéricamente relevante de la población involucrada”.
Comparar Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 501: “[M]ientras que el
exterminio generalmente involucra a una gran cantidad de víctimas, éste puede constituirse aún cuando
la cantidad de víctimas sea limitada”.

(i) Aplicación - número de víctimas: por lo menos 1, 669 bosnio-musulmanes y bosnio-croatas


fueron asesinados por las fuerzas bosnio-serbias en la Región Autónoma de Krajina
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 465: Mientras que “por lo menos
1, 669 bosnio-musulmanes y bosnio-croatas fueron asesinados por las fuerzas bosnio-serbias [en la Región
Autónoma de Krjina], todos los cuales eran no combatientes”, la Sala de Primera Instancia quedó “sa-
tisfecha de que estos asesinatos cumplen con el elemento de masividad para justificar la tipificación
del crimen de exterminio”.

(c) El exterminio debe ser colectivo, no dirigido a personas seleccionadas

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 390: “[E]l exterminio ‘debe de
ser de naturaleza colectiva, más que dirigido a personas seleccionadas. Sin embargo, en contraste con
el genocidio, no se requiere que el autor haya tenido la intención de destruir a una parte o a la totalidad
del grupo al que pertenecen las víctimas” (énfasis en el original).
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 639: “Un acto que equivale al ex-
terminio, como lo explicó la Sala de Primera Instancia en El Fiscal vs. Vasiljevic, ‘debe ser de natura-
leza colectiva, más que dirigido contra personas seleccionadas”. Ver también Vasiljevic, (Sala de Primera
Instancia), 29 de noviembre de 2002, párr. 227 (fuente del texto citado).

(d) La responsabilidad puede ser remota o indirecta/no se requiere demostrar


que el acusado tenía control de facto sobre un gran número de personas

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 390: “La responsabilidad penal
por exterminio también puede establecerse en situaciones en las que la participación del acusado en
asesinatos en masa es remota o indirecta. Esta Sala de Primera Instancia recuerda también que, aunque
‘el cargo de exterminio parece haber sido restringido a personas que, en razón ya sea de su posición o
su autoridad, podían decidir el destino o tenían el control sobre un gran número de personas’, no se
requiere que la Fiscalía pruebe que el acusado tenía control de facto sobre un gran número de personas
debido a su posición o autoridad”.

227
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

(4) Mens rea

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 574: “[E]l mens rea reque-
rido para el crimen de exterminio consiste en la intención de asesinar a personas a escala masiva o de
infringir lesiones graves al cuerpo o crear condiciones de vida que lleven a la muerte de un gran núme-
ro de personas”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 392-393, 395: “El mens rea
del crimen de exterminio no ha sido definido consistentemente en la jurisprudencia de este Tribunal
y del TPIR. En general, se pueden diferenciar tres criterios. El primero, fue articulado por la Sala del
Tribunal en el caso Kayishema y Ruzindana [...]. El segundo fue formulado en la Sentencia de Primera
Instancia del caso Krstic. La Sala de Primera Instancia en el caso Stakic ha refinado este segundo crite-
rio [...]”. “El tercer criterio fue adoptado por la Sala de Primera Instancia en el caso Vasiljevic [...]”.
“La Sala de Primera Instancia [...] apoya la formulación de mens rea como se identifica en la Sentencia
de Primera Instancia en el caso Krstic y Stakic, como la legalmente correcta para la determinación fi-
nal de las conclusiones de hecho en este caso. El mens rea estándar que se requiere para configurar
exterminio es el mismo que el mens rea requerido en el caso de asesinato como crimen de lesa huma-
nidad, con la diferencia que puede decirse de ‘el exterminio, que se trata de asesinato a escala masiva’.
Por lo tanto, se requiere que la Fiscalía demuestre más allá de toda duda razonable, que el acusado
tenía la intención de asesinar a personas a escala masiva o de crear condiciones de vida que llevarían a
la muerte a una gran cantidad de gente. El mens rea estándar que se requiere para configurar extermi-
nio no incluye un límite de negligencia o negligencia grave: los actos u omisiones del acusado deben
efectuarse con la intención o con imprudencia (dolus eventualis)”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 641-642: “[E]sta Sala de Primera
Instancia concluye que el mens rea que se requiere para configurar exterminio es que el perpetrador
tenga la intención de asesinar personas a escala masiva o crear condiciones de vida que lleven a la
muerte a grandes cantidades de personas. Esto incluye el requisito de que el estado mental del perpe-
trador comprenda todos los elementos objetivos del crimen: la aniquilación en masa de gente”.
“Basándose en la Sentencia de la Sala de Primera Instancia en el caso El Fiscal vs. Kayishema, la
Fiscalía alega que una persona acusada puede ser tenida como responsable por sus actos u omisiones,
si han sido cometidos ‘con la intención, imprudencia o negligencia grave’. Esta Sala de Primera Ins-
tancia no está de acuerdo y concluye que sería incompatible con el carácter del crimen de exterminio y
con el sistema e interpretación del artículo 5, si la imprudencia o la negligencia grave fueran suficiente
para tener a el acusado como penalmente responsable por dicho crimen. Por lo tanto, considera que el
límite para el mens rea no puede ser inferior a la intención requerida para asesinato como un crimen de
lesa humanidad (es decir dolus directus o dolus eventualis)”.
Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 495: “Los crímenes de asesinato y
exterminio deben tener un elemento similar en cuanto a que ambos pretenden la muerte de las vícti-
mas. Tienen el mismo mens rea, que consiste en la intención de asesinar o la intención de causar le-
siones graves la integridad física de la víctima, que, tal como el perpetrador razonablemente pudo
haber previsto, probablemente llevarían a su muerte”.
Comparar Vasiljevic, (Sala de Primera Instancia), 29 de noviembre de 2002, párrs. 228-229 (se
requiere conocimiento de que las acciones son parte de una “empresa homicida vasta”), que se discute
en la Sección (IV)(d)(ii)(5), Compendio del TPIY.

228
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(a) No se requiere intención discriminatoria

Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 500: “[P]uede aplicarse el exterminio
cuando el crimen está dirigido contra un grupo entero de personas, aunque no se haya demostrado la
intención de discriminación o la intención de destruir al grupo como tal, a causa de su carácter nacio-
nal, étnico, racial o religioso; o cuando la población seleccionada como objetivo no comparte ninguna
de las características comunes nacionales, étnicas, raciales o religiosas”.
Ver también respecto a crímenes de lesa humanidad, “la intención discriminatoria sólo se requiere
para persecución”, Sección (IV)(b)(vi)(1)(b), Compendio del TPIY.

(5) No se requiere un plan o política/“un esquema vasto de asesinato colectivo”


o “una empresa homicida vasta” no constituyen un elemento

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004: “La Sala de Primera Instancia también concluyó
que las definiciones de la intención de exterminio y genocidio ‘requieren, ambas, que los asesinatos
sean parte de un plan extensivo para matar a una parte substancial de la población civil’. La Sala de Apela-
ciones sin embargo, ha explicado que ‘la existencia de un plan o política no es un ingrediente legal del
crimen’ de genocidio. En tanto que la existencia de dicho plan puede ayudar a establecer que el acusa-
do poseía la intención genocida requerida, queda sólo como prueba que apoya la inferencia de la in-
tención y no se convierte en un ingrediente legal que configure el delito. De manera similar, la Sala de
Apelaciones ha rechazado el argumento de que los elementos legales de los crímenes de lesa humani-
dad (que incluyen el exterminio) requieren una prueba de un plan o política para cometer tales delitos. La
presencia de dicho plan o política puede ser prueba importante de que el ataque contra una población
civil fue generalizado o sistemático, pero no es un elemento legal de un crimen de lesa humanidad.
Como tampoco el exterminio ni el genocidio requieren la prueba de un plan o política para llevar a
cabo el acto fundamental, este factor no puede apoyar la conclusión de la Sala de Primera Instancia, de
que el crimen se encuentra subsumido en el de genocidio”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 576: “La Sala de Ape-
laciones sostuvo en el caso Krstic case que el exterminio no requiere la prueba de un plan o una políti-
ca para llevar a cabo el acto conexo, agregando que la presencia de dicho plan o política debe ser
prueba importante de la naturaleza generalizada o sistemática del ataque. En vista de este criterio, la
Sala del Tribunal en el caso Brdjanin, recientemente concluyo que ‘el “conocimiento de Vasiljevic de
que los actos “[del autor] son parte de una empresa homicida vasta, en la que una cantidad mayor de perso-
nas son sistemáticamente seleccionadas para ser asesinadas o son asesinadas”, en caso de demostrarse,
se considerará como prueba tendiente a probar el conocimiento del acusado, de que su acto era parte de un
ataque generalizado o sistemático contra la población civil, y no más allá de eso’. Esta Sala de Primera
Instancia se adhiere a este criterio y no considera que la existencia de un ‘vasto esquema de asesinato
colectivo’ o ‘una vasta empresa homicida’ constituya un elemento separado del crimen, ni un nivel
adicional de mens rea requerido para tipificar la condición de delito”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 394: “La sentencia de Apelación
en el caso Krstic ha cristalizado la posición legal en la materia al establecer que, para efectos del cri-
men de exterminio, no se requiere prueba de la existencia de un plan o política para comer ese delito.
En su decisión, la Sala de Apelaciones agregó que la presencia de dicho plan o política puede ser
prueba importante de que el ataque a la población civil fue un ataque generalizado o sistemático. En
vista de este pronunciamiento, la Sala de Primera Instancia aclara que el ‘el conocimiento que tenía

229
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

Vasiljevic de que su acto era parte de una vasta empresa homicida en la que una cantidad mayor de
personas son sistemáticamente seleccionadas para ser asesinadas o son asesinadas’, en caso de ser demostra-
do, se considerará como prueba tendiente a mostrar el conocimiento del acusado de que su acto era
parte de un ataque a gran escala o sistemático contra la población civil, y nada más allá de eso”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 640: “Como lo sostuvo la Sala de
Primera Instancia en el caso Krstic, el carácter masivo del crimen automáticamente asume un grado
substancial de preparación y organización que puede servir como indicio de la existencia de un ‘es-
quema’ homicida o de un ‘plan’, pero no, como lo propuso la Defensa, de un ‘vasto esquema de asesi-
nato colectivo’ como un elemento separado del crimen”.
Pero ver Vasiljevic, (Sala de Primera Instancia), 29 de noviembre de 2002, párrs. 228, 229: “[N]o
es suficiente establecer que tuvo lugar un exterminio, para que el autor haya tenido la intención de ase-
sinar a una cantidad grande de personas, o de infringir lesión grave a su integridad física, o de infrin-
girles lesiones graves, con el conocimiento razonable de que, dicho acto u omisión, probablemente les
acarrearía la muerte, como en el caso de asesinato. Debe también haber sabido del vasto esquema de
asesinato colectivo y debe haber tenido la voluntad de tomar parte en ello”.
“El autor debe tener la intención de matar, infringir lesión grave a la integridad física, o infringir
lesiones graves, con el conocimiento razonable de que dicho acto u omisión probablemente causará la
muerte, o participar de alguna otra forma en la eliminación de una cantidad de personas, con el cono-
cimiento de que su acto es parte de una vasta empresa homicida, en la que un gran número de perso-
nas, sistemáticamente son seleccionadas para ser asesinadas o son asesinadas (mens rea)”.

(6) Aplicación - exterminio

(a) Srebrenica - el asesinato de más de 7, 000 hombres


y niños bosnio-musulmanes fue exterminio

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 577: “La Sala de Primera Ins-
tancia concluye que los asesinatos que [siguieron a la caída de Srebrenica] fueron parte de una operación
homicida, que llevó a la muerte de más de 7,000 mil [sic] hombres y niños bosnio-musulmanes. El cri-
men de exterminio en el caso presente está claramente indicado por la escala masiva de la cantidad de
víctimas y por la intención de los perpetradores de asesinar a escala masiva. La Sala de Primera Instancia
infiere esta intención a partir de la naturaleza de la operación homicida, que [...] fue ejecutada en un pe-
riodo corto de tiempo, con un patrón de asesinatos similares, en lugares cercanos uno a otro y mediante
los perpetradores que, en algunos casos, estaban activos en más de una de dichas localidades”.

(b) Prijedor - el asesinato de más de 1, 500 en el campo Keraterm,


en Koricanske Stijene en el Monte Vlasic y en la villa Brisevo fue exterminio

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 651-655: “El Acta de Acusación [...]
imputa a el acusado varios asesinatos cometidos en el Municipio de Prijedor entre el 30 de abril y el 30
de septiembre de 1992”.

230
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

“[L]os asesinatos a gran escala y probados, fueron de tres tipos: 1) asesinatos cometidos en cam-
pos y otras instalaciones de detención, 2) asesinatos cometidos durante convoyes organizados por la
policía y/o unidades militares, y 3) asesinatos cometidos como resultado de una acción armada militar
y/o de la policía, en áreas no-serbias o predominantemente no-serbias del Municipio”.
“La prueba demuestra que los asesinatos probados, muchos de los que independientemente alcan-
zarían el nivel requerido de pasividad, para efectos de una evaluación conforme a lo dispuesto por el
artículo 5(b) del Estatuto, estuvieron dirigidos a un grupo colectivo de personas seleccionadas y no a
las víctimas en su carácter individual. Esto es cierto inter alia para:

a) la masacre en el cuarto 3 del campo Keraterm;


b) los asesinatos de alrededor de 120 hombres a quienes se les ordenó salir, de manera organi-
zada, el 5 de agosto en el campo Keraterm;
c) las ejecuciones cercanamente controladas y a sangre fría en Koricanske Stijene, en el Monte
Vlasic, el 21 de agosto de 1992;
d) el ataque armado serbio a la villa principalmente croata de Brisevo, que inició el 27 de mayo
de 1992”.

“Aunque el número total de víctimas de los asesinatos [...] por los que el Dr. Stakic incurre en res-
ponsabilidad penal, no podrá nunca ser calculado precisamente, la Sala de Primera Instancia encuentra
que, con base en una estimación conservadora, fueron asesinadas más de 1, 500 personas. Considerando
la escala de los asesinatos y en un esfuerzo por no perder de vista el hecho de que estos crímenes fueron
cometidos contra víctimas individuales, la Sala de Primera Instancia ha incluido una Lista de Víctimas
conocidas por nombre, en la que se enumeran los nombres de aquellas personas identificadas como ase-
sinadas en el Municipio de Prijedor en 1992, que asciende en total a 486 seres humanos”.
“La Sala de Primera Instancia por lo tanto, considera que los asesinatos cometidos en el Munici-
pio de Prijedor, cometidos en el periodo relevante de 1992, fueron parte de una campaña de aniquila-
ción de no-serbios, llevada a cabo por la policía y las fuerzas militares serbias, y que los asesinatos así
perpetrados, cumplen con el elemento requerido de masividad para efectos de lo dispuesto en el artícu-
lo 5(b) del Estatuto. Está demostrado que los actos de exterminio fueron cometidos por el acusado”.

(i) Aplicación - mens rea - exterminio: Prijedor


Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 661: “Los asesinatos fueron perpetrados a
escala masiva contra la población no-serbia del Municipio de Prijedor. Las vidas de la población no-
serbia fueron de muy poco valor, si es que tenían algúno, para los perpetradores serbios. La Sala de Primera
Instancia ha encontrado que el acusado, debido a su cargo político y a su papel en la implementación del
plan para crear un Municipio puramente serbio, estaba familiarizado con los detalles y el progreso de la
campaña de aniquilación dirigida contra la población no-serbia. El Dr. Stakic sabía de los asesinatos de
no-serbios y de su ocurrencia a escala masiva. La Sala de Primera Instancia, por lo tanto, está convencida
de que el acusado actuó con la intención requerida, por lo menos con dolus eventualis, en el exterminio de
la población no-serbia del Municipio de Prijedor en 1992 y concluye que el acusado es culpable de este
crimen, que es punible conforme a lo dispuesto artículo 5(b) del Estatuto”.

231
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

(7) El exterminio se distingue del genocidio

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 639: “El exterminio debe de formar parte
de un ataque a gran escala o sistemático contra la población civil. Un acto que equivalga al exterminio,
como lo explicó Sala de Primera Instancia en El Fiscal vs. Vasiljevic, ‘debe ser de naturaleza colecti-
va, más que dirigido contra personas seleccionadas. Sin embargo, en contraste con el genocidio, el
autor no necesita tener la intención de destruir al grupo o a parte del grupo al que pertenecen las vícti-
mas’, y no se requiere que las víctimas compartan características nacionales, étnicas, raciales o religio-
sas. En este contexto, debe enfatizarse que el crimen de exterminio puede aplicarse a situaciones en
que algunos miembros del grupo son asesinados pero a otros se les deja a salvo. Es suficiente que la
víctima sea definida en virtud de su afiliación política, atributos físicos o simplemente por el hecho de
que se encontrara en cierta área geográfica. Inclusive, las víctimas pueden definirse en el sentido nega-
tivo, es decir, como no pertenecientes a, no afiliadas con o no leales al perpetrador o al grupo al que
pertenece este último” (énfasis en el original).

iii) Sometimiento a la esclavitud (artículo 5(c))

(1) Actus reus y mens rea

Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 116: “‘[E]l actus reus del
crimen [de sometimiento a la esclavitud] es el ejercicio de alguno o todos los poderes correspondientes
al derecho de propiedad sobre alguna persona’, y el ‘mens rea del crimen consiste en el ejercicio in-
tencional de dichos poderes’”.
Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 350: “El sometimiento a la es-
clavitud conforme al artículo 5 [...] ha sido definido por el Tribunal como el ejercicio de uno o todos
los poderes correspondiente al derecho de propiedad sobre una persona. El actus reus del sometimien-
to a la esclavitud es el ejercicio de estos poderes, y el mens rea es la intención de ejercerlos”.

(2) Mismo que “esclavitud” bajo al artículo 3

Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 85: “Las Salas de Pri-
mera Instancia del Tribunal han sostenido que el cargo de ‘asignación de trabajo forzoso’ puede cons-
tituir la base del crimen de sometimiento a la esclavitud como un crimen de lesa humanidad según el
artículo 5(c), y el crimen de esclavitud, como una violación a las leyes o costumbres de la guerra, se-
gún el artículo 3 del Estatuto [...]”.
Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 356: “La Sala de Primera Instancia
está satisfecha de que el crimen de esclavitud conforme al artículo 3 [...] es el mismo que el crimen de
sometimiento a la esclavitud conforme al artículo 5. Bajo el artículo 3, la esclavitud requiere prueba de los
mismos elementos que constituyen el sometimiento a la esclavitud bajo el artículo 5”.

232
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(3) Indicios de esclavitud

Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 119: Al determinar si el
sometimiento a la esclavitud ha quedado probada, los indicios de este crimen, identificados por la Sala
de Primera Instancia incluyen: “el control de los movimientos de una persona, control del medio am-
biente físico, el control psicológico, las medidas adoptadas para prevenir o disuadir la fuga, fuerza,
amenaza de fuerza o coerción, duración, aserción de exclusividad, sujeción a trato cruel y abuso, con-
trol de la sexualidad y trabajo forzoso”.
Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 359: “‘[L]a imposición obligada
o por la fuerza de un trabajo o servicio’ es una ‘indicación de sometimiento a la esclavitud’, y un ‘factor
que debe ser tomado en consideración para determinar si se cometió sometimiento a la esclavitud”.

(a) Mantener a alguien en cautiverio usualmente no es suficiente

Kunarac, Kovac y Vukovic, (Sala de Primera Instancia), 22 de febrero de 2001, párr. 542: “El detener o
mantener a alguien en cautiverio, sin más, [existencia u otras indicaciones de sometimiento a la esclavitud]
podría, dependiendo de las circunstancias del caso, no constituir usualmente sometimiento a la esclavi-
tud”. “Las indicaciones adicionales de sometimiento a la esclavitud incluyen la explotación; la imposición
obligada o por la fuerza de servicio o trabajo, a menudo sin remuneración y frecuentemente, aunque no
necesariamente, involucra condiciones físicas duras; sexo; prostitución y trata de personas”.

(b) La duración de la esclavitud es un factor, pero no es un elemento requerido

Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párrs. 121, 356: “La duración
del sometimiento a la esclavitud no es un elemento del crimen. La cuestión gira alrededor de la calidad
de la relación entre el acusado y la víctima. Una serie de factores determinan esa calidad. Uno de ellos
es la duración de la relación”. “[L]a duración puede ser un factor ‘al considerar si alguien fue esclavi-
zado’. Esto significa que la duración no es un elemento del crimen, sino un factor en la prueba de los
elementos constitutivos del delito. Mientras más largo sea el periodo de sometimiento a la esclavitud,
más grave será el crimen”.

(4) La falta de resistencia no es señal de consentimiento; la


falta de consentimiento no es un elemento

Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 120: La “falta de resis-
tencia o la ausencia de una clara y constante falta de consentimiento durante todo el tiempo de la de-
tención” no puede ser interpretado como un signo de consentimiento. La falta de consentimiento no es
un elemento constitutivo del crimen de sometimiento a la esclavitud.

233
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

(5) La asignación de trabajo forzoso puede constituir esclavitud

Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párrs. 85-87: “La Sala de
Primera Instancia del Tribunal ha sostenido que el cargo de la acusación de ‘asignación de trabajo for-
zoso’ puede constituir la base del crimen de sometimiento a la esclavitud como un crimen de lesa
humanidad según el artículo 5(c), y el crimen de esclavitud como una violación a las leyes o costum-
bres de la guerra conforme al artículo 3 del Estatuto, y como tal, este crimen es de gravedad suficiente
para apoyar el cargo de persecución”. “Los actos fundamentales de la acusación de ‘asignación de trabajo
forzoso’ violan determinadas disposiciones de los Convenios de Ginebra III y IV, y como tales, pueden
constituir una violación a las leyes o costumbres de la guerra, distintas de las infracciones graves a los Con-
venios de Ginebra, que caen dentro del ámbito del artículo 3 del Estatuto. Es jurisprudencia establecida
del Tribunal que las normas contenidas en los Convenios de Ginebra son parte del derecho internacio-
nal consuetudinario”. “El derecho internacional humanitario generalmente prohíbe el trabajo forzoso o
involuntario en conflictos armados internacionales así como internos”.
Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 359: “‘[L]a imposición obliga-
da o por la fuerza de un trabajo o servicio’ es un ‘indicativo de sometimiento a la esclavitud’, y un
‘factor que debe tomarse en consideración al determinar si se cometió sometimiento a la esclavitud”.
Para la discusión sobre el “trabajo forzoso” como una forma de esclavitud según el artículo 3, ver
(II)(d)(xiv)(3), del Compendio del TPIY. Para la discusión de trabajo forzoso como una forma de trato
cruel según el artículo 3, ver (II)(d)(iii)(6)(b), del Compendio del TPIY.
Para la discusión sobre el trabajo forzoso relacionado con el crimen de persecución, ver artículo 5,
Sección (IV)(d)(viii)(3)(p), Compendio del TPIY.

iv) Deportación (artículo 5(d))I ·

(1) Definición

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 544: “La Sala de Primera Instancia,
por mayoría de votos, está satisfecha de que el actus reus de ‘deportación’ conforme al artículo 5(d)
del Estatuto consiste en el desplazamiento forzoso de personas a través de la frontera de un Estado
desde el área en la que se encuentra ilícitamente presentes sin fundamento alguno permitido por el de-
recho internacional [...]”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 122: “La Sala de
Primera Instancia del Tribunal han sostenido en diversas sentencias, que la deportación se define como
el desplazamiento forzoso de personas mediante deportación u otros actos coercitivos, del área en la
que lícitamente se encuentran presentes, a través de una frontera nacional, sin fundamentos legales.
[...] La Sala de Primera Instancia está de acuerdo con estas conclusiones”.

I ∗
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. La versión en español del Estatuto del Tribunal se
refiere a la “deportación” como “expulsión”. Para efectos del presente se utilizarán las palabras expulsión y deportación
indistintamente.

234
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 672: “La Sala de Primera Instancia
en el caso Krnojelac hizo notar que la deportación está clara y específicamente prohibida por el dere-
cho, como un crimen de lesa humanidad, desde hace mucho tiempo, y que la deportación fue definida
como ‘el desplazamiento forzoso de personas mediante deportación u otros actos coercitivos, del área
en la que lícitamente se encuentran presentes, sin fundamentos permitidos por el derecho internacional’.
Agregó el requisito de que las personas deportadas sean desplazadas a través de la frontera nacional [...]”.
Ver también Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 121:
“Tanto la deportación como el traslado forzoso o ilícito se relacionan con el desplazamiento forzoso e
ilícito, o el movimiento, o la reubicación, o la remoción de personas del territorio en el que residen”.
Ver también Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 681: “Todo desplaza-
miento forzoso de la población involucra ‘el abandono del propio hogar, pérdida de bienes y ser des-
plazado bajo coacción a otra localidad”.

(2) Distinción entre deportación y traslado forzoso

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 544: “[E]l desplazamiento dentro
de las fronteras de un Estado constituye un ‘traslado forzoso’, punible como ‘otro acto inhumano’ con-
forme a lo dispuesto en el artículo 5(i) del Estatuto”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 122: “El traslado
forzoso ha sido definido como la remoción forzosa o el desplazamiento de gente de un área a otra, que
puede tener lugar dentro de las mismas fronteras nacionales”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 671: “La jurisprudencia de este Tri-
bunal ha trazado una distinción entre la deportación según el artículo 5(d) del Estatuto y otros actos
inhumanos (traslado forzoso) según el artículo 5(i) del Estatuto. Esta distinción fue establecida en el
caso Krstic, en donde la Sala de Primera Instancia decretó que ‘[t]anto la deportación como el traslado
forzoso se relacionan con la evacuación involuntaria e ilícita de personas del territorio en el que resi-
den. Sin embargo, los dos no son sinónimos en el derecho internacional. La deportación presume el
traslado más allá de las fronteras del Estado, en tanto que el traslado forzoso se relaciona con los des-
plazamientos dentro de un Estado”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 672: “[La Sala de Primera Instancia
en el caso Krnojelac] agregó el requisito de que [para el crimen de deportación] las personas deporta-
das sean desplazadas a través de una frontera nacional con objeto de ‘distinguirlo del traslado forzoso
que pueden tener lugar dentro de las fronteras nacionales”.
Ver también Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 122:
“En el caso Krnojelac la Sala de Primera Instancia encontró que el concepto de expulsión formaba
parte de la definición de deportación, y puede ser tratada en la misma forma que la deportación”.

235
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

(3) Traslado a través de fronteras de facto que no son reconocidas


internacionalmente, tales como líneas fronterizas constantemente cambiantes

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 542: “La Sala de Primera Instan-
cia mediante el voto mayoritario no coincide con el criterio del caso Stakic. Se han presentado pruebas
significativas en sentencias previas de este Tribunal que indican que, conforme al derecho internacio-
nal consuetudinario, la ‘deportación’ requiera que una frontera internacionalmente reconocida sea cru-
zada. Si bien la Sentencia de Primera Instancia Stakic (y los alegatos finales de la Fiscalía en el caso
que nos ocupa) pueden presentar excelentes argumentos de política en favor de dispensar el elemento
de cruce de fronteras en el crimen de deportación, la Sala de Primera Instancia no está convencida de
que esto refleje el estado del derecho internacional consuetudinario como se encontraba en el momento
relevante. Es derecho internacional consuetudinario, y no política, lo que la Sala de Primera Instancia
está obligada a aplicar. Por lo tanto, la Sala de Primera Instancia mantiene que el elemento de cruce de
frontera es un criterio para distinguir entre ‘deportación’ y ‘traslado forzoso”.
Pero ver Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 677-679, 684: “La Sala de
Primera Instancia es [...] de la opinión de que el actus reus de remover por la fuerza, esencialmente
arrancando de sus raíces, a personas del territorio y el medio en el que han estado lícitamente presen-
tes, en muchos casos por décadas y generaciones, que es la rationale para imponer la responsabilidad
penal y no el destino que resulte de dicha remoción. La Sala de Primera Instancia considera que, en
caso de especificarse el requisito de un destino final, sería a menudo difícil de determinar, si acaso y
cuándo, ocurrió el crimen, debido a que las víctimas pueden haber sido transferidas en distintas etapas
y por lo tanto a través de diversos territorios y a través de fronteras que pueden haber cambiado cada
día. El requisito de un destino fijo podría arrancar a la prohibición de la deportación de su fuerza”.
“[T]endría poco o ningún sentido el prohibir actos de deportación, en palabras del Consejo de Se-
guridad, ‘independientemente de que sean cometidos en un conflicto armado, de carácter internacional
o interno’ y al mismo tiempo limitar la posibilidad de sanción a casos que involucren traslados a través
solamente de fronteras reconocidas internacionalmente”.
“Para efectos del presente caso, la Sala de Primera Instancia encuentra que el artículo 5(d) del Es-
tatuto debe de leerse entendiendo que incluye los desplazamientos forzosos de la población, tanto a
través de fronteras internacionalmente reconocidas como de fronteras de facto, tales como los frentes
de las líneas fronterizas constantemente cambiantes, que no están reconocidas internacionalmente. El
crimen de deportación en este contexto, se define por lo tanto, como el desplazamiento forzoso de per-
sonas mediante la deportación u otros actos coercitivos, por razones que no están permitidas por el
derecho internacional, de un área en la cual están lícitamente presentes a un área que se encuentra bajo
el control de otra parte”.
“[E]n el contexto del Estatuto en cuestión, el hecho de que una frontera fuera internacionalmente
reconocida o los sea meramente de facto, es irrelevante. Sostener lo contrario no tomaría suficiente-
mente en cuenta el significado más amplio de la palabra, el concepto inicial, el propósito del legislador
y el sentido y el espíritu de la norma. La Sala de Primera Instancia enfatiza que el acto conexo –por
ejemplo independientemente si el desplazamiento ocurrió cruzando una frontera internacionalmente
reconocida o no- ya era punible conforme al derecho internacional público en el momento relevante
para el presente caso. La Sala de Primera Instancia apunta al hecho de que el Tribunal Militar Interna-
cional de Núremberg, con base en el artículo 6(c) de la Carta de Núremberg, referente a ‘deportacio-
nes’, como un crimen de lesa humanidad, aplicó esta disposición de facto en casos en que las víctimas
fueron desplazadas en fronteras internacionalmente reconocidas”.

236
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Ver también Krnojelac, (Sala de Apelaciones), Opinión Separada del Juez Schomburg, 17 de septiem-
bre de 2003, párr. 15: “La cuestión de si una frontera es internacionalmente reconocida o simplemente de
facto es irrelevante. Este es también el criterio adoptado por el Tribunal Militar Internacional de Núremberg
y por el Tribunal de Distrito de Jerusalén en el caso del Fiscal General vs. Adolf Eichmann”.

(4) Naturaleza ilícita del desplazamiento - cuando el desplazamiento es forzoso

Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 125: “El desplazamien-
to de personas sólo es ilegal cuando es forzoso, por ejemplo no voluntario, y ‘cuando ocurre sin fun-
damentos permitidos por el derecho internacional’. En otras palabras, el desplazamiento motivado por
el deseo genuino de la persona de abandonar el área es lícito. El requisito de que el desplazamiento sea
forzado o forzoso ha sido interpretado ampliamente por las Salas de Primera Instancia. El término
‘forzoso’ no se limita a la fuerza física; puede incluir también ‘la amenaza de fuerza o coerción, tal
como aquella causada por medio de violencia, coacción, detención, presión psicológica o abuso de
poder contra dicha persona o personas u otra persona, o el tomar ventaja de un medio ambiente coerci-
tivo’. El elemento esencial es que el desplazamiento sea de naturaleza involuntaria, que ‘las personas
relevantes no tengan ninguna opción real’. En otras palabras, un civil es desplazado involuntariamente
como si ‘no se enfrentara con una verdadera opción con respecto a abandonar o permanecer en el
área’. Como lo hizo notar la Sala de Primera Instancia en el caso Krnojelac, un consentimiento aparen-
te inducido por fuerza o por amenaza de fuerza no debe ser considerado como un consentimiento real”
(énfasis en el original).
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 682: “La definición de deportación
requiere que exista un desplazamiento ‘forzado’ o ‘forzoso’. De ahí que los traslados basados en el
libre albedrío de una persona para abandonar el lugar son lícitos. En la jurisprudencia, el requisito de
‘desplazamiento forzoso’ ha sido interpretado como referido no sólo a actos de violencia física sino
también a otras formas de coerción. La Sala de Primera Instancia en el caso Krstic se refirió a los Ele-
mentos de los Crímenes para la Corte Penal Internacional que dispone que el término ‘forzosamente’:

No se restringe a la fuerza física, sino que puede incluir amenazas de fuerza o coerción, tales como
las causadas por miedo o violencia, coacción, detención, opresión psicológica o abuso de poder contra
dicha persona o personas o contra otra persona, o al tomar ventaja del medio coercitivo”.

Ver Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 529 (fuente del texto citado).

(5) La asistencia por agencias humanitarias no hace lícito el desplazamiento

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 683: “La Sala de Primera Instancia enfa-
tiza que, con respecto a la evaluación legal siguiente de la conducta de una parte beligerante, la asis-
tencia por parte de agencias humanitarias no es un factor que convierta al desplazamiento en legal”.

237
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

(6) No se requiere involucrar a una cantidad mínima de personas

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 685: “[N]o es [necesario] que una canti-
dad mínima de personas haya sido trasladada por la fuerza por el perpetrador para incurrir en respon-
sabilidad penal. [Tal] alegato no tiene apoyo en la jurisprudencia de este Tribunal y es equivalente a
negociar el efecto protector de la prohibición contra la deportación”.

(7) El regreso de la víctima no tiene impacto en la responsabilidad penal

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 687: “Si alguna víctima regresara, ello
consecuentemente no tendría impacto en la responsabilidad penal del perpetrador que removió a la
víctima”.

(8) Mens rea

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 686-687: “Para esta Sala de Primera
Instancia, todos los elementos objetivos [...] deben estar cubiertos por la intención del perpetrador.
Este criterio es totalmente congruente con la finalidad de prohibir la práctica de la limpieza étnica”.
“La Sala de Primera Instancia está de acuerdo con la Sala de Primera Instancia en el caso El Fiscal vs.
Mladen Naletilic y Vinko Martinovic de que la intención del perpetrador debe ser que la víctima sea
‘removida, lo que implica la finalidad de que la persona no regrese”.

(9) Aplicación - deportación

(a) Deportación de población no-serbia del municipio de Prijedor

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 814, 712: “La ‘deportación’ conforme al
artículo 5(d) del Estatuto ya ha quedado establecida más allá de toda duda razonable. La Sala de Pri-
mera Instancia está convencida de que la deportación de la población no-serbia del Municipio de Prijedor
tuvo lugar durante el periodo relevante del Acta de Acusación”.
“[L]a Sala de Primera Instancia está convencida de que el acusado tenía la intención de expulsar a
la población no-serbia del Municipio de Prijedor y que, a causa de esta intención, no solamente come-
tió el crimen de deportación como co-perpetrador, sino que también planeó y ordenó la comisión de
este crimen. La Sala de Primera Instancia, consecuentemente, encuentra a el acusado culpable del cri-
men de deportación, un crimen de lesa humanidad según el artículo 5(d) del Estatuto”. Ver también
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 314-334, para hechos detallados con
respecto a la deportación y al traslado forzoso de la población no-serbia.

238
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(b) Deportación de civiles no-serbios del municipio de Bosanski Samac a Croacia

Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párrs. 1,051-1,053: “[L]a
Sala de Primera Instancia está satisfecha más allá de toda duda razonable, de que Blagoje Simic es
penalmente responsable como perpetrador del crimen de deportación de [16 personas]”.
“La Sala de Primera Instancia también está satisfecha de que ha quedado demostrado más allá de
toda duda razonable, que Miroslav Tadic es penalmente responsable como perpetrador, por la deporta-
ción de [16 personas de sus hogares en el Municipio de Bosanski Samac]. La Sala de Primera Instancia
encuentra que se han abducido pruebas suficientes para demostrar que Miroslav Tadic tenía el actus
reus de deportación de los civiles no-serbios antes mencionados”.
“Con respecto a su mens rea, la Sala de Primera Instancia no acepta las declaraciones de Miroslav
Tadic de que nunca deseo que algunos que sus compañeros ciudadanos abandonaran para siempre el
lugar, y que existía siempre la posibilidad de regresar. La Sala de Primera Instancia está satisfecha más
allá de toda duda razonable, de que la Fiscalía ha aducido pruebas suficientes para demostrar que Miroslav
Tadic tenía la intención de desplazar permanentemente a los civiles no-serbios de sus hogares en el
Municipio de Bosanski Samac. La Mayoría está convencida de que la única inferencia de su actividad
substancial y continua en el intercambio de civiles no-serbios, es que Miroslav Tadic tenía la intención
de que estos civiles no-serbios no regresaran, o por lo menos, sabía que sus actos desplazarían perma-
nentemente a dichos civiles no-serbios y fue negligente al respecto”.
Pero ver Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), Opinión Separada y Parcialmente Di-
sidente del Juez Per-Johan Lindholm, 17 de octubre de 2003, párr. 27: “Estoy convencido de que Miroslav
Tadic sinceramente creía que los intercambios [de Bosanski Samac] eran el único medio para lograr
que los civiles no-serbios quedaran fuera de sus miserables y, en muchos casos, terribles condiciones
de vida, y que los ayudó a tener una mejor vida. Como lo declaró Miroslav Tadic al cierre del caso:
‘Yo pensaba que estaba haciendo algo humano, al ayudar a la gente en peligro’. Su participación en la
deportación los ayudó a ejercer su derecho a la libertad en un grado mayor que durante su detención y
evitó el peligro constante a la vida y al grupo de prisioneros no-serbios en los centros de detención en
Bosanski Samac. Adicionalmente, no se ha demostrado según la prueba, que hubiera algún otro medio
adecuado disponible para Miroslav Tadic para liberar a los civiles no-serbios de la situación en que se
encontraban”.

(i) Carácter forzoso de los intercambios/falta de consentimiento genuino


Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párrs. 967-968: “La Sala de
Primera Instancia aceptó la prueba de que a algunos de los civiles no-serbios que iban a ser intercam-
biados, se les preguntó si querían cruzar hacia el otro lado. Esto, sin embargo, no indica que esas per-
sonas aceptaron voluntariamente ser intercambiadas, ya que podrían haber quedado sin una elección
genuina, con respecto a irse o quedarse en el área, cuando realizaron su declaración. En este contexto,
la Sala de Primera Instancia hace notar que la atmósfera de terror y miedo creados para los no-serbios
que fueron arrojados de sus casas y retenidos en diversos centros de detención en el Municipio de
Bosanski Samac y en otros lugares. Cuando estas personas detenidas tuvieron que declarar si querían
ser o no intercambiados, no se les dieron garantías de que no serían maltratados otra vez. La Sala de
Primera Instancia también aceptó la prueba de que a algunos de los civiles no-serbios que fueron inter-
cambiados, no se les preguntó si querían ser intercambiados. En opinión de la Sala de Primera Instan-
cia, éste es un fuerte indicativo de que estos civiles no fueron intercambiados voluntariamente”.

239
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

“La Sala de Primera Instancia aceptó la prueba en siete intercambios de Bosanski Samac y Batkovic
a Croacia. [...] La Sala de Primera Instancia encuentra que el desplazamiento de los testigos involucra-
dos en estos intercambios constituye una deportación ilícita, ya que los testigos fueron reubicados por
la fuerza. A este respecto, la Sala de Primera Instancia reitera que el término ‘fuerza’ no se limita a la
fuerza física. En su lugar, el requisito esencial es que la reubicación sea de carácter forzoso, por ejem-
plo, que la víctima no tenga una verdadera opción. [...] Las condiciones de detención constituían un
medio ambiente coercitivo que dejaba a las personas detenidas sin una verdadera opción respecto a si
deseaban o no ser intercambiadas. [...] La Sala de Primera Instancia está convencida de no había justi-
ficación para la deportación de los testigos arriba mencionados”.
Comparar Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1,033:
“La Sala de Primera Instancia encuentra que ninguno de los acusados es penalmente responsable por
trasladar forzosamente a los prisioneros no-serbios de una instalación de detención a otra, la Sala de
Primera Instancia no ha quedado convencida de que el acusado tenía la intención de desplazar perma-
nentemente a estos prisioneros”.
Para conclusiones respecto a los traslados de prisioneros no-serbios entre centros de detención,
dentro del territorio controlado por Serbia en Bosnia y Herzegovina, ver Simic, Tadic y Zaric, (Sala de
Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párrs. 973-977. Para la discusión respecto a “la deportación
o traslado ilícito o confinamiento ilícito de un civil” según el artículo 2, ver (I)(d)(vii), Estatuto TPIY.
Para discusión sobre deportación como un medio relacionado con la comisión de persecución
conforme al artículo 5(h) del Estatuto, ver Sección (IV)(d)(viii)(3)(e), Compendio del TPIY. Para la
discusión de traslado forzoso como “otro acto inhumano” según el artículo 5(i) del Estatuto, ver Sec-
ción (IV)(d)(ix)(6)(a), Estatuto TPIY.

v) Encarcelamiento (artículo 5(e))

(1) Elementos

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 114-115: “La Sala de Apela-
ciones hace notar la conclusión de la Sala de Primera Instancia de que el encarcelamiento de civiles es
ilícito cuando:

- los civiles han sido detenidos en contravención al artículo 42 del IV Convenio de Ginebra,
por ejemplo hayan sido detenidos sin fundamentos razonables para suponer que la seguridad
de la Potencia en cuyo poder estén, lo hace absolutamente necesario;
- no se cumplen las salvaguardas procesales requeridas por el artículo 43 del IV Convenio de
Ginebra, con respecto a los civiles detenidos, aún cuando la detención inicial haya sido justi-
ficada; y
- el encarcelamiento ocurre como parte de un ataque a generalizado o sistemático dirigido en
contra de una población civil”.

240
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

“[L]a existencia de un conflicto armado internacional, un elemento de los artículos 42 y 43 del IV


Convenio de Ginebra, no es un requisito para que el encarcelamiento se configure como un crimen de
lesa humanidad”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 64: “La Sala de
Primera Instancia consideró que la privación de la libertad de una persona es arbitraria si se impone sin
debido proceso legal. La Sala de Primera Instancia subrayó los siguientes elementos para establecer
que el crimen de encarcelamiento (o confinamiento ilícito) como un crimen de lesa humanidad, según
el artículo 5 (e) del Estatuto:

1. Una persona es privada de su libertad.


2. La privación de la libertad es impuesta arbitrariamente, es decir, no puede invocarse funda-
mento legal alguno para justificar la privación de libertad.
3. El acto u omisión por el que la persona es privada de su libertad física es ejecutado por el
acusado o por la persona o personas por los que ésta es responsable penalmente, con la in-
tención de privar a la persona de su libertad física, o con el conocimiento razonable de que,
su acto u omisión, probablemente causará la privación arbitraria de la libertad física”.

Ver también Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 115 (mismos
elementos).

(2) Se requiere “encarcelamiento arbitrario”

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 116: “La Sala de Apelaciones
está de acuerdo con la conclusión de la Sala de Primera Instancia ‘de que el término encarcelamiento
en el artículo 5(e) del Estatuto debe ser entendido como encarcelamiento arbitrario, es decir, la priva-
ción de la libertad de una persona sin debido proceso legal, como parte de un ataque generalizado o
sistemático, dirigido contra una población civil”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 64: “La Sala de
Primera Instancia en el caso Kordic concluyó que el encarcelamiento en el artículo 5(e) del Estatuto
debería entenderse como el encarcelamiento arbitrario, defino como ‘privación de libertad de la perso-
na sin debido proceso legal, como para de un ataque generalizado o sistemático dirigido contra la po-
blación civil’. La Sala de Primera Instancia en el caso Krnojelac sostuvo que ‘toda forma de privación
física de la libertad de una persona puede constituir encarcelamiento conforme al artículo 5(e) siempre
que se cumplan los demás requisitos para configurar el delito”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 302: “[E]l término en-
carcelamiento en el artículo 5(e) del Estatuto debe ser entendido como encarcelamiento arbitrario, es
decir, la privación de la libertad de la persona sin debido proceso legal, como parte de un ataque gene-
ralizado o sistemático dirigido contra una población civil. A este respecto, la Sala de Primera Instancia
tendrá que determinar la legalidad del encarcelamiento, así como las salvaguardas procesales corres-
pondientes al encarcelamiento subsecuente de la personas o grupo de personas en cuestión, antes de
determinar si éstos ocurrieron o no como parte de un ataque generalizado o sistemático dirigido contra
una población civil”.

241
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

(3) Los mismos elementos del “confinamiento ilícito” bajo al artículo 2

Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 63: “La Sala de Primera Ins-
tancia en el caso Kordic, sostuvo que los elementos que constituyen el crimen de confinamiento ilícito, con-
forme al artículo 2 del Estatuto, y los del crimen de encarcelamiento, conforme al artículo 5 del Estatuto,
son idénticos. La Sala de Primera Instancia, en la sentencia del caso Krnojelac, compartió este punto de
vista, pero también consideró que como un crimen de lesa humanidad, la definición de encarcelamiento no
se restringía a las disposiciones relativas a infracciones graves a los Convenios de Ginebra”.
Ver “deportación ilícita o traslado o confinamiento ilícito de un civil” conforme al artículo 2, Sec-
ción (I)(d)(vii), del Compendio del TPIY. Para la discusión de confinamiento ilícito con relación con
el crimen de persecución, ver Sección (IV)(d)(viii)(3)(d), Compendio del TPIY.

vi) Tortura (artículo 5(f))

(1) La misma independientemente del artículo

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 482: “La definición de ‘tortura’
permanece igual independientemente del artículo del Estatuto conforme al cual se haya indiciado a el
acusado”. Ver también Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr.
79 (similar).

(2) Elementos

Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 142: La definición [de
tortura] se basa en los siguientes elementos constitutivos: “(i) El infringir, mediante acto u omisión,
dolor o sufrimiento grave, ya sea físico o mental. (ii) El acto u omisión debe ser intencional. (iii) El
acto u omisión debe estar dirigido a obtener información o una confesión, o a castigar, intimidar, o a
coaccionar a la víctima o a una tercera persona, o a discriminar por cualquier motivo, contra la víctima
o un tercero”. Ver también Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 481
(similar); Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 79 (similar);
Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 179 (igual); Stakic, (Sala de Prime-
ra Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 750 (mismos elementos).

(3) Requisito de dolor y sufrimiento grave

Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 142: El primer elemento
para configurar el crimen de tortura es “[e]l infringir, mediante un acto u omisión, dolor o sufrimiento
severo, ya sea físico o mental”.

242
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 483: “La seriedad del dolor
o el sufrimiento coloca a la tortura aparte de otras formas de maltrato. La jurisprudencia de este Tribu-
nal y del TPIR no ha establecido específicamente el umbral del sufrimiento o dolor requerido para
constituir el crimen de tortura, y éste consecuentemente depende de las circunstancias individuales de
cada caso”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 484: “Al determinar la se-
riedad de cualquier maltrato, la severidad objetiva del daño infringido debe ser considerada, incluyendo
la naturaleza, propósito y consistencia de los actos cometidos. Criterios subjetivos, tales como la condición
física o mental de la víctima, el efecto del trato y, en algunos casos, factores tales como la edad, sexo,
estado de salud o posición de inferioridad de la víctima, serán también relevantes en la determinación
de la gravedad del daño. Una lesión permanente no es un requisito de la tortura; la prueba del sufri-
miento ni siquiera necesita ser visible después de la comisión del crimen”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 80: “La expresión
‘dolor o sufrimiento grave’ requiere que ‘sólo actos de gravedad substancial sean considerados como
tortura;’ por lo tanto, ‘[n]i la interrogación en sí misma, ni el menor desprecio por la integridad física
de víctima, satisface este requisito’. Como se señaló en la Sentencia de Primera Instancia Krnojelac,
cuando se determinó la gravedad de los actos imputados como tortura, una Sala de Primera Instancia
debe considerar:

[t]odas las circunstancias del caso, incluyendo la naturaleza y contexto en que se infringe el dolor,
la premeditación e institucionalización del mal trato, la condición física de la víctima, la manera y
método utilizado, y la posición de inferioridad de la víctima. Particularmente, en la medida de que
una persona ha sido maltratado durante un periodo prolongado de tiempo, o que ha sido sujeta a
repetidas o diversas formas de maltrato, la gravedad de los actos deben determinarse como un to-
do en la medida de que pueda demostrarse de que este periodo duradero o la repetición de los ac-
tos están interrelacionados, siguen un patrón o están dirigidos hacia el mismo fin prohibido”.

(a) La violación necesariamente implica dolor o sufrimiento severo

Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párrs. 149-150: “[A]lgunos
actos establecen por sí mismos el sufrimiento de aquéllos en quien se infringe. La violación es [...] uno
de ellos. [...] La violencia sexual necesariamente genera dolor o sufrimiento severo, ya sea físico o
mental, y en esta forma justifica el ser caracterizada como un acto de tortura”. “El dolor o sufrimiento
severo, como lo requiere la definición del crimen de tortura, puede por lo tanto decirse que queda esta-
blecido una vez que se ha demostrado una violación, ya que el acto de violación necesariamente impli-
ca dicho dolor o sufrimiento”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 485: “Algunos actos, como
la violación, por definición parecen satisfacer umbral de severidad. Como la tortura, la violación es
una a transgresión a la dignidad personal y se utiliza para propósitos tales como intimidación, degrada-
ción, humillación y discriminación, castigo, control o destrucción de una persona. La definición del
crimen de tortura, requiere dolor o sufrimiento severo, y puede decirse que éste queda establecido una
vez que se ha sido probada la violación, ya que el acto de violación necesariamente implica dolor o
sufrimiento”.

243
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 145: “[L]a violación
puede constituir dolor y sufrimiento severo, equivalente a tortura, siempre que los demás elemento de
la tortura, tales como el propósito prohibido, se cumplan”.
Ver también la discusión de violación y otras formas de violencia sexual como elementos consti-
tutivos del crimen de guerra de tortura conforme al artículo 3, Sección (II)(d)(i)(8)(a), Compendio del
TPIY.

(4) Requisito de un propósito prohibido

Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 142: “El acto u omisión
debe dirigirse a la obtención de información o una confesión, o al castigo, intimidación o coerción de
la víctima o de un tercero, o a la discriminación, sobre cualquier base, contra la víctima o un tercero”.
Ver también Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 179 (igual).
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 486: “Los actos de tortura
están dirigidos, mediante la provocación de severo dolor mental o físico grave, a obtener determinado
resultado o propósito. De allí que, en ausencia de dicho propósito o finalidad, aún el infringir un dolor
muy grave no calificaría como tortura para efectos de lo dispuesto en los artículos 2 y artículo 5 del
Estatuto”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 81: “El acto de tortura
debe haber sido cometido deliberadamente y por uno de los propósitos prohibidos en la definición [...]”.
Delalic et al., (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 1998, párr. 470: Los propósitos
prohibidos enumerados en la Convención contra la Tortura “no constituyen una lista exhaustiva, y de-
ben ser considerados como meramente representativos”.

(a) El propósito prohibido no necesita ser el propósito único o predominante

Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 155: “[L]os actos no ne-
cesitan haber sido perpetrados solamente con uno de los propósito prohibidos por el derecho interna-
cional. Si algún propósito prohibido se cumple con la conducta, el hecho de que dicha conducta tuviera
la intención de lograr un propósito no enumerado (aún uno de naturaleza sexual) es irrelevante”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 487: “Los propósitos prohi-
bidos [encaminado hacia la obtención de información o una confesión, o castigar, intimidar o coaccio-
nar a la víctima o a un tercero, o a discriminar, por cualquier motivo a la víctima o algún tercero] no
constituyen una lista exhaustiva, y no se requiere que la conducta sirva solamente a un propósito
prohibido. Si la conducta cumple con un propósito prohibido, el hecho de que esa conducta también
pretendiera obtener un propósito no enumerado es irrelevante”. (Énfasis en el original)
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 81: “Es suficiente
que uno de los propósitos prohibidos forme parte de la motivación tras la conducta, y no es necesario que sea
el ‘propósito único o predominante”.

244
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 153: “[E]l propósito
prohibido no necesita ser el único o el principal propósito para infringir dolor o sufrimiento severo”.
Delalic et al., (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 1998, párr. 470: “[N]o se requiere
que la conducta sea solamente perpetrada por un propósito prohibido. Por lo tanto, para que este requi-
sito se cumpla, el propósito prohibido debe simplemente ser parte de la motivación tras la conducta y
no necesita ser el propósito único o predominante”.

(5) El papel de un funcionario estatal no es necesario

Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 148: “[E]l requisito res-
pecto al papel de un funcionario público no es una condición, conforme al derecho internacional con-
suetudinario, de la responsabilidad penal de una persona por tortura fuera del marco de la Convención
contra la Tortura”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 488-489: “A pesar de que
[la Convención contra la Tortura] prevé que la tortura sea cometida ‘con el consentimiento o aquies-
cencia de un funcionario público u otra persona que actúa con carácter oficial’, la jurisprudencia de
este Tribunal no requiere que el perpetrador del crimen de tortura sea un funcionario público, ni la
tortura necesita haber sido cometida en la presencia de dicho funcionario oficial”.
“[L]a Sala de Primera Instancia hace notar que la definición de la [Convención contra la Tortura]
se funda en la noción de derechos humanos, que está construida ampliamente sobre la premisa de que
los derechos humanos son violados por Estados o gobiernos. Para efectos del derecho penal internacional,
que trata la responsabilidad penal de una persona, esta Sala de Primera Instancia está de acuerdo y se
apega al criterio de la Sala de Primera Instancia del caso Kunarac, de que ‘el elemento característico
del crimen [bajo la jurisdicción del Tribunal] debe encontrarse en la naturaleza del acto cometido, más
que en el estatus de la persona que lo cometió”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 82: “La presencia o
involucramiento de un funcionario estatal o de alguna otra persona de autoridad en el proceso de tortu-
ra, no es necesaria para que el crimen sea considerada como ‘tortura’”.
Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 139: “[E]l requisito del
actor estatal, impuesto por el derecho internacional de derechos humanos, es inconsistente con la apli-
cación de la responsabilidad penal individual por la comisión de crímenes internacionales que se en-
cuentran en el derecho internacional humanitario y en el derecho penal internacional”.

(6) Mens rea

Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 142: “El acto u omisión
debe ser intencional”. Ver también Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004,
párr. 481 (igual); Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 79
(similar); Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 179 (igual); Stakic, (Sala
de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 750 (igual).

245
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 153: “[A]ún si la
motivación del perpetrador es totalmente sexual, no se sigue de ahí que éste no tenga la intención de
cometer un acto de tortura o de que su conducta no cause dolor o sufrimiento grave, ya sea físico o
mental, ya que tal dolor o sufrimiento, es la probable y lógica consecuencia de su conducta. En vista
de la definición, es importante establecer que un perpetrador tenía la intención de actuar en forma tal
que, en el transcurso normal de los acontecimientos, pudiera causar dolor o sufrimiento grave, ya fuera
físico o mental, a sus víctimas”.

(7) Distinción entre trato cruel e inhumano,


como un acto relacionado con la persecución y la tortura

Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 83: “La Sala de Primera
Instancia hace notar que las golpizas cometidas sobre bases discriminatorias y que causan dolor o su-
frimiento grave, físico o mental, constituyen trato cruel e inhumano como un acto relacionado con la
persecución. El infligir deliberadamente dolor o sufrimiento físico o mental grave a través de golpizas
para discriminar [sic] a una víctima constituye tortura”.
Ver también la discusión de tortura conforme al artículo 3, Sección (II)(d)(i), Compendio del
TPIY; la tortura como un crimen relacionado con persecución, Sección (IV)(d)(viii)(3)(h), Compendio
del TPIY; la tortura o el trato inhumano según el artículo 2, Sección (I)(d)(ii), Compendio del TPIY; el
trato cruel conforme al artículo 3, Sección (II)(d)(iii), Compendio del TPIY.

vii) Violación (artículo 5(g))

Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párrs. 127-129: Después de
una revisión extensiva de la jurisprudencia del Tribunal y del derecho interno de diversas jurisdiccio-
nes, la Sala de Primera Instancia concluyó: “‘[E]l actus reus del crimen de violación en el derecho
internacional está constituido por: la penetración sexual, independientemente de que sea leve: (a) de la
vagina o ano de la víctima por el pene del perpetrador o por cualquier otro objeto utilizado por el per-
petrador; o (b) la boca de la víctima por el pene del perpetrador; cuando dicha penetración sexual ocu-
rra sin el consentimiento de la víctima. El consentimiento para estos efectos debe ser otorgado volunta-
riamente, como resultado del libre albedrío de la víctima, determinado en el contexto alrededor de las
circunstancias. El mens rea es la intención de llevar a cabo la penetración sexual, y el conocimiento de
que ocurre sin el consentimiento de la víctima”. La “Resistencia” no es un requisito. “La fuerza o la
amenaza de fuerza proporciona una prueba clara del no consentimiento, pero la fuerza no es un ele-
mento per se de la violación”. “[E]xisten ‘factores [distintos de la fuerza] que convertirían un acto de
penetración sexual en no consensual o no voluntario por parte de la víctima’. Un enfoque estrecho res-
pecto a la fuerza o a la amenaza de fuerza podría permitir a los perpetradores evadir la responsabilidad
por actividad sexual, a la que la otra parte no consintió, tomando ventaja de las circunstancias coerciti-
vas sin recurrir a la fuerza física”.
Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párrs. 175, 180: “La violación
fue definida sucintamente en la Sentencia de la Sala de Primera Instancia en el caso Akayesu como
‘una invasión física de naturaleza sexual, cometida contra una persona bajo circunstancias que son
coercitivas”. “[L]a violencia sexual es más amplia que la violación e incluye crímenes tales como la

246
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

esclavitud sexual o las vejaciones. Además, la Sala de Primera Instancia en el caso Akayesu, enfatizó
que la violencia sexual no necesariamente requiere que exista contacto físico y citó la desnudez públi-
ca forzada como ejemplo”.
Ver también la discusión de violación según el artículo 3, Secciones (II)(d)(i)(8)(a) y (II)(d)(ii),
Compendio del TPIY. Ver también la discusión de violación como un crimen relacionado con perse-
cución, Sección (IV)(d)(viii)(3)(l), Compendio del TPIY.

viii) Persecución (artículo 5(h))

(1) Elementos

Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párr. 109: “Con respecto al crimen de persecu-
ciones, la Sala de Apelaciones [...] recuerda que este crimen se define como ‘un acto u omisión que: 1.
discrimina de hecho y en el cual se niega o se viola un derecho fundamental establecido por el derecho
internacional consuetudinario o por derecho de los tratados (el actus reus); y 2. fue ejecutado delibera-
damente con la intención de discriminar sobre algunas de las bases enlistadas, específicamente, raza,
religión o política (el mens rea)”. Ver también Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de
2005, párrs. 320, 454; Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 101,
671; Blaskic (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 131; Vasiljevic (Sala de Apelaciones) 25
de febrero de 2004, párr. 113; Krnojelac (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 185;
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 579; Brdjanin, (Sala de
Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 992; Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia),
17 de octubre de 2003, párr. 47; Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 732 (mis-
mos elementos para todos).
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 319-320: “Al referirse a la ju-
risprudencia del Tribunal, la Sala de Primera Instancia definió los elementos constitutivos del crimen
de persecución como sigue: ‘(1) la ocurrencia de un acto u omisión discriminatorio; (2) una motiva-
ción para el acto u omisión fundado en raza, religión, o política; y (3) la intención de infringir el dere-
cho de una persona a disfrutar de un derecho básico o fundamental’ y, en términos más generales, de-
finió las persecuciones como ‘la denegación lisa y llana, por motivos discriminatorios, de un derecho
fundamental establecido en el derecho internacional consuetudinario o en el derecho de los tratados,
que alcanza el mismo nivel de gravedad que los demás actos prohibidos en el artículo 5”. “La Sala de
Apelaciones no encuentra error en los elementos constitutivos identificados por la Sala de Primera
Instancia, pero prefiere adoptar el texto de la Sentencia de Apelación en el caso Krnojelac [...]”.
El Fiscal vs. Momir Nikolic, Caso Núm. IT-02-60/1-S (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre
de 2003, párr. 16: Los elementos del artículo 5(h) son: “(a) la existencia de un conflicto armado duran-
te todo el tiempo que se alega en el Acta de Acusación; (b) un ataque generalizado o sistemático diri-
gido contra una población civil y, en alguna forma relacionado con este ataque, [...] [actos] cometidos
[...] contra la población civil que violaren derechos humanos fundamentales; (c) [...] conducta [...] rea-
lizada por motivos políticos, raciales o religiosos y [...] cometidos con intención discriminatoria; y (d)
[...] conoci[miento] del contexto general en el que ocurrió la conducta[del perpetrador]”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 47: “La Sala de
Primera Instancia en el caso Kupreskic, define la persecución como ‘la denegación lisa y llana, por
motivos discriminatorias, de un derecho fundamental, establecido en el derecho internacional consue-

247
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

tudinario o derecho de los tratados, que alcanza el mismo nivel de gravedad que otros actos prohibidos
en el artículo 5”.
Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 634: “Los siguien-
tes elementos deben de ser probados para establecer que se ha cometido persecución como crimen de
lesa humanidad: i) el perpetrador comete un acto u omisión discriminatoria; ii) el acto u omisión niega
o viola un derecho fundamental establecido por el derecho internacional consuetudinario o derecho de
los tratados; iii) el perpetrador lleva a cabo el acto u omisión con la intención de discriminar por moti-
vos raciales, religiosos o políticos; iv) los requisitos generales para tipificar un crimen de lesa humani-
dad conforme al artículo 5 del Estatuto se cumplen”. Ver también Nikolic-Momir, (Sala de Primera
Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 104 (similar); El Fiscal vs. Obrenovic, Caso No. IT-02-60/2-
S (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 64 (igual).

(2) Actus reus

(a) Los actos persecutorios incluyen aquellos enumerados en el artículo 5.


Actos que se encuentran en otras partes del Estatuto y actos que
no están expresamente prohibidos en el Estatuto

Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 219: “La Sala de Apelaciones sos-
tiene que el crimen de persecución puede tomar diferentes formas. Puede ser uno de los otros actos que
constituyen un crimen conforme al artículo 5 del Estatuto o uno de los actos que constituyen un crimen
conforme a otros artículos del Estatuto”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 994: “En tanto que una lista
comprensiva de dichos actos nunca ha sido establecida, es claro que la persecución puede comprender
actos que están enumerados en el Estatuto, así como actos que no están enumerados en el Estatuto”.
Ver también El Fiscal vs. Deronjic, Caso No. IT-02-61-S (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de
2004, párr. 118; Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 735 (similar); Stakic,
(Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 735 (lo mismo que en el caso Stakic); Vasiljevic, (Sala
de Primera Instancia), 29 de noviembre de 2002, párr. 246 (similar); Krnojelac, (Sala de Primera Ins-
tancia), 15 de marzo de 2002, párr. 433 (similar).
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 48: “No toda dene-
gación de un derecho humano fundamental es suficientemente grave como para constituir un crimen
de lesa humanidad. Es claro que, para efectos de este Tribunal, la persecución puede comprender actos
que están enumerados en el Estatuto, así como actos que no están enumerados en el Estatuto”.
Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 185: “La jurisprudencia
del Tribunal ha especificado que los actos persecutorios incluyen a los crímenes enumerados en otras
sub-cláusulas del artículo 5, crímenes que se encuentran en otros lugares del Estatuto, y actos que no
están enumerados en el Estatuto pero que pueden implicar denegación de otros derechos humanos fun-
damentales [...]”.
Kupreskic et al., (Sala de Primera Instancia), 14 de enero de 2000, párrs. 581, 614-615: “[L]a Sala
de Primera Instancia rechaza la noción de que la persecución debe de estar ligada a crímenes que se
encuentran en otros lugares del Estatuto del Tribunal Internacional. [E]l Estatuto del Tribunal Interna-
cional no impone tal requisito”. “El derecho internacional consuetudinario no apoya una definición

248
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

estrecha de persecución”. “[L]a persecución puede consistir en la privación de una amplia variedad de
derechos. Un acto persecutorio no necesita estar explícitamente prohibido en el artículo 5 o en alguna
otra parte del Estatuto”. Ver también Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de
2001, párr. 185 (la persecución incluye “actos no enumerados en el Estatuto”).
Kupreskic et al., (Sala de Primera Instancia), 14 de enero de 2000, párrs. 605-606: “[L]os actos
enumerados en otras sub-cláusulas del artículo 5 pueden [...] constituir persecución. [...] Una interpreta-
ción estrecha de la persecución, excluyendo otros subtítulos del artículo 5, no [...] es una reflexión preci-
sa de la noción de persecución, lo que ha emergido del derecho internacional consuetudinario”. “[S]i la
persecución tuviera una interpretación estrecha, de manera que no incluyera los crímenes que se encuen-
tran en los restantes encabezados del artículo 5, existiría una lacuna en el Estatuto del Tribunal. No
habría forma de conceptualizar esos crímenes de lesa humanidad que se cometen sobre bases de discri-
minación, pero que, por ejemplo, no son suficientes como para configurar genocidio, que requiere la in-
tención específica de ‘destruir, en todo o en parte, a un grupo nacional, étnico, racial, o religioso’”.

(b) Los actos u omisiones no enumerados en el artículo 5 deben


ser de igual gravedad que los enumerados

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 102: “[L]os actos relacionados
con la persecución como un crimen de lesa humanidad, ya sea que se consideren aisladamente o en
conjunto con otros actos, deben constituir un crimen de persecución de gravedad igual a los delitos
enumerados en el artículo 5 del Estatuto”. Ver también Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de
febrero de 2005, párr. 321 (similar); Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004,
párr. 671 (igual); Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 135 (igual) y párr. 138 (si-
milar) (que critica a la Sala de Primera Instancia del caso Blaskic); Krnojelac, (Sala de Apelaciones),
17 de septiembre de 2003, párr. 199 (igual); Vasiljevic, (Sala de Primera Instancia), 29 de noviembre
de 2002, párr. 247 (similar); Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr.
185 (similar).
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 580: “Está establecido
en la jurisprudencia del Tribunal que los actos u omisiones que pueden considerarse como persecucio-
nes no sólo incluyen actos u omisiones enumerados en otras sub-cláusulas del artículo 5, sino también
actos u omisiones de igual gravedad que los actos enumerados en el artículo 5 del Estatuto. El requisi-
to de ‘igual gravedad’ define los límites a los tipos de actos que califican como persecuciones”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 995: “No todo acto u omi-
sión que niega un derecho fundamental es suficientemente serio como para constituir un crimen de
lesa humanidad. Mientras que los actos u omisiones enumerados bajo otros subpárrafos del artículo 5
del Estatuto son por definición suficientemente graves, otros (ya sea enlistados bajo otros artículos del
Estatuto o no enlistados en absoluto en el Estatuto), deben cumplir con una prueba adicional. Dichos
actos u omisiones deben alcanzar el mismo nivel de gravedad que los otros crímenes de lesa humani-
dad enumerados en el artículo 5 del Estatuto. Esta prueba sólo se cumplirá tratándose denegaciones
lisas o llanas de derechos fundamentales”. Ver también Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia),
17 de octubre de 2003, párr. 48 (similar).
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 118: “[E]l denominador común
de todos los actos persecutorios debe ser que los actos sean cometidos con base en uno de los funda-

249
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

mentos discriminatorios enumerados, deben de ser de igual gravedad que otros actos enumerados en el
artículo 5 del Estatuto”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 736: “Para cumplir con el principio
de nullum crimen sine lege certa, debe haber ‘límites claramente definidos a los tipos de actos que
califican como persecución’. Los actos de persecución no enumerados en el artículo 5 o en algún otro
lugar del Estatuto deben de ser de igual gravedad o severidad que los demás actos enumerados en el
artículo 5”.
Kupreskic et al., (Sala de Primera Instancia), 14 de enero de 2000, párrs. 618-619: “[P]ara que la per-
secución se convierta en un crimen de lesa humanidad no es suficiente definir un núcleo diverso de actos y
dejar actos periféricos en estado de incertidumbre. Deben existir límites claramente definidos al tipo de ac-
tos que califican como persecución”. “[C]omo mínimo, los actos de persecución deben ser de igual grave-
dad o severidad que los demás actos enumerados en el artículo 5” (subrayado removido).
Kupreskic et al., (Sala de Primera Instancia), 14 de enero de 2000, párr. 621: “La Sala de Primera
Instancia [...] define la persecución como una denegación lisa y llana, por motivos discriminatorios, de
un derecho fundamental, establecido por el derecho internacional consuetudinario o el derecho de los
tratados, que alcanza el mismo nivel de gravedad que los demás actos prohibidos en el artículo 5”
(subrayado removido).

(c) Separados o combinados, los actos deben equipararse a persecución

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 102: “[L]os actos relacionados
con las persecuciones como crimen de lesa humanidad, ya sea que se consideren aislados o en conjunto
con otros actos, deben constituir un crimen de persecución de igual gravedad que los crímenes enumera-
dos en el artículo 5 del Estatuto”. (Se agrega énfasis) Ver también Kvocka et al., (Sala de Apelaciones),
28 de febrero de 2005, párr. 321 (similar); Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de
2004, párr. 671 (igual); Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 135 (igual) y párr. 138
(similar); Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 199 (igual).
Krnojelac, (Sala de Apelaciones), Opinión Separada del Juez Shahabuddeen, 17 de septiembre de
2003, párrs. 6-7: “En el párrafo (h) de la disposición, el crimen fundamental relevante es la ‘persecu-
ción’, siendo la única prueba de la persecución, el acto o actos relacionados con éste. La ‘persecución’
debe de tener la misma gravedad que la de los crímenes enumerados. El acto relacionado no tiene que
ser un crimen enumerado en el artículo 5 del Estatuto. No tiene que ser un crimen especificado en al-
gún otro lugar del Estatuto. En efecto, por sí mismo no tiene que ser un crimen especificado en alguna
parte del derecho penal internacional: puede ser un no crimen. Como se recordó en el Caso Ministries:

La persecución de judíos se llevó a cabo continuamente, paso a paso y hasta finalmente una muerte
de forma repugnante. Los judíos de Alemania fueron primero privados de sus derechos de ciuda-
danía. Después fueron privados de su derecho a enseñar, a practicar profesiones, a obtener educación,
a dedicarse a negocios, se les prohibió casarse salvo entre ellos mismos y aquéllos de su propia
religión; fueron objeto de arresto y confinamiento en campos de concentración, golpizas, mutila-
ción, y tortura; sus bienes fueron confiscados; fueron metidos en ghetos; fueron forzados a emigrar
y a comprar su salida para hacerlo; fueron deportados al Este, donde se les hizo trabajar hasta el
agotamiento y la muerte; se convirtieron en trabajadores esclavos; y finalmente más de seis millones
fueron asesinados.

250
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Citando este caso la Sala de Primera Instancia en el caso Kvocka dijo después:

[L]a jurisprudencia de los juicios de la II Guerra Mundial encontró que los actos u omisiones tales
como denegar cuentas bancarias, oportunidades educativas o de empleo, o la elección de un espo-
so a los judíos con motivo de su religión, constituye persecución. Por lo tanto, actos que no son
inherentemente delitos, pueden sin embargo, convertirse en delictivos y persecutorios si se come-
ten con intención discriminatoria”.

“De allí que un acto fundamental, que por sí mismo puede no constituir un crimen; puede, sin du-
da, por lo tanto, llegar a tener la misma gravedad que uno de los crímenes enumerados. Pero el acto,
tomado separada o acumuladamente con otros actos, puede dar lugar al crimen de persecución. La
cuestión que entonces surge es respecto a cuál es el nivel de persecución que concierne al Estatuto. Es
posible que pueda existir persecución en diferentes niveles. Y es aquí, creo, donde sería razonable de-
cir que al Estatuto le conciernen sólo aquellos casos en que el nivel de gravedad de la persecución pro-
bada, equivalga al nivel de gravedad del crimen enumerado”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 582: “Los actos u omisiones
deben ser evaluados separada o conjuntamente en su contexto, considerando su efecto acumulado”. Ver
también Kupreskic et al., (Sala de Primera Instancia), 14 de enero de 2000, párr. 622 (similar).
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 995: “[L]os actos no deben ser
considerados aisladamente, sino más bien examinados en su contexto y considerando su efecto acumulado.
Separadamente o combinados, los actos deben tipificar persecución, aunque no se requiere que cada acto
fundamental que se alega, sea considerado como una violación al derecho internacional”. Ver también
Vasiljevic, (Sala de Primera Instancia), 29 de noviembre de 2002, párr. 247 (similar).
El Fiscal vs. Dragan Nikolic, Caso No. IT-94-2-S (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de
2003, párr. 110: “La Sala de Primera Instancia reitera lo que declaró en el caso Stakic:

Los actos de persecución que no están enumerados en el artículo 5 o en algún otro lugar del Estatuto
deben de ser de igual gravedad o severidad que los demás actos enumerados en el artículo 5. Al
considerarse si los actos u omisiones cumplen con este límite, no deben ser considerados aislada-
mente, sino en su contexto y en consideración a su efecto acumulado. Un acto que puede no parecer
comparable a otros actos enumerados en el artículo 5, puede adquirir el nivel de gravedad reque-
rido si tuvo, o pudiera haber tenido, un efecto similar al de otros actos debido al contexto en el
cual tuvo lugar”.

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 736 (igual).


Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 48: “Al invocar es-
ta prueba [cuando los actos no enumerados en el Estatuto alcanzan el mismo nivel de gravedad que
otros crímenes de lesa humanidad enumerados en el artículo 5], los actos u omisiones no deben ser
considerados aisladamente sino más bien en su contexto, examinándose su efecto acumulado. La Sala
de Primera Instancia en el caso Krnojelac declaró que, conjunta o separadamente, ‘los actos deben
equipararse a la persecución, aunque no se requiere que cada acto fundamental que se alega sea consi-
derado como una violación al derecho internacional”.

251
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

(d) Los actos relacionados con la persecución, separados o combinados,


deben constituir una negación, o una violación, a un derecho fundamental
según el derecho internacional consuetudinario

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 323, 325: “La Sala de Apelaciones
recuerda incidentalmente que los actos relacionados con persecución según el artículo 5(h) del Estatu-
to no necesitan ser considerados como crímenes por el derecho internacional. [...] La Sala de Apelaciones
no duda de que, en el contexto en que fueron cometidos y tomando en consideración su efecto acumu-
lativo, los actos de acoso, humillación y abuso psicológico, verificados por la Sala de Primera Instancia
son actos que por su gravedad, constituyen elementos materiales del crimen de persecución”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 103: “[D]ebe demostrarse
que los actos relacionados con el crimen de persecución constituyeron un crimen de lesa humanidad en
derecho internacional consuetudinario o derecho de los tratados, en el momento en que se alega que el
acusado cometió el crimen. Como se señaló arriba, estos actos deben constituir una denegación o una
violación a un derecho fundamental establecido en el derecho internacional consuetudinario o en el
derecho de los tratados; no todo acto, cometido con la intención discriminatoria requerida, equivale a
persecuciones como crimen de lesa humanidad “. Ver también Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de
julio de 2004, párr. 139 (igual).
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 995: “Separada o combina-
damente, los actos deben equipararse a persecución, aunque no se requiere que cada uno de los actos
relacionados que se alegan sea considerado como una violación al derecho internacional”. Ver también
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 48 (similar).
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 160: “La Sala de Apelaciones considera
que una Sala de Primera Instancia, al determinar una acusación de persecuciones, está obligada a eva-
luar si los actos relacionados equivalen a persecuciones como crimen de lesa humanidad en derecho
internacional consuetudinario”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 48: “‘Esta prueba
[de determinar en qué caso los actos no enumerados en el Estatuto alcanzan el mismo nivel de grave-
dad que otros crímenes de lesa humanidad enumerados en el artículo 5] únicamente se cumplen cuan-
do hayan denegaciones lisas y llanas de derechos humanos fundamentales”.
Kupreskic et al., (Sala de Primera Instancia), 14 de enero de 2000, párr. 621: “La Sala de Primera
Instancia [...] define la persecución como la denegación lisa y llana, por motivos discriminatorios, de
un derecho fundamental establecido por el derecho internacional consuetudinario o derecho de los tra-
tados, que alcanza el mismo nivel de gravedad que otros actos prohibidos en el artículo 5” (se omite el
subrayado).
Pero ver Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 773: “Esta Sala de Primera
Instancia opina que es irrelevante identificar que derechos pueden equivaler a derechos fundamentales
para efectos de persecución. La persecución puede consistir en la privación de una amplia variedad de
derechos, sean o no fundamentales, derogables o no”.

252
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(e) Los actos pueden comprender daño a la integridad física o mental


o violaciones a la libertad individual, así como actos que parecen menos graves

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 994: “El acto u omisión persecu-
torio puede comprender daño a la integridad física o mental, así como violaciones a los derechos y
libertades fundamentales de las personas.” Ver también Vasiljevic, (Sala de Primera Instancia), 29 de
noviembre de 2002, párr. 246 (similar); Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002,
párr. 433 (similar).
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 50: “El acto(s) u
omisión(es) persecutoria(s) pueden comprender daños a la integridad física o mental, violaciones a la
libertad individual, así como actos que parecen menos graves, tales como aquellos que seleccionan
bienes para atacar, cuando las personas victimizadas hayan sido especialmente seleccionadas o discri-
minadas por motivos políticos, raciales, o religiosos”.

(f) Los actos discriminatorios en los que la víctima es seleccionada


debido a su pertenencia a un grupo

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 583: “Un acto es discrimi-
natorio cuando una víctima es seleccionada debido a su pertenencia a un grupo definido por el perpe-
trador con base en características políticas, raciales o religiosas”.

(g) Las personas seleccionadas pueden incluir a aquéllas definidas


por el perpetrador como pertenecientes al grupo víctima debido
a sus afiliaciones cercanas, o simpatías por el grupo víctima

Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 49: “Con relación a la
posesión de características religiosas, raciales o políticas requeridas para tipificar el crimen de perse-
cución, por parte del grupo seleccionado como objetivo, la Sala de Primera Instancia se refiere a la
Sentencia de Primera Instancia en el caso Naletilic:

[...] el grupo seleccionado no solamente está compuesto por personas que personalmente cuentan
con los criterios (religiosos, raciales, o políticos) del grupo. El grupo seleccionado debe ser inter-
pretado ampliamente y puede, en particular, incluir a personas que están definidas por el perpe-
trador, como pertenecientes al grupo víctima debido a sus cercanas afiliaciones o simpatías con
el grupo víctima” (énfasis en el original).

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 734: “Las personas seleccionados
pueden incluir a personas ‘que son definidas por el perpetrador como pertenecientes al grupo víctima
debido a sus afiliaciones cercanas o simpatías con el grupo víctima’, ‘ya que es el perpetrador quien
define el grupo víctima, mientras que las víctimas seleccionadas como objetivo, no tienen influencia
en la definición de su estatus” (énfasis en el original).

253
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

(h) Cada uno de los tres motivos mencionados en el artículo 5(h) es suficiente

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 732: “Cada uno de los tres motivos enu-
meradas en el artículo 5(h) del Estatuto son, por sí mismos, suficientes para calificar la conducta como
persecuciones, independientemente del conjuntivo ‘y’ en el texto del artículo 5(h)”.

(i) Debe resultar en discriminación real

Vasiljevic (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 113: “Aunque la persecución a menudo
se refiere a una serie de actos, un sólo acto puede ser suficiente mientras este acto u omisión discrimi-
ne de hecho y se lleve a cabo deliberadamente con la intención de discriminar por alguna de las bases
enumeradas”. (Se agrega énfasis) Ver también Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de
2003, párr. 185 (donde se discute “el requisito de discriminación de hecho (o un acto discriminatorio)
que se establece en la jurisprudencia”); Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de
2004, párr. 993 (se requiere “discriminación de hecho”).
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 583: “El acto u omi-
sión necesita discriminar de hecho, es decir, una intención discriminatoria no es suficiente, sino el acto
u omisión debe tener consecuencias discriminatorias”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 733: “La Sala de Primera Instancia
reconoce que ‘el acto persecutorio debe tener la intención de causar, y resultar en una violación al dis-
frute de un derecho fundamental o básico de una persona’. Aunque el Estatuto no requiere explícita-
mente que la discriminación tenga lugar en contra de un miembro del grupo seleccionado, el acto u
omisión debe, de hecho, tener consecuencias discriminatorias más que haber sido cometido solamente
con la intención de discriminación”.
Comparar Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 105: “Con res-
pecto a la cuestión de si se require que se produzca un resultado particular [un ataque dirigido delibe-
radamente contra civiles u objetivos civiles, la Sala de Apelaciones recuerda que los actos pueden
constituir el crimen de persecución si son de una gravedad igual a la de los demás crímenes enumera-
dos en el artículo 5 del Estatuto, ya sea que se consideren aisladamente o en conjunción con otros ac-
tos. Por lo tanto, la Sala de Apelaciones encuentra que [un] ataque ilícito lanzado deliberadamente
contra civiles u objetivos civiles puede constituir un crimen de persecución sin el requisito de que el
ataque o los ataques causen un resultado particular”.

(i) Aplicación - discriminación real en contra de las personas detenidas


en el campo de Omarska y la población no-serbia de Prijedor
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 362-363: “Radic sostiene que la
Sala de Primera Instancia erró al concluir que un acto delictivo puede ser discriminatorio si el perpe-
trador actúa solamente con intención discriminatoria. En su opinión, deben existir consecuencias dis-
criminatorias para sostener que un acto es discriminatorio”. “La Sala de Primera Instancia encuentra
que todas las personas detenidas en el campo Omarska eran no-serbios o personas sospechosas de
simpatizar con no-serbios. Virtualmente todos los delitos fueron cometidos contra no-serbios. El esta-
blecimiento del campo constituyó sólo un elemento de un plan común para sacar a la población no-serbia

254
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

de Prijedor fuera del territorio. Radic no impugna estas conclusiones, ni disputa que los crímenes co-
metidos en el campo de Omarska, en relación al cargo por el que fue condenado en este Tribunal, de-
nieguen o violen derechos fundamentales de las víctimas. En el presente caso, la Sala de Apelaciones
concluyó que la Sala de Primera Instancia definió correctamente el crimen de persecución. Bajo las
circunstancias dadas, no hay duda que los crímenes relacionados fueron cometidos bajo bases discri-
minatorias, y tuvieron efectos discriminatorios”.

(j) Errar en el objetivo de una persecución es aún persecución

Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 185: “[L]a Sala de Apelaciones no
está de acuerdo con la interpretación otorgada a esta definición [de persecución] en [...] la Sentencia
[del Juicio Krnojelac] [...] que se lee como sigue:

El crimen de persecución, único crimen en el Estatuto que debe ser cometido por motivos discri-
minatorios (ver la Sentencia de Apelación del caso Tadic, par 305), tiene como objeto la protec-
ción de los miembros de grupos políticos, raciales y religiosos, de la discriminación causada por
su pertenencia a uno de estos grupos. Si un serbio deliberadamente asesina a alguien con base en
que es un musulmán, es claro que el objetivo del crimen de persecución en esa instancia es pro-
porcionar protección contra dichos actos discriminatorios, a los miembros del grupo religioso mu-
sulmán. Si resulta que las víctimas no son musulmanas, argüir que, no obstante lo anterior, este
acto es persecución si se realiza con intención discriminatoria, extiende innecesariamente la pro-
tección otorgada por ese crimen, a una persona que no es miembro del grupo enlistado y que re-
quiere la protección de esa instancia (los musulmanes).

La Sala de Apelaciones encuentra que esta aseveración es incorrecta. Es una interpretación erró-
nea del requisito de discriminación de hecho (o de un acto discriminatorio) establecido por la jurispru-
dencia. Para usar el ejemplo que se proporciona en la nota de pie de página, la Sala de Apelaciones
considera que un serbio confundido con un musulmán, puede aún ser víctima del crimen de persecu-
ción. La Sala de Apelaciones considera que el acto cometido contra él constituye una discriminación
de hecho, vis-à-vis los otros serbios que no fueron sujeto a dichos actos, efectuado con la voluntad de
discriminar contra un grupo por motivos de su etnicidad”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 993: “Con respecto al ele-
mento discriminatorio del actus reus, aunque la jurisprudencia del Tribunal es clara en el sentido de
que el acto debe de tener consecuencias discriminatorias, la Sala de Apelaciones ha declarado que no
es necesario que la víctima del crimen de persecución sea miembro del grupo contra el cual el perpe-
trador del crimen tenía la intención de discriminar. En caso de que la víctima no pertenezca al grupo
étnico seleccionado, ‘el acto cometido contra ésta constituye un acto de discriminación de hecho, vis-à-vis
otros [miembros de ese grupo diferente] que no fueron objeto de dichos actos, efectuados con la volun-
tad de discriminar contra un grupo por motivos de etnicidad”.11

11
La posición adoptada por la Sala de Apelaciones en el caso Krnojelac, que es aceptada por la Sala de Primera Instancia
en el caso Brdjanin, parece algo ilógica. El criterio de la Sala de Primera Instancia en el caso Krnojelac parecería el más
coherente. La diferencia entre la Sala de Primera Instancia y la Sala de Apelaciones en el caso Krnojelac, es la diferen-

255
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

(k) Un acto aislado puede tipificar persecución si se demuestra intención discriminatoria

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 102: “La Sala de Apelaciones
considera que:

Aunque la persecución a menudo se refiere a una serie de actos, un acto aislado puede ser sufi-
ciente, mientras este acto u omisión discrimine de hecho y haya sido llevado a cabo deliberada-
mente con la intención de discriminar por alguno de los motivos enumerados”.

Ver también Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 135 (igual); Vasiljevic, (Sa-
la de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 113 (igual); Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Ins-
tancia), 17 de enero de 2005, párr. 582 (misma cita).
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 994: “Aunque la persecu-
ción usualmente se refiere a una serie de actos, un sólo acto puede ser suficiente”. Ver también Simic,
Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 50 (igual); Krnojelac, (Sala de
Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 433 (igual).
Kupreskic et al., (Sala de Primera Instancia), 14 de enero de 2000, párr. 624: “[L]a persecución a
menudo se utilizó para describir una serie de actos. Sin embargo, la Sala de Primera Instancia no ex-
cluye la posibilidad de que un sólo acto pueda constituir persecución. En tal caso, debe existir prueba
clara de la intención discriminatoria”.

(i) Aplicación - un sólo acto puede tipificar persecución: asesinato en el Río Drina,
en el Municipio de Visegrad en el Sureste de Bosnia y Herzegovina
Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párrs. 112-113: “[E]l Apelante alega que la
Sala de Primera Instancia cometió un error de derecho ‘al condenar a el acusado por persecución
solamente con base en un incidente que ocurrió el 7 de junio de 1992 en el Río Drina”. “La Sala de Ape-
laciones no sostiene los criterios del Apelante de que la Sala de Primera Instancia se equivocó al en-
contrarlo culpable de persecución ‘solamente con base en un incidente’. Primero, el incidente del Río
Drina consistió en el asesinato de cinco personas y los actos inhumanos infringidos en otras dos. Este
incidente no puede ser descrito como un acto único sino más bien como una serie de actos. En segundo
lugar, como lo sostuvo la Sala de Apelaciones en la Sentencia de Apelación del caso Krnojelac, la per-
secución es ‘un acto u omisión que discrimina de hecho y que: niega o viola un derecho fundamental
establecido en el derecho internacional consuetudinario o derecho de los tratados (el actus reus); y que

cia en la sentencia con respecto a si ocurrió la discriminación de hecho. La persecución como crimen de lesa humanidad
requiere tanto discriminación de hecho (ver “debe resultar en discriminación real”, Sección (IV)(d)(viii)(2)(i), Compen-
dio TPIY) como una intención discriminatoria (ver “intención discriminatoria para tipificar persecución”, Sección
(IV)(d)(viii)(4)(a), Compendio TPIY). La Sala de Primera Instancia sugiere que el blanco de la discriminación debe ser
el mismo para el efecto discriminatorio y la intención discriminatoria. La Sala de Apelaciones divide los dos elementos
y sugiere que la existencia de un efecto discriminatorio y una intención discriminatoria es suficiente para tipificar perse-
cución, a pesar de diferentes grupos seleccionados como blanco, que resultan en una interpretación bizarra de que los
serbios, de hecho, fueron discriminados al ser confundidos con musulmanes.

256
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

fue llevado a cabo deliberadamente con la intención de discriminar por alguna de las bases enumera-
das, específicamente raza, religión o política (el mens rea)’. Aunque la persecución a menudo se refie-
re a una serie de actos, un acto único puede ser suficiente, mientras dicho acto u omisión discrimine de
hecho y se lleve a cabo deliberadamente con la intención de discriminar por alguna de las bases enu-
meradas”.

(l) La Fiscalía debe formular cargos por actos u omisiones


particulares que equivalgan a persecución

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 139: “La Sala de Apelaciones hace notar que
la Fiscalía debe presentar cargos por actos particulares como persecución”.
El Fiscal vs. Kupreskic et al., Caso No. IT-95-16-A (Sala de Apelaciones), 23 de octubre de 2001,
párr. 98: “[E]l hecho de que el crimen de persecución sea un crimen ‘paraguas’ por así decirlo, no sig-
nifica que un Acta de Acusación no tenga que incluir alegatos específicos sobre aspectos materiales
del caso de la Fiscalía, con el mismo detalle que de otros crímenes. La Fiscalía no puede, debido al
carácter nebuloso del crimen, utilizarlo como acusación genérica. De conformidad con los principios
elementales de la acusación penal, no es suficiente que en un Acta de Acusación se formulen cargos
por un crimen en términos genéricos. Un Acta de Acusación debe enfocarse a los detalles particulares.
Esto no significa, sin embargo, como correctamente se hizo notar en la jurisprudencia de este Tribunal,
que la Fiscalía está obligada a presentar un cargo por separado con respecto a cada crimen básico que
constituye una acusación general de persecución. Lo que la Fiscalía debe hacer, como con cualquier
otro crimen bajo el Estatuto, es particularizar los hechos materiales de la supuesta conducta delictiva
del acusado que, en su opinión, corresponda al papel del acusado en la comisión del crimen que se
alega. El no hacerlo resulta en que el Acta de Acusación sea inaceptable por vaguedad, ya que dicha
omisión impactaría negativamente la posibilidad del acusado para preparar su defensa”. Ver también
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 771-772 (misma cita).
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 581: “En tanto que el
crimen de persecución es considerado como un crimen ‘paraguas’, la Sala de Apelaciones ha adverti-
do que ‘[l]a persecución no puede, debido a su carácter nebuloso, ser utilizada como acusación genéri-
ca’. La Fiscalía debe citar los actos u omisiones particulares que alega se equiparan a persecuciones en
el Acta de Acusación”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 994: “El acto u omisión que
constituye el crimen de persecución puede asumir diferentes formas. Sin embargo, el principio de le-
galidad requiere que la Fiscalía formule cargos por actos particulares que equivalgan a persecución
más que como persecución en general”. Ver también Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia),
17 de octubre de 2003, párr. 50 (similar); Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002,
párr. 433 (lo mismo que en el caso Brdjanin).
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 735: “Al formular los cargos de per-
secuciones, el Fiscal debe alegar con precisión los actos particulares que equivalen a persecuciones”.

257
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

(3) Ejemplos de persecución

(a) Destrucción de bienes o medios de subsistencia

(i) La prohibición de pillaje es derecho internacional consuetudinario


Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 147-148: “Los actos de saqueo, que según el
Tribunal Internacional incluyen el pillaje, infringen diversas normas del derecho internacional humani-
tario. El pillaje está explícitamente prohibido en el artículo 33 del IV Convenio de Ginebra, y en el
artículo 4, párr. 2(g), del Protocolo Adicional II. Adicionalmente, los artículos 28 y 47 del Reglamento
de La Haya de 1907 expresamente prohíben el pillaje”.
“La prohibición del pillaje puede, por lo tanto, ser considerada como parte del derecho internacio-
nal consuetudinario. Adicionalmente, debe notarse que la Carta de Núremberg y la Ley de Consejo de
Control No. 10 prohibieron el crimen de guerra de ‘saqueo de bienes públicos y privados’, y el crimen
de pillaje fue sujeto de proceso penal ante el Tribunal Militar Internacional en Núremberg y otros jui-
cios que siguieron a la Segunda Guerra Mundial, donde en ciertos casos, se formularon cargos tanto
como crimen de guerra como crimen de lesa humanidad. Puede haber alguna duda, sin embargo, con
respecto a si los actos de saqueo, en y por sí mismos, pueden elevarse al nivel de gravedad requerido
para constituir crímenes de lesa humanidad”.

(ii) La destrucción de bienes, dependiendo de la naturaleza y extensión de la destrucción,


pueden ser de igual gravedad a otros crímenes enumerados en el artículo 5
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 108-109: “La Sala de Apelaciones
encuentra que la destrucción de bienes, dependiendo de la naturaleza y extensión de la destrucción,
puede constituir el crimen de persecuciones de igual gravedad a otros crímenes enumerados en el artículo
5 del Estatuto”. “Debe hacerse notar que el crimen de pillaje fue materia de los procesos penales ante
el Tribunal Militar Internacional de Núremberg y de otros juicios que siguieron a la Segunda Guerra
Mundial, donde en ciertos casos, se formularon cargos, tanto como crimen de guerra, como de crimen
de lesa humanidad. La Sala de Apelaciones debe considerar que un acto de saqueo, cometido separa-
damente o acumuladamente, con la intención discriminatoria en concreto, equivale a que las persecu-
ciones sean de igual gravedad que otros crímenes de lesa humanidad enumerados en el artículo 5 del
Estatuto”.
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 149: “La Sala de Apelaciones encuentra
que la destrucción de bienes, dependiendo de la naturaleza y extensión de la destrucción, puede consti-
tuir un crimen de persecuciones, de igual gravedad que otros crímenes enumerados en el artículo 5 del
Estatuto”. Ver también Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 594
(similar).

(iii) Examinar la gravedad del impacto


Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 146: “Diversas Salas del Tribunal Interna-
cional han considerado que la destrucción de bienes constituyen persecuciones como un crimen de lesa
humanidad. La Sala de Primera Instancia en el caso Kupreskic consideró que, el que dichos ataques a
bienes constituyeran persecuciones, dependería del tipo de bien involucrado, y del ‘tipo determinado
de bienes, cuya destrucción puede no tener un impacto suficientemente grave en las víctimas como

258
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

para constituir un crimen de lesa humanidad, aún si tal destrucción es perpetrada con motivos discri-
minatorios: un ejemplo es el quemar el automóvil de alguien (a menos que el automóvil constituya un
activo indispensable y vital para su dueño)’. La Sala de Primera Instancia en el caso Kupreskic sostu-
vo, sin embargo, que en las circunstancias de este caso, que concernían a la destrucción íntegra de
hogares y bienes, constituyó ‘una destrucción del modo de vida de determinada población’, y puede
tener las ‘mismas consecuencias inhumanas que las de traslado forzoso o deportación’. La Sala de
Primera Instancia concluyó que el acto ‘puede constituir una denegación lisa y llana de derechos
humanos fundamentales, y, de cometerse, con motivo discriminatorio, puede constituir persecución’.
La Sala de Apelaciones está de acuerdo con esta aseveración”. Ver también Blagojevic y Jokic, (Sala
de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 594 (similar); Kupreskic, (Sala de Primera Instancia),
14 de enero de 2000, párr. 631 (mismo texto que el citado).

(iv) Están cubiertos diversos actos, incluyendo el saqueo y robo que deja
a la gente sin hogar y sin medios de apoyo económico
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párrs. 102-103: “La jurispru-
dencia del Tribunal, así como diversas jurisprudencias sobre crímenes de guerra, han establecido que
los actos de saqueo, si se llevan a cabo con la intención discriminatoria requerida, pueden constituir el
fundamento del crimen de persecución. Como lo sostuvo la Sentencia en el Juicio a Blaskic, en el con-
texto de persecución, el saqueo involucra una apropiación ilícita, a gran escala y arbitrariamente de
propiedad privada o pública ‘cuasi-estatal’ pertenecientes a una población particular. La Sala de Pri-
mera Instancia en el caso Kordic sostuvo:

[e]n el contexto de una campaña generalizada de persecución, el dejar a la gente sin hogar y sin
medios de apoyo económico puede ser el método empleado para coaccionar, intimidar, aterrorizar
y transferir forzosamente a civiles de sus hogares y villas. Así, cuando el efecto acumulativo de
[...] [estos actos] es la remoción de civiles de sus hogares por motivos discriminatorios, la ‘a gran
escala y la arbitrariedad del saqueo de viviendas, edificios y negocios civiles, y ganado y bienes
personales de civiles bosnio-musulmanes’ puede constituir el crimen de persecución”.

“La Sala de Primera Instancia no encuentra razón para disentir con la jurisprudencia anterior y acepta
que los actos de saqueo y robo, que se definen arriba, pueden constituir el crimen de persecución”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 763-764: “La Sala de Primera Instancia
hace notar que la jurisprudencia previa ha sostenido que ‘[e]n el contexto de una campaña generalizada de
persecución, el dejar a la gente sin hogar y sin medios económicos de soporte puede ser el método utilizado
para “coaccionar, intimidar, aterrorizar […] a civiles […]”’. Cuando el efecto acumulado de dicha destruc-
ción de bienes sea la remoción de civiles de sus hogares sobre bases discriminatorias, la ‘destrucción masi-
va y arbitraria y/o el saqueo de las viviendas, edificios, negocios y propiedad civil personal y ganado’ del
personal civil de bosnio-musulmanes puede constituir el crimen de persecución”.
“Esta Sala de Primera Instancia por lo tanto, concluye que los actos de ‘destrucción, daño inten-
cional y robo de propiedades residenciales y comerciales’, aún sin estar enumerados en el artículo 5
del Estatuto, pueden equipararse a persecución”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 205: “La jurisprudencia
previa del Tribunal Internacional ha dejado claro que la destrucción de bienes con la intención discriminatoria

259
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

requerida puede constituir persecución”. “[C]uando el efecto acumulado de dicha destrucción de bie-
nes es la remoción de civiles de sus hogares por motivos discriminatorios, la ‘destrucción masiva y
arbitraria, y/o el saqueo de viviendas, edificios, negocios, y propiedades personales de civiles y gana-
do’ de bosnio-musulmanes, puede constituir el crimen de persecución”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párrs. 227, 233-234: “[L] persecución
puede tomar formas distintas que lesionen a la persona humana, particularmente aquellos actos consi-
derados graves, no por su aparente crueldad, sino por la discriminación que buscan inyectar dentro de
la humanidad. [L]a persecución puede [...] tomar la forma de confiscación o destrucción de habitacio-
nes o negocios privados, edificios simbólicos o medios de subsistencias pertenecientes a la población
musulmana de Bosnia y Herzegovina”.
“[E]l crimen de ‘persecución’ comprende no solamente el daño a la integridad física y mental y
las violaciones a la libertad individual, sino también actos que parecen menos graves, tales como el
seleccionar propiedades como objetivo, cuando las personas victimizadas hayan sido específicamente
seleccionadas a causa de su pertenencia a una comunidad particular”.
“En el contexto del crimen de persecución, la destrucción de propiedad debe ser interpretada co-
mo significativa de la destrucción de pueblos, villas y otros bienes públicos o privados que pertenecen
a una población civil determinada, o a la devastación a gran escala, no justificada por necesidades mi-
litares, y llevada a cabo de manera ilícita, arbitraria y discriminatoria. Dentro del mismo contexto, el
saqueo de bienes se define como la apropiación ilícita, masiva y arbitraria de bienes que pertenecen a
una población particular, ya sea propiedad de una persona o del Estado o de colectivos públicos ‘cuasi-
estatales’ [...]”.

(v) Las instituciones dedicadas a la religión, caridad y educación,


a las artes y ciencias, monumentos históricos y obras de arte y ciencia
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 122: “La destrucción de una institu-
ción dedicada a la religión no se encuentra enumerada en el artículo 5 del Estatuto, pero fue sostenido
en el caso Stakic que ‘la confiscación, destrucción o daño deliberado a instituciones dedicadas a la
religión, caridad y educación, las artes y ciencias, monumentos históricos y obras de arte y ciencia’, es
un crimen punible conforme al artículo 3 (d) del Estatuto, cuando es perpetrados con la intención dis-
criminatoria requerida, equivale a persecuciones”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 765-768: “El artículo 3(d) del Estatu-
to penaliza ‘la confiscación, destrucción o daño deliberado a instituciones dedicadas a la religión, caridad
y educación, las artes y ciencias, monumentos históricos y obras de arte y ciencia’ como violaciones las
leyes o costumbres de la guerra”. “El Tribunal Militar Internacional y el Informe de la Comisión de De-
recho Internacional 1991, inter alia, han subrayado que la destrucción de edificios religiosos constituye
un caso claro de persecución como un crimen de lesa humanidad”. “Esta Sala de Primera Instancia com-
parte la opinión de que ‘[e]ste acto, al perpetrarse con la intención discriminatoria requerida, se equipara
a un ataque a la misma identidad religiosa de un pueblo”. “La Sala de Primera Instancia concluye por lo
tanto, que los actos de ‘destrucción, o de daño deliberado a edificios religiosos y culturales’, aún si no
están enumerados en el artículo 5 del Estatuto, pueden configurar persecuciones”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párrs. 206-207: Los siguien-
tes “actos pueden configurar el crimen de persecución siempre que se lleven a cabo con la intención
discriminatoria requerida:” destrucción y daño de instituciones religiosas o educativas. “La Sala de
Primera Instancia [...] encuentra que la destrucción y daño intencional a instituciones dedicadas a la

260
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

religión o educación musulmana, junto con la intención discriminatoria requerida, pueden equivaler a
un acto de persecución”.

(vi) Aplicación - igual gravedad


Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1,023: “La Sala de Primera Ins-
tancia considera que la destrucción, daño deliberado y robo de bienes residenciales y comerciales en
partes de pueblos, villas y otras áreas [en Bosnia y Herzegovina] habitados predominantemente por la
población bosnio-musulmana y bosnio-croata y la destrucción, o daño intencional a edificios religiosos
y culturales musulmanes y bosnio-croatas, en el caso que nos ocupa actualmente, tienen el mismo ni-
vel de gravedad que los demás delitos enumerados en el artículo 5 del Estatuto”.
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párrs. 123-124: “Aunque la destruc-
ción a gran escala de bienes no es un crimen enumerado en el artículo 5 del Estatuto, se sostuvo en el
caso Stakic que ‘[c]uando el efecto acumulado de la destrucción de bienes, es la remoción de civiles de
sus hogares por motivos discriminatorios, la “destrucción masiva y arbitraria […] de viviendas, edifi-
cios, negocios, y propiedad personal de civiles y ganado de bosnio-musulmanes” puede constituir el
crimen de persecución”. “La Sala de Primera Instancia encuentra [...] que los actos mencionados ante-
riormente [incluyendo el asesinato, desplazamiento forzoso, y ataques a una villa y destrucción de una
institución dedicada a la religión [cometido en Glogova, al Este de Bosnia] cumplen con los requisitos
legales del artículo 5(h) del Estatuto, por ejemplo son de igual gravedad que los demás crímenes enu-
merados en el artículo 5 del Estatuto”.

(vii) Aplicación - destrucción general de bienes


(a) Región Autónoma de Krajina
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 1,022, 1,024: “Anteriormente en
esta sentencia, la Sala de Primera Instancia estableció que la destrucción masiva y la apropiación de
bienes no-serbios [en la Región Autónoma de Krajina] ubicada en áreas predominantemente habitadas
por bosnio-musulmanes y bosnio-croata, durante el periodo relevante para el Acta de Acusación. La
Sala de Primera Instancia concluyó también que las instituciones musulmanas y católicas romanas
dedicadas a la religión, fueron seleccionadas como objetivo y sufrieron severos daños durante los me-
ses del verano de 1992. A diferencia de los bienes no-serbios, los bienes de los bosnio-serbios fueron
dejados intactos sistemáticamente y sólo fueron dañados esporádicamente. La Sala de Primera Instan-
cia, por lo tanto, encuentra que la destrucción y apropiación de bienes no-serbios y edificios religiosos
fue discriminatorio de hecho”.
“Con respecto al mens rea, la Sala de Primera Instancia encuentra que las circunstancias alrededor
de la comisión de los actos de destrucción y apropiación de bienes y la destrucción o daño a edificios
religiosos, tal como marcar las casas de bosnio-musulmanes y bosnio-croatas para ser destruidas y el
siguiente arrasamiento de sitios religiosos no-serbios y su subsecuente uso como estacionamientos, son
indicativos e que los actos fueron llevados a cabo con la intención de discriminar por motivos raciales,
religiosos o políticos”.12

12
Para una discusión del mens rea requerido para persecución en general, ver Sección (IV)(d)(viii)(4), Compendio
TPIY.

261
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

(b) Srebrenica
Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 37: Cuando el acusado se de-
claró culpable de persecución como crimen de lesa humanidad, la Sala de Primera Instancia reconoció
que: “A partir de alrededor del 12 de julio de 1995 y siguiendo a lo largo del periodo de las ejecuciones,
los bienes personales de los prisioneros bosnio-musulmanes [de Srebrenica], incluyendo sus documen-
tos de identificación, fueron confiscados y destruidos por miembros del ERS [Ejército de la República
Serbia de Bosnia y Herzegovina/República de Srpska] y del Ministerio del Interior en el área de Zvornik”.
Nikolic-Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 39: “A partir de alrede-
dor del 12 de julio de 1995 y continuando a través del periodo de ejecuciones [que siguieron a la caída
de Srebrenica], los bienes personales de los hombres bosnio-musulmanes fueron confiscados y des-
truidos por miembros del ERS, [Ejército de la República Serbia de Bosnia y Herzegovina/República
de Srpska] y del Ministerio del Interior. Esto incluyó documentos de identificación y valores. Cuando
los refugiados bosnio-musulmanes viajaron a lo largo del camino de Bratunac-Milici, sus bienes per-
sonales les fueron arrebatados y destruidos. Adicionalmente, en varios lugares de ejecución, a los
hombres bosnio-musulmanes les fueron confiscados los bienes que aún poseían, los cuales fueron des-
truidos a continuación”. Ver también Nikolic-Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de
2003, párrs. 21, 31 (la destrucción de bienes y efectos personales pertenecientes a los bosnio-
musulmanes fue parte del crimen de persecución del que Nikolic se declaró culpable).
Comparar Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párrs. 615, 620:
“Ha quedado establecido que los hombres bosnio-musulmanes que fueron llevados a la ‘Casa Blanca’
[en Potocari] tuvieron que dejar sus pertenencias personales, incluyendo sus carteras y documentos de
identificación fuera del edificio y que todos éstos fueron subsecuentemente quemados. La Sala de Prime-
ra Instancia recuerda además, la prueba de la pila de bienes personales quemándose en el campo de fút-
bol cerca de Nova Kasaba donde cientos de hombres bosnio-musulmanes habían sido detenidos. La Sala
de Primera Instancia encuentra que la destrucción de esos bienes personales no estaba justificada por
necesidad militar”13. “Sin embargo, con relación a la destrucción de los bienes personales tales como
ropa y carteras, la Sala de Primera Instancia no encuentra que los mismos constituyeran activos indispen-
sables para sus dueños. La Sala de Primera Instancia por lo tanto, no encuentra que la quema de dichas
pertenencias personales tuviera un impacto suficientemente severo en las víctimas como para alcanzar el
umbral de igual gravedad al de los actos enumerados en el artículo 5 del Estatuto”.

(c) Bosanski Samac


Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párrs. 873-874, 1027: “La
Sala de Primera Instancia acepta que inmediatamente después de la toma por la fuerza de Bosanski
Samac, ocurrió robo individual a gran escala. Automóviles, dinero y joyería fueron saqueados de los
civiles. Muebles, artículos de cocina, y pertenencias personales fueron retirados de hogares y aparta-
mentos privados. Fueron saqueados bienes comerciales y equipo de granja perteneciente a civiles en
Bosanski Samac y las villas vecinas. A veces los bienes eran tomados por la fuerza o mediante amena-
za de uso de la fuerza. Los bienes que pertenecían exclusivamente a los no-serbios fueron los seleccio-

13
Nótese que el delito de “devastación no justificada por exigencias militares” según el artículo 3(b), y el delito de des-
trucción y apropiación de bienes no justificada por necesidades militares ejecutada de forma ilícita e innecesaria a gran
escala según el artículo 2(d), requieren ambos que la destrucción no esté justificada por necesidad militar. Ver las Sec-
ciones (II)(d)(viii) y (I)(d)(iv), respectivamente, Compendio TPIY.

262
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

nados. Ha quedado establecido que los paramilitares, miembros individuales del Cuarto Destacamento,
policías, y civiles serbios ordinarios, estuvieron involucrados en los actos de saqueo de los bienes de
no-serbios”.
“Mientras existan amplias pruebas de la ocurrencia de la apropiación ilícita de bienes, la Sala de
Primera Instancia no se encuentra convencida de que el papel que representó el Estado Mayor de Cri-
sis en estos actos, haya sido probado más allá de toda duda razonable”.
“La Sala de Primera Instancia no está convencida de que el robo y saqueo masivos de los bienes de
bosnio-musulmanes y bosnio-croatas fueran parte de un plan común para perseguir a los civiles no-
serbios. En tanto que el conocimiento del acusado de la ocurrencia de estos actos de robo no sea disputado
en este caso, la Sala de Primera Instancia no se encuentra convencida de que la participación intencional
del acusado haya sido demostrada más allá de toda duda razonable”.

(d) Municipio de Prijedor


Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 809-810: “La Sala de Primera Instancia
ya ha concluido que muchos bienes residenciales y comerciales fueron saqueados y destruidos en par-
tes de los pueblos, villas y otras áreas en el Municipio de Prijedor, habitado predominantemente por
bosnio-musulmanes y bosnio-croatas”. “La Sala de Primera Instancia está convencida de que estos
actos se equiparan a crímenes de lesa humanidad [como persecución]”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 811-813: “La Sala de Primera Instancia
ha concluido que los edificios religiosos de los bosnio-musulmanes y bosnio-croatas fueron destruidos
o dañados intencionalmente en diversas villas, en tanto que las iglesias serbias ortodoxas permanecie-
ron intactas”. “La Iglesia Católica en Prijedor, por ejemplo, fue estallada el 28 de agosto de 1992 por
un grupo de soldados y policías”. “La Sala de Primera Instancia está convencida de que estos actos
configuran crímenes de lesa humanidad, cometidos por los perpetradores directos con el propósito dis-
criminatorio de destruir dichos edificios religiosos no-serbios”.
Para la discusión del crimen de “destrucción a gran escala y apropiación de bienes no justificada
por necesidades militares y llevada a cabo ilícitamente y arbitrariamente, conforme al artículo 2(d), ver
Sección (I)(d)(iv), Compendio del TPIY. Para un discusión de “devastación no justificada por necesi-
dad militar” según el artículo 3(b), ver Sección (II)(d)(viii), Compendio del TPIY. Ver también la dis-
cusión del crimen de “pillaje” según el artículo 3(e), ver Sección (II)(d)(ix), Compendio del TPIY.

(b) Arresto ilegal


Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párrs. 60, 62: “El arresto ile-
gal no ha sido definido en la jurisprudencia del Tribunal. El Conjunto de Principios para la Protección
de Todas las Personas Sometidas a Cualquier Forma de Detención o Prisión (‘Conjunto de Principios’),
define el acto de detener a una persona ‘por la supuesta comisión de un delito o por acto de una autoridad’.
Los tratados internacionales reconocen el derecho a estar libre de arresto y encarcelamiento arbitrario.
El artículo 5 del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades
Fundamentales establece el derecho a libertad y seguridad, y que nadie puede ser privado de éstas,
salvo en casos particulares detallados en este Convenio y de acuerdo a un procedimiento prescrito por
la ley. El artículo 9 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos dispone que toda persona
tiene derecho a la libertad y seguridad personales y que nadie podrá ser sometido a detención o prisión
arbitrarias, salvo con arreglo al procedimiento establecidos en la ley. La Sala de Primera Instancia

263
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

considera, por lo tanto, que el acto de arresto ilegal significa aprehender a una persona, sin el debido
proceso legal”.
“La Sala de Primera Instancia es de la opinión que, en tanto que el arresto ilegal en sí mismo,
puede no constituir una negación lisa y llana de un derecho fundamental que alcance el mismo nivel de
gravedad que los otros actos prohibidos por el artículo 5, cuando es considerado en el contexto, junto
con la detención o confinamiento ilegal, dichos actos pueden configurar el crimen de persecución co-
mo un crimen de lesa humanidad”.

(i) Aplicación - arresto ilegal: Bosanski Samac


Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párrs. 654, 656-657: “La Sala
de Primera Instancia está convencida que después de la toma del Municipio de Bosanski Samac el
17 de abril de 1992, y de manera continua a lo largo de 1992, tuvieron lugar arrestos a gran escala de
bosnio-musulmanes y bosnio-croatas en el Municipio”. “La mayoría de las personas arrestadas eran
civiles no-serbios en Bosanski Samac, a saber bosnio-musulmanes y bosnio-croatas. Una categoría de
las personas arrestadas, que eran civiles, eran las mujeres, niños, y ancianos que eran tomados de sus
casas y llevados a Zasavica”. “La Sala de Primera Instancia concluye que los arrestos de grupos de
mujeres, niños y ancianos, que posteriormente fueron detenidos en Zasavica y Crkvina fueron arbitra-
rios, sin base legal alguna. Fueron arrestados porque eran no-serbios, no porque hubiera una sospecha
razonable de que hubieran cometido algún delito, o por razón de su seguridad”.

(c) Detención ilegal

Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 59: “[L]a Sala de Pri-
mera Instancia en el caso Blaskic ha considerado que la detención ilegal es una forma del crimen de
persecución, definiendo la detención ilegal como el ‘privar ilícitamente de su libertad a un grupo de civiles
discriminados’. La Sala de Primera Instancia en el caso Kupreskic también sostuvo que la detención
organizada de civiles puede constituir persecución. El confinamiento ilícito de civiles es una grave
violación a los Convenios de Ginebra de 1949 fundadas en el artículo 2(g) del Estatuto, y el crimen de
encarcelamiento se encuentra enumerado como crimen de lesa humanidad en el artículo 5(e) del Estatuto”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 61: “[L]a deten-
ción, confinamiento y encarcelamiento ilícitos han sido, cada uno, considerados actos de persecución y
constituyen crímenes de lesa humanidad [...]”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 66: “La Sala de
Primera Instancia considera que los elementos del crimen de detención ilegal son los mismos que los
de confinamiento y encarcelamiento ilícitos que se señalan en la Sentencia Krnojelac. [...] Ha hecho
notar que el Cuerpo de Principios se refiere a los términos de detención y encarcelamiento de modo
intercambiable, y define la detención y el encarcelamiento como la condición de la persona detenida o
de las personas encarceladas, que se describe más adelante como ‘toda persona privada de su libertad
personal salvo como resultado de una condena por un delito”. Ver Krnojelac, (Sala de Primera Instan-
cia), 15 de marzo de 2002, párr. 115.

264
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 234: “La detención ilegal de civi-
les, como una forma del crimen de persecución, significa privar ilegalmente de su libertad a un grupo
de civiles discriminados”.
Para la discusión sobre el crimen de encarcelamiento según el artículo 5(e) del Estatuto, ver Sec-
ción (IV)(d)(v), Compendio del TPIY.

(i) Aplicación - detención ilegal


(a) Región del Valle del Río Lasva en Bosnia Central
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 155: “La Sala de Apelaciones considera que
los actos que se imputan en el Acta de Acusación y que comprenden la detención de civiles bosnio-
musulmanes que fueron asesinados, utilizados como escudos humanos, golpeados, sujetos a abuso e
intimidación física o psicológica, trato inhumano, y privados de comida y agua adecuadas [en la Re-
gión del Valle del Río Lasva en Bosnia Central], todas ascienden al nivel de gravedad de otros delitos
enumerados en el artículo 5” (se agrega énfasis).

(b) Bosanski Samac, Noreste de Bosnia y Herzegovina


Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párrs. 684-685: “La Sala de
Primera Instancia encuentra que los bosnio-croatas, bosnio-musulmanes y otros no-serbios detenidos
en las instalaciones de detención mencionadas arriba, a saber, el [Secretariado del Interior], [Defensa
Territorial], escuelas primarias y secundarias, Brcko y Bijeljina [en Bosanski Samac, en el Noreste de
Bosnia y Herzegovina], fueron privados de su libertad arbitrariamente. La prueba ha establecido cla-
ramente que no había base legal en la que pudiera justificarse la privación de su libertad, según el de-
recho nacional o el derecho internacional. El pequeño grupo de miembros de la unidad paramilitar
SDA (PAD)[Partido Acción Democrática], que la Sala de Primera Instancia aceptó pudiera haber sido
arrestado conforme a una sospecha razonable de haber cometido un delito, no estuvo sujeto al debido
proceso penal, que justificara su detención. Otros que fueron detenidos, no lo fueron por sospecha de
haber cometido un delito, y nuevamente, no se les sujetó a un debido proceso legal para justificar su
detención continua”.
“La Sala de Primera Instancia está convencida de que las personas no-serbias fueron arrestada y de-
tenidas debido a su etnicidad no-serbia y sus afiliaciones políticas. La impresionante mayoría de los que
fueron detenidos eran civiles bosnio-croatas y bosnio-musulmanes. La Sala de Primera Instancia encuentra
que el arresto y detención de la población civil no-serbia en Bosanski Samac se llevó a cabo por motivos
discriminatorios, ya que la población bosnio-musulmana y bosnio-croata fue seleccionada específica-
mente, mientras que sus vecinos serbios en general, no fueron lastimados. Adicionalmente, miembros del
SDA y de la [Unión Democrática Croata], partidos políticos bosnio-musulmanes y croatas, fueron arres-
tados y detenidos, mientras que de nuevo, los miembros de los partidos serbios no lo fueron”.

(c) Ahmici, ubicada en el Municipio de Vitez en el Valle del Río Lasva


en Bosnia y Herzegovina Central
Kupreskic, (Sala de Primera Instancia), 14 de enero de 2000, párr. 629: “[L]a Sala de Primera Instancia
encuentra que el ‘asesinato deliberado y sistemático de civiles bosnio-musulmanes’ [en Ahmici] así
como su ‘detención y deportación organizada de Ahmici’ constituyen persecución. Esto es debido a

265
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

que estos actos califican como asesinato, encarcelamiento, y deportación, que son explícitamente men-
cionados en el Estatuto bajo el artículo 5”.

(d) Confinamiento ilegal

Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 63: “El confinamiento
ilegal ha sido considerado por el Tribunal como constitutivo de persecución y como un crimen de lesa
humanidad. La Sala de Primera Instancia en el caso Kordic sostuvo que los elementos del crimen de confi-
namiento ilegal según el artículo 2 del Estatuto, y los elementos del crimen de encarcelamiento según
el artículo 5 del Estatuto son idénticos. La Sala de Primera Instancia en la Sentencia del caso Krnojelac
compartió este punto de vista, pero también consideró que como crimen de lesa humanidad, la definición
de encarcelamiento no se restringe por las disposiciones relativas de infracciones graves de los Conve-
nios de Ginebra”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 65: “[L]a Sala de
Primera Instancia adopta los elementos del crimen de encarcelamiento conforme al artículo 5(e) del
Estatuto, como se señala en la Sentencia de Primera Instancia de Krnojelac y aplica esta prueba para
mostrar el cargo de detención y confinamiento ilegales en la Modificación del Acta de Acusación”.
Ver Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 115: “Para establecer el
crimen de encarcelamiento como un crimen de lesa humanidad según el artículo 5(e) del Estatuto del
Tribunal, la Sala de Primera Instancia consecuentemente concluye que los siguientes elementos deben
establecerse en las circunstancias del presente caso:

1. Una persona es privada de su libertad.


2. La privación de la libertad es impuesta arbitrariamente, es decir, no puede invocarse base le-
gal alguna para justificar la privación de la libertad.
3. El acto u omisión por el que la persona es privada de su libertad física es llevado a cabo por
el acusado o por la persona o personas por las que ésta es penalmente responsable, con la in-
tención de privar a la persona arbitrariamente de su libertad física, o con conocimiento razonable
de que su acto u omisión probablemente causará la privación arbitraria la privación arbitraria
de su libertad física”.

(i) Aplicación - confinamiento ilegal: Municipios de Bosanski Samac y Odzak


Ver Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párrs. 684-685 (conclu-
yendo que los bosnio-croatas, bosnio-musulmanes, y otros no-serbios detenidos en el SUP (Secretaria-
do del Interior), TO (Defensa Territorial), escuelas primarias y secundarias, Brcko, e instalaciones de
detención en Bijeljina [en los Municipios de Bosanski Samac y Odzak] fueron arbitrariamente priva-
dos de su libertad).
Para la discusión sobre el crimen de encarcelamiento conforme al artículo 5(e) del Estatuto, ver
Sección (IV)(d)(v), Compendio del TPIY. Ver también “deportación o traslado ilegal o confinamiento
ilegal de un civil” conforme al artículo 2, Sección (I)(d)(vii), Compendio del TPIY.

266
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(e) Deportación, traslado forzoso y desplazamiento forzoso

(i) Son crímenes de igual gravedad que otros crímenes enumerados en el artículo 5
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 152-153: “La Sala de Apelaciones en el
caso Krnojelac sostuvo que:

Los desplazamientos forzosos, tomados por separado o acumuladamente, pueden constituir un


crimen de persecución de igual gravedad que otros crímenes enumerados en el artículo 5 del Esta-
tuto […].
La Sala de Apelaciones concluye que los desplazamientos dentro de un Estado o a través de la frontera
nacional, por razones no permitidas por el derecho internacional, son crímenes punibles conforme al
derecho internacional consuetudinario, y estos actos, si son cometidos con la intención discriminatoria
requerida, configuran el crimen de persecución conforme al artículo 5(h) del Estatuto”.

“A la luz del anterior análisis de la jurisprudencia, la Sala de Apelaciones considera que en el


momento relevante al Acta de Acusación en este caso, la deportación, traslado forzoso, y desplaza-
miento forzoso constituyeron delitos de igual gravedad que otros crímenes enumerados en el artículo 5
del Estatuto y por lo tanto podían equipararse a persecución como crimen de lesa humanidad”. Ver
también Blaskic, Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 151 (en donde se discute la deporta-
ción y el traslado forzoso conforme a los Convenios de Ginebra).
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 602: “La Sala de Pri-
mera Instancia encuentra que el traslado forzoso, tomado por separado o acumuladamente, y cuando es
cometido sobre bases discriminatorias es de igual gravedad que otros crímenes enumerados en el artículo
5 del Estatuto y por lo tanto puede constituir persecución”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1,025: “La Fiscalía formula
cargos ‘de deportación o traslado de bosnio-musulmanes y bosnio-croatas […] de áreas dentro de los
Municipios de la [Región Autónoma de Krajina] […] a áreas bajo el control del gobierno legítimo de
Bosnia y Herzegovina (Travnik) y Croacia (Karlovac)’ como persecuciones. Estos actos se imputan
por separado como deportación (un crimen de lesa humanidad según el artículo 5(d) del Estatuto) y
como actos inhumanos (traslado forzoso) (un crimen de lesa humanidad según el artículo 5(i) del Esta-
tuto) y como tales son por definición de gravedad suficiente para constituir persecución”.
Ver también Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 121:
“Mientras que el artículo 5(d) del Estatuto prohíbe la ‘deportación’, el traslado forzoso no está explícita-
mente mencionado en el artículo 5(d) y (h) del Estatuto. De allí, que el traslado forzoso sólo pueda constituir
un acto persecutorio si se equipara a una negación ‘lisa y llana con motivos discriminatorios, de un derecho
fundamental, establecido por el derecho internacional consuetudinario o derecho de los tratados, alcanzando el
mismo nivel de gravedad que los demás actos prohibidos en el artículo 5’ del Estatuto”.

(ii) Los desplazamientos son punibles conforme al derecho internacional consuetudinario


Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 223: “[L]a Sala de Apelaciones sos-
tiene en que en el momento en que tuvo lugar el conflicto en la antigua Yugoslavia, los desplazamien-

267
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

tos tanto dentro del Estado como a través de la frontera nacional constituyeron crímenes conforme al
derecho internacional consuetudinario”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 595: “Está bien esta-
blecido que los desplazamientos dentro de un Estado o a través de las fronteras nacionales, por causas
no permitidas por el derecho internacional, son crímenes punibles conforme al derecho internacional
consuetudinario”.

(iii) Definición de deportación, traslado forzoso y desplazamiento forzoso


Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 595: “El crimen de traslado for-
zoso ha sido definido en la jurisprudencia de este Tribunal como el desplazamiento forzoso de personas sin
fundamento permitido por el derecho internacional de áreas en donde están lícitamente presentes. Tradicio-
nalmente, la distinción entre el traslado forzoso y la deportación es que el primero consiste en desplaza-
mientos forzosos de personas dentro de fronteras estatales, mientras que el segundo consiste en el despla-
zamiento forzoso más allá de las fronteras internacionalmente reconocidas del Estado”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 540: “Tradicionalmente, la
distinción entre el actus reus de ‘deportación’ y ‘traslado forzoso’ se identifica con el destino al que
las personas son desplazados. La Sala de Primera Instancia hace notar que la mayoría de las sentencias
de los juicios de este Tribunal que se han referido a esta cuestión, han sostenido que bajo el derecho
internacional consuetudinario, la ‘deportación’ consiste en el desplazamiento forzoso de personas más
allá de las fronteras internacionalmente reconocidas del Estado. En contraste, el ‘traslado forzoso’
puede consistir en el desplazamiento forzoso dentro de fronteras estatales” (énfasis en el original).
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 234: “La deportación o traslado
forzoso de civiles [como una forma del crimen de persecución] significa el ‘desplazamiento forzoso de
las personas a las que concierne mediante deportación u otros actos coercitivos, del áreas en la que se
encuentran lícitamente presentes, sin fundamentos permitidos por el derecho internacional”.
Ver también “traslado a través de las líneas fronterizas de facto que no están internacionalmente reco-
nocidas, tales como frentes constantemente cambiantes”, Sección (IV)(d)(iv)(3), Compendio del TPIY.
Con respecto al criterio de que el error en distinguir persecución mediante deportación y expul-
sión; de expulsión o traslado forzoso, no era un error reversible cuando no había ambigüedad de que el
Acta de Acusación cubría desplazamientos tanto dentro como fuera de las fronteras de Bosnia y
Herzegovina, ver Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párrs. 214-215.
Para la discusión respecto a cuando la deportación y el encarcelamiento deben ser clasificados
como crímenes conforme al artículo 5 (d) y (e) del Estatuto, respectivamente, o como persecución con-
forme al artículo 5(h), ver Krnojelac, (Sala de Apelaciones), Opinión Separada del Juez Schomburg,
17 de septiembre de 2003, párrs. 4, 11.

(iv) El desplazamiento forzoso no se limita al desplazamiento a través de una frontera nacional


Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 218: “La Sala de Apelaciones sos-
tiene que los actos de desplazamiento forzoso relacionados con el crimen de persecución, punible con-
forme al artículo 5(h) del Estatuto, no se limitan a desplazamientos a través de una frontera nacional.
La prohibición contra los desplazamientos forzosos tiene como finalidad la salvaguarda del derecho y
aspiración de las personas a vivir en sus comunidades y hogares sin interferencia externa. El carácter

268
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

forzoso del desplazamiento y el arrancar de sus raíces y por la fuerza a los habitantes de un territorio,
acarrea la responsabilidad penal del perpetrador, no así el destino al que son enviados esos habitantes”.
Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párrs. 221-222: “En diversas ocasio-
nes, las Salas de Primera Instancia del Tribunal han encontrado que el desplazamiento forzoso de la
población dentro de un Estado o a través de sus fronteras constituyó persecución”. “La Sala de Apela-
ciones concluye que los desplazamientos dentro de un Estado o a través de una frontera nacional, por
razones no permitidas conforme al derecho internacional, son crímenes punibles según el derecho in-
ternacional consuetudinario, y estos actos, si son cometidos con la intención discriminatoria requerida,
constituyen el crimen de persecución definido en el artículo 5(h) del Estatuto”.

(v) Fue un error de derecho no examinar si el desplazamiento forzoso constituía un crimen


conforme al derecho internacional consuetudinario al momento de haberse cometido
Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párrs. 223-224: “[L]a Sala de Apelacio-
nes sostiene que en el momento del conflicto en la antigua Yugoslavia, los desplazamientos tanto dentro
de un Estado, como a través de una frontera nacional constituían crímenes conforme al derecho inter-
nacional consuetudinario. Consecuentemente, el principio nullum crimen sine lege ha sido respetado”.
“La Sala de Apelaciones encuentra que, al no determinar si los actos de desplazamiento forzoso que se
alegan, constituyeron persecución, la Sala de Primera Instancia cometió un error de derecho que inva-
lida su decisión”.

(vi) Elementos
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 124: “[L]os siguientes
elementos comunes deben de ser evaluados para determinar que un acto de deportación o traslado for-
zoso ha ocurrido: (i) el carácter ilegal del desplazamiento; (ii) el área donde la persona desplazada líci-
tamente residía y el destino al que la persona fue desplazada; y [(iii)] la intención del perpetrador de
deportar o trasladar forzosamente a la víctima”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 123: “De la juris-
prudencia del Tribunal se desprende con claridad que, los elementos de los crímenes de deportación y
traslado forzoso, son substancialmente semejantes. Como lo hizo notar la Sala de Primera Instancia en
el caso Krstic, ‘todo desplazamiento forzoso es por definición, una experiencia traumática, que involu-
cra el abandonar el propio hogar, perder los propios bienes y ser desplazado bajo coacción a otro lu-
gar’. Consecuentemente, la Sala de Primera Instancia está convencida de que los crímenes de deporta-
ción y traslado forzoso comparten los mismos elementos substanciales, además de que la deportación
requiere que se cruce una frontera nacional”.

(vii) Determinación respecto a si el desplazamiento fue voluntario


Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 596: “El carácter ‘forzoso
del desplazamiento y el arrancar de sus raíces y por la fuerza a los habitantes de un territorio’ es lo que
genera responsabilidad penal. El requisito de ‘forzoso’ describe una situación en la que las personas no
tienen una opción libre o ‘genuina’ de permanecer en el territorio donde estaban presentes. Se ha in-
terpretado que el elemento ‘por la fuerza’ incluye amenazas o el uso de la fuerza, miedo a la violencia
y detención ilegal. Por lo tanto, es esencial que el desplazamiento tenga lugar bajo coerción. Aún en

269
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

caso de que los desplazados puedan haber deseado y de hecho puedan haber solicitado, ser removidos,
ello no necesariamente significa que tuvieran o que ejercieron una opción genuina. Consecuentemente,
el juzgador de hechos debe considerar la situación y la atmósfera prevalecientes, así como todas las
circunstancias relevantes, incluyendo en particular, la vulnerabilidad de las víctimas, al determinar si
las víctimas desplazadas realmente podían elegir permanecer o abandonar el lugar y por lo tanto, si el
desplazamiento resultante fue ilegal”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párrs. 126, 128: “La Sala
de Primera Instancia es de la opinión que al determinar si el desplazamiento de una persona fue volun-
tario o no, debe mirar, más allá de las formalidades, a todas las circunstancias que rodean el desplaza-
miento de la persona, para determinar la intención genuina de esta persona. Por ejemplo, en situacio-
nes en que las personas son reubicadas después de una detención en uno o más lugares, acompañado
con diversas formas de maltrato, una expresión de consentimiento no necesariamente refleja el deseo
genuino de la persona de abandonar el lugar, puesto que ésta puede no tener a su alcance una opción
real. El considerar si la persona habría deseado abandonar el área si no existieran circunstancias de
discriminación o persecución, puede también ser considerado como indicativo del deseo de una persona.
Una falta de opción genuina puede ser inferida de, inter alia, actos amenazantes e intimidatorios, cal-
culados para impedir que la población civil ejerza su libre albedrío, tal como el bombardeo de objetivos
civiles, la quema de bienes civiles y la comisión de o la amenaza de cometer otros delitos ‘calculados
para aterrorizar a la población y hacerla huir del área sin ninguna esperanza de regresar”. “[L]o que
importa es el consentimiento personal o el deseo de una persona, en oposición al consentimiento co-
lectivo como grupo, o a un consentimiento expresado por autoridades oficiales, con relación a una per-
sona individual, o a un grupo de personas” (énfasis en el original).

(viii) Aplicación - imposibilidad de consentimiento genuino


(a) Complejo de Prisión KP Dom en Foca, ubicado en Bosnia y Herzegovina
Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 233: “La Sala de Primera Instancia
encuentra que las condiciones de vida en KP Dom [Complejo de Prisión en Foca] hacía que las perso-
nas detenidas no-serbios estuvieran sujetos a un régimen de prisión coercitiva de tal forma que no es-
taban en posición de ejercer una elección genuina. Esto lleva a la Sala de Apelaciones a concluir que
las 35 personas detenidas se encontraban bajo coacción y que la Sala de Primera Instancia se equivocó
al concluir que habían elegido libremente ser intercambiados”.
Krnojelac, (Sala de Apelaciones), Opinión Separada del Juez Shahabuddeen, 17 de septiembre de
2003, párrs. 9-10: “Las circunstancias de este caso han sido recordadas en [...] la sentencia de la Sala
de Apelaciones. [...] Había muchas celdas vacantes en KP Dom [Complejo de Prisión]; sin embargo
las personas detenidas no-serbios fueron apiladas en celdas, abarrotadas, cada una de las cuales estaba
diseñada para acomodar a un prisionero en confinamiento solitario, pero que ahora sostenía hasta a 18
detenidos, sin la posibilidad de acostarse y con poca higiene. No había ninguna disposición para calen-
tarse aún durante el invierno severo, y las personas detenidas tenían prohibido hacerse de ropa adicio-
nal necesaria. Se les daba alimentación de subsistencia; perdieron peso, entre 20 y 40 kilos por persona
detenida. Generalmente los obligaban a permanecer en sus celdas, a veces los colocaban en aislamien-
to por infracciones pequeñas. Había golpizas frecuentes; los gritos y quejas de las personas que eran
golpeadas podían ser escuchados. Había tortura. Eran visibles los rastros de sangre fresca. Las personas
detenidas sabían que sus colegas eran sacados de ahí para no regresar nunca -que los hacían ‘desaparecer’-.
Había prueba de que algunas de las personas detenidas habían sido asesinadas en las instalaciones; las

270
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

personas detenidas que sobrevivieron lo sabían. La atmósfera era de violencia y miedo; el clima era
opresivo; las personas detenidas eran vulnerables; la situación era inhumana”.
“En tales circunstancias, es difícil apreciar que más puede pedirse a la acusación de demostrar pa-
ra descargar su carga de la prueba de que no había posibilidad de consentimiento genuino para trabajar
o para ser reubicado. El hecho de que algunas personas detenidas estaban impacientes por una oportu-
nidad de salir de KP Dom a trabajar o ser reubicadas ha sido considerado en la sentencia. Eso no de-
muestra que hubiera una posibilidad de consentimiento genuino; por el contrario, sólo es prueba de la
consecuencia de la ausencia de cualquier posibilidad de consentimiento genuino”.

(b) Srebrenica
Ver Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párrs. 617-618 (donde se
discute la falta de capacidad de consentir genuinamente sobre permanecer o abandonar Srebrenica).

(ix) El lugar a donde se desplaza a la víctima debe ser suficientemente distante


Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 130: “[L]a Sala de Pri-
mera Instancia hace notar que entre los bienes jurídicos protegidos por la deportación y traslado forzo-
so están el derecho de la víctima a permanecer en su hogar y comunidad y su derecho a no ser privada
de sus bienes, al ser desplazada a la fuerza a otro lugar. Por consiguiente, la Sala de Primera Instancia
concluye que el lugar al que la víctima ha sido desplazada a la fuerza es suficientemente distante si se
evita que la víctima ejerza efectivamente estos derechos”.

(x) La evacuación es permisible para asegurar la seguridad


de la población por razones militares imperativas
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párrs. 597-598: “[E]l desplaza-
miento forzoso de personas es un crimen cuando no es llevado a cabo por alguna de las causas recono-
cidas por el Derecho Internacional. Tanto el artículo 49(2) del Cuarto Convenio de Ginebra y el artículo
17(1) del Protocolo Adicional II, que se han citado anteriormente, contienen disposiciones que esta-
blecen excepciones, a saber ‘si así lo requieren la seguridad de la población o imperiosas razones mili-
tares’. El término utilizado para describir el desplazamiento en tales circunstancias excepcionales es
‘evacuación’. La evacuación es por definición una medida temporal y provisional y el derecho requie-
re que las personas que sean evacuados sean transferidas de regreso a sus hogares tan pronto como las
hostilidades en el área en cuestión hayan cesado. De aquí, puede concluirse que es ilícito utilizar me-
didas de evacuación como pretexto para remover a la población y ejercer un control sobre un territorio
deseado. Debe recordarse aquí que, en tanto que la evacuación se lleva a cabo en el interés de la po-
blación civil, es por definición una medida extrema para aquellas personas que son desplazadas”.
“Las excepciones respecto a cuándo pueden llevarse a cabo las evacuaciones se sobreponen un
poco. La evacuación para asegurar la seguridad de la población está autorizada cuando el área en la
que la población está ubicada se encuentra en peligro como resultado de ‘operaciones militares’ o
‘bombardeo intenso’. En tales situaciones, en interés de la protección de la población civil, un coman-
do militar puede, y de hecho tiene el deber de, evacuar a la población. Esta situación es similar a aqué-
lla en que pueden llevarse a cabo evacuaciones por ‘razones militares imperiosas’, por ejemplo cuando
la presencia de la población impide operaciones militares. Existe una importante distinción, sin em-

271
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

bargo, en que las evacuaciones en esta última situación solamente pueden llevarse a cabo cuando se
hace necesaria debido a razones militares prevaleciente por ejemplo imperiosas. Al considerar si estas
excepciones justifican los actos probados de desplazamientos forzosos de la población, el juzgador de
hechos debe considerar si había en realidad una amenaza militar u otra amenaza significativa a la segu-
ridad física de la población, y si la operación militar en cuestión era ‘imperativa”.

(xi) La evacuación está permitida por razones humanitarias


Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 600: “A la luz de la situa-
ción fáctica particular en el presente caso, la Sala de Primera Instancia ha considerado si el derecho
también ofrece una excepción a la prohibición general contra los desplazamientos forzosos que pudie-
ra permitir las evacuaciones por razones humanitarias. La Sala de Primera Instancia reitera la obliga-
ción general de todas las partes en conflicto de proteger y respetar a la población civil así como a otras
personas protegidas. La Sala de Primera Instancia ya ha concluido que el artículo 17 del Protocolo
Adicional II es aplicable en este caso. El artículo 17 dispone en parte que ‘[N]o se podrá ordenar el
desplazamiento de la población civil por razones relacionadas con el conflicto’. El Comentario a esta
disposición indica que, por otras razones –tales como el surgimiento o riesgo de surgimiento de epidemias,
desastres naturales o la existencia de una situación de vida amenazante o generalmente insostenible– el des-
plazamiento forzoso de la población civil puede lícitamente llevarse a cabo por las partes en conflicto.
Sin embargo, tal desplazamiento debe cumplir con los requisitos de la evacuación, incluyendo, entre
otros, que sea de carácter temporal”.

(xii) Obligaciones de la parte que evacúa


Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 599: “Si se lleva a cabo una
evacuación, corresponde a la parte que la realiza asegurarse de que, en la medida de lo posible y lo
realizable, la población civil sea provista de alojamiento, higiene, salud, seguridad y nutrición. Con
respecto a conflictos armados internacionales, el Cuarto Convenio de Ginebra dispone que la parte que
evacúa tiene que asegurarse de que, en la medida de lo posible, no se separen unos de otros a los
miembros de una misma familia. En tanto que el artículo 17 del Protocolo Adicional II no contiene la
misma disposición, esta Sala de Primera Instancia no encuentra razón por la que este principio general
no deba ser aplicable también a los conflictos armados de carácter no internacional”.

(xiii) Mens rea


Krnojelac, (Sala de Apelaciones), Opinión Separada del Juez Schomburg, 17 de septiembre de 2003,
párr. 16: “El mens rea en la deportación es la intención de remover a la víctima, lo cual implica la in-
tención de que la víctima no regrese o no pueda regresar”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 601: “Con respecto al mens rea,
el perpetrador debe tener la intención [sic] de remover a las víctimas, lo que implica la intención de que
éstas no regresen. Por definición, por lo tanto, las evacuaciones lícitas, conforme a cualquiera de las tres
excepciones reconocidas, no pueden formar parte de este crimen. El hecho de que no se tome ninguna me-
dida por parte del perpetrador para asegurar el regreso de las personas desplazadas, cuando las circunstan-
cias que hicieron necesaria la evacuación han cesado, se encuentra entre los factores que pueden demostrar
la intención de desplazar permanentemente a las víctimas más que la intención de asegurar a la población a
través de una lícita –y por lo tanto temporal– evacuación”.

272
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párrs. 134, 974: “[L]a
Sala de Primera Instancia acepta que un fallo de desplazamiento forzoso, ya sea como deportación o
como traslado forzoso, requiere un elemento de permanencia con relación a la intención del acusado.
Una consideración importante en este contexto será la finalidad pretendida de la reubicación”. “[L]a
Sala de Primera Instancia encuentra que las reubicaciones de prisioneros no-serbios de un centro de
detención a otro dentro del territorio controlado por Serbia en Bosnia y Herzegovina no constituye un
traslado forzoso salvo que el acusado tuviera la intención de que las víctimas no regresaran”.
Para discusión del mens rea requerido para persecución en general, ver Sección (IV)(d)(viii)(4),
Compendio del TPIY.

(xiv) El regreso voluntario subsecuente no tiene impacto sobre la responsabilidad penal


Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 601: “La Sala de Primera
Instancia concluye que el hecho de que las víctimas regresen posteriormente al área por su propia vo-
luntad no tiene impacto alguno en la responsabilidad penal”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 134: “[L]a Sala de
Primera Instancia concluye que ya sea que las personas desplazadas a la fuerza pudieran regresar a su
anterior lugar de residencia en un momento posterior, no tiene ningún peso en la valoración de la lega-
lidad del desplazamiento original; por lo tanto, la duración del desplazamiento no tiene impacto en su
legalidad. De lo contrario, el perpetrador que tuviera la intención de desplazar permanente a la víctima
injustificablemente se beneficiaría de dicho regreso”.

(xv) Aplicación - deportación, traslado forzoso y desplazamiento forzoso


(a) Del municipio de Foca
Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párrs. 236-238: “La Sala de Primera Ins-
tancia llegó a la siguiente conclusión:

La expulsión, intercambio o deportación de no-serbios, ambos detenidos en el KP Dom [Comple-


jo de Prisión en Foca] y aquellas personas que no habían sido detenidas, fue la etapa final del ata-
que serbio a la población civil no-serbia en el Municipio de Foca. Inicialmente existió una orden
militar que evitaba que los ciudadanos abandonaran Foca. Sin embargo, la mayoría de la pobla-
ción civil no-serbia eventualmente fue forzada a abandonar Foca. El 19 de mayo de 1992, se or-
ganizaron camiones para sacar a los civiles del pueblo, y alrededor del 13 de agosto de 1992 los
musulmanes que permanecieron en Foca, la mayoría mujeres y niños, fueron llevados a Rozaje,
Montenegro. El 23 de octubre de 1992, un grupo de mujeres y niños del Municipio, habiendo sido
detenidos durante un mes en el Gimnasio de Partizan, fueron deportados en camión a Gorazde.
[…] A finales de 1994, los últimos musulmanes que quedaban en KP Dom fueron intercambia-
dos, marcando el final del ataque a dichos civiles y el logro de una región serbia étnicamente lim-
pia de musulmanes. Para finales de la guerra en 1995, Foca se había convertido en un pueblo casi
puramente serbio”.

273
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

“En vista de estas conclusiones, así como del carácter discriminatorio de la detención ilegal y la
imposición de condiciones de vida descritas arriba para las personas detenidas no-serbios del KP Dom
[Complejo de Prisión], la Sala de Apelaciones considera que no fue razonable que la Sala de Primera
Instancia concluyera que no existía prueba de que las 35 personas detenidas habían sido transferidos a
Montenegro sobre los fundamentos discriminatorios requeridos”.
“La Sala de Apelaciones sostiene que el razonamiento con respecto al desplazamiento forzoso de
las 35 personas detenidas no-serbios a Montenegro es aplicable mutatis mutandis a otros desplaza-
mientos reconocidos por la Sala de Primera Instancia. Lo miso se aplica a la intención discriminatoria
de Krnojelac”. Ver también Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 233
(discusión sobre la ausencia de consentimiento genuino con respecto a los intercambios).

(b) De Srebrenica
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párrs. 616-618: “Está establecido
que la población bosnio-musulmana fue desplazada a la fuerza del enclave de Srebrenica a través de
Potocari, incluyendo a las mujeres, niños y ancianos que fueron transportados a Kladanj, y a los hom-
bres bosnio-musulmanes que fueron llevados en autobús fuera de Potocari a instalaciones temporales
de detención en Bratunac”.
“La prueba establece que los refugiados bosnio-musulmanes en Potocari no tenían una opción ge-
nuina respecto a permanecer o abandonar el enclave de Srebrenica. Esta falta de opción genuina fue el
resultado de las acciones y la conducta de los funcionarios y soldados del [Ejército de la República de
Srpska] hacia los refugiados. En particular, la Sala de Primera Instancia observa el siguiente testimo-
nio como prueba:

- el amplio conocimiento entre los refugiados bosnio-musulmanes de crímenes graves cometi-


dos por miembros de las fuerzas bosnio-serbias en Potocari,
- el proceso organizado, inhumano y frecuentemente agresivo de separar y remover a los
miembros hombres de la población,
- la prueba respecto a las condiciones en Potocari durante las noches del 11 y en particular
del 12 de julio,
- que muchos soldados del estuvieron maldiciendo a los refugiados bosnio-musulmanes di-
ciendo que serían asesinados, y
- el ataque demostrativo por el Ejército de la República de Srpska en Potocari en la mañana
del 12 julio”.

“Todos estos actos llevados a cabo por miembros de las fuerzas bosnio-serbias sirvieron para
mostrar a los refugiados bosnio-musulmanes que no tenían una verdadera opción de permanecer en el
enclave. El transporte de refugiados bosnio-musulmanes fuera del enclave fue consecuentemente de
carácter forzoso. Aunque la prueba documental indica que el [Ejército de la República de Srpska] uti-
lizó el término ‘evacuación’ para describir el traslado forzoso, la Sala de Primera Instancia no puede
encontrar que ninguna de las excepciones a la prohibición general de desplazamientos de población
forzosos se aplique a los actos del [Ejército de la República de Srpska]. Inclusive, es clara la prueba

274
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

relativa a que los perpetradores no pretendían que los desplazados pudieran regresar una vez que la
situación se hubiera normalizado en el área. La Sala de Primera Instancia por lo tanto concluye que los
elementos del crimen de traslado forzoso, como elemento del crimen de persecución, se han cumplido
y que crimen si se cometió”.
Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párrs. 40-42: “En la tarde
del 11 de julio de 1995, Ratko Mladic y otros funcionarios VRS [Ejército de la República Serbia de
Bosnia y Herzegovina/República de Srpska] sostuvieron dos reuniones en el Hotel Fontana con miem-
bros del Batallón Holandés y, en el caso de la segunda reunión, un representante de los refugiados
bosnio-musulmanes que había huido de Srebrenica. Momir Nikolic estuvo presente en el Hotel Fonta-
na durante ambas reuniones. Durante la segunda reunión, Mladic le dijo al representante musulmán
que su gente podría ‘sobrevivir o desaparecer’. Una tercera reunión se llevó a cabo en el Hotel Fontana
el 12 de julio de 1995 a la que acudieron miembros del VRS, representantes de los bosnio-serbios,
funcionarios del Batallón Holandés y representantes de los refugiados bosnio-musulmanes, en la que
Ratko Mladic ‘explicó que él supervisaría la “evacuación” de refugiados de Potocari y que deseaba ver
a todos los hombres bosnio-musulmanes en edad militar de manera que pudieran ser examinados como
posibles criminales de guerra’. Fue durante estas reuniones que ‘el plan para transportar a la población
de refugiados civiles de Potocari se desarrolló”.
“Los camiones comenzaron a llegar el 12 de julio de 1995 en Potocari; Momir Nikolic estuvo pre-
sente en ese momento. El proceso de traslado forzoso de mujeres y niños bosnio-musulmanes se ini-
ció. Sin embargo, a los hombres bosnio-musulmanes no se les permitió abordar los camiones; fueron
separados y transportados a sitios de detención en Bratunac”.
“En esta Declaración de Hechos Momir Nikolic declara que ‘[d]urante el ataque y la toma del en-
clave de Srebrenica por las fuerzas del VRS en julio de 1995, era la intención de las fuerzas del VRS
lograr la remoción forzosa de la totalidad de la población musulmana de Srebrenica a territorio contro-
lado por musulmanes’. La declaración continúa: ‘El 11 de julio de 1995, las fuerzas del VRS captura-
ron y ocuparon el pueblo de Srebrenica haciendo que la población musulmana se moviera a la base
Holandesa de las NNUU en Potocari”.

(c) De Banja Luka, Prijedor, Sanski Most y Bosanski Novi en la Región Autónoma de Krajina
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 1,027-1,028: “Con base en la
prueba aducida por las partes, la Sala de Primera Instancia estableció anteriormente que numerosos
actos de deportación y de traslado forzoso tuvieron lugar en el periodo relevante del Acta de Acusa-
ción, notablemente en los Municipios de Banja Luka, Prijedor, Sanski Most y Bosanski Novi. Las per-
sonas desplazadas como resultados de estos actos fueron casi exclusivamente bosnio-musulmanes y
bosnio-croatas. Esta política fue implementada mediante la fuerza armada, la deportación, intimida-
ción, la imposición de condiciones de vida intolerables y el establecimiento de condiciones de partida
punitivas, todos los cuales estuvieron dirigidos específicamente a las comunidades bosnio-musulmanas
y bosnio-croatas. La Sala de Primera Instancia por lo tanto encuentra que estos actos de deportación y
traslado forzoso fueron discriminatorios de hecho”.
“Con respecto al mens rea requerido la Sala de Primera Instancia encuentra que las circunstancias
que rodearon la comisión de los actos de deportación y traslado forzoso son indicativo de que fueron
llevados a cabo por los perpetradores con la intención de discriminar. Los desplazamientos que ocu-
rrieron fueron el resultado de una política sistemática de parte de las autoridades bosnio-serbias para
limpiar a los Municipios [en la Región Autónoma de Krajina] de no-serbios”.

275
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

(d) De la Región Autónoma de Krajina Serbia


El Fiscal vs. Babic, Caso No. IT-03-72-S (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párrs. 14-
16: “En el periodo de la Acusación, desde alrededor del 1 de agosto de 1991 al 15 febrero de 1992, las
fuerzas serbias compuestas de unidades del JNA [Ejército Popular Yugoslavo], unidades locales serbias
DT [Defensa Territorial], unidades DT de Serbia y Montenegro, y unidades locales de policía del
MUP [Ministerio Serbio de Asuntos Internos], unidades de policía del MUP de Serbia, y unidades pa-
ramilitares atacaron y tomaron el control de pueblos, villas, y asentamientos en el [Distrito Autónomo
Serbio de] Krajina”.
“Después de la toma, en cooperación con las autoridades locales serbias, las fuerzas serbias establecie-
ron un régimen de persecución diseñado para arrojar a los croatas y a otras población civiles no-serbias
de esos territorios. El régimen, que se basaba en fundamentos políticos, raciales, o religiosos, incluía el
exterminio o asesinado de cientos de croatas y otros civiles no-serbios en Dubica, Cerovljanji, Bacin,
Saborsko, Poljanak, Lipovaca, y en los pueblos vecinos de Skabrnja, Nadin, y Bruska en Croacia; el
encarcelamiento y confinamiento de rutina y prolongado de varios cientos de croatas y otros civiles
no-serbios en condiciones de vida inhumanas en el viejo hospital, y las barracas del JNA en Knin, que
fueron empleados como instalaciones de detención; la deportación o traslado forzoso de miles de croa-
tas y de otros civiles no-serbios del [Distrito Autónomo Serbio de] Krajina; y la destrucción deliberada
de hogares y demás bienes públicos y privados, instituciones culturales, monumentos históricos, y si-
tios sagrados de los croatas y otras poblaciones no-serbias en Dubica, Cerovljani, Bacin, Saborsko,
Poljanak, Lipovaca, y en los pueblos vecinos de Vaganac, Skabrnja, Nadin, y Bruska”.
“Se pretendía que estos actos removieran de manera permanente y forzosa a la mayoría de los
croatas y otras poblaciones no-serbias de aproximadamente un tercio de Croacia con objeto de trans-
formar ese territorio en un Estado dominado por Serbia. Los actos comenzaron alrededor del 1 de
agosto de 1991 y continuaron hasta junio de 1992 por lo menos, es decir, hasta después del Periodo de la
Acusación, que sólo corre hasta el 15 de febrero de 1992”. Con respecto a la participación de Babic en
la campaña de persecución y su mens rea, como parte de la evaluación de su declaración de culpabili-
dad, ver Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párrs. 24-28.
Para la discusión sobre deportación según el artículo 5(d), ver Sección (IV)(d)(iv), Compendio del
TPIY. Para la discusión sobre traslado forzoso como “otro acto inhumano” según el artículo 5(i), ver
Sección (IV)(d)(ix)(6)(a), Compendio del TPIY. Para la discusión sobre “deportación ilegal o traslado
o confinamiento ilegal de un civil” según el artículo 2, ver (I)(d)(vii), Estatuto TPIY.

(f) Acoso, humillación, degradación y abuso psicológico


Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 323: “El acoso, la humillación y el
abuso psicológico no se encuentran enumerados como tales en el artículo 5 del Estatuto, ni constituyen
crímenes específicos conforme a otros artículos del Estatuto. La Sala de Apelaciones hace notar, sin
embargo, que el artículo 3 Común (1)(c) de los Convenios de Ginebra prohíbe ‘atentados contra la
dignidad personal, especialmente los tratos humillantes y degradantes’. El crimen específico de atenta-
dos contra la dignidad personal aparece también en el artículo 75(2)(b) del Protocolo Adicional I. La
Sala de Apelaciones considera también que los actos de acoso y abuso psicológico, dependiendo de las
circunstancias, pueden claramente ser equiparados a las violaciones la ‘integridad mental de las perso-
nas’ que se encuentra prohibido por el artículo 75(2)(a) del Protocolo Adicional I. La Sala de Apela-
ciones recuerda incidentalmente que los actos relacionados con persecución según el artículo 5(h) del
Estatuto no necesitan ser considerados como un crimen en derecho internacional”.

276
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1,014: “El trato humillante y
degradante se encuentra prohibido según el artículo 3 común a los Convenios de Ginebra, aunque di-
chos actos no están explícitamente enumerados en el artículo 5 o en ningún otro lugar del Estatuto.
Para elevarlos al nivel de crímenes de lesa humanidad, deben primero pasar la prueba de gravedad que
exigen los criterios de persecución”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 95: “La Sala de
Primera Instancia [en el caso Kvocka] continuó examinando el acoso, humillación y el abuso psicoló-
gico declarando que ‘estos actos no están explícitamente enumerados en el artículo 5 ni aparecen como
crímenes específicos según otros artículos del Estatuto’, y concluyó que:

Las condiciones horrendas de detención y el trato desmoralizante de los detenidos en el campo de


Omarska fueron suficientemente degradantes y traumatizantes como para constituir per se una
atrocidad contra la dignidad personal, que califica como una persecución, ya que fue claramente
cometido sobre bases discriminatorias.
Adicionalmente al acoso, a la humillación y al abuso psicológico sufrido por las personas deteni-
das como parte de su vida diaria, también fue infringido en ellas abuso psicológico a través de te-
ner que observar y escuchar los interrogatorios tortuosos y la brutalidad perpetrada al azar sobre sus
compañeros detenidos. La Sala de Primera Instancia está convencida de que el acoso, la humillación,
y el abuso psicológico caen dentro del actus reus del crimen de persecución”.

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 759-760: “Al examinar los alegatos
de ‘acoso, humillación y abuso psicológico’ y describir las condiciones de detención prevalecientes en
un campo, la Sala de Primera Instancia en el caso Kvocka et. al. encontró que ‘el trato humillante que
forma parte de un ataque discriminatorio contra una población civil puede, en combinación con otros
delitos o por sí mismo en casos extremos, de manera semejante constituir persecución”. “Esta Sala de
Primera Instancia sostiene que los actos que se alegan de humillación y/o degradación constante pue-
den equivaler a persecuciones”.
Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 190: “Para configurar
persecución, el acoso, la humillación y el abuso psicológico deben ocupar el mismo nivel de gravedad
que otros crímenes enumerados o reconocidos como crímenes de lesa humanidad, o junto con otros
crímenes reconocidos por el artículo 5, deben de constituir parte de un curso de conducta que cumple
con el criterio de persecución”. “[E]l trato humillante que forma parte de un ataque discriminatorio
contra una población civil, puede, en combinación con otros delitos o, por sí sólo en casos extremos,
constituir de manera similar persecución”.

(i) Aplicación - acoso, humillación, degradación y abuso psicológico


(a) El campo de Omarska
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 324-325: “Contrario a la reclama-
ción de Kvocka, la Sala de Primera Instancia se esmeró en demostrar en qué aspecto los actos de acoso,
humillación y abuso psicológico cometidos en el campo de [Omarska] alcanzaron el nivel de gravedad
de los crímenes de lesa humanidad explícitamente enumerados en el Estatuto. La Sala de Primera Ins-
tancia argumentó lo siguiente:

277
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

[…] Las condiciones de detención prevalecientes en el campo - sobrepoblación flagrante en pe-


queñas habitaciones sin ventilación que requerían que las personas detenidas suplicaran por agua
y los obligaban a liberar sus necesidades corporales en su ropa –eran en sí mismas una forma de
abuso y tenían como objetivo acosar, humillar e infligir daño mental a las personas detenidas-.
Las constantes golpizas, la desmoralización y las amenazas a las personas detenidas, incluyendo las
exigencias coactivas de dinero de las personas detenidas por los guardias, y el alojamiento de las per-
sonas detenidas en instalaciones aglomeradas e infectadas de piojos, fueron calculados por los
participantes en la operación para infringir daño a las personas detenidas. Así como la violación y
la desnudez forzada son reconocidos como crímenes de lesa humanidad o genocidio si forman
parte de un ataque dirigido contra un población civil o si son empleados como un instrumento de
genocidio, el trato humillante que forma parte de un ataque discriminatorio contra una población
civil puede, en combinación con otros crímenes o, en casos extremos por sí sólo, constituir de
manera similar, persecución.
La Sala de Primera Instancia está también convencida de que las condiciones horrendas de deten-
ción y el trato desmoralizante a los detenidos en el campo de Omarska fueron suficientemente de-
gradantes y traumatizantes para constituir per se una atrocidad contra la dignidad personal, que
califica como persecución ya que fue claramente cometido sobre bases discriminatorias”.

“La Sala de Apelaciones no tiene duda de que, en el contexto en el que fueron cometidos [sic] y
tomando en consideración su efecto acumulado, los actos de acoso, humillación y abuso psicológico
confirmados por la Sala de Primera Instancia son actos que por su gravedad constituyen elementos
materiales para tipificar el crimen de persecución. La Sala de Apelaciones encuentra que la conclusión
alcanzada por la Sala de Primera Instancia es razonable”.

(b) Campos e instalaciones de detención en la Región Autónoma de Krajina


Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 1,015-1,020: “No hay incidentes
específicos expresamente imputados como humillación constante y degradación de bosnio-
musulmanes y bosnio-croatas en el Acta de Acusación. La Sala de Primera Instancia ya ha establecido
las horribles condiciones en las que los bosnio-musulmanes y bosnio-croatas fueron forzados a vivir en
campos y otras instalaciones de detención [en la Región Autónoma de Krajina], que fueron por sí mismas
humillantes y degradantes. Como parte del ataque a la dignidad humana, los bosnio-musulmanes y
bosnio-croatas a menudo eran llamados por nombres peyorativos mientras se les obligada a cantar
canciones ‘Cetnik’, hacer el saludo de tres dedos serbio y mostrar devoción por los símbolos naciona-
les serbios. Ese trato fue humillante y degradante para todos los no-serbios. Las golpizas dentro y fuera
de los campos eran permanentes y despiadadas”.
“Hay muchos ejemplos más de los incidentes en que la dignidad humana de los bosnio-
musulmanes y bosnio-croatas fue tratada con evidente desprecio. Las condiciones en las que las perso-
nas fueron transportadas de y hacia campos se parecen al transporte de ganado. En los campos y otros
lugares de detención, era común que las personas detenidas no tuvieran opción más que desahogar sus
necesidades corporales en la habitación en la que estaban detenidas”.
“Durante los interrogatorios, se obligaba a las personas detenidas a adoptar posturas incómodas
mientras eran amenazados a punta de pistola. En una ocasión, se forzó a un bosnio-musulmán a beber
whisky. A un bosnio-croata se le hizo comer un pedazo de papel en el que había escrito una declara-
ción porque había utilizado escritura latina y no Cyrillic”.

278
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

“Como parte del maltrato por parte de los guardias del campo, los bosnio-musulmanes y los bos-
nio-croatas también fueron forzados a golpear y a realizar actos sexuales unos con otros. Se anunció
que sus madres y hermanas serían violadas frente a ellos. Los bosnio-musulmanes y bosnio-croatas
fueron obligados a mirar mientras otros miembros de su grupo eran asesinados, violados y golpeados. A
las personas detenidas se les proporcionaba comida totalmente inadecuada durante largos periodos. En
una ocasión, cuando se lanzó algo de pan en la habitación, las personas detenidas empezaron a pelearse
por él como animales. La gente lamía las paredes para obtener agua producto de la condensación. Al-
gunas de las personas determinadas empezaron a alucinar o se volvieron mentalmente desequilibrados
como resultados de esas condiciones”.
“Como un gesto de humillación final, los cuerpos de los bosnio-musulmanes y bosnio-croatas
asesinados eran a menudo tratados sin respeto e incluso mutilados, enterrados en tumbas masivas y a
veces vueltos a enterrar para encubrir los crímenes cometidos. Algunas de estas tumbas no han sido
descubiertas aún. No puede haber duda de que estos actos fueron discriminatorios de hecho. La Sala de
Primera Instancia también encuentra que dada la situación, estos actos alcanzan el nivel de gravedad
de crímenes de lesa humanidad”.
“Con respecto al mens rea requerido, tomando en consideración las circunstancias que rodearon la
comisión de estos actos de humillación y degradación, la Sala de Primera Instancia no tiene duda al-
guna de que los perpetradores directos poseían la intención discriminatoria requerida basada en fun-
damentos raciales, religiosos o políticos”.14

(c) Los Campos de Omarska, Keraterm y Trnopolje


Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 807-808: “La Sala de Primera Instancia
está convencida más allá de duda razonable de que miles de no-serbios detenidos en los Campos de
Omarska, Keraterm y Trnopolje constantemente fueron objeto de actos de humillación y degradación.
Además de las terribles condiciones en las que las personas detenidas eran forzadas a vivir en los cam-
pos, que en sí mismos eran humillantes y degradantes, diversos testigos musulmanes y croatas testifi-
caron que durante su detención, en diferentes ocasiones, fueron forzados a mostrar los signos serbios
(tres dedos) y a cantar canciones ‘Chetnik’. Estas canciones eran abusivas y humillantes para no-
serbios. Adicionalmente, eran maldecidos, insultados y llamados ‘ustasa’, ‘balija’ o ‘boinas verdes’.
Un testigo testificó que los prisioneros en el Edificio del SUP en Prijedor [Secretariado del Interior]
eran regularmente amenazados e insultados”. “La Sala de Primera Instancia está convencida de que
estos actos fueron cometidos por los perpetradores directos, con la intención de infringir tratos humi-
llantes y degradantes a las víctimas. La Sala de Primera Instancia está también convencida de que es-
tos actos equivalen a crímenes de lesa humanidad [como una forma de persecución]”.

(g) Asesinato
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 106: “Con respecto a los car-
gos de homicidio intencional, asesinato, lesiones graves y trato inhumano, la Sala de Apelaciones con-
sidera que el inherente derecho a la vida y a estar libre de tratos crueles o degradantes, es reconocido
en el derecho internacional consuetudinario y se refleja en los artículos 6 y 7 del PIDCP [Pacto Internacio-

14
Para una discusión del mens rea requerido para la persecución en general, ver Sección (IV)(d)(viii)(4), Compendio
TPIY.

279
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

nal de Derechos Civiles y Políticos], y los artículos 2 y 3 de la CEDH [Convenio Europeo para la Pro-
tección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales]. Es claro en la jurisprudencia
del Tribunal Internacional que los actos de homicidio intencional, asesinato y lesiones físicas y menta-
les graves son de suficiente gravedad al compararlos con otros crímenes enumerados en el artículo 5
del Estatuto y por lo tanto pueden constituir persecuciones. Como concluyó inter alia la Sala de Pri-
mera Instancia en el caso Kupreskic et al., el crimen de persecución se ha desarrollado en el derecho
internacional consuetudinario para comprender actos que incluyen ‘asesinato, exterminio, tortura, y
otros actos graves sobre las personas tales como aquéllos que actualmente se enumeran en el artículo
5”. Ver también Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 143 (igual).
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 143: “Con respecto a los cargos por ase-
sinato y por causar lesiones graves, la Sala de Primera Instancia manifestó que ‘no hay duda de que el
causar lesiones físicas y mentales graves […] se puede equiparar a persecución cuando […] ellos se-
leccionan como blanco a miembros de un grupo por pertenecer a una comunidad específica”
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 585: “El asesinato se
establece como un crimen de lesa humanidad conforme al artículo 5(a) del Estatuto y, como tal, puede,
por lo tanto, equipararse a persecución”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 999: “Debido a que los ele-
mentos del homicidio intencional son idénticos a los requeridos en el asesinato según el artículo 5 del
Estatuto, aquellos son de suficiente gravedad para constituir persecución”.
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 119: “Aunque el término
‘homicidio’ como tal no está mencionado en la lista de crímenes punibles según el artículo 5 del Esta-
tuto, se utiliza de manera intercambiable con el término ‘asesinato’, que es un crimen punible confor-
me al artículo 5 (a) del Estatuto”.
Kupreskic et al, (Sala de Primera Instancia), 14 de enero de 2000, párr. 615: “En su interpretación
de la persecución, los tribunales han incluido actos tales como asesinato, exterminio, tortura, y otros
actos graves contra la persona tales como los enumerados actualmente en el artículo 5”.

(i) Aplicación - asesinato


(a) Srebrenica
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 604: “[L]a Sala de Primera
Instancia encuentra que durante los días que siguieron a la caída de Srebrenica miles de hombres
bosnio-musulmanes fueron asesinados. La Sala de Primera Instancia encuentra, además, que entre los
asesinados se encontraban también ancianos y niños. Recuerda también el apuñalamiento a muerte de
un bebé por soldados del [Ejército de la República de Srpska] cuando se les dijo que era un niño. La Sala
de Primera Instancia también encuentra que los bebés fueron asesinados intencionalmente al no satis-
facer sus necesidades esenciales. La Sala de Primera Instancia encuentra además que fueron asesinadas
mujeres y recuerda la prueba respecto a los cadáveres de mujeres muertas que fueron encontrados en
un arroyo cerca de las instalaciones de las NNUU en Potocari”. Ver también Blagojevic y Jokic, (Sala
de Primera Instancia), 17 de enero de, 2005, párr. 620 (concluyendo que el asesinato, inter alia, equi-
valía al crimen de persecución).
Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 30: Cuando el acusado se
declaró culpable de persecución como crimen de lesa humanidad, la Sala de Primera Instancia recono-
ció: “Dentro de una semana aproximadamente, a mediados de julio de 1995, aproximadamente 6, 000

280
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

hombres bosnios que habían escapado ‘la columna’ de Srebrenica fueron capturados, detenidos y eje-
cutados en varias localidades en los Municipios de Bratunac y Zvronik. A lo largo de la ruta entre Bratunac
y Zvornik, los nombres utilizados previamente para señalizar los asentamientos y comunidades o luga-
res de aprendizaje, cultura y trabajo o por características geográficas son ahora utilizados para identifi-
car sitios de ejecuciones en más: Río Jadar, Valle Cerska, Escuela Petkovci, Centro Cultural Pilica, y
las villas de Tisca y Orahovac. En un lugar, en la Granja Militar de Branjevo, aproximadamente 1,200
hombres bosnio-musulmanes que habían sido capturados de la columna, fueron ejecutados por fuego
de arma automática. Más de 1,000 prisioneros fueron ejecutados en el almacén de Kravica 13 de julio de
1995...”.

(b) Región Autónoma de Krajina


Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 1,000-1,001: “Antes en esta
Sentencia, la Sala de Primera Instancia definió los requisitos legales para configurar el crimen de ase-
sinato y estableció que al menos 1,669 bosnio-musulmanes y bosnio-croatas fueron asesinados en la
[Región Autónoma de Krajina] en el periodo relevante del Acta de Acusación. La Sala de Primera Ins-
tancia encuentra que estos asesinatos fueron discriminatorios de hecho”.
“Con respecto al mens rea requerido, la Sala de Primera Instancia observa que el uso de nombres
peyorativos tales como ‘Balijas’ para los musulmanes, ‘Ustasas’ para los croatas y otros abusos verba-
les a menudo acompañaban a los asesinatos. Los perpetradores directos bosnio-serbios frecuentemente
celebraban sus hazañas cantando canciones ‘Cetnik’. En una ocasión, bosnio-musulmanes fueron pri-
vados de sus vidas porque se creía que eran miembros de o que apoyaban al SDA [Partido Acción
Democrática]. Antes de matarlos, los bosnio-musulmanes y los bosnio-croatas eran golpeados con
símbolos religiosos o nacionales serbios o forzados a besarlos y se les obligaba a cantar canciones serbias.
En contraste, si algún detenido alegaba tener una madre serbia se liberaba de la ejecución. La Sala de
Primera Instancia concluye que las circunstancias que rodearon los asesinatos de bosnio-musulmanes y
bosnio-croatas apoyan las conclusiones de intención discriminatoria sobre bases raciales, religiosas o
políticas por parte de los perpetradores directos”.15

(c) Municipio de Prijedor


Para conclusiones de que las muertes de la población no-serbia en el Municipio de Prijedor constituye
asesinato relacionado con el cargo de persecución, ver Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio
de 2003, párrs. 775-779.

(h) Tortura
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 106: “Cuando concluyó la Sala
de Primera Instancia en inter alia el caso Kupreskic et al., que el crimen de persecuciones se ha
desarrollado en el derecho internacional consuetudinario para comprender actos que incluyen ‘asesinato,
exterminio, tortura, y otros actos graves contra las personas tales como los que actualmente se encuen-
tran enumerados en el artículo 5”.

15
Para una discusión sobre mens rea requerido para persecución en general, ver Sección (IV)(d)(viii)(4), Compendio
TPIY.

281
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1,002: “La tortura [...] [con-
forme al] artículo 5(f) del Estatuto [...] es de suficiente gravedad como para constituir persecución”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 79: “La tortura se
encuentra contenida en el artículo 5(f) del Estatuto, y como tal, es de suficiente gravedad para consti-
tuir un crimen relacionado con persecución”.
Kupreskic et al, (Sala de Primera Instancia), 14 de enero de 2000, párr. 600: “Es claro que los tri-
bunales entendieron que la persecución incluía ataques graves a las personas tales como asesinato,
exterminio y tortura; actos que potencialmente constituyen crímenes de lesa humanidad bajo otros sub-
títulos del artículo 5”.

(i) Aplicación - tortura


(a) Campos y lugares de detención en la Región Autónoma de Krajina
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 1,003-1,004: “La Sala de Prime-
ra Instancia ha [...] encontrado que en muchas instancias, los bosnio-musulmanes y los bosnio-croatas
fueron objeto de maltrato grave y abusos equiparables a la tortura. La Sala de Primera Instancia en-
cuentra que estos actos de tortura fueron discriminatorios de hecho”.
“Con respecto al mens rea requerido, la Sala de Primera Instancia recuerda que en campos y luga-
res de detención, los bosnio-musulmanes y los bosnio-croatas eran comúnmente golpeados gravemente
por los guardias bosnio-serbios, así como por los bosnio-serbios admitidos del exterior a los lugares de
detención. Antes y durante estos actos, las personas detenidas eran frecuentemente maldecidas, insul-
tados, y llamados por nombres despectivos referidos a su etnicidad. Cuando los bosnio-musulmanes se
rehusaron a besar la bandera serbia o las cuatro eses serbias, eran apuñaladas o golpeadas hasta quedar
inconscientes. En muchas instancias, dolor o sufrimiento grave a los bosnio-musulmanes porque su-
puestamente apoyaban a un Estado bosnio independiente o al SDA [Partido Acción Democrática]. Las
canciones serbias eran entonadas muy frecuentemente durante este maltrato y en ocasiones las vícti-
mas mismas eran forzadas a cantarlas. La Sala de Primera Instancia concluye que las circunstancias
que rodearon la comisión de actos de tortura no dejan duda de que éstos se llevaron a cabo con la in-
tención de discriminar contra víctimas sobre bases raciales, religiosas o políticas”.16

(b) Lugares de detención en Bosanski Samac, Crkvina, Brcko, Bijeljina


Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 772: “La Sala de Prime-
ra Instancia está convencida adicionalmente de que otros actos horrendos, sobre los que testificaron los
testigos incluyendo ataques sexuales, extracción de dientes y la amenaza de ejecución, constituyen
tortura. Estos actos causaron dolor y sufrimiento físico y mental graves y ocurrieron para discriminar
sobre bases étnicas contra las víctimas”.

16
Para una discusión del mens rea requerido para persecución en general, ver Sección (IV)(d)(viii)(4), Compendio
TPIY.

282
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(c) Los Campos de Omarska, Keraterm y Trnopolje, y demás lugares


Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 780-785: “La Sala de Primera Instancia
ya ha concluido que muchas de las personas detenidas en los campos de Omarska, Keraterm y Trnopolje
fueron objeto de maltratos graves y abusos equiparables a tortura. Las personas detenidas eran golpea-
das gravemente, a menudo con armas tales como cables, botones y cadenas. En Omarska y Keraterm,
esto ocurría diariamente. Como resultado de estas golpizas brutales las personas detenidas quedaban
lesionadas gravemente. La Sala de Primera Instancia está convencida de que las golpizas graves tam-
bién fueron cometidas en el Centro Comunitario de Miska Glava, en el estadio de fútbol de Ljubija, el
edificio del SUP [Secretariado del Interior], y campos externos”.
“Estos ejemplos de maltrato grave llevan a la Sala de Primera Instancia a las siguientes conclu-
siones. Primera, todo el maltrato fue de un carácter tan severo que se equiparó a la inflexión de dolor o
sufrimiento grave. Segunda, los ejemplos proporcionados demuestran que los perpetradores directos
tenían la intención de infringir este dolor y sufrimiento por uno de los motivos señalados en la defini-
ción de tortura. Algunos ejemplos demuestran que el perpetrador directo pretendía obtener información
de la víctima. Otros ejemplos indican que el perpetrador directo infringía el dolor o sufrimiento con ins-
tinto discriminatorio hacia la víctima”.
Ver también tortura conforme al artículo 5(f) del Estatuto, como un crimen de lesa humanidad (es
decir, no como un crimen conexo de persecución), Sección (IV)(d)(vi), Compendio del TPIY.

(i) Trato cruel e inhumano

(i) Definición
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 586: “El trato cruel e in-
humano se define como un acto u omisión intencional, que causa daño mental, sufrimiento o lesión
física graves, o que constituye un ataque grave a la dignidad humana”.

(ii) Elementos
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 74: “Al evaluar el con-
tenido del trato cruel e inhumano [como una forma de persecución], la Sala de Primera Instancia en-
cuentra que le asiste la jurisprudencia del Tribunal con respecto a otros actos inhumanos contemplados
por el Artículo 5 (i) del Estatuto, trato inhumano conforme al artículo 2 (b) del Estatuto, y trato cruel
conforme al artículo 3 del Estatuto. Los elementos de estos delitos son los mismos, a saber:

(a) un acto u omisión intencional de gravedad similar a otros actos enumerados en el artículo
que concierne;
(b) el acto u omisión que causó sufrimiento físico o mental grave o una lesión grave o que cons-
tituyó un ataque grave a la dignidad humana; y
(c) el acto u omisión que se llevó a cabo deliberadamente por parte del acusado o una persona o
personas por cuyos actos u omisiones ésta es responsable penalmente”.

283
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

(iii) Derecho internacional consuetudinario


Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 587: “La Sala de Apelacio-
nes ha encontrado que, inter alia, el derecho a estar libre de trato cruel, inhumano o degradante es re-
conocido en el derecho internacional consuetudinario y se encuentra consagrado en instrumentos de
derechos humanos internacionales”.

(iv) Los actos de producir lesiones graves a la integridad física y mental son de gravedad
suficiente comparados con los otros crímenes enumerados en el artículo 5
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 587: “La Sala de Apelacio-
nes ha encontrado adicionalmente que ‘[e]s claro en la jurisprudencia del Tribunal Internacional que
los actos causantes de lesión grave a la integridad física y mental son de suficiente gravedad compara-
dos los con otros crímenes enumerados en el artículo 5 del Estatuto y por lo tanto pueden constituir
persecución”.

(a) Aplicación - gravedad


Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 155: “La Sala de Apelaciones considera que
los actos que se imputan en el Acta de Acusación y que comprenden la detención de civiles bosnio-
musulmanes que fueron asesinados, utilizados como escudos humanos, golpeados, sujetos a abusos
físicos o psicológicos e intimidación, trato inhumano, y privados de adecuada comida y agua, todos
alcanzan el nivel de gravedad de otros delitos enumerados en el artículo 5”.

(v) Determinación de la seriedad/gravedad del daño sufrido


Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 586: “La gravedad del daño
o lesión debe ser determinada en cada caso, tomando en consideración varios factores, incluyendo na-
turaleza del acto u omisión, del contexto en el que ocurre, su duración y/o repetición, sus efectos físicos o
mentales en la víctima y, en algunos casos, las circunstancias personales de la víctima, incluyendo la
edad, género y salud. El daño infringido no necesita ser permanente e irremediable; debe sin embargo,
haber tenido un efecto más allá de lo temporal y o del corto plazo sobre la víctima”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 75: “Deben consi-
derarse todas las circunstancias de hecho al determinar la gravedad del acto, incluyendo el carácter del
acto u omisión, el contexto en el que ocurrió, las circunstancias personales de la víctima, incluyendo
edad, sexo y salud, así como los efectos físicos, mentales y morales del acto sobre la víctima. Mientras
que no existe el requisito de que el sufrimiento impuesto por el acto tenga efectos a largo plazo sobre
la víctima, el hecho de que el acto tenga efecto a largo plazo puede ser relevante para determinar la
gravedad del acto”.

(vi) El trato cruel e inhumano es un crimen menor de tortura incluido


Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 71: “La Sala de Primera
Instancia hace notar que las palabras ‘trato cruel e inhumano’ parecen ser superfluas con respecto a la
tortura, ya que está bien establecido que la tortura en sí misma puede constituir un acto persecutorio
según el artículo 5 (h) del Estatuto. También es generalmente aceptado que el trato cruel e inhumano

284
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

es una forma inferior del crimen de tortura, y que este último está considerado como lex specialis con
relación al trato cruel e inhumano”.

(vii) Las golpizas como una forma de trato cruel e inhumano


Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párrs. 77-78, 83: “La Sala de
Primera Instancia enfatiza que la mera descripción de ataques al cuerpo como ‘golpizas’ no demuestra
por sí mismo que estas golpizas constituyeran el actus reus del trato cruel e inhumano como actos per-
secutorios. En lugar de ello, las golpizas tienen que equipararse a una negación ‘lisa y llana sobre ba-
ses discriminatorias, de derechos fundamentales establecidos en el derecho internacional consuetudi-
nario o en el derecho de los tratados, alcanzando el mismo nivel de gravedad de otros actos prohibidos
en el artículo 5”.
“Tomando en consideración los requisitos del artículo 5(i) del Estatuto como se señala arriba, la
Sala de Primera Instancia encuentra que las golpizas constituyen un trato cruel e inhumano si se pue-
den demostrar los siguientes elementos:

(a) las golpizas causaron sufrimientos o lesiones físicas o mentales graves y constituyeron un
ataque grave a la dignidad humana, y
(b) las golpizas fueron llevadas a cabo deliberadamente”.

“La Sala de Primera Instancia hace notar que las golpizas cometidas sobre bases discriminatorias y que
causan dolor o sufrimiento severos, físico o mental, constituyen trato cruel e inhumano como un acto rela-
cionado con persecución. El infringir deliberadamente dolor o sufrimiento físico o mental severos a través
de golpes para discriminar [sic] a una víctima constituye tortura [pero no se alegó como tal]”.

(viii) Trabajo forzoso como forma de trato cruel e inhumano


Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párrs. 91-92: “La Sala de
Primera Instancia hace notar que ciertas clases de trabajo forzoso pueden equivaler a trato cruel e in-
humano si las condiciones en las que se presta el trabajo son tales que crean peligro para la vida o en la
salud de los civiles, o pueden generar en ellos sentimientos de miedo y humillación. Debe hacerse no-
tar aquí que el principio de trato humano consagrado en los Convenios de Ginebra implica una obliga-
ción para las fuerzas de ocupación de proteger a los civiles contra actos inhumanos. El forzar a las per-
sonas protegidas a trabajar en circunstancias amenazantes para la vida no cumple con la obligación de
protección contra actos de violencia y puede resultar en inflexión sobre estas personas de sufrimiento
físico y mental. Se ha sostenido que al colocar a las personas detenidas en situaciones amenazantes
para la vida constituye trato cruel e inhumano”.
“Es importante enfatizar que el trato inhumano comprende no solamente actos u omisiones que
causan sufrimiento mental o físico grave, sino que también actos u omisiones que constituyen un ata-
que grave a la dignidad humana. Entre las disposiciones que prohíben el trato humillante y degradante,
el artículo 52, párrafo 2 del Convenio de Ginebra III explícitamente proscribe el obligar a los prisione-
ros de guerra a realizar labores humillantes. El Comentario al Convenio de Ginebra III hace notar que
la prohibición es en contra de hacer del prisionero ‘el hazme reír de aquéllos a su alrededor’. Una in-

285
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

vestigación con respecto a las circunstancias específicas para cada caso será necesaria para determinar
si las condiciones en las que los civiles fueron forzados a trabajar, constituyeron un ataque grave a la
dignidad humana”.

(ix) Confinamiento en condiciones inhumanas como una forma de trato cruel e inhumano
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párrs. 94, 96-97: “Al discutir
‘confinamiento en condiciones inhumanas’, Sala de Primera Instancia en el caso Kvocka concluyó que:
el confinamiento en campos en condiciones inhumanas puede ser incluido bajo las sub-cláusula (e) y
(i) que prohiben el ‘encarcelamiento’ y ‘otros actos inhumanos’ y también cumplen con la definición
de un acto persecutorio”.
“La Sala de Primera Instancia en el caso Krnojelac observó además:

Del establecimiento y perpetuación de condiciones inhumanas se imputa por separado como actos
inhumanos, un crimen de lesa humanidad conforme al artículo 5(i) del Estatuto, y como trato
cruel, una violación a la leyes o costumbres de la guerra conforme al artículo 3 del Estatuto, y
como tal es de gravedad suficiente para constituir persecución”.

“La Sala de Primera Instancia concluye que el acoso, la humillación, la creación de una atmósfera
de miedo a través de la tortura y otras formas de abuso físico y mental, una provisión insuficiente de
comida y agua, falta de espacio, condiciones de detención sin higiene y un acceso insuficiente a cuida-
do médico son circunstancias que pueden constituir confinamiento bajo condiciones y que cumple con
el actus reus del trato cruel e inhumano como acto persecutorio”.

(x) Mens rea


Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 74: El mens rea de trato
cruel e inhumano es: “el acto u omisión fue ejecutado deliberadamente por el acusado o por la persona
o personas por cuyas actos u omisiones ésta tiene responsabilidad penal”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 76: “La Sala de
Primera Instancia en el caso Vasiljevic sostuvo que el mens rea para actos inhumanos se cumple
‘cuando el autor, al momento del acto u omisión, tenía la intención de infringir sufrimiento físico o
mental grave o cometer un ataque grave a la dignidad humana de la víctima, o cuando sabía que su
acto u omisión posiblemente causaría sufrimiento físico o mental grave o un ataque grave a la dignidad
humana y fue negligente al respecto’. La Sala de Primera Instancia acepta esta definición”.
Ver también “otros actos inhumanos” bajo el artículo 5(i) del Estatuto, Sección (IV)(d)(ix), Compen-
dio del TPIY; “trato cruel” conforme al artículo 3 del Estatuto, Sección (II)(d)(iii), Compendio del TPIY; y
“trato inhumano” según el artículo 2(b) del Estatuto, Sección (I)(d)(ii)(2), Compendio del TPIY.

286
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(xi) Aplicación - cruel e inhumano


(a) Después de la caída de Srebrenica
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párrs. 605-610: “La Fiscalía ha pre-
sentado un cargo ‘de trato cruel e inhumano de los civiles bosnio-musulmanes, incluyendo golpizas graves
en Potocari y en las instalaciones de detención de Bratunac y Zvornik’ como un acto persecutorio”.
“Ha quedado establecido que los refugiados bosnio-musulmanes que fueron forzados a escapar de
Potocari fueron expuestos a condiciones horribles e inhumanas y se encontraron, como lo describió un
miembro del [Batallón Holandés de Fuerzas de Protección de las Naciones Unidas, NUPROFOR], en
una situación de ‘desesperanza […] y extremada incertidumbre y seguridad’. Las 20,000 o 30,000 per-
sonas, que estaban exhaustas, tenían muy poco acceso a agua a pesar del calor, casi nada de comida y
estaban expuestos a falta de tratamiento médico básico y de instalaciones sanitarias. Adicionalmente,
los refugiados estaban expuestos a insultos y abuso físico dirigido a la creación de una atmósfera de
intimidación y pánico que se incrementó durante la noche del 12 de julio –‘la noche de horror– cuando
los refugiados sufrieron de extremo miedo mientras los soldados se movían gritando, disparando sus
armas y llevándose a personas. La Sala de Primera Instancia concluye que la exposición continua a
tales condiciones de intimidación y de amenaza a la vida causaron sufrimiento mental y físico grave
entre los refugiados”.
“La Sala de Primera Instancia concluye también que existe suficiente prueba para establecer más
allá de toda duda razonable, que la separación brutal de los hombres, de las mujeres y niños a lo largo
del área de Potocari, el 12 y 13 de julio, equivale a trato cruel e inhumano. La Sala de Primera Instan-
cia concluye que los refugiados que experimentaron la separación de sus familias, que fueron separa-
dos agresivamente y alejados de sus seres queridos, sin saber si alguna vez los volverían a ver, sufrie-
ron daño agrave a la integridad mental. Como un ejemplo de una separación extremadamente agresiva
que causó también lesión grave, la Sala de Primera Instancia recuerda la prueba de un muchacho al que
tomaron por el cuello y ‘más o menos lo estrangularon’ cuando un soldado [Ejército de la República
de Srpska] trató de jalarlo lejos de su familia”.
“La Sala de Primera Instancia encuentra también que hay prueba suficiente para establecer más
allá de toda duda razonable que los hombres bosnio-musulmanes a quienes se llevaron los soldados
[Ejército de la República de Srpska] de las instalaciones de las NNUU a la ‘Casa Blanca’ sufrieron
lesión grave a la integridad física y mental [...]”.
“La Sala de Primera Instancia concluye también que existe suficiente prueba para establecer más
allá de toda duda razonable, que los hombres bosnio-musulmanes que fueron detenidos en autobuses
en Bratunac o en otras instalaciones de detención en Bratunac y Zvornik fueron sujetos a horribles
condiciones y maltrato. La Sala de Primera Instancia recuerda que los camiones y centros de detención
estaban retacados de hombres que sufrían de calor y a quienes no se les proporcionaba suficiente, si es
que acaso se les daba algo, agua o comida. Se impedía a los prisioneros liberar sus necesidades físicas;
eran golpeados terriblemente; y a menudo los hombres eran seleccionados para posteriores abusos, a
menudo eran finalmente asesinados, mientras que los demás tenían que presenciar sus quejidos de do-
lor y los disparos. La Sala de Primera Instancia concluye que los hombres bosnio-musulmanes que
experimentaron estas atrocidades y la incertidumbre de su destino, sufrían un grave daño a la integri-
dad mental y física”.
“La Sala de Primera Instancia concluyentemente encuentra que existe prueba suficiente para esta-
blecer más allá de toda duda razonable, que el terrible maltrato que resumidamente se describió arriba,

287
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

causó grave daño a la integridad mental y sufrimiento físico, y constituyó un ataque continuo a la dig-
nidad humana de los bosnio-musulmanes sujetos al maltrato”.
Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 35: La Sala del Tribunal
reconoció lo siguiente, como trato cruel e inhumano de civiles bosnio-musulmanes cuando el acusado
se declaró culpable de persecución como crimen de lesa humanidad: “Los civiles bosnio-musulmanes
fueron sometidos a actos de violencia, incluidas golpizas en escuelas y otros centros de detención en el
área de Zvornik. En Luke, cerca de Tisca, algunas mujeres que habían sido separadas de sus familiares
masculinos en Potocari fueron ‘seleccionadas’ por soldados del VRS [Ejército de la República Serbia
de Bosnia y Herzegovina/República de Srpska] para ir a la escuela, el 13 de julio de 1995, donde se
abusó de ellas y fueron agredidas; también se seleccionó a hombres y jóvenes de quienes se abusó,
antes de llevarlos ser ejecutados”.
Nikolic – Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párrs. 36-37: Bajo el enca-
bezado “Trato cruel e Inhumano a Civiles bosnio-musulmanes”, la Sala de Primera Instancia declaro:
“Después de la caída del enclave de Srebrenica, los civiles bosnio-musulmanes fueron sujetos a actos
de violencia, incluyendo graves golpizas en Potocari. En Potocari, los hombres fueron separados de las
mujeres y los niños y detenidos. Adicionalmente, los hombres bosnio-musulmanes que fueron deteni-
dos en Bratunac y Zvornik, fueron sujetos a trato cruel e inhumano”. “En esta Declaración de Hechos,
Momir Nikolic confirma que durante el periodo en que los bosnio-musulmanes estuvieron detenidos
en Potocari y alrededor de Bratunac, no se les suministró alimento ni asistencia médica, y solamente se
les ofreció suficiente agua para sostenerlos hasta que fueran transportados a Zvornik”.

(b) Golpizas en los lugares de detención en Bosanski Samac y en Crkvina, Brcko y Bijeljina
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párrs. 770-771: “La Sala de
Primera Instancia está convencida que el 17 de abril de 1992 y en los meses siguientes, un gran núme-
ro de civiles no-serbios fueron golpeados repetidamente en los lugares de detención en Bosanski
Samac y en Crkvina, Brcko, y Bijeljina. Algunas de las víctimas ya habían sido golpeadas después de su
arresto. Durante su encarcelamiento en los lugares de detención, las personas detenidas eran golpeadas
gravemente con diversos objetos, tales como rifles, barras de metal, bates de béisbol, cadenas de metal,
bastones de policía y patas de sillas. Las personas detenidas eran golpeadas en todas las partes del
cuerpo y muchos de ellos sufrieron lesiones graves. Algunos prisioneros fueron golpeados mientras
eran sometidos a interrogatorio. Las golpizas eran aplicadas por fuerzas paramilitares de Serbia, poli-
cías locales, y algunos miembros [del Ejército Popular Yugoslavo]. Las golpizas tenían lugar diaria-
mente, de día y de noche. La Defensa de los tres acusados no disputó que dichas golpizas ocurrieran
como lo describieron los testigos”. “La Sala de Primera Instancia está satisfecha de que estas golpizas
causaron dolor y sufrimiento severos, tanto físicos como mentales, a las personas detenidas. La Sala de
Primera Instancia está también convencida de que las golpizas fueron cometidas por motivos discrimi-
natorios. La prueba demuestra que prácticamente todas las personas detenidas que fueron golpeadas
eran no-serbios. En una ocasión, una víctima fue golpeada en el pene y sus agresores le dijeron que los
musulmanes no debían reproducirse. Los prisioneros eran insultados regularmente a causa de su etni-
cidad. Por estas razones, la Sala de Primera Instancia encuentra que las golpizas que fueron cometidas
por motivos discriminatorios constituyeron trato cruel e inhumano considerado como un acto de perse-
cución fundamental”.

288
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(c) Confinamiento en condiciones inhumanas en los centros


de detención en Bosanski Samac, Crkvina y Bijeljina
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párrs. 773, 775: “La Sala de Pri-
mera Instancia está [...] convencida de que los detenidos que fueron encarcelados en los centros de detención
en Bosanski Samac fueron confinados en condiciones inhumanas. Los prisioneros fueron sujetos a
humillación y degradación. El forzarlos a cantar canciones ‘Chetnik’ y el abuso verbal al ser llamados
‘ustasha’ o ‘balija’, eran formas de dicho abuso y humillación para las personas detenidas. No tenían
suficiente espacio, comida, ni agua. Padecieron condiciones sin higiene, y no tenían acceso adecuado a
cuidados médicos. Estas condiciones espantosas de detención, el trato cruel e inhumano a través de
golpizas y los actos de tortura, causaron sufrimiento físico severo, atacando así los fundamentos de la
dignidad humana. La Sala de Primera Instancia encuentra que este confinamiento en condiciones in-
humanas, constituye un trato cruel e inhumano [que tipifica una forma de persecución]. Esto se hacía
debido a la etnicidad no-serbia de las personas detenidas”.
“La Sala de Primera Instancia está satisfecha de que durante la detención en los centros de deten-
ción en Crkvina y Bijeljina, los prisioneros no tenían suficiente espacio, ni suficiente comida, ni provi-
sión de agua. Se les mantenía en condiciones carentes de higiene y no tenían acceso a suficiente cuidado
médico. Adicionalmente, las personas detenidas eran sujetas a golpizas que constituían trato cruel e
inhumano y tortura. Por estas razones, la Sala de Primera Instancia encuentra que estos prisioneros
también estuvieron confinados bajo condiciones inhumanas que constituyeron trato cruel e inhumano
[como una forma de persecución]”.

(d) Trabajo forzoso - cavado de trinchera, construcción de bunkers, acarreado


de costales de arena o durmientes de trenes para la construcción de trincheras,
y construcción de otras fortificaciones en la línea del frente de batalla
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), párrs. 834-835: “La Sala de Primera Instancia está
convencida de que los civiles que tuvieron que reportarse cada día al frente de la Casa de Pensionados, así
como los civiles que fueron detenidos, fueron forzados a cavar trincheras, construir bunkers, acarrear
sacos de arena o durmientes de trenes para la construcción de trincheras y construir otras fortificaciones
en la línea del frente de batalla. Ha quedado establecido que este trabajo no era prestado voluntaria-
mente. Los civiles eran obligados a trabajar bajo la supervisión de guardias armados, que los golpea-
ban o les disparaban a aquellos que trataban de escapar. La Sala de Primera Instancia también acepta
que a los civiles que fueron obligados a cavar trincheras y a trabajar en la línea del frente de batalla, no
se les pagó por su trabajo. La Sala de Primera Instancia está convencida de que los civiles que trabaja-
ban en tareas militares en la línea del frente de batalla, estaban expuestos a condiciones peligrosas y al
elevado riesgo de ser heridos o muertos. La Sala de Primera Instancia acepta que los actos de forzar a los
civiles a trabajar en circunstancias de amenazantes para la vida, donde podrían estar expuestos a su-
frimiento físico y mental, no cumplen con la obligación de trato humano a civiles, consagrado en los
Convenios de Ginebra, y equivalen a trato cruel e inhumano. La Sala de Primera Instancia está con-
vencida de que estas tareas se efectuaron por motivos discriminatorios y que alcanzan el nivel de gravedad
requerido para configurar persecución”.

289
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

(e) Confinamiento bajo condiciones inhumanas en el campo de Omarska


Para conclusiones sobre confinamiento en condiciones inhumanas en el campo de Omarska en Prijedor
como una forma de persecución, ver Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005,
párrs. 335-338.

(j) Exterminio

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 106: “Como concluyó la Sala
de Primera Instancia en el caso Kupreskic et al. inter alia el crimen de persecución se ha desarrollado
en el derecho internacional consuetudinario hasta comprender actos que incluyen ‘asesinato, extermi-
nio, tortura, y otros actos graves contra la persona tales como los que actualmente se enumeran en el
artículo 5”.
Kupreskic et al., (Sala de Primera Instancia), 14 de enero de 2000, párr. 615: “En su interpretación
de persecución los tribunales han incluido actos tales como el asesinato, el exterminio, la tortura, y
otros actos graves contra la persona tales como los que presentemente se enumeran en el artículo 5”.

(k) Lesión grave a la integridad física y mental/violencia física

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 106: “Con respecto a los car-
gos de homicidio intencional, asesinato, inflexión de lesiones graves, y trato inhumano, la Sala de
Apelaciones considera que el derecho inherente a la vida y a estar libre de trato o pena cruel, inhuma-
no o degradante está reconocido en el derecho internacional consuetudinario y se refleja en los artículos
6 y 7 del PIDCP [Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos], y Artículos 2 y 3 de la CEDH
[Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales].
Es claro en la jurisprudencia del Tribunal Internacional que los actos de homicidio intencional, asesinato
y lesión mental y física graves son de suficiente gravedad al comparárseles con otros crímenes enumerados
en el artículo 5 del Estatuto y por lo tanto pueden constituir persecución”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1,005: “El término ‘violen-
cia física’ no aparece en ningún lugar en el Estatuto. La Sala de Primera Instancia encuentra que la
‘violencia física’ puede comprender trato que no alcanza a ser tortura como se define arriba, tales co-
mo ‘condiciones en las que las personas detenidas (son) forzadas a vivir, tales como condiciones de
hacinamiento, de privación de comida, agua y aire suficiente, exposición a frío o calor extremos, gol-
pizas sorpresivas de detenidos como una medida general para inspirar terror entre ellos y formas simi-
lares de agresiones que no llegan a ser tortura [...]’. Tal trato puede caer bajo el crimen de persecución
si alcanza el mismo nivel de gravedad que otros crímenes de lesa humanidad enumerados en el artículo
5 del Estatuto”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 752-753: “En la opinión de la Sala
de Primera Instancia, la ‘violencia física’ es un término amplio que se enfoca inter alia, a las condi-
ciones en que los detenidos fueron forzados a vivir, tales como condiciones de hacinamiento, privación
de alimentos, agua y aire insuficientes y exposición a extremo calor o frío, golpizas sorpresivas a las
personas detenidas como una medida general para inspirar terror entre ellos y formas similares de
agresiones físicas que no alcanzan a constituir tortura como se define arriba”. “La Sala de Primera Ins-
tancia por lo tanto sostiene que aún si la violencia física no está enumerada bajo el artículo 5 del Esta-

290
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

tuto y los actos que se alegan no califican como tortura, pueden sin embargo caer dentro del crimen de
persecución”.

(i) Aplicación - daño a la integridad física y mental grave/violencia física


(a) Campos y lugares de detención: el Campo Manjaca; el estadio de fútbol de Mlavke
y la estación de bomberos en Bosanski Novi en Bosanski Novi; la Prisión Kotor Varos
en Kotor Varos; los campos Omarska, Keraterm y Trnopolje en Prijedor; la fábrica
de zapatos Sloga en Prnjavor; Betonirka en Sanski Most; y Pribinic
y los edificios de Defensa Territorial en Teslic
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 1,006-1,007: “La Sala de Prime-
ra Instancia recuerda que las condiciones en la mayoría de los campos y lugares en los que los bosnio-
musulmanes y los bosnio-croatas fueron detenidos [incluidos el campo Manjaca establecido en una
montaña en las afueras de la ciudad de Banja Luka; el estadio de fútbol en Mlavke y la estación de
bomberos en Bosanski Novi; la Prisión de Kotor Varos en Kotor Varos; los campos Omarska, Keraterm
y Trnopolje en Prijedor; la fábrica de zapatos Sloga en Prnjavor; Betonirka en Sanski Most; Pribinic y los
edificios de Defensa Territorial en Teslic] sólo pueden ser caracterizados como absolutamente espan-
tosos. Las golpizas constantes y sorpresivas estaban a la orden del día. Las personas detenidas eran
golpeadas en el camino a y durante sus comidas diarias, así como cuando solicitaban utilizar las insta-
laciones de los baños. Las condiciones de sanidad e higiénicas eran horrendas. Las instalaciones de
detención estaban intensamente sobrepobladas. La Sala de Primera Instancia está, por lo tanto, con-
vencida de que estos incidentes de violencia física fueron de hecho, discriminatorios y, colocados en
su contexto, son del mismo nivel de gravedad que otros crímenes de lesa humanidad enumerados en el
artículo 5 del Estatuto”.
“Con respecto al mens rea requerido, la Sala de Primera Instancia observa que las circunstancias que
rodearon la comisión de los actos de violencia física fueron los mismos que aquéllos en los que se infrin-
gió tortura a las personas detenidas, la que se describió arriba. Consecuentemente, la Sala de Primera
Instancia concluye que las circunstancias muestran que se llevaron a cabo con la intención de discriminar
contra los bosnio-musulmanes y los bosnio-croatas, por motivos raciales, religiosos o políticos”.17

(b) Los campos de Omarska, Keraterm y Trnopolje


Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 790: “La Sala de Primera Instancia con-
cluye que la prolongación de condiciones inhumanas [en los campos de Omarska, Keraterm y Trnopolje]
constituían trato cruel e inhumano para las personas detenidas no-serbios, se llevó a cabo directamente
por los perpetradores con la intención de causar sufrimiento físico grave a las víctimas y de atacar su
dignidad humana. Los perpetradores directos causaron tal sufrimiento físico porque las víctimas eran
no-serbios. La Sala de Primera Instancia está convencida de que estos actos de violencia física equiva-
len a crímenes de lesa humanidad”.

17
Para una discusión del mens rea requerido para persecución en general, ver Sección (IV)(d)(viii)(4), Compendio
TPIY.

291
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

(l) Violación

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 1,008-1,009: “La violación está
señalada como un crimen de lesa humanidad según el artículo 5(g) del Estatuto y como tal es de sufi-
ciente gravedad para constituir persecución. Bajo la jurisprudencia del Tribunal, se define de la si-
guiente manera:

El actus reus del crimen de violación en el Derecho Internacional está constituido por: la penetra-
ción sexual, independientemente de que sea leve: (a) de la vagina o ano de la víctima, por el pene
del perpetrador o por cualquier otro objeto utilizado por el perpetrador; o (b) la boca de la vícti-
ma, por el pene del perpetrador; cuando dicha penetración sexual ocurra sin el consentimiento de
la víctima. El consentimiento para estos efectos debe ser un consentimiento otorgado voluntariamente,
como resultado del libre albedrío de la víctima, determinado en el contexto de las circunstancias
circundantes. El mens rea es la intención de llevar a cabo la penetración sexual, y el conocimiento
de que ocurre sin el consentimiento de la víctima”.

Citando la Sentencia de Primera Instancia Kunarac, párr. 460; Kunarac Sentencia de Apelación,
párrs. 127-128.
“Debe hacerse notar que la Sala de Apelaciones ha sostenido que la fuerza o la amenaza de fuerza
ofrece prueba clara sobre la ausencia de consentimiento, pero no es un elemento per se de la violación,
debido a que ‘un enfoque estrecho sobre fuerza o amenaza de fuerza podría permitir a los perpetrado-
res evadir la responsabilidad por actividad sexual a la que la otra parte no consintió, por tomar ventaja
de circunstancias coercitivas sin necesidad de recurrir a la fuerza física’. La Sala de Primera Instancia
está de acuerdo en que ‘para una mujer la violación es por mucho la peor ofensa”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 755-756: “La Sala de Primera Ins-
tancia concurre con la definición del crimen de violación adoptada por la Sala de Apelaciones en el
caso Kunarac et al.”. “En este contexto, la [f]uerza o la amenaza de fuerza ofrece una prueba clara
sobre la ausencia de consentimiento, pero la fuerza no es un elemento per se de la violación. [...] Un
enfoque estrecho respecto a fuerza o a amenaza de fuerza podría permitir al perpetrador evadir la res-
ponsabilidad por actividad sexual, a la que la otra parte, no consintió, al tomar ventaja de las circuns-
tancias coercitivas sin recurrir a la fuerza física”.

(i) Aplicación - violación


(a) Municipios de Prijedor, Teslic, Banja Luka, Bosanska Krupa, Donji Vakuf y Kotor Varos
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 1,010-1,011: “Anteriormente en
esta sentencia, la Sala de Primera Instancia estableció que varias mujeres bosnio-musulmanas fueron
violadas en los Municipios de Prijedor y Teslic. La Sala de Primera Instancia encuentra que, aparte de
estos Municipios, las violaciones de mujeres bosnio-musulmanas y bosnio-croatas ocurrieron en los
Municipios de Banja Luka, Bosanska Krupa, Donji Vakuf, y en Kotor Varos. En cada incidente, sol-
dados o policías armados bosnio-serbios fueron los perpetradores. No puede haber duda de que estas
violaciones eran discriminatorias de hecho”.
“Con respecto al mens rea requerido, la Sala de Primera Instancia hace notar que los perpetrado-
res directos hicieron uso abundante de lenguaje peyorativo. Uno de ellos manifestó que deseaba que

292
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

una mujer bosnio-musulmana ‘diera a luz a un pequeño serbio’. La Sala de Primera Instancia está con-
vencida más allá de toda duda razonable que en las circunstancias alrededor de la comisión de estas
violaciones, estos actos se llevaron a cabo con la intención de discriminar contra mujeres bosnio-
musulmanas y bosnio-croatas por motivos raciales, religiosos o políticas”.18

(b) Los campos de Trnopolje, Keraterm y Omarska


Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 806: “La Sala de Primera Instancia está
[...] convencida de que la violación basada en una intención discriminatoria fue cometida también en el
campo de Trnopolje. La Sala de Primera Instancia ya ha establecido la comisión de otros casos de vio-
lación y agresión sexual en los campos de Keraterm y Omarska. [...] [E]stos delitos fueron cometidos
con intención discriminatoria”.

(m) Agresión sexual

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1,012: “Toda agresión sexual que
no alcance a ser configurada como violación puede ser punible como persecución bajo el derecho penal
internacional, siempre que alcance el mismo nivel de gravedad que otros crímenes de lesa humanidad
enumerados en el artículo 5 del Estatuto. Este crimen comprende todos los abusos graves de naturaleza
sexual infringidos a la integridad de una persona mediante coerción, amenaza de fuerza o intimidación,
en forma humillante o degradante a la dignidad de la víctima”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 757: “Esta Sala de Primera Instancia sos-
tiene que, bajo el derecho penal internacional, no sólo la violación sino también otras agresiones sexuales
en donde no llega a haber penetración de hecho, son punibles. Este crimen comprende todas las agresiones
de naturaleza sexual infringidas a la integridad de una persona mediante coerción, amenaza de fuerza o in-
timidación en una forma que sea humillante y degradante para la dignidad de la víctima”.

(i) Aplicación - agresión sexual en varios campamentos de prisioneros e instalaciones incluyendo


los campos de Omarska, Keraterm y otros lugares de detención en el área de Prijedor
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1,013: “La Sala de Primera Instancia
encuentra que muchos incidentes de agresión sexual ocurrieron [en varios campamentos de prisioneros
e instalaciones incluyendo el campo de Omarska y otros campos en el área de Prijedor], incluyendo el
caso de una mujer bosnio-croata que fue obligada a desvestirse en frente de policías y soldados bosnio-
serbios que la animaban. En otro incidente, recorrieron un cuchillo a lo largo del pecho de una mujer
bosnio-musulmana. Frecuentemente se exigía de las detenidas que realizaran actividades sexuales una
con otra. En cada incidente, los perpetradores fueron soldados o policías bosnio-serbios armados. La
Sala de Primera Instancia está convencida de que, evaluados en su contexto, estos actos son suficien-
temente graves para alcanzar el nivel de crímenes de lesa humanidad. Adicionalmente, la Sala de Pri-
mera Instancia está convencida de que las circunstancias alrededor de la comisión de las agresiones
sexuales, no dejan duda alguna de que había discriminación de hecho e intención discriminatoria de
parte de los perpetradores directos, por motivos raciales, religiosas o políticos”.

18
Para discusión del mens rea requerido para persecución en general, ver Sección (IV)(d)(viii)(4), Compendio TPIY.

293
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 806: “La Sala de Primera Instancia ya ha
establecido la comisión de [...] casos de [...] agresiones sexuales en los campos Keraterm y Omarska. Como
se discutió arriba, estos crímenes fueron cometidos con una intención discriminatoria”.

(n) Aterrorizar a la población civil

(i) Elementos
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 589: “En tanto que los actos
de ‘aterrorizar a la población civil’ no se encuentran en el Estatuto, la Sala de Primera Instancia en-
cuentra que es similar a ‘[a]ctos o amenazas de violencia cuya finalidad principal sea aterrorizar a la
población civil’ prohibido por el artículo 51(2) del Protocolo Adicional I y el artículo 13(2) del Proto-
colo Adicional II de los Convenios de Ginebra. Con base en las prohibiciones consagradas en estos
dos artículos y tomando en consideración la Sentencia de Primera Instancia Galic, la Sentencia de
Primera Instancia define los elementos de ‘aterrorizar a la población civil’ de la siguiente forma:

1. actos o amenazas de violencia;


2. el autor intencionalmente hizo de la población civil o civiles particulares, que no formaban
parte de las hostilidades, el objetivo de esos actos o amenazas de violencia; y
3. los actos o amenazas de violencia fueron llevados a cabo con el propósito principal de in-
fundir terror entre la población civil.”

(ii) El infringir terror innecesario


Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 590: “La Sala de Primera
Instancia concurre con la Sala de Primera Instancia en el caso Galic y encuentra que ‘terror’ significa
‘miedo extremo’. El texto simple y llano del articulo 51(2) del Protocolo Adicional I no sugiere que ‘el
aterrorizar a la población civil’ requiera de que actualmente se infrinja terror. La Sala de Primera Ins-
tancia por lo tanto encuentra que la Fiscalía sólo necesita probar que los actos o amenazas de violencia
fueron llevados a cabo para crear una atmósfera de miedo extremo, de incertidumbre de ser sujeto a
violencia, entre la población civil”.

(iii) El propósito principal debe ser infundir el terror


Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 591: “Como uno de los
elementos del crimen es tener el propósito principal de infundir el terror, el autor o perpetrador debe
haber tenido la intención de aterrorizar a la población civil. La Sala de Primera Instancia encuentra que
‘principal’ no significa que el terror infundido necesite ser el único objetivo de los actos o amenazas
de violencia, sino la finalidad principal”.

294
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(iv) El aterrorizar viola un derecho fundamental establecido en el derecho internacional


consuetudinario y en el derecho de los tratados
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 592: “Adicionalmente a la
prohibición contra actos o amenazas de violencia y consagrados por los Convenios de Ginebra, la Sala
de Primera Instancia observa que la exposición al terror es una denegación del derecho fundamental a
la seguridad de una persona, reconocido en todos los sistemas nacionales y contenido en el artículo 9
del PIDCP [Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos] y en el artículo 5 de la CEDH [Convenio
Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales]. Consecuen-
temente, la Sala de Primera Instancia encuentra que el aterrorizar viola un derecho fundamental esta-
blecido por el derecho internacional consuetudinario y el derecho de los tratados”.
Ver también “terror contra la población civil” como un crimen bajo el artículo 3, Sección
(II)(d)(xv), Compendio del TPIY.

(v) Aplicación - aterrorizar a la población civil


(a) Srebrenica y Potocari
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párrs. 611-614, 620: “Ha queda-
do establecido que el edificio de las NNUU en el pueblo de Srebrenica fue bombardeado mientras que
miles de refugiados bosnio-musulmanes buscaban protección ahí. Adicionalmente, ha quedado esta-
blecido que mientras los refugiados escapaban de Srebrenica a Potocari, elementos de la Brigada de
Bratunac [una unidad del Ejército de la República de Srpska], entre otros, les dispararon. La Sala de
Primera Instancia encuentra que la finalidad de los bombardeos era causar miedo y pánico entre la po-
blación civil y forzar a la gente a escapar del enclave de Srebrenica”.
“La Sala de Primera Instancia adicionalmente encuentra que los bosnio-musulmanes que buscaban
protección en Potocari continuamente eran sujetos a amenazas aterrorizantes y a ataques físicos. Ha
quedado establecido que durante los encuentros en el Hotel Fontana, los representantes bosnio-
musulmanes fueron amenazados repetidamente y se le dijo ‘que podrían sobrevivir o desaparecer’.
Muchos soldados del Ejército de la República de Srpska] maldecían a los bosnio-musulmanes, llamán-
doles por nombres diciéndoles que podrían ser ‘asesinados’. Especialmente durante la noche del 12 de
julio, ‘la noche del horror’, los refugiados sufrieron miedo extremo”.
“También ha quedado probado que los hombres bosnio-musulmanes que fueron llevados a la ‘Ca-
sa Blanca’ fueron forzados a dejar sus pertenencias personales y sus tarjetas de identidad fuera del edi-
ficio. La Sala de Primera Instancia encuentra que el mensaje enviado a los hombres cuando sus tarjetas
de identidad les fueron arrebatadas, de que ya no necesitarían este documento básico, tenía por inten-
ción el aterrorizar al sugerir que su destino, la muerte, había quedado marcado. Adicionalmente ha
quedado establecido que a los hombres bosnio-musulmanes se les dijo que se quitaran sus ropas y za-
patos antes de ser transportados de los sitios de detención a los sitios de ejecución. La Sala de Primera
Instancia encuentra que esta es otra herramienta utilizada para instaurar miedo y sugerir a los hombres
que estaban marcados para morir”.
“La Sala de Primera Instancia encuentra que existe suficiente prueba para establecer que los actos
ilícitos descritos y las amenazas de violencia contra los civiles bosnio-musulmanes, incluyendo a per-
sonas que no tomaban parte en las hostilidades, fueron llevados a cabo con el propósito principal de
crear una atmósfera de miedo extremo entre la población”.

295
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

“La Sala de Primera Instancia encuentra que existe suficiente prueba para establecer, más allá de
toda duda razonable, que el asesinato, el trato cruel e inhumano y el aterrorizar a la población civil
como se escribe arriba, constituyen denegaciones lisas y llanas de derechos fundamentales que tuvie-
ron un impacto grave en las víctimas que por lo tanto equivalen a persecuciones”.
Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 36: Cuando el acusado se
declaró culpable de persecución como crimen de lesa humanidad, la Sala de Primera Instancia recono-
ció: “Los civiles bosnio-musulmanes que habían sido transferidos de Srebrenica y Potocari a Zvornik
durante las fechas del 13 al 16 de julio de 1995 fueron aterrorizados. En los lugares de detención y
ejecución, los civiles fueron maltratados y se abusó de ellos”.
Nikolic – Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 38: “Durante el pe-
riodo en que la población de refugiados bosnio-musulmanes de Srebrenica se encontraba en Potocari y
sus alrededores, miembros del VRS [Ejército de la República Serbia de Bosnia y Herzegovina/República
de Srpska] aterrorizaron a la población. [...] [E]sto tomó la forma de intimidación y abuso, con el pro-
pósito de obligar a la población bosnio-musulmana a subirse a los autobuses y camiones para Kladanj”.

(o) Ataques lanzados intencionalmente contra civiles u objetivos civiles/ataques


a civiles, ciudades, pueblos y villas

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 104-105: “[L]a Sala de Ape-
laciones sostiene que los ataques lanzados intencionalmente contra civiles u objetivos civiles puede
constituir persecuciones como crimen de lesa humanidad”. Un “ataque ilícito lanzado intencionalmen-
te contra civiles u objetivos civiles puede constituir un crimen de persecución sin el requisito de que
exista un resultado particular causado por el ataque(s)”.
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 159: “A la luz de las reglas consuetudi-
narias en la materia [específicamente, artículos 51(2) a 51(4) del Protocolo Adicional I, artículo 13(2)
del Protocolo Adicional II, y artículo 25 del Cuarto Convenio de La Haya de 1907], la Sala de Apela-
ciones sostiene que los ataques en que los civiles son seleccionados como objetivo, así como los ata-
ques indiscriminados a ciudades, pueblos, y villas, pueden constituir persecución como crimen de lesa
humanidad “. Ver también Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 157-158.
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 121: “Un ataque a una villa no
se encuentra enumerado bajo el artículo 5 del Estatuto. La Sala de Primera Instancia en el caso Kordic
y Cerkez, al valorar el nivel de gravedad de este crimen, sostuvo que un ataque ilícito a ciudades, pue-
blos y villas ‘es similar a un “ataque o bombardeo, por cualquier medio, de ciudades, pueblos, vivien-
das o edificios no defendidos”, como violación a las leyes o costumbres de la guerra enumerados en el
artículo 3 (c) del Estatuto’ por lo tanto, cuando es cometido por razones discriminatorias, constituye un
acto de persecución”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 203: Los siguientes
“actos pueden constituir el crimen de persecución, siempre que sean llevados a cabo con la intención
discriminatoria requerida:” el ataque a ciudades, pueblos y villas.

296
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(p) Trabajo forzoso

Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 199: “[E]l trabajo forzoso debe ser
considerado como una serie de actos comprendidos entre la detención ilegal y las golpizas y cuyo efec-
to acumulativo es de gravedad suficiente para equipararse al crimen de persecución, dado que la de-
tención ilegal y las golpizas se basaban en una o más bases discriminatorias de las enumeradas en el
artículo 5 del Estatuto. Consecuentemente, el nivel de gravedad de la persecución, con base en esos
actos, es el mismo que el de los crímenes expresamente establecidos en el artículo 5 del Estatuto”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párrs. 85, 93: “Las Salas
de Primera Instancia del Tribunal han sostenido que el cargo de ‘asignación de trabajo forzoso’ puede
constituir la base del crimen de sometimiento a la esclavitud como un crimen de lesa humanidad bajo
el artículo 5(c), y que el crimen de esclavitud como una violación a las leyes o costumbres de la guerra
bajo el artículo 3 del Estatuto, y como tal este crimen es de suficiente gravedad para respaldar un cargo
de persecución”.
“La Sala de Primera Instancia encuentra que la asignación de trabajo forzoso que requieren que los ci-
viles formen parte en operaciones militares violan las normas fundamentales del derecho internacional
humanitario... La Sala de Primera Instancia está también convencida de que las asignaciones de trabajo for-
zoso que resultan en exponer a los civiles a condiciones peligrosas o humillantes equivalen a trato cruel e
inhumano. Estos actos alcanzan el mismo nivel de gravedad de los demás crímenes de lesa humanidad y si
se llevan a cabo con la intención discriminatoria requerida pueden constituir persecución”.

(i) Distinción con respecto al trabajo permisible


Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 200: “Existe un principio que señala
que el trabajo requerido de una persona en el transcurso ordinario de una detención legal no es consi-
derado como trabajo forzoso u obligatorio. Este principio está consagrado, inter alia, en el artículo
4(3) del Convenio [Europeo] para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Funda-
mentales (‘CEDH’). Señala que no se considera “trabajo forzoso u obligatorio”: a) trabajo exigido
normalmente a una persona privada de libertad en las condiciones previstas por el artículo 5 del pre-
sente Convenio [que rige específicamente la legalidad de un arresto o detención] o durante su libertad
condicional”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 836: “La Sala de
Primera Instancia acepta el argumento de la Defensa de que ciertos tipos de trabajo aún si son obliga-
torios eran permisibles bajo el derecho internacional humanitario y consecuentemente no equivalen a
persecución”.
Para la discusión sobre “trabajo forzoso” como una forma de esclavitud según el artículo 3, ver
(II)(d)(xiv)(3), Compendio del TPIY. Para la discusión sobre trabajo forzoso como una forma de trato
cruel según el artículo 3, ver (II)(d)(iii)(6)(b), Compendio del TPIY. Para la discusión sobre someti-
miento a la esclavitud bajo el artículo 5(c) (incluyendo discusión sobre trabajo permisible), ver
(IV)(d)(iii), Compendio del TPIY.

297
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

(ii) Aplicación - trabajo forzoso


(a) Complejo de Prisión de KP Dom en Foca
Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párrs. 194-195, 201: “La Sala de Apelaciones
hacer notar que las condiciones de vida en KP Dom [Complejo de Prisión en Foca] fueron claramente
espantosas. De los hechos señalados arriba, algunos son particularmente significativos y deberían ser
enfatizados. La Sala de Primera Instancia concluyó que, en el KP Dom, existía una política deliberada de
alimentar a las personas detenidas no-serbios, escasamente lo suficiente para su sobrevivencia. Todas las
personas detenidas no-serbios sufrieron una considerable pérdida de peso que iba de 20 a 40 kilos duran-
te su detención en KP Dom. Adicionalmente, las personas detenidas no-serbios eran encerradas en sus
habitaciones la mayor parte del día, sólo se le permitía salir para ir a la cantina y de regreso. Sin embar-
go, eran sacados a trabajar sabiendo que recibirían comida adicional, muy necesaria, si lo hacían. Final-
mente, las personas detenidas no-serbios eran sujetas a abuso psicológico traumático durante el periodo
de su detención en KP Dom. Las personas detenidas eran expuestas a los sonidos de gente que era gol-
peada y torturada durante meses, particularmente de junio a julio de 1992, y constantemente temían que
serían los siguientes en ser seleccionadas. La Sala de Apelaciones sostiene que, dadas las condiciones de
detención específicas de los detenidos no-serbios en KP Dom, un juzgador de hecho razonable debería
haber llegado a la conclusión de que la situación general de las personas detenidas negaba toda posibilidad
de libre consentimiento. La Sala de Apelaciones está convencida de que las personas detenidas trabajaron
para evitar ser golpeadas o con la esperanza de obtener comida adicional. Aquéllas que se rehusaron a
trabajar lo hicieron por miedo debido a las desapariciones de personas detenidas que habían salido de KP
Dom. El clima de miedo hizo que la expresión de libre consentimiento fuera imposible y tampoco podía
esperarse de una persona detenida que expresara alguna objeción ni sostener que una persona en posición
de autoridad necesite amenazarla con castigar si rehusara a trabajar para poder establecer que hubo traba-
jo forzoso. En tales circunstancias, el hecho de que la persona detenida objetara no es materia para probar
si en verdad era imposible objetar”.
“La Sala de Apelaciones sostiene que la circunstancias específicas de la vida en la prisión de las perso-
nas detenidas de KP Dom era por lo tanto tal que hacía que el consentimiento libre fuera imposible”.
“En la opinión de la Sala de Apelaciones no puede haber duda de que los prisioneros no-serbios
fueron detenidos y obligados a trabajar debido a su etnicidad. La Sala de Primera Instancia enfatizó
que ‘[l]os pocos convictos serbios que estaban detenidos en KP Dom [Complejo de Prisión] eran man-
tenidos en una parte diferente del edificio de los no-serbios. No eran maltratados como las personas
detenidas no-serbios. La calidad y cantidad de su comida era un poco mejor, algunas veces incluía
porciones adicionales. No eran golpeados ni se usaba de ellos de otra forma, tampoco eran encerrados
en sus habitaciones y eran liberados una vez que habían cumplido con su tiempo. Tenían acceso a ins-
talaciones de higiene y disfrutaban de otros beneficios que se les negaban a los detenidos no-serbios’.
Es claro, sin embargo, que una persona detenida no-serbio estaba sujeta a un régimen totalmente dife-
rente. La sobrepoblación de las celdas de confinamiento solitario en las que las personas detenidas
eran hacinados de tal forma que les fuera imposible moverse alrededor o acostarse, el hambre y sus
efectos principales en términos de pérdida de peso, la naturaleza extendida de las golpizas y el maltra-
to y el abuso psicológico aunado a las condiciones de detención y maltrato constituyen circunstancias
particularmente indicativas del carácter discriminatorio de los actos de trabajo forzoso impuestos a los
detenidos no-serbios”.

298
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(b) Bosanski Samac, Brijeljina, Grebnice, Zasavia, Pisaria, Lijekovica, Brvnik, Prud y Teocak
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párrs. 834-835, 837, 841: “La
Sala de Primera Instancia está convencida de que los civiles que tenían que reportarse todos los días en
el frente de la Casa de Pensionados [en Bosanski Samac] así como los civiles que fueron detenidos
fueron forzados a cavar trincheras, construir bunkers, acarrear sacos de arena y durmientes de ferrocarril
para la construcción de trincheras y a construir otras fortificaciones en el frente. Ha quedado estableci-
do que este trabajo no fue prestado voluntariamente. Los civiles fueron obligados a trabajar bajo la
supervisión de guardias armados, que los golpeaban o les disparaban a aquéllos que trababan de escapar.
La Sala de Primera Instancia también acepta que a los civiles que fueron forzados a cavar trincheras y
a trabajar en el frente no se les pagaba por su trabajo”.
“La Sala de Primera Instancia está convencida de que los civiles que trabajaban en tareas militares
en el frente estaban expuestos a condiciones peligrosas y estaban sometidos a un alto riesgo de ser lesio-
nados o muertos. La Sala de Primera Instancia acepta que los actos de forzar a los civiles a trabajar en
circunstancias de amenaza para vida donde podían estar expuestos a sufrimiento físico y mental no cum-
plen con la obligación de trato humano a los civiles consagrada en los Convenios de Ginebra y equivalen
a trato cruel e inhumano. La Sala de Primera Instancia está satisfecha de que estas tareas fueron realiza-
das sobre bases discriminatorias y que alcanzan el nivel de gravedad requerido para persecución”.
“La Sala de Primera Instancia está satisfecha de que los civiles no-serbios fueron sometidos a tra-
bajo forzoso humillante. Sulejman Tihic fue forzada a trapear la calle afuera del edificio Municipal y
del edificio del [Secretariado del Interior], mientras la gente caminaba por él. Dragan Lukac tuvo que
barrer una habitación enfrente de dos mujeres bosnias y se sintió humillado. Ahmet Hadzialijagic tuvo
que barrer las calles frente al banco que él solía dirigir. El director de una compañía textil tuvo que
barrer las instalaciones de la industria textil de Samac. La Sala de Primera Instancia está convencida
de que estas tareas eran tales para generar sentimientos de miedo y subordinación, capaces de causar
en dichas personas sufrimiento psicológico y de devaluarlas a ellas y al grupo al que pertenecían, y
como tales, constituyen trato cruel e inhumano. Mientras incidentes aislados de tareas humillantes
pueden no alcanzar el nivel de gravedad requerido para persecución, la Sala de Primera Instancia acep-
ta que estas tareas eran parte de un patrón que seleccionaba al liderazgo político y económico bosnio-
musulmán y bosnio-croata. La Sala de Primera Instancia está convencida de que las tareas humillantes
alcanzan el nivel de gravedad para equipararse a persecución”. “La Sala de Primera Instancia encuen-
tra que a través del Secretariado para la Defensa Nacional, el Estado Mayor de Crisis fue finalmente
responsable de administrar el programa de trabajo forzoso y de enviar a los civiles a trabajar en condi-
ciones peligrosas o humillantes”.

(c) Bosanski Samac, Zasavica, Novi Grad, Pisari y otras villas vecinas,
y Odzak - no constituyeron trabajo forzoso
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 836: “Los civiles fueron
forzados a hacer trabajo agrícola en Bosanski Samac, Zasavica, Novi Grad, Pisari y otras villas veci-
nas, a cortar madera, preparar alimentos para el ejército o para los civiles, trabajaron el sistema de
abastecimiento de agua, limpiar o reconstruir Odzak, o hacer trabajos para compañías propiedad del
Estado. En tanto que los civiles no tenían verdadera opción, respecto a trabajar o no trabajar, estas cla-
ses de trabajos son lícitas per se conforme al derecho internacional humanitario, y en ausencia de otras
circunstancias agravantes no constituyen persecución. No ha quedado establecido más allá de toda
duda razonable que las condiciones bajo las que estos trabajos se prestaron fueran tales como para

299
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

equivaler a trato cruel e inhumano, o que las tareas fueran suficientemente graves como para constituir
persecución”.

(q) Traslado forzoso, violencia sexual, sujeción a condiciones inhumanas y atmósfera de terror

(i) Aplicación - campo de Susica


Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 111: “La Sala de Prime-
ra Instancia encuentra que la situación en [el] campo de Susica, como se describió previamente, era tan
grave que los actos de traslado forzoso, violencia sexual, sujeción a condiciones inhumanas y atmósfe-
ra de terror generan, sin mayor explicación, un nivel de gravedad que cae dentro del ámbito del artículo 5
del Estatuto”.
Ver Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párrs. 57-61 para la
discusión sobre condiciones en el campo de detención de Susica, donde, en un almacén o hangar
aproximadamente de 50 o 30 metros, fueron sucesivamente detenidos 8,000 civiles musulmanes y
otros civiles no-serbios de Vlasenica y de las villas de los alrededores, y la cantidad de detenidos en su
momento era usualmente de entre 300 y 500.

(r) Asesinatos, golpizas, ataques ilícitos a civiles y a bienes civiles,


encarcelamiento ilícito de civiles, destrucción de bienes civiles y robo
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 672-673: “Los actos funda-
mentales incluyen asesinatos, golpizas, ataques ilícitos contra civiles y bienes civiles, encarcelamiento
ilícito de civiles, la destrucción de bienes civiles y robo. Todos ellos, considerados en su conjunto,
equivalen a una conducta delictiva grave igual a los crímenes enumerados en el artículo 5 del Estatu-
to”. “De acuerdo con la jurisprudencia establecida, la Sala de Apelaciones sostiene que estos actos
constituyen una conducta criminal de una gravedad igual a la de los crímenes enumerados en el artículo 5
del Estatuto”.

(s) Violaciones a los derechos políticos, sociales, económicos, incluyendo el derecho


al empleo, el derecho a la libertad de circulación, el derecho al debido proceso legal y
el derecho al cuidado médico adecuado
Kupreskic et al., (Sala de Primera Instancia), 14 de enero de 2000, párr. 615: “Persecución también
involucra una variedad de otros actos discriminatorios, incluyendo también ataque a los derechos polí-
ticos, sociales y económicos”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 220: “[L]as violaciones a los dere-
chos elementales e inalienables de la persona, que son ‘el derecho a la vida, a la libertad y la seguridad’, el
derecho a no ser ‘reducido a la esclavitud’, el derecho a no ‘ser víctima de tortura o trato o pena, cruel,
inhumano o degradante’ y el derecho a no ser ‘arbitrariamente arrestado, detenido o exiliado’ que se re-
conoce en los artículos 3, 4, 5 y 9 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, por su mera
esencia, pueden constituir persecución, cuando se cometen con motivos discriminatorios”.

300
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(i) Las violaciones a los derechos no necesitan estar señalados en el Estatuto TPIY
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 1,029, 1,030: “La Fiscalía ha
imputado al Acusado los cargos de ‘denegación de derechos fundamentales a bosnio-musulmanes y
bosnio-croatas, incluyendo el derecho a empleo, libertad de movimiento, derecho a debido proceso
judicial, o derecho a cuidado médico adecuado’ como persecuciones”. “Como una cuestión preliminar,
la Sala de Primera Instancia hace notar el argumento presentado por el Acusado de que ‘una condena
no puede basarse en una denegación de algunos de estos [cuatro] derechos ya que éstos no están espe-
cíficamente establecidos en el Estatuto. Toda condena por una violación a estos derechos viola el prin-
cipio de legalidad’. La Sala de Primera Instancia encuentra que este argumento está mal concebido ya
que el Acusado obviamente está confundiendo los actos conexos o violaciones con el crimen preciso que
se imputa, a saber, el de persecución. Los actos conexos (y que corresponden a violaciones) que se
alegan, están comprendidos en el crimen de persecución, señalado en el Estatuto y que se le imputa
conforme al cargo 3 del Acta de Acusación. Toda condena posible sería por este crimen y no por actos
conexos o violaciones. Está bien establecido en la jurisprudencia de este Tribunal que una condena por
el crimen de persecución no viola el principio de legalidad. Por lo tanto este argumento es rechazado”.

(ii) Evaluar violaciones a derechos caso por caso para determinar la gravedad,
considerando el efecto acumulado de las violaciones
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1,031: “La jurisprudencia de este
Tribunal ha especificado que los actos que niegan derechos fundamentales pueden equipararse a per-
secución, siempre que sean de suficiente gravedad y severidad. La Sala de Primera Instancia reitera su
opinión de que no existe una lista de derechos fundamentales establecidos, y que tales decisiones se
toman mejor con un estudio caso por caso. A efectos de establecer el crimen de persecución, los actos
conexos no deben ser considerados de manera aislada sino dentro del contexto, examinando su efecto
acumulado. La Sala de Primera Instancia considera que no es necesario examinar la naturaleza funda-
mental de cada derecho individualmente, sino más bien examinarlos como un todo. Por lo tanto, es
apropiado examinar la denegación acumulada de derechos al empleo, libertad de movimiento, debido
proceso legal y cuidados médicos adecuados, a efectos de determinar que estos son derechos funda-
mentales para efecto de tipificar el crimen de persecuciones”.

(iii) Aplicación - violaciones al derecho del empleo, derecho de libertad de movimiento,


derecho al debido proceso legal y derecho al cuidado médico adecuado
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 1,032-1,049: El Tribunal deter-
minó que las siguientes violaciones a derechos “tomando en consideración el efecto acumulado de su
denegación” fueron cometidas sobre bases discriminatorias: derecho al empleo; derecho a la libertad
de movimiento; derecho al debido proceso legal; derecho al cuidado médico adecuado. Los derechos
violados eran “derechos fundamentales para el propósito de establecer el crimen de persecución”. “La
Sala de Primera Instancia está también satisfecha de que la denegación de estos derechos a bosnio-
musulmanes y bosnio-croatas fue de igual gravedad que otras ofensas enumeradas en el artículo 5 del
Estatuto, así como discriminatorios de hecho y se realizaron con la intención discriminatoria requerida
por parte de los perpetradores directos sobre bases, raciales, religiosas y políticas”.

301
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

(t) Emisión de órdenes, políticas, decisiones u otras regulaciones discriminatorias

Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 58: “[L]a emisión de órdenes,
políticas, decisiones u otras regulaciones discriminatorias puede constituir el actus reus de persecu-
ción, siempre que estas órdenes violen los derechos básicos de una persona y que la violación alcance el
nivel de gravedad de otros crímenes de lesa humanidad enumerados en el artículo 5 del Estatuto. Tal
determinación tiene que hacerse caso por caso, tomando en cuenta las circunstancias fácticas específi-
cas y el efecto acumulado de dichas decisiones o regulaciones”.

(u) Uso de civiles como rehenes y escudos humanos

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 107: “La Sala de Apelaciones
considera que los actos que se imputan en el Acta de Acusación, que comprenden el uso de civiles
bosnio-musulmanes detenidos como rehenes y escudos humanos, el utilizarlos para cavar trincheras en
condiciones hostiles, peligrosas y de combate, y su sujeción a abuso físico y psicológico, todas elevan
el nivel de gravedad al de los otros crímenes enumerados en el artículo 5 del Estatuto”.
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 155: “La Sala de Apelaciones considera
que los actos que se imputan en el Acta de Acusación que comprenden la detención de civiles bosnio-
musulmanes que fueron [...] [entre otras cosas] utilizados como escudos humanos [...] todos elevan el
nivel de gravedad al de los otros crímenes enumerados en el artículo 5”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 204: Los siguientes
“actos pueden constituir el crimen de persecución siempre que sean realizados con la intención discri-
minatoria requerida:” cavado de trincheras y uso de rehenes y escudos humanos.

(v) Resumen de los actos cubiertos

Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 186: “[E]l TPIY ha encontra-
do que los siguientes actos pueden constituir persecución cuando son cometidos con la intención dis-
criminatoria requerida: encarcelamiento, detención ilegal de civiles o violación a la libertad individual,
asesinato, deportación o traslado forzoso, ‘confiscación, cobranza, segregación y traslado forzoso de
civiles a campos’, destrucción íntegra de hogares y bienes, la destrucción de pueblos, villas y otros
bienes públicos o privados y el saqueo de bienes, ataques a las ciudades, pueblos y villas, cavados de
trincheras y el uso de rehenes y escudos humanos, la destrucción y daño de instituciones religiosas o
educativas y la violencia sexual”.

(w) Actos que por sí mismos no alcanzan el nivel de persecución: alentar y


promover el odio sobre bases políticas; despedir y remover a bosnio-musulmanes
del gobierno; la toma forzosa; y los interrogatorios

Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párrs. 55-56 “La Sala de
Primera Instancia hace notar que una toma por la fuerza, como un coup d’état ilegal, es un movimiento
político para derrocar al gobierno existente por la fuerza, y no necesariamente comprende todos los

302
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

elementos y la gravedad asociados con un ataque a ciudades, pueblos o villas. La Sala de Primera Ins-
tancia hace notar que en la Sentencia de Primera Instancia en el caso Kordic se encontró que la exclu-
sión de bosnio-musulmanes del gobierno no se eleva al nivel de gravedad que los otros crímenes de
lesa humanidad y, consecuentemente, no constituye persecución. La Sala de Primera Instancia, en el
caso Kordic, sostuvo adicionalmente que la prohibición penal de retirar a miembros del gobierno con
bases discriminatorias no ha alcanzado el nivel de derecho internacional consuetudinario”.
“[U]na toma por la fuerza, per se, no alcanza el nivel de gravedad de los crímenes de lesa huma-
nidad, y por sí misma no equivale a persecución. La Sala de Primera Instancia hace notar, sin embar-
go, que una toma por la fuerza puede servir como base para perpetrar otros actos persecutorios ya que
proporciona las condiciones necesarias para la adopción y aplicación forzosa de políticas que violan
derechos básicos de los ciudadanos, con base en sus antecedentes políticos, étnicos, o religiosos”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párrs. 67, 69: “[L]os in-
terrogatorios por sí mismos no han sido considerados por el Tribunal de suficiente gravedad como para
constituir los crímenes que se establecen en el Estatuto, tales como persecución o tortura, como críme-
nes de lesa humanidad”. “La Sala de Primera Instancia concluye que los interrogatorios de bosnio-
croatas y bosnio-musulmanes y otros civiles no-serbios que habían sido arrestados y detenidos, y el
obligarlos a firmar declaraciones falsas y obtenidas con coerción, como si supuestamente fueran de
ellos mismos, no alcanzan el nivel de gravedad requerido para constituir persecución y un crimen de
lesa humanidad. Éstas pueden, sin embargo, formar parte de una serie de actos que comprenden un acto
persecutorio conexo, por ejemplo, al considerarlos con el cargo de persecución por motivos políticos, racia-
les o religiosos por los actos de arresto o confinamiento ilegal de bosnio-croatas, bosnio-musulmanes y
otros civiles no-serbios [...]; y específicamente al considerar la legalidad del confinamiento o arresto
ilegal que se alega. Tales actos también están relacionados con el cargo de persecución por actos de trato
cruel e inhumano, que incluye golpizas y tortura [...]; y pueden ser considerados acumuladamente”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párrs. 208-210: Los siguien-
tes actos no constituyen persecución como un crimen de lesa humanidad, porque no alcanzan el mismo
nivel de gravedad que otros crímenes de lesa humanidad enumerados en el artículo 5:

• el alentar y promover el odio sobre bases políticas;


• el despedir y remover a bosnio-musulmanes del gobierno.

(4) Mens rea para tipificar persecución

(a) Se requiere intención discriminatoria para tipificar persecución

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 460: “Con respecto al mens rea re-
querido [para tipificar persecución], la Sala de Apelaciones reitera que la persecución como un crimen
de lesa humanidad requiere prueba de una intención específica de discriminar por motivos políticos,
raciales o religiosos”. Ver también Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004,
párrs. 110, 674 (igual); Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 164 (igual).

303
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 711: “El [...] mens rea pa-
ra todos los crímenes de lesa humanidad [requiere demostrar lo siguiente]: a saber, el acusado debe
saber que existe un ataque a gran escala o sistemático contra la población civil y que sus actos forman
parte de ese ataque. Adicionalmente, para persecuciones, como crimen de lesa humanidad, debe pro-
barse la intención específica de discriminar por motivos políticos, raciales o religiosos”.
Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 113: “[C]omo lo sostuvo la Sala de
Apelaciones en la Sentencia de Apelación en la Sentencia de Apelación del caso Krnojelac, [el mens
rea del crimen de persecución requiere prueba de que el acto u omisión] ‘se llevó a cabo deliberada-
mente, con la intención de discriminar sobre uno de los motivo enumerados, específicamente, raza,
religión o política [...]”.
Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 184: “La Sala de Apelaciones
reitera que, por ley, la persecución como un crimen de lesa humanidad requiere prueba de una inten-
ción específica de discriminar por motivos políticos, raciales o religiosos, y que recae en la Fiscalía el
probar que los actos relevantes fueron cometidos con la intención discriminatoria requerida”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 996: “El crimen de persecu-
ción también deriva su carácter único del requisito de una intención discriminatoria específica. No es
suficiente que el acusado esté consciente que, de hecho, está actuando en una forma discriminatoria;
debe conscientemente tener la intención de discriminar”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 51: “El crimen de
persecución es distinguible de manera única de otros crímenes del artículo 5 por el requisito de una
intención de discriminar por motivos raciales, religiosos o políticos. No es suficiente que el acusado
sepa que, de hecho, está actuando de una forma que es discriminatoria; conscientemente debe tener la
intención de discriminar”.
Stakic (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 738: “La Sala de Primera Instancia
recuerda que el mens rea del crimen de persecuciones, además del conocimiento requerido en todos
los crímenes de lesa humanidad enumerados en el artículo 5 del Estatuto, consiste en:

- la intención de cometer el acto conexo, y


- la intención de discriminar por motivos políticos, raciales o religiosos.

Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 212: “[S]e requiere una
intención particular, adicionalmente a una intención específica (para cometer el acto y producir sus
consecuencias) y la intención general (conocimiento objetivo del contexto en el que el acusado actuó).
Esta intención, la intención discriminatoria, es lo que coloca al crimen de persecución aparte de otros
crímenes de lesa humanidad del artículo 5. Este requisito de intención discriminatoria para el crimen
de persecución es, así, diferente del nivel de intención más general que se requiere en otros crímenes de
lesa humanidad conforme al artículo 5, en los que el mero ‘conocimiento del contexto’ de un ataque a
gran escala o sistemático contra una población civil es suficiente” (subrayado removido).
Ver también Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 737: “La Sala de Pri-
mera Instancia considera que el término ‘intención discriminatoria’ constituye el requisito de un ‘dolus
specialis’”.

304
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(b) El requisito del mens rea para persecución es más alto que para
otros crímenes de lesa humanidad, pero menor que para el crimen de genocidio

Kupreskic et al., (Sala de Primera Instancia), 14 de enero de 2000, párr. 636: “[E]l mens rea requerido
en persecución es más alto que en de otros crímenes de lesa humanidad ordinarios, aunque más bajo
que en el de genocidio. [L]a persecución como un crimen de lesa humanidad, es un crimen que perte-
nece al mismo genus que el genocidio. Tanto la persecución como el genocidio son crímenes perpetra-
dos contra personas que pertenecen a un grupo particular, y que son seleccionadas debido a dicha per-
tenencia. En ambas categorías lo que importa es la intención de discriminar: atacar a personas debido a
sus características étnicas, raciales o religiosas (así como, en el caso de persecución, debido a su filia-
ción política). Mientras que en el caso de persecución la intención discriminatoria puede tomar múlti-
ples formas inhumanas y manifestarse en una pluralidad de acciones incluyendo el asesinato, en el
caso de genocidio, la intención debe estar acompañada por la intención de destruir, en todo o en parte,
al grupo al que las víctimas de genocidio pertenecen. [D]esde el punto de vista del mens rea, el geno-
cidio es una forma extrema y más inhumana de persecución. Para ponerlo de manera diferente, cuando
la persecución escala a la forma extrema de un acto deliberado e intencional, destinado a destruir a un
grupo, o a parte de un grupo, puede sostenerse que dicha persecución se constituye en genocidio”.

(c) Intención de seleccionar a un grupo, no a personas

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 165: “La Sala de Primera Instancia estaba en
lo correcto cuando sostuvo [...] que el mens rea en persecuciones ‘es la intención específica de causar
lesiones a un ser humano debido a su pertenencia a un comunidad o grupo en particular”.
Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 636: “Existe una
base discriminatoria cuando una persona es seleccionada a causa de consideraciones religiosas, políti-
cas, o raciales, esto es, debido a su pertenencia a cierto grupo de víctimas que es seleccionado por el
grupo perpetrador. [...] [E]l grupo seleccionado no solamente está integrado por personas que perso-
nalmente portan o conllevan el criterio (religioso, racial o político) del grupo. El grupo seleccionado
debe ser interpretado ampliamente, y puede, en particular, incluir a tales personas que se definen por el
perpetrador como pertenecientes al grupo de la víctima debido a sus afiliaciones cercanas o simpatías
por el grupo de la víctima. [...][E]sta interpretación es consistente con la razón subyacente de la provi-
sión que prohíbe la persecución, ya que es el perpetrador el que define al grupo víctima, en tanto que
las víctimas seleccionadas no tienen influencia en la definición de su estatus. La Sala encuentra que en
tales casos, se tiene una discriminación de hecho, ya que las víctimas son discriminadas de hecho por
lo que o por quienes son, con base en la percepción del perpetrador”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 235: El “perpetrador de los actos
de persecución no selecciona inicialmente a la persona sino más bien la membrecía en un grupo racial,
religioso o político específico”.

(d) La intención discriminatoria puede demostrarse


por discriminación política, racial o religiosa

Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 52: “A pesar de que el
Estatuto se refiere a los motivos enumerados en el conjuntivo [“persecución por motivos políticos,

305
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

raciales y religiosos”], es jurisprudencia establecida del Tribunal que la presencia de la intención dis-
criminatoria por cualesquiera de estos motivos es suficiente para cumplir con el mens rea requerido
para tipificar persecución”.

(e) La intención discriminatoria puede demostrarse mediante criterios positivos o negativos

Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 195: “[E]l acto discriminato-
rio podría resultar de la aplicación de criterios positivos o negativos”. Por ejemplo, “un ataque ‘condu-
cido solamente contra la población no-serbia de la población, porque eran no-serbios’ era indicativo de
la intención discriminatoria necesaria”.

(f) Inferencia de la intención discriminatoria

(i) La intención discriminatoria no puede ser inferida directamente


de la naturaleza discriminatoria general de un ataque
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 460: “Esta intención [para tipificar
persecución como un crimen de lesa humanidad] no puede ser inferida directamente de la naturaleza
discriminatoria general de un ataque caracterizado como crimen de lesa humanidad; tal contexto, en y
por sí mismo, puede no llegar a constituir la prueba necesaria para establecer la intención discriminato-
ria”. Ver también Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 366; Kordic
y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 110, 674; Blaskic, (Sala de Apelaciones),
29 de julio de 2004, párr. 164; Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 184;
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 584; Brdjanin, (Sala de
Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 997.
Pero ver Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 584: “Cuando
tales actos [imputados, como persecución] formaron parte de un ataque de naturaleza discriminatoria,
este contexto puede ser base suficiente para inferir la intención discriminatoria en relación a cada acto
particular”.
Para la discusión de que la intención discriminatoria puede inferirse directamente de la naturaleza
discriminatoria general de un ataque cuando el perpetrador es indirecto, ver “cuando el perpetrador es
indirecto, se requiere prueba solamente de la intención discriminatoria general en relación al ataque”,
Sección (IV)(d)(viii)(4)(l)(i), Compendio del TPIY.

(ii) La intención discriminatoria puede inferirse del contexto del ataque,


si es substanciado por las circunstancias que rodean la comisión del crimen
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 366: “[L]a intención discriminatoria
puede inferirse del contexto del ataque, siempre que esté soportada por las circunstancias que rodean la
comisión del crimen”. Ver también Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 460
(similar); Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 110, 674; Blaskic,
(Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 164; Krnojelac,(Sala de Apelaciones), 17 de septiembre
de 2003, párr. 184; Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 584;
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 997.

306
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Ver también Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 185: “[L]a Sala de
Apelaciones considera que el hecho de que las [circunstancias que rodean la comisión de los actos que
se alegan] pueda permitir establecer el actus reus de persecución (esto es, la naturaleza discriminatoria
de un acto), no impide a la Sala de Primera Instancia el considerar esas circunstancias, así como otros
factores, para establecer el mens rea del crimen, que es la intención discriminatoria por motivo de la
cual se cometió el acto discriminatorio”.

(iii) Factores a considerar


Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 460: “Las circunstancias que pueden
ser tomadas en consideración [al inferir la intención discriminatoria respecto a la persecución] inclu-
yen la naturaleza sistemática de los crímenes cometidos contra un grupo racial o religioso, y la actitud
general que el supuesto perpetrador demuestra en su conducta”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 715: “La Sala de Apela-
ciones se avoca ahora a la intención específica de discriminar por motivos políticos, raciales, o religio-
sos y desea subrayar, primero, que dicha intención específica en general sólo puede ser inferida de
hechos objetivos y de la conducta general de una persona acusada, vista en su totalidad. Solamente en
raras ocasiones será posible establecer dicha intención con base en documentos en donde se señale el
mens rea ‘del propio perpetrador”.
Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 184: “Las circunstancias que
pueden ser tomadas en consideración [para inferir la intención discriminatoria] incluyen la operación
de la prisión (en particular, la naturaleza sistemática de los crímenes cometidos contra un grupo racial
o religioso), y la actitud general del supuesto perpetrador del crimen, como se visualizan a través de su
conducta”.

(iv) La intención puede ser inferida del conocimiento del perpetrador


respecto a su participación en un sistema
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 51: “La Sala de Primera
Instancia ha inferido la intención discriminatoria a través del conocimiento del perpetrador respecto a
su participación en un sistema, iniciativa o empresa que discrimina por motivos políticos, raciales o
religiosos”.
Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 201: “[L]a intención
discriminatoria de un perpetrador [cuando existe una empresa criminal conjunta] puede inferirse de la
participación consciente en un sistema, iniciativa o empresa que discrimina por motivos políticos, ra-
ciales o religiosos”.

(v) Aplicación - inferencia de la intención discriminatoria a partir


del hecho de que las golpizas fueron infringidas sólo a detenidos no-serbios
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 366: “[L]a Sala de Apelaciones en-
contró en el caso del El Fiscal vs. Krnojelac que, cuando se infringían golpizas solamente a las personas
detenidas no-serbios en una prisión, era razonable concluir que éstas se cometían debido a la afiliación
política o religiosa de las víctimas, y que estos actos eran cometidos con la intención discriminatoria
requerida. En el caso presente, parece que casi todas las personas detenidas en el campo pertenecían al

307
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

grupo no-serbio. Era razonable concluir que la razón de su detención era su membrecía en este grupo y
por lo tanto era de naturaleza discriminatoria.”.

(g) No se requiere una política discriminatoria

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 341: “En su Escrito de Contestación, Kvocka
acepta que no existe el requisito de que existiera una política discriminatoria, o de que el acusado to-
mara parte en la formulación de dicha política, y sostiene que esta sub-sección del fundamento de su
apelación no necesita ser considerado”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 582: “En tanto que los
actos persecutorios a menudo pueden ser parte de una política discriminatoria, la existencia de una
política discriminatoria no es un requisito necesario para persecuciones”. Ver también Kupreskic et al.,
(Sala de Primera Instancia), 14 de enero de 2000, párr. 625 (similar).
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 997: “‘Bajo la definición del
crimen de persecución no existe requisito de que exista una política discriminatoria, o de que, en caso
de que se demuestre que existió dicha política, el acusado necesite haber tomado parte en la formula-
ción de dicha política o práctica discriminatoria, por parte de una autoridad gubernamental”. Ver tam-
bién Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 51 (igual); Vasiljevic,
(Sala de Primera Instancia), 29 de noviembre de 2002, párr. 248 (similar); Krnojelac, (Sala de Primera
Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 435 (igual).
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 739: “El requisito de que una perso-
na acusada pretendía discriminar no requiere de la existencia de una política discriminatoria”.

(h) Intención persecutoria - la remoción de las personas seleccionadas


de la sociedad o de la humanidad - no se requiere

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 111: “Conforme a la jurispru-
dencia del Tribunal Internacional, la Sala de Apelaciones sostiene que la demostración de una inten-
ción persecutoria específica tras una política o plan persecutorio supuesto, es decir, la remoción de las
personas seleccionadas de la sociedad o de la humanidad, no se requiere para establecer el mens rea
del perpetrador que lleva a cabo los actos materiales conexos del crimen de persecución. La Sala de
Apelaciones sostiene que el mens rea para el crimen de persecución ‘es la intención específica de cau-
sar lesiones a un ser humano por su pertenencia a una comunidad o grupo particular’. La Sala de Ape-
laciones subraya que no existe requisito legal de que el actor posea una ‘intención persecutoria’ sobre
y por encima de una intención discriminatoria”.
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 165: “Conforme a la jurisprudencia del
Tribunal Internacional, la Sala de Apelaciones sostiene que no se requiere demostrar una intención
persecutoria específica detrás de un plan o política persecutoria supuesta, es decir, la remoción de las
personas seleccionadas de la sociedad o de la humanidad, para establecer el mens rea del perpetrador
que lleva a cabo los actos materiales conexos del crimen de persecución. La Sala de Apelaciones dese-
cha, además, el alegato del Apelante de que el propósito discriminatorio por sí sólo es insuficiente para
establecer el mens rea del crimen de persecuciones. La Sala de Primera Instancia estaba en lo correcto
cuando sostuvo, en el párrafo 235 de la Sentencia de Primera Instancia, que el mens rea del crimen de

308
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

persecución ‘es la intención específica de causar daño a un ser humano por su pertenencia a una co-
munidad o grupo en particular’. La Sala de Apelaciones subraya que no existe requisito legal de que el
actor posea una ‘intención persecutoria’ sobre y por encima de una intención discriminatoria”.

(i) El conocimiento de que uno está actuando en una forma


que es discriminatoria es insuficiente; debe existir intención de discriminar

Vasiljevic, (Sala de Primera Instancia), 29 de noviembre de 2002, párr. 248: “El acusado debe cons-
cientemente tener la intención de discriminar para poder establecer persecución. No es suficiente que
el acusado meramente sepa que de hecho estaba actuando en forma discriminatoria”.
Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 435: “El crimen de persecu-
ción también deriva su carácter único del requisito de una intención discriminatoria específica. No es
suficiente de que el acusado esté consciente que de hecho está actuando en una forma que es discrimi-
natoria; debe tener la intención consciente de discriminar”.

(j) La intención de discriminar no necesita ser la intención principal,


pero debe ser una significativa

Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 435: “En tanto que la intención de
discriminar no necesita ser la intención principal con respecto al acto, debe ser una significativa”.

(k) Las motivaciones personales son irrelevantes para encontrar la intención

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 463: “La Sala de Primera Instancia
explícitamente hizo notar que los crímenes de lesa humanidad pueden ser cometidos por razones pu-
ramente personales. La Sala de Apelaciones confirma que:

Los precedentes judiciales relevantes, y el espíritu de las reglas internacionales concernientes a los
crímenes de lesa humanidad, dejan claro que conforme al derecho consuetudinario las ‘motivaciones
puramente personales’ no adquieren relevancia por establecer si se ha perpetrado o no un crimen
de lesa humanidad.

Deben distinguirse la motivación y la intención. Los motivos personales, tales como ajuste de vie-
jas cuentas, o búsqueda de ganancia personal, no excluye la intención discriminatoria. Pueden conver-
tirse en relevantes en la etapa de sentencia para atenuar o agravar la condena, pero no forman parte de
los prerrequisitos necesarios para que la conducta caiga dentro de la definición de un crimen de lesa
humanidad”.

309
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

(i) Aplicación - motivaciones personales: campo de Omarska


Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 367, 369-370: “Radic argumenta
que no compartía el propósito de la política discriminatoria, pero que sirvió reticentemente en el cam-
po de [Omarska] sólo por órdenes explícitas de su superior. La Sala de Apelaciones recuerda que la
intención discriminatoria debe distinguirse de la motivación para hacerlo. La Sala de Primera Instancia
infiere la intención discriminatoria de Radic de su conocimiento de la naturaleza discriminatoria de los
crímenes, y de su participación consciente en el sistema de persecución prevaleciente en el campo de
Omarska. La Sala de Apelaciones encuentra que era razonable alcanzar la conclusión de que Radic
actuó con intención discriminatoria a partir de los hechos del caso, independientemente de sus motivos
personales para hacerlo. Sus motivos personales pueden tornarse relevantes en la etapa de imposición
de la condena, pero no con respecto a las conclusiones de su intención criminal”.
“Radic también asevera que los actos de violación y violencia sexual que se le imputan no involucran
discriminación con base en religión, etnicidad, o creencias políticas. Él alega que la Sala de Primera
Instancia encontró motivos personales en los actos de violación como persecución, pero no estableció
que constituía su intención discriminatoria”. “La Sala de Apelaciones encuentra que Radic, nuevamente,
no distingue entre intención y motivación. La Sala de Primera Instancia encontró que la violencia
sexual se dirigió únicamente contra mujeres de origen no-serbio, y Radic no disputó estas conclusiones.
Por las razones señaladas en la sección precedente, fue razonable concluir que Radic actuó con la in-
tención discriminatoria requerida, independiente de su motivación personal para cometer estos actos”.

(l) Generalmente, la intención discriminatoria debe relacionarse


con el acto que se imputa como persecución, no con el ataque

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 584: “La intención de dis-
criminar debe relacionarse con el acto(s) particular(es) que se imputa(n) como persecuciones”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 51: “La intención
discriminatoria debe relacionarse con un acto u omisión conexo específica vinculada al cargo de per-
secución, en oposición al ataque en general, independientemente del hecho de que el ataque puede
también, en la práctica, tener un aspecto discriminatorio”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 740: “En el caso Vasiljevic, la Sala
de Primera Instancia sostuvo que:

[...] la intención discriminatoria debe relacionarse con el acto específico que se imputa como per-
secución. No es suficiente que el acto meramente ocurra dentro de un ataque que tenga un aspecto
discriminatorio.

En este contexto, la Sala de Primera Instancia en este caso criticó el hecho de que, en otros casos ante
el Tribunal, se había sostenido que ‘un ataque discriminatorio era fundamento suficiente del cual inferir la
intención discriminatoria de actos llevados a cabo dentro del ataque’. Continuó manifestando que:

310
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

[e]ste punto de vista puede llevar a la conclusión correcta con respecto a la mayoría de los actos
fueron llevados a cabo dentro del contexto de un acto discriminatorio, pero puede haber actos cometi-
dos dentro del contexto que fueron perpetrados ya sea por alguno de los motivos discriminatorios
no enumerados en el Estatuto, o por razones puramente personales. Consecuentemente, este punto
de vista no necesariamente permite una inferencia exacta respecto a la intención que puede dedu-
cirse en relación con todos los actos que ocurren dentro de tal contexto”.

Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 436: “La intención discrimina-
toria se debe relacionar con el acto específico que se imputa como persecución más que con el ataque
en general, aunque, en la práctica, este último también pueda tener un aspecto discriminatorio. Esto es
claro a partir de la definición de persecución, que requiere de un acto u omisión que sea, de hecho,
persecutorio. No existe requisito, ni conforme al crimen de persecución ni a los requerimiento genera-
les de los crímenes de lesa humanidad, de que el ataque en general sea discriminatorio. [L]a norma ha
[...] sido aplicada por este Tribunal fundándose en que un ataque por motivos discriminatorios, es base
suficiente de la cual inferir la intención discriminatoria necesaria para tipificar persecución. Mientras
que dicho punto de vista probablemente alcanzaría la conclusión correcta para la mayoría de los actos que
ocurren dentro del contexto de un acto discriminatorio, pueden existir ciertos actos cometidos dentro
del contexto de un ataque ya sea por motivos discriminatorios no enumerados en el Estatuto, o por razo-
nes puramente personales. Por lo tanto, este criterio no necesariamente permite un inferencia precisa
con respecto a la deducción de la intención con respecto a todos los actos”. Ver también Vasiljevic, (Sala
de Primera Instancia), 29 de noviembre de 2002, párr. 249 (similar).

(i) Cuando existe un perpetrador indirecto, solamente se requiere


probar la intención discriminatoria general en relación al ataque
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 741-743, 746, 774: “Esta Sala de Primera
Instancia [...] es de la opinión que papel particular del acusado tiene un impacto significativo sobre la
cuestión de si se requiere prueba de una intención discriminatoria con relación a cada acto específico
imputado, o si bastaría la prueba de un ataque discriminatorio como fundamento suficiente a partir de
la cual inferir la intención discriminatoria en relación con los actos que forman parte de ese ataque. En
ambos casos, Vasiljevic y Krnojelac, los Acusados estaban cercanamente relacionados a la comisión
real de los crímenes. En tales casos, esta Sala de Primera Instancia podría estar de acuerdo que se re-
quiere prueba del hecho de que el perpetrador directo actuó con intención discriminatoria en relación
al acto específico en cuestión. En el caso presente, sin embargo, no se alega que el Acusado sea el per-
petrador directo de los crímenes. Más bien, como figura política líder en el Municipio de Prijedor, se le
acusa como perpetrador detrás del perpetrador directo/autor, y se le considera co-perpetrador de dichos
crímenes, junto con otras personas con quienes cooperó en muchos órganos de liderazgo del Municipio.
La Sala de Primera Instancia deliberadamente emplea ambos términos ‘perpetrador’ y ‘actor’ debido a
que es irrelevante para la determinación de la intención del perpetrador indirecto si el actor tenía o no dicha
intención discriminatoria; el actor puede ser utilizado como una herramienta o un instrumento inocente
solamente”.
“En tal contexto, requerir prueba de la intención discriminatoria tanto del acusado como de los
personas actuantes, en relación a todos los actos individuales cometidos, llevaría a una protección in-
justificable de los superiores y correría contrario al significado, espíritu y propósito del Estatuto de
este Tribunal Internacional. Esta Sala de Primera Instancia, por lo tanto, sostiene que la prueba de un
ataque discriminatorio contra una población civil es una base suficiente para inferir la intención dis-

311
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

criminatoria de una persona acusada por los actos llevados a cabo como parte del ataque en el que par-
ticipó como co-perpetrador”.
“En casos de perpetración indirecta, se requiere prueba sólo de la intención discriminatoria gene-
ral del perpetrador indirecto en relación con el ataque cometido por los perpetradores directos/autores.
Aún si el perpetrador directo/autor no actuó con intención discriminatoria, esto, como tal, no excluye
el hecho de que el mismo acto puede ser considerado como parte de un ataque discriminatorio si solamente
el perpetrador indirecto tenía intención discriminatoria”. “[E]s irrelevante si el perpetrador directo te-
nía o no, o aún si compartía, la intención del perpetrador indirecto que actuaba en un nivel superior. Lo
que cuenta es la intención discriminatoria del perpetrador indirecto”.
“[L]a Sala de Primera Instancia ha determinado que para tipificar un acto persecutorio debe pro-
barse una intención discriminatoria dependiendo de la posición del perpetrador. En caso de un ataque
persecutorio, debe ser demostrado en el nivel del co-perpetrador indirecto tras el perpetrador direc-
to/autor. Sin embargo, la prueba de que los crímenes individuales cometidos por perpetradores directos
con intención discriminatoria puede ser de ayuda”.

(m) Mens rea por ordenar, planear o instigar la comisión del crimen de persecución

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 112: “[L]a Sala de Apelacio-
nes considera que una persona que ordena, planea o instiga un acto u omisión a sabiendas de la proba-
bilidad significante que se cometerá un crimen al ejecutar esa orden, plan o instigación, tiene el mens
rea requerido para establecer responsabilidad conforme al artículo 7(1) del Estatuto bajo orden, planeación
o instigación. El ordenar, planear o instigar con dicho conocimiento debe ser considerado como una
aceptación de la comisión del crimen. Así, una persona que ordena, planea o instiga la comisión de un
acto, con la conciencia de que hay una probabilidad significante de que se cometerán persecuciones
como un crimen de lesa humanidad al ejecutar la orden, plan o instigación, puede ser responsable con-
forme al artículo 7(1) del Estatuto por el crimen de persecuciones”.
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 166: “[E]l estándar legal correcto [...] es
que una persona que ordena un acto u omisión con la conciencia de que hay una probabilidad impor-
tante de que se cometa un crimen al ejecutar esa orden, tiene el mens rea requerido para incurrir en
responsabilidad según el artículo 7(1) de acuerdo a dicha orden. El emitir órdenes con dicha concien-
cia debe de ser considerado como una aceptación del crimen. Así, una persona que ordena la ejecución
de un acto a sabiendas de que hay una probabilidad importante que se cometerán persecuciones como
un crimen de lesa humanidad al ejecutar la orden, puede ser responsable según el artículo 7(1) por el
crimen de persecuciones”.
Para la discusión del mens rea por ordenar, planear e instigar según el artículo 7(1), ver
(V)(c)(iii)(2), (V)(c)(i)(2) y (V)(c)(ii)(2) respectivamente, Compendio del TPIY.

(n) Mens rea del crimen de persecución cuando existe una empresa criminal
conjunta/mens rea para quien ayuda o alienta la persecución

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 110: “[P]ara los crímenes de perse-
cución, la Fiscalía debe demostrar que el acusado compartía una intención discriminatoria en común
con la empresa criminal conjunta. Si el acusado no comparte la intención discriminatoria, entonces aún

312
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

podría ser responsable como ayudante o alentador si, a sabiendas, hace una contribución substancial a
la comisión del crimen”.
Comparar Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 142: “Para condenar a
[Vasiljevic] como ayudante y alentador de la comisión del crimen de persecución, la Sala de Apela-
ciones debe establecer que el Apelante sabía que los perpetradores principales de la empresa criminal
conjunta pretendían cometer los crímenes conexos y, por sus actos, pretendían discriminar contra la
población musulmana, y que, con ese conocimiento, el Apelante hizo un contribución substancial a la comi-
sión de los actos discriminatorios cometidos por los perpetradores principales”.
Para la discusión del mens rea de quien ayuda y alienta a una empresa criminal conjunta según el
artículo 7(1), ver (V)(e)(vi)(3), Compendio del TPIY.
Para una “diferencia entre ‘ayudar y alentar’, y ‘co-perpetración en una empresa criminal conjunta’
(esto es, actuar conforme a un diseño o propósito común)”, ver Sección (V)(e)(vi), Compendio del TPIY.
Para la discusión sobre “si uno puede ser ayudante y alentador con respecto una empresa criminal
conjunta”, ver (V)(e)(vii), Compendio del TPIY.

(o) Aplicación – persecución - mens rea

(i) Los campos de Omarska, Keraterm y Trnopolje


Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 461, 345-347, 455: “Considerando
que todos los crímenes por los que fue condenado Zigic fueron cometidos dentro del marco de los
campos de Omarska, Keraterm y Trnopolje, que estos campos eran parte de un ataque a gran escala y
sistemático contra la población civil no-serbia, y que la abrumadora mayoría de las personas detenidas
en estos campos pertenecían a este grupo, Sala de Primera Instancia concluyó correctamente de que la
intención discriminatoria de Zigic contra las personas detenidas podía ser inferida de sus actividades
dentro de estos campos”.
“Kvocka alega que su asociación con la comunidad musulmana, su afiliación política y su deber
profesional como policía son hechos que desaprueban la existencia de una intención discriminatoria”.
“La Sala de Apelaciones concurre con la conclusión convincente y razonable de la Sala de Primera
Instancia de que los crímenes cometidos en el campo fueron perpetrados con la intención de discrimi-
nar contra y subyugar a las personas detenidas no-serbios, lo cual era el último fin de la empresa cri-
minal conjunta. Respecto a Kvocka, la Sala de Primera Instancia encontró que tenía la intención de
discriminar contra las personas detenidas no-serbios en el campo. A este respecto, la Sala de Apela-
ciones recuerda que, en cuanto al mens rea de Kvocka, ésta concluyó que la Sala de Primera Instancia
no erró cuando encontró, con base en la prueba que tuvo ante sí, que Kvocka tenía la intención de con-
tribuir a la empresa criminal conjunta del campo de Omarska. La Sala de Apelaciones es de la opinión
que, en el contexto del caso, la intención de contribuir a la empresa criminal conjunta y la intención
discriminatoria es una y la misma cosa”.
“[L]a Sala de Primera Instancia considera que cuando todos los detenidos eran no-serbios, o aquéllos
sospechosos de simpatizar con no-serbios, sería ser ingenuo el disputar que la religión, la política, y la
etnicidad no definían al grupo seleccionado para ser atacado. En relación a los hechos del caso presen-
te, la Sala de Primera Instancia hizo notar:

313
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

[V]irtualmente todos los crímenes que se alegan fueron cometidos contra detenidos no-serbios de
los campos. Las víctimas fueron seleccionadas para ser atacadas por motivos discriminatorios. En
tanto que los motivos discriminatorios conforman el criterio requerido, no la membrecía a un gru-
po particular, los fundamentos discriminatorios en este caso se basan en la exclusión de la mem-
brecía en un grupo particular, el grupo serbio. [...] No hay duda de que los ataques estaban especí-
ficamente dirigidos a la población no-serbia de Prijedor, y se proponían sacar a esta población del
territorio o subyugar a los que quedaban. Los campos de Trnopolje y Keraterm parecen haber si-
do, cada uno, establecido como parte de un plan común para alcanzar este propósito, y el campo
de Omarska se estableció claramente para cumplir con ese objetivo.

A pesar de que la Sala de Primera Instancia hace estas observaciones en el contexto de la discu-
sión del mens rea para persecución, también apoya la conclusión de que los crímenes cometidos en los
campos son discriminatorios de hecho. En el campo de Omarska, algunos bosnio-serbios fueron tam-
bién detenidos, según se reporta, porque eran sospechosos de haber colaborado con los musulmanes.
Aunque los argumentos de la Sala de Primera Instancia principalmente se relacionan con el campo de
Omarska, no dejan ninguna duda de que las mismas condiciones prevalecían en los campos de Keraterm
y Trnopolje”.

(ii) Municipio de Prijedor


Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 818, 826: “Los [...] hallazgos llevaron a
la Sala de Primera Instancia a determinar que diversos crímenes, tales como asesinato, tortura, violen-
cia física, violaciones y agresiones sexuales fueron cometidas por los perpetradores directos con una
intención discriminatoria. Lo que es crucial es que estos crímenes formaban parte de una campaña persecu-
toria encabezada, inter alia, por el Dr. Stakic, como co-perpetrador detrás los perpetradores directos.
Él es penalmente responsable de todos los crímenes, y tenía una intención discriminatoria en relación
con todos ellos, independientemente de que hubieran sido cometidos por un perpetrador directo/autor
con una intención discriminatoria o no”. “La Sala de Primera Instancia está satisfecha, más allá de toda
duda razonable, de que el Acusado tenía la intención de discriminar contra no-serbios en el Municipio
de Prijedor, o los afiliados o simpatizantes con éstos, a causa de sus afiliaciones políticas o religiosas,
durante la época relevante, en 1992. Por lo tanto, la Sala de Primera Instancia encuentra al Acusado
culpable como co-perpetrador de los actos probados que se alegan bajo el cargo de persecución, como
un crimen de lesa humanidad bajo el artículo 5(h) del Estatuto”.

(iii) El incidente en el Río Drina en el municipio de Visegrad


en el sureste de Bosnia y Herzegovina
Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párrs. 1, 143: La Sala de Primera Instancia
encontró que el 7 de junio de 1992, el Apelante, junto con Milan Lukic y dos hombres no identifica-
dos, transportaron por la fuerza a siete hombres musulmanes a la ribera Este del Río Drina, donde fue-
ron baleados. Cinco de los siete hombres murieron como resultado de los balazos y dos sobrevivieron
cayendo al río, pretendiendo estar muertos. Este incidente es referido como el incidente del Río Drina.
“En la opinión de la Sala de Apelaciones, está más allá de toda duda que los actos cometidos por
Milan Lukic y los otros dos hombres constituyen el crimen de persecución: Asesinaron a los cinco
hombres musulmanes y cometieron actos inhumanos contra dos los sobrevivientes con la intención
discriminatoria deliberada por motivos religiosos o políticos. Además, la Sala de Apelaciones concurre

314
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

con las conclusiones de la Sala de Primera Instancia en que el Apelante participó en el incidente del
Río Drina ‘con el pleno conocimiento de que la intención del grupo de Milan Lukic era perseguir a la
población local musulmana de Visegrad mediante la comisión de los crímenes conexos. La única ra-
zón por la que siete hombres musulmanes fueron arrestados y asesinados fue porque pertenecían a la
población musulmana de Visegrad. El Apelante estaba consciente de estos hechos y voluntariamente
participó en el incidente del Río Drina, apuntando su pistola a las víctimas y evitando que éstas esca-
paran. Aún si no ha quedado demostrado, más allá de toda duda razonable, que él personalmente ase-
sinó a los cinco hombres musulmanes, su apoyo tuvo un efecto substancial en la preparación de los
crímenes ocurridos en la ribera del Río Drina. En ese momento, él estaba plenamente consciente de
que su participación era un apoyo para la perpetración del crimen de persecución cometido por los
perpetradores principales. Por lo tanto, el Apelante es responsable de haber ayudado y alentado la co-
misión del crimen de persecución mediante el asesinato de cinco hombres musulmanes y por actos
inhumanos contra los dos otros hombres musulmanes (Cargo 3)”.

(iv) Detención de no-serbios en el Complejo de Prisión KP Dom en Foca, Bosnia y Herzegovina


Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 186: “En este caso, la Sala de Pri-
mera Instancia indicó que la ‘detención de no-serbios en el [Complejo de Prisión] KP Dom, y los actos
u omisiones que tuvieron lugar allí, estuvieron claramente relacionados con el ataque a gran escala y
sistemático contra la población civil no-serbia en el Municipio de Foca’. La Sala de Apelaciones sos-
tiene que de esta conclusión puede inferirse que el trato que se dio a las personas detenidas no-serbias
fue consecuencia de la política discriminatoria mencionada anteriormente [19] que constituía el motivo
de su detención. Además, la Sala de Apelaciones recuerda las conclusiones de la Sala de Primera Ins-
tancia en el párrafo 47 de la Sentencia:

A las pocas personas condenadas serbias que fueron detenidas en KP Dom se les mantenía en una
parte diferente del lugar donde estaban los no-serbios. No eran maltratados como las personas
detenidas no-serbias. La calidad y cantidad de su comida era un poco mejor y algunas veces in-
cluía porciones adicionales. No eran golpeadas ni se abusaba de ellas en ninguna otra forma, no
eran encerradas en sus habitaciones, eran liberadas una vez que habían cumplido su tiempo, tení-
an acceso a instalaciones de higiene y disfrutaban de otros beneficios que eran negados a las per-
sonas detenidas no-serbios.

La Sala de Apelaciones observa que esta conclusión demuestra que, de hecho, sólo las personas
detenidas no-serbias eran sujetas a golpizas. Sostiene que la diferencia en que las personas detenidas
serbias y no-serbias eran tratadas no puede ser razonablemente atribuida a una selección accidental de
los guardias. Esta conclusión, por lo tanto, confirma la presunción anterior. Consecuentemente, la Sala
de Apelaciones considera que la única conclusión razonable que puede ser alcanzada, con base en los
hallazgos de la Sala de Primera Instancia, era que las golpizas eran infringidas a las personas detenidas
no-serbias debido a su afiliación política o religiosa y que, consecuentemente, estos actos ilegales fue-
ron cometidos con la intención discriminatoria requerida. La Sala de Apelaciones considera que, aun

19
Una política discriminatoria no es un elemento requerido en los crímenes de lesa humanidad, aunque puede ser útil
para inferir la intención discriminatoria. Ver “no se requiere el requisito de una política discriminatoria”, Sección
(IV)(d)(viii)(4)(g), Compendio TPIY.

315
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

suponiendo que los golpes infringidos a las personas detenidas no-serbias hubieran tenido por objeto
castigarlas por violar el reglamento, la decisión de infringir tal castigo derivó de una voluntad de dis-
criminar contra ellos por motivos religiosos o políticos, ya que el castigo sólo era infringido a personas
detenidas no-serbias”.

(5) Aplicación - persecución como crimen de lesa humanidad

(a) La masacre de Srebrenica y crímenes relacionados

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párrs. 619-621: “La Sala de Primera
Instancia ha encontrado que el ataque a gran escala y sistemático contra la población bosnia-musulmana de
Srebrenica se llevó a cabo con base en la afiliación étnica, nacional y religiosa de la población. La Sala
de Primera Instancia recuerda, a este respecto, el anuncio del General Mladic de que ‘ha llegado el
momento de que nos venguemos de los turcos en esta región’. Hace notar, adicionalmente, que mu-
chos soldados [del Ejército de la República Srpska] maldecían a los bosnio-musulmanes y se referían a
ellos utilizando apodos. Los soldados [del Ejército de la República Srpska] dijeron a los refugiados
que abandonaran el área, llamándola ‘País Serbio’ y parte de la ‘Gran Serbia’. Cuando los prisioneros
bosnio-musulmanes llegaron a los centros de detención fueron forzados a repetir textos pro-serbios,
incluyendo ‘esta [área] es Serbia’. La Sala de Primera Instancia por lo tanto encuentra que las circuns-
tancias que acompañaron el terror y el trato cruel e inhumano contra los civiles bosnio-musulmanes, el
traslado forzoso de mujeres y niños que siguió, y las ejecuciones organizadas de los hombres demues-
tran la existencia de una intención discriminatoria por motivos raciales, religiosos o políticos de los
perpetradores”.
“La Sala de Primera Instancia encuentra que existe suficiente prueba para establecer más allá de to-
da duda razonable que el asesinato, el trato cruel e inhumano y el aterrorizar de la población civil, como
se describió arriba, constituyen denegaciones lisas y llanas de derechos fundamentales que tuvieron un
impacto severo sobre las víctimas y, que por lo tanto, constituyen el crimen de persecuciones. Sin em-
bargo, en relación con la destrucción de las pertenencias personales, tales como ropa y carteras, la Sala
de Primera Instancia no encuentra que esas pertenencias personales constituyeran un bien indispensable
para sus propietarios. Por lo tanto, la Sala de Primera Instancia no encuentra que la quema de dichas per-
tenencias personales tuviera un impacto suficientemente grave sobre las víctimas, como para alcanzar un
nivel de gravedad comparable al de los actos enumerados en el artículo 5 del Estatuto”.
“En resumen la Sala de Primera Instancia encuentra que el asesinato, el trato cruel e inhumano, el
aterrorizar y el traslado forzoso de los civiles bosnio-musulmanes, constituyeron una campaña perse-
cutoria contra la población bosnia-musulmana”.
Nikolic – Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párrs. 30-33: “‘[L]os varios
días que siguieron a este ataque en Srebrenica, las fuerzas del VRS [Ejército de la República Serbia de
Bosnia-Herzegovina/República Srpska] capturaron, detuvieron y ejecutaron sumariamente, y enterra-
ron a más de 7,000 hombres y niños bosnio-musulmanes del enclave de Srebrenica, y trasladaron por
la fuerza a mujeres y niños bosnio-musulmanes de Srebrenica fuera del enclave’. Estos actos constitu-
yen la base del crimen de persecuciones con respecto al que Momir Nikolic se ha declarado culpable”.
“El crimen de persecuciones [...] se llevó a cabo por los siguientes medios: (a) el asesinato de mi-
les de civiles bosnio-musulmanes, incluyendo hombres, mujeres, niños y ancianos; (b) el trato cruel e
inhumano de civiles bosnio-musulmanes, incluyendo golpizas graves en Potocari y en las instalaciones

316
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

de detención de Bratunac y Zvornik; (c) el aterrorizar a civiles bosnio-musulmanes en Srebrenica y


Potocari; (d) la destrucción de pertenencias y efectos personales propiedad de bosnio-musulmanes; y (e) el
traslado forzoso de bosnio-musulmanes del enclave de Srebrenica”.
“A partir del 12 y 13 de julio de 1995 en Potocari, varios hombres y mujeres bosnio-musulmanes
fueron baleados y asesinados en y alrededor del área de las instalaciones de las Naciones Unidas, donde
se habían reunido después de escapar de Srebrenica; un grupo de aproximadamente 80 a 100 hombres
fueron ejecutados sumariamente mediante decapitación. Dentro de un periodo de cinco días, aproxi-
madamente 6,000 hombres bosnio-musulmanes que escapaban de Srebrenica en ‘la columna’ fueron
capturados, detenidos y ejecutados en diversos lugares en los Municipios de Bratunac y Zvornik. En el
pueblo de Bratunac, el 13 de julio de 1995, algunos de los hombres bosnio-musulmanes que fueron
detenidos allí fueron transportados desde los lugares de detención, incluyendo escuelas, hangares y
autobuses, y ejecutados sumariamente. A lo largo de la ruta entre Bratunac y Zvornik, los nombres
previamente utilizados para marcar los asentamientos y las comunidades o lugares de aprendizaje, cul-
tura y trabajo o características geográficas son ahora utilizados para identificar sitios de ejecuciones en
masa: el Río Jadar, el valle de Cerska, el Almacén de Kravica, la Escuela de Petkovci, el Centro Cultu-
ra de Pilica, y las villas de Tisca y Orahovac. En uno de esos lugares, en la Granja Militar de Branjevo,
aproximadamente 1,200 hombres bosnio-musulmanes que habían sido capturados de la columna, fue-
ron ejecutados mediante disparo de arma de fuego automática”.
“En su Declaración de Hechos, Momir Nikolic describe su papel en las etapas iniciales de la pla-
neación de la operación de asesinatos, incluyendo la detención de hombres físicamente capaces, y la
selección de los sitios de ejecución:

En la mañana del 12 de julio, antes de la reunión mencionada, me reuní con el Teniente Coronel
Vujadin Popovic, Jefe de Segurida de los Cuerpos de Drina, y con el Teniente Coronel Kosoric,
Jefe de Inteligencia, de los Cuerpos de Drina, fuera del Hotel Fontana. En ese momento, el Te-
niente Coronel Popovic me dijo que miles de mujeres y niños musulmanes en Potocari serían
transportados fuera de Potocari hacia territorio controlado por musulmanes cerca de Kladanj, y
que los hombres musulmanes físicamente capaces, dentro del grupo de civiles musulmanes, serían
separados del grupo y detenidos temporalmente en Bratunac, y poco tiempo después asesinados.
Se me dijo que era mi responsabilidad ayudar a coordinar y organizar esta operación. El Teniente
Coronel Kosoric reiteró su información y discutimos los lugares apropiados para detener a los
hombres musulmanes previamente a su ejecución. Identifiqué diversas áreas específicas: la Vieja
Escuela Primaria de ‘Vuk Karadzic’ (incluyendo el gimnasio), el viejo edificio de la Escuela Se-
cundaria ‘Duro Pucar Stari’, y el Hangar (que está a 50 metros de distancia de la Vieja Escuela
Secundaria). Los Tenientes Coroneles Popovic y Kosoric hablaron conmigo respecto a los sitios
de las ejecuciones de los hombres bosnio-musulmanes, temporalmente detenidos en Bratunac, y
discutimos dos lugares que estaban fuera del pueblo de Bratunac. Estos eran: la compañía estatal
‘Ciglane’ y una mina llamada ‘Sase’ en Sase”.

317
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

(b) Ataque a residentes musulmanes de Glogova en el municipio de Bratunac


con el fin de tomar territorio de Bosnia y Herzegovina

(i) Actos conexos


Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 128: “Desde finales de abril al 9 de
mayo de 1992, Miroslav Deronjic, individualmente, como Presidente del Estado Mayor del Municipio
de Bratunac, y en concierto con otros miembros de la empresa criminal conjunta, cometieron persecu-
ciones contra bosnio-musulmanes por motivos políticos, raciales o religiosos, en la villa de Glogova,
del Municipio de Bratunac. Estas persecuciones resultaron en el asesinato de 64 bosnio-musulmanes,
el desplazamiento forzoso de la población bosnia-musulmana de Glogova y la destrucción de la villa
de Glogova”.

(ii) Intención
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párrs. 129, 132: “Miroslav Deronjic cometió
los actos anteriormente mencionados con la intención específica de discriminar contra los residentes
bosnio-musulmanes de Glogova y el Municipio de Bratunac por motivos políticos y religiosos”. “La de-
cisión de atacar Glogova y desplazar permanentemente a sus residentes musulmanes se tomó con objeto
de promover el plan para crear territorios étnicamente serbios dentro de Bosnia y Herzegovina”.

(iii) Existencia de ataque a gran escala o sistemático contra la población civil


y conocimiento que los actos forman parte de ese ataque
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 130: “Miroslav Deronjic sabia que el
ataque en Glogova y el desplazamiento forzoso de la población bosnia-musulmana formaba parte de un
ataque sistemático a gran escala, dirigido contra la población civil bosnia-musulmana, dentro de partes
de Bosnia y Herzegovina designadas como República Srpska”.

(iv) Conflicto armado


Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 131: “El ataque a Glogova ocurrió
dentro del contexto de un conflicto armado entre las fuerzas serbias y musulmanas dentro de Bosnia y
Herzegovina”.

ix) Otros actos inhumanos (artículo 5(i))

(1) Generalidades

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 117: “La Sala de Apelaciones
hace notar que los actos inhumanos, como crímenes de lesa humanidad, fueron:

318
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

deliberadamente concebidos como una categoría residual, ya que se consideraba indeseable que
esta categoría fuera enumerada exhaustivamente. Un categorización exhaustiva habría creado me-
ramente oportunidades para evasión de la carta de prohibición”.

Ver también Kupreskic et al., (Sala de Primera Instancia), 14 de enero de 2000, párr. 563 (mismo
texto que el citado).
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 152: “El crimen de actos in-
humanos es una cláusula residual de los actos graves que no están enumerados de otra forma en el
artículo 5, pero que requieren prueba de los mismos elementos incluidos en el chapeau o encabezado
del artículo”.
Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 247: “Artículo 5(i)
del Estatuto (otros actos inhumanos) es una cláusula residual que se aplica a actos que no caen dentro de
ninguna otra sub-cláusula [sic] del artículo 5 del Estatuto, pero son suficientemente similares en grave-
dad a los otros crímenes enumerados. Los actos inhumanos son ‘[...] actos u omisiones con los que se
pretende causar sufrimiento físico o mental deliberado a la persona’. Como constitutivos de crímenes de
lesa humanidad, estos actos deben ser también cometidos sistemáticamente o a gran escalas”.

(2) Parte del derecho internacional consuetudinario

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 624: “Consciente del prin-
cipio nullum crimen sine lege, la Sala de Primera Instancia encuentra que la categoría de Otros Actos
Inhumanos, como una categoría residual de crímenes de lesa humanidad, forma parte del derecho in-
ternacional consuetudinario. Debe subrayarse que otros actos inhumanos son, en sí mismos, un crimen
según el derecho penal internacional. La Sala de Primera Instancia observa las sentencias que han sido
impuestas sobre estas bases por el Tribunal Militar Internacional en Núremberg, este Tribunal y el Tri-
bunal para Ruanda”.

(3) Temas potenciales con respecto al principio nullum crimen sine lege

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 117: “La Sala de Apelaciones
considera que la potencial amplitud del rango del crimen de Otros Actos Inhumanos puede generar
inquietudes con respecto a una posible violación al principio de nullum crimen. En el caso presente,
sin embargo, se imputan ‘otros actos inhumanos’ exclusivamente como lesiones”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 625: “El crimen de
Otros Actos Inhumanos existe para no restringir indebidamente la aplicación del Estatuto con respecto
a crímenes de lesa humanidad. Debe subrayarse, sin embargo, que el principio de legalidad requiere
que un juzgador de hechos ejerza gran cuidado al concluir que un acto que se alega, y que no está re-
gulado en ningún otro lugar del artículo 5 del Estatuto, forman parte de este crimen: las normas del
derecho penal deben siempre proporcionar a las personas aviso suficiente de lo que es una conducta
criminal y lo que no lo es”.

319
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 719-721: “La Sala de Primera Instan-
cia recuerda que ‘[e]l uso de “otros actos inhumanos” como un crimen de lesa humanidad según el
artículo 5(i) del Estatuto para imputar responsabilidad penal por los traslados forzosos, que no eran de otra
manera punibles como deportaciones, genera inquietudes graves’. En tanto se hace notar que ‘[n]o toda
ley puede ser definida con precisión final, y por lo tanto es la jurisprudencia la que interpreta y aplica las
disposiciones legales que requieren, en parte, ser formuladas en abstracto’, la Sala de Primera Instancia
declaró que la descripción de una conducta criminal se extiende más allá de lo permisible cuando la for-
ma específica de la conducta prohibida no puede ser identificada’. La Sala de Primera Instancia por lo
tanto, sostuvo que como ‘[e]l crimen de “otros actos inhumanos” subsume un amplio rango potencial de
conductas criminales, y puede considerarse que le falta suficiente claridad, precisión y definición’ puede
violar el principio fundamental de derecho penal de nullum crimen sine lege certa”.
“Esta cuestión legal se trató en el caso Kupreskic, en el que la Sala de Primera Instancia sostuvo
que la categoría ‘otros actos inhumanos’ era:

designada deliberadamente como una categoría residual, al considerarse indeseable que esta cate-
goría fuera enumerada exhaustivamente. Una categorización exhaustiva meramente crearía opor-
tunidades para evadir la letra de la norma prohibitiva.

Después de referirse a varios instrumentos de derechos humanos internacionales, tales como la


Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 y los dos Pactos de las Naciones Unidas de
1966, la Sala de Primera Instancia en el caso Kupreskic concluyó que al referirse a tales instrumentos
uno podría identificar ‘parámetros menos amplios para la interpretación de “otros actos inhumanos”’ e
‘identificar un conjunto de derechos básicos que pertenecen a los seres humanos, cuya violación puede
constituir, dependiendo de las circunstancias que lo acompañan, a un crimen de lesa humanidad”.
”Esta Sala de Primera Instancia no está de acuerdo con este punto de vista, y hace notar que los
instrumentos de derechos humanos internacionales a que se refiere la Sala de Primera Instancia en el
caso Kupreskic proporciona formulaciones y definiciones de derechos humanos algo diferentes. Sin
embargo, independientemente del estatus bajo derecho internacional consuetudinario de los instrumen-
tos enumerados, los derechos contenidos allí no necesariamente constituyen normas reconocidas por el
derecho penal internacional. La Sala de Primera Instancia recuerda el reporte del Secretario General
según el cual ‘la aplicación del principio nullum crime sine lege requiere que el Tribunal Internacional
aplique reglas de derecho internacional humanitario que, más allá de toda duda, son parte del derecho
consuetudinario’. Consecuentemente, esta Sala de Primera Instancia duda en utilizar dichos instrumen-
tos de derechos humanos automáticamente como un fundamento para una norma derecho penal, tal
como la que se señala en artículo 5(i) del Estatuto. Esta duda es aún más pronunciada cuando, como en
el presente caso, no hay necesidad de hacer tal ejercicio. Una norma de derecho penal debe siempre
proporcionar a la Sala de Primera Instancia una medida adecuada para evaluar la supuesta conducta
criminal para efectos de lo dispuesto en el artículo 5(i) de manera que las personas sepan qué conducta está
permitida y cuál no”.

320
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(4) Elementos

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 117: “Los actos inhumanos
como un crimen de lesa humanidad se componen de actos que cumplen con las siguientes condiciones:

- la víctima debe haber sufrido lesiones graves a su integridad física y mental; el grado de se-
veridad debe ser evaluado caso por caso, con la debida consideración por las circunstancias
individuales;
- el sufrimiento debe ser el resultado de un acto u omisión del acusado o su subordinado; y
- cuando el crimen fue cometido, el acusado o su subordinado deben haber estado motivados
por la intención de infringir lesiones corporales y mentales graves a la víctima”.

Ver también Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 271 (mis-
mos elementos); Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 243 (similar).
Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 165: “En el caso presente, al recor-
dar la ley aplicable [...] sobre actos inhumanos, la Sala de Primera Instancia sostuvo que:
Los elementos que deben probarse [para que un acto constituya un acto inhumano como crimen
de lesa humanidad] son:

(i) la ocurrencia de un acto u omisión de gravedad similar a los otros actos enumerados en el ar-
tículo;
(ii) el acto u omisión debe haber causado sufrimiento o lesión grave a la integridad física o men-
tal, o haber constituido un ataque grave a [sic] la dignidad humana;
(iii) el acto u omisión debe haberse realizado de manera deliberada por el acusado, o por la per-
sona o personas por cuyos actos u omisiones aquél sea penalmente responsable”.

Ver también Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 626 (mis-
mos elementos pero usando “intencionalmente” en lugar de “deliberadamente” en la última parte de la
prueba); Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 152 (mismos elementos pero
usando “intencionalmente” en lugar de “deliberadamente” en la última parte de la prueba); Vasiljevic,
(Sala de Primera Instancia), 29 de noviembre de 2002, párr. 234 (mismos elementos).
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 271: “Adicionalmente
[a los elementos del crimen], como se discutieron en relación con los requisitos para la aplicación del
artículo 5 del Estatuto, los actos deben haber sido cometidos como parte de un ataque a gran escala o
sistemático contra la población civil”.

321
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

(a) Factores para evaluar la gravedad del acto

Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 165: “Para evaluar la gravedad de un
acto se deben considerar todas las circunstancias de hecho. Estas circunstancias puede incluir la natu-
raleza del acto u omisión, el contexto en el que ocurrió, las circunstancias personales de la víctima
incluyendo edad, sexo y salud, así como efectos físicos, mentales y morales de ese acto en la víctima”.
Ver también Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 153 (similar); Vasiljevic,
(Sala de Primera Instancia), 29 de noviembre de 2002, párr. 235 (igual).
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 627: “El elemento de
‘gravedad similar’ debe evaluarse a la luz de todas las circunstancias de hecho, tales como la naturale-
za del acto u omisión, el contexto en el que ocurrió, las circunstancias individuales de la(s) víctima(s),
así como los efectos físicos, mentales y morales en la(s) víctima(s)”.

(b) No se requiere que el sufrimiento tenga efectos a largo plazo

Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 165: “En tanto que no se requiere que el
sufrimiento impuesto por el acto tenga efectos a largo plazo sobre la víctima, el hecho de que un acto
tenga efectos a largo plazo puede ser relevante para determinar la gravedad del acto”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 627: “No se requiere
que los efectos sobre la(s) víctima(s) duren por mucho tiempo, sin embargo, el hecho que éstos hayan
sido los efectos impactará la determinación de la gravedad del acto u omisión”.
Vasiljevic, (Sala de Primera Instancia), 29 de noviembre de 2002, párr. 235: “[E]l hecho de que un
acto haya tenido efectos a largo plazo puede ser relevante para determinar la gravedad del acto”.
Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 131: “El sufrimiento infringido
por el acto a la víctima no requiere ser duradero en tanto sea real y grave”.

(c) Mens rea

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 628: “Se requiere que el
perpetrador, al cometer el acto u omisión, haya tenido la intención de infringir sufrimientos físico o
mental graves, o de cometer un ataque grave a la dignidad humana de la(s) víctima(s), o que el perpe-
trador tuviera conocimiento de que su acto u omisión probablemente causaría tal sufrimiento, como
para constituir un ataque grave a la dignidad humana de la(s) víctima(s) y, que con ese conocimiento,
haya actuado u omitido actuar”.
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 154: “La intención de infringir
actos inhumanos se satisface cuando el autor, en el momento del acto o la omisión, tenía la intención
de infringir sufrimiento físico o mental grave, o cometer un ataque grave a la dignidad humana de la
víctima, o cuando tenía conocimiento que su acto u omisión probablemente causarían sufrimiento físi-
co o mental grave, o un ataque grave a la dignidad humana”.
Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 132: “El mens rea requerido se
cumple cuando el autor principal, en el momento del acto u omisión, tenía intención de infligir sufri-

322
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

miento físico o mental grave, o cometer un ataque grave contra la dignidad humana de la víctima, o
cuando sabía que su acto u omisión probablemente causaría un sufrimiento físico o mental grave, o un
ataque grave contra la dignidad humana, y fue imprudenteII respecto a que dicho sufrimiento o ataque
pudiera resultar de su acto u omisión”. Ver también Vasiljevic, (Sala de Primera Instancia), 29 de no-
viembre de 2002, párr. 236 (similar).

(5) Equivale a “trato cruel” según el artículo 3 y a “trato inhumano” según el artículo 5

Jelisic, (Sala de Primera Instancia), 14 de diciembre de 1999, párr. 52: “La sub-caracterización ‘otros
actos inhumanos’ especificada bajo el artículo 5(i) del Estatuto es un cargo genérico que comprende
una serie de crímenes. [L]a noción de trato cruel establecida en el artículo 3 del Estatuto ‘conlleva un
significado equivalente [...] como lo es el trato inhumano con relación a las violaciones graves de los
Convenios de Ginebra’. Asimismo, [...] las nociones de trato cruel dentro del significado del artículo 3
y dentro del trato inhumano señalado en el artículo 5 del Estatuto, tienen el mismo significado legal”.
Ver la discusión de trato inhumano bajo el artículo 2, Sección (I)(d)(ii)(2), Compendio del TPIY;
trato cruel según el artículo 3, Sección (II)(d)(iii), Compendio del TPIY; trato cruel e inhumano como
una forma de persecución, Sección (IV)(d)(viii)(3)(i), Compendio del TPIY.

(6) Actos incluidos

(a) Desplazamiento forzoso y traslado forzoso

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párrs. 629-630: “[L]a Sala de
Primera Instancia es de la opinión que la prohibición contra los desplazamientos forzosos de la población,
ya sea en conflictos armados internacionales o no internacionales, forma parte del derecho internacio-
nal consuetudinario. La Sala de Primera Instancia encuentra que el crimen de traslado forzoso, como se
ha definido, satisface los tres requisitos que se señalan arriba. Este crimen, por lo tanto, claramente forma
parte de la categoría ‘otros actos inhumanos’ según el artículo 5(i) del Estatuto”. “Consecuentemente,
es un crimen de lesa humanidad el desplazar forzosamente a miembros de una población civil salvo
que se aplique alguna excepción establecida por ley que justifique el desplazamiento”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 544: “[E]l desplazamiento
dentro de los límites de un Estado constituye ‘traslado forzoso’, punible como ‘otros actos inhumanos’
según el artículo 5(i) del Estatuto”.
Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 523: “[E]l desplazamiento forzoso
dentro de o entre fronteras nacionales está incluido como un acto inhumano bajo el artículo 5(i), que
define crímenes de lesa humanidad”.
Ver también Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 723: “Esta Sala de Pri-
mera Instancia ha utilizado una definición de deportación que cubre diferentes formas de traslados

II *
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. El término utilizado en la versión original en inglés
es “reckless”.

323
CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD (ARTÍCULO 5)

forzosos. La Fiscalía ha propuesto que varias formas de traslado forzoso deben ser cubiertas por el
artículo 5(i) del Estatuto. La Sala de Primera Instancia ha concluido que la vasta mayoría de estas for-
mas caen dentro de la definición de deportación que se establecen en el artículo 5(d)”.

(i) Distinción entre deportación, traslado forzoso y desplazamiento forzoso.


Para la discusión de las distinciones entre la deportación, el traslado forzoso y el desplazamiento for-
zoso, ver Sección (IV)(d)(viii)(3)(e)(iii), Compendio del TPIY.

(ii) Se requiere coerción tanto para la deportación como para el traslado forzoso
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 543: “Es esencial, tanto para ‘de-
portación’ [bajo el artículo 5(d)] como para ‘traslado forzoso’ [bajo el artículo 5(i)], que el desplazamiento
tenga lugar bajo coerción. El elemento esencial para establecer la coerción es que el desplazamiento sea de
naturaleza involuntaria, cuando las personas a quienes concierne no tuvieron una elección real”.

(iii) El desplazamiento debe de ser ilegal


Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 543: “Adicionalmente, el despla-
zamiento debe de ser ilegal”.

(iv) Mens rea


Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 545: “Respecto tanto a la depor-
tación como al traslado forzoso como crímenes de lesa humanidad, la Fiscalía necesita probar, más
allá de toda duda razonable, que el acusado actuó con la intención de que la remoción de la persona o
personas fuera permanente”.
Para la discusión de “deportación, traslado forzoso y desplazamiento forzoso”, conexos en el crí-
men de persecución, ver Sección (IV)(d)(viii)(3)(e), Compendio del TPIY.

(b) Mutilación y otros tipos de lesión física grave, golpizas y otros actos
de violencia, lesión física y mental grave, traslado forzoso, trato inhumano
y degradante, prostitución forzosa y desaparición forzosa

Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 208: “La mutilación y otros
tipos de lesión física grave, las golpizas y otros actos de violencia, las lesiones físicas y mentales gra-
ves, el traslado forzoso, el trato inhumano y degradante, la prostitución forzada, y la desaparición for-
zada están enumeradas en la jurisprudencia del Tribunal y caen dentro de la categoría de [otros actos
inhumanos]”.

324
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(c) Lesión grave a la integridad física y mental

Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 239: “[D]año grave a la integridad físi-
ca y mental, excluyendo el asesinato, son sin duda un ‘acto inhumano’ dentro del significado del artí-
culo 5 del Estatuto”.

(d) Se excluye la remoción de personas de las instalaciones de detención

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 723: “En relación a los demás ejemplos
proporcionados por la Fiscalía (tales como la remoción de personas de las instalaciones de detención),
la Sala de Primera Instancia no está convencida de que éstos: a) alcancen el mismo nivel que otros
crímenes enumerados en el artículo 5 del Estatuto; b) sean suficientes para constituir la base de una
condena acumulada según el artículo 5(i), y c) en este caso, se pudieran constituir en una infracción al
principio nullum crime sine lege certa”.

(e) Aplicación - otros actos inhumanos

(i) Traslado forzoso de mujeres y niños de Srebrenica a Kladanj


Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párrs. 631, 707: “[L]a Sala de Primera
Instancia ha encontrado que se cometió el crimen de traslado forzoso, como componente del crimen de per-
secución”. “Se ha probado, más allá de toda duda razonable, que mujeres y niños del enclave de Srebrenica
fueron trasladados por la fuerza a Kladanj durante los días 12 y 13 de julio de 1995”.

(ii) Campaña de francotiroteo, fuego de artillería y ataque de mortero


en contra de civiles en Sarajevo
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 599: “La Sala de Primera Instancia
está adicionalmente satisfecha que, como se examinó en esta Parte de la Sentencia, [...] actos inhuma-
nos que caen dentro del significado del artículo 5 del Estatuto fueron cometidos en Sarajevo durante el
periodo de la Acusación [desde aproximadamente el 10 de septiembre de 1992 al 10 de agosto de
1994]”. Para conclusiones detalladas respecto a los hechos, ver Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de
diciembre de 2003, párrs. 192-594. Ver también la discusión de “campaña de francotiroteo, y bombar-
deos de, civiles en Sarajevo”, Sección (II)(d)(xi)(12)(a), Compendio del TPIY.

325
HUMAN RIGHTS WATCH
V
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

a) Estatuto

Estatuto TPIY, artículo 7(1):

“Una persona que planeó, instigó, ordenó, cometió o de otra forma ayudó y alentó en la planea-
ción, preparación o ejecución de algunos de los crímenes a los que se refieren los artículos 2 a 5
del presente Estatuto, serán individualmente responsables de ese crimen”.

b) Generalidades

Jokic - Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de, 2004, párr. 56: “La responsabilidad pe-
nal individual se imputar a una persona que, en términos del artículo 7(1) del Estatuto, ‘planeó, instigó,
ordenó, cometió o de otra forma ayudó o alentó en la planeación, preparación o ejecución de algunos
de los crímenes a que se refieren los artículos 2 a 5 del presente Estatuto’”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 135: “El artículo 7(1)
refleja el principio de derecho penal de que la responsabilidad penal es imputable no solamente a la per-
sona que físicamente cometió un crimen, sino que también puede extenderse a aquéllos que participan en
y contribuyen a la comisión del crimen en diversas formas, cuando tal participación está suficientemente
relacionada con el crimen, siguiendo los principios de responsabilidad por complicidad”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 367: “El artículo 7(1)
concierne a personas directamente responsables por planear, instigar, ordenar, cometer, o ser ayudan-
tes y alentadores de la planeación, preparación o ejecución de algún crimen. De tal forma, tanto la per-
sona que por sí misma lleva a cabo la conducta ilegal, como el superior, que está involucrado en la
conducta no mediante participación física pero, por ejemplo, mediante la emisión de órdenes o la ins-
tigación a cometerlo, están cubiertos por el artículo 7(1). Por ejemplo, un superior que ordena el asesi-
nato de un civil puede ser considerado responsable según el artículo 7(1), como podría serlo un líder
político que planea la ejecución de ciertas personas civiles o grupos de civiles, y pasa sus instrucciones
a un mando militar. La responsabilidad penal de tales superiores, ya sea militar o civil, en estas cir-

327
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

cunstancias es personal o directa, como resultado de un vínculo directo con la comisión física del cri-
men. La responsabilidad penal de un superior por dichos actos positivos, excepto cuando el superior
ordene el crimen en cuyo caso pueda ser designado más apropiadamente como responsable principal
de su comisión, pueden ser consideradas como ‘apegadas a los principios generales de su responsabili-
dad por complicidad’”.
Para la discusión de la diferencia entre responsabilidad según el artículo 7(1) y según el artículo
7(3), ver “distinción de la responsabilidad según el artículo 7(1) y artículo 7(3)”, Sección (VI)(b)(vii),
Compendio del TPIY.
Para la discusión de “alegatos según el artículo 7(1)”, ver Sección (X)(b)(ix)(12), Compendio del
TPIY.

c) Planeación, instigación, orden y comisión

i) Planeación

Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 386:”[L]a planeación consti-
tuye una forma discreta de responsabilidad según el artículo 7(1) del Estatuto, y [...] una persona acu-
sada puede ser considerado como penalmente responsable por la sola planeación”.

(1) Actus reus

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 26: “El actus reus de la ‘pla-
neación’ requiere que una o más personas diseñen una conducta criminal que constituya uno o más
crímenes previstos en el Estatuto, y que sean después perpetrados”. Ver también Limaj et al., (Sala de
Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 513 (similar).
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 513: “Se ha dicho que la
‘planeación’ implica que una o varias personas planean o diseñan la comisión de un crimen, tanto en
la fase preparatoria como en la fase de ejecución”. Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de sep-
tiembre de 2004, párr. 268 (similar); Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 443
(similar); Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 601 (similar); Blaskic, (Sala
de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 279 (lo mismo que en el caso Brdjanin).
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 168: “[L]a planeación se entiende
como una o más personas que diseñan la comisión de un crimen, tanto en la fase preparatoria como en la de
ejecución, y que el crimen sea cometido de hecho dentro del marco de ese diseño de otros”.

328
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(a) La planeación debe contribuir substancialmente a la comisión del crimen

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 26: “Es suficiente demostrar
que la planeación fue un factor que contribuyó substancialmente a dicha conducta delictiva”. Ver tam-
bién Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 513 (igual).

(b) La persona que comete un crimen no puede ser


también considerada como responsable por planearlo

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 268: “Cuando una persona acu-
sada es encontrada culpable por haber cometido un crimen, él o ella no puede, al mismo tiempo, ser
condenado por haber planeado dicho crimen. El involucramiento en la planeación puede, sin embargo,
ser considerado como un factor agravante”. Ver también Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de ju-
lio de 2003, párr. 443 (similar).
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 386: “[U]na persona
que es encontrada culpable por haber cometido un crimen no será responsable por la planeación del
mismo crimen”.

(c) La prueba circunstancial puede probar el plan

Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 279: “[L]a prueba circunstancial puede
proporcionar prueba suficiente de la existencia de un plan”.
Ver también Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 171: “Prueba de to-
das las formas de responsabilidad penal puede darse a través de prueba directa o circunstancial”.

(2) Mens rea

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 31: “[C]on relación a la ‘pla-
neación’, una persona que planea un acto u omisión con el conocimiento de la probabilidad substancial
de que se cometa un crimen al ejecutar ese plan, tiene el mens rea requerido para establecer responsa-
bilidad conforme al artículo 7(1) del Estatuto con respecto a la planeación. La planeación con tal co-
nocimiento tiene que ser considerada como una aceptación del crimen”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 513: “Una persona que
planea un acto u omisión con la intención de que se cometa un crimen, o con el conocimiento de la
probabilidad substancial de que se cometa un crimen al ejecutar ese plan, tiene el mens rea requerido
para establecer responsabilidad según el artículo 7(1) del Estatuto, con respecto a planeación”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 268: Para planeación, “es
necesario establecer que el acusado, directa o indirectamente, tenía la intención de que el crimen en
cuestión se cometiera”.

329
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

ii) Instigación

(1) Actus reus

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 27: “El actus reus de la ‘insti-
gación’ significa el impulsar a otra persona a cometer el crimen”. Ver también Limaj et al., (Sala de
Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 514 (similar); Brdjanin, (Sala de Primera Instan-
cia), 1 de septiembre de 2004, párr. 269 (mismo texto que el citado in Limaj).
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 168: “La ‘instigación’ significa
el impulsar a otro a cometer un crimen, que de hecho es cometido”. Ver Krstic, (Sala de Primera Ins-
tancia), 2 de agosto de 2001, párr. 601 (igual); Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de
2000, párr. 280 (igual).

(a) Se requiere una clara/substancial contribución a la conducta de otra persona, pero no es


necesario demostrar que el crimen no habría ocurrido sin el involucramiento del acusado

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 27: “En tanto que no es nece-
sario probar que un crimen no habría sido perpetrado sin el involucramiento del acusado, es suficiente
demostrar que la instigación fue un factor que contribuyó substancialmente a la conducta de otra per-
sona que cometió el crimen”. Ver también Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre
de 2005, párr. 514 (similar).
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 269: “El nexus entre la insti-
gación y la perpetración requiere prueba. No es necesario demostrar que no se habría perpetrado el
crimen sin el involucramiento del acusado; es suficiente probar que la instigación fue un factor que
contribuyó claramente a la conducta de otras personas que cometieron el crimen en cuestión” (énfasis
en el original).
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 168: “Es suficiente demostrar
que la instigación fue ‘un factor que contribuyó claramente a la conducta de otra(s) persona(s)’. No es
necesario demostrar que no habría ocurrido el crimen sin el involucramiento del acusado”. Ver tam-
bién Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 60 (similar, re-
quiere una “contribución clara”); Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001,
párr. 252 (similar).
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 387: “Aunque se nece-
sita demostrar una relación causal entre la instigación y la perpetración física de un crimen (esto es,
que la contribución del acusado de hecho tuvo un efecto en la comisión del crimen), no es necesario
probar que el crimen no habría sido perpetrado sin el involucramiento del acusado”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párrs. 278, 280: “En el caso de la insti-
gación [...] se requiere prueba de una conexión causal entre la instigación y el cumplimiento del actus
reus del crimen”. “El significado ordinario de la instigación es, a saber, ‘hacer posible’ la comisión de
un acto por alguien, corrobora la opinión de que la relación causal entre la instigación y la perpetración
física del crimen es un elemento que requiere prueba”.

330
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(i) Aplicación del nexo causal


Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 359: “Muchas de las decisiones
del [...] Estado Mayor de Crisis en la [Región Autónoma de Krajina], por los que el Acusado tiene res-
ponsabilidad penal, requerían que ciertos actos constitutivos de crímenes se llevaran a cabo. La mayo-
ría de las decisiones no se hicieron efectivas de inmediato y requirieron implementación por, por
ejemplo, órganos municipales. En este contexto, es irrelevante si los perpetradores físicos eran subor-
dinados del instigador, o si un número de otras personas necesariamente tendría que haber estado invo-
lucradas antes de que de hecho se cometiera el crimen, en tanto se pueda demostrarse que existió un
nexo causal entre el acto de instigación y la comisión de un crimen particular. La causalidad necesita
ser establecida entre todos los actos de instigación y los actos cometidos por los perpetradores físicos,
aún cuando los primeros están constituidos por declaraciones públicas del acusado”.

(b) Tanto los actos positivos como las omisiones pueden constituir instigación,
así como la conducta expresa e implícita

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 514: “Tanto los actos como
las omisiones puede constituir instigación, la cual cubre conductas implícitas y explícitas”. Ver tam-
bién Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 269 (igual); Blaskic, (Sala
de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 280 (similar).
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 168: “Se ha sostenido, con rela-
ción a la ‘instigación’ que las omisiones constituye una instigación en aquellas circunstancias en que
un comandante haya creado un medio permisivo de conducta criminal por parte de sus subordinados”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 387: “Tanto los actos
positivos y omisiones pueden constituir instigación [...]”.

(2) Mens rea

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 32: “Con respecto a la ‘insti-
gación’, una persona que instiga a otra persona a cometer un acto u omisión con el conocimiento de la
probabilidad substancial que se cometa un crimen en la ejecución de esa instigación, tiene el mens rea
requerido para establecer responsabilidad conforme al artículo 7(1) del Estatuto por instigación. La
instigación con tal conocimiento tiene que ser considerada como una aceptación del crimen”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 514: “El mens rea reque-
rido para ‘instigar’ es que el acusado intentaba provocar o inducir la comisión de un crimen, o tenía
conocimiento de la probabilidad substancial de que se cometería un crimen en la ejecución de dicha
instigación”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 269: Para instigación,
“[t]iene [...] que demostrarse que el acusado tenía la intención de provocar o inducir la comisión del
crimen, o de que estaba consciente de la probabilidad substancial de que la comisión de un crimen se-
ría una consecuencia probable de sus actos”. Ver también Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Ins-
tancia), 31 de marzo de 2003, párr. 60 (misma prueba); Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de
noviembre de 2001, párr. 252 (misma prueba).

331
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 387: “[D]ebe probarse
que el acusado tenía la intención directa de provocar la comisión de un crimen”.

(3) Aplicación - instigación

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 360: “La Sala de Primera Instan-
cia ha encontrado que las decisiones del Estado Mayor de Crisis en la [Región Autónoma de Krajina]
con respecto al desarme, cese y reubicación de no-serbios [de la Región Autónoma de Krajina] fueron
sistemáticamente implementados por el Estado Mayor de Crisis del Municipio, la policía local, y los
militares. Más aún, se ha probado abundantemente que el Acusado hizo diversas declaraciones escan-
dalosas y discriminatorias, inter alia, abogando por el despido del empleo de los no-serbios, y declarando
que sólo a unos pocos no-serbios se les permitiría permanecer en el territorio de [Región Autónoma de
Krajina]. A la luz de las diversas posiciones de la autoridad sostenidas por el Acusado durante el pe-
riodo relevante, estas declaraciones sólo podrían ser entendidas por los perpetradores físicos como una
invitación directa y un impulso a cometer los crímenes. Contra este escenario, la Sala de Primera Ins-
tancia está satisfecha de que el Acusado instigó la comisión de algunos crímenes que se imputan en el
Acta de Acusación [a saber, la deportaciones de la Región Autónoma de Krajina a Karlovac y el tras-
lado forzoso de la Región Autónoma de Krajina a Travnik, y el crimen de persecución]”.

iii) Orden

(1) Actus reus

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 28: “El actus reus de ‘ordenar’
significa que una persona en posición de autoridad instruye a otra persona para cometer un crimen”. Ver
también Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 515 (igual); Brdjanin,
(Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 270 (similar).
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 168: “‘Ordenar’ significa una
persona en posición de autoridad utilizando esa autoridad para instruir a otra que cometa un crimen”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 445: “La Sala de Primera Instancia
considera que el ‘ordenar’ se refiere a ‘una persona en una posición de autoridad utilice esa posición
para convencer a otra para que cometa un crimen’”. Ver también Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2
de agosto de 2001, párr. 601 (similar).

(a) No se requiere una relación formal superior-subordinado, en tanto el acusado posea,


de jure o de facto, autoridad para ordenar, o cuando esa autoridad pudiera estar implícita

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 28: “No se requiere que exista
una relación de superior a subordinado formal entre el acusado y el perpetrador”. Ver también Strugar,
(Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 331 (similar).

332
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 515: “No es necesario
demostrar la existencia de una estructura de mando formal entre superior-subordinado, o una relación
entre el que ordena y el perpetrador; es suficiente que el que ordena posea autoridad, ya sea de jure o
de facto, para ordenar la comisión de un crimen, o que su autoridad pueda razonablemente estar implí-
cita”. Ver también Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 270 (similar).
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 331: “Esta forma de responsabili-
dad requiere que al momento de la comisión del crimen, el acusado posea la autoridad para emitir ór-
denes obligatorias a el supuesto perpetrador”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 388: “[N]o se requiere
una relación formal de superior-subordinado para concluir que existió una ‘orden’, en tanto se demues-
tre que el acusado poseía la autoridad para ordenar”.

(b) No es necesario que la orden sea dada directamente a la persona que cometa el crimen

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 331: No es necesario que la orden sea
dada “directamente a la persona que la ejecute”. Ver también Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1
de septiembre de 2004, párr. 270 (similar).
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 282: “[N]o es necesario que una
orden sea dada por el superior directamente a la(s) persona(s) que realicen el actus reus del crimen”.

(c) No es necesario que la orden sea por escrito ni en ninguna forma particular

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 515: “No se requiere que la
orden sea dada por escrito, o en ninguna forma en particular. [...] “. Ver también Strugar, (Sala de Pri-
mera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 331; Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000,
párr. 281 (similar).
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 septiembre de 2004, párr. 270: “No es necesario que la
orden sea dada en alguna forma particular [...]”. Ver también Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de
diciembre de 2003, párr. 168 (igual).

(d) La orden puede probarse a través de prueba circunstancial

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 515: “[L]a existencia de una
orden puede probarse mediante prueba circunstancial”. Ver también Strugar, (Sala de Primera Instan-
cia), 31 de enero de 2005, párr. 331 (similar); Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de
2000, párr. 281 (similar).

333
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

(e) La orden puede ser explícita o implícita

Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 281: La orden “puede ser explícita o
implícita”.

(f) Los factores de los cuales se puede inferir la orden

Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 171: “[L]a ‘orden’ [...] puede inferir-
se de una variedad de factores, tales como el número de actos ilegales, el número, identidad y tipo de
tropas involucradas, el mando y el control efectivo ejercido sobre esas tropas, la logística involucrada,
la ocurrencia generalizada de actos ilegales, el tempo táctico de la operaciones, el modus operandi de
actos similares, los oficiales y personal involucrado, la ubicación del superior en ese momento y su
conocimiento de que el oficial bajo su comando cometió actos criminales”.

(g) Se necesita una relación causal entre la orden y la perpetración de un crimen

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 332: “Como esta forma de responsabi-
lidad está cercanamente asociada con la ‘instigación’, sujeta al requisito adicional de que la persona
que ordena la comisión de un crimen tenga autoridad sobre la persona que físicamente perpetre el cri-
men, una relación causal entre el acto de ordenar y la perpetración física de éste, análogo a la que se
requiere para instigar, necesita también ser demostrada como parte del actus reus de ordenar. La Sala
acepta además que, de manera similar a la instigación, esta relación no necesita ser tal como para de-
mostrar que el crimen no se habría perpetrado en ausencia de la orden”.

(h) La condena por ordenar no es apropiada cuando el acusado cometió el mismo crimen

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 445: “La Sala de Primera Instancia con-
sidera [...] que una condena adicional por ordenar la comisión de un crimen en particular no es apro-
piada cuando se concluye que el acusado cometió el mismo crimen”.

(i) Si la orden puede basarse en una omisión

Galic, (Sala de Primera Instancia), Opinión Separada y Parcialmente Disidente del Juez Nieto-Navia, 5
de diciembre de 2003, párr. 119: “[A]l examinar la jurisprudencia relevante del Tribunal respecto a los
elementos de los diversos encabezados de responsabilidad penal individual bajo el artículo 7(1), la
Mayoría explicó que el acto de ordenar se refiere ‘a una persona en posición de autoridad, utilizando
dicha autoridad para instruir a otra a cometer un crimen’. Después explicó que un superior ‘bajo el
deber de suprimir la conducta ilegal de sus subordinados, de que tiene noticia, no hacen nada para su-
primir la misma, se permite la conclusión de que esa persona, por [...] omisión culpable, directamente
participó en la comisión de los crímenes a través de uno o más de los modos de participación descritos
en el artículo 7(1)’. Tal interpretación del artículo 7(1), entonces, no excluye la posibilidad de que

334
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

pueda considerarse que un superior ‘ordenó’ a un subordinado la comisión de un crimen mediante


‘omisión culpable’. Esta última noción, aunque subestimada, ejerce en la conclusión de la Mayoría,
con respecto a la responsabilidad penal del Acusado, una influencia perceptible que puede sentirse a
través de su prosa. Por ejemplo, la Mayoría argumenta que:

[l]as pruebas son convincentes en cuanto a que la omisión en actuar, por un periodo aproximado
de veintitrés meses, por parte del comandante del batallón que tenía un conocimiento substancial de
los crímenes cometidos contra los civiles por parte de sus subordinados, y a quien se le recordó de ma-
nera regular sobre su deber de actuar en concordancia con ese conocimiento, habla de una inten-
ción deliberada de infringir actos de violencia a civiles.

En otra instancia, la Mayoría argumenta, en el mismo párrafo donde concluye que el Acusado or-
denó los crímenes probados en el juicio que las pruebas obligan a la conclusión de que el General Galic,
aunque estaba sobre aviso de los crímenes cometidos por los subordinados sobre los que tenía un con-
trol total, y que consistentemente y durante un largo periodo de tiempo (veintitrés meses) omitió impedir
la comisión de un crimen y sancionar a los perpetradores del mismo, con base en ese conocimiento,
incentivo una campaña de actos de violencia ilegales contra civiles [...] y [...] tuvo la intención
de conducir esta campaña con el propósito principal de esparcir el terror dentro de la población civil de
Sarajevo.
Conforme a la Mayoría por lo tanto, ‘la omisión en actuar’ del Acusado, o la ‘omisión en impedir
la comisión de un crimen’ durante el Periodo de la Acusación [desde alrededor del 10 de septiembre
de 1992 a agosto de 1994] contribuye a la conclusión de que ordenó la comisión de los crímenes que
se probaron en el juicio. No comprendo, sin embargo, como el Acusado puede ser encontrado respon-
sable de ordenar la comisión de un crimen sobre la base de no actuar o de una omisión, así sea ésta de
‘carácter culpable’” (énfasis en Galic).
Para las conclusiones de la Mayoría de la Sala de Apelaciones de que el General Galic también emi-
tió órdenes afirmativas, ver Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párrs. 733-749.

(2) Mens rea

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 30: “[L]a Sala de Apelaciones
ha sostenido que un estándar del mens rea inferior a la intención directa puede aplicar con relación a
ordenar según el artículo 7(1) del Estatuto. La Sala de Apelaciones sostuvo que una persona que orde-
na un acto u omisión, con el conocimiento de la probabilidad substancial de que se cometa un crimen
al ejecutar esa orden, tiene el mens rea requerido para establecer responsabilidad conforme al artículo
7(1) del Estatuto por ordenar. Ordenar con tal conocimiento tiene que ser considerado como una acep-
tación de la comisión del crimen”. Ver también Blaskic (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004,
párr. 166 (similar).
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 41-42: “Habiendo examinado los pun-
tos de vista de los sistemas nacionales, así como los precedentes del Tribunal Internacional, la Sala de
Apelaciones considera que ninguna de las anteriores articulaciones de la Sala de Primera Instancia

335
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

respecto al mens rea para ordenar, según el artículo 7(1) del Estatuto, con respecto a un estado mental
culpableI inferior a la intención directa, es correcto. El conocimiento de cualquier clase de riesgo, por
bajo que sea, no es suficiente para imponer responsabilidad penal por violaciones graves al derecho
internacional humanitario. Sala de Primera Instancia no especifica qué grado de riesgo debe probarse.
En efecto, parece que bajo los estándares de la Sala de Primera Instancia, cualquier comandante militar
que emita una orden puede ser penalmente responsable, porque siempre hay una posibilidad de que
pudieran ocurrir violaciones. La Sala de Apelaciones considera que un conocimiento de una probabili-
dad mayor de riesgo y un elemento de voluntad deben ser incorporados en el estándar legal”.
“La Sala de Apelaciones, por lo tanto, sostiene que una persona que ordena un acto u omisión con
el conocimiento de la probabilidad substancial de que se cometerá un crimen al ejecutar esa orden,
tiene el mens rea requerido para establecer responsabilidad bajo el artículo 7(1) por ordenar. Ordenar
con tal conocimiento debe ser considerado como una aceptación del crimen”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 515: “Con respecto al
mens rea, el acusado debe haber tener la intensión de que se perpetrara el crimen, o haber estado con-
ciente de la probabilidad substancial de que se cometería un crimen como consecuencia de la ejecu-
ción o implementación de la orden”. Ver también Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de
2005, párr. 333 (similar).
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre 2004, párr. 270: “La persona que da las ór-
denes debe de tener el mens rea requerido para la comisión del crimen del que se le acusa, y también
debió haber estado concientes de la probabilidad substancial de que se cometería un crimen como con-
secuencia de la ejecución o implementación de la orden”. Ver también Stakic, (Sala de Primera Instan-
cia), 31 de julio de 2003, párr. 445 (similar).
Ver también Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 282: “[L]o que es im-
portante es el mens rea del comandante, no el del subordinado que ejecuta la orden”.
Ver también Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 34-42 (que examina el
mens rea de las jurisdicciones de derecho ordinario y civil que aplica la Sala de Primera Instancia).

(a) El mens rea puede inferirse

Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 120: “La Sala de Apelaciones está de
acuerdo que el estándar adoptado por la Sala de Primera Instancia según la cual, cuando la Fiscalía
busca probar por inferencia el estado mental de una persona acusada, dicha inferencia debe ser la única
inferencia que razonablemente pueda deducirse de los medios de prueba”.
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 333: “El mens rea del acusado
[por ordenar] no necesita ser explícito, puede inferirse de las circunstancias. En efecto, como mens rea
es un estado mental su prueba es típicamente una cuestión de inferencia. El estándar de la prueba dicta,
desde luego, que ésta sea la única inferencia razonable a partir de los medios de prueba”.

I
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. El término preciso utilizado en la versión original en
inglés es “culpable mental state”, el cual ha sido traducido, para los efectos de este Compendio, como “estado mental
culpable”.

336
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Ver también Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 171: “La prueba de
todas las formas de responsabilidad criminal puede darse por prueba circunstancial o directa”.

(3) Aplicación - ordenar

(a) Cavado de trincheras en los Municipios de Kiseljak, Busovaca y Vitez

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 596-597: “[E]l Apelante mismo admite
haber ordenado a los pelotones de trabajo cavar trincheras, pero alega que estas órdenes no fueron ile-
gales. Si la Sala de Apelaciones concluye que la orden del Apelante de utilizar a los detenidos para
cavar trincheras causó sufrimiento o lesión grave a la integridad física o mental, o constituyó un ataque
grave a la dignidad humana, entonces habrá establecido que las órdenes del Apelante eran tales que se
encuadraban en la definición de trato cruel”.
“La Sala de Apelaciones ha hecho notar que el uso de trabajo forzoso no siempre es ilegal. Sin
embargo, el trato ha detenidos no combatientes puede ser considerado cruel, cuando, junto con otros
elementos requeridos, dicho trato causa sufrimiento o lesión físico o mental graves, o constituye un
ataque grave a la dignidad humana. La Sala de Apelaciones hace notar que los Convenios de Ginebra
III y IV requieren que cuando los no combatientes sean empleados para trabajo forzoso, su trabajo no
esté relacionado con operaciones de guerra, ni tenga carácter o propósito militar. La Sala de Apelacio-
nes encuentra que el uso de personas que no toman parte activa en las hostilidades para preparar forti-
ficaciones militares, que serán empleadas en operaciones contra las fuerzas con las que estas personas
se identifican o simpatizan, es un ataque grave a la dignidad humana y causa grave sufrimiento o le-
sión mental (y dependiendo de las circunstancias, también físicas). Toda orden para obligar a las per-
sonas protegidas a cavar trincheras o a preparar otras formas de instalaciones militares, en particular
cuando se ordena a tales personas que lo hagan contra sus propias fuerzas en un conflicto armado,
constituye trato cruel. La Sala de Apelaciones consecuentemente encuentra que un juzgador de hecho
razonable habría llegado a la misma conclusión de que el Apelante ha violado las leyes o costumbres
de la guerra conforme al artículo 3 del Estatuto, y al artículo 3 Común (1)(a) de los Convenios de Ginebra,
y es culpable del Cargo 16 por ordenar el uso de detenidos para cavar trincheras”.
Para las conclusiones de que Blaskic no era culpable respecto a las órdenes de cavado de trinche-
ras por no estar consciente de la una probabilidad substancial de que sus subordinados cometerían
crímenes, ver Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 598-604. Para crímenes adi-
cionales respecto a lo que las condenas de Blaskic por impartir órdenes fueron revertidas, (Sala de
Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 459-466 (18 de julio de 1993 ataque a Stari Vitez); párrs.
471-481 (crímenes cometidos en abril y septiembre de 1993 en Donja Veceriska, Gacice, y Grbavica);
párrs. 543-557 (abril 1993 ataque en Kiseljak); párr. 571 (junio de 1993 campaña en Kiseljak); párrs.
658-660 (el uso de “escudos humanos”); párrs. 346-348 (crímenes cometidos en el área de Ahmici el
16 de abril de 1993); párrs. 443, 444 (el 16 de abril de 1993 ataque en el Municipio de Vitez); párrs.
518, 521, 523 (crímenes en abril de 1993 en Loncari y Ocehnici); párrs. 574, 582 (detenciones durante
el conflicto en la región del Valle de Lasva en Bosnia Central y en Vitez).

337
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

(b) Campaña de francotiroteo y ataques de bombardeos contra civiles en Sarajevo

Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párrs. 733, 741, 745-747, 749: “La
Mayoría ya ha encontrado a partir de las pruebas respecto a la frecuencia, intensidad y exten-
sión geográfica de los ataques de francotiradores y bombardeos contra civiles que había une
‘campaña’ de ataques de francotiroteo y bombardeos contra civiles en Sarajevo durante el Pe-
riodo de la Acusación [desde alrededor del 10 de septiembre de 1992 a agosto de 1994] por las
fuerzas de [Cueros de Sarajevo Romanija]. Los autos del Juicio están llenos de pruebas prove-
nientes de un número considerable de militares y personal internacional que testificaron respec-
to a un patrón de francotiroteos y bombardeo contra civiles y concluyeron, en particular a partir
de la disminución en los ataques después de los acuerdos de cese al fuego o después de que se
presentaron quejas, que el francotiroteo y bombardeo contra civiles se mantenía desde la cadena
de mando bosnio-serbia”.
“[L]a Mayoría [...| ha encontrado que los crímenes fueron cometidos contra civiles de ma-
nera generalizada o a gran escala y durante un largo periodo de tiempo por las tropas [de los
Cuerpos de Sarajevo Romanija]. La Mayoría ya ha hecho notar arriba que la forma en que se
cometieron estos crímenes revela sorprendentes similitudes de un patrón durante su comisión.
Todo esto ha llevado a la Mayoría a concluir que los actos criminales no eran actos esporádicos
de soldados fuera de control sino que se llevaban a cabo conforme a una campaña deliberada de
ataque a civiles, que tienen que haber emanado de una autoridad superior, o por lo menos haber
tenido su aprobación”.
“Una evaluación del autos del Juicio deja también abundantemente claro que, aunque el General
Galic ocasionalmente pidió una disminución de fuego contra la población civil de Sarajevo, cuando
fue impulsado por acciones externas, también, en otros momentos, pretendió seleccionar como blanco
del fuego directo o indiscriminado a civiles, y a la población en la ciudad de Sarajevo, para extender el
terror dentro de la población civil de Sarajevo”.
“La Mayoría está convencida de que General Galic promovió los fines de sus superiores para
Sarajevo implementando y extendiendo una campaña de francotiroteo y bombardeo contra la pobla-
ción civil de Sarajevo, y que, basándose en las órdenes hacia abajo en la cadena de mando [de los
Cuerpos de Sarajevo Romanija] para conducir una campaña de una forma que revela el propósito pri-
mario de extender el terror, sancionando así el uso del personal y el equipo [de los Cuerpos de Sarajevo
Romanija] para propósitos ilegales, tuvo la intención de que se cometieran crímenes contra civiles o que
fueran cometidos por fuerzas bajo su mando”.
“Al encontrar que el General Galic condujo, al sostener las órdenes hacia abajo de la cadena de
mando [de los Cuerpos de Sarajevo Romanija], la campaña de francotiroteo y bombardeo contra la
población civil de Sarajevo con la intención de extender el terror entre esa población, la Mayoría re-
cuerda que no encuentra que el General Galic fuera el único arquitecto de esa campaña”.
“En suma, la prueba obliga a la conclusión de que el General Galic, aunque estando avisado de
los crímenes cometidos por sus subordinados sobre quienes tenía control total, y que consistentemente
y durante un largo periodo de tiempo (veintitrés meses) falló en impedir la comisión del crimen y san-
cionar a los perpetradores del mismo con base en el conocimiento, promoviendo así una campaña de
actos ilegales de violencia contra los civiles mediante órdenes dadas hacia abajo en la cadena de man-
do [de los Cuerpos de Sarajevo Romanija], y que tuvo la intención de conducir la campaña con el pro-

338
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

pósito primario de esparcir el terror dentro de la población civil de Sarajevo. La Mayoría encuentra
que el General Galic es culpable de haber ordenado los crímenes que se han probado en el juicio”.1
Pero ver Galic, (Sala de Primera Instancia), Opinión Separada y Parcialmente Disidente del Juez
Nieto Navia, 5 de diciembre de 2003, párrs. 116, 120: “La Mayoría concluye que el Acusado ordenó a
sus fuerzas atacar a civiles en Sarajevo deliberadamente, encontrándolo así penalmente responsable
según el artículo 7(1) del Estatuto. Esta conclusión se basa enteramente en inferencias, ya que ningún
testigo testificó haber escuchado al Acusado emitir dichas órdenes, y no se presentaron órdenes por
escrito que pudieran indicar que había instruido a sus tropas en tal sentido. La prueba, de hecho, explí-
citamente apoya una conclusión de que el Acusado no ordenó dichos ataques. Por ejemplo, él perso-
nalmente instruyó a sus tropas por escrito a que respetaran los Convenios de Ginebra y otros
instrumentos de derecho internacional humanitario. Esta prueba escrita hace eco de los testimonios de
16 soldados y oficiales [de los Cuerpos de Sarajevo Romanija] asignados a lo largo de Sarajevo duran-
te el Periodo de la Acusación [desde alrededor del 10 de septiembre de 1992 a agosto de 1994], que
confirmaron que habían recibido órdenes de no atacar a civiles. Además, el Acusado lanzó investiga-
ciones internas en por lo menos dos ocasiones cuando fue alertado por representantes de las NNUU
sobre posibles ataques a civiles por sus fuerzas. Por lo tanto, yo concluyo que los autos del Juicio no
apoyan una conclusión de que el Acusado emitió órdenes para atacar a civiles en Sarajevo deliberada-
mente y disiento de la conclusión de la Mayoría de que éste incurre en responsabilidad penal según el
artículo 7(1) del Estatuto”. “Yo [...] concluyo que el Acusado es culpable de los crímenes de ataques
ilegales contra civiles, asesinato y actos inhumanos según el artículo 7(3) del Estatuto”.
Con respecto a si Galic fue responsable del crimen de “ordenar” por omisión según el artículo
7(1), ver “si el ordenar puede basarse en una omisión”, Sección (V)(c)(iii)(1)(i), Compendio del TPIY.

(c) Vieja Ciudad de Dubrovnik y Srd

Para una conclusión de que el acusado no fue responsable por ordenar el ataque del JNA [Ejército Popular
Yugoslavo] sobre la Vieja Ciudad de Dubrovnik el 6 de diciembre de 1991, ver Strugar, (Sala de Primera
Instancia), 31 de enero de 2005, párrs. 338, 346-348.

iv) Comisión

(1) Generalidades

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 509: “El ‘cometer’ un crimen
‘cubre la perpetración física de un crimen o engendrar una omisión culpable en violación al derecho
penal’. La Sala de Apelaciones ha sostenido que el artículo 7(1) ‘cubre, primero y más que nada, la

1
Al referirse al hecho de que Galic “falló en impedir la comisión del crimen y sancionar a los perpetradores del mis-
mo”, la Sala de Primera Instancia ha probablemente analizado si las tropas estaban bajo el control efectivo de Galic.
Ver la discusión de “control efectivo medido por la habilidad de impedir y/o sancionar los crímenes”, Sección
(VI)(c)(i)(3), Compendio TPIY.

339
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

perpetración física de un crimen por el autor mismo, o la omisión culpable de un acto que era obligato-
rio por una norma de derecho penal’”.
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 168: “El ‘cometer’ significa que
una ‘persona acusada participó, físicamente o de otra manera directamente en los elementos materiales
del crimen según el Estatuto del Tribunal’. De tal suerte, que ‘cubre, primero y más que nada, la perpe-
tración física de un crimen por el propio autor”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 439: “La Sala de Primera Instancia
prefiere definir ‘comisión’ con el significado de que el acusado participó, físicamente o de otra forma
directa o indirectamente, en la comisión de los elementos materiales del crimen del que se le acusa a
través de actos positivos, o con base en el deber de actuar, por omisiones, ya sea individualmente o
conjuntamente con otros”.
Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 601: “La ‘comisión’ cubre la perpe-
tración física de un crimen o generar una omisión culpable en violación del derecho penal”.

(2) La empresa criminal conjunta es una forma de comisión,


aunque la comisión es más amplia que la empresa criminal conjunta

Para casos en los que la empresa criminal conjunta es una forma de comisión según el artículo 7(1) del
Estatuto, ver “la empresa criminal conjunta es una forma de ‘comisión’,” Sección (V)(e)(i)(3), Com-
pendio del TPIY.
Ver también Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 438, 528: “La Sala de
Primera Instancia enfatiza que la empresa criminal conjunta es solo una de las diversas interpretacio-
nes posibles del término ‘comisión’ según el artículo 7(1) del Estatuto, y que otras definiciones de co-
perpetración deben igualmente ser consideradas en consideración. Adicionalmente, se debe de dar
prioridad a una referencia más directa a ‘comisión’, en su sentido tradicional, antes de considerar la
responsabilidad bajo el término judicial ‘empresa criminal conjunta”. “La ‘comisión’, como una forma
de responsabilidad está ampliamente aceptada, y una empresa criminal conjunta proporciona una defi-
nición de ‘comisión’”.
Para la discusión sobre el propósito común/doctrina de la empresa criminal conjunta, ver Sección
(V)(e), Compendio del TPIY.
Para la discusión sobre “si la participación en una empresa criminal conjunta se asemeja más a
perpetración directa o responsabilidad de complicidad”, ver (V)(e)(viii), Compendio del TPIY.

(3) Actus reus

(a) Involucra participación personal o física directa o una omisión culpable

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 509: “El actus reus que se
requiere para cometer un crimen es que el acusado haya participado, físicamente o de otra forma directa,
en la comisión de los elementos materiales de un crimen tipificado en el Estatuto, mediante actos positivos

340
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

u omisiones, ya sea individualmente o conjuntamente con otros”. Ver también Kvocka et al., (Sala de
Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 251 (igual).
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 509: La comisión puede
darse “a través de actos positivos u omisiones”. Ver también Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia),
2 de noviembre de 2001, párr. 251 (igual).
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 694: “Se entiende
usualmente que la responsabilidad penal individual será imputable por la ‘comisión’ de un crimen
cuando se establezca que la persona acusada misma perpetró físicamente el acto criminal, o que per-
sonalmente omitió actuar cuando estaba obligado a hacerlo según la ley”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 137: “El significa-
do que debe asignarse a ‘cometido’, el mayor nivel de participación en un crimen, no es controversial.
Toda conclusión de comisión requiere la participación física, directa o indirecta, del acusado en el acto
criminal relevante, o una conclusión de que el acusado generó una omisión culpable con el mismo
efecto, cuando se ha establecido que tenía el deber de actuar, con el conocimiento requerido. Una per-
sona acusada será considerada por penalmente responsable si realmente lleva a cabo el actus reus de
los crímenes enumerados”.
Vasiljevic, (Sala de Primera Instancia), 29 de noviembre de 2002, párr. 62: “El acusado sólo incu-
rrirá en responsabilidad penal individual por la comisión de un crimen según el artículo 7(1), cuando
se demuestre que personalmente perpetró físicamente el acto criminal en cuestión, o que personalmen-
te omitió hacer algo en violación al derecho humanitario internacional”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 376: “[C]ualquier con-
clusión de comisión directa, requiere de la participación física o personal directa del acusado en los
actos que de hecho constituyan un crimen conforme al Estatuto del Tribunal Internacional, con el co-
nocimiento requerido”.
Kunarac, Kovac y Vukovic, (Sala de Primera Instancia), 22 de febrero de 2001, párr. 390: “Puede
decirse que una persona ‘cometió’ un crimen cuando físicamente perpetra el acto criminal relevante o
genera una omisión culpable en violación a una norma de derecho penal”.

(b) Puede haber varios perpetradores del mismo crimen

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 509: La comisión puede efec-
tuarse “individual o conjuntamente con otros”. Ver también Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia),
2 de noviembre de 2001, párr. 251 (igual).
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 528: “[C]omo se señaló en la Sentencia
de Primera Instancia del caso Kunerac, un crimen puede ser cometido individualmente o conjuntamente
con otros, es decir, ‘[p]uede haber varios perpetradores en relación al mismo crimen cuando la conducta
de cada uno de ellos cumple con los elementos requeridos de la definición del crimen sustantivo’”. Ver
también Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 137 (mismo
texto que el citado); Kunarac, Kovac y Vukovic, (Sala de Primera Instancia), 22 de febrero de 2001,
párr. 390 (fuente del texto citado).

341
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

(c) El acusado no necesita participar en todos los aspectos del crimen

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 439: “El acusado no necesita haber parti-
cipado, por sí mismo, en todos los aspectos de la conducta criminal que se alega”.

(4) Mens rea

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 509: “El mens rea requerido
[para comisión] consiste en que el acusado haya actuado con la intención de cometer el crimen, o con
una conciencia de la probabilidad, en el sentido de posibilidad substancial, de que el crimen ocurriría
como consecuencia de su conducta”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 137: “El mens rea
requerido [para la comisión de un crimen] consiste en que el acusado haya tenido la intención de que
la ofensa criminal ocurriera como consecuencia de su conducta”.
Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 251: “El mens rea re-
querido [para la comisión de un crimen] consiste en que, como en otras formas de participación penal
según el artículo 7(1), el acusado haya actuado con la conciencia de que existía una posibilidad subs-
tancial de que el acto o la omisión criminal ocurrirían como consecuencia de su conducta”.
Para un análisis de mens rea respecto la doctrina de propósito común/empresa criminal conjunta
(que es una forma de “comisión”), ver (V)(e)(iv), Compendio del TPIY.

v) Planeación, instigación, orden y comisión – generalidades del mens rea

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 29, 112: “El mens rea para
estas modalidades de responsabilidad [planear, instigar y ordenar] se establece si el perpetrador actuó
con la intención directa en relación a su propia planeación, instigación u orden”.
“[L]a Sala de Apelaciones considera que una persona que ordena, planea o instiga un acto u omi-
sión con el conocimiento de la posibilidad substancial de que un crimen será cometido en la ejecución
de esa orden, plan o instigación, tiene el mens rea requerido para establecer responsabilidad según el
artículo 7(1) del Estatuto respecto a ordenar, planear o instigar. Ordenar, planear o instigar con tal co-
nocimiento tiene que ser considerado como una aceptación del crimen”.
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 172: “Para que la responsabili-
dad penal individual se genere, la conducta debe estar acompañada con la intención. El mens rea re-
querido para todas las formas de participación según el artículo 7(1) es que el acusado ‘haya actuado
con el conocimiento de la probabilidad substancial de que ocurriría un acto u omisión criminal como
consecuencia de su conducta’. El mens rea del acusado no necesita ser explícito sino que puede ser
inferido de las circunstancias”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 386: “[U]na persona
acusada solamente será considerado responsable por planear, instigar u ordenar un crimen si directa o
indirectamente tenía la intención de que el crimen se cometiera”.

342
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 278: “[S]e requiere prueba de que
quien quiera que haya planeado, instigado u ordenado la comisión de un crimen poseía intención cri-
minal, es decir, que directa o indirectamente tenía la intención de que el crimen en cuestión se come-
tiera. [E]n general, una persona distinta de la persona que planeó, instigó u ordenó es quien perpetró el
actus reus del crimen”.

vi) Los actos bajo el artículo 7(1) pueden efectuarse


a través de un acto positivo o de una omisión culpable

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 663: “Aunque la responsabilidad penal gene-
ralmente requiere la comisión de un acto positivo, este no es un requisito absoluto, como se demuestra
mediante la responsabilidad de un comandante que falla al no sancionar a un subordinado aunque el
comandante mismo no haya actuado positivamente (esto es, bajo la doctrina de responsabilidad de
mando). Existe una excepción adicional a la regla general que requiere un acto positivo: la perpetración de un
crimen mediante omisión según el artículo 7(1), en virtud del cual se impone un deber legal, inter alia co-
mo comandante, para cuidar de la persona bajo el control de los subordinados de uno. El incumplimiento
intencional al abstenerse de realizar dicha tarea puede generar responsabilidad penal conforme al artículo
7(1) del Estatuto, en ausencia de un acto positivo”.
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párrs. 168, 170: “[La planeación, ins-
tigación, impartición de órdenes y la comisión, así como la ayuda y aliento] pueden ejercerse a través
de actos positivos o a través de omisiones culpables”.
“En situaciones en que una persona con autoridad tiene el deber de suprimir la conducta ilícita de sus
subordinados de la que tiene conocimiento, y no hace nada para suprimir esa conducta, se permite concluir
que dicha persona, mediante actos positivos u omisión culpable, participó directamente en la comisión de
los crímenes, en una o más de las modalidad de participación descritas en el artículo 7(1)”.
Para la discusión de omisiones como una forma de instigación, ver Sección (V)(c)(ii)(1)(b), Com-
pendio del TPIY. Para omisiones como una forma de comisión ver la Sección (V)(c)(iv)(3)(a), del
Compendio del TPIY. Para omisiones como una forma de ayudar y alentar ver la Sección
(V)(d)(iv)(2), Compendio del TPIY.
Pero ver “cuando una orden se funda en una omisión”, Sección (V)(c)(iii)(1)(i), Compendio del
TPIY.
Para una comparación de la responsabilidad según el artículo al artículo 7(1) y la responsabilidad
según el artículo 7(3), ver “la distinción respecto a responsabilidad según el artículo 7(1) y el artículo
7(3)”, Sección (VI)(b)(vii), Compendio del TPIY.

(1) Aplicación - el uso de escudos humanos como una omisión

Para conclusiones de que Blaskic era culpable según el artículo 7(1) de trato inhumano a los deteni-
dos que fueron utilizados como escudos humanos, debido a que falló en impedir que fueran utilizados
en tal forma, a pesar de los deberes que le imponían las leyes o costumbres de la guerra de cuidar de

343
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

las personas protegidas que estuviera en peligro, ver Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de
2004, párrs. 666, 668- 670.

d) Ayuda y aliento

i) Generalidades

Kunarac, Kovac y Vukovic, (Sala de Primera Instancia), 22 de febrero de 2001, párr. 391: “Contraria-
mente a la ‘comisión’ de un crimen, el ayudar y alentar es una forma de responsabilidad accesoria”.

ii) Fundado en el derecho internacional consuetudinario

Tadic, Caso Núm. IT-94-1 (Sala de Primera Instancia), 7 de mayo de 1997, párr. 666: “El concepto de
responsabilidad penal individual directa, y de culpabilidad personal por asistir, ayudar o alentar, o par-
ticipar, en contraste con la comisión directa, en un acto o en una tarea criminal [...] se funda en el de-
recho internacional consuetudinario”.

iii) Definición

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 45: “En Vasiljevic, la Sala de Apelaciones
estableció el actus reus y el mens rea relativo a las modalidades de ayudante y alentador. Declaró:

(i) El ayudante o alentador lleva a cabo actos específicamente dirigidos a asistir, promover o
prestar apoyo moral a la perpetración de un determinado crimen específico (asesinato, ex-
terminio, violación, tortura, destrucción inútil y a gran escala de bienes civiles, etc.), y este
apoyo tiene un efecto substancial sobre la perpetración del crimen. [...]
(ii) En caso de ayudante o alentador, el elemento mental requerido es el conocimiento de que los
actos llevados a cabo por el ayudante o alentador apoyan [en] la comisión del crimen especí-
fico del autor principal. [...]

La Sala de Apelaciones considera de que no hay razones para separarse de esta definición”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 516: “‘El ayudar o alen-
tar’ ha sido definido como el acto de prestar asistencia práctica, promoción, aliento, apoyo moral, lo
cual tiene un efecto substancial en la perpetración de un crimen determinado”. Ver también Simic, Tadic
y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 161 (similar).
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 349: “El ayudar o alentar ha sido
definido en los precedentes del Tribunal como el acto de prestar asistencia práctica, alentar o prestar

344
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

apoyo moral, lo cual tiene un efecto substancial en la perpetración de un crimen, antes, durante o des-
pués de la comisión del mismo, y es irrelevante si dichos actos tuvieron lugar en una locación distinta
a la del crimen principal”.
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 168: “El ‘ayudar o alentar’ signi-
fica brindar una contribución substancial a la comisión de un crimen”. Ver también Krstic, (Sala de
Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 601 (igual).
Tadic, (Sala de Primera Instancia), 7 de mayo de 1997, párr. 689: “[E]l ayudar o alentar incluye
todos los actos de asistencia mediante palabras o actos que proporcionen aliento, ánimo o apoyo,
mientras esté presente la intención requerida”.

(1) Diferencia entre ayudar y alentar

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 516: “Estrictamente, ‘ayudar’
y ‘alentar’ no son sinónimos. La ‘ayuda’ involucra la prestación de asistencia; el ‘alentar’ no necesita
involucrar más que el apoyo, o el tener simpatía hacia, la comisión de un acto particular. Estas formas
de responsabilidad han, sin embargo, sido consistentemente consideradas juntas en la jurisprudencia
del Tribunal”.
Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 254: “La [a]yuda y
aliento, ‘que pueden parecer sinónimos’, son en efecto diferentes. Ayuda significa brindar asistencia a
alguien. El aliento, por otra parte, involucraría facilitar la comisión de un acto al tener simpatía por él”.

iv) Actus reus

(1) Se requiere asistencia práctica, aliento o apoyo moral

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 46: “En este caso, la Sala de Primera Ins-
tancia, siguiendo el estándar establecido en Furundzija, sostuvo que el actus reus del crimen de ayudar
y alentar ‘consiste en la asistencia práctica, el aliento, o el apoyo moral que tiene un efecto substancial
en la perpetración del crimen’ [...] La Sala de Apelaciones considera que la Sala de Primera Instancia
estaba en lo correcto al sostenerlo así”. Ver también Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de
noviembre de 2005, párr. 517 (similar); Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005,
párr. 726 (similar); Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 271 (similar);
Vasiljevic, (Sala de Primera Instancia), 29 de noviembre de 2002, párr. 70 (similar); Furundzija, (Sala
de Primera Instancia), 10 de diciembre de 1998, párrs. 235, 249 (similar).
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 162: “No se requie-
re que los actos de ayudar y alentar sean tangibles, sino que pueden consistir en apoyo moral o aliento
a los autores principales para la comisión del crimen”.

345
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

(2) Puede ocurrir mediante omisión

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 47: “La Sala de Primera Instancia [...] decla-
ró que el actus reus del crimen de ayudar y alentar puede ser perpetrado mediante una omisión,
‘siempre que esta omisión de un acto haya tenido un efecto decisivo en la comisión del crimen y estu-
viera aunada al mens rea requerido’. Consideró:

En este respecto, la mera presencia en la escena del crimen de una persona con autoridad superior,
tal como un comandante militar, es una indicación de carácter probatorio para determinar si una
persona animó o apoyó a los perpetradores del crimen.

La Sala de Apelaciones deja abierta la posibilidad de que en las circunstancias de un caso dado,
una omisión pueda constituir el actus reus de ayudar y alentar”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 517: “Una omisión puede,
en las circunstancias particulares de un caso, constituir el actus reus del crimen de ayudar y alentar”.
Ver también Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 726 (similar);
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 271 (similar); Vasiljevic, (Sala de
Primera Instancia), 29 de noviembre de 2002, párr. 70 (lo mismo que en el caso Brdjanin).
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 349: “La Sentencia de Apelación
del caso Blaskic dejó abierta la posibilidad de que, en circunstancias de un caso dado, una omisión
pueda constituir el actus reus del crimen de ayudar y alentar. Las Salas de Primera Instancia han sos-
tenido que este es el caso, por ejemplo, si una persona con autoridad superior está presente en la esce-
na del crimen, en la inteligencia de que su presencia tenga un efecto alentador significativo sobre el
autor principal, o si existía un deber específico de actuar”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 162: “El actus reus
del crimen de ayudar y alentar puede ser perpetrado mediante una omisión, con base en un deber de
actuar, en la inteligencia que la omisión de un acto tuviera un efecto substancial en la comisión del
crimen y estuviera aunado al mens rea requerido”. Ver también Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3
de marzo de 2000, párr. 284 (similar pero manifiesta que el no actuar debe tener un “efecto decisivo”
en la comisión de un crimen).

(3) No se requiere una relación de causa-efecto, pero debe existir


un efecto substancial sobre la comisión del crimen

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 48: “La Sala de Apelaciones reitera que uno
de los requisitos del actus reus de ayudar y alentar es que el apoyo del ayudante y alentador tiene un
efecto substancial sobre la perpetración del crimen. En este aspecto, coincide con la Sala de Primera
Instancia en que no se requiere prueba de una relación causa-efecto entre la conducta del ayudante y
alentador y la comisión del crimen, o prueba de que dicha conducta sirvió como condición precedente
a la comisión del crimen”. Ver también Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de
2005, párr. 517 (similar).

346
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 349: “No es necesario establecer
una relación de causa-efecto entre la conducta del ayudante y alentador y la comisión de un crimen, o
que dicha conducta sirvió como conditio sine qua non para la comisión del crimen. Sin embargo, los
actos del ayudante y alentador deben haber tenido ‘un efecto directo y substancial sobre la comisión
del acto ilegal”. Ver también Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003,
párr. 162 (similar a la primera oración en Strugar).
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 726: “No se requiere que la
asistencia haya causado el acto del principal autor, pero debe haber tenido un ‘efecto substancial’ en la co-
misión del crimen”. Ver también Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 271
(similar); Vasiljevic, (Sala de Primera Instancia), 29 de noviembre de 2002, párr. 70 (similar).
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 285: “No se requiere prueba de
que el ayudante y alentador tuvo un efecto causal sobre el acto del perpetrador principal”.
Furundzija, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 1998, párr. 234: “La posición desde
el derecho internacional consuetudinario parece [...] estar mejor reflejada en la proposición de que la
asistencia debe haber tenido un efecto substancial sobre la comisión del crimen”.
Tadic, (Sala de Primera Instancia), 7 de mayo de 1997, párr. 691: “[L]os actos del acusado deben
ser directos y substanciales”.

(4) La asistencia puede ocurrir antes, durante o después de que el acto sea cometido

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 48: La Sala de Apelaciones “coincide adicio-
nalmente en que el actus reus por ayudar y alentar en la comisión de un crimen puede ocurrir antes,
durante o después de que ha sido perpetrado el crimen principal [...]”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 517: “[L]a asistencia
puede ocurrir antes, durante o después de que se ha perpetrado el crimen”. Ver Blagojevic y Jokic, (Sa-
la de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 726 (igual); Brdjanin, (Sala de Primera Instancia),
1 de septiembre de 2004, párr. 271 (igual); Vasiljevic, (Sala de Primera Instancia), 29 de noviembre de
2002, párr. 70 (igual).
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 349: El ayudar y alentar puede
ocurrir “antes, durante o después de la comisión del crimen [...]”. Ver también Simic, Tadic y Zaric,
(Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 162 (igual); Blaskic, (Sala de Primera Instan-
cia), 3 de marzo de 2000, párr. 285 (igual).
Aleksovski, (Sala de Primera Instancia), 25 de junio de 1999, párr. 62: “La participación puede
ocurrir antes, durante o después de que el acto ha sido cometido. Puede, por ejemplo, consistir en pro-
porcionar los medios para cometer el crimen, o prometer llevar a cabo ciertos actos, una vez que el
crimen se haya realizado, es decir, conducta que de hecho constituye claramente una instigación o una
cooperación con los perpetradores del crimen”.

347
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

(5) No se requiere la presencia física real

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 48: “[L]a ubicación en la que el actus reus
tiene lugar puede ser removida de la ubicación del crimen principal”.
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 349: El crimen de ayudar y alen-
tar puede llevarse a cabo “independientemente de que los [...] actos ocurran en un lugar distinto de
aquel en que se cometió el crimen principal”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 162: “La participa-
ción puede [...] darse geográficamente separada [del lugar donde se cometió el crimen principal]”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 285 (igual).
Tadic, (Sala de Primera Instancia), 7 de mayo de 1997, párr. 691: “[N]o es necesaria la presencia
física real en la comisión de un crimen [...] se puede considerar que un persona acusada participó en la
comisión de un crimen [...] si se encuentra que estuvo ‘involucrado en los asesinatos”.

(6) El que ayude o aliente será responsable de todo


lo que resulte naturalmente de su acto

Tadic, (Sala de Primera Instancia), 7 de mayo de 1997, párr. 692: El que ayude o aliente “será [...] res-
ponsable por todo aquello que naturalmente resulte de la comisión del acto en cuestión”.
Ver, por ejemplo, Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 262:
“El ayudante o alentador del crimen de persecución será [...] considerado como responsable por los
actos discriminatorios cometidos por otros, que fueron una consecuencia, razonablemente previsible,
de su asistencia o estimulo”.

(7) Presencia en la escena

(a) No ayudar o alentar, salvo que otorgue legitimidad al perpetrador


o lo aliente/tiene un efecto alentador significativo

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 517: “Mientras que cada caso
resulta de sus propios hechos, la mera presencia en la escena del crimen no constituirá usualmente
ayuda o aliento. Sin embargo, cuando la presencia otorga legitimidad o proporciona aliento al perpe-
trador de hecho, ello puede ser suficiente”.
Vasiljevic, (Sala de Primera Instancia), 29 de noviembre de 2002, párr. 70: “La mera presencia en
la escena del crimen no es prueba conclusiva de ayuda y aliento salvo que se demuestre que tiene un
efecto alentador significativo sobre el autor principal”. Ver también Kunarac, Kovac y Vukovic, (Sala
de Primera Instancia), 22 de febrero de 2001, párr. 393 (donde se requiere “un efecto alentador o legi-
timador significativo”).
Aleksovski, (Sala de Primera Instancia), 25 de junio de 1999, párr. 64: “La mera presencia consti-
tuye una participación suficiente en algunas circunstancias, mientras se haya probado que la presencia

348
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

tuvo un efecto significativo en la comisión del crimen al promoverlo y que la persona presente tenía el
mens rea requerido”.
Tadic, (Sala de Primera Instancia), 7 de mayo de 1997, párr. 689: “[L]a presencia por sí sola no es
suficiente si es una presencia ignorante o involuntaria. Sin embargo, si se puede demostrar o inferir,
mediante prueba circunstancial o de otro tipo, una presencia con conocimiento y que tenía un efecto
substancial y directo en la comisión del acto ilegal, entonces es suficiente para fundar en ello una de-
terminación de participación y asignarle la culpabilidad penal que la acompaña”.

(b) Ejemplo del efecto alentador

Tadic, (Sala de Primera Instancia), 7 de mayo de 1997, párr. 690: “[C]uando una persona acusada se
encuentra presente y participa en las golpizas a una persona y permanece con el grupo cuando se tras-
lada para golpear a otras, su presencia tendría un efecto alentador, aún si no toma parte físicamente en
la segunda golpiza, y debe ser considerado como participante de esta segunda golpiza también. Ello,
asumiendo que el acusado no se hubiera retirado activamente del grupo o se hubiera manifestado en
contra de la conducta del grupo”.

(c) La presencia de un superior puede, en algunas circunstancias,


ser interpretada como aprobación de una conducta

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 517: “En un caso particular,
el estímulo puede ser establecido por una actitud simpática o aprobatoria evidente hacia la comisión
del acto relevante. Por ejemplo, la presencia de un superior puede operar como aliento, en el sentido
relevante”.
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 349: El actus reus de la ayuda y
aliento puede cumplirse “cuando una persona con autoridad superior se encuentra presente en la esce-
na del crimen, siempre que su presencia tenga un efecto alentador significativo sobre el autor princi-
pal, o si existía un deber específico de actuar”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 271: “La posición de una
persona como autoridad superior no es suficiente para concluir, de su mera presencia en la escena del
crimen, alentó o apoyó el crimen. Sin embargo, la presencia de un superior puede ser percibida como
un indicium importante del aliento y apoyo brindado”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 165: “Ya sea que la
mera presencia física de un cómplice en la escena del crimen pueda constituir un aliento o apoyo ade-
cuado para concluir ‘ayuda y aliento’, ha sido discutido por la jurisprudencia del Tribunal. Las Salas
de Primera Instancia han sostenido que la presencia, cuando se combina con autoridad, puede consti-
tuir una ayuda en la forma de apoyo moral, incluyendo la aprobación tácita, es decir, el actus reus del
crimen. Sin embargo, la presencia de una persona y su posición de autoridad, por sí solas, no son con-
clusivas de ayuda y aliento, salvo que se demuestre que tuvieron un efecto alentador o legitimador sig-
nificativo sobre el principal. No es necesario considerar los factores relevantes para evaluar el impacto
de la presencia del acusado en la escena, para determinar si ésta tuvo un efecto substancial en la perpe-
tración del crimen. Sin embargo, la presencia de un superior puede ser percibida como un indicium impor-
tante de aliento y apoyo”.

349
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 284: “[L]a mera presencia en la
escena del crimen, de una persona con autoridad superior, tal como un comandante militar, es una in-
dicación probatoria para determinar si la persona alentó o apoyó a los perpetradores del crimen”.
Aleksovski, (Sala de Primera Instancia), 25 de junio de 1999, párr. 65: “[L]a posición de autoridad
de una persona no es suficiente para llevar a la conclusión que su mera presencia constituye un signo de
aliento que haya tenido un efecto significativo sobre la perpetración del crimen. [L]a presencia de una
persona con autoridad indisputable sobre los perpetradores del acto ilegal puede, en algunas circunstan-
cias, ser interpretada como una aprobación de esa conducta [...]. La autoridad de una persona, por lo tanto,
debe ser considerada como un indicium importante para establecer si su mera presencia constituye un
acto de participación intencional según el artículo 7(1). Sin embargo, la responsabilidad no es automá-
tica y amerita consideración contra los antecedentes de las circunstancias de hecho”.

(8) El que ayuda y alienta puede ser condenado cuando el autor principal
no ha sido juzgado o identificado, pero los actos del autor principal deben probarse

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 143: “Una persona acusada puede ser conde-
nada por haber ayudado y alentado de la realización de un crimen que requiere una intención específica,
aún cuando los perpetradores principales no hayan sido juzgados o identificados. En el caso Vasiljevic,
la Sala de Apelaciones encontró al Acusado culpable como ayudante y alentador del crimen de perse-
cución, sin haber tenido al supuesto autor principal en juicio y sin haber identificado a los dos otros
supuestos co-perpetradores”. Ver también Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de
2004, párr. 271 (similar a la primera oración).
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 726: “El acto criminal
del principal por el que es responsable el ayudante y alentador debe quedar establecido”. Ver también
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 161 (similar).

(9) No se requiere prueba de un plan o acuerdo

Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 229: “En el caso del crimen de ayuda y aliento,
no se requiere probar la existencia de un plan común concertado, y menos aún la preexistencia de di-
cho plan. No se requiere un plan ni un acuerdo [...]”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 162: “No se requie-
re prueba de la existencia de un plan o acuerdo [para el crimen de ayudar y alentar]”.

(10) El autor principal no necesita conocer la contribución del cómplice

Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 229: “En el caso del crimen de ayuda y aliento
[...] el autor principal puede ni siquiera saber de la contribución del cómplice”. Ver también Simic,
Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 161 (similar).

350
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

v) Mens rea

(1) Debe tener conocimiento de que los actos ayudarán al autor principal del crimen

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 45: “En el caso Vasiljevic, la Sala de Apela-
ciones señaló el [...] mens rea para ayudar y alentar. Se declara: [...] En el caso de ayuda y aliento, el
elemento mental requerido es el conocimiento de que los actos llevados a cabo por el ayudante y alen-
tador en la comisión del crimen específico del autor principal [...]”. Ver también Vasiljevic, (Sala de
Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 102 (igual).
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 49: “En relación con el mens rea de un
ayudante y alentador, la Sala de Primera Instancia [en el caso Blaskic] sostuvo que ‘adicionalmente al
conocimiento de que sus actos asistirían en la comisión del crimen, el ayudante y alentador necesita
haber tenido la intención de proporcionar asistencia, o al menos, aceptar que dicha asistencia sería una
consecuencia posible y previsible de su conducta’. Sin embargo, como se señaló previamente en la
Sentencia de apelación del caso Vasiljevic, el conocimiento por parte del ayudante y alentador que con
sus actos ayuda en la comisión del crimen al autor principal, es suficiente para cumplir con el mens rea
requerido de este modo de participación. A este respecto, la Sala de Primera Instancia erró”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 518: “El mens rea reque-
rido es el conocimiento de que, por su conducta, el ayudante y alentador asiste en o facilita la comisión
del crimen”.
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 350: “Respecto al mens rea re-
querido, debe establecerse que el ayudante y alentador estaba consciente que con sus actos prestaba
asistencia a la comisión del crimen por parte del autor principal. Esta conciencia no requiere haber
sido expresada explícitamente, sino que puede ser inferida de todas las circunstancias relevantes”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 272: “El mens rea en ayuda
y aliento consiste en saber -en el sentido estar consciente de- que los actos llevados a cabo por el ayu-
dante y alentador asisten en la comisión de un crimen por parte del autor principal”.
Vasiljevic, (Sala de Primera Instancia), 29 de noviembre de 2002, párr. 71: “Para establecer el
mens rea por ayuda y aliento, debe demostrarse que el ayudante y alentador sabía (en el sentido de que
estaba consciente) que con sus propios actos se prestó asistencia en la comisión del crimen específico
en cuestión por parte del autor principal”.
Furundzija, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 1998, párr. 245, 249: “[E]l requisito
claro en la vasta mayoría de los casos es que el cómplice tenga conocimiento de que sus acciones pres-
tarán asistencia al perpetrador en la comisión del crimen”. “El mens rea requerido es el conocimiento
de que estos actos prestan asistencia en la comisión del crimen”.
Para la discusión del mens rea por ayudar y alentar conforme a las leyes de diversos países, ver
Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 141.

351
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

(2) No necesita compartir la intención del autor principal, pero debe tener conciencia
de los elementos esenciales del crimen, incluyendo el estado mental del autor principal

Aleksovski, (Sala de Apelaciones), 24 de marzo de 2000, párr. 162: “[N]o es necesario demostrar que
el ayudante y alentador compartía el mens rea del autor principal, pero si debe probarse que el ayudan-
te y alentador tenía conciencia del mens rea relevante por parte del autor principal. Es claro que lo que
debe demostrarse es que el ayudante y alentador conocía los elementos esenciales del crimen que fi-
nalmente fue cometido por el autor principal”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 518: “El ayudante y
alentador no necesita compartir el mens rea del perpetrador, pero debe tener conciencia de los elemen-
tos esenciales del crimen que finalmente fue cometido por el perpetrador, y debe estar consciente del
estado mental del perpetrador”. Ver también Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de
enero de 2005, párr. 727 (similar); Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004,
párr. 273 (similar); Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 90 (similar).
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 350: “Mientras que el ayudante y
alentador no necesita compartir el mens rea del autor principal, debe estar consciente de los elementos
esenciales del crimen que finalmente fue cometido por el autor principal”.
Vasiljevic, (Sala de Primera Instancia), 29 de noviembre de 2002, párr. 71: “El ayudante y alentador
debe estar consciente de los elementos esenciales del crimen cometido por el autor principal, incluyendo
el estado mental de este último. Sin embargo, no es necesario que el ayudante y alentador comparta la
intención del autor principal. El hecho que el ayudante y alentador no comparta la intención del ofensor
principal generalmente aminora su culpabilidad penal, de la de una persona acusada que actúa de con-
formidad a una empresa criminal conjunta y que comparte la intención del autor principal”.2
Kunarac, (Sala de Primera Instancia), 22 de febrero de 2001, párr. 392: “El ayudante y alentador
no necesita compartir el mens rea del autor principal, pero debe conocer los elementos esenciales del
crimen (incluyendo el mens rea del perpetrador) y tomar la decisión consciente de actuar con el cono-
cimiento de que de esta forma apoya la comisión del crimen”.
Furundzija, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 1998, párr. 245: “[N]o es necesario
que el cómplice comparta el mens rea del perpetrador, en el sentido de una intención positiva de come-
ter el crimen”.

(3) No es necesario conocer el crimen preciso que se pretende cometer o que se cometió

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 50: “La Sala de Primera Instancia [en el
caso Blaskic] aceptó una declaración en la Sentencia de Primera Instancia en el caso Furundzija que
‘no es necesario que el ayudante y alentador [...] supiera el crimen preciso que se pretendía cometer o
que en su caso se cometió. Si estaba consciente que uno entre un número de crímenes probablemente
sería cometido, y uno de esos crímenes de hecho se cometió, él o ella tenía la intención de facilitar la
comisión de ese crimen, y es culpable como ayudante y alentador’. La Sala de Apelaciones concuerda
con esta conclusión”.

2
Para una discusión de la doctrina de la empresa criminal conjunta, ver Sección (V)(e), Compendio TPIY.

352
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 518: “Esto no quiere de-
cir que el ayudante y alentador deben estar consciente del crimen específico que será cometido por el
perpetrador. Si el ayudante y alentador está consciente que varios crímenes probablemente serán co-
metidos por el perpetrador, y uno de esos crímenes de hecho es cometido, entonces ha tenido la aten-
ción de ayudar o facilitar en la comisión de ese crimen, y es culpable como ayudante y alentador”.
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 350: “No es necesario que el ayu-
dante y alentador conozca el crimen preciso que se pretendía cometer o que de hecho se cometió, en
tanto estuviera consciente de que uno o varios crímenes probablemente serían cometidos, y de que uno
de estos crímenes de hecho haya sido cometido”. Ver también Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de
septiembre de 2004, párr. 272 (similar); Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001,
párr. 255 (similar); Furundzija, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 1998, párr. 246 (lo
mismo que en el caso Kvocka).
Pero ver Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 163: “Las
Salas de Primera Instancia en los casos Kunarac y Krnojelac explicaron el mens rea de ayuda y aliento
como consistente en el conocimiento (o conciencia) de que los actos realizados por el ayudante y alen-
tador asistieran en la comisión de un crimen específico por parte del autor principal. Las Salas de Pri-
mera Instancia en los casos Furundzija, Blaskic, Kvocka, y Naletilic, sin embargo, adoptaron el punto
de vista de que no es necesario que el ayudante y alentador sepan el crimen preciso que se pretendía o
que de hecho fue cometido, en tanto que estuviera consciente que uno entre varios crímenes probable-
mente sería cometido, incluyendo el que realmente se perpetró. La Sala de Primera Instancia encuentra
que la definición más estricta que se estableció en los casos Kunarac y Krnojelac es persuasiva y la
respalda. Adicionalmente, el ayudante y alentador deben haber estado conscientes de los elementos
esenciales del crimen que finalmente fue cometido por el autor principal, incluyendo su mens rea”.
Ver también Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 90 (“El mens rea de
ayudar y alentar requiere que el ayudante y alentador conociera (en el sentido de haber estado cons-
ciente de) que sus propios actos asistieron en la comisión del crimen específico en cuestión cometido
por el autor principal”. Kunarac, Sala de Primera Instancia), 22 de febrero de 2001, párr. 392 (similar).

(4) El mens rea puede ser deducido a partir de las circunstancias,


tal como la posición de autoridad y la presencia

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 518: “Esta conciencia [de
que, por su conducta, el ayudante y alentador está asistiendo o facilitando a la comisión de la ofensa]
no necesita haber sido expresada explícitamente. Puede, desde luego, ser inferida a partir de todas las
circunstancias relevantes”.
Aleksovski, (Sala de Primera Instancia), 25 de junio de 1999, párr. 65: “El mens rea puede dedu-
cirse de las circunstancias, y la posición de autoridad constituye una de las circunstancias que puede
ser considerada al establecer que una persona contra quien se dirige la reclamación sabía que su pre-
sencia sería interpretada por el perpetrador del acto indebido como una señal de apoyo o aliento”.

353
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

(5) El mens rea debe existir en el momento de planear, preparar o ejecutar el crimen

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 728: “La Sala de Primera
Instancia recuerda que el artículo 7(1) del Estatuto dispone la responsabilidad penal individual para las
personas ‘ayudante y alentador en la planeación, preparación o ejecución de un crimen’ dispuesto en el
Estatuto. Consecuentemente, para incurrir en responsabilidad penal, la Sala de Primera Instancia en-
cuentra que el acusado debe contar con el mens rea requerido al momento de planear, preparar o ejecu-
tar el crimen”.

(6) El mens rea del que ayuda y alienta la persecución

Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 52: “La Sala de Apelaciones consi-
dera que el ayudante y alentador en una persecución, un crimen con una intención específica, debe
estar consciente no sólo del crimen cuya perpetración está facilitando, sino también de la intención
discriminatoria de los perpetradores de ese crimen. No necesita compartir la intención pero debe estar
consciente del contexto discriminatorio en el que el crimen se cometerá, y saber que su apoyo o aliento
tiene un efecto substancial en su perpetración”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 164: “El ayudante
y alentador en una persecución debe estar consciente no sólo del crimen en que asiste, sino también de
que éste se comete con una intención discriminatoria. No necesita compartir la intención discriminato-
ria pero debe estar consciente del contexto discriminatorio más amplio”.
Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 262: “El ayudante y
alentador en una persecución, como crimen de ‘intención específica’, debe no sólo tener conocimiento
del crimen en el que está asistiendo o facilitando. También debe estar consciente que los crímenes en
los que se está asistiendo o apoyando se comenten con una intención discriminatoria. El ayudante y
alentador en una persecución no necesita compartir la intención discriminatoria, pero debe estar cons-
ciente del contexto más amplio y saber que sus actos de asistencia o aliento tienen un efecto significa-
tivo en la comisión de los crímenes. Todos y cada uno de los actos de discriminación no necesitan ser
conocidos o formar parte de la intención del ayudante y alentador. El ayudante y alentador en una per-
secución será, por lo tanto, tenido como responsable de los actos discriminatorios cometidos por otros
que constituyeron una consecuencia razonablemente previsible de su asistencia o aliento”.
Para la discusión del mens rea requerido para persecución como crimen de lesa humanidad, ver
Sección (IV)(d)(viii)(4), Compendio del TPIY.

(7) El mens rea del que ayuda y alienta el genocidio

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 140: La cuestión se presenta “sobre si, para
que se dé la responsabilidad por ayudar y alentar [en el genocidio], el acusado necesita poseer sola-
mente conocimiento de la intención genocida del autor principal, o si debe compartir esa intención. La
Sala de Apelaciones ha explicado previamente, en diversas ocasiones, que una persona que es ayudan-
te y alentador de un delito de intención específica puede ser considerada como responsable si asiste en
la comisión del crimen sabiendo de la intención tras dicho crimen. Este principio se aplica a la prohi-
bición del Estatuto con respecto a genocidio, es también un crimen que requiere se demuestre una in-

354
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

tención específica. La condena por ayudar o alentar en genocidio una vez que haya sido probado que el
acusado sabía de la intención genocida del perpetrador principal, está permitida por el Estatuto y por
los precedentes del Tribunal”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 779: “Con respecto al
mens rea requerido para el ayudante y alentador, ‘una persona que ayuda y alienta la comisión de una
ofensa de intención específica puede ser considerado como responsable si asiste en la comisión del
crimen a sabiendas de la intención tras dicho crimen’. Este principio aplica a la prohibición del Estatu-
to con respecto a genocidio. La Sala de Apelaciones concluyó que ‘[l]a condena por ayudar y alentar
en genocidio una vez probado que el acusado sabía de la intención específica del perpetrador principal
está permitido por el Estatuto y los precedentes del Tribunal”.
Ver también Krstic, (Sala de Apelaciones), Opinión Parcialmente Disidente del Juez Shahabuddeen,
19 de abril de 2004, párrs. 60, 62-64, 66: “Un argumento es que la referencia a una ‘persona que [...]
es ayudante y alentador [...]’ en el artículo 7(1) del Estatuto no autoriza una persecución por ayudar y
alentar en genocidio. La razón que se asevera es que el genocidio, y cualquier crimen relacionado con
genocidio, están exclusivamente regulados por el artículo 4 del Estatuto y que ese artículo no com-
prende el ayudar y alentar en el crimen de genocidio. Más particularmente, se dice que el artículo 4
requiere prueba de que el acusado tenía intención genocida específica si es acusada de cualesquiera de
los crímenes enumerados en ese artículo, incluyendo un crimen de ‘complicidad en genocidio’ como
se menciona en el artículo 4(3)(e), y que el ayudar y alentar no requieren de dicha prueba, siendo sólo
necesario demostrar que una persona acusada a la que se le imputa por ayudar y alentar tenía conoci-
miento de la intención. Por lo tanto, un crimen de ayuda y aliento en genocidio agregaría a los críme-
nes genocidas autorizados por el artículo 4, disposiciones relevantes de las cuales corresponde a los
artículos II y III de la Convención sobre Genocidio de 1948, que a su vez se reflejan en el derecho in-
ternacional consuetudinario. Esto violaría la prohibición bien entendida contra añadir a los crímenes
existentes conforme al derecho internacional consuetudinario”.
“Con respecto a la cuestión principal, me parece que el ayudar y alentar es parte de la complicidad
en genocidio como lo refiere más tarde el artículo 4(3)(e) del Estatuto o no lo es. Si no es parte de la
complicidad en genocidio, se sigue que, en tanto a la operación de la Convención concierne, no puede
ser parte del derecho internacional consuetudinario. Para hacer punible un acto por ayudar o alentar
conforme al artículo 7(1) del Estatuto cuando no sea punible como complicidad en genocidio según el
artículo 4(3)(e) es, por lo tanto, agregarle algo inadmisible al derecho internacional consuetudinario”.
“Por otra parte, si el ayudar o alentar es parte de la complicidad en genocidio, es parte del derecho
internacional consuetudinario en razón de que la complicidad en genocidio se encuentra dispuesta en
la Convención sobre Genocidio de 1948. En este caso, la referencia a ayuda y aliento en el artículo
7(1) del Estatuto meramente reproduce el derecho internacional consuetudinario como contenido en la
referencia a la complicidad en genocidio como se mencionó en el artículo 4(3)(e) del Estatuto. De ma-
nera que ninguna de las disposiciones se encuentra en violación de la prohibición de agregar al dere-
cho internacional consuetudinario”.
[...] “No veo nada en el texto sobre la Convención sobre Genocidio o en los trabajos preparatorios
–travaux préparatoires– relevantes que sea inconsistente con el significado regular de ‘complicidad en
genocidio’ incluyendo el ayudar y alentar. Como lo ha hecho notar la Sala de Apelaciones, los prece-
dentes del Tribunal demuestran que el término similar ‘cómplice’, tiene diferentes significados depen-
diendo del contexto; el término puede referirse a un co-perpetrador o alguien que ayuda y alienta. En
mi opinión, en la referencia en el artículo 4(3)(e) del Estatuto a ‘complicidad en genocidio’ puede e
incluye el ayudar y alentar”.

355
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

“Esto no significa que no tenga que demostrarse que el acto del que ayuda y alienta es intencional.
Siempre debe demostrarse la intención, pero la intención del perpetrador de genocidio no es la misma
del que ayuda y alienta. La intención del perpetrador es cometer genocidio. La intención del que ayuda
y alienta no es cometer genocidio; su intención es proporcionar los medios por los que el perpetrador,
si así lo desea, puede realizar su propia intención de cometer genocidio. Ni tampoco se sigue que la
prueba de la intención genocida no se requiera en sentido alguno. Lo que debe demostrarse es que el
perpetrador tenía la intención; no necesito probarse que el ayuda y alienta tenía esa intención. En el caso
del que ayuda y alienta, lo que debe probarse es que tenía conocimiento de que el perpetrador tenía esa
intención”.
Ver también “si la complicidad en genocidio requiere el demostrar la intención genocida”, Sec-
ción (III)(f)(v)(4), Compendio del TPIY. Ver también “diferencia entre complicidad en genocidio y
ayudar y alentar en genocidio”, Sección (V)(d)(vi)(1), Compendio del TPIY.

vi) Elementos - ayudar y alentar el genocidio

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 782: “Una persona puede
ser considerado como responsable por ayudar y alentar el genocidio si se demuestra que asistió en la
comisión del crimen con el conocimiento de la intención específica del perpetrador principal. El ayu-
dar y alentar el genocidio es por lo tanto definido por los siguientes elementos:

- el acusado llevó a cabo un acto que consistió en asistencia práctica, aliento o apoyo moral al
autor principal que tuvo un ‘efecto substancial’ en la comisión del crimen;
- el acusado tenía conocimiento de que sus propios actos asistieron en la comisión del crimen
específico cometido por el autor principal; y
- el acusado sabía que el crimen fue cometido con una intención específica”.

(1) Diferencia entre complicidad en genocidio, y ayuda y aliento del genocidio

Para la discusión de la diferencia entre complicidad en genocidio, y ayudar y alentar el genocidio, ver
Secciones (III)(f)(v)(2) y (III)(f)(v)(2)(a), Compendio del TPIY.

vii) Aplicación - ayuda y aliento

(1) Genocidio en Srebrenica

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párrs. 137, 328, 144: “[E]ra razonable para la Sala
de Primera Instancia concluir que, al menos desde el 15 de julio de 1995, Radislav Krstic tuvo cono-
cimiento de la intención genocida de algunos de los Miembros del Estado Mayor del VRS [Ejército de
la República Srpska]. Radislav Krstic estaba consciente de que el Estado Mayor no tenía recursos pro-

356
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

pios suficientes para llevar a cabo las ejecuciones, y que, sin el uso de los recursos de los Cuerpos de
Drina [del Ejército de la República Srpska], el Estado Mayor no habría sido capaz de implementar su
plan genocida. Krstic sabía que al permitir que los recursos de los Cuerpos de Drina fueran utilizados
estaba haciendo una aportación substancial a la ejecución de los prisioneros bosnio-musulmanes. A
pesar de que la prueba sugiere que Radislav Krstic no apoyaba dicho plan, como Comandante de los Cuerpos
de Drina permitió que el Estado Mayor obtuviera los recursos de los Cuerpos de Drina y los empleara.
La responsabilidad penal de Krstic es por lo tanto expresada más adecuadamente como la del que ayuda
y alienta de genocidio, y no como un perpetrador. Esta acusación queda comprendida razonablemente
por el Acta de Acusación, en la que se alega que Radislav Krstic ayudó y alentó en la planeación, prepara-
ción o ejecución del genocidio contra bosnio-musulmanes en Srebrenica”.
“Al encontrar a Krstic penalmente responsable como el que ayuda y alienta, la Sala de Apelaciones
concluyó que la aportación por el personal y los activos de los Cuerpos de Drina bajo su control, fueron
de carácter substancial. En efecto, sin esa asistencia, el Estado Mayor no habría tenido posibilidades de
llevar a cabo su plan de ejecutar a bosnio-musulmanes de Srebrenica. Krstic sabía que los camiones que
habían asistido a proporcionar para el traslado de mujeres, niños y ancianos estaban siendo utilizados
para transferir a los hombres a diversos sitios de detención. También sabía que los vehículos y el perso-
nal de los Cuerpos de Drina estaban siendo utilizados para buscar sitios de detención y escoltar y resguar-
dar a los prisioneros bosnio-musulmanes en diversos sitios de detención. También sabía que vehículos y
equipo pesado perteneciente a los Cuerpos de Drina bajo su comando estaban siendo utilizados para ace-
lerar la ejecución de los civiles bosnio-musulmanes. Este conocimiento y estos modos de asistencia cons-
tituyen una aportación substancial a la comisión de los crímenes como se requiere para una condena por
ayudar y alentar en el genocidio de los bosnio-musulmanes de Srebrenica”.
“[N]o existe prueba de que Krstic ordenara ninguno de estos asesinatos, o que directamente parti-
cipara en ellos. Toda la prueba que puede establecerse es que sabía que aquellos asesinatos estaban
ocurriendo y que el permitió que el Estado Mayor utilizara personal y recursos bajo su mando para
facilitarlos. En estas circunstancias, la responsabilidad penal de Radislav Krstic es la del que ayuda y
alienta de los asesinatos, en la exterminio y persecución, y no la de un co-perpetrador principal”.
Pero ver Krstic, (Sala de Apelaciones), Opinión Parcialmente Disidente del Juez Shahabuddeen,
19 de abril de 2004, párrs. 73-75: “[T]ener por responsable a Krstic sólo como el que ayuda y alienta
sería minimizar el grado de su responsabilidad penal”. “Me parece que hay problemas en llegar a la
conclusión de que la responsabilidad del Apelante era la del que ayuda y alienta. La Sala de Apela-
ciones acepta que el personal y los recursos de los Cuerpos de Drina fueron utilizados para los asesina-
tos. Explicando esto, dijo que el Apelante ‘sabía que al permitir los recursos de los Cuerpos de Drina
[del Ejército de la República Srpska] fueran utilizados estaba haciendo una aportación substancial a la
ejecución de los prisioneros bosnio-musulmanes’. Aunque las pruebas sugieren que Radislav Krstic no
apoyaba ese plan, como Comandante de los Cuerpos de Drina no hizo nada para evitar que el Estado
Mayor tomara los recursos de los Cuerpos de Drina, y permitió el empleo de esos recursos”. “Una
aportación substancial para el propósito de ayudar y alentar es una aportación que asiste al perpetrador
de su crimen si éste así lo desea. Ello debe distinguirse de la participación misma en la comisión del
crimen. Si, como pienso, al ‘permitir’, o en razón del hecho de haber ‘permitido’, el uso del personal y
los recursos de los Cuerpos de Drina para las ejecuciones, el Apelante autorizó ese uso para ese fin, yo
pensaría que estaba participando en la comisión del crimen mismo y no meramente posibilitando al
perpetrador la comisión del crimen si así lo deseaba éste. Por lo tanto, le fue correctamente adjudicada
la culpabilidad por genocidio” (énfasis en el original).
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párrs. 784-787: “La Sala de
Primera Instancia ha encontrado que el Coronel Blagojevic [Comandante de la Brigada de Bratunac,

357
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

una unidad del Ejército de la República Srpska] ayudó y alentó en los asesinatos cometidos en el pue-
blo de Bratunac. La Sala de Primera Instancia ha encontrado, además, que el Coronel Blagojevic ayu-
dó y alentó en las persecuciones cometidas a través de los actos conexos de asesinatos, trato cruel e
inhumano, el aterrorizar a la población civil y traslado forzoso, también ayudó y alentó en la comisión
de otros actos inhumanos a través de traslado forzoso. Su asistencia fue primariamente en la forma de
permitir que los recursos de la Brigada de Bratunac se utilizaran en la comisión de dichos actos [...]. Y
como tal, la Sala de Primera Instancia encuentra que el Coronel Blagojevic prestó asistencia práctica
en los asesinatos y al causarse daño a la integridad física o mental grave a los bosnio-musulmanes de
Srebrenica. La Sala de Primera Instancia encuentra que estos actos de asistencia práctica tuvieron un
efecto substancial en la comisión de genocidio”.
“La Sala de Primera Instancia adicionalmente, encuentra que el Coronel Blagojevic sabía que al
permitir que los recursos de la Brigada de Bratunac fueran utilizados estaba realizando una aportación
substancial al asesinato de los hombres bosnio-musulmanes y a que les fueran infligidas lesiones cor-
porales o mentales graves a la población bosnia-musulmana”.
“La Sala de Primera Instancia encuentra que el Coronel Blagojevic sabía de la intención de los
perpetradores principales de destruir en todo o en parte al grupo bosnio-musulmán como tal. La Sala
de Primera Instancia infiere este conocimiento de todas las circunstancias que rodean la toma del en-
clave de Srebrenica y de los actos dirigidos a la población bosnia musulmana que siguió. En particular,
la Sala de Primera Instancia recuerda que:

- El Coronel Blagojevic sabía el objetivo de la operación Krivaja 95, a saber, crear condicio-
nes para la eliminación del enclave de Srebrenica.
- El Coronel Blagojevic tenía conocimiento de que la población bosnia musulmana en su tota-
lidad fue empujada fuera del pueblo de Srebrenica, a Potocari.
- El Coronel Blagojevic tenía conocimiento de que los hombres fueron separados del resto de
la población bosnio-musulmana.
- El Coronel Blagojevic tenía conocimiento de que las mujeres, niños y ancianos bosnio-
musulmanes fueron trasladados por la fuerza a territorio que no estaba bajo control serbio.
- El Coronel Blagojevic tenía conocimiento de que los hombres bosnio-musulmanes fueron
detenidos en condiciones inhumanas en centros de detención temporales en espera de trans-
porte posterior.
- El Coronel Blagojevic tenía conocimiento de que los miembros de la Brigada de Bratunac
contribuyeron en el asesinato de los hombres bosnio-musulmanes detenidos en Bratunac.
- El Coronel Blagojevic tenía conocimiento de y participó en una operación para buscar el
terreno para efectos de capturar y detener a los hombres bosnio-musulmanes, con objeto de
prevenir que éstos ‘irrumpieran hacia’ Tuzla o Kladanj, esto es, territorio bajo el control
de bosnio-musulmanes”.

“Habiendo encontrado que el Coronel Blagojevic prestó asistencia práctica que tuvo un efecto
substancial en la comisión de genocidio con el conocimiento de que los perpetradores principales de
estos actos tenían la intención de destruir en todo o en parte al grupo bosnio-musulmán de Srebrenica,

358
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

la Sala de Primera Instancia por lo tanto, encuentra que el Coronel Blagojevic es responsable de com-
plicidad por genocidio mediante el ayudar y alentar en la comisión de genocidio”.
Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 85: “La Sala de Primera
Instancia ha examinado el crimen de persecuciones por el que Dragan Obrenovic ha admitido respon-
sabilidad. [...] Dragan Obrenovic ha sido condenado bajo tanto el artículo 7(1) como el 7(3) del Estatu-
to. Como se describió arriba, Dragan Obrenovic no sólo sabía que la Brigada de Zvornik [del VRS
(Ejército de la República Serbia de Bosnia y Herzegovina/Republica de Srpaka] tomó parte en la orga-
nización de los asesinatos y de los entierros de los prisioneros musulmanes ejecutados, sino que tam-
bién aprobó la liberación de miembros de la Brigada de Zvornik para que participaran en la
implementación de este plan al menos en tres ocasiones. La Sala de Primera Instancia encuentra que al
aprobar la remoción de sus soldados, Dragan Obrenovic participó en la implementación del plan para
asesinar a los prisioneros musulmanes. Mientras que el plan para asesinar a los prisioneros musulma-
nes es decidido por los comandantes superiores a Dragan Obrenovic, éste liberó a sus hombres de sus
deberes actuales y les ordenó seguir órdenes que venían de arriba. La Sala de Primera Instancia consi-
dera que su participación a través de esta acción fue de ayudar y alentar”. Ver también Obrenovic, (Sa-
la de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 39 (Dragan Obrenovic aceptó responsabilidad
penal por su participación en la empresa criminal conjunta).
Para conclusiones adicionales con respecto a Vidoje Blagojevic y Dragan Jokic con respecto a los
crímenes de ayuda y aliento en la exterminio, persecución y actos inhumanos (traslado forzoso) rela-
cionado a la masacre de Srebrenica, ver, por ejemplo, Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia),
17 de enero de 2005, párrs. 751, 753-754, 760, 770-775.

(2) Asesinato en el Río Drina en el Municipio de Visegrad,


al sureste de Bosnia y Herzegovina

Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párrs. 134-135: “La Sala de Apelaciones ya
ha encontrado que el Apelante sabía que los siete hombres musulmanes iban a ser a ser asesinados;
que caminó armado con el grupo desde donde estacionaron los automóviles al Río Drina; que apuntó
su pistola a los siete hombres musulmanes; y que se paró detrás de los hombres musulmanes junto con
los otros tres autores poco antes de que se iniciara el tiroteo. La Sala de Apelaciones considera que la
única inferencia razonable disponible sobre la totalidad de las pruebas es que el Apelante sabía que sus
actos sus actos asistirían en la comisión de los asesinatos. La Sala de Apelaciones encuentra que al
prevenir que los hombres escaparan por el camino de la orilla del río y durante el tiroteo, las acciones
del Apelante tuvieron un ‘efecto substancial en la perpetración del crimen’”. “La Sala de Apelaciones
encuentra que las acciones del Apelante estuvieron específicamente dirigidas a asistir en la perpetra-
ción de los asesinatos y de los actos inhumanos, y que su apoyo tuvo un efecto substancial en la perpe-
tración de los crímenes. La Sala de Apelaciones por lo tanto encuentra al Apelante culpable por ayudar
y alentar en asesinato conforme al artículo 3 del Estatuto (Cargo 5)”.

359
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

(3) Trato cruel y tortura en Llapushnik/Campo de Prisión


de Lapusnik en Kosovo Central

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 658: “En el otro caso de mal-
trato del [testigo] L12 [en Llapushni/campo de prisión de Lapusnik en Kosovo central] [...] , L12 fue
golpeado en un granero. Haradin Bala vendó los ojos de L12 y lo llevó a un granero, donde tuvo lugar
la golpiza. L12 testificó que Shala [Haradin Bala] estuvo presente durante el incidente. La Sala acepta
el testimonio de L12, sin embargo, de que en el involucramiento de Haradin Bala en el incidente se
limitó a traer a L12 a los perpetradores y a estar presente mientras tuvo lugar la golpiza. La Sala en-
cuentra que al llevar a L12 al granero y estar presente mientras tuvo lugar la golpiza por parte de otros,
Haradin Bala contribuyó en la comisión del crimen de manera suficientemente substancial como para
considerar su participación como ayuda en el crimen cometido por los perpetradores directos. En las
circunstancias, Haradin Bala debe haber estado consciente, por lo menos en el momento de la golpiza,
de que los agresores estaban cometiendo un crimen y de su estado mental. Consecuentemente, poseía
el mens rea requerido para ayudar y alentar. Como se estableció anteriormente, este incidente consti-
tuye los elementos tanto de trato cruel como de tortura”.

(4) Bombardeo de la Vieja Ciudad de Dubrovnik, Croacia

Jokic - Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de, 2004, párr. 58: “Parte de la conducta de
Miodrag Jokic, específicamente ciertos actos y omisiones anteriores al bombardeo por las fuerzas del
JNA [Ejército Popular Yugoslavo] el 6 de diciembre de 1991 [contra la Vieja Ciudad de Dubrovnik],
en las circunstancias específicas de estos caso, califica correctamente como ayudar y alentar, ya que
tiene un efecto substancial sobre la comisión de los crímenes”.
Comparar Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 354: “[L]a Sala ha en-
contrado que el 5 de diciembre de 1991 el Acusado ordenó a las fuerzas bajo su mando tomar Srd. La
Sala también encontró que el bombardeo deliberado e ilegal de la Vieja Ciudad que ocurrió el 6 de
diciembre no estaba implícito en la orden del Acusado. Desde el punto de vista de la Sala, por lo tanto,
la orden del Acusado de atacar Srd no tuvo un efecto substancial en las preparaciones de los crímenes
que se imputan en el Acta de Acusación y no constituye un actus reus para establecer su responsabili-
dad por ayudar y alentar según el artículo 7(1) del Estatuto”.

(5) Situaciones adicionales

Para conclusiones de que Vidoje Blagojevic ayudó y alentó en la comisión de asesinato en el pueblo
de Bratunac, ver Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párrs. 733-739,
747-749.
Para conclusiones de que Dragan Jokic ayudó y alentó en las ejecuciones en masa en Orahovac,
Pilica/Granja Militar Branjevo, y Kozluk, ver Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de
enero de 2005, párr. 770.

360
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(6) La operación de reinhumación después de la masacre


de Srebrenica no constituye ayuda y aliento ex post facto

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párrs. 382-283, 730-731: “La Sala
de Primera Instancia encuentra que las pruebas son suficientes para demostrar que las tumbas masivas en
Dam cerca de Petkovci, Kozluk, Glogova, Orahovac, y la Granja Militar de Branjevo [en los Municipios
de Zvornic y Bratunac, en Bosnia y Herzegovina] fueron profanadas y los cuerpos fueron exhumados de
esas tumbas. La Sala de Primera Instancia también es de la opinión que la apertura de las tumbas masivas
y la reinhumación de las víctimas en otros lugares fue un intento para ocultar las pruebas de los asesinatos
en masa. La Sala de Primera Instancia encuentra, adicionalmente: que los cuerpos en las tumbas prima-
rias en Glogova contenían los cuerpos de víctimas de la masacre del Almacén de Kravica, y los cuerpos
de estas víctimas fueron movidos subsecuentemente a tumbas en el área alrededor de Zeleni Jadar; que
los cuerpos en las tumbas en la Granja Militar de Branjevo y Kozluk fueron llevados a tumbas secunda-
rias a lo largo del camino de Cancari; que los cuerpos de las tumbas cerca de Orahovac fueron movidos a
tumbas más pequeña cerca del camino de Hodzici; y que los cuerpos en la tumba en Dam cerca de Pet-
kovci fueron reinhumados en una localidad cerca de Lipje”.
“La prueba establece que la operación de reinhumación, que tuvo lugar en algún momento en sep-
tiembre y octubre 1995, fue ordenada por el Estado Mayor [del Ejército de la República Srpska]. El
Coronel Beara, Jefe de Seguridad del Estado Mayor, y el Teniente Popovic, Asistente Comandante de
Seguridad de los Cuerpos de Drina [del Ejército de la República Srpska], dirigieron esta operación. La
operación se llevó a cabo sobre el terreno por las Brigadas de Bratunac y Zvornik [del Ejército de
la República Srpska]. Dentro de la Brigada de Bratunac, el Capitán Nikolic, Jefe de Seguridad e Inte-
ligencia, fue asignado con la organización de la operación. Junto con la Brigada de Zvornik, el Comandan-
te Adjunto de Seguridad, Segundo Teniente Drago Nikolic, fue responsable de la operación”.
“La Sala de Primera Instancia hace notar que la Fiscalía ha alegado que las reinhumaciones fue-
ron ‘una consecuencia natural y previsible del plan de ejecución e inhumación original concebido por
la empresa criminal conjunta’. En su decisión sobre la Petición de Sentencia Absolutoria conforme a la
Regla 98 bis,II la Sala de Primera Instancia encontró que ‘ningún juzgador de hecho razonable podría
llegar a la conclusión de que las reinhumaciones, conducidas unos cuantos meses después de la ejecu-
ciones, eran una consecuencia previsible al momento en que las ejecuciones se llevaron a cabo’. [...]
Por el contrario, la prueba más bien indicaría que esta operación se decidió como respuesta al escrutinio de
la comunidad internacional sobre los eventos que siguieron a la toma de Srebrenica, esto es, como conse-
cuencia de un hecho que cae fuera del ámbito de la empresa criminal conjunta. Como resultado, la Sala
de Primera Instancia encuentra que los esfuerzos para ocultar los crímenes unos cuantos meses después de
su comisión podrían caracterizarse solamente, por parte de un juzgador de hecho razonable, como
ayuda y aliento ex post facto en la planeación, preparación o ejecución de la operación homicida”.

II
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión de las Reglas de
Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de la decisión, la Regla 98bis lee: “Regla 98bis. Petición de Sentencia
Absolutoria. (A) Una persona acusada podrá presentar una petición para que se emita una sentencia absolutoria con
respecto a uno o más de los crímenes incluidos en el Acta de Acusación dentro de los siete siguientes días al fin de la
presentación del caso por parte de la Fiscalía y, en todo caso, antes que se presenten pruebas por parte de la Defensa de
conformidad con la Regla 85(A)(ii). (B) La Sala de Primera Instancia ordenará que se determine una sentencia absolu-
toria con base en la petición del acusado, o proprio motu si ha encontrado que la prueba no es suficiente para substan-
ciar una condena por ese o esos cargos”.

361
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

“Se requiere, para ayuda y aliento ex post facto, que en el momento de planear, preparar o ejecutar
el crimen, exista un acuerdo previo entre el autor principal y la persona que subsecuentemente ayude y
aliente la comisión del crimen. Como la operación de reinhumación fue un resultado directo del escru-
tinio de la comunidad internacional de los eventos que siguieron a la toma de Srebrenica, la Sala de
Primera Instancia encuentra que la prueba no apoya una conclusión de que la operación de reinhuma-
ción por sí misma fuera convenida en el momento de planear, preparar o ejecutar los crímenes. Conse-
cuentemente, la Sala de Primera Instancia encuentra que cualquier involucramiento del Coronel Blagojevic
en la operación de reinhumación no podría constituir ayuda y aliento en la operación homicida”.

e) Empresa criminal conjunta/la doctrina del propósito común

i) Generalidades

Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 29: “Esta disposición [el artículo
7(1)] enumera las formas de conducta criminal que, siempre que las demás condiciones se cumplan,
pueden dar por resultado que el acusado incurra en responsabilidad penal si ha cometido alguno de los
crímenes dispuestos en el Estatuto en alguna de las modalidades señaladas en esta disposición. El artículo
7(1) del Estatuto no hace referencia explícita a ‘empresa criminal conjunta’. Sin embargo, la Sala de
Apelaciones recuerda que, después de considerar la cuestión en la Sentencia de Apelación del Caso
Tadic, ésta concluyó que la participación una empresa criminal conjunta como una forma de responsa-
bilidad, o la teoría del propósito común como se refirió a ello la Sala, estaba implícitamente estableci-
da en el Estatuto [...]”.
Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 190: “[E]l Estatuto no se limita a disponer
jurisdicción sobre aquellas personas que planean, instigan, ordenan, perpetran físicamente un crimen o
en alguna otra forma ayudan o alientan en su planeación, preparación o ejecución. El Estatuto no se
detiene allí. No excluye aquéllos modos de participación en la comisión de crímenes que ocurren
cuando varias personas que tienen un propósito común se embarcan en una empresa criminal que es
entonces llevada a cabo ya sea conjuntamente, o por algunos miembros de esta pluralidad de personas.
Quienquiera que contribuya a la comisión de los crímenes por el grupo de personas, o algunos miem-
bros del grupo, en la ejecución de un propósito criminal común puede ser considerado como penal-
mente responsable, sujeto a ciertas condiciones”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 510: “La responsabilidad
penal individual surge bajo el artículo 7(1) del Estatuto no sólo con respecto a personas que llevan a
cabo el acto criminal, sino también, en ciertas circunstancias, con respecto a aquéllos que en alguna
forma hacen posible que los perpetradores lleven a cabo físicamente ese acto. Cuando un número de
personas están involucradas en un plan común dirigido a la comisión de un crimen, pueden ser conde-
nadas por su participación en una empresa criminal conjunta (‘ECC’) en relación con ese crimen”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 695: “[C]onforme a la juris-
prudencia del Tribunal, se ha encontrado que el artículo 7(1) contiene la base para acusar a las personas por
la comisión de crímenes contenidos en el Estatuto ‘cuando diversas personas que tienen un propósito se
embarcan en una actividad criminal que es entonces llevada a cabo ya sea conjuntamente o por algunos
miembros de esta pluralidad de personas’. Esta forma de responsabilidad conforme al artículo 7(1) ha lle-
gado a ser conocida bajo diversos términos, incluyendo ‘empresa criminal conjunta”.

362
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 258: “Aunque el artículo
7(1) del Estatuto no marca una referencia explícita a [empresa criminal conjunta], la Sala de Primera
Instancia está satisfecha de que, conforme a la jurisprudencia del Tribunal, las personas que contribu-
yen en la comisión de crímenes en la ejecución de un propósito criminal común están sujetos a respon-
sabilidad penal como una forma de ‘comisión’ de un crimen según el artículo 7(1) del Estatuto, sujeto
a ciertas condiciones”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 156: “La Sala de
Apelaciones en el caso Tadic sostuvo que las personas que contribuyen a la comisión de crímenes por
un grupo en la ejecución del propósito criminal común, están sujetos a responsabilidad penal sujeto a
ciertas condiciones”.
Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 307: “Una empresa cri-
minal conjunta puede existir cuando dos o más personas participan en una empresa criminal común”.
“Dentro de una empresa criminal conjunta puede haber otras empresas criminales subsidiarias”.
Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 601: “La responsabilidad de una
empresa criminal conjunta es una forma de responsabilidad penal que la Sala de Apelaciones ha en-
contrado que está incluida implícitamente en el artículo 7(1) del Estatuto. Implica responsabilidad in-
dividual por participación en una empresa criminal conjunta para cometer un crimen”.
Comparar Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), Opinión Separada y Parcialmente
Disidente del Juez Per-Johan Lindholm, 17 de octubre de 2003, párr. 2: “Me disocio del concepto o
doctrina de la empresa criminal conjunta en este caso, así como en general. La así llamada forma bási-
ca de empresa criminal conjunta no tiene, en mi opinión, ninguna substancia por sí misma. No es más
que una nueva etiqueta adherida a un concepto largamente conocido o doctrina en la mayoría de las
jurisdicciones así como en el derecho penal internacional, a saber co-perpetración”.

(1) Razón de la doctrina de la empresa criminal conjunta

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 80: “La Sentencia de Apelación del
caso Tadic explica porque la participación en una empresa criminal conjunta es una forma de comisión
bajo el artículo 7(1):

En la interpretación anterior [que la responsabilidad bajo el artículo 7(1) no está limitada a aqué-
llos que físicamente cometen los crímenes] no sólo está dictada por el objeto y fin del Estatuto si-
no que está también garantizada por la misma naturaleza de muchos crímenes internacionales que
son cometidos más comúnmente en situaciones de tiempos de guerra. En la mayoría de las oca-
siones, estos crímenes no resultan de la propensión criminal de individuos por sí solos, sino que
constituyen manifestaciones de criminalidad colectiva: los crímenes a menudo son llevados a ca-
bo por grupos de individuos que actúan en cumplimiento de un diseño criminal común. Aunque
sólo algunos miembros del grupo pueden perpetrar físicamente el acto criminal (asesinato, exter-
minio, destrucción a gran escala de ciudades, pueblos o villas, etc.), la participación y contribu-
ción de otros miembros del grupo es a menudo vital para facilitar la comisión del crimen en
cuestión. De allí que la gravedad moral de dicha participación es a menudo no menos -o en efecto
no es diferente- que la de aquéllos que de hechos llevan a cabo los actos en cuestión”.

363
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

Ver también Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 191 (fuente del texto citado);
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 695 (citando a la Sala de
Apelaciones en el caso Tadic).
Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 192: “[E]l tener por penalmente responsa-
ble como perpetrador sólo a la persona que materialmente realiza el acto criminal sería no considerar
el papel como co-perpetradores de todos aquéllos que en alguna forma hicieron posible que el perpe-
trador físicamente llevara a cabo ese acto criminal. Al mismo tiempo, dependiendo de las circunstancias,
el tener a estos últimos como responsables solamente como ayudantes y alentadores puede subestimar el
grado de su responsabilidad criminal”. Ver también Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17
de enero de 2005, párr. 695 (misma cita).

(2) La empresa criminal conjunta es derecho internacional consuetudinario

Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 95: “La disposición [del artículo 7(1) del
Estatuto] enumera las formas de conducta criminal que, siempre que todas las demás condiciones nece-
sarias sean satisfechas, pueden dar como resultado que una persona acusada incurra en responsabilidad
penal individual por uno o más crímenes que se disponen en el Estatuto. El artículo 7(1) del Estatuto no
hace referencia explícita a la ‘empresa criminal conjunta’. Sin embargo, la Sala de Apelaciones ha soste-
nido previamente que la participación en una empresa criminal conjunta es una forma de responsabilidad
que existía en derecho internacional consuetudinario en ese momento, es decir, en 1992 [...]”. Ver tam-
bién Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 29 (similar).
Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 220: “[L]a Sala de Apelaciones sostiene la
opinión que la noción de diseño común como una forma de responsabilidad por complicidad está fir-
memente establecida en el derecho internacional consuetudinario y adicionalmente es sostenida, aun-
que de manera implícita, en el Estatuto del Tribunal Internacional”.
Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 33: “[E]sta forma de responsabilidad
[empresa criminal conjunta] [...] está establecida en el Derecho Internacional Consuetudinario [...]”.

(3) La empresa criminal conjunta es una forma de “comisión”

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 79: “Aunque el Estatuto no hace
referencia explícita a la ‘empresa criminal conjunta’ como una modalidad de responsabilidad, la Sala de
Apelaciones ha sostenido que la participación en una empresa criminal conjunta es una forma de ‘comisión’
según el artículo 7(1) del Estatuto”. Ver también Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr.
33 (“participación en una empresa criminal conjunta es una forma de ‘comisión’”); Vasiljevic, (Sala de
Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 102 (“Participación en una empresa criminal conjunta es
una forma de ‘comisión’ según el artículo 7(1) del Estatuto”.); Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de
septiembre de 2003, párr. 73 (lo mismo que en el caso Blaskic).
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 696: “Como la empresa
criminal conjunta es una forma de ‘comisión’ más que una forma de responsabilidad por complicidad,
siendo entendido el término ‘cómplice’ en esta instancia como referido a alguien que ayuda y alienta al

364
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

perpetrador, se entiende que el acusado es un perpetrador (o, más precisamente en muchos casos, un
co-perpetrador) más que un cómplice”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 258: “[L]as personas que
contribuyen a la comisión de crímenes en la ejecución de un propósito criminal común están sujetos a
responsabilidad penal como una forma de ‘comisión’ de un crimen conforme al artículo 7(1) del Esta-
tuto, sujeto a ciertas condiciones”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 138: “La Sala de
Apelaciones [en el caso Krnojelac y Ojandic] recientemente confirmo que una persona acusada que es
encontrada penalmente responsable por su participación en una empresa criminal conjunta debe ser
considerado como alguien que ‘cometió’ ese crimen, en oposición a haber ayudado y alentado en la
comisión del crimen; en otras palabras, la participación en una empresa criminal conjunta es una forma
de co-perpetración”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 432: “En la Sentencia del caso Ojdanic,
la Sala de Apelaciones inequívocamente sostuvo que la empresa criminal conjunta debe ser considera
como una forma de ‘comisión’ según el artículo 7(1) del Estatuto y no como una forma de responsabi-
lidad por complicidad. En vista de que constituye una forma de ‘comisión’ en el sentido que, en tanto
el participante comparte el propósito de una empresa criminal conjunta en oposición a simplemente
saber de ésta, no puede ser considerado simplemente como del que ayuda y alienta en el crimen con-
templado”.
Ver también “la empresa criminal conjunta es una forma de comisión, aunque la comisión sea más
amplia que la empresa criminal conjunta”, Sección (V)(c)(iv)(2), Compendio del TPIY. Para la discu-
sión de respecto a “si la participación en una empresa criminal conjunta es más compatible con la perpetra-
ción directa o con la responsabilidad por complicidad”, ver (V)(e)(viii), Compendio del TPIY.

(4) Razón por la que la empresa criminal conjunta


no es un nuevo crimen no previsto en el Estatuto

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 440’441: “Con respecto a la definición
de [...] ‘cometer’, la Sala de Primera Instancia considera que es necesario un análisis más detallado de
la co-perpetración. Para la co-perpetración es suficiente que exista un acuerdo explícito o un consen-
timiento tácito para alcanzar un objetivo común mediante cooperación y control conjunto coordinado
sobre la conducta criminal. Para este tipo de co-perpetración es típico, pero no obligatorio, que uno de
los perpetradores posea habilidades o autoridad que el otro perpetrador no tiene. Esto puede ser descri-
to como actos compartidos que cuando se reúnen logran el objetivo compartido con base en el mismo
grado de control sobre la ejecución de los actos comunes. En palabras de Roxin: ‘El co-perpetrador no
puede lograr nada por sí mismo [...]. El plan sólo “funciona” si el cómplice trabaja con la otra perso-
na’. Ambos perpetradores están, por lo tanto, en la misma posición. Como explica Roxin, ‘sólo pueden
realizar su plan en tanto actúen juntos, pero cada uno en lo individual puede arruinar la totalidad del
plan si no lleva a cabo su parte’. En esta medida es que está en control del acto”.
“La Sala de Primera Instancia está consciente de que el resultado final de su definición de co-
perpetración se acerca a la anteriormente mencionada empresa criminal conjunta y aún se sobrepone a ella
en parte. Sin embargo, la Sala de Primera Instancia opina que esta definición es más cercana a lo que la

365
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

mayoría de los sistemas legales entiende por ‘cometer’ y evita la impresión engañosa de que un nuevo cri-
men no previsto en el Estatuto de este Tribunal ha sido introducido mediante una puerta trasera”.

(5) No es error utilizar el término “cómplice” en lugar de


“co-perpetrador” en una empresa criminal conjunta

Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 72: “La Sala de Apelaciones ahora
considerará la cuestión de si la Sala de Primera Instancia erró en su uso de los términos cómplice y co-
perpetrador, que es ‘co-auteur’, con respecto a los participantes en una empresa criminal conjunta
distinta del autor principal. La Sala de Apelaciones hace notar que, al hacerlo así, la Sala de Primera
Instancia utilizó la terminología de la Sentencia de Apelación del caso Tadic. La Sala de Primera Ins-
tancia hizo notar en el párrafo 77 de la Sentencia sujeta a apelación que ‘por conveniencia’ [...] la Sala
de Primera Instancia adoptará la expresión “co-perpetrador” (significando un tipo de complicidad)
cuando se refiera a un participante en una empresa criminal conjunta que no es el autor principal’. La
nota al pie de página 230 clarifica que un cómplice en una empresa criminal conjunta es una persona
que comparte la intención de llevar a cabo la empresa cuyos actos facilita la comisión del crimen con-
venido. La Sala de Apelaciones sostiene que la Sala de Primera Instancia no ha errado en su uso del
término cómplice y co-perpetrador” (énfasis en el original).
Ver también Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 70: “La Sala de
Apelaciones hace notar ante todo que, en los precedentes del Tribunal, aún dentro de una sola senten-
cia, este término [cómplice] tiene diferentes significados dependiendo del contexto y puede referirse a
un co-perpetrador o al que ayuda y alienta” (énfasis en el original).

(6) La empresa criminal conjunta es un medio para cometer


un crimen, pero no es un crimen en sí mismo

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 91: “La Sala de Apelaciones enfatiza
que la empresa criminal conjunta es simplemente un medio de cometer un crimen; no es un crimen en
sí mismo”.
Para la discusión respecto a “alegar empresa criminal conjunta”, ver Sección (X)(b)(ix)(12)(f),
Compendio del TPIY.

ii) Las tres categorías de la empresa criminal


conjunta/doctrina del propósito común

Vasiljevic (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 96: “La jurisprudencia del Tribunal Interna-
cional ha identificado tres categoría de empresa criminal conjunta”. Ver también Kvocka et al., (Sala de
Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 82 (similar); Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de no-
viembre de 2005, párr. 511 (similar); Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005,
párr. 697 (similar); Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 258 (similar).

366
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 30: “Después de considerar los
precedentes relevantes, que se relacionan principalmente con muchos casos de crímenes de guerra en-
juiciados después de la Segunda Guerra Mundial, la Sentencia de Apelación del caso Tadic establece
tres categorías de casos respecto a la empresa criminal conjunta [...]”.
Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 195: “[L]a noción de propósito común
comprende tres distintas categorías de criminalidad colectiva”.

(1) Primera categoría (“básica”)

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 82: “En la primera forma de empresa crimi-
nal conjunta, todos los co-perpetradores poseen la misma intención de llevar a cabo el propósito común”.
Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 97: “La primera categoría es una
forma ‘básica’ de la empresa criminal conjunta. Está representada por casos en los que todos los co-
perpetradores, que actúan conforme a un propósito común, poseen la misma intención criminal. Un
ejemplo de ello es un plan formulado por los participantes en la empresa criminal conjunta para asesi-
nar en donde, aunque cada uno de los participantes pueda ejercer un papel diferente, cada uno de ellos
tiene la intención de asesinar”.
Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 196: “La primera [...] categoría está repre-
sentada por casos donde todos los coacusados, actuando conforme a un diseño común, poseen la mis-
ma intención criminal; por ejemplo, la formulación de un plan entre los co-perpetradores para asesinar,
donde, al llevar a cabo este diseño común (y aún si cada co-perpetrador lleva a cabo un papel diferente
dentro del mismo), todos ellos poseen sin embargo la intención de asesinar. Los prerrequisitos objeti-
vos y subjetivos para imputar responsabilidad penal a un participante que no haya, o de quien no se
puede probar que haya, realizado los asesinatos son los siguientes: (i) el acusado debe participar volun-
tariamente en un aspecto del diseño común (por ejemplo, infringiendo violencia no fatal a la víctima, o
proporcionando asistencia material para o facilitando las actividades de sus co-perpetradores); y (ii) el
acusado, aún si no efectúa personalmente la matanza, debe sin embargo pretender este resultado”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 511: “En el primer tipo
de empresa criminal conjunta el acusado tiene la intención de perpetrar un crimen y esta intención es
compartida por todos los co-perpetradores”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 157: “La primera
categoría es aquella en la que todos los participantes en la empresa criminal conjunta comparten la
misma intención criminal. Para establecerla, debe demostrarse que el acusado debe haber (i) participa-
do voluntariamente en uno de los aspectos del diseño criminal común; y (ii) pretendía el resultado cri-
minal, aún si personalmente no lo llevó a cabo”.
Para la discusión adicional del mens rea requerido para el primer tipo (“básico”) de empresa cri-
minal conjunta, ver (V)(e)(iv)(2), Compendio del TPIY.

367
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

(2) Segunda categoría (“sistémica”)

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 82: “La segunda forma de empresa
criminal conjunta, la forma ‘sistémica’, una variante de la primera forma, se caracteriza por la existencia
de un sistema criminal organizado, en particular en el caso de campos de concentración o detención.
Esta forma de empresa criminal conjunta requiere el conocimiento personal de un sistema organizado
y la intención de seguir adelante con el propósito criminal de ese sistema”.
Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 98: “La segunda categoría es una forma
‘sistémica’ de empresa criminal conjunta. Es una variante de la forma básica, caracterizada por la existencia
de un sistema organizado de maltrato. Un ejemplo es el exterminio o los campos de concentración, en los
que los prisioneros son asesinados o maltratados conforme una empresa criminal conjunta”.
Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párrs. 202-203: “La segunda categoría distinti-
va de casos es en muchos aspectos similares a la que se señala anteriormente, y comprende los llama-
dos casos de ‘campos de concentración’. La noción de propósito común fue aplicada a instancias en
las que se alegaba que las ofensas incluidas en el Acta de Acusación habían sido cometidos por miem-
bros de unidades militares o administrativas tales como las que administraban los campos de concen-
tración; esto es, los grupos de personas que actuaban conforme a un plan concertado”. “Esta categoría
de casos [...] es realmente una variable de la primera categoría [...]”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 511: “En el segundo ti-
po, que comprende los llamados casos de ‘campo de concentración’, o [empresa criminal conjunta]
sistemática, el acusado tiene conocimiento de la naturaleza de un sistema de represión, en cuya aplica-
ción participa, y la intención de avanzar el diseño común concertado para maltratar a los internos de un
campo de concentración. En tales casos, la intención requerida puede también ser susceptible de infe-
rirse mediante prueba de que se tenía conocimiento de los crímenes que se perpetraban en el campo y
de la participación continua en la operación del campo, así como de la posición de autoridad sostenida
por una persona acusada en el campo”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 157: “Conforme a
la segunda categoría, la Fiscalía necesita demostrar que el acusado (i) conocía personalmente el siste-
ma para maltratar a las personas detenidas, y (ii) tenía la intención de promover este sistema”.
Para la discusión adicional del mens rea requerido para el segundo tipo (“sistemático”) de empre-
sa criminal conjunta, ver (V)(e)(iv)(3), Compendio del TPIY.

(a) La segunda categoría no se limita a campos


de detención similares a los campos de concentración

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 183: “La Sala de Apelaciones desea señalar
que, aunque comúnmente se refiere a la ‘categoría conocida como campos de concentración’, la segunda cate-
goría de empresa criminal conjunta, conocida como sistémica, cubre todos los casos relacionados con un
sistema organizado con un propósito criminal común perpetrado en contra de las personas detenidas. Este
concepto de responsabilidad criminal ha sido moldeado por los precedentes derivados de los casos de campos
de concentración de la Segunda Guerra Mundial, pero la referencia a los campos de concentración es circuns-
tancial y de ninguna manera limita la aplicación de esta modalidad de responsabilidad de responsabilidad
a aquellos campos de detención similares a los campos de concentración”.

368
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 89: “La Sala de Apelaciones
sostiene que, aunque la segunda categoría de casos definida por la Sentencia de Apelación del caso
Tadic (‘sistémica’) claramente se basa en casos de campos de concentración y exterminio de la Segun-
da Guerra Mundial, puede ser aplicado a otros casos y especialmente a todas las violaciones graves al
derecho internacional humanitario cometidos en el territorio de la antigua Yugoslavia desde 1991.
Aunque los perpetradores de los actos enjuiciados en los casos de campos de concentración hayan sido
en su mayoría miembros de organizaciones criminales, según el caso Tadic no se requiere que una per-
sona pertenezca a dicha organización para ser considerada como un participante en una empresa cri-
minal conjunta. Conforme a la Sentencia de Apelación del caso Tadic, esta categoría de casos –una
variante de la primera– se caracteriza por la existencia de un sistema organizado establecido para al-
canzar un propósito criminal común”.

(3) Tercera categoría (“extendida”)

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 83: “La tercera, forma ‘extendida’
de empresa criminal conjunta, implica responsabilidad por crímenes cometidos más allá del propósito
común pero que sin embargo son una consecuencia natural y previsible del propósito común. El mens
rea requerido para la forma extendida es de doble. Primero, el acusado debe tener la intención de par-
ticipar en y contribuir con el propósito criminal común. Segundo, para poder ser considerado como
responsable por crímenes que no eran parte del propósito criminal común, pero que sin embargo fue-
ron una consecuencia natural y previsible de éste, el acusado debe también tener conocimiento de que
dicho crimen podía ser perpetrado por un miembro del grupo, y voluntariamente haber tomado el ries-
go de que el crimen pudiera ocurrir al unirse o al continuar participando en la empresa”. Ver también
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 511 (similar).
Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 99: “La tercera categoría es una
forma ‘extendida’ de empresa criminal conjunta. Se refiere a casos que involucran un propósito común
para cometer un crimen en el que uno de los perpetradores comete un acto que, aunque está fuera del
propósito común, es sin embargo una consecuencia natural y previsible de la realización del propósito
común. Un ejemplo de ello es el propósito común o el plan por parte de un grupo de retirar por la fuer-
za y a punta de pistola a miembros de una etnia de su pueblo, villa o región (para efectuar ‘limpieza
étnica’) con la consecuencia de que, al así hacerlo, una o más de las víctimas son baleadas y asesina-
das. Aunque el asesinato no pueda haber sido explícitamente reconocido como parte de un propósito
común, era sin embargo previsible que la remoción forzosa de civiles a punta de pistola bien podía
resultar en las muertes de uno o más de dichos civiles”. Ver también Tadic, (Sala de Apelaciones), 15
de julio de 1999, párr. 204 (similar).
Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 204: “[En el ejemplo anterior], [l]a res-
ponsabilidad penal puede imputarse a todos los participantes dentro de la empresa común, donde el
riesgo de que ocurra una muerte era tanto una consecuencia predecible de la ejecución del diseño co-
mún y el acusado fue imprudente o indiferente respecto a ese riesgo. Otro ejemplo es aquel del plan
común para desalojar por la fuerza a los civiles que pertenecen a un grupo étnico particular de sus
hogares, quemando sus casas; si algunos de los participantes en el plan, al ser llevado a cabo éste, ase-
sinan a civiles al incendiar sus casas, todos los demás participantes en el plan son penalmente respon-
sables por el asesinato si estas muertes eran predecibles”.

369
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

Para la discusión adicional del mens rea requerido para un tercer tipo empresa criminal conjunta
(“extendida”), ver (V)(e)(iv)(4), Compendio del TPIY.
Para mayores detalles respecto a las tres categorías de la doctrina del propósito común/ empresa
criminal conjunta y, inter alia, casos posteriores-II Guerra Mundial que lo aplicaron, ver Tadic, (Sala
de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párrs. 195-228.
Ver también Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 258, No. 687
(donde se explican las tres categorías).

iii) Elementos - actus reus - los tres tipos de empresa criminal conjunta

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero, 2005, párr. 96: “La Sala de Apelaciones [en el
caso Vasiljevic] ha explicado el actus reus del participante en una empresa criminal conjunta de la si-
guiente manera:

Primero, se requiere una pluralidad de personas. No se necesita que estén organizados en una es-
tructura militar, política o administrativa. Segundo, se requiere la existencia de un propósito co-
mún que constituya, o involucre, la comisión de un crimen previsto en el Estatuto. No se necesita
que este objetivo haya sido previamente negociado o formulado. Puede materializarse extempo-
ráneamente y puede inferirse de los hechos. En tercer lugar, es requiere la participación del acu-
sado en el propósito común, lo que implica la perpetración de alguno de los crímenes previstos en
el Estatuto. No es necesario que esta participación involucre la comisión de alguno de los críme-
nes específicos previstos en alguna de las disposiciones (por ejemplo el asesinato, el exterminio,
la tortura o violación), pero puede tomar la forma de asistencia en, o colaboración con, la ejecu-
ción del propósito común”.

Ver también Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero, 2004, párr. 100 (fuente del texto citado).
Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre, 2003, párr. 31: “La Sala de Apelaciones [en
el caso Tadic] declara que el actus reus de esta modalidad de participación en uno de los crímenes
previstos en el Estatuto es común a cada una de los tres categorías de casos establecidos anteriormente
y comprende los siguientes tres elementos:

(i) Pluralidad de personas. No se requiere que estén organizados en una estructura militar, polí-
tica o administrativa, como se demuestra claramente en los casos del Linchamiento de Essen y
el de Kurt Goebell.
(ii) La existencia de un plan, diseño o propósito común que constituya o involucre la comisión
de un crimen previsto en el Estatuto. No hay necesidad de que este plan, diseño o propósito
haya sido previamente arreglado o formulado. El plan o propósito común puede materiali-
zarse extemporáneamente e inferirse del hecho de que una pluralidad de personas actúe al
unísono para poner en marcha una empresa criminal conjunta.
(iii) La participación del acusado en el diseño común que entraña la perpetración de uno de los
crímenes previstos en el Estatuto. No se requiere, para tipificar esta modalidad de participa-

370
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

ción, la comisión de algún crímenes específico previsto en alguna de las dichas disposicio-
nes (el asesinato, el exterminio, torturas, violaciones, etc.), sino que puede adoptar la forma
de asistencia o colaboración en la ejecución del plan o propósito común” (énfasis en el ori-
ginal).

Véase también en el caso Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio, 1999, párr. 227 (los mismos
tres elementos).
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero, 2005, párr. 698: “Para determinar la
responsabilidad penal individual correspondiente a una empresa criminal común en cualquiera de las
tres categorías, los elementos que deben establecerse son: (i) una pluralidad de personas; (ii) la exis-
tencia de un plan, diseño o propósito común que constituya o involucre la comisión de un crimen pre-
visto en el Estatuto; y (iii) la participación del acusado en el plan común que entrañe la perpetración de
uno de los crímenes proscritos por el Estatuto. Ver también Limaj et al., (Sala de Primera Instancia),
30 de noviembre, 2005, párr. 511 (similar); Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio, 2004, párr.
32 (los mismos elementos relativos al crimen de persecución).
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre, 2003, párr. 156: “Para tipificar
una empresa criminal conjunta es necesario probar los siguientes elementos:

- una pluralidad de personas, no necesariamente organizadas;


- un plan, diseño o propósito común (que entrañe la comisión de un crimen proscrito por el
Estatuto);
- la participación del acusado en el plan o diseño común para perpetrar un crimen previsto en
el Estatuto;
- una intención compartida entre todos los participantes, de hacer avanzar en el plan o diseño
común que entraña la comisión de un crimen;
- que el acusado, incluso si no cometió personalmente el crimen, pretendiera el resultado.

Además, en el caso de persecución, es necesario demostrar que todos los participantes en el plan
común, incluida el acusado, tenían una intención discriminatoria”.
Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre 2001, párr. 312: Para la responsabili-
dad en una empresa criminal común, “una persona acusada debe haber llevado a cabo actos que hayan
asistido substancialmente o afectado significativamente en el avance de los objetivos de la empresa,
con el conocimiento que sus actos u omisiones facilitaron los crímenes cometidos a través de la em-
presa, para incurrir en responsabilidad penal por su participación en una empresa criminal común”.
Comparar Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre, 2004, párr. 260: “Tanto en la
primera y tercera categorías de [empresa criminal común], la fiscalía debe demostrar:

1. Una pluralidad de personas;

371
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

2. la existencia de un plan, diseño o propósito común (‘plan común’) que constituye o involu-
cra la comisión de un crimen dispuesto en el Estatuto; y
3. la participación del acusado en el plan común que comprende la perpetración de uno de los
crímenes a los que se refiere el Estatuto” (se agrega énfasis).

Para la discusión respecto a si se requiere prueba de un plan o propósito común para el segundo
tipo de empresa criminal conjunta, ver “excepción: el segundo tipo de empresa criminal conjunta (‘sis-
témica’) no requiera prueba de un acuerdo”, Sección (V)(e)(iii)(2)(i), Compendio del TPIY.

(1) Necesidad de establecer que una pluralidad


de personas estuvo involucrada (elemento 1)

Vasilijevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 100: “El actus reus de participante en
una empresa criminal conjunta es común a cada una de las tres categorías anteriores [...]. Primera, se
requiere una pluralidad de personas”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 708: “El primer elemento
que debe establecerse es que participó una pluralidad de personas en la empresa criminal conjunta”.
Ver también Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 96; Krnojelac, (Sa-
la de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 31; Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de
noviembre de 2005, párr. 511; Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005,
párr. 698; Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 32; Simic, Tadic y Zaric, (Sala
de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 156 (todos requieren una pluralidad de personas).

(a) Las personas no necesitan estar organizadas


en una estructura militar, política o administrativa

Vasilijevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 100: “[L]a pluralidad de personas]
no necesita estar organizada en una estructura militar, política o administrativa”. Ver también Tadic,
(Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 227 (igual); Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1
de septiembre de 2004, párr. 261 (igual).

(2) Necesidad de establecer la existencia de un acuerdo


o entendimiento común - un plan o propósito común (elemento 2)

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 117: “La jurisprudencia en este sen-
tido es clara. La empresa criminal conjunta requiere la existencia de un propósito común que constitu-
ya o involucre la comisión de un crimen”.

372
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 227: Uno de los elementos que se requiere
es: “[l]a existencia de un plan, diseño o propósito común que constituya o involucre la comisión de un
crimen dispuesto en el Estatuto” (énfasis omitido).
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 262: “Debe demostrarse la
existencia de un plan común que constituya o involucre un entendimiento o un acuerdo entre dos o
más personas de que cometerán un crimen”. Ver también Vasiljevic, (Sala de Primera Instancia), 29 de
noviembre de 2002, párr. 66 (similar).
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 435: “Para establecer responsabili-
dad penal conforme a una empresa criminal conjunta, la Fiscalía debe demostrar, en las tres categorías
la existencia de un plan criminal entre dos o más personas en las que el acusado participó”.3

(a) Un plan o propósito común es un arreglo o convenio


entre dos o más personas para cometer un crimen previsto por el Estatuto

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 342: “[E]l Plan Común necesa-
riamente tiene que constituir, o involucrar, un entendimiento o un acuerdo entre dos o más personas de
que cometerán un crimen previsto en el Estatuto [...]”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 158: “Debe demos-
trarse un entendimiento o un arreglo que constituya un convenio entre dos o más personas de que co-
meterán un crimen”.

(b) El crimen debe ser el resultado del plan criminal común

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 262: “En una empresa criminal con-
junta tal como la llevada a cabo en el campo de Omarska [segundo tipo de empresa criminal conjunta],
es necesario demostrar que la muerte de la víctima es el resultado de la implementación de un plan
criminal común, esto es, el establecimiento de un sistema de maltrato”.

(c) El acuerdo no necesita ser explícito, sino que puede


inferirse del hecho de que una pluralidad de personas actuó al unísono

Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párrs. 108-109: “[E]l Apelante alega que la
Sala de Primera Instancia erró al encontrar que la existencia de un acuerdo o entendimiento, que cons-
tituya un convenio entre dos o más personas, no requería ser explícito, sino que podía inferirse tam-
bién”. Sin embargo, “[c]laramente resulta de la Sentencia de Apelación del Caso Tadic que ‘[n]o hay

3
Para el segundo tipo de empresa criminal conjunta, la Sala de Apelaciones en el caso Kvocka sugiere que “el estable-
cer un sistema de maltrato puede ser considerado como la implementación de un plan criminal común”. Kvocka et al.,
(Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 262. No es necesario un acuerdo formal para el segundo tipo de
empresa criminal conjunta. Ver “excepción: para el segundo tipo de empresa criminal conjunta (‘sistémica’) no se re-
quiere prueba de un acuerdo”, Sección (V)(e)(iii)(2)(i), Compendio TPIY.

373
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

necesidad que de que e[l] plan, diseño o propósito haya sido previamente negociado o formulado. El
plan o propósito común puede materializarse extemporáneamente y ser inferido del hecho de que una
pluralidad de personas actúa al unísono para poder aplicar una empresa criminal conjunta’. La Sala de
Apelaciones en la Sentencia de Apelación del caso Furundzija se basó en este razonamiento cuando
identificó los elementos legales de la co-perpetración en una empresa criminal conjunta. La Sala de
Apelaciones encuentra, por lo tanto, que el alegato del Apelante no está bien fundado y que este sub-
fundamento de la apelación no procede”.
Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 227: “El plan o propósito común [...] pue-
de ser inferido del hecho de que una pluralidad de personas actúe al unísono para poner en marcha una
empresa criminal conjunta [...]”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 699: “La existencia de un
acuerdo o entendimiento para un plan, diseño o propósito común no requiere ser explícito, sino que puede
inferirse de todas las circunstancias. La participación de dos o más personas en la comisión de un cri-
men en particular puede, por sí misma, establecer un entendimiento o un arreglo no hablado, que cons-
tituye un acuerdo entre ellos en ese momento y en ese lugar, para cometer ese acto criminal particular”. Ver
también Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 158 (similar);
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 435 (similar); Vasiljevic, (Sala de Prime-
ra Instancia), 29 de noviembre de 2002, párr. 66 (similar).
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 699: “[E]l plan o pro-
pósito común puede [...] ser inferido del hecho de que una pluralidad de personas actúe en unísono
para poner en marcha una empresa criminal conjunta”. Ver también Brdjanin, (Sala de Primera Instan-
cia), 1 de septiembre de 2004, párr. 262 (igual).
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 262: “[E]l plan común no
necesita ser explícito y puede inferirse de todas las circunstancias”.

(d) Debe existir un entendimiento o acuerdo mutuo

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 352: “[E]l hecho de que los actos
y la conducta de una persona acusada facilitara o contribuyera a la comisión de un crimen por otra per-
sona y/o fuera asistido en la formación de la intención criminal de esa persona, no es suficiente para
establecer más allá de toda duda razonable, que existió un entendimiento o un convenio entre los dos
para cometer ese crimen particular. Un acuerdo entre dos personas para cometer un crimen requiere un
entendimiento o arreglo mutuo con cada una para cometer un crimen” (énfasis en el original).

(e) Para inferir un plan común, éste debe constituir


la única inferencia razonable disponible, a partir de la prueba

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 353: “Para deducir esta inferen-
cia [de un entendimiento o acuerdo entre el acusado y otros señalados como miembros de la empresa
criminal conjunta], esa debe ser la única inferencia razonable disponible, a partir de las pruebas”.

374
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(f) El plan o propósito común puede materializarse extemporáneamente

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 117: “El propósito común no requie-
re ser previamente arreglado o formulado; puede materializarse extemporáneamente”. Ver también
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 96, 209; Tadic, (Sala de Apelacio-
nes), 15 de julio de 1999, párr. 227 (similar); Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de
2004, párr. 262 (igual); Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr.
158 (similar).
Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 109: “El plan o propósito común
puede materializarse extemporáneamente [...]”. Ver también Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Ins-
tancia), 17 de enero de 2005, párr. 699 (igual).

(g) El propósito al integrarse al plan común es irrelevante

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 342: “En tanto que el Plan Co-
mún necesariamente tiene que constituir, o involucrar, un entendimiento o un acuerdo entre dos o más
personas que cometerán un crimen previsto en el Estatuto, el propósito subyacente para ser parte de
dicho acuerdo (esto es, el objetivo último que se busca mediante la comisión de los crímenes) es irre-
levante para efectos de establecer la responsabilidad penal individual conforme a la teoría [de la em-
presa criminal conjunta]”.

(h) Cuando el objetivo cambia, existe una nueva empresa criminal conjunta

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párrs. 700-701: “Si el objetivo de
la empresa criminal conjunta cambia, de forma tal que el objetivo cambia fundamentalmente en cuanto
a naturaleza y ámbito del plan o diseño común con respecto al cual los participantes originalmente
acordaron, entonces, una nueva y diferente empresa criminal conjunta ha sido establecida. En el caso
de esta empresa criminal conjunta, al igual que en la empresa criminal conjunta original, deben esta-
blecerse los tres elementos para imputar la responsabilidad penal. Puede suceder que los miembros de
la segunda empresa criminal conjunta sean los mismos que los de la empresa original”.
“Alternativamente, puede ser que sólo alguno de los miembros originales de la primera empresa
criminal conjunta se una a la segunda empresa criminal conjunta, y entonces ello conlleve responsabi-
lidad penal por esta empresa. Una persona sólo será considerada como responsable por aquella empre-
sa criminal conjunta en la que haya aceptado participar, conforme a la primera categoría de empresa
criminal conjunta, y por las consecuencias naturales previsibles de la misma, en cuanto a la tercera
categoría de empresa criminal conjunta”.

375
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

(i) Excepciones: el segundo tipo de empresa criminal


conjunta (“sistémica”) no requiere prueba de un acuerdo

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 118-119: “En la Sentencia de Ape-
lación del caso Krnojelac, la Sala de Apelaciones confirmó que la forma sistémica de empresa crimi-
nal conjunta no requiere prueba de un acuerdo:

La Sala de Apelaciones considera que, al requerir prueba de un acuerdo en relación con cada uno
de los crímenes cometidos con un propósito común, cuando se ha verificado la intención de parti-
cipar en una forma sistémica de empresa criminal conjunta, la Sala de Primera Instancia fue más
allá del criterio establecido por la Sala de Apelaciones en el caso Tadic. En vista que las conclu-
siones de la Sala de Primera Instancia demostraron que el sistema empleado en KP Dom [Com-
plejo de Prisión en Foca] perseguía sujetar a las personas detenidas no-serbias a condiciones de
vida inhumana y a maltrato por motivos discriminatorios, la Sala de Primera Instancia debería
haber examinado si Krnojelac sabía o no del sistema y si lo aceptó, sin que fuera necesario esta-
blecer que había concertado un acuerdo con los guardias y soldados, ‘los principales perpetrado-
res de los crímenes cometidos conforme al sistema’ para cometer dichos crímenes”.

“Consecuentemente, los argumentos de los Apelantes concernientes en la inexistencia de un


acuerdo deben de ser desechados”. Ver también Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de
2003, párr. 96 (fuente del texto citado).
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 209: “Para circunscribir la responsa-
bilidad de una persona acusada por participar en una segunda categoría de empresa criminal conjunta como
co-perpetrador, es menos importante demostrar que existió un acuerdo más o menos formal entre todos los
participantes, que demostrar su involucramiento en el sistema. Una vez que se ha establecido que el acusa-
do tenía conocimiento del sistema de maltrato discriminatorio, es cuestión de determinar su involucramien-
to en este sistema, sin que se haga necesario establecer que había concertado un acuerdo con los
perpetradores principales de los crímenes cometidos bajo ese sistema. La Sala de Apelaciones considera
que la Sala de Primera Instancia no erró en la aplicación del derecho al no requerir prueba de un acuerdo
formal entre los co-perpetradores para participar en la empresa criminal conjunta”.
Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 96: “La Sala de Apelaciones hace
notar que, con respecto a los crímenes considerados dentro de una forma sistémica de empresa criminal
conjunta, la intención de los participantes, distinta de los autores principales, presupone un conocimiento
personal del sistema de maltrato (demostrado mediante algún testimonio explícito o mediante una infe-
rencia razonable de la posición de autoridad del acusado) y la intención de promover el sistema concerta-
do de maltrato. Utilizando estos criterios, es menos importante probar que hubo un acuerdo más o menos
formal entre todos los participantes, que demostrar su involucramiento en el sistema”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 158: “Respecto a la
segunda categoría de empresa criminal conjunta, la Sala de Apelaciones en el caso Krnojelac sostuvo
que la prueba de la existencia de un acuerdo formal o informal entre los participantes no es crucial”.
Pero ver Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 31: “La Sala de Ape-
laciones [en el caso Tadic] declara que el actus reus de este modo de participación en uno de los crí-
menes previstos en el Estatuto es común en cada una de las tres categorías de casos señalados arriba y
[requiere, inter alia] [...] La existencia de un plan, diseño o propósito común que constituye o involu-

376
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

cra la comisión de un crimen previsto en el Estatuto [...]” (Énfasis en el original). Ver también Blagojevic y
Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 698 (“Para determinar que se incurrió en
responsabilidad penal individual por participar en una empresa criminal conjunta, bajo alguna de las
tres categorías [requiere, inter alia] [...] la existencia de un plan, diseño o propósito común [...]”.);
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 511 (similar); Babic, (Sala de
Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 32 (similar); Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Ins-
tancia), 17 de octubre de 2003, párr. 156 (similar); Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de
2003, párr. 435 (similar).
Comparar Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 260: “Para am-
bas, la primera y tercera categorías de [empresa criminal conjunta] la Fiscalía debe probar:

1. que existió una pluralidad de personas;


2. la existencia de un plan, diseño propósito común (‘plan común’) constituya o involucre la
comisión de un crimen previsto en el Estatuto; y
3. la participación del acusado en el plan común que involucre la perpetración de alguno de los
crímenes previstos en el Estatuto” (se agrega énfasis).

(3) Participación del acusado en el plan común (elemento 3)

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 96: “Tercero, se requiere la partici-
pación del acusado en el propósito común [...]”. Ver también Vasiljevic, (Sala de Apelaciones) , 25 de
febrero de 2004, párr. 100 (igual); Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr.
31 (igual).
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 698: “Para concluir que
se incurrió en responsabilidad penal individual por participar en una empresa criminal conjunta, bajo
cualesquiera de las tres categorías, [debe probarse, inter alia] [...] la participación del acusado en el
plan común que involucre la perpetración de uno de los crímenes previstos en el Estatuto”. Ver tam-
bién Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 511 (similar); Babic,
(Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 32 (similar respecto al crimen de persecución);
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 156 (similar).

(a) La participación puede tomar varias formas

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 702: “Hay varias formas en
las que una persona puede participar en una empresa criminal conjunta: (i) cometiendo personalmente
el crimen convenido, como autor principal; (ii) asistiendo al autor principal en la comisión del crimen
acordado como co-perpetrador, esto es facilitando la comisión del crimen con la intención de llevar a
cabo la empresa; o (iii) actuando para promover o hacer avanzar un sistema particular, en el que el
crimen es cometido en razón de la posición o función de autoridad del acusado y con conocimiento de
la naturaleza de ese sistema y la intención de promover ese sistema”.

377
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 263: “Los participantes [en
una empresa criminal conjunta] pueden contribuir al plan común en una variedad de papeles. En efec-
to, el término ´participación´ está ampliamente definido y puede tomar la forma de asistencia para, o
contribuir con, la ejecución del plan común. La participación incluye tanto participación directa como
indirecta”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 435: “Una persona puede participar en
una empresa criminal conjunta en varias formas: (i) cometiendo personalmente el crimen acordado como
un autor principal; (ii) asistiendo o alentando al autor principal en la comisión del crimen acordado como co-
perpetrador que comparte la intención de la empresa criminal conjunta; (iii) actuando para promover un
sistema particular en el que el crimen es cometido en razón de la posición o función de autoridad del acu-
sado y con el conocimiento de la naturaleza de ese sistema y la intención de promoverlo”. Ver también
Vasiljevic, (Sala de Primera Instancia), 29 de noviembre de 2002, párr. 67 (similar).

(b) El participante en una empresa criminal conjunta


no necesita cometer o participar físicamente en algún crimen

El Fiscal vs. Babic, Caso No. IT-03-72-A, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 38: “La
participación en una empresa criminal conjunta no requiere que el acusado cometa el actus reus de un
crimen específico previsto en el Estatuto”.
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 99, 263: “Un participante en
una empresa criminal conjunta no necesita participar físicamente en algún elemento de un crimen, en tanto
los requisitos de responsabilidad mediante la empresa criminal conjunta se cumplan. Como lo explicó
la Sala de Apelaciones en el caso Tadic, ‘[a]unque sólo algunos miembros del grupo pueden perpetrar
físicamente el acto criminal (asesinato, exterminio, destrucción a gran escala de ciudades, pueblos o
villas, etc.), la participación y contribución de los demás miembros del grupo es a menudo, vital para
facilitar la comisión de la ofensa en cuestión’. Esto es particularmente evidente con respecto a la forma
sistémica de la empresa criminal conjunta en cuestión en el caso presente”.
“[C]ontrario al alegato de Kvocka, no es necesario encontrar a el acusado culpable del crimen de
asesinato para establecer su participación en cada asesinato. Para crímenes cometidos como parte de una
empresa criminal conjunta es suficiente probar, no la participación del acusado en la comisión de un cri-
men específico, sino la responsabilidad del acusado en la promoción del propósito criminal común. La
Sala de Apelaciones encuentra que la Sala de Primera Instancia no erró al encontrar a Kvocka culpable
del crimen de asesinato sin establecer su responsabilidad específica por cada asesinato cometido”.
Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 31: “La Sala de Apelaciones
[en el caso Tadic] [requirió prueba, entre otras cosas, de que]:

La participación del acusado en el diseño común que involucraba la perpetración de uno de los
crímenes previstos en el Estatuto. Esta participación no necesita involucrar la comisión de alguno
de los crímenes específicos conforme a alguna de dichas disposiciones (asesinato, exterminio, tor-
tura, violación, etc.), sino que puede tomar la forma de asistencia en, o contribución a, la ejecu-
ción del plan o propósito común”.(Énfasis en el original) Ver también Tadic, (Sala de Apelaciones),
15 de julio de 1999, párr. 227 (fuente del texto citado).

378
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 81: “La Sala de Apelaciones
hace notar que, de acuerdo con su decisión en la Sentencia de Apelación del caso Tadic, una vez que
un participante en una empresa criminal conjunta comparte la intención de esa empresa, su participa-
ción puede tomar la forma de asistencia o colaboración, con vistas a ejecutar el plan o propósito co-
mún. La parte involucrada no necesita cometer el crimen o crímenes establecidos en la empresa
criminal conjunta física o personalmente”.

(c) El nivel de participación en una empresa criminal conjunta


generalmente no requiere ser significativa o substancial

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 97: “La Sala de Apelaciones hace
notar que, en general, no existe un requisito específico de que el acusado realice una contribución
substancial a la empresa criminal conjunta. Sin embargo, pueden existir casos específicos que requie-
ren, como una excepción a la regla general, una contribución substancial del acusado para determinar
si participó en la empresa criminal conjunta”.
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 421: “[E]n general, no es nece-
sario demostrar la naturaleza substancial o significativa de la contribución de una persona acusada a la
empresa criminal conjunta para establecer su responsabilidad como co-perpetrador: es suficiente que el
acusado haya cometido un acto u omisión que contribuya al propósito crimina común”.
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 187: “La Sala de Primera
Instancia sostuvo, en el párrafo 309 de la Sentencia de Primera Instancia que para concluir que una perso-
na, que trabaja en un campo de detención, donde las condiciones son abusivas, es responsable como
participante en una empresa criminal conjunta, ‘la participación en la empresa debe ser significativa”.
“La Sala de Apelaciones ha declarado que la participación del acusado, al llevar a cabo la empresa
criminal conjunta, probablemente comprometerá su responsabilidad penal como co-perpetrador, sin
que sea necesario en, general, demostrar la naturaleza substancial o significativa de su contribución: es
suficiente que el acusado haya cometido un acto u omisión que contribuya al propósito criminal co-
mún. Contrariamente a la regla de derecho sostenida por la Sala de Primera Instancia, los precedentes
del Tribunal no requieren que la participación como co-perpetrador en una empresa criminal conjunta
sea significativa, salvo que se manifieste de otra forma. A fortiori, contrario a lo señalado por Kvocka,
dicha participación no requiere ser ‘directa o significativa’. Los argumentos de Kvocka, por lo tanto,
son rechazados en este punto”.
Pero ver Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 159: “La
Sala de Primera Instancia en el caso Kvocka sostuvo que el grado de participación requerido debe ser
‘significativo’, esto es, hacer una empresa ‘eficiente o efectiva [.]” Ver también Kvocka et al., (Sala de
Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 306 (se requiere participación “significativa” de cual-
quiera que, con conocimiento, participe en la operación de un complejo de detención), rechazado en
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 187.
Comparar Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 90: “El requisito de
que quien ayuda y alienta debe hacer una contribución substancial a la comisión del crimen para ser
considerado como responsable se aplica, ya sea que el acusado ayude en el crimen cometido por una
persona o en los crímenes cometidos por una pluralidad de personas”.
Para la discusión del requisito de contribución substancial por ayudar y alentar, ver “el nivel de
participación para el que ayuda y alienta: debe tener un efecto substancial”, Sección (V)(e)(iii)(3)(d),

379
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

Compendio del TPIY. Ver también bajo la discusión de ayudar y alentar “no se requiere la relación de
causa-efecto, pero debe tener un efecto substancial en la comisión del crimen”, Sección (V)(d)(iv)(3),
Compendio del TPIY.

(i) En la práctica, lo significativo de la participación puede


ser relevante para demostrar la intención compartida
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 97: “En la práctica, la importancia
de la contribución de una persona acusada será relevante para demostrar que la misma compartía la
intención de perseguir el propósito común”. Ver también Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de
febrero de 2005, párr. 188 (similar).

(ii) Excepción: cuando existe un visitante oportunista es necesaria


una contribución substancial al efecto general del campo
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 599: “La Sala de Apelaciones es de
la opinión que una persona no necesita haber tenido alguna función oficial en el campo o pertenecer al
personal del campo para ser considerada como responsable como participante en la empresa criminal
conjunta. Podría alegarse que la posibilidad de ‘visitantes oportunistas’ que ingresaran al campo y
maltrataran a las personas detenidas al azar, agregaron la atmósfera de opresión y miedo prevalecien-
tes en el campo. En la opinión de la Sala de Apelaciones, no sería apropiado tener a todo visitante al
campo que cometió un crimen allí como responsable en calidad de participante en una empresa crimi-
nal conjunta. La Sala de Apelaciones mantiene la regla general de que no se requiere una contribución
substancial a la empresa criminal conjunta, pero encuentra que, en el caso presente de ‘visitantes opor-
tunistas’, es necesaria una contribución substancial al efecto general del campo, para establecer res-
ponsabilidad bajo la doctrina de la empresa criminal conjunta”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 667: “Con respecto a los
diferentes crímenes cometidos contra diversas personas detenidas en el campo, no puede descartarse,
con base en las pruebas disponibles, que algunos de los perpetradores de los crímenes establecidos en,
o con relación a, el campo de prisioneros, los cometieron solamente en calidad de visitantes que fueron
al campo en ad hoc bases y, mientras estuvieron ahí, por motivaciones personales, tales como vengan-
za, maltrataron o asesinaron a viejos enemigos. Es cierto que tales ‘visitantes oportunistas’ podían
haberse convertido también en participantes de la empresa criminal conjunta que se alega al contribuir
al efecto general del campo de prisioneros. Sin embargo, con objeto de demostrar su participación,
sería necesario establecer que su contribución en la consecución del objeto común de la empresa cri-
minal conjunta que se alega fue substancial”.

(d) El nivel de participación para el que ayuda y alienta: debe tener un efecto substancial

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 188: “El ámbito de la participación
material es también un factor decisivo al evaluar la responsabilidad de una persona por ayudar y alen-
tar a la comisión de los crímenes por una pluralidad de personas involucradas en una empresa criminal
conjunta. Como se señaló en los precedentes del Tribunal, el que ayuda y alienta debe hacer una con-
tribución substancial al crimen en orden de ser considerado como responsable”.

380
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 289: “La asistencia o fa-
cilitación proporcionadas por quien ayuda o alienta debe, desde luego, tener un efecto substancial en el
crimen cometido por un co-perpetrador”.
Ver también bajo la discusión sobre ayudar y alentar “no se requiere relación de causa-efecto, pe-
ro debe haber un efecto substancial sobre la comisión del crimen”, Sección (V)(d)(iv)(3), Compendio
del TPIY.

(e) El participante debe llevar a cabo actos dirigidos a fomentar el plan o propósito común

Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 38: “La co-perpetración en una empresa cri-
minal conjunta, por la cual el Apelante fue encontrado culpable, requiere solamente que el acusado
comparta el mens rea o ‘la intención de perseguir el propósito común’ y realice algunos actos que ‘en
alguna forma estén dirigidos a fomentar el diseño común”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 263: “Para incurrir en res-
ponsabilidad penal, el acusado debe realizar alguna acción para contribuir a la implementación del
plan común”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 158: “Una empresa
criminal conjunta requiere, además de demostrar que diversas personas estuvieron de acuerdo en co-
meter un crimen, que las partes en ese acuerdo adoptaran acciones para fomentar ese convenio”.
Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 289: “El límite preciso
de participación en una empresa criminal conjunta no ha sido establecido, pero la participación debe
‘en alguna forma [...] estar dirigida a fomentar el plan o propósito común”.

(f) El participante en una empresa criminal conjunta


no requiere estar físicamente presente durante la comisión del crimen

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 112-113: “La Sala de Apelaciones
afirma que un co-perpetrador en una empresa criminal conjunta no requiere cometer físicamente parte
alguna del actus reus del crimen involucrado. Ni se requiere que el participante en una empresa criminal
común esté físicamente presente cuando el crimen se cometa”. “Aunque legalmente es posible que una
persona acusada sea considerado como responsable por la comisión de crímenes sin haber estado presen-
te cuando se cometieron, la aplicación de esta posibilidad en un caso dado, depende de las pruebas”.
Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 81: “La Sala de Apelaciones con-
sidera que no se requiere la presencia del participante en la empresa criminal conjunta en el momento en
que el crimen es cometido por el autor principal para incurrir en este tipo de responsabilidad”. Ver tam-
bién Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 511 (similar).
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 158: “[La Sala de
Apelaciones en el caso Krnojelac] confirmó también que la presencia al momento de cometer el cri-
men no es necesaria. Una persona puede ser considerada como responsable por actos criminales lleva-
dos a cabo por otros, aún sin estar presente – lo único que se requiere es que la persona forme parte de
un acuerdo con otros de que el crimen se llevará a cabo”.

381
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

(i) Aplicación - podría ser condenado por crímenes


mientras estuvo ausente del campo de Omarska
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 296, 298: “Kvocka alega que la
Sala de Primera Instancia sostuvo que él no era responsable por los crímenes que se cometieron en el
periodo en el que estuvo ausente en el campo de [Omarska] y, por lo tanto, se debería haber considera-
do su horario de trabajo en el campo, para tomar en cuenta los días en que estuvo franco”. En rechazo
de este argumento: “La Sala de Apelaciones [...] hace notar que ya ha determinado que la Sala de Pri-
mera Instancia no limitó la responsabilidad de Kvocka al periodo en el que estaba físicamente presente
en el campo, sino que lo tuvo como responsable por crímenes cometidos en el campo a partir del 29 de
mayo al 23 de junio de 1992, esto es, durante el tiempo en el que estuvo empleado en el campo”.

(ii) Aplicación - no podría ser condenado por un asesinato


que hubiera ocurrido antes de su llegada al campo de Omarska
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 266, 268: “Kvocka replica que ya
que la Fiscalía acepta que el asesinato de [Ahil] Dedic ocurrió una cuantas horas antes de que llegara
al campo por primera vez, no debería ser considerado como responsable por el asesinato”. “La Sala de
Apelaciones sostiene que en vista de que la Sala de Primera Instancia no proporcionó información de-
tallada o fundamentos de hecho convincentes, no ha quedado demostrado que el asesinato de Ahil Dedic se
cometió después de la llegada de Kvocka al campo de Omarska, el límite de tiempo señalado por la
Sala de Primera Instancia con respecto a la responsabilidad de Kvocka. La Sala de Apelaciones está de
acuerdo con este fundamento de la apelación y encuentra que la Sala de Primera Instancia erró al en-
contrar a Kvocka culpable del asesinato de Ahil Dedic”.

(g) Todos los participantes son igualmente culpables, independiente del papel que tuvieron

Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párrs. 110-111: “[E]l Apelante disputa la
conclusión de la Sala de Primera Instancia que, si el crimen acordado es cometido por uno o más de
los participantes de una empresa criminal conjunta, todos los participantes son igualmente culpables
del crimen, independientemente del papel que cada uno haya tenido en su comisión”. “La Sala de Ape-
laciones recuerda que los precedentes del Tribunal, que derivan de la Sentencia de Apelación del caso
Tadic y de la Sentencia del caso Ojdanic, consideran la participación en una empresa criminal conjun-
ta como una forma de comisión. A la luz de estos precedentes, la Sala de Apelaciones encuentra que el
Apelante no ha demostrado que la Sala de Primera Instancia erró al encontrar que todos los participan-
tes en una empresa criminal conjunta son igualmente culpables del crimen, independientemente del
papel que tuvo cada uno en su comisión”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 702: “Independiente-
mente del papel que cada uno jugó en su comisión, todos los participantes en la empresa son culpables
del mismo crimen”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 435: “Cuando el crimen acordado sea
cometido por uno de los participantes en la empresa criminal conjunta, todos los participantes son igual-
mente culpables por crimen, independientemente del papel que cada uno haya jugado en su comisión”.

382
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Vasiljevic, (Sala de Primera Instancia), 29 de noviembre de 2002, párr. 67: “Si el crimen acordado
es cometido por uno u otro de los participantes en una empresa criminal conjunta, como ya se ha dis-
cutido, todos los participantes de esa empresa son igualmente culpables por crimen, independiente-
mente del papel jugado por cada uno de ellos en su comisión”.

(h) La participación no se satisface por la mera membrecía en una organización

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 263: “La responsabilidad penal
individual por participar en una [empresa criminal conjunta] no surge como resultado de la mera
membrecía en una empresa criminal”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 158: “La empresa
criminal conjunta no es una responsabilidad por la sola membrecía en una empresa criminal, ya que lo
que le concierne es la participación en la comisión de un crimen, como parte de una empresa criminal
conjunta” (énfasis en el original).
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 433: “La Sala de Primera Instancia
enfatiza que la empresa criminal conjunta no puede ser considerada como una membrecía en una or-
ganización, porque esto constituiría un nuevo crimen no previsto en el Estatuto y por lo tanto constitui-
ría una violación flagrante al principio nullum crimen sine lege. Esto debe siempre tenerse en mente
cuando se trabaja con esta definición del término ‘comisión’”.

(i) No es necesario demostrar que la ofensa no habría ocurrido a no ser por la participación
del acusado, pero el involucramiento debe de constituir un eslabón en la cadena causal

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 98: “La Sala de Apelaciones está de
acuerdo en que el Fiscal no requiere demostrar que la participación del acusado es un sine qua non, sin
el cual el crimen no podría o no hubiera sido cometido. Así, el argumento de que el acusado no parti-
cipó en la empresa criminal conjunta porque era fácilmente reemplazable debe ser rechazado”. Ver
también Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 193.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 702: “La Sala de Pri-
mera Instancia coincide con la Sala de Primera Instancia en el caso Brdjanin, en que, aunque la parti-
cipación del acusado no requiere ser una conditio sine qua non para la comisión del crimen, el
involucramiento de ésta en el acto delictivo debe constituir un eslabón en la cadena de causación”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 263: “El involucramiento de
una persona acusada en el acto criminal debe de formar un eslabón en la cadena de causación. Esto
significa que la Fiscalía debe al menos establecer que el acusado tomó alguna acción para fomentar el
plan criminal. Sin embargo, no es necesario que la participación sea una conditio sine qua non, o de
que la ofensa no habría ocurrido a no ser por la participación del acusado”.

383
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

(j) Incapacidad para mejorar las condiciones del campo/prevenir los crímenes
es irrelevante cuando el acusado apoyó y fomentó una empresa criminal conjunta

(i) Aplicación - el campo de Omarska


Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 292, 295, 383: “[Kvocka] alega que
él no tenía autoridad, como miembro del servicio de seguridad, para influenciar o mejorar las condi-
ciones de detención, incluyendo la calidad y cantidad de agua y comida, condiciones que fueron reco-
nocidas por la Sala de Primera Instancia como elementos de tortura”.
“Al determinar la responsabilidad del acusado por crímenes cometidos como parte de una empre-
sa criminal conjunta, no se trata de determinar lo que el acusado podría haber hecho, sino lo que hizo
para contribuir a la empresa criminal conjunta. Que Kvocka haya sido incapaz de mejorar las condi-
ciones de detención no tiene relevancia alguna para su responsabilidad penal, ya que su contribución a
la empresa criminal conjunta comprendió crímenes que resultaron de que las condiciones de detención
hayan sido establecidas”.
“Igualmente, no tiene fundamento el argumento de Radic de que él no puede ser considerado co-
mo responsable por crímenes que fue incapaz de impedir debido a la situación caótica del campo. La
Sala de Primera Instancia encontró que el campo de Omarska funcionó como una empresa criminal
conjunta, y que Radic, a sabiendas y de manera substancial, contribuyó al funcionamiento del campo.
Una vez que la Sala de Primera Instancia había establecido estos hechos, la conclusión de que Radic
era responsable por los crímenes cometidos durante su participación en la empresa criminal conjunta
fue correcta, independientemente de sus facultades para evitar la comisión de los crímenes individua-
les. A diferencia de la posición del artículo 7(3) del Estatuto, la responsabilidad por participar en una
empresa criminal conjunta bajo el artículo 7(1) del Estatuto, no requiere prueba de que el perpetrador
tiene la autoridad para impedir los crímenes. Radic es responsable, no porque no previno la comisión
de los crímenes en cuestión, sino porque apoyó y fomentó una empresa criminal que permitió a perso-
nas maltratar a voluntad a los detenidos”.

(k) Posición de liderazgo/ no se requiere responsabilidad del superior, pero es relevante


para determinar el ámbito de participación o como una circunstancia agravante

(i) Aplicación - el campo de Omarska


Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 104, 192: “En otro argumento rela-
cionado, el Apelante Radic alega que no debería ser declarado culpable como co-perpetrador ya que la
Sala de Primera Instancia lo exoneró de todos los cargos basados en la responsabilidad del superior. La
sugerencia implícita en este argumento es que una persona que carece de suficiente autoridad para ser
considerada un superior, necesariamente también carecería de autoridad suficiente para hacer una
‘contribución significativa’ a una empresa criminal conjunta sistémica. La Sala de Apelaciones hace
notar que la participación en una empresa criminal conjunta conforme al artículo 7(1) del Estatuto y la
responsabilidad del superior conforme al artículo 7(3) del Estatuto, son categorías diferentes de res-
ponsabilidad penal individual, cada una con requisitos legales específicos. La responsabilidad por par-
ticipar en una empresa criminal conjunta no requiere que se demuestre responsabilidad del superior ni
prueba de alguna contribución substancial o significativa”.

384
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

“Aunque la posición de autoridad de jure o de facto no es una condición material requerida por
ley bajo la teoría de la empresa criminal conjunta, la Sala de Apelaciones subraya que es un factor re-
levante para determinar el ámbito de participación del acusado en el propósito común”.
Babic (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 60: “La posición de líder político no
se requiere para participar en una [empresa criminal conjunta], ni es una condición previa para el cri-
men de persecución. Por lo tanto, no es un elemento que establezca responsabilidad penal, y la Sala de
Primera Instancia no lo ha considerado como tal al determinar la responsabilidad penal de Babic. Lo
último deriva de su conducta al contribuir a la promoción del objetivo de la [empresa criminal conjun-
ta] a través del crimen de persecución. De tal forma que los alegados presentados por la Defensa no
evitan que la Sala de Primera Instancia tome en consideración las posiciones de liderazgo de Babic
como una circunstancia agravante”.

(l) Para determinar la participación en una empresa criminal conjunta


se consideran las tareas reales y no el título del cargo

(i) Aplicación - el campo de Omarska


Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 622: “[L]a Sala de Apelaciones con-
sidera que el título de auxiliar administrativo utilizado por la Sala de Primera Instancia para describir
[a Prcac] no es relevante para la conclusión de que fue un co-perpetrador en la empresa criminal con-
junta. La Sala de Primera Instancia no consideró que el hecho de ser un auxiliar administrativo fuera
indicativo de responsabilidad penal. El título del cargo, se dio solamente para sumar sus tareas, que
eran diferentes de aquellas de otros guardias o de sus superiores. La Sala de Primera Instancia correc-
tamente asignó responsabilidad con base en las tareas que realmente efectuaba Prcac, y no con base en
la mera etiqueta descriptiva”.

iv) Mens rea

(1) Generalidades

Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 101: “[E]l mens rea difiere de acuerdo a
la categoría de la empresa criminal conjunta que se considera:

- Con respecto a la forma básica de la empresa criminal conjunta, lo que se requiere es la in-
tención de perpetrar un crimen determinado (esto es, la intención compartida por parte de
todos los co-perpetradores).
- Con respecto a la forma sistémica de la empresa criminal conjunta (que, como se hizo notar
arriba, es una variante de la primera), se requiere el conocimiento personal del sistema de
maltrato (ya sea que se pruebe mediante testimonio explícito o sea una cuestión de inferen-
cia razonable, a partir de la posición de autoridad del acusado), así como la intención de
promover este sistema de maltrato.

385
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

- Con respecto a la forma extendida de empresa criminal conjunta, lo que se requiere es la in-
tención de participar en y fomentar el propósito criminal común de un grupo, y contribuir a
la empresa criminal conjunta o, en todo caso, a la comisión de un crimen por el grupo. Adi-
cionalmente, la responsabilidad por un crimen distinto de aquél que fue parte del diseño co-
mún deriva ‘sólo si, bajo las circunstancias del caso, (i) era previsible que dicho crimen
fuera perpetrado por uno u otros miembros del grupo y (ii) el acusado voluntariamente tomó
el riesgo– es decir, estando consciente de que dicho crimen era una consecuencia posible de
la ejecución de la empresa, y con esa conciencia, el acusado decidió participar en la empre-
sa”. (Énfasis en el original) Ver también Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre
de 2003, párr. 32 (similar).

Ver también Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 437, 442: “La Sala de
Primera Instancia hace notar con especial referencia al mens rea de una empresa criminal conjunta,
que el artículo 7(1) enumera solamente modalidades de responsabilidad. Éstas no pueden cambiar ni
reemplazar a los elementos crimen que se definen en el Estatuto. En particular, los elementos del mens rea
requerido para un crimen enumerado en el Estatuto no puede ser alterado”. “Con respecto al mens rea, la
Sala de Primera Instancia enfatiza nuevamente que las modalidades de responsabilidad no pueden
cambiar ni reemplazar los elementos de los crímenes definidos en el Estatuto, y que el acusado tam-
bién debe haber actuado con la conciencia de la posibilidad substancial de que ocurriría una conducta
punible como consecuencia de la cooperación coordinada basada en el mismo grado de control sobre
la ejecución de los actos comunes. Además, el acusado debe estar consciente de que su propio papel es
esencial para lograr la meta común”.

(2) Primer tipo (“básico”): debe probarse un estado mental común

Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 101: “Con respecto a la forma básica de
la empresa criminal conjunta lo que se requiere es la intención de perpetrar un crimen determinado
(esto es, una intención compartida por parte de todos los co-perpetradores)”. Ver también Brdjanin,
(Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 708 (similar).
Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 84: “La Sala de Apelaciones
concluye que, aparte del caso específico de la forma extendida de la empresa criminal conjunta, el
propio concepto de la empresa criminal conjunta presupone que sus participantes, distintos del (los)
perpetrador(es) principal(es) de los crímenes cometidos, comparten la intención criminal conjunta de
los perpetradores”.
Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 220: “[E]n casos de co-perpetración, [se
necesita demostrar que] todos los participantes en el diseño común poseen la misma intención criminal
para cometer un crimen (y uno o más de ellos de hecho perpetran el crimen, con intención)”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 511: “En el primer tipo
de empresa criminal conjunta el acusado tiene la intención de perpetrar un crimen, y esta intención es
compartida por todos los co-perpetradores”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 264: “La primera categoría de
ECC [empresa criminal conjunta] requiere que todos los participantes en la ECC compartan la misma
intención criminal”. “Para establecer responsabilidad bajo la primera categoría de ECC, es necesario que

386
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

se demuestre que el acusado (i) voluntariamente participó en uno de los aspectos del plan común, y (ii)
tenía la intención que se diera el resultado criminal, aún si no perpetró físicamente el crimen”. Ver tam-
bién Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 703 (similar).
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 160: “Para probar
la forma básica de la empresa criminal conjunta, la Fiscalía debe demostrar que cada una de las perso-
nas acusadas, y (aún si no es una de las personas acusadas) el autor o los autores principales, compartían
un estado mental común, aquél que es el requerido para ese crimen”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 436: “La categoría básica de la em-
presa criminal conjunta requiere prueba de que el acusado compartía específicamente la intención ne-
cesaria para el crimen concreto, y que voluntariamente participó en esa empresa”. Ver también Vasiljevic,
(Sala de Primera Instancia), 29 de noviembre de 2002, párr. 68 (similar); Kvocka et al., (Sala de Pri-
mera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párrs. 284, 271 (similar); Krstic, (Sala de Primera Instancia),
2 de agosto de 2001, párr. 613 (similar).

(a) La inferencia del estado mental debe ser la única inferencia razonable disponible

Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 120: “La Sala de Apelaciones está de
acuerdo con la test adoptado por la Sala de Primera Instancia conforme a la cual, cuando la Fiscalía se
basa en la prueba del estado mental de una persona acusada por inferencia, esta inferencia debe ser la
única inferencia disponible sobre la prueba”.
Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 131: “La Sala de Apelaciones con-
sidera que cuando una Sala es confrontada con la tarea de determinar si puede inferir de los actos de
una persona acusada que él o ella compartían la intención de cometer un crimen, debe ponerse aten-
ción especial al considerar si estos actos son ambiguos, y permiten diversas inferencias razonables”.
Vasiljevic, (Sala de Primera Instancia), 29 de noviembre de 2002, párrs. 68-69: “Cuando la Fisca-
lía se basa en la prueba del estado mental por inferencia, esta inferencia debe ser la única inferencia
razonable disponible sobre la prueba”. “Si la Sala de Primera Instancia no está satisfecha que la Fisca-
lía ha demostrado que el acusado compartía el estado mental requerido para la comisión de cualesquie-
ra de los crímenes en los que se alega participó mediante la empresa criminal conjunta, puede entonces
considerarse si, no obstante ello, se ha probado que el acusado incurrió en responsabilidad penal por
alguno de esos crímenes como el que ayuda y alienta en su comisión”.

(b) No es necesario demostrar completo acuerdo sobre todos los crímenes cometidos;
sin embargo, debe existir un plan común para cometer el crimen del que se acusa

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 264: “La Sala de Primera Instan-
cia acepta que, mientras que la ECC [empresa criminal conjunta] puede tener diversos objetivos cri-
minales diferentes, no es necesario que la Fiscalía establezca que cada participante estuvo de acuerdo
con cada uno de los crímenes cometidos. Sin embargo, si es necesario que la Fiscalía demuestre que,
entre el miembro de la ECC que físicamente comete el crimen material que se imputa y la persona que es
considerada como responsable según la ECC por este crimen, existía un plan común para cometer por
lo menos ese crimen en particular”.

387
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

(c) Aplicación - inferencia de la intención para el primer tipo de empresa criminal


conjunta: asesinato en el Río Drina, municipio de Visegrad, sureste de Bosnia
y Herzegovina - la intención no está debidamente inferida

Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párrs. 129-132: “Las acciones del Apelante
[...] en las cuales la Sala de Primera Instancia se basó para inferir que aquél tenía la intención de que
siete hombres musulmanes fueran asesinados, son los siguientes: Mientras Milan Lukic, los dos hom-
bres no identificados y el Apelante escoltaron a siete hombres musulmanes a las riberas del Río Drina,
el Apelante les apuntaba con una pistola para evitar que escaparan. Entonces, el Apelante se paró de-
trás de los siete hombres musulmanes con su pistola poco antes de que ocurriera el tiroteo. La Sala de
Primera Instancia no encontró, sin embargo, que el Apelante actuó con el mismo nivel de autoridad o
con el mismo grado de control sobre los asesinatos como los otros tres actores. Por el contrario, la Sala
de Primera Instancia señaló que no se [sic] ‘no se encuentra satisfecha que la Fiscalía haya establecido
más allá de toda duda razonable que el Acusado disparará su arma al mismo momento que los otros
tres, o de que él personalmente hubiera asesinado a alguna o más de las víctimas’. La Sala de Primera
Instancia ni siquiera encontró explícitamente que el Apelante hubiera apuntado su pistola a los siete
hombres musulmanes mientras se formaban de frente al Río Drina”.
“En adición a estas conclusiones, la Sala de Apelaciones toma en consideración: i) el contexto ge-
neral del incidente en el Río Drina; ii) la asociación previa del Apelante con el grupo de Milan Lukic
[un grupo paramilitar serbio, con una reputación de ser particularmente violento, dirigido por Milan
Lukic] en Musici así como en el Hotel Vilina Vlas, aunque no se encontró que fuera miembro del gru-
po; iii) la participación del Apelante con Milan Lukic y otros en la búsqueda de la casa del padre del
testigo VG-59 en Musici; iv) el hecho de que Milan Lukic y dos hombres no identificados detuvieron a
fuerzas a los siete hombres musulmanes; el Apelante, que estaba armado en el hotel, auxilió en esa
forma al impedir que los siete hombres musulmanes escaparan del hotel; v) el hecho de que el Apelan-
te no sabía, sino hasta que el automóvil se detuvo en Sase, que los siete hombres musulmanes iban a
ser asesinados; vi) la conducta de los solados cambió drásticamente a partir del momento en que Milan
Lukic les ordenó abandonar el automóvil; vii) que a lo largo de todo el incidente la impresión de los
dos sobrevivientes era de que nadie alrededor de Milan Lukic podía haber influenciado a éste o sus
decisiones; y viii) que el Apelante voluntariamente acompañó a Milan Lukic y a su grupo con los siete
hombres musulmanes al Río Drina”.
“La Sala de Apelaciones está satisfecha de que ningún tribunal razonable podría haber encontrado que
la única inferencia razonable disponible sobre las pruebas [...] es que el Apelante tenía la intención de matar
a los siete hombres musulmanes. La Sala de Primera Instancia encontró que el Apelante asistió a Milan
Lukic y a sus hombres al evitar que los siete hombres musulmanes escaparan. Sin embargo, no encontró
que el Apelante hubiera disparado por sí mismo a los hombres musulmanes, ni que ejerciera control sobre
los disparos. Comparado con el involucramiento de Milan Lukic y potencialmente uno o ambos de los otros
hombres, la participación del Apelante en el curso general de los asesinatos no alcanzó el mismo nivel. Los
actos antes mencionados del Apelante fueron ambiguos con respecto a si el Apelante pretendía o no que
los siete hombres musulmanes fueran asesinado. Esta conclusión se apoya además por el periodo de tiempo
relativamente corto entre el cambio de actitud de Milan Lukic y los disparos, la fuerte personalidad de
Milan Lukic comparada con la del Apelante, así como los factores mencionados en el párrafo 130. La Sala
de Apelaciones, por lo tanto, concluye que la Sala de Primera Instancia erró al concluir que la única infe-
rencia razonable a partir de las pruebas era que el Apelante compartía la intención de matar a los siete hom-
bres musulmanes”. “El error cometido por la Sala de Primera Instancia llevó a una mala aplicación de la
justicia ya que, sin pruebas de la intención del Apelante, el Apelante no sería responsable como co-
perpetrador en una empresa criminal conjunta”.

388
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(3) El segundo tipo (“sistémico”): se necesita demostrar el conocimiento


personal del sistema de maltrato y la intención de fomentar este sistema

Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 101: “Con respecto a la forma sistémica
de la empresa criminal conjunta (que, como se señaló arriba, es una variante de la primera [forma de
empresa criminal conjunta]), se requiere que exista conocimiento personal del sistema de maltrato (ya
sea que se pruebe mediante el testimonio explícito o sea una cuestión de inferencia razonable a partir
de la posición de autoridad del acusado), así como la intención de promover este sistema de maltrato”.
Ver también Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 105 (similar); Krnojelac,
(Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 89 (similar).
Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 220: “[E]n los llamados casos de ‘campos
de concentración’, [...] el mens rea requerido comprende el conocimiento de la naturaleza del sistema de
maltrato y la intención de fomentar el diseño común de maltrato”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 511: “En el segundo ti-
po, que incluye los casos conocidos como ‘campo de concentración’, o sistémicos [de empresa crimi-
nal común], el acusado tiene conocimiento de la naturaleza de un sistema de represión, en cuya
aplicación participa, y la intención de fomentar el diseño común concertado para maltratar a los inter-
nos de un campo de concentración”.
Comparar Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 110: “La Sala de
Apelaciones afirma la conclusión de la Sala de Primera Instancia de que debe demostrarse que los par-
ticipantes en una forma básica o sistémica de empresa criminal conjunta comparten la intención reque-
rida de los perpetradores principales” 4 (se agrega énfasis).
Pero ver Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 84: “La Sala de Ape-
laciones encuentra que, además del caso específico de la forma extendida de empresa criminal conjun-
ta, el propio concepto de empresa criminal conjunta presupone que sus participantes, distintos del (los)
perpetrador(es) principal(es) de los crímenes cometidos, comparten la intención criminal conjunta de
los perpetradores”.

(a) Inferencia de la intención

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 243: “La Sala de Apelaciones concuer-
da con el argumento de la Sala de Primera Instancia que, dada la ausencia de prueba directa, la intención
puede ser inferida de las circunstancias, por ejemplo, de la autoridad del acusado en el campo o del sis-
tema jerárquico. La Sala de Primera Instancia también manifestó correctamente que la intención de fo-

4
Nótese, sin embargo, que el caso Kvocka involucró dos tipos de empresa criminal conjunta basados en persecución,
que requieren una intención específica de discriminar por motivos políticos, raciales o religiosos. Ver “intención dis-
criminatoria requerida para persecución”, Sección (IV)(d)(viii)(4)(a), Compendio TPIY; ver también “cuando el crimen
requiere una intención específica (tal como persecución), debe demostrarse dicha intención”, Sección (V)(e)(iv)(5),
Compendio TPIY. Inclusive, en tanto que la Sala de Apelaciones en el caso Kvocka requirió que se demostrara una
intención compartida para la empresa criminal conjunta sistémica, Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero
de 2005, párr. 110, observó que la existencia de dicha intención compartida puede inferirse también del conocimiento de
los crímenes que sean perpetrados en el campo y la participación continua en el funcionamiento del campo”. Kvocka et al.,
(Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 243.

389
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

mentar los esfuerzos de la empresa criminal conjunta para ser elevada al nivel de co-perpetración, puede
también inferirse del conocimiento de los crímenes perpetrados en el campo y de la participación conti-
nua en el funcionamiento del campo. El límite a partir del cual puede encontrarse que el acusado posee la
intención de fomentar los esfuerzos de la empresa criminal conjunta, para elevar al nivel de co-
perpetración, depende del análisis final, principalmente de las circunstancias del caso”.
Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 220: “Tal intención puede demostrarse ya
sea directamente o como una cuestión de inferencia a partir de la naturaleza de la autoridad del acusa-
do dentro del campo o de la organización jerárquica”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 511: “En dichos casos
del [segundo tipo de empresa criminal conjunta] la intención requerida puede ser [...] susceptible de
inferirse del conocimiento demostrado de los crímenes que son perpetrados en el campo, y de la parti-
cipación continua en el funcionamiento del campo, así como de la posición de autoridad detentada por
el acusado en el campo”.

(b) La motivación es irrelevante

(i) Aplicación - campo de Omarska


Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 105-106, 242: “Cada uno de los
Apelantes sugiere que carecía de la intención necesaria para fomentar la empresa criminal conjunta, y
que estaban meramente haciendo su trabajo. La Fiscalía responde que la intención criminal compartida
de promover la empresa criminal conjunta ‘no implica ni entusiasmo ni satisfacción ni iniciativa per-
sonal en la ejecución de la contribución en cuestión al diseño común del crimen’. La Fiscalía enfatiza
de que las motivaciones del acusado son irrelevantes para efectos de evaluar la intención del acusado y
la responsabilidad penal”.
“La Sala de Apelaciones está de acuerdo con la Fiscalía y hace notar que repetidamente ha con-
firmado la distinción entre intención y motivación:

La Sala de Apelaciones adicionalmente recuerda la necesidad de distinguir la intención específica


de la motivación. La motivación personal del perpetrador del crimen de genocidio puede ser, por
ejemplo, obtener beneficios económicos, o ventajas políticas o alguna forma de poder. La exis-
tencia de una motivación personal no excluye que el perpetrador tenga también una intención espe-
cífica de cometer genocidio. En la Sentencia de Apelación del caso Tadic, la Sala de Apelaciones
subrayó la irrelevancia e ‘inescrutabilidad de las motivaciones en derecho penal’.

La intención criminal compartida no requiere la satisfacción o el entusiasmo del co-perpetrador o


su iniciativa personal en contribución a la empresa conjunta. Por lo tanto, los argumentos de los Ape-
lantes en este aspecto son rechazados”.
“La Sala de Apelaciones considera, por lo tanto, que el alegato de Kvocka que simplemente esta-
ba cumpliendo con su trabajo de acuerdo con los requisitos de policía carece de valor. Incidentalmen-
te, no parece que el mantener un campo que busca subyugar y perseguir a los detenidos con base en su
etnicidad, nacionalidad, o persuasión política y en el que las condiciones de vida son intolerables y en

390
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

el que son dispensadas golpizas graves de manera regular, pueda de alguna forma ser considerado co-
mo cumplimiento de las ‘tareas de acuerdo con los requisitos de policía”.
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 416: “La Sala de Apelaciones
hace notar que Radic reconoce que estaba consciente de los crímenes cometidos en el campo. Su ar-
gumento, que él trabajaba en el campo debido a sus órdenes y al miedo de las consecuencias de
desobedecerlas, confunde la intención y la motivación. En tanto que participó en el funcionamiento
del campo a sabiendas y voluntariamente, sus motivaciones para hacerlo son irrelevantes para la con-
clusión de su culpabilidad”.
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 224: “El hecho que se consideraba
que Kvocka era un traidor por alguno de sus superiores y colegas, pudiera tender a mostrar que Kvocka
carecía de entusiasmo al cumplir con sus tareas en el campo, pero dicha falta de entusiasmo, aunque rele-
vante para las motivaciones, no afectaba su intención de fomentarla empresa criminal conjunta”.
Ver también Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 100: “[L]a inten-
ción criminal compartida no requiere la satisfacción o entusiasmo personal del co-perpetrador, o su
iniciativa persona al contribuir a la empresa conjunta”.
Ver también Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 102: “La Sala de
Apelaciones considera que esta distinción entre intención y motivación debe aplicarse también a los
[...] crímenes establecidos en el Estatuto”.

(c) Es irrelevante que el acusado no quisiera ni contribuyera a infringir dolor o sufrimiento


severos cuando contribuyó a la operación y mantenimiento de la empresa criminal conjunta

(i) Aplicación - el campo de Omarska


Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 308: “Pasando al argumento de
Kvocka de que ni quería ni contribuyó a infringir dolor o sufrimiento severos, la Sala de Apelaciones
ya ha determinado que, al contribuir a la operación y mantenimiento diario del campo de Omarska,
Kvocka permitió la perpetuación de un sistema de maltrato, promoviendo así el propósito criminal
común. Como tal, Kvocka contribuyó a la perpetración de los crímenes cometidos cuando estuvo em-
pleado en el campo, incluyendo los crímenes de tortura. Además, la Sala de Primera Instancia estable-
ció correctamente que Kvocka sabía del propósito criminal común del campo de Omarska, y que tuvo
intención de participar en él, el cual comprendía la perpetración de crímenes. Por lo tanto, el argumen-
to de Kvocka de que no debería ser encontrado responsable ya que no deseaba ni contribuyó al dolor
físico severo y sufrimiento psicológico severo del Testigo AK, Asef Kapetanovic, del Testigo AJ y
Emir Beganovic es rechazado”.

(d) El participante en una empresa criminal conjunta


no necesita saber de cada crimen cometido

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 276: “Con respecto al conocimiento
de ese crimen específico, la Sala de Apelaciones concurre con las conclusiones de la Sala de Primera
Instancia de que un participante en una empresa criminal conjunta no requeriría tener conocimiento de
cada uno de los crímenes que se cometieron para ser penalmente responsable. El meramente saber que

391
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

están siendo cometidos crímenes dentro de un sistema, y participar a sabiendas5 en este sistema, en una
forma que facilite la comisión de un crimen o que permita a la empresa criminal funcionar efectiva o
eficientemente, es suficiente en este sentido”.

(e) Asistir a los detenidos con poca frecuencia no es


inconsistente con una conclusión de mens rea

(i) Aplicación - campo de Omarska


Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 213: “La Sala de Apelaciones recuerda
que el nivel de la contribución de una persona a la empresa criminal conjunta es un factor relevante al
determinar si tiene el mens rea requerido como un co-perpetrador”. “En este caso, la Sala de Primera
Instancia balanceó la intervención poco frecuente de Kvocka para mejorar la situación de algunas perso-
nas detenidas, miembros de las familia u otros, y para prevenir que se cometieran crímenes con el papel
considerable que tuvo al mantener el funcionamiento del campo a pesar del conocimiento de que era una
tarea criminal. La Sala de Apelaciones encuentra que Kvocka no demuestra como su infrecuente inter-
vención para ayudar a los detenidos es per se inconsistente con la conclusión de la Sala de Primera
Instancia de que compartía la intención de promover el propósito criminal común”. Ver también Kvocka
et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 212. Pero ver “segundo tipo (‘sistémico’): se
requiere probar que existe un conocimiento personal del sistema de maltrato y la intención de promover
este sistema”, Sección (V)(e)(iv)(3), Compendio del TPIY (donde se sugiere que la intención compartida
puede no ser el mens rea para el segundo tipo de empresa criminal conjunta).

(f) Falta de conocimiento sobre los crímenes al principio de la participación

(i) Aplicación - campo de Omarska


Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 203: “La Sala de Apelaciones consi-
dera que, no obstante que Kvocka pudo haber participado en la empresa criminal conjunta sin estar
consciente al principio de su naturaleza criminal, los hechos del caso demuestran que no podría haber
dejado de darse cuenta de ello posteriormente. Las duras condiciones de detención, la naturaleza con-
tinua de las golpizas a las personas detenidas no-serbias y la naturaleza generalizada del sistema de
maltrato no podrían pasar desapercibidas por alguien que trabajara en el campo por más de unas cuan-
tas horas, y particularmente por alguien en una posición de autoridad tal como aquella que tenía Kvocka.
El alegato de Kvocka de que no estaba consciente de la naturaleza criminal del sistema existente en el
campo está destinada al fracaso”.

5
“La mayoría de las decisiones requieren el conocimiento del sistema de mal trato” y la intención de promover este
sistema. Ver Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 101 (se requiere “conocimiento personal del
sistema de maltrato […] así como la intención de promover este sistema de maltrato”); Vasiljevic, (Sala de Apelaciones),
25 de febrero de 2004, párr. 105 (similar); Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 89 (simi-
lar); Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 220 (similar); Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de
noviembre de 2005, párr. 511 (similar).

392
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(4) Tercer tipo (“extendido”): si el crimen fue más allá de la empresa criminal conjunta,
debe probarse la intención de participar, que el crimen era previsible
y que el acusado tomó el riesgo voluntariamente de que el crimen pudiera ocurrir

Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párr. 43: “El mens rea requerido para la respon-
sabilidad por crímenes cometidos como resultado de los actos u omisiones de una persona bajo la for-
ma extendida de empresa criminal conjunta tiene dos aspectos:

Primero, el acusado debe tener la intención de participar en y contribuir a el propósito criminal


común. Segundo, con objeto de ser considerado responsable de crímenes que no fueron parte del
propósito criminal común, pero que sin embargo fueron una consecuencia natural y previsible de
éste, el acusado debe también saber que dicho crimen podría ser perpetrado por un miembro del
grupo, y que voluntariamente tomó el riesgo de que el crimen pudiera suceder al unirse a o conti-
nuar participando en la empresa”.

Ver también Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 83 (fuente del texto
citado); Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 27 (mismo texto que el citado).
Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 27: “Bajo el tercer tipo, el diente ‘extendido’
de la teoría de la empresa criminal conjunta reconocida por la jurisprudencia del Tribunal Internacio-
nal, la cuestión crítica con respecto al mens rea del Apelante era si tenía la intención de participar en
la empresa criminal conjunta, y no si específicamente perseguía hacer que se cometieran crímenes se-
cundarios; en tanto que los crímenes secundarios eran previsibles y el Apelante voluntariamente tomó
el riesgo de que pudieran ser cometidos, contaba con la ‘intención’ legalmente requerida con respecto
a dichos crímenes”.
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 33: “En la Sentencia de Apelación del
caso Vasiljevic, la Sala de Apelaciones consideró la cuestión del mens rea, pero en relación a la forma
extendida de la empresa criminal conjunta [...]:

Con respecto a la forma extendida de la empresa criminal conjunta, lo que se requiere es la intención
de participar en y promover el propósito criminal común de un grupo, y contribuir a la empresa
criminal conjunta o, en todo caso, a la comisión de un crimen por parte del grupo. Adicionalmen-
te, la responsabilidad por un crimen distinto de aquél que fue parte del diseño común deriva ‘sólo
si, bajo las circunstancias del caso, (i) era previsible que dicho crimen pudiera ser perpetrado por
uno u otros miembros del grupo y (ii) que el acusado voluntariamente tomó ese riesgo’ – es decir,
estando consciente de que dicho crimen era una consecuencia posible de la ejecución de esa empresa, y
con esa conciencia, el acusado decidió participar en esa empresa. (Énfasis en el original) Ver también
Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 101 (fuente del texto citado).

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 150: “Para que una persona acusada incurra
en responsabilidad penal por actos que son consecuencias naturales y previsibles de una empresa
criminal conjunta, no es necesario establecer que estaba consciente, de hecho, de que esos otros actos
podrían haber ocurrido. Es suficiente demostrar que estaba consciente que esos actos fuera de la em-
presa acordada eran una consecuencia natural y previsible de la empresa criminal conjunta acordada, y

393
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

de que el acusado participó en esa empresa sabiendo de la probabilidad de que ésta podría resultar la
comisión de otros crímenes”. Ver también Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre
de 2005, párr. 512 (similar); Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr.
703 (similar); Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 265, 709 (simi-
lar); Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 436 (similar); Krstic, (Sala de Pri-
mera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 613 (similar).
Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 228: “[L]a responsabilidad por un crimen
distinto del que se aceptó en el plan común surge sólo si, bajo las circunstancias del caso, (i) era previ-
sible que dicho crimen pudiera ser perpetrado por uno u otro de los miembros del grupo y (ii) cuando
el acusado voluntariamente tomó ese riesgo”. (Énfasis en el original) Ver también Tadic, (Sala de
Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 220.
Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 39: “La responsabilidad por críme-
nes cometidos fueran del plan de la [empresa criminal conjunta] es posible si los crímenes secundarios
fueron la consecuencia previsible de los crímenes convenidos”.

(a) Los crímenes fuera de la empresa criminal conjunta son relevantes


cuando hay una empresa criminal conjunta del segundo tipo

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 86: “La Sala de Apelaciones hace
notar [...] que la Sala de Primera Instancia no consideró a ninguno de los Apelantes responsable por
crímenes más allá del propósito común de la empresa criminal conjunta. Sin embargo, la Sala de Ape-
laciones desea afirmar que una persona acusada puede ser responsable por crímenes cometidos más
allá del propósito común de la empresa criminal conjunta sistémica, si fueron una consecuencia natural
y previsible de la misma. Sin embargo, debe enfatizarse que esta cuestión debe ser evaluada con rela-
ción a el conocimiento de una persona acusada en particular. Esto es particularmente importante en
relación con la forma sistémica de la empresa criminal conjunta, que puede involucrar a un gran núme-
ro de participantes que ejecutan papeles distantes y distintos. Lo que es natural y previsible para una
persona que participa en una empresa criminal conjunta sistémica, puede no ser natural y previsible
para otra, dependiendo de la información disponible para cada quien. Así, la participación en una em-
presa criminal conjunta sistémica no necesariamente conlleva responsabilidad penal para todos los
crímenes que, aunque no estén dentro del propósito de la empresa, eran una consecuencia natural y
previsible de la empresa. Un participante puede ser responsable de tales crímenes sólo si la Fiscalía
demuestra que el acusado tenía suficiente conocimiento, de manera que los crímenes adicionales eran
una consecuencia natural y previsible para él [o ella]” (énfasis en el original).

(5) Cuando los crímenes requieren una intención especial


(tal como persecución) debe probarse dicha intención

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 110: “[P]ara los crímenes de persecución,
la Fiscalía debe demostrar que el acusado compartía la intención discriminatoria común de la empresa cri-
minal conjunta. Si el acusado no comparte la intención discriminatoria, entonces puede ser aún responsable
como el que ayuda y alienta si, sabiéndolo, contribuye de manera substancial al crimen”.

394
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 288: “Cuando un crimen
requiere una intención especial, tal como el crimen de persecución [...] el acusado también debe satis-
facer los requisitos adicionales impuestos por el crimen, tales como la intención de discriminar por
motivos políticos, raciales o religiosos si es un co-perpetrador”.

(6) Cuando la empresa criminal conjunta se propone cometer genocidio

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 708: “[E]l participante en una
[empresa criminal conjunta] de la primera categoría debe compartir con la persona que físicamente
ejecutó el crimen el estado mental requerido para dicho crimen. En el caso del crimen de genocidio,
los dos deben compartir la intención específica”.

(a) Determinar si puede haber una empresa criminal conjunta


del tercer tipo en relación al genocidio

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 709: Con respecto a la tercera
categoría de empresa criminal conjunta, “[c]uando el crimen del que se acusa es el crimen de genoci-
dio, la Sala de Apelaciones [en la apelación de la Decisión conforme a la Regla 98 bis en el caso
Brdjanin]III ha sostenido que ‘la Fiscalía está obligada a establecer que era razonablemente previsible
para el acusado que un acto especificado en el artículo 4(2) sería cometido, y que sería cometido con
intención genocida”.
Pero ver Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 530: “Conforme a esta Sala
de Primera Instancia, la aplicación de una modalidad de responsabilidad no puede remplazar a un ele-
mento central del crimen. La Fiscalía [que arguyó que en el estrecho caso de una empresa criminal
conjunta tipo 3, no se requiere prueba de dolus specialis] confunde las modalidades de responsabilidad
y a los crímenes mismos. Mezclando la tercera variante de la empresa criminal conjunta y el crimen de
genocidio resultaría en que el dolus specialis estaría tan diluido que se extinguiría. Por lo tanto, la Sala
de Primera Instancia concluye que para ‘cometer’ genocidio, los elementos de ese crimen, incluyendo
el dolus specialis deben cumplirse. Las nociones de ‘escalada’ a genocidio, o de genocidio como una
‘consecuencia natural y previsible’ de una empresa que no está específicamente dirigida al genocidio
no son compatibles con la definición de genocidio bajo el artículo 4(3)(a)”.

III
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 28
de julio de 2003 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de adoptarse la Decisión conforme a la
Regla 98bis en el caso Brdjanin, el 14 de marzo de 2004, la Regla 98bis lee: “Regla 98bis. Petición de Sentencia Abso-
lutoria. (A) Una persona acusada podrá presentar una petición para que se emita una sentencia absolutoria con respecto
a uno o más de los crímenes incluidos en el Acta de Acusación dentro de los siete siguientes días al fin de la presenta-
ción del caso por parte de la Fiscalía y, en todo caso, antes que se presentaban pruebas por parte de la Defensa de con-
formidad con la Regla 85(A)(ii). (B) La Sala de Primera Instancia ordenará que se determine una sentencia absolutoria
con base en la petición del acusado, o proprio motu si ha encontrado que la prueba no es suficiente para substanciar una
condena por ese o esos cargos.”

395
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

(b) Distinción entre escalada a genocidio desde genocidio como una consecuencia natural
y previsible de una empresa criminal conjunta no dirigida a genocidio

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 710: “[L]a Sala de Primera Ins-
tancia encuentra que es necesario distinguir la noción de ‘escalada’ a genocidio de la noción de geno-
cidio como una ‘consecuencia natural y previsible’ de una [empresa criminal conjunta] no dirigida
específicamente a genocidio. ‘Escalada a genocidio meramente designa un alegato de hecho, de que la
intención específica para cometer genocidio se formó de forma posterior al ataque de una operación
inicial que no constituía genocidio. Conforme a la Sala de Primera Instancia en el caso Krstic, ‘en el
artículo 4 del Estatuto no se requiere que los actos genocidas sean premeditados durante un largo pe-
riodo. Es concebible que, aunque la intención dedal inicio del ataque en una operación no fuera la des-
trucción de un grupo, ésta pueda convertirse en el objetivo en algún punto posterior, durante la
implementación de la operación’. El escenario de hecho descrito no excluye que el genocidio pudiera
haber estado dentro del propósito común de la [empresa criminal conjunta]”.
Pero ver Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 530: “Las nociones de ‘es-
calada’ a genocidio, o genocidio como una ‘consecuencia natural y previsible’ de una empresa no diri-
gida específicamente al genocidio no son compatibles con la definición de genocidio bajo el artículo
4(3)(a)”.

v) Aplicación - empresa criminal conjunta

(1) Primer tipo de empresa criminal conjunta - trabajo forzoso en el Complejo


de Prisión KP Dom en Foca, como una forma de persecución

Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párrs. 206-207: “[L]a Sala de Apelacio-
nes considera que Krnojelac no debe ser considerado sólo como alguien que ayudó y alentó, sino como
un co-perpetrador del crimen de trabajo forzoso. La Sala de Apelaciones sostiene que Krnojelac com-
partía la intención de hacer que las personas detenidas no-serbias ejecutaran trabajo ilegal en condicio-
nes tales que se encontró, era imposible que hubieran consentido libremente en su la realización. La
Sala de Apelaciones encuentra que la única conclusión que un juzgador de hecho razonable hubiera
alcanzado era que Krnojelac era culpable como co-perpetrador de persecución, por el trabajo forzoso
impuesto a las personas detenidas no-serbias por las siguientes razones: Krnojelac estaba consciente de
la decisión inicial de utilizar a las personas detenidas de KP Dom [Complejo de Prisión en Foca] para
trabajar, y fue responsable de todas las unidades de negocios y sitios de trabajo asociados con la pri-
sión y, como tal, jugó un papel central. Además, Krnojelac voluntariamente aceptó el cargo con pleno
conocimiento de que civiles no-serbios estaban ilegalmente detenidos en KP Dom debido a su etnici-
dad y sabía que ninguno de los procedimientos establecidos para detener legalmente a personas se si-
guió jamás para KP Dom. Ejercía el control final sobre todo el trabajo de los detenidos en y para KP
Dom. Tenía reuniones regulares con los directivos de la fábrica de muebles, taller de metal y granja
donde trabajaban las personas detenidas”.
“A la luz de lo anterior, la Sala de Apelaciones considera que Krnojelac no podía haber dejado de
compartir la intención de utilizar ilícitamente para el trabajo a prisioneros no-serbios. La Sala de Ape-
laciones, por lo tanto, encuentra que la decisión de la Sala de Primera Instancia de absolver a Krnojelac
del crimen de persecución por trabajo forzoso, debe ser revertida y que, conforme al artículo 7(1) del

396
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Estatuto, Krnojelac debe ser condenado por persecución con motivo de trabajo forzoso, como co-perpetrador
de la empresa criminal conjunta cuyo objetivo era perseguir a las personas detenidas no-serbias explo-
tándolas con trabajo forzoso”.

(2) Primer tipo de empresa criminal conjunta - desplazamiento forzoso


que involucró a las personas detenidas en el Complejo de Prisión KP Dom,
como una forma de persecución

Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párrs. 246, 241: “Krnojelac tiene respon-
sabilidad penal individual por los intercambios que fueron parte de la empresa criminal conjunta, en
los que personalmente jugó un papel, con el fin último de desplazar forzosamente a las personas dete-
nidas bajo su control en el KP Dom [Complejo de Prisión]. Aún si no tenía control sobre el estado es-
pecífico de la operación, aceptó el resultado final de la empresa. Por lo tanto no es necesario demostrar
que personalmente participó en compilar las listas. Los ‘intercambios’ se iniciaron durante el verano
de 1992 y continuaron por lo menos hasta marzo de 1993. Como se señaló arriba, la Sala de Apelaciones
está satisfecha que las personas detenidas no-serbias fueron tomados de KP Dom con intención dis-
criminatoria. Conforme a su propio testimonio, Krnojelac sabía que las personas detenidas estaban
siendo removidas de KP Dom. Adicionalmente, la Sala de Primera Instancia estableció que, en virtud
de su cargo como alcaide de la prisión, Krnojelac sabía que las personas detenidas no-serbias estaban
detenidas ilícitamente como resultado de su etnicidad. Como alcaide, Krnojelac autorizó al personal de
KP Dom para entregar a las personas detenidas no-serbias. Apoyó dichas remociones al permitir que
las mismas continuaran. Sin encarcelamiento ilegal, no habría sido posible continuar llevando a cabo los
intercambios. La Sala de Apelaciones está satisfecha de que Krnojelac compartía la intención de los perpetra-
dores principales en la empresa criminal conjunta dirigida a remover a las personas detenidas no-serbias
de KP Dom”. “La Sala de Apelaciones está convencida más allá de toda duda razonables, de que
Krnojelac es responsable como co-perpetrador en una empresa criminal conjunta cuyo objetivo era
perseguir a las personas detenidas de KP Dom deportándolas y expulsándolas”.

(3) Primer tipo de empresa criminal conjunta - plan común para perseguir
a civiles no-serbios en el Municipio de Bosanski Samac

Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párrs. 984, 986-987, 992: “La
Sala de Primera Instancia está satisfecha, con base en la prueba, que miembros del Estado Mayor de
Crisis [en Bosanski Samac], incluyendo a Blagoje Simic como Presidente; la policía serbia, incluyen-
do al Jefe de Policía, Stevan Todorovic, que también era miembros del Estado Mayor de Crisis; para-
militares serbios, incluyendo a ‘Debeli’ (Srcko Radovanovic, ‘Pukovnik’), ‘Crni’ (Dragan Dordevic),
‘Lugar’ (Slobodan Miljkovic), y ‘Laki’ (Predrag Lazarevic); y el 17 Grupo Táctico del JNA [Ejército
Popular Yugoslavo]; eran participantes en una empresa criminal conjunta, responsable de ejecutar el
plan común para perseguir a los civiles no-serbios en el Municipio de Bosanski Samac”.
“La Sala de Primera Instancia se encuentra [...] satisfecha que, a nivel horizontal, los participantes
en la empresa criminal conjunta actuaron según un plan común para establecer instituciones y autori-
dades para perseguir a civiles no-serbios en el Municipio de Bosanski Samac”.

397
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

“Existe suficientes pruebas para concluir que los participantes en la empresa criminal conjunta
actuaron en unísono para ejecutar un plan que incluía la toma por la fuerza del pueblo de Bosanski
Samac, tomando varias instalaciones e instituciones vitales en el pueblo, y persiguiendo a los civiles
no-serbios en el Municipio de Bosanski Samac, dentro del periodo señalado en la Acta de Acusación
enmendada. Este plan común estaba dirigido a la comisión del crimen de persecución contra no-
serbios, incluyendo actos de arresto, detención o confinamiento ilegales, trato cruel e inhumano, de-
portación y traslado forzoso, y la expedición de órdenes, políticas y decisiones que violaban los derechos
fundamentales de los civiles no-serbios”.
“Blagoje Simic, como Presidente del Estado Mayor de Crisis, fue el ápex de la empresa criminal
conjunta a nivel municipal. Blagoje Simic sabía que su papel y autoridad eran esenciales para el logro
del fin común de persecución. Como Presidente del Estado Mayor de Crisis y después de la Presiden-
cia de Guerra y Asamblea Municipal, fue el civil de más alto rango en el Municipio de Bosanski Samac,
y el Estado Mayor de Crisis responsable por, inter alia, la economía, cuidados humanitarios y médicos,
información y propaganda, abastecimiento de provisiones de comida, y comunicaciones. [...] De ahí
que, Blagoje Simic y el Estado Mayor de Crisis apoyaron el trabajo de la policía y paramilitares serbios,
y del Grupo Táctico 17. La Sala de Primera Instancia está convencida de que Blagoje Simic y los de-
más participantes actuaron con la intención compartida de perseguir su objetivo común”.
Pero ver Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), Opinión Separada y Parcialmente Disi-
dente del Juez Per-Johan Lindholm, 17 de octubre de 2003, párrs. 7-9: “No puedo estar de acuerdo con la
conclusión de la Mayoría de que el Grupo Táctico 17 del JNA estuvo involucrado en la toma”. “Tampoco
puedo estar de acuerdo con la Mayoría que la toma estuvo planeada y fue implementada con el propósito de
perseguir a la población no-serbia”. “Considero la toma por los serbios, y el desarme de los no-serbios,
como una operación armada preventiva, justificada para evitar un derramamiento de sangre interétnico o
aún un baño de sangre. Estoy de acuerdo con la Mayoría de que la toma per se no constituía crimen al-
guno. La tragedia que siguió a la toma no fue, en mi opinión de acuerdo con las pruebas presentadas en el
tribunal, el resultado de algún plan previo entre determinadas personas”.

(4) Segundo tipo de empresa criminal conjunta - el campo de Omarska

(a) Actus reus

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 2: “La Sala de Primera Instancia
encontró que el campo de Omarska funcionaba como una empresa criminal conjunta: las atrocidades
cometidas ahí consistían en una amplia mezcla de graves crímenes cometidos intencionalmente con
objeto de perseguir y subyugar a las personas detenidas no-serbias en el campo”.

(i) Las contribuciones a la operación diaria y al mantenimiento


del campo de Omarska hicieron avanzar el propósito común
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 183, 195-196: “La Sala de Primera
Instancia encontró que el campo de Omarska era una empresa criminal conjunta cuyo propósito era
perseguir y subyugar a las personas detenidas no-serbias”. “La Sala de Apelaciones sostiene las con-
clusiones de la Sala de Primera Instancia a este respecto”.

398
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

“La Sala de Apelaciones observa que la Sala de Primera Instancia encontró que Kvocka había
servido en el campo desde alrededor del 29 de mayo de 1992 hasta el 23 de junio de 1992 y que estuvo
ausente del 2 al 6 de junio de 1992 y del 16 al 19 de junio de 1992; que detentaba un cargo de alto ni-
vel en el campo y que tenía algún grado de autoridad sobre los guardias; que tenía suficiente influencia
para prevenir o detener algunos los abusos pero hizo uso de esa influencia sólo en rara ocasión; que
llevó a cabo sus tareas diligentemente, participando activamente en la operación del campo; y que a
través de su propia participación, en los ojos de otros participantes, aprobó lo que ocurría en el campo.
Kvocka no demostró en qué eran irrazonables las conclusiones de Sala de Primera Instancia”.
“Es claro que, a través de su trabajo en el campo, Kvocka contribuyó a la operación y mantenimiento
diaria del campo y, al hacerlo, permitió que el sistema de maltrato se perpetuara a sí mismo. La Sala de
Apelaciones sostiene que la Sala de Primera Instancia no cometió un error de hecho cuando encontró que
Kvocka permitió la perpetuación del sistema de maltrato, fomentando así el propósito criminal común.
Consecuentemente, la Sala de Apelaciones rechaza este sub-fundamento de la apelación”.

(ii) La ilegalidad y anarquía no impiden una conclusión de empresa criminal conjunta


Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 412-413: “Radic disputa la conclu-
sión de la Sala de Primera Instancia de que el campo de Omarska funcionaba como una empresa cri-
minal conjunta. Alega que, de acuerdo a las conclusiones de la Sala de Primera Instancia la anarquía y
la ilicitud prevalecían en el campo”. “La Sala de Apelaciones ya ha determinado que la forma sistémi-
ca de empresa criminal conjunta no requiere prueba de un acuerdo entre los participantes. El argumen-
to de Radic respecto a la ilicitud y la anarquía en el campo es irrelevante. La existencia del campo y la
organización del servicio de guardias requerían cierto grado de organización. De hecho, con respecto a
la intención de persecución de la población no-serbia del área de Prijedor, el campo funcionaba con
terrible eficiencia. La ilicitud y anarquía a que se refiere la Sala de Primera Instancia permitió a los
guardias maltratar a los detenidos a su voluntad”.

(iii) El visitante al campo no participó de manera significativa en el funcionamiento del campo


Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 598-599: “Zigic no tenía ningún
cargo oficial en el campo de Omarska; ni siquiera era un guardia. Su participación en el funcionamien-
to del campo, tal como lo estableció la Sala de Primera Instancia, estuvo constituida ‘al máximo por
diez’ visitas al campo. La prueba ante la Sala de Primera Instancia permitió la conclusión de que en
dos ocasiones Zigic participó en el maltrato de las personas detenidas”.
“La Sala de Apelaciones no desea minimizar la gravedad de los crímenes que cometió Zigic en el
campo; son violaciones graves al derecho internacional humanitario. Por otra parte, [...] [l]os inciden-
tes en los que Zigic participó, a pesar de la calidad de crímenes graves, formaron solamente unas pie-
dras de mosaico en el cuadro general de violencia y de opresión. La Sala de Apelaciones encuentra
que, en ausencia de mayor pruebas de crímenes concretos cometidos por Zigic, ningún juzgador de
hecho razonable podría concluir, a partir de las pruebas ante la Sala de Primera Instancia, que Zigic
participó en una manera significativa en el funcionamiento del campo de Omarska. No puede ser teni-
do como responsable como participante en la empresa criminal conjunta; su condena por los crímenes
cometidos en este campo ‘en general’ debe ser revertida”.

399
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

(b) Mens rea

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 197, 244-246: “La Sala de Primera
Instancia encontró que Kvocka participó a sabiendas, voluntaria y continuamente en los eventos ocurridos
en el campo de Omarska, en pocas palabras, que estuvo consciente del sistema común de maltrato y
que tenía la intención de discriminar contra y de perseguir a las personas detenidas no-serbias”. “La
Sala de Primera Instancia encontró lo siguiente:

1) las condiciones de vida en el campo de Omarska eran duras y las golpizas discriminatorias
eran regularmente administradas a las personas detenidas no-serbias;
2) que Kvocka trabajó voluntariamente en el campo de Omarska por aproximadamente 17 días
y dejó su cargo solamente cuando fue destituido por sus superiores;
3) que fue ampliamente informado de las duras condiciones de vida y de trato abusivo soporta-
do por las personas detenidas no-serbias;
4) que participó en la operación del campo, como un equivalente funcional del Subcomandante
del Servicio de Guardia y que detentaba cierto grado de autoridad sobre los guardias;
5) que estaba en posición de prevenir crímenes o de aliviar el sufrimiento pero que sólo lo hizo
en algunas ocasiones;
6) que Kvocka estaba consciente del propósito criminal común que prevalecía en el campo;
7) que su participación permitió substancialmente que el sistema y los actos insidiosos conti-
nuaran”.

“La Sala de Apelaciones sostiene que un juzgador de hecho razonablemente podría haber inferido,
de estos hechos, que Kvocka compartía la intención6 de fomentar el propósito criminal común. Los
casos de campos de concentración o detención han demostrado repetidamente que dicha inferencia
puede derivarse cuando tales factores están presente”. “A la luz de las anteriores consideraciones, la
Sala de Apelaciones sostiene las conclusiones de la Sala de Primera Instancia de que Kvocka contri-
buyó a fomentar el sistema de maltrato en del campo de Omarska, con el conocimiento del propósito
criminal común y la intención de fomentar la empresa criminal conjunta. Por lo tanto, la Sala de Ape-
laciones encuentra que la Sala de Primera Instancia no erró al encontrar a Kvocka culpable como co-
perpetrador de los crímenes cometidos como parte de la empresa criminal conjunta”.

(5) Segundo tipo de empresa criminal conjunta - complejo de la Prisión KP Dom

Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párrs. 110-111: “La Sala de Primera Ins-
tancia hizo notar que, por su propia admisión, Krnojelac era alcaide del [Complejo de Prisión] de KP

6
Pero ver “segundo tipo (‘sistémico’): requiere demostrar conocimiento personal del sistema de maltrato y de la inten-
ción de promover este sistema”, Sección (V)(e)(iv)(3), Compendio TPIY (donde se sugiere que la intención compartida
puede no ser el mens rea para el segundo tipo de empresa criminal conjunta).

400
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Dom a partir del 18 de abril de 1992 y hasta el fin de julio de 1993, es decir, por 15 meses. Encontró
que Krnojelac voluntariamente tomó la posición como alcaide en funciones y después de alcaide, hasta
su partida de KP Dom y que durante ese periodo, retuvo todas las facultades asociadas con el cargo de
alcaide previo al conflicto. Se señaló arriba que la Sala de Primera Instancia estableció que, por virtud
de su posición como alcaide de la prisión, Krnojelac sabía que las personas detenidas no-serbias esta-
ban siendo detenidas ilegalmente, admitió saber que estaban siendo detenidas precisamente porque
eran no-serbias y sabía que ninguno de los procedimientos establecidos para la detención legal de per-
sonas se siguieron jamás en KP Dom. También se estableció que estaba consciente de la intención de
los autores principales –los guardias y autoridades paramilitares– responsables de las condiciones de vida
impuestas a las personas detenidas no-serbias en KP Dom, sabía de las golpizas y actos de tortura que
se llevaban a cabo, y que, al no haber adoptado las medidas apropiadas que, como alcaide, estaba obli-
gado a adoptar, alentó a sus subordinados a mantener esas condiciones y fomentó la comisión de esos
actos”.
“La Sala de Apelaciones sostiene que, con respecto a los deberes de Krnojelac, el tiempo durante
el cual ejerció esas tareas, su conocimiento del sistema establecido, los crímenes cometidos como parte
del sistema y su naturaleza discriminatoria, un juzgador de hecho debería haber razonablemente inferi-
do, de las conclusiones anteriores, que era parte de un sistema y, que por lo tanto, intentó fomentarlo.
La misma conclusión debe alcanzarse cuando se determina si las conclusiones deberían haber llevado
a un juzgador de hecho a concluir razonablemente que Krnojelac compartía la intención discriminato-
ria por la perpetración de crímenes de encarcelamiento y actos inhumanos”.7

(a) La situación personal no impide una conclusión de mens rea

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 230, 232-233: “Kvocka alega que
nunca tuvo la intención discriminatoria requerida, arguyendo de que está casado con una bosnio-musulmana
y que tenía asociación cercana con no-serbios aún durante la guerra. Alega también que era miembro
del Partido Reformista Moderado de Ante Markovic y que nunca mostró ninguna intolerancia ante
otros nacionales”. “Kvocka replica que su asociación con la comunidad musulmana, su afiliación polí-
tica y su deber como policía profesional son hechos que desaprueban la existencia de una intención
discriminatoria”. “La Sala de Apelaciones entiende que Kvocka alega que la Sala de Primera Instancia
erró al omitir considerar estas circunstancias cuando evaluó su mens rea y arguye que su situación per-
sonal no fue consistente con las conclusiones de la Sala de Primera Instancia de que él tenía la inten-
ción de promover la empresa criminal conjunta. Sería equivocado considerar que la Sala de Primera
Instancia desestimó la información proporcionada por Kvocka con respecto a su llamada ‘situación
personal’. La Sala de Apelaciones hace notar que, en la sub-sección que trata con los antecedentes per-
sonales de Kvocka, la Sala de Primera Instancia revisó las pruebas y concluyó que muchos testigos
describieron a un hombre tolerante y políticamente moderado, que era cercano a la comunidad musul-
mana, dentro de la que se había casado. Sin embargo, en la opinión de la Sala de Apelaciones, dichas
conclusiones no impiden que un juzgador de hecho razonable concluyera, a la luz de todas las pruebas
proporcionadas, que el Acusado intentaba fomentar una empresa criminal conjunta cuyo propósito era
perseguir a los no-serbios”.

7
Pero ver “segundo tipo (‘sistémico’): necesita demostrar conocimiento personal del sistema de maltrato y de la inten-
ción de promover ese sistema”, Sección (V)(e)(iv)(3), Compendio TPIY (sugiriendo que la intención compartida puede
no ser el mens rea para el segundo tipo de empresa criminal conjunta).

401
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

(6) Tercer tipo de empresa criminal conjunta - la remoción permanente


y forzosa de la mayoría de los croatas y de otros civiles no-serbios del llamado
Distrito Autónomo Serbio de Krajina (aproximadamente un tercio de Croacia)

(a) Actus reus

Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párrs. 39, 60, 57, 34: “Los elementos aplica-
bles de la forma de responsabilidad ECC [empresa criminal conjunta] [...] son la existencia de un plan
(es decir. la remoción permanente y forzosa de civiles no-serbios del [llamado Distrito Autónomo Serbio
de Krajina]) involucrando a una pluralidad de personas con una variedad de funciones de mayor o
menor grado de importancia, y la participación del acusado en el diseño común que comprende la per-
petración de un crimen cubierto por el Estatuto [...]”.
“Se acusa a Babic por haber cometido el crimen de persecución mediante su participación en una
ECC. La ECC, conforme a la acusación, consistía no solamente en líderes militares o políticos de alto
nivel, sino también de miembros conocidos y desconocidos de una variedad de fuerzas armadas, fuer-
zas policiacas, y fuerzas de seguridad estatales [...]”.
“En las áreas geográficas donde se cometió el crimen de persecución según se imputa en el Acta
de Acusación, Babic tenía funciones políticas del más alto nivel. Babic admitió que compartía la in-
tención de otros participantes de la ECC de remover a la población no-serbia del [llamado Distrito Au-
tónomo Serbio de Krajina] y que utilizó su autoridad política central en el más alto liderazgo político
de la región de Krajina para fomentar este propósito. La Sala de Primera Instancia encuentra que su
participación en la ECC, como se describió arriba, fue substancial: Babic instigó y planeó las políticas
del SDS [Partido Demócrata Serbio de Bosnia y Herzegovina] para avanzar la campaña de persecucio-
nes contra las poblaciones no-serbias [en el llamado Distrito Autónomo Serbio de Krajina]; fue ins-
trumental en establecer, apoyar, y mantener los cuerpos gubernamentales que gobernaron en [el llamado
Distrito Autónomo Serbio de Krajina] y participó en la comisión de los crímenes enumerados en el
Acta de Acusación; ayudó en la reorganización y reclutamiento de las [Defensas Territoriales], fuerzas
que participaron en los crímenes enumerados en el Acta de Acusación; proporcionó el apoyo financie-
ro, material, logístico y político para las fuerzas armadas involucradas en los crímenes enumerados en
el Acta de Acusación; y realizó discursos étnicamente inflamatorios para contribuir a la atmósfera de
miedo y odio entre las poblaciones no-serbias en [el llamado Distrito Autónomo Serbio de Krajina]”.
“Babic admitió que la ECC [empresa criminal conjunta] existió desde no después del 1 de agosto
de 1991 y continúo por lo menos hasta junio de 1992. El objetivo de la ECC era la remoción perma-
nente y forzosa de la mayoría croata y de otras poblaciones no-serbias de aproximadamente una tercera
parte de Croacia mediante una campaña de persecuciones con objeto de hacer que el territorio fuera un
estado dominado por serbios. El territorio consistía en lo que las autoridades Serbias llamaban el [Distrito
Autónomo Serbio] de Krajina, el [Distrito Autónomo Serbio de] Slavonia Occidental, los [Distritos Autóno-
mos Serbios de] Slavonia, Baranja, Srem Occidental, y la República de Dubrovnik”.
Ver también Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 35: “Con base en las
Declaraciones de Hechos y otras pruebas que le han sido presentadas, Sala de Primera Instancia está
satisfecha de que existió un conflicto armado durante los tiempos que se refieren en el Acta de Acusa-
ción y que la ejecución de la ECC comprendía un ataque generalizado o sistemático dirigido contra la
población civil. Además, la Sala de Primera Instancia está satisfecha de que la ejecución de la ECC fue
llevada a cabo con intención discriminatoria con motivos políticos, raciales o religiosos”.

402
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(b) Mens rea

Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 28: “Aquí, el Apelante admitió que participó
en la empresa criminal conjunta con la intención de discriminar con motivos políticos, raciales, o reli-
giosos, y además admitió no sólo que los crímenes, incluyendo el asesinato, eran una consecuencia
previsible de la empresa criminal conjunta sino que estaba consciente que los asesinatos de hecho es-
taban siendo cometidos. Bajo estas circunstancias, la Sala de Primera Instancia estaba en lo correcto al
suponer que la culpabilidad del Apelante no queda ‘disminuida por el hecho de que no tenía la inten-
ción de cometer los asesinatos como tales, sino que meramente estaba consciente de que se estaban
cometiendo asesinatos como parte de la [empresa criminal conjunta]”.
Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párrs. 38, 40: “Las partes parecen consi-
dera que la culpabilidad de Babic disminuye por el hecho de que no tenía la intención de cometer los
asesinatos como tales, sino que meramente estaba consciente que éstos se estaban cometiendo como
parte de la ECC”. Por el contrario: “Babic voluntaria e intencionalmente participó en la ECC persi-
guiendo su objetivo criminal. Aunque alegaba no saber de la escala de los crímenes de encarcelamien-
to, deportación o traslado forzoso, y destrucción de propiedad, y aunque negó desear los asesinatos
enumerados en el Acta de Acusación, no hay duda de que Babic participó en la ECC como co-
perpetrador. Babic no reaccionó apropiadamente ni se distanció de la ECC cuando supo de los asesina-
tos, los que admite eran un resultado previsible de la ECC. Babic continúo participando en el crimen
de persecución, en la medida de lo descrito arriba, desplegó una intención de participar en los actos
persecutorios y una conciencia de que incurriría en responsabilidad por los crímenes de los que llegó a
saber y que eran la consecuencia previsible de la implementación de la ECC”.

(7) Tercer tipo de empresa criminal conjunta - los crímenes en Potocari como
una consecuencia natural y previsible de la “Operación Krivaja 95”

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párrs. 239, 147, 151: “La Sala de Apelaciones con-
cluyó que Radislav Krstic voluntariamente participó en la empresa criminal conjunta que resultó en
una crisis humanitaria en Potocari, y estaba consciente que la natural y razonable consecuencia de esta
crisis humanitaria era que se cometerían crímenes contra la población civil”.
“La limpieza étnica de los civiles bosnio-musulmanes de Srebrenica era parte de la operación Krivaja
95 en la cual se encontró que Krstic jugó un papel de de liderazgo. Radislav Krstic sabía que los bom-
bardeos de Srebrenica forzarían a miles de civiles bosnio-musulmanes a huir hacia Potocari debido a la
presencia de las NNUU allí. También estaba consciente que había instalaciones inadecuadas en Potocari
para acomodar a los civiles bosnios. Como tal, la Sala de Primera Instancia lo encontró responsable por
establecer el escenario en Potocari para los crímenes que siguieron. Además, de su presencia en dos reu-
niones convocadas por el General Mladic en el Hotel Fontana sabía que los civiles bosnio-musulmanes
de hecho estaban enfrentando una crisis humanitaria en Potocari. Había, por lo tanto, pruebas suficientes
para que la Sala de Primera Instancia estuviera satisfecha de que Radislav Krstic estaba consciente de
que los civiles bosnio-musulmanes en Potocari serían sujetos a otros actos criminales”.
“La responsabilidad de Radislav Krstic por los crímenes cometidos en Potocari derivó de su parti-
cipación individual en la empresa criminal conjunta para trasladar forzosamente a los civiles. Los crí-
menes oportunistas eran consecuencias naturales y previsibles de esa empresa criminal conjunta”.

403
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

vi) Diferencia entre “ayuda y aliento” y “co-perpetración en una empresa


criminal conjunta” (es decir, actuación conforme a un diseño o propósito común)

(1) Generalidades

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 92: “La Sala de Apelaciones hace
notar que la distinción entre estas dos formas de participación [‘ayuda y aliento’ y ‘co-perpetración en
una empresa criminal conjunta’] es importante, tanto para describir adecuadamente el crimen y deter-
minar la sentencia apropiada”.
Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 102: “Existen diferencias con rela-
ción a los requisitos del actus reus así como al mens rea entre ambas formas de responsabilidad penal
individual [ayudar y alentar, y co-perpetración en una empresa criminal conjunta][...]”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 510: “La co-perpetración
en el contexto de una empresa criminal conjunta difiere de ayudar y alentar”. Ver también Blaskic,
(Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 288 (similar); Furundzija, (Sala de Primera Instancia),
10 de diciembre de 1998, párr. 249 (similar).
La doctrina de la empresa criminal conjunta se discute en la Sección (V)(e), Compendio del
TPIY. Ayudar y alentar se discuten en la Sección (V)(d), Compendio del TPIY.

(2) Distinción de actus reus

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 89: “La Sala de Apelaciones hace
notar que en la Sentencia de Apelación del Caso Vasiljevic, la Sala de Apelaciones discutió la distin-
ción correcta entre co-perpetración mediante una empresa criminal conjunta, y ayuda y aliento:

[...] El que ayuda y alienta lleva a cabo actos específicamente dirigidos a ayudar, promover o
prestar apoyo moral a la perpetración de ciertos crímenes específicos (asesinato, exterminio, vio-
lación, tortura, destrucción a gran escala de bienes civiles, etc.), y este apoyo tiene un efecto subs-
tancial en la perpetración del crimen. Por contraste, es suficiente para un participante en una
empresa criminal conjunta el llevar a cabo actos que en alguna forma estén dirigidos a fomentar el
diseño común [...]”.

Ver también Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 102 (igual).
Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 33: “[E]n la Sentencia de Apelación
del caso Tadic, la Sala de Apelaciones hizo una clara distinción entre actuar buscando la consecución de un
propósito o diseño común para cometer un crimen, y ayudar y alentar en la comisión del crimen:

(a) El que ayuda y alienta es siempre un accesorio de un crimen perpetrado por otra persona, el
autor principal.

404
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(b) En el caso de ayudar y alentar no se requiere prueba de la existencia de un plan común con-
certado, ni mucho menos de la preexistencia de dicho plan. No se requiere ningún plan ni
acuerdo: en efecto, el autor principal puede no saber de la aportación del cómplice.
(c) El que ayuda y alienta lleva a cabo actos específicamente dirigidos a asistir, promover o
prestar apoyo moral para la perpetración de un crimen específico (asesinato, exterminio, vio-
lación, tortura, destrucción a gran escala de bienes civiles, etc.), y este apoyo tiene un efecto
substancial sobre la perpetración del crimen. En contraste, en el caso de actuar en consecu-
ción de un propósito o diseño común, es suficiente para el participante llevar a cabo actos
que en alguna forma estén dirigidos a fomentar el plan o propósito común [...]”.

Ver también Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 229 (igual).
Para la discusión de que se requiere una contribución substancial para ayudar y alentar, ver “el nivel
de participación del que ayuda y alienta: debe tener un efecto substancial”, Sección (V)(e)(iii)(3)(d),
Compendio del TPIY. Para la discusión de que no se requiere una contribución substancial para una em-
presa criminal conjunta, “el nivel de participación en una empresa criminal conjunta generalmente no
requiere ser significativo o substancial”, Sección (V)(e)(iii)(3)(c), Compendio del TPIY.

(3) Distinción de mens rea

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 89: “En el caso de ayudar y alentar,
el elemento mental requerido es el conocimiento de que los actos llevados a cabo por quien ayuda y
alienta asisten en la comisión del crimen específico cometido por el autor principal. Por el contrario,
en el caso de la participación en una empresa criminal conjunta, esto es, como co-perpetrador, el mens
rea requerido es la intención de perseguir un propósito común”. Ver también Vasiljevic, (Sala de Ape-
laciones), 25 de febrero de 2004, párr. 102 (igual); Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999,
párr. 229 (similar).
Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 51: “La Sala de Apelaciones
llama la atención a la distinción entre el elemento mental requerido por ayudar y alentar y el requerido
por co-perpetración. En el caso de ayudar y alentar, el elemento mental requerido es el conocimiento
de que los actos cometidos por quien ayuda y alienta promueven la perpetración de un crimen especí-
fico por parte del autor principal. En el caso de co-perpetración, la intención de cometer el crimen o
perseguir el propósito criminal común debe probarse. La Sala de Apelaciones recuerda también que en
la Sentencia de Apelación del caso Aleksovski se apegó a la Sentencia del caso Furundzija y sostuvo
que ‘no es necesario demostrar que el que ayuda y alienta comparte el mens rea del autor principal
titular, sino que debe demostrar que [...] el que ayuda y alienta estaba consciente de los elementos
esenciales del crimen que finalmente fue cometido por el autor principal’. La Sala de Apelaciones
también declaró que el que ayuda y alienta [debe estar consciente] de los elementos esenciales del cri-
men cometido por el autor principal (incluyendo su mens rea relevante)’. La Sala de Apelaciones hace
notar que no se dio ninguna razón coherente que pudiera justificar la enmienda de este precedente”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 160: “Comparado
con el mens rea requerido por ayudar y alentar, ‘[e]l participante en la forma básica de empresa crimi-
nal conjunta debe compartir con la persona que físicamente cometió el crimen el estado mental reque-
rido para cometer ese crimen; la persona que meramente ayuda y alienta debe estar consciente de los

405
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

elementos esenciales del crimen cometido, incluido el estado mental de la persona que físicamente lo
llevó a cabo, pero no requiere compartir este estado mental”.
Para una discusión más integral sobre el mens rea en los tres diferentes tipos de empresa criminal
conjunta, ver (V)(e)(iv), Compendio del TPIY. Para la discusión del mens rea por ayudar y alentar, ver
(V)(d)(v), Compendio del TPIY.

(4) La distinción depende del efecto de la asistencia y del conocimiento del acusado

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 90: “Aplicando la definición del ca-
so Vasiljevic, la Sala de Apelaciones considera que para que el que ayuda y alienta sea considerado
como responsable por ayudar en la comisión de un crimen individual por parte de un perpetrador único
o por ayudar en todos los crímenes cometidos por una pluralidad de personas involucradas en una em-
presa criminal conjunta depende del efecto de la asistencia prestada o del conocimiento del acusado.
[...] Cuando el que ayuda y alienta sólo sabe que su asistencia está ayudando a una sola persona a co-
meter un solo crimen, sólo es responsable por ayudar y alentar en ese crimen. Esto es así aún cuando el
perpetrador principal sea parte de una empresa criminal conjunta que involucre la comisión de críme-
nes adicionales. Cuando, sin embargo, el acusado sepa que su asistencia está apoyando los crímenes de
un grupo de personas involucradas en una empresa criminal conjunta y comparta esa intención, enton-
ces podrá ser encontrado penalmente responsable por los crímenes cometidos para apoyar ese propósi-
to común como co-perpetrador”. Ver también Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de
noviembre de 2005, párr. 510 (similar).

(5) Cuando el que ayuda o alienta se convierte en co-perpetrador

Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párrs. 284-285: “Eventualmente,
alguien que ayuda o alienta, o que asiste o facilita la empresa criminal como cómplice, puede convertirse
en co-perpetrador, aún sin que físicamente cometa los crímenes, si su participación dura por un periodo
extensivo o se involucra más directamente en el mantenimiento del funcionamiento de la empresa. Al
compartir la intención de la empresa criminal conjunta, el que ayuda o alienta se convierte en co-
perpetrador. Cuando [...] una persona acusada participa en un crimen que promueve los fines de una em-
presa criminal común, a menudo es razonable sostener que su forma de involucramiento en la empresa
ha evolucionado a la de un co-perpetrador”. “Una vez que las pruebas indican que una persona que subs-
tancialmente asiste a la empresa comparte los objetivos de ésta, se convierte en co-perpetrador”.

(6) La responsabilidad de quien ayuda y alienta es menor que la de


quien participa en una empresa criminal conjunta

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 92: “Ayudar y alentar generalmente
involucra un menor grado de responsabilidad penal individual que la co-perpetración en una empresa
criminal conjunta”.

406
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 102: “El participante [en una empresa
criminal conjunta] es responsable como co-perpetrador del(los) crimen(es). Se considera que quien ayuda
y alienta en la comisión de un crimen usualmente incurre en un nivel de responsabilidad penal menor que
el que comete el crimen. En el contexto de un crimen cometido por varios co-perpetradores en una em-
presa criminal conjunta, el que ayuda y alienta es siempre un accesorio para estos co-perpetradores, aun-
que estos últimos ni siquiera sepan de la contribución del que ayuda y alienta”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 274: “El hecho de que el que
ayuda y alienta no comparta la intención del autor principal generalmente disminuye su culpabilidad
penal vis-à-vis la de una persona acusada que actúa de conformidad con una [empresa criminal conjun-
ta] que comparte la intención del autor principal”.
Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 75: “La gravedad de lo que
realiza un participante en una empresa criminal conjunta que no es un autor principal es significativa-
mente mayor que lo que realiza uno que meramente ayuda y alienta al autor principal. Esto es debido a
que la persona que meramente ayuda y alienta con el autor principal sólo requiere estar consciente de
la intención con la que el crimen se cometió por el autor principal, en tanto que el participante en una
empresa criminal conjunta debe compartir la misma intención que la del autor principal”.

(7) Distinción entre co-perpetrador y quien ayuda y alienta la tortura

Furundzija, (Sala de Apelaciones), 21 de julio de 2000, párr. 118: “[D]os tipos de responsabilidad pe-
nal por participación criminal ‘parece haberse cristalizado en el derecho internacional - los co-
perpetradores que participan en una empresa criminal conjunta, por una parte, y los que ayudan y
alientan, por otra’. [P]ara distinguir a un co-perpetrador de quien ayuda o alienta, ‘es crucial determinar
si la persona que toma parte en el proceso de tortura también comparte del propósito tras la tortura (es
decir, actos con la intención de obtener información o una confesión, o castigar, intimidar, humillar o
coaccionar a la víctima o a una tercera persona o para discriminar, por cualquier motivación, contra la
víctima o tercera persona)’. [P]ara ser condenado como co-perpetrador, el acusado ‘debe participar en
una parte integral de la tortura y compartir el propósito tras la tortura, esto es la intención de obtener
información o una confesión, castigar o intimidar, humillar coaccionar o discriminar contra la víctima
o una tercera persona” (énfasis en el original).
Furundzija, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 1998, párr. 257: “(i) [P]ara ser culpa-
ble de tortura como perpetrador (o co-perpetrador), el acusado debe participar en una parte integral de
la tortura y compartir el propósito tras la tortura, que es la intención de obtener información o una con-
fesión, castigar o intimidar, humillar, coaccionar o discriminar contra la víctima o una tercera persona.
(ii) [P]ara ser culpable de tortura como quien ayuda o alienta, el acusado debe asistir en alguna forma
que tenga un efecto substancial sobre la perpetración del crimen y con el conocimiento de que la tortu-
ra está teniendo lugar”.

(8) Aplicación - diferencia entre ayudar y alentar el genocidio en Srebrenica


y la responsabilidad como participante en una empresa criminal conjunta

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 131: “La Sala de Primera Instancia [...] llegó a
diversas conclusiones que entran en conflicto con la conclusión de que Radislav Krstic tenía intención

407
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

genocida. Encontró que aunque Krstic no era un participante reticente en el traslado forzoso de la po-
blación bosnio-musulmana, parecía preocupado en asegurar que la operación fuera conducida de ma-
nera ordenada. Simplemente deseaba que la población civil saliera del área y no tenía intención de
maltratarlos a lo largo del camino. La Sala de Primera Instancia reconoció, además, que con las prue-
bas no pudieron establecer que ‘Radislav Krstic mismo contempló alguna vez que el método elegido
para remover a los bosnio-musulmanes del enclave sería ejecutar sistemáticamente a una parte de la
población civil’ y que ‘aparecía como un oficial de carrera serio y reservado quien era poco probable
que hubiera instigado alguna vez un plan tal como el diseñado para la ejecución en masa de los hom-
bres bosnio-musulmanes que siguió a la toma de Srebrenica en julio de 1995’. La Sala de Primera Ins-
tancia encontró que ‘dejado a sus propios recursos, parece dudoso que Krstic pudiera haber estado
asociado con dicho plan en absoluto”. “La Sala de Primera Instancia también encontró que Radislav
Krstic hizo esfuerzos para asegurar la seguridad de los civiles bosnio-musulmanes transportados fuera
de Potocari”.
“Como se ha demostrado, todas las pruebas pueden establecer que Krstic estaba consciente de la
intención para cometer genocidio por parte de algunos miembros del Estado Mayoer del VRS [Ejército
de la República Srpska], y que con este conocimiento, no hizo nada para prevenir el uso del personal y
los recursos de los Cuerpos de Drina para facilitar dichos asesinatos. Tan solo este conocimiento de su
parte no pudo apoyar una inferencia de intención genocida. El genocidio es uno de los peores crímenes
conocidos por la humanidad, y su gravedad se refleja en el estricto requisito de intención específica.
Las condenas por genocidio pueden generarse solamente cuando la intención ha sido inequívocamente
establecida. Hubo una falla demostrable por parte de la Sala de Primera Instancia para proporcionar
pruebas adecuadas de que Radislav Krstic poseía la intención genocida. Krstic, por lo tanto, no es cul-
pable de genocidio como perpetrador principal”.
“[L]a condena de la Sala de Primera Instancia de Krstic como participante en una empresa crimi-
nal conjunta para cometer genocidio se hace a un lado y en su lugar se impone una condena por ayudar
y alentar el genocidio”.
Pero ver Krstic, (Sala de Apelaciones), Opinión Parcialmente Disidente del Juez Shahabuddeen,
19 de abril de 2004, párrs. 73-75 (Krstic debería haber sido considerado como responsable como parti-
cipante en una empresa criminal conjunta).

vii) Determinar si alguien puede ayudar y alentar


una empresa criminal conjunta

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 91: “La Sala de Apelaciones enfatiza
que la empresa criminal conjunta es simplemente una forma de cometer un crimen; no es un crimen en
sí misma. Por lo tanto, sería impreciso referirse a ayudar y alentar a empresa criminal conjunta. El que
ayuda y alienta asiste al perpetrador principal o a los perpetradores en la comisión del crimen”.
Pero ver Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 142: Bajo el encabezado
“ayudar y alentar la empresa criminal conjunta de persecución”, la Sala de Apelaciones declaró: “Para
condenar a [Vasiljevic] por ayudar y alentar en la comisión del crimen de persecución, la Sala de Ape-
laciones debe establecer que el Apelante tenía conocimiento que los perpetradores principales de la
empresa criminal conjunta tenían la intención de cometer los crímenes conexos, y por sus actos pre-
tendían discriminar contra la población musulmana, y que, con ese conocimiento, el Apelante hizo una
contribución substancial a la comisión de los actos discriminatorios por los perpetradores principales”.

408
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Ver también Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 160 (“Una
empresa criminal conjunta puede ser ayudada y alentada, cuando se demuestra que quien ayuda y
alienta sabía del propósito compartido de los participantes en la empresa criminal conjunta”.); Kvocka
et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párrs. 271, 284-285 (“[L]a responsabilidad
basada en una empresa criminal conjunta requiere la asistencia o el aliento con conocimiento por parte
de quien ayuda o alienta [...]”.
“[E]l que ayuda o alienta a una empresa criminal conjunta sólo necesita estar consciente de que su
contribución está ayudando o facilitando al crimen cometido por la empresa criminal conjunta”. “El
que ayuda o alienta no necesariamente comparte la intención de los co-perpetradores”. “Dependiendo
del nivel y naturaleza de la participación, el acusado es o alguien que ayuda o alienta o bien un co-
perpetrador de la empresa criminal”.

(a) Aplicación - asesinatos en el Río Drina, municipio de Visegrad,


Sudeste de Bosnia y Herzegovina

Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párrs. 1, 143: La Sala de Primera Instancia
encontró que el 7 de junio de 1992, el Apelante, junto con Milan Lukic y dos hombres no identifica-
dos, transportaron por la fuerza a siete hombres musulmanes a la ribera Este del Río Drina, donde fue-
ron baleados. Cinco de los siete hombres murieron como resultado de la balacera y dos sobrevivieron,
pretendiendo estar muertos. Este incidente es referido como el incidente del Río Drina.
Bajo el encabezado de “ayudar y alentar la empresa criminal conjunta de persecución”, la Sala de
Apelaciones declaró: “En la opinión de la Sala de Apelaciones, está más allá de toda duda que los ac-
tos cometidos por Milan Lukic y los otros dos hombres se equiparan al crimen de persecución: Asesi-
naron a cinco hombres musulmanes y cometieron actos inhumanos contra los dos sobrevivientes con la
intención deliberada de discriminar por motivos religiosos o políticos. Además, la Sala de Apelaciones
concurre con las conclusiones de la Sala de Primera Instancia de que el Apelante participó en el inci-
dente del Río Drina ‘con plena conciencia que la intención del grupo de Milan Lukic era perseguir a la
población musulmana local de Visegrad a través de la comisión de los crímenes conexos’. La única
razón por la que los siete hombres musulmanes fueron arrestados y asesinados era debido a su perte-
nencia a la población musulmana de Visegrad. El Apelante estaba consciente de estos hechos y volun-
tariamente participó en el incidente del Río Drina apuntando su pistola a las víctimas y evitándoles
escapar. Aún si no ha quedado establecido más allá de toda duda razonable que él personalmente ase-
sinó a los cinco hombres musulmanes, su apoyo tuvo un efecto substancial sobre la perpetración de los
crímenes en la ribera del Río Drina. En ese momento él estaba perfectamente consciente que su parti-
cipación ayudaba a la comisión del crimen de persecución por parte de los perpetradores principales
[de la empresa criminal conjunta]. El Apelante es, por lo tanto, responsable por haber ayudado y alen-
tado en la comisión del crimen de persecución mediante el asesinato de los cinco hombres musulmanes,
y por actos inhumanos cometidos contra los otros dos hombres musulmanes [...]”.
Para conclusiones de que Vasiljevic no era responsable por su papel en los asesinatos como co-
perpetrador en una empresa criminal conjunta, ver “aplicación -inferencia de la intención para el pri-
mer tipo de empresa criminal conjunta: asesinato en el Río Drina, Municipio de Visegrad, sudeste de
Bosnia y Herzegovina- intención que no es debidamente inferida”, Sección (V)(e)(iv)(2)(c), Compen-
dio del TPIY.

409
RESPONSABILIDAD INDIVIDUAL (ARTÍCULO 7(1))

viii) Si la participación en una empresa criminal conjunta es más parecida


a la perpetración directa o a la responsabilidad por complicidad

Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párrs. 642-643: “En la Sentencia de Apelación
del caso Tadic, la Sala de Apelaciones se refirió ‘a la noción de diseño común como una forma de res-
ponsabilidad por complicidad’, una frase sobre la que Sala de Primera Instancia II subsecuentemente se
baso para distinguir ‘comisión’ de ‘responsabilidad por propósito común’ bajo el artículo 7(1). [E]sta
Sala de Primera Instancia considera que el comentario en la Sentencia de Apelación del caso Tadic no es
parte de la ratio decidendi [o razón para decidir]IV de esa Sentencia y no considera que la caracterización
de Tadic signifique que cualquier involucramiento en una empresa criminal conjunta automáticamente
relegue la responsabilidad de una persona acusada a la de ‘complicidad en genocidio’ del artículo 4(3)(e).
[...] [Esta] Sala de Primera Instancia no encuentra bases para rechazar otorgar el estatus de co-perpetrador
a un miembro de una empresa genocida común cuya participación es de naturaleza extremadamente sig-
nificativa y a nivel de liderazgo”. “Parece claro que la ‘responsabilidad por complicidad’ denota una
forma secundaria de participación que contrasta con la responsabilidad de los perpetradores directos o
principales. La Sala de Primera Instancia es de la opinión que esta distinción coincide con aquella entre
‘genocidio’ y ‘complicidad en genocidio’ del artículo 4(3). La cuestión se reduce a si [...] un participante en
una empresa criminal puede ser caracterizado más precisamente como un perpetrador directo o principal
o como una figura secundaria en el papel tradicional de un cómplice”.
Pero ver Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 77: “Esta Sala de
Primera Instancia [...] no [...] acepta la validez de la distinción que la Sala de Primera Instancia I [en el
caso Krstic] ha buscado trazar entre un co-perpetrador y un cómplice. Esta Sala de Primera Instancia
prefiere seguir la opinión de la Sala de Apelaciones en el caso Tadic, de que la responsabilidad del
participante en una empresa criminal conjunta que no fue el autor principal es la de un cómplice”.

IV
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Ratio Diciendi significa “[la] [r]azón para decidir.
Es el motivo expreso y directo por el cual el juez fallo (sic) de la forma en que lo hizo. Ésta es la parte de la sentencia
que, bajo las normas del common law, reviste obligatoriedad. Ciertas veces no es del todo facil (sic) encontrar la ratio
dicedendi puesto que el juez se expresa en forma discursiva y no indica expresamente en que parte del fallo reside la
ratio dicidendi”. Dahl, Henry Saint, “Dahl’s Law Dictionary – Diccionatio Jurídico Dahl. Spanish-English / Inglés –
Español, Tercera Edición, William S. Hein & Co., Nueva York, 1999, pág. 803.

410
VI
RESPONSABILIDAD DE MANDO (ARTÍCULO 7(3))

a) Estatuto

Estatuto del TPIY, artículo 7(3):


“El hecho de que cualquiera de los actos contemplados en los artículos 2 a 5 del presente Estatuto
haya sido cometido por un subordinado, no libera al superior de su responsabilidad penal si sabía o
tenía razones para saber que el subordinado se aprestaba a cometer esos actos o que ya lo hizo, y que
el superior no tomó las medidas necesarias y razonables para impedir que dichos actos no fueran co-
metidos o para sancionar a los autores”.

b) Generalidades

i) La responsabilidad de mando es parte del derecho internacional consuetudinario

Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 195: “El principio de que los milita-
res y otros superiores puedan ser considerados como penalmente responsables por actos de sus subor-
dinados está bien establecido en el derecho convencional y consuetudinario”. Ver también Brdjanin,
(Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 275 (misma cita); Stakic, (Sala de Primera
Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 458 (misma cita).
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 519: “El principio de
responsabilidad penal individual de los superiores por no impedir o sancionar los crímenes cometidos
por sus subordinados es un principio establecido en derecho internacional consuetudinario [...]”. Ver
también Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 55 (similar); Strugar,
(Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 357 (similar).1

1
Existen tanto casos que consideran la capacidad para impedir y sancionar como una forma de juzgar el control efecti-
vo, como casos en los que se discute la capacidad de impedir o sancionar como un medio de juzgar el control efectivo.
Para una discusión plena respecto a si el término utilizado debe ser “y” u “o”, ver “cuando el superior no toma las me-

411
RESPONSABILIDAD DE MANDO (ARTÍCULO 7(3))

ii) La responsabilidad de mando se aplica en todos los


actos incluidos en los artículos 2-5

Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 55: “Artículo 7(3) del Estatuto
es aplicable a todos los actos referidos en los artículos 2 a 5 del mismo [...]”.

iii) La responsabilidad de mando se aplica tanto en conflictos


armados internos como internacionales

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 519: “El principio de
responsabilidad penal individual de los superiores por no impedir o sancionar la comisión de crímenes
por sus subordinados es [...] aplicable tanto a conflictos armados internacionales como internos”. Ver
también Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 55 (similar); Strugar,
(Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 357 (similar); Brdjanin, (Sala de Primera Ins-
tancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 275 (similar).2

iv) El propósito tras la responsabilidad de mando

Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 39: “La Sala de Primera Instan-
cia recuerda que el propósito tras el concepto de responsabilidad de mando es asegurar el cumplimien-
to con las leyes y prácticas de la guerra y el derecho internacional humanitario en general. El principio
de la responsabilidad de mando puede verse en parte derivado de uno de los principios básicos de de-
recho internacional humanitario que persigue asegurar la protección de las categorías de personas y
objetos protegidos durante conflictos armados. Esta protección está en el mismo corazón del derecho
internacional humanitario. Asegurar esta protección requiere, en el primer lugar, medidas preventivas
que los comandantes están en posición de tomar en virtud del control efectivo que tienen sobre sus
subordinados, asegurando así el hacer valer el derecho internacional humanitario en un conflicto ar-
mado. Un comandante que posee un control efectivo sobre las acciones de sus subordinados está obli-
gado al deber de asegurar que actúen dentro de los dictados del derecho internacional humanitario y de
que las leyes y prácticas de la guerra sean por lo tanto respetadas”.
Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 100: “La Sala de Primera
Instancia recuerda [...] el propósito tras la doctrina de la responsabilidad de mando: asegurar el cum-
plimiento de las leyes y prácticas de la guerra y del derecho internacional humanitario en general”.

didas necesarias y razonables para impedir y/o sancionar (elemento 3)”, Sección (VI)(c)(iii), Compendio TPIY; y, parti-
cularmente, la nota de pie 51.
2
Existen tanto casos que consideran la capacidad para impedir y sancionar como una forma de juzgar el control efectivo, co-
mo casos en los que se discute la capacidad de impedir o sancionar como un medio de juzgar el control efectivo. Para
una discusión plena respecto a si el término utilizado debe ser “y” u “o”, ver “cuando el superior no toma las medidas
necesarias y razonables para impedir y/o sancionar (elemento 3)”, Sección (VI)(c)(iii), Compendio TPIY; y, particular-
mente, la nota de pie 51.

412
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

v) Historia - deber de la responsabilidad de mando

Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párrs. 40, 41: “Los elementos de la
responsabilidad de mando derivan de los deberes comprendidos en el mando responsable, y dichos
deberes son generalmente hechos valer a través de la responsabilidad de mando. Durante muchos años
la responsabilidad de los comandantes por la conducta de sus tropas ha sido reconocida en jurisdiccio-
nes internas. El concepto de responsabilidad de mando puede verse desde las más tempranas codifica-
ciones modernas de las leyes de guerra. Éste fue incorporado en el Convenio de la Haya sobre Leyes y
Costumbres de la Guerra Terrestre de 1899. También fue reproducido en el artículo 1 del Reglamento
relativo a las Leyes y Usos de la Guerra Terrestre anexo a la Cuarta Convención de la Haya de 1907
que señala:

Las leyes, derechos y deberes de la guerra se aplican no sólo a los ejércitos, sino también a las mi-
licias y a los cuerpos de voluntarios que cumplen los siguientes criterios:
Ser comandados por una persona responsable de sus subordinados [...]”.

“Fue sólo tras la Segunda Guerra Mundial que el concepto de responsabilidad de mando por no
actuar recibió su primer reconocimiento judicial en un contexto internacional. Esta forma de responsa-
bilidad por omisión fue formalmente reconocida mediante el Protocolo Adicional I del 8 de junio de
1977 a los Convenios de Ginebra del 12 de agosto de 1949. El artículo 86 del Protocolo Adicional I
afirma esta forma de responsabilidad, la base por la que el deber que se coloca en los comandantes, en
virtud del artículo 87 del mismo Protocolo, es impedir violaciones a las Convenios de Ginebra y sus
Protocolos Adicionales”.
Para una historia del desarrollo de la responsabilidad de mando en el derecho internacional, ver
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párrs. 42-49.
Para la discusión de la “disuasión relevante para los comandantes”, ver Sección
(IX)(c)(ii)(2)(d)(v), Compendio del TPIY.

vi) La responsabilidad se atribuye a un comandante


por negligencia o abandonoI en sus funciones

Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 171: “No puede enfatizarse suficiente-
mente que, cuando se refiere a la responsabilidad de un superior, al acusado no se le imputan los crímenes
de sus subordinados, sino su falla para cumplir con su deber como superior de ejercer control”.
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 38: “Está claro que la for-
ma de responsabilidad señalada en el artículo 7(3) del Estatuto se basa en el deber de los superiores de

I
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. El término utilizado en la versión pública, en inglés,
de la sentencia es “dereliction”.

413
RESPONSABILIDAD DE MANDO (ARTÍCULO 7(3))

actuar, que consiste en el deber de impedir y en el deber de sancionar los actos criminales de sus su-
bordinados”.
Ver también Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párrs. 50, 53, 54
(donde se discute si la responsabilidad se adhiere a un comandante por los crímenes de sus subordina-
dos o por negligencia o abandonoII en el cumplimiento de su deber).
Para la discusión del deber de impedir y sancionar, ver “falla del superior al no tomar las medidas ne-
cesarias y razonables para impedir y/o sancionar (elemento 3)”, Sección (VI)(c)(iii), Compendio del TPIY.
Ver también “la responsabilidad del superior puede no basarse en responsabilidad estricta”, Sec-
ción (VI)(c)(ii)(7), Compendio del TPIY.

vii) Distinción de responsabilidad bajo el artículo 7(1) y el artículo 7(3)

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 664: “Los factores distintivos entre las moda-
lidades de responsabilidad expresadas en los artículos 7(1) y 7(3) del Estatuto pueden verse, inter alia,
en el grado de influencia concreta del superior sobre la comisión del crimen en el que sus subordina-
dos participan: si la omisión intencional del superior para impedir la comisión de un crimen tiene lugar
cuando el crimen ya se ha convertido en algo más concreto u ocurre en el momento, su responsabilidad
también caería bajo el artículo 7(1) del Estatuto”.
Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 100: “Cuando un coman-
dante no asegura el cumplimiento de los principios del derecho internacional humanitario de modo tal
que incumple con el deber de impedir o sancionar a sus subordinados por la comisión de crímenes de
cuya comisión sabía o tenía razones para saber, será considerado como responsable conforme al artícu-
lo 7(3). Cuando un comandante ordena a sus subordinados que cometan un crimen dentro de la juris-
dicción del Tribunal, será considerado como responsable conforme al artículo 7(1) del Estatuto”.3
Galic (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 169: “[U]n superior puede ser en-
contrado responsable según el artículo 7(1) cuando su conducta tuvo un efecto positivo en que ocurriera la
comisión de crímenes por parte de sus subordinados, siempre que se cumpla con los requisitos de mens
rea para responsabilidad del artículo 7(1). Según el artículo 7(3) [...] no se requiere que el perpetrador
subordinado sea apoyado en su conducta, o que esté consciente que su oficial superior tenía conocimien-
to de la conducta criminal en cuestión, o que su superior no pretendía investigar o sancionar esa conducta.
Más generalmente, no se requiere forma alguna de contribución activa o de aliento positivo, explícita o
implícitamente, entre un superior y un subordinado, y no se requiere tener conciencia por parte del
subordinado de la disposición del superior, para que exista responsabilidad para el superior conforme
al artículo 7(3). Cuando, sin embargo, la conducta del superior apoye la comisión de crímenes por su-
bordinados a través de cualquier forma de contribución activa o de fomento pasivo (extendiéndose de

II
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. El término utilizado en la versión pública, en inglés,
de la sentencia es “dereliction”.
3
Existen tanto casos considerando la capacidad para impedir y sancionar como una forma de juzgar el control efectivo,
como casos en los que se discute la capacidad de impedir o sancionar como un medio de juzgar el control efectivo. Para
una discusión plena respecto a si el término utilizado debe ser “y” u “o”, ver “cuando el superior no toma las medidas
necesarias y razonables para impedir y/o sancionar (elemento 3)”, Sección (VI)(c)(iii), Compendio TPIY; y, particular-
mente, la nota de pie 51.

414
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

formas de impartir órdenes hasta instigación por ayudar y alentar, mediante acción o inacción que
constituya una facilitación), la responsabilidad del superior puede presentarse bajo el artículo 7(1) si el
mens rea necesario es parte de la conducta del superior. En tales casos, el subordinado probablemente
tendrá conocimiento del apoyo o aliento del superior, aunque esto no es estrictamente necesario. En la
opinión de la Mayoría, el punto clave en todo esto es que el superior con una mente culpable no puede
evitar la responsabilidad del artículo 7(1) basándose en su silencio u omisión o en omisiones aparentes
o participación minimizada o cualquier mezcla de acciones encubiertas o no encubiertas, en las que el
efecto de dicha conducta es la comisión de crímenes por los subordinados”.
Ver discusión de omisiones generalmente bajo el artículo 7(1), (V)(c)(vi), Compendio del TPIY.
Para la discusión de “alegatos del artículo 7(3)”, ver (X)(b)(ix)(13), Compendio del TPIY.

c) Elementos

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 839: “Los elementos [requeri-
dos para responsabilidad bajo el artículo 7(3) del Estatuto] son:

(i) la existencia de una relación superior-subordinado;


(ii) que el superior supiera o tuviera razón para saber que un acto delictivo estaba por cometerse
o había sido cometido; y
(iii) que el superior no haya tomado las medidas necesarias y razonables para impedir el acto de-
lictivo o sancionar al perpetrador del mismo”.

Ver también Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 827 (similar);
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 484 (mismos elementos); Limaj et al., (Sala de
Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 520 (mismos elementos); Halilovic, (Sala de Primera
Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 56 (mismos elementos); Strugar, (Sala de Primera Instancia),
31 de enero de 2005, párr. 358 (mismos elementos); Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre
de 2004, párr. 275 (mismos elementos); Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr.
173 (similar); Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 457 (mismos elementos);
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 401 (similar); Blaskic, (Sala de
Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 294 (mismos elementos); Delalic et al., (Sala de Primera
Instancia), 16 de noviembre de 1998, párr. 346 (mismos elementos). Ver también Blagojevic y Jokic,
(Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 790 (los elementos son derecho internacional con-
suetudinario).
Para la discusión del tercer elemento y, particularmente, de cuándo las medidas para impedir la
comisión de un crimen son insuficientes existe también un deber de sancionar, ver “incumplimiento
del superior al no tomar las medidas necesarias y razonables para impedir y/o sancionar”, ver Sección
(VI)(c)(iii), Compendio del TPIY.

415
RESPONSABILIDAD DE MANDO (ARTÍCULO 7(3))

i) La existencia de una relación superior-subordinado (elemento 1)

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 521: “La relación superior-
subordinado descansa en el mismo corazón de la doctrina de la responsabilidad de un comandante por
los crímenes cometidos por sus subordinados”. Ver también Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31
de enero de 2005, párr. 359 (similar).
Ver Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 839 (se requiere “la
existencia de un superior-subordinado”); Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 484
(igual); Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 520 (igual); Halilovic,
(Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 56 (igual); Strugar, (Sala de Primera Ins-
tancia), 31 de enero de 2005, párr. 358 (igual); Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre
de 2004, párr. 275 (igual); Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 457 (igual);
Kunarac, Kovac y Vukovic, (Sala de Primera Instancia), 22 de febrero de 2001, párr. 396; Blaskic, (Sa-
la de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 294 (igual); Delalic et al., (Sala de Primera Instan-
cia), 16 de noviembre de 1998, párr. 346 (igual).

(1) La relación superior-subordinado se basa en el poder


para controlar las acciones de los subordinados

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 840: “La base de la relación
superior-subordinado es el poder del superior para controlar las acciones de sus subordinados”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 521: “Es la posición de
comando por encima de y el poder de controlar los actos del perpetrador, lo que forma la base legal
para el deber del superior de actuar, y por su responsabilidad corelaria cuando incumple con ello”. Ver
también Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 57 (similar); Strugar,
(Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 359 (similar).
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 58: “El factor principal pa-
ra determinar la posición de mando es ‘la posesión o no posesión real del poder de control sobre las
acciones de los subordinados’”. Ver también Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de
2005, párr. 360 (similar).

(2) Se requiere control efectivo

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 840: “La Sala de Primera Ins-
tancia en el caso Celebici [a/k/a Delalic] concluye que:

es necesario que el superior tenga control efectivo sobre las personas que cometen las violaciones
al derecho internacional humanitario [...]”.

416
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 375: “Está establecido en la jurispru-
dencia del Tribunal Internacional que la capacidad de ejercer control efectivo es necesaria para esta-
blecer la responsabilidad del superior”. Ver también Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17
de enero de 2005, párr. 791 (“el superior [debe tener] ‘control efectivo’ sobe la persona o personas en
cuestión, a saber aquellas personas que cometen los crímenes”.); Brdjanin, (Sala de Primera Instancia),
1 de septiembre de 2004, párr. 276 ( “el control efectivo del superior [...] debe ser demostrado”.); Galic,
(Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 173 (“el control debe ser efectivo para que
exista una relación relevante de superior a subordinado”.); Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio
de 2003, párr. 459.
Delalic, et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 197: “Al determinar las cues-
tiones de responsabilidad es necesario buscar el ejercicio efectivo del poder o control y no los títulos
formales”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 335: Un “superior” es “la persona
que ejerce ‘control efectivo’ sobre sus subordinados”.

(3) El control efectivo se mide por la capacidad de impedir y/o sancionar los crímenes

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 840: “La Sala de Primera Ins-
tancia en el caso Celebici [a/k/a Delalic] concluyó que:

es necesario que el superior tenga control efectivo sobre las personas que cometen las violaciones
relativas de derecho internacional humanitario, en el sentido de tener la capacidad material de im-
pedir y sancionar la comisión de crímenes” (se agrega énfasis).

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 484 (con respecto a “la capacidad real
para impedir y sancionar la comisión de crímenes”) (se agrega énfasis); Halilovic, (Sala de Primera
Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 58 (igual); Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo
de 2000, párr. 300 (igual).4
Comparar Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 375: “El límite que debe al-
canzarse para establecer una relación superior-subordinado para efectos de lo dispuesto en el artículo
7(3) del Estatuto es el control efectivo sobre un subordinado en el sentido de su capacidad material
para impedir o sancionar una conducta criminal”. (Se agrega énfasis) Ver también Delalic et al., (Sala
de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 256 (“El concepto de control efectivo sobre un subordi-
nado -en el sentido de una capacidad real para impedir o sancionar la conducta criminal, como quiera
que el control se ejerza- es el umbral que debe alcanzarse para demostrar una relación superior-
subordinado para efectos de lo dispuesto en el artículo 7(3) del Estatuto”.) (Énfasis agregado); Limaj et

4
Existen tanto casos considerando la capacidad para impedir y sancionar como una forma de juzgar el control efectivo,
como casos en los que se discute la capacidad de impedir o sancionar como un medio de juzgar el control efectivo. Para
una discusión plena respecto a si el término utilizado debe ser “y” u “o”, ver “cuando el superior no toma las medidas
necesarias y razonables para impedir y/o sancionar (elemento 3)”, Sección (VI)(c)(iii), Compendio TPIY; y particular-
mente, la nota de pie 51.

417
RESPONSABILIDAD DE MANDO (ARTÍCULO 7(3))

al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 522 (“Al determinar el grado de con-
trol que debe ser ejercido por un superior sobre el subordinado, la Sala de Apelaciones se apego a la
norma de control efectivo, como la capacidad real de impedir o sancionar la conducta criminal”) (énfa-
sis agregado); ver también Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 360 (simi-
lar a Limaj); Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 791 (“Control
efectivo significa la ‘capacidad real de impedir o sancionar la comisión de los crímenes’”.) (Énfasis
agregado); Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 276 (similar a Blago-
jevic); Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 459 (similar a Blagojevic); Kordic
y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 416 (“[S]ólo aquellos superiores, ya
sea jure o de facto, militares o civiles, que claramente son parte de la cadena de mando, ya sea directa
o indirectamente, con poder real de controlar o sancionar los actos de sus subordinados pueden incurrir
en responsabilidad penal”) (énfasis agregado).
Ver también Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 511: “[L]a Sala de Apela-
ciones encuentra que el Apelante tenía un control efectivo en la medida que tenía la capacidad para
reportar los actos de sus subordinados a sus superiores”.

(4) El poder de control puede ser de jure o de facto

Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párrs. 192-193: “Bajo el artículo 7(3), un
comandante o superior es [...] aquél que posee el poder o autoridad ya sea de jure o de facto para im-
pedir que un subordinado cometa un crimen o para sancionar a los perpetradores del crimen después
de que éste es cometido”. “El poder o autoridad para impedir o para sancionar no solamente deriva de
una autoridad de jure conferida a través de un nombramiento oficial. En muchos conflictos contempo-
ráneos, puede ser sólo de facto, los gobiernos autoproclamados y por lo tanto los ejércitos de facto y
grupos paramilitares subordinados a éstos”.5
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 522: “La existencia de una
posición de mando puede derivar del estatus formal o de jure de un superior, o de la existencia de po-
deres de control de facto. Deriva esencialmente de la ‘posesión o no posesión real de poderes de con-
trol sobre las acciones de los subordinados’”.
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 60: “La jurisprudencia del
Tribunal ha interpretado los concepto de mando y subordinación en un sentido relativamente amplio.
El mando no deriva solamente del estatus de jure o formal del superior, sino que también puede ‘ba-
sarse en la existencia de poderes de control de facto’”. Ver también Strugar, (Sala de Primera Instan-
cia), 31 de enero de 2005, párr. 362 (similar).
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 791: “La relación je-
rárquica [entre el superior y el subordinado] puede existir en virtud de la posición de autoridad de jure
o de facto de una persona”. Ver también Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de
2004, párr. 276 (igual); Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 173 (similar);

5
Existen tanto casos considerando la capacidad para impedir y sancionar como una forma de juzgar el control efectivo,
como casos en los que se discute la capacidad de impedir o sancionar como un medio de juzgar el control efectivo. Para
una discusión plena respecto a si el término utilizado debe ser “y” u “o”, ver “cuando el superior no toma las medidas
necesarias y razonables para impedir y/o sancionar (elemento 3)”, Sección (VI)(c)(iii), Compendio TPIY; y, particular-
mente, la nota de pie 51.

418
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 459 (igual); Blaskic, (Sala de Primera
Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 300 (similar).
Kunarac, Kovac y Vukovic, (Sala de Primera Instancia), 22 de febrero de 2001, párr. 396: “[U]na
relación [de superior-subordinado] no puede determinarse por referencia solamente a un estatus for-
mal. Consecuentemente, la designación formal como comandante no es necesaria para establecer la
responsabilidad de mando, ya que dicha responsabilidad puede ser reconocida en virtud de la posición
de comandante de facto, así como de jure, de una persona”.
Aleksovski, (Sala de Primera Instancia), 25 de junio de 1999, párr. 76: “Así, la responsabilidad del
superior no se reserva sólo a autoridades oficiales. Toda persona que actúe de facto como superior
puede ser considerada como responsable según el artículo 7(3). El criterio decisivo para determinar
quien es un superior conforme al derecho internacional consuetudinario no es sólo el estatus legal for-
mal del acusado, sino también su capacidad, como se demuestra mediante sus funciones y competen-
cia, para ejercer control. ‘[E]l factor que determina la capacidad para este tipo de responsabilidad
penal es la posesión real, o la no posesión, de poder de control sobre las acciones de subordinados. [E]l
nombramiento formal como comandante no debe ser considerado como un prerrequisito necesario para
comprometer la responsabilidad del superior, ya que dicha responsabilidad puede ser impuesta por
virtud de la posición como comandante de facto, así como de jure, de una persona’”.

(a) La autoridad de jure sin control efectivo puede ser insuficiente

Delalic, et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 197: “En general, la posesión de
poder de jure por si misma puede no ser suficiente para encontrar responsabilidad de mando si no se
manifiesta en un control efectivo, aunque un tribunal puede presumir que la posesión de dicho poder
prima facie resulta en control efectivo salvo que se presente prueba en contrario”. Ver también Galic,
(Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 173 (misma cita).
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 791: “Un comandante
investido con autoridad de jure que, en realidad, no cuenta con control efectivo sobre sus subordina-
dos, no incurriría en responsabilidad penal conforme a la doctrina de responsabilidad de mando [...]”.
Ver también Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 276 (similar); Sta-
kic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 459 (similar).

(b) La autoridad de facto con suficiente control efectivo

Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párrs. 194, 197: “‘[E]n tanto que el nom-
bramiento formal es un aspecto importante del ejercicio de la autoridad de mando o de la autoridad supe-
rior, el ejercicio real de la autoridad en ausencia de un nombramiento formal es suficiente para efectos de
incurrir en responsabilidad criminal. Consecuentemente, el factor crítico para el ejercicio de la responsa-
bilidad de mando es la posesión o no posesión real, de poderes de control sobre los subordinados’”.
“La Sala de Apelaciones considera que la capacidad para ejercer control efectivo es necesaria para
establecer la responsabilidad del superior o de mando de facto y, por ende, concuerda con la Sala de
Primera Instancia en que la ausencia de de un nombramiento formal no es fatal para que encontrar res-
ponsabilidad penal, siempre que se cumpla con ciertas condiciones”.

419
RESPONSABILIDAD DE MANDO (ARTÍCULO 7(3))

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 791: “[U]n comandante
de facto que carece de cartas de nombramiento formales, de rango superior o de una comisión otorga-
da, pero que, en realidad, tiene control efectivo sobre los perpetradores de los crímenes podría incurrir
en responsabilidad penal bajo la doctrina de responsabilidad de mando”. Ver también Brdjanin, (Sala
de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 276 (similar); Stakic, (Sala de Primera Instancia),
31 de julio de 2003, párr. 459 (similar).
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 302: “Aunque [...] ‘la capacidad
real’ de un comandante es un criterio relevante, no se necesita que el comandante tenga alguna autori-
dad legal para impedir o sancionar los actos de sus subordinados. Lo que cuenta es su capacidad real,
que en lugar de expedir órdenes o tomar alguna acción disciplinaria puede comprender, por ejemplo, el
presentar reportes a las autoridades competentes para que tomen las medidas adecuadas”.6

(c) El grado de autoridad de facto debe ser equivalente al grado de autoridad de jure

Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 416: “La Sala de Apelacio-
nes [en Delalic et al.] encontró que el grado de autoridad de facto o poderes de control requeridos bajo
la doctrina de la responsabilidad del superior es equivalente a aquella requerida con base en la autoridad
de jure: ‘Aunque el grado de control ejercido por un superior de jure o de facto puede tomar diferentes
formas, debe encontrarse que el superior de facto ejerce poderes de control esencialmente similares sobre
sus subordinados para ser considerado como penalmente responsable por los actos de éstos’”. Ver
también Delalic, et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 197 (mismo texto que el
citado).

(d) La influencia substancial que constituya poco control efectivo es insuficiente

Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 59: “El grado de control que no
llega al límite del control efectivo es insuficiente para comprometer la responsabilidad conforme al
artículo 7(3). ‘La influencia substancial’ sobre los subordinados que no llega al límite del control efec-
tivo no es suficiente conforme al derecho consuetudinario para servir como medio de ejercer responsa-
bilidad de mando y, por lo tanto, para imponer responsabilidad penal”. Ver también Blagojevic y Jokic,
(Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 791 (similar); Brdjanin, (Sala de Primera Ins-
tancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 276 (similar); Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de
2003, párr. 459 (lo mismo que en el caso Brdjanin).

6
Existen tanto casos considerando la capacidad para impedir y sancionar como una forma de juzgar el control efectivo,
como casos en los que se discute la capacidad de impedir o sancionar como un medio de juzgar el control efectivo. Para
una discusión plena respecto a si el término utilizado debe ser “y” u “o”, ver “cuando el superior no toma las medidas
necesarias y razonables para impedir y/o sancionar (elemento 3)”, Sección (VI)(c)(iii), Compendio TPIY; y, particular-
mente, la nota de pie 51.

420
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(e) Los factores a evaluar para determinar control efectivo

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 69: “[L]os indicadores de control efectivo
[...] se limitan a demostrar que el acusado tenía el poder de impedir, sancionar o iniciar la aplicación
de medidas que llevaran a la instauración de procedimientos contra los supuestos perpetradores cuando
fuera procedente [...]”. Ver también Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005,
párr. 58 (misma cita).
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 58: “[L]os factores indica-
tivos de una posición de autoridad y control efectivo del acusado pueden incluir el cargo oficial deten-
tado por el acusado, su capacidad de expedir órdenes, ya sea de jure o de facto, el procedimiento para
su nombramiento, la posición del acusado dentro de la estructura militar o política y las tareas que de
hecho realizó”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párrs. 419-424: “Un punto de
partida será la posición oficial detentada por el acusado. Sin embargo, no se determinará la autoridad
real considerando solamente las posiciones formales. Ya sea de jure o de facto, militar o civil, la exis-
tencia de una posición de autoridad tendrá que basarse en una evaluación de la realidad de la autoridad
del acusado”. “Una posición formal del acusado puede ser determinada por referencia a un nombra-
miento oficial o a un otorgamiento formal de autoridad”. “La capacidad para suscribir órdenes será
indicativo de alguna autoridad. La autoridad para expedir órdenes, sin embargo, puede ser asumida de
facto”. “Un estatus superior, cuando no esté claramente establecido en una orden de nombramiento,
puede deducirse del análisis de las tareas que de hecho realiza el acusado en cuestión”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 302: “Lo que cuenta es la capaci-
dad material [del superior], que en lugar de expedir órdenes o tomar acciones disciplinarias, puede
comprender, por ejemplo, el presentar reportes a las autoridades competentes para que se tomen las
medidas adecuadas”.

(i) La expedición de órdenes o el ejercicio de poderes generalmente adheridos


al mando militar constituyen fuertes indicativos de mando
Blaskic (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 69: “La Sala de Apelaciones [...] hace notar el
argumento del Apelante que para establecer que existió control efectivo en el momento de la comisión
de los crímenes de los subordinados, se requiere probar que el acusado no sólo fue capaz de expedir
órdenes, sino de que sus órdenes en realidad fueron seguidas. La Sala de Apelaciones considera que
esto proporciona otro ejemplo de control efectivo ejercido por el comandante”.
Kunarac, Kovac y Vukovic, (Sala de Primera Instancia), 22 de febrero de 2001, párr. 397: “El im-
partir órdenes o el ejercer poderes generalmente adheridos al mando militar son indicativos fuertes de
que una persona es en efecto un comandante. Pero éstos no son los únicos factores relevantes.”
Comparar Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 485: “Como el Apelante ha
reconocido, tenía mando de jure sobre las unidades regulares [del Consejo de Defensa Croata (Ejército
de Bosnio-croatas)] en la [Zona Operativa de Bosnia Central], a veces con unidades especiales tales
como la de Vitezovi, unidas a su mando. Su autoridad le facultaba para expedir órdenes, incluyendo
[...] las de carácter humanitario. [...]. Sin embargo, la Sala de Apelaciones considera que la expedición
de órdenes humanitarias no por sí misma prueba que el Apelante tuviera un control efectivo sobre las
tropas que recibieron las órdenes”.

421
RESPONSABILIDAD DE MANDO (ARTÍCULO 7(3))

(5) Las relaciones más obviamente caracterizadas por una relación jerárquica formal

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 791: “La existencia de una
relación de superior-subordinado se caracteriza de manera más obvia mediante un relación jerárquica
formal entre el superior y el subordinado [...]”. Ver también Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de
septiembre de 2004, párr. 276 (similar); Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr.
459 (similar).

(6) La relación con los subordinados puede ser directa o indirecta

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 67: “La Sala de Primera Instancia [...] decla-
ró que ‘un comandante puede incurrir en responsabilidad penal por crímenes cometidos por personas
que no son formalmente sus subordinados (directos), en tanto ejerza el control efectivo de éstos’. [Esta
conclusión] de la Sala de Primera Instancia cae dentro de los términos del artículo 7(3) del Estatuto, y
no [ha] sido disputada por el Apelante” (énfasis en el original).
Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párrs. 251, 252: La Sala de Primera
Instancia encontró que “la relación superior-subordinado se base en la noción de control dentro de una
jerarquía y que este control puede ser ejercido de una manera directa o indirecta, con el resultado de
que la relación misma superior-subordinado puede ser directa o indirecta”. “La Sala de Apelaciones
considera que la Sala de Primera Instancia reconoció la posibilidad de relaciones de subordinación
tanto directas como indirectas y concuerda que este puede ser el caso, con la condición de que el con-
trol efectivo debe demostrarse siempre”.
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 60: “[L]a necesidad de es-
tablecer la existencia de una relación jerárquica entre superior y subordinado ‘no [...] importa un requi-
sito de subordinación directa o formal’”. (Énfasis en el original) Ver también Limaj et al., (Sala de
Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 522 (similar); Strugar, (Sala de Primera Instancia),
31 de enero de 2005, párr. 362 (similar).
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 63: “[N]o existe requisito
de que la relación superior-subordinado sea directa o indirecta en cuanto a su naturaleza para que un
comandante sea encontrado responsable por actos de su subordinado. Lo que se requiere es demostrar
el control efectivo del superior sobre el subordinado, ya sea que el subordinado responda inmediata-
mente ante ese superior o más remotamente ante alguien bajo su mando”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 791: “[U]na relación
jerárquica [entre superior y subordinado] también puede [...] derivarse de una relación informal e indi-
recta”. Ver también Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 276 (simi-
lar); Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 459 (lo mismo que en el caso
Brdjanin).
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 301: “[U]n comandante puede in-
currir en responsabilidad penal por crímenes cometidos por personas que no son formalmente sus su-
bordinados (directos), mientras ejerza control efectivo sobre éstos”.

422
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(a) Incluye a un subordinado dos niveles abajo en la cadena de mando

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párrs. 361, 363-366: “En el presente caso, la
cuestión se presenta respecto a si un comandante puede ser encontrado como responsable por un cri-
men cometido por un subordinado que se encuentra dos niveles abajo de éste en la cadena de mando”.
“[O]tras fuentes convincentes parecen indicar que no existe el requisito de que la relación superior-
subordinado sea inmediata en cuanto a su naturaleza para que el comandante sea encontrado penalmente
responsable por los actos de su subordinado. Lo que se requiere es demostrar el control efectivo del
superior sobre el subordinado, ya sea que el subordinado deba responder inmediatamente ante dicho
superior o más remotamente ante otro bajo su mando. La Sala se refiere al Comentario del [Comité
Internacional de la Cruz Roja] que trata el concepto de ‘superior’ dentro del significado del artículo 86
del Protocolo Adicional I, la disposición sobre la que el artículo 7(3) del Estatuto se basa, que enfatiza
que el término no sólo cubre a los superiores inmediatos. Una vez más, la cuestión es vista como un
asunto de control más que de subordinación formal directa”. “Se puede encontrar apoyo adicional en la
sentencia del Tribunal Militar en el caso contra el Almirante japonés Soemu Toyoda juzgado tras la II
Guerra Mundial [...]”. “También puede hacerse referencia al Comentario de la Comisión de Derecho
Internacional sobre el artículo 6 del Proyecto de Código de Crímenes Contra la Paz y la Seguridad de
la Humanidad [...]”. A este respecto, la Sala recuerda también que ‘la prueba de control efectivo [...]
implica que más de una persona puede ser considerada por responsable por un crimen cometido por un
subordinado’”.
“A la luz de lo anterior, la Sala sostiene que no existe un requisito legal que la relación superior-
subordinado sea directa o inmediata para que un superior sea encontrado responsable de un crimen
cometido por un subordinado, siempre que el primero tuviera un control efectivo sobre los actos de
este último”.

(7) La relación puede incluir el mando de estructuras informales/no necesita ser formal

Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 254: “El requisito de la existencia de
una “relación superior-subordinado” que, en las palabras del Comentario al Protocolo Adicional I [de los
Convenios de Ginebra], debe verse “en términos de una jerarquía que comprende el concepto de con-
trol”, es particularmente problemático en situaciones tales como la de la antigua Yugoslavia durante el
periodo relevante al caso presente – situaciones en las que las estructuras formales previamente exis-
tentes se han quebrado y en las que, durante un periodo provisional, las nuevas, posiblemente improvi-
sadas, estructuras de control y mando pueden ser ambiguas y mal definidas. La conclusión de la Sala
de Primera Instancia es que [...] las personas que efectivamente están al mando de dichas estructuras
más informales, con poder para impedir y sancionar los crímenes de las personas que de hecho están
bajo su control pueden, bajo ciertas circunstancias, ser consideradas como responsables por su incum-
plimiento al respecto’”.
Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 193: “La estructura de coman-
do, organizada rápidamente, puede muy bien estar en desorden y ser primitiva. Para hacer cumplir la
ley en estas circunstancias se requiere la determinación de una responsabilidad no sólo de los autores
individuales sino de sus comandantes u otros superiores que, con base en las pruebas, estaban en con-
trol de éstos, aunque, sin un nombramiento o comisión formal”.

423
RESPONSABILIDAD DE MANDO (ARTÍCULO 7(3))

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 276: “La relación superior-
subordinado no requiere haber sido formalizado o estar necesariamente determinada por un estatus formal
solamente”. Ver también Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 459 (igual).
Kunarac, Kovac y Vukovic, (Sala de Primera Instancia), 22 de febrero de 2001, párr. 397: “La re-
lación entre el comandante y sus subordinados no necesita haber sido formalizada; un entendimiento
tácito o implícito entre éstos con respecto a la posición vis-à-vis de uno y otro es suficiente”.

(8) La naturaleza temporal de una unidad militar no excluye la relación

Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 61: “La responsabilidad de
mando se aplica a cada comandante en cada nivel de las fuerzas armadas. Esto incluye la responsabili-
dad de las tropas que han sido asignadas temporalmente a ese comandante. El artículo 87(1) del Proto-
colo Adicional I [de los Convenios de Ginebra] establece que el deber de los comandantes se aplica ‘a
las fuerzas armadas bajo su mando y a otras personas bajo su control’. El Comentario de la [Comité
Internacional de la Cruz Roja] al artículo 87(1) dispone:

Un comandante pude, para una operación particular y por un periodo de tiempo limitado, ser pro-
visto con refuerzos consistentes en tropas que no están normalmente bajos mando. Debe asegurar-
se que los miembros de las fuerzas armadas cumplan con lo dispuesto por los Convenios y el
Protocolo en tanto que estén bajo su mando”.

Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 61: “Para tener por respon-
sable a un comandante por los actos de tropas que operaron bajo su comando con carácter temporal,
debe demostrarse que en el momento en que los actos que se imputan en el Acta de Acusación fueron
cometidos, estas tropas se encontraban en control efectivo de ese comandante”. Ver también Kunarac,
Kovac y Vukovic, (Sala de Primera Instancia), 22 de febrero de 2001, párr. 399 (similar).
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 362: “[N]o existe requisito de que la
relación entre superior y subordinado sea de naturaleza permanente. La naturaleza temporal de una unidad
militar no es, por sí misma, suficiente para excluir una relación de subordinación”. Ver también Limaj
et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 522 (misma primera oración).
Kunarac, Kovac y Vukovic, (Sala de Primera Instancia), 22 de febrero de 2001, párr. 399: “Am-
bos, los que se encuentran permanente bajo el mando individual y aquéllos que sólo lo están de manera
temporal o con carácter ad hoc pueden ser considerados bajo el control efectivo de esa persona parti-
cular. La naturaleza temporal de una unidad militar no es, en sí misma, suficiente para excluir una re-
lación de subordinación entre los miembros de una unidad y su comandante”.

(9) Un superior que detenta control efectivo pero incumple


en ejercerlo puede ser considerado como responsable

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 791: “Cuando un coman-
dante tiene control efectivo e incumple en ejercer tal poder, puede ser considerado como responsable

424
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

por los crímenes cometidos por sus subordinados”. Ver también Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31
de julio de 2003, párr. 459 (igual).

(10) Más de un superior pueden ser considerados como responsables

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 522: “[L]a Sala recuerda que
‘la prueba de control efectivo [...] implica que más de una persona puede ser considerada responsable
por el mismo crimen cometido por un subordinado’”. Ver también Halilovic, (Sala de Primera Instan-
cia), 16 de noviembre de 2005, párr. 62 (similar); Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de
2000, párr. 303 (el mismo texto citado).
Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 93: “Uno o más superiores pueden
ser considerados como responsables por el mismo crimen perpetrado por la misma persona, si puede de-
mostrarse que el autor principal estaba bajo el mando de los dos superiores en el momento relevante”.
Ver también Blaskic, (Sala de Apelaciones), Opinión Parcialmente Disidente del Juez Weinberg
de Roca, 29 de julio de 2004, párrs. 40-41: “La Sala de Apelaciones hace notar que algunas de las
pruebas adicionales apuntan a la participación de otros líderes al planear y ordenar que él atacara en el
área de Ahmici [en Bosnia y Herzegovina Central] el 16 de abril de 1993 [...]”. “[E]sta investigación
está mal concebida. No existe un requisito legal de que una persona que imparta órdenes sea la única
que toma decisiones, o la de más alto nivel, o la única persona en la cadena de mando. Es totalmente
posible que un comandante, que esté actuando bajo las órdenes de un superior jerárquico, o que esté
actuando en concierto con, o a las órdenes de otros líderes políticos o militares, pueda sin embargo ser
penalmente responsable por ordenar la comisión de los crímenes”.

(11) Se debe analizar la autoridad caso por caso

Blaskic (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 69: “Los indicadores de un control efectivo
son más bien una cuestión de prueba que de derecho sustantivo [...]”. Ver también Halilovic, (Sala de
Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 58 (misma cita).
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 63: “Respecto a la cuestión
de si un superior tiene el nivel de control requerido, éste es un asunto que debe determinarse con base
en las pruebas que se presentan en cada caso”. Ver también Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de
enero de 2005, párr. 366 (similar).
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 277: “En todas las circuns-
tancias, y especialmente cuando se alega que una persona acusada ha sido miembro de cuerpos colec-
tivos con autoridad compartida entre varios miembros, ‘es apropiado evaluar caso por caso el poder o
autoridad que en realidad recayó en el acusado’, tomando en cuenta el efecto acumulado de las diver-
sas funciones del acusado”.

425
RESPONSABILIDAD DE MANDO (ARTÍCULO 7(3))

(12) Aplicación a líderes civiles

(a) La responsabilidad de mando se aplica a líderes civiles

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 281: “El artículo 7(3) es aplica-
ble tanto a líderes militares como a civiles, ya sean electos o autoproclamados [...]”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 462: “Conforme al artículo 7(3) del
Estatuto y la siguiente jurisprudencia de este Tribunal, un superior civil puede ser considerado como
penalmente responsable por los crímenes de sus subordinados”. Ver también Stakic, (Sala de Primera
Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 459 (similar).
Delalic et al., (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 1998, párr. 377: “[E]s [...] conclu-
sión de la Sala de Primera Instancia que un superior, ya sea militar o civil, puede ser considerado como
responsable bajo el principio de responsabilidad del superior con base en su posición de autoridad de
facto [...]”.

(b) La necesidad de una relación superior-subordinado

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 281: “Como en el caso entre los
superiores militares, los superiores civiles sólo serán considerados como responsables bajo la doctrina
de la responsabilidad penal superior si eran parte de una relación superior-subordinado, aún si la rela-
ción es de carácter indirecto”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 416: “[U]n funcionario gu-
bernamental solamente será considerado como responsable bajo la doctrina de responsabilidad de mando si
era parte de una relación entre superior-subordinado, aún si esa relación es de carácter indirecto”.

(c) La necesidad de poder efectivo para controlar a los perpetradores

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 281: Debe “demostrarse que [los
líderes civiles] tenían el control efectivo requerido sobre sus subordinados”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 415: “Mientras que los
civiles que ocupen posiciones de autoridad con relación a la porción de un territorio pueden ser consi-
derados como responsables bajo el principio de responsabilidad del superior, incurrirán en responsabi-
lidad penal solamente si se encuentra que poseen los poderes necesarios de control sobre los
perpetradores reales”.
Delalic et al., (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 1998, párr. 378: “[P]ara que el
principio de responsabilidad del superior sea aplicable, es necesario que el superior tenga control efec-
tivo sobre las personas que cometen las violaciones al derecho internacional humanitario, en el sentido
de tener la capacidad material de impedir y sancionar la comisión de esos crímenes”.
Ver también Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 281: “En situa-
ciones de conflicto armado, a menudo es el caso que superiores civiles asumen más poder de aquél con
el que oficialmente están investidos. En tales circunstancias, la autoridad de facto puede existir conjun-

426
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

tamente, y puede resultar más significativa que la autoridad de jure. La capacidad para firmar órdenes
será indicativa de alguna autoridad; es necesario ver en la substancia de los documentos firmados, y si
existe prueba en de ellos sobre la que se actúa”.

(d) La influencia es insuficiente

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 281: “Prueba de que el superior
era meramente una persona con influencia no será suficiente; sin embargo, se tomará en consideración,
junto con otros hechos relevantes, al evaluar la posición de autoridad de un superior civil”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 416: “Aunque discuti-
blemente el control efectivo puede lograrse a través de influencia substancial, demostrar tales poderes
de influencia no será suficiente en ausencia de pruebas de que se tenía un control efectivo sobre los
subordinados, en el sentido de poseer la capacidad material de impedir la comisión de crímenes por
parte de dichos subordinados o sancionar los crímenes de lo que sean autores, después de la comisión
de éstos. El demostrar meramente que un oficial era, en general, una persona con influencia no será
suficiente”.7

(e) El poder disciplinario debe ser interpretado ampliamente

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 281: “[E]l concepto de control
efectivo para los superiores civiles es diferente en cuanto a que el poder de sancionar de un superior
civil debe ser interpretado ampliamente. No puede esperarse que los superiores civiles tengan poder
disciplinario sobre sus subordinados equivalente a aquel de los superiores militares en una posición de
mando análoga. Para encontrar que los superiores civiles tenían control ejercido sobre sus subordina-
dos, es suficiente que los superiores civiles, a través de sus cargos en la jerarquía, tengan el deber de
reportar cuando se cometan crímenes, y que, a la luz de su cargo, exista la probabilidad de que esos reportes
den lugar a una investigación o inicien la aplicación de medidas disciplinarias o penales existentes”.
Ver también Aleksovski, (Sala de Primera Instancia), 25 de junio de 1999, párr. 78 (similar).

(f) Sólo se aplica cuando el grado de control es similar al de los comandantes militares

Delalic et al., (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 1998, párr. 378: “[L]a doctrina de la
responsabilidad del superior se extiende a los superiores civiles en la medida en que ejerzan un grado
de control sobre sus subordinados que sea similar a aquél de los comandantes militares”.

7
Existen tanto casos en los que se considera la capacidad para impedir y sancionar, como una forma de juzgar el control
efectivo, como casos en los que se discute la capacidad de impedir o sancionar como un medio de juzgar el control efec-
tivo. Para una discusión plena respecto a si el término utilizado debe ser “y” u “o”, ver “cuando el superior no toma las
medidas necesarias y razonables para impedir y/o sancionar (elemento 3)”, Sección (VI)(c)(iii), Compendio TPIY; y
particularmente, la nota de pie 51.

427
RESPONSABILIDAD DE MANDO (ARTÍCULO 7(3))

Comparar Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 281: “No puede
esperarse que los superiores civiles tengan poder disciplinario sobre sus subordinados equivalente a
aquél de los superiores militares en análogas posiciones de mando”.

(13) Aplicación - relación superior-subordinado

(a) La responsabilidad de mando por las fuerzas del JNA (Ejército Popular Yugoslavo)
involucrados en el ataque a Srd y en el bombardeo de Dubrovnik, incluyendo la Vieja Ciudad

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párrs. 391, 414: “[E]l 6 de diciembre de
1991 el 3/472 mtbr [Tercer Batallón de la 472° Brigada Motorizada], el 3/5 mtbr [Tercer Batallón de la
5° Brigada Motorizada], y el 107 OAG [Grupo de Artillería de la Costa 107], entre otras unidades,
estaban directamente subordinadas al 9 VPS [Noveno Sector Naval Militar], que estaba subordinado al
2 OG [Segundo Grupo Operacional del JNA (Ejército de los Pueblos Yugoslavos/Ejército de la República
Federal Socialista de Yugoslavia)]. El 3/472 mtbr, el 3/5 mtbr y el 107 OAG estaban en un segundo
nivel de subordinación al 2 OG. La Sala está satisfecha, por lo tanto, y encuentra que el Acusado, co-
mo comandante del 2 OG, tenía autoridad de jure sobre las fuerzas del JNA [Ejército de los Pueblos
Yugoslavos] involucrados en el ataque a Srd y al bombardeo de Dubrovnik, incluyendo a la Vieja
Ciudad”. “[L]a Sala está satisfecha que como comandante del 2 OG el Acusado tenía control efectivo
sobre los perpetradores del ataque ilegal a la Vieja Ciudad de Dubrovnik el 6 de diciembre de 1991. El
Acusado tenía autoridad legal y la capacidad material para expedir órdenes al 3/472 mtbr, y a todas las
demás fuerza del JNA [Ejército Popular Yugoslavo] involucrados en el ataque a Srd y el bombardeo de
Dubrovnik, incluyendo la Vieja Ciudad, prohibiendo explícitamente un ataque a la Vieja Ciudad, así
como tomar otras medidas para asegurar el cumplimiento de dichas órdenes y asegurar que la Vieja
Ciudad no fuera atacada por bombardeos, o que de inmediato se diera por terminado cualquier ataque
en curso. Además, la Sala está satisfecha que después del ataque del 6 de diciembre de 1991 el Acusa-
do tenía la autoridad legal y la capacidad material para iniciar una investigación efectiva y para iniciar
o tomar acción administrativa y disciplinaria contra los oficiales responsables del bombardeo de la
Vieja Ciudad”.

(b) La responsabilidad de mando por las tropas de los


Cuerpos de Romanija Sarajevo desplegadas alrededor de Sarajevo

Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párrs. 613, 659-663: “El General Galic
admite que fue ‘de jure y de facto comandante’ de las tropas [de los Cuerpos de Romanija Sarajevo]
desplegados alrededor de Sarajevo [...]”.
“La Sala de Primera Instancia no tiene duda que el General Galic era un oficial militar eficiente y
profesional. Después de su nombramiento, finalizó la composición y organización de los [Cuerpos de
Romanija Sarajevo]. El General Galic daba la impresión a su personal y al personal internacional que
estaba en control de la situación en Sarajevo”.
“El General Galic estuvo presente en el campo de batalla de Sarajevo a lo largo del Periodo de la
Acusación [alrededor del 10 de septiembre de 1992 al 10 de agosto de 1994], en proximidad cercana a
las líneas de confrontación, que permanecieron relativamente estáticas, y activamente monitoreó la

428
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

situación en Sarajevo. El General Galic estaba perfectamente consciente de la situación en el campo de


batalla de Sarajevo. Los Autos del Juicio demuestran que los sistemas de reporte y monitoreo de los
[Cuerpos de Romanija Sarajevo] funcionaban normalmente. El General Galic estaba en una buena po-
sición para instruir y ordenar a sus tropas, en particular durante la información a éstas. Muchos testigos
llamados por la Defensa rindieron testimonio con relación al hecho de que las órdenes se desplazaban
hacia abajo de la cadena de mando de manera normal. Recordaron en particular que las órdenes
usualmente eran dadas de manera oral y el sistema de comunicación [de los Cuerpos de Romanija
Sarajevo] era bueno”.
“Existe una plétora de pruebas de diverso personal militar internacional que el personal [de los
Cuerpos de Romanija Sarajevo] era competente, y bajo el nivel de control mediante la cadena de man-
do que tipifica a los ejércitos bien regulados. Ese personal concluyó que tanto las actividades de fran-
cotiroteo como de bombardeo [por los Cuerpos de Romanija Sarajevo] se encontraban bajo el estricto
control de la cadena de mando de la observación de los ataques militares coordinados lanzados en la
ciudad de Sarajevo de manera oportuna, por la implementación rápida de los acuerdos de cese al fue-
go, de amenaza de ataques seguidas por sus efectos, o por el tipo de armas utilizadas. La Sala de Pri-
mera Instancia está convencida que el personal [de los Cuerpos de Romanija Sarajevo] estaba bajo
control y mando militar normal”.
“Con base en los Autos del Juicio, la Sala de Primera Instancia también está satisfecha más allá de
toda duda razonable que como comandante de los Cuerpos, el General Galic, tenía la capacidad mate-
rial de perseguir y sancionar a aquéllos que fueran contra sus órdenes o que hubieran violado la disci-
plina militar, o que hubieran cometidos actos criminales”.
“La Sala de Primera Instancia encuentra que el Acusado, General Galic, comandante de los Cuer-
pos de Romanija Sarajevo, tenía control efectivo, en su zona de responsabilidad, de las tropas de los
[Cuerpos de Romanija Sarajevo]”. Pero ver Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de
2003, párr. 750 (porque Galic fue encontrado culpable según el artículo 7(1), la Sala de Primera Ins-
tancia no lo encontró finalmente responsable según el artículo 7(3)).

(c) No se incurre en responsabilidad de mando por crímenes en Ahmici, Santici, Pirici


y Nadioci del 16 de abril de 1993, cuando el Apelante tomó medidas razonables,
dentro de su capacidad material, para denunciar los crímenes y solicitar una investigación

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 418, 420-422: “Las pruebas admitidas en la
apelación apoya la conclusión que el Apelante [como comandante de la HVO (Consejo de Defensa
Croata de las fuerzas armadas)] solicitó que se realizara una investigación por los crímenes cometidos
en Ahmici, y que la investigación fue llevada a cabo por el SIS de Mostar [Servicio de Seguridad e
Información de la HVO]”.
“La Sala de Apelaciones considera que las pruebas del juicio evaluadas junto con las pruebas adi-
cionales admitidas en la apelación demuestra que el Apelante tomó medidas que fueron razonables
dentro de su capacidad material para denunciar los crímenes cometidos, y apoya la conclusión de que
el Apelante solicitó que se llevara a una investigación respecto a los crímenes cometidos en Ahmici, y
que la investigación fue llevada a cabo por el SIS Mostar, y que fue informado de los resultados de la
investigación, y que los nombres de los perpetradores no le fueron revelados”.

429
RESPONSABILIDAD DE MANDO (ARTÍCULO 7(3))

“Por las razones anteriores, y habiendo examinado los requisitos legales para incurrir en respon-
sabilidad bajo el artículo 7(3) del Estatuto, la Sala de Apelaciones concluye que el Apelante carecía
de control efectivo sobre las unidades militares responsables de la comisión de los crímenes en el área de
Ahmici el 16 de abril de 1993, en el sentido de contar con capacidad material para impedir o para san-
cionar la conducta criminal, y por lo tanto los elementos constitutivos de la responsabilidad de mando
no han sido satisfechos”.
“A la luz de lo anterior, la Sala de Apelaciones no está satisfecha que las pruebas del juicio, eva-
luadas junto con las pruebas adicionales admitidas en la apelación, pruebe más allá de toda duda razo-
nable que el Apelante es responsable bajo el artículo 7(3) del Estatuto por haber incumplido al impedir
la comisión de los crímenes en Ahmici, Santici, Pirici y Nadioci el 16 de abril de 1993 o sancionar a
los perpetradores”.8

(d) No hay responsabilidad de mando sobre las tropas del Ejército


de la República de Bosnia y Herzegovina en Grabovica y Uzdol

Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párrs. 747, 750-752: “Habiendo
examinado todas las pruebas presentadas, y a la luz de las conclusiones de hecho, la Sala de Primera
Instancia encuentra que la Fiscalía no ha probado más allá de toda duda razonable que Sefer Halilovic
tenía control efectivo sobre las tropas que se encontraban en Grabovica el 8 y 9 de septiembre de 1993,
las cuales según concluyó la Sala de Primera Instancia cometieron los crímenes”. “La Sala de Primera
Instancia considera que las pruebas presentadas no demuestra que Sefer Halilovic tuvo algún papel en
las investigaciones concerniente a los crímenes cometidos en Uzdol [...]. La Sala de Primera Instancia
encuentra que con base en las pruebas presentadas, no puede concluir que Sefer Halilovic tenía la ca-
pacidad material de sancionar a los perpetradores de los crímenes cometidos en Uzdol”. “Habiendo
examinado todas las pruebas que le han sido presentadas y a la luz de sus conclusiones de hecho, la
Sala de Primera Instancia encuentra que la Fiscalía no ha probado más allá de toda duda razonable que
Sefer Halilovic tenía control efectivo sobre las unidades bajo el mando [del Ejército de la República de
Bosnia y Herzegovina], las cuales, según las conclusiones de la Sala de Primera Instancia cometieron
los crímenes en Uzdol”.
“La Sala de Primera Instancia recuerda su conclusión que Sefer Halilovic poseía un grado de in-
fluencia como miembro de alto nivel del [Ejército de la República de Bosnia y Herzegovina] y como
uno de sus fundadores. Sin embargo, la Sala de Primera Instancia considera que la influencia de Sefer
Halilovic no alcanzó el estándar requerido para establecer un control efectivo. Es un principio de dere-
cho penal internacional que un comandante no puede ser considerado como responsable de los críme-
nes cometidos por personas que no estaban bajo su mando en el momento en que los crímenes se
cometieron. La Sala de Primera Instancia encuentra que la Fiscalía no ha probado más allá de toda
duda razonable que Sefer Halilovic era comandante de jure o de facto de una operación llamada ‘Ope-
ración Neretva’, la cual la Fiscalía alega se llevó a cabo en Herzegovina. La Sala de Primera Instancia
ha encontrado también que la Fiscalía no demostró que Sefer Halilovic tenía control efectivo sobre las

8
Existen tanto casos considerando la capacidad para impedir y sancionar como una forma de juzgar el control efectivo,
como casos en los que se discute la capacidad de impedir o sancionar como un medio de juzgar el control efectivo. Para
una discusión plena respecto a si el término utilizado debe ser “y” u “o”, ver “cuando el superior no toma las medidas
necesarias y razonables para impedir y/o sancionar (elemento 3)”, Sección (VI)(c)(iii), Compendio TPIY; y particular-
mente, la nota de pie 51.

430
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

tropas que cometieron los crímenes en las áreas de Grabovica y Uzdol. La Sala de Primera Instancia
por lo tanto encuentra que la Fiscalía no ha demostrado que Sefer Halilovic es responsable, según el
artículo 7(3), por los crímenes cometidos en Grabovica y Uzdol”.

ii) Mens rea (elemento 2)

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 523: “Para que un superior
sea considerado como responsable según el artículo 7(3) del Estatuto por crímenes cometidos por un
subordinado, debe demostrarse que sabía o tenía razones para saber que su subordinado se aprestaba a
cometer o había cometido tales crímenes”. Ver también Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de
noviembre de 2005, párr. 65 (similar); Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr.
367 (similar); Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 792 (similar);
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 278 (similar); Stakic, (Sala de
Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 460 (similar); Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo
de 2000, párr. 294 (similar).
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 65: “Debe de probarse ya
sea que (i) el superior tenía conocimiento real que sus subordinados estaban cometiendo o se apresta-
ban a cometer crímenes dentro de la jurisdicción del Tribunal, o que (ii) tenía en su posesión informa-
ción que por lo menos le advertiría del riesgo de la comisión de dichos crímenes, dicha información le
alertaría sobre la necesidad de una investigación adicional para determinar si tales crímenes habían
sido o estaban por ser cometidos por sus subordinados”. Ver también Blagojevic y Jokic, (Sala de Pri-
mera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 792 (similar); Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de
septiembre de 2004, párr. 278 (similar); Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr.
460 (similar).
Ver también Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 686: “La
Sala de Primera Instancia encuentra que el mens rea requerido para que los superiores sean responsa-
bles por genocidio conforme al artículo 7(3) consiste en que los superiores supieran o tuvieran razones
para saber, que sus subordinados (1) se aprestaban a cometer o habían cometido genocidio y (2) que
los subordinados poseían la intención específica”.

(1) Conocimiento real

(a) El conocimiento puede ser demostrado a través de prueba directa o circunstancial

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 524: “Si bien, el conocimien-
to por parte de un superior de que sus subordinados estaban cometiendo, o se aprestaban a cometer un
crimen no puede presumirse, éste puede ser establecido mediante pruebas circunstancias”. Ver también
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 66 (similar); Strugar, (Sala de
Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 368 (lo mismo que en el caso Halilovic).
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 174: “En ausencia de prueba di-
recta del conocimiento real del superior sobre los crímenes cometido por sus subordinados, este cono-
cimiento puede establecerse mediante prueba circunstancial”. Ver también Blagojevic y Jokic, (Sala de

431
RESPONSABILIDAD DE MANDO (ARTÍCULO 7(3))

Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 792 (similar); Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1
de septiembre de 2004, párr. 278 (lo mismo que en el caso Blagojevic); Stakic, (Sala de Primera Ins-
tancia), 31 de julio de 2003, párr. 460 (lo mismo que en el caso Blagojevic); Blaskic, (Sala de Primera
Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 307 (similar).
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 427: “El conocimiento
real, que puede ser definido como estar conciente que los crímenes relevantes fueron cometidos o es-
taban por ser cometidos, puede establecerse mediante prueba directa o circunstancial. La prueba cir-
cunstancial permitirá una inferencia de que el superior ‘debió haber sabido’ de los actos criminales de
sus subordinados’”.

(b) Los factores para evaluar el conocimiento real

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 524: La prueba circunstancial
del conocimiento real de un superior de que sus subordinados estaban cometiendo o estaban por come-
ter un crimen incluye: “el número, tipo y ámbito de actos ilegales, el tiempo durante el que ocurrieron
los actos ilegales, el número y tipo de tropas y la logística involucrada, la localización geográfica, si la
ocurrencia de los actos es generalizada, tiempo táctico de operaciones, modus operandi de actos ilega-
les similares, oficiales y personal involucrado, y lugar en donde se encontraba el comandante en ese
momento”. Ver también Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 66 (si-
milar); Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 368 (el mismo texto citado);
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 792 (similar); Stakic, (Sala
de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 460 (similar); Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Ins-
tancia), 26 de febrero de 2001, párr. 427 (similar).

(c) La prueba requerida para demostrar el conocimiento real


puede diferir según la posición de autoridad

Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 66: “Se ha encontrado que [e]l
hecho de que un comandante militar ‘muy probablemente’ fuera parte de una estructura organizada
con sistemas de monitorio y reporte, facilita la prueba de conocimiento real”. Ver también Blagojevic y
Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 792 (similar).
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 174: “La Sala de Primera Instan-
cia también toma en consideración el hecho que la prueba requerida para demostrar dicho conocimien-
to, para el caso de un comandante que opera dentro de una cadena de mando altamente disciplinada y
formalizada con sistemas de reporte y monitoreo establecidos, no es tan alta como para aquellas perso-
nas que ejercen tipos de autoridad más informal”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 428: “Dependiendo de la
posición de autoridad de un superior, ya sea militar o civil, de jure o de facto, y de su nivel de responsa-
bilidad en la cadena de mando, la prueba requerida para demostrar el conocimiento real puede ser dife-
rente. [E]l conocimiento real de un comandante militar puede ser más fácil de probar considerando el
hecho de que presumiblemente será parte de una estructura organizada de sistemas de monitoreo y repor-
te establecidos. En el caso del comandantes de facto de estructuras militares más informales, o de líderes
civiles que detentan de facto posiciones de autoridad, el estándar de prueba será más alto”.

432
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(d) La posición de mando es relevante como indicio del conocimiento


del acusado, pero no crea responsabilidad estricta

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 56-57: “[El apelante] disputa la declaración
de la Sala de Primera Instancia, en el párrafo 308 Sentencia de Primera Instancia, de que:

[é]stos indicios deben ser considerados a la luz de la posición de mando del acusado, en caso de
probarse. En efecto, como lo sostuvo la Sala de Primera Instancia en el caso Aleksovski, la posi-
ción de mando de una persona individuo per se es un indicio significativo de que sabía de los
crímenes cometidos por sus subordinados.

El Apelante alega que esta declaración aplica el estándar de responsabilidad estricta al fundar su
conocimiento real en base a su posición de mando”.
“La Sala de Apelaciones disiente de esta interpretación de la Sentencia de Primera Instancia. La
Sala de Primera Instancia [correctamente] se refirió a la posición de mando del Apelante [...] no como
un criterio para, sino como indicios del conocimiento del acusado”. “[N]o hay mérito en el alegato del
Apelante respecto a la aplicación de responsabilidad estricta por la Sala de Primera Instancia a su caso.
Este aspecto de la apelación queda desechado”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 308: “[L]a posición de mando de una
persona per se, es un indicio significativo de que sabía de los crímenes cometidos por sus subordinados”.

(e) Mientras más físicamente distante se encontrara el superior de la comisión de los


crímenes, más indicios adicionales se requieren para demostrar su conocimiento real

Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 66: “Con relación en las cir-
cunstancias geográficas y temporales, mientras más físicamente distante se encuentre el superior de la
escena del crimen, más pruebas puede ser necesarias para demostrar que tenía conocimiento real de
éste. Por otra parte, si los crímenes fueron cometidos cerca de la estación donde ejerce sus deberes el
superior, este puede ser un importante indicio de que el superior tenía conocimiento de los crímenes, y
más aún si éstos fueron repetidamente cometidos”. Ver también Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31
de julio de 2003, párr. 460 (similar); Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de
2003, párr. 72 (lo mismo que en el caso Stakic).

(f) Se puede presumir el conocimiento si un superior tenía los medios


para obtener información de un crimen y deliberadamente evitó hacerlo

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 792: “El conocimiento pue-
de presumirse si un superior tenía los medios para obtener la información relevante de un crimen y
deliberadamente se abstuvo de hacerlo”. Ver también Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de sep-
tiembre de 2004, párr. 278 (igual).

433
RESPONSABILIDAD DE MANDO (ARTÍCULO 7(3))

(g) Aplicación - conocimiento de que los subordinados cometían


o se aprestaban a cometer crímenes

(i) Conocimiento del General de los Cuerpos de Romanija Sarajevo


sobre los crímenes cometidos por fuerzas en Sarajevo
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párrs. 700-705: Al evaluar el conocimiento
del General Galic sobre la actividad criminal de los Cuerpos de Romanija Sarajevo, la Sala de Primera
Instancia declaró: “Aunque ha encontrado que el sistema de reporte y monitoreo de los [Cuerpos de
Romanija Sarajevo] era bueno, la Sala de Primera Instancia no puede descontar la posibilidad de que
el General Galic no estuviera consciente de todos y cada uno de los crímenes que habían sido cometi-
dos por las fuerzas bajo su mando”.
“La Sala de Primera Instancia recuerda, sin embargo, que el nivel de prueba para demostrar dicho
conocimiento no es tan alto para los comandantes que operan dentro de cadenas de mando altamente
disciplinadas y formalizadas, como para aquellas personas que ejercen tipos de autoridad más informa-
les, sin una estructura organizada con sistemas establecidos de reporte y monitoreo. La Sala de Prime-
ra Instancia ha encontrado que la cadena de mando [de los Cuerpos de Romanija Sarajevo] funcionaba
adecuadamente”.
“[E]xiste una plétora de pruebas creíbles y confiables de que el General Galic fue personalmente
informado de que las fuerzas [de los Cuerpos de Romanija Sarajevo] estaban involucradas en actividad
criminal. La respuestas del Acusado a las quejas formales que le fueron entregadas constituyen el es-
cenario de su conocimiento de que sus subordinados cometían crímenes, algunos de los cuales especí-
ficamente se alegaron en el Acta de Acusación. No sólo fue informado el General Galic respecto al
francotiroteo ilegal y a la actividad de bombardeo ilegal atribuida a las fuerzas [de los Cuerpos de
Romanija Sarajevo] contra civiles en Sarajevo, sino que sus subordinados estaban ocupados en esa
actividad. La Sala de Primera Instancia no tiene duda de que el Acusado fue informado subsecuente-
mente por sus subordinados”.
“[S]ería inconcebible que dada la importancia de los activos de artillería para un comandante de
Cuerpos, especialmente uno con una desventaja de infantería, el Acusado no recibiera una evaluación
plena del uso de la artillería [de los Cuerpos de Romanija Sarajevo]. Como mínimo, y como fue men-
cionado por los testigos, los gastos diarios de municiones tenían que se registrados y ser conocidos. La
Sala de Primera Instancia ha ya llegado a conclusiones con relación al carácter extendido de las activi-
dades ilícitas. Estas actividades criminales tenían que se llevadas a cabo utilizando una vasta cantidad
de municiones. La tasa de uso de las municiones, que debería haber sido en exceso de lo que se reque-
ría para operaciones militares reglares, se encuentra entre las razones que permiten que la Sala de Pri-
mera Instancia infiera que el Acusado sabía de las actividades criminales realizadas por sus tropas. La
Sala de Primera Instancia está convencida de que el Acusado, como comandante de los cuerpos, estaba
en pleno control de los activos de la artillería [de los Cuerpos de Romanija Sarajevo] y sabía del nivel
de uso de las municiones”.
“[Adicionalmente], en vista de las circunstancias que prevalecieron durante el conflicto, la notoriedad
de algunos de los incidentes registrados en el Acta de Acusación y el carácter sistemático de estos actos
criminales que se extendieron durante un prolongado periodo de tiempo, en conjunción con la cobertura de
los medios de comunicación, sobre la cual el comandante de los Cuerpos [de los Cuerpos de Romanija
Sarajevo] estaba consciente, hace insostenible la ignorancia que profesa el Acusado”.
“La Sala de Primera Instancia encuentra que el General Galic, más allá de toda duda razonable,
contaba con una evaluación plena de los francotiroteos y bombardeos ilegales que estaban teniendo

434
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

lugar en la ciudad de Sarajevo y sus alrededores”. Pero ver Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de
diciembre de 2003, párr. 750 (porque Galic fue encontrado culpable según el artículo 7(1), la Sala de Pri-
mera Instancia finalmente no lo encontró responsable según el artículo 7(3)).

(2) Razón para saber

(a) Analizar si había información disponible para el superior, que lo pusiera sobre aviso

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 62: “La Sala de Apelaciones considera que
en la Sentencia de Apelación Celebici [a/k/a Delalic] se definió la cuestión de la interpretación del
estándar de ‘tenía razón para saber’. En esa sentencia, la Sala de Apelaciones declaró que ‘un superior
será penalmente responsable en virtud del principio de responsabilidad del superior solamente si había
información disponible para él/ella que lo/la habría puesto sobre aviso de los crímenes cometidos por
sus subordinados’” (énfasis en el original).
Delalic, et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 241: “La Sala de Apelaciones
sostiene que la interpretación de la Sala de Primera Instancia con respecto al estándar ‘tenía razón para
saber’, que es, un superior será penalmente responsable por el principio de responsabilidad penal so-
lamente si tenía a su disposición información que lo habría puesto sobre aviso de los crímenes cometi-
dos por sus subordinados. Esto es consistente con el estándar de derecho consuetudinario del mens rea
existente en el momento en que los crímenes que se imputan en el Acta de Acusación”. Ver Blaskic,
(Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 405 (“[L]a interpretación del estándar ‘tenía razón
para saber’ permanecerá como el que se dio en la Sentencia de Apelación Celebici [a/k/a Delalic]”).
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 525: “Al determinar si un su-
perior ‘tenía razón para saber’ que sus subordinaros estaban cometiendo o se aprestaban a cometer un cri-
men, debe demostrarse que información específica de hecho estaba disponible para éste le habría puesto
sobre aviso de los crímenes cometidos o que estaba a punto de ser cometidos por sus subordinados”. Ver
también Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 369 (similar).
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 67: “Se considerará que un
comandante ‘tenía razón para saber’ solamente si la información que estaba disponible para éste lo
hubiera pusiera sobre aviso de los crímenes cometidos por sus subordinados, o que éstos se aprestaban
a cometer”.

(i) Es suficiente información general que pudiera poner al superior en conocimiento


Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 154: “La Sentencia de Apelación
Celebici [a/k/a Delalic] define el estándar de ‘tenía razón para saber’ estableciendo que ‘[u]na prueba
de que el superior tenía alguna información general en su posesión que lo pusiera sobre aviso de posi-
bles actos ilegales por parte de sus subordinados sería suficiente para demostrar que “tenía razón para
saber” [...]’”. Ver también Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 238
(mismo texto que el citado).
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 68: “La Sala de Apelacio-
nes en Celebici [a/k/a Delalic] sostuvo que aún la información general en posesión del comandante
que le podría haber puesto sobre aviso de posibles actos ilegales por parte de sus subordinados sería
suficiente”.

435
RESPONSABILIDAD DE MANDO (ARTÍCULO 7(3))

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 370: “Se observó adicionalmente
que aún la información general en posesión [del superior], que lo pusiera sobre aviso de los posibles
actos ilegales por parte de sus subordinados sería suficiente”.
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 175: “Con relación a que el su-
perior ‘tuviera razón para saber’ que sus subordinados estaban por cometer o habían cometidos críme-
nes, ‘prueba de que un superior tenía en su posesión alguna información general que lo pusiera sobre
aviso de posibles actos ilegales por parte de sus subordinados sería suficiente para demostrar que tenía
“razón para saber’”.

(ii) No se requiere que la información sea explícita o específica


Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 154: “No se requiere que la infor-
mación proporcione información específica respecto a los actos ilegales cometidos o por cometerse.
Por ejemplo, un comandante militar que ha recibido información de que algunos de los soldados bajo
su mando tienen un carácter violento o inestable, o han estado bebiendo antes de ser enviados a una
misión, puede ser considerado como poseedor del conocimiento requerido”. Ver también Halilovic,
(Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 68 (similar).
Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 155: “La Sala de Apelaciones
encuentra que este precedente demuestra únicamente que, respecto a un crimen específico (por ejem-
plo tortura), la información disponible a un superior no necesita contener detalles específicos respecto
a los actos ilegales que han sido cometidos o que están por cometerse”.
Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 238: “Esta información no re-
quiere proporcionar informes específicos respectos a los actos ilegales cometidos o por cometerse”.
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 175: “Esta información [...] no
requiere ser explícita o específica. Por ejemplo, la conducta pasada de los subordinados o una historia
de abusos puede sugerir la necesidad de investigar más”.
Comparar Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 155: “Puede no ser
inferido de este precedente que cuando una ofensa (la ‘primera ofensa’) tiene un elemento material en
común con otro (la ‘segunda ofensa’) pero la segunda ofensa contiene un elemento adicional que no
está presente en la primera, es suficiente que el superior tenga información alarmante con respecto a la
primera ofensa para que sea considerado como responsable de la segunda con base al artículo 7(3) del
Estatuto (como por ejemplo, en el caso de los crímenes de trato cruel y tortura cuando la tortura sub-
sume el crimen menor de trato cruel). Tal inferencia no es admisible con respecto a los principios que
rigen la responsabilidad penal individual. En otras palabras, y utilizando nuevamente el ejemplo ante-
rior del crimen de tortura, para determinar si una persona acusada tenía ‘razón para saber’ que sus su-
bordinados habían cometido o estaban por cometer actos de tortura, la corte debe evaluar si tenía
suficiente información alarmante (tomando en cuenta que, como se señaló arriba, dicha información
no requiere ser específica) para alertarlo del riesgo de la comisión de actos de tortura, es decir, de gol-
pizas infringidas no arbitrariamente, sino por uno de los propósitos prohibidos de tortura. De tal forma,
no basta que una persona acusada tenga suficiente información respecto a las golpizas infringidas por
sus subordinados; también debe tener información – aunque general – que lo alerte sobre el riesgo de
que se infrinjan golpizas por alguno de los motivos dispuestos en la prohibición contra la tortura”.

436
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(b) La información puede ser escrita u oral, y no se requiere un reporte específico

Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 238: “Con respecto a la forma de la
información que le es disponible, ésta puede ser escrita u oral, y no requiere tener la forma de reportes
específicos presentados conforme a un sistema de monitoreo”.
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 175: “La información disponible
al superior puede ser en forma escrita u oral”.

(c) La investigación debe ser respecto a si un superior está en posesión


de información; es irrelevante si se familiarizó con ella

Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 239: “[L]a información relevante
sólo necesita haber sido proporcionada o estar disponible al superior, o [...] ‘en posesión’ [del supe-
rior]. No se requiere que de hecho se haya familiarizado con esta información”.
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 175: “No se requiere que el o la
superior realmente se haya familiarizado con la información en su posesión”.

(d) El superior tiene “razón para saber” si la información disponible


es suficiente para justificar una investigación adicional

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 525: “[L]a información dis-
ponible de hecho no necesita ser tal que, por sí misma, fuera suficiente para obligar a la conclusión de
que existen tales crímenes. Es suficiente que el superior esté en posesión de información suficiente,
aún de naturaleza general, para estar advertido de la posibilidad de la comisión de actos ilegales por
parte de sus subordinados, esto es, como para justificar una investigación adicional a efecto de deter-
minar si tales actos en efecto se están llevando a cabo o están por ser cometidos”. Ver también Strugar,
(Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 369 (similar).
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 68: “Un superior puede ser
considerado como teniendo ‘razón para saber’ si posee suficiente información para estar advertido de
la posibilidad de que sus subordinados cometan actos ilegales, esto es, si la información disponible es
suficiente para justificar una investigación adicional. Sin embargo, la información que de hecho esté
disponible para él[/ella] no necesita ser tal que, por sí misma, sea suficiente para obligar a la conclu-
sión a la conclusión de la existencia de tales crímenes. De tal forma, el conocimiento de un comandan-
te, por ejemplo, de la reputación criminal de sus subordinados puede ser suficiente para cumplir con el
estándar del mens rea requerido por el artículo 7(3) del Estatuto si equivale a información que lo pon-
dría sobre aviso de un ‘riesgo real y presente’ de la comisión de crímenes que caen dentro de la juris-
dicción del Tribunal”.
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 370: “Puede considerarse que un
superior tiene ‘razón para saber’ si está en posesión de información suficiente para estar advertido de
la posibilidad de que sus subordinados cometan actos ilegales, esto es, si la información disponible es
suficiente para justificar una investigación adicional”.

437
RESPONSABILIDAD DE MANDO (ARTÍCULO 7(3))

(e) El no adquirir la información no crea responsabilidad penal

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 62: “[L]a Sala de Apelaciones [en Celebici
a/k/a Delalic] declaró que ‘[l]a negligencia respecto al deber de adquirir dicho conocimiento, sin em-
bargo, no se encuentra considerado en el [artículo 7(3)] como un crimen separado, y un superior por lo
tanto no es responsable según dicha disposición por este incumplimiento sino sólo por no tomar las
medidas necesarias y razonables para impedir o sancionar’. No hay razón para que la Sala de Apela-
ciones se separe de esta postura”.9
Delalic, et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 226: “El artículo 7(3) del Esta-
tuto se refiere a la responsabilidad del superior que deriva de su abstención de actuar a pesar del cono-
cimiento. La negligencia respecto al deber de adquirir dicho conocimiento, sin embargo, no está
considerada en la disposición como un crimen separado, y un superior por lo tanto, no es responsable
según dicha disposición por tal incumplimiento, sino sólo por abstenerse de tomar las medidas necesa-
rias y razonables para impedir o sancionar”.10
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 525: “La información
debe de hecho estar disponible para el superior que no puede ser responsable por no adquirirla en pri-
mer lugar”.
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 69: “Un superior no es res-
ponsable por no adquirir la información en primer lugar”.
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 369: “Un superior no es respon-
sable por no adquirir la información en primer lugar. El elemento mental de ‘razón para saber’ se de-
termina solamente por referencia a la información que de hecho esté disponible para el superior”.
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 370: “La Sala de Apelaciones
mantuvo este criterio y sostuvo que un superior será penalmente responsable en virtud de los princi-
pios de responsabilidad del superior sólo si estaba disponible para él[/ella] información que lo[/la]
hubiera advertido de crímenes cometidos o por cometerse por parte de sus subordinados”.

(f) Sin embargo, el superior no puede abstenerse deliberadamente de obtener


información o permanecer “intencionalmente ciego” ante los actos de sus subordinados

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 406: “[L]a Sala de Apelaciones considera
que el elemento mental ‘tenía razón para saber’ como está articulado en el Estatuto, no implica auto-
máticamente un deber de obtener información. La Sala de Apelaciones enfatiza que la responsabilidad

9
Existen tanto casos considerando la capacidad para impedir y sancionar como una forma de juzgar el control efectivo,
como casos en los que se discute la capacidad de impedir o sancionar como un medio de juzgar el control efectivo. Para
una discusión plena respecto a si el término utilizado debe ser “y” u “o”, ver “cuando el superior no toma las medidas
necesarias y razonables para impedir y/o sancionar (elemento 3)”, Sección (VI)(c)(iii), Compendio TPIY; y particular-
mente, la nota de pie 51.
10
Existen tanto casos considerando la capacidad para impedir y sancionar como una forma de juzgar el control efectivo,
como casos en los que se discute la capacidad de impedir o sancionar como un medio de juzgar el control efectivo. Para
una discusión plena respecto a si el término utilizado debe ser “y” u “o”, ver “cuando el superior no toma las medidas
necesarias y razonables para impedir y/o sancionar (elemento 3)”, Sección (VI)(c)(iii), Compendio TPIY; y particular-
mente, la nota de pie 51.

438
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

puede ser impuesta por abstenerse deliberadamente de enterarse, pero no por negligentemente fracasar
en enterarse” (énfasis en el original).
Delalic, et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 226: “La Sala de Apelaciones
considera que la Fiscalía busca una conclusión de que ‘razón para saber’ existe por parte de un co-
mandante si este último es gravemente negligente con respecto a su deber de obtener la información
relevante. El punto aquí no debe ser que el conocimiento debe presumirse si una persona incumple su
deber de obtener la información relevante de un crimen, sino que debe presumirse si tenía medios para
obtener la información pero deliberadamente se abstuvo de hacerlo. El argumento de la Fiscalía de que
un incumplimiento del deber de un superior de permanecer informado constantemente de las acciones
de sus subordinados necesariamente resultará en responsabilidad penal se acerca a la imposición de
responsabilidad penal con base estricta en la negligencia. Sin embargo, se hace notar que aunque la
abstención de un comandante de permanecer informado de las acciones de sus subordinados, o de es-
tablecer un sistema de monitoreo puede constituir negligencia de un deber que resulta en responsabili-
dad dentro del marco de disciplina militar, no necesariamente resultará en responsabilidad penal”
(énfasis en el original).
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 69: “La Sala de Apelacio-
nes ha sostenido que el conocimiento no puede presumirse si una persona incumple su deber de obte-
ner la información relevante de un crimen, pero puede presumirse cuando el superior tenía los medios
para obtener la información relevante y deliberadamente se abstuvo de hacerlo. Además, no se permite
que un comandante permanezca ‘intencionalmente ciego’ de los actos de sus subordinados” (énfasis en
el original).
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 460: “El conocimiento puede pre-
sumirse si un superior tenía los medios para obtener la información relevante de un crimen y delibera-
damente se abstuvo de hacerlo”.

(g) Aplicación - razón para saber que los subordinados estaban


cometiendo o se aprestaban a cometer crímenes

(i) Tortura en el Complejo de Prisión KP Dom en Foca


Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 171: “La Sala de Apelaciones sostiene
que el contexto externo (esto es, las circunstancias en que el centro de detención fue instaló) y el contexto
interno (esto es, la operación del centro, en particular, la naturaleza generalizada de las golpizas y la fre-
cuencia de los interrogatorios), tomados junto con los hechos de que Krnojelac fue testigo de las golpizas
infringidas a Zekovic ostensiblemente por el propósito prohibido de castigarlo por su escape fallido, y
que después de este evento por lo menos otro detenido, el testigo FWS-73, fue víctima de actos de tortura
y que la Sala de Primera Instancia desechó el alegato de Krnojelac de que no tenía conocimiento de que
se infringió castigo alguno como resultado del escape de Zekovic, significan que ningún juzgador de
hecho razonable podría evitar concluir que Krnojelac tenía razón para saber que algunos de los actos
habían sido o podían haber sido cometidos por uno de los propósitos prohibidos por las normas sobre
tortura. Krnojelac tenía cierta información general que lo ponía sobre aviso de que sus subordinados po-
dían estar cometiendo abusos que constituirían actos de tortura. Consecuentemente, debe incurrir en res-
ponsabilidad conforme al artículo 7(3) del Estatuto. No puede enfatizarse suficientemente que, cuando
está involucrada la responsabilidad de un superior, no se acusa a una persona acusada por los crímenes de
sus subordinados, sino con su incumplimiento en desahogar su deber como superior de ejercer control.

439
RESPONSABILIDAD DE MANDO (ARTÍCULO 7(3))

No existe dudad que, dada la información disponible para él, Krnojelac estaba en posición de ejercer di-
cho control, es decir, investigar si se estaban cometiendo actos de tortura, especialmente en vista de que
la Sala de Primera Instancia consideró que tenía facultades para impedir las golpizas y sancionar a los
perpetradores. Al sostener que ningún juzgador de hecho razonables podría haber llegado a las mismas
conclusiones de hecho que la Sala de Primera Instancia, la Sala de Apelaciones toma el criterio de que la
Sala de Primera Instancia cometió un error de hecho”.

(ii) Asesinato en el Complejo de Prisión KP Dom en Foca


Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párrs. 177-179: “La Sala de Apelaciones
no considera que la conclusión de la Sala de Primera Instancia de que la información disponible para
Krnojelac era insuficiente para ponerlo sobre aviso del involucramiento de sus subordinados en el ase-
sinato de las personas detenidas fuera razonable”.
“En el párrafo 339 de la Sentencia, la Sala de Primera Instancia concluyó que 26 personas deteni-
das murieron como resultado de los actos de los militares que llegaron de fuera hacia el KP Dom
[Complejo de Prisión] y de los guardias de KP Dom. Aunque los hechos aceptados por la Sala de Pri-
mera Instancia no necesariamente significan que Krnojelac sabía que asesinatos estaban siendo o po-
dían estar siendo cometidos por sus subordinados, ellos efectivamente significan que Krnojelac tenía
razón para saber que los asesinatos estaban siendo o pudieran estar siendo cometidos por sus subordi-
nados. De tal suerte, como lo demostró la Fiscalía, la Sala de Apelaciones considera que ningún juzga-
dor de hecho razonable podría evitar concluir que determinada cantidad de información estaba
disponible para Krnojelac la cual, tomada como un todo, era suficientemente alarmante y era tal como
para alertarlo respecto al riesgo de que se cometieran asesinatos dentro de la prisión. Primero, parece
ser que los detenidos murieron como resultado de las golpizas cometidas dentro de KP Dom. Como lo
observó la Sala de Primera Instancia, todas las personas que fallecieron enumeradas en la Lista C fue-
ron golpeadas hasta morir, balaceadas, o murieron después como resultado de las lesiones que les fueron
infringidas por las golpizas en algunas de las celdas de aislamiento de KP Dom. La Sala de Apelacio-
nes se refiere a los hechos anteriormente aceptados por la Sala de Primera Instancia –como se señala
en los fundamentos previos de la apelación– respecto al contexto en el que se cometieron las golpizas,
la naturaleza generalizada de estas golpizas y la jurisdicción de Krnojelac como alcaide de la prisión
sobre sus subordinados, que fueron los perpetradores de estas golpizas. La Sala de Primera Instancia
indicó que, en vista de la naturaleza generalizada de las golpizas en KP Dom y las obvias marcas re-
sultantes en los detenidos, Krnojelac no podía haber dejado de saber sobre ellas, aunque lo niegue.
Además, la Sala de Apelaciones recuerda que la Sala de Primera Instancia hizo notar que Krnojelac
estaba consciente que los detenidos estaban desapareciendo. La Sala de Primera Instancia aceptó que,
en el mes de junio de 1992, el testigo RJ le dijo a Krnojelac que los detenidos podían escuchar los so-
nidos de gente que era golpeada en el edificio de administración y que la gente estaba desapareciendo
de KP Dom durante la noche. Finalmente, la Sala de Apelaciones es de la opinión de que Krnojelac
estaba en posición de ver las marcas de sangre salpicadas a lo largo de los corredores de KP Dom y los
agujeros de las balas en las paredes de la entrada del edificio de la administración. Como lo manifestó
la Sala de Primera Instancia, el Acusado iba a KP Dom casi todos los días de la semana laboral. Mien-
tras estaba allí iba a la cantina, al patio de la prisión o a cualquier otro lugar dentro de las instalaciones,
lugares todos donde tenía amplia oportunidad de advertir la condición física de los detenidos no-
serbios. Por lo tanto, no puede haber duda de que también estaba en posición para ver las manchas de
sangre y los agujeros de las balas que marcaban las paredes”.

440
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

“La Sala de Apelaciones sostiene que estos hechos constituyen información suficientemente
alarmante que requería que Krnojelac llevara a cabo una investigación adicional. Dado que estaba
consciente de las golpizas y sospechoso de las apariciones y que veía los agujeros de las balas en las
paredes, Krnojelac estaba en posición de evaluar que los perpetradores de las golpizas podían haber
cometido asesinatos. Por lo menos, debería haber llevado a cabo una investigación. La Sala de Apela-
ciones sostiene que ningún juzgador de hecho razonable podría haber llegado a las conclusiones de
hecho a las que llegó la Sala de Primera Instancia. Consecuentemente, la Sala de Apelaciones conside-
ra que la Sala de Primera Instancia cometió un error de hecho, que por las razones anteriormente men-
cionadas, ocasionaron una mala aplicación de la justicia” (énfasis en el original).

(3) Aplicación - sabía o tenía razón para saber que los


subordinados estaban cometiendo o estaban por cometer crímenes

(a) El fuego de artillería del JNA (Ejército Popular Yugoslavo)


sobre Dubrovnik y ataque sobre Srd

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párrs. 415-419, 446: “El artículo 7(3) del
Estatuto genera una cuestión significativa. Esta es si, en virtud del fuego de artillería del JNA [Ejército
de los Pueblos Yugoslavos] sobre Dubrovnik que se esperaba en apoyo del ataque que el Acusado
[comandante del Segundo Grupo Operacional del JNA (Ejército de los Pueblos Yugoslavos)] ordena-
do sobre Srd, éste sabía o tenía razón para saber que durante el transcurso del ataque la artillería del
JNA se cometerían crímenes tales como los actos de los que se le acusa. Mediante análisis general, el
Acusado sabía de los bombardeos reciente sobre la Vieja Ciudad en octubre y noviembre por parte de
sus fuerzas”.
“En opinión de la Sala, como se discutió antes en esta decisión, lo que el Acusado sabía cuando
ordenó el ataque sobre Srd el 5 de diciembre de 1991, y en el momento en que comenzó el ataque el 6
de diciembre de 1991, dio al Acusado razón para saber que actos criminales, tales como aquellos de
los que se le acusa podían ser cometidos por sus fuerzas en ejecución de sus órdenes de atacar Srd. De
manera relevante, sin embargo, la cuestión planteada por el artículo 7(3) del Estatuto es si el Acusado
entonces tenía razones para saber que los crímenes estaban por ser cometidos por sus fuerzas. El texto
a primera vista, podría sugerir una expectación definitiva de que se cometería un crimen. Como la ju-
risprudencia ha ayudado a demostrar, la operación pretendida por la disposición es, relevantemente,
que debe demostrarse que una persona acusada tenía ‘razón para saber’ en virtud de la información que
posee. Esta información debe ser tal que por lo menos lo ponga sobre aviso del riesgo de dicho crimen
de manera que le indique la necesidad de obtener información adicional o de iniciar una investigación
para evaluar si dichos crímenes estaban por ser cometidos. En otras palabras, una persona acusada no
puede evitar el pretendido alcance de la disposición al no hacer nada, en base a que lo que él sabe no le
da la certeza total de que sus fuerzas realmente estaban por cometer crímenes, cuando la información
que poseía da lugar a un prospecto claro de que sus fuerzas estaban por cometerlo. En tales circunstan-
cias, el acusado debe por lo menos investigar, esto es, tomar medidas inter alia para determinar si en
verdad están por cometerse crímenes, o si en efecto para esta etapa ya se han cometido o están siendo
cometidos”.
“No se ha quedado establecido, por lo tanto, que antes del inicio del ataque sobre Srd, el Acusado
supiera o tuviera razón para saber que durante el ataque sus fuerzas bombardearían la Vieja Ciudad en
una manera que constituiría crimen”.

441
RESPONSABILIDAD DE MANDO (ARTÍCULO 7(3))

“Así las cosas, la Sala por lo tanto considerará si, durante el transcurso del ataque sobre Srd el 6
de diciembre de 1991, lo que el Acusado sabía cambió de manera que atrajera la operación del artículo
7(3)”. Las pruebas demuestran que “estaba en aviso del riesgo claro y fuerte de que su artillería ya es-
taba repitiendo su conducta previa y cometiendo crímenes tales como aquellos imputados. En la eva-
luación de Sala, el riesgo de que esto ocurriera era tan real, y las implicaciones tan graves, que los
eventos concernientes al General Kadijevic deberían haber sonado campanas de alarma para el Acusa-
do, de manera que por lo menos viera la urgente necesidad de información adicional confiable, esto es,
de investigar, para evaluar mejor la situación para determinar si la artillería del JNA [Ejército Popular
Yugoslavo] estaban en realidad bombardeando Dubrovnik, especialmente la Vieja Ciudad, y que lo
estaba haciendo sin justificación, esto es, de manera que constituyera una conducta criminal”. “Como
concluyó la Sala antes en su decisión, ya cerca de las 0700 horas, habían ocurrido bombardeos en
Dubrovnik por parte de las fuerzas del Acusado, y, por lo menos con respecto a la Vieja Ciudad, bom-
bardeo no tenía como blanco las posiciones defensivas croatas o las posiciones consideradas como
tales. Estaba ocurriendo un bombardeo ilegal. Para esos momentos, su infantería de ataque no había
llegado a Srd, la cual estaba siendo sujeta a un pesado bombardeo por parte de la artillería del JNA
[Ejército Popular Yugoslavo]”.
“En virtud de las conclusiones realizadas antes en esta Sección, la Sala está satisfecha de que el
Acusado tenía un control efectivo sobre los perpetradores del bombardeo ilegal sobre la Vieja Ciudad
de Dubrovnik el 6 de diciembre de 1991. El Acusado tenía la autoridad legal y la capacidad material
para detener los bombardeos ilegales sobre la Vieja Ciudad y para sancionar a los perpetradores. La
Sala está satisfecha además de que alrededor de las 0700 horas del 6 de diciembre de 1991, al Acusado
se le avisó de por lo menos el claro prospecto de que su artillería estaba entonces repitiendo su conduc-
ta previa y cometiendo crímenes tales como los que se acusa. A pesar de estar consciente de esto, el
Acusado no se aseguró de obtener información confiable respecto a si era cierto que estaba ocurriendo
el bombardeo de Dubrovnik por parte del JNA, especialmente en la Vieja Ciudad, y en su caso de las
razones para ello. Además, el Acusado no tomó medidas necesarias y razonables para asegurarse por
lo menos de que el bombardeo ilegal de la Vieja Ciudad se detuviera. La Sala está satisfecha además
de que en ningún momento el Acusado instituyó investigación alguna respecto a la conducta de sus
subordinados responsables por el bombardeo de la Vieja Ciudad, ni tomó ninguna medida disciplinaria
u otra acción adversa en su contra, con respecto a los eventos del 6 de diciembre de 1991. La Sala está,
por ende, satisfecha de que los elementos requeridos para establecer la responsabilidad como superior
del Acusado bajo el artículo 7(3) del Estatuto por el bombardeo ilegal de la Vieja Ciudad por el JNA el
6 de diciembre de 1991 han sido establecidos” (énfasis en el original).

(b) Francotiroteo y bombardeo de Sarajevo

Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 706: “Habiendo encontrado que el
General Galic tenía conocimiento real de que actos criminales estaban siendo cometidos por las fuer-
zas bajo su mando y control efectivos [los Cuerpos de Romanija Sarajevo del Ejército de la República
Srpska], la Sala de Primera Instancia no considera necesario ahondar en las razones que el Acusado
tenía para saber de los crímenes demostrados en el juicio. Solamente recordará brevemente, que la in-
formación disponible para el Acusado sobre el francotiroteo y bombardeo generalizado que forman la
base del Acta de Acusación estaba disponible en diversas formas. Las numerosas quejas de representes
de las NNUU deberían, como un mínimo, haber indicado a cualquier comandante razonable la necesi-
dad de una investigación adicional para evaluar si se estaban cometiendo o estaban por cometerse crí-
menes por parte de sus subordinados. Dada la naturaleza del mando del Acusado y los sistemas de

442
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

reporte y monitoreo a su disposición, cualquier falta continua de conocimiento real por parte del Acu-
sado respecto a los actos ilegales perpetrados por las fuerzas bajo su mando o control sólo podría haber
derivado de un rechazo deliberado por su parte para adquirir para sí aquella información que le estaba
fácilmente disponible”. Pero ver Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 750
(debido a que Galic fue encontrado culpable bajo el artículo 7(1), la Sala de Primera Instancia final-
mente no lo encontró responsable bajo el artículo 7(3)).

(c) Ataque sobre Stari Vitez y bombardeo de carros de plataforma


por la unidad Vitezovi del Consejo de Defensa Croata - ausencia de mens rea

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 489-490, 494: “No existió una conclusión
en la Sentencia de Primera Instancia, y no existe prueba para demostrar, que el Apelante sabía o tenía
razón para saber antes del ataque que estaban por cometerse crímenes por parte de las unidades del
[Consejo de Defensa Croata (Ejército de los Bosnio-croatas)]. Con relación a el bombardeo de carros
de plataforma el 18 de abril de 1993, no hubo conclusión alguna en la Sentencia de Primera Instancia,
y no existe prueba para demostrar, que el Apelante sabía o tuviera razón para saber antes de la explosión
que el crimen estaba a punto de ser cometido por la unidad de Vitezovi. De hecho, la prueba admitida
en la apelación sugiere lo contrario. Con base en la prueba ante esta Sala, la cuestión de prevención de
crímenes, por lo tanto, no deriva de estos dos eventos”.
“Con respecto al ataque sobre Stari Vitez el 18 de julio de 1993, no hubo ninguna conclusión en
la Sentencia de Primera Intancia de que el Apelante sabía o tenía razón para saber que estaban por ser
cometidos crímenes en el ataque. Alguna prueba presentada en la apelación puede haber demostrado
que el Apelante sabía, tan temprano como el 2 de julio de 1993, de preparaciones para un ataque sobre
Stari Vitez. Pero no había alguna conclusión y no existe prueba para demostrar que sabía o tenía razón
para saber anticipadamente que las ‘bombas bebé’ [caracterizadas por el Apelante como morteros ca-
seros] serían utilizadas en este ataque. La cuestión de impedir el uso de estas bombas sobre objetivos
civiles, por lo tanto, no se presenta”.
“Por las razones anteriores, la Sala de Apelaciones concluye con base en las conclusiones del jui-
cio y la prueba admitida en la apelación, que la cuestión del incumplimiento al no impedir en términos
del artículo 7(3) del Estatuto no se presenta en relación con esta parte del caso”. Ver Blaskic, (Sala de
Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 462 (el apelante caracteriza a las “bombas bebé” como morte-
ros caseros).

(4) El requisito de mens rea es el mismo para superiores militares y civiles

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 282: “El requisito de mens rea
por responsabilidad conforme al artículo 7(3) ha sido aplicado uniformemente en casos ante este Tri-
bunal y el TPIR tanto a superiores civiles como militares, en el sentido de que el mismo estado de co-
nocimiento para establecer responsabilidad penal de un superior conforme al artículo 7(3) del Estatuto
es requerido tanto para superiores militares como civiles”.

443
RESPONSABILIDAD DE MANDO (ARTÍCULO 7(3))

(5) La investigación del mens rea debe llevarse caso por caso

Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 156: “La Sala de Apelaciones reite-
ra que una evaluación del elemento mental requerido por el artículo 7(3) del Estatuto debe, en cada
caso, llevarse a cabo en las circunstancias específicas de cada caso, tomando en cuenta la situación
específica del superior involucrado en el periodo en cuestión”. Ver también Delalic et al., (Sala de
Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 239 (similar); Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de
noviembre de 2005, párr. 70 (similar).

(6) La negligencia criminal no es una base de responsabilidad

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 63: “[T]he Sala de Apelaciones recuerda que
la Sala de Apelaciones del TPIR en ocasiones previas ha rechazado la negligencia criminal como una
base de responsabilidad en el contexto de la responsabilidad de mando, y que señaló que ‘sería tanto
innecesario como injusto tener a una persona acusada como responsable bajo una responsabilidad de
mando que no ha sido claramente definida por el derecho penal internacional’. Expresó que las
‘[r]eferencias a “negligencia”, en el contexto de la responsabilidad del superior, probablemente lleva-
ría a una confusión de ideas [...]’. La Sala de Apelaciones explícitamente aprueba este punto de vista”.
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 71: “[L]a Sala de Primera
Instancia debe estar satisfecha de que, conforme al artículo 7(3) del Estatuto, el acusado o ‘sabía’ o
‘tenía razones para saber’. A este respecto, la Sala de Primera Instancia hace notar que la Sala de Ape-
laciones ha sostenido que la negligencia criminal no es base de la responsabilidad dentro del contexto
de la responsabilidad de mando”.

(7) La responsabilidad del superior puede no estar basada en responsabilidad estricta

Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párrs. 197, 239: “La doctrina de la respon-
sabilidad de mando es finalmente predicada con respecto al poder del superior para controlar los actos
de sus subordinados. Se asigna a un superior el deber de ejercer este poder con objeto de impedir y
reprimir los crímenes cometidos por sus subordinados, y el incumplimiento al no hacerlo de manera
diligente es sancionado mediante la imposición de responsabilidad penal individual de acuerdo con la
doctrina.” “[L]a responsabilidad de mando no es una forma de responsabilidad estricta. Un superior
sólo puede ser considerado responsable por los actos de sus subordinados si se demuestra que ‘sabía o
tenía razón para saber’ de ello. La Sala de Apelaciones no describiría la responsabilidad de un superior
como una doctrina de responsabilidad indirecta, en tanto que la responsabilidad indirecta puede sugerir
una forma de responsabilidad estricta imputada”.
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 65: “La responsabilidad de un
superior no es una forma de responsabilidad estricta”. Ver también Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera
Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 792 (similar); Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de sep-
tiembre de 2004, párr. 278 (igual); Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 460
(igual).

444
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 369: “La responsabili-
dad según el artículo 7(3) se basa en una omisión en oposición a una conducta positiva. Debe enfati-
zarse que la doctrina de la responsabilidad de mando no tiene a un superior como responsable
simplemente por estar en posición de autoridad, ya que, para que un superior sea considerado como
responsable, es necesario demostrar que ‘sabía o tenía razón para saber’ de los crímenes, e incumplió
al no actuar para impedir o sancionar su ocurrencia. La responsabilidad del superior, que es un tipo de
la responsabilidad imputada, no es por lo tanto una forma de responsabilidad estricta”.11
Ver también “la responsabilidad se adhiere a un comandante por abandono del deber”, Sección
(VI)(b)(vi), Compendio del TPIY.

iii) Incumplimiento del superior de tomar las medidas necesarias


y razonables para impedir y/o sancionar (elemento 3)

(1) Hay dos distintas obligaciones legales

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 527: “Conforme al artículo
7(3), el superior tiene un deber tanto de impedir la comisión del crimen y de sancionar a los perpetra-
dores. Éstas no son obligaciones alternativas”. “Las obligaciones [del superior] de impedir no se cum-
plirán simplemente esperando y sancionando después”.12
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 72: “El artículo 7(3) con-
tiene dos obligaciones legales distintas: impedir la comisión de crimen y sancionar a los perpetradores
del mismo”.
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 72: “Un incumplimiento al
no tomar las medidas necesarias y razonables para impedir la comisión de un crimen del cual el supe-
rior sabe o tiene razón para saber, no puede ser subsanado simplemente mediante la sanción subse-
cuente al subordinado por la comisión del crimen”. Ver también Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera
Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 793 (igual); Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiem-

11
Existen tanto casos considerando la capacidad para impedir y sancionar como una forma de juzgar el control efectivo,
como casos en los que se discute la capacidad de impedir o sancionar como un medio de juzgar el control efectivo. Para
una discusión plena respecto a si el término utilizado debe ser “y” u “o”, ver “cuando el superior no toma las medidas
necesarias y razonables para impedir y/o sancionar (elemento 3)”, Sección (VI)(c)(iii), Compendio TPIY; y particular-
mente, la nota de pie 51.
12
Con respecto a si existe el deber de “impedir o sancionar” o “impedir y sancionar” la formulación podría ser conside-
rada de la siguiente forma. Si el comandante ha tomado las medidas razonables para impedir la comisión del crimen y
ha tenido éxito, no existe obligación de sancionar ya que no ocurrió ningún crimen y la palabra “o” es apropiada. Si el
comandante ha tomado medidas razonables para impedir la comisión del crimen pero fracasó, el comandante tiene la
obligación de sancionar a los perpetradores, lo cual absolvería al comandante de responsabilidad penal. Si el comandan-
te no ha tomado medidas razonables para impedir la comisión de crimen, ha ocurrido ya una violación; sin embargo, el
comandante aún tiene una obligación continua de sancionar a los perpetradores del crimen. En estas últimas instancias
la palabra “y” es apropiada. Si sólo se utiliza una palabra, parece preferible utilizar “y” ya que la palabra “o” no refleja
que existen dos responsabilidades legales distintas. Ver “hay dos responsabilidades legales distintas”, Sección
(VI)(c)(iii)(1), Compendio TPIY. Dado que el Estatuto del TPIY utiliza el término “o”, la formulación “y/o” es una
solución posible.

445
RESPONSABILIDAD DE MANDO (ARTÍCULO 7(3))

bre de 2004, párr. 279 (igual); Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 461
(igual).
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párrs. 93-94: “Con respecto a la
jurisprudencia del Tribunal, la Sala de Apelaciones en el caso Blaskic sostuvo que:

es ilógico argüir tanto que ‘la responsabilidad de un superior por el incumplimiento al no sancio-
nar es interpretado como una sub-categoría de su responsabilidad por abstenerse de impedir la
comisión de los actos ilegales’, y que el ‘incumplimiento al no sancionar sólo llevó a la imposi-
ción de responsabilidad penal si resultó en un incumplimiento al no impedir la comisión de futu-
ros crímenes’. Este incumplimiento de sancionar y de impedir involucran diferentes crímenes
cometidos en diferentes tiempos: el incumplimiento al no sancionar se refiere a crímenes pasados
cometidos por subordinados, en tanto que el incumplimiento al no impedir concierne a crímenes
futuros de los subordinados.

El deber de sancionar en una forma separada de responsabilidad, distinta del incumplimiento al no


impedir, que de hecho se ha desarrollado a partir de la importancia adherida al deber de un comandan-
te de tomar acciones preventivas”.
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 373: “El artículo 7(3) no propor-
ciona a un superior con dos opciones alternativas, sino que contiene dos obligaciones legales distintas,
de impedir la comisión del crimen y de sancionar a los perpetradores. [...] [S]i el superior tiene cono-
cimiento o tiene razón para saber que un crimen está siendo cometido o está por cometerse, tiene el
deber de impedir la comisión del crimen y no tiene derecho a esperar y a sancionar después”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 336: “[L]a obligación de ‘impedir
o sancionar’ no le proporciona al acusado dos opciones alternativas e igualmente satisfactorias. Ob-
viamente, cuando el acusado sabía o tenía razón para saber que los subordinados estaban por cometer
crímenes y se abstuvo de impedirlo, no puede subsanar esa incumplimiento en actuar sancionando
después a los subordinados”.
Pero ver Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 793: “El ter-
cer elemento que debe demostrarse es que el superior incumplió al no tomar las medidas necesarias y
razonables para impedir o sancionar los crímenes de sus subordinados”. (Énfasis agregado) Ver tam-
bién Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 279 (similar); Stakic, (Sala
de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 461 (lo mismo que en el caso Brdjanin); Kordic y
Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 441 (similar); Blaskic, (Sala de Pri-
mera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 294 (similar).13

13
Para una discusión respecto a si existe el deber de tomar las medidas necesarias y razonables para impedir y sancio-
nar, o impedir o sancionar, ver nota de pie 51.

446
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(2) Se requiere tomar medidas necesarias y razonables

(a) Las medidas que el superior debe tomar dependen de su posición de poder

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 372: “La cuestión de si un superior ha
incumplido en tomar las medidas necesarias y razonables de impedir la comisión de un crimen o para
sancionar a los perpetradores está intrínsecamente conectada con la cuestión de la posición de poder
del superior”.14

(b) Las medidas requeridas están limitadas a lo que es posible/dentro


de las posibilidades reales del superior

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 417: “La Sala de Apelaciones considera que
aunque se requiere una determinación de las medidas necesarias y razonables que un comandante está
obligado a tomar para impedir o sancionar la comisión de crímenes, esto depende de las circunstancias
que rodean a cada situación particular, y generalmente concurre con lo señalado por la Sala de Primera
Instancia en Celebici [a/k/a Delalic] que sostuvo:

[s]in embargo, debe reconocerse que el derecho internacional no puede obligar a un superior a
realzar lo imposible. Por lo tanto, un superior sólo puede ser considerado como penalmente res-
ponsable por incumplimiento al no tomar aquellas medidas que están dentro de sus poderes. La
cuestión entonces surge respecto a qué acciones están consideradas dentro de los poderes del su-
perior en este sentido. Como corolario al estándar adoptado por la Sala de Primera Instancia con
respecto al concepto de superior, concluimos que un superior debe ser considerado como respon-
sable por incumplimiento al no tomar las medidas que están dentro de sus posibilidades reales”.

Ver también Delalic, et al., (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 1998, párr. 935
(fuente del texto citado).15
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 526: “Un superior será
considerado como responsable si incumplió al no tomar las medidas que están dentro de su capacidad
real”. Ver también Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 74 (similar).
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 793: “Las medidas re-
queridas del comandante se limitan a aquéllas que están ‘dentro de su poder’, es decir a aquéllas que
están ‘dentro de su posibilidad real’. Un comandante no está obligado a realizar lo imposible; sin em-
bargo, sí tiene el deber de ejercer las medidas que sean posibles dentro de las circunstancias [...]”. Ver
también Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 279 (similar); Galic, (Sala
de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 176 (similar); Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31

14
Para una discusión respecto a si existe el deber de tomar las medidas necesarias y razonables para impedir y sancio-
nar, o impedir o sancionar, ver nota de pie 51.
15
Para una discusión respecto a si existe el deber de tomar las medidas necesarias y razonables para impedir y sancio-
nar, o impedir o sancionar, ver nota de pie 51.

447
RESPONSABILIDAD DE MANDO (ARTÍCULO 7(3))

de julio de 2003, párr. 461 (similar); Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002,
párr. 95 (similar).
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 445: “[U]n superior
cumple con su deber de impedir o sancionar si utiliza todos los medios dentro de sus poderes para
hacerlo”.16

(c) La capacidad real para actuar y el control efectivo es determinante

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 72: “La Sala de Apelaciones hace notar que
la Sala de Primera Instancia sostuvo que:

[...] es el grado de control efectivo del comandante, su capacidad real, lo que guiará a la Sala de
Primera Instancia al determinar si razonablemente tomó las medidas requeridas ya sea para impe-
dir la comisión el crimen o para sancionar al perpetrador [...] esto implica que, bajo ciertas cir-
cunstancias, un comandante puede descargar su obligación de impedir o sancionar reportando el
asunto a las autoridades competentes.

A partir de esta declaración parece que las medidas necesarias y razonables son aquéllas que pue-
dan ser tomadas dentro de la competencia de un comandante como se prueba por el grado de control
efectivo que ejerce sobre sus subordinados”.17
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 526: “La cuestión de si un
superior ha incumplido en tomar las medidas necesarias y razonables para impedir la comisión de un crimen o
sancionar al perpetrador del mismo, se encuentra relacionado con su posesión de control efectivo”. Ver
también Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 74 (similar).18
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 74: “Estas mediadas [que un
comandante tiene el deber de ejercer] son aquéllas que puedan ser tomadas dentro de su capacidad real co-
mo comandante, según se pruebe por el grado de control efectivo que ejercía sobre sus subordinados”.
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 372: “Como la definición de ‘su-
perior’ del Tribunal requiere la existencia la existencia de control efectivo, ya sea de jure o de facto,
un superior será considerado por responsable por incumplir en tomar aquellas medidas que estén dentro
de sus posibilidades reales”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 335: “[E]s el grado de control
efectivo del comandante, su capacidad real, lo que guiará a la Sala de Primera Instancia para determi-
nar si razonablemente tomó las medidas requeridas ya sea para impedir la comisión del crimen o para
sancionar al perpetrador”.

16
Para una discusión respecto a si existe el deber de tomar las medidas necesarias y razonables para impedir y sancio-
nar, o impedir o sancionar, ver nota de pie 51.
17
Para una discusión respecto a si existe el deber de tomar las medidas necesarias y razonables para impedir y sancio-
nar, o impedir o sancionar, ver nota de pie 51.
18
Para una discusión respecto a si existe el deber de tomar las medidas necesarias y razonables para impedir y sancio-
nar, o impedir o sancionar, ver nota de pie 51.

448
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(d) La capacidad legal explícita es irrelevante

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 526: “El que el superior contara
con una capacidad legal explícita para [tomar las medidas necesarias y razonables para impedir la comisión
de un crimen y/o sancionar a los perpetradores] es irrelevante, en la inteligencia de que tuviera la capacidad
real de actuar”. Ver también Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 73 (si-
milar); Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 372 (similar).
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 73: “[L]a cuestión con res-
pecto a si el superior tenía capacidad legal explícita para tomar esas medidas puede ser irrelevante bajo
ciertas circunstancias si se demuestra que tenía la capacidad material para actuar”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 793: “Un comandante
[...] [tiene] el deber de ejercer [...] medidas que puedan estar más allá de su competencia legal”. Ver
también Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 279 (similar); Stakic,
(Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 461 (similar).

(e) Lo que constituye las medidas requeridas por un superior


es una cuestión de prueba y no de derecho sustantivo

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 72: “Lo que constituye [medidas necesarias y
razonables para impedir los crímenes de los subordinados] no es materia de derecho sustantivo sin de
prueba, en tanto que el efecto de dichas medidas puede ser definido por la ley [...]”.
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 74: “La determinación de
lo que constituye ‘medidas necesarias y razonables’ para impedir la comisión de crímenes o para san-
cionar a los perpetradores no una cuestión de derecho sustantivo sino de prueba”. Ver también Brdjanin,
(Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 279 (similar).19

(f) La determinación variará caso a caso

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 72: “La Sala de Apelaciones considera que
era una opción de la Sala de Primera Instancia no enumerar medidas que podrían variar de caso en
caso, ya que dejó claro que tales medidas deberían ser necesarias y razonables para impedir los críme-
nes de los subordinados o sancionar a aquellos subordinados que hubieran cometido crímenes”.20
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 74: “Está bien establecido
que estas medidas [requeridas de un superior para impedir la comisión de un crimen y/o sancionar al
perpetrador] pueden ‘variar caso a caso’”.

19
Para una discusión respecto a si existe el deber de tomar las medidas necesarias y razonables para impedir y sancio-
nar, o impedir o sancionar, ver nota de pie 51.
20
Para una discusión respecto a si existe el deber de tomar las medidas necesarias y razonables para impedir y sancio-
nar, o impedir o sancionar, ver nota de pie 51.

449
RESPONSABILIDAD DE MANDO (ARTÍCULO 7(3))

Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 176: “La evaluación de las ac-
ciones tomadas por los individuos en posición de autoridad superior que tienen el deber legal de tomar
todas las medidas necesarias y razonables para impedir la comisión de crímenes por parte de sus su-
bordinados o, si tales crímenes han sido cometidos sancionar a los perpetradores, debe llevarse a cabo
caso por caso”.21
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 445: “Tal determina-
ción [respecto a si el superior debe tomar las medidas necesarias y razonables para impedir la comisión
de crímenes y/o sancionar a los perpetradores] se basará en las circunstancias de cada caso”.

(g) Los factores a considerar al determinar si las medidas fueron necesarias y razonables

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 528: “Si un superior ha des-
cargado su deber de impedir la comisión de un crimen dependerá de su capacidad real para intervenir
en una situación específica. Los factores que pueden ser tomados en consideración al realizar la deter-
minación incluyen el incumplimiento del superior para conseguir reportes de que se han llevado a
cabo acciones militares de acuerdo con el derecho internacional, su incumplimiento al no emitir órde-
nes dirigidas a poner practicas relevantes de acuerdo con las reglas de la guerra, el no protestar contra
o criticar las acciones criminales, el incumplimiento al no tomar medidas disciplinarias para impedir la
comisión de atrocidades por las tropas bajo el comando de dicho superior, y el incumplimiento al no
insistir ante la autoridad superior que se tome acción inmediata”.
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 74: “Cuando se determinar
si se han tomado las medidas necesarias y razonables, los factores relevantes que deben considerarse
incluyen: si las órdenes específicas que prohíben o detienen las actividades criminales fueron expedi-
das, qué medidas para asegurar la implementación de estas órdenes fueron tomadas, qué otras medidas
se tomaron para garantizar que los actos ilegales fuera interrumpidos y si estas medidas fueron razona-
blemente suficientes en las circunstancias específicas, y, si después de la comisión de un crimen, qué
medidas fueron tomadas para asegurar una investigación adecuada y para traer a los perpetradores a la
justicia”. Ver también Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 378 (similar).

(h) No se requiere demostrar que la falta de actuación


del superior causó el crimen del subordinado

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 77: “La Sala de Apelaciones no [...] está per-
suadida por el alegado del Apelante de que la existencia de causalidad entre el incumplimiento del
comandante al no impedir los crímenes de sus subordinados y la ocurrencia de éstos, es un elemento
de responsabilidad de mando que requiere prueba por parte de la Fiscalía en todas las circunstancias de
un caso. Un vez más, ésta es más una cuestión de hecho que debe establecerse caso por caso, que una
cuestión de derecho general”. Ver también Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de
2004, párr. 832 (misma cita y aceptando “este criterio”).

21
Para una discusión respecto a si existe el deber de tomar las medidas necesarias y razonables para impedir y sancio-
nar, o impedir o sancionar, ver nota de pie 51.

450
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párrs. 76-78: “La Sala de Prime-
ra Instancia en el caso Celebici [a/k/a Delalic] concluyó que la misma existencia del principio de res-
ponsabilidad del superior por incumplimiento al no sancionar, reconocida en el artículo 7(3) y el
derecho consuetudinario, demuestran la ausencia de un requisito de causalidad como un elemento se-
parado de la doctrina de responsabilidad el superior. La Sala de Primera Instancia en Kordic y Cerkez
también aprobó este punto de vista”.
“La Sala de Apelaciones en el caso Blaskic señaló que ‘no estaba persuadida por [el argumento]
de que la existencia de causalidad entre el incumplimiento de un comandante al no impedir los críme-
nes de los subordinados y la ocurrencia de estos crímenes, sea un elemento de responsabilidad de
mando que requiera prueba de la Fiscalía en todas las circunstancias de un caso”. “La Sala de Primera
Instancia hace notar adicionalmente que la naturaleza de la responsabilidad de mando por sí misma,
como una forma sui generis de responsabilidad, que es distinta de las modalidades de responsabilidad
individual señaladas en el artículo 7(1), no requiere que exista un nexo causal. La responsabilidad de
mando es una responsabilidad por omisión, que es culpable debido al deber impuesto por el derecho
internacional a un comandante. Si se requiriera un nexo causal esto cambiaría las bases de la responsa-
bilidad de mando por incumplimiento por no impedir o sancionar en la medida en que ello requeriría
prácticamente un involucramiento por parte del comandante en el crimen cometido por sus subordina-
dos, alternado así la naturaleza misma de la responsabilidad impuesta por el artículo 7(3)”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 280: “Independientemente
del lugar central asumido por el principio de causación en el derecho penal, la causación no ha sido
tradicionalmente postulada como una conditio sine qua non para la imposición de responsabilidad pe-
nal a los superiores por incumplimiento al no impedir o sancionar crímenes cometidos por sus subor-
dinados. Por lo tanto, no es necesario que el incumplimiento al no actuar de un comandante haya
causada la comisión del crimen”.

(3) Deber de impedir

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 375: “El debe de un superior de impe-
dir la comisión de un crimen está explícitamente dispuesto por los tratados posteriores a la II Guerra
Mundial. El Protocolo Adicional I [a los Convenios de Ginebra] requiere de cualquier comandante que
sepa que sus subordinados se aprestan a cometer un crimen ‘inicie las medidas que sean necesarias
para impedir dichas violaciones’”.

(a) Cuando surge el deber de impedir

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 527: “El deber de impedir
surge a partir del momento en que el superior conocimiento, o tiene razones para saber que un crimen
está siendo o está por ser cometido [...] El superior debe actuar a partir del momento en que toma co-
nocimiento de tal hecho”. Ver también Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr.
373 (similar a la primera oración).

451
RESPONSABILIDAD DE MANDO (ARTÍCULO 7(3))

Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párrs. 72, 79, 90: “El deber de
impedir surge cuando el comandante adquiere conocimiento real o tiene motivos razonables para sos-
pechar que se está cometiendo un crimen o que éste está por cometerse [...]”. “Conforme a la jurispru-
dencia del Tribunal, el deber de impedir debe entenderse como un deber que recae en el superior en
cualquier etapa anterior a la comisión del crimen de un subordinado si dicho superior sabe que se pre-
para o se planea la comisión de dicho crimen, o si tiene motivos para saber del mismo”. “Del texto del
artículo 7(3) es claro que el elemento preventivo del deber de impedir se adhiere cuando el subordina-
do ‘está por cometer dichos actos’, pero antes de que el crimen mismo haya sido cometido. Esta inter-
pretación se apoya en el Comentario del CICR [Comité Internacional de la Cruz Roja] al artículo 86
del Protocolo Adicional I [a los Convenios de Ginebra] que hace notar que el párrafo 1 es una ‘obliga-
ción general de reprimir o suprimir violaciones que resultan de una incumplimiento al no actuar’, el
uso del término ‘reprimir’ en artículo 86(1) del Protocolo Adicional I indica que el deber únicamente
se adhiere cuando el subordinado está en el punto de cometer un crimen y a partir del momento en que se
tiene conocimiento de éste por parte del superior” (énfasis en el original).
Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 317: “Se requiere acción
del superior a partir del punto en que ‘supo o tuvo motivos para saber’ de los crímenes cometidos o
por ser cometidos por sus subordinados”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 445: “El deber de im-
pedir debe ser entendido como descansando en un superior en cualquier etapa anterior a la comisión
del crimen de un subordinado si dicho superior adquiere conocimiento de que se está preparando o
planeando la comisión de tal crimen, o cuando tiene motivos razonables para sospechar de crímenes de
sus subordinados”.

(b) El deber de impedir incluye tanto una obligación general como una específica

Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 80: “El deber de impedir puede
ser visto como incluyente tanto de una ‘obligación general’ como de una ‘obligación específica’ de
impedir la comisión de crímenes que caen dentro de la jurisdicción del Tribunal. La Sala de Primera
Instancia hace notar, sin embargo, que sólo la ‘obligación específica’ de impedir genera responsabili-
dad penal que dispone el artículo 7(3) del Estatuto”.

(c) Obligaciones preventivas generales de un comandante

Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 81: “La existencia de una obli-
gación general de impedir la comisión de crímenes deriva del deber de un comandante, que se origina
de su posición de control efectivo, la cual lo coloca en la mejor posición para impedir violaciones gra-
ves al derecho internacional humanitario. Esta obligación puede ser considerada como una que deriva
de la importancia que el derecho internacional humanitario asigna a la prevención de violaciones”.
Para una discusión adicional de los deberes de los comandantes, ver Halilovic, (Sala de Primera Ins-
tancia), 16 de noviembre de 2005, párrs. 82-85.
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párrs. 86-88: “Transpira de la
jurisprudencia del Tribunal que algunas medidas preventivas previas pueden ser requeridas de un su-
perior. La Sala de Primera Instancia en el caso Celebici [a/k/a Delalic] encontró que: ‘una laguna im-

452
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

portante en algún esfuerzo preventivo realizado por el Sr. Mucic es que él, como comandante, nunca
dio instrucción alguna a los guardias respecto a cómo tratar a las personas detenidas’. La Sala de Pri-
mera Instancia en el caso Kvocka encontró que: ‘[c]iertamente existía el deber de capacitar y controla a
los guardias en el campo, e impedir y sancionar la conducta criminal’. Similarmente, la Sala de Prime-
ra Instancia en el caso Strugar encontró que ‘[c]ontinúa siendo relevante [...] que nada haya sido hecho
por el Acusado antes del ataque [...] comenzado por garantizar que aquellos que planearon, ordenaron
y dirigieron el ataque [...] fueran recordados de las restricciones respecto a los bombardeos de la Vieja
Ciudad [de Dubrovnik], o de reforzar las órdenes prohibitivas existentes’”. “La Sala de Primera Ins-
tancia hace notar que está bien establecido que el derecho internacional humanitario pretende impedir
no sólo las violaciones a sus normas, sino que tiene como finalidad también prevenir sus violaciones
potenciales. Como se hizo notar antes, el derecho internacional humanitario encomienda a los coman-
dantes el papel de garantes de la ley en tratándose de la protección humanitaria y crímenes de guerra, y
por esa razón, están colocados en una posición de control sobre los actos de sus subordinados, y es ésta
la que genera una responsabilidad por el incumplimiento al no actuar. Es un elemento natural del cons-
tituyente preventivo de la responsabilidad de mando que un comandante deba hacer esfuerzos para
asegurarse de que sus tropas estén debidamente informadas de sus responsabilidades en derecho inter-
nacional, y que actúen de manera ordenada”. “En tanto que es evidente que no puede adherirse respon-
sabilidad penal al comandante por no cumplir con su deber per se, puede ser un elemento que deba
tomarse en consideración cuando se examinen las circunstancias de hecho del caso. Sin embargo, el
adherirse a esta obligación general no es suficiente por sí misma para evitar la responsabilidad penal
de los comandantes en caso de que incumpla al no tomar las medidas necesarias y adecuadas bajo su
obligación específica” (énfasis en el original).

(d) Obligaciones especificas de impedir: dependen del poder del superior

Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 89: “[L]o que el deber de impe-
dir involucre un caso particular dependerá de la capacidad real del superior para intervenir en una si-
tuación específica. Al establecer la responsabilidad individual de los militares superiores, los
tribunales establecidos tras la II Guerra Mundial, han considerado factores tales como el incumpli-
miento del superior al no obtener reportes de que las acciones militares han sido llevada a cabo de
acuerdo con el derecho internacional, el incumplimiento al no expedir órdenes dirigidas a adecuar las
prácticas relevantes con las reglas de la guerra, y el incumplimiento al no tomar medidas disciplinarias
para impedir la comisión de atrocidades por las tropas bajo su mando, el incumplimiento al no protes-
tar contra o criticar la acción criminal, y el incumplimiento al no insistir ante una autoridad superior
que se tome una acción inmediata al respecto”. Ver también Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31
de enero de 2005, párr. 374 (similar).
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 375: “El Comentario del CICR
[Comité Internacional de la Cruz Roja] al [Protocolo Adicional I] hace notar que el deber [de impedir
la comisión de crímenes] varía por cada nivel de mando y que, a modo de ejemplo, puede implicar que
un teniente deba marcar un lugar protegido que él descubra durante el curso de su avance, el coman-
dante de una compañía debe asegurarse de que el ataque sea interrumpido cuando encuentre que el
objetivo bajo ataque no es ya un objetivo militar, y el comandante de un regimiento debe seleccionar
los objetivo en tal forma que evite actos indiscriminados’”.
Ver también “las medidas que debe tomar el superior dependen de su posición de poder”, Sección
(VI)(c)(iii)(2)(a), Compendio del TPIY.

453
RESPONSABILIDAD DE MANDO (ARTÍCULO 7(3))

(e) Cuando no es claro si las fuerzas están por cometer crímenes, surge el deber de investigar

Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 90: “Como lo sostuvo la Sala de
Primera Instancia en el caso Strugar:

Una persona acusada no puede impedir el alcance pretendido de la disposición absteniéndose de to-
mar acciones, con base en que con lo que sabía no tenía la completa certeza de que sus fuerzas estu-
vieran aprestándose a cometer crímenes, cuando la información que posee dé lugar a un prospecto
claro de que sus fuerzas estaban por cometer un crimen. En tales circunstancias el acusado debe por
lo menos investigar, esto es, tomar medidas inter alia, para determinar, si en verdad los crímenes es-
tán por ser cometidos, o si, en efecto, para esa etapa ya se han cometido o están por cometerse”.

Ver también bajo mens rea para responsabilidad de mando, “el superior tiene ‘motivos para saber’
si la información disponible es suficiente para justificar una investigación adicional”, Sección
(VI)(c)(ii)(2)(d), Compendio del TPIY.

(f) Emisión de órdenes de rutina y reiteración ocasional de obligaciones


con respecto a los Convenios de Ginebra son insuficientes

Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 89: “En los Juicios de Tokio se
sostuvo que el deber de un superior no se cumplía únicamente mediante la emisión de órdenes de ruti-
na, y que se requerían medidas más activas”.
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 374: “El Tribunal Militar Interna-
cional para el Lejano Oriente, ha sostenido que el deber de un superior no se cumple mediante la emi-
sión de órdenes de rutina, y que se requieran tomar medidas más amplias:

El deber de un comandante de un Ejército en tales circunstancias no se cumple por la mera emi-


sión de órdenes de rutina [...][.] Su deber es tomar aquellas medidas y expedir aquellas órdenes
que impidan después la comisión de crímenes de guerra y verificar a su plena satisfacción que di-
chas órdenes se están llevándose a cabo”.

(g) Aplicación - deber de impedir

(i) Bombardeo ilegal de la Vieja Ciudad de Dubrovnik


Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párrs. 422, 433-34: “[C]uando el Acusado
[entonces comandante del Segundo Grupo Operacional del JNA (Ejército de los Pueblos Yugoslavos]
fue informado que General Kadijevic, alrededor de las 0700 horas de la [Misión de Monitoreo de la
Unión Europea], protestó [respecto al bombardeo de la Vieja Ciudad de Dubrovnik], que puso al Acu-
sado directamente sobre aviso respecto a la clara probabilidad de que su artillería estuviere entonces
repitiendo su anterior bombardeo ilegal sobre la Vieja Ciudad. La extensión del conocimiento real del
Acusado respecto al bombardeo en octubre y noviembre sobre la Vieja Ciudad, de los problemas dis-

454
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

ciplinarios del 3/472 mtbr [Tercer Batallón de la Brigada Motorizada 472°] y de su aparente papel, por
lo menos como lo reveló la investigación del Almirante Jokic en noviembre, en el bombardeo de no-
viembre de Dubrovnik, especialmente en la Vieja Ciudad, y su incumplimiento al no clarificar las in-
tenciones de su orden para atacar Srd con respecto al bombardeo de Dubrovnik o de la Vieja Ciudad,
son cada uno muy relevantes. En combinación dan lugar, en la conclusión de la Sala, a una fuerte ne-
cesidad de hacer muy explícitamente claro, mediante una orden inmediata y directa a aquéllos que co-
mandaban y dirigían las fuerzas de ataque, especialmente a la artillería, del estatus especial de la Vieja
Ciudad y de las prohibiciones existentes de bombardearla, y de las limitaciones o prohibiciones, en su
caso, de bombardear la Vieja Ciudad como pretendió hacerlo el Acusado el 6 de diciembre de 1991”.
“[E]l Acusado tenía la autoridad legal y los medios materiales para haber detenido el bombardeo
de la Vieja Ciudad a lo largo de diez y media horas que continuó, ya que también tenía los medios de
autoridad para detener el bombardeo más amplio de Dubrovnik. Ninguna medida que pudo haberse
tomado por parte del Acusado fue efectiva para hacerlo. En tanto que las fuerzas responsables del
bombardeo estaban bajo el mando inmediato del 9 VPS [Noveno Sector Naval Militar], se encontraban
bajo su mando superior y estaban involucradas en una operación militar ofensiva aquel día en segui-
miento de la orden dada por el Acusado de capturar Srd”.
“En tanto que la conclusión de la Sala es que el Acusado no ordenó que el ataque de Srd se detu-
viera cuando habló con el Almirante Jokic alrededor de las 0700 horas el 6 de diciembre de 1991, la
Sala desearía observar adicionalmente que en verdad había dado la orden, a lo que sigue demostrar si
el Acusado incumplió totalmente al no tomar las medidas razonables dentro de su capacidad material y
autoridad legal para garantizar que su orden fuera comunicada a todas las unidades del JNA [Ejército
de los Pueblos Yugoslavos] activas en el ataque, y para garantizar que su orden fuera cumplida. Este
incumplimiento, tan sólo, bastaría para que el Acusado incurriera en responsabilidad por actos de sus
subordinados conforme al artículo 7(3), aún si había ordenado alrededor de las 0700 horas que se de-
tuviera el ataque sobre Srd”.

(ii) Campaña de francotiroteo de Sarajevo por los Cuerpos de Sarajevo Romanija


del Ejército de la República de Srpaska
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 719: “La Sala de Primera Instancia ha
concluido ya que la cadena de mando dentro de los [Cuerpos de Sarajevo Romanija] funcionaba debi-
damente. Tomando en consideración la falta de instrucción debida a las tropas de los [Cuerpos de
Sarajevo Romanija], y considerando que la actividad criminal atribuida a las fuerzas de los [Cuerpos
de Sarajevo Romanija] se extendió a lo largo de un periodo de veintitrés meses, una fuerte inferencia es
que, por lo menos, no se tomo ninguna medida razonable para impedir la comisión de los actos crimi-
nales cometidos contra los civiles y que ningún comandante razonable podría haber considerado medi-
das tales como ocasionalmente reiterar la obligación de respetar los Convenios de Ginebra como una
forma razonable de atender las quejas de fuego indiscriminado contra civiles”. Ver también Galic, (Sa-
la de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párrs. 717-718 (donde se discute que “el General
Galic podía haber expedido órdenes para abstenerse de atacar a los civiles” y que “[e]xiste [...] alguna
prueba de que el General Galic dio instrucciones a efecto de respetar los Convenios de Ginebra de
1949”.). Pero ver Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 750 (porque Galic
fue encontrado culpable según el artículo 7(1), la Sala de Primera Instancia no lo encontró finalmente
como responsable bajo el artículo 7(3)).

455
RESPONSABILIDAD DE MANDO (ARTÍCULO 7(3))

(4) El deber de sancionar

(a) La responsabilidad del comandante por abstenerse de sancionar


está reconocido como derecho consuetudinario

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 85: “En la opinión de la Sala de Apelaciones,
la Sala de Primera Instancia no erró al concluir que el efecto de la responsabilidad de un comandante
por su incumplimiento al no sancionar fue reconocido en el derecho consuetudinario previamente a la
comisión de los crímenes relevantes en el Acta de Acusación”.
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 94: “La Sala de Apelacio-
nes [en el caso Blaskic] concluyó que la responsabilidad de un comandante por su incumplimiento al
no sancionar fue reconocida en el derecho consuetudinario previamente a la comisión del crimen rele-
vante en el Acta de Acusación”.

(b) Cuando se origina el deber de sancionar

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 527: “[E]l deber de sancionar
se origina después de que el superior adquiere el conocimiento de la comisión de un crimen”.
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 72: “[E]l deber de sancio-
nar se origina después de la comisión del crimen”. Ver también Strugar, (Sala de Primera Instancia),
31 de enero de 2005, párr. 373 (igual).
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 446: “El deber de san-
cionar naturalmente surge después de que ha sido cometido el crimen. Las personas que asumen el
mando después de la comisión del crimen están bajo el mismo deber de sancionar”.

(c) El deber de sancionar es una forma separada de responsabilidad

Para la discusión de que el deber de sancionar es una forma separada de responsabilidad, y una discu-
sión de si existe un impedir y sancionar, o un deber de impedir o sancionar, ver Sección (VI)(c)(iii),
Compendio del TPIY, y nota de pie de página 51.

(d) El incumplimiento al no sancionar puede ser una aceptación tácita


de los crímenes/la sanción es una parte inherente para impedir crímenes futuros

Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párrs. 95-96: “El argumento de que el
incumplimiento al no sancionar un crimen es una aceptación tácita de su comisión no carece de méritos.
La Sala de Primera Instancia reconoce que un comandante, como la persona en posesión del control efec-
tivo sobre sus subordinados, ha sido encomendado por el derecho internacional humanitario con la obli-
gación de garantizar el respeto a sus disposiciones. La posición del comandante que ejercer autoridad
sobre sus subordinados establece que por su parte debe tomar las medidas necesarias y razonables para
sancionar violaciones graves al derecho internacional humanitario, y el incumplimiento al no actuar a ese

456
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

respecto es considerado tan grave que el derecho internacional le imputa responsabilidad por esos críme-
nes. El comandante ha, en palabras del Comentario al Protocolo Adicional del CICR [Comité Internacio-
nal de la Cruz Roja], ‘tolerado violaciones al derecho aplicable a conflictos armados’”.
“Finalmente, la Sala de Primera Instancia considera que la sanción es una parte inherente de la
prevención de crímenes futuros. Es insuficiente para un comandante el expedir órdenes preventivas o
asegurarse que se establezcan sistemas para el trato adecuado de civiles o prisioneros de guerra si vio-
laciones subsecuentes que puedan ocurrir no se sancionan. Este incumplimiento del comandante al no
sancionar puede ser visto por las tropas, a quienes se les ha expedido una orden preventiva, como una
aceptación implícita de que dichas órdenes no son vinculatorias”.

(e) Cumplir con el deber de sancionar

Blaskic (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 68-69: “Con respecto a la posición de la Sala
de Primera Instancia de que la responsabilidad del superior ‘puede implicar’ la presentación de
reportes a las autoridades competentes, la Sala de Apelaciones considera que esto es correcto. La Sala
de Primera Instancia solamente se refirió a la acción de presentar reportes como ejemplo del ejercicio de
una capacidad real poseída por un superior”. “La Sala de Apelaciones también hace notar que el deber
de los comandante de reportar a las autoridades competentes está específicamente dispuesto en el artículo
87(1) del Protocolo Adicional I, y de que el deber puede también ser deducidos de lo dispuesto en
el artículo 86(2) del Protocolo Adicional I”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 529: “El deber de un su-
perior de sancionar a los perpetradores de un crimen comprende su obligación de conducir una inves-
tigación efectiva con vistas a establecer los hechos. La obligación por parte del superior es tomar
medidas activas para asegurarse de que los perpetradores sean sancionados. Para tal efecto, el superior
puede ejercer su propios poderes de sanción, o si carece de éstos, reportar a los perpetradores a las au-
toridades competentes”.
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 100: “El deber de sancionar in-
cluye por lo menos una obligación de investigar los posibles crímenes, de establecer los hechos y, si el su-
perior carece de poderes para sancionar, de reportarlos a las autoridades competentes”. Ver también
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 279 (similar); Kordic y Cerkez,
(Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 446 (similar).
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 98: “Los Tribunales Milita-
res establecidos después de la II Guerra Mundial interpretaron el deber del superior de sancionar como
uno que implicaba una obligación para el superior de conducir una investigación efectiva, tomar pasos
activos para asegurarse que los perpetradores fueran traídos ante la justicia. Si el superior ha pedido un
reporte del incidente, así como la profundidad de la investigación podría también ser relevante a este
respecto”. Ver también Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 376 (similar).
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 793: “La obligación de
impedir o sancionar puede, en algunas circunstancias, ser cumplida al reportar el asunto a las autorida-
des competentes”. Ver también Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 461
(igual); Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 335 (similar).

457
RESPONSABILIDAD DE MANDO (ARTÍCULO 7(3))

(f) La falta de competencia legal formal para ejercer las medidas no necesariamente excluye
la responsabilidad penal

Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 100: “El superior [...] tiene el
deber de ejercer todas las medidas posibles dentro de las circunstancias; y la falta competencia legal
formal por parte del comandante no necesariamente excluye su responsabilidad penal”.

(g) El superior no necesita ser la persona que aplica la sanción,


pero debe tomar algún paso importante en el proceso disciplinario

Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 100: “El superior no tiene que haber
sido la persona que aplica la sanción, pero debe tomar algún paso importante en el proceso disciplinario”.
Ver también Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 316 (igual).

(h) Aplicación - deber de sancionar

(i) Bombardeo de la Vieja Ciudad de Dubrovnik


Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párrs. 436, 439, 444: “Por las razones seña-
ladas anteriormente en esta decisión, la Sala ha encontrado que la investigación llevada a cabo por el
Almirante Jokic [con respecto al bombardeo de la Vieja Ciudad de Dubrovnik el 6 de diciembre de
1991] fue un engaño”. “[P]arece que solamente unos cuantos reporte y declaraciones escritas fueron
obtenidas un día o dos después del 6 de diciembre de 1991. Éstos aparentemente apoyaban la opinión,
en esencia, de que el ataque a Srd era una reacción espontánea del Capitán Kovacevic del 3/472 MTBR
[Tercer Batallón de la Brigada Motorizada 472°, que en ese momento estaba bajo el control del 9 Sec-
tor Militar Naval Sector (9 VPS), que era parte del 2° Grupo Operacional del Ejército de los Pueblos
Yugoslavos (JNA)] a provocaciones por las fuerzas croatas en Srd durante la noche del 5/6 de diciem-
bre de 1991. Actuó solo y en contrario a las órdenes al llevar a cabo e ataque a Srd. Además, en tanto
que hubo algún bombardeo a Dubrovnik, este fue en apoyo del ataque a Srd y aparentemente había
seleccionado como objetivo a posiciones militares croatas activas. La extensión del bombardeo y el
daño causado, especialmente a la Vieja Ciudad, fueron significativamente minimizados. Las conse-
cuencias disciplinarias de la investigación, se dijo, fue que un Comandante de Batallón había sido des-
tituído de su mando. Contrariamente a lo que entendieron muchos en ese momento, está ahora claro
que ese comandante de Batallón no era el comandante que lideró el ataque sobre Srd, a saber, Capitán
Kovacevic del 3/472 mtbr. Como se indicó en otras parte en esta decisión, fue el Teniente Coronel
Jovanovic del 3/5 mtbr [Tercer Batallón de la 5° Brigada Motorizada]”.
“[L]a prueba persuade a la Sala de que el Acusado fue, por lo menos por aquiescencia, un partici-
pante en el arreglo por virtud del cual el Almirante Jokic llevó a cabo su investigación fraudulenta y su
acción disciplinaria fraudulenta, y reportó al Primer Secretario en una forma que desviara la responsa-
bilidad por daño a la Vieja Ciudad por parte del JNA [Ejército Popular Yugoslavo]”.
“La prueba establece, en las conclusiones de la Sala, que el Acusado en todo momento relevante
tuvo plena autoridad real y legal para actuar por sí mismo para investigar, o tomar acción disciplinaria
u otra acción adversa contra los oficiales del 9 VPS [Noveno Sector Militar Sector Naval] que partici-
paron directamente en o que incumplieron al no impedir o de detener, el ataque ilegal de artillería so-

458
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

bre la Vieja Ciudad el 6 de diciembre de 1991. No obstante ello el Acusado eligió no tomar ninguna
acción de ningún tipo”.

(ii) Campaña de francotiroteo y bombardeo de Sarajevo


Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párrs. 720-723: En relación al deber del
General Galic de perseguir y sancionar a los perpetradores de los crímenes [de francotiroteo y bom-
bardeo a Sarajevo], la Sala de Primera Instancia ha encontrado que el Acusado tenía la capacidad real
de hacer valer la disciplina militar usual entre sus tropas”.
“No existe prueba en los Autos del Juicio de que la tropas de los [Cuerpos de Sarajevo Romanija]
fueran enjuiciadas o sancionadas por haber ilícitamente tenido como blanco a civiles”.
“[L]a cadena de mando funcionaba efectivamente y al Acusado se le recordó de manera reglar,
mediante protestas formales por parte de los medios de comunicación de la actividad criminal que es-
taba siendo cometida por las tropas bajo su mando [...]. La falta de responsiva por parte del mando de
los [Cuerpos de Romanija Sarajevo] más bien demuestra que por lo menos existía un intento delibera-
do de dejar que la situación prevaleciera y continuará más que la imposibilidad de investigar, enjuiciar
y sancionar debidamente”.
“En vista de lo anterior, la Sala de Primera Instancia encuentra que el Acusado no tomo medidas
razonables para enjuiciar y sancionar a los perpetradores de crímenes contra civiles”.
Pero ver Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 750 (porque se condenó
a Galic como culpable según el artículo 7(1), la Sala de Primera Instancia finalmente no lo encontró
responsable conforme al artículo 7(3)).
Para un discusión adicional del francotiroteo y bombardeo a Sarajevo, ver “la campaña de franco-
tiroteo contra, y el bombardeo de, civiles en Sarajevo” como un ataque ilegal contra civiles y bienes
civiles, Sección (II)(d)(xi)(12)(a), Compendio del TPIY, y “la campaña de francotiroteo y ataque de
bombas contra civiles en Sarajevo”, Sección (V)(c)(iii)(3)(b), Compendio del TPIY, Para la discusión
de la responsabilidad de Galic conforme al artículo 7(1).

(5) Los superiores civiles están sujetos a obligaciones similares de impedir y sancionar

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 283: “Los superiores civiles es-
tán sujetos a similares obligaciones de impedir que sus subordinados cometan crímenes y de sancionar
a los perpetradores, del mismo modo que los superiores militares. Dependiendo de los poderes efecti-
vos de jure o de facto de que disfruten, uno podría necesitar considerar si éstos incluyen la capacidad
de requerir que las autoridades competentes tomen acción”. Ver también Kordic y Cerkez, (Sala de
Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 446 (similar).

459
RESPONSABILIDAD DE MANDO (ARTÍCULO 7(3))

d) Responsabilidad del superior por genocidio

i) La responsabilidad penal del superior y el crimen de genocidio


reconocido como derecho internacional consuetudinario

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 713: “La Sala de Primera Instan-
cia ha hecho notar previamente que el genocidio es un crimen reconocido por el derecho internacional
consuetudinario, el cual en virtud del artículo 4 del Estatuto cae dentro de la jurisdicción del Tribunal.
La Sala de Primera Instancia está satisfecha también de que la responsabilidad penal de un superior
está reconocida por el derecho internacional consuetudinario, y de que la Sala de Primera Instancia
tiene jurisdicción sobre esta forma de responsabilidad penal”.

ii) La responsabilidad de un superior se aplica al crimen de genocidio

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 711: “Conforme al artículo 7(3)
del Estatuto una persona acusada en una posición jerárquicamente responsable puede ser considerado
como responsable por genocidio como resultado de incumplimiento al no desarrollar su función como
superior que ejercer control sobres sus subordinados”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 715-716: “La Sala de Primera
Instancia está satisfecha que razonablemente cae dentro de la aplicación de la doctrina de la responsabili-
dad penal el tener por responsable a un superior si sabían o tenían razones para saber que su subordina-
dos se aprestaban a cometer genocidio o lo habían hecho, e incumplió al no tomar medidas necesarias y
razonables para impedir la comisión de los crímenes o sancionar a los perpetradores de los mismos”.
“Este entendido se confirma por el Estatuto, que en su artículo 7(3) explícitamente se refiere a todos los
crímenes que caen sobre la jurisdicción del Tribunal, incluyendo al genocidio, y que, conforme a la Sala
de Apelaciones, ‘debe ser interpretado con el mayor respeto al texto utilizado por el legislador’. Adicio-
nalmente, con una excepción [la Decisión conforme a la Regla 98 bis en el caso Stakic]III [...], la aplica-
ción de la responsabilidad penal del superior por el crimen de genocidio no ha sido disputada en la
jurisprudencia del Tribunal. Inclusive, ha sido sostenida en casos ante el TPIR”.

III
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 28
de julio de 2003 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de emitirse la Decisión la conforme a la
Regla 98 bis en el caso Stakic, la Regla 98bis lee: “Regla 98bis. Petición de Sentencia Absolutoria. (A) Una persona
acusada podrá presentar una petición para que se emita una sentencia absolutoria con respecto a uno o más de los crí-
menes incluidos en el Acta de Acusación dentro de los siete siguientes días al fin de la presentación del caso por parte
de la Fiscalía y, en todo caso, antes que se presentaban pruebas por parte de la Defensa de conformidad con la Regla 85
(A)(ii). (B) La Sala de Primera Instancia ordenará que se determine una sentencia absolutoria con base en la petición de
la persona acusada, o proprio motu si ha encontrado que la prueba no es suficiente para substanciar una condena por ese
o esos cargos”.

460
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

iii) Mens rea por responsabilidad del superior en el crimen de genocidio

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 717-721: “Una cuestión adicio-
nal se si se requiere que un superior posea la intención específica para el genocidio, en orden de ser
considerado como responsable por genocidio según el artículo 7(3). La cuestión del requisito mens rea
para genocidio según el artículo 7(3) no ha sido decidida en la en la jurisprudencia del Tribunal. En la
Decisión conforme a la Regla 98 bis en el caso Stakic,IV la Sala de Primera Instancia que conocía de
dicho caso señaló lo siguiente: ‘Se sigue del artículo 4 y de la naturaleza única del genocidio, que se
requiere un dolus specialis para ser responsable según el artículo 7(3) también. La Sala de Primera
Instancia hace notar los problemas legales y la dificultad de demostrar genocidio mediante una omi-
sión por parte de líderes civiles’”.
“Personas han sido juzgadas y condenadas ante el TPIR por genocidio según el artículo 6(3) del
Estatuto del TPIR, que es la disposición análoga al a artículo 7(3) del Estatuto. El caso Cyangugu apo-
ya la conclusión de que un superior no necesita poseer la intención específica para ser considerado
como responsable por genocidio conforme a la doctrina de la responsabilidad penal de un superior”.
“La Sala de Primera Instancia no puede estar de acuerdo con la Sala de Primera Instancia en el ca-
so Stakic en que un superior necesita poseer la intención específica para ser considerado como responsa-
ble por genocidio según el artículo 7(3) del Estatuto. Además de las indicaciones en la jurisprudencia
señaladas previamente, la siguiente razón milita en contra de esta conclusión”.
“Como una cuestión de interpretación del Estatuto, no existe en la opinión de la Sala de Primera
Instancia ninguna razón inherente por la que, habiendo verificado que se aplica a genocidio, el artículo
7(3) deba aplicarse de forma diferente al crimen de genocidio que cualquier otro crimen en el Estatuto.
La Sala de Apelaciones ha observado que la responsabilidad penal de superior requiere que la Fiscalía
demuestre que el superior sabía o tenía razones para saber de la criminalidad de sus subordinados. En
el caso de genocidio, éste implica que el superior debe haber tenido conocimiento o debe haber tenido
motivos para saber de la intención específica de sus subordinados, con todas las dificultades relativas a
la prueba que se derivan de esto. La Sala de Apelaciones ha sostenido que la responsabilidad penal de
un superior es una forma de responsabilidad penal que no requiere prueba de intención para cometer un
crimen por parte del superior antes de que pueda adherirse responsabilidad penal. Por lo tanto es nece-
sario distinguir en el mens rea requerido para los crímenes perpetrados por los subordinados y el re-
querido para el superior. La Sala de Apelaciones ha advertido en contra del peligro de ‘confundir el
requisito de mens rea del crimen de genocidio con el requisito mental del modo responsabilidad por el que
se alega que la responsabilidad penal se adhiere al acusado’. Si los elementos que dicta el artículo 7(3)
se cumplen, no existe razón alguna por la que los superiores no deban de ser condenados conforme al
artículo 7(3) por genocidio; el genocidio es, después de todo, el crimen con el que los superiores aso-

IV
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 28
de julio de 2003 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de emitirse la Decisión la conforme a la
Regla 98bis en el caso Stakic, la Regla 98bis lee: “Regla 98bis. Petición de Sentencia Absolutoria. (A) Una persona
acusada podrá presentar una petición para que se emita una sentencia absolutoria con respecto a uno o más de los crí-
menes incluidos en el Acta de Acusación dentro de los siete siguientes días al fin de la presentación del caso por parte
de la Fiscalía y, en todo caso, antes que se presentaban pruebas por parte de la Defensa de conformidad con la Regla
85(A)(ii). (B) La Sala de Primera Instancia ordenará que se determine una sentencia absolutoria con base en la petición
de la persona acusada, o proprio motu si ha encontrado que la prueba no es suficiente para substanciar una condena por
ese o esos cargos.”

461
RESPONSABILIDAD DE MANDO (ARTÍCULO 7(3))

cian, a través del incumplimiento deliberad al no llevar a cabo su deber de ejercer control” (itálicas
omitidas en mens rea en el original).
“De allí que, la Sala de Primera Instancia esté satisfecha que el mens rea requerido para que los
superiores sean considerados como penalmente responsables por genocidio según el artículo 7(3) es
que el superior supiera o tuviera razones para saber que sus subordinados (1) se aprestaban a cometer o
habían cometido genocidio y (2) de que los subordinados poseían la intención específica requerida”22
(énfasis en el original).

e) Aplicación - responsabilidad del superior

i) El bombardeo ilegal de la Vieja Ciudad de Dubrovnik

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 446: “[L]a Sala está satisfecha que el
Acusado tenía control efectivo sobre los perpetradores del bombardeo ilegal sobre la Vieja Ciudad de
Dubrovnik el 6 de diciembre de 1991 [las fuerzas del JNA (Ejército de los Pueblos Yugoslavos)]. El
Acusado tenía la autoridad legal y la capacidad material para detener el bombardeo ilegal de la Vieja
Ciudad y sancionar a los perpetradores. La Sala está satisfecha adicionalmente que, a partir del alrededor
de las 0700 horas del 6 de diciembre de 1991, el Acusado fue puesto sobre aviso, por lo menos de un
prospecto claro, de que su artillería estaba entonces repitiendo su conducta previa y cometiendo crímenes
tales como aquellos de los que se les acusaba. A pesar de saberlo, el Acusado no se aseguró de obtener
información confiable respecto a si en verdad el bombardeo por parte del JNA [Ejército Popular Yugoslavo]
sobre Dubrovnik estaba ocurriendo, especialmente sobre la Vieja Ciudad, y en tal caso de los motivos de
ello. Más aún, el Acusado no tomó medidas necesarias y razonables para asegurarse, por lo menos, de que
el bombardeo ilegal de la Vieja Ciudad fuera suspendido. La Sala está satisfecha además con que en nin-
gún momento el Acusado instituyó investigación alguna respecto a la conducta de sus subordinados, res-
ponsables por el bombardeo de la Vieja Ciudad, ni tampoco tomó ninguna acción disciplinaria u otra
acción adversa contra ellos, con respecto a los eventos ocurridos el 6 de diciembre de 1991. La Sala está,
por ende, satisfecha que los elementos requeridos para probar la responsabilidad del Acusado como supe-
rior, de conformidad con el artículo 7(3) del Estatuto, por el bombardeo ilegal de la Vieja Ciudad por
parte del JNA el 6 de diciembre de 1991 han sido demostrados”.

ii) Las ejecuciones que siguieron a la caída de Srebrenica

Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párrs. 87-88, 151: “Aún cuando se
enfocaba en la defensa de Zvornik, [...] Dragan Obrenovic tenía una responsabilidad como Comandan-
te Actuante y como Comandante Adjunto y Jefe de Estado Mayor [de la Brigada Zvornik del VRS
(Ejército de la República Serbia de Bosnia y Herzegovina/República Srpska)] para impedir la comi-
sión de crímenes por sus subordinados, y en caso de que éstos se cometieran, sancionar a aquéllos que

22
Nótese que esta postura está ciertamente abierta a cuestionamiento, por lo menos como una cuestión de lógica, en el
hecho de que el mens rea requerido para la responsabilidad de un superior por genocidio debe ser más fácil de probar
que la del perpetrador de genocidio.

462
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

cometieran los crímenes. Dragan Obrenovic no cumplió con ninguno de esos deberes y es, por lo tan-
to, [...] responsable de conformidad con el artículo 7 (3) del Estatuto”.
“[S]abía o tenía motivos para saber que miembros de diversas unidades de la Brigada de Zvornik
tomaron parte en la operación homicida en varios lugares [después de la caída de Srebrenica] al custo-
diar, ejecutar y enterrar a prisioneros musulmanes. La parte central de la responsabilidad de Dragan
Obrenovic surge, por lo tanto, de su incumplimiento al no actuar frente a la comisión del crimen de
persecuciones – al ser pasivo cuando debería haber impedido que sus subordinados cometieran los
actos criminales, o sancionarlos después por haberlos cometido”.
“A pesar que sólo hubo pocas acciones directas que Dragan Obrenovic tomó para alentar las ope-
raciones homicidas, su inacción durante estos días devastadores y críticos, por si mismos, tuvo un im-
pacto sobre aquellos que trabajaban con y bajo su mando. Dragan Obrenovic pasó la mayor parte de
estos días fatídicos en el campo de batalla, pero estaba consciente de las operaciones de asesinato a
gran escala que estaban ocurriendo. Mediante su incumplimiento al no impedir que sus subordinados
participaran en la detención, asesinato y entierro de hombres bosnio-musulmanes, Dragan Obrenovic
incurre en responsabilidad penal. Mediante su incumplimiento al no sancionar a sus subordinados des-
pués de que cometieron los crímenes, de los cuales sabía o tenía razón para saber, Dragan Obrenovic
incurren en responsabilidad penal” (énfasis en el original).

iii) El mantener a bosnio-musulmanes bajo condiciones ilegales de detención en


el Centro Cultural de Vitez y el hospital veterinario de Vitez en Bosnia Central

(1) Control efectivo

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 612-614: “Las pruebas ante la Sala de Ape-
laciones claramente demuestra que, contrario a las conclusiones de la Sala de Primera Instancia, el
Apelante no disfrutaba ni ejercía un mando y control efectivo sobre todas las unidades del [Consejo de
Defensa Croata (Ejército de los Bosnio-croatas)] nominalmente subordinado a él”. “Sin embargo, la
Sala de Apelaciones sostiene de que sería razonable concluir que el Apelante sabía de las condiciones
de detención en el Centro Cultura de Vitez y en el hospital veterinario de Vitez”. “Las pruebas presen-
tadas en el juicio, relacionadas con el hospital veterinario de Vitez, demuestra que el personal respon-
sable de los bosnio-musulmanes no combatientes fueron soldados regulares del HVO [Consejo de
Defensa Croata (Ejército de Bosnio-croatas)] bajo el mando efectivo del Apelante, -‘[e]ran soldados
del HVO con insignias del HVO en sus mangas’. El mismo hospital veterinario de Vitez era un edifi-
cio municipal, a aproximadamente 900 metros del Hotel Vitez. La Sala de Primera Instancia concluyó
que estos perpetradores estaban sobre el control efectivo del Apelante”.

(2) Condiciones de detención

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 615: “Las pruebas relativa al Centro Cultural
de Vitez demuestran que era un edificio municipal aproximadamente a 100 metros del Hotel Vitez. El
edificio sirvió como centro de detención, a partir del 16 de abril de 1993 y hasta el final de abril de
1993, para entre 300 y 500 bosnio-musulmanes bajo la guarda de la Policía Militar y regulares del
HVO [Consejo de Defensa Croata (Ejército de bosnio-croatas)]. Como centro de detención, se tornó

463
RESPONSABILIDAD DE MANDO (ARTÍCULO 7(3))

sobrepoblado hasta que las personas detenidas fueron liberadas o transferidas, hacia finales de abril de
1993. El Centro Cultural también albergó a los cuarteles del Comandante de la Brigada de Vitez. El
que el personal regular del HVO, bajo el control efectivo del Apelante, sabía de ello e hizo uso de las
personas detenidas está más allá de toda duda. Un testigo testificó que, mientras estuvo detenido en el
Centro Cultural de Vitez, ‘delegaciones militares de alto rango vinieron a visitar el edificio, encabeza-
dos por el Jefe de Estado Mayor del Ejército del BiH [Fuerzas Armadas del Gobierno de Bosnia y
Herzegovina] en ese momento, el Sr. Sefer Halilovic, y el comandante de los cuarteles del HVO, Milivoj
Petkovic. Ambos fueron escoltados por los comandante locales de ambos lados’”.

(3) Conocimiento real de las condiciones

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 618-622: “La Sala de Apelaciones considera que:

(i) la proximidad personal del Apelante a algunos de los centros de detención impide la conclu-
sión de que no estaba al tanto de la presencia de las personas detenidas ahí;
(ii) el Apelante testificó que frecuentemente visitaba las líneas del frente;
(iii) las unidades del Apelante [del Consejo de Defensa Croata (Ejército de bosnio-croatas)] no
tenían suficientes hombres, pero sin embargo las trincheras continuaron siendo cavadas con-
forme a sus órdenes;
(iv) el Apelante ordenó que cesara el maltrato a las personas detenidas en varias ocasiones;
(v) la práctica era ampliamente conocida y reportada por, inter alia, el CICR [Comité Interna-
cional de la Cruz Roja], la MMUE [Misión de Monitoreo de las Comunidades Europeas], y
los representantes de la NUPROFOR [Fuerza de Protección en Bosnia de las NNUU]; y
(vi) otro miembro del personal del [Consejo de Defensa Croata (Ejército de bosnio-croatas)],
presente en el área en el momento, testificó que la detención de musulmanes, y el uso de las
personas detenidas para cavar trincheras, era simple y sencillamente evidentes.

“Las pruebas presentadas en el juicio, considerada en los puntos anteriores, demuestra que el Ape-
lante en ocasiones supo del maltrato a los bosnio-musulmanes no combatientes en las instalaciones de
detención”.
“Adicionalmente, la Sala de Apelaciones ha considerado la prueba contenida en los Autos del Jui-
cio, en que se ilustra que los detenidos fueron detenidos en lugares en cercana proximidad a los cuarte-
les del Apelante en Vitez, a saber: el Centro Cultural de Vitez (que incluía la Sala de Cine) y el
hospital veterinario de Vitez”.
“La estación veterinaria fue utilizada para tener detener hasta 76 hombres bosnio-musulmanes an-
tes de que fueran transferidos a otro lugar. La estación veterinaria no estaba en el pueblo de Vitez
mismo, sino en las afueras en el área llamada Rijeka, y cumplió esta función del 16 al 20 de abril de
1993. Las condiciones eran muy pobres – el sótano estaba bajo tierra y sin calefacción, el agua podía
penetra y estaba muy sobrepoblado. Los detenidos (todos hombres de entre 16 a 70 años de edad) tenían
que sentarse sobre la madera disponible en el sótano para protegerse de la humedad. Por lo menos al-

464
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

gunos (si no todos) los detenidos fueron transferidos a las instalaciones de detención en Dubravica.
Hubo instancias de requisa forzosa de propiedad privada”.
“La Sala de Apelaciones hace notar que el Apelante argumenta que cuando supo de la detención
ilegal, tomó acciones para remediarla. El Apelante tuvo éxito al lograr que algunos de los detenidos
fueran liberados para el 30 de abril de 1993, y otros aún el 9 de mayo de 1993, lo cual sugiere tanto
que (i) previamente carecía de conocimiento respecto a la conducta ilegal, pero que (ii) sin embargo,
ejercía algún grado de control efectivo sobre las unidades y personal que perpetró los actos, como se
demostró arriba. La Sala de Apelaciones considera que este alegato demuestra que el Apelante sabía
de las condiciones de la detención ilegal para el momento en que tomó acciones para remediarla”.
“Habiendo considerado las pruebas presentadas durante el juicio en este caso, la Sala de Apela-
ciones concluye que era posible para un juzgador de hecho razonable, el concluir más allá de toda du-
da razonable que el Apelante sabía que los detenidos habían sido detenidos ilegalmente en el Centro
Cultural de Vitez y en el hospital veterinario de Vitez, y sabía que las condiciones de su detención eran
ilegales. Esta conclusión no ha sido controvertida por la prueba admitida en la apelación”.

(4) Abstención en sancionar

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 632-633: “La Sala de Apelaciones hace notar,
adicionalmente, que ha quedado establecido que la responsabilidad de un superior puede comprender,
inter alia, la presentación de reportes a las autoridades competentes con objeto de que se tomen las medi-
das razonables y necesarias dirigidas a impedir o sancionar la infracción. Los Comandantes se encuentran
bajo el deber de reportar infracciones a las autoridades competentes, como se dispone específicamente
tanto en diversas regulaciones de la SFRY [República Federal Socialista de Yugoslavia] con respecto a la
aplicación del derecho internacional de los conflictos armados, así como por el artículo 87(1) del Proto-
colo Adicional I, y por el artículo 86(2) del Protocolo Adicional I. Notablemente, este deber se encuentra
presente aún en circunstancias en las que el comandante no pueda ejercer un control efectivo sobre los
perpetradores de las infracciones respectivas, de forma tal que pueda sancionarlos”.
“La Sala de Apelaciones está convencida, más allá de toda duda razonable, de que Apelante, a pe-
sar de tener conocimiento de que se estaban cometiendo crímenes en el Centro Cultural de Vitez y en
el hospital veterinario de Vitez, relacionados con las detenciones, incumplió al no sancionar a aquellos
de sus subordinados que fueron responsables, y sobre los que tenía la capacidad de ejercer control
efectivo, e incumplió al no reportar las violaciones de las que tuvo conocimiento a las autoridades
competentes. El Apelante, consecuentemente, es culpable del Cargo 15 por infracciones graves a los
Convenios de Ginebra (trato inhumano) conforme al artículos 2(b) y 7(3) del Estatuto”.

465
HUMAN RIGHTS WATCH
VII
EXCEPCIONES

a) Defensa de “coartada”

Delalic, (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 581: “Es un mal uso común de la palabra el
describir una coartada como una ‘defensa’. Si una persona acusada presenta una coartada está negando
simplemente que estuviera en posición de cometer el crimen que se le imputa. Ésta no es una defensa
en el verdadero sentido del término. Al presentar esta cuestión, el acusado no hace más que requerir a
la Fiscalía que elimine la posibilidad razonable de que la coartada sea cierta”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 11: “En el presente caso,
una de las personas acusadas, Haradin Bala, se basa en parte en una defensa de coartada. Y mientras
exista una base de hecho en dicha prueba, el acusado no tiene la carga de demostrar dicha coartada,
sino que es la Fiscalía quién tiene que ‘eliminar la posibilidad razonable de que la prueba de dicha
coartada sea cierta’. Inclusive, como ha sido sostenido por otra Sala de Primera Instancia, la conclusión de
que una coartada es falsa no ‘demuestra por sí misma lo opuesto de lo que afirma’. La Fiscalía debe no
solamente controvertir la validez de la coartada, sino demostrar, más allá de toda duda razonable, la
culpabilidad del acusado como se afirma en la Acusación”.
Vaseljevic, (Sala de Primera Instancia) 29 de noviembre de 2002, párr. 15: “Cuando se interpone
una ‘defensa’ de coartada, por parte de una persona acusada, ésta no tiene la carga de la prueba. Sino
que la carga corresponde a la Fiscalía quien debe eliminar cualquier posibilidad razonable de que la
prueba de la coartada sea cierta”.
Ver también “La confianza en una defensa de coartada no altera la carga de prueba”, sección
(X)(b)(i)(4), Compendio del TPIY.

b) La coacción no permite una defensa completa

El Fiscal vs. Erdemovic, Caso No. IT-96-22 (Sala de Apelaciones), 7 de octubre de 1997, párr. 19:
“Por las razones que se señalan en la Opinión Separada Conjunta del Juez McDonald y del Juez
Vohrah y en la Opinión Separada y Disidente del Juez Li, la mayoría de las Salas de Apelaciones
encuentran que la coacción no se permite como defensa, para un soldado que es acusado de un crimen
de lesa humanidad y/o de un crimen de guerra que involucre el asesinato de seres inocentes”.

467
EXCEPCIONES

Erdemovic, (Sala de Apelaciones), Opinión Separada Conjunta del Juez McDonald y del Juez
Vohrah, 7 de octubre de 1997, párrs. 55, 66, 72, 75, 88: Los jueces sostuvieron que “no puede
encontrarse ninguna regla en el derecho internacional consuetudinario respecto a la disponibilidad o no
disponibilidad de la coacción como defensa contra un cargo por el asesinato de seres humanos
inocentes”. En ausencia de una regla de derecho consuetudinario, los jueces examinaron “los principios
generales de derecho reconocidos por las naciones civilizadas” y sostuvieron que existe “un principio general
de derecho reconocido por las naciones civilizadas de que una persona acusada es menos culpable y
menos merecedora de una sanción plena cuando ejecuta ciertos actos prohibidos bajo coacción”; el
término “coacción” significa “amenazas inminentes a la vida del acusado si éste se rehúsa a cometer el
delito”. Sin embargo, los jueces sostuvieron que “[e]s claro, a partir de las diferentes posiciones de los
principales sistemas legales del mundo, que no existe una regla concreta consistente que conteste la
cuestión respecto a si la coacción es o no una defensa cuando se trata del asesinato de personas
inocentes”. Los jueces expresaron su preocupación de que, con respecto a los más horrendos crímenes
conocidos por la humanidad, los principios de derecho a los que nosotros [el TPIY] damos crédito,
hayan tenido el efecto normativo adecuado en los soldados que portan armas de destrucción y sobre
los comandantes que los controlan en situaciones de conflicto armado”, y concluyeron que “el derecho
internacional [...] no puede admitir la coacción en casos que involucran la matanza de seres humanos
inocentes a gran escala”. Los jueces sostuvieron que la “coacción no puede permitirle una defensa
completa a un soldado acusado de crímenes de lesa humanidad o crímenes de guerra, en el derecho
internacional, que involucren la toma de vidas inocentes. Lo hacemos considerando la obligación que
nos ha sido encomendada, bajo el Estatuto, de asegurar que el derecho internacional humanitario, que se
ocupa de la protección de la humanidad, no sea demeritado en ningún momento”.
Erdemovic, (Sala de Apelaciones), Opinión Separada y Disidente del Juez Li, 7 de octubre de
1997, párrs. 3-5: “Las legislaciones y prácticas nacionales de diversos Estados sobre esta cuestión
[respecto a la evaluación legal adecuada de la coacción] son [...] divergentes, de manera que ningún
principio general de derecho reconocido por las naciones civilizadas puede ser deducido de ellos”.
“Como no puede encontrarse ningún principio general de derecho respecto a la cuestión, debe
recurrirse a las decisiones de los tribunales militares, tanto internacionales como nacionales, que se
aplican al derecho internacional”. El Juez Li examinó entonces la Sentencia del Tribunal Militar
Internacional en Núremberg en 1946 que sostuvo “[q]ue el hecho de que a un soldado se le ordenara
asesinar o torturar en violación al derecho internacional de los conflictos armados nunca ha sido
reconocido como una defensa para dichos actos de brutalidad, sin embargo [...] la orden puede ser
alegada para reducir la sanción”.
Analizando los casos post-Núremberg de la II Guerra Mundial de Flick, I.G. Farben, y Krupp
sostenidos conforme a la Ley de Consejo de Control No. 10, el Juez Li concluyó que “como regla
general, la coacción puede ser una defensa completa si se cumple con los siguientes requisitos, (a) el
acto fue ejecutado para impedir un peligro inmediato grave e irreparable, (b) no había otro medio
adecuado de escape, y (c) el remedio no fue desproporcionado al mal”. El Juez Li concluyó también
que, con base en casos adicionales, una excepción a la regla general “si el acto fue un crimen
horrendo, por ejemplo, el asesinato de civiles inocentes o de prisioneros de guerra, la coacción no
puede constituir una defensa completa, sino que sólo puede ser un fundamento para reducir la sanción
si la justicia lo requiere”.
Ver también la discusión de coacción como un factor de reducción de la sanción, sección
(IX)(c)(iv)(3)(e), Compendio del TPIY.

468
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

c) Se rechaza el principio de tu quoque: el argumento de que


el adversario cometió crímenes similares no es una defensa válida

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 193: “[L]a Sala desea
enfatizar, desde el principio, que la existencia de un ataque de una parte involucrada en un conflicto
armado contra la población civil de la contraparte, no justifica un ataque por parte de dicha contraparte
contra la población civil de su oponente. El principio de tu quoque no tiene aplicación”.
Kupreskic et al., (Sala de Primera Instancia), 14 de enero de 2000, párrs. 51, 515-520: El argumento en
cuestión “e[s] igual a decir que las violaciones al derecho internacional humanitario, que son cometidas por
el enemigo, justifican violaciones similares por algún beligerante”. Sin embargo, “la defensa de tu quoque
no tiene lugar en el derecho internacional humanitario contemporáneo”. La Sala de Primera Instancia
rechazó el principio de tu quoque ya que es “falaz e inaplicable” en el derecho internacional humanitario.
Ha sido “universalmente rechazado” y “es deficiente en principio”, ya que “[c]ontempla un derecho
internacional humanitario que se basa en un intercambio bilateral estrecho de derechos y obligaciones”.
Más bien, “el grueso de este cuerpo de leyes establece obligaciones absolutas, a saber, obligaciones que son
incondicionales o, en otras palabras, que no se basan en la reciprocidad”.

d) El involucramiento en una operación defensiva no es una defensa

Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párrs. 448-452: “[E]l
involucramiento de una persona en una ‘operación defensiva’ no constituye, ‘en sí misma’, un
fundamento para excluir la responsabilidad penal”.

e) La responsabilidad mental disminuida no es una defensa

Vasiljevic, (Sala de Primera Instancia), 29 de noviembre de 2002, párr. 282: “[L]a cuestión de la
responsabilidad mental disminuida es relevante únicamente para la sentencia que ha de imponerse. No
es una defensa, ya que si se estableciera, llevaría a la absolución del acusado”.
Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 590: “La Sala de Apelaciones
acepta que el principio general del derecho por el que, en efecto, tanto los sistemas de derecho
anglosajón como de derecho romano-germánico, han actuado, es que la responsabilidad mental
disminuida del acusado es relevante para la sentencia que ha de imponerse y no es una defensa que
lleve a una absolución en el verdadero sentido”.
Ver también la discusión de responsabilidad mental disminuida como un factor que atenúa,
Sección (IX)(c)(iv)(3)(g), Compendio del TPIY.

469
HUMAN RIGHTS WATCH
VIII
JURISDICCIÓN

a) Generalidades

Tadic, (Sala de Apelaciones), Resolución sobre la Moción de la Defensa para una Impugnación
Interlocutoria a la Jurisdicción, 2 de octubre de 1995, párrs. 2, 36, 40, 47, 64, 145-146: Dusko Tadic
impugnó la jurisdicción y la licitud de la existencia del TPIY bajo tres diferentes fundamentos: (1)
constitución ilegal del TPIY; (2) jerarquía superior equivocada del TPIY sobre los tribunales
nacionales; y (3) falta de competencia material. La Sala de Apelaciones encontró que la competencia de
un tribunal judicial o arbitral “para determinar su propia jurisdicción” es “una de las partes principales,
de [su] jurisdicción incidental o inherente”. La Sala de Apelaciones sostuvo que el establecimiento del
TPIY caía rotundamente dentro de los poderes del Consejo de Seguridad bajo el artículo 41 de la Carta
de las Naciones Unidas, que el TPIY había sido lícitamente constituido como una medida bajo el
Capítulo VII de la Carta y que el TPIY había sido “establecido por ley”. La Sala de Apelaciones
determinó que había existido una amenaza a la paz en la antigua Yugoslavia justificando la invocación
del Capítulo VII de la Carta por parte del Consejo de Seguridad y que el artículo 41 del Capítulo VII
sirve, además, como base legal apropiada para establecer un Tribunal Penal Internacional. La Sala de
Apelaciones desechó el segundo fundamento de la apelación de Tadic como mal fundado y sostuvo
que el Tribunal tenía competencia material sobre el caso en cuestión.

b) El arresto ilegal alegado no privó al Tribunal de jurisdicción

Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párrs. 22, 30-32: “El 17 de
mayo de 2001, la defensa de Dragan Nikolic (en lo sucesivo la ‘Defensa’) interpuso una moción
impugnando la jurisdicción del Tribunal conforme a la Regla 72(A)(i) de las ReglasI, principalmente
con base en el supuesto arresto ilegal del acusado. La Defensa sostuvo que el arresto, supuestamente
ilegal, del acusado por personas desconocidas en territorio de lo que en ese momento era la República Federal
de Yugoslavia (en lo sucesivo ‘FRY’) deben atribuirse a [la Fuerza Multinacional de Estabilización
(‘SFOR’)] y la Fiscalía, por lo tanto, según la Defensa, el Tribunal queda impedido de ejercer su
jurisdicción sobre el acusado. La SFOR lo arrestó en el territorio de [Bosnia y Herzegovina] después
de que había sido entregado por esas personas desconocidas. La Defensa sostuvo adicionalmente que,

I
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 1
de enero de 2001 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de emitirse la Decisión conforme a la
Regla 72, la Regla 72 lee: Mociones Preliminares. (A) Mociones Preliminares, siendo mociones que: (i) cuestionan la
jurisdicción.

471
JURISDICCIÓN

independientemente de que esto fuera o no atribuible a la Fiscalía, el carácter ilegal del arresto debería
en y por sí mismo impedir que el Tribunal ejerciera su jurisdicción, al no aplicarse la máxima
disputada de ‘male captus, bene detentus’”.
“La Sala de Apelaciones desechó la apelación interlocutoria en su decisión del 5 junio de 2003.
Primero, la Sala de Apelaciones sostuvo que, aún cuando la conducta de las personas desconocidas pudiera
atribuirse a la SFOR, haciendo así a ésta responsable de una violación a la soberanía de un Estado, no
existía base alguna sobre la que el Tribunal no debiera ejercer su jurisdicción en el presente caso. La Sala de
Apelaciones evalúo la ‘preocupación legítima de que aquellas personas acusadas de [la comisión de delitos
condenados universalmente] sean traídos ante la justicia [...] en contra del principio de soberanía de un
Estado y de los derechos humanos fundamentales del acusado y señaló que:

el daño causado a la justicia internacional al no aprehender a las personas fugitivas que son
acusadas de violaciones graves al derecho internacional humanitario es comparativamente mayor
que el daño causado, en su caso, a la soberanía de un Estado por una intrusión limitada en su
territorio, particularmente cuando la intrusión ocurre en ausencia de la cooperación del Estado.
Por lo tanto, la Sala de Apelaciones no considera que en los casos de delitos universalmente
condenados, la jurisdicción deba hacerse a un lado sobre la base de que existió una violación a la
soberanía de un Estado, cuando la violación tiene lugar por la aprehensión de las personas
fugitivas de la justicia internacional, independientemente de las consecuencias para la
responsabilidad internacional del Estado o de la organización involucrada. [En este caso] el
Estado cuya soberanía ha sido supuestamente violada [Serbia y Montenegro] no ha interpuesto
ninguna queja al respecto y por lo tanto aceptó el ejercicio del Tribunal Internacional. A fortiori,
[...] el ejercicio de la jurisdicción no debe declinarse en casos de secuestros llevados a cabo por
personas particulares, cuyas acciones [...] no necesariamente violan por sí mismas la soberanía de
un Estado”.

“Segundo, la Sala de Apelaciones definió las circunstancias en las que una violación a los
derechos humanos podría viciar el ejercicio de la jurisdicción:

[A]lgunas violaciones a los derechos humanos son de una naturaleza tan grave que requieren que
el ejercicio de la jurisdicción sea declinado. [...] Aparte de dichos casos excepcionales, sin
embargo, el recurso de hacer a un lado la jurisdicción, será, en opinión de la Sala de Apelaciones,
generalmente desproporcionado. Por lo tanto, debe mantenerse un balance correcto entre los
derechos fundamentales del acusado y los intereses esenciales de la comunidad internacional en la
persecución de personas acusadas de violaciones graves al derecho internacional humanitario”.

“La Sala de Apelaciones concurrió con la evaluación de la Sala de Primera Instancia en cuanto a
la gravedad de las supuestas violaciones a los derechos humanos del acusado:

[L]a prueba [presentada] no satisface a la Sala de Apelaciones en el sentido de que los derechos
del acusado fueron flagrantemente violados en el procedimiento de su arresto. Por lo tanto, el
procedimiento adoptado para su arresto no incapacitó a la Sala de Primera Instancia para ejercer
su jurisdicción”.

472
IX
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

a) Acusación acumulativa

i) Se permite la acusación acumulativa

Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 400: “La acusación acumulativa
debe permitirse a la luz del hecho de que, con anterioridad a la presentación de todas las pruebas, no es
posible determinar con certeza cuál de los cargos que se presentan contra una persona acusada será
probado. Después de que las partes presentan la prueba, la Sala de Primera Instancia está en mejor
posición de evaluar cuál de los cargos puede permanecer, con base en la suficiencia de la prueba.
Adicionalmente, la acusación acumulativa constituye la práctica usual tanto de este Tribunal como del
TPIR”.
Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 718: “La acu-
sación acumulativa es permisible de acuerdo a la práctica del Tribunal, ya que una Sala de Primera
Instancia está en una posición de evaluar las acusaciones que deberán permanecer solamente después
de la presentación de la prueba”.

b) Las condenas acumuladas y concurrentes

i) Las condenas acumuladas que se basan en la misma conducta se permiten


solamente cuando cada crimen involucra un elemento substancialmente distinto

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1,032: “El hecho de que la
misma conducta viole dos distintas disposiciones legales, es una cuestión de ley. En el caso Celebici
[a/k/a Delalic], la Sala de Apelaciones articuló una prueba de dos aspectos, para ser aplicada a la
cuestión de las condenas acumuladas, que ha sido consistentemente seguida por el Tribunal Penal
Internacional para Rwanda. Sostuvo [con respecto al primer aspecto] que:

473
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

Las razones de justicia para el acusado y la consideración de que solamente los crímenes distintos
pueden justificar múltiples condenas, llevan a la conclusión de que las condenas penales múl-
tiples, impuestas bajo diferentes disposiciones legales pero con base en la misma conducta, se
permiten sólo si cada disposición legal involucrada tiene un elemento substancialmente distinto
que no está contenido en el otro”.

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1,033: “La Sala de
Apelaciones permitirá condenas múltiples por el mismo acto u omisión cuando claramente se violen
múltiples disposiciones distintas del Estatuto, cuando cada disposición del Estatuto contenga un
elemento substancialmente distinto que no esté contenido en el(los) otro(s), y cuyo elemento requiera
prueba de un hecho que los elementos de otra(s) disposición(es) estatutaria(s) no requieren. La prueba
de las condenas acumuladas sirve para dos propósitos: asegurarse de que el acusado sea condenada
sólo por distintos delitos, y al mismo tiempo asegurarse que las condenas impuestas reflejen
plenamente su criminalidad”.
Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 218: “La jurisprudencia establecida del
Tribunal es que las condenas múltiples impuestas bajo diferentes disposiciones estatutarias, pero con base
en la misma conducta, son permisibles solamente si cada disposición estatutaria tiene un elemento
substancialmente distinto, que no está contenido dentro del otro”. Ver también Kunarac, Kovac y Vokovic,
(Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 173 (similar); Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30
de noviembre de 2005, párr. 717 (similar); Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de
2005, párr. 799 (lo mismo que en el caso Limaj); Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005,
párr. 447 (lo mismo que en el caso Limaj); Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004,
párr. 1,084 (similar); Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 115
(similar); Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 158 (similar); Simic, Tadic y
Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1057 (similar); Stakic, (Sala de Primera
Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 869 (similar); Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de
marzo de 2003, párr. 718 (similar).
Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párrs. 405, 412: La Sala de
Apelaciones hizo notar que “las condenas múltiples que se basan en los mismos actos algunas veces
han sido sostenidas, con potenciales problemas de injusticia para el acusado a quien se dirigen en la
fase de sentencia”, pero sostuvo que, “las razones de justicia para el acusado y la consideración de que
solamente crímenes diferentes pueden justificar condenas múltiples, llevaron a la conclusión de que las
condenas penales múltiples impuestas bajo diferentes disposiciones estatutarias, pero basadas en la
misma conducta son permisibles solamente si cada disposición estatutaria involucra un elemento
substancialmente diferente que no está contenido en el otro”.

ii) Un elemento es substancialmente distinto de otro


si requiere una prueba que no requiere el otro

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1,032: “En el caso Celebici
[a/k/a Delalic], la Sala de Apelaciones [...] [manifestó:] ‘Un elemento es substancialmente distinto de otro
si requiere prueba de un hecho que no requiere el otro’”. Ver también Krstic, (Sala de Apelaciones), 19
de abril de 2004, párr. 218 (igual); Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr.
412 (igual); Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 799 (igual);

474
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1084 (igual); Nikolic - Dragan,
(Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 115 (igual); Galic, (Sala de Primera
Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 158 (igual); Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia),
17 de octubre de 2003, párr. 1,057 (igual); Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003,
párr. 869 (igual).

iii) La determinación de si cada disposición contiene


un elemento substancialmente distinto es una cuestión de ley

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1,033: “Al aplicar la prueba de
Celebici [a/k/a Delalic] [con respecto a si son permisibles las condenas acumuladas], lo que debe
considerarse son los elementos legales de cada delito, y no los actos u omisiones que dan lugar al
delito. Lo que cada delito requiere, como cuestión de ley, es la investigación pertinente”.
Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 226: “Como lo explicó la Sala de
Apelaciones, la investigación con respecto a si dos delitos son acumulados de manera no permitida es
una cuestión de ley. El hecho de que en la aplicación práctica, la misma conducta apoyara a menudo la
conclusión de que la persona responsable pretendía cometer, tanto genocidio como exterminio, no
hace que las dos intenciones sean idénticas como una cuestión de ley”.

iv) Cuando se realiza la determinación, es necesario


buscar los elementos del delito incluidos los requisitos chapeau

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 869: “Los prerrequisitos legales que
describen las circunstancias de los delitos relevantes, como se señalan en el chapeau de los artículos
relevantes del Estatuto, constituyen elementos para efectos de la aplicación de esta prueba [con
respecto a si cada disposición contiene un elemento substancialmente distinto]”.
Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 718: “Al deter-
minar si una disposición contiene un elemento substancialmente distinto, todos los elementos del
delito deben tomarse en consideración, incluyendo los requisitos chapeau”.

v) Cuando ambos delitos no tienen un elemento substancialmente


distinto, la condena debe ser bajo la disposición más específica

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1032: “En el caso Celebici
[a/k/a Delalic], la Sala de Apelaciones [...] [manifestó:] ‘Cuando este criterio [que cada delito tiene un
elemento substancialmente distinto que no está contenido en el otro] no se cumple, la Sala debe decidir
respecto a cuál delito se impondrá una condena. Esto debe hacerse con base en el principio de que la
condena bajo una disposición más específica debe ser sostenida. Así, si un grupo de hechos está regulado
por dos disposiciones, una de las cuales contiene un elemento adicional que es substancialmente distinto,
entonces debe imponerse una condena solamente conforme a esa disposición’”. Ver también Delalic et

475
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 413 (igual); Limaj et al., (Sala de Primera
Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 717 (similar); Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de
enero de 2005, párr. 447 (lo mismo que en el caso Limaj); Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1
de septiembre de 2004, párr. 1084 (lo mismo que en el caso Limaj); Nikolic - Dragan, (Sala de Primera
Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 115 (igual que en Kordic); Galic, (Sala de Primera Instancia),
5 de diciembre de 2003, párr. 158 (similar); Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de
octubre de 2003, párr. 1057 (similar); Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 869
(similar); Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 718 (lo mismo
que en el caso Limaj).
Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 218: “Cuando este criterio [de que cada
delito tiene un elemento substancialmente distinto que no se encuentra contenido en el otro] no se
cumple, solamente puede imponerse una condena conforme a una disposición más específica. El delito
más específico subsume el menos específico, porque la comisión del primero necesariamente implica
la comisión del segundo”. Ver también Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de
2005, párr. 799 (igual).
Comparar con Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 870: “En tanto que
esta Sala se considera obligada por las resoluciones de la Sala de Apelaciones, se inclina a favor de
imponer mayores limitaciones a las condenas acumuladas. El principio rector en estas circunstancias
sería para la Sala, en el ejercicio de su discrecionalidad, condenar solamente en relación al delito que
más cercana e inclusivamente refleje la totalidad de la conducta criminal del acusado”. Ver también
Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 116 (similar).

vi) La cuestión de la condena acumulada no surge


cuando los crímenes involucran diferente conducta

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 720: “En el caso actual, la
cuestión de la acumulación no surge en relación a los delitos de tortura [...] y de asesinato [...] ya que
estos delitos no se basan en la misma conducta criminal. Lo mismo puede decirse de los delitos de
trato cruel [...] y asesinato [...]”.
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 164: “Los cargos por asesinato y
actos inhumanos como crímenes de lesa humanidad no se basan en la misma conducta criminal.
Buscan castigar, respectivamente, el asesinato de civiles mediante franco-tiroteo y bombardeo (artículo
5(a) del Estatuto), y otro daño padecido por los civiles el franco-tiroteo y bombardeo, particularmente por
lesiones graves (artículo 5(i) del Estatuto). Por lo tanto no se presenta la cuestión de las condenas
acumuladas”.

vii) Las condenas acumuladas, en sí mismas, involucran una sanción adicional

Mucic et al., (Sala de Apelaciones), 8 de abril de 2003, párr. 25: “Puede aceptarse que las condenas
acumuladas, en sí mismas, involucren un castigo adicional –no solamente en razón de la
estigmatización social inherente por ser condenado por ese otro delito, sino también por el riesgo de
que, conforme a la ley del Estado en que se haga valer la sentencia, la elegibilidad de la persona

476
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

condenada para ser liberada anticipadamente dependa, en cierta medida, de la cantidad o de la


naturaleza de las condenas que se le impongan. La anulación de las condenas acumuladas retiraron,
indudablemente, la sanción involucrada en las mismas condenas adicionales”.
Ver también “discrecionalidad para imponer una sentencia concurrente, consecutiva, una mezcla
de concurrente y consecutiva, o una única, pero que refleje la ‘totalidad’ de la conducta criminal”,
Sección (IX)(c)(vii)(4), Compendio del TPIY.

viii) Las condenas acumuladas son importantes para la sentencia, el estigma, la


liberación anticipada, la descripción de la culpabilidad plena del acusado y para
proporcionar una imagen completa de la totalidad de la conducta del acusado

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 217: “[L]a importancia de las condenas
acumuladas no se limita a su impacto sobre la sentencia. Las condenas acumuladas imponen estigmas
adicionales sobre el acusado y pueden poner en riesgo su elegibilidad para pre-liberación. Por otra
parte, las condenas múltiples, cuando son permisibles, sirven para describir la plena culpabilidad del
acusado y para proporcionar una imagen completa de su conducta criminal”.

ix) Aplicación - condenas acumuladas

(1) Las condenas acumuladas permitidas bajo los artículos 3 y 5

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1,036: “[L]a Sala de
Apelaciones ha reconocido que las condenas por la misma conducta bajo el artículo 3 (leyes o
costumbres de la guerra) y el artículo 5 (crímenes de lesa humanidad) del Estatuto son permisibles.
Siguiendo la prueba del caso Celebici [a/k/a Delalic], la Sala de Apelaciones consistentemente ha
sostenido que los crímenes de lesa humanidad constituyen crímenes distintos de las violaciones a las
leyes o costumbres de la guerra y que cada uno contiene un elemento que no está presente en el otro:

El artículo 3 requiere de un enlace cercano entre los actos del acusado y el conflicto armado; este
elemento no está requerido por el artículo 5. Por otra parte, el artículo 5 requiere prueba de que
ocurrió un acto como parte de un ataque generalizado o sistemático contra la población civil; este
elemento no es requerido por el artículo 3. Así, cada artículo tiene un elemento que requiere
prueba de un hecho que no es requerida por el otro. Como resultado, están permitidas las
condenas acumuladas tanto bajo el artículo 3 como bajo el artículo 5.

Por lo tanto, es una regla establecida, que las condenas acumuladas bajo los artículos 3 y 5 están
permitidas”. Ver también Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 170 (similar);
Jelisic, (Sala de Apelaciones), 5 de julio de 2001, párr. 82 (similar al texto citado); Blagojevic y Jokic,
(Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 800 (similar al texto citado); Brdjanin, (Sala de
Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1086 (lo mismo que en el caso Blagojevic); Stakic,

477
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

(Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 874 (similar); Krnojelac, (Sala de Primera
Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 503 (similar).

(a) Aplicación a los crímenes bajo los artículos 3 y 5

Ver Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 170 (asesinato bajo el artículo 3 y
cualquier otro crimen que el artículo 5 permite); Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de
2004, párr. 145 (asesinato, bajo el artículo 3, y persecución, bajo el artículo 5, se permite); Blagojevic
y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 800 (asesinato bajo el artículo 3, y
asesinato, bajo el artículo 5, se permite); Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr.
875 (igual); Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 801 (asesinato,
bajo el artículo 3, y exterminio, bajo el artículo 5, se permite); Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31
de julio de 2003, párr. 878 (igual); Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr.
163 (aterrorizar, bajo el artículo 3, y asesinato y actos inhumanos, bajo el artículo 5, se permite);
Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 503 (trato cruel, bajo el artículo 3, y
persecución, bajo el artículo 5, se permite).

(2) Las condenas acumuladas están permitidas bajo los artículos 2 y 5

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1,037: “[L]os artículos 2 y 5
permiten condenas acumuladas. En tanto que el artículo 5 requiere prueba de que el acto ocurrió como parte
de un ataque generalizado o sistemático en contra de una población civil, el artículo 2 requiere prueba de la
existencia de un nexo entre los actos del acusado y la existencia de un conflicto armado internacional, así
como del estatus de personas protegidas de las víctimas bajo los Convenios de Ginebra”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1,087: “Las condenas que se
basan en la misma conductas, por cargos que se presentan bajo los artículos 2 y 5 del Estatuto,
permiten condenas acumuladas, ya que cada artículo contiene elementos materialmente distintos en los
requisitos chapeau. Mientras que el artículo 2 requiere de la existencia de un conflicto armado
internacional y de que las víctimas de los supuestos delitos sean personas protegidas, conforme a los
Convenios de Ginebra de 1949, el artículo 5 requiere que exista un ataque generalizado o sistemático
dirigido en contra de una población civil”.

(a) Aplicación a los crímenes bajo los artículos 2 y 5

Ver Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1,037 (trato inhumano,
bajo el artículo 2, y otros actos inhumanos, bajo el artículo 5, se permite); Kordic y Cerkez, (Sala de
Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1,037 (confinamiento ilícito bajo el artículo 2, y encarce-
lamiento bajo el artículo 5, se permite).

478
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(3) Las condenas acumuladas bajo los artículos 2 y 3

(a) Aplicación - homicidio intencional bajo el artículo 2


y asesinato bajo el artículo 3, no lo permite

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1,035: “Con respecto a las
condenas acumuladas bajo el artículo 2 (violaciones graves a los Convenios de Ginebra de 1949) y el
artículo 3 (violaciones a las leyes o costumbres de la guerra) del Estatuto, la Sala de Apelaciones ha
sostenido específicamente que el homicidio intencional, bajo el artículo 2(a) del Estatuto, contiene un
elemento materialmente distinto que no está presente en el crimen de asesinato bajo el artículo 3 del
Estatuto, a saber, que la víctima sea una persona protegida, un elemento que requiere prueba de un
hecho no requerido por los elementos para configurar asesinato bajo el artículo 3. La definición de una
persona protegida incluye y va más allá de lo que se significa que una persona no tome parte en las
hostilidades, que es la terminología de los Convenios de Ginebra. En virtud de que el asesinato
conforme al artículo 3 del Estatuto no contiene un elemento adicional a los elementos del homicidio
intencional bajo el artículo 2, se requiere de la aplicación de la segunda parte de la prueba Celebici
[a/k/a Delalic], a saber, el sostener la condena bajo la disposición más específica. Debido a que el
homicidio intencional bajo el artículo 2 contiene un elemento adicional, éste es la disposición más
específica. Así, la condena bajo el artículo 2 debe ser sostenida, y la condena bajo el artículo 3 debe
ser desechada como acumulativa no permitida”.

(b) Aplicación - trato inhumano, bajo el artículo 2, y trato cruel,


bajo el artículo 3, no permitido

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 671: “La Sala de Apelaciones ha [...]
considerado como el único elemento distintivo entre el artículo 2 (trato inhumano) y el artículo 3 (trato
cruel): es que el primero contiene el estatus de persona protegida de la víctima como un elemento que no
está presente en el segundo. También se considera [...] la definición de ‘persona protegida’ que establece
el artículo 4 del Convenio de Ginebra IV y cómo se ha extendido para ser aplicado a los lazos de
etnicidad. La Sala de Apelaciones considera que las personas detenidas de origen bosnio-musulmanes
utilizados como escudos humanos, eran personas protegidas para efectos de esta distinción. Una condena
por trato cruel, bajo el artículo 3, no requiere prueba de un hecho que no es requerido por el artículo 2; de
tal suerte que debe ser desechada una condena bajo el artículo 3, conforme al Cargo 20”. Ver también
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 634 (similar).

(c) Las condenas acumuladas bajo los artículos 3 y 5, no están permitidas cuando
ello pudiera resultar en condenas acumuladas no permitidas entre los artículos 2 y 3

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1,038: “La cuestión de si las
condenas por asesinato (bajo los artículos 3 y 5(a) del Estatuto, respectivamente) y por homicidio
intencional (artículo 2(a) del Estatuto) están permitidas, fue considerada por la Sala de Primera
Instancia en este caso. Ésta concluyó que los delitos bajo los artículos 2 y 5 contienen, cada uno, un
elemento adicional que no requiere el otro (permitiendo así condenas acumuladas) pero que el delito
del artículo 3 no contiene el elemento adicional requerido y está, consecuentemente, subsumido. La

479
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

Sala de Apelaciones está de acuerdo en que aunque las condenas acumuladas están permitidas bajo los
artículos 3 y 5, en circunstancias en que dichas condenas resultarían en una condena acumulada no
permitida por el artículo 2, el crimen del artículo 3 debe de denegarse”.

(4) Condenas acumuladas bajo los artículos 4 y 5

(a) Aplicación - genocidio bajo el artículo 4 y exterminio bajo el artículo 5, está permitido

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párrs. 220, 222-223, 225-227: “La cuestión [de si
puede haber condenas, tanto para genocidio como para exterminio, como un crimen de lesa
humanidad], fue confrontada por la Sala de Apelaciones del TPIR en el caso Musema. Allí, la Sala de
Apelaciones llegó a una conclusión contraria a la que alcanzó la Sala de Primera Instancia en este
caso. Haciendo eco del argumento de la Fiscalía en este sentido, la Sala de Apelaciones del TPIR
permitió que las condenas por genocidio y exterminio basadas en la misma conducta, ya que el
‘[g]enocidio requiere prueba de la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional,
étnico, racial o religioso, [que] no es requerido para tipificar el extermino, en tanto que el
‘[e]xterminio es un crimen de lesa humanidad, que requiera de pruebas de que el crimen se cometió
como parte de un ataque generalizado o sistemático contra la población civil, cuya prueba no es
requerida para el caso del genocidio’”.
“Como correctamente lo reconoció la Sala de Primera Instancia, el requisito de la intención, requerida
para tipificar el genocidio, es la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo enumerado tanto en el
artículo 4 como en la Convención sobre Genocidio. Esta intención difiere en diversas formas de la intención
requerida para una condena por exterminio”. “En el delito de exterminio como un crimen de lesa
humanidad requiere que se demuestre que el acto proscrito forma parte de un ataque generalizado o
sistemático en contra de la población civil, y que la persona responsable supiere de esta relación. Estos dos
requisitos están presentes en los elementos jurídicos del genocidio”.
“La Sala de Primera Instancia también concluyó que en cuanto a las definiciones de intención de
exterminio y genocidio ‘ambas requieren que los asesinatos sean parte de un plan a gran escala para
asesinar a una parte substancial de la población civil’”. “En vista de que ni el exterminio ni el
genocidio requieren prueba de un plan o política para llevar a cabo el acto relacionado, este factor no
puede apoyar la conclusión de la Sala de Primera Instancia de que el delito de exterminio está
subsumido en el genocidio”. “[L]a intención requerida en el genocidio no se limita a instancias en las
que el perpetrador busca destruir sólo a civiles”. “La conclusión de la Sala de Primera Instancia de que
no se permite que sean acumuladas las condenas por exterminio bajo el artículo 5 y genocidio bajo el
artículo 4 estaban, consecuentemente equivocadas”.

(b) Aplicación - genocidio bajo el artículo 4 y persecución bajo el artículo 5, está permitido

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párrs. 228-229: “La Fiscalía [...] alega que la Sala
de Primera Instancia erró al ser anuladas las condenas por persecución en el caso Krstic, conforme al
artículo 5, por los crímenes que resulten de los asesinatos de los bosnio-musulmanes de Srebrenica. La
Sala de Primera Instancia concluyó, por las mismas razones, que no permitía las condenas por
exterminio, que el delito de persecución como un crimen de lesa humanidad era acumulado, de manera

480
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

no permitida, por la condena de genocidio”. “La persecución y el exterminio, como crímenes de lesa
humanidad, bajo el artículo 5, comparten el requisito de que el acto relacionado forme parte de un
ataque generalizado o sistemático contra una población civil y de que sea perpetrado con
reconocimiento de esa conexión. Los análisis anteriores que se concentran en el exterminio se aplican,
por lo tanto, también a la relación entre los elementos estatutarios de la persecución y el genocidio. El
delito de genocidio no se subsume en el de persecución. La conclusión de la Sala de Primera Instancia
en sentido contrario fue errónea”.

(5) Condenas acumuladas dentro del artículo 3

(a) Aplicación a crímenes dentro del artículo 3

Ver Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 719 (la tortura y el trato
cruel, ambos bajo el artículo 3, no se permite); Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de
2005, párrs. 449-451 (el asesinato, el trato cruel y los ataques a civiles, todos bajo el artículo 3, no se
permite); Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párrs. 452-455 (la devastación no
justificada por necesidad militar, los ataques ilícitos a bienes civiles, y la destrucción o daño
intencional a bienes culturales, todos bajo el artículo 3, no se permite); Galic, (Sala de Primera
Instancia), 5 de diciembre de 2003, párrs. 160-162 (aterrorizar y atacar a los civiles, bajo el artículo 3,
no lo permite).

(6) Condenas acumuladas dentro del artículo 4

(a) Aplicación - no se puede condenar por genocidio


y complicidad de genocidio por los mismos actos

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 728: “[U]na persona acusada no
puede ser condenada por genocidio y complicidad de genocidio por los mismos actos”.

(7) Condenas acumuladas dentro del artículo 5

(a) La persecución y otros crímenes generalmente se permite

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 1039-1040: “Se ha sostenido
previamente que en los casos Krnojelac, Vasiljevic, y Krstic, que en las condenas dentro del artículo 5,
bajo el Estatuto, por persecución, como un crimen de lesa humanidad, junto con otros crímenes de lesa
humanidad que se encuentran en ese artículo, no se permite que puedan ser acumuladas. En los casos
Vasiljevic y Krstic, la Sala de Apelaciones señaló que el apelante no podía ser condenado al mismo
tiempo por asesinato y persecución, bajo el artículo 5(a) y (h) del Estatuto, con base en los mismos
actos. Se razonó que cuando se coloca un cargo de persecución sobre el de asesinato y éste se
demuestra, la Fiscalía no necesita probar un hecho adicional para asegurarse la condena por asesinato,
porque el delito queda subsumido dentro del delito de persecución, que requiere prueba de un

481
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

elemento substancialmente distinto de la comisión del acto. De manera similar, la Sala de Apelaciones
en estos casos, así como en Krnojelac, sostuvo que no se permite que sean acumuladas las condenas
por persecución bajo el artículo 5(h) y por otros actos inhumanos bajo el artículo 5(i) con base en la
misma conducta ‘ya que el crimen de persecución en la forma de actos inhumanos incluye el de
crímenes de lesa humanidad por actos inhumanos’”.
“La Sala de Apelaciones considera que las razones convincentes garantizan una desviación de
esta jurisprudencia, como una aplicación incorrecta de la prueba del caso Celebici [a/k/a Delalic] a las
condenas- bajo el artículo 5. Estos casos están en contradicción directa con el razonamiento y la
aplicación adecuada de la prueba por parte de la Sala de Apelaciones en los casos Jelisic, Kupreskic,
Kunarac, y Musema. Como se señaló arriba, en el caso Celebici, la Sala de Apelaciones rechazó
expresamente una interpretación que tome en cuenta la conducta de hecho del acusado como
determinativa respecto a si están permitidas múltiples condenas. Más bien, lo que se requiere es un
examen, como cuestión de ley, de los elementos de cada delito en el Estatuto, que pertenecen a esa
conducta por la que el acusado ha sido condenado. Debe considerarse si cada delito que se imputa
tiene un elemento materialmente distinto o no contenido en el otro; es decir, si cada delito tiene un
elemento que requiere prueba de un hecho que no es requerida por el otro delito”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párrs. 804-807, 810: “La
Sala de Apelaciones ha sostenido hasta fechas recientes, que las condenas, tanto por persecución,
como un crimen de lesa humanidad según el artículo 5 del Estatuto, como otros crímenes bajo el
artículo 5 del Estatuto, sobre la base de los mismos actos, no están permitidas. En el caso Vasiljevic, la
Sala de Apelaciones sostuvo que no es permisible imponer una condena por persecución y condenas
por asesinato y actos inhumanos bajo el artículo 5, cuando las condenas por persecución se basan en
estos actos. La Sala de Apelaciones sostuvo que: la Sala de Primera Instancia encontró que la
persecución bajo el artículo 5(h) del Estatuto [...] requiere de elementos materialmente distintos de un
acto discriminatorio y de una intención discriminatoria y que, por lo tanto, es más específica que el
asesinato como un crimen de lesa humanidad bajo el artículo 5(a) del Estatuto [...] y los actos
inhumanos como un crimen de lesa humanidad bajo el artículo 5(i) del Estatuto [...]. La Sala de
Apelaciones encuentra que el Apelante es culpable de ayudar y promover [...] el crimen de persecución
bajo el artículo 5(h) del Estatuto, en virtud del asesinato de cinco hombres musulmanes [...]”. “La Sala
de Apelaciones alcanzó el mismo resultado en el caso Krnojelac, que concluyó que ‘el delito de
persecución, en la forma de actos inhumanos, subsume el crimen de lesa humanidad de actos
inhumanos’”. “Este mismo acercamiento fue confirmado en el caso Krstic [...]”.
“La Sala de Apelaciones en los casos Kordic y Cerkez, sin embargo, se apartó de esta jurisprudencia y
sostuvo que las condenas acumuladas por persecución, como un crimen de lesa humanidad según el artículo
5 del Estatuto y otro delito bajo el artículo 5 del Estatuto, están permitidas si ambas condenas se basan en la
misma condena criminal. La Sala de Apelaciones consideró que las ‘razones convincentes’ garantizaban
una separación de los precedentes anteriormente mencionados [...]”.
“Recordando la fuerza obligatoria de las decisiones de la Sala de Apelaciones para la Sala de
Primera Instancia, y a la luz de los últimos pronunciamiento de la Sala de Apelaciones, esta Sala de Primera
Instancia concluye que las condenas por asesinato bajo el artículo 5 [...] y por persecución, con base en
el acto causante del asesinato [...], cuando ambas condenas se fundamentan en los mismos actos, están
en principio permitidas. De manera semejante, las condenas por otros actos inhumanos (traslado
forzoso) bajo el artículo 5 [...] y persecución con base en el acto causante de traslado forzoso [...]
también en principio se permite”.

482
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Pero ver Kordic y Cerkez (Sala de Apelaciones), Opinión Conjunta Disidente de los Jueces
Schomburg y Guney respecto a Condenas Acumuladas, 17 de diciembre de 2004, párr. 1:
“[R]espetuosamente diferimos de la decisión de la mayoría de que una condena por persecución, como
crimen de lesa humanidad, conforme al artículo 5 del Estatuto, puede acumularse con otra condena,
bajo el artículo 5 del Estatuto, si ambas condenas se basan en la misma conducta criminal.
Consideramos que las decisiones de Sala de Apelaciones en los casos Krnojelac, Vasiljevic, y Krstic,
conforme a las cuales las condenas, bajo el artículo 5, por persecución junto con otros crímenes de lesa
humanidad encontrados en ese artículo son acumuladas de manera no autorizada, se basan en una
aplicación correcta de la prueba del caso Celebici [a/k/a Delalic]. Por lo tanto, no vemos ninguna
razón convincente que permita apartarse de esta jurisprudencia”.

(b) Aplicación a crímenes dentro del artículo 5

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1,043 (persecución y


encarcelamiento, bajo el artículo 5, lo permite); Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de
diciembre de 2004, párr. 1,041 (asesinato y persecución, bajo el artículo 5, lo permite); Blagojevic y
Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 810 (igual); Kordic y Cerkez, (Sala de
Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1,042 (persecución y otros actos inhumanos, bajo el
artículo 5, lo permite); Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 810
(igual); Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 876-877 (exterminio y
asesinato, conforme al artículo 5, están permitidos).
Pero ver Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párrs. 231-233 (denegado el asesinato
y la persecución perpetrados mediante el asesinato; denegado también actos inhumanos y persecución
con base en actos inhumanos); Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 88 (la
condena impuesta por persecución, pero no por asesinato y otros actos inhumanos); Blagojevic y Jokic,
(Sala de Primera Instancia), 17 enero de 2005, párr. 802-803 (el exterminio y el asesinato, ambos bajo
el artículo 5, no se permite); Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr.
1,085 (“tortura, deportación y actos inhumanos (traslado forzoso), presentados bajo el artículo 5 del
Estatuto, son acumulados de manera no autorizada con condenas por cargos de persecución”); Simic,
Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1,058 (ni la persecución ni la
deportación lo autorizan); Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 879: “la persecución y
los crímenes distintos al de persecución” no se permite”); Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15
de marzo de 2002, párr. 503 (“ni el delito de encarcelamiento, ni el de actos inhumanos contiene algún
elemento que sea materialmente distinto del delito de persecución”).

(8) Condenas concurrentes bajo el artículo 7(1) y el artículo 7(3)

(a) No es una cuestión de condenas acumuladas sino


de la concurrencia de dos modalidades de responsabilidad

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1,030: Respecto a una condena
conforme a los artículos 7(1) y 7(3) del Estatuto, “[l]a Sala de Apelaciones hace notar que ésta no es
una cuestión de condenas acumuladas, sino más bien una cuestión de concurrencia entre dos
modalidades de responsabilidad [...]”.

483
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

(b) Es inapropiado condenar, tanto bajo el artículo 7(1) como bajo


el artículo 7(3), cuando las condenas se basan en la misma conducta;
si ambas se prueban, debe condenarse bajo el artículo 7(1)

Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párrs. 22-23: “La Sala de Apelaciones
hace notar que la Fiscalía sugiere que [...] ‘el Apelante fue sentenciado por su papel el 6 de diciembre
de 1991, tanto bajo el artículo 7(1) (ayudar y alentar), como bajo el 7(3) (responsabilidad de un
superior) [del Estatuto], en relación con una conducta idéntica [...].’” “Los párrafos relevantes de la
Sentencia de Apelación de Blaskic dicen lo siguiente:

La Sala de Apelaciones considera que las disposiciones del artículo 7(1) y del artículo 7(3) del
Estatuto no pueden distinguir categorías de responsabilidad penal. Sin embargo, la Sala de
Apelaciones considera que, en relación a un cargo en particular, no es adecuado condenar, tanto
bajo el artículo 7(1), como bajo el artículo 7(3) del Estatuto. Cuando se alega que las
responsabilidades, tanto del artículo 7(1) como del artículo 7(3), se encuentran bajo el mismo
cargo, y se cumple con los mismos requisitos correspondientes a ambos encabezados de
responsabilidad, una Sala de Primera Instancia deberá imponer una condena con base en el
artículo 7(1) solamente [...]”.

“La Sala de Apelaciones, por lo tanto, considera que la condena concurrente, conforme al artículo
7(1) y el artículo 7(3) del Estatuto, en relación a los mismos cargos que se basan en los mismos hechos
[...] constituye un error legal que invalida, en este aspecto, a la Sentencia del Juicio”. Ver también
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 91 (texto citado); Brdjanin, (Sala de Primera
Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 285 (el mismo texto citado).
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 104: “[N]o es adecuado
condenar, tanto bajo el artículo 7(1) como bajo el artículo 7(3) del Estatuto, por el mismo crimen.
Cuando el requisito legal de ambas formas de responsabilidad se cumple, debe imponerse una condena
con base en el artículo 7(1) solamente [...]”. Ver también Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de
julio de 2003, párrs. 463-464 (similar).
Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 605: “[L]a Sala de Primera
Instancia se adhiere a la creencia de que cuando un comandante participa en la comisión de un crimen
a través de sus subordinados, mediante la ‘planeación’, la ‘instigación’ o el ‘ordenamiento’ de la
comisión del delito, toda responsabilidad bajo el artículo 7(3) queda subsumida bajo el artículo 7(1).
Se aplica al comandante que incurra en responsabilidad penal, bajo la doctrina de la empresa criminal
conjunta, a través de los actos físicos de sus subordinados” (énfasis en el original).
Comparar Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 284: “Aunque
han existido otros casos donde se ha impuesto una condena por el mismo cargo, conforme a ambos
artículos 7(1) y 7(3), ha habido otros casos en los que la Sala de Primera Instancia ejerció su
discrecionalidad para imponer una condena sólo bajo uno de estos títulos de responsabilidad, aún
cuando estaba satisfecha de que se hubieran cumplido los requisitos legales, para imponer una condena
conforme al segundo encabezado de responsabilidad. En tales casos, la Sala de Primera Instancia
impuso la condena bajo el encabezado de responsabilidad que consideró que caracterizaba mejor la
conducta criminal del acusado”. Ver también Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de
2003, párr. 177 (similar a la última oración).

484
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(c) Tomar en cuenta que ambos tipos de responsabilidad fueron


demostrados al imponer la sentencia

Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párr. 23: “[L]a Sentencia de Apelación
del caso Blaskic dic[e] lo siguiente:

Cuando se alega que la responsabilidad, tanto bajo el artículo 7(1) como bajo el artículo 7(3), cae
bajo el mismo cargo, y cuando los requisitos legales correspondientes a ambos encabezados de
responsabilidad se cumplen, una Sala de Primera Instancia deberá imponer una condena con base
solamente en el artículo 7(1), y considerar la posición superior del acusado como un factor
agravante al imponer la sentencia”.

Ver también Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 104 (similar).
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 33: “En la Sentencia de
Apelación del caso Celebici [a/k/a Delalic], la Sala de Apelaciones señaló:

Cuando se alega que existe responsabilidad penal por la comisión de un delito que se alega bajo
un sólo cargo, conforme tanto al artículo 7(1) como al artículo 7(3), y cuando la Sala de Primera
Instancia encuentra que tanto la responsabilidad directa como la responsabilidad de un superior
han quedado probadas, aunque solamente se imponga una sola condena, la sentencia la Sala de
Primera Instancia debe de tomar en cuenta el hecho de que ambos tipos de responsabilidad fueron
demostrados. Esto puede ser considerado de manera más apropiada en términos de imposición de la
sanción al acusado por dos delitos separados, comprendidos en un sólo cargo. Alternativamente,
debe considerarse, en términos de participación directa, que agrava la responsabilidad del artículo
7(3) [...] o la posición superior del acusado, o la posición de autoridad que agrava su responsabilidad,
bajo el artículo 7(1)” (énfasis en el original).

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 90 (igual); Kordic y Cerkez, (Sala de
Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 34 (similar); Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio
de 2004, párr. 91 (igual); Delalic et al. (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 745 (el
mismo texto citado).
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 465: “El artículo 7(3) sirve
primordialmente como una cláusula compiladora en los casos en los que la base principal de la
responsabilidad no pueda ser aplicada. En los casos en los que la prueba lleva a una Sala de Primera
Instancia a la conclusión de que hay actos específicos que satisfacen el requisito del artículo 7(1) de
que el acusado actuó como un superior, esta Sala de Primera Instancia comparte la opinión de la Sala
de Primera Instancia en el caso Krnojelac de que debe imponerse una condena solamente conforme al
artículo 7(1) y de que la posición del acusado como superior debe tomarse en cuenta como un factor
agravante”. Ver también Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 912 (similar).
Comparar Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 81:
“Como se sostuvo en la Sentencia de Apelaciones del los casos Celebici [a/k/a Delalic] y Aleksovski la
forma de responsabilidad que no fue elegida, debe ser considerada como una circunstancia agravante,
porque la sentencia final debe reflejar la totalidad de la conducta culpable”.

485
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

(d) Cuando la responsabilidad del artículo 7(1) ha sido demostrada más allá
de toda duda razonable no es necesario llegar a conclusiones conforme al artículo 7(3)

Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 750: “Habiendo encontrado que el
General Galic es culpable de los crímenes que se demostraron en el juicio bajo el artículo 7(1) del Estatuto,
la Mayoría no considera necesario pronunciarse respecto a la culpabilidad acumulada del General
Galic, de acuerdo con el artículo 7(3) del Estatuto”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 466: “[E]n general no es necesario,
en interés de la justicia y de la provisión de una descripción exhaustiva de la responsabilidad
individual, llegar a conclusiones conforme al artículo 7(3), si la Sala está suficientemente satisfecha,
más allá de toda duda razonable, de que ha quedado demostrada la responsabilidad conforme al
artículo 7(1) y de la posición superior detentada por el acusado [...]. [S]ería un desperdicio de recursos
judiciales entrar a un debate del artículo 7(3), sabiendo que la responsabilidad del artículo 7(1)
subsume la responsabilidad del artículo 7(3)”.

(e) Cuando el acusado es absuelto bajo el artículo 7(1)


debe considerarse su responsabilidad bajo el artículo 7(3)

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 467: “[C]uando se encuentra que una
persona acusada no es culpable bajo el artículo 7(1), en relación a un cargo en particular, la modalidad
de responsabilidad individual bajo el artículo 7(3) debe ser considerada”.

(f) Se permite condenar, tanto bajo el artículo 7(1) como


bajo el artículo 7(3), con base en conductas diferentes

Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párr. 25: “[E]l principio del caso
Blaskic [de condenar bajo el artículo 7(1) y no bajo el artículo 7(3) cuando la conducta relativa es la
misma] [...] no impide condenas simultáneas bajo el artículos 7(1) y 7(3) del Estatuto, si se basan en
diferente conducta”.

(g) Aplicación - condenas concurrentes bajo el artículo 7(1) y el artículo 7(3)

Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párrs. 24-25, 27, 31: La condena, bajo
el artículo 7(3), quedó anulada cuando las condenas por responsabilidad individual y responsabilidad
de mando estaban basadas en los mismos hechos.
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 33: “En la Sentencia de
Apelación del caso Aleksovski, la Sala de Apelaciones observó que la ‘responsabilidad como mando
superior del acusado en su calidad de comandante agravó gravemente [su] delito, en relación con
aquellos delitos en los que fue condenada por su participación directa. Aunque la conclusión de
responsabilidad del superior en ese caso resultó en una agravación de la sentencia, no se impuso una
condena bajo ambos títulos de responsabilidad en relación al cargo en cuestión”.

486
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 35: “[L]a condena
concurrente conforme al artículo 7(1) y al artículo 7(3) del Estatuto en relación a los mismos [...]
hechos [...] constituye un error legal que invalida la del Juicio en este caso”. Ver también Blaskic,
(Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 92 (igual).

c) Sentencia

i) Instrumentos aplicables para dictar sentencia

Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párr. 6: “Las disposiciones relevantes
respecto a la imposición de sentencias son los artículos 23 y 24 del Estatuto y las Reglas 100 a 106 de
las Reglas de Procedimiento y Prueba las (‘Reglas’)”I. Ver también Deronjic, (Sala de Apelaciones),

I
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 8 de
agosto de 2005 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, las Reglas 100 a 106 lee: Regla 100. Procedimiento para sen-
tenciar con base en una Declaración de Culpabilidad. (A) Si la Sala de Primera Instancia condena al acusado con base
en una Declaración de Culpabilidad, el Fiscal y la defensa pueden presentar cualquier información relevante que pueda
ayudar a la Sala de Primera Instancia a determinar una sentencia apropiada; (B) La sentencia será pronunciada en un
juicio público y en la presencia de la persona condenada, de acuerdo con la Regla 102 (B). Regla 101. Penas. (Adoptada
en febrero 11 de 1994, revisada en enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998, enmendada en diciembre 1 y 13
de 2000). (A) Una persona condenada puede ser sentenciada a prisión de hasta, e incluyendo el resto de la vida de la
persona condenada. (Revisada en noviembre 12 de 1997); (B) Al determinar la sentencia, la Sala de Primera Instancia
tendrá en cuenta los factores mencionados en el artículo 24, párrafo 2, del Estatuto, así como factores tales como: (i)
cualquier circunstancia agravante; (ii) cualquier circunstancia atenuante, incluyendo la cooperación substancial con el
Fiscal, por parte de la persona condenada, antes o después de la sentencia; (iii) La práctica general respecto a las sen-
tencias de prisión en las cortes de la antigua Yugoslavia; (iv) el grado en el que cualquier pena impuesta por una corte
de cualquier Estado, a la persona condenada por el mismo acto, ya ha sido cumplido, como se refiere en el artículo 10,
párrafo 3, del Estatuto. (Revisada en enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998). IT/32/Rev. 36 99. Agosto 8 de
2005; (C) Se dará crédito a la persona condenada por el periodo, si lo hay, durante el cual la persona condenada estuvo
detenida en custodia, hasta su rendición al Tribunal, o hasta su juicio o apelación. (Revisada en enero 30 de 1995). Re-
gla 102. Estatus de la persona condenada (Adoptada en febrero 11 de 1994). (A) La sentencia deberá de iniciar a contar
desde el día en que se pronuncia. Sin embargo, tan pronto como sea notificada la solicitud de apelación, el cumplimien-
to de la decisión deberá entretanto suspenderse hasta que la decisión de la apelación sea entregada, la persona condena-
da mientras tanto permanecerá detenida, de conformidad con la Regla 64. (Enmendada en julio 10 de 1998); (B) Si, por
una decisión previa de la Sala de Primera Instancia, la persona condenada ha sido liberada, o si por alguna razón está en
libertad, y no está presente cuando la decisión es pronunciada, la Sala de Primera Instancia deberá emitir una orden de
arresto para la persona condenada. Al momento de ser arrestada, la persona condenada deberá de ser notificada de la
sentencia y la condena, y el procedimiento establecido en la Regla 103 deberá ser seguido. (Revisado en noviembre 12
de 1997). Regla 103. Lugar de detención. (Adoptada en febrero 11 de 1994). (A) La detención deberá de llevarse a ca-
bo en el Estado designado por el Presidente del Tribunal de la lista de Estado que han indicado su voluntad de aceptar
personas condenadas. (Enmendada en julio 10 de 1998); (B) La transferencia de una persona condenada a otro Estado
deberá ser realizada a la brevedad después de que el tiempo para presentar una apelación ha concluido; (C) Pendiente
los arreglos finales para que él o ella sean transferidos al Estado en donde él o ella cumplirá su sentencia, la persona
condenada deberá permanecer en custodia del Tribunal. (Enmendada en diciembre 4 de 1998). IT/32/Rev. 36 100.
Agosto 8 de 2005. Regla 104 Supervisión de la detención (Adoptada en febrero 11 de 1994). Todas las sentencias de
prisión deberán ser supervisadas por el Tribunal o por una autoridad designada por éste. Regla 105. Restitución de la
propiedad (Adoptada en febrero 11 de 1994). (A) Después de la decisión de condena en la que se contiene información
específica de conformidad con la Regla 98ter; (B), la Sala de Primera Instancia deberá, a solicitud de la Fiscalía, o pue-
de, motu proprio, tener una audiencia especial para determinar la forma de restitución de la propiedad o su reembolso

487
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

20 de julio de 2005, párr. 6 (igual); Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 5 (igual);
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 668 (similar); Nikolic - Dragan, (Sala de
Apelaciones), Caso No. IT-94-2-A, 4 de febrero de 2005, párr. 6 (igual); Kordic y Cerkez, (Sala
de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1073 (similar); Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de
2004, párr. 678 (igual); Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 241 (igual).
Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párr. 6: “Tanto el artículo 24 del
Estatuto, como la Regla 101 de las ReglasII contienen lineamientos generales que la Sala de Primera
Instancia debe tomar en cuenta al imponer una sentencia [...]”. Ver también Limaj et al., (Sala de
Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 723; Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero
de 2005, párr. 458; Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 826;
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1089; Mrdja, (Sala de Primera
Instancia), 31 de marzo de 2004, párr. 11; Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de
diciembre de 2003, párrs. 142-143; Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003,
párr. 95; Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 884; Simic - Milan, (Sala de
Primera Instancia), 17 de octubre de 2002, párrs. 32, 1,060 (todos invocando el artículo 24 y la Regla
101III).

para ello, y puede mientras tanto ordenar medidas provisionales para la preservación y protección de la propiedad como
lo considere necesario. (Enmendada en julio 25 de 1997, enmendada en julio 10 de 1998, enmendad en Abril 12 de
2001); (B) La determinación puede extenderse a aquella propiedad o su reembolso, aunque esté en posesión de terceras
personas que no se encuentren vinculadas con el crimen por el cual fue condenada la persona que fue encontrada culpa-
ble; (C) Dichas personas deberán de ser convocadas ante la Sala de Primera Instancia y les será dará la oportunidad de
justificar su derecho a la propiedad o su reembolso; (D) La Sala de Primera Instancia debería de estar en posibilidades
de determinar el legítimo propietario con un equilibrio de probabilidades, debiendo ordenar la restitución de la propie-
dad o su reembolso o hacer cualquier otro pedido que considere apropiado. (Revisada en Enero 30 de 1995); (E) En el
caso de que la Sala de Primera Instancia no pueda determinar al propietario, ésta deberá notificar a las autoridades na-
cionales competentes y solicitará a ellas que lo determinen; (F) Una vez que las autoridades nacionales notifiquen que
ha se hecho una identificación positiva, la Sala de Primera Instancia deberá de ordenar la restitución ya sea de la pro-
piedad o del reembolso o hacer cualquier otro pedido que considere apropiado. (Revisado en enero 30 de 1995).
IT/32/Rev. 36 101. Agosto 8 de2005; (G) La Secretaría deberá de transmitir a las autoridades nacionales competentes,
cualquier citatorio, orden o solicitud emitido por la Sala de Primera Instancia de conformidad con los párrafos (C), (D),
(E) y (F). (Revisado en enero 30 de 1995, enmendado en abril 12 de 2001). Regla 106. Reparación a las víctimas
(Adopción en febrero 11 de 1994). (A) La Secretaría deberá de transmitir a las autoridades nacionales competentes del
Estado en cuestión, la decisión en la que se declaró la culpabilidad del acusado del crimen por el cual ha causado un da-
ño a la víctima; (B) De conformidad con la legislación nacional relevante, la víctima o sus representantes podrán pre-
sentar una demanda ante las cortes nacionales u otra autoridad competente para obtener la reparación. (Revisada en
noviembre 12 de 1997); (C) Para los propósitos de la reclamación hecha bajo el párrafo (B), la decisión del Tribunal se-
rá definitiva y obligatoria con relación a la responsabilidad penal de la persona condenada por dicho daño. (Enmendada
en abril 12 de 2001).
II
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Ver nota anterior, agregada en esta misma sección,
con respecto al texto vigente de la Regla 101 al momento de adoptar la decisión.
III
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Regla 101. Penas. (Adoptada en febrero 11 de
1994, revisada en enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998, enmendada en diciembre 1 y 13 de 2000). (A)
Una persona condenada puede ser sentenciada a prisión de hasta, e incluyendo el resto de la vida de la persona conde-
nada. (Revisada en noviembre 12 de 1997); (B) Al determinar la sentencia, la Sala de Primera Instancia tendrá en cuen-
ta los factores mencionados en el artículo 24, párrafo 2, del Estatuto, así como factores tales como: (i) cualquier
circunstancia agravante; (ii) cualquier circunstancia atenuante, incluyendo la cooperación substancial con el Fiscal, por
parte de la persona condenada, antes o después de la sentencia; (iii) La práctica general respecto a las sentencias de pri-
sión en las cortes de la antigua Yugoslavia; (iv) el grado en el que cualquier pena impuesta por una corte de cualquier
Estado, a la persona condenada por el mismo acto, ya ha sido cumplido, como se refiere en el artículo 10, párrafo 3, del
Estatuto. (Revisada en enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998). IT/32/Rev. 36 99. Agosto 8 de 2005; (C) Se

488
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párrs. 79-81: “El artículo
24 del Estatuto prescribe las sanciones posibles en las sentencias condenatorias ante el Tribunal y los
factores que deben tomarse en cuenta al determinar la sentencia de una persona acusada. Las Reglas
100 y 101 de las ReglasIV son las disposiciones aplicables a la pena de encarcelamiento”. “El artículo
27 del Estatuto es la disposición aplicable para ejecutar las sentencias”. “[L]a competencia y el
procedimiento del perdón o la conmutación de sentencia se definen en el artículo 28 del Estatuto”.
Ver también Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párrs. 18-19 (en donde se
invocan los artículos 24 y 27, y las Reglas 100 y 101V); Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia),
17 de enero de 2005, párrs. 811-813 (en donde se invocan los artículos 24 y 27, y la Regla 101VI);

dará crédito a la persona condenada por el periodo, si lo hay, durante el cual la persona condenada estuvo detenida en
custodia, hasta su rendición al Tribunal, o hasta su juicio o apelación. (Revisada en enero 30 de 1995).
IV
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 22 de
febrero de 2005 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, las Reglas 100 a 101 lee: Regla 100. Procedimiento para sen-
tenciar con base en una Declaración de Culpabilidad. (Adoptada en febrero 11 de 1994, enmendada en julio 10 de
1998). (A) Si la Sala de Primera Instancia condena al acusado con base en una Declaración de Culpabilidad, el Fiscal y
la defensa pueden presentar cualquier información relevante que pueda ayudar a la Sala de Primera Instancia a determi-
nar una sentencia apropiada. (Enmendada en junio 25 de 1996 y julio 5 de 1996); (B) La sentencia será pronunciada en
un juicio público y en la presencia de la persona condenada, de acuerdo con la Regla 102 (B). Regla 101. Penas. (Adop-
tada en febrero 11 de 1994, revisada en enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998, enmendada en diciembre 1 y
13 de 2000). (A) Una persona condenada puede ser sentenciada a prisión de hasta, e incluyendo el resto de la vida de la
persona condenada. (Revisada en noviembre 12 de 1997); (B) Al determinar la sentencia, la Sala de Primera Instancia
tendrá en cuenta los factores mencionados en el artículo 24, párrafo 2, del Estatuto, así como factores tales como: (i)
cualquier circunstancia agravante; (ii) cualquier circunstancia atenuante, incluyendo la cooperación substancial con el
Fiscal, por parte de la persona condenada, antes o después de la sentencia; (iii) La práctica general respecto a las sen-
tencias de prisión en las cortes de la antigua Yugoslavia; (iv) el grado en el que cualquier pena impuesta por una corte
de cualquier Estado, a la persona condenada por el mismo acto, ya ha sido cumplido, como se refiere en el artículo 10,
párrafo 3, del Estatuto. (Revisada en enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998). IT/32/Rev. 34 100. Febrero 22
de 2005; (C) Se dará crédito a la persona condenada por el periodo, si lo hay, durante el cual la persona condenada es-
tuvo detenida en custodia, hasta su rendición al Tribunal, o hasta su juicio o apelación. (Revisada en enero 30 de 1995).
V
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 22 de
febrero de 2005 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, las Reglas 100 a 101 lee: Regla 100. Procedimiento para sen-
tenciar con base en una Declaración de Culpabilidad. (Adoptada en febrero 11 de 1994, enmendada en julio 10 de
1998). (A) Si la Sala de Primera Instancia condena al acusado con base en una Declaración de Culpabilidad, el Fiscal y
la defensa pueden presentar cualquier información relevante que pueda ayudar a la Sala de Primera Instancia a determi-
nar una sentencia apropiada. (Enmendada en junio 25 de 1996 y julio 5 de 1996); (B) La sentencia será pronunciada en
un juicio público y en la presencia de la persona condenada, de acuerdo con la Regla 102 (B). Regla 101. Penas. (Adop-
tada en febrero 11 de 1994, revisada en enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998, enmendada en diciembre 1 y
13 de 2000). (A) Una persona condenada puede ser sentenciada a prisión de hasta, e incluyendo el resto de la vida de la
persona condenada. (Revisada en noviembre 12 de 1997); (B) Al determinar la sentencia, la Sala de Primera Instancia
tendrá en cuenta los factores mencionados en el artículo 24, párrafo 2, del Estatuto, así como factores tales como: (i)
cualquier circunstancia agravante; (ii) cualquier circunstancia atenuante, incluyendo la cooperación substancial con el
Fiscal, por parte de la persona condenada, antes o después de la sentencia; (iii) La práctica general respecto a las sen-
tencias de prisión en las cortes de la antigua Yugoslavia; (iv) el grado en el que cualquier pena impuesta por una corte
de cualquier Estado, a la persona condenada por el mismo acto, ya ha sido cumplido, como se refiere en el artículo 10,
párrafo 3, del Estatuto. (Revisada en enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998). IT/32/Rev. 34 100. Febrero 22
de 2005; (C) Se dará crédito a la persona condenada por el periodo, si lo hay, durante el cual la persona condenada es-
tuvo detenida en custodia, hasta su rendición al Tribunal, o hasta su juicio o apelación. (Revisada en enero 30 de 1995).
VI
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al
22 de febrero de 2005 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, la Regla 101 lee: Regla 101. Penas. (Adoptada en
febrero 11 de 1994, revisada en enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998, enmendada en diciembre 1 y
13 de 2000). (A) Una persona condenada puede ser sentenciada a prisión de hasta, e incluyendo el resto de la vida

489
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 43 (en donde se invocan los artículos 23
y 24, y las Reglas 87(C)VII y 101VIII); Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003,
párrs. 42-44 (en donde se invocan los artículos 24, y 27-28, y las Reglas 100-101IX); Galic, (Sala de

de la persona condenada. (Revisada en noviembre 12 de 1997); (B) Al determinar la sentencia, la Sala de Primera
Instancia tendrá en cuenta los factores mencionados en el artículo 24, párrafo 2, del Estatuto, así como factores
tales como: (i) cualquier circunstancia agravante; (ii) cualquier circunstancia atenuante, incluyendo la coopera-
ción substancial con el Fiscal, por parte de la persona condenada, antes o después de la sentencia; (iii) La práctica
general respecto a las sentencias de prisión en las cortes de la antigua Yugoslavia; (iv) el grado en el que cual-
quier pena impuesta por una corte de cualquier Estado, a la persona condenada por el mismo acto, ya ha sido
cumplido, como se refiere en el artículo 10, párrafo 3, del Estatuto. (Revisada en enero 30 de 1995, enmendada
en julio 10 de 1998). IT/32/Rev. 34 100. Febrero 22 de 2005; (C) Se dará crédito a la persona condenada por el
periodo, si lo hay, durante el cual la persona condenada estuvo detenida en custodia, hasta su rendición al Tribu-
nal, o hasta su juicio o apelación. (Revisada en enero 30 de 1995).
VII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 28
de julio de 2003 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, la Regla 87 lee: Regla 87. (C) Si la Sala de Primera Instancia
encuentra al acusado culpable de uno o más de los cargos contenidos en la Acusación, ésta deberá de imponer una sen-
tencia con respecto a cada uno de los cargos de culpabilidad e indicar si tal sentencia deberá ser cumplida consecutiva-
mente o concurrentemente, a menos que decida ejercer su poder de imponer una sentencia individual reflejando la
totalidad de la conducta criminal del acusado.
VIII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada
al 22 de febrero de 2005 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, la Regla 101 lee: Regla 101. Penas. (Adop-
tada en febrero 11 de 1994, revisada en enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998, enmendada en di-
ciembre 1 y 13 de 2000). (A) Una persona condenada puede ser sentenciada a prisión de hasta, e incluyendo el
resto de la vida de la persona condenada. (Revisada en noviembre 12 de 1997); (B) Al determinar la sentencia,
la Sala de Primera Instancia tendrá en cuenta los factores mencionados en el artículo 24, párrafo 2, del Estatu-
to, así como factores tales como: (i) cualquier circunstancia agravante; (ii) cualquier circunstancia atenuante,
incluyendo la cooperación substancial con el Fiscal, por parte de la persona condenada, antes o después de la
sentencia; (iii) La práctica general respecto a las sentencias de prisión en las cortes de la antigua Yugoslavia;
(iv) el grado en el que cualquier pena impuesta por una corte de cualquier Estado, a la persona condenada por
el mismo acto, ya ha sido cumplido, como se refiere en el artículo 10, párrafo 3, del Estatuto. (Revisada en
enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998). IT/32/Rev. 34 100. Febrero 22 de 2005; (C) Se dará crédito
a la persona condenada por el periodo, si lo hay, durante el cual la persona condenada estuvo detenida en cus-
todia, hasta su rendición al Tribunal, o hasta su juicio o apelación. (Revisada en enero 30 de 1995).
IX
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al
22 de febrero de 2005 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, las Reglas 100 a 101 lee: Regla 100. Procedi-
miento para sentenciar con base en una Declaración de Culpabilidad. (Adoptada en febrero 11 de 1994, enmenda-
da en julio 10 de 1998). (A) Si la Sala de Primera Instancia condena al acusado con base en una Declaración de
Culpabilidad, el Fiscal y la defensa pueden presentar cualquier información relevante que pueda ayudar a la Sala
de Primera Instancia a determinar una sentencia apropiada. (Enmendada en junio 25 de 1996 y julio 5 de 1996);
(B) La sentencia será pronunciada en un juicio público y en la presencia de la persona condenada, de acuerdo con
la Regla 102 (B). Regla 101. Penas. (Adoptada en febrero 11 de 1994, revisada en enero 30 de 1995, enmendada
en julio 10 de 1998, enmendada en diciembre 1 y 13 de 2000). (A) Una persona condenada puede ser sentenciada
a prisión de hasta, e incluyendo el resto de la vida de la persona condenada. (Revisada en noviembre 12 de 1997);
(B) Al determinar la sentencia, la Sala de Primera Instancia tendrá en cuenta los factores mencionados en el artículo
24, párrafo 2, del Estatuto, así como factores tales como: (i) cualquier circunstancia agravante; (ii) cualquier cir-
cunstancia atenuante, incluyendo la cooperación substancial con el Fiscal, por parte de la persona condenada, an-
tes o después de la sentencia; (iii) La práctica general respecto a las sentencias de prisión en las cortes de la
antigua Yugoslavia; (iv) el grado en el que cualquier pena impuesta por una corte de cualquier Estado, a la perso-
na condenada por el mismo acto, ya ha sido cumplido, como se refiere en el artículo 10, párrafo 3, del Estatuto.
(Revisada en enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998). IT/32/Rev. 34 100. Febrero 22 de 2005; (C) Se
dará crédito a la persona condenada por el periodo, si lo hay, durante el cual la persona condenada estuvo detenida
en custodia, hasta su rendición al Tribunal, o hasta su juicio o apelación. (Revisada en enero 30 de 1995).

490
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 756 (en donde se invocan el Estatuto y las Reglas
87(C)X y 101).

(1) Estatuto TPIY, artículo 24: Penas

“1. La Sala de Primera Instancia sólo impone penas de prisión. Para fijar las condiciones del
encarcelamiento, la Sala de Primera Instancia recurre a las normas de penas de prisión,
aplicadas por los tribunales de la ex-Yugoslavia.
2. Al imponer la sentencia, la Sala de Primera Instancia tiene en cuenta factores como la
gravedad de la infracción y la situación personal de la persona condenada.
3. Además del encarcelamiento de la persona condenada, la Sala de Primera Instancia puede
ordenar la restitución a sus propietarios de todos los bienes y recursos que les hayan sido
arrebatados por medios ilícitos, incluyendo la coacción”.

(2) Regla 101 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, TPIY

“(A) Una persona condenada puede ser sentenciada a prisión de hasta, e incluyendo el resto de la
vida de la persona condenada.
(B) Al determinar la sentencia, la Sala de Primera Instancia tendrá en cuenta los factores
mencionados en el artículo 24, párrafo 2, del Estatuto, así como factores tales como:

(i) cualquier circunstancia agravante;


(ii) cualquier circunstancia atenuante, incluyendo la cooperación substancial con el Fiscal,
por parte de la persona condenada, antes o después de la sentencia;
(iii) la práctica general respecto a las sentencias de prisión en las cortes de la antigua
Yugoslavia;
(iv) el grado en el que cualquier pena impuesta por una corte de cualquier Estado, a la
persona condenada por el mismo acto, ya ha sido cumplido, como se refiere en el
artículo 10, párrafo 3, del Estatuto
(C) Se dará crédito a la persona condenada por el periodo, si lo hay, durante el cual la persona
condenada estuvo detenida en custodia, hasta su rendición al Tribunal, o hasta su juicio o
apelación.

X
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 28 de
julio de 2003 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, la Regla 87 lee: Regla 87. (C) Si la Sala de Primera Instancia
encuentra al acusado culpable de uno o más de los cargos contenidos en la Acusación, ésta deberá de imponer una sen-
tencia con respecto a cada uno de los cargos de culpabilidad e indicar si tal sentencia deberá ser cumplida consecutiva-
mente o concurrentemente, a menos que decida ejercer su poder de imponer una sentencia individual reflejando la
totalidad de la conducta criminal del acusado.

491
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

(3) Regla 100 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, TPIY

“(A) Si la Sala de Primera Instancia condena al acusado con base en una Declaración de
Culpabilidad, el Fiscal y la defensa pueden presentar cualquier información relevante que
pueda ayudar a la Sala de Primera Instancia a determinar una sentencia apropiada.
(B) La sentencia será pronunciada en un juicio público y en la presencia de la persona con-
denada, de acuerdo con la Regla 102 (B)”.

Para el texto de artículos adicionales del Estatuto TPIY y las normas de las Reglas de Proce-
dimiento y Prueba, ver esos documentos.

ii) Generalidades

(1) Revisión de los factores relacionados con la sentencia

Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párr. 6: “Tanto el artículo 24 del
Estatuto como la Regla 101XI de las Reglas contienen lineamientos generales para una Sala de Primera
Instancia que constituyen una obligación de tomar en cuenta los siguientes factores al emitir una
sentencia: la gravedad del delito o la totalidad de la conducta culpable, la circunstancias individuales
de la persona condenada, la práctica general respecto a las sentencias de prisión en los tribunales de la
antigua Yugoslavia, y las circunstancias agravantes y mitigantes”. Ver también Deronjic, (Sala de
Apelaciones), 20 de julio de 2005, párr. 6 (igual); Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005,
párr. 5 (mismos hechos); Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 267 (mismos
hechos); Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párr. 7 (similar); Nikolic -
Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párr. 89 (mismos hechos); Bralo, (Sala de
Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 23 (mismos hechos); Limaj et al., (Sala de Primera
Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 723 (similar); Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero
de 2005, párr. 458 (similar); Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr.
826 (mismos hechos están “[entre los hechos incluidos”]; Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de
septiembre de 2004, párr. 1,089 (“Una Sala de Primera Instancia está obligada a tomar en cuenta tales

XI
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 22 de
febrero de 2005 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, la Regla 101 lee: Regla 101. Penas. (Adoptada en febrero 11
de 1994, revisada en enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998, enmendada en diciembre 1 y 13 de 2000).
IT/32/Rev. 36. Agosto 8 de 2005. (A) Una persona condenada puede ser sentenciada a prisión de hasta, e incluyendo el
resto de la vida de la persona condenada. (Revisada en noviembre 12 de 1997); (B) Al determinar la sentencia, la Sala
de Primera Instancia tendrá en cuenta los factores mencionados en el artículo 24, párrafo 2, del Estatuto, así como facto-
res tales como: (i) cualquier circunstancia agravante; (ii) cualquier circunstancia atenuante, incluyendo la cooperación
substancial con el Fiscal, por parte de la persona condenada, antes o después de la sentencia; (iii) La práctica general
respecto a las sentencias de prisión en las cortes de la antigua Yugoslavia; (iv) el grado en el que cualquier pena im-
puesta por una corte de cualquier Estado, a la persona condenada por el mismo acto, ya ha sido cumplido, como se re-
fiere en el artículo 10, párrafo 3, del Estatuto. (Revisada en enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998).
IT/32/Rev. 36 99. Agosto 8 de 2005; (C) Se dará crédito a la persona condenada por el periodo, si lo hay, durante el
cual la persona condenada estuvo detenida en custodia, hasta su rendición al Tribunal, o hasta su juicio o apelación.
(Revisada en enero 30 de 1995).

492
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

hechos”); Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párrs. 47, 49 (mismos hechos); Mrdja,
(Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párr. 12 (hechos semejantes deben tomarse en cuenta);
Jokic - Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de, 2004, párr. 38 (hechos semejantes);
Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 55 (mismos hechos “no son
exhaustivos, sino que proporcionan lineamientos generales”); Nikolic - Momir, (Sala de Primera
Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 95 (el enumerar los mismos hechos pero haciendo notar que “no
son exhaustivos”); Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 32 (hechos
semejantes); Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párrs. 1060-1061
(mismos hechos); Simic - Milan, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2002, párr. 32 (hechos
semejantes).
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 668: “Las Salas de Primera
Instancia están obligadas a tomar estas disposiciones [de los artículos 23 y 24 del Estatuto y las Reglas
100 a 106 de las ReglasXII] en cuenta, cuando deciden una sentencia. Sin embargo, no equivalen a

XII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 22 de
febrero de 2005 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, las Reglas 100 a 106 leen: Regla 100. Procedimiento para
sentenciar con base en una Declaración de Culpabilidad. (Adoptada en febrero 11 de 1994, enmendada en julio 10 de
1998). (A) Si la Sala de Primera Instancia condena al acusado con base en una Declaración de Culpabilidad, el Fiscal y
la defensa pueden presentar cualquier información relevante que pueda ayudar a la Sala de Primera Instancia a determi-
nar una sentencia apropiada. (Enmendada en junio 25 de 1996 y julio 5 de 1996). (B) La sentencia será pronunciada en
un juicio público y en la presencia de la persona condenada, de acuerdo con la Regla 102 (B). Regla 101. Penas. (Adop-
tada en febrero 11 de 1994, revisada en enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998, enmendada en diciembre 1 y
13 de 2000). (A) Una persona condenada puede ser sentenciada a prisión de hasta, e incluyendo el resto de la vida de la
persona condenada. (Revisada en noviembre 12 de 1997). (B) Al determinar la sentencia, la Sala de Primera Instancia
tendrá en cuenta los factores mencionados en el artículo 24, párrafo 2, del Estatuto, así como factores tales como: (i)
cualquier circunstancia agravante; (ii) cualquier circunstancia atenuante, incluyendo la cooperación substancial con el
Fiscal, por parte de la persona condenada, antes o después de la sentencia; (iii) La práctica general respecto a las sen-
tencias de prisión en las cortes de la antigua Yugoslavia; (iv) el grado en el que cualquier pena impuesta por una corte
de cualquier Estado, a la persona condenada por el mismo acto, ya ha sido cumplido, como se refiere en el artículo 10,
párrafo 3, del Estatuto. (Revisada en enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998). IT/32/Rev. 34 100. Febrero 22
de 2005. (C) Se dará crédito a la persona condenada por el periodo, si lo hay, durante el cual la persona condenada es-
tuvo detenida en custodia, hasta su rendición al Tribunal, o hasta su juicio o apelación. (Revisada en enero 30 de 1995).
Regla 102. Estatus de la persona condenada (Adoptada en febrero 11 de 1994). (A) La sentencia deberá de iniciar a con-
tar desde el día en que se pronuncia. Sin embargo, tan pronto como sea notificada la solicitud de apelación, el cumpli-
miento de la decisión deberá entretanto suspenderse hasta que la decisión de la apelación sea entregada, la persona
condenada mientras tanto permanecerá detenida, de conformidad con la Regla 64. (Enmendada en julio 10 de 1998).
(B) Si, por una decisión previa de la Sala de Primera Instancia, la persona condenada ha sido liberada, o si por alguna
razón está en libertad, y no está presente cuando la decisión es pronunciada, la Sala de Primera Instancia deberá emitir
una orden de arresto para la persona condenada. Al momento de ser arrestada, la persona condenada deberá de ser noti-
ficada de la sentencia y la condena, y el procedimiento establecido en la Regla 103 deberá ser seguido. (Revisado en
noviembre 12 de 1997). Regla 103. Lugar de detención. (Adoptada en febrero 11 de 1994). (A) La detención deberá de
llevarse a cabo en el Estado designado por el Presidente del Tribunal de la lista de Estado que han indicado su voluntad
de aceptar personas condenadas. (Enmendada en julio 10 de 1998). (B) La transferencia de una persona condenada a
otro Estado deberá ser realizada a la brevedad, después de que el tiempo para presentar una apelación ha concluido. (C)
Pendiente los arreglos finales para que él o ella sean transferidos al Estado en donde él o ella cumplirá su sentencia, la
persona condenada deberá permanecer en custodia del Tribunal. (Enmendado en diciembre 4 de 1998). IT/32/Rev. 34
101. Febrero 22 de 2005. Regla 104 Supervisión de la detención (Adoptada en febrero 11 de 1994). Todas las senten-
cias de prisión deberán ser supervisadas por el Tribunal o por una autoridad designada por éste. Regla 105. Restitución
de la propiedad (Adoptada en febrero 11 de 1994). (A) Después de la decisión de condena en la que se contiene infor-
mación específica de conformidad con la Regla 98ter(B), la Sala de Primera Instancia deberá, a solicitud de la Fiscalía,
o puede, motu proprio, tener una audiencia especial para determinar la forma de restitución de la propiedad o su reem-
bolso para ello, y puede mientras tanto ordenar medidas provisionales para la preservación y protección de la propiedad

493
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

‘limitaciones obligatorias sobre la discrecionalidad con que cuenta una Sala para imponer una
sentencia’. En vista de que no existe una lista definitiva de lineamientos para sentenciar, la Sala de
Apelaciones ha subrayado previamente:

El efecto combinado del artículo 24 del Estatuto y de la Regla 101 de las ReglasXIII es que, al
imponer una sentencia, la Sala de Primera Instancia debe considerar los siguientes hechos: (i) la
práctica general respecto a las sentencias de prisión en las cortes de la antigua Yugoslavia; (ii) la gravedad
de los delitos o la totalidad de la conducta; (iii) las circunstancias individuales del acusado,
incluyendo las circunstancias agravantes y atenuantes; (iv) el acreditar el tiempo transcurrido en
detención en espera de ser transferido al Tribunal Internacional, juicio, o apelación; y (v) la
medida en la que ya ha sido pagada o cumplida una sanción impuesta por un tribunal de algún
Estado a la persona condenada por el mismo acto”.

como lo considere necesario. (Enmendada en julio 25 de 1997, enmendada en julio 10 de 1998, enmendad en Abril 12
de 2001). (B) La determinación puede extenderse a aquella propiedad o su reembolso, aunque esté en posesión de terce-
ras personas que no se encuentren vinculadas con el crimen por el cual fue condenada la persona que fue encontrada
culpable. (C) Dichas personas deberán de ser convocadas ante la Sala de Primera Instancia y les será dará la oportuni-
dad de justificar su derecho a la propiedad o su reembolso. (D) La Sala de Primera Instancia debería de estar en posibi-
lidades de determinar el legítimo propietario con un equilibrio de probabilidades, debiendo ordenar la restitución de la
propiedad o su reembolso o hacer cualquier otro pedido que considere apropiado. (Revisada en Enero 30 de 1995). (E)
En el caso de que la Sala de Primera Instancia no pueda determinar al propietario, ésta deberá notificar a las autoridades
nacionales competentes y solicitará a ellas que lo determinen. (F) Una vez que las autoridades nacionales notifiquen que
ha se hecho una identificación positiva, la Sala de Primera Instancia deberá de ordenar la restitución ya sea de la propiedad
o del reembolso o hacer cualquier otro pedido que considere apropiado. (Revisado en enero 30 de 1995). IT/32/Rev. 34
102. Febrero 22 de2005. (G) La Secretaría deberá de transmitir a las autoridades nacionales competentes, cualquier cita-
torio, orden o solicitud emitido por la Sala de Primera Instancia de conformidad con los párrafos (C), (D), (E) y (F).
(Revisado en enero 30 de 1995, enmendado en abril 12 de 2001). Regla 106. Reparación a las víctimas (Adopción
en febrero 11 de 1994). (A) La Secretaría deberá de transmitir a las autoridades nacionales competentes del Estado en
cuestión, la decisión en la que se declaró la culpabilidad del acusado del crimen por el cual ha causado un daño a la víc-
tima. (B) De conformidad con la legislación nacional relevante, la víctima o sus representantes podrán presentar una
demanda ante las cortes nacionales u otra autoridad competente para obtener la reparación. (Revisada en noviembre 12
de 1997). (C) Para los propósitos de la reclamación hecha bajo el párrafo (B), la decisión del Tribunal será definitiva y
obligatoria con relación a la responsabilidad penal de la persona condenada por dicho daño. (Enmendada en abril 12 de
2001).
XIII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 22
de febrero de 2005 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, la Regla 101 lee: Regla 101. Penas. (Adoptada en febrero
11 de 1994, revisada en enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998, enmendada en diciembre 1 y 13 de 2000).
IT/32/Rev. 36. Agosto 8 de 2005. (A) Una persona condenada puede ser sentenciada a prisión de hasta, e incluyendo el
resto de la vida de la persona condenada. (Revisada en noviembre 12 de 1997); (B) Al determinar la sentencia, la Sala
de Primera Instancia tendrá en cuenta los factores mencionados en el artículo 24, párrafo 2, del Estatuto, así como facto-
res tales como: (i) cualquier circunstancia agravante; (ii) cualquier circunstancia atenuante, incluyendo la cooperación
substancial con el Fiscal, por parte de la persona condenada, antes o después de la sentencia; (iii) La práctica general
respecto a las sentencias de prisión en las cortes de la antigua Yugoslavia; (iv) el grado en el que cualquier pena im-
puesta por una corte de cualquier Estado, a la persona condenada por el mismo acto, ya ha sido cumplido, como se re-
fiere en el artículo 10, párrafo 3, del Estatuto. (Revisada en enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998).
IT/32/Rev. 36 99. Agosto 8 de 2005; (C) Se dará crédito a la persona condenada por el periodo, si lo hay, durante el
cual la persona condenada estuvo detenida en custodia, hasta su rendición al Tribunal, o hasta su juicio o apelación.
(Revisada en enero 30 de 1995).

494
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Ver también Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 679 (texto citado); Kordic y
Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1,084 (hechos semejantes).
Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párr. 89: “El contexto especial
del Acuerdo de Declaración de Culpabilidad, genera un hecho adicional que debe ser tomado en cuenta.
El Acuerdo de Declaración de Culpabilidad es una cuestión de considerable importancia, ya que
involucra, por parte del acusado, una admisión de su culpabilidad”.
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 138: “El Estatuto inviste
explícitamente a los jueces con discrecionalidad para determinar la sanción apropiada para cada
persona acusada y para cada acto que se le imputa. Así, cuando la Sala de Primera Instancia evalúa los
diferentes hechos a sentenciar, lo hace en interés de la naturaleza y gravedad de los delitos cometidos,
las circunstancias que rodearon a los mismos actos, el grado de responsabilidad de una persona
acusada por el acto y la personalidad de la misma”.
Ver también Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 125
(igual). Ver también “principios varios respecto a la emisión de sentencias”, sección (IX)(c)(vii),
Compendio del TPIY.

(a) Deben considerarse los factores para dictar sentencia, pero finalmente la sentencia
es una cuestión que queda bajo la discrecionalidad de la Sala de Primera Instancia

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 241: “Estas disposiciones [los artículos 23-24
y de las Reglas 100 a 106]XIV constituyen hechos que deben ser tomados en consideración por la Sala

XIV
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 17
de julio de 2003 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, las Reglas 100 a 106 leen: Regla 100. Procedimiento para
sentenciar con base en una Declaración de Culpabilidad. (Adoptada en febrero 11 de 1994, enmendada en julio 10 de
1998). (A) Si la Sala de Primera Instancia condena al acusado con base en una Declaración de Culpabilidad, el Fiscal y
la defensa pueden presentar cualquier información relevante que pueda ayudar a la Sala de Primera Instancia a determi-
nar una sentencia apropiada. (Enmendada en junio 25 de 1996 y julio 5 de 1996). (B) La sentencia será pronunciada en
un juicio público y en la presencia de la persona condenada, de acuerdo con la Regla 102 (B). Regla 101. Penas. (Adop-
tada en febrero 11 de 1994, revisada en enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998, enmendada en diciembre 1 y
13 de 2000). (A) Una persona condenada puede ser sentenciada a prisión de hasta, e incluyendo el resto de la vida de la
persona condenada. (Revisada en noviembre 12 de 1997). (B) Al determinar la sentencia, la Sala de Primera Instancia
tendrá en cuenta los factores mencionados en el artículo 24, párrafo 2, del Estatuto, así como factores tales como: (i)
cualquier circunstancia agravante; (ii) cualquier circunstancia atenuante, incluyendo la cooperación substancial con el
Fiscal, por parte de la persona condenada, antes o después de la sentencia; (iii) La práctica general respecto a las sen-
tencias de prisión en las cortes de la antigua Yugoslavia; (iv) el grado en el que cualquier pena impuesta por una corte
de cualquier Estado, a la persona condenada por el mismo acto, ya ha sido cumplido, como se refiere en el artículo 10,
párrafo 3, del Estatuto. (Revisada en enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998). IT/32/Rev. 34 100. Febrero 22
de 2005. (C) Se dará crédito a la persona condenada por el periodo, si lo hay, durante el cual la persona condenada es-
tuvo detenida en custodia, hasta su rendición al Tribunal, o hasta su juicio o apelación. (Revisada en enero 30 de 1995).
Regla 102. Estatus de la persona condenada (Adoptada en febrero 11 de 1994). (A) La sentencia deberá de iniciar a con-
tar desde el día en que se pronuncia. Sin embargo, tan pronto como sea notificada la solicitud de apelación, el cumpli-
miento de la decisión deberá entretanto suspenderse hasta que la decisión de la apelación sea entregada, la persona
condenada mientras tanto permanecerá detenida, de conformidad con la Regla 64. (Enmendada en julio 10 de 1998).
(B) Si, por una decisión previa de la Sala de Primera Instancia, la persona condenada ha sido liberada, o si por alguna
razón está en libertad, y no está presente cuando la decisión es pronunciada, la Sala de Primera Instancia deberá emitir
una orden de arresto para la persona condenada. Al momento de ser arrestada, la persona condenada deberá de ser noti-

495
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

de Primera Instancia al decidir la sentencia en una condena. No constituyen limitaciones obligatorias


sobre la discrecionalidad de la Sala para imponer una sentencia, la cual siempre debe ser decidida de
acuerdo con los hechos de cada caso en particular”.
Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 20: “Finalmente, [...] la
sentencia impuesta es una cuestión que queda bajo la discrecionalidad de la Sala de Primera Instancia
la cual debe decidirse siempre de acuerdo a los hechos de cada caso particular”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 826: “Estos hechos
[enumerados en el artículo 24 y en la Regla 101]XV no son exhaustivos, sino que brindan lineamientos

ficada de la sentencia y la condena, y el procedimiento establecido en la Regla 103 deberá ser seguido. (Revisado en
noviembre 12 de 1997). Regla 103. Lugar de detención. (Adoptada en febrero 11 de 1994). (A) La detención deberá de
llevarse a cabo en el Estado designado por el Presidente del Tribunal de la lista de Estado que han indicado su voluntad
de aceptar personas condenadas. (Enmendada en julio 10 de 1998). (B) La transferencia de una persona condenada a
otro Estado deberá ser realizada a la brevedad, después de que el tiempo para presentar una apelación ha concluido. (C)
Pendiente los arreglos finales para que él o ella sean transferidos al Estado en donde él o ella cumplirá su sentencia, la
persona condenada deberá permanecer en custodia del Tribunal. (Enmendado en diciembre 4 de 1998). IT/32/Rev. 34
101. Febrero 22 de 2005. Regla 104 Supervisión de la detención (Adoptada en febrero 11 de 1994). Todas las senten-
cias de prisión deberán ser supervisadas por el Tribunal o por una autoridad designada por éste. Regla 105. Restitución
de la propiedad (Adoptada en febrero 11 de 1994). (A) Después de la decisión de condena en la que se contiene infor-
mación específica de conformidad con la Regla 98ter(B), la Sala de Primera Instancia deberá, a solicitud de la Fiscalía,
o puede, motu proprio, tener una audiencia especial para determinar la forma de restitución de la propiedad o su reem-
bolso para ello, y puede mientras tanto ordenar medidas provisionales para la preservación y protección de la propiedad
como lo considere necesario. (Enmendada en julio 25 de 1997, enmendada en julio 10 de 1998, enmendad en Abril 12
de 2001). (B) La determinación puede extenderse a aquella propiedad o su reembolso, aunque esté en posesión de terce-
ras personas que no se encuentren vinculadas con el crimen por el cual fue condenada la persona que fue encontrada
culpable. (C) Dichas personas deberán de ser convocadas ante la Sala de Primera Instancia y les será dará la oportuni-
dad de justificar su derecho a la propiedad o su reembolso. (D) La Sala de Primera Instancia debería de estar en posibi-
lidades de determinar el legítimo propietario con un equilibrio de probabilidades, debiendo ordenar la restitución de la
propiedad o su reembolso o hacer cualquier otro pedido que considere apropiado. (Revisada en Enero 30 de 1995). (E)
En el caso de que la Sala de Primera Instancia no pueda determinar al propietario, ésta deberá notificar a las autoridades
nacionales competentes y solicitará a ellas que lo determinen. (F) Una vez que las autoridades nacionales notifiquen que ha
se hecho una identificación positiva, la Sala de Primera Instancia deberá de ordenar la restitución ya sea de la propiedad
o del reembolso o hacer cualquier otro pedido que considere apropiado. (Revisado en enero 30 de 1995). IT/32/Rev.
34 102. Febrero 22 de2005. (G) La Secretaría deberá de transmitir a las autoridades nacionales competentes, cual-
quier citatorio, orden o solicitud emitido por la Sala de Primera Instancia de conformidad con los párrafos (C), (D),
(E) y (F). (Revisado en enero 30 de 1995, enmendado en abril 12 de 2001). Regla 106. Reparación a las víctimas
(Adopción en febrero 11 de 1994). (A) La Secretaría deberá de transmitir a las autoridades nacionales competentes
del Estado en cuestión, la decisión en la que se declaró la culpabilidad del acusado del crimen por el cual ha causado
un daño a la víctima. (B) De conformidad con la legislación nacional relevante, la víctima o sus representantes po-
drán presentar una demanda ante las cortes nacionales u otra autoridad competente para obtener la reparación. (Revi-
sada en noviembre 12 de 1997). (C) Para los propósitos de la reclamación hecha bajo el párrafo (B), la decisión del
Tribunal será definitiva y obligatoria con relación a la responsabilidad penal de la persona condenada por dicho da-
ño. (Enmendada en abril 12 de 2001).
XV
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 10
de junio de 2004 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, la Regla 101 lee: Regla 101. Penas. (Adoptada en febrero 11 de
1994, revisada en enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998, enmendada en diciembre 1 y 13 de 2000).
IT/32/Rev. 36. Agosto 8 de 2005. (A) Una persona condenada puede ser sentenciada a prisión de hasta, e incluyendo el
resto de la vida de la persona condenada. (Revisada en noviembre 12 de 1997); (B) Al determinar la sentencia, la Sala
de Primera Instancia tendrá en cuenta los factores mencionados en el artículo 24, párrafo 2, del Estatuto, así como facto-
res tales como: (i) cualquier circunstancia agravante; (ii) cualquier circunstancia atenuante, incluyendo la cooperación
substancial con el Fiscal, por parte de la persona condenada, antes o después de la sentencia; (iii) La práctica general
respecto a las sentencias de prisión en las cortes de la antigua Yugoslavia; (iv) el grado en el que cualquier pena im-

496
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

en un esfuerzo por asegurar que la sanción impuesta sea justa y equitativa”. Ver también Deronjic,
(Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 152 (“El artículo 24 del Estatuto dispone una
lista no exhaustiva de factores que deben ser tomados en cuenta por la Sala de Primera Instancia, al
determinar la sentencia [...]”).
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 151: “La determinación de la
sentencia adecuada se deja a la discrecionalidad de cada Sala de Primera Instancia, aunque tanto el
Estatuto como las Reglas, proporcionan lineamientos con respecto a los factores que deben tomarse en
cuenta”. Ver también Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr.
141 (igual).
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 884: “Ni el Estatuto ni las Reglas de
Procedimiento y Prueba del Tribunal especifican las penas para los delitos que están bajo la
jurisdicción del Tribunal. La determinación de la sentencia adecuada se deja a la discrecionalidad de la Sala
de Primera Instancia, aunque los Estatutos y las Reglas proporcionan lineamientos con respecto a los
factores que deben tomarse en cuenta para ello”.

(b) No es adecuado establecer la lista definitiva de lineamientos para sentenciar

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 680: “La Sala de Apelaciones ha enfatizado, en
juicios previos, que la emisión de la sentencia es una decisión discrecional y que no es adecuado establecer
una lista definitiva de lineamientos para sentenciar. La sentencia debe ser siempre decidida de acuerdo con
los hechos de cada caso particular y la culpabilidad individual de la persona responsable”. Ver también
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1147 (igual).
Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 242: “La jurisprudencia del TPIY y del
TPIR ha [...] generado un cuerpo de factores relevantes, a considerar, durante la emisión de sentencias.
La Sala de Apelaciones ha enfatizado, sin embargo, que no es ‘apropiado establecer una lista definitiva
de lineamientos para una referencia futura’, dado que la imposición de la sentencia es una decisión
discrecional”.

(2) Finalidades de la sentencia

(a) Generalidades

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 814: “El Tribunal se
estableció para perseguir, con base en el derecho internacional, personas de un área en particular, a
saber de la antigua Yugoslavia, por crímenes cometidos durante una situación específica. La sanción,
por lo tanto, debe reflejar tanto las exigencias de justicia de las personas que -directa o indirectamente-

puesta por una corte de cualquier Estado, a la persona condenada por el mismo acto, ya ha sido cumplido, como se re-
fiere en el artículo 10, párrafo 3, del Estatuto. (Revisada en enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998).
IT/32/Rev. 36 99. Agosto 8 de 2005; (C) Se dará crédito a la persona condenada por el periodo, si lo hay, durante el
cual la persona condenada estuvo detenida en custodia, hasta su rendición al Tribunal, o hasta su juicio o apelación.
(Revisada en enero 30 de 1995).

497
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

han sido víctimas de los crímenes, así como responder a la exigencia de la comunidad internacional,
como un todo, para terminar con la impunidad por violaciones masivas a los derechos humanos y
crímenes cometidos durante conflictos armados”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 816: “Así como el
Tribunal aplica el derecho internacional, debe de tener también la debida consideración por el impacto
de la aplicación de normas y principios internacionalmente reconocidos a nivel global. De tal suerte
que una Sala de Primera Instancia debe considerar sus obligaciones para con el acusado a la luz de su
responsabilidad y asegurarse de sostener los propósitos y principios del derecho penal internacional.
Esta tarea se vuelve particularmente difícil en relación con la sanción. Como lo revela una revisión
habitual de la historia de la sanción, las formas de la pena reflejan las normas y valores de una
sociedad particular, en un tiempo particular. La Sala de Primera Instancia debe discernir los principios
relacionados y las razones para los que responde la sanción, tanto a las necesidades de la sociedad de la
antigua Yugoslavia, como a los de la comunidad internacional”. Ver también Obrenovic, (Sala de Primera
Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 47 (igual); Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2
de diciembre de 2003, párr. 84 (similar).
Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 68: “La Sala de Primera Instancia
acepta, además, que el descubrimiento de la verdad es un objetivo importante para el Tribunal. Esta
institución se estableció conforme a la Resolución 827 del Consejo de Seguridad en 1993 para
contribuir al restablecimiento de la paz y la seguridad en la antigua Yugoslavia. La Fiscalía recordó
que después de adoptar la resolución que estableció el Tribunal, el Consejo de Seguridad observó que
‘sólo la verdad puede limpiar los odios étnicos y religiosos y empezar el proceso de sanación’. La
Asamblea General de las Naciones Unidas subrayó, en una resolución en 1996, ‘la importancia del
trabajo del Tribunal Internacional como un elemento del proceso de reconciliación en Bosnia y
Herzegovina y en la región’”.
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 133: “Actuando bajo el
Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas, este Tribunal no sólo está obligado a buscar y
registrar, tanto como sea posible, la verdad de lo que ocurrió en la antigua Yugoslavia, sino también a
traer ante la justicia tanto a las víctimas como a sus familiares y a sus perpetradores. La Verdad y la
Justicia deben también promover un sentido de reconciliación entre diferentes grupos étnicos dentro de
los países y entre los nuevos Estados del territorio de la antigua Yugoslavia”. Ver también Nikolic -
Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 120 (igual).
Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párrs. 58-60, 82: “El
Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas estableció el Tribunal en la Resolución 808 y adoptó
el Estatuto en la Resolución 827, de acuerdo con las facultades que le otorga el Capítulo VII de la Carta
de las Naciones Unidas, y siguiendo la conclusión del Consejo de Seguridad de que la situación en la
antigua Yugoslavia constituía una amenaza a la paz y seguridad internacional. Al establecer el
Tribunal, el Consejo de Seguridad expresó su determinación de ‘poner fin a dichos crímenes y tomar
medidas efectivas para traer a la justicia a las personas que son responsables de ellos’. El Consejo de
Seguridad concluyó que el establecimiento del Tribunal era un medio para hacer ‘justicia’ y
‘contribu[ir] al restablecimiento y mantenimiento de la paz”.
“El Tribunal lograría la justicia a través de procesos penales. El objeto de dichos procesos era
múltiple: el objetivo principal era condenar -y sancionar- por sus delitos a aquellos individualmente
responsables. El sufrimiento y las pérdidas de las víctimas de tales crímenes serían, por lo tanto,
internacionalmente reconocidos. Además, a través de los procesos penales, el Consejo de Seguridad
pretendía enviar el mensaje a todas las personas de que cualquier violación al derecho internacional

498
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

humanitario –y particularmente la práctica de ‘limpieza étnica’– no sería tolerada y debía detenerse. Se


esperaba, además, que al subrayar el incumplimiento de las obligaciones del derecho internacional
humanitario y, en particular de los Convenios de Ginebra, las partes en conflicto se volverían a
comprometer a observar y adherirse a esas obligaciones, previniendo así la comisión de posteriores
crímenes. Finalmente, se esperaba que este compromiso terminara con la impunidad en la antigua
Yugoslavia y promoviera el respeto por el Estado de Derecho a nivel global”.
“[A]l hacer a las personas acusadas responsables de los crímenes cometidos, se esperaba que
ningún grupo étnico o religioso (o inclusive alguna organización política) en particular, sería tenida
como responsable por tales crímenes cometidos por miembros de otros grupos étnicos o religiosos, y
que la culpabilidad de unos pocos no pasaría a quienes eran inocentes. Finalmente, se determinaría a
través de procedimientos públicos, la verdad respecto a la comisión de crímenes de guerra, crímenes
de lesa humanidad y genocidio, estableciendo así, un registro histórico accesible y preciso. El Consejo de
Seguridad esperaba que tal registro histórico evitaría un ciclo de asesinatos por venganza y futuros
actos de agresión”.
“[S]e esperaba que a través de los procesos penales, el Tribunal contribuiría a la paz y a la
reconciliación en la antigua Yugoslavia” (énfasis en el original).
Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 45: “Con objeto de
determinar los propósitos de la sanción en el contexto del Tribunal, la Sala de Primera Instancia
concluye que su valoración debe iniciarse mediante el examen del propósito del Tribunal, que es el de
la persecución de las personas por crímenes cometidos en la antigua Yugoslavia, durante una situación
de conflicto, con base en los principios del derecho internacional humanitario. Se anticipó que, a través
de los procesos penales, el Tribunal contribuiría a la paz y a la reconciliación en la antigua Yugoslavia,
y más allá, a través del establecimiento de la verdad y del Estado de Derecho”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 901: “La Sala de Primera Instancia
recuerda que el Tribunal Internacional se estableció para contrarrestar la impunidad y para asegurar un
juicio justo para las supuestas personas responsables de crímenes que caen dentro de su jurisdicción.
El Tribunal fue establecido bajo el Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas con base en el
entendimiento de que la búsqueda de la verdad es un prerrequisito inalienable para la paz”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párrs. 761-764: “‘[E]l Tribunal
Internacional ve la reprobación pública y la estigmatización por parte de la comunidad internacional,
que mediante esta forma expresaría su indignación sobre crímenes horrendos y denunciaría a las
personas responsables, como una de las funciones esenciales de una sentencia de prisión por un crimen
de lesa humanidad’. [T]al razonamiento no es aplicable sólo a crímenes de lesa humanidad, sino
también a crímenes de guerra y a otras violaciones graves al derecho internacional humanitario”.

(b) La disuasión y la pena son los objetivos fundamentales de la emisión de sentencias;


a la rehabilitación, aunque es relevante, no debe dársele un valor indebido

Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párrs. 136-137: “Con respecto a la Sentencia de
Apelación del caso Celebici [a/k/a Delalic], la Sala de Primera Instancia se refirió correctamente a la
disuasión y a la pena, como el propósito principal, al emitir sentencia y correctamente a la rehabilitación
como un factor relevante al que no debe dársele un peso indebido”. “La Sala de Apelaciones no
encuentra razones convincentes para desviarse de su conclusión en la Sentencia de Apelación del caso
Celebici”. Ver también Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 1074,

499
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

1079; Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 806 (similar); Bralo, (Sala de
Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 22 (similar); Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30
de noviembre de 2005, párr. 723 y nota de pie de página 2,420 (similar); Strugar, (Sala de Primera Instancia),
31 de enero de 2005, párr. 458 (lo mismo que en el caso Limaj); Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de
marzo de 2004, párrs. 142-143 (similar); Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre
de 2003, párrs. 132-133 (lo mismo que en el caso Deronjic).
Comparar con Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1073 (los
fines son la disuasión; prevención afirmativa dirigida a influenciar la conciencia legal del acusado, las
víctimas, sus familiares, los testigos, y el público en general, para asegurarles que el sistema legal es
implementado y se hace valer; la pena; la reprobación pública y la estigmatización, por parte de la
comunidad internacional; y la rehabilitación). Ver también Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio
de 2004, párr. 678 (igual).
Comparar con Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 1090, 1092
(los fines son la pena, la disuasión, la rehabilitación, y la defensa social y la restauración).
Comparar con Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párrs. 817-
818 (similar); Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párr. 13; Jokic - Miodrag,
(Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de 2004, párr. 30; Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de
marzo de 2004, párr. 22; Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párrs. 49-
50 (lo mismo que en el caso Blagojevic); Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003,
párr. 757; Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 85; Stakic, (Sala
de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 900; Furundzija, (Sala de Primera Instancia), 10 de
diciembre de 1998, párrs. 288, 291 (todos señalando que los fines son la disuasión, la pena y la
rehabilitación).
Comparar con Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párrs. 33, 35, 76 (los
fines son la pena, la disuasión, la exhortación moral y la rehabilitación, y que a esta última no se le
debe dar un peso indebido).
Comparar con Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr.
1059; Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 739; Simic -
Milan, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2002, párr. 33 (todos señalando que los fines son
la disuasión y la rehabilitación).

(c) Pena

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1075: “Es importante señalar
que la pena no debe ser malentendida como una forma de expresar venganza. En lugar de ello, la pena
debe ser vista:

como una determinación objetiva, razonada y medida de un sanción apropiada que refleja
debidamente [...] la culpabilidad de la persona responsable de un crimen, considerando el riesgo
internacional tomado por ésta, el daño resultante causado por la misma, y el carácter normativo de su
conducta. Adicionalmente, a diferencia de la venganza, la pena incorpora un principio de restricción; la
pena requiere de la imposición de una sanción justa y apropiada, y nada más” (énfasis en el original).

500
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Ver también Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1090 (mismo texto que
el citado); Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 150 (similar); Nikolic - Dragan,
(Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 140 (similar).
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1,075: “[L]a pena debe
ser entendida en un sentido más moderno de ‘just deserts’, tal y como ya se expresa en el caso
Erdemovic:

La Sala de Primera Instancia también adopta la pena, o ‘just deserts’, como fundamentos
legítimos para pronunciar una sentencia por crímenes de lesa humanidad, la sanción debe ser
proporcional a la gravedad del crimen y a la culpabilidad del acusado”.

Ver también Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1,090
(similar); Jokic - Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de, 2004, párrs. 31-32 (similar);
Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 44 (similar); Bralo, (Sala de Primera
Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 22 (similar).
Aleksovski, (Sala de Apelaciones), 24 de marzo de 2000, párr. 185: “[La pena] no debe ser entendida
como el cumplimiento de un deseo de venganza, sino como la debida expresión de la indignación de la
comunidad internacional frente a estos crímenes”. Ver también Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17
de diciembre de 2004, párr. 1,075 (similar); Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005,
párr. 22 (lo mismo que en el caso Aleksovski); Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero
de 2005, párr. 818 (similar); Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1,090 (lo
mismo que en el caso Aleksovski); Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 150
(lo mismo que en el caso Aleksovski); Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre
de 2003, párr. 140 (lo mismo que en el caso Aleksovski); Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de
diciembre de 2003, párr. 50 (similar); Banovic, (Sala de Primera Instancia), 18 de octubre de, 2003, párr. 34
(lo mismo que en el caso Aleksovski).
Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 22: “[L]a pena como un objetivo
de la sanción se utiliza aquí para denotar el concepto de que cualquier sentencia que se imponga a una
persona condenada se equipara a una expresión de condena por parte de la comunidad internacional
por la naturaleza horripilante de los crímenes cometidos y, por lo tanto, debe ser proporcionado a esta
conducta específica”. Ver también Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004,
párr. 1075 (similar); Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1090
(similar); Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 44 (similar); Mrdja, (Sala de
Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párrs. 14-15 (similar); Jokic - Miodrag, (Sala de Primera
Instancia), 18 de marzo de, 2004, párrs. 31-32 (similar).
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 819: “[D]entro del
contexto de la justicia penal internacional, la pena se entiende como una declaración clara por parte de
la comunidad internacional de que los crímenes serán sancionados y de que no prevalecerá la impu-
nidad. El recurso a la gravedad del delito, con las consideraciones por el papel jugado por el acusado
en la comisión del mismo y el impacto de éste sobre las víctimas, debe ayudar a guiar a la Sala de
Primera Instancia para determinar qué sentencia es necesaria para reflejar la indignación y la
condena de la comunidad internacional, por los crímenes cometidos”.

501
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1,090: “La pena debe
entenderse como el reflejo de un acercamiento justo y balanceado de la demanda de sanción por actos
ilícitos. Esto significa que la pena debe ser proporcional al acto ilícito cometido; en otras palabras, la
sanción debe corresponder al crimen. Este principio se refleja en el requisito del Estatuto de que las
Salas de Primera Instancia, al imponer sentencias, deben tomar en cuenta la gravedad del delito”. Ver
también Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1,075 (similar).
Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párrs. 14-15: “La pena como una forma de
sanción, expresa la condena de la sociedad respecto del acto criminal y de la persona que lo cometió, y debe
ser proporcional a la gravedad de los crímenes”. (Énfasis en el original) Ver también Kordic y Cerkez, (Sala
de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1075 (similar); Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de
diciembre de 2005, párr. 22 (similar); Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr.
1090 (similar); Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 44 (igual); Jokic - Miodrag,
(Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de, 2004, párrs. 31-32 (igual).
Jokic - Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de, 2004, párrs. 31-32: “Como una
forma de pena, la sanción expresa la condena de la sociedad por el acto criminal y hacia la persona que
lo cometió [...]. La sanción del Tribunal es portadora de la indignación de la humanidad por las vio-
laciones graves al derecho internacional humanitario, respecto de las cuales el acusado fue encontrado
culpable. En su aspecto retributivo, la sanción puede reducir, entre las víctimas y su comunidad mayor,
el enojo y el sentido de injusticia causado por la comisión del crimen”. Ver también Babic, (Sala de
Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 44 (igual); Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de
marzo de 2004, párrs. 14-15 (igual); Cesic, (Sentencia del Juicio), 11 de marzo de 2004, párr. 23
(similar).
Para la discusión sobre la proporcionalidad, ver (IX)(c)(vii)(3), Compendio del TPIY.

(d) Disuasión

(i) La disuasión es tanto individual (también denominada “específica”) como general


Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1076: “La disuasión, tanto
individual, como general, cumple con fines importantes de la emisión de sentencias”. Ver también
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 144 (similar); Nikolic - Dragan,
(Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 134 (lo mismo que en el caso Deronjic).
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 822: “El efecto
disuasivo de la sanción consiste en desalentar la comisión de crímenes semejantes. El efecto primario
que se busca es alejar al perpetrador de la comisión de actos ilícitos futuros (la disuasión individual o
específica), pero se presume que la sanción también tendrá el efecto de disuadir a otros de cometer el
mismo tipo de crimen, conforme al Estatuto (disuasión general)”. Ver también Babic, (Sala de Primera
Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 45 (igual); Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de
2004, párr. 16 (igual); Jokic - Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de, 2004, párr. 33
(igual); Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 25 (similar).

502
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(ii) Disuasión individual


Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párr. 45: “La rationale detrás de la
disuasión individual es que la sentencia debe ser adecuada para disuadir a una persona acusada de
reincidir, después de que la sentencia haya sido cumplida y la persona haya sido liberada” (énfasis en
el original).
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1,077: “La disuasión
individual se dirige al efecto de la sentencia sobre el acusado, que debe ser adecuada para desalentarla de
volver a cometer el delito una vez que haya cumplido con su sentencia y que haya sido liberada”. Ver
también Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 145 (similar); Nikolic - Dragan,
(Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 135 (lo mismo que en el caso Deronjic).

(iii) Aplicación - disuasión individual


Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 45: “En el caso actual, la Sala de Primera
Instancia considera que la posibilidad de que [la persona condenada] cometa el mismo delito en el
futuro es muy pequeña, lo que reduce considerablemente la relevancia de la disuasión especial”. Ver
también Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párr. 17 (igual); Jokic - Miodrag,
(Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de, 2004, párr. 34 (similar); Cesic, (Sala de Primera
Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 26 (similar).

(iv) Disuasión general


Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párr. 45: “La rationale detrás de la
disuasión general es muy similar [a la rationale detrás de la disuasión individual:] ‘las penas impuestas
por el Tribunal Internacional deben [...] tener suficiente valor disuasivo para asegurarse de que
aquéllos que pudieran considerar cometer crímenes similares sean disuadidos de hacerlo’”. (Énfasis en
el original) Ver también Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1,078
(similar); Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1,091 (igual); Deronjic,
(Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 146 (similar); Deronjic, (Sala de Primera
Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 137 (similar); Banovic, (Sala de Primera Instancia), 18 de
octubre de 2003, párr. 34 (igual).
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1,078: “En el contexto de
los crímenes de combate internacional, la disuasión se refiere a un intento de integrar o de reintegrar a
aquéllas personas que se consideran a sí mismas más allá del alcance del derecho penal internacional.
Dichas personas deben ser advertidas de que tienen que respetar las normas mundiales fundamentales
del derecho penal sustantivo o enfrentar, no sólo la persecución, sino también las sanciones impuestas
por los Tribunales Internacionales. En el derecho penal moderno, este acercamiento a la disuasión
general se describe más precisamente como una disuasión dirigida a la reintegración de los
perpetradores potenciales a la sociedad mundial”. Ver también Deronjic, (Sala de Primera Instancia),
30 de marzo de 2004, párr. 147 (igual); Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre
de 2003, párr. 137 (mismo, citando Stakic Sala de Primera Instancia).
Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 45: “Con respecto a la disuasión
general, la imposición de una sanción sirve para reforzar el orden legal en el que el tipo de conducta
involucrada es definida como criminal, y para garantizar a la sociedad la eficacia de sus disposiciones
legales”. Ver también Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párr. 17 (igual); Jokic

503
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

- Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de, 2004, párr. 34 (igual); Cesic, (Sala de Primera
Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 26 (igual).
Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 51: “Se espera que el
Tribunal y otras cortes internacionales lleven a cabo el desarrollo de una cultura de respeto al Estado
de Derecho y que de esa manera disuadan la comisión de crímenes.”. (Sala de Primera Instancia.
Énfasis en el original) Ver también Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004,
párr. 1,091 (similar); Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 45 (similar).
Banovic, (Sala de Primera Instancia), 18 de octubre de 2003, párr. 34: “[E]l principio de disuasión
es una consideración legítima al emitir una sentencia. [...] De esa forma se ha reconocido la
‘importancia general de la disuasión como una consideración en la emisión de sentencias para
crímenes internacionales’”. Ver también Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004,
párr. 146 (similar).

(v) La disuasión es relevante para los comandantes


Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párrs. 822-823: “La Sala de
Apelaciones ha incluido expresamente a los comandantes como personas a las que se dirige el
propósito de la disuasión. La responsabilidad de mando reconoce el papel único de un superior –y
particularmente el deber impuesto sobre un comandante militar– de promover y asegurar el cumplimiento
de las normas del derecho internacional humanitario. En relación a lo dispuesto por el artículo 87 del
Protocolo Adicional I (‘Deberes de los Comandantes’), la disposición en la que está modelado, en su
mayoría, el artículo 7(3) del Estatuto del Tribunal, el Comentario sobre los Protocolos Adicionales
señala:

Nos concierne aquí la esencia misma del problema de hacer valer las reglas de los tratados en el
campo. [...] De hecho, el papel de los comandantes es decisivo. Ya sea que les concierna el teatro
de las operaciones militares, los territorios ocupados, o los lugares de internamiento, las medidas
necesarias para la aplicación debida de los Convenios [de Ginebra] o y del Protocolo, deben ser
tomadas a nivel de las tropas, de manera que sea evitada la distancia fatal entre las actividades
pactadas por las partes en conflicto y la conducta de las personas. A este nivel, todo depende de
los comandantes, y sin su supervisión consciente será poco probable que los requisitos legales
generales sean efectivos”.

“Disposiciones tales como las del artículo 7(3) buscan asegurarse de que un comandante cumpla
con su obligación de promover el cumplimiento de las Leyes de Guerra por parte de sus subordinados
y de que sancione toda violación a las mismas, reduciendo así la comisión de cualesquiera de dichas
violaciones, y debe de dárseles pleno efecto cuando sus requisitos legales se cumplan”.
Para la discusión de la responsabilidad de mando general, ver sección (VI)(b) et seq., Compendio
del TPIY.

(vi) No se debe dar preeminencia indebida a la disuasión


Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párr. 46: “La Sala de Apelaciones
reitera que el principio de disuasión es ‘una consideración que puede ser legítimamente considerada al

504
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

emitir una sentencia’ pero que, en todo caso, ‘a este factor no debe dársele preeminencia indebida
sobre la valuación general de las sentencias que hayan de imponerse a las personas condenadas por
el Tribunal Internacional’. Aunque es indiscutible que el elemento juega ‘un papel importante en el
funcionamiento del Tribunal’, el deber de la Sala de Primera Instancia continúa siendo el elaborar una
pena a la medida, que corresponda a las circunstancias individuales del acusado y a la gravedad del
crimen. Al hacerlo así, las Salas de Primera Instancia contribuyen a la promoción y al respeto por el
Estado de Derecho y responden al llamado de la comunidad internacional para terminar con la
impunidad, a la vez que aseguran que el acusado sea sancionada solamente con base en sus actos
ilícitos y que reciba un juicio justo”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1,078: “[A] este factor
para emitir sentencias [la disuasión] no debe dársele ‘una preeminencia indebida’ al decidir una
sentencia”. Ver también Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 801
(similar); Aleksovski, (Sala de Apelaciones), 24 de marzo de 2000, párr. 185 (similar); Tadic, (Sala de
Apelaciones), 26 de enero de 2000, párr. 48 (similar); Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre
de 2005, párr. 22 (similar); Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 145;
Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 52 (similar); Nikolic - Momir,
(Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 90 (similar); Banovic, (Sala de Primera
Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 34 (similar).
Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 45: “[S]ería injusto y ultimadamente
debilitaría el respeto por el orden legal como un todo, el aumentar la sanción impuesta a una persona
sólo con el propósito de disuadir a otros. Por lo tanto, al determinar la sentencia adecuada, la Sala de
Primera Instancia no otorga preeminencia indebida a la disuasión”. Ver también Mrdja, (Sala de Primera
Instancia), 31 de marzo de 2004, párr. 17 (similar); Jokic - Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de
marzo de, 2004, párr. 34 (lo mismo que en el caso Mrdja); Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo
de 2004, párr. 26 (similar).
Para la discusión de la disuasión en diversas jurisdicciones nacionales ver, por ejemplo, Nikolic -
Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 138.

(e) Rehabilitación

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1079: “El objetivo de rehabilitación
en la emisión de la sentencia, está dirigido a la reintegración del delincuente a la sociedad”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 824: “La Sala de
Primera Instancia concluye que al emitir una sentencia para una persona acusada, ésta debe buscar
cumplir con una tercera finalidad: la rehabilitación. Particularmente en los casos en los que el crimen
fue cometido por motivos discriminatorios, como en este caso, este proceso de reflexión -y el escuchar
a las víctimas testificar- puede inspirar tolerancia y comprensión sobre ‘el otro’, reduciendo así el
riesgo de reincidencia. La reconciliación y la paz serían promovidos de esta forma”. Ver también
Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 53 (similar); Nikolic - Momir,
(Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 93 (similar).
Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 46: “También se entiende que la
sanción tiene un propósito rehabilitador. La pérdida de la libertad, que es la forma de sanción impuesta
por el Tribunal, proporciona el contexto para la reflexión de la persona condenada sobre la ilicitud de
sus actos y puede generar conciencia respecto al daño y el sufrimiento que estos actos han causado a

505
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

otros. Este proceso contribuye a la reintegración de la persona condenada a la sociedad”. Ver también
Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párr. 18 (similar); Jokic - Miodrag, (Sala de
Primera Instancia), 18 de marzo de, 2004, párr. 35 (similar).

(i) No se dará preeminencia indebida a la rehabilitación


Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1079: “La Sala de Apelaciones
recuerda su conclusión en el caso Celebici [a/k/a Delalic] en el sentido de que:

Aunque tanto la jurisdicción nacional como algunos instrumentos de derechos humanos, tanto
internacionales como nacionales, disponen que la rehabilitación debe ser una de las inquietudes
principales de un tribunal al emitir una sentencia, ésta no puede jugar un papel predominante en el
proceso de toma de decisiones de una Sala de Primera Instancia del Tribunal.

A la luz de la gravedad de muchos de los crímenes, bajo la jurisdicción del Tribunal Internacional,
el peso de las consideraciones relativas a la rehabilitación puede ser limitado en algunos casos. Esto es
consistente con la jurisprudencia establecida por el Tribunal Internacional de que la gravedad de un
crimen es el factor más importante al determinar la sentencia. Éste violaría el principio de
proporcionalidad y pondría en peligro la persecución de otros objetivos en la emisión de sentencias, si
las consideraciones de rehabilitación adquirieran una preeminencia indebida en el procedimiento de
emisión de sentencias” (énfasis en el original).
Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 22: “La rehabilitación del autor
individual es también considerada un propósito legítimo de la sanción, aunque, uno al que no debe
dársele un ‘peso indebido’”. Ver también Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero
de 2005, párr. 824 (similar).

(f) La Declaración de Culpabilidad, inter alia, vista como rehabilitación,


promueve la veracidad, contribuye a la reconciliación y evita el revisionismo

Ver la discusión respecto a las Declaraciones de Culpabilidad, como un factor atenuante, en una
“Declaración de Culpabilidad”, sección (IX)(c)(iv)(3)(c), Compendio del TPIY.

(g) Igualdad ante la ley

Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 137: “En el caso Stakic, esta Sala de
Primera Instancia recordó que: [...] “uno de los fines de la emisión de sentencias es la implementación
del principio de igualdad ante la ley”. Ver también Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de
2003, párr. 901 (mismo texto que el citado).
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 137: “En el caso Stakic, esta
Sala de Primera Instancia recordó que:

506
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

[E]l Tribunal Internacional se estableció para contraatacar la impunidad y asegurar un juicio justo
para los supuestos perpetradores de crímenes que caen dentro de su jurisdicción. [...] El Tribunal
está obligado a determinar la pena adecuada, a menudo con respecto a personas que nunca ha-
brían esperado estar sujetas a juicio. Aunque uno de los fines de la emisión de sentencias es la
implementación del principio de igualdad ante la ley, otro es evitar que las personas que, en el
futuro, se encuentren en situaciones similares cometan crímenes”.

Ver también Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 124
(igual); Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 901 (igual).

(h) Restauración y mantenimiento de la paz

Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 21: “Como una cuestión preliminar,
la Sala de Primera Instancia hace notar los propósitos de la sanción dentro del contexto del Tribunal.
El Tribunal se estableció para perseguir a personas que cometieran violaciones graves al derecho
internacional humanitario en el curso de los conflictos en los Estados de la antigua Yugoslavia, como
una medida para contribuir a la restauración y mantenimiento de la paz en esta región. Dicho fin debe
ser tomado en cuenta por la Sala de Primera Instancia en el procedimiento de emisión de la sentencia”.
Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 68: “Esta institución se estableció
de conformidad con la Resolución 827 de 1993 del Consejo de Seguridad, a efecto de contribuir al
restablecimiento de la paz y la seguridad en la antigua Yugoslavia”. Ver también Nikolic – Momir,
(Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 58 (similar).
Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 4: “Ahora esta Sala
de Primera Instancia debe sopesar la gravedad extrema de los crímenes por los que el Acusado ha
aceptado plena responsabilidad frente a esta contribución a la paz y la seguridad. Al hacerlo, la Sala de
Primera Instancia debe acercarse, lo más posible, a la justicia, tanto para las víctimas, como para sus
familiares y el Acusado, siendo la justicia de la mayor importancia para la restauración y
mantenimiento de la paz”.
Nikolic – Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 60: “El Tribunal
debía contribuir además a la restauración y mantenimiento de la paz a través de los procedimientos
penales. La consecuencia inmediata de dichos procesos fue la remoción de aquéllas personas que
incurrieron en la mayor responsabilidad por la comisión de crímenes durante el transcurso -y aún
durante la promoción- del conflicto armado”.

(i) Se refuerza que las leyes deben ser obedecidas por todas las personas
y que el sistema legal internacional está implementado y en vigor

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1080: “Uno de los propósitos
más importantes de una sentencia impuesta por el Tribunal Internacional es dejar suficientemente claro
que el sistema legal internacional se implementa y está vigente. Este objetivo en la emisión de
sentencias se refiere a la función educativa de una sentencia y se dirige a impartir el mensaje de qué
las reglas del derecho internacional humanitario deben ser obedecidas en todas las circunstancias. Al

507
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

hacerlo así, la sentencia busca internalizar estas reglas y las demandas morales en las que se basan, en
la mente del público”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1082: “El propósito de la
prevención afirmativa en la emisión de sentencias parece ser de particular importancia en un Tribunal
Penal Internacional, al menos debido a la corta historia, comparativamente hablando, de la
adjudicación internacional de violaciones graves a los derechos humanos y al derecho internacional
humanitario. El legado desafortunado de las guerras demuestra que, hasta hoy, muchos perpetradores
consideran que las violaciones de las normas internacionales obligatorias pueden ser lícitamente come-
tidas, porque luchan por una ‘causa justa.’ Esa gente debe comprender que el derecho internacional es
aplicable a todas las personas y, particularmente, en tiempos de guerra. De tal suerte, que las
sentencias emitidas por el Tribunal Internacional deben demostrar la falacia del viejo principio romano
de inter arma silent leges (entre las armas de guerra las leyes son silenciosas) en relación a los
crímenes bajo la jurisdicción del Tribunal Internacional”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1091: “Uno de los objetivos
principales de una sentencia impuesta por un Tribunal Penal Internacional es ‘influenciar la conciencia
legal del acusado, de las víctimas sobrevivientes, sus familiares, los testigos y el público en general,
con objeto de asegurarles que el sistema legal se encuentra implementado y en vigor. Adicionalmente,
el proceso de emisión de sentencias tiene por objeto impartir el mensaje de que las reglas y las leyes
mundialmente aceptadas deben ser obedecidas por todas las personas.” Deronjic, (Sala de Primera
Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 149 (igual); Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de
diciembre de 2003, párr. 139 (igual).

(j) Terminar con la impunidad

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1081: “La reprobación de la
estigmatización asociada con una sentencia se encuentra cercanamente relacionada al propósito de
la prevención afirmativa. De manera similar, el poner un fin a la impunidad por la comisión de violaciones
graves al derecho internacional humanitario se refiere a la prevención afirmativa. Como lo sostuvo la
Sala de Primera Instancia en el caso Kupreskic et al.:

otro propósito relevante de la emisión de sentencias es demostrar a la gente, no sólo de la antigua


Yugoslavia, sino del mundo en general, que no hay impunidad para este tipo de crímenes. Esto
debe hacerse para fortalecer la decisión de todos los involucrados de no permitir que los crímenes
contra el derecho internacional humanitario sean cometidos, así como para crear confianza en y
respeto por el sistema de justicia internacional en desarrollo.

Así, estigmatizando la conducta del autor y poniendo fin a la impunidad se sirve el mismo
objetivo perseguido por la prevención general afirmativa: asegurar al público que el sistema legal ha
prevalecido e influenciar al público para no violar este sistema legal”.
Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párrs. 88-89: “En el
momento en que se cometieron los crímenes, en este caso [...] las expectaciones de impunidad por los
crímenes de una persona, sin importar cuán egregios fueran, era la norma. Un triste ejemplo de esta

508
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

expectativa de impunidad y total inobservancia de la ley, en 1995, fue proporcionada por Momir
Nikolic mismo, cuando se le preguntó durante sus repreguntas, en el Juicio Blagojevic, si estaba
obligado a ceñirse a lo dispuesto por los Convenios de Ginebra, en el desempeño de sus tareas en y
alrededor de Srebrenica, en julio de 1995. Momir Nikolic explicó con una mezcla de incredulidad
y exasperación:

¿Realmente piensa usted que, en una operación en la que fueron separadas, capturadas y
asesinadas 7,000 personas, alguien se iba a adherir a los Convenios de Ginebra?
¿Realmente cree que alguien se adheriría a la ley, normas y reglamentos en una operación en la que
tantas personas fueron asesinadas? Antes que nada, fueron capturadas, asesinadas, y luego enterradas,
exhumadas nuevamente, y enterradas otra vez. ¿Puede usted concebir, en este caso, que alguien en una
operación de esta clase se adheriría a los Convenios de Ginebra [...] nadie se adhirió a los Convenios de
Ginebra, o a las normas y reglamentos. Porque de haberlo hecho, entonces las consecuencias de esta
operación particular no habrían sido un total de 7,000 personas muertas.

Durante los últimos diez años, mientras el derecho penal internacional ha pasado de ser ‘un
derecho en teoría’ a ‘un derecho en la práctica’, el derecho internacional humanitario se ha arraigado
al grado de que, frente a tales crímenes masivos y extensivos, una persona llamada a participar en la
empresa criminal pudiera considerar los Convenios de Ginebra y las consecuencias de no observar los
principios contenidos en ellas”.
“Ahora, durante tiempos de conflicto armado, todas las personas deben estar más conscientes de
las obligaciones que pesan sobre ellas con relación a sus compañeros combatientes y a las personas
protegidas, particularmente en relación a los civiles. Así, se espera que el Tribunal y otras cortes
internacionales estén haciendo posible el desarrollo de una cultura de respeto por el Estado de Derecho
y no simplemente el miedo a las consecuencias de romper la ley y disuadir, de ese modo, la comisión
de crímenes” (énfasis en el original).
Para la discusión de las finalidades de las penas que se persiguen según la ley de la República
Federal de Yugoslavia, ver, por ejemplo, Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero
de 2005, párrs. 820-821; Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 48;
Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párrs. 91-92.

iii) Gravedad

(1) Sentencia para reflejar la gravedad del crimen

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1061: “El artículo 24(2) del
Estatuto requiere que una Sala de Primera Instancia tome en consideración, inter alia, la gravedad del crimen
al determinar la sentencia”. Ver también Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 683
(similar); Jelisic, (Sala de Apelaciones), 5 de julio de 2001, párr. 94 (similar); Deronjic, (Sala de
Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 184 (similar).
Ver también Aleksovski, (Sala de Apelaciones), 24 de marzo de 2000, párr. 182: “La consideración de
la gravedad de la conducta del acusado es normalmente el punto de partida para considerar una sentencia

509
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

apropiada.” Ver también Jelisic, (Sala de Apelaciones), 5 de julio de 2001, párr. 94 (misma cita); Banovic,
(Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 36 (misma cita).

(a) La gravedad es “la prueba litmus” y la preocupación primaria al imponer una sentencia

Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párr. 18: “Como lo hizo correctamente
la Sala de Primera Instancia [...] la gravedad del delito puede ser considerada como ‘una prueba
litmus’ en la imposición de una sentencia adecuada.” Ver también Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29
de julio de 2004, párr. 683 (similar); Aleksovski, (Sala de Apelaciones), 24 de marzo de 2000, párr.
182 (similar); Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 832 (similar);
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 154 (similar); Nikolic - Dragan, (Sala
de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 144 (lo mismo que en el caso Deronjic);
Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 62 (similar); Nikolic - Momir,
(Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 102 (similar).
Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 731: “[L]a gravedad del delito
es la consideración primaria al imponer [la] sentencia.” Ver también Bralo, (Sala de Primera
Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 24 (la gravedad es “[e]l factor más importante que debe ser
tomado en cuenta” al determinar una sentencia); Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de
noviembre de 2005, párr. 724 (la gravedad “es un factor de máxima importancia en la determinación
de la sentencia”); Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 459 (lo mismo que
en el caso Limaj); Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1,093 (la
gravedad “debe ser el lineamiento principal al sentenciar”); Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de
septiembre de 2004, párr. 1,094 (la gravedad “‘es la consideración primaria en la imposición de una
sentencia’”); Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 47 (similar al caso Delalic);
Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párr. 20 (la gravedad “es la consideración
más importante para determinar la sentencia adecuada”); Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de
marzo de 2004, párr. 184 (“la gravedad del crimen es de suma importancia en la determinación de la
sentencia”); Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 31 (la gravedad es “[l]a
característica principal al sentenciar” y la “‘consideración primaria’”); Banovic, (Sala de Primera
Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 36 (la gravedad es la “obligación prevaleciente al sentenciar,”
la “‘consideración primordial’ y la ‘característica más importante’ al sentenciar”); Naletilic y
Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 718 (la gravedad es “un factor de
importancia primaria”).

(b) La determinación de la gravedad requiere de la consideración de las


circunstancias particulares del caso, así como del grado de participación del acusado

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1061: La Sala de Apelaciones
está de acuerdo con las conclusiones del caso Kupreskic et al. en que:

[...] La determinación de la gravedad del crimen requiere la consideración de las circunstancias


particulares del caso, así como de la forma y grado de participación del acusado en los crímenes”.

510
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Ver también Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párr. 18 (similar);
Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 156 (citando a Kupreskic); Delalic et
al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 731 (citando a Kupreskic); Furundzija, (Sala de
Apelaciones), 21 de julio de 2000, párr. 249 (similar); Aleksovski, (Sala de Apelaciones), 24 de marzo
de 2000, párr. 182 (similar); Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr.
831 (similar); Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1,094 (citando a
Kupreskic); Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párr. 20 (citando a Kupreskic);
Jokic -Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de 2004, párr. 41 (similar); Obrenovic, (Sala
de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 61 (similar); Nikolic - Momir, (Sala de Primera
Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 101 (similar); Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de
octubre de 2003, párr. 37 (similar); Simic, Tadic, y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003,
párrs. 1,062-1,063 (similar).
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 683: “La Sala de Apelaciones ha
determinado que las sentencias a imponerse deben reflejar la gravedad inherente o la totalidad de la
conducta criminal del acusado, cuya determinación requiere la consideración de las circunstancias
particulares del caso, así como de la forma y el grado de participación del acusado en el crimen.” Ver
También Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 724 (similar);
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 459 (lo mismo que en el caso Limaj);
Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 718 (similar).
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 832: “[L]a Sala de
Apelaciones ha subrayado que la sentencia debe ser individualizada y que las circunstancias
particulares del caso, por lo tanto, son de importancia primaria”.
Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 36: “[L]a obligación
prevaleciente al determinar una sentencia es la de adaptar la pena a la gravedad de la conducta
criminal”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 903: “La sentencia debe reflejar la
gravedad de la conducta criminal del acusado. Esto requiere de la consideración de los delitos conexos
así como de la forma y grado de participación del acusado”.
Comparar Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 758: “El Tribunal a
menudo ha reiterado en sus Sentencias que el factor primordial que debe tomarse en cuenta al imponer
una sentencia es la gravedad del delito, incluyendo el impacto de los crímenes en las víctimas. Esto es
verdad, independientemente de la forma de participación criminal del acusado”.

(2) Gravedad de ciertos crímenes

(a) Gravedad del genocidio

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párrs. 36, 275: “Entre los crímenes más graves que
este Tribunal tiene el deber de sancionar, el de genocidio sobresale por su especial condenación y
oprobio. El crimen es horrible en su ámbito; sus perpetradores identifican a grupos humanos completos
para su extinción. Aquéllos que diseñan e implementan el genocidio buscan privar a la humanidad
de la riqueza plural que sus nacionalidades, razas, etnicidades, y religiones le proporcionan. Éste es un
crimen contra toda la humanidad, su daño se siente no sólo por el grupo que es seleccionado para ser

511
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

destruido, sino por toda la humanidad.” “El crimen de genocidio, en particular, es visto universalmente
como una violación especialmente reprensible y grave”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 834: “Todos los
crímenes que caen dentro de la jurisdicción de este Tribunal son caracterizados como ‘violaciones
graves al derecho internacional humanitario.’ [...] Aunque no se busca minimizar la gravedad de
ninguno de los demás crímenes, la Sala de Primera Instancia encuentra que dos de los crímenes por los
que el Acusado ha sido condenado merecen especial atención debido a que se selecciona a grupos por
motivos discriminatorios: el genocidio y las persecuciones, como crímenes de lesa humanidad”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 502: “La Sala de Primera Instancia
recuerda y adopta la descripción del genocidio como ‘el crimen de los crímenes’, establecido por el
Tribunal para Rwanda en el caso Kambanda y, más recientemente, por el Juez Wald en su Opinión
Parcialmente Disidente en la Sentencia de Apelación del Caso Jelisic, en la que señaló:

Algunos comentaristas versados en genocidio subrayan que la actualidad de este ‘crimen de todos
los crímenes’ no debe ser disminuida por su uso en casos distintos a las campañas estatales a gran
escala para destruir [...] a grupos, aún cuando la información detallada del genocidio en nuestro
Estatuto permitiera una cobertura más amplia.

[...] [L]a Sala de Primera Instancia deberá, al interpretar el artículo 4 restrictivamente y con
cautela, guiarse siempre por la naturaleza única del crimen de genocidio”.
Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 700: “Puede [...] argüirse [que] el
genocidio es el crimen más grave debido a su requisito de la intención de destruir, en todo o en parte, a
un grupo nacional, étnico, racial o religioso, como tal. En este sentido, aunque los actos criminales
mismos, involucrados en un genocidio puedan no variar de aquéllos de un crimen de lesa humanidad o
de un crimen contra las leyes y costumbres de la guerra, la persona condenada es, por su intención
específica, más culpable. Sin embargo, esto no excluye a la Sala de Primera Instancia del deber de
decidir la sanción adecuada de acuerdo con los hechos de cada caso”.
Comparar Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párrs. 800-802: “El TPIR
supuestamente [...] ha establecido una genuina jerarquía de crímenes” con el genocidio como el
“crimen de los crímenes”, pero “[e]l TPIY no ha transpuesto aún esta jerarquía de crímenes a la fase
de sentencia. [P]arece que en los precedentes del [TPIY] no está establecido”.

(b) Gravedad de los crímenes de lesa humanidad

Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 65: “La Sala de Primera
Instancia [...] recuerda la conclusión de la Sala de Apelaciones en relación a los crímenes de lesa
humanidad en general:

[d]ebido a su atrocidad [los crímenes de lesa humanidad] constituyen ataques egregios a la


dignidad humana, a la noción misma de humanidad. Consecuentemente afectan, o deben afectar, a
todos y cada uno de los miembros de la [humani]dad, independientemente de su nacionalidad,
grupo étnico y ubicación”.

512
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Ver también Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 105
(igual).
Simic, Tadic, y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1,063: “los
crímenes de lesa humanidad son inherentemente delitos graves”.

(i) Gravedad de la persecución como un crimen de lesa humanidad


Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 834: “[L]a Sala de Primera
Instancia encuentra que dos de los crímenes por los que el Acusado ha sido condenado merecen
especial atención, debido a que seleccionan a grupos por motivos discriminatorios: el genocidio y la
persecución como crímenes de lesa humanidad”. “El crimen de persecución es [...] particularmente
grave debido a que incorpora múltiples actos cometidos con intención discriminatoria”.
Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 28: “La Sala de Primera
Instancia hace notar [...] que los crímenes por los que Bralo ha sido condenado son de la mayor gra-
vedad. El Cargo 1 del Acta de Acusación es un cargo de persecución como crimen de lesa humanidad,
un delito extremadamente grave que involucra una intención deliberada de discriminar, contra un
grupo de gente en particular, en el contexto de un ataque generalizado o sistemático. Ver también
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1095 (similar).
Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 65: “La Sala de Primera
Instancia considera que la gravedad del delito de persecución no puede enfatizarse suficientemente:
éste es un crimen que puede ser cometido de diferentes maneras y que incorpora múltiples actos. Es la
intención discriminatoria aberrante tras la comisión de este crimen de lesa humanidad lo que lo hace
particularmente grave.” Ver también Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de
2003, párr. 105 (igual).
Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 105: “La Sala de
Primera Instancia [...] recuerda las conclusiones de la Sala de Apelaciones en relación a los crímenes
de lesa humanidad en general:

debido a su atrocidad y magnitud los crímenes de lesa humanidad’ constituyen ataques egregios
en contra de la dignidad humana, y de la misma noción de humanidad. Consecuentemente, afec-
tan, o deben afectar, a todos y cada uno de los miembros de la [humani]dad, independientemente
de su nacionalidad, grupo étnico y ubicación.”

Ver también Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 50 (“La comisión del
delito de [persecución] atraería la sentencia más dura de la antigua Yugoslavia.”); Banovic, (Sala de
Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 41 (“el delito de persecución es ‘inherentemente un
delito grave’”); Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 91 (la persecución
como un crimen de lesa humanidad “justifi[ca] una pena más severa” “debido a sus características
distintivas”); Simic, Tadic, y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1063
(“los actos que constituyen persecución son actos de la mayor gravedad”).

513
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

(ii) Aplicación - gravedad de la persecución como un crimen de lesa humanidad


Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 53: “[L]a Sala de Primera Instancia está
convencida de la gravedad extrema del crimen por el que Babic se declaró culpable. El crimen de
persecución [cometido a lo largo del denominado Distrito Autónomo Serbio de Krajina] se extendió a
lo largo de un periodo de tiempo relativamente limitado y un área geográfica grande, e involucró el
asesinato de más de 200 civiles, incluyendo mujeres y personas ancianas, el confinamiento y
encarcelamiento de varios cientos de civiles en condiciones inhumanas, el traslado forzoso o
deportación de miles de civiles, y la destrucción de hogares y de bienes públicos o privados. El crimen,
que se caracterizó por la brutalidad y salvajismo y que fue cometido con la intención de discriminar a
civiles no-serbios, impactó gravemente a las víctimas y a sus familiares. Su sufrimiento es aún
significativo. Los participantes en crímenes de esta gravedad deben esperar sentencias de severidad
proporcionada”.
Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párrs. 41-42: “En este caso, el
Acusado ha admitido su participación en los siguientes actos persecutorios:

(a) el asesinato de cinco prisioneros:


(b) la golpiza de veintisiete personas detenidas; y
(c) el confinamiento en condiciones inhumanas, el acoso, humillación y abuso psicológico
de personas detenidas bosnio-musulmanes, bosnio-croatas, y otros no-serbios, en el campo de
Keraterm [en Prijedor]”.

“La Sala de Primera Instancia acepta que estos actos considerados separadamente o en combinación,
y examinados en su contexto, son de la mayor gravedad. Las partes están de acuerdo en, y la Sala de
Primera Instancia está convencida que, el encarcelamiento y confinamiento de no-serbios en condiciones
inhumanas en el campo de Keraterm se llevó a cabo con la intención de discriminar a las personas
detenidas no-serbias. Durante la detención, las personas detenidas fueron forzadas a soportar las condi-
ciones de vida más brutales e inadecuadas. Las personas detenidas eran golpeadas y maltratadas
regularmente por los guardias del campo de Keraterm así como por los ‘visitantes’ del mismo”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 907: “La Sala de Primera Instancia
considera los actos de persecución y exterminio como el núcleo de la conducta criminal del Dr. Stakic.
La persecución constituye inherentemente un delito muy grave debido a su característica distintiva de
intención discriminatoria. Todos los actos constitutivos de la campaña persecutoria son graves por sí
mismos y la Sala de Primera Instancia ha tomado en cuenta su escala y su efecto acumulativo dentro
del Municipio de Prijedor en el que, más de 1,500 personas fueron asesinadas y decenas de miles de
ellas deportadas”.

(iii) Gravedad del asesinato como crimen de lesa humanidad: la intención de asesinar
es más grave que la intención de causar un daño corporal grave
Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 34: “Un asesinato cometido con la
intención de asesinar es ordinariamente considerado más grave que un asesinato cometido con la intención
de causar daño corporal grave, que el perpetrador debería haber sabido, causaría la muerte. Ranko
Cesic admitió que cometió los asesinatos por los que se le condena con la intención de matar. Éste es

514
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

un delito inherentemente grave y se disponen e imponen penas graves para ello en todos los sistemas
legales nacionales, cuando se trata de asesinato cometido con la intención de asesinar”.
Para la discusión de asesinato como un crimen de lesa humanidad, ver Sección (IV)(d)(i),
Compendio del TPIY.

(c) No hay distinción entre la gravedad de un crimen de lesa humanidad y un crimen de guerra

Furundzija, (Sala de Apelaciones), 21 de julio de 2000, párr. 247: “[N]o existe distinción, en la ley,
entre crímenes de lesa humanidad y los crímenes de guerra que requiriera, con respecto a los mismos
actos, que los primeros sean sentenciados más duramente que los segundos. De allí que la extensión de
las sentencias impuestas por crímenes de lesa humanidad no necesariamente limita la extensión de las
sentencias impuestas por crímenes de guerra”.
Tadic, (Sala de Apelaciones), 26 de enero de 2000, párr. 69: “[N]o existe en la ley distinción entre
la gravedad de un crimen de lesa humanidad y el de un crimen de guerra. La Sala de Apelaciones no
encuentra bases para tal distinción en el Estatuto o en las Reglas del Tribunal Internacional,
interpretadas de acuerdo con el derecho internacional consuetudinario; las penas autorizadas son tam-
bién las mismas, el nivel en cualquier caso particular se establece por referencia a las circunstan-
cias del caso”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1095: “Al evaluar la
gravedad de los crímenes, la Sala de Primera Instancia [. . .] toma en cuenta el hecho de que es un
principio establecido en la jurisprudencia del Tribunal que los crímenes de guerra no son
inherentemente menos graves que los crímenes de lesa humanidad”. Ver también Strugar, (Sala de
Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 459 (similar); Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo
de 2004, párr. 24 (similar); Jokic - Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de 2004, párr.
43 (similar); Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 32 (similar).
Stakic, Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 929: “El argumento de que, siendo
todas las demás circunstancias iguales, los crímenes de lesa humanidad deben atraer una mayor pena
que los crímenes de guerra, ha sido rechazado por las Salas del Tribunal que han reafirmado que el
factor más importante es la gravedad del crimen, y no su clasificación objetiva”.
Pero ver Erdemovic, (Sala de Apelaciones), Opinión Separada Conjunta de los Jueces McDonald
y Vohrah, 7 de octubre de 1997, párr. 20: “[Un] delito sancionable, si se imputa y se demuestra como
un crimen de lesa humanidad, es más grave y ordinariamente debe implicar, una pena más severa que
si se procediera sólo con base en que fuera un crimen de guerra”. “Es por su propia naturaleza que los
crímenes de lesa humanidad difieren en principio de los crímenes de guerra. Aunque las reglas que
proscriben los crímenes de guerra se dirigen a la conducta criminal de un perpetrador en contra de un
bien protegido inmediato, las reglas que proscriben los crímenes de lesa humanidad se dirigen a la conducta
del perpetrador, no solamente en contra de la víctima inmediata, sino en contra de la humanidad en su
totalidad”.

515
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

(d) Gravedad de los crímenes de guerra

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 684: “En este caso, el Apelante ha sido
encontrado culpable, en instancias particulares, de ordenar lo que se equipara a trato cruel y trato
inhumano de personas que no participaban en las hostilidades, y de abstenerse de sancionar dicha
conducta en otras personas. Los crímenes por los que el Apelante ha sido condenado constituyen
violaciones graves al derecho internacional humanitario, dirigidas casi exclusivamente en contra de
bosnio-musulmanes. Su detención arbitraria en condiciones lamentables y en un ambiente de miedo,
combinado con su empleo en trabajo forzoso o como escudos humanos, establece la gravedad de los
delitos en este caso. En particular, el abuso de la considerable cantidad de 247 seres humanos como
escudos humanos y –al así hacerlo– el haber puesto en peligro sus vidas, al menos en abstracto, debe
ser considerado como un factor severamente agravante”.1
Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 28: “[L]os cargos restantes del
Acta de Acusación son un catálogo de delitos violentos y graves, a saber asesinato, violación, tortura,
confinamiento ilícito, y trato inhumano, que constituyen violaciones graves a los Convenios de
Ginebra y/o violaciones a las leyes o costumbres de la guerra. Bralo ha reconocido explícitamente su
culpabilidad personal por estos crímenes, además de reconocer su gravedad”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1,095: “La Sala de Primera
Instancia está [...] satisfecha de la gravedad de estos crímenes de homicidio intencional y tortura
intencional, la destrucción arbitraria de ciudades y pueblos, o la devastación no justificada por
exigencias militares y la destrucción o daño deliberado de edificios consagrados a la religión.
Jokic - Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de 2004, párr. 113: “Miodrag Jokic es
condenado por seis crímenes de guerra, todos los cuales han sido establecidos como extremadamente
graves, en términos de los intereses protegidos violados: la vida e integridad de las víctimas; la
protección de bienes civiles, la protección de bienes culturales”.
Para la discusión sobre la gravedad del crimen de ataques ilícitos a los civiles y devastación
arbitraria, no justificada por necesidad militar, ver Jokic - Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de
marzo de 2004, párrs. 44-45. Ver también Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005,
párr. 461 (donde se discute la gravedad de los ataques a civiles).
Para la discusión sobre la gravedad del crimen de: destrucción o daño deliberado de edificios
consagrados a la religión, a la beneficencia y a la enseñanza, a las artes y a las ciencias, a los
monumentos históricos, a las obras de arte y a las obras de carácter científico; ver Jokic - Miodrag,
(Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de 2004, párrs. 46, 53. Ver también Strugar, (Sala de Primera
Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 461 (donde se discute la gravedad de la destrucción de, y el daño
deliberado a, bienes culturales).

1
La Sala de Apelaciones realizó estas evaluaciones bajo el encabezado “la gravedad del delito,” aunque se refería a un
hecho agravante.

516
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(e) Determinación respecto a si existe una regla de que los crímenes


que resulten en la pérdida de la vida deben ser sancionados de forma
más severa que aquéllos que no llevan a la pérdida de ésta

Furundzija, (Sala de Apelaciones), 21 de julio de 2000, párr. 246: La Sala de Apelaciones considera
“la perspectiva de que los crímenes que resulten en la pérdida de la vida deben ser sancionados de
forma más severa que aquéllos que no llevan a la pérdida de la vida” “demasiado rígida y meca-
nicista”.
Comparar Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 732: Respecto a la
responsabilidad de mando, “[e]l abstenerse de evitar o sancionar el asesinato, o la tortura cometidos
por un subordinado, debe ser considerado como de mayor gravedad que el abstenerse de evitar o
sancionar el acto de un saqueador, por ejemplo”.

(f) La gravedad de los delitos cometidos según el artículo 7(1)

(i) Gravedad de la participación en una empresa criminal conjunta


en comparación con el autor principal
Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 77: “Esta Sala de Primera Instancia no
mantiene el mismo punto de vista que la Sala de Primera Instancia I [Krstic y Kvocka et al.], con respecto a
la necesidad de acomodar los hechos de un caso en particular en categorías específicas, para efectos de
emitir una sentencia. Existen, por ejemplo, circunstancias por las que un participante de una empresa
criminal conjunta merecerá una sanción mayor que el que merece el autor principal. El participante que
planea la destrucción de vidas en masa, y que ordena a otros llevar a cabo ese plan, bien podría recibir una
mayor sentencia que los muchos empleados que llevan a cabo los asesinatos de hecho”.

(ii) Ayudar y alentar la comisión de un crimen merece una sentencia


inferior que la de co-perpetrador de una empresa criminal conjunta
Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 268: “Respecto a la gravedad de los crímenes
que se alegan, como recientemente lo reconoció la Sala de Apelaciones en el caso Vasiljevice, el
ayudar y alentar es una forma de responsabilidad que, generalmente, merece sentencias menores que la
responsabilidad por co-perpetrador. Este principio también ha sido reconocido por el TPIR y en
muchas jurisdicciones nacionales. Aunque el crimen de Radislav Krstic es indudablemente grave, la
conclusión de que carecía de intención genocida atenúa significativamente su responsabilidad. El
mismo análisis se aplica a la atenuación de la responsabilidad de Krstic por los asesinatos como
violación a las leyes o costumbres de la guerra, cometidos ente el 13 y el 19 de julio de 1995, en
Srebrenica. Como tal, la revisión de la condena de Krstic por ayudar y alentar en estos dos crímenes,
amerita una reducción considerable de su sentencia”.
Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párrs. 181-182: “[L]a Sala de
Apelaciones es de la opinión de que la sentencia necesita ajustarse a la conclusión de la Sala de Apelaciones
de que el Apelante fue responsable como ayudante e instigador, con respecto al asesinato, como una
violación a las leyes y costumbre de la guerra bajo el artículo 3 del Estatuto [...] y la persecución
mediante el asesinato y los actos inhumanos, como un crimen de lesa humanidad, conforme al artículo
5(h) del Estatuto [...] , en lugar de ser responsable como coautor, como lo determinó la Sala de Primera

517
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

Instancia.” “La Sala de Apelaciones considera que el ayudar y alentar es una forma de responsabilidad
que generalmente amerita una sentencia menor que la que corresponde a la responsabilidad como
coautor.” Pero ver Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, Opinión Separada y
Disidente del Juez Shahabuddeen (Vasiljevic debería ser responsable como co-perpetrador y no como
ayudante e instigador).
Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 73: “‘[L]a gravedad de lo que
realiza un participante en una empresa criminal conjunta de la que no fue el autor principal, es
significativamente mayor que la que realiza el que solamente ayuda y alienta al autor principal’ [...]”.

(g) La gravedad de los delitos cometidos bajo el artículo 7(3)

Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 732: “La Fiscalía sostuvo primero
que hay dos aspectos en la evaluación de los delitos cometidos bajo el artículo 7(3) del Estatuto: (1) la
gravedad del delito conexo cometido por el subordinado de la persona condenada; y (2) la gravedad de
la propia conducta de la persona condena al abstenerse de evitar o sancionar los delitos conexos. La
Sala de Apelaciones está de acuerdo en que estas dos cuestiones deben ser tomadas en cuenta. Como
una cuestión práctica, la gravedad en la conducta de un superior, al abstenerse de evitar o sancionar los
crímenes, debe medirse en cierta forma por la naturaleza de los crímenes con los que se relaciona esta
abstención. El abstenerse de evitar o sancionar el asesinato o la tortura cometida por un subordinado,
debe ser considerado como de mayor gravedad que el abstenerse de prevenir o sancionar un acto de
saqueo, por ejemplo”.
Ver también Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párrs. 462-463: “[L]a
forma de participación del Acusado en la comisión de los crímenes es de relevancia para la gravedad
del delito -lo cual sugiere que la responsabilidad bajo el artículo 7(3) puede ser menos grave que la
responsabilidad bajo el artículo 7(1)”.

(h) Determinar si el categorizar la gravedad de los crímenes es útil

Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 32: “[L]a gravedad de los crímenes
dentro de cada categoría no se mide exclusivamente por su caracterización bajo esa categoría. Antes
bien, los precedentes del Tribunal afirman consistentemente que la gravedad debe ser evaluada a la luz
de las circunstancias específicas de cada caso en particular”.
Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 77: “Esta Sala de Primera
Instancia no sostiene el mismo punto de vista que la Sala de Primera Instancia I [Krstic y Kvocka et
al.], con respecto a la necesidad de encasillar los hechos del caso particular en categorías específicas
para efectos de emitir sentencia”.

518
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(3) Factores para evaluar la gravedad de los delitos

a) Generalidades

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 683: “Los factores a considerarse [al evaluar
la gravedad] incluyen la naturaleza discriminatoria de los crímenes cuando ésta no sea considerada
como elemento de una condena, y la vulnerabilidad de las víctimas. Las consecuencias del crimen
sobre la víctima directamente lesionada son siempre relevantes para emitir la sentencia, a saber, ‘el
grado de sufrimiento a largo plazo físico, mental y emocional de las víctimas inmediatas es relevante
para establecer la gravedad de los delitos’. Además, los efectos del crimen en los familiares de las
víctimas inmediatas deben ser considerados como relevantes para determinar la culpabilidad del autor,
y para determinar una sentencia”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 833: “Por ‘gravedad
del delito’ la Sala de Primera Instancia entiende que debe considerar los crímenes por los que cada
Acusado ha sido condenado, la conducta criminal subyacente en general, y el papel específico que
juega [cada persona acusada] en la comisión del crimen. Adicionalmente, la Sala de Primera Instancia
tomará en consideración el impacto de los crímenes sobre las víctimas”. Ver también Obrenovic, (Sala
de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 50 (similar); Nikolic - Momir, (Sala de Primera
Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 103 (similar).
Babic (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 47: “Para lograr los objetivos de la
sentencia en la determinación de la extensión de ésta, la Sala de Primera Instancia considerará, en
primer lugar, la gravedad del crimen, que debe ser determinada tomando en cuenta, en particular, el
número de víctimas y el sufrimiento infringido a ellas”. Ver también Cesic, (Sala de Primera
Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 32 (“La cantidad de víctimas y el sufrimiento de éstas se
encuentran entre las circunstancias particulares que deben ser consideradas en un caso dado”); Galic,
(Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 758: “la cantidad de víctimas, el efecto de
los crímenes en el grupo más amplio seleccionado, y el sufrimiento infringido en las víctimas” serán
evaluados).
Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párr. 21: “Al determinar la gravedad de
los crímenes, la Sala de Primera Instancia considerará la naturaleza legal de los delitos cometidos, su
escala, el papel jugado [por el acusado] en su comisión, y el impacto en las víctimas y sus familias”.
Ver también Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párr. 123 (similar).
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 154: “Es necesario considerar la
naturaleza del crimen y ‘las circunstancias particulares del caso, así como la forma y el grado de
participación del acusado en el crimen”, con el objeto de determinar la gravedad de éste”. Ver también
Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 32 (el mismo texto citado); Nikolic -
Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 144 (igual).
Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 702: “[L]o siguiente
debe de ser tomado en cuenta: [...] la naturaleza continua y repetitiva de la mayoría de los crímenes,
[...] los miedos muy reales de los testigos de que ellos serán los próximos, [...] la violencia sexual
infringida a las mujeres, y la naturaleza discriminatoria de los crímenes. Todos son factores relevantes
para determinar la gravedad de los mismos”.

519
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

(b) El mismo hecho no debe ser evaluado en cuanto a la gravedad


y como un factor agravante - el conteo doble no está permitido

Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párrs. 106-107: “La Sala de Apelaciones
considera que los factores que una Sala de Primera Instancia toma en consideración como aspectos de
gravedad del crimen, no pueden ser tomados en cuenta adicionalmente como circunstancias agravantes
por separado, y viceversa”. “La Sala de Primera Instancia conocía el hecho de que es imposible el
conteo doble para efectos de dictar sentencia”.
Comparar Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 352: “El
que la vulnerabilidad o no vulnerabilidad de la víctima sea un elemento del crimen de violación, no
afecta el que éste constituya una prueba de la gravedad del crimen, que debe ser debidamente
considerada al elaborar la sentencia”.

(i) Aplicación - conteo doble


Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párr. 30: “[A]unque la Sala de Primera
Instancia enumeró la posición de autoridad [de Jokic] como un factor agravante, no sugirió
simultáneamente, en su discusión de la gravedad de los crímenes, que los crímenes en cuestión debían
ser considerados como especialmente graves debido a que el Apelante había sido condenado por
responsabilidad de mando y no solamente como ayudante e instigador. Así, en la práctica la Sala de
Primera Instancia parece haber considerado solamente el efecto de la posición de autoridad del
Apelante en la sentencia una vez, en lugar de aplicar un doble conteo no permitido”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 731: “La recurrencia de
la conducta criminal de Haradin Bala no debe ser considerada como factor agravante en el caso
presente, ya que el número de crímenes cometidos en el periodo de tiempo involucrado ha sido tomado
en cuenta al evaluar la gravedad de los delitos. Lo mismo puede decirse con respecto a la participación
directa del Acusado en los crímenes y en otros factores invocados (es decir la vulnerabilidad de las
víctimas como personas detenidas, los actos de naturaleza violenta y humillante, las circunstancias
generales de los delitos)”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 1,100-1,101: “La Fiscalía
sostiene que los crímenes cometidos en la ARK [Región Autónoma de Krajina], durante 1992, fueron
de la más grave naturaleza tanto en términos de la cantidad, como de la amplitud del daño y
sufrimiento infringido a las víctimas”. “La Sala de Primera Instancia encuentra que dada la naturaleza
de los crímenes respecto de los que el Acusado ha sido encontrado culpable, la escala y ámbito de
estos crímenes quedan esencialmente subsumidos en la gravedad general de aquellos crímenes, y ya
han sido tomados en cuenta al realizar esa valoración. Consecuentemente, la Sala de Primera Instancia
no los considerará, por separado, como factores agravantes”.
Jokic - Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de 2004, párr. 67: “La Sala de Primera
Instancia considera que el crimen de destrucción o daño deliberado a edificios consagrados a la
religión, a la beneficencia y a la enseñanza, a las artes y a las ciencias, a los monumentos históricos, a
las obras de arte y a las obras de carácter científico, subsume el hecho de que la Vieja Ciudad no
estaba defendida y era un sitio de valor cultural, de tal suerte que estaba especialmente protegida por el
derecho internacional. Por lo tanto concluye que este estatus especial de la Vieja Ciudad ya ha sido
tomado en consideración en la definición y evaluación de la gravedad del crimen y que no debe ser
considerado también como agravante”.

520
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 48: “La recurrencia de la conducta
criminal de Ranko Cesic, que no puede discutirse no es, sin embargo, considerada como un factor
agravante en el caso presente, ya que la cantidad de crímenes cometidos es tomada en cuenta al
evaluar la gravedad de los mismos”.
Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 101: “La Sala de Primera
Instancia encuentra que la depravación de los crímenes está subsumida en la gravedad general del
delito y que ya ha sido considerada anteriormente. Por lo tanto, la Sala de Primera Instancia no
considera esto como un factor agravante por separado”. Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2
de diciembre de 2003, párr. 136 (similar).
Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 53: La Sala de Primera
Instancia se rehusó a considerar las circunstancias relacionadas al delito como factores agravantes
cuando, “en opinión de la Sala de Primera Instancia, estas cuestiones ya habían sido tomadas en
consideración al determinar la gravedad del delito”.

(c) El traslapo en los criterios para evaluar la gravedad y los factores


agravantes/determinar si pueden ser evaluados simultáneamente

Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párr. 107: “[L]a Sala de Primera Instancia no
consideró la distinción entre la gravedad del delito y las circunstancias agravantes, y no señaló
expresamente en su Sentencia el principio de que un factor sólo puede ser tomado en cuenta una vez al
sentenciar. La Sala de Apelaciones hacer notar que, como lo señaló correctamente el Apelante, la
sección IX. A. de la Sentencia, titulada ‘Gravedad del Delito y Circunstancias Agravantes’, se refiere a
la gravedad del delito junto con los factores considerados como agravantes. Esto es desafortunado,
pero no necesariamente se sigue de ahí que la Sala de Primera Instancia haya realizado un doble
conteo [...]”.2
Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 157: “La Sala de Apelaciones hace
notar que el método y las circunstancias que rodean a un asesinato son factores que normalmente
serían tomados en cuenta en las consideraciones de una Sala de Primera Instancia, con respecto a ‘la
gravedad inherente’ del delito. En el caso presente, se consideró como un factor agravante. La Sala de
Apelaciones sostiene que la Sala de Primera Instancia no erró al hacerlo”.
Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 27: “Las circunstancias
agravantes identificadas por la Fiscalía [el gran número de víctimas, la juventud de éstas, y la
exacerbada humillación y degradación sufrida], son todas factores que pueden agregarse a la gravedad
de los delitos. Tratar de analizar la gravedad de los crímenes separadamente de cualesquier
circunstancia agravante sería un ejercicio artificial. Por lo tanto, la Sala de Primera Instancia examina
aquí los crímenes por los que Bralo ha sido condenado, para evaluar su gravedad inherente, junto con
cualquier circunstancia que sirva para hacer que la gravedad de la conducta criminal de Bralo sea peor.
Al adoptar esta perspectiva, la Sala de Primera Instancia evita también toda posibilidad de conteo
doble de factores particulares, lo cual no estaría permitido”.

2
En la mayoría de los casos se evalúa la gravedad y las circunstancias agravantes separadamente, aunque existe un tras-
lapo de los criterios utilizados para evaluar la gravedad y las circunstancias agravantes.

521
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

Ver también Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 684 (donde se evalúa la
gravedad de los crímenes de guerra y la cantidad de víctimas bajo el encabezado “la gravedad del
delito,” pero refiriéndose a la cantidad de víctimas se hace referencia a la cantidad de víctimas como
un “grave factor agravante”); Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párrs. 461-
462 (donde se evalúa la gravedad de determinados crímenes y la gravedad del papel del acusado en los
crímenes, pero no las circunstancias agravantes).

(d) La escala de los crímenes y el número de víctimas

Babic (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 47: Al evaluar la gravedad, “debe
considerarse de manera primordial” “el número de víctimas [...]”. Ver también Cesic, (Sala de Primera
Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 32 (la cantidad de víctimas se encuentra entre “las
circunstancias particulares que deben ser consideradas”); Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de
agosto de 2001, párr. 702 (similar).
Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párr. 21: “Al determinar la gravedad de
los crímenes, la Sala de Primera Instancia considerará [entre otras cosas] [...] su escala”. Ver también
Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párr. 123 (similar).
Plavsic, (Sala de Primera Instancia), 27 de febrero de 2003, párr. 52: “La gravedad [de los delitos]
se ilustra mediante: el ámbito masivo y el nivel de la persecución; la cantidad de personas asesinadas,
deportadas y expulsadas por la fuerza; el trato burdamente inhumano a las personas detenidas; y el
ámbito de destrucción injustificada de bienes y edificios religiosos”.

(i) Aplicación - la escala de los crímenes y el número de víctimas


Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 684: “En esta caso, el Apelante ha sido
encontrado culpable, en ciertas instancias, por ordenar lo que se equipara a trato cruel e inhumano de
personas que no participaban en las hostilidades, y por abstenerse de sancionar dicha conducta por
parte de otros. Los crímenes por los que el Apelante ha sido condenado [entre mayo de 1992 y enero
de 1994, particularmente en la región del Valle de Lasva, en Bosnia Central y en el Municipio de
Vitez, en particular] constituyen violaciones graves al derecho internacional humanitario, dirigidas
casi exclusivamente contra bosnio-musulmanes. Su detención arbitraria en condiciones lastimosas, y
en un clima de miedo, combinada con su empleo para trabajo forzoso o como escudos humanos,
establece la gravedad de los delitos, en este caso. Particularmente el abuso de la considerable cantidad
de 247 seres humanos utilizados como escudos humanos y -al hacerlo así- el poner en peligro sus
vidas debe, por lo menos en abstracto, ser visto como un serio factor agravante”.3
Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 30: “Puede haber [...] muy pocas
dudas de que Bralo fue un participante voluntario en uno de los ataques más brutales a una comunidad en
todo el conflicto en Bosnia y Herzegovina. Como consecuencia de este ataque, la comunidad
musulmana de Ahmici fue diezmada y aquéllas personas que sobrevivieron a los asesinatos fueron
expulsadas de sus hogares, que fueron destruidos o incendiados. De acuerdo al reporte del Relator

3
La Sala de Apelaciones hizo estas evaluaciones bajo el encabezado “la gravedad del delito,” aunque refiriéndose a los
factores agravantes.

522
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Especial sobre la situación de los derechos humanos en el territorio de la antigua Yugoslavia, todos los
aproximadamente 180 hogares musulmanes en Ahmici fueron destruidos y todos los musulmanes
residentes sobrevivientes escaparon o fueron obligados a abandonar el lugar. Sería difícil encontrar un
ejemplo más claro de ‘limpieza étnica’. La escala del ataque y la cantidad de víctimas que fueron
perseguidas por Bralo, durante su curso, sirve para aumentar adicionalmente la gravedad de su conducta
criminal, que es un factor tomado en cuenta por la Sala de Primera Instancia en su determinación de la
sentencia”.4
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 837: Al examinar la
cuestión de la gravedad, la Sala de Primera Instancia manifestó: “La campaña de persecuciones en el
caso presente, fue enorme en cuanto a escala, e incluyó una empresa criminal para asesinar a más de
7,000 hombres bosnio-musulmanes y transferir forzosamente a más de 25,000 bosnio-musulmanes”.
Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 77: “La Sala de Primera
Instancia, al formular su determinación respecto a la gravedad y naturaleza del delito, ha revisado la
prueba que le ha sido presentada. La Sala de Primera Instancia ha considerado el propósito de la empresa
criminal conjunta en la que Dragan Obrenovic participó. Los crímenes cometidos después de la caída
de Srebrenica fueron de una magnitud y escala enorme, y la gravedad de los crímenes es indiscutible.
Más de 7,000 hombres fueron separados de sus familias, asesinados y enterrados en tumbas comunes.
La forma en la que las ejecuciones se llevaron a cabo, como se ha descrito [...] fue tanto metódica
como escalofriante en cuanto a su ‘eficacia’ y despliegue de increíble falta de humanidad. Después de
ocho años, el impacto de los crímenes cometidos después de la caída de Srebrenica continúan
haciéndose sentir en las mujeres, niños y hombres que sobrevivieron a los horribles eventos.” Ver
también Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 121 (similar).
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 764: “La gravedad de los delitos
cometidos por el General Galic ha quedado demostrada por su escala, patrón y repetición virtualmente
continúa, casi diario, durante muchos meses. Los habitantes de Sarajevo –hombres, mujeres, niños y
ancianos– fueron aterrorizados, miles de civiles fueron asesinados y miles heridos, durante actividades
diarias como la asistencia a funerales, el cuidado de sus huertas de vegetales, ir a buscar agua, ir de
compras, ir al hospital, transportarse en la ciudad, o mientras se encontraban en su hogar. La Mayoría
de los integrantes de la Sala de Primera Instancia toman también en consideración el sufrimiento físico
y mental infringido a las víctimas. Sarajevo no fue una ciudad donde ocurrieron actos ocasionales
casuales de violencia contra civiles, o donde las condiciones de vida eran simplemente duras. Este era
un medio ambiente angustiante en el que por lo menos, cientos de hombres, mujeres, niños y gente
anciana fue asesinada, miles fueron heridos y muchos más, en lo general, fueron aterrorizados”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 910: “La gravedad de los crímenes
cometidos por el Dr. Stakic se refleja en el alcance trágico del daño y sufrimiento causado a las
víctimas de la campaña criminal. Los factores a considerarse son la cantidad de víctimas, el trauma
físico y mental padecido por los sobrevivientes y las consecuencias sociales y económicas de la
campaña para el grupo no-serbio que fue seleccionado y que estaba integrado por ciudadanos del
Municipio de Prijedor, por los cuales el Dr. Stakic tuvo una especial responsabilidad”.

4
Esta decisión evalúa la gravedad y las circunstancias agravantes juntas, señalando: “Las circunstancias agravantes
identificadas por el Fiscal, son todas factores que pueden aumentar la gravedad de los delitos. El buscar analizar la gra-
vedad de los crímenes separadamente de las circunstancias agravantes sería un ejercicio artificial [...]”. Bralo, (Sala de
Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 27.

523
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

(ii) Asesinatos múltiples


Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 34: “Una condena por asesinatos múl-
tiples se agrega adicionalmente a la gravedad del delito, si se presenta bajo un cargo”.

(a) Aplicación - asesinatos múltiples


Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 32: “El Cargo 2 del Acta de
Acusación se refiera al asesinato de tres hombres musulmanes capturados por Bralo. [...] [E]l hecho de que
hubieran muchas víctimas de asesinato múltiple es un elemento que sirve para agravar la seriedad de la
conducta criminal de Bralo”.5
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 727: “[H]a quedado
establecido que nueve [personas detenidas] fueron ejecutadas por Haradin Bala, y el otro guardia o
guardias, actuando conjuntamente. Por lo menos una persona detenida no fue ejecutada, pero la
mayoría de los que permanecieron detenidas murieron. Esto es el aspecto más grave de la conducta
criminal de Haradin Bala”.
Ver también Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, Opinión Separada del
Juez Patrick Robinson: “En todas las circunstancias de este caso, incluyendo los factores agravantes y
atenuantes que se señalan en esta Sentencia, sostengo que la criminalidad del Acusado, que involucra,
como es evidente, cinco asesinatos resultantes de su participación en la golpiza a cinco personas, y la
golpiza a otros veintisiete, amerita un término mayor de prisión que el de ocho años”.

(e) Vulnerabilidad de las víctimas

Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 352: La Sala de Primera
Instancia puede considerar el factor de vulnerabilidad de las víctimas en términos de la gravedad de los
delitos”.
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 207: “Sala de Primera Instancia
en el caso Banovic aceptó que ‘la posición de inferioridad y la vulnerabilidad de las víctimas, así como
el contexto en el que los delitos se cometieron, son factores relevantes en la determinación de la
gravedad de los delitos’”. Ver también Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003,
párr. 50.
Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 703: “[L]a circunstancia de que las
víctimas detenidas estuvieran completamente a merced de sus captores, el sufrimiento físico y mental
infringido a los testigos del crimen, los medios y métodos ‘indiscriminados, desproporcionados,
terribles’ u ‘horrendos’ utilizados para cometer los crímenes son todos relevantes en la determinación
de la gravedad de los mismos. [...] La consideración apropiada de estas circunstancias le otorga ‘una
voz’ al sufrimiento de las víctimas”.

5
Esta decisión evalúa la gravedad y las circunstancias agravantes juntas, manifestando: “Las circunstancias agravantes
identificadas por el Fiscal son todas factores que se agregan a la gravedad de los delitos. Tratar de analizar la gravedad
de los crímenes separadamente de cualquier circunstancia agravante sería un ejercicio artificial [...].” Bralo, (Sala de
Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 27.

524
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(f) Corta edad de las víctimas

Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 31: “La Sala de Primera Instancia [...]
encuentra que en algunas circunstancias un crimen puede agravarse por la juventud de la víctima
involucrada. Tal es el caso, por ejemplo, cuando una persona acusada es condenado de violación o
agresión sexual, o cuando ha cometido asesinato”.
Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 702: “[E]l maltrato a los [...] niños
es especialmente significativo”.

(i) Aplicación – corta edad de las víctimas


Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 31: “El hecho de que muchos de
aquellas personas que fueron asesinadas, desplazadas, y traumatizadas por el ataque en Ahmici fueran
niños, y que de los catorce miembros de las familias de Salkic y Ceremic, que fueron asesinadas por
un soldado [del Consejo de Defensa Croata (HVO)] con asistencia de Bralo, nueve fueran niños, son
consideraciones importantes. La Sala de Primera Instancia por lo tanto concluye que este aspecto de la
comisión del crimen de persecución, por parte de Bralo, en el caso presente, es un factor que aumenta
la gravedad del crimen”.

(g) Sufrimiento de las víctimas

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 833: “[L]a Sala de Primera
Instancia tomará en cuenta el impacto de los crímenes sobre las víctimas.” Ver también Mrdja, (Sala
de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párrs. 21, 123 (similar).
Babic (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 47: Al determinar la gravedad, debe
“considerarse de manera principal”, entre otras cosas, “el sufrimiento infringido a las [víctimas].” Ver
también Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 32 (el sufrimiento de las
víctimas se encuentra entre las “circunstancias particulares que deben considerarse”); Krstic, (Sala de
Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 702 (similar).
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 210: “Las consecuencias del
crimen para las víctimas son relevantes para sentenciar al autor del delito. Dentro de este aspecto, el
alcance del sufrimiento físico, mental y emocional a largo plazo de las víctimas inmediatas es un
factor relevante para determinar la gravedad del delito.” Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de
marzo de 2002, párr. 512 (similar).
Delalic et al., (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 1998, párr. 1226: “La gravedad de
los delitos del tipo de los que se imputan ha estado siempre determinada por el efecto causado en las
víctimas [...]”.

(i) Aplicación - sufrimiento de las víctimas


Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párrs. 37, 40: “La Fiscalía ha presentado
diversas declaraciones de gente que sobrevivió al ataque de Ahmici y cuyos familiares fueron
asesinadas durante el transcurso del ataque [en Ahmici y Nadioci].” “Estas declaraciones pintan un

525
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

cuadro de vidas y formas de vivir destrozadas, y de un dolor y trauma continuo tremendo. La Sala de
Primera Instancia, por lo tanto, tiene presente el sufrimiento de estas víctimas, y de todos los demás
residentes musulmanes de Ahmici y de Nadioci, a quienes Bralo persiguió, o de quienes abusó en
alguna otra forma durante el transcurso de los ataques a sus villas. Observa que las consecuencias de
las persecución, asesinatos, violación y demás crímenes cometidos por Bralo son profundas y
duraderas y toma esto en consideración en su determinación de la sentencia”.
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 219: Al evaluar la gravedad, la
Sala de Primera Instancia manifestó: “[E]l ámbito y el impacto del crimen no sólo afectó a las
personas específicas, sino a la totalidad de la comunidad bosnia-musulmana. Las víctimas reportan
unánimemente que la comunidad musulmana de Glogova desapareció por completo después del
ataque. Las familias musulmanas están retornando lentamente a la villa, porque aún tienen dificultades
para sobreponerse al miedo y a los terribles recuerdos de lo que les ocurrió. Muchos de ellos no se
atreven a regresar, o tienen aún fuertes reacciones de miedo y pánico cuando visitan la villa [...]”.
Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 113: Bajo el
encabezado “Gravedad del Delito”: “El impacto de los eventos de Srebrenica en las vidas de las
familias afectadas ha creado lo que se conoce como del ‘síndrome de Srebrenica.’ El mayor evento
traumático y el más estresante para los sobrevivientes de Srebrenica es la desaparición de una gran
cantidad de hombres, tantos que cada mujer sufrió la pérdida de un esposo, un padre, hermanos o tíos.
Adicionalmente, a la pérdida de numerosos familiares, muchas de las familias nunca supieron la
verdad con respecto al destino de sus miembros y están aún en espera de noticias al respecto. Los
niños que fueron testigos de las separaciones sufren de una serie de problemas, aún años después de
los sucesos”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 910: “La gravedad de los crímenes
cometidos por el Dr. Stakic se refleja en la trágico ámbito del daño y del sufrimiento causado a las
víctimas de la campaña criminal. Los factores a considerar son la cantidad de víctimas, el trauma físico
y mental sufrido por los sobrevivientes, y las consecuencias sociales y económicas de la campaña para
el grupo no-serbio seleccionado, que incluía a ciudades del Municipio de Prijedor, con respecto a los
cuales el Dr. Stakic tenía una responsabilidad especial”.

(h) Impacto en los familiares y amigos de las víctimas

Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 260: “La Sala de Apelaciones
señala que la distinción entre reparación y sanción es bien conocida. Sin cruzar la línea divisoria que
separa estos dos conceptos, los precedentes de algunos tribunales nacionales muestran que una Sala de
Primera Instancia puede tomar en cuenta el impacto de un crimen sobre los familiares de la víctima y
determinar la sanción adecuada. La Sala de Apelaciones considera que, aún cuando no se hayan
demostrado relaciones consanguíneas, un juzgador de hecho tendría razón en presumir que el acusado
sabía que su víctima no vivía segregada del mundo, sino que había establecido nexos con otros”.
Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párrs. 21, 39-40: “Al determinar la
gravedad de los crímenes, la Sala de Primera Instancia considerará [entre otras cosas] [...] el impacto
sobre las víctimas y sus familias.” “La Sala de Primera Instancia considera que el impacto de los
asesinatos sobre las víctimas y sus familias debe ser tomado en cuenta al evaluar la gravedad inherente
de los delitos por los que se ha declarado culpable a Darko Mrdja. La Sentencia de la Sala de
Apelaciones en el caso Krnojelac, sostuvo que ‘los precedentes de algunos tribunales nacionales

526
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

demuestran que una Sala de Primera Instancia deberá tomar en consideración el impacto del crimen en
los familiares de las víctimas al determinar la sanción adecuada’ y que ‘aún cuando no haya quedado
demostrada alguna relación consanguínea, un juzgador de hecho estaría en lo correcto al presumir que
el acusado sabía que su víctima no vivía segregada del mundo, sino que había establecido nexos con
otros.’ Adicionalmente, la Sentencia en el caso Delalic et al. señala que ‘la gravedad de los delitos de
la clase de los que se imputan siempre ha estado determinada por el efecto causado en las víctimas o, a
menudo, en las personas asociadas con las víctimas con el crimen y sus relaciones más cercanas.’” “La
Sala de Primera Instancia está convencida de que, con base en la prueba presentada por la Fiscalía, las
familias de las víctimas sufrieron dolor severo por la pérdida [sic] de sus familiares. Este factor debe
tomarse en consideración al determinar la gravedad de los crímenes”. Ver también Mrdja, (Sala de
Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párr. 123 (similar); Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo
de 2004, párr. 39 (similar).
Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 39: “Sala de Primera Instancia
concluye que el impacto en los familiares y amigos de las víctimas se encuentra entre los factores que
son considerados al evaluar la gravedad inherente de un crimen”.
Delalic et al., (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 1998, párr. 1,226: “La gravedad de
los delitos de la clase de los que se imputan, se ha determinado siempre por el efecto en las víctimas o,
a menudo, en las personas asociadas con el crimen y sus más cercanas relaciones”.

(i) Aplicación - impacto en los familiares y amistades de las víctimas


Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 76: Al discutir la gravedad de
los crímenes, la Sala de Primera Instancia manifestó: “El impacto de los eventos de Srebrenica en las
vidas de las familias afectadas, ha creado lo que se conoce como el ‘síndrome de Srebrenica.’ El
evento traumático mayor y más estresante para los sobrevivientes de Srebrenica es la desaparición de
una gran cantidad de hombres, de tal magnitud que cada mujer sufrió la pérdida de un esposo, un
padre, hermanos o tíos. Adicionalmente a la pérdida de numerosos familiares, muchas de las familias
no conocen la verdad con respecto al destino de sus familiares y se encuentran aún esperando noticias
al respecto. Los niños que fueron testigos de separaciones, sufren de diversos problemas aún muchos
años después de transcurridos los sucesos”.
Ver también Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 260: “En esta
instancia, no se consideró el efecto de los crímenes en los [familiares de las víctimas]. Sin embargo, la
Sala de Apelaciones cree que el hecho de que la Sala de Primera Instancia no lo haya tomado en
cuenta, no tuvo mayor impacto en la sentencia y que por lo tanto, no existe razón para modificarla. La
Fiscalía no le proporcionó a la Sala de Apelaciones suficiente prueba para permitirle evaluar las
consecuencias reales de los crímenes sobre los familiares de las víctimas”.
Comparar Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 44: “[L]a Sala de
Primera Instancia encuentra que las declaraciones no demuestran que las personas afectadas por
asesinato y agresión sexual a las víctimas experimentaran un sufrimiento significativamente mayor que
aquél en el que usualmente se incurre cuando se trata de víctimas de muerte violenta, o de actos
inhumanos sufridos, por seres amados”.

527
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

(i) El papel del acusado (forma de participación)

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 833: “Por ‘gravedad del
delito’ la Sala de Primera Instancia entiende que debe considerar [inter alia] [...] el papel específico
desempeñado [por cada una de las personas acusadas] en la comisión del crimen”.
Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párr. 21: “Al determinar la gravedad de
los crímenes, la Sala de Primera Instancia considerará [entre otros] [...] el papel desempeñado [por el
acusado] en su comisión”. Ver también Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párr.
123 (similar).
Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 114: “[A]l evaluar la
gravedad del delito, la Sala de Primera Instancia debe [...] considerar el papel que Momir Nikolic jugó
en la comisión del crimen. La Sala de Primera Instancia examinará las funciones normales de Momir
Nikolic y los deberes reales que desempeñó; la forma en que llevó a cabo sus tareas y deberes durante
la planeación, preparación y ejecución de los crímenes; y las circunstancias en las que dicho Nikolic
realizó estas tareas y deberes”.

(i) Aplicación - papel del acusado (forma de participación)

(a) Coordinación de la campaña persecutoria en Prijedor, incluyendo el establecimiento,


con otros, de los campos de Omarska, Keraterm y Trnopolje
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 906: “El Dr. Stakic jugó un papel central
único en la coordinación de la campaña persecutoria llevada a cabo por los militares, la policía y el
gobierno civil en Prijedor. Sin repetir todo lo que ya se ha señalado en la Sentencia, la Sala de Primera
Instancia recuerda en este contexto que el Dr. Stakic jugó un papel significativo en la planeación y la
coordinación de la toma por la fuerza del poder, el 30 de abril de 1992, que estableció la agenda y
presidió las reuniones del Estado Mayor de Crisis [en Prijedor], y tomó parte en ordenar los ataques
contra no-serbios. Junto con sus co-perpetradores, el Dr. Stakic estableció los campos de Omarska,
Keraterm y Trnopolje y arregló la remoción del Municipio de Prijedor, de aquellos no-serbios cuyas
vidas debían ser salvadas. Tal campaña a gran escala, compleja y brutalmente persecutoria no podría
haberse logrado sin la contribución esencial de líderes políticos tales como el Dr. Stakic. Es vital que
aquellos responsables rindan cuentas por las consecuencias de sus acciones y que la Sala de Primera
Instancia tome nota de este factor al determinar la sentencia apropiada”. Ver también Stakic, (Sala de
Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 903, 907 (donde se discute la gravedad).

(b) El guardia del campo de prisioneros no está en una posición de mando


Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 726: Bajo el título “La
gravedad del delito”: “Debe enfatizarse que el Acusado Haradin Bala no estaba en un cargo de mando
con respecto al campo. La Fiscalía no ha sido capaz de demostrar quién estaba al mando. El papel de
Haradin Bala era el de un guardia. Aunque desempeñó su papel a lo largo del periodo de existencia
del campo, y estuvo activo en la operación diaria de la prisión, la prueba indica que otros miembros del
ELK [Ejército de Liberación de Kosovo] estuvieron involucrados, en particular, en muchos de los
episodios de los tratos más violentos a las personas detenidas. La prueba no establece o sugiere
siquiera, que Haradin Bala ejerciera autoridad alguna sobre estos otros miembros del ELK o que

528
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

instigara activamente el mal trato a las personas detenidas. Más bien, su papel fue, más a menudo, el
de un mero asistente aparentemente actuando por instrucciones de otros”.

(c) Actuación bajo órdenes


Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 727: “[Ha quedado
establecido que nueve [personas detenidas] fueron ejecutadas por Haradin Bala, y otro guardia o
guardias, actuando conjuntamente. Por lo menos una de las personas detenidas no fue ejecutada, sin
embargo la mayoría de las personas detenidas restantes murieron. Este es el aspecto más grave de la
conducta criminal de Haradin Bala. Es el efecto de la prueba, sin embargo, en la conclusión de la Sala,
que Haradin Bala actuaba bajo órdenes de una autoridad superior, cuya autoridad no está establecida,
al hacer marchar a las personas detenidas hacia las montañas, liberando a algunas y ejecutando a
nueve. No asesinó a las nueve personas detenidas por su propia iniciativa”.
Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párr. 31: “La Sala de Primera Instancia
acepta que Darko Mrdja no fue el ‘arquitecto’ de la masacre y de que actuaba conforme a las órdenes
junto con otros miembros del Escuadrón de Intervención [una unidad especial de la Policía de Prijedor,
bajo la autoridad bosnio-serbia en Prijedor]”.

(d) El no ser uno de los perpetradores principales


Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párrs. 835-836: Al discutir la
cuestión de la gravedad, la Sala de Primera Instancia señaló: “En relación a Vidoje Blagojevic, la Sala
de Primera Instancia encuentra que él no fue uno de los principales participantes en la comisión de los
crímenes. La Sala de Primera Instancia ha encontrado que en tanto que los comandantes del Estado
Mayor y del [Ministerio del Interior de la Republika Srpska] tuvieron papeles claves en el diseño y la
ejecución del plan común para asesinar a miles de hombres bosnio-musulmanes y para transferir
forzosamente a más de 30,000, la aportación de Vidoje Blagojevic a la comisión de los crímenes fue
principalmente a través de su colaboración substancial en el traslado forzoso –ayuda que la Sala de
Primera Instancia encontró fue prestada sin que él tuviera conocimiento de la operación de asesinato
organizado– y debido a su conocimiento del objetivo de eliminar el enclave bosnio-musulmán de
Srebrenica. La Sala de Primera Instancia debe de considerar, sin embargo, que la asistencia práctica
que prestó tuvo un efecto relevante en la comisión del crimen de genocidio”.
“Dragan Jokic, al igual que Vidoje Blagojevic, no tuvo un papel importante en la comisión de los
crímenes. Adicionalmente, la Sala de Primera Instancia ha encontrado que no estaba en una posición de
mando. No podía emitir órdenes por su cuenta, sino que llevaba las órdenes de los superiores a los
miembros de la Compañía de Ingeniería de la Brigada de Zvornik [del VRS (Ejército de la República
Serbia de Bosnia y Herzegovina/República Srpska)]. Sin embargo, prestó asistencia substancial en la
comisión de los crímenes al enviar la maquinaria de la Compañía de Ingeniería a los lugares de ejecución
y a los miembros de la Compañía de Ingeniería a tomar parte en la operación de inhumación”.

(e) El acusado sólo es responsable por su propio papel


Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 815: “A pesar de la
enormidad del crimen básico conexo en este caso, la Sala de Primera Instancia debe recordar que en

529
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

éste, como en todos los casos ante el Tribunal, este último está llamado a formular una sentencia para
dos personas, basándose solamente en su conducta y circunstancias particulares”.
Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 78: “Se recuerda que la
base de la responsabilidad por los crímenes dentro de la jurisdicción del Tribunal es la responsabilidad
penal individual. Una persona acusada será tenida como responsable por sus actos u omisiones –ni más
ni menos-. En crímenes tan masivos como los cometidos después de la caída de Srebrenica, la Sala de
Primera Instancia encuentra que debe estar particularmente atenta para asegurar que su consideración
respecto a la gravedad del delito, se enfoque a aquellos actos u omisiones del acusado de los que es
personalmente responsable. La Sala de Primera Instancia recuerda que hay por lo menos siete personas
respecto de las cuales las acusaciones han sido interpuestas ante el Tribunal por crímenes cometidos en
Srebrenica, pero que permanecen libres, a saber: Radovan Karadzic, Presidente de la República Srpska
y Comandante Supremo del VRS [Ejército de la República de Srpska]; el General Ratko Mladic,
Comandante del Estado Mayor del VRS; Coronel Ljubisa Beara, Jefe de Seguridad del Estado Mayor del
VRS; Teniente Coronel Vujadin Popovic, Subcomandante de Seguridad de los Cuerpos de Drina; Teniente Coronel
Vinko Pandurevic, Comandante de la Brigada de Zvornik; Teniente Drago Nikolic, Subcomandante de
Seguridad de la Brigada de Zvornik; y Teniente Coronel Ljubisa Borovcanin, Subcomandante de la
Brigada de la Policía Especial del MUP [Ministerio del Interior Serbio]. Adicionalmente, han
concluido los procedimientos del juicio contra tres personas más: el General Radislav Krstic,
Comandante de los Cuerpos de Drina; Momir Nikolic, Subcomandante y Jefe de Seguridad e
Inteligencia de la Brigada de Bratunac del VRS; y Drazen Erdemovic, un soldado del Décimo
Destacamento de Sabotaje del VRS” (énfasis en el original).

(j) La sentencia debe reflejar la importancia relativa del papel jugado por el acusado
en el contexto del conflicto en la antigua Yugoslavia, aunque ello no es decisivo

Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 847: “La Sala de Apelaciones está
satisfecha de que la interpretación de los apelantes de la Sentencia de la Apelación de Sentencia de
Tadic es incorrecta. Esa sentencia no pretendió requerir que, en cada caso presentado, el nivel del
acusado en la jerarquía general del conflicto en la antigua Yugoslavia, fuera comparado con el de
aquéllos al más alto nivel, de forma tal que si el lugar del acusado era por comparación más bajo,
debía imponerse automáticamente una sentencia inferior. El establecer una graduación no da derecho a
una sentencia menor para todos aquéllos en un nivel jerárquico inferior en la estructura de mando
general. Por el contrario, una sentencia debe siempre reflejar el nivel inherente de gravedad de un
crimen que ‘requiere considerar las circunstancias particulares de los casos, así como la forma y grado
de participación del acusado en el crimen’. En ciertas circunstancias, la gravedad del crimen pude ser
tan grande que aún siguiendo consideraciones de factores atenuantes, y a pesar del hecho de que el
acusado no hubiera sido el más alto en la así llamada estructura general de mando, se justifica una
sanción muy severa”. Ver también Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr.
45 (misma cita).
Tadic, (Sala de Apelaciones), 26 de enero de 2000, párr. 55: “[L]a decisión de la Sala de Primera
Instancia, cuando se considera frente al antecedente de la jurisprudencia del Tribunal Penal
Internacional para Ruanda, no considera adecuadamente la necesidad de que las sentencias reflejen la
importancia relativa del papel del Apelante en el contexto más amplio del conflicto en la antigua
Yugoslavia”.

530
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 32: “Respecto a la forma y grado de la
participación de una persona condenada, mientras que una sentencia impuesta debe reflejar la importancia
relativa del papel jugado por el acusado en el contexto del conflicto de la antigua Yugoslavia, no se sigue de
ahí que, en caso de un papel menos importante de una persona acusada, la sentencia deba necesariamente
ser menor, ya que ‘una sentencia debe reflejar siempre el nivel inherente de gravedad de un crimen’”. Ver
también Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 115 (similar); Stakic,
(Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 930 (similar); Naletilic y Martinovic, (Sala de
Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 744 (similar).

(i) Aplicación - papel del acusado en el contexto del conflicto en la antigua Yugoslavia
Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 37: “La prueba presentada respecto a la
posición exacta de Cesic en la jerarquía es fragmentada e inconclusa, aunque el haberse enlistado en
la defensa territorial algunos días antes de haber cometido los crímenes y la falta de una carrera militar
previa a mayo de 1992, indicaría que se encontraba más bien en una posición de jerarquía inferior. Sin
embargo, esta posición no tiene un peso directo en la determinación de la naturaleza de su
responsabilidad, ya que se le condena por haber cometido personalmente los crímenes”.
Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 45: “[E]l hecho de que el acusado
haya sido un autor de bajo nivel en términos de la estructura general de la autoridad en el campo de
Keraterm, o en el campo de Prijedor, no puede alterar la gravedad de los delitos por los que el Acusado ha
sido condenado, en las circunstancias en las que los cometió. En todo caso, la importancia relativa del papel
del Acusado no es lo que es finalmente decisivo al formular la sentencia”.

(k) La participación personal del acusado

Jokic - Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de 2004, párr. 55: “La gravedad de los
crímenes cometidos por la persona condenada deriva también del grado de su participación en
los crímenes”.

(i) Aplicación - participación personal del acusado


Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párr. 31: “[E]l hecho de que [Darko Mrdja]
participara personalmente en la selección de los civiles que iban a ser asesinados [en Koricanske
Stijene] y en su subsecuente asesinato, e intento de asesinato, sabiendo que estaba por llevarse a cabo un
ataque generalizado y sistemático contra civiles, hace a los crímenes que se le imputan especialmente
graves”.
Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 36: “Al determinar la gravedad de
la conducta de Ranko Cesic en la comisión de estos crímenes [cometidos en el Municipio de Brcko], la
Sala de Primera Instancia hace notar que él personalmente participó en todos los crímenes. Él mismo
cometió los cuatro asesinatos, a los que se refiere el Incidente 1, y el asesinato al que se refiere el
Incidente 2. Junto con otros, cometió los asesinatos referidos en los Incidentes 3 y 5 y cometió, con la
asistencia de otros dos guardias, los asesinatos a que se refiere el Incidente 6. Respecto al ataque
sexual, Ranko Cesic participó activamente en la violencia infringida a las víctimas antes del ataque e

531
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

inició el ataque ordenándolo. Ranko Cesic, por lo tanto, es el perpetrador de todos los crímenes por los
que se le condena en el caso presente”.
Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 82: Al determinar la
gravedad de los delitos, la forma y el grado de participación de Dragan Obrenovic en el delito de
persecución respecto a los crímenes cometidos después de la caída de Srebrenica, “[l]a Sala de Primera
Instancia observa que las siguientes acciones son personalmente atribuibles a Dragan Obrenovic:

(a) Dragan Obrenovic liberó a Drago Nikolic, un funcionario de la Brigada de Seguridad de


Zvornik, del Puesto de Mando de Avanzada de la Brigada, con objeto de prepararse para la
llegada de una gran cantidad de prisioneros musulmanes procedentes de Bratunac, en Zvornik,
para ser fusilados ahí.
(b) Dragan Obrenovic ordenó al comandante de la Policía Militar de la Brigada de Zvornik y a
cinco policías militares asistir a Drago Nikolic, quien le había solicitado liberar a la
Compañía de la Policía Militar para que le ayudara.
(c) En tanto que Dragan Obrenovic estaba en el campo, el 14 de julio de 1995, dirigiendo a sus
hombres en una lucha contra la Vigésima Octava División del [Ejército Musulmán de la
República de Bosnia y Herzegovina], se le informó que el Coronel Ljubisa Beara, Jefe de
Seguridad del Estado Mayor del VRS [Ejército de la República Serbia de Bosnia y
Herzegovina/República Srpska], había traído a una gran cantidad de prisioneros en camiones
al área de Zvornik. Dragan Obrenovic aprobó, entonces, la liberación de dos operadores de
máquinas de la línea, sabiendo que su tarea sería tomar parte en la inhumación de los
prisioneros”.

Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 123: Bajo el título de
“Gravedad del Delito”: “la Sala de Primera Instancia encuentra que Momir Nikolic no estaba
simplemente ‘siguiendo órdenes’, como lo indica la Defensa. Sino que, Momir Nikolic tuvo un papel
activo en promover la comisión del crimen. Específicamente, la Sala de Primera Instancia encuentra
que Momir Nikolic: se encontraba en Potocari el 12 de julio, ‘coordinando’ actividades que incluían el
transporte de mujeres y niños a Kladanj y la separación y detención de hombres musulmanes capaces
físicamente; que ‘dirigió’ el trabajo de las fuerzas presentes en Potocari, el 13 de julio; identificando
locaciones específicas en y alrededor de Bratunac, tanto para la detención, como para la ejecución de
hombres musulmanes; y, que, en el otoño de 1995, coordinó la inhumación de cadáveres musulmanes.
En tal virtud, la Sala de Primera Instancia debe concluir que Momir Nikolic fue un participante activo
y voluntario en la operación criminal masiva llevada a cabo en los días y meses que siguieron a la
caída de Srebrenica”.
Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 91: Al discutir la gravedad: “El
delito por el que el Acusado ha sido condenado [persecución] se hace más grave al considerar los delitos
relacionados. El Acusado ha reconocido su intervención directa y personal al infringir dolor severo y
daño corporal, mediante violentas golpizas, a las personas detenidas en el campo de Keraterm [en
Prijedor]. Más significativamente, Predrag Banovic ha sido condenado por participar en las golpizas
que causaron la muerte a cinco personas detenidas. Sus crímenes son particularmente graves en
términos de la protección de los intereses que violó: la vida, así como la integridad física y mental de
las víctimas, y las consecuencias para éstas (la muerte para cinco de ellas y gran sufrimiento para

532
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

veintisiete personas detenidas), y las razones por las que los crímenes fueron cometidos. Toda
sentencia debe reflejar necesariamente este factor”.

(ii) Determinar si la participación limitada es un factor atenuante o si disminuye la gravedad


Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 39: “Con respecto a si la supuesta
participación limitada del Apelante debe ser considerada como un factor atenuante o, como lo arguye
la Fiscalía, como ‘un atenuante de la gravedad del delito’, la Sala de Apelaciones recuerda su
conclusión previa en la Sentencia de Apelación del caso Aleksovsk, en la que se adhiere a la conclusión
de la Sala de Primera Instancia, en la Sentencia del Caso Kupreskic et al., de que ‘[l]a determinación de
la gravedad de un crimen requiere de la consideración de las circunstancias particulares del caso, así
como de la forma y el grado de participación del acusado en la comisión del crimen’. La Sala de
Primera Instancia lo hizo así en este caso, señalando durante el curso de su discusión respecto a la
gravedad del delito del Apelante, que su participación fue ‘crítica' y que se había declarado culpable
como co-perpetrador’. Aunque estas referencias son suficientes para demostrar que la Sala de Primera
Instancia consideró debidamente la cuestión [...]. [A]ún si la Sala de Primera Instancia se hubiera
referido a este factor [la participación] solamente en el contexto de la atenuación, y no dentro del
contexto de la gravedad del delito, esta posición errónea no habría sido perjudicial; como la Sala de
Primera Instancia no cometió ningún error al concluir que la participación del Apelante fue de hecho
significativa, una discusión más extensa en el contexto de la gravedad del delito no podría haber sido
de utilidad para el Apelante”.

l) La forma de participación del acusado/brutalidad del crimen

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 462: “[D]e relevancia para la gravedad
del delito es la forma de participación del Acusado en la comisión de los crímenes”.
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 154: “Es necesario considerar
[entre otras cosas] la forma y grado de participación del acusado en el crimen’, para determinar la
gravedad de éste”. Ver también Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de
2003, párr. 144 (igual).

(i) Aplicación - forma de participación del acusado/brutalidad del crimen


Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 29: “Más allá de la naturaleza
inherentemente impresionante de estos crímenes, la Sala de Primera Instancia toma en cuenta la
manera específica en que fueron cometidos por Bralo. El 16 de abril de 1993, durante su persecución
de los residentes bosnio-musulmanes de Nadioci y Ahmici, que eran los blancos del ataque, [por parte de
los “Jokers”—un pelotón supuestamente llamado antiterrorista del Cuarto Batallón de la Policía
Militar del Consejo de Defensa Croata (HVO)], Bralo asesinó a una joven mujer —Mirnesa Salkic—
con un cuchillo, mientras sus asociados asesinaban a sus padres. Adicionalmente, disparó y mató a un
hombre adulto, no identificado, después de capturarlo e interrogarlo.
Adicionalmente, Bralo incendió muchas casas pertenecientes a los residentes musulmanes de
Ahmici, utilizando materiales incendiarios, ayudó y alentó a otros para hacerlo, y participó en la
destrucción de la mezquita baja en Ahmici, colocando y detonando aproximadamente cuatro kilos de

533
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

explosivos. En algún momento, después del ataque de Ahmici, Bralo ayudó a otro miembro del
[Consejo de Defensa Croata (HVO)] en el asesinato de catorce civiles bosnio-musulmanes.6

(m) El ataque sexual, humillación y degradación

Kvocka et al., (Sala de Primera Instancia), 2 de noviembre de 2001, párr. 702: “[L]o siguiente debe ser
tomado en consideración: [...] [entre otros factores] la violencia sexual infringida a las mujeres, y la
naturaleza discriminatoria de los crímenes”.

(i) Aplicación - ataque sexual, humillación y degradación


Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párrs. 33-34: “La Base de Hechos para los
Cargos 3 a 6 del Acta de Acusación, describe la horrible experiencia de las mujeres bosnias-
musulmanas —Testigo A— en manos de Bralo y otros miembros de los ‘Jokers,’ durante un largo
periodo de tiempo [en los Cuarteles de los “Jokers” y en la Villa de Nadioci]. Su brutal violación y
tortura, y su encarcelamiento durante aproximadamente dos meses, para ser adicionalmente violada al
capricho de sus captores, son crímenes de una naturaleza exageradamente depravada. La Sala de
Primera Instancia enfatiza una vez más que el derecho internacional humanitario, junto con los
principios básicos de humanidad, exige que las personas que son detenidas durante un conflicto
armado deben ser tratadas humanamente, y que la violación y la tortura de una mujer, en este contexto,
es un crimen de lo más atroz, que requiere una condena inequívoca”. “Con respecto a la humillación
exacerbada y a la degradación del Testigo A por parte de Bralo, la Sala de Primera Instancia encuentra
que esto debe ser considerado como un factor que incrementa la gravedad de un delito ya de por sí
extremadamente grave”.
Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 35: “La relación familiar y el hecho
de que [los hermanos obligados, a punta de pistola, a realizar actos sexuales uno con otro en las
instalaciones de detención de Luka/campo], fueran observados por otros, hace que el delito del trato
humillante y degradante sea particularmente grave. La violación de la integridad moral y física de las
víctimas justifica que la violación sea considerada como particularmente grave también”.

(n) La participación voluntaria y entusiasta

(i) Aplicación - participación voluntaria y entusiasta


Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párrs. 30, 35: “Pocas dudas [...] puede
haber de que Bralo fue un participante voluntario en uno de los más brutales ataques contra una
comunidad en todo el conflicto de Bosnia y Herzegovina [el ataque a la comunidad musulmana de
Ahmici]”. “Las acusaciones contenidas en los cargos siete y ocho del Acta de Acusación corresponden
al papel que jugó Bralo en la detención de los civiles bosnio-musulmanes, que fueron utilizados como

6
La decisión evalúa la gravedad y las circunstancias agravantes juntas, señalando que: “Las circunstancias agravantes
identificadas por el Fiscal son todos los factores que pueden aumentar la gravedad de los delitos. El tratar de analizar la
gravedad de los crímenes separadamente de las circunstancias agravantes sería un ejercicio artificial [...]”. Bralo, (Sala
de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 27.

534
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

trabajadores para cavar las trincheras en y alrededor del pueblo de Kratine. Bralo se encontraba entre
los miembros del [Consejo de Defensa Croata (HVO)] que custodiaba a estas personas detenidas y,
bajo amenaza de daño físico, dirigía su trabajo, en condiciones climáticas adversas y con alimentación
y descanso limitados. El entusiasmo de Bralo por su tarea, y su deseo de humillar a estas personas
detenidas musulmanes se prueba por su conducta, al forzarlos a realizar rituales de la religión católica
antes de empezar el trabajo. Además, las personas detenidas estaban también en riesgo de ser
alcanzadas por el fuego de los francotiradores del Ejército de Bosnia y Herzegovina, ya que sus
posiciones eran tales que eran utilizadas, por órdenes de Bralo y otros, como ‘escudos humanos’, para
proteger a las fuerzas del HVO de dichos ataques de francotiradores. Bralo estaba consciente de la
probabilidad de que las personas detenidas, bajo su control, pudieran ser lesionadas o asesinadas,
como consecuencia de su posicionamiento en esta forma, y sin embargo, no hizo nada para aliviar su
situación. Debe ser condenado como un participante consciente en otro crimen más, que involucra
maltrato grave a los civiles detenidos, un delito reprensible. El hecho de que hubiera cuantiosas
víctimas de los crímenes que se le imputan en los cargos siete y ocho, es tomado también en cuenta
por la Sala de Primera Instancia como un factor agravante de estos crímenes”.

iv) Los factores agravantes y atenuantes

(1) Generalidades

(a) La Sala de Primera Instancia está obligada a tomar en cuenta


los factores agravantes y atenuantes

Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párr. 47: “La Sala de Apelaciones
recuerda que las Salas de Primera Instancia están ‘obligadas, por ley, a tomar en cuenta las
circunstancia atenuantes’”. Ver también Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de
2004, párr. 1051 (similar).
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 696: “La Regla 101(B) de las ReglasXVI
dispone que la Sala de Primera Instancia, al determinar una sentencia, debe considerar, inter alia,
‘todas las circunstancias atenuantes, incluyendo la cooperación significativa con el Fiscal, por parte de
la persona condenada, antes o después de la condena’”. Ver también Babic, (Sala de Apelaciones), 18
de julio de 2005, párr. 43 (similar); Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de
2005, párr. 850 (similar); Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párr. 57 (similar);
Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 104 (similar); Nikolic - Momir,

XVI
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 10
de junio de 2004 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, la Regla 101 lee: Regla 101. Penas. (Adoptada en febrero 11 de
1994, revisada en enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998, enmendada en diciembre 1 y 13 de 2000).
IT/32/Rev. 36. Agosto 8 de 2005. (B) Al determinar la sentencia, la Sala de Primera Instancia tendrá en cuenta los fac-
tores mencionados en el artículo 24, párrafo 2, del Estatuto, así como factores tales como: (i) cualquier circunstancia
agravante; (ii) cualquier circunstancia atenuante, incluyendo la cooperación substancial con el Fiscal, por parte de la
persona condenada, antes o después de la sentencia; (iii) La práctica general respecto a las sentencias de prisión en las
cortes de la antigua Yugoslavia; (iv) el grado en el que cualquier pena impuesta por una corte de cualquier Estado, a la
persona condenada por el mismo acto, ya ha sido cumplido, como se refiere en el artículo 10, párrafo 3, del Estatuto.
(Revisada en enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998). IT/32/Rev. 36 99. Agosto 8 de 2005.

535
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

(Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 140 (similar); Simic, Tadic, y Zaric, (Sala de
Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1065 (similar).
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 840: “La Regla
101(B)(i) de las ReglasXVII exige que la Sala de Primera Instancia, al determinar una sentencia,
examine las circunstancias agravantes en relación con los crímenes por los que se condena al
acusado”. Ver también Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 185 (igual);
Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 92 (igual); Nikolic - Momir,
(Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 129 (igual).
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 155: “Al determinar una sentencia,
la Sala de Primera Instancia está obligada a tomar en cuenta todas las circunstancias agravantes y
atenuantes [...]”. Ver también Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr.
145 (igual); Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 759 (similar); Naletilic y
Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 742 (similar).

(b) Los factores agravantes y atenuantes no están definidos exhaustivamente

Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 43: “Ni el Estatuto ni las Reglas definen
exhaustivamente los factores que deben ser tomados en cuenta por la Sala de Primera Instancia al
atenuar o agravar una sentencia. La Regla 101(B)(ii) de las ReglasXVIII, solamente señala que al determinar
una sentencia, una Sala de Primera Instancia debe tomar en cuenta ‘todas las circunstancias atenuantes,
incluyendo la cooperación substancial con el Fiscal, por parte de la persona condenada, antes o después de
la condena’”. Ver también Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr.
728 (similar); Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 465 (similar); Babic,
(Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 48 (similar); Galic, (Sala de Primera Instancia),
5 de diciembre de 2003, párr. 759 (similar).
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 685: “Los factores que deben tomarse en
cuenta en la agravación o atenuación de una sentencia no han sido definidos exhaustivamente por el
Estatuto o las Reglas [...]”. Ver también Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de

XVII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 22
de febrero de 2005 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, la Regla 101 lee: Regla 101. Penas. (Adoptada en febrero
11 de 1994, revisada en enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998, enmendada en diciembre 1 y 13 de 2000).
IT/32/Rev. 36. Agosto 8 de 2005. (B) Al determinar la sentencia, la Sala de Primera Instancia tendrá en cuenta los fac-
tores mencionados en el artículo 24, párrafo 2, del Estatuto, así como factores tales como: (i) cualquier circunstancia
agravante; (ii) cualquier circunstancia atenuante, incluyendo la cooperación substancial con el Fiscal, por parte de la
persona condenada, antes o después de la sentencia; (iii) La práctica general respecto a las sentencias de prisión en las
cortes de la antigua Yugoslavia; (iv) el grado en el que cualquier pena impuesta por una corte de cualquier Estado, a la
persona condenada por el mismo acto, ya ha sido cumplido, como se refiere en el artículo 10, párrafo 3, del Estatuto.
(Revisada en enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998). IT/32/Rev. 36 99. Agosto 8 de 2005.
XVIII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 22 de
febrero de 2005 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, la Regla 101 lee: Regla 101. Penas. (Adoptada en febrero 11 de 1994,
revisada en enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998, enmendada en diciembre 1 y 13 de 2000). IT/32/Rev. 36.
Agosto 8 de 2005. (B) Al determinar la sentencia, la Sala de Primera Instancia tendrá en cuenta los factores mencionados
en el artículo 24, párrafo 2, del Estatuto, así como factores tales como: (ii) cualquier circunstancia atenuante, incluyendo la
cooperación substancial con el Fiscal, por parte de la persona condenada, antes o después de la sentencia.

536
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

2005, párr. 838 (similar); Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 91
(similar); Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 125 (similar).
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 465: “La jurisprudencia ha
determinado factores adicionales [además de la cooperación] que una Sala puede tomar en cuenta.
Éstos no son exhaustivos. La Sala debe ponderar las circunstancias de cada caso particular, para
identificar las circunstancias agravantes y atenuantes y determinar el peso que debe asignárseles”. Ver
también Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 728 (similar).
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 759: “En general, factores
característicos de la persona condenada son considerados como circunstancias agravantes o atenuantes.
Al tomar en consideración los factores correspondientes a las circunstancias individuales de la persona
condenada, la Sala de Primera Instancia puede evaluar con mayor precisión la posibilidad de
rehabilitación”.

(c) La Sala de Primera Instancia determina qué hechos cuentan

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 685: “[U]na Sala de Primera Instancia tiene
una considerable discrecionalidad en la decisión respecto a la forma en que se aplican estos hechos
[agravantes y atenuantes] en un caso en particular”.
Delalic, et. al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 780: “[Las] Salas de Primera
Instancia están [...] investidas con un grado considerable de discrecionalidad para decidir respecto a
los factores que deben tomarse en cuenta. La decisión de una Sala de Primera Instancia puede ser
perturbada en la apelación, si un apelante demuestra que ésta tomó en cuenta algo que no debió haber
considerado, o no tomó en cuenta lo que sí debió haber considerado, en el proceso de ponderación
involucrado en el ejercicio de la discrecionalidad”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 838: “[U]na Sala de Primera
Instancia tiene considerable discrecionalidad para decidir lo que constituye dichos factores [agravantes y
atenuantes]”. Ver también Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 91
(igual); Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 125 (igual).
Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 47: “La Sala de Apelaciones [en el
caso Celebici a/k/a Delalic] sostuvo que, como los factores que deben tomarse en cuenta para agravar
o atenuar la sentencia no han sido definidos exhaustivamente por el Estatuto o las Reglas, una Sala de
Primera Instancia tiene ‘un grado considerable de discrecionalidad para decidir [estos] factores’”. Ver
también Naletilic y Martinovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2003, párr. 742 (similar).
Ver también Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 27 (La Sala de
Primera Instancia tiene discrecionalidad para decidir “qué factores cuentan como agravantes”);
Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 62 (La Sala de Primera Instancia
tiene discrecionalidad con respecto a “qué [factores] considera de naturaleza atenuante”); Plavsic,
(Sala de Primera Instancia), 27 de febrero de 2003, párr. 65 (lo mismo que en el caso Banovic).

537
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

(d) La Sala de Primera Instancia determina el peso que otorga a los hechos

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 696: “[U]na Sala de Primera Instancia
mantiene su discrecionalidad al decidir el peso que dará a las circunstancias atenuantes”. Ver también
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 838 (similar); Nikolic -
Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 125 (lo mismo que en el caso).
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 840: “El peso que debe
darse a las circunstancias agravantes queda dentro de la discrecionalidad de la Sala de Primera Instancia”.
Ver también Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1096 (igual).
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 155: “[E]l peso que debe darse
a las circunstancias agravantes y atenuantes está dentro de la discrecionalidad de la Sala de Primera
Instancia”.
Ver también Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 145
(igual).

(e) La carga de la prueba

(i) Los factores agravantes


Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 688: “[L]a carga de la prueba, en relación
con los factores agravantes, queda a cargo de la Fiscalía, quien debe demostrarlo más allá de toda duda
razonable [...]”.
Ver también Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 42; Limaj et al.,
(Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 729; Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31
de enero de 2005, párr. 466; Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr.
840; Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 91; Nikolic - Momir, (Sala
de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 126.
Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 763: “[S]olamente aquellas
cuestiones que son demostradas más allá de toda duda razonable en contra del acusado pueden ser
materia de la sentencia de éste, o tomadas en cuenta en la agravación de la misma”. Ver también
Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 27 (similar); Brdjanin, (Sala de
Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1,096 (similar); Babic, (Sala de Primera Instancia), 29
de junio de 2004, párr. 48 (similar); Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 47
(lo mismo que en el caso Brdjanin); Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr.
760 (similar); Simic, Tadic, y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1,064
(similar).
Kunarac, Kovac y Vukovic, (Sala de Primera Instancia), 22 de febrero de 2001, párr. 847: “[L]a justicia
requiere que el Fiscal pruebe las circunstancias agravantes más allá de toda duda razonable […]”.
Ver también “la consideración de los factores atenuantes convenidos en un Acuerdo de
Declaración de Culpabilidad no viola la carga de la prueba,” Sección (X)(b)(i)(5), Compendio del
TPIY.

538
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(ii) Los hechos atenuantes


Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 43: “La prueba estándar con respecto a las
circunstancias atenuantes no es, como en el caso de las circunstancias agravantes, algo que deba probarse
más allá de toda duda razonable, sino que debe probarse sobre un balance de probabilidades: las
circunstancias en cuestión deben existir o haber existido ‘con mayor probabilidad que lo contrario’”.
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 697: “[L]a carga de la prueba [...] en relación
con los factores atenuantes es el balance de probabilidades”. Ver también Blagojevic y Jokic, (Sala de
Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 850 (similar); Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio
de 2004, párr. 48 (similar); Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 155 (similar);
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 920 (similar).
Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 42: “[L]as circunstancias
atenuantes sólo necesitan ser probadas sobre un balance de probabilidades”. Ver también Limaj et al.,
(Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 729 (similar); Strugar, (Sala de Primera
Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 466 (similar); Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de
septiembre de 2004, párr. 1,117 (igual); Nikolic -Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre
de 2003, párr. 145 (similar); Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 91
(similar); Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 759 (similar); Nikolic -
Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 126 (similar); Simic, Tadic, y Zaric, (Sala
de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1,065 (similar); Simic - Milan, (Sala de Primera
Instancia), 17 de octubre de 2002, párr. 40 (similar); Kunarac, Kovac y Vukovic, (Sala de Primera Instancia),
22 de febrero de 2001, párr. 847 (similar).

(iii) Ejemplos de aplicación - carga de la prueba: factores atenuantes


Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 77: “La Defensa está en lo correcto al
mantener que se presume que una persona acusada es inocente hasta que se pruebe que es culpable,
pero la Sala de Primera Instancia no está de acuerdo en que de allí se siga que, al considerar los
atenuantes, toda supuesta conducta criminal, por la que Ranko Cesic no fue condenado, debe ser
probada por la Fiscalía más allá de toda duda razonable. La Fiscalía no ha presentado cuestiones de
personalidad para establecer que éste es un factor agravante. En lugar de ello, la Fiscalía busca
desaprobar la afirmación de la Defensa, en el sentido de que Ranko Cesic es un hombre de buen
temperamento. La Sala de Primera Instancia encuentra que tiene discrecionalidad para evaluar
cualquier prueba relevante y confiable, al decidir si la Defensa ha establecido que es más probable que
Ranko Cesic sea un hombre de buen temperamento a que no lo sea”.
Para la discusión sobre la revisión de la Sala de Apelaciones de las sentencias, ver (X)(e),
Compendio del TPIY.

(2) Los factores agravantes

(a) El factor agravante puede no ser un elemento del crimen

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1089: “[L]a Sala de
Apelaciones recuerda que cuando existe una circunstancia agravante, ésta es al mismo tiempo un

539
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

elemento del delito, por ejemplo, la intención discriminatoria en el delito de persecución, no puede
constituir una circunstancia agravante para efectos de formular la sentencia”.
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 693: “El derecho relacionado con los factores
agravantes que aplica el Tribunal Internacional es claro. Cuando se encuentra presente un factor agravante,
pero no es un elemento del delito, el factor puede ser considerado como agravante de la sentencia. Sin
embargo, cuando un factor agravante para efectos de la sentencia es al mismo tiempo un elemento del
delito, no puede constituir también un factor agravante para efectos de emisión de la sentencia”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 840: “La Sala de
Primera Instancia hace notar que si un circunstancia en particular ha sido incluida como un elemento
del delito que se examina, no será considerada como un factor agravante”. Ver también Brdjanin, (Sala
de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1096 (igual).
Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 512: “Cuando dichas
consecuencias [el sufrimiento de las víctimas] son parte de la definición del delito, no pueden ser
consideradas como una circunstancia agravante al imponer la sentencia [...]”.
Ver también Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 760: “La
jurisprudencia del Tribunal también ha definido factores potencialmente agravantes, tales como el tipo
de participación criminal, la premeditación, el ánimo discriminatorio en el que la discriminación no es
un elemento del delito, las motivaciones de la persona condenada, o el entusiasmo con la que se
cometió el crimen” (se agrega énfasis).

(i) Aplicación - traslapo de factor agravante y elemento del delito

(a) Posición de autoridad


Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párr. 30: “La Sala de Apelaciones hace
notar que la consideración de la Sala de Primera Instancia respecto a que el Apelante abusó de su
posición de autoridad como una circunstancia agravante, puede haber sido inapropiada a la luz del
hecho de que había condenado al acusado bajo el artículo 7(3) del Estatuto que, en esencia, incorpora
la autoridad del Apelante como elemento del delito”. La Sala de Apelaciones, sin embargo, encuentra
que el error es inocuo, ya que se invalidó la condena, de conformidad con el artículo 7(3).
Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 99: “La Sala de Primera
Instancia encuentra que Dragan Obrenovic estaba en posición de autoridad como Comandante en
Activo y Subcomandante de la Brigada de Zvornik [del VRS (Ejército de la República Srpska)]. La
Sala de Primera Instancia recuerda que la responsabilidad penal de Dragan Obrenovic deriva, en gran
medida, de esta responsabilidad como Comandante, según el artículo 7(3) del Estatuto. La Sala de
Primera Instancia encuentra que sería inadecuado utilizar la misma conducta, tanto para establecer una
responsabilidad, como para establecer una circunstancia agravante, en este caso”.
Comparar Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 60: “La posición de líder
político no es requerida para la participación en una [empresa criminal conjunta], ni es una condición
suspensiva para configurar el delito de persecución. Por lo tanto no es un elemento para establecer la
responsabilidad penal. [...] [Nada impide] que [l]a Sala de Primera Instancia tome en consideración las
posiciones de liderazgo de Babic como una circunstancia agravante”.

540
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(b) El estatus civil de la población/víctimas o la vulnerabilidad de las víctimas


Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párr. 127: “[E]l estatus civil de la población
contra la que se dirige el ataque es un elemento constitutivo de los crímenes de lesa humanidad y [...]
por lo tanto, tal estatus no puede ser tomado en cuenta como una circunstancia agravante”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 731: “[L]a Sala ha
encontrado que el Acusado Haradin Bala es penalmente responsable por la comisión de los crímenes
de trato cruel, tortura y asesinato de civiles detenidos. El estatus civil de las personas detenidas (o
personas que no toman parte activa en las hostilidades) no puede ser tomado en consideración como un
factor agravante, dado que ya constituye un elemento de los delitos de tortura, trato cruel y asesinato,
bajo el artículo 3 del Estatuto”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 843: “Ya que el estatus
de las víctimas ha sido tomado en cuenta como parte de la tipificación de los delitos de los que el
Acusado ha sido encontrado culpable, la Sala de Primera Instancia no puede tomar en cuenta este
factor como una circunstancia agravante”. Ver también Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de
septiembre de 2004, párr. 1,104 (similar); Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004,
párr. 49 (similar); Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 49 (similar);
Simic, Tadic, y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1,063 (similar). Ver
también Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párr. 46 (de manera similar, con
respecto a los actos inhumanos como un crimen de lesa humanidad, y al asesinato como violación de
las leyes o costumbres de la guerra).
Jokic - Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de 2004, párrs. 64-65: “La Sala de
Primera Instancia considera que las condenas por asesinato, trato cruel, y ataque ilícito a civiles, en las
circunstancias de este caso, implican que las víctimas del ataque ilícito no tenían un papel directo en
las hostilidades y que, por lo tanto, eran vulnerables, estaban desarmadas e incapaces de defenderse a
sí mismos. La vulnerabilidad de los civiles es, en otras palabras, tomada en consideración por la Sala
de Primera Instancia, como parte de la tipificación de los delitos. [...] La Sala de Primera Instancia está de
acuerdo en que la violencia en contra de ciertos grupos de gente, tales como pacientes de hospital,
gente discapacitada, gente en confinamiento (especialmente niños y ancianos) puede, bajo ciertas
circunstancias, ser considerada como un agravante de los crímenes. Sin embargo, Miodrag Jokic no ha
sido condenado por seleccionar como blanco a civiles que caen dentro de una categoría de
vulnerabilidad especial”. “La Sala de Primera Instancia, por lo tanto, encuentra que la vulnerabilidad
de las víctimas no puede ser considerada como una circunstancias agravante en este caso, ya que ello
ya ha sido tomado en cuenta como parte de la tipificación de los delitos”.
Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 49: “[E]l estatus de las víctimas
como civiles no agrava necesariamente el delito, ya que el delito de persecución en el artículo 5(h) del
Estatuto, por el que se condena al Acusado, incluye el carácter civil de las víctimas como un elemento
indispensable de la tipificación legal”.

(c) Discriminación étnica y religiosa/intención discriminatoria


Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 695: “La Sala de Apelaciones considera que
la Sala de Primera Instancia en este caso, tenía derecho a considerar la discriminación étnica y
religiosa como factores agravantes, pero sólo en la medida en que no hayan sido considerados como
tales en la sentencia de alguna condena que incluyera a la discriminación como un elemento típico del
crimen por el que fue condenado”.

541
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párrs. 171-172: “Al discutir la sentencia, la
Sala de Primera Instancia encontró que un ánimo discriminatorio puede constituir un factor agravante
cuando no constituye un elemento típico del crimen en cuestión. En el párrafo 277 de la Sentencia, la Sala
de Primera Instancia sostuvo que un ánimo discriminatorio es un elemento del delito de persecución
conforme al artículo 5(h) del Estatuto y que ‘no puede constituir un agravante adicional del delito’. En el
párrafo 278, sin embargo, la Sala de Primera Instancia sostuvo que un ánimo discriminatorio puede ser
utilizado como un agravante en relación a los delitos para los que tal característica no se requiere como
elemento y aceptó que, en relación por la condena por asesinato según el artículo 3 del Estatuto, el ánimo
discriminatorio del Apelante sí constituye un factor agravante”.
Comparar con el caso Simic, Tadic, y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003,
párr. 1063: “Como los elementos de dichos delitos [incluyendo] [...] la intención discriminatoria,
forman parte de los elementos requeridos para tipificar los delitos que se imputan [persecución como
un crimen de lesa humanidad], no serán considerados por separado como factores agravantes”.
Comparar con el caso Todorovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2001, párr. 57: “[E]l
delito de persecución, debido a sus características distintivas, es un crimen particularmente grave. [...]
Debido a que la intención discriminatoria es uno de los elementos básicos para tipificar el delito de
persecución, este aspecto de la conducta criminal de Todorovic ya se encuentra comprendido en una
consideración del delito. [N]o debe ser tratado por separado como un factor agravante”.

(d) Grado y ámbito de los crímenes


Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 841: “La Fiscalía sostiene
que, de acuerdo con la Sala de Primera Instancia en el caso Blaskic, esta Sala de Primera Instancia
debería considerar la enorme cantidad de víctimas como una circunstancia agravante. En tanto que se
está de acuerdo en que la cantidad de víctimas de los crímenes cometidos tanto por Vidoje Blagojevic
y Dragan Jokic es, en efecto, muy grande, la Sala de Primera Instancia encuentra que el nivel de los
crímenes cometidos se refleja en los crímenes por los que cada una de las personas acusadas ha sido
condenado, específicamente complicidad en genocidio y exterminio, respectivamente”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 1,100-1,101: “La Fiscalía
sostiene que los crímenes cometido por la ARK [Región Autónoma de Krajina] durante 1992, fueron
de naturaleza extremadamente grave, tanto en términos de cantidad como de extensión del daño y
sufrimiento de las víctimas”. “La Sala de Primera Instancia encuentra que, dada la naturaleza de los
crímenes por los que el Acusado ha sido encontrado culpable, [persecución, asesinato intencional,
tortura, destrucción arbitraria de ciudades, pueblos y villas no justificada por exigencias militares, y
destrucción o daño intencional a instituciones consagradas a la religión], el grado y ámbito de estos
crímenes son esencialmente subsumidos en la gravedad general de esos crímenes y ya han sido
tomados en consideración al hacer la evaluación.
Consecuentemente, la Sala de Primera Instancia no los considerará como factores agravantes por
separado”.

(e) Humillación exacerbada


Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 53: “[L]a Sala de Apelaciones ha
considerado, recientemente, que cuando la misma conducta criminal se imputa de manera acumulada
bajo dos cargos separados, un factor tomado en consideración como un elemento del delito, bajo uno

542
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

de los cargos, no impide que éste sea considerado como un factor agravante bajo el otro cargo para la
determinación de la sentencia. En el caso presente, la humillación es evidentemente un elemento del
crimen de trato humillante y degradante, como una violación a las leyes o costumbres de guerra,
aunque no constituye explícitamente un elemento del crimen de violación. Sin embargo, es
indiscutible que la violación es un delito inherentemente humillante, y que esa humillación siempre se
toma en cuenta cuando se evalúa la gravedad inherente de este crimen. La distinción entre los
crímenes radica, entonces, en el énfasis que se da a este aspecto particular del delito. El crimen de trato
humillante y degradante coloca inequívocamente el énfasis en la humillación causada a las víctimas.
Consecuentemente, la Sala de Primera Instancia no trataría comúnmente las humillaciones graves
como una circunstancia agravante en el contexto de este crimen en particular, sino que más bien las
consideraría al valorar la gravedad del crimen. En cambio, el crimen de violación, aunque es
inherentemente humillante, coloca el énfasis en la violación de la integridad física y moral de la
víctima. Bajo estas circunstancia, la humillación exacerbada puede ser considerada como un agravante
de este crimen”.

(b) El mismo hecho no debe ser evaluado respecto a la gravedad


y como factor agravante - no se permite el conteo doble

Ver los precedentes que se comentan en la Sección (IX)(c)(iii)(3)(b) , Compendio del TPIY.

(c) Las circunstancias agravantes deben estar


directamente relacionadas con el delito del que se acusa

Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párr. 124: “‘Solamente aquellas circunstancias
directamente relacionadas con la comisión del delito del que se le acusa y con el autor mismo como la
forma en que lo cometió, cuando éste cometió el delito, pueden ser considerados como agravantes’”.
“La declaración de la Sala de Primera Instancia en el caso Kunarac et al., de que las circunstancias
agravantes deben relacionarse ‘con el autor mismo’, no debe tomarse como una regla de que dichas
circunstancias deben corresponder específicamente a las características personales del autor. Más bien,
se refleja simplemente el principio general de responsabilidad individual que subyace en el derecho
penal: una persona no puede ser tenida como responsable por un acto, a menos que algo que ella
misma haya hecho u omitido hacer justifique el tenerla como responsable. Así, por ejemplo, las
personas no son tenidos como responsables -para efectos de condena ni de sentencia- por los actos
imprevisibles de otros involucrados en la ejecución de un plan” (énfasis en el original).
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 729: “Las circunstancias
agravantes deben estar directamente relacionadas con la comisión del delito [...]”. Ver también
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 466 (igual); Brdjanin, (Sala de
Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1,096 (similar); Deronjic, (Sala de Primera
Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 185 (similar); Simic, Tadic, y Zaric, (Sala de Primera Instancia),
17 de octubre de 2003, párr. 1,064 (similar); Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003,
párr. 911 (similar).

543
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

(i) Aplicación – las circunstancias agravantes deben estar


directamente relacionadas con el delito del que se acusa
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 846: “La Sala de Primera
Instancia no considera que los antecedentes educativos del Acusado constituyan una circunstancia que
se relacione directamente con la comisión del delito. Consecuentemente, la Sala de Primera Instancia
no considerará esto como una circunstancia agravante para el Acusado”.
Pero ver “antecedentes profesionales del acusado” como una circunstancia agravante, Sección
(IX)(c)(iv)(2)(g), Compendio del TPIY, para la discusión de los casos en los que los antecedentes
educacionales/profesionales son considerados como una circunstancia agravante.

(d) Lista de algunos factores agravantes

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 686: “Las circunstancias agravantes deben
ser demostradas por la Fiscalía más allá de toda duda razonable, e incluyen lo siguiente: (i) el cargo
del acusado, es decir, su posición de liderazgo, su nivel en la estructura de mando, o su papel en el
contexto más amplio del conflicto de la antigua Yugoslavia; (ii) la intención discriminatoria, o el ánimo
discriminatorio de los crímenes para los que dicho ánimo no es un elemento constitutivo o tipificador
del delito; (iii) la extensión del tiempo durante el que el crimen continuó cometiéndose; (iv) la
participación criminal directa y activa, si está ligada a una posición de mando de alta jerarquía, el
papel del acusado como compañero perpetrador, y la participación activa de un superior en los actos
criminales de los subordinados; (v) la participación informada, voluntaria o entusiasta en la comisión
del delito; (vi) premeditación y motivación; (vii) la violencia sexual, la naturaleza humillante de los
actos y la vulnerabilidad de las víctimas; (viii) el estatus de las víctimas, su corta edad su número, y el
efecto de los crímenes en ellos; (ix) los detenidos civiles; (x) el temperamento del acusado; y (xi) las
circunstancias de los delitos en general”.
Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 48: “Los factores potencialmente
agravantes, tales como la modalidad de participación criminal, o la presencia de premeditación, han
[...] sido identificados”.
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 760: “La jurisprudencia del
Tribunal ha [...] identificado factores potencialmente agravantes, tales como el tipo de participación
criminal, la premeditación, el ánimo discriminatorio en el que la discriminación no es un elemento del
delito, las motivaciones de la persona condenada o el entusiasmo con el que se cometió el crimen”.

(e) Grado y ámbito de los crímenes/número de víctimas

Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párr. 124: “La Sala de Apelaciones hace notar
que a menudo ha afirmado que el uso de factores agravantes relacionados con las características de la
víctima, tales como [...] el número de víctimas [...], todas las características del crimen de las que el
acusado está consciente, o que pudiera prevenir y por las que es justo tenerlo como responsable”.
Kunarac, Kovac y Vukovic, (Sala de Primera Instancia), 22 de febrero de 2001, párr. 866: “El
involucramiento de más de una víctima en sus delitos se considera también un agravante”.

544
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Ver también Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1103: “La Sala
de Primera Instancia está de acuerdo en que el número de víctimas refleja el grado de los crímenes
cometidos y equivale a circunstancias agravantes, pero como ya se ha considerado el grado de los
crímenes y la determinación de la gravedad de los mismos, ésta no será considerada aquí”.
Ver también Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 784: “El número de
víctimas ha incrementado, en varias ocasiones, la gravedad de las circunstancias y refleja el grado del
crimen cometido. Haciendo notar que los crímenes fueron cometidos sistemáticamente, las Salas de
Primera Instancia tomaron también en consideración, como circunstancias agravantes, la recurrencia
de los crímenes”.

(i) Aplicación - grado y ámbito de los crímenes/número de víctimas


Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párrs. 222, 186: “[L]a Sala de Primera
Instancia acepta los siguientes factores como agravantes: [...] [l]a gran cantidad de civiles que fueron
asesinados, sujetos al riesgo de ser asesinados, desplazados a la fuerza, y privados de sus bienes [...]”.
“Como resultado de los actos persecutorios, respecto de los cuales el Acusado se declaró culpable, 64
civiles bosnio-musulmanes fueron asesinados [en la villa de Glogova]. Adicionalmente, un número no
especificado de civiles bosnio-musulmanes fue desplazado a la fuerza y privado de sus bienes”. Ver
también Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párr. 110 (La Sala de Primera Instancia
consideró la gran cantidad de víctimas como una circunstancia agravante).
Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párrs. 213, 206: “[L]a
gran cantidad de víctimas en [el] campo de Susica y la multitud de actos criminales tienen que ser
tomados en cuenta”. “Aunque la mayoría de las personas detenidas no fue víctima directa de los
brutales actos de asesinato, tortura y violencia sexual del acusado, que se describieron arriba, todas y
cada una de las personas detenidas en el campo constituyeron una víctima inmediata de las formas más
insidiosas de abuso, especialmente las condiciones de vida inhumanas y la atmósfera de terror creadas
por los asesinatos, las golpizas, la violencia sexual y otros abusos físicos y mentales”.
El Fiscal vs. Erdemovic, Case No. IT-96-22 (Sala de Primera Instancia), 5 de marzo de 1998,
párr. 15: “[L]a magnitud del papel del acusado [al utilizar un rifle automático para asesinar él sólo a
hasta cien personas] en la comisión [del delito constituye] una circunstancia agravante a ser tomada en
consideración”.
Erdemovic, (Sala de Primera Instancia), 5 de marzo de 1998, párr. 15: “[L]a magnitud del crimen
[cientos de hombres civiles bosnio-musulmanes asesinados por un escuadrón de ejecución] [...]
[constituye] una circunstancia agravante que debe tomarse en consideración”.

(f) Cargo del acusado/abuso de posición de autoridad

Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párr. 28: “[S]e exigió a la Sala de
Primera Instancia que tomara en cuenta la posición superior del Apelante como un factor agravante al
sentenciar, ya que las partes convinieron y aceptaron, ante la Sala de Primera Instancia, que el
Apelante sostenía una posición de liderazgo”.
Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párr. 67: “La Sala de Apelaciones recuerda
que una Sala de Primera Instancia tiene la discrecionalidad para determinar que la jerarquía superior,

545
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

posición de autoridad, o alta posición de liderazgo detentados por una persona penalmente
responsable, bajo el artículo 7(1) del Estatuto, pueden ser tomados en cuenta como una circunstancia
agravante. Como lo reconoció correctamente la Sala de Primera Instancia, un rango militar o político
más alto no amerita, por sí mismo, una sentencia más dura. Pero una persona que abusa o que ejercita
indebidamente su poder se merece una sentencia más severa. En el caso Kambanda del [TPIR], por
ejemplo, la Sala de Apelaciones concluyó que la Sala de Primera Instancia no cometió error alguno al
considerar como un factor agravante el hecho de que Jean Kambanda hubiera abusado de su posición
de autoridad y de la confianza de la población civil, ya que él, como Primer Ministro, era responsable de
mantener la paz y la seguridad y, sin embargo, instigó, ayudó y alentó en la masacre de civiles. En el
caso Aleksovski, la Sala de Apelaciones sostuvo que la ‘responsabilidad superior del apelante, como
guardia agravó seriamente los delitos cometidos por el [a]pelante, [porque] en lugar de evitarlo, se
involucró en la violencia en contra de aquéllos a los que debía haber estado protegiendo’”.
Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 80: “La Sala de Apelaciones hace notar
[...] que la posición de una persona acusada en ‘un cargo político de alta jerarquía’ ha sido considerado
como un factor agravante, para efectos de dictar sentencia, aún cuando el liderazgo de la persona
sentenciada en una empresa criminal conjunta no sea la materia. Diversos casos ante el Tribunal
Internacional en los que la forma de responsabilidad de empresa criminal conjunta no constituía la
materia, ilustran que una Sala de Primera Instancia tiene la discrecionalidad para tomar en cuenta,
como circunstancia agravante, la antigüedad, posición de autoridad, o posición de alta jerarquía de
liderazgo, detentada por una persona penalmente responsable, bajo el artículo 7(1) del Estatuto. Un
rango elevado en el campo militar o político no amerita por sí mismo la imposición de una sentencia
más dura. Consecuentemente, lo que importa no es la posición de autoridad por sí misma, sino la
posición acompañada con la forma en la que la autoridad se ejerció. Por ejemplo, en el caso
Aleksovski, la Sala de Apelaciones consideró que la responsabilidad superior del apelante, que era
guardia de una prisión, ‘constituyó un agravante en la comisión de [sus] delitos, [ya que] [e]n lugar de
prevenir la comisión de éstos, se involucró en la violencia contra aquéllos a quienes debía proteger. En
el caso Ntakirutimana, la Sala de Apelaciones del TPIR concurrió con la determinación de la Sala de
Primera Instancia en que el abuso de la posición personal del apelante en la comunidad constituyó una
circunstancia agravante”.
Kupreskic, (Sala de Apelaciones), 23 de octubre de 2001, párr. 451: “[U]na Sala de Primera
Instancia tiene discrecionalidad para concluir que la responsabilidad directa, bajo el artículo 7(1) del
Estatuto, se agrava por la posición de autoridad del perpetrador”. Ver también Deronjic, (Sala de
Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 187 (misma cita).
Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 736: “‘No hay duda alguna de
que el abuso de las posiciones de autoridad o confianza serán consideradas como agravantes’”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1099: “La Sala de Primera
Instancia acepta que una posición de liderazgo de alto rango detentada por una persona penalmente
responsable, según el artículo 7(1) del Estatuto, puede ser tomada en cuenta como un factor agravante.
En el caso Krstic, la Sala de Primera Instancia justificó esta proposición declarando que ‘una persona
que abusa o que ejerce indebidamente su poder merece una sentencia más dura que una persona que
actúa por sí sólo. Las consecuencia de los actos de una persona son necesariamente más graves, si está
en la cima de la jerarquía militar o política y usa su posición para cometer crímenes’”.
Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 59: “La jurisprudencia del Tribunal
acepta que una posición de liderazgo de alto rango, detentada por una persona penalmente responsable,
según el artículo 7(1) del Estatuto, puede ser tomada en cuenta como un factor agravante, aunque el

546
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

grado de gravedad depende del nivel real de autoridad y de la forma de participación directa. En el
caso Krstic, la Sala de Primera Instancia justificó esta proposición señalando que ‘las consecuencias de
los actos de una persona son necesariamente más graves si está en la cima de la jerarquía militar o
política y utiliza su posición para cometer crímenes’. En el caso Kordic, el hecho de que Dario Kordic
fuera un líder político regional que no fue encontrado responsable como arquitecto de la campaña de
persecuciones contra la población no croata, en el Valle de Lasva, en Bosnia y Herzegovina, agravó
los delitos. De manera similar, en el caso Mrdja, Darko Mrdja se declaró culpable del delito de
asesinato y la Sala de Primera Instancia concluyó que el hecho de que fuera un policía agravaba, hasta
cierto punto, su sentencia, debido ‘a que la comisión de este tipo de crimen violaba indebidamente la
autoridad pública investida de los funcionarios de la policía’”.
Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párr. 51: “La Sala de Primera Instancia
considera que la comisión de un crimen mientras se ejerce una función pública -como la de un policía-
puede ser considerada como un factor agravante. Un policía está investido de autoridad y de un deber
de hacer cumplir la ley y el orden. Los civiles sujetos a su autoridad tienen derecho a esperar que una
persona en su papel cumpla con su deber. Si el policía comete un crimen en el ejercicio de su función,
la violación a los deberes públicos y a las legítimas expectativas, inherentes a su función, deben ser
considerados como un factor agravante”.
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párrs. 194-195: “Como la Sala de
Primera Instancia en el caso Stakic y Dragan Nikolic ha expresado: ‘La comisión de delitos por una
persona en tan prominente posición agrava substancialmente la sentencia’. La Sala de Apelaciones
aceptó que: ‘[...] el rango o la posición de autoridad del acusado [pueden ser considerados como]
agravantes de su responsabilidad directa, conforme al artículo 7(1)’”. “La Sala de Primera Instancia
acepta que el mero hecho de que el acusado haya tenido un alto rango político en el momento del
ataque no constituye por sí sólo un factor agravante”.
Jokic - Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de, 2004, párr. 61: “La Sala de Primera
Instancia está de acuerdo con las partes, en que la posición de autoridad y poder de un funcionario de
alto rango califica como una circunstancia agravante, de acuerdo con los precedentes del Tribunal,
debido a las consecuencias de largo alcance que tiene el ejercicio indebido, por parte del funcionario,
de su autoridad y poder”.
Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 99: “La Sala de Primera
Instancia hace notar que la posición de liderazgo de una persona acusada puede ser considerada como
un factor agravante. La autoridad real es relevante, no solamente cuando es de alto rango, sino que
también una posición de rango medio puede agravar la sentencia”.
Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 709: “Un alto rango en el campo
militar o político, por sí mismo, no lleva al endurecimiento de la sentencia. Pero una persona que
abusa o ejerce indebidamente el poder merece una sentencia más dura que una persona que actúa por
su propia cuenta. Las consecuencias de los actos de una persona son necesariamente más graves si está
en la cima de la jerarquía militar o política y utiliza su posición para cometer crímenes”.
Kunarac, Kovac y Vukovic, (Sala de Primera Instancia), 22 de febrero de 2001, párr. 863: “[L]a
culpabilidad penal de aquéllos que son líderes de otros es más alta que la de aquéllos que los siguen”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 788: “[N]o puede haber duda de
que la posición de mando puede justificar una sentencia más dura”. Una “posición de mando” se
clasifica “como una circunstancia agravante”. “La posición de mando debe [...] incrementar
sistemáticamente la sentencia o, por lo menos, llevar a la Sala de Primera Instancia a otorgar menos

547
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

peso a las circunstancias atenuantes, independientemente de la cuestión de la forma de participación en


el delito”.
Para la discusión respecto a que cuando sea posible condenar bajo los artículos 7(1) y 7(3), la
condena debe ser emitida conforme al artículo 7(1), y el hecho de que ambos tipos de responsabilidad
hayan sido probados, debe ser considerado como un factor agravante, ver Secciones (IX)(b)(ix)(8)(b)-
(c), Compendio del TPIY.

(i) Determinar si el perpetrador de “guantes blancos” merece


una pena mayor que el que físicamente cometió el crimen
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 918: “La Sala de Primera Instancia hace
notar que, así como los crímenes de cuello blanco, el perpetrador tras el perpetrador directo –es decir
el perpetrador con guantes blancos– puede merecer una pena mayor que el que participó físicamente,
dependiendo de las circunstancias particulares del caso”.

(ii) Aplicación - cargo del acusado/abuso de la posición de autoridad


Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párr. 29: “La Sala de Primera Instancia
consideró expresamente la posición de liderazgo del apelante en su discusión de las circunstancias
agravantes y sostuvo que:

[...] al determinar la sentencia, la Sala de Primera Instancia considera como agravante la posición
de Miodrag Jokic [como comandante del Noveno Sector Naval (VPS) de Boka, Montenegro, de la
Marina Yugoslava] y la influencia de su posición respecto a la situación general.

En tal virtud, la Sala de Primera Instancia reconoció plenamente, como un factor agravante, que el
Apelante tenía una posición de autoridad y el poder de un funcionario de alto rango sobre otros que
cometieron los crímenes que se imputan [...] como se refleja en la sentencia impuesta”.
Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párr. 69: “La Sala de Apelaciones encuentra
que toda [la] prueba permitió a la Sala de Primera Instancia concluir que la autoridad y el poder
político del Apelante, como Presidente del Estado Mayor de Crisis de Bratunac y del Consejo
Municipal, lo investían con una responsabilidad particular hacia la población de Bratunac, y que abusó
de su poder y autoridad”.
Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 81: “En el caso presente, la Sala de
Primera Instancia no sostuvo que la posición del Apelante, como líder político regional, constituyera
por sí misma una circunstancia agravante. La Sala de Primera Instancia consideró exhaustivamente la
conducta del Apelante como líder político regional y subrayó que consideraba su posición de liderazgo
como una circunstancia agravante porque utilizó su autoridad para agregar recursos a favor del SAO
[Distrito Autónomo Serbio de] Krajina, con objeto de propiciar la empresa criminal conjunta, que dio
discursos incendiarios durante eventos públicos y en los medios de comunicación, que prepararon el
terreno para que la población serbia aceptara que sus metas se lograrían mediante actos de
persecución, y que magnificó las consecuencias de la campaña de persecuciones permitiendo que ésta
continuara. Por lo tanto, la Sala de Apelaciones considera que la Sala de Primera Instancia concluyó
correctamente que la posición de liderazgo del Apelante constituía una circunstancia agravante”.

548
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1088: La Sala de


Apelaciones consideró como una circunstancia agravante la posición “del acusado” como comandante
de rango medio del [Consejo de Defensa Croata]”.
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 727: “Las circunstancias agravantes probadas
más allá de toda duda razonable son: (i) la posición del acusado como titular de un rango de Coronel en el
[Consejo de Defensa Croata (del ejército de los bosnio-croatas)], y la posición de Comandante de las
Fuerzas Regionales en la [Zona Operativa de Bosnia Central]; y (ii) el hecho de que muchas víctimas, de
los crímenes de los cuales el Apelante ha sido encontrado culpable, eran civiles”.
Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 256: “La Sala de Apelaciones
se adhiere a la opinión de que la Sala de Primera Instancia tenía derecho a concluir que la posición de
preeminencia de Krnojelac dentro del Complejo de Prisión KP Dom en Foca agravó, por lo menos, la
ayuda y aliento en el trato cruel y la persecución de los que fue encontrado culpable, con respecto a las
personas detenidas”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1099: “En este caso, la Sala
de Primera Instancia está satisfecha de que el acusado ocupaba cargos de autoridad política del más
alto nivel en la [Región Autónoma de Krajina] [tales como Primer Vicepresidente de la Asamblea de
la Asociación de Municipios de Bosanska Krajina, Presidente del Estado Mayor de Crisis de la Región
Autónoma de Krajina, y miembro prominente del Partido Demócrata Serbio] y que abusó de su
autoridad en forma de discriminación contra bosnio-musulmanes y bosnio-croatas y les provocó gran
daño y desdicha. La Sala de Primera Instancia concuerda, por lo tanto, con la Fiscalía en que procede
considerar la posición de alto nivel del acusado y su abuso de autoridad, como un factor agravante de
peso considerable”.
Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párrs. 56, 61: “Babic admitió que durante
el periodo cubierto por el Acta de Acusación, fue un líder político regional de alta jerarquía. Que tuvo
a su cargo funciones centrales y prominentes en el SDS [Partido Demócrata Serbio de Bosnia y
Herzegovina] en Croacia, y en todo el periodo cubierto por el Acta de Acusación, fue Presidente de la
Asamblea Municipal del SDS, en Knin. A partir del 29 de mayo 1991, también sirvió como Presidente
de la Administración del auto declarado [Distrito Autónomo Serbio de] Krajina, y posteriormente fue
electo Presidente de la [llamada República Serbia de Krajina] cuando dicha entidad fue proclamada el
19 de diciembre de 1991”.
“Las razones para sostener que las posiciones de liderazgo de Babic deben, en efecto, ser
consideradas como una circunstancia agravante tienen dos aspectos. Primero, como líder político
regional, utilizó los recursos del [supuesto Distrito Autónomo Serbio de Krajina] para fomentar la
empresa criminal conjunta y, mediante sus discursos y exposición a los medios de comunicación,
preparó el terreno para que la población serbia aceptara que sus metas podían lograrse mediante actos
de persecución. En segundo lugar, el involucramiento de Babia, a través de los cargos que tenía,
llegaron a un clímax a lo largo del tiempo: al permitir que la campaña de persecuciones continuara
magnificó sus consecuencias. La Sala encuentra que las razones por las que Babic permaneció en sus
posiciones, es decir, vanidad y ‘etno egoísmo’, son tomadas en cuenta en apoyo de su posición de
liderazgo, como circunstancias agravantes y no cuentan como atenuantes”.
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párrs. 187, 194, 199, 201, 195: “El
Acusado es, en lo individual, penalmente responsable conforme al artículo 7(1) del Estatuto, por la
comisión de actos de Persecución en Glogova. Su posición como líder político agrava el delito [...]”.

549
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

“La posición de autoridad [del acusado] como un líder civil de influencia, debido a su estatus
como Presidente del Estado Mayor de Crisis y del Consejo Municipal [en Bratunac, en Bosnia del
Este], imponían al Acusado una particular responsabilidad respecto a la población de su Municipio.
Sin embargo, abusó de la autoridad que se le había dado [...]”.
“En la tarde del 8 de mayo de 1992, el Acusado, en su carácter de Presidente del Estado Mayor de
Crisis del Municipio de Bratunac, ordenó el ataque sobre Glogova. [...] Utilizó su control de facto y de jure
sobre la [Defensa Territorial] y su poder de facto sobre la policía, en el Municipio de Bratunac, para
ordenar el ataque a la villa, quemar parte de ésta, y desplazar forzosamente a sus residentes bosnio-
musulmanes”. “Las propias palabras y los actos del Acusado ilustran su posición de liderazgo en la
operación”. “En este caso [...] el Acusado, en efecto, abusó de su poder político para cometer los
crímenes que se le imputan”.
Jokic - Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de, 2004, párr. 62: “[A]l decidir la
sentencia, la Sala de Primera Instancia considera como agravante la posición de Miodrag Jokic [como
Comandante del Noveno Sector Naval (VPS) de Boka, Montenegro, de la Marina Yugoslava] y la
influencia de esta posición en la situación general”.
Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párrs. 179, 182-183, 213:
“El Acusado admitió haber sido Comandante en [el] campo de Susica. [...] Como comandante en [el]
campo de Susica, tenía la responsabilidad general de proteger del abuso a las personas detenidas y de
asegurarse de que las condiciones en las que fueron forzados a vivir fueran humanas. En lugar de ello
eligió maltratar a las personas detenidas, estableciendo así el ejemplo a seguir para los guardias, y
contribuyendo a un ambiente de impunidad”. El Acusado deliberada y cruelmente cometió los
crímenes que se señalan en el Acta de Acusación. No se encontraba bajo órdenes de superiores, ni
tampoco estaba bajo obligación o presión alguna para comportarse de esa manera”. “Dragan Nikolic
usó su posición de autoridad para intimidar a los detenidos e impedirles resistirse. El abuso por parte
del Acusado de su posición superior en el campo constituye, en principio, un agravante para sus
crímenes. Los detenidos vivían y morían al capricho o voluntad de Dragan Nikolic y por su propia
mano”. “El papel del Acusado fue el de un comandante en el campo y éste, a sabiendas, abusó de su
posición”; eso constituyó un factor “especialmente agravante”.
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párrs. 765, 767: “La Mayoría
concluye que el hecho de que el General Galic ocupara la posición de Comandante de los Cuerpos del
VRS [Ejército de la República Srpska], y de que repetidamente incumpliera el deber público de esta
posición de alto rango, es un factor agravante”. “La determinación Mayoritaria general de la Sala de
Primera Instancia es que el General Galic era un solado profesional que no solamente hizo poco
esfuerzo para distinguir entre los objetivos civiles y militares, sino que voluntariamente supervisó la
selección como blanco de civiles en Sarajevo”. Pero Ver Galic, (Sala de Primera Instancia), Opinión
Separada y Parcialmente Disidente del Juez Nieto-Navia, 5 de diciembre de 2003, párr. 121 (alegando
que la posición de Galic como comandante militar no debería haber sido considerada como un factor
agravante, porque ya había sido tomada en cuenta al encontrarlo responsable de ordenar los crímenes,
bajo el artículo 7(1)).
Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 135: “La Sala de
Primera Instancia encuentra que Momir Nikolic estaba en una posición de autoridad como
Subcomandante y Jefe de Seguridad e Inteligencia [de la Brigada Bratunac del VRS (Ejército de la
República Srpska]. Aunque sus tareas consistían generalmente en implementar más que en dar
órdenes, Momir Nikolic dirigió a la Policía Militar de la Brigada de Bratunac, y también coordinó
otras unidades; esto era significativo para la implementación y finalización de los actos delictivos

550
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

conexos cometidos después del ataque de Srebrenica. El papel que jugó Nikolic y las funciones que
desempeñó, aunque no con el carácter de comandante, fueron de importancia relevante para la
generalidad de la ‘operación asesinato’ que se estaba llevando a cabo. Por lo tanto, la Sala de Primera
Instancia encuentra que su posición y papel constituyen factores agravantes”.
Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 55: “La Sala de Primera
Instancia está satisfecha de que el Acusado abusó de su posición de autoridad sobre los detenidos [en
el campo de Keraterm en Prijedor], mientras se encontraba en funciones, maltratando y golpeándolos
con total indiferencia respecto a la vida y la dignidad humana. La Sala de Primera Instancia considera
que esto es un factor agravante”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párrs. 1,078, 1,082:
“[E]n relación con la responsabilidad penal de Blagoje Simic, la Sala de Primera Instancia está
satisfecha de que Blagoje Simic era un miembro líder de la empresa criminal conjunta, cuyo objetivo
era la toma de poder en el Municipio de Bosanski Samac, y que ello implicaba la remoción de bosnio-
musulmanes y bosnio-croatas, independientemente de que se opusieran o no a la toma de poder.
Blagoje Simic era el representante más prominente de las autoridades civiles que tomaron parte en esta
empresa”. “La Sala de Primera Instancia está de acuerdo con la manifestación de la Fiscalía en el
sentido de que la posición de Blagoje Simic, como Presidente del Estado Mayor de Crisis, y después
en la Presidencia de la Guerra [en Bosanski Samac], debe considerarse como un factor agravante,
sobre todo porque encabezó estas instituciones durante toda su existencia. Como se hizo notar
anteriormente, en su carácter de líder civil más importante de su Municipio, tenía una responsabilidad
particular hacia la toda la población, aún en tiempos de conflicto armado”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párrs. 1,108, 1,105: “La
Sala de Primera Instancia encuentra que la educación y antecedentes de Simo Zaric son circunstancias
agravantes. Acepta que, debido a las diversas posiciones que ocupó, incluida la de Jefe de la Estación
de Seguridad Pública en Bosanski Samac, antes del conflicto armado, Simo Zaric era un líder
respetado de la comunidad, cuya conducta influenció o apoyó a otros”. “Al aceptar conducir
interrogatorios a las personas detenidas, que él sabía que estaban sujetos a un maltrato brutal, Simo
Zaric permitió que esto continuara y prolongó la detención ilícita de las personas detenidas. La Sala de
Primera Instancia ha aceptado que la iniciativa de Simo Zaric de transferir a un grupo de personas
detenidas de la [Defensa Territorial] en Bosanski Samac, a las barracas del Ejército Nacional de
Yugoslavia, en Brcko, puede haber dado lugar a una mejoría temporal de sus condiciones de detención.
Sin embargo, este acto también puede ser considerado como indicativo de que Simo Zaric tenía el
poder, debido a su estatus dentro del Cuarto Destacamento, para influenciar el curso de los eventos, y
de que no lo utilizó en otros momentos, o después, cuando la mayoría de las mismas personas
detenidas fueron regresadas a Bosanski Samac, a las escuelas para su posterior detención”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 913: “Es indiscutible que, como
Presidente de la Asamblea Municipal de Prijedor, el Consejo Municipal de Defensa del Pueblo de
Prijedor, el Estado Mayor de Crisis del SDS [Partido Demócrata Serbio] del Municipio de Prijedor, y
el Estado Mayor de Crisis del Municipio de Prijedor, el Dr. Stakic detentaba una alta posición
jerárquica dentro del Municipio y que era una figura de la mayor autoridad. La comisión de los delitos
por una persona de tan prominente posición agrava substancialmente la sentencia”.
Plavsic, (Sala de Primera Instancia), 27 de febrero de 2003, párr. 57: “La Sala de Primera
Instancia acepta que la posición superior del acusado es un factor agravante en el caso. El acusado no
estaba en el primerísimo rango de liderazgo: otros ocupaban esa posición. Ella no concibió el plan que
llevó a la comisión de este crimen y tuvo un papel menor en la ejecución de otros. Sin embargo, la Sra.

551
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

Plavsic estaba en la Presidencia, el más alto órgano civil, durante la campaña, y promovió y apoyó con
su participación en la Presidencia y sus pronunciamientos”.
Simic - Milan, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2002, párr. 67: “[E]n tanto que
[Milan Simic] no fue acusado como un superior per se, su posición de autoridad [como Presidente del
Consejo Ejecutivo de la Asamblea Municipal de Bosanski Samac y como miembro del Estado Mayor
de Crisis Serbio para la ciudad de Bosanski Samac], es sin embargo relevante, como un factor
agravante. Considerando su posición, la participación de Milan Simic en la tortura de las personas
detenidas [...] debe haber dejado la impresión en aquellos presentes con él en la escuela primaria, en
ese momento, de que este tipo de conducta era permisible, o inclusive alentada”.
Sikirica et al., (Sala de Primera Instancia), 13 de noviembre de 2001, párrs. 138-139: “Dusko
Sikirica ha admitido haber sido ‘Commandante de Seguridad’ en el campo de Keraterm [en Prijedor]
y, como tal, tenía el ‘deber técnico de evitar la entrada de personas de fuera del campo’”. “Dusko
Sikirica incumplió sus deberes al no impedir que personas de fuera entraran al campo a maltratar a las
personas detenidas, lo cual constituye un factor agravante”.
Sikirica et al., (Sala de Primera Instancia), 13 de noviembre de 2001, párr. 172: “La posición de
Damir Dosen como líder de turnos es un factor agravante en relación con este crimen. Estaba en una
posición de confianza de la cual abusó: permitió la persecución de, y condonó la violencia hacia, la
misma gente que debería haber protegido”.
Comparar con Tadic, 26 de enero de 2000, (Sala de Apelaciones), párr. 56: “Aunque la conducta
criminal relacionada con los cargos por los que el Apelante es condenado ahora, fue indiscutiblemente
horrenda, su nivel en la estructura de mando, cuando se compara con la de sus superiores, es decir,
comandantes, o los mismos arquitectos de la limpieza étnica, era bajo”.
Comparar con Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 848:
“La Sala de Primera Instancia ha encontrado que el papel de Vidoje Blagojevic, en relación con el
crimen por el que ha sido condenado, no fue el de un oficial en posición de mando expidiendo órdenes,
sino el de un comandante que facilitó el uso del personal y activos de la Brigada de Bratunac [del VRS
(Ejército de la Republika Srpska (Ejército de la República Srpska)] bajo su mando. Por lo tanto, la
Sala de Primera Instancia considera que el papel de Vidoje Blagojevic en la comisión de los crímenes
fue limitado. Consecuentemente, la Sala de Primera Instancia no tomará la posición de autoridad, o de
abuso de autoridad de Vidoje Blagojevic como una circunstancia agravante”.
Comparar con Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párrs. 53-54: “La Sala de
Primera Instancia acepta que Darko Mrdja era un oficial de policía de bajo mando que no estaba en
posición de mando”. “A la luz de lo anterior, la Sala de Primera Instancia encuentra que la posición de
Darko Mrdja como policía es un factor agravante, pero no le añade un peso limitado a ello”.
Comparar con Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 50: “La posición
exacta de Ranko Cesic en la jerarquía militar o la policía, es poco clara. Sin embargo, es indudable que
tenía un rango inferior. El argumento de la Fiscalía de que abusó de su posición de autoridad debe ser,
por lo tanto, rechazado”.
Para los casos en los que se discute la improcedencia respecto a considerar el abuso de una
posición de autoridad como un factor agravante, cuando también fue parte de alguno de los elementos
de una condena, bajo el artículo 7(3) del Estatuto, ver “aplicación-traslapo de factor agravante y
elemento tipificador del crimen”, “posición de autoridad”, Sección (IX)(c)(iv)(2)(a)(i)(a), Compendio
del TPIY.

552
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(g) Antecedentes profesionales del acusado

(i) Aplicación - antecedentes profesionales del acusado


Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 678: “Es [...] evidente, a partir de la
Sentencia del Juicio, que la Sala de Primera Instancia tomó el estatus profesional de Kvocka en
consideración cuando determinó su sentencia. La Sala de Primera Instancia hace notar que Kvocka fue
descrito como ‘un policía competente, profesional’ y manifiesta que ‘[s]u experiencia e integridad
pueden considerarse como factores atenuantes o agravantes’. La Sala de Primera Instancia, señalando
que aparentemente Kvocka realizaba un buen trabajo al mantener la ley y el orden, antes de trabajar en
el campo, consideró evidentemente su integridad previa como una circunstancia atenuante, lo cual
tenía derecho a hacer. Sin embargo, la Sala de Primera Instancia también estuvo en lo correcto al
considerar su experiencia como un factor agravante, toda vez que Kvocka tenía una posición de autoridad.
En tal virtud, el acusado no ha demostrado ningún error discernible por parte de la Sala de Primera
Instancia”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1114: “La Sala de Primera
Instancia encuentra que el Acusado era una persona inteligente, con educación universitaria, que sabía
exactamente el impacto y consecuencia de sus acciones. La Sala de Primera Instancia encuentra que
estos hechos constituyen un factor agravante. Sin embargo, dadas las circunstancias del caso presente,
en que la posición de poder y autoridad del Acusado y su abuso de éstos es ciertamente mucho más
importante, no se otorgará un peso indebido al factor agravante”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1,084: “La Sala de
Primera Instancia concuerda con la Fiscalía en que el hecho de que Blagoje Simic sea inteligente,
educado y un miembro de la profesión médica, constituye una circunstancia agravante. Esto es
especialmente cierto a la luz del hecho de que se le informó del maltrato brutal y sistemático a las
personas detenidas bosnio-musulmanes y bosnio-croatas y de que parece no haber hecho nada para
aliviar la dureza de dicho trato. La Sala de Primera Instancia concuerda con la opinión tomada en los
casos sometidos al TPIR, y en el caso Stakic, en que los antecedentes profesionales de Blagoje Simic,
como doctor en medicina, constituyen un factor agravante, aunque no de carácter significativo”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1,095: “La Sala de
Primera Instancia encuentra que el hecho de que Miroslav Tadic, como maestro de escuela, fuera un
hombre inteligente y educado es un factor agravante”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1,108: “La Sala de
Primera Instancia encuentra que la educación y antecedentes de Simo Zaric constituyen circunstancias
agravantes”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 915: “La Sala de Primera Instancia
[TPIR] en el caso de Ntakirutimana, sostuvo con respecto a Gerard Ntakirutimana, que ‘[e]s
particularmente escandaloso que, como doctor en medicina, quitara vidas en lugar de salvarlas.
Consecuentemente, se concluye que abusó de la confianza puesta en él al cometer los crímenes de los
que se le encontró culpable’. De modo similar, en [los casos del TPIR de] Kayishema y Ruzindana, se
concluyó que el hecho de que Kayishema fuera un doctor en medicina educado que traicionó el deber
ético que le debía a la comunidad, constituía una circunstancia agravante. La Sala de Primera Instancia
sigue la opinión tomada por el Tribunal para Rwanda, al considerar el antecedente profesional del Dr.
Milomir Stakic, como médico, constituye un factor agravante, aunque no de carácter significativo”.

553
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

Pero ver Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 846: “La Sala
de Primera Instancia no considera que el antecedente educacional del Acusado constituya una
circunstancia directamente relacionada con la comisión del delito. Consecuentemente, la Sala de
Primera Instancia no lo considerará como una circunstancia agravante para el Acusado”.

(h) Participación activa, directa o personal, particularmente del comandante

Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 736: “En opinión de la Sala de
Apelaciones, la prueba de participación activa, por parte de un superior, en los actos criminales de sus
subordinados, incrementa la gravedad del incumplimiento del superior por no impedir o sancionar esos
actos y, por lo tanto, puede agravar la sentencia. [E]l abuso activo de una posición de autoridad, que
presumiblemente incluiría la participación en los crímenes de los subordinados, puede agravar la
responsabilidad derivada de una autoridad superior: ‘La conducta del acusado en el ejercicio de su
autoridad superior puede ser vista como una circunstancia agravante o atenuante de su culpabilidad’”.
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 202: “La Sala de Apelaciones
ha aceptado en el caso Kupreskic et al. que la participación de un comandante en el ataque ordenado y
planeado por él mismo puede agravar su responsabilidad penal”.
Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 100: “Cuando los
comandantes, a través de sus propias acciones u omisiones, incumplen con el deber que deriva de su
posición, capacitación y habilidades de liderazgo, al no poner un ejemplo para sus tropas que
promueva los principios subyacentes en las leyes y costumbres de la guerra y de tal forma -ya sea
tácita o implícitamente- promueven o impulsan la comisión de crímenes, ello puede ser considerado
como una circunstancia agravante. La Sala de Primera Instancia encuentra que ese no es el caso con
respecto a Dragan Obrenovic”.
Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 708: “La participación criminal
directa, según el artículo 7(1), si está ligada a una posición de mando de alto rango, puede ser
involucrada como factor agravante. [A]mbos tribunales han mencionado tres formas muy directas de
participación: ‘planeación, orden, instigación’, como posibles circunstancias agravantes. Así es en el caso
de genocidio. Puesto que una persona acusada puede cometer genocidio sin la ayuda y cooperación de
otros, siempre que tenga la intención requerida, un agente genocida que es un sólo hombre, puede ser
considerado de manera diferente al Comandante de un ejército, o al Presidente de un Estado, que ha
asignado los recursos de un ejército o de una nación para llevar a cabo su esfuerzo genocida”.
Ver también Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párrs. 790-791: “La
participación activa y directa en el crimen significa que el acusado cometió, por su propia mano, todos
o algunos de los crímenes de los que se le acusa. La participación directa en el crimen es
consecuentemente, una circunstancia agravante que frecuentemente será tenida en contra de los
perpetradores de hecho, más que contra los Comandantes”. “[L]a posición de mando es más una
circunstancia agravante que la participación directa”.

(i) Aplicación - participación, activa directa o personal, particularmente del comandante


Kupreskic et al., (Sala de Apelaciones), 23 de octubre de 2001, párr. 454: “Santic parece alegar que la
Sala de Primera Instancia se equivocó al tomar en cuenta, como factores agravantes, su sola
participación en el ataque al hogar de Musafer Puscul. La Sala de Apelaciones no está de acuerdo con

554
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

ello. En este punto de la Sentencia del Juicio, la Sala de Primera Instancia tenía derecho a recordar las
cuestiones por las que Santic podía ser condenado, con el objeto de establecer las bases sobre las
que pretendía imponer la sentencia; con base en su ‘obligación primordial de individualizar una pena que
corresponda exactamente a las circunstancias individuales del acusado y a la gravedad del crimen’, la
Sala de Apelaciones no puede encontrar error alguno. De manera similar, la Sala de Apelaciones no
encuentra ningún error en la referencia de la Sala de Primera Instancia al papel que tuvo Santic en el
asesinato de los civiles bosnio-musulmanes en Ahmici, la destrucción de los hogares y bienes bosnio-
musulmanes y la deportación de los bosnio-musulmanes de la región de Ahmici-Santici. Está claro, a
partir de los textos citados arriba, que la Sala de Primera Instancia calificó esta declaración por
referencia a la participación de Santic en el ataque al hogar de Puscul. Por otra parte, la Sala de
Primera Instancia tenía derecho a tomar en cuenta el hecho de que la participación de Santic en el
ataque a Puscul tuvo lugar en el contexto del ataque más amplio a Ahmici, en el que muchos civiles
bosnio-musulmanes fueron asesinados y lesionados y muchas casas fueron destruidas. Por estas
razones, este argumento es rechazado”. Ver también Kupreskic et al., (Sala de Primera Instancia), 14
de enero de 2000, párr. 862 (donde se discute el papel de Santic).
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 202: “La Sala de Primera
Instancia considera el hecho de que el Acusado planeó y ordenó personalmente [...] el ataque [sobre
Glogova], como un factor agravante adicional”. Ver también Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30
de marzo de 2004, párr. 189 (“el Acusado participó personalmente en la organización de la entrega de
armas a los serbios en Bratunac”); Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr.
190 (el acusado “participó activamente en el logro del objetivo de transformar el Municipio de
Bratunac en un territorio étnicamente serbio”).
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 914: “La Sala de Primera Instancia
considera el hecho de que el Dr. Stakic ha sido responsable de planear y ordenar, además de cometer,
el crimen de deportación, como un segundo factor agravante [...]”.

(i) El papel como compañero del perpetrador

Furundzija, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 1998, párr. 281: Bajo el encabezado
“Circunstancias Agravantes”: “[E]l papel del acusado en las torturas fue el de un perpetrador
compañero. Su función era interrogar al Testigo A en la habitación grande y después en la alacena
donde también interrogaba al Testigo D, mientras ambos eran torturados por el Acusado B. En tales
situaciones, el perpetrador compañero juega un papel tan grave como el de la persona que, de hecho,
infringe el dolor y el sufrimiento”.

(j) Ánimo discriminatorio/discriminación étnica y religiosa

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 695: “La Sala de Apelaciones considera que
la Sala de Primera Instancia en este caso tenía derecho a considerar la discriminación étnica y religiosa
como factores agravantes, pero sólo en la medida que no fueran considerados como agravantes de la
sentencia de alguna condena que incluyera la discriminación, como un elemento del crimen por el que
fue condenado”.

555
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 172: “La primera cuestión es si la
intención discriminatoria puede ser empleada como factor agravante. A esta cuestión la respuesta es
afirmativa. La sala de Apelaciones ya escuchó en la Sentencia de Apelación en el caso Kunarac que:

se alega que la Sala de Primera Instancia se equivocó al considerar el objetivo discriminatorio


como un factor agravante, ya que éste constituye un elemento de los crímenes del artículo 5. En
este contexto, la Sala de Apelaciones recuerda la Sentencia de Apelación del caso Tadic, que
señala que una intención discriminatoria ‘es un ingrediente legal indispensable para tipificar el
delito, solamente respecto a aquellos crímenes para los que esto está expresamente requerido, es
decir, para el artículo 5(h) del Estatuto, concerniente a varios tipos de persecución’. No es un
elemento para otros delitos enumerados en el artículo 5 del Estatuto.

La Fiscalía sostuvo y la Sala de Apelaciones concuerda en ello, que ‘[e]xiste una razón correcta
por la que la Sala de Primera Instancia mencionó la intención discriminatoria como un factor
agravante para el crimen de guerra de homicidio a pesar del hecho de que no puede agravar la
sentencia de manera general. La razón es que cada condena debe basarse en sus propios méritos.
Consecuentemente, las circunstancias agravantes deben ser consideradas separadamente para cada
delito. Como la intención discriminatoria es una circunstancia agravante para el crimen de guerra de
homicidio, la Sala de Primera Instancia tenía que considerar este hecho’”. Ver también Kunarac,
Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 357 (texto citado).
Vasiljevic, (Sala de Primera Instancia), 29 de noviembre de 2002, párrs. 277-278: “[U]n ánimo
discriminatorio va a la gravedad del delito [de persecución], pero no puede agravar adicionalmente ese
delito. Un ánimo discriminatorio, sin embargo, puede ser considerado como un factor agravante en
relación con delitos en los que dicho ánimo no es un elemento tipificador [...]. [L]a existencia de dicho
estado mental es relevante para que la sentencia sea impuesta, ya sea como un ingrediente de ese
delito, o como una cuestión de agravación cuando no es un elemento del tipo penal”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 785: “La motivación del crimen
también puede constituir una circunstancia agravante cuando es particularmente flagrante. Los
precedentes han tenido en cuenta las siguientes motivaciones: persecución étnica y religiosa, deseo de
venganza y sadismo”.
Para los casos en que se discute lo inadecuado de considerar la discriminación étnica o religiosa, o
la intención discriminatoria, como un factor agravante, cuando ello se traslape con los elementos del
delito de persecución como un crimen de lesa humanidad, ver “aplicación-traslapo de factor agravante
y elemento del delito”, “discriminación étnica y religiosa/ intención discriminatoria”, Sección
(IX)(c)(iv)(2)(a)(i)(c), Compendio del TPIY.

(i) Aplicación - ánimo discriminatorio/discriminación étnica y religiosa


Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 173: “La Sala de Apelaciones encuentra
que la Sala de Primera Instancia no se equivocó al sostener que ‘un ánimo discriminatorio puede [...]
ser considerado como factor agravante, en relación con los delitos en los que ese estado mental no es
un elemento tipificador’. Un ánimo discriminatorio no es un elemento tipificador del delito de
asesinato bajo el artículo 3 del Estatuto y, por lo tanto, no fue tomado en consideración al condenar al
Apelante por el delito de asesinato. Sin embargo, podría ser tomado en consideración al estimar la

556
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

gravedad del asesinato. Esta es la razón por la que la Sala de Primera Instancia lo utilizó. El ánimo
discriminatorio se utilizó una vez para evaluar la gravedad del crimen de asesinato y, desde luego, en
otra ocasión, para establecer que el Apelante tenía la intención discriminatoria requerida para tipificar
el delito de persecución. La Sala de Primera Instancia no cometió error alguno al sostener que un
ánimo discriminatorio puede ser considerado como un factor agravante en relación con el delito de
asesinato”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 785: “Aquí, la Sala de Primera Instancia
toma nota de la discriminación étnica y religiosa que sufrieron las víctimas. Consecuentemente, las
violaciones deben ser analizadas como persecución lo que justifica, en sí, una pena más severa”.

(k) Abuso verbal de las víctimas

Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 161: “El abuso verbal no ha sido
utilizado previamente en el Tribunal Internacional como un factor agravante. El Estatuto y las Reglas
otorgan a las Salas de Primera Instancia amplia discrecionalidad para la determinación de la sentencia
y en la consideración de los factores agravantes. En la opinión de la Sala de Apelaciones, el abuso
verbal puede ser tomado en consideración como un factor agravante por las Salas de Primera
Instancia”.

(i) Aplicación - abuso verbal de las víctimas


Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 162: “Con respecto a la cuestión
relativa a si el abuso verbal, por parte de uno de los miembros del grupo de Milan Lukic [un grupo
paramilitar serbio, con una reputación de ser particularmente violento, dirigido por Milan Lukic]
puede agravar la sentencia del Apelante, la Sala de Apelaciones considera que, independientemente de
quien lo haya cometido, el abuso verbal [cuando existía una empresa criminal conjunta] agravaba la
severidad de los crímenes cometidos en las orillas del río Drina. El Apelante tomó parte en estos
crímenes y la Sala de Primera Instancia concluyó correctamente que el abuso verbal, cometido en estas
circunstancias, se equiparaba a un factor agravante”.

(l) Premeditación

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1,109: “La Sala de Primera
Instancia concuerda con la jurisprudencia de este Tribunal en que es un agravante el cometer un
crimen con premeditación [...]”.
Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 711: “La premeditación puede
‘constituir una circunstancia agravante cuando es particularmente flagrante’ y la motivación ‘[es], en
cierta medida, un factor necesario para determinar una sentencia después de que se ha establecido la
culpabilidad’. Cuando el genocidio o un crimen de guerra, ninguno de los cuales requiere del elemento
de premeditación, son de hecho planeados por adelantado, la premeditación puede constituir una
circunstancia agravante. La participación premeditada o entusiasta en un acto criminal revela
necesariamente un nivel más elevado de criminalidad por parte del participante. Al determinar la
sentencia apropiada, debe hacerse una distinción entre las personas que se dejaron atraer hacia un

557
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

remolino de violencia, aún con reticencia, y aquéllos que lo iniciaron o agravaron y, de esa forma,
contribuyeron de manera más substancial al daño generalizado”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 793: “La premeditación de una
persona acusada en la comisión de un crimen tiende a agravar su grado de responsabilidad en la
perpetración e incrementa subsecuentemente su sentencia”.

(i) Aplicación - premeditación


Ver Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párrs. 256-257 y 259 (encontrar falta de
premeditación).

(m) La participación informada, voluntaria, deseosa, entusiasta o fanática en el crimen

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1,109: “La Sala de Primera
Instancia concuerda con la jurisprudencia de este Tribunal en que un crimen es agravado si fue
cometido con [...] fanatismo”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 792: “La participación informada
y voluntaria significa que el acusado participó en los crímenes con plena conciencia de los hechos. La
importancia de este factor varía en los precedentes, dependiendo del grado de entusiasmo con el que el
acusado participó. La participación informada es, consecuentemente, una circunstancia menos
agravante que la participación deseosa. No solamente cuentan la conciencia del acusado de la
criminalidad de sus actos y sus consecuencias y del comportamiento criminal de sus subordinados,
sino también la participación deseosa y su intención para cometerlos.
Toda vez que se ha demostrado esa intención, es posible justificar un agravante adicional en la
sentencia”.

(i) Aplicación - participación informada, voluntaria, deseosa, entusiasta o fanática en el crimen


Tadic, (Sala de Primera Instancia), 11 de noviembre de 1999, párr. 19: “Cada uno de los delitos fue
cometido en circunstancias que no podían sino agravar los crímenes y el sufrimiento de sus víctimas.
Las condiciones horribles de los campos establecidas por las autoridades bosnias-serbia en [O]pstina
Prijedor, y el trato inhumano a las personas detenidas en los campos de [Omarska, Keraterm y
Trnopolje], de lo que Dusko Tadic estaba bien consciente, han sido discutidos en detalle [...] la
participación deseosa de Dusko Tadic en el trato brutal exacerbó estas condiciones y sirvió sólo para
aumentar el daño que infringió a sus víctimas y, consecuentemente, para agravar los crímenes de los
que ha sido encontrado culpable”.

(n) Naturaleza escandalosa de cómo el crimen fue cometido/crueldad y depravación

Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párr. 28: “El aparente disfrute que el acusado
puede obtener de su acto criminal, ya ha sido considerado como un factor agravante por el Tribunal

558
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Internacional. En la sentencia del Juicio del caso Celebici [a/k/a Delalic, la Sala de Primera Instancia
concluyó lo siguiente:

Hazim Delic es también culpable de trato inhumano y cruel a través del uso de un aparato de toques
eléctricos en las personas detenidas. Los toques emitidos por su aparato causaron dolor, quemaduras,
convulsiones y asustaron a las víctimas y a otros prisioneros. Lo más perturbador, grave y por lo
tanto, un aspecto agravante de estos actos, es que aparentemente el Sr. Delic disfrutaba utilizando su
aparato en sus desamparadas víctimas. Utilizaba su aparato como un juguete. Encontró que su usó
era divertido y se reía cuando sus víctimas le rogaba que se detuviera. Hay poco que esta Sala de
Primera Instancia pueda agregar como comentario a esta actitud, ya que su depravación habla por sí
misma” (énfasis en Nikolic - Dragan).

Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 783: “El hecho de que el crimen
[ordenar persecuciones] fuera indignante, tal y como lo fue, es un criterio cualitativo que puede
advertirse por su naturaleza particularmente cruel o humillante”. “La crueldad del ataque
[persecuciones contra civiles musulmanes de Bosnia, en los municipios de Vitez, Busovaca y Kiseljak
y, en particular, hacia los pueblos y villas de Ahmici, Nadioci, Pirici, Santici, Ocehnici, Vitez, Stari
Vitez, Donja Veceriska, Gacice, Loncari, Grbavica, Behrici, Kazagici, Svinjarevo, Gomionica,
Gromiljak, Polje Visnjica, Visnjica, Rotilj, Hercezi, Tulica y Han Ploca/Grahovci, entre el 1 de mayo
de 1992 y el 31 de enero de 1994], es una consideración claramente significativa para determinar la
sentencia adecuada. En este caso, la atrocidad de los crímenes está establecida por la rápida escala y
planeación de los crímenes cometidos, los cuales resultaron en sufrimiento intencionalmente infringido
a las [...] víctimas independientemente de su edad, sexo o estatus”.

(i) Aplicación - naturaleza escandalosa de la forma en que el crimen


fue cometido/crueldad y depravación
Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párrs. 29-30 y 40: “Contrario a lo que
sostiene el Apelante, había prueba clara, ante la Sala de Primera Instancia, de que [el Apelante]
disfrutaba ejerciendo su poder sobre las personas detenidas mediante los actos depravados
anteriormente descritos”. “La Sala de Apelaciones encuentra que la Sala de Primera Instancia no
cometió ningún error discernible al concluir que el Apelante “aparentemente disfrutaba de sus actos
criminales’”. “[E]ra razonable concluir, con base en la prueba ante sí, que ‘debido a [su] gravedad y
crueldad particular’, las golpizas relacionadas con el crimen de tortura se equiparan al ‘más alto nivel de
tortura’, como factor agravante”. “[L]a Sala de Primera Instancia concluyó correctamente que la gravedad
de las golpizas debería de ser tomada en cuenta como un factor agravante, al evaluar la criminalidad del
Apelante por actos de tortura [...]”.
Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 51: “La mayoría de los asesinatos de
los que Ranko Cesic se declaró culpable, se llevó a cabo a sangre fría. Dos asesinatos fueron precedidos
por golpizas, y una de las personas detenidas fue forzada a decir adiós y a estrechar las manos de las
demás personas detenidas, antes de que lo sacaran y lo ejecutaran. La crueldad y depravación mostrada
por la conducta fueron consideradas factores agravantes por la Sala de Primera Instancia”.
Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párrs. 186-189, 192, 213:
“La manera en que fueron cometidos los crímenes [en el campo de Susica] es una consideración
importante al determinar la gravedad del delito. Esta Sala de Primera Instancia encuentra difícil imaginar

559
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

cómo el asesinato, la tortura y la violencia sexual pueden ser cometidas de una forma más dura y brutal
que la empleada por el acusado, asistido por otros”. “Ni un sólo día y noche pasó en el campo sin que
Dragan Nikolic y otros co-perpetradores cometieran actos bárbaros. Jugó con las emociones de los
internos y los torturó con sus palabras. Después de que los guardias habían golpeado a alguna persona
detenida, el acusado exclamaba: ‘¿Qué? No los golpearon suficiente; si hubiera sido yo, no podrían
caminar’, y: ‘No puedo creer cómo un animal como éste no puede morirse; ha de tener dos corazones’”.
“En otra ocasión llevó a una persona detenida con guardias que no eran del campo. Se escuchó que el
acusado decía a los hombres las siguientes palabras: ‘Oigan, les traigo algo para cenar’”.
“El acusado golpeaba de manera brutal y sádica a las personas detenidas. Pateaba y golpeaba a las
personas detenidas y usaba armas tales como barras de hierro, mangos de hachas, cachas de rifle,
‘nudillos’ de metal, porras, tubería de hule con plomo adentro, tramos de madera y bates de madera
para golpear a las personas detenidas. El acusado ignoraba incluso a su hermano que a menudo le
suplicaba que detuviera su conducta criminal [...]”. “Uno de los más helados aspectos de la conducta
del acusado fue el placer que éste obtenía de sus actos. [...] Cuando dos de las víctimas se desmayaron
debido a una golpiza, el acusado y otro guardia arrojaron cubetas de agua encima de ellos para
revivirlos. Cuando las personas detenidas que estaban siendo golpeadas rogaban que les dispararan, el
acusado respondía: ‘Una bala es demasiado cara para gastarla en un musulmán’”.
[...] “El acusado abusó de su poder especialmente vis à vis las mujeres detenidas, al sujetarlas a
condiciones humillantes en las que emocional, verbal y físicamente eran agredidas y forzadas a cumplir con
los caprichos personales del acusado, inter alia, lavar y poner crema en sus pies para su descanso
personal, o tener que hacer sus necesidades enfrente de todo el mundo en el hangar” (énfasis en el
original).
Ver también Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 157: “La Sala de
Apelaciones hace notar que el método y circunstancias que rodean a un asesinato son factores que,
normalmente, serían tomados en cuenta en las consideraciones de una Sala de Primera Instancia para
determinar la ‘gravedad inherente’ del delito. En el caso presente, se consideraron como un factor
agravante. La Sala de Apelaciones sostiene que la Sala de Primera Instancia no se equivocó al hacerlo así”.

(o) Los actos sexuales de naturaleza violenta y humillante

Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 53: “La Sentencia del Juicio en el caso
Celebici [a/k/a Delalic concluyó que la exacerbada humillación y degradación, depravación y
conducta sádica constituyen factores agravantes. Particularmente concluyó que la violación cometida
en presencia de otros exacerbaba la humillación de la víctima”.

(i) Aplicación - actos sexuales de naturaleza violenta y humillante


Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 54: Aplicado a este caso, la Sala de
Primera Instancia encuentra que la humillación sufrida por las víctimas, tanto porque eran hermanos
[forzados a realizar actos sexuales uno con otro], como porque los guardias estaban presentes,
observando y riéndose [...]. “[Sin embargo,] la Sala de Primera Instancia no considerará dos veces la
humillación exacerbada, es decir, una vez como elemento de una violación de las leyes o costumbres de
la guerra y otra vez como un factor agravante en el contexto de la condena por un crimen de lesa humanidad.
Sino que más bien, impondrá una sola sentencia y, eventualmente, considerará el grado de humillación
solamente una vez en la evaluación final”.

560
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Simic - Milan, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2002, párr. 63: “Aunque el maltrato
infringido por Milan Simic a sus víctimas no ocurrió durante un periodo prolongado de tiempo, la
manera y métodos utilizados los hacen despreciables. La naturaleza violenta y humillante de los actos
sexuales es, por lo tanto, considerada como agravantes, ya que ciertamente debió haber incrementado
el sufrimiento mental y el sentimiento de degradación experimentado por las víctimas”.
Furundzija, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 1998, párrs. 282-283: “Las
circunstancias de estos ataques [violaciones y ataques sexuales graves] fueron particularmente
horripilantes. Una mujer fue detenida y mantenida desnuda y desamparada ante sus interrogadores y
tratada con la mayor crueldad y barbarie. [E]ste caso presenta instancias particularmente crueles de
tortura y violación”.

(p) La vulnerabilidad de las víctimas

Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párr. 124: La vulnerabilidad e indefensión de las
víctimas puede ser un factor agravante, a pesar de la manifestación en la Sentencia del Juicio Kunarac
et al.: “‘Solamente aquellas circunstancias directamente relacionadas con la comisión del delito del
que se acusa y con el autor mismo cuando cometió el delito, tales como la manera en que el delito fue
cometido, deben ser consideradas como agravantes’”. “El tener como responsable a una persona por
tomar ventaja de la vulnerabilidad de sus víctimas cae perfectamente dentro esta noción de
responsabilidad individual” (énfasis en el original).
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1,104: “La Sala de Primera
Instancia acepta que el estatus y la vulnerabilidad de las víctimas pueden ser considerados como
circunstancias agravantes”.
Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 184: “La Sala de
Primera Instancia en el caso Banovic aceptó que ‘la posición de inferioridad y la vulnerabilidad de las
víctimas, así como el contexto en que los delitos fueron cometidos, son factores relevantes en la
determinación de la gravedad del crimen”.

(i) Aplicación - vulnerabilidad de las víctimas


Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1088: La Sala de Apelaciones
considera como una circunstancia agravante es el “hecho de que entre las víctimas de estos delitos se
encontrara gente anciana, jóvenes y mujeres”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 844: “La Sala de
Primera Instancia toma nota, en particular, de la vulnerabilidad de las víctimas, las cuales incluían a
mujeres, niños y ancianos, así como a hombres capturados y heridos. Estas víctimas estaban todos en
una posición de desamparo y sujetos al trato cruel en manos de sus captores. En esta situación, la Sala
de Primera Instancia encuentra que ésta es una circunstancia agravante”.
Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párr. 48: “La Sala de Primera Instancia
acepta que un número considerable de víctimas estaban en una situación de vulnerabilidad especial y
encuentra que éste es un factor agravante al sentenciar”.
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párrs. 207-209, 198: “La Sala de
Primera Instancia reconoce que los habitantes de Glogova estaban sujetos a una posición de vulnerabilidad

561
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

especial”. “Previamente al ataque, la villa de Glogova había sido deliberadamente desarmada, dejando
a los residentes musulmanes vulnerables e indefensos. Subsecuentemente, la población desarmada no
ofreció resistencia contra las fuerzas atacantes”. “Por otra parte, a finales de abril de 1992, se les había
dicho a los habitantes de la villa de Glogova que no serían atacados porque habían entregado sus
armas. [...] Dicha aseveración creó un falso sentimiento de seguridad en la población musulmana y los
hizo quedarse en Glogova. Sin esta presentación, que de hecho equivale a una emboscada,
probablemente muchos más de ellos hubieran escapado a tiempo. La Sala de Primera Instancia
encuentra que esto debe ser considerado como un agravante en la sentencia”. “[E]l hecho de que la
población de Glogova estuviera desarmada antes del ataque y no ofreciera resistencia durante el
mismo, agrava el crimen”. Ver también Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párrs.
82-86 (no existe error en la conclusión de la Sala de Primera Instancia en cuanto a que los habitantes
de Glogova fueron sometidos a una posición de vulnerabilidad especial).
Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párrs. 49, 108: “[L]a vulnerabilidad de
las víctimas] como detenidas, en las circunstancias particulares del caso, se considera un factor
agravante”. “La Sala de Primera Instancia [...] tomó en cuenta el hecho de que las víctimas, eran todas
detenidas colocadas bajo la supervisión de los soldados y/o policías bosnio-serbios, eran
particularmente vulnerables”.
Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párrs. 184-185 y 213:
“La Sala de Primera Instancia reconoce que las víctimas estaban sujetas a una posición de
vulnerabilidad especial. Fueron detenidas ilegalmente en [el] campo de Susica, sin ningún contacto
con alguien en el exterior que pudiera ayudarlas en forma considerable. En el campo, las personas
detenidas eran custodiadas por hombres armados con ametralladoras, granadas, cuchillos y otras
armas. Había mujeres e hijas, padres e hijos, los jóvenes (por ejemplo un detenido tenía solamente un
año de edad), los enfermos y los ancianos, todos detenidos juntos en el hangar en [el] campo de
Susica”. “Las personas detenidas estaban impotentes y no podían evitar la diaria humillación,
degradación o abuso físico y mental”. “Las personas detenidas [en Nikolic] eran particularmente
vulnerables y tratados más como esclavos que como prisiones bajo la supervisión del acusado;” esto
fue “especialmente agravante”.
Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 102: “La Sala de Primera
Instancia toma nota, en particular, de la vulnerabilidad de las víctimas. Todas estaban en una posición
de desamparo y sujetas al trato cruel en manos de sus captores. En esta situación, la Sala de Primera
Instancia encuentra que éste es un factor agravante en la comisión de los crímenes”. Ver también
Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 137 (similar).
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1,083: Bajo el
título “Circunstancias agravantes”: “La Sala de Primera Instancia concluye que las víctimas se
encontraban en una posición de extrema vulnerabilidad, bajo la custodia y el control de las autoridades
de Bosanski Samac: habían estado todas detenidas durante varios meses, en diversos lugares de
detención, y habían sufrido extensas y brutales golpizas a manos de otros; estaban indefensas y no
tenían posibilidad de protegerse. Adicionalmente, Blagoje Simic conocía personalmente a la mayoría
de las víctimas”. Ver también Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003,
párrs. 1,094, 1,107 (en donde se discute la vulnerabilidad de las víctimas).
Kunarac, Kovac y Vukovic, (Sala de Primera Instancia), 22 de febrero de 2001, párr. 867: “[E]stos
delitos que fueron cometidos contra mujeres y niñas, particularmente vulnerables e indefensas,
también se considera un agravante”.

562
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 786: “El estatus de las víctimas
puede ser tomado en cuenta como una circunstancia agravante. [E]n este caso muchos crímenes
estaban dirigidos a la población civil en general y dentro de esa población a las mujeres y niños” y
“[e]stos actos constituyen una circunstancia agravante”.
Para casos en los que se discute lo improcedente de considerar la vulnerabilidad de las víctimas
como un factor agravante, cuando ello se sobrepone con algún elemento que tipifique el delito, ver
“Aplicación—superposición de factor agravante y elemento que tipifica el crimen”, “estatus civil de la
población o vulnerabilidad de las víctimas”, Sección (IX)(c)(iv)(2)(a)(i)(b), Compendio del TPIY.

(q) El estatus civil de las víctimas

(i) Aplicación - estatus civil de las víctimas


Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párr. 127: “[E]l estatus civil de la población
contra la que se dirige el ataque es un elemento de los crímenes de lesa humanidad y [...] por lo tanto,
dicho estatus no puede ser tomado en cuenta como una circunstancia agravante”.
Furundzija, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 1998, párr. 283: “[E]l hecho de que el
Testigo A fuera un detenido civil [en los cuarteles de los ‘Jokers’, una unidad especial de la policía
militar del Consejo de Defensa Croata (HVO)] y a la merced total de sus captores [fue considerado]
como una circunstancia agravante adicional”.
Para casos en los que se discute la improcedencia de considerar el estatus civil de la población como
un factor agravante, cuando ello podría traslaparse con un elemento tipificador del delito, ver “Aplicación-
traslapo de factor agravante y elemento tipificador del delito”, “estatus civil de la población/víctimas, o
vulnerabilidad de las víctimas”, Sección (IX)(c)(iv)(2)(a)(i)(b), Compendio del TPIY.

(r) Sufrimiento extraordinario de las víctimas

(i) Aplicación - sufrimiento extraordinario de las víctimas


en el lugar de ejecución de Koricanske Stijene
Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párrs. 55-56: “La Sala de Primera Instancia
está convencida, más allá de toda duda razonable, de que algunas de las víctimas, si no es que todas
[las víctimas de la ejecución en Koricanske Stijene, donde alrededor de 200 civiles fueron fusilados
todos, excepto 12 de los que fueron asesinados], estuvieron sujetos a un nivel de sufrimiento que iba
más allá de lo que es generalmente experimentado por las víctimas de asesinato o de actos inhumanos.
Una vez que habían sido separados de las demás personas en el convoy, los hombres deben haber
temido por sus vida, y deben haberse sentido desesperados cuando se les ordenó hincarse a la orilla del
precipicio, o cuando presenciaron la ejecución de otros. Los que sobrevivieron, lo hicieron solamente
buscando escapar desesperadamente de lo que debe haber parecido como una muerte segura y
enfrentaron posteriormente un sufrimiento de naturaleza extrema”. “La Sala de Primera Instancia toma
en cuenta este sufrimiento extraordinario como un factor agravante”.

563
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

(s) Impacto en la víctima/efecto a largo plazo de los crímenes en las víctimas sobrevivientes

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1,105: “La magnitud del
sufrimiento físico, psicológico y emocional a largo plazo de los sobrevivientes, puede ser un factor
agravante. La Sala de Apelaciones ha sostenido que aún cuando el sufrimiento mental de los
sobrevivientes constituya un elemento, por ejemplo, del crimen de actos inhumanos, una Sala de
Primera Instancia tiene derecho a tomar en cuenta el efecto a largo plazo como un factor agravante”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 787: “Los efectos físicos y
mentales del daño corporal causado a las víctimas son también considerados como circunstancias
agravantes”. “[E]l sufrimiento de las víctimas es un factor que debe ser tomado en cuenta cuando se
determine la sentencia”.

(i) Aplicación - impacto en la víctima/efecto a largo plazo


de los crímenes en las víctimas sobrevivientes
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 845: “En tanto que se
reconoce que las lesiones corporales y mentales graves infringidas a las víctimas son la base sobre la
que se han fundamentado las condenas, la Sala de Primera Instancia está de acuerdo en que el impacto
en la víctima se equipara a una circunstancia agravante en este caso. El impacto de los eventos de
Srebrenica en las vidas de las familias afectadas ha creado lo que se conoce como ‘síndrome de Srebrenica’.
El evento estresante más traumático para los sobrevivientes de Srebrenica es la desaparición de miles
de hombres, de tal forma que las mujeres sufrieron la pérdida de su esposo, padre, hijo o hermano y
muchas de las familias aún no saben la verdad respecto al destino de los miembros de su familia”.
Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párrs. 166-167: “La Sala de Primera
Instancia está satisfecha de que ‘la tentativa de asesinato de [dos persona[s] constituye un ataque a su
dignidad humana y de que se les causó [a dichas personas] un sufrimiento mental inmensurable’.
Considerando los factores agravantes alegados por la Fiscalía, la Sala de Primera Instancia encontró
que ‘el trauma que aún sufren los sobrevivientes del fusilamiento’ constituyó un factor agravante”. “La
Sala de Apelaciones es de la opinión de que, aún cuando el sufrimiento mental de los sobrevivientes
del río Drina constituye un elemento tipificador del delito de actos inhumanos, la Sala de Primera
Instancia tenía derecho a tomar en cuenta el efecto a largo plazo del trauma que aún sufren [esas dos
personas], como un factor agravante. Por lo tanto, el Apelante no ha demostrado que la Sala de Primera
Instancia erró en el ejercicio de su discrecionalidad”.
Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párrs. 200-201: “Los
efectos del campo [de] Susica no terminaron una vez que la persona detenida abandonó el campo.
Muchas de las personas detenidas sufren hasta este día los efectos duraderos, no solamente físicos, del
trato que recibieron en manos del acusado o por su voluntad”. “Los efectos emocionales de Susica en
las personas detenidas son, en algunos casos, más permanentes que los efectos físicos”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 787: “La Sala de Primera Instancia
apunta aquí, no sólo al sufrimiento infringido a las víctimas mientras los crímenes se cometían
mediante del uso indiscriminado, desproporcionado y aterrorizante de medios y métodos de combate,
tales como ‘bombas baby’, lanzallamas, granadas y camiones cargados de explosivos, sino también el
sufrimiento físico y mental manifiesto soportado por las personas sobrevivientes de estos eventos
brutales. [J]unto con las cicatrices físicas o emocionales que cargan las víctimas, su sufrimiento, la

564
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

pérdida de los seres queridos y el hecho de que, hasta el día de hoy, la mayoría de ellas aún no pueda
regresar a sus hogares, también debe ser mencionado”.

(t) La negativa de ayudar a personas que solicitaron ayuda

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 916: “La Sala de Primera Instancia
considera que la negativa del Dr. Stakic a ayudar a determinadas personas que se le acercaron en
tiempos de necesidad o de desesperación, como un factor agravante”.

(u) El impacto en las familias de las víctimas

Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párrs. 41-42: “La Sala de Primera Instancia
es [...] de la opinión de que, si la prueba aducida por la Fiscalía demuestra que un nivel de sufrimiento
que excede significativamente lo que usualmente sufren las víctimas o sus familias (y ya está incluido
en la aplicación general de asesinato o actos inhumanos como crímenes graves), éste debe ser
considerado como un factor agravante. La Sala de Primera considera que la sentencia debe reflejar
toda la crueldad e inhumanidad de la participación directa del Dr. Darko Mrdja en la ejecución de
alrededor de 200 civiles, de los cuales todos, excepto 12, fueron asesinados en Koricanske”.

(v) El acusado conocía a las víctimas

Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 212: “La Sala de
Primera Instancia acepta que, bajo ciertas circunstancias, el conocimiento o incluso la amistad con
alguna víctima puede constituir un factor agravante”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1083: Al evaluar
las circunstancias agravantes, la Sala de Primera Instancia hizo notar que la mayoría de las víctimas
eran personalmente conocidas por Blagoje Simic”.

(w) La prueba de la responsabilidad bajo los artículos 7(1) y 7(3)

Para la discusión sobre el hecho, cuando es posible condenar bajo los artículos 7(1) y 7(3), las
condenas deben ser impuestas bajo el artículo 7(1), y el hecho de que ambos tipos de responsabilidad
haya quedado probados debe ser considerado al formular la sentencia, ver Secciones (IX)(b)(ix)(8)(b)-
(c), Compendio del TPIY.

565
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

(x) La corta edad de las víctimas

Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párr. 124: “La Sala de Apelaciones hace notar
que a menudo ha afirmado el empleo de factores agravantes en relación con las características de la
víctima, tales como su edad [...]”.

(i) Aplicación - corta edad de las víctimas


Kunarac, Kovac y Vukovic, (Sala de Primera Instancia), 22 de febrero de 2001, párr. 864: “La corta
edad de algunas de las víctimas de los delitos cometidos por Dragoljub Kunarac es considerada como
un factor agravante”.

(y) El extenso periodo durante el cual se cometieron los delitos

Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párr. 124: “La Sala de Apelaciones hace notar
que a menudo ha afirmado el empleo de factores agravantes en relación con las características de la
víctima, tales como [...] la duración del periodo durante el que se cometió el crimen [...]”.
Kunarac, Kovac y Vukovic, (Sala de Primera Instancia), 22 de febrero de 2001, párr. 865: Otro
factor agravante es que Kunarac “cometió estos delitos [violación y esclavización] durante un periodo
largo de tiempo [dos meses, con las víctimas detenidas por un total de seis meses] en relación a
algunas de sus víctimas”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 784: “El número de las víctimas
también debe ser considerado en relación a la duración del periodo durante el que se perpetraron los
crímenes”.

(i) Aplicación - extenso periodo durante el cual se cometieron los delitos


Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 1,111-1,112: “La Fiscalía
sostiene que la prueba demuestra que la planeación y preparación de los crímenes cometidos [en
la Región Autónoma de Krajina] se inició a partir de mediados de 1991. La Fiscalía sostiene que la
larga fase y la duración de esta conducta criminal debe ser considerada por la Sala de Primera Instancia
como un factor agravante”. “Estos factores relacionados han quedado demostrados más allá de
toda duda razonable y la Sala de Primera Instancia está de acuerdo en que equivalen a circunstancias
agravantes”.

(z) El temperamento del acusado

Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 788: “Las Salas de Primera Instancia
del Tribunal y el TPIR ha tomado consistentemente en cuenta la prueba con respecto al temperamento
al imponer su sentencia. La Sala de Apelaciones hace notar que factores tales como la conducta
durante los procedimientos del juicio, evaluada principalmente a través de la percepción de una
persona acusada por parte de los Jueces del Juicio, han sido considerados como atenuantes y
agravantes de una sentencia. Esta conducta es relevante en la determinación de una Sala de Primera

566
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Instancia, por ejemplo, para efectos de remordimiento por los actos cometidos, o por el contrario, la
falta total de compasión”.

(aa) El que el acusado no testifique no constituye un factor agravante

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 687: “No está incluida como una
circunstancia agravante la decisión del acusado de hacer uso de su derecho de permanecer callado. De
esta forma, la consideración de circunstancias agravantes difiere de aquella de las circunstancias
atenuantes y refleja la diferente carga de la prueba para cada una”.
Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 783: “[E]sta prohibición
absoluta [contra la consideración del silencio en la determinación de la culpabilidad o inocencia] debe
extenderse a deducir una inferencia en la determinación de la sentencia. [L]a Sala de Primera Instancia
habría cometido un error si hubiera demostrado que se basaba en la negativa de Mucic a rendir
testimonio oral, como un factor agravante, para determinar su sentencia”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 729: “El ejercicio del
acusado de su derecho a permanecer callado y no testificar, no puede constituir una circunstancia
agravante”. Ver también Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 466 (igual);
Plavsic, (Sala de Primera Instancia), 27 de febrero de 2003, párr. 64 (similar).
Ver también la discusión del “derecho a permanecer callado/derecho contra la auto
incriminación”, Sección (X)(b)(ii), Compendio del TPIY.

(bb) La ausencia de un factor atenuante no puede servir nunca como un factor agravante

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 687: “[L]a ausencia de un factor atenuante
no puede servir nunca como un factor agravante”. Ver también Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31
de julio de 2003, párr. 919 (similar).
Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 61: “[C]omo se hizo notar en el
caso Plavsic, no puede decirse que el abstenerse de [cooperar] es una circunstancia agravante”. Ver
también Plavsic, (Sala de Primera Instancia), 27 de febrero de 2003, párr. 63 (similar).

(i) Aplicación - la ausencia de factores atenuantes no puede servir nunca como un factor agravante
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 714: “La Sala de Apelaciones hace notar que
el abstenerse de declararse culpable no puede constituir un factor agravante, aunque una declaración
de culpabilidad puede contrariamente, ser considerada como un factor atenuante. [...] En una lectura
simple de los párrafos relevantes de la Sentencia del Juicio, la Sala de Apelaciones no puede concluir
que la Sala de Primera Instancia se basó en forma alguna o dedujo alguna inferencia adversa de la
abstención de declararse culpable por parte del Apelante, al decidir la sentencia de este último”.

567
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

(3) Los factores atenuantes

(a) Generalidades

(i) Las circunstancias atenuantes incluyen aquéllas que no están


directamente relacionadas con el delito
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1,117: “Las circunstancias
atenuantes [...] pueden incluir a aquellas que no están directamente relacionadas con el delito”. Ver
también Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 729 (similar);
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 466 (lo mismo que en el caso Limaj);
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 155 (lo mismo que en el caso
Brdjanin); Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 145 (lo
mismo que en el caso Brdjanin).
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 920: “Las circunstancias atenuantes
pueden incluir también a aquéllas que no están directamente relacionadas con el delito, tales como la
cooperación con el Fiscal o expresiones sinceras de remordimiento”.

(ii) Las circunstancias atenuantes no restan gravedad al crimen ni disminuyen la responsabilidad


Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 42: “Las circunstancias atenuantes
pueden resultar en un ajuste de la sentencia que de otra forma se impondrían a una persona condenada.
La aceptación de ciertas circunstancias de naturaleza atenuante no resta gravedad al crimen cometido,
no disminuye la responsabilidad de la persona condenada, ni disminuye el grado de la condena por sus
acciones. En efecto, tales circunstancias pueden no estar conectadas con la comisión del crimen
mismo, y pueden surgir muchos meses o años después del evento”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1117: “La Sala de Primera
Instancia enfatiza que el encontrar circunstancias atenuantes se relaciona con la determinación de una
sentencia y de ninguna manera disminuye la gravedad del crimen. Atenúa la sanción, no el crimen”.

(iii) Lista de algunas circunstancias atenuantes


Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 43: “Los factores que han sido tomados en
cuenta previamente como prueba por el Tribunal Internacional, con el carácter de atenuantes incluyen:
(1) cooperación con la Fiscalía; (2) admisión de culpabilidad o Declaración de Culpabilidad; (3)
expresión de remordimiento; (4) rendición voluntaria; (5) buen temperamento y sin antecedentes penales
previos; (6) comportamiento en detención; (7) circunstancias personales y familiares; (8) personalidad
del acusado después del conflicto; (9) coacción y participación indirecta; (10) responsabilidad mental
disminuida; (11) edad; y (12) asistencia a las personas detenidas o las víctimas. La salud débil debe ser
considerada solamente en casos excepcionales o raros. La lista no es exhaustiva y las Salas de Primera
Instancia están ‘investidas con un nivel considerable de discrecionalidad para decidir los factores que
pueden ser tomados en cuenta’”. Ver también Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr.
696 (misma lista).
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 156: “Las Reglas solamente
especifican ‘la cooperación substancial con el Fiscal’, como un factor atenuante, otros factores, que a menudo
son tomados en cuenta por este Tribunal, para atenuar una sentencia son, inter alia, una Declaración de

568
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Culpabilidad, el aceptar cierto grado de culpabilidad, el expresar remordimiento genuino, la compasión por
parte de una persona acusada y la asistencia dada a las víctimas por parte del acusado, la participación
limitada en los supuestos actos de violencia, la rendición voluntaria, la edad del acusado, la ausencia de
antecedentes penales previos y la situación familiar y social del mismo”. Ver también Nikolic - Dragan,
(Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 146 (lista similar de factores).
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1,066: “Una Sala
de Primera Instancia tiene la discrecionalidad para considerar cualesquiera factores que considere de
naturaleza atenuante. Los factores atenuantes variarán según las circunstancias de cada caso. En casos
previos, las Salas del Tribunal han encontrado que los siguientes factores son atenuantes: rendición
voluntaria, Declaración de Culpabilidad, cooperación con la Fiscalía, juventud, expresión de
remordimiento, buen temperamento sin antecedentes penales previos, circunstancias familiares, actos
de asistencia a las víctimas, capacidad mental disminuida y coacción. El remordimiento ha sido
considerado como un factor atenuante en varios casos ante el Tribunal”.
Ver también Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 850
(enumeración de rendición voluntaria, buen temperamento, circunstancias familiares, remordimiento);
Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 48 (enumeración de rendición voluntaria y
demostraciones de remordimiento); Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 759
(enumeración de rendición voluntaria, remordimiento, y ningún historial de comportamiento violento);
Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 126 (que enumera la
admisión de culpabilidad, cooperación con el Fiscal, remordimiento, rendición voluntaria, buen
temperamento, comportamiento en la Unidad de Detención de las Naciones Unidas y circunstancias
familiares); Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 62 (lista que enumera
cooperación substancial, Declaración de Culpabilidad, remordimiento, buen temperamento, sin antecedentes
penales previos); Plavsic, (Sala de Primera Instancia), 27 de febrero de 2003, párr. 65 (enumeración de
rendición voluntaria, declaración de culpabilidad, expresión de remordimiento, buen temperamento sin
antecedentes penales previos, y la conducta del acusado después del conflicto).
Respecto a los factores atenuantes, en general, ver también “La Sala de Primera Instancia está
obligada a tomar en cuenta los factores agravantes y atenuantes”, “los factores agravantes y atenuantes
no están definidos exhaustivamente”, “la Sala de Primera Instancia determina qué factores considerar”,
“la Sala de Primera Instancia determina el peso que le da a los factores”, y “la carga de la prueba”,
Secciones (IX)(c)(iv)(1)(a)-(e) y (IX)(c)(iv)(3), Compendio del TPIY.

(b) La cooperación del acusado

Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párr. 66: “El peso que debe darse a la
cooperación, como un hecho atenuante, está dentro de la discrecionalidad de la Sala de Primera
Instancia, que puede decir, después de determinar la importancia que debe darse a este factor, no darle
ningún peso, darle un peso ‘substancial’, dentro del significado de la Regla 101(B)(ii),XIX o de darle un
peso más ‘modesto’, al atenuar”.

XIX
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 10
de junio de 2004 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, la Regla 101 lee: Regla 101. Penas. (Adoptada en febrero 11 de
1994, revisada en enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998, enmendada en diciembre 1 y 13 de 2000).
IT/32/Rev. 36. Agosto 8 de 2005. (B) Al determinar la sentencia, la Sala de Primera Instancia tendrá en cuenta los fac-

569
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

(i) Debe tomarse en consideración la cooperación substancial


Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párr. 88: “La Sala de Apelaciones
reconoce la obligación que impone la Regla 101(B)(ii) de las ReglasXX en las Salas, de tomar en
cuenta la cooperación substancial con la Fiscalía, antes o después de la condena, en la determinación
de la sentencia”. Ver también Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 722
(similar); Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 73 (similar); Mrdja, (Sala
de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párr. 71 (similar); Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia),
2 de diciembre de 2003, párr. 152 (similar); Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de
octubre de 2003, párr. 1067 (similar).
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 701: “La Regla 101(B)(ii) de las
ReglasXXI permite a la Sala de Primera Instancia tomar en cuenta la cooperación ‘substancial con el
Fiscal’, como un factor atenuante”.
Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 180: “La cooperación con la
Fiscalía es el único factor atenuante que las Salas de Primera Instancia están específicamente obligadas
a considerar según la Regla 101 (B)(ii) de las Reglas”.XXII Ver también Banovic, (Sala de Primera
Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 58 (similar).
Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 61: “La Sala de Primera
Instancia observa que la cooperación con el Fiscal es generalmente considerada en la atenuación de
la sentencia”.

tores mencionados en el artículo 24, párrafo 2, del Estatuto, así como factores tales como: (ii) cualquier circunstancia
atenuante, incluyendo la cooperación substancial con el Fiscal, por parte de la persona condenada, antes o después de la
sentencia.
XX
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al
22 de febrero de 2005 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, la Regla 101 lee: Regla 101. Penas. (Adoptada en
febrero 11 de 1994, revisada en enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998, enmendada en diciembre 1 y
13 de 2000). IT/32/Rev. 36. Agosto 8 de 2005. (B) Al determinar la sentencia, la Sala de Primera Instancia tendrá
en cuenta los factores mencionados en el artículo 24, párrafo 2, del Estatuto, así como factores tales como: (ii)
cualquier circunstancia atenuante, incluyendo la cooperación substancial con el Fiscal, por parte de la persona
condenada, antes o después de la sentencia.
XXI
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 10
de junio de 2004 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, la Regla 101 lee: Regla 101. Penas. (Adoptada en febrero 11 de
1994, revisada en enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998, enmendada en diciembre 1 y 13 de 2000).
IT/32/Rev. 36. Agosto 8 de 2005. (B) Al determinar la sentencia, la Sala de Primera Instancia tendrá en cuenta los fac-
tores mencionados en el artículo 24, párrafo 2, del Estatuto, así como factores tales como: (ii) cualquier circunstancia
atenuante, incluyendo la cooperación substancial con el Fiscal, por parte de la persona condenada, antes o después de la
sentencia.
XXII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al
17 de julio de 2003 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, la Regla 101 lee: Regla 101. Penas. (Adoptada en fe-
brero 11 de 1994, revisada en enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998, enmendada en diciembre 1 y 13 de
2000). IT/32/Rev. 36. Agosto 8 de 2005. (B) Al determinar la sentencia, la Sala de Primera Instancia tendrá en cuen-
ta los factores mencionados en el artículo 24, párrafo 2, del Estatuto, así como factores tales como: (ii) cualquier cir-
cunstancia atenuante, incluyendo la cooperación substancial con el Fiscal, por parte de la persona condenada, antes o
después de la sentencia.

570
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(ii) La determinación respecto a si la cooperación es substancial

(a) La determinación debe hacerla la Sala de Primera Instancia


Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 722: “Es la Sala de Primera
Instancia la que determina si la cooperación del acusado es substancial, y la conclusión de dicha Sala
de Primera Instancia sólo será perturbada si cometió un error discernible, excediendo así los límites de
su discrecionalidad”.
Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 156: “[E]s la Sala de
Primera Instancia quien hace la valoración de la credibilidad de Momir Nikolic, y quien en última
instancia impacta sobre el valor de dicha cooperación”.
Jelisic, (Sala de Apelaciones), 5 de julio de 2001, párr. 126: “[L]a determinación debe ser
considerada como substancial y, por lo tanto, si constituye un factor atenuante, debe decidirlo la Sala
de Primera Instancia”.

(b) La evaluación de la cooperación depende de la cantidad y calidad de la información proporcionada


Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 76: “La Sala de Primera Instancia [...]
concuerda con la Sala de Primera Instancia del Juicio Blaskic en que ‘la evaluación de la cooperación
del acusado depende, tanto de la cantidad, como de la calidad de la información proporcionada’”.
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 244: “La Sala de Primera
Instancia reitera la conclusión alcanzada por otra Sala de Primera Instancia en la reciente sentencia en
el juicio de Ranko Cesic, donde se sostuvo que ‘[l]a extensión y la calidad de la información
proporcionada a la Fiscalía son factores a tomarse en cuenta al determinar si la cooperación ha sido
substancial’”. Ver también Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 62 (mismo
texto que el citado); Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 58 (similar);
Plavsic, (Sala de Primera Instancia), 27 de febrero de 2003, párr. 63 (similar).
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 774: “La sinceridad y grado de
cooperación con el Fiscal determinan si existe razón para reducir la sentencia sobre estas bases. Por lo
tanto, la evaluación de la cooperación del acusado depende, tanto de la cantidad, como de la calidad de
la información que éste proporciona. Adicionalmente, la Sala de Primera Instancia subraya como algo
digno de mención la espontaneidad y el desinterés en la cooperación, la cual debe ser proporcionada
sin pedir algo a cambio. Siempre que la cooperación prestada cumpla con los anteriores requisitos, la
Sala de Primera Instancia califica dicha cooperación como un ‘factor atenuante significativo’”.

(c) La Sala de Primera Instancia puede basarse en la valoración de la Fiscalía respecto a la cooperación
Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párr. 63: Para evaluar si la Sala de
Primera Instancia ponderó apropiadamente la naturaleza substancial de la cooperación del acusado, la
Sala de Apelaciones sostuvo que: “la Sala de Apelaciones no ve cómo la Sala de Primera Instancia
pudo errar al cumplir su obligación, según la Regla 101(B)(ii) de las Reglas,XXIII de considerar la

XXIII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 10
de junio de 2004 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, la Regla 101 lee: Regla 101. Penas. (Adoptada en febrero 11

571
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

cooperación con la Fiscalía como un factor atenuante. La Sala de Apelaciones no necesita decidir si
habría sido más adecuado que la Sala de Primera Instancia solicitara material adicional antes de
decidir la cuestión. Es suficiente, para efectos de la presente apelación, que la Sala de Primera
Instancia aceptara que la Fiscalía se encontraba satisfecha de que ‘la cooperación del acusado hasta el
momento, era substancial’”.
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párrs. 244, 245: “[L]a Sala de
Primera Instancia [en el caso Cesic], ‘en ausencia de alguna información en sentido contrario’, se basó
en la valoración de la Fiscalía respecto al grado de cooperación de Cesic, así como en su compromiso
de testificar en caso de ser llamado por la Fiscalía. Concluyó que su cooperación substancial sería
tomada en cuenta al determinar la sentencia”. La Sala de Primera Instancia se apega, en el caso
presente, a un punto de visa similar [...]”. “[T]omando en cuenta todos los factores arriba
mencionados, la Sala de Primera Instancia acepta las determinación de ambas Partes de que la
cooperación del acusado fue substancial y por lo tanto la considera como un factor atenuante al
determinar la sentencia de este último”.

(d) La falta de honestidad puede impactar la evaluación de la cooperación


Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 156: “De primera
importancia para la Sala de Primera Instancia es la certidumbre y la veracidad del testimonio de
Momir Nikolic en el Juicio de Blagojevic, así como qué tan inmediatamente se proporcionó la
información. La Sala de Primera Instancia toma en consideración varias veces en las que el testimonio
de Momir Nikolic fue evasivo y encuentra que esto es una indicación de que su disposición para
cooperar no se traduce en ser totalmente directo en relación con todos los eventos, dada su posición y
conocimiento. Adicionalmente, la Sala de Primera Instancia ha tomado en consideración la Tab ‘B’ al
Acuerdo de Declaración de Culpabilidad Reformado, en el que Momir Nikolic admitió que
previamente había hecho declaraciones falsas, particularmente el que había ordenado las ejecuciones
en Sandici y Kravica, cuando de hecho no lo hizo. Si hubiera sido completamente honesto en cuanto a
cooperar, Momir Nikolic habría sido más abierto en todos los aspectos de su testimonio, y más sincero
en sus respuestas, ante la Sala de Primera Instancia. Adicionalmente, en tanto que se reconoce que
Momir Nikolic testificaba respecto a eventos que ocurrieron hace ocho años, la Sala de Primera
Instancia encontró que su testimonio no había sido tan detallado como podría haber sido, en ciertas
áreas. Este es un indicativo del temperamento y de cierta falta de honestidad, por parte de Momir
Nikolic, que la Sala de Primera Instancia ha tomado en consideración en su evaluación general”.

(e) Que el acusado gane algo no excluye una conclusión de cooperación substancial
Todorovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2001, párr. 86: “[E]l hecho de que el acusado
haya ganado o gane algo de acuerdo a algún acuerdo con la Fiscalía, no impide que la Sala de Primera
Instancia considere su cooperación substancial como una circunstancia atenuante al sentenciarlo”.

de 1994, revisada en enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998, enmendada en diciembre 1 y 13 de 2000).
IT/32/Rev. 36. Agosto 8 de 2005. (B) Al determinar la sentencia, la Sala de Primera Instancia tendrá en cuenta los fac-
tores mencionados en el artículo 24, párrafo 2, del Estatuto, así como factores tales como: (ii) cualquier circunstancia
atenuante, incluyendo la cooperación substancial con el Fiscal, por parte de la persona condenada, antes o después de la
sentencia.

572
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Pero ver Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 774: “[L]a Sala de
Primera Instancia subraya, como digna de mención, la espontaneidad y el desinterés de la cooperación,
la cual debe ser prestada sin pedir nada a cambio”.

(iii) A la cooperación que no es suficientemente substancial se le puede dar un peso modesto


Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párrs. 179-180: “El Apelante impugna la
conclusión de la Sala de Primera Instancia de que su cooperación con la Fiscalía no fue una ‘cooperación
de carácter substancial’, dentro del significado de la Regla 101(B)(ii) de las ReglasXXIV y que, por lo
tanto, no es considerada como un factor atenuante”. “La Sala de Primera Instancia no aceptó que la
cooperación del Apelante con la Fiscalía fuera substancial, pero sí aceptó que su cooperación como
modesta y le dio cierto, aunque muy poco, peso en la atenuación. La Sala de Apelaciones, por lo tanto,
encuentra que el Apelante no ha demostrado que la Sala de Primera Instancia haya incurrido en un error
discernible en el ejercicio de su discrecionalidad”.
Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párr. 66: “El peso que debe darse a
la cooperación como un factor atenuante queda dentro de la discrecionalidad de las Salas de Primera
Instancia, quienes pueden decidir, después de evaluar la importancia a otorgar a este factor, no darle
ningún peso, darle un peso ‘substancial’ dentro del significado de la Regla 101(B)(ii),XXV o darle un
peso más ‘modesto’ en la atenuación”.
Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 76: “La Sala de Primera Ins-
tancia concuerda con la conclusión de la Sentencia del Juicio en el caso Vasiljevic, que fue sostenida
en la apelación, de que la cantidad de la cooperación prestada por el acusado no necesita ser ‘subs-
tancial’ para ser tomada en cuenta, en primer lugar. En otras palabras, la Sala de Primera Instancia
puede valorar cualquier pretendida cooperación prestada por Bralo a la Fiscalía, y determinar el valor
y peso que debe dársele, si lo hay, como una circunstancia atenuante”.

(iv) El error en considerar la cooperación del abogado defensor


Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párrs. 261-262: “En el párrafo 520 de la
Sentencia, la Sala de Primera Instancia manifestó:

XXIV
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 22
de febrero de 2005 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, la Regla 101 lee: Regla 101. Penas. (Adoptada en febrero
11 de 1994, revisada en enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998, enmendada en diciembre 1 y 13 de 2000).
IT/32/Rev. 36. Agosto 8 de 2005. (B) Al determinar la sentencia, la Sala de Primera Instancia tendrá en cuenta los fac-
tores mencionados en el artículo 24, párrafo 2, del Estatuto, así como factores tales como: (ii) cualquier circunstancia
atenuante, incluyendo la cooperación substancial con el Fiscal, por parte de la persona condenada, antes o después de la
sentencia.
XXV
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 10
de junio de 2004 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, la Regla 101 lee: Regla 101. Penas. (Adoptada en febrero 11 de
1994, revisada en enero 30 de 1995, enmendada en julio 10 de 1998, enmendada en diciembre 1 y 13 de 2000).
IT/32/Rev. 36. Agosto 8 de 2005. (B) Al determinar la sentencia, la Sala de Primera Instancia tendrá en cuenta los fac-
tores mencionados en el artículo 24, párrafo 2, del Estatuto, así como factores tales como: (ii) cualquier circunstancia
atenuante, incluyendo la cooperación substancial con el Fiscal, por parte de la persona condenada, antes o después de la
sentencia.

573
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

Finalmente, la Sala de Primera Instancia ha dado crédito al Acusado por el nivel en el que su
Defensoría cooperó con ésta y con la Fiscalía en la conducción eficiente del juicio. La Defensa tuvo
cuidado de no comprometer sus obligaciones para con al Acusado, pero la restricción de las cuestiones
que presentaron a aquéllas que eran genuinamente disputables, permitió que la Sala de Primera
Instancia terminara este juicio en mucho menos tiempo que el que, de otra forma, hubiera tomado”.

“La Sala de Apelaciones encuentra que la conducta descrita en ese párrafo de la Sentencia
impugnada, es la forma en que toda defensoría debería comportarse usualmente ante una Sala de
Primera Instancia. La Sala de Apelaciones considera, por lo tanto, que la Sala de Primera Instancia se
equivocó al dar crédito al acusado por la conducta de su defensor. A la luz de este error, la Sala de
Apelaciones concluye que, como ya se señaló anteriormente, la conducta del defensor para el caso
Krnojelac no debe ser tomada en consideración para decidir la sentencia que se debe imponer respecto
a las nuevas condenas en la apelación”.

(v) Cooperación después de la sentencia


Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párrs. 84, 89: “Basándose en la
Sentencia de la Apelación del caso Kupreskic, el Apelante solicita que la Sala de Apelaciones
considere, ‘en interés de la justicia’, ‘[su] cooperación substancial [...], después de la fecha de
Formulación de la Sentencia en el Juicio, como un factor atenuante’, a saber, su testimonio como
testigo de la Fiscalía en el caso Strugar”.
“La Sala de Primera Instancia en el presente caso, consideró la cooperación del Apelante con la
Fiscalía como un factor atenuante de su sentencia, y calificó esta cooperación como de ‘importancia
excepcional’. La Sala de Primera Instancia también tomó nota del Acuerdo de Declaración de
Culpabilidad en este sentido; y [...] observó expresamente que el Apelante había aceptado cooperar
con la Fiscalía ‘siempre que se le requiriera’. Durante la Audiencia para dictar Sentencia, la Sala de
Primera Instancia se enteró de que –según la Fiscalía– existía prueba relevante que el Apelante podía
proporcionar en futuros juicios y especialmente en el caso Strugar. La Sala de Primera Instancia hizo
notar en la Sentencia del Juicio que ‘las partes habían hecho declaraciones específicas a la Sala de
Primera Instancia’ y se refirió a las partes de la Audiencia para dictar Sentencia que confirmaban el
posible valor del testimonio del Apelante para otros casos, así como su disposición para testificar en
casos futuros. La Sala de Apelaciones concluye, por lo tanto, que la Sala de Primera Instancia estaba
plenamente consciente de la cooperación que el Apelante había proporcionado y podía proporcionar en
casos futuros, como sucedió posteriormente en el caso Strugar, y tomó este hecho en consideración”.
Kupreskic, (Sala de Apelaciones), 23 de octubre de 2001, párr. 463: “[L]a Sala de Apelaciones
considera que, en los casos procedentes, la cooperación entre la condena y la apelación puede ser un
factor que la Sala de Apelaciones también puede considerar para efectos de reducir la sentencia. Esto,
desde luego, dependerá de las circunstancias de cada caso y del nivel de cooperación prestado. En el
caso presente, los intereses de la justicia demandan que este factor sea tomado en cuenta”.

574
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(vi) Aplicación - cooperación substancial7


Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párrs. 69-70, 74: Rechazando en la apelación el
argumento de que la cooperación de Babic’ “‘no se refleja en la [s]entencia impuesta’”: “la Sala de
Primera Instancia asignó un peso substancial a la cooperación del Apelante”. “Con respecto a los
argumentos de [Babic] relativos a su cooperación, la Sala de Operaciones ya ha concluido que la Sala
de Primera Instancia tomó debida nota de su estatus como testigo protegido y del impacto que su
cooperación tuvo en su familia y, consecuentemente, le otorgó un ‘peso substancial’ a su cooperación”.
Ver también Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 45.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 856: “La Sala de Primera
Instancia encuentra que Dragan Jokic ha cooperado con la Fiscalía. Compareció en dos entrevistas con el
Fiscal y se entregó voluntariamente a las autoridades de este Tribunal. Consecuentemente, la Sala de
Primera Instancia tomará en consideración esto como un factor atenuante”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 1136-1137: “La Defensa
sostiene que el Acusado (1) ha sido consistentemente respetuoso y atento durante estos
procedimientos, reconociendo la gravedad de los cargos en su contra y la importancia de los procesos;
(2) ha aceptado el consejo de su defensor de renunciar a las repreguntas y disputar la veracidad de la
agresión sexual a las víctimas; (3) el Acusado se ha conducido de una manera irreprochable con
respecto a un testigo en particular de la Fiscalía; y (4) ha demostrado continuamente una conducta
respetuosa, a pesar de los levantamientos sobre los que no tenía ningún control”. “Se [...] reconoce que
aceptó de buena gana la excusa temporal [de la co-defensa] de la Sala del Tribunal. Su declaración en
atenuación, en relación a su conducta relativa a un testigo de la Fiscalía en particular, es también
aceptada. Sólo se tomarán en consideración estos argumentos, como factores atenuantes”.
Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párrs. 74-75: “La Sala de Primera
Instancia toma nota de la extensa cooperación prestada espontáneamente por Babic, y, como lo señala
la Fiscalía, ‘con gran peligro para su familia y su propia seguridad personal’. Babic proporcionó
declaraciones auto incriminatorias y documentos para ayudar a que él mismo y otros fueran
presentados ante la justicia. La amplitud de la cooperación de Babic con el Tribunal está establecida
por la prueba aducida en este caso, que consiste, entre otras cosas, en partes de transcripciones de las
entrevistas llevadas a cabo entre los investigadores de la Fiscalía y Babic, y la transcripción y anexos
relacionados con el testimonio de Babic en los procesos de Milosevic”.
La Sala de Primera Instancia otorgará un peso atenuante importante a la cooperación de Babic con
este Tribunal”.
Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párrs. 72-74: “[L]a Sala de Primera
Instancia hace notar el Acuerdo de Declaración de Culpabilidad, conforme al cual Darko Mrdja aceptó
cooperar con la Fiscalía. “La Sala de Primera Instancia también toma nota de que la Fiscalía ha
reconocido que Darko Mrdja ha cumplido con la obligación de cooperar que se estableció en el
Acuerdo de Declaración de Culpabilidad”. “Con base en lo anterior, la Sala de Primera Instancia
acepta las conclusiones de la Fiscalía de que la cooperación de Darko Mrdja ha sido substancial. Por lo
tanto, será considerada como circunstancia atenuante en la determinación de la sentencia”.

7
Es posible que, para algunos de los casos en esta sección que no especifican si la cooperación fue substancial o no, la co-
operación haya sido vista como más modesta; en tales circunstancias, el caso caería más debidamente dentro de la siguiente
sección de este Compendio. Ver “aplicación - cooperación moderada”, Sección (IX)(c)(iv)(3)(b)(vii) más abajo.

575
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párrs. 246-255: Lo siguiente fue
considerado al concluir que la cooperación del acusado fue substancial: (i) la entrega de información
única y comprobable a la Fiscalía; (ii) el testimonio del acusado en otros procesos ante el Tribunal;
(iii) la entrega de documentación original a la Fiscalía; y (iv) la identificación de nuevos crímenes y
perpetradores desconocidos para la Fiscalía. Pero ver Deronjic, (Sala de Primera Instancia), Opinión
Disidente del Juez Schomburg, 30 de marzo de 2004, párr. 15 (“El valor forense de las declaraciones y
testimonios de [Deronjic] es extremadamente limitado, hasta que el acusado esté preparada para
aclarar qué detalles son ciertos y cuáles no”. “No puedo asignar ningún peso atenuante a dicha mezcla
irracional de verdades y mentiras, que crean más confusión que ayuda en la búsqueda de la verdad, por
parte del Tribunal”).
Jokic - Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de 2004, párrs. 95-96: “La Sala de
Primera Instancia toma nota del Acuerdo de Declaración de Culpabilidad con la Fiscalía, según el cual
Miodrag Jokic aceptó cooperar con la Fiscalía y ‘proporcionar información verídica y completa’ al
Tribunal, siempre que se le requiriera. La Sala de Primera Instancia toma en cuenta también el
reconocimiento de la Fiscalía de que Miodrag Jokic ha cooperado plenamente y que su cooperación ha
sido substancial”. “La Sala de Primera Instancia encuentra que, al determinar la sentencia, este factor
debe ser considerado como una circunstancia atenuante”.
Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párrs. 61-62: Cuando Ranko Cesic “otorgó
una entrevista plena y completa a la Fiscalía, con respecto a su conocimiento de los crímenes de guerra y
otras violaciones al derecho internacional humanitario, en y alrededor de Brcko, durante el conflicto
armado en Bosnia y Herzegovina”, y cuando “Ranko Cesic ha aceptado testificar en procesos futuros
ante el Tribunal, si la Fiscalía lo llama para hacerlo”, la Sala de Primera Instancia concluyó “que su
cooperación con la Fiscalía ha sido substancial y que será tomada en cuenta al determinar la sentencia”.
Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párrs. 259-260: “[L]a
información proporcionada por Dragan Nikolic ayudará al Fiscal del TPIY y a los fiscales de las salas
de los crímenes de guerra, pendientes de establecerse en su país natal. Además, la Sala de Primera
Instancia se basa en la continua cooperación del acusado con la Fiscalía del TPIY y de su propio país.
Este último hecho debe, sin duda alguna, tener un impacto substancial en la cuestión de la liberación
anticipada”. “Por lo tanto, la Sala de Primera Instancia acepta que la Fiscalía se encuentra satisfecha de
que la cooperación del acusado ha sido substancial hasta ahora y considera éste como un factor de cierta
importancia para la atenuación de la sentencia, especialmente en vista de que la información respecto
al campo [de] Susica y del Municipio de Vlasenica fue escuchada por primera vez ante este Tribunal.
De esta forma, el acusado ha contribuido y contribuirá en la misión para encontrar los hechos y para
establecer las salas para juzgar los crímenes de guerra en su país natal”.
Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párrs. 128-129: “La Sala de
Primera Instancia hace notar que la Fiscalía reconoce la plena cooperación de Dragan Obrenovic. La Sala
de Primera Instancia encuentra que Dragan Obrenovic prestó testimonio verdadero e información
detallada en el Juicio Blagojevic, respecto a su conocimiento de los eventos relacionados con Srebrenica
y a la estructura militar de la VRS [Ejército de la República Serbia de Bosnia-Herzegovina/República Srpska].
La Sala de Primera Instancia concuerda con la Fiscalía en que Dragan Obrenovic contestó cada pregunta
tan clara y precisamente como pudo, independientemente de que la Fiscalía, el abogado de la defensa, o
la Sala de Primera Instancia se lo preguntara. La Sala de Primera Instancia hace notar, además, que
testificó en el Proceso de Apelación del caso Krstic y que, además, ha aceptado testificar en otros
procesos. Adicionalmente, asistió a la Fiscalía proporcionándole numerosos documentos relevantes para
el Juicio Blagojevic y las investigaciones de otros casos. La Sala de Primera Instancia encuentra también
que Dragan Obrenovic cooperó con la Fiscalía durante la fase de investigación, cuando le permitió a la

576
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Fiscalía llevar a cabo un cateo en el inmueble de la Brigada de Zvornik”. “En tal virtud, la Sala de
Primera Instancia encuentra que la cooperación substancial con la Fiscalía en este caso constituye una
circunstancia de carácter significativamente atenuante”.
Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 155: “La Oficina del
Fiscal ha sostenido que Momir Nikolic ayudó y fue cooperador con respecto a la Fiscalía, reuniéndose
con ésta siempre que se le solicitó y proporcionando información valiosa respecto a los eventos en y
alrededor de Srebrenica. Además, le ha proporcionado a la Fiscalía información respecto a los eventos
ocurridos en el Este de Bosnia, lo cual excede lo convenido, como parte del Acuerdo de Declaración
de Culpabilidad Reformado. La Fiscalía ha sostenido también que la información proporcionada por
Momir Nikolic ha resultado en la identificación positiva de tumbas masivas, que eran desconocidas
previamente. La Sala de Primera Instancia toma en consideración estos aspectos, y particularmente el
cierre que ahora pueden tener los miembros y amigos de las familias sobrevivientes, debido al
descubrimiento de las nuevas tumbas masivas. La Sala de Primera Instancia admite que, en opinión de
la Fiscalía, Momir Nikolic ha cooperado plenamente”.
Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 60: “La Defensa observa que,
dado su bajo rango como autoridad en la policía, el acusado tenía necesariamente acceso limitado a
información delicada que pudiera ser de interés para la Fiscalía. Sin embargo, la Defensa alega que no
existe razón para que la información que la personas acusada ha proporcionado con base en su
conocimiento, aunque de carácter limitado, sobre los eventos en Prijedor y en el campo de Keraterm,
deban calificar como cooperación ‘substancial’. En esas circunstancias, la Sala de Primera Instancia
está satisfecha de que la cooperación sea substancial”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párrs. 1,101, 1,090: “La
Sala de Primera Instancia encuentra que el hecho de que Miroslav Tadic eligiera testificar en su propio
nombre como una circunstancia atenuante, aunque le habría asignado más pesos si hubiera elegido
hacerlo antes en la presentación de su caso. La Sala de Primera Instancia concuerda con el alegato de
la Defensa de que Miroslav Tadic demostró una actitud cooperativa hacia la Fiscalía, al contactar a la
Oficina del Fiscal primero, y concederle dos entrevistes después de su rendición, y encuentra que esos
factores son atenuantes. La Sala de Primera Instancia considera, además, como factor atenuante el
consentimiento de Miroslav Tadic, el 27 de marzo de 2002, para que se designe un nuevo Juez,
conforme a la Regla 15 bis”.XXVI “La Sala de Primera Instancia considera como factor atenuante el

XXVI
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al
128 de julio de 2003 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de la decisión, la Regla 15bis lee:
Regla 15bis. Ausencia de un Juez. (A) Si (i) Un Juez está impedido, por enfermedad u otra razón personal urgente, o
por las razones laborales autorizadas por el Tribunal, de continuar conociendo en la parte de las audiencias del caso por
un periodo, el cuál es probablemente corto de tiempo, y (ii) Los jueces restantes de la Sala están satisfechos de que es
en interés de la justicia el hacerlo, así los jueces restantes de la Sala podrán ordenar que la parte de las audiencias del
caso continúe en ausencia de aquel Juez por un periodo no mayor a cinco días laborables. (B) Si (i) Un Juez está impe-
dido, por enfermedad o razón personal urgente, o por razones laborales autorizadas por el Tribunal, de continuar cono-
ciendo en la parte de las audiencias del caso por un periodo, el cuál es probablemente corto de tiempo, y (ii) Los jueces
restantes de la Sala que no estén satisfechos de que es en el interés de la justicia el ordenar que las audiencias del caso
continúen con la ausencia de aquel Juez, entonces (a) Aquellos jueces restantes de la Sala podrán, no obstante, conducir
aquellas materias en las que ellos estén satisfechos es en el interés de la justicia de que ellos estén disponiendo a pesar
de la ausencia de aquel Juez, y (b) El Juez que presida podrá aplazar el proceso. (C) Si, por razones de muerte, enfer-
medad, renuncia del Tribunal, o no reelección, el Juez está, por cualquier razón impedido de continuar conociendo en la
parte de las audiencias del caso por un periodo que probablemente sea más largo que de una corta duración, el Juez que
presida deberá reportarlo al Presidente quien deberá de asignar otro Juez para el caso y ordenar ya sea otra audiencia o
la continuación de los procesos desde esa etapa. Sin embargo, después de las declaraciones de apertura proporcionadas

577
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

consentimiento de Blagoje Simic, el 27 de marzo de 2002, para la designación de un nuevo Juez,


conforme a lo dispuesto en la Regla 15 bis.XXVII El hecho de que Blagoje Simic eligiera testificar al
principio del caso de la Defensa se toma en cuenta como factor atenuante”.

conforme a la Regla 84, o el inicio de la presentación de la prueba de conformidad con la Regla 85, la continuación del
proceso será sólo ordenada con el consentimiento del acusado, excepto por lo previsto en el párrafo (D). (D) Si, en las
circunstancias mencionadas en el último párrafo del inciso (C), el acusado negó su consentimiento, los jueces restan-
tes podrían no obstante decidir continuar con el proceso ante la Sala de Primera Instancia con un Juez substituto si,
tomando en consideración todas las circunstancias, ellos determinan unánimemente que haciéndolo se servirá al inte-
rés de la justicia. Esa decisión está sujeta a apelación directa para una Sala de Apelaciones completa por cualquier
parte. Si no existe apelación o la Sala de Apelación confirma la decisión de la Sala de Primera Instancia, el Presiden-
te deberá asignar un Juez a la Sala de Primera Instancia existente, quienes, sin embargo, podrán unir la Sala sólo
después de que él o ella haya certificado que él o ella está familiarizado o familiarizada con el registro del proceso.
Sólo una substitución bajo este párrafo podrá ser realizada. (E) Apelaciones bajo el párrafo (D) deberá de ser llenada
dentro de los siete días de impugnada la decisión. Cuando dicha decisión sea presentada oralmente, tiempo límite
deberá correr de la fecha de la decisión ora, a menos que: (i) La parte que impugna la decisión no esté presente o re-
presentada cuando la decisión sea pronunciada, en dicho caso el tiempo límite deberá correr de la fecha en que la
parte que impugna es notificada de la decisión oral; o (ii) La Sala de Primera Instancia ha indicado que una decisión
escrita seguirá, en cuyo caso, el tiempo límite deberá correr desde que se archiva la decisión oral. (F) En el caso de
enfermedad o una vacante vacía o cualquier otra circunstancia similar, el Presidente podrá, si está satisfecho que es
en el interés de la justicia el llevarlo a cabo, autorizar a la Sala de conducir asuntos de rutina, como son la entrega de
las decisiones, en la ausencia de uno o más de sus miembros.
XXVII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al
128 de julio de 2003 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de la decisión, la Regla 15bis lee:
Regla 15bis. Ausencia de un Juez. (A) Si (i) Un Juez está impedido, por enfermedad u otra razón personal urgente, o
por las razones laborales autorizadas por el Tribunal, de continuar conociendo en la parte de las audiencias del caso por
un periodo, el cuál es probablemente corto de tiempo, y (ii) Los jueces restantes de la Sala están satisfechos de que es
en interés de la justicia el hacerlo, así los jueces restantes de la Sala podrán ordenar que la parte de las audiencias del
caso continúe en ausencia de aquel Juez por un periodo no mayor a cinco días laborables. (B) Si (i) Un Juez está impe-
dido, por enfermedad o razón personal urgente, o por razones laborales autorizadas por el Tribunal, de continuar cono-
ciendo en la parte de las audiencias del caso por un periodo, el cuál es probablemente corto de tiempo, y (ii) Los jueces
restantes de la Sala que no estén satisfechos de que es en el interés de la justicia el ordenar que las audiencias del caso
continúen con la ausencia de aquel Juez, entonces (a) Aquellos jueces restantes de la Sala podrán, no obstante, conducir
aquellas materias en las que ellos estén satisfechos es en el interés de la justicia de que ellos estén disponiendo a pesar
de la ausencia de aquel Juez, y (b) El Juez que presida podrá aplazar el proceso. (C) Si, por razones de muerte, enfer-
medad, renuncia del Tribunal, o no reelección, el Juez está, por cualquier razón impedido de continuar conociendo en la
parte de las audiencias del caso por un periodo que probablemente sea más largo que de una corta duración, el Juez que
presida deberá reportarlo al Presidente quien deberá de asignar otro Juez para el caso y ordenar ya sea otra audiencia o
la continuación de los procesos desde esa etapa. Sin embargo, después de las declaraciones de apertura proporcionadas
conforme a la Regla 84, o el inicio de la presentación de la prueba de conformidad con la Regla 85, la continuación del
proceso será sólo ordenada con el consentimiento del acusado, excepto por lo previsto en el párrafo (D). (D) Si, en las
circunstancias mencionadas en el último párrafo del inciso (C), el acusado negó su consentimiento, los jueces restantes
podrían no obstante decidir continuar con el proceso ante la Sala de Primera Instancia con un Juez substituto si, toman-
do en consideración todas las circunstancias, ellos determinan unánimemente que haciéndolo se servirá al interés de la
justicia. Esa decisión está sujeta a apelación directa para una Sala de Apelaciones completa por cualquier parte. Si no
existe apelación o la Sala de Apelación confirma la decisión de la Sala de Primera Instancia, el Presidente deberá asig-
nar un Juez a la Sala de Primera Instancia existente, quienes, sin embargo, podrán unir la Sala sólo después de que él o
ella haya certificado que él o ella está familiarizado o familiarizada con el registro del proceso. Sólo una substitución
bajo este párrafo podrá ser realizada. (E) Apelaciones bajo el párrafo (D) deberá de ser llenada dentro de los siete días
de impugnada la decisión. Cuando dicha decisión sea presentada oralmente, tiempo límite deberá correr de la fecha de
la decisión ora, a menos que: (i) La parte que impugna la decisión no esté presente o representada cuando la decisión
sea pronunciada, en dicho caso el tiempo límite deberá correr de la fecha en que la parte que impugna es notificada de
la decisión oral; o (ii) La Sala de Primera Instancia ha indicado que una decisión escrita seguirá, en cuyo caso, el tiempo

578
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1,114: “La Sala de
Primera Instancia acepta que Simo Zaric cooperó, en cierta forma, con la oficina del Fiscal al aceptar
estas entrevistas después de su rendición. La Sala de Primera Instancia considera como factor
atenuante el consentimiento de Simo Zaric, el 27 de marzo de 2002, para la designación de un nuevo
Juez, de conformidad con la Regla 15 bis”.XXVIII
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 921-922: “La Sala de Primera
Instancia considera como un factor atenuante el consentimiento del Dr. Stakic, el 1 de octubre de
2002, para la designación de un nuevo Juez. Tal consentimiento se requería en el momento, bajo todas
las circunstancias de la Regla 15 bis.XXIX Esto permitió que los procedimientos continuaran y evitó la

límite deberá correr desde que se archiva la decisión oral. (F) En el caso de enfermedad o una vacante vacía o cualquier
otra circunstancia similar, el Presidente podrá, si está satisfecho que es en el interés de la justicia el llevarlo a cabo, au-
torizar a la Sala de conducir asuntos de rutina, como son la entrega de las decisiones, en la ausencia de uno o más de sus
miembros.
XXVIII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al
128 de julio de 2003 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de la decisión, la Regla 15bis lee:
Regla 15bis. Ausencia de un Juez. (A) Si (i) Un Juez está impedido, por enfermedad u otra razón personal urgente, o
por las razones laborales autorizadas por el Tribunal, de continuar conociendo en la parte de las audiencias del caso por
un periodo, el cuál es probablemente corto de tiempo, y (ii) Los jueces restantes de la Sala están satisfechos de que es
en interés de la justicia el hacerlo, así los jueces restantes de la Sala podrán ordenar que la parte de las audiencias del
caso continúe en ausencia de aquel Juez por un periodo no mayor a cinco días laborables. (B) Si (i) Un Juez está impe-
dido, por enfermedad o razón personal urgente, o por razones laborales autorizadas por el Tribunal, de continuar cono-
ciendo en la parte de las audiencias del caso por un periodo, el cuál es probablemente corto de tiempo, y (ii) Los jueces
restantes de la Sala que no estén satisfechos de que es en el interés de la justicia el ordenar que las audiencias del caso
continúen con la ausencia de aquel Juez, entonces (a) Aquellos jueces restantes de la Sala podrán, no obstante, conducir
aquellas materias en las que ellos estén satisfechos es en el interés de la justicia de que ellos estén disponiendo a pesar
de la ausencia de aquel Juez, y (b) El Juez que presida podrá aplazar el proceso. (C) Si, por razones de muerte, enfer-
medad, renuncia del Tribunal, o no reelección, el Juez está, por cualquier razón impedido de continuar conociendo en la
parte de las audiencias del caso por un periodo que probablemente sea más largo que de una corta duración, el Juez que
presida deberá reportarlo al Presidente quien deberá de asignar otro Juez para el caso y ordenar ya sea otra audiencia o
la continuación de los procesos desde esa etapa. Sin embargo, después de las declaraciones de apertura proporcionadas
conforme a la Regla 84, o el inicio de la presentación de la prueba de conformidad con la Regla 85, la continuación del
proceso será sólo ordenada con el consentimiento del acusado, excepto por lo previsto en el párrafo (D). (D) Si, en las
circunstancias mencionadas en el último párrafo del inciso (C), el acusado negó su consentimiento, los jueces restantes
podrían no obstante decidir continuar con el proceso ante la Sala de Primera Instancia con un Juez substituto si, toman-
do en consideración todas las circunstancias, ellos determinan unánimemente que haciéndolo se servirá al interés de la
justicia. Esa decisión está sujeta a apelación directa para una Sala de Apelaciones completa por cualquier parte. Si no
existe apelación o la Sala de Apelación confirma la decisión de la Sala de Primera Instancia, el Presidente deberá asig-
nar un Juez a la Sala de Primera Instancia existente, quienes, sin embargo, podrán unir la Sala sólo después de que él o
ella haya certificado que él o ella está familiarizado o familiarizada con el registro del proceso. Sólo una substitución
bajo este párrafo podrá ser realizada. (E) Apelaciones bajo el párrafo (D) deberá de ser llenada dentro de los siete días
de impugnada la decisión. Cuando dicha decisión sea presentada oralmente, tiempo límite deberá correr de la fecha de
la decisión ora, a menos que: (i) La parte que impugna la decisión no esté presente o representada cuando la decisión
sea pronunciada, en dicho caso el tiempo límite deberá correr de la fecha en que la parte que impugna es notificada de
la decisión oral; o (ii) La Sala de Primera Instancia ha indicado que una decisión escrita seguirá, en cuyo caso, el tiempo
límite deberá correr desde que se archiva la decisión oral. (F) En el caso de enfermedad o una vacante vacía o cualquier
otra circunstancia similar, el Presidente podrá, si está satisfecho que es en el interés de la justicia el llevarlo a cabo, au-
torizar a la Sala de conducir asuntos de rutina, como son la entrega de las decisiones, en la ausencia de uno o más de sus
miembros.
XXIX
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al
128 de julio de 2003 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de la decisión, la Regla 15bis lee:
Regla 15bis. Ausencia de un Juez. (A) Si (i) Un Juez está impedido, por enfermedad u otra razón personal urgente, o

579
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

necesidad de reiniciar el Juicio, lo cual fue, tanto en interés de la justicia, como en el interés del
Acusado”. Adicionalmente, “[l]a Sala de Primera Instancia considera como un factor atenuante la
conducta del Dr. Stakic hacia algunos testigos”.
Simic - Milan, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2002, párr. 112: “La Sala de Primera
Instancia encuentra que el comportamiento de Milan Simic en la Unidad de Detención y su
cooperación general con la Sala de Primera Instancia y la Fiscalía, durante los procesos en su contra,
constituye un factor atenuante”.
Erdemovic, (Sala de Primera Instancia), 5 de marzo de 1998, párrs. 16, 21: La Sala de Primera
Instancia sostuvo que “el acusado cooperó sin pedir nada a cambio y que la magnitud y el valor de su
cooperación han sido tales, que justifican una atenuación considerable”. “Es en el interés de la justicia
penal internacional y para los objetivos del Tribunal Internacional, otorgar un peso apropiado a la
actitud cooperadora del acusado. [Erdemovic] confesó verazmente su involucramiento en la masacre,
en un momento en el que ninguna autoridad estaba buscando perseguirlo en relación con ello, sabiendo
que probablemente enfrentaría, como resultado, un proceso judicial. Comprender la situación de
aquéllos que se someten ante la jurisdicción del Tribunal Internacional y que confiesan su culpabilidad
es importante para que comparezcan otros sospechosos o perpetradores desconocidos”.

por las razones laborales autorizadas por el Tribunal, de continuar conociendo en la parte de las audiencias del caso por
un periodo, el cuál es probablemente corto de tiempo, y (ii) Los jueces restantes de la Sala están satisfechos de que es
en interés de la justicia el hacerlo, así los jueces restantes de la Sala podrán ordenar que la parte de las audiencias del
caso continúe en ausencia de aquel Juez por un periodo no mayor a cinco días laborables. (B) Si (i) Un Juez está impe-
dido, por enfermedad o razón personal urgente, o por razones laborales autorizadas por el Tribunal, de continuar cono-
ciendo en la parte de las audiencias del caso por un periodo, el cuál es probablemente corto de tiempo, y (ii) Los jueces
restantes de la Sala que no estén satisfechos de que es en el interés de la justicia el ordenar que las audiencias del caso
continúen con la ausencia de aquel Juez, entonces (a) Aquellos jueces restantes de la Sala podrán, no obstante, conducir
aquellas materias en las que ellos estén satisfechos es en el interés de la justicia de que ellos estén disponiendo a pesar
de la ausencia de aquel Juez, y (b) El Juez que presida podrá aplazar el proceso. (C) Si, por razones de muerte, enfer-
medad, renuncia del Tribunal, o no reelección, el Juez está, por cualquier razón impedido de continuar conociendo en la
parte de las audiencias del caso por un periodo que probablemente sea más largo que de una corta duración, el Juez que
presida deberá reportarlo al Presidente quien deberá de asignar otro Juez para el caso y ordenar ya sea otra audiencia o
la continuación de los procesos desde esa etapa. Sin embargo, después de las declaraciones de apertura proporcionadas
conforme a la Regla 84, o el inicio de la presentación de la prueba de conformidad con la Regla 85, la continuación del
proceso será sólo ordenada con el consentimiento del acusado, excepto por lo previsto en el párrafo (D). (D) Si, en las
circunstancias mencionadas en el último párrafo del inciso (C), el acusado negó su consentimiento, los jueces restantes
podrían no obstante decidir continuar con el proceso ante la Sala de Primera Instancia con un Juez substituto si, toman-
do en consideración todas las circunstancias, ellos determinan unánimemente que haciéndolo se servirá al interés de la
justicia. Esa decisión está sujeta a apelación directa para una Sala de Apelaciones completa por cualquier parte. Si no
existe apelación o la Sala de Apelación confirma la decisión de la Sala de Primera Instancia, el Presidente deberá asig-
nar un Juez a la Sala de Primera Instancia existente, quienes, sin embargo, podrán unir la Sala sólo después de que él o
ella haya certificado que él o ella está familiarizado o familiarizada con el registro del proceso. Sólo una substitución
bajo este párrafo podrá ser realizada. (E) Apelaciones bajo el párrafo (D) deberá de ser llenada dentro de los siete días
de impugnada la decisión. Cuando dicha decisión sea presentada oralmente, tiempo límite deberá correr de la fecha de
la decisión ora, a menos que: (i) La parte que impugna la decisión no esté presente o representada cuando la decisión
sea pronunciada, en dicho caso el tiempo límite deberá correr de la fecha en que la parte que impugna es notificada de
la decisión oral; o (ii) La Sala de Primera Instancia ha indicado que una decisión escrita seguirá, en cuyo caso, el tiempo
límite deberá correr desde que se archiva la decisión oral. (F) En el caso de enfermedad o una vacante vacía o cualquier
otra circunstancia similar, el Presidente podrá, si está satisfecho que es en el interés de la justicia el llevarlo a cabo, au-
torizar a la Sala de conducir asuntos de rutina, como son la entrega de las decisiones, en la ausencia de uno o más de sus
miembros.

580
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(vii) Aplicación - cooperación moderada


Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párrs. 78-81, 83: “Adicionalmente a la
entrega de material documental, la Sala de Primera Instancia toma en consideración la disposición
profesada por Bralo de proporcionar información adicional a la Fiscalía en forma de cualquier clase de
declaración. Hace notar, sin embargo, que Bralo se ha rehusado a cumplir en privado con la Fiscalía
para otorgar una entrevista, que es el procedimiento normal para tomar información del acusado, o de
la persona condenada, por miedo a que esto pudiera tener consecuencias para su seguridad o la de su
familia. Independientemente de que estos miedos estén o no justificados, el caso es que es función de la
Fiscalía obtener información y pruebas para ser utilizada en los juicios ante el Tribunal, y la Sala de
Primera Instancia no debe interferir en ese proceso de obtención de pruebas”. “[P]ara efectos de determinar
la ‘cooperación substancial’ de Bralo con la Fiscalía, la Sala de Primera Instancia toma en cuenta su
voluntad de estar disponible para proporcionar cualquier clase de declaraciones a la Fiscalía, como se
discutió en la Audiencia para Dictar Sentencia”.
“La Sala de Primera Instancia encuentra [...] que la disponibilidad de [Bralo] para prestar
testimonio oral o escrito en casos futuros, tiene un valor limitado, ya que no va más allá de lo que se
requiere de cualquier persona a quien se convoca para que proporcione pruebas al Tribunal”.
“[C]on respecto al uso que puede hacerse de la Base de Hechos convenida entre Bralo y la
Fiscalía, la Sala de Primera Instancia encuentra que esto también tiene un valor limitado como prueba
de cooperación de Bralo. En tanto que no ha limitado en forma alguna el uso de la Base de Hechos y,
por lo tanto, no está siendo obstructivo, pero de ello no necesariamente se sigue que esté siendo
positivamente cooperativo con la Fiscalía. Por lo tanto, aún si la Base de Hechos está siendo utilizada por la
Fiscalía en otros casos ante el Tribunal, su uso no le otorga valor de prueba de cooperación por parte
de Bralo”.
“En conclusión, la Sala de Primera Instancia encuentra que no existe prueba de cooperación
‘substancial’, por parte de Bralo hacia la Fiscalía. Hay prueba de cierta cooperación, en la forma de
entrega de documentos y disponibilidad para dar información, pero en un formato prescrito, y la Sala
de Primera Instancia le da a ello el peso apropiado, como una cooperación moderada”. “[L]a Sala de
Primera Instancia le da poco peso a [la cooperación del acusado con la Fiscalía]”.
Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 61: “En este caso, la Sala de
Primera Instancia hace notar, como lo reconoce la misma Fiscalía, que el Acusado convino en ser
entrevistado por la Fiscalía, demostrando así su disponibilidad para cooperar. El hecho, en sí, de que haya
aceptado ser entrevistado puede, en algunos casos, constituir un signo de cooperación, aunque sea
modesto. Su compromiso para cooperar, además, con la Fiscalía en el futuro, bajo las condiciones
estipuladas en el Acuerdo de Declaración de Culpabilidad, es también un factor que la Sala de Primera
Instancia ha tomado en consideración en la atenuación de la sentencia”.

(c) Declaración de Culpabilidad

(i) Una Declaración de Culpabilidad es un factor atenuante


Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 68: “La Sala de Primera Instancia acepta
los argumentos de las partes de que los precedentes del Tribunal han considerado regularmente una
Declaración de Culpabilidad, como un factor atenuante”.

581
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 68: “Generalmente está
acordado que una Declaración de Culpabilidad debería, en principio, ser considerada como un factor
atenuante de la sentencia. Este principio ha sido sostenido en varios casos ante el Tribunal”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 777: “Una Declaración de
Culpabilidad, cuando se presenta, puede por sí misma constituir un factor que atenúe substancialmente
la sentencia”.
Ver también Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 68: “[E]n el caso
Todorovic, la Sala de Primera Instancia sostuvo que ‘una Declaración de Culpabilidad debería, en
principio, dar lugar a una reducción en la sentencia que, de otra forma, hubiera recibido el acusado’”.
Ver también Simic - Milan, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2002, párr. 84 (el mismo
texto citado).
Comparar con Deronjic, (Sala de Primera Instancia), Opinión Disidente del Juez Schomburg, 30
de marzo de 2004, párr. 14(b)-(c): “Se hace evidente, a partir del análisis, sin embargo que en la
mayoría de los países encuestados, se le da muy poco peso –si es que se le da alguno– a una
Declaración de Culpabilidad en relación con los delitos graves”. “A la luz de este análisis y tomando
en consideración que una Declaración de Culpabilidad no puede derogar la gravedad de un crimen,
considero que la Declaración de Culpabilidad de Miroslav Deronjic le garantiza solamente poco peso
en la sentencia”.

(ii) Una Declaración de Culpabilidad es un reconocimiento de responsabilidad


Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 46: “La Sala de Primera Instancia es de
la opinión de que cuando una persona acusada se declara culpable, da un paso importante en este
proceso de [rehabilitación]. El reconocimiento es una indicación de la decisión de una persona acusada
de aceptar su responsabilidad hacia las personas agraviadas y hacia la sociedad en general”. Ver
también Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párr. 19 (similar); Jokic - Miodrag,
(Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de, 2004, párr. 36 (similar).
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 134: “Una Declaración de
Culpabilidad indica que una persona acusada está admitiendo la veracidad de los cargos contenidos en
una Acusación. Esto también significa que el acusado reconoce la responsabilidad por sus acciones.
Sin lugar a dudas, esto tiende a avanzar en el proceso de reconciliación”. Ver también Nikolic -
Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 121 (igual).
Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 232: “La Sala de
Primera Instancia acepta que una Declaración de Culpabilidad tiene que ser tomada en cuenta como
atenuante, cuando se considera una sentencia adecuada, ya que refleja la aceptación, por parte del
acusado, de la responsabilidad por sus crímenes”.

(iii) Varios beneficios de una Declaración de Culpabilidad


Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párr. 78: “La Sala de Primera Instancia hace
notar que los precedentes del Tribunal han aceptado comúnmente una Declaración de Culpabilidad
como una circunstancia atenuante de la sentencia, por las siguientes razones: una Declaración de
Culpabilidad puede demostrar honestidad, ayuda a establecer la verdad, puede contribuir a la

582
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

construcción de la paz y la reconciliación, y le ahorra al Tribunal el tiempo y los recursos de un juicio


prolongado”.
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 234: “En la jurisprudencia del
Tribunal y del TPIR, se han dado diversas razones para el efecto atenuante de una Declaración de
Culpabilidad, tales como la demostración de remordimiento y arrepentimiento, la contribución a la
reconciliación y el establecimiento de la verdad, el alentar a otros perpetradores para que comparezcan
y el hecho de que las personas que testifiquen sean relevadas de otorgar pruebas ante el Tribunal”.
Jokic - Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de, 2004, párr. 76: “La jurisprudencia
del Tribunal ha aceptado que una Declaración de Culpabilidad puede atenuar una sentencia porque,
según las circunstancias, puede: demostrar arrepentimiento, honestidad, y disponibilidad para asumir
la responsabilidad; ayudar a establecer la verdad; contribuir a la paz y a la reconciliación; poner un
ejemplo para otras personas culpables de la comisión de crímenes; relevar a los testigos de otorgar
pruebas en la corte; ahorrar al Tribunal tiempo y recursos”.

(iv) Una Declaración de Culpabilidad alienta a otros a comparecer


Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párr. 56: “La Sala de Apelaciones hace
notar que la Sala de Primera Instancia [...] advirtió que el alentar a otros a comparecer puede ser
considerado como un elemento de efecto atenuante en una Declaración de Culpabilidad. El Apelante
ha demostrado que la Sala de Primera Instancia se equivocó en el ejercicio de su discrecionalidad y, de
hecho, reconoce que dicha Sala de Primera Instancia [...] tomó en consideración la esperanza del
Apelante de que otros asuman la responsabilidad por su crímenes”.
Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 68: “[E]n el caso Erdemovic, la
Sala de Primera Instancia sostuvo que ‘una Declaración de Culpabilidad demuestra honestidad y que
es importante para el Tribunal Internacional para alentar a la gente a comparecer, ya sea que estén
identificadas las personas o que sean perpetradores con identidad desconocida’”. Ver también
Erdemovic, (Sala de Primera Instancia), 5 de marzo de 1998, párr. 16 (fuente del texto citado).

(v) Las víctimas y los testigos son relevados de testificar en juicio


Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 64: “Varios beneficios prácticos y
humanos substanciales derivan de una Declaración de Culpabilidad, particularmente de la prestada en
una etapa temprana del proceso. No se requiere que las víctimas y testigos, que ya han sufrido un
enorme daño psicológico y físico, viajen a La Haya a contar sus experiencias al Tribunal, y que
revivan potencialmente su trauma”.
Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párr. 78: Uno de los beneficios de una
Declaración de Culpabilidad es que “las víctimas y los testigos quedan liberadas del posible estrés de
testificar en un juicio”. Ver también Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr.
68 (el mismo texto citado).
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 134: “Una Declaración de
Culpabilidad protege a las víctimas de tener que revivir sus experiencias y reabrir viejas heridas”. Ver
también Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 121 (igual).

583
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 58: “Una Declaración de
Culpabilidad también le ahorra al testigo el posible trauma de revivir los eventos al testificar ante el
Tribunal”.

(vi) Una Declaración de Culpabilidad puede proporcionar una sensación


de alivio a las víctimas sobrevivientes y a sus familiares y amistades
Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 58: “[U]na Declaración de
Culpabilidad, en virtud de la cual una persona acusada reconoce su responsabilidad y especifica las
circunstancias en las que se cometieron los crímenes, probablemente proporciona una sensación de
alivio a las víctimas sobrevivientes y a sus familiares y amistades de éstas”.

(vii) Una Declaración de Culpabilidad puede contribuir al establecimiento


de la verdad y a la reconciliación en las comunidades afectadas
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 236: “La Sala de Primera Instancia
encuentra que, en contraste con los sistemas legales nacionales, en donde las razones para atenuar una
sanción con base en una Declaración de Culpabilidad son de naturaleza más pragmática, la rationale
detrás el efecto atenuante de una Declaración de Culpabilidad, ante este Tribunal, es mucho más
amplia, incluido el hecho de que el acusado contribuye al establecimiento de la verdad respecto al
conflicto en la antigua Yugoslavia y contribuye a la reconciliación en las comunidades afectadas. La
Sala de Primera Instancia recuerda que el Tribunal tiene la tarea de contribuir a la ‘restauración y
mantenimiento de la paz’ y de garantizar que las violaciones graves al derecho internacional
humanitario se ‘subsanen y sean compensadas de manera efectiva”. Ver también Nikolic - Dragan,
(Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 233 (igual).
Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párrs. 27-28: “Por rehabilitación, la Sala de
Primera Instancia entiende la necesidad de tomar en cuenta el potencial de rehabilitación de una
persona condenada; a menudo, esto va de la mano con el proceso de reintegrar a la persona condenada
a la sociedad”. “La Sala de Primera Instancia es de la opinión de que, cuando una persona se declara culpable,
da un paso importante en el proceso de rehabilitación y reintegración. Este reconocimiento es capaz de
contribuir al establecimiento de la verdad; constituye un indicativo de la decisión de una persona acusada
de enfrentar su responsabilidad frente a la parte agraviada y frente a la sociedad en general; puede
contribuir a la reconciliación”.
Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 58: “La Sala de Primera Instancia
acepta que la Declaración de Culpabilidad ayuda a establecer la verdad y que puede ayudar en el
proceso de reconciliación en el Municipio de Brcko”.
Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 68: “Indudablemente, una
Declaración de Culpabilidad contribuye críticamente a la misión fundamental, a cargo del Tribunal, de
encontrar la verdad”.
Todorovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2001, párr. 81: “Una Declaración de
Culpabilidad es siempre importante para efectos de establecer la verdad en relación a un crimen”.

584
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(viii) Una Declaración de Culpabilidad ahorra recursos


Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 64: “[R]ecursos legales, judiciales y
financieros escasos, que de otra forma sería erogados en la preparación y realización de un juicio largo
y caro, pueden ser redistribuidos en interés de asegurar los objetivos más amplios del Tribunal”.
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 134: “Un efecto colateral,
aunque no es realmente un factor atenuante significativo, [una Declaración de Culpabilidad] le ahorra
recursos al Tribunal”. Ver también Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de
2003, párr. 121 (igual).
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 234: “La Sala de Primera
Instancia toma en consideración que una Declaración de Culpabilidad le ahorra al Tribunal el
‘esfuerzo de una investigación y un juicio laboriosos’, y se otorgó especial importancia a la
oportunidad con que se emite la Declaración de Culpabilidad”.
Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 68: “Una Declaración de
Culpabilidad resulta en beneficio público cuando, como en este caso, se presenta antes del inicio del
juicio, ya que le ahorra al Tribunal el tiempo y los recursos de un juicio largo”.
Simic - Milan, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2002, párr. 84: “Se reconoce que una
Declaración de Culpabilidad contribuye, en gran medida, con el trabajo del Tribunal, en tanto que se
evita la posibilidad de un juicio largo. [...] [U]na Declaración de Culpabilidad solamente contribuirá en
beneficio del público, si se presenta antes de que se inicie el juicio. Tal beneficio público incluye el
ahorro de recursos para la investigación, los honorarios de asesores y los costos generales del juicio”.
Erdemovic, (Sala de Primera Instancia), 5 de marzo de 1998, párr. 16: “[L]a admisión voluntaria
de culpabilidad le ha ahorrado al Tribunal Internacional el tiempo y esfuerzo de una investigación y un
juicio largos y es digna de reconocerse”.

(ix) Evitar un juicio largo/no debe darse un peso indebido al ahorro de recursos
Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párr. 51: “El evitar un juicio largo ha
sido aplaudido como ha sido correctamente advertido por la Sala de Primera Instancia, con la primera
admisión de culpabilidad ante el Tribunal Internacional, en la Sentencia del caso Erdemovic:

[E]sta admisión voluntaria de culpabilidad, que le ha ahorrado al Tribunal Internacional el tiempo


y el esfuerzo de una investigación y un juicio largos, es digna de reconocerse.

[...] Siguiendo el caso Erdemovic, otras Salas de Primera Instancia también han hecho notar que
una Declaración de Culpabilidad, antes de que se inicie el juicio, contribuye a ahorrarle recursos al
Tribunal Internacional. Sin embargo, la Sala de Apelaciones enfatiza que considera que no debe
otorgársele un peso indebido a evitar un juicio largo, aunque es un elemento que debe ser tomado en
consideración al emitir la sentencia.”.
Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párrs. 67, 151: “La Sala de Primera
Instancia hace notar que el ahorro de tiempo y recursos, debido a una Declaración de Culpabilidad,
ha sido considerado, a menudo, como una razón valiosa y justificable para promover Declaraciones de
Culpabilidad. Esta Sala de Primera Instancia no puede aceptar plenamente este argumento. Aunque aprecia

585
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

este ahorro de recursos al Tribunal, la Sala de Primera Instancia encuentra que, en casos de esta
magnitud, cuando al Tribunal le ha sido encomendado por el Consejo de Seguridad de las Naciones
Unidas, –y por extensión, por la comunidad internacional, como un todo– el traer ante la justicia a la
antigua Yugoslavia, a través de procesos penales que sean justos, de acuerdo con las normas de los
derechos humanos internacionales y de acuerdo con la consideración debida a los derechos del
acusado y a los derechos de las víctimas, no puede darse al ahorro de recursos una consideración o
importancia indebidos. La calidad de la justicia y el cumplimiento del mandato del Tribunal,
incluyendo el establecimiento de un registro completo y preciso de los crímenes cometidos en la
antigua Yugoslavia, no deben ser comprometidos. A diferencia de los sistemas de justicia penal
nacionales, que a menudo deben aceptar Acuerdos de Declaración de Culpabilidad, como un medio
para manejar las cargas de trabajo aparentemente interminables y pesadas, el Tribunal tiene un
mandato fijo. Su misma raison d’être es tener procesos penales, de tal forma que las personas
responsables por violaciones graves al derecho internacional humanitario respondan por su conducta
criminal –y no simplemente por una parte de la misma-. En tal virtud, aunque el ahorro de tiempo y
recursos pueda ser el resultado de Declaraciones de Culpabilidad, esta consideración no debe ser la
razón principal para promover Declaraciones de Culpabilidad a través de Acuerdos de Declaración
de Culpabilidad”.
“[L]a Sala de Primera Instancia toma nota de que a otros acusados se les ha dado crédito por
declararse culpables antes del inicio del juicio, o en una etapa temprana del mismo, debido a los
ahorros que de esto resultan para los recursos del Tribunal. Ambas partes, han alegado que este
aspecto de una Declaración de Culpabilidad debe ser considerado como un factor atenuante [...]. [L]a
Sala de Primera Instancia asignará poco peso a este aspecto de los beneficios de una Declaración de
Culpabilidad” (énfasis en el original).
Comparar con Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párr. 78: “[U]na
Declaración de Culpabilidad [...] le ahorra al Tribunal el tiempo y los recursos de un juicio largo”. Ver
también Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 234 (“una Declaración de
Culpabilidad le ahorra al Tribunal el ‘esfuerzo de una investigación y juicio largos’”); Jokic -
Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de, 2004, párr. 77 (El alegato de Miodrag Jokic le
ahorra al Tribunal considerable tiempo y recursos”); Plavsic, (Sala de Primera Instancia), 27 de
febrero de 2003, párr. 73 (considerando “el ahorro substancial de tiempo y recursos internacionales,
como resultado de Declaración de Culpabilidad presentada antes del juicio”); Simic - Milan, (Sala de Primera
Instancia), 17 de octubre de 2002, párr. 85 (“la ventaja pública [de una Declaración de Culpabilidad]
incluye el ahorro de recursos para la investigación, los honorarios de asesores y el costo general del
juicio”).

(x) La Declaración de Culpabilidad no cumple con ciertos fines de un juicio público,


no otorga a las víctimas o sobrevivientes una oportunidad para que sus voces
sean escuchadas, y puede crear un hueco en los registros históricos
Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 122: “En oposición a la
pura declaración de culpabilidad (Regla 62 bis de las Reglas), un Acuerdo de Declaración de
Culpabilidad (Regla 62ter de las Reglas), aunque tiene sus propios méritos como un incentivo para
declararse culpable, tiene dos efectos colaterales negativos. Primero, los hechos admitidos están
limitados a aquellos contenidos en el acuerdo, los cuales pueden no reflejar siempre la totalidad de la
base legal y fáctica disponible. Segundo, puede pensarse que una persona acusada está confesando
solamente por el principio de ‘do ut des’ (dar y tomar). Por lo tanto, la razón por la que una persona

586
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

acusada presentó una Declaración de Culpabilidad necesita ser analizada: ¿se retiraron los cargos, o se
dio una recomendación para una sentencia? En todo caso, un Acuerdo de Declaración de Culpabilidad,
conforme a la Regla 62ter y 62 bis de las Reglas, no permite que la Sala de Primera Instancia separe
del mandato este Tribunal, que es traer la verdad a la luz y ante la justicia a la gente de la antigua
Yugoslavia. Ni el público, ni los jueces mismos se acercan más al conocimiento de la verdad de lo que
está aceptado en el Acuerdo de Declaración de Culpabilidad. Esto puede crear un hueco desafortunado
en el registro público e histórico del caso concreto, no obstante, cuando se acompaña con la
cooperación substancial del acusado con la fiscalía, un convenio otorga más conocimiento respecto a
áreas no descubiertas previamente. Sin embargo, a pesar de que debe tratarse a los Acuerdos de
Declaración de Culpabilidad con la precaución adecuada, debe recordarse que este Tribunal no es el
árbitro final de los hechos históricos. Eso les corresponde a los historiadores. Para el poder judicial que
se enfoca en el núcleo de los hechos de un caso penal ante este Tribunal internacional, es importante
que la justicia se cumpla y que se vea que se cumple”. Ver también Deronjic, (Sala de Primera
Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 135 (igual).
Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párrs. 61-63, 73: “Cuando
resultan condenas de una Declaración de Culpabilidad, algunas de las finalidades de tener procesos
penales no se cumplen plenamente, especialmente un juicio público”. “Además, en un juicio, las
víctimas o sobrevivientes de las víctimas tienen una oportunidad para que sus voces sean escuchadas,
como parte del proceso de justicia penal. Es raro que las víctimas sean llamadas a atestiguar, como
parte de un Acuerdo de Declaración de Culpabilidad, aunque los testigos pueden ser llamados en la
Audiencia para Dictar Sentencia”.
“Más inquietante para esta Sala de Primera Instancia es que, como resultado de las negociaciones
celebradas por el Fiscal y la defensa, el Acuerdo de Declaración de Culpabilidad final puede incluir
disposiciones tales que hagan que el Fiscal retire algunos cargos o algunos alegatos de hecho. El Fiscal
puede hacerlo por una variedad de razones. En algunos casos en los que ciertos alegatos de hecho
fueron retirados, los registros públicos de ese expediente pueden estar incompletos o al menos abiertos
a cuestionamiento, ya que el público no sabrá si los alegatos fueron retirados debido a prueba
insuficiente, o debido a que simplemente constituían un ‘elemento de regateo’ en el proceso de la
negociación”.
“La Sala de Primera Instancia encuentra que, en conjunto, las Declaraciones de Culpabilidad
emitidas de conformidad con un Acuerdo de Declaración de Culpabilidad, pueden impulsar el trabajo
–y el mandato– del Tribunal. La Sala de Primera Instancia encuentra, además, sin embargo, que con
base en los deberes correspondientes al Fiscal y a las Salas de Primera Instancia, conforme al Estatuto
del Tribunal para el uso de los Acuerdos de Declaración de Culpabilidad, debe procederse con cautela
y tales acuerdos deben ser utilizados solamente cuando el hacerlo satisfagan el interés de la justicia”.
Para la discusión sobre “inquietudes relacionadas con un Acuerdo de Declaración de
Culpabilidad, en casos que involucran violaciones graves al derecho internacional humanitario”, ver
Sección (X)(f)(xiv), Compendio del TPIY.

(xi) Declaración “anticipada” de culpabilidad


Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 64: “El presentar una Declaración de
Culpabilidad antes del juicio, con respecto a cargos que son de la misma gravedad que aquellos
contenidos en el Acta de Acusación, es un paso significativo a tomar, por parte de una persona

587
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

acusada. Beneficios humanos y prácticos importantes se derivan de una Declaración de Culpabilidad,


particularmente una presentada en la primera etapa del proceso”.
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 231: “Al considerar la
reducción de la sentencia, el factor relevante es la etapa del procedimiento en la que la persona
responsable se declara culpable y las circunstancias en las cuales se emite la declaración”.
Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 59: “En este caso, la declaración se
presentó aproximadamente dieciséis meses después de la aparición inicial del Acusado, pero antes del
inicio del juicio, ahorrando así tiempo, esfuerzo y recursos. La jurisprudencia del Tribunal ha aceptado
que este factor cuenta en la atenuación de la sanción”.
Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 151: “[L]a Sala de
Primera Instancia toma nota del hecho de que a otras personas acusadas se les ha dado crédito por
declararse culpables antes del inicio del juicio o en una etapa inicial de éste, debido a los ahorros que
esto ha representado para los recursos del Tribunal”.
Simic - Milan, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2002, párr. 84: “[U]na Declaración de
Culpabilidad sólo contribuirá al bien público si se entrega antes del inicio del juicio”.
Sikirica et al., (Sala de Primera Instancia), 13 de noviembre de 2001, párr. 150: “[M]ientras que el
acusado que se declara culpable de los cargos en su contra, antes de que se inicie su juicio, recibirá
generalmente crédito pleno por dicha declaración, el que presenta su Declaración de Culpabilidad en
cualquier momento después de ello recibirá algo de crédito, aunque no tanto como habría recibido de
haber presentado dicha declaración antes del inicio del juicio”.
Comparar con Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 118: “[L]a
Sala de Primera Instancia hace notar que otra persona acusada ha recibido crédito por declararse
culpable antes del inicio del juicio, o en una etapa temprana del mismo, debido al ahorro de recursos
para el Tribunal. Ambas partes han hecho declaraciones de que este aspecto de la Declaración de
Culpabilidad debe ser considerado como un factor atenuante. Recordando su conclusión en la
Sentencia del caso Nikolic, la Sala de Primera Instancia asignará poco peso a este aspecto de los
beneficios de una Declaración de Culpabilidad”.

(xii) Una Declaración de Culpabilidad “tardía”


Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 231: “Al considerar la disminución
de la sentencia, el factor relevante es la etapa del proceso en la que la persona responsable se declara
culpable y las circunstancias en las que dicha declaración se presta”.
Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 234: “Habiendo
sido arrestado en 2000, Dragan Nikolic se declaró culpable sólo después de tres años de detención y
justamente antes de escuchar los testimonios de seis testigos que declararían, algunos de los cuales
eran muy viejos y muy enfermos. Por lo tanto, la Sala de Primera Instancia sostiene que un acusado no
está bajo ninguna obligación de declararse culpable y encuentra que lo ‘tardío’ de la Declaración de
Culpabilidad de Dragan Nikolic no puede ser considerado en detrimento suyo. Por el contrario, el
cambio ‘tardío’ de su declaración de culpabilidad, es decir, 11 años después de cometer los crímenes,
debe ser considerado como una consecuencia de una profunda reflexión y análisis, por parte del
Acusado, con respecto a su conducta criminal, lo cual revela la genuina conciencia de su culpabilidad
y un deseo de asumir la responsabilidad por sus actos. El Acusado confesó ante el Dr. Grosselfinger y
sus familiares más cercanos que, después de declararse culpable, se sintió liberado y que la carga que

588
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

había estado llevando había desparecido. Además, al declararse culpable antes del inicio del juicio, el
Acusado liberó a la víctima de la necesidad de abrir viejas heridas”.

(xiii) Declaraciones de culpabilidad en otros países


Para la discusión sobre el uso de las Declaraciones de Culpabilidad en otros países, por ejemplo,
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párrs. 230 y 232-233; Nikolic - Dragan,
(Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párrs. 226-232.

(xiv) Aplicación - Declaraciones de Culpabilidad


Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 68: “La Sala de Apelaciones encuentra que la
Sala de Primera Instancia tomó en cuenta esta circunstancia atenuante [la admisión de culpabilidad de
Babic]. Encontró que era ‘excepcional’ y la consideró en su determinación final”.
Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 72: “La Sala de Primera
Instancia [...] reconoce que la Declaración de Culpabilidad de Bralo, combinada con su remordimiento
genuino, tendrá probablemente un efecto positivo en la rehabilitación de las víctimas de sus crímenes,
y en sus comunidades. Como lo señaló Mehmed Ahmic, el actual Presidente del Consejo del
Municipio de Ahmici, Bralo es la primera persona acusada por el Tribunal, por crímenes cometidos en
esa área, que ha admitido su conducta criminal. Acepta su opinión de que su reconocimiento de actos
ilícitos es extremadamente importante para toda la comunidad en su continuo proceso de recuperación
y de reconciliación”.
Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párrs. 69-70: “La Sala de Primera
Instancia considera que, por su Declaración de Culpabilidad y su narración de los eventos, Babic ha
contribuido significativamente con el proceso de reconciliación en el territorio de la antigua
Yugoslavia, en particular en Croacia y en Bosnia y Herzegovina”. “La aceptación de culpabilidad, por
parte de Babia, es excepcional porque su admisión de los hechos y de su culpabilidad hizo posible que
pudiera expedirse un Acta de Acusación contra él. Como se mencionó anteriormente, a pesar de haber
sido advertido de que podría incriminarse a sí mismo, Babic otorgó extensas entrevistas a los
investigadores de la Fiscalía, durante las cuales admitió cargar con una cierta responsabilidad”.
Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párr. 79: “La Sala de Primera Instancia
acepta que la Declaración de Culpabilidad de Darko Mrdja ayuda a establecer la verdad alrededor de
los crímenes cometidos el 21 de agosto de 1992, en Koricanske Stijene y, por lo tanto, puede
promover, a largo plazo, la reconciliación entre la gente de Bosnia y Herzegovina. La Sala de Primera
Instancia considera, por lo tanto, que la Declaración de Culpabilidad es un factor atenuante”.
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párrs. 3, 238, 241: “Al confesar su
culpabilidad individual y admitir todos los detalles precisos, contenidos en la Segunda Modificación al
Acta de Acusación y en una Base de Hechos adicional [...], Miroslav Deronjic ha guiado a la
comunidad internacional más cerca de la verdad, con respecto a los crímenes cometidos en el área
Glogova, siendo la verdad un prerrequisito para la paz. Ha ayudado, en cierta forma, a proteger contra
cualquier clase de revisionismo”.
“La Sala de Primera Instancia acepta que la Declaración de Culpabilidad de [Deronjic] tiende a
contribuir con el proceso de reconciliación en Bratunac en particular y en Bosnia y Herzegovina, en
general”. “[L]a Sala de Primera Instancia concluye que la Declaración de Culpabilidad de Miroslav

589
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

Deronjic y su disponibilidad para testificar en otros juicios, ayuda al Tribunal en su búsqueda de la


verdad y evita el revisionismo histórico. También evita que a las víctimas y los testigos se les requiera
comparecer y testificar sobre eventos dolorosos y traumáticos. La Sala de Primera Instancia concuerda
en que la Declaración de Culpabilidad presentada tempranamente por el Acusado contribuye al bien
público y le ahorra al Tribunal costos; sin embargo, esto último no tiene un efecto atenuante
significativo”.
Jokic - Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de, 2004, párrs. 77-78: “La Sala de
Primera Instancia reconoce que la Declaración de Culpabilidad de Miodrag Jokic, anterior al inicio del
juicio, contribuye a establecer la verdad respecto a los eventos ocurridos en y alrededor de la Vieja
Ciudad de Dubrovnik, el 6 de diciembre de 1991. El entendimiento mutuo y el propósito de
reconciliación mutua presuponen, de alguna forma, un registro verdadero y reconocido de los eventos
que constituyeron el conflicto en la antigua Yugoslavia. La Sala de Primera Instancia considera que
dicha apreciación mutua de los eventos sólo puede avanzar mediante la Declaración de Culpabilidad
de Miodrag Jokic. Su declaración tiene el potencial para fortalecer las bases para la reconciliación
entre la gente de la antigua Yugoslavia y para la restauración de una paz duradera en la región”. “La
Sala de Primera Instancia concluye que la Declaración de Culpabilidad de Miodrag Jokic es un factor
importante que atenuará la sentencia que deba imponérsele”.
Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párrs. 59-60: “En este caso, la
declaración se presentó aproximadamente dieciséis meses después de la comparecencia inicial del
Acusado, pero, antes del inicio del juicio, ahorrando así tiempo, esfuerzos y recursos. La
jurisprudencia del Tribunal ha aceptado que este factor cuenta en la atenuación de la sanción”. “Bajo
estas circunstancias, la Sala de Primera Instancia encuentra que la Declaración de Culpabilidad, en el
presente caso, es una circunstancia atenuante de importancia”.
Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 3: “Al confesar su
culpabilidad y admitir todos los detalles precisos contenidos en la Tercera Modificación al Acta de
Acusación, durante la sesión pública del Tribunal, el 4 de septiembre de 200, Dragan Nikolic ha
ayudado a avanzar en un proceso de reconciliación. Ha llevado a la comunidad internacional más cerca
de la verdad en un área que no está aún sujeta a juicio alguno, por parte de este Tribunal, siendo que la
verdad es un prerrequisito para la paz”.
Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párrs. 235, 237: “Dragan
Nikolic se ha declarado totalmente culpable del Acta de Acusación. La importancia de este acto se
refuerza por la consideración de que éste es el primer caso, en este Tribunal, en el que los sucesos en
[el] campo de Susica han sido nuevamente narrados”. “Por lo tanto, la Sala de Primera Instancia
reconoce la importancia de la Declaración de Culpabilidad de Dragan Nikolic, como una expresión de su
honestidad y disposición para asumir su responsabilidad, y junto con su expresión de remordimiento y
su cooperación con la Fiscalía, como una contribución a la reconciliación en el Municipio de
Vlasenica”.
Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párrs. 111-112 y 115-117: “La
Sala de Primera Instancia encuentra que la Declaración de Culpabilidad de Dragan Obrenovic es, en
efecto, significativa y que puede contribuir a cumplir con el mandato del Tribunal de restaurar la paz y
promover la reconciliación. El reconocimiento de los crímenes cometidos contra la población bosnia-
musulmana, en 1995 –crímenes que continúan teniendo repercusión en el presente– por parte de un
participante en dichos crímenes, contribuye a establecer el registro histórico y contradice la negación
de la comisión de estos crímenes. Aunque las víctimas de estos crímenes y los miembros de las
familias de aquellos asesinados estaban plenamente conscientes de los crímenes cometidos, antes de

590
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

que Dragan Obrenovic se declarara culpable, no puede dudarse de que el reconocimiento de los
crímenes cometidos contra ellos por un antiguo oficial del Ejército de la República Srpska, puede
proporcionar cierta forma de cierre”.
“La Defensa presentó un artículo por Emir Suljagic, un bosnio-musulmán de Srebrenica, sobre el
impacto de la Declaración de Culpabilidad de Dragan Obrenovic en él, como persona, que había
sobrevivido, pero que había perdido familiares y amigos cercanos durante las ejecuciones en julio de
1995, y como miembro de la comunidad bosnia-musulmana. El Sr. Suljagic escribe que, aunque
seguramente la confesión del Sr. Obrenovic y del Sr. Nikolic no transformarán los puntos de vista de
los bosnio-serbios, para él personalmente:

las confesiones me han dado una sensación de alivio que no había conocido desde la caída de
Srebrenica, en 1995. Me han dado el reconocimiento que he estado buscando durante estos últi-
mos años. Aunque están lejos de constituir una apología, estas admisiones son un principio.
Nosotros, los bosnio-musulmanes, ya no tenemos que probar que fuimos víctimas. Nuestros
amigos y primos, padres y hermanos fueron asesinados –ya no tenemos que probar que eran
inocentes–”.

“La Sala de Primera Instancia encuentra, además, que Dragan Obrenovic, al aceptar su
responsabilidad y su culpabilidad, no buscó nunca ofrecer excusas, o desplazar la responsabilidad por
sus acciones”.
“Tomando esto en consideración, la Sala de Primera Instancia encuentra que la Declaración de
Culpabilidad de Dragan Obrenovic es un factor significativo en la atenuación de la sentencia, debido a
su contribución para establecer la verdad, promover la reconciliación y por la aceptación, sin reservas,
de Dragan Obrenovic de su responsabilidad penal individual por el papel que jugó en la comisión del
delito de persecución”.
“La Sala de Primera Instancia considera también la Declaración de Culpabilidad de Dragan
Obrenovic, como un factor atenuante porque evita que los testigos sean requeridos para comparecer y
testificar sobre eventos dolorosos y traumáticos. Esto es particularmente apreciado en el caso de
Srebrenica, en el que numerosas Actas de Acusación fueron presentadas por la Fiscalía, y en el que es
probable que los futuros juicios requieran la presencia de estos testigos” (énfasis en el original).
Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párrs. 149-150: “[L]a Sala
de Primera Instancia encuentra que la Declaración de Culpabilidad de Momir Nikolic es un factor
importante en la atenuación de la sentencia, debido a su contribución con el establecimiento de la
verdad, la promoción de la reconciliación y porque la aceptación, por parte de Momir Nikolic, de su
responsabilidad penal individual por el papel que jugó en la comisión del delito de persecución”. “La
Sala de Primera Instancia considera también la Declaración de Culpabilidad de Momir Nikolic, como
un factor atenuante porque evita que los testigos sean convocados para comparecer y testificar sobre
eventos dolorosos y traumáticos. Esto es particularmente valorado en el caso de Srebrenica, en el que
se presentaron numerosas Actas de Acusación, por parte de la Fiscalía, y en el que es probable que los
juicios futuros requieran la presencia de estos testigos”.
Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 69: “La Sala de Primera
Instancia [...] encuentra que Predrag Banovic debe recibir pleno crédito por su declaración, como
factor atenuante”.

591
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

Plavsic, (Sala de Primera Instancia), 27 de febrero de 2003, párrs. 73 y 80-81: “La Sala de
Primera Instancia acepta [la expresión de remordimiento de Plavsic en la Audiencia para Dictar
Sentencia], junto con las expresiones de sus anteriores declaraciones para modificar su declaración,
como una expresión de remordimiento que debe ser considerada como parte de las circunstancias
atenuantes relacionadas con la Declaración de Culpabilidad. Esto, junto con el ahorro substancial de
recursos y tiempo internacional, como resultado de una Declaración de Culpabilidad antes del juicio,
dan derecho a la acusada a una rebaja en la sentencia que, de otra forma, habría sido la procedente
[...]”. “La Sala de Primera Instancia acepta que el conocimiento y la divulgación completa de los
delitos graves son muy importantes al establecer la verdad en relación con tales delitos. Esto, junto con
la aceptación de responsabilidad por los males cometidos, promoverá la reconciliación. [L]a Sala de
Primera Instancia concluye que la Declaración de Culpabilidad de la Sra. Plavsic y su reconocimiento
de responsabilidad, particularmente a la luz de su anterior cargo como Presidenta de la República
Srpska, debería promover la reconciliación en Bosnia y Herzegovina y en la región, como un todo”.
“La Sala de Primera Instancia otorgará [...] un peso significativo a la Declaración de Culpabilidad de la
acusada, así como al remordimiento que la acompaña y al impacto positivo en el proceso de reconciliación,
como un factor atenuante”.
Para la discusión sobre los procedimientos para presentar un Declaración de Culpabilidad, ver
“Aceptación de Declaraciones de Culpabilidad”, Sección (X)(f), Compendio del TPIY.
Ver también “medidas tomadas para la rehabilitación/ reconciliación”, como un factor atenuante,
Sección (IX)(c)(iv)(3)(j), Compendio del TPIY.

(xv) Aplicación - lucha contra el revisionismo


Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párrs. 257-260: “La Sala de Primera
Instancia admitió como prueba un documento que representa uno de los peores ejemplos de
revisionismo, en relación con las ejecuciones en masa de bosnio-musulmanes, cometidas en
Srebrenica, en julio de 1995. Este documento, intitulado ‘Reporte sobre el Caso Srebrenica (la Primera
Parte)’ fue preparado por el Centro de Documentos de la República Srpska, por la Oficina de Gobierno
de la República Srpska para Relaciones con el TPIY, el 1 de septiembre de 2002. A través de este
reporte se hace referencia a la ‘supuesta masacre’ y esta falsa expresión de los eventos históricos
culmina con la conclusión final de este informe que dice:

[...] el número de soldados musulmanes que fueron ejecutados por fuerzas bosnias-serbias, por
venganza personal, o por simple ignorancia del derecho internacional [...]sería probablemente de
menos de 100”.

“Otro ejemplo de revisionismo es la ‘Declaración del Comité de Asuntos Civiles para Srebrenica,
de la República Serbia’ No. 07-27/95, fechada el 17 de julio de 1995, que fue firmada por el Acusado en este
caso, Miroslav Deronjic, Comisionado para Asuntos Civiles de Srebrenica, por Nesib Mandzic, Representante
de las Autoridades Civiles para el Enclave de Srebrenica, y por el Mayor Franken, un Representante del
UPROFOR [Fuerza de Protección en Bosnia de las NNUU], Comandante del Batallón Holandés, en
ese entonces. Este documento manifiesta en su parte operativa:

592
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

- la población civil puede permanecer en el enclave o evacuar, dependiendo del deseo de cada
persona;
- en caso de que deseemos evacuar, es posible para nosotros elegir la dirección de nuestros
movimientos y hemos decidido que la población entera evacuará el territorio del Condado de
Kladanj;
- se ha convenido que la evacuación la llevarán a cabo el Ejército y la Policía de la República
Srpska, supervisados y escoltados por la NUPROFOR [Fuerza de Protección en Bosnia de
las NNUU] [...];
- durante la evacuación no hubo incidentes en ninguna de las partes y el lado serbio se ha
adherido a toda la normatividad de los Convenios de Ginebra y a las leyes internacionales de
la guerra, en lo que se refiere a la escolta de los convoyes por las Fuerza de las NNUU”.

“La Sala de Primera Instancia acepta la declaración presentada por la Fiscalía de que Miroslav
Deronjic, alentado por Radovan Karadzic, preparó este documento, cuyos ‘contenidos [según al
Acusado] no correspondían a la verdad’ y que éste fue realizado con objeto ‘de despistar a la
comunidad internacional’”.
“Consecuentemente, la Sala de Primera Instancia concuerda con que la admisión del Acusado es
importante por dos razones: 1) ‘[es] importante difundir cualquier sugerencia en los juicios que se
están llevando a cabo, o que se lleven a cabo en el futuro, respecto a Srebrenica, de que los bosnio-
musulmanes dejaron el enclave por su propia voluntad’ y 2) ‘[es] importante negar los argumentos de
revisionistas futuros que pudieran utilizar este documento para proponer que el desplazamiento
forzoso de los bosnios de Srebrenica fue una mera evacuación humanitaria, llevada a cabo de
conformidad con los principios del derecho internacional’”.
“En conclusión, la Sala de Primera Instancia acepta la importancia de la declaración del Acusado,
con respecto a los detalles de las ejecuciones en masa de los bosnio-musulmanes, cometidas en
Srebrenica, en julio de 1995, y respecto a los papeles individuales de las personas que intervinieron en ellas,
y de que preparó el documento antes citado dejando, sin embargo, la determinación final a aquellas
Salas que tienen a su cargo estos crímenes. La Sala de Primera Instancia concuerda en que el
reconocimiento, por parte del Acusado y de otros, de estos crímenes, sirve a dos objetivos: establecer
la verdad e impedir la posibilidad de que futuros revisionistas puedan distorsionar históricamente lo
que ocurrió. Por lo tanto, la Sala de Primera Instancia atribuye un peso significativo a este factor, en la
atenuación de la sentencia de Miroslav Deronjic”.

(d) Remordimiento

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 715: “La Sala de Apelaciones
observa que los actos o expresiones que prueban un remordimiento real y sincero pueden ser
considerados como una circunstancia atenuante. También hace notar que la Sala de Primera Instancia
no mencionó el remordimiento como una circunstancia atenuante que tomó en cuenta al decidir la
sentencia. Sin embargo, la Sala de Primera Instancia tiene discrecionalidad con respecto a los factores
que considera como atenuantes, el peso que otorga a un factor atenuante en particular, y la rebaja de un
factor atenuante particular. Debe demostrarse un error discernible, por parte de la Sala de Primera
Instancia, para que la Sala de Apelaciones pueda intervenir”.

593
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 705: “La Sala de Primera Instancia
identificó correctamente el requisito de que, con objeto de constituir un factor atenuante, el
remordimiento expresado por una persona acusada debe ser real y sincero”. Ver también Vasiljevic,
(Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 177; Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de
marzo de 2004, párr. 85; Jokic - Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de, 2004, párr. 89;
Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 72; Simic, Tadic y Zaric, (Sala de
Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1,066; Simic - Milan, (Sala de Primera Instancia), 17
de octubre de 2002, párr. 92 (en donde todos declaran que el remordimiento debe ser sincero).
Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 177: “La Sala de Apelaciones es de
la opinión de que una persona acusada puede expresar arrepentimiento sincero sin admitir su
participación en un crimen, y de que éste es un factor que puede ser tomado en cuenta”. Ver también
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1139 (similar); Strugar, (Sala de
Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 470 (similar).
Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 65: “[C]uando la declaración de
las circunstancias en las que ésta se realiza, involucran un profundo reconocimiento de la
responsabilidad personal, pueden demostrar que una persona acusada siente un remordimiento
genuino”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 774: “[E]l sentimiento de
remordimiento debe ser analizado, no sólo de las declaraciones del acusado, sino también de su
comportamiento (rendición voluntaria, Declaración de Culpabilidad)”.
Ver también “medidas tomadas hacia la rehabilitación/ reconciliación”, como un factor atenuante,
Sección (IX)(c)(iv)(3)(j), Compendio del TPIY.
Ver también “la conducta subsecuente, incluyendo intenciones de promover la paz”, como un
factor atenuante, Sección (IX)(c)(iv)(3)(i), Compendio del TPIY.
Ver también “no existe error al considerar la conducta después del conflicto, como una expresión
del remordimiento”, Sección (X)(e)(xvi)(7), Compendio del TPIY.

(i) Aplicación - remordimiento


Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párr. 52: “[L]a Sala de Primera
Instancia tomó en consideración, como una expresión de su remordimiento sincero, el radiograma
enviado por el Apelante como una apología por el bombardeo [de la Vieja Ciudad de Dubrovnik], el
acuerdo de cese al fuego [que Jokic negoció] y su implementación, así como su participación en
actividades políticas dirigidas a promover una solución pacífica de los conflictos en la región después
de la guerra”.
Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párrs. 71-72: En rechazo al argumento de Babic
de que la Sala de Primera Instancia no dio suficiente peso a su expresión de remordimiento: “La Sala de
Apelaciones hace notar que la Sala de Primera Instancia consideró la expresión de remordimiento
del Apelante, tanto antes como después de que presentó su Declaración de Culpabilidad, y que sí tomó esta
circunstancia en cuenta como atenuante”.
Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párr. 59: “[L]a Sala de Primera
Instancia consideró manifiestamente el remordimiento de [Nikolic], como una de las circunstancias
atenuantes que implicaron una reducción substancial de la sentencia [...]”.

594
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 712, 705: “[L]a Sala de Apelaciones considera
que las circunstancias particulares del Apelante, en el inicio y durante la guerra, merecen
consideración [...]. El Apelante lamentó el conflicto subsecuente con las [Fuerzas Armadas del
Gobierno de Bosnia y Herzegovina], y testificó: ‘Sin embargo, yo también fui un comandante militar
en medio de este conflicto, y era mi deber, y también tenía la autoridad y competencia para ordenar
operaciones de combate lícitas y legales contra las fuerzas del Ejército de Bosnia y Herzegovina, que
es lo que hice. Aunque lamento mucho que el conflicto haya tenido lugar; sin embargo, era mi deber
proteger a la comunidad croata en los enclaves, y a toda la población que vivía en esos espacios
aislados, a lo largo de Bosnia Central’”.
“La Sala de Apelaciones [...] a la luz de sus propias consideraciones registradas en los Autos del
Juicio, y evaluadas junto con la nueva prueba admitida en apelación, considera que las órdenes
limitadas que el Apelante emitió no sirven para socavar una conclusión de que su remordimiento es
real y sincero. La Sala de Apelaciones también ha considerado prueba substancial de las órdenes
supuestamente humanitarias del Apelante [...]. Las expresiones de remordimiento del Apelante
constituyen, por lo tanto, un factor que atenúa la sentencia”.
Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párrs. 69, 71: “La Sala de Primera
Instancia acepta que, después de concluir el conflicto armado, Bralo estaba devastado por el trauma
del conflicto y por la parte que desempeñó en él. Intentó rendirse al Tribunal en 1997, a pesar de no
conocer la existencia real de un Acta de Acusación en su contra. También se involucró en trabajos al
servicio de la comunidad en diferentes regiones de Bosnia y Herzegovina. Sus esfuerzos para ayudar a la
localización de los restos de las víctimas y otras personas asesinadas durante el transcurso del conflicto, y
para ayudar en las operaciones de retiro de minas, son de alabarse, y la Sala de Primera Instancia toma
en cuenta la declaración rendida por Zaim Kablar, quien ha estado involucrado en la localización y
exhumación de cadáveres en Bosnia Central, y que ha descrito la importancia de la contribución de
Bralo para encontrar los restos de varias de sus víctimas, y el efecto positivo que esto tuvo en las
familias de aquellas víctimas y en la comunidad local. Su reconocimiento de la responsabilidad por sus
crímenes y sus expresiones de pesar, dirigidas a sus víctimas, son indicativos importantes de que ha
pasado por una transformación personal. La Sala de Primera Instancia confía en que este proceso de
transformación continuará mientras cumple su sentencia y en que su sanción tendrá un efecto
rehabilitador adicional”. “La Sala de Primera Instancia considera, por lo tanto, que la declaración de
Bralo, junto con su conducta, después de los impresionantes eventos del Acta de Acusación y,
particularmente, los esfuerzos que ha hecho para tratar de redimir sus crímenes, demuestran que
realmente siente remordimiento”.
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párrs. 470-471: “En el caso presente,
existe prueba de que el Acusado expresó su pesar en una carta al Ministro Rudolf [Ministro Croata
para Asuntos Marítimos y Relaciones Exteriores], un día después del ataque. Sin embargo, a la luz de
las circunstancias del momento, en particular de las negociaciones que tenían lugar con los
representantes croatas, el papel del Acusado en el ataque a Srd, y su error al no investigar y sancionar
a los perpetradores de los crímenes, no le es posible a la Sala aceptar que esta carta es una expresión
de remordimiento sincero”.
“Después del cierre de los argumentos de las partes, el Acusado solicitó que se le permitiera
realizar una declaración ante la Sala. Declaró en particular:

595
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

Estoy sinceramente apenado por todas las bajas humanas y por todo el daño causado. Siento
verdadera pena por todas las víctimas, y por toda la gente que fue asesinada en Dubrovnik, así
como por aquellos soldados jóvenes que fueron asesinados en Srd y en otras áreas y posiciones.
Lamento no haber sido capaz de hacer nada para detener y evitar todo ese sufrimiento.

La Sala acepta la sinceridad de esta declaración, aunque adopta una posición diferente a la del
Acusado con respecto a la última oración”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1,139: “En este caso, el
Acusado no ha hecho tal declaración [de sincero arrepentimiento], pero a lo largo del juicio hubo
algunas instancias en las que, a través del abogado de la Defensa, dijo a los testigos que lamentaba lo
que habían sufrido. La Sala de Primera Instancia no tiene razón para dudar de la sinceridad del
Acusado al manifestar su arrepentimiento, y tomará estas instancias en consideración, como un factor
atenuante para efectos de la emisión de la sentencia del Acusado”.
Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párrs. 82-84: “La Sala de Primera
Instancia hace notar que, durante una de las entrevistas otorgadas a los investigadores de la Oficina de
la Fiscalía, el 23 febrero de 2002, Babic declaró:

Ciertamente, hoy, con esta conciencia y conocimiento que tengo, no actuaría en esa forma, no me
conduciría de esa manera, pero en ese momento mi papel podría haber sido mucho mejor, o no
haber tenido ningún papel en absoluto. Y de alguna forma siento vergüenza por lo que ocurrió y
también lo lamento, lamento haber participado en cierta forma en esos eventos, que fueron feos”.

“Después de haber presentado su Declaración de Culpabilidad ante la Sala de Primera Instancia,


Babic expresó nuevamente su remordimiento:

Comparezco ante este Tribunal con un profundo sentido de vergüenza y remordimiento. Me he


permitido tomar parte en la peor clase de persecución de personas simplemente porque eran
croatas y no-serbios. Gente inocente fue perseguida; gente inocente fue arrojada por la fuerza de
sus hogares; y gente inocente fue asesinada. Aún cuando supe lo que había ocurrido, guardé
silencio. Peor aún, continúe en mi cargo, y me convertí en personalmente responsable del trato
inhumano a gente inocente.

Continuó:

Estos crímenes y mi participación en ellos nunca pueden ser justificados. No encuentro palabras
cuando tengo que expresar la profundidad de mi remordimiento por lo que he hecho y por el
efecto que mis pecados ha tenido en otros. Sólo puedo esperar que expresando la verdad,
admitiendo mi culpa, y expresando mi remordimiento, esto pueda servir de ejemplo a aquéllos
que aún están equivocados, creyendo que tales actos inhumanos tienen alguna justificación. Sólo
la verdad puede dar la oportunidad al pueblo serbio de liberarse de su carga de culpa colectiva.
Sólo una admisión de culpabilidad, por mi parte, hace posible para mi asumir la responsabilidad
de todo el mal que he hecho”.

596
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

“La Sala de Primera Instancia está satisfecha de que el remordimiento expresado por Babic es
sincero y consecuentemente, constituye un factor atenuante”.
Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párr. 87: “[L]a Sala de Primera
Instancia encuentra que las disculpas públicas de Darko Mrdja y su conducta durante la Audiencia
para Dictar sentencia, reflejan su sincero remordimiento. Darko Mrdja ha expresado el deseo de que
su gesto contribuya a la paz y ha cooperado de una manera substancial con la Fiscalía. Esto
constituye también prueba de su remordimiento, lo cual acepta la Sala de Primera Instancia como un
factor atenuante”.
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párrs. 263-264: “La Sala de Primera
Instancia acepta que el Acusado expresó públicamente su remordimiento durante la Audiencia para
Dictar Sentencia”. “Adicionalmente, la Sala de Primera Instancia acepta la declaración presentada por
la Defensa de que el remordimiento de Deronjic resultó en su admisión de culpabilidad, su
cooperación substancial con la Fiscalía y su expresión pública de remordimiento, todas durante la
Audiencia para Dictar Sentencia y en las entrevistas con la Fiscalía, como se refleja en los registros de
estas entrevistas. Por lo tanto, la Sala de Primera Instancia lo toma en consideración, como un factor
atenuante al decidir la sentencia del Acusado”. Pero ver Deronjic, (Sala de Primera Instancia),
Opinión Disidente del Juez Schomburg, 30 de marzo de 2004, párr. 17 (“El remordimiento mostrado
por el Acusado es difícilmente creíble, inter alia, porque de testimonio en testimonio, después de su
Declaración de Culpabilidad, quiere minimizar su culpa”).
Jokic - Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de, 2004, párr. 92: “La Sala de Primera
Instancia encuentra que la expresión pública de pesar de Miodrag Jokic, respecto a las víctimas y sus familias,
a su conducta después del ataque del 6 de diciembre de 1991, en la Vieja Ciudad de Dubrovnik, y su
conducta durante la Audiencia para Dictar Sentencia (en la que abiertamente habló de su ‘arrepentimiento’),
reflejan conjuntamente su remordimiento sincero. El hecho de que, en cierto momento, después de la
rendición voluntaria ante el Tribunal, Miodrag Jokic se declarara culpable y subsecuentemente
cooperara de manera substancial con la Fiscalía, como se explica abajo, corrobora esta conclusión”.
Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párrs. 241-242: “La Sala
de Primera Instancia acepta que el remordimiento se demostró durante la Audiencia para Dictar
Sentencia. La Sala de Primera Instancia recuerda, en particular, la siguiente declaración por parte del
Acusado:

Sinceramente me arrepiento [...]. Me arrepiento sinceramente. No lo estoy diciendo pro forma, este
arrepentimiento y contrición vienen desde lo más profundo de mí, porque conocía a la mayoría de esta
gente desde épocas tempranas. [...] Quiero aprovechar esta oportunidad para decirles a todos
aquellos a los que lastimé, ya sea directa o indirectamente, que pido perdón a todos los que pasaron
algún tiempo en Susica, ya fuera uno varios meses. Quisiera, ahora que tengo esta oportunidad de
hablar en público, hacer que incluso esas víctimas sintieran la sinceridad de mi disculpa y mi
arrepentimiento, aún aquellos que nunca estuvieron en el campo de Susica, y los que ahora están
dispersos por el mundo, como resultado de ese conflicto y de las expulsiones que hicieron
imposible que pudieran regresar a su hogar”.

“La Sala de Primera Instancia acepta esta expresión de remordimiento como un factor atenuante
entre otros”.

597
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 121: “La Sala de Primera
Instancia ha tenido la oportunidad de observar a Dragan Obrenovic en la Audiencia de Alegatos,
durante sus siete días de testimonio en el juicio Blagojevic, y en la Audiencia para Dictar Sentencia.
La Sala de Primera Instancia ha considerado cuidadosamente la expresión de remordimiento de
Dragan Obrenovic y las disculpas ofrecidas a las víctimas por su participación en lo que él describió
como ‘el horror de Srebrenica’. A través de sus declaraciones y acciones, la Sala de Primera Instancia
encuentra que Dragan Obrenovic siente verdadero arrepentimiento por el papel que tuvo en los
crímenes por los que ha sido condenado, y que busca reparar su conducta criminal. Por lo tanto, el
Tribunal considera que el remordimiento de Dragan Obrenovic es un factor atenuante substancial en
este caso”.
Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párrs. 159-161: “Esta
Sala de Primera Instancia ha tenido la oportunidad de observar a Momir Nikolic en su Audiencia de
Alegatos de dos días, a lo largo del transcurso de su testimonio de ocho días en el juicio Blagojevic,
y los tres días de su Audiencia para Dictar Sentencia. La Sala de Primera Instancia ha considerado
las expresiones de remordimiento de Momir Nikolic y sus disculpas hacia las víctimas, sus familias,
y el pueblo de Bosnia por su participación en el delito de persecución”. “La Sala de Primera
Instancia recuerda la explicación de Momir Nikolic de sus razones para declararse culpable, así
como la razón relacionada para proporcionar a la Fiscalía información falsa, durante las
negociaciones de la declaración”. “Recordando que la norma para los factores atenuantes está en la
ponderación de las probabilidades, la Sala de Primera Instancia encuentra que la expresión de
remordimiento de Momir Nikolic constituye un factor atenuante, pero no puede otorgarle un peso de valor
substancial a este factor”.
Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 72: “Si el Acusado no aceptó la
responsabilidad [antes de presentar su declaración], sólo estaba ejerciendo un derecho fundamental
reconocido por el Estatuto. La Sala de Primera Instancia está satisfecha, por lo tanto, de que las
declaraciones realizadas por el Acusado, tanto en sus intervenciones con la Fiscalía, como en la
Audiencia para Dictar Sentencia, son expresiones de remordimiento sincero”.
Ver también Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1098
(se acepta “que Miroslav Tadic expresó remordimiento genuino y se [acepta] que esto constituye una
circunstancia atenuante”.); Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003,
párr. 1,111 (lo mismo respecto a Simo Zaric); Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párrs.
63, 66 (las declaraciones de remordimiento que se determina son sinceras y consideradas un factor
atenuante).
Comparar con Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 715: “La Sala de
Apelaciones hace notar la naturaleza limitada y calificada del remordimiento de Zigic. Zigic confesó
que pateó una vez a Sead Jusufagic, y que golpeó al Testigo Ak una vez, por lo cual expresó cierto
remordimiento. Esta expresión de remordimiento abarca solamente una fracción de los crímenes por
los que Zigic ha sido condenado. En tal virtud, la Sala de Apelaciones considera que quedó dentro de
la discrecionalidad de la Sala de Primera Instancia, el no considerar el remordimiento de Zigic como
una circunstancia atenuante”.
Comparar con Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párrs. 175, 177: “El
Apelante sostiene que la Sala de Primera Instancia se equivocó al concluir que no había mostrado
ningún remordimiento por su participación en el asesinato de los cinco hombres musulmanes,
incluyendo su amigo Meho Dzafic, que fueron asesinados en las orillas del Río Drina”. “La Sala de
Primera Instancia considera varios factores presentados por el Apelante como circunstancias

598
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

atenuantes, incluyendo su arrepentimiento o remordimiento. Es la conclusión de la Sala de Primera


Instancia que el Apelante no mostró ningún remordimiento por su participación en el incidente del Río
Drina, la Sala de Apelaciones entiende que la Sala de Primera Instancia ejerció su propia
discrecionalidad al decidir que las palabras utilizadas por el Apelante no mostraban un remordimiento
real y que, por lo tanto, no podían ser consideradas como una circunstancia atenuante. El Apelante no
ha demostrado que la Sala de Primera Instancia se hubiera equivocado en el ejercicio de su
discrecionalidad”.
Comparar con Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 257: “[L]a Sala
de Primera Instancia [...] señaló que el arrepentimiento insubstancial de Krnojelac no podía ser tomado
en cuenta como un atenuante significativo”.
Comparar con Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr.
1,087: “La Sala de Primera Instancia no se encuentra satisfecha de que Blagoje Simic haya demostrado
ningún remordimiento sincero”.

(e) Coacción/órdenes superiores

Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 53: “Coacción y órdenes superiores
son conceptos distintos, pero relacionados, y cualquiera de ellos puede contar en la atenuación de la
sentencia”.
Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párrs. 65, 67: “[D]esde un punto de
vista legal [...], se puede declarar que se actuó bajo órdenes superiores, como atenuante,
independientemente de la coacción, y vice-versa. En tal virtud, se puede otorgar un atenuante a un
subordinado, cuando ha cumplido una orden sin haber sido directamente amenazado, tal como ocurre
cuando la orden no era manifiestamente ilegal. En sentido inverso, una persona sin autoridad superior
sobre otra, puede obligarlo a cometer un crimen mediante amenazas”. “El artículo 7.4 del Estatuto
señala que ‘[e]l hecho de que una persona acusada haya actuado de conformidad con una orden de un
gobierno o de un superior [...] puede ser considerado como un factor para atenuar la sanción, si el
Tribunal determina que la justicia así lo requiere’”.
Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 714: “[E]n algunos casos, la
participación forzada en un delito puede constituir una circunstancia atenuante”.
Erdemovic, (Sala de Primera Instancia), 5 de marzo de 1998, párr. 17: La coacción “puede ser tomada
en cuenta solamente como atenuante”. La Sala de Primera Instancia sostuvo que hubo coacción en este
caso y encontró “que existió un riesgo real de que el acusado pudiera haber sido asesinado si hubiera
desobedecido la orden. Él expresó sus sentimientos, pero se dio cuenta de que no tenía opción en el
asunto: tenía que matar o lo matarían”.
Para la discusión sobre del hecho de que la coacción no es una excepción, ver (VII)(b),
Compendio del TPIY.

(i) Aplicación - coacción/órdenes superiores


Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párrs. 53-56: “[L]a Sala de Primera
Instancia hace notar en el alegato de la Defensa que, como consecuencia de sus acciones en febrero de
1993, Bralo fue detenido en custodia en la prisión de Kaonik hasta el 15 de abril de ese año. La Base

599
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

de Hechos para el Acuerdo de Declaración de Culpabilidad, entre la Fiscalía y Bralo, indica también
que fue liberado de esta prisión bajo la condición de que participara en el ataque a Ahmici. La Sala de
Primera Instancia acepta, por lo tanto, que Bralo se encontraba bajo cierta presión para convertirse en
miembro de los ‘Jokers’ [un pelotón supuestamente llamado antiterrorista del Cuarto Batallón de la
Policía Militar del Consejo de Defensa Croata (HVO)] y para quedar activamente involucrado en
operaciones de combate llevadas a cabo por el HVO. No existe prueba para sugerir que intentó resistir
a esta presión pero, no obstante, surge la pregunta respecto a si se encontraba actuando bajo coacción
cuando cometió los crímenes y, o alternativamente, si sus crímenes fueron cometidos como un
resultado de órdenes superiores”.
“Sin embargo, Bralo no ha alegado forma alguna de coacción emanada de sus superiores, en
forma tal que estuviera obligado a cometer los crímenes por los que se le ha condenado. Ni tampoco
ha declarado específicamente la existencia de órdenes superiores, como un factor atenuante de la
sentencia. Ha asumido plena responsabilidad personal por esos crímenes y ha reconocido que sabía
que estaba mal. Es el deber de toda persona involucrada en un conflicto armado el cumplir plenamente
con las normas relevantes del derecho internacional humanitario y, no obstante que Bralo puede haber
estado presionado para participar en actividades de combate, permanecía legal y moralmente obligado
a conducirse de acuerdo con esas normas. Nuevamente, la Sala de Primera Instancia recuerda el trato
particularmente brutal del Testigo A, por parte de Bralo, su participación en el asesinato de numerosos
civiles, incluyendo niños, y su humillación de detenido civiles, obligándolos a realizar un rito
religioso. Todas sus acciones despliegan su total desprecio por las leyes que regían el conflicto
armado, así como una brutal indiferencia por la vida y la dignidad humana”.
“Además, la Sala de Primera Instancia hace notar que Bralo tenía en efecto una opción con
respecto a su participación continua en la actividades de combate del [Consejo de Defensa Croata
(HVO)], después de su liberación de la prisión. La Defensa ha señalado en sus Alegatos que eligió, a
fines de 1994, no luchar más y se rehusó a dejar su cama en Nadioci. No se ha argumentado que
sufriera alguna consecuencia negativa desde el punto de vista disciplinario, o de alguna otra acción,
por haberse rehusado a luchar en ese momento. Por lo tanto, Bralo podía y debía haberse rehusado a
participar en las actividades de combate en una etapa anterior, si recibió órdenes que sabía que eran
ilícitas, o si se le ordenó llevar a cabo actividades que sabía eran ilegales. Aunque la Sala de Primera
Instancia no ha recibido prueba de que se le hubieran dado órdenes de asesinar a civiles y destruir
hogares de civiles, en el contexto del ataque de Ahmici, se mencionan esas órdenes en la Base de
Hechos y, por lo tanto, su existencia no es cuestionada. Sin embargo, estas órdenes habrían sido tan
manifiestamente ilícitas que Bralo debería haberse rehusado a implementarlas. No se ha presentado
prueba alguna y no se ha formulado argumento alguno de que hizo algún intento por resistir el hacerse
cargo de llevar a cabo los crímenes que cometió”.
“La Sala de Primera Instancia encuentra, por lo tanto, que las circunstancias de Bralo en el
periodo que llevó a y que rodeó la comisión de estos crímenes no se equipara a circunstancias
atenuantes. La Sala de Primera Instancia encuentra también que las órdenes dadas a Bralo de matar
a civiles y destruir sus hogares habían sido manifiestamente ilícitas, de forma que no tendría ningún
valor atenuante en la determinación de la sentencia, en este caso. Aunque pudiera ser el caso que
Bralo haya sido utilizado por sus superiores como una ‘arma de guerra’, una vez más la Sala de
Primera Instancia encuentra que esto no tiene peso alguno sobre la sanción adecuada que debe
recibir por sus crímenes”.
Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párrs. 65-68: “La Sala de Primera
Instancia considerará ahora las cuestiones de coacción y órdenes superiores en turno. Supuestamente,
en esta instancia, las dos cuestiones están inminentemente ligadas, ya que, como arguye la Defensa, las

600
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

órdenes expedidas por los superiores de Darko Mrdja iban acompañadas de coacción, a saber, amenaza
de muerte”.
“Con respecto a la coacción, la Defensa arguye que Darko Mrdja habría sido asesinado o habría
sufrido, por lo menos, graves consecuencias, si no hubiera cumplido con las órdenes de sus superiores.
En apoyo a este argumento, la Defensa se basa sólo en la declaración verbal de Darko Mrdja durante la
Audiencia, para Dictar Sentencia. La Sala de Primera Instancia no está convencida, con base en esta
prueba, de que Darko Mrdja actuara, en efecto, bajo amenaza. La Defensa asegura también que, a la
luz del Reporte del Profesor Gallwitz y con los antecedentes de odio prevalecientes en el tiempo
relevante, una persona tan joven y de tan bajo rango, como Darko Mrdja, no podría haberse opuesto a
las órdenes que recibió. La Sala de Primera Instancia no excluye que esas circunstancias hayan tenido
alguna influencia en la conducta criminal de Darko Mrdja, aunque no acepta que fueron de tal
naturaleza que Darko Mrdja, aún tomando en cuenta su edad y bajo rango, no hubiera tenido otra
alternativa más que participar en la masacre de alrededor de 200 civiles. La ausencia de cualquier
prueba convincente de cualquier signo significativo de que Darko Mrdja deseara desasociarse de la
masacre, en el momento de su comisión, impide que la Sala de Primera Instancia acepte la coacción
como una circunstancia atenuante”.
“La Sala de Primera Instancia hace notar que la Fiscalía no disputa el hecho de que Darko Mrdja
actuara en apoyo de las órdenes de sus superiores. La Sala de Primera Instancia ya ha manifestado que
no existe prueba de que las órdenes fueran acompañadas por amenazas que causaran coacción. Por
otro lado, las órdenes eran tan manifiestamente ilícitas que Darko Mrdja debe haber estado bien
consciente de que violaban las más elementales leyes de la guerra y las normas básicas de humanidad.
El hecho de que haya obedecido dichas órdenes en lugar de actuar por su propia iniciativa, no amerita
la atenuación de su sanción”. “En conclusión, la Sala de Primera Instancia desecha el argumento de la
Defensa, con respecto a la coacción y las órdenes superiores”.
Para la discusión sobre el caso Erdemovic, ver (VII)(b), Compendio del TPIY.

(f) Participación indirecta/participación relativa


a otros miembros de una empresa criminal conjunta

Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 40: “[G]eneralmente, puede decirse que una
conclusión respecto a forma de participación secundaria o indirecta en una empresa criminal conjunta
relativa a otros, puede resultar en la imposición de una sentencia menor [...]”.
Krstic, (Sala de Primera Instancia), 2 de agosto de 2001, párr. 714: “La participación indirecta es
una circunstancia que puede atenuar una sentencia. El acto de prestar asistencia en la comisión de un
crimen es una forma de participación en el crimen que, a menudo, se considera menos grave que la
participación personal o la comisión del mismo como autor principal y puede, dependiendo de las cir-
cunstancias, garantizar una sentencia más leve que la que se impone por la comisión directa”.
Comparar con Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 737: “[L]a au-
sencia de [...] participación activa no es una circunstancia atenuante [cuando se considera la respon-
sabilidad de mando]. El incumplimiento al no impedir o sancionar los crímenes de los subordinados
es la conducta culpable relevante, y la falta de participación activa en los crímenes no reduce esta
culpabilidad”.

601
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

(i) Aplicación - participación indirecta


Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párrs. 272-273: “La Sala de Apelaciones considera
[...] que cuatro factores adicionales deben ser tomados en cuenta para atenuar la sentencia de Krstic, a
saber: (i) la naturaleza de su disposición de los activos y recursos de los Cuerpos de Drina; (ii) el
hecho de que hubiera asumido el mando de los Cuerpos recientemente, durante las operaciones de
combate; (iii) el hecho de que estuviera presente en y alrededor de Potocari durante, cuando mucho,
dos horas; y (iv) su orden por escrito de tratar a los musulmanes humanamente”.
“Primero, en tanto que Radislav Krstic realizó una contribución substancial a la realización del
plan genocida y al asesinato de los bosnio-musulmanes de Srebrenica, su involucramiento real, al
facilitar el uso del personal y activos de los Cuerpos de Drina bajo su comando, fue de carácter li-
mitado. Segundo, en tanto que la Sala de Apelaciones ha encontrado que Krstic asumió el comando de
los Cuerpos de Drina el 13 de julio de 1995, acepta que la naturaleza reciente de su nombramiento,
junto con su preocupación por conducir operaciones de combate en curso en la región alrededor del
Zepa, significó que su impacto personal en los eventos descritos fue aún más limitado. Tercero,
Krstic estuvo presente en y alrededor de las instalaciones de Potocari durante la tarde del 12 de julio
de 1995 por no más de dos horas, periodo que, la Sala de Apelaciones encuentra, es suficientemente
breve como para justificar una atenuación de la sentencia. Finalmente, como se discutió arriba, Radislav
Krstic hizo esfuerzos para garantizar la seguridad de los civiles bosnio-musulmanes transportados
fuera de Potocari, dio orden de que no debería lastimarse de ninguna manera a los civiles, en tanto
que garantizaba su transportación segura fuera del área de Srebrenica, y mostró una preocupación
similar por los civiles bosnio-musulmanes durante la campaña de Zepa. La integridad personal de
Krstic, como un oficial militar de carrera serio que normalmente no habría estado asociado con se-
mejante plan en absoluto, es también un factor atenuante”. Ver también Krstic, (Sala de Apelacio-
nes), 19 de abril de 2004, párr. 254.
Comparar con Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párrs. 38, 40: “[L]a Sala de
Apelaciones encuentra que dentro de la discrecionalidad de la Sala de Primera Instancia se encontraba
elegir no asignar mayor peso al hecho de que, como lo hizo notar la Fiscalía, [Babic] ‘no cometió el
actus reus de ninguno de los crímenes que constituyen persecución’. La coautoría en una empresa cri-
minal conjunta, por la que el Apelante fue encontrado culpable, sólo requiere que el acusado comparta
el mens rea o la ‘intención de perseguir un propósito común’ y que lleve a cabo algunos actos que ‘es-
tén dirigidos, de alguna forma, a promover el diseño común”. La participación en una empresa cri-
minal conjunta no requiere que el acusado cometa el actus reus del crimen específico que dispone el
Estatuto. Por lo tanto, la Sala de Apelaciones concluye que la Sala de Primera Instancia tenía derecho
a considerar, como lo hizo, que el papel del Apelante al prestar apoyo a la empresa criminal conjunta
no fue tan limitado como lo sugieren las partes”.
“La Sala de Apelaciones hace notar que [...] la conclusión de la Sala de Apelaciones en el caso
Tadic se basó en las ‘circunstancias del caso,’ y que no fue una conclusión legal para efecto de que la
participación de una persona acusada en una empresa criminal conjunta siempre deba ser determinada
como relativa, respecto a la participación de otros perpetradores, en la determinación del nivel general
de la participación del acusado. Más aún, contrario a lo que sostiene la Fiscalía, la Sala de Primera Ins-
tancia sí tomó en cuenta la participación del Apelante respecto a la de otros miembros de la empresa
criminal conjunta, concluyendo que ‘Babic no fue la persona con mayor influencia en la campaña de
persecuciones’. Aunque, generalmente, puede decirse que una conclusión de formas secundarias o in-
directas de una empresa criminal conjunta, en relación con otras, puede resultar en la imposición de
una sentencia menor, la Sala de Apelaciones encuentra que la conclusión de la Sala de Primera Instan-
cia de que en este caso, sin embargo, la participación del Apelante en la empresa criminal conjunta no

602
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

fue tan limitada como lo sugieren las partes, fue la correcta a la luz de la totalidad de sus actos, los
cuales demostraron un apoyo significativo a la empresa criminal conjunta” (énfasis en el original). Ver
también Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 79.

(g) Responsabilidad mental disminuida

Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 590: “[E]l principio general de dere-
cho relevante [...] es que la responsabilidad menta disminuida del acusado es relevante para la senten-
cia que se imponga, y que no es una defensa que lleve a una absolución en el verdadero sentido [...].
La Regla 67(A)(ii)(b),XXX por lo tanto, debe ser interpretada como refiriéndose a una responsabilidad
mental disminuida, cuando debe ser presentada por la defensa como una cuestión para atenuar la sen-
tencia. Como el acusado tiene la responsabilidad de establecer la substancia en la atenuación de la sentencia,
cuando éste se basa en la responsabilidad mental disminuida como atenuante, debe establecer esta
condición con base en la ponderación de las probabilidades – que era más posible que esa condición
existiera, a que no existiera, en el momento relevante”.
Vasiljevic, (Sala de Primera Instancia), 29 de noviembre de 2002, párrs. 282-283: “[L]a cuestión
de la responsabilidad mental disminuida es relevante solamente para la sentencia a imponerse. No es
una defensa que, en caso de establecerse, pudiera llevar a la absolución del acusado. [...] [U]na persona
acusada sufre de responsabilidad mental disminuida cuando hay un deterioro en su capacidad para
apreciar la ilegalidad o la naturaleza de su conducta, o para controlar su conducta a efecto de cumplir
con los requisitos de la ley”.
Ver también “La responsabilidad mental disminuida no es una defensa”, Sección (VII)(e), Com-
pendio del TPIY.

(h) Entrega voluntaria

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 701: “Respecto a la entrega voluntaria del
Apelante, el Tribunal Internacional ha sostenido, previamente, que esto puede constituir una circuns-
tancia atenuante [...].” Ver también Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 472
(similar); Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 266 (similar); Obrenovic,
(Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 136 (similar); Nikolic - Momir, (Sala de
Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 165 (similar); Plavsic, (Sala de Primera Instancia),
27 de febrero de 2003, párr. 84 (similar).
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 776: “La entrega voluntaria se
considera una circunstancia atenuante significativa en la determinación de la sentencia”.

XXX
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 13
de diciembre de 2000 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de la decisión, la Regla
67(A)(ii)(b) lee: “Revelación mutua de la prueba. (A) Tan pronto como sea razonablemente práctico, y en cualquier ca-
so antes de que comience el juicio: [...] (ii) la Defensa deberá notificar a la Fiscalía su intensión de ofrecer: [...] (b)
cualquier defensa en especial, incluida la disminución o falta de responsabilidad mental; en este caso, la notificación
deberá especificar los nombres y direcciones de los testigos, y cualquier otra prueba sobre la cual el acusado intente ba-
sarse para establecer la defensa especial.”

603
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

(i) Aplicación - entrega voluntaria


Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párrs. 74-75: “Con respecto al hecho de que [Babic]
se entregará sin ninguna orden de arresto, [...] la Sala de Primera Instancia tomó correctamente en
cuenta la entrega voluntaria de [Babic] como una circunstancia atenuante y la consideró en su deter-
minación final”.
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 701: “[L]a Sala de Primera Instancia
consideró la entrega voluntaria de [Blaskic] como una ‘circunstancia atenuante significativa al deter-
minar la sentencia’, entre otros factores relevantes (incluyendo su entrega retrasada)” (énfasis en el
original).
Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 61: “La Defensa alega, y la Fis-
calía no disputa, que Bralo se entregó voluntariamente ante el Tribunal en 2004, cuando supo del Acta
de Acusación en su contra. La Sala de Primera Instancia está de acuerdo en que la entrega voluntaria de
una persona acusada debe ser considerada como una circunstancia atenuante, y por lo tanto le dará
crédito a Bralo por esto”.
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 472: “En el caso presente, la Sala
hace notar que el Acusado se entregó voluntariamente ante el Tribunal, el 4 de octubre de 2001. La Sa-
la subraya, además, que el Acusado cumplió con las condiciones establecidas para su liberación provi-
sional [...]”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 856: “La Sala de Pri-
mera Instancia encuentra que Dragan Jokic ha cooperado con la Fiscalía. Compareció a dos entrevistas
con el Fiscal y voluntariamente se entregó a las autoridades de este Tribunal. Consecuentemente, la
Sala de Primera Instancia tomará esto en consideración, como un factor atenuante”.
Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 86: “La comparecencia voluntaria
de Babic ante este Tribunal, poco después de la confirmación de un Acta de Acusación, es una indica-
ción de su respeto por la administración internacional de justicia. La Sala de Primera Instancia lo con-
sidera como atenuante, en conjunción con los indicadores relacionados arriba mencionados”.
Jokic - Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de, 2004, párr. 73: “La Sala de Primera
Instancia otorga el debido peso en la atenuación, al hecho de que Miodrag Jokic, un oficial de alto ran-
go, se entregó voluntariamente ante el Tribunal”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1,097: “Aunque
Miroslav Tadic se entregó el 14 de febrero de 1998, y por lo tanto, podría decirse, un periodo conside-
rable de tiempo después de estar consciente de la existencia de un Acta de Acusación en su contra, la
Sala de Primera Instancia encuentra que esto constituye una circunstancia atenuante, ya que, en el
momento, era una de las primera personas acusadas que se entregaba voluntariamente a la custodia del
Tribunal”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1,110: “La Sala de
Primera Instancia acepta que la entrega voluntaria de Simo Zaric a la custodia del Tribunal, el 24 de febrero
de 1998, constituye un factor atenuante, aunque haya ocurrido algún tiempo después de que el Acta de
Acusación en su contra hubiera sido hecha de su conocimiento, Simo Zaric fue una de las primeras
persona acusadas de la República de Srpaska en entregarse”.
Comparar con Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 74: “La Sala de Apelacio-
nes encuentra que el argumento del Apelante, de que se entregó sabiendo que ‘enfrentaría una senten-
cia de prisión’ no tiene mérito alguno, ya que esto podría haber sido igualmente dicho por cada una de

604
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

las persona acusadas que se han entregado y que se han declarado culpables ante el Tribunal Interna-
cional por los crímenes graves referidos en el Estatuto”.
Comparar con Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1053: “La
Sala de Primera Instancia consideró la entrega voluntaria de Kordic y su comportamiento en la Unidad
de Detención de las Naciones Unidas. La jurisprudencia del Tribunal Internacional muestra que ambos
factores deben ser considerados como atenuantes en la sentencia. Debe recordarse, sin embargo, que el peso
otorgado a cada circunstancia atenuante es un asunto de discrecionalidad de la Sala de Primera Instan-
cia. La Sala de Apelaciones no ve un error discernible en la conclusión de la Sala de Primera Instancia de
que, a la luz de la gravedad de los crímenes y la posición de Kordic como líder político, su entrega vo-
luntaria y su comportamiento durante la detención no justifican la atenuación”.
Comparar con Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr.
1086: “La Sala de Primera Instancia acepta que Blagoje Simic se entregó voluntariamente el 12 de
marzo de 2001 a la custodia del Tribunal. Sin embargo, aunque este hecho es una circunstancia ate-
nuante por sí misma, la Sala de Primera Instancia hace notar que Blagoje Simic se rindió aproximada-
mente tres años después de Miroslav Tadic y Simo Zaric, quienes también vivían en Bosanski Samac
hasta su entrega. La Sala de Primera Instancia no encuentra que el peso otorgado a la entrega de Blagoje
Simic deba ser significativo”.

(ii) Entrega voluntaria cuando la persona ya está encarcelada


Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 709-710, 713: “Zigic alega que su
entrega ante el Tribunal, mientras estaba en la prisión de Banja Luka, debería ser considerada como un
factor atenuante”. “La entrega voluntaria puede constituir un circunstancia atenuante. Sin embargo, la
Sala de Primera Instancia no considera que la entrega de Zigic sea una circunstancia atenuante
‘[d]ebido al hecho de que Zigic ya estaba preso en Banja Luka en el momento en que se entregó ante
el Tribunal’. La pregunta que surge respecto a estos hechos es si, a la luz del estado de reclusión de
Zigic, su entrega puede realmente ser descrita como voluntaria”. “[L]a Sala de Apelaciones encuentra
que la Sala de Primera Instancia cometió un error cuando declinó considerar la entrega voluntaria de
Zigic ante el Tribunal como un factor atenuante. Sin embargo, dado el hecho de que Zigic se encontra-
ba en prisión en el momento de su entrega, la Sala de Apelaciones no considera que se deba dar un pe-
so significativo a esta circunstancia atenuante”.

(iii) Falta de oportunidad para la entrega voluntaria


Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1134: “No se le ha otorgado peso
alguno al hecho de que el Acusado no se entregara ante el Tribunal, ni como factor atenuante ni como
agravante, ya que el Acta de Acusación con respecto al Acusado permaneció confidencial hasta el día de
su arresto y, consecuentemente, no tuvo la oportunidad de entregarse, aún si hubiera deseado hacerlo”.
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párrs. 266, 267: “La Sala de Primera
Instancia acepta que Miroslav Deronjic fue arrestado, aunque había ofrecido entregarse voluntariamen-
te la primera vez en que fue informado de su estatus de sospechoso. La Sala de Primera Instancia con-
sidera que la disposición del Acusado para entregarse voluntariamente, como se expresó en los registros de
una entrevista con los investigadores de la Fiscalía, constituye un factor atenuante de su sentencia”.
“Sin embargo, con respecto a la relevancia de este factor para las consideraciones de la sentencia, la
Sala de Primera Instancia reitera la conclusión alcanzada por la Sala de Primera Instancia en el caso en

605
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

el caso Obrenovic, donde declaró: ‘[...] ya que la Sala de Primera Instancia tendría que haber especu-
lado para determinar si Dragan Obrenovic se habría, de hecho, entregado voluntariamente de haber te-
nido la oportunidad, la Sala de Primera Instancia le otorgó muy poco peso a este factor’. La Sala de
Primera Instancia concuerda con esta conclusión” (énfasis en el original).
Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 136: “La Sala de Primera
Instancia hace notar que Dragan Obrenovic fue arrestado aunque había ofrecido entregarse volunta-
riamente, conociendo su estatus de sospechoso. La Sala de Primera Instancia encuentra que su ofreci-
miento de entregarse voluntariamente, como se refleja en los registro de una entrevista que sostuvo
con la Fiscalía, constituye un factor atenuante de la sentencia. Sin embargo, ya que la Sala de Primera
Instancia tendría que haber especulado para determinar si Dragan Obrenovic se habría, de hecho, en-
tregado voluntariamente de haber tenido la oportunidad, la Sala de Primera Instancia le otorga muy
poco peso a este factor”.
Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párrs. 165-166: “En este
caso, Momir Nikolic alega que no tenía conocimiento del Acta de Acusación en su contra, ya que ésta
estaba sellada y que, por lo tanto, no pudo entregarse voluntariamente”. “La Sala de Primera Instancia,
en tanto que reconoce que Momir Nikolic no evadió a los investigadores del Tribunal, no puede llegar
a la conclusión de que si hubiera sabido de su inminente arresto, Nikolic se hubiera entregado volunta-
riamente. Para hacerlo así, la Sala de Primera Instancia tendría que entrar en especulaciones. La Sala
de Primera Instancia no tomará, por lo tanto, este factor en consideración”.

(i) Conducta subsecuente, incluyendo intentos por promover la paz

Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 55: “La Sala de Apelaciones hace notar que la
conducta de una persona acusada, después de cometer un crimen, es relevante, ya que revela que tan
consciente estuvo de sus malas acciones y de su intención de ‘repararlas’, entre otras cosas, facilitando
la tarea del Tribunal Internacional”.
Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 94: “La conducta después del cri-
men es un factor que ha sido aceptado en otros casos ante el Tribunal en los que la persona condenada
actuó inmediatamente después de la comisión del crimen para aliviar el sufrimiento de las víctimas.
Por ejemplo, en el caso Plavsic, la Sala de Primera Instancia aceptó la conducta de Biljana Plavsic
después del conflicto como un factor atenuante, porque después del cese de hostilidades ha demostra-
do un apoyo considerable al Acuerdo Marco General para la Paz en Bosnia y Herzegovina, de 1995 (el
Acuerdo Dayton) y ha intentando remover de sus cargos a los funcionarios que ponían obstáculos para
promover la paz. En contraste, en el caso Jokic, la Sala de Primera Instancia no aceptó como una cir-
cunstancia atenuante aparte, la conducta de Miodrag Jokic inmediatamente después de la comisión de
los crímenes. En lugar de ello, la Sala de Primera Instancia utilizó esa información, así como la con-
ducta subsecuente de éste, como la prueba de la sinceridad de su remordimiento”.
Para la discusión sobre remordimiento como un factor atenuante, ver Sección (IX)(c)(iv)(3)(d),
Compendio del TPIY.
Para la discusión sobre la revisión de la Sala de Apelaciones del “peso dado a, inter alia, los es-
fuerzos de paz”, ver Sección (X)(e)(xvi)(2), Compendio del TPIY.
Ver también “no existe error al considerar la conducta posterior al conflicto como una expresión
de remordimiento”, Sección (X)(e)(xvi)(7), Compendio del TPIY.

606
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(i) Aplicación - conducta subsecuente, incluyendo intentos de promover la paz


Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 59: “La Sala de Apelaciones está satisfecha
que el Apelante intentó promover la paz después de la comisión del crimen de persecución. La Sala de
Apelaciones encuentra que la Sala de Primera Instancia erró en derecho al rehusarse categóricamente a
tomar en cuenta estos intentos por promover la paz, como un factor atenuante, con base en que no ali-
vió directamente el sufrimiento de las víctimas”. Ver también Babic, (Sala de Apelaciones), Opinión
Parcialmente Disidente del Juez Mumba, 18 de julio de 2005, párr. 4 (en donde critica la conclusión de
la Sala de Apelaciones de “que la Sala de Primera Instancia erró al no tomar en cuenta, como un factor
atenuante, los esfuerzos del Apelante por lograr la paz, posteriormente a la comisión de los crímenes
por los que fue condenado,” y por no revisar la sentencia).
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párrs. 858-860: “La Sala de
Primera Instancia ha escuchado la prueba de que después de los Acuerdos de Paz Dayton, Vidoje
Blagojevic ha estado activamente involucrado en la planeación, administración y organización de un
sistema de retiro de minas con el Ejército de la República Srpska”. “Mihajlo Cvijetic también trabajó
muy cerca de Dragan Jokic en las actividades [para retirar las minas]”. “La Sala de Primera Instancia
enfatiza que condena el uso de minas como un medio de guerra y apoya plenamente los esfuerzos
hechos por los Estados y personas para retirar las minas. Por lo tanto, la Sala de Primera Instancia con-
sidera que las actividades de Vidoje Blagojevic y de Dragan Jokic, en el trabajo de retiro de minas,
constituye una circunstancia atenuante”.
Jokic - Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de, 2004, párrs. 89-91: “La Sala de Pri-
mera Instancia hace notar que era ya el 6 de diciembre de 1991, el día del bombardeo a la Vieja Ciudad
de Dubrovnik, cuando Miodrag Jokic demostró en el radiograma al Ministro Rudolf que lamentaba los
eventos”. “[L]a Sala de Primera Instancia señala que las partes concuerdan en que Miodrag Jokic fue ins-
trumental para asegurar que se pactara un cese al fuego integral y que éste se implementara. La Sala de
Primera Instancia también hace notar que el Ministro Rudolf consideró a Miodrag Jokic como un ‘nego-
ciador dispuesto sincero y genuino’”. “Además, a la Sala de Primera Instancia se le proporcionó infor-
mación de que, después de la guerra, Miodrag Jokic participó en actividades políticas dirigidas
programáticamente a la promoción de una solución pacífica a los conflictos en la región”.
Plavsic, (Sala de Primera Instancia), 27 de febrero de 2003, párr. 94: “La Sala de Primera Instan-
cia está satisfecha que la Sra. Plavsic fue instrumental para asegurarse que el Acuerdo de Dayton fuera
aceptado e implementado en la República Srpska. Como tal, ella hizo una contribución considerable a
la paz en la región y tiene derecho a mencionarlo, en apoyo a una atenuación de la sentencia. La Sala
de Primera Instancia le otorga un peso significativo”.
Comparar con Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párr. 52: “Un factor
que no fue considerado por la Sala de Primera Instancia como una circunstancia atenuante en la Sen-
tencia de Primera Instancia, fue el acuerdo verbal alcanzado el 5 de diciembre de 1991, sobre un cese
al fuego y sobre los mecanismos para mejorar la vida de los ciudadanos de Dubrovnik. La Sala de
Apelaciones encuentra que estaba dentro de la discrecionalidad de la Sala de Primera Instancia consi-
derar que el acuerdo verbal, cuya existencia no parece haber sido disputada entre las partes, no consti-
tuye una circunstancia atenuante”.

(ii) Aplicación - no requiere otorgarse peso significativo a los intentos por promover la paz
Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párrs. 60-61: “En la opinión de la Sala de Apelacio-
nes, tal error [–el rechazo de la Sala de Primera Instancia para tomar en cuenta los intentos por pro-

607
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

mover la paz, como un factor atenuante–] no lleva automáticamente a una reducción de la sentencia.
A la luz de la gravedad del crimen por el cual el Apelante fue condenado y de las circunstancias del
caso, la Sala de Apelaciones encuentra que no es necesario otorgar un peso significativo a los intentos
del Apelante por promover la paz”. “La Sala de Apelaciones hace notar que, a la luz del mandato del
Tribunal Internacional bajo el Capítulo VII de la Carta de las NNUU, un intento por promover la paz
en la antigua Yugoslavia es, en general, relevante como una circunstancia atenuante. En el caso con-
creto que nos ocupa, sin embargo, la Sala de Apelaciones recuerda, inter alia, el párrafo 53 de la Sen-
tencia de Primera Instancia, en donde la Sala de Primera Instancia sostuvo correctamente, que estaba
‘convencida de la gravedad extrema del crimen del que Babic se declaró culpable’. Una sentencia
siempre debe ser proporcional a la gravedad del crimen cometido, y ponderar esta gravedad y cuales-
quiera factores agravantes, frente a los factores atenuantes. Tomado dentro del contexto del cuadro
completo de la conducta del Apelante que fue presentado ante la Sala de Primera Instancia, la Sala de
Apelaciones no está convencida que la Sala de Primera Instancia hubiera, o debiera haber emitido, una
sentencia diferente, de no haber excluido la consideración de las [...] negociaciones de paz, con base
en el error de derecho identificado arriba. Esto es particularmente cierto a la luz de la gravedad y de las
circunstancias agravantes de un crimen serio cometido durante un largo periodo de tiempo, en el con-
texto de un largo conflicto armado, que en ese momento se encontraba en su fase inicial. Por estas ra-
zones, la Sala de Apelaciones concluye que la intervención del Apelante en las [...] negociaciones de
paz subsecuentes a su involucramiento en el crimen de persecución de no-serbios, no requiere atenuan-
tes a su sentencia”.
Pero ver Babic, (Sala de Apelaciones), Opinión Parcialmente Disidente del Juez Mumba, 18 de
julio de 2005, párr. 3: “Desde mi punto de vista que, cuando las personas que han cometido crímenes
graves, deciden posteriormente tomar medidas para aminorar los efectos de sus crímenes en la pobla-
ción local y buscan restaurar una situación de coexistencia pacífica, esto se toma en consideración y se
le da un peso significativo. Adicionalmente, ya que en este caso la conducta subsecuente del Apelante
tiene un impacto directo en los crímenes por los que fue condenado, esto presta apoyo a su argumento
y debería ser tomado en cuenta y dársele el peso apropiado”.

(j) Medidas hacia la rehabilitación/reconciliación

Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 143: “Esta Sala de Primera Ins-
tancia ha reconocido que uno de los objetivos de la pena es la rehabilitación. Al así hacerlo, la Sala de
Primera Instancia también encuentra que como corolario necesario, cuando una persona acusada ha
demostrado que ya ha tomado medidas afirmativas en el camino hacia la rehabilitación, y que es pro-
bable que el proceso de rehabilitación continué en el futuro, esto debe ser reconocido como un ate-
nuante de la sentencia”.

(i) Aplicación - medidas hacia la rehabilitación/reconciliación


Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párrs. 248-252: “La Sala de
Primera Instancia considera este hecho [el que Nikolic haya proporcionado información a las vícti-
mas], como un intento de lograr la reconciliación por parte del Acusado, y su disposición y voluntad
para contribuir a la misión del Tribunal de encontrar la verdad”. “Más aun, en su declaración final el
Acusado expresó la esperanza de que su confesión alentara a las tres partes en conflicto para asumir su
parte de responsabilidad en los terribles crímenes, porque ‘eso [...] es lo único que podría hacer posible

608
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

que la gente volviera a acercarse nuevamente [...] en esas partes. Debe quedar claro para todos noso-
tros que, después de todo, somos un factor importante en esta reconciliación y coexistencia pacífica’”.
“Finalmente, el Acusado concluyó:

Espero tener la oportunidad de redimirme y de aliviar su sufrimiento. [...] [L]as solas palabras no
son suficientes. Se necesitan acciones, y yo tengo la intención de actuar para la reconciliación y el
regreso de esa gente que fue desplazada y expulsada. Ese es mi más profundo deseo”.

El Acusado “también expresó su disposición para encontrarse con las víctimas y hablar con ellas
‘en un momento en que no sería ventajoso para él para efectos legales’, y ofreció contactar a las perso-
nas que eran amigables para con él, y tratar de obtener su mediación para acercarse a otros, a fin de
‘reparar el tejido social’”. “La Sala de Primera Instancia opina que estas declaraciones [...] constituyen
un fuerte reconocimiento por parte del Acusado de la importancia de su admisión de culpabilidad, y
todas ellas sirven como otro ejemplo de su voluntad para contribuir al proceso de construcción de la
paz y la reconciliación en su región. Por lo tanto, la Sala de Primera Instancia toma esto en considera-
ción como atenuante”.
Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párrs. 144-146: “[L]a Sala de
Primera Instancia encuentra que Dragan Obrenovic ha, impulsado por su propia conciencia, iniciado el
proceso hacia la rehabilitación. Este proceso se inició poco después de las operaciones de asesinato
que siguieron a la caída de Srebrenica, cuando después de escuchar al sobreviviente de una ejecución
en la radio, Dragan Obrenovic cuestionó al General Radislav Krstic respecto a por qué los musulmanes
había sido asesinados.

Estuvimos parados ahí cerca de dos minutos escuchando al sobreviviente y el General Krstic
ordenó que la radio fuera apagada y dijo que no debíamos escuchar la radio del enemigo. [...]
En el camino de regreso, estuve pensando en la historia del sobreviviente en la radio y esto me
llevó a preguntarle al General Krstic por qué se habían llevado a cabo los asesinatos. Dije que
nosotros sabíamos que la gente asesinada era gente sencilla y pregunté la razón por la que habían
sido asesinados. [...] El General Krstic me preguntó dónde había estado. Le dije que había ido
al campo en Snagovo, como me lo habían ordenado. Krstic me paró en seco y dijo que no
hablaríamos más de esto.

El proceso continuó cuando, en 1998, Dragan Obrenovic permitió al Fiscal catear las instalacio-
nes de la Brigada de Zvornik [del VRS (Ejército de la República Srpska)], sabiendo que el cateo muy
probablemente daría como resultado información que podría incriminarlo. Después, sabiendo que tenía
el estatus de sospechoso, Dragan Obrenovic aceptó hablar con la Oficina del Fiscal y cooperar con su
investigación sobre Srebrenica en tres ocasiones, y fue lo suficientemente lejos como para ofrecer en-
tregarse, en caso de que se presentara un Acta de Acusación en su contra”.
“Dragan Obrenovic ha seguido el proceso hacia la rehabilitación desde su arresto, asumiendo ple-
na responsabilidad por los crímenes que cometió y cooperando plenamente con la Oficina del Fiscal”.
“La Sala de Primera Instancia encuentra que por las palabras que expresó, y más importantemen-
te, por sus obras, es posible que después de su liberación eventual, al cumplirse el periodo de su reclu-
sión, Dragan Obrenovic continúe el camino que ha iniciado realizando actos positivos para expiar su

609
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

responsabilidad en los crímenes de Srebrenica. Por lo tanto, la Sala de Primera Instancia encuentra que
las medidas afirmativas hacia la rehabilitación de Dragan Obrenovic son un factor atenuante en la sen-
tencia” (énfasis en el original).

(k) Comportamiento en detención

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1,053: “La jurisprudencia del
Tribunal Internacional demuestra que [la entrega voluntaria y la conducta en la Unidad de Detención
de las Naciones Unidas] deben ser consideradas como atenuantes en la sentencia. Sin embargo, debe
recordarse que el peso otorgado a cada circunstancia atenuante es una cuestión de discrecionalidad que
corresponde a la Sala de Primera Instancia”.
Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 82: “La Sala de Primera Instan-
cia hace notar que el buen comportamiento en detención puede ser considerado como una circunstan-
cia atenuante [...]”.
Jokic - Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de, 2004, párrs. 100-102: “La jurispru-
dencia del Tribunal ha tomado en cuenta diversas circunstancias personales como factores atenuantes,
tales como: [...] la buena conducta en la Unidad de Detención de las Naciones Unidas [...]. Sin embar-
go, en general, el Tribunal ha otorgado solamente importancia limitada a estos factores. La Sentencia
del caso Banovic resaltó que ‘muchas persona acusadas comparten estos factores personales’”.

(i) Aplicación - comportamiento en detención


Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párr. 49: “La Sala de Primera Instancia
consideró [...] el hecho de que [Jokic] se comportó bien en detención y cumplió plenamente con los
términos y condiciones de su liberación provisional”, al evaluar las circunstancias atenuantes.
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1,091: “La Sala de Apela-
ciones tomó particularmente en consideración la extraordinariamente buena conducta [de Cerkez]
cuando estuvo detenido en la UDNU [Unidad de Detención de las Naciones Unidas] [...]”.
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 472: “[L]a Sala no tiene razón pa-
ra dudar del alegato de las partes con respecto a la buena conducta del Acusado durante su detención
en la UDNU [Unidad de Detención de las Naciones Unidas]”.
Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 268: “La Sala de
Primera Instancia [...] tomará en cuenta la conducta y forma de conducirse de Dragan Nikolic en la
UDNU [Unidad de Detención de las Naciones Unidas] [...]:

McFadden [Titular de la UDNU] indicó que Nikolic no había sido un detenido problema. Su sa-
lud física y mental era relativamente buena y no se distinguió en ninguna forma negativa”.

Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 64: “La Sala de Primera Instan-
cia acepta el alegato de la Defensa de que el Acusado ha sido cooperativo y se ha comportado bien
mientras ha estado bajo la custodia del Tribunal y ha tomado este factor en cuenta”.

610
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1,091: Bajo el en-
cabezado de factores atenuantes: “La Sala de Primera Instancia acepta el Reporte presentado por el
Subcomandante de la Unidad de Detención en el que testifica sobre la buena conducta de Blagoje Simic,
mientras se encontraba en detención”. Ver también Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia),
17 de octubre de 2003, párr. 1,102 (lo mismo respecto a Miroslav Tadic); Simic, Tadic y Zaric, (Sala
de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1,114 (lo mismo respecto a Simo Zaric, pero tam-
bién considerando un “incidente” discutido en un reporte de detención, relacionado con él).
Comparar con Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1053: “La
Sala de Apelaciones no ve un error discernible en la conclusión de la Sala de Primera Instancia de que,
a la luz de la gravedad de los crímenes y de la posición de Kordic como líder político, su entrega vo-
luntaria y su comportamiento durante la detención no merecen ser considerados como atenuantes”.
Comparar con Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 82: “La Defensa
ha presentado una declaración de Tim McFadden, Jefe de la Unidad de Detención de las Naciones
Unidas en la Haya, que describe la conducta de Bralo, mientras estaba en detención, como buena. La
Sala de Primera Instancia [...] toma en cuenta la [buena conducta] al determinar la sentencia, en el caso
presente”. Sin embargo, “la Sala de Primera Instancia le otorga muy poco peso [a la buena conducta
del Acusado mientras estuvo en detención]”.
Comparar con Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1,135: “Con
respecto a la conducta del Acusado mientras estaba en detención, la Sala de Primera Instancia es de la
opinión de que es de esperarse que todas las persona acusadas se conduzcan apropiadamente mientras
se encuentran en la UDNU [Unidad de Detención de las Naciones Unidas]”. Ver también Brdjanin,
(Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1140 (que no menciona la conducta en la
UDNU como una circunstancia atenuante relevante).
Comparar con Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 273: “La Sala de
Primera Instancia [...] toma en cuenta la conducta y la forma de conducirse de Miroslav Deronjic en la
UDNU [Unidad de Detención de las Naciones Unidas] [...]”. “Sin embargo, la Sala de Primera Instan-
cia está de acuerdo y se apega a las conclusiones a las que llegó la Sala de Primera Instancia, en el ca-
so de Momir Nikolic, en el que declaró que:

Aunque [el comportamiento en la UDNU] ha sido reconocido como un factor atenuante en nume-
rosos casos ante el Tribunal, la Sala de Primera Instancia recuerda que se espera que todas las
persona acusadas se comporten debidamente mientras se encuentran en la UDNU; el no hacerlo
constituye un factor agravante. Consecuentemente, esta Sala de Primera Instancia no otorgará un
peso significativo a este factor”.

Ver también Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 138 (conclu-
siones similares respecto al caso Obrenovic); Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de di-
ciembre de 2003, párr. 168 (conclusiones similares respecto al caso Momir Nikolic).
Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párrs. 86, 109: “La Sala de Primera Ins-
tancia advierte también que Ranko Cesic se ha comportado bien en la Unidad de Detención de las Na-
ciones Unidas y que, en ocasiones, la buena conducta ha sido considerada por el Tribunal como una
circunstancia atenuante, aunque se espera que cada persona detenida se comporte bien en dicha Uni-
dad de Detención”, sin mencionar la conducta en detención como una circunstancia atenuante a tomar-
se en cuenta.

611
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

(l) Edad avanzada

Jokic - Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de, 2004, párr. 100: “La jurisprudencia del
Tribunal ha tomado en consideración diversas circunstancias personales como factores atenuantes, ta-
les como: la edad avanzada de una persona acusada [...]. Sin embargo, en general, el Tribunal sólo ha
otorgado importancia limitada a estos factores”.

(i) Aplicación - edad avanzada


Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párr. 49: “La Sala de Apelaciones en-
cuentra que, contrario a lo que sostiene el Apelante, la Sala de Primera Instancia sí tomó en considera-
ción su edad [sesenta y nueve años al momento de la decisión de la Sala de Primera Instancia del 18 de
marzo de, 2004] como un factor atenuante [...]. La Sala de Primera Instancia consideró que la edad del
Apelante, así como el hecho de que estuviera casado y con dos hijos, fueron factores que, por sí mis-
mos, no constituían una circunstancia atenuante pero que tomados junto con el hecho de que había si-
do descrito como ‘un oficial muy humano y profesional’ y el hecho de que él se comportó bien en
detención y cumplió plenamente con los términos y condiciones de su liberación provisional, constitu-
yeron circunstancias personales del tipo de las que puede otorgarse algo de peso, aunque de carácter
limitado, para efectos de atenuación de la sentencia”. Ver Jokic - Miodrag, (Sala de Primera Instancia),
18 de marzo de, 2004, párr. 19 (Miodrag Jokic nació el 25 de febrero de 1935).
Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 251: “[L]a Sala de Primera Ins-
tancia tomó en consideración los dos factores expresamente mencionados por la Defensa, a saber, la
carrera de maestro de Krnojelac y su edad [...]. Respecto a la edad, la Sala de Primera Instancia señaló
que, al sentenciarlo, había hecho notar: ‘el hecho de que el Acusado, Milorad Krnojelac, tiene ahora 62
años de edad’”.
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 469: “En opinión de la Sala, las
circunstancias personales y familiares del Acusado claramente autorizan cierta atenuación de la sen-
tencia que, de otra forma, le correspondería. El Acusado tiene 71 años y se encuentra con mala salud;
sufre una forma particular de demencia vascular y depresión y experimenta pérdidas de memoria”.
Jokic - Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de, 2004, párrs. 101-102: “La Sala de
Primera Instancia hace notar el hecho de que Miodrag Jokic [...] tenga casi 69 años de edad” y consi-
deró que eso, junto con otros factores, merecía un peso “muy limitado, como atenuante”.
Plavsic, (Sala de Primera Instancia), 27 de febrero de 2003, párrs. 10, 105-106: “[T]he Sala de
Primera Instancia considera que se debe tomar en cuenta la edad [avanzada] de la Acusada [sesenta y
dos años] y lo hace así por dos razones: Primero, el deterioro físico asociado con la edad avanzada
hace que el cumplir la misma sentencia sea más difícil para una persona mayor que para una persona
acusada joven. Segundo, [...] un criminal de edad avanzada puede tener muy pocos años de vida que
valgan la pena, después de ser liberado”. “[L]a Sala de Primera Instancia considera como un factor
atenuante la edad avanzada de la Acusada”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1099: Bajo el título
de factores atenuantes: “La Sala de Primera Instancia también toma en cuenta la edad de 66 años de
Miroslav Tadic”.

612
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(m) Edad juvenil

Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párrs. 91-92: “La Sala de Primera Instancia
observa que la jurisprudencia del Tribunal ha tomado en consideración diversas circunstancias perso-
nales como factores atenuantes de la sentencia, tales como la juventud del acusado [...]”. “La Sala de
Primera Instancia también hace notar que, en general, el Tribunal ha otorgado sólo una importancia
limitada a estos factores personales”.
Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 75: “La Sala de Primera Instan-
cia observa que, en algunos casos, la edad ha sido considerada como un factor relevante en atenuación
de una sentencia”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 778: “En los precedentes de dos Tribu-
nales Penales ad hoc sobre rehabilitación, se toma en cuenta la juventud del acusado como una cir-
cunstancia atenuante. La valoración de la juventud varía – en tanto que el TPIY considera que una
persona acusada de entre 19 y 23 años en el momento de los hechos, era joven, el TPIR selecciona, pa-
ra ese efecto, las edades de 32 a 37”.

(i) Aplicación – edad juvenil


Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1,088: “La Sala de Pri-
mera Instancia tomó en cuenta la edad de Blagoje Simic en el momento en que cometió los crímenes,
que era de 33 años”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 923: “Esta Sala de Primera Instancia
toma en consideración [inter alia] la juventud del Dr. Stakic al momento en que cometió los crímenes
[aproximadamente 29-30] [...]”.
Jelsic, (Sala de Primera Instancia), 14 de diciembre de 1999, párr. 124: “Entre las circunstancias
atenuantes, señaladas por la Defensa, la Sala de Primera Instancia considerará la edad del Acusado.
Cuenta ahora con 31 años de edad, y en el momento de la comisión de los crímenes tenía 23. [...] No
obstante ello, como se indicó en la audiencia de la Sala de Primera Instancia en el caso Furundzija,
muchas persona acusadas se encuentran en la misma situación y, en un caso tan grave, los Jueces no
pueden otorgar demasiado peso a consideraciones de esta clase”.
Erdemovic, (Sala de Primera Instancia), 5 de marzo de 1998, párr. 16: La Sala de Primera Instan-
cia sostuvo que la combinación de la juventud de [Erdemovic] [23 años cuando cometió los crímenes],
es prueba de que “no es una persona peligrosa para su medio”, y que “sus circunstancias y tempera-
mento indican que puede reformarse y, por lo tanto, debe dársele una segunda oportunidad para iniciar
una nueva vida después de su liberación, mientras aún es lo suficientemente joven para hacerlo”.
Comparar con Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 91: “La Sala de Pri-
mera Instancia no acepta lo que sostiene la Defensa de que la edad de Ranko Cesic amerita cierta indul-
gencia. La Sala de Primera Instancia no conoce de ningún sistema de derecho interno en el que una
persona de 27 años sea considerada como demasiado joven y en el que semejante edad se considere co-
mo un factor atenuante. Como lo indicó la Fiscalía, Ranko Cesic está mucho más allá de la mayoría de
edad y había prestado servicio militar muchos años antes de que los crímenes fueran cometidos”.
Comparar con Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párr. 93: “En el caso
presente, la Sala de Primera Instancia no encuentra que la edad del Acusado, de 25 años cuando come-
tió los crímenes, sea de una juventud tal que justifique alguna atenuación”.

613
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

Comparar con Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párrs. 75-76: “En este
caso, la Sala hace notar que el Acusado tenía 23 años en el momento de cometer los crímenes”. Sin
embargo, la Sala de Primera Instancia sostuvo que ese factor, junto con otros, “no puede tener un papel
significativo en la atenuación de crímenes internacionales”.

(n) Otras circunstancias personales/circunstancias familiares

Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párr. 62: “La Sala de Apelaciones hace
notar la observación de la Sala de Primera Instancia de que diversas circunstancias personales han sido
tomadas en consideración como factores atenuantes por la jurisprudencia del Tribunal Internacional,
pero que algunas de las Salas le habían otorgado un peso limitado a estas circunstancias. En apoyo a
esta observación, la Sala de Primera Instancia hace notar la conclusión en la Sentencia del caso Banovic,
de que ‘muchas persona acusadas comparten estos factores personales’. De ahí que la Sala de Primera
Instancia sólo haya proporcionado una razón respecto a por qué se ha otorgado, en general, un peso
limitado a factores atenuantes, tales como, inter alia, la situación familiar del acusado”.
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 707: “[E]l Tribunal Internacional ha to-
mado con frecuencia en cuenta las pruebas de las circunstancias personales al decidir la sentencia”.
Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 362: “Las circuns-
tancias familiares deben, en principio, constituir un factor atenuante”, como ser el padre de tres niños.
Ver también Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 923 (similar).
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 779: “[E]s apropiado revisar la
historia personal del acusado - social, profesional y dentro de su familia” porque estos factores “pue-
den dar a la luz las razones de la conducta criminal del acusado”.
Para la discusión sobre la revisión de la Sala de Apelaciones, respecto al “peso dado a las circuns-
tancias personales”, ver Sección (X)(e)(xvi)(5), Compendio del TPIY. Ver también “el peso otorgado
a las circunstancias personales, para efectos de la liberación provisional, no es necesariamente relevan-
te para evaluar las circunstancias atenuantes”, Sección (X)(e)(xvi)(6), Compendio del TPIY.

(i) Aplicación - otras circunstancias/circunstancias familiares


Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párr. 49: “La Sala de Primera Instancia
considera que la edad del Apelante, así como el hecho de que estuviera casado y con dos niños, eran
factores que, por sí mismos, no constituían una circunstancia atenuante, pero que, junto con el hecho
de que había sido descrito como ‘un oficial muy humano y profesional’, y el hecho de que se compor-
tara bien en detención y cumpliera plenamente con los términos y condiciones de su liberación provi-
sional, entre otros factores, constituyeron circunstancias personales del tipo que puede darse cierto
peso como atenuantes, aunque de carácter limitado”. Ver también Jokic-Miodrag, (Sala de Primera
Instancia), 18 de marzo de, 2004, párr. 102 (similar).
Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 77: En rechazo al argumento de Babic de
que las circunstancias personales y familiares no habían sido suficientemente consideradas: “la Sala de Pri-
mera Instancia tomó debidamente en consideración, tanto el estatus del Apelante como testigo protegido,
como el impacto de su cooperación en su familia, cuando le otorgó un ‘peso substancial’ a su coopera-
ción como factor atenuante, y concluyó que la Sala de Primera Instancia evaluó correctamente esas

614
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

circunstancias”. Ver también Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párrs. 88-89
(“La Sala de Primera Instancia considera que la situación familiar y personal de Babic es una circuns-
tancia atenuante”).
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 719-720:
“Prcac alega que al decidir su sentencia, la Sala de Primera Instancia no tomó en cuenta su circunstan-
cias personales, a saber, su edad, problemas de salud, circunstancias familiares, historia pasada y auxi-
lio a ‘muchos detenidos’ en el campo de Omarska”. “La Sala de Apelaciones observa que la Sentencia
de Primera Instancia se refiere expresamente a la ayuda proporcionada por Prcac. [...] La Sentencia de
Primera Instancia se refiere también a las circunstancias personales del Acusado, [...] tomando nota del
hecho de que ‘Prcac es el más viejo de las personas acusadas, que está en mal estado de salud, y tiene
dos hijos incapacitados’. Por lo tanto, está claro que la Sala de Primera Instancia tomó en cuenta las
circunstancias personales que presentó Prcac en su apelación”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1,090: “Las siguiente cir-
cunstancias atenuantes fueron probadas con base en una ponderación de probabilidades [...] las circunstancias
personales y familiares de [Cerkez].
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 708, 712: “En su conclusión con res-
pecto a las circunstancias personales del Apelante, la Sala de Primera Instancia hizo notar que diversos
testigos dieron testimonio respecto al profesionalismo del Acusado, a que se trata de un hombre que
cumple con su deber y de un soldado profesional por convicciones. Además, el Apelante es padre de
hijos pequeños”. “[L]a Sala de Apelaciones considera que las circunstancias particulares del Apelante,
al inicio y durante la guerra, merecen consideración. El Apelante ha testificado que regresó a Bosnia y
fue designado para el rango de Coronel (y Comandante de la [Zona operativa de Bosnia Central]), a la
edad de 32, y que sus cargos previos no excedieron el rango de Comandante de la Compañía, y que se
le encomendó, esencialmente, el establecimiento de la estructura militar en esa área de operaciones, en
un momento de adversidad estratégica para defenderse contra la agresión serbia”.
Kunarac, et. al., (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 413: “[L]a Sala de Apelaciones
desecha la apelación del Apelante Vukovic, salvo el alegato de que sus circunstancias familiares [el
hecho de que se encuentra casado y tiene dos hijos] deben ser considerados como un factor atenuante.
Sin embargo, en las circunstancias de este caso, que involucran un crimen grave, este factor no cambia
en la escala de la sentencia impuesta en la Sentencia de Primera Instancia”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 732: “La Defensa de Hara-
din Bala ha enfatizado que el Acusado era una persona que no tenía ningún papel de mando o de auto-
ridad en el establecimiento del campo, y que básicamente llevaba a cabo deberes que le eran
asignados, como un ‘hombre sencillo’, esencialmente. En una declaración no jurada Haradin Bala se-
ñaló que era padre de una familia de siete hijos y que una de sus hijas requiere de atención especial
porque está paralizada. La prueba también confirma que Haradin Bala se encuentra en condiciones de
mala salud. Por muchos años ha experimentado problemas en su función cardiaca y presión sanguínea.
La Sala tomará estas cuestiones en consideración a modo de una atenuación de la sentencia. También
está consciente que su detención prolongada será una dificultad para su familia, particularmente por-
que su hija requiere de asistencia especial, y está satisfecha de que la ansiedad por su familia hará que
el periodo en el que el Acusado debe quedar en custodia sea más difícil para él”.
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 469: “En opinión de la Sala, las
circunstancias personales y familiares del Acusado claramente autorizan cierta atenuación de la sen-
tencia que, de otra forma, le correspondería [...]. La esposa del Acusado, con la que ha estado casado
durante 47 años y tiene dos hijos, está también enferma. Experimenta, en particular, problemas graves

615
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

de la vista y, como consecuencia de ello, está tornándose cada vez más dependiente de otros. Ya no
puede vivir sola y necesita de un acompañante para caminar. Actualmente, se encuentra obligada a
permanecer casi todo el tiempo con alguno de sus dos hijos en Belgrado, los cuales están ambos des-
empleados. En estas circunstancias, la Sala considera que la ausencia del Acusado, mientras cumple su
sentencia, será particularmente difícil para su esposa, aunque esté recibiendo cierta ayuda de otros. La
Sala se encuentra satisfecha de que su preocupación por el bienestar de su esposa hará también que el
periodo pasado en custodia sea particularmente difícil para el Acusado”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 1,129-1130: Entre varios
factores atenuantes, la Sala de Primera Instancia tomó en consideración solamente el estatus familiar
del Acusado y su edad.
Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párr. 94: “La Sala de Primera Instancia
acepta que Darko Mrdja creció en circunstancias difíciles; que ahora está casado y con dos hijos, uno
de los cuales está crónicamente enfermo; que no tenía ‘antecedentes penales;’ y que se ha comportado
bien en detención. La Sala de Primera Instancia considera que, aunque cada uno de estos factores, por
sí mismos, no proporcionan una reducción a la sentencia, tomados conjunto sí constituyen circunstan-
cias personales del tipo que puede otorgárseles cierto peso como factores mitigantes, aunque de carác-
ter muy limitado”.
Ver también Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 82 (que toma en
cuenta que el Acusado se encuentra casado y tiene un hijo); Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera
Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1088 (que toma en cuenta que Simic está casado y tiene tres
hijos pequeños); Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr.
1,112 (tomando en cuenta las circunstancias familiares de Simo Zaric); Stakic, (Sala de Primera Ins-
tancia), 31 de julio de 2003, párr. 923 (que toma en cuenta la juventud del Dr. Stakic en el momento
en que cometió los crímenes [aproximadamente 29-30] y el hecho de que está casado y tiene dos
hijos pequeños); Vasiljevic, (Sala de Primera Instancia), 29 de noviembre de 2002, párr. 300 (que
toma en cuenta “el hecho de que [el Acusado] está casado y tiene dos hijos pequeños); Jelsic, (Sala
de Primera Instancia), 14 de diciembre de 1999, párr. 124 (que toma “en cuenta el hecho de que el
Acusado [...] [inter alia] es el padre de un hijo pequeño, pero no le otorga “gran peso a considera-
ciones de este tipo”).
Comparar con Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 48: “Aunque el
buen temperamento previo y las circunstancias familiares de una persona acusada, en algunos casos,
pueden ser tomados en cuenta como factores atenuantes, la Sala de Primera Instancia encuentra que,
en el caso presente, sólo tienen un peso limitado en la sentencia a imponerse. [...] [L]as circunstancias
familiares del Acusado [su segunda esposa e hija murieron trágicamente en un incendio en 1998; tam-
bién tiene un hijo] son de relevancia menor para su sentencia [...]. Por lo tanto, la Sala de Primera Ins-
tancia hace notar las circunstancias personales y familiares atenuantes de Bralo, pero les otorga poco
peso al determinar la sentencia”.
Comparar con Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 855:
“La Sala de Primera Instancia encuentra que la prueba presentada, respecto a la situación familiar de
Dragan Jokic, amerita consideración como atenuante de la sentencia. Es de importancia particular el
hecho de que es el tutor de su hijo adolescente. Sin embargo, dada la gravedad de los crímenes, no se
le otorgará a este factor un peso indebido”.
Comparar con Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párrs. 90, 92: “En tanto
que los antecedentes familiares de Ranko Cesic [haber sido criado por su madre] pueden haber tenido
un impacto en su educación, no se demostró que tuvieran un impacto específico de tal clase sobre

616
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Ranko Cesic, que pudieran constituir un factor atenuante. Asimismo, el hecho de que personalmente
no ganó nada en el conflicto no puede ser considerado como un factor atenuante”. “La Sala de Primera
Instancia está consciente de que la sanción tiene un impacto en la vida de las personas distintas a la
propia persona sentenciada. Los familiares de la persona condenada, en particular, probablemente su-
frirán las consecuencias de la sanción. Sin embargo, Ranko Cesic se casó el 30 de mayo de 2002 en la
prisión central de Belgrado, mientras esperaba ser transferido a La Haya y ésta no es una circunstancia
que deba atenuar su sanción”.
Comparar con Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párrs. 139-40:
“Dragan Obrenovic está casado con una economista y es el padre de un niño de seis años. Sus padres
son ciudadanos respetables de Rogatica, Bosnia y Herzegovina, y tiene dos hermanos, un policía y un
electricista”. “La Sala de Primera Instancia encuentra que las circunstancias familiares, aunque son re-
conocidas como una circunstancia atenuante, no pueden tener en un caso de esta gravedad un peso
significativo”.
Comparar con Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párrs. 169-
170: “La Defensa de Nikolic presentó ante la Sala de Primera Instancia factores relacionados con las
circunstancias personales de Momir Nikolic, que considera son relevantes para las consideraciones de
la Sala de Primera Instancia para efectos de emitir una sentencia adecuada. Momir Nikolic trabajó co-
mo maestro en Bratunac y está casado y con dos hijos. Se hizo cargo de su familia, incluyendo a su
madre que vive con la familia. Desde su arresto, los costos de la vida para su familia son cubiertos por
el salario de su esposa, como maestra, y la pensión de su madre, haciendo que la situación económica
familiar sea ‘tensa’”. “Al determinar el peso apropiado que debe darse [a las circunstancias familiares],
la Sala de Primera Instancia recuerda, con aprobación, la conclusión de la Sentencia de Primera Ins-
tancia en el caso Furundzija, en relación al hecho de que el acusado, en ese caso, no tenía antecedentes
de condenas y era el padre de un niño pequeño: ‘esto puede decirse de muchas personas acusadas y no
debe dársele ningún peso significativo en un caso de esta gravedad’”.

(o) Mala salud

Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 43: “La mala salud debe ser considerada sola-
mente en casos raros o excepcionales”.
Simic - Milan, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2002, párr. 98: “[L]as cuestiones res-
pecto a la mala salud de una persona condenada deben ser, normalmente, cuestiones a considerar al
ejecutar la sentencia que debe cumplirse. Por lo tanto, solamente en circunstancias excepcionales o ‘ra-
ras’, la mala salud será considerada como factor atenuante”.

(i) Aplicación - mala salud


Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 720: “La Sentencia de Primera Ins-
tancia [...] se refiere a las circunstancias personales del Acusado, [...] tomando nota del hecho [inter
alia] de que ‘[...] se encuentra con mala salud [...]’. Por lo tanto es claro que la Sala de Primera instan-
cia tomó en cuenta las circunstancias personales presentadas por Prcac en la apelación”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 732: “La prueba [...] con-
firma que Haradin Bala se encuentra en condiciones de mala salud. Por muchos años ha experimentado

617
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

problemas relacionados con la función de su corazón y su presión sanguínea. La Sala tomará en consi-
deración [inter alia, este asunto] para atenuar en algo la sentencia”.
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 469: “En la opinión de la Sa-
la, las circunstancias personales y familiares del Acusado claramente autorizan cierta atenuación
de la sentencia que, de otra forma, le correspondería. El Acusado tiene 71 años y se encuentra con
mala salud; sufre, en particular, de cierto grado de depresión y demencia vascular y experimenta
pérdidas de memoria”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1099: “La Sala de
Primera Instancia hace notar el reporte médico [de la defensa de Tadic], presentado el 26 de junio de 2003,
indicando su mala salud”.

(p) Asistencia a las personas detenidas

Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 59: “La Sala de Primera Instancia
hace notar que, en algunos casos, la asistencia relevante a, o la protección de personas vulnerables por
parte de una persona acusada, pueden constituir circunstancias atenuantes. Por ejemplo, cuando una
persona acusada participó en la detención de varias personas, y cuando ayudó a algunos de esos dete-
nidos, o alivió su sufrimiento en alguna forma, esto puede ser considerado como un factor atenuante de
la sentencia”.
Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 78: “La Sala de Primera Instancia
hace notar que la jurisprudencia de este Tribunal acepta que el salvar la vida, o reducir el sufrimiento
de las víctimas, puede atenuar la sanción. En la sentencia del caso Sikirica, la Sala de Primera Instancia
encontró que el aliviar las condiciones terribles de las personas detenidas en el campo de de Keraterm
[en Prijedor], pesó de manera importante en favor de una reducción substancial en la sentencia. En la
Sentencia del caso Krnojelac, la Sala de Primera Instancia sostuvo que los intentos del Acusado por
tratar de obtener más comida para las personas detenidas, aunque tuvieron muy poco efecto práctico,
atenuaron su criminalidad. La Sala de Primera Instancia también hace notar que, en la Sentencia del
caso Banovic, se sostuvo que el prestar alguna asistencia a las personas detenidas en el campo de Kera-
term, constituyó un atenuante a la conducta criminal”.
Comparar con Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 693: “[L]a asis-
tencia selectiva es ‘menos decisiva cuando uno advierte que los criminales muestran frecuentemente
compasión por algunas de sus víctimas, aún cuando cometan los más horribles crímenes.’ Es aún me-
nos decisivo cuando a esas víctimas se les presta ayuda porque son conocidas del acusado, o porque
comparten características similares con ésta. Esto sugiere que están siendo ayudadas, no porque sean
víctimas inocentes, sino porque el acusado considera que son ‘como él mismo’”.

(i) Aplicación - asistencia a las personas detenidas o víctimas


Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 719-720: “Prcac alega que, al de-
terminar su sentencia, la Sala de Primera Instancia no tuvo en cuenta su [...] ayuda a ‘muchas de las
personas detenidas’ en el campo de Omarska”. “La Sala de Apelaciones observa que la Sentencia de
Primera Instancia se refiere expresamente a la asistencia que prestó Prcac. [...] Por lo tanto, está claro
que la Sala de Primera Instancia tomó en cuenta las circunstancias personales a las que se refiere Prcac
en la apelación”.

618
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 853: “Dragan Jokic
aseguró un salvoconducto, a través de un campo minado, a un grupo de niños bosnio-musulmanes. La
Sala de Primera Instancia ha evaluado esta prueba, a la luz del hecho de que Dragan Jokic ha sido con-
denado por el crimen de persecución, que requiere de una intención discriminatoria. La Sala de Prime-
ra Instancia considera que este acto, en medio de las luchas que se llevaban a cabo, amerita
consideración cuando se llegue a la sentencia correspondiente. La Sala de Primera Instancia lo consi-
derará como una circunstancia atenuante”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1,119: “[E]n una pondera-
ción de las probabilidades, la Sala de Primera Instancia está satisfecha que existe suficiente prueba pa-
ra demostrar que el Acusado en efecto contribuyó a la decisión de proporcionar albergue a los bosnio-
musulmanes del Municipio de Celinac, hasta que la situación se calmara”. “Por lo tanto, la Sala de
Primera Instancia tomara esto como un atenuante”.
Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párrs. 89, 134: “La Sala de Pri-
mera Instancia hace notar, además, que Dragan Obrenovic trató de convencer al Estado Mayor del
VRS [Ejército de la República Serbia de Bosnia y Herzegovina/República de Srpska] de abrir la fron-
tera para permitir a [una determinada] columna musulmana el paso hacia territorio musulmán. Dragan
Obrenovic también discutió la apertura de un corredor con su Comandante Vinko Pandurevic, quien
eventualmente ordenó la apertura de un corredor durante alrededor de 27 horas, en la tarde del 16 de
julio de 1995. Debido a la apertura del corredor, se evitaron pesados combates adicionales y muchos
miembros de Vigésimo octava División del ABiH [Ejército Musulmán de Bosnia y Herzegovina] y los
refugiados, llegaron a salvo a territorio controlado por musulmanes. La Sala de Primera Instancia con-
cluye que, independientemente de sus motivos, Dragan Obrenovic salvó, mediante sus acciones, mu-
chas vidas”. “[L]a Sala de Primera Instancia, con base en este testimonio, encuentra que aún durante la
guerra, Dragan Obrenovic proporcionó ayuda continua a varios musulmanes a los que no conocía pre-
viamente. La Sala de Primera Instancia concluye que éste es [sic] un factor atenuante importante”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1,109: “Existe cier-
ta prueba ante la Sala de que Simo Zaric intentó cambiar el curso de los acontecimientos. Aunque su
conducta ha sido tomada en consideración en la determinación de su responsabilidad penal, la Sala de
Primera Instancia considera que algunos de estos actos, al mismo tiempo, también deben ser tomados
en cuenta como atenuantes: (1) que en abril de 1992, Simo Zaric abogó por la liberación de Sulejman
Tihic, el Testigo N, y de miembros musulmanes del Cuarto Destacamento que habían sido arrestados y
estaban detenidos en el [Secretariado del Interior] y la TO [Defensa Territorial]; (2) que Simo Zaric
inició y organizó la transferencia de un grupo de detenidos de la TO a las barracas de Brcko, lo cual,
algunos de los detenidos testificaron, salvo sus vidas; (3) que Simo Zaric, tan pronto como supo de la
masacre de Crkvina, tomó medidas para reportar el asunto a las autoridades superiores dentro del Mu-
nicipio y en Serbia; (4) que Simo Zaric condujo sus interrogatorios humanamente, ya que nos los
acompañó con golpizas, y se realizaron registros adecuados de las entrevistas; (5) que Simo Zaric au-
torizó el Reporte de los ‘Trece Signatarios’ que documentó algunos de los problemas que ocurrían en
ese momento, en un intento por mejorar la situación”.
Sikirica et al., (Sala de Primera Instancia), 13 de noviembre de 2001, párr. 195: “La Sala también
ha tomado en cuenta la prueba de que Dosen, como Jefe de turno, actuaba a menudo para aminorar las
condiciones terribles que prevalecían en el campo de Keraterm [en Prijedor], en relación a ciertos de-
tenidos. La Sala considera que los actos de Damir Dosen, en este sentido, constituyen un factor ate-
nuante para efectos de la sentencia”.

619
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

Sikirica et al., (Sala de Primera Instancia), 13 de noviembre de 2001, párr. 229: “La Sala ha escu-
chado amplia prueba de los esfuerzos de Dragan Kolundzija por aminorar las duras condiciones de
muchos de los detenidos en el campo de Keraterm. [...] [C]on base en el testimonio respecto a su be-
nevolente actitud hacia ciertos detenidos, Dragan Kolundzija debería recibir una reducción significati-
va en su sentencia”.

(ii) Aplicación - a la asistencia prestada ocasional/selectiva se le otorga poco peso, si alguno


Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párrs. 141, 143: “Con respecto los fundamentos
de la presente apelación por parte del Apelante, la Sala de Apelaciones encuentra que la Sala de Prime-
ra Instancia no erró cuando se refirió a los eventos que sucedieron después del día del ataque a la villa
de Glogova. Cuando evalúa el temperamento y la conducta de una persona acusada, una Sala de Pri-
mera Instancia no está limitada a considerar solamente hechos que sucedieron en el día en que ocurrió
el crimen mismo. Para determinar correctamente el temperamento y la conducta de una persona acusa-
da, como una circunstancia atenuante, una Sala de Primera Instancia puede tomar en cuenta cuales-
quiera de los hechos establecidos a este respecto, con base en una ponderación de probabilidades”.
“Consecuentemente, la Sala de Apelaciones encuentra que la Sala de Primera estaba autorizada, como
lo hizo, a ponderar el hecho de que el Apelante expulsó a los voluntarios, frente el hecho de que trans-
firió a gente en el hangar de acuerdo con el plan para desplazados forzosos, y podría concluir razona-
blemente que los hechos concernientes al temperamento y conducta del Apelante no pueden verse ni
como factores atenuantes [sic] ni como agravantes’”.
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 693: “La Sala de Primera Ins-
tancia hizo notar ‘las raras ocasiones’ en las que Radic ‘ayudó a las personas detenidas e intentó impe-
dir los crímenes’, pero también hizo notar que ‘la gran mayoría de estos casos involucraba a personas
detenidas del pueblo en donde había trabajado como policía durante 20 años’. Por lo tanto, está claro
que la Sala de Primera Instancia tomó este factor atenuante al determinar la duración de la sentencia de
Radic.’ Al considerarlo así, la Sala de Primera Instancia estaba autorizada a otorgar tanto, o tan poco
peso a este factor atenuante, como lo considerara apropiado”.
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 679: “Volviendo al despido
de Kvocka del campo, Kvocka alega que la razón de su despido fue el haber removido a sus dos cu-
ñados del campo, lo cual, según alega, también generó subsecuentemente sentimientos de traición
[...]. Desde el punto de vista de la Sala de Apelaciones, el asunto subyacente a todos los argumentos
de Kvocka, es la ayuda que prestó a sus cuñados. Es aparente que la Sala de Primera Instancia tomó
su ayuda en cuenta, haciendo notar como lo hizo, que ‘en muy pocas ocasiones ayudó a las personas
detenidas e intentó impedir los crímenes’ y que en ‘la gran mayoría de estos casos, involucraban a
familiares o amigos’. Por lo tanto, no se ha detectado un error discernible por parte de la Sala de
Primera Instancia”.
Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 59: “La Defensa sostiene que
hay prueba de que Bralo albergó y ayudó a algunas personas durante el mismo periodo en que sus crí-
menes fueron cometidos. Proporciona declaraciones de tres personas que dicen que fueron ayudadas y
protegidas por Bralo en este periodo. [...] En el caso presente, de la gente que ha rendido declaraciones
en el sentido de que fueron ayudadas por Bralo, una declara que él y Bralo eran viejos amigos, y los
otros tenían una relación familiar con él. La Sala de Primera Instancia encuentra que el hecho de que él
eligiera actuar en esta forma con respecto a estas personas, en particular, demuestra que era capaz de
una acción moral. Sin embargo, ello no tiene ningún peso sobre la sentencia que debe recibir como
sanción por sus crímenes particulares”.

620
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 733: “La Sala también ha
escuchado pruebas respecto al buen trato de Haradin Bala, dado a algunas de las personas detenidas en
el campo de prisioneros de Llapushnik/Lapusnik. Aunque esta prueba muestra que era capaz de alguna
benevolencia, esto no disminuye significativamente la gravedad de su conducta en otras ocasiones, por
lo que debe ser sancionado. No se le dará mucho peso a la ayuda ocasional a algunas de las personas
detenidas”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1,132: “La Sala de Primera
Instancia acepta que, en ocasiones, el Acusado habló abiertamente en contra de obtener ventajas de la
guerra, pero se le otorga poca importancia a ello, ya que eso guarda muy poca relación con el sufri-
miento de los bosnio-musulmanes y los bosnio-croatas, que no solamente fueron desplazados forzo-
samente sino que, en su gran mayoría, tuvo que entregar sus bienes, sin compensación alguna, a la
[República Serbia de Bosnia y Herzegovina, posteriormente denominada República de Srpska]”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1,080: Bajo el en-
cabezado factores atenuantes: “La Sala de Primera Instancia acepta la prueba de que Blagoje Simic, a
través e sus actividades con el Estado Mayor de Crisis, ayudó a mejorar las condiciones de vida diarias
de algunos habitantes de Bosanski Samac, independientemente de su etnicidad. Esto, sin embargo, no
demerita el hecho de que, al mismo tiempo, participaba activamente en la persecución de bosnio-
musulmanes y bosnio-croatas”.
Para casos adicionales, en los que hubo situaciones aisladas de asistencia a las que se les otorgó poco o
ningún peso como atenuantes, ver Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs.
1,120-1,123, 1,126; Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párrs. 79, 87.
Comparar con Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párrs.
266-267: “Aunque la conducta del Acusado en el campo fue, en general, extremadamente cruel, hubo
algunos, aunque limitados, aspectos positivos en su conducta que la Sala de Primera Instancia no deja-
rá de mencionar. Habiba Hadzic testificó respecto a ciertos aspectos positivos del Acusado en [el]
campo de Susica”. “La Sala de Primera Instancia considerará estos aspectos positivos de la conducta
del Acusado, al determinar en definitiva la sentencia”.
Comparar con Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 134: “Con
base en las pruebas presentadas, la Sala de Primera Instancia encuentra que antes de la guerra Dragan
Obrenovic era un miembro altamente respetado de su comunidad que no discriminaba a nadie. Ade-
más, la Sala de Primera Instancia encuentra, con base en testimonios, que aún durante la guerra, Dragan
Obrenovic proporcionó ayuda de manera continua a varios musulmanes a los que no había conocido
previamente. La Sala de Primera Instancia encuentra que esto constituye [un] factor atenuante”.
Comparar con Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 83: “La Defensa ha
presentado declaraciones de testigos que indican que el Acusado ayudó a algunos detenidos individuales,
cuando se le presentaron solicitudes particulares de familiares y amigos. Existen también declaraciones
que indican que el Acusado ayudó a algunos bosnio-musulmanes y a otras familias no-serbias, durante
la guerra. Aunque no puede decirse que estos actos hayan impactado de forma significativa el bienes-
tar de los detenidos no-serbios en [el] campo de Keraterm, sí mitigan, en general, la criminalidad de
los actos del Acusado”.
Comparar con Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr.
1096: “La Sala de Primera Instancia acepta las pruebas que demuestran que Miroslav Tadic ayudó a
algunos bosnio-musulmanes durante la guerra. Además, aunque se concluye que Miroslav Tadic con-
tribuyó substancialmente a los intercambios que se determinó constituían deportaciones, sus motivos

621
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

eran ayudar ‘al otro lado a encontrar a sus familiares, de forma que el otro lado hiciera lo mismo con
los serbios’”.

(q) Ausencia de antecedentes penales

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1,127: “Este Tribunal ha recono-
cido, en diversas ocasiones, que el buen temperamento previo de la persona condenada puede servir,
en algunas ocasiones, como atenuante. Sin embargo, no debe ignorarse que, considerando la gravedad
de los crímenes que este Tribunal examina, las instancias en que este posible factor atenuante puede
aportar un peso significativo, son y deben ser extremadamente excepcionales”.

(i) Aplicación - ausencia de antecedentes penales


Para casos sobre la falta de antecedentes penales es considerada como un factor atenuante, ver Kordic
y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1,090; Nikolic -Dragan, (Sala de Pri-
mera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 265; Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia),
17 de octubre de 2003, párrs. 1,089, 1,100, 1,133.
Para un caso en el que la falta de antecedentes penales no se considera un factor atenuante, ver
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1,127.
Para casos en que se otorga a la falta de antecedentes penales muy poco peso, ver Mrdja, (Sala de
Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párr. 94; Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre
de 2003, párr. 76; Jelsic, (Sala de Primera Instancia), 14 de diciembre de 1999, párr. 124.

(r) Doble riesgo

(i) Aplicación - doble riesgo


Aleksovski, (Sala de Apelaciones), 24 de marzo de 2000, párr. 190: Al imponer una sentencia revi-
sada, la Sala de Apelaciones consideró el elemento de doble riesgo “en cuanto a que el acusado ha
tenido que comparecer para sentencia dos veces por la misma conducta, sufriendo la consecuente
ansiedad y angustia, y también el hecho de que haya sido detenido una segunda vez, después de un
periodo de liberación de nueve meses. De no ser por estos factores, la sentencia habría sido conside-
rablemente mayor”.

(s) El corto periodo durante el cual ocurrieron los crímenes

(i) Aplicación - el corto periodo durante el cual corrieron los crímenes


Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1090: Al evaluar las circuns-
tancias atenuantes, la Sala de Apelaciones hace notar que “[c]ontrariamente al marco temporal del Ac-
ta de Acusación, la responsabilidad penal de [Cerkez's] se limita a un periodo de tiempo relativamente
corto (aproximadamente 14 días)”.

622
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Comparar con Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 58: “[L]os crí-
menes por los que Bralo ha sido condenado fueron perpetrados durante un periodo que va del 15 de
abril de 1993, a algún momento en julio de 1993, es decir, alrededor de once a quince semanas. La Sa-
la de Primera Instancia no considera que éste sea un periodo corto de tiempo y hace notar que Bralo ha
sido condenado con base en una serie de actos violentos y depravados, más que por un sólo acto o por
un conjunto de actos cometidos en una sola ocasión. La Sala de Primera Instancia no atribuye, por lo
tanto, ningún peso al periodo de tiempo de la Acusación, como una circunstancia atenuante”.
Comparar con Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 917: “La Sala de
Primera Instancia hace notar que el Dr. Stakic ha sido condenado por crímenes cometidos durante un
periodo de tiempo relativamente corto (abril a septiembre de 1992). Esto no debe ser considerado co-
mo un factor atenuante, en vista de que la gran escala de los crímenes cometidos y la larga fase de pre-
paración y planeación constituyen un factor agravante”.

(t) Condición médica e intoxicación

(i) Condición médica


Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 704, 706: “Zigic [...] sostiene que la
lesión a, y la amputación de, su dedo meñique debe ser considerada como una circunstancia atenuan-
te”. “Fue supuestamente el dolor que resultó de esta lesión, junto con su adicción previa, lo que tam-
bién lo hizo consumir cantidades excesivas de alcohol”.
“La Sala de Apelaciones es de la opinión que la Sala de Primera Instancia no erró en su conclu-
sión a este respecto. La Sala de Primera Instancia hizo notar expresamente que las declaraciones de
Zigic en este sentido, prima facie prueban que fueron, por lo tanto, tomadas en cuenta al determinar su
sentencia. Zigic no ha demostrado a la Sala de Apelaciones nada que pudiera llevarla a cambiar esta
presunción. Por ejemplo, no hay pruebas para apoyar la propuesta de que algún dolor, resultante de la
lesión de Zigic, lo llevara a un impedimento en su estado mental. Además, según Zigic, la lesión ini-
cial y la amputación ocurrieron el 29 de mayo de 1992 y la ‘re-amputación’ el 21 de junio de 1992. Sin
embargo, Zigic ha sido condenado por crímenes que tuvieron lugar en fechas tan posteriores como el 5
y 6 de agosto de 1992. Por lo tanto, la lesión a su dedo no parecería guardar relación alguna con sus
actividades en los campos”.

(ii) La intoxicación voluntaria no es un factor atenuante


Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 707: “La jurisprudencia del Tribunal
es clara en el sentido de que la intoxicación voluntaria no constituye un factor atenuante. A este res-
pecto, la Sala de Primera Instancia declaró correctamente:

[C]uando la capacidad mental se ve disminuida debido al uso de alcohol o drogas, debe tomarse en
cuenta si la persona se sujetó voluntaria o conscientemente a dicho estado mental disminuido. Aun-
que un estado de intoxicación puede constituir una circunstancia atenuante si fue forzado u bajo
coerción, la Sala de Primera Instancia no puede aceptar el alegato de Zigic de que un estado mental
disminuido procurado intencionalmente pudiera resultar en un atenuación para su sentencia”.

623
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

(iii) Intoxicación “involuntaria”


Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 708: “En la apelación, el argumento
de Zigic parece ser que su intoxicación fue de hecho voluntaria. Alega que el dolor resultante de su le-
sión, junto con su adicción previa, ‘causó’ su ‘consumo excesivo de alcohol’. La Sala de Apelaciones
hace notar que Zigic no se declaró intoxicado involuntariamente durante el juicio. En todo caso, como
una circunstancia atenuante potencial, corresponde al acusado demostrar, con base en la ponderación
de probabilidades, que el consumo de alcohol fue, en efecto, involuntario. Zigic no especificó los inci-
dentes particulares por los que se encontraba bajo la influencia del alcohol, ni en el juicio ni en su Es-
crito de Apelación. No alega, ni que estaba permanentemente bajo la influencia de alcohol, ni que sus
facultades mentales estuvieran deterioradas por su abuso crónico. Además, la Sala de Apelaciones
hace notar que no ha presentado ninguna prueba para demostrar que su intoxicación era de hecho invo-
luntaria. Por lo tanto, Zigic no ha tenido éxito en probar lo alegado, por no cumplir con la carga de la
prueba requerida”.

(u) El temperamento del acusado - no es generalmente un factor


que debe ser tomado en cuenta, salvo en circunstancias excepcionales

Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párrs. 49-50: “La Sala de Apelaciones hace notar
que, aunque es correcto decir que el buen temperamento ha sido reconocido como una circunstancia
atenuante en la mayoría de los casos, esto no constituye una práctica constante, sino que varía según
las circunstancias; por ejemplo, en la Sentencia de Primera Instancia en el caso de Tadic, la Sala de
Primera Instancia hizo notar que el Acusado era ‘un ciudadano apegado a la ley y que aparentemente
disfrutaba del respeto de su comunidad’ y que ‘era un adulto inteligente, responsable y maduro [...] ca-
paz de sentir compasión y sensibilidad hacia sus compañeros”, pero hizo notar que esto, ‘si algo, agra-
varía más que atenuar: ya que para que un hombre así haya cometido estos crímenes se requiere de una
maldad aún mayor de su parte, que de parte de hombres de carácter inferior’”.
“Aún cuando los factores o circunstancias personales –incluyendo un previo buen temperamento–
hayan sido considerados como circunstancias atenuantes, se les ha dado poco peso como atenuantes.
En la Sentencia de Primera Instancia del caso de Furundzija, la Sala de Primera Instancia reconoció
que el Acusado ‘no tenía antecedentes penales y que [era] el padre de un niño’, pero hizo notar que
‘esto podría decirse de muchas personas acusadas y que no podía dársele un peso significativo en un
caso de esta gravedad’. La misma opinión fue adoptada en la Sentencia de Primera Instancia en el caso
de Jelisic. La declaración de la Sala de Primera Instancia en el caso presente, para efectos de que el
Tribunal Internacional ‘tiene jurisdicción sobre crímenes cometidos durante el conflicto armado en la
antigua Yugoslavia, cuando los ciudadanos ordinarios estuvieron involucrados en eventos horrendos’
–leído conjuntamente con la limitación del previo buen temperamento de una persona condenada, sólo
contaría aisladamente como atenuante en circunstancias excepcionales– lo cual se apega a la misma lí-
nea de razonamiento”.
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 853: “La Sala de Pri-
mera Instancia encuentra que, generalmente, el temperamento del acusado, antes de que los crímenes
fueran cometidos, no es un factor que deba ser tomado en consideración como atenuante de la senten-
cia, en crímenes de esta naturaleza”.

624
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 91: “El Tribunal tiene jurisdicción
sobre los crímenes cometidos durante el conflicto armado en la antigua Yugoslavia, cuando ciudada-
nos ordinarios estuvieron involucrados en la comisión de crímenes horrendos. La Sala de Primera Ins-
tancia es de la opinión de que el buen temperamento previo de la persona condenada (entendido frente
un estándar común de conducta) no cuenta como atenuante, aunque en circunstancias excepcionales,
de las cuáles no hay pruebas en este caso, pudiera ser considerado como tal”.
Ver también Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párr. 780: “Los rasgos de
personalidad no se examinan con objeto de entender las razones de la comisión de un crimen, sino más
bien para determinar la posibilidad de rehabilitar una persona acusada. Las altas normas morales son
también un indicativo del temperamento del acusado”.
Comparar con Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 788: “Las Salas
de Primera Instancia del Tribunal y el TPIR han tomado consistentemente en cuenta la prueba respecto
al temperamento, cuando imponen una sentencia”.
Ver también “no hay error al considerar como relevante el testimonio en relación a la cooperación
y el remordimiento, y no el buen temperamento”, Sección (X)(e)(xvi)(8), Compendio del TPIY.

(i) Aplicación - temperamento del acusado


Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 51: “El Apelante no ha demostrado que se
hubiera abusado de la discrecionalidad en este caso. Contrariamente a lo que alega, la Sala de Primera
Instancia no ‘eligió simplemente [...] tratar la prueba no controvertida como una irrelevancia’. La Sala
de Primera Instancia no consideró la prueba ante sí [de buen temperamento previo], sino que encontró
que no había pruebas de ‘circunstancias excepcionales’ y, como resultado, sostuvo que no aceptaba que
‘esta causa atenuante propuesta, debiera tener efecto alguno en este caso’. La Sala de Apelaciones con-
sidera que la Sala de Primera Instancia estaba perfectamente autorizada, como lo hizo para, en sus
propias palabras, no ‘otorgar efecto alguno’ al buen temperamento previo del Apelante, como un fac-
tor atenuante”.
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 677: “La Sala de Primera Ins-
tancia tenía claramente en mente la personalidad de Kvocka cuando lo sentenció, ya que la Sentencia
de Primera Instancia hace notar que ‘[l]a Sala de Primera Instancia está también convencida de que
Kvocka es una persona normalmente de buen temperamento’. Aunque no existe ninguna referencia
explícita a los reportes de los Peritos psicólogos, que Kvocka alega en la apelación, la Sala de Apela-
ciones reitera que el comentario detallado en todas y cada una de las pruebas tomadas en considera-
ción, no es requerido. La carga de la prueba recae en el apelante quien debe demostrar que la Sala de
Primera Instancia cometió un error discernible; no se ha cumplido con la carga de la prueba; En ausen-
cia de tal demostración, la Sala de Apelaciones no intervendrá”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1,052: “[L]as condenas de
la Sala de Primera Instancia, y la gravedad de los crímenes demuestran que dicha Sala no erró al no re-
ferirse a la supuesta buena reputación de Kordic, durante y después de la guerra”.
Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 48: “En tanto que el buen tempe-
ramento y las circunstancias familiares de una persona acusada pueden, en algunos casos, ser tomados
en cuenta como factores atenuantes, la Sala de Primera Instancia encuentra que en el caso presente tie-
nen solamente un peso limitado en la sentencia a imponer. Cuando una persona acusada ha sido con-
denado por crímenes extremadamente graves, cometidos en una forma particularmente brutal, el hecho

625
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

de que pueda no tener un historial criminal no necesariamente influye en favor de una sentencia más
benigna”.
Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 92: “La Sala de Primera Instancia
no acepta que deba darse algún efecto, en este caso, a esta causa de atenuación propuesta [el previo
buen temperamento de una persona condenada]”.
Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párrs. 75-76: “Diversas declaracio-
nes presentadas por al Defensa, atestiguan sobre el buen temperamento del Acusado antes de la guerra.
Poco después del inicio del conflicto en Prijedor, el Acusado fue movilizado a las fuerzas de la policía
y, subsecuentemente, asignado como guardia en el campo de Keraterm. No tenía mucha experiencia y
no recibió ningún entrenamiento previo a este nombramiento”. “La Sala de Primera Instancia ha con-
siderado que estos factores son [...] relevantes como atenuantes de la sanción. Sin embargo, estos fac-
tores no pueden jugar ninguna parte significativa como atenuantes en crímenes internacionales”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1,088: “La Sala de
Primera Instancia no disputa la veracidad de las declaraciones respecto al ‘buen temperamento’ y con-
ducta de Blagoje Simic, antes del conflicto armado. Sin embargo, no encuentra que dichas declaracio-
nes sean suficientes para contradecir el hecho de que, en la época por la que se le condena, ejerció una
intención discriminatoria”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1,099: Bajo el títu-
lo factores atenuantes: “La Sala de Primera Instancia acepta que las declaraciones presentadas por la
defensa de Tadic demuestran el buen temperamento previo [de Tadic], y hace notar que algunos testi-
gos de la Fiscalía también testificaron sobre su personalidad positiva previa. La Sala de Primera Ins-
tancia escuchó testimonios de los testigos, tanto de la Fiscalía como de la Defensa, de que era una
figura local popular en Bosanski Samac y que la gente de todas las etnicidades frecuentaba su café, an-
tes del conflicto armado”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 926: “La Sala de Primera Instancia
considera que el volumen substancial de pruebas presentadas en favor de la personalidad del Dr. Stakic
y su situación familiar, ameritan una consideración cuando se llegue el momento de formular una sen-
tencia adecuada. Sin embargo, no se le dará a este factor un peso indebido, en virtud de la gravedad de
los crímenes”.
Comparar con Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 706: Bajo el título
“Pruebas sobre el buen temperamento del Apelante como factor atenuante”: “[L]a Sala de Apelaciones
hace notar que no se ha presentado ninguna prueba para sugerir que el Acusado tenga mal carácter, y
que, por el contrario, diversos testigos se esforzaron por señalar el buen temperamento del Apelante,
su trato equitativo hacia los bosnio-musulmanes, tanto antes como durante la guerra, así como la au-
sencia de perjuicio o animosidad alguna en contra o respecto de los bosnio-musulmanes, y su profe-
sionalismo como soldado. También habían pruebas del respeto que engendró en sus oponentes, las
[Fuerzas Armadas del Gobierno de Bosnia y Herzegovina]”.
Comparar con Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 254: “[L]a Sala
de Primera Instancia tomó en consideración dos factores expresamente mencionados por la Defensa, a
saber, la carrera como maestro de Krnojelac y su edad. En efecto, la Sala de Primera Instancia señaló
que había tomado en cuenta el hecho de ‘que, antes de su designación como alcaide del KP Dom
[Complejo de Prisión], el Acusado era una persona de buen temperamento y que, desde la terminación
de su nombramiento como alcaide de KP Dom, el Acusado [había] regresado a su profesión de maes-
tro, sin ninguna sugerencia de conducta criminal adicional de su parte’”.

626
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Comparar con Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 468: “En primer
lugar, la Sala toma en consideración las circunstancia personales del Acusado. La Sra. Katica Strugar,
esposa del Acusado, y el Teniente Coronel Renko, han testificado ambos respecto al buen tempera-
mento del Acusado y su respeto por las personas, independientemente de su origen étnico. El Teniente
Coronel Renko lo describió como un hombre firme, pero de naturaleza humana, a quien le gusta ayu-
dar a la gente y respetar a los miembros de todos los grupos étnicos, y como un comandante que era
tenido en alta estima porque escuchaba a sus subordinados y se preocupaba por los soldados y oficiales
en lo individual. La Sala acepta esta prueba sin reserva. La Sra. Strugar, una mujer de antecedentes
serbios y croatas, señaló que sus diferentes antecedentes étnicos nunca fueron un obstáculo para su vi-
da juntos. Retrató a su esposo como un buen esposo y padre, que siempre trató de mantener a la fami-
lia unida, aunque se vieron forzados a mudarse con frecuencia debido a sus servicios en el JNA
[Ejército de los Pueblos Yugoslavos]”.
Comparar con Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 264:
Tomando en cuenta el estatus personal del Acusado: “La Sala de Primera Instancia hace notar el testi-
monio del testigo de la Defensa, quien atestiguó que antes de la guerra Dragan Nikolic era una persona
que ‘no estaban inclinada a la violencia’ y que nunca causó incidentes. También estaba asociado con
personas de todas las nacionalidades y creencias religiosas. Era un trabajador responsable y conscien-
te. Con respecto a la época posterior a su conducta criminal, no se ha hecho notar nada negativo. Era
de gran ayuda para su madre y le proveía apoyo financiero”.
Comparar con Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 134:
“Con base en la prueba presentada, la Sala de Primera Instancia encuentra que, previamente a la
guerra, Dragan Obrenovic era un miembro altamente respetado de su comunidad que no discrimi-
naba a nadie. Más aún, la Sala de Primera Instancia encuentra, con base en el testimonio, que aún
durante la guerra Dragan Obrenovic proporcionó ayuda continua a diversos musulmanes a los que
desconocía previamente. La Sala de Primera Instancia encuentra que esto constituye u[n] impor-
tante factor atenuante”.
Comparar con Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 164: “La
Sala de Primera Instancia encuentra, con base en las pruebas presentadas, que Momir Nikolic no discri-
minaba previamente a la guerra, y que era un miembro respetado de su comunidad. La Sala de Primera
Instancia encuentra que éste es un factor atenuante a considerar en la determinación de la sentencia”.
Comparar con Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1112:
“La Sala de Primera Instancia acepta las pruebas respecto al buen temperamento de Simo Zaric”.

(v) El cumplir con una sentencia en un país extranjero es relevante con respecto
a la duración y ubicación de la reclusión, pero no constituye una circunstancia atenuante

Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párrs. 107-108: “La Sala de Primera Instan-
cia reconoce que el hecho de que una persona condenada deba cumplir su sentencia en un Estado dis-
tinto de aquél en el que reside su familia y cuyo idioma no habla, puede constituir una dificultad
adicional”. “La Sala de Primera Instancia hace notar que, al decidir el Estado donde una persona con-
denada cumplirá su sentencia, el Tribunal Internacional toma en consideración sus circunstancias persona-
les. La ‘Directiva de Prácticas sobre el Procedimiento del Tribunal Internacional para la Designación

627
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

del Estado en el que una Persona Condenada debe Cumplir su Sentencia de Prisión,XXXI dispone que
‘el Presidente del Tribunal Internacional, con base en la información que le sea presentada y en otras
averiguaciones que decida realizar, determinará el Estado en el que se cumplirá la pena de prisión’ y
que ‘se dará particular consideración a la cercanía de los familiares de la persona condenada’”.

(i) Aplicación - cumplimiento de la sentencia en un país extranjero


Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párrs. 109, 126: “[P]ersiste el hecho de
que Darko Mrdja cumplirá su sentencia en un país distinto a su país de origen, y a cierta distancia de su
esposa e hijos. Esto es, sin embargo, un aspecto común de las sentencias de prisión impuestas por el Tribu-
nal. La Sala de Primera Instancia toma en cuenta este factor al determinar la duración del tiempo en pri-
sión, pero no considera que esto sea una circunstancia atenuante”. “La Sala de Primera Instancia también
tomó en cuenta el hecho de que Darko Mrdja debe cumplir su sentencia en un país extranjero, al deter-
minar la sentencia adecuada, pero no consideró que esto constituya una circunstancia atenuante”.

(w) Falta general de prejuicio

(i) Aplicación - falta general de prejuicio


Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1,052: La Sala de Primera
Instancia no erró al ignorar “el alegato de Kordic de que no tenía prejuicios contra los ciudadanos de
otras nacionalidades: ya que la Sala de Primera Instancia lo condenó debidamente por persecución y otros
crímenes en contra de bosnio-musulmanes, la Sala de Apelaciones concuerda con la evaluación de la Sala
de Primera Instancia en no discutir, en lo absoluto, alegatos manifiestamente mal fundamentados”.
Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 255: “[L]a Defensa señala que
la Sala de Primera Instancia no otorgó un peso debido a la actitud de los testigos y detenidos musulmanes,
con respecto a Krnojelac [...]. La Sala de Apelaciones sostiene que la Sala de Primera Instancia estaba
autorizada a concluir que la actitud de Krnojelac [—intentó mejorar las condiciones de vida de las per-
sonas detenidas y cuando éstos se le acercaban personalmente con solicitudes, actuaba para ayudar-
las—] hacia las personas detenidas no-serbias, podría no constituir una circunstancia atenuante
significativa, tomando en cuenta su evaluación general respecto a la gravedad de la conducta criminal
de Krnojelac como alcaide del KP Dom [Complejo de Prisión] durante el curso de 15 meses”.
Comparar con Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 468: “La Sra. Katica
Strugar, esposa del Acusado, y el Teniente Coronel Renko han testificado, ambos, respecto al buen
temperamento del Acusado y su respeto por las personas, independientemente de su origen étnico. El
Teniente Coronel Renko lo describió como un hombre firme, pero de naturaleza humana, a quien le
gusta ayudar a la gente y respeta a los miembros de todos los grupos étnicos [...]. La Sala acepta estas
pruebas sin reserva. La Sra. Strugar, una mujer de antecedentes serbios y croatas, señaló que sus dife-
rentes antecedentes étnicos nunca fueron un obstáculo para su vida juntos”.

XXXI
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. El nombre en inglés de este documento es “Prac-
tice Direction on the Procedure for the International Tribunal’s Designation of the State in which a Convicted Person is
to Serve his/her Sentence of Imprisonment”. Fue adoptado por el Fiscal y el Secretario del TPIY el 9 de Julio de 1998.

628
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Comparar con Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 164:
“La Sala de Primera Instancia encuentra, con base en la prueba presentada, que Momir Nikolic no dis-
criminaba antes de la guerra, y que era un miembro respetado de su comunidad. La Sala de Primera
Instancia considera esto como un factor atenuante en la determinación de su sentencia”.

(x) Estatus de testigo protegido/familia bajo estatus de testigo protegido

(i) Aplicación - estatus de testigo protegido/familia bajo estatus de testigo protegido


Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 74: “Con respecto a los argumentos de [Babic]
concernientes a su cooperación, la Sala de Apelaciones ha encontrado que la Sala de Primera Instancia
tomó debidamente en cuenta su estatus de testigo protegido y el impacto que su cooperación tuvo en
su familia y, consecuentemente, le otorgó ‘un peso substancial’ a su cooperación”.
Comparar con Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párrs. 147-149: No hubo
error cuando la Sala de Primera Instancia concluyó que el hecho de que la familia del Apelante fuera
parte del programa de testigos protegidos, no constituía un factor atenuante, aunque factores similares
fueran considerados en la Sentencia de Primera Instancia en el caso de Babic, ya que, “quedaba dentro
de la discrecionalidad de la Sala de Primera Instancia en el caso presente el tomar la situación familiar
del apelante en consideración, dentro del contexto de su cooperación con el Tribunal Internacional”.

(y) La duración del proceso/lapso de tiempo entre la comisión


de los crímenes y la emisión de la sentencia

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1,134: “La duración de la deten-
ción del acusado en el momento de la emisión de la sentencia, se tomará en cuenta acreditándolo al
tiempo en prisión que le imponga su sentencia, pero no como un factor atenuante”.
Comparar con Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párrs.
269-270: “El problema que deriva de procedimientos judiciales extensos, y del largo periodo que exis-
te entre la conducta criminal y su subsecuente enjuiciamiento, ha sido discutido por la Corte Europea
de Derechos Humanos, así como en decisiones de diversos tribunales nacionales. Todas las principales
decisiones tiene en común que cualquier duración desproporcionada de los procedimientos puede ser
considerada como un factor atenuante al emitir una sentencia”. “Sin embargo, en la mayoría de los ca-
sos se sostuvo que, a la luz del artículo 6(1), primera oración del Convenio [Europeao para la Protec-
ción de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales del 4 de noviembre de 1950 (en lo
sucesivo ‘CEDH’), el requisito de ‘tiempo razonable’ generalmente comprende sólo el marco temporal
que comienza a partir del Acta de Acusación y/o arresto del acusado, y que concluye con una decisión
legalmente vinculante y definitiva de la corte. Inclusive, se ha sostenido que la violación al derecho
básico del acusado a un juicio rápido y justo, sólo puede ser remediada y compensada si el perpetrador
no es responsable del retraso en los procedimientos”.

629
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

(i) Aplicación - duración del proceso/lapso de tiempo entre


la comisión de los crímenes y la emisión de la sentencia
Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párr. 104: “Para crímenes cuya gravedad jus-
tifica su imprescriptibilidad, la Sala de Primera Instancia considera que el lapso de tiempo de casi
veinte años, entre la comisión de los crímenes y el proceso de sentencia, no es tan largo como para ser
considerado un factor atenuante”.
Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párrs. 271, 273: “En el
caso presente, el Acusado ya había sido adecuadamente informado respecto al Acta de Acusación en
su contra a finales de 1994, o principios de 1995 y, desde luego, no tenía obligación de entregarse vo-
luntariamente ante este Tribunal. El Acusado fue detenido por [la Fuerza Multinacional de Estabiliza-
ción (SFOR)] hasta el año 2000. Tomando en cuenta, inter alia, el largo periodo necesario para
preparar y decidir sus mociones con respecto a la jurisdicción, el tiempo que pasó en la Unidad de De-
tención de las Naciones Unidas no puede ser considerado como desproporcionado”. “[L]a Sala de Primera
Instancia concluye que ni el lapso de tiempo entre la comisión de la conducta criminal y la emisión de
la sentencia, ni el lapso de tiempo entre el arresto y la emisión de la sentencia, pueden ser considerados
como un factor atenuante”.
Ver también “debe darse crédito por el tiempo transcurrido en detención”, Sección (IX)(c)(vii)(6),
Compendio del TPIY.

(z) La falta de fuerza de carácter no es un factor atenuante

(i) Aplicación - falta de fuerza de carácter


Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 81: “La Sala de Primera Instancia
no considera procedente en el presente caso, atenuar la sentencia del Acusado a causa de su personali-
dad impulsiva e inmadura, o de de su inteligencia inferior al promedio. La Sala de Primera Instancia
tampoco acepta el argumento de que el Acusado no tenía la fuerza de carácter para resistir la propa-
ganda de guerra. Como ya se señaló, el Acusado ha cometido crímenes muy graves. La Sala de Prime-
ra Instancia está satisfecha también de que el Acusado participó voluntariamente en el maltrato,
golpizas y asesinatos de las personas detenidas en el campo de Keraterm [en Prijedor]”.
Krnojelac, (Sala de Primera Instancia), 15 de marzo de 2002, párr. 516: “La Sala de Primera Ins-
tancia no [...] considera apropiado [...] atenuar la sentencia del acusado, con base en que aquella es el
tipo de persona que no tenía la fuerza de carácter para discutir lo que sabía constituía una conducta
criminal, infringida por aquellos que tenía bajo su autoridad en el KP Dom [Complejo de Prisión en
Foca]. El Acusado aceptó voluntariamente esta posición de autoridad, y el hecho de que haya tenido
dificultades en el ejercicio de la autoridad que dicho cargo le otorgó, no atenúa en estas circunstancias
su responsabilidad”.

630
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(aa) El papel de la propaganda de guerra/deterioro de la situación política


y militar en deterioro - no constituyen factores atenuantes

(i) Aplicación - papel de la propaganda de guerra/deterioro de la situación política y militar


Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 710-711: “El Apelante alega que la Sala de
Primera Instancia erró en su análisis de los factores atenuantes, al rechazar tomar en cuenta el contexto
‘caótico’ en el que los actos supuestamente se cometieron”. “La Sala de Apelaciones considera que el
argumento del Apelante es improcedente. Por una parte, no demuestra que la Sala de Primera Instancia
cometiera un error discernible al no tomar en cuenta el contexto caótico en Bosnia Central en 1993.
Por otro lado, una conclusión de que el contexto ‘caótico’ puede ser considerado como un factor ate-
nuante, en circunstancias de operaciones y de combate, crea el riesgo de atenuar la conducta criminal
de todo el personal que se encuentra en una zona de guerra. Los conflictos son por naturaleza caóticos,
y corresponde a los participantes reducir ese caos y respetar el derecho internacional humanitario.
Aunque las circunstancias en Bosnia Central eran caóticas en 1993, la Sala de Apelaciones no encuen-
tra mérito ni lógica en reconocer al mero contexto de la guerra, por sí mismo, como un factor que deba
ser considerado como un atenuante de la conducta criminal de sus participantes”.
Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 51: “La Sala de Primera Instan-
cia está consciente de la situación política y militar en deterioro, en el Municipio de Vitez y, en efecto,
en Bosnia Central, durante el periodo de 1992–1993. Adicionalmente, hace notar que la tensión y ani-
mosidad entre las comunidades bosnia croata y bosnia musulmana en la región escalaron a mediados
de 1992, y resultaron en un conflicto armado entre el [Consejo de Defensa Croata (HVO)] y el Ejército de
Bosnia y Herzegovina. La Defensa solicita que la Sala de Primera Instancia tome en cuenta las ‘enor-
mes presiones a las que estaba sometida mucha gente de buen temperamento y de mal carácter’, en es-
te contexto en particular. Aunque es notorio que dichas presiones existían, la Sala de Primera Instancia
encuentra, sin embargo, que no pueden ser consideradas, en forma alguna, como algo relevante para la
sentencia que debe imponerse a Bralo por los crímenes de los que se le condena. Grandes segmentos
de la población del Municipio de Vitez y, efectivamente, muchas partes de Bosnia y Herzegovina, es-
tuvieron sujetas a las mismas o similares presiones, y sin embargo no respondieron en la misma forma
en que lo hizo Bralo”.
Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párrs. 44, 48: Por lo que toca al ale-
gato de la defensa de que la participación del acusado en los crímenes “debe ser ubicada en el contexto
más amplio de la agresiva propaganda de guerra que prevalecía en todo el territorio, particularmente
en el área de Prijedor y en el campo de Keraterm” y que, como una “persona inmadura, joven y sin
educación, el Acusado sucumbió a la propaganda”, la Sala de Primera Instancia manifestó: “el papel
de la propaganda de guerra, claramente no afecta la gravedad de la conducta criminal del Acusado y es
más adecuadamente considerada en relación con los factores atenuantes”.

(bb) La supuesta brutalidad del arresto no es un factor atenuante

Galic (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 766: “[L]a Mayoría de los miembros
de la Sala de Primera Instancia considera que el arresto de una persona acusada no es un factor que
determine [su] sentencia”. Ver Galic (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 755 (la
defensa argumentó que Galic “fue arrestado de manera ‘brutal’”).

631
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

(cc) El no ser el único perpetrador no constituye un factor atenuante

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 703: “Zigic argumenta que como él
no fue el único perpetrador de los crímenes, salvo por la golpiza de Hasan Karabasic, ello debe de con-
siderase como un factor atenuante. En la opinión de la Sala de Apelaciones, en la mayoría de los casos,
sin embargo, la comisión de un crimen junto con otra persona no será considerada menos grave que la
comisión de un crimen por una sola persona. Esto no necesariamente significa que la participación en
un crimen de multi-perpetradores es una circunstancia agravante, pero de ninguna manera puede cons-
tituir un factor atenuante”.

(dd) La angustia experimentada durante el conflicto armando


no constituye un factor atenuante

Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de 2004, párr. 93: “Sería incongruente con el concepto
de los crímenes a los que se refieren los artículos 3 y 5 del Estatuto, aceptar que la angustia experimen-
tada en algún conflicto armado constituya un factor atenuante”.

(ee) La disuasión no constituye un factor atenuante

Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párr. 47: “[L]a disuasión individual no
constituye un factor atenuante; en cambio es un factor al formular la sentencia, que, cuando es relevan-
te, es considerado en la imposición de una pena para magnificar, pero no para reducir, una sentencia”.

v) El tomar en cuenta las prácticas para sentenciar en la antigua Yugoslavia

(1) Las Salas de Primera Instancia deberán haber recurrido a la práctica general
respecto a sentencias de prisión en las cortes de la antigua Yugoslavia

Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párr. 38: “El artículo 24(1) del Estatuto
dispone que, al determinar una a sentencia, ‘Las Salas de Primera Instancia podrán recurrir a la prácti-
ca general, relativa a las sentencias de prisión, en las cortes de la antigua Yugoslavia’”. Ver también
Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párr. 69 (igual); Delalic et al., (Sala de
Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párrs. 813 (igual). Ver también Mrdja, (Sala de Primera Instan-
cia), 31 de marzo de 2004, párr. 112; Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr.
158; Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 148; Simic, Tadic y
Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1,068; Stakic, (Sala de Primera Instan-
cia), 31 de julio de 2003, párr. 887 (todos invocando el artículo 24 y la Regla 101).
Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párrs. 261: “A la Sala de Primera Instancia se [...] le
requirió considerar las prácticas para sentenciar en la antigua Yugoslavia [...]” Ver también Kunarac,
Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 377 (similar); Tadic, (Sala de Ape-
laciones), 26 de enero de 2000, párr. 21 (similar); Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre

632
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

de 2005, párr. 84 (similar); Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr.
734 (similar); Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 473 (similar); Babic,
(Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 49 (similar); Galic, (Sala de Primera Instancia),
5 de diciembre de 2003, párr. 761 (similar).
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 681: “[L]as Salas de Primera Instancia
están obligadas solamente a tomar en cuenta la práctica general, respecto a las sentencias de prisión en
las cortes de la antigua Yugoslavia”.

(2) La práctica general respecto a las sentencias de prisión


en las cortes de la antigua Yugoslavia no es obligatoria

Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párr. 38: “[E]l Tribunal Internacional ha
sostenido consistentemente que el ‘recurrir’ [a la práctica general respecto a las sentencias de prisión
en las cortes de la antigua Yugoslavia], no tiene que ser de naturaleza obligatoria: aunque la Sala de
Primera Instancia debe ‘tomar en cuenta’ la práctica general respecto a las sentencias de prisión en las cor-
tes de la antigua Yugoslavia, esto ‘no las obliga a apegarse a esa práctica; sólo obliga a las Salas de Primera
Instancia a tomarla en cuenta’”. Ver también Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de
2005, párr. 69 (similar); Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párrs. 813, 816
(similar); Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 84 (similar); Blagojevic y
Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 827 (similar); Brdjanin, (Sala de Primera
Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1143 (similar); Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de
marzo de 2004, párr. 119 (similar); Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de
2003, párrs. 1,068, 1,074 (similar).
Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párr. 17: “En la Sentencia de Ape-
lación del caso Krstic, la Sala de Apelaciones confirmó que las Salas de Primera Instancia no están
obligadas por la práctica de las sentencias del Tribunal Internacional, y que dicha práctica es sólo uno
de los diversos factores que las Salas de Primera Instancia deben considerar al determinar una senten-
cia. La Sala de Apelaciones [en el caso Krstic] sostuvo que la decisión de la Sala de Primera Instancia
de considerar este factor en su determinación de la sentencia ‘es de carácter discrecional, dependiendo de
las circunstancias del caso particular’, y citó [...] la Sentencia de Apelación del caso Kupreskic en cuanto a
que ‘[l]o que es importante es que se dé debida consideración a la disposición relevante del Estatuto y
las Reglas, a [la] jurisprudencia del Tribunal y el TPIR, y a las circunstancias del caso’”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1,085: “La Sala de Apela-
ciones y las Salas de Primera Instancia han sostenido repetidamente que, aunque las prácticas para sen-
tenciar en la antigua Yugoslavia deben ser consideradas para determinar la sentencia adecuada, no son
vinculantes para el Tribunal Internacional”. Ver también Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de
2004, párr. 681 (similar); Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 262 (similar); Kunarac,
Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 377 (similar); Deronjic, (Sala de Pri-
mera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 158 (similar); Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de mar-
zo de 2004, párr. 101 (similar); Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr.
56 (similar); Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 761 (similar); Nikolic -
Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 96 (lo mismo que en el caso Obrenovic);
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 887 (similar).

633
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

Kunarac, Kovac y Vokovic, (Sala de Apelaciones), 12 de junio de 2002, párr. 377: “Solamente
cuando la práctica para sentenciar es omisa o inadecuada, a la luz del derecho internacional, es cuando
la Sala de Primera Instancia podrá considerar su propio punto de vista”.
Jelisic, (Sala de Apelaciones), 5 de julio de 2001, párrs. 116-117: “[E]l Tribunal puede ser infor-
mado, en el caso que corresponda, por las prácticas para sentenciar de los tribunales de una o más de
las repúblicas que constituyeron la antigua Yugoslavia, cuando tenga razones para creer que dicha
consideración específica sería de ayuda para evaluar ‘la práctica general [...] en los tribunales de la an-
tigua Yugoslavia’. Obviamente, la última frase debe tomarse de manera integral; las divergencias ais-
ladas de la norma general, en alguna de las repúblicas en particular, no es muestra de la ‘práctica
general’”. “La ‘[p]ráctica general’ dispone lineamientos generales y no obliga a la Sala de Primera Ins-
tancia a actuar exactamente como un tribunal de la antigua Yugoslavia lo hubiera hecho. Por ejemplo,
aún si la práctica general fuera diferente, esto no prohibiría la imposición de una sentencia de prisión a
cadena perpetua; a fortiori, no se interpondría en el camino de una sentencia de cuarenta años en pri-
sión’”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1,144: “[E]n tanto que la Sa-
la de Primera Instancia debe considerar las prácticas de las cortes de la antigua Yugoslavia, su discre-
cionalidad no está limitada por dicha práctica. Sin embargo, debe de recurrirse a ella como una ayuda
para determinar la sentencia que haya de imponerse: un ejercicio que debe ir más allá de meramente
recitar las disposiciones del código relevante”.
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 170: “[E]l Tribunal, teniendo
primacía vis à vis la jurisdicción nacional en la antigua Yugoslavia, no está obligado a aplicar una san-
ción más benévola –dado el caso– conforme a estas jurisdicciones. Sin embargo, dichas sanciones se-
rán tomadas en consideración, pero sólo como un factor entre otros, al determinar la sentencia”.
Blaskic, (Sala de Primera Instancia), 3 de marzo de 2000, párrs. 759-760: “La referencia a la prác-
tica es solamente indicativa y no vinculante. Siempre que sea posible, el Tribunal examinará los textos
y la práctica judicial relevante de la antigua Yugoslavia. Sin embargo, no podría estar legalmente obli-
gado por ésta al determinar las sentencias y penas que impone por crímenes que caen dentro de su ju-
risdicción”. “[L]a Sala de Primera Instancia no está limitada por la práctica de las cortes de la antigua
Yugoslavia, y puede recurrir a otras fuentes legales para determinar la sentencia adecuada”.
Ver también Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párr. 37: “[L]a Sala de
Apelaciones considera que las Salas de Primera Instancia no están obligadas a considerar todas y cada
una de las disposiciones aplicables de las leyes de la antigua Yugoslavia”.
Ver también Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 261: “La Sala de Primera
Instancia estaba autorizada a considerar, adicionalmente a la legislación de la SFRY [República Fede-
ral Socialista de Yugoslavia], vigente al momento de la comisión de los crímenes por parte de Radislav
Krstic, cómo se desarrolló dicha legislación”.
Ver también Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 158: “La Sala de
Primera Instancia hace notar que es difícil identificar dicha ‘práctica general’, en ausencia de un poder
judicial en funciones durante el periodo en cuestión, especialmente en relación a aquellos crímenes
que se trataron ante este Tribunal. Más bien, las Salas de Primera Instancia deben tomar en cuenta la
ley escrita aplicable y la práctica actual –si alguna– de los tribunales de los Estados en el territorio de
la antigua Yugoslavia, con relación a violaciones graves al derecho internacional humanitario”. Ver
también Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 148 (igual).

634
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(3) Las razones para no aplicar las prácticas para sentenciar


en la antigua Yugoslavia deben explicarse

Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párr. 69: “Se sigue que las Salas de
Primera Instancia deben tomar en cuenta las prácticas para sentenciar en la antigua Yugoslavia y, en
caso de diferir de los límites para sentenciar que señalan esas prácticas, deben dar las razones para
no aplicarlas”.
Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párr. 69: “El punto de vista del
Tribunal Internacional, respecto a recurrir a las prácticas para sentenciar en la antigua Yugoslavia,
conforme al artículo 24(1) del Estatuto y la Regla 101(B)(iii) de las Reglas,XXXII se expresa mejor en la
Sentencia de la Sala de Primera Instancia en el caso Kunarac, como se afirmó en la Sentencia de Ape-
lación del caso Krstic:

Aunque la Sala de Primera Instancia no está obligada a aplicar las prácticas para sentenciar de la
antigua Yugoslavia, lo que se requiere va ciertamente más allá de meramente recitar las disposi-
ciones relevantes del Código Penal de la antigua Yugoslavia. En caso de diferir, debe tenerse el
cuidado de explicar la sentencia que se impondrá, con referencia a la práctica para sentenciar en la
antigua Yugoslavia, especialmente cuando el derecho internacional no dispone lineamientos para
una práctica para sentenciar en particular. La Sala de Primera Instancia hace notar que, debido a
que a menudo existen muy importantes diferencias subyacentes entre los enjuiciamientos naciona-
les y aquéllos ante esta jurisdicción, la naturaleza, ámbito y escala de los crímenes juzgados ante
el Tribunal Internacional no permiten una aplicación automática de las prácticas para sentenciar
de la antigua Yugoslavia”.

Ver también Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1,085 (mis-
ma cita); Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 260 (misma cita); Blaskic, (Sala de
Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 682 (misma cita); Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de di-
ciembre de 2005, párr. 84 (misma cita).

(4) Las Salas de Primera Instancia pueden imponer una pena mayor o menor
que la que sería aplicable conforme a la legislación relevante de la antigua Yugoslavia

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 681: “[E]l Tribunal Internacional puede im-
poner una pena mayor a lo que sería aplicable conforme a la legislación relevante en la antigua Yugoslavia,
y la Sala de Apelaciones ha sostenido que esta práctica para sentenciar no viola el principio de nulla
poena sine lege, debido a que el acusado tiene que haber estado consciente de que los crímenes por los que
se le acusa son las más graves violaciones al derecho internacional humanitario, punibles con las san-

XXXII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al
17 de diciembre de 2004 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de emitirse esta decisión, la
Regla 101(B)(iii) lee: “Regla 101. Penalidades: […] (B) Al determinar la sentencia, la Sala de Primera Instancia tomará
en consideración los factores mencionados en el artículo 24, párrafo 2, del Estatuto, al igual que otros factores, tales
como: [….] (iii) la práctica general con respecto a las sentencias de prisión en las cortes de la antigua Yugoslavia”.

635
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

ciones más severas”. Ver también Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr.
1144 (igual).
Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 262: “El Tribunal no está impedido para
imponer una pena mayor o menor que la que se habría impuesto conforme al régimen legal de la anti-
gua Yugoslavia”. Ver también Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005,
párr. 734 (similar); Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 473 (lo mismo que
en el caso Limaj); Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 89 (similar).
Tadic, (Sala de Apelaciones), 26 de enero de 2000, párr. 21: “[E]l texto de la Sub-regla 101(A) de
las Reglas,XXXIII que otorga poder para encarcelar por el resto de la vida de la persona condenada,
muestra, por sí mismo, que la discrecionalidad de la Sala de Primera Instancia al imponer la pena no
está vinculada por el término máximo de prisión que se aplica en un sistema nacional”. Ver también
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 827 (similar); Deronjic,
(Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 157 (similar); Obrenovic, (Sala de Primera Ins-
tancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 56 (similar); Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de
diciembre de 2003, párr. 96 (lo mismo que en el caso Obrenovic).

(5) Las prácticas de sentencia de los tribunales internos


en países distintos a la antigua Yugoslavia

Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párr. 76: “La Sala de Apelaciones [...]
hace notar que la Sala de Primera Instancia, para ‘buscar lineamientos’, como lo hizo, estaba perfec-
tamente autorizada para llevar a cabo una revisión las prácticas para emitir sentencias de otros países”.
Ver Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párrs. 166, 172 (la Sala de
Primera Instancia consultó un Reporte de Emisión de Sentencias que le proporcionó una visión general
del derecho relacionado a la formulación de sentencias en otros 23 países).
Para la discusión de las leyes para formular sentencias en otros países distintos a la antigua Yugoslavia,
ver Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párrs. 171-177; Nikolic - Dragan, (Sa-
la de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párrs. 167-173.
Pero ver Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 758: “Los crímenes que
el Tribunal juzga son de tal naturaleza, que los patrones de sentencia con relación a otros crímenes
fundamentalmente diferentes en las jurisdicciones nacionales son de muy poca ayuda, más allá de lo
que el Tribunal obtiene de las cortes de la antigua Yugoslavia, de acuerdo con el artículo 24 del Esta-
tuto del Tribunal”.

XXXIII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 17
de noviembre de 1999 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de la decisión, la Regla 101(A)
lee: “Regla 101. Penalidades. (A) Una persona condenada podrá ser sentenciada a pena de prisión por un tiempo de has-
ta, e incluyendo, el resto de la vida natural de la persona condenada.”

636
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(6) Esencia de la ley interna para sentenciar en la antigua Yugoslavia

Para la discusión sobre la legislación para sentenciar en la antigua Yugoslavia, ver Kordic y Cerkez,
(Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1,086; Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de
diciembre de 2005, párrs. 85-88; Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005,
párr. 734; Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párrs. 473-475; Blagojevic y Jokic,
(Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párrs. 828-830; Brdjanin, (Sala de Primera Instan-
cia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 1,141, 1,142; Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de
2004, párr. 49; Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párrs. 120-121; Deronjic,
(Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párrs. 160-69; Jokic - Miodrag, (Sala de Primera
Instancia), 18 de marzo de, 2004, párrs. 104-111; Cesic, (Sala de Primera Instancia), 11 de marzo de
2004, párrs. 102-104; Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párrs.
150-156; Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párrs. 57-60; Galic, (Sala
de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 761; Nikolic – Momir, (Sala de Primera Instan-
cia), 2 de diciembre de 2003, párrs. 97-100, 127-128; Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de oc-
tubre de 2003, párr. 89; Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párrs.
1,069-1,073; Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párrs. 888-889.

(7) Aplicabilidad del principio de lex mitior (si la ley relevante


al crimen ha sido modificada, debe aplicarse la ley menos severa)

(a) La lex mitior constituye una norma internacionalmente reconocida

Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 161: “[L]a Sala de Pri-
mera Instancia encuentra que el principio de lex mitior, tal como está contenido, inter alia, en el Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos [PIDCP], de 1966, y en la Convención Americana sobre
Derechos Humanos de 1978, constituye una norma internacionalmente reconocida con respecto a los
derechos del acusado. El artículo 15 párrafo 1, oración 3 del PIDCP, señala que:

Si con posterioridad a la comisión del crimen la ley dispone la imposición de una pena más leve,
el delincuente se beneficiará de ello”.

Ver también Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 162:
“Este principio [de la lex mitior] forma también parte del derecho penal aplicable en [Bosnia y Herzegovina]
durante el periodo relevante [...]”.

(b) La lex mitior requiere que se aplique la ley más benigna, si la ley ha sido modificada

Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párr. 96: “Se entiende que el principio de
lex mitior significa que debe aplicarse la ley más benigna, si las leyes relevantes al crimen han si-
do modificadas”. Ver también Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005,
párr. 81 (similar).

637
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

(c) La ley modificada debe ser vinculante

Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párr. 97: “Con respecto a la aplicabilidad del
principio de lex mitior a la relación entre el derecho del Tribunal Internacional y el derecho relevante
para los tribunales nacionales de la antigua Yugoslavia, la Sala de Apelaciones [...] reitera su conclu-
sión en la Sentencia de Apelación de Dragan Nikolic:

Es un elemento [del] principio [de lex mitior], que el derecho relevante debe ser obligatorio para
el tribunal. Las personas acusadas sólo pueden beneficiarse de una sentencia más benigna si la ley
es obligatoria, ya que sólo tienen una posición legal protegida cuando debe aplicárseles un rango
para sentenciar. El principio de lex mitior, por lo tanto, sólo es aplicable si una ley que obliga al
Tribunal Internacional se modifica subsecuentemente por una ley más favorable que el Tribunal
Internacional también está obligado a aplicar”.

Ver también Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párr. 81 (el mismo
texto citado).

(d) La lex mitior es inaplicable con respecto a la ley del TPIY y los tribunales nacionales

Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párr. 98: “Como el Tribunal Internacional no es-
tá obligado por el derecho o las prácticas para sentenciar de la antigua Yugoslavia, el principio de lex
mitior no es aplicable en relación con esas leyes”.
Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párrs. 84-85: “La Sala de Apela-
ciones [...] reitera su conclusión de que el Tribunal Internacional, teniendo primacía, no está obligado a
aplicar el derecho o las prácticas para sentenciar de la antigua Yugoslavia. Solamente debe tomarlas en
consideración. El permitir que el principio de lex mitior sea aplicable a las sentencias del Tribunal In-
ternacional, con base en las modificaciones a las leyes de la antigua Yugoslavia, significaría que los
Estados de la antigua Yugoslavia tendrían el poder de debilitar la discrecionalidad para sentenciar de
los jueces del Tribunal Internacional. Al aprobar una ley nacional que establece bajas penas máximas
para los crímenes mencionados en los artículos 2 a 5 del Estatuto del Tribunal Internacional, los Esta-
dos podrían, entonces, impedir que sus ciudadanos fueran debidamente sentenciados por este Tribunal. Esto
no es compatible con la primacía del Tribunal Internacional, consagrada por el artículo 9(2) del Estatu-
to, y su mandato general”.
“En suma, debidamente entendida, la lex mitior se aplica al Estatuto del Tribunal Internacional.
Consecuentemente, si alguna vez fueran modificados los poderes para sentenciar, conferidos por el Es-
tatuto, el Tribunal Internacional debería aplicar la sanción menos severa. En lo que concierne al requi-
sito del artículo 24(1) con respecto a que ‘las Salas de Primera Instancia pueden recurrir a la práctica
general respecto a las sentencias de prisión en las cortes de la antigua Yugoslavia’, estas palabras de-
ben ser interpretadas de acuerdo con los principios de interpretación aplicables al Estatuto del que
forman parte. Interpretadas así, se refieren a las leyes pertinentes de la antigua Yugoslavia, que se en-
contraban vigentes al momento de la comisión del crimen en cuestión; los cambios subsecuentes a esas
leyes no son importantes”.

638
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 165: “[E]l Tribunal,
teniendo primacía vis à vis sobre las jurisdicciones nacionales de la antigua Yugoslavia, no está obli-
gado a aplicar la sanción más benéfica conforme a estas jurisdicciones”.

vi) Prácticas previas del TPIR y del TPIY en cuanto a sentencias

(1) Las prácticas previas del TPIR y del TPIY en cuanto a sentencias - pueden
ser de utilidad, pero ofrecen lineamientos limitados

Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 32: “Como se hizo notar previamente, en el
caso de Dragan Nikolic, el efecto de precedente de las sentencias previas emitidas por el Tribunal In-
ternacional y el TPIR, no es solamente ‘muy limitado’ sino que ‘tampoco constituyen necesariamente
un mecanismo adecuado para impugnar la conclusión de la Sala de Primera Instancia, en el ejercicio
de su discrecionalidad, al imponer una sentencia’”. Ver también Nikolic - Dragan, (Sala de Apelacio-
nes), 4 de febrero de 2005, párr. 9 (fuente del texto citado).
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 681: “Las sentencias de perso-
nas semejantes en casos similares deben ser comparables y, a este respecto, la Sala de Apelaciones ‘no
discute la asistencia técnica que puede derivarse de decisiones emitidas previamente’”. Sin embargo,
“aunque la comparación con otras sentencias puede ser de utilidad, dicha utilidad es a menudo de ca-
rácter limitado. Por estas razones, las sentencia previas impuestas por el Tribunal y el TPIR son sola-
mente un factor a tomarse en cuenta al determinar la sentencia”.
Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párrs. 14-16: “En la Sentencia de
Apelación del caso Furundzija, el Apelante disputó que su pena debería haber sido reducida a un pe-
riodo de tiempo consistente con el régimen penal emergente del Tribunal Internacional. La Sala de
Apelaciones sostuvo que en ese momento era ‘prematuro hablar de un régimen penal emergente’ y
concluyó que era ‘inadecuado establecer una lista de lineamientos definitivos para sentenciar, como re-
ferencia futura’”.
“[E]n la Sentencia de Apelación Celebici [a/k/a Delalic, [...] [a]unque ambas partes instaron a la
Sala de Apelaciones a comparar su caso con otros casos que habían sido objeto de consideración defi-
nitiva, la Sala de Apelaciones sostuvo lo siguiente:

[C]omo principio general, tal comparación es a menudo de utilidad limitada. En tanto que no está
en desacuerdo con el alegato de que se espera que dos personas acusadas, condenadas por críme-
nes similares en circunstancias similares, no debieran en la práctica recibir sentencias muy dife-
rentes, a menudo las diferencias son más significativas que las similitudes, y los factores
atenuantes y agravantes dictan diferentes resultados. Por lo tanto, no son confiables, como la úni-
ca base para sentenciar a una persona” (énfasis en el original).

“[L]os casos similares no proporcionan ‘una tarifa de sentencia legalmente vinculante, sino un pa-
trón que emerge de casos individuales’ y que, ‘[c]uando existe tal disparidad, la Sala de Apelaciones
podría inferir que se ignoraron los criterios estándar con base en los que la sentencia debería haberse
determinado, como lo prescribe el Estatuto y las Reglas’”.

639
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 248: “La conclusión de la Sala de Apela-
ciones en el caso Jelisic, así como en otros, es inequívoca: La práctica para sentenciar del Tribunal, en
casos que involucran circunstancias similares, es solamente un factor que una Sala debe considerar
cuando ejerce su discrecionalidad al imponer una sentencia. La decisión es de carácter discrecional,
avocándose a las circunstancias del caso particular. ‘Lo que es importante, es que se dé debida consi-
deración a las disposiciones relevantes del Estatuto, de las Reglas, a [la] jurisprudencia del Tribunal y
del TPIR, y a las circunstancias del caso’”.
Furundzija, (Sala de Apelaciones), 21 de julio de 2000, párr. 237: “Es [...] prematuro hablar de un
‘régimen penal’ que emerge, y la coherencia en la práctica para sentenciar que esto denota. Es cierto
que determinadas cuestiones relacionadas con la imposición de sentencias ya han sido tratadas con
cierta profundidad; sin embargo, otras no han sido consideradas. [E]n esta etapa, no es posible identifi-
car un ‘régimen penal’ establecido. En su lugar, debe darse la debida consideración a las disposiciones
relevantes en el Estatuto y en las Reglas que rigen la formulación de sentencias, así como a la juris-
prudencia relevante de este Tribunal y del TPIR y, desde luego, a las circunstancias de cada caso”.
Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 174: “Desde su es-
tablecimiento, el Tribunal ha determinado más de veinte sentencias, de las cuales algunas están pen-
dientes en apelación. La escala de las penas ha sido muy amplia, ya que cada caso tiene sus propios
méritos y merece ser considerado individualmente”.
Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 138: “[L]a Sala
de Primera Instancia encuentra que la comparación con los crímenes cometidos por otros no es
adecuada [...]”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1075: “La Sala de
Primera Instancia hace notar que no existe un rango o patrón de sentencias dentro del Tribunal, hasta
el momento”.

(2) Factores por los que diferentes sentencias pueden


ser impuestas por el mismo tipo de crimen

Furundzija, (Sala de Apelaciones), 21 de julio de 2000, párrs. 249-250: “Al decidir imponer diferentes
sentencias por el mismo tipo de crimen, una Sala de Primera Instancia puede considerar tales factores
como las circunstancias en las que el crimen fue cometido y su gravedad. Aunque los actos de cruel-
dad que caen dentro del significado del artículo 3 del Estatuto serán, por definición, graves, algunos
serán más graves que otros. ‘[L]a pena impuesta debe reflejar la gravedad inherente de la conducta
criminal del acusado’”. Las disposiciones para sentenciar en el Estatuto y las Reglas, invisten a las Sa-
las de Primera Instancia con discrecionalidad para tomar en cuenta las circunstancias de cada crimen, al
determinar la pena que impondrán. Una decisión previa sobre una sentencia puede, en efecto, propor-
cionar lineamientos, si se refiere al mismo crimen, y éste fue cometido en circunstancias esencialmente
similares; de lo contrario, la Sala de Primera Instancia está limitada solamente por las disposiciones
del Estatuto y las Reglas”.

640
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(3) La comparación de la sentencia sólo procede cuando los crímenes


son los mismos y han sido cometidos en circunstancias esencialmente similares

Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 32: “[L]a comparación [entre casos] sólo
puede llevarse a cabo cuando los crímenes son los mismos, y han sido cometidos en circunstan-
cias substancialmente similares [.]” “[U]na Sala de Primera Instancia tiene la obligación decisiva
de formular una sanción que sea la adecuada a las circunstancias individuales del acusado y a la
gravedad del crimen”.
Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párr. 9: “La razón por [la cual las
comparaciones con otras sentencias impuestas por parte del TPIR y el TPIY ofrecen sólo muy limita-
dos lineamientos] es doble. Primero, en tanto que dichas comparaciones con casos previos sólo puede
llevarse a cabo cuando los crímenes son los mismos y fueron cometidos en circunstancias esencial-
mente similares, cuando las diferencias son más significativas que las similitudes o los factores ate-
nuantes o agravantes difieren, pueden justificarse sentencias diferentes. En segundo lugar, las Salas de
Primera Instancia tiene la obligación decisiva de formular una sanción adecuada a las circunstancias
individuales del acusado y a la gravedad del crimen, con la debida consideración a la totalidad del ca-
so, como juzgadores de hecho”.
Jelisic, (Sala de Apelaciones), 5 de julio de 2001, párr. 101: “[G]eneralmente, no es útil comparar
un caso con otro salvo que los casos se relacionen con el mismo crimen cometido en circunstancias
esencialmente similares”.
Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párrs. 756-757: “Uno de los elemen-
tos fundamentales en todo sistema justo y racional de justicia penal es la consistencia en la sanción.
Esta es una importante reflexión sobre la noción de justicia equitativa”. “Lo anterior no sugiere que
una Sala de Primera Instancia esté obligada a imponer la misma pena, en un caso, que la que impuso
en otro, simplemente porque las circunstancias de los dos casos son semejantes. En la medida en que
aumente la cantidad de sentencias impuestas por el Tribunal, aparecerá eventualmente un rango o pa-
trón de penas impuestas, en relación a personas cuyas circunstancias y las circunstancias de sus críme-
nes sean generalmente similares. Cuando dicho patrón o rango haya aparecido, la Sala de Primera
Instancia estará obligada a considerar ese rango o patrón de penas, sin estar obligada por ellos, sólo pa-
ra asegurarse de que la pena impuesta no produce una disparidad injustificada que puede desgastar la
confianza pública en la integridad de la administración de la justicia penal por parte del Tribunal”. “En
la actualidad, por lo tanto, para evitar cualquier disparidad injustificada, es posible que el Tribunal
considere solamente aquellas penas que ha impuesto en circunstancias generalmente similares, en lo
referente tanto a los crímenes como a los autores de éstos. Sin embargo, debe hacerlo con un conside-
rable cuidado. [L]as comparaciones con las penas impuestas en otros casos serán de poca ayuda, salvo
que las circunstancias de los casos sean substancialmente similares”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 1,075: “La Sala de
Apelaciones sostuvo que la Sala de Primera Instancia sólo puede considerar sentencias impuestas en
otros casos ante el Tribunal, en circunstancias substancialmente similares”.

641
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

(4) No existen lineamientos ni rangos para sentenciar

Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 151: “Ni el Estatuto ni las Reglas
especifican un rango concreto de sanciones para los crímenes bajo la jurisdicción del Tribunal. Ver
también Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 141 (igual).
Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 56: “El Tribunal no
tiene [...] lineamientos para sentenciar. Más bien, como se discutirá abajo a detalle, una Sala de Prime-
ra Instancia tiene la discrecionalidad para determinar la pena adecuada, con base en la conducta crimi-
nal del acusado”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 928: “Como se señaló, el Estatuto,
las Reglas y la jurisprudencia de este Tribunal no establecen expresamente un rango o escala de penas
aplicables a los crímenes bajo su jurisdicción. La decisión se ha dejado a la discrecionalidad de la Sala
de Primera Instancia, en cada caso, y los lineamientos que pueda encontrar en la sentencia final im-
puesta en casos previamente decididos es extremadamente limitada”.

(5) Una sentencia no debe ser caprichosa o excesiva/no debe ser desproporcionada con
respecto a otras sentencias emitidas en circunstancias similares, por el mismo crimen

Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 33: “En el caso Jelisic, al referirse a los argu-
mentos del Apelante para los efectos de que se le impuso una sentencia excesiva, en relación con las
que se impusieron en otros casos, la Sala de Apelaciones sostuvo lo siguiente:

La Sala de Apelaciones está de acuerdo que una sentencia no debe ser caprichosa ni excesiva, y
que, en principio, puede considerarse como caprichosa o excesiva si está fuera de una proporción
razonable con respecto a la línea de sentencias emitidas en circunstancias similares por los mis-
mos crímenes. Cuando existe tal disparidad, la Sala de Apelaciones puede inferir que no se cum-
plió con los criterios estándar, mediante los que una sentencia debe determinarse, como lo
disponen el Estatuto y las Reglas”.

Ver también Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1064 (simi-
lar); Jelisic, (Sala de Apelaciones), 5 de julio de 2001, párr. 96 (fuente del texto citado).
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 681: “[L]a Sala de Apelaciones
ha observado que una sentencia puede ser considerada como ‘caprichosa o excesiva si está fuera de
una proporción razonable, con relación a la línea de las sentencias emitidas en circunstancias similares
por los mismos crímenes’. La pregunta subyacente consiste en saber si los crímenes en particular, las
circunstancias en las que se cometieron y las personas involucradas, pueden ser considerados realmen-
te ‘semejantes’. Todo caso contiene una multitud de variables, que van desde el número y tipo de crí-
menes cometidos, hasta las circunstancias personales de la persona. A menudo, existen demasiadas
variables como para poder transponer la sentencia en un caso mutatis mutandis a otro [...]”.
Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 757: “[E]n los casos que involu-
cran circunstancias de hechos similares y condenas similares, particularmente cuando las sentencias
impuestas en esos otros casos han sido objeto de consideración en la Sala de Apelaciones, no debe

642
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

existir una disparidad substancial en la sentencia, salvo que esté justificada por las circunstancias par-
ticulares del acusado”.

(6) Aplicación - comparación de la sentencia con las de otros casos del TPIY y del TPIR

(a) Comparación entre otros varios casos

Ver Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 680, 682-683 (en rechazo al ar-
gumento de Kvocka, de que la comparación con los casos de Celebici [a/k/a Delalic], Aleksovski, y
Krnojelac lleva a la conclusión de que su sentencia debería ser reducida significativamente); Kvocka et
al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 694-696 (en rechazo al argumento de Radic de que
su sentencia es desproporcionada en relación con otras impuestas por el Tribunal); Krstic, (Sala de Apela-
ciones), 19 de abril de 2004, párrs. 249-250 (en rechazo de los argumentos de Krstic de que la Sala de
Primera Instancia se equivocó al no considerar cuidadosamente la jurisprudencia del TPIR, en relación
a la emisión de sentencias). Ver también Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párrs.
150-152; Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 93; Limaj et al., (Sala de Primera
Instancia), 30 de noviembre de 2005, párrs. 735-736 (todos en rechazo de argumentos similares).
Ver también Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párr. 20 (en rechazo
del argumento de que el tribunal incumplió al seguir “a un patrón ‘claro y no ambiguo’, para emitir su
sentencia”, cuando el “Apelante no intentó comparar su caso con uno o más casos que involucraban el
mismo crimen y en circunstancias esencialmente similares”).

(b) Comparación entre uno y otro caso

Ver Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 33 (en donde se rechaza la comparación
de la sentencia impuesta en otro caso); Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr.
464 (igual).
Pero ver Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), Opinión Separada y Parcialmente Di-
sidente del Juez Per-Johan Lindholm, 17 de octubre de 2003, párr. 39 (donde se argumenta que debido
a que Stevan Todorovic, Jefe de la Policía en Bosanski Samac, fue sentenciado a diez años de prisión,
Simic sólo debería ser sentenciado a 7 años).

(c) Comparación de coacusados

Ver Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 697 (donde se rechaza el argu-
mento de Radic de que su sentencia fue excesiva, al compararla con las sentencias de sus coacusados;
la Sala de Apelaciones encontró que los crímenes por los que los coacusados fueron condenados y
aquéllos por los que Radic fue condenado no eran “similares”).
Comparar con Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 254: “La Sala de Apelaciones
[...] está de acuerdo en que la comparación con la culpabilidad de otros supuestos co-conspiradores, no
adjudicada en este caso, no es una consideración relevante. La Sala de Apelaciones, sin embargo, no com-

643
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

parte la interpretación de la Fiscalía respecto a la Sentencia de Primera Instancia. La Sala de Primera


Instancia estaba autorizada a considerar la conducta de Krstic dentro del contexto adecuado, que in-
cluye la conducta de todos los supuestos co-perpetradores. Una comprensión integral de los hechos de
un caso en particular, no sólo permite una consideración de la culpabilidad de otros actores; de hecho,
se requiere de ésta con objeto de comprender con precisión los eventos en cuestión y para imponer la
sentencia adecuada”.

vii) Varios principios respecto a la formulación de sentencias

(1) La sentencia debe ser individualizada/reflejar la culpabilidad individual

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1087: “La culpabilidad indivi-
dual de cada persona acusada limita el rango de la sentencia. Otros fines y funciones de una pena sólo
pueden influenciar el rango dentro de los límites que son definidos por la culpabilidad individual”. Ver
también Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 136 (similar); Nikolic - Dragan,
(Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 123 (lo mismo que en el caso Deronjic);
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 899 (lo mismo que en el caso Deronjic).
Jelisic, (Sala de Apelaciones), 5 de julio de 2001, párr. 101: “[L]a sentencia impuesta por la Sala
de Primera Instancia debe ser individualizada [...]”.
Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de junio de 2004, párr. 100: “La Sala de Primera Instancia
considera que cada sentencia debe ser vista a la luz de las circunstancias del caso en particular, y que
las sentencias impuestas a otras personas condenadas por este Tribunal se basan en hipótesis que pue-
den diferir de las circunstancias del presente caso”.
Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 62: “[L]a Sala de Apela-
ciones ha subrayado que la pena debe ser individualizada y que las circunstancias particulares del caso
son, por lo tanto, de primera importancia”. Ver también Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2
de diciembre de 2003, párr. 102 (igual).
Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 46: “En este caso, como
en todos los casos ante el Tribunal, la Sala de Primera Instancia está obligada a decidir una sentencia
contra una persona, con base en su conducta y sus circunstancias particulares”. Ver también Nikolic -
Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 83 (similar).

(2) Ninguna persona debe ser sancionada por la conducta criminal de otros

Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 46: “Ninguna persona debe ser
sancionada por la responsabilidad penal de otros, y ningún caso debe ser considerado como representa-
tivo de la responsabilidad final por un crimen en particular –especialmente tratándose de crímenes co-
mo los cometidos después de la caída de Srebrenica, por los que mucha gente puede ser tenida como
penalmente responsable; cada persona debe ser llamada a responder, y ser sancionada por su participa-

644
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

ción particular en la actividad criminal. La responsabilidad individual por el crimen cometido,XXXIV así co-
mo la imposición conmensurada de una sanción es el fin del procedimiento penal respecto a graves
crímenes como éstos. Cada caso es parte de un proceso, en el cual el Tribunal mismo es sólo una parte.
Este proceso promueve, en un nivel, el restablecimiento del Estado de Derecho y la prevención del
crimen y, en otro, la reconciliación y la paz a través de la justicia”.
Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 152: “Sin disminuir en
forma alguna la conducta criminal de Dragan Obrenovic, la Sala de Primera Instancia recuerda que él no
está sólo en la carga de la responsabilidad penal por los crímenes masivos cometidos con la población
bosnia-musulmana. Él no fue quien concibió la operación homicida [que siguió a la caída de Srebrenica].
Su sanción debe reflejar solamente su papel y su participación en el crimen de persecución. Otros, que un
día deberán enfrentar el juicio ante el Tribunal, serán juzgados conforme proceda y sentenciados por el
papel que ellos jugaron”.

(3) La proporcionalidad debe ser tomada en cuenta al formular una sentencia

Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párr. 16: “En el caso Jelisic, la Sala de
Apelaciones reconoció que una pena ‘puede ser considerada como caprichosa o excesiva, si está fuera
de toda proporción razonable, con respecto a una línea de las sentencias impuestas en circunstancias
similares por los mismos crímenes’”.
Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párr. 21: “Como lo hizo notar co-
rrectamente la Sala de Primera Instancia, el principio de proporcionalidad implica que ‘[u]na sentencia
debe reflejar el estándar predominante de proporcionalidad entre la gravedad del crimen y el grado de
responsabilidad del autor del mismo’”. Ver también Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18
de diciembre de 2003, párr. 144 (igual); Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004,
párr. 154 (igual).
Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párr. 21: “La Sala de Apelaciones
encuentra que el principio de proporcionalidad, dentro de las consideraciones de la Sala de Primera
Instancia, significa que la sanción debe de ser ‘proporcional a la culpabilidad moral del autor’, y re-
quiere que ‘otras consideraciones, tales la disuasión y la condena social de los actos del autor’ sean
tomados en cuenta. El principio de proporcionalidad, al que se refiere la Sala de Primera Instancia, no
comprende la proporcionalidad entre la sentencia de una y la de otra persona acusada [...]. Parece que
el Apelante no comprende lo que implica el principio de proporcionalidad”.
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 139: “[E]l principio fundamen-
tal de proporcionalidad debe ser tomado en cuenta [con respecto a la imposición de penas]”. Ver tam-
bién Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 126 (igual).

XXXIV
Nota agregada por el Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. El texto original utiliza a frase “Individual
accountability for the crimes committed”. Aunque, formalmente, una traducción aceptada del término “accountability”
es “responsabilidad”, para efectos de esta traducción se prefirió utilizar el término “responsabilización”. El mismo ha
comenzado a ser utilizado informante para tratar de captar el sentido del término “accountability” y, aunque el mismo
aún no es aprobado formalmente, permite evitar confusiones con el concepto de “Responsabilidad Individual”.

645
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

Comparar con Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), Opinión Separada y Parcialmen-
te Disidente del Juez Per-Johan Lindholm, 17 de octubre de 2003, párr. 38: “Al imponer una pena, la
proporcionalidad significa, generalmente, alcanzar un equilibrio razonable entre la gravedad del cri-
men y la sanción que debe asignarse. Esta es la proporcionalidad a nivel individual. Pero hay otras ins-
tancias o relaciones en las que la proporcionalidad es de importancia, a saber, (i) la proporcionalidad
entre las sanciones asignadas en diferentes casos, (ii) entre sanciones señaladas a diferentes personas
acusadas en un caso, y (iii) entre una sanción ya asignada, y otro u otros, que deberán asignarse para el
mismo caso”.

(a) Aplicación - proporcionalidad

Deronjic, (Sala de Primera Instancia), Opinión Disidente del Juez Schomburg, 30 de marzo de 2004,
párrs. 2, 5: “La pena no es proporcional a los crímenes en que se basa [...]. El Acusado [que se declaró
culpable en cuanto a responsabilidad individual por persecución como crimen de lesa humanidad, in-
cluyendo el ataque a la villa de Glogova para facilitar el remoción forzosa de bosnio-musulmanes del
Municipio de Bratunac, y que resultó, inter alia, en la muerte de 64 musulmanes civiles] merece una
sentencia de, por lo menos, veinte años de prisión”. “[L]os horrendos y largamente planeados críme-
nes, cometidos por perpetradores de alta jerarquía, no permiten una pena de sólo diez años, lo que po-
siblemente constituiría una privación de libertad, en la práctica, de solamente seis años y ocho meses,
tomando en cuenta la posibilidad de una pre-liberación”.

(4) Discrecionalidad para imponer una sentencia concurrente, consecutiva,


una combinación de consecutiva y concurrente, o una pena única,
pero que debe reflejar la “totalidad” de la conducta criminal

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 717-718: “Con respecto a sí el Tribunal In-
ternacional es competente para imponer una pena única, la Sala de Apelaciones ha considerado la Re-
gla 101 de las Reglas, como estaba establecida en el momento en que se emitió la Sentencia de
Primera Instancia,XXXV misma que la Sala de Primera Instancia consideró no la impedía a imponer una
única pena para varios crímenes. En la Sentencia de Apelación del caso Celebici [a/k/a Delalic], la Sa-
la de Apelaciones sostuvo que ‘una pena global única [...] parece haber sido contemplada por las Re-

XXXV
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. La Sentencia de Primera Instancia en el caso re-
ferido se emitió el 20 de marzo de 2000. De conformidad con la versión enmendada al 14 de julio de 2000 de las Reglas
de Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de la decisión de la Sala de Primera Instancia, la Regla 101 lee: “Re-
gla 101. Penalidades. (A) (A) Una persona condenada podrá ser sentenciada a pena de prisión por un tiempo de hasta, e
incluyendo, el resto de la vida natural de la persona condenada. (B) Al determinar la sentencia, la Sala de Primera Ins-
tancia tomará en consideración los factores mencionados en el artículo 24, párrafo 2, del Estatuto, así como otros facto-
res, tales como: (i) cualquier circunstancia agravante; (ii) cualquier circunstancia mitigante, incluida la cooperación
substancial con la Fiscalía por parte de la persona condenada, antes o después de la sentencia; (iii) las prácticas genera-
les con respecto a las sentencias de prisión en las cortes de la antigua Yugoslavia. (C) La Sala de Primera Instancia in-
dicará cuando múltiples sentencias deberán ser purgadas de consecutiva o concurrentemente. (D) Se debe acreditar el
periodo, si alguno, durante el cual la persona condenada fue detenida en custodia pendiente a su entrega al Tribunal, o
pendiente a su comparecencia en juicio.”

646
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

glas, en ese momento’, es decir, antes de que entrara en vigor la Regla 87(C).XXXVI La Sala de Apela-
ciones considera que el Tribunal Internacional era competente, en virtud de la entonces Regla 101, pa-
ra imponer una pena única, y retiene dicha competencia en virtud de la Regla 87(C)”.
“Sin embargo, esta competencia [para imponer una pena única] no faculta al Tribunal Internacio-
nal para imponer una sentencia única de manera arbitraria; se debe dar la debida consideración a cada
crimen en particular, de manera que su gravedad sea determinada, y para que se emita una decisión ra-
zonada con respecto a la sentencia [...]”.
Mucic et al., (Sala de Apelaciones), 8 de abril de 2003, párr. 46: “[E]l sentenciar con relación a
más de un crimen involucra más que la sola evaluación del periodo apropiado de prisión para cada
crimen, y la suma de todos aquellos periodos, así determinados, como un simple ejercicio matemático.
El total de una sentencia única, o la sentencia total efectiva cuando se imponen diversas sentencias de-
be reflejar la totalidad de la conducta criminal del autor, pero no debe exceder esa totalidad. Cuando se
imponen varias sentencias, el resultado es que las sentencias individuales deben ser menores de lo que
hubieran sido si se hubieran emitido solas, o si se hubieran ordenado para cumplirse concurrentemente,
o de manera parcialmente concurrente”.
Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párrs. 428-430: “Si [...] se llega a una
decisión para sentenciar acumulativamente por la misma conducta, una Sala de Primera Instancia debe
considerar el impacto que esto tendrá en la emisión de la sentencia. En el pasado, tanto ante este Tri-
bunal, como ante el TPIR, las sentencias por crímenes múltiples han resultado en la imposición de dis-
tintos periodos de prisión, que se han ordenado para cumplirse concurrentemente”. “Queda dentro de
la discrecionalidad de la Sala de Primera Instancia el imponer sentencias que sean globales, o concurrentes
o consecutivas, o una combinación de concurrente y consecutiva. En términos de la sentencia definitiva
que se imponga, sin embargo, el criterio que rige es que se debe reflejar la totalidad de la conducta
culpable (el principio de ‘totalidad’) o, generalmente, que debe reflejar la gravedad de los crímenes y
la culpabilidad del criminal, de manera que sea tanto justa, como adecuada”. “[L]a finalidad central de la
sentencia debe ser asegurar que la pena definitiva o agregada refleje la totalidad de la conducta crimi-
nal y la culpabilidad general del criminal. Esto puede lograrse, ya sea mediante la imposición de una
pena con respecto a todos los crímenes, o varias penas ordenadas para cumplirse concurrentemente,
consecutivamente, o ambas. La decisión de cómo deba lograrse esto, queda dentro de la discrecionali-
dad de la Sala de Primera Instancia”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 1,148-1,149: “En la Regla
87(C)XXXVII se dispone que:

XXXVI
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al
14 de abril de 2004 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de la decisión de la Sala de Apela-
ciones, la Regla 87(C) lee: “Regla 87. Deliberaciones (adoptada el 11 de febrero de 1994, modificada el 10 de julio de
1998, 1 de diciembre de 2000 y 13 de diciembre de 2000). [...] (C) Si la Sala de Primera Instancia encuentra al acusado
culpable de uno o más de los cargos incluidos en el Acta de Acusación, deberá imponer sentencias con respecto a cada
una de las determinaciones de culpabilidad, e indicar si tales sentencias deberán purgarse consecutiva o concurrente-
mente, a menos que decida ejercer sus facultades para imponer una única sentencia que refleje la totalidad de la conduc-
ta criminal del acusado.”
XXXVII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 12 de agosto de 2004.

647
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

Si la Sala encuentra el acusado culpable de uno o más cargos de los incluidos en el Acta de Acu-
sación, impondrá una sentencia con respecto a cada una de las conclusiones de culpabilidad, e in-
dicará si dichas sentencias serán cumplidas consecutivamente o concurrentemente, salvo que
decida ejercer su facultad de imponer una sentencia única que refleje la totalidad de la conducta
criminal del acusado”.

“La Sala de Apelaciones, en el caso Blaskic, ha establecido recientemente que esta competencia
de la Sala de Primera Instancia para imponer una sentencia única, no le autoriza a imponer arbitraria-
mente una sentencia única. Debe darse la debida consideración a cada crimen en particular, para de-
terminar la gravedad y para tomar una decisión razonada sobre la sentencia que debe imponerse y, en
particular, debe asegurarse que en caso de imponerse una pena única, ésta refleje la totalidad de la
conducta criminal en cuestión”.

(a) Aplicación - discrecionalidad para imponer una sentencia concurrente,


consecutiva, una combinación de concurrente y consecutiva, o una sentencia única,
pero debe reflejar la “totalidad” de la conducta criminal

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 721, 723: “Es equivocado sostener, como la
Sala de Primera Instancia lo hizo, que ‘es imposible identificar qué actos se relacionarían con qué acu-
saciones -distintas de aquéllas que apoyan a la Fiscalía para y de la condena por persecución, bajo el
Cargo 1’. Cuando es imposible identificar qué actos se relacionarían con cuáles de las diversas acusa-
ciones, es también probablemente imposible llegar a distintas condenas. O una persona acusada es cul-
pable de diferentes crímenes constituidos por diferentes elementos, que algunas veces pueden
traslaparse (pero nunca totalmente), o el acusado es condenada por ese crimen con los elementos más
específicos, y las demás acusaciones, en las que esos elementos están duplicados, son desechadas co-
mo no permisiblemente acumulables”.
“La Sala de Apelaciones encuentra que el razonamiento de la Sala de Primera Instancia, con res-
pecto a la imposición de una sentencia única, no respeta los requisitos que la Sala de Primera Instancia
estaba obligada a cumplir, según la Regla 87 de las Reglas,XXXVIII a saber, ya sea imponer una pena
con respecto a cada conclusión de culpabilidad, o imponer una pena única que refleje la totalidad de la
conducta criminal del acusado. Está claramente establecido que el Tribunal Internacional es competen-
te para imponer una pena única, pero ésta debe reflejar la totalidad de la conducta criminal en cues-
tión”.
Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párr. 1,150: “La Sala de Primera
Instancia decide imponer, conforme a la Regla 87(C),XXXIX una pena única en este caso, ya que refleja
mejor la conducta criminal del acusado, el cual muestra un patrón constante de conducta criminal que
ocurre dentro de un contexto temporal cerrado”.

XXXVIII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la ver-
sión vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 10 de junio de 2004 (no accesible vía
electrónica).
XXXIX
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 12 de agosto de 2004.

648
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 768: “[E]n vista de hecho de
que el General Galic es culpable de crímenes que forman parte de una sola campaña, cometida en un
territorio geográficamente limitado, durante un periodo de tiempo ininterrumpido, la Mayoría de los
integrantes de la Sala de Primera Instancia sostiene que es preferible imponer la sentencia única [de
veinte años]”. Pero ver Galic, (Sala de Primera Instancia), Opinión Separada y Parcialmente Disi-
dente del Juez Nieto-Navia, 5 de diciembre de 2003, párrs. 122-123 (“En mi opinión, la Mayoría
[...] no considera suficientemente la dificultad que enfrenta el Acusado, al llevar a cabo una guerra
en el medio urbano de Sarajevo. Para repetir las palabras de un representante de las NNUU, asigna-
do en Sarajevo durante el conflicto, la densa presencia militar dentro de una población civil hizo de
la conducción de dicha guerra ‘la peor pesadilla de un soldado’”. “Yo sentenciaría al General Galic
a diez años de prisión”).
Ver también Jokic - Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de, 2004, párr. 54: “Al de-
terminar la sentencia adecuada, para que se refleje la extensión total de la culpabilidad de Jokic, la Sa-
la de Primera Instancia ha tomado en consideración el hecho de que algunos de los crímenes con
respecto a los que se declaró culpable [asesinato; trato cruel; ataque ilegal a civiles; devastación no
justificada por necesidad militar; ataque ilegal a bienes civiles; y destrucción o daño intencional a ins-
tituciones consagradas a la religión, caridad y educación, las artes y las ciencias, monumentos históri-
cos y obras de arte y ciencia] contienen elementos legales idénticos, prueba de los cuales depende del
mismo conjunto de hechos, y que fueron cometidos como parte de único y mismo ataque a la Vieja
Ciudad de Dubrovnik”. Jokic fue sentenciado a siete años de prisión.

(5) La Sala de Primera Instancia tiene discrecionalidad


para imponer prisión perpetua; la pena de muerte no está disponible

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 678: “La Sala de Apelaciones recuerda que el artí-
culo 24(1) del Estatuto limita la sanción impuesta por la Sala de Primera Instancia a la prisión”.
Jelisic, (Sala de Apelaciones), 5 de julio de 2001, párr. 100: “[Q]ueda dentro de la discrecionali-
dad de la Sala de Primera Instancia imponer prisión perpetua”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 723: “Una persona
condenada puede ser sentenciada a prisión por un término de hasta, e incluyendo, el resto de su
vida natural”. Ver también Jokic - Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de, 2004,
párr. 30 (similar).
Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 147: “Regla 101(A)
de las Reglas [...] otorga facultades para encarcelar, por un periodo que incluya hasta el resto de la vida de
la persona condenada [...]”.XL
Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 172: “En línea con
la política general de las NNUU, respecto a la abolición de la pena de muerte, el Consejo de Seguridad
limitó las penas aplicables a la prisión. Actuando de conformidad con lo dispuesto en el artículo 15 del
Estatuto, el Pleno de este Tribunal dio especificidad al artículo 24(1) del Estatuto al establecer la Regla

XL
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión vi-
gente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 23 de julio de 2003.

649
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

101 de las Reglas, que en su parte relevante lee: ‘Una persona condenada puede ser sentenciada a pri-
sión por un término de hasta, e incluyendo, el resto de su vida natural’”.XLI
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 890: “La sentencia máxima que
puede ser impuesta por el Tribunal es prisión perpetua. Tanto las NNUU, como el Consejo de Europa,
así como otros órganos internacionales, han trabajado hacia la abolición total de la pena de muerte. En
1989, el segundo Protocolo adicional del [sic] PIDCP, que tiene como objetivo la abolición de la pena
de muerte, fue adoptado por la Asamblea General de las NNUU. El Consejo de Europa requiere que
todos los países que busquen la membrecía coloquen una moratoria a la pena de muerte, lo cual signi-
fica, de manera efectiva, que en Europa casi ha sido totalmente abolida. Por esta razón, la pena de
muerte no puede ya ser impuesta en Estados de la antigua Yugoslavia y ha sido reemplazada por la pe-
na máxima de prisión perpetua, salvo cuando se especifica una máxima inferior. Cuando una sanción
se vuelve más benigna, la versión más benigna debe ser aplicada. Esto significa que si el Código Penal
de SFRY se aplicará hoy, la pena máxima sería prisión perpetua. La Sala de Primera Instancia hace
notar que en muchos países existe la posibilidad de revisar una sentencia de prisión perpetua, bajo
ciertas condiciones”.

(6) Debe acreditarse el tiempo transcurrido en detención

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 709: “La Regla 101(C) de las Reglas señala:
‘Se debe acreditar el periodo, si alguno, durante el cual la persona condenada fue detenida en custodia
pendiente a su entrega al Tribunal, o pendiente al inicio del juicio o apelación’.XLII La Sala de Apela-
ciones, en el caso Tadic, sostuvo que la ‘justicia requiere que se tome en cuenta el periodo que el Ape-
lante pasó en custodia en la República Federal de Alemania, previamente a la emisión de la solicitud
formal del Tribunal para diferir’. La Sala de Apelaciones considera que todo el tiempo transcurrido en
custodia para efectos de este caso necesariamente debe tomarse en cuenta”.
Tadic, (Sala de Apelaciones), 26 de enero de 2000, párrs. 38, 75: “Bajo la Sub-regla 101(D)XLIII el
Apelante tiene derecho a que se le acredite el tiempo que ha pasado en custodia en la República Fede-
ral de Alemania, solamente por el periodo en el que esperaba su entrega al Tribunal Internacional. Sin
embargo, la Sala de Apelaciones reconoce que los procesos penales contra el Apelante en la República
Federal de Alemania emanaron, substancialmente, de la misma conducta criminal por la que ahora se
le condena ante el Tribunal Internacional. Por lo tanto, la justicia requiere que se le tome en cuenta el
periodo que el Apelante pasó en custodia en la República Federal de Alemania, previamente a la emi-
sión de la solicitud formal del Tribunal para diferir”.
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 281: “Conforme a la Regla
101(C) de las Reglas,XLIV ‘debe darse crédito a la persona condenada por el periodo [...] durante el que

XLI
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión vi-
gente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 23 de julio de 2003.
XLII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 14 de abril de 2004.
XLIII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 17 de noviembre de 1999.
XLIV
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 17 de noviembre de 1999.

650
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

ésta estuvo detenida en custodia esperando su entrega al Tribunal, o estando pendiente su juicio o ape-
lación’”. Ver también Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr.
283 (igual); Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 850 (similar).
Comparar con Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 850:
Una Sala de Primera Instancia “debe ordenar que una sentencia comience a correr a partir de la fecha
del juicio”.

(a) Aplicación - acreditación del tiempo transcurrido en detención

Ver Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 96 (Bralo tenía derecho a que se
le acreditara el tiempo que transcurrió en detención); Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de
noviembre de 2005, párr. 737 (Limaj tenía derecho a que se le acreditara); Strugar, (Sala de Primera
Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 476 (Strugar tenía derecho a que se le acreditara); Jokic - Miodrag,
(Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de, 2004, párr. 115 (Jokic tenía derecho a que se le acredita-
ra); Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 182 (Nikolic tenía de-
recho a que se le acreditara); Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003,
párrs. 1,127-1,129 (Simic, Tadic y Zaric tenía derecho a que se le acreditara).

(7) La Sala de Primera Instancia puede recomendar que se cumpla


con una sentencia mínima antes de alguna conmutación o reducción de sentencia

Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párr. 95: “Aunque ni el Estatuto ni las
Reglas disponen que las Salas de Primera Instancia tienen discrecionalidad para recomendar una sen-
tencia mínima, la Sala de Apelaciones ha sostenido previamente que dicha discrecionalidad ‘deviene
de las facultades inherentes a su función judicial, y no equivale a una desviación del Estatuto y las Re-
glas’. Consecuentemente, la Sala de Apelaciones encuentra que una Sala de Primera Instancia puede
determinar lo que considere adecuado como el término mínimo de prisión que una persona acusada
debe cumplir”.
Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 274: “Como lo explicó la Sala de Ape-
laciones en la Sentencia de Apelación del caso Tadic, la decisión respecto a si imponer una senten-
cia mínima está dentro de la discrecionalidad para sentenciar de la Sala. La imposición de una
sentencia mínima es ordenada raramente. En ausencia de razones precisas de la Fiscalía respecto a
por qué debería hacerlo, la Sala de Apelaciones no considera que una sentencia mínima sea proce-
dente en este caso”.
Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 94: “Con respecto a la imposi-
ción de una sentencia mínima obligatoria, la Sala de Primera Instancia hace notar que, en tanto que
puede elegir recomendar un periodo mínimo de prisión que Bralo debe cubrir, esto ha ocurrido sólo ra-
ramente en casos ante el Tribunal. El artículo 28 del Estatuto y las Reglas 123, 124 y 125 de las Re-
glasXLV disponen un procedimiento por el cual el Estado en el cual una persona condenada está

XLV
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 8 de
agosto de 2005 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de la decisión de la Sala de Primera Ins-
tancia, las Reglas 123, 124 y 125 leen:

651
ACUSACIÓN, CONDENAS Y SENTENCIA

cumpliendo su sentencia, debe notificar al Tribunal de la elegibilidad de la persona condenada para


pre-liberación, y el Presidente del Tribunal determina si dicha liberación procede, tomando en cuenta
las consideraciones especificadas en la Regla 125. Por lo tanto, cuando una Sala de Primera Instancia
sentencia a una persona condenada a cierto número de años de prisión, lo hace con la conciencia de
que existe una posibilidad de pre-liberación de conformidad con la ley del Estado en que la sentencia
se cumpla, pero también de que el Presidente de este Tribunal es quien finalmente determina la cues-
tión. En las circunstancias del caso presente, la Sala de Primera Instancia considera innecesario hacer
una recomendación respecto a la sentencia mínima que Bralo debe cumplir antes de ser elegible para
pre-liberación”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Primera Instancia), 26 de febrero de 2001, párr. 850: Una Sala de Pri-
mera Instancia “puede recomendar que una sentencia mínima sea cumplida por un persona acusada an-
tes de considerar cualquier conmutación o reducción de una pena”.

(8) Es un error asumir la pre-liberación cuando se calcula la sentencia

Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párrs. 94-95, 97: “La Sala de Apelacio-
nes hace notar que nada en el Estatuto o en las Reglas del Tribunal Internacional dispone que una per-
sona acusada debe cumplir el tiempo recomendado por la Fiscalía para que le sea otorgada una pre-
liberación. Según la Regla 125 de las Reglas,XLVI el periodo de tiempo que una persona acusada de
hecho debe pasar en detención, en oposición a la sentencia impuesta en una Sentencia, depende de
cierto número de factores que corresponden ‘inter alia, a la gravedad del crimen o crímenes por los
cuales la persona fue condenada, el trato a otros condenados similarmente situados, las muestras que la
persona haya dado de rehabilitación, así como cualquier cooperación substancial del condenado con la
Fiscalía.’. Conforme a las normas del Tribunal Internacional, la elegibilidad para pre-liberación de-
pende de la ley aplicable del Estado en el que la persona condenada se encuentra presa, Estado que no-
tificará al Tribunal Internacional de dicha elegibilidad. En última instancia, el Presidente determina, en
consulta con los miembros de la Sala que emite la sentencia y el Comité, si se debería o no otorgar la
pre-liberación”.

“Regla 123. Notificación a los Estados. Si, de acuerdo con las leyes del Estado en que se cumple la pena de prisión, una
persona condenada es elegible para perdón o conmutación de la sentencia, el Estado deberá, de acuerdo con el artículo
48 del Estatuto, notificar al Tribunal sobre tal elegibilidad.”
“Regla 124. Determinación por parte del Presidente. El Presidente, con base en tal notificación, determinará, en consul-
ta con los miembros del Consejo y cualquier juez permanente de la Sala que impuso la sentencia que permanezca como
juez del Tribunal, si el perdón o la conmutación es apropiada.”
“Regla 125. Estándar general para otorgar perdón o conmutación. Al determinar si el perdón o la conmutación es apro-
piada, el Presidente tomará en cuenta, inter alia, la gravedad del crimen o crímenes por los cuales la persona fue conde-
nada, el trato a otros condenados similarmente situados, las muestras que la persona haya dado de rehabilitación, así
como cualquier cooperación substancial del condenado con la Fiscalía.”
XLVI
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 17
de diciembre de 2004 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de la decisión de la Sala de Prime-
ra Instancia, la Regla 125 lee: “Regla 125. Estándar general para otorgar perdón o conmutación. Al determinar si el per-
dón o la conmutación es apropiada, el Presidente tomará en cuenta, inter alia, la gravedad del crimen o crímenes por los
cuales la persona fue condenada, el trato a condenados similarmente situados, las muestras que la persona haya dado de
rehabilitación, así como cualquier cooperación substancial del condenado con la Fiscalía.”

652
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

[...] “Una Sala de Primera Instancia puede considerar también la posibilidad de que se le otorgue
al acusado una pre-liberación al determinar lo que constituye una sentencia adecuada. Sin embargo,
una Sala de Primera Instancia debe considerar siempre que la pre-liberación es sólo una posibilidad
que se ofrece a la persona condenada siempre que se cumpla con las condiciones que se señalan arriba.
Por ejemplo, es concebible que el carácter de una persona condenada, aunque posiblemente muestre un
potencial para reintegración al momento de ser sentenciada, se desarrolle en sentido contrario mientras
cumple su sentencia”.
“La Sala de Apelaciones hace notar que la Sala de Primera Instancia, al imponer una sentencia de
23 años, claramente -aunque no expresamente- entró en un cálculo para reflejar la práctica del Tribu-
nal Internacional de otorgar pre-liberaciones a una persona condenada que ha cumplido con dos tercios
de su sentencia: el término de 15 años claramente equivale a dos tercios del periodo de la sentencia, si
se cumple efectivamente. La Sala de Apelaciones considera que la Sala de Primera Instancia mecáni-
camente -para no decir matemáticamente- hizo efectiva la posibilidad de una pre-liberación. Al así
hacerlo, le otorgó demasiado peso a la posibilidad de una pre-liberación. Consecuentemente, la Sala de
Apelaciones (el Juez Shahabuddeen disiente de ello) concluye que debe otorgarse una reducción de la
sentencia” (énfasis en el original).
Pero ver Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, Opinión Parcialmente
Disidente del Juez Shahabuddeen, párrs. 21, 22 (en desacuerdo con la opinión de la Mayoría).
Pero ver Deronjic, (Sala de Primera Instancia), Opinión Disidente del Juez Schomburg, 30 de
marzo de 2004, párr. 5: “[L]o horrendo y largamente planeados crímenes cometidos, por un perpetra-
dor de alto rango, no permiten la imposición de una sentencia de sólo diez años, que posiblemente
pueda consistir de facto, en una privación de la libertad solamente de seis años y ocho meses, tomando
en cuenta la posibilidad de una pre-liberación”.

653
HUMAN RIGHTS WATCH
X
VARIOS

a) Consideraciones generales respecto a la interpretación legal

i) Fuentes del derecho al interpretar las normas penales sustantivas del Estatuto

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 414: “[A]l interpretar las normas pena-
les sustantivas relevantes del Estatuto, la Sala de Primera Instancia ha utilizado decisiones previas
de tribunales internacionales, siendo la fuente primaria sentencias y decisiones de este Tribunal y
del Tribunal de Ruanda, y en particular aquéllas de la Sala de Apelaciones. Una fuente secundaria,
la Sala de Primera Instancia se ha guiado por los precedentes de los Tribunales de Núremberg y Tokio, los
Tribunales establecidos bajo la Ley del Consejo de Control Aliado No. 10, y el Tribunal para Timor
Oriental”.
Para la discusión sobre el caso de Erdemovic, y el uso de la política como recurso opcional posi-
ble, Ver Sección (VII)(b), Compendio del TPIY.
Para la discusión sobre “fuentes de interpretación” para analizar al crimen de genocidio, Ver Sec-
ción (III)(b)(iii), Compendio del TPIY.

ii) El Tribunal está obligado a aplicar el derecho de los tratados

Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 98: “La Sala de Apelaciones ha dicho
‘que el Tribunal Internacional está autorizado a aplicar, adicionalmente al derecho internacional con-
suetudinario, cualquier tratado que: (i) fuera incuestionablemente vinculante para las partes en el mo-
mento en que se cometió el supuesto crimen; y (ii) no estuviera en conflicto con o derogado por
normas perentorias del derecho internacional, como lo son la mayoría de las reglas consuetudinarias de
derecho internacional humanitario’”.

655
VARIOS

(1) Procede interpretar los tratados de conformidad con la Convención


de Viena sobre el Derecho de los Tratados

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 411: “La Sala ha [...] considerado proce-
dente interpretar cualquier tratado relevante de conformidad con las reglas generales de interpretación
de tratados señaladas en los artículos 31 y 32 de la Convención de Viena sobre el Derecho de los Tra-
tados, del 23 de mayo de 1969”.
Ver también Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párr. 91: “El artículo
31(1) de la Convención de Viena de 1969 sobre el Derecho de los Tratados [dispone] que ‘Un tratado
deberá interpretarse de buena fe conforme al sentido corriente que haya de atribuirse a los términos del
tratado en el contexto de estos y teniendo en cuenta su objeto y fin’. Ninguna palabra en un tratado se
presumirá superflua o carente de significado o fin”.

iii) Los crímenes cubiertos por los artículos 2 al 5 del Estatuto


reflejan el derecho internacional consuetudinario

Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 411: “[L]a Sala de Primera Instancia
observa que [...] las normas establecidas en los artículos 2 a 5 del Estatuto son reflejo del derecho in-
ternacional consuetudinario [...]”.
Para precedentes adicionales que sostiene que los crímenes dentro del Estatuto reflejan el derecho
internacional consuetudinario, ver, por ejemplo, respecto al crimen de genocidio, “la definición refleja
el derecho internacional consuetudinario y el jus cogens”, Sección (III)(b)(ii), Compendio del TPIY;
“la empresa criminal conjunta es derecho internacional consuetudinario”, Sección (V)(e)(i)(2), Com-
pendio del TPIY; “la responsabilidad de mando es derecho internacional consuetudinario”, Sección
(VI)(b)(i), Compendio del TPIY.

iv) El principio de nullum crimen sine lege requiere que el Tribunal


solamente condene cuando el crimen estaba proscrito según
el derecho internacional consuetudinario cuando se cometió

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 141: “El principio de nullum crimen sine
lege es, inter alia, consagrado en el artículo 15 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos,
adoptado el 16 de diciembre 1966 (PIDCP), y el artículo 7 de la Convención para la Protección de los
Derechos Humanos y Libertades Fundamentales del 4 de noviembre de 1950 (CEDH). En una deci-
sión de una apelación interlocutoria en el caso Hadzihasanovic, la Sala de Apelaciones manifestó que
‘siempre ha la posición de este Tribunal no depender meramente en una interpretación del Estatuto
para determinar la ley aplicable a la responsabilidad penal, sino evaluar el estado del derecho consue-
tudinario vigente en el momento en que los crímenes fueron cometidos’. De tal suerte que, mientras el
Estatuto del Tribunal Internacional enumera los crímenes sobre los que el Tribunal Internacional tiene
jurisdicción, el Tribunal puede condenar solamente cuando estás satisfecho de que el crimen se encon-
traba proscrito en el derecho internacional consuetudinario en el momento en que se cometió”.

656
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 78: “La jurisdicción con relación a la
materia, ratione materiae, del Tribunal Internacional está circunscrita por el derecho internacional
consuetudinario, y el Tribunal Internacional no puede imponer responsabilidad penal por actos que,
previamente a ser cometidos, no conllevaban dicha responsabilidad según el derecho internacional
consuetudinario”.
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 86: “[E]l principio de nullum crimen
sine lege [...] adicionalmente a prohibir una condena sin una definición concisa de un supuesto crimen,
prohíbe también una condena emitida en exceso de la definición establecida en una disposición legal, o
de los parámetros generalmente aceptado para dicha definición.
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párrs. 92-93: “La Mayoría [...] reco-
noce la importancia del principio que se encuentra en el artículo 15 del Pacto Internacional de Dere-
chos Civiles y Políticos de 1966, que señala, en su parte relevante: ‘Nadie será condenado por actos u
omisiones que en el momento de cometerse no fueran delictivos según el derecho nacional o interna-
cional. [...]. Nada de lo dispuesto en este artículo se opondrá al juicio ni a la condena de una persona
por actos u omisiones que, en el momento de cometerse, fueran delictivos según los principios genera-
les del derecho reconocidos por la comunidad internacional.”
“El principio (conocido como nullum crimen sine lege) tiene por objeto impedir el enjuiciamiento
y la sanción de una persona por actos que razonablemente, y con el conocimiento de las leyes vigentes,
eran considerados por esa persona como no criminales al momento de su comisión. En la práctica esto
significa ‘que las disposiciones penales deben ser interpretadas estrictamente’ y que ‘el máximo deber
del intérprete judicial [es] leer en el texto del legislador, honesta y fielmente, su significado plano y
racional, y promover su objetivo’. Inclusive:

El efecto de la interpretación estricta de las disposiciones de la legislación penal es que cuando


una palabra equívoca o una oración ambigua deje una duda razonable respecto a su significado, la
cual los cánones de interpretación no puedan resolver, el beneficio de la duda debería darse en
favor del sujeto y contra la legislatura que ha incumplido al no explicarse”.

Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 220: “[U]na condena sólo pue-
de basarse en un crimen que existía al momento en que los actos u omisiones que se imputan al acusa-
do fueron cometidos, y que era suficientemente previsible y accesible”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 411: “[L]a Sala de Primera Instancia
ha considerado cuidadosamente el Reporte del Secretario General, conforme al párrafo 2 de la Resolu-
ción 808 (1993) del Consejo de Seguridad, según el cual ‘la aplicación del principio nullum crimen
sine lege requiere que el Tribunal Internacional aplique reglas de derecho internacional humanitario
que, más allá de cualquier duda, son parte del derecho consuetudinario’”.

657
VARIOS

b) Derechos de debido proceso

i) Presunción de inocencia
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 833: “[L]a persona acusada
goza del beneficio de presunción de inocencia”.
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 12: “El artículo 21(3) del
Estatuto dispone que el acusado se presumirá inocente hasta que se pruebe que es culpable”. Ver tam-
bién Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 10 (similar); Blagojevic
y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 18 (igual); Nikolic - Momir, (Sala de
Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 148 (similar).
Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 5: “El artículo 21(3) del Estatuto
consagra la presunción de inocencia a la que toda persona acusada tiene derecho”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 19: “Conforme al
artículo 21(3) del Estatuto, el acusado tiene derecho a la presunción de inocencia, que implica una
prueba corolaria de la Fiscalía para demostrar todos y cada uno de los elementos de los crímenes que
se imputan a una persona acusada”.

(1) La Fiscalía tiene la carga de la prueba para demostrar


la culpabilidad más allá de toda duda razonable

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 833: “La Sala de Apelaciones
encuentra que la prueba estándar que debe aplicarse desde el punto de vista de un juzgador de hechos
es más allá de toda duda razonable y que la carga de la prueba recae en la Fiscalía [...]” Ver también
Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 81 (similar); Vasiljevic, (Sala de Apelaciones),
25 de febrero de 2004, párr. 120 (similar); Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de oc-
tubre de 2003, párr. 19 (“conforme a la Regla 87(A) el estándar de la prueba requerida es que la culpa-
bilidad demostrada esté más allá de toda duda razonable”).
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 10: “Esta presunción [de
inocencia] coloca sobre la Fiscalía la carga de demostrar la culpabilidad del acusado, una carga que
permanece sobre la Fiscalía durante todo el juicio. Con respecto a cada uno de los cargos que se impu-
tan contra cada una de las personas acusadas, el estándar que debe cumplirse para emitir una condena
es que se pruebe más allá de toda duda razonable”. Ver también Strugar, (Sala de Primera Instancia),
31 de enero de 2005, párr. 5 (similar).
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 12: “La Fiscalía [...] lleva
la carga de la prueba de demostrar la culpabilidad del acusado, y, de acuerdo con la Regla 87(A) de las
Reglas,I la Fiscalía debe hacerlo más allá de toda duda razonable. Al determinar si la Fiscalía lo ha

I
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 8 de
agosto de 2005 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de la decisión, la Regla 87(A) lee: “Re-
gla 87. Deliberaciones. (A) Cuando ambas partes hayan completado la presentación del su caso, el Juez que presida
declarará cerradas las audiencias, y la Sala de Primeta Instancia deberá deliberar en privado. Se podrá llegar a una con-

658
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

hecho con respecto al Cargo en el Acta de Acusación, la Sala de Primera Instancia ha considerado cui-
dadosamente si existe alguna interpretación razonable de la prueba admitida distinta a la culpabilidad
del acusado. Toda ambigüedad o duda debe ser resuelta en favor del acusado, de acuerdo con el prin-
cipio in dubio pro reo [esencialmente otorgándole a una persona acusada el beneficio de la duda]”. Ver
también Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 18 (igual); compa-
rar con Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 416: “La Sala de Primera Instan-
cia explícitamente se distancia del argumento de la Defensa de que el principio in dubio pro reo debe
aplicarse como un principio para la interpretación del derecho penal sustantivo del Estatuto. Debido a
que este principio es aplicable a las conclusiones de hecho y no de derecho, la Sala de Primera Instan-
cia no ha tomado en cuenta sus interpretaciones de derecho”.

(2) La decisión del acusado de testificar no altera la carga de la prueba

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 22: “L[a] decisión [de Fatmir
Limaj] de testificar no ha creado ninguna carga sobre el acusado para probar su inocencia. Más bien, la
Sala debe determina si, independientemente de las pruebas del acusado, las de la Fiscalía son suficien-
temente fuertes como para cumplir el requisito para ser condenada”.

(3) El que el acusado no impugne que el crimen no ocurrió


no afecta la carga de la prueba

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 289: “[L]a Sala de Apelaciones con-
sidera que el hecho de que Kvocka no haya impugnado en el juicio que ocurrió tortura en el campo, no
libera a la Fiscalía de su obligación de demostrar la comisión de los crímenes de tortura que específi-
camente alegó en el Acta de Acusación y que Kvocka incurrió en responsabilidad penal por cada uno
de ellos más allá de duda razonable”.

(4) El que el acusado base su defensa en una coartada no altera la carga de la prueba

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 11: “Mientras exista un fun-
damento de hechos de la prueba para l[a] coartada, el acusado no tiene la carga para demostrar esa
coartada; es la Fiscalía quien debe ‘eliminar toda posibilidad razonable que la prueba de la coartada
sea verdadera. Además, como lo ha sostenido otra Sala de Primera instancia, una conclusión de que
una coartada es falsa ‘en sí misma no establece lo contrario de lo que afirma’ La Fiscalía no sólo debe
controvertir la validez de la coartada sino también demostrar más allá de toda duda razonable la culpa-
bilidad del acusado como se afirma en el Acta de Acusación”.
Para la discusión sobre la “defensa de coartada”, ver Sección (VII)(a), Compendio del TPIY.

clusión de culpabilidad sólo cuando la mayoría de los jueces de la Sala de Primera Instancia estén satisfechos de que se
ha probado la culpabilidad más allá de toda duda razonable”.

659
VARIOS

(5) El considerar los factores acordados en la declaración


de culpabilidad no viola la carga de la prueba

Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párrs. 40, 47: “El Apelante alega que la
Sala de Primera Instancia cometió un error de derecho al decidir que, en el caso de la declaración de
culpabilidad, se basaría principalmente en los factores atenuantes convenidos por las partes ya que
éstos deben ser establecidos por el acusado sobre el balance de probabilidades y no mediante acuerdo
entre las partes”. “La Sala de Apelaciones no está convencida de que la Sala de Primera Instancia se
haya separado erróneamente de este estándar de ‘balance de probabilidades’ establecido en la Senten-
cia de Apelación del Juicio Celebici [a/k/a Delalic]. Habiendo recordado el estándar en cuestión, la
Sala de Primera Instancia señaló que en casos de declaraciones de culpabilidad se basaría principal-
mente en los factores atenuantes convenidos por las partes. En otras palabras, la Sala de Primera Ins-
tancia lógicamente liberó al Apelante de descargar el peso de establecer las circunstancias atenuantes
sobre el balance de posibilidades con respecto a las circunstancias atenuantes convenidas por las par-
tes. Inclusive, [...] la Sala de Primera Instancia consideró factores atenuantes que sólo el Apelante
había identificado”.
Para la discusión sobre la carga de la prueba del “balance de probabilidades” para determinar los
factores atenuantes, ver (IX)(c)(iv)(1)(e)(ii), Compendio del TPIY.

ii) El derecho a permanecer callado/derecho contra la autoinculpación

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 22: “[L]a Sala recuerda el
artículo 21(4)(g) del Estatuto que dispone que ninguna persona acusada puede ser obligada a testificar
en su contra”. Ver también Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 13
(similar); Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 11 (similar); Blagojevic y
Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 19 (similar).
Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 148: “[S]egún el Esta-
tuto del Tribunal, una persona acusada tiene el derecho a [...] no ser obligada a confesar culpa”.

(1) Existe una prohibición absoluta contra la consideración


del silencio en la determinación de culpabilidad o inocencia

Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 783: “Ni el Estatuto ni las Reglas de
este Tribunal disponen expresamente que se pueda inferir del hecho de que el acusado no rinda prue-
bas. Al mismo tiempo, tampoco señalan que el silencio no debe ‘ser una consideración en la determi-
nación de la culpabilidad o inocencia’. De haber pretendido que dichas adversas consecuencias
pudieran resultar, [...] se hubieran establecido una disposición expresa y una advertencia en el Estatu-
to, señalando salvaguardas correspondientes. Por lo tanto, [...] se garantiza una absoluta prohibición
contra la consideración del silencio en la determinación de la culpabilidad o inocencia conforme al
Estatuto y las Reglas [...]”.

660
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(2) El referirse a la condena como parte de los alegatos finales


no viola el derecho a la no autoinculpación

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 1,077, 1,081: “La Defensa obje-
ta la aplicación de la Regla 86(C)II que requiere que las partes se refieran a cuestiones de la formula-
ción de la condena en los alegatos finales. Conforme a la Defensa, esta Regla es manifiestamente
injusta para el acusado y por lo tanto solicita, que en caso de que se le encuentre culpable, se celebre
una audiencia para dictar sentencia, de manera que pueda presentar pruebas sobre arrepentimiento co-
mo un factor atenuante”. “La Sala de Primera Instancia no concuerda con el alegato de la Defensa de
que como resultado de la aplicación de la Regla 86(C)III el acusado es obligada a renunciar al ejercicio
de su derecho a la no autoinculpación de pruebas relevantes para la formulación de su sentencia. La
Sala de Apelaciones categóricamente ha declarado que una persona acusada puede expresar un sincero
arrepentimiento sin admitir su participación en un crimen. La Sala de Primera Instancia está totalmente
de acuerdo y hace notar que la Regla 84 bis(A)IV incluso dispone que una persona acusada puede hacer
un pronunciamiento sin una declaración solemne y sin tener que responder las preguntas. La Sala de
Primera Instancia está convencida de que el Estatuto y las Reglas de este Tribunal garantizan los dere-
chos del debido proceso legal para todas las personas acusadas. Por lo tanto, dicha Sala rechaza la ob-
jeción de la Defensa y procede con sus consideraciones para formular la sentencia”.

iii) Derecho a un juicio público y justo

Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 148: “[C]onforme al Esta-
tuto del Tribunal, una persona acusada tiene derecho a un juicio público y justo [...]”.
El derecho a un juicio público y justo comprende otros derechos diversos. Para la discusión sobre
el “derecho de que se otorguen a una persona acusada tiempo e instalaciones adecuadas para la prepa-
ración de su defensa”, ver Sección (X)(b)(iv), Compendio del TPIY. Para la discusión sobre el “dere-
cho a apelar”, ver Sección (X)(b)(v) y para la “revisión en apelación”, Sección (X)(d)(ii), Compendio
del TPIY. Para la discusión sobre el “derecho de una persona acusada un juicio justo/denegación de
debido proceso legal” (Regla 68 obligaciones de divulgación), ver Sección (X)(b)(vi), Compendio del
TPIY. Para la discusión respecto a “que [se] requiere una opinión razonada por escrito”, ver Sección

II
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 12 de
agosto de 2004 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de la decisión, la Regla 86(C) lee: “Re-
gla 86. Argumentos Finales [...] (C) Las partes también presentarán sus argumentos respecto a la condena en los alega-
tos finales.”
III
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 12 de
agosto de 2004 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de la decisión, la Regla 86(C) lee: “Re-
gla 86. Argumentos Finales [...] (C) Las partes también presentarán sus argumentos respecto a la condena en los alega-
tos finales.”
IV
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 12 de
agosto de 2004 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de la decisión, la Regla 84bis(A) lee:
“Regla 84bis. Declaración del acusado. (A) Después de los alegatos iniciales de las partes o, si la Defensa decide diferir
sus alegatos iniciales de conformidad con la Regla 84, después de los alegatos iniciales de la Fiscalía, la persona acusa-
da podrá, si él o ella desea hacerlo y la Sala de Primera Instancia así lo decide, hacer una declaración bajo el control de
la Sala de Primera Instancia. La persona acusada no será obligada a presentar una declaración solemne y no será exami-
nada sobre el contenido de su declaración.”

661
VARIOS

(X)(d)(ii)(6), Compendio del TPIY. Ver también “derechos a los que se renuncia al declararse culpa-
ble”, Sección (X)(f)(iii)(2)(a), Compendio del TPIY.

iv) Derecho a contar con tiempo y facilidades adecuadas


para la preparación de la defensa

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 208: “El artículo 21(4)(b) requiere que a una
persona acusada se le dé ‘tiempo y facilidades adecuadas para la preparación de su defensa [...]’”.

(1) Principio de “igualdad de armas”

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 175-177: “El principio de
igualdad de armas cae dentro de la garantía de un debido procedo legal dispuesto por el Estatuto, y ha
sido descrito como un derecho que obliga al órgano judicial a asegurarse de que ninguna de las partes
esté en desventaja cuando presenten su caso. La Sala de Apelaciones, al considerar el ámbito de apli-
cación del principio, ha sostenido que como mínimo, ‘un debido proceso legal debe dar derecho a una
persona acusada a que tenga tiempo y facilidades adecuadas para su defensa’ en condiciones que no la
coloquen en una desventaja substancial con respecto a su oponente”.
“La Sala de Apelaciones en el pasado ha interpretado ampliamente el principio de igualdad de
armas. En este caso, la Sala de Apelaciones, previamente a esta apelación, ha tenido ya ocasión de conside-
rar el principio, y ha sostenido que el ‘principio de igualdad de armas es descrito como sólo una de las
características del concepto más amplio de debido proceso legal’. Sin embargo, el derecho de una per-
sona acusada a contar con tiempo y facilidades adecuadas para preparar su defensa no implica que las
Salas estén obligadas a asegurarse que exista paridad de recursos entre el Fiscal y la Defensa, tal como
la igualdad material de recursos financieros o personales. El derecho a la igualdad de armas no es un
derecho a igualdad de recursos. Igualmente, las Salas no están obligadas a regular condiciones más
allá del control del Tribunal Internacional, y su aplicación a los procedimientos del Tribunal Interna-
cional reconoce las ‘dificultades peculiares bajo [las] que tienen que operar las partes’. Sólo cuando la
parte promovente ha demostrado una ‘buena causa’ puede otorgarse un recurso bajo ese principio”.
“Kordic no ha logrado hacerlo en esta instancia”.
Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párrs. 43-44, 48, 52: El artículo 20(1) del Esta-
tuto dispone que “[l]a Sala de Primera Instancia se asegurarán de que el proceso sea justo y expedito
[...]” e “igualdad de armas significa que cada parte debe tener una oportunidad razonable para defender
sus intereses ‘bajo condiciones que no lo coloquen en una desventaja esencial vis-à-vis su oponente’”.
La Sala de Apelaciones sostuvo que “el principio de igualdad de armas cae dentro de la garantía de debido
proceso legal del Estatuto”. “[C]onforme al Estatuto del Tribunal Internacional el principio de igual-
dad de armas debe recibir una interpretación más liberal de la que normalmente se sostiene con respec-
to a los procedimientos ante los tribunales nacionales. Este principio significa que la Fiscalía y la
Defensa deben ser iguales ante la Sala de Primera Instancia. De ello se deriva que la Sala deberá pro-
porcionar toda facilidad práctica que sea posible otorgar conforme a las Reglas y el Estatuto, cuando
se enfrenten a una solicitud de alguna de las partes de asistencia para la presentación de su caso. Las
Salas de Primera Instancia son conscientes de las dificultades encontradas por las partes en rastrear y
lograr acceso a la prueba en el territorio de la antigua Yugoslavia, en donde algunos Estados no han

662
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

cumplido con su obligación legal de cooperar con el Tribunal. Las disposiciones bajo el Estatuto y las
Reglas existen para aliviar las dificultades que enfrentan las partes de manera que cada una de ellas
pueda tener igual acceso a los testigos. Las Salas están facultadas para emitir dichas órdenes, citato-
rios, emplazamientos, autorizaciones y órdenes de traslado cuando sean necesario para efectos de una
investigación o para la preparación o conducción del proceso”.

v) Derecho a la apelación

Aleksovski, (Sala de Apelaciones), 24 de marzo de 2000, párr. 104: “El derecho a la apelación es un
componente del requisito del debido proceso legal”.
Para la discusión sobre los estándares de revisión de la apelación y prácticas, ver “revisión de la
apelación”, Sección (X)(d)(ii), Compendio del TPIY.

vi) El derecho de una persona acusada a un


juicio justo/denegación del debido proceso

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 119: “Cuando una de las partes
alega en la apelación que su derecho a un juicio justo ha sido violado, debe demostrar que la protec-
ción que ofrece el Estatuto y las Reglas, no le fueron otorgadas por la Sala de Primera Instancia. Esto
requiere que la parte que lo alega demuestre que:

(1) las disposiciones del Estatuto y/o de las Reglas fueron violadas, y
(2) que la violación causó perjuicio o ‘injusticia’ a la parte que alega, manera que equivalga a
un error de derecho que invalide la Sentencia de Primera Instancia”.

Para una mayor discusión sobre los requisitos adicionales de los juicios justos, ver, por ejemplo:
el “derecho a contar con tiempo y facilidades adecuadas para la preparación de la defensa”, Sección
(X)(b)(iv), Compendio del TPIY; el “derecho a una apelación”, Sección (X)(b)(v), Compendio del
TPIY; “el derecho del acusado para que casos semejantes sean tratados de manera semejante”, que se
discute en Sección (X)(d)(i)(1), Compendio del TPIY, y “revisión de la apelación”, Sección (X)(d)(ii),
Compendio del TPIY.

(1) Las obligaciones de divulgar la Regla 68 son esenciales para un juicio justo

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 242: “La Sala de Apelaciones
ha enfatizado que el derecho de una persona acusada es un derecho fundamental protegido por el Esta-

663
VARIOS

tuto y por las Reglas. La Regla 68,V impone obligaciones de divulgación a la Fiscalía, es un escudo
importante en posesión del acusado [...]. La Sala de Apelaciones reitera que la carga de la Fiscalía para
hacer valer las reglas rigurosamente hasta el máximo de sus habilidades no es una obligación secunda-
ria, y es tan importante como la obligación de enjuiciar”.
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 264: “Lo que significa el cumplimiento
de la obligación de la Fiscalía en virtud de la Regla 68 ha sido subrayado por la Sala de Apelaciones, y
las obligaciones de divulgar según la Regla 68 han sido consideradas tan importantes como la obliga-
ción de enjuiciar. En efecto, la racionalidad detrás de la Regla 68 fue discutida por la Sala de Primera
Instancia en el caso Blaskic, que sostuvo que la responsabilidad por divulgar prueba exculpatoria recae
sólo en la Fiscalía [...]”.VI
Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 211: “El derecho de una persona acusada
a un juicio justo es un derecho fundamental, protegido por el Estatuto y la Regla 68, es esencial para la
conducción de juicios justos ante el Tribunal”.VII
Ver también Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 183: “El sig-
nificado del cumplimiento de la obligación de la Fiscalía en virtud de la Regla 68 ha sido subrayado por la
Sala de Apelaciones, y la obligación de divulgar según la Regla 68 ha sido considerada tan importante
como la obligación de enjuiciar”.VIII

V
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 12 de
agosto de 2004 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de la decisión, la Regla 68 lee: “Regla
68. Divulgación de Material Exculpatorio y Otro Material Relevante. Sujeto a las disposiciones de la Regla 70, (i) La
Fiscalía divulgará a la Defensa, tan pronto como sea posible, cualquier material que en el conocimiento material de la Fiscalía
pueda sugerir la inocencia o circunstancias atenuantes de la culpabilidad del acusado, o que pueda afectar la credibili-
dad de las pruebas de la Fiscalía. (ii) Sin perjuicio del inicio (i), la Fiscalía deberá poner a disposición de la Defensa, en
versión electrónica, el conjunto de todo el material probatorio en poder de la Fiscalía, al igual que los programas de
computadora apropiados para que la Defensa pueda buscar electrónicamente en el material probatorio; (iii) la Fiscalía
tomará todas las medidas razonables, si se ha entregado a la Fiscalía información confidencial por parte de una entidad
o persona de conformidad con la Regla 70(B) que contenga material al que se refiere el inicio (i) anterior, para obtener
el consentimiento de quien haya entregado la información para la divulgación del material, o el hecho de su existencia,
a la persona acusada; (iv) la Fiscalía solicitará a la Sala, actuando en cámara, que se le libere de la obligación bajo el
inicio (i) de divulgar la información en posesión de la Fiscalía, si dicha divulgación perjudicará una investigación futura
o en curso o si, por cualquier otro motivo, la divulgación es contraria al interés público o afecte la seguridad de los in-
tereses de cualquier Estado; cuando haga su solicitud, la Fiscalía proveerá a la Sala de Primera Instancia (pero sólo a la
Sala de Primera Instancia) con la información que busca se mantenga en confidencialidad; (v) A pesar de la conclusión
del juicio y cualquier otra apelación subsecuente, la Fiscalía deberá divulgar a la otra parte cualquier material al que se
refiere el inicio (i) anterior.”
VI
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 14 de abril de 2004. Para el texto de la regla
citada en estos párrafos, ver nota anterior.
VII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 14 de abril de 2004. Para el texto de la regla
citada en estos párrafos, ver primera nota agregada en esta misma sección.
VIII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 12 de agosto de 2004. Para el texto de la
regla citada en estos párrafos, ver primera nota agregada en esta misma sección.

664
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(a) La Regla 68 se aplica a cualquier material conocido por la Fiscalía que sugiera
la inocencia o atenúe la responsabilidad del acusado, o constituya evidencia
que pueda afectar la credibilidad de la prueba de la Fiscalía

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 263: “La Regla 68 de las Reglas dispone,
bajo el encabezado ‘Revelación de material exculpatorio’:

La Fiscalía divulgará a la Defensa, tan pronto como sea posible, cualquier material que en el co-
nocimiento de la Fiscalía pueda sugerir la inocencia o circunstancias atenunantes de la culpabili-
dad del acusado, o que pueda afectar la credibilidad de las pruebas de la Fiscalía.”.IX

Ver también Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 178 (citando
Regla 68).
Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 204: “El ámbito de la Regla 68 es clara:
Se aplica solamente al material conocido por la Fiscalía que sugiera de cualquier forma la inocencia o
atenúe la responsabilidad del acusado, o que pueda afectar la credibilidad de la prueba de la Fiscalía”.X

(b) La determinación respecto a qué material debe divulgarse


conforme a la Regla 68 recae en la discrecionalidad de la Fiscalía

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 183: “[L]a racionalidad detrás
de la Regla 68 es que la responsabilidad para divulgar prueba exculpatoria recae exclusivamente en la
Fiscalía y la determinación con respecto a qué material se ajusta a la Regla 68, recae en la discreciona-
lidad de la Fiscalía. La Fiscalía no tiene ninguna obligación legal de consultar con el acusado para lle-
gar a una decisión con respecto al material que sugiere la inocencia o atenúa la responsabilidad del
acusado o afecta la credibilidad de la prueba de la Fiscalía. La cuestión respecto a qué prueba puede
ser exculpatoria es, en primer lugar, un criterio que se funda en hechos desarrollados por y bajo la res-
ponsabilidad de la Fiscalía. La práctica general del Tribunal Internacional es respetar la función de la
Fiscalía en la administración de la justicia, y la ejecución de la función de buena fe de la Fiscalía”.XI
Ver también Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 264 (similar).

IX
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. El texto vigente de la Regla 68 al momento de emi-
tirse esta decisión es igual al transcrito bajo “Las obligaciones de divulgar de la Regla 68 son esenciales para un juicio
justo” en la sección (X)(b)(iv)(1) del Compendio TPIY.
X
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. El texto vigente de la Regla 68 al momento de emi-
tirse esta decisión es igual al transcrito bajo “Las obligaciones de divulgar de la Regla 68 son esenciales para un juicio
justo” en la sección (X)(b)(iv)(1) del Compendio TPIY.
XI
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. El texto vigente de la Regla 68 al momento de emi-
tirse esta decisión es igual al transcrito bajo “Las obligaciones de divulgar de la Regla 68 son esenciales para un juicio
justo” en la sección (X)(b)(iv)(1) del Compendio TPIY.

665
VARIOS

(c) La divulgación se requiere aún si existe otra información


de naturaleza generalmente similar

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 265-266: “Con respecto a la manera en que
la Fiscalía debe cumplir la obligación dispuesta en la Regla 68, la Sala de Apelaciones está consciente
de que una interpretación amplia de la Regla 68 impone una obligación onerosa a la Fiscalía, tal como
se sostuvo en la Sentencia de Apelación de Krstic:

[...] [L]a Sala de Apelaciones está consciente de que una interpretación más amplia de la obliga-
ción de divulgar pruebas puede aumentar la carga de la Fiscalía, tanto en términos del volumen
del material que debe ser divulgado, así como en términos del esfuerzo que se invierte en deter-
minar si el material es exculpatorio. Dada la importancia fundamental de divulgar pruebas excul-
patorias, sin embargo, sería contrario a los intereses de un debido proceso legal limitar el ámbito
de aplicación da la Regla [...][.]”.

“De acuerdo con esta interpretación amplia de la Regla 68, la Sala de Apelaciones reitera que no
puede adherirse a la opinión de que la Fiscalía no está obligada a divulgar material que cumpla con los
requisitos de divulgación dispuestos en la Regla 68 si existe otra información de naturaleza general-
mente similar”.XII

(d) La prueba llamada proprio moto por una Sala de Primera Instancia
no libera a la Fiscalía de sus obligaciones de divulgación

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 204: “La Sala de Apelaciones no acepta que la
prueba llamada proprio motu por una Sala de Primera Instancia pueda liberar a la Fiscalía de su obli-
gación bajo la Regla 68 con relación a dicha prueba”.

(e) Material de carácter público

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 296: “Supuestamente, el deber de la Fiscalía
de divulgar no comprende material de naturaleza pública que potencialmente cae bajo la Regla 68, por
ejemplo, los Anexos 16 y 25. Sin embargo, debe hacerse una distinción entre el material de carácter
público en el dominio público y el material razonablemente accesible a la Defensa. La Sala de Apela-
ciones enfatiza que salvo que el material exculpatorio sea razonablemente accesible a una persona acu-

XII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. El texto vigente de la Regla 68 al momento de
emitirse esta decisión es igual al transcrito bajo “Las obligaciones de divulgar de la Regla 68 son esenciales para un
juicio justo” en la sección (X)(b)(iv)(1) del Compendio TPIY.

666
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

sada, a saber, disponible a la Defensa en ejercicio de la debida diligencia, la Fiscalía tiene el deber de
divulgar el material mismo”.XIII

(f) Obligación continua de monitorear el testimonio de los testigos


y divulgar el material relevante para la impugnación

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 301: “La Sala de Apelaciones recuerda que
la Sentencia de Apelación del caso Krstic sostuvo que:

La Regla 68 prima facie obliga a la Fiscalía a monitorear el testimonio de los testigos y a divulgar
el material que es relevante para la impugnación del testigo, durante o después del testimonio. Si
la cantidad del material es extensa, las partes tienen derecho a solicitar una suspensión para prepa-
rarse debidamente”.XIV

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 206: “La Fiscalía tiene una obligación
continua de divulgar conforme a la Regla 68, precisamente porque la relevancia que tiene para el caso
cierto material en poder de la Fiscalía, puede no ser inmediatamente claro. La Regla 68 obliga prima
facie a la Fiscalía a monitorear el testimonio de los testigos y a divulgar material relevante para la im-
pugnación del testigo, durante o después del testimonio. Si la cantidad de material es extenso, las par-
tes tienen derecho a solicitar una suspensión para prepararse debidamente”.XV

(g) La Fiscalía tiene el deber de divulgar el material


exculpatorio derivado de casos relacionados

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 302: “[L]a Sala de Apelaciones subraya el
deber de la Fiscalía de divulgar material exculpatorio derivado de otros casos relacionados. La Sala de
Apelaciones enfatiza que la Fiscalía tiene el deber de establecer procedimientos diseñados para asegu-
rar que, particularmente en instancias en las que los mismos testigos testifican en diferentes casos, la
prueba que proporcionan sea revisada a la luz de la Regla 68 para determinar si hay algún material que
deba ser divulgado”.XVI

XIII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. El texto vigente de la Regla 68 al momento de
emitirse esta decisión es igual al transcrito bajo “Las obligaciones de divulgar de la Regla 68 son esenciales para un
juicio justo” en la sección (X)(b)(iv)(1) del Compendio TPIY.
XIV
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. El texto vigente de la Regla 68 al momento de
emitirse esta decisión es igual al transcrito bajo “Las obligaciones de divulgar de la Regla 68 son esenciales para un
juicio justo” en la sección (X)(b)(iv)(1) del Compendio TPIY.
XV
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. El texto vigente de la Regla 68 al momento de
emitirse esta decisión es igual al transcrito bajo “Las obligaciones de divulgar de la Regla 68 son esenciales para un
juicio justo” en la sección (X)(b)(iv)(1) del Compendio TPIY.
XVI
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emitirse esta decisión es igual al transcrito bajo “Las obligaciones de divulgar de la Regla 68 son esenciales para un
juicio justo” en la sección (X)(b)(iv)(1) del Compendio TPIY.

667
VARIOS

Para la discusión sobre el argumento de Kordic de que la no divulgación del testimonio de las se-
siones abierta y cerradas en el caso Blaskic violaron la Regla 68, ver Kordic y Cerkez, (Sala de Apela-
ciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 197-201.

(h) La obligación de divulgar continúa después de la sentencia de la


Sala de Primera Instancia, a lo largo de todo el procedimiento ante la Sala de Apelaciones

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 267: “La Sala de Apelaciones enfatiza que,
en efecto, la obligación de la Fiscalía de divulgar la prueba exculpatoria conforme a lo dispuesto en la
Regla 68 continúa después de que la Sentencia de Primera Instancia ha sido emitida en un caso y a lo
largo del procedimiento ante la Sala de Apelaciones. Este deber es una obligación continua sin distin-
ción respecto al carácter público o confidencial de la prueba correspondiente”.XVII

(i) Prueba para aplicar: determinar si la Fiscalía violó las obligaciones


de la Regla 68 y si resultó un perjuicio material

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 179, 182: “La prueba a ser
aplicada para la divulgación según la Regla 68 incluye dos pasos. Primero, si la Defensa considera que
la Fiscalía no ha cumplido con la Regla 68, debe demostrar que existe prueba adicional que puede re-
sultar exculpatoria o atenuante para el acusado, y que está en posesión de la Fiscalía. Segundo, debe
presentar un caso prima facie en el que se muestre la naturaleza atenuante o exculpatoria probable de
los materiales que se buscan. Una vez que la Defensa ha convencido a la Sala de que la Fiscalía ha
incumplido con la Regla 68, la Sala, al considerar el recurso procedente (en su caso) debe examinar si
la Defensa ha sido perjudicada o no por una violación a la Regla 68, y puede entonces decidir confor-
ma a la Regla 68 bis”.XVIII “No hay requisito para que la Fiscalía certifique que ha cumplido con sus
obligaciones de divulgación y no corresponde a la Sala de Apelaciones imponer dicho requisito”. Ver
también Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 268 (similar).
Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 153: “Como proposición general, cuando
la Defensa busca un recurso por el incumplimiento de la Fiscalía de sus obligaciones de divulgación
bajo la Regla 68, la Defensa debe demostrar (i) que la Fiscalía actuó violando sus obligaciones bajo la
Regla 68, y (ii) que como resultado, el caso de la Defensa sufrió un perjuicio material. En otras pala-
bras, si la Defensa convence al Tribunal de que ha habido un incumplimiento por parte de la Fiscalía

XVII
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emitirse esta decisión es igual al transcrito bajo “Las obligaciones de divulgar de la Regla 68 son esenciales para un
juicio justo” en la sección (X)(b)(iv)(1) del Compendio TPIY.
XVIII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. El texto vigente de la Regla 68 al momento de
emitirse esta decisión es igual al transcrito bajo “Las obligaciones de divulgar de la Regla 68 son esenciales para un
juicio justo” en la sección (X)(b)(iv)(1) del Compendio TPIY. De conformidad con la versión enmendada al 12 de agos-
to de 2004 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de la decisión, la Regla 68 bis lee: “Regla 68
bis. Incumplimiento con la Obligación de Divulgar. El Juez de Ciestiones Preliminares o la Sala de Primera Instancia
pueden decidir propio motu, o a solicitud de cualquiera de las partes, respecto a las sanciones a imponerse contra cual-
quiera de las partes que incumpla en observar las obligaciones de divulgar conforme a las Reglas”. El término utilizado
en la versión original en inglés para el “Juez de Cuestiones Preliminares” es “Pre-Trial Judge”.

668
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

con respecto a la Regla 68, el Tribunal -al referirse al aspecto de los recursos procedentes- examinará
si la Defensa ha sido o no perjudicada por dicho incumplimiento antes de considerar si el recurso es
procedente”.XIX

(j) Demostración de que se ha causado un perjuicio

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 242: “Está claramente estable-
cido que la demostración del perjuicio causado a una persona acusada requiere probarse antes de que
pueda otorgarse un recurso conforme a la Regla 68, pero la carga de la parte que lo alega no puede
servir para aislar las violaciones a la Regla en detrimento de un debido proceso legal”.XX
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 268, 295: “Si la Defensa convence a la
Sala demostrando que la Fiscalía ha incumplido con la Regla 68, la Sala al considerar el recurso pro-
cedente, debe examinar si la Defensa ha sido o no perjudicada por el incumplimiento a la Regla 68 y
decidir como corresponde según la Regla 68 bis”.
“La Sala de Apelaciones reitera que se requiere probar el perjuicio causado para el recurso que se
busca en la apelación por violación a la Regla 68, y recuerda la Decisión del caso Blaskic del 26 de
septiembre de 2000 en la que se considera que la reparación por una violación a las obligaciones de la
Fiscalía respecto de la Regla 68 no necesariamente se otorgaría si se tiene conocimiento de que existe
material exculpatorio relevante y el material es accesible al Apelante, ya que en tal caso éste último no
habría sufrido un perjuicio relevante por esta violación”.XXI

(k) Pueden ocurrir retrasos en la divulgación

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 300: “La Sala de Apelaciones reconoce que
debido al hecho de que los materiales en posesión de la Fiscalía y/o en custodia de la Secretaría son
tan voluminosos, retrasos en la divulgación pueden ocurrir. A menudo es difícil para los diversos ór-
ganos dentro del Tribunal Internacional tener acceso a los documentos. En efecto, la naturaleza volu-
minosa de los materiales en posesión de la Fiscalía puede generar un retraso en la divulgación, ya que
el material en cuestión puede ser identificado solamente después de que el proceso judicial ha con-
cluido”.

XIX
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al momento de emitirse esta decisión es igual al transcrito bajo “Las obligaciones de divulgar de la Regla 68 son esen-
ciales para un juicio justo” en la sección (X)(b)(iv)(1) del Compendio TPIY.
XX
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al momento de emitirse esta decisión es igual al transcrito bajo “Las obligaciones de divulgar de la Regla 68 son esen-
ciales para un juicio justo” en la sección (X)(b)(iv)(1) del Compendio TPIY.
XXI
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emitirse esta decisión es igual al transcrito bajo “Las obligaciones de divulgar de la Regla 68 son esenciales para un
juicio justo” en la sección (X)(b)(iv)(1) del Compendio TPIY.

669
VARIOS

(l) Las dificultades encontradas en localizar y tener acceso a pruebas en el territorio


de la antigua Yugoslavia: la divulgación debe realizarse tan pronto como sea posible

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 208-210: “La Sala de Apela-
ciones ha tenido constante en cuenta las dificultades encontradas por las partes para localizar y acceder
a pruebas en el territorio de la antigua Yugoslavia, en donde algunos Estados ‘no han demostrado una
disposición inmediata para cumplir con su obligación legal de cooperar con este Tribunal’.
Es obligación de la parte reclamante hacer del conocimiento inmediato de la Sala de Primera Ins-
tancia las dificultades, de manera que esta última pueda determinar si le puede prestar asistencia según
las Reglas o el Estatuto para mejorar la situación. La parte no puede permanecer en silencio respecto a
dicha cuestión sólo para regresar en la apelación a buscar un juicio de novo, como la Defensa busca
hacerlo en este caso”.
“La Sala de Apelaciones concluye que [cuando] la Fiscalía ha dado cuenta suficientemente de su
conducta a este respecto, de que ese material [determinado] fue divulgado ‘tan pronto como fue posi-
ble’ de acuerdo con la Regla 68, y [...] Kordic y Cerkez no han demostrado que la divulgación de la
Fiscalía respecto a los [...] materiales constituyó un incumplimiento a sus obligaciones bajo la Regla
68”, “los argumentos de Kordic consecuentemente quedan rechazados sobre estas bases”.XXII
Cf. Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 4: “Esta larga apelación, en parte, se
ha caracterizado por la presentación de una enorme cantidad de prueba adicional. Esto se debió inter
alia a la falta de cooperación de la República de Croacia en la etapa del juicio y al retraso en la apertura
de sus archivos, lo cual ocurrió solamente después de la muerte del anterior presiente Franjo Tudjman
el 10 de diciembre de 1999, evitando así que las partes tuvieran acceso en el momento del juicio a los
materiales ahí contenidos”.

(2) Aplicación - el derecho de una persona acusada a un juicio justo/denegación del


debido proceso legal, incluyendo la Regla 68 respecto a las obligaciones de divulgación

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 121: En la Apelación, “Cerkez
argumenta que su juicio fue injusto por las siguientes razones: la Sala de Primera Instancia rechazó su
solicitud de que se le otorgara por lo menos un término de cuatro semanas para preparar su escrito fi-
nal de alegatos; el patrón de la Fiscalía tanto en las anteriores como en las nuevas divulgaciones, debi-
do en parte a las tácticas de la Fiscalía, designadas como una ‘emboscada’ de la defensa, y que
constituyeron un mal uso del proceso de divulgación para frustrar el trabajo de la defensa; la incapaci-
dad para examinar documentos que se sabía existían en los archivos de Bosnia y Herzegovina, y que
favorecían su caso, en violación a la Regla 68 de las Reglas”.XXIII Para la discusión sobre la supuesta
vaguedad del Acta de Acusación, notificación inadecuada de cargos, y el caso de la Fiscalía como un
“blanco móvil”, ver Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 122-172.

XXII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. El texto vigente de la Regla 68 al momento de
emitirse esta decisión es igual al transcrito bajo “Las obligaciones de divulgar de la Regla 68 son esenciales para un
juicio justo” en la sección (X)(b)(iv)(1) del Compendio TPIY.
XXIII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. El texto vigente de la Regla 68 al momento de
emitirse esta decisión es igual al transcrito bajo “Las obligaciones de divulgar de la Regla 68 son esenciales para un
juicio justo” en la sección (X)(b)(iv)(1) del Compendio TPIY.

670
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Para la discusión sobre las supuestas violaciones de la Fiscalía respecto a sus obligaciones de divulgación
según la Regla 68, ver Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 178-243.
Para la discusión respecto a que no hubo error de derecho por parte de la Sala de Primera Instan-
cia al no otorgar un término extraordinario para la presentación de un escrito, ver Kordic y Cerkez,
(Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 196.
Adicionalmente, conclusiones particulares respecto a si las obligaciones de divulgación de la Re-
gla 68 se violaron ver, por ejemplo, Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 270-
303; Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párrs. 154-215.
Para la discusión sobre los recursos en los que se viola la Regla 68, ver, por ejemplo, Krstic, (Sala
de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párrs. 211-215.

vii) El derecho a un tribunal independiente e imparcial/audiencia pública y justa

(1) Prueba de dos aspectos para disputar la imparcialidad judicial

Furundzija, (Sala de Apelaciones), 21 de julio de 2000, párrs. 189-190: “[E]xiste una regla general de
que un Juez no sólo debe estar subjetivamente libre de prejuicios, sino que tampoco debe haber en su
alrededor circunstancias que objetivamente den lugar a la aparición de prejuicios. [L]a Sala de Apela-
ciones considera que los siguientes principios deben de aplicarse en la interpretación y aplicación de
los requisitos de imparcialidad del Estatuto:

A. Un Juez no es imparcial si se demuestra que de hecho existe prejuicio.


B. Existe una aparición inaceptable de prejuicios si:
i) un Juez que es parte en el caso, o tiene un interés financiero o personal en el resultado
del caso, o si la decisión del Juez llevará a la promoción de una causa en la que está in-
volucrado, junto con alguna de las partes. Bajo estas circunstancias, la descalificación
de un Juez de un caso es automática; o ii) las circunstancias llevarían a un observador
razonable, debidamente informado, a razonablemente adquirir un prejuicio”.

“En términos del segundo aspecto del segundo principio, la Sala de Apelaciones adopta el punto
de vista de que ‘una persona razonable debe ser una persona informada, con conocimiento de todas las
circunstancias relevantes, incluyendo las tradiciones de integridad e imparcialidad que forman parte de
los antecedentes y habiendo considerado también el hecho de que la imparcialidad es uno de los debe-
res que los Jueces juran sostener’”.

(2) Se requiere un umbral alto para rechazar la presunción de imparcialidad

Furundzija, (Sala de Apelaciones), 21 de julio de 2000, párr. 197: “[E]n ausencia de prueba en sentido
contrario, se asume que los Jueces del Tribunal Internacional ‘pueden liberar sus mentes de toda

671
VARIOS

creencia o predisposición personal irrelevante’. Es el Apelante el que debe de aducir prueba suficiente
que convenza a la Sala de Apelaciones de que [el juez] no fue imparcial en su caso. Existe un umbral
alto que debe alcanzarse para poder disputar la presunción de imparcialidad. ‘[L]a descalificación sólo
tiene lugar cuando se demuestra que hay una aprehensión razonable de falta de imparcialidad a causa
de un prejuicio lo cual debe demostrarse firmemente’”.

(3) Los requerimientos que juegan un papel integral para satisfacer


los requisitos de elegibilidad no muestran prejuicios o imparcialidad,
en ausencia de prueba clara en sentido contrario

Furundzija, (Sala de Apelaciones), 21 de julio de 2000, párr. 205: “La Sala de Apelaciones no consi-
dera que un Juez debe ser descalificado porque los requisitos que posee, por su misma naturaleza, jue-
gan un papel integral en el cumplimiento de los requisitos de eligibilidad”. “El artículo 13(1) debe ser
leído de manera que excluya de la categoría de cuestiones o actividades que pudieran indicar prejuicio,
a la experiencia en áreas específicas identificadas. En otras palabras, la posesión de experiencia en
cualesquiera de esas áreas por parte de un Juez no puede, en ausencia de prueba clara en sentido con-
trario, constituir prueba sobre parcialidad o prejuicio”.

(4) Aplicación - descalificación

(a) El que el Juez Mumba haya actuado como representante en la Comisión


de las Naciones Unidas sobre la Condición Jurídica y Social de la
Mujer no es fundamento para descalificarlo

Furundzija, (Sala de Apelaciones), 21 de julio de 2000, párrs. 200-202: Al evaluar si la actuación del
Juez Mumba como representante de su país en la Comisión de las Naciones Unidas sobre la Condición
Jurídica y Social de la Mujer (CNUCM) constituía fundamento para su descalificación respecto a un
caso que involucraba violación, la Sala de Apelaciones manifestó: “aún si se demostrara que el Juez
Mumba expresamente compartía las finalidades y objetivos de la CNUCM [...] en la promoción y pro-
tección de los derechos humanos de las mujeres, esa inclinación [...] es distinguible de una inclinación
para implementar dichos fines y objetivos como Juez en un caso particular. De ahí que ella aún podría
escuchar este caso y decidir imparcialmente respecto a cuestiones que afectan a mujeres. [A]ún si el
Juez Mumba buscara implementar los objetivos relevantes de la CNUCM, esas metas meramente re-
flejarían los objetivos de las Naciones Unidas, y fueron contemplados por resoluciones del Consejo de
Seguridad que llevaron al establecimiento del Tribunal”. “‘La inquietud por el logro de la igualdad
para las mujeres, es uno de los principios reflejados en la Carta de las Naciones Unidas, no puede ser
tomado para sugerir alguna forma de prejuicio en algún juicio futuro por el delito de violación’. Acep-
tar la opinión de que la violación como un crimen es repugnante y que aquéllos responsables de este
deberían ser perseguidos dentro de los límites de la ley, no puede por sí mismo constituir motivo de
descalificación”.

672
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(b) La membrecía del Juez Benito en el Consejo Directivo del Fondo


de Contribuciones Voluntarias de las Naciones Unidas para las
Víctimas de Tortura no constituye motivo de descalificación

Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párrs. 697-699, 707: Al desechar la apela-
ción del acusado de que la Jueza del Juicio Odio Benito debía ser descalificada por su pertenencia a la
Junta de Síndicos del Fondo de Contribuciones Voluntarias de las Naciones Unidas para las Víctimas
de Tortura, la Sala de Apelaciones manifestó: “[l]a cuestión relevante que debe determinarse [...] es
[...] si la reacción de un observador hipotético de mente justa (con conocimiento suficiente de las cir-
cunstancias para formular un juicio razonable) sería que la Jueza Odio Benito pudiera no tener una
mente imparcial respecto a los asuntos que surjan en este caso. La aprehensión con respecto a la exis-
tencia de parcialidad debe ser razonable. Tales circunstancias dentro del conocimiento de un observa-
dor justo incluirían las tradiciones de integridad e imparcialidad que un juez se compromete a sostener
en la declaración solemne que realiza cuando asume su cargo, de que desempeñará los deberes y ejer-
cerá las facultades de dicho cargo de manera ‘honorable, fiel, imparcial y concienzuda’. [A]l aceptar
un cargo en la Junta de Síndicos, la Jueza Odio Benito comprometió su capacidad personal a promover
el mandato del Fondo de Contribuciones Voluntarias de las Naciones Unidas para las Víctimas de Tor-
tura [...]. Como se hizo notar en la Sentencia de Apelación del Juicio Furundzija, las convicciones y
opiniones personales de los jueces no son, en sí mismas, una causa para inferir una falta de imparciali-
dad. La Sala de Apelaciones ya ha enfatizado que, como existe un alto umbral por alcanzar, con el ob-
jeto de disputar la presunción de imparcialidad y antes de que un juez sea descalificado, la sospecha
razonable de que exista parcialidad debe quedar ‘firmemente demostrada’. La razón para este alto um-
bral es, precisamente, que cualquier aparición real de parcialidad, por parte de un juez mina la con-
fianza en la administración de la justicia, por lo que sería una amenaza potencial para los intereses de
una administración de justicia imparcial y justa, si los jueces se descalificaran con base en alegatos no
demostrados e infundados de supuesta parcialidad”.

(c) Los jueces no quedan descalificados por escuchar


dos o más juicios derivados de la misma serie de eventos

El Fiscal vs. Kordic y Cerkez, Caso No. IT-95-14/2 (Resolución del Consejo), 4 de mayo de 1998,
(Sala de Primera Instancia), 21 de mayo de 1998: “[E]s un derecho fundamental de las personas que
enfrentan cargos criminales, el ser juzgados ante un tribunal independiente e imparcial. [E]l Tribunal
se guía por el principio de que el requisito de imparcialidad prohibe no sólo la parcialidad real o el
prejuicio, sino también la apariencia de parcialidad. De tal suerte, cuando las circunstancias crean una
sospecha razonable o legítima de prejuicio, puede haber base para descalificar, aunque de hecho no
exista una parcialidad real o un prejuicio. Sin embargo, [...] no se sigue de ello que un juez quede des-
calificado de escuchar dos o más juicios penales que deriven [de] la misma serie de eventos, cuando
esté expuesto a prueba relacionada con los eventos en ambos casos. Se presume que el juez es impar-
cial. La naturaleza de la jurisdicción del Tribunal es tal, que los casos presentados ante él se traslapan
inevitablemente. Por otra parte, a menudo están involucradas las mismas cuestiones y la misma prue-
ba. Por otro lado, el Tribunal posee un número finito de jueces”.

673
VARIOS

(d) Supuesta parcialidad involuntaria contra los serbios

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 42-43: En respuesta al argumen-
to de la defensa de que “existe el peligro de que las deliberaciones de la Sala de Primera Instancia es-
tén informadas por una parcialidad involuntaria contra los serbios, como resultado de ‘la naturaleza de
los alegatos surgidos, no sólo en este juicio, sino en otros casos ante este Tribunal y la prensa y la co-
munidad internacionales’,” la Sala de Primera Instancia sostuvo que el alegato de la defensa estaba
“mal concebido y era desafortunado”. “[L]a Sala de Primera Instancia no necesita ser ‘cuestionada o
que se le recuerde que debe decidir el caso contra una persona acusada con base en la ley, tal y como
se encontraba en el momento relevante del Acta de Acusación y en la prueba que tenía ante sí. Es su
deber hacerlo y los Jueces de la Sala de Primera Instancia, siendo jueces profesionales, están siempre
conscientes de este deber. El artículo 21(2) del Estatuto garantiza a una persona acusada una ‘audien-
cia justa y pública [...]’. Es deber de la Sala de Primera Instancia decidir, en su caso, cuál es la respon-
sabilidad penal individual que debe adscribirse a una persona acusada, independientemente de su
nacionalidad, religión, etnicidad u otros motivos”.
“El Tribunal funciona con base en la presunción de imparcialidad de todo juez que participa en las
audiencias. Aunque el acusado tiene derecho a cuestionar esta imparcialidad, la Defensa no ha presen-
tado fundamento alguno que pudiera substanciar o justificar tal cuestionamiento, mientras que, al
mismo tiempo, presenta esta inquietud respecto a la parcialidad anti-serbia, como de carácter ubicuo.
Por esta razón, la Sala de Primera Instancia encuentra que el alegato de la Defensa carece de funda-
mentos, ya que no se equipara más que a una repetición innecesaria de la sugerencia insostenible y
absoluta de que la Sala de Primera Instancia puede estar prejuiciada en contra de los serbios”. Ver
también Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 44-45 (Argumentando
que los eventos requieren ser vistos desde una perspectiva histórica y cultural).
Para la opinión de que el Tribunal posee “jurisdicción inherente” para considerar el desacato de los
abogados de la defensa, ver El Fiscal vs. Tadic, Caso No. IT-94-1 (Sala de Apelaciones), 31 de enero
de 2000, párrs. 13-14, 26. ver, por ejemplo, Tadic, (Sala de Apelaciones), 31 de enero de 2000, párrs.
134, 160, 166-167, 174. (El desacato fue impuesto por presentar un caso que se sabía era falso en los
aspectos materiales y por manipular a los testigos).

viii) El derecho a la auto-representación

(1) Existe una presunción del derecho a la auto-representación

Milosevic, (Sala de Apelaciones), 1 de noviembre de 2004, Resolución para una impugnación interlo-
cutoria, sobre la sentencia de la Sala de Primera Instancia respecto a la designación de abogado defen-
sor para el acusado, párr. 11: “Tanto la Sala de Primera Instancia como el Fiscal, reconocen que se
presume que las personas acusadas tienen un derecho a representarse a sí mismos ante el Tribunal. No
es difícil observar por qué. El artículo 21 del Estatuto del TPIY, que se basa en el artículo 14 del Pacto
Internacional de Derechos Civiles y Políticos, reconoce que una persona acusada tiene derecho a un
conjunto básico de ‘garantías mínimas en plena igualdad’, incluyendo el derecho ‘a defenderse perso-
nalmente o ser asistido por un defensor de su elección’. Esta proposición directa: dada la oposición binaria
del texto entre la representación ‘a través de la asistencia por un defensor’ y la representación ‘perso-
nalmente’, la Sala de Apelaciones no ve ninguna forma razonable de interpretar el artículo 21, salvo
como una garantía del derecho a la auto-representación. Tampoco debe ser tomado a la ligera este de-

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GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

recho. Los redactores del Estatuto vieron claramente el derecho a la auto-representación, como un fun-
damento indispensable de la justicia, colocándola estructuralmente a la par con el derecho del acusado
a permanecer callada, a confrontar a los testigos en su contra, a un juicio expedito e incluso a exigir un
abogado designado por la corte si no puede costearla ella misma. En las palabras de la Suprema Corte
de Justicia de los Estados Unidos de América, en el caso Faretta vs. California, que fue reconocido
por la Sala de Primera Instancia como la clásica declaración del derecho a la auto-representación, una
‘representación no deseada “representa” a una persona acusada solamente a través de una ficción legal
inaceptable y débil’, de tal forma que ‘el abogado [se convierte], no en un asistente, sino en un amo’.
Las personas acusadas ante este Tribunal tienen, entonces el presunto derecho a representarse a sí
mismos, independientemente de la opinión de la Sala de Primera Instancia de que estarían mejor si
fueran representados por un abogado”.

(2) El derecho a la auto-representación es un derecho calificado y no absoluto

Milosevic, (Sala de Apelaciones), 1 de noviembre de 2004, Resolución para una impugnación interlo-
cutoria sobre la sentencia de la Sala de Primera Instancia respecto a la designación de abogado defen-
sor para el acusado, párr. 12: “Aunque el derecho a auto representarse es indisputable, las
jurisdicciones alrededor del mundo reconocen que no es categóricamente inviolable [...]. Y en tanto
que esta Sala de Apelación no ha decidido previamente la cuestión, el precedente que existe en tribu-
nales de crímenes de guerra contemporáneos, es unánime al concluir que el derecho a la auto-
representación ‘es un derecho calificado y no absoluto’”.

(3) El derecho puede ser limitado cuando la auto-representación del acusado esté
substancial y persistentemente obstruyendo la conducción debida y expedita del juicio

Milosevic, (Sala de Apelaciones), 1 de noviembre de 2004, Resolución para una impugnación interlo-
cutoria sobre la sentencia de la Sala de Primera Instancia respecto a la designación de abogado defen-
sor, párr. 13: “Debe decidirse, adicionalmente, si el derecho puede ser limitado con base en que la
auto-representación del acusado obstruye de manera substancial y persistente la conducción debida y
expedita del juicio. La Sala de Apelaciones considera que, en las circunstancias adecuadas, la Sala de
Primera Instancia puede restringir el derecho sobre esas bases. Es particularmente instructivo, a este
respecto, considerar el derecho estatutario paralelo de una persona acusada ente el Tribunal ‘para ser
juzgada estando presente [la propia persona acusada]’ –derecho que se encuentra en la misma cláusula
del Estatuto del TPIY, como el derecho a la auto-representación. Independientemente de la enuncia-
ción explícita de este derecho en el Estatuto, la Regla 80(B) de las Reglas de Procedimiento y Prueba,
faculta a la Sala de Primera Instancia para ‘ordenar la remoción de una persona acusada del tribunal y
continuar los procedimientos, en ausencia del mismo, si persiste en conducta disruptiva’.XXIV Si el de-
recho de una persona acusada a estar presente en su juicio –el cual, reiterando, está enlistado en la
misma lista de derechos y, en efecto, en la misma cláusula que el derecho de auto-representación–
puede así restringirse con base en la interrupción substancial del juicio, la Sala de Apelaciones no ve

XXIV
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 12 de agosto de 2004.

675
VARIOS

razón para considerar el derecho a la auto-representación de manera diferente”. (Énfasis en el original)


Ver también Milosevic, (Sala de Apelaciones), 1 de noviembre de 2004, Resolución para una impug-
nación interlocutoria sobre la sentencia de la Sala de Primera Instancia respecto a la designación de
abogado defensor para el acusado, párr. 14.

(4) La Sala de Primera Instancia no abusó en su discrecionalidad


al designar un defensor (caso Milosevic)

Milosevic, (Sala de Apelaciones), 1 de noviembre de 2004, Resolución para una impugnación interlo-
cutoria sobre la sentencia de la Sala de Primera Instancia respecto a la designación de abogado defen-
sor para el acusado, párr. 15: “Con respecto a la cuestión preliminar de la simple decisión de designar
un defensor, la Sala de Apelaciones no puede concluir -aunque la cuestión es cercana- que la Sala de
Primera Instancia abusó de su discrecionalidad al hacerlo. La representación que de sí mismo hacía
Milosevic requería que la Sala de Primera Instancia suspendiera los procedimientos repetidamente,
durante la presentación del caso por la Fiscalía y retrasó el inicio de la Defensa por casi tres meses.
Los doctores que examinaron a Milosevic en julio [2004], concluyeron cada uno que, dada su condi-
ción en ese momento, Milosevic no estaba en condiciones de continuar defendiéndose a sí mismo. Y
estuvo dentro de la discrecionalidad de la Sala de Primera Instancia el concluir que todas las inquietu-
des respecto a la capacidad del defensor designado para representar debidamente a Milosevic (ya fuera
debido al rechazo de Milosevic a cooperar o al rechazo de los testigos a testificar) eran especulativas
en ese momento. Había una base legítima, en otras palabras, para la conclusión de la Sala de Primera
Instancia de que el juicio ‘tardaría un periodo que era irrazonablemente largo, o peor aún, que podría
no concluir’ si se permitía que Milosevic continuara representándose a sí mismo. En vista de esa con-
clusión, estaba dentro de la discrecionalidad de la Sala de Primera Instancia designar un defensor para
Milosevic, independientemente de la oposición de este último”.

(5) Las restricciones al derecho de auto-representarse


deben limitarse al grado mínimo necesario

Milosevic, (Sala de Apelaciones), 1 de noviembre de 2004, Resolución para una impugnación interlo-
cutoria sobre la sentencia de la Sala de Primera Instancia respecto a la designación de abogado defen-
sor para el acusado, párrs. 16-17, 19: “Estas agudas restricciones [impuestas por la Sala de Primera
Instancia, que limitaban la capacidad de Milosevic para participar, dejándolo a la discreción de la Sala
de Primera Instancia], se basaron, desafortunadamente, en un error fundamental de derecho: la Sala de
Primera Instancia no reconoció que toda restricción al derecho de Milosevic de representarse a sí mis-
mo, debe de estar limitada al grado mínimo necesario para proteger el interés del Tribunal de garanti-
zar un juicio razonablemente expedito. Cuando se revisan las restricciones a los derechos
fundamentales, como éste, muchas jurisdicciones se guían por alguna variante de un principio de pro-
porcionalidad básica: toda restricción de un derecho fundamental debe ser en apoyo de ‘un objetivo
suficientemente importante’, y debe de ‘desvirtuar el derecho [...] no más de lo que sea necesario para
lograr el objetivo’. De manera similar, aunque el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos
permite cierta restricción de algunos derechos civiles, cuando ello es ‘necesario para proteger la segu-
ridad nacional, el orden público (ordre public), la salud o la moral públicas, o los derechos y las liber-
tades de los demás’, el Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas ha observado que dichas

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GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

restricciones ‘deben conformarse al principio de proporcionalidad; [...] deben ser el instrumento menos
intrusivo de aquéllos que puedan lograr el resultado deseado; y deben ser proporcionales al interés que
va a protegerse’. El mismo TPIY, ha sido guiado por un ‘principio general de proporcionalidad’ al
evaluar si es adecuada la liberación provisional de las personas acusadas, haciendo notar que una res-
tricción al derecho fundamental de la libertad es aceptable solamente cuando es ‘(1) aplicable, (2) ne-
cesario y cuando (3) su grado y alcance permanecen dentro de una relación razonable con respecto al
objetivo que se vislumbra’”.
Por reenvío, la “Sala de Primera Instancia debe elaborar un régimen de trabajo que minimice el
impacto práctico de la designación formal de un defensor, excepto en la medida que lo requieran los
intereses de la justicia. Como mínimo, este régimen debe estar enraizado en la presunción de que, en
cuanto le sea físicamente posible a Milosevic, éste tomará nuevamente la dirección de la presentación
de su caso [...]”. “[L]a Sala de Primera Instancia [debería] conducirse por un camino cuidadoso entre
el permitirle a Milosevic ejercer su derecho fundamental a auto representarse, y el salvaguardar el inte-
rés básico del Tribunal en una resolución razonablemente expedita de los casos que tiene ante sí”.
Para la discusión sobre el criterio de revisión de la decisión para imponer un defensor por parte de
la sala de apelación, ver Milosevic, (Sala de Apelaciones), 1 de noviembre de 2004, Resolución para
una impugnación interlocutoria sobre la sentencia de la Sala de Primera Instancia respecto a la desig-
nación de abogado defensor para el acusado, párrs. 9-10.

ix) El derecho a ser informado prontamente y en detalle de la naturaleza


y la causa de la acusación (práctica de la acusación)

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 27: “De acuerdo con el artículo
21(4)(a) del Estatuto, una persona acusada tiene el derecho ‘a ser informadoa prontamente y en detalle,
en un lenguaje que pueda comprender, de la naturaleza y la causa de la acusación en su contra’”. Ver
también Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 208 (similar).
Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 139: “La Sala de Apelaciones
señala que la obligación de la Fiscalía de esbozar un Acta de Acusación suficientemente precisa, debe ser
interpretada a la luz de lo dispuesto en los artículos 21(2), 21(4)(a) y 21(4)(b) del Estatuto, que señalan
que, al determinar los cargos en su contra, el acusado tendrá derecho a una audiencia justa y, más es-
pecíficamente, a ser informada de la naturaleza y la causa de los cargos que se le imputan, y a tener
tiempo y recursos suficientes para la preparación de su defensa”. Ver también Krnojelac, (Sala de
Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 130 (similar).
Para la discusión sobre “del derecho a tener tiempo y recursos suficientes para la preparación de
la defensa”, ver Sección (X)(b)(iv), Compendio del TPIY.

(1) El Acta de Acusación debe contener una declaración concisa de los hechos
y crimen o crímenes que se le imputan a una persona acusada

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 128: “El artículo 18(4) del Es-
tatuto requiere que un Acta de Acusación cumpla con las formalidades requeridas, inter alia que con-
tenga una declaración concisa de los hechos y del crimen o crímenes que se le imputan a una persona

677
VARIOS

acusada, según el Estatuto, texto que se refleja en la Regla 47(C) de las Reglas”.XXV Ver también Blas-
kic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 208 (similar).
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 208: “La Regla 47(C) de las Reglas [...]
especifica que un Acta de Acusación debe ‘señalar el nombre y particularidades de la persona indicia-
da, una declaración concisa de los hechos del caso y los crímenes por los que se acusa a la perso-
na”.XXVI Ver también Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 129 (similar).

(2) El fundamento de la supuesta responsabilidad debe ser claro en el Acta de Acusación

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 129: “La naturaleza de la su-
puesta responsabilidad de una persona acusada debe ser clara en el Acta de Acusación”. Ver también
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 215 (igual).

(3) El Acta de Acusación debe señalar los hechos materiales


en los que se basan los cargos, pero no la prueba

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 27-28: “Está bien establecido en los
precedentes del Tribunal Internacional que los artículos 18(4) y 21(2), (4)(a), y (4)(b) del Estatuto,
requieren que la Fiscalía presente, en el Acta de Acusación, todos los hechos materiales en los que
basa los cargos de la misma, pero no la prueba mediante la cual deben demostrarse dichos hechos”. “Si
la Defensa no es debidamente notificada de los hechos materiales, respecto a la supuesta actividad
criminal del acusado, sino hasta que la Fiscalía presenta su escrito preparatorio de juicio o hasta el jui-
cio mismo, será difícil para la defensa llevar a cabo una investigación significativa, antes de que inicie
el juicio. En tal virtud, un Acta de Acusación es defectuosa si no contiene los hechos materiales referi-
dos. Un Acta de Acusación que solamente enumera los cargos contra el acusado, sin señalar los hechos
materiales, no constituye una notificación adecuada, porque carece del ‘detalle suficiente para infor-
mar a una persona acusada claramente de los cargos en su contra, de manera que éste pueda preparar
su defensa’”.
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 65: “Está bien establecido
que se requiere que un Acta de Acusación contenga los hechos materiales en los que se basa la
Fiscalía, pero no la prueba en virtud de la cual se demostrarán dichos hechos materiales”. Ver
también Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 142 (similar);
Kupreskic, (Sala de Apelaciones), 23 de octubre de 2001, párr. 88 (similar); Blaskic, (Sala de

XXV
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 12
de agosto de 2004 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de la decisión, la Regla 47(C) lee:
“Regla 47. Presentación del Acta de Acusación por parte de la Fiscalía. [...] (C) El Acta de Acusación deberá señalar el
nombre y particularidades de la persona indiciada, una declaración concisa de los hechos del caso y los crímenes por los
que se acusa a la persona.”
XXVI
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 14 de abril de 2004. En la versión oficial en
inglés de las Reglas, el término utilizado es “suspect”, el cual fue traducido para efectos de este Compendio como “per-
sona indiciada”.

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GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 209 (similar); Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de


septiembre de 2003, párr. 131 (similar).
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 130: “La Sala de
Apelaciones ha considerado recientemente la ley aplicable a la forma del Acta de Acusación,
cuando sostuvo que:

Los artículos 18(4) y 21(4) del Estatuto y la Regla 47(C) de las Reglas, XXVII conceden a una
persona acusada un derecho que se traduce en una obligación para la Fiscalía, de señalar los
hechos materiales sobre los que se basan los cargos en un Acta de Acusación, pero no la
prueba por la que dichos hechos materiales habrán de ser demostrados. Por lo tanto, la cues-
tión con respecto a si en un Acta de Acusación se manifiestan tales cuestiones con suficiente
detalle, depende de si en ellas se señalan los hechos materiales del caso de la Fiscalía con de-
talle suficiente para informar, claramente, a una persona acusada de los cargos en su contra,
de manera que pueda preparar su defensa.
Existe una distinción entre aquellos hechos materiales en los que la Fiscalía se basa, y que deben
ser señalados en el Acta de Acusación, y la prueba en virtud de la cual dichos hechos materiales
serán demostrados, sin que esta última necesite defenderse y que es presentada mediante el proce-
dimiento de divulgación preparatoria del juicio”.

Ver, por ejemplo, Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 128:
“La Sala de Primera Instancia [...] sostuvo inter alia en una ‘Décisión Verbal en cuanto a si era justo
escuchar al Testigo AT’, que los derechos del acusado, según el artículo 21(4) del Estatuto, a ser in-
formado prontamente respecto a la naturaleza y la causa de los cargos en su contra, se relacionan con
el cargo y no con cuestiones de prueba”.

(a) Aplicación - la Fiscalía no está obligada a probar hechos no materiales

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 175, 177: “[Kvocka] alega que,
debido a que el Acta de Acusación lo señaló como comandante o subcomandante del campo, la Fisca-
lía tenía que demostrar, más allá de toda duda razonable, que él ejercía dicho cargo. En lugar de ello,
la Sala de Primera Instancia encontró que Kvocka detentaba una posición de autoridad e influencia de
facto en la estación de policía de Omarska, después de que Meakic fuera designado comandante de la
estación. Kvocka sostiene que en el Acta de Acusación no se le acusa de tener dicho cargo”. “La Sala
de Apelaciones hace notar que a Kvocka se le imputa en el Acta de Acusación responsabilidad, según
el artículo 7(1) del Estatuto, por crímenes cometidos en el campo de Omarska. La posición formal de
Kvocka en la jerarquía de la policía, como comandante o como subcomandante, es irrelevante para su
responsabilidad, según el artículo 7(1): una persona no requiere detentar un cargo formal en una jerar-
quía para incurrir en responsabilidad, bajo el artículo 7(1). El alegato de que Kvocka fuera comandante

XXVII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. El texto vigente de la Regla 47 (C) al momento
de emitirse la decisión citada en este párrafo –Sentencia de la Sala de Apelaciones del 29 de julio de 2004 en el caso
Baskic– es igual al transcrito bajo “El Acta de Acusación debe contener una declaración concisa de los hechos y crimen
o crímenes que se le imputan a una persona acusada”, Sección (X)(b)(ix)(1) Compendio TPIY.

679
VARIOS

o subcomandante en el campo, no era un hecho material con relación a su responsabilidad bajo el artículo
7(1), de manera que el argumento de que un hecho material en el Acta de Acusación no había sido demos-
trado, carece de mérito. Por la misma razón, era innecesario que la Fiscalía declarara el hecho de que
Kvocka detentaba un cargo de influencia y de autoridad de facto en el campo. La Sala de Apelaciones
recuerda, además, la conclusión de la Sentencia de Apelación del caso Kunarac, de que discrepancias
menores entre la Sentencia de Primera Instancia y aquellas del Acta de Acusación, no implican que los
eventos que se imputan en el Acta de Acusación no hubieran ocurrido”.
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 621-622: “La Sala de Apela-
ciones hace notar que Prcac fue acusado en el Acta de Acusación por responsabilidad de un superior,
según el artículo 7(3) del Estatuto, con base en su cargo como subcomandante del campo de Omarska,
y que no fue acusado como asistente administrativo. Sin embargo, con base en la prueba en el juicio, la
Sala de Primera Instancia sólo concluyó que Prcac era un auxiliar administrativo del comandante del
campo”. “[L]a Sala de Apelaciones considera que el cargo de auxiliar administrativo, utilizado por la
Sala de Primera Instancia para describirlo, no es material para la conclusión de que fue un coperpetra-
dor en una empresa criminal conjunta. La Sala de Primera Instancia no considera que el hecho de ser
un auxiliar administrativo sea un indicativo de responsabilidad penal. El cargo, en sí mismo, se le
otorgó solamente para describir sus deberes, que eran diferentes de otros guardias o de sus superiores.
La Sala de Primera Instancia asignó correctamente la responsabilidad con base en los deberes reales de
Prcac, más que con base en una mera etiqueta descriptiva”.
Ver, por ejemplo, Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 134-
136, el Acta de Acusación no se interpuso inválidamente, cuando se descubrió después prueba que no
estaba contenida en ésta, debido a que “no se requiere que la prueba que vaya a emplear la Fiscalía,
para apoyar los hechos que alega, tenga que estar incluida en el Acta de Acusación”.

(4) Deben presentarse con suficiente detalle los aspectos


relevantes del caso de la Fiscalía

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 31: “Un Acta de Acusación puede
tener defectos cuando los hechos materiales se alegan sin suficiente especificidad, como, salvo que
existan circunstancias especiales, cuando los tiempos se refieren a amplios rangos de fechas, los luga-
res son indicados sólo en general y las víctimas son identificadas sólo generalmente”.
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 220: “Generalmente, un Acta de Acusa-
ción, como primer instrumento acusatorio, debe presentar con suficiente detalle los aspectos relevantes
del caso de la Fiscalía, y de no hacerlo incurre en deficiencia material. La Sala de Apelación, en el
caso Kupreskic, examinó una situación en la que la información necesaria para fundamentar la respon-
sabilidad que se alegaba, respecto a una persona acusada, no se encontraba aún en posesión de la Fis-
calía y declaró que, en tales circunstancias, ‘debe surgir la duda con respecto a si es justo para el
acusado que proceda el juicio’”.

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GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(5) El que el Acta de Acusación se presente con suficiente particularidad depende


de si presenta los hechos materiales del caso de la Fiscalía con suficiente detalle,
como para informar claramente a una persona acusada de los cargos en su contra

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 209: “[L]a cuestión respecto a si se presenta
un Acta de Acusación con suficiente detalle, depende de que ésta señale los hechos materiales del caso
de la Fiscalía con suficiente detalle como para informar a una persona acusada claramente de los car-
gos en su contra, de suerte que pueda preparar su defensa”.
Ver también Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 131 (similar); Simic,
Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 109 (similar). Blaskic, (Sala de
Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 220: “La Sala de Apelaciones enfatizó que se espera que la
Fiscalía informe a una persona acusada sobre la naturaleza y causa del caso, antes de ir a juicio. Es
inaceptable que omita los hechos materiales en un Acta de Acusación, con objeto de moldear su caso
contra el acusado, durante el transcurso del juicio, dependiendo de cómo se desenvuelve la prueba. En
tanto que la prueba en un juicio resulte distinta de lo esperado, puede requerirse una modificación al
Acta de Acusación, puede suspenderse la audiencia o puede excluirse cierta prueba, por estar fuera del
ámbito del Acta de Acusación”.

(6) Una acusación que no es lo suficientemente específica puede dar


lugar a que la Sala de Apelaciones revierta un Acta de Acusación

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 142: “[S]i un Acta de Acusa-
ción no es lo suficientemente específica, tal defecto ‘puede, en ciertas circunstancias, dar lugar a que la
Sala de Apelaciones revoque una condena’”. Ver también Kupreskic, (Sala de Apelaciones), 23 de oc-
tubre de 2001 párr. 114 (mismo texto que el citado).
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 239: “La Sala de Apelaciones reconoce,
como lo hizo en la Sentencia de Apelación del caso Kupreskic, que en ciertas circunstancias, un Acta
de Acusación que no presenta con suficiente detalle un aspecto esencial del caso de la Fiscalía, puede
resultar en la revocación de una condena”.
Para la discusión sobre cómo los defectos en un Acta de Acusación pueden ser “subsanados” me-
diante presentaciones posteriores, etc., ver “puede condenarse sólo por crímenes que se imputan en el
Acta de Acusación, salvo que la vaguedad o la ambigüedad se subsane”, Sección (X)(b)(ix)(14), Com-
pendio del TPIY.

(a) Aplicación - partes de la condena revocada no fueron alegadas en el Acta de Acusación

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 1027-1028: “La Sala de Ape-
laciones hacer notar que las conclusiones de la Sala de Primera Instancia, con relación a la responsabi-
lidad de Cerkez, bajo el artículo 7(3) del Estatuto por los Cargos 29, 30, 31, 33 y 35, se basaron en
actos que no se encontraban imputados en el Acta de Acusación. La Sala de Primera Instancia encon-
tró a Cerkez culpable con relación a Vitez, Stari Vitez y Veceriska, pero el Acta de Acusación no le
imputa responsabilidad a Cerkez bajo el artículo 7(3) del Estatuto, por Stari Vitez y Donja Veceriska,
con relación a dichos cargos. Inclusive, en la Conferencia de Estatus el 6 de mayo de 2004, la Fiscalía

681
VARIOS

manifestó que no disputa que la Sala de Primera Instancia no llegara a conclusiones de hecho relacionadas
con el involucramiento de las fuerzas bajo la responsabilidad de Cerkez, en Stari Vitez y Veceriska/Donja
Veceriska”.
“La Sala de Apelaciones considera además, con relación a Kordic, que la Sala de Primera Instan-
cia llegó a conclusiones de que en Novi Travnik, los bosnio-musulmanes fueron detenidos en los
campos de Stojkovici, del 18 al 30 de junio de 1993, y que después del ataque a Kresevo, los hombres
fueron puestos en el hangar y las mujeres y los niños en la escuela primaria y estuvieron ahí, desde
julio hasta septiembre de 1993. Sin embargo, la Sala de Apelaciones hace notar que Kordic no fue
acusado por los crímenes en estos lugares y que la Sala de Apelaciones debe, por lo tanto, ignorar estas
conclusiones que no pueden servir como base para una condena”.

(7) La distinción entre hechos materiales y prueba

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 210: “Existe una distinción entre los hechos
materiales en los que se basa la Fiscalía y que deben alegarse en el Acta de Acusación, y la prueba con
la que esos hechos materiales deben probarse, que no requiere ser presentada y que se proporciona a
través de la divulgación preparatoria al juicio”.

(a) El que un hecho se considere o no relevante depende


de la naturaleza del caso de la Fiscalía

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 28: “El que un hecho se considere o
no relevante depende de la naturaleza del caso de la Fiscalía”. Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones),
17 de diciembre de 2004, párr. 142 (similar).
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 434: “La Sala de Apelaciones
recuerda su conclusión en la Sentencia de Apelación del caso Kupreskic et al.:

La Sala de Apelaciones debe subrayar, inicialmente, que la relevancia de un hecho particular no


puede ser decidida en abstracto. Depende de la naturaleza del caso de la Fiscalía [...]”.

Ver también Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 210 (misma cita); Krnojelac,
(Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 132 (similar); Kupreskic, (Sala de Apelacio-
nes), 23 de octubre de 2001, párr. 89 (fuente del texto citado).
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 109: “De acuerdo
con esta jurisprudencia, las Salas de Primera Instancia han sostenido que:

[t]odos los prerrequisitos legales, para la aplicación de los delitos que se imputan, constituyen
hechos materiales y deben ser presentados en el Acta de Acusación. La relevancia de otros hechos
(hechos que no van directamente a prerrequisitos legales), que también deben ser presentados en
el Acta de Acusación, no pueden ser determinados en abstracto. [...] Cada uno de los hechos ma-
teriales debe normalmente ser manifestado expresamente, aunque pueda ser suficiente, en algunas

682
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

circunstancias, si se expresa por las implicaciones necesarias. Sin embargo, esta regla fundamen-
tal en cuanto a las manifestaciones que deben hacerse, no se cumple si el alegato asume simple-
mente la existencia de un prerrequisito”.

(b) Al determinar si un hecho es relevante, es necesario asegurarse


de que la conclusión no perjudicó a la persona acusada

Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 133: “[E]n el caso Rutaganda, la
Sala de Apelaciones del TPIR consideró que antes de que una Sala sostenga que un hecho que se alega
no es relevante o que las diferencias entre las palabras en el Acta de Acusación y la prueba aducida
son menores, debe en general asegurarse de que dicha conclusión no sea perjudicial para el acusado.
La Sala de Apelaciones del TPIR manifestó que un ejemplo de dicho perjuicio sería una vaguedad ca-
paz de inducir al error a una persona acusada, con respecto a la naturaleza de la conducta criminal de
la que se le acusa. Dependiendo de las circunstancias particulares de cada caso, la cuestión será deter-
minar si una persona acusada podría identificar razonablemente el crimen y la conducta especificada
en cada párrafo del Acta de Acusación”.

(8) La caracterización de la supuesta conducta criminal y la proximidad


del acusado al delito conexo, son factores decisivos en la determinación
del grado de especificidad requerida

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 28: “La caracterización de la Fiscalía
de la supuesta conducta criminal y la proximidad del acusado al delito conexo, son factores decisivos
en la determinación del grado de especificidad con el que la Fiscalía debe presentar los hechos mate-
riales del caso en el Acta de Acusación, para notificarle a una persona acusada adecuadamente”. Ver
también Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 65 (similar).
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 210: “Un factor decisivo en la determi-
nación del grado de especificidad con que se requiere que la Fiscalía particularice los actos de su caso
en el Acta de Acusación, es la naturaleza de la supuesta conducta criminal que se imputa”. Ver tam-
bién Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 434 (lo mismo que en el caso
Blaskic); Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 132 (similar); Kupreskic,
(Sala de Apelaciones), 23 de octubre de 2001, párr. 89 (fuente del texto citado).

(9) Es aceptable ser menos específico cuando los crímenes son cometidos a escala masiva

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 434: “La Sala de Apelaciones re-
cuerda su conclusión en la Sentencia de Apelación Kupreskic et al.:

[...] Obviamente, puede haber instancias en las que la gran escala de los crímenes que se alegan
‘haga poco práctico requerir un alto nivel de especificidad en cuestiones como la identidad de las
víctimas y las fechas de la comisión de los crímenes’”.

683
VARIOS

Ver también Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 132 (el mismo
texto citado); Kupreskic, (Sala de Apelaciones), 23 de octubre de 2001, párr. 89 (fuente del texto
citado).
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 30: “Cuando la escala de los
crímenes o la falibilidad de los recuerdos de las víctimas, impide que la Fiscalía pueda proporcionar
todos los hechos materiales, puede aceptarse menos información. Sin embargo, aún cuando sea impo-
sible o poco práctico el proporcionar detalles completos de un hecho material, la Fiscalía debe indicar
su mejor parecer del caso contra el acusado y el juicio sólo debe proceder cuando el derecho del acu-
sado para conocer el caso en su contra y preparar su defensa haya sido garantizado”.
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 59: “Siguiendo diversas mocio-
nes de la Defensa, que alega defectos en la forma de la primer Acta de Acusación, la Sala de Primera
Instancia expidió la ‘Resolución con respecto a las mociones preliminares de la defensa sobre la forma
del Acta de Acusación’, el 12 de abril de 1999. La Sala de Primera Instancia hizo notar:

[C]omo regla general, el grado de particularidad requerida en las Actas de Acusación ante el Tri-
bunal Internacional, es diferente de, y tal vez no tan elevada como, la particularidad que se requie-
re en las jurisdicciones del derecho penal interno. La escala masiva de los crímenes, con los que
tiene que tratar el Tribunal Internacional, hace impracticable el requerir un alto nivel de especifi-
cidad en cuestiones tales como la identidad de las víctimas y las fechas de la comisión de los deli-
tos –en todo caso, el grado de especificidad puede no ser tan alto como aquél que se requiere en
las jurisdicciones internas-”.

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 434: “[L]a Sala de Apelaciones en
el caso Kupreskic, se refirió a la decisión de la Sala de Primera Instancia, del 12 de abril de 1999, en el
presente caso:

Por lo que toca a la solicitud de la Defensa de información más específica respecto a las víctimas
de los crímenes que se alegan, el grado de detalle que se requiere presenta una dificultad especial,
y es en esta área que el contraste entre el sistema de derecho penal interno y un Tribunal Penal In-
ternacional es más pronunciado. Puede haber pocas dudas de que la identidad de las víctimas es
información que es valiosa para la Defensa, en la preparación de sus casos. Pero la escala masiva
de los delitos que se alegan ante este Tribunal Internacional, no permite el nombrar específica-
mente a las víctimas. Sin embargo, si la Fiscalía está en posición de hacerlo, debería hacerlo.

Desde la perspectiva de la Sala de Primera Instancia, la escala de los delitos cometidos, en parti-
cular en los campos de Keraterm y Omarska [en Prijedor], hacen imposible para la Fiscalía el incluir
información sobre todas las víctimas. La Fiscalía nombró una gran cantidad de víctimas, y la Sala de
Apelaciones también tomará esto en consideración cuando determine el segundo aspecto que se men-
ciona arriba, a saber, si la exclusión de información particular hizo que el juicio fuera injusto”.

684
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(10) Puede presentarlo en el alternativo

Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 115: “La Sala de Apelaciones hace
notar, primeramente, que la Fiscalía es quien tiene que determinar la teoría legal que considera más
apropiada, para demostrar que los hechos que pretende presentar ante la Sala de Primera Instancia para
su determinación, hacen posible que pueda establecerse la responsabilidad del acusado. La Fiscalía
puede, para esos efectos, basarse adicional o alternativamente en un evento, dando tiempo suficiente
para que el acusado sea capaz de conocer exactamente de qué se le acusa y para permitirle preparar su
defensa, conforme a lo anterior”.

(11) El Acta de Acusación puede contener anexos que forman


parte del Acta de Acusación

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 67: “En un caso reciente, la Sala de
Apelaciones sostuvo que ‘un Acta de Acusación, en ausencia de una orden especial, debe necesaria-
mente consistir en un documento’ que, ‘con anexos a un Acta de Acusación, forma parte integral de
ésta, y que puede contener hechos materiales esenciales omitidos del cuerpo del Acta de Acusación.
En el caso bajo apelación, la Sala de Apelaciones no ve razón alguna para apartarse de este punto de
vista. Los eventos contenidos en los anexos se equiparan a hechos materiales que deben ser probados,
antes de que el acusado pueda ser tenida como responsable por los crímenes contenidos en el Acta de
Acusación. La Sala de Primera Instancia, en este caso, llegó correctamente a esta conclusión”.
Galic, (Sala de Primera Instancia), 5 de diciembre de 2003, párrs. 187-188: “La Sala de Apelacio-
nes aceptó este punto de vista, a saber, que el anexar ciertos incidentes era necesario para satisfacer la
norma de especificidad aplicable al Acta de Acusación:

un Acta de Acusación presentada en términos muy generales en el cuerpo de esta Acta de Acusa-
ción, sin por lo menos algunos detalles que se den en los dos anexos, no notificaría adecuadamen-
te a Galic de la naturaleza del caso que tenía que enfrentar. […] Los hechos materiales esenciales
que han sido omitidos del cuerpo del Acta de Acusación, son las áreas en las que el francotiroteo
y el bombardeo causó daños a los habitantes civiles de Sarajevo, las fechas aproximadas en las
que los eventos relevantes ocurrieron, y también, con relación a los bombardeos, las áreas desde
las que éstos se originaron. El único lugar en el que estos hechos materiales pueden encontrarse es
en los dos anexos.

De tal suerte que los anexos cumplen con un requisito procedimental –el de notificar adecuada-
mente-”.

685
VARIOS

(12) Alegatos bajo el artículo 7(1)

(a) El Acta de Acusación debe alegar la(s) forma(s) particular(es)


de participación bajo el artículo 7(1)

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 129: “[L]a forma de responsa-
bilidad que se alega respecto a una persona acusada, en un delito conforme al artículo 7(1) del Estatu-
to, debe estar claramente señalada en el Acta de Acusación”. Ver también Blaskic, (Sala de
Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 215 (similar).

(b) El Acta de Acusación no solamente debe citar al artículo 7(1)

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 29: “Si un Acta de Acusación sola-
mente cita lo dispuesto en el artículo 7(1), sin especificar qué modalidad o modalidades de responsabi-
lidad están siendo alegadas, entonces los cargos contra el acusado pueden ser ambiguos”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 129: “La Sala de Apela-
ciones recuerda que ‘es probable que [l]a práctica, por parte de la Fiscalía, de citar simplemente las
disposiciones del artículo 7(1) en el Acta de Acusación, cause ambigüedad, y que es preferible que la
Fiscalía indique, precisa y expresamente, con relación a cada cargo individual, la naturaleza particular
de la responsabilidad que se alega’”. Ver también Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004,
párr. 215 (el mismo texto citado); Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr.
134 (el mismo texto citado); Aleksovski, párr. 171 (fuente del texto citado).
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 226: “El Apelante fue acusado alternati-
vamente de diversas formas de participación que señala el artículo 7(1) del Estatuto, así que supuesta-
mente estaba al tanto de que dichas formas de participación se alegaron ante el juez de hecho. La
Fiscalía no estaba obligada a elegir entre diferentes formas de participación, según el artículo 7(1);
tenía derecho a alegarlas todas. Sin embargo, la Segunda Modificación al Acta de Acusación ‘repite
solamente el texto de los artículos 7(1) y 7(3), sin proporcionar ningún detalle adicional respecto a los
actos que se alegan con respecto al tipo de responsabilidad en que se incurrió’. Esta manera de alegar
no informa con claridad a una persona acusada de la exacta naturaleza y de la causa de los alegatos
específicos en su contra. La Fiscalía debería haber alegado las formas particulares de participación,
bajo el artículo 7(1), con respecto a cada incidente en cada cargo”.
Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 138: “Con respecto a la natura-
leza de la responsabilidad en que se incurrió, la Sala de Apelaciones sostiene que es vital, para el Acta
de Acusación, el especificar por lo menos sobre qué bases legales del Estatuto se acusa a una persona
(artículo 7(1) y/o 7(3)). En virtud de que el artículo 7(1) permite diversas formas de responsabilidad
penal directa, el omitir especificar en el Acta de Acusación qué forma, o formas, de responsabilidad son
aquellas que alega la Fiscalía, da lugar a incurrir en ambigüedad. La Sala de Apelaciones considera
que tal ambigüedad debe evitarse y sostiene, por lo tanto, que, cuando ello ocurre, la Fiscalía debe
identificar con toda precisión la forma o formas de responsabilidad que alega, para cada uno de los
cargos, tan pronto como sea posible y, en todo caso, antes de iniciado el juicio. Igualmente, cuando la
Fiscalía acusa de la ‘comisión’ de uno de los delitos bajo el Estatuto, dentro del significado del artículo
7(1), debe especificar si el término debe entenderse como significando la comisión física por parte del
acusado, o la participación en una empresa criminal conjunta, o ambas”.

686
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Comparar con Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr.
136: “[L]a Fiscalía alega el artículo 7(1) en su totalidad, en la Modificación al Acta de Acusación
contra las tres personas acusadas y, adicionalmente, con respecto al Cargo 1 (Persecución), incluido
en la responsabilidad penal del acusado, como ‘actuando en concierto junto con otros civiles y ofi-
ciales militares serbios’. En las palabras de la Sala de Apelaciones, ‘[a]unque se desea una mayor
especificidad en la redacción de las Actas de Acusación, el no especificar expresamente la modali-
dad exacta de la participación, no es necesariamente fatal en un Acta de Acusación si, no obstante,
ello aclara a una persona acusada “la naturaleza y la causa de los cargos en su contra”‘. La Sala de
Primera Instancia observa que el acusado no presentó ninguna queja antes del juicio por no conocer
el caso al que tenía que enfrentarse”.

(c) Cuando la Fiscalía pretenda basarse en todas las modalidades


de responsabilidad del artículo 7(1), entonces los hechos materiales relevantes de
cada una de dichas modalidades deben estar contenidas en el Acta de Acusación

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 29, 41: “Cuando la Fiscalía preten-
da basarse en todas las modalidades de responsabilidad del artículo 7(1), entonces los hechos materia-
les relevantes de cada una de dichas modalidades deben estar contenidas en el Acta de Acusación.
Entonces, el Acta de Acusación incurrirá en defectos ya sea porque alega modalidades de responsabi-
lidad que no forman parte del caso de la Fiscalía, o porque la Fiscalía no ha alegado hechos materiales
para las modalidades de responsabilidad que alega”.
“Aunque el Acta de Acusación se basa en todas las modalidades de responsabilidad penal indivi-
dual que se encuentran en el artículo 7(1) del Estatuto, la Fiscalía no ha alegado los hechos materiales
necesarios para fundamentar cada una de estas modalidades. Por ejemplo, no obstante que alegue el
ordenar como una modalidad de responsabilidad, el Acta de Acusación no incluye hechos materiales
que aleguen que alguna de las personas acusadas ordenó la comisión de algún crimen en particular en
alguna ocasión. De esa forma, la Sala de Apelaciones concluye que los alegatos de las modalidades de
responsabilidad, en los que no se alegan los hechos materiales correspondientes, el Acta de Acusación
es vaga y por lo tanto defectuosa”.

(d) Se requiere más detalle cuando se alega que la persona


cometió personalmente los actos criminales en cuestión

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 28: “[S]i la Fiscalía alega que una
persona acusada cometió personalmente los actos criminales en cuestión, el Acta de Acusación debe
incluir los detalles que explican este alegato, tales como la identidad de la víctima, el lugar y fecha de
los eventos y los medios por los que se cometió el delito”. Ver también Kvocka et al., (Sala de Apela-
ciones), 28 de febrero de 2005, párr. 434 (similar); Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre
de 2003, párr. 132 (lo mismo que en el párr. 434 Kvocka); Kupreskic, (Sala de Apelaciones), 23 de
octubre de 2001, párr. 89 (in Kvocka párr. 434 y Krnojelac).
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 65: “‘En la medida en que la
proximidad del acusado a esos eventos se torna más distante, se requiere menos precisión con relación
a esos detalles particulares y se pone mayor énfasis en la conducta del acusado, en la cual se basa la

687
VARIOS

Fiscalía para establecer su responsabilidad como un accesorio, o como un superior de las personas que
cometieron personalmente los actos que dieron lugar a los cargos en su contra’. En el presente caso, la
Sala de Primera Instancia estaba en lo correcto al instruir a la Fiscalía para que proporcionara en el
Acta de Acusación, en la medida de lo posible, información respecto a la identidad de las víctimas, los
perpetradores y la manera en que se cometieron los crímenes. Un Acta de Acusación que alegara en
términos muy generales no habría comunicado adecuadamente a las personas acusadas la naturaleza
del caso que tenían que enfrentar. Los anexos completaron el Acta de Acusación proporcionando ma-
yor información, la cual fue lo suficientemente específica como para comunicarles a las personas acu-
sadas la naturaleza del caso tenían que enfrentar”.
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 210-213: “La relevancia de esos
hechos, tales como la identidad de la víctima, el lugar y la fecha en que ocurrieron los eventos en los
que se alega que el acusado es responsable, y la descripción de los eventos mismos, depende necesa-
riamente de la supuesta proximidad del acusado a esos eventos, es decir, del tipo de responsabilidad
que alega la Fiscalía. Los detalles precisos que se alegan como hechos materiales son los actos del
acusado, no los actos de aquéllas personas por cuyos actos se alega que ésta es responsable”.
“Se ha trazado una distinción en la jurisprudencia del Tribunal Internacional, entre el nivel de es-
pecificidad requerido cuando se alega: (i) la responsabilidad individual, bajo el artículo 7(1), en un
caso en el que no se alega que el acusado llevó a cabo personalmente los actos relacionados con los
crímenes que se le imputan; (ii) la responsabilidad individual, bajo el artículo 7(1), en un caso en el
que se alega que el acusado llevó personalmente a cabo los actos en cuestión; y (iii) la responsabilidad
como superior, bajo el artículo 7(3)”.
“Dependiendo de las circunstancias de un caso basado en la responsabilidad penal individual, bajo
el artículo 7(1) del Estatuto, puede requerirse que la Fiscalía tenga que ‘indicar, con relación a cada
cargo individual, precisa y expresamente, la naturaleza particular de la responsabilidad que se alega’,
en otras palabras, indicar la forma particular de participación. Esto puede requerirse para evitar la am-
bigüedad con respecto a la naturaleza y causa exactas de los cargos contra el acusado, y para permitirle
a éste preparar su defensa de manera efectiva y eficiente. Los hechos materiales que hayan de alegarse
en el Acta de Acusación, pueden variar dependiendo de la forma particular de participación, según el
artículo 7(1)”.
“Al alegar que el acusado llevó personalmente a cabo los actos relacionados con el crimen en
cuestión, es necesario que la Fiscalía establezca, ‘con la mayor precisión’, la identidad de la víctima, el
lugar y la fecha aproximada de los supuestos actos criminales, y los medios por los que se cometieron.
Sin embargo, cuando se alega que el acusado planeó, instigó, ordenó o ayudó y cooperó en la planea-
ción, preparación o ejecución de los supuestos crímenes, entonces la Fiscalía está obligada a identificar
‘los actos particulares’, o ‘el curso particular de la conducta’, por parte del acusado, que forman la ba-
se de los cargos en cuestión” (énfasis en el original).

(e) Alegar que una persona acusada participó en ciertos crímenes,


sin identificar actos específicos cometidos por el acusado,
no cumple el requisito de una declaración concisa de los hechos

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 60: “La Sala de Primera Instancia
concluyó que ‘es razonable requerir que la Fiscalía, dependiendo de las circunstancias particulares de
cada caso, proporcione información más específica, si está disponible, respecto al lugar, hora, identi-

688
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

dad de las víctimas y medios por los que el delito fue perpetrado’. Se instruyó, por lo tanto, a la Fisca-
lía, para que ‘si se encontraba en posición de hacerlo’, identificara los nombres de las víctimas de los
crímenes que se alegan, el método de comisión del crimen, o la manera en que éste se llevó a cabo, y
proporcionara información que permitiera la identificación de los demás participantes en los delitos
que se alegan contra el acusado. También hizo notar la Sala de Primera Instancia que: ‘El solamente
alegar, como se hace a lo largo de la Modificación al Acta de Acusación, que el acusado participó en
algunos crímenes, sin identificar los actos específicos que se alega fueron cometidos por éste, no cum-
ple con el requisito de una “declaración concisa de los hechos”’. La Sala de Primera Instancia instruyó,
por lo tanto, a la Fiscalía para que proporcionara más información con respecto a los actos específicos
cometidos por el acusado, que pudieran establecer su responsabilidad penal, conforme a los artículos
7(1) y 7(3) del Estatuto”. Ver también Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005,
párr. 61: “Conforme a la decisión arriba mencionada, fechada 12 de abril de 1999, la Fiscalía presentó,
el 31 de mayo de 1999, una Segunda Modificación al Acta de Acusación, junto con cuatro anexos con-
fidenciales (‘Anexos’)”.

(f) El alegato de empresa criminal conjunta

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 42: “La Sala de Apelaciones [...]
considera que el Acta de Acusación es defectuosa, porque no hace mención específica a la empresa
criminal conjunta, aunque el caso de la Fiscalía se basó en esta modalidad de responsabilidad. Como
se explicó arriba, la responsabilidad por participar en una empresa criminal conjunta, debe ser especí-
ficamente alegada. Aunque la empresa criminal conjunta es un medio de ‘comisión’, para un Acta de
Acusación, es insuficiente hacer sólo una amplia referencia a lo dispuesto por el artículo 7(1) del Esta-
tuto. Dicha referencia no comunica suficientemente a la Defensa, o a la Sala de Primera Instancia, que
la Fiscalía pretende basarse en la responsabilidad penal de participar en una empresa criminal conjun-
ta. Inclusive, en el Acta de Acusación, la Fiscalía no alegó la categoría de empresa criminal conjunta,
ni los hechos materiales de ésta, tales como el propósito de la misma, la identidad de los participantes
y la naturaleza de la participación del acusado en dicha empresa”. Ver también Kvocka et al., (Sala de
Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 28 (similar).
Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párrs. 138, 144: “La Sala de Apela-
ciones [...] considera que es preferible que un Acta de Acusación, que alegue la responsabilidad del
acusado como participante en un empresa criminal conjunta, se refiera también a la forma particular
(básica o extensa) de la empresa criminal conjunta contemplada. Sin embargo, esto, en principio, no
impide que la Fiscalía alegue en otras partes distintas al Acta de Acusación –en el escrito preparatorio
de juicio– la teoría legal que considera que demuestra mejor el crimen o los crímenes que se supone
son imputables a una persona acusada, conforme a la luz de los hechos que se alega. Esta opinión, sin
embargo, está limitada por la necesidad de garantizar un juicio justo” a una persona acusada. “[E]n
vista de la ambigüedad persistente que rodea la cuestión de cuál fue exactamente el argumento de la
Fiscalía, la Sala de Primera Instancia tenia buenos fundamentos para negarse, con toda justicia, a con-
siderar una forma más extensa de responsabilidad, con respecto a Krnojelac”.
Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párrs. 116-117: “La Sala de Apela-
ciones sostiene que el uso del concepto de empresa criminal conjunta, para definir la responsabilidad
de una persona por delitos físicamente cometidos por otros, requiere de una definición estricta del pro-
pósito común. Este principio se aplica independientemente de la categoría de la empresa conjunta que
se alegue. Los perpetradores principales de los crímenes que constituyen el propósito común (civiles y

689
VARIOS

autoridades militares y/o guardias y soldados presentes en el KP Dom [Complejo de Prisión]), o que
constituyan una consecuencia previsible de ello, deben también ser identificados tan precisamente co-
mo sea posible”.
“En otras palabras, el acusado debe saber si el sistema bajo el que se le acusa haber contribuido,
involucra todos los actos que se persiguen o solamente algunos de ellos. En este último caso, la Fisca-
lía debe especificar la base sobre la cual considera que la responsabilidad en que el acusado puede
haber incurrido, por actos que no están incluidos en el propósito común de los participantes en el sis-
tema (comisión personal, participación en otra empresa criminal conjunta, cuyos autores principales y
propósito común deben ser identificados). Contravendría también los derechos de la defensa si la Sala
de Primera Instancia, con base en una cambiante Acta de Acusación, en la que la Fiscalía no haya se-
ñalado la teoría o teorías que más probablemente demuestren la responsabilidad del acusado, dentro un
marco temporal aceptado, elija una teoría que no esté explícitamente alegada por la Fiscalía”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párrs. 145-146: “En el
caso de una empresa criminal conjunta, se necesita alegar los siguientes elementos: la naturaleza o
esencia de la empresa criminal conjunta; el periodo en el que se dice que ésta existió; la identidad de
quienes estuvieron involucrados en la empresa, al menos por la referencia a un grupo; y la naturaleza
de la participación del acusado en la empresa. En Brdanin, la Sala de Primera Instancia sostuvo que el
estado mental relevante del acusado puede ser alegado, ya sea alegando los hechos probatorios, a partir
de los que ha de inferirse el estado mental, o alegando el estado mental relevante, por sí mismo, como
un hecho material”.
“Las Salas de Primera Instancia del Tribunal han sostenido, aunque no lo han alegado explícitamente
en el Acta de Acusación, ciertas formas de empresa criminal conjunta que se pueden aplicar. Siguien-
do la Jurisprudencia del caso Kupreskic, la Sala de Primera Instancia en el caso Krnojelac, sostuvo que,
aún cuando un crimen en particular no se alegue específicamente en el Acta de Acusación, como parte
de una empresa criminal conjunta, un caso que se base en la participación del acusado en una empresa
criminal conjunta básica, para cometer ese crimen, puede aún ser considerada por la Sala de Primera
Instancia, si es uno de los crímenes que se imputan en el Acta de Acusación y tal caso está incluido
dentro del Escrito Preparatorio de Juicio de la Fiscalía. Las Salas de Primera Instancia se han rehusado a
basarse en la forma ampliada de empresa criminal conjunta, en ausencia de una Modificación al Acta de
Acusación que la alegue expresamente” (énfasis en el original).
Para la discusión sobre cómo un Acta de Acusación puede ser “subsanada” a través de posteriores
alegatos, etc., ver “sólo puede condenar por crímenes que se imputan en el Acta de Acusación, a me-
nos que la vaguedad o la ambigüedad sean subsanadas”, Sección (X)(b)(ix)(12)(h), Compendio del
TPIY.

(i) Aplicación – alegato de una empresa criminal conjunta


Ver, por ejemplo, Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 149
(el manifestar que “actúan juntos en concierto” es suficiente para alegar empresa criminal conjun-
ta/doctrina del propósito común).
Ver, por ejemplo, Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr.
155 (sólo se permite incluir la “forma básica” de la empresa criminal conjunta, no la “forma ampliada”
cuando no se alegó el tipo de empresa criminal conjunta).

690
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Ver, por ejemplo, Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párrs. 118-120 (en
donde se discute cómo la empresa criminal conjunta debería haberse alegado en ese caso).

(13) Alegato según el artículo 7(3)

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 216, 218-219: “Con relación al alegato de
responsabilidad del superior, el acusado necesita saber no sólo la que se alega que fue su conducta,
dando lugar a su responsabilidad como superior, sino también la que se alega constituyó la conducta de
las personas de las que supuestamente es responsable, sujeto a la capacidad de la Fiscalía para propor-
cionar los detalles particulares al respecto”.
“De acuerdo con la jurisprudencia del Tribunal Internacional, la Sala de Apelaciones considera
que en un caso en el que se alega la responsabilidad penal del superior, conforme al artículo 7(3) del
Estatuto, los hechos materiales que deben de ser alegados en el Acta de Acusación son:

a) (i) que el acusado es el superior de (ii) subordinados suficientemente identificados, (iii) so-
bre los que tenía control efectivo –en el sentido de la capacidad material de impedir o casti-
gar la conducta criminal– y (iv) de cuyos actos se alega debe ser responsable;
b) la conducta del acusado por la que puede concluirse que (i) éste sabía o tenía razones para
saber que los delitos estaban por cometerse, o habían sido cometidos por sus subordinados, y
(ii) la conducta relacionada de éstos otros de los que se alega es responsable. Los hechos re-
levantes a los actos de aquellos otros, de cuyos actos se alega que el acusado es responsable
por su calidad de superior, aunque la Fiscalía permanece obligada a proporcionar todos los
detalles que pueda brindar, se señalarán generalmente con menos precisión, porque los detalles de
dichos actos son a menudo desconocidos y porque los actos mismos no son, por lo general,
considerados un asunto; y
c) la conducta del acusado por la cual puede concluirse que no tomó las medidas necesarias y
razonables para impedir la comisión de tales actos o para castigar a las personas que los co-
metieron”.

“Con respecto al mens rea, hay dos formas en las que el estado mental relevante puede alegarse:
(i) ya sea que el estado mental específico sea alegado como un hecho material, en cuyo caso, los
hechos por los cuales ese hecho material debe establecerse constituyen ordinariamente cuestiones de
prueba, y no necesitan ser alegadas; o (ii) los hechos probatorios, a partir de los cuales puede inferirse
el estado mental deben alegarse. Cada uno de los hechos materiales debe alegarse expresamente, en
general, aunque en algunas circunstancias puede ser suficiente si se expresan mediante la implicación
necesaria. Esta regla fundamental de los alegatos no se cumple, sin embargo, si el alegato sólo asume
la existencia del prerrequisito legal”.

691
VARIOS

(a) Aplicación - alegato según el artículo 7(3)

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 227-229: La Sala de Apelaciones sostuvo
que la “Segunda Modificación al Acta de Acusación no alegó los hechos materiales con suficiente de-
talle” donde “claramente identifique [...] la posición de mando ocupada por el Apelante”, pero “no
señaló a las personas y a las unidades que le estaban subordinadas, ni los hechos materiales de los ac-
tos cometidos y las personas que los cometieron. Además, la mera reproducción en la Segunda Modi-
ficación al Acta de Acusación, del texto del artículo 7(3) en cada cargo o grupo de cargos, sin detalle
adicional alguno, da lugar a ambigüedad con respecto a la naturaleza y causa exactas de los alegatos de
la Fiscalía en contra del Apelante”.

(14) Sólo puede condenarse por crímenes que se imputan


en el Acta de Acusación si se subsana la vaguedad o la ambigüedad

(a) Puede ser subsanada oportunamente mediante información


clara y consistente por parte de la Fiscalía

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 33: “Al formular esta decisión, una
Sala de Primera Instancia sólo puede condenar a una persona acusada por crímenes que se le imputan
en el Acta de Acusación. Si se encuentra que el Acta de Acusación es defectuosa, por ser vaga o ambi-
gua, entonces la Sala de Primera Instancia debe considerar si el acusado ha recibido un juicio justo. En
algunas instancias, cuando el acusado ha recibido una información oportuna, clara y consistente de la
Fiscalía que resuelve la ambigüedad o aclara la vaguedad, puede imponerse una condena. Cuando no
se comunican suficientemente las razones legales y fácticas de los cargos en su contra, se ha violado el
derecho a un juicio justo y no puede, entonces, resultar en una condena”.
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 34: “Cuando las disputas contra
un Acta de Acusación se presentan en la apelación, el Acta de Acusación ya no puede ser modificada
y, por lo tanto, la Sala de Apelaciones debe determinar si el error de juzgar a una persona acusada, con
base en un Acta de Acusación defectuosa, ‘invalid[ó] la decisión’. Al realizar esta determinación, la
Sala de Apelaciones no excluye la posibilidad de que, en algunas instancias, el efecto perjudicial de un
Acta de Acusación defectuosa pueda ser ‘remediado’ si la Fiscalía ha proporcionado a una persona
acusada información clara, oportuna y consistente, que detalle las bases de hechos en relación con los
cargos en su contra, compensando así los defectos del Acta de Acusación, al no comunicar adecuada-
mente los cargos”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 142: “[L]a Sala de Apela-
ciones en el caso Kupreskic et al., dejó abierta la posibilidad de que un Acta de Acusación defectuosa
pudiera subsanarse ‘si la Fiscalía proporciona a una persona acusada información oportuna, clara y
consistente, que detalle la base de hechos con relación a los cargos en su contra’”.
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 237-238: “La Sala de Apelaciones hace
notar que ha manifestado, en la Sentencia de Apelación del caso Kupreskic que:

[l]a Sala de Apelaciones no excluye, sin embargo, la posibilidad de que, en algunas instancias, un
Acta de Acusación defectuosa pueda ser subsanada si la Fiscalía proporciona a una persona acu-

692
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

sada información oportuna, clara y consistente, en la que detalle la base de hechos en relación con
los cargos en su contra. Sin embargo, a la luz de las complejidades fácticas y legales, normalmen-
te asociadas con los crímenes que caen dentro de la jurisdicción de este Tribunal, sólo puede
haber un número limitado de casos que cae dentro de esa categoría”.

“La Sala de Apelaciones no está convencida por el argumento de que el prejuicio debe presumirse
[de un Acta de Acusación defectuosa] [...]”. Ver también Kupreskic, (Sala de Apelaciones), 23 de oc-
tubre de 2001 párr. 114 (fuente del texto citado).
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 110: “En las pala-
bras de la Sala de Apelaciones, ‘generalmente, un Acta de Acusación, como el instrumento acusatorio
primario, debe alegar con suficiente detalle el aspecto esencial del caso de la Fiscalía. Si no lo hace,
sufre de un defecto relevante. [...] Sin embargo, la Sala de Apelaciones, no excluye la posibilidad de
que, en algunas instancias, un Acta de Acusación defectuosa pueda ser subsanada si la Fiscalía propor-
ciona a una persona acusada información oportuna, clara y consistente que detalle la base de hechos,
con relación a los cargos en su contra’. Además, la jurisprudencia enfatiza que se espera que la Fisca-
lía conozca su caso e informe a una persona acusada de la naturaleza y causa de dicho caso, antes de
irse a juicio.

No es aceptable que la Fiscalía omita aspectos relevantes de sus alegatos principales en el Acta de
Acusación, con el fin de moldear el caso en contra del acusado, durante el curso del juicio depen-
diendo de cómo se desahogan las pruebas”.

Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 112: “En los casos
en que un Acta de Acusación proporcione detalles suficientes con respecto a los elementos esenciales
del caso de la Fiscalía, la jurisprudencia del Tribunal acepta que una persona acusada no puede ser
perjudicada cuando a la defensa se le notifica, de manera razonable, el caso de la Fiscalía que se pre-
senta a juicio, por ejemplo en el Escrito Preparatorio de Juicio de la Fiscalía, o a más tardar, en la de-
claración de apertura de la Fiscalía”.

(b) Cuestiones respecto al aviso o comunicación - cuando el alegar defecto afectó


la posibilidad del acusado de preparar su defensa/si el juicio fue considerado injusto

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 35: “Cuando una persona acusada
presenta la cuestión de falta de notificación ante la Sala de Primera Instancia, la Fiscalía tiene la carga
de la prueba acerca de que la capacidad del acusado para preparar una defensa no fue demeritada de
manera relevante. Cuando un apelante presenta un defecto en el Acta de Acusación en la apelación,
este último tiene la carga de demostrar que su capacidad de preparar su defensa fue demeritada de ma-
nera relevante”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 142-143: “Cuando se
demuestra que los hechos materiales que se alegan fueron omitidos de un Acta de Acusación, la cues-
tión es determinar si el acusado estaba en una posición razonable para identificar los cargos en su contra, y
la conducta especificada en cada párrafo, independientemente de esta omisión”. “Si la Fiscalía ha sub-

693
VARIOS

sanado un defecto en el Acta de Acusación y si queda algún prejuicio contra el acusado, son ambas
cuestiones que están dirigidas a determinar si el juicio fue ‘considerado injusto’”.
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 221: “Si se concluye que el veredicto de
un juicio se basó en hechos materiales que no se alegaron en el Acta de Acusación, es aún necesario
considerar si el juicio se tornó injusto. Si el juicio se tornó injusto, entonces debe encontrarse un recur-
so adecuado”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 146: “No existe in-
justicia contra el acusado si se le brinda una oportunidad adecuada para preparar una defensa efectiva.
La Sala de Apelaciones en el caso Kupreskic sostuvo, además, que un defecto fundamental en un Acta
de Acusación podría ser considerado inocuo, sólo si pudiera demostrarse que la capacidad del acusado
para preparar su defensa no fue demeritada de manera relevante. La Sala de Apelaciones sostuvo que
el Escrito Preparatorio de Juicio puede dirigirse a subsanar un Acta de Acusación”.

(c) Aplicación - “subsanar el Acta de Acusación”

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 43-54: “La Sala de Apelaciones
hace notar [...] [con respecto al hecho de que la empresa criminal conjunta no se alegó en el Acta de
Acusación] que una cuidadosa revisión de los Autos del Juicio revela que la Fiscalía les dio informa-
ción oportuna, clara y consistente a los Apelantes, en la que detallaba la base de hechos de los cargos
en su contra y que, por lo tanto, compensó los errores del Acta de Acusación de no proporcionarles
notificación adecuada acerca de la intención de la Fiscalía de basarse en la responsabilidad por empre-
sa criminal conjunta”.
“La Sala de Apelaciones [...] hace notar que el Escrito Preparatorio de Juicio de la Fiscalía, del 9
de abril de 1999, reproduce el artículo 7(1) del Estatuto y menciona la doctrina del propósito común en
términos amplios, pero no especifica que la Fiscalía intente basarse en esta modalidad de responsabili-
dad”. “En la Presentación de la Fiscalía de la Versión Actualizada de su Escrito Preparatorio de Juicio,
interpuesto el 14 de febrero de 2000, la Fiscalía se refiere a la responsabilidad y el propósito común
con cierto detalle”. “La Sala de Apelaciones considera además, que la concentración de la Fiscalía en
la empresa criminal conjunta se enfatiza nuevamente en la declaración de apertura del 28 de febrero de
2000”. “Cuando la audiencia se reabrió, el 2 de mayo de 2000, la Fiscalía hizo una declaración de apertura
adicional, refiriéndose a la participación de Prcac en la empresa criminal conjunta con la otra persona
coacusada”. “El 13 de octubre de 2000, durante el caso de la Fiscalía, la Sala de Primera Instancia re-
solvió la solicitud de la Fiscalía de presentar una Modificación al Acta de Acusación. Durante el ar-
gumento oral sobre este asunto, el abogado de la Fiscalía reitero su enfoque a la empresa criminal
conjunta [...]”.
“La Sala de Apelaciones encuentra que la Fiscalía proporcionó un aviso claro y consistente,
comenzando antes del inicio del juicio y continuando a lo largo de la presentación del caso de la
Fiscalía de que pretendía basarse en la empresa criminal conjunta. Si cualesquiera de los Apelantes
fue sorprendido por las referencias de la Fiscalía o de la Sala de Primera Instancia a la responsabili-
dad por empresa criminal conjunta, ninguno de ellos interpuso una objeción oportuna ante la Sala de
Primera Instancia”.
“La cuestión, respecto a la suficiencia del aviso respecto a la empresa criminal conjunta, se pre-
sentó en los alegatos finales del juicio de Kvocka, y en los alegatos finales del juicio de Prcac y fue
considerada en la Sentencia por la Sala de Primera Instancia. La Sala de Primera Instancia enfatizó

694
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

‘que los cargos en la Modificación al Acta de Acusación de que el acusado “instigó, cometió, o de otra
forma ayudó o promovió” en la comisión de crímenes, pueden incluir responsabilidad por participa-
ción en una empresa criminal conjunta, diseñada para llevar a cabo dichos crímenes’. La Sala de Primera
Instancia sostuvo que estuvo ‘dentro de su discrecionalidad el caracterizar la forma de participación
del acusado en su caso, de acuerdo a la teoría de la responsabilidad que considere más apropiada, dentro
de los límites de la Modificación al Acta de Acusación, en aquello en que lo permita la prueba”. “Las
presentaciones en juicio de los Apelantes demuestran, además, que tenían conocimiento de que la Fis-
calía se basaría en la empresa criminal conjunta durante los procedimientos del juicio”. “La compren-
sión de los Apelantes, respecto a la naturaleza del caso de la Fiscalía, puede observarse también en sus
alegatos finales en el juicio y en sus argumentos finales, en los que sacan a la luz de derecho y de
hecho argumentos, con relación a la empresa criminal conjunta”.
“Después de una cuidadosa revisión de los Autos del Juicio, la Sala de Apelaciones encuentra que
la Fiscalía proporcionó información oportuna, clara y consistente a los Apelantes, en la que se detalla-
ba la base de hechos de los cargos en su contra y que compensó por las omisiones del Acta de Acusa-
ción al no haber dado aviso adecuado de la intención de la Fiscalía de basarse en la responsabilidad
por empresa criminal conjunta. Este fundamento de la apelación queda, por lo tanto, desechado”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 137, 139-140: “[L]a Sala
de Apelaciones hace notar que, en contra de los argumentos de la Fiscalía, el Acta de Acusación no
alega explícitamente la existencia de una ‘empresa criminal conjunta’ [...]”.
“La Sala de Apelaciones considera que, con respecto a los medios por los que la Fiscalía conside-
ró la participación de Kordic en la comisión de los crímenes, el Acta de Acusación está formulada de
forma demasiado general. La cuestión, por lo tanto, es si la ambigüedad que resulta de los alegatos,
que no son específicos con respecto a la responsabilidad de Kordic, fue aclarada por la Fiscalía en sus
comunicaciones posteriores al Acta de Acusación y, en tal caso, si esto le proporcionó a Kordic una
notificación suficiente y oportuna al respecto”.
“La Sala de Apelaciones hace notar que el Acta de Acusación es complementada por el escrito
preparatorio de juicio de la Fiscalía, con respecto a la forma de responsabilidad considerada y alega
expresamente que la responsabilidad de Kordic deriva de su participación intencional en un plan o di-
seño común, como coperpetrador. El escrito preparatorio de juicio de la Fiscalía describe también, en
detalle, las acciones y la conducta de Kordic en apoyo del alegato de que planeó, ordenó e instigó las
persecuciones”. Ver también Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs.
147-148 (en donde el no alegar el hecho material de que cierta reunión tuvo lugar el 15 de abril de
1993, fue un error, pero no perjudicial).
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 241-242, 245: “En el caso que se tiene
a la vista, no se entregó un veredicto en el juicio que se basara en hechos materiales que no hubieran
sido alegados en el Acta de Acusación. Por lo tanto, una conclusión de que el juicio fue injusto depen-
dería necesariamente de demostración que la capacidad del apelante para preparar su defensa fue limi-
tada de manera relevante por los defectos en la segunda modificación al Acta de Acusación”.
“La Sala de Apelaciones no queda convencida por los argumentos del apelante de que fue perju-
dicado por el supuesto error de la Fiscalía de ‘comprometerse’ con alguna de las teorías de responsabi-
lidad, durante el juicio relacionado con los crímenes imputados. Es aparente, a partir de la declaración
de apertura de la Fiscalía, que el caso en contra del Apelante se basó en ambas teorías de responsabili-
dad. [...] [L]a Fiscalía no estaba obligada a ‘comprometerse’ con una teoría de responsabilidad, ni a
elegir entre diferentes tipos de responsabilidad, en la presentación de su caso”.

695
VARIOS

“[L]a Sala de Apelaciones no queda convencida por los argumentos presentados por el apelante,
en apoyo de su reclamo, de que los defectos de la segunda modificación al Acta de Acusación obstacu-
lizaron su capacidad para preparar su defensa y que, por lo tanto, convirtieron en injusto el juicio”.

(d) Aplicación - Acta de Acusación no subsanada

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 157, 160, 164: “Una lectura
cuidadosa de los párrafos 45 (con relación a Kordic) y 51 (con relación a Cerkez) del Acta de Acusa-
ción, demuestra que se empleó la deportación y el traslado forzoso de bosnio-musulmanes:

Muchos bosnio-musulmanes fueron expulsados o transferidos por la fuerza de sus hogares y vi-
llas. […]

Este texto, sin embargo, no se repite en los subsecuentes Cargos 21 y 22 (con relación a Kordic) o
en los Cargos 29 y 30 (con relación con Cerkez) [...]”. “Con base en el texto de los párrafos antes
mencionados y el Acta de Acusación, Kordic y Cerkez no fueron suficientemente informados de que
tenían que defenderse –y cómo podrían hacerlo– contra posibles alegatos de traslado forzoso y/o de-
portación forzosa de civiles bosnio-musulmanes”. “Al aplicar el criterio, como lo estableció la Sala de
Apelaciones en el caso Kupreskic et al., la vaguedad en el Acta de Acusación no constituye un ‘defec-
to menor ni una imperfección técnica;’ sino que equivale a un ‘defecto fundamental’ que ‘limita signi-
ficativamente’ la capacidad del acusado para defenderse en contra de los cargos”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 165, 167-172: “Una revi-
sión del escrito preparatorio del juicio de la Fiscalía revela que la información en él contenida, no in-
formó suficientemente a una persona acusada de la naturaleza y alcance de un cargo de traslado
forzoso y/o deportación forzada de civiles bosnio-musulmanes, como un delito relacionado con perse-
cuciones”. “En este contexto, la Sala de Apelaciones recuerda su conclusión en el caso Kupreskic et al.
de que un Acta de Acusación puede subsanarse, en algunos casos, si la Fiscalía proporciona a una per-
sona acusada información oportuna, clara y consistente, donde detalle las bases tácticas alrededor de
los cargos en su contra”.
“La Sala de Apelaciones encuentra, sin embargo, que la información contenida en el escrito pre-
paratorio de juicio no cumple con esta prueba y que consecuentemente, la Fiscalía no subsanó la va-
guedad del Acta de Acusación, con relación al traslado forzoso y/o deportación forzada de civiles
bosnio-musulmanes, en estas localidades. Aunque el Escrito Preparatorio de Juicio menciona más es-
pecíficamente las fechas y lugares de los ataques en Novi Travnik, Busovaca, Ahmici, Zenica, y Stupni Do,
la Sala de Apelaciones no está satisfecha de que la Fiscalía identificara los ‘actos particulares’, o ‘el
curso particular de la conducta’, con suficiente claridad para subsanar la vaguedad, con relación a estas lo-
calidades, en el Acta de Acusación. Las personas acusadas no fueron informadas de la naturaleza de los
cargos en su contra, con respecto al traslado forzoso y/o deportación forzada de civiles bosnio-musulmanes.
No se especifica en qué forma los bosnio-musulmanes fueron supuestamente expulsados y a qué desti-
nos fueron supuestamente enviados. Inclusive el Anexo 3 del escrito preparatorio del juicio de la Fis-
calía, un documento en el que se vincula a los testigos con los cargos y las localidades, no proporciona
ninguna información posterior, respecto al traslado forzoso y/o deportación forzada, de los civiles
bosnio-musulmanes”.

696
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

“La Sala de Apelaciones hace notar que, en algunas instancias, la información contenida en la de-
claración de apertura de la Fiscalía puede subsanar un Acta de Acusación defectuosa. Sin embargo, un
examen de la declaración de apertura de la Fiscalía revela que no aclaró adicionalmente el traslado
forzoso y/o deportación forzada de civiles bosnio-musulmanes. La Fiscalía se refirió solamente una
vez ‘al patrón desarrollado de la conducta que llevó a […] la expulsión de una comunidad del territorio
al que la otra esperaba’. Esta referencia se hizo con relación a un ataque que ‘no era objeto de un cargo
en el Acta de Acusación y no se dio información específica sobre las víctimas o sobre los lugares a los
que fueron expulsados”. “Finalmente, la Sala de Apelaciones hace notar, después de revisar los autos
del juicio, que las personas acusadas no fueron informados por la Sala de Primera Instancia, con res-
pecto a esta cuestión, mediante un instructivo o sugerencia judicial”.
“Por las razones arriba señaladas, la Sala de Apelaciones encuentra que el Acta de Acusación es
defectuosa con relación a los alegatos respecto al traslado forzoso/remoción y/o deportación de civiles
bosnio-musulmanes, y que estos defectos no fueron subsanados en el escrito preparatorio del juicio de
la Fiscalía, la declaración de apertura de la Fiscalía o en alguna otra parte”. La Sala de Apelaciones
encuentra, por lo tanto, que la Sala de Primera Instancia no debía tomar en cuenta el cargo de traslado
forzoso y/o deportación forzada con relación, tanto a Kordic como a Cerkez. Por lo tanto, las conde-
nas, tanto de Kordic como de Cerkez, no pueden incluir el traslado forzoso y/o deportación forzada de
los civiles bosnio-musulmanes”.
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 240: “En el caso Kupreskic, Zoran y
Mirjan Kupreskic fueron acusados en general por crímenes que ocurrieron en y alrededor de una villa,
en particular. En juicio, el caso contra ellos se redujo hasta eventualmente enfocarse solamente al ata-
que a dos casas y al asesinato de seis personas, y fue por este ataque que fueron condenados. La Sala
de Apelaciones describió este proceso como una ‘transformación radical’ de los cargos contra las per-
sonas acusadas, que ocurrió entre la emisión del Acta de Acusación y la emisión de la sentencia. La Sala
de Apelaciones encontró que los defectos del Acta de Acusación fueron sólo compuestos por la natura-
leza ‘extremadamente general’ del escrito preparatorio del juicio de la Fiscalía, y por no haber divul-
gado las declaraciones de los testigos principales, en las que se basaba para la condena de las dos
personas acusadas, hasta ‘una o una semana y media antes del juicio, y menos de un mes antes del tes-
timonio [del testigo] ante el tribunal’. Por todas estas razones, la Sala de Apelaciones encontró que la
capacidad del acusado para preparar su defensa había sido ‘seriamente disminuida y que la imparciali-
dad del juicio afectaba directamente la naturaleza defectuosa del Acta de Acusación original”.

(15) Moción para modificar el Acta de Acusación ante la Sala de Primera Instancia

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 32: “Cuando se considera una mo-
ción para modificar un Acta de Acusación, la Sala de Primera Instancia debe considerar si la Fiscalía
ha proporcionado a una persona acusada información clara y oportuna de los alegatos en su contra, de
manera que la Defensa tenga una oportunidad justa para llevar a cabo investigaciones y preparar su
respuesta, independientemente de los defectos en el Acta de Acusación”.

697
VARIOS

(16) Impugnación a la forma del Acta de Acusación formulada


fuera de tiempo, después del juicio

Brdjanin, (Sala de Primera Instancia), 1 de septiembre de 2004, párrs. 51-52: Con respecto a la impug-
nación con relación a la forma del Acta de Acusación presentada después del juicio, la Sala de Primera
Instancia sostuvo: “[l]a defensa del acusado tuvo oportunidad de impugnar la forma del Acta de Acu-
sación, durante la fase previa al juicio del caso, y de hecho lo hizo en una ocasión”. “Por lo tanto, ya
no está abierto para la defensa el alegar defectos en la forma del Acta de Acusación”. “Adicionalmen-
te, aún si la Sala de Primera Instancia considerara los alegatos de la defensa en esta última etapa, la
Sala de Primera Instancia está convencida de que las impugnaciones de la defensa, respecto a la forma
del Acta de Acusación, son injustificadas”.

c) Consideraciones generales respecto a la valoración de la prueba

Nota: Debido a que este Compendio no incluye la práctica en materia de prueba, sino exclusivamente
en materia de sentencias, esta sección no contiene de ninguna manera una compilación plena del Dere-
cho del TPIY, respecto a la práctica en materia de prueba.

i) La Sala de Primera Instancia puede admitir cualquier


prueba relevante con valor probatorio

Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 14: “La Regla 89(C) de las Re-
glas, dispone que la Sala de Primera Instancia ‘podrá admitir cualquier prueba que considere puede
tener valor probatorio’”.XXVIII Ver también Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero
de 2005, párr. 20 (igual).

ii) La mera admisión de la prueba no tiene relación con su peso

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 12: “La Sala ha sido requeri-
da para sopesar y evalar la prueba presentada por todas las partes. Se enfatiza que la mera admisión de
pruebas, durante el curso del juicio, no tiene relación con el peso que la Sala subsecuentemente le
otorgue”.

XXVIII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 8 de agosto de 2005.

698
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

iii) Inferencias

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 41: “La Sala de Apelaciones es de la opinión
de que, cuando la Fiscalía se basa en una prueba respecto al estado mental de una persona acusada por
inferencia, esta inferencia debe ser la única inferencia razonable disponible con respecto a la prueba”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 10: “[H]a sido necesario
que la Sala deduzca una o más inferencias de los hechos demostrados por la prueba. Cuando, en tales
casos, más de una inferencia era razonablemente posible, a partir de esos hechos, la Sala ha sido cui-
dadosa en considerar si una inferencia razonablemente posible, respecto sobre esos hechos, era incon-
sistente con la culpabilidad del acusado. De ser así, el onus y la norma de la prueba requiere que se
presente una absolución respecto a ese cargo”. Ver también Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de
enero de 2005, párr. 5 (similar).

iv) Preferencia por el testimonio oral

Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 15: “Como se refleja en las Re-
glas, existe una preferencia por que los testigos rindan su testimonio de manera oral.”. Ver también
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 21 (igual).

v) Prueba indirecta

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 281, 282: “En el caso Aleksovski,
la Sala de Apelaciones concluyó que la Sala de Primera Instancia tiene una amplia discrecionalidad
para admitir pruebas indirectas. La Sala de Apelaciones sostuvo que establecer la confiabilidad de
pruebas indirectas, es de primordial importancia, debido a que se admite como prueba substancial para
probar la veracidad de sus contenidos”. “La prueba indirecta se define como ‘la declaración de una per-
sona formulada fuera del procedimiento en la que es ofrecida, pero siendo ofrecida en ese procedi-
miento para establecer la verdad de lo que la persona dice’”.
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 15: “La prueba indirecta,
es prueba de hechos que no está dentro del conocimiento propio del testigo que testifica’. Al evaluar el
valor de la prueba indirecta, la Sala de Primera Instancia ha considerado cuidadosamente los indicios
de su confiabilidad y, para este propósito, ha evaluado si la declaración fue ‘voluntaria, verídica y con-
fiable’, y ha considerado el contenido de la prueba y de las circunstancias bajo las cuales surgió.”. Ver
también Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 21 (igual).
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 23: “La prueba de
los hechos fuera del conocimiento propio del testigo que testifica, constituye prueba indirecta. La
prueba indirecta ‘no es inadmisible per se, aún cuando no pueda ser examinada su fuente o cuando no
esté corroborada por prueba directa’. La Sala de Primera Instancia ha revisado cuidadosamente la
prueba indirecta, tomando en cuenta que la fuente no estaba sujeta de una declaración solemne y que
su confiabilidad no pueda ser afectada por una combinación potencial de errores de percepción y me-
moria, antes de determinar si debe o no confiar en ella”.

699
VARIOS

vi) Testimonio pericial

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 27: “Cuando se evalúa el
valor de una prueba escrita y oral de [un] perito, la Sala de Primera Instancia endosa la opinión de la
Sala de Primera Instancia, en el caso Vasiljevic, de que los factores a considerar son ‘la competencia
profesional del perito, las metodologías empleadas por éste y la credibilidad de los hallazgos alcanza-
dos a la luz de estos factores y otra prueba aceptada por la Sala de Primera Instancia’”. Ver también
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 28 (misma norma).

vii) Prueba circunstancial

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 289: “[L]a sentencia de apela-
ción en el caso Celebici [a/k/a Delalic] [...] sostuvo que:

Un caso circunstancial consiste en la prueba de una cantidad de circunstancias diversas que, com-
binadas, apuntan a la culpabilidad del acusado debido a que normalmente existirían en combina-
ción solamente debido a que el acusado realizó lo que se alega en su contra […] Tal conclusión debe
ser demostrada más allá de toda duda razonable. No es suficiente que sea una conclusión disponi-
ble a partir de dicha prueba. Debe ser la única conclusión razonable disponible. Si existe otra con-
clusión razonablemente posible a partir de esa prueba y que sea consistente con la inocencia del
acusado, ésta debe ser exonerada”.

Ver Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 458 (fuente del texto cita-
do); Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 27 (misma cita).
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 15: “La prueba circunstan-
cial es prueba sobre las circunstancias que rodean un evento o un crimen, a partir del cual el hecho en
cuestión puede ser inferido razonablemente. En algunas instancias, la Sala de Primera Instancia se ha
basado en prueba circunstancial para determinar si cierta conclusión puede o no ser deducida. La Sala
de Primera Instancia sigue el criterio de la Sala de Apelaciones cuando considera que ‘[d]icha conclu-
sión debe ser probada más allá de toda duda razonable. […] Debe ser la única conclusión razonable
disponible. Si existe otra conclusión que sea razonablemente posible, a partir de esa prueba, y que
también [sea] consistente con la [inocencia del acusado, así como con su culpabilidad], éste debe ser
exonerado’”. Ver también Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr.
21 (igual).
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 27: “La Sala de
Primera Instancia hace notar que, en algunas instancias, se basó en prueba circunstancial para determi-
nar si ciertas conclusiones podían o no ser deducidas. La prueba circunstancial es admisible cuando es
en interés de la justicia”.

700
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

viii) El testimonio de testigos que no están vivos

Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 16: “Tanto la Fiscalía, como la
Defensa, hicieron solicitudes bajo la Regla 92 bis,XXIX que permiten a las partes presentar prueba tes-
timonial de manera distinta al testimonio viva voce. La Sala de Primera Instancia permitió que las Par-
tes ofrecieran declaraciones escritas certificadas o testimonios anteriores de testigos bajo la Regla 92
bis, en lugar del testimonio en vivo”. Ver también Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17
de enero de 2005, párr. 22 (igual).
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 19: “Antes de admitir
pruebas conforme a la Regla 92 bis,XXX la Sala de Primera Instancia concluyó que cada declaración
escrita que no se refiera a los actos y conducta del acusado, era relevante para el presente caso, tenía
valor probatorio bajo la Regla 89(C) de las ReglasXXXI y era por naturaleza acumulativa. La prueba
que fue presentada por los testigos, bajo la Regla 92 bis, fue admitida sin contrainterrogación. La Sala
de Primera Instancia recuerda la observación de la Sala de Apelaciones en el caso Galic, en la que
‘cuando el testigo que formula la declaración no es llamado para ofrecer a una persona acusada una
oportunidad adecuada y propia para rebatir la declaración y de cuestionar al testigo, la prueba conteni-
da en la declaración puede llevar a una condena, solamente si existe otra prueba que corrobore la declara-
ción’. Esa ‘otra prueba’ puede incluir el testimonio de otros testigos, prueba documental o prueba en
video”. Ver también Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 26 (similar).

ix) Evaluación del testimonio viva voce de los testigos

Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 17: “Al evaluar la prueba rendi-
da viva voce, la Sala de Primera Instancia ha otorgado la debida consideración, entre otras cosas, a las
circunstancias individuales de los testigos, incluyendo el posible involucramiento de los testigos en los
eventos y el riesgo de auto-incriminación, su relación con el acusado y entre los testimonios. La Sala
de Primera Instancia ha considerado la consistencia interna del testimonio de cada testigo y otras ca-
racterísticas de su prueba, así como si su prueba corroborativa existe en los autos del juicio. Recordan-
do que la prueba presentada en este caso se relaciona con eventos que ocurrieron hace doce años, la
Sala de Primera Instancia se apega a la conclusión de la Sala de Primera Instancia en el caso Krnojelac
de que no trató:

XXIX
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 8
de agosto de 2005 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de la decisión la Regla 92bis estable-
ce los supuestos en los cuales la Sala de Primera Instancia podrá admitir declaraciones por escrito de testigos presenta-
dos por cualquiera de las partes en el juicio.
XXX
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 8
de agosto de 2005 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de la decisión la Regla 92bis estable-
ce los supuestos en los cuales la Sala de Primera Instancia podrá admitir declaraciones por escrito de testigos presenta-
dos por cualquiera de las partes en el juicio.
XXXI
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 8
de agosto de 2005 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de la decisión, la Regla 89(C) lee:
“Regla 89. Disposiciones Generales. [...](C) una Sala podrá admitir cualquier prueba que considere puede tener valor
probatorio [...]”.

701
VARIOS

discrepancias menores entre la prueba de diversos testigos, o entre la prueba de un testigo parti-
cular y una declaración formulada previamente por ese mismo testigo, como descrédito a su
prueba cuando ese testigo, sin embargo, había narrado nuevamente la esencia del incidente que
se imputaba con detalles suficientes. […] Aunque la ausencia de una memoria detallada por
parte de esos testigos hizo que la tarea de la Fiscalía fuera más difícil, la falta de detalle con re-
lación a cuestiones periféricas, en general, no fue considerada como algo que necesariamente
desacreditaba su prueba.

Sin embargo, en casos de contradicciones repetidas, dentro del testimonio de un testigo, la Sala de
Primera Instancia no ha tomado en consideración esta prueba, salvo que haya sido suficientemente
corroborada. A la luz de los factores arriba mencionados, en particular del riesgo de auto-
incriminación y la posible contaminación entre los testimonios de los testigos, la Sala de Primera Ins-
tancia no está plenamente convencida de que la prueba que ha escuchado de determinados testigos
haya sido enteramente confiable. La Sala de Primera Instancia ha considerado, por lo tanto, su testi-
monio con cautela y se ha basado en éste solamente cuando ha sido corroborado por otra prueba”. Ver
también Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 23 (similar).
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 22: “Muchos testi-
gos declararon respecto a los eventos que ocurrieron cerca de 10 años antes de su aparición ante la
Sala de Primera Instancia. Esta última acepta que, cuando un periodo significativo de tiempo ha trans-
currido entre los actos que se imputan en la modificación al Acta de Acusación y el juicio, o cuando el
testigo está testificando con relación a eventos repetitivos, continuos o traumáticos, no siempre es ra-
zonable esperar que los testigos recuerden con precisión detalles tales como la fecha o tiempo exacto
y/o la secuencia de los eventos con respecto a los cuales testifican. La Sala de Primera Instancia ha
tomado estos factores en consideración al determinar la credibilidad de los testigos y encuentra que la
falta de precisión no necesariamente desacredita su prueba, siempre que las discrepancias se relacionen
con las cuestiones periféricas de los cargos en la codificación al Acta de Acusación”.

(1) Evaluación del testimonio de personas acusadas anteriores


que presentaron una declaración de culpabilidad

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 24: “La Sala de Primera
Instancia ha escuchado el testimonio de las anteriores personas co-acusadas, Momir Nikolic y Dragan
Obrenovic, quienes comparecieron como testigos de la Fiscalía, después de haber sido condenados por
la Sala de Primera Instancia, posteriormente a declararse culpables. Como es el caso para todos los
testigos, la Sala de Primera Instancia ha evaluado su prueba a la luz de las circunstancias en que pre-
sentaron su testimonio y en particular, que testificaron conforme a la declaración de culpabilidad; que
tomaron la declaración solemne de conducirse con verdad; que los cargos en su contra que fueron reti-
rados, se retiraron sin perjuicio; y que no habían sido aún sentenciados en el momento de rendir su
testimonio. Su testimonio ha sido evaluado de frente a la totalidad de los autos del juicio.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 21: “Stevan Todorovic
fue inicialmente una persona coacusada en este caso, hasta que se declaró culpable y se convirtió en un
testigo para la Fiscalía. La Sala de Primera Instancia reconoce los problemas que pueden estar asocia-
dos con su testimonio -haciendo notar, en particular, el incentivo para él de testificar de una manera
favorable al caso de la Fiscalía y las relaciones hostiles entre él y su anterior co-acusado- pero no con-

702
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

sidera que su testimonio sea inherentemente no confiable. Al determinar el valor probatorio y la con-
fiabilidad de la prueba rendida por Stevan Todorovic, la Sala de Primera Instancia consideró a su fa-
vor, el hecho de que fue sentenciado antes de rendir su testimonio oral. La Sala de Primera Instancia
también ha considerado el testimonio de las restantes personas coacusadas con cautela y lo ha sujeta-
do, al igual que la demás prueba, ‘al examen de relevancia, valor probatorio y confiabilidad’, confor-
me a la Regla 89”.XXXII

(2) Inconsistencias entre el testimonio de los testigos y declaraciones previas

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 12: “La Sala [...] observa que
los siete años que han transcurrido desde que ocurrieron los eventos a que se refiere el Acta de Acusa-
ción, han afectado probablemente la precisión y fiabilidad de la memoria de los testigos de manera
entendible. Hubo momentos, sin embargo, en que la prueba oral de un testigo difería de la historia que
había narrado en una declaración previa. Se ha reconocido que ‘está en la naturaleza de los procesos
penales que a un testigo se le puedan formular preguntas diferentes en un juicio a las que le hayan sido
formuladas en entrevistas previas y que pueda recordar detalles adicionales cuando le sean pregunta-
das específicamente en el tribunal’. Sin embargo, estas cuestiones requieren de un escrutinio cuidado-
so para determinar el valor a dicha prueba”. Ver también Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30
de noviembre de 2005, párr. 543 (similar).
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 13: “En el presente caso,
varios miembros del antiguo ELK [Ejército de Liberación de Kosovo] fueron citados a testificar ante
la Sala como testigos de la Fiscalía. En el desahogo de los testimonios de algunos de esos testigos, se
hizo aparente que su prueba oral era, en ciertos puntos, materialmente diferente de una declaración
previa del testigo. Algunas de estas diferencias fueron explicadas por los testigos durante su prueba.
Algunos sugirieron que las diferencias se debieron al método de preguntar, cuando se formularon las
declaraciones previas, en particular en varias instancias sugirieron una falta de especificidad con res-
pecto al periodo temporal al que se refieren en alguna pregunta particular. La Sala pudo aceptar esta
posibilidad en algunos, pero no en todos los casos. Sin embargo, otras diferencias permanecen sin ser
respondidas. En algunos momentos se hizo aparente para la Sala, particularmente al tomar en cuenta la
forma de conducirse de los testigos y la explicación ofrecida de las diferencias, que la prueba oral de
algunos de estos testigos deliberadamente fue presentada en una forma menos favorable a la Fiscalía,
que sus declaraciones previas [...]. Estas son cuestiones que la Sala ha tomado en consideración al eva-
luar la credibilidad personal de algunos testigos en particular en este caso; una evaluación que en mu-
chos casos ha sido de la mayor relevancia para la aceptación o para el rechazo de la prueba de un
testigo por parte de la Sala, ya sea en todo o en parte”.

XXXII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 28
de julio de 2003 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de la decisión, la Regla 89 lee: “Regla
89. Disposiciones Generales. (A) Una Sala podrá aplicar las reglas de pruebas establecidas en esta sección, y no estará
sujeta a ninguna regla nacional sobre valor probatorio. (B) En los casos no previstos por esta sección, la Sala aplicará
reglas para las pruebas que mejor favorezcan a la determinación justa de los asuntos ante ella y que sean consistentes
con el espíritu del Estatuto y de los principios generales del derecho. (C) una Sala podrá admitir cualquier prueba que
considere puede tener valor probatorio; (D) una Sala podrá excluir cualquier prueba si su valor probatorio es sustan-
cialmente sobrepasado por la necesidad de garantizar un juicio justo; (E) una Sala podrá solicitar la autentificación de
cualquier prueba obtenida fuera de juicio; (F) una Sala podrá recibir declaraciones de testitos oralmente y, cuando así lo
permita el interés de la justicia, en versión escrita”.

703
VARIOS

Strugar, (Sala de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 8: “La Sala [...] hace notar que
hubo momentos durante el transcurso del juicio en que la prueba oral de un testigo no fue idéntica al
recuento dado en una declaración previa. En tanto que esto hace necesario el escrutinio de la credibilidad
del testigo, la Sala también acepta que lo que ha sido expresado por otras Salas de Primera Instancia,
de que ‘está en la naturaleza de los procesos penales que puede hacérsele a un testigo, en un juicio,
preguntas diferentes a las que se le hicieron en entrevistas previas y que puede recordar detalles adi-
cionales cuando se le pregunta específicamente en el tribunal. Un testigo puede también olvidar algu-
nas cuestiones o confundirse”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 24: “En casos en
que testigos habían rendido declaraciones previas a su testimonio oral en juicio, la Sala de Primera
Instancia ha considerado en qué medida dicha prueba es consistente. La Sala de Primera Instancia es
de la opinión que ningún testimonio oral no tiene que ser exactamente igual al rendido en declaracio-
nes previas; en algunas instancias, las declaraciones previas se realizaron muchos años antes del juicio
o las preguntas presentadas fueron formuladas de manera diferente y detalles adicionales han sido re-
cordados. En este contexto, la Sala de Primera Instancia no ha considerado las inconsistencias menores
o las discrepancias irrelevantes, como algo que desacredite dicha prueba, siempre que el testigo haya
testificado con respecto a la esencia del incidente que se imputa con suficiente detalle. El mismo prin-
cipio se ha aplicado respecto a las discrepancias entre los testimonios de distintos testigos. Cuando
existen inconsistencias entre la prueba fuera del juicio y el testimonio en el juicio, la Sala de Primera
Instancia consideró debidamente el peso que debe darse a la declaración previa”.

(3) Evaluación del testimonio de los “testigos que fueron víctimas”

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 15: “La Sala ha [...] escucha-
do la prueba de varios testigos que pueden ser caracterizados como ‘testigos víctimas’. Los eventos
con respecto a los que testificaron en juicio fueron de carácter extremadamente traumático, involu-
crando, en algunos momentos, cuestiones de vida o muerte. Al evaluar la prueba presentada por estos
testigos, las Sala ha tomado en consideración que cualquier observación realizada en el momento,
puede haber estado afectada por el estrés y el miedo; esto impone un escrutinio particular por parte de
la Sala. La Sala también ha sido consciente de que muchos testigos víctima de raíces albanas, tenían
lazos familiares de distintos grados entre sí o eran de villas localizadas cerca de las villas de otros de
testigos. Los factores culturales de lealtad y honor [...] también pueden haber afectado su prueba, con
respecto a los eventos y la Sala, por lo tanto, tiene que buscar y tomar en consideración esto. Adicio-
nalmente, los testigos bien pueden, y en algunos casos lo hicieron, testificar con respecto a la discu-
sión de los eventos con otros, durante el transcurso de los años que han pasado desde que ocurrieron
los eventos relevantes. La Sala ha observado, además, que un número significativo de testigos soli-
citaron medidas de protección durante el juicio, y expresaron preocupación por su vida y la de sus
familias. Este contexto de miedo, en particular respecto a los testigos que aun viven en Kosovo, fue
muy perceptible a lo largo del juicio. La Sala escuchó prueba respecto a testigos que solicitaron ser
entrevistados por los investigadores por la noche, para evitar el hecho de que se supiera de su entre-
vista o en un tercer idioma en vez de a través de intérpretes albanos, ya que temían que pudieran
quedar comprometidos. También se dio en caso de que varias víctimas que comparecieron a testifi-
car lo hicieron solamente en respuesta a un citatorio expedido por esta Sala. La Sala ha buscado,
inter alia, otorgar la debida consideración a estas cuestiones, ya que se ha dado a la difícil tarea, en
este caso, de valorar la prueba”.

704
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

x) El testimonio de un solo testigo sobre un hecho material


no requiere corroboración, pero sí requiere un escrutinio cuidadoso

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 274: “La Sala de Apelaciones
ha sostenido consistentemente que la corroboración de prueba no es un requisito legal, sino que con-
cierne al peso que debe otorgarse a la misma. En el caso Kupreskic et al., la Sala de Apelaciones enfa-
tizó que una Sala de Primera Instancia está obligada a proporcionar una opinión plenamente razonada
y que cuando una conclusión de culpabilidad ha sido emitida en un caso con base en la identificación
de la prueba rendida por un sólo testigo, bajo circunstancias difíciles, la Sala de Primera Instancia debe
ser especialmente rigurosa en el descargo de esa obligación. Una Sala de Primera Instancia puede, por
lo tanto, condenar a una persona acusada sobre la base de un sólo testigo, pero dicha prueba debe ser
evaluada con la adecuada cautela, y se debe tener cuidado de tomar precauciones contra el ejercicio de
un motivo subyacente, por parte del testigo. Toda apelación que se base en la ausencia de la corrobo-
ración debe, por lo tanto, estar necesariamente en contra del peso otorgado por la Sala de Primera Ins-
tancia, a la prueba en cuestión”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 21: “En algunos casos
solamente un testigo ha proporcionado prueba sobre un hecho material en este caso. Por supuesto, el
testimonio de un sólo testigo, con relación a un hecho material no requiere corroboración, como una
cuestión de derecho. Sin embargo, ha sido el enfoque de la Sala que tal prueba requiere de un escruti-
nio particularmente cuidadoso, antes de que la Sala la considere confiable”. Ver también Strugar, (Sala
de Primera Instancia), 31 de enero de 2005, párr. 9 (similar).
Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 18: “En algunas instancias,
solamente un testigo ha proporcionado prueba sobre un incidente por el cual una persona acusada ha
sido culpada. La Sala de Apelaciones ha sostenido que el testimonio de un sólo testigo sobre un hecho
material no requiere, como una cuestión de derecho, corroboración alguna. En tal caso, la Sala de Pri-
mera Instancia ha examinado cuidadosamente la prueba del testigo antes de emitir una conclusión de
culpabilidad contra el acusado”. Ver también Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero
de 2005, párr. 25 (similar).
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 25: “En algunas
instancias, solamente un testigo estaba disponible con relación a algunos hechos materiales. Aunque
en algunas circunstancias la prueba de un sólo testigo puede no ser suficiente para que Sala de Primera
Instancia llegue a una determinación, el testimonio de un testigo único puede fortalecerse a partir de
prueba que lo corrobore, y la Sala de Apelaciones ha sostenido que ‘lo contrario también es verdadero.
Sin embargo, la jurisprudencia establecida es clara en el sentido de que la corroboración no es un re-
quisito legal para llegar a una conclusión. Por lo tanto, cuando la Sala de Primera Instancia se ha basado
en la prueba de un sólo testigo, ha examinado cuidadosamente la prueba antes de llegar a una conclu-
sión con base en ésta”.
Stakic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2003, párr. 15: “Si no está corroborado por otra
prueba, el testimonio de un sólo testigo debe ser tratado con gran cautela. Aparte del hecho de que ha
transcurrido mucho tiempo desde 1992, la Sala de Primera Instancia está consciente, en general, del valor
limitado del testimonio de un sólo testigo. Debe garantizarse especial cautela en casos como éste, en el
que ambos tienen un elemento altamente político, étnico y religioso y un antecedente histórico complejo.
Los Jueces están convencidos de que en su mayor parte, la mayoría de los testigos buscaba decirle a la
Sala lo que consideraban era la verdad. Sin embargo, el involucramiento personal en tragedias, como la de
la antigua Yugoslavia, a menudo dan forma, consciente o inconscientemente, a un testimonio”.

705
VARIOS

xi) Hechos acordados y prueba documental de otro caso

Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 20: “La Sala de Primera Instan-
cia ha evaluado y considerado los hechos acordados a partir de las sentencias de los juicios de Galic,
de Martinovic y de Naletilic, así como los hechos concernientes al servicio de seguridad militar del
ERDH [Ejército de la República de Bosnia y Herzegovina]. Los hechos acordados fueron aceptados
bajo la Regla 65ter (H) de las ReglasXXXIII y quedaron sujetos, como toda la demás prueba, ‘al examen
de relevancia, valor probatorio y fiabilidad’, de conformidad con la Regla 89 de las Reglas”.XXXIV
Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 28: “La Sala de Pri-
mera Instancia ha evaluado y considerado los hechos acordados y la prueba documental de la Sen-
tencia de Primera Instancia de Krstic, que fueron admitidos como prueba en este caso el 19 de
diciembre de 2003. La Sala de Primera Instancia ha decidió aceptar los hechos acordados y los do-
cumentos, bajo la Regla 65ter(H) de las Reglas,XXXV y no tomar el aviso judicial con respecto a
ellas, al cual se refiere la Regla 94(B) de las Reglas.XXXVI Los hechos acordados y los documentos
quedaron sujetos, como toda la demás prueba, ‘al examen de relevancia, valor probatorio y fiabili-
dad’, conforme a la Regla 89 de las Reglas”.XXXVII

XXXIII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 8
de agosto de 2005 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de la decisión, la Regla 65ter (H) lee:
“Regla 65ter. Juez de Cuestiones Preliminares. [...] (H)El Juez de Cuestiones Preliminares llevará registro de los puntos
de acuerdo y desacuerdo en cuestiones de hecho y derecho. A este respecto, el Juez o Jueza podrán ordenar a las partes
que presenten sus argumentos por escrito ante el mismo Juez de Cuestiones Preliminares o ante la Sala de Primera Ins-
tancia”. En la versión oficial en inglés de las Reglas, el término utilizado es “Pre-Trial Judge”, el cual fue traducido,
para efectos de este Compendio, como “Juez de Cuestiones Preliminares”. La Regla 65ter fue por primera vez introdu-
cida en las Reglas de Procedimiento y Prueba en julio de 1998. Esta norma regula la figura y actuación del Juez de
Cuestiones Preliminares, quien coordinara los procedimientos previos al juicio, entre los que se encuentran ciertos pro-
cedimientos de divulgación de la prueba, determinación de listas de testigos y notificación de otro material probatorio,
entre otros.
XXXIV
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 8 de agosto de 2005. El texto de la Regla 89,
en esta versión, es igual al transcrito bajo “Evaluación del testimonio de personas acusadas anteriores que presentaron
una declaración de culpabilidad”, Sección (X)(c)(ix)(1) Compendio TPIY.
XXXV
Nota agregada por Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la
decisión, la versión vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 8 de agosto de 2005.
Para el texto de la Regla 65ter(H), ver nota anterior sobre la dicha regla en esta misma sección del Compendio.
XXXVI
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 8
de agosto de 2005 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de la decisión, la Regla 94(B) lee:
“Regla 94. Anotación Judicial [...] (B) A petición de cualquiera de las parte o a propio motu, la Sala de Primera Instan-
cia, después de escuchar a las partes, podrá decidir hacer una anotación judicial para la adjudicación de prueba docu-
mental o hechos [probados] en otros procedimientos ante el Tribunal relacionados con los asuntos bajo cuestionamiento
en los procedimientos en curso.”
XXXVII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 8 de agosto de 2005. El texto de la Regla 89,
en esta versión, es igual al transcrito bajo “Evaluación del testimonio de personas acusadas anteriores que presentaron
una declaración de culpabilidad”, Sección (X)(c)(ix)(1) Compendio TPIY.

706
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

xii) Prueba de identificación visual

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 17: “Se ha convertido en algo
ampliamente aceptado en los sistemas de derecho penal interno que la prueba de identificación visual
es una categoría de prueba que es particularmente susceptible de error. La jurisprudencia en estos sis-
temas reconoce que los errores pueden ocurrir aún con los testigos más honestos, fiables y aparente-
mente imponentes. Se ha tenido conocimiento que han resultado condenas injustas basadas en
identificaciones equivocadas de testigos. Consecuentemente, la prueba de identificación visual es tra-
tada con especial cuidado. En este Tribunal, la Sala de Apelaciones ha llamado la atención hacia la
necesidad de ejercer ‘extrema cautela’ con la prueba de identificación visual. Al así hacerlo, subrayó
que la prueba de un testigo individual, así como la prueba en su totalidad, debe ser conducida teniendo
en mente consideraciones tales como las enunciadas en Reg vs. Turnbull. La Sala de Apelaciones ha
subrayado la necesidad de ‘reconocer la fragilidad de las percepciones humanas y el muy serio riesgo
de que pueda resultar un descarrilamiento de la justicia por basarse en testigos, aún los más confiables,
que se proponen identificar a una persona acusada, sin una oportunidad adecuada de verificar sus ob-
servaciones’. La Sala de Apelaciones ha identificado, aunque no exhaustivamente, una serie de facto-
res que pueden hacer que una decisión se base en una identificación de prueba que no es segura: ‘la
identificación de las personas acusadas, por testigos que solamente tuvieron un vistazo o una vista obs-
truida del acusado; identificaciones que ocurrieron en la oscuridad y como resultado de un evento
traumático experimentado por el testigo, testimonios inconsistentes o imprecisos respecto a las carac-
terísticas físicas del acusado, en el momento en que ocurrió el evento; identificación errónea o denega-
ción de la capacidad de identificar, seguida de una identificación posterior del acusado, por parte de un
testigo; la existencia de testimonios de testigos irreconciliables; y la aseveración retardada del recuer-
do de un testigo respecto a una persona acusada, junto con la “clara posibilidad” dadas las circunstan-
cias, de que el testigo haya sido influenciado por las sugerencias de otros’”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 20: “Con particular con-
sideración respecto de la prueba de identificación visual de cada uno de las personas acusadas, por
parte de varios testigos debe enfatizarse que, como todos los elementos de un crimen, la identificación
de cada persona acusada como supuesto perpetrador, debe ser probada por la Fiscalía, más allá de toda
duda razonable. Esto debe ser determinado, sin embargo, a la luz de toda la prueba a favor o en contra
que recae sobre la cuestión de la identificación. En un caso particular, esto podría incluir, por ejemplo,
una coartada o si un testigo que identifica tuviera un motivo que hubiera avanzado por una falsa identi-
ficación. La prueba de la identificación visual de una persona acusada, por parte de un testigo, es tan
sólo una pieza de lo que puede ser la prueba relevante en un caso particular. El peso final que debe
otorgarse a cada parte relevante de prueba, incluyendo cada identificación visual en la que más de un
testigo ha identificado a una persona acusada, no debe ser decidida aisladamente. Aunque cada identi-
ficación visual y cada pieza de prueba relevante, vistas por sí solas, pueden no ser suficientes para sa-
tisfacer la obligación de la prueba, por parte de la Fiscalía, es el efecto acumulativo de la prueba, por
ejemplo la totalidad de la prueba que recae sobre la identificación de una persona acusada, la que debe
ser sopesada para determinar si la Fiscalía ha demostrado, más allá de toda duda razonable, que cada
persona acusada es el perpetrador que se alega”.

707
VARIOS

xiii) Identificación en el tribunal

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 18: “Algunos testigos
han identificado a uno o más personas acusadas durante el transcurso de la presentación de su
prueba en la sala del tribunal. Dejando a un lado otras circunstancias relevantes respecto a la con-
fiabilidad de una identificación por parte de cada uno de estos testigos, circunstancias que se consideran
después en esta decisión, la Sala está muy consciente de que la identificación de una persona acu-
sada en la sala de un tribunal puede muy bien haber sido influenciada, indebida e inconsciente-
mente, por el lugar físico en el que estaba el acusado y por otros factores que hacen de éste el foco
de atención, en la sala de un tribunal”.
Simic, Tadic y Zaric, (Sala de Primera Instancia), 17 de octubre de 2003, párr. 26: “La Sala de
Primera Instancia [...] examinó la identificación del acusado por parte de testigos, haciendo notar que
la prueba sobre la identificación es, generalmente, vista con cautela, pero reconociendo también, dado
el tejido cerrado de la comunidad de la que provienen, tanto el acusado como los testigos, que la prue-
ba de identificación puede traer consigo más peso al considerar su confiabilidad, cuando los testigos
conocieron previamente a una persona acusada”.

(1) El testimonio de los testigos podría ser confiable,


aún cuando fracasara la identificación en el tribunal

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 473: “En el caso presente, la cues-
tión de la identificación fue presentada por la defensa en el juicio y la Sala de Primera Instancia to-
mó debida nota de ello. La Sala de Apelaciones encuentra que estaba abierto a un juzgador
razonable de hecho, el confiar en el testimonio del testigo T, a pesar de que éste no identificó a Zi-
gic en la sala del tribunal”.

xiv) Identificaciones utilizando fotografías

Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 19: “Se han expresado [...]
reservas por parte de otras Salas de Primera Instancia con respecto al peso que debe otorgarse a las
identificaciones realizadas utilizando fotografías. [...] Una inquietud particular, con una identifica-
ción mediante fotografía, es que la fotografía del acusado que se haya utilizado puede ser una que
no tenga un parecido típico aunque registre con precisión las facciones del acusado, como aparecie-
ron en algún momento en particular. A esto la Sala agregaría, como otros factores relevantes, la cla-
ridad o calidad de la fotografía del acusado utilizada en la presentación, y las limitaciones inherentes
en una pequeña fotografía bidimensional, en contraste con la vista tridimensional de una persona
viva. Es también un hecho relevante el que el testigo estuviera previamente familiarizado con el su-
jeto de su identificación, por ejemplo si ‘reconoce’ a alguien que previamente conocía o está ‘identi-
ficando’ a un desconocido. En tanto que la Sala no está preparada para no tomar en cuenta todas las
identificaciones que se realicen utilizando fotografías de uno o más de las personas acusadas, en el
caso presente, se ha preocupado por analizar todas las circunstancias tal y como fueron reveladas
por la prueba, y la medida en que afectan posiblemente a tales identificaciones, consciente de sus
limitaciones y potencial falta de fiabilidad potencial, y ha evaluado la fiabilidad de estas identifica-

708
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

ciones con considerable cuidado y cautela. Entre los asuntos que la Sala consideró de particular re-
levancia en este ejercicio, fue si la fotografía era lo suficientemente clara y correspondía a la des-
cripción del acusado en el momento en que ocurrieron los eventos; si el acusado se confundía con o
si resaltaba entre otros; si había transcurrido mucho tiempo entre la ocasión original en que se vio a
una persona acusada y la identificación de la fotografía; si la identificación se realizó inmediatamen-
te y con confianza, o de lo contrario, si hubo oportunidades para que el testigo se familiarizara con
la apariencia del acusado después de los eventos y antes de la identificación, ya fuera en persona o a
través de los medios; y si el procedimiento pudiera haber alentado en alguna forma al testigo para
realizar una identificación positiva a pesar de cierta incertidumbre, o si hubiera alentado al testigo a
identificar a una persona acusada, en lugar de a alguien más”.

xv) Prueba relacionada-interceptada

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 30: “Durante el caso de la
Fiscalía, la defensa de Jokic cuestionó la validez y confiabilidad de la prueba interceptada. La Sala de Pri-
mera Instancia concluyó que la prueba interceptada es relevante en el presente caso, en la medida en
que está relacionada directamente en tiempo y lugar con los eventos que se alegan en el Acta de Acu-
sación, y que la prueba tiene valor probatorio dentro del significado de lo que se señala en la Regla 89(C)
de las Reglas.XXXVIII La Sala de Primera Instancia está convencida de que la prueba relacionada-
interceptada admitida es una fuente confiable de información. El valor probatorio de esta prueba se consi-
derará a la luz de los autos del juicio como un todo”.

xvi) Visitas al lugar

Blagojevic y Jokic, (Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 31: “[L]a Sala de Primera
Instancia y las Partes realizaron una al lugar en varias locaciones de los municipios de Srebrenica, Bratunac
y Zvornik, en la República de Serbia, Bosnia y Herzegovina, el 14 y 15 de septiembre de 2004. El
propósito de estas visitas era auxiliar a la Sala de Primera Instancia en la valoración de la prueba admi-
tida en el caso. La Sala de Primera Instancia no recibió ni admitió ninguna prueba durante la visita al
lugar”.

xvii) Autenticidad de documentos

Halilovic, (Sala de Primera Instancia), 16 de noviembre de 2005, párr. 21: “Para evaluar la autentici-
dad de documentos, la Sala de Primera Instancia consideró la prueba con respecto a la fuente y cadena
de custodia. La Sala de Primera Instancia no consideró, a priori, como carentes de autenticidad, do-

XXXVIII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 17 de diciembre de 2004. El texto de la Re-
gla 89, en esta versión, es igual al transcrito bajo “Evaluación del testimonio de personas acusadas anteriores que pre-
sentaron una declaración de culpabilidad”, Sección (X)(c)(ix)(1) Compendio TPIY.

709
VARIOS

cumentos que carecieran de timbres, fechas o firmas. Aún cuando la Sala de Primera Instancia estaba
convencida de la autenticidad de un documento en particular, no aceptó automáticamente las declara-
ciones contenidas en éste como un relato preciso de los hechos. La Sala de Primera Instancia evalúa
este prueba dentro del contexto de los autos del juicio en su totalidad”. Ver también Blagojevic y Jokic,
(Sala de Primera Instancia), 17 de enero de 2005, párr. 29 (igual).

d) Precedente y revisión en apelación

i) Valor como precedentes de resoluciones previas

(1) La Sala de Apelaciones debe, en interés de la justicia, apegarse


a sus decisiones previas en ausencia de razones convincentes

Delalic et al., (Sala de Apelaciones), 20 de febrero de 2001, párr. 26: “Al aplicar el principio enuncia-
do en la Sentencia de Apelaciones del caso Aleksovski, esta Sala de Apelaciones no puede concluir que
la decisión del caso Tadic [sic] se determinó con base en un principio legal errado, o al que se llegó at
per incuriam. [...] [E]sta Sala de Apelaciones no puede encontrar razones convincentes, en interés de
la justicia, para apartarse del derecho tal y como está identificado en la Sentencia de Apelación del
caso Tadic”.
Aleksovski, (Sala de Apelaciones), 24 de marzo de 2000, párrs. 104-110: “El derecho de apelar es
un componente del requisito de un juicio justo” y “un aspecto del requisito de un juicio justo es el de-
recho del acusado de que los casos semejantes sean tratados de manera similar”. “[E]n interés de la
certidumbre y predictibilidad, la Sala de Apelaciones debe apegarse a sus decisiones previas, pero de-
be estar en libertad de apartarse de éstas por razones convincentes, en el interés de la justicia”. El
“principio legal”, o ratio decidendi, debe seguirse. Sin embargo “la obligación de seguir este principio
sólo se aplica en casos similares, o substancialmente similares”, por ejmplo, cuando “la cuestión pre-
sentada por los hechos en el caso subsecuente es la misma que la cuestión decidida por el principio
legal en la determinación previa”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 178: “La Sala de Apela-
ciones debe apegarse a sus decisiones previas, pero debe de ser libre de apartarse de ellas por razones
convincentes, en interés de la justicia”.

(2) Las decisiones de la Sala de Apelaciones son vinculantes


para las Salas de Primera Instancia

Aleksovski, (Sala de Apelaciones), 24 de marzo de 2000, párrs. 112-113: La Sala de Apelaciones sos-
tuvo que la “ratio decidendi de sus decisiones es vinculatoria para las Salas de Primera Instancia”.
Limaj et al., (Sala de Primera Instancia), 30 de noviembre de 2005, párr. 178: “El estatus de las
decisiones de la Sala de Apelaciones fue establecido en la Sentencia de Apelación del caso Aleksovski.
Conforme a esta decisión, la ratio decidendi de las decisiones de la Sala de Apelaciones es vinculato-
ria para las Salas de Primera Instancia. [...] Contrario a lo que alega la defensa, las, Salas de Primera
Instancia no pueden apartarse de las sentencias previas de la Sala de Apelaciones”.

710
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(3) Las decisiones de las Salas de Primera Instancia no tienen fuerza vinculante entre sí

Aleksovski, (Sala de Apelaciones), 24 de marzo de 2000, párr. 1,114: “[L]as decisiones de las Salas de
Primera Instancia, que son órganos con jurisdicción coordinada, carecen de fuerza vinculante entre sí,
aunque una Sala de Primera Instancia es libre de apegarse a la resolución de otra Sala de Primera Ins-
tancia, si encuentra que ese decisión es convincente”.

ii) Revisión en apelación

(1) Generalmente

(a) Criterio para la apelación: demostrar un error de derecho


que invalida la decisión, o un error de hecho que ocasionó una injusticia

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 14: “En la apelación, las Partes de-
ben limitar sus argumentos a los errores legales que invaliden la decisión de la Sala de Primera Instancia, y
a los errores de hecho que ocasionaron una injusticia, dentro del ámbito el artículo 25 del Estatuto. Se ha
hecho referencia frecuente a estos criterios, y están bien establecidos por la Sala de Apelaciones, tanto
del TPIY, como del TPIR”. Ver también Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004,
párr. 14 (similar); Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 12 (similar); Deronjic, (Sala
de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párr. 7 (similar).
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 608: “El artículo 25 del Estatuto
señala:

1. La Sala de Apelaciones escuchará apelaciones de personas condenadas por las Salas de Pri-
mera Instancia, o del Fiscal, con base en lo siguiente:
a) con motivo de un error sobre una cuestión de derecho que invalide la resolución; o
b) con motivo de un error de hecho que haya ocasionado una injusticia.

[...] En la apelación, las partes deben limitar sus argumentos a los asuntos que caen dentro del
ámbito del artículo 25 del Estatuto”. Ver también Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de
2004, párr. 5 (similar).
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 13: “El artículo 25 del Es-
tatuto dispone que, para apelaciones fundadas en un error de derecho que invalide la decisión, o en un
error de hecho que haya ocasionado una injusticia”. Ver también Kordic y Cerkez, (Sala de Apelacio-
nes), 17 de diciembre de 2004, párr. 244 (similar); Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero
de 2005, párr. 608 (similar); Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 690 (similar).

711
VARIOS

(b) La apelación no es un juicio de novo

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 608: “Como lo ha sostenido la Sala
de Apelaciones en numerosas ocasiones, una apelación no es una oportunidad para que las partes ar-
gumenten de nuevo sus casos; no involucra un juicio de novo”. Ver también Kordic y Cerkez, (Sala de
Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 21 (similar).
Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 5: “El procedimiento de apela-
ciones que se dispone en el artículo 25 del Estatuto, es correctivo y no da lugar a una revisión de
novo del caso”.

(c) Forma de las presentaciones: la parte debe explicar cómo


el error invalida la decisión de la Sala de Primera Instancia

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 15: “El Apelante tiene la obligación
de fijar sus fundamentos de la apelación claramente y proporcionar a la Sala de Apelaciones referen-
cias específicas respecto a los supuestos errores de la Sala de Primera Instancia y las partes de los au-
tos que está utilizando para apoyar su caso. No puede esperarse que la Sala de Apelaciones extraiga los
argumentos legales del apelante a partir de sugerencias vagamente alegadas sobre algún error mencio-
nado de manera pasajera, que se encuentre conectado con argumentos fácticos”.
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 425: “La Sala de Apelaciones
recuerda que un apelante está obligado a señalar claramente todos los fundamentos de la apelación,
así como los argumentos que los apoyan. Debe proporcionar a la Sala de Apelaciones referencias
exactas respecto a los párrafos en las sentencias, páginas de transcripciones, anexos o autoridades,
indicando con precisión la fecha y el número de la página del anexo o el número de párrafo del texto
al que hace referencia, de forma que la Sala de Apelaciones pueda cumplir con su mandato en una
forma eficiente y expedita. Las referencias generales a las presentaciones que se realicen durante el
juicio y que no cumplan claramente con este requisito, no serán tomadas en consideración por la
Sala de Apelaciones”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 22-23: “Como se señaló
en el artículo 25 del Estatuto, el mandato de la Sala de Apelaciones no puede llevarse a cabo de mane-
ra efectiva y eficiente, sin las contribuciones focalizadas de las partes. En un sistema contencioso pri-
mario, como el del Tribunal Internacional, el cuerpo que resuelve considera su caso con base en los
argumentos presentados por las partes. Las partes tienen que presentar su caso clara, lógica y exhausti-
vamente, de forma que la Sala de Apelaciones pueda cumplir con su mandato de manera expedita y
eficiente. Además, ‘no puede esperarse que la Sala de Apelaciones considere detalladamente las pre-
sentaciones de las partes, si son obscuras, contradictorias, vagas o sufren de otras insuficiencias forma-
les y obvias’”.
“Para que la Sala de Apelaciones evalúe los argumentos de las partes, se espera que éstas pro-
porcionen referencias precisas a los párrafos o páginas transcritas y relevantes en la sentencia con
respecto a las cuales presentan su impugnación. Las partes deben proporcionar a la Sala de Apela-
ciones referencias exactas en cuanto a las partes de los autos en apelación, que se invocan como
fundamento. A la Sala de Apelaciones también deben otorgársele referencias respecto a anexos u
otras autoridades, indicando con precisión la fecha y numero de página, o número de párrafo del
texto al que se hace referencia”.

712
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 12: “[N]o puede esperarse que la
Sala de Apelaciones considere la presentación de una parte en detalle, si ésta es obscura, contradictoria
y vaga, o sufre de otras insuficiencias formales y obvias. El alegato de un error de derecho que no
ofrece un prospecto razonable para invalidar la decisión puede ser desechado sumariamente. La parte
que alegue un error de hecho, debe explicar en qué consiste el error que alega, por qué un juzgador de
hecho razonable no podría llegar a esta conclusión y en qué forma lleva a una injusticia”.
Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 10: “[L]a parte que alega un
error de derecho debe identificar, al menos, el supuesto error, presentar argumentos para fundamentar
sus reclamaciones y explicar cómo el error invalida la decisión. Un alegato de error de derecho, que no
tiene ninguna posibilidad de dar como resultado que una decisión impugnada sea anulada o revisada,
no es legítima a priori y puede por lo tanto ser rechazada por esa razón”.
Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 16: “Con respecto a los requisi-
tos formales, la Sala de Apelaciones en la sentencia de apelación del caso Kunarac, especifico que no
se puede esperar que ésta considere las reclamaciones de las partes en detalle, si éstas son obscuras,
contradictorias o vagas, o si están viciadas por otros defectos formales evidentes. [...] La parte que
apela, por lo tanto, debe señalar los fundamentos secundarios y presentaciones de su apelación clara-
mente, y proporcionar a la Sala de Apelaciones referencias específicas a las secciones del caso que
apela y que presenta en apoyo de sus reclamaciones”.

(d) La Sala de Apelaciones mantiene su discrecionalidad


para determinar cuáles presentaciones requieren una respuesta escrita razonada

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 15: “La Sala de Apelaciones recuer-
da que en principio de cuentas mantiene su discrecionalidad, conforme al artículo 25 del Estatuto, para
determinar cuál de las presentaciones de las partes amerita una respuesta escrita razonada”. Ver tam-
bién Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 16 (similar).

(i) La Sala de Apelaciones puede desechar argumentos


claramente infundados sin razonamientos detallados
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 15: “Si un argumento es claramente
infundado, la Sala de Apelaciones no está obligada a proporcionar una explicación escrita detallada de
su posición, con respecto a ese argumento. Por lo tanto, la Sala de Apelaciones puede decidir no con-
siderar argumentos que no se alegan directamente como fundamentos de la apelación, o desechar, sin
razonamiento detallado, argumentos que obviamente estén mal infundados”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 21: “Una parte no puede
meramente repetir, en la apelación, los argumentos que no tuvieron éxito en el juicio, salvo que la parte
pueda demostrar que el rechazarlos constituyó un error tal, como para ameritar la intervención de la Sala de
Apelaciones. Los argumentos de un parte, que no tienen el potencial para dar lugar a que la decisión
impugnada sea revertida o revisada, pueden ser inmediatamente desechados por la Sala de Apelaciones
y no necesitan ser considerados con respecto a sus méritos (en el fondo). Por lo tanto, en principio, la
Sala de Apelaciones desechará, sin proporcionar razones detalladas, las presentaciones que sean evi-
dentemente infundadas”. Ver también Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 13
(similar); Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 16 (similar).

713
VARIOS

Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 11: “La Sala de Apelaciones recuerda
que los criterios formales requieren que la parte que apela proporcione a la Sala de Apelaciones refe-
rencias exactas de las partes de los autos, transcripciones, sentencias y anexos a los que se hace referencia.
En la Sentencia de Apelación de caso Kunarac, la Sala de Apelaciones encontró que:

[e]n principio, por lo tanto, la Sala de Apelaciones desechará, sin proporcionar razones detalladas,
las presentaciones en los escritos o en las réplicas, o que sean presentadas oralmente durante la
Audiencia de Apelación por los apelantes, que sean evidentemente infundadas. Las objeciones se-
rán desechadas sin razonamiento detallado cuando:
1. el argumento del apelante sea claramente irrelevante;
2. sea evidente que un juzgador de hecho razonable podría haber llegado a la conclusión impug-
nada por el apelante; o
3. el argumento del apelante busque, inaceptablemente, sustituir su propia evaluación de prueba
en lugar de la de la Sala de Primera Instancia”.

Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 12: “Cuando un apelante sólo im-
pugna las conclusiones de la Sala de Primera Instancia y sugiere una evaluación alternativa de la prue-
ba, sin indicar en qué sentido la evaluación de la Sala de Primera Instancia, respecto a la prueba, fue
errónea, entonces el apelante no habrá desahogado la carga que recae en él. En tales circunstancias, la
Sala de Apelaciones puede desechar los argumentos sin necesidad de emitir una opinión razonada”.
Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 16: “La Sala de Apelaciones
no tiene que proporcionar una explicación escrita detallada de su posición, con respecto a aquellos
argumentos que claramente carezcan de fundamento. Debe enfocar su atención a las cuestiones
esenciales de la apelación. Por lo tanto, en principio, rechazará sin razonamientos detallados los ar-
gumentos presentados por los apelantes en sus escritos, o en la audiencia de apelación, si son ob-
viamente infundados”.
Comparar la discusión sobre “se requiere una opinión razonada por escrito”, Sección (X)(d)(ii)(6),
Compendio del TPIY.

(e) La Sala de Apelaciones puede confirmar, revocar


o modificar las decisiones de la Sala de Primera Instancia

Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 5: “La Sala de Apelaciones puede con-
firmar, revocar o modificar las decisiones adoptadas por la Sala de Primera Instancia”.

(2) Panorama de los criterios de revisión

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 24: “[L]a Sala de Apelaciones establece el
siguiente resumen respecto a los criterios de revisión que deben aplicarse en la apelación, por parte del

714
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Tribunal Internacional, con relación a las conclusiones impugnadas solamente por la defensa, en au-
sencia de apelación de la fiscalía, como en el presente caso.

(a) La Sala de Apelaciones se confronta con un supuesto error de hecho, pero la Sala de Apela-
ciones no ha encontrado error alguno en la norma jurídica aplicada con relación a las con-
clusiones fácticas. Ninguna prueba adicional ha sido admitida en la apelación, con relación a
esta conclusión. La Sala de Apelaciones determinará si ningún juzgador de hecho razonable
podría haber llegado a esa conclusión de culpabilidad, más allá de toda duda razonable. Si
un juzgador de hecho razonable podría haber llegado a dicha conclusión, entonces la Sala de
Apelaciones confirmará la conclusión de culpabilidad.
(b) La Sala de Apelaciones es confrontada con un error en la norma jurídica aplicada con rela-
ción a una conclusión fáctica, y se ha alegado un error de hecho, con relación a esa conclu-
sión. No se ha admitido prueba adicional en la apelación, con relación a esa conclusión. La
Sala de Apelaciones aplicará la norma jurídica correcta a la prueba contenida en los autos
del juicio y determinará si está convencida más allá de toda duda razonable respecto de la
conclusión de culpabilidad.
(c) La Sala de Apelaciones se confronta con un supuesto error de hecho, y –contrariamente al
escenario descrito en el inciso (a)– se ha admitido prueba adicional en la apelación. No hay
error en la norma jurídica aplicada con relación a la conclusión fáctica. Hay dos pasos invo-
lucrados.
(i) La Sala de Apelaciones determinará primero, solamente con base en los autos del jui-
cio, si ningún juzgador de hecho razonable podría haber llegado a la conclusión de cul-
pabilidad, más allá de toda duda razonable. Si ese es el caso, entonces no es necesario
un examen adicional del asunto, como cuestión de derecho.
(ii) Sin embargo, si la Sala de Apelaciones determina que un juzgador de hecho razonable, po-
día haber llegado a una conclusión de culpabilidad, más allá de toda duda razonable,
entonces la Sala de Apelaciones determinará si a la luz de la prueba del juicio y de la
prueba adicional admitida en la apelación, queda convencida, más allá de toda duda ra-
zonable, respecto a la conclusión de culpabilidad.
(d) La Sala de Apelaciones es confrontada con un error en la norma jurídica aplicada, con re-
lación a la conclusión fáctica y un supuesto error de hecho, y –contrario al escenario des-
crito en el inciso (b)– se ha admitido prueba adicional en la apelación. Hay dos pasos
involucrados.
(i) La Sala de Apelaciones aplicará la norma legal correcta a la prueba contenida en los au-
tos del juicio y determinará si está convencida, más allá de toda duda razonable, respec-
to a la conclusión de culpabilidad, con base en los autos del juicio. De no estar
convencida, entonces no es necesario ningún examen adicional del asunto, como cues-
tión de derecho.
(ii) Sin embargo, si la Sala de Apelaciones, aplicando la norma jurídica correcta a la prueba
contenida en los autos del juicio, está convencida, más allá de toda duda razonable, de
la conclusión de culpabilidad, procederá a determinar si a la luz de la prueba del juicio
y de la prueba adicional admitida en la apelación, está convencida, más allá de toda du-
da razonable, de la conclusión de culpabilidad”.

715
VARIOS

Para una crítica a los aspectos de esta prueba, ver “si la Sala de Apelaciones debería haber eva-
luado que estaba convencida, más allá de toda duda razonable, respecto a la culpabilidad, a luz de la
prueba adicional”, Sección (X)(d)(ii)(4)(b)(iv), Compendio del TPIY.
Para mayor detalle con respecto a esos criterios, ver “errores de hecho”, Sección (X)(d)(ii)(3),
Compendio del TPIY; “errores de hecho donde se ofrece prueba ‘fresca’/adicional”, Sección
(X)(d)(ii)(4), Compendio del TPIY; “errores de derecho”, Sección (X)(d)(ii)(5), Compendio del TPIY.

(3) Errores de hecho

(a) Criterio de la razonabilidad: si ningún juzgador de hecho razonable podría


haber llegado al veredicto de culpabilidad, más allá de toda duda razonable

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 18: “El criterio de revisión, con rela-
ción a los supuestos errores de hecho aplicados por la Sala de Apelaciones, es el de la razonabilidad.
Cuando se consideran los errores de hecho, presentados por la defensa, la Sala de Apelaciones deter-
minará si ningún juzgador de hecho razonable pudiera haber llegado al veredicto de culpabilidad, más
allá de toda duda razonable”. Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr.
18 (similar) & párr. 230 (igual); Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 16 (similar).
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 18: “La Sala de Apelaciones so-
lamente substituirá sus propias conclusiones, por las de la Sala de Primera Instancia, cuando ningún
juzgador de hecho razonable hubiera podido llegar a la decisión original”. Ver también Vasiljevic, (Sa-
la de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 7 (similar).
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 24: “Cuando la Sala de
Apelaciones es confrontada con un supuesto error de hecho y no encuentra error en la norma jurídica
aplicada, con relación a la conclusión fáctica, procederá de la siguiente forma:

Cuando considere un supuesto error de hecho presentado por la defensa, la Sala de Apelaciones
determinará si ningún juzgador de hecho razonable podría haber llegado al veredicto de culpabili-
dad, más allá de toda duda razonable. Si éste hubiera podido llegar a dicha conclusión, entonces la
Sala de Apelaciones confirmará el veredicto de culpabilidad [...]”.

Ver también Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 24 (similar).


Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 12: “[A]l considerar este tipo
de error, la Sala de Apelaciones aplica el criterio de ‘naturaleza razonable’ a la conclusión impugnada.
Solamente en casos en los que es claro que ninguna persona razonable habría aceptado la prueba, so-
bre la que la Sala de Primera Instancia fundó sus conclusiones, o cuando la evaluación de la prueba
está absolutamente equivocada, puede la Sala de Apelaciones intervenir y substituir por sus propias
conclusiones las de la Sala de Primera Instancia”.
Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 64: “[L]a norma que debe utilizarse,
cuando se determine si las conclusiones fácticas de la Sala de Primera Instancia deben prevalecer, es la
de irracionalidad, es decir, una conclusión a la que ninguna persona razonable podría haber llegado”.

716
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(b) La Sala de Apelaciones sólo intervendrá cuando haya ocurrido una “injusticia”

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 18: “Es cualquier error de hecho el
que produce que la Sala de Apelaciones revierta una decisión de la Sala de Primera Instancia, sino sólo
aquel que haya generado una injusticia, la cual ha sido definida como ‘un resultado extremandamente
injusto en un proceso judicial, como cuando el acusado es condenada, a pesar de la falta de pruebas
respecto a algún elemento esencial del crimen”. Ver también Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de
febrero de 2004, párr. 8 (igual).
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 19: “Sólo los errores de
hecho que han ‘ocasionado una injusticia’ darán como resultado que la Sala de Apelaciones revoque la
decisión de la Sala de Primera Instancia. La parte apelante que alegue un error de hecho debe, por lo
tanto, demostrar con precisión no sólo el error de hecho que alega, sino que el error causó una injusti-
cia, que se define como ‘[un] resultado extremadamente injusto en un proceso judicial, como cuando
el acusado es condenada, a pesar de la falta de prueba respecto a algún elemento esencial del crimen”.
Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 40: “[L]a conclusión errónea será revoca-
da o modificada, solamente si el error ocasionó una injusticia”.
Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párrs. 11, 13: “Con respecto a los
errores de hecho, la parte que alega este tipo de error, como fundamento de una apelación en contra de
una condena, debe proporcionar prueba, tanto de que el error fue cometido, como de que esto ocasionó una
injusticia”. “La parte que alegue una injusticia debe, en particular, demostrar que el error influenció
fuertemente la decisión de la Sala de Primera Instancia y resultó en una injusticia flagrante, como cuando
una persona acusada es condenada, a pesar de carecer de prueba relativa a un elemento esencial del
crimen”.

(c) La Sala de Apelaciones no perturbará a la ligera las conclusiones


de hecho de una Sala de Primera Instancia

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 19: “La Sala de Apelaciones tiene en
cuenta que, al determinar si las conclusiones de una Sala de Primera Instancia fueron o no razonables,
no ‘perturbará a la ligera las conclusiones de hecho de esta última’”. Ver también Blaskic, (Sala de
Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 17 (igual).
Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 40: “Está bien establecido que la Sala de
Apelaciones no revertirá a la ligera las conclusiones de hecho de la Sala de Primera Instancia”.

(d) Se debe dar un “margen de deferencia” a la Sala de Primera Instancia,


que tiene la tarea primaria de escuchar, valorar y ponderar la prueba

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 19-20: “La Sala de Apelaciones
recuerda como principio general la posición adoptada por la Sala de Apelaciones en el caso Kupreskic
et al., en el que se señaló que:

717
VARIOS

Conforme a la jurisprudencia del Tribunal, la tarea de escuchar, valorar y ponderar la prueba pre-
sentada en juicio recae principalmente en la Sala de Primera Instancia. Por lo tanto, la Sala de
Apelaciones debe otorgar un margen de deferencia a una conclusión de hecho alcanzada por la
Sala de Primera Instancia. Solamente cuando la prueba en la que se basó dicha Sala no hubiera si-
do aceptada por algún tribunal de hecho razonable, o cuando la valoración de la prueba sea ‘to-
talmente errónea’, puede la Sala de Apelaciones substituir con sus propias conclusiones las de la
Sala de Primera Instancia”.

“La Sala de Apelaciones considera que no existen razones para apartarse del criterio arriba seña-
lado”. Ver también Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 17 (misma cita).
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 427: “Tiene desde luego que
tomarse en cuenta que, como la Sala de Apelaciones lo ha hecho notar en diversas ocasiones, la tarea
de escuchar, valorar y ponderar la prueba recae principalmente a la Sala de Primera Instancia:

La razón por la que la Sala de Apelaciones no perturbara a la ligera las conclusiones de hecho de
una la Sala de Primera Instancia es bien conocida. Esta última tiene la ventaja de observar a los
testigos en persona y de esta forma está en mejor posición, que la Sala de Apelaciones, para de-
terminar la fiabilidad y credibilidad de la prueba. Consecuentemente, es la Sala de Primera Ins-
tancia quien debe determinar si un testigo es creíble y decidir cuál testimonio de los testigos
prefiere, sin necesariamente articular cada paso de su razonamiento para llegar a una determina-
ción respecto a esto puntos”.

Ver también Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 11 (similar).


Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 40: “Cuando la defensa alega una conclu-
sión de hecho errónea, la Sala de Apelaciones debe otorgar deferencia a la Sala de Primera Instancia
que recibió la prueba en juicio [...]”.
Tadic, (Sala de Apelaciones), 15 de julio de 1999, párr. 64: “La tarea de escuchar, valorar y pon-
derar la prueba presentada en juicio se deja a los jueces que comparecen en la Sala de Primera Instan-
cia. Por lo tanto, la Sala de Apelaciones debe otorgar un margen de deferencia a una conclusión de
hecho alcanzada por la Sala de Primera Instancia. Solamente cuando la prueba en la que se basó dicha
Sala no podría haber sido razonablemente aceptada por cualquier persona razonable, es que la Sala de
Apelaciones puede substituir sus propias conclusiones, las de la Sala de Primera Instancia. Es impor-
tante hacer notar que dos jueces, ambos actuando de manera razonable, pueden llegar a diferentes con-
clusiones basándose en la misma prueba”.
Ver también Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 19: “La res-
ponsabilidad por las conclusiones de hechos y la valoración de la prueba recae principalmente en la
Sala de Primera Instancia”.

718
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(i) Aplicación - “margen de deferencia”: cuando existe una línea sutil entre
el conocimiento de la intención y el compartir la intención, la determinación
debe dejarse a la Sala de Primera Instancia
Krstic, (Sala de Apelaciones), Opinión Parcialmente Disidente del Juez Shahabuddeen, 19 de abril de
2004, párrs. 38-39: “La línea entre el conocimiento de la intención y el compartir la intención puede
ser muy sutil. Es en torno a la apreciación de la prueba. De acuerdo con los principios establecidos que
regulan el proceso de apelación, la apreciación debe dejarse a la Sala de Primera Instancia –aún en el
caso de un examen estricto–. Un examen estricto no faculta a la Sala de Apelaciones para entrar en
donde no podría hacerlo de otra forma. Esto es así en casos de error- a menudo calificados como de-
biendo ser claros. No veo ningún error aquí”. “Estando de acuerdo con la Sala de Primera Instancia en
rechazar el reclamo del apelante, de que hubo una línea paralela de autoridad a partir de la cual fue
totalmente excluido, habiendo reconocido que el personal y los recursos en cuestión estuvieron bajo el
mando del apelante, habiendo reconocido que el apelante sabía que su personal y recursos estaban
siendo utilizados para llevar a cabo las ejecuciones, habiendo hablado del apelante ‘permitiendo’ que
sus recursos fueran empleados y que tal uso fuera ‘permitido’ por él, la Sala de Apelaciones no estaba
en buena posición para rechazar las conclusiones de la Sala de Primera Instancia, de que el apelante no
solamente tenía conocimiento de las ejecuciones, sino de que también compartía la intención de las
ejecuciones [y debería ser condenado por genocidio, como participante en una empresa criminal con-
junta y no meramente como alguien que ayuda y alienta la comisión del crimen]”.

(e) Son posibles las interpretaciones razonables múltiples de la prueba

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 288: “La Sala de Apelaciones
hace notar que el derecho del Tribunal Internacional, respecto a los procesos de apelación, a saber, ‘si
ningún juzgador de hecho razonable podría haber llegado a la conclusión de culpabilidad, más allá de
toda duda razonable’, permite que una conclusión sea sostenida en apelación, aún cuando otras infe-
rencias que razonablemente sostienen la culpabilidad podían haberse deducido en juicio. La Sala de
Apelaciones ha reconocido que tales circunstancias pueden existir cuando son posibles múltiples con-
clusiones razonables:

La Sala de Apelaciones no cuestionará las conclusiones de hecho, cuando exista prueba fiable so-
bre la que la Sala de Primera Instancia haya fundado razonablemente sus conclusiones. Además,
es aceptable que dos juzgadores de hecho razonables puedan llegar a diferentes, pero igualmente
razonables conclusiones. Una parte que sugiere solamente una variación de las conclusiones a las
que pudiera haber llegado la Sala de Primera Instancia tiene, por lo tanto, poca posibilidad de una
apelación exitosa, salvo que pruebe, más allá de toda duda razonable, que ningún juzgador de
hecho razonable podría haber llegado a una conclusión de culpabilidad” (énfasis en el original).

Ver también Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 12 (fuente del tex-
to citado).
Para la discusión sobre el hecho de que las inferencias sólo son permisibles cuando son la única
inferencia razonable disponible respecto sobre la prueba, ver “inferencias”, Sección (X)(c)(iii), Com-
pendio del TPIY. Para la discusión sobre el hecho de que una conclusión, basada en prueba circuns-

719
VARIOS

tancial debe ser la única conclusión disponible, ver “prueba circunstancial”, Sección (X)(c)(vii), Com-
pendio del TPIY.

(f) Revisión de las decisiones de la Sala de Primera Instancia,


respecto a la admisibilidad de pruebas

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 128: “La Sala de Apelaciones obser-
va que ‘un prerrequisito para la admisibilidad de pruebas debe de ser el cumplimiento, por la parte que
interpone la moción, de algunas salvaguardas y protecciones procesales relevantes y que debe demos-
trarse que la prueba relevante es fiable’”.
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 232: “La determinación
respecto a si la admisibilidad de un medio particular de prueba está excluido, bajo las circunstancias,
por la necesidad de asegurar un juicio justo, es algo que se encuentra en la discrecionalidad de la Sala
de Primera Instancia. La Sala de Apelaciones revisará dicha determinación, solamente cuando la parte
que lo impugne haya demostrado que ningún juzgador razonable de hechos podría haber llegado a esa
conclusión”.
Para muestra de decisiones acerca de pruebas particulares, ver Kordic y Cerkez, (Sala de Apela-
ciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 227-240. Para la discusión sobre la decisión de admitir como
prueba los autos de la entrevista voluntaria del acusado con la Fiscalía, ver Kvocka et al., (Sala de
Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 122-128.

(g) Cuando la condena puede ser revocada con base en un error de hecho

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 18-19: “La Sala de Apelaciones concurre
con la Sentencia de Apelación en el caso Kupreskic, en su conclusión de que:

[...] cuando la Sala de Apelaciones está convencida de que la Sala de Primera Instancia dictó de
nuevo una condena, con base en la prueba de que no habría podido ser aceptada por ningún tribu-
nal razonable, o cuando la valoración de la prueba fue ‘totalmente errónea’, revocará la condena
ya que, bajo tales circunstancias, ningún juzgador de hecho razonable podría estar convencido,
más allá de toda duda razonable, de que el acusado participó en la conducta criminal”.

“La Sala de Apelaciones considera que no existen razones para apartarse del criterio arriba seña-
lado, con relación a los fundamentos de la apelación que alegan puros errores y cuando ninguna prue-
ba adicional ha sido admitida en la apelación. Ese criterio se aplicará cuando sea procedente en la
presente sentencia”.

720
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(4) Errores de hecho en los que se ofrece prueba adicional “fresca”

(a) Generalidades

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 222: “La Sala de Primera Instan-
cia era [...] competente para admitir prueba fresca presentada por la Fiscalía, después de su etapa de
desahogo de pruebas del juicio, si la prueba en cuestión cumplía con los criterios aplicados. La admisibi-
lidad de prueba fresca es meramente el ejercicio de las facultades discrecionales de la Sala de Primera
Instancia, de admitir o excluir prueba relevante, conforme a las Reglas 89(C) y (D),XXXIX tomando en
cuenta, tanto el valor probatorio de esa prueba, como la necesidad de asegurar un juicio justo”.
Ver Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, nota de pie de página 306
(donde se señala que en la apelación del caso Kupreskic, los términos “prueba adicional”, “prueba
fresca” y “nueva prueba” fueron empleados de manera intercambiable).

(i) Distinción entre prueba refutable y “fresca”


Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 221: “La distinción [entre
prueba refutable y fresca] es relevante por la siguiente razón:

Cuando dicha prueba no podía haber sido presentada como parte de la etapa de desahogo de prue-
bas del juicio de la Fiscalía porque no estaba en manos de la Fiscalía en ese momento, eso no la
hace admisible como prueba refutable. El hecho de que la prueba sea recién obtenida, si esa prue-
ba no cumple con las normas para ser admitida como prueba refutable, no la convertirá en admi-
sible como prueba de descargo. La pone meramente en la categoría de prueba fresca, a la que se le
aplican diferentes bases de admisibilidad”.

(ii) Carga de la prueba


Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 224: “La carga de demostrar
que la Sala de Primera Instancia erró al ejercer su discrecionalidad, con respecto al [examen para la
admisibilidad de prueba fresca/adicional], recae en la parte que la alega”.

XXXIX
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 12 de agosto de 2004. El texto de la Regla
89, en esta versión, es igual al transcrito bajo “Evaluación del testimonio de personas acusadas anteriores que presenta-
ron una declaración de culpabilidad”, Sección (X)(c)(ix)(1) Compendio TPIY.

721
VARIOS

(b) Examen para la admisibilidad de prueba “fresca”/adicional

(i) Si la parte que busca introducir la prueba podía haberla identificado y presentado en el caso
principal, no permitido posteriormente; la Sala de Primera Instancia tiene la discrecionalidad
para decidir si admite la prueba, con base en su valor como probatorio y en la justicia
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 222: “La Sala de Apelaciones
estableció el criterio para la admisibilidad de prueba fresca en la Sentencia de Apelación del caso Celebici
[a/k/a Delalic]:

La Sala de Apelaciones está de acuerdo en que la consideración primaria al determinar una so-
licitud para reabrir un caso para permitir la admisibilidad de prueba fresca, es la cuestión de si,
con razonable diligencia, dicha prueba podría haber sido identificada y presentada en el caso
prinicpal por la parte que formula la solicitud. Si se demuestra que la prueba no podía haber si-
do encontrada con el ejercicio de una diligencia razonable, antes del cierre del caso, la Sala de
Primera Instancia deberá ejercer su discreción para decidir si admite la prueba, por razón del
valor probatorio de ésta y a la justicia para con el acusado, al admitir la prueba en una etapa
tardía del procedimiento. Se puede considerar que estos últimos factores caen dentro de la dis-
crecionalidad general, que se refleja en la Regla 89(D) de las Reglas,XL para excluir prueba
cuando su valor probatorio es substancialmente sobrepasado por la necesidad de garantizar un
juicio justo” (énfasis en el original).

(ii) Si no se admite prueba “fresca”, o si se admite pero no es creíble,


o es irrelevante, debe sostenerse la condena
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 428: “[L]a Sala de Apelaciones sos-
tendrá la condena con base en que un juzgador razonable de hechos podría haber llegado a una conde-
na, con base en la prueba en autos del juicio, en dos casos:

(i) si no existe prueba adicional admitida;


(ii) si se admite prueba adicional, pero al revisarla después, se concluye que no es creíble o es
irrelevante, de manera que no podría haber constituido un factor decisivo para llegar a la de-
cisión en el juicio”.

XL
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. El texto vigente de la Regla 89 (D) al momento de
emitirse la decisión citada en este párrafo –Sentencia de la Sala de Apelaciones del 8 de abril de 2003 en el caso Celebici
[a/k/a Delalic]– es igual al transcrito bajo “Evaluación del testimonio de personas acusadas anteriores que presentaron
una declaración de culpabilidad”, Sección (X)(c)(ix)(1) Compendio TPIY.

722
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(iii) Si se admitió prueba “fresca” en la apelación y creíble/relevante, debe determinarse


si ningún juzgador de hecho razonable podría haber llegado a la conclusión de culpabilidad,
con base en la prueba ante la Sala de Primera Instancia y la prueba adicional
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 426: “[L]a Sala de Apelaciones ha
establecido la prueba aplicable [en la que se ha admitido prueba adicional] en la Sentencia de Apela-
ción del caso Kupreskic et al.:

La prueba que debe aplicarse, por parte de la Sala de Apelaciones, al decidir si sostiene o no una
condena cuando se ha admitido prueba adicional ante la Sala es: si el apelante ha establecido que
ningún juzgador de hecho razonable podría haber llegado a una conclusión de culpabilidad, con
base en la prueba ante la Sala de Primera Instancia, junto con la prueba adicional que se admitió
durante el procedimiento de apelación”.

Ver también Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párrs. 22 (citando el mismo tex-
to); Kupreskic, (Sala de Apelaciones), 23 de octubre de 2001, párrs. 75-76 (fuente del texto citado).

(iv) Si la Sala de Apelaciones debería evaluar si está convencida, más allá


de toda duda razonable, respecto a la culpabilidad, a la luz de la prueba “fresca”/adicional
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 426: “En el caso Blaskic, la Sala de
Apelaciones citó y confirmó la prueba [del caso Kupreskic]. La Sala de Apelaciones hizo notar que en
el contexto del caso Kupreskic, la respectiva Sala de Apelaciones aplicó simplemente un criterio dife-
rencial de revisión de la totalidad de la prueba admitida, tanto en el juicio, como en la apelación, debi-
do a que el apelante había demostrado exitosamente que ningún juzgado de hechos razonable podría
haber llegado a una conclusión de culpabilidad, con base en esa prueba. Sin embargo, como la Sala de
Apelaciones en el caso Blaskic, hizo notar después correctamente, la Sala de Apelaciones en el caso
Kupreskic, no se enfrentó con la cuestión respecto a qué prueba aplicar cuando el resultado pudiera ser
que, a la luz de la prueba del juicio, considerada junto con la prueba adicional admitida en la apela-
ción, ‘un juzgador de hecho razonable pudiera haber llegado a la conclusión de culpabilidad, más allá
de toda duda razonable’. En este caso, la Sala de Apelaciones en el caso Blaskic, concluyó que ‘debe-
ría, en interés de la justicia, convencerse, más allá de toda duda razonable, respecto a la culpabilidad
del acusado, antes de confirmar una condena en apelación’. Consecuentemente, la Sala de Apelaciones
en el caso Blaskic, contestó la cuestión que dejó abierta en el caso Kupreskic, desarrollando, además,
la prueba primeramente articulada.
Al llegar a esta conclusión, la Sala de Apelaciones en el caso Blaskic, subrayó que dicha norma de
revisión [ya fuera que, a la luz de la prueba del juicio y de la prueba adicional admitida en la apela-
ción, la Sala de Apelaciones misma estuviera convencida, más allá de toda duda razonable, de la con-
clusión de culpabilidad] es necesaria en interés de la justicia, así como por razones de debido proceso
legal, al considerar un caso ante este Tribunal Internacional, ya que, de aplicarse una norma inferior,
‘entonces el resultado sería que, ni en la primera instancia, ni en la apelación, ninguna de las Salas po-
dría llegar, más allá de toda duda razonable, a una conclusión de culpabilidad, con base en la totalidad
de la prueba en la que basaron el caso’”. Ver también Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de
2004, párrs. 22-23 (similar).

723
VARIOS

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 24: “[L]a Sala de Apelaciones establece
el siguiente resumen, respecto al criterio de revisión que debe aplicarse en la apelación, por parte del
Tribunal Internacional, en relación con las conclusiones impugnada sólo por la defensa, en ausencia de
una apelación de la Fiscalía, como es el caso que nos ocupa.

[...] (c) La Sala de Apelaciones es confrontada con un supuesto error de facto y [...] se ha admitido
prueba adicional en la apelación. No hay error en la norma jurídica que se aplicó en relación con
las conclusiones de hecho. Hay dos pasos involucrados.
(i) La Sala de Apelaciones determinará primero, con base en los autos del juicio solamente,
si ningún otro juzgador de hecho razonable podía haber llegado a la misma conclusión de
culpabilidad, más allá de toda duda razonable. Si éste es el caso, entonces no es necesario
un examen adicional del asunto como cuestión de derecho.
(ii) Sin embargo, si la Sala de Apelaciones determina que un juzgador de hecho razonable
podía haber llegado a un conclusión de culpabilidad, más allá de toda duda razonable,
entonces ésta determinará si, a la luz de la prueba del juicio y de la prueba adicional ad-
mitida en la apelación, está convencida más allá de toda duda razonable, de la conclusión
de culpabilidad.
(d) La Sala de Apelaciones es confrontada con un error en la norma jurídica que se aplicó en
relación con las conclusiones fácticas y el supuesto error de hecho y –contrario al escena-
rio descrito en el inciso (b)– se ha admitido prueba adicional en la apelación. Hay dos pa-
sos involucrados.
(i) La Sala de Apelaciones aplicará la norma jurídica correcta a la prueba contenida en los
autos del juicio y determinará si está convencida más allá de toda duda razonable, respec-
to a la conclusión de culpabilidad, con base en los autos del juicio. De no estar convenci-
da, no será necesario examinar la cuestión posteriormente como cuestión de derecho.
(ii) Sin embargo, si la Sala de Apelaciones aplicando la norma jurídica correcta a la prueba
que se contiene en los autos del juicio está convencida más allá de toda duda razonable,
de la conclusión de culpabilidad, procederá a determinar si, a la luz de la prueba del jui-
cio y de la prueba adicional que se admitió en la apelación, está aún convencida, más allá
de toda duda razonable, de la conclusión de culpabilidad” (énfasis agregado).

Pero ver Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), Opinión Separada del Juez Weinberg de Roca, 28
de febrero de 2005, párr. 8: “En la sentencia de apelación del juicio Blaskic, la Sala de Apelaciones se
apartó de [l]a postura establecida [de la Sentencia de Apelación en el caso Kupreskic et al.], sin articu-
lar ninguna razón convincente para hacerlo. De conformidad con la sentencia de apelación del caso
Blaskic, cuando se introduce prueba adicional en la apelación, ‘la Sala de Apelaciones deberá determi-
nar si, a la luz de la prueba del juicio y de la prueba adicional que se admitió en la apelación, está con-
vencida más allá de toda duda razonable, de la conclusión de culpabilidad’. Por las razones que he
expresado en mi opinión parcialmente disidente en la apelación del caso Blaskic, no puedo estar de
acuerdo con esta postura, que no otorga deferencia alguna a la Sala de Primera Instancia y usurpa el
papel del juzgador de hecho. La admisión de prueba adicional no convierte a la Sala de Apelaciones en
una Sala de Primera Instancia: el papel que nos corresponde se limita a evaluar si ha existido un error

724
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

de hecho en la Sentencia de Primera Instancia, que haya ocasionado una desviación de la justicia y no
se extiende a la realización de conclusiones de hecho independientes más allá de toda duda razonable”.
Pero ver Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, Opinión Parcialmente Disidente del
Juez Weinberg de Roca, párrs. 1-2, 5-6: “Después de más de dos años de juicio, habiendo escuchado a
158 testigos y habiendo considerado más de 1,300 pruebas, tres juzgadores experimentados concluye-
ron, en el juicio, que el apelante era culpable más allá de toda duda razonable y lo sentenciaron a cua-
renta y cinco años de prisión. La Sala de Apelaciones no está de acuerdo y modifica la sentencia
sentenciando al apelante a nueve años”.
“En mi opinión, la Sala de Apelaciones sólo puede llegar a esta conclusión desestimando la deferencia
que normalmente debe otorgarse al juzgador de hecho. Al hacerlo, la Sala de Apelaciones anuncia un
nuevo criterio de revisión. Este nuevo criterio faculta a la Sala de Apelaciones para evaluar indepen-
dientemente ‘si está convencida más allá de toda duda razonable de la conclusión de culpabilidad’ [...].
“Está bien establecido que la Sala de Apelaciones no debe de revocar a la ligera las conclusiones
de hecho de la Sala de Primera Instancia. Las razones para esta deferencia son obvias y son fundamen-
tales para la distinción conceptual entre el enjuiciamiento en la primera instancia y la apelación. Son
los jueces de la Sala de Primera Instancia los que están posicionados de manera única para evaluar y
ponderar la prueba, por haber estado inmersos en el caso durante un largo periodo. Los jueces que en-
juician tienen la ventaja distintiva de observar a los testigos en persona. Están mejor colocados para
evaluar cómo se conduce un testigo y tienen la posibilidad de cuestionar a los testigos directamente.
Aún cuando se admita prueba adicional en la apelación, la Sala de Apelaciones escucha sólo a un por-
centaje muy pequeño del total de los testigos. En este caso, la Sala de Apelaciones escuchó a seis testi-
gos durante cuatro días y admitió 108 pruebas, comparadas con los 158 testigos y 1,300 pruebas de la
Sala de Primera Instancia”.
“Acepto que en casos que involucran prueba adicional, la Sala de Apelaciones es menos deferente
debido a que se convierte en un juzgador primario de hechos, con relación a la nueva prueba. Sin em-
bargo, debería no obstante ello, otorgar una deferencia en del mayor grado posible a la evaluación rea-
lizada por la Sala de Primera Instancia, respecto a la prueba con relación a las materias que no están
afectadas por la prueba adicional, tales como la credibilidad o confiabilidad de los testigos que decla-
raron en el juicio”.

(v) Determinar si la Sala de Apelaciones debe evaluar la totalidad


de los autos del juicio, al evaluar la prueba adicional
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 20: “Cuando se alegan errores de hecho con
base en prueba adicional, introducida durante el procedimiento de apelación, la Regla 117 de las Re-
glas, dispone que la Sala de Apelaciones pronunciará sentencia ‘con base en los autos registrados en la
apelación, junto con la prueba adicional que le haya sido presentada’”.XLI
Pero ver Blaskic, (Sala de Apelaciones), Opinión Parcialmente Disidente del Juez Weinberg de Ro-
ca, 29 de julio de 2004, párrs. 10-11, 14: “[L]a Sala de Apelaciones debe evaluar el peso probatorio que
debe darse a cada prueba adicional, a la luz de la totalidad de la prueba que obra en autos del juicio y de la
apelación. Esto es aún más importante si el criterio de revisión propuesto por la Sala de Apelaciones fue-

XLI
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 14 de abril de 2004

725
VARIOS

ra a aceptarse. Sin embargo, como lo reconoce la Sala de Apelaciones, ésta limita su evaluación a la
prueba de la parte de los autos citados en la Sentencia de Primera Instancia o por las partes en la apelación.
La Sala de Apelaciones manifiesta, sin ninguna justificación para esta postura, que:

La Sala de Apelaciones reitera que una apelación no es un juicio de novo. Al formular esta decla-
ración, la Sala de Apelaciones, en principio, sólo tomará en cuenta la siguiente prueba fáctica: la
prueba que le sea referida por la Sala de Primera Instancia en el cuerpo de la sentencia o en una
nota de pie de página relacionada; la prueba contenida en los autos del juicio, que le sea referida
por las partes; y la prueba adicional admitida en apelación”.

“Esta postura es contraria a las Reglas de Procedimiento y Prueba (las ‘Reglas’). La Regla 115(B)
de las Reglas,XLII obliga a la Sala de Apelaciones a considerar la prueba adicional y todo el material
que sea refutable o refutado, junto con aquél que obra en autos, para llegar a la sentencia final, de
acuerdo con la Regla 117’. La Regla 117(A) de las Reglas, señala explícitamente que ‘[l]a Sala de
Apelaciones pronunciará sentencia con base en los autos de la apelación, junto con la prueba adicional
que le haya sido presentada’.XLIII Los autos del expediente de la apelación se definen en la Regla 109
de las Reglas, como consistentes en ‘los autos del juicio, que certifique el Secretario’.XLIV El expedien-
te del juicio no se limita a los materiales referidos en la Sentencia de Primera Instancia, o por las par-
tes; es la totalidad del los autos del juicio”.
“El que la Sala de Apelaciones no tome en consideración la totalidad del expediente da como re-
sultado también un entendimiento exagerado con respecto a la novedad de la prueba adicional y lleva a
la Sala de Apelaciones a asumir erróneamente, que la prueba adicional es algo que no fue considerado
por la Sala de Primera Instancia” (énfasis en el original).
Ver también Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), Opinión Separada del Juez Weinberg de Roca,
28 de febrero de 2005, párrs. 7-9, 11 (similar).

(c) Fundamentos para que la Sala de Primera Instancia excluya la prueba tardía

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 190-191: “La Sala de Primera
Instancia [...] excluyó una gran parte de anexos [nuevos] negándose a admitirlos por diversas razones,
inter alia: (1) que el(los) documento(s) ya habían sido admitidos; (2) el material ya había sido presen-
tados en otros procedimientos ante el Tribunal Internacional y por lo tanto ya había estado disponible

XLII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 14
de abril de 2004 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de la decisión, la Regla 115 (B) lee:
“Regla 115. Pruebas adicionales. [...] (B)Si la Sala de Apelaciones concluye que las pruebas adicionales no estaban
disponibles durante el juicio y que son relevantes y creíbles, aquélla determinara si éstas pudieron haber sudo un factor
decisivo al adoptar la decisión del juicio. Si pudieron haber sido tal factor, la Sala de Apelaciones considerará la prueba
adicional y cualquier material de refutación, así como aquél que ya existe en el expediente para llegar a su sentencia
final de conformidad con la Regla 117. [...]”
XLIII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 14 de abril de 2004.
XLIV
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 14 de abril de 2004.

726
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

para la Fiscalía cuando presentó su caso; (3) el material no era suficientemente significativo como para
ameritar admisión en una etapa tan tardía del proceso; (4) el material era acumulativo y no agregaba
nada al voluminoso material que se encontraba formando parte de la prueba; o (5) el material se basa-
ba en fuentes anónimas o declaraciones de referencia, que no era posible examinar, entonces, mediante
interrogatorio. Es más, el valor probatorio de parte de esta prueba resultó ser tan reducido, que quedó
substancialmente sobrepasado por la necesidad de asegurar un juicio justo; ‘admitirla a estas alturas
del proceso violaría los derechos de una persona acusada a un juicio justo’, ya que la defensa no ten-
dría oportunidad de interrogar al testigo”. Con relación con los alegatos generales de Cerkez respecto a
la tardía divulgación de la nueva prueba de la fiscalía, la Sala de Apelaciones no considera que la fis-
calía hubiera revelado prueba de modo que fuera tan tardía como para sorprender a una persona acusa-
da. La fiscalía ha demostrado ampliamente que, circunstancias más allá de su control, estaban en juego
para obtener la prueba de la República de Croacia”.

(5) Errores de derecho

(a) Debe tratarse de un error que invalide la decisión

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 16: “Cualquier parte que alegue un
error de derecho debe, por lo menos, identificar el error que alega, presentando argumentos en apoyo
de su reclamación y explicando cómo el error invalida la decisión. Un alegato de error de derecho que
no podría haber resultado de la impugnación de una resolución que se anula o modifica, puede, por lo
tanto, ser rechazado sobre estas bases. Sin embargo, si los argumentos no apoyan la disputa, la parte
no pierde su punto automáticamente, ya que la Sala de Apelaciones puede oficiosamente y por otras
razones, resolver en favor del argumento que existe un error de derecho”. Ver también Kordic y Cerkez,
(Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 16 (similar); Vasiljevic, (Sala de Apelaciones),
25 de febrero de 2004, párr. 6 (igual que en Kordic); Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004,
párr. 14 (similar).
Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 15: “Cuando una parte ar-
gumenta que una Sala de Primera Instancia cometió un error de derecho, la Sala de Apelaciones, como
árbitro final de derecho del Tribunal Internacional, debe determinar si ocurrió en realidad un error de
derecho sustantivo o de procedimiento. Sin embargo, la Sala de Apelaciones sólo cuenta con facultades
para revertir o modificar una decisión de la Sala de Primera Instancia cuando existe un error de dere-
cho que ‘invalide la decisión’. Por lo tanto, no todo error de derecho lleva a una revocación o modifi-
cación de una resolución de la Sala de Primera Instancia”.
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 14: “La Sala de Apelaciones recuerda,
como principio general, que respecto a un supuesto error de derecho:

[…] la Sala de Apelaciones […] está obligada, en principio, a determinar si en la realidad se co-
metió un error de derecho sustantivo o procedimental. Los precedentes reconocen que la carga de
la prueba en la apelación no es absoluta con respecto al error de derecho. La Sala de Apelaciones
no revisa las conclusiones de la Sala de Primera Instancia en cuestiones de derecho, solamente pa-
ra determinar si son razonables, sino para determinar si son correctas. Sin embargo, la parte que
alega el error de derecho debe, por lo menos, identificar el supuesto error, presentar argumentos
en apoyo de su reclamación y explicar cómo dicho error invalida la decisión”.

727
VARIOS

Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 6: “El artículo 24(1) del Estatu-
to se refiere solamente a los errores de derecho que hacen la decisión inválida, es decir, errores sobre
un punto de derecho que, en caso de demostrarse, afectan el veredicto de culpabilidad” (énfasis en el
original).

(b) La Sala de Apelaciones corregirá los errores de derecho


y aplicará la prueba contenida en los autos del juicio

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 24: “Cuando la Sala de Apela-
ciones se confronte con un error en la norma legal aplicada, con relación a una conclusión fáctica y se
haya alegado un error de hecho con relación a dicha conclusión, aplicará la norma jurídica correcta a la
prueba contenida en los autos del juicio, y determinará si está convencida, más allá de toda duda razo-
nable, del veredicto de culpabilidad”. Ver también Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero
de 2005, párr. 17 (similar); Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 17
(similar); Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 15 (similar); Blaskic, (Sala de Ape-
laciones), 29 de julio de 2004, párr. 24 (similar).
Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 10: “Con respecto a los
errores de derecho que se alegan, la Sala de Apelaciones recuerda que, como árbitro del derecho
aplicable ante el Tribunal Internacional, cuando una de las partes interpone dicho alegato, está
obligada, en principio, a determinar si de hecho se cometió un error en la cuestión sustantiva o
adjetiva. Los precedentes reconocen que la carga de la prueba en la apelación no es absoluta, con
respecto a los errores de derecho. La Sala de Apelaciones no revisa las conclusiones de la Sala de
Primera Instancia sobre cuestiones de derecho, solamente para determinar si son razonables, sino
por el contrario para determinar si son correctas”.
Comparar con Kordic y Cerkez (Sala de Apelaciones), Opinión Separada del Juez Weinberg De
Roca, 17 de diciembre de 2004, párr. 3: “El criterio de revisión de errores de derecho, establecido por
la Sala de Apelaciones, sugiere que cuando ésta corrija un error de derecho debe aplicar este criterio a la
prueba contenida en los autos del juicio, para ‘determinar si está convencida, más allá de toda duda
razonable, respecto a las conclusiones fácticas impugnadas por la defensa, antes de que la conclusión
sea confirmada en la apelación’. Esta posición no otorga diferencia alguna a las conclusiones fácticas
realizadas ya por la Sala de Primera Instancia. En mi opinión, cuando se aplica una norma jurídica corregida,
la Sala de Apelaciones debe considerar primero las conclusiones formuladas por la Sala de Primera
Instancia porque, en muchos casos, ésta ya habrá formulado las conclusiones fácticas necesarias para
satisfacer la norma jurídica corregida. La Sala de Apelaciones sólo debería determinar si está conven-
cida más allá de toda duda razonable por lo que se refiere a la culpabilidad del apelante sobre la base
de la norma jurídica corregida cuando la Sala de Primera Instancia no ha hecho suficientes conclusio-
nes para satisfacer ese examen. Al revisar los autos del juicio, la Sala de Apelaciones también debería
basarse, en la medida de lo posible, en las conclusiones de la Sala de Primera Instancia sobre cuestiones
relacionadas, tales como la credibilidad y fiabilidad de la prueba”.

728
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(c) La Sala de Apelaciones puede formular errores de derecho proprio moto,


particularmente con respecto a cuestiones de importancia general para
los precedentes o el funcionamiento del Tribunal/en el interés de la justicia

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párr. 1,031: “[L]a jurisprudencia del
Tribunal Internacional acepta que ‘existen situaciones en las que la Sala de Apelaciones puede formu-
lar cuestionamientos proprio motu o aceptar examinar supuestos errores que no afecten el veredicto
pero que, sin embargo, presenten una cuestión de importancia general para la jurisprudencia o el fun-
cionamiento del Tribunal. El papel de la Sala de Apelaciones como árbitro final del derecho aplicado
por el Tribunal Internacional, significa que debe ofrecer lineamientos a las Salas de Primera Instancia
sobre su interpretación de derecho”.
Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 6: “[L]os precedentes de
los tribunales ad hoc aceptan que existen situaciones en que la Sala de Apelaciones puede propo-
ner cuestiones proprio motu o aceptar examinar supuestos errores que no afectarán el veredicto,
pero que sin embargo, presentan una cuestión de importancia general para los precedentes o el
funcionamiento del Tribunal”.
Krnojelac, (Sala de Apelaciones), 17 de septiembre de 2003, párr. 7: “En el caso Tadic, la fis-
calía invocó diversas bases de apelación, tres de las cuales presentaban cuestiones de importancia
general para los precedentes o el funcionamiento del Tribunal. La Fiscalía reconoció que la decisión
de la Sala de Apelación no influenciaría el veredicto de la Sala de Primera Instancia, en los cargos
relevantes. Hasta ahora, la Sala de Apelaciones ha considerado que es competente para conocer
cuestiones que, aunque no afecten el veredicto emitido por la Sala de Primera Instancia, son de im-
portancia general para los antecedentes del Tribunal. La preocupación principal es asegurar el desarrollo
de los precedentes del Tribunal y la estandarización del derecho aplicable. Es apropiado considerar
una cuestión de importancia general cuando su resolución se considere relevante para el desarrollo
de los precedentes del Tribunal e involucre algún punto de derecho importante que amerite ser exa-
minado. Esto se debe a que la Sala de Apelaciones debe ofrecer a las Salas de Primera Instancia
orientación acerca de su interpretación del derecho. Este papel de árbitro final en la aplicación del
derecho por el Tribunal, debe ser visto a la luz del carácter específico del Tribunal y en particular, de su
naturaleza temporal ad hoc”.
Ver, por ejemplo, Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párr. 26: “La Sa-
la de Apelaciones está consciente de que esta cuestión de las condenas concurrentes no ha sido impug-
nada por ninguna de las partes y que el apelante apeló solamente su sentencia. Existe, sin embargo, un
nexo indisoluble entre una condena y una sentencia. También, en el caso de un error de derecho, la
Sala de Apelaciones tiene facultades discrecionales para corregir este error proprio motu, si así lo re-
quieren los intereses de la justicia. Como lo ha sostenido la Sala de Apelaciones en el caso Mucic et al,
‘[c]omo parte del [Tribunal] Internacional, [la Sala de Apelaciones] también tiene una facultad
inherente que deriva de su función judicial, controlar sus procedimientos, de forma tal que asegura que
se cumpla con la justicia’. De tal suerte, la Sala de Apelaciones cuenta con facultades discrecionales
para corregir un error de derecho, con relación a las cuestiones de condenas concurrentes por respon-
sabilidad individual y de superiores”.

729
VARIOS

(6) Se requiere una opinión razonada por escrito

Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 17: “Conforme a lo dispuesto por el artículo
23(2) del Estatuto, una sentencia de la Sala de Primera Instancia ‘deberá acompañarse de una opinión
razonada por escrito’. Como se hace notar en la sentencia de apelación del caso Furundzija, el derecho
de una persona acusada, según el artículo 23 del Estatuto, a una opinión razonada, es un aspecto de los
requisitos de un juicio justo, consagrados en los artículos 20 y 21 del Estatuto. No obliga a la Sala de
Primera Instancia a llegar a una conclusión, como lo sugiere el apelante, para el ‘registro histórico’. El
requisito de una opinión razonada por escrito ‘permite a la persona condenada un ejercicio útil del de-
recho de apelación disponible’ y ‘permite a la Sala de Apelaciones comprender y revisar las conclu-
siones de la Sala de Primera Instancia, así como su valoración de la prueba’”.
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 23: “La Sala de Apelaciones re-
cuerda que cada persona acusada tiene derecho a una opinión razonada, conforme al artículo 23 del
Estatuto y la Regla 98ter(C) de las Reglas.XLV Sin embargo, este requisito se relaciona con la sentencia
de la Sala de Primera Instancia, la cual no está obligada a justificar sus conclusiones con relación a
cada alegato realizado durante el juicio. La Sala de Apelaciones recuerda que es parte de la discrecio-
nalidad la Sala de Primera Instancia referirse a argumentos legales que considere”.
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 380: “[L]a Sala de Apelaciones recuerda
que este grado de flexibilidad que debe de ser otorgado a la Sala de Primera Instancia para establecer
su razonamiento está siempre limitado por la obligación de proporcionar un explicación razonada de su
decisión, que es una cuestión de justicia elemental para todas las partes involucradas”.

(a) No existe error cuando la Sala de Primera Instancia no cita toda


la prueba en su sentencia/la Sala de Primera Instancia no está obligada
a articular cada paso de su razonamiento

Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párrs. 70-71, 73, 79: “El apelante alega
que la Sala de Primera Instancia incurrió en un error de derecho y de hecho, y abusó de su discreciona-
lidad, al no considerar la prueba que le fue presentada por las partes con relación a su buen tempera-
mento y profesionalismo”. “[A]lega que la [la Sala de Primera Instancia] no tomó en cuenta
fragmentos [relevantes] del testimonio de ciertos testigos]”. “La Sala de Apelaciones encuentra que la
Sala de Primera Instancia no cometió un error al no referirse expresamente a fragmentos adicionales
del testimonio en cuestión. Las Salas de Primera Instancia no están obligadas a ‘articular cada paso’ de
su razonamiento para llegar a conclusiones particulares y la ‘falta de enlistar en [una sentencia] todas y
cada una de las circunstancias presentadas ante ellas y consideradas, no necesariamente significa que
[ellas] hayan sido ignoradas o que hubieran fallado en evaluar los factores en cuestión. Una Sala de
Primera Instancia no está obligada en forma alguna a referir cada frase pronunciada por un testigo du-
rante su testimonio, pero puede, cuando lo considere apropiado, subrayar las partes principales del tes-
timonio en que se basó para apoyar a una conclusión. Que la sentencia emitida se refiera sólo a

XLV
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 22
de febrero de 2005 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de la decisión, la Regla 98ter(C) lee:
“Regla 98ter. Sentencia. [...] La sentencia deberá ser dictada por la mayoría de los Jueces. Estará acompañada o segui-
da, tan pronto como sea posible, de cualquier opinión razonada por escrito, a las que podrán anexarse opiniones separa-
das o disidentes”.

730
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

algunas partes [del] testimonio, no apoya la disputa de que otras partes de su testimonio hayan sido
rechazadas o no tomadas en cuenta por la Sala de Primera Instancia. Por el contrario, la referencia a
cierto fragmento del testimonio de un testigo es prima facie prueba de que la Sala de Primera Instancia
tenía conocimiento de la totalidad del testimonio y lo tomó en cuenta”. “[L]a Sala de Primera Instan-
cia no tenía que incluir toda porción del testimonio que escuchó en su sentencia [...]”.
Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párr. 21: “La Sala de Apelaciones recuerda
que, en general, una Sala de Primera Instancia no está obligada a referirse a cada prueba en los autos
del juicio en su sentencia, ni a cada alegato presentado durante el juicio. Si la prueba citada no apoya
directamente los hechos con base en los cuales se impugna la conclusión de la Sala de Primera Instan-
cia, la determinación respecto a si ésta cometió un error debe ser considerada en cada caso y a la luz de
la toda la prueba con que tiene frente a sí”.
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 23: “No es necesario [que
la Sala de Primera Instancia] se refiera al testimonio de cada testigo o prueba en los autos del jui-
cio. Se presume que ésta evaluó toda la prueba que le fue presentada, siempre que no haya indica-
ciones de que desestimó completamente alguna prueba en particular. Puede haber indicaciones de
desestimación cuando prueba que es claramente relevante para las conclusiones no es comentada
en el razonamiento de la Sala de Primera Instancia, pero no toda inconsistencia que dicha Sala no
haya discutido convierte su opinión en defectuosa”. Ver también Kvocka et al., (Sala de Apelacio-
nes), 28 de febrero de 2005, párr. 677 (similar); Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de
diciembre de 2004, párr. 382 (similar).
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 24: “Como ejemplo de una
cuestión compleja, la Sala de Apelaciones consideró la evaluación del testimonio de los testigos, con
respecto a la identidad del acusado:

Aunque una Sala de Primera Instancia no está obligada a referirse a cada prueba en los autos del
juicio, en su sentencia, cuando se formula una conclusión de culpabilidad, con base en prueba de
identificación presentada por un testigo bajo circunstancias difíciles, la Sala de Primera Instancia
debe implementar rigurosamente su deber de proporcionar una ‘opinión razonada’. En particular,
una opinión razonada debe articular cuidadosamente los factores en que se basó para fundar la
identificación del acusado y referirse adecuadamente a los factores significativos que impactan
negativamente la confiabilidad de la prueba de identificación.

Pero aún en tales casos, sólo se espera que la Sala de Primera Instancia identifique los factores re-
levantes y se refiera a los factores negativos importantes. Si la Defensa aduce la prueba de otros testi-
gos distintos que no fueron capaces de realizar una aportación significativa a los hechos del caso, aún
si la condena del acusado dependía del testimonio de un sólo testigo, la Sala de Primera Instancia no
está obligada a declarar que encontró irrelevante la prueba de cada uno de los testigos. Por el contrario,
debe presumirse que tomó nota de dicha prueba y la desestimó debidamente, en virtud de su irrelevan-
cia. En general, como lo manifestó la Sala de Apelaciones en el caso Furundzija:

Los precedentes que se han desarrollado bajo la Convenio Europeo para la Protección de los De-
rechos Humanos y de las Libertades Fundamentales, establecen que una opinión razonada es un
componente de los requisitos de un derecho a audiencia justa, ‘pero en la medida en que este

731
VARIOS

deber [...] se aplica, puede variar según la naturaleza de la decisión’ y ‘sólo puede ser determina-
da a la luz de las circunstancias del caso’” (énfasis en el original).

(b) La Sala de Primera Instancia sólo está obligada a formular


conclusiones de hecho que son esenciales

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 23: “Con respecto a las conclusiones
fácticas, la Sala de Primera Instancia solamente está obligada a formular conclusiones sobre aquellos
hechos que son esenciales para la determinación de la culpabilidad de un cargo en particular”. Ver
también Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 288 (similar).

(c) Las conclusiones de hecho, respecto a hechos no disputados


o a hechos acordados entre las partes, no requieren ser formuladas explícitamente

Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párrs. 18, 22, 36: “Una Sala de Primera Instancia no
está obligada a formular conclusiones explicitas de hechos acordados entre las partes o que no son disputa-
dos. La referencia por parte de una Sala de Primera Instancia a dichos hechos, es un indicativo de que
los acepta como verdaderos”. “La referencia de la Sala de Primera Instancia [a determinados] hechos
no disputados [en la sentencia] es, en sí misma, –en ausencia de alguna indicación en la sentencia de
que considera falso el hecho– un indicativo de que lo acepta’”. “El hecho de que la Sala de Primera
Instancia no se refiera en la sentencia a los anteriormente mencionados hechos acordados [respecto a
la participación limitada de Babic en la empresa criminal conjunta] no significa, como lo alega el ape-
lante, que los ignorara. Como previamente se señaló, una Sala de Primera Instancia no necesita for-
mular conclusiones explícitas sobre hechos acordados entre las partes o no disputados”.

(d) No es posible deducir inferencias respecto a la calidad


de una sentencia, a partir de su extensión

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 23: “No es [...] posible deducir infe-
rencia alguna respecto a la calidad de una sentencia a partir de la longitud de fragmentos específicos
de una sentencia, con relación a otras sentencias o partes de la misma sentencia”.

(e) Un apelante que reclama un error de derecho por carecer de una opinión
razonada, debe identificar las cuestiones específicas, las conclusiones
fácticas o los argumentos a los que la Sala de Primera Instancia omitió referirse

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 25: “La Sala de Apelaciones [...]
enfatiza que es necesario que todo apelante que reclame un error de derecho, con motivo de la falta de
una opinión razonada, identifique las cuestiones específicas, las conclusiones fácticas o los argumentos
que alega omitió referir la Sala de Primera Instancia y debe explicar por qué su omisión invalida la
decisión. Las observaciones generales respecto a la extensión de una sentencia o a fragmentos particulares

732
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

de ésta, o la discusión respecto a determinadas partes de la prueba, no califican, excepto en casos par-
ticularmente complejos, como base de una base válida de apelación”. Ver también Kvocka et al., (Sala
de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 447 (igual).

(f) Ausencia de formulación de conclusiones fácticas específicas respecto


a cada elemento de los crímenes de guerra, fue un error

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 383-387: “[E]sta postura [de
no discutir todas y cada una de las partes de la prueba] no libera a la Sala de Primera Instancia de su
obligación, bajo el artículo 23(2), oración 2, del Estatuto, traducida en la Regla 98ter(C), oración 2, de
las Reglas,XLVI de proporcionar una opinión razonada, lo que significa que todos los elementos consti-
tutivos de un crimen deben ser discutidos y la prueba en que se basa debe ser valorada por la Sala de
Primera Instancia”.
“La Sala de Apelaciones hace notar que la Sala de Primera Instancia no formuló, en muchos ca-
sos, conclusiones de hecho explícitas y específicas, con respecto a cada elemento de los crímenes, pero
concluyó expresamente que los crímenes habían sido probados. La Sala de Apelaciones considera que
al encontrar que los crímenes fueron probados, la Sala de Primera Instancia consideró implícitamente
todos las conclusiones de hecho relevantes, requeridas para cubrir los elementos de los crímenes”.
“Sin embargo, la Sala de Apelaciones considera que tal posición no es suficiente. La Sentencia de
Primera Instancia debe permitir a la Sala de Apelaciones desempeñar sus funciones, conforme al artículo
25 del Estatuto, con base en una determinación suficiente con respecto a qué prueba ha sido aceptada
como prueba de todos los elementos que se imputan y, en caso de discutirse, su valoración respecto a,
inter alia, la credibilidad y forma de conducirse de un testigo. El basarse en parte de una frase general
no puede sustituir [sic] la obligación de la Sala de Primera Instancia de proporcionar una ‘opinión
razonada escrita’ como se contempla en el anteriormente mencionado artículo 23(2), oración 2, del
Estatuto”.
“La Sala de Apelaciones considera, sin embargo, que esto no lleva automáticamente a desechar
los cargos y coincide con la fiscalía en que, en esta circunstancia en particular, la cuestión ante sí es
establecer si las conclusiones de la Sala de Primera Instancia de que los crímenes habían sido proba-
dos, son sostenibles en los autos del juicio”.
“La omisión de la Sala de Primera Instancia en la discusión de todos los elementos constitutivos
de todos los crímenes imputados y la solicitud a la fiscalía de modificar adicionalmente el Acta de
Acusación, ha forzado a la Sala de Apelaciones a reexaminar una plétora de pruebas para dilucidar si
todos los elementos constitutivos de los crímenes quedaron establecidos durante el juicio [...]”.

XLVI
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 12 de agosto de 2004. El texto de la Regla
98ter(C), en esta versión, es igual al transcrito bajo “Se requiere una opinión razonada por escrito”, Sección (X) (C) (ii)
(6) Compendio TIPY.

733
VARIOS

(g) Ausencia de formulación de conclusiones de hecho respecto a cada incidente contenido


en los anexos del Acta de Acusación, fue un error

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 69-71, 73-75: “Las conclusiones
generales [respecto al manejo del campo de Omarska] alcanzadas por la Sala, se contienen en los
párrafos 116 y 117 de la Sentencia de Primera Instancia:

116. Existe prueba abrumadora de que los procedimientos de funcionamiento estándar en los
campos eran el trato abusivo y las condiciones inhumanas. El personal del campo y los participan-
tes en su operación rara vez intentaban aliviar el sufrimiento de las personas detenidas. De hecho,
lo más frecuente era que aquéllos que participaban y contribuían en la operación del campo, reali-
zaban esfuerzos considerables por asegurarse que las personas detenidas fueran atormentadas
constantemente. Muchas personas detenidas fallecieron como resultado de las condiciones in-
humanas, en adición a los que murieron como resultado de la violencia física que les fue infrigida.
117. La Sala de Primera Instancia concluye que las personas detenidas no-serbias en estos cam-
pos, estuvieron sujetos a una serie de atrocidades y que las condiciones inhumanas fueron impues-
tas como medios para degradarlos y subyugarlos. La brutalidad extrema fue sistemática en los
campos y se utilizó como herramienta para aterrorizar a los musulmanes, croatas y otros no-
serbios ahí presos”.

“La Sala de Primera Instancia recurrió entonces al derecho aplicable y a las conclusiones de dere-
cho, antes de examinar la responsabilidad penal de cada uno de las personas acusadas en turno. Esta
postura es diferente de la que adoptó la Sala de Primera Instancia en el caso Krnojelac, que, ante un
Acta de Acusación estructurada de forma semejante, formuló primero las conclusiones fácticas con
relación a cada incidente enumerado en los anexos del Acta de Acusación, antes de examinar la res-
ponsabilidad del acusado. De manera similar, en la Sentencia de Primera Instancia en el caso Galic, la
Sala de Primera Instancia estableció si los bombardeos o los incidentes de francotiroteo que se narra-
ron en los anexos al Acta de Acusación habían quedado demostrados, más allá de toda duda razonable,
antes de examinar la responsabilidad penal del acusado misma”.
“Con respecto a esas conclusiones [generales], [de que cada uno de los crímenes que se alegan en
la modificación al Acta de Acusación, fueron cometidos en el campo Omarska], es necesario determi-
nar si la Sala de Primera Instancia concluyó que cada incidente enumerado en los anexos había sido
probado, más allá de toda duda razonable, por la fiscalía, y que el acusado era, por lo tanto, culpable
de cada uno de los incidentes ahí enumerados”.
“La Sala de Apelaciones considera que una postura sistemática, que consiste en formular conclu-
siones fácticas en relación con cada incidente contenido en los anexos y los crímenes relacionados
contenidos en el Acta de Acusación, habría sido la postura adecuada. Una persona acusada tiene dere-
cho a saber si ha sido encontrada culpable de un crimen con respecto a los incidentes que se le impu-
tan, de acuerdo a los principios de un juicio justo”.
“Sin embargo, la Sala de Apelaciones encuentra que la postura genérica adoptada por la Sala de
Primera Instancia, no convierte en inválida la sentencia. Puede generarse una condena respecto a cual-
quier cargo, siempre que existan conclusiones respecto a algún incidente ahí contenido. [...] El texto
mismo del Acta de Acusación no requiere que todos y cada uno de los incidentes sean demostrados, más
allá de toda duda razonable, antes de que el acusado sea encontrado culpable con respecto a ciertos

734
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

cargos. [...] La Sala de Primera Instancia demostró, más allá de toda duda razonable, que en algunas
instancias de persecución, asesinato, tortura y trato cruel, habían sido cometidas contra los prisioneros
del campo Omarska, incluyendo algunas víctimas enumeradas en los anexos”.
“La Sala de Apelaciones concluye que, aún si la Sala de Primera Instancia cometió algún error al
no enumerar los incidentes establecidos, más allá de toda duda razonable, con relación con cada uno
de los crímenes por los que se encontró culpable a los apelantes, este error no invalida la Sentencia de
Primera Instancia siempre y cuando la Sala de Primera Instancia haya formulado realmente las conclu-
siones fácticas respecto a los crímenes individuales, con relación a las condenas de los apelantes. La
Sala de Apelaciones, por lo tanto, no revocará ninguna de las condenas por esta causa para la cual
existen conclusiones de hecho, siempre que estos hechos hayan sido alegados en el Acta de Acusa-
ción”. Ver también Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 356.

(7) Cuestiones que no fueron presentadas ante la Sala de Primera Instancia


renunciadas en la apelación

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 222: “Como lo dispone el artículo 25 del
Estatuto, el papel de la Sala de Apelaciones se limita a corregir errores de derecho que invalidan una
decisión, y errores de hecho que han ocasionado una injusticia. Una parte está obligada a interponer
formalmente ante la Sala de Primera Instancia, ya sea durante el juicio o previamente a éste, cualquier
cuestión que requiera una resolución. Una parte ‘no puede permanecer en silencio respecto a [un]
asunto sólo para regresar, en apelación, a buscar un juicio de novo’. Si alguna de las partes no objeta
una cuestión particular ante la Sala de Primera Instancia, cuando razonablemente podría haberlo
hecho, en ausencia de circunstancias especiales, la Sala de Apelaciones concluirá que esa parte ha re-
nunciado a su derecho para presentar ese hecho como un fundamento válido de apelación”.

(a) Aplicación - se renunció a las cuestiones que no se presentaron antes

Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 223: “[L]a Sala de Apelaciones no comparte
el punto de vista de que el apelante –que objetó la procedencia del Acta de Acusación ante la Sala de
Primera Instancia– haya renunciado a su derecho de hacerlo en la apelación. El apelante interpuso la
cuestión de la vaguedad de la modificación al Acta de Acusación ante la Sala de Primera Instancia y
subsecuentemente impugnó el cumplimiento de la segunda modificación al Acta de Acusación, con
respecto a la decisión de la Sala de Primera Instancia, a pesar de no haber alegado la vaguedad del Ac-
ta de Acusación sobre la cuestión de la forma de responsabilidad, ya sea durante la audiencia a que se
refiere la Regla 98 bis,XLVII o en sus alegatos finales en el juicio”.

XLVII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 14
de abril de 2004 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de la decisión, la Regla 98bis lee: “Re-
gla 98bis. Petición de Sentencia Absolutoria. (A) Una persona acusada podrá presentar una petición para que se emita
una sentencia absolutoria con respecto a uno o más de los crímenes incluidos en el Acta de Acusación dentro de los
siete siguientes días al fin de la presentación del caso por parte de la Fiscalía y, en todo caso, antes que se presenten
pruebas por parte de la Defensa de conformidad con la Regla 85 (A)(ii). (B) La Sala de Primera Instancia ordenará que

735
VARIOS

Comparar con Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párrs. 101-103: Cuando la
cuestión de un supuesto doble conteo de factores agravantes, como circunstancias agravantes y como
parte del crimen, no fue señalada en el aviso de apelación, la Sala de Apelaciones consideró el argu-
mento del apelante, pues ello no perjudicaba de manera relevante a la fiscalía: “La Sala de Apelacio-
nes considera que, a la luz de la falta de perjuicio material y de la potencial importancia de los
argumentos en cuestión, de tener éxito para la sentencia del apelante, debe permitirse a este último
presentarlas, a pesar de su violación a la Regla 108 de las Reglas”.XLVIII

e) La revisión de las sentencias por parte de la Sala de Apelaciones

i) Las apelaciones de sentencia no son un juicio de novo

Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párr. 7: “Las apelaciones contra una
sentencia, así como las apelaciones de la sentencia de un juicio, son apelaciones stricto sensu de ‘natu-
raleza correctiva’ y no juicios de novo”. Ver también Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de
2005, párr. 7 (similar); Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 6 (similar); Kvocka et
al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 669 (similar); Nikolic - Dragan, (Sala de Ape-
laciones), 4 de febrero de 2005, párr. 8 (similar); Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de
2004, párr. 9 (similar).

ii) Las apelaciones de sentencia están limitadas a corregir errores


de derecho que invalidan una decisión y errores de hecho que
han ocasionado una injusticia

Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párr. 7: “Conforme al artículo 25 del
Estatuto, el papel de la Sala de Apelaciones se limita a la corrección de errores de derecho que invali-
dan una decisión y a errores de hecho que han ocasionado una injusticia. Estos criterios han sido fre-
cuentemente mencionados y están bien establecidos en la jurisprudencia del Tribunal Internacional y
del Tribunal Penal Internacional para Rwanda (‘TPIR’)”. Ver también Deronjic, (Sala de Apelacio-
nes), 20 de julio de 2005, párr. 7 (similar).
Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 6 (lo mismo que en el caso Deronjic);
Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párr. 8 (similar).

se determine una sentencia absolutoria con base en la petición del acusado, o proprio motu si ha encontrado que la
prueba no es suficiente para sustanciar una condena por ese o esos cargos.”
XLVIII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 22
de febrero de 2005 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de la decisión, la Regla 108 lee:
“Regla 108. Comunicación de Apelación. Una parte que intenta apelar una sentencia deberá, no más de treinta días a
partir de la fecha en que la sentencia fue pronunciada, presentar una comunicación de apelación, estableciendo los fun-
damentos. El Apelante deberá también identificar la orden, decisión o fallo impugnado con específica referencia a la
fecha de su presentación, y/o transcripción de la pagina, e indicar la sustancia de los errores alegados y el remedio que
se pretende. La Sala de Apelaciones podrá, en buena causa demostrada por una petición, autorizar una variación a los
fundamentos de la apelación.”

736
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

iii) Las Salas de Primera Instancia están investidas de una amplia


discrecionalidad para determinar una sentencia adecuada

Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párr. 8: “La Sala de Primera Instancia
está investida de amplia discrecionalidad para determinar una sentencia adecuada, debido a su obliga-
ción de individualizar las penas que correspondan a las circunstancias del acusado y la gravedad del
crimen”. Ver también Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párr. 8 (similar); Babic,
(Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 7 (igual); Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4
de febrero de 2005, párr. 9 (igual); Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005,
párr. 15 (similar).
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 669: “La emisión de una sen-
tencia es, esencialmente, un proceso discrecional por parte de la Sala de Primera Instancia. La Sala de
Apelaciones reitera que ‘[l]a tarea de escuchar, valorar y ponderar la prueba presentada en juicio se
deja a los jueces de una Sala de Primera Instancia’”.
Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 9: “La Sala de Primera Instancia
tiene una considerable, aunque no ilimitada, discreción para determinar la sentencia”.

iv) El peso que ha de asignarse a los factores agravantes


y atenuantes queda a discreción de la Sala de Primera Instancia

Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párr. 57: “La Sala de Apelaciones enfa-
tiza que, al encontrar que se han establecido circunstancias atenuantes, la decisión con respecto al peso
que debe asignarse a éstas queda dentro de la discrecionalidad de la Sala de Primera Instancia”.
Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 675: “Con respecto al peso que
debe darse a las circunstancias atenuantes, la jurisprudencia del Tribunal Internacional es clara: la Sala
de Primera Instancia tiene considerable discrecionalidad. Le corresponde al apelante demostrar que la
Sala de Primera Instancia erró al ejercer su discrecionalidad. El mero señalamiento de factores ate-
nuantes, por sí mismo, no es suficiente para dispensar la carga”.
Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párr. 27: “La Sala de Apelaciones
enfatiza que aunque el Estatuto y las Reglas obligan a las Salas de Primera Instancia a tomar en cuen-
ta, tanto las circunstancias agravantes, como las atenuantes de un caso, la determinación de lo que
puede constituir un factor agravante o atenuante y el peso que debe asignársele queda dentro de su dis-
crecionalidad”.

v) La Sala de Apelaciones no revisará una sentencia salvo


que la Sala de Primera Instancia haya cometido un error perceptible

Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párr. 8: “Como regla general, la Sala de
Apelaciones no revisará una sentencia, salvo que la Sala de Primera Instancia haya cometido un ‘error
perceptible’ al ejercer su discrecionalidad, o no se haya apegado al derecho aplicable. Corresponde al

737
VARIOS

apelante demostrar cómo la Sala de Primera Instancia se manejó fuera de su marco de discrecionalidad
al imponer su sentencia”. Ver también Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párr. 8
(igual); Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 7 (similar); Kvocka et al., (Sala de
Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párr. 669 (similar); Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de fe-
brero de 2005, párr. 9 (similar); Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 680 (simi-
lar); Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 242 (similar); Vasiljevic, (Sala de Apelaciones),
25 de febrero de 2004, párr. 9 (similar).

vi) La decisión de la Sala de Primera Instancia puede ser afectada en apelación,


si dicha Sala abusó de su discrecionalidad al tomar en cuenta lo que no debió
haber considerado o al no tomar en cuenta lo que debió haber considerado

Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párr. 8: “[L]a decisión de la Sala de Primera Ins-
tancia puede ser afectada en la apelación, si el apelante demuestra que dicha sala abuso de su discre-
cionalidad, ya sea tomando en cuenta lo que no debió haber considerado, o no tomando en cuenta lo
que debió haber considerado en el proceso de ponderación involucrado en el ejercicio de su discrecio-
nalidad”. Ver también Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párrs. 9 & 27
(similar).

vii) No se otorga “crédito automático” por factores atenuantes

Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párr. 57: “La prueba de circunstancias
atenuantes ‘no genera automáticamente ‘crédito’ a favor de [un] [a]pelante en la determinación de la
sentencia; simplemente requiere que la Sala de Primera Instancia considere muchas circunstancias ate-
nuantes en su determinación final’”. Ver también Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005,
párr. 44 (igual).

viii) El apelante que impugne el peso que la Sala de Primera Instancia


otorga a un factor atenuante en particular, tiene la carga de demostrar
que dicha Sala abusó de su discrecionalidad

Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 44: “El apelante que impugne el peso otorgado
por la Sala de Primera Instancia a un factor atenuante en particular [...] tiene ‘la carga de demostrar
que la Sala de Primera Instancia abusó de su discrecionalidad’. El apelante tiene que demostrar que la
Sala de Primera Instancia otorgó peso a consideraciones externas o irrelevantes, que no otorgó sufi-
ciente o ningún peso a consideraciones relevantes, que cometió un claro error con respecto a los
hechos sobre los que ejerció su discrecionalidad, o que su decisión fue tan irrazonable o tan evidente-
mente injusta, que la Sala de Apelaciones sea capaz de inferir que la Sala de Primera Instancia debe
haberse equivocado en el debido ejercicio de su discrecionalidad”.

738
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

ix) Aunque la Sala de Primera Instancia está obligada a tomar


en cuenta los factores atenuantes, no está obligada a debatir cada uno de éstos

Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 43: “[L]os [jueces de la Sala de Primera Ins-
tancia] no están obligados a ‘detallar cada paso’ de sus razonamientos para llegar una conclusión en
particular, y el no enumerar en una sentencia ‘todas y cada una de las circunstancias’ presentadas ante
ellos, y consideradas por los mismo ‘no necesariamente significa que ignoraron o incumplieron al no
evaluar algún factor en cuestión’. Por ejemplo, la referencia expresa, por parte de una Sala de Primera
Instancia, de las declaraciones escritas de las partes con respecto a circunstancias atenuantes constituye
prueba prima facie de que tenía conocimiento de estas circunstancias y que las tomo en cuenta”.
Ver, por ejemplo, Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 1, 051-
1, 052: “Conforme al Estatuto y las Reglas del Tribunal Internacional, cada Sala de Primera Instancia
está obligada a tomar en cuenta las circunstancias atenuantes. La Sala de Apelaciones no está satisfe-
cha, sin embargo, que la Sala de Primera Instancia haya cometido un error evidente al no referirse ex-
plícitamente [a las motivaciones de Kordic para involucrarse en la política, a su buen temperamento
antes de la guerra y a su buena reputación durante y después de la guerra]”. “[L]as convicciones de la Sala
de Primera Instancia y la gravedad de los crímenes demuestran que ésta no erró al no referirse a la su-
puesta buena reputación de Kordic durante y después de la guerra” Similarmente, la Sala de Primera
Instancia no erró al ignorar ‘el alegato de Kordic de que no tenía prejuicios contra ciudadanos de otras na-
cionalidades’ ya que la Sala de Primera Instancia lo condenó debidamente por persecución y otros crí-
menes cometidos contra bosnio-musulmanes, la Sala de Apelaciones concuerda con la evaluación de la
Sala de Primera Instancia en no discutir, bajo ningún motivo, alegatos manifiestamente mal fundados,
como lo son los presentados”.
Ver, por ejemplo, Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párrs. 64-65: “La
Sala de Apelaciones observa que en [...] la Sentencia de Primera Instancia, [...], la Sala de Primera Ins-
tancia se refirió a la situación familiar del Apelante, incluyendo su matrimonio y a sus dos hijas [...].
Además, en sus discusiones con respecto a las circunstancias personales del Apelante, la Sala de Pri-
mera Instancia se refirió al hecho de que éste está casado y tiene dos hijos. Adicionalmente, la Sala de
Apelaciones hace notar que, dentro de este contexto, la Sala de Primera Instancia se refirió a una parte
[relevante] de la Audiencia para dictar Sentencia [...]”. “La Sala de Primera Instancia se refirió expre-
samente a la declaración escrita del Apelante, y citó el párrafo del Escrito de Sentencia de la Defensa
que contiene pruebas presentadas por el Apelante tendientes a demostrar que sus circunstancias perso-
nales eran de naturaleza excepcional [...]. Esta referencia en la Sentencia de Primera Instancia, con
respecto a la declaración escrita, es prueba prima facie de que la Sala de Primera Instancia tenía cono-
cimiento de la situación personal y familiar específica del Apelante, y de que la tomó en cuenta. La
Sala de Apelaciones encuentra que la Sala de Primera Instancia no tenía ninguna obligación de discutir
las circunstancias personales del Apelante con mayor detalle de lo que lo hizo, en particular tomando
en cuenta que una parte de las pruebas presentadas por éste, con respecto a sus circunstancias familia-
res, es de naturaleza confidencial”.

739
VARIOS

x) Si es posible o no presentar nuevos factores atenuantes


en el Escrito de Contestación del Apelante

Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 15: “El Apelante argumenta que la Sala
de Primera Instancia no consideró su conducta mientras estuvo detenido por parte del Tribunal Inter-
nacional, como un factor mitigante, cuando decidió su sentencia. Este argumento fue presentado por
primera vez en la Contestación de la Defensa. La Sala de Apelaciones sostiene que las réplicas deben
limitarse solamente a refutar los argumentos de la respuesta, y no deben incluir nuevos argumentos o
modificaciones respecto a cuestiones que ya se presentaron. Este argumento, por lo tanto, no será con-
siderado”.
Comparar con Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párr. 54: “El Ape-
lante [...] alega que la conducta posterior al conflicto es una ‘circunstancia atenuante distinta y separa-
da’ que no debe ser ‘mezclada con el remordimiento’ [...]. La Sala de Apelaciones encuentra que este
argumento, presentado por el Apelante por primera vez en su Escrito de Contestación, constituye un
nuevo alegato. Sin embargo, la Sala de Apelaciones decidió ejercer su poder discrecional para referirse
brevemente al nuevo argumento del Apelante”.

xi) Presentación de la apelación de factores atenuantes,


más allá de aquéllos que se señalaron en la notificación de apelación

Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párr. 130: Cuando en el Escrito de Apelación se
presentan cuestiones con respecto a factores atenuantes, más allá de aquéllos que figuran en la Notifi-
cación de Apelación, “el Apelante está obligado a formular la moción correspondiente, conforme a la
Regla 108 de las Reglas.XLIX Sin embargo, en las circunstancias del caso y habiendo considerado el
hecho de que la Fiscalía se refirió a todas estas cuestiones presentadas por el Apelante en su respuesta,
la Sala de Apelaciones ha decidido ejercer su discrecionalidad y referirse a los méritos de los argumen-
tos del Apelante”.

XLIX
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. De conformidad con la versión enmendada al 22
de febrero de 2005 de las Reglas de Procedimiento y Prueba, vigentes al momento de la decisión, la Regla 108 lee:
“Regla 108. Notificación de Apelación. La parte que intenta apelar deberá, no más de treinta días después de la fecha
en la que se haya pronunciado la sentencia, presentar una notificación de apelación, estableciendo las bases para la
misma. El Apelante deberá también identificar la orden, decisión o fallo que impugna con referencia específica a la fecha
en la que fue presentada, y/o la trascripción de la página, y deberá indicar la sustancia del error alegado, así como el
remedio que se busca. La Sala de Apelaciones podrá, en debido momento y mediante la moción correspondiente, auto-
rizar la modificación de las bases de la apelación.”

740
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

xii) La Sala de Apelaciones puede no considerar factores atenuantes


que estaban disponibles, pero que no fueron presentados ante
la Sala de Primera Instancia

Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párr. 150: “La Sala de Apelaciones hace notar
que esta cuestión [de la existencia de circunstancias atenuantes adicionales] no se presentó en la etapa
de sentencia y que, por lo tanto, no existe prueba con base en la cual la Sala de Apelaciones pueda
considerar este alegato”. “[L]a Sala de Apelaciones enfatiza que un apelante no puede esperar que ésta
considere, en apelación, pruebas de circunstancias atenuantes que tuvo a su disposición, pero que no
presentó en la primera instancia”.
Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 62: “[E]l Apelante sostiene que, durante
el periodo cubierto por el Acta de Acusación, él pretendió aliviar los problemas dentro de las prisiones
designando a personal carcelario profesional, y que esto también fue ignorado por la Sala de Primera
Instancia. La Sala de Apelaciones hace notar que este argumento no fue incluido en el Escrito de Sen-
tencia del Apelante, ni tampoco fue presentado por la defensa en sus argumentos orales ante la Sala de
Primera Instancia. De hecho, durante la Audiencia de Apelación, la Defensa no negó que este argu-
mento se presentó por primera vez en la apelación. No hay pruebas con base en las cuales la Sala de
Apelaciones pueda considerar este argumento. La Sala de Primera Instancia no cometió, por lo tanto,
error alguno al no considerar este factor en su evaluación de los factores atenuantes. Adicionalmente,
la Sala de Apelaciones enfatiza que un apelante no puede esperar que la Sala de Apelaciones considere
en apelación pruebas respecto a circunstancias atenuantes que estaban disponibles, pero que no fueron
introducidas en la primera instancia”.
Ver también Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 673-674: “Kvocka
argumenta que ‘no prestó mucha atención’ a la presentación de circunstancias atenuantes en el juicio,
ya que era de la opinión de que había pruebas suficientes para condenarlo”. “La Sala de Apelaciones
hace notar que las pruebas respecto a factores atenuante fueron, de hecho, aducidas ante la Sala de
Primera Instancia. Con respecto a pruebas adicionales sobre factores atenuantes, que estaban disponi-
bles aunque no se presentaron en el juicio, la Sala de Apelaciones no se considera a sí misma como un
foro apropiado para que dicho material pueda ser introducido por vez primera. La Regla 85(A)(vi)L
dispone que una Sala de Primera Instancia considerará ‘cualquier información relevante que pueda
asistir a la Sala de Primera Instancia en la determinación de la sentencia apropiada, si el acusado es
encontrada culpable de uno o más cargos del Acta de Acusación’. A este respecto, se reitera el siguien-
te texto del caso Kupreskic:

Si una persona acusada no presenta información relevante, la Sala de Apelaciones no considera


que, como regla general, una Sala de Primera Instancia tenga la obligación de ir a buscar informa-
ción que el abogado no considere conveniente someter a su consideración, de manera oportuna”.

L
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión vi-
gente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 22 de febrero de 2005.

741
VARIOS

xiii) La Sala de Primera Instancia puede basarse en factores atenuantes


convenidos por las partes cuando se presente una declaración de culpabilidad

Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párrs. 40, 47: “El Apelante alega que la
Sala de Primera Instancia cometió un error de derecho al decidir que, en el caso de los Acuerdos de
Declaración de Culpabilidad, se basaría principalmente en factores atenuantes acordados por las par-
tes, ya que los factores atenuantes deben ser demostrados por una persona acusada con base en la pon-
deración de probabilidades, y no en un acuerdo entre las partes”. “La Sala de Apelaciones recuerda
que las Salas de Primera Instancia están ‘obligadas por la ley a tomar en cuenta las circunstancias ate-
nuantes’. La Sala de Apelaciones no considera que la Sala de Primera Instancia se haya apartado erró-
neamente del estándar ‘de ponderación de probabilidades’ señalado en la Sentencia de Apelación del
caso Celebici [a/k/a Delalic]. Habiendo recordado el estándar en cuestión, la Sala de Primera Instancia
señalo que, en el caso de Acuerdos de Declaración de Culpabilidad, se basaría principalmente en los
factores atenuantes acordados por las partes. En otras palabras, la Sala de Primera Instancia liberó,
lógicamente, al Apelante de la carga de probar las circunstancias atenuantes, con base en la pondera-
ción de probabilidades, en relación con aquellas circunstancias atenuantes que las partes acordaron.
Además, [...] la Sala de Primera Instancia consideró factores atenuantes que solamente habían sido
identificadas por el Apelante”.

xiv) La Sala de Apelaciones puede revisar/imponer una nueva sentencia,


sin reenviarla a la Sala de Primera Instancia

Kordic y Cerkez, (Sala de Apelaciones), 17 de diciembre de 2004, párrs. 1,070-1,072: “[Cuando] [l]a
Sala de Apelaciones ha revertido significativamente las conclusiones de la Sala de Primera Instancia y
ha aceptado varias de las causas de apelación de Cerkez, revocando la mayoría de las condenas”, pero
adicionalmente lo “ha encontrado culpable [de actos adicionales] conforme al artículo 7(1) del Estatu-
to”, “la Sala de Apelaciones formulará, ella misma, la sentencia adecuada para las condenas restantes”.
Se pide a la Sala de Apelaciones que imponer una sentencia de novo. En tal virtud, en lugar de revertir la
sentencia de la Sala de Primera Instancia, la Sala de Apelaciones substituirá con su propia sentencia razona-
da la de la Sala de Primera Instancia, con base en sus propias conclusiones, una función que la Sala de
Apelaciones puede llevar a cabo sin remitir el caso a una Sala de Primera Instancia”.
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 680: “Si [...] la Sala de Apelaciones re-
voca una o más condenas sobre las que la Sala de Primera Instancia fundó una sola sentencia, la Sala
de Apelaciones es competente para imponer una sentencia única –o sentencias concurrentes– por las
condenas restantes. Al así hacerlo, la Sala de Apelaciones revisa la sentencia impuesta por la Sala de
Primera Instancia, aunque esta última no necesariamente haya cometido un error discernible en el ejer-
cicio de su discrecionalidad para sentenciar”.
Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 726: “En lugar de revisar la sentencia de
la Sala de Primera Instancia, la Sala de Apelaciones substituirá con sus propia sentencia razonada la de la
Sala de Primera Instancia, con base en sus propias conclusiones, función que la Sala de Apelaciones
considera puede llevar a cabo en este caso, sin reenviar el caso a la Sala de Primera Instancia”.

742
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párr. 266: “De acuerdo con sus facultades, para
así hacerlo sin reenviar el asunto a la Sala de Primera Instancia, la Sala de Apelaciones procede con el
ajuste de la sentencia de Krstic, a la luz de sus conclusiones, y de acuerdo con los requisitos del Esta-
tuto y las Reglas”.
Vasiljevic, (Sala de Apelaciones), 25 de febrero de 2004, párr. 181: “La Sala de Apelaciones con-
sidera que tiene el mandato de revisar la sentencia por sí misma, sin reenviarla a la Sala de Primera
Instancia”.

xv) Recalificaciones proprio moto de la condena, con base en error


de derecho, no pueden ser en detrimento del acusado

Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párr. 26: “[L]a Sala de Apelaciones
toma en cuenta que [...] una recalificación de la condena [corrección de una condena bajo los artículos
7(1) y artículo 7(3), por una condena impuesta sólo bajo el artículo 7(1)], cuando ocurre de proprio
motu en un procedimiento de apelación de la sentencia, no puede nunca ser en perjuicio del acusado”.

xvi) Aplicación - revisión de las sentencias de la primera


instancia por la Sala de Apelaciones

(1) El peso que se otorgue a la mala salud, el buen temperamento,


la falta de condenas previas, la cooperación con el tribunal
y la contribución a la reconciliación en la antigua Yugoslavia

Krstic, (Sala de Apelaciones), 19 de abril de 2004, párrs. 271, 265: “La Defensa sostiene que la Sala
de Primera Instancia erró al no asignar ningún peso en la sentencia a la mala salud de Krstic, su buen
temperamento personal, su expediente limpio hasta la fecha, su cooperación con el Tribunal y su con-
tribución a la reconciliación en la antigua Yugoslavia”. “La Sala de Primera Instancia consideró las
circunstancias identificadas por la defensa, pero concluyó que no constituían circunstancias atenuan-
tes. La Sala de Primera Instancia tiene discrecionalidad para decidir si una circunstancia particular debe
ser considerada como atenuante. La Defensa no ha demostrado que la Sala de Primera Instancia erró
en el ejercicio de su discrecionalidad en este aspecto, y el fundamento de la apelación queda desechado”.
“La Sala de Apelaciones adopta el fallo de la Sala de Primera Instancia, con respecto a estos factores,
y concluye que no constituyen circunstancias atenuantes en el contexto de este caso”.

(2) El peso dado, inter alia, a los esfuerzos de paz

Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párr. 58: “Con respecto al argumento
del Apelante de que la Sala de Primera Instancia no le otorgó el ‘debido peso al hecho de que participó
directamente con los líderes del partido Nueva Democracia de Serbia, en una estrategia para impulsar
futuras reformas, reorganización y estrategias para las Fuerzas Armadas Yugoslavas con la Sociedad

743
VARIOS

por la Paz,’ la Sala de Apelaciones hace notar que la decisión sobre sentencia hace referencia a los
alegatos de la Defensa en este sentido, presentados durante la Audiencia de Sentencia. La Sentencia de
Primera Instancia señala que ‘el Fiscal acepta que Miodrag Jokic era un miembro activo del partido
Nueva Democracia y Presidente del Consejo para la Defensa y Seguridad, y que ‘la Fiscalía reconoce
que, en tal carácter, Miodrag Jokic contribuyó significativamente a la iniciativa para que la República
Federal de Yugoslavia se uniera a la Sociedad por la Paz, y trabajó en propuestas para la reforma del
ejército y de la policía’. Más aún, la Sala de Primera Instancia se refirió expresamente a esta informa-
ción en el contexto de su discusión”.

(3) El peso dado a la gravedad de la conducta y posición


de mando como factores agravantes

Aleksovski, (Sala de Apelaciones), 24 de marzo de 2000, párr. 187: “La Sala de Apelaciones sostuvo
que ‘existió un error discernible en el ejercicio de la discrecionalidad de la Sala de Primera Instancia al
imponer la sentencia”, y “[q]ue el error consistió en no otorgar suficiente peso a la gravedad de la con-
ducta del Apelante y en no considerar suposición de comandante, como un factor agravante, en rela-
ción con su responsabilidad, bajo el artículo 7(1)”.

(4) Peso otorgado a la cooperación

Kvocka et al., (Sala de Apelaciones), 28 de febrero de 2005, párrs. 722, 721, 723: “La Regla 101(B) de
las ReglasLI dispone que al decidir la sentencia, la Sala de Primera Instancia debe tomar en considera-
ción inter alia ‘cualquier circunstancia atenuante, incluyendo la cooperación substancial con el Fiscal,
por parte de la persona condenada, antes o después de la condena’. Es la Sala de Primera Instancia
quien debe evaluar si la cooperación del acusado es substancial, y la conclusión de ésta sólo será modi-
ficada si cometió un error discernible, al ir más allá de los límites de su discrecionalidad”.
“Prcac [...] argumenta que su cooperación con la Fiscalía y el Tribunal no fue tomada debida-
mente en cuenta por la Sala de Primera Instancia”. “La Sala de Apelaciones observa que en la Senten-
cia de Primera Instancia explícitamente se ‘tomo nota del hecho de que Prcac voluntariamente rindió
una declaración a la Fiscalía’. Además, se refirió al alegato de Prcac con respecto a la cooperación, lo
cual constituyó ‘prueba prima facie de que [aquello fue] tomado en cuenta’. No se han aducido argu-
mentos razonados en apoyo de la proposición de que se otorgó un peso insuficiente a estas considera-
ciones” (énfasis en el original).
Ver también Blaskic, (Sala de Apelaciones), 29 de julio de 2004, párr. 702: “La Sala de Apelacio-
nes no considera como error discernible la omisión de la Sala de Primera Instancia, respecto a la mani-
festación expresa del peso dado a la cooperación del Apelante con el Fiscal en relación con su
sentencia; el análisis de este factor, como atenuante, por parte de la Sala de Primera Instancia, fue ati-
nado y la Sala de Apelaciones concuerda con ésta en que la entrega voluntaria del Apelante constituye
un factor atenuante”.

LI
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 22 de febrero de 2005.

744
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(5) Peso dado a las circunstancias personales

Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párr. 68: “[E]l Apelante no ha demos-
trado que la Sala de Primera Instancia haya abusado de su discrecionalidad al sopesar las circunstan-
cias atenuantes [respecto a la situación personal y familiar del Apelante], ni que hubiera errado al no
apegarse [al] derecho aplicable, y al no interpretar y evaluar correctamente los hechos’. Más bien, la
Sala de Apelaciones encuentra que la Sala de Primera Instancia consideró toda la prueba que tenía ante
si, con respecto al las circunstancias personales del Apelante y que, dentro de su discrecionalidad,
otorgó a este factor ‘cierto, aunque muy limitado, peso como atenuante’”.

(6) El peso dado a las circunstancias personales, para efectos


de la liberación provisional, no es necesariamente relevante
en la evaluación de las circunstancias atenuantes

Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párrs. 66-67: “La Sala de Apelaciones
se avoca ahora al argumento del Apelante de que la Sentencia de Primera Instancia ‘describe errónea-
mente las circunstancias familiares del mismo, y no considera debidamente sus verdaderas circunstan-
cias como un factor atenuante’, lo cual apoya mediante referencia a las órdenes para su liberación
provisional, en las que la Sala de Primera Instancia consideró que las consideraciones extraordinarias
con respecto a su estado de salud y situación familiar constituían circunstancias excepcionales”. “La
Sala de Apelaciones concluye que las consideraciones de la Sala de Primera Instancia, al otorgar la
liberación provisional al Apelante, no son necesariamente relevantes para su evaluación de las circuns-
tancias atenuantes en la sentencia del aquél. Conforme a la Regla 65(B) de las Reglas,LII una persona
acusada puede ser liberada provisionalmente si la Sala de Primera Instancia está satisfecha que compa-
recerá a juicio y que, de ser liberado, no constituirá un peligro para ninguna víctima, testigo u otra per-
sona. Al evaluar la conducta del acusado, con objeto de emitir una sentencia adecuada, queda abierto
para una Sala de Primera Instancia el sopesar las circunstancias atenuantes con otros factores, tales
como la gravedad del crimen, las circunstancias particulares del caso y la forma y grado de la partici-
pación del acusado en el crimen. La Sala de Apelaciones considera que el argumento del Apelante,
bajo esta parte de su quinto fundamento de la apelación, es erróneo”.

(7) No es un error el considerar la conducta posterior


al conflicto como una expresión de remordimiento

Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párr. 54: “El Apelante [...] sostiene que
la conducta posterior al conflicto es ‘una circunstancia atenuante separada y distinta’ que no debe ‘en-
tremezclarse con el remordimiento’. En su opinión, el cese al fuego negociado y sus actividades políti-
cas en el partido Nueva Democracia, deben ser descritos como pasos que dio el Apelante ‘para mejorar
la situación y aliviar el sufrimiento’, lo cual constituye una circunstancia atenuante ‘separada y distinta
al remordimiento’. Agrega que considerar estos factores ‘como remordimiento es un abuso de la dis-

LII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 8 de agosto de 2005.

745
VARIOS

crecionalidad y que crea una injusticia para el Apelante’ [...]. La Sala de Primera Instancia tomó en
cuenta la conducta del Apelante, después del conflicto, como un factor atenuante y la consideró en su
determinación final, cuando concluyó que el remordimiento del Apelante fue una circunstancia ate-
nuante relevante, ‘también demostrada en la conducta concomitante y posterior a los crímenes cometi-
dos’. La Sala de Apelaciones concluye que estaba dentro de la discrecionalidad de la Sala de Primera
Instancia el considerar la conducta del Apelante, después del conflicto, como una expresión de su re-
mordimiento sincero, en lugar de evaluar su conducta posterior al conflicto como una circunstancia
atenuante distinta. La Sala de Primera Instancia no erró en este respecto” (énfasis en el original).

(8) No es error considerar un testimonio como relevante para la cooperación


y el remordimiento, pero no el buen temperamento

Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párrs. 76, 79, 82: El Apelante argumen-
ta que determinado testimonio debió haber sido considerado por la Sala de Primera Instancia como
relevante para su buen temperamento y profesionalismo. La Sala de Apelaciones “reconoce que la Sala
de Primera Instancia se refirió a estos pasajes de la transcripción dentro del contexto de la cooperación del
Apelante con la Fiscalía, y no en relación al buen temperamento y profesionalismo del mismo. Sin embar-
go, la Sala de Apelaciones concluye que la Sala de Primera Instancia no erró al referirse a esta cuestión
en su discusión, con respecto a la cooperación del Apelante, como una circunstancia atenuante”.
“La Sala de Apelaciones concluye que estaba dentro de la discrecionalidad de la Sala de Primera
Instancia, el evaluar el testimonio de [ciertos testigos] como prueba del remordimiento del Apelante; la
Sala de Primera Instancia no estaba obligada a considerar este factor, al evaluar también el buen tem-
peramento del Apelante”.
“La Sala de Apelaciones observa que toda la prueba en cuestión [que Jokic argumentó no fue con-
siderada por la Sala de Primera Instancia con respecto a su buen temperamento] fue debidamente considerada
por la Sala de Primera Instancia, al discutir las cuestión de las circunstancias atenuantes. La Sala de
Primera Instancia tenía pleno conocimiento de estas pruebas; esto se hace aparente a partir de la Sen-
tencia de Primera Instancia que se refiere específicamente a la entrega voluntaria del Apelante, a su
conducta mientras estuvo en libertad provisional, a su admisión de culpabilidad, así como al hecho de
que se disculpó con el Ministro Croata de Asuntos Marítimos y Relaciones Internacionales el día del
bombardeo del 6 de diciembre de 1991, y que estos dos hombres concluyeron un cese al fuego al día
siguiente. La Sala de Apelaciones concluye que estaba dentro de la discrecionalidad de la Sala de Pri-
mera Instancia el considerar estos factores como indicativos del remordimiento del Apelante y de su
cooperación substancial con el Tribunal Internacional; la Sala de Primera Instancia no estaba obligada
a considerar también estos factores al evaluar el buen temperamento del Apelante”.

746
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

f) Aceptación de declaraciones de culpabilidad

i) Generalidades

Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 40: “Las Reglas 62(VI) y 62 bis de
las Reglas,LIII que rigen la toma de una declaración de culpabilidad, establecen los criterios a aplicarse
en tal caso. Las Reglas disponen lo siguiente:

Regla 62 bis
Declaraciones de Culpabilidad

Si una persona acusada se declara culpable, de acuerdo con la Regla 62 (vi), o solicita cambiar su
declaración a la de culpabilidad, la Sala de Primera Instancia está satisfecha de que:
(i) la declaración de culpabilidad se ha realizado de manera voluntaria;
(ii) la declaración de culpabilidad es informada;
(iii) la declaración de culpabilidad no es equívoca; y
(iv) existe una base de hechos suficiente con respecto al crimen y la participación del acusado en
el mismo, ya sea con base en indicios independientes, o en la falta de algún desacuerdo relevante
entre las partes con respecto a los hechos del caso.

La Sala de Primera Instancia puede emitir un fallo de culpabilidad e instruir al Secretario para que
se fije una fecha para la Audiencia de Sentencia”.
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 42: “Le Regla que dispone el
procedimiento para un Acuerdo de Declaración de Culpabilidad entre la Fiscalía y la Defensa, señala
lo siguiente:

Regla 62 ter
Procedimiento para un Acuerdo de Declaración de Culpabilidad
(A) El Fiscal y la defensa pueden acordar que, una vez que el acusado interponga una declaración
de culpabilidad respecto al Acta de Acusación, o uno o más cargos en la misma, el Fiscal rea-
lizará uno o más de los siguientes actos ante la Sala de Primera Instancia:
(i) solicitará que se modifique el Acta de Acusación en la forma que corresponda;
(ii) sostener que una sentencia específica o rango para sentenciar es apropiado;
(iii) no se opondrá a la solicitud del acusado que solicite una sentencia en particular, o un
rango para sentenciarla.

LIII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 28 de julio de 2003.

747
VARIOS

(B) La Sala de Primera Instancia no estará obligada por ningún acuerdo especificado en el párrafo
(A).
(C) Si un Acuerdo de Declaración de Culpabilidad ha sido negociado por las partes, la Sala de
Primera Instancia requerirá que se divulgue el acuerdo en sesión abierta o, con demostración
de una buena causa, en una sesión cerrada, en el momento que el acusado se declare culpable de
acuerdo con la Regla 62 (vi), o solicite se cambie su declaración a la de culpable”.

Ver también Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párrs. 43-44:
“El Estatuto no se refiere directamente a la cuestión de la declaración de culpabilidad. El artículo 20,
párrafo 3, del Estatuto dispone:

La Sala de Primera Instancia dará lectura al Acta de Acusación, se cerciorará que los derechos del
acusado se respeten, confirmará que ésta comprende el Acta de Acusación, y la instruirá para que
presente una declaración [de culpabilidad o inocencia].LIV La Sala de Primera Instancia fijará, en-
tonces, la fecha para el inicio del juicio”.

“La Regla 62 bis de las Reglas [...] dispone los elementos que deben establecerse para emitir una
condena, con base en una declaración de culpabilidad. La Regla 62ter de las Reglas dispone el proce-
dimiento para el Acuerdo de Declaración de Culpabilidad, entre la Fiscalía y la Defensa”.LV

ii) Declaraciones de culpabilidad son estipuladas en otros


tribunales penales internacionales/los requisitos de la Regla 62 bis
reflejan el derecho nacional e internacional

Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 45: “La Sala de Primera
Instancia concluye que las declaraciones de culpabilidad están estipuladas en instrumentos de otras
cortes penales internacionales, y que los elementos que deben establecerse, conforme a la Regla 62 bis,
reflejan los requisitos para aceptar dichas declaraciones de culpabilidad en sistemas nacionales, así
como a nivel internacional”.

LIV
Texto agregado por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción.
LV
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 28 de julio de 2003.

748
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

iii) La declaración debe ser voluntaria, informada, inequívoca


y apoyada por una base de hechos suficiente

Erdemovic, (Sala de Apelaciones), Opinión Separada Conjunta de los Jueces McDonald y Vohrah, 7
de octubre de 1997, párr. 8: “[C]iertas precondiciones deben ser satisfechas antes de que pueda presen-
tarse una declaración de culpabilidad. [L]as precondiciones mínimas son las siguientes:

(a) La declaración de culpabilidad debe ser voluntaria. Debe ser formulada por una persona acu-
sada que se encuentre en buen estado mental, para comprender las consecuencias de decla-
rarse culpable, y que no se encuentre presionado por amenazas, inducciones o promesas.
(b) La declaración de culpabilidad debe ser informada, es decir, el acusado debe comprender la
naturaleza de los cargos en su contra y las consecuencias de declararse culpable de ellos. El
acusado debe saber respecto a qué se declara culpable.
(c) La declaración de culpabilidad no debe ser equívoca. No debe acompañarse de expresiones
que constituyan una defensa que contradiga una admisión de responsabilidad penal”.

Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 54: “La Sala de Pri-
mera Instancia recuerda el texto de la Regla 62 bis:LVI [La Sala de Primera Instancia debe estar satisfe-
cha] de que los cuatro prerrequisitos para aceptar una declaración de culpabilidad se han cumplido
[aquéllos que se señalan en la Regla 62 bis– la declaración debe ser voluntaria, informada, inequívoca,
y apoyada por una base de hechos suficiente]”.

(1) Voluntaria

Erdemovic, (Sala de Apelaciones), Opinión Separada Conjunta de los Jueces McDonald y Judge Vohrah,
7 de octubre de 1997, párr. 10: “[U]na declaración de culpabilidad [debe] formularse de manera volun-
taria. La voluntad involucra dos elementos. Primero, una persona acusada debe haber sido mentalmen-
te capaz de comprender las consecuencias de sus acciones, al declararse culpable. En segundo lugar, la
declaración no debe haber sido el resultado de alguna amenaza o incentivo, que no fuera la expectativa
de recibir crédito por la declaración de culpabilidad en la forma de una reducción de la sentencia”.
Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 52: “Para determinar si
la declaración de culpabilidad se realizó de manera voluntaria, una Sala de Primera Instancia puede inda-
gar sobre las razones para cambiar la declaración y, si la Declaración de Culpabilidad es el resultado de
un Acuerdo de Declaración de Culpabilidad, las condiciones bajo las cuales se llegó al mismo”.

LVI
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 28 de julio de 2003.

749
VARIOS

(a) Aplicación - voluntaria

Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 11: “Con respecto al alegato del Apelante de
que fue esencialmente ‘coercionado’, por la Sala de Primera Instancia, para presentar una declaración
de culpabilidad como co-perpetrador respecto al Cargo 1 del Acta de Acusación, la Sala de Apelacio-
nes hace notar que: (1) el Acuerdo de Declaración de Culpabilidad mismo señala que ‘Milan Babic
reconoce que ha suscrito este Acuerdo de Declaración de Culpabilidad libre y voluntariamente, [y] que
no se realizó bajo amenaza alguna para inducirlo a presentar una declaración de culpabilidad;’ y (2) el
Apelante mismo lo confirmó durante la Comparecencia Inicial Adicional. La Sala de Apelaciones en-
cuentra que la Sala de Primera Instancia cumplió correctamente sus obligaciones, conforme a la Regla
62 bis de las ReglasLVII y que, por lo tanto, la declaración presentada por el Apelante, el 28 de enero de
2004, es válida”.

(2) Informada

Erdemovic, (Sala de Apelaciones), Opinión Separada Conjunta de los Jueces McDonald y Vohrah, 7
de octubre de 1997, párr. 14: “[T]odas las jurisdicciones de la familia anglosajona –common law– in-
sisten en que una persona acusada que se declara culpable debe comprender la naturaleza y conse-
cuencias de su declaración, y respecto a qué específicamente se declara culpable”. En el caso que nos
ocupa, “una declaración informada requeriría que el Apelante comprendiera (a) la naturaleza de los
cargos en su contra y las consecuencias de declararse culpable, en general; y (b) la naturaleza y distin-
ción entre los cargos alternativos y las consecuencias de declararse culpable de uno, en lugar del otro”.
Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 52: “Al decidir si la
declaración de culpabilidad es informada, una Sala de Primera Instancia, puede indagar respecto a la com-
prensión del acusado de los elementos del crimen o crímenes de los que se declara culpable, para ase-
gurarse que su comprensión de los requerimientos del crimen reflejan su conducta y su participación
real, así como su estado mental, o intención, cuando cometió el crimen”.

(a) Derechos a los que se renuncia al declararse culpable

Mrdja, (Sala de Primera Instancia), 31 de marzo de 2004, párr. 4: Darko Mrdja “entendió que, al sus-
cribir el Acuerdo de Declaración de Culpabilidad, renunciaba a los derechos ahí enumerados, inclu-
yendo: el derecho a declararse inocente y a requerir que la Fiscalía pruebe los cargos del Acta de
Acusación, más allá de toda duda razonable, en un juicio justo, imparcial y público; el derecho a preparar
e interponer una defensa contra los cargos en un juicio público; el derecho a ser juzgado sin retrasos
indebidos; el derecho estar presente en su propio juicio y a defenderse a sí mismo o a tener; a asisten-
cia de un defensor de su elección; el derecho a interrogar o a hacer interrogar a los testigos de cargo y
obtener la comparecencia y el interrogatorio de los testigos de descargo en las mismas condiciones que

LVII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 22 de febrero de 2005. El texto de la Regla
68bis, en esta versión, es igual al transcrito bajo “Aceptación de declaraciones de culpabilidad. Generalidades”, Sección
(X)(f)(i) del Compendio TPIY.

750
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

los testigos de cargo; el derecho a no ser forzado a testificar en contra de él mismo o a declararse cul-
pable; el derecho a testificar, o a permanecer en silencio en el juicio; y el derecho a apelar una sen-
tencia de culpabilidad, o a apelar cualquier decisión previa al juicio”. Ver también Obrenovic, (Sala de
Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 15 (una lista similar de derechos articulados);
Nikolic – Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 18 (una lista similar de
derechos expresados).
Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 48: “Como parte del
acuerdo, el acusado acepta renunciar a muchos de los derechos que están garantizados a su favor en el
Estatuto, y que son reconocidos como derechos fundamentales en el derecho internacional de los dere-
chos humanos. Más críticamente, el acusado renuncia a su derecho a que se le presuma inocente, y a
que la Fiscalía tenga la carga de probar su culpabilidad, más allá de toda duda razonable, en un juicio
público”.

(3) Inequívoca

Erdemovic, (Sala de Apelaciones), Opinión Separada Conjunta de los Jueces McDonald y Vohrah, 7
de octubre de 1997, párr. 31: “El que una declaración de culpabilidad sea considerada como equívoca
depende de la consideración, in limine, de la pregunta de si dicha declaración fue acompañada o califi-
cada por expresiones que describieran hechos que establecen una defensa legal”.
Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 52: “Al determinar si
una declaración es equívoca, una Sala de Primera Instancia puede cuestionar a la defensa con respecto
a su intención de presentar algunas defensas”.

(4) La determinación respecto a si hay una base de hecho suficiente


para el crimen, y para la participación del acusado en el mismo

Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 18: “En el caso específico de la imposición de
una sentencia, después de una declaración de culpabilidad, la Sala de Primera Instancia, de conformi-
dad con la Regla 62 bis (iv) de las Reglas,LVIII debe estar satisfecha de que ‘existe una base de hechos
suficiente para el crimen y para la participación del acusado en el mismo, ya sea con base en indicios
independientes, o en la falta de algún desacuerdo relevante entre las partes, respecto a los hechos del
caso’. Un procedimiento común es que las partes entren en negociaciones y acuerden los hechos que
sustentan los cargos por los cuales el acusado se declarará culpable. Las partes pueden también some-
ter, conforme a la Regla 100(A) de las Reglas,LIX ‘cualquier información relevante que pueda asistir a
la Sala de Primera Instancia en la determinación de la sentencia adecuada’. Con base en los hechos
acordados entre las partes, así como en la información adicional proporcionada por éstos de conformi-

LVIII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 22 de febrero de 2005. El texto de la Regla
68bis, en esta versión, es igual al transcrito bajo “Aceptación de declaraciones de culpabilidad. Generalidades”, Sección
(X)(f)(i) del Compendio TPIY.
LIX
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 22 de febrero de 2005.

751
VARIOS

dad con la Regla 100(A) (incluyendo aquellos hechos que se presentaron durante la Audiencia de Sen-
tencia), la Sala de Primera Instancia ejercita su discrecionalidad para decidir la sentencia”.
Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 86: “En los casos de declaración de cul-
pabilidad, las Salas de Primera Instancia deben, de conformidad con la Regla 62 bis (iv),LX determinar
si ‘hay una base de hechos suficiente para el crimen y para la participación del acusado en el mismo,
ya sea con base en indicios independientes, o en la falta de algún desacuerdo relevante entre las partes,
con respecto a los hechos del caso’. En caso de un Acuerdo de Declaración de Culpabilidad, una Sala
de Primera Instancia presenta sus conclusiones de culpabilidad, con base en los hechos convenidos por
la partes, como se señala en el Acta de Acusación y en las declaraciones de hechos. Por lo tanto, no
puede decirse que una Sala de Primera Instancia puede, en la etapa de sentencia, desconocer simple-
mente esos hechos, que son la base de las conclusiones de culpabilidad que emite”.
Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 52: “Al determinar si
hay una base de hechos suficiente para que el crimen exista, una Sala de Primera Instancia puede con-
siderar necesario exigir a la Fiscalía que aduzca prueba adicional o de apoyo, o puede preguntar al
acusado cuestiones específicas para aclarar su conducta particular, o su participación en la comisión
del crimen del que se ha declarado culpable. Al cuestionarlo con respecto a la base de hechos, una Sala de
Primera Instancia puede buscar asegurarse que se encuentre reflejada la totalidad de la conducta crimi-
nal del acusado y de que existan registros históricos precisos, así como asegurarse de que el acusado se
esté declarando culpable solamente de aquello de lo que, de hecho, es culpable”.
Todorovic, (Sala de Primera Instancia), 31 de julio de 2001, párr. 25: “[B]ajo la [Regla 62 bis],LXI
una declaración de culpabilidad no puede constituir la única base para condenar a una persona acusa-
da; la Sala de Primera Instancia debe también estar satisfecha que ‘existe una base de hechos suficiente
para el crimen y para la participación del acusado en el mismo’. [L]a Sala de Primera Instancia puede
basarse, ya sea en indicios independientes, o en la falta de ‘algún desacuerdo relevante entre las partes,
con respecto a los hechos del caso’”.
Jelisic, (Sala de Primera Instancia), 14 de diciembre de 1999, párrs. 25-26, 28: “Una declaración
de culpabilidad no es, por sí misma, una base suficiente para condenar a una persona acusada. Aunque
la Sala de Primera Instancia haga notar que las partes lograron acordar en el crimen imputado, es aún
necesario para los Jueces encontrar algo en los elementos del caso, sobre lo cual puedan basar su con-
vicción, tanto en derecho como de hecho, de que el acusado es, en efecto, culpable de la comisión del
crimen”. Los jueces deben verificar que exista una base de hechos suficiente para la existencia del crimen y
para la participación del acusado en el mismo, ya sea con base en indicios independientes, o en la falta
de algún desacuerdo relevante entre las partes, con respecto a los hechos del caso”. La Sala de Primera
Instancia sostuvo que ‘debe también verificar si los elementos presentes en la declaración de culpabili-
dad son suficientes para establecer los crímenes reconocidos”.

LX
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 22 de febrero de 2005. El texto de la Regla
68bis, en esta versión, es igual al transcrito bajo “Aceptación de declaraciones de culpabilidad. Generalidades”, Sección
(X)(f)(i) del Compendio TPIY.
LXI
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 12 de julio de 2001. El texto de la Regla
68bis, en esta versión, es igual al transcrito bajo “Aceptación de declaraciones de culpabilidad. Generalidades”, Sección
(X)(f)(i) del Compendio TPIY.

752
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(5) Aplicación - voluntaria, informada, inequívoca


y apoyada por una base de hechos suficiente

Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 9: “En la Comparecencia Inicial Adicional de
[Babic], el Juez Presidente aclaró al Apelante que su declaración tenía que ser ‘voluntaria’ -en forma
tal que ‘no existieran amenazas [hacia él] que [lo] indujeran a presentar una declaración de culpabili-
dad- e informada. A este respecto, el Juez Presidente específicamente preguntó al Apelante si ‘com-
prendía totalmente cuáles [eran] [sus] compromisos’, a lo que éste respondió que sí. El Juez Presidente
preguntó adicionalmente al Apelante si también estaba consciente de lo que había llevado a las partes a
suscribir un nuevo Acuerdo de Declaración de Culpabilidad, y de la diferencias entre declararse culpa-
ble como quien ayuda y alienta y como co-perpetrador, a lo cual aquél respondió también que sí. El 28
de enero de 2004, habiéndose cerciorado que la declaración era, conforme a la Regla 62 bis de las Re-
glas,LXII voluntaria, informada, inequívoca y apoyada, por una base de hechos suficiente, la Sala de
Primera Instancia emitió un fallo de culpabilidad, con respecto al Cargo 1 del Acta de Acusación”.

iv) La Sala de Primera Instancia puede indagar en los términos


del Acuerdo de Declaración de Culpabilidad

Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párrs. 49, 53: “Una vez que se
ha llgado a un acuerdo, éste está sujeto a revisión por parte de la Sala de Primera Instancia. Esta última
puede indagar en los términos del acuerdo para asegurarse de que ninguna de las partes haya sido tra-
tada injustamente y, particularmente, que los derechos del acusado sean respetados. Como se indicó
arriba, una vez que el Acuerdo de Declaración de Culpabilidad ha sido aceptado, una Sala de Primera
Instancia continuará su papel como garante de la justicia del proceso, y como protector de los derechos
del acusado al indagar sobre la naturaleza de la declaración de culpabilidad, conforme a la Regla 62
bis de las Reglas. De tal suerte que, mientras las partes tienen autonomía para celebrar Acuerdos de
Declaración de Culpabilidad, la Sala de Primera Instancia retiene la autoridad final sobre ambos, el
proceso y los procedimientos”.
“Una Sala de Primera Instancia puede [...] indagar en los términos del Acuerdo de Declaración de
Culpabilidad. En efecto, [...] en este caso la Sala de Primera Instancia cuestionó a las Partes respecto a
ciertos términos del acuerdo, y específicamente sobre la intención de la Fiscalía de retirar los demás
cargos contra Momir Nikolic solamente al momento en que fuera sentenciado, y no cuando éste pre-
sentó su declaración de culpabilidad, como se especifica en la Regla 62 ter (A)(i)”.

LXII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 22 de febrero de 2005. El texto de la Regla
68bis, en esta versión, es igual al transcrito bajo “Aceptación de declaraciones de culpabilidad. Generalidades”, Sección
(X)(f)(i) del Compendio TPIY.

753
VARIOS

v) La Sala de Primera Instancia tiene discrecionalidad


para aceptar la Declaración de Culpabilidad

Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 54: “La Sala de Primera
Instancia recuerda el texto de la Regla 62 bis:LXIII Después de cerciorarse que los cuatro prerrequisitos
para aceptar una declaración de culpabilidad se han cumplido, una Sala de Primera Instancia ‘puede’
emitir un fallo de culpabilidad. Por lo tanto, una Sala de Primera Instancia tiene discrecionalidad para
aceptar o no una declaración de culpabilidad”.

vi) Factores que debe considerar la Sala de Primera Instancia


para decidir si acepta una Declaración de Culpabilidad

Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 19: “Como lo ha sostenido pre-
viamente esta Sala de Primera Instancia, la aceptación de una declaración de culpabilidad, de confor-
midad con el Acuerdo de Declaración de Culpabilidad, debe apegarse a la consideración cuidadosa,
por parte de una Sala de Primera Instancia, de numerosos factores, incluyendo inter alia si los cargos
que permanecen reflejan la totalidad de la conducta criminal del acusado, si se creará un registro histó-
rico preciso, si los términos del acuerdo respetan plenamente los derechos del acusado y si se otorga la
debida consideración a los intereses de las víctimas”.
Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 54: “Aunque la razón
para no aceptar una declaración de culpabilidad puede ser que una Sala de Primera Instancia no esté
satisfecha con los términos del respectivo Acuerdo de Declaración de Culpabilidad, o que tenga in-
quietudes con respecto a que los derechos del acusado no hayan sido protegidos adecuadamente, una
Sala de Primera Instancia puede también rechazar una declaración de culpabilidad en particular, que se
base en un Acuerdo de Declaración de Culpabilidad, por no considerar que el referido Acuerdo sea en
interés de la justicia”.
Para la discusión sobre los propósitos a los que sirve la aceptación de declaración de culpabilidad,
ver “Declaración de Culpabilidad”, Sección (IX)(c)(iv)(3)(c), Compendio del TPIY.
Para la discusión sobre “con respecto a los Acuerdos de Declaración de Culpabilidad, en casos
que involucran violaciones graves al derecho internacional humanitario”, ver Sección (X)(f)(xiv),
Compendio del TPIY.

LXIII
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 28 de julio de 2003. El texto de la Regla
68bis, en esta versión, es igual al transcrito bajo “Aceptación de declaraciones de culpabilidad. Generalidades”, Sección
(X)(f)(i) del Compendio TPIY.

754
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

(1) Aplicación - factores que la Sala de Primera Instancia debe considerar


al determinar si acepta una Declaración de Culpabilidad

Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párrs. 20, 75, 77, 76: “Habiendo re-
cibido la Petición Conjunta, la Sala de Primera Instancia consideró cuidadosamente los diversos facto-
res implicados en la aceptación o rechazo del Acuerdo de Declaración de Culpabilidad y de la
declaración de culpabilidad. La Sala de Primera Instancia determinó que la declaración de culpabilidad
de Dragan Obrenovic, conforme al Acuerdo de Declaración de Culpabilidad, era en interés de la justi-
cia y, por lo tanto, aceptó su declaración de culpabilidad, el 21 de mayo de 2003. Su determinación se
basó en los siguientes factores, inter alia: (a) la aceptación de la responsabilidad de Dragan Obrenovic
por su conducta criminal; (b) el establecimiento de un registro indisputable respecto a los crímenes
cometidos después de la caída de Srebrenica, lo cual puede contribuir a la reconciliación; (c) el acuer-
do de Dragan Obrenovic para cooperar con la Fiscalía y proporcionar testimonio en los casos contra
otras persona acusadas, a los que se les imputan crímenes relacionados con Srebrenica, particularmente a la
luz de su posición como oficial del VRS [Ejército de la República Serbia de Bosnia y Herzegovina/República
Srpska]; (d) el hecho de que ciertos testigos no necesitarían comparecer a testificar ante el Tribunal; y
(e) el hecho de que la Fiscalía no retiró ningún alegato de hecho relacionado con la conducta criminal
por la que Dragan Obrenovic aceptó responsabilidad penal individual. La Sala de Primera Instancia
consideró, adicionalmente, que una persona acusada tiene derecho a decidir qué declaración interponer
con respecto a los cargos en su contra”.
“El hecho de que una persona ‘de adentro’, y particularmente una persona que había trabajado en
inteligencia y seguridad, estuviera dispuesta a testificar en todos los casos relacionados con los críme-
nes cometidos alrededor de Srebrenica, fue un factor que la Sala de Primera Instancia tomó en consi-
deración, al decidir si aceptaba la declaración de culpabilidad de Momir Nikolic”.
“Después de que se presentara la declaración de culpabilidad de Momir Nikolic, la Fiscalía tam-
bién pudo retirar a numerosos testimonios de su lista de testigos. La Sala de Primera Instancia conside-
ró este factor como de peso a favor de la aceptación de la declaración de culpabilidad, en este caso”.
“La Sala de Primera Instancia consideró el reconocimiento de Momir Nikolic, con respecto a los
crímenes cometidos después de la caída de Srebrenica, del papel que éste jugó en ellos, así como el
papel de otros miembros bosnio-serbios en la empresa criminal conjunta, como significativos en la
verificación de que estos crímenes fueron, de hecho, cometidos y de quiénes fueron responsables de su
comisión. Tal reconocimiento puede contribuir a establecer la verdad en todas las áreas y comunidades
de la antigua Yugoslavia. Hasta que tales crímenes hayan sido reconocidos, no pueden tomarse medi-
das para disculparse por dichos crímenes o para pedir perdón por el papel que algunos tuvieron, ya
fuera grande o pequeño, en su comisión. Por lo tanto, la Sala de Primera Instancia consideró lo anterior
como un importante factor que pesó a favor de la aceptación de la declaración de culpabilidad”.
Para la discusión sobre la Declaración de Culpabilidad, como un factor atenuante, ver “Aplicación
– declaración de culpabilidad, Sección (IX)(c)(iv)(3)(c)(xiv), Compendio del TPIY.

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VARIOS

vii) Las partes pueden recomendar la sentencia,


pero la Sala de Primera Instancia no está obligada

Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 30: “La Sala de Apelaciones hace notar que la
Regla 62ter (B) de las Reglas,LXIV señala sin ambigüedades que las Salas de Primera Instancia no esta-
rán obligadas por ningún acuerdo entre las partes”. Ver también Nikolic - Dragan, (Sala de Apelacio-
nes), 4 de febrero de 2005, párr. 89 (igual).
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 41: “[L]a Sala de Primera Ins-
tancia no está obligada por alguna recomendación sobre la sentencia contenida en un Acuerdo de De-
claración de Culpabilidad”.
Jokic - Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de, 2004, párr. 11: “A cambio de la declara-
ción de culpabilidad de Miodrag Jokic, su total cooperación con la Fiscalía y el cumplimiento de todas
sus obligaciones según el Acuerdo de Declaración de Culpabilidad, la Fiscalía aceptó recomendar a la
Sala de Primera Instancia la imposición de una sola sentencia 10 años de prisión. Miodrag Jokic, sin
embargo, tiene derecho, conforme al Acuerdo de Declaración de Culpabilidad, a argumentar que se le
imponga una sentencia menor con base en cualquier otro factor mitigante adicional presentado por él.
La Sala de Primera Instancia no está obligada por ninguno de los acuerdos concluidos entre las partes
respecto a la sentencia preferida”.
Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párr. 279: “La Sala de Primera
Instancia no está obligada por una sentencia recomendada y especificada en un Acuerdo de Declara-
ción de Culpabilidad. El Acusado fue defendido por un abogado defensor altamente profesional y fue
explícitamente advertido, por parte de la Sala de Primera Instancia en sesión pública del Tribunal, con
respecto a que ésta no estaba obligada por la recomendación. El Acusado entendía los términos del
Acuerdo de Declaración de Culpabilidad, y reconoció plenamente su comprensión y aceptación a la regla
de que la Sala de Primera Instancia no está obligada por esta recomendación, y que la sentencia tiene
que ser decidida con base en la gravedad de los crímenes y en todos los factores agravantes y atenuan-
tes relevantes”.
Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 55: “Un punto adicio-
nal de la ‘negociación’, al concluir un Acuerdo de Declaración de Culpabilidad puede incluir la acep-
tación por parte de la Fiscalía de recomendar una sentencia en particular, o un rango para la emisión de
sentencias”. “Como se señaló en la Regla 62ter (B),LXV una Sala de Primera Instancia no está obligada
por las recomendaciones de las partes”. Ver también Nikolic -Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de
diciembre de 2003, párr. 172 (similar).
Banovic, (Sala de Primera Instancia), 28 de octubre de 2003, párr. 94: “Conforme al Convenio de
Declaración de Culpabilidad y según la Regla 62ter(A)(ii) de las Reglas, las partes han recomendado

LXIV
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 22 de febrero de 2005. El texto de la Regla
68ter, en esta versión, es igual al transcrito bajo “Aceptación de declaraciones de culpabilidad. Generalidades”, Sección
(X)(f)(i) del Compendio TPIY.
LXV
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 28 de julio de 2003. El texto de la Regla
68ter, en esta versión, es igual al transcrito bajo “Aceptación de declaraciones de culpabilidad. Generalidades”, Sección
(X)(f)(i) del Compendio TPIY.

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GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

conjuntamente que se imponga una sentencia de ocho años. Sin embargo, como ya se hizo notar, la
Sala de Primera Instancia no está obligada por este acuerdo [...]”.

(1) La Sala de Primera Instancia otorgará la debida consideración


a la recomendación de las partes y, en caso que la sentencia
sea substancialmente divergente, indicará las razones de dicha divergencia

Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 30: “En el ejercicio de su discrecionalidad pa-
ra imponer una sentencia, las Salas de Primera Instancia deben tomar en cuenta el contexto especial de
un Acuerdo de Declaración de Culpabilidad, como un factor adicional. Dicho acuerdo es una cuestión
de considerable importancia, ya que involucra una admisión de culpabilidad por parte del acusado.
Además, una recomendación de un rango de sentencias o, como es el caso presente, de una sentencia
máxima específica, refleja un acuerdo entre las partes de lo que, desde su punto de vista, constituiría
una sentencia justa. [...] [E]n el contexto específico de la emisión de una sentencia, después de un
Acuerdo de Declaración de Culpabilidad, la Sala de Apelaciones enfatiza que las Salas de Primera
Instancia deben dar la debida consideración a la recomendación de las partes y, en caso de que la sen-
tencia difiera sustancialmente de dicha recomendación, señalar las razones de dicha diferencia. Esas
razones, en unión con la obligación de las Salas de Primera Instancia conforme al artículo 23(2) del
Estatuto, de emitir una sentencia ‘acompañda por una opinión razonada por escrito’, facilitarán un
ejercicio significativo del derecho de apelación de la persona condenada, y permitirán a la Sala de
Apelaciones ‘comprender y revisar las conclusiones de la Sala de Primera Instancia’”. Ver también
Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 86 (similar); Nikolic - Dragan, (Sala de Ape-
laciones), 4 de febrero de 2005, párr. 89 (similar).
Para la discusión sobre el requisito de que la Sala de Primera Instancia emita una opinión razona-
da por escrito, ver “se requiere una opinión razonada por escrito”, Sección (X)(d)(ii)(6), Compendio
del TPIY.

(2) Aplicación - otorgar la debida consideración a las recomendaciones de las partes

Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 31: “En el caso presente, la Sala de Primera
Instancia encontró que ‘la recomendación formulada por la Fiscalía, respecto a una sentencia de pri-
sión de no más de once años, no haría justicia en vista de los principios aplicables para emitir senten-
cias y de la gravedad de los crímenes de cometidos por Babia, tomando en cuenta las circunstancias
agravantes y atenuantes’. Esto demuestra que la Sala de Primera Instancia le otorgó la debida conside-
ración a la recomendación formulada por la Fiscalía y que explicó por qué no podía apegarse a ella. La
referencia a las evaluaciones de la Sala de Primera Instancia respecto a la gravedad de los crímenes y
las circunstancias agravantes y atenuantes son, en el caso presente, suficientes como para permitirle al
Apelante -como de hecho lo hizo, en otros fundamentos de la apelación- ejercitar significativamente su
derecho a apelar, conforme al artículo 23(2)”. Ver también Babic, (Sala de Primera Instancia), 29 de
junio de 2004, párr. 101 (Resolución de la Sala de Primera Instancia).
Nikolic - Dragan, (Sala de Apelaciones), 4 de febrero de 2005, párr. 90: “En el caso presente, la Sala
de Primera Instancia les aclaró a las partes, en audiencia abierta, que no estaba obligada por la reco-
mendación de las partes. Le preguntó a Dragan Nikolic si entendía que el árbitro final de la sentencia

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VARIOS

es, sin duda alguna, la Sala de Primera instancia, a lo que él replicó que comprendía perfectamente.
Además, contrario a lo que sostuvieron las partes, la Sala de Primera Instancia señaló claramente por
qué no podía seguir dichas recomendaciones:

Ponderando la gravedad de los crímenes y los factores agravantes, frente a los factores atenuantes
y, tomando en cuenta las finalidades de emitir una sentencia, la Sala de Primera Instancia no puede
seguir las recomendaciones dadas por la Fiscalía. La brutalidad, el número de crímenes cometidos
y la intención subyacente de humillar y degradar, haría que una sentencia como la recomendada
fuera injusta. La Sala de Primera Instancia considera que no sólo es razonable y responsable, sino
necesario para los intereses de las víctimas, sus parientes y la comunidad internacional, imponer
una sentencia mayor que la que recomienda las Partes.

La Sala de Apelaciones encuentra que las razones anteriores son suficientes para rechazar el ar-
gumento de que la Sala de Primera Instancia abusó de su discrecionalidad, al no aceptar la recomenda-
ción de las partes”. Ver también Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de
2003, párr. 281 (de la resolución apelada de la Sala de Primera Instancia y fuente del texto citado).

viii) El Acuerdo de Declaración de Culpabilidad


puede incluir un acuerdo para testificar en otros casos

Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 14: Como parte de su Acuerdo
de Declaración de Culpabilidad, “Dragan Obrenovic acepta ‘cooperar con y proporcionar información
veraz y completa a la Oficina del Fiscal, siempre que se le solicite’, incluyendo el reunirse, cuando sea
necesario, con el Fiscal, testificar verazmente en el juicio de su anterior coacusado, y ‘en cualesquiera
otros juicios, audiencias o procesos ante este Tribunal, en relación con las persona acusadas por crí-
menes cometidos en relación con la caída de Srebrenica en julio de 1995 y sus repercusiones, confor-
me se lo solicite [la Oficina del Fiscal]’”.
Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 55: “Las considera-
ciones adicionales para esta recomendación [por parte del Fiscal, con respecto a la sentencia] pueden
incluir el acuerdo para testificar, como testigo de la Fiscalía, en otros casos ante el Tribunal”.

ix) El Acuerdo de Declaración de Culpabilidad puede incluir


un acuerdo para no apelar, salvo que la sentencia de la
Sala de Primera Instancia exceda el rango recomendado por el Fiscal

Obrenovic, (Sala de Primera Instancia), 10 de diciembre de 2003, párr. 14: “Dragan Obrenovic [...]
acepta que no apelará la sentencia impuesta por la Sala de Primera Instancia, salvo que ésta exceda el
rango recomendado por el Fiscal”.

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GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

x) El Acuerdo de Declaración de Culpabilidad puede incluir


acuerdos para modificar el Acta de Acusación, para retirar
cargos o eliminar alegatos de hechos

Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 48: “Durante las reuniones
de consulta sobre el acuerdo, las partes se reúnen sin la presencia de ningún miembro de la Sala de
Primera Instancia, y ‘negocian’ efectivamente los términos de un acuerdo, cuyo resultado es que el
acusado se declare culpable de uno o más cargos del Acta de Acusación. Las ‘negociaciones’ pueden
resultar en que la Fiscalía acepte modificar el Acta de Acusación para retirar ciertos cargos, o que eli-
mine ciertos alegatos de hechos”.

xi) La Sala de Primera Instancia permite, generalmente, el retiro


de algunos cargos cuando existe un Acuerdo de Declaración de
Culpabilidad, pero los cargos restantes deben reflejar
la totalidad de la conducta criminal del acusado

Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 50: “En los casos en que
existen Acuerdos de Declaración de Culpabilidad en los que la Fiscalía ha expresado su intención de
no proceder en juicio con respecto a ciertos cargo, dichas peticiones son generalmente concedidas; una
Sala de Primera Instancia puede buscar asegurarse de que los cargos restantes reflejen la totalidad de la
conducta criminal del acusado” (énfasis agregado).
Ver también Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párr. 65: “Si la
Fiscalía celebra un Acuerdo de Declaración de Culpabilidad, de manera que no se refleje la totalidad
de la conducta criminal de un individuo, o que los cargos que permanecen no reflejen suficientemente
la gravedad de los crímenes cometidos por el acusado, surgirán inevitablemente dudas respecto a si la
justicia de hecho se está cumpliendo. El público se preguntará respecto a los motivos de las declara-
ciones de culpabilidad, si la condena de hecho refleja la totalidad de la conducta criminal del acusado
y si establece un registro histórico completo y creíble. Las condenas emitidas por una Sala de Primera
Instancia deben reflejar con precisión la conducta real y los crímenes cometidos, y no reflejar simple-
mente el acuerdo entre las partes respecto a lo que sería un arreglo conveniente del asunto”.
Comparar con “existe discrecionalidad para imponer una sentencia concurrente, consecutiva, una
mezcla de concurrente y consecutiva, o única discrecional, pero ésta debe reflejar la ‘totalidad’ de la
conducta criminal”, (énfasis agregado), Sección (IX)(c)(vii)(4), Compendio del TPIY.

(a) El papel del Fiscal – determinar si existe


el deber de presentar toda la prueba disponible

Deronjic, (Sala de Primera Instancia), Opinión Disidente del Juez Schomburg, 30 de marzo de 2004,
párrs. 6-10, 4: “‘Da mihi factum, dabo tibi jus’ – denme (todos) los hechos y yo les daré el derecho
aplicable (y una decisión justa). Este sabio principio romano no es, desafortunadamente, parte de nues-
tras Reglas. Sin embargo, bajo el mandato de este Tribunal ad hoc el Fiscal, como parte del Tribunal,
tiene en principio el deber de presentar toda las pruebas disponibles. El fundamento de nuestro Tribu-

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VARIOS

nal es el Estatuto, basado en el Capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas, establecido como una
medida para mantener o restaurar la paz y seguridad internacionales. Sin embargo, no existe paz sin
justicia; no existe justicia sin verdad, lo que significa decir la verdad total y nada más que la verdad”.
“El Fiscal Internacional no está controlado de jure o de facto por jueces independientes, ni por un
gobierno, en la selección de los sospechosos que serán acusados, ni en la determinación del ámbito de
un Acta de Acusación, como lo estaría a nivel nacional. El monopolio del Estado y de la comunidad
internacional sobre el derecho al ejercicio de la fuerza, sin embargo, exhorta impetuosamente al Fiscal a
actuar en forma que haga que las víctimas de los crímenes y sus familiares comprendan que el Fiscal actúa
en su nombre. Cuando se trata de perseguir crímenes contra personas, el Fiscal actúa con la finalidad
de detener un círculo interminable de ‘justicia privada’, es decir, de violencia y venganza mutua. Este fin
sólo puede lograrse si se presenta ante los jueces el panorama entero de un crimen”.
“Acepto y aprecio que la economía judicial e, in concreto, los recursos limitados de este Tribunal
exigen una limitación de los cargos, solamente mientras siga siendo posible emitir una sentencia justa.
La evaluación debe de ser, si las partes individuales o separables de un crimen o las diversas violacio-
nes al derecho cometidas como resultado del mismo crimen, no son particularmente significativas para
la pena que haya que imponerse. En esos casos la Fiscalía debe limitarse a las demás partes del crimen,
o a las violaciones al derecho”. “Sin embargo, este test no se cumplió cuando se llevaron a cabo las
investigaciones, la prosecución y la acusación de Miroslav Deronjic”.
“Uno diría, bajo las Reglas de este Tribunal, que corresponde solamente al Fiscal decidir a quien,
y bajo qué cargos, acusar. En principio esto es correcto. Sin embargo, el Fiscal también debe garanti-
zar que se vea como se hace justicia y convencer, en particular a aquellas personas en cuyo nombre
trabaja el Tribunal, que no hay una selección arbitraria de personas para ser acusadas, ni ninguna se-
lección arbitraria de cargos o hechos en el caso de una acusación. Me temo que tan prematuro e injus-
tificado procedimiento ha sido aplicado en el proceso contra Miroslav Deronijc”. “[L]a serie de Actas
de Acusación, incluyendo la Segunda Acta de Acusación Enmendada, presenta arbitrariamente hechos,
elegidos dentro del contexto de un plan criminal mayor y, por razones desconocidas, limitado sola-
mente a un día y a la villa de Glogova”.

xii) La Sala de Primera Instancia está, generalmente,


limitada a los hechos estipulados en el Acta de Acusación,
y conforme al Acuerdo de Declaración de Culpabilidad

Bralo, (Sala de Primera Instancia), 7 de diciembre de 2005, párr. 25: “[Al evaluar la gravedad de los
crímenes y llegar a las conclusiones necesarias respecto a la sentencia apropiada para aquellos críme-
nes en los que se ha interpuesto una declaración de culpabilidad], la Sala de Primera Instancia se basa
solamente en los hechos contenidos en la Base de Hechos acordada entre las partes, además de las de-
claraciones que se agregan al Escrito de la Fiscalía, concernientes al impacto de los crímenes en las
diversas víctimas”.
Deronjic, (Sala de Primera Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 41: “Después de haber aceptado
la declaración de culpabilidad con base en el Acuerdo de Declaración de Culpabilidad, un tribunal, en
un sistema impulsado por las partes, como lo son el TPIY y el TPIR, está limitado a las evaluaciones
legales y/o fácticas contenidas en, o anexadas al Acuerdo de Declaración de Culpabilidad”.

760
GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

Jokic - Miodrag, (Sala de Primera Instancia), 18 de marzo de, 2004, párr. 20: “Habiendo aceptado
la declaración de culpabilidad de Miodrag Jokic, con base en el contenido de el Acuerdo de Declara-
ción de Culpabilidad, la Sala de Primera Instancia se limita a la presentación de los hechos interpues-
tos por las partes”.
Nikolic - Dragan, (Sala de Primera Instancia), 18 de diciembre de 2003, párrs. 48, 106: “Habien-
do aceptado la Declaración de Culpabilidad, con base en un Acuerdo de Declaración de Culpabilidad,
una Sala de Primera Instancia que opera en un sistema impulsado por las partes, como lo es el TPIY,
se encuentra, después, limitada a lo que está específicamente contenido en, o anexado al Acuerdo de
Declaración de Culpabilidad. Explicado simplemente, la Sala de Primera Instancia no puede ir más
allá de lo que está contenido en el Acuerdo de Declaración de Culpabilidad, con respecto a los hechos
del caso y a la evaluación legal de los mismos”. “La Sala de Primera Instancia considera necesario, en
este punto, reiterar que está obligada por la evaluación proporcionada por la Fiscalía en el Acuerdo de
Declaración de Culpabilidad y que, por lo tanto, se evitará realizar otras evaluaciones posibles”.
Comparar con Jokic - Miodrag, (Sala de Apelaciones), 30 de agosto de 2005, párrs. 9, 15, 19-20:
“El Apelante sostiene que la Sala de Primera Instancia erró en su decisión de que es responsable, se-
gún el artículo 7(1) del Estatuto, por ayudar y alentar en la comisión de eventos ocurridos antes del 6
de diciembre de 1991. Al así hacerlo, según el Apelante, la Sala de Primera Instancia fue más allá de los
que estaba alegado en la Segunda Acta de Acusación Enmendada, y acordado en el Acuerdo de Decla-
ración de Culpabilidad, que limitaba expresamente su responsabilidad a la de alguien que ayudó y
alentó, y a su conducta durante los eventos ocurridos el 6 de diciembre de 1991, exclusivamente”.
“[E]s evidente para la Sala de Apelaciones que la Sala de Primera Instancia citó la conducta anterior
del Apelante para proporcionar el contexto en el que ocurrieron los crímenes del 6 de diciembre. Ese
contexto era relevante para la pregunta de si el conocimiento por parte del Apelante, desde las primeras
horas de la mañana del 6 de diciembre de 1991, del bombardeo ilegal de la Vieja ciudad de Dubrovnik,
era suficiente para establecer el mens rea requerido para apoyar una condena por ayudar y alentar”.
“La Sala de Apelaciones está satisfecha de que la Sala de Primera Instancia no erró al formular una
mera referencia —y no un fallo sobre los crímenes imputados— a los eventos previos al 6 de diciem-
bre de 1991 en su Sentencia de Primera Instancia”. “Además, aún si la Sala de Primera Instancia se
hubiera equivocado al referirse a los anteriores eventos, el Apelante no ha ilustrado cómo este error
invalidó la decisión respecto a la sentencia” (énfasis en el original).

(1) Casos en que la Sala de Primera Instancia puede considerar


prueba más allá del “paquete del Acuerdo de la Declaración de Culpabilidad”

Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párr. 15-19: “[L]a Sala de Apelaciones encuentra
que la Sala de Primera Instancia no erró al ir más allá del paquete del Acuerdo de Declaración de Cul-
pabilidad [la Segunda Acta de Acusación Enmendada, el Acuerdo de Declaración de Culpabilidad y la
Base de Hechos] con objeto de establecer una base de hechos suficiente para la declaración de culpabilidad
[...]”. Habiendo encontrado discrepancias entre la Segunda Acta de Acusación Enmendada y la Base
de Hechos, la Sala de Primera Instancia invitó a las partes a proveer información para aclarar la cues-
tión. “[L]a Sala de Primera Instancia no erró al determinar la sentencia del Apelante, tomando en con-
sideración toda la información relevante que tenía ante sí, incluyendo la prueba que presentó el Apelante
mismo”.

761
VARIOS

(2) Cuando la cuestión de que la Sala de Primera Instancia


consideró prueba más allá del Acuerdo de Declaración
de Culpabilidad no se presentó, se tiene como renunciada

Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párr. 19: Cuando la Sala de Primera Instancia ha
dejado claro que, adicionalmente al Paquete del Acuerdo de Declaración de Culpabilidad [la Segunda
Acta de Acusación Enmendada, el Acuerdo de Declaración de Culpabilidad y la Base de Hechos], es-
taría empleando prueba presentada por las partes para determinar la sentencia, la Sala de Apelaciones
sostuvo que: “el Apelante estaba consciente de que en la Audiencia de Sentencia y la continuación de
dicha audiencia, podría haber objetado que la Sala de Primera Instancia considerara prueba que, desde
su punto de vista, iba más allá del Paquete del Acuerdo de Declaración de Culpabilidad, pero no lo
hizo así y, como resultado, renunció a su derecho a hacerlo en la apelación”.

xiii) Cuanto existen discrepancias entre el Acta


de Acusación y la Base de Hechos, prevalece el Acta de Acusación

Deronjic, (Sala de Apelaciones), 20 de julio de 2005, párr. 17: “La Sala de Primera Instancia ha dejado
claro que la Base de Hechos acordada debe ser considerada como un mero apoyo para la declaración
de culpabilidad, específicamente en el caso en el que haya discrepancias con el Acta de Acusación, de
tal forma que el Acta de Acusación será considerada como prevaleciente. La Sala de Apelaciones con-
sidera que esta posición fue correcta” (énfasis en el original). Ver también Deronjic, (Sala de Primera
Instancia), 30 de marzo de 2004, párr. 47 (similar).

xiv) Inquietudes con respecto al Acuerdo de Declaración


de Culpabilidad, en casos que involucran violaciones graves
al derecho internacional humanitario

Nikolic - Momir, (Sala de Primera Instancia), 2 de diciembre de 2003, párrs. 57, 65-66, 69-73: “La
Sala de Primera Instancia no tiene duda de que los Acuerdos de Declaración de Culpabilidad son per-
misibles bajo el Estatuto y las Reglas del Tribunal. Como los Acuerdos de Declaración de Culpabili-
dad implican discusiones o ‘negociaciones’ entre el Fiscal y la defensa, de manera que las partes
convienen por qué cargos o alegatos de hechos se declarará culpable una persona acusada, la Sala de
Primera Instancia tiene, sin embargo, algunas inquietudes respecto al uso de tales acuerdos en los ca-
sos que llegan al conocimiento del Tribunal. Estas inquietudes derivan, tanto de la naturaleza de los
crímenes sobre los que el Tribunal tiene jurisdicción, como de las bases para la creación del Tribunal,
a saber, el Capítulo VII de la Carta de las NNUU [...]” (énfasis en el original).
“En los casos en los que los cargos son retirados, debe apremiar una extrema cautela. El Fiscal
tiene el deber de perseguir violaciones graves al derecho internacional humanitario. Los crímenes que
caen dentro de la jurisdicción de este Tribunal son fundamentalmente diferentes de los crímenes que se
persiguen a nivel nacional. Aunque puede parecer apropiado ‘negociar’ un cargo de intento de asesina-
to por un cargo de agresión con agravantes, toda ‘negociación’ respecto a un cargo de genocidio o
crímenes de lesa humanidad, debe ser cuidadosamente considerada y ser suscrita con un buen funda-

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GENOCIDIO, CRÍMENES DE GUERRA Y CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD

mento. Aunque el principio de investigación obligatoria a cargo de la Fiscalía no es parte del Estatuto
del Tribunal, el Fiscal sí tiene el deber de preparar un Acta de Acusación con base en una determina-
ción de que existe un caso a prima facie. El Fiscal debe considerar cuidadosamente la base de hechos y
la prueba existente al decidir qué cargos reflejan más adecuadamente la conducta criminal subyacente
de una persona acusada. Una vez que se ha confirmado un cargo de genocidio, no debe ser simplemen-
te eliminado mediante una negociación. Si el Fiscal realiza un Acuerdo de Declaración de Culpabili-
dad, en forma tal que no se refleje la totalidad de la conducta criminal de una persona, o los demás
cargos no reflejen suficientemente la gravedad de los crímenes cometidos por el acusado, surgirán ine-
vitablemente cuestionamientos con respecto a si efectivamente se está haciendo justicia. El público se
quedará dudando respeto a los motivos de las declaraciones de culpabilidad, a si la condena refleja de
hecho la totalidad de la conducta criminal del acusado, y si establece un registro histórico creíble y
completo. Las condenas emitidas por una Sala de Primera Instancia deben reflejar, con precisión, la
conducta real y el crimen cometido, y no deben reflejar simplemente el acuerdo entre las partes respec-
to a lo que sería un arreglo conveniente del asunto”.
“[L]a Sala de Primera Instancia tiene la responsabilidad de asegurarse que todas las personas acu-
sadas sean tratadas igualmente ante la ley. El Fiscal puede buscar llegar a un Acuerdo de Declaración
de Culpabilidad con algunas personas acusadas, debido a su conocimiento de eventos particulares, el
cual puede ser útil para el enjuiciamiento de otras personas acusadas de mayor rango. El Fiscal puede
hacer que los términos de dichos Acuerdos de Declaración de Culpabilidad sean bastante generosos,
con objeto de asegurarse la cooperación de esa persona acusada. Otras personas acusadas quienes
pueden no haber estado involucrado en los crímenes más atroces, o que pueden no haber sido parte de
una empresa criminal conjunta con un rango mayor que el de aquél, pueden no tener la oferta de un
Acuerdo de Declaración de Culpabilidad tan generoso, o de hecho, de ningún acuerdo”.
La Sala de Primera Instancia discutió entonces diversos beneficios de las declaraciones de culpa-
bilidad: (a) “una declaración de culpabilidad lleva directamente al cumplimiento de un propósito fun-
damental de este Tribunal [sancionar a las personas responsables por violaciones graves al derecho
internacional humanitario];” (b) “la negación de la comisión de un crimen ya no puede, en lo sucesivo,
ser una opción;” (c) “las declaraciones de culpabilidad pueden ayudar substancialmente en [...] las in-
vestigaciones y en la presentación de pruebas en los juicios de otras personas acusadas, incluyendo
personas acusadas de alto rango;” (d) “una declaración de culpabilidad puede ser más significativa y
tener más importancia, para las víctimas y los sobrevivientes, que una conclusión de culpabilidad por
parte de una Sala de Primera Instancia;” (e) “una admisión de culpabilidad de una persona percibida
como ‘enemigo’, puede servir como una oportunidad para el dialogo y reconciliación entre diferentes
grupos;” (f) “[c]uando se junta una admisión de culpabilidad con una expresión sincera de remordi-
miento, puede crearse una oportunidad significativa de reconciliación”.
“La Sala de Primera Instancia concluye que, en un balance, las declaraciones de culpabilidad,
conforme a los Acuerdos de Declaración de Culpabilidad, pueden promover el trabajo –y el mandato–
del Tribunal. La Sala de Primera Instancia concluye adicionalmente, sin embargo, que con base a los
deberes correspondientes al Fiscal y a las Salas de Primera Instancia, según el Estatuto del Tribunal, el
uso de los Acuerdos de Declaración de Culpabilidad debe emplearse con cautela, y dichos convenios
deben ser utilizados solamente cuando el hacerlo satisface los intereses de la justicia”.
Para la discusión sobre los propósitos a los que sirve el aceptar declaraciones de culpabilidad, ver
“Declaración de Culpabilidad”, Sección (IX)(c)(iv)(3)(c), Compendio del TPIY.

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VARIOS

xv) No existen precedentes para una “declaración abierta”

Babic, (Sala de Apelaciones), 18 de julio de 2005, párr. 12: “El Apelante [...] argumenta que la Sala de
Primera Instancia debería haberle permitido presentar una ‘declaración abierta’ con respecto al crimen
de persecución (Cargo 1), lo que habría permitido que la Sala de Primera Instancia se reservara su de-
cisión, con respecto a su grado de culpabilidad, después de escuchar las declaraciones de las partes y
de llevar a cabo la Audiencia de Sentencia. La Sala de Apelaciones no coincide con este alegato. Como
lo observa la Fiscalía, ‘no existe precedente para dicha “declaración abierta” en este Tribunal’. Adi-
cionalmente, es difícil ver cómo la Sala de Primera Instancia podría haber aceptado tal declaración, de
manera consistente con la Regla 62 bis de las Reglas,LXVI la cual requiere, como lo hizo notar la Fisca-
lía, que una declaración sea inequívoca y se realice con pleno conocimiento de su ‘naturaleza y sus
consecuencias’. Finalmente, el Apelante no ha demostrado que, debido a que su solicitud de presentar
una ‘declaración abierta’ fue denegada, la declaración que presentó no fuera voluntaria o fuera inváli-
da por alguna otra razón. El Apelante específicamente aceptó, en el Acuerdo de Declaración de Culpa-
bilidad, declararse culpable con respecto al Cargo 1, ‘debido a que de hecho es culpable como co-
perpetrador’ y, como se señala arriba, la Sala de Primera Instancia cumplió con su responsabilidad de
asegurarse de que el Acuerdo de Declaración de Culpabilidad se presentara libre y voluntariamente”.

LXVI
Nota agregada por Equipo de Revisión Técnica de la Traducción. Al momento de emitirse la decisión, la versión
vigente de las Reglas de Procedimiento y Prueba era aquella enmendada al 22 de febrero de 2005. El texto de la Regla
68ter, en esta versión, es igual al transcrito bajo “Aceptación de declaraciones de culpabilidad. Generalidades”, Sección
(X)(f)(i) del Compendio TPIY.

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HUMAN RIGHTS WATCH

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