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Santiago, veinte de diciembre de dos mil dieciséis.

VISTOS:
En esta causa Rol N° 27.712-2.012 del Trigésimo Juzgado
Civil de Santiago, en procedimiento de demarcación iniciado por
Inmobiliaria Don Agustín Limitada -hoy cesionaria Inversiones y
Rentas Mater Nostra S. A.- contra Inmobiliaria JAC S.A., el
abogado Fernando Viollier Verdugo, actuando en representación
de la actora, deduce recursos de casación en la forma y en el
fondo contra la sentencia dictada por la Corte de Apelaciones de
Santiago el siete de octubre de dos mil quince, que desestimara
la casación formal que la misma litigante había enderezado
contra la resolución de primera instancia y la confirmara en
apelación de su parte.
Contra ese pronunciamiento la agraviada se alza de forma
y fondo. Impetra las causales adjetivas de los apartados 4° y 5°
del artículo 768 del Código de Procedimiento Civil, esta última
en relación con la especie cuarta del 170. Y en lo substantivo
representa la transgresión de los artículos 842 y 889 del Código
Civil, en correspondencia con los preceptos 700, 724, 728, 730,
924 y 925 de esa legislación.
Traídos que fueron los antecedentes en relación, se
procedió a su vista en la audiencia de tres de noviembre
reciente, con la intervención del abogado que por el recurso
compareció a estrados, habiéndose dejado el asunto en
acuerdo.
Y TENIENDO PRESENTE QUE:
1°.- El abogado Fernando Viollier Verdugo, representando
a la Inmobiliaria Don Agustín Limitada -que cedió sus derechos
litigiosos en esta causa a Inversiones y Rentas Mater Nostra S.
A.- compareció el diecisiete de diciembre de dos mil doce ante

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la judicatura civil para que estableciera el deslinde entre los
lotes A y B1, resultantes de la subdivisión de la Chacra Tres
Marcos, ubicados en calle Capricornio 9957 y 9951,
respectivamente, de la comuna de El Bosque, Santiago, el
primero de ellos perteneciente a la entonces Inmobiliaria Don
Agustín y actualmente a la denominada Inversiones y Rentas
Mater Nostra S. A., en tanto el segundo a la demandada
Inmobiliaria JAC S. A., habiéndose seguido el procedimiento en
rebeldía de la última.
El tribunal de primera instancia desestimó la demanda por
sentencia de cinco de febrero de dos mil quince, que mereció
sendos recursos de casación en la forma y de apelación
-acodado el primero en las causales 4ª. y 5ª. del artículo 768
del estatuto procesal pertinente- también rechazados por la
Corte de Apelaciones de Santiago.
Contra la sentencia de segundo grado viene alzándose la
actora, de casación en la forma y en el fondo.
En lo primero, impetra las causales de los apartados 4° y
5° del artículo 768 del Código de Procedimiento Civil, esta
última en relación con la especie 4ª. del 170.
En lo segundo, considera vulnerados los artículos 842 y
889 del Código Civil, en correspondencia con los preceptos 700,
724, 728, 730, 924 y 925 de esa legislación;
2°.- La demanda está introducida bajo la denominación
de “demanda de demarcación de deslindes”.
Parte singularizando los lotes A de la demandante, B1 y
B2 de la demandada Inmobiliaria JAC S. A., deteniéndose en sus
deslindes.
A su respecto explica que conforme al plano respectivo
-al que aluden los parámetros geográficos que cita- el lote A

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“debería deslindar al Oriente en 51,5 metros de extensión con
calle Capricornio, lo que contrasta con la situación actual del
predio, en razón a que el deslinde oriente sólo tiene 46,50
metros de extensión, aproximadamente, a consecuencia de que
el muro medianero que divide el Lote A con el lote B1 se
encuentra emplazado, aproximadamente, 10 metros al Sur del
punto I y 3,30 metros del punto E, encontrándose fuera de los
límites fijados por plano de subdivisión. Como resultado de este
error el lote B1 y B2 poseen en la actualidad un deslinde Oriente
con la calle Capricornio de, aproximadamente, 64,60 metros de
extensión y un deslinde Poniente de 56,5 metros, obteniendo
alrededor de 600 metros cuadrados de mayor superficie.” (fojas
2).
Dado el “error en el emplazamiento del muro,
encontrándose aún construido fuera del límite correspondiente”,
se efectúa al tribunal una “proposición que esta parte hace, con
el objetivo de regularizar los deslindes de ambos lotes” (fojas 3).
La propuesta consiste en que el muro medianero entre el lote A
y B1 “se levante a 54,60 metros desde el punto K al punto I y a
53,30 metros desde el punto D al punto E, quedando los lotes
B1 y B2 con un deslinde oriente de 54,60 metros y un deslinde
poniente de 53,20 metros, y el lote A con un deslinde oriente de
56,50 metros y un deslinde poniente de 53,30 metros.” (idem)

Siempre al tenor del libelo de demanda, los errores de


emplazamiento del muro y de las medidas del deslinde oriente
generan “un grave perjuicio para esta parte, ya que el lote A se
ve mermado en cerca de 600 metros cuadrados, los cuales
representan aproximadamente $ 30.000.000 de pesos, teniendo
en consideración el valor comercial del m2. en el sector.”
(ibidem)

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Considera de suma urgencia que la judicatura establezca
los límites de que viene hablando “con el objetivo de generar
certeza jurídica en cuanto a las medidas de los lotes y el lugar
en el cual se debe emplazar el muro.” (id).

Concluye solicitando tener por interpuesta “demanda de


demarcación de deslindes” para “establecer el deslindes (sic)
entre ambos lotes, con costas.” (fojas 4);
3°.- La sentencia de primera instancia, una vez que
precisó la naturaleza de la acción demarcatoria (considerando
10°), sostuvo en el razonamiento 11º que como su objeto es la
fijación de límites, presupone que no existan en el terreno
linderos o mojones que determinen la línea de separación de los
predios ni que hayan sido demarcados con anterioridad
“situación que en el caso de autos no se cumple al quedar
establecido por la pericia la existencia de muro medianero”
4°.- Por otra parte, el juzgado asumió que lo que se
pretende a través de la acción “es la restitución de una porción
de terreno y desplazar ese deslinde”, por lo que -añade en el
motivo siguiente- “tratándose la discusión de por dónde los
límites deben correr y recuperar la porción de terreno que le
correspondería al Lote A, del cual es poseedor inscrito el
demandante y derribar muros medianeros ya existentes; la
acción deducida en autos carece de objeto” (fojas 98).
Por ambas razones se desechó la acción;
5°.- Con argumentos que prácticamente después van a
ser reproducidos en el recurso de casación adjetiva que esta
Corte debe resolver y de los que más adelante se hará caudal, la
demandante se alzó de casación en la forma contra el fallo
cuyos contenidos principales vienen de ser sintetizados. Adujo

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extra pepita  y falta de consideraciones de hecho y de derecho,
por ser contradictorias las esgrimidas.
Otro tanto acontece con el recurso de apelación, cuyas
apoyaturas van a ser reiteradas en la casación substantiva
motivo de esta vista, habida cuenta la convergencia de todas las
objeciones hacia unas mismas y únicas materias;
6°.- Al hacerse cargo del recurso de casación en la forma,
la Corte de Apelaciones expresó que lo que la demandante
persigue con su acción “es que se le restituya una superficie que
actualmente no es de su dominio, sino de la demandada”, por
cuanto así lo indican los planos en que basa su pretensión, que
textualmente mencionan superficies en metros cuadrados, que
el libelo solicita rectificar a través de la proposición del cambio
de los lindes existentes, lo que conduce a concluir que “la
acción intentada carece de objeto” (argumentación 4ª., fojas
131).
Descarta la extra petita puesto que “se ha resuelto que la
acción intentada no es la que en derecho corresponde por las
razones que en él (el fallo) se explicitan” (idem); y la causal del
N° 5° del artículo 768 por incumplimiento del particular 4° del
170, todos del Código de Procedimiento Civil, porque “contiene
todos los requisitos que exige el artículo 170….”(ibidem);

7°.- Los juzgadores de la alzada añadieron “A mayor


abundamiento” -siempre analizando aquel recurso de casación
en la forma- que la acción reivindicatoria procede cuando se
reclama el dominio de una porción del terreno determinado o se
litiga sobre los títulos que acreditan el dominio, señalando que
ese es el caso;

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8°.- Cuanto al recurso de apelación, los juridiscentes
manifestaron que la sentencia se encuentra ajustada a derecho y
que las alegaciones efectuadas con miras a revertirla no logran
convencerlos como para modificar o alterar lo que trae decidido;
9°.- Debido a que las razones que la recurrente invoca
para sostener sus recursos de casación, tanto formal como
substantivo, giran en torno a lo mismo, creen estos jueces
conveniente abordarlos en conjunto;
10°.- En cuanto a la causal 5ª. del artículo 768 se
manifiesta que “la única forma en que la pretensión de un
justiciable sea conocida es que ella se exprese en el libelo
pretensor”, pues “como toda acción sus presupuestos deben
estar indicados en la demanda, debiendo estarse a ella para
determinar la causa de pedir y el objeto pedido, elementos
necesarios en toda acción judicial.” (fojas 139). Precisa que, en
este caso, “la competencia del sentenciador fue fijada por los
fundamentos de hecho y de derecho contenidos en los escritos
de discusión” y fue “en relación a ello (que) existe una demanda
de demarcación de deslindes y la contestación en rebeldía de la
contraria.” (fojas 143); lo demandado, continúa, nada tiene que
ver con una acción reivindicatoria, toda vez que “en la demanda,
específicamente en su petitorio, se solicitó… establecer los
límites entre los predios, y en el cuerpo se individualizó los
predios y se detalló la situación actual del deslinde en conflicto
dado por un muro medianero que, a juicio de esta parte está
mal emplazado.” (idem).

Critica que el tribunal haya prescindido de la causa de


pedir y del objeto pedido, que se dejaron manifestados en la
demanda y “endilgado… una causa de pedir diferente a la
expresada, so pena de caer en ultrapetita, en su variante de

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extrapetita.” (fojas 141); “la causa de pedir y el objeto pedido es
propio de una acción de demarcación, ya que se toma en
relación a los 3 predios, proponiendo una fijación de deslindes
teniendo en cuenta (de) la realidad predial lo cual se aleja de
una acción reivindicatoria.” (fojas 142). Aquí no hubo
contestación de la demanda, seguida enteramente en rebeldía,
por lo que, prosigue, no pudo suponerse por los juzgadores la
existencia de algún tipo de controversia sobre posesión: “En
efecto al no estar planteada una excepción, la sentencia incurre
en el vicio de ultrapetita denunciado.” (fojas 143) desde que, a
la postre, aparece acogiendo una tal.
Interpretando el fallo reproducido y el reproductor, el
recurso asume que el primero de ellos rechazó la demanda al
entender que lo que debió plantearse era una acción
reivindicatoria y, en cuanto al segundo, porque la acción de
demarcación está mal entablada y que lo que debió haberse
intentado era una reivindicatoria, con lo que los cuatro jueces
que han intervenido en lo presente “entraron a suponer una
intención no expresada en la demanda desatendiendo
totalmente el problema planteado y lo solicitado” (fojas 142).
En suma, se reclama que al confirmar el fallo de primer
grado y por ende rechazar la demanda “estimando que debió
intentarse por esta parte la acción reivindicatoria, supone
alegaciones de la demandada que no hizo y que tampoco se
deducen de su opción procesal, fallando por ende sobre hechos
no alegados, extendiéndose su decisión a puntos que no fueron
sometidos a su conocimiento. Así las cosas, el fallo recurrido
atenta contra el principio de congruencia. Una sentencia deviene
en incongruente en caso que su parte resolutiva otorgue más de
lo pedido por el demandante o no otorgue lo solicitado,

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excediendo la oposición del demandado o, lo que es lo mismo,
se produce el señalado defecto si el fallo no resuelve los puntos
objeto de la litis o se extiende a puntos que no fueron
sometidos a la decisión del tribunal. En consecuencia el fallo
adolece de extrapetita…” (fojas 144);
11°.- En lo que concierne a la causal 4ª. del artículo 768,
que el recurso vincula con el requisito de igual numeral del
artículo 170 del código procesal de la especie, se sostiene que
la sentencia contiene fundamentos contradictorios que, al
anularse entre sí, la dejan desprovista de los que justifiquen el
rechazo de la pretensión: “por un lado tiene por acreditado que
las partes son poseedoras inscritas de los inmuebles contiguos
de acuerdo a sus títulos” al tiempo que “rechaza la demanda de
demarcación de deslindes por considerar que lo pretendido es
una acción reivindicatoria, cuando es presupuesto de la misma
que exista una controversia respecto de la (posesión)”; parece
incompatible establecer que las partes ostentan la posesión
inscrita de inmuebles colindantes entre sí y, no obstante,
sostener que la acción debida era la reivindicatoria, porque al
establecerse esa posesión colindante, ninguna de las partes
pretendía una tal que fuera más allá de las dimensiones de sus
respectivos inmuebles, conforme a sus títulos, lo que hace que
no exista conflicto en relación con la posesión, presupuesto
irrenunciable en una acción reivindicatoria.
En esta parte el escrito de casación adjetiva remata con
una oración conforme a la cual el fallo carece de “fundamentos
para entender la razón del rechazo de la demanda.” (fojas 147);
12°.- En lo que hace a la conculcación del artículo 842 del
Código Civil, la acusación gira en torno a lo mismo, es decir, a
que, en la inteligencia que del fallo efectúa la recurrente, el

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fundamento de que se valió para confirmar el de primer grado y
desestimar la acción, fue que los presupuestos de la misma no
se cumplían y por lo tanto carecía de objeto, debiendo haberse
intentado una acción reivindicatoria.
La refutación tiene un sustento jurídico singular, derivado
de la cabida que una sentencia de este supremo tribunal,
dictada el año dos mil trece, dio a un determinado criterio
doctrinario, que es recogido por el libelante como argumento de
autoridad.
La tesis se traduce en que la existencia de cerramiento no
conlleva la de deslindes, pues no se descarta la posibilidad que
los mojones hayan sido instalados por uno de los vecinos,
ocupando terreno que realmente no se corresponde con el de la
línea divisoria.
Afirma el recurso que no existe constancia que el límite
material consistente en la pandereta que divide los dos
inmuebles haya sido consensuado por los litigantes o
determinado por resolución judicial. Y por otra parte, que es un
hecho acreditado que ese cierre no se ajusta al que dan cuenta
los títulos.
Por lo tanto, concluye este capítulo de la objeción
substantiva, se ha desatendido el sentido y alcance del citado
artículo 842 al “atender a un hecho dándole un alcance jurídico
que no tiene” (fojas 153);
13°.- En punto a la acusación relativa al artículo 889 del
Código Civil, al que se vincula todos los restantes que menciona
el libelo de casación que, como se dejó dicho, son los artículos
700, el 724, el 728, el 730, el 924 y el 925 de idéntico cuerpo
de leyes, luego de transcribir la definición legal de
reivindicación, enfatiza el elemento de su esencia, consistente

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en que se controvierta la posesión como hecho jurídico, para
afirmar, una vez más, que el fallo de primera instancia “discurre
que lo que debió haberse intentado es una acción de
reivindicación” y que “Igual idea aporta el… fallo recurrido
cuando afirma que esta parte persigue la restitución de una
superficie que actualmente no es de su dominio, sino de la
demandada” (idem).

A partir de esa premisa -haberse decidido sobre una


acción reivindicatoria- el libelo objetor encara cierto análisis con
respecto a sus elementos, para sostener que en la especie no se
demanda una cosa susceptible de reivindicarse; que no se
persigue recuperar un terreno cuyo dominio el demandante
pretende y se encuentre en posesión del demandado; que no se
señaló en la demanda una superficie determinada a reivindicar;
ni se presenta la demandante como una reivindicante de una
cosa de cuya posesión se halle privada.
Finaliza en esta parte aduciendo que “el fallo al decidir
que la acción carece de objeto debiéndose haber intentado una
acción reivindicatoria sin los requisitos que la informan aplica
una acción que, de acuerdo a la interpretación armónica de la
norma que le da origen conjuntamente con aquellas que reglan
la posesión de los bienes inscritos, no debió haber aplicado ni
considerado.” (fojas 155);
14°.- Corresponde revisar la veracidad y pertinencia de
cada una de tales observaciones.
Comienza la recurrente subrayando la importancia
determinante del libelo de demanda para ampararse en el suyo,
corriente a fs. 1, como claro conductor de una acción de
demarcación. (ver el párrafo primero de supra 10°)

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Para dar cumplimiento a la elemental exigencia del
artículo 254 N° 4° del Código de Procedimiento Civil, en ella
invocó como único y exclusivo antecedente substantivo el
artículo 851 del estatuto privatístico.
La norma se refiere a la servidumbre de medianería y reza
que, en su virtud “los dueños de dos predios vecinos que tienen
paredes, fosos o cercas divisorias comunes” quedan sujetos a
las obligaciones que contemplan las disposiciones que le
suceden, algo enteramente ajeno al sustrato fáctico de la
demanda.
No menciona, siquiera, el artículo 842 que, ese sí, es
netamente relativo a la demarcación como prerrogativa
substantiva y procesal.
Todavía, cuando en el primer otrosí de la demanda pide la
designación de perito, la basa en el artículo 855 del código en
referencia, relativo a la edificación sobre pared medianera…;
15°.- Relativo a que los jueces hayan prescindido -cuando
no alterado- de la causa de pedir y la cosa pedida (ver el párrafo
segundo de supra 10°), es del caso traer a colación los términos
exactos empleados por la actora en su libelo de fs. 1:
- “el lote A debería deslindar… lo que contrasta con la situación
actual”,
- “el muro medianero… se encuentra emplazado… fuera de los
límites”,
- “Como resultado de este error el lote B1 y B2... obtiene
alrededor de 600 metros cuadrados de mayor superficie.”,
- “las medidas del plano de subdivisión no coinciden con la
situación actual del predio”,
- “las medidas señaladas respecto al deslinde oriente y poniente
de los referidos lotes y la desviación del muro, corresponden a

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las distancias que posee hoy en día el terreno, provocando la
diferencia que hay con la información ilustrada en el plano.”,
- “error en el emplazamiento del muro, encontrándose aún
construido fuera del límite correspondiente”,
- “Debido a los errores de emplazamiento del muro y de las
medidas del deslinde oriente…se genera un grave perjuicio para
esta parte, ya que el lote A se ve mermado en cerca de 600
metros cuadrados, los cuales representan aproximadamente $
30.000.000 de pesos, teniendo en consideración el valor
comercial del m2. en el sector.”;
16°.- Es la realidad así presentada al tribunal que lleva a
la actora a utilizar durante el trámite procesal un lenguaje en el
que aflora el sentido de su acción.
Efectúa en la demanda una “proposición de
emplazamiento del nuevo muro”, para reconocer en el libelo de
casación de la presente convocatoria, que ésa tiene por objeto
“regularizar los deslindes” (fojas 140). Llama la atención que en
la escritura de cesión de derechos litigiosos de Don Agustín a
Mater Nostra se defina el procedimiento judicial que constituye
su fuente, como el que “tiene por objeto la corrección del
deslinde Norte del referido Lote A” (cláusula primera, fojas 76
vuelta).
Es decir, se trata de una proposición para regularizar o
corregir el actual emplazamiento del muro deslindante.
Regularizar o corregir es adecuar, adaptar, ajustar,
acomodar, arreglar, reparar, sanear, etc. algo inadecuado,
desadaptado, desajustado, desacomodado, desarreglado,
imperfecto, nulo, etc. Presupone algo que no está bien, pero
que está. En todo evento, lo propuesto conlleva cambio de una
realidad;

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17°.- Sin embargo, a lo que está destinada la acción de
demarcación es a exigir de los dueños de predios colindantes
que concurran a delinear los confines comunes de sus terrenos,
que fija el tribunal. El verbo que emplea el texto es el de “fijar”
-“que se fijen los límites”-.
Desde un punto de vista puramente semántico, carece de
toda autoridad asimilar el verbo “fijar” a los de “regularizar” o
“corregir”.
No puede, pues, la recurrente invocar el tenor de los
planteamientos por ella formulados en la causa para convencer
que lo que introdujo fue, a decir verdad, un requerimiento
demarcatorio, del sello del que modela el artículo 842;
18°.- Relativo a que la jueza de la instancia y los jueces
de alzada hayan desechado la acción por no haberse interpuesto
una acción reivindicatoria, eso no es así.
El fallo del Juzgado explica en su razonamiento 10° cuál
es el objeto de la acción demarcatoria para argumentar, en el
siguiente, que ése no es el perseguido en el caso sub  iudice,
como quiera en éste se busca desplazar el deslinde existente, en
tanto en aquélla tan sólo fijarlo.
Sigue que “la acción deducida en autos carece de objeto”
(motivación 12ª., fojas 98).
Ese es el núcleo argumentativo.
Es por ello que aborta lo pretendido -aparte del criterio
de improcedencia por existir un cierre- resultando inexacto que
su fracaso obedezca a que los juzgadores hayan sostenido que
debió demandarse de reivindicación;
19°.- Cierto es que en la resolución de los achaques se
incluye referencias a la reivindicación.

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Inmediatamente después de aseverar a modo conclusivo,
lo que fue el discurso decisorio en el sentido que “la acción
deducida en autos carece de objeto”, la sentenciadora del grado
comentó “que la acción a entablar debe ser la acción
reivindicatoria” (considerando 12°, fojas 98), en una especie de
mención, murmuración o rema que nada agrega al discursivo
decisional; diríase, a modo de a mayor abundamiento.
La Corte de Apelaciones también centra su opinión en la
falta de objeto de la acción ventilada. Lo dice con todos sus
términos: “Por lo que es necesario concluir que efectivamente la
acción intentada carece de objeto.-“ (razonamiento 4°, fojas
131). Justo antes ha señalado “Que a mayor abundamiento,
procede la acción reivindicatoria cuando se reclama el dominio
de una porción del terreno determinado, cuyo es el caso de
autos, o se litiga sobre los títulos que acreditan el dominio de
éste.-“ (idem)

La locución adverbial “a mayor abundamiento” se


corresponde con el denominado “obiter   dictum”, que viene
siendo un tipo de consideración jurídica o referencia que no
resulta estrictamente necesaria para definir el tema en
discusión; no es el meollo, el quid, la piedra angular o el núcleo
del desarrollo del discurso destinado a persuadir sobre
determinada verdad, creencia, postura u opinión; el argumento
“a mayor abundamiento” no es decisivo, no es la justificación
técnica que en derecho hace que lo que se decide aparezca
demostrado como legítimo; no tiene la fuerza de ratio decidendi 
ni corresponde asignarle tal trascendencia. Es ilustrativo, es un
comentario para mayor ilustración; nada determinante.

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En la especie se entiende su presencia en el razonamiento
complementario de la Corte, debido a su reiterado tratamiento
en el libelo de casación formal y de apelación que la
demandante había enderezado contra el fallo de primer grado.
No es dable, pues, asignarle la relevancia que le otorga el
actual objetante ni, mucho menos, el extremo de considerarlo
decisorio litis;

20°.- Por consiguiente, no prosperará la objeción de


extra petita (ver párrafo cuarto de supra 10°), dado que lo que
se resolvió no es cosa distinta del rechazo de la acción
deducida, sin que, por otra parte, sea efectivo que el
pronunciamiento se haya desviado a una pretensión diferente,
como, por ejemplo, la de reivindicación;
21°.- De cara a la causal 5ª. del artículo 768 de la ley de
procedimientos, a la que el crítico vincula con el requisito del N°
4° del 170, que echa de menos, valga de introito precisar que lo
que en definitiva se representa -ver párrafo segundo de supra
11°- no es la ausencia de los fundamentos de hecho y de
derecho que sirven de base a lo decidido, sino la “carencia de
fundamentos para entender la razón del rechazo de la demanda”
(fojas 147), predicamento éste que reitera el formulado al
formalizar la casación contra el dictamen de primera instancia,
cuando adujo que “la sentencia es nula pues omite un requisito
legal al carecer de fundamentos para entender por qué razón se
rechazó la demanda en todas sus partes.” (fojas 108).
Extraño que esto se sostenga después de haberse dirigido
tantos reproches a lo que, evidentemente, no pudo sino generar
en el destinatario demandante una inteligencia de las razones a
su juicio mal dadas para actuar como se lo hizo.

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Amén que un desentendimiento o desinteligencia caso
alguno ha de servir de legítimo sustento a un requerimiento de
invalidación, mientras no se argumente, objetiva y
convincentemente, que su causa es la prescindencia de las
directrices del normal uso de la sana razón;
22°.-La falta de fundamentos por autoeliminación de los
contradictorios -ver párrafo primero de supra 11°- se hace
consistir en que no puede sostenerse que “las partes ostentan la
posesión inscrita de los inmuebles colindantes entre sí” y , a la
vez, “sentenciar que la acción debida era la reivindicatoria”
(fojas 107 y 145).
Valga rescatar lo más arriba explicado de cara a la
inexactitud de la premisa de haberse “sentenciado” que lo que
debió plantearse es la acción reivindicatoria.
No sólo eso. La “colindancia” no implica claridad en los
lindes. El borde está dado por el parámetro espacial, único
referente garante en este orden de materias, en cuanto es un
conocimiento científicamente comprobado que el espacio es
cantidad y que, por lo tanto, es determinado. La colindancia es
una cualidad o cualificación consecuencial.
Para la demandante la nebulosa se da en el cómo, de
hecho, fueron levantados los cierros existentes, que no
congeniarían con sus títulos; le parecen incorrectos, de la
manera que precisa. Desea se los rectifique en términos de
recuperar una porción territorial actualmente indisponible para
ella. Entonces los sentenciadores le aclaran que eso no toca a
la acción ventilada.
Ninguna contradicción ni, por ende, incumplimiento del
mandato del acápite 4° del artículo 170 del Código de

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Procedimiento Civil, con el malogro consiguiente de la
invocación del artículo 768 N° 5° de ése;
23°.- En el plano del recurso de nulidad substancial
-supra 12°- poco o nada es lo que ofrenda el recurso como para
convencer del error que se representa, resultando suficiente
para desecharlo lo que se expuso en supra 14° a 17°, inclusive;

24°.- De parecida manera en lo que apunta al artículo 889


y los relacionados con la posesión –artículos 700, 724, 728,
730, 924 y 925 del Código Civil- pues a su respecto resultaría
redundante volver a lo que se desarrolló en supra 18° y 19°.
Explicado como quedó que los juzgadores no han emitido
en estos autos un pronunciamiento sobre una acción
reivindicatoria, de total asidero carece este último capítulo de la
casación;
25°.- Cuanto dicho es conducente a la negación de la
solicitud de ineficacia.
Consideraciones sobre la base de las cuales se rechaza
los recursos de casación en la forma y en el fondo interpuestos
a fs. 134 por el abogado Guillermo González Robinson, por la
demandante, contra la sentencia de fs. 129, dictada por la Corte
de Apelaciones de Santiago el siete de octubre de dos mil
quince.
Regístrese y devuélvase, con su agregado.
Redacción del ministro Cerda.
N° 34.197-2.015.-
Pronunciado por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada
por los Ministros señor Ricardo Blanco H., señoras Gloria Ana
Chevesich R., Andrea Muñoz S., señor Carlos Cerda F., y el
abogado integrante señor Rodrigo Correa G. No firma el
Abogado Integrante señor Correa, no obstante haber concurrido

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a la vista y al acuerdo de la causa, por estar ausente. Santiago,
veinte de diciembre de dos mil dieciséis.

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Autoriza el Ministro de Fe de la Excma. Corte Suprema

En Santiago, a veinte de diciembre de dos mil dieciséis, notifiqué en


Secretaría por el Estado Diario la resolución precedente.

0145912172327

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