El cinc o zinc (Zn) es un micromineral que participa en más de 200 reacciones
químicas a nivel celular. Está implicado en prácticamente todos los sistemas de
mantenimiento y regulación corporal.
Existen determinadas sustancias catalogadas como antinutritivas, ya que influyen
negativamente en el aprovechamiento de determinados nutrientes, como son los fitatos, contenidos en cereales integrales y leguminosas, que reducen la utilización del cinc.
Funciones del cinc
Participa en múltiples reacciones químicas y en el sistema inmune (defensa del organismo), ya que favorece la producción de linfocitos. Ayuda en la cicatrización de heridas. Interviene en la síntesis de ADN y ARN. Produce la activación de ciertas hormonas. Colabora en el mantenimiento de la estructura de las células. Su presencia en el organismo es esencial para el correcto funcionamiento del olfato y el gusto. Es fundamental para el correcto desarrollo de las gónadas (ovarios y testículos), así como en la reproducción y en la fertilidad. El cinc es básico para la formación de insulina y muchas otras proteínas.
Fuentes de cinc Germen de trigo. Carne, pescado. Huevos y lácteos. Leguminosas, frutos secos (nueces). Ostras.
Consecuencias del déficit de cinc
La carencia de este mineral puede originar distintas patologías como:
Enanismo o alteraciones en el crecimiento.
Dermatitis. Diarrea. Pérdida de cabello. Hipogonadismo: alteración de los caracteres sexuales. Hipogeusia: disminución del sentido del gusto. Y también del olfato. Cansancio o anemia. Lentitud a la hora de la cicatrización.
Toxicidad del cinc
Una ingesta puntual de cinc muy elevada o de forma crónica puede causar desde alteraciones digestivas (náuseas, vómitos, dolor abdominal…) a calambres musculares.