Está en la página 1de 15

Citar: Lexis Nº 6807/001091

PODER LEGISLATIVO / 06.− Atribuciones / d) Comercio exterior e interprovincial


− Spisso, Rodolfo R. (autor) LexisNexis
DERECHO CONSTITUCIONAL TRIBUTARIO 2007

Capítulo V − COMERCIO INTERJURISDICCIONAL

21. La cláusula comercial de la Constitución

El art. 75, inc. 13 , de la Constitución nacional establece que corresponde al Congreso de la Nación "reglar el
comercio con las naciones extranjeras y de las provincias entre sí".

Esta cláusula tiene su origen en los Estados Unidos, donde una de las grandes dificultades o deficiencias del
gobierno de la Confederación era la falta de atribuciones adecuadas del Congreso General para reglar el
comercio exterior y el interestadual. En aquella época, cada Estado podía, separadamente, gravar la
exportación y la importación, así como establecer todas las reglas o leyes comerciales que considerara
convenientes, lo cual era, en todo sentido, inconciliable con los intereses comunes y con los propósitos de
unión nacional que tenían en miras, porque los celos y animosidades entre los diversos Estados dificultaban
prácticamente la consecución de tales designios. Por ello, la Convención de Filadelfia sancionó el siguiente
precepto: "El Congreso tendrá poder [...] para reglar el comercio con las naciones extranjeras y entre los
diversos Estados y con las tribus indias" (art. 1, secc. 8a, cl. 3a).

También dentro de nuestra propia historia constitucional encontramos antecedentes. En el Pacto Federal del
año 1831 las provincias signatarias se comprometían a delegar en el poder central la facultad de reglar los
comercios exterior e interior del país (art. 16, inc. 5). En el acuerdo de San Nicolás se confirmó esa decisión.

La disposición del art. 75, inc. 13 , de la CN −expresa Sánchez Viamonte− (178) tiene gran amplitud, porque
no se refiere al comercio en su carácter de acto jurídico únicamente, sino a todas las manifestaciones de la
vida económica relacionadas con la prosperidad nacional, es decir, la legislación industrial en todos sus
aspectos, las leyes de patentes y marcas, la navegación marítima y fluvial, el tránsito de mercaderías y de
ganado en pie, el crédito, la moneda, el fomento de las industrias y el régimen impositivo que grava la riqueza
y su circulación.

22. Principios para discernir la compatibilidad del poder impositivo local con la cláusula comercial

La cláusula comercial de la Constitución nacional es una de las disposiciones que más controversias ha
suscitado en relación con el alcance del poder tributario de los gobiernos locales. No siempre se discernió
sobre la base de reglas claras y precisas, extraídas de una interpretación unitaria y sistemática de la
Constitución, la incidencia que la referida cláusula tiene en el ejercicio de las facultades tributarias por parte
de las provincias y sus municipalidades.

Un principio que muy tardíamente fue considerado trascendente en la materia es el que manda diferenciar, a
efectos de establecer la validez o invalidez de un gravamen, entre la competencia federal para reglar el
comercio interjurisdiccional y la referida al poder tributario, ya que la Constitución establece una distribución
de la potestad tributaria entre el gobierno federal y las provincias, que no se puede confundir con el reparto de
atribuciones efectuado en otras materias. Una cosa es, pues, la facultad para reglar el comercio
interjurisdiccional, y otra bien distinta la relacionada con el ejercicio del poder tributario (179) .

Si la Constitución le atribuye a la Nación facultades para establecer impuestos indirectos, en forma


concurrente con las provincias, salvo los aduaneros, en los cuales aquélla las ejerce en forma exclusiva, y

1
directos, en circunstancias de excepción, y a los gobiernos locales para crear tanto impuestos directos como
indirectos, a excepción de los referidos al comercio exterior, no es posible que este esquema, sobre cuya
vigencia no existen discrepancias doctrinarias ni jurisprudenciales, se vea trastrocado y desvirtuado por la
mera incidencia que un tributo tenga sobre el comercio interjurisdiccional.

Las exigencias de la economía de escala hacen que las unidades operativas en el plano de la producción,
comercialización o prestación de servicios se estructuren con tendencias hacia la concentración para operar en
ámbitos espaciales que abarcan más de una jurisdicción territorial, en razón de lo cual la realidad cotidiana
nos muestra que el principio, y no la excepción, es que tanto la grande como la mediana y aun la pequeña
empresa desenvuelven sus actividades económicas en más de una jurisdicción, ya sea en el plano
interprovincial o en el internacional. Por lo tanto, si esa circunstancia fuera determinante para atribuirle a la
Nación, en forma exclusiva, el ejercicio del poder tributario en relación con el comercio interjurisdiccional,
las provincias quedarían desprovistas de todo poder efectivo en materia fiscal.

Lo que les está vedado a las provincias es establecer aduanas interiores o imponer tributos a la mera
circulación territorial, o a la entrada o salida de mercaderías o personas de su territorio, o discriminar en
disfavor del comercio interjurisdiccional (180) . Si, por el contrario, el gravamen local no establece
diferencias según el origen del producto y no se erige en un obstáculo al comercio interprovincial o
internacional, no puede ser invalidado con fundamento en la cláusula comercial de la Constitución, que no
puede ser invocada para cercenar facultades no delegadas por las provincias al gobierno nacional.

Hay que tener en cuenta que el tratamiento discriminatorio en disfavor del comercio interjurisdiccional se
puede dar a consecuencia de una múltiple imposición, que lo torne desventajoso respecto de actividades que
se desarrollan en un exclusivo ámbito territorial. Esa múltiple imposición en menoscabo de la actividad
interjurisdiccional se presenta cuando los distintos fiscos no acuerdan un método común para medir la riqueza
cuya creación cabe atribuirle a cada uno de ellos, de forma tal que la utilización de distintos parámetros para
cuantificar la riqueza producida en cada jurisdicción produce una múltiple imposición sobre una misma
porción imponible (181) .

Es que no resulta legítimo considerar la mera incidencia que un gravamen tenga, respecto de una actividad
económica desarrollada en más de una jurisdicción, como una traba efectiva a la realización del tráfico
interjurisdiccional, sino en los casos en que la magnitud de la presión tributaria constituya un obstáculo
insuperable a su consecución. De ahí que la circunstancia de que el tributo provincial a los productos
elaborados tenga incidencia económica sobre el precio de los que se exporten, al integrarse su base imponible
con las ventas tanto locales como realizadas al exterior, no autoriza a considerarlo como un impuesto al
comercio internacional, ni implica interferir en la política exportadora llevada a cabo por el gobierno nacional
(182) .

También resultan útiles, en orden a discernir la compatibilidad de un gravamen local con la cláusula
comercial, las directivas emanadas del titular del poder de reglar el comercio interjurisdiccional. En ese
sentido, la ley 22006 , modificatoria del régimen de coparticipación federal instituido por la ley 20221 , y
luego la ley 23548 , que la sustituyó, definen los perfiles de los impuestos locales que los hacen compatibles
con dicho régimen, comprendiendo diversos supuestos referidos al comercio interjurisdiccional.

Va de suyo, en consecuencia, que si es privativo del titular del poder de reglar el tráfico interprovincial o el
internacional la determinación de los intereses de la Nación, así como la elección de los medios o
instrumentos aptos para preservarlos, el sometimiento de las actividades económicas vinculadas a dicho
comercio al poder impositivo de los gobiernos locales, en la medida en que respete los lineamientos trazados
por la ley de coparticipación federal, no puede considerarse violatorio de la cláusula del art. 75, inc. 13 , CN,
pues el tributo, en tanto valioso instrumento de regulación económica, es apreciado como medio para
satisfacer tales intereses (183) .

2
23. La evolución de la jurisprudencia de la Corte Suprema

Tendiente a un mejor análisis de la evolución de la jurisprudencia de la Corte, la dividiremos en tres etapas:

a) La primera, que se extiende desde su instalación hasta 1966, período en el cual se desarrolla la doctrina
tradicional de la Corte, que admite, respecto del comercio interjurisdiccional, el ejercicio de facultades
impositivas por las provincias en la medida en que no condicionen su curso, no discriminen en su contra o no
lo sometan a regulaciones múltiples que obstruyan, obstaculicen o entorpezcan una determinada política
nacional. Sin perjuicio de ello, en materia de trasporte interjurisdiccional les negó a los gobiernos locales el
ejercicio de facultades impositivas.

b) En la segunda etapa, que se extiende desde 1966 a 1973, que calificamos como crítica, se adopta un criterio
rigurosamente restrictivo del alcance de las facultades impositivas de las autoridades locales, que aparecen
recortadas sensiblemente. Por lo demás, las contradicciones que se observan en las sentencias del tribunal
impiden delinear o construir una doctrina.

c) En la tercera etapa, que se inicia a partir de 1973, la Corte vuelve a su tradicional doctrina, generalizándola
aun para el caso del trasporte interjurisdiccional, lo que satisface las exigencias del régimen federal adoptado
por la Constitución.

23.1. La doctrina tradicional

La Corte Suprema de la Nación ha tenido oportunidad de fijar, en numerosos pronunciamientos, los alcances
del poder tributario de las provincias en relación con los principios contenidos en los artículos 9 , 10 , 11 , 12
y 75, inc. 13 , de la CN (184) , cuya doctrina se puede sintetizar diciendo lo siguiente:

a) Las provincias, en el ejercicio de sus poderes de legislación interna, no se hallan autorizadas para dictar
leyes o reglamentos de carácter general o municipal que importen, directa o indirectamente, trabar o perturbar,
de cualquier modo, la libre circulación territorial o que puedan afectar el derecho de reglamentar el comercio
interjurisdiccional conferido al Congreso de la Nación.

b) El vocablo "comercio" del art. 75, inc. 13 , de la CN es comprensivo no sólo del tráfico mercantil, sino
también del trasporte de bienes o personas en el territorio de la Nación (185) .

c) El principio del art. 75, inc. 13 , de la CN, protege también las operaciones auxiliares del comercio
interjurisdiccional.

d) Es violatoria de los arts. 9 , 10 y 75, inc. 13 , de la CN una ley provincial que grave la venta de determinado
producto fabricado en otra provincia con un impuesto mayor que el que cobra al similar fabricado en la propia
jurisdicción.

e) El comercio entre Estados no es libre cuando un artículo, en razón de su origen o elaboración, es sometido
por la administración local a una reglamentación o gravamen diferencial.

f) Cualquier gravamen provincial que cree desigualdades entre los contribuyentes, por razones de vecindad
dentro de la República, es inconstitucional.

g) Cada provincia recobra su plena capacidad impositiva a partir del momento en que las mercaderías, géneros
o productos introducidos en su territorio llegan a confundirse y mezclarse con la masa general de bienes de la
provincia.

3
h) Se debe distinguir entre los derechos de tránsito, prohibidos por la Constitución (arts. 9 , 10 y 11 ), del
trasporte de pasajeros o cargas, que puede ser gravado como contrato de trasporte por las provincias, en
cuanto revista carácter intraprovincial (186) .

i) Son inconstitucionales los impuestos provinciales que gravan el trasporte interjurisdiccional, así como las
agencias de viajes directamente dependientes de las empresas de trasporte interjurisdiccional, aunque los
tributos no discriminen en contra de dicho comercio (187) .

Ésta es la doctrina tradicional de la Corte, que podemos resumir diciendo que las provincias podrán gravar las
actividades desarrolladas en sus respectivas jurisdicciones, aunque ellas se vinculen directa o indirectamente
con el comercio interjurisdiccional, en la medida en que los tributos locales no sean discriminatorios respecto
de dicho comercio. No obstante ello, la Corte estableció una excepción en lo que hace al trasporte
interjurisdiccional, en relación con el cual sostuvo la improcedencia de gravarlo por parte de los fiscos locales,
aunque respecto de esta especie de comercio el gravamen local no discriminara en disfavor de dicho tráfico.

La jurisprudencia de la Corte, en esta primera etapa, en cuanto declara la inconstitucionalidad de los


gravámenes aplicados al trasporte, presenta una nota de intrínseca incoherencia con la referida al comercio
interjurisdiccional en general. Como se dijo, para nuestro más alto tribunal el trasporte es una especie del
género "comercio", tal como es utilizado este vocablo en el art. 75, inc. 13 , de la CN (188) . Por lo tanto, si
resulta constitucionalmente válido un impuesto local que al gravar la riqueza producida en su jurisdicción
tome en cuenta el monto de las ventas al exterior, en razón de que la incidencia que el tributo tenga en el
comercio interjurisdiccional no es causa de inconstitucionalidad, no resulta lógico que la conclusión varíe en
materia de trasporte interjurisdiccional.

Contemporáneamente a la jurisprudencia de la Corte, la Cámara Nacional en lo Civil, en lúcida y aislada


decisión, recaída en la causa "Expreso Sud Atlántico" (189) , tuvo oportunidad de señalar que cuando la
provincia, o, en su caso, la comuna metropolitana, grava los ingresos de la empresa dedicada al trasporte
interjurisdiccional, de ningún modo está gravando la circulación territorial, sino su negocio habitual, realizado
en el ámbito local. No se crean por ello barreras aduaneras, pues las mercaderías o personas trasportadas no
pagan ningún impuesto por el tránsito de una provincia a otra. El trasportador paga el tributo porque cobra un
flete o pasaje por ese trasporte, y los importes recaudados por esos conceptos se incorporan a la riqueza de la
jurisdicción en que la empresa los percibe. De sustentarse el criterio contrario, se violaría el principio de
igualdad (art. 16 , CN) en un doble sentido, como tuvo oportunidad de expresarlo el Dr. Belluscio en su voto,
ya que por una parte se establecería una arbitraria diferenciación entre las empresas dedicadas al trasporte
intraprovincial y las que realicen trasporte interjurisdiccional, al gravar las primeras y no las segundas, a pesar
de la identidad intrínseca de ambas actividades; por otra parte, también se trasgrediría el citado principio en
tanto el ejercicio del comercio por las empresas de trasporte interjurisdiccional se encontraría privilegiado, al
verse liberado del gravamen que deben pagar todos los demás comerciantes.

23.2. Etapa crítica

Podemos denominar etapa crítica, en la evolución de la doctrina de la Corte Suprema, al período que trascurre
entre 1966 y 1972, en que el tribunal se inclinó por la afirmación de criterios restrictivos, y a la vez
contradictorios, en el juzgamiento de la validez de tributos provinciales que gravaban actividades vinculadas
al comercio interjurisdiccional.

Así, y en lo que fue la posición más extrema de limitación de las facultades de imposición de las provincias, la
Corte invalidó un gravamen que incidía sobre el consumo de energía eléctrica utilizada para la emisión o
recepción de mensajes radiotelegráficos al exterior o desde el exterior. En decisión dividida, recaída en la
causa "Transradio Internacional SA " (190) , la Corte formuló una serie de pautas que pueden ser sintetizadas
así:

4
a) La potestad federal de regular el comercio interjurisdiccional es amplia y no puede ser limitada o
interferida por las provincias, ya sea mediante tributos o por otras medidas.

b) La interferencia se produce no sólo cuando se afecta directamente la actividad, sino también cuando el acto
provincial incide indirectamente en ésta.

c) Es inconstitucional el gravamen provincial que incide sobre el consumo de energía eléctrica utilizada para
la emisión o recepción de mensajes radiotelegráficos al exterior o desde el exterior.

Tan trascendente fallo constituyó el punto culminante de una doctrina que implicó un grave cercenamiento de
las facultades tributarias de las provincias. Para visualizar adecuadamente las consecuencias o implicancias a
que nos conduce la posición receptada en la sentencia mencionada, resulta muy ilustrativo trascribir un
párrafo, de inocultable elocuencia, del voto en disidencia de los doctores Ortiz Basualdo y Chute, quienes
expresaron:

"Si la tesis de la actora fuera exacta habría que llegar a la conclusión de que, con análogos fundamentos,
podría pretender una exención del impuesto territorial, toda vez que esa contribución sobre sus terrenos y
edificios indispensables también para la emisión y recepción de sus radiogramas, afectaría su comercio, lo que
de ningún modo es admisible".

Negándoles atribuciones impositivas a los gobiernos locales, en relación con actividades vinculadas al
comercio internacional, se inscriben las decisiones de la Corte recaídas en las causas "S.A. Quebrachales
Fusionados ", "Bunge y Born Ltda.", "La Blanca S.A.", "Intercerea S.A." (191) y "Puente S.A. " (192) . En los
primeros casos, las provincias tomaban en cuenta las ventas al exterior al solo efecto de fijar la base imponible
del tributo que gravaba las actividades de producción o comercialización cumplidas en sus jurisdicciones; es
decir, el impuesto provincial no funcionaba como un tributo a la extracción, introducción o salida de
productos u obstruyendo su libre circulación territorial, ni tampoco era discriminatorio en razón del origen o
destino de las mercaderías. En el último caso, se trataba de una empresa dedicada a la carga, descarga y
estibaje de mercaderías en el puerto de Buenos Aires. En todos estos supuestos, la Corte invalidó los
gravámenes locales por considerar que afectaban el comercio internacional (art. 75, inc. 13 , de la CN), cuya
regulación compete a la Nación.

De esa misma época son las sentencias de la Corte recaídas en las causas "Red Star " y "Noel y Cía. " (193) ,
en las cuales se reconoció a las provincias facultades impositivas en lo concerniente a actividades vinculadas
al comercio interprovincial, en determinados supuestos. De esas decisiones podemos extraer las siguientes
premisas:

a) No viola el art. 75, inc. 13 , de la CN el impuesto provincial a las actividades lucrativas aplicado a una
sociedad que vende en una determinada provincia mercaderías fabricadas en otra jurisdicción.

b) Cada provincia recobra el ejercicio de su poder de imposición a partir del momento en que las mercaderías,
géneros o productos introducidos en su territorio llegan a confundirse y mezclarse con la masa general de
bienes, porque entonces ya no es posible afirmar que el impuesto gravita sobre el mero hecho de la
introducción de bienes.

c) La circunstancia de que la mercadería gravada no se produzca en la provincia no es óbice para que ésta, en
ejercicio de las facultades que la Constitución le acuerda (art. 104 y 107 −hoy 121 y 125 −), establezca los
impuestos que crea convenientes, una vez que aquélla haya sido incorporada a su riqueza local, esto es,
cuando ha entrado en la circulación económica provincial (194) .

5
Pese a la claridad de la doctrina enunciada por la Corte en los casos citados, reiteración de otros precedentes
de antigua data (195) , la determinación de cuándo cesa la circulación territorial, o cuándo la mercadería
introducida en la provincia se confunde con su masa general de bienes, fue siempre objeto de discusiones
cuando ha sido necesario referirla a hechos concretos.

La propia Corte fue moldeando las siguientes pautas. En una oportunidad declaró inconstitucional un
gravamen que incidía sobre el expendio o la primera venta que se realizó de un artículo introducido en la
provincia (196) . En otra ocasión consideró contrario a la Constitución un impuesto porque era aplicable
cuando el artículo se encontraba todavía en el mismo envase y acondicionamiento en el cual había sido
introducido. Ésta es la doctrina del envase original, que fue dejada de lado para las transacciones del comercio
interprovincial (197) . Otra sentencia declara que para que proceda el impuesto es necesario que el producto
haya sufrido alguna trasformación (198) .También exige trasformación una sentencia (199) a la cual se le
agrega otra condición: se debe considerar que existe aduana provincial cuando el impuesto grava mercaderías
no producidas en la provincia, porque significa crear una regulación o carga al comercio interestadual (200) .

Finalmente, en la causa "Vila, Luis, y otro " (201) , se puede dar por definitivamente concluida la elaboración
jurisprudencial de la Corte. De este importante fallo, el cual, según Giuliani Fonrouge (202) , no ha tenido una
difusión proporcionada a sus valores doctrinarios, surge que la mercadería se incorpora a la masa local de
bienes cuando es tratada como una parte de la masa general de bienes del Estado al cual llega, aunque esté en
su envase original. El impuesto es válido cuando no hace distingos de procedencia de la mercadería, no siendo
inflexible la presunción del envase original.

Contemporáneamente al fallo dictado por la Corte en "Quebrachales Fusionados", y con idéntico fundamento,
nuestro más alto tribunal declara la inconstitucionalidad del impuesto a las actividades lucrativas aplicado por
la Provincia de Buenos Aires a una empresa industrial que realizaba en su ámbito territorial el proceso de
elaboración de productos, cuya comercialización se llevaba a cabo en otras jurisdicciones (203) .

Resulta harto dificultoso hallar en la jurisprudencia de la Corte dictada en el trascurso de los años 1966 a 1972
una clara y precisa orientación que nos permita establecer pautas directrices en lo referente al poder de
imposición de las provincias respecto de actividades vinculadas al comercio interjurisdiccional. Ello es así
puesto que lo que se afirma en relación con el tráfico internacional se niega, en principio, respecto del
interprovincial.

En efecto: mientras la Corte declara la inconstitucionalidad del impuesto a las actividades lucrativas en
supuestos en que el gravamen incide directa o indirectamente sobre el comercio internacional, afirma su
validez en relación con el tributo que recae sobre las ventas de mercaderías provenientes de otras provincias,
ya que considera que al cesar la circulación territorial del producto ingresado, la jurisdicción introductora se
encuentra habilitada constitucionalmente para gravar la riqueza producida en su ámbito jurisdiccional, no
obstante la incidencia que el impuesto pudiere tener respecto del comercio interprovincial.

La solución ecléctica adoptada por la Corte, que difiere según se trate de actividades vinculadas al comercio
internacional o al interprovincial, se torna más híbrida cuando, en relación con este último, declara la
invalidez del gravamen provincial aplicado a los productos elaborados en su ámbito territorial, que para medir
la riqueza producida en su territorio toma en cuenta las ventas efectuadas en extraña jurisdicción, apartándose
de su propia y específica jurisprudencia sobre la materia (204) .

23.3. Retorno a la doctrina tradicional. Su generalización

Un cambio sustancial en la orientación de la Corte, con cita de antiguos precedentes (205) que conforman su
doctrina tradicional, que fortaleció decisivamente las menguadas facultades impositivas de las provincias, se
produjo a partir del caso "Indunor S.A. " (206) , seguido de una serie coincidente de fallos (207) , y se refirmó

6
con las sentencias recaídas en las causas "Bovril Argentina ", "Moos, Elías " e "Impresit Sideco " (208) .

Con estas decisiones, la Corte, al retornar a su doctrina tradicional sobre la materia, precisa sus alcances
señalando (209) :

a) La Constitución nacional prohíbe a las provincias aplicar un trato diferencial que encubra una indirecta
finalidad de gravar la exportación y establecer impuestos a la extracción o introducción del producto, o que
obstruya el libre tránsito (210) , o fuere creador de desigualdades entre los habitantes de las provincias.

b) Que el tributo provincial a los productos elaborados en su jurisdicción tenga incidencia económica sobre el
precio de la exportación no autoriza a considerarlo como un impuesto a esta última, ni implica interferir en la
política exportadora planificada por el gobierno nacional.

c) La circunstancia de que sean tomadas en cuenta, además de las ventas locales, las realizadas al exterior, no
descalifica el gravamen provincial, toda vez que el criterio aplicable configura un método razonable de
imposición que responde, en última instancia, a la actividad creadora de riqueza que se produce en el ámbito
físico de la provincia.

d) La incidencia que un tributo puede tener sobre el destino ulterior de los productos no es causa de
inconstitucionalidad, porque, de aplicarse tal criterio descalificador, se tornaría prácticamente imposible el
ejercicio de la autonomía provincial respecto de la riqueza que, después de ser legítimamente gravada por una
de ellas, fuese objeto de incuestionable gravamen en otras o por la Nación, pues no hay impuesto que no tenga
repercusión económica de esa especie.

e) La posición contraria a los principios enunciados precedentemente importaría consagrar un desigual


tratamiento frente a quienes, desarrollando una misma labor productiva de bienes, soportarían de hecho un
distinto régimen impositivo, basado no ya en la actividad lucrativa, sino en la eventual comercialización en el
extranjero de dichos bienes.

Es decir, en la medida en que el tributo local no se aplique por el hecho de la entrada o salida de un producto
de determinada jurisdicción, ni importe un tratamiento discriminatorio en beneficio de la producción local, la
incidencia económica que el gravamen tenga respecto del comercio interjurisdiccional no es causa de
inconstitucionalidad, ya que la circunstancia de que se tome en cuenta, además de los ingresos por
operaciones, actividades o servicios intraprovinciales, los de origen interjurisdiccional, interprovincial o
internacional, constituye un método razonable de imposición, que responde, en última instancia, a la actividad
creadora de riqueza que se produce en el ámbito físico de la jurisdicción local.

En la causa "Impresit Sideco ", la Corte formula un principio trascendente al señalar que para establecer la
validez o invalidez de un gravamen se debe diferenciar el poder impositivo de la competencia federal para
reglar el comercio internacional y el interprovincial, ya que la Constitución establece una distribución de la
potestad tributaria entre el gobierno federal y las provincias, que no se puede confundir con el reparto de
atribuciones efectuado en otras materias. Con la afirmación de este criterio, se le quita a la cláusula comercial
la decisiva influencia que otros precedentes de la Corte y de los demás tribunales inferiores le dieron en el
juzgamiento de la constitucionalidad de tributos locales.

De acuerdo con estas pautas, las provincias −y del mismo modo la Nación− no pueden establecer ningún
derecho que trabe la libre circulación de los productos o personas por todo el territorio de la Nación (arts. 9,
10 y 11 de la CN); tampoco las provincias pueden instituir impuestos a la importación o exportación de
mercaderías (arts. 4, 9 y 75, inc. 1, de la CN), ni sancionar impuestos discriminatorios en razón del comercio
interjurisdiccional, porque, de hacerlo, el tributo establecido, al impedir considerar la mercadería sujeta a ese
comercio como formando parte de la masa general de bienes de la jurisdicción local, al no producirse la

7
cesación de la mera circulación territorial, se identifica con un gravamen a la importación o a la exportación,
haciendo las veces de una aduana interior. Fuera de estos supuestos, las provincias se hallan
constitucionalmente habilitadas para establecer impuestos directos o indirectos, debiendo respetar,
obviamente, los principios constitucionales que delimitan el poder tributario.

Sin menoscabo de ello, la Corte siguió manteniendo, durante algún tiempo, una posición diametralmente
opuesta en lo que respecta al trasporte interjurisdiccional. Desde antaño, nuestro más alto tribunal distinguió
entre los derechos de tránsito prohibidos por la Constitución (arts. 9 , 10 y 11 , CN) y el trasporte de pasajeros
o cargas, admitiendo que éste puede ser gravado como contrato de trasporte. Reconoció, así, las facultades de
las provincias de gravar el trasporte intraprovincial (211) , mas les negó atribuciones para hacerlo respecto del
interjurisdiccional, aunque los gravámenes no discriminaren en disfavor de dicho tráfico, con remisión a la
cláusula del art. 75, inc. 13 , de la CN.

Así, al declarar la inconstitucionalidad del gravamen local en "Etmo Remolcador Guaraní " (212) , la Corte
continuó adherida a una doctrina que había seguido desde antiguo (213) , y que reiteró en sucesivos fallos
(214) .

La contradicción, manifiesta e insalvable, que presentaba la jurisprudencia de la Corte en derredor de las


facultades impositivas de los gobiernos locales a la luz de la cláusula comercial, impuso la necesidad de un
cambio tendiente a salvar tal incongruencia. Así fue que la Corte comenzó por extremar el rigorismo
probatorio, al introducir la exigencia, en el caso de empresas que realizaban simultáneamente trasporte
intraprovincial e interjurisdiccional, de demostrar fehacientemente los ingresos correspondientes a cada una
de tales actividades, a efectos de acoger la demanda de repetición respecto del tributo ingresado por el tráfico
interprovincial. Así, acogió la acción cuando se satisfizo la exigencia referida a la discriminación de los
ingresos habidos por el trasporte intra e interprovincial (215) , y la rechazó cuando la tuvo por no cumplida
(216) .

La sanción de la ley 22006 , modificatoria de la de coparticipación federal 20221 , que precisó los perfiles del
impuesto a los ingresos brutos, que las provincias pueden establecer en el marco de los compromisos
recíprocos que asumen con la Nación, al prever la incidencia de dicho tributo respecto del comercio
interjurisdiccional y de establecimientos de utilidad nacional, posibilitó que la Corte, en sendas causas (217) ,
admitiera la validez del gravamen aplicado al trasporte interjurisdiccional, realizado durante el período de
vigencia de la ley 22006 , ante la falta de un planteo de inconstitucionalidad por parte del contribuyente que
reuniera los recaudos o exigencias necesarias para promover un control de constitucionalidad. Ello no importó
un abandono de la posición contraria a admitir la constitucionalidad de los tributos locales aplicados a dicho
tráfico, cuya invalidez acogió en esos mismos fallos, respecto de períodos fiscales anteriores a la vigencia de
la ley 22.006.

Con la sentencia recaída en la causa "Dodero Viajes v. Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires " (218) ,
la Corte, al admitir la constitucionalidad del impuesto sobre los ingresos brutos aplicado por la comuna
metropolitana a las agencias de viaje, insinúa el cambio de su doctrina respecto del trasporte
interjurisdiccional, al señalar obiter dictum que la inconstitucionalidad que ha venido declarando respecto de
dicho tráfico ha tenido el propósito de evitar que los estados locales puedan someter a esa actividad, que se
desenvuelve a través de más de una jurisdicción, a regulaciones múltiples que la obstruyan o encarezcan,
tornándola desventajosa en relación con otras actividades similares.

En una visión retrospectiva sobre su propia jurisprudencia en materia de trasporte interjurisdiccional, la Corte
la fundamenta en la necesidad de evitar tratamientos discriminatorios que la perjudiquen, al colocarla en
situación de desventaja respecto de actividades similares, con lo cual viene a enmendar los fundamentos de
decisiones anteriores, en las cuales declaró la invalidez constitucional de los tributos locales, aunque el
gravamen no discriminara en disfavor de dicho tráfico.

8
Con las expresiones vertidas en "Dodero Viajes ", la Corte insinuaba claramente la modificación de su
doctrina respecto del trasporte interjurisdiccional, como tuvimos oportunidad de señalarlo (219) , al
pronosticar que nos encontrábamos ante el preludio de un cambio trascendente en la doctrina del tribunal
cimero.

Y el cambio preanunciado se operó con la sentencia recaída en la causa "Trasportes Vidal S.A. " (220) , con lo
que se superó la antinomia que ofrecía la jurisprudencia de la Corte, ya que lo que se afirmaba respecto del
comercio interjurisdiccional se venía negando del trasporte interprovincial o internacional, posibilitando que
la doctrina de la Corte Suprema se exhibiera sin fisuras, sin intrínsecas incoherencias que le restaran brillantez
y poder de convicción.

La Corte, con remisión al precedente de "Vila, Luis y Justo, y otro ", cuyos fundamentos esenciales trascribe,
puntualiza que la protección o inmunidad que los arts. 9 , 10 , 11 y 75, inc. 13 , de la CN acuerdan al comercio
interprovincial y al internacional es la necesaria para evitar medidas, a través de las cuales se pueda
condicionar su curso, discriminar en su contra o someterlo a regulaciones múltiples que lo obstruyan o
encarezcan, o entorpezcan una determinada política nacional (221) .

Con posterioridad a la reforma constitucional de 1994, la Corte Suprema tuvo oportunidad de reiterar el
derecho de las provincias y sus municipios a establecer tributos a actividades sujetas a regulación nacional. En
ese sentido, el tribunal, en la causa "Telefónica de Argentina v. Municipalidad de Chascomús " (222) ,
sostuvo que si bien las comunicaciones interestatales están sujetas a la jurisdicción nacional, pues constituyen
el ejercicio del comercio, forman parte del sistema de correos y tienden a promover la prosperidad, adelanto y
bienestar general del país, ello no implica descalificar cualquier tributo local sobre tales actividades. En el
caso, la Corte reconoció la legitimidad de la ordenanza fiscal de la municipalidad demandada, que dispone el
cobro de una tasa a los locales, establecimientos u oficinas destinados a comercios, industrias y actividades
asimilables a tales aun cuando se trate de servicios públicos, en contraprestación por los servicios de
inspección dirigidos tanto a verificar el cumplimiento de los requisitos exigidos para la habilitación de dichos
locales (223) como a preservar su seguridad, salubridad e higiene, y de una tasa en concepto de publicidad y
propaganda escrita o gráfica hecha en la vía pública o en locales destinados al público con fines lucrativos o
comerciales.

Fundando sus conclusiones, la Corte dijo en el considerando 13:

"Que debe asimismo recordarse que, como lo ha señalado este tribunal en conocida doctrina, una elemental
hermenéutica de los arts. 67, inc. 12 y 13 , y 108 de la Constitución nacional −arts. 75, incs. 13 y 14 , y 126 en
el texto posterior a la reforma de 1994− lleva a la conclusión de que éstos no fueron concebidos para invalidar
absolutamente todos los tributos locales que inciden sobre el comercio interprovincial (en este caso, en el de
telefonía), reconociendo a éste una inmunidad o privilegio que lo libere de la potestad de imposición general
que corresponde a las provincias (Fallos 306:516 , entre otros)" (224) .

La doctrina de la Corte, en cuanto sostuvo que las empresas de telecomunicaciones se encuentran exentas de
las tasas municipales por la ocupación o el uso de espacios públicos, por considerarlas alcanzadas por la
exención establecida por la ley 19798 (225) , beneficio que consideró derogado en relación con la empresa
estatal Entel, de consuno con la ley 22016 (226) , no implica una modificación de la doctrina de que se ha
hecho mérito en el párrafo que antecede, sino un caso particular, en el cual, a juicio del tribunal, subsiste para
las empresas privadas una exención (227) .

24. Superposición tributaria inconstitucional

El principio general, sostenido reiterada y uniformemente por la Corte desde antiguo, respecto de la doble o
múltiple imposición es que ésta, por sí misma, no es inconstitucional, en la medida en que cada uno de los

9
tributos que configuran esa múltiple imposición hayan sido creados por entes políticos con competencia para
ello (228) .

Sin perjuicio de la vigencia de ese principio general, la Corte admite la existencia de un supuesto de doble o
múltiple imposición inconstitucional que se da al interferirse ilegítimamente la facultad de la Nación de reglar
el comercio interjurisdiccional (art. 75, inc. 13 ).

En el citado caso "Trasportes Vidal v. Mendoza ", la Corte tuvo oportunidad de precisar, en el considerando
8o de la sentencia, que las actividades inescindiblemente desenvueltas en varias jurisdicciones no pueden
verse sometidas a múltiple imposición que las obstruya o encarezca, como resultado de la aplicación de
tributos semejantes por parte de los distintos fiscos sobre la misma porción imponible. No se considera aquí el
tratamiento discriminatorio respecto del comercio interjurisdiccional que pudiera aplicar individualmente cada
fisco local, que de por sí trasgrede el art. 75, inc. 13 , de la CN, sino la actuación del conjunto de los fiscos
que gravan la actividad interjurisdiccional, que, al hacerla recaer parcial o totalmente sobre la misma porción
imponible, la tornan desventajosa en relación con otras actividades intraprovinciales.

Es decir, mientras las distintas jurisdicciones acuerden la forma de distribuirse entre sí los ingresos del
contribuyente dedicado al comercio interjurisdiccional, de forma tal que éste no se encuentre en situación
desventajosa en relación con quien ejerce su actividad dentro de los límites territoriales de una provincia, los
tributos aplicados al comercio interprovincial o al internacional no son pasibles de objeción constitucional.

En cambio si, verbigracia, en materia de trasporte interjurisdiccional, las distintas jurisdicciones, en lugar de
estar adheridas al convenio multilateral, a efectos de medir la riqueza producida en sus respectivos ámbitos
territoriales, tomaran diferentes parámetros, tales como el monto de ventas de pasajes, unas, y cantidad de
kilómetros recorridos, o monto de los gastos realizados en cada jurisdicción, etc., las otras, ello, seguramente,
podría llevar a que la suma de las bases imponibles de las jurisdicciones, en su conjunto, excediera el total de
ingresos devengados por la prestación del servicio de trasporte. En este caso, se daría el supuesto de
superposición parcial o total sobre la misma porción imponible.

Esa superposición torna írritos los tributos locales. Esta circunstancia no se presenta actualmente respecto del
impuesto sobre los ingresos brutos, en relación con el cual las provincias y la Ciudad de Buenos Aires han
suscrito sucesivos convenios multilaterales para evitar la doble o múltiple imposición; el último, en la Ciudad
de Salta, con fecha 18/8/1977, vigente a partir del 1/1/1978.

Dicho convenio asegura que no se dé ese supuesto de superposición sobre la misma porción de la base
imponible, prescribiendo, a su vez, que las jurisdicciones adheridas no podrán aplicar a las actividades
alcanzadas por su régimen un tratamiento diferencial respecto de iguales actividades que se desarrollen en
todas sus etapas dentro de una misma jurisdicción (art. 32, convenio).

En suma, inexistencia de superposición tributaria e igualdad de tratamiento para el comercio


interjurisdiccional y el comercio intraprovincial. Sólo así el tributo no trasgrede la cláusula comercial de la
Constitución nacional, de acuerdo con la doctrina de la Corte, cuyo criterio compartimos (229) .

25. Renacimiento de las aduanas interiores

Los artículos 9 a 12 de la Constitución nacional, que prohíben la existencia de aduanas interiores y declaran la
libre circulación territorial de personas y de cosas por todo el territorio de la Nación, son fiel reflejo del
espíritu de la Constitución. Tales preceptos, que se complementan con la cláusula comercial de la
Constitución que le atribuye al gobierno nacional la facultad exclusiva de reglar el comercio
interjurisdiccional, vedan a las provincias establecer aduanas interiores o imponer tributos a la mera
circulación territorial o a la entrada o salida de su territorio de mercaderías o de cosas, o discriminar en

10
disfavor del comercio interjurisdiccional, estableciendo diferencias según el origen del producto o haciendo
más gravoso el tributo en razón de ese comercio. La protección o inmunidad que las referidas cláusulas
constitucionales acuerdan al comercio interjurisdiccional tiende a impedir medidas a través de las cuales
pudiera condicionarse su curso, discriminarse en su contra, sometérselo a regulaciones múltiples que lo
obstruyan o encarezcan o se opongan a una determinada política del gobierno nacional.

Cuando se encontraban acallados los ecos de antiguas luchas económicas entre los pueblos de la
Confederación argentina, a consecuencia de la labor pacificadora de la Constitución nacional, que sentó las
bases de su organización definitiva, sorprendentemente las provincias, en ejecución de la política tributaria
concertada con la Nación en el Pacto Federal para el empleo, la producción y el crecimiento de 1983, han
condicionado la exención del impuesto sobre los ingresos brutos en materia de establecimientos industriales a
la circunstancia de que éstos se encuentren dentro del ámbito territorial de la provincia que concede el
beneficio (230) . Ello determina, de estar a tal exigencia, que la comercialización de sus productos por parte
de un establecimiento industrial en distinta provincia de la que se encuentra ubicado no gozará de la
liberalidad, discriminando en disfavor del comercio interjurisdiccional y siendo, por ende, notoriamente
inconstitucional.

La situación provoca distorsiones que inciden negativamente en la formación de los precios de los productos y
atentan contra las reglas de la competencia en los mercados. La Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires,
que había otorgado la exención a la actividad industrial sin exigir que el establecimiento estuviera emplazado
en su jurisdicción, y a la construcción, sin limitarla a los ingresos originados en obras ejecutadas dentro de su
ámbito territorial, siguió el mal ejemplo de las provincias al condicionar las exenciones y discriminar en
disfavor del comercio interjurisdiccional (231) .

Tal discriminación en detrimento de las industrias de extraña jurisdicción contraviene las previsiones de los
artículos 9 , 10 , 11 y 75, inc. 13 , de la Constitución nacional. Es necesario examinar estos mandatos
ilustrados por la experiencia en que se inspiraron. Como lo expresara la Corte Suprema de la Nación (en
Fallos 178:9), tales disposiciones buscaban desterrar un sistema impositivo feudal que venía desde la Colonia,
cuyo exponente típico fue la aduana seca de Córdoba. El sistema se prolongó y agravó después de la
Independencia, constituyendo una causa de aislamiento, de querellas y luchas entre las provincias, poniendo
una valla a la formación y constitución de la Nación. Antes de la Constitución de 1853 , el derecho común
consistía en que era facultad provincial la regulación del comercio interior y exterior (Constitución de
Córdoba, año 1821, art. 5º de la sección 6, cap. 13; de Tucumán, 1820, cap. 3, art. 15; de Entre Ríos, 1822;
Catamarca, 1823; Salta, 1822; etc.).

En el aludido precedente de Fallos 178:9 se impugnaba el art. 2 de la ley 866 de la Provincia de Mendoza, que
establecía un impuesto a las uvas que se cosecharan en la provincia, del que estaban exentas las que se
vinificaran dentro del territorio de la provincia. La Corte consideró que el distingo establecido en la ley
mendocina, que discriminaba según el origen o destino de la mercadería, era contrario a la Constitución. Si la
uva de Mendoza, agregó nuestro tribunal cimero, que se industrializa en ella paga el mismo impuesto que la
que sale para industrializarse fuera de ella, no hay impuesto a la extracción ni violación a la libre circulación.

Con razón decía el tribunal: "La Constitución ha querido hacer un solo país para un solo pueblo, ha dicho con
razón esta Corte: no habría Nación si cada provincia se condujera económicamente como una potencia
independiente. Pero no se ha propuesto hacer una Nación centralizada. La Constitución ha fundado una unión
indestructible, pero de estados indestructibles (arts. 13 y 67, inc. 14 ). Los constituyentes, actores y testigos
presenciales del proceso que tuvo su término en la Constitución de 1853, establecieron una unidad no por
supresión de las provincias −camino que había obligado a desahuciar una terrible experiencia− sino por
conciliación de la extrema diversidad de situación, riqueza, población y destino de los catorce estados y la
creación de un órgano para esa conciliación, para la protección y estímulo de los intereses locales, cuyo
conjunto se confunde con la Nación misma".

11
Un supuesto que guarda estrecha analogía con el caso precedente fue motivo de decisión por la Corte
Suprema de la Nación en la causa "Hidroeléctrica El Chocón S.A. v. Provincia de Buenos Aires " (232) . Por
decretos−leyes 7290/1967 y 9038/1978, la Provincia de Buenos Aires gravó el consumo industrial y comercial
de energía y estableció, mediante el primero, una alícuota del 13%, y, por el segundo, un adicional del 5%,
cuyo destino es el "Fondo Especial de Desarrollo Eléctrico de la Provincia de Buenos Aires". Con
posterioridad, a partir del 16 de abril de 1992, la Provincia, por decreto 1160/1992 , dispuso que quedaran
transitoriamente eximidos de su pago los usuarios industriales y comerciales abastecidos por empresas
generadoras de su jurisdicción, por lo cual los citados gravámenes alcanzaban únicamente a usuarios de
empresas ajenas a la jurisdicción bonaerense.

El tribunal cimero, al declarar la inconstitucionalidad del régimen mediante el cual la Provincia de Buenos
Aires y el Ente Provincial Regulador Energético perciben el cobro de los citados impuestos, sostuvo:

"Que si bien las provincias conservan los poderes necesarios para el cumplimiento de sus fines y, entre ellos,
las facultades impositivas que conduzcan al logro de su bienestar y desarrollo, por lo que pueden escoger los
objetos imponibles y la determinación de los medios para distribuirlos en la forma y alcance que les parezca
más conveniente, tales atribuciones encuentran el valladar de los principios consagrados en la Constitución
nacional (Fallos 310:2443 , y sus citas)".

Más adelante agregó:

"Parece evidente entonces que la discriminación resultante del decreto 1160/1992 hace que las consecuencias
del tributo así aplicado importen en los hechos una barrera aduanera que entorpece la libre circulación en
detrimento de lo dispuesto en los arts. 9 , 10 y 11 de la Constitución nacional (Fallos 316:1962, y sus citas)".

(178) Sánchez Viamonte, Carlos, Manual de derecho constitucional, 4a ed., Kapelusz, p. 271.

(179) Corte Sup., 20/11/1980, "Impresit Sideco S.A. v. Provincia de Buenos Aires ", LL 1981−A−346 y ED
92−452.

(180) Corte Sup., 9/6/1937, "Ricardo J. Mazzino v. Provincia de San Juan ", Fallos 178−49. La Corte, en esta
causa, declara la inconstitucionalidad de la ley 208 de la provincia de San Juan, que discriminaba según si el
producto era consumido en la provincia o fuera de ella.

(181) Corte Sup., 31/5/1984, "Transportes Vidal S.A. v. Provincia de Mendoza ", LL 1984−C−224/231, con
nota nuestra en LL 1984−C−1166; ED 109−518.

(182) Corte Sup., "Moos, Elías v. Prov. de Buenos Aires ", ED 82−475.

(183) Este razonamiento fue hecho por la Corte en relación con los establecimientos de utilidad nacional y el
poder de imposición de los gobiernos locales, que plantea una cuestión análoga, en cuanto a la compatibilidad
de los tributos locales en áreas o temas cuya regulación compete al gobierno nacional. Corte Sup., 15/9/1983,
"B.J. Service Argentina S.A. v. Provincia del Neuquén ", con nota de Bulit Goñi, ED 106−642.

(184) Corte Sup., Fallos 101:85, 125:333, 149:137 y 149:321, 155:42, 175:199 , entre otros.

(185) Corte Sup., Fallos 188:27 , 191:502, 280:388; LL 20:229, 25:775, 144:353.

(186) Corte Sup., Fallos 188:27 , LL 20−229.

(187) Corte Sup., Fallos 188:27, 191:502 , 280:388, 279:33 , 278:214, 298:393, 300:650 .

12
(188) Corte Sup., Fallos 188:27 , 191:502 , y 280:388, entre otros.

(189) C. Nac. Civ., sala C, 12/4/1974, "Expreso Sud Atlántico v. Municipalidad de la Capital", LL 156−624.

(190) Corte Sup., 11/10/1967, "Transradio Internacional SA v. Prov. de Buenos Aires", LL 129−180,
Impuestos XXVI−135.

(191) Corte Sup., 21/7/1971, ED 38−336, 341 y 342.

(192) Corte Sup., 28/2/1972, "Puente SA v. MCBA", ED 43−581.

(193) Corte Sup., 21/7/1971, "Red Star v. prov. de Entre Ríos", ED 38−345, y "Noel y Cía. v. Prov. de
Buenos Aires", ED 38−205.

(194) Siguiendo esta orientación, la Cámara Nacional en lo Civil de la Capital Federal dicta el fallo plenario
"Talacasto S.A. v. Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires", ED 73−289.

(195) Corte Sup., Fallos 174:193 y sus citas.

(196) Corte Sup., Fallos 30:332.

(197) Corte Sup., Fallos 26:94.

(198) Corte Sup., Fallos 170:158.

(199) Corte Sup., Fallos 159:23.

(200) Corte Sup., Fallos 178:308 y 125:333.

(201) Corte Sup., "Vila, Luis, y otro v. Prov. de Córdoba", Fallos 178:308.

(202) Giuliani Fonrouge, Carlos M., La Corte Suprema y la radicación económica de los bienes como
fundamento de la imposición, Centro de Investigaciones Permanentes de Derecho Financiero, Buenos Aires,
1938, p. 178.

(203) Corte Sup., 22/9/1971, "Fapesa S.A. v. Provincia de Buenos Aires", Impuestos XXIX−1505.

(204) Corte Sup., 19/9/1947, "Michelin S.A. v. Provincia de Buenos Aires", LL 50−737 y 5/2/1947,
"Firestone Argentina S.A. v. Provincia de Buenos Aires".

(205) Corte Sup., Fallos 20:304 y 208:521 , entre otros.

(206) Corte Sup., Fallos 286:301, ED 50−234.

(207) Corte Sup., 18/9/1973, "Bunge y Born S.A. v. Provincia de Santiago del Estero", JA 1973−106;
3/10/1973, "Bunge y Born S.A. v. Provincia de Formosa" y "La Plata Cereal v. Provincia de Buenos Aires",
LL 152−315 y 6/11/1973, "Coplinco S.A. v. Municipalidad de Lanús".

(208) Corte Sup., 30/3/1978, "Bovril Arg. v. Prov. de Entre Ríos", ED 78−159; 28/11/1978, "Moos, Elías SA
v. Prov. de Buenos Aires", ED 82−475 y 20/11/1980, "Impresit Sideco SA v. Provincia de Buenos Aires", ED
92−452.

13
(209) Los criterios enunciados en el texto han sido extraídos del caso "Moos, Elías S.A. ", en el que, con
mayor precisión conceptual, la Corte puntualiza la improcedencia de descalificar un gravamen local por su
eventual incidencia sobre el comercio exterior.

(210) De ahí que, cuando el gravamen provincial funciona como un impuesto a la introducción o salida de
mercaderías o productos, la Corte, en forma invariable, ha declarado su inconstitucionalidad. Véanse los casos
"Urrutia " y "Sánchez Álzaga", ED 74−286 y 76−547, entre otros.

(211) Corte Sup., Fallos 188:27.

(212) Corte Sup., 28/7/1977, "Etmo Remolcador Guaraní SA v. Provincia de Buenos Aires", Fallos 298:392,
ED 74−60.

(213) Corte Sup., Fallos 188:27 , 191:502 , 280:388, ED 37−408, 41−496; LL 142−214.

(214) Corte Sup., ED 81−550 y 91−673, sum 1037.

(215) Corte Sup., 22/3/1979, "Transportes Vidal S.A. v. Provincia de Córdoba ", ED 82−437; 6/11/1980;
"Organización Coordinadora Argentina S.R.L. v. Provincia de Santa Fe ", ED 91−673, sum 1038; 10/2/1981,
"OCA S.R.L. v. Provincia de Entre Rios", ED 93−110, sum. 209−210.

(216) Corte Sup., 23/10/1980, "Expreso Caraza S.A. v. Provincia de Buenos Aires ", ED 91−341.

(217) Corte Sup., 3/8/1983, "Organización Coordinadora v. Provincia de Buenos Aires"; 21/10/1982,
"Intercargo S.A. v. Provincia de Tucumán" y "OCA v. Provincia de Tucumán". Véase el comentario de estas
sentencias en Impuestos 2−1983−246.

(218) Corte Sup., 17/3/1983, "Dodero Viajes v. MCBA", LL 1983−C−76, con comentario nuestro.

(219) Spisso, Rodolfo R., "Las agencias de viaje y el impuesto a los ingresos brutos", LL 1983−C−76.

(220) Corte Sup., 31/5/1984, "Transportes Vidal SA v. Provincia de Mendoza", Fallos 306:516, ED 109−520,
con comentario aprobatorio de Bidart Campos. El fallo puede consultarse en la página web de la Corte Sup.
−www.csjn.gov.ar [www.csjn.gov.ar]− a texto completo.

(221) Doctrina ya enunciada en "Dodero Viajes " y reiterada en "Schuchard S.A. v. Municipalidad de la
Ciudad de Buenos Aires ", decisión del 6/10/1983, respecto de la actividad de reventa de mercaderías
importadas, LL 1984−A−189.

(222) Corte Sup., 18/4/1997, Fallos 320:621.

(223) La Cámara Federal de San Martin, sala I, en sentencia del 23/3/1994, "Telefónica Argentina S.A. v.
Municipalidad de Luján ", PET, LL del 30/5/94, llegó a la conclusión contraria por considerar que las
instalaciones para servicios de telecomunicaciones deben ser habilitadas por la autoridad de aplicación de la
ley (art. 27 , ley 19.798, y cap. IX del Pliego de Bases y Condiciones para la prestación del servicio público de
telecomunicaciones. Ver también: C Fed. de San Martín, II, 3/6/1997, "Telefónica de Argentina S.A. v.
Municipalidad de La Matanza", LL del 4/8/1997, f 95.734, y C. Fed. La Plata, sala II, 20/7/1995, "Telefónica
de Argentina S.A. v. Municipalidad de Lanús", LL 7/8/1997, reseña de Fallos 39.698−S. La Corte, en el caso
citado en la nota anterior, consideró que las instalaciones a que se refiere la ley 19798 no son los locales
objeto de las tasas municipales, sino, antes bien, los equipos necesarios para la realización de las actividades
propias del servicio telefónico.

14
(224) Corte Sup., 28/4/1998, "Operadora de Estaciones de Servicio S.A. v. Municipalidad de Avellaneda ",
Fallos 321:1052, en materia de caminos nacionales, reivindicó la competencia de las municipalidades de
provincia en lo referente a labrar actas de paralización de obras y a exigir el cumplimiento de normas locales
relacionadas con la habilitación de estaciones de servicio, unidades complementarias y demás comercios
adyacentes en el ámbito de una autopista. Ver también considerando 5, in fine, sentencia de la Corte del
28/4/1998, "Telefónica de Argentina S.A. s/ Acción de inconstitucionalidad ", Fallos 321:1078.

(225) Corte Sup., 27/2/1997, "Telefónica de Argentina S.A. v. Municipalidad de General Pico ", Fallos
320:169.

(226) Corte Sup., 12/9/1996, "Municipalidad de Catamarca v. Entel ", Fallos 319:1820; Corte Sup.,
17/3/1998, "Municipalidad de Ensenada v. Telefónica de Argentina", LL 1998−D−196, no publicado en la
Colección de Fallos de la Corte Suprema.

(227) La Sup. Corte Just. Mendoza, I, en sentencia del 4/2/1998 recaída en al causa "Telefónica de Argentina
S.A.", ED 180−488, sostuvo que la derogación de la exención de la ley 19798 por la 22016 alcanzaba también
a la concesionaria, señalando que la empresa privada licenciataria de la Nación para prestar el servicio público
de telefonía es sucesora de Entel; es decir, se subrogó en la posición jurídica de su antecesora, a la que se le
había derogado la exención prevista en el art. 39 de la ley 19.798. Por lo tanto, la mera privatización no pudo
hacer renacer una exención que estaba muerta hacía 18 años, agregando que, además, el Estado nacional no
pudo privar al municipio (fortalecido después de la reforma constitucional) de un recurso del que disponía.

(228) Corte Sup., Fallos 185:209 , 210:276 , 210:500 , 217:189 , 220:119 , 243:280, 249:657 , 262:367 .

(229) Spisso, Rodolfo R., "De la superposición impositiva inconstitucional y de la supuestamente no querida
por la ley de coparticipación federal", DF XLIV−89.

(230) Así lo han reglado las provincias de Buenos Aires (art. 2 , ley 11.518), Córdoba (dec. 2/1994 ), Chubut
(ley 3926 ), Entre Ríos (ley 8792 y decs. 1 y 18/1994 ), La Pampa (dec. 140/1994 ), La Rioja (dec. 2268/1993
), Mendoza (dec. 50/1994 ), Misiones, que extiende también la exigencia a los servicios turísticos (ley 3084 y
dec. 27/1994 ), Salta (dec. 200/1994 ), San Luis (dec. 99/1994 ), Santa Fe (ley 11123 ), Tierra del Fuego
(decs. 4 y 250/1994 ) y Tucumán (dec. 257/1994 ).

(231) Con la sanción de la ordenanza 52238 (BO GCBA, 4/12/1979). Ver Bulit Goñi, Enrique, "Restricción
inconstitucional agravada por la exención a la industria en el impuesto sobre los ingresos brutos de la Ciudad
de Buenos Aires", PET, LL 29/6/1999.

(232) Corte Sup., 1/7/1997, "Hidroeléctrica El Chocón S.A. v. Provincia de Buenos Aires", Fallos 320:1302,
que puede consultarse en la página web de la Corte Sup. −www.csjn.gov.ar− a texto completo.

AR_DA001

15

También podría gustarte