DAVID S. MENA LUENGAS. I. Datos bibliográficos. Luis Ricardo Navarro Díaz; Entre esferas públicas y ciudadanía. Las teorías de Arendt, Habermas y Mouffe aplicadas a la comunicación para el cambio social.; Universidad del Norte; Barranquilla; 2014; 214 páginas. II. Primera lectura. - “El sueño habermasiano siempre ha consistido en que la razón ocupe un lugar en la historia humana, aunque sea, tras la labor de desenmascaramiento efectuada por los filósofos de la sospecha, una razón minúscula, no instrumental, sino práctico-moral, presente en los actos de comunicación no distorsionada.” Pág.52. - “Dentro del propio marco de la acción comunicativa, lo que propone el pensador alemán es un proyecto de construcción de una teoría crítica de la sociedad sustentado ya no en el marco conceptual de una filosofía de la conciencia, adaptada a un modelo sujeto-objeto de cognición y acción, sino, más bien, sobre el horizonte de una teoría del lenguaje y acción comunicativa. De esta manera, lo que se propone es un proyecto postmetafísico y secularizado, desprovisto de cualquier concepción metateórica; es más bien la construcción de una teoría social de carácter político, reflexiva, argumentativa y emancipatoria; es una propuesta democrática, inscrita sobre espacios públicos y libres, mediada siempre por la comunicación y la discusión.” Pág. 52. - “Con base en este supuesto, el pensamiento habermasiano coloca en primer plano a la acción social, es decir, su propuesta teórica es política, y se puede presentar, a su vez, como una teoría de la acción social. Teniendo en cuenta las palabras citadas, se hace entonces evidente que el tema central es la razón, pero ya no como una razón que da cuenta de lo existente, la naturaleza, la historia y la sociedad. Se habla ahora de razón comunicativa, como una racionalidad teórica que se abre a la práctica y que culmina en una concepción de la verdad como consenso, a la vez que posibilita la fusión de la filosofía, entendida como conocimiento, con una teoría de la sociedad que incluya los intereses de la subjetividad e intersubjetividad. Todo esto concebido en un escenario: la esfera pública.” Pág. 58. - “En resumen, el surgimiento de la esfera pública fue facilitado por dos hechos […] Habermas atribuye una importancia particular a esa clase de periódicos críticos y semanarios morales que empezaron a aparecer en algunas partes de Europa entre finales del siglo XVII y comienzos del XVIII […] Por otra parte, el segundo hecho fue el desarrollo de una variedad de nuevos centros de sociabilidad en los pueblos y ciudades de inicios de la Europa moderna.” Pág. 67. - “De esta forma, en una primera aproximación, la democracia sería, de acuerdo con los presupuestos de la teoría discursiva, aquel modelo político en el que la legitimidad de las normas jurídicas y de las decisiones públicas radicaría en haber sido adoptadas con la participación de todos los potencialmente afectados por ellas (Velasco, 2003, p. 106). En este sentido, una intuición básica de la concepción deliberativa de la democracia consiste en que, llegado el momento de adoptar una decisión política, el seguimiento de la regla de la mayoría esté subordinado al previo cumplimiento del requisito de una discusión colectiva capaz de ofrecer a todos los afectados la oportunidad de defender en un contexto público sus puntos de vista y sus intereses mediante argumentos genuinos y negociaciones limpias.” Pág. 82. III. Los dos conceptos más importantes: a. Espacio público: Este es el espacio de la vida social en el que se puede construir la opinión pública. b. Acción comunicativa: Es el habla razonada, el habla deliberativa, el proceso lingüístico que tiene como telos ser comprendido por el otro. Es la herramienta para crear realidades participativas, democracias más ajustadas a las necesidades. Es el encuentro entre la teoría y la práctica social. IV. Comentario intertextual y crítica a los argumentos. A diferencia de las últimas reseñas en las que me enfoqué sobre todo en hacer dialogar el texto con otros textos vistos en clase, en esta oportunidad me voy a centrar en la crítica a los argumentos de Habermas. Dicho esto, hay una comunicación paralela y constante con los estructuralistas. El uso y la apropiación del lenguaje como estructura que modifica realidades es un planteamiento eminentemente estructuralista. De igual manera, el replanteamiento de las dinámicas sociales, de la vida en sí, el cuestionamiento arduo de la realidad no como algo dado sino como algo construido, habla en voz baja con Bourdieu. Ahora sí, entro a lo que más me interesa. Me quiero centrar sobre todo en el último argumento transcrito, el de la hipótesis de lo que sería una verdadera democracia. Me parece que Habermas, en su afán de buscar establecer una teoría que se pueda llevar a la práctica, en su afán de, tal vez inspirado fervientemente por la tesis once de Marx, transformar la realidad, se pisó los cordones, se fue de para atrás. En una sociedad capitalista donde el tiempo es oro, donde hay que correr y moverse y producir, no preguntar mucho, más bien sí trabajar y repetir, ser también uno mismo una tuerca o un martillo, la máquina o parte de la máquina, es completamente imposible, tomarse tanto tiempo en decidir cualquier cosa. Habermas pretende que toda una sociedad (porque además siento que se imagina a cada individuo participando activamente) sentada no sé dónde, organizada por no sé quién, se siente a deliberar, uno a uno, exponiendo motivos y razones, convenciendo a unos y a otros pausada y claramente de los mejores motivos para adoptar esta u otra decisión que los impacte. ¿Con qué capacidades técnicas se le pide a un ciudadano corriente que proponga una idea para el manejo del presupuesto nacional? Y si, en dado caso, existe la figura de los representantes elegidos por los ciudadanos, ¿no se lleva a cabo, hoy en día, una deliberación razonada para que los proyectos de ley sean aceptados? Existen temas más apremiantes, más fundamentales en la vida de la gran mayoría de la población. No consigo ver a una mujer cabeza de hogar que vive en Bosa, incluso ni siquiera a una mujer cabeza de hogar alemana, teniendo como principal objetivo y preocupación, reunirse a discutir las leyes que la rigen. Antes de las ideas está el estómago y el estómago no se llena con ideas o diálogos. Antes del mismo estómago de una madre, está el estómago de sus hijos. También frente a este mismo argumento tengo otro aspecto por señalar. Habermas se olvida absolutamente de que hay seres humanos pertenecientes a sociedades evidentemente menos homogéneas, menos desarrolladas, menos educadas, con diferentes culturas, con diferentes visiones y con distintas dinámicas. Pareciera, y aquí está tal vez el aspecto que más me provocó rechazo a toda esta idealización, que Habermas quisiera recuperar los requisitos liberales y burgueses para poder ser ciudadano: ser mayor de 25 años, tener una renta mensual de tanto, ser casado y poseer un auto. Para esas personas sí está permitida la acción deliberativa. Entiendo que un filósofo o artista, en general cualquier creador de ideas o conceptos, está enmarcado en un contexto intelectual, histórico y social que influye sobre su obra. Trasladar a Habermas al contexto latinoamericano, incluso colombiano, puede ser un error evidente. Mas, sin embargo, incluso dentro de su mismo contexto político, dentro de su propia nación, el planteamiento de Habermas resulta abortivo, muerto antes de nacer. ¿Qué hace Habermas con los migrantes africanos y sirios? ¿Cómo los incluye en su acción deliberativa, en su gran Ágora moderna? ¿Los considera ciudadanos? ¿Les planea conseguir traductores para que se puedan expresar? ¿Tienen derecho a opinar sobre la realidad de un país que no es el suyo? En resumidas cuentas, por más de que el lenguaje razonado sea, para Habermas, el medio con el cuál se puede modificar la realidad, en un contexto económico y político como el capitalista, donde cada vez más se extienden y se ensanchan las fronteras, donde la globalización es abrumadora, donde, tal vez pronto, se termine con la idea de ciudadanía, el planteamiento de Habermas es solo un instrumento para pensar el mundo, no para transformarlo.