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v^xi?
Nacional
CENTRO
am DE INVESTIGACIONES
DIEGO BARROS ARANA
NACIONAL DE
I» Chilena *
Verónica
?ón
. .
..
Undurraga Schüler,
doctora Historia por la on
en
EX CHILE colonial,
siglo xvm
Colección
Sociedad y Cultura
Dirección de Bi liotecas, Archivos y useos. .
Inscripción N .
ISBN - - - -
ISBN - - - colección
Representante Legal
Sra. agdalena re s aulen
Editor
Sr. arcelo Ro as V s ue
Composición de textos
Sra. Yenny Isla Rodr gue
Dise o de ortada
Sr. Claudia Tapia Roi
otogra a de ortada
Castigo de las alcahuetas y cornudos. Detalle.
Civitates or is terrarum, siglo XVI
siglo xvm
Verónica Undurraga Schüler
CENTRO
Siglas y a reviaturas
Agradecimientos
rólogo
Introducción
rimera parte
Historiogra a,
documentos y espacios de honor
Historiogra a y honor
Reta os de honor en la documentación udicial chilena
De los espacios a las pr cticas de honor Santiago en el siglo x iu
LOS ROTAGONISTAS
El honor CO O reputación
^
El honor o icial
El honor agonal
Conclusiones
Anexos
uentes y Bi liogra a ni
SIGLAS Y ABREVIATURAS
Los rostros del honortmta. un tema central de nuestra ormación cultural. Durante
tales del Archivo Nacional Histórico de Chile. Sus uentes no podr an ser me
ores documentos udiciales por in urias y calumnias, documentos udiciales
por ri as, lesiones sicas y homicidios. A ellos la autora sumó expedientes por
disensos matrimoniales, testamentos e inventarios patrimoniales. Los prime
ros con orman la materia sica del estudio, son ellos los ue han permitido
la indagación de los aspectos m s diversos de los con lictos por honor. Los
segundos con orman un material complementario para enri uecer los per iles
de los persona es comprometidos en los pleitos. Tal volumen documental ue
el punto de partida para o recernos un panorama de con unto admira le so re
estos uicios, so re las calidades y los o icios de los implicados, so re las pala
in uriosas, los gestos agraviantes, las lesiones y las armas de las o ensas.
ras
ero la autora de esta o ra ense a cautela con la materia ue trata sa e,
y nos lo advierte con criterio,
ue stos no son documentos ingenuos, posi
tivos. Nos muestra cómo cada revela tensión social.
expediente udicial una
normativos y las
ue en
expresan las contradicciones de los valores
ellos se
despla amiento de la mirada del honor, de los grupos de lite a los sectores
medios y populares. No es ue escape a su inter s el estudio del llamado ho
nor de origen, a u l undamentado en la limpie a de sangre y
en un cierto
La
siglo xvm se hi o cada ve m s di cil demostrar en Chile la pure a racial.
revisión a las genealog as de la poca le permitió a la autora descu rir su cre
Llama mucho la
con distintas expresiones, signi icaciones y con rontaciones.
atención ue uienes acud an a los ueces reparadores como de las a rentas
al honor ueran los grupos m s cercanos al esta lecimiento. Adem s de las
lites, los notarios y los uncionarios. Eran ellos los ue, tras una con rontación
de pala ras, antes ue proceder la
agresión
a
pre er an a los ueces.
sica ir
En el curso de la lectura de esta o ra el lector ir descu riendo la sutile a
ue la autora ha com inado la generali ación y la conceptuali ación
con con
pero ue en la cultura de la
poca ten an un
signi icado sustancial.
Otra hipótesis trascendental de esta o ra es la de ue el honor era un prin
cipio ordenador de la sociedad santiaguina. La ragmentación social, tnica
y cultural encontra a en el honor un elemento cohesionador y esta ili ador.
El principio de igualdad o de paridad social implica a ue sólo se entend an
con rontaciones al honor de un igual. Con e emplos acertados e in uietantes
este li ro nos introduce en su
comprensión. Aceptar un reto de un in erior o
ue hu o unos
lugares espec icos, unos am ientes, unas pala ras, unos gestos,
unos silencios, unos
despla amientos y unas armas de inidas, en los lances por
el honor. ero a n m s, nos o rece
explicaciones plausi les del signi icado
sim ólico de la sangre y las cicatrices en el rostro ocurridas en estos actos.
a lo Rodr gue im ne
ro esor
Universidad Nacional de Colom ia
INTRODUCCIÓN
A uellas pala ras es o adas por un artesano a comien os del siglo xrx - soy
un
po re artesano, pero tengo honor - se unda an en los lances ue ha a
su rido esta noción a lo largo de la ltima centuria colonial. Nunca antes de
ese momento ha a sido posi le constatar una enunciación tan directa -con
tal seguridad y en primera persona- respecto de la posesión de honor por un
actor apartado de los c rculos de las lites. Es m s, por parte de un tra a ador
manual ue seg n la vertiente hispano-aristocr tica de honor practica a un
o icio vil . Sa emos ue la a olición de la tacha legal del honor por vile a
mec nica, a
partir de la real c dula de de mar o de , no inhi ió el
desprecio social por el e ercicio de dichos o icios . A pesar de esto, el sastre
aludió a su honor vulnerado las ver ales
Diego Esco ar por in urias y reales
-o sicas- ue ha a reci ido su
mu er una tarde de noviem re de .
ANHCG, vol. , . v, .
honores heridos y de sus reputaciones vulneradas por las o ensas -ver ales,
sicas o por escrito- ue ha an reci ido.
Este estudio ha recogido sus historias, atendido sus ue as por el honor
herido, y anali ado las gestos y pala ras
reconstrucciones discursivas de los
un
concepto ue progresivamente esta a siendo e uiparado a la reputación o
uena opinión de los miem ros de una comunidad . or ello, cuando en el
a o el escri ano usto del guila reci ió acusaciones contra la rectitud
de su proceder, empleó a uella imagen del espe o velado para evidenciar su
delicada posición. A di erencia del sastre Diego Esco ar, el escri ano asimi
la a el honor a la honrade y al cumplimiento de la pala ra empe ada. Est
dem s se alar ue el resentimiento de esa vertiente de honor, en la persona
del escri ano, le ocasiona a consecuencias deplora les. l mismo alud a a
ellas al protestar mi honor y mi cr dito es el nico caudal ue tengo para
op. cit., . v.
V ase el tercer ep gra e
artida - , t t. , leyes .
S ptima, c. y
or tanto, al tener en cuenta el actor del
origen, se constata a ue un
reducido grupo de la sociedad colonial esta a, en teor a, ha ilitado para go
ar de los
privilegios de la vertiente hispano-aristocr tica de honor. Ella sólo
podr a ser invocada por a u llos ue exhi iesen limpie a de sangre y ue
descendiesen de no le y leg timo sta e ecto, la vertiente de
lina e . era, en
ean aul iga, Espagnols d outre-mer migration, m tissage et reproduction sonóle a Santiago
du Chili au si cle , pp. - y - .
eter Bur e, u es la historia cultural?, pp. - eter Bur e, ormas de historia cultural,
u
Hemos acudido al partir de su ormulación por Roger Charüer,
concepto representación
a
con su
miento , t rminos ue, con todo, han empleado los cl sicos estudios históricos
y literarios para aludir al tema . En segundo lugar, el concepto representación
honor
permite re erir la diversidad y las resigni icaciones de las variantes de
de la investigación.
ue la documentación consultada ha mostrado a lo largo
or ello, no entendemos estas representaciones como marcos r gidos, sino como
sistemas
hori ontes de posi ilidades , . Tales representaciones actua an como
de posi ilidad de acción de los hom res y mu eres coloniales, uienes usa an
y reinterpreta an sus componentes seg n sus o etivos, sus necesidades y de
acuerdo con sus coordenadas identitarias. or ello, siempre estuvimos atentos
a o servar cómo opera a el cruce entre las representaciones de honor y las
varia les identitarias y de estatus de los actores ue apela an a ellas.
Bernard Lepetit dir. , Les ormes de texp rience. Une autre histoire sociale.
Am rico Castro, De la edad con lictiva crisis de la cultura espa ola en el siglo xvii, p. . Clau
dio S nche Al orno entendió el honor como un sentimiento de origen ca alleresco con ra ces
aristocr ticas. Claudio S nche Al orno , Espa a un
enigma histórico.
Ese ue el modo en
ue Cario Gin urg planteó el concepto cultura hace cerca de tres
d cadas. Cario Gin urg, El ueso y los gusanos. El cosmos seg n un molinero del siglo xvi, pp. - .
ara algunas re lexiones cr ticas so re la noción de representación, v ase Cario Gin urg, O a os
de madera. Nueve re lexiones so re la distancia, pp. - .
So re las ceremonias c vicas y religiosas en el Santiago del siglo xvii, v ase aime Valen-
uela, Las liturgias delpoder. Cele raciones p licas y estrategias persuasivas en Chile colonial - .
No era lo mismo aspirar al social la toma de de
prestigio en
posesión un nue
vo
go ernador ue en el interior de una
pulper a o en el sector comercial de
la ciudad. or ltimo, no podemos olvidar ue los o etivos sociales ue los
actores pretend an representa an un papel relevante en su opción por apelar
otra
a una u
representación de honor.
Lossociales de las representaciones de honor supon an la existencia
usos
La li ertad de acción no era a soluta, esta a cultural y socialmente determinada, pero los
sistemas normativos de a an espacios para negociar. Como ha planteado Giovanni Levi, ning n
sistema normativo est , de hecho, tan estructurado como
para eliminar toda posi ilidad de elección
consciente, de manipulación o de interpretación de las reglas de negociación . Giovanni Levi,
Les usages de la iographie , pp. - .
ierre Bourdieu, El sentido pr ctico.
de los participantes
y las propiedades de los grupos e instituciones envueltos en
l, di logo generador de pr cticas . De un modo seme ante, los su etos
en un
como el
siglo de la Ilustración y de las Luces , vector de trans ormaciones ue
supuestamente har an del honor un ideal periclitado . No o stante, el ocaso de
los valores arroco-medievales , entre los cuales podr a incluirse la vertiente
hispano-aristocr tica de honor, no signi icó el in de todos los hori ontes de
honor . En cierto modo, implicó la trans ormación del honor de los
or genes,
pero tam i n involucró la construcción de variantes alternativas ue ueron
usadas por amplios grupos de la po lación. Es m s, a lo del xvm largo siglo
algunos conceptos ilustrados ormularon una representación de honor centrada
en el la moderación el autocontrol. El presente tra a o se sumar a los
uicio, y
diversos estudios ue para otras regiones han re utado el supuesto desinter s
por el honor a partir de la ormación de la sociedad urguesa .
El siglo xvm, por tanto, no ue el siglo del ocaso del honor, sino el
tiempo
en
ue ste ue o eto de importantes trans ormaciones . ue el momento en
ue diversos sectores apelaron a l, con ormando una variedad de represen
taciones ue convivieron paralelamente o ue se en rentaron entre s . ue el
con o
Verónica Undurraga, Cuando las a rentas se lava an con sangre Honor, masculinidad
el siglo chileno .
y duelos de espadas en xvni
El honor ha sido un
o eto de estudio visitado con inter s por diversas discipli
nas a lo
largo de los ltimos cuarenta a os. Entendido como un valor secular
comple o, sus acetas se expresa an en los m itos m s diversos de la vida
social. Esto explica ue su estudio
haya contri uido a iluminar acetas cada
ve m s conocidas de la sociedad colonial, tales como la amilia, la sexualidad,
la construcción de identidades, las din micas de violencia los mecanismos
y
de control social. arte importante de dichos
aportes ha recurrido a una serie
de registros documentales ue han relevado las
pr cticas ue permitieron a
artesanos, castas y espa oles po res , hacer uso de un concepto tradicional
mente entendido como atri uto exclusivo de los sectores elitarios . Los docu
mentos udiciales -in urias, calumnias, lesiones, homicidios, heridas y disensos
matrimoniales- han permitido la entrada a a uel universo din mico donde el
discurso verdadero del honor procura a imponerse por so re la pl yade de
discursividades ue emerg an desde distintos lugares e imaginarios sociales.
Historiogra a y honor
El t rmino casta re er a a los su etos me clados, es decir, a los descendientes de las mix
turas entre espa oles, ind genas y negros.
Hemos anali ado este episodio en Undurraga, Cuando las a rentas... , op. cit arte del
alance historiogr ico ue ahora presentamos con mayor pro undidad apareció en este art culo.
Diego Barros Arana, Historia general de Chile, tomo vn, p. . La descripción de los mes
a la e ida al contri u a a uscar undamentos
ti os como su etos viciosos y proclives y uego no
en los
ue otra alusión a los con lictos por el orden de precedencia
Una
actos o iciales, a las e ecutorias de hidalgu a o a las pro esiones de ca allero
orden militar, expresa an en estas o ras la distintiva
en
alguna adscripción
de las pr cticas de honor a las lites. Los tra a os genealógicos ue sella an
las preocupaciones identitarias de los grupos dominantes en torno al lina e
-deteni ndose en los undamentos materiales o sim ólicos ue les permit an
acceder, reservar o incrementar el honor individual y colectivo a trav s de
de honor dentro de estos grupos. Ben am n Vicu a ac enna, Historia cr tica y social de Santiago.
- , tomo n, pp. y .
Domingo Amun tegui Solar, ayora gos y t tulos de Castilla uan u ica, Lina es espa oles.
No le a colonial de Chile, vols. y Luis Thayer O eda, amilias chilenas Luis Thayer O eda, Navarros
y vascongados en Chile Luis Thayer O eda, Or genes de Chile elementos tnicos, apellidos, amilias- uan Luis
Espe o, No iliario de la Capitan a General de Chile A o Retamal avereau et al, amilias undadoras de
Chile. Asimismo, los diversos art culos de Luis Lira ontt re rendan la concepción del honor como
un
principio asociado a las lites. Su inter s por el estudio de la no le a en Indias como institución
social regulada por la corona espa ola, se ha desarrollado desde el
punto de vista histórico- ur dico
e institucional. Algunos de sus
tra a os son Lira ontt, Benem ritos... , op. cit Luis Lira ontt,
El uero no iliario en Indias Luis Lira ontt, La undación de mayora gos en Indias .
Op. cit, p. .
Hemos aludido a las disputas entre representaciones discordantes de honor en Undurraga,
Honores transversales... , op. cit.
esta v a de al pasado colonial americano, so re la
r d ri ue Langue ha propuesto acceso
ase de los par metros de la nueva historia social europea de lad cada de . V ase r d ri ue
Les identit s ractales honneur et couleur dans la soci t v n u lienne du xvnie si cle .
Langue,
ara un an lisis cr tico de los aportes y de ilidades de la o ra dirigida por Bernard Lepetit, ue
cristali a las in uietudes de esta nueva historia social , v ase la rese a de A el Ignacio Lópe , La
historiogra a rancesa de los a os noventa . La preocupación por el estudio de las pr cticas sociales
enel mundo colonial americano ha intentado replantear, por e emplo, la historia de las instituciones,
poniendo el acento en los actores sociales y en la acomodación de las normativas generales a las
peculiaridades locales. or e emplo, Beatri oreyra y Silvia allo comp. , ensar y construir los
Córdo a y Buenos Aires, siglos xvi-xx, y uan Carlos
gi-upos sociales. Actores, pr cticas y representaciones.
Garavaglia y ean- r d ric Schau , Lois ustice, Coutume. Am ri ue etEurope latines e- e si cle .
tra a o, ha permitido conocer las ormas en ue stas dialoga an con normas y
costum res generando un espacio creativo de nuevos usos y representaciones,
en una din mica ue hemos denominado mane o social del honor.
En el marco de Chile colonial, la existencia de códigos de honor diversos
a los sustentados
por las lites, ha pasado desaperci ida para la historiogra a
hasta hace sólo pocos a os. ulio Retamal vila, por e emplo, ha relacionado
el concepto de honor con los undamentos de poder y prestigio social de
los grupos aristocr ticos de los siglos xvi y xvii, consignando un cam io para
el siglo xvm derivado de la penetración de gente nueva en los n cleos de
la lite . El honor emenino, a su ve , ha despertado el inter s de algunos
investigadores .
or nuestra parte, hemos estudiado las representaciones plurales de honor,
as como los usos
ue hac an de ellas actores de las m s diversas erar
sociales
Undurraga, Cuando las a rentas... , op. cit Verónica Undurraga, Ritos de la violencia.
Re lexiones en torno a los hechos de sangre y a las identidades de sus protagonistas en Santiago
Rene Salinas ., Espacio dom stico, solidaridades y redes de socia ilidad aldeana en
Chile tradicional, - Rene Salinas ., La transgresión delictiva de la moral matrimonial
y sexual y su represión en Chile tradicional. - Rene Salinas ., Lo p lico y lo no
con esado. Vida amiliar en Chile tradicional. - Rene Salinas ., Violencias sexuales
e
interpersonales en Chile tradicional Eduardo Cavieres, altando a la e y urlando a la ley.
Bigamos y ad lteros en el Chile tradicional Eduardo Cavieres, amilia e historia social. Los
signi icados de las herencias y el r gil orden de las cosas Eduardo Cavieres y Rene Salinas .,
Amor, sexo y matrimonio en Chile tradicional Igor Goicovic, El amor a la uer a o la uer a del amor.
El rapto en la sociedad chilena tradicional Igor Goicovic, Es tan corto el amor y es tan largo
el olvido... Seducción y a andono en Chile tradicional, - . El ltimo tra a o de Igor
Goicovic se interesa en las relaciones de solidaridad en la amilia popular. Igor Goicovic, Relaciones
de solidaridad y estrategia de reproducción social en la amilia popular del Chile tradicional - .
Existe otra l nea interpretativa ue ha estudiado el impacto de las ideas so re el honor en
la cultura pol tica, particularmente en la ormación de una es era p lica moderna. Se trata de
una
perspectiva mucho menos desarrollada en cuanto a
pu licaciones, pero no por ello menos
atractiva. El inter s ue sta tuvo para nuestra investigación radicó en su atención en la progre
siva adopción y trans ormación del código de honor por los ple eyos. El re ormulado concepto
de honor en la era repu licana ha r a tenido en la uena conducta su principio undamental.
En esta l nea se han enmarcado los tra a os de Cham ers, op. cit. y a lo iccato urados de
imprenta en xico El honor en la construcción de la es era p lica a lo iccato, olitics
and the Technology o Honor Dueling in Turn-o -the-Century xico V ctor . Uri e-Uran,
Honora le Lives Lavuyers, amilies, and olitics in Colom ia, - .
a lo Rodr gue , Seducción, amance amiento y a andono en la Colonia a lo Rodr gue , En
usca de lo cotidiano. Honor, sexo, iesta y sociedad, siglos xvii-x x, a lo Rodr gue , Amor y matrimonio
en la Nueva Granada la provincia de Antio uia en el siglo xvni art he -Alier, op. cit Asun
ción Lavr n coord. , Sexualidad y matrimonio en la Am rica Hisp nica. Siglos xvi-xvur, atricia Seed,
Amar, honrar y o edecer en el xico colonial. Con lictos en torno a la elección matrimonial, -
Ramón A. Guti rre , Cuando es s llegó, las madres del ma se ueron. atrimonio, sexualidad y poder
en Nuevo xico, - ar a Emma annarelli, ecados p licos. La ilegitimidad en Lima,
Siglo xvir, Ann T inam, Honor, sexualidad e ilegitimidad en la Hispanoam rica colonial Ann
T inam, u lic lives, pr vate secrets gender, honor, sexuality and illegitimacy in colonial Spanish America
Ann T inam, The negotiation o honor. lites, sexuality and illegitimacy in eighteenth-century
Spanish America Guiomar Due as Vargas, Los hi os del pecado ilegitimidad y vida amiliar en la
Santa de Bogot colonial, Stern, op. cit.
lospar metros identitarios y de estatus de los su etos ue aspira an al honor
Los aportes de estas l neas de tra a o han sido de especial relevancia en el
desarrollo de nuestra investigación. El tra a o colectivo dirigido por Lyman
L. ohnson y Sonya Lipsett-Rivera ha sostenido ue los valores y comporta
mientos asociados a la cultura del honor no sólo atravesaron las divisiones
sociales de Am rica colonial sino ue, a su ve , se mani estaron de ormas
diversas dentro de las distintas culturas regionales. Esta o ra, al contrarrestar
la concepción del honor como atri uto exclusivo de las lites, ha contri uido
a extender
y enri uecer la discusión
del honor en la sociedad colonial. or
en relación con la circulación
su los
parte, de
aportes r d ri ue Langue,
cultural del honor aristocr tico en la sociedad vene olana del siglo xvm, han
mani estado las comple idades de un o eto de estudio polis mico y su eto a
usos sociales diversos .
arte importante tra a os ue anali an la relación entre estatus
de los
social y de
representaciones honor rescatan los aportes ue la Antropolog a
ha venido reali ando al estudio del tema. Las contri uciones de la llamada
corriente de antropolog a social de Ox ord , reali adas desde mediados de
la d cada de , revitali aron los estudios so re el honor mediterr neo,
a riendo nuevas
propuestas interpretativas ue impulsaron decenas de pu li
caciones . Al conce ir el honor como uno de los supremos valores temporales
de las sociedades y, por tanto, como un criterio suscepti le de encontrarse en
Lyman L. ohnson y Sonya Lipsett-Rivera eds. , The aces o honor. Sex, shame and violence in
Colonial Latin America Langue, Aristócratas, honor..., op. cit Langue, Les identit s... , op. cit ar a
Eugenia Chaves, Honor y li ertad. Discursos y recursos en la estrategia de li ertad de una mu er esclava
Guaya uil a ines del periodo colonial Cham ers, op. cit Sonya Lispett-Rivera, Los insultos en la
Nueva Espa a en el siglo xvm Sueann Caul ield, Sarah Cham ers, Lara utman, eds. , Honor,
Status, and Lavo in odern Latin America uan Hern nde ranco y Vicente onto o onto o,
Cultura de honor, lina e-patrón y movilidad social en Cartagena durante los siglos xvi y xvn
Carlos ai a, La universali ación del sentimiento del honor en la sociedad navarra del siglo xvm ,
ames ads orth, Agents o Orthodoxy Honor, Status, and the In uisition in Colonial ernam uco, Bra il
La autora plantea ue durante el siglo xvni la lite mantuana ela oró nuevas estrategias
para conservar su estirpe y su honor, al mismo tiempo ue el mundo de los mesti os hi o propio
el discurso de honor. r d ri ue Langue se ala ue las masas mesti as de Vene uela, m s ue en
otras regiones de Am rica, integran el discurso de la lite mantuana, se adue an de su dial ctica,
invent ndose una genealog a y un honor propios, una limpie a de colores muy similar en sus
planteamientos a la limpie a de sangre reivindicada por la no le a de cu o hisp nico . or ello,
ha la de su versión del honor aristocr tico para caracteri ar las actuaciones del grupo de los
en la medida
en
ue todas las sociedades eval an la conducta re iri ndola
apatrones ideales de acción, todas las sociedades poseen sus propias ormas
de honor y vergüen a .
Am rico Castro sosten a ue la honra para los espa oles de los siglos xvi y xvn radica a
la autopercepción del grupo de los hispano-cristianos en contraposición de las castas
en
hispa-
no-he rea hispano-morisca. Se trata a, en consecuencia, de una honra casti a . Asimismo, su
e
an lisis de o ras teatrales espa olas le permitió constatar la di usión del honor desde la no le a
hasta los aldeanos orgullosos de su condición de cristianos
vie os. Esto ltimo ha r a rede inido
el concepto de no le a, separ ndola en hidalgu a
y en limpie a de sangre. Castro, De la edad
con lictiva..., op. cit Am rico Castro, Algunas o servaciones acerca del concepto del honor en los
siglos xvi y xvn Am rico Castro, Espa a en su historia cristianos, moros y ud os, Ramón en nde
idal, De Cervantes y Lope de Vega Ramón en nde idal, Historia de Espa a Ramón en nde
idal, Los espa oles en la historia y en la literatura dos ensayos, Ed in Honig, Calderón and the sei ures
o honor, Donald R. Laison, The honor plays o Lope de Vega ames andrell, Don u n and thepoint
o honor. Seduction, patriarcal society and literary tradition Noel Salomón, Recherches sur le th me paysan
dans la «comedia» du temps de Lope de Vega Anthony Van Beysterveldt, Repercussions du souci de la
puret de sang sur la conception de Ihonneur dans la «Comedia Nueva» espagnole.
Ro ert A. Nye, asculinity and ale Codes o Honor in odern rance, Elisa eth A. oyster,
anhood in Early odern England. Honour, Sex and arriage.
Bartolom Bennasar, Los espa oles. Actitudes y mentalidad, desde el siglo xvi al siglo xix, pp
- .
adero, anos violentas..., op. cit adero, In urias y mu eres... , op. cit Renato Barahona,
Sex crimes, honour and the lava in early odern Spain Vi caya - .
Reta os de honor
Los tra a os mencionados han orientado de una u otra orma este estudio.
Sin em argo, el an lisis de las representaciones y usos del honor por actores
de todos los grupos sociales exigió contar con documentación ue permitiera
acceder a sus universos sociales y culturales. La s ueda de registros poli
ónicos de honor en diverso tipo de documentación udicial resultó ser la
opción metodológica m s apropiada a estos re uerimientos, aun ue no por
ello exenta de comple idades. As ue como al inicio de la investigación nos
encontramos ante uno de los pro lemas ue han de ido a rontar uienes se
han aproximado a su etos de estudio a trav s de uentes indirectas, tales como
los registros udiciales .
La elección de este tipo de documentación comporta a una serie de di icul
tades metodológicas ampliamente conocidas. Entre ellas se halla a el pro lema
de la mediación, pues no pod amos desconocer ue entre el su eto ue de a a
su testimonio
y el investigador interven a una serie de persona es ue i an
de ando impronta en el documento, como escri anos, procuradores y pro
su
Bur e, La cultura popular..., op. cit Gin urg, El ueso..., op. cit.
ichel oucault, La verdad y las ormas ur dicas os Tom s Corne o, Causas criminales
una
aproximación a las identidades populares en Chile - .
ngel Rama, La ciudad letrada. or su parte, Steve Stern ha planteado ue pese a
ue los
actores inmersos en
procesos udiciales teman en mente las reglas y expectativas de las autori
testimonios inicialesno sol an caer en ormulismos legales, lo ue contrasta a con las
dades, sus
particular de un narrador, a sa er un
testigo, la parte uerellante o la acusada .
Natalie . Davis, iction in the Archives. ardon Tales and their Tellers in
Sixteenth-century
rance, p. .
ieter Spieren urg ha argumentado ue el discurso ha itualmente empleado para usti icar
la violencia la
en
Europa oderna ue el de la o ensa del honor. ieter Spieren urg, Violencia,
g nero y entorno ur ano Amsterdam en los siglos xvn y xvni .
Ra ael iedra Vargas, Delitos contra el honor, .
p.
colonial no se circunscri ieron exclusivamente a las reparaciones violentas
de la honra o a las din micas de desa o-respuesta. A lo largo de estas p ginas
anali aremos las condiciones en las ue las ltimas se desarrolla an.
La documentación ue sustentó este tra a o estudió los delitos m s re
cuentes durante el siglo xvm, a sa er los delitos contra las personas. De
acuerdo con diversas investigaciones, stos alcan aron entre el , y el
, de los hechos criminosos . En
espec ico, dentro del archivo de la
Real Audiencia esta investigación contempló tres de los cuatro delitos de
El undamento de la de las
aplicación artidas en Am rica espa ola radica a en la vigencia
del Derecho castellano en este continente, el cual reg a en todas las materias no contempladas
espec ico de Indias. Seg n Bernardino Bravo Lira, las artidas ue el cuerpo legal
por el Derecho
en Am rica desde el siglo x l hasta el xix. A la ve , ue el nico
aplicado con
mayor regularidad
con unto legal, dentro del m ito hispano, ue de inió el delito de in uria y ue adem s lo trató
Bravo Lira, Vigencia de las artidas Chile uan A olas y
mayor extensión. Bernardino
en
con
tam i n Luc a Inverni i, La tradición
V ctor Espinosa, Delitos de in uria y calumnia, p. . V ase
de las de
partidas Al onso X, en testamentos chilenos del siglo xvn .
ver al , real y literal entend a por ella deshonra ue es hecha,
o escrita, se
apodos, o le dice
pala ras ue tiene por deshonrado, o ha la mal de l en su presencia o en
con se
ausencia, o le echa en cara o le imputa de viva vo ante otras personas alg n yerro ue le expone
a la in amia o al desprecio, ya lo haga por s mismo, ya se valga de ello de cual uier otro su eto .
Exist a gran variedad de expresiones in uriosas, pero la ley menciona a algunas especialmente
graves, como
leproso , sodom tico , cornudo , puta , gitano o tornadi o . uero Real, c. ,
li . , t t. , ley Nov sima Recopilación de Leyes de Espa a. , li . , t t. , ley y li . , t.
, ley . oa u n Escriche, Diccionario ra onado de legislación y urisprudencia, pp. - .
artida S ptima, c. - , t t. , ley . Ra ael Serra, Honor, honra e in uria en el Derecho
medieval espa ol, pp. - elipe eneses, El delito de in uria en las Siete artidas su
con iguración
y trascendencia.
No pod a con ormarse la in uria de no mediar intención de in uriar. or ello no eran reos
de in uria los menores de die medio, los locos, los desmemoriados o uienes hac an o
a os y
Las penas ue reg an para las in urias por escrito eran importantes, como la muerte o el
destierro, pues considera
se a ue la deshonra ue ocasiona an los li elos ten a mayor repercusión
ue las o ensas ver ales. Tam i n era penado el ue encontrando el li elo no lo rompiese, as
como el ue cantara o recitara versos compuestos en deshonra de otro. En todo caso, este tipo de
in uria dio con poca recuencia en el escenario colonial chileno, para el ue se conocen sólo
se
dos casos. Esto expresa la preeminencia de la oralidad en el mundo tradicional. ANHRA, vol.
, pie a , ANHRA, vol. , pie a , - . So re los criterios de gravedad de
Op. cit,
pp. - .
rancisco Tom s y Valiente, El Derecho enal de la onar u a a soluta siglos x -xvii-xvm,
pp. - .
privilegios penales ue go a an los no les o hidalgos ten an car cter procesal
o estrictamente
penales. or e emplo, los no les esta an exentos del tormento,
salvo delitos extremadamente graves, como los de lesa ma estad, sodom a
en
de las penas
y asesinato. Respecto de las penas, los hidalgos esta an exentos
corporales in amantes -llamadas corporis a lictiva - ue eran la de a otes,
galeras, vergüen a p lica y mutilaciones. Tampoco se les pod a imponer
la pena de muerte en su orma de e ecución tenida por m s vil o deshonrosa,
ue era la de horca .
El modo de proceder en los uicios por in urias era undamentalmente
el
por uerella de parte. Esto signi ica a ue las causas se inicia an por ue
hom re o mu er vulnerado en su honor decid a interponer una uerella por
in urias contra su
in uriador. Sólo en los casos de in urias ver ales o reales de
mucha el ormar causa, llev ndose sta de o icio . He
gravedad ue de a
mos visto ue esto ltimo ocurrió, por e emplo, Santiago en colonial cuando
algunos soldados protagoni aron hechos in uriosos, incurriendo en indisciplina
y alterando el orden p lico .
encionamos ue, unto a la in uria, el delito de calumnia tam i n era
considerado como delito contra el honor . Este ltimo era conceptuado como
la acusación alsa ue se pone, o ve ación ue maliciosamente se da a alguno
ante el ue . ese a ue conta a con una de inición en la S ptima artida,
la calumnia no igura a con recuencia en la legislación del per odo . En
muchas ocasiones era con undida con la in uria, lo ue explica ue existiesen
procesos en los ue se persegu a al o ensor por las in urias y calumnias in eri
das. En general, se la asimila a al also testimonio, aun ue no se le impon an
las graves penas aplicadas a este delito . El delito de calumnia igura a con
menor recuencia
ue el de in uria dentro de los registros udiciales coloniales .
Las artidas impon an al calumniador la pena del talión , es decir, la ue
merecer a el calumniado de pro arse el delito ue se le atri u a . Con todo,
lo ue imperó ue el ar itrio udicial, el ue sopesa a el tipo de imputación
En la pr ctica, el no le era
castigado, por lo general, con destierro y pena pecuniaria o
a lo sumo a servir cierto n mero de campa as en
alg n e rcito del Rey. Tom s y Valiente, El
derecho penal..., op. cit., p. .
Nov sima Recopilación de Leyes de Espa a, , li . , t t. , ley . Escriche, op. cit, p. .
ue la primera no sólo her a el amor propio sino ue reca a so re hechos ue causa an deshonra.
Escriche, op. cit, p. .
artida S ptima, c. - , t t. , ley .
stas eran la pena de muerte, la de vergüen a p lica y la de galeras perpetuas. Nov sima
Recopilación de Leyes de Espa a, , li . , t t. , ley . A olas y Espinosa, op. cit, pp. -
Escriche, op. cit., p. .
De un universo de uinientos dos procesos por in urias y calumnias existentes en los ondos
Real Audiencia y Capitan a General, cuatrocientos cuarenta y tres eran por in uria y cincuenta
y nueve
por calumnia.
artida S ptima, c. - , t t , ley .
in erida,as como las caridades del calumniador y del calumniado. A su ve , se
tend a a penar al autor con el pago de costas, da os y per uicios. Si ien, como
se
aprecia, la legislación se preocupa a m s de la calumnia udicial, tam i n
pod a darse extra udicialmente, aun ue era menos grave ue la primera. La
calumnia extra udicial se produc a cuando se le atri u a a otro extra udicial
mente un delito
ue no ha a cometido .
Hemos reservado para el inal el an isis de la in uria real o de he
cho , pues en la documentación anali ada esta igura se presenta a tanto en
los uicios por in urias como en muchos de los pleitos seguidos por lesiones,
heridas y homicidios. En e ecto, en estos ltimos era ha itual ue tanto los
e ecutores de la violencia como los testigos y agentes udiciales implicados
en los procesos catalogasen como in urias o deshonras las heridas sicas
propinadas. Esto se de a a la indistinción entre el delito de lesiones y el de
in urias de hecho o deshonras de hecho . Esta im ricación undamenta,
a su ve , la
inclusión de los delitos de lesiones dentro de una investigación
so rerepresentaciones de honor.
El rigor casu stico caracter stico de las Siete artidas se expresó en la enu
meración detallada de las maneras en ue se pod a cometer deshonras de
hecho , como hiriendo un hom re a otro con mano o
pie, o con
palo o con
delito de lesiones ue entendido y penali ado utili ando undamentalmente el texto de las artidas
como uente legal. orge La ourcade Rodr gue y Carlos Smith ue ada, Delito de lesiones, A olas
y Espinosa, op. cit, p. .
artida S ptima, c. - , t t. , ley .
uriar a su amo poni ndole las
Las leyes tam i n se ala an ue el criado pod a in
manos
encima. En ese adem s, era tenido por aleve como ue rantador de la idelidad y seguri
caso,
dad ue le de a. Tam i n comet a in uria
el hom re ue persegu a a una
mu er, ue le envia a
ocultamente oyas u otros regalos con la inalidad de corromperla. ero la in uria de hecho m s
arrastrarlos y deshonrarlos. Nov sima Recopilación de Leyes
grave era la de desenterrar cad veres,
de Espa a, , li . , t t, , ley artida S ptima, c. - , t t , leyes , , , y .
A olas y Espinosa, op. cit, p. .
Las artidas sólo re er an dos casos especiales en los ue se pena an las lesiones separa
damente de las deshonras de hecho. Se trata a de la castración y del castigo excesivo de padre a
de lesiones de hecho ara
se
expresó con
mayor dure a ue el de in urias
.
segundo t rmino igura an las penas pecuniarias, cuyo monto luctua a entre
los ocho y los uinientos pesos de ocho reales. Las penas corporales aplicadas
se remit an
por lo general a la de a otes, reci ida mayoritariamente por indios,
negros y castas , li res o esclavos . La indemni ación de per uicios tam i n
se
aplica a, algunas veces como nica pena y en otras unto a la pena princi
pal. Esto se produc a por la iniciativa de algunos uerellantes de seguir tanto
la acción civil como la criminal. or ltimo, muchas sentencias otorga an la
li ertad a los inculpados, usti ic ndolo en ra ón del tiempo ue ha an per
manecido en reclusión mientras se desarrolla a el proceso.
En lo ue respecta a las causas seguidas por homicidio, las artidas consi
dera an este crimen, y con ra ón, como el m s grave ue pod a cometerse .
Ahora ien, en los procesos udiciales chilenos o servamos ue por lo general
la muerte no so reven a de orma inmediata. sta acaec a con
posterioridad
como consecuencia de la gravedad de las heridas o de la alta de cuidados
m dicos. El homicidio se divid a en voluntario e involuntario . El prime
ro era
ue el se comet a con intención de uitar la vida. od a ser
simple
cuando no esta a acompa ado de circunstancias ue lo agrava an. od a ser
cali icado seg n diversas condiciones, como la calidad de la persona asesi
nada, el lugar donde ha an ocurrido los hechos y el instrumento ue se ha a
usado para ocasionar la muerte . Todos estos casos, incluso el de homicidio
de una ri a, reci an pena capital. Sin em argo, algunas
simple , producto
circunstancias exim an al homicida de toda pena. Entre ellas, el ue mata a
al ue descu r a yaciendo con su
mu er, su
hi a o hermana, al ue encontra a
pie a , v, .
artida S ptima, c. - , t t. , ley .
El homicidio se considera a cali icado cuando lo comet a el padre, la madre o alg n
pariente inmediato, cuando se asesina a a un reci n nacido, al ue esta a por nacer, al Rey, a
un eclesi stico o uncionario. A su ve , el homicidio era cali icado en ra ón del modo, cuando
se comet a en orma premeditada, con traición o alevos a. El homicidio alevoso era el se
ue
hac a para o tener la muerte segura, sin mediar ri a. Escriche, op. cit, p. .
llev ndose una
mu er or ada para yacer con ella o al ue ataca a a su
mu er
o un
pariente con cuchilloespada .
o
norma indica a
ue cuando los novios estima an ue no se cumpl an tales
circunstancias pod an acudir a la usticia para ue uese sta la ue decidiera
si el disenso era o no undado .
Est compro ado ue los uicios de disenso no sólo recogieron los casos de
las amilias de lite sino, tam i n, de espa oles po res ue mostra an reparos
al matrimonio de sus hi os aduciendo por lo general o eciones socio-raciales .
A la ve , en , una nueva Real
ragm tica amplió estas disposiciones a los
negros y castas . Como los argumentos esgrimidos por las partes gira an en
torno a las igualdades o desigualdades de las amilias, ellos permitieron
conocer diversas acetas de la
representación de honor de los or genes, ue cir
cula a en la sociedad chilena.
El di logo enta lado los procesos udiciales descritos ue integran
con
Hace cuarenta a os, Gon alo Vial anali ó algunos uicios de disenso contenidos en el
Archivo de la Real Audiencia, preocup ndose de detectar los elementos ue articula an lo ue l
llamó el pre uicio racial , elementos encontrados dentro de la argumentación de los padres ue
se
opon an al matrimonio. De esta orma, a ordó la documentación dando cuenta de la ideolog a
discriminatoria de las lites, de ando de lado las
representaciones y pr cticas de los o etos de
esa
marginación. Vial, op. cit. Una reinterpretación de dicha documentación, ue tiene en cuenta
las representaciones de los contrayentes o etados, en Undurraga, En usca de honor... , op. cit.
ragm tica sanción para evitar el a uso de contraer matrimonios desiguales , El ardo,
de mar o de Real C dula declarando la orma en ue se ha de guardar y
cumplir en las
Indias la ragm tica Sanción de de mar o de so re contraer
matrimonios , El ardo,
de a ril de , en Richard onet e, Colección de documentos para la historia de la ormación social
de Hispanoam rica - , vol. , tomo , pp. - y - .
Susan . Socolo , are as ien constituidas La elección matrimonial en la Argentina
colonial, - Bemard Lavall , Amor y opresión en los Andes coloniales.
De los espacios a las pr cticas de honor
para los individuos y sus amilias. Si se uer a conocer ui n era cada cual
en el Santiago del siglo xvm ha a ue acudir al arrio donde ste resid a.
Como ha planteado Rene Salinas, las paredes de las viviendas eran ronteras
Un interesante estudio del papel de la ciudad de ar s en las vidas de los su etos populares
del siglo xvm es el de Arlette arge, La vida r gil violencia, poderes y solidaridades en el ar s del
siglo xvm.
ANHRA, vol. , pie a , s. - , ANHRA, vol. , pie a , s. - ,
ANHRA, vol. , , s. - v, .
pie a
Rene Salinas o lación, ha itación e intimidad en el Chile tradicional Salinas .,
.,
Espacio dom stico... , op. cit.
- .
Rodr gue , En usca de lo cotidiano..., op. cit, pp.
xvni, v ase Rene
,
papel del rumor en la socia ilidad aldeana chilena del siglo
So re el
Salinas ama p lica, rumor y socia ilidad . ara la sociedad rancesa, v ase Arlette arge,
.,
Dir et mal dir . L opinion pu li ue au xviue si cle.
alg n rumor . Los rumores no sólo se escucha an sino ue, tam i n, pod an
verse en el Santiago del siglo xvm.
a
relegar moment neamente las tensiones de la vida colonial. Estos y otros
tantos lugares de la ciudad -como las ace ui is ue reun an a lavanderas o las
carreras de ca allos organi adas los d as estivos en los arra ales-, unta an
los cuerpos, las historias y los pre uicios de espa oles, pardos y mesti os, pese
a los
soportes ideológicos destinados a mantenerlos separados.
Antes de anali ar los escenarios de las pr cticas de honor resulta conve
niente tener presentes algunas consideraciones so re los contextos ur anos
del Santiago del siglo xvm. Diversos estudios han caracteri ado este per odo
ines del siglo xvn
por la ormida le expansión del radio ur ano. Desde
hasta comien os del siglo XIX la po lación de la ciudad de Santiago ha a
llegado a cuadruplicarse . Una de las principales ra ones ue explica an
este crecimiento era
ue la ciudad se ha a convertido en un atractivo oco
de migraciones dentro del pa s.
Seg n Armando de Ramón, este crecimiento se remitió en especial a la ex
tensión de los arra ales, es decir, a la vecindad de los po res , donde surgieron
rancher os o precarias viviendas de material ligero . Ellos se concentraron
principalmente hacia el norponiente de la ciudad, en los ordes del r o apocho
en dirección hacia la Chim a y la Ca adilla. La importancia estrat gica de esa
con endo a y el norte del pa s. Con el paso del tiempo, estos sectores llegar an
a ser
designados con nom res espec icos ue dar an cuenta de su particularidad
dentro del entorno ur ano. Eso ue lo ue ocurrió, por e emplo, con el sector
denominado etorca, un rancher o cercano a San a lo. El segundo arra al
estuvo u icado hacia el surponiente de la ciudad en las cercan as de la Ca ada,
donde antes se ha an empla ado chacras o
pe ue as propiedades agr colas.
Hacia el suroriente se u icó un tercer ue ue llamado
arra al cercano al sector
la Oller a. Los ha itantes de estos lugares viv an en condiciones misera les y no
ten an ocupación i a, contri uyendo a engrosar los grupos ue d a a d a o rec an
su
tra a o, a cam io de un ornal, en las o ras p licas de la ciudad.
de violencia por ho
anteriorexplica ue parte importante de las situaciones
nor, hoy conocemos a trav s de los registros udiciales, se desplegaran en
ue
los espacios p licos por excelencia del Santiago del siglo xvm, a sa er la
pla a ayor y la Ca ada.
Como hemos adelantado, la situación de honor ten a un car cter eminen
temente social, pues precisa a reconocimiento comunitario para constituirse
Los datos di ciles de esta lecer en el entorno ur ano han consistido, por e emplo, en
re erencias tales como la tienda del maestro Nicol s Vargas , o la es uina de la panader a de
Don Ga riel Guerrero . ANHR , vol. , pie a , .ANHCG, vol. , s. - v, .
,
De Ramón, Santiago de Chile...., op. cit, p. .
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u
o
S
la con iguración del delito de in uria. La gravedad de ste, as como las penas
a l impuestas, esta an en directa relación con la presencia de testigos en el
lugar de la a renta. La artida S ptima precisa a con claridad ue las o ensas
al honor eran especialmente graves si stas se e ectua an en un
lugar p lico
delante de muchas personas .
ese a ue en el periodo resulta a di cil escindir con precisión lo p lico de
lo privado, la documentación re er a la existencia de espacios con connotación
p lica . Esta catalogación deriva a del grado de pu licidad ue ellos o re
c an, de ido a la importante aglomeración de personas ue concentra an. Estos
m itos, ue pod an considerarse espacios p licos tradicionales -como la
pla a o la calle- se halla an revestidos de un car cter palpa le y material, en
oposición a la connotación a stracta de los espacios p licos modernos .
Gran pla a de Santiago con di erentes tra es nacionales, Corporación cultural de Las Condes,
Antiguos gra ados de Chile, N . Di u o de ohn iers gra ado por Thomas- ann Baynes,
S ptima,
artida c. - , t t , ley .
Undurraga, honor no es m s... , op. cit.
episodios de violencia nacidos en las in ormales ha ilitadas en los
pulper as
ranchos de etorca. Ello da cuenta de la concentración de sucesos de violen
cia en este ltimo sector cercano a San a lo, como se aprecia en la imagen.
Si ien los sectores mencionados -pla a la Ca ada y etorca-
ayor,
eran los principales ocos de situaciones violentas, per metro ue
exist a otro
tam i n escenario de con lictos. Nos re erimos al espacio u i
era
importante
cado al poniente de la pla a mayor a tres cuadras
ayor en un per metro no
desde el tomando
de la ciudad. A como re erencia la
neur lgico
centro su ve ,
arcello Carmagnani y Her ert lein, Demogra a histórica la po lación del O ispado
de Santiago - , pp. - .
De Ramón, Santiago de Chile..., op. cit, p. .
Arturo Gru essich, Rasgos de la trans ormación social chilena en
siglo xvm .
Estos procesos socioculturales esta an en directa relación con el cre
Carmagnani, Los mecanismos..., op. cit Cavieres, Elcomercio chileno..., op. cit El ltimo autor
distingue dos circuitos comerciales el de Valpara so- Callao, centrado en el intercam io de trigo
en mecanismos de cr dito y el co re. Una
y a car y el de Santiago-C di -v a Callao, centrado
opinión discordante es la ue presenta Ruggiero Romano, uien plantea ue durante la segunda
mitad del siglo xvm Chile no experimentó un ascenso comercial. Ruggiero Romano, Una econom a
colonial Chile en el siglo xv n, pp. - . Una cr tica a la metodolog a empleada por este autor en
De Ramón y Larra n, op. cit, pp. - .
Sergio Villalo os, El comercio y la crisis colonial, Cavieres, Elcomercio chileno..., op. cit-, pp. - .
Existen tres o ras em lem ticas para el per odo estudiado. En primer lugar, la construc
ción de los ta amares del apocho, entre y , destinados a evitar las avenidas del r o,
recuentado por las lites santiaguinas. El
y ue terminaron por convertirse en un paseo p lico
el de la ciudad con los arra ales del norte o La Chim a.
Cal y Canto, ue un a
de centro
puente
Esta o ra tam i n es tristemente amosa por ue ue construida, entre y , con mano de
o ra or ada ao la dirección represiva delcorregidor de Santiago, Luis anuel de a artu. La
o ra cum re, se mantiene hasta hoy, es la Casa de oneda, proyectada por el ar uitecto
ue
italiano oa u n Toesca. A ellas se unen las o ras de la pla a ayor, como el edi icio del Ca il
do, de la Real Audiencia, del Tri unal del Consulado y la construcción de una nueva catedral.
IV Ramón, Santiago de Chile..., op. cit, pp. - Emma De Ramón, O ra y e. La catedral de
Santiago. - .
Casa de oneda de Santiago y presos de la polic a, en Claudio Gay, Atlas de la historia sica y
pol tica de Chile, tomo primero.
En el go ernador Agust n de uregui decidió erigir un edi icio para la acu ación de
monedas, lo ue ue encomendado al ar uitecto italiano oa u n Toesca. El largo proceso de
construcción de la o ra o reció tra a o a muchos de los inmigrantes rurales llegados a
Santiago.
Otros tantos, como los vendedores am ulantes y los presos representados en la imagen de los
primeros decenios de la rep lica, tuvieron el edi icio en construcción como re erente ur ano,
dado ue ste ue inaugurado en .
El
siglo xvm ue tam i n el siglo de las Re ormas Bor ónicas, ue im
plicaron cam ios económicos, como el ya aludido decreto de li re comercio
de , e innovaciones administrativas, como la creación de las intendencias
en
y la pol tica de undación de nuevos centros Respecto de
ur anos .
las consecuencias sociales de dichas re ormas en elespacio chileno, ac ues
Bar ier ha se alado ue ellas no de ilitaron las ases de poder de las lites.
Es m s, las ltimas ha r an sido ene iciadas por estas medidas, aumentando
sus
posi ilidades de acceso a la adn nistración . A su ve , los cam ios en la
organi ación no produ eron una alteración dram tica en el comportamiento
pol tico , ni tampoco en las expectativas sociales de estos grupos . La unión
entre las lites chilenas y los grupos urocr ticos se veri icó a trav s de diversos
medios, como el matrimonio.
Santiago Loren o, Concepto y unciones de las villas chilenas del siglo xvm Santiago
Loren o, La pol tica de po laciones en Chile durante el siglo xviir, Santiago Loren o, Origen de las
ciudades chilenas lasundaciones del siglo xvm.
^ ac ues Bar ier, Re orms and politics inBour on Chile. - , pp. - .
Op. cit, p. .
La lite deSantiago y los agentes hispanos de la administración del reino
tam i n coincidieron en la
represión de las conductas disruptivas del orden
social . Los representantes em lem ticos de estas pol ticas ueron el go er
nador anuel de Amat y unient - y el corregidor Luis anuel de
a artu . Los andos de polic a impon an un severo control a los grupos
des avorecidos, ue eran a u llos ue esta an causando la expansión demo
gr ica de la ciudad . La percepción del peso num rico de la ple e por los
sectores elitarios puede comprenderse al sumar los porcenta es de po lación
Luisa, en .
Respecto esta investigación, dichas pol ticas de control
de los intereses de
de la po lación se expresaron en el m ito udicial a trav s de la proli eración
de causas iniciadas de o icio , es decir, por iniciativa del Estado. La adminis
tración or ónica
Santiago en de Chile, por medio de sus agentes udiciales
y policiales, promovió un ingente proceso de monopolio de la violencia. ste
usca a, propósitos,
entre otros pr ctica de la vengan a privada
disminuir la
incentivando la resolución de los con lictos por honor a trav s de v as udiciales,
es decir,
por medio de la sustentación de uerellas por in urias y calumnias. A
lo largo de estas p ginas o servaremos los dispares resultados ue o tuvieron
tales es uer os en los diversos grupos de la po lación.
Leonardo León S., lite y durante el periodo colonial la guerra contra las
a o pue lo
Santiago de Chile, Leonardo León S., Reglamentando la vida cotidiana en
pulperas en
Castro, Algunas o servaciones... , op. cit Castro, De la edad..., op. cit, p. Castro,
Espa a historia..., op. cit Los autores del Siglo de Oro m s estudiados han sido Calderón
en su
de la Barca, O ras completas Lope de Vega, O ras de Lope de Vega, Tirso de olina, El urlador de
Sevilla y Convidado de piedra.
Ramón en nde idal, De Cervantes..., op. cit en nde idal, Historia de Espa a, op.
cit en nde idal, Los espa oles..., op. cit.
adero, anos violentas..., op. cit adero, In urias y mu eres... , op. cit Barahona, Sex
crimes..., op. cit.
m
Carmen art n Gaite, Usos amorosos del dieciocho en Espa a,
LOS USOS DE LA USTICIA
institu
Las relaciones ue dichos hom res y mu eres tuvieron con la usticia
cional conocer diversas acetas sociales v de la ciudad de
permitieron pol ticas
Santiago durante el siglo xvm. Los usos de los tri unales pudieron conocerse
a
partir de la distri ución de los delitos por honor y de los delitos contra
el honor a lo largo del siguiente gr ico, construido so re la
siglo xvm. El
totalidad de los procesos de este tipo contemplados en la investigación, ilustra
una distri ución desigual
Gr ico N
RECUENCIA DE UICIOS OR IN URIAS, CALU NIAS, HERIDAS,
LESIONES Y HO ICIDIOS. SANTIAGO - .
TOTAL DE CIENTO NOVENTA ROCESOS
pr cticas de violencia
interpersonales, sino m s ien a un mayor celo en la
criminali ación de estas conductas por los agentes de poder mon r uico en
la ciudad de Santiago.
Las Re ormas Bor ónicas no sólo modi icaron la disposición económica
y administrativa de los dominios hispanos en Am rica. Implicaron, asimis
mo, m ltiples estrategias de control social desde arri a a trav s de la
de los instrumentos del Estado. Los diversos agentes disciplinantes -la Iglesia, el Estado, las
comunidades, las amilias- tra a an ronteras dis miles entre el esc ndalo y la tolerancia, entre
el orden y la desviación. Tom s A. antecón, Con lictividad y disciplinamiento social en la Canta ria
rural del Antiguo R gimen.
Un ando pu licado en ulio de por el go ernador Agust n de uregui, instru a
a los odegoneros y pulperos a dar noticia a las
usticias de las pendencias, heridas o muertes
ue sucedieren en sus Bodegones o ulper as . Estas denuncias, ue de an comunicarse como
m ximo una hora despu s de ocurridos los hechos violentos, de an consignar a los involucrados
en las rencillas. De no
cumplir con la norma, los pulperos arriesga an dos meses de c rcel y la
p rdida perpetua de su e ercicio. edro A. Gon le , op. cit.
I id. uan edro Vi ueira, Rela ados o reprimidos? Diversiones p licas y vida social en la
ciudad de xico durante el Siglo de las Luces.
Son conocidas las medidas llevadas adelante por el go ernador anuel de Amat y unient
Op. cit, . .
udicial y la trans ormación de paradigmas conductuales vinculados alas ideas
ilustradas y los modelos civili atorios. unto a ellos, resulta imprescindi le
considerar los procesos migratorios internos ue atra eron a la ciudad un
n mero importante de po lación sin o icio esta le y, seg n las autoridades,
potencialmente vagos, ladrones y propicios a las conductas violentas. Como
hemos mencionado, la percepción del peso num rico de la ple e y la
sensación de inde ensión en las lites incidió en el desarrollo de una serie de
pol ticas de control social desde arri a . Ahora ien, estas medidas incidieron
tanto el aumento de procesos udiciales enta lados de o icio contra los
en
Los procesos udiciales por in urias y calumnias han sido hallados dentro de
los ondos Real Audiencia y Capitan a General, custodiados en el Archivo
Nacional Histórico. A u llos ue consignaron los eventos ocurridos en la
ciudad de Santiago durante el siglo xvm -desde , en ue data el primer
proceso para el siglo en cuestión, hasta el a o - con ormaron un corpus
de noventa uicios. Este universo documental ha incorporado todas las causas
tramitadas por estos delitos para el per odo y el espacio estudiados, sin dis
criminar seg n el g nero de las partes. Lo ltimo se explica a por ue, pese
a la menor
proporción de mu eres implicadas, las representaciones de honor
mani iestas dentro de la documentación eran
empleadas tanto por actores
emeninos como masculinos .
ue as ver ales
presentadas ante las autoridades. Tampoco es acti le deter
de las
minar con precisión las situaciones en las
ue se logró la conciliación
partes luego de mediaciones extra udiciales reali adas por su etos respetados
en la comunidad. Sólo cuando los con lictos
supera an estas etapas iniciales,
las ue as se plasma an so re el papel con ormando procesos udiciales ue
eventualmente podr an llegar hasta nosotros. Los ue se encuentran hoy en
los archivos son los ue han logrado sortear el paso del tiempo y, en muchos
casos, la primera instancia udicial.
ara el an lisis de los procesos mencionados se han distinguido dos par
tes en cada causa. Ellas han sido la del iniciador de la uerella - uerellante
o demandante-
y la del su eto uerellado o demandado. En el caso ue la
uerella uese enta lada contra m s de un individuo se ha considerado sólo
la identidad del principal implicado. El escaso n mero de estas uerellas
colectivas usti ica a nuestra decisión . Se optó por distinguir las partes
desde el punto de vista ur dico y no desde la perspectiva de la situación de
violencia, de ido a ue en esta ltima era muy di cil distinguir al e ecutor
del receptor de la o ensa. Es m s, esta distinción resulta a incluso arti icial y
contradictoria, pues para o tener el avor udicial se procura a ad udicar la
iniciativa de la agresión a la contraparte. En ra ón de esto, era
inapropiado
suponer ue el uerellante uese uien hu iese reci ido pasivamente las in u
rias en su honor para luego acudir a la usticia en usca de reparación. ste,
por lo general, ha a participado en orma activa del con licto ver al y sico.
De ese con licto ha a salido per udicado, pues no ha a logrado resarcir su
caso de los actores de menor estatus, y sica en el caso de las mu eres y los
ancianos- constitu a la principal motivación para acudir a la usticia, en lugar
de la violencia, para resarcir el honor apelando a la igura de las in urias .
Lo ue esta a detr s de muchos altercados cotidianos ue ueron crimi
nali ados a trav s del tipo civil penal de la in uria eran discusiones so re las
erar u as interpersonales ue de an regir entre los actores implicados. La
de inición de la precedencia entre las partes en
disputa era central en un con
texto colonial regido por lógicas de dominación . A u l ue se u ica a en
un nivel
er r uico superior pod a -en el sentido de estar acultado socialmen-
te- imponer su voluntad so re el asunto en disputa. Es decir, pod a desviar el
curso de
agua hacia su chacra, levantar la pared divisoria de su casa contra el
parecer de su vecino, golpear a la criada de otro o vender un producto en mal
estado, por poner algunos e emplos registrados en la documentación . Eso
explica a ue en medio de estas desavenencias una de las partes preguntase a
la otra ue si acaso l no lo conoc a . Reconocer al otro implica a aceptar su
superioridad social y, por tanto, el derecho de este ltimo a e ercer la violencia
o su voluntad en un asunto
puntual. or esa ra ón, si no se esta a dispuesto
a reconocer dicha
superioridad, el actor increpado pod a responder ue era
me or ue parte contraria y ue sta ni sa a con ui n ha la a
la .
Las disputas so re la precedencia desarrolladas en la vida cotidiana se
despla a an a la es era udicial. Cuando uno de los implicados en la situación
de con licto decid a enta lar una uerella por in urias contra su adversario, los
elementos ue unda an las preeminencias pasa an a ser o eto de uerellas
Sergio Villalo os ha de inido la sociedad chilena del siglo xvn como una sociedad de
dominación .Villalo os, Historia del pue lo..., op. cit, tomo rv, p. . Ale andra Araya ha anali ado
los mecanismos y pr cticas de sumisión de los esclavos respecto de sus amos y, en general, de los
su ordinados en relación con las lites. Ale andra Araya, Sirvientes contra amos Las heridas
instrumentos de la dominación.
en lo ntimo propio Ale andra Araya, Gestos, actitudes e lites y
su ordinados. Santiago de Chile - .
ANHRA, vol. , pie a , s. - v, ANHRA, vol. , pie a , s. - ,
ANHRA, vol. , pie a , s. - v, ANHRA, vol. , pie a , s. - ,
ANHRA, vol. , pie a , s. - v, ANHRA, vol. , pie a , s. - v,
ANHRA, vol. , pie a , s. - , .
,
ANHCG, vol. , . , .
•
Op. cit, i. v.
discursivas ue se tra a an so re las o as del proceso udicial. Eso explica
ue el estudio de las identidades de los protagonistas de los pleitos por in urias
resulte un pro lema comple o, de ido a los es uer os desplegados por las
partes para enaltecer la posición propia re a ando la a ena. Ello o liga, por
e emplo, a estar atentos a implicados por presentar a la
los es uer os de los
contraparte como
su eto violento u ocioso
. Asimismo, ello exige advertir
el inter s por re a ar el estatus social de la contraparte, re iri ndolo como
sirviente lugar
en de comerciante o como descendiente de mulatos aun ue el
su eto imputado tuviese documentos para acreditar su limpie a de sangre .
En el a o un
protagonista de un
uicio de disenso aludió a ierta
mente a la actitud pretenciosa de muchos de sus contempor neos, se alando
^ r s^^
ormas estereotipadas de rendición ue de an
adoptar los criados en particular y los ple eyos
en general ante las lites.
tnicas de los
su etos, hayan sido indios, mesti os,
elper odo colonial para expresar las identidades
t rmino era astante m s comple o, al integrar
espa oles, pardos o mulatos. Sin em argo, dicho
otros criterios -como el color, la ocupación, la ri ue a o el lugar de origen- ue en su con unto
expresa an la imagen social de los individuos. Ro ert cCaa, Calidad, Class, and arriage in
Colonial xico The Case o arral, - .
ue el caso de
Gregorio edina, uien en su con esión se
presentó como mesti o, pero
ue en el cat logo igura a como indio. ANHRA, vol. , pie a , .
durante dicha etapa del proceso. Esta ltima esta a reservada para los delitos
graves como los homicidios . En segundo t rmino, la instancia del escrito de
contra uerella otorga a mayor li ertad a la parte ue presenta a a la usticia
sus identitarios unto con su versión de los hechos.
par metros
Claudia Aranci ia, os Tom s Corne o y Carolina Gon le , Veis a u el potro del
tormento? Decid la Verdad Tortura udicial en la Real Audiencia de Santiago de Chile .
La escasa representación de estas ltimas eti uetas identitarias -como mulato , am o
o
pardo - nos ha llevado a incluirlas dentro de la categor a castas .
Gr ico N
DECLARACIÓN DE CRITERIOS
DE CALIDAD, CONDICIÓN U ORIGEN
OR LOS UERELLANTES
EN UICIOS OR IN URIAS Y CALU NIAS
SANTIAGO -
Declara criterios c
No declara criterios
uente Ta la N de anexos.
Gr ico N
IDENTIDADES DECLARADAS
OR LOS UERELLANTES
EN UICIOS OR IN URIAS Y CALU NIAS
SEG N CALIDAD, CONDICIÓN U ORIGEN
SANTIAGO -
Don a
-Espa ol a
uente Ta la N de anexos.
Declara criterios
No declara criterios
uente Ta la N de anexos.
Gr ico N
IDENTIDADES DECLARADAS
OR LOS UERELLADOS
EN UICIOS OR IN URIAS Y CALU NIAS
SEG N CALIDAD, CONDICIÓN U ORIGEN
SANTIAGO -
Don a
uente Ta la N de anexos.
m
ANHCG, vol. , s. - , ANHCG, vol. , s. - , .
ANHRA, vol. , pie a , ANHCG, vol. , . , .
ANHRA, vol. , pie a , ANHCG, vol. , . , ANHCG, vol. , s.
- , ANHCG, vol. , s. - , .
Langue, Les identit s ractales... , op. cit aime aramillo, esti a e y di erenciación
social en el Nuevo Reino de Granada en la segunda mitad del siglo x tii Verónica Undurraga,
ronteras sociales y sus intersticios usos y a usos de las categor as ca alleros , dones y espa
oles en Santiago de Chile, siglo xvni , pp. - . Es importante recordar ue el trato con el
don era un
privilegio ue a su ve dis ruta an los caci ues ind genas, aun ue stos no igurasen
en la documentación revisada.
Ahora ien, el uso de este tratamiento por espa oles po res explica a
sólo parte de la preponderancia de la varia le don a en los procesos por
m
Gru essich, op. cit
Un an lisis de las diversas
posi ilidades de de inición identitaria -particularmente so
cio-raciales- durante el ocaso del
periodo colonial, en Undurraga, Espa oles oscuros... , op. cit
los patrones e ectivos de descendencia. No de emos olvidar ue las demandas
de precedencia se constru an teniendo como re erencia a unos otros, ante
uienes se demanda a reconocimiento. Y, en este caso, esos otros eran los
oidores, alcaldes, regidores u otros representantes del poder de la Corona
Eso explica ue dentro de la es era udicial uese mucho m s conveniente
hacer uso de los mecanismos o iciales -hisp nicos y elitarios- de prestigio,
en lugar de los atri utos de precedencia ue rinda an peones y o iciales de
artesan a a
uienes considera an m s hom res , por ue eran superiores en
uer a sica o por ue carga an con una larga historia de con uistas emeninas.
El estatus de identidad social ue nos interesa estuvo construido so re
con lictos y negociaciones, pues no siempre existió consenso en la rati icación
de las aspiraciones individuales y colectivas al honor. Ello tra o como conse
cuencia ue las identidades estuviesen su etas a permanentes trans ormaciones,
originadas en las luchas sim ólicas por la apropiación de los signos distinti
vos ue otorga a la sociedad . Estos con lictos se
expresaron, por e emplo,
en lapr ctica de orrar los
y dones do as ue anteced an los nom res
de algunos su etos inmiscuidos en pleitos udiciales, como anali aremos en
los cap tulos siguientes. Tales situaciones alcan a an al en el caso de los
Seguimos en esto a ierre Bourdieu, entendiendo dichas luchas sim ólicas como las
disputas en las ue lo ue se encuentra en uego es todo lo ue, en el mundo social, es del orden
de la creencia, del cr dito o del descr dito, de la percepción y de la apreciación, del conocimiento
honor, gloria, autoridad, todo lo ue cons
y del reconocimiento, nom re, renom re, prestigio,
el sim ólico como poder reconocido . ierre Bourdieu, La distinción. Criterio y ases
tituye poder
sociales del gusto, p. .
honor contra espa olesue aspira an al prestigio hisp nico-elitario, procura an
destruir las or manera de hacerlo era
reputaciones de sus adversarios. Y la me
a trav s de
imputaciones in uriosas so re la calidad espuria de espa oles ue
se
vanagloria an de su
limpie a de sangre . Estas estrategias de desprestigio
se acentuaron en la
segunda mitad del siglo x in con la progresiva autonom a
ue ue ad uiriendo la representación de honor como reputación, ue anali aremos
en
cap tulos posteriores.
Los gr icos N - se con iguraron a partir de otro de los actores -el o icio
desempe ado- ue permit a conocer las identidades de las partes implicadas
en los
pleitos por in urias y calumnias en el Santiago del siglo xvm. El o icio
ue los su etos se ala an desempe ar permitió con ormar las siguientes va
ria les comerciantes odegoneros , escri anos a ogados , artesanos ,
a diversas actividades, tales como
unto mayordomo , la rador , peón ,
arriero y pulpera , ue de ido a su escasa re erencia se insertaron en la
varia le otros . Tanto stas como las su siguientes categor as la orales dieron
cuenta del marcado car cter ur ano de la muestra en estudio.
unto a los o icios se alados ue necesario considerar el criterio dignidad
para insertar al an lisis a uellas partes ue se
presenta an como sacerdo
tes . El criterio cargo integró las categor as uncionarios administración
y militares . La primera de stas incluyó unciones diversas, tales como la de
alcalde de arrio , ue comisionado , alguacil mayor y sus ministros de
usticia . Las ltimas tareas ueron incluidas dentro del criterio uncionarios
administración de ido a ue los alguaciles mayores y los ministros o
ayudantes
de usticia orma an parte del aparato udicial de la Colonia. Ellos desempe
a an unciones de polic a, entre las ue se conta an prender a los reos
por
mandato de ue , uitar las
uienes arm is a no ten an derecho a llevarlas y
e ecutar las órdenes para el uen go ierno de las ciudades .
La categor a militares incluyó tanto a miem ros del de las
E rcito como
milicias ur anas o
compa as del n mero . Como planteara ario Góngora,
la institución de las milicias en Chile colonial invistió nuevamente los rangos
sociales unciones militares . En ocasiones, las partes
con
implicadas no in
dica an en orma precisa el cuerpo militar ue integra an y se con orma an
con se alar su
grado, como lo hi o don elchor Silva en
, al se alar
ue ha a alcan ado el rango de capit n . En otras oportunidades ue posi
le conocer con certe a el cuerpo militar del
ue orma an parte, como el de
,n
ANHCG, vol. , . v, .
-
orrilla, op. cit, pp. - .
Góngora, Ur an social... , op. cit, p. .
u
ANHRA. vol. , pie a , s. -llOv, .
Dragones de la Reina Luisa o el regimiento de ca aller a de El r ncipe ,
cuya o icialidad esta a con ormada por la lite de la capital . En escasas oca
siones igura an miem ros de las milicias de pardos de la ciudad, pero cuando
lo hac ango a an de todos los privilegios ue el uero militar les otorga a .
El gr ico N da cuenta de los uerellantes ue se identi icaron seg n
algunos de los par metros o icio, dignidad o cargo noventa causas
Gr ico N
DECLARACIÓN DE CRITERIOS
DE O ICIO, DIGNIDAD O CARGO OR LOS UERELLANTES
EN UICIOS OR IN URIAS Y CALU NIAS
SANTIAGO -
uente Ta la N de anexos.
Gr ico N
IDENTIDADES DECLARADAS OR LOS UERELLANTES
EN UICIOS OR IN URIAS Y CALU NIAS
SEG N O ICIO, DIGNIDAD O CARGO
SANTIAGO -
ilitares Comerciantes
odegoneros
a
ANHCG, vol. , . , ANHCG, vol. , . , ANHCG, vol. , s.
, ANHCG, vol. , . , .
li
ANHCG, vol. , . , .
or otra parte, del total de uerellados se distinguieron a uellos ue se
identi icaron seg n algunos de los par metros o icio, dignidad o cargo
noventa causas
Gr ico N
DECLARACIÓN DE CRITERIOS
DE O ICIO, DIGNIDAD O CARGO OR LOS UERELLADOS
EN UICIOS OR IN URIAS Y CALU NIAS
SANTIAGO -
uente Ta la N de anexos
Gr ico N
IDENTIDADES DECLARADAS OR LOS UERELLADOS
EN UICIOS OR IN URIAS Y CALU NIAS
SEG N O ICIO, DIGNIDAD O CARGO
SANTIAGO -
Comerciantes
ilitares
odegoneros
Otros
mayordomo,
la rador, peón,
arriero
uncionarios
Artesanos
administración
Escri anos
a ogados
uente Ta la N de anexos.
presentar una
uerella por in urias, no ha a coacción para re erir todos los
criterios precisados por el aparato udicial. O viamente, la li ertad no era
a soluta, pues esta a determinada, en este caso, por los criterios ue los ue
rellantes estima an ue la usticia evaluar a me or. Es decir, los uerellantes
pod an resaltar los par metros identitarios ue los ayudar an a o tener para
s el avor udicial, unto a la condena de la contraparte. Y, en esas circunstan
ra an las o ensas de tipo sexual y en tercer lugar las o ensas a la calidad . Estas consideraciones
se anali ar n en detalle a lo largo de este tra a o y se asan en la ta la N de los anexos.
mu er casada. Ahora ien, sa emos ue estos modelos conductuales no se
en pr cticas sociales acordes. De hecho, sa emos
re le aron necesariamente
Se ora chilena yendo a misa, en l um de tipos chilenos de mediados del siglo xix. Acuarelas de un artista
desconocido, l mina , p. , autor desconocido, mediados siglo xtx.
Las mu eres de an demostrar su piedad asistiendo a misa con recuencia, idealmente en
compa a de una criada o de un criado, uien de a cargar la al om ra so re la cual la mu er
se arrodilla a al interior de la
iglesia. Estos ltimos acentua an el prestigio y poder amiliar, as
como demostra an el
recogimiento emenino impidiendo ue la mu er -en especial la do a y
espa ola- se luciera sola en el espacio p lico.
e*
Cavieres y Salinas ., op. cit V anse, ve , los diversos de estos autores
a su
tra a os
incluidos en la i liogra a-
or otra parte, el an lisis en detalle de la distri ución porcentual por o icio,
dignidad cargo
o uerellantes
entre y uerellados gr icos N y N dio
cuenta de la preponderancia de las categor as militares y comerciantes
odegoneros . Un predominio ue era m s acentuado para la varia le mi
litares entre los uerellantes, inclin ndose avora lemente hacia la segunda
categor a entre los uerellados. Tales varia les expresa an el prestigio de ue
go a an am as actividades en el Santiago del siglo xv n.
Como la guerra contra los ind genas no ten a en este contexto la in erencia
ue ha a desempe ado durante las centurias previas, el prestigio ue
otor
identitarias .
ue ha impedido anali ar con mayor detalle estas pertenencias
Ello puede explicarse, siguiendo a aime Valen uela, por la trans ormación
de la imagen del militar, pues durante el per odo or ónico la igura del mili
tar-administrador comen ó a predominar so re la del militar-guerrero . ue
en ese contexto ue militares y milicianos asumieron unciones administrativas
complementarias a sus grados marciales. Eso explica a ue la mención de
estas gradaciones por uerellantes o uerellados actuase como elemento de
prestigio, no sólo por su re erencia al mundo lico sino ue, tam i n, por su
relación con la administración civil- udiciaria.
A di erencia de los militares, los comerciantes y odegoneros ue igura
an enlos procesos anali ados se explaya an largamente en torno a una tica
espec ica re erida a la honrade . Ella esta a centrada en el cumplimiento de
los tratos comerciales, en la rectitud para desarrollar los negocios y en una
conducta individualista ue les imped a inter erir en los pro lemas a enos.
Resulta sintom tico ue comerciantes y militares destacaran tanto en el
grupo de uerellantes como en el de uerellados. Ello da a cuenta del siglo
apelar a undamentos espec icos de honor, invoca an el honor de los or genes. So re honor militar,
v ase Salvador Calderón adrigal, Cuestiones so re el honor el honor militar y su re le o en los textos
histórico- ur dicos de Roma, Edad edia y Antiguo R gimen espa oles.
aime Valen uela, Las liturgias del poder u Del Chile or ónico al repu licano - , p.
. Agradecemos al autor el ha er puesto a nuestra disposición el texto cuando a n se encontra a
en
etapa de preparación.
de transición para las
per odo
xv n como un
representaciones de honor. En
contexto el honor militar -de re erente
guerrero y administrativo- conviv a
ese
i
Villalo os, Origen y ascenso..., op. cit Som art, op. cit aravall, Esp ritu urgu s... , op. cit.
los a os
an lisis . El arco
temporal de estos procesos se esta leció entre
Este universo ha sido con ormado luego de revisar trescientos setenta procesos udiciales
de ese
tipo, de los cuales ciento ochenta correspond an a la ciudad de Santiago.
U
Al orno , Violencias, g nero..., op. cit argarita Garrido Otoya, Do a ose a Valde en
el morcado deipa uir . Vivir de sus agencias y conservar el honor .Agradecemos al Dr. a lo
puesta ro os,
cometiesen como en e ecto ocurr a. Los su etos cali icados como
ladrones , por lo general peones ue e ecuta an ro os ocasionales.
eran
de su sistencia.
de estudio las representaciones de honor sólo
Como nuestro o eto eran
contexto espacial y temporal, como el tra a o reali ado por orge into para
el corregimiento de Co uim o .
En suma, los criterios ue permitieron con ormar este cuerpo documen
tal resultaron de un inductivo a partir de una amplia muestra de
e ercicio
procesos udiciales. ue indicó la conexión entre
ue esta documentación la
Las comillas ue encierran el t rmino ladrón pretenden dar cuenta del car cter ocasional
de la comisión de estos il citos. or lo general, estos ladrones ocasionales sol an emplearse como
peones en aenas agr colas, mineras o de construcción de o ras p licas. As lo ha mostrado aime
Valen uela, uien ha anali ado la igura del peón- andido en Curicó durante el siglo xix. aime
Valen uela ., Bandida e rural en Chile central. Curicó, - . Algunos su etos ue ha an
participado en din micas de violencia vinculadas a lógicas de intercam ios de honras y ue, a su
ve , a lo largo del proceso udicial, ueron acusados de ladrones ANHRA, vol. , pie a ,
ANHRA, vol. , pie a , - ANHRA, vol. , pie a , .
se es el propósito de nuestra actual investigación, inserta en el marco de un
proyecto
ONDECYT posdoctoral. orge into, La violencia en el Corregimiento de Co uim o durante
el siglo xxin Igor Goicovic, Consideraciones teóricas so re la violencia social en Chile -
. ara el m ito europeo v ase el sugerente tra a o de ieter Spieren urg, desplegado en
un arco
temporal de cuatro siglos. ieter Spieren urg. aces o Violence Homicide Trends and
Cultural eanings Amsterdam, - .
de las partes implicadas. Sin em argo, de ido a las particularidades de este
conocer al autor del delito y constatar las lesiones de la parte violentada, cuya
En ocasiones el elevado estatus de los individuos inmersos en este tipo de procesos les
Gr ico N
DECLARACIÓN DE CRITERIOS
DE CALIDAD, CONDICIÓN U ORIGEN OR LOS VIOLENTADOS
EN UICIOS OR HERIDAS, LESIONES Y HO ICIDIOS
SANTIAGO -
Declara criterios
No declara criterios
uente Ta la Nc de anexos.
uente Ta la N de anexos.
Gr ico N
DECLARACIÓN DE CRITERIOS
DE CALIDAD, CONDICIÓN U ORIGEN OR LOS ACUSADOS
EN UICIOS OR HERIDAS, LESIONES Y HO ICIDIOS
SANTIAGO -
Declara criterios
No declara criterios
uente Ta la N de anexos.
Gr ico N
IDENTIDADES DECLARADAS OR LOS ACUSADOS
EN UICIOS OR HERIDAS, LESIONES Y HO ICIDIOS
SEG N CALIDAD, CONDICIÓN U ORIGEN
SANTIAGO -
uente Ta la N de anexos.
un
importante aumento porcentual.
Gr ico N
DECLARACIÓN DE CRITERIOS
DE O ICIO, DIGNIDAD O CARGO OR LOS VIOLENTADOS
EN UICIOS OR HERIDAS, LESIONES Y HO ICIDIOS
SANTIAGO -
Declara criterios
No declara criterios
uente Ta la N de anexos.
Gr ico N
IDENTIDADES DECLARADAS OR LOS VIOLENTADOS
EN UICIOS OR HERIDAS, LESIONES Y HO ICIDIOS
SEG N O ICIO, DIGNIDAD O CARGO
SANTIAGO -
ilitares
Comerciantes odegoneros
^
uncionarios
administración
verdugo, m dico, _
maestros
asalariado, yo iciales
administrador
de solar ayordomo Ganadero eones
criado la rador
uente Ta la N de anexos.
or otra parte, al distinguir los acusados ue declara an algunas de las
varia les o icio, dignidad o cargo , respecto de los ue no lo hac an, se o
tuvieron los siguientes resultados cien causas
Gr ico N
DECLARACIÓN DE CRITERIOS
DE O ICIO, DIGNIDAD O CARGO OR LOS ACUSADOS
EN UICIOS OR HERIDAS, LESIONES Y HO ICIDIOS
SANTIAGO -
uente Ta la N de anexos.
Gr ico N
IDENTIDADES DECLARADAS OR LOS ACUSADOS
EN UICIOS OR HERIDAS, LESIONES Y HO ICIDIOS
SEG N O ICIO, DIGNIDAD O CARGO
SANTIAGO -
uncionarios
administración
Comerciantes odegoneros Artesanos
.-— maestros
ilitares y o iciales
____^
Otros arriero,
uente Ta la N de anexos.
trans orma a en candidatos a echarse a andar por la tierra, para luego ser
perseguidos por las autoridades por el delito de vagancia, tal como ha estudiado
Ale andra Araya . Ha a ocasiones en ue las partes ue se declara an como
peones o peones-ga anes se ala an e ercer adem s otro o icio, como el
de apatero o el de arriero, pero tales casos eran excepcionales .
representación del sector económico agropecuario se mani esta a
La
tanto la iguración de los peones-ga anes como en la varia le ganade
en
Araya, Ociosos, vaga undos..., op. cit, p. Ga riel Sala ar, La radores, peones y proletarios.
ormación y crisis de la sociedad popular chilena del En estudio del andida e rural el
siglo xix. su en
siglo xrx, aime Valen uela ha presentado una caracteri ación de los peones y ga anes involucrados
en actos criminales. Bandida e rural..., op. cit.
no era el
tra a o agr cola en s mismo, sino ue la su eción a un parrón es
decir, la relación de dependencia y sumisión ue ella entra a a. De ah las
alusiones reiteradas al t rmino servir para aludir al tipo de tra a o ue el
peón reali a a .
or otra parte, ha resultado interesante constatar la relativa esta ilidad de la
varia le militares dentro del grupo violentados y acusados , la ue incluso
se
aseme a a a la representatividad ue ella o ten a dentro de los uicios por
in urias y calumnias. Ahora ien, uienes integra an esta varia le en uno v
otro registro documental di er an entre s . Los militares ue igura an como
protagonistas de los lo
uicios por in urias y calumnias, por general integra an
parte de la o icialidad de los cuerpos militares. En cam io, parte importante
de los militares ue igura an dentro de los uicios por heridas, lesiones y
homicidios, eran soldados. A la ve , estos procesos registra an muchos mi
licianos pardos , tal como puede apreciarse en la ta la N de los anexos.
Enalgunas varia les del criterio o icio se o servaron cam ios relevantes
respecto de su iguración porcentual en los uicios por in urias y calumnias. As
ue como las varia les comerciantes odegoneros y uncionarios administra
ción a aron considera lemente su representación dentro de los procesos por
heridas, lesiones y homicidios. En tanto, las varia les escri anos a ogados
y religiosos desaparecieron. Era previsi le esta situación respecto de los
escri anos a ogados , de ido a su tendencia a resolver sus con lictos por la
v a udicial, evitando las din micas desa o-respuesta ue eran inevita lemente
violentas. Ahora ien, resultó interesante constatar este a rupto descenso para
la varia le comerciantes odegoneros . Ella ha la a de la permea ilidad
de este grupo a los discursos de una de las representaciones de honor ue
asimila a esta noción a la civilidad y la cortes a. La sinonimia entre honor,
prudencia y moderación propicia a un am iente adecuado para el desarrollo
de los negocios y llevó a muchos mercaderes a acudir a la
usticia institucional,
en de la violencia, para resolver sus con lictos interpersonales.
lugar
La alta representación porcentual ue o tuvo la varia le artesanos , tanto
dentro del grupo de violentados como en el de acusados o ligó a
desglo
sarla seg n dos criterios. En
primer t rmino, seg n las erar u as ue reg an
dentro de los o icios artesanales. stas distinguieron dos niveles, a sa er el de
o iciales y el de maestros . Llamó la atención la ausencia de la categor a
honra. Se encontra an utili ando las categor as y lógicas propias de las diver
sas
representaciones de honor del periodo. Asum an, por tanto, el papel de
agentes mediadores entre ellas .
El siguiente gr ico dio cuenta de las erar u as ue exhi an los artesanos
envueltos en los procesos criminales en an lisis cuarenta causas
pagar los miem ros del gremio para solventar el arco ue representar a al gremio de sastrer a en
la procesión del Corpus Christi del a o de , cali icó a los o iciales como po res , uienes
el d a en ue se les exigió ese real tal ve no tienen otro con u comer , op. cit, . .
ANH.RA vol. , pie a , ANHCG vol. , s. - , .
Berta Ares uei a y Serge Gru ins i coord. , Entre dos mundos. ronteras culturales y agentes
mediadores.
Gr ico N
GRADOS DE ARTESAN A DECLARADOS
EN UICIOS OR HERIDAS, LESIONES Y HO ICIDIOS
SANTIAGO -
No especi ica
aestros
uente Ta la N de anexos
Gr ico N
O ICIOS DE ARTESAN A DECLARADOS
EN UICIOS OR HERIDAS, LESIONES Y HO ICIDIOS
SANTIAGO -
uente Ta la N de anexos.
ara anali ar la distri ución porcentual por actividad dentro del grupo
de artesanos se
incluyeron maestros y o iciales unto a los ue no espe
ci ica an su
erar u a dentro de los gremios gr ico N
. A primera vista
predomina an los
apateros, seguidos por los sastres, herreros y carpinteros.
ue interesante constatar ue las dos primeras categor as esta an dedicadas
al ru ro de la vestimenta, respondiendo a las necesidades suntuarias del con
texto ur ano.
Terminando con el an lisis del criterio
o icio, dignidad o cargo , dentro
de los uicios por heridas, lesiones y homicidios, se construyó la varia le
otros para agrupar a diversos tra a adores manuales ue ten an
alg n tipo
de especiali ación la oral. sta ocupa a el tercer lugar en la representación
porcentual tanto dentro del grupo de violentados como dentro del universo
de acusados . Si ien dentro de esta varia le igura an algunos o icios de
mayor estimación social como el de administrador de solar , la mayor
un
parte de las actividades la orales integradas podr an compartir estatus con los
o iciales de artesan a .
Los uicios de disenso matrimonial con orma an un con unto de causas mucho
m s reducido ue los procesos anali ados anteriormente. ara la ciudad de
Santiago se contó con veintiuna causas tramitadas entre los a os y .
ese a su corto n mero estos uicios exhi ieron una enorme ri ue a desde el
punto de cualitativo, como anali aremos en la segunda parte.
vista
Como hemos se alado, los uicios de disenso en rentaron a hi os con sus
padres y tutores por las elecciones de cónyuges. En consecuencia, si se con
sideraran las identidades de los protagonistas de los procesos, sólo se desve
lar an las coordenadas de calidad y de o icio de una sola amilia, ue era
a u lla ue se opon a al matrimonio, sin considerar al grupo amiliar ue
esta a siendo o etado.
Hacemos re erencia a las identidades de las amilias por ue en estos
uicios los individuos
aparec an envueltos en densas redes comunitarias ue
los u ica an espacio social determinado. ero so re todo por ue estos
en un
Gr ico N
IDENTIDADES DECLARADAS OR NOVIOS NO OB ETADOS
EN UICIOS DE DISENSO ATRI ONIAL
SEG N CALIDAD, CONDICIÓN U ORIGEN
SANTIAGO -
uente Ta la N de anexos.
V ase el gr ico N .
Gr ico N
IDENTIDADES DECLARADAS OR NOVIOS OB ETADOS
EN UICIOS DE DISENSO ATRI ONIAL
SEG N CALIDAD, CONDICIÓN U ORIGEN
SANTIAGO -
Casta
uente Ta la N de anexos.
Carmen Bernand, a
partir del an lisis de Alain Touraine, ha de inido actor social
como
a u l ue est ntimamente implicado en el cam io, o en lo ue la sociolog a ha llamado
historicidad . Carmen Bernand, Los caci ues de Huanuco, - El valor de las cosas , p.
. Este t rmino ha sido usado de manera
pre erentepor la as llamada nueva historia social
europea de la d cada de , cuyo inter s se ha centrado en develar los mecanismos de acción
y las posi ilidades de manipulación de los sistemas normativos -códigos culturales- por las mu
eres y hom res del pasado. V ase Lepetit dir . Les ormes..., op. cit. Algunas de las implicancias
epistemológicas de la categor a su eto ,en ichel oucault, El su eto y el poder . or ltimo, el
concepto individuo de e utili arse con reservas dentro de mundo colonial, puesto ue resalta
la autonom a del actor rente a la sociedad, en un contexto en el ue a n se aprecia a la uerte
impronta de densas redes comunitarias ue liga an a hom res y mu eres.
capacidad de
negociación de los actores de ido a la existencia de una plura
lidad de representaciones entre las cuales ellos pod an oscilar para usti icar
sus
pr cticas y experiencias.
Ahora ien, en relación con las identidades de estos actores, cu l era el
nexo entre la
presentación de s mismo ante la usticia y la identidad social de
ue go a an en su vida cotidiana? Era posi le entender las declaraciones
udiciales como re le os, es decir, como reproducciones de la identidad ue
esos actores dis ruta an en su vida diaria? Nuestra convicción, ormada
luego
de la atenta lectura de cientos de procesos udiciales, es ue esa correspon
dencia no se produc a necesariamente. Se ha estudiado con atención ue las
particularidades del sistema udicial se presta an en muchos casos para una
manipulación de los hechos, las circunstancias y las identidades de sus prota
gonistas . anipulaciones ue, por supuesto, se desplega an dentro de ciertos
l mites y ue en muchos casos da an cuenta de las am ivalencias identitarias
de los propios involucrados.
Asimismo, algunas circunstancias del devenir histórico del siglo xvni chi
leno acentuaron los mane os identitarios. En e ecto, a medida ue avan a a
la centuria existió cada ve menor consenso en la rati icación social de las
identidades individuales. Ello produc a, por una parte, por ue la calidad
se
i
Natalie . Davis, iction..., op. cit, passim.
Gru essich, op. cit.
*
De mediar ese propósito hu iese sido necesario compulsar, por e emplo, documentos
notariales con el in de o tener in ormación relativa al patrimonio material de los vecinos y mo
radores de la capital. Esto ltimo se reali ó sólo en algunos casos puntuales con el in de conocer
la historia personal de diversos su etos envueltos en uicios de disenso. C r. Góngora, Ur an
social... , op. cit.
rica colonial han permitido conocer las erar u as de estatus seg n la óptica
elitaria de prestigio, por lo general han es o ado estructuras r gidas del orden
social . En cam io, la documentación ue ha sustentado esta investigación ha
mostrado variantes alternativas de construcción de la estima social, ue han
permitido conocer las variantes de honor a las ue aspira an los m s diversos
actores sociales. Esto, por cierto, contri u a a discutir la comple a naturale a
de la sociedad colonial en el siglo xvm.
La ri ue a y diversidad de la documentación consultada permitió o ser
var, por e emplo, a un pe ue o propietario de la Doctrina de Colina, hacia
el a o , sustentar su prestigio en su e ercicio de la rador , pese a la des
cali icación de ese o icio
por los hacendados . Una situación similar ocurr a
respecto de la representación de honor a la
ue aspira an los administradores
de odegones . Si ien estos su etos pod an e ercer un o icio menospreciado
por las lites, dentro del grupo de pe ue os comerciantes ellos eran re eridos
con el don , uno de los mecanismos de rati icación de prestigio m s valorados
en esos
grupos.
Asimismo, las identidades per iladas en los registros udiciales revelaron
ue determinados nichos identitarios -los dones y espa oles, por e emplo-
se caracteri aron
por hacer uso de representaciones espec icas de honor en
desmedro de otras, ue en cam io ueron usadas pre erentemente por otros
grupos -como castas y artesanos-. Esto a rió perspectivas insospechadas,
pues permitió transitar de un an lisis de las identidades individuales a las
colectivas. En e ecto, ello hi o posi le distinguir grupos sociales seg n sus re
cursos a los hori ontes de honor en el mundo colonial. lites, sectores medios
y grupos populares utili aron representaciones espec icas de honor a partir
de sus necesidades sociales.
En primer t rmino, el cap tulo anterior permitió constatar ue parte de los
uicios por in urias y calumnias per ila an actores sociales de las lites. stos
orma an parte de la o icialidad de los cuerpos militares y, al mismo tiempo,
desempe a an algunos o icios en la administración de la ciudad
ese a .
ue ellos pudieron dedicarse al comercio a
gran escala, no tend an a de inirse
como comerciantes en la documentación udicial. A su ve , aun ue ellos
uesen propietarios de estancias, tampoco plantea an su identidad social a
Góngora, Ur an social... , op. cit Lyle N. cAlister, Social Structure and Social Change
in Ne Spain .
ANHRA, vol. , pie a , s. v, v, vy , .
ANHRA, vol. , pie a , . , ANHRA, vol. , pie a , . , .
Ha lamos de lites plural tomando en consideración algunos de los ltimos an lisis
en
de este grupo social, ue distingue entre lites principales y lites secundarias , tal como hemos
mencionado. Langue, Aristócratas, honor..., op. cit, pp. - .
vertiente agonal de honor masculino, as como de a uella representación de
honor ue apela a a un modelo conductual cercano a la tica de la civilidad.
Sin em argo, sus recursos al honor se relaciona an undamentalmente con el
honor de los or genes, asado en el lina e, la legitimidad y la limpie a de sangre .
Si ien las lites y sus recursos al honor ueron cilmente reconoci les,
las di icultades
epistemológicas se presentaron cuando los contornos de este
grupo comen aron a
desdi u arse. Entonces, se en rentó un pro lema comple o
en t rminos teóricos
y metodológicos el de de inir los contornos de la capa
media de la sociedad. De inir, por su puesto, sin constre ir ni tergiversar la
realidad social. Sergio Villalo os re irió la ausencia de estudios historiogr icos
relativos a este sector social al plantear
Tipi icó, aun ue para el siglo xvn, algunos integrantes de este sector, en el ue
igura an criollos y espa oles de pocos recursos , dedicados al comercio y a
toda clase de negocios . En un rango m s a o y dentro del rea ur ana ue
esla ue nos interesa, se ha r an situado los comerciantes minoristas, tenderos,
due os de pulper as y odegones, mercaderes comisionistas, poseedores de
tropas de mu as y caravanas de carretas para transporte. Tam i n igurar an
diversos empleados como secretarios, escri ientes y mayordomos. or ltimo,
tam i n ormar an parte de este grupo los militares ue ocupa an los rangos
medios del E rcito, as como los miem ros del clero regular y secular ue
alcan a an sólo los niveles mediocres .
A lo largo de la presente investigación tam i n ue posi le constatar la
con iguración de un nicho social intermedio. Al anali ar, en los cap tulos
previos, las pertenencias identitarias seg n el criterio calidad , ue posi le
o servar algunos de sus integrantes. Los expedientes en cuestión revelaron un
amplio porcenta e de individuos ue se presentaron como dones y do as
ante la usticia. Ya se ha se alado ue ellos no pertenec an necesariamente
a las lites, cuyos miem ros pre er an, cuando pod an, ser denominados a
trav s de su t tulo no iliario o de rango militar. or otra parte, exist a un
su
Villalo os, Historia delpue lo..., op. cit, tomo rv, pp. - .
,
Op. cit.p. .
Op. cit, p. - .
incluso de criados . Acaso de amos, en ra ón de su o icio, integrar a estos
ue eran
propietariostienda y ue ha an costeado por s mismos la
de su
Carretero y capata , en
Gay, l um...,
op. cit, p. .
Si ien los carreteros, ue desempe
a an un
papel relevante en el traslado
de los productos desde las haciendas
hacia las ciudades, conta an con mayo
res recursos
ue los peones y ga anes,
en muchas ocasiones se encontra an
su ordinados los capataces. Este gra
a
pasto necesario para alimentar a los animales de la ciudad. Estos actores protagoni aron algunas
de las vengan as privadas del honor ue se desplegaron en el per odo.
tanto ue en registros
otros no se da a cuenta de
pertenencia . esa Como
se aló Ga riel Sala ar, en su tra a o so re los patrones económico sociales
del siglo xix, el estudio de los sectores la orales ha planteado siempre el pro
lema de la terminolog a. Las uentes ue consultó pod an remitir el t rmino
la radores al campesinado en general o a un grupo espec ico de ste, el de
los in uilinos . En el caso de la documentación ue sustentó este tra a o, los
la radores-propietarios pudieron integrar el sector medio- a o , en tanto ue
los ue no ten an tierra en propiedad pudieron ormar parte de la ase de la
estructura social, compartiendo ese nicho unto a peones y ga anes.
inalmente, este ltimo grupo social integró parte importante de los o icios
manuales desempe ados por los protagonistas de los delitos de heridas, lesiones
y homicidios. Entre ellos se encontra an o iciales de artesan a, peones, ga anes
y peones-ga anes, cuyas de iniciones terminológicas ya se han planteado. A
ANHCG, vol. , s. - v, .
Gallahan, op. cit. Esta posición ue com atida por algunos pensadores ilustrados hasta la
a olición de la tacha legal del honor so re la ase de la vile a mec nica, a trav s de la promulga
ción de la real c dula de de mar o de . ese a ello, como se ha planteado, esto no signi icó
el in del desprestigio de estos o icios en los c rculos de las lites.
El art culo de ilar Lópe Be arano ha relevado la relación entre la noción de tra a o
honrado y las reivindicaciones de honor de los artesanos en el periodo colonial. ilar Lópe
Be arano, Din micas mesti as. Te iendo en tomo a la erar u a, al tra a o y al honor. Nueva
Granada, siglo xvm .
La alta de homogeneidad social y económica entre los gremios e incluso al interior de
cada o icio ha sido o servada, por e emplo, en uan Carlos o o Llórente, Gremios y artesanos
en adrid, -. La sociedad del tra a o en una sociedad cortesana preindustrial, pp. - .
En t rminoscronológicos, la primera expresión de este t rmino en la documentación se
halló en un uicio de disenso del a o y re irió a la gente m s in ame de la ple e . ANHRA,
vol. , pie a , . , - . Otro uicio de disenso del a o aludió a la n ima clase de
la le e en ue est n constituidos los ulatos . ANHRA, vol. , pie a , s. v- . V ase
tam i n ANHRA, vol. , pie a , . v, . En los registros por in urias, este t rmino
iguró en una causa enta lada en el a o , en la ue se se aló por otra parte sus hi os son
la propuesta epistemológica de la investigación, en la medida ue soslaya a
expresiones identitarias alternativas al modelo dominante. Esto era as en la
medida ue el t rmino ple e se con iguró a partir de una matri elitaria,
concentrando los desprecios y temores de los sectores dominantes en relación
con los grupos postergados por el r gimen colonial. A partir de un discurso
desde el poder para el poder , mesti os, peones, vaga undos y ociosos
ueron integrados a un mismo hori onte social, conductual y moral . Sus
miem ros y las ronteras ue este rótulo di u a a depend an exclusivamente
de los imaginarios de las lites y de los representantes del poder mon r uico
en Am rica. or ello, se ha planteado ue los contornos de la ple e eran, en
principio, todos
a uellos ue le parec an a la gente decente ue eran .
Los t rminosple e y tra a adores manuales ueron las nicas taxo
nom as registradas en la documentación para consignar indivisamente -en
una
categor a- la variedad de su etos relegados a la ase de la sociedad. Esta
par uedad taxonómica se explica a en ra ón del contexto histórico de la
investigación, en el cual los discursos hegemónicos tendieron a destacar las
di erencias antes ue las seme an as identitarias . ese a ello, los actores per
ilados -peones, ga anes, o iciales de artesan a y criados, unto a otros su etos
ue viv an de su tra a o- compart an un comportamiento social espec ico
ante las representaciones de honor, ue les rinda a una identidad particular
de grupo. Esto ue lo ue llevó a
integrarlos en una es era en com n dentro
de esta investigación.
Ante la ausencia de
categor as coloniales adecuadas, se planteó la necesi
dad de emplear contempor neos para re erir a este grupo. La noción
t rminos
su ordinación ha sido un instrumento anal tico pertinente para estudiar los
la os de dependencia en las sociedades tradicionales, espec icamente las vin
culaciones entre poderosos y desvalidos . Sin em argo, la documentación ue
sustentó este estudio dio cuenta de identidades sociales ue no se constru an
necesariamente en unción de un otro dominador. El car cter relacional de
la construcción identitaria se da a en estos casos en unción de los v nculos
de camarader a y competencia ue se esta lec an entre actores reconocidos
unos ociosos, vagos, no tienen m s ocupación ue andar en uegos en ta ernas y unt ndose con
la ple e, lo ue no hace uno ue se tiene por gente . ANHRA, vol. , pie a , . v, .
Undurraga, ronteras sociales... , op. cit La. di erenciación taxonómica de las distintas
identidades socio-raciales, generó a uellas construcciones de sentido de la realidad tnica de
Am rica colonial, conocidas como cuadros de castas .
Araya, Sirvientes contra amos... , op. cit.
como
pares sociales. En consecuencia, ue necesario hallar un concepto ue
permitiese dar cuenta de este tipo de din micas sociales.
El t rmino a o pue lo ha destacado la autonom a de la es era social en
cuestión, permitiendo visuali ar pr cticas de socia ilidad ue se desplega an
en orma
independiente de las normas y códigos morales elitarios. Es m s
parte importante de los estudios ue han recogido este concepto ha insertado
al a o pue lo en lógicas de insu ordinación y de resistencia al orden colo
nial . Si ien los
registros ue sustentaron este estudio expresaron con lictos
a su ve dieron cuenta de
interpersonales recurrentes, patrones de circulación
cultural entre los diversos grupos sociales, propiciados en muchos casos por
agentes mediadores ue negocia an entre ellos. En consecuencia, la connota
ción de hermetismo sociocultural impl cita en la noción a o pue lo esta a
le os de expresar estas realidades.
or ltimo, la re ormulación del concepto popular por la historia cultural
pod a rindar las herramientas epistemológicas re ueridas por este estudio.
Hace ya treinta a os, Cario Gin urg se aló la necesidad de replantear la
relación entre cultura popular y cultura de las lites , evitando caer en un
paternalismo ue llevara
primera
a la reproductor
a ser mero de las ideas de
la segunda . unto a ello, era necesario restar a esta noción una e uivocada
impresión de homogeneidad ue rea irma a una división cultural reduccionista
en dos niveles,
soslayando la pluralidad de imaginarios y comportamientos,
as como de las modalidades espec icas de apropiación de las signi icaciones
culturales . Si ien se intentó soslayar estas alencias reempla ando el estudio
de la cultura producida por los grupos populares al pro lema de la cultura
impuesta a stos, la v a resolutiva m s atractiva, y actualmente usada, ue la de
dar cuenta de las din micas de circulación entre los niveles de cultura. Una
circulación permitir a distinguir tanto las respuestas populares ante los
ue
otros con untos culturales, as como las posi ilidades de pr stamos culturales
desde lo popular a la sociedad en
general .
Asumiendo ue las herramientas conceptuales pod an ser tiles para
desvelar sólo parte de las conductas sociales, la orientación epistemológica
de la investigación -una historia cultural en su vertiente antropológica-,
condicionó la adopción de la noción grupos populares , aun ue dentro de
la ltima acepción explicitada . De este modo, ue posi le consignar en una
sola categor a a a uellos peones, ga anes y o iciales de artesan a ue, unto
León, Real Audiencia.... , op. cit León, lite y a o pue lo... , op. cit León, Regla
mentando... , op. cit.
Gin urg, El ueso..., op. cit, pp. - .
Bur e, La cultura popular..., op. cit, pp. - . Beatri Sarlo, Lo popular en la historia
de la cultura .
li
Tom s A. antecón ed. , Ba t ny la historia de la cultura popular. Cuarenta a os de de ate.
presentaciones de honor.
En nuestro inter s por destacar las maneras de expresión y operación de
los otros honoresen el
Santiago del siglo xvm, a ordamos algunas opciones a la
supuesta relación dicotómica entre cultura dominante - cultura popular , ue
superasen tanto la perspectiva de sumisión de una cultura a otra hegemónica
como la idea de su desarrollo paralelo, sin puntos de contacto e, incluso, como
EL HONOR
DE LAS HERENCIAS A LAS O INIONES
EL HONOR DE LOS OR GENES
dieron a los propósitos de las autoridades por dar un orden a la ya caótica escena socio-racial de
Am rica. Esto se hi o a trav s de los llamados cuadros de castas , como los ela orados en el
virreinato de y en Nueva Espa a durante el siglo xvni. Ellos expresaron los es uer os por
er
planteado Ale andra Araya. Se re irió a la me cla con sangre negra ue en el contexto americano
ue asociada a la impure a. Ale andra Araya, La pure a y la carne el cuerpo de las mu eres en el
de un uicio de
imaginario pol tico de la sociedad colonial . El concepto se usó, por e emplo, dentro
disenso datado en el a o . All , una madre espa ola ue se opuso al matrimonio de su hi a con
sólo es
un maestro de
plater a pardo , se aló respecto del ltimo ue el enunciado Troncoso, no
conocido por de a a es era, y de sangre tan me clada, ue es no menos ue mulato . ANHRA,
vol. , pie a , . , . Con todo, en este tipo de registros documentales o servamos, a
de asociadas la ausencia
su ve , remanentes de lasantiguas concepciones limpie a sangre ,
de a
, pie a , . v, .
de sangre mora y ud a. ANHRA, vol.
en el xv con los estatutos correspondien
La noción de
limpie a sangre , re rendada siglo
tes, remontó sus or genes al siglo xn del medioevo espa ol. iga, op. cit., p. y pp. -
de de Indias Al ert A. Sicro , Los estatutos de
Luis Lira ontt, El estatuto limpie a sangre en
Re eridos en la Introducción.
- , t t , ley . Las altas tasas de ilegitimidad constatadas en
artidaS ptima.
del de todas las categor as socio-raciales a
excepción de los indios,
Santiago siglo xvn, respecto
iga, op. cit, - .
no socavaron este principio. pp.
dios, espa oles y negros . La naturale a de los mesti os, mulatos y am os
se halla a
corrupta por el pecado de su mal nacimiento . ecado de lu uria
ue llama a otros pecados y ue hac a de ellos seres viciosos, desordenados y
ociosos . ue interesante o servar ue el origen de la in amia de las castas
tuvo una ra teológico-moral, al igual ue la ideolog a hisp nica de la lim
pie a de sangre ue vetó a moros, ud os y condenados por el Santo O icio.
A su ve , am
en os casos, la in amia se transmitió seg n un patrón hereditario.
Tales o servaciones respecto de la naturale a de las castas se tradu eron
en una serie de normativas,
incorporadas a la Recopilación de Leyes de losReynos
de las Indias, ue impidieron a los negros y castas acceder a empleos en la
administración o reci ir órdenes sagradas . Tampoco pudieron cargar armas,
andar de noche por las ciudades, vivir entre los indios y, aun, menos servirse
de ellos. Como consecuencia de su in amia, las negras y mulatas de ieron
evitar ser ostentosas en su
apariencia, lo en
ue disposiciones ue
se
expresó
lesprohi ieron adornarse con oro, seda,
perlas.
mantos o
castas , sim oli aron, desde esta representación, las ideas de desenvoltura,
volu ilidad, sensualidad e impure a ue diversas sociedades han necesitado
identi icar como actores de peligro. As , a medida ue la u icación de un
individuo se ale a a de los espa oles lancos y puros , aumenta a proporcio-
nalmente su inclinación a los vicios. La marca de la sangre in ecta -concepto
usado como inversión de la limpie a de sangre - se expresar a externamente
en los rostros, siendo signo visi le de las di erencias, indicando el honor o
eso s , su re erente
religioso al continuar o etando a los condenados por el
Santo O icio y sus descendientes . De ido a
ue los elementos ue serv an
El urista uan de Solór ano y ereyra sosten a ue las castas eran por lo menos in amia
acti , pues era ha itual ue nacieran del adulterio o de otros il citos y puni les ayuntamientos .
uan Solór ano y ereyra, ol tica indiana, tomo i, p. .
Op. cit, p. .
I id
Recopilación de Leyes de Indias. , li . , t t. , leyes - .
Undurraga, Espa oles oscuros... , op. cit.
Es relevante recordar ue el t rmino mesti o en la Espa a de la Recon uista no aludió
a una realidad
iológica h rida, sino ue a una opción pol tica. El t rmino misto se aplicó a los
cristianos ue se unieron a los musulmanes contra el rey Rodrigo. Langue, Aristócratas..., op. cit, p. .
de ase al honorhisp nico-aristocr tico variaron su o eto de de inición al
aplicarse la realidad
a social americana, optamos por re erir esta variante de
honor como representación de honor de los or genes.
Ahora ien, de u modo las pr cticas cotidianas de Santiago de Chile del
siglo xvm recogieron dichas normas y representaciones? El con licto entre el
am o ose a ardo y el espa ol rancisco lvare reveló no sólo la igencia
sino, tam i n, la versatilidad de los usos sociales del honor de los or genes, al
extremo ue las castas llegaron a emplear el discurso socio-racial para re a ar
la calidad del espa ol con uien disputa an. Asimismo, resultó sorprendente
cuenta el car cter socio-racial de las a irmaciones de este ltimo. Era posi le
considerar ue hacia el a o la identidad socio-racial ha a de ado de ser
una cualidad innegocia le e inamovi le, congruente a la situación estamental
logra an poner duda las calidades de los imputados. Ten an, por tanto,
en
Op. o ., s. - v.
desv os de los de agua, en suma, dentro de los roces propios de las in
cursos
orma peyorativa. Es decir, el uso social del t rmino ra a se e ectuó lig ndolo
a m cula e
ignominia. or ello ue ha itual encontrar el inomio mala ra a
en la documentación colonial,
aun ue el concepto usado pre erentemente
para de inir el origen, el lugar social e, incluso, el enotipo -o mani estación
visi le del genotipo- de los hom res y mu eres de los siglos xvii y xv n, haya
sido el de calidad .
No de emos olvidar ue el concepto mala ra a se aplicó en un comien
o a
ud os, y condenados
moros
por el Santo O icio, expresando de este
modo su re erente no iliario y teológico. Un re erente ue vimos re le ado
en la de inición de la Real Academia, al ligar ra a a origen, calidad y
lina e. El uso del t rmino ra a , para dar cuenta de las dimensiones del mes
ti a e en el mundo colonial americano, re uirió tener presente ue ste no
hi o re erencia a una su división de la especie humana asada en criterios
Una de las parado as ue narraron los registros udiciales de ines del siglo
xvm chileno ue la extrema vulnera ilidad del honor de los or genes, al punto de
ue los mismos pardos pudieron cuestionar la identidad socio-racial de los
ocurrió lo largo del siglo xvm ue ue la rati icación social de dicho capital
a
Otro de los conceptos utili ados por algunos historiadores para aludir a la calidad de
los actores coloniales, ha sido el inomio conceptual origen color . Anrup y Chaves, op. cit.
ANHRA, vol. , piea , . , .
S
ANHRA, vol. , pie a , s. v, , .
ANHRA, vol. , pie a , . v, .
I id.
ue las herencias con ormaran alg n capital de ase so re el cual demandar
privilegios. El honor personal ue ya patrimonio de unos otros ue tuvieron el
poder a soluto para aceptar o vetar las demandas de distinción planteadas por
los actores particulares. or ello podemos se alar ue el honor de los or genes, si
ien nunca ue inexpugna le, tuvo una ase mucho m s esta le ue el honor
como reputación, ue se ue estructurando como
representación autónoma a lo
meta órica de orrón , como la acción indigna y ea, ue mancha y o scurece la reputación y
ama . Ello dio cuenta del acoplamiento entre el hori onte crom tico y los atri utos morales en el
pasado colonial. En estos casos, las allas morales se aplicaron espec icamente a los pretendientes
ue llevaron en sus venas
sangre a ricana . Tales manchas y orrones opacaron, seg n los discur
sos de la
poca, el lustre , la claridad de la amilia de espa oles ue se unir a a ellos a trav s del
matrimonio. La cimiente del pretendiente recha ado esta a, seg n sus detractores, envuelta en las
tinie las, pues descend a de oscuro nacimiento . ANHRA, vol. , pie a , . y ANHRA,
vol. pie a , . , - ANHRA, vol. , pie a , . , ANHRA, vol. ,
pie a , . v, ANHRA, vol. , pie a , . , ANHRA, vol. , pie a , . ,
. Real Academia, Diccionario de Autoridades, , tomo i, p. , vo orrón . Hemos aludido
al papel ue representó esta met ora, as como a los usos del color derivados de ella, en el sustento
de las arreras sociales del siglo xvni chileno, en nuestro tra a o Espa oles oscuros... , op. cit.
Eso se expresó, por e emplo, en un proceso por in urias enta lado en el a o por
Antonio Gon le luego de ser tildado de hi o de mulata por Isa el Corral. Ello tuvo e ectos
so re toda la parentela de Antonio Gon le . Isa el Corral era viuda de Diego de Ri eras, cuya
amilia i a a unirse en matrimonio con la amilia del in uriado. En consecuencia, las partes in
volucradas integraron el mismo universo social, cuestión esencial para comprender la capacidad
ultra ante de las imputaciones de Isa el en el per odo en ue stas se plantearon. ANHRA, vol.
, pie a , s. - v, .
hasta prescindir del apoyo de los elementos heredados para poder su sistir.
La estimación de las gentes , como consignó un documento, ue tomando
vuelo, tra ando su
propia trayectoria hasta con ormar una
representación
de honor por s misma . El devenir de estos dos polos del honor en el siglo
xvm -vinculado a los or genes o a la
reputación- se
ugó, por tanto, seg n el
predominio de uno por so re el otro.
ese a la construcción de una representación de honor undada so re las
opiniones de los dem s, las lites, orgullosas de sus privilegios heredados, am s
renunciaron a reivindicar un honor cimentado en los atri utos reci idos en la
cuna. En sus
pares, pero undamentalmente en sus alterca
desavenencias con sus
dos con espa oles po res o con hom res y mu eres de casta , stas continuaron
apelando a los undamentos hereditarios del honor de los or genes a lo largo de todo
el siglo xvm e, incluso, en
primeras d cadas del siglo xix. Ellos les ueron
las
tiles para sustentar su
preeminencia en los con lictos cotidianos e, incluso, para
usti icar sus recursos a la uer a contra a u llos ue no les otorgaron los respetos
ue creyeron merecer. Es interesante destacar ue dentro de los con lictos ue
implicaron espa oles de los m s diversos niveles sociales y económicos, los
a
es uer os por resaltar las erar u as entre las partes se redo laron .
Lo ue estuvo detr s de muchos altercados cotidianos ue llegaron a la
usticia como procesos por in urias ueron discusiones so re las erar u as ue
de an regir entre los espa oles ue viv an en la ciudad de Santiago. Si de an
existir erar u as y distinciones entre a u llos ue eran
limpios de sangre ,
Llana . A su ve , uno de los testigos presentados por la parte de Alonso rado y Co arru ias, el
comerciante don Ignacio Ba ue , se aló ue notoria la in uria y desacato ue cometió el dicho
Llana con el dicho Dn Alonso sin atender a su respeto, y a la notoria calidad de su persona por
lo ilustre de su nacimiento, y el comedimiento, y atenciones ue tiene con todo g nero de gentes,
y la desigualdad de la persona del dicho Loren o Llana . ANHRA, vol. , pie a , s. y
v, . Los discursos so re la superioridad social de los miem ros de la lite se rigieron seg n
lineamientos similares a lo largo de todo el siglo xvm. La orma en ue la parte de Alonso de rado
estatus reali adas por la mu er, uien era espa ola y reconocida como do a en su comunidad
de ase de La Chim a. or el contrario, la consignó como una persona de a simo nacimiento
e
indigna . ANHRA, vol. , pie a , s. v- y v, .
u criterios conven an ser construidas? . Cuando una de las partes en
so re
disputa perteneció ostensi lemente a las castas , las di erencias ueron o vias
y no undamentos para mayores discusiones en torno al estatus
existieron .
ero cuando se trató de alg n espa ol po re o de otro ue vivió con relativa
comodidad de las ganancias ue le dio la pr ctica de alg n o icio manual o del
e ercicio del pe ue o comercio, la situación de ió resolverse de otra manera. En
esas circunstancias las
desigualdades con los espa oles e mayores recursos, ue
se hallaron investidos de
alg n cargo de prestigio o ue ormaron parte de las
lites, de ieron esta lecerse seg n criterios diversos a la limpie a de sangre .
Los usos de la representación de honor de los or genes trascendieron los c rculos
de las lites y ueron empleados por espa oles ue e ercieron escri an as, ue
se dedicaron al
pe ue o comercio o a los o icios de artesan a. En el contexto
de las interacciones entre espa oles de diverso nivel social y económico la
limpie a sangre representó un papel relevante. Ella ue esgrimida por los
de
espa oles po res o de moderados recursos, como un elemento de unión ue
los hermanó a los espa oles de lite. Al igual ue los aldeanos de la literatura
del Siglo de Oro, uienes reivindicaron un honor asado en su condición de
cristianos vie os , los espa oles ue vivieron de sus o icios en el Santiago del
siglo xvm, plantearon su limpie a de sangre como el elemento ue los instaló
en
pie de igualdad con los miem ros de la lite . Y, por su puesto, ue all
cuando comen aron las disputas, o al menos, parte de ellas.
A uellas disputas en torno al estatus entre espa oles de diverso nivel social
y económico, ue escalaron progresivamente a medida ue transcurrió el siglo
xvm, ueron el telón de ondo del ortalecimiento de las di erencias estamen
tales llevado adelante por los grupos dominantes. Es m s, la independencia
ue ue ad uiriendo el honor como
reputación, llevó a las lites a
desplegar
estrategias de ensivas con el in de re or ar la importancia de los or genes en
la construcción del discurso verdadero del honor. Como antes, a ines delnunca
t pico como elemento de construcción identitaria de algunos pardos . Esto, de ido ala discusión
de las identidades socio-raciales desarrollada particularmente desde la segunda mitad del siglo
xvm, como anali aremosen los
cap tulos siguientes.
perspectiva literaria remitimos al lector a los cl sicos tra a os de Am rico Castro
ara la
ya discutidos. Castro, Algunas o servaciones... , op. cit Castro, De la edad con lictiva..., op. cit, p.
Castro, Espa a en su historia..., op. cit.
En un sentido amplio, podemos entender las estrategias sociales desplegadas por las
lites de Santiago para de ender las arreras estamentales, como parte de un es uer o mayor por
Ahora ien, los del
lina e y la calidad no ueron privativos de las
usos
El honor de los or genes, undado so re los atri utos del lina e, la legitimidad y
la identidad socio-racial o calidad , ue utili ado convenientemente por la
lite colonial chilena, y en
general por la americana, para monopoli ar en su
ene icio los privilegios de la honra. Como hemos planteado en otro lugar,
el honor, en tanto valor secular pre erente de las sociedades tradicionales, ha
mantener el orden colonial e impedir la con usión con los grupos de inidos como in eriores e
incluso peligrosos, lo ue determinó ue stos ueran o eto de reiteradas pol ticas de control.
Vial, op. cit Langue, Aristócratas, honor..., op. cit., pp. - cCaa, op. cit Socolo , are as
ien constituidas... , op. cit Ramón A. Guti rre , Cuando es s..., op. cit, pp. - Ramón
A. Guti rre , Honor Ideology, arriage Negotiation, and Class-Gender Domination in Ne
xico, - Seed, Amar, honrar..., op. cit art ne -Alier, op. cit.
Tal como se aló
uan Carlos Estenssoro, para ya ue posi le apreciar en los deseen
dientes de ind genas cierta aceptación de la superioridad de los elementos espa oles como signo
de estatus social , lo ue implicó el reconocimiento de una erar u a dentro de los mesti a es.
ser
explicadas en relación con la vocación de poder de los grupos dominantes.
Seg n la perspectiva de la lite colonial chilena, sólo uienes pertenec an a
su
grupo participa an de la cultura del honor. En consecuencia, sólo ha r a
un honor en el Chile del
siglo xvm, el ue se suscri ir a exclusivamente a la
c spide de la sociedad y se sustentar a en la transmisión de la limpie a de
sangre y de los privilegios heredados .
La inserción del honor dentro de lógicas de poder resultó expl cita al cons
tatar ue ste sólo ue uente de prestigio social sino, tam i n, de ene icios
no
sión, sino ue, asimismo, en la disposición ue con ormó las experiencias y los conocimientos.
ichel oucault, El orden del discurso ichel oucault, La Ar ueolog a del sa er.
Esta ue la perspectiva es o ada por os A. aravall para la Espa a del siglo xvn. a
op. cit, p. . or parte, ac ues A. Bar ier de inió lite como un con unto selecto y reducido
su
construyeron una cultura del honor aristocr tica. or ella hemos entendido un
origen color de los actores coloniales. Berta Ares uei a, esti os en h ito de indios estrategias
transgresoras identidades di usas? Lavall , Amor y opresión..., op. cit, pp.
o - . Al plantear la
existencia de un mane o social del honor en el Chile del siglo xvni no sólo postulamos la posi ilidad
de negociación de las identidades tnicas sino de todas a u llas vinculadas a las diversas acetas
del honor, como hemos planteado en el an lisis de cada una de las representaciones de honor.
La concepción de la sociedad colonial americana como una sociedad de dominación, con
toda la gama de maticesue esta noción puede tener, ha sido tra a ada por diversos autores. ara
el m ito chileno podemos mencionar, entre otros, los tra a os de Villalo os, Historia delpue lo...,
op. cit, tomo IV, pp. - . Desde el punto de vista del disciplinamiento social, Leonardo León
ha mostrado los mecanismos de control de la ple e desplegados por la lite ilustrada. V anse sus
tra a os, lite y a o pue lo... , op. cit La construcción... , op. cit Reglamentando... , op. cit.
han permitido comprender las ormas en
ue los su etos coloniales resistieron,
se acomodaron, manipularon y, en una pala ra, N N eron a o tales lincamientos.
Los registros udiciales del siglo xmii mostraron ue los usos del discurso
verdadero del honor no ueron privativos de las lites. Espa oles dedicados al
pe ue o comercio o
ue vivieron del e ercicio de sus o icios y ue por lo
general no ueron propietarios de los
lugares donde residieron, utili aron
convenientemente el criterio de limpie a de sangre . Estos espa oles ue no
La mu er presentó la no le a en
plano de sinonimia a la
hidalgu a, tal
como lo hicieron diversos actores insertos en
pleitos udiciales por in uria .
Todos ellos re irieron, a su ve , la cualidad sagrada de su lina e, de su con
dición de hi osdalgos, heredada de sus ancestros. Esta no le a no sólo ue
representada como una cualidad heredada sino ue, a n m s, se la exhi ió
asentada en un orden divino, mani iesto a u en la re erencia a los cielos .
se mantuvo en los registros udiciales por in urias alo largo de todo el siglo xvm.
El ortalecimiento y progresiva autonom a del honor como reputación tendieron
a re or ar
y a rigidi ar el discurso del honor ligado a los or genes. As , por
e emplo, dentro de un uicio de disenso llevado adelante el a o , do a
Eugenia Santi e se aló ue su
hi o era un hom re por la misericordia
de Dios, de uen origen, y limpio de toda ra a . La madre puntillosa era
una
espa ola de mediano rango, viuda de un o icial primero de la Tesorer a
General de E rcito y Real Hacienda .
Los discursos verdaderos del honor integraron, a su ve , conceptos a ines como
el de es era . El t rmino es era ue iguró en la documentación colonial ue
utili ado para aludir meta óricamente a la calidad, estado y condición de los
actores sociales, tal como se aló la edición de del Diccionario de la Real
Academia. All se
gr ico el uso corriente de ese t rmino a trav s de la rase
hom re de alta es era, de a a es era . sta consistió en una concepción
totali ante ue comprendió criterios tales como las identidades socio-raciales
y las condiciones del nacimiento, ue distinguieron en orma inaria no les
a
La de inición mostró la divisiónmani uea de las es eras, pues sólo ha r a una alta es era
y una
aa es era , del mismo modo ue, seg n el texto, los no les se distingu an de los ple eyos
y los li res de los siervos. La de inición del a o , integró tam i n las voces status y condi-
tio , en tanto ue la de agregó la vo latina ordo . La noción ordo exteriori ó la inalidad
espec ica de la división social en altas y a as es eras, la ue se mantuvo a lo largo de todo el siglo
xix, pues nos constó su inclusión hasta la edición del a o . ue interesante constatar ue el
t rmino es era lo recogió por primera ve la edición de del diccionario en cuestión, pese a
sangre o la mala ra a, al
apelando igual ue el Diccionario, a imaginarios no iliarios. Real Ac
demia, Diccionario de lalengua castellana compuesto por la Real Academia Espa ola, reducido a un lomo
para su cil uso, a ed., , p. , vo es era . ANHRA, vol. , pie a , s. y v, .
or otra parte, un uicio de disenso de expl cito la división dicotómica entre la alta es era de
los no les y la a a condición del estado llano . Aplicó esta escisión principalmente respecto
de la condición leg tima o ileg tima de los hi os. ANHRA, vol. , pie a , . v, - .
iga, op. cit, pp. - .
Como ha planteado aime Valen uela para el mismo periodo, las
presunciones aristo
crati antes de los hispanocriollos se tradu eron en una serie de
estrategias de las apariencias,
destinadas a reproducir el modelo de prestigio aristocr tico-estamental dominante. Valen uela,
A n de prestigio... , op. cit
das por h itos de órdenes militares, in ormaciones de m ritos y servicios
y undaciones de capellan as . Los h itos de las órdenes militares, como ha
planteado Guillermo Lohmann Villena, ueron signi icados como órdenes
no iliarias dentro de los imaginarios de prestigio social del contexto colonial
americano . ara acceder a ellos ue necesario pro ar limpie a de sangre
por los cuatro costados .
Respecto al car cter hereditario de la de la sangre,
pure a impure a
ean- aul iga concluyó ue honor y deshonor conciernen so re todo al
lina e . or nuestra parte, al anali ar los hori ontes de honor del siglo xvm,
o servamos ue la sinonimia entre stos y la noción de lina e se expresó con
uno de ellos. Nos re erimos al honor de los or genes, el
claridad en
ue, como he
mos planteado, aludió al capital heredado a trav s de la sangre. Sangre ue de ió
preservar su pure a evitando las me clas y la contaminación generadas a
trav s de los encuentros carnales con a u llos ue tuvieron sangre me clada .
Como ien sa emos, en el marco de la Am rica colonial, los agentes de
peligro o de contaminación de los lina es se identi icaron mayoritariamente con
iga, op. cit., pp. - . Seg n Luis Lira ontt, las principales prue as de no le a
en Am rica indiana ueron las siguientes ser descendientes de
con uistadores, descu ridores y
paci icadores, tener alg n t tulo militar, como los de capit n general, capit n a guerra, comandan
te, comisario general, maestre de campo general, rigadier, coronel, teniente coronel, sargento
mayor, capit n ayudante mayor, teniente, su teniente, al re portaestandarte, cadete, entre otros.
Tam i n, el ue en las partidas sacramentales constase la calidad no le o distinguida , as como
el goce de t tulos de encomienda. Asimismo, seg n Luis Lira, ser distinguido con el tratamiento
de don de pala ra y por escrito ue usado como prue a de no le a en el contexto se alado.
Lira ontt, La prue a de hidalgu a... , op. cit.
Guillermo Lohmann V, Los americanos en las órdenes no iliarias.
iga, op. cit, p. .
S
ANHRA, vol. , pie a , . , .
uente Ta la N de los anexos.
uienes tendieron a
presentar uerellas por in urias y calumnias, luego
de reci ir o ensas socio-raciales, ueron los hom res. stos representaron el
dentro de esta categor a . Respecto de los tipos de in urias
socio-raciales constatadas en la documentación, la expresión mulato a ue la
ue logró una mayor expresión porcentual, con un de iguración dentro
de este grupo .
En el
plano de las representaciones, las erar u as de limpie a de sangre
pretendieron ir acompa adas de imaginarios crom ticos ue unieron, por una
parte, la pure a al color lanco y, por otra, la contaminación a las me clas y la
negritud . A su ve , ellas precisaron patrones de conducta moral, asociando
el primer inomio a los ideales del orden y la virtud, y el segundo a las lacras
del desorden y la inmoralidad . Las lites americanas construyeron su imagen
social asociando su
proceder y sus lina es al
m ito de la pure a , sustentando
con ello representación
su exclusivista de honor. Con todo, de emos recalcar
el alto grado de arti iciosidad y de mane o social del discurso tnico en dicho
contexto, cuestión ue permitió su manipulación por mesti os, mulatos y
pardos . Tampoco de emos soslayar la existencia de niveles particulares
de estimación dentro de las castas , como hemos planteado en el an lisis de
las diversas representaciones de honor.
ese a la resemanti ación de la noción de
limpie a de sangre en el es
cenario americano, las uentes chilenas continuaron re iriendo su signi icado
primigenio a n hasta comien os del siglo xix. Eso s , ueron menos recuentes
las re erencias a a uellas lógicas primarias ue asociaron la limpie a de san
gre a la
pure a de la e -es decir, a la ausencia de sangre ud a y mora-, y a
la carencia de condenas del Santo O icio entre los amiliares cercanos . En
los uicios de disenso se apreció, por e emplo, la convivencia de las dos ver
tientes de limpie a de sangre , a uella de origen religioso-medieval, unto a
la estructurada en el contexto colonial americano, a partir de la ausencia de
sangre a ricana. Ello ocurrió hasta una echa tan tard a como , cuando un
pretendiente argumentó a avor de la
limpie a de sangre de su novia se a
lando ue ella era hi a leg tima de dos personas de sangre muy limpia, y sin
me cla de moros, ud os, ni de casta ue desdigan de sus no les nacimientos , u.
En otros casos, ue posi le o servar el uso del concepto cristiano vie o
I id.
Undurraga, Espa oles oscuros... , op. cit.
Anrup y Chaves, op. cit., p. . V ase tam i n, Solór ano y ereyra, op. cit, p.
Bernand, De lo tnico... , op. cit.
Undurraga, Honores transversales... , op. cit Lavall , Amor y opresión..., op. cit, pp. -
Como sa emos, las condenas del Santo O icio tuvieron una dimensión colectiva, pues
se transmitieron a todos los descendientes de los penitenciados, impidi ndoles e ercer cargos de
importancia. in suma, ellas tacharon, mancharon el honor amiliar.
ANHRA, vol. , pie a , . v, .
ANHRA, vol. , pie a , . v, .
ra a expresada en ese documento se construyó de un modo ecl ctico, pues
com inó actores dis miles como la carencia de sangre de moros, de indios ni
de los nuevamente convertidos a Ntra. Sta. e Católica ni por descendientes de
penitenciados por el Sto. O icio . En de initiva, la documentación permitió
constatar la larga vida de a uella primigenia de inición de limpie a de sangre ,
A partir del siglo xvn ue posi le constatar la ntima conexión entre el honor
de losor genes, el lina e y la in uria socio-racial . Esta vinculación se expresó,
por e emplo, cuando los receptores de las in urias a la calidad consignaron
ue stas a ectaron el honor de toda su parentela, desde ese momento man
chada por las pala ras o ensivas. A partir del instante en ue se ormuló la
imputación, dicha m cula
despla ó temporalmente al pasado y al uturo.
se
Al se alar ue un hom re
hi o de mulata la mancha se extend a no sólo
era
trictivo con ormado por ue reconoció sólo una l nea de descendencia a partir de un
un
grupo
antepasado. Seg n David Gaunt, el lina e insiste en relaciones de sangre claramente de inidas
y a menudo opone muchas restricciones a los matrimonios. Normalmente, un lina e posee una
elevada autoestima y una alta conciencia de su importancia social . En el contexto estudiado se
trató de lina es masculinos o patrilineales ue en ati aron la unicidad y singularidad del grupo a
Op. cit, . .
Ya hemos re erido parte de la amplia i liogra a relativa al tema del matrimonio y la
sexualidad en Am rica colonial. ara la amilia en Chile, v ase Cavieres y Salinas, op. cit Teresa
ereira, A ectos e intimidades. El mundo amiliar en los siglos xvn, xvm y xix. ara la amilia en Am
rica colonial v ase por e emplo, ilar Gon al o Ai puru y Cecilia Ra ell comp. , La amilia en
el mundo i eroamericano ilar Gon al o, amilia y orden colonial a lo Rodr gue , Sentimientos y
vida amiliar en el nuevo Reino de Granada, siglo xvni.
Real
Academia, Diccionario de Autoridades, tomo m, , p. , vo amilia . So re los
v nculos sangu neos en el m ito eclesi stico chileno, v ase Lucrecia Enr ue , Carreras
no
e
integración territorial en la monar u a espa ola los amiliares de los o ispos chilenos -
, pp. - .
Real Academia, Diccionario de Autoridades, tomo II, , pp. - , vo casa Real
Academia, Diccionario de Autoridades, op. cit, tomo ni, p. , vo amilia .
casa, lina e y en las
acepciones del Diccionario de Autoridades,
amilia mani iesto
se expresó, a su
registros
ve , udiciales por in urias y calumnias del
en los
Santiago del siglo xvm. Ello ocurrió en
particular cuando se e erció la vengan a
colectiva de las a rentas a los integrantes del grupo. Cuando ello sucedió, el
ee de amilia asumió la de ensa tanto del cr dito de sus
hi os como del de
sus criados .
uien e erció como ca e a de la amilia, casa o lina e de ió ser un hom re.
ste ue, en todo el sentido de la pala ra, el se or de la casa, y representante
visi le del honor del grupo ante la sociedad. or ello, la historia de g nero ha
planteado ue el honor masculino de las lites coloniales americanas descansó
undamentalmente el
desempe o masculino del amo de la casa . Este
en
Rescatamos un testimonio
ue, aun ue no perteneció al contexto de la ciudad de Santiago,
expresó con claridad el protagonismo ue el se or de la amilia asumió en de ensa de sus miem
ros, hayan sido sus propios hi os o sus criados. Se trató de un escrito de calumnias presentado
en
por avier Gu m n, vecino de Santa Cru , contra uan os Santi e . avier Gu m n
se
ue ó de un decreto prove do por el go ernador Antonio Guill y Gon aga ue ordena a a sus
dos hi os y a sus criados contenerse de tener atraviesa de o ra y de pala ra con Santi e .
ose a ardo y anuel ern nde , con las ue iniciamos la segunda parte.
Una de ellas ultra ó la calidad de la esposa del in uriado, en tanto ue la otra
hi o lo mismo en relación con el padre del espa ol cuestionado . La segunda
situación la constatamos, por e emplo, en el caso protagoni ado por Gertrudis
Avila, a uella administradora de odegón ue tildó de am o al muchacho
ue le recriminó el mal estado del producto ue ad uirió en su tienda .
En consecuencia, para comprender en todas sus dimensiones las impli
cancias sociales de las in urias a la calidad en los siglos xvn y xv n, resultó
esencial considerar la transmisión hereditaria de las identidades socio-raciales y
la dimensión colectiva de la representación de honor ue stas vulneraron. En
los registros udiciales por in urias y calumnias el individuo apareció inmerso
en densas redes de v nculoscolectivos, lo ue ue especialmente notorio en los
casos de
in urias socio-raciales. stas no concernieron sólo al su eto in amado
sino ue a toda su amilia, desde sus ascendientes hasta sus descendientes.
arte importante de los discursos contenidos en los uicios por in urias y
calumnias aludieron, en cada etapa del proceso, a la honra de los parientes
del su eto in amado. Como hemos o servado en los casos rese ados, las in
urias reci idas -particularmente las de contenido socio-racial- tuvieron con
un
pariente del su eto aludido. uien reci ió los a otes en su
cuerpo no ue
el receptor de la in uria ver al, el sargento ateo oseph Góme de Astudillo.
Araya, El castigo sico el cuerpo como representación de la persona, un cap tulo en la historia
de la occidentali ación de Am rica, siglos xvi-xvni . Desde la perspectiva legal, v ase Tom s y
Valiente, El derecho penal..., op.cit, pp. - atricia am rana oral, Rasgos generales de
la evolución histórica de la tipolog a de las penas corporales .
li
Las penas ue de a su rir uien ad udicase alsamente la condición de a otado se en
un
lina e limpioy, en consecuencia, l tampoco.
La estructura de este tipo de in uria ver al ue eminentemente colectiva,
hereditaria e inscrita en la larga duración. Concernió directamente a toda la
amilia del hom re lo
ue motivó la reacción en masa de la paren
in uriado,
tela de a uel so rino de a otado . Dicha a irmación implicó, seg n testi icó
el yerno del hom re supuestamente a otado, el deshonor de toda nuestra
amilia . Aun ue los parientes no hu iesen sido o eto directo de las in urias
ver ales ni tampoco estuviesen presentes cuando stas se vertieron, el honor
de su lina e se halla a de igual orma ultra ado.
La recepción directa de las in urias socio-raciales no ue re uisito para
ue el lina e del su eto o endido resultase menosca ado. Este hecho resultó
relevante, pues implicó ue las lógicas de las diversas representaciones de
honor di er an entre s . or una parte, el honor de los or genes ue tan r gil ue
la honra de toda la amilia pudo ser vulnerada, aun ue las pala ras ultra antes
no se ormularan ante cada uno de sus integrantes. En cam io, las a rentas a
e emplo, en elimputación
caso la
de la
de pena de a otes, anali ada con ante
rioridad, ocurrió ue por instancia del alcalde ordinario las partes implicadas
alcan aron un avenimiento. En consecuencia, el actor in uriado directamen
te, ateo oseph Góme de Astudillo, desistió de la uerella . ue en esas
una
persona ue deshonrada a trav s de las in urias reci idas por los miem ros de su amilia. Se
contempló el derecho de perseguir las in urias contra los hi os, las esposas, los dependientes y
criados. artida S ptima, c. - , t t. , leyes y . Tam i n existió el derecho de perseguir
in urias hechas a los parientes o a otraspersonas de las ue se era heredero, hayan sido stas
reali adas durante su ltima en ermedad despu s de su muerte e, incluso, si se hicieron en vida
o
incum ieron sólo a los esposos, como ocurrió en el caso de las in urias ca
rón y cornudo .
El sargento ateo oseph Góme de Astudillo ue o eto de los tres tipos
de in uria, sin em argo, seg n expresó el representante legal de su esposa,
sólo pod a dispensar la in uria directa y personal
Las lógicas del honor divergieron seg n m ltiples puntos de vista. stas se
hallaron asentadas so re distintos elementos, und ndose unas so re el
capital
Ramos, para lo cual llamó como testigo a edro C rdenas, un antiguo enemigo
amiliar de los Ramos. En e ecto, cuarenta a os antes edro C rdenas ha a
tenido una di erencia con el a uelo de la novia, el maestro carpintero uan
interpuesta por engre do y u ano , lo ue dio cuenta del arri ismo de los su etos inmersos en
procesos de ascenso social. ANHCG, vol. , . , . Testamento de uan Sol s Salinas,
espa ola uan Sol s y, por otra, desde ando el o icio e ercido por
de la nieta de
su rival el a uelo de ste, a sa er el de carpintero y el de peón.
y por
Las compulsiones del lina e se mani estaron, a su ve , en las vengan as
colectivas de las o ensas reci idas por alg n integrante de la red amiliar.
La documentación udicial registró diversos casos enlos ue actores de los grupos prin
cipales actuaron colectivamente de endiendo a
alg n miem ro del clan amiliar. Al emprender
acciones de este tipo, lo hicieron unto a sus aliados , como parte de un grupo ue los trascend a.
A la ve , solicitaron ue las penas udiciales se aplicaran a todos los miem ros del grupo amiliar
contrario, tanto hom res como mu eres. or e emplo, ANHRA, vol. , pie a , s. ,
y v, . Dentro de un
proceso criminal por desa o y duelo llevado adelante en el a o
en la ciudad de San uan de Cuyo, se apreció cómo las rivalidades amiliares implicaron a los
actores particulares. As lo vivió el capit n don rancisco de uen alida, residente en Santiago,
uien en una visita a
Cuyo se vio envuelto en un con uso incidente con el capit n don Domingo
S nche Chaparro. El duelo ormalmente nunca se veri icó, aun ue s una serie de escaramu as
entre los hom res se alados. ese a ello, resultó interesante constatar ue, en Cuyo, rancisco de
uen alida heredó los enemigos de uno de sus primos pol ticos, uien terminó siendo asesinado
alevosamente por stos. Seg n l mismo, ello le tra o la enemistad de a u llos ue participaron
en esta alevos a y todos los dem s de estas amilias en ue se comprenden los dependientes ue
son los
Villegas, Chaparros, Vidales, Salinas, Guardias, uirogas, osos y o r s . Lo ltimo lo
llevó, a lo largo del proceso udicial en el ue se vio envuelto en Cuyo, a recusar a diversos ueces
vinculados a a uella red amiliar. ANHRA, vol. , pie a , . , . So re el e ercicio de
la vengan a por un grupo de poder en uito colonial, v ase Luis Ramos, El tras ondo de un
caso de violencia en la actuación de onteser n y su grupo contra
uito de ar a Sala ar .
ANHRA, vol. , pie a , . , .
ANHRA, vol. , pie a , . , ANHRA, vol. , pie a , . v, .
H
ANHRA, vol. , pie a , s. , , ANHRA, vol. , pie a , . ,
. Ramos, op. cit, p. .
lacontraparte sino ue, incluso, ue posi le ue ellos mismos olvidaran incluirlo
en todas las etapas del proceso . A su ve , tam i n ocurrió ue, aun ue estos
como arrendatarios, de todas ormas la
espa oles presentaran
se
contraparte los
sindicar a como sirvientes del propietario del terreno ue ha ita an .
or ltimo, las discusiones en torno al estatus de los espa oles po res
invocaron tam i n la reputación de stos. or e emplo, si ien los ltimos se
alaron vivir honestamente del cultivo de su chacra, sus vecinos los vincularon
a ellos o a sus amiliares directos
empleos conceptuados negativamente por
a
Como se o servó en los casos anali ados, la con ormación del grupo amiliar
ue actuó colectivamente ante las amena as
incluyó tanto a la amilia sangu nea
como a los dependientes. En este
sentido, resultó expl cita la re erencia a los
dom sticos , uienes con unto, como un solo cuerpo, unto a los
actuaron en
integrantes de la amilia sangu nea. Los dom sticos -del lat n domus- ueron
a u llos ue vivieron en una casa-ha itación, ue uncionó al mismo tiempo
como s m olo de una
casa-lina e. Ellos ormaron parte del clan amiliar cuyo
poder ue correlativo al n mero de dom sticos y allegados ue lo integraron.
or esa ra ón estos su etos visi ili aron, incluso a trav s de su sola presencia
sica, la importancia de la amilia de la cual dependieron, al igual ue lo hi
en la
cieron las estructuras materiales de la casa-ha itación ue todos vivieron.
La dimensión colectiva del honor de los or genes, concatenada a los órdenes
del lina e, se materiali ó en las estructuras visi les de la
casa en
ue ha itó la
amilia. La sinonimia ue presentaron los diccionarios del per odo entre casa,
como
espacio de ha itación, y casa como lina e, se mani estó visi lemente
en el Santiago del siglo xvm . Lo inmaterial asumió sustancia material y el
Op. cit, . .
En la documentaciónudicial se apreció el uso de los t rminos casa y amilia en plano de
sinonimia. or
e emplo, ANHRA, vol. , pie a , . , . La primera acepción de casa
del Diccionario de Autoridadesre irió el lugar de ha itación ue rinda a protección a sus moradores.
La segunda acepción consignó las distintas c lulas de monasterios y conventos. La tercera aludió
honor del lina e se adosó a los muros
y a los um rales de la casa . El honor de
los or genes se concentró en
particular en la achada de la casa, en tanto aspecto
visi le comunidad, ostensi le a los ue no pertenecieron al n cleo y a las
a la
rami icaciones del lina e. Es m s, dicho honor se dilató sim ólicamente desde
los um rales hacia el exterior cu riendo la calle en la ue se empla ó la puerta
principal, pudiendo llegar incluso hasta ocho varas o cuatro cuadras de sta .
Ello determinó, entre otros actores, la gravedad de la in uria. sta au
mentó cuando las in urias ueron reali adas dentro o en la entrada de la casa,
s m olo del y poder amiliar
lina e . Esto ltimo no sólo ue representado
como
in uria por las lites sino, tam i n, por espa oles de rango medio, como
escri anos y maestros de artesan a . A su ve , el acto de pasearse por la calle
donde se empla ó la casa del rival constituyó una deshonra para su morador.
La orma en
ue esta deshonra ue entendida por dichos actores se desprendió
del relato del maestro de sastrer a Tadeo Hidalgo, e ectuado en el a o .
a las guaridas ue a rica an los animales para su ha itación. La cuarta, en tanto, consignó la
amilia de criados y sirvientes, ue asisten y sirven como dom sticos al se or y ca e a o due o de
ella . La uinta acepción aludió al lina e, se alando la descendencia o lina e ue tiene un mismo
apellido, y viene de un mismo origen y as se dice, La Casa de los achecos, de los Gu manes, de
los Silvas, de los endo as, Toledos, c . Real Academia, Diccionario de Autoridades, op. cit, tomo
II, pp. - . En tanto, la edición de mantuvo la primera acepción como edi icio ha ita le
y esta leció en
segundo lugar la de amilia de ue se compone alguna casa. amilia, domestici .
En tercer lugar situó la descendencia o lina e ue tiene un mismo apellido y viene del mismo
origen . En consecuencia, esta edición destacó el v nculo entre casa, lina e y amilia, integrando
a todos los moradores de la casa-ha itación, desde la amilia sangu nea hasta los sirvientes. Real
Academia, Diccionario de la lengua castellana compuesto por la Real Academia Espa ola, reducido a un
tomo para su cil uso, , p. . Estas ltimas acepciones se mantuvieron en la edición de
Op. cit, . .
So re las capellan as en Chile, v ase ar a Eugenia Horvit dir. emoria del nom re y
salvación eterna. Los nota les y las capellan as de misas en Chile. - .
ANHRA, vol. , pie a , . , .
USOS DEL HONOR
DE LOS OR GENES OR LAS CASTAS
ose a ardo y los espa oles con uienes contendieron, las di erencias de estatus
eran muy amplias. stas no de las calidades
sólo se estructura an a partir
dis miles de los implicados. Exist an, asimismo, di erencias económicas impor
tantes, unto a otras derivadas de las pretensiones sociales de las partes, pues
los espa oles en cuestión apela an a los undamentos de
prestigio avalados por
las lites. Don rancisco lvare y don rancisco Ignacio de il n ci eron
sus aspiraciones de prestigio a la representación de honor de los or genes. Y ella,
Tam i n existieron maestros de artesan a implicados en las din micas desa o-respuesta,
del otro a partir del encuentro visual, especialmente desde la segunda mitad
del siglo xvm . A medida ue transcurrió el siglo la construcción coloreada de
las di erencias ue de ando de ser o via. Los matices de la piel ueron in initos
y en muchas ocasiones ya no resultaron tiles a los espa oles para distinguirse
de las castas . De ah derivaron los es uer os por plasmar pictórica y orde
nadamente la diversidad de los cruces tnicos producidos en el continente
americano. Esto se hi o a trav s de los llamados cuadros de castas , como los
ela orados en el virreinato de y er Espa a .
en Nueva respondieron Ellos
a los propósitos de las autoridades coloniales por dar un orden a la ya caótica
escena socio-racial de Am rica colonial. Este es uer o hi o evidente ue los
l mites tnicos no eran tan claros como las lites
pretend an y ue las arreras
del color ya no serv an como ronteras impermea les entre los grupos sociales.
ellos, las nomenclaturas construidas para designar cada casta ueron tiles
Dentro de
para denominarla y, por ltimo, dominarla. El e ercicio taxonómico implicado en esas amplias
construcciones de sentido de la realidad socio-racial americana ha ló de los es uer os de los grupos
dominantes por aprehender y as contener la a igarrada muchedum re ue llenó las calles, los
talleres, los mercados y las pulper as de a uel entonces. a lu , Los cuadros de mesti a e..., op. cit
Varios Autores, Artes de xico La pintura de castas.
stas ueron las realidades sociales ue sustentaron las evidencias consignadas
en el siguiente gr ico veinti n procesos
Gr ico N
ACTORES CON IDENTIDAD SOCIO-RACIAL A BIVALENTE
EN UICIOS DE DISENSO ATRI ONIAL
SANTIAGO, -
TOTAL DE VEINTIUNA CAUSAS
Sin identidad l
,. I H Con identidad
am ivalente . H , -y r * -_ ^^^B am ivalente ,
uente Ta la N de anexos.
El gr ico N ,
constató
ue un de los actores involucrados en uicios
de disenso matrimonial en la ciudad de Santiago mani estó una identidad
socio-racial am ivalente. Ahora ien, dicho porcenta e se
presentó dentro de
un
soporte documental particular, en el ue se uscó re a ar el estatuto social
de la contraparte con el in de o tener el avor udicial, haya sido ste la acep
tación o el recha o del disenso. ese a ello, resultó interesante constatar ue
en
gran parte de las ocasiones la existencia de cada una de estas identidades
am ivalentes ue rati icada por testigos.
En diversas ocasiones las partes involucradas en los procesos de disenso
aludieron a las pr cticas sociales ue sustentaron dichas calidades am iva
lentes. ue en esas circunstancias ue los recursos a la noción accidentes del
color se hicieron presentes en los discursos udiciales. El concepto, sumamente
ilustrativo del proceso ue anali amos, re er a cómo los claroscuros ue
domina an la representación o icial del mosaico socio-racial, se deste an
en la vida cotidiana. Se desluc an, provocando ue el orden dicotómico lu
oscuridad re ugiara en el discurso o icial de los mesti a es .
se
em argo, pese a las distancias entre los órdenes discursivos de los gru
Sin
pos dominantes - ue hemos denominado discursos o iciales de los mesti a es- y
Los imaginarios del mundo colonial chileno plasmaron en las apariencias visi les los
es uemas morales ue dividieron en orma dual los valores sociales. Honor y deshonor, verdad
y alsedad, lealtad y traición ueron principios tangi les y emp ricamente compro a les. O ser
va les, a primera instancia, en la presencia o ausencia de lu en la piel de las mu eres y hom res.
La polaridad sim ólica lu oscuridad ue se aplicó respectivamente a a uellos espa olesy castas ,
tuvo larga data. Ella se remontó en la cultura hispana al menos hasta el edioevo, cuando la piel
negra se asimiló al color del demonio, representando la ve e , la en ermedad y la muerte. As ,
la dualidad lu oscuridad entra ó mucho m s ue una escisión est tica, pues convocó valores
cardinales para el per odo, como la pure a sexual -aplicada restrictivamente al cuerpo emenino-
lalealtad, la honrade o la sumisión a la autoridad, empleados para re erir el comportamiento
cit.
ideal de los individuos, independiente del g nero. Undurraga, Espa oles oscuros... , op.
las am iguas taxonom as de las calidades a ines del siglo xvm, la rigide de
los primeros no se vio atenuada. Al contrario, tales escisiones re or aron a n
m s los discursos so re la polaridad crom tico-moral aplicada a la sociedad.
Seg n stos, los tra os del color no sólo re le aron los lugares en los ue los
individuos de ieron insertarse dentro del entramado social sino ue, tam i n,
sus
patrones morales . Incluso, ue posi le relacionar dicho re or amiento de
los discursos o iciales con algunas de las estrategias de ensivas empleadas por las
lites a medida ue avan a a la ltima centuria colonial .
A uellos accidentes del color ue tanto preocuparon a los grupos do
minantes ueron re eridos por un espa ol conectado a los grupos privilegiados,
en el a o . En un uicio de disenso, ste aludió a la ha itual del pr ctica
vulgo de
reputar por espa ol a las personas de color lanco, sin otra indagación
ni di erencia, ue a uel envidiado accidente ue se encuentra, a n en las
castas de mulatos, cholos, y mesti os, como la experiencia lo tiene acre
ditado .
sta ue la tesis clasica de la sociedad de castas , populari ada por agnus orner a partir
de , aun ue luego revisada por l en estudios posteriores. Su primera propuesta continuó la
l nea es o ada a os antes por investigadores como Ale andro Lipschür , uien cali icara la sociedad
americana como una pigmentocracia , es decir, como una sociedad organi ada er r uicamente
seg n el patrón tnico. Este ltimo condicionar a con rigor las opciones la orales de los actores
sociales, construyendo castas herm ticas y universos cerrados en los cuales era impensa le
cual uier movimiento, particularmente ascendente. Las pr cticas de exclusión se cristali aron en
un
andamia e ideológico denominado sociedad de castas , ue de inió el estatus de los su etos
seg n la noción de limpie a de sangre . agnus orner, La me cla de ra as en la historia de Am rica
Latina Ale andro Lipschüt , El indoamericanismo y el pro lema racial en lasAm ricas.
Nos re erimos, por e emplo, a la estricta aplicación de la Real ragm tica de atrimo
nios de . r d ri ue Langue alude a algunas de estas din micas de ensivas, anali ando los
discursos de las lites en diversos registros documentales relativos a las uniones matrimoniales.
a Am rica en el siglo xvi, los espa oles ueron descritos a trav s de los m s
diversos tonos, como color indio , moreno , erme o o amulatado . Ello
explicó las desventuras ue pasaron algunos de ellos cuando, en ra ón de su
apariencia, les ue negado el derecho a portar armas o reci ir mercedes reales.
En segundo t rmino, tal condición, la presencia del color lanco en las
castas , ue cali icada como accidente . En el contexto, este t rmino se usó
desde un
punto de vista ilosó ico, aludiendo a la cualidad circunstancial cuya
presencia o ausencia no cam ia a la sustancia de una cosa . Esta expresión,
por tanto, ilustró un momento decisivo de la historia de los mesti a es, en el
ue los enotipos ya no traslucieron el estatus tnico de los hom res y mu e
res. El nexo entre
apariencia y pertenencia tnica se ue ró, de ando seres
y representaciones ragmentados, di cilmente aprehensi les y encasilla les.
or cierto, la situación rese ada no implicó ue todos los mulatos tu
viesen su te lanca a ines del siglo xvni. A n se continuaron usando los
oanne Rappaport, G nesis y trans ormaciones del mesti a e, siglos xvi y xvn
Real Academia, Diccionario de Autoridades, op. cir., tomo i, p. , vo accidente . Acudiendo
a ichel oucault, se podr a se alar ue en el universo socio-racial de la segunda mitad del siglo
xv n chileno las pala ras se ha an separado de las cosas. Incluso ue posi le vislum rar algunos
rasgos de la tercera episteme o edad moderna en la ue el pensamiento y el sa er se comen
a an a retirar del m ito de la representación visi le para caer en el de las cosas ocultas. ichel
oucault, Las pala ras y las cosas. Una ar ueolog a de las ciencias humanas, pp. - .
ANHRA, vol. , pie a , s. - v, .
morena, se unió el tipo de ca ello del su eto en cuestión, el ue otras uentes
re irieron como
pelo de pasa .
El nuevo escenario ue distinguimos, como todas las trans ormaciones
históricas, convivió, se desarrolló paralelamente, al es uema de correspon
dencia entre apariencia crom tica y categor a socio-racial. Lo ue predominó
en segunda mitad del siglo xvm
la ue un panorama con uso en el ue ni los
espa oles ueron tan lancos ni las castas tan oscuras como pretendieron a ir
mar las representaciones iconogr icas del per odo. Si ien los accidentes
del color coexistieron con la correspondencia entre apariencia y calidad ,
la presencia de los primeros ue perci ida por los contempor neos y logró
incomodar a una lite celosa de sus privilegios. En de initiva, este escenario
de permanencias y de rupturas en la historia de las identidades mesti as, ue
el ue se expresó en el gr ico N , ya anali ado.
Soportes polivalentes
Si los accidentes del color llevaron a las lites a asumir actitudes de ensivas
rente a los des ordes de las ronteras crom ticas, por otro lado stos a rie
ron una
gama de posi ilidades de acción a diversos actores coloniales. Estos
accidentes hicieron de las reglas ue ordena an las construcciones de las
identidades socio-raciales, normas am iguas, suscepti les de manipulación.
or primera ve en la historia del pasado colonial, se a rió un espacio para
la discusión de las identidades. Un gris donde las categor as no ueron
rea
a solutas y las di erencias parecieron imprecisas, al menos desde el punto de
vista del o servador.
Las identidades socio-raciales en el ocaso del mundo colonial chileno ya
no ueron monol ticas. No sólo se
pudo asumir varias identidades sucesivas,
como o servó con
pertinencia Arturo Gru essich,
ue, tam i n, ue sino
Una mu er como ercedes Ca rera pudo tener dos rostros, ser concep
tuada como
espa ola y como mulata a la ve , no sólo por el desvanecimiento
como
espa ola, con los costos económicos
ue ello implica a. De hecho, hemos
constatado ue ercedes Ca rera ue propietaria de una hacienda u icada
en la Doctrina de u oa, la
ue ue tasada en . pesos en el a o t.
La relevancia de las identidades sociales en la determinación de la calidad
de los actores coloniales se o servó en reiteradas ocasiones en la documenta
ción revisada. Las prue as de la calidad de los hom res y mu eres inmiscuidos
en los uicios de disenso se asaron en las voces ue circularon so re ui n era
cada cual al interior de los diversos arrios de la ciudad de
Santiago. Los giros
notoriamente conocido por , reputado y tenido por o generalmente tenido
por , ueron los llamados a dar cuenta de las opiniones ue recorrieron las
calles, los odegones, los talleres y las ha itaciones, comentando las calidades
y los comportamientos de a u llos con los ue se convivió cotidianamente .
Los tuvieron una densidad y una consistencia asom rosa y en sus
rumores
m
ANHRA, vol. , pie a , s. - v, .
ANHRA, vol. , pie a , . v, .
Op. cit, . v.
,
Op. cit, . v,
ral . Este enómeno instaló
nos ante un escenario a n m s comple o, pues al
divorcio inicial las varia les identitarias
entre
o iciales, enot picas y sociales se
sumó lamultiplicidad de acetas ue estas ltimas pudieron asumir. Cuando
ello produ o, coexistieron dos
se verdades sociales, sustentadas por testigos y
pro adas cada una de ellas a trav s del rumor.
Tales ueron los contextos históricos -con usiones de las apariencias enot
picas y am ivalencias de los soportes de las identidades socio-raciales- ue
permitieron las manipulaciones de la limpie a de sangre por las castas en
el siglo xv n. Como ya se ha planteado, estas manipulaciones consistieron tanto
en impugnar la superioridad social de los espa oles como en hacerse pasar por
stos. La primera situación se planteó cuando las partes en disputa tuvieron
di erencias sociales y económicas de importancia ue esta lecieron asimetr as
insalva les entre castas y espa oles.
La segunda pr ctica, en tanto, ue protagoni ada por descendientes de
castas li res ue ha an alcan ado una situación material, si no de opulen
cia al acomodada, ue uscaron validar apelando a los mecanismos
menos s
hisp nicos de
prestigio social. or lo general se trató de actores dedicados al
comercio, ue ueron propietarios de su casa y tuvieron sus propios esclavos .
Ello les permitió esta lecer uniones matrimoniales leg timas con espa olas em
po recidas, compensando su mala ra a con dinero . ue com n ue adem s
de su po re a esas espa olas hayan sido hi as ileg timas, lo ue di icultó a n m s
su unión con
espa oles leg timos. Esto ltimo se derivó undamentalmente de
dos situaciones. En primer lugar, en ra ón de la in amia ue entra ó el origen
ileg timo. En segundo t rmino, de ido a ue la ausencia de v nculo sacramental
entre los padres generó sospechas so re la identidad socio-racial de ellas .
se ue el caso de ar a ercedes Rui , hi a natural de don edro Rui ,
venido de Espa a, y de ose a La o y Bacho. La situación material acomodada
del padre, dedicado al comercio, se constató a partir del inventario de sus ienes
Los documentos notariales ueron determinantes para alcan ar esta conclusión. Testa
mento de edro
Lu an, Santiago, , ANHES, vol. , s. v- Inventario de ienes de
edro Lu an, Santiago, , ANHES, vol. , s. - v Venta de don Enri ue Caveros
a edro Lu an, Santiago, , ANHES, vol. , s. - Inventario de los ienes de don
edro Rui , Santiago, , ANHES, vol. , s. v- v O ligación de ar a de ercedes
Ca rera, Santiago, , ANHNS, vol. , s v- O ligación de uinientos pesos de ar a
ercedes Ca rera, Santiago, , ANHNS, vol. , s. v- .
origen or neo y luego se soslayó tanto por la educación reci ida como
por
su ienestar económico.
Segura Rui expresó en orma clara el papel ue la activi
La historia de los
dad comercial desempe ó tanto en la construcción de una imagen honora le,
nutrida por una incipiente tica urguesa, como en el progreso material ue
rindó a lo largo del siglo xvm. Las dos historias amiliares ue hemos logrado
reconstruir so re castas dis ra adas dieron cuenta de la importancia de la
actividad mercantil en el ascenso social de sus miem ros. En consecuencia,
ellas re rendaron la im ricación entre poder material y construcción de la
identidad social en elSantiago tardo-colonial.
La representación hisp nica de honor siempre re uirió sustento material.
Desde los con uistadores del siglo xvi hasta las lites del siglo xvm, uienes
apelaron a los undamentos de prestigio aristocr ticos de ieron hacer osten
tación de su se or o y privilegios. Los criados, los esclavos y las vestimentas
lucidas, entre otros elementos, ueron medios para exteriori ar el honor-poder
de car cter amiliar y personal. Dicha mani estación visual de honor aristo
cr tico tuvo como escenario pre erente un espacio ur ano ue congregó a los
Diagrama N
ASCENDENCIA DE AR A ES S SEGURA Y RUI
ce.
edro Rui ose a La o y Bacho Nicol s Segura Bargas Rosa Ola arr a
un lado, un
testigo se aló ue oyó decir era de uena gente . or otra parte, se
se aló ue la amilia Bacho esta a con ormada por personas viles e ercitadas en
o icios a os , como carniceros, sastres y sacristanes mulatos, cuarterones o re
vueltos .
. Nicol s Segura Bargas Natural de Concepción, casó en Chilo . Su identidad
estuvo su eta a discusión por las partes. or un lado, se se aló ue e erció el o icio
de platero y ue posteriormente ue ca ero o escri iente del conde de
uinta Ale
gre, don uan de Alcalde. or otra parte, se se aló ue ue iel e ecutor de la
ciudad de Castro. Identidad socio-racial am igua re erido como
pardo , mulato
o
espa ol.
. Rosa Ola arr a Natural de Castro, Chilo .
. ar a ercedes Rui Natural de
Santiago, en nacida
. Hi a natural. Su pa
dre, donedro Rui , la entregó a una
mu er para ue la criara a cam io de mil
hi a .
. ar a es s Segura, y Rui Natural de Santiago, nacida en . Hi a leg tima de
Nicol s Segura y Ola arr a y de ar a ercedes Rui . iguró como espa ola
en su
partida de Bautismo .
con espa olas ileg timasy empo recidas, pero espa olas inalmente. or ello,
ateo mandó adulterar las partidas de matrimonio de sus padres y a uelos con
el propósito de anteponerles el don y el do a . Su contraparte en el uicio
de disenso logró compro ar el enga o, haciendo notar la di erente caligra a y
el color m s oscuro de la tinta con el ue las pala ras en disputa ueron sella
das . Ahora ien, ateo llegó m s le os, hasta inventarse una genealog a alsa,
vincul ndose a una amilia de er con la cual no tuvo ning n nexo e ectivo.
En su historia de ascenso social la amilia Lu an U illos utili ó en diversas
circunstancias sus v nculos con una amilia de lite. Se trató de la amilia del
maestre de campo don
Domingo Vald s, cuya casa sirvieron los a uelos
en
m
ANHRA, vol. , pie a , s. vy v- , .
Testamento de edro Lu an, Santiago, , ANHES, vol. , s. v- .
at as Lu an ose a Gor ar n
tre de campo don Domingo Vald s. Luego salió de la casa Vald s y se dedicó al
comercio. ropietario de una casa u icada a un costado del cerro Santa Luc a .
. rudencia U illos Natural de Santiago. Hi a natural de ar a Henestero a y
de padre no conocido. Identidad socio-racial am igua india o mulata. Casó con
edro Lu an en . Tra a ó como ama de leche en casa del maestre de campo
don Domingo Vald s. Su acta de de unción la consignó como do a . Reci ió
un entierro mayor en el convento de la erced .
. rancisco Gor ar n No hay antecedentes.
. Isa el Guti rre Soltera. iguró como do a en su acta de de unción y reci ió
un entierro mayor en la iglesia de San rancisco .
aristocr ticos de prestigio social, entre los cuales iguró la ya enunciada lim
de un matrimonio leg timo. ese a ue este recurso sólo pudo ser utili ado por su etos de situación
económica acomodada, de todas ormas ue o servado como amena a por las lites locales. En
sentido, podemos asumir ue la Corona asumió una actitud am ivalente respecto de los
este
undamentos de honor de las lites americanas. ues si por una parte de endió los privilegios de
las ultimas impidiendo matrimonios mixtos, la medrada situación de sus arcas iscales la llevó a
vender a uellas cartas de legitimación ue horada an las arreras estamentales. T inam, u lic
Uves..., op. cit.
de partir de
atrimonios , indicaron la esta ilidad de la ideolog a de
a
grupos. Una limpie a de sangre ue, por supuesto, se presentó como prin
cipio esta le ue norma a las pr cticas sociales. s a n, como Gon alo Vial
mostró hace cuarenta a os, la importancia de esa noción re asó el grupo de
espa oles poderosos, pues incluso los espa oles empo recidos recha a an a los
pretendientes con sangre a ricana .
A lo largo de estas p ginas no sólo se ilustró la relevancia ue tuvo la
limpie a de sangre en la construcción del honor de los or genes. Tam i n se
anali ó a los actores coloniales ue validaron dicha noción y ante uienes la
invocaron. Ello nos llevó a examinar las estrategias empleadas por a u llos ue
ueron de discriminación,
o eto es decir, de a uellos pretendientes vetados
en ra ón de su mala ra a .
Lo ue se encontró al inal de este itinerario ueron mu eres y hom res -en
cuanto individuos, pero principalmente como
parte de estructuras amiliares-
encau ados en
sorprendentes de trans ormismo de sus calidades
es uer os
capital, igurase espa ol en su partida de autismo. Ahora ien, en este caso, a di erencia
como
de ercedes Ca rera, etronila Arcaya y ateo Lu an, el espa ol-pendo en cuestión no uscó ser
sociali ado como espa ol Su apariencia no ca a dentro de los accidentes del color mencionados.
Su enotipo negroide, seg n la contraparte, era muy notorio . Sin em argo, la principal ra ón
de su actitud tuvo un undamento material. La situación económica del su eto en cuestión no le
permitió emprender la pol tica de ostentación necesaria para pasar por espa ol en la vida diaria.
El su eto en cuestión era un maestro de plater a y no se halla a en
proceso de ascenso social o
Las eti uetas socio-raciales usadas en la documentación del siglo xvni para de i
nir las diversas calidades de los actores sociales ueron mecanismos ela orados
por los agentes del sistema colonial para ordenar y aprehender la comple a
realidad socio-racial del momento . En e ecto, se trató de construcciones de
sentido del mosaico mesti o, ue se expresaron iconogr icamente a trav s de
los cuadros de castas . Sin em argo, dentro de su pretensión de homogenei
dad, las calidades encerraron en su universo actores dis miles ue uscaron
distinguirse entre s a trav s de los m s distintos mecanismos. En consecuencia,
los recursos a la calidad como instrumento anal tico de ieron considerar
ue
sta no ue la nica categor a ue de inió las identidades, ni el nico undamento
de las representaciones de honor ue circularon en el per odo.
unto a las precauciones anal ticas ante las de iniciones identitarias seg n la
calidad , ue necesario
prestar atención a los
sociales de las mismas por
usos
Ro ert H. ac son, Race Caste and the Creation and eaning o Identity in Colonial
Spanish America .
como administradores de odegón les dudaron
un
ue no
pertenec a- no en
independencia de la posición social. os Durand, La trans ormación social del con uistador, vol. ,
pp. , , , y Retamal vila, El concepto de honor... , op. cit, pp. - .
La honra de esta primera poca se relacionó ntimamente con una mentalidad se orial.
Las crónicas presentan numerosas re erencias al a n de ostentación de los ienes y privilegios
o tenidos por los con uistadores. A trav s de tales acciones stos uscaron emular a la alta no
le aespa ola, trans orm ndose ellos mismos en una nueva aristocracia americana. El concepto
se orial de la ri
ue a ue un tópico permanente ue el propio edro de Valdivia, seg n el cronista
Alonso de Góngora armole o, llegó a expresar en orma elocuente. El Go ernador, al o servar
una atea colmada de oro, exclamó desde ahora comien o a ser se or . Alonso de Góngora
armole o, Historia de Chile desde su descu rimiento hasta el a o , tomo II, p. .
poderoso. So re los encomenderos chilenos v ase Domingo Amun tegui Solar, Las encomiendas
A medida de ue la sociedad se ue consolidando, los descendientes de
a uellos con uistadores reivindicaron la pertenencia a un lina e como unda
mento de prestigio. ario Góngora anali ó la con ormación de la aristocracia
indiana a
partir de la conciencia de
sión hereditaria del m rito individual. En ese contexto, la honra aristocr tica se
preservóy cultivó asoci ndose a lina es ue se remontaron a la Con uista .
La di usión y ragmentación de las encomiendas -como estudió ario
Góngora- dio cuenta de los cam ios sociales su ridos por la lite chilena en
la primera mitad del siglo xvn . Ya no ue su iciente ser encomendero para
mantener la superioridad social. Los mayora gos y t tulos d no le a asumieron
ese cometido desde ines del
siglo xvn. A lo largo de dicha centuria el grupo
privilegiado ue monopoli ó los ene icios y dignidades del honor hisp ni
co de ió a rir sus ilas a
algunos individuos selectos, como o iciales de alta
graduación del e rcito ue ha an ad uirido la calidad de enem ritos del
reino. Este proceso re or ó el car cter militar de la representación de honor
de ind genas en Chile. El interesante tra a o de ario Góngora a ordó el comple o proceso de
construcción de la lite dominante en Chile desde ines del siglo xvi hasta . ara mayores
detalles so re este tema cuyo o eto de estudio escapó de los propósitos de la presente investiga
ción, v ase Góngora, Encomenderos y estancieros..., op. cit.
Góngora, El Estado..., op. cit, p. Lira ontt, Benem ritos... , op. cit.
La descendencia de con uistadores no de ine rigurosamente a una clase, por ue no
origina, en de initiva, un derecho patrimonial actual pero de ine netamente un rango social, del
cual salen los encomenderos, los corregidores, los alcaldes y regidores, los canónigos, en parte
los O ispos . Góngora, ElEstado..., op. cit,p. .
Estas ideas han sido desarrolladas en nuestro ronteras sociales... , op. cit.
tra a o
Algunos e emplos hallados en
uicios de disensoANHRA, vol. , pie a , . v,
ANHRA, vol. , pie a , . v, ANHRA, vol. , pie a , . ,
ANHRA, vol. , pie a , . v, . Dentro de los expedientes udiciales por in urias se
halló el t rmino ca allero aplicado a un con unto de comerciantes en . Se lo entendió como
sinónimo de hom re de honor . ANHCG, vol. , . , .
ragm tica
sanción para evitar el a uso... , op. cit, pp. - El ardo, de mar o
a uellos espa oles ue reivindica an paridad con las lites secundarias . Sin
em argo, la manipulación de esta nueva rontera social por los ue sólo pod an
ostentar espa ol a tam i n se hi o presente. As , por e emplo, hemos o ser
su
vado a algunos sociali ados sólo como espa oles reivindicar reconocimiento
social de las lites, de ido al parentesco espiritual ue plantea an tener con
ca alleros .
La categor a ca allero construyó nuevas ronteras al interior de un
gru
po de espa oles cada ve m s amplio. La espa ol a por reputación se sumó a la
espa ol a por sangre, a riendo ese nicho identitario a castas dis ra adas ue
aprovecharon las am ivalencias de la calidad y las oportunidades de pros
peridad ue el comercio rindó en la segunda mitad del siglo xvm. stos y
otros actores proceso de ascenso social utili aron su sociali ación como
en
presión de las di erencias sociales ue rigieron desde el pasado colonial. aximiliano Salinas,
La persistencia de una desigualdad colonial el ideal ca alleresco en Chile, siglos xrx y xx .
ANHRA, vol. , pie a , . , .
sinem argo de ser un lugar donde los dones se dan muy de gracia, y por
poca cosa se les tri uta a sus vecinos inc cortado sos de No le a, no hay
uien diga, ni ha llegado a mis o dos ue la amilia de arcos Baca, y la
de su mu er se les ha dado el distintivo de Dn. am s .
ue conced
no se a umversalmente por ue la amilia Baca no lo reci a. En
todo caso, pese a ue las concesiones del don se da an muy de gracia ,
este tratamiento continua a siendo un criterio de di erenciación importante
entre los ue dec an ser espa oles. Es m s, el testimonio aludió a una memoria
de los tratamientos honor icos, ue se remonta a al pasado para re erir si a
los ancestros de un lina e se les conced a o no el don . A di erencia de lo
Nos re erimos en
particular al caso del sastre mulato Am rosio Guerrero, uien con ocasión
de un acto udicial se resintió al ver
ue unade las partes no se dirigió a l con los tratamientos
honor icos ue creyó merecer. ste go ó de prerrogativas dentro de grupo de estimación
su
como el don . En estos casos se produ eron tensiones y con lictos, pues la
alta de reconocimiento social de dichas demandas implicó privar de honor
al su eto reclamante. Independientemente de cu l uese la representación de
honor invocada, sta siempre tuvo un alto componente social. articularmente
en el contexto histórico anali ado, las
representaciones de honor se remitieron
a loue uli n itt-Rivers denominó honor concedido . El honor sentido
por los individuos no tuvo
ning n valor si no ue reconocido por la colectividad
ante la cual se acudió para o tener su validación.
El an lisis de las reivindicaciones de tratamientos honor icos de car cter
elitario, como el don y el do a , concluyó ue stas se hallaron su etas
a discusiones. Ello provocó, por e emplo, ue una
mu er po re ue ha itó
en La Chim a en los ltimos decenios del siglo xvm estuviese su eta a una
usticia como do a sino ue, tam i n, reci ir ese parte de tratamiento por
los peones y tra a adores ue presenciaron su discusión con una autoridad .
Estos ltimos no explicitaron los soportes ue sustentaron el otorgamiento
de dicho tratamiento honor ico a la mu er, pero si unimos su caso a los de
otros su etos hallados en la documentación udicial, podemos o tener algunas
conclusiones interesantes.
por el individuo y el segundo en a u l validado por la sociedad. Ahora ien, resultó extempor neo
aplicar esta distinción para las sociedades tradicionales en las ue los v nculos sociales ueron
mucho m s estrechos ue en el mundo contempor neo. Como se ha mani estado a lo largo de
este tra a o, la rati icación social de las demandas de honor estuvo en el centro de las disputas
ue luego llegaron a los tri unales a trav s de uicios por lesiones, heridas, homicidios, in urias,
calumnias y disensos matrimoniales en el Santiago del siglo xvm. itt-Rivers, Antropolog a del
honor..., op. cit., pp. -
ANHRA, vol. , pie a , s. , , - vy , . So re las representaciones
de la po re a, sus
conceptos a ines y las manipulaciones sociales de las mismas, v ase Cynthia E.
ilton, The many meanings o poverty. Colonialism, Social Compacts, andAssistance in Eighteenth-Century
Ecuador.
A uella mu er espa ola ue se catalogó a s misma como po re , ue pro
pietaria de una po re casa u icada en la Chim a, la ue contó con unos
cortos plant os . Los ad etivos usados por la mu er para minimi ar sus
posesiones materiales correspondieron a sus es uer os por presentarse ante
la usticia como una mu er d il y r gil ue su rió los exa ruptos de una
autoridad poderosa, violenta y ro usta como ue el alcalde de arrio de la
Chim a . Dentro de su discurso, la constitución sica de las partes implica
das en el con licto re le ó los recursos materiales y sim ólicos de poder de las
mismas. Sin em argo, tales estrategias discursivas no de en velar el hecho
de ue la mu er en cuestión go ó de posesiones materiales -constó ue al
menos ue propietaria de su casa-, las ue unto a su calidad y a su uen
locales ue eran
responsa les de sus espacios residenciales y la orales.
ara sa er ui n era cada cual en el Santiago del siglo xv n ue necesario
acudir a su
lugar de residencia. En
espacios construyó
esos se la identidad social
Op.cit, s. - .
planteó anteriormente, en ocasiones tales recuerdos a rieron la ca a de andora
de las identidades sociales -vigentes o dormidas- de los actores coloniales.
Las discordias en torno a los tratamientos honor icos re asaron las inte
racciones cotidianas en la calle, la pla a y los odegones. Ellas irrumpieron
en el m ito udicial desatando
uerellas discursivas cuya violencia tuvo por
o etivo menospreciar las reivindicaciones de honor de la contraparte. Las
no sólo se
disputas expresaron dentro de la es era udicial sino ue, a su ve ,
el mismo soporte material del proceso ue usado como campo de atalla. Las
o as gruesas ue ormaron los expedientes reci ieron los tra os de las plumas
ue di u aron dones y do as enormes ue precedieron los nom res de
espa oles ue no ormaron parte de los c rculos elitarios. se ue el caso del
odegonero arcos Gon le , uien en el escrito de calumnia ue presentó
contra su patrón y ha ilitador Loren o aldonado, enca e ó su nom re
con un don desmesurado . Ello, pro a lemente uscando enaltecer su
estatus, re a ado por el v nculo servil ue lo un a al ha ilitador del odegón.
stas no ueron acciones nimias. or el contrario, ellas con iguraron signi
icativas reivindicaciones de los soportes primigenios de las identidades indi
viduales. A trav s de persiguió el reconocimiento de los tratamientos
stas se
honor icos por las instituciones y representantes del poder colonial. Adem s,
cuando la contraparte perteneció a las lites primarias o secundarias, tales
acciones uscaron la consideración como su etos de honor de a u llos ue las
mismas lites tildaron de sólo espa oles . Estas demandas de reconocimiento
llevaron ue los tratamientos en disputa uesen tachados en las o as de los
a
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Re erencia de don exagerado. uente arcos Gon le contra Loren o aldonado por
calumnia, Santiago, , ANHRA, vol. , pie a , . .
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Respecto a la
am igüedad de las calidades consignadas en los li ros de espa oles de las
parro uias, una
espa ola po re desmereció la in ormación contenida all , pues con decirlo la
calidad de espa ol sus padres o padrinos es su iciente para ue los p rrocos lo enumeren, y
i en en seme antes li ros . ANHRA, vol. , pie a , . v, .
ANHRA, vol. , pie a , . , .
iguel Serrano concluyó a todo esto todav a el dn. ateo no prue a, no digo no le a,
pero ni si uiera espa ol a , op. cit, s. v, v.
Op. cit, s. - v.
Op. cit, . .
de la representación de honor de los or genes y tendió a aproximarse al honor como
reputación.
Desde su perspectiva, el tratamiento de don ha a devenido un distin
tivo ordinario , de uso com n, aun ue no por ello generali ado. Se trata a
de una prerrogativa ue, pese a su proli eración, continua a siendo un privi
legio. ateo Lu an no estimó ue el don de iese otorgarse sin distinción,
sólo planteó otros mecanismos de determinación de los merecedores de ese
tratamiento. En la de inición del grupo ue de a ostentar el don , la parte
de ateo Lu an presentó una interesante imagen de la sociedad del momento.
uienes con ormaron este grupo se dividieron en tres erar u as. La primera
esta a ormada por la no le a magnaticia . La segunda, por los hidalgos,
los descendientes de los primeros go ernadores del reino y las personas
notoriamente conocidas . La tercera erar u a,en tanto,
por los ue per
tenec an a la a clase del Estado . Esta ltima esta a construida seg n los
reconocimientos ue presta la com n estimación de las gentes . Cada uno
de los integrantes de estos tres grupos, en opinión de ateo Lu an, de a ser
re erido con el tratamiento honor ico de don .
El mecanismo de constitución de a uella tercera clase del Estado resulta a
muy interesante, pues se remit a a la com n estimación de las gentes . Es
decir, la determinación del estatus de los individuos consist a en la apreciación
de las personas, exteriori ada a trav s de los tratos y conversaciones. Incluso,
en
opinión de ateo Lu an, esta estimación comunitaria determina a la
calidad de sus contempor neos. En este es uema la reputación era el un
damento para determinar a los su etos de honor ue merec an el trato con el
don . Los ue ten an su limpie a pro ada pertenec an a un nivel superior,
pero los ue no exhi an m s prue a de su calidad ue su sociali ación como
Op. cit, s. , v.
Op. cit, . .
de padres siempre con lustre reputados y otra inalmente de a uellos ue
se dice pertenecen al estado general de la rep lica, o al com n de los
ciudadanos, y ue aun ue no
hayan acreditado por e ecutorias astantes
la legitimidad de ascendientes
en am as l neas, o
sus
pueden hacer ver una
limpie a siempre ellos estimada por el concepto com n, o ien por los desti
entre
sólo en ase a la sociali ación de las calidades antes del ocaso del siglo xvm.
El testimonio citado correspondió a una de las primeras mani estaciones de
este enómeno.
En otro uicio de disenso, llevado adelante en , unos trece a os antes
del proceso ue involucró a ateo Lu an, se o servaron apreciaciones simila
res. All , la madre del novio,
uien se opuso a la unión matrimonial, sustentó
las di erencias de las calidades entre las amilias involucradas en el concepto
com n en el ue ellas eran consideradas . Su hi o pertenec a a una amilia
Las nociones de ultra e , mane adas en los c rculos ilustrados del per odo, re irieron
atentados contra las es eras sacrali l.das por el hom re. Como constó en el Diccionario de Autorida
des, dicho t rmino aludió, en general, al a amiento, in uria o desprecio de o ra o de pala ras ,
Sin em argo, las citas explicativas ue ilustraron la de inición precisaron los tipos espec icos de
a amiento ue constituyeron ultra e . Ellos re irieron a rentas al lina e -por medio del ultra e
al cad ver del padre-, a rentas a Dios
-ultra ado por los pecados de los hom res- y, por ltimo,
de castidad. Su situación de contaminación tuvo
guardar
a u lla incapa su
cepción ue mu er precisa a
la de la ayuda varonil para resguardar su
pure a .
Historias de carencias
a los ro os en sagrado,
pro anaciones a la castidad emenina. Esta ltima posi ilidad apuntó
deshonor, y ultra es del sexo m s de endido por laco . As pues, o servamos al lina e, la castidad
emenina e incluso a Dios insertos en el mismo universo sem ntico. Real Academia, Diccionario
de Autoridades, tomo vi, , p. , vo Es interesante anotar ue las ediciones poste
ultra e .
riores, de los a os , , , , y , reprodu eron sólo la primera parte de la
pro anación de las acetas sacrali adas
de inición, de ando de lado las re erencias al ultra e como
del hom re. Tal ve ello pudo explicar la posterior asimilación entre ultra e y o ensa , espacios
delimitados con claridad durante la mayor parte del siglo xvni. Dicha asimilación se planteó sin
el tipo de mecanismo usado para a ar.
mayores distinciones en cuanto al da o e ercido y
Consuelo destacó el car cter
igueroa privado y negativo del ideario del honor emenino
-
en
oposición p lico y positivo del honor masculino. igueroa, op. cit, pp.
al car cter
En un estudio so re peticiones de gracias al sacar , Ann T inam demostró ue la proli
eración de dichas solicitudes en las ltimas dos d cadas del siglo xvni respondió a un incremento
de los niveles de discriminación de las lites respecto de los hi os ileg timos. ara el m ito chileno
halló sólo cinco de estas solicitudes. T inam, u lic Uves..., op. cit, p. .
a sus
vastagos, uienes pudieron ser huachos
tildados con . el ep teto de
Este apelativo ue considerado una in uria pues violentó el honor de los
descendientes y, en consecuencia, pudo modi icar las precedencias sociales.
o ileg timo, desde la perspectiva del honor de los or genes, ue un su eto
El hi
desarraigado ue de ió comen ar su historia desde s mismo. Su situación de
soledad en el mundo -mani iesta en la etimolog a del t rmino huacho - derivó
de su imposi ilidad de re erir las identidades de sus padres y a uelos como
mecanismo sustentador de identidad. El huacho no contó con el capital here
dado del honor de los or genes nara construir su
imagen ante la colectividad. or
el contrario, dentro de esta representación de honor, ue un su eto tachado,
manchado, ue de ió ocultar su pasado si pretendió apelar al prestigio de tipo
elitario. De este modo, los privilegios del honor de los or genes ueron guardados
a los
hi os nacidos dentro del matrimonio, de acuerdo con las lógicas de las
herencias ue rigieron esta representación de honor.
El insulto huacho violentó el discurso verdadero del honor sostenido por las
lites y pora uellos espa oles en proceso de ascenso social, ue posaron sus mi
radas en los
dispositivos aristocr ticos de prestigio. Eso explicó ue la expresión
huacho se mani estara pre
erentemente dentro de los procesos udiciales por
in urias y calumnias, los ue, por lo general, involucraron a los grupos medios
y elitarios de la capital. Dentro de stos, el insulto huacho , alcan ó el
dentro de la categor a in urias a los or genes socio-raciales .
or el contrario, ue muy di cil hallar la expresión huacho como in uria
o como recurso ver al para incentivar la violencia en las situaciones de con
licto criminali adas ao las iguras de heridas, lesiones y homicidios . La
escasa
iguración de esta pala ra como mecanismo de o ensa al rival dentro
de los desencuentros entre peones, ga anes y o iciales de artesan a, expresó
la estructura polivalente de las representaciones de honor en el Santiago del
siglo xv n . A la ve , ello o ligó a reconocer ue el pre uicio hacia el hi o
ileg timo se planteó dentro de contextos sociales espec icos como los sectores
medios y elitarios.
Ga riel Sala ar, Ser ni o huacho en la Historia de Chile Siglo xix . La etimolog a
de estapala ra pudo derivar de varias voces uechuas como uachu cometer adulterio o
achu ad ltero . De ah derivó el mapudung n achu hi o ileg timo o huacho . Existió otra
vo
uechua, ua chd o uaccha , ormada por ua extra o y cha po re . Los apellidos
derivados de tales ra ces expresaron la connotación de soledad y de a andono ue encarnó el
t rmino huacho en el siglo xv n chileno. As , por e emplo, huachuler corrió solo , huachuU
gema solitaria , huachunad tigre solitario . uan Grau, Voces ind genas de uso com n en Chile, segunda
parte Apellidos, p. , vo huacho .
uente categor a or genes socio-racial , ta la N de anexos.
Ta la N de la tercera parte.
Ella iguró en uno de los cien procesos por heridas, lesiones y homicidios anali ados.
ANHCG, vol. , . v. La distri ución porcentual de las in urias ver ales presentes en este
de se encuentra en la ta la N de anexos.
tipo registros
Conocemos, a tra a o de ean- aul
trav s del iga, las altas tasas de
ilegitimidad ue tuvo Chile durante el siglo xvii, las ue lo llevaron a plan
tear la ilegitimidad como marca de la sociedad colonial . ese a ello -o
tal ve , en ra ón de ello, como una orma de contrarrestar esta evidencia- el
origen ileg timo estuvo marcado por la in amia y ue usado como mecanismo
de segregación dentro de determinados grupos sociales. Este divorcio entre
representación y realidad social se expresó, asimismo, en diversas pr cticas,
como la exposición y el a andono de ni os nacidos uera del matrimonio .
El pre uicio social hacia el hi o ileg timo tuvo un correlato en el m ito
legal, al ir re rendado por m ltiples disposiciones ue restringieron su acceso
a ciertas
pro esiones, derechos hereditarios, o icios y dignidades eclesi sticas.
Se desarrolló una
comple a hi os nacidos uera del matri
taxonom a de los
V anse los sorprendentes cuadros ue ean- aul iga presenta. El autor, aludiendo a
los silencios y pudores ante la extendida realidad social de la ilegitimidad, anali ó las actitudes
sociales ante ella, las ue ueron desde la repro ación hasta el ocultamiento. iga, op. cit, pp.
- . En relación con esta situación durante el siglo xvm americano, Ann T inam ha se alado
Delgado, La in ancia a andonada en Chile. - . ara el siglo xix, v ase el tra a o de Nara
B. ilanich, Children o ate. Childhood, Class, and the State in Chile, - .
Se consideró hi os leg timos a u llos
a nacidos dentro del matrimonio. Los
hi os
naturales a u llos ue al tiempo de la concepción o del nacimiento sus padres pudieron
ueron
contraer matrimonio sin dispensa. Los espurios , a uellos hi os ileg timos ue no se inserta
ron dentro de la
categor a de hi os naturales . Entre ellos iguraron los adulterinos , notos o
ornecidos , hi os de una mu er casada con un hom re soltero o casado ue no uese su marido.
Los astardos , hi os de casado con mu er viuda o soltera. Ne arios eran los procreados por
ascendientes en trato camal con sus descendientes. Incestuosos, los ha idos en parientes trans
versales grado prohi ido. ... Sacrilegos o hi os de da ado ayuntamiento eran los nacidos de
en
cl rigos de orden sacro, railes y mon as pro esas. inalmente, manceres, mancillados o hi os de
puta eran los nacidos de rameras p licas, no les o ple eyas . Antonio Dougnac, Es uema del
Derecho de amilia Indiano, pp. - .
Como hemos se alado, los actoreslegitimidad como un
ue utili aron la
damento de honor en sus relaciones interpersonales correspondieron a lites
y a sectores medios, espec icamente a espa oles ue se ganaron la vida como
comerciantes y ue usualmente ueron propietarios de sus lugares de re
sidencia . Ello se mani estó en , durante una disputa entre vecinos del
arrio de San Diego Vie o, al sur de la Ca ada, la ue se originó en las discre
pancias por la construcción de una pared divisoria entre am as propiedades.
All , don olicarpo u i , vecino de la ciudad, dirigió la in uria huacho
a los hermanos don Venancio y don art n Carran a.
El recurso al capital heredado en un con licto derivado de la diaria convi
pared divisoria de los terrenos. Este con licto entra ó una lucha entre erar u as
en las
de prestigio, nacida de la desavenencia percepciones de rango entre
las partes implicadas. ara uno, el origen leg timo constitu a la precedencia,
en tanto ue para otros, la ostentación de la sangre vasca y la posi ilidad de
vincularse a un h ito de ca aller a, eran a n m s importantes. Ahora ien,
los hermanos Carran a sa an ue ten an una
desventa a ue pod a serles
en
rostrada en
cual uier circunstancia, como e ectivamente ocurrió. Los Carran a
re irieron la prepotencia de olicarpo u i cuando les se aló ue pod a
pasearse por mitad de la pla a sin ue nadie pudiere o etarle la tacha ue a
nosotros nos
imputa .
l
Undurraga, Honores transversales... , op. cit. Araya, La pure a... , op. cit.
orales estuvo
dispuesto ayudar a anuel de Ulloa, de ido a las re erencias
a
Uno de los testigos presentados por los hermanos rea irmó el reconocimiento reali ado
por los padres de los Carran a a trav s de diversas acciones. Romualdo de Villanue a, ue de la
Villa del Ca ón de San os de aipo, se aló conoce asimismo de muy cerca a Dn. Venancio y
Dn. art n Carran a vecinos naturales de esta capital y sa
e y le consta de ciencia cierta ue son
hi os de los expresados D. Tom s de Carran a y Carran a y de Da. ar a Ignacia elaya ha idos
a o la pala ra de casamiento ue se dieron sin el menor impedimento de poder contraer y ue es
verdad asimismo y notorio ue no se e ectuó el matrimonio por las cortas acultades de la expresada
Da. ar a Ignacia y ue am os reconocieron y reconocen a los expresados Dn. Venancio y Dn.
art n por tales sus hi os ha idos a o la pala ra de contraer matrimonio cumpliendo Dn. Tom s
con las
o ligaciones de padre as con la contri ución de dinero y compra de casa ue hi o a la
expresada Da. a. Ignacia, como son mesadas a los precitados sus hi os uienes se hallan al lado
de la dicha su madre . ANHRA, vol. , pie a , s. v y , . Como se o serva, la
de ensa de los hermanos Carran a puso especial n asis en se alar ue stos ueron conce idos
a o promesa de matrimonio, sin ue sus padres tuviesen ning n impedimento para concretar la
unión, salvo la extrema po re a de la madre. Con ello se persiguieron dos propósitos. or una
parte, insertarlos dentro de la categor a legal de hi os naturales , ue ue la menos menosca ada
de todas las ue encasillaron a los hi os ileg timos. or otra parte, se intentó despe ar toda duda
l
Villalo os, Origen y ascenso..., op. cit., pp. - .
Diccionario de Autoridadesla. entendió la estimación, ama, cr dito, honor
como
en
ue est alguno, por dignidad, su
prendas o acciones loa les . En tanto, los
discursos udiciales chilenos de los siglos xvii
y xvm re rendaron la sinonimia
entre honor y reputación consignada en el diccionario, aun ue precisando las
diversas ormas ad uirió en el contexto histórico espec ico.
ue esta ltima
Es decir, registros udiciales
los particular a u llos llevados adelante por
-en
visto ue como adulta era tenida por espa ola , pese a ue algunos vecinos
recorda an ue en su ni e era tildada de mulata . La reputación como
estimación de la calidad de los su etos se mantuvo a lo largo de todo el pe
r odo . Lo novedoso ue ue con el paso de los a os, y m s acentuadamente
desde la segunda mitad del siglo xvm, ueron sum ndose otras variantes de
la estimación social del honor.
Uno de los principales sustentos de las reputaciones, tanto de las
mu eres
como de los hom res a
uienes les estuvo encomendado
control, consistió
su
Op. cit, . .
Op. cit, . v.
ANHRA, vol. , pie a , s. y , ANHRA, vol. , pie a , s. , y
, ANHRA, vol. , pie a , s. v, y v, - ANHRA, vol. , pie a , .
v, ANHRA, vol. , pie a , . , ANHRA, vol. , pie a , s. vy v,
ANHRA, vol. , pie a , . v, - ANHRA, vol. , pie a , . v, .
mantuvo su
importancia a lo largo de todo el per odo colonial, proyect ndose
al siglo xrx, como evidencian diversas investigaciones y los registros consulta
dos para este tra a o . De mediar la rati icación social de la castidad o de la
idelidad, se ha ló de la uena reputación de la mu er . or el contrario,
las in urias sexualescomo
puta , cornudo y sus variantes, implica an el
desprestigio y hac an del cr dito una cualidad opina le . En ocasiones
se re er a el m ito social y espacial en el ue se plantea a la discusión de la
reputación emenina, as como el cr dito del hom re ue de a protegerla ste,
por lo general, se remit a al arrio donde la mu er y su esposo desarrolla an
su existencia cotidiana . Con ello, una ve m s se constata a la relevancia
del arrio -de la vecindad -
como
espacio de socia ilidad y re erente pri
migenio de las identidades.
Las in urias de tipo sexual - ue violentaron la virtud emenina y la hom
r a vinculada a la contención sexual de la esposa- originaron el del total
de uerellas por in urias y calumnias presentadas a la usticia en el Santiago
del siglo xvm . Este tipo de expresiones deshonrosas iguró en
segundo lugar, despu s de las in urias contra la conducta ue alcan aron el
de la totalidad de in urias consignadas en los registros .
Al anali ar sólo el universo emenino se constató la relevancia de la se
del siglo xvm. Los voca los ama, opinión y cr dito se usaron indistinta
mente para consignar las diversas variantes ue asumió la reputación, haya
sido como calidad , como castidad emenina o a modo de comportamiento
masculino honora le . Resultó interesante o servar ue tanto los usos de estos
t rminos - ama , opinión y cr dito - como los del concepto reputación ,
un
enómeno social la usticia penal de la ciudad de uito - , pp. - , - .
mani estaron el car cter restringido de la uena reputación emenina. sta se
remit a de orma casi exclusiva al
uso
ue las mu eres hicieran de su cuerpo,
lo ue desde esta perspectiva se traduc a en la estimación ue los dem s se
ormaran so re su castidad o idelidad.
ue contexto donde hallaron mu eres dispuestas
en ese se a
desprestigiar
a sus
pares omentando rumores so re supuestas amistades il citas de otras,
en
especial de sus vecinas. En esas situaciones las aludidas pudieron llegar
a ser
in uriadas con el ep teto puta , en tanto ue las generadoras del rumor
ueron re eridas uita
como cr ditos . Ello dio cuenta del papel social ue
cumplieron las vecinas como protagonistas del control de las conductas -en
particular de las conductas emeninas- dentro de los espacios residenciales.
Una ve m s el arrio se mostró como el contexto espacial y social en el ue
se
construyeron los cr ditos y los descr ditos de los actores del Santiago del
siglo xvm, en este caso, de sus mu eres.
La ama , la opinión y el cr dito no sólo se construyeron so re la
virtud sexual de las mu eres sino, tam i n, respecto de las estimaciones sociales
de sus calidades . Esto
permitió a un a ogado de la Real Audiencia se alar ue
luego de ser tratado de mulato y su mu er de chola en una calle p lica y
delante de un sinn mero de gente , no conta an ni con tomo de cr dito .
El car cter inario de la ama , el cr dito o la reputación emeni
na -como contención sexual o como
limpie a de sangre - contrastó con
su
multiplicidad de representaciones para el universo masculino. Como se
ha o servado, desde la segunda mitad del siglo xvm ueron ortaleci ndose
diversas vertientes de comportamiento masculino mod lico. Entre ellas iguró
la valoración positiva de la contención de las actitudes provocativas y de un
comportamiento conceptuado como honora le , ue contempló la honestidad
en los
negocios y el cumplimiento de la pala ra. Estas actitudes convivieron
con las
representaciones de la reputación , la ama y el cr dito en cuanto
calidad y preservación de la castidad idelidad de las mu eres.
El t rmino patrón ue utili ado por el administrador del odegón en su escrito de uerella
para re erirse a don os Domingo de Alonso, due o y ha ilitador de la tienda en cuestión.
ANHRA, vol. , pie a , s. , y - v, . V ase tam i n ANHCG, vol. , .
v, .
ANHRA, vol. , pie a , . , ANHRA, vol. , pie a , s. - v y
v, .
ANHRA, vol. , pie a , . v, .
I id El odegonero arcos Gon le se aló tener perdido mi cr dito, y por tanto inh il
de uscar la vida por no tener uien me de la mano para mi ha ilitación . ANHRA, vol. ,
pie a , . , .
Som art, op. cit. So re los or genes de la urgues a en Chile, v ase Villalo os, Origen y
op. cit. La renovación del sector mercantil aristocr tico de Santiago desde la d cada de
ascenso...,
en Cavieres, El comercio chileno..., op. cit,
pp. - . Un interesante estudio so re el grupo
social de los comerciantes, aludiendo a sus patrones de conducta, estrategias amiliares y estilos
de vida, es el de Susan Socolo para el Buenos Aires del siglo xvni. Susan Socolo , Los mercade
res del Buenos Aires virreinal amilia y comercio. odemos hallar rasgos urgueses en Nicol s de la
Cru y Bahamonde. V ase Sergio art ne Bae a comp. , Epistolario de don Nicol s de la Cru y
Bahamonde, primer conde de aule.
Villalo os, Origen y ascenso..., op. cit ald var, Vial y Rengi o, op. cit, pp. - .
llamados ca ones de la rivera , el arrio comercial de Santiago. El t rmino
aratillero se
empleó para re erir tanto al propietario de una tienda o ca ón
como al ue sin ser su due o vend a all la mercader a
ad uirida por el co
merciante de mayores recursos. La determinación del estatus de estos actores
ue un
comple o de ido la am ivalencia de su posición y, al mismo
asunto a
tiempo, por las pretensiones sociales de los mismos. As , por e emplo, hallamos
entre ellos a hom res espa oles ue reclamaron para s el trato de don , unto
a otros
ue no consignaron expl citamente su calidad y ue tampoco se pre
sentaron ante la usticia como merecedores esa dignidad. Entre ellos tam i n
Op. cit, . .
El ha ilitador de arcos Gon le se presentó como ene actor de su
odegonero, el
Eso
explicó ue las imputaciones de ladrón hayan llevado a odegoneros
y aratilleros a presentar uerellas por in urias y calumnias ante la usticia con el
in de limpiar su cr dito. ara ellos, la
posi ilidad de responder violentamente
ante tales deshonras tuvo el riesgo de comprometer a n m s su
reputación,
en la medidaue su universo social estuvo uertemente in luido por códigos
de civilidad. Ello implicó ue sus restituciones de honor se plantearan por lo
u
holga n- y ugador , ue representaron el de las in urias a la conducta
contenidas en los procesos udiciales por in urias y calumnias .
Un testigo en un
uicio de disenso se aló ue siempre ha visto a la parte ue le presentó
ocupado en e ercicios decentes y no mec nicos, en el comercio, mane ando cantidades de e ectos
de Castilla y de la tierra y tra icando para Talca y la Concepción, port ndose siempre con honor y
idelidad sin ue am s se le haya notado vicio ni crimen alguno . Ello le ha a permitido o tener
la satis acción de varios su etos de este comercio en la administración de sus caudales . Otro
pudieron protagoni ar hechos de violencia. Sin em argo, las reacciones violentas, cuando se
produ eron, se e ectuaron por lo general para castigar las insolencias de su etos de menor estatus.
ANHCG, vol. , s. - , .
serie de conductas y valores urgueses, simult neamente utili aron las diversas
representaciones de honor ue circularon en el siglo xvm . Los escenarios
de las disputas entre comerciantes pudieron di erir de los
espacios donde ha-
itualmente se disputó el honor de los or genes, del mismo modo ue los valores
vulnerados por las in urias a la conducta pudieron divergir de los atri utos
agredidos por las o ensas al lina e o a la calidad . Sin em argo, los discursos
udiciales de los comerciantes continuaron aludiendo al honor como valor social
esencial. A ines del siglo xvm y comien os del siglo xix las in urias pudieron
lugar en derecho comparecemos ante Vm. y nos uerellamos civil y criminalmente contra uli n
D a por la in uria y agravio ue nos ha irrogado en una causa p lica ue sigue en este tri unal
trat ndonos a los dos
primeros de enredistas, revoltosos y per uros y al ltimo en los propios
t rminos a
excepción del
per uro e igualmente ue hemos sido promotores de la dicha causa ue
sigue con Gregorio Rui so re la co ran a de pesos resultantes de una compa a ue tuvieron
en la administración de las casas de a asto
y por ue con seme antes dicterios ue ueda nuestra
ama, opinión y cr dito perdidos . Asimismo, el interrogatorio al ue de ieron ser sometidos los
testigos incluyó la siguiente pregunta y le consta generalmente el proceder de cada uno de ellos
ue se han mantenido y mantienen en la notoria opinión de hom res de ien . or su parte uli n
D a se aló ue su nimo no ha sido di amar la uena opinión y cr dito de Gaspar Guti rre
ni de otras personas . ANHRA, vol. , pie a , s. , v, .
y
aravall, Esp ritu urgu s... , op. cit Gayol, Honor moderno... , op, cit Gayol, Socia
ilidad..., op. cit,passim Cham ers, op. cit.,passim art ne -Alier, op. cit,passim Beattie, op. cit
Gallant, op. cit Green erg, op. cit.
ANHRA, vol. , pie a , s. y v, .
ANHCG, vol. , . v, .
I id
I id
La ama y la p lica opinión
Como se ha
planteado, el re erente del honor como reputación no se remitió ex
clusivamente a la vertiente de la honrade . ste pudo asumir m ltiples ormas,
las ue se insertaron, en el caso del honor masculino, dentro del concepto de
hom r a de ien . Lo ue estuvo detr s de este proceso ue la progresiva
autonom a ue ue ad uiriendo la estimación de las gentes en la construc
ción del honor de cada individuo, tal como
planteara don ateo Lu an en
testigos ad udicaron a alguna de las partes en disputa. sta ue, como indicó
el Diccionario de Autoridades, una rase de uso com n en las deposiciones de
los testigos udiciales .
Ahora ien, siempre existió algo ue sustentar, ya uese la hidalgu a, la
limpie a de sangre , la legitimidad o la castidad emenina. Nunca antes del
ocaso del
siglo xvm se pretendió e uiparar el honor a la uena opinión , lisa
y llanamente, sin precisar los atri utos so re los ue sta se constru a. Antes
de ese momento tampoco se pretendió, como planteó don ateo Lu an,
precisar las
signi icaciones de la opinión , la ue comen ó a ser entendida
y vida privada ha estado su eta al de ate historiogr ico. Si, por lo general, la mayor a de los
investigadores ha considerado ue la división p lico privado es moderna, algunos estudios la
han adscrito al mundo colonial americano. Ann T inam, desde una mirada sociológica, conci ió
la dicotom a p lico-privado como un elemento integral de la mentalidad colonial . En su tra a o
so re la ilegitimidad Am rica colonial, compartió este planteamiento con otros investigadores
en
los
como ese muro ue hoy parece levantarse para contener y para separar
cuerpos de las gentes . Ante la comunidad se a r a un
amplio espacio para la
o servación, escenario propicio para la circulación de los rumores. La
pala ra
se instala a en el centro de un universo en el ue sus
integrantes se sent an
vigilados y en uiciados por los dem s.
ue en este contexto ue el honor se planteó en plano de sinonimia a la
reputación , al uen nom re , a la ama p
p lica opinión ,lica o a la
tal como registró la documentación
udicial. ien, se trató de una Ahora
representación de la
p lica opinión partir a de la com n estimación de
las gentes , ue tuvo en el rumor un mecanismo para con igurar el honor como
reputación de los actores sociales.
unto a a uella p lica opinión la documentación consignó algunos
lugares de connotación p lica en los ue tendieron a in erirse las in urias.
O servamos, por e emplo, a un comerciante se alar ue ue insultado en un
lugar tan p lico como es el Baratillo . La catalogación p lica otorgada
a
algunos lugares se entendió como consecuencia de la mayor aglomeración
de personas ue se
congregó en ellos . Ya desde las Siete artidas, se estimó
los insultos dirigidos a ella, magni icando su in uria y dotando su residencia de una connotación
el ue se
desplegaron diversos mecanismos de
exclusión, disciplinamiento y
re or amiento de los pre uicios socio-raciales . Ellas tampoco concordaron
con las actitudes intolerantes
y despreciativas ue la lite asumió respecto de
una
ple e viciosa, ociosa y d scola a la ue se de ió controlar . Entonces,
cómo era posi le conciliar estas corrientes en apariencia contradictorias? Ocu
rrió ue tales lógicas, al parecer discordantes, no ueron m s ue expresiones
de enómenos complementarios. La representación o icial de honor, en la ue se
inscri ieron los discursos enunciados ue uno de los tantos mecanismos de
control de la po lación desplegados por las autoridades ilustradas . Si ien ella
o reciólos grupos medios y populares el acceso a un paradigma de honor, a
a
en orma
independiente seg n sus coordenadas culturales y socio-raciales.
La representación tradicional, ue de inió las identidades
seg n patrones
de limpie a e impure a de sangre , continuó determinando las identidades
individuales y la de inición de criterios de honor a lo largo del siglo xvm. Sin
em argo, sta se vio o ligada a convivir con una nueva representación ue
evidenció un modelo unitario de comportamiento y de moralidad
aplica le a
espacios socioeconómicos espec icos. La coexistencia de lógicas paralelas -el
honor de los or genes y el honor o icial- prestó sus categor as a los m s variados
intereses sociales e individuales .
Como ha se alado uan Carlos Estenssoro, por esos mismos a os en
espa oles, indios, mesti os, mulatos, pardos, am os, cholos, cuar
negros,
terones, uinterones y as sucesivamente en una enumeración casi in inita.
Ahora ien, si el esclavo mulato y la criada negra integraron un grupo ue
aspiró a una representación espec ica de honor, cómo explicamos el uso de
los mismos criterios para el maestro de artesan a y el oven de lite? or cierto,
ser a di cil incluir al maestro de sastrer a dentro de la ple e . En e ecto, se
trató de un tra a ador especiali ado ue alcan ó la c spide de la erar u a de
su o icio. Asimismo, al tratarse de un
espa ol ue reivindicó su limpie a de
sangre , cómo podr a ser asimilado al mulato esclavo o a la criada negra?
El paradigma del honor o icial encarnó voluntades espec icas y respondió
a
o etivos precisos ue no uscaron reproducir las erar u as sociales, sino
m s ien moldearlas. El nuevo hori onte de honor ue se per iló a lo largo
del siglo xvm se insertó en el m ito de las representaciones, las ue m s
Alternancias de representaciones
So re la noción voluntad de poder , v ase ichel oucault, icro sica del poder y ou
cault, El orden..., op. cit, passim.
itt-Rivers, Antropolog a del honor..., op. cit., pp. - .
Es m s, los representantes del honor estamental tendieron a consignarse como depositarios
del honor-virtud, uscando monopoli ar en su grupo las dos supuestas vertientes de honor. Ello
expresó la di icultad de entender en orma inaria el honor seg n las dos corrientes menciona
das. Asimismo, la conciliación de am as vertientes del honor pudo resultar pro lem tica, en la
medida ue los ien nacidos no heredaran el car cter y la uena disposición a las conductas
virtuosas. La historia del Cid ilustró esta situación en las
iguras de los in antes de Carrión. En la
honor-virtud, la o tención del honor se llevar a a ca o seg n el es uema os ue ado
vertiente del
por uli n itt-Rivers el sentimiento del honor inspira una conducta honora le, la conducta
reci e reconocimiento y esta lece la reputación, y por ltimo la reputación se ve consagrada por
la concesión de los honores . Sin em argo, en diversas ocasiones este itinerario no consiguió
la rati icación social de la conducta virtuosa u honora le. En la comunidad no siempre existió
consenso
respecto de la apro ación de las conductas ue concedieron la reputación, entendida
en este asunto como sinónimo de honor, lo ue otorgó a n mayor comple idad al pro lema.
So re la am igüedad del concepto de honor derivada de su do le origen v ase I id Algunos de
los tra a os so re el honor vinculado al estamento no iliario o a la virtud son, respectivamente,
aravall, oder, honor..., op. cit, passim y Seed, Amar, honrar..., op. cit, passim.
manuales ue hicieron uso de criterios hereditarios para o tener la rati icación
social de su honor . La lectura de las o ras del Siglo de Oro re rendó esta
ltima situación, al constatar cómo los villanos -en cuanto cristianos vie os -
reivindicaron honor por criterios hereditarios
un .
or otra parte, el modelo del honor como virtud de inió unitaria y mono
l ticamente a esta ltima, pese a ue las pr cticas sociales dieron cuenta de la
existencia de diversas representaciones v lidas de la misma. En el siglo xvm
consideró ue las trans ormaciones en las concepciones de honor se originaron en actores insti
tucionales ligados a las actitudes de la Iglesia y el Estado. Seed, Amar, honrar..., op. cit.
necesidades e intereses del contexto sociocultural. Ello uedó de mani iesto
al constatar los es uer os por deslegitimar el honor-hom r a, suplant ndolo
contenida y vinculada a las virtudes de la civi
por una conducta moderada,
lidad. or alguna ra ón, sin duda enla ada a los ideales modernos de la ra ón
y la civilidad, ue pareciendo m s honora le, m s re inado y, por ende, m s
prestigioso, contener los des ordes de la violencia dis ra ando la moderación
como cortes a . Este proceso convirtió a las lites en representantes de la
sus modelos conductuales de la
civilidad, distanciando gran mayor a de la
sus actitudes seg n el
po lación ue continuó moldeando paradigma del ho
nor como hom r a momentos, la masa de la po lación iguró
. Desde esos
ante las autoridades como un con unto de su etos go ernados por impulsos
irre rena les y gestores de una violencia inconteni le.
La adopción del paradigma de la civilidad por parte de las lites se mani estó
con uer a a nivel de discurso. En consecuencia, esto impidió ue ellas siguie
no
social. Esto ltimo se expresó, por e emplo, dentro de los procesos udiciales por
sevicia y malos tratamientos. or otra parte, el reducido n mero de procesos por
homicidios o lesiones producidas durante duelos indicó la progresiva tendencia
de las lites a
udicialmente sus con lictos de honor con sus pares.
resolver
Desde el paradigma de la civilidad, la conducta contenida y los modales de
cortes a constituyeron prue a visi le de la no le a ue la lite de a desplegar
en su vida cotidiana. La
limpie a de sangre y los atri utos heredados del lina e
no ueron su icientes si stos
estuvieron re rendados por una
no uena crian a ,
asentada undamentalmente en la contención de las pulsiones violentas. se
ue el tipo de argumentación utili ado por don Antonio Herrera, un su eto
de lite, contra Nicolasa V s ue , mu er espa ola, luego ue arro ase pedradas
a la
mu er y la suegra del primero. Esa conducta, seg n Antonio Herrera
Novo-Hisp nica , p. .
Los con lictos entre las partes se
originaron, como ocurrió con recuencia, por discrepancias
en los usos del agua de las ace uias ue corr an por las calles de la ciudad de Santiago, en este caso
de a u lla ue lu a calle a a o de las mon as agustinas . ANHRA, vol. , pie a , . , .
Llevan a la ciudad de As s a enterrar el cuerpo de nuestro padre san rancisco. Detalle. Taller de
Basilo de Santa Cru y uan apacalnga. c. . Óleo so re tela. Serie de la vida de San rancisco.
useo Colonial de San rancisco. Santiago.
En sus encuentros cotidianos las lites practicaron gestos rituales de respeto hacia sus pares,
tales como
uitarse el som rero. No o stante, continuaron haciendo uso del privilegio de portar
espadas con las ue pod an castigar las deso ediencias de sus su ordinados.
ileg timas por una minor a poderosa y, por tanto, proscritas, desde su pers
pectiva, del necesario uego del prestigio social. uedó, pues, desde la visión
de las autoridades, un espacio vac o ue de ió ser llenado por una nueva
representación de honor ue uera til a los o etivos de la armon a y la pa
social re ueridos por ellas. se ue el momento en ue se recurrió al paradigma
de la civilidad, cuya presencia en el escenario chileno ha sido constatada por
nosotros desde el siglo xvn .
Ahora ien, lo novedoso ue ue en la centuria siguiente la cortes a , la
crian a , la atención y el comedimiento comen aron a ser usados como
undamentos de una
representación de honor los grupos ue se extendió a
La construcción de un modelo
hall ndome yo inde enso y sin armas . Seg n los amiliares de uan Su re
de Velasco, a uella respuesta tan templada de edro de iranda consistió en
rescatar la conexión entre el valor y el depositario de los valores , con independencia de las
consideraciones ilosó icas ue cali icaron esta postura como nominalismo o relativismo . or
otra parte, los conceptos moral y tica ueron empleados como sinónimos, dado ue am os
derivaron y aludieron a la noción de costum re . Ahora ien, no se ha pretendido reali ar una
historia de las ideas morales -en cuanto normas ue han guiado la conducta de la humanidad-
sino, m s ien, hacer presente ue los agentes ue construyeron la representación o icial de honor
acudieron al m ito de la tica para validar socialmente su modelo. os errater ora, Diccionario
de iloso a, tomo II, pp. - , tomo rv, pp. - .
ANHRA, vol. , pie a , s. y , .
ha iendo pasado al cuarto donde tiene ha itación uan Su re
ue su
muchas contusiones .
disputa usaron
estrat gicamente las polaridades ue con ormaron el honor
deshonor o icial, descri iendo a sus rivales como individuos viciosos, violentos
y desvergon ados, en tanto consign n ase a s mismos como su etos honrados,
pac icos y de arreglada conducta.
olicarpo u i , gallego residente en Santiago, se presentó como hom
re de arreglada conducta, uen proceder, atento, y siempre
opuesto a toda
violencia y discordia . or
oposición, los hermanos Carran a, sus vecinos
de la calle San DiegoVie o, con uienes ha a discutido uertemente, eran
hom res naturalmente viciosos, violentos, y desvergon ados . La tendencia
La teor a de los cuatro humores asoció lo s uico a lo som tico y distinguió al col rico,
alsangu neo, al lem tico y al melancólico. sta surgió de la usión de la escuela gal nica con la
hipocr tica durante el edioevo. Claude Tomaste, La naturale a de la mu er , p. .
ANHRA, vol. , pie a , . v, .
ieter Spieren urg ed. , en and Violence. Gender, Honor and Rituals in odern Europe and
America Tom s A. antecón, Lances de cuchilladas y usticia en la pr ctica en la Castilla del siglo
xvn Ro ert uchem led, La violence au village. Socia ilit et comportments populaires en Artois du
xve au xviie si cle Raymond Verdier dir. , La vengance. Etudes d ethnologie, d histoire et de philosophie.
particular a trav s de la e ectiva o supuesta tensión entre tradición y modernidad, v ase ario
Góngora, Estudios so re la historia colonial de Hispanoam rica, pp. - Sergio Villalo os, Tradición
y re orma en , Al redo o celyn-Holt, La Independencia de Chile. Tradición, moderni ación y mito,
pp. - . Un estudio so re los aspectos institucionales ue entra ó el despotismo ilustrado,
aun ue desde un
punto de vista descriptivo, se encuentra en Bar ier, Re orm and olitics..., op. cit.
ANHCG, vol. , . , .
Op. cit, s. , .
ANHRA, vol. , pie a , . v, - ANHRA, vol. , pie a , , .
tación , tendiente a
reprimir estas disposiciones naturales . De ah ue uese
tan recuente hallar en los documentos udiciales la tensión entre los impulsos
y la ra ón, entre los sentimientos de ira, cólera u orgullo y la compostura .
Dicha lucha expresó la disputa entre dos códigos de honor su yacentes.
or una
parte, se encontró un honor construido so re
lógicas de contención
-el honor o icial- y por otra se halló un honor de la expansión y la a undancia
malos tratamientos por ser con orme a la usticia . ANHRA, vol. , pie a , . , .
uerellante desista e indulte con generosidad a un amigo ue est pronto a darse la m s cumplida
satis acción ue no es capa de guardar rencor con nadie y especialmente con personas ue ha
estimado con predilección . ANHRA vol. , pie a , . v, .
vinculado a la exacer ación de la virilidad. El primero de ellos ue el ue re
Diagrama N
ODELO CONDUCTUAL SEG N LA RE RESENTACIÓN O ICIAL
DE HONOR DESHONOR
penas en
ue por uero y derecho han incurrido por las in urias ue p li
camente nos han irrogado sin otro m rito ue el de su voracidad, violencia y
precipitación sin ue se de en esta gente la menor crian a ni manchado ue
de e guardar con las personas ue por su calidad y uenos procedimientos
son acreedores a ello. Desde el
tiempo ue la re erida Nicolasa entró en
calidad de sirviente en la inca del enunciado don Diego Contador no
han cesado las rencillas e in uietud ue con su genio violento, ocasiona sin
manchado para ella se li re de la mordacidad .
El estado social armónico perseguido por medio del honor o icial tendió a
perpetuar un modelo social espec ico. Este paradigma ue til a los intere
sesde los grupos dominantes en la medida ue el respeto a las erar u as y
precedencias de los superiores tnicos y sociales pod a ser
recompensado
con el ene icio social de la honra. De este modo, el honor o icial resigni icó
«en
errater, op. cit, tomo rv, p. .
ANHRA, vol. , pie a , s. - v, El destacado es nuestro .
la dominación y la sumisión a las lites como cortes a y vergüen a . All
donde honor y vergüen a estuvieron vinculados, stos constituyeron valores
ticos, con ormando la virtud y sustentando la reputación .
Seg n la perspectiva antropológica, el honor como vergüen a y, por tanto,
en cuanto valor tico, ue
producto de la educación y estuvo con ormado por la
honestidad, la lealtad y el cuidado de la reputación . En el escenario chileno
del siglo xv n se o servó ue unto a estos valores, cilmente reconoci les
entre los documentos udiciales, se sumó el respeto a las erar u as. Esto dio
cuenta de una h il manipulación del concepto de honor por los grupos
pri
vilegiados, uienes uscaron sellar las ases de su precedencia insertando la
o ediencia y el rendimiento a sus personas dentro del código tico del honor
o icial En dicho contexto, las irreverencias y desacatos a los superiores sociales
se
interpretaron como desvergüen as , del modo ue un testigo cali icó la
actitud ue tuvieron las mulatas Car allo hacia una
mu er de lite
vergüen a . La re irió como pasión ue excita alguna tur ación en el nimo por la aprehensión
de alg n desprecio, con usión o in amia ue se padece o teme padecer, dando muestras de ello en
el rostro, especialmente con el color . Tam i n se la consignó como el pundonor o estimación
de la propia honra . Real Academia, Diccionario de Autoridades, op. cit, tomo rv, p. . So re la
primera acepción v ase Al orno , Um rales sensi les... , op. cit.
V ase el interesante es uema reali ado por itt-Rivers, Honor y categor a... , op. cit, p. .
vos, castas o
espa oles po res cuando asumieron actitudes insolentes hacia
las lites. Tampoco astó con escandali arse ante tales sucesos y reprimir a los
in ractores de las erar u as. Durante el siglo xvm ue necesario insertar los
lineamientos del respeto a o el código tico del honor. Desde la perspectiva de
las autoridades, los su etos u icados uera de los c rculos de las lites pudieron
acceder al honor en la medida ue se inscri iese en su versión o icial, la ue
entendió la vergüen a -en su vertiente de valor tico- como acatamiento y
su ordinación a los superiores. Desde esta perspectiva, la alta de respeto a los
grupos dominantes comen ó a ser cali icada como una desvergüen a ue
implicó la deshonra de uienes transgredieron los órdenes sociales. Sólo los
locos o los decir, a u llos privados de ra ón, pudieron arriesgarse
e rios, es
a
perder su honor insolentando
a los
superiores sociales .
Dentro de la categor a in urias ver ales a la conducta constatada en los
Seymour, Los gremios de artesanos en el Chile colonial Una aproximación al o icio de la sastrer a
a trav s de la historia de tres sastres, en Emma de Ramón, uan Chico de e alosa, Se asti n
de Iturrieta y art n Garda. Tres sastres en los al ores de la industria santiaguina - .
ara el caso espa ol, v ase o o, op. cit. So re el concepto de mediador cultural v ase Ares y
Gru ins i coord. , op. cit
consecuencia, las actitudes ue ste asumió p lico de recep
contaron con un
petuosos a
guardar respeto y uena pol tica hacia sus
superiores sociales .
León, Reglamentando... , op. cit. ara el caso mexicano, v ase Vi ueira, op. cit.
pensadores y ministros. ean Sarrailh, La Espa a ilustrada de la segunda mitad del siglo xvni, pp. - .
Sentencia dictada por los oidores en el a o . ANHRA, vol. , pie a , . , .
El corregidor Luis anuel de a artu instó al pardo y o icial de apater a ascual eledón, a
moderar su conducta y operaciones so pena de ser condenado a uno de los presidios del reino.
Ha a protagoni ado una ri a por los avores de una mu er. ANHCG, vol. , s. - v, .
Estas voces, veh culos de civilidad y contención, no llegaron a o dos sordos.
or el contrario, ueron atendidas e instrumentali adas por su etos ue vieron
en ellas los discursos ue las autoridades desea an escuchar. Es por ello ue en
diversas ocasiones ue posi le hallar a
espa oles, mesti os o mulatos apelando
al paradigma del autocontrol, haya sido para reivindicar su conducta -como lo
hi o el maestro os Larra n- o para cali icar el proceder de los dem s, como
ocurrió con la mesti a Antonia Cerda.
La mesti a Antonia, testigo de un proceso por in urias, cali icó como des
atenciones y atrevimientosla actitud asumida por unas esclavas contra la
espa ola Ventura S nche . La primac a social de la ltima no sólo se unda a
en su espa ol a sino, a su ve , en su matrimonio con el procurador rancisco
Reg s eregrino . Al entender la disputa como una transgresión de las erar
u as ue asegura an el orden colonial, Antonia asumió el papel de receptora
y emisora de la representación de honor ue las autoridades reservaron a los
grupos populares. Su recurso al voca ulario caracter stico del paradigma del
honor-civilidad, reali ado dentro del escenario udicial, constituyó una h il
estrategia por una mesti a ue supo cómo, ante ui n y en u circunstancias
apelar a uno u otro universo conceptual de honor.
para peón apeló a lo a o, pues ste pudo ser su eto de honor en la medida
un
honor, sent a su
p rdida. Las restantes aseveraciones se asimilaron m s ien
a un tratado de las uenas costum res. Ellas re irieron el actuar del inculpado
seg n los par metros de una conducta mod lica ue por cierto contó con el
enepl cito de los receptores del mensa e. La venia de los ueces procuró
o tenerse exagerando la humildad y uena conducta del yerno del Conde.
al ue mal, se trata a de un hom re ue ha a amena ado con su espada a
un no le, o lig ndolo a re ugiarse en orma indigna en la ltima ha itación
de su morada
ocurrido despu s de la noche de los incidentes. Seg n esta h estrategia udicial, os A. Arma a
il
ha r a olvidado los intentos ue reali ó para asesinar al Conde al d a siguiente, como consignaron
los testigos de este ltimo. s all de la arti icialidad del recurso, ste permitió o servar ue, seg n
la mirada del per odo, la ra ón y el uicio permit an moderar los instintos de vengan a y contener
las acciones. ANHCG, vol. , s. , y , . or otra parte, os de la Cru C spedes ue
sólo uno de los cientos de hom res ue trataron de usti icar sus acciones violentas ante la usticia
en ra ón de la e riedad. sta consistió en una estrategia ampliamente conocida por los ueces y
ue se
expresó discursivamente a trav s de los
conceptos estar privado o e rio de la ca e a ,
ueriendo representar la pertur ación de las acultades racionales, encarnadas sim ólicamente
en la ca e a. ANHRA, vol. , pie a, , . v, - . En otro proceso udicial se aludió al
estado de intemperancia de los orrachos, cuando un su eto se aló ue no esta a para tratar con
hom res ue no esta an en su uicio . ANHRA, vol. , pie a , . , .
**
ANHRA, vol. , pie a , .
Lo segundo,
ue despu s de no ha erse usti icado la provocación ue
se
supone por medio de a uellas voces y pala ras descompuestas, se
hace impersuasi le seme ante lance en un su eto como mi
parte, os
Antonio Arma a de genio humilde, uieto e inaltera le, a menos
ue proceda
alg n intolera le golpe en su honor ue como nació con l, sa e sentir
su
p rdida en un su eto vuelvo a decir canoni ado de prudente, paciente, y
ama le, en el empleo ue e erce desde septiem re de , sin ue amos haya
tenido la menor contienda con alguno de la innumera le multitud ue de
este y otros reinos entran en la Real Aduana, sin em argo de la variedad
de genios y naturale as, y no o stante ue cada d a se presentan ocasiones
en
ue pudiera mani estar alguna alteración o menos docilidad, mayormente
revestido de la autoridad ue acompa a a su empleo, y por el contrario
cuantos individuos le han comunicado all y en toda la ciudad, viven muy
satis echos de su trato, arreglada conducta y notorios cristianos procedimiento m .
expresión hom
La re de cordura, re lexión y peso ormó parte de la
argumentación con la ue el conde de la Con uista uscó desprestigiar a
tuvo su eto a un
r gido es uema cuya construcción y perpetuación tuvo directa
relación con las diversas representaciones de honor del per odo. stas no sólo
actuaron como vectores de control de la conducta emenina sino ue, asimis
mo, prestaron sus valoraciones ticas y sus
recompensas sociales a a uellas
mu eres ue ci eron su conducta a sus par metros. As , las representaciones
de honor actuaron en dos sentidos controlando y prestando incentivos, por
medio de recompensas, a la contención de la sexualidad emenina. Una mu er
pudo acceder a los universos de las distintas representaciones de honor en la
medida ue controlase su sexualidad. Ah radicó ustamente el est mulo social
a su autocoerción.
tuvo grandes controversias. Es m s, algunos autores, como ario Góngora, han ha lado de una
ANHCG, vol. , s. - v, .
Sandra Lauderdale Graham, Honor Among Slaves .
ANHRA, vol. , pie a , . , .
Una concepción cl sica de estructura patriarcal la plantea como un sistema caracteri ado
por una relación dispar hom re-mu er en el mane o de la autoridad, el poder y las decisiones,
sesgada a avor del
primero. La posición masculina prevalente emana y se expresa en un esta
tus adscrito por g nero
y luego en el e ercicio de posiciones ad uiridas privativas de su sexo y
rodeadas de prestigio di erencial rente a la mu er. Centra cada g nero en territorios espec icos
ue las representaciones de honor evidenciaron respecto
La rigide de la vir
tud emenina no implicó necesariamente ue las mu eres se guiasen siempre a o
sus
imperativos . Si ien el car cter de la documentación anali ada evidenció
desviaciones a la norma, como los amance amientos o los adulterios, sus discur
Diagrama N
ODELO CONDUCTUAL ASCULINO
DENTRO DE LA RE RESENTACIÓN O ICIAL DE HONOR
CO O VICIOS
CO O VIRTUDES
Ro ar
Honestidad
Be er
A stinencia alcohólica
ugar
La oriosidad
O
Conceptuados como In urias derivadas de las conductas
Domingue o
ugador *
Anali adas en
cap tulo El honor como reputación.
ue ue su madre la dicha do a
le consta ercedes ha procurado edu
carlo y conducirlo por el camino de la virtud y hom r a de ien, se ha
entregado enteramente a los vicios, viviendo en il cita comunicación con
una
mu er de la arro uia del ue declara, de la ue no lo ha podido
separar no o stante los grandes es uer os ue ha hecho con nota le
detrimento suyo y esc ndalo de los dem s vecinos. De donde resulta,
o icial. Esta imagen resultó til a los o etivos de la madre en sus es uer os
por restaurar el honor amiliar vulnerado por el proceder de su hi o. Seg n la
madre, la mala conducta de su vastago mancha a la honra de su amilia, una
de las m s antiguas del reino . or ello, se apoyó en la declaración del sacer
dote para integrar a su hi o como soldado en uno de los cuerpos militares de
Valdivia. La honra amiliar se restituir a ale ndolo de Santiago, evitando ue
,
Otros de los conceptos invocados para cali icar la conducta de os . Alderete ueron
ANHCG, vol. , . , .
uente ta la N de la tercera parte y ta la N de los anexos.
sus y ue la ra ón
actos guia a su comportamiento. Este sustento semió-
no
ANHRA, vol. , pie a , . , . Tanto los su etos populares como los letrados
ue vieron las causas udiciales reconocieron determinados grados de em riague en sus perso
nas o en sus de endidos
respectivamente. Estos grados conllevaron el trastorno de la ra ón y de
los sentidos, por lo ue en muchos casos dichas re erencias constituyeron estrategias udiciales
para aminorar las responsa ilidades penales. De este modo, el exceso de consumo de e ida
provocó el estar privado de uicio o, cuando lo ue en menor grado, sólo generó calentura ,
la ue supuestamente no eliminó de manera a soluta la
capacidad de discernimiento. Algunos
indicios usados para discernir este segundo estado ueron indicados por los testigos en sus
declaraciones al a irmar, por e emplo, ue al reo no se le reconoc a em riague ninguna mas
solamente medio apuntado ue es no estar en el suelo ni ladearse ni menos pertur ado de sa er
lo ue hac a . ANHRA, vol. , pie a , . v, . La igura del calentón -derivada del
estado de em riague denominado calentura - ue de inida en otro proceso udicial como a uel
v, . ara el siglo
su eto em riagado mediocremente . ANHRA, vol. , pie a , .
XDC, v ase arcos ern nde , Historia social del alcoholismo en Chile. - ol ticas, pr cticas,
representaciones, pp. - .
So re el valor de la hospitalidad en la construcción de los códigos de honor en las socie
dades mediterr neas, v ase itt-Rivers, Antropolog a del honor..., op. cit, pp. - .
As lo se aló un peón, testigo de una ri a entre otros peones al interior de una pulper a
ue Este an Vega en la casa de los Astorgas le ha a dado a uella pu alada por ue ha i ndolo
convidado con un vaso o arro de chicha y por ue no se la ha a tomado toda sacó cuchillo
Vega
y lo hirió . ANHRA, vol. , pie a , . Tam i n ANHRA, vol. , pie a , . v, .
i
La concordancia se esta leció en el veto al consumo en exceso, tal como lo indicó un
Otras conductas repro adas moralmente dentro del paradigma del honor
o icial, como el li ertina e atri uido al oven os . Alderete por su madre
y los testigos de sta, no pasaron con recuencia id ha la cotidiana en orma
de in urias. En consecuencia, ueron escasas las re erencias a t rminos tales
como amance ado o orro , utili ados como in urias para denigrar el ho
nor masculino. Ellos
constituyeron sólo el de las in urias de tipo sexual
dentro de los uicios in urias y calumnias
por ra . En tanto, dentro
de los procesos por heridas, lesiones y homicidios, no ue posi le encontrar
re erencia alguna de ese
tipo .
La ausencia de dichas in urias ver ales en el ltimo tipo de delitos se ex
I id.
El restante estuvo con ormado por las variantes de la expresión hi o de puta . uente
ta la N de la tercera parte.
propiciada por las autoridades y los a ogados desde la es era udicial. Estos
ltimos uscaron el reconocimiento social so re otros atri utos y a trav s de
otros medios ue se hallaron en a ierta contradicción a las lógicas de conten
ción ue dominaron el paradigma o icial de honor. Los actores de los
grupos
medios, en tanto, circularon entre am os universos de
representaciones, us n
dolos seg n su conveniencia y actuando como mediadores culturales entre
uno y otro hori onte social y cultural de honor.
EL HONOR AGONAL
LAS DIN ICAS DE DESA O-RES UESTA
Y SUS INTERCA BIOS SI BÓLICOS
DE ASCULINIDAD
Los diccionarios consultados re le aron la din mica agon stica del acto de desa iar a un
adversario, entendi ndola como la acción de contender y competir con otro . Real Academia,
Diccionario de Autoridades, op. cit., tomo in, p. , vo desa iar . La documentación udicial indicó
ue no sólo se desa ió a un com ate de uer a sino, tam i n, a un com ate de astucia, como pudo
ser el de un uego de naipes. ese a ue dicho t rmino no ormó parte del voca ulario cotidiano,
ni tampoco se encontró registrado en los diccionarios espa oles del siglo xvm, resultó apropiado
para caracteri ar algunas de las din micas de esta nueva variante de honor. Ellas com inaron
el com ate sico, el uego y la exhi ición, aseme ndose a la de inición del t rmino agonal ,
ue contempló una de las ltimas ediciones del Diccionario de la Real Academia Espa ola Real
Academia Espa ola, Diccionario de la Lengua Espa ola, a ed., tomo i, , p. . Bourdieu, El
sentimiento del honor... , op. cit.
Los t rminos par y rival han sido escritos en cursiva con el in de explicitar la orma espe
c ica en ue han sido planteados en la investigación, como consignaremos en las p ginas siguientes,
a el Burin, Construcción de la su etividad masculina , p. . ara un per odo
posterior los tra a os de arcos ern nde han estudiado la relación entre violencia e identidad
masculina dentro de la po lación penal chilena en el siglo xrx. arcos ern nde , risión com n,
imaginario social e identidad. Chile, - . So re las relaciones entre identidades masculinas,
violencia y sexualidad en Chile, v ase os Olavarr a y Rodrigo arrini eds. , asculinidad es.
Identidad, sexualidad y amilia, y os Olavarr a ed. , Hom res identidades y violencia. So re las trans
ormaciones del modelo masculino tradicional y las in erencias del poder pol tico en el espacio
social masculino, v ase respectivamente, o as ry man, Space or a an The Trans ormation
o asculinity in th Century Culture y Beattie, op. cit.
as como entre co ard a y deshonor, por otra. Ello se expresó, por e emplo,
en la etimolog a original del t rmino honor -del lat n honos-, ue designó
una divinidad ue representó el cora e en la guerra .
Al de la uer a sica se sumó una so revaloración de la
despliegue potencia
sexual, mani iesta en la idelidad de la esposa o en la capacidad de exhi ir con
uistas emeninas . unto a ellos, otros elementos se sumaron al uego social del
honor agonal masculino en el Santiago del siglo xvm. La estimación de la astucia,
elemento esencial en el dominio de las situaciones y escenarios competitivos,
pudo convertirse en atri uto intercam ia le c e honor cuando un hom re supera a
a otro en los uegos de a ar o, simplemente, en la previsión de una o ensa. or
su
parte, la virtud emenina tam i n atri uto intercam ia le,
se trans ormó en
inserto en
lógicas de competencias varoniles. Dentro de stas, la virtud no ue
patrimonio de la mu er, aun ue tampoco lo ue de los hom res ue disputaron
por ella. sta consistió m s ien en un atri uto r gil y vulnera le, expuesto a
ser ro ado
permanentemente por otros varones. De tales intercam ios sim ó
licos masculinos de potencia sexual, uer a y astucia, emergieron las iguras de
los triun adores y de los perdedores, ue en ese contexto ueron los valientes y
los co ardes, los seductores y los cornudos, los astutos y los necios sometidos
al rid culo.
El medio a trav s del cual se
ad uirieron dichas cualidades varoniles con
sistió proceso de aprendi a e ue uscó sociali ar un modelo particular
en un
siglo chileno,
xv n conllevó una serie de elementos
ue resultaron undamen
tales en la naturale a del honor agonal. En primer t rmino, ella implicó ue los
tres principales undamentos de honor de dicho hori onte -la uer a sica, la
La situación se tornó mucho m s comple a al cru ar la varia le g nero con la social para
o servar si la construcción y a irmación de la hom r a variaron seg n los grupos sociales. So re
el car cter plural de los modelos masculinos y la instauración de una masculinidad hegemóni-
ca , v ase Tosh, op. cit, pp. - Burin, op. cit, pp. - Irene eler, La masculinidad,
Diversidad y similitudes entre los grupos humanos , pp. - , . Un interesante an lisis so re
las distintas nociones antropológicas ue circulan so re masculinidad , en atthe C. Gutmann,
arre atar -en t rminos sim ólicos- la uer a y la virilidad de otro, aumen
tando sus niveles de hom r a y acrecentando sus cuotas de honor agonal. ero
dichas cualidades no se usurparon de cual uier otro, sino de un rival en la
competencia por esta variante de honor. A su ve , lo ue se disputa a ten a
un alto componente social . No presta a utilidad alguna ue un hom re se
considerase a s mismo un valiente si no ten a ama de
a uello. Es m s, dicha
autopercepción depend a en gran medida de las opiniones ue los pares emit an
so re las cualidades varoniles de cada hom re.
Tales din micas competitivas no sólo ueron tiles a los intercam ios de
honor y, por tanto, al sostenimiento de la importancia de su representación
agonal. Ellas, a su ve , ueron tiles a la perpetuación de la dominación mascu
lina, al ser e ercicios permanentes de autoa irmación identitaria de la hom r a.
A trav s de las rivalidades entre hom res y de los sucesivos intercam ios
sim ólicos de virilidad, uer a y astucia, se pusieron en valor los elementos
constituyentes de la hom r a, ue ueron simult neamente incentivo de las
disputas y galardones de las mismas. Las din micas de tales permutas mostra
ron la enmara ada interrelación de los atri utos intercam ia les de honor, cuya
unión sim iótica provocó ue ante el desmedro de acudiese al otro para
uno se
El amplio de ate existente entre la dimensión interior y exterior del honor, en arie
Gautheron ed. , El honor imagen de s mismo o don de s , un ideal e u voco.
Undurraga, Cuando las a rentas... , op. cit.
Sin em argo, hemos constatado ue la din mica desa o-respuesta, ue
caracteri ó la representación agonal de honor, no se circunscri ió exclusivamente
Las mani estaciones de violencia como ormas de usticia privada han sido ampliamente
estudiadas para el contexto europeo. ara el caso chileno a n no se han pu licado tra a os rela
tivos a ellas, no o stante, a partir de la revisión documental reali ada, nos consta su vigencia al
menos hasta mediados del siglo xrx. antecón, Lances de cuchilladas... , op. cit Spieren urg
ed. , en andViolence..., op. cit.
La propuesta de Natalie . Davis, es o ada undamentalmente desde , nació del
di logo con la Antropolog a y propició la trans ormación interpretativa de los estudios histo-
riogr icos so re la violencia. Natalie emon Davis, Sociedad y cultura en la rancia moderna, pp.
- . Arlette arge, Lugares para la historia, pp. - . uchem led, op. cit Spieren urg ed. ,
en and Violence... op. cit Gallant, óp. cit.
,
del honor agonal integra an las visiones de mundo de diversos grupos sociales
en Santiago colonial.
especial atención aspectos legales y procesales, en Bascu n y de Avila, op. cit, pp.
a sus - .
En e ecto, el miedo a ser reconocido como temeroso llevó a los hom res
de Santiago colonial a
arriesgadas.
tomar acciones ue ocurrió Ello ue lo
la muerte de los heridos a la demora en reci ir atención m dica. Un ciru ano declaró respecto del
cuerpo de un occiso a uien atendió tard amente, ue ste ten a catorce heridas ue le encontró
en el cr neo sin
em argo de ue las dichas heridas no son en su esencia peligrosas y mortales
pero el mucho perdimiento de su estancia ue precisamente hu o, el ning n auxilio y ustamente
ha er pasado la noche a toda intemperie han sido los motivos de ue dicho Gregorio hu iese
la convivencia espacios
en de diversión
a uilatar a la hora de los niveles de
La violencia como
castigo
rivales de honor, entre los cuales la violencia rede inió el reconocimiento social
de sus cuotas de hom r a. La com n identi icación de
paridad entre los rivales
supuso una
igualdad competencia, expresada en la e uiparidad de las
en la
armas
y de los medios para imponerse so re el otro. or el contrario, cuando
la violencia se planteó entre su etos u icados en distintos encuadres sociales,
su uso se desvinculó de las
lógicas agon sticas de honor y se e erció a modo de
el
castigo o, por contrario, como insu ordinación ante el orden social. En cada
una de estas -como restauración de la hom r a, castigo o re eld a- la
lógicas
violenciacumplió una unción social determinada.
Los archivos criminales chilenos mani estaron la relación entre impug
nación del honor y categor a relativa de los contendientes. Esta m xima de
Los estudios antropológicos han anali pro undidad la relación entre impugnación
ado en
del honor y la categor a relativa de los contendientes. or e emplo, uli n itt-Rivers ha preci
sado un hom re es responsa le de su honor sólo ante sus iguales en la sociedad, es decir, ante
a uellos con
uienes compite conceptualmente . itt-Rivers, Antropolog a del honor..., op. cit, p.
Bourdieu, El sentimiento del honor... , op. cit, pp. - .
la violencia por honor se mostró, por e emplo, al hallar hom res recha ando
desa os por considerar indignos a sus retadores. Ello ue lo ue ocurrió una
ma ana de a ril de en el
patio de la Real Audiencia. En esa circunstan
cia, la roma de un indio,
criado calesero de un oidor, ue reci ida como
alta de respeto por los soldados numeristas ue se hallaron presentes en el
or una
parte, evidenciaron los mecanismos a trav s de
estas pala ras
los cuales desplegaron
se las vengan as privadas. Ellas indicaron el plano de
sinonimia en ue se planteó el acto de desa iar y el de amena ar con una
o etada. A su ve , se mani estó ue dicha invitación a la violencia se hi o a
un
lugar p lico, en este caso, a la pla a. Desde otra perspectiva, ue posi le
apreciar de la declaración citada ue el soldado desde ó el desa o por consi
derar ue provino de un su eto de in erior rango. La aceptación de un desa o
implicó el reconocimiento mutuo de paridad por los protagonistas. En este
caso esa situación no se da a, como se constató en las pala ras despreciativas
del soldado.
La misma tónica se
pudo apreciar en las pala ras de don art n Ur ar,
administrador de una hacienda, al negar terminantemente ue las heridas cau
sadas al peón espa ol Este an uentes, ueron en vengan a por las ra ones
ue le ha a enrostrado la noche anterior. En este caso, no existió vengan a ,
pero s se dio un castigo sico, pues al d a siguiente art n Ur ar persiguió
a Este an uentes, montado so re su ca allo y con el sa le desnudo. Luego
de herirlo, llegaron los peones de ar para terminar de golpearlo y
art n Ur
ANHCG, vol. , s. y , .
I id.
ANHCG, vol. , s. - v, .
Cuando no exist a paridad entre los protagonistas de los hechos de sangre,
el sólo ten a con las cuales solventar m s
económicas
superior no
venta as y
me ores instrumentos o ensivos sino ue, tam i n, le esta a socialmente per
mitido e ercer violencia so re sus su ordinados . En este sentido podemos
entender el e ercicio ha itual de la violencia de las lites a los criados, escla
vos o, en
general, hacia los su etos u icados en posiciones m s precarias del
entramado social. En esos casos, la violencia se reg a seg n lógicas de castigo
y disciplinamiento, siendo, a su ve , un re or amiento de las instancias de
dominación. Su uso, por tanto, no podr a entenderse como desa o en espera
de respuesta de un igual en honor. Al no existir di logo ritual, en usca de
los atri utos intercam ia les de
honor, la violencia era punición y escarmiento,
generalmente cruel y desmedido .
Las ormas en las ue se desplega a este tipo de violencia esta an codi i
cadas socialmente y correspond an por lo general a latiga os y tirones de pelo.
Uno de los tantos casos en los
ue se o servó la aplicación de estas dos ormas
de castigo, involucró al criado Antonio es as, uien ue detenido del pelo ,
arro ado de
mu a y tirado al suelo donde reci ió una lluvia de latiga os
su
La legitimidad del castigo a los sirvientes, asimilado al propinado a los esclavos se o servó,
por e emplo, en el castigo ue in irió don Al erto Carvallo, due o de una chacra, al peón de
panader a ue le serv a. La sentencia udicial ue lo li eró de prisión no le prohi ió continuar
disciplinando a sus criados a trav s de la uer a, aun ue le previno ue en adelante cuide de usar
instrumentos ue no hieran, ni causen contusión como el Rey lo ha a advertido para el castigo
de los esclavos. ANHCG, vol. , . , . So re el uso de la violencia como mecanismo
de disciplinamiento de los su ordinados en general y de los esclavos en particular, v ase Araya,
Gestos, actitudes... , op. cit, passim y Araya, Sirvientes contra amos... , op. cit.
El e ercicio de este tipo de violencia derivó, en algunos casos, en la interposición de pleitos
udiciales por malos tratamientos por los esclavos contra sus amos. Estos ltimos ueron responsa
les de la vida de sus sirvientes no-li res, pero estuvieron acultados para castigarlos sicamente. La
am igüedad de los l mites entre corrección y sevicia llevó a los esclavos a demandar udicialmente
a sus amos, en ocasiones
pidiendo su li ertad, en ra ón del excesivo uso de la uer a so re ellos.
En ciertos casos, los esclavos apelaron a los discursos del honor para undamentar sus argumen
tos. Ser a su honor, hecho carne en sus
cuerpos, el ue ha r a sido vulnerado por las violencias
excesivas de sus amos. Los usos del honor por los esclavos en los procesos por li ertad o malos
tratamientos -como estrategias discursivas ante el poder correctivo de sus amos- respondieron
a
lógicas las usadas por los hom res y mu eres li res del mundo colonial americano.
diversas a
Chaves, op. cit. y Carolina Gon le , Los usos del honor por esclavos y esclavas del cuerpo
in uriado al cuerpo li erado Chile, - .
li,i
ANHRA, vol. , pie a , s. - v, .
En el de las violencias
caso
dirigidas hacia esclavos, no era necesario ue
uesen propiedad de uien in lig a la violencia, pues sólo asta a reconocerlo
como tal
para castigar agresivamente el m s pe ue o gesto o pala ra inade
cuada. Cuando ha a disparidad social a soluta entre las
partes, las reacciones
de los su etos implicados no se reg an seg n los ritos de la violencia
por honor.
Las malas pala ras no se le an como in urias, sino como
desvergüen as y
desatenciones ue amerita an un castigo cruel, pues transgred an el uen
orden social y pol tico del mundo colonial.
Eso ue lo ue le ocurrió a Ignacio, negro esclavo de
Agust n Tagle, en a ril
de . La causa udicial por las lesiones in eridas al esclavo se ala a
ue lo
ha an aporreado y h chole peda os con las u as la cara . El autor del
castigo ha a sido un aratillero ue le ha a vendido unos apatos de distinto
tama o. Como el mercader ue llevado a la
usticia por solicitud del amo de
Ignacio, a u l decidió escarmentar al esclavo por ponerlo en tan incómoda
situación. Saliendo del despacho del ue le di o al esclavo
cara lanca y de ien ante la usticia sacó una olsa con plata y le di o
toma perro y le tiró dos
golpes con ella y luego lo agarró de los ca ellos
y el declarante el esclavo Ignacio a l de la cintura y ha iendo llegado
hasta un aratillo contra la pared de l le agarró la cara al declarante y lo
ara ó todo y otro aratillero salió con un
l tigo y le dio varios latiga os .
sus
dependientes in eriores sociales .
o
op. cit Desde la perspectiva legal, destacamos el minucioso tra a o de am rana oral, op. cit,
pp. - . ara el m ito mexicano, v ase Ga riel Haslip-Viera, Crime and punishment in late
colonial xico City, - , pp. - .
mostraciones de respeto asociadas a la ca e a implicaron, la vida diaria, el
en
Undurraga, Honores transversales... , op. cit. Araya, Sirvientes contra amos... , op. cit,
Lipsett-Rivera, Los insultos... , op. cit, pp. - . Algunos registros criminales chilenos
uso de gestos violentos y ve atorios, como tomar y arrastrar de los ca ellos, por
constataron el
parte de los ministros de usticia al proceder al arresto de su etos de los sectores populares.
ANHRA, vol. , pie a , . , .
ANHRA, vol. , pie a , . , .
Cuando, por el contrario, el gesto transgredió dicha lógica de dominación, su re erencia
se usó como
estrategia udicial para usti icar las crueles violencias posteriores e ectuadas por la
mu er de mayor estatus. ANHRA, vol. , pie a , s. v- , .
Ellos permitieron usti icar ante los ueces respuestas a n m s violentas por parte del
agredido. ANHRA, vol. , pie a , . v, . ANHRA, vol. , pie a , s. - v,
ANHCG, vol. , . v, ANHCG, vol. , s. - v, .
acusa a a uan Evangelista como autor del homicidio, ste apeló a la noción
de castigo sico de las desvergüen as del su eto allecido.
Como ha anali ado anteriormente, el t rmino desvergüen a era el
se
escogido por las lites del siglo xvm chileno para re erir las transgresiones de
las erar u as sociales y morales. uan Evangelista usti icó los golpes y pata
das ue dio al verdugo, y ue inalmente le causaron la muerte, como castigo
necesario por ser un negro orracho desvergon ado . Independiente de la
veracidad de las acusaciones, lo interesante ue la percepción del reo -y de sus
representantes udiciales- de ue este tipo de usti icación i a a ser comprendida
y, pro a lemente, admitida por los ueces, los destinatarios de sus
pala ras.
,
ANHRA, vol. , pie a , s. v y v, .
m
Araya, Aproximación... , op. cit Araya, Sirvientes contra amos... , op. cit.
recuperar el honor perdido violentando el del contrario. Como tal, dicho acto
constitu a un desa io ue e uival a al inicio de un di logo violento entre partes
el Santiago del siglo xvm. A trav s de estas voces no sólo estudiaremos uno
de los ritos de la violencia por honor sino ue, tam i n, nos aproximaremos a
las identidades de los protagonistas de los hechos de sangre. No precisamente
a las identidades
ue los grupos dominantes uer an inculcarles -las derivadas
de sus or genes leg timos o ileg timos, limpios o impuros de sangre-, sino a
a u llas ue marca an sus relaciones interpersonales cuando se relaciona an
con sus
compa eros de tra a o o cuando se halla an en am ientes de diversión.
para nosotros con el paso del tiempo. Las expresiones vertidas en este tipo
de registros -haya sido dentro las pala ras de los actores de la violencia, de
las recreaciones de los testigos o de los discursos de los m ltiples agentes u
diciales- indicaron el ha itual recurso a las representaciones de honor para
usti icar los hechos de sangre.
punto de vista, parte de los actos violentos -como duelos,
Desde este
ri as, pendencias o uimeras, catalogados de il citos por la usticia- pudieron
entenderse seg n el concepto de delitos por honor . Su an lisis se presen
tó, por tanto, como un
e ercicio necesario para comprender la amplitud y la
comple idad del universo del honor, pues complementó el grupo de hechos
criminales considerados cl sicamente como delitos contra el honor , a
sa er las in urias y las calumnias. En e ecto, la lectura atenta de las con e
siones de los implicados en los hechos, as como de las declaraciones de los
sentaciones ue utili
se ó para relatar los hechos ue constituyeron in uria.
El universo cotidiano de las in urias en el siglo xvm chileno era mucho
mayor al ue registran en la actualidad los cat logos ue re nen los procesos
udiciales rotulados por ese delito. Cientos de in urias ver ales llena an las
o as de los uicios por heridas, lesiones y homicidios, siendo recreadas por
los testigos y los protagonistas de los hechos como preludios de una violencia
ue, en ocasiones, no se entend a y ue, por tanto, no se
pod a explicar sin
su existencia.
La presencia de pala ras in uriosas era uno de los ritos ue caracteri a an
el desarrollo de la violencia por honor en el Santiago del siglo xvm. La nece
sidad de construir un relato ue resultara coherente lleva a a los testigos, a
la parte uerellante o al reo, adar sentido a los hechos ocurridos acudiendo
a los universos de signi icaciones de las representaciones de honor. As , era
suscepti le de ser
comprendido por los agentes udiciales ue ve an las impli
cancias penales de la violencia desatada.
Dentro de este grupo la proporción m s numerosa, ue llega a al ,
re er a un tipo espec ico de pala ras altamente o ensivas ue siempre, sin
excepción, genera an respuestas violentas ta la N . Se trata a de a ren
tas a la hom r a de los rivales, insinuaciones de la co ard a del otro, unto
a
magni icaciones de la valent a propia. En el per odo se entend an como
impugnar su
lugar de privilegio. Desde esta perspectiva, estos giros constitu
ard a como a su irrisoria destre a com ativa se conta an, por e emplo, ue
no era
capa de pegarle a nadie o
ue era un orro
vie o ue si uno lo cog a
en
campa a no era
capa para de enderse . Tam i n igura an desa os
Agust n lvare , durante los incidentes producidos luego de un uego de chueca. ANHRA, vol.
, pie a , . , . La re erencia displicente a la edad avan ada de los rivales se e ectuó
desde una representación de honor centrada en la uer a sica ue so revaloró el vigor de la
uventud. Ello explicó las diversas urlas -o u onadas como las consignó la documentación- a
las ue los su etos de edad avan ada ueron sometidos por los m s óvenes. Entre stas se halló,
por e emplo, el arro arles tierra y ceni as en la cara o el enterrarles una le na en las nalgas. Este
ltimo consistió en un instrumento compuesto de un hierro de punta muy ina y un mango de
madera, ue usaron los apateros y otros artesanos para agu erear, coser y pespuntar. ANHRA,
vol. , pie a , . v, ANHRA, vol. , pie a , s. - , . So re las
colectivos ue no eran capaces de
como
. Las dudas respecto
ponerse
de las competencias varoniles se centra an las
capacidades sicas de los
en
ue permit an a los hom res hacerse valer ante sus pares. El mavor recurso
de demostración del honor masculino, en su vertiente agonal, era el del en-
rentamiento cara, al
descampado, sin ayuda de terceros v le os de las
cara a
normas de convivencia
pac ica ue de an reinar en la ciudad. Se constató.
por tanto, ue el honor agonal se halla a en a ierta contradicción al honor o icial
ue propugna a resolución de los con lictos por la a de la usticia.
Otra serie de rases pon an a prue a la valent a del rival Entre stas se en
contra a, por e emplo, el desa o a la pelea in uiriendo al rival si tema valor de
pararse en a uel cuarto y tam i n ue uer a ver el ue intenta a darle con
cuchillo, y ue lo sacase a
campa a y ver a . or ltimo, exist a la re erencia
irónica del triun ador de la ri a, este caso, mulato o icial de
en un
apater a
ue, cuchillo en mano, o rec a medirse con
cual uiera de los espectadores.
areng ndolos con las pala ras Vengan, vengan los valientes . O la de un
espa ol administrador de un odegón, ue desa ió a todos los hom res ue
se encontra an al interior de una
pulper a, se alando ue saliese al puesto
cual uiera ue uese tan valiente ue se hallase capa de hacerlo ^.
di erenciasgeneracionales y los con lictos derivados de ellas v ase Ra ael Gaune, Historias de
isuras y con lictos etarios en la lite de Santiago colonial - ^.
■^
Tal rase ue re erida a os Rodr gue , hom re espa ol La desavenencia ocurrió en la
calle llamada de la pelota del arrio de San Isidro v terminó con
Rodr gue muerto
por una
del General Don edro de Ca as . Era natural del de Renca, o icial de apatero, soltero
partido
y di o no sa er su edad, pero el escri ano se aló ue parec a tener m s de veinticinco a os, es
decir, ue era mavor de edad v. por tanto, no necesita a de la representación de un curador para
en rentar el uicio. ANHRA. voL . pie a , . , .
■*
Testimonio del odegonero os Antonio Co re. El emisor de la rase ue os Góme ,
espa ol, natural de la ^illa v corte de los Castilleros, soltero, odeguero, de veintis is a veintisiete
a os de edad. ANHRA, voL , pie a , . . .
Ta la N
O ENSAS- ROVOCACIONES VERBALES
EN LOS RELUDIOS DE LA VIOLENCIA. SANTIAGO, -
In urias sexuales
hi o de puta
cornudo V ca rón
In urias a la honestidad
ladrón
cochino
picaro
In urias socio-raciales
mulato a
am o a
indio a
mesti o a
Otras
perro
orracho
in ame
puta
a otado
mocoso
Total
de violencia re er an rases ue
Los y actores de los episodios
testigos
desa ia an la valent a del rival y lo provoca an a pendencia, magni icando
actanciosamente la uer a sica del agente del reto. Entre stas
se encontra
El autor de la rase ha r a sido Antonio Gallardo, del ue no se expli taron sus re erencias iden
vol. , pie a , . , .
titarias, y su receptor, el indio peón ga n ascual Berm de . ANHRA,
con licto la violencia sica pod a reactivarse enunci ndose rases tales como
guna acción del encuentro sico, como la de ven hi o de una tal a correrme
otra ve , usted me dio un o etón, vengo a ue me vuelva a pegar otra ve ,
ue le dar a de o etadas , ue se lo har a ueno todo , ven a pegarme otra
ve
guacho hi o de una
gran puta o
ue lo traer a a guantadas al cuartel .
especi icó su identidad, pues este ltimo no ue el agresor de a lo Cuevas. Una testigo indicó
conociendo el peón ue a uella arrogancia la produc a la e ida, hi o menosprecio de las
pala ras enunciadas por a lo Cuevas. a lo Cuevas inalmente murió a causa de las heridas.
ANHRA, vol. , pie a , . , . En tanto, os Santos Uri e era indio soltero, natural de
la Desa -La Dehesa-, de e ercicio apatero y vendedor de chanchos. El receptor del mensa e
ue el apatero Loren o eralta, alias ansules y consignado mo o , es decir, un hom re
oven. ANHRA, vol. , pie a , . , . Otra rase seme ante a las re eridas ue la enun
ciada por Bernardo Romero, maestro carrocero, a su rival, el o icial de sastre Tom s Al e no
te deshago la cara ue lo omito por ser en una casa ue estimo, pero anda ue me la pagar s.
ue el mismo Bernardo Romero uien reconoció ha er dicho esas pala ras. ANHRA, vol. ,
pie a , . v, - .
El actor ue amena ó con matar Dios padre a ue rancisco Orti , natural de la villa
de Talca, de veintis is espa ol, soltero y de e ercicio peón ga n. Via a a a
a veintiocho a os,
Valpara so y pidió re ugio en el rancho de Agust n Villanueva para pasar la siesta a o un r ol.
Los con lictos se sucedieron por ue rancisco Orti interpretó las risas de las hi as de Agust n
Villanueva como urlas a su persona. ANHRA, vol. , pie a , . v, .
La primera rase ue emitida por art n im ne , peón, soltero, natural de la villa de San
ernando. Las mismas coordenadas identitarias rigieron para el espa ol Santos Alvear, receptor
del mensa e provocativo. ANHRA, vol. , pie a , . v, . La segunda rase, ue aludió
al o etón , la enunció el indio uan de Dios Herrera, natural de Santiago, casado, de e ercicio
carretero, de cerca de treinta a os de edad. Su destinatario ue Agust n Espar a, administrador de
un
odegón. ANHRA, vol. , pie a , . , . La expresión ue le dar a de o etadas
ue emitida, luego del co ro de una apuesta, por Andr s Olgu n, espa ol, soltero, de o icio vada-
nero , natural de Santiago y de catorce a os. El receptor del mensa e ue Silva, so re uien no se
de ó constancia de su identidad. Sólo se registró ue a uella noche am os anda an vendiendo
adanilas . ANHRA, vol. , pie a , . v, . Las expresiones ue se lo har a ueno todo
y ven a
pegarme otra ve
guacho hi o de una
gran puta las reali ó Dionisio Castro, soldado del
Batallón de In anter a, de treinta a os, natural de Nilagüe, avecindado en Santiago. El receptor
de la rase ue anuelA arca, ca o de Escuadra de Asam lea de Ca aller a de este Reino ,
natural de Santiago, soltero, de veinte a os de edad. ANHCG, vol. , . v, . El emisor
Tam i n ue posi le hallar desa os colectivos del tipo a u han de pagar o
em estid ca rones , dirigidos hacia el grupo masculino ue mediante pala ras
o
gestos se urla a y provoca a al extra o . Como se aprecia, en estas rases
pod an im ricarse a rentas a la hom r a con algunas de las o ensas ver ales
de contenido sexual registradas en los procesos por in urias. Se o servó, a su
ve , la recurrencia de un tipo espec ico de amena a provocativa, a sa er la
de la o etada o guantada en el rostro, la ue constituyó la m s grave a renta
sica al honor.
En contadas ocasiones los testigos y actores de la violencia re irieron el
desarrollo de un di logo violento previo a la solución del con licto por medio
de la ri a. Lo ha itual ue la enunciación de la rase o ensiva-provocativa y la
reacción inmediata del desa iado, uien venga a con sangre las pala ras. De
los cienepisodios de violencia
anali ados, sólo tres presentaron el primer tipo
de situación. Dos de ellos giraron en torno al inomio o ensa magni icación
de la hom r a ue aca amos de descri ir. La tercera apeló a los imaginarios
de limpie a de sangre, por lo ue hemos presentado su an lisis en el cap tulo
correspondiente .
ANHCG vol. , . v, .
ANHRA vol. , pie a , . , .
ANHRA vol. , pie a , s. - v, - .
or el contrario, las re erencias desmesuradas y actanciosas de los pro
tagonistas de las ri as, criminali adas como heridas, lesiones y homicidios,
expresaron la validación social del recurso a la osad a como mecanismo res-
hisp nicos. Ello evidenció ue los actores de los grupos medios y populares
del Santiago del siglo xvm validaron ese
tipo de comportamiento.
uego de ola, en
Gay, l um..., io. cit, p. .
Las rivalidades se exacer a an con uegos de olas desencadenando
los resultados de los
por ellos mani estaron seme an as discursivas. Ello indicó ue el honor o icial,
ue penetró uertemente en las lites as como en los pe ue os y medianos
comerciantes, escri anos y uncionarios ue integraron los grupos medios de la
sociedad, tuvoinserción m s lenta dentro de los militares, aun ue ueran
una
espa olesy go aran una situación económica esta le. sta constituyó una de
de
las parado as del siglo xvm chileno, a sa er ue los encargados de preservar
el orden protagoni aron muchos de los al orotos originados en din micas de
desa o-respuesta, propias del honor agonaliOS.
Imaginarios de la sexualidad
Como hemos anali ado en los cap tulos anteriores, la virtud sexual emenina
una gran
puta . Los enunciados hi o de una tal e hi o de una grande .
Las actitudes puntillosas y provocativas de los soldados ueron ien conocidas en la poca,
tal como indicó la crónica de Vicente Carvallo y Goyeneche Su inclinación dominante de los
don rancisco andiola, propietario de la casa donde viv a Aliste el indio Antonio Hidalgo,
soltero, de o icio peón ga n y mayor de treinta a os, uien la mani estó a edro ar n, admi
nistrador del solar donde se encontra a Antonio Hidalgo ar a del Tr nsito Osorio, ue con su
marido arrenda a un cuarto en una casa de la calle de de a o de la Compa a , uien la dirigió
al peón ga n espa ol uan Claveros. Este ltimo caso ilustró la de ensa del marido a la esposa,
desa iando al agresor de la ltima. ANHRA, vol. , pie a , . v, ANHRA, vol.
, pie a , . ANHRA, vol. , , . , .
, pie a
respondieron al pudor, al respeto y, tal ve , al temor
experimentado por los
su etos al momento de dar su testimonio ante los
representantes de la usticia .
Tam i n ue pro a le ue tales censuras provinieran de los escri anos,
a uellos
mediadores entre las pala ras de los testigos y los
ueces. En cual uier caso,
las in urias re eridas ueron m s ue o ensivas. Ellas ueron
ultra antes -insertas
en las dimensiones
sagradas del honor- pues consignaron la procedencia de
la simiente de una mu er pro anada . ro anada no sólo desde la óptica de los
códigos morales eclesi sticos sino, lo ue realmente importó en los imaginarios
de los actores implicados en las rencillas, desde las lógicas del honor.
Ahora ien, tales expresiones in uriosas no explicitaron una
preocupación
respecto del origen ileg timo de a uellos hi os de . Ellas menosca aron las
capacidades masculinas de a uellos hom res incapaces de controlar a los
componentes emeninos de su grupo amiliar. En e ecto, el origen leg timo
ileg timo no ue determinante en la construcción de las identidades mas
culinas de los grupos populares en el Santiago del siglo xvm. En el
cuerpo
documental anali ado se halló una sola re erencia a este tipo de
in uietud,
la ue se mani estó a trav s del insulto huacho . Sin em argo, m s ue la
re erencia al origen espurio, esta expresión constituyó un mecanismo usado
para re rendar el estatus superior del enunciante, en este caso un soldado ue
dirigió el insulto a su su ordinado. Los su etos ue emplearon esta expresión
en los
procesos por in urias ueron actores ue posaron sus miradas en las lites
apelando al honor de los or genes . Como hemos visto, no sucedió lo mismo
con los
peones, ga anes y o iciales de artesan a, uienes en los con lictos con
sus
pares recurrieron a mecanismos alternativos de prestigio centrados en los
despliegues de la hom r a.
Los emisores de tales expresiones ueron el peón art n im ne al peón Santos Alvear
el indio os Repollanco a don Ignacio Góme ardo, vecino de la almilla el peón espa ol
Este an uentesa don at as de Ur ar y, por ltimo, el la rador anuel Acosta. Este ltimo
utili ó expresión para aludir a os Castro pese a ue ste no se encontró presente. ANHRA,
esta
invocadas para usti icar el origen de las ri as. Ello evidenció ue dentro de
la representación agonal de honor la hom r a se asentó pre erentemente en la
ortale a sica y luego en la potencia sexual .
recepción de los t rminos cornudo y ca rón sum a al varón en
La
un estado de
pro anación -de vulneración de sus cualidades sagradas- muy
distinto del ue entra a a una simple o ensa . No o stante, para a uellos
hom res era
posi le salir de dicha situación de ultra e . El camino era simple,
rutal y conocido por todos el de la violencia. or ello, todas las a rentas a
la potencia sexual, al igual ue las o ensas a la ortale a sica, termina an en
derramamiento de sangre. Los procesos criminales por homicidios, lesiones
y heridas no registra an largas letan as de lamentos so re la honra perdida
o vulnerada, como los ue igura an en los pleitos por in urias y calumnias.
La reparación del honor en su vertiente agonal, ya se ha a hecho y no ha a
nada ue lamentar. La usticia del Rey sólo llega a a conocer las consecuencias
de tales compensaciones, es decir, unos cuantos ra os, pechos o estómagos
rotos, ta os en el rostro, heridas en la ca e a y, en ocasiones, el cuerpo inerte
del desa iante, el desa iado, o del agente o receptor del ultra e.
La potencia sexual masculina de a demostrarse externamente ganando
los avores emeninos una
y otra ve , violentando la pure a o la idelidad de
las mu eres dependientes de otros hom res. Con ello no sólo se hac a gala de
la hom r a propia sino ue se menosca a a la a ena, o teniendo los atri utos
intercam ia les de honor del hom re vulnerado, en un traspaso sim ólico ue
implica a la pro anación del perdedor. Ello, puesto ue dentro del hori onte
agonal de honor uien o ten a la sanción social no era el pro anador sino el
pro anado. Del primero no sólo se supon a ue uese incapa de contener su
virilidad sino ue nadie espera a ue lo hiciese. So re el segundo ca a toda
la responsa ilidad su inha ilidad para controlar y satis acer sexualmente a
su
mu er ha a originado la transgresión. En consecuencia, de a llevar los
cuernos como
expresión sim ólica de su estado de pro anación .
El honoragonal no opera a seg n la lógica de la usticia mon r uica ni de
los códigos morales eclesi sticos, sino desde ópticas paralelas ue en el caso
Recordemos ue el mayor porcenta e de in urias ver ales presentes en los uicios por
in urias y calumnias correspondieron a o ensas a la conducta y, en segundo lugar, a a rentas de
tipo sexual. V ase ta la N de los anexos. Algunos estudios ue han mati ado la importancia de
la sexualidad en el concepto de honor Sandra Gayol, e ue os desprecios, insultos y desa os
la sensi ilidad in-de-si cle de la lite David Gilmore ed. , Honor and Shame and the
argentina
Unity o the editerranean ran Ste art, Honor.
itt-Rivers, Honor y categor a... , op. cit, p. .
de la sexualidad esta an determinadas por la pro anación. Ello se explica a
el m ito demon aco . Esta imputación e uival a a una castración sim óli
ca. Los cornudos eran hom res emini ados, integrados al m ito mu eril,
asociado la de ilidad y la pasividad
a
.
ara revertir la situación de pro anación, expresada en la inversión de
los roles de g nero, el hom re de a exteriori ar su potencia en orma casi
parox stica. Ello ue lo ue ocurrió en un episodio protagoni ado por un
uien pon a los cuernos al marido. Gayol, Socia ilidad..., op. cit., p.
Hemos anali ado este incidente en
Undurraga, Cuando las a rentas... , op. cit.
nico propósito . La esencia de Don u n consist a
Don u n no era su
El huaso y la
lavandera, óleo de uan auricio Rugendas, en colección
lvare Ur uieta.
A uellas mu eres ue viv an de su tra a o, como lavanderas y pul
peras, halla an expuestas a los galanteos de hom res ue usca an
se
seducirlas, menosca ando el honor del esposo, del padre o del enamorado
al cual se halla an unidas.
anuela, a
uien mira a como
esposa en virtud de la pala ra de casa
miento ue le ha a dado, en el cuarto del ar ero oveda escondida en
su
propia cama y en ella el mismo ar ero .
tra a a an como
pulperas. se ue el caso del indio rancisco
de la ciudad y
r ue , verdugo
casado con ar a de Leiva. Esta atend a la pulper a de ose a ontero, u icada atr s del molino
de la Compa a. En el expediente se mencionó ue rancisco r ue cela a a la dicha su
mu er con todos los ue llega an a la pulper a donde la susodicha asist a . ANHRA, vol. ,
pie a , . , . Los procesos udiciales por heridas contemplaron a otro verdugo de la ciudad
de Santiago utili ando la uer a contra un hom re ue intentó incursionar sexualmente con su
mu er. Se trató de uan Antonio D a Navarro, uien hirió con un cuchillo a rancisco S nche ,
natural de la provincia de Huahua de er . ANHRA, vol. , pie a , . , . La igura
del verdugo en la sociedad colonial, a trav s de la historia de uan A. D a Navarro, en Se asti n
Rivera, El verdugo entre la re eld a y el disciplinamiento.
artida S ptima, c. - , t t , leyes y . La acultad de vengar el adulterio de la
otras sociedades como la ra e. V ase
mu er re asó el m ito cultural hisp nico, hall ndose en
ue el marido tiene por la ley acultad a n de uitar la vida a la mu er cuando la halla en adulte
rio . El ue la misma mu er usti icara la agresión de su uturo marido, pese a ha er resultado con
severas heridas en
pudo corresponder a una estrategia destinada a reconciliarse
todo el cuerpo,
con ste y a salvarlo de
alguna pena excesiva. Sin em argo, tam i n expl cito las ormas en ue
los dominados han perpetuado los paradigmas de su sumisión. En este caso, anuela consintió
en
catalogar como transgresión el li re uso de su sexualidad. ANHCG, vol. , . v, .
so re el ue reg an seme antes signi icaciones de honor . Se se aló ue
Isidro Romero mira a como esposa a anuela, por lo ue necesariamente
su honor esta a implicado en la conducta sexual de la mu er. Al igual ue el
llevar a los cuernos so re su ca e a. Esto da a cuenta del
esposo enga ado,
valor ue ten a el contrato de esponsales en la sociedad colonial chilena, el
a la
ue muchas veces asta a pare a para iniciar su intimidad . Como ha
se alado Rene Salinas
Dougnac, Es uema..., op. cit, pp. - Lavalle, Amor y opresión..., op. cit, pp. - Seed,
Amar, honrar..., op. cit.
Rene Salinas . y Nicol s Corval n, Transgresores sumisos, pecadores elices. Vida
a ectiva y vigencia del modelo matrimonial en Chile tradicional, siglos xvni y xrx Salinas .,
La transgresión... , op. cit, pp. - Cavieres y Salinas, op. cit.
Salinas y Corval n, op. cit, p. .
ANHRA, vol. , pie a , . , .
el valle de Aconcagua adonde el marido urlado ha a enviado a su
mu er v
or su
puesto, siempre y cuando tales conductas llegaran a ser conocidas por
los dem s. La discusión de los undamentos de la virilidad expresó ue ste
era uno de los atri utos negocia les del honor, en los
ue no asta a ser, sino
tam i n parecer hom re viril a los o os de la comunidad.
A su ve , el representante de ateo . Góme de Astudillo sostuvo ue
la in uria de cornudo agravia a tanto al marido como a la esposa, la ue
prorrumpiendo en
in urias contra el susodicho pues di o p licamente
ue era un cornudo ca rón delante de los circunstantes, maculando mi uen cr dito,
opinión y ama, honestidad y virtud con
ue siempre me he mantenido
siendo en mis procedimientos ue son notorios e emplo de mu eres casadas
So re las signi icaciones del cornudo en la sociedad novohispana, v ase Teresa Lo ano
Armendares, enurias del cornudo novohispano .
ANHRA, vol. , pie a , . , .
itt-Rivers, La en ermedad del honor... , op. cit, p. .
ANHRA, vol. , pie a , s. y v, .
y ue siempre le he guardado al dicho mi marido e conyugal y por esto
he tenido muchos disgustos y el dicho mi marido se ha ausentado de esta
ciudad y de ndome con notoria or andadoaAecien o no sólo carecer de la
compa a y asistencia del dicho mi marido sino tam i n hallarme con la
nota y cr dito en
ue me ha constituido la osad a y desacato del dicho reo .
caros y ladrones
A BIVALENCIAS DE LA HONESTIDAD
visto, ue di cil de olvidar para el o endido. Estamos ante una construcción li re del episodio
por una mulata ue era consciente del poder destructor del t rmino cornudo y de su presencia
ha itual en las disputas masculinas? O m s ien, la testigo reprodu o ielmente el intercam io
ver al y los hom res uisieron soslayar la ver ali ación de dicha pala ra para no pro undi ar
la deshonra del aludido y la pena ue el agresor tendr a ue asumir ante la usticia? Lo ltimo
supondr a la existencia de un acuerdo extra udicial entre las partes. ANHRA, vol. , pie a
, s. - v, - .
populares.
La expresión picaro se
planteó en el de los pre m ulos de la violencia,
seg n las declaraciones de los testigos y los protagonistas de estos episodios .
En tanto, la in uria ladrón estuvo presente en el de los preludios de la
violencia dentro del cuerpo documental re erido. La mayor representación
porcentual de esta ltima - ue alcan ó el al incluir el t rmino cochino
los uegos. La primera acepción se re irió a lo a o, doloso, alto de honra y vergüen a. Otra de
sus variantes
etimológicas aludió a la astucia, de iniendo al picaro como su eto astuto, taimado
y ue con arte y disimulación logra lo ue desea . Real Academia, Diccionario de Autoridades, op.
cit, tomo v, pp. - , voces
picar , picarse , picaramente , picara o , picardear , picard a ,
picaresca y Las ediciones de los a os
picaro , picarote . , , , , y
mantuvieron las l neas argumentativas de la primera edición de .
La inserción de las in urias ladrón y cochino en el mismo universo de representaciones
se
expl cito, por e emplo, en ANHRA, vol. , pie a , . , . Ello ocurrió durante un
uego de tenderete reali ado en una pulper a in ormal en la ha itación de Nicol s Esco ar,
u icada en la calle de la Recolección ranciscana . El ugador urlado ue uan os Castillo,
natural de la villa de Talca, soltero, mayor de treinta a os, peón ga n y re erido enot picamente
como de color moreno
y luego como mulato . El urlador, inalmente asesinado, ue arcelo
Carmona, o icial apatero o de sastre. ue interesante notar ue el su eto urlado ue el nico
a uerino presente en la pulper a.
La Recopilación de leyes de los reynos de las Indias..., unto con prohi ir los grandes y excesivos
uegos, ue hay en a uellas provincias , aludió a las ne astas costum res ue los acompa aron, tales
como las las emias, uramentos, al orotos y muertes. Recopilación de leyes de los reynos de las Indias
mandadas imprimir y pu licar por la ma estad católica del rey don Carlos III nuestro se or, , li . ,
t t. , leyes - li . , t t. , leyes y li . , tit. , ley li . , tit. , ley li . , tit. , ley
. Los andos ue uscaron regular y luego prohi ir los uegos de a ar en Chile durante el siglo
xvm reiteraron las recuentes esta as
y ro os ue se produc an durante su desarrollo. Asimismo,
se los presentó como
pr cticas ue omentaron el ocio de los tra a adores, distray ndolos de sus
actividades. edro A. Gon le , op. cit, pp. - Teresa Lo ano Armendares, Los uegos de a ar.
Una pasión Novohispana? Legislación so re uegos prohi idos en Nueva Espa a. Siglo xvm .
con el propio Adri n
Aguirre . Cuando los cinco competidores ue esta an
unto a l ugando al paro , tiraron las monedas al suelo para recogerlas en
la oscuridad, Adri n Aguirre sacó su arma y comen ó a lan ar cuchilladas a
lado y lado, hiriendo a cuatro de ellos. Los hechos ocurrieron en el cuarto de
uno de los
ugadores, el mulato apatero a lo Arteaga, uien dispon a como
pulper a la ha itación ue arrenda a, u icada al sur de la Ca ada. Los otros
ugadores eran en su mayor a artesanos, aun ue tam i n se encontra a un
peón de panader a. En todo caso, la situación de a uerino de Adri n Aguirre,
uien proven a de etorca, incidió en la alian a de los artesanos de Santiago
contra el desconocido .
Lo ha itual de las artima as desarrolladas durante los uegos de a ar
lleva a a los
ugadores a estar atentos a los enga os, astucias y tretas de los
dem s competidores. De ah ue la descon ian a rondase los pensamientos y
ue la acusación de ladrón estuviese en los la ios, a punto de ser enunciada
de una u otra orma por los ugadores. Las suspicacias y los giros lingü sticos
utili ados para increpar al tramposo o simplemente al ganador, da an cuenta
ue con la derrota, y principalmente con el enga o su rido o
imaginado, se
Las comillas del t rmino virtuoso explicitan el car cter espec ico de virtud inserto en el
paradigma urgu s de honestidad, no o stante ue dentro del honor agonal existieran otras apre
ciaciones de la misma. So re el car cter am iguo de la honestidad inanciera v ase itt-Rivers,
Antropolog a del honor..., op. cit, pp. - .
arte de la declaración del andalu os Góme . ANHRA, vol. , pie a , . v,
I id
I id.
S
El propósito principal del andalu ue recuperar los dados con los ue ha a sido enga ado
y sólo en
segundo t rmino o tener el dinero perdido.
la violencia de parte del andalu esta ado,
uien no contento con re ir con su
urlador, se en rentó a dos autoridades ue intentaron contener sus arre atos.
Las recriminaciones de alta de honrade en el desarrollo de los
uegos de
a ar convoca an, por tanto, dos elementos signi icantes. Trasunta an descon
ian a e ectiva hacia el rival, al mismo tiempo ue se utili a an
para resguardar
el propio honor de cual uier travesura. En este ltimo sentido, eran
estrategias
preventivas ue serv an de atenuantes ante una eventual agresión a la astucia.
stas con orma an el sustrato ue otorga a sentido a las pala ras enunciadas
por los ugadores insertos en una partida de dados o de ara as. All no ha a
rases inocentes ni carentes de intención.
As , en, cuando un administrador de un odegón u icado en la calle
de las Capuchinas, le preguntó a un maestro riendero, con uien esta a ugando
una
partida de naipes para gasto , por u no echa a plata en la mesa? , no
sólo duda a de la solvencia del ltimo para participar en el uego . Si eso era
e ectivo, el odegonero ser a avergon ado ante los dem s ugadores y especta
dores, por su incapacidad de adelantarse a la ri onada de su contendor. or
su
parte, el ugador acusado -en este caso el maestro riendero uan Bautista
Acevedo- de a acusar reci o de la duda es o ada, ue en dicho contexto era
interpretada como provocación. Como la impugnación era alsa, de inmediato
respondió ue ten a plata con ue pagarle si le gana a .
Aca amos de testigos ser de un
di logo ritual envuelto en din micas com
petitivas de un honor de car cter agonal. Las pala ras es o adas por los rivales
los mutuamente desa iados y listos para el en rentamiento. De ah
de a an
ue las enunciaciones ver ales posteriores aumentaran tanto su nivel o ensivo
como el tono de la vo . El
odegonero le se aló al maestro riendero ue era
un
cara o, ue as esta an hechos a ro ar . Luego de esa rase, procedió el
recurso a la uer a sica.
Como se podr suponer, muchas ri as deriva an de tales actitudes mas
culinas de ensivas estructuradas desde la conciencia de vulnera ilidad de la
hom r a. El car cter dram tico de dicha condición esta a en su capacidad
ratillanos , es decir, comerciantes de los Baratillos. Al menos uno de ellos era vasco y constó ue
esta a ha ilitado por un hom re de mayores recursos. En suma, se trató de actores ue integraron
la capa media de la sociedad, unto a otros maestros artesanos, tenderos ha ilitados y pe ue os
comerciantes. ANHRA, vol. , pie a , . , .
I id.
I id.
de generarreyertas, muchas veces in usti icadas. Ello, puesto ue los casos en
de hacer trampa, ante una acusación
ue un ugador no ten a intención alguna
de deshonestidad, no pod a uedar impasi le. Y, como hemos visto, la salida
era la violencia.
Amigos y rivales
Las din micas competitivas del honor agonal , tan cercanas a las competi
ciones de los uegos coloniales, se desarrollaron en plenitud cuando existió
un mutuo reconocimiento de paridad entre los actores involucrados. ue
Vista del valle del apocho sacada desde el cerro Santa Luc a. Detalle, en
Gay, l um..., op.
cit, p. .
ese a las continuas promulgaciones de andos de polic a ue prohi an los uegos de
a ar, stos continuaron siendo entretenciones ha ituales en las reuniones masculinas.
Lo ano Armendares, Los uegos... , op. cit, p. . El uego del paro ue especialmente
vetado por las autoridades chilenas, ANHRA, vol. , pie a , . v, . ese a estas prohi i
ciones los uegos de naipes ueron recurrentes en las reuniones masculinas, en las ue se usaron
diversas estrategias para ocultarse de las autoridades, ANHRA, vol. , pie a , . , .
Las mu eres ue regentaron las pulper as donde se reali aron estos uegos ueron consideradas
ueron consignadas como caldo de
corruptoras de la uventud de ido a ue estas diversiones
cultivo de vicios y costum res depravadas. ANHRA, vol. , pie a , . , - . or
ello, las autoridades llevaron presos a su etos implicados en uegos de a ar. ANHRA, vol. ,
pie a , . , .
Ociosos, vaga undos..., op. cit, pp. , - .
Araya,
atri utos entre los ugadores. Los archivos criminales mostraron lo recuente
en el
reunión de hom res terminara
ue ue ue una
uego de una partida de
ara as para gasto , decir, es
para pagar lo ue se e a . No se uscó lucrar
con el
uego, pues lo ue interesó ue la din mica competitiva en s misma.
Ella involucra a m s ue los vasos de aguardiente solventar, pues pro a a
a
ridades y no por denuncias de los propios su etos agredidos. Se trató, por tanto, de una sumaria
de o icio , iniciada cuando al alcalde ordinario de moradores de Santiago, don ariano a ala
malamente herido .
y Verdugo se le dio parte del arri o a dicho hospital de un nuevo paciente
Se trata a de anuel El detalle de las heridas ue ste reci ió ue contenido en la e de
Espina.
heridas ue se le hi o durante su estancia en dicho recinto.
A su ve , se
especi icó ue el corte ue
en la parte de la tetilla lugar muy peligroso a la vida . ANHRA, vol. , pie a , s. - , .
Real Academia, Diccionario de Autoridades, op. cit, tomo v, - , voces picar ,
pp.
picarse , picaramente , picara o , picardear , picard a , picaresca y picaro , picarote .
El Diccionario de Autoridades recogió esta variante en la etimolog a de la acción picarse ,
la ue se entendió como la capacidad de preciarse, actarse o moverse de alguna cualidad o
ha ilidad ue se tiene como picarse de ca allero, de ugar la espada . Ese de arse llevar de la
vanidad , dio cuenta de un picaro ue se vanaglorió de su igura. I id.
Una de ellas ue la de Nicol s Gon le , alias el icarón , inserta dentro de un proceso
udicial llevado en su contra por ladrón, raptor y desertor . Natural de Rancagua, casado, de
treinta a treinta y dos a os de edad, sirvió en el Real E rcito en la ciudad de Concepción, hasta
de mu eres, su
ue desertó por alta de pago. Entonces comen ó una vida de andan as, raptos
puestamente consentidos por ellas, y ro os ue el icarón usti ica a invocando no les causas.
ANHCG, vol. , s. - v, . La igura del picaro constituyó un re erente literario de
relevancia en la narrativa hispana de los siglos xvi y xvn. os Antonio aravall, La literatura
picaresca desde la historia social siglos xviy xvn ateo Alem n - ? , Gu m ndeAl arachey
Anónimo, La arillo de Tormes. La historiogra a ha anali ado la vagancia desde la perspectiva de
los picaros , uniendo modelo literario y realidad histórica Rosa ar a re Est ve , El pro lema
de los vagos en la Espa a del siglo xvm.
Las am ivalencias de la honrade coloca an a los actores ante una dualidad
espe o los par metros de honor de las lites y autoridades. Este mismo re e
rente lo llevó a re erir la alta de cortes a con la ue lo trató don Nicol s
Imputaciones solapadas
astucia, los uicios por heridas, lesiones y homicidios evidenciaron otro tipo de
pala ras o ensivas ue estuvieron, e ectiva o discursivamente, en el origen de
las ri as desarrolladas en la sociedad colonial. Su escasa
iguración porcentual
se de ió a su menor relevancia en la construcción de la representación agonal
de honor. se ue el caso
in urias socio-raciales .
de las La pala ra indio a ,
representada como
in uria por los actores o testigos de la violencia, estuvo
presente en el de los episodios de violencia . En tanto, la vo mulato a ,
Op. cit, s. - v.
Las voces de los actores y testigos de la violencia distinguieron el sentido con el ue
se enunciaron los t rminos am o a , mulato a , indio a y mesti o a , explicitando cuando
stos ueron ver ali ados con la intención de in uriar al rival de las ocasiones en
ue ellos ueron
enunciados para re erir la calidad propia o de los dem s.
Los emisores y receptores del t rmino indio ueron, respectivamente, os Castro, pro a
lemente peón de e ercicio, a Antonio n mesti o Bernardo Romero, espa oly
olina, peón ga
maestro de carrocer a a Tom s Al e , o icial de sastre Tom s uiero, indio, o icial de apatero
a un indio llamado Ramón. Sin
em argo, este ltimo episodio com inó la in uria racial con la
a renta a la hom r a, predominando undamentalmente el segundo tipo de o ensa, pues se trató
se encontró en el de los
y las expresiones mesti o a y am o a se
casos
caso, estos t rminos ueron enunciados mutuamente por Bernardo Romero, espa oly maestro de
latos, el v nculo entre gesto y signi icado cultural era menos transparente. Una
primera lectura de los archivos udiciales se alados pod a revelar sólo actitudes
inconexas, interacciones desordenadas y desencuentros caóticos. Y, sin em ar
go, tales mani estaciones externas eran eclosiones de un sustrato su terr neo
ue no sólo posi ilita a y explica a emergencia
su
ue, tam i
sino n, serv a
de vaso comunicante entre ellas. ara desenterrar tales sustratos de signi ica
ciones el m todo de descripción densa propuesto por Cli ord Geert
ue
el m s apropiado. artiendo de la concepción de la cultura como concepto
semiótico , se uscó la explicación de a uellas expresiones sociales ue son
enigm ticas en su
super icie . Ello permitió dar cuenta de las tramas de sig
ni icación ue da an sentido al gesto de dar la espalda, de uitar el som rero
o de marcar el rostro al rival Ello esta leció la conexión con los sistemas
U
Geert , op. cit, p. . V ase, en general, la parte i
Descripción densa hacia una teor a
Los discursos del honor ueron tiles para usti icar las respuestas violentas a
las agresiones reci idas de ido a la circulación de normas ur dicas ue im
ricaron el honor a la invulnera ilidad sica. Entre las
disposiciones legales
ampliamente conocidas iguró la indistinción entre el delito de lesiones y el
de in urias de hecho o deshonras de hecho . Sustentados en concepciones
legales derivadas de las Siete artidas, los agentes udiciales conci ieron y pe
naron las lesiones
corporales como in urias de hecho o deshonras .
Ello permitió ue tanto los actores de la violencia como los testigos y
agentes udiciales implicados en los procesos, catalogasen como in urias
las heridas reci idas. A ve , ello permitió ue, en ocasiones, cuando ya se
su
Araya, La pure a y la carne... , op. cit Araya, Gestos, actitudes... , op. cit Araya, Sirvien
tes contra amos... , op. cit Araya, La pedagog a del cuerpo... , op. cit Araya, Aproximación... ,
op. cit. Desde el punto de vista de la antropolog a del honor, v ase itt-Rivers, Antropolog a del
honor..., op. cit, pp. - . ara una aproximación general al tema, v ase ichel eher, Ramona
Nadda y Nadia Ta i, ragmentos para una historia del cuerpo humano, passim.
artida S ptima, c. - , t t. , leyes y . La ourcade y Smith, op. cit.
ANHCG, vol. , . , ANHCG, vol. , s. , , , v, , v,
vy , ANHCG, vol. , s. - v, y v, ANHCG, vol. , s. y ,
ANHCG, vol. , s. - v, ANHRA, vol. , pie a , . , ANHRA,
vol. , pie a , . v, - ANHRA, vol. , pie a , s. vy , ANHRA,
vol. , pie a , . , ANHRA, vol. , pie a , s. v, , y , -
ANHRA, vol. , pie a , s. - v, ANHRA, vol. , pie a , s. , , v, v-
Erving Go man, La mise en sc ne de la vie uotidienne, vol. n Les relations en pu lic, pp. - .
Aludió a las reservas egoc ntricas ue gravitaron en torno al cuerpo de los hom res. Ellas
se
conceptuaron como reductos irregulares y modi ica les seg n diversos aspectos, tales como
las intenciones del otro y la cantidad de individuos presentes en un espacio determinado. Tales
reservas ha r an sido, a su ve , capaces de integrar elementos materiales.
Como hemos se alado en otro lugar, deshonor y marginación ten an el mismo rostro.
Undurraga, El honor.. , op. cit, pp. - .
populares ue entre las lites, de ido a ue las ltimas progresivamente
ueron optando por solucionar sus di erencias a trav s de
litigios udiciales .
En cam io, para
peones, criados, o iciales e, incluso, maestros de artesan a
la violencia el camino privilegiado para saldar sus con lictos.
era Como ha
se alado Lyman L. ohnson, para el Buenos Aires del siglo xvm el honor
era
ganado y perdido por los varones ple eyos en intercam ios de insultos y
provocaciones cara-a-cara, recuentemente rituali ados .
En el escenario chileno hemos o servado cómo el honor
o icialhie penetran
do en los grupos de lite y en los sectores medios, uienes comen aron a
aceptar
las de cortes a y de moderación de la violencia como undamentos
pr cticas
de honor. Eso explicó ue estos grupos uesen los principales protagonistas de
los uicios por in urias y calumnias, los ue se iniciaron por uerellas particu
lares. Lo anterior no sólo implica a la validación del Estado como mediador
en los con lictos interpersonales sino ue, a su ve , conlleva a un e ercicio
de autocontrol ante las in urias reci idas. Ante ellas, el actor deshonrado no
empu a a su cuchillo espada, sino ue opta a por uscar testigos, estruc
o su
la sangre no aludió expl citamente a la deshonra, pero su re erencia uscó aumentar la gravedad
de la in uria de hecho y, ello, la pena ue de a reci ir su autor. ANHRA, vol.
con , pie a ,
s. vy , ANHRA, vol. , pie as y , . , ANHRA, vol. , pie a , .
v, ANHRA, vol. , pie a , . , ANHCG, vol. , s. vy ,
ANHCG, vol. , s. v, y , ANHCG, vol. , . v, ANHCG, vol.
, . v, ANHRA, vol. , pie a , . v, ANHRA, vol. , pie a , s.
- v, ANHCG, vol. v- , ANHCG, vol. , . , .
vy , , s.
Las cicatrices en el rostro orma an parte de las identidades enot picas de los hom res
ue acostum ra an participar en ri as. Eso ocurrió, por e emplo, con edro ena. ANHRA,
vol , pie a , s. y v, .
reinserción en la comunidad. La clave esta a en si la sangre ha a emanado
del cuerpo propio o del a eno.
En diversas ocasiones los expedientes mostraron hom res llagados, con
Gallant, op. cit Green erg, op. cit Valent n Groe ner, Losing ace, Saving ace Noses
and Honour in the Late edieval To n .
Gn , - .
ANHRA, vol. , pie a , . , ANHRA, vol. , pie a , s. - v, .
La letra sagrada expresa
ultra es reconvino al ue le tocó el rostro.
ud o
el tama o de esta calumnia en el cap tulo de San ateo verso , en
el de San Lucas en los
el de San arcos v , en v
y v
se alar a
alguno en la cara, uem ndole con uego caliente, o cort ndole
las narices, ni sac ndole los o os, ni d ndole otra manera de pena en ella
de ue uede se alado. ... Y por ende mandamos ue los u gadores ue
tuvieren ue dar pena a los hom res, por los yerros ue hu iesen hecho,
ha a
implicado humillación
su moment nea .
Lo mismo ocurr a cuando el golpe ota a al suelo el som rero de uno
de los luchadores. La documentación udicial recogió cientos de re erencias
lo ue evidenció
ue aludieron a dicha situación como una grave deshonra,
ANHCG,, ., .
vol.
ANHCG, , . vol.
v, .
Natalie ^emon Davis, iction in the Archives..., op. cit, p. . La documentación udicial chilena
Vista del valle del apocho sacada desde el cerro Santa Luc a. Detalle, en
camino m s cil era arrancarle su som rero. Esta prenda sólo ser a devuelta
a su due o una ve ue ste aceptara medir su uer a con la del
con iscador.
En el hori onte del honor agonal, tales gestos -arre atar y guardar el som re
a una de las tantas
ro, por una parte, y recuperarlo, por otra- correspond an
din micas de desa o y respuesta ue exist an en la sociedad colonial. se ue
el recurso ue utili ó Tori io Ser igón, am o lime o, una noche de unio
del a o . La declaración del hom re desa iado expl cito claramente los
de ue le dieron vida y sentido tales pr cticas
sustratos signi icación a
ANHCG, vol. , s. - v, .
poco despu s de las ocho de la noche lo encontró solo y el dicho Ser igón
con otros dos y sin m s decirle ue ha i ndolo encontrado le pegó un
o etón del ue lo volteó de espaldas y levant ndose a uscar su som rero
se lo ha a cogido el susodicho y pidi ndoselo y dici ndole ue en u le ha a
o endido lo agarró de la mano y lo tiró unto a la pared a darle satis acción .
arre atado a modo de roma por otro hom re, un pro lema de proporciones
ue termina a con alg n herido . Los con lictos
surgidos por discrepancias
en los resultados de los
uegoscompetitivos pod an a su ve generar ro os
de som reros a enos. En estos
episodios, al igual ue en el caso de Tori io
Ser igón, el su eto o endido -por lo general, el perdedor de la partida- era
el ue intenta a arre atar el som rero del contrincante.
Ello ue lo ue ocurrió durante un uego de olas en la cancha de
uan de
Dios Garay, en el mes de mayo de , cuando Domingo Venegas intentó
a
partir de la exacer ación de la hom r a.
Di o e ercer el o icio de ranguero y tener cerca de
veinticuatro a os. Era natural de la ciudad de los Reyes, aun ue ha a sido condenado de
por
vida al presidio de Valdivia
por la comisión de dos homicidios. Se trata a de un ugitivo ue
en la
capital se vio involucrado en m ltiples ri as y a ustes de cuentas, puesto ue e erc a como
sicario. Undurraga, Valentones , acaldes... , op. cit ANHRA, vol. , pie a , . , -
el destacado es nuestro .
ANHRA, vol. , pie a , . , .
uitar el som rero a su competidor, el o icial de carpinter a os Amasa. Este
ltimo esta a completamente alerta del peligro de endió la
y prenda con toda
su uer a . Como hemos se alado, tales actitudes masculinas de ensivas se
encontra an estructuradas en la conciencia de vulnera ilidad de la hom r a.
Eso explica a la actitud vigilante y prevenida ue mostra an los hom res en
los espacios de socia ilidad varonil.
En consecuencia, sólo el cuerpo esta a signi
no
icado sim ólicamente sino,
tam i n, las prendas ue lo cu r an. Ello era particularmente notorio respecto
del som rero, ue era entendido como
proyección del honor de la ca e a. Los
som reros eran o eto de disputas, puesto
ue sirvieron como mecanismos
de desa o dentro de la representación
agonal de honor. Lo mismo ocurr a con
los golpes el rostro, con las o etadas y guantadas
en
, ue eran o ensas y
provocaciones a la violencia. Estos dos tipos de desa os gestuales resulta an
ser los m s
comprometedores.
Dichos gestos eran entendidos como agresiones a los atri utos intercam ia
les de honor y, por tanto, como desa os ue
espera an una respuesta. Ellos
vulnera an la es era ideal ue rodea a el cuerpo del rivaly ue de a perma
necer
ntegra, intoca le en las reuniones masculinas donde a uellos atri utos
esta an siempre en exhi ición y a prue a. Luego del desa o so reven a la
respuesta del provocado. sta se halla a regida por códigos ue norma an
las ormas en las
ue la misma de a llevarse a ca o. El acatamiento de stas
y otras normas ue rigieron los intercam ios de honras permitió o servar la
existencia de ritos de la violencia en el Santiago del
siglo xvm .
Ritos de la violencia
las pulper as, odegones o de los cuartos para lavar su honra i a m s all de
la necesidad de contar con espacios amplios para luchar. El acto de salir a
com atir al exterior tampoco se
explica a por el a n de escapar al control de
las autoridades ue proscri an pr cticas. tales Los nicos casos en los ue los
desa os ver ales llevaron a los rivales a en rentarse a solas en
lugares apartados
de la ciudad ueron duelos ormales protagoni ados por hom res de lite o
en
uilicura. Como espacio rural, no era necesario es or arse demasiado para
li rar las rencillas a
espaldas de las autoridades. Basta a salir de la ha itación
para encontrarse en el campo. or ello, cuando el ltimo d a de ascua de
el pardo li re Ignacio Carrasco, de e ercicio peón ga n, desa ió a pelear al
campo a ructo Gu m n este gesto respondió m s a la o ediencia de un rito
de desa o-respuesta ue a los es uer os por esconderse de las autoridades .
pp. - , - .
ANHRA, vol. , pie a , . v, - el destacado es nuestro .
ala ras del testimonio de arcos Aro, hermano del due o de la casa donde se desarrolló
la iesta. ANHRA, vol. , pie a , . , el destacado es nuestro .
Op. cit, . v el destacado es nuestro .
guitarra. Dos actores del grupo masculino, so re los ue reg an coordenadas
identitarias seme antes, se
engar aron en una disputa ver al ue terminó en
la ormulación de un desa o . Los espectadores conoc an los ritos y recono
cieron ue los rivales salieron como ue i an desa iados . A uera, al llano
y solos los dos . Nadie intervino, pues las uerellas pendientes se resolv an,
se de an resolver, entre los involucrados. Con ello, los testigos da an cuenta
de la legitimidad de la resolución violenta de los con lictos masculinos.
A n a ines del siglo xvm
-precisamente en -, los actores populares
segu an validando la resolución violenta de sus con lictos, paralelamente al
desarrollo de una cultura legal ue propugna a el desenlace udicial de los
con lictos interpersonales. Si ien esa cultura esta a modelando la conducta
de las lites, los actores populares parec an ser
impermea les a ella. or su
Otro caso de uso del concepto a traición por actores de los grupos medios y populares
en ANHRA, vol. , pie a , . , .
a uella noche de diversión en un odegón de San iguel, en el margen su
poniente de la ciudad. Como muchas otras, la relación ha a surgido al calor
de los licores consumidos, como se aló el mismo uan Toro en su con esión
estando untos en un
odegón a a o de San iguel tomando
licores, y
ued ndole al declarante un ue l
real y dici ndole el muerto lo ha a de
gastar no el
uiso primero acceder a su solicitud
por cuya causa le
pegó el
segundo una
o etada y desa ió al declarante para pelear en el calle ón de adura
lo ue aceptado se encaminaron a dicho destino, y como se uesen de ra ones
por el camino antes de llegar al para e nominado le dio el exponente varias
heridas hasta ue lo postró en el suelo, suplic ndole el o endido desde all
lo de ase, con lo ue lo de ó ue el inado lleva a cuchillo .
Como se o serva, el destino del gestor del desa o -gestual con la o eta
da- y ver al -con la invitación a salir del odegón en dirección al calle ón de
adura-, ue tr gico. o stante, seg n las pala ras del reo, la ri a ha r a ter
No
minado con el contrincante herido, el ue alleció despu s como consecuencia
de las lesiones cortantes reci idas. Asimismo, en la declaración ue relevante
el uso del t rmino desa o -propio del universo sem ntico del honor- por el
mismo protagonista de la pendencia, as como su alusión a la o etada, meca
nismo privilegiado para agredir el honor del rival. Otro hecho destaca le ue
ue am os rivales cargaran armas similares, lo ue permitió, seg n la óptica
de uan Toro, el desarrollo e uitativo de la pendencia. or ltimo, resultó
relevante ue el reo, el triun ador de la disputa, cali icara al perdedor como
el o endido , haciendo uso una ve m s del hori onte sem ntico de la honra.
prohi idas. En estas ocasiones los ministros de usticia actuaron guiados por las apariencias
enot picas de los
sospechosos, pues la prohi ición de portar armas a ectó a los indios, negros y
castas, no as a los
espa oles.
La usti icación de Euse io -mulato, soltero, o icial de pelu uer a, de veintidós
art ne
a os- para cargar ue hirió a su compa ero de tra a o ue ue ese
consigo el cuchillo con el
instrumento era herramienta necesaria para peinar pelucas y raspar los polvos . ANHRA, vol.
, pie a , . v, . Los pretextos de los su etos sorprendidos cargando armas prohi idas
discurrieron discursivamente de ormas seme antes ha i ndolo reconocido el cuchillo di o ser
el mismo con
ue lepegó, pues conoce ser
suyo con el
ue raspa ladrillo y como ese d a estuviese
haciendo unas
o otas, se lo puso a la cintura casualmente, pues am s lo carga . ANHRA, vol.
, pie a , . , ANHRA, vol. , pie a , . , ANHRA, vol. , pie a ,
. , ANHRA, vol. , pie a , . v, ANHCG,, vol. , s. v- ,
ANHRA, vol. , pie a , s. - , .
Se o servó, por e emplo, a un hom re rotando su cuchillo mientras planea a su agresión con
tra un enemigo. ANHRA, vol. , pie a , . v, ANHRA, vol. , pie a , . , .
del homicida, entregado al ministro de usticia, conservado por este ltimo,
tra do a la vista de los ueces y escri anos y, inalmente, di u ado para ser
incorporado al proceso en una o a en la ue se le a est manchado de sangre
y el ca o esamarillo . De esta arma se di o, a su ve , ue era de los de mesa
de punta redonda y mani iesta ue se le ha sacado punta y ilo .
a la de cuchillo, ha el de
unto imagen este se
ad untado di u o otra de
estas armas, del modo como iguraron en los expedientes anali ados
« .
LLti t^i - .*
. o
ValeporelScDo uarto ^ ■
^
I y * e n r h*?tr i Otr e vi e ■ Coi-
TT i^tsn ,
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ü r- -
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CXXAOio _m Lc s yTe h crrvoa
* _ ? • .i c »»
la merma de los atri utos negocia les de honor del derrotado. La sociali ación de
la victoria ante los testigos del lance ue esencial en la recuperación de a uellos
atri utos por el triun ador, pues de no mediar reconocimiento comunitario la
din mica desa o-respuesta desplegada no o ten a el propósito deseado.
La gala de los triun os se mani estó como la ltima etapa de las din micas
de intercam ios de honor e ercidas por medio de los ritos de violencia. sta
cerra a el c rculo ue se ha a a ierto con las expresiones ver ales ue mag
ni ica an la hom r a propia re a ando la del rival y ue eran representadas
como o ensas y provocaciones por los actores y los testigos de la violencia.
ara el siglo Xix chileno, v ase Valen uela, Bandida e rural..., op. cit.
Sanciones sociales similares existieron en la ridiculi ación del cornudo . So re la san
ción social seg n la idea del rid culo en el honor mediterr neo, v ase itt-Rivers, Honor
y
categor a... , op. cit, p. .
ANHRA, vol. , pie a , . v, El destacado es nuestro .
El aldón y la cele ración de las heridas eran las dos caras de la mone
da de los intercam ios violentos masculinos entre rivales. En dicho contexto,
la violencia esta a engar ada
en intercam ios de honras
ue rede in an las
erar u as de respeto social entre pares. Se trata a, por tanto, de n honor ma
teriali ado, hecho carne en los cuerpos. La herida era una marca sica en la
piel y una marca sim en la ólica
reputación. En s misma, era portadora de
m ltiples signi icados,ue la constitu an en s m olo de co ard a, de deshonra,
de humillación y de una merma en las erar u as de estimación .
A su ve , ese honor se trans orma a en espect culo, pues la gala o el al
dón de las heridas supon an la existencia de un p lico ue las apreciara o las
ridiculi ara. El estatuto de una intimidad resulta a
a eno adin micas ue i an
desde las apariencias sensi les de los individuos a las evaluaciones de los otros.
Y, ustamente, los undamentos de un honor ue necesita a ser exteriori ado
usti ica an la exhi ición de las victorias. A los vencedores les esta a permitido
estinar sus triun os, integrando por alg n tiempo el panteón de h roes mas
culinos. Eso ue lo ue llevó a ca o el carpintero uan Sol s en desmedro de
edro de C rdenas, su rival vencido y humillado. Este ltimo se ue ó ue su
contrincante, luego de in erirle graves heridas y de salir de prisión, se pasea a
arrios en
ue se desarrollaron los intercam ios violentos de honor, s constó su construcción
los
y circulación al interior de los mismos. ANHRA, vol. , pie a , . v, .
implica a ue la ue ha a servido de escenario
calle, a las ri as,
ue ha a
reci ido el cuerpo herido o mori undo del rival, esta a ahora a o se or o,
su
sitaron recurrir las recompensas sociales de las lites para o tener el t tulo
a
El honor agonal del mundo colonial chileno se acercó a la de inición de honor medite
rr neo es o ada por uli n itt-Rivers, uien lo entendió como una cualidad derivada de la
dominación de las personas, y no de las cosas . En cam io, seg n el antropólogo, la vertiente
anglosa ona del honor privilegiar a el dominio so re las cosas, lo ue se expresar a, por e emplo,
en la tica protestante. itt-Rivers, Antropolog a del honor..., op. cit, p. .
ateo Varas era soltero y ten a veintis is a os. ANHRA, vol. , pie a , . , .
Era tan ha itual dar cuenta de las ri as en las ue se ha a participado, ue a veces estos hechos
eran
desplegados en orma poco conveniente ante ueces despreciativos ue ve an tales din mi
cas como lastres sociales
ue ha a ue contener y disciplinar. La mirada ilustrada entend a los
des ordes de violencia expresiones de ar arie y alta de civilidad, como se ha anali ado
como
en
cap tulos ANHRA, vol.
anteriores. , pie a , . , .
El so renom re de os Castro se
por tener la ca e a pelada
le da a . Al
parecer, era ha itual nom rar a Castro con ese apelativo en su tra a o. ero en
un
odegón, ue era escenario de exhi ición de la hom r a y de
competencias
masculinas por ella, la aceptación del mote cura Gre se trans orma a en
una verdadera
in uria. All cual uier actitud de transigencia se interpreta a
como signo de de ilidad. or otra parte, las urlas en torno a la calvicie se
a mellas en la virilidad, no sólo
asociaron por la conexión entre hom r a y los
vellos corporales masculinos, principalmente los de la ar a, sino, tam i n,
por la representación corporal de la castidad de los sacerdotes en la tonsura
de su ca e a. Esto ltimo se
expl cito con claridad en el so renom re o ensivo
otorgado a os Castro .
lapelea ste y el autor de la o ensa ver al. La sexta etapa mostró a os Castro ueriendo
entre
impulsar por todos los medios a su adversario a la ri a. ara ello, enunció la rase indio hi o de
una tal . inalmente, se desarrolló la ri a ue llevó a os Castro a la muerte.
re erencia cuantitativa en los procesos
udiciales ue in erior a la de los gestos
anali ados, al mismo tiempo ue sus signi icaciones culturales ueron mucho
m s am iguas y no permitieron esta lecer una conexión directa, inmediata v
Una ve
ue los rivales acordaron luchar, los espectadores de la din mica
desa o-respuesta asumieron una actitud contemplativa. De ning n modo
procuraron intervenir en avor de una de las partes, lo ue evidenció su acep
tación del intercam io violento de los atri utos negocia les de honor. Ello no
Diagrama N
DIN ICA DESA O-RES UESTA
EN LOS INTERCA BIOS VIOLENTOS DE HONOR,
SANTIAGO -
o a rovocación
Rene Girard, La violencia y lo sagrado Ginat, op. cit Verdier dir. , op. cit. Desde el punto
de vista histórico, Gallant, op. cit Natalie Davis, Los ritos... , op. cit antecón, Lances de
cuchilladas... , op. cit.
arge, Lugares..., op. cit, pp. - .
Bonte e I ard dirs. , op. cit, pp. - . A continuación, hemos seguido la de inición
los
presentada por estos autores. Sin em argo, existieron ciertos elementos ue caracteri aron
sistemas de vengan a en las din micas de desa o y respuesta
ue no tuvieron correspondencia
del del
Santiago xvni. Entre ellos se contó la noción de
siglo la ue implicó ue a
e uivalencia,
todo acto de hostilidad le suceder a una modalidad de violencia ue corresponder a con exactitud
a la a renta su rida .
Si ien no todos los con lictos masculinos desarrollados en Santiago
durante el siglo xvm cumplieron metódicamente cada una de esas etapas y
ormas, cuando existió mutuo reconocimiento de paridad, las disputas entre
su etos populares y de los grupos medios veri icaron, al menos, una de ellas.
La constatación de la existencia de este modelo de violencia por honor ue
el resultado de e ercicio inductivo, con igurado a partir de los cientos de
un
e riedad, los vicios, o el esp ritu tur ulento de los peones, ga anes y o iciales
de artesan a ue las recuentaron . En ocasiones, ellas trasuntaron sistemas de
representaciones sumamente comple os, signi icaciones culturales del mundo
social en el ue a uellos actores vivieron cotidianamente. Como planteó ichel
oucault, lo m s peligroso de la violencia es su racionalidad .
or ltimo, correspondió cuestionar el papel social ue desempe ó el tipo
de violencia ue estuvo inserta en las din micas de desa o-respuesta anali adas.
De acuerdo con la documentación udicial estudiada, este tipo de violencia
rede in a estimaciones, constru a y destru a reputaciones, ayudando a te er el
delicado hilo de la ama. La violencia por honor desplegada entre los actores
de los grupos medios y populares redise a a las posiciones sociales y las rela
ciones interpersonales dentro de cada uno de los nichos de paridad social. As
como exist a un tipo de violencia ue se usa a para perpetuar el orden social
Barros Arana, Historia general..., op. cit, tomo vil, pp. - Vicu a ac enna, Historia
cr tica..., op. cit, tomo n, p. .
ichel oucault, Dits et crits, vol rv oucault tudie la reason d Etat, p. et ss. V ase
cas de violencia, y su consiguiente tolerancia por los ueces ue los atend an,
pueden resultar contradictorios al constatar las politic is desarrolladas por el
Estado or ónico con el in de vetar los usos de violencia
ue se da an uera
de sus m itos. No o stante, estas dualidades constitu an sólo mani estacio
nes evidentes de enómenos pro undos e
larga duración.
insertos en una
Lugar roceso
En la ter ena o
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Lugar roceso
Lugar roceso
Lugar roceso
Lugar roceso
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A a o del colegio del arc ngel San iguel ANHCG, vol. , . - ,
En la calle de las Capuchinas ANHRA, vol. , p a. ,
En la calle vie a de San
Diego ANHRA, vol. , p a. , -
En una
pulper a de la calle la erced ANHRA, vol. , p a. , -
En la calle de la puerta de la guardia de a ANHCG, vol. , . - ,
lacio yca as reales
En las cercan as de San a lo ANHCG, vol. , . - ,
En la calle a ao de Santo Domingo, en la ca ANHRA, vol. , p a. , -
sa o rancho de Nieves Rodr gue
En la calle a ao del monasterio de Rosas ANHRA, vol. , p a. ,
En la calle arri a de Santo Domingo ANHRA, vol. , p a. ,
En el arrio de la Ca ada ANHRA, vol. , p a. ,
uicios por heridas, lesiones y homicidios
Lugar roceso
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USO DE AR AS BLANCAS EN UICIOS
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SANTIAGO, -
ernando Villalo os. Criminal en su contra por lesiones, Santiago, , ANHRA vol
,p a , .
Contra uan Antonio Vilches y otros por heridas ue in irieron a rancisco Cisternas,
Santiago, - , ANHRA vol. ,p a , . .
Contra Nicol s Gon le , alias el icarón, por ladrón, raptor y desertor, Santiago,
, ANHCG. vol. , v.
, ANHCG vol , . .
Santiago,
Irarr aval, Tom s. ulato. Criminal en su contra por la comisión de varios delitos,
Santiago, , ANHRA vol. , p a. , .
Criminal contra Bernardo Cerda por lesiones, Santiago, , ANHRA vol. ,p a
, .
artina i arro contra iguel A ocar por lesiones a unos menores, Santiago, ,
ANHRA vol ,p a , v.
Tom s Hurtado. Criminal en su contra por heridas a anuel Espina, Santiago, ,
ANHRA vol. , p a. , s. , .
Criminal contra uan Claveros por lesiones a ar a del Tr nsito Osorio, Santiago,
, ANHRA, vol.
,p a , v.
Contra Gregorio Cordero, por heridas, Santiago, , ANHCG vol. ,
uan Ugalde. Criminal en su contra por cuchillero y otros delitos, Santiago, ,
ANHRA vol ,p a , . .
Este an uentes contra art n Uri ar. Causa por unas heridas ue este le dio, Santia
go, , ANHCG vol. , .
vol. ,p a , v.
Ignacio Rodr gue . Criminal en su contra por heridas, Santiago, , ANHRA vol
,p a , . .
Contra Santos Alvear por homicidio la persona de art n im ne ,
ue perpetró en
I. uentes , , , , , , , ,
ANHRA, vols. , , , , , , , , , , , , ,
, , , , .
, , , , , , ,
, , , , , , ANHES, vols. , , , , ,
, , , , , , , , , , , , , .
, , , , , , ANHNS, vols. , , , .
, , , , , ,
ANH V, vol. .
, , , , , ,
, , , , , AAS, ondo arro uial arro uia del
,
, , , , , , Sagrario, Li ro Bautismos, Li ro
, , , , , , atrimonios, Li ros
y De un
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nia tard a en
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privada , en
hilippe Aries y Geor
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de Historia Novohispana, N , Investi
Amparo de no le dictadas por la Real .
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Audiencia de Chile - , en
Lo ano Armendares, Teresa, enurias aravall os Antonio, Esp ritu urgu s
del cornudo personal en la
novohispano , en ilar y principio de inter s
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el Uruguay, - , Anuario
lladas y usticia en la pr ctica en la
en
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Dueling, - , in La and
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astille du xvle si cle , in Agust n
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Redondo ed. , Le corps dans la soci t
cial , en ohn George ristiany ed. ,
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. honor en Chile colonial , en ulio
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xvi axix , en
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en la Nueva Granada la
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ciante de Buenos Aires en el
siglo xvm , Castile, - , in ournal o Early
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, vol. ,
Buenos Aires, ulio- septiem re . Boston, .
Socolo , Susan ., are as ien cons Taylor, Scott, omen, Honor, and Vio
tituidas La elección matrimonial en
lence in Castilian To n,
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rica meridional a ines del per odo Barros Arana,
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