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EN TORNO A LA RELACIÓN DEL AT CON EL NT

Antonio Rodríguez Carmona

0. Introducción

El estudio de la relación entre Antiguo y Nuevo Testamento tiene bastante interés porque
afecta a la comprensión de judaísmo y cristianismo, como puede comprobarse por las
consecuencias que se han derivado de los distintos puntos de vista. El tema no es nada nuevo, pues
se ha reflexionado desde muy pronto sobre la relación entre cristianismo y judaísmo y
respectivamente sobre sus Escrituras. Resultado de este trabajo son los variados modelos que se
han propuesto para explicar la relación mutua, modelos unos genéricos y otros más concretos, que
difieren en matizar un determinado aspecto. En el fondo todo se resume en dos posturas básicas:
¿AT sí o no? La gran mayoría responderá positivamente, pero ¿hasta qué punto es verdadero este
sí, pues hay posturas en las que el sí de hecho es un no? En este trabajo, después de recordar las
diversas soluciones dadas y los problemas pendientes, se afronta la cuestión básicamente desde la
actitud midrásica, para llegar a la conclusión de que AT y NT son una misma alianza y deducir
algunas consecuencias, como el valor soteriológico de las Escrituras judías y de la religión judía.

1. Modelos propuestos.
A. El NT cumplimiento y continuación del AT. Históricamente ésta fue la primera postura cristiana. Los
autores del NT parten de la herencia que han recibido, la Escritura, sin más adjetivos distintivos,
pues es la única que existe. Cuando reflexionan sobre la persona y obra de Jesús, se esfuerzan en
presentarla y justificarla a su luz, como cumplimiento y continuación de la misma, de la que siguen
reconociendo la validez y actualidad, por lo que la citan frecuentemente. Y cuando aparecen
escritos propios, como expresión literaria de la fe en Jesús, los presentan en la misma línea de
Escritura, como aparece en el testimonio de 2 Pe 3,16, que equipara las cartas de Pablo a la Escritura.
Para distinguir de ésta a los nuevos escritos, se empezó a utilizar antiguo Testamento o Alianza y nuevo
Testamento o Alianza, uso inspirado en el empleo de nueva alianza para la obra de Jesús (2 Cor 3,6; 1
Cor 11,25; Lc 22,20; Hebr 8,8.13; 9,15). En esta denominación antiguo no tiene connotación
negativa, se refiere a la primera alianza, que es una realidad positiva, el tiempo de la promesa sin la
cual no tiene sentido el tiempo nuevo del cumplimiento.
Que el NT cumple el AT y que ambos están íntimamente relacionados ha sido convicción
constante de la Iglesia (cf Mt 5,17s), pero la fórmula deja cabos sueltos pues considera globalmente
todo el AT y, cuando se considera analíticamente y se encuentran en él realidades negativas desde el
punto de vista cristiano, surgirán nuevos problemas que se afrontarán de diversas formas: ¿todo el
AT, incluido lo negativo, es promesa y palabra de Dios? ¿Qué sentido tiene para nosotros
cristianos el AT, histórico y literal o alegórico? ¿Después del cumplimiento del AT por Jesús, sigue
teniendo vigencia en sí mismo o queda como un objeto de museo, sin vida propia, ya que todo lo
positivo de su contenido ha sido asumido por el NT?

B. El NT anula el AT. Esta fue en el siglo II la postura de Marción, ante la presencia de elementos
negativos en el AT. Negó la validez del AT, por ser obra de un dios justiciero, superado por el Dios
Padre de Jesús, autor del NT (incluso niega partes del NT). La Iglesia antigua rechazó en bloque
esta postura en su forma crasa, que supone y contrapone la existencia de dos dioses, el del AT y el
del NT. Pero este modelo pervive de varias formas sutiles y se manifiesta hoy todavía cuando se
contrapone al Dios del AT, Dios justiciero y vengativo, al Dios misericordioso, padre de nuestro
Señor Jesucristo; en determinados usos de la exégesis histórico-crítica, que convierte el AT en un
cadáver diseccionado sin valor alguno para la vida; y en muchos de los modelos que expongo a
continuación (modelos sustitutivo, antológico, alegórico), que, por una parte, admiten la validez
del AT, pero, por otra, la niegan de hecho.
C. El NT sustituye el AT y consiguientemente la Iglesia de Cristo hereda todos los privilegios y
gracias de Israel. La Iglesia es el nuevo Israel, el verdadero Israel, el pueblo elegido de Dios. La postura esta
inspirada en el hecho de que el NT cumple las promesas, llevando a plenitud todo lo positivo de la
antigua alianza y dejando al lado todo lo negativo. No significa esto que se considera el AT como
una realidad negativa y sin valor, es una realidad positiva, pero llamada a desaparecer cuando
llegase el tiempo del cumplimiento, en que todos sus valores positivos pasarían a la Iglesia, es decir,
todo lo positivo de la Ley y los Profetas ha sido incorporado a la Ley nueva de Cristo y sólo quedan
restos rituales, reliquias venerables de un pasado que ya no tienen valor alguno (cf Hebr 8,13).
Desde el s.II hasta tiempos recientes este ha sido el esquema dominante en la reflexión teológica
cristiana. Ya en el s.II la Carta de Bernabé (hacia el 130) afirma que Israel no ha conseguido la
gracia de la alianza, que en cambio sí ha recibido la Iglesia. Un poco más tarde Justino, en el
Diálogo con Trifón (h 159) emplea por vez primera la fórmula antigua alianza en sentido antitético,
opuesta a nueva alianza en el plano histórico-salvífico. Para él cristianismo y judaísmo son
inconciliables. Siguiendo en la misma línea Ireneo y Tertuliano contraponen el modelo de la
antigua y nueva alianza. Es un modelo que se generaliza y llega hasta nuestro días cf el Diccionario
Teológico, editado por K.Rahner y H.Vorgrimler, que en su primera edición de 1961 escribía en el
artículo Antiguo Testamento, Antigua Alianza: “Jesús lleva a plenitud la ley y pone fin en su sangre a la
antigua alianza”1. Esta forma de pensar ha influido en la exégesis, determinando la interpretación
en esta línea de textos como Hebr 8,13; Gal 3-4, y 2 Cor 3, creándose así un círculo vicioso: el
modelo sustitución determina la exégesis y ésta lo confirma. Este modelo, además de ignorar la
afirmación paulina de que los dones de Dios y la vocación del pueblo judío son irrevocables (Rom
11,28s), frecuentemente recordada por Juan Pablo II, anula de hecho el AT como una realidad
autónoma y entra a saco en todos sus valores, tomando aquello que se considera positivo y
desechando el resto (cf. modelo antológico). Igualmente tiene su correspondencia en la valoración
negativa del pueblo judío, que deja de ser pueblo de Dios y es privado del título de Israel; así mismo
su lectura de la Escritura no tiene valor, pues la única auténtica es la lectura desde el NT. Desde esta
postura fácilmente se llega a la conclusión, con apoyo en Mt 27,25, de que el pueblo judío es un
pueblo rechazado y maldito, por haber rechazado a Jesús.
Los dos modelos siguientes son variantes del anterior:

D.Modelo antológico 2 . Este modelo instrumentaliza el AT, tomando sólo aquello que se cree
importante y no crea problema. Es una praxis que se practica entre cristianos y entre humanistas.
Desde el punto de vista creyente, se privilegian las páginas más fácilmente interpretables para la
cristología y se deja aparte lo complejo y difícil cf praxis de eliminar en liturgia católica los
versículos de salmos que suenan mal. Véanse igualmente los motivos de fondo de la aparición de
las Historias Sagradas o de las ediciones parciales del AT. Desde el punto de vista humanista laico
se seleccionan las páginas más válidas desde los valores universales, desapareciendo Israel como
pueblo que tiene un rol propio en la Historia de la salvación. Esto es otro modo de vaciar de
contenido y eliminar el AT, aunque sea parcialmente.

E. Modelo alegórico: el AT sugiere las realidades del NT. Acepta el AT, pero no en su sentido histórico sino

1
K.Rahner - H.Vorgrimler, Diccionario Teológico (Barcelona, Herder, 1966) 26s, traducción de Kleines
Theologisches Wörterbuch (Freiburg, Herder, 1961) 16. Pero en la décima edición, en 1976, escribe: Jesús lleva
a plenitud la ley e inaugura con su sangre la nueva alianza (pag.15). Citas tomadas de Erich Zenger, L’alleanza
mai rovocata. Inizi di una teologia cristiana dell’Ebraismo, en Norbert J.Hoffmann, Joseph Stevens, Maurizio
Mottolese (eds.), Chiesa e Ebraismo oggi. Percorsi fatti, questioni aperte (Roma, PUG, 2005) 117 y notas 5.6.
2
Cf. Carmine di Sante, L’Antica et la Nuova Alleanza, en S.Quinzio / C. di Sante, Israele e le genti (Roma, AVE,
1991) 61-62; B.Klappert (Der Veslust und die Wiedergewinnung der Israelitischen Kontur der Leidensgeschichte
Jesu, en H.H.Henrix / M.Stöhr (dir.), Exodus und Kreuz im ökumenischen Dialog zwischen Juden und Christen
(Aquisgran 1978) 107-153 (Citado por Franz Mussner, Traité sur les Juifs (Paris, Cerf, 1981) 75 y n.128.
que lo relee a la luz del misterio de Cristo, sirviéndose para ello de la alegoría, haciendo decir a los
textos cosas totalmente ajenas a su sentido histórico original (cf allegorein = decir otra cosa). Es un
método muy usado por los Santos Padres y autores medievales y en cierta manera se inspira en el
modo cómo los mismos textos del NT interpretan el AT. Como se expone más adelante, es legítimo
hacer una relectura cristológica del AT, siempre que se haga debidamente, pero sin negar o
descuidar para ello su sentido histórico propio. En el fondo es un método ambiguo, pues, por una
parte, quiere salvar el AT, pero ,por otra, lo vacía de contenido propio, espiritualizándolo y con el
riesgo de des-historizar la revelación.

F. Modelo de la tipología: el AT es tipo del NT . Es un modelo parecido al anterior, del que se diferencia
en que reconoce las realidades del AT como tipo del NT. Mientras que en la alegoría el AT
realmente no ofrece punto de apoyo real y objetivo para la interpretación, aquí el AT es tipo, una
realidad incipiente, que encontrará su plenitud en Cristo. Esta forma de pensar encuentra su apoyo
también en formas de argumentar del propio NT, pero tiene el peligro de anular el sentido propio
del AT y consiguientemente de des-historizar la revelación.

G. Modelo de oposición. Es la forma de ver de Lutero, que acepta el AT como una realidad con entidad
propia, pero negativa. Es el tiempo de la la ley, la justicia y el pecado, al que se opone el NT como
tiempo de la gracia y el perdón. El modelo niega de hecho la continuidad entre ambos testamentos.

Los cuatro modelos siguientes realmente son variantes de la misma concepción, que
pretende desarrollar los elementos positivos del primer modelo propuesto.
H. Modelo de la Historia de la salvación. Este modelo considera el AT como un tiempo de preparación,
a Jesús y su obra el comienzo del cumplimiento y su parusía el tiempo de la consumación final. Al
modelo se le objeta que simplifica una realidad muy heterogénea, como es el AT, reduciéndola a
una línea dinámica sencilla, que avanza en línea recta, sin tener en cuenta los vaivenes de la historia
con avances y retrocesos. Responden a esto que es posible que se dé este peligro, pero realmente se
trata de historia, es decir, serie de hechos concatenados, de salvación, es decir, dirigida por Dios, en,
por y sobre las causalidades humanas.

I. Modelo promesa-cumplimiento. Considera el AT y sus realidades como promesas que tienden a un


cumplimiento. Implica que existe una Historia de la salvación dirigida por Dios, dentro de lo cual
se insertan las promesas y su cumplimiento. El modelo es aceptable tanto para judíos como para
cristianos. Los judíos esperan todavía el cumplimiento y mientras tanto viven de la fuente viva que
son sus Escrituras; para los cristianos, inspirados en el mismo NT, el cumplimiento ya ha
comenzado con Jesucristo y llegará a su plenitud en la parusía.

J. Continuidad-ruptura-superación. Este modelo destaca que entre ambos testamentos hay continuidad,
ya que sin ella no se puede hablar de cumplimiento; pero, junto a ella, hay también ruptura, ya que se
pasa de un orden a otro, del orden de la promesa de unos valores al orden de la recepción de estos
valores; ahora bien, estos valores son de un orden superior, por lo que hay superación. Supone,
pues, este modelo que el AT es una realidad positiva, pero incompleta ya que no contiene los valores
que comporta el cumplimiento; por otra parte, mantiene una unidad entre AT y NT, ya que la
ruptura se da en el orden de los significantes, no en el de los significados. Así, por ejemplo, hay una
clara ruptura en la concepción material del culto, ritual en el AT, existencial en el NT, pero el culto
ritual del AT es un significante que debe expresar la entrega de la vida, como ponen de manifiesto
los profetas. Esta entrega existencial ya exigida en el AT, es lo que subraya el culto del NT
adoptando para ello otros significantes sin culto ritual de animales. Igualmente las leyes de pureza
dejan de tener vigencia en el NT, pero no su significado profundo. Así según Mt 5,23s hace falta
estado de pureza para presentar la ofrenda en el altar, pero ésta no es fruto de ritos purificatorios
externos con agua, sino del vivir en comunión con el hermano cf igualmente Mc 7,1ss. Es el punto
de vista defendido, entre otros, por A.Vanhoye y hecho suyo por la Pontificia Comisión Bíblica en
su documento sobre El pueblo judío y sus Sagradas Escrituras en la Biblia Cristiana, nº 64-65 (Roma 2001).

K. Modelo de integración: Jesús es el heredero natural del AT, el culmen hacia el que camina todo el
tiempo de preparación y en quien comienza el cumplimiento de las promesas. El “resto de los
elegidos de Israel” que aceptan a Jesús, la Iglesia judeo-cristiana, comparten con él todos los valores
positivos del AT, que llegan a su cumplimiento. Ahora bien, en esta rama principal judeo-cristiana
han sido integrados los étnico-cristianos, constituyendo la Iglesia ex judaeis et gentibus. La Iglesia, pues,
es una realidad íntimamente vinculada al AT sin el cual no tiene explicación. Hay pues continuidad,
ruptura y superación, en cuanto que Jesús asume las promesas y les da cumplimiento de una forma
cualitativamente superior de lo que aparentemente se esperaba. El modelo es válido y pone de
relieve la obra del judío Jesús, hijo de Dios.

2. Balance y síntesis. En el fondo toda esta diversidad se reduce a dos posturas, una positiva y otra
negativa. Recogiendo los elementos positivos, hay que explicar la relación AT-NT teniendo en
cuenta estos datos:

1) AT y NT forman parte de la misma Historia de salvación. Esto implica que hay que verlos dentro
de un proceso dinámico, que tiene lugar en este mundo y condicionado por la historia humana, pero
que está dirigido por Dios, que asegura la concatenación de los acontecimientos en, por y sobre las
causalidades humanas, sujetas a vaivenes, avances y retrocesos. Exige la cooperación humana, pero
es secundaria, porque el protagonista de la historia es Dios.
2) En esta Historia AT y NT se corresponden mutuamente como promesa y cumplimiento, tiempo
de preparación y tiempo plenitud. Con Jesús comienza el cumplimiento, que no se consumará hasta
su parusía.
3) La secuencia promesa-cumplimiento implica que entre ambos hay continuidad, ruptura y
superación. La ruptura hay que entenderla en sentido de superación de realidades positivas
anteriores, que no quedan anuladas por el hecho de ser superadas. Como consecuencia de esto el
NT supera al AT pero no lo priva de valor, por lo que hay que reconocer la validez de las Escrituras
judías, tanto en el tiempo antes de Cristo, como en su tiempo y ahora, cuando la mayor parte del
pueblo judío ha rechazado a Jesús. Consecuentemente hay que tener una visión positiva del pueblo
judío actual, que no reconoce a Jesús.
4) La persona y obra de Jesús es esencial en la conexión AT-NT. Jesús es judío y, en cuanto tal,
copartícipe y heredero de todas las promesas y gracias hechas al pueblo judío. Es parte integrante
del tronco del olivo cuyas raíces son los patriarcas. Su condición de Hijo de Dios significa que la
divinidad por él se ha injertado de una manera especial en el olivo; con su obra ha dado comienzo al
cumplimiento de las promesas, tarea que culminará en su parusía. La Iglesia judeo-cristiana es el
“resto de los elegidos de Israel” que ha aceptado la vida nueva que ha traído Jesús. En esta iglesia
han sido injertados los gentiles, ramos extraños y salvajes, que participan de este modo en el
cumplimiento de las promesas hechas al pueblo judío. Por ello en un sentido verdadero la Iglesia
hereda de Israel y comparte con él, a través de Jesús, y de la Iglesia judeocristiana, el título de pueblo
de Dios y de Israel.
4) Una parte notable del olivo no ha recibido la vida nueva aportada por Jesús, pero continúa en la
situación soteriológica anterior.
5) A la luz del cumplimiento que ha tenido lugar en Jesús, es legítima una lectura cristológica del
AT, en sus líneas generales y en los textos que ofrezcan base objetiva para ello.
6) Esto implica que la Escritura puede tener varios sentidos en función de las circunstancias
históricas en que se escriben y en función de los datos que la vivencia de la Historia de la salvación
proporciona al lector. El AT puede tener un sentido judío, otro cristiano, cristológico, y otro
escatológico, a la luz del cumplimiento final, que todavía no ha llegado..
7) Negativamente hay que excluir todo tipo de modelo marcionita explícito o implícito y todo
modelo sustitutivo que niegue valor actual al AT y a la religión judía actual.

Hoy día existe un amplio consenso sobre los datos expuestos, pero éstos dejan todavía
algunos cabos sueltos, importantes para esclarecer el tema. En concreto dos: ¿Cuando se habla de
AT y NT, se refiere a la misma alianza o a diferente alianza?¿Se lo concibe como una realidad simple
y estática o como una realidad compleja y dinámica?

3. ¿Una o varias alianzas?


En los de modelos expuestos no se precisa si la alianza-testamento del NT es la misma del AT u otra
diferente. La pregunta es importante desde el punto de vista ecuménico (diálogo judeo-cristiano) y
eclesiológico (naturaleza de la Iglesia). Las respuestas entre los exégetas han sido diferentes y no
existe unanimidad hoy día. Hay quienes afirman que es una sola, quienes opinan que dos e incluso
hay quienes creen que más. Para unos judíos y cristianos básicamente participan de una misma
tradición de alianza, que se han apropiado de diferente manera. Dentro de este enfoque general hay
quien cree que el NT reinterpreta el AT en sentido cuantitativo, es decir, abre a los gentiles la alianza
reservada solo al pueblo judío, otros por el contrario opinan que el NT lo reinterpreta en sentido
cualitativo: se trata de la misma alianza llevada a una perfección cualitativamente superior y abierta a
toda la humanidad. Para aclarar esta cuestión vamos a proceder por pasos, estudiando varios datos
de los que depende la respuesta.

A. Alianza, Historia de la salvación y misterio. El concepto alianza no es una categoría


independiente sino que hay que verla en función de otras importantes, la existencia de un único plan
salvador de Dios, una única Historia de la salvación, que tiende a realizar un misterio salvífico,
primero oculto pero actuante y después revelado. En este contexto estas categorías funcionan como
sujeto y alianza como predicado: el plan de Dios es una alianza, el misterio que guía la actuación de
Dios en la historia es el establecimiento de una alianza con la humanidad.
El concepto misterio en la apocalíptica aparece asociado a plan de Dios e Historia de la
salvación. En este contexto hay que considerar la idea de alianza: la Historia de la salvación tiende al
establecimiento progresivo de una alianza con la humanidad, que tiene diversas etapas y que se
realizará plenamente en la consumación final, en que Dios será todo en todos.
Historia implica una serie de hechos concatenados que se orientan hacia una finalidad. En
este caso es Dios el autor que fija esa finalidad, el telos, y que garantiza la conexión de los
acontecimientos humanos para que conduzcan a este telos. Esto significa que no hay que intentar ver
esta historia como un continuum humanum, científicamente controlable, pues está compuesta de
muchos hechos heterogéneos y a veces contradictorios. Historia de salvación quiere decir que por
encima de las causalidades humanas y sirviéndose de ellas está Dios, que hace cooperar todas las
cosas para el bien de los que ama (Rom 8,28). De esta forma la Historia de la salvación es una
combinación de humano y divino y la historia humana se concibe en un contexto teleológico.
En la Biblia aparece esta convicción: la categoría promesa-cumplimiento y la correlativa de
esperanza aparecen desde el primer momento en el AT cf la primera promesa después del pecado
de Adán y Eva, promesa de carácter general referida a toda la descendencia de Adán (Gén 3,15:
Pondré enemistad entre ti y la mujer...); en la vocación y promesa hecha a Abraham: promesa de una
tierra, de un pueblo propio, y una bendición a todos los pueblos de la tierra por su medio (Gén
12,1-3: en ti serán bendecidos todas los pueblos de la tierra): cuando Israel está establecido en la tierra de
Canaán justifica su posesión de la tierra como cumplimiento de esta promesa. Igualmente la
promesa de Natán de una dinastía a David, la aparición de la esperanza mesiánica, la esperanza del
Día de Yahvé... Esta teología de la Historia de la salvación con sus elementos
promesa-cumplimiento se irá desarrollando poco a poco en línea colectiva e individual y encontrará
su culmen en la apocalíptica y la escatología con su distinción de este mundo y el mundo futuro, y
con la teología de la llegada del reino de Dios. Así, pues, pertenece a la entraña íntima de la Biblia el
tema de la esperanza, del caminar hacia un telos que justifica las limitaciones del presente.
A la luz de todo lo expuesto, la nueva alianza, que está dentro de la misma Historia de la
salvación, debe ser una alianza íntimamente relacionada con la antigua, relación íntima que se
explica mejor si se trata de la misma alianza cualitativamente renovada.

B. El AT es una realidad compleja, fruto de la vivencia progresiva de la revelación.


El AT como conjunto literario es un testigo que da testimonio de la revelación de Dios a Israel y de
cómo éste fue viviendo y profundizando esta revelación a lo largo de dos milenios. La actitud
midrásica es el instrumento básico que ayuda al pueblo a comprender la acción de Dios y colaborar
con ella dentro de la Historia de la salvación. Su análisis aportará datos que iluminarán la
problemática planteada.
Esta actitud se basa en la convicción de que la palabra de Dios es viva y permanente, y está
dirigida a los hombres de todos los tiempos con la finalidad de iluminar todos los acontecimientos.
Los rabinos dirán que “todo está contenido en la Torá” y por ello buscan (darach) iluminar cada
acontecimiento concreto a la luz de ella. Exactamente igual hacemos los cristianos cuando
queremos juzgar los acontecimientos a la luz de la palabra de Dios. Midrás, sustantivo derivado de
darás, es precisamente eso, acto de iluminar un hecho con la palabra de Dios o el relato que recoge
este acto, y actitud midrásica la tendencia a verlo todo a la luz de la palabra de Dios.
La tendencia midrásica se traduce en una relectura constante de la Palabra a la luz de los nuevos
acontecimientos, cuya consecuencia será una profundización permanente en el sentido de la
palabra, fruto de confrontar la palabra con las nuevas experiencias vividas, ya que la palabra vivida y
experimentada es mejor comprendida y ayuda a descubrir nuevas implicaciones.
Así se da la secuencia siguiente: revelación básica que se recibe y vive  da lugar a una
tradición que se transmite de forma oral o escrita se recurre a esta tradición para iluminar nuevos
acontecimientos y se profundiza en su contenido nueva expresión literaria, etc.
Revelación básica (Palabra-Vida)

Tradición que la transmite (Palabra-Tradición)

Se aplica a la vida y se conoce mejor

Nueva expresión literaria (Palabra-Tradición)

Se aplica a la vida y se conoce mejor

Nueva expresión literaria
etc

En concreto en Israel primero fue la Vida (Dabar, Vida-Palabra), las revelaciones y


experiencias religiosas de los patriarcas y del éxodo-Sinaí; esta experiencia da lugar a una “Palabra”
literaria que sirve para que los testigos transmitan su experiencia a otras generaciones; esta primera
Palabra-tradición está condicionada por el marco externo en que vive el pueblo, el desierto. Cuando
se llega a la Tierra Prometida y cambia este marco, se recurre a esta Palabra-tradición para iluminar
la nueva situación y esto da lugar a una adaptación en la que la sustancia de la Palabra-Vida se
profundiza, se conoce mejor y se proyecta a la nueva situación. Esta Palabra-Vida, mejor conocida
da lugar a una nueva Palabra-tradición... y así sucesivamente en las épocas siguientes: monarquía,
destierro, época persa y helenista con todas sus vicisitudes. En cada una de ellas se va
profundizando en el sentido básico para que ilumine las nuevas circunstancias. En el pasado se
hablaba de tradición J, E, D y P, distintas relecturas de la misma Palabra-Vida, hoy día se discuten
cómo describirlas y denominarlas, pero en el fondo está el hecho de diversas relecturas de la misma
experiencia básica.
La actitud midrásica es una constante de toda la tradición del judaísmo, desde las primeras
tradiciones hasta hoy, tanto en la corriente rabínica como en la cristiana. En un primer momento la
expresión literaria de la tradición tiene forma oral, con el paso del tiempo se le va dando forma
escrita, apareciendo así poco a poco el texto sagrado. Éste es por su misma naturaleza testigo del
ejercicio de la actitud midrásica a lo largo de la Historia de la salvación, testigo de cómo el pueblo ha
recibido la Palabra-Vida y ha intentado profundizarla e iluminar con ella los distintos momentos de
su historia, y de los distintos tipos de respuestas que ha dado, positivas, intentando acoger la
Palabra-Vida en su existencia concreta, y negativas, rechazando la Palabra-Vida. La Biblia no es por
eso un conjunto homogéneo y extático sino heterogéneo y dinámico, como un cuerpo vivo que va
creciendo, asumiendo nuevas realidades y dejando atrás otras.
La aparición del texto sagrado implica peligro de inmovilismo, pues fácilmente se le convierte
en objeto de museo, una momia; pero como la Palabra-Escrita es para la vida se obvia este peligro
de diversas formas: introduciendo en el texto escrito glosas que lo actualizan a la luz de las nuevas
vivencias y, especialmente, dando lugar a una tradición interpretativa oral, la “tradición de los
padres”, que recoge las explicaciones de tipo teológico (hagadá) y moral-normativo (halaká) que dan
personas notables, expertos en el texto sagrado, que intentan interpretarlo a la luz de las nuevas
circunstancias históricas. En este contexto Jesús de Nazaret dio su interpretación “con autoridad”,
interpretación que profundizaron sus discípulos a la luz de su vida, especialmente de su muerte y
resurrección. Esta “tradición de los padres” primero fue oral, pero más adelante también se puso por
escrito y se ejerció tanto por “rabinos” judíos como cristianos. En el judaísmo rabínico con el paso
del tiempo da lugar a la literatura escrita del rabinismo (midrases, Misná, Talmudes), en el sector
cristiano dará lugar a diversas relecturas de la tradición sobre Jesús, recogidas en los Evangelios (Mc
y Jn de forma independiente; Mt y Lc releen a Mc), a la relectura de la experiencia cristiana que hace
Pablo y a las relecturas que hacen sus discípulos (deuteropaulinas). El resultado final es el NT.
Una consecuencia concreta de esta actitud midrásica son las diversas relecturas del concepto
alianza en el AT, que primero se concibe como un contrato en la teología deuteronómica y más
adelante, a la luz de la experiencia como una promesa.

C. Características de la actitud midrásica.


a. Permanente y nuevo. Como en el crecimiento humano hay un sujeto que permanece y
elementos nuevos que se van agregando al sujeto, igual sucede con la corriente midrásica, en la que
hay una línea básica que permanece y otras que se van agregando sucesivamente, es decir, la
experiencia básica no afecta de hecho a todos los aspectos de la vida del pueblo a la vez, sino
primero a unos que son importantes para la vivencia religiosa y social en el contexto en que se
encuentre el pueblo, y después se extiende a otros aspectos que van apareciendo. Dicho de otra
manera, no hay que esperar que el yahvismo primitivo esté presente en todos los aspectos de la vida
del pueblo. Las experiencias originantes fueron impregnando de yahvismo y asimilando a su sistema
religioso los elementos culturales que los recién llegados a Canaán encontraron en la tierra, algunos
fueron rápidos (por ejemplo, altares, arquitectura del templo, leyendas sobre los orígenes, lengua...),
otros tardaron más tiempo (como la tradición sapiencial), otros siempre fueron incorporados de
forma ambigua, como la monarquía, otros fueron imposibles, como los cultos de la fecundidad. En
concreto, una línea importante es la representada por las tradiciones fundantes que recoge el
Pentateuco y comentan los profetas (profetas anteriores: Historia deuteronómica, Historia
sacerdotal; profetas escritores). Más adelante se aplica cada vez con más vigor a la tradición
sapiencial en función de la retribución.
b. Permanente y caduco. También se da lo contrario: hay elementos permanentes que se van
perfeccionando en función de las circunstancias y otros que van desapareciendo en la praxis del
pueblo, superados por adquisiciones nuevas. Esto se puede constatar en la evolución de las
instituciones en AT: por ejemplo, la monarquía: primero sin monarquía, después monarquía,
finalmente sin monarquía; el templo: primero un tabernáculo, después diversos santuarios, después
santuario central en Jerusalén, finalmente no hay santuario. Es interesante constatar que el judaísmo
babilónico reconoce la importancia del santuario, pero vive en Babilonia sin él, sin que por eso
pierda la conciencia de pertenecer al judaísmo. Los esenios cuestionaban la validez del culto
concreto que tiene lugar en Jerusalén porque no correspondía al calendario primitivo y no
participaban en él, pero no por ello se consideraban fuera del judaísmo. Es lo mismo que sucede
hoy. En todo este proceso del culto el elemento permanente es la necesidad de reconocer el señorío
de Dios, de confiar en él y de entregarse existencialmente a él. Lo externo debe ser siempre
expresión de lo interno, cosa que no siempre vive el pueblo y, por ello, lo tienen que recordar
constantemente los profetas: el alma del culto es un corazón humilde, “misericordia quiero y no
sacrificio” (Os 6,6). Por ello cuando desaparece una forma externa de culto, siempre queda la
posibilidad de realizar la sustancia del mismo. Se cuenta del gran Yohanan ben Zakkai, el creador de
la llamada Escuela de Yabne y padre del actual rabinismo, que paseando un día por las ruinas del
templo destruido de Jerusalén, consoló a un discípulo que lo acompañaba y lloraba por no ser
posibles los sacrificios expiatorios, diciendo: No llores, pues está escrito: Misericordia quiero y no
sacrificio (Os 6,6)3. Esta vivencia de elementos religiosos básicos permanentes explica que el pueblo
judío tenga conciencia de vivir en la misma religión de los patriarcas y de Moisés, aunque de hecho
se puedan distinguir la religión de los patriarcas, la religión de Israel, la religión del templo y hoy la
religión rabínica: en todas estas etapas hay elementos que permanecen inmutables y se van
profundizando, mientras que otros desaparecen. Igualmente explica que el cristianismo naciente, de
raíz judía, de la mano del judío Pablo prescinda de la ley ritual y del culto sacrificial, sin que por ello
se considere fuera del judaísmo4. En la actualidad el judaísmo conservador, y mucho más el liberal,
están de acuerdo con Pablo.
c. Actitud escatológica: promesa cumplida y no cumplida. Finalmente desde el punto de vista
promesa-cumplimiento en este dinamismo los hechos tienen carácter de promesa que buscan un
cumplimento inmediato, pero una vez cumplido, la reflexión midrásica convierte lo cumplido otra
vez en promesa que espera un cumplimiento más profundo, es decir, los cumplimientos que
experimenta el pueblo tienen carácter imperfecto, limitado, que es impropio de la palabra de Dios y
por ello se sigue esperando un cumplimiento más perfecto, por ejemplo, la promesa a David se
cumple en los reyes de Judá, pero después se espera otro hijo de David, que realmente sea rey como
Dios quiere; la promesa del Emmanuel se cumple en el rey Ezequías, pero después de las
limitaciones que tuvo este reinado se espera otro hijo de David que realmente sea un Emmanuel,
expresión de la presencia de Dios con su pueblo; las promesas del evangelizador que hace
Deuteroisaías se cumplen en el regreso del destierro de Babilonia, pero a la vista de las dificultades
y penalidades de esta época se espera un cumplimiento más perfecto, etc. De esta manera una
misma promesa tiene en la tradición bíblica dos sentidos propios, el original como promesa
cumplida en un contexto histórico determinado y el escatológico como promesa que todavía no se
ha cumplido como compete al poder y bondad de Dios. El primer sentido está patente a todos, el
segundo no siempre, pues puede ser la visión particular de una corriente de pensamiento.
d. Actitud conservadora. El pueblo judío tiene una veneración especial a todo lo que pertenece
o perteneció a su vida, por lo que conserva el recuerdo de praxis ya superadas como parte integrante
de su tradición primero oral y después escrita. Como consecuencia en la Biblia judía aparecen praxis
y doctrinas contradictorias, que en realidad no lo son, ya que los elementos superados no están
vigentes. Es lo que hace, por ejemplo, el Pentateuco, reuniendo en una unidad mayor diversas
tradiciones que se han ido sucediendo; la Historia sacerdotal es una relectura de la Historia

3
Cf ARN IV,3.
4
El cristianismo primitivo judeo-cristiano no lo hizo ni se vio obligado a hacerlo. Toda la polémica de Pablo radica
en la necesidad soteriológica de esta praxis, pero no se condena el que se practique Desapareció porque
desapareció la Iglesia judeocristiana y se impuso la praxis étnico cristiana. Hoy día hay corrientes judeocristianas
que quieren restaurar esta forma eclesial.
deuteronómica, pero no elimina a ésta; ambas aparecen en la Biblia hebrea. Esto explica que el AT
recoja diversas interpretaciones de un mismo hecho, por ejemplo, la favorable y la hostil a la
monarquía. La Biblia es así una realidad dinámica y compleja, testigo de la vida pasada y presente del
pueblo de Dios. Esto hay que tenerlo siempre presente para evitar simplificaciones a la hora de
enjuiciar el AT como un todo.

A la luz de todo lo expuesto aparece el AT como una realidad muy compleja y dinámica. Por
ello hay que precisar el aspecto que se trata cuando se hace una referencia a él para compararlo con
el NT: el AT en cuanto que contiene líneas básicas permanentes, como promesa con carácter
dinámico creciente, o en cuanto a sus aspectos caducos, que se recuerdan pero no se observan.
Igualmente estas características iluminan el modo cómo de la misma corriente vital del AT nace
naturalmente el NT como consecuencia de una relectura de carácter cualitativo que hace Jesús con
su palabra y vida. Finalmente, explica que la relectura de Jesús sea válida, pero no por eso la
tradición anterior deja de tener valor.
Continuamos nuestra reflexión analizando el concepto alianza.

D. ¿Qué es una alianza?


Alianza es una categoría importante para referirse a la relación que media entre Israel y
Dios, resumiendo toda la tradición religiosa judía 5, pero una categoría compleja y dinámica, como
el AT. Así en su contexto el término berith, diatheke, alianza, testamento no es unívoco sino que, con un
fondo común, tiene diversos significados referidos al modo cómo se realiza y sus implicaciones 6 .
La idea de fondo del concepto alianza es unión entre personas de la que se derivan ciertos
beneficios. En un primer momento se concreta en un pacto entre dos contrayentes que se
condiciona al cumplimiento de unas acciones concretas. Aplicado a Yahvé y su pueblo, se trata de
Dios que elige a su pueblo y lo quiere unir a sí para comunicarle la vida. La formalidad externa se
concreta en un contrato entre desiguales en el que la iniciativa la tiene siempre Yahvé; el pueblo la
acepta y recibe sus beneficios si cumple las condiciones, en caso contrario, la vuelve ineficaz,
aunque Dios la puede renovar de nuevo. Este es el primer sentido que aparece en la Biblia, aplicado
a la alianza del Sinaí-Horeb y de mucho uso en la tradición deuteronómica7 Este sentido estuvo
vigente hasta Jeremías y el posterior destierro babilónico. Durante éste, la actitud midrásica del
pueblo le induce a profundizar en la esencia de la alianza: realmente no funciona porque es grande la
debilidad humana que la transgrede sin cesar. El hecho de que Dios invite constantemente a la
conversión para renovarla pone de manifiesto el empeño gratuito divino, como puso de manifiesto
Oseas, el profeta del amor misericordioso, al afirmar que Dios ama a Israel hasta el punto de
permanecer fiel a su pueblo, a pesar de que éste lo reniegue constantemente cf 11,1-11
especialmente 11,98.Por ello se llega a otro concepto de alianza, de contrato bilateral se pasa a
promesa unilateral e incondicional que Yahvé hace bajo juramento y que cumplirá, aunque el
contrayente sea infiel. No significa esto que la respuesta del pueblo sea indiferente, pues Dios espera
una respuesta positiva a su iniciativa, sino que no es determinante. Es la concepción que tiene la
teología sacerdotal, con la que se hace una relectura de las diversas alianzas que recordaba la
tradición, aplicándose especialmente a Noé, los patriarcas e incluso a la sinaítica desde el punto de
5
En la época intertestamentaria las esperanzas se resumían en la llegada de la “nueva alianza”, que los de Qumran
afirmaban que ya había tenido lugar entre ellos y más tarde reinvidicarán Jesús y sus discípulos.
6
Cf.Norbert Lohfink, La Alianza nunca derogada. Reflexiones exegéticas para el diálogo entre judíos y
cristianos, Herder, 1992
7
Se inspira en la teoría del pacto neoasirio, según el cual el soberano vincula a sí a sus súbditos mediante la
estipulación de un pacto, garantizando en contraprestanción su protección cf E.Zenguer, art. cit. 122. Sobre el
sentido de alianza sigo básicamente a Lohfink .... ????????????????
8
Cf E.Zenger, art.cit. 123.
vista de nueva alianza, como se verá más adelante9. La teología de la alianza se convierte en la teología
sacerdotal es una teología de la promesa y de la gracia10.
¿Qué implica la novedad de la nueva alianza? ¿Es otra alianza o la misma? La fórmula nueva
alianza tiene su origen en Jer y Ez. Jer 31,31-34 habla propiamente de una sola “alianza” y no de
dos 11 . Se trata de la alianza sinaítica, que cambia de sentido, pasando de alianza-contrato a
alianza-promesa. Aunque Israel la ha quebrantado y consiguientemente deja de tener validez, Yahvé
la va a restablecer cambiando su naturaleza, para lo cual promete perdonar los pecados y grabar la
Ley en el corazón del hombre libre, de forma que esté lleno del conocimiento y amor de Dios y no
sea posible violarla. Se trata de la misma alianza porque el contenido sigue siendo el mismo, la Torá
y la fórmula de alianza, un solo Dios y un solo pueblo, Yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo. En
este contexto nueva equivale a renovar, devolver la primitiva frescura y vigor, pues no se opone a
“antigua”, término que no aparece en el texto. No se opone a algo diferente que queda viejo, sino
que es lo anterior colmado de nueva vitalidad, que incluso puede llegar a tener una perspectiva
escatológica12. La novedad consiste en que la nueva no podrá ser violada; la oposición, pues, está
entre alianza violable y alianza inviolable; por ello será la salvación definitiva y perfecta 13.Desde la
perspectiva judía el oráculo se cumple en el regreso del destierro, en que se retorna a la tierra, se
reconstruye el templo y Jerusalén y nace un nuevo tipo de comunidad más espiritual en torno al
templo, hechos que los retornados interpretan como signo de que los pecados han sido perdonados
y se restablece la alianza. Esta interpretación fue preparada por los oráculos de Ez en que se
promete un corazón nuevo cf Ez 36,23-29ss: Os tomaré de entre las naciones, os recogeré de todos los países y
os llevaré a vuestro suelo. Os rociaré con agua pura y quedaréis purificados; de todas vuestras impurezas y de todas
vuestras basuras os purificaré. Y os daré un corazón nuevo, infundiré en vosotros un espíritu nuevo, quitaré de vuestra
carne el corazón de piedra y os daré un corazón de carne. Infundiré mi espíritu en vosotros y haré que os conduzcáis según
mis preceptos y observéis y practiquéis mis normas. Habitaréis la tierra que yo di a vuestros padres. Vosotros seréis mi
pueblo y yo seré vustro Dios. Así, pues, en el judaísmo persa y el posterior helenista el judío piadoso vive
en esta atmósfera de nueva alianza y pide a Dios le dé un corazón nuevo, que le renueve el espíritu
cf Sal 51,12: Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, renueva dentro de mí un espíritu firme. Sin embargo aquí
entra de nuevo en funcionamiento la insatisfacción del sentido religioso de Israel, que no considera
cumplimiento satisfactorio este cumplimiento, por lo que la relectura midrásica posterior dio un
sentido más profundo al texto. Esto explica el que en Qumrán se apliquen el texto a ellos, “los
hombres de la nueva alianza”, lo que también implica que entienden la nueva alianza como la
sinaítica renovada y perfeccionada. Siguiendo esta línea Jesús reivindica para sí el cumplimiento de
la nueva alianza en la institución de la eucaristía de una forma cualitativamente superior, no solo
cuantitativamente14: Esta copa es la nueva alianza en mi sangre que se derrama por todos (Lc 22,20; 1 Cor

9
Estos dos sentidos básicos se reflejan en el NT, con predominio del segundo: en el sentido de contrato es poco
frecuente cf Hch 7,8 (alianza con Abraham a base de la circuncisión cf Gn 17); en sentido promesa cf Lc 1,72-75
(recordando su “santa alianza”e.d. el juramento hecho a Abraham); Ef 2,11-12: ([gentiles eran] extraños a las
alianzas de la promesa); Hch 3,25-26 (hijos de los profetas y de la alianza que Dios estableció con nuestros
padres cuando dijo a Abraham...); Gal 3,15-18 (diatheke = testamento (diatheke) , que no puede ser invalidado,
e.,d. la promesa hecha a Abraham y descendencia); en Gal 4,22-31 tiene ambos significados (esas dos mujeres son
dos alianzas, uno que se define a partir de la promesa hecha a Abraham y otro de la Ley del Sinaí. La primera se
refiere a la promesa hecha a Abraham, es decir, alianza-promesa, y la otra está en línea deuteronomista,
alianza-tratado-Ley.
10
Cf.E.Zenger, art.cit. 123.
11
Cf N.Lohfink, op.cit
12
Cf.E.Zenger, art.cit. 124s, y N.Lohfink, op.cit. ??????????????????
13
Cf. E.Zenger, art.cit. 125s.
14
Así piensa J.Schoneveld para quien Jesús vive e interpreta la Torá, “Torá hecha carne” y se pone al alcance de
11,25).
A la luz de todo lo visto, las diversas alianzas y la nueva alianza es la misma alianza que
progresivamente se va concretando en nuevas circunstancias históricas. Leyendo la Biblia nos
encontramos con dos alianzas en forma de promesa, las hechas a Noé y a Abraham. La alianza de
Noé es una promesa incondicional de vida dirigida a toda la humanidad; la de Abraham es promesa
incondicional de una bendición divina especial dirigida primeramente a su descendencia y extensible
a todas las gentes; ésta se le renueva a Isaac y Jacob; la alianza del Sinaí la concreta en forma de
contrato y más adelante la concreta más todavía la hecha a David. Dado lo precario de su
cumplimiento Dios la vuelve a promulgar como nueva alianza por medio de Jeremías, subrayando de
nuevo el carácter de promesa gratuita. De esta forma, independientemente de su origen concreto, el
pueblo judío en la medida en que va tomando conciencia de la Historia de la salvación, con
relecturas midrásicas las va unificando como diversas manifestaciones y concreciones de un único
proyecto de alianza, que al principio toma dos formas (Noé y Abraham), pero que al final se
identificarán. Más adelante Jesús reivindica el comienzo de su cumplimiento, que será total cuando
tenga lugar la redención final; por eso Pablo, en Rom 11,26-27 cita Is 59,20 e implícitamente Jer
31,33s (Vendrá de Sión el Libertador para alejar de Jacob las impiedades. Y esta será mi alianza con ellos, cuando
borre sus pecados) afirmando que sólo se cumplirá en la parusía, es decir, que la venida redentora del
Mesías no será plena hasta la parusía, cuando también el pueblo judío lo reciba. Entonces esta
alianza se unificará con la de Noé: Dios será todo en todos con la humanidad y la creación renovada
(1 Cor 15,28). De esta forma “la historia de Israel es la historia de la alianza, en cuanto que trata
cómo Dios acompaña el caminar de su pueblo con continuas demostraciones de bondad y
fidelidad... Cada pacto de alianza puede considerarse como renovación y confirmación de los
precedentes ... en función de los cambios que acaecen en la historia ... si el pueblo no es fiel y rompe
la alianza, ésta no decae por esto... Dios está dispuesto a perdonar las violaciones y a renovarla cf Ex
19-34: becerro de oro”15.
La tendencia a oponer las alianzas, como si el NT anulara el AT, viene de un uso incorrecto
de algunos textos del NT. En éste es raro el uso de la fórmula nueva alianza. Aparece en 2 Cor, Gál y
Hebr. En 2 Cor 3,6. Pablo se presenta como servidor de una alianza nueva, (basada) no en la letra sino en
el espíritu. Aquí no se opone el AT al NT como conjunto sino dos tipos de interpretación de la
alianza, la que hace Jesús, y la que siguen haciendo los judíos incrédulos, que desde este punto de
vista permanecen en la antigua alianza (2 Cor 3,14). Gal 4,24 habla de dos alianzas, en sentido
contractual (Agar) y en sentido promesa (Sara). Uno de los escritos del NT que más han influido en
la afirmación de dos alianzas, en la que la segunda sustituye y anula la primera, es Hebreos.
Realmente, aunque Hebr no habla de “antigua alianza”, habla de tal forma de la nueva alianza que da
la impresión de que hay una antigua que queda condenada a la desaparición (Heb 8,13). Sin embargo
la idea de fondo de Hebr no es contraponer las alianzas en sí mismas sino los medios que emplean
para conseguir la finalidad de unir a los hombres con Dios, contraponiendo los que utiliza la
primera alianza, culto sacrificial de animales en un templo material, con los de Cristo, su propia
oblación existencial, que realmente llega a Dios. Esto implica que en la primera alianza hay
elementos que desaparecen para dar lugar a otros más perfectos, y en nuestro caso cualitativamente
superiores. Todo esto es propio de la actitud midrásica.

4. Sentido propio de la Biblia judía o AT. La alianza de Dios con Israel no ha sido revocada
(Rom 11,29), afirmación recogida por Nostra Aetate 4, el Catecismo de Iglesia Católica 16 y

los gentiles, citado por B.Forte, Israele e la Chiesa, i due exploratori della promessa. Per una teologia
dell’ebraismo, en Norbert J.Hofmann, J.Sievens, M.Mottolese (eds.), Chiesa ed ebraismo oggi (Roma, PUG) 101s.
15
Cf.E.Zenger, art.cit. 123-124.
16
Nº 121: La antigua alianza no ha sido nunca revocada.
recordada por Juan Pablo II (cf 17-11-80 en la sinagoga de Mainz). Esto implica que la palabra que
Dios ha dado a Israel sigue siendo válida, continúa teniendo un sentido propio y un valor salvador,
independiente del que le da el NT. Confirma esta conclusión lo arriba expuesto sobre las
características de la actitud midrásica: la relectura de la tradición no anula ni niega su sentido
primitivo, simplemente añade un nuevo sentido, que no siempre es aceptado por todos. Así ha
sucedido con la interpretación que hizo Jesús, que no ha sido aceptada en general por el pueblo
judío, por lo que para ellos el sentido propio del AT es el que tienen los textos en su contexto
histórico judío. Igual sucede desde el punto de vista de promesa-cumplimiento: no todos aceptan el
cumplimiento de una promesa con un hecho determinado, por lo que para ellos el sentido sigue
siendo de promesa incumplida. El AT sigue siendo para el pueblo judío una promesa incumplida
cuyo cumplimiento esperan. Esto significa que los hechos del AT tienen un valor propio en sí 17.
Son, pues, legítimas dos lecturas, la judía y la cristiana. Hoy día emplean el salterio en la oración
judíos y cristianos, cada uno de forma propia a la luz de su tradición, pero ambas legítimas. Todo
esto está acorde con la hermenéutica y lingüística modernas, como pone de manifiesto el
documento de la Pontificia Comisión Bíblica de 1993 (nº64): el “discurso humano tiene una
pluridimensionalidad, que hace que no esté ligado a un único punto histórico, sino que se proyecta
hacia el futuro”; por ello el sentido profundo que se descubre “corresponde a una potencialidad de
sentido que está efectivamente presente en los textos”.

5. Valor soteriológico de la Biblia judía. No hay dificultad en afirmar el valor soteriológico de la


religión israelita y su continuación la religión del judaísmo del segundo Templo, pues así lo reconoce
el NT , que repetidamente alaba personajes que se han santificado en la primera alianza cf. Lc
2,25-38 que presenta a Simeón y Ana como tipos de la piedad judía; Hebr 11 que resume el AT de
forma positiva, como historia de creyentes. El problema está en ver si, después del rechazo a Jesús,
el judaísmo rabínico, que nace en esta época y llega hasta nuestros días, tiene valor religioso. De
salida se pueden afirmar dos cosas: la más importante es que para la fe cristiana la salvación viene
solo por la obra de Cristo, presente en toda la Historia de salvación desde la creación del mundo.
Por ello “en Dios no hay acepción de personas sino que en toda nación el que teme a Dios y practica
la justicia le es acepto” (Hch 10,34s). Si esto vale para toda religión, lo es de manera especial para la
religión judía dentro de la cual Jesucristo realiza su obra soteriológica. La segunda es que si en todas
las religiones se pueden encontrar semillas de verdad, a fortiori en la religión judía.
Pero en esta caso hay razones concretas que avalan la validez, por lo que hoy hay un
consenso sobre este punto. Si la Biblia judía es válida como palabra de Dios, consecuentemente
tiene un valor soteriológico. Por su parte Pablo afirma que el pueblo judío que no acepta a Jesús
mantiene una serie de valores religiosos (Rom 9,1-318): siguen siendo israelitas, siguen teniendo la
adopción filial, la gloria, la alianza, el don de la Ley, el culto y las promesas. De ellos son los padres y el Mesías
según la carne. Pablo designa a sus connacionales Israelitas, nombre de carácter religioso que implica
elección. Siguen siendo miembros de un pueblo elegido. Recibieron y mantienen la adopción filial (cf
Ex 4,22s; Dt 14,1s; Is 63,16; 64,8; Jer 31,9; Os 11,1; Ml 1,6; 2,10), como consecuencia de la elección,
que los sitúa como pueblo en una relación especial con Dios. Esta relación filial alcanza su plenitud
en Cristo por medio del Espíritu (Rom 8,15) y alcanzará su plenitud en la consumación (Rom 8,23),
pero no por eso la relación especial de Israel con Dios deja de ser real. La gloria es una presencia
salvífica especial de Dios en medio de su pueblo. Esta presencia alcanzará su culmen con la
encarnación del Hijo de Dios, pero no por eso deja de ser real en el pueblo judío. El don de la Ley
permite al pueblo judío vivir una existencia como corresponde al que ha recibido la adopción filial.
Las promesas alude a las hechas a los patriarcas de una descendencia, una tierra y una bendición.
Finalmente a Israel pertenecen los padres, los patriarcas, lo que es una garantía de salvación, pues

17
Cf E Zenger, Il primo Testamento 157, citado por Grilli 130
18
Cf A.Pitta, Lettera ai Romani (Paoline 2001) 334ss
Israel sigue siendo amado por Dios a causa de ellos (Rom 11,28). Todo esto implica que sigue
vigente el carácter soteriológico de la vocación del pueblo judío, a pesar del rechazo de Jesús por
parte de la mayoría. El hecho del rechazo judío de Jesús es complejo, en unos pudo ser rechazo de
la gracia de la fe que se les ofrecía y por eso el NT condena la postura, pero en otros puede ser
expresión de fidelidad a su tradición bíblica19. Pablo incluso lo presenta de facto como una acción
del mismo Dios con la finalidad positiva de la entrada de los gentiles (Rom 11,11-15).
Realmente el judaísmo rabínico actual continúa la relectura midrásica del AT en una línea
igual a la anterior, actualizando los contenidos básicos del yahvismo de forma que se puedan vivir en
las nuevas situaciones. Esta relectura mantiene los elementos básicos del yahvismo, elementos
salvíficos, que comparte con los cristianos. Nostra Aetate 4 habla del “gran patrimonio espiritual
común”: monoteísmo, fe, esperanza, amor a Dios y al prójimo, penitencia y perdón, oración,
pueblo de Dios, carácter moral de la religión.. El pueblo judío se autocomprende como testigo de
Dios en el mundo, llamado para dar testimonio de Dios entre las naciones.
La primera alianza sigue vigente y tiene un sentido hoy dentro del plan salvador de Dios.
Por ello “La Iglesia debe abandonar definitivamente todas las variantes de la teoría de la sustitución
y de un Israel desheredado y en su lugar vivir, como Iglesia, la solidaridad con Israel: Lejos de
sustituir a Israel, la Iglesia debe permanecer solidario con él20” No significa esto que el cristiano
debe renunciar a sus convicciones sobre el cumplimiento de las promesas en Jesús, sino que
reconoce la validez religiosa del judaísmo actual, colabora con él y espera el día en que todos, judíos
y cristianos, reconozcamos plenamente al Mesías. El Mesías que ellos esperan para el final de forma
genérica es el mismo que nosotros esperamos de forma concreta en la plenitud de su parusía 21.

6. Sentido cristiano del AT. Las afirmaciones anteriores no desautorizan la existencia de una
lectura cristiana del AT, pues son textos que están abiertos a una relectura posterior de tipo
cristológica. La interpretación que hacen Jesús y la Iglesia cristiana del AT se sitúa dentro de la
corriente de reinterpretación midrásica presente en la génesis del AT. Al igual que la religión israelita
y el judaísmo hicieron constantes relecturas a la luz de sus nuevas experiencias, Jesús y la Iglesia
desde la novedad que implica su obra, descubren un sentido nuevo y profundo en los textos del AT,
usando para ello los mismos métodos midrásicos que los judíos de su época. Por ello el fundamento
real del sentido cristiano está, no en texto, sino en la comunidad de fe que lee22.

7. Conclusión. Unas breves conclusiones de este estudio:


Existe una íntima relación entre judaísmo y cristianismo. Éste no tiene sentido fuera del
contexto del judaísmo: “el judaísmo es un dato irrenunciable de la fe cristiana” 23 . Por ello la
profundización en la naturaleza del judaísmo actual ayudará a la Iglesia a comprenderse mejor. Hay

19
Cf E.Zenger, art.cit. 111.
20
La Biblia judía, 65, documento de la PCB 2002, que añade en una nota: El NT nunca llama a la Iglesia nuevo
Israel. Cf. E.Zenger, L’alleanza mai revocata. Inizi di una teologia cristiana dell’Ebraismo, en Norbert
J.Hofmann, J.Siervers, M.Mottolese (eds.), Chiesa e Rbraismo oggi (Roma 2005) 129.
21
El card Martini explica la situación de separación actual con el concepto de “cisma”, lo que comporta al
menos dos implicaciones, la primera es que esta ruptura no tenía que haber sucedido y que siempre queda abierta la
posibilidad de unirse de nuevo. En este proceso de separación el cristianismo ha sufrido un empobrecimiento. La
segunda es la obligación de superar la ruptura actual cf The relation of the Church to the Jewish People, From the
Martin Buber House 6(1948) 3-10, citado por J.T.Pawlikowski, Judentum und Christentum,3, en TRE XVII
331-402.
22
Cf.E.Zenger, art.cit. 131.
23
B.Forte, op.cit. 104
que "re-judaizar” el cristianismo24.
Hay que evitar todo tipo de maniqueísmo práctico en la presentación del AT y de la religión
judía actual, por ejemplo, cuando se habla de la Iglesia como nuevo pueblo de Dios, verdadero Israel,
nueva alianza en el sentido de que el pueblo judío ha dejado de ser pueblo de Dios o Israel o que la
primera alianza ha sido anulada o sustituida 25. El pueblo judío sigue siendo pueblo de Dios e Israel,
aunque, desde el punto de vista cristiano, la Iglesia comparte estos títulos en cuanto continuadora y
actualizadora de la obra del judío Jesús de Nazaret..
Dado el contexto en que nacen y se desarrollan tanto el judaísmo como el cristianismo,
Historia de la salvación dirigida por Dios y relecturas midrásicas de las tradiciones, ambos son y
permanecen “instituciones abiertas” como consecuencia de su radical dependencia de la iniciativa
divina en la historia, como dice C.Thoma: “El cristianismo es una institución abierta destinada a
todos los tiempos y hombres... a la vez es y crece, es devenir... un cristianismo que concibe y predica
su Iglesia como un simple sistema, una institución estática y completa, como una ideología, la
degrada y reduce... El cristianismo está abierto especialmente respecto al judaísmo... igualmente el
judaísmo está abierto... al futuro”26

24
Jacques Le Brun, en la presentación de la obra colectiva Les Chrétiens devant le fait juif. Jalons historiques
(Paris, Éditions Beauchesne, 1979) pone de relieve cómo a lo largo de la historia se dan en la Iglesia dos tendencias
contrarias, des-judaizar el cristianismo y re-judaizarlo, según el valor que se conceda al AT
25
Para evitar equívocos entre el Judaísmo como pueblo de la antigua alianza y la Iglesia, pueblo de la nueva
alianza, Juan Pablo II emplea para el pueblo judío la fórmula el pueblo de la alianza en un discurso del 31-10-1997.
Hay que tener en cuenta que el NT nunca llama a la Iglesia “nuevo Israel”.
26
Teologia cristiana dell’ebraismo, (Casale Monferrato 1983) 204s

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