En algunos momentos siempre llegamos a pensar o tener el sueño de poder agarrar nuestras cosas

y dejar que la vida nos lleve a conocer las mejores ciudades del mundo, vivir nuevas experiencias,
degustar nuevos sabores, ver nuevos paisajes; en este sentido, debido a situaciones que a uno le
toca por vivir, limitamos ése sueño, en ocasiones a nada; pero, es que en realidad desde el lugar en
el que nos encontremos podemos nosotros conocer el mundo a nuestra manera.

¿Cómo es que nosotros podemos lograr conocer el mundo a nuestra manera? La respuesta radica
en dejar de (pero no en su totalidad) depender de la tecnología, si bien los medios digitales son una
gran fuente de enseñanza, y grandes descubrimientos, (siempre y cuando sea utilizado de manera
apropiada) no debemos dejar de lado las conversaciones con el mundo exterior, cada persona en
este inmenso planeta representa una historia, una anécdota de vida, un sueño, una frustración, o
una experiencia trágica, etc. Pero de alguna u otra manera podemos lograr en descubrir el mundo
con tan solo poder escuchar a las personas.

Recuerdo aún la primera vez que conocí una familia que representa una cultura y en estilo de vida
diferente al mío y que por primera vez me abrieron las puertas de su hogar, me di cuenta que con
las conversaciones de mesa aprendí que el mundo si bien muestra grandes y paradisiacos lugares,
este a su vez, se encierra en las experiencias de vida de cada una de las personas, es maravilloso
conocer personas que en ocasiones comparten momentos íntimos o especiales en su vida. Más allá
de un reconfortante almuerzo y una maravillosa interacción social, es importante que aún siendo
algo complicado se pueda iniciar una conversación con personas que apenas uno recién conoce
podemos darnos cuenta que somos un mundo inmerso en otro mundo.

Las familias que representan una cultura diferente pueden llegar a demostrarnos que con tan solo