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ESPIRITUAL
Principios para que todo
creyente siga a Cristo
J. OSWALD SANDERS
DISCIPULADO
ESPIRITUAL
Muchos cristianos desean tener una vida que honre y glorifique a
Dios. Sin embargo, pocos comprenden cabalmente el sacrificio
absoluto que Cristo demanda de un verdadero discípulo.
J. Oswald Sanders detalla los componentes bíblicos del discipulado.
Mediante respuestas a preguntas, que van desde las descripciones
de sus condiciones elementales hasta aquellas relativas a las metas y
ambiciones, Discipulado Espiritual destaca la necesidad de colocar a los
demás antes que nosotros mismos y la necesidad de reconocer el señorío
de Cristo.
Discipulado Espiritual es de lectura obligada para cualquier cristiano
que quiera comprender mejor la naturaleza del discípulado. Las
preguntas de estudio al final del texto ofrecen una perspectiva profunda
de los requisitos bíblicos para un discípulo en el servicio del Señor.
EDITORIAL
PORTAVOZ
DISCIPULADO
ESPIRITUAL
Principios para que todo
creyente siga a Cristo
J. OSWALD SANDERS
EDITORIAL
PORTAVOZ
La misión de Editorial Portavoz consiste en proporcionar productos de calidad
—con integridad y excelencia—, desde una perspectiva bíblica y confiable, que
animen a las personas a conocer y servir a Jesucristo.
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Impreso en los Estados Unidos de América
Printed in the United States of America
Contenido
Introducción.................................................................5
1. El discípulo ideal......................................................... 8
2. Condiciones del discipulado...................................... 14
3. Evidencias del discipulado.........................................22
4. Pruebas del discipulado............................................. 30
5. El Maestro del discípulo............................................ 38
6. El Socio mayoritario del discípulo.............................46
7. La servidumbre del discípulo.....................................54
8. La ambición del discípulo..........................................60
9. El amor del discípulo................................................. 67
10. La madurez del discípulo...........................................72
11. Las olimpíadas del discípulo......................................80
12. La compasión del discípulo....................................... 89
13. La vida de oración del discípulo................................ 96
14. Los derechos del discípulo.......................................103
15. El ejemplo del discípulo....................................... .... 112
16. La soledad del discípulo.......................................... 121
17. La segunda oportunidad del discípulo..................... 129
18. La comisión renovada del discípulo........................ 137
19. La dimímica del discípulo........................................144
20. La esperanza del discípulo...................................... 151
Preguntas de estudio................................................ 158
Introducción
5
6 Discipulado espiritual
8
El discípulo ideal 9
por causa de ini'” (vv. 10-11, BLA), o “¡Ah, la dicha del que sufre
por Cristo!”.
Lo que se le hizo al Salvador se le hará al discípulo. Pero in
cluso el insulto, las injurias y la persecución pueden obrar bendi
ciones; no en la persecución en sí, sino en la compensación divina
que esta trae.
El tiempo verbal transmite el sentido: “Bienaventurados aque
llos que han sido perseguidos”. La bienaventuranza reside en los
resultados que fluyen de la persecución. El sufrimiento es la marca
distintiva del cristianismo. “Mas también si alguna cosa padecéis
por causa de la justicia, bienaventurados sois...”, dijo Pedro (1 P.
3:14).
Pero no toda persecución es bienaventurada. A veces, la pro
voca el mismo cristiano como consecuencia de sus actos poco sa
bios y no cristianos. Para que la persecución sea bienaventurada, se
deben dar tres condiciones:
14
Condiciones del discipulado 15
Es triste, pero cierto, que cada vez que se predica sobre la cruz
y sus implicaciones, los creyentes superficiales, cuyas experiencias
de conversión son poco profundas, se desmoronan. Hay tres con
diciones indispensables para el discipulado:
La primera condición tenía que ver con los afectos del corazón;
la segunda, con la conducta en la vida; la tercera, con las posesiones
personales. De las tres, probablemente la tercera condición sea la
menos bienvenida de todas en nuestra época codiciosa y materia
lista. ¿Se refería Jesús literalmente a renunciar a todo? ¿A todo?
20 Discipulado espiritual
22
Evidencias del discipulado 23
El principio de la permanencia
“Dijo entonces Jesús a los judíos que creían en él: Si vosotros per
maneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos;
y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Jn. 8:31-32,
cursivas añadidas).
El voluntario impulsivo
“...te seguiré adonde quiera que vayas” (Lc. 9:57). En un
arranque de entusiasmo, este se ofreció en servicio voluntario e
incondicional al Señor. Su sinceridad no fue cuestionada. Era un
voluntario preparado para ir a cualquier parte en pos de Jesús.
Seguramente, Él le daría una cálida bienvenida a esta alma entu
siasta dentro de su entorno.
Sin embargo, Cristo sabía qué había dentro de los hombres.
Juan hizo esta mención asombrosa sobre el discernimiento del
Señor: “y no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del
30
Pruebas del discipulado 31
El soldado renuente
“Señor, déjame que primero vaya y entierre a mi padre” (Lc.
9:59). El segundo candidato para el servicio no se ofreció vo
luntariamente. Respondió al llamado del Señor: “Sígueme”, pero
su respuesta sugería una reserva. Lo que realmente quería decir
era: “Primero déjame atender mis asuntos familiares”. Si el primer
hombre era demasiado impulsivo, el segundo era demasiado lento.
Pruebas del discipulado 33
El voluntario indiferente
“Te seguiré, Señor, pero deja que me despida primero de los
que están en mi casa” (Lc. 9:61). Si el primer candidato era muy
Pruebas del discipulado 35
La salvación de señorío
Ultimamente, en los círculos evangélicos, se ha desarrollado
un gran debate en torno a lo que se ha denominado “salvación
de señorío”, un término que se ha aplicado a la perspectiva de
que para obtener la salvación, una persona debe creer en Cristo
38
El Maestro del discípulo 39
murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos
como de los que viven” (Ro. 14:9, cursivas añadidas).
En una de las guerras napoleónicas, lord Nelson venció a la
armada francesa. El almirante derrotado llevó su bastión al lado
del barco de Nelson y subió a bordo para declarar su rendición.
Este se acercó a Nelson sonriendo, con la espada que oscilaba
en su costado y le tendió la mano al vencedor. Nelson no res
pondió a este gesto, sino que dijo con calma: “Primero su es
pada, señor”. Depositar la espada en el suelo era una señal visible
de rendición.
Así, al igual que Pablo, debemos depositar la espada de
nuestra rebelión y obstinación. En lo sucesivo, la voluntad del
Señor se tornará la ley de nuestra vida. Nuestra actitud cohe
rente será: “Hágase tu voluntad (en mí), como en el cielo”. La
sumisión significa la rendición completa de nuestros derechos.
Eso parece una perspectiva que asusta, pero la experiencia de mi
llones de personas ha demostrado ser el camino a una bendición
inimaginable.
46
EL SOCiO MAYORITARIO DEL DISCÍPULO 47
El propósito de la sociedad
Para que una sociedad terrenal tenga éxito, es de fundamental
importancia que haya una relación cálida y de confianza entre los
socios. Además, para evitar roces, deben ser uno, tanto en metas
como en ideales.
Una vez fui designado albacea testamentario de una pro
piedad que involucraba una sociedad comercial. Los socios
sobrevivientes, si bien eran de carácter honrado, tenían una pers
pectiva totalmente opuesta en cuanto al rumbo que debía tomar
la sociedad. Finalmente, el desacuerdo se tornó tan agudo que
el único curso de acción posible era disolver la sociedad y vender
el negocio. Para tener éxito, debe haber confianza mutua y ob
jetivos en común.
El Espíritu Santo ha sido enviado para realizar grandes tran
sacciones para el reino de Dios, nada menos que para participar
en la redención de un mundo perdido. En esta vasta empresa, Él
busca nuestra sociedad mientras supervisa los intereses de Cristo
en la tierra.
Jesús pronunció el ministerio principal del Espíritu en tres pa
labras: “Él me glorificará” (Jn. 16:14). Así como el objetivo de
Cristo era glorificar a su Padre (Jn. 17:4), el del Espíritu Santo
es glorificar a Cristo. Si somos verdaderos socios del Espíritu,
entonces ese también será nuestro principal objetivo. Mientras
nuestra ambición genuina sea glorificar a Cristo, podemos contar
con la ayuda de nuestro Socio, ya sea en el hogar, en la escuela, en
la oficina o en el púlpito.
Detalles de la sociedad
Para que una sociedad funcione en armonía, sus términos
deben comprenderse y establecerse claramente por escrito, hasta el
más mínimo detalle. No es sabio entrar en un acuerdo de sociedad,
aunque sea entre amigos, sin un contrato firmado y sellado que
establezca los privilegios y las responsabilidades de los socios.
El Socio mayoritario del discípulo 51
Escrituras que Cristo debe ser nuestro ejemplo: una vez, en rela
ción con el servicio y, significativamente, la otra, en relación con el
sufrimiento (1 P. 2:21).
La revelación suprema del servicio humilde registrado en Juan
13 no era un oficio nuevo para nuestro Señor, pues Él es “el mismo
hoy, y ayer y por los siglos” (He.13:8). Solo estaba manifestando
en ese momento lo que había sido siempre en la eternidad. En
aquella ocasión Él puso de manifiesto el principio básico del ser
vicio: el mayor honor reside en el servicio más humilde. Él nos
reveló que la vida de Dios está al servicio de la humanidad. No hay
nadie tan perpetuamente disponible como Él. Él gobierna a todos
porque sirve a todos.
Jesús no fue un revolucionario en el sentido político, pero en
ningún ámbito su enseñanza fue más revolucionaria que en el li
derazgo espiritual. En el mundo contemporáneo, la palabra siervo
tiene una connotación humilde, pero Jesús la equiparó a la gran
deza: “...el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro
servidor, y el que de vosotros quiera ser el primero, será siervo de
todos” (Mr. 10:43-44).
La mayoría de nosotros no tiene objeciones en ser amo y
señor, pero la servidumbre y la esclavitud son poco atractivas. Y,
sin embargo, esa es la forma en que actuó el Maestro. Aunque Él
sabía que un concepto mundano como ese no sería bienvenido en
un mundo de hombres indulgentes y de amor fácil, no rebajó sus
normas para atraer discípulos.
Cabe advertir que al mencionar la primacía de la servidumbre
en su reino, Él no tenía en mente meros actos de servicio, puesto
que estos pueden realizarse a partir de motivaciones muy dudosas.
Él se refería al espíritu de servidumbre.
Los principios de la vida del Señor que deben reproducirse en
la vida de aquellos que somos sus discípulos incluyen:
Dependencia
Aceptación
Modestia
Compasión
Optimismo
Unción
60
La ambición del discípulo 61
El lugar de la ambición
Nuestra palabra en español ambición no proviene del Nuevo
Testamento. Deriva del latín y tiene la distinción incierta de sig
nificar “enfrentar ambos caminos para obtener un objetivo”. Una
ilustración moderna de esta palabra podrían ser las tácticas elec
torales de un político sin principios y ambivalente que recorre las
calles para recolectar votos.
La ambición mundana puede tener una variedad de ingre
dientes, pero por lo general, hay tres líneas principales: la popula
ridad, la fama, el deseo de constituirse una reputación; el poder,
el deseo de ejercer autoridad sobre los compañeros de uno; la
riqueza, el deseo de amasar una fortuna, con el poder que eso
conlleva. El defecto fatal de este tipo de ambiciones es que todas
se concentran en el yo.
Incluso los autores seculares han visto el lado desagradable de
dicha ambición, que ha sido razonablemente denominada “la úl
tima enfermedad de las mentes nobles”. Con esta perspectiva mis
teriosa del corazón del hombre, Shakespeare puso estas palabras
en boca del cardenal Wolsey: “Cromwell, te acuso, desecha tus
ambiciones. Por ese pecado cayeron los ángeles, entonces, ¿cómo
puede esperar el hombre, la imagen de su Creador, obtener ga
nancia de ellas?”.
Pero no todas las ambiciones merecen esta crítica severa. Pablo
usó una palabra que tenía un ancestro más noble y que podría
traducirse como “un amor de honor”. Así 2 Corintios 5:9, podría
traducirse: “Así que para nosotros es una cuestión de honor serle
agradables”.
Además, Pablo afirma que “...si alguno anhela obispado,
buena obra desea” (1 Ti. 3:1); por supuesto, en este respecto lo
que motiva el deseo o ambición podría ser el factor determinante.
Demasiados discípulos están contentos con el status quo y no ate
soran ninguna ambición para mejorar su condición espiritual y
cumplir con un ministerio más útil.
Por orden del Señor, Jeremías le comunicó a Baruc la ex
hortación divina: “¿Y tú buscas para ti grandezas? No las bus
ques...” (Jer. 45:5, cursivas añadidas). Esta reprimenda no fue
62 Discipulado espiritual
La prueba de la ambición
Jacobo y Juan fueron hombres ambiciosos, pero su ambición
era casi totalmente egocéntrica y, por ende, indigna. Su codicia
se manifiesta en la petición que le hacen al Señor: “Concédenos
que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha, y el otro
a tu izquierda” (Mr. 10:37). ¡En realidad le pidieron que les
reservara los mejores lugares para ellos en el reino venidero!
El regaño que recibieron fue merecedor de un egoísmo total y
genuino: “Pero no será así entre vosotros...” (v. 43). El reino
de Dios está basado en el sacrificio propio, no en el egoísmo.
Jacobo y Juan pedían una corona de gloria; Jesús eligió una co
rona de espinas. Querían reinar por sobre sus compañeros; Él les
dijo que el camino hacia la grandeza era a través del servicio, no
del gobierno. Esta es una lección sumamente importante que el
discípulo debe aprender.
La ambición del conde Nikolaus Zinzendorf, fundador de la
gran iglesia misionera morava, se observa en estas palabras: “Tengo
una sola pasión: ¡Él y solo Él!”. La pasión y la ambición centradas
en Cristo estaban grabadas en la iglesia que él conducía. Fue pio
nero de un programa de misiones mundiales en una época en que
los misioneros eran pocos. Durante cien años, allí surgía de día y
de noche una corriente constante de oración desde la iglesia de
Herrnhutt. La suya era una ambición valiosa que basaba su centro
en Cristo y alcanzaba al mundo.
Podemos probar la calidad de nuestras propias ambiciones con
esta vara de medir: “¿La satisfacción de mi ambición traerá gloria a
Dios y me hará más útil para llegar a un mundo perdido?”.
La ambición disputada
Al igual que lo fríe con el Maestro, la ambición del discípulo
será desafiada en todo momento. Muchas cosas podían debilitar
la resolución de Cristo y desviarlo de su propósito: la maldad de
sus enemigos, la inconstancia de sus amigos e incluso el intento de
disuasión de sus amigos íntimos.
A través de años de desilusiones cada vez mayores, José man
tuvo su integridad y lealtad a su Dios. Un día, mientras hacía sus
tareas, fue seducido por la esposa de su amo Potifar. Su propósito
devoto de mantenerse puro lo mantuvo firme ante el primer efecto
LA ambición del discípulo 65
67
68 Discipulado espiritual
y Lázaro? ¿Vivía en una casa separada por ser leproso? Estas son
preguntas a las que las Escrituras no les dan respuesta.
Mientras Jesús se reclinaba sobre la mesa, María vino “con
un vaso de alabastro de perfume de nardo puro de mucho
precio... se lo derramó sobre su cabeza” (v. 3). Este era el más
costoso de todos los aceites perfumados del mundo. Algunos
ingredientes provenían del distante Himalaya, y se reservaban
para el uso de la realeza y de los muy ricos. Marcos registra
que su valor superaba los trescientos denarios, que era más del
salario de un año.
Deténgase y piense en el salario promedio, y tendrá una idea
del costo del impulsivo acto de amor de María. En un instante, se
había gastado más del salario de un año, al parecer sin un propó
sito útil. Lo importante es que no vertió solo algunas gotas sobre
la cabeza del Señor, ella quebró el vaso de alabastro y, con mano
generosa, derramó todo el perfume sobre su cabeza.
Fue una total extravagancia. ¿Por qué la mujer sería tan derro
chadora, cuando hubieran bastado algunas pocas gotas? La pru
dencia y la parsimonia, junto a un cálculo frío, dictarían cuánto
sería suficiente para la ocasión. Para ellos era un asunto de utilidad
y pérdida. Para María era el momento supremo de su vida, el mo
mento en que manifestó su amor puro por el Señor.
Si María hubiese usado unas pocas gotas de perfume, como
ellos sugerían, la historia nunca hubiera trascendido con el paso
de los siglos, ni se hubieran estimulado otros corazones con
una expresión similar de amor que tanto significa para el Señor.
¿Calculamos nuestros presentes para Él, midiendo cuidadosamente
la inversión de tiempo y esfuerzo que dedicamos en los intereses
de su reino? Su corazón se conduele por el abandono del amor, y
su obra languidece cuando este está ausente.
David estableció un ejemplo para nosotros cuando se negó a
aceptar los trillos de Arauna como regalo: “No ofreceré a Jehová
mi Dios holocaustos que no me cuesten nada” (2 S. 24:24).
“¿Para qué se ha hecho este desperdicio de perfume?”.
El AMOR DEL DISCÍPULO 69
La evaluación de María
El vaso de perfume era su posesión más preciada. Pudo haber
sido herencia de su familia. No tenía necesidad de derramarlo
sobre el Señor. Podría haberlo usado para atraer la atención hacia
ella misma, pero no lo hizo.
¿Estamos usando los dones de Dios para nuestro ornato o los
estamos vertiendo a sus pies? El don de María fue la acción espon
tánea, no calculada, de un amor abnegado. Su mayor deleite fue
invertir su tesoro más preciado sobre el que mucho amaba.
Una de las misioneras de la Comunidad Misionera de Ultramar
se estaba muriendo de cáncer. Su enfermedad la comenzó a azotar
cuando su única hija estaba a punto de partir hacia el campo mi
sionero. Naturalmente, la hija quería quedarse y cuidar a su madre
en ese tiempo de necesidad. Ella podría haberse quedado con el
“vaso de perfume”; sin embargo, su fragancia hubiera sido un
derroche para ella. No permitió que su hija pospusiera su partida.
Las personas sin Cristo en esa tierra lejana tenían una necesidad
mayor que la de ella. Esta mujer opinaba que nada era demasiado
precioso para Jesús.
La evaluación de Cristo
Jesús regañó a los discípulos tan duramente como ellos habían
regañado a María: “Dejadla. ¿Por qué la molestáis? Buena obra me
ha hecho. Siempre tendréis a los pobres con vosotros, y cuando
queráis les podréis hacer bien; pero a mí no siempre me tendréis”
(Mr. 14:6-7).
Por supuesto que debemos atender a los pobres, pero el Hijo
de Dios, lejos de su hogar, ansiaba una expresión personal de
amor; algo que fuera solo para Él, que proviniera de un amor puro
y abnegado, y María le ofreció justamente eso. De otro modo,
el derramamiento del perfume no habría tenido sentido. Todavía
significa mucho para el Señor cuando encuentra a alguien con un
corazón como el de María.
“Esta ha hecho lo que podía”, dijo Jesús de su acción. Había
muchas cosas que una mujer no podía hacer; pero ella hizo lo que
El amor del discípulo 71
72
La madurez del discípulo 73
Hay tareas rutinarias para realizar durante las horas tardías del
día. Con frecuencia las interrupciones quiebran la rutina, pero a
pesar de estas, es sumamente útil establecer una rutina periódica
La madurez del discípulo 79
P nada que tenga que ver con una naturaleza religiosa, pero los
que se celebraron en Melbourne, Australia, en 1956, fueron
una notable excepción. Una característica llamativa de la especta
cular ceremonia de inauguración fue el canto impresionante de un
coro masivo que entonaba el “Aleluya” del Mesías de Handel.
Si bien su origen es pagano, el discípulo tiene mucho que aprender
de los juegos panhelénicos, de los cuales las olimpíadas son las más
famosas. Los autores del Nuevo Testamento, Pablo en particular,
trazaron muchos paralelos entre el entrenamiento y el desempeño del
atleta en la competencia con los deberes y privilegios del cristiano.
Es muy probable que el apóstol tuviera en mente los juegos ístmicos,
que se celebraban en Corinto cada tres años. Él estaba familiarizado
con las rivalidades y ambiciones inherentes al deporte, del cual hay
más de cincuenta referencias en el Nuevo Testamento.
En ese entonces, como ahora, cada competidor serio de los
juegos estaba resuelto a sobresalir y a vencer a sus rivales. Su obje
tivo era ganar el premio en su disciplina en particular.
Recientemente, vi a un joven ciclista de Nueva Zelanda que
ganó una agotadora carrera en la que rompió el récord nacional.
En una subsiguiente entrevista realizada por un comentarista de
portivo de la televisión, le preguntaron: “¿Cuál es su objetivo para
el futuro?”. Sin dudar ni un instante, respondió: “Mi objetivo es
ser uno de los mejores ciclistas del mundo”.
80
Las OLIMPÍADAS DEL DISCÍPULO 81
El entrenamiento indispensable
Reglas olímpicas
para evitar que ganemos el premio. Pero Pablo tenía toda la razón
al sostener: “...no ignoramos sus maquinaciones” (2 Co. 2:11).
No todos podemos realizar una afirmación similar. Demasiadas
personas son ignorantes espirituales cuando se trata de discernir y
prever las argucias del maligno.
El autor de la carta a los Hebreos era consciente de los obs
táculos y estorbos que encontraría el atleta, por lo que instó a
sus lectores: “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor
nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso
y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera
que tenemos por delante” (He. 12:1).
Era costumbre del atleta olímpico que se quitara sus holgadas
túnicas —su equipo de gimnasia— antes de ingresar a la pista. Esas
vestimentas eran incómodas y podían impedirle el avance, así que
las arrojaba lejos y corría casi desnudo.
En nuestra propia carrera, ¿nos hemos despojado de toda
cosa enmarañada, que nos entorpece, como los pecados habi
tuales y desagradables que nos impiden avanzar hacia la madurez
espiritual? Eso no es algo que hace Dios, sino algo que nosotros
debemos hacer con una voluntad firme. Los señuelos de Satanás
nos llegan junto a las principales vías del apetito, la avaricia y la
ambición. Deberíamos verificar si cualquiera de las manzanas de
oro del diablo funciona en alguno de esos aspectos de nuestra
vida.
Firmeza de objetivo
El premio
89
90 Discipulado espiritual
Porque cuando los gentiles que no tienen ley, hacen por natura
leza lo que es de la ley, éstos, aunque no tengan ley, son ley para
sí mismos, mostrando la obra de la ley escrita en sus corazones,
dando testimonio su conciencia, y acusándoles o defendiéndoles
sus razonamientos. (Ro. 2:14-16, cursivas añadidas).
¿Quién, pues, de estos tres te parece que fue el prójimo del que
cayó en manos de los ladrones? Él dijo: El que usó de miseri
cordia con él. Entonces Jesús le dijo: Ve, y haz tú lo mismo
(Lc. 10:36-37).
96
LA VIDA DE ORACION DEL DISCÍPULO 97
103
104 Discipulado espiritual
1. N. del T.: Frase extraída del poema “On the morning of Christ’s Nativity" [La
mañana del nacimiento de Cristo] escrito por John Milton en 1629. Traducción
libre.
106 Discipulado espiritual
haber ocasiones en las que necesite vivir con lo mínimo vital para
poder llegar a las personas necesitadas con la buena nueva. Su
máxima prioridad debe ser la gloria de Dios en ganar y discipular
almas.
John Wesley imitó al apóstol Pablo en su resolución de no ser
esclavo del apetito. Para dominarlo, comió solamente papas du
rante dos años enteros. Al parecer eso no le afectó la salud, puesto
que vivió hasta los ochenta y nueve años. No era un asceta, pero
no toleraba que su apetito lo dominara, especialmente si obstacu
lizaba el evangelio de Cristo (1 Co. 9:12).
La motivación
La renuncia voluntaria a nuestros derechos en los cuatro ám
bitos delicados que se han tratado anteriormente requerirá más
que una motivación y dedicación común y corriente. Para algunos,
el precio podría resultarles demasiado alto y se volverían atrás.
Debemos estar agradecidos de que Pablo no solo fijó la norma,
sino que dio a conocer la motivación que le permitió realizar tales
renuncias costosas con gozo.
Primero, los factores positivos: “...que predicando el evangelio,
presente gratuitamente el evangelio de Cristo, para no abusar de
mi derecho en el evangelio” (1 Co. 9:18). “...a todos me he hecho
de todo, para que de todos modos salve a alguno” (v. 22). “Y esto
hago por causa del evangelio, para hacerme copartícipe de él” (v.
LOS DERECHOS DEL DISCÍPULO 111
La búsqueda de ejemplos
112
El ejemplo del discípulo 113
Compense su juventud
cuál era ese don. El tiempo verbal que se usa en descuides daría el
sentido de “deja de descuidar” o “no hagas crecer el descuido”
del don. Parecería que el apocado Timoteo necesitaba un estímulo
en este punto.
Cabe advertir que la concesión del “carisma”, el don espiri
tual, no se produjo mediante la profecía, sino en compañía de esta.
La imposición de manos siempre es simbólica y no efectiva. El
don había sido concedido para beneficio de los demás; por ende,
él debía seguir ejerciéndolo. Al hacerlo, demostraría el progreso
logrado desde el momento en que lo recibió (v. 15).
Abóquese a la obra
121
122 Discipulado espiritual
del tentador, fueron asidos por las heladas manos del temor. En
lugar de disfrutar de una comunión desinhibida con Dios, ahora
conocían la soledad de la separación de Él, que es la más punzante
de todas las formas de soledad.
La soledad viene en muchos disfraces. A veces es como un
vacío interior, un sentimiento de vaciedad o un sentido agudo de
desolación; un ansia profunda de una satisfacción mal definida. La
pérdida de una relación cercana y preciada actúa como una chispa
que enciende sus formas más angustiosas.
Los factores contemporáneos, sociales y ambientales son uno
de los orígenes más prolíferos. Los principales son la pérdida de
la pareja de toda la vida, especialmente si ha sido una relación ex
tensa. Mudarse de la casa de familia que parece demasiado grande
después que se fueron los hijos puede ser una experiencia trau
mática. La falta de un escenario familiar y amigos deja brechas y
cicatrices.
Casi todos los que participan de un divorcio o una separación
—ya se trate de adultos o de niños— tienen que atravesar el sendero
de la soledad; un hecho que deja un vacío doloroso.
Aislamiento, no soledad
Está mal equiparar la soledad con el aislamiento. El aislamiento
es algo que nosotros elegimos, mientras que la soledad viene
aunque no la esperemos ni la aceptemos. El aislamiento es físico,
la soledad es psicológica. La soledad es negativa e improductiva,
pero el aislamiento puede ser constructivo y fructífero.
En el aislamiento, Jacob —“así se quedó Jacob solo”— tuvo
una experiencia que le cambió la vida, mientras esperaba en su
tienda con justificada aprehensión el acercamiento de su hermano
a quien había defraudado.
La soledad ataca en varios niveles. Tal vez, el nivel emocional
sea el más difícil de soportar. La pérdida o la ausencia de las rela
ciones cercanas con otros seres humanos crea un vacío que es difícil
de llenar. La única forma en que puede aliviarse es mediante nuevas
y cercanas relaciones. Para la persona implicada, eso con frecuencia
parece ser algo imposible de lograr, pero no lo es. Aunque se ne
cesitará de un propósito firme, puede alcanzarse.
En un nivel social, la víctima puede sentir que la “dejan de lado”
o que “no la quieren”, con la consecuencia de que se repliegue y
La soledad del discípulo 123
por elección, viven sin pareja o han optado por no seguir casados.
Nuestra sociedad sigue orientada a la pareja, y la persona que cae
en esa categoría frecuentemente se siente excluida de la vida social
de la comunidad.
Las mujeres solteras que ansian un hogar y ser madres, pero
a quienes no les llega la oportunidad, caen en la misma categoría.
Suelen sentir que las consideran ciudadanas de segunda clase; sin
embargo, la Biblia no fundamenta esta idea. Al escribir sobre el
estado de soltería en 1 Corintios 7, Pablo dice tres veces respecto
al tema: “Bueno les fuera”. Todo su énfasis es que el estilo de
vida de solteros es honorable y bueno; pero no todos los solteros
tienen la opinión de Pablo. Sin embargo, se podría decir que, ante
la perspectiva de tantos matrimonios que terminan en divorcios y
tantas mujeres golpeadas, “la dicha de la soltería es mejor que la
desgracia matrimonial”. No debería olvidarse que una gran parte
de la iniciativa misionera la llevan adelante mujeres solteras.
El divorcio es inevitable y fundamentalmente una experiencia
de soledad para los implicados. El dolor no se supera cuando se
firma el contrato de divorcio; de hecho, acaba de comenzar. El
mundo está lleno de divorciados que están solos. Un efecto secun
dario trágico es que los niños pierden a su madre o a su padre, y a
veces a ambos. Inevitablemente, eso crea la soledad del inocente.
La suerte del viudo o de la viuda no es envidiable. Aunque el
matrimonio no haya sido ideal, por lo menos hubo un alto grado
de compañerismo, y la mesa de la cena no estuvo en silencio. En
los primeros días de duelo, generalmente hay mucho apoyo de
amigos y seres queridos, pero luego la vida continúa para ellos. Las
visitas y las invitaciones inevitablemente se reducen. En muchos
casos, el viudo está menos preparado para manejar la situación de
cambio que la viuda.
El luto es una experiencia desoladora, y en las primeras etapas
se siente que el sol nunca brillará de nuevo. Debe aceptarse que
no está mal ni es de débiles entristecerse. La tristeza debería expre
sarse sin vergüenza. Las lágrimas son terapéuticas. El duelo debe
aceptarse como parte de la condición humana.
Si bien el tiempo no quita el sentido de la pérdida, lima el
borde agudo de la congoja. Pero inmensamente más potente que
el tiempo es el consuelo de Dios. “Bendito sea... Dios de toda
consolación, el cual nos consuela en todas nuestras tribulaciones,
La soledad del discípulo 125
Acción reparadora
Habiendo revisado muchas de las causas de la soledad, ahora
sugerimos formas de mitigar su dolor. Debería quedar bien en
claro, cuanto antes, que no hay una panacea única y sencilla. La re
cuperación requerirá que se coopere con sinceridad. Sin embargo,
puede haber un pronóstico optimista si la víctima está preparada
para dar los pasos por sí misma. La disposición a enfrentar la rea
lidad y a adaptarse a ella es imperativa.
Hay una esperanza de cambio únicamente cuando el que está
solo reconoce que es responsable de dicho cambio. El testimonio
de un hombre fue: “Me di cuenta de que la única forma de escapar
de la soledad era a través de mi propia iniciativa”. Eso es enfrentar la
realidad. Hay determinadas cosas que solo Dios puede hacer, y otras
cosas que únicamente nosotros podemos hacer. No somos robots.
La actitud de la mente y del corazón es vitalmente importante.
Muchos remedios propuestos son solo paliativos, no curas:
unas vacaciones, otra carrera y demás. Tales sugerencias bien
pueden demostrar ser útiles, pero no apuntan al verdadero pro
blema, ya que llevamos nuestro ser solitario con nosotros donde
quiera que vayamos. Las actividades frenéticas nunca llenarán el
vacío. Salir de circulación solo empeorará el problema. Estas alter
nativas son solo vendas adhesivas en una pierna fracturada. Pueden
ofrecer una distracción temporal, pero no efectúan la cura.
La mayoría de nosotros, en ocasiones, hemos encontrado que
la medicina prescripta por el médico es desagradable de tomar.
Pero ningún adulto maduro se negaría a ingerir la medicina sim
plemente porque no tiene buen sabor. Algunas de las siguientes
sugerencias pueden no ser agradables al paladar, pero si la soledad
es suficientemente aguda, la persona sabia, por lo menos, intentará
algunas de ellas.
126 Discipulado espiritual
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130 Discipulado espiritual
La vasija formada
La vasija arruinada
La vasija reconstituida
Así se quedó Jacob solo; y luchó con él un varón hasta que ra
yaba el alba... Y se descoyuntó el muslo de Jacob mientras con
él luchaba. Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le res
pondió: No te dejaré, si no me bendices. Y el varón le dijo: ¿Cuál
es tu nombre? Y él respondió: Jacob. Y el varón le dijo: No se
dirá más tu nombre Jacob, sino Israel, porque has luchado con
Dios y con los hombres, y has vencido. (Gn. 32:24-28)
La vasija perfeccionada
En su arte, el alfarero utiliza el fuego así como también la
rueda. Sin el fuego del horno, la vasija no retendrá su forma. En él
se queman la humedad y los elementos indeseables. A medida que
la temperatura aumenta, el barro se vuelve más puro, y se fijan los
hermosos colores del modelo del alfarero.
¿Qué modelo tiene en mente nuestro Alfarero? No es una ocu
rrencia improvisada. Pablo nos dice que “a los que antes conoció,
también los predestinó para que fuesen hechos conforme a la imagen
de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos”
(Ro. 8:29, cursivas añadidas).
Cada toque del Alfarero en nuestras vidas tiene ese fin deseable
en mente. Los toques a los que a veces tememos están diseñados
La segunda oportunidad del discípulo 135
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138 Discipulado espiritual
El abogado acusador
Con mucha razón, a Satanás se lo llama “el acusador de nues
tros hermanos” (Ap. 12:10), puesto que ese es su papel favorito.
El notorio filósofo pagano, Ernest Renán, denominé) a Satanás
“el crítico malévolo de la creación”. Él es el “padre de mentira”
(Jn. 8:44), pero puede decir la verdad cuando esta se adecua a sus
planes. Ya sea falso o verdadero, él lanza sus acusaciones contra el
creyente, generando un sentimiento de condena y, de hecho, lo
desalienta y lo incapacita para el servicio.
El diablo se deleita al ver al cristiano “vestido con vestiduras
viles” y, como hizo con Josué, hará todo lo que esté a su alcance
para evitar que se despoje de esas vestiduras. Él sabe que nada
puede perjudicar más la causa de Cristo que un cristiano que cae
en el pecado. Toda la causa evangélica del mundo entero ha sido
enormemente perjudicada por la transgresión moral de algunos
evangelistas televisivos, y Satanás ha obtenido una notable victoria.
Pero la victoria final no es suya.
Él siempre está alerta para encontrar algo de lo cual pueda
acusarnos ante Dios y desacreditarnos ante los hombres. Con
demasiada frecuencia le proveemos las municiones. Tiene vasta
experiencia y sabe cómo explotar los puntos débiles de nuestro
carácter, y recurrirá a cualquier método solapado para lograr su
fin.
Es de destacar que en la visión de Zacarías, el Juez no negó los
cargos presentados por el acusador contra Josué y la nación, sino
140 Discipulado espiritual
todo lo que serían y harían. No las elegí porque eran más grandes o
mejores que otras naciones, sino porque puse mi amor sobre ellas.
Ninguna acusación que les hagáis hará que mis propósitos de gracia
fracasen. ¿No es este un tizón arrebatado del incendio?”.
Ese es un mensaje de aliento para el discípulo que ha per
dido contacto con Dios. Incluso, con el recuerdo de nuestra falla
más reciente ante nosotros, continúa siendo cierto que, sabiéndolo
todo, Dios nos eligió antes de crear el mundo (Ef. 1:4). Si bien no
lo han sorprendido, nuestros pecados han herido profundamente
a nuestro amoroso Padre; pero su presciencia no apagó su amor.
Puesto que todos los cargos de los que podrían acusarnos fueron
respondidos en la cruz, Él puede reprender y silenciar al acusador.
Es cierto, solo somos tizones arrebatados del incendio, pero el
Señor aún tiene un propósito para nuestras vidas, como lo tenía
para Josué.
Hay un infinito consuelo en el hecho de que si bien Josué
tenía un acusador malicioso y vengativo, también tenía un defensor
Todopoderoso. Es en nuestro detrimento que escuchemos con
tanta frecuencia la voz del acusador, y no oigamos la voz reconfor
tante de nuestro Defensor.
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La DINAMICA DEL. DISCÍPULO 145
La promesa de poder
Preocupación social
Hay una tendencia a pensar en el ministerio del Espíritu solo
en relación a las actividades espirituales. Pero un estudio del libro
de Hechos revela que Jesús estuvo involucrado en los problemas
sociales y raciales que enfrentaron sus discípulos, así como también
en sus preocupaciones eclesiásticas y económicas.
La dinámica del discípulo 149
151
152 Discipulado espiritual
Pero el día del Señor vendrá como un ladrón. En aquel día los
cielos desaparecerán con un estruendo espantoso, los elementos
serán destruidos por el fuego... Ya que todo será destruido de
esa manera, ¿no deberían vivir ustedes como Dios manda, si
guiendo una conducta intachable y esperando ansiosamente la
venida del día de Dios? (2 P. 3:10-12, nvi, cursivas añadidas).
El reto moderno
¿Por qué Dios ha reservado la mayoría de los grandes inventos
para esta generación, si no para facilitar y acelerar la difusión del
evangelio? Piense en las ventajas de las que gozamos en compara
ción con todas las generaciones anteriores:
158
Preguntas de estudio 159
Estudio uno
Preparación
1. ¿En qué momento se lo reconoció como un buen alumno?
¿Quién le estaba enseñando: un amigo, uno de sus padres,
un maestro, un entrenador o un jefe? ¿Qué lo motivó a
aprender?
Comprensión
2. ¿De qué manera son útiles las Bienaventuranzas para definir el
discipulado? (cap. 1).
Aplicación
10. ¿Dónde considera que usted muestra deficiencias como
discípulo?
Estudio dos
Preparación
1. Trate de recordar un momento en el que vio que una empresa
se quedaba sin dinero. Hasta donde usted sabe, ¿qué ocasionó
el déficit financiero?
Comprensión
2. ¿Tiende usted a ser como el voluntario impulsivo, el volun
tario renuente o el voluntario indiferente? (Lc. 9:57-62).
6. ¿Cuáles son los recursos que más necesita para ser un mejor
discípulo? (cap. 6).
162 Discipulado espiritual
Aplicación
8. ¿Cómo puede hacer un mejor uso de los recursos que se le
ofrecen mediante el Espíritu Santo?
Estudio tres
Preparación
1. ¿Cómo fue su crecimiento en la adolescencia: repentino o gra
dual? ¿Qué decían los demás de usted?
Comprensión
2. ¿Por qué el concepto de servidumbre es tan difícil de aceptar
para tantos cristianos? (cap. 7).
Aplicación
11. ¿Qué puede hacer esta semana para convertirse en un discí
pulo más servil, más ambicioso, con más amor, más maduro?
Preguntas de estudio 165
Estudio cuatro
Preparación
1. ¿Cuál es su equipo deportivo favorito? ¿Quién es su atleta
favorito?
Comprensión
2. ¿Qué significa “correr de tal manera que obtengamos el
premio”? (cap. 11).
5. ¿Qué puede hacer una persona para ver mejor las necesidades
espirituales que hay a su alrededor? (cap. 12).
Aplicación
10. ¿Cuán satisfecho está usted con sus hábitos actuales de
oración?
Estudio cinco
Preparación
1. Describa un momento de su vida en el que se sintió muy solo.
¿Qué lo hizo seguir adelante?
Comprensión
2. ¿Por qué es difícil renunciar a nuestros “derechos”? (cap.
14).
Aplicación
10. ¿A qué “derecho” se está aferrando, que estaría dispuesto a
renunciar en este momento?
11. ¿Cuál es el único cambio positivo que podría hacer esta se
mana para ser un mejor ejemplo para otros creyentes?
Preguntas de estudio 169
Estudio seis
Preparación
1. Si ganara un certificado que le diera derecho a una vasija gratis
de una tienda prestigiosa, ¿cuál elegiría? ¿Por qué?
Comprensión
2. Piense cómo un alfarero forma y hornea una vasija. ¿Qué ex
periencias y personas ha utilizado Dios para dar forma a su
vida y desarrollar su carácter? (cap. 17).
Aplicación
11. Con sus propias palabras, ¿qué es el discipulado espiritual?