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EL PROBLEMA DEL ESTADO PERMISIVO*

A propósito del nuevo record nacional de 65,000 hectáreas de hoja de coca, que casi alcanza a
Colombia, conviene nuevamente elevar la vista y mirar los grandes problemas nacionales. En la
entrega anterior, “Megaproyectos: la carreta delante del caballo”, argumentamos que el sistema
de inversiones neoliberal ha incentivado a los grandes inversionistas formales sin reconocer en
paralelo los derechos de los pueblos afectados ni desarrollar formas efectivas de mediación de
conflictos. En este artículo añadimos un factor más en la ecuación de baja gobernabilidad para
entender la dificultad de ir a un pacto social debido a la incapacidad operativa del Estado frente a
los agentes económicos no formales.

Nos referimos a la informalidad y las economías delictivas, que han crecido también a gran
velocidad, fortaleciéndose y ampliando sus radios de acción en todo el país. Así como las
autoridades han sido permisivas con los grandes inversionistas extranjeros y los grupos de poder
nacionales, han sido igual o más permisivas con las actividades informales y delictivas, que se han
desarrollado con gran dinamismo, como es el caso de la minería informal, la falsificación de
billetes, el contrabando a gran escala y la producción de cocaína; todas en alza.

Al comparar la relación de las economías no formales con el Estado y la sociedad llegamos a la


sorprendente conclusión de que operan con más facilidades y tienen mayor aceptación popular
que los megaproyectos formales. En primer lugar, las no formales contribuyen mucho más al
empleo, teniendo mayor impacto entre peruanos pobres, operando en zonas más amplias del
territorio nacional e invirtiendo más en las economías locales y regionales. En segundo lugar, para
operar no requieren de lobistas o abogados de grandes estudios, ni de capturar el MEF en
acuerdos de aposentos, sino principalmente de coima, con lo cual se ganan rápidamente la lealtad
de las autoridades coludidas con ellos. Si estos pagos representan el 10% de sus costos y mueven
$4,000 millones al año, quiere decir que para operar con impunidad las coimas pueden llegar a
aceitar manos por $400 millones. Este simple cálculo, probablemente subestimado, indica la
capacidad de erosión institucional que tienen y explica el inmovilismo de las autoridades, sean
nacionales, regionales o locales.

Curiosamente, dichas economías no generan conflictos sociales sobre salarios, contaminación o


rentas por estar los trabajadores subyugados a los empresarios informales y lumpen y por su
mejor inserción social. Solo se defienden cuando no las dejan operar –caso de la minería informal,
que da empleo a 250,000 personas-, es decir, el Estado central de pronto reacciona cuando se
siente desbordado o la opinión pública le exige que actúe.

Concluimos que la situación del Estado frente a los agentes económicos y sociales principales de la
sociedad es precaria. Desde el punto de vista de la capacidad para ejercer autoridad y defender el
interés social y nacional, estamos en problemas por tener un Estado cascarón, poroso, fácilmente
penetrable por intereses económicos de todo tipo (formales, informales, delictivos), mayormente
inefectivo en lo social y débil en la administración de justicia.
En suma, enfrentamos un panorama institucional en problemas por no haberse discutido los
requisitos de un pacto social cuando se desató la ola de inversiones, y por no haberse reformado
el Estado como para operar con autoridad y capacidades de gestión a medida que se generaban o
desarrollaban estas nuevas economías. Esa es la mayor falla de la clase política nacional neoliberal
que maneja los hilos del poder desde 1990 directa o indirectamente gracias a los poderes fácticos.
Por lo mismo, la predicción más probable es que sigamos operando en condiciones de baja
gobernabilidad y alta incertidumbre.

La solución, ciertamente es compleja y de mediano plazo, pero al menos acordemos que pasa por
reformas para generar lo que Oscar Ozlak llama “estadidad”. Es decir, capacidades operativas del
sector público frente a todos los agentes económicos y sectores sociales como para sostener un
pacto social donde unos obedecen la ley y contribuyen con sus impuestos, mientras el Estado
genera condiciones de seguridad y desarrollo para la colectividad. Todos los tipos de empresarios
(formales, informales y delictivos), aunque no coordinen, son responsables de este resultado al
haber instrumentado el Estado e impedido que se desarrolle. Solo una clase política alternativa no
comprometida con estos variados intereses puede enfrentar este grave problema.

*Por Francisco Durand

UNA PROPUESTA DESDE Y PARA LA IZQUIERDA*

Durante el siglo XX nos equivocamos creyendo que el camino a una sociedad más justa pasaba por
la eliminación del mercado y de la democracia representativa. Nos habíamos propuesto una tarea
que era, simultáneamente, imposible y equivocada. Era imposible porque, tal como lo podemos
observar, el mercado sigue mostrando no solo buena salud, sino un rápido desarrollo. Era
equivocada porque el desarrollo económico y la sociedad más justa, en todo este período
histórico, sólo se puede lograr usando esa herramienta social que es el mercado.

Como con todos los errores con este también hubo consecuencias. Las fuerzas extractivistas,
saqueadoras de las riquezas del país, elitistas y antidemocráticas que usaron y usan el mercado
para fines egoístas personales o grupales se adueñaron del discurso pro-mercado y, junto con
este, atrajeron a las fuerzas sociales del progreso para, paradójicamente, impedir que el progreso
ocurra. Levantando ese discurso se presentaron y fueron vistos como los defensores de la
modernidad, y obtuvieron el respaldo hasta de los pequeños y pequeñísimos empresarios,
pobladores, etc., con quienes tienen intereses divergentes. Mostrando una vez más que, en
política, con sólo buenas intenciones no se llega a la victoria, la izquierda junto a su visión
equivocada fue relegada a los márgenes de la sociedad.

Sin elección posible, el pueblo peruano escogió repetidamente a los extractivistas, y se hizo
costumbre que los candidatos elegidos abdiquen de las promesas hechas a esa parte popular de
sus votantes, pues tenían que atender los verdaderos intereses que representaban. Es posible que
el dicho “que haga obra aunque robe” se haya gestado como producto de la impotencia de tener
que elegir a quien se sabía que no representaba los intereses populares. La izquierda se volvió la
capilla de las buenas intenciones. El tiempo y la historia nos están mostrando no sólo el error, sino
también las consecuencias.

El rol de La Gran Transformación (GT)

La propuesta de la GT, luego traicionada por Humala, fue un cambio radical en la dirección
correcta. En ella quedó claro que el progreso social en nuestro país requería del desarrollo del
mercado o, mejor dicho, de los mercados. Es necesario desarrollar esas propuestas.

Gran parte de la izquierda, al margen de la edad de sus militantes, sigue prisionera del discurso de
los años 60, 70 y 80 del siglo pasado y, por ello, no puede conectar con el enorme movimiento
social democrático y de progreso económico que está presente en las fuerzas sociales emergentes
que, junto a una demanda de mayor mercado exigen también mayor democracia, honestidad,
transparencia, seguridad, justicia. Si creemos, por ejemplo, que el empresariado liberal, el centro
político y la derecha democrática representen intereses distintos a los nuestros, estamos
totalmente equivocados. Ellos quieren más mercado y nosotros también; ellos se enfrentan a la
discriminación tal como lo hacemos nosotros; ellos exigen democracia con una urgencia que no
difiere de la nuestra. ¡¡Tenemos muchos de los mismos intereses!!

El mercado en el mundo - El Neoliberalismo es opuesto al mercado

El mundo vive una explosión de mercado. Siguiendo métodos similares a los de siglos anteriores el
mercado está siendo desarrollado en toda la faz de la tierra. Las guerras en Afganistán, Pakistán,
África, el Medio Oriente, etc., no son sino formas históricas con las que las fuerzas del mercado a
nivel mundial están eliminando formas no capitalistas, aunque estas fueran mercantiles. Es
probable que durante los próximos 100 años aún prosiga este desarrollo. Pero, Mercado no es lo
mismo que Neoliberalismo. Para desarrollarse, el mercado necesita de instituciones que lo
regulen, pero el Neoliberalismo no lo entiende.

¿Qué viene después? No lo sabemos, pero tenemos que dejar las decisiones que correspondan a
ese futuro para las generaciones que vendrán. Nuestra responsabilidad es atender a las
generaciones presentes y dejar las mejores condiciones para las que seguirán. El capitalismo
desarrollado en países como Canadá e Inglaterra, por ejemplo, sin castrar las potencialidades del
mercado, lo ha regulado. El mercado no es sino un instrumento, una herramienta social
indispensable para la obtención de los fines que el ser humano se propone. Los cubanos, en la
actualidad, también lo están entendiendo.

Las banderas históricas de la izquierda por justicia social siguen vigentes

En el Perú el desarrollo del mercado significa progreso y puede asegurar la eliminación de la


pobreza. Necesitamos una economía de mercado moderna que, paulatina pero incesantemente,
vaya incorporando todas las conquistas sociales de las economías de mercado modernas y
desarrolladas.

Las banderas históricas de la izquierda por justicia social, contra la pobreza, por la seguridad y
ciudadanía para todos siguen tan vigentes como siempre.

*Columnista invitado: José Oscátegui A.

REGULAR LOS TAXIS EN BIEN DEL TRÁFICO DE LA CIUDAD

Todas las ciudades del mundo regulan el sistema de taxis. Para los ultraliberales, que creen que el
mercado es lo que resuelve solito todos los problemas, esto les parece una barbaridad. Una clase
de Microeconomía 1 les puede hacer entender: la circulación de taxis en exceso que dan vueltas
sin pasajeros, así como nos sirve para tomar un taxi sin tener que esperar mucho, también genera
efectos negativos sobre el resto y, paradójicamente, sobre ellos mismos. Este es el concepto que
los economistas llamamos externalidades.

Reiteramos que los taxis atienden necesidades importantes: yo mismo, que me encuentro con una
pierna fracturada sin poder apoyarla, dependo hoy de los taxis para moverme por Lima. Pero la
verdad es que, casi sin darnos cuenta, de a poquito en poquito, un exceso de taxis también trae
efectos negativos.

La externalidad negativa más obvia del exceso de taxis es la contaminación de la ciudad. Los taxis
dan vueltas y vueltas sin llevar pasajeros, consumiendo combustible y emitiendo gases
contaminantes. La contaminación del aire en Lima, según un estimado del Banco Mundial del
2005, provoca enfermedades respiratorias y cardiovasculares que producen cada año 2,765
muertes y pérdidas económicas de 1,200 millones de soles. Esto se produce sobre todo por “los
riesgos asociados con la exposición a material particulado, especialmente aquellos de menos de
2.5 micras (PM2.5), los cuales tienen una relación bien documentada con los efectos negativos
sobre la salud”. Evidentemente, esos taxis viejos y destartalados que todavía son comunes, son
los más contaminantes.

Otro efecto negativo del exceso de taxis es el tráfico de la ciudad. Los taxis vacíos, dando vueltas
buscando pasajeros, deteniéndose en las esquinas cuando la luz está verde, hacen mucho más
lento el tráfico. Hace unos diez años, este efecto no era importante, porque no había tantos carros
en Lima y las avenidas no estaban tan llenas. Pero hoy todos vivimos a diario el tremendo
problema y las horas perdidas del sobrecargado tráfico de Lima. El exceso de taxis hace que todos,
viajemos en combi, en bus o en carro, vayamos más lento y perdamos tiempo. El mal humor que
causa este horrible tráfico y el tiempo perdido con nuestras familias o actividades, afecta nuestra
calidad de vida.
Pero hay otro efecto negativo del exceso de taxis en circulación, y este se produce sobre ellos
mismos. Porque cuando hay demasiados taxis, estos tienen que dar vueltas vacíos, gastando
combustible sin lograr ingresos y agravando el tráfico. Si hubiera menos taxis, cada uno de ellos
podría hacer más viajes al día.

Personalmente, ahora que necesito los taxis estoy gratamente sorprendido por una compañía de
taxis- no diré el nombre para que no parezca propaganda – a la que se puede llamar por celular y
le mandan un taxi adonde usted esté en 10 minutos. Sus taxis no andan circulando por la ciudad
llenando las calles, agravando el tráfico y contaminando, sino que cuando no tienen pasajero, se
detienen a esperar que los llamen, funcionando con un sistema computarizado y georeferenciado
(basado en GPS) de tal manera que van al cliente que esté más cerca.

Estamos en el siglo XXI. No podemos seguir con un esquema de taxis informales y sin regulación
como el que nos dejó Castañeda. Es necesario avanzar a la modernidad, y como cualquier ciudad
del mundo, los taxis deben estar registrados, controlados y regulados. A algunos taxistas no les
gusta y quieren seguir sin pagar sus multas circulando con carros viejos que generan alta
contaminación. Pero eso no es lo que queremos los limeños.

*Por Pedro Francke

EL PERDONAVIDAS*
En un artículo publicado el 20 de enero de 2013 en el diario La República, el politólogo
estadounidense Steven Levitsky hace de perdonavidas de la izquierda latinoamericana para
construir una falsa oda a la moderación.

Para Levitsky la izquierda latinoamericana estaría bien siempre y cuando desarrolle su conducta
política en los marcos de la denominada democracia liberal. Si nos atenemos en llamar así a los
regímenes que emergen de las transiciones de los setentas y los ochentas, se trata de la
democracia de élites que los gringos nos vendieron como mercancía barata en esos años y que ha
fracasado estruendosamente en la región junto con toda “la tercera ola” de democratización al
estilo USA que augurara en esos años Samuel Huntington, profesor de Harvard al igual que
Levitsky.

Indudablemente que el fenómeno de nuestra época no es la izquierda que se esfuerza por formar
parte de ese pasado fracasado, por el contrario, el gran fenómeno de los últimos quince años en
América Latina –del cual la derecha todavía no se repone– es el giro a la izquierda que nos ha
dado, en distintos momentos, una docena de gobiernos progresistas, de izquierda y centro
izquierda, con matices y énfasis diversos, pero reivindicando las banderas de la nación, la justicia
social y la profundización de la democracia. A diferencia de Levitsky que quiere separar por los
matices, estas izquierdas en el gobierno se esfuerzan por multiplicar lazos de cooperación y
solidaridad. Una muestra de ello son la Unasur, el Mercosur y últimamente Celac. Esfuerzos de
integración que agrupan a países con gobiernos de distintos signo pero donde es claro el liderazgo
progresista.

Las democracias que emergen de las transiciones fracasan en América Latina porque son
democracias de pata coja, ofrecen algunos derechos civiles y políticos en el momento de salida de
las dictaduras militares pero poniendo de lado los derechos y la organización social. Por esta razón
nunca se pueden consolidar como regímenes estables y los sectores populares se ven
imposibilitados de inscribir sus demandas en esa precaria institucionalidad liberal. Este es el
origen del giro a la izquierda y de la elección de gobiernos que deciden “gobernar bien” pero para
sus pueblos y no solo para las élites y los poderes extranjeros.

En el Perú se ha ido conformando una mayoría social en la década posterior a la caída de la


dictadura fujimorista que no ha logrado todavía llegar al gobierno de manera estable. El momento
más cercano ha sido con la elección de Ollanta Humala, pero el abandono progresivo de las
banderas de transformación por parte de este último ha viciado también esta posibilidad. Sin
embargo, estos años han servido para que el electorado, más allá de volatilidades y liderazgos
efímeros, construya una agenda en torno a las grandes banderas de la región en la actualidad:
nación, justicia y democracia --–las tres juntas y no separadas– diferenciándose del modelo
neoliberal y rebelándose contra la frustración democrática actual. El reto es hoy volver a convertir
esta mayoría social en una mayoría política que llegue al gobierno para efectivamente transformar
el Perú.

La revocatoria contra el gobierno municipal de Susana Villarán es una muestra de que a la


derecha, en la mayor parte de los casos, no le interesa ninguna izquierda, ni a la que le dicen
moderada ni ninguna otra. Lo que quieren es la democracia precaria actual, con súbditos prestos
al “chi cheño” y palo para los demás. El respeto solo se gana con la persistencia en los principios y
una propuesta programática de real transformación.

Lo que existe en la actualidad es una contraofensiva de los Estados Unidos para recuperar el
terreno perdido por el descrédito de sus democracias de élite y el fracaso del modelo neoliberal.
Esta contraofensiva, que tiene en el Perú alguna de sus plataformas continentales, tiene como
primer objetivo desacreditar a los gobiernos que han optado por el camino de la independencia
nacional y, por lo tanto, de la distancia con el imperio del norte. La propaganda curiosamente
distingue entre buen y mal gobierno de acuerdo a si uno está más o menos cerca del gobierno de
los Estados Unidos. Los que están cerca reciben los elogios y los que están lejos el sabotaje. Los
conceptos de moderación y radicalidad se usan de la misma manera. Moderados y buenos son
aquellos que simpatizan con nosotros mientras que radicales y malos los que no nos hacen caso.

Creo que la América Latina liderada por el progresismo está más allá de estas distinciones que no
nos llevan a ninguna parte y más bien se inscribe en un movimiento de autonomía que trata de
lograr un espacio propio en el mundo contemporáneo, lejano ciertamente de los chantajes
liberales.
*Por: Nicolás Lynch

SI PUES… LAS MUJERES SON MOTORES DE CAMBIO, AUNQUE PARA ELLAS, NADA CAMBIA*

Hace algunas semanas las mujeres fueron la noticia, pero no lo fueron todas, sino las más
poderosas; Hillary Clinton, Secretaria de Estado de USA, Michele Bachelet Ex Presidenta de Chile y
Encargada de ONU Mujeres, y Nadine Heredia, una primera dama distinta a sus antecesoras.

La imagen no solo sirvió para las portadas de titulares, sino también para hablar de las mujeres
como factor clave del desarrollo y, para quienes creemos en la igualdad de género, fue una
muestra de lo distinto que podría ser una sociedad con igualdad de oportunidades. Sin embargo,
la mayoría de mujeres lejos de experimentar sus propios éxitos, siguen llevando la peor parte de
las brechas y a su vez, son a las que menos les alcanza las políticas públicas, incluso aquellas que
proponen disminuir la exclusión. Lamentablemente no son los únicos lastres que marcan las
diferencias, también es el acceso a la justicia, aun cuando esta le dé la razón, tal como se puede
ver con el emblemático ejemplo del acceso al aborto terapéutico.

Tal como lo señala un comunicado promovido por las organizaciones de mujeres y respaldado por
personalidades de nuestro medio, este Octubre se ha cumplido siete años desde que el Comité de
Derechos Humanos sancionó al Estado Peruano por negar el acceso a un aborto terapéutico a una
adolescente con feto anencefálico. También se ha cumplido un año, desde que el Comité de
Naciones Unidas de la CEDAW, señalara que el Estado Peruano ha violado los derechos a una
adolescente de 13 años de edad, víctima de violación, al negarle también el aborto terapéutico y
exponerla a un mayor daño neurológico que ahora padece. Ambos dictámenes hacen referencia a
una ley vigente desde 1924 y ordena que se tomen medidas para que situaciones como estas no
vuelvan a ocurrir, lo cual implicaría contar con un protocolo que guíe el accionar de los y las
médicas en los servicios públicos de salud.

¿Qué se ha hecho para cumplir con esta medida, que solo beneficia a las mujeres y que lejos de
redundar en gastos, significaría un ahorro en daños y en cargas de enfermedad?, ¿Porque una
medida ampliamente discutida por representantes del Ministerio de Salud y de las sociedades
médicas científicas y que desde hace dos años cuenta con un expediente aprobado, no se procede
a su promulgación?. ¿Por qué siendo el protocolo de aborto terapéutico una promesa de campaña
del actual gobierno y reconocido en ese entonces por el candidato -hoy Presidente- como una
injusticia con las mujeres, sus ministros deciden darse como plazo de promulgación hasta el año
2017, es decir cuando ya no serán gobierno?.

Aunque no haya una explicación oficial, las respuestas al parecer, provienen de la condición
impuesta por el Arzobispo Cipriani y jerarcas de otras iglesias. Entonces, no importa que las
mujeres sean gestoras de cambio y movilizadoras para el desarrollo, pues para ellas nada cambia.
*Columnista invitada: Susana Chávez A.

SIN EDUCACIÓN NO HAY DESARROLLO

Durante los últimos meses hemos escuchado las voces de protesta de miles de docentes en todo
el país, exigiendo lo que vienen reclamando hace años: reconocimiento. Si bien el motor
fundamental de la protesta en esta ocasión fue la Ley de Reforma Magisterial propuesta por el
Ejecutivo, nuevamente el tema de fondo es el abandono estatal a este sector fundamental para el
desarrollo del país.

Duela a quien le duela, las manifestaciones docentes en las calles no son el problema de la
educación, ni las responsables de los bajos niveles que presentan los estudiantes de nuestro país:
son el síntoma. El síntoma de que hace falta una Revolución Educativa que, entre otras cosas
implica la asignación de mayor presupuesto para poner en marcha un gran cambio en este sector.
Pero, además, es fundamental desarrollar cualquier cambio de la mano de los maestros quienes
son, finalmente, el pilar de cualquier reforma, los protagonistas.

La “Revolución Educativa”, planteada por el presidente Ollanta Humala en su plan de gobierno, es


imposible sin un aumento considerablemente en el presupuesto destinado al sector. El 3% del PBI
destinado a esta cartera resulta una insignificante y nada de lo urgente podrá ponerse en marcha
si es que se mantiene, como en otros sectores, el piloto automático del poder económico
corporativo. Los gobiernos anteriores han fracasado en esta tarea por los mismos motivos y el
precio lo siguen pagando los educandos quienes, además de una educación de baja calidad se
encuentran, ahora, concluyendo un año escolar que ya ha sido afectado. La recuperación es
imposible según diversos especialistas.

Pero también es importante recoger las lecciones de esta última huelga de docentes. Lecciones
como son la importancia de alcanzar una normativa única para el magisterio, pero que ello debe
realizarse incluyendo a los docentes, acción que el gobierno de turno aún no realiza. Y, además,
considerar que la conflictividad en el sector puede ser una oportunidad siempre que el Estado se
haga presente y dialogue con los docentes. La última protesta evidenció, por ejemplo, el carácter
del sindicato magisterial. El Sindicato Magisterial tiene larga tradición de lucha social, pero la
agremiación actual está fragmentada, sin expresar el frente único, con una pugna dirigencial que
pretende ser reducida entre dogmatismos sectarios y los pro senderistas terroristas. Es
fundamental, en la recuperación del frente único y en la lucha por transformar la educación al
servicio del desarrollo nacional, democratizar el sindicato como frente único, y ampliar los
escenarios sociales de la reforma educacional pedagógica. De no lograrse, los maestros no tendrán
una efectiva institucionalidad con la cual impulsar activamente la revolución educativa
progresista.
En Otra Mirada consideramos que es fundamental que el sector Educación sea prioridad. Por ello,
el día de mañana con el Diario La República, publicamos nuestro suplemento dedicado a la
Educación en el Perú considerando, sobre todo, los pasos a seguir para realizar una verdadera
Revolución Educativa que implica que el Ministerio de Economía deje de ver en el sector un gasto,
para considerarlo una oportunidad y un deber. Pero también, haciendo un llamado al gobierno
para considerar una verdadera transformación en el sector. Ésta debe apostar por el desarrollo
nacional con ciudadanía, reconociendo a la comunidad educativa y los maestros y con un liderazgo
real.

DESIGUALDAD: UNA VERDAD INCÓMODA PARA LA DERECHA*

La derecha peruana, siempre defendiendo el statu quo, insiste en sostener que la desigualdad en
el Perú no es muy alta. Lo repiten el grupo El Comercio. No es lo que opinan la mayoría de los
peruanos. Una encuesta del 2012 de IPSOS-APOYO para el Instituto de Estudios Peruanos, indica
que 85 por ciento de los peruanos considera que las diferencias entre ricos y pobres son muy
grandes. 79 por ciento afirma que la persistencia de esta desigualdad se debe a que beneficia
principalmente a los ricos.

Durante años, la derecha se podía apoyar en estudios de sus economistas preferidos, estimando el
coeficiente de Gini, el más usado indicador de desigualdad económica, en 0,40 y con tendencia a
la baja. Pero esos estudios han sido reiteradamente criticados, nacional e internacionalmente,
debido a que se basan en encuestas de hogares que no incluyen a los más ricos.

Ya hace algunos años, Gustavo Yamada y Juan Francisco Castro de la Universidad del Pacífico,
reestimaron la desigualdad y encontraron que el coeficiente de Gini superaba el 0,6. Similares
resultados, con estimaciones de la desigualdad mucho mayores al 0,4, encuentran los estudios de
Adolfo Figueroa (Centrum) y de Javier Escobal y Carmen Ponce (GRADE). El año pasado, un estudio
de Waldo Mendoza y colaboradores, de la PUCP, ratificó que el Gini está cerca de 0,60,
manteniéndose sin mayores cambios desde hace 50 años. Se trata de uno de los coeficientes de
Gini más altos del mundo.

En la última década los salarios han reducido su participación en el PBI en cerca de 3 puntos
porcentuales, pasando de 25 a 22%. Al otro extremo, mientras el 2001 las utilidades de las
empresas trasnacionales en el Perú fueron 131 millones de dólares, el 2011 ascendieron a 12, 866
millones de dólares (datos del BCR), casi 100 veces más. Esas utilidades de unas pocas empresas
extranjeras, son similares al consumo de los 12 millones de peruanos más pobres, el 40% más bajo
de la distribución del ingreso (calculado del Informe Técnico de Pobreza 2011-INEI, cuadro I.2).
¡Que más desigualdad quieren!

El negacionismo de la derecha sobre la fuerza e importancia de la desigualdad tiene un propósito


político: que no se modifique la política económica, que no se cobre más impuestos a quienes
concentran la riqueza, que no se fortalezcan las políticas sociales. El gran continuismo. Pero a
pesar de la enorme fuerza mediática del conservadurismo, de su machacona insistencia en negar
la realidad, un 71% de peruanos, una amplia mayoría, opina que la responsabilidad de reducir esas
diferencias recae en el Estado.

La insistencia de la derecha en negar la realidad no convence a la mayoría de peruanos, pero aún


así ellos no pierden la esperanza. Se olvidan que, como dijera Abraham Lincoln: “Se puede engañar
a algunos todo el tiempo y a todos algún tiempo, pero no se puede engañar a todos todo el
tiempo”.

Por Pedro Francke

LAS ELECCIONES EN EEUU, LA DEMOGRAFÍA Y EL CAMBIO DE UNA NACIÓN*

En un artículo reciente, he comentado acerca de la importancia de la cambiante demografía para


las elecciones de Estados Unidos (El Comercio, Septiembre, 2012). Ahora, después de la
reelección del Presidente Obama muchas de las reflexiones sobre los resultados electorales están
poniendo énfasis justamente en esta idea. Pues, la realidad es que Estados Unidos (EEUU) de
América está cambiando, racial e étnicamente y, sobre esa base, también en el sentido de sus
valores y visión de sí mismo como país y como actor en el mundo.

En lo que concierne a lo racial-étnico, EEUU ha sido un país de inmigrantes desde su colonización


inicial por los pioneros ingleses, quienes buscaban practicar su versión puritana de la cristiandad
en el siglo 17.

Después llegaron otros inmigrantes de los antiguos países europeos los africanos y los chinos. Lo
europeos llegaron huyendo de pobrezas y guerras y buscando mejores oportunidades. Los
africanos llegaron en condición de esclavos, en el marco de la trata humana vigente hasta el siglo
19. Los chinos llegaron para reemplazar a los africanos, una vez liberados estos de la esclavitud, en
una servidumbre voluntaria que resulto una experiencia casi o tan terrible como la misma
esclavitud. Por ello, la mayoría de los norteamericanos tiene historias de ancestros ingleses,
alemanes, irlandeses, italianos o españoles así como también ancestros de la Europa del este, que
pasaron por Ellis Island en búsqueda de algo mejor, o de africanos y chinos que fueron traídos
como mano de obra esclava o semi-esclava.

Pero, son las grandes oleadas migratorias de las últimas décadas - especialmente las
Latinoamericanas - las que han hecho una gran diferencia en la demografía de EEUU. Mientras
sirvieron para hacer los trabajos mal pagados pero necesarios en economías en crecimiento, la
inmigración no causo problemas. Pero, como dice el antiguo refrán, en los números esta la fuerza,
y ya el juego está cambiando. Pues, si bien muchos Latinos (y otros) siguen haciendo esos trabajos
mal pagados, también ya paso más de una generación y los hijos de muchos han ido a la
universidad y ahora no solo son educados pero se han comenzado a instalar en situaciones de
poder. Y otros tantos han prosperado económicamente. En diferentes estados del país, hay
gobernantes, congresistas, senadores, jueces y fiscales Latinos así como medianos y grandes
empresarios. Y junto con poder político y económico, en esta generación hay cada vez más
conciencia política y un sentir de que el país ha cambiado y que ellos son parte – sino, en gran
medida, impulsores – de ello.

Y, esto sin olvidar a las otras comunidades no blancas, también muchos de ellos hijos de
inmigrantes y con una generación de por medio, con diplomas en manos, o a las comunidades
negras desde la cual nunca se ha perdido de vista la lucha por los derechos civiles, siendo el
presidente un claro ejemplo de lo que es posible.

Entonces, cuando el Presidente Obama señaló en su primera campaña electoral del 2008 el
concepto de cambio, es posible que esta transformación no haya resultado en un nuevo
Washington, pero que si se esté dando en la demografía y en los balances de poder de los EEUU.
Pues los hijos del Movimiento de Derechos Civiles y los hijos de los inmigrantes votan, y son
bastantes (93 por ciento del voto Afroamericano y 71 por ciento del voto latino), y es un voto que
mando un claro mensaje por medio de las urnas a Washington: quiero ser representado por
alguien que luce como yo, en cuyas experiencias de vida puedo ver mi reflejo, y quien tiene la
misma visión de país que tengo yo.

Y, esto me lleva el tema de los valores. Con la diversidad racial-étnica en la cual los niños no
blancos por debajo de la edad de 2 años hoy son más que los niños blancos, vienen otros pensares
– y desafíos también. Por el lado de los desafíos, si bien hoy en día muchos miembros de
comunidades no blancas han llegado a tener importantes posiciones de poder, el gran desafío
sigue siendo que estas comunidades – principalmente las latinas y/o negras - han sido
desproporcionalmente afectadas por la pobreza; tienen los más bajos índices en educación y
salud, y están sobre representadas en el sistema penitenciario (hombres negros en primer lugar,
seguidos por hombres latinos y mujeres Afroamericanas rápidamente creciendo en sus tasas de
encarcelamiento).

Hay bastante trabajo que hacer para asegurar que los “herederos” – literalmente, por sus
números – del país estén listos para asumir bien el encargo. Por otro lado, en cuanto a los valores,
no debe sorprender que a estas mismas comunidades de hijos de los derechos civiles e hijos de la
inmigración, les interese un país que les asegure oportunidades, jugando sobre una cancha
anivelada; que asegure para ellos y sus hijos la posibilidad de tener un trabajo decente, acceso a
servicios de salud y una educación de calidad.

A lo largo de la campaña electoral, los Republicanos, liderados por Mitt Romney, sugerían que lo
que realmente quiere el país es que el gobierno salga del medio y que permita a la empresa libre
andar y así, de esta manera, cada cual recibirá su justo premio. Pero evidentemente la mitad del
país no le creyó y/o no lo ve de la misma manera. Pese a los modestos resultados que ha tenido la
administración de Obama para remontar la tremenda crisis económica y las altas tasas de
desempleo, para la mayoría las recetas de Romney son una película que ya han visto - y hace muy
poco - donde el mercado no ayuda a que la vida sea más justa; no es el proveedor de un seguro
medico asequible, y, no educa a los niños. El 6 de noviembre, mitad del país dijo si a la
continuación del cambio, justo porque ellos encarnan ese cambio y porque de ellos se trata.

*Columnista invitada: Leda M. Pérez

INTEGRACIÓN REGIONAL Y CAMBIO DE MODELO: CINCO TESIS Y TRES POLÍTICAS CENTRALES*

Bajo la batuta indiscutible del ministro Castilla, en un contexto de precios internacionales


excepcionalmente altos del oro, cobre y otros metales, el modelo primario-exportador se viene
profundizando. El crecimiento económico así generado es muy vulnerable, ya que cuando caigan
los precios internacionales, la economía peruana enfrentará un gran riesgo de venirse abajo.

Uno de los sustentos del modelo que hay que cambiar es su política de relacionamiento
económico con el exterior:

1. Los Tratados de Libre Comercio, que restan competitividad a la industria y el turismo y otorgan
derechos especiales a las grandes trasnacionales que vienen a llevarse nuestros metales (razón por
la que no han sido aceptados por países como Brasil y Argentina), son una de las políticas
principales mediante las cuales este modelo extractivista se asienta.

2. Por otro lado, algunos Tratados de Libre Comercio han servido para reducir los aranceles (China)
y otras barreras no arancelarias (Estados Unidos) para nuestras agroexportaciones, que son en la
actualidad el principal sector exportador distinto de la minería en crecimiento. Lamentablemente,
en zonas como el valle de Ica la agroexportación tiene rasgos extractivistas, habiendo generado un
problema de sostenibilidad por sobreexplotación del agua.

3. El desarrollo de infraestructura vial para conectar a los países de la región, como las carreteras y
vías interoceánicas, facilitan el comercio y producción industrial, pero favorecen más a los países
de mayor desarrollo, como Brasil y Argentina. Por otro lado, estas vías facilitan la exportación de
materias primas, siendo particularmente críticos los efectos que las carreteras pueden tener sobre
la explotación maderera y el bosque amazónico, reforzando así el extractivismo con muy serios
daños ambientales.

4. La industrialización, que es una alternativa fundamental frente al extractivismo, tiene como uno
de sus sustentos importantes el comercio regional. El principal destino de exportación de nuestros
productos industriales son los mercados latinoamericanos, a diferencia de los productos primarios.
La cercanía de los mercados, la mayor facilidad de entender a sus consumidores y empresas, y las
redes de comercialización, hacen que los mercados regionales sean particularmente importantes
en estrategias de industrialización.
5. Además de la industrialización, las nuevas características mundiales han abierto otra vía de
generación de productos de mayor valor agregado, basada en nuestra biodiversidad y en
productos orgánicos. Esta vía ya se viene desarrollando con poco apoyo del estado. Si bien estos
productos se orientan fundamentalmente hacia mercados no regionales, las potencialidades
existentes de biocomercio podrían aprovecharse mejor si tuviéramos políticas de investigación e
innovación en cooperación con otros países de la región, en particular con aquellos con los que
compartimos los andes y la Amazonía.

CONCLUSIÓN

La estrategia comercial peruana debiera orientarse a:

· Promover iniciativas andinas y amazónicas conjuntas de desarrollo de nuevos productos basados


en nuestra biodiversidad.

· Defender los acuerdos regionales orientados a generar mercados comunes para la


industrialización bajo condiciones de equidad.

· Ampliar mercados a nuestros productos industriales y agropecuarios, sin sacrificar el mercado


interno.

*Por Pedro Francke

LAS ELECCIONES EN EEUU, LA DEMOGRAFÍA Y EL CAMBIO DE UNA NACIÓN*

En un artículo reciente, he comentado acerca de la importancia de la cambiante demografía para


las elecciones de Estados Unidos (El Comercio, Septiembre, 2012). Ahora, después de la
reelección del Presidente Obama muchas de las reflexiones sobre los resultados electorales están
poniendo énfasis justamente en esta idea. Pues, la realidad es que Estados Unidos (EEUU) de
América está cambiando, racial e étnicamente y, sobre esa base, también en el sentido de sus
valores y visión de sí mismo como país y como actor en el mundo.

En lo que concierne a lo racial-étnico, EEUU ha sido un país de inmigrantes desde su colonización


inicial por los pioneros ingleses, quienes buscaban practicar su versión puritana de la cristiandad
en el siglo 17.

Después llegaron otros inmigrantes de los antiguos países europeos los africanos y los chinos. Lo
europeos llegaron huyendo de pobrezas y guerras y buscando mejores oportunidades. Los
africanos llegaron en condición de esclavos, en el marco de la trata humana vigente hasta el siglo
19. Los chinos llegaron para reemplazar a los africanos, una vez liberados estos de la esclavitud, en
una servidumbre voluntaria que resulto una experiencia casi o tan terrible como la misma
esclavitud. Por ello, la mayoría de los norteamericanos tiene historias de ancestros ingleses,
alemanes, irlandeses, italianos o españoles así como también ancestros de la Europa del este, que
pasaron por Ellis Island en búsqueda de algo mejor, o de africanos y chinos que fueron traídos
como mano de obra esclava o semi-esclava.

Pero, son las grandes oleadas migratorias de las últimas décadas - especialmente las
Latinoamericanas - las que han hecho una gran diferencia en la demografía de EEUU. Mientras
sirvieron para hacer los trabajos mal pagados pero necesarios en economías en crecimiento, la
inmigración no causo problemas. Pero, como dice el antiguo refrán, en los números esta la fuerza,
y ya el juego está cambiando. Pues, si bien muchos Latinos (y otros) siguen haciendo esos trabajos
mal pagados, también ya paso más de una generación y los hijos de muchos han ido a la
universidad y ahora no solo son educados pero se han comenzado a instalar en situaciones de
poder. Y otros tantos han prosperado económicamente. En diferentes estados del país, hay
gobernantes, congresistas, senadores, jueces y fiscales Latinos así como medianos y grandes
empresarios. Y junto con poder político y económico, en esta generación hay cada vez más
conciencia política y un sentir de que el país ha cambiado y que ellos son parte – sino, en gran
medida, impulsores – de ello.

Y, esto sin olvidar a las otras comunidades no blancas, también muchos de ellos hijos de
inmigrantes y con una generación de por medio, con diplomas en manos, o a las comunidades
negras desde la cual nunca se ha perdido de vista la lucha por los derechos civiles, siendo el
presidente un claro ejemplo de lo que es posible.

Entonces, cuando el Presidente Obama señaló en su primera campaña electoral del 2008 el
concepto de cambio, es posible que esta transformación no haya resultado en un nuevo
Washington, pero que si se esté dando en la demografía y en los balances de poder de los EEUU.
Pues los hijos del Movimiento de Derechos Civiles y los hijos de los inmigrantes votan, y son
bastantes (93 por ciento del voto Afroamericano y 71 por ciento del voto latino), y es un voto que
mando un claro mensaje por medio de las urnas a Washington: quiero ser representado por
alguien que luce como yo, en cuyas experiencias de vida puedo ver mi reflejo, y quien tiene la
misma visión de país que tengo yo.

Y, esto me lleva el tema de los valores. Con la diversidad racial-étnica en la cual los niños no
blancos por debajo de la edad de 2 años hoy son más que los niños blancos, vienen otros pensares
– y desafíos también. Por el lado de los desafíos, si bien hoy en día muchos miembros de
comunidades no blancas han llegado a tener importantes posiciones de poder, el gran desafío
sigue siendo que estas comunidades – principalmente las latinas y/o negras - han sido
desproporcionalmente afectadas por la pobreza; tienen los más bajos índices en educación y
salud, y están sobre representadas en el sistema penitenciario (hombres negros en primer lugar,
seguidos por hombres latinos y mujeres Afroamericanas rápidamente creciendo en sus tasas de
encarcelamiento).
Hay bastante trabajo que hacer para asegurar que los “herederos” – literalmente, por sus
números – del país estén listos para asumir bien el encargo. Por otro lado, en cuanto a los valores,
no debe sorprender que a estas mismas comunidades de hijos de los derechos civiles e hijos de la
inmigración, les interese un país que les asegure oportunidades, jugando sobre una cancha
anivelada; que asegure para ellos y sus hijos la posibilidad de tener un trabajo decente, acceso a
servicios de salud y una educación de calidad.

A lo largo de la campaña electoral, los Republicanos, liderados por Mitt Romney, sugerían que lo
que realmente quiere el país es que el gobierno salga del medio y que permita a la empresa libre
andar y así, de esta manera, cada cual recibirá su justo premio. Pero evidentemente la mitad del
país no le creyó y/o no lo ve de la misma manera. Pese a los modestos resultados que ha tenido la
administración de Obama para remontar la tremenda crisis económica y las altas tasas de
desempleo, para la mayoría las recetas de Romney son una película que ya han visto - y hace muy
poco - donde el mercado no ayuda a que la vida sea más justa; no es el proveedor de un seguro
medico asequible, y, no educa a los niños. El 6 de noviembre, mitad del país dijo si a la
continuación del cambio, justo porque ellos encarnan ese cambio y porque de ellos se trata.

*Columnista invitada: Leda M. Pérez

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