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EL VOLANTÍN Y LA ROSA

Recostado sobre la tierra, junto a un rosal, descansaba un hermoso


volantín, rojo y amarillo. “¡ Quién fuera mariposa para volar por las
alturas!” pensaba, mirando el cielo.

De pronto, un temblor agitó su cola. “¿Qué ocurre?”, se preguntó


asustado el volantín, mientras su cuerpo se agitaba en forma
extraña. Resulta que hasta entonces el volantín se creía semejante
a una piedra, ya que en ese lugar nunca soplaba el viento. Pero lo
que ocurría era que, en forma extraordinaria, una ráfaga de viento lo
levantaba por los aires.

- ¡ Adiós , amiga rosa! ¡ Voy a recorrer el mundo y no sé si


regresaré! gritó el volantín mientras se elevaba cada vez más alto.

Lo que él no tenía previsto era que no sólo se había despertado el


viento sino también la lluvia. Las primeras gotas lo hicieron sonreír,
pensando en lo bien que le vendría un poco de agua a su amiga
rosa… “Me siento pesado, lento y torpe. Las mariposas parecen tan
livianas al volar…”, pensaba el volantín.

Su cuerpo de papel, humedecido por la lluvia, comenzó a perder


altura lentamente. Desde abajo, la rosa observaba preocupada
como su amigo se precipitaba sobre ella. –“Qué haré para no
clavarle mis espinas?”, pensó. Haciendo un enorme esfuerzo,
inclinó sus ramas para recibir al volantín con las espinas
escondidas.

- He regresado muy cansado, pero tengo mucho que contarte- dijo


el volantín a la rosa, y se durmió.

La rosa pensó que la amistad era hermosa, pero no siempre fácil,


mientras con paciencia mantenía sus espinas escondidas.
FIN

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