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El Trastorno del Aprendizaje se define como una dificultad inesperada, específica y persistente para
la adquisición de un aprendizaje pese a una instrucción convencional, nivel de inteligencia y
oportunidades socioculturales adecuadas. Estos trastornos se incluyen dentro de los trastornos del
neurodesarrollo e interfieren en el aprendizaje de habilidades académicas y/o sociales y a menudo
coexisten con problemas de conducta, de estado de ánimo y/o de ansiedad.
Los trastornos del aprendizaje, si no son detectados a tiempo, no se diagnostican de manera correcta
y no son tratados de forma efectiva exponen al niño a repetidas experiencias fallidas, pueden reducir
la motivación por el aprendizaje y favorecer la aparición de problemas asociados que afectan la
autoestima y el bienestar emocional del niño. El niño puede mostrar signos de tristeza, frustración o
decepción.
La dislexia es un trastorno del aprendizaje que supone la dificultad para leer a raíz de problemas
para identificar los sonidos del habla y para comprender cómo estos se relacionan con las letras y
las palabras (decodificación). La dislexia, que también se denomina «dificultad de lectura», afecta
zonas del cerebro que procesan el lenguaje.
Las personas con dislexia tienen una inteligencia normal y, por lo general, también una visión normal.
La mayor parte de los niños con dislexia puede tener éxito en la escuela con la ayuda de un tutor o
de un programa de enseñanza especializado. El apoyo emocional también juega un papel
importante.
Aunque la dislexia no tiene cura, la evaluación e intervención tempranas producen los mejores
resultados. En ocasiones, la dislexia no se diagnostica durante años y permanece sin ser identificada
hasta la adultez, pero nunca es tarde para buscar ayuda.
La disgrafía es una dificultad para coordinar los músculos de la mano y del brazo, en niños que son
normales desde el punto de vista intelectual y que no sufren deficiencias neurológicas severas. Esta
dificultad impide dominar y dirigir el lápiz para escribir de forma legible y ordenada.
La escritura disgráfica suele ser parcialmente legible, ya que la letra del estudiante puede resultar
muy pequeña o muy grande, con trazos mal formados. El disgráfico no puede respetar la línea del
renglón ni los tamaños relativos de las letras, ya que presenta rigidez en la mano y en su postura.
Incluso hay veces en que escribe en sentido inverso, de derecha a izquierda.
Por otra parte, los disgráficos no pueden escribir a velocidad normal. Por eso, los especialistas
recomiendan no presionar a los niños afectados exigiéndoles mayor prisa.
Los niños disfásicos presentan déficit en el lenguaje, tanto a nivel comprensivo como expresivo.
Existen una serie de síntomas, que son los que aparecen con más frecuencia y que son los
relacionados con la expresión y comprensión del lenguaje:
Pobreza de vocabulario.
Reaccionan muy bien a los apoyos no verbales y por ello la utilización de gestos les ayuda mucho.
Dificultades psicomotoras: retraso en las destrezas motoras, lateralidad poco definida o adquisición
tardía de la lateralidad.
Problemas de discriminación auditiva: tienden a confundir unos sonidos con otros o a no identificar
determinados sonidos que sabemos son familiares para el niño.
Alteraciones en la memoria auditiva: capacidad del niño para retener y reproducir una serie de
números o palabras emitidas verbalmente.
Perceptivo-visuales
Dificultades amnésicas
Orientación espacial
Esquema corporal
Figura y longitud
Distancia y tamaño
Entre los diferentes síntomas que se producen dentro del fenómeno de la discalculia, cabrían
destacar los siguientes:
Dificultades frecuentes con los números, confusión de los signos: +, -, / y ×, identificación, reversión
o transposición de números, etc.
Dificultades relacionadas con la orientación espacial, tanto la propia como la de los objetos.
La dispraxia se refiere a problemas con el movimiento. Eso incluye dificultad en cuatro habilidades
clave:
Planificación motora
Coordinación
Generalmente, estos desafíos no ocurren por sí solos. Los chicos que tienen dificultades con las
habilidades motoras a menudo tienen otras condiciones. Las dificultades más comunes que
coexisten incluyen:
Es importante saber que la dispraxia no es un diagnóstico formal. DCD es el diagnóstico oficial para
las dificultades motoras. Revise las señales del DCD a diferentes edades.
Algunos padres se preguntan si las dificultades con las habilidades motoras desaparecen. La
respuesta es no, pero con intervenciones, las habilidades pueden mejorar.
Muchos autores emplean el término “disfemia” para referirse al trastorno y “tartamudez” como la
forma peculiar de habla.
Neurogénica: es resultado de una comunicación deficiente entre el cerebro, los nervios y los
músculos como consecuencia de una patología cerebrovascular.
Psicógena: de origen psicológico. Puede estar provocada por un trauma grave o por situaciones de
angustia o ansiedad.
Tartamudez tónica: se caracteriza por el habla entrecortada con espasmos iniciales. El niño emite a
continuación un discurso precipitado acompañado de una gran tensión muscular.
Tartamudez clónica: se caracteriza por las repeticiones silábicas involuntarias y bruscas antes de
iniciar la frase o en el curso de la misma. Se acompaña de contracciones labiales breves y rápidas.
Tartamudez mixta: es el tipo más frecuente de disfemia. Combina características de los dos
trastornos anteriores.
No es infrecuente que muchos niños muestren los dos y tres años de edad una tartamudez evolutiva,
que se manifiesta en forma de repeticiones o bloqueos y que, en la mayoría de los casos, remite
totalmente.
Su causa no está plenamente identificada si bien parecen intervenir en la misma tanto factores
intrínsecos a la persona como ambientales.
Disortografía: una dificultad para la escritura que se da independientemente de que haya o no
alteraciones también en la lectura. La disortografía es una disfunción que afecta al contenido y
composición de las palabras que se escriben: a la persona le resulta difícil asociar la escritura de las
palabras con el código escrito y las normas ortográficas; es decir, tiene problemas para reconocer,
comprender y reproducir los símbolos escritos, por lo que comete constantemente una serie de
errores.
El cerebro humano, es el encargado de procesar el mundo visual que lo rodea, incluyendo cosas
como símbolos, imágenes y distancias. Las debilidades en estas funciones cerebrales, como la falta
de comprensión, constituyen un trastorno del procesamiento visual llamado disgnosia.
En fonología, la prosodia estudia los rasgos fónicos que afectan a la métrica, por ejemplo el ritmo o
la estructura de los versos, pero especialmente los acentos y la entonación.
Así pues, la disprosodia es la dificultad para pronunciar o entonar adecuadamente las palabras.
Una de las condiciones más estudiadas en relación con esto es el síndrome del acento extranjero,
que consiste en una pronunciación repentina con tono y acentuación no habituales.
DISMUSIA Que es? incapacidad para aprender a leer y relacionar los sonidos con lo escrito, en la
dismusia no hay una habilidad para leer una notación musical de manera fluida.
Características:
La persona es: Incapaz de distinguir las melodías o variaciones en la altura del sonido. No reconoce
si un músico desafina en la ejecución de un pasaje. Este individuo no tiene dificultad para distinguir
ruidos o recordar letras de canciones o vocales humanas.
Trastorno cualitativo de la memoria, que se caracteriza por la dificultad específica para fijar, asociar
o evocar información, con olvido de nombres, fechas, rostros, etc.