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Cultura Digital: Terms of Service

El estar permanente conectado a internet parece ser actualmente un aspecto más de la


cotidianidad en algunos lugares. Los incasables avances en las tecnologías de la
comunicación, la creciente necesidad de mantenerse en contacto permanente por medio de
las redes y la presión social ejercida sobre aquellos ajenos a estas materias han tenido una
incidencia profunda en las formas en que actualmente dependemos de la tecnología y las
redes interconectadas para llevar a cabo incluso las acciones más básicas de nuestra vida
diaria. Al hacer ejercicio monitorizamos mediante brazaletes electrónicos nuestro rimo
cardiaco; programamos nuestro día de acuerdo con las anotaciones que realizamos en
nuestras agendas digitales; estamos al tanto de las principales noticias mediante periódicos y
fuentes de informaciones digitales; nos encontramos en medio de distintas conversaciones
sobre distintos temas con personas diferentes y de forma permanente y simultánea. Todas
estas acciones a nuestros ojos pueden parecer naturales, Rehuir de ellas puede ser
interpretado como cerrarse a las posibilidades y comodidades actuales. Pero no parecemos
preguntarnos cual es el costo que debemos pagar para tener acceso a ellas.

En su web comic, Terms of Service, Keller y Neufeld (2014) exploran distintas formas en las
cuales la realidad en que vivimos actualmente se encuentra sujeta a distintas tecnologías de
recopilación de datos personales, afectando efectivamente nuestra experiencia humana. El
comic nos invita a preguntarnos cual es el tipo de sociedad en el que queremos vivir y hasta
que punto estamos dispuestos a ceder nuestra privacidad e información personal para acceder
a distintos beneficios. A través de entrevistas y situaciones cotidianas, el comic vívidamente
nos muestra como cada una de nuestras acciones termina transformándose en datos, ordenada
por algoritmos y almacenada y analizada por grandes corporaciones o departamentos
gubernamentales. De una manera similar, documental personalizado Do Not Track nos
muestra la gran cantidad de datos que pueden desprenderse y almacenarse en las grandes
bases de datos a partir de acciones que a simple vistas pueden parecer insignificantes (el sitio
en el cual consultamos las noticias, las fotos a las que les damos like en las redes sociales,
etc.)
A través de estos grandes conjuntos de datos, los cuales son posiblemente imposibles de
concebir mentalmente, somos constantemente deconstruidos y cuantificados; somos
transformados en valores concretos y categorizados de acuerdo con nuestras especificidades
en distintos grupos. Estos conjuntos gigantescos de datos (Big Data) son analizados de varias
formas, logrando dar cuenta de tendencias de consumo, perfiles demográficos, orientaciones
políticas, etc. La sociedad en conjunto y cada uno de los individuos son analizados y
monitorizados constantemente, de maneras que somos incapaces de comprender. Nos
encontramos bajo un paradigma nuevo de la vigilancia y del poder.

Sería inadecuado caracterizar estas nuevas formas de vigilancia como una continuación o
modernización de tipos de vigilancia anteriores. El filósofo Byung-Chul Han caracteriza
estas nuevas formas de vigilancia por su capacidad de penetrar profundamente en un territorio
comúnmente por fuera de los alcances (al menos en parte): el inconsciente colectivo. Según
afirma este autor, la vigilancia y el control son una parte inherente de la comunicación digital
(Han, 2014, p. 75). Ya no se trata de un Big Brother que ejerce una vigilancia unidireccional,
sino que estamos continuamente siendo vigilados y vigilando a los otros. Existe también una
estricta vigilancia entre los objetos, que mediante su interconexión por internet nos vigilan
en todo momento, almacenando poco a poco todo tipo de información personal. Esta nueva
forma de vigilancia y control es denominada Psicopolítica por Han. A diferencia del poder
soberano (que amenaza con la muerte) y del control biopolítico (una administración y control
cuidadosos que interviene en los procesos y leyes biológicos, encausando y dirigiendo a la
población), los alcances de la psicopolítica no se limitan a una influencia y control de lo
externo: la sociedad psicopolítica de la transparencia es capaz de leer los pensamientos y
controlarlos (Han, 2014, p. 78). El psicopoder leer estos grandes conjuntos de datos y sacar
de ellos modelos del comportamiento de las masas. Estamos entonces actualmente bajo un
modelo totalitario de control que nos analiza profundamente y se antecede a nuestro accionar.

Quizás sería pertinente preguntarnos quienes son los entes que ejercen este tipo de vigilancia,
de donde parte. Pero sería mejor cuestionarnos acerca de que valor es atribuido a estos
grandes conjuntos de datos; cual es el incentivo detrás de sus lógicas de almacenamiento y
clasificación. Lo más probable es que en el imaginario popular, las grandes corporaciones se
nos presentan como titanes en el ámbito económico y tecnológico, pero subordinadas frente
al poderío político de estado y a su soberanía y leyes. Bajo este lente, las relaciones de
vigilancia bajo las cuales estamos sometidos parten de oscuras intenciones estatales, a las
cuales las grandes empresas deben responder por su posición de subordinación frente al
Estado. Sin embargo, esto no parece ser más que una ilusión. Las empresas hoy en día ocupan
un lugar supranacional. Su poderío no tiene, como la acción estatal, limites geográficos. El
estado se presenta, bajo el lente de las relaciones de mercado contemporáneas, como un
cliente más. ¿La mercancía? Los grandes bancos de información almacenados por las
empresas. Nuestra información personal es al mismo tiempo mercancía y herramienta de
control. Y paradójicamente, somos nosotros mismos los que la entregamos, casi en una
relación de subordinación deseada; parecemos querer que nos vigilen.

Basta con dar una mirada a los recientes eventos en torno al caso de Cambridge Analytica,
para darnos cuenta de la peligrosa y comúnmente ignorada influencia que se desprende la
manipulación de los datos. A través de la información recopilada de miles de usuarios, la
implementación de encuestas y de algoritmos especializados, dirigir a cientos de miles de
personas hacia más de 10,000 anuncios en los meses antes de las elecciones (Lewis, p. y
Hilder, 2018), los cuales fueron vistos billones de veces e influyeron profundamente en la
victoria del candidato. Y esto es apenas un abrebocas; una pequeña muestra del peligro
inherente de la manipulación de la Big Data. ¿Es quizás este un primer paso hacia un régimen
totalitario a base de la información digital? Esta realidad puede no ser tan lejana. Un proyecto
bajo estos criterios parece estar tomando forma en china. Impulsado por el partido comunista
del país, el objetivo es el de centralizar toda la información almacenada sobre las empresas
y ciudadanos chinos, poniéndola bajo directo control estatal y asignando calificaciones de
acuerdo con distintos criterios (Denyer, 2016). Estas calificaciones se transformarían en las
definiciones numéricas de estos distintos agentes y entidades, abriéndoles o cerrándoles las
posibilidades de acceder a prestamos bancarios, escuelas prestigiosas o incluso viajes hacia
el extranjero. No debería extrañarnos si este es el futuro al que nos dirigimos bajo el
paradigma actual de las relaciones de control y vigilancia propias de la era de la
comunicación digital.
Referencias

-Denyer, S. (22 de octubre de 2016). China’s plan to organize its society relies on ‘big data’
to rate everyone. The Washington Post. Recuperado de:
https://www.washingtonpost.com/world/asia_pacific/chinas-plan-to-organize-its-whole-
society-around-big-data-a-rating-for-everyone/2016/10/20/1cd0dd9c-9516-11e6-ae9d-
0030ac1899cd_story.html?noredirect=on&utm_term=.96c7b7b28d89

-Han, Byung-Chul. (2014). “Protocolización general de la vida” y “Psicopolítica”. En: En el


enjambre. Herder: Barcelona. Pp. 74-81

-Keller, M & Neufeld, J (2014) Terms of Service: Understanding our role in the world of Big
Data.

-Lewis, P. y Hilder, P. (23 de marzo de 2018). Leaked: Cambridge Analytica's blueprint for
Trump victory. The Guardian. Recuperado de: http://normasapa.com/como-referenciar-
articulos-de-periodico/

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