EL PROBLEMA HISTÓRICO

DE LA DESTRUCCIÓN AMBIENTAL
DEL CAPITALISMO ACTUAL

ANDRÉS BARREDA MARíN

UNIVERSIDAD NACIONAL AUTÓNOMA DE MÉXICO

F ACULTAO DE ECONOMÍA
M,;x¡co, 2016
La publicación de este trabajo fue financiada por el Proyecto
PAPIME.PE310616 "Educación socioambiental y lenguajes
de valoración del territorio y sus recursos: herramientas y
estrategias interdisciplinarias para el fortalecimiento de los
procesos de enseñanza y aprendizaje en materia de conflic·
ÍNDICE
tos ambientales, saberes ecológico.comunitarios y alternativas
popular,," de desarrollo sustentable".
PRESENTACIÓN ....................................................................................... 7

PRIMERA PARTE

EL PROBLEMA HISTÓRICO DE LA DESTRUCCIÓN AMBIENTAL

DEL CAPITALISMO ACTUAL

1. El problema de la continuidad y discontinuidad

del capitalismo industrial de los últimos dos siglos .................. 11
2. La primera destrucción ambiental tiene su raíz
en la revolución industrial y urbana de Europa ................... 15
3. El radical giro antiambiental del siglo xx .................................. 22
4. Los peores rasgos del avasallante carácter antiecológico
del hegemón estadounidense ...................................................... 33
a. El dios petróleo .... .................................................................... 35
b. El sagrado automóvil.. ............................................................ 44
Primera edición, diciembre de 2016 c. La pesadilla química ............................................................... 48
d. Una matriz civilizatoria siempre cambiante
y progresivamente compleja ................................................... 53
D.R. © 2016, Universidad Nacional Autónoma de México
e. Las ciudades omnipotentes ..................................................... 60
Ciudad Universitaria, 04510, Ciudad de México.
f. La basura del capitalismo ................................... ,.... ,.............. 65
Facultad de Econooúa
SEGUNDA PARTE
D.R. © 2016, Andrés Barreda Marín
CRISIS INTEGRAL, TRANSICIONES INCIERTAS Y OBSTÁCULOS
A LA REFORMA DEL PATRÓN TÉCNICO DOMINANTE.
MAPA DE LA CONFUSIÓN Y DE ALGUNAS LUCHAS
ISBN 978-607·02·8625·4
POPULARES EN UN TIEMPO DE CAPRICHOS HISTÓRICOS

Impreso y hecho en México. 1. Un problema nodal del modelo actual ....................................... 71

2. Para un perfil coyuntural de una nueva fuerza reformista
global (más civil burguesa que civil anticapitalista) ................. 73
3. Algunas raíces profundas de la persistencia
del termidor neoliberal actuaL .................................................. 79
4. Algunos dilemas en la actual lucha y resistencia
global de las clases oprimidas .................................................... 92
5. La incierta reformulación de la hegemonía estadounidense .. 101
6. Reflexiones finales. Más interrogantes
en torno al momento actuaL .................................................... 106
PRESENTACIÓN
El presente trabajo se desarrolla en dos partes. La primera ofrece aro
gumentos teóricos e históricos de la Critica de la Economía Política que
resultan útiles para la comprensión de la presente crisis ambiental
mundial, la cual se explica inicialmente como un resultado del carácter
contradictorio del modode producción capitalista, que se expresa ensucon-
tradictoria capacidad de producir una riqueza creciente para la socie-
dad, a la vez que en su capacidad de realizar saqueos, miseria social y
una devastación socioambiental también crecientes. Razón por la cual re-
visamos cómo fue que el moderno proceso de destrucción ambiental ca-
pitalista está ligado a la revolución industrial y se expande por el resto
del mundo conforme ocurre la difusión mundial de los procesos de in-
dustrialización de los siglos XIX, xx y XXI.
Pero como este argumento básico no da cuenta de los extraordina-
rios niveles de devastación ambiental progresivamente prevalecientes
del siglo xx, se identifican los procesos adicionales que transfiguran
para mal lo antedicho. Como el desarrollo del modo de producción es-
pecíficamente capitalista va de la mano con el desarrollo de las fuerzas
productivas, resulta indispensable reconocer que durante el siglo XIX és-
tas, por su calidad y cantidad, se ponen en escena todavia como fuerzas
productoras de riqueza material, y no como fuerzas francamente des-
tructoras de la misma. Pues a partir del siglo xx este proceso se deforma
irremediablemente como un desarrollo de fuerzas que progresivamente
se reconfiguran como fuerzas productivas/destructivas (como armamen-
tos, como autómatas de destrucción, como tecnologías de obsolescencia
programada, como tecnologías de sujeción de los consumidores, de salud
física y emocional, etc.), lo que involucra una sobreacumulación estruc·
tural de valores de uso nocivos para la sociedad y la naturaleza. En
concordancia con este desarrollo antihistórico de fuerzas productivasl
destructivas, se abandona progresivamente el principio de la racionali·
zación de los desperdicios y los gastos falsos, el principio de precaución
y el cuidado de las condiciones generales de la producción. Mientras que
en el siglo XXI se profundiza sin contrarresto el despilfarro irresponsable
de la riqueza y los recursos generales finitos, como un modo habitual
que tiene el capital mundial de comportarse.
Es así que se analiza a Estados Unidos como el país capitalista que
mejor personifica histórica y progresivamente esta manera de actuar a
lo largo del siglo xx, conforme sustituye a Inglaterra como el país que
encabeza el mercado mundial, y con ello el desarrollo económico, tec-
7
 PRESENTACIÓN
llológico, militar, político y social. 10 cual se expresa unitaria o cultu-
ralmente en el American Way of Life, que a partir de la posguerra se
procura replicar consciente o inconscientemente en diversas regiones
del mundo (incluidas las regiones del bloque llamado "socialista"). Pro-
ceso de uniformización que también va a facilitar por diversos medios el
desplazamiento de las contradicciones ambientales internas de Estados
Unidos hacia el ámbito externo, como contradicciones ambientales ci-
vilizatorias, políticas, militares que suceden en otras naciones regi~nes
o bien en el planeta entero. ' activistas, que de una manera o de otra denuncian el callejón sin salida
La. destrucción ambiental del capitalismo actual, hegemonizada y
persomficada por Estados Unidos, se la ejemplifica entonces mediante
cuatro procesos centrales que encarnan el desarrollo de la civilización
material capitalista a lo largo de todo el siglo xx: el patrón técnico petro·
lero, la nueva revolución vehicular (basada en los motores de explosión),
el desarrollo megau,rbano (y todas sus redes de infraestructuras), así
como en la generaclOn de todo tipo de basuras que vienen asociadas a la
sociedad del despilfarro.
La segunda parte aborda el modo en que los dramáticos cambios
económicos y políticos del momento actual están esencialmente mar-
cados por la de.struc~ión socioambiental acumulada a lo largo del siglo
xx, que el neoliberalismo ha llevado hasta sus últimas consecuencias
P~es las principales fuerzas en choque económico, político y social está~
alineadas con la corrección parcial o general de este rumbo, o bien con
la reslstencia antihistórica para impedir que estos cambios en el patrón
de acumulación ocurran.
Para ello se identifican las fuerzas reformadoras neokeynesianas
y las fuerzas antirreformadoras que podrían ser calificadas como neo-
fascistas. Por lo que en el estudio de esta contradicción se analizan los
~iversos actores sociales y geopolíticos progresistas que buscan desar-
ticular las peores figuras depredadoras del neoliberalismo, así como
las f~erzas conservadoras y decadentes que buscan oponerse a estos
cambIOS. En este sentido, identificamos el complejo espectro no lineal
de todos los nuevos actores económicos, políticos y sociales que buscan
un cambio en el patrón socioeconómico neoliberal, para lo cual diferen·
ciamos no sólo a los diversos grupos que simplemente buscan la refor·
ma neokeynesiana del capitalismo, sino que también incluimos aquí a
aquellas otras fuerzas que manifiestan la necesidad histórica de tras-
cender al capitalismo mismo.
.Las fuerzas sociales que buscan la reforma del capitalismo y la supe-
raCIón de la civilización petrolera se expresan como un entramado eco-
8 9
PRESENTACIÓN
nómico y social de exfuncionarios de altas instituciones financieras,
I'conómicas o políticas, de periodistas de investigación, de economistas
.v sociólogos ligados a ONG'S o a movimientos sociales, de políticos ins-
t.itucionales que articulan redes institucionales de influencia regional
o global, o incluso a movimientos sociales importantes. Por su parte,
I'tl nuestro repaso de las fuerzas que se definen a sí mismas como an-
t.ieapitalistas también tenemos en cuenta un espectro diversificado de
organizaciones sociales, posturas y fuerzas políticas, investigadores o
"n que se ha metido el capitalismo global actual, al tiempo en que se
procura descifrar/construir los posibles caminos de salida al presente
i.mpasse histórico mundial.
De una manera poco acostumbrada se evalúan las posibilidades e
imposibilidades de esta reforma keynesiana y antineoliberal revisando
en el plano de los patrones tecnocientíficos profundos el modo en que las
fuerzas reformistas se están apoyando en cambios decisivos o bien el
modo en que las fuerzas conservadoras están echando mano del extraor-
dinario peso muerto de la civilización petrolera. Para lo cual se confron-
ta la manera diversificada y efervescente con que crecen las tendencias
neokeynesianas, mientras por otro lado se examina la debilidad históri-
ca que implica que estos sectores reformadores no hayan todavia logrado
integrar un verdadero patrón técnico que escape de la civilización petro·
lera. Como parte de esta debilidad se examina la forma en que durante
el neoliberalismo el sector conservador y petrolizado de la burguesía ha
logrado subsumir a la llamada revolución electroinformática e informa-
cional, pero muy especialmente a la biotecnológica, lo cual hasta ahora
ha jugado en contra de una posible reforma del capitalismo neoliberal.
Finalmente, se revisa, dentro de la compleja correlación de fuerzas
presentes, el modo en que las clases subalternas podrian ser el fiel de la
balanza que apoye cambios políticos generales que faciliten las reformas
neokeynesianas que podrían detener o modular el carácter depredador
del capitalismo salvaje o bien estas mismas clases subalternas también
podrían ser un factor popular que apoye contrarreformas neofascistas.
Es así como este trabajo pretende aportar elementos nuevos para
la reconsideración de la presente destrucción ambiental mundial, y por
ahí sentar puntos de referencia generales para el estudio de la compleja
destrucción ambiental que hoy ocurre en México.
Agradecemos el apoyo de DCAPA, UNAM, a través del Proyecto P APIME-
PE310616, para la edición de este trabajo .
Ciudad de México, diciembre de 2016.
 PRIMERA PARTE

EL PROBLEMA HISTÓRICO
DE LA DESTRUCCIÓN AMBIENTAL
DEL CAPITALISMO ACTUAL*

Todos los días se matan en Nueva York

cuatro millones de patos,
cinco millones de cerdos,
dos mil palomas para el gusto de los agonizantes,
un millón de vacas,
un millón de corderos
y dos millones de gallos
que dejan los cielos hechos añicos.
Más vale sollozar afilando la navaja
o asesinar a los perros
en las alucinantes cacerías,
que resistir en la madrugada
los interminables trenes de leche,
los interminables trenes de sangre
y los interminables trenes de rosas maniatadas
por los comerciantes de perfumes.
Los patos y las palomas,
y los cerdos y los corderos
ponen sus gotas de sangre
debajo de las multiplicaciones,
y los terribles alaridos de las vacas estrujadas
llenan de dolor el valle
donde el Hudson se emborracha con aceite.
(Federico GarcÍa Lorca, Poeta en Nueva York)

1. EL PROBLEMA DE LA CONTINUIDAD Y DISCONTINUIDAD

DEL CAPITALISMO INDUSTRIAL DE LOS ÚLTIMOS DOS SIGLOS

El capitalismo es el modo de producción que ha llevado a la perfec-

ción la producción histórica de una riqueza mundial sorprendente y
creciente, lo cual ha ocurrido mediante un simultáneo desarrollo de
la miseria social y ambiental que también ha sido creciente, extraor-
dinaria y global. De manera que el capitalismo se ha comportado,

* Agradezco el apoyo de la Mtra. Lilia Enriquez Valencia en la revisión y corrección

del cuerpo de notas al pie de página y de la bibliografía que aparecen en este trabajo.

11
 ANDRÉS BARREDA MARIN
""'1("" una penetrante formulación de Marx, como una contradicción
Pll movimiento.
Riqueza creciente que incluye no sólo la expansión y masificación
de los bienes, las personas, las capacidades y necesidades humanas,
así como de los procesos productivos y reproductivos que prosperan
en el mundo entero, sino también y sobre todo en el permanente de-
sarrollo científico técnico de los medios de producción, subsistencia
y reproducción. Dinámicas que propician la universalización de la
riqueza objetiva, pero también de las capacidades políticas, jurídicas
y culturales de los seres humanos.
Miseria que no sólo se refiere a las vergonzosas megahambrunas
y guerras masivas e implacables en las que reiteradamente mueren
millones de personas o bien a la explotación y el castigo inmisericor-
de que regularmente padecen la mayor parte de los trabajadores de
los procesos productivos de diversas regiones del mundo. La miseria
creciente del capitalismo también refiere el permanente castigo re-
productivo que sufre la población asalariada, desempleada, intermi-
tente, así como la no asalariada, como lo es la población campesina,
indígena, autogestionada, etc. Lo que incluye el sacrificio histórico
que padece la producción campesina, indigena y artesanal (por el
continuo y sanguinario despojo de sus bienes comunes o privados,
por el intercambio desigual entre el campo y la ciudad o bien por
el ataque atomizante de todos los tejidos comunitarios). O bien el
castigo perpetuo que padece la población femenina, sin que basten
los derechos de clase o raza para evitar que las mujeres sean conti-
nuamente degradadas económica, política, cultural, sexual, jurídica-
mente, etc., a la calidad de objetos.
Aunque la miseria del capitalismo también se refiere al sacrificio
continuo de la calidad de la vida y de la salud física y mental, la ca-
lidad de la vida económica, política y cultural de la población, como
resultado de una degradación continua que sufren todos los valores
de uso y la devastación permanente y creciente del medio ambiente;
sacrificio de la calidad de la vida dentro de la cual ocupa un lugar
central el sacrificio de la calidad vital de la ciencia y de la técnica
capitalistas.
Por ello, aunque resulta cierto que el capitalismo siempre ha
tenido un comportamiento sobrenatural que redunda en antinatu-
ra
' lo definitivamente propio del capitalismo es un comportamiento
francamente contradictorio. Todo el tiempo el capitalismo encarna
vivamente este modo. Por ello, aunque el maltrato, la degradación
y la destrucción de la población, el medio ambiente y la salud na-
tural y humana resultan continuas y feroces, no obstante, estamos
12
EL PROBLEMA HISTÓRICO DE LA DESTRUCCIÓN AMBIENTAL .••
frente a un modo de producir riqueza que simultánea~ente tiene la
capacidad de ofrecer posibilidades materiales par~ ~lles de ml~o­
nes de personas que reconocen en él un.~oder economlco y un po er
científico técnico, un poder político, militar y cult~ral que es ~na
fuente inequívoca y continua de empleo, de oportumdades de VI a y
de supervivencia. ' t mbién den-
Ofertas y castigos que ocurren todos los dias, pero a .
tro de un permanente vaivén histórico en el cual ocurren periodos
de castigo inmisericorde de las mayorías y otros perIOd~~ ~:nos bru-
tales dentro de los cuales grupos importantes de po aCIOn gozan
de relativas condiciones de bienestar (en los cuales las gene~a~o­
n S ue lo disfrutan no alcanzan a percibir su fugacidad), pe~o. os
e
~ue
¡ alm
b'én son de inclusión, de disfrute de derechos (democr~tIcos
Iy humanos) , así como de mediatización, embaucamiento,
lormaes ';' t;t
insensibilidad general, complicidad hlstorIca, e ce er~. .,
Como nada es estable, estos grupos de poblacIOn tamblen se
vuelven cíclicamente en contra del capitalism~ (? en ocasIOnes. e.n
contra de sÍ' mismos), una vez el sistema recae clchcamente en¡rISIS
cada vez más profundas. O también ocur;e que otros grupos e po-
.,
bl aCIOn belan porque viven en las regIones donde al capital se le
se re d ' l ' de organi
facilita ejercer permanentemente los mo os mas sa vaJes . -
zar la producción y la reproducción. Es decir, aquellas regIo~es fue,
dentro o fuera de los países centrales, durante décadas o slg os un-
cionan como periféricas, dependientes, de segunda, terc~ra, cu~~aa~
uinta clase. De manera que en algunos tiempos o en a gunos. g
;es el capital mundial despoja, expulsa, desempl~~, d~s,,;lor~za. de
forma implacable al trabajo, margina a la pobla~oni ~ IS~rIml~:
racialmente, le cierra todas las puertas, la de~a a, a am rea,
expulsa la superexplota y/o la esclaviza, la obliga a pelear ~e~a:,
la sacrifica descarnadamente, la con~amina, le degenera su sa u , a
humilla, entre otras múltiples agresiones .. , . .
En virtud de lo cual, tanto la devastacIOn ambiental como el CUi-
dado ecológico que la antagoniza forman parte de es~a naturaleza
eneral contradictoria del capitalismo, según la cua este !lusmo
~istema usa irracionalmente y destruye atrozmente las condicIOnes
enerales de vida, al mismo tiempo en que es capaz de promover un
g t di n uso racional de todos los recursos naturales, el e~pl~o
es u o y u . . Viendo una vlSlon
reciclado de sus propios desperdicIos, etc., promo C t d' "
de con'unto cíclica y reproductiva de los mismos. on ~a lCClon
que desp ' todo el tiempo de forma radicalmente esqUIzOlde, SI
J l'lega
13
 ANDRÉS BARREDA MARÍN
bien, como ya decíamos, esta esquizofrenia se exacerba durante
los periodos de crisis. Y naturalmente esa actitud racional y de
desarrollo de la riqueza que el capital es capaz de desplegar, en no
pocas ocasiones es despertada, alentada y empujada hacia delante
P?r las grandes protestas sociales de la población (campesina, in.
dIgena, obrera, de afectados ambientales, etc.), que le reclama al
capitalismo por la devastación estructural y creciente que realiza
sobre las condiciones generales de la vida. Capitalismo "racional",
"de bienestar" o "verde" que el capital no duda en ningún momento
usar para neutralizar cualquier protesta social que la población
qUIera aprovechar para cuestionar al capitalismo en cuanto tal.
En el capitalismo, el sacrificio de los sujetos (como sacrificio
de los esclavos, de los asalariados, de los marginados, de las muo
Jeres, de los pueblos indios, etc.) va siempre estrechamente ligado
al sacrificio de la naturaleza. Como los reclamos obreros a favor de
una legislación fabril y urbana, salud, educación, etc., están aso.
ciados a reclamos de vida que entraña la lucha salarial más simple,
la lucha anticapitalista del siglo XIX -se perciba explícitamente o
no por las propias organizaciones obreras e incluso se confundan
los propios obreros y sus dirigentes al defender y promover activa.
men~e "soluciones" tecnológicas que resultarán contraproducentes
amb~entalmente- tuvo una connotación ambiental orgánicamente
asocIada a la lucha por su defensa de la vida y del desarrollo de
fuerzas productivas que tuvieran la capacidad real de liberar a los
seres humanos y a la naturaleza del trabajo sacrificial y forzado
q.u e Marx nombró "trabajo inmediato" (1857), el cual es la sustan.
CIa misma de la producción directa de valor y plusvalor.
!"le ahí que el giro antihistórico que el capitalismo del siglo xx oro
gan~za y levanta en contra de las numerosas luchas anticapitalistas
nacIdas en el siglo XIX cambie radicalmente el terreno histórico del
desarrollo capitalista: desde una situación desgarradamente con.
tradictoria pero plena de posibilidades revolucionarias, hacia otra
situación esquizoidemente bélico·consumista, estructuralmente po.
lanzante (al modo de la guerra fría), permanentemente pasivizante
(Trotsky/Gramsci), crecientemente unidimensional y contrarrevo.
lucionaria (Marcuse), así como aterrorizante, depresiva y orgáni.
camente antihistórica (Veraza); lo cual se alcanza promoviendo un
desvio permanente y creciente en el desarrollo potencialmente li.
berador de las fuerzas productivas hacia un desarrollo de fuerzas
que además de productivas son crecientemente destructivas, fuerzas
deformes que producen y reproducen de modo artificial y perverso
14
EL PROBLEMA HISTÓRICO DE LA DESTRUCCIÓN AMBIENTAL ...
una escasez de riqueza creciente, imparable y sin aparente solución
histórica posible, debido a sus extraordinarias consecuencias catas·
tróficas.
Descomposición que aspira a estructurar una era cada vez menos
humanamente contradictoria, o bien cada vez más inhumanamente
absurda y caprichosa por apabullantemente decadente y unilateral·
mente destructiva; lo que otorga un inédito sentido suicida al d?
sarrollo del siglo xx, que sin duda alguna se vuelve el periodo mas
confuso y difícilmente descifrable de toda la historia humana.
2. LA PRIMERA DESTRUCCIÓN AMBIENTAL TIENE SU RAÍz
I.:N LA REVOLUCIÓN TNDUSTRIAL y URBANA DE EUROPA
La memoria de estos hechos ha quedado consignada por diversos
(:ríticos de la época que han facilitado una reconstrucción histórica
precisa a fines del siglo xx e inicios del XXI. Gracias a ello, hoy ~ode.
mos reflexionar criticamente en torno de la naturaleza, el caracter
y el alcance de la depredación impuesta por el capitalismo del siglo
~IX, que todavia se acabará de extender por diversas regiones del
mundo durante la primera mitad del siglo xx. Ejemplos clásicos de
('.te proceso destructivo es el hacinamiento y la contaminación de
'as urbes industriales, así como sus slums urbanos y rurales de pe·
sadilla, que Occidente crea durante el siglo antepasado y que fueran
indeleblemente denunciados por Charles Dickens, Friedrich Engels,
'::mile Zola o Karl Marx.
En ensayos de juventud y madurez Engels consigna reiterada·
mente en sus complejas denuncias el envenenamiento del aire, el
agua y la tierra que ocurre en decenas de ciudades grandes y cientos
de pueblos o pequeños villorrios de Inglaterra, donde los excremen·
los de esas modernas concentraciones productivas producen enfer·
medades que pudren la vida de las masas. Refiriéndose a lo mismo,
(., joven Marx se lamenta en 1844:
El trabajador pierde hasta la necesidad de respirar aire libre; el hombre se
halla volviendo a las cavernas, sólo que ahora apestadas por la pestilencia
mefítica de la civilización y habitadas precariamente como un poder extra·
ño; cualquier día puede uno perder la casa, ser puesto en la calle si no p~ga.
Por esta morgue tiene que pagar encima. El trabajador ya no sabe que es
la vivienda iluminada -según el Prometeo de Esquilo uno de sus mayores
dones- que hizo del salvaje un hombre. Luz, aire, etc., la limpieza animal
más simple deja para el hombre de ser una necesidad. La sllciedad, ese
15
 ANDRÉS BARREDA MARÍN
empantanamiento y descomposición del hombre se convierte en su elemen-
to; el hombre vive literalmente en el arroyo de la civilización. Un completo
abandono contra natura, una naturaleza en descomposición en el elemento
en que vive. Los sentidos dejan de existir, no sólo en su forma humana, sino
incluso en una forma inhumana que por tanto ya ni siquiera llegaría a ani-
mal (Marx, Manuscritos de parís).
Estudios de la reciente historia ambiental' han esclarecido la sed
ilimitada de madera provocada desde fines del siglo XVIII e inicios
del XIX, recordada no sólo por la devastación de los bosques, sino
también por el pánico social que creaba el potencial agotamiento
del recurso, pánico muy parecido al actual por el agotamiento de los
hidrocarburos. También sabemos que conforme la depredación de la
leña fue suplantada por un uso creciente del carbón como fuente de
energía y materia prima de la pujante siderurgía, nacieron nuevas
formas de contaminación atmosférica y del suelo en las grandes ciu-
dades. Contaminación que por un lado se anclaba en la necesidad
de una gran industria que aprovechara la sobreoferta laboral que
brindaba el hacinamiento demográfico de las grandes urbes haci-
namiento que a su vez requería de la masificación de una mo~lidad
de las personas, animales y mercancías con medios de transporte
creCIentemente tecnologízados y acelerados. Cientos de miles de ca-
ballos que contaminaban con millones de toneladas de excremento
las c~udades fu~ron reemplazados por nuevos medios de transporte
m~camcos, mOVIdos ahora por nuevas máquinas de vapor que eran
alImentadas desenfrenadamente con carbón o leña.
Pero la contaminación también comienza a asociarse desde el
siglo XIX con los desechos específicos generados por las industrias si-
derúrgícas, mecánicas, químicas, textiles o alimentarias. Es decir la
contaminación atmosférica con monóxido y dióxido de carbono ~on
óxidos de azufre, óxidos de nitrógeno o ácido sulfúrico y ácido nítrico
que vuelven ácidas a las lluvias, carcomiendo desde las raíces de los
árbol~s hasta las piedras aparentemente sólidas de las grandes cons-
trUCCIOnes urbanas. Importantes y nuevas desgracias ambientales
se d~b,:n a la gígan~esca y peligrosa escala que alcanzan el pujante
CreCImIento de las CIUdades y el nuevo tipo de industrias siderúrgí-
cas, q~e su vez están asociadas a una extracción minera, energética
y de bIOmasa que va más allá de la insaciable hambre moderna de
hierro y carbón.
'Joachim Radkau, Wood. A History, Cambridge, Polity Press, 2012.
16
EL PROBLEMA HISTÓRICO DE LA DESTRUCCIÓN AMBIENTAL ...
Ejemplos paradigmáticos de esta degradación socioambiental omi-
IlOsamente padecida son los conocidos centros siderúrgicos de Eu-
ropa, como pudieron verse en Londres, Manchester, la cuenca de
Huhr, la región de Silesia, el mar Báltico, las costas francesas o la ba-
hía de Nápoles; o bien en Estados Unidos y Canadá en la región de
los Grandes Lagos, sobre todo en los lagos Erie y Ontario, o bien las
.. íudades de Pittsburgh, Cincinnati, San Luis Missouri; o en Japón
"11 la región de Yawata, Osaka, Kobe, Kioto y Tokio; pero más tar-
díamente también se vuelven a ver estas pesadillas en las regiones
Hoviéticas de Moscú, Petrogrado (Leningrado), el sureste de Ucrania
.'11 la cuenca del Mar Negro, Cheliabinsk, o bien en las plantas me-
talúrgicas de Lipetsk, Stary Oskol, etcétera.'
Junto con el novedoso smog de las coketowns inglesas,' el siglo
XIX promueve también la generalización en diversas regiones del
mundo de grandes y venenosas explotaciones mineras, la contami-
Ilación por concentración de basura, la contaminación hidrológica, la
muerte de millones de habitantes pobres en las ciudades de Londres
y de París durante la emergencia del cólera, la contaminación so-
llora de la vida de las ciudades y la contaminación luminosa de sus
lIoches. Contaminación que resulta tanto más degradante y lesiva
cuanto mayores son los niveles de marginalidad en los cinturones
donde los capitales de retaguardia apelan entusiastamente a las ga-
lIallcias extraordinarias que les ayudan a obtener la superpobla-
"¡ón y el sobretrabajo.
Ello se refleja en la construcción de extensas redes ferroviarias
"lle progresivamente integran territorios industrializados y las di-
námicas ciudades de Inglaterra, del continente europeo, del noreste
Ilmericano; así como en la red de rutas de navegación de barcos de va·
por y otras vias férreas internacionales extraordinariamente impor·
tantes destinadas a la extracción de materias primas dentro de
India, el este de Australia y las regiones latinoamericanas del Río
~ Este tipo de capitalismo que se expande furiosamente durante el siglo XIX no
h'rmina mágicamente e11 de enero de 1901. Se mantiene vivo, aunque cada vez en
I'('troceso en diferentes regiones del mundo. Y sólo lo vemos francamente desapare-
('(,T en Europa y Japón a partir de la segunda posguerra. Todos estos viejos espacios
('"den frente a lo que Bolívar Echeverría llama la "modernidad americana", que, por
lo demás, ya venía preparándose lenta pero pujantemente desde mediados del siglo
XIX dentro del territorio estadounidense.
3 John R. McNeill, Algo nuevo bajo el sol. Historia medioambiental del mundo
r'n el siglo xx, Madrid, Alianza Editorial, 2003.
17
 ANDRÉS BARREDA MARÍN
de la Plata, el sur de Brasil o México, donde los trenes también avan-
zan fomentando la deforestación de bosques, que entonces son vistos
como una materia prima que aporta leña que auxilia al carbón en
su tarea de mover a las máquinas de vapor de las que dependen los
veloces trenes y los nuevos barcos del mundo.
En correspondencia con este dislocamiento de la relación me-
tabólica entre la ciudad que toma alimentos de los campos (que en
no pocas ocasiones se pagan por debajo de su valor), aguas, aires y
luz limpios, saberes locales milenarios, biomasa, energía y materias
primas, para regresar a cambio miseria humana, humos, cenizas,
pestilencias, aguas envenenadas y todo tipo de lodos y basuras pu-
trefactas, ocurre que el capitalismo del siglo XIX también depreda en
sí mismas a las tierras agropecuarias, a los bosques, los ríos y lagos,
la biodiversidad local, etc. Nuevos metabolismos que se facilitan ex-
traordinariamente mediante la construcción de las nuevas redes de
medios de transporte que extienden e intensifican la movilidad.
Un ejemplo paradigmático que complementa al genocidio, la ex-
pulsión y el confinamiento de los pueblos indios de América y de la
población negra de África no es sólo la desaparición de millones de
hectáreas de bosques, sino también el exterminio irreversible de una
biodiversidad que se puede representar emblemáticamente con el
sanguinario exterminio de 60 ó 100 millones de bisontes en el cora-
zón del territorio estadounidense. Procesos depredatorios que están
asociados a la expansión ya mencionada de los ferrocarriles.
Marx es contundente en la valoración del carácter radicalmente
contradictorio con que el capitalismo avanza subsumiendo la tierra
bajo el capital:
Al igual que en la industria urbana, en la agricultura moderna el aumento de
la fuerza productiva y la mayor fluidificación del trabajo se compra al precio de
la devastación y la extenuación de la fuerza de trabajo misma. Y todo progreso
de la agricultura capitalista es un progreso no sólo en el arte de depredar al
trabajador, sino también y al mismo tiempo del arte de depredar el suelo; todo
progreso en el aumento de su fecundidad para un plazo determinado es al mis-
mo tiempo un progreso en la ruina de las fuentes duraderas de esa fecundidad.
Cuanto más parte un país de la gran industria como trasfondo de su evolución
--como los Estados Unidos de Norteamérica, p.e.-, tanto más rápido es ese pro-
ceso de destrucción. Por eso la producción capitalista no desarrolla la técnica
y la combinación del proceso social de producción más que minando al mismo
tiempo las fuentes de las que mana toda riqueza: la tierra y el trabajador. 4
4 Karl Marx, El capital, t. l, vol. 2, México, Siglo XXI editores, cap. XIII, pp. 451-613.
18
EL PROBLEMA HISTÓRICO DE LA DESTRUCCIÓN AMBIENTAL .•.
Nadie podría ocultar que la Europa del siglo XIX, en virtud de su
1"II"rosa revolución industrial (o proceso de subsunción real del
1""""e80 de trabajo bajo el capital), fue el núcleo planetario inicial
,1,· la moderna destrucción socioambiental capitalista. Sus destruc-
,'ltllles fueron ciertamente brutales, pero la enérgica lucha de las
.-IlIHes proletarias en el siglo XIX dispara una ola de experimentos
."dales utópicos, de nuevas formas de organización combativa y au-
I,,~estiva, de movilizaciones y protestas políticas de las masas, de
r"~ulaciones fabriles hacia los capitales individuales y de levanta-
mientos revolucionarios. De manera que no es el ciego automatismo
d,' la competencia intercapitalista la que produce espontáneamente
" por sí misma la gígantesca masa de derechos económicos, políticos,
Jurídicos y ciudadanos que hacen de los estados de los países centra-
"'H los poseedores de instituciones que velan parcialmente en favor
,", los intereses generales de la sociedad (tanto del capital social
,'tlI110 del interés de todas las clases sociales) y en favor del cumpli-
lIIiento histórico de la ley del valor.'
Como en el caso ejemplar de la lucha obrera por el salario, la
lucha por las condiciones laborales de ese siglo estuvo asociada de
ftlrma natural a la lucha obrera y rural por la regulación sanita-
I'ia contra las inmundicias fabriles y urbanas, en ocasiones ligadas
francamente a las demandas campesinas por la defensa de los bos-
ques, aguas y tierras, pero sobre todo a la necesidad de que los pro-
pios burgueses ahorren gastos en materias primas emprendiendo
un uso racional de sus propios desperdicios. De ahí que sea la lucha
H"cial el principal combustible que alienta a que durante esa era
He impongan cuestionamientos y fuerzas determinantes que frenan
las espontáneas tendencias destructivas de los capitales privados
11 trasados.
La lucha de clases impone una fuerza colectiva que obliga a que
los estados de las naciones, en virtud de un proletariado combativo
.Y tenaz, sean justamente los primeros que alcanzan una disciplina
colectiva que ayuda a que las empresas particulares no se coman
irresponsablemente las condiciones generales de la acumulación,
lo que va en favor de su propio interés colectivo de clase. Es esta
fuerza social de fondo la que impulsa el uso hasta cierto punto ra-
cional de los recursos naturales, no sólo mediante el reempleo cien-
ti Hans Magnus Enzensberger, Para la crítica de la ecología política, Barcelona,
Anagrama, 1973.
19
 ANDRÉS BARREDA MARÍN
tífico de los desperdicios, sino también las primeras medidas de un
cuidado general del medio ambiente (poniendo un freno progresivo
a la deforestación o bien en favor de la primera gran restauración
forestal moderna, etc.); lo cual, a la luz de las presentes brutalidades
neoliberales y su destrucción de la memoria histórica se nos antoja
cusi inverosímil.
Las dinámicas de crecimiento frenético fomentan la sobreexplota-
ci6n y contaminación letal en los territorios de minas paradigmáticas
(de carbón, hierro, cobre y otros metales); de recursos hidrológicos; como
In primera extracción petrolera y gasera en Pennsylvania destinada
n las lámparas de aceite y a las primeras lámparas urbanas, que
requieren estar permanentemente encendidas por el modo en que la
mecanización ha tomado el mando de la vida fabril y doméstica. 6 Lo
que en todas las civilizaciones precedentes fueron eventos históri-
cos ambientales catastróficos extremadamente aislados y separados
entre sí por cientos o miles de años, en la modernidad capitalista
se vuelven catástrofes estructurales y regulares. Ciertamente que
las medidas de los capitales del siglo XIX estaban muy lejos de las
que irán alcanzando a lo largo del siglo xx, pero no obstante, en el
siglo XIX también las desgracias ambientales que ocurrieron choca-
ron con importantes contra tendencias de una sociedad civil que fue
imponiendo formas de autorregulación democrática que permitieron
que dichas tragedias no se generalizaran hasta saturar los territo-
rios de las naciones industriales. Vistas así las cosas, ¿sólo fue cues-
tión de tiempo que la devastación ambiental llegara linealmente a
lo que es actualmente por la simple expansión de la industria sobre
el planeta?7
Evidentemente la destrucción ambiental del siglo XIX estuvo cla-
ramente ligada a la medida geopolítica territorial, que para fines de
ese siglo apenas alcanza el imperio inglés y una selectiva expansión
industrial sobre el continente europeo, así como una región semipe-
riférica en el área del Common Wealth, y también en Japón' De ahí
6 Gideon Sigfried, La mecanización toma el mando, Barcelona, Editorial Gustavo
Gilí. 1978.
7 Mencionamos lo anterior de forma somera no para sugerir al lector la imagen
equívoca de un siglo industrialmente equilibrado y apacible, sino para no participar
de la idea apriorística y dogmática de que en el siglo XIX ya estaba claramente pre-
monizado todo el destino del desarrollo industrial del siglo xx_
f! Jorge Veraza, Revolución mundial y medida geopolítica de capital, México,
!taca, 1999.
20
EL PROBLEMA HISTÓRICO DE LA DESTRUCCIÓN AMBIENTAL ...
que la devastación de hace más de cien años resulte pequeña y aco-
tada ante nuestros ojos respecto de las dimensiones gigantescas del
planeta y de las fuerzas metabólicas extraordinariamente destructi-
vas que el siglo xx pondrá en movimiento. La brutalidad industrial
europea, incisivamente presentida por Friedrich Nietzche, está aún
lejos de alcanzar su verdadera escala planetaria y catastrófica.'
El capitalismo del siglo XIX ofrece entonces la imagen de una for-
ma de depredación y destrucción feroz de la naturaleza, pero que
también ocurre todavia a una escala regional restringida, aunque
con una intensidad tan destructiva que obliga a la población obrera
de esos centros económicos a reaccionar con enorme radicalidad y
a contener las pulsiones antihistóricas del capital. Ello permite la
consolidación de una forma social definidamente contradictoria, en
la cual la lucha obrera por la supervivencia inmediata se convierte
en el motor de una lucha universal por la supervivencia de la vida
general de la sociedad y la naturaleza. Paradójicamente, es de esa
misma lucha que deriva el triunfo de procesos de reproducción y
desarrollo científico técnico del capital que aseguran: 1) el funciona-
miento de los mercados bajo la ley del valor; 2) el funcionamiento de
la producción bajo la ley del plusvalor relativo y la sub sunción real
del proceso de trabajo bajo el capital; 3) el pago de la fuerza de traba-
jo por su valor; 4) el funcionamiento de la reproducción social bajo la
ley general de la acumulación capitalista; 5) el funcionamiento de la
distribución de los excedentes bajo el predominio del capital indus-
trial sobre el comercial y financiero o el predominio del capital en su
conjunto sobre el interés de los terratenientes; 6) el funcionamiento
integrado de todos los actores y las fuerzas productivas (técnicas,
naturales, procreativas y generales) bajo el predominio del capital
social, por encima de los capitales individuales o los intereses de
cada grupo social; y, 7) el predominio de la articulación discursiva
de la alta cultura burguesa por encima de la baja cultura y de la
diversidad cultural del mundo.
Ello garantiza el predominio de la ley general del desarrollo ca-
pitalista (como ley de la caída tendencial de la tasa de ganancia) y
el funcionamiento cíclico del reajuste virulento mediante crisis, que
garantiza la prevalencia del desarrollo básico de las fuerzas produc-
tivas y su progresiva expansión en el mercado mundial. Desarrollo
de fuerzas productivas técnicas y científicas que, sin ofrecer nunca
9 Henri Lefebvre, Nietzsche, México, Fondo de Cultura Económica, 1940.
21
 ANDRÉS BARREDA MARÍN
una figura únicamente positiva ni pura, prevalece sin embargo so-
bre el otro desarrollo paralelo de fuerzas destructivas dentro de su
propio interior. Ello impulsa a la burguesía y a la potencia hege-
mónica inglesa a establecer un liderazgo económico, político, cultu-
ral e histórico que le garantiza un control coordinado del mercado
mundial. La figura del siglo XIX es realmente contradictoria porque
siendo ferozmente irracional no ha logrado, sin embargo, derrotar
y anular a los trabajadores como actores históricos, ni consiguien-
temente ganar históricamente y bloquear el puente que podría per-
mitir a la sociedad transitar con fuerza propia hacia una sociedad
postcapitalista.
Al menos hasta el momento en que la llamada gran depresión
(1875-1914), el estallido de la primera guerra mundial (1914-1918),
el estallido de la gran revolución obrera mundial (1917-1919), la
irrupción de la civilización petrolera (1900 en adelante), la impo-
sición de una euforia petrolera, el estallido de la gran crisis gene-
ral capitalista (1929-1939), la configuración del termidor fascista
en Europa (1925-1945), y el estallido de la segunda guerra mundial
(1939-1945) con el desplazamiento definitivo de la hegemonía ingle-
sa hacia Estados Unidos, parecen configurar una manera inédita de
producir la historia.
3. EL RADICAL GIRO ANTIAMBIENTAL DEL SIGLO xx
¿Qué queremos decir con gíro histórico radical durante el siglo
xx, cuando sabemos que los problemas de la destrucción ambiental no
comenzaron durante el capitalismo?1O Tampoco desconocemos que im-
portantes problemas ambientales contemporáneos en realidad comenza·
ron a manifestarse desde la revolución industrial y urbana de los países
metropolitanos europeos del siglo XIX ¿Por qué caracterizar al siglo xx
como un periodo en el cual ocurre un profundo gíro antiambiental que no
tiene precedentes?
El siglo xx comienza en su primera mitad imponiendo por medio
del terror y las guerras globales de invasión una contrarrevolución
pasiva permanente en contra de cualquier posibilidad de construir
10 Joachim Radkau, Wood. A History, Cambridge, Polity Press, 2012, y The Age
ai Ecology. A Global History, Cambridge, Polity Press, 2014. El autor es profesor de
Historia Moderna en la Universidad de Bielefeld, Alemania, y la lectura de sus libros
resulta esencial para todo aquel que se interese en los temas ambientales globales
de nuestro tiempo.
22
EL PROBLEMA HISTÓRICO DE LA DESTRUCCIÓN AMBIENTAL...
IIna forma no capitalista de vivir la modernidad. Afianzará su derro-
INO imponiendo a lo anterior un despilfarro consumista fincado en
11 na explotación del trabajo y la naturaleza nunca antes visto, que
oh liga a replantear las relaciones de dominio entre el centro y la
periferia. Como en ese proceso irrumpe la tentativa de desarrollo in-
d"pendiente de los países "comunistas" del este euroasiático, el des-
mantelamiento de este obstáculo que ralentiza el saqueo del mundo
,'s, sin embargo, aprovechado para un desarrollo inimagínable de un
romplejo militar industrial planetario. En el seno del proceso ocurre
.. 1 gran salto histórico militar y vehicular como la mediación que
mnduce a la segunda guerra mundial y al consiguiente control del
mercado mundial de la posguerra como una modernidad industrial/
mnsumista que será hegemonizada por Estados Unidos y su depre-
dador American Way of Life."
Muy lejos de estas valoraciones, el historiador estadounidense
,Iohn R. McNeill construye una cuidadosa mirada historiográfica de
In situación ambiental de nuestro siglo que pretende ser ecuánime y
optimista, una mirada que no aplique de antemano una visión catas-
I rófica sobre nuestro tiempo, sino que mantenga una cierta sobrie-
dad analítica y una neutralidad esperanzada. Por ello resulta muy
Hil(nificativo que justamente sea esta obra la que reconozca al siglo
xx como una era en la que ocurre "Algo nuevo bajo el sor'.
En la historia del medio ambiente -nos dice John R. McNeill-, el siglo xx se
puede considerar peculiar por la chirriante aceleración de tantos procesos
11 Cfr. Jorge Veraza, El siglo de la hegemonía mundial de Estados Unidos. Guía
IlItra comprender la historia del siglo xx, muy útil para el XXI, México, Editorial Itaca,
:~()01; así como Bolívar Echeverría, en La americanización de la modernidad, México,
Em-uNAM, 2008. En esta fase trágica de transición se subraya el renacimiento de un
Ilt'orromanticismo europeo que intenta volver hacia atrás (el círculo de Heidelberg).
Michael Lowy, Para una sociología de los intelectuales revolucionarios, México, Siglo
XXI editores, 1978. Lowycomienza a investigar nuevas utopía en las profundidades de
I(JI; levantamientos campesinos medievales [Ernst Bloch, Thomas Muntzer, Antonio
Machado (Madrid, 2002)], que formula los primeros argumentos ontológicos críticos
tlp lo que más adelante se reformulará como un nuevo pensamiento ecologista (Martín
Ileidegger, "La pregunta por la técnica", en Martín Heidegger, Conferencias y artícu-
ItIH, Barcelona, Ediciones del Serbal, 2001), tentativas que también desembocan en el
¡{mn intento fallido de construir una nueva figura civilizatoria capitalista, pretendi·
dnmente diferente del capitalismo americano, pues, entre otras cosas, es ecologist.a.
Ideología que pretendidamente late al interior del naciente Estado nazi, frente al
rual madura también el radical escepticismo antiilustrado y antiinstrumentalista
dI' la Escuela de Frankfurt (Max Horkheimer y Theodor Adorno, Dialéctica de la
Ilrl.'ltración, Madrid, Trota, 1994).
23
 ANDRÉS BARREDA MARÍN
que han traído consigo cambios ecológicos. La mayoría no son nuevos: hace
ya tiempo que talamos árboles, extraemos minerales, generamos resi-
duos, cultivamos cosechas y cazamos animales. Pero en la época moderna
hemos hecho, en general, más cosas de esas que nunca; y desde 1945 bas-
tante más, en la mayoría de los casos. Aunque algunos tipos de cambio
medioambiental ocurridos en el siglo xx, como la reducción del espesor de
la capa de ozono por causas humanas, son auténticamente novedosos, la
mayor parte de las peculiaridades ecológicas de dicho siglo son cuestión de
escala e intensidad (s.n.).
A veces, ciertas variaciones de cantidad se pueden convertir en dife-
rencias cualitativas. Así ha ocurrido con el cambio medioambiental en el
siglo xx. Las que durante siglos habían tenido carácter local pasaron a ser
mundiales. La contaminación atmosférica es una de ellas. Desde que co-
menzaron a utilizar el fuego hace medio millón de años, los seres humanos
han contaminado el aire en algunos lugares determinados. La fundición del
plomo en el mediterráneo durante la época romana contaminó incluso la
atmósfera del Ártico. Últimamente, sin embargo, la contaminación atmos-
férica se ha generalizado tanto y aumentado a tan gran escala que afecta a
los fundamentos de la química atmosférica. De ese modo, unos cambios de
escala pueden producir unos cambios de estado general (... )
(... ) La temperatura del agua en el Atlántico puede calentarse progre-
sivamente sin generar huracanes. Pero una vez que sobrepasa los 26°C
comienza a generarlos: con un simple aumento gradual se ha cruzado el
umbral, se ha girado el interruptor. La historia medioambiental del siglo xx
es distinta de la del pasado no sólo porque los cambios ecológicos han sido
mayores y más rápidos sino también porque el incremento de ciertas inten-
sidades ha girado algunos interruptores. Los incrementos graduales de la
actividad pesquera provocaron, por ejemplo, el desplome total de algunos
caladeros oceánicos. La acumulación de muchas intensidades incrementa-
das puede girar algunos interruptores importantes y producir en la Tierra
cambios muy fundamentales. Nadie lo sabe, y nadie los sabrá, hasta que
comiencen a ocurrir -si es que se llega a saber en ese momento. 12
Como buen historiador de nuestro tiempo, John R. McNeill no
quiere mancharse la boca discutiendo teóricamente con la sucia y
engañosa lógica económica de fondo que rige el comportamiento del
capitalismo durante el siglo XIX y xx, ni tampoco se lo puede ver aden-
trándose en la revisión a fondo en los principales estudios existentes
sobre las peores tendencias de la devastación ambiental ligadas a
12 John R. McNeill, Algo nuevo bajo el sol. Historia medioambiental del mundo
en el siglo xx, op. cit.
24
EL PROBLEMA HISTÓRICO DE LA DESTRUCCIÓN AMBIENTAL ...
la civilización petrolera," mucho menos en las diversas discusiones
que se han librado sobre las peores tendencias que en nuestro tiem-
po han distorsionado progresivamente al desarrollo científico, técni-
eo y ambiental actuaL 14 Todos estos son para él temas prácticamente
inexistentes, sino es que aproximaciones extremas.
n Es importante tener en cuenta que este estudio de 2001 fue redactado sin tener
t'll cuenta la obra de Fred Aftalion (A History of the International Chemical Industry:
From the "Early Days"to 2000, Philadelphia, UniversityofPennsylvania Press, 2005),
ni la de Theo Colborn et al. (Nuestro futuro robado. ¿Amenazan sustancias químicas
sintéticas nuestra fertilidad, inteligencia y supervivencia?, Madrid, Ecoespaña, 2001),
así como tampoco los importantes cuestionamientos históricos de Pat Mooney (Seeds
/Jf the Earth: A Private or Public Resource?, Oakland, Food First Books, 1983; Shat-
tering: Food, Palitics, and the Loss al Genetic Diversity, University of Arizona Press,
[990), o Jack Ralph Kloppenburg Jr. (First the Seed. The Political Economy of Plant
niotechnology, Madison, Wisconsin, University ofWisconsin Press, 2004).No se diga
los estudios alemanes de Joachim Radkau, arriba citados, o de RolfP. Sieferle (The
Subterranean Porest. Energy Sistems and The Industrial Revolution, Cambridge,
'I'he White Horse Press, 2010); tampoco incluye los trabajos de Patrick McCully (Ríos
silenciados. Ecología y política de la grandes represas, Santa Fe, Argentina, Proteger
Ediciones, 2004), Maude Barlow & Tony Clarke (Oro azul. Las multinacionales y el
robo organizado de agua en el mundo, Barcelona, Paidós, 2004), Tony Clarke (Tar
Sands Show Down. Canada and the New Politics 01 Oil in an Age al CUmate Change,
Taronto, James Lorimer and Co. Ltd., Publisher, 2008; y del mismo autor, Inside the
Hottle. Exposing the Bottled Water Industry, Ontario, Canadian Centre for Policy
Alternative, 2005). Tampoco tomaron en cuenta los debates sobre la teoría crítica
(le la tecnología, los debates fIlosófIcos sobre historia de la filosofía de la naturaleza,
l,tcétera. Es como si todo ello hubiera sido escrito en otro planeta o peor aún, en otra
dimensión del universo. También es sorprendente el modo en que ignora a Daniel
Yergin y su imponente obra, La historia del petróleo. La lucha voraz por el dinero y
I'l poder desde 1853 hasta la guerra del Golfo (Javier Vergara Editor, Buenos Aires,
[992). De modo que no sólo es cuidadoso de no acercarse a la crítica sino también a
las inmundicias del petróleo. Pero el silencio más sorprendente de todos es el modo
pn que pasa por encima de la energía nuclear y toda la devastación de millones de
personas asesinadas, deformadas genéticamente, enfermas, los millones de kilómetros
('ontaminados para siempre, las deformidades de animales y plantas. Simplemente
I'S incomprensible el escandaloso silencio sobre ese tema.
14 R.L. Nieburg, En nombre de la ciencia. Análisis del control económico y político
del conocimiento, Buenos Aires, Tiempo Contemporáneo, 1973; Jost Rerbig, El final
de la civilización burguesa. El futuro económico, técnico y social, Barcelona, Crítica,
1983; Jack Ralph Kloppenburg, arriba citado; así como Pat Mooney, ya referido por
nosotros; Vandana Shiva, Tomorrow's Biodiversity, London, Thames and Hudson,
:¿OOO y Water Wars. Privatization, Pollution, and Profit, Cambridge, Massachusetts,
South End Press, 2005, etc. Ni el implacable monitoreo que Ralph Nader ha hecho
del comportamiento desbocado de las corporaciones controlando el consumo y la
reproducción social en su libro Peligroso a cualquier velocidad, Buenos Aires, Jorge
Álvarez, 1967. De ahí que su extraordinario e innegable aporte requiera ser vuelto
radicalmente a teorizar.
25
 ANDRÉS BARREDA MARÍN
Pero nuestro interés en este punto se refiere a la primera mi-
tad del siglo xx, cuando se incuba, al calor de dos guerras mundia-
les, una nueva lógica destructiva que sólo se habrá de manifestar como
una tendencia planetaria dominante e irreversible hasta la segunda
mitad del siglo xx. Si bien esa manifestación ocurrirá todavía bajo
condiciones coyunturales que permitan ocultarla con éxito, creando
la ilusión de que aunque estamos frente a un proceso preocupante,
en el fondo existen tendencias autorregulatorias que nos permiten
mantenernos tranquilos porque supuestamente prevalecen podero-
sas tendencias correctivas que, a final de cuentas, se van a imponer.
De ahí que la investigación y síntesis de John R. McNeill sea jus-
tamente la expresión ideológica de una ilusión, pues las más peli-
grosas tendencias simulaban estar perdiendo la batalla frente a la
mano y la mente invisible del mercado. Como si en realidad nos es-
tuviéramos movíendo dentro de la lógica positiva del siglo XIX, pero
sin sus incómodas contradicciones derivadas de la lucha de clases.
Pero nuestra hipótesis consiste en que las nuevas medidas
correctivas de la posguerra ya no son acciones auténticamente con-
tradictorias, porque no se trata de verdaderos contrarrestos. No
estamos ante acciones en las cuales el desarrollo de las dinámicas
destructivas está chocando realmente con factores en los cuales el
interés por sacar adelante un verdadero desarrollo de las fuerzas
productivas siga siendo dominante. Nosotros presuponemos que
más bien, lo que ha ocurrido en el siglo XX es un paulatino triunfo
antihistórico pero definitivo de una lógica perversamente autodes-
tructiva. Y que esta lógica se incuba e inocula en los centros hegemó-
nicos del mercado mundial durante la primera mitad del siglo xx. Se
manifiesta engañosamente durante el subsiguiente periodo de la pos-
guerra porque en dicho periodo esa veta decadente todavía se la
oculta mediante un proceso de engañosa contradicción geopolítica y
neutralización consumista, pero en realidad es un proceso de fuerte
exteriorización planetaria de esta lógica decadente y, por ello, es un
proceso de desplazamiento hacia la gran periferia de los peores efec-
tos de la nueva civílización material capitalista. No obstante, caída
la URSS y supuestamente estabilizada como nunca antes la hegemo-
nía estadounidense, la era del neoliberalismo más agresivo impone
finalmente una situación de inestabilidad ambiental planetaria que
resultará imposible regular y ocultar apropiadamente. Con lo cual
se manifiesta explosivamente por primera vez de una forma inequí-
26
EL PROBLEMA HISTÓRICO DE LA DESTRUCCIÓN AMBIENTAL ...
voca el grave peligro de crisis civílizatoria en el que se ha metido
toda la historia humana a lo largo de todo el siglo xx.
Pero antes de explicar qué significa el peligro ambiental específi-
,'0 en el que estamos actualmente hundidos, detengámonos un poco
11 explicar cuál es esa lógica que se incuba desde la primera mitad
dd siglo xx, y cómo es que esto se lo confunde agudamente en la se-
K,mda mitad del mismo.
En la segunda mitad del siglo xx se transforma paulatinamente
111 imagen de pesadilla que tienen las naciones industriales metro-
politanas, antes o incluso dos décadas después de la segunda guerra
Illundial, vendiéndose al mundo una imagen remozada de naciones
pulcras y sensatas, donde la persecución de la eficiencia adminis-
I rativa conduce aparentemente hacia una moderación y autorre-
Kulación técnica, jurídica y ética extraordinariamente eficaz, que
desplaza con fuerza las originales tendencias autodestructivas del
I'IIpitalismo. Recuérdese al respecto la brutal contaminación quími.
l'" que padecen estadounidenses y canadienses en la región de los
( ; randes Lagos todavía en los años setenta, saturados con diversas
"ustancias químicas cancerígenas, mutagénicas y disruptivas hormo-
IlIlImente. Entre los años sesenta y ochenta del siglo xx las naciones
lIIás ricas del orbe entran supuestamente en razón y transitan, como
IInteriormente había ocurrido con el New Deal y la prosperidad yan-
qui o con el Plan Marshall, gracias a la democracia, a una nueva era
110 sólo de salarios altos, automatización industrial, alto progreso
I'ientífico y un consumo promotor del bienestar, sino también a una
llueva era de fuerte regulación ambiental de corte empresarial, me-
di,ítica y sobre todo gubernamental, que sabe escuchar y resolver los
Hl'ntidos reclamos de una comunidad científica ética y de los ciuda-
d" nos consumidores que defienden el medio ambiente. Lo anterior
parece inaugurar una nueva época en Jos países metropolitanos, la
<'lIal funciona sobre el reconocimiento histórico de los excesos ecoló-
Kil'os cometidos y la adopción de importantes medidas correctivas
que modifican los equívocos y limitaciones con sucesivas y cada vez
lIIejores medidas. En Estados Unidos, Europa y Japón, entre los
".ios sesenta y setenta, ocurre efectivamente la emergencia progre-
"iva de importantes legislaciones reguladoras del medio ambiente y
prácticas restauradoras avanzadas, que no tardarán en ser promoví-
dn" como las metas de la regulación ambiental que todos los nuevos
pníses industriales y los países periféricos deberían de admirar y
I'opiar, una vez logren convertirse en países ricos.
27
 ANDRÉS BARREDA MA1ÜN
Sin realizar ningún tipo de balance histórico autocrítico en torno
a la naturaleza de las causas que llevaron a los severos problemas
ambientales previos, ni un balance de las relaciones de saqueo sobre
las naciones periféricas, los países capitalistas metropolitanos reali.
zan un borrón ideológico en su memoria olvidando toda la devasta·
ción previa, para de esta manera abrir una nueva cuenta histórica
con un perfil supuestamente esperanzador.
Esta imagen, que en realidad no dura "limpia" más allá de veinte
o treinta años, se mantiene en posición de fuerza hasta que el perio·
do neoliberalla carcome progresivamente, sobre todo durante los úl·
timos quince años, no sólo por el salvajismo laboral y ambiental con
que los viejos centros industriales metropolitanos impulsan la super·
explotación laboral en Asia del Este, principalmente en Japón, Chi·
na, Corea, Taiwán, Hong Kong, Singapur, India, Bangladesh, etc.,
sino también por la manera en que una vez que estalla la gran crisis
mundial de 2008 también se empiezan a descarapelar los gruesos
maquillajes con que el capitalismo occidental se ha presentado des·
de la posguerra. Durante los tiempos recientes comienza a ser más
visible el modo antiambiental completamente irresponsable con que
operan en el mundo sus agresivas empresas extractivas (petroleras,
gaseras, mineras, hidrológicas, agropecuarias, biológicas, etc.) y sus
grandes industrias productoras de automóviles, aviones, productos
químicos, papel y electrónicos, etc.; además de que es más evidente
el modo autoritario extremo con que sus medios de comunicación
globales bloquean la información sobre la crisis ambiental y econó·
mica mundiales, o incluso el modo en que los principales estados
metropolitanos bloquean la articulación de verdaderas medidas de
mitigación y regulación, dejando la pura opción de la adaptación a
todo el deterioro de la calidad de la vida. No se diga cuando permiten
que las empresas inmobiliarias de las metrópolis disparen en todo el
mundo oleadas especulativas de urbanización salvaje y construcción
de todo tipo de megaproyectos por los cinco continentes, mientras se
les permite a diversas empresas trasnacionales que los océanos del
mundo se saturen can materiales plásticos, con aguas radioactivas,
con basuras tóxicas de todo tipo, etcétera.
Pero antes de que ocurra esta crisis, cuando Occidente todavia
goza de los últimos minutos de su propia imagen como una región
de remanso por el modo en que ahí ocurre la regulación e inclu·
so la restauración histórica del medio ambiente -entre el periodo
en que ocurre el estallido de la planta nuclear de Chernóbil, la
28
EL PROBLEMA HISTÓRICO DE LA DESTRUCCIÓN AMBIENTAL ...
Hubsiguiente caída del muro de Berlín (en la que tanto coadyuvó
1'1 accidente nuclear) y la disolución final de la URSS-, durante los
primeros años de la década de los noventa del siglo xx el público oc·
"idental informado se desgarra las vestiduras cuando gracias a la
¡ilá8nost escucha efímeramente información sobre las consecuen·
"ias ambientales que después de la segunda guerra mundial pro·
dujo la industrialización "socialista" forzada y la gran maquinaria
I'stalinista, devastando y contaminando vastas regiones de Europa
Oriental y la inmensidad territorial que abarca la ex URSS. Duran·
11' la glásnost emerge una increíble historia no sólo referida a los
Uulag, sino también a la desaparición del mar Aral, a la contami·
Ilación ominosa de la Bohemia Septentrional, a las instalaciones
siderúrgicas del níquel en Norilsk en Siberia Occidental, o bien en
,·1 sistema de minas, plantas de beneficio, plantas de producción
,v tratamiento del uranio enriquecido y los cientos de campos de
,'xplosiones nucleares en Kazajstán y la Isla ártica de Nueva Zemlya,
los inmensos basureros de materiales radioactivos en Siberia Oc·
cidental, etc. Devastaciones que se detienen momentáneamente
"uando la economía de la Comunidad de Países Independientes se
sume en los años noventa del siglo xx en una depresión política,
,'conómica y criminal profunda.
Los intereses ideológicos del mercado mundial capitalista aproo
vecharon como nunca la derrota geopolítica de la industria soviética
para hacer fiesta y desmoralizar en el mundo a quienes durante se·
senta años se ilusionaron cándidamente creyendo que la URSS, siendo
,,1 gran contrapeso innegable que fue de la hegemonía estadouni·
dense, adicionalmente era una alternativa histórica real contra el
,·apitalismo. De manera que, gracias a tales ilusiones profundas
de nuestra época, la ideología imperialista vende la especie de que
mientras el capitalismo es una sociedad que puede ser ambiental·
mente muy peligrosa, es, sin embargo, una sociedad abierta y de·
lIlocrática que es capaz de autorregularse exitosamente por medio
de las elecciones políticas y el mercado. Mientras que las sociedades de
cuño autoritario marxista -se nos dice hasta el cansanci(}- son la
prueba histórica irrefutable del callejón sin salida en el que inevi·
tablemente se meten los pensamientos y los experimentos utópicos
de los estados socialistas o comunistas que no se fincan en la matriz
civilizatoria universalmente abierta del mercado.
Sobre la base de este escenario histórico radicalmente confuso
que encarna el siglo xx -ilusión histórica que no sólo comparten las
29
 ANDRÉS BARREDA MARíN
empresas capitalistas y los estados de todas las naciones del mun-
------
do, sino también las organizaciones sociales, las burocracias sindi-
cales y la mayor parte de los grandes movimientos sociales del siglo
XX-, el capitalismo supuestamente se confrontó económica, política,
geopolítica y militarmente con el comunismo, venciéndolo definiti-
vamente. Y es sobre esa base completamente mistificada que en fe-
chas recientes se han realizado diversos balances históricos sobre la
devastación ambiental ocurrida en el siglo xx. l5
Por ello, aunque John R. McNeill reconoce que los nuevos paí-
ses industriales capitalistas que emergen en diversas regiones del
Hemisferio Sur son nuevos focos de devastación ambiental -por la
deforestación de las selvas tropicales del Amazonas, Indonesia o el
Congo; por la destrucción de los bancos de corales, manglares y pra-
deras marinas, tanto en el Océano Atlántico como en el Pacífico; por
la destrucción de los sistemas hidrológicos debido a la emergencia
de miles de ciudades con millones de habitantes, o a la importación
de basuras tóxicas procedentes del Norte; por el emplazamiento de
todo tipo de procesos extractivos e industriales irresponsables; por
el uso salvaje de agroquímicos, etcétera-, no obstante, McNeill tiene
la esperanza y el optimismo de que el capitalismo de matriz occiden-
tal dispone de los mecanismos económicos, político democráticos y
comunicativos que tienen la inteligencia y la capacidad como para
resolver los peores problemas ambientales.
No es por ello casual que en los principales ámbitos políticos in-
ternacionales y académicos se considere con dureza que la solución
de estos problemas está en los mecanismos de cooperación que in-
duce el libre mercado, la consiguiente promoción de la democracia
electoral (de matriz mediática) y sus modernos instrumentos de
gobernanza, el necesario respeto de los derechos humanos (debida-
lo John R. McNeill, Algo nuevo bajo el sol ... , op. cit.; Madrid, Alianza Editorial,
2003; Joachim Radkau, ya citado anteriormente, y Rolf Peter Sieferle (ver nota 13),
etcétera. Tales balances han permitido desviar la atención de los investigadores sobre
la compleja relación que existe entre el desarrollo capitalista y la devastación ambiental,
conforme aquél transita hacia el periodo en que impulsa únicamente la subsunción
real del proceso de trabajo inmediato bajo el capital (SRP'I'IK) para luego impulsar
y construir un mercado mundial según exige la subsunción real del consumo. Dicha
transición ha permitido promover la idea de que esta devastación en realidad procede,
sea de las raíces culturales de la modernidad que se desatan como una consecuencia de
la metafisica del progreso propia de la ilustración, o bien de la metafisica instrumenta·
lista que introduce la civilización occidental hace dos o tres milenios. Frente a lo cual
se ha fortalecido la idea lineal de que dicha devastación en realidad sólo deriva de la
miopía y la mezquindad propia de los intereses privados de los empresarios capitalistas.
30
EL PROBLEMA HISTÓRICO DE LA DESTRUCCIÓN AMBIENTAL ...
lIIente atomizados), la apertura de los gobiernos al escrutinio y el uso
de los instrumentos mediáticos, la aplicación de las reformas econó-
lIIicas estructurales generadoras de prosperidad, el cumplimiento
de los programas de conservación internacionales, el desarrollo de
('orredores de integración urbano industrial y de conservación bioló-
~ica, pero muy especialmente la apertura de nuevos mecanismos de
valoración de los servicios ambientales y sus mercados reguladores,
,,"í como la adopción de nuevas tecnologias asociadas a técnicas de
lIIitigación y adaptación que nos permitirán sobrevivir dentro del
lIlesperado cambio climático.
Uno de los principales problemas de las imágenes contradictorias
de nuestro tiempo consiste en que, por un lado, el Internet ha puesto
,,1 alcance de millones de ciudadanos del mundo información crítica,
pllra quien sepa detectarla, sobre los diversos y severos procesos de
devastación ambiental que nos están afectando y nos perjudicarán
durante decenas, cientos o miles de generaciones futuras; por otro
I"do, el Internet y los medios de comunicación actuales ofrecen imá-
~enes estereotipadas sobre la crisis ambiental mundial que resultan
lIIuy engañosas. Es el caso ejemplar de la información "científica"
oficial y contraoficial que actualmente se difunde sobre el cambio
climático. Por lo mismo, en la actualidad prosperan abundantes da-
I.os e imágenes contradictorios sobre la crisis ambiental del mundo,
los cuales continuamente muestran y banalizan al mismo tiempo
las causas de ésta, su drástica complejidad (hidrológica, biológica,
~eológica, tóxica, bacteriológica y viral, etc.), pero sobre todo las pe-
ligrosas potencialidades que podrían anular a la vida misma.
Mediante este marasmo de contradicciones se oculta la estrecha
.Y sencilla interrelación que existe entre la crisis económica mundial
que desde hace cuatro décadas padece el capitalismo y el modo en
que el neoliberalismo ha escalado de forma incontrolada las peores
prácticas persecutorias de ganancias extraordinarias, propiciando
que las formas más salvajes de acumulación de capital hayan circu-
lado velozmente por el mundo entero, provocando con ello la reim-
plantación de prácticas productivas, distributivas y reproductivas
'jue en décadas pasadas se habían considerado abolidas o en proceso
de abolición en el Hemisferio Norte y otras regiones del mundo: la
Huperexplotación laboral, la esclavitud laboral, el despojo de rique-
'-as, el extractivismo irracional de recursos, las expulsiones a sangre
.Y fuego de campesinos que viven en tierras codiciables por grupos
,le poder.
31
 ANDRÉS BARREDA MARÍN
Tales procesos contradictorios han propiciado una inmensa cau-
da de viejos y nuevos mecanismos de devastación ambiental que ac-
tualmente crecen en todas las regiones del mundo. Los principales
agentes de esta devastación ambiental planetaria (que es integral)
se los encuentra, una y otra vez, emplazados en los principales cen-
tros de decisión empresarial, financiera e imperial del Hemisferio
Norte, instalados en bunkers impenetrables militarmente parape-
tados." Núcleos empresariales que son justamente los responsables
directos de las políticas promotoras de todo tipo de tecnologias de-
vastadoras y valores de uso altamente nocivos, pero que a pesar de
ello son dominantes. Empresas que adicionalmente promueven todo
tipo de paradigmas tecnocientíficos que arrastran por las buenas
o por las malas a que los empresarios y gobernantes de la sociedad
civil, también del Hemisferio Sur, repliquen con gusto e ingenuidad o
bien forzadamente, pero por cuenta propia, la aplicación y expan-
sión de las más decadentes y suicidas redes de la actual civilización
capitalista.
Como resultado de una acumulación de todo tipo de mistificaciones
y confusiones históricas, hoy resulta muy difícil pensar críticamente
hechos que, bajo otras circunstancias, resultaban evidentes. Es el
caso ejemplar de la responsabilidad histórica que el hegemón esta-
dounidense ha tenido en los grandes procesos de destrucción social y
ambiental ocurridos dentro de su propio espacio nacional (deforesta-
ción extrema, exterminio masivo de millones de bisontes, extracción
petrolera y minera indiscriminadas, centros siderúrgicos y petroquí-
micos devastadores, la mayor urbanización del mundo, la construc-
ción de la primera red carretera del mundo, el estallido disuasorio
de más de mil bombas atómicas, plantas de energia nuclear, culti-
vo masivo de organismos transgénicos, etc.), así como en todos los
inmensos territorios que de manera extractiva, económica, política,
cultural y/o militar han sido progresivamente engullidos por su im-
placable control imperial.
De una manera que requiere ser críticamente descifrada, Esta-
dos Unidos ha desvanecido y diluido con extraordinaria eficacia la
responsabilidad histórica de haber personificado la construcción de
la civilización petrolera del siglo xx. Como parte de ello, exacerba
16 Y autojustificados en una guerra que los grandes poderes aseguran ver en todos
lados por las amenazas terroristas que supuestamente conspiran, razón por la cual
espían, contradetectan y así atacan y contraatacan.
32
EL PROBLEMA HISTÓRICO DE LA DESTRUCCIÓN AMBIENTAL ...
la revolución industrial, su siderurgia y la industria química, petro-
química, agroquímica y farmacéutica. Aplica la mayor expansión
urbana conocida así como las redes de infraestructuras y los flujos
de vehículos derivados de su revolución vehicular, las redes eléctri-
cas y telefónicas, radiofónicas, televisivas, etc., y con ello un proceso
de expansión mundial que escala a niveles nunca vistos los procesos
"xtractivos, la militarización de la industria, la demanda energética
ilimitada, el desarrollo del armamento y la energia nuclear, la in-
dustria aeroespacial, la revolución informática, etc. Despliegue pro-
ductivo y científico técnico que establece su impronta no sólo dentro
del territorio estadounidense sino en todos los territorios que le han
resultado estratégicos para el despliegue de su control del mercado
mundial. Lo anterior ha disparado destructivos procesos geopolíticos
de competencia militar que han tenido consecuencias antiambienta-
les directas e indirectas, pero siempre precisas, gigantescas y nunca
antes vistas. No obstante, se trata de consecuencias devastadoras
que desgraciadamente no han sido monitoreadas críticamente por los
historiadores ambientales como hoy resultaría indispensable hacerlo.
Por este motivo, la verdadera responsabilidad ambiental de Esta-
dos Unidos, aunque les resulte muy evidente a algunos, en realidad
pstá muy bien escondida entre las espesas nieblas del siglo xx, has-
la el fondo profundo de ese sordo abismo que el neoliberalismo ha
abierto dentro de nuestra memoria histórica.
4. Los PEORES RASGOS DEL AVASALLANTE CARÁCTER
ANTIECOLÓGICO DEL HEGEMÓN ESTADOUNIDENSE
"El uso de energía solar no ha sido desarrollado porque
la industria del petróleo no posee el sor' (Ralph Nader).
/\ contrapelo de este confuso marasmo recordemos lo que debería ser
obvio pero que hoy se encuentra sepultado bajo los confusos escom-
bros de las demoliciones históricas realizadas por el neoliberalismo:
lIstados Unidos es el núcleo planetario de la moderna destrucción
ambiental industrial, consumista y bélica que logró imponer militar
y económicamente, dentro y fuera de su propio territorio, las princi-
pales dinámicas permanentes de destrucción ambiental. Dinámicas
que han tenido la facultad de saltar de forma imparable desde la
!'scala regional y nacional hasta una escala planetaria, generando
los resultados catastróficos de la actualidad. De manera que este
33
 ANDRÉS BARREDA MARÍN
carácterantiecológiconohasidoresultadodeequívocospolíticosdeuna
mala administración pública, sino que más bien forma parte sustan-
tiva de un nuevo tipo específico de hegemonía histórica que encarna
este Estado nacional.
Estados Unidos, como potencia imperial, tiene el mérito de ha-
ber establecido un nuevo tipo de modernidad capitalista, una nue-
va forma de someter abrumadoramente al contenido material del
proceso de consumo, una hegemonía integral y un poder militar
global basado en una imparable producción y consumo de hidrocar-
buros y combustibles nucleares con fines de uso energético. Como
una parte vertebral de esto, dicha nación estimula el crecimiento
de la siderurgia del acero hasta niveles nunca vistos, masifica la
industria del cobre, el aluminio, el cromo, el manganeso, el estaño,
el tungsteno, el níquel y termina apuntalando dentro de la industria
automotriz (y la industria de la construcción) el consumo de todos
los metales de la tabla periódica (y otro tipo de minerales no metáli-
cos como el cemento, los silicones, el vidrio, el cristal de cuarzo, el
caucho, etc.). Ello con el propósito de facilitar su producción de
diversos, vertiginosos y agresivos vehículos de transporte superfi-
cial, aéreo y espacial, submarino, así como para la construcción nunca
antes vista de todo tipo de infraestructuras, sea para sus emblemá-
ticos rascacielos o sus extendidas y funcionales ciudades; todo lo
cual se acompaña de la masificación y universalización del consumo
de millones de productos estadounidenses (máquinas herramientas,
motores, automóviles, maquinaria para la demolición y la construc-
ción, plásticos, fertilizantes, motosierras, alimentos, bebidas, ropas,
electrodomésticos, medicamentos, etc.), muy especialmente de sus
poderosos medios de comunicación global (telégrafos, diarios, cine-
matógrafos, teléfonos, radios, televisiones, fax, satélites, etc.), de sus
respectivos espectáculos comerciales, culturales, deportivos, bélicos,
terroristas, etc., consumo que culmina en sus poderosos medios de
cálculo-integración y articulación comunicativa y automatizante
que encarnan los ordenadores electroinformáticos.
Con una desafiante insolencia geopolítica, que sin duda algu-
na expresó en su momento un audaz desafío antiimperialista, pero
también una conciencia histórica acrítica para lo que verdadera-
mente significa la civilización material estadounidense del siglo xx,
Mao Tse Tung caracteriza a este hegemón como un "tigre de papel"."
17 No casualmente, este irrisorio tigre será irónica y meticulosamente calcado e
incluso superado durante la era del neoliberalismo por los esmerados y cuasi omni-
potentes dirigentes del Partido Comunista chino.
34
EL PROBLEMA HTSTÓRICO DE LA DESTRUCCIÓN AMBIENTAL ...
Estados U nidos no sólo encarna la culminación de una forma
"osificada de vivir que las relaciones de intercambio mercantil, el
1':Htado capitalista, el capital financiero y comercial, así como el ca-
pital industrial han construido respectivamente en Europa duran-
1.. los últimos mil, quinientos o doscientos años. lB Estados Unidos
""presenta una forma extraordinariamente dispendiosa y opulenta
dI' vivir que en el siglo XVIII y XIX efectivamente comienza a hacer
posible la industrialización del capitalismo creada por los europeos.
I'ero Estados Unidos encarna un "más cualitativo"" dentro de este
proceso histórico, por la forma en que logra que la vida social de las
mercancías y el dinero se convierta en una vida exitosamente cosi·
licada, completamente ciega y automática, no sólo para la vida de
IIIS personas sino también para la vida de millones de productos
1(,cnicos, que no sólo suplantan agresivamente a todas las relacio-
nes sociales sino que adicionalmente aprenden a perpetuarse por sí
mismos, por encima de las capacidades y necesidades de sus propios
productores y consumidores.
(/. El dios petróleo
I)e todos los medios de producción, objetos tecnológicos y saberes
científicos de uso industrial y militar dentro del omnipotente capi-
talismo estadounidense, el que ocupa la posición central, sin lugar a
dudas ~omo punto de apoyo y como palanca, como fuente de ener-
~ía y de desarrollo de todo tipo de máquinas motrices, sustancias
materiales, herramientas y medios de subsistencia-, es el petróleo.
1)1' ahí el hambre extractiva desenfrenada y la euforia que incita
"Hte recurso entre los yanquis conforme se lo extrae en cada vez más
I'l'giones de esa nación, del continente o el planeta, con técnicas cada
VI'Z más agresivas y contraproducentes. La extracción del petróleo
!'entra una revolución técnica sin precedentes que incita una codicia
financiera nunca antes experimentada, una urgencia extractivista
desconocida y una arrogancia técnica que, aunque se parece en algo
11la previamente existente en el sector minero, en realidad es algo
I'Ompletamente nuevo por el modo contagioso con que tiende a abor-
tar los gastos en tecnologias para el contrarresto ambiental de todas
lB Leo Kofler, Contribución a la hiBtoria de la sociedad burguesa, Buenos Aires,
Amorrortu Editores, 1997.
19 Ernst Bloch, "Proceso y estructura", en Las nociones de estructura y génesiB,
Illlenos Aires, Nueva Visión, 1975, pp. 37-65.
35
 ANDRÉS BARREDA MARÍN
las externalidades que propicia. Arrogancia que comenzará a exten-
derse planetariamente desde inicios del siglo xx, no sólo en los diver-
sos territorios extractivos, sino principalmente en todos los nuevos
sectores de la división técnica del trabajo que van proliferando a la
sombra de este enérgico valor de uso.
Desde hace 140 años, fecha en que se inicia el moderno uso del
petróleo como base energética para las lámparas de aceite (1858), el
capital se aplica a explorar, explotar e incrementar cada día las re-
servas petroleras del subsuelo. Aunque es sólo hasta el siglo xx que se
impone el consumo del petróleo para elaborar la gasolina y sustancias
petroquímicas, es propiamente en el periodo de la posguerra cuando
esta industria crece de forma descomunal, junto con la industria del
gas seco y asociado,20 desplazando definitivamente al carbón del cen-
tro del patrón técnico de todas las naciones industriales. A partir del
fin de la segunda guerra mundial la producción global de crudo crece
cinco veces en promedio entre 1950 y 2000. Como resultado de este
proceso los geólogos al servicio de las grandes empresas petroleras
se ven en la necesidad de identificar y contabilizar minuciosamente
las riquezas fósiles, estableciendo algunos puntos básicos:
1. A mediados de los años setenta del siglo xx los geólogos petro-
leros calculan las reservas globales entre 1. 7 Y 2.4 billones (millones
de millones) de barriles de petróleo y gas, de los cuales 1.012 billones
-tomando en cuenta las reservas probadas y probables- era conside-
rados entonces como recursos conocidos y recuperables. Para finales
del siglo xx nuevas estimaciones calculaban estas reservas todavía
como un monto entre 1 y 2.03 billones de barriles, mientras las re-
servas de gas ya se las valoraba aparte, entre 5.1 y 11.4 mil trillones
de pies cúbicos de gas. 21
2.0 Químicamente el gas natural es el mismo hidrocarburo del petróleo, sólo que,
dada la pequeña dimensión de las moléculas, en estado gaseoso. Cuando se encuen-
tra un yacimiento que produce petróleo y gas se lo llama "gas asociado" y cuando el
yacimiento sólo tienen gas se le llama "gas libre".
:H Colin J. Campbell y Jean H. Laherrere (1998: 60-65) estimaban las reservas de
petróleo en un billón de barriles, 85% de los cuales (850,000 millones de barriles) eran
recursos conocidos, por lo que se pensaba en ese entonces que únicamente restaría
por descubrir un 15% adicional (es decir, 150,000 millones de barriles). Craig Bond
Hartfield (1997) estimaba en ese momento que las reservas mundiales ascendían a
1.5 billones, mientras que el optimista John D. Edwards, de la Universidad de Colo-
rado, calculaba las reservas en 2.03 billones de barriles de petróleo, aunque estimaba
que la industria petrolera sólo tenía en realidad una remota probabilidad del 5% de
llegar a explotar ese límite.
36
EL PROBLEMA HISTÓRICO DE LA DESTRUCCIÓN AMBIENTAL ..•
Las reservas mundiales probadas de petróleo (que incluyen ade-
más del crudo a las arenas y esquistos bituminosos y el gas conden-
Mado y natural) son una estimación cuantitativa que se realiza a
partir de información geológica y del grado de desarrollo de la inge-
niería, considerando con certeza que dichos recursos podrán extraer-
He del subsuelo en el futuro. Por lo mismo, esta cifra no es fija sino
que se incrementa cada año conforme avanza la prospección y las di-
versas técnicas de recuperación, pero como también depende de las
riquezas existentes en el subsuelo y de las tasas de consumo anual,
I'n un futuro no muy lejano se supone que comenzarán a disminuir.
Según BP (antes British Petroleum, hoy irónicamente renombra-
da como Beyond Petroleum), en 2005 estas reservas mundiales ya
ascendían a un billón, doscientos millardos y setecientos millones de
harriles (1,200,700,000,000),22 lo que al ritmo del consumo energé-
tico y material de ese año implicaba la existencia de reservas para
consumir petróleo y similares durante unos 40 años más. Cantidad
que no debe de llamar a engaño, pues una verdadera cuenta regre-
siva sólo se podrá comenzar a estimar hasta el momento en que por
ningún camino se logren ya incrementar las reservas probadas.
Adicionalmente, la Wikipedia reseñaba en 2007 nuevas aproxi-
maciones geológicas que estimabEln en 9.949 billones de barriles (o
,,7 trillardos de joules o 57 zettajoules: 57ZJ) las reservas de petró-
leo que durante la prehistoria geológica del subsuelo planetario se
llegaron acumular durante decenas y cientos de millones de años;23
de los cuales, 3.840 billones de barriles se los calcula como reservas
irrecuperables (22 ZJ), y 1.920 billones de barriles se los considera
optimista mente como reservas por descubrir (11 ZJ). De manera que
las reservas seguras, probadas y recuperables de petróleo de ese año
,'ran estimadas en 1.396 billones de barriles (8 ZJ),24 las reservas de
,'squistos bituminosos en 1.920 billones de barriles (11 ZJ), las re-
servas de aceite pesado en 523 millardos de barriles (3 ZJ) y las reser-
vas de arenas bituminosas en 349 millardos de barriles (2 ZJ).25
22 Lo cual contrasta con las reservas probadas de veinte años antes que sólo
ascendían a 770 millardos de barriles.
Z3 Es decir, 57 mil trillones de joules de petróleo, o para no confundirnos:
Ó7,OOO,OOO,OOO,OOO,OOO,OOO,OOO joules, que de forma abreviada se expresan como 57 ZJ.
24 También existen estudios que calculan la existencia de 19.2 mil billones de
barriles (110 ZJ) de reservas probadas y recuperables.
25 Los esquistos son rocas sedimentarias de grano muy fino y de estructura
laminar, resultado de la consolidación bajo fuertes presiones de un terreno arcilloso
I'onstituido por capas poco espesas. Los esquistos bituminosos son capas delgadas o
37
 ANDRÉS BARREDA MARÍN
Lo que concuerda con el análisis anterior, pues muestra a la fase
neoliberal como el periodo de más frenética prospección y extracción
petrolera de toda la historia.
2. La mayor parte de las reservas están concentradas en pocas
regiones del mundo conocidas como provincias petroleras. Son los
lugares en los cuales ocurrió la formación de las cuencas de sedimen-
tación, dentro de las cuales se dio el almacenamiento de petróleo y
gas en yacimientos de variadas dimensiones. De acuerdo a la impor-
tancia cuantitativa de sus reservas se los clasifica como campos y
yacimientos supergigantes, gigantes y no gigantes."
lajillas superpuestas de arcilla, impregnadas de hidrocarburos oxidados. Los aceites
pesados son aquellos que comparados con crudos ligeros no fluyen fácilmente, debido
a su alta viscosidad y densidad. Por lo mismo son aceites que necesitan mezclarse
con disolventes para poder ser transportados en duetos. Por su parte, las arenas
bituminosas son aquellas que están impregnadas de hidrocarburos pesados y que
también han sido oxidados.
26 Una cuenca petrolera es el lugar donde se han sedimentado y acumulado
hidrocarburos, principalmente asfalto, gas natural y petróleo. Como esta sedimen-
tación ocurre en momentos diferentes se distribuye por capas o estratos dispuestos
uno sobre otro, desde el más antiguo al más reciente, a manera de sándwich. De
ahí que una cuenca contenga siempre una diversidad de yacimientos petroleros.
"Los campos petroleros gigantes son los que contienen por lo menos 500 millones
de barriles recuperables. Los campos petroleros supergigantes poseen por lo menos
5 mil millones de barriles de petróleo recuperable. Los campos petroleros gigan-
tes combinados contienen por lo menos 250 millones de barriles de líquidos recupera-
bles de petróleo (petróleo crudo y líquido asociado al gas natural) y por lo menos 500
millones de barriles de hidrocarburos recuperables en líquidos o líquidos equivalentes
(gas natural convertido a 6 mil pies cúbicos por barril)." Los campos que cumplen
este último criterio se consideran como campos de gas gigantes combinados. Bernard
Tissot, "Los campos petroleros gigantes y los recursos mundiales", El petróleo en
México yen el mundo, México, Conacyt, 1980, p. 38. Ver también Richard Nehering,
Campos petroleros gigantes y recursos mundiales de petróleo, México, Conacyt, 1978.
38
EL PROBLEMA HISTÓRICO DE LA DESTRUCCIÓN AMBIENTAL •.•
Para Miguel García Reyes y Gerardo Ronquillo, los yacimientos
de la mayor parte del mundo se ubican en 250 provincias que han
sido exploradas en grado y formas muy diferenciadas." Aunque a
fines de los años setenta, después de ciento treinta años de explota-
ción petrolera, se conocían 22,050 yacimientos, ¡para el año 2004 el
capital neoliberal mundial ya había descubierto y explotado 30,000
yacimientos más de petróleo y gas!" Si bien la principal parte de
estos 50,000 yacimientos estaba concentrada sólo en 175 provincias
donde se realizaron descubrimientos o una explotación significativa.
De éstas, sólo sobresalen 51 provincias donde se han localizado ya-
cimientos gigantes de petróleo y 33 con yacimientos gigantes de gas.
Sin embargo, en realidad son 23 las provincias que verdaderamente
destacan, al concentrar 86% de todo el petróleo mundial descubierto
(866,000 millones de barriles).
La extrema distribución desigual de este recurso se vuelve pa-
tente en la cuenca árabe-iraní, que a fines de los años ochenta del
siglo xx concentraba, por sí sola, 25 de los 33 yacimientos petroleros
supergigantes conocidos y 15 yacimientos supergigantes en poten-
cia, cuando casi ninguna de las demás regiones petroleras privile-
giadas del mundo tiene más de un yacimiento supergigante. 29 Fuera
del Medio Oriente, sólo seis provincias (Perman, Sonda de Campe-
che, Volga-Ural, Siberia Occidental y Sirte) cuentan, cada una de
ellas, con reservas que representan el 5 o el 10% de las riquezas
árabes iranís.
Los 33 yacimientos supergigantes mencionados definen enton-
ces las regiones más estratégicas del mundo por cuanto superan
la mitad de todo el petróleo conocido recuperable (un billón llO mil
millones de barriles de petróleo).30 Regiones a las cuales se suman
~7 Cfr. M. GarcÍa Reyes, y G. Ronquillo Jarillo, Estados Unidos y geopolítica. Las
{'strategias petroleras como un instrumento de reconfiguración geopulítica, México,
Editorial Plaza y Valdés, 2005, p. 67.
28 Arthur Meyerhoff pronostica que se llegarán a conocer entre 70,000 y 80,000
yacimientos.
. 29 Las excepciones actuales son Siberia, que tiene yacimientos enormes de gas,
.'1 México, que sin contar las descomunales reservas de aguas profundas en el Golfo
(calculados en el orden de los 50,000 millones de barriles), tiene los campos de Refor-
ma, Sonda de Campeche, Chicontepec y Ocosingo, catalogados entre supergigantes
.Y gigantes.
~o Jeremey Rifk.in, retomando los estudios clásicos de Richard Nehreing y Arthur
Meyerhoff, consideraba en 2002 que "sólo 40 yacimientos supergigantes contienen
más de la mitad de las reservas de petróleo del mundo. De estos 40 yacimientos
Hupergigantes, 26 se hayan en el Golfo Pérsico. Además, mientras que otros yaci-
39
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 ANDRÉS BARREDA MARÍN
los extensos depósitos de arenas bituminosas (tar sands) de las
cuencas de Alberta en Canadá y Maturín en Venezuela, con más del
10% de todas las arenas bituminosas del mundo, y los depósitos de
gas de la cuenca de Siberia Occidental, que posee un equivalente a125%
de las reservas árabes iranís o 700 trillones de pies cúbicos de gas
natural que representan el 12.5% de todas las reservas mundiales
conocidas de gas.
El actual desarrollo de la prospección todavía puede definir para
el futuro cuatro yacimientos petrolíferos supergigantes en provin-
cias productivas conocidas y posiblemente diez en províncias nue-
vas. Destacan aquí los yacimientos Rub Al Khali en Arabia, así
como los del centro y sur de Irak. Si bien sobresale mucho el reciente
descubrimiento del yacimiento de Tupi en aguas ultraprofundas de
Brasil, hallazgo que se consideraba casi imposible de realizar fuera
del medio oriente y el Golfo de México. 31
En la actualidad se admite, sin embargo, que existen 600 pro-
vincias petroleras en el mundo, lo que significa que hay unas 350
provincias que todavía están por explorar, 70 de las cuales se ubican
en las regiones polares o en cuencas marítimas profundas. 32 10 que
explica la manera cínica y absurda con que el capitalismo mundial
se dispone a sacar provecho de la catástrofe climática del Ártico,
mientras inicia nuevas formas insospechadas de alterar y destruir
los delicados ambientes en aguas ultra profundas del Océano mun-
dial. Hasta donde se sabe, toda esta destrucción por venir dependerá
mientas gigantes, sobre todo los de Estados Unidos y Rusia, han tocado techo y se
hallan en fase descendente, los yacimientos de Oriente Medio todavía están en la
fase ascendente de la curva de campana." Jeremy Rifkin. La economía del hidrógeno.
La creación de la red energética mundial y la redistribución del poder en la tierra,
España, Paidós, 2002, p. 51.
31 El yacimiento de Tupi, en la bahía de Santos, modifica el perfil petrolero del país,
pues el descubrimiento está a la altura de los más importantes del mundo y posiblemente
amplia en 50% las reservas de crudo previas, estimadas en 14,000 millones de barriles.
Estas primeras reservas, que ya han sido estimadas entre 5,000 u 8,000 millones de barri-
les, sólo representan una pequeña parte de una nueva área, a grandes profundidades y en
rocas denominadas pre-sal, que abarca las Cuencas de Espírito Santo, Campos y Santos.
Brasil tiene indicios de una zona a lo largo de 800 km de costa, alrededor de Tupí. De
confirmarse todas estas riquezas, este país tiene el potencial de convertirse en una
gran provincia petrolera mundial
32 Miguel García Reyes y Gerardo Ronquillo (2005) han sistematizado la opinión
de diversos geólogos rusos que consideran la existencia de los mencionados 50,000
yacimientos de petróleo y gas, así como de las 350 nuevas cuencas con perspectivas
de contener nuevos miles de yacimientos de hidrocarburos.
40
EL PROBLEMA HISTÓRICO DE LA DESTRUCCIÓN AMBIENTAL ...
de la prospección en esas 350 provincias nuevas, de las cuales sólo
pn 17 se tendrá la oportunidad de encontrar yacimientos gigantes y
upenas en 13 se tendrán una recuperación de tres mil millones de
barriles o más.
Hasta donde se ha logrado prospectar nuevas provincias, sobre-
Halen 10 en el borde del Océano Ártico, lo que explica por qué Rusia
controla con aprehensividad militar esa región. Si bien existen otras
úreas como Tailandia, África del este, el Mar Rojo, Shetland Occi-
tll'ntal, la plataforma del Labrador, la costa de Noruega y los mares
de China (Kiangsu y Lin Chou) que se están volviendo importantes.
El tiempo dirá si igualan los descubrimientos brasileños.
3. Cada vez resulta más evidente que el consumo de energía está
dando un verdadero salto mortal que está a punto de romper la co-
lumna vertebral del mundo. La Wikipedia, retomando los estudios
de Vaclav Smil,33 sostiene que en 1890 el consumo de combustibles
li"Hiles rondaba el monto de biomasa (leña, etc.) quemada como com-
bustible en los hogares y las industrias, de manera que para 1900
t·l consumo global de energia era de 0.7 TW(1012 watts). En 2004 el
promedio total del consumo mundial anual de energia alcanzaba los
l!í TW (1.5 X 1013 W), u 87. 2 millardos de barriles de petróleo (0.5 ZJ
() 5 x 1020'), lo cual era técnicamente posible pues 86.5% de ese monto
procedía de la quema de combustibles fósiles,34 muy especialmente
de petróleo, que en 2005 ya alcanzaba los 31.4 millardos de barriles
dt' petróleo al año (18 x 10 19J). Lo que quiere decir que de 1900 al
~004 el consumo de energia se había multiplicado poco más de 21
veces.
El periodo neoliberal es sin lugar a dudas la época que más ener-
liía ha despilfarrado en toda la historia de la humanidad. Para
darnos una idea de la enorme velocidad con que ha aumentado el
t:tInsumo de energía durante este periodo téngase en cuenta que si
t'n 1975 ya se había logrado consumir 335,000 millones de barriles
de la reserva total, en 1997 el dispendio mundial de esos recursos
.yu era de 800,000 millones y tan sólo en febrero de 2002, menos de
"inco años después, Jeremy Rifkin reporta datos de Campbell y
Laherrere, quienes hablan del consumo de 875,000 millones.
33 Energy at the Crossroads, MIT Press, 2003.
34 Y aunque exista 10% de incertidumbre en el cálculo de este consumo mundial
dt· energía no todas las economías del mundo registran su consumo de energía con el
mismo rigor y la ex.acta energía contenida en un barril de crudo, y en el caso de una
t ~ melada de carbón varía dependiendo de su calidad.
41
 ANDRÉS BARREDA MARÍN
10 anterior expresa la manera desenfrenada en que crece el
actual consumo capitalista de la energía. Si en 1997 el mercado
mundial demandaba 3,376 millones de toneladas de petróleo bruto
anualmente y 2.3 mil millones de metros cúbicos de gas natural,
para 2007 el capital mundial ya exigía 4,000 millones de toneladas
de petróleo bruto y 2.8 mil millones de metros cúbicos de gas natu-
ral. ¡Lo que en realidad implica el consumo de más de un yacimien-
to supergígante por año! Por ello nos atrevemos a inferir que en el
presente la voracidad del capital mundial ya debe rondar los mil
millones de barriles de petróleo quemados.
El consumo y el despilfarro de energía y materiales de la indus-
tria, las ciudades y el campo capitalistas crecen de forma descomunal,
muy especialmente el consumo energético de las redes intermodales
globales de transporte y sus casi mil millones de vehículos y de la
red electroinformática multimodal de computadoras, teléfonos ce-
lulares, etc., que actualmente articulan al autómata mundial, con-
formando una economía capitalista vorazmente adicta al constante
aumento de la producción y el consumo de las tres energías fósiles:
petróleo, gas y carbón. 35
Este crecimiento en el consumo energético ya no sólo es pro-
piciado por la descomunal hambre energética de Estados Unidos
(en 2006 consumió 20.7 millones de barriles diarios -mdbd- lo que
significa 24% del consumo mundial), de Europa (16.1 mdbd) y de
Japón (5.4 mdbd), sino también por la agresiva demanda de nuevas
economías que tan sólo se limitan a amplificar los patrones de desa-
rrollo capitalista industrial y consumista, tal y como orgullosamente
repiten hoy China, India, Rusia (7.2 mdbd), alentados por Arabia,
Irán, Venezuela, México, Brasil, Bolivia, etc., que increíblemente
apuntalan sin recato de ningún tipo, como productores, esta "haza-
ña" civilizatoria.
Consumo voraz que ni la escalada de precios internacionales .
del crudo y el gas de 2007 (que coloca al barril de petróleo en 100
dólares), ni las adversidades ambientales ocurridas en diversas
regiones del mundo por efecto del calentamiento global logran de-
tener un ápice. La Organización de Países Exportadores de Pe-
35 ¿Alguien habrá realizado alguna vez el cálculo de cuánta energía total hemos
gastado en el mundo durante el siglo xx y XXI, nada más varados en embotellamientos
urbanos y carreteros o en tener la luz encendida de lugares y habitaciones en donde
nadie la necesita? No digamos en el consumo de los comerciales en los televisores,
las radios, las computadoras, etc, O en el consumo de energía para cepillos eléctricos
de dientes, cuchillos eléctricos y otras delicadezas de la civilización del derroche.
42
EL PROBLEMA HISTÓRICO DE LA DESTRUCCIÓN AMBIENTAL ...
I róleo (OPEP) estima que el ascenso en la demanda se mantendrá
firme en los próximos años, pues el declive de la demanda en Eu-
ropa durante los años de la crisis se verá compensada durante
los próximos años por el incremento en el consumo de los países
I'mergentes.
Los procesos de devastación ambiental que genera la industria
petrolera serán cada vez más extendidos y habituales, mientras que
,,1 perfeccionamiento de las técnicas para prospectar, perforar cada
vez más profundo, mantener en funcionamiento los pozos, etc., im-
pondrá el creciente uso irresponsable de instrumentos cada vez más
riesgosos. Al punto en que las pérdidas ambientales se vuelven cada
vez más irreversibles, pues la expansión de las actividades desde
las primeras décadas del siglo llevan a las empresas petroleras a
avanzar hacia zonas cada vez más frágiles como las selvas tropica-
11'8 y los manglares de las Indias Orientales, Sumatra, Venezuela,
Bolivia, etcétera.
Por ello, los originales daguerrotipos que exhiben esos templos
originales de la extracción muestran sin pudor alguno y más bien
,'on orgullo el hacinamiento de cientos y miles de torres petroleras
yanquis que compiten febrilmente entre sí. Al punto que todavía
hoy las grandes empresas trasnacionales y sus voceros reexhiben
constantemente estas fotografías con veneración, por el halo de
magía que se supone todavía despide aquel parto civílizatorio que
,'ntonces estaba sucediendo. 36 Estamos pues frente al más podero-
NO fetichismo tecnocientífico del capitalismo, capaz de impedir a lo
largo de 150 años el más mínimo recuento general de la devastación
Nocioambiental producida en todo el mundo por esta simple actividad
,'xtractiva. Ello sin mencionar las otras externalidades generadas
por el riesgoso traslado masivo del crudo, por su almacenamiento,
HU refinación o su transformación química y su nueva distribución
hajo la figura de combustibles y sustancias, o bien al modo de los
millones de nuevos valores de uso que entretejen a nuestra a actual
.. ivilización material.
·1(; El relato bíblico de esta industria y de todos sus avatares geopolíticos ha sido
d4'votamente narrado y debidamente maquillado por Daniel Yergin, premio Pulitzer
I!I!)2, en el libro titulado TIte Priu ("el premio") y traducido al español como La histo-
ria del petróleo (Vergara, Buenos Aires, 1992). Relato que también tiene una versión
I'llwmatográfica sorprendente, por la cantidad de material rumico de primera mano
n'unido en una larga serie de televisión que lleva el mismo nombre.
43
 ANDRÉS BARREDA MARÍN
b. El sagrado automóvil
Es ampliamente sabido que desde este núcleo energético primario Es·
tados Unidos encabeza una nueva revolución industrial, la cual fue
primordialmente una revolución vehicular, que como ya dijimos se
dispara de forma irreversible entre la primera y la segunda guerras
mundiales. 37 Bajo tales circunstancias, el control de las fuentes de
petróleo en Estados Unidos y en otras regiones del mundo (princi·
palmente en Bakú e Indonesia), así como la capacidad de refinar el
crudo, se convierten en la condición, el instrumento y en los objeti-
vos militares más decisivos, de los cuales depende la superviven-
cia, el triunfo o la derrota militar y económica de los bandos más
poderosos del mundo que pretenden ganar el descomunal conflicto
que generará el control de la hegemonía del mercado mundial du-
rante el siglo xx y XXI. 38 El triunfo militar de Estados Unidos sobre
Japón, y parcial y relativamente sobre Alemania en la segunda gue-
rra mundial,39 deberá ser caracterizado en la ''historia crítica de la
tecnología" como el triunfo final del patrón energético del petróleo
y el gas sobre el patrón técnico del carbón. 40 Pues justo a partir de
1945 el crudo y el gas, por primera vez en más de cien años, ocupan
el núcleo de la matriz energética en los principales países europeos,
tal y como ya venía ocurriendo en Estados Unidos desde muchas
décadas atrás. 4l
Durante el periodo de entreguerras del siglo xx (1918-1939) se
detona un crecimiento exponencial en el consumo mundial de auto-
móviles como resultado ya no sólo de la industria militar, sino
37 Robert S. Lynd & Helen Merell Lynd, Middletown. A 8tudy in Modern Ameri-
can Culture, Florida, Harcourt Braee and Ca" 1957; Marvin Harria, La cultura nor-
teamericana contemporánea. Una visión antropológica, Madrid, Alianza Editorial,
2009; Tom Wolfe, El periodismo canalla.y otros artículos, España, Ediciones B, 2002.
38 La extracción de petróleo no sólo se convierte en el soporte de las nuevas fuerzas
armadas marinas, terrestres y aéreas, sino que también se convierte en el objetivo
geopolítico más importante del control territorial del planeta. La sed imperial de pe-
tróleo de Estados Unidos y de sus competidores propicia entonces que vastas regiones
de América Latina, Asia, Rusia Medio Oriente, Africa y Europa se sumen a este tipo de
explotación y de devastación ambiental en los lugares extractivos_
39 Triunfo que fue cuidadosamente diferido por Estados Unidos entre 1939 y 1943,
esperando que los nazis triunfaran contra la URSS y que oportunistamente se monta-
ran sobre el triunfo militar y también petrolero de la URSS contra los nazis en 1943.
40 Radován Richta, La civilización en la encrucijada: implicaciones sociales y
humanas de la revolución científico técnica, México, Siglo XXI editores, 1971,350 pp.;
ídem, Progreso técnico y democracia, Madrid, Alberto Corazón, 1970, 61 pp.
41 Thelma Liesner, Economic Statistics 1900-1983. United Kingdom, Unites States
of America, France, Germany, Italy, Japan, The Economist Publications, London,
1985; J.R. McNeill, Algo nuevo bajo el soL., op. cit.
44
EL PROBLEMA HISTÓRICO DE LA DESTRUCCIÓN AM:BIENTAL ••.
también -ochenta años antes de la instauración del neoliberalis-
mo- de una promoción deliberada y completamente precoz de la
movilidad masiva por medio autos privados. El desarrollo de esta
nueva era se corresponde con una progresiva contaminación atmos-
férica que se volverá catastrófica en las grandes ciudades industria-
les donde el smog de los autos se combina con los densos humos de
la siderurgia, la generación de electricidad, la industria mecánica y
automotriz, la petroquímica, etc. Esta nueva contaminación reem-
plaza progresivamente a las decimonónicas emisiones del carbón y
la vieja siderurgia. Por ello, aunque el uso del petróleo como com-
bustible es presentado en el inicio de esta fiesta como una solución
ambiental a las asfixiantes ciudades del carbón, la nueva polución,
aparentemente menos lesiva, se mantiene inmisericordemente al
alza en todos lados durante todo el siglo xx. Es cierto que en algu-
nas regiones como Estados Unidos, Europa y Japón esta polución se
logra mitigar sensiblemente en los años sesenta y setenta del siglo
xx, pero ello estuvo parcialmente fincado en el desplazamiento de la
peor parte de las fuentes industriales de contaminación a otras re-
giones más vulnerables del mundo (principalmente en Asia), o bien
en la introducción masiva de peligrosísimas centrales generadoras
de electricidad mediante la energía atómica."
Como un indicador del inmenso auge económico mundial que
ocurre entre 2003 y 2007, la pujante industria automotriz mundial
en este último año produce anualmente 50 millones de autos turísti-
cos y casi 20 millones de vehículos pesados, cuando apenas 10 años
atrás esta industria producía poco menos de 40 millones de vehículos
de pasajeros anuales y 14.5 millones de vehículos pesados. Esta di-
námica productiva significa que en los últimos 10 años la industria
automotriz puso a circular un nuevo parque vehicular superior a
los 650 millones de vehículos, de los cuales tan sólo 552 millones
circulaban por las carreteras de Estados Unidos, Canadá, Europa
Occidental y Japón en 2004. Pero si consideramos los coches, ca-
miones (ligeros, medianos y pesados) y autobuses registrados, así
como la totalidad de los vehículos nuevos y viejos que se desplazan
en la superficie terrestre, en 2008 tuvimos un monto global que re-
12 No sólo son cada vez más vehículos, sino que cada consumidor, en realidad,
~'mplea motores con más cilindros y combustible, mientras que por vehículo se insu-
me una cantidad mayor de minerales metálicos y no metálicos sofisticados, plásticos
~'mpotrados, materiales orgánicos, etcétera.
45
 ANDRÉS BARREDA MARíN
basó ampliamente los 900 millones, que para 2010 había alcanzado
los mil millones" y que durante 2014 seguramente ya es una cifra
mucho mayor. Ello sin tener en cuenta las motocicletas, las bicimo-
tos, los camiones de pasajeros y de carga, los tractores de cadenas y
maquinaria agrícola, los arrastradores de troncos, los bulldozer, las
retroexcavadoras, las carretillas elevadoras y todo el catálogo de cien-
tos de vehículos de cultivo y construcción, palas hidráulicas, diversos
vehículos para extracción minera, los tanques de guerra, etcétera.
La muy alta automatización de la industria automotriz, en com-
binación con la muy barata mano de obra de los trabajadores asiáti-
cos y latinoamericanos, ayudan a que esta gran industria vehicular,
el verdadero corazón de la gran "fábrica mundial", crezca con fuerza
sin igual. Fue por ello que entre 2007 y 2011 China pudo subsanar
la ligera contracción que la crisis de 2008 dejó en la exportación
mundial de automóviles.
De manera que aunque el calentamiento global parezca sugerir
la necesidad de realizar una transformación radical inmediata de
los métodos y técnicas globales de transporte de objetos y personas,
en lo único que piensa la industria automotriz es en realizar el re-
cambio completo de todo el parque vehicular, o a lo más en trans-
formar los motores convencionales por nuevos motores "verdes" más
eficientes y con ello poder incrementar aún más ese parque planeta-
rio si es posible con dos mil millones de nuevos vehículos.
Ciertamente avanza la tendencia a producir automóviles híbri-
dos que consumen gasolina y electricidad (lo que en 2007 hizo que
4~ "The number of vehicles in operation worldwide surpassed the 1 billion-unit mark
in 2010 forthe first time ever. Accorrung tú Ward's research, which looked at govern-
ment-reported registrations and historieal vehicle-population trends, global registra-
tions jumped from 980 rnillion unita in 2009 tn 1.015 billian in 2010. The figures reflect
the approximate number of cars, -light, medium- arrd heavy-duty trucks aud buses
registered worldwide, but that doea not inelude off-road, heavy-duty vehicles. The
3.6% rise in vehicle population was the largest percentage mcrease smee 2000, while
the 35.6 minian year-to·year unit increase was the second-biggest inerease m overall
volume ever" (El número de vehículos en operación en todo el millldo superó la marca de
1 billón-unidad por primera vez en 2010, según la investigación Ward, la cual observó
en los reportes del gobierno tendencias históricas del parque vehicular, el cual aumentó
de 980 millones de unidades en 2009 a 1.015 mil millones en 2010. Las cifras reflejan
el número aproximado de coches, camiones ligeros, medianos y pesados, así como au-
tobuses registrados en todo el mundo, pero eso no incluye los vehículos todo terreno,
resistentes. El aumento de 3.6% de vehículos fue el mayor aumento porcentual desde el
año 2000, mientras que el incremento de 35.6 millones año con año fue el segundo ma·
yor incremento en el volumen general), http://wardsauto.comlar/world_vehicle..POpu
lation_l10815
46
EL PROBLEMA HISTÓRICO DE LA DESTRUCCIÓN AMBIENTAL ...
Toyota, la empresa automotriz líder en el mundo, vendiera 430,000
autos híbridos), a la vez que está en pie la promesa de incrementar a
15 millones la flota mundial de autos movidos con diésel (vehículos
con un rendimiento en millas 30% superior a los movidos por gasoli-
na) para el año 2015, mientras que la industria europea se ha traza-
do la meta de producir autos que disminuyan sus emisiones de CO,.
Pero lo cierto es que aunque Estados Unidos sólo disponía del 27 .6%
de toda la flota mundial de vehículos en 2005, en realidad consumía
14% de toda la gasolina del mundo, lo cual da una idea de la manera
,'n que el parque vehicular yanqui está anclado en el consumo de
petróleo y por ende en el calentamiento global."
La industria automotriz yanqui, en plena era de la crisis cli-
mática mundial irreversible, ha tenido la desfachatez de impulsar
In producción de una nueva generación de vehículos más pesados,
con motores y nuevos servicios absurdamente más despilfarrantes
d" energía, es decir, motores con cada vez más cilindros y servicios
¡,Iectroinformáticos que consumen cada vez menos energía mecáni-
"" realizada por los usuarios del auto y cada vez más energía al-
macenada en el interior de las unidades. Este absurdo se posibilita
porque el consumo de electricidad dentro de los autos depende de
1" cogeneración de electricidad basada en la quema de combusti-
hles que mueve al auto. Pues sólo mediante la introducción de estos
diHpendios la industria automotriz atina a ofrecer nuevos modelos
,,'ractivos dentro de la saturada competencia global.
En acuerdo con este nuevo parque vehicular siempre creciente,
,,, mbién continúa en aumento la construcción de la red mundial de
mrreteras (que también se construye consumiendo asfaltos que pro-
""den de la misma industria del petróleo y una miriada de vehículos
,j" construcción: Caterpillar, John Deere, etc.), siendo a todas luces
~MI" la red de infraestructuras más extensa e intensa de todas las re-
It,," de transportes, comunicaciones y metabolismos que entretejen el
rUllcionamiento del autómata global. Ello sin olvidar que junto a esta
,t"Hcomunal red de carreteras también crecen las redes de movili-
Itlld de los aviones, trenes y barcos, ferrobarcazas, así como todos los
.'"I"mas de la llamada intermodalidad, análogamente basados tam-
tlli'll en el uso de motores que consumen combustibles fósiles como
tn. ~asolinas, las turbosinas, el diésel, el fuel-oil, etcétera. ¡ji. cuán-
11 En 2005 los automóviles y otros medios de transporte consumieron 30% de la
""I'I'~ín mundial (integrada por petróleo, gas, carbón y otras fuentes), 47% del petró-
1IIlIIILullrlial y 81% de la energía destinada específicamente al transporte mundial.
47
 ANDRÉS BARREDA MARÍN
tas unidades totales asciende entonces la suma de todos los medios
=
de transporte creados durante cien años de revolución vehicular?
Asimismo, el aumento de las carreteras y el parque vehicular
también implica la construcción en el mundo de cada vez más esta-
ciones nocivas de gasolina, diésel o gas. Tan sólo en Estados Unidos
existían hace unos seis años 170,000 estaciones de servicio," mien-
tras que en China ocurre un proceso muy agresivo de construcción
de estaciones de servicio o en México se aplican programas públicos
que tienen planeado duplicar la construcción de miles de estaciones
de servicio cada seis años.
c. La pesadilla química
Otro despilfarro ejemplar que aborta las más mínimas precauciones
científicas y técnicas en el siglo XX lo dispara exponencialmente la
producción industrial petroquímica que ocurre durante el periodo
de entreguerras en los laboratorios de investigación alemana y es-
tadounidense. Industrias que, con el paso de las décadas, se vuelven
hábilmente capaces de sintetizar más de una decena de millones
de nuevas sustancias químicas, sustancias para el consumo indus-
trial o doméstico -en su mayor parte procedentes de la petroquí-
mica- para la fabricación de medicamentos, colores, agro químicos,
aceites y lubricantes, pinturas, reactivos siderúrgicos, catalizadores
químicos, aislantes, papel, elastómeros, conservadores de maderas
o alimentos, materiales de limpieza, solventes, explosivos, políme-
ros, plásticos, material fotográfico, saborizantes, conservadores, etc.
Gracias a lo cual las fábricas de este sector colocan anualmente en el
mercado y el medio ambiente cerca de seis millones de sustancias. 46
Miríadas de sustancias que conforme se consumen en cualquier lu-
gar industrial, comercial, doméstico, urbano o rural, no pierden sus
propiedades reactivas y continúan interactuando sinérgicamente
unas sustancias con otras, así como can el medio y dentro de los or-
ganismos vivos y contra sus sistemas inmunológicos; actuando siem-
pre de una forma desconocida, imprevisible, descontrolada y sin un
verdadero proceso de vigilancia.
15 De las cuales 117,000 son operadas por compañías de tiendas de conveniencia,
34,000 por empresas trasnacionales de petróleo y 8,000 por supermercados.
46 American Academic of Allergy, Asthma and Inmunology, Informe sobre
alergias 2003, United States, 2003. Fuente citada en el ensayo de la Q.B.P.
Mercedes Cabañas Cortés, "Disruptores endocrinos, compuestos químicos sirrtétilCoSi"¡
en Revista PACAL MEDLAB, año 5, núm. 3, julio, 2003.
48
EL PROBLEMA HISTÓRICO DE LA DESTRUCCIÓN AMBIENTAL ...
Para Theo Colborn, John Peterson y Dianne Dumanoski, "En-
tre 1940 y 1982, la producción de materiales sintéticos se multipli-
có aproximadamente por 350, y miles de millones de kilogramos de
sustancias químicas artificiales se vertieron en el entorno, exponien-
do a los seres humanos, los animales, las plantas y el sistema plane-
tario a innumerables sustancias a las que nunca habían tenido que
hacer frente."47 E. G. Vallianatos actualiza el panorama cuando se-
I1ala que "desde la segunda guerra mundial hemos vivido dentro de
una explosión de químicos sintéticos: de mil millones de libras en los
años cuarenta del siglo pasado a más de 400 mil millones de libras a
finales de la década de los años ochenta." (... ) "En 1979 había 7,500
manufacturas en Estados Unidos produciendo 47 mil químicos indus-
triales con un total de más de 500 mil millones de libras al año."48
Según Colborn et al., en Estados Unidos la producción de sustan-
cias químicas sintéticas derivadas del petróleo, que representa la
mayor parte de las sustancias químicas sintéticas, rondaba en 1992
los 200,000 millones de kilogramos, "es decir, unos 725 kilogramos
per cápita. Se calcula que la producción mundial [era] unas cua-
tro veces mayor, aunque [en aquel entonces] era imposible conocer
cifras reales."" "Pero incluso esta cantidad -dice Vallianatos- es
apenas una pista para ubicar a los químicos en nuestro siglo sin-
tético. Para 2004 la industria química de Estados Unidos produjo
138 mil millones de libras de siete petroquímicos -etileno, propileno,
IlUtileno, benceno, tolueno, xileno y metano-, de los cuales las com-
pañías producen decenas de miles de productos de consumo. Hoy las
industrias de todo el mundo generan 300 mil millones de libras de
plásticos al añO."50
En la base de esta hazaña químico industrial se encuentra la re-
linada ingenieria de materiales con su sorprendente capacidad para
t.ransformar las variadas cadenas de hidrocarburos básicos que se
t'ncuentran de forma natural en las sustancias de los diversos tipos de
petróleo crudo, de gas y de carbón. Ingeniería que tiene la capacidad
de separar (refinar), fragmentar (craking) y recombinar dichas sus-
IHncias a fin de producir con base en ello una treintena de sustancias
47 'l'heo Colborn, John Peterson Myers y Dianne Dumanoski, Nuestro futuro
I'obado, op. cit.
1~ E. G. Vallianatos y McKay Jenkins, Poison Spring. The Secret History of Po-
Ilution and the EPA, NY-London, Bloomsbury Pr~l:is, 2014.
1~ Theo Colborn, John Peterson Myers y Dianne Dumanoski, op. cit.
.,0 E. G. Vallianatos y McKay Jenkins, Poison Spring. The Secret History al Po·
I/Ii/ion and the EPA, op. cit.
49
 ANDRÉS BARREDA MARÍN
conocidas como petroquímica básica. Para finalmente, con nuevas com-
binaciones, ir elaborando cientos, miles, decenas y cientos de miles
o millones de nuevas sustancias petroquímicas, como las complejas
y peligrosas familias de las sustancias organohalogenadas, comen-
zando por las conocidas organocloradas, que con el paso del tiempo
se convirtieron en organobromadas, organofiuoradas, organofosfora-
das e incluso organometálicas (catalizadores).5l Con lo cual el capital
ha sintetizado millones de sustancias químicas artificiales (sólidas,
líquidas y gaseosas) que la naturaleza, en muchísimos casos, ya no
tiene la capacidad de metabolizar apropiadamente (en términos fí-
sicos, químicos o biológicos), a fin de degradarlas hasta un punto en
que no resulten nocivas.
Dados estos descubrimientos científicos y el desarrollo corres-
pondiente de capacidades técnicas que se aplican sin un verdade-
ro principio de precaución, han surgido y se han sobre acumulado
riesgos incontrolados e incontables relacionados con la producción
y el consumo de productos nocivos tales como los plásticos, los
detergentes, los plaguicidas, los combustibles, etc., resultado de las
miles o decenas de miles de sustancias extraordinariamente peligro-
sas o francamente nocivas como son los Hidrocarburos Aromáticos
Policíclicos (HAPs), los medicamentos irresponsablemente creados y
usados como la talidomida o el dietilestilbestrol (DES), o más pro-
ductos altamente riesgosos como el Estradiol Kepona, los DDTS, los
policlorobifenilos (PCBS), las dioxinas, los furanos, el agente naranja,
el p-nonilfenol (presentes en detergentes y plaguicidas)_ Todas sus-
tancias que entre la década de los años setenta y noventa fueron
mayoritariamente identificadas sin lugar a dudas como peligrosí-
simos Compuestos Orgánicos Persistentes (coPs) y Disruptores Endo-
crinos Químicos (DEQS)_ De estos últimos, en la actualidad ha sido
identificado un amplio espectro que incluye a los antimicrobianos o
biocidas, los productos de higiene femenina, las fragancias, los fil-
tros contra los rayos ultravioletas, la progesterona y otros productos
que los químicos clasifican como alquifenoles, ciclosiloxanos, etano-
~l Un gran salto tecnológico en el diseño petroquímico de los polímeros ocurre
en la segunda mitad del siglo, cuando aparecen dentro la industria petroquímica
estratégicos catalizadores heterogéneos que permitieron fabricar nuevos polímeros
diseñados "a la medida", como resultado del conocimiento y dominio de la arquitectura
de este tipo de catalizadores. A este grupo pertenecen los catalizadores Ziegler-Natta,
pero muy especialmente los catalizadores metalocénicos, que son los que actualmente
dominan el escenario de la industria mundial de los polímeros.
50
EL PROBLEMA HISTÓRICO DE LA DESTRUCCIÓN AMBIENTAL ...
laminas, éteres de glicol, parabenos, ftalatos, bisfenol Ay como ácido
perfluoro-octanoico o PFOA. 52
La discusión científica abierta sobre las consecuencias negativas
que genera esta miriada de sustancias químicas ha sido acallada du-
rante la mayor parte del siglo xx por la poderosa industria del ramo
y las instituciones públicas encargadas de vigilarla (como la Environ-
mental Protection Agency -EPA- y la Food and Drug Administration
-FDA- del gobierno estadounidense); esta mancuerna industria-go-
bierno logra mantener activa y creciendo agresivamente entre las
sombras a dicha industria desde los años veinte hasta fines de los
años ochenta del siglo xx. Es a partir de los años sesenta cuando tími-
damente, pero más enérgicamente durante los años noventa, que nu-
merosos químicos, biólogos, toxicólogos, etc., los cuales se mueven casi
siempre por cuenta propia, así como de forma ética, quienes después
de numerosos escándalos de salud pública logran hablar finalmen-
t.e de modo libre, intercambiar información, discutir y acumular una
cantidad apabullante de evidencias científicas, y con ello sintetizar los
primeros datos que comienzan a iluminar algunas zonas donde ya se
puede comenzar a explicar cómo las sustancias químicas nocivas han
!'stado produciendo daños insospechados y profundos.
Durante los años noventa, Theo Colborn, en su célebre estudio
Nuestro futuro robado, articula un gigantesco rompecabezas sobre
(·1 catastrófico problema que la contaminación química ha producido
con los sistemas hormonales e inmunológicos de la totalidad de los
seres vivos del mundo. Gracias a ello, hoy sabemos que ése es el
caso ejemplar de los doce compuestos orgánicos persistentes (cops),
hoy conocidos como "la docena sucia", integrada por sustancias orga-
Ilohalogenadas altamente nocivas y perdurables como los DDTS, los
¡'cvs, las dioxinas y furanos que derivan de la quema de los plásti-
cos, etc.; pues adicionalmente se trata de sustancias que introducen
"11 el medio problemas inesperados como la bioacumulación dentro
de las cadenas tróficas, lo cual propicia efectos carcinogénicos, an-
t.ihormonales y antiinmunitarios a través de sofisticadas dinámicas
de contaminación de tierras, aguas, vientos, así como mediante los
lIujos de los organismos por la biosfera y las secuencias heredita-
rias de los mismos.
No casualmente las instituciones públicas de los países más de-
sarrollados, que deberían vigilar y regular el empleo de sustancias
~2 QBP Elvia Mercedes Cabañas Cortés, "Disruptores endocrinos, compuestos
IjuÍmicos sintéticos", op. cit.
51
 ANDRÉS BARREDA MARfN
nocivas (como la FDA y la EPA en Estados Unidos), son omisas a fin
de mejor impulsar al poderosísimo y venenoso sector de la industria
química. "Cada año -denuncia conservadoramente Colborn- se m·
troducen mil nuevas sustancias, la mayoría sin una verificación y
revisión adecuadas. En el mejor de los casos, las instalaciones de
verificación existentes en el mundo pueden someter a prueba única-
mente a 500 sustancias al año. En realidad, sólo una pequeña parte
de esta cifra es sometida realmente a prueba."53
Un santo y seña de este capítulo extremadamente oscuro y vis-
coso de la civilización petrolera es el aumento exponencial en la pro-
ducción y el consumo de plásticos, que con el paso del tiempo se
están convirtiendo en un nuevo componente central de los cientos
de millones de automóviles que circulan y se renuevan por el mundo, 54
o bien de incontables valores de uso que terminan en basureros mu-
nicipales e industriales que carcomen a todos los países y a todas las
fuerzas metabólicas del mundo. Si se tiene en cuenta que en 1950
apenas se producía un millón de toneladas de plástico en el mundo
y que veinticinco años después, en 1976, esta cifra sólo alcanzaba
los 50 millones, queda claro que fue durante el periodo neoliberal
~uando las instituciones públicas, las empresas trasnacionales y
los medios se llenaron la boca hablando interminablemente de los
problemas ecológicos- que los productores de plásticos se consolidaron
como una fuerza industrial intocable e imparable que se diversificó
y masificó. Gracias a ello, en setenta años el consumo de materiales
sintéticos pasó de cero a más de 300 millones de toneladas al año.
No casualmente la producción mundial de plásticos superaba en to-
nelaje a la producción bruta de acero mundial desde 1989, y durante
los últimos quince años se sostiene en todos los estudios sobre los
llamados nuevos materiales que los nuevos plásticos son uno de los más
"prometedores" materiales de este tipo para el siglo XXI, junto con
las cerámicas, las nuevas aleaciones y los composites."
53 Theo Culburn et al., Nuestro futuro robado ... , op. cit.
54El empleo de 100 kilos de plástico en un coche moderno en lugar de otros mate-
riales pesados supone un ahorro de combustible de 0.3 a 0.511100 km. Considerando
estos datos los esfuerzos por aligerar relativamente cada vez más los vehículos (porque
en realidad ya vimos que éstos, por otros motivos absurdos, son también cada vez
más pesados) mediante la inclusión de materiales plásticos conduce a un aumento
en la demanda de estos materiales.
55 No hay que descuidar los nuevos productos generados por los centros de la inge-
niería de nuevos materiales y su ejército de productos organoclorados, organobromados
y organofluorados que actúan como retardantes de} fuego, en la miríada de nuevos
52
EL PROBLEMA HISTÓRICO DE LA DESTRUCCIÓN AMBIENTAL ...
El otro núcleo de la petroquímica está en el comercio inter-
nacional de agroquímicos. A partir de 2003, las exportaciones supe-
ran con fuerza toda producción anterior al rebasar la barrera de los
13,000 millones de dólares. Para 2004, el sector alcanzaba ventas
por 16,000 millones de dólares. En realidad, el consumo mundial
promedio de plaguicidas ha aumentado con firmeza desde 1961, al
pasar de 0.49 kg por hectárea a 2 kg por hectárea en 2004, aumento
que, entre otras cosas, se debe a la modernización química de los
campos de China comunista.
La fusión de todos los sectores de punta de las áreas más ren-
tables de la industria química y petroquímica (que alentó la crisis
progresiva de la salud y retroalimentó con ello al sector farmacéuti-
co) ha llevado a que los principales grupos de este sector descubran
la importancia que tiene conjugar sus respectivos saberes, pues ello
les ha permitido comenzar a controlar la totalidad del proceso de
reproducción de la fuerza de trabajo y el proceso general de la pro-
ducción de alimentos, no sólo mediante el control del sistema quími-
co de los conservadores, saborizantes, colorantes, etc., sino también
mediante el control adicional de las semillas agrícolas y los pies
de cría (particularmente a través del monopolio de los organismos
transgénicos). Proceso de control que una vez desatado el pico petro-
lero lleva igualmente a la posibilidad de emprender el control de los
biocombustibles, los servicios ambientales, el control estratégico de
la biomasa e incluso la especulación con gas lutita, como presuntas
soluciones momentáneas al peak oil, así como una supuesta revolu-
ción de la industria química llevada a cabo a través del desarrollo de
los llamados organismos biorreactores.
d. Una matriz civilizatoria siempre
cambiante y progresivamente compleja
Durante el siglo XX los automóviles americanos inducen una nueva
revolución urbana que en realidad se superpone sobre la revolución
urbana previa, ocurrida apenas durante el siglo XIX en Europa,'"
gadgets electroinformáticos, en los nuevos autos, camiones, aviones, así como en los
nuevos bienes industriales y domésticos (muebles, ropa, etc.). Al respecto véase Fred
Aftalion, A History oi the International Chemical Industry, op. cit.
56 Para John R. McNeilllas ciudades del carbón (coketown) se reconfiguran como
las nuevas ciudades del automóvil (mototown). Cfr. J.R. McNeill, Algo nuevo bajo el
sol. .. , op. cit. Para un reflexión mejor tematizada de este cambio en las formas de las
ciudades industriales y sus tecnologías e infraestructuras de metabolismo y movilidad,
53
 ANDRÉS BARREDA MARíN
pues la revolución vehicular de los yanquis implica desde los años
= veinte un crecimiento exponencial de todo tipo de redes globales de
= infraestructuras, no sólo por los nuevos trenes petrolizados que son
más veloces y potentes, sino también por los barcos petrolizados
que doblan en potencia y velocidad a los barcos movidos con carbón,
pero sobre todo por los millones de autos, camiones, tractores y mo-
tocicletas que entreveran los nuevos espacios urbanos y rurales. 57
Vehículos que al diversificarse y multiplicarse con una velocidad
inaudita, gracias a la emergencia de los diversos tipos de vehículos
terrestres, marinos, aviones, portaaviones, submarinos, tanques de
guerra, misiles balísticos y cohetes al espacio exterior, etc., reorgani-
zan el uso del espacio al interior de las fábricas, los espacios extrac-
tivos, las oficinas, las tiendas, la relación de las ciudades entre sí y
con su hinterland rural, así como el uso económico, político y militar
de todos los espacios nacionales y del espacio mundial; pues para la
segunda mitad del siglo xx, las "americanizadas" redes de vehículos
automotores y eléctricos han crecido con tal velocidad que ya arti-
culan a escala continental y transcontinental a las más industriali-
zadas regiones del planeta, sentando las nuevas bases para lo que
a fines del siglo xx será la articulación extraordinaria del mercado
mundial. El boom de todas las nuevas redes de movilidad irá tejien-
do con tenacidad las nuevas redes de redes de una nueva división
técnica del trabajo y del mercado mundial.
cfr. Carme Miralles·Guasch, Ciudad y trasporte, el binomio imperfecto, Barcelona,
Ariel Geografía, 2002. Dicho sea de paso, salta a la vista el modo en que los estudios
de Walter Benjamin sobre la ciudad de París como capital del siglo XIX -aunque son
escritos en pleno boom de la nueva revolución vehicular Oos años veinte y treinta del
siglo xx) alentada por las guerras mundiales en ciudades modelo COIDO Nueva York-
pasan por alto esta determinación fundamental de la vida urbana. Posiblemente por
una repelencia al economicismo, Benjamin lleva a cabo sus estudios urbanos sin
en cuenta a fondo las reflexiones críticas de Marx incluidas en El Capital en torno de
la subsunción a la gran industria de las modernas ciudades de Londres o Manchester.
De ahí que hasta la fecha haya quedado de lado el uso de estas importantes categorías
como la base para el estudio de la subsunción real productiva, reproductiva y consu~
mista del espacio urbano, tomando como punto de partida el desarrollo de las fuerzas
productivas generales (que en esa época encarnan en los estratégicos ferrocarri1es~
barcos de vapor, redes de movilidad e iluminación, sobre la revolución hidrológica de'
París contra el cólera, etcétera).
57 Un innegable "aporte" que los disciplinados nazis hacen a la modernidad ame~'.
rieana durante los años treinta, consiste en el diseño de las primeras sUlpe,·auto¡Jisloaá.
monumentales para el traslado de los "autos del pueblo" y los poderosos camiones
tanques de su relampagueante maquinaria militar.
54
EL PROBLEMA HISTÓRICO DE LA DESTRUCCIÓN AMBIENTAL ...
Pero el crecimiento de las nuevas industrias vehiculares no se
conforma con la desaforada venta urbana y mundial de vehículos.
Conforme las industrias vehiculares sobreacumulan capital, pa-
decen de peligrosas crisis y largos periodos de estancamiento que,
como muestra paradigmáticamente la historia de la firma General
Motors, desde los años treinta se obliga a inventar, expandir y pro- '1
I
fundizar dentro de sus talleres automotrices las nuevas técnicas de
la obsolescencia programada y el marketing, como formas ejempla-
res de manipular "científicamente" desde las oficinas de estas codi-
ciosas empresas a las pulsiones de los consumidores.
Las nuevas ciudades del automóvil se corresponden, por su par-
te, con un crecimiento de la población y un nivel de despilfarro con-
sumista nunca antes visto." De ahí el crecimiento de la producción
agropecuaria que también se apoya en el nuevo consumo mundial
de fertilizantes agrícolas y de pesticidas que ya no son de origen or-
!(ánico como el guano, la harina de pescado, la harina de los huesos
de los 100 millones de búfalos masacrados dentro de Estados Uni-
dos, así como la urea, todos ellos empleados masivamente en el siglo
XIX, sino que la modernidad americana ha trasformado en agroquí-
micos a sustancias procedentes del petróleo. Mientras que la revo-
lución vehicular profundiza una industrialización en gran escala del
trabajo campesino en Estados Unidos, mecanización que interactúa
con el consumo de agroquímicos, promueve los monocultivos, dispa-
ra la mecanización de los sistemas de extracción de agua de riego y
mn ello la sobreexplotación de los acuíferos, así como el empleo de
los pesticidas y los fertilizantes no orgánicos. La revolución verde
así llamada para conjurar las sombras imagínarias de una supues-
la revolución roja en la URSS, en China o en numerosas revoluciones
oacionales en el tercer mundo, que se reclaman revoluciones nacio-
Ilalistas, antiimperialistas o socialistas-59 también le sirve la mesa
iI la producción ganadera, que se intensifica en virtud del consumo
despilfarrador de forrajes, alimentos "enriquecidos" químicamente
58 Robert S. Lynd y Helen Merell Lynd, Middletown. A Study in Modern American
('I~lture, op. cit.,
En esta obra, los autores consignan, desde la antropología social, los
pnmeros estudios serios sobre las nuevas dinámicas de vida cotidiana encarnada por
1m, ciudades americanas.
fi~ En los años sesenta el consumo de agroquímicos alcanza una medida extraor-
tlill~riamente alta como para mostrar los efectos nocivos de este tipo de insumes pero
tJ~LIlén ~ace caso en los años cincuenta y sesenta de las pioneras denuncias de Murray
lIookchm y de Rachel Carson contra la contaminación de aguas, tierras y alimentos
qUE' las sustancias petroquímicas traen aparejadas?
55
 ANDRÉS BARREDA MARíN
y de un cada vez más amplio espectro de medicamentos veterina-
rios. La nueva subsunción de la industria alimentaria bajo el capi-
tal transforma al petróleo, de manera literalmente bíblica, en pan
de caja, pancakes, hot cakes, corn flakes, ríos de lácteos, abundan-
tes huevos y jugosas carnes, neveras, supermercados, tostadoras,
dulces mermeladas, licuadoras, hornos y refrigeradores, etc. Bajo
tal festín energético, en los años cincuenta o sesenta, ¿quién en su
sano juicio va a hacer caso de las audaces advertencias de Murray
Bookchin y Rachel Carson sobre la extraordinaria contaminación de
aguas, tierras y alimentos que ya están trayendo entre nosotros las
milagrosas fórmulas agroquímicas?
De ahí el crecimiento paradigmático de los malls, verdaderos
templos americanos promotores del más alto consumo de autos,
autopartes, llantas, combustibles, lubricantes, plásticos, todo tipo
de electrodomésticos, gadgets, electroinformáticos, vegetales cul-
tivados con agroquímicos, muy especialmente cereales altamente
petrolizados, cárnicos producidos en descomunales megagranjas,
vegetales y animales diseñados transgénicamente para el mejor
control monopólico de la integración vertical y horizontal, soya
transgénica como enriquecedor universal de la industria alimen-
taria alimentos altamente adictivos, fármacos promisorios, miría-
das de productos para el tocador, productos químicos y de boutique
para la "limpieza" y el embellecimiento del auto o el hogar y un in-
finito y petrolizado etcétera. Aunque también estos malls estadou-
nidenses han impuesto un modo de organizar el espacio comercial
con base en un desperdicio energético ejemplar generado por su
refrigeración de las mercancías perecederas, su sobreiluminación
de todo y el consiguiente uso químico de todo tipo de colores y en-
volturas estimulantes para la mejor venta y realización de todas
las formas del desperdicio.
Pero regresando a la industria automotriz (y de suyo a toda la
vasta industria vehicular), hay que señalar que durante el siglo xx
ésta ha sido la principal plataforma para el crecimiento exponencial
de la industria minera extractiva y su transformación siderúrgica
diseñada para apuntalar la demanda masiva de todo tipo de metales
generada por la revolución vehicular y la nueva revolución urba-
na. La simple producción de automóviles (que adicionalmente es el
paradigma del modo en que avanza la sub sunción real del proceso
de trabajo al capital-SRPT/K- y sus procesos de automatización ya
pervertidos) se va convirtiendo progresivamente en una demanda
56
EL PROBLEMA HISTÓRICO DE LA DESTRUCCIÓN AMBIENTAL ...
que termina por abarcar a todos los minerales metálicos de la ta-
bla periódica de los elementos, de varios minerales no metálicos,
así como de cantidades insignes de agua y otras materias primas
orgánicas; lo cual se acompaña de los requerimientos que implica
la desenfrenada producción urbana de edificios, vidrios para venta-
nas de casas y edificios, automóviles y aparadores, asfalto o cemento
para las calles, hierro y cemento para los puentes, canales de agua,
torres de comunicación, drenajes, cobre para el cableado eléctrico y
las tuberías de agua, etcétera.
De ahí la forma en que la febril vida petrolizada de "América"
termina empujando una demanda depredadora de minerales metáli-
cos y no metálicos, dados los niveles de despilfarro y el consiguiente
descuido moderno en los procesos de movilidad y del reciclado. Si
bien Estados Unidos ha tenido la capacidad de delegar la peor par·
te de las actividades extractivas a agresivas empresas anglosajonas
emplazadas en Canadá y Australia. No casualmente en el nuevo si-
glo XXI, cuando ya se ha vuelto evidente en el mundo entero el ago-
tamiento de los yacimientos con un porcentaje alto de minerales, lo
cual ha generado una suerte de "pico minero", es a los canadienses a
los que les ha tocado enfrentar la resistencia social y el desprestigio
que deriva de la aplicación de las nuevas técnicas extractivas de la
minería a cielo abierto, mientras a Estados U nidos le ha tocado la bús-
queda científico técnica de los nuevos metales, las nuevas aleaciones,
el uso masivo y predominante de polímeros, el uso de los llamados
materiales compuestos (composites), la ingeniería de los materiales y
la nanotecnologia.
La masificación de todo tipo de objetos y procesos de vida y con-
sumo ambientalmente nocivos y destructores de la salud de los esta-
dounidenses ha propiciado que década tras década, conforme se ha
ido radicalizando el carácter destructivo de la civilización material
petrolera, ocurra un aumento en todo el espectro de las enfermeda-
des de tipo degenerativo (corazón, cáncer, artritis, asma, enferme-
dades inmunológicas, disrupciones hormonales, SIDA, insuficiencias
renales, mutaciones genéticas, enfermedades raras, etc.), a lo cual
se ha sumado el modo en que el sistema escolar y los medios de co-
municación han condicionado a los consumidores de ese país para
mantenerse firmemente encadenados a la compra de todo tipo de
medicamentos alopático farmacéuticos, orgánicamente producidos
dentro del gran complejo industrial químico y petroquímico esta-
dounidense.
57
 ANDRÉS BARREDA MARÍN
La investigadora Marcia Angell60 ha denunciado cómo en Esta·
dos U nidos, a diferencia de Europa, los precios de los medicamen·
tos no están regulados de ninguna forma en el periodo neoliberal.
y también ha explicado cómo la investigación farmacéutica reali·
zada por universidades estadounidenses y el Instituto Nacional de
Salud, patrocinados por el sector público, ha sido sistemáticamen·
te organizada a favor de las industrias farmacéuticas, principales
hijas dilectas del sector petroquímico estadounidense. Gracias a
ello, Estados Unidos se ha convertido en el principal paraíso inter·
nacional para la obtención de ganancias extraordinarias y fáciles;
año tras año, por más de dos décadas, esa industria ha sido la más
lucrativa en Estados Unidos, y sólo en 2003 dicho ramo ha sido
momentáneamente desplazado del primer lugar, quedando en el
tercer puesto, por detrás del sector minero· petrolero y la banca
comercial.
¿Cómo se llegó a esta situación? De 1960 a 1980, explica Angell,
las ventas de medicamentos bajo receta se mantenían más o menos
estables, pero durante el desarrollo del neoliberalismo, entre 1980 y
2000, se triplicaron. Siendo el periodo del presidente Reagan cuando
descaradamente se facilita el crecimiento exponencial de esta in·
dustria, al establecer el Congreso una serie de leyes destinadas
a acelerar el traslado de la investigación básica financiada con
impuestos a nuevos productos útiles, proceso que se suele llamar
"transferencia tecnológica". En correspondencia con lo anterior, los
estadounidenses gastaban en la década pasada la increíble cantidad
de doscientos mil millones de dólares al año en medicamentos bajo
receta, mientras esa cifra crecía alrededor del 12% anual.
Este sector industrial, aunque no tiene un verdadero origen esta·
dounidense (esto es, orgánicamente petrolero), pues la mitad de las
principales compañías farmacéuticas fueron fundadas en Europa ya
desde el siglo XIX, contaba en el año 2002 con las seis empresas más
importantes, y todas ellas eran estadounidenses (Pfizer, Merck, Jo·
hnson and Johnson, Bristol·Myers Squibb, y Wyeth antes American
Home Products), mientras que las empresas europeas simulaban
haberse americanizado para así gozar de los privilegios salvajes que
60 Marcia Angell, La verdad acerca de la industria farmacéutica. Cómo nos en-
gaña y qué hacer al respecto, Grupo Editorial Norma, Colombia, 2006. M. Angell fue
editora en jefe de The New England Journal of Medicine, es miembro de Harvard
Medical School's Department of Social Medicine. Es considerada una autoridad en
los campos de política pública de salud, ética médica y sistema de seguridad social.
58
EL PROBLEMA HISTÓRICO DE LA DESTRUCCIÓN AMBIENTAL ...
el neoliberalismo les ha concedido en territorio estadounidense. En
virtud de lo anterior, explica Angell, esta industria utiliza su rique·
za y poder para cooptar todas las instituciones que se le crucen en
el camino, lo que incluye el Congreso de Estados Unidos, la Admi·
nistración de Alimentos y Drogas (FDA, por sus siglas en inglés), los
centros médicos académicos y la misma profesión médica. Las como
pañías farmacéuticas cuentan con los grupos de presión más gran·
des de Washington y colaboran generosamente con las campañas
políticas. Por ello, esta industria se ha convertido en una máquina
extraordinaria de venta de todo tipo de drogas de dudosos beneficios.
Por ello, a juicio de Angell, la industria farmacéutica "no es
exactamente un ejemplo de libre empresa estadounidense. [... ] [pues
aunque] es libre de decidir qué drogas va a desarrollar [... ] y puede
fijar precios tan altos como [se] lo permita el comercio, [... ] depende
absolutamente de los derechos de monopolio otorgados por el gobier·
no, tales como patentes y derechos exclusivos de comercialización
aprobados por la Administración de Alimentos y Drogas (FDA, por
sus siglas en inglés). Así pues, la industria no resulta especialmente
innovadora en lo que se refiere a descubrimientos de nuevas drogas,
pero en cuanto a inventar maneras de ampliar sus derechos de mo·
nopolio, es innovadora en extremo (y agresiva)."6!
Como respuesta a la crisis automotriz, energética y química de
los años setenta, el capitalismo estadounidense dio un importante
salto técnico en los años ochenta hacia el diseño de la microelectró·
nica, las nuevas formas de automatización propias del toyotismo, así
como la articulación de las llamadas fábricas y ciudades de servicios
globales. Aunque también hay que tener en cuenta que ocho décadas
después de haber promovido a lo largo del siglo xx un profundo caos
vial en las ciudades mediante la venta de cientos de millones de
autos privados que hoy circulan libre y democráticamente en ellas,
la revolución de las nuevas redes de infraestructuras que aparecen
en todos lados (redes eléctricas, redes de duetos de petróleo, gas y
químicos, redes hidráulicas, redes telefónicas y satelitales, redes
radiofónicas y televisivas, etc.), estimulan por su parte la formula·
ción científica de las nuevas teorías de redes y el caos, para la mejor
administración de semejantes metabolismos, así como las nuevas
técnicas de convergencias en los nuevos sistemas de transporte in·
termodal, ello con el fin de apuntalar el crecimiento de las nuevas
fábricas globales y sus flujos metabólicos "just in time".
" [bid., p. 20.
l'
, '
59
 ANDRÉS BARREDA MARíN
Esta revolución en la convergencia de todas las infraestructu-
ras de red se vuelve a potenciar a fines de los años noventa, por la
nueva convergencia de todas las redes hidrológico urbanas y rurales
con las cada vez más poderosas redes energéticas (de electricidad y
gas), sean eléctricas o de todo tipo de duetos y transportes terrestres
para la movilidad de combustibles y sustancias, etc. Convergencia
que avanza de forma paralela a las convergencias electroinformáti-
cas de los sistemas multimedia (entre las redes de Internet, las redes
telefónicas, las redes televisivas y de radio), y con el proceso de con-
vergencia de los reductos más abstractos de cada ciencia moderna
(bits, átomos, partículas y subpartículas, neuronas, memes, genes,
etc.),"' convergencia que estimula el crecimiento de todas las redes
satelitales o el tendido de miles de redes submarinas hechas de fibra
óptica; pues para el capital mundial, en la actualidad ya no se trata
sólo de garantizar la articulación fluida y simultánea de las fábricas
globales, sino también de articular en tiempo real a todo el proceso de
reproducción técnica y social, que permite mantener aislados y per-
fectamente fragmentados a los trabajadores informatizados·' dentro
de sus cuevas domésticas de alto consumo energético-químico-farma-
céutico o bien dentro de sus veloces y voraces autos privados.
Nuevo paradigma productivo-reproductivo que, unayez más, ha
sido establecido en el mundo entero y sin mayor reparo desde la
gran matriz de despilfarro urbano y petrolizado de Estados Unidos.
e. Las ciudades omnipotentes
Cuando el catastrófico cambio climático más reclama mitigaciones
y moderaciones, el peso estratégico que adquieren las extendidas
redes de la revolución vehicular a fines del siglo xx reconfirma y pro-
fundiza no sólo la revolución informacional y la intermodalidad, pues
ahora aparecen los nocivos tsunamis globales de especulación inmo-
biliaria de fuerte sabor "americano". Al amparo de una decisión de la
Organización de las Naciones Unidas (ONU) en su cumbre Hábitat II
de 1997, todos los estados del mundo alientan oficialmente agresivos
procesos de descampesinización" Y de salvaje especulación inmobi-
62 Al respecto consultar el trabajo de ETC Group, dirigido por Pat Mooney, http://
www.etcgroup.orgf
63 Ángel Luis Lara, Realidades de la ficción. Bioproducción y trabajo cognitivo
en la fábrica televisiva. La escritura de series de televisión en España: cualidades y
condiciones de los trabajos y los trabajadores, Tesis Doctoral, Facultad de Ciencias
Políticas y Sociología, Universidad Complutense de Madrid, Madrid, 2013.
64 II Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Asentamientos Humanos,
Estambul, Turquía, 1996.
60
EL PROBLEMA HISTÓRICO DE LA DESTRUCCIÓN AM:BIENTAL ...
liaria en Estados Unidos, China, Inglaterra, España Irlanda Italia
1;
B~enos Aires, M~xico, Sudáfrica, Bangladesh, etc., que defi~e alg¿
aSI ~omo la verSlOn 4.0 de la cancerigena urbanización petrolizada del
capItalismo del Riglo xx, pero que ahora viene revestida con el glamour
de las llamada~ cmdades globales de la era informática, sus procesos
de gentrificaclOn y los nuevos núcleos urbanos policéntricos. 65
Las nuevas manchas urbanas se expanden ahora de forma mucho
más agresi~a que sus antecesoras, pues se trata del boom planeta-
rIO de las cmdades de millones o decenas de millones de habitantes
que supuestamente ~recen para brindar servicios a los campesino~
a~terIo~me~te margmados, aunque también y sobre todo para defi-
mr terrltorIalmente megacorredores urbano industriales de carácter
contmental y estratégico; o bien, para crear nuevos centros conurba-
dos en los tradicionales slums, o como miles de nuevas microciudades
rurales donde se comenzará a asentar a la población rural que tanto
estorba el avance de las plantaciones, los monocultivos, las mega-
granjas de ammales, la minería a cielo abierto, el gas shale, etcétera.
T~les procesos de urbanización ponen en el centro todo tipo de
agreslOnes ambIentales asociadas a la construcción de nuevas redes
de mfraestructuras (land bridges, carreteras, redes ferroviarias,
duetos de todo tlpo, tendidos eléctricos y de fibra óptica, etc.) o me-
g~proyectos (puertos intermodales, aeropuertos, represas, parques
eohcos, etc.), el emplazamiento de decenas de miles y millones de
megamalls y estaciones de gasolina, la privatización de todos los ser-
vicios públicos urbanos, la sobreutilización del agua o la generación
descomunal de basura, etc. Todo lo cual es entusiastamente acom-
pañado por una nueva versión de automóviles también más nocivos
que los ant~riores, pues al calor de la crisis económica y ambiental
global del SIglo XXI, a la mdustria automotriz y vehicular global se le
ocurre apostar por confortables y dispendiosas camionetas de ocho
o 12 cilindros, así como por tráileres cada vez más potentes de doble
remolque o aviones que a partir de ahora se mueven quemando bio-
combustibles.
A principios del siglo xx apenas 150 millones de personas vivian
en zonas urbanas, cifra que en aquel entonces representaba menos del
10% de la población mundial. En 1950 ya vivian 732 millones en ciu-
65 Jor~ Borja y Manuel Castells, Local y global. La gestión de las ciudades en la
I'ra de la mformación, ~éxico, Taurus, 2002; Saskia Bassen, The Global City. New
York, London, Tokyo, Prmceton New Jersey, Princeton University, 1991.
61
 ANDRÉS BARREDA MAlÚN
dades, yen el mundo existían 86 ciudades con una población superior
a un millón de habitantes. Para 2005, la población urbana del mundo
se había multiplicado por veinte y alcanzaba los 3,180 millones d~ ha-
bitantes, casi la mitad de la población del planeta (49%); tal cantidad
de personas vivia emplazada dentro de las grandes manchas urbanas,
consumiendo todo tipo de energías y productos petrohzados, partIcI-
pando en la generación de innumerables detritus pro?edentes de las
industrias el consumo urbano y sus campos subordinados. Para el
año 2014 ~sta población urbana había rebasado los 3,300 millones
de habitantes (y el 50% mundial), los cuales se concentraban princi-
palmente en 550 ciudades con más de un millón de habitantes y en
26 megaurbes con más de 10 millones, de las cuales 10 cIUdades ya
rebasaban los 20 millones, de las que a su vez dos o tres rebasan ya los
30 millones (Tokio, Yakarta y el Distrito Federal), si bien las urbes
con medio millón de habitantes rondan las mil.
Una vez que el neoliberalismo logró desmantelar las políticas de
desarrollo de los mercados internos y del bienestar social optó por
un crecimiento exponencial de las ciudades como el modo central
de atomizar a la población de todo el mundo, aislar a todos entre
sí y por ahí segregar al 25% o 33% de sus habitantes absolutam~n­
te miserables. Como compensación por la pérdida de socialidad Im-
puesta a los campesinos y obreros, las ciudades contrarresta~on la
previsible angustia de los átomos solitarios con procesos sustitutos
de consumo adictivo a la pseudoinformación y la manipulación de la
televisión, el Internet, el Facebook, el tweet, los gadgets, la movili-
dad urbana de los automóviles, la competencia de las modas, los ali-
mentos adictivos, los malls y las tiendas de conveniencia, la bulimia
y la anorexia, los diversos vicios, las borracheras y los casinos, una
intensa obsolescencia programada, los espectáculos,66 las elecciones,
los derechos humanos atomizados, la manoseada gobernanza, las
balas de goma y los protocolos policíacos de control de multitudes,
etc. Todos ellos objetos de consumo que por múltiples caminos per-
miten atrapar económica, consumista, política, jurídica, policía?a y
culturalmente, con firmeza, a los ciudadanos del mundo sometidos
a la dictadura del capital; atrapar a todos dentro de estas pesadillas
"petrolizadas" de injusticia social y ambiental, en pleno proceso de
66 No casualmente crecen los megaespectáculos deportivos del entretenimiento
mediático global, que son usados para promover la ~n.strucción de i~ae~~ructur~s
que garantizan la globalización de sus procesos metabohcos y la estratificaclOTI salvaje
de la vida de las ciudades.
62
EL PROBLEMA HISTÓRICO DE LA DESTRUCCIÓN AMBIENTAL ...
I
expansión especulativa e incontrolada, como si se tratara de novedo- I
sas realizaciones de anteriores utopías.
Mientras que la exclusión de los margínados es compensada a
ji
su vez con la permanente posibilidad de ingresar en las redes de
la migración, informalidad, la economía criminal y/o las redes com-
plementarias de los cuerpos de seguridad públicos/privados. 67 Mike
Davis (retomando el Population Information Program del otoño de
2002) observa que las ciudades han absorbido cerca de dos tercios
de la explosión demográfica global desde 1950 y en la actualidad es- I
tán creciendo a razón de un millón de bebés y migrantes a la sema- I
na. Sin mayor suspicacia se puede entender que el capital mundial
necesita organizar sus espacios urbanos cada vez más para confinar
a esta población descampesinizada y reiteradamente margínada en
los suburbios enfocados a controlar las relaciones de esta población
considerada "sobrante".
Con las ciudades del siglo XXI el capital reproduce el principal
núcleo del mercado de la descomunal industria automotriz y de la
aviación, y desde ahí la nueva industria minera metálica, energética,
petroquímica, a la industria del plástico y la nueva farmacéutica. Los
vehículos con motor de explosión y sus flexibles redes de infraes-
tructuras de transporte permiten que las superficies urbanas se des-
parramen, se extiendan, se vuelvan policéntricas,68 lo que estimula
como nunca a la industria de la construcción y a las consabidas bur-
bujas inmobiliarias del mundo.
Las ciudades del siglo xx y XXI han crecido monstruosamente
porque son el espacio por excelencia para el consumo dispendio-
so y caótico de bienes y servicios altamente privatizados (energía,
67 Esto también quiere decir que de los 2,290 millones de personas que ya viven
en las ciudades del Hemisferio Sur, 1,490 millones están excluidas de los principales
circuitos de consumo y sólo arriban a las ciudades para estar confinados y controlados
dentro de los llamados barrios miserables (o slums). Masa de población sobrante que
se incrementará de una forma notable en el año 2030 como resultado inevitable de los
acelerados procesos de automatización productiva que florecen dentro la producción
industrial y rural global del capitalismo actual.
68 Tan sólo en China 240 millones de personas ya se han unido a las filas de los
consumidores de automóviles, carreteras, combustibles fósiles, gasolineras, trenes
de alta velocidad, electricidad de origen fósil, alimentos, agroquímicos, plásticos y,
naturalmente, televisores, teléfonos celulares e Internet (debidamente complemen-
~ados con susta~cias organohalogenadas), para reproducir cada día la cultura y los
ldea~es con~umlstas que estos medios transmiten. Cifra de consumidores que, de
contmuar CIegamente la política de modernización neoliberal, muy pronto superará
a la de Estados Unidos.
63
 ANDRÉS BARREDA MARíN
movilidad, información, propaganda). La mecánica de sometimiento
de los consumidores (que crecen) y productores (que decrecen) es
tan intensa que las ciudades son el núcleo dentro del cual mejor
se operan todos los procesos de privatización de los servicios e in-
fraestructuras (agua, seguridad, salud, educación, abasto, movili-
dad, comunicaciones, basura, equipamiento urbano, etc.), casi sin
ningún tipo de resistencia. De ahí el carácter altamente destructivo
y ambientalmente caótico de las mismas. Y aunque no falte quien
señale que muchas de las figuras destructivas ya estaban presentes
en las capitales europeas del siglo XIX salta a la vista la calidad y la
escala de los nuevos consumos frenéticos, así como el modo en que
aparecen el consumo de no valores de uso justo en los no-lugares de
las urbes actuales, así como el gasto y generación de desperdicios
metabólicos que involucra el actual sistema de la subsunción real
del consumo bajo el capital.
La ONU estima que el conjunto de la población urbana mundial'
en 2030 rondará los 5,000 millones y en 2050 los 7,500 millones de
personas (que para ese entonces representará 75% de la población
mundial). Estas prospectivas expresan la voluntad capitalista actual
de superurbanizar el planeta desplazando la mayor cantidad posible
de población rural. En compensación de tales procesos de despojo de
las tierras rurales, el capital ha emprendido una intensa urbaniza-
ción de la vida rural y una industrialización de las actividades agro-
pecuarias. Asimismo, en correspondencia con este proceso de intensa
descampesinización --€n el año 2000 Asia y África concentraban 60
y 62% de la población rural, respectivamente, mientras que en Amé-
rica Latina ya sólo se concentraba 23%-, durante el año 2005 ya
resultaba perfectamente claro que las ciudades del Hemisferio Sur
contaban con 2,290 millones de personas, mientras que las urbes del
Norte parecían estar estabilizándose en torno de los 899 millones.
De manera que tanto la oNU como los diversos estados nacionales es-
peran y promueven institucional y entusiastamente que la explosión
urbana se concentre en diversos países pobres del Hemisferio Sur.
Las ciudades monstruo que el neoliberalismo induce por doquier
proponen en realidad un crecimiento imparable del calentamiento
global, una escasez y una contaminación crecientes del agua potable,
un aumento inusitado de todos los tipos de enfermedades degenerati-
vas o las pandemias de enfermedades inesperadas, la concentración
del poder científico y técnico en manos de cada vez menos y más pode-
rosas empresas trasnacionales, la privatización apabullante de todos
64
EL PROBLEMA HISTÓRICO DE LA DESTRUCCIÓN AMBIENTAL ...
los servici~s públicos, la destrucción de todos los tejidos comunita-
rIos,. el olVldo que ,,?ponen los mercados y sus modas, el desem leo
creCIente y una desIgualdad social oprobiosa. Todos flagelos qU~ de
~na ,:,a?-er~ u otra ha ido cultivando la actual civilización capitalis-
da pe ~o Iza a de .Esta~os Unidos, flagelos que en realidad nos están
eJan o en una sItuaclOn de extrema barbarie tercamente vendida
revendída a punta de bombazos por la potencia hegemónica. y
f. La basura del capitalismo
L a O ' ., para la Cooperación y el Desarrollo Económicos
rgamZa?lOn
(OCDE) calculo que en 2008 el mundo había producido dos mil ill
nes ~ toneladas ~e r~siduos de todo tipo y que, de esa cantid:d, ~~
~It~ nOCse rec,ogIa m era s?metida a tratamiento alguno. Estados
m os, . ,anada, Chma, IndIa, Japón, Corea del Sur y las naciones
/ de la Umon Europea, que se supone son los países '1impios", en rea-
l,¡dad son los prmclpales productores americanizados de basura en
e mundo,. ya que generan entre uno y dos kilogramos y medio d b
sura' .dIana ment e por h a b'Itante. Durante el periodo 1985-2000e las a-
prmCIpales :IUdades de los países desarrollados han incrementado
su generaclOn de basura en un 600 por ciento y se calcula ue
;0:5 ~uintuplicarán suproducción de desperdicios. No casu~lm~~~:
bO aVIa en 2001, en la CIUdad de Nueva York se encontraba el mayor
as."rero del mundo, hasta que en marzo de ese año las protestas
vecmales oblIgaron al gobierno local a clausurarlo por los impactos
que gene~aba en la salud de la población y el medio.
.Juamta Ochoa ha señalado en un estudio reciente que Estados
Umdos es el ~ayor productor de basura en el mundo, pues si bien no
~ace mucho tIempo el ~stadounidense medía generaba menos de un ki-
ogramo de basura al dla, hoy su producción medía per cápita ya ha au-
mentado
d d y hasta a '
ha dosT tres kilogramos por día . "En un ano,
- su aporte
e
U . esec .os so Idos se elevo a casi a una tonelada. Y como en Estados
mdos VIven 324 millones de personas, la nación tiene una montañ
de desperdICIOs ~erca de 360 millones de toneladas por año-- q a
t . Ide una recolección y eliminación segura . Los des per d"ICIOS
qUIeren ue son
re-
ma erI~ es que ya no se pueden usar en los hogares comercios indus
tnas m en nmgún otro sitio."' Actualmente su prin~ipal probl~ma so~
los desechos radíactIvos que genera."70
mJ Wikipedia, "Basura" [en línea]
iD "Estados Unidos· lanzan cam~a - b ..
ca¡lle" [en línea], 12 ma~o de 2006 [con~~l:~d~ee~~~;c~le~~~t:p~ltJwITar bast~r~ e~ la
11 Ipage/34961 ' . ww.no lelas.ue.
65

ANDRÉS BARREDA MARÍN
Estados Unidos con 324 millones de habitantes, sólo recicla el
30% de su basura a~ual. Como parte de ello, esta nación arrojaba en
200°5 dos millones de toneladas de basura electrónica y sólo reciclaba
alrededor de 380 000 toneladas. En este mismo año tiraba a la bao
sura dos millone~ de toneladas de botellas plásticas. Por su parte, la
EPA nos explica que los estadounidenses consumen alrede?or d~ 380
millones de bolsas plásticas al año, con una tasa de recIclamIento
del 5 por ciento. . Así, los nuevos países industrializados del Sur como India, China,
Como los países industrializados del Norte producen sm parar
cada vez más basura, aprovechan legal o ilegalmente la pobreza e
indefensión de las naciones del Sur para llevar una buena part~ de
su pesadilla hasta ellos. Está bien documentado que durante deca·
das los países europeos han exportado sus desechos nucle~res, ~us
residuos industriales altamente tóxicos y sus reSIduos hospItalarIOs
a varios países de África, mientras que los estadounidense los ha?
enviado a América Latina y Asia. Este me~cado mundIal clandestI'
no de basura es desde hace tiempo lucratIvamente gestIonado por
crecientes mafias criminales (como los emprendedores Yacuza, de
Japón), que fuera de cualquier control mantie~en alianz,as t,;,culen.
tas con los miembros más importantes de la clase p~htIca d~ Es·
tados Unidos, China, México, Europa o cualqUIer reglOn estrategIca
71
requerida para el emplazamiento de tales basuras.
71 "Otra fuente de basura oceánica se detectó en ,las ,costas italian~s, en el Mar
Mediterráneo, e inclusive en Sornaba, donde la mafia Italiana de Calabna, la N~~an­
gheta, ha descargado en los años 90 del siglo xx toneladas ~~ ,desechos altament~ to:acos
procedentes de la producción industrial bajo la supervlslon y el man~o de distmtas
personalidades políticas italianas. Estos barcos ,de ,:e~eno como soha~ llama!,los,
contenían lodos, sustancias radioactivas YsustanCIas t~xlcas d~ las zonas mdust~ales
de Europa. Los barcos se hundían en Kenia o en Som~l~a y segu~ Frances~o Fontl, un
. b de la mafia ahora colaborador de la justICIa del gobIerno Itahano, en ese '.
ex mIeffi r o , , "E t' t
mismo mar hay todavía sin descubrir por lo menos 30 barcos ID?S.. n un~ en reVlS a
exclusiva concedida por Francesco Fonti a la revista 8emanalltalia,n~ L 'Espres~o, el
16 de septiembre de 2009, narra los detalles del tráfico de desechos tOXICaS ~rga~l~a~o
por la mafia de Calabria. "Puedo afirmar que este ti'?o de actividades (el.~rafico ihc: to
de desechos tóxicos) .era parte importante del negocIO ma~os~ en la reglOn, Este t.IpO
de tráfico es un trabajo organizado por las empresas multlllacIonales y por los gobIer-
nos nosotros fuimos el brazo operativo, nada más [.,,] é~amos contactados a través
de ~iembros de los servicios secretos italianos que trabaJaban para los go?ernantes '
de ese entonces" ("Italia. Los barcos envenenados", .en Proceso~ ,13 de novl~mbre de
2009). "Este tipo de tráfico ilícito de basura es practIcado tambIen ~?r las difer:ntes
mafias del mundo. Se conjetura que la mafia japonesa Yakuza tambIen ha depOSItado
basura radioactiva en las fallas de subducción en el Océano Pacífico y que el mercad?,
negro de la basura es el negocio más redituable para las f!1afias de to~o el pl.aneta,
Juanita del Pilar Ochoa ehi, Los tiraderos de basuray sus lmpactos socwamblentales
en la población circunvecina. El caso del tiradero de Milpillas, Tetlama, en el estada
66
EL PROBLEMA HISTÓRICO DE LA DESTRUCCIÓN AMBIENTAL•..
En el fondo se trata de las mismas dinámicas que siempre se
han observado en todo el planeta a nivel regional, donde las grandes
y prósperas ciudades y sobre todo las clases más poderosas arrojan
sus desechos sin conmiseración, desde hace dos siglos, en los entor·
nos campesinos, los barrios pobres o las regiones racialmente discri·
minadas, lo cual muestra que la lógica territorial de distribución de
la basura siempre sigIle una lógica de clase e injusticia ambiental.
Sudáfrica, Nigeria, Argentina o México, al segIlir al pie de la letra el
gIlion de despilfarro escrito hace cien años por los estadounidenses,
han incrementado dramáticamente por sí mismos sus desperdicios y
la consigIliente generación de todo tipo de basuras. Desde mediados
de la década pasada China sobrepasaba a Estados Unidos como el
principal productor de basura municipal,72 a lo cual se suma que duo
rante el periodo neoliberal se ha convertido en el principal receptor
de basura electrónica en el mundo. Por lo mismo, se espera que para
2030 generará 500 millones de toneladas anuales. Como sólo puede
absorber 60% de la basura que genera, este país asiático ya padece
una severa crisis sanitaria.
Actualmente, entre 30 y 40% de la basura tiene como materia
prima al petróleo; la cantidad y composición química artificial de los
desechos ha provocado que las nuevas sustancias artificiales sean
altamente lesivas para la reproducción de la vida en su conjunto,
contaminando la tierra, el agua, el aire, el subsuelo y la estratosfera,
provocando la destrucción de los recursos naturales, la deformación
genética y la muerte de millones de seres vivos.
Durante dos siglos de desarrollo capitalista se ha considerado
que el planeta Tierra era extraordinariamente amplio y suficiente·
mente poderoso como para poder arrojar en él las crecientes masas
de basuras urbanas e industriales en todos los rincones en los cuales
las complejas fuerzas de la tierra y el sol, los gases de la atmósfera y
todas las aguas dulces y las saladas, así como las fuerzas mecánicas
de Morelos, Tesis de Doctorado, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNAM,
México, D.F., mayo, 2014.
j2 "Con 17 millones de habitantes la ciudad de Boijing genera 18 mil toneladas
diarias (aproximadamente 1.1 kg per cápita). Como sólo tiene capacidad para absorber
(}Q% de la basura que genera y como se calcula que la cantidad de basura aumenta a
un ritmo similar al de la economía (8% anual), esta ciudad padece actualmente una
~evera crisis sanitaria". Andrés Barreda Marín y J uanita Ochoa Chi, "La crisis de
la basura", en El Tlacuache, núm. 417, Suplemento Cultural de La Jornada Marelas,
Centro INAH Morelos, 23 de mayo de 2010.
67

ANDRÉS BARREDA MARÍN
de los mares actuarían y se encargarían de digerir los desperdicios
para reconvertirlos continuamente en naturaleza nuevamente ori-
ginal. Pero lo cierto es que la enorme medida de las ciudades, las
industrias, las guerras y los dispositivos técnicos, pero sobre. todo
las cualidades tóxicas extraordinarias que desde la posguerra tienen
los diversos desperdicios industriales, militares y consumistas han
terminado por rebasar a la fuerza natural metabólica del planeta.
No casualmente los peores basureros del mundo ya no se encuen-
tran en tierra firme sino flotando a unos 10 metros por debajo de la
superficie del mar, en cinco grandes zonas del océano mundial. U na
masa de basuras arrastradas hasta los mares está integrada por
más de 100 millones de 'toneladas de desechos plásticos que viajan
decenas de miles de kilómetros arrastrados por las corrientes ma-
rítimas del Océano Pacífico Norte, en una extensión dos veces más
grande que el territorio de Estados Unidos. Ni la acción de las co-
rrientes marinas, la sal y el calcinante sol logran romper y dIsolver
por completo estos plásticos, propiciando que la peor nata de dese-
chos se haya concentrado en diversos vórtices (vortex) en todos los
grandes océanos del mundo, siendo el primero y más grande de to-
dos el que se ubica al noreste de las islas Hawái.
Más allá de tierras y mares, la industria espacial, también de ma-
triz estadounidense, ha generado un cinturón de por lo menos 10,000
objetos chatarra que se incrementan con el tiempo y viajan en di-
versos planos orbitales a más de 20,000 kilómetros por hora, ame-
nazando con hacer colapsar la red mundial de satélites y a la misma
Estación Espacial Internacional.
En un informe de 2006, el Instituto Nacional de Ciencias de
Salud Ambiental de Estados Unidos indica que en los lixiviados
provenientes de los modernos basureros municipales se han encon-
trado altos niveles de metales pesados como plomo, cadmio, arsé-
nico y níquel, minerales que provocan enfermedades sanguíneas
y de los huesos, así como daños en el hígado y las neuronas. Los ga-
ses que emanan de los basureros contaminan el aire que todos res-
piramos, dos de sus principales compuestos -el metano y el dióxido
de carbono- generan una cuarta parte de todas las emisiones de
metano en Estados Unidos y alrededor de 13.4% de todos los gases
de efecto invernadero que contribuyen al calentamiento globaL
Este biogás --el metano- contiene asimismo más de 100 gases tra-
za que aunque son cuantitativamente muy escasos le dan el olor
putrefacto a la basura, pero sobre todo los Compuestos Orgánicos
68
EL PROBLEMA HISTÓRICO DE LA DESTRUCCIÓN AMBIENTAL ...
Volátiles como el benceno y los c1orobencenos, el tetracloroetile-
no, el tflc1oroehleno, el xileno, el cloruro de vinilo y tolueno, que
son ~ustancIas causantes de cáncer, leucemia s, daños neuronales y
hepatlcos.
La quema de los plásticos, ya sea en un pequeño tiradero o en
un "moderno" incinerador, genera sustancias sumamente peligrosas
p.ara la salud humana y el medio ambiente. Estas sustancias cono-
c~das como dioxinas y furanos, al entrar en contacto con los seres
VI,"OS los mtoxlCa.n y pueden alterarlos hormonal, inmunológica y ge-
nehcamente. EXIsten eVIdenCIas que sugieren que estas sustancias
afectan los órganos sexuales de los hombres y mujeres, provocan-
do u~a menor producción de las gónadas sexuales, además de estar
asociadas a la presencia de malformaciones orgánicas y sexuales
prob~,,-mas en el desarrollo de los fetos, problemas de aprendizaje e~
los mnos yen general el deterioro del sistema inmunológico de todos
los mamíferos.
Esto es lo que ocurre con muchos de los plásticos que se queman,
pero ~0n.'0 acabamos de ver en el apartado anterior la industria pe-
troqmmlca ha desarrollado materiales cada vez más resistentes al
fuego y a la biodegradación, ocasionando que su existencia como de-
secho se prolongue cada vez más y genere problemas de salud cada
vez más inesperados. Por ello, la naturaleza artificial y tóxica de las
n.uevas mercancías está llevándonos a una situación que pone en
nesgo a todas las formas de vida en el planeta.
La creciente crisis mundial de la basura es, por lo mismo, un
apestoso y letal espejO en donde puede mirarse reflejada la suciedad
del actual proceso mundial de producción, consumo, acumulación de
capItal y des~rrollo económico, así como las políticas públicas de la
SOCIedad neohberal. El mundo entero está preso en esta crisis dada
la magnitud alcanzada por los desechos, su alta toxicidad, los daños
que provo~an en la naturaleza y salud humana, la irracionalidad ad-
mImstratIva con la que se maneja la basura y por la lógica perversa
con que s~ Intenta dar "solución" a su desaparición metafísica o a su
confin~mlento. Pues a pesar de los problemas económicos y sociales
mundIales que se escalan y convergen con otros problemas ambien-
tale~ ~Io~ales, ningún poder económico o político quiere cuestionar
la dmamICa de con~umo neo liberal, particularmente las empresas
prIvadas cuyo mteres es exacerbarlo aún más.
C~mo en los estados neoliberales la decadencia tecnológica el
despoJo, la corrupción y el crimen penetran en la economía y la ~o-
69
 ANDRÉS BARREDA MARÍN

lítica de forma cada vez mas , mtIma,

" a lmIsmo
' tiempo.. en quebasura
de la la di- SEGUNDA PARTE
1 .d "' de desperdicios no cesa de crecer, la cnSlS
y~~oa~~~~ es algo estructural, sino estratégico. ?e ~aner: juee~~s
desechos se han convertido no sólo en m~~canclas c ave ~.~ e~ CRISIS INTEGRAL, TRANSICIONES
ía le al criminal, pues ahora tamblen se han conve. ~ o INCIERTAS Y OBSTÁCULOS A LA REFORMA
nom
inesperadas g Y armas geopol"fcas
1 1
en manos de poderes .
mumclpales,s
estatales nacionales o internacionales. Los gobIernos y .~m~resaa DEL PATRÓN TÉCNICO DOMINANTE
consider;n a la basura ya no sólo como la gran oportum a par_ MAPA DE LA CONFUSIÓN Y DE ALGUNAS LUCHAS .1
hacer gigantescos negocios, privatizando y especulanto con ~os ser_ POPULARES EN UN TIEMPO DE CAPRICHOS HISTÓRICOS 1I
vicios sanitarios o la remediación ambiental. Los mo ernos asure
ros a cielo abierto, terrestres, marinos y espaCIalesflcrec~ndent~~~~~ 1. UN PROBLEMA NODAL DEL MOMENTO ACTUAL
I
como el espejo esférico aumentado, en donde se re eJa o .o e
sumismo de la sociedad estadounidense, su pO,tenclR mt~xICtante.?e Como nunca antes, el mercado mundial se ha impregIlado de un dra-
. .. . bl fl .a tamblen en la pnva lzaClOn matismo muy difícil de descifrar, por el carácter extremadamente
dimenSIOnes lmmagIna es, Y se re .eJ 1 t de lo que hoy se ha
de los basureros como el ejemplo mas e ocuen e complejo de contradicciones y subordinaciones operantes dentro de su
dado por llamar economía verde. .. 1 mani- contenído histórico. Aunque el caos, la incertidumbre económica, polí-
En los tiempos actuales la crisis de la basura tamblen ~e a l" f . tica, ambiental, militar y cultural o la confusión general sobre la na-
lizar servicios estrangIüar a los enemIgos po 1 1- turaleza de nuestro tiempo (y la proliferación de todo tipo de políticas
pula para m onopo elto este problema a fin de derrumbarles política ' oportunistas) no representan novedad, son tan altas en verdad que
cos que no h an resu d 1 d' I

electoralmente para inestabilizar gobiernos o ven er a os me lOS se han convertido en los cuatro signos más importantes del presente. 1

yde comumcaClOn
. " , '1a . magen de l administracIOnes
, . eficIentes, t por 'fi lo Mientras el caos deriva del tipo de crisis extraordinaria que
.. de la basura se ha integrado orgamca y catas 1\
que 1acnSlS , 1 fro ca-
sy viven el capital mundial y la civílización material de la moderni-
t 'lo con el crecimiento de las economlas especu a lva . dad, que intentan desahogar un cúmulo inmanejable de desajustes, II
. .e no
men 1e ssode la actualidad, sino tam b'len, con 1as ,ngantescas cnSlS injusticias, irracionalidades y automistificaciones, otra buena parte
cnmma . b'
1 iglo y l.
ambientales y económicas que hoy caractenzan a nduevo s : de la incertidumbre y de la confusión reinantes derivan de la coli-
. un p oca Estados Unidos está en el centro e es t a nOCIva
para varIar !
sión histórica creciente entre, por una parte, la necesidad burgIle-
pesadilla terminal. sa de reformar el capitalismo hacia formas menos inestables y más
dinámicas técnica, comercial y financieramente, menos conflictivas
demográficamente y menos insustentables ambientalmente (impul-
sos y tentativas reformistas que pretenden construir nuevas "formas
de movímiento" más duraderas); y, por otra parte, otros impulsos
burgIleses con los que chocan históricamente y que son francamente
decadentes por la manera en que intentan mantener en pie adiccio-
nes extremadamente víolentas e históricamente adquiridas para ob-
tener todo tipo de ganancias extraordinarias y para neutralizar todo
tipo de contradicciones demográficas, tecnocientíficas y ambientales,
y con ello intentar abortar su crisis civílizatoria con todo tipo de
métodos de acumulación salvaje: despojo, superexplotación laboral
y franca esclavítud, víolencia de género extrema, corrupción y priví-
legios, cinismo e impunidad, crimen organizado, terrorismo, neona-

70 71

br

ANDRÉS BARREDA MARÍN
zismo y franco genocidio; formas sacrificiales mayores, ya ensayadas
durante las dos guerras mundiales del siglo xx, la guerra fría, las
grandes guerras neocoloniales de la posguerra y las últimas guerras de
despojo de recursos estratégicos del neoliberalismo.
Choque complejamente entreverado con otra colisión histórica
más profunda, que aunque débil, imprevistamente crece. Choque
entonces entre diversos promotores ciegos (decadentes o reforma-
dores) del capitalismo y nuevos detractores reales del mismo, que
progresivamente se manifiestan y definen como un viejo o un nuevo
conjunto de sujetos históricos; como diversos grupos de descontentos
que crecen en variedad, escala y firmeza -por la rec.up~raci?n. de
su conciencia y memoria históricas en torno de su pOSICIon ob]etlVa
dentro de la sociedad: no sólo como una conciencia laboral y política
de clase social, sino también como una conciencia de género, étni-
ca o racial, de generación, una conciencia de la ubicación espacial en
que se vive y actúa, una conciencia radicalmente democrática y au-
togestiva, etc. Gracias a lo cual diversas subjetividades históricas
descubren su condición presente como condenadas a la opresión, la
explotación, la esclavitud, el abuso, la falta estructural de acceso
a la justicia, la marginación, el despojo, el exterminio, la discrimi-
nación colonial, etc.; lo que abre la posibilidad de reconstrUlrse co-
lectivamente como actores potencial o francamente radicales en un
sentido anticapitalista.
La valoración en torno a la preponderancia actual del primer cho-
que (entre reformistas neokeynesianos Yconservadores neoliberales)
sobre el segundo (entre capitalistas y anticapitalistas) no responde a .
ninguna preferencia política personal sino más bien a un fenómeno
histórico que deriva de la gravedad irreversible de las devastaclOnes
socioambientales ejercidas por el neoliberalismo en el planeta, al
modo profundo con que el capitalismo del siglo xx y sobre todo el neo- .
liberalismo de los últimos 30 años masificó la injusticia, derrotó la
resistencia social, atomizó privatizadamente a la población, desen-
contró y pulverizó a todas y a cada una de las formas organizativas
y los vínculos solidarios entre todos los sectores oprimidos; para a
partir de ahí destruir la calidad de la vida, los valores cualitativo~,
los imaginarios, las narrativas utópicas y sobre todo la conCIenCIa
histórica crítica de más largo plazo.
El carácter extremadamente confuso del momento actual tam-
bién deriva de la manera reiterada en que los movimientos autén-
ticamente anticapitalistas y los movimientos antineoliberales pero
72
CRISIS INTEGRAL, TRANSICIONES INCIERTAS ...
no anticapitalistas necesitan aliarse coyuntural mente para intentar
detener los peores procesos de exterminio económico, político, jurídi-
co, ambiental y militar que promueven y aplican las fracciones más
duras y decadentes del capital. Pues al momento en que ocurren
dichas alianzas no sólo chocan ideologías, sino que también se crean
eclécticamente nuevas representaciones donde se entrecruzan inte-
reses de clase y narrativas que a veces enriquecen los análisis pero
al mismo tiempo mistifican la captación de los procesos históricos.
2. PARA UN PERFIL COYUNTURAL DE UNA NUEVA FUERZA
REFORMISTA GLOBAL (MÁs CML BURGUESA QUE CIVIL
ANTICAPITALISTA)
La crisis y el estancamiento económico mundial han ido acumulan-
do progresivamente importantes autocríticas reformistas burguesas
al neoliberalismo, que conforme pasa el tiempo resultan cada vez
más agudas y profundas. Sea postulando diversas reformas técni-
cas, financieras, comerciales, monetarias, sociales, políticas, jurí-
dicas, geopolíticas, militares, ambientales o culturales que suman
sus argumentos más significativos (reproductivos, democráticos, so-
cialdemócratas o "socialistas" a la manera occidental, ecologistas
geopolíticos, etc.) a favor de una cierta reforma del sistema, que e~
algunos casos extremos llega incluso a formular reclamos en contra
del actual proceso de globalización y su actual patrón tecnocientí-
fico. Estas críticas las valoramos como reformistas porque se trata
casi siempre de propuestas abiertas de salvación del capitalismo,
que buscan acotar con urgencia los peores excesos administrativos
económicos, técnicos, depredatorios y salvajemente polarizantes d~
la vida social, para intentar salir fuera de la era del neoliberalismo y
en algunos casos más radicales fuera de la era del petróleo.
Dentro de este clima crítico de cambios históricos no faltan las
posturas naif de quienes creen que al transitar hacia novedades
pertinentes como la energia solar, automáticamente equivale a la
construcción de una sociedad no capitalista. Ingenuidades semejan-
tes no sólo no desentrañan el origen, desarrollo y sentido histórico
que han tenido las principales opciones energéticas de la revolución
industrial, pero sobre todo no se detienen a pensar en el sentido y la
función histórica que han tenido en la historia humana las formas
Hociales ligadas a la propiedad privada, la relación entre el trabajo
asalariado y el capital, o bien la subsunción real del trabajo y la
73
 ANDRÉS BARREDA MARÍN
subsunción real del consumo, entre otros temas. Como consecuencia
de lo cual, quienes así hablan en el fondo no les interesa descifrar
críticamente cuál ha sido el oscuro camino histórico específico que
ha recorrido la mundialización del capitalismo y de la modernidad
durante los últimos 150 años; ni dónde es exactamente el lugar y el
momento histórico específicos en que nos encontramos ahora.
Razón por la cual mucha de la presente rebeldia autonombrada
como anticapitalista, aunque capte bien la naturaleza catastrófica
del presente y las más diversas urgencias que reclama el momen-
to actual, todavía distan de asumir históricamente las dificultades
profundas que verdaderamente entraña la lucha en contra del ca-
pitalismo y en contra de la modernidad. Lo cual vuelve probable
que con el paso del tiempo algunos de los movímientos que enér-
gica y vitalmente hoy declaran ser anticapitalistas radicales, en el
transcurso se impacienten, desesperen, se cansen y/o desistan de
las enormes dificultades no sólo políticas sino culturales y civíliza-
torias que implica mantener esa larga ruta y terminen más bien
empujando pragmáticamente modalidades de reformas que salgan
al paso de los peores y más letales patrones sociales y técnicos de
la vigente acumulación neoliberal del capital. Aunque ciertamente,
con el vertiginoso avance de la crisis climática y ambiental globales
nadie en su sano juicio podría predecir la forma en que el caos y la
desesperación se habrán de imponer dentro de los futuros escenarios
coyunturales.
Mientras tanto identificamos a continuación el heterogéneo y
contradictorio mosaico de todo tipo de fuerzas políticas, económicas,
civiles y estatales, así como de personajes que se han ido involucrando
en este profundo drama históríco de posible reforma del capitalismo.
Por lo mismo, a ninguno de los sujetos mencionados a continuación
los consideramos como indivíduos fuera de su tiempo. Todos han sido
tenidos en cuenta como "personificaciones" o expresiones paradigmá.
ticas de complejos procesos colectivos e históricos que van más allá
de lo que regularmente la prensa y demás medios de comunicación
suelen poner ante nuestra percepción y nuestros juicios.
Un rasgo sobresaliente de nuestro tiempo es el panorama de re-
formas políticas, económicas, etc., que actualmente son reclamadas
por conocidos economistas (sin duda alguna burgueses convenci-
dos, heterodoxos, exfuncionarios de altas instituciones financieras
o políticas, etc.) como Amartya Sen, Joseph Stiglitz, Paul Krugman,
Dani Rodrik, Steve Keen, Thomas Piketty, Jürgen Kocka, Carlota
74
CRISIS INTEGRAL, TRANSICIONES INCIERTAS ...
Pérez, etc. O bien, ese otro grupo emergente de lúcidos economis-
tas con posturas mucho más democráticas o incluso comprometidos
directamente con grandes movímientos sociales del momento, caso
ejemplar de Yanis Varoufakis, Vicen¡: Navarro, Frédéric Lardon,
Tim Jackson (cfr. positivemoney.org), etc.; también economistas de
izquierda bien conocidos como Anwar Shaikh, Giovanni Arrighi etc.
El grupo AITAC (Asociación para la Tasación de las Transacciones
Financieras para la Ayuda de los Ciudadanos) ha propuesto por su
parte la conocida tasa Tobin, que empuja para que otros grupos pos-
tulen la tasa Spahn, que sofistica la misma intención reformadora
de regular al capital financiero. Paul Volcker (expresidente de la
Reserva Federal durante los mandatos de Jimmy Carter y Ronald
Reagan) aconsejó notablemente a Obama, pero sin éxito, permitir
que la crisis de 2008 sirvíera para despedir del Estado norteamerí-
cano a los representantes del lobby de Wall Street, auditar los libros
de las instituciones financieras, perseguir el fraude, vísibilizar las
ganancias de los bancos con financiación gratuita y las pérdidas de
las hipotecas, reestructurar y reducir las instituciones, etcétera.
Confunde severamente la discusión sobre la reforma el desplie-
gue de Obama, quien podría haber encabezado este cambio históríco,
pues no sólo se desdijo y retrajo en cada una de sus propuestas elec-
torales originales, sino que, desde el inicio de su mandato, buscó la
peor manera de perpetuar los más altos intereses financieros de los
tóxicos mercados de derivados de Wall Street, así como los peores
intereses geopolíticos y antiambientales del complejo militar indus-
trial y del complejo petrolero anglosajón. Aun así, en 2016 Obama
cierra su mandato con un cierto retorno a las promesas originales
al restablecer relaciones con Cuba o financiar la iniciativa mediática
del International Consortium of Investigative Journalist publicando
papeles de la empresa offshore Mossak -Fonseca de Panamá. El golpe
periodístico recae masivamente contra la más extrema derecha de
diversos lugares del mundo y en contra de los líderes de los BRICS
(Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), al tiempo en que promueve,
en la presente antesala de la recesión global, el desvío de decenas
de miles de millones de dólares desde los paraísos fiscales del mun-
do hacia los paraísos fiscales directamente emplazados en Estados
Unidos. Por ello, si Obama no ha pretendido una reforma del modelo
de acumulación neoliberal sí ha impulsado (puntualmente asesorado
por Zbigniew Brzezinski) un cambio en los términos de la hegemo-
nía estadounidense. Panorama contradictorio que habrá de subra-
75
 ANDRÉS BARREDA MARIN
yarse en caso de que Hilary Clinton suceda a Obama por el cínico
oportunismo con que esta política se alínea dentro de los intereses de
Wall Street, pero también por la descomunal oposición popular a este
tipo de procederes que ha convocado Bernie Sanders en el curso del
proceso preelectoral de 2016. Corona este paradójico panorama auto-
crítico del más alto nivel el reciente gíro declarativo de mayo de 2016
efectuado por el vicedirector del Departamento de Investigación del
Fondo Monetario Internacional (FMI), Jonathan D. Ostry; su jefe de di-
visión, Prakash Loungani, y el economista Davide Furceri,73 donde
se recomienda que esta institución termine las políticas públicas que
han incrementado la desigualdad social como una condición indispen-
sable para poder escapar del estancamiento de la economía mundial.
Otro componente de estas tendencias "reformistas" son los exfun-
'cionarios y los diversos periodistas de investigación que conocen muy
de cerca el modo criminal con que operan las más altas instituciones
y empresas financieras, entre los cuales están Greg Palast, John
Perkins, Adam LeBor, Max Keiser, o incluso el periodista conserva-
dor alemán Frank Schirrmacher, todos investigadores horrorizados
por las diversas figuras que hoy adopta la falta de ética institucio-
nal, doctrinal o financiera. Dentro de tales espacios, también sobre-
salen los aportes sociológicos de Saskia Sassen, o de economistas
y sociólogos ligados al mundo de las Organizaciones No Guberna-
mentales (ONGS), y el activismo social y ecológico de Serge Latouche
y su escuela del decrecimiento. Reformistas más especializados en
temas puramente energéticos como Ernst Friedrich Schumacher,
Hermann Scheer, Colin Campbell, Matt Simmons, Chris Skrebrows-
ky, etcétera. Aunque mucho más importantes y trascendentes me
resultan los monitoreos críticos de investigadores/activistas (en
ocasiones más anticapitalistas que burgueses) anti libre comercio,
anti empresas trasnacionales, anti superexplotación laboral, anti
privatización de los recursos naturales, anti devastación ambiental
global, anti empresas petroleras, anti propiedad intelectual, anti
introducción empresarial/militar de tecnologías de alto riesgo, etG.,
como son las organizaciones no gubernamentales Oxfam, Transna-
. tional Institute, la Fundación Heinrich Biíll, la investigadora Susan
George, etc., o bien investigadores y activistas ecologístas como
Vandana Shiva, Esperanza Martínez, Naomi Klein, Maude Barlow,
Tony Clarke, Pat Mooney, etcétera.
73 Alfredo Jalife, "Bajo la lupa. ¡Insólito!: el FMI fustiga la sobrestimación del
neoliberahsmo global", La Jornada, 5 de junio de 2016.
76
CRISIS INTEGRAL, TRANSICIONES INCIERTAS ...
Desde mi punto de vista también se deben incluir dentro de este
panorama general a otro tipo de "reformadores" muy diferentes
d~ los anterIores porque no proceden del activismo, la moviliza-
Clan y la senSIbIlIdad de la sociedad civil sino más bien del ámbito
estatal, pero que también manifiestan su disidencia con algunas
formas esenCIales del neoliberalismo (la hegemonía del dólar la
superfinanciarización, la desnacionalización de los recursos n~tu­
rales estratégicos, etc.), y por ende de la hegemonía y de las relacio-
nes geopolíticas y militares imperantes en el mercado mundial hace
varias décadas. Por ello se trata de reformadores que lejos de ser
actIVIstas de la sociedad civil, en no pocas ocasiones están muy ale-
jados de las prácticas democráticas de ésta o de las preocupaciones
expresadas históricamente por sectores procedentes de la izquierda.
Se trata entonces de políticos hábiles y pragmáticos que se mueven
en los planos de la política nacional e internacional. Me refiero al
abigarrado mosaico de políticos internacionales que se aglutinaron
en torno de lo que durante un periodo se denominó como BRICS como
los controvertidos Vladímir Putin, el presidente y el primer ;"inis-
tro de China Xi Jinping y Li Keqiang o el líder Primer Ministro de
la IndIa Narendra Modi, o los dos presidentes de Brasil Lula da
S,lva y D,lma Rousseff. También expresa este nuevo clima político
mternacIOnalla agenda ética, socioambiental, financiera y religiosa
avanzada por el Papa Francisco.
Setrata entonces de políticos profesionales que articulan vastas
redes mstltucIOnales de influencia regional o global y que en el seno
de tales redes de instituciones y de encuentros políticos internacio.
nales t.ambién establecieron formas prácticas de entendimiento, coa-
peracI~n. y convergencJa, con los llamados presidentes progresistas
de Am,erIca Latma, no solo con Lula da Silva y Dilma Rousseff, sino
tamblen con los esposos Kirchner, José Mujica y Tabaré Vázquez,
Rafael Correa, Evo Morales, Hugo Chávez y Nicolás Maduro, o in-
cluso con políticos tradicionalmente estigmatizados por los medios
de comu~icación global como Fidel y Raúl Castro. Presidentes la-
tmoamerIcanos que han buscado redefinir nuevas instituciones
umtarIas dentro de América Latina que estén libres de la opresiva
presencia estadounidense. Aun así, entre 2014 y 2016 varios diri-
gent;s latinoamericanos han muerto, enfermado misteriosamente
de cancer, mIentras otros han recibido de forma incesante diversos
tIpOS de golpes de Estado, ataques especulativos de sus economías o
77
 ANDRÉS BARREDA MARtN
incluso como consecuencia de estos ataques o como resultado de sus
propios equívocos políticos han perdido diversos tipos de elecciones,
como consecuencia de un enorme desgaste político.
De forma sorprendente, dicho panorama "reformista" es rede·
finido y renovado por un nuevo liderazgo internacional dentro del
Hemisferio Occidental, por la emergencia de un nuevo grupo de po·
líticos más o menos reformadores de izquierda como el SYRIZA (enea·
bezado por Alexis Tsipras), en Portugal la alianza coyuntural entre
el Partido Social Demócrata, el Centro Democrático Social/Partido
Popular y el Partido Popular Monárquico (encabezado por.Marcelo
Rebelo de Sousa). Crecen junto a estos pactos, otros mOVlmIentos
proclives a formas democráticas más horizontales -pero sin apartar·
se de lo que sería una "nueva" socialdemocracia- como la dlVersldad
de grupos ibéricos hasta la fecha aglutinados electoralme~te e~:or.
no de Podemos (visibilizados e impulsados por Pablo IglesIas e Imgo
Errejón), que en 2015 articula a Barcelona en Comú, Iniciativa per
Catalunya Verds (ICV), Esquerra Unida i Alternativa (EDÍA), Co~u·
nidad Valenciana, Compromís, Anova, Mareas y Esquerra Umda
(EU) (encabezados por Ada Colau, Mónica Gltra, etc.), pero que en
2016 participa electoralmente como Unidos Podemos gracias a la
alianza con Izquierda Unida, y que en la antesala electoral saltan a
integrar un espectro más amplio de organizaciones, dentro del cu~l
ya se ha sumado el Partido de los Socialistas de Cataluña (psc): S"
guiendo tales parecidos avanzan menos, pero avanza~, en Itaha ~l
Movimiento Cinco Estrellas (M5s) o en FranCIa el mOVlmlento Nu¡t
Debout. Si bien resultan más sorprendentes los casos de veteranos
políticos como Berni Sanders y Jeremy Bernard Corbyn, que dan
cauce a una marea democratizadora dentro y fuera del partido de·
mócrata de Estados Unidos y del partido laborista de Gran Bretaña.
Dentro de este panorama que pretende hasta cierto punto la renova·
ción de lo político y la política, también se incluye la conformación de
nuevas redes de jueces no corruptos (españoles, italianos, franceses,
argentinos, etc.) que se enfrentan a la descomunal trama de cor;up,
ción institucional y de intereses mafiosos en sus respectlvos paIses,
mientras proliferan en los más diversos contextos el crecimiento de
varios tipos de tribunales éticos. . 74 Aunque el presente panorama no pretende ser exhaustivo obligaría a una serie
Se debe incluir dentro de este panorama de nuestro tlempo a
políticos tradicional y honestamente antiimperialistas, algun?s de
los cuales reconocen una formación intelectual de cuño SOCialista o
francamente comunista. Tales personalidades, sin claudicar en sus
78
CRISIS INTEGRAL, TRANSICIONES INCIERTAS ...
aspiraciones históricas, asumen sin embargo la necesidad histórica
urgente de formular opciones nacionales, soberanas y democráticas
que puedan sobrevivir históricamente dentro del adverso contexto
global, mediante tácticas de coexistencia con el actual mercado glo·
bal de mercancías y capitales. Un caso ejemplar lo representan Fidel
Castro y su hermano Raúl Castro, así como Hugo Chávez (que define
lo que nombra como el socialismo del siglo XXI) o a Evo Morales y
Álvaro García Linera (quien discute con franqueza la necesidad de
asumir un nuevo tipo de desarrollo capitalista no neoliberal para el
caso de Bolivia). Todos políticos que no pueden ser reducidos al sen·
tido peyorativo que se suele atribuir al calificativo de "reformistas",
por el hecho de no haber renunciado a la dialéctica entre reforma y
revolución. 74
3. ALGUNAS RAÍCES PROFUNDAS DE LA PERSISTENCIA
DEL TERMIDOR NEOLIBERAL ACTUAL
Por lo que se refiere a la autoconfrontación del capitalismo consigo
mismo, aunque pareciera tratarse de un simple proceso ciego y au·
tomático de desarrollo y recambio de su patrón técnico de acumula·
ción, en los hechos el proceso ha resultado en una autodepuración
extraordinariamente contradictoria y casi imposible de consumar.
Porque tanto las fuerzas capitalistas del recambio como las retrógra·
das no han logrado agruparse en bandos de empresarios, políticos e
ideólogos bien definidos, esgrimiendo programas y disyuntivas defi·
nidamente contrapuestas. Si bien, como parte de una polarización en
curso se observa un agotamiento en todos los países metropolitanos
del modo en que han sido usadas fórmulas bipartidistas para aplicar
un neoliberalismo cada vez más implacable. Lo que se corresponde
con la emergencia aparentemente incontrolada entre 2008 y 2016
de grupos de extrema derecha de filiación abiertamente neonazi en
Ucrania, Lituania, Argentina, Venezuela, Estonia, Letonia, Polonia,
Hungría, Inglaterra, Alemania, Francia, Estados Unidos, Croacia,
Turquía, Italia, España, Grecia, Cataluña, India, Indonesia, Japón
de llamadas bibliográficas engorrosas. Por ello me he conformado aquí con referir
los nombres de personas paradigmáticas más o menos conocidas. El lector puede in-
vestigar por cuenta propia en los motores de búsquedas de Internet la bibliografía y
trayectoria correspondiente a cada personaje o incluso las relaciones de convergencia
o choque que van surgiendo entre los grupos que acá hemos presentado.
79

ANDRÉS BARREDA MARÍN
e incluso en Rusia misma (a pesar del interés oficial por denunciar
públicamente el significado histórico del nazismo). Mientras que
exitosos dirigentes promotores de odio xenófobo y las políticas de
control social autoritario y el potencial exterminio de sobrantes ya
proliferan no sólo en Italia (con el hoy defenestrado Silvio Berlus-
coni) y en Estados Unidos (con Sarah Palin y el ascendente Donald
Trump). sino también en Austria (Norbert Rofer). Francia (Marine
Le Pen). Reino Unido (Boris Johnson, exalcalde de Londres), No-
ruega (Sylvi Listhaug, actualmente ministra de Migración e Inte-
gración), Dinamarca (Kristian Thulesen Dahl), Países bajos (Geert
Wilders), Filipinas (Rodrigo Duterte)75 y en Perú (Keiko Fujimori).
Una revisión atenta del modo en que operan las regiones en don-
de prosperan estas iniciativas, así como las artimañas con que se
difunden dentro de las redes electroinformáticas y mediáticas las
ideas, las declaraciones y las acciones, además de la manera en que
ganan elecciones democráticas estos grupos abiertamente antide-
mocráticos muestra hoy como hace ochenta años un modelo de ex-
traordinario soporte financiero extremadamente obvio por cuenta de
las principales empresas del patrón técnico dominante.
De manera que el choque entre capitalistas "progres" y "retro"
es adicionalmente desigual, porque mientras la tendencia ultracon-
servadora dispone en su favor de un extendido patrón técnico y fi-
nanciero operantes, con masivos, poderosos y probados esquemas
de negocios, la fuerza más sinceramente reformadora no ha conso-
lidado verdaderos sistemas técnicos de producción y reproducción
alternativos que hayan resultado verdaderamente independientes y
sobre todo históricamente divergentes de los actuales patrones téc-
nicos petrolizados.
Por ello, aunque en la actualidad ocurre una intensa y vertigi-
nosa revolución científico técnica en las ramas de las matemáticas,
la robótica, la microelectrónica, la electroinformática, los sistemas
de control numérico, la ingeniería aeroespacial, la biotecnologias y
la medicina génica, la física de partículas, la química, la ingeniería de
materiales y la nanotecnologias, la ecologia, la geoingeniería, la
biogeoquímica, la astronomía, la astrobiologia, etc., ocurre que di-
chos cambios no han sintetizado ejes unitarios que sean capaces
75 ef. https:/lactualidad.rt.com/actualidad/209636-1ista-trump-populismo-de-
recha-europa; así como: https:/lactualidad.rt.com/actualidad/209669-trump-asia-
tico·controvertidas-declaraciones-presidente-filipinas
80
CRISIS INTEGRAL, TRANSICIONES INCIERTAS ...
de promover un paquete técnico de mercancías que sea capaz de
estImular una recuperación general y sostenida del crecimiento
económico. 76
Tampoco está claro si la nueva división técnica del trabajo en
ciernes y el nuevo modo reformado de acumular capital podría qui-
tarle a la actual figura de la Ley General de Acumulación de Capital
su carácter decadente: en especial, el rasgo según el cual el ejército
obrero en activo le resulta cada vez más difícil crecer mundialmente
en términos absolutos, mientras a una parte creciente de la sobre-
población del mundo le resulta cada vez más difícil seguir siendo
considerada como un conjunto global marginado pero mediatamente
útil (en tanto coadyuva al abaratamiento y sobrexplotación de los
trabajadores activos), pues cada vez se le considera más como a un
conjunto inalimentable, insustentable y francamente inútil. Es decir,
como una amenaza ingestionable, extremadamente peligrosa y, por
ende, como necesariamente exterminable.
El potencial sector reformador de la burguesía tiene acá su peor
desafío, pues si no está en condiciones históricas reales de organi-
zar una manera no genocida de gestionar a la masa demográfica
del mundo, tendría aquí un interés antihumano completamente en
común con el sector más decadente del capital (cada vez más cínica-
mente neonazi). Lo que podría ir convirtiendo a la diferencia entre
conservadores y reformadores en una diferencia secundaria. De ahí .1
la importancia política que tiene observar el modo en que el capital
social (o estatal) chino e indio afrontan este problema, pues es justo
ahí donde el capital mundial mejor mostrará el margen de maniobra
o las líneas rojas (autoritarias y/o democráticas, catastróficas o vita-
les) dentro de las cuales se va a mover el actual manejo capitalista
de la población trabajadora y la sobrepoblación del mundo.
Entretanto, el cambio de patrón técnico se ha vuelto difícil de
consumar por la forma en que sobrevive el extraordinario poder téc-
nico de la civilización material petrolera, madre de la REVOLUCIÓN
VEHICULAR (altamente militarizada) del siglo xx y extendido vasta-
mente durante cien años en toda la división internacional del traba-
jo. Dicho poder descansa en su forma extremadamente centraliza-
da de organizar el flujo mundial de la energía y los materiales que
76 Alejan~o Nadal, "Minsky y Schumpeter en el debate sobre estancamiento
secular", La Jornada, 30 de marzo de 2016; ídem, "Recesión global: signos de recaida"
20 de ~bril de 2016; e ídem, "Keynes, el subversivo", 27 de abril de 2016. Cfr. http://
www.Jornada.unam.mx
81
 ANDRÉS BARREDA MARíN
mueve a la mayor parte del mercado y la reproducción, mientras
los empresarios afines a tales usos energéticos y materiales se han
ramificado y enraizado en un sistema reticular de millones de valo-
res de uso, directa e indirectamente enzarzados entre sÍ. El poder
extraordinario de este lobby civilizatorio (de la industria energéti-
ca, automotriz, aérea y vehicular, química, farmacéutica, médica y
agroquímica, minera y siderúrgica, electrodoméstica, de la construc-
ción y la basura, etc.) resultó históricamente visible desde que cerró
filas para defender los intereses de su patrón técnico despilfarrante
cuando ocurre el célebre reclamo del Club de Roma en 1972.
Como el termidor adictivo de este lobby crece exponencialmen-
te durante los últimos 30 años del neoliberalismo, la situación am-
biental actual se ha tornado catastrófica. Lo que exige globalmente,
como cuestión de vida o muerte (no sólo del sistema capitalista sino
de la vida humana y biológica mismas), la necesidad de reemplazar
este patrón técnico actual y ese patrón de acumulación por otro que
resulte menos inestable y catastrófico," ocurra dicho cambio urgen-
te al modo de una reforma capitalista o incuso como una revolución
francamente anticapitalista.
Pero el cambio indispensable de patrón técnico está siendo
inesperadamente obstruido por el nuevo tipo de poder técnico que
entraña la presente REVOLUCIÓN INFORMACIONAL (también altamente
militarizada) del capitalismo actual, dado que el nuevo grupo de
firmas que la representan, en vez de articular salidas de conjunto a la
civilización petrolera, se ha enfrascado en superconcentrar la propie-
dad privada y monopólica de todos los flujos globales de información.
Pues es por ahí que el nuevo capital mundial logra controlar la
77 La destrucción de fuerzas productivas naturales y procreativas efectuada
por el tipo de fuerzas productivas/destructivas técnicas y generales aplicadas por la
civilización petrolera ha producido después de cien años de expandir la subsunción
real del trabajo y el consumo por el mercado mundial la posibilidad catastrófica de
tener que enfrentar una escasez de riqueza no meramente artificial (algo que his-
tóricamente siempre ocurre de forma muy variable), sino una descomunal escasez
nunca antes experimentada por todas las diversas especies de humanos que han
intentado expandirse por la Tierra durante los últimos cuatro millones de años. Lo
cual, aunque ciertamente intensifica para los seres humanos la necesidad de salir
urgentemente de las dinámicas antihistóricas del capitalismo actual, sin embargo,la
magnitud de la catástrofe y el tipo de ciencias y técnicas prevalecientes ya distorsionó
a fondo las posibilidades originalmente imaginadas por el materialismo histórico de
construcción de un posible reino de libertad y por ende los modos como hoy se podría
construir el socialismo de emergencia histórica o los procesos aún más inmediatos
de transición hacia él.
82
CRISIS INTEGRAL, TRANSICIONES INCIERTAS ...
conciencia social-natural colectiva, toda la memoria e identidad de
la sociedad, así como el flujo de la creatividad intelectual, científico
técnica y artística. De modo que la vieja potencia que entraña el
descomunal monopolio de los flujos multimodales de la energía fósil
.
progreSivamente, durante los últimos cuarenta años, ha comenzado'
a coexistir con una nueva potencia que hoy se disputa el monopolio
de los flujos de información y, por ahí, el codiciado monopolio de la
misma innovación científico técnica.
La hipercentralización electroinformática configura un termi-
dor precoz: 1) porque extorsiona el trabajo gratuito de millones de
usuarios (los productores/consumidores o "prosumidores" así carac-
terizados por Ángel Luis Lara) que perfeccionan diariamente a las
empresas trasnacionales su software; 2) porque deforma de antema.
no los nuevos gadgets con una obsolescencia programada atroz; 3)
porque promueve una paradójica adictividad a un software y hard-
ware siempre sorprendentemente efímeros; 4) porque normaliza el
uso de un software y un hardware cada vez más espiables, vigilables
y metacontrolables, así como 5) porque normaliza y legitima el uso
,
de un hardware químico y electroinformáticamente cada vez más tó-
11,
xico e incierto para la salud y el medio ambiente. Ni los automóviles, ..
1.
:,,
la mototown 78 y el célebre American Way of Life lograron nunca un 1
"
11' '
estímulo y adicción histórica tan extendida y profunda en favor de la
propiedad privada y la subsunción real del consumo. 79
.1'1 '
El inevitable intercambio libre de información y creatividad 1
que ocurre dentro de las redes electroinformáticas globales produ- ,1
ce sin embargo un vértigo antihistórico al libre comercio, sus em- l'
I
presas trasnacionales y estados afines. Vértigo frente al cual las
nuevas firmas luchan por convertirse en las dueñas absolutas de
parte o todo este flujo que integra la sustancia intelectual mis-
ma de la vida social. Como en su momento emprendiera Rocke-
feller durante la era de consolidación de la industria petrolera
estadounidense (1860-1900), ello también ha despertado una feroz
y precoz plaga-técnico-económica dirigida a exacerbar la privati-
I
zación de infraestructuras y servicios del proceso de producción e
intercambio de conocimientos y saberes (desde los nuevos lenguajes
binarios del software y el hardware, hasta nuevas palabras, ideas,
78 John R..McNeill, Algo nuevo bajo el sol. Historia medioambiental del mundo
en el siglo xx ...• op. cit.
79 Jorge Veraza, La subsuncwn real del consumo al capital. Dominación fisiológica
y psicológica en la sociedad contemporánea, México, Editorial Itaca, 2008. 1 :
83
 ANDRÉS BARREDA MARÍN
imágenes, sonidos, música, libros y revistas, discos; lo cual apuntala
otra enérgica privatización de instituciones editoriales, bibliotecas,
archivos públicos, museos, acervos fIlmicos, escuelas, universidades,
laboratorios, bancos genéticos, centros de discusión, centros de do-
cumentación, medios de comunicación, áreas naturales protegidas,
etc.). Plaga privatizadora que incluso ha osado sacar adelante, por
diversas vias, patentes sobre la vida misma, arguyendo falazmente
que la mecánica de lo vivo se reduce a una dinámica informativa
contenida en el DNA. 80 Privatización de flujos informativos que se com-
plementa con las actuales formas desquiciadamente absorbentes
que caracterizan al uso de las computadoras personales, las table-
tas, los celulares, gadgets (artilugios electroinformáticos del actual
consumismo de desperdicio) y juegos electroinformáticos; básica-
mente por la manera en que estos dispositivos promueven la atomi-
cidad extrema y el aislamiento sensual destructivo de los usuarios.
Otra confusión histórica que ronda este proceso de potenciales
transformaciones históricas autocontenidas y desviadas hacia lo anti-
histórico la produce la manera en que Estados Unidos continúa deten-
tando la sede geográfica hegemónica de estas nueva revoluciones del
patrón energético y vehicular, la contrarrevolución precoz de la elec-
troinformática, así como la relativa pero velada colisión interna, más
o menos indirecta, entre las nuevas tendencias demócratas electroin-
formáticas del Valle del Silicón (que en su momento encarnó Al Gore)
con las más retrógradas tendencias republicanas del patrón petrole-
ro. Pues, más allá de estas contradicciones, Estados Unidos también
se confronta geopolíticamente (decadente y vanguardistamente) con
las naciones que tienen grandes capacidades energéticas autónomas
(caso de Rusia), así como la posibilidad geopolítica de tejer procesos de
innovación científico-técnica consistentes y una red informática com-
pleta y autónoma (de hardware, software y toda la red de infraestruc-
turas satelitales y submarinas): caso de China, Rusia e India.
Confrontaciones que se entreveran con ese otro choque juridico,
policíaco y militar que sobre todo libran el Estado norteamericano y
otros estados europeos contra su propia sociedad civil (y la de todo
el Hemisferio Norte), por las revelaciones de hackers democráti-
cos, los Cypherpunks (o criptopunks), las redes de blogueros antiau-
toritarios, anticriminales y antiterroristas, así como empresarios y
80 Julio Muñoz Rubio (coordinador), Totalidades y complejidades. Crítica de
la ciencia reduccionista, México, Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en
Ciencias y Humanidades (cEIIeH), UNAM, 2014.
84
CRISIS INTEGRAL, TRANSICIONES INCIERTAS ...
periodistas como puede ser la comunidad Anonymous, el grupo Wi-
kiLeaks que encabeza Julian Assange, Andy Müller-Maguhn (Ale-
mania), Jérémie Zimmermann (Francia), Jakob Ebelbond (Estados
Unidos), Bradley Manning, Edward Snowden, Glenn Greenwald,
Kim Dotcom, Jeremy Hammond, Sarah Harrison, David Miranda,
Hervé Falciani, Jeremy Scahill y los Drone Papers, el grupo de pi-
ratas informáticos ucranianos CyberBerkut, etc., que no sólo han
puesto en evidencia algunas de las arbitrariedades militares habi-
tuales, antidiplomáticas y antidemocráticas que diariamente come-
te el hegemón contra todas las demás naciones (lo cual visibiliza el
modo en que se deteriora la competencia del más alto nivel entre
Estados Unidos y los BRICS), sino también la forma autonomizada
criminal internacional con que operan las redes electroinformáticas
de especulación, manipulación y cobertura del capital financiero in-
ternacional, así como listas internacionales crecientes de todo tipo
de defraudadores fiscales. Aunque más allá de esta superficie polí-
tica y financiera emerge otro desafío mucho más profundo que está
ligado a la existencia de espacios civiles de socialización electroin-
formática autónoma que escapan al control de las grandes firmas
trasnacionales, al control de la propiedad intelectual y los nuevos
tratados internacionales de control del intercambio electrónico, al
ciberespionaje contra la sociedad y los estados débiles por cuenta de
los estados imperiales más grandes, al e-comerce, así como al control
militar-policial de los estados más poderosos.
Dentro de este clima, las acusa<;iones y reclamos por espionaje,
traición a la seguridad nacional, etc., mistifican el fondo del actual
estancamiento de la economía y el desarrollo tecnocientífico debido
a la manera en que los viejos monopolios de la civilización petrolera
y los nuevos monopolios de la electroinformática centralizan hasta
ahogar la producción plural de todo tipo de energías, materiales e in·
formación; y a partir de ahí subsumen el intercambio general de
conocimientos. Intercambio de información que en realidad ocurre
todo el tiempo, dentro y fuera de las fábricas, los campos de culti-
vo, los espacios domésticos, las universidades, los institutos de in-
vestigación, las empresas privadas o los centros de control militar
estratégico. De manera que la concentración monopólica realmen-
te existente y su polaridad excluyente en el flujo de la información
-aunque promete a las firmas niveles de control nunca desplegados
por cualquier otro poder- son lo suficientemente fuertes como para
atrofiar el alto nivel técnico de capacidad autorreformadora que exige
85
 ANDRÉS RARREDA MARÍN
el actual sistema capitalista. Ello define una autocontradietoriedad
histórica de escala muy superior a la que originalmente practicó la
superconcentración energética del siglo xx.
Coinciden así, en el tiempo y en el espacio, múltiples contradic·
ciones que obstaculizan una reforma consistente del nuevo patrón
técnico capitalista, no sólo porque el nivel electroinformatizado de
las redes productivo reproductivas, a pesar de la supuesta virtuali-
dad o inmaterialidad, en realidad se ancla en telarañas de derroche
propias de las redes petrolizadas (comenzando por las descomunales
redes eléctricas, las redes de combustibles fósiles que invisiblemente
alimentan las redes de vehículos terrestres y espaciales que sostie-
nen y estimulan a la gigantesca red electroinformática, las redes mi-
neras y petroquímicas que sostienen todo tipo de hardware, las redes
de carreteras o las redes del despilfarro urbano consumista y agroa-
limentario, todo lo cual prolifera dentro de las redes de comercio por
Internet, etc.), sino también porque, en paralelo, se ha despertado
una precoz plaga científico técnica encaminada a privatizar todos los
saberes estratégicos, a despojar todo tipo de saberes locales de todo
tipo de comunidades (locales o de científicos como biólogos, ecologis-
tas, sociólogos, geógrafos, de género, etc.), lo mismo que a dictar de
forma cada vez más intensa y extensa modos de vida, mientras el
nuevo capital se ufana de simular una reforma ecológica en sus autos,
alimentos agroquimicalizados, fármacos, plásticos y hábitats, etc. De
modo que ocurre con mucha intensidad una falsíficación de los "nue-
vos" valores de uso, que en verdad sólo escalan la tradicional falta de
precaución de corte petrolero, la normalización de la nocividad y la
producción acrecida de incertidumbres absurdamente innecesarias,
pero también altamente afines a la civilización petrolera. Plaga que
siempre se encuentra muy a gusto con los actuales modos inquisito-
riales que ocurren a nombre de "la Ciencia" y "el Derecho", contra
quienes reclaman o pretenden cambios por fuera del redil histórico.
La tentativa de obstrucción y enclaustramiento privatizante y
decadente del flujo abierto de información genética dentro de la bios-
fera y de la semiósfera,81 este doble ámbito universal de lo social, por
81 MUton Santos, Técnica, Espacio, Tempo, Globalizcu;ao e mero técnico-cientí-
fico-informacional, Sao PauIo, Brasil, Editorial HUCITEC, 1994; ídem, La naturaleza
del espacio. Técnica y tiempo. Razón y emoción [Traducción María Laura Silveira],
Barcelona, España, Ariel, 2000.
86
CRISIS INTEGRAL, TRANSICIONES INCIERTAS ...
medio de la alta privatización de lo electroinformático ralentiza la
lucha político social contra la crisis tecno-económica, ambiental y de
la salud (física y mental) globales; de modo que también se ralentiza la
recuperación del crecimiento económico, que evidentemente ya po-
dría haberse disparado como nunca antes por los sinnúmeros y sor-
prendentes cambios científicos y tecnológicos, que desde hace varias
décadas viene incrementando la celeridad con que ocurre. 82
a. Un primer ejemplo paradigmático de la convergencia viciosa
entre el termidor del senil patrón técnico petrolero y el termidor del
precoz patrón técnico eleetroinformático lo ofrece el desarrollo digital
de todas las herramientas geológicas y satelitales de exploración y
explotación de hidrocarburos, gracias a lo cual se perfecciona hasta el
'1
detalle el diagnóstico 3-D de todo tipo de yacimientos de petróleo, gas, ~I i
etc., así como el desarrollo de robots que auxilian las labores extrac- :
tivas en condiciones anteriormente impensables. Técnicas que hoy se
aplican en cualquier parte de la superficie terrestre o de los fondos
marinos. Sin dicho desarrollo hoy resultaría impensable la agresiva
i
í
expansión de la industria petrolera en la totalidad del mundo.
Un segundo ejemplo esencial lo ofrece la convergencia actual
entre las nuevas industrias vehiculares y las nuevas industrias
electroinformáticas al modo de una fusión electromecánica que vie-
ne ocurriendo desde fines del siglo xx al interior de la industria ve-
hicular y sus redes de transporte. En primer lugar, por el empleo
cada vez más masivo de diversos componentes electroinformáticos
inteligentes en el conjunto del automóvil actual (aceleradores, fre-
nos, dirección, elevadores, velocímetro y tacómetro, reguladores de
la temperatura, GPS para identificación de rutas o congestionamien-
tos en el tráfico, registro general de fallas, videocámaras, etc.), así
como en los camiones, los trenes, barcos pero sobre todo en los avio-
nes civiles y los aviones, misiles y satélites militares.
Un tercer ejemplo es el empleo de cada vez más componentes electro-
informáticos en la construcción y operatividad de los corredores inter-
modales, al modo de componentes multimedia de monitoreo satelital
y computacional del aforo vehicular. Así como el empleo de redes elec-
troinformáticas de monitoreo de fugas, accidentes o sustracción crimi-
nal de combustibles o sustancias petroquímicas en las descomunales
redes de duetos nacionales e internacionales. Todo lo cual ocurre tam-
~2 Pat Mooney, El siglo El'C. Erosión, transformación tecnológica y concentración
corporativa en el siglo XXI [Traducción de Stella Mastrangelo], Montevideo, Ed. Nordan
y Dag Harnmarskjold Foundation, 2002.
87
 ANDRÉS BARREDA MARÍN
bién al modo de redes de fibra óptica que coadyuvan en la coordina-
ción informática del tráfico terrestre, marino, aéreo y la vigilancia
policial de las redes intermodales_ De manera que los grandes corre-
dores de infraestructuras estratégicas tienden avolverse corredores
intermodeleslmultimedia o "corredores inteligentes".
Un cuarto ejemplo es el modo en que la electroinformática está
propiciando el tercer gran salto histórico de lo que nosotros llama-
mas la revolución vehicular, disparando la producción masiva de
todo tipo de drones. 83 Drones que ya no se centran sólo en el diseño
de autómatas dentro de las redes globales de transporte (terrestre,
acuático, submarino o aéreo), sino que actualmente se encuentran
enfrascados sea en la imitación de todo tipo de macro, meso y micro
animales de la biosfera (con una evidente capacidad específica de mo-
vilidad superficial, acuática o aérea); o inventando todo tipo de
nuevos autómatas, con capacidades inéditas de movilidad, carga y
operaciones productivas o consuntivas; sea para todo tipo de usos
(civiles y militares) destinados a la producción, el transporte y el
consumo. Drones que en la actualidad están siendo desarrollados
principalmente, con particular intensidad y euforia, dentro de los com-
piejos militares industriales de las principales potencias geopolíti-
cas del mundo.
83 La primera era de la revolución vehicular la encarna el desarrollo industrial
de los ferrocarriles y los barcos de vapor en los grandes centros industriales euro-
peos y estadounidenses. Vehículos que tienen la capacidad de enlazar mecánica y
automáticamente a toda la división técnica del trabajo. La segunda era vehicular la
representa la masificación de los automóviles y camiones, junto con el desarrollo de
trenes diesel y barcos movidos por energías petroleras, así como los aviones origi-
nalmente movidos con motores de explosión. Si bien también forman parte de esta
época los aviones, misiles y cohetes movidos con motores de turbina o con motores
de propulsión a chorro. Durante esta época los vehículos permiten solo interc0.nectar
fábricas, campos, ciudades y grupos de población, pues dichos vehículos se comIenzan
a mover al interior de los mismos procesos productivos como máquinas productivas o
extractivas directamente móviles. O bien, algunos medios de transporte se vuelven
fábricas ambulantes como los diversos barcos factoría o los containers factoria propios
de la revolución intermodal. Desde nuestro punto de vista, una tercera era vehicular
estaría marcada por la diversificación y masificación de todo tipo de drones ya no sólo
destinados a entretejer las sofisticadas redes del actual transporte global, pues ahora
dicho proceso de interconexión aspira a la automatización electroinformática de la
conducción de cada vehículo. mientras que la robotización de todo tipo de vehículos se
flexibiliza como para intervenir prácticamente en todas las actividades productivas,
distributivas, consuntivas, bélicas y ambientales, dentro de la totalidad de biosfera,
la tecnósfera, la hidrosfera, la totalidad de la corteza terrestre y en la exploración!
explotación del espacio exterior.
88
CRISIS INTEGRAL, TRANSICIONES INCIERTAS ...
Aunque la extraordinaria diversidad en las funciones y escala
de los drones está volviendo posible o incluso obligando hacia un
tránsito en el diseño de vehículos eléctricos (autos, trenes de alta ve-
locidad, barcos o incluso aviones) que ya no dependan de la energia
fósil (aunque sigan empujando hacia el agotamiento irreversible de
los minerales metálicos del mundo y con ello la búsqueda extracti-
vista de los mismos fuera del planeta Tierra), no deja de resultar
sorprendente el modo perverso en que dichos drones son diseñados y
empleados por las grandes empresas petroleras trasnacionales para
la prospección y explotación automatizada de yacimientos fósiles
y minerales en los fondos geológicos de aguas profundas y ultra-
profundas, o bien en los casquetes polares. Uso decadente de este
tipo de autómatas que en realidad palidece frente al uso militar de
dichos drones, bombardeando, vigilando, espiando e intimidando a
todas las naciones del mundo.
Complemento de lo cual es el modo en que la revolución digital
se ha puesto al servicio del proceso de construcción de las redes inte-
ligentes como redes energéticas, metabólicas y de movilidad vehicu-
lar de orden básicamente petrolizado.
b. Otro gran ejemplo paradigmático e incluso obvio de esta con-
vergencia perversa de corrientes retrógradas y antihistóricas dentro
de los sofisticados flujos presentes de la innovación lo ofrece la inge-
niería electrónica dirigida específicamente al desarrollo de la biolo-
gia, muy especialmente de los biotools electroinfórmáticos destinados
a producir organismos genéticamente modificados --0GM- (caso de los
nuevos autómatas destinados a la electroforesis en gel, la espectro-
metría de masas, la Polymerase Chain Reaction -PCR-, la clonación
o secuenciación de ADN, como son los microscopios electrónicos de ba-
rrido, el termociclador para la replicación del DNA, las cámaras para
la manipulación de muestras biológicas, los espectroscopios, etc_l. Es
bien sabido que gracias a los microprocesadores se creó la posibili-
dad histórica de abreviar y abaratar la velocidad con que se obtienen
secuencias bioquímicas y redes de acción bioquímica y genética cada
vez más complejas, así como emprender cada vez más rápidamente
el análisis de secuencias de genes, manipular enzimas destinadas a
ensamblar genes o transposones en laboratorio, etcétera.
De modo que los biotools electroinformáticos transforman pro-
gresivamente a la biotecnología hacia la llamada medicina génica
y la biología sintética, que a su vez no se conforma con identificar,
cortar y pegar pocos genes, pues hace posible y deseable para téc-
89
 ANDRÉS BARREDA MARIN
nicos como Craig Venter identificar cantidades masivas de códigos
genéticos anónimos (id est, sin importar a qué organismo específico
bacteriano del océano pertenecen), con plena descontextualización
ambiental de lo que está por detrás de las nuevas megabibliotecas
de información genética con las que se pretenden crear síntesis
100% artificiales de moléculas DNA e incluso nuevas células vivas,
potencialmente destinadas al uso energético de la biomasa por los
estrategas estadounidenses, Y a la nueva producción masiva de hi-
drocarburos~ armamentos, etcétera.
84
¿Hacia dónde más se dirigen estas "capacidades"? Según la
narrativa de marketing construida por las firmas vendedoras de
OGM, organismos biorreactores Y biotools electroinformáticos, tales
productos están dirigidos a elevar la productividad agropecuaria,
resolver los problemas mundiales del hambre, a revolucionar la me-
dicina creando nuevos alimentos curativos y terapias génicas, al uso
energético de la biomasa, a revolucionar las bases de la industria
química o la ingeniería electrónica, creando circuitos electroinfor-
máticos en el citoplasma de las bacterias y con ello un nuevo tipo de
microordenadores, a revolucionar procesos de ensamble nanotecno-
lógico, la producción de nuevos materiales y, a partir de ello, la avia-
ción misma y la astronáutica, la industria bélica, las convergencias
tecnológicas, etc. Lo cual, según este tipo de técnicos y científicos,
justifica todos los riesgos que van apareciendo conforme se abren
las puertas de nuevas incertidumbres biológicas, ambientales y de
salud, pues una "sociedad del riesgo", tal y como se la promociona,s,
siempre debe tener fe ciega (religiosa) en que sus incertidumbres
empresarialmente producidas nunca rebasarán catastróficamente
la capacidad científica de entender, seguir maniobrando la natura-
leza y compensar cualquier imprevisto técnico-natural.
Quienes han denunciado con firmeza y por años esta reiterada
especulación científico técnica86 han demostrado que el "alma bella"
de las actuales empresas de la biotecnología corresponde con un "co-
misario" estalinista 87 que siempre planifica diseños de punta para
un absurdo sobreconsumo de agroquímicos (con el paquete adicional
de enfermedades degenerativas y fármacos que detona el uso masivo,
M ETC Group, "Craig Venter pone un huevo de Pascua", Cfr. http://www.etcgroup.
org/es/contentJcraig-venter-pone-un-huevo.de.pascua
feS Ulrich Beck, La sociedad del riesgo global, Madrid, Editorial Siglo XXI, 200(t ..
S6 ETC Group, http://www.etcgroup.org/es
87 Karel Kosík, "Dialéctica de la moral y moral de la dialéctica", en AAVV, El hombre
nuevo, Barcelona, Ediciones Martínez Roca, 1969.
90
CRISIS INTEGRAL, TRANSICIONES INCIERTAS ••.
de los g!ifosatos, etc.), el sobreconsumo creciente de los agrovehícu-
los y mas .c,ombustibles y demás aperos de la revolución verde. 8s Los
OGM tambJen son el puntal de~ u.so ubicuo del maíz, la soya, el azúcar
y otros endulzantes monosacandos de toda la industria alimentaria
que pretexta ennquecer los alimentos con sustancias que sólo en-
gordan los s~bores, el peso, el volumen, las toxinas y las ganancias
extrao~dinarIas de dichos "alimentos" químicalizados. El algodón
transgemco se ha convertido por su parte en la base de la creciente y
superexplotado~a mdustrIa textll globalizada. Mientras todo tipo de
OGM agropecuarios se los organiza para la implacable privatización
de t?,do tIpo de ~emlllas y pies de cría. Caso ejemplar de las semi-
llas termmato/' (mcapaces de reproducirse después de la primera
cosecha), destmadas a garantizar la adicción campesina extrema a
los paquetes tecnológIcos que impiden el intercambio autónomo de
semillas entre los agricultores.
Para la doctora Elena Álvarez-Buylla, los OGMS han trasmuta-
do posteriOr~ente en ?rganismos biorreactores (OB),S' destinados
a la co~versl?n. del mal~ en la nueva probeta general de la nueva
mdustrIa qUlmICa, destmada a revolucionar la producción indus-
trI,al .de biOcombustIbles,. f~r~acos, anticonceptivos, polímeros y
plastIcos, armamentos biOlogIcOS y demás componentes tradicio-
nales de la Civilización petrolera. Todo lo cual contribuye ¿casual-
mente?, a la generación indetenible de Gases de Efecto In~ernadero
(G~I). Aunque la actual m.anipulación del DNA también está cada vez
mas profundame?te asociada al manejo industrial electrónico de vi-
rus y mlcr~o~gamsm~s: a la mvestigación del posible uso informáti-
co de lo~ codlgos genetIcos, al manejo del citoplasma de las células
como mICroprocesadores o de circuitos de bacterias modificadas con
genes q,;,e dot~n de cualidades eléctricas a células cultivadas con sa-
les metalicas I.ncrustadas en materiales no conductores e inducidos
a la placa de Circuitos eléctricos.
E~ imposible encontrar otro nÓcleo técnico como los OGWOB y los
orgamsmos e~ectroinformatiza~os ,q,;,e condensen con tal complejidad
las grandes mcertldumbres hlstorIcas, morales y epistemológicas
. "'hJaclk Ralph ~oppenburg Jr., First the Seed. The Political Economy ofPlant
11wtec no ogy, op. ca.
o~9 Elena R. Álvare~-~uylla y Alma Piñeyro Nelson (coordinadoras) El maíz en
pellgro
t
ante
d losI transgemcos.
' . ~A' '. M'·
Un análisis integral sobre el caso de ..(r..lex~co. maco
.un,ro e nveshg~clOnes Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades-uNAM'
(' l
Insbtuto de Ecolog18-UNAM, Instituto de Biología-uNAM Centro de lnve t' . '
4111 Ecosistema Pr U . • s 19aclOnes
",' S-UNAM, . agrama mversitario de Medio Ambiente-UNAM, Unión de
(,lt,ntIficos ComprometIdos con la Sociedad, Universidad Veracruzana, 2013.
91
 ANDRÉS BARREDA MARtN
de los actuales termidores petrolero, electroinformático, ambiental
y biotecnológico. No casualmente en todas las recientes negoc~acio.
nes internacionales del libre comercio convergen cada vez mas m-
tensamente el viejo termidor petrolero (que ya tiene cinco décadas
ocurriendo) con el nuevo y precoz pero ultraacelerado termidor infor-
mático y biotecnológico. Media.nte tal convergencia, a~nque declara-
tivamente se pretexta neutrahzar (sm resolver smo solo agravar) el
calentamiento global, en el fondo esta convergencIa de termIdores
avanza monótonamente en su pulsión reduccionista y privatizadora
de todas las redes y los "flujos binarios de la información electrónica
o los flujos cuaternarios de información genética, de los flujos de las
nuevas energias del mundo, pero también de los nuevos flujos de la
información neuronal (me mes) y los flujos de la vida misma.
Los nuevos burgueses de la revolución biotecnológica y elec-
troinformática o nanotecnológica, etc., que bajo otras circunstancias
históricas podrían haber desarrollado otro tipo de fuerzas produc-
tivas no extremadamente destructivas, en realidad se enzarzaron
diseñando todo tipo de técnicas productivo/destructivas que simulan
una supuesta humanización de la naturaleza (que transcurre sin una
naturalización de lo humano). Por ello simulan reformas verdes des-
de adentro del desastroso patrón técnico actual, o simulan innova·
ciones epistemológicas que se pretenden lógicas, cuando en realidad
promueven actitudes inmorales y cínicas desde post~ras que .buscan
reemplazar a la lógica de lo concreto y a la coherencIa de lo VlVO, sea
mediante la defensa abierta del nihilismo o sea medIante un uso
cada vez más sesgado de formas puras, ciencias duras y matemáti-
cas, algoritmos y un sobreuso de modelos, de entre los cuales sobre-
salen notablemente los algoritmos muy complejOS encammados al
uso especulativo de la nueva ingeniería financiera.
4. ALGUNOS DILEMAS EN LA ACTUAL LUCHA
Y RESISTENCJA GLOBAL DE LAS CLASES OPRIMIDAS
Es esencial reparar que en el momento actual, más allá de estas in-
trincadas contradicciones, se incuban cada vez más complejamente,
múltiples posibilidades de confrontación entre las di~ersas fuerz.as
procapitalistas (de viejo y nuevo cuñ?, se.an ~stas úlh~?-s reformIs-
tas o abortivas) y nuevas fuerzas anhcapItahstas. Poslblhdades que
desde la crisis de referentes de 1991 por la caída de la URSS, paradó-
jicamente se expanden, aunque continuamente también retroceden,
pero sorprendentemente vuelven a reaparecer donde nadIe las espe-
ra y se transfiguran de forma acelerada e imparable en cada vez más
diversas regiones del mundo.
92
CRISIS INTEGRAL, TRANSICIONES INCIERTAS ...
Si bien, hasta ahora, esta rivalidad anticapitalista efectiva o po-
tencial, después de los numerosos ensayos trágicos y/o autodestruc-
tivos de la izquierda del siglo xx, no ha logrado integrar y acumular
dinámicas críticas sostenida y verdaderamente, con la capacidad de
enriquecerse colectivamente mediante un diálogo no sectario entre
las diversas corrientes, ni con las grandes movilizaciones de nuestro
tiempo. Las fuerzas anticapitalistas no han logrado desarrollar y
acumular narrativas y fuerzas unitarias (mediante grandes grupos
ni mediante intervenciones críticas intelectuales suficientemente
lúcidas), con la capacidad de provocar erosiones irreversibles al sis-
tema capitalista, ni mucho menos desenlaces políticos (reformistas
o revolucionarios) que vuelvan a estas rebeldías cada vez más domi-
nantes en el mundo.
Un escenario revolucionario con tales características, aunque
cada dia que pasa tiene mayores posibilidades de irrumpir en un
futuro próximo incierto, lo cierto es que, entre tanto, la emergencia
cíclica y las actuales dinámicas de poderosos contagios internacio-
nales de las nuevas formas de rebeliones (al modo de insurrecciones
indígenas, de movimientos antibélicos, de foros sociales, de movi-
lizaciones contra el libre comercio, de enormes movilizaciones am-
bientales, de primaveras y movilización de ocupación, de rebeliones
estudiantiles, etc.) también estimula continuamente espectáculos
políticos y nuevos fetichismos, nuevas formas de inmediatismo, fe
ciega en las nuevas vías, modas y sobrevaloraciones rígidas en torno
de las nuevas formas de la resistencia, autoilusiones y ·una densa
especulación política en torno a una improbable crisis revoluciona-
ria global, especulación que trágicamente para quienes luchamos se
pone a tono con las financieras, olvidando no sólo la grave decaden-
cia histórica que está presente en la extrema fragmentación priva-
tizada y atomizada de toda la población, muy especialmente entre
numerosas fuerzas anticapitalistas.
Con mucha dificultad, a lo largo de los últimos cincuenta años
la lucha anticapitalista ha tenido que lidiar internamente con sus
propios instintos básicos de supervívencia y con sus reflejos más an-
quilosados y sectarios para poder comprender y aceptar el desarro-
llo y la complejización irreversible de los nuevos campos y tipos de
lucha revolucionaria y/o reformista, así como de la resistencia, la
autogestión y la supervívencia frente a la barbarie neoliberal, para
así poder identificar la variedad, la integralidad y las fronteras de
todas las formas de lucha en contra de la opresión capitalista. Al
someterse la totalidad del mercado mundial y de la vida misma, el
93
 ANDRÉS BARREDA MARÍN
destino humano y el destino ambiental del planeta como un conteni-
do material de las actuales dinámicas capitalistas salvajes, tanto la
lucha anticapitalista como la autogestión que busca la superviven-
cia más elemental, han tenido que diversificarse mucho más allá de
las formas de lucha enjundiosamente construidas a lo largo del siglo
XIX e inicios del siglo xx.
Primero que nada, la izquierda ha tenido que incorporar inci-
pientemente en el siglo XIX,'o pero destacadamente a lo largo de todo
el siglo xx, la lucha de las mujeres por el derecho a votar, a participar
en política, en la vida económica y cultural, a identificar su propia
agenda así como todas las formas patriarcales de la dominación, el
abuso sexual, laboral, emotivo, que establecen las redes masculinas
de dominación, etc. 91 En paralelo con estas nuevas agendas madura
a lo largo de varias décadas la agenda fundiaria de las descomunales
revoluciones campesinas del pueblo ruso, chino, mexicano, español,
cubano, vietnamita, etc. Junto a este proceso ha madurado en para-
lelo y dentro del ámbito urbano la lucha contra la sujeción capitalista
de la vida cotidiana,92 como una sujeción de todo el proceso de re-
producción, comenzando por la subsunción real de la sexualidad y la
90 Engels menciona con mucha claridad algunas de las principales actividades
autogestivas que caracterizan a la izquierda contemporánea, no sólo porque conoce a
profundidad las experiencias comunitarias que proliferan en Estados Unidos a mediados
del siglo XIX (Cfr. Federico Engels, "Rápidos avances del comunismo en Alemania", "Dos
discursos en Elberfeld", "Descripción de las colonias comunistas creadas en los últimos
tiempos y que aún existen", en Engels, Escritos de juventud. Obras fundamentales
de Marx y Engels [Traducción de Wenceslao Roces], tomo n, México, FCE, Colección
dirigida por Wenceslao Roces, 1981, pp. 249-258, 259-277, 554-567), sino también por-
que en 1895, muy cerca de la fecha de su muerte, hace una descripción muy elocuente
sobre las nuevas características que está teniendo el movimiento anticapitalista: ''Y de
la misma manera afluyen al partido obrero de todoR los países cuantos elementos no
tienen nada que esperar del mundo oficiala que son expulsados de él, tales como los
adversarios de la vacunación, los vegetarianos, los partidarios de la medicina de los
curanderos,los predicadores de las congregaciones disidentes, cuyas ovejas desertaron,
los autores de nuevas teorías sobre el origen del mundo, los inventores desgraciados o
fracasados, las victimas de contratiempos reales o imaginarios, los imbéciles honrados y
los insolentes impostores, igual cosa ocurrió con los cristianos. Todos los elementos que
emancipara el proceso de disolución del mundo antiguo, eran sumados, unos después
de otros, al círculo de atracción del cristianismo, el elemento único que resistía a esta
disolución justamente porque era un producto especial y, por consiguiente, subsistía
y se engrandecía, mientras que los otros elementos tenían vida efímera." Ver Federico
Engels, "Estudios sobre la historia del cristianismo primitivo (1895)", en Federico
Engels, La filosofia y la vida, Buenos Aires, Editorial Tar, 1946.
91 Alexandra Kollantái, La mujer en el desarrollo social, Madrid, Guadarrama, 1976.
92 Henri Lefebvre, La vida cotidiana en el mundo moderno, Madrid, Alianza, 1972;
ídem, El marxismo sin mitos, vol. 1 y n, Buenos Aires, A Peña LiBo Editor, 1967.
94
CRISIS INTEGRAL, TRANSICIONES INCIERTAS ...
producción de las relaciones sociales, las emociones, la imaginación,
la percepción. 93 Entre los años cuarenta y setenta madura en Estados
Unidos y muchas regiones del mundo la necesidad de luchar en contra
del. racismo, la discriminación atroz de los pueblos negros, asiáticos,
latmoamencanos, etc., y ya no sólo en contra del imperialismo sino en
contra del coloníalismo. En dicho contexto, durante la segunda mitad
del siglo xx también madura con mucha fuerza la lucha específica de
las nuevas generaciones como una lucha de estudiantes contra las
formas autoritarias de la educación, que retoma en su esencialidad y
lleva adelante la lucha contra la represión sexual, la lucha contra la
cultura del desperdicio y la cultura del espectáculo y el consumismo,
la lucha contra las guerras imperiales y el racismo, e incluso contra
las formas psiquiátricas de reprimir la vida cotidiana de los núcleos
familiares. Forma parte de este proceso la maduración de los pri-
meros reclanlOs en contra del deterioro de la calidad de la vida y la
rnsustentablhdad de los procesos de industrialización urbanización
etc. 94 Proceso dentro del cual todavia no ha desaparecido
" de la agenda
revolucionaria la potencial importancia de la lucha obrera (que cam-
bia en cada región pero que en Europa es cada vez menos por la me-
jora laboral, y está más enfocada sobre todo en el control colectivo del
piso mismo de I~s f~bricas),95 así como la necesidad de transformar y
enriquecer cualitativamente esta forma original de lucha en nuevas
formas donde puedan integrarse todas las nuevas agendas. 96 Si bien,
93 ~ilhelm Reich, La {unción del orgasmo. El descubrimiento del argón: problemas
económtco-sexuales de la energía biológica, México, Paidós, 2001; Roger Dadoun, Cien
flores pc:ra Wilhelm Reich, Barcelona, Editorial Anagrama, 1978; Jean-Paul Sartre,
Bosquejo de una teoría de las emociones, Madrid, Alianza Editorial 1971' ídem Lo
imaginario. Psicología fenomenológica de la imaginación, Buenos 'Aires,' Editdrial
Lo~a.da, 1964; ~aurice Merleau-Ponty, La fenomenología de la percepción, Barcelona,
EdICIOnes Penmsula, 1975; Ronald D. Laing y David Cooper, Razón y violencia. Una
década del pensamiento sartreano, Buenos Aires, Paidós, 1969.
94 Massimo Teodori, Las nuevas izquierdas europeas (1956-1976), vol. I, 11 y 111,
Bareelona, Editorial Blume, 1978.
. . 95 ~l Hein~ Roth, L 'Altro ~o~imiento operaio. Storia della repressione cap ita-
hsttca m Germama dal1880 oggt, Milano, Feltrineli Editore, 1976; Claudia Albertani
"Antonio Negri, Imperio, y la extraña trayectoria del obrerismo italiano" en Claudi~
Albertani (coordinador), Imperio y movimientos sociales en la edad global, México,
UACM,2004.
9(i Cfr. Che Guevara, Obra revolucionaria [Prólogo y selección de Roberto Fer.
nández Retamar], México, Editorial Era, 1967; Herbert Marcuse, Contrarrevolución
Y, revuelta,. México, Mortiz, 1973; ~udi Dutschke, El comunismo, la alienación despó-
twa del mz:sm? en la URSS y el cammo de la RDA en torno del levantamiento proletario
del 17 deJunw de 1953, 1975 (Publicado en español como La democracia obrera, el
95
 ANDRÉS BARREDA MARfN
la lucha pacifista en contra de las guerras mundiales (y muy especial-
mente en contra de la bomba atómica primero y la energía nuclear
después) y las guerras imperiales se mantuvo y creció con gran fuerza
desde la primera guerra mundial, la lucha de resistencia armada de
los pueblos (partisana en Europa y guerrillera en el tercer mundo)
contra la ocupación militar de diversos países o contra la extorsión y/o
el exterminio de campesinos e indígenas de diversas regiones sufrió
todo tipo de redistribuciones geográficas y altibajos.
Esta complejización de la agenda anticapitalista fue respondi-
da desde los años setenta del siglo xx hasta la actualidad con una
crisis de sobre acumulación y la descomunal embestida mundial del
neoliberalismo, es decir, con el endurecimiento nunca antes visto
de la dominación. Dicho descomunal termidor o revolución pasiva
(Gramsci) ha desplazado el principal centro de producción de plus-
valor del mundo occidental hacia la China, la India y toda la regíón
de la Cuenca del Pacífico (no sólo asiática pues dentro de esta región
entra la nueva región proletaria de Norteamérica), masificando la
proletarización mundial y desbordando en el planeta los proceso de
superexplotación e incl uso de esclavitud abierta. Contraataque que no
sólo implicó la derrota de todas las organizaciones obreras de Occi-
dente y el desplome de lo que por aquel momento se había dado en
llamar el "socialismo realmente existente"; pues adicionalmente fue
durante este periodo que se exacerbó la deuda financiera de los paí-
ses del Sur hacia el Norte, se impuso el Consenso de Washington,
la superfinanciarización así como la imposición en diversas regiones
del mundo de los tratados de libre comercio. Bajo este conjunto de
cambios institucionales y de formas político económicas, el conteo
nido material de la civilización petrolera se impuso con virulencia
ejemplar (mediante un despilfarro consumista nunca antes visto de
energía fósil, autos, aviones y su minería correspondiente, plásticos,
fármacos, agroquímicos y millones de nuevas sustancias, megaur-
bes, etc.), obligando a que la supuesta recuperación económica de los
años noventa, en realidad agravara durante el siglo XXI (y sus res-
pectivas crisis de 2001, 2008 Y2015-2016) cada una de las premisas
que habían dado pie a la gran crisis de los años setenta.
comunismo y el problema de la abolición del trabajo, Barcelona, Icaria, 1978); ídem.
"Sobre los escritos del socialismo. revolucionario desde K. Marx hasta la actualidad",
en Revista Palos, núm. 2-3, México, 1980-1981, p. 160; Henri Lefebvre, El manifiesto
diferencialista, México, Siglo XXI editores, 1972, Jean-Paul Sartre, Philippe Gavi y
Pierre Victor, El hombre tiene razón para rebelarse [Traducción: Oswaldo Barreto],
Caracas, Monte Ávila, 1975.
96
CRISIS INTEGRAL, TRANSICIONES INCIERTAS ...
Bajo estas circunstancias, las nuevas luchas obreras comenzaron
a madurar desde cero en díversas regiones de Asia (principalmen-
te en China, Bangladesh, India, etc.), completamente por fuera de
las redes mediáticas globales de información, mientras el desarrollo , ,
de algunos procesos de alta automatización llevaba a algunos inte-
lectuales occidentales a interpretar frívolamente el profundo reflujo
y reorganización técnica proletaria a escala mundial como la desa-
parición irremisible del proletariado mismo de la historia, dentro
de un nuevo contexto postsocialista, poscapitalista y "posmoderno".
Circunstancia que desde aquel entonces ha llevado a reinterpretar
muchas de las actuales formas esenciales e imprescindibles de la
lucha social (reformista o anticapitalista) como el supuesto adve-
nimiento de nuevos polos de referencia universal para todos aqueo
llos que luchan, sea en contra del imperialismo, el neoliberalismo o 1I
incluso el capitalismo (caso de la lucha indigena, la nueva lucha anti-
colonial, la lucha ecológica, la lucha campesina, etc.), formas que su·
puestamente no están ligadas al proceso general de proletarización
o despojo radical de todo el destino humano. De manera que lo que
tenemos frente a nosotros es una explosión espontánea asombrosa
de formas cada vez más diversas, inesperadas y más complejas de
afrontar la dominación capitalista y el deterioro de la vida misma.
Así pues, durante los últimos treinta años de neoliberalismo se
mantuvieron en pie o se volvieron a desarrollar con mayor fuerza y
mucho mayor contenido todas las nuevas formas antedichas de lu-
cha social en contra del capital y su mercado mundial. Dado que la
lucha obrera en Asia creció como nunca antes, mientras las luchas
campesinas o de mujeres paralelamente han adquirido el mayor de
todos sus significados históricos. O bien, la lucha en contra de la
pobreza, la marginación, la esclavitud y las guerras se ha agravado
como nunca antes en la historia humana. Por poner sólo algunos
ejemplos que deberían de resultar más o menos evidentes.
A estas formas de lucha se sumó la maduración de nuevas formas
poco exploradas previamente o completamente inéditas, como hilll
sido la lucha de las comunidades urbanas por el derecho a la vivienda
y el derecho a la ciudad; la lucha de los pueblos indios y su derecho
a la autonomía cultural y territorial, a la autosubsistencia, así como
en contra de su exterminio, expulsión, saqueo extractivista de sus
regiones; las luchas antineoliberales en contra de la privatización de
las instituciones públicas (de educación, salud, manejo de infraes-
tructuras, etc.); las luchas nacionales e internacionales en contra de la
firma de los tratados de libre comercio; las luchas de millones de per-
I
97

ANDRÉS BARREDA MARÍN
sanas emigrantes contra el maltrato que reciben en las zonas de ex-
pulsión, tránsito o arribo (sea por necesidades económicas o por huir
de la violencia de las guerras); las nuevas luchas campesinas por el
derecho a mantener una agricultura de pequeña y mediana escala,
así como en contra de la revolución verde y el uso irresponsable de
semillas y crias transgénicas, organismos biorreactores, etc.; la lucha
de la sociedad civil en contra del uso de ciencias y técnicas de alto
riesgo que generan incertidumbres absurdas (energía fósil y energía
nuclear, OGMS, nanotecnologías, biocombustibles, geoingenierias, bio-
logía sintética, etc.), así como la lucha internacional de los científicos
criticas en contra de la subordinación inmoral y epistemológica de
todas las ciencias; la lucha en contra de la superfinanciarización Y
especulación destructiva de las soberanías nacionales; las nuevas lu-
chas de género por las nuevas formas de libertad sexual; la lucha de
todos los afectados ambientales en contra de los megaproyectos, las
dinámicas de urbanización salvaje y por el derecho al lugar en donde
se vive y por el derecho a no enfermar o morir por las dinámicas de
devastación y contaminación ambiental, así como la lucha ecologis-
ta local, regional o mundial en contra del cambio climático, la crisis
mundial del agua, etc.; o también la lucha contra todos los extracti-
vismos que han llevado al agotamiento de todos los llamados recursos
naturales; la lucha por la calidad de la vida, el buen vivir o la biopolí-
tica, en contra de la calidad nociva que ha adquirido el sometimiento
implacable de los patrones de alimentación Y consumo individual; la
lucha en contra de la subordinación del proceso de producción-con-
sumo de salud y enfermedad, lo que incluye no sólo la defensa de la
salud pública, sino también la lucha por la autogestión y producción
social de la salud, por una diversidad de saberes médicos; la lucha en
contra de todas las formas de autoritarismo y manipulación estatal,
la lucha por la radicalización de la democracia (de la formal a la di-
recta), la lucha en contra de la destrucción del sentido de la política
y el derecho, o bien la lucha en contra del desvio de poder por cuenta
de los estados (caso ejemplar de las puertas giratorias) o bien la lucha
en contra los estados autoritarios más extremos, los golpes de Estado
(suaves o blandos) y las dinámicas de genocidios pasados o presentes;
la lucha de redes de hachers en contra de las empresas e institucio-
nes mediáticas y clectroinformáticas y su proceso de manipulación
de los nuevos lenguajes de máquinas y del flujo informativo gene-
ral, mediante la manipulación cinematográfica y televisiva de todo el
imaginario socia~ mediante el desarrollo de nuevos mecanismos de
98
I
CRISIS INTEGRAL, TRANSICIONES INCIERTAS ...
l'
propiedad intelectual o mediante el desarrollo de nuevos mecanismos
de manipulación geopolítica y espionaje de todos los ámbitos de la
vida cotidiana, económica, política y cultural. Lucha por una infor-
mación estratégica al servicios de la sociedad civil que encarna en las
nuevas redes de periodistas éticos de investigación pero que ha sido
precedida por el trabajo de numerosos grupos de investigación que le
han dado seguimiento y organizado campañas en contra de empresas
trasnacionales corruptas (técnica y/o financieramente), en contra de
las relaciones entre los estados y las empresas. Y un largo etcétera.
Como resultado de esta intensa diversificación de las formas de
lucha ~e ha deto?ado contradictoriamente tanto la dispersión naif o
sectarIa del sentldo general anticapitalista de las luchas, perdiéndo-
se la identidad del proceso general que las unifica a todas, así como
la inevitable convergencia y el intercambio de material genético en-
tre todas ellas. La no comprensión del modo en que durante el siglo
xx se ha articulado la subsunción de la producción con la subsunción
del consumo lleva no sólo formular estrategias políticas pobres y sec-
tarias, sino también a ralentizar la fusión entre todas las formas de
la resistencia.
Para que esta lucha de los movimientos sociales avance sólida-
mente se requiere desterrar con mucha seriedad el habitual despre-
cio antirreflexivo (dolosamente alentado por todo tipo de ideologías
pragmáticas y positivistas intensamente recicladas durante el neoli-
beralismo), abriendo la necesidad de pensar e investigar con profun-
didad, de discutir colectiva y abiertamente, así como de reflexionar
integral e históricamente la naturaleza decadente del capitalismo
actual; muy especialmente el drama de la escasez de riqueza artifi-
cialmente provocada por el múltiple camino antiecológico que adop-
ta la producción capitalista del siglo xx.
Peligro histórico sin precedentes que se nos presenta en la forma
de dos escenarios de confrontaciones paralelos pero interconectados:
el primero, entre las fuerzas específicamente reformistas/neokeyne-
sianas (democratizadoras, restituyentes de la política y el derecho)
y las fuerzas regresivas (neonazis, terroristas, criminales, policía-
cas, militares, etc.), que subvencionan los dos principales termidores ¡
combinados de nuestro tiempo: el petrolero y el electroinformático.
El segundo, entre las fuerzas anticapitalistas crecientes pero que 1,
todavía tienen una identidad débil y una fuerza extendida mundial-
mente pero muy dispersa, que chocan con una derecha mundial que
se une todos los días mediante la formación de las tasas medias de
99
 ANDRÉS BARREDA MARÍN
ganancia y se desune mediante la aplicación de los mecanismos es-
purios de obtención de todo tipo de ganancias extraordinarias_
Posiblemente gracias a la inmadurez de nuestra conciencia crí-
tica, reiteradamente queda fuera de foco el modo en que verdadera-
mente se ha estado incrementando el protagonismo histórico de esta
confrontación intercapitalista, a veces latente o a veces creciente, en-
tre neoliberales y neokeynesianos. Sin importar que cada dia tienda
a dominar cada vez más nitidamente la confrontación entre variados
ensayos reformistas, neokeynesianos, neonacionalistas, antiimperia-
listas, neoglobalizadores, etc. (sin ninguna ideología unitaria de. por
medio) y el muy cerrado pero ubicuo grupo de halcones neohberales
que cada vez más echan mano de dinámicas de alta violencia econó-
mica y política propias del libre comercio. De ahí la forma con que
nuestro tiempo acumula cada vez más momentos de peligro histórico
que bien se podrían resbalar hacia holocaustos desconocidos.
La radicalidad anticapitalista de las luchas brota no de la na-
turaleza sustancial y pura de talo cual sujeto o grupo social, sino
más de la solidez con que se planta dentro del conjunto de la vida
social, pero sobre todo de la lucidez y trascendencia con que articu-
lan las diversas luchas particulares con la lucha general de todos
los oprimidos y excluidos. El siglo xx ha dejado claro que ninguna d.e
las formas de lucha garantiza en sí misma la salida fuera del capI-
talismo. Todas tienen la capacidad de provocar cambios importantes
y vitales pero que el capital puede absorber mediante su propia au-
torreforma. Ni el uso de energía solar, el cambio de las costumbres
de género, la elevación de los salarios o los derechos humanos, el
respeto de los pueblos indios, el reconocimiento de los derechos de
la naturaleza, el fin del extractivismo, el machismo, la esclaVltud
sexual y laboral, la contención del monopolio de la propiedad intelec-
tual, los triunfos electorales, la regulación del cambio climático, etc.,
garantizan la salida histórica fuera del capitalismo.
La revolución anticapitalista entraña un grado de dificultad su-
perior al de cualquier otra revolución histórica ocurrida previamen-
te, pues no podrá consumarse nunca si los sujetos que la enca~nan
no asumen la responsabilidad histórica de comprender a cabahdad
qué es el capitalismo mismo y el modo ciego, automático y extrema-
damente contradictorio con que viene operando y configurando la
totalidad de la vida económica, política y cultural, desde hace qui-
nientos años. Comprensión del capitalismo que requiere adicional-
mente comprender el modo en que el capitalismo se ubica dentro
de la totalidad histórica. Proceso de comprensión crítica que sólo
100
CRISIS INTEGRAL, TRANSICIONES INCIERTAS ...
se puede desatar dentro de la lucha cotidiana y diversa de todos los
sectores involucrados.
Aunque la revuelta es cada vez más intensamente global las fuer-
zas populares a favor de la reforma son todavía débiles. i
11'
1I
5. LA INCIERTA REFORMULACIÓN
DE LA HEGEMONÍA ESTADOUNIDENSE I
Este es un marco general dentro del cual puede resultar útil encua-
drar las actuales tentativas estadounidenses de reformular los tér-
minos de su hegemonía97 -mediante el Transpacific Partnership
(TPP), el Transatlantic Trade and Investiment Partnership (TTIP)
y el Trade in Services Agreement (TISA);98 cargando en su favor la
AIEA,99la ONU, la Interpolo la Cumbre Global contra el Terrorismo
97 Jorge Veraza, El siglo de la hegemonía mundial de Estados Unidos ... , op. cit.
ss Acuerdo que viene a reformular, una vez más pero ya no sólo de forma na-
cional sino supranacional, la fallida ola previa de agresivas iniciativas legislativas
de acuerdos comerciales como el Anticounterfeiting Trade Agreement (ACTA), la Stop
on Line Piracy Act (SOPA), la Combating Online Infringement and Counterfeits Act
(COICA), la PROTECT IP Act (o Preventing Real Online Threats to Economic Creativity
and Theft of Intelectual Property Act o PIPA) y la Cyber Intelligence Sharing and
Protection Act (CISPA). El ACTA [o Acuerdo Comercial Antifalsificación], propuesto en
2008 por la Recording Industry Association of America (RlAA) y la Motion Picture
Association of America (MPPA) de Estados Unidos no logra ser consumarlo en 2012
por la oposición de varios países europeos. ACTA buscaba crear su propio cuerpo de
gobierno por fuera de las instituciones internacionales existentes como la DMC la OMPI
y la ONU creando un nuevo estándar de aplicación de propiedad intelectual ~ás allá
de los TRIPS, promoviendo la cooperación informativa entre las agencias policiales
de los países firmantes. La COICA [o Acta Contra la Falsificación y el Combate a las
Infracciones en Línea] no logró ser aprobada en 2010. La PIPA es el proyecto de ley
que tiene por objetivo brindar al gobierno de Estados Unidos y a los derechos de autor
la facultad de restringir el acceso a los sitios web dedicados a infringir o falsificar
bienes, registrados en sitios fuera de Estados Unidos. La propuesta se llevó a cabo
en 2011 pero también entró en suspenso en el mismo año. La SOPA o [Acta de Cese de
la Piratería en Línea] es un proyecto de ley estadounidense presentado en 2011 que
tiene como finalidad combatir el tráfico de contenidos con derecho de autor y bienes
falsificados a través del Internet, no obstante, la iniciativa se empantanó en agudos
debates civiles y legislativos durante 2012. El CISPA es un proyecto de ley introducido
en 2011 en la cámara de representantes que permite el intercambio de información
de tráfico de Internet entre el gobierno de Estados Unidos y cierta tecnología y las
empresas de manufactura, para ayudar a investigar al gobierno estadounidense las
amenazas cibernéticas y garantizar la seguridad de las redes en contra de los ata.
ques cibernéticos. Pero está en curso de ser aprobado en el Senado con la oposición
abierta del presidente Obaroa que arguye que el proyecto carece de garantías a la ,Ii
confidencialidad y las libertades civiles.
99 InternationalAtomic Energy Agency o Agencia Internacional de Energía Atómica.
101 ,1, ,
1
 ANDRÉS BARREDA MARÍN
Nuclear, etc.; el sistema simultáneo de movilizaciones diplomáticas,
geopolíticas y militares en la Cuenca del Pacífico, América Latina, Eu-
ropa Oriental, el Medio Oriente, Asia Meridional, los mares de China
y el continente africano; o la administración del sistema de acciones
encubiertas (offshore y outsorcing) encaminadas a la creación de un
estado global de guerra social por medio del terrorismo, los grupos de
extrema derecha, neonazis y redes de crimen organizado-, pues me-
diante este nuevo contexto los estadounidenses buscan por diversos
medios técnicos, geoeconómicos, financieros, geopolíticos, militares
y ambientales contrarrestar la innegable erosión que ha padeCido
su posición de dominio del mundo durante las últimas décadas, pero
muy especialmente durante los últimos 16 años.
Pero las nuevas iniciativas extremadamente agresivas de libre
comercio como el TPP, el TIIP y el TISA deben ser comprendidas como
movimientos compensatorios de dicho desgaste económico y militar
frente a China (el TPP), frente a Rusia (el TIIP) y frente a la tota-
lidad industrial-comercial-financiera de esta burbuja euroasiática
(TISA). A pesar de las enormes dificultades políticas y económicas
que está encontrando el TIIP en Europa y las facilidades con que el
TPP se aplicó en América y sus regiones asiáticas, los tres tratados
deben ser entendidos como movimientos complementarios que se
han intentado construir dentro de un complejo estratégico más
vasto, destinado a recomponer el lugar de Estados Unidos frente a
la base global de actores, pero muy especialmente frente a su base
mesoamericana, caribeña o latinoamericana, desde la cual organiza
y reorganiza su dominio mundial. Después del periodo de supuesta
devaluación irreversible de la hegemonía estadounidense, asociado
a la sobrevaluación del poder geopolítico de la Unasur, los recientes
golpes a los gobiernos progresistas de Venezuela, Argentina y Brasil
nos obligan reconsiderar con urgencia el problema de la reformula-
ción de los términos de la hegemonía estadounidense.
En virtud de la tupida forma en que el capitalismo de posguerra
busca desviar el desarrollo de las leyes generales del capitalismo,
nunca antes han resultado tan determinantes los factores de compe-
tencia internacional, interestatal e interempresarial, sea entre los
cada vez más diversos actores de la llamada gobernanza (actores
políticos de la sociedad civil, mediáticos, etc.), pero también entre
otro tipo de actores cada vez más decisivos (criminales, terroris-
tas, neonazis, paramilitares, etc.). Nunca ha resultado tan aguda
la competencia no sólo porque nunca ha sido mayor el número de
naciones maduras que integran el mercado mundial, sino también
102
CRISIS INTEGRAL, TRANSICIONES INCIERTAS ...
porque nunca han sido tantos los factores de contrarresto de la ley
del valor, la ley general de la acumulación del capital, la ley de la
caída tendencial de la tasa de ganancia, la ley del capital industrial,
la ley del predominio del capital social sobre el individual (que para
abreviar llamamos acá la ley del Estado). De ahí que cada vez resul-
ten más coyunturalmente determinantes todas las formas violentas
y caprichosas de competencia política, geopolítica, diplomática, mi-
litar, criminal, ambiental y geocultural, entre todo tipo de actores.
Los términos de competencia económica exacerbada que actual-
mente predominan expresan el tupimiento y densificación dentro y
fuera de cada nación de la subsunción real del trabajo bajo el capital,
firmemente emplazada en el mundo entero; pero también expresan
la creciente crisis económica global, cada vez con menor capacidad de I
escapar de su estancamiento de largo plazo y de su colapso ambiental
múltiple y global. Lo que quiere decir que esta competencia también
deriva del descomunal crecimiento en la escala de las empresas tras- I
nacionales y/o las economías nacionales, de la superconcentración y ,¡
supercentralización del capital, de la saturación demográfica alcanza- , ,
da en cada vez más naciones, pero igualmente del aborto monopólíco
de los mecanismos científico-técnicos del patrón de acumulación. De
ahí que frente a dicha crisis haya ocurrido una normalización nunca
antes vista de todo tipo de formas espurias y desbocadas de obtener
ganancias extraordinarias: mediante el cobro forzado de un plusvalor
extraordinario que deriva del monopolio forzado de la innovación téc-
nica; mediante la superexplotación laboral pero que incluso convive
con un renacimiento progresivo de la esclavitud; mediante el mono-
polio creciente en el sobreuso absurdamente depredatorio de toda la
naturaleza; mediante el despojo violento final de las últimas tierras
campesinas (sobre todo indígenas) y el cobro creciente de nuevos tipos
de rentas relativas de la naturaleza; mediante el sobreahorro inmoral
y catastrófico en todo tipo de gastos de mantenimiento en medios de
producción y reproducción que al formar parte de un autómata global
adquieren proporciones descomunales; mediante la expansión cuan-
titativa y cualitativa de los intereses territoriales de las empresas
trasnacionales y las naciones más fuertes (sea al modo de clusters de
agro negocios intensivos o sea al modo del landgraving); mediante la
tradicional imposición arbitraria de precios comerciales por el control
monopólico de las ramas, los intermediarios o los mercados; mediante
el abuso en la venta de mercancías y servicios de mala o pésima cali-
dad gracias al control que ejercen las empresas trasnacionales sobre
las instituciones públicas, así como a la pobreza e indefensión de los
103
Il'
.!
 ANDRÉS BARREDA MARÍN
consumidores; mediante el escalamiento de las prerrogativas y privi-
legios que se han otorgado a los instrumentos financieros, como una
abultada cartera de préstamos, el apalancamiento sin control de las
instituciones financieras, la creación de osados instrumentos para la
especulación crediticia, el exceso de bancos instalados y la creación
masiva deliberada de paraísos fiscales, etc_; o finalmente, mediante
la imposición económica global por la fuerza de un dólar y un euro
inflados como monedas de curSO general_
Gracias a lo anterior se lograron escalar y perpetuar las deudas
soberanas de naciones del Sur y del Norte, como instrumentos que
permitieron embargar o arruinar literalmente a determinados paí-
ses. A partir de ahí, el Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y
Comercio (GATI, por sus siglas en inglés, posteriormente transformado
en Organización Mundial del Comercio: oMe), el Banco Mundial y el
Fondo Monetario Internacional, la Organización para la Cooperación
y el Desarrollo Económicos (OCDE), el Departamento del Tesoro de Es-
tados Unidos, el Banco Central Europeo, el Banco Interamericano de
Desarrollo (BID), etc., han impuesto políticas financieras dirigidas a
desmantelar no sólo las industrias estratégicas locales (públicas y pri-
vadas), a controlar los recursos naturales estratégicos o también a re-
organizar a voluntad la totalidad de algunas economías. Con base en
cientos de tratados de libre comercio y miles de acuerdos de inversión
se logró redefinir a favor de los prestamistas la propiedad trasnacional
de los activos, reconstruir el control de los procesos de producción y de
toda la división técnica internacional del trabajo (mediante maquila-
doras, OEMS,loo plantas automatizadas, corredores industriales de tipo
intermodal, etc.), el comercio y la banca, los procesos nacionales edu-
cativos y de salud, institucionalizar la superexplotación laboral, con-
trolar a la masa trabajadora y desempleada global, el sobreuso de su
naturaleza, el control de los territorios y todo tipo de infraestructuras
100 En las actuales formas de la globalización industrial los original equipment
manufacturer (OEM) o fabricantes originales de equipo, la nueva figura se está obser-
vando en ramas estratégicas como los equipos industriales, textil, informática, auto-
móviles, aviones, naves aeroespaciales, industria química, etc. Se trata de una nueva
racionalización de las llamadas "cadenas de valor" que redefme las actividades de
países anteriormente dedicados a la producción maquiladora, pues combina el empleo
de equipos industriales sofisticados y altamente automatizados con las actividades
ensambladoras. Las empresas subcontratadas fabrican productos encargados y ad-
quiridos por firmas bien conocidas. para realizarlos en los mercados bajo la marca de
la empresa ''reenvasadora''. Las OEM suelen fabricar un mismo producto para marcas
que incluso suelen competir entre sí, mientras las empresas trasnacionales dejan de
producir equipos y bienes para encargarlos a terceros.
104
CRISIS INTEGRAL, TRANSICIONES INCIERTAS ...
estratégicas, o incluso la perversa organización de flujos migratorios
nunca antes vistos de decenas de millones de trabajadores, que al
ser despojados de sus bienes originales y al salir de sus respectivos
países, ya sin documentos pueden ser criminalizados y maltratados a
voluntad en los territorios de tránsito o de arribO. lOl
Estas conductas de la actual competencia internacional 102 se
han podido normalizar durante los últimos 20 años por la forma
cómplice con que la República Popular China contribuyó a genera-
lizar internacionalmente las peores pautas de abuso económico en
contra de los trabajadores y de abuso ambiental en contra de los
campesinos y la nación en su conjunto, permitiendo a Estados Uni-
dos no sólo invertir en suelo chino y con ello obtener directamen-
te cantidades de excedentes nunca antes vistas, pues ello también
permitió al hegemón exigir y obligar con arrogancia doctrinaria neo-
liberal a los demás países del mundo a tener que firmar cientos de
tratados de libre comercio. Gracias a lo cual se crearon por doquier
condiciones humillantes de explotación del trabajo y la naturaleza
que hoy imperan en el mundo entero, condiciones globales que hoy
son análogas a los originales estándares chinos de superproducción
de todo tipo de ganancias extraordinarias.
Sin la normalización neoliberal de este estado de excepción
nunca hubieran madurado los actuales términos exacerbados de
competencia extraeconómica que hoy acompañan como un tumor
cancerígeno a todas las formas de la competencia económica conven-
cional en el mundo. Nos referimos a las actuales formas anómalas
de monopolio estatal de la violencia como el financiamiento encu-
bierto de operaciones militares, paramilitares y parapolicíacas,
así como todo tipo de grupos amafiados de golpeadores y secues-
tradores, grupos terroristas, grupos de traficantes de migrantes,
mujeres y niños y/o los grupos francamente criminales que pro-
liferan sin control aparente. dentro del mercado mundial. Grupos
que son deliberadamente financiados (como las abundantes sectas
101 Se entiende entonces que si el capital financiero ha sido la principal herramien-
ta general con que el capital industrial del Norte ha atacado y desmantelado al capital
industrial del Sur, ello ha reforzado como nunca antes la sensación de autonomía y
el fetichismo en torno del capital financiero internacional.
102 Entre naciones que se especializaron en producir sobrepoblación y en superex-
pIotar localmente a sus trabajadores, o entre naciones que también se especializaron
en sobreusar todo tipo de recursos naturales (fuera industrial o extractivistamente),
I
entre naciones especializadas en exprimir recursos agropecuarios y a los campesinos
propios, etcétera. I
"
105
 ANDRÉS BARREDA MARÍN
neonazis) O bien que se reproducen financieramente gracias a re·
des financieras internacionales propias que operan en los paraísos
fiscales y jurídicos detalladamente revelados por los Panama Pa·
ppers. Red de violencia multi e intermodal que presta a los estados
y las elites dominantes más altas el preciado servicio de la violen·
cia outsorcing (pues le diluye al "Poder" los costos políticos y las
externalidades derivadas de la represión) como forma óptima de
normalizar el estado de guerra social que hoy se aplica en contra
de la mayor parte de la población mundial.
Guerra multifacética que en ocasiones reviste la figura invertida
de supuestas guerras contra las drogas, contra el terrorismo, con·
tra el crimen organizado, contra el tráfico de migrantes, etc. Todos
escenarios que aceitan la generalización de las peores formas de inse·
guridad social y allanan con costos menores el caos laboral, migratorio,
demográfico, ambiental, bélico, etc., que requieren la acumulación y
geopolítica salvajes, las dinámicas de despojo de tierras y recursos na·
turales estratégicos, los asaltos financieros y diplomáticos permanen·
tes, así como la promoción de una proverbial corrupción e impunidad
en todas las formas y niveles de la política y los procesos electorales.
Estas novedosas formas de control caótico que atacan geopolí·
ticamente a las naciones sin costo militar alguno, se expanden por
los tejidos del mercado mundial como un cáncer. Pues sin ellas hoy
resultaría imposible la incorporación orgánica de las clases políticas
nacionales (funcionarios institucionales, diputados y senadores, jue·
ces, funcionarios de los partidos, puertas giratorias, etc.) dentro de
los procesos de control destinados a facilitar la firma y la ratificación
regular de los cientos de tratados de libre comercio y los miles de
tratados internacionales de inversión. Lo cual se complementa re·
gularmente con el linchamiento y asedio mediático extraestatal que
se ejerce en contra de los grupos de oposición y protesta, o bien en
contra las naciones geopolíticamente incorrectas.
Estados Unidos sigue estando en el centro, en la posición central
que usa como TPP y TTIP. Y hay que ubicar al Brexit en ese contexto.
Pero sobre todo lo que hay que observar es la forma en que la poten·
cia hegemónica va a tener que pactar a favor de su beneficio mutuo
con la potencia del Foro de Shangai.
6.REFLEXIONES FINALES. MÁs INTERROGANTES
EN TORNO AL MOMENTO ACTUAL
¿Bajo tales circunstancias es posible que el actual sistema capita·
lista resulte capaz de autorreformarse? ¿Va a salir de su estanca·
106
CRISIS INTEGRAL, TRANSICIONES INCIERTAS ...
miento secular introduciendo alguna máquina nueva que resulte
tan maravillosa como la máquina de vapor de inicios del siglo XIX o
el automóvil de inicios del siglo XX?103 ¿El interés general histórico va
a resultar capaz de hacerse valer y corregir más de un siglo de capri·
chos plasmados en redes tecnológicas productivas/destructivas y en
pautas sobreconsuntivas y autodestructivas? ¿El esfuerzo autorre·
formador del capital ya ha sucumbido bajo esa artritis generalizada
que ha desviado a capricho todos los huesos políticos y jurídicos na·
cionales e internacionales, alejándolos de sus propias posibilidades
generales de verdadero desarrollo histórico, reconduciendo todas
sus fuerzas sólo en favor de los descomunales intereses privados?
Para salir del estancamiento económico y civilizatorio presentes
un posible capitalismo reformador -que aunque se agita cada ve~
con más presencia y fuerza política por el mundo entero todavia
sigue sin definir un cambio histórico real- tendría no sólo' que des·
hacerse franca y radicalmente del patrón técnico petrolero, y de too
das las formas de derroche consumista insustentable que éste trajo
consigo, sin simular falsamente la reforma verde que reclama todo
su patrón de acumulación. Es decir, tendría que enfriar el cambio cli·
mático, detener la crisis hídrica y el proceso de devastación de toda
la agricultura campesina por cuenta de la agricultura industrial
petrolizada, lo que implica que se tendría que detener la hiperur·
banización planetaria. Al mismo tiempo tendría que ser capaz de·
respetar la naturaleza pública y abierta de los flujos de la informa·
ción, regulando todas sus pulsiones privatizadoras de los flujos de
la comunicación, tendría que respetar la socialización de los conoci·
mientas y de la innovación creativa. Finalmente, la nueva figura de
la hegemonía estadounidense y la nueva política económica tendrían
que ser capaces de anteponer el interés general del capital mundial
(no se diga el interés general de la sociedad) por encima de todos los
descomunales intereses prívados de las empresas trasnacionales.
Para ello Estados Unidos tendría que tragarse sus miedos a la in·
minente desvalorización del capital (o el nuevo miedo a "lo demasiado
grande para caer") y todos los sobreusos y deformes costumbres super·
financieristas: autoritarias, manipulatorias y fascistas con que golpea
de forma creCIente a todos los estados y a todos los medios de comuni·
cación del mundo. También tendría que dar oportunidad, entre otras
cosas, a la reconstrucción global de lo social, lo político y lo jurídico.
. ¿Resultará el capitalismo capaz de remontar la complejidad caó'
tlca de todas las formas convencionales y no convencionales de su
103 Alejandro Nadal, op. cit.
i
1,
107 1I
1',
 ANDRÉS BARREDA MAlÚN
propia competencia autodestructiva? Dada la paradójica y extraordi-
naria dificultad de estos cambios indispensables y dada la inminen-
cia de la catástrofe ambiental y civilizatoria, encontramos en este
dificil momento histórico múltiples peligros no sólo por el abismo cli-
mático que nos amenaza a todos, sino también por la manera en que
se abren frente a nosotros otra infinidad de falsas reformas econó-
micas, industriales, financieras, ambientales, políticas y culturales.
¿Encontrará el capitalismo la fuerza, la voluntad política y el tiempo
para llevar a cabo tales reformas sin tener que involucrarse nueva-
mente en un proceso revolucionario anticapitalista mundial? ¿Serán
nuevamente las luchas masivas y vitales de los oprimidos (como ya
lo fue la lucha por la regulación de las jornadas laborales en el siglo
XIX o el caso de las diversas revoluciones nacionales del siglo xx) las
que terminen "ordenando" la misión histórica del capitalismo mis-
mo?¿O el miedo a la rebelión social y a la revolución anticapitalista
llevará a los reformadores más frívolos a los brazos de los fanáticos
neonazis? Más allá de las conciencias e inconsciencias y los tinos o
torpezas políticas de los diversos actores, talla importancia esencial
de lo que en 2016 se pone en escena durante los procesos electorales de
España, Brasil o Estados Unidos.
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