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La Fábula de La Rana Sorda
La Fábula de La Rana Sorda
Las dos ranas no hicieron caso a los comentarios de sus amigas y siguieron tratando
de saltar fuera del hoyo con todas sus fuerzas pero las ranas que estaban arriba
seguían insistiendo que sus esfuerzos serían inútiles. “! Quédense tranquilas! ¡No
van a poder!”
Finalmente, una de las ranas puso atención a lo que las demás decían, no pudo más
y se rindió. Ella se desplomó y murió pero la otra rana continuó saltando tan fuerte
como le era posible.
Una vez más, la multitud de ranas le gritaba y le hacían señas para que dejara de
sufrir y que simplemente se entregara y se dispusiera a morir, ya que no tenía caso
seguir luchando. Pero la rana saltó cada vez con más fuerzas hasta que finalmente
logró salir del hoyo.
Cuando salió, las otras ranas le dijeron: “Nos da gusto que hayas logrado salir, a
pesar de todo lo que te gritábamos”.
La rana les explicó que era sorda, y que pensó que las demás la estaban animando
a esforzarse más y salir del hoyo.
El águila que no sabía quién era
Cuentan que hace mucho tiempo, un águila, sobrevolando un corral de gallinas, se le
desprendió un huevo.
Con tan buena fortuna que, al caer, el huevo no se rompió. Pasado un tiempo, un diminuto
pico empezó a resquebrajar el huevo desde adentro: primero fue el pico, luego las garras,
La pequeña cría de águila se crio junto con los polluelos de las gallinas. Sin embargo
los otros pollos se mofaban de él por ser diferente, llegando a picotearle con frecuencia.
Un buen día, un águila sobrevoló el corral y vio cómo hasta los polluelos más pequeños se
“No”, le contestó tajante el águila. “Eres un águila. Y tienes un pico formidable, unas
“¡Te digo que vueles!”, le respondió el águila cada vez más enfadada de ver la actitud del
aguilucho.
Así que el águila cogió a la pequeña cría y lo llevó hasta la cima de una colina. Una vez allí, lo
empujó al vacío y el aguilucho desesperado empezó a batir las alas tratando de volar, hasta
que empezó a darse cuenta que podía hacerlo y además de forma excepcional.