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dejar solo que la vida se deslice por mis venas y acaricie mis recuerdos.
Es una tarde lenta como tantas otras, esas mismas que traen su sabor ocre,
Son las tres y veinte. La tarde deslizándose sobre olas de asfalto lacerado.
La ciudad clama por una suave brisa que seguramente no llegara, no hoy.
sueña ser importante para mí, pero, nada, nada, oh, universo inverso,
Son las tres y treinta y tres de la tarde. El sol desafía al cielo azul.
son los amores de gentes diferentes y tan iguales que duele tratar de definirlos.
SUEÑOS
Los sueños que mantienen a la derecha del camino, ese gramo de esperanza,
son los que estarán presentes en el lecho moribundo y cerrarán los ojos a la muerte,
serán amigo y enemigo, amante y esposa, o novia y amiga, para él o para ella,
los sueños que mantienen derecho su camino son fantasías pétreas grabadas en arena,
son los desiertos de los corazones que nunca sabrán su realidad, serán abejas obreras
trabajando por el egoísmo de una reina que les supo burlar las mieles del panal.
Los sueños azules de las niñas que bailan a la sombra del ritual aquelarre de la
seducción, los sueños que mueven al eje central del universo, un paralelo hueco y
carente de calor.
Esos, los sueños de una marea fría llegando a las playas azules del Caribe, rezagadas,
sueños de manos sin caricias, o de caricias sin manos, de una boca sin sabor
de unos labios pintados de carmín y que jamás besaron, se deslizan entre sabanas
que del amor tan solo tienen dos billetes que compran caricias tibias de sinsabor.
dormida en un ventanal.
Sueños, sueños, sueños, esos, los blancos y sin valor real, los que no cotizan en la bolsa,
sueños que suelen ser madejas de otros sueños y deseos amarrados a un vil billete de
Sueños florecidos, todos llegareis hasta el fondo del universo y navegareis en las naves
del viejo Caronte, sin embargo, no olvidéis esa moneda, ese sestercio, pasaje de la
realidad.
ESPEJISMO
al pasar por frente a una de las casas proletarias cerca de donde trabajo,
más que trabajar diría, lugar donde mis sueños rompen contra el rompeolas diario,
al mirar una de las ventanas descubrí azorado a un noble can allí atrapado.
Sus ojos poseídos de una monumental melancolía miraban sin ver a quien pasaba
(me pregunto, ¿movería su cola feliz de ver tantos extraños desfilar ante sus ojos?)
a unos límites ajenos y a unas fronteras impuestas por amos sin sentido.
Negra la cabeza del noble animal, quizás como sus sueños, sus ambiciones y
corre en su recuerdo el sabor agrio del ultimo gato que atrapo ya hace mil años.
la misma tarde jadeaba angustiada por los vientos agrestes del verano.
que buscan abrigo y refugio ante la desesperanza, ¿será verdad o solo mito?
pero el perro negro de mirada turbia, aquel del que no sé si movía la cola
sin importarle otra cosa que ese vidrio, muralla circundante del foso nauseabundo
de su peculiar castillo,
soñando sin dormir y añorando, al viejo gato que atrapo ya hace mil años y una hora.
Ahí se quedó cuando mis pasos me llevaron más allá de sus desgracias.
¿Cómo alcanzarte si tus pies no transitan la ruta que trazan mis pies?