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Grado en Derecho
Departamento
Curso Académico
2014-2015
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición: la sentencia inquisitorial, trabajo
fin de grado
de Mónica Agudo Caballero, dirigido por María del Carmen Sáenz Berceo (publicado por la
Universidad de La Rioja), se difunde bajo una Licencia
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ESTUDIO HISTÓRICO-JURÍDICO DE LA
INQUISICIÓN: LA SENTENCIA INQUISITORIAL
2015
ÍNDICE
RESUMEN/ABSTRACT……………………………………………….……....4
I. INTRODUCCIÓN…………………………………………………………....5
V. CONCLUSIONES…………………………………………………………..61
BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………….....64
ANEXO……………………………………………………………………...….67
RESUMEN
Para ello hemos analizado el concepto, las clases, la estructura, los requisitos de
validez y las formas de impugnación de la sentencia inquisitorial.
ABSTRACT
The aim of this study is the detailed examination of the inquisitorial judgement
as a resolution that ended a process carried out by the Inquisition Court.
So we have analized the concept, the types, the structure, the requirements of
validity and the ways of appeal of the inquisitorial jugdement.
As a preliminary step before dealing with the study of the judgement, we have
considered important to refer summarily to the Court and its origins, as well as to
analize the different stages of the inquisitorial process, the stablished principles and the
parties involved.
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
I. INTRODUCCIÓN
Las sentencias han sido estudiadas desde varias ramas del Derecho, tanto por el
Derecho Constitucional como por el Derecho Penal o el Derecho Procesal, en su
vertiente civil y penal. Además, el estudio ha sido afrontado desde múltiples puntos de
vista: contenido, forma, requisitos, estructura, modos de impugnación, etc.
Por lo que respecta al tema principal del estudio, ha sido abordado con la
intención de ampliar los conocimientos que podemos tener sobre la Inquisición y sobre
las sentencias que emitió, ya que, aunque la institución del Santo Oficio ha sido una
materia muy analizada por los estudiosos, lo cierto es que la sentencia como resolución
que ponía fin a un proceso inquisitorial no ha sido un tema profusamente examinado.
Por ello, mi modesto objetivo con este trabajo ha sido arrojar un poco de luz sobre un
asunto que, tal vez, contenga aspectos desconocidos para quienes no somos expertos en
la materia para así poder conocer cómo se aplicaba en la práctica el Derecho en el
contexto inquisitorial y compararlo en lo posible con su aplicación en la actualidad.
Por último, y con base en los gráficos que hemos elaborado a partir de las
fuentes que se recogen, se ha pretendido poner de manifiesto mediante una relación de
causas recogidas en un período de tiempo, la realidad de la actuación de la Inquisición,
1
http://www.rae.es/, consultado el día 03/06/2015.
2
ORMAZÁBAL SÁNCHEZ, G., Introducción al Derecho Procesal, Marcial Pons, Madrid, 2010. Pág.
185.
-5-
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
tal vez exagerada al hilo de la “leyenda negra” 3, y que según Kamen4, tuvo dos
orígenes:
3
El término “leyenda negra” fue atribuido por primera vez a Julián Juderías Y Loyot (1877-1918), un
historiador, sociólogo, crítico literario, periodista, traductor e intérprete de Ministerio de Estado de
España. En su obra La Leyenda Negra de 1914, Juderías la describe así: “…el ambiente creado por los
relatos fantásticos que acerca de nuestra patria han visto la luz pública en todos los países, las
descripciones grotescas que se han hecho siempre del carácter de los españoles como individuos y
colectividad, la negación o por lo menos la ignorancia sistemática de cuanto es favorable y hermoso en
las diversas manifestaciones de la cultura y del arte, las acusaciones que en todo tiempo se han lanzado
sobre España fundándose para ello en hechos exagerados, mal interpretados o falsos en su totalidad, y,
finalmente, la afirmación contenida en libros al parecer respetables y verídicos y muchas veces
reproducida, comentada y ampliada en la Prensa extranjera, de que nuestra Patria constituye, desde el
punto de vista de la tolerancia, de la cultura y del progreso político, una excepción lamentable dentro del
grupo de las naciones europeas.”
4
KAMEN, H., La Inquisición Española. Una revisión histórica, Crítica, Barcelona, 1999. Págs. 82-89.
-6-
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
La Inquisición Española fue una institución fundada por los Reyes Católicos en
1478, que surgió con el fin de reprimir a los disidentes religiosos que no se ajustaban al
modelo de creencias y conducta que previamente se había establecido. El Papa Sixto IV
otorgó a los Reyes Católicos la facultad de nombrar tres obispos, arzobispos, sacerdotes
seculares o religiosos en cada ciudad o diócesis de sus reinos de España dotados, para la
averiguación y castigo de los herejes, de los mismos poderes que los ordinarios u otros
inquisidores pontificios a través de la Bula de noviembre de 1478:
“Nos igitur de huiusmodi vestro laudavili zelo fidei ad salutem animarum summentes in
Domino letitiam et sperantes quod non solum de regnis ipsis huiusmodi perfidiam eiicere,
sed etiam Granatae regnum et illi adiacentia loca, que infideles incolunt, nostris etiam
temporibus vestrae ditionis subiicere et infideles ipsos ad fidem rectam comvertere, divina
operante clementia, cum efectu curabitis, quantum praedecesores diversimode impediti
nequiverunt, in eiumodi verae fidei exaltationem, animarum salutem et ad vestram
perfectam lavdem, cum eterni beatitudinis premii conservatione votiva, ac volentes
petitionibus vestris huiusmodi annuere, et super his oportuna adhibere remedia,
5
huiusmodi suplicationibus vestris inclinati, volumus et vobis concedimus.”
Con las emergentes tensiones entre judíos, moros y cristianos que durante los
siglos XIV y XV se sucedieron, un gran número de judíos, atemorizados por la
persecución a la que estaban sometidos debido a la significación que habían adquirido
en el mundo financiero, profesional y público, decidieron convertirse al cristianismo.
Sin embargo, esta conversión creó un recelo por parte de los cristianos, que no
confiaban en que la adopción de su religión hubiera sido sincera. Esta desconfianza fue
el motivo principal de la actuación del Tribunal del Santo Oficio, esto es, el
aseguramiento de la ortodoxia cristiana, amenazada por las actuaciones de estos nuevos
cristianos.
5
Bula del Papa Sixto IV otorgando a los Reyes Católicos facultad para nombrar tres obispos, arzobispos,
sacerdotes seculares o religiosos en cada ciudad o diócesis de sus reinos de España dotados, para la
averiguación y castigo de los herejes, de los mismos poderes que los Ordinarios u otros Inquisidores
pontificios. MARTÍNEZ DÍEZ, G., Bulario de la Inquisición Española, Complutense, Madrid, 1998. Pág.
76.
-7-
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
A partir de 1808 el Tribunal del Santo Oficio sufrió los constantes cambios que
se experimentaron en España especialmente durante el reinado de Fernando VII y que
se dejaron sentir no sólo en la organización religiosa sino también en la civil, política y
económica. Lo que desembocó en la supresión del Tribunal Inquisitorial.
Artículo 3º. El presente Decreto será publicado, y de él se hará registro en todos los
Consejos, Audiencias y demás Tribunales, para que se cumpla como ley del Estado.
7
Firmado, Napoleón.”
6
DUARTE RUST, L., “Bulas Inquisitoriais: Ad Abolendam (1184) e Vergentis in senium (1199)”, en
Revista de História, São Paulo, 2012, núm. 166. Págs. 129-161.
7
Gaceta de Madrid, 11 de diciembre de 1808- Número 151.
-8-
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La sentencia inquisitorial.
8
Discusión, 26.
9
Real Decreto de 15 de julio de 1834, por el que se suprime definitivamente el Tribunal de la Inquisición.
Gaceta de Madrid de 17 de julio de 1834- Número 150.
-9-
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
Otro rasgo relevante del proceso inquisitorial era la acusada tendencia del juez a
procurar la confesión culpable del acusado. Más que juez era fiscal en la medida en que
su labor no era resolver la causa de la forma más objetiva y justa posible, sino que su
visión inicial del acusado y de los hechos que allí se discutían estaba viciada con el
principio de presunción de culpabilidad, que provocaba un cambio en la función del
juez: no buscaba la verdad para, con base en ella declarar al acusado inocente o
culpable, sino que su pretensión era sacar a la luz la culpabilidad del reo, culpabilidad
que existía y que sólo había que demostrar mediante los medios oportunos.
10
Artículo 24 de la Constitución Española: “1. Todas las personas tienen derecho a obtener la tutela
efectiva de los jueces y tribunales en el ejercicio de sus derechos e intereses legítimos, sin que, en ningún
caso, pueda producirse indefensión. 2. Asimismo, todos tienen derechos a Juez ordinario predeterminado
por la ley, a la defensa y a la asistencia de letrado, a ser informados de la acusación formulada contra
ellos, a un proceso público sin dilaciones indebidas y con todas las garantías, a utilizar los medios de
prueba pertinentes para su defensa, a no declarar contra sí mismos, a no confesarse culpable y a la
presunción de inocencia. La ley regulará los casos en que, por razón de parentesco o de secreto
profesional, no se estará obligado a declarar sobre hechos presuntamente delictivos.
- 10 -
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La sentencia inquisitorial.
11
BARRIOS PINTADO, F., “Las competencias privativas del Inquisidor General en la normativa regia
de los siglos XVI y XVII. Una aproximación al tema”, en Revista de la Inquisición, núm. 1, Madrid,
1991, Instituto de Historia de la Inquisición, Universidad Complutense de Madrid. Págs. 121-140.
- 11 -
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
El Inquisidor General poseía unas amplias competencias dentro del gobierno del
Santo Tribunal. Le competía la dirección del Santo Oficio en su conjunto: en materia de
gracia, en materia de justicia, en materia de gobierno, en materia de hacienda y en las
relativas a la vigilancia de los libros.
- 12 -
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
Durante el siglo XV y buena parte del XVI, la Suprema fue un órgano consultivo
completamente al servicio del Inquisidor General. Progresivamente, y a raíz de la
muerte del cardenal Espinosa, fue tomando mayor iniciativa y poder hasta el punto de
que durante los siglos XVI y XVII, el órgano fue tomando estructura colegiada e
interviniendo en prácticamente todos los asuntos, fueran importantes o no.
b) Inquisidor de distrito
13
KAMEN, H., La Inquisición Española. Una revisión histórica. Págs. 182-183.
- 13 -
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
Los inquisidores eran nombrados por el Inquisidor General y debían cumplir una
serie de requisitos: ser honestos, justos, cultos, ser sacerdotes y contar con una edad
mínima de cuarenta años. Estas condiciones sufrieron con el tiempo múltiples
variaciones.
- 14 -
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
puesto que consideraba que a esa edad se garantizaba una mayor preparación y
madurez. Pero, con el permiso expreso del Inquisidor General, también podían acceder
al cargo de inquisidor de distrito los menores de dicha edad. En la práctica esto ocurrió
con mucha frecuencia de forma que en los siglos XVII y XVIII la mayoría de títulos de
inquisidor de distrito fueron ocupados por menores de cuarenta años.
Breve del Papa Julio II por el que designa al cardenal Cisneros como Inquisidor General para los reinos
de la Corona de Castilla. MARTÍNEZ DÍEZ, G., Bulario de la Inquisición Española. Pág. 369.
17
Bula del Papa Inocencio VIII por la que ratifica de nuevo el nombramiento de fray Tomás de
Torquemada como Inquisidor General de todos los reinos de España y especialmente de la Corona de
Aragón. MARTÍNEZ DÍEZ, G., Bulario de la Inquisición Española. Pág. 194.
18
Bula del Papa Alejandro VI nombrando al dominico don Diego de Deza, obispo de Jaén, Inquisidor
General en los reinos de Castilla, León y Granada, en sustitución del fallecido fray Tomás de
Torquemada, otorgándole facultades para poder designar a otros Inquisidores delegados suyos.
MARTÍNEZ DÍEZ, G., Bulario de la Inquisición Española. Pág. 305.
19
El clero secular estaba constituido por sacerdotes católicos no sujetos a votos religiosos ni a reglas de
instituto religioso o monacal. Administraban parroquias adscritas al obispado o diócesis, cuyo titular era
el obispo. El clero regular eran frailes católicos que estaban bajo la disciplina de una orden religiosa, a la
que pertenecían.
- 15 -
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
c) Ordinario
“Cum Episcopus & Inquisitor non conveniunt in ferenda sententia; tunc non posset unus
sine altero eam pronuntiare, sed causam instructam ad Summum Pontificem transmittere
debent.”
“Si Episcopus, & Inquisitor discordant in ferenda sententia, debent causam instructam ad
Sumum Pontificem, vel sepremum Inquisitionis Sentaum mittere decidendam.”
“Nam cum episcopi & Inquisitores non sunt concordes, remittitur causa instructa ad
20
senatum sanctae inquisitionis.”
d) Consultores
Los consultores eran los asesores del Santo Oficio. Se les exigía que fueran
expertos en teología, derecho canónico o civil, prudentes, honestos, previsores y con
experiencia. Eran escogidos por los inquisidores de distrito. No se requería su
intervención en las votaciones de procesos contra solicitantes, aunque en la práctica se
demostró que no fue así.
e) Promotor Fiscal
20
EYMERICH, N., Directorium. Pág. 588, D, 1578.
SIMANCAS, D., De Catholicis. Pág. 182, 5, 1569.
SOUSA, A., Aphorismi. Pág. 27, núm. 17, 1633. Citados por: FERNÁNDEZ GIMÉNEZ, M. C., La
Sentencia Inquisitorial, Complutense, Madrid, 2000. Pág. 57.
- 16 -
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
f) Notarios o secretarios
Los notarios o secretarios fueron los oficiales encargados de dar fe de los actos
procesales llevados a cabo, levantando acta de lo sucedido en el proceso. Los notarios
redactaban y firmaban los documentos, registraban las votaciones en los registros de
votos y prestaban juramento de ejercer adecuadamente sus funciones, bajo pena de
excomunión.
21
MARTÍNEZ NAVAS, I., “El fiscal en los tribunales inquisitoriales. Aproximación al estudio de sus
competencias.”, en Intolerancia e Inquisición: actas del Congreso Internacional de Intolerancia e
Inquisición celebrado en Madrid y Segovia en febrero de 2004. Edición de José Antonio Escudero,
Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales, Madrid, 2006. Págs. 495-528.
- 17 -
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
Tal y como señala Tomás y Valiente22 “La condición social del delincuente era
un elemento esencial para determinar la pena que merecía.”
La estructura social comportaba diferentes tratamientos penales, tanto en lo que se
refiere al proceso como en lo que se refiere a la pena a imponer. Cabe destacar que los
nobles gozaban del privilegio de fuero especial o de la exención de tormento, que
suponían a la postre una protección de los tribunales canalizada en la inaplicación de la
ley penal.
El secreto informaba todo el proceso. Era uno de los caracteres más importantes
y atractivos de la jurisdicción del Santo Oficio. La Inquisición advertía de que el secreto
rodeaba tanto a las causas de fe como a las informaciones de limpieza y, en general, a
todas las actuaciones del Santo Oficio.
22
TOMÁS Y VALIENTE, F., El Derecho Penal de la Monarquía Absoluta (siglos XVI, XVII y XVIII),
Tecnos, Madrid, 1992. Págs. 317-331.
- 18 -
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
eclesiástico residente en algún punto del distrito hasta la sede del Tribunal. Pero, como
bien sostiene Galván Rodríguez23, afirmar el secreto de las delaciones no implica
sostener su anonimato. Las denuncias anónimas eran rechazadas. Una vez que se
acordaba el auto de prisión, los calificadores examinaban el documento que contenía el
resultado de los interrogatorios a los testigos y al acusado en orden a determinar si el
proceso debía o no continuar. Estos calificadores recibían el informe sin el nombre del
acusado para actuar con mayor libertad e imparcialidad.
En todas estas actuaciones previas el secretismo era la base del proceder puesto
que con ello se evitaba que el reo estuviera al tanto de la acusación para el momento del
interrogatorio. Así el acusado no podía influir en las personas que le habían delatado
compeliéndoles a falsear sus testimonios o revocarlos ante el Tribunal. Esto también
evitaba que el reo, enterado del proceso que se había iniciado contra él (todavía sin su
conocimiento) huyese de la ciudad.
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Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
diligencia por medio de los ministros de él. Y no se llamen a él estas personas, por
obviar el inconveniente de que se hagan ruidosas las causas y se exponga el secreto que
tanto importa.”25
En lo que se refiere a la segunda manifestación, la confidencialidad de los testigos
respecto de todo lo que conocieran del proceso, era asegurada mediante declaración ante
el Tribunal. Se aprecia la extrema importancia que la Inquisición dotaba al secretismo
procesal en que cuando se producían filtraciones por parte de los testigos, el Tribunal
del Santo Oficio prefería sacrificar el interrogatorio antes que arriesgar el secreto.
Pero donde el secretismo incidió de manera más severa fue en la figura del
acusado. El reo no conocía la identidad de la persona que lo delataba, ni quienes
apoyaban su acusación. En este sentido, Puig i Blanch26 critica que la Inquisición oculta
al imputado los nombres de sus contrarios, cercenándole o quitándole los medios de
defensa, sin dejarle otro que el de adivinar o conjeturar.
La incidencia del secreto también llegó a la prisión. Los jueces preferían enviar a
los acusados a las cárceles secretas que poseía la Inquisición con el fin de tener
controlados a todos los que estaban siendo objeto de algún proceso inquisitorial y evitar
dispersiones en el conocimiento de las actuaciones del tribunal. Fue la instrucción de
Valladolid de 27 de octubre de 1488 la que inició esta práctica. El sigilo propio de la
prisión en las cárceles secretas no sólo ha de preservar de la publicidad el contenido de
las actuaciones desarrolladas con el acusado, sino también su propia estancia en prisión.
Es decir, nadie ajeno al Tribunal debe conocer que dicho sujeto está recluido en las
cárceles secretas del Santo Oficio. Nadie puede ver ni hablar a ninguno de los presos.
Fuera de la cárcel no debe saberse quiénes están alojados en sus celdas, ni la razón por
la que lo están. Más aún, durante la reclusión, el número de personas que entren en
contacto con el reo ha de ser lo más reducido posible.
25
Según Acuerdo de la Suprema de 10 de mayo de 1757. Citado por: GALVÁN RODRÍGUEZ, E., El
secreto en la Inquisición Española, Servicio de Publicaciones de la Universidad de Las Palmas de Gran
Canaria, 2001. Pág. 65.
26
PUIG I BLANCH, A., La Inquisición sin máscara, o disertación en que se prueban hasta la evidencia
los vicios de este tribunal y la necesidad de que se suprima, Niel, 1881. Pág. 150.
- 20 -
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
Por todo ello dice Gacto Fernández27 que el hermético sigilo que rodeaba todas
las diligencias procesales del Tribunal implicaba un evidente perjuicio para el reo,
situándole en peor situación que la que asumían la mayor parte de los acusados ante los
tribunales seculares.
27
GACTO FERNÁNDEZ, E., “Observaciones jurídicas sobre el proceso inquisitorial”, en La Inquisición
en Hispanoamérica, estudios, 1997. Págs. 13-42.
28
FAJARDO SPÍNOLA, F., Reducciones de protestantes al catolicismo en Canarias durante el siglo
XVIII: 1700-1812, Las Palmas de Gran Canaria, 1977. Pág. 65.
- 21 -
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
Este sigilo llegó a influir incluso en la vida privada de los oficiales del Tribunal.
De esta forma, en el año 1597 la Suprema ordenó a los inquisidores que salieran de casa
sólo cuando fuera necesario, y que siempre lo hicieran acompañados de otros oficiales
del Tribunal o su familia, y por supuesto manteniendo la autoridad que les corresponde
por razón de su oficio.
El proceso inquisitorial estaba constituido por tres fases: fase inicial o sumaria,
fase intermedia y fase final.
La fase inicial comenzaba con una denuncia o una acusación presentada por los
particulares, o, en determinados casos, por el juez. Así, las tres formas de iniciar el
proceso eran: acusación, denuncia y, la más frecuente y propia, inquisición. Destaca
Fernández Giménez, tomando como referencia las Instrucciones de Argüello 29, que, a
pesar de que debía seguirse el mismo proceso en todos los tribunales, la práctica ponía
de manifiesto que no era así:
- Acusación
29
ARGÜELLO, G.I., Instrucción, 1484, núm. 1.
30
FERNÁNDEZ GIMÉNEZ, M. C., La Sentencia Inquisitorial. Pág. 22.
- 22 -
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
- Denuncia
31
GARCÍA MARÍN, J. M., “Proceso inquisitorial-proceso regio. Las garantías del procesado”, en Revista
de la Inquisición. 1998, núm. 7. Págs. 137-149.
- 23 -
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
- Inquisición
b) Fase intermedia
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Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
32
ARGÜELLO, G.I, Instrucción, 1484, núm. 17. Citado por FERNÁNDEZ GIMÉNEZ, M. C., La
Sentencia Inquisitorial. Pág. 29.
33
FRIES, H., Conceptos fundamentales de la Teología, Ediciones Cristiandad, Madrid, 1979: “…herejía
formal, es decir, condicionada por una maliciosa intención y, por tanto, pecaminosa…” “La herejía
formal presupone un conocimiento suficientemente claro de la autoridad divina de la Iglesia.”
“El pecado lleva consigo no sólo la decisión, sino también la conciencia de su maldad moral.” Págs. 626-
628.
- 25 -
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
Tras este primer interrogatorio se preguntaba al reo sobre el motivo que le había
llevado a esa situación de encarcelamiento. En la mayor parte de los casos esta cuestión
tenía una respuesta negativa, es decir, el reo desconocía las razones por las que estaba
imputado. Sorprende que en las Instrucciones de 1561 se añadieran otras faltas del preso
a la acusación, con la justificación de que, aunque esas faltas nada tuvieran que ver con
el proceso inquisitorial que se estaba llevando a cabo, sirvieran para agravar los actos
heréticos que el Tribunal pretendía atribuirle para demostrar que su vida no era
cristiana.
c) Fase final
34
GACTO FERNÁNDEZ, E., “Consideraciones sobre el secreto del proceso inquisitorial”, en Anuario de
Historia del Derecho Español, 1997, Vol. 67. Págs. 1633-1656.
- 26 -
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
La sentencia inquisitorial estaba formada por dos elementos: uno objetivo y otro
subjetivo. El elemento objetivo hace referencia a la herejía, mientras que el elemento
subjetivo hace referencia al sujeto, al reo acusado de hereje.
1. Elemento objetivo
35
FERNÁNDEZ GIMÉNEZ, M.C., La Sentencia Inquisitorial. Pág.72.
36
LEA, H., Historia de la Inquisición Española, Tomo II, Fundación Universitaria Española, Madrid,
1983. Pág. 603; y MAQUEDA ABREU, C., El auto de fe, Istmo, Madrid, 1995. Pág. 375.
37
Canon 751, Libro III. Código de Derecho Canónico.
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Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
- Judaizantes
Los judíos que se habían convertido al cristianismo pero que seguían practicando
los ritos propios de la religión judía eran perseguidos por el Tribunal como si de herejes
y apóstatas se tratara. La distinción entre judíos bautizados y no bautizados era
importante a la hora de ejercer jurisdicción. Los no bautizados no eran considerados
como herejes porque los inquisidores no podían ejercer su actuación sobre ellos. Sin
embargo, los bautizados sí podían ser considerados herejes cuando realizaban alguna de
estas conductas: mantener comunicación con otros judíos, blasfemar acerca de la
religión cristiana, continuar practicando los ritos judíos tales como el descanso el día del
shabat en vez del domingo, celebración del bar mitzva, vestimenta de sus ropas
propias…
38
LARRAGA, F., Prontuario de la Teología moral, Imprenta Pablo Riera, Barcelona, 1860. Pág. 306.
39
Compendio Moral Salmaticense, Pamplona, 1805, tomo 1. Págs. 188-191.
- 28 -
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
- Luteranos
El luteranismo es un movimiento religioso surgido a partir de las enseñanzas de
Martín Lutero40. Inició lo que más tarde pasó a denominarse la Reforma Protestante y
tuvo sus orígenes en el movimiento que lideró el fraile Martin Lutero (1483-1546) en el
espacio geográfico del Imperio Germánico. El objetivo de Lutero era la reforma de la
Iglesia, pero la sucesión de los acontecimientos y la resistencia de las posiciones
desencadenó un desenlace diferente: la ruptura de la unidad de la Iglesia cristiana de
Occidente. Esta ruptura con la doctrina católica es la que llevó a la Inquisición a
considerarlo como conducta perseguible.
- Moriscos
Al igual que ocurría en el caso de los judíos convertidos al cristianismo, también
hubo musulmanes que abandonaron el islam para convertirse a la religión católica. Sin
embargo, muchos de estos conversos seguían practicando los ritos y tradiciones propias
de la religión musulmana, lo que provocó que fueran perseguidos por la Inquisición,
recibiendo el nombre de moriscos.
40
El luteranismo cree en Jesucristo como fundador espiritual, y comparte la creencia de la unidad de Dios
y la Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu Santo). La base del pensamiento luterano se encuentra, al igual que
el catolicismo, en que Dios no justifica a los hombres por sus buenas obras, sino más bien por su fe. Este
concepto de justificación de la fe supone para los luteranos la negación de cualquier teoría católica
ortodoxa respecto a los méritos personales aplicables a la salvación. Por otro lado, el luteranismo rechaza
la mediación de los santos y vírgenes y la veneración de sus imágenes, la venta de las indulgencias y la
obtención de los perdones a cambio de bienes, la figura del Papa y la existencia del purgatorio. El
movimiento protestante afirma el valor único de las Escrituras y la supremacía de la fe en Jesucristo.
Desarrolla la doctrina del Sacerdocio Universal, esto es, la libertad que poseen los creyentes para
interpretar las Escrituras gracias a la creación de la imprenta. La idea del sacerdocio universal de todos
los creyentes se deduce del principio de la justificación por la sola fe. Si la fe es un don que Dios otorga a
cada uno y a quien él quiere, no se necesitan los intermediarios. El cristiano es el único que puede tener la
certeza de su propia fe y ninguna persona especial, el sacerdote, puede ratificarla. Ahora bien, como todos
pueden, en principio, recibir la gracia de Dios y tener su propia certeza, todos son, desde este punto de
vista, iguales ante Dios.
41
María de Cazalla fue condenada públicamente por la Inquisición en el Auto de Fe del 21 de abril de
1529 por “alumbrada” y “luterana” después del Edicto contra los Alumbrados del reino de Toledo de 23
de septiembre de 1525.
42
VINCENT, B., “Los Moriscos y la Inquisición (1563-1571)”, en Chronica Nova, 1982, núm. 13. Págs.
197-206.
- 29 -
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
- Bigamia
La bigamia es la situación que se crea cuando una persona casada contrae un
nuevo matrimonio sin haber disuelto el anterior. La monogamia es el pilar básico del
matrimonio cristiano, por lo que el hecho de que un cónyuge lo sea en más de una unión
atenta contra los dogmas cristianos. La bigamia era considerada en su origen como un
delito de fuero mixto puesto que podía ser conocido tanto por la jurisdicción secular
como por la canónica. Sin embargo, fue a partir de la Edad Moderna cuando este delito
se circunscribió exclusivamente a la jurisdicción del Tribunal de la Inquisición (igual
que la blasfemia y la solicitación). Este hecho suscitó problemas en diversas
instituciones, como en las Cortes de los Estados de la Corona de Aragón, que decían
que la bigamia no era un delito herético por lo que quedaba fuera de la jurisdicción del
Tribunal del Santo Oficio. Pero éste contestó aduciendo que a través de la bigamia se
despreciaba la santidad del matrimonio, por lo que la conexión con el dogma era
patente.
En cuanto a la pena a imponer por este delito, los autores están divididos. Una
parte de ellos considera que es la pena de muerte la que corresponde a la bigamia. Otra
43
KAMEN, H., La Inquisición Española. Una revisión histórica. Págs. 255-256.
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Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
parte apuesta por la pena impuesta para el adulterio: reclusión en monasterio para la
mujer casada y muerte para el amante44. No obstante, todos coinciden en que se trata de
un delito con pena arbitraria, de tal forma que las circunstancias de cada caso precisarán
los límites y la gravedad de la sanción.
Puesto que en aquella época el divorcio era inexistente, casi la única forma de
evitar la acusación del delito de bigamia consistía en la prueba de viudedad, presentando
al Tribunal el certificado de defunción, lo que se prestaba a menudo a la falsificación.
- Blasfemos
La blasfemia consiste en la expresión de afirmaciones injuriosas contra Dios, la
Virgen, los santos o contra las cosas sagradas en general. Existían dos tipos de
blasfemia: heretical y simple. La blasfemia heretical era consecuencia de alguna herejía,
mientras que la blasfemia simple era fruto de la ira o enfado del momento o de alguna
circunstancia concreta. En el primer caso, la jurisdicción se atribuía en exclusiva a la
Inquisición; en el segundo, a la autoridad civil que hubiese conocido la causa
inicialmente.46
Como ha señalado Kamen47, "la blasfemia o falta de respeto a las cosas sagradas era en
aquel tiempo un delito público contra Dios que era castigado tanto por el estado como
por la Iglesia.” Esto planteó conflictos entre las dos jurisdicciones, especialmente con
la Inquisición española que "dio al término una definición muy amplia, lo que provocó
las protestas de las Cortes, tanto en Aragón como en Castilla. En 1534, las Cortes de
Madrid pidieron de modo específico que los casos de blasfemia quedaran reservados a
los tribunales seculares. El Santo Oficio continuó, sin embargo, interviniendo en la
represión de este tipo de delitos, castigando el uso del lenguaje inmoderado de acuerdo
con la gravedad del contexto."
44
FARINACCI, P., Praxis et theoricae criminalis: partes quator. Cardom, Lugduni, 1631. Págs. 456-
457. COVARRUBIAS Y LEIVA, D., De matrimoniis, cap. 7, núm. 10. Pág. 243.
45
GACTO FERNÁNDEZ, E., “El delito de bigamia y la Inquisición Española”, en Anuario de Historia
del Derecho Español, 1987, núm. 57. Págs. 465-492.
46
MORENO TAVERA, M.A., “Las raíces del anticlericalismo y la blasfemia en el carácter español: el
influjo del colectivo inconsciente de los cristianos conversos”, en Docta Ignorancia Digital, 2012, núm.
3. Págs. 48-55.
47
KAMEN, H., La Inquisición Española. Una revisión histórica. Págs. 252.
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Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
El delito de blasfemia era tratado de forma diferente por los tribunales civiles y
por el Tribunal de la Inquisición. De esta forma, las autoridades civiles actuaban con
absoluta severidad en el tratamiento de este delito y, en cumplimiento de las
disposiciones reales, imponían violentos castigos contra los blasfemos, entre ellos la
pena de muerte. Cuando la blasfemia era contra la Virgen o los santos se decretaba
mutilación de la lengua, azotes, prisión, destierro, galeras, confiscación de bienes, etc.
Sorprendentemente, el Tribunal del Santo Oficio aplicaba sanciones más benignas:
cuando existía autodenuncia y retracto no se detenía al acusado. Pero si era denunciado
y la blasfemia era considerada grave se le condenaba a salir al auto de fe con una vela
en mano, una soga en el cuello y una mordaza en la boca, para después aplicarle la pena
de 100 azotes o de destierro. En las blasfemias leves las penas eran más suaves: asistir a
misa en calidad de penitente llevando un cirio encendido en la mano.
- Solicitación en confesión
Sarrión Mora48 incluye en la expresión solicitantes en confesión, “las palabras,
actos o gestos que, por parte del confesor, tienen como finalidad la provocación,
incitación o seducción del penitente, con la condición de que dichas acciones se realicen
durante la confesión, inmediatamente antes o después de ella, o bien, cuando finge estar
confesando aunque de hecho no sea así. Es decir, podemos considerar solicitación toda
incitación sexual que el confesor ha hecho al fiel y tiene alguna relación espacio-
temporal con el sacramento de la penitencia.”
Una de las cuestiones clave de este delito era la calidad del testigo.
Normalmente eran mujeres las solicitadas, lo que hacía que sobre ellas se cerniera un
nimbo de desconfianza. Para paliar este problema, se extendió la práctica de elaborar un
48
SARRIÓN MORA, A., Sexualidad y confesión: la solicitación ante el Tribunal del Santo Oficio (siglos
XVI-XIX), Ediciones Universidad de Castilla-La Mancha, 2010. Págs. 221-261.
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Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
informe acerca de la calidad, la vida, el crédito y la honestidad de los testigos. Una vez
recogidos los primeros testimonios que aportaban indicios suficientes para proseguir el
procedimiento, el fiscal solicitaba del Tribunal que acordara la prisión del acusado. Esta
medida cautelar, a juicio de Alejandre García, más que garantizar la presencia física del
reo, lo que perseguía era presionarle para que confesase sus culpas cuanto antes49. La
sentencia suponía el punto final del proceso. Una resolución que siempre era
condenatoria. No se preveían las sentencias exculpatorias o declarativas de la inocencia
del reo, sino que, en los supuestos en los que no era posible probar suficientemente su
culpabilidad, la causa quedaba suspensa y pendiente de la aparición de nuevas pruebas.
- Sodomía
La sodomía era uno de los delitos más graves que podían cometerse porque se
entendía que el sexo era utilizado para quebrantar las leyes naturales divinas basadas en
la atracción y en la complementariedad del hombre y la mujer con el objeto de llevar a
cabo el fin reproductor. Recibían también el nombre de pecados nefandos, delitos
abominables o inconfesables, y se incluían las relaciones sexuales entre personas del
mismo sexo, las relaciones sexuales entre personas de sexos opuestos contra natura y las
relaciones sexuales con animales. A partir de fines del siglo XVI en los documentos
inquisitoriales se distinguió la sodomía a secas de la sodomía bestial o bestialidad (sexo
practicado con animales). Las penas que se imponían a estos delitos eran realmente
duras.
- Alumbrados
Los alumbrados eran los seguidores de la teoría de la religiosidad interior, que
rechazaba toda manifestación externa como los sacramentos, los ritos, las festividades
religiosas, el rezo, etc. Aparecieron en España hacia 1511 agrupados en torno a Isabel
de la Cruz y su seguidor, Pedro Ruiz Alcaraz, que se convirtió en su líder. Siguiendo a
Esteva de Llobet50: “La palabra iluminados, alumbrados o aluminados, se acuña como
término para designar la herejía a partir del momento en que Pedro Ruiz de Alcaraz, su
cabecilla espiritual, se encuentra preso en las cárceles de la Inquisición (22 de junio de
1524) y acuña de su puño y letra una carta al Inquisidor Mariana tratando de justificar
su inocencia.”
49
ALEJANDRE GARCÍA, J. A., El veneno de Dios. La Inquisición de Sevilla ante el delito de
solicitación en confesión, Siglo XXI de España Editores, 2002. Pág. 184.
50
ESTEVA DE LLOBET, M. D., “Las cárceles interiores de María de Cazalla: análisis de un proceso
inquisitorial”, en Estudios Humanísticos, 1996, núm. 18. Págs. 37-56.
- 33 -
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
- Sortilegio
Adivinar es predecir hechos futuros o descubrir cosas ocultas a través de actos
sobrenaturales o mágicos sin recurrir a Dios. La adivinación se caracteriza porque no
utiliza medios naturales como la razón o el estudio para vaticinar el futuro, sino que
recurre explícita o implícitamente al demonio, y por tanto quien la practica queda
inexcusablemente vinculado a fuerzas demoníacas. Debemos precisar la diferencia
existente entre adivinación y profecía. Así, mientras que en la adivinación el hombre es
el que busca conocer un suceso futuro, en la profecía, Dios, por iniciativa propia, revela
algo que va a suceder y que quiere que el profeta transmita a los demás. Dentro de las
adivinaciones podemos distinguir dos tipos: sortilegios y augurios.
- El sortilegio es la adivinación realizada mediante artes basadas en la
superstición. Algunos autores, como Carena51, distinguen tres tipos de sortilegio:
adivinatorio, erótico y maléfico. Las personas que lo practicaban decían invocar al
demonio para adivinar el futuro.
- Los augurios son la adivinación de cosas ocultas a partir de objetos existentes.
Los augurios más comunes estaban vinculados a la astrología, sobre la base de la
ubicación y el movimiento de las estrellas para predecir acontecimientos futuros o
explicar hechos presentes o pasados. La única astrología permitida era la denominada
astrología natural, empleada para intentar predecir las condiciones climáticas o para no
perder la ubicación durante los viajes.
- Brujería
Dentro de la brujería o magia negra englobamos todas aquellas actividades que
se basaban en el ejercicio de un poder sobrenatural siniestro, y que eran practicadas por
personas que vivían sometidas al demonio. La brujería era normalmente ejercida por
mujeres. Las razones que llevaban a recurrir a la ayuda de las brujas eran habitualmente
de tipo sexual como desórdenes sexuales o seducción de la persona deseada, pero
también se acudía en su búsqueda con el objetivo de provocar desastres e infortunios a
enemigos o rivales, invocar a los muertos, etc.
51
CARENA, C., Tractatus, Montius, 1668. Pág. 170.
- 34 -
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
seguidoras de Dios con las del mal seguidoras del demonio. Las brujas servían al
demonio, a quien le debían sus dones excepcionales, y siguiendo las creencias populares
se les atribuía una serie de poderes que les permitían producir plagas en las cosechas,
tormentas, enfermedades o diversos tipos de daños en los enemigos de sus clientes
incluyendo la muerte. Además, eran expertas en preparar pócimas con poderes de
enamoramiento u odio hacia otras personas, se creía que podían transformarse o
transformar a otros en animales, realizar vuelos nocturnos, hacerse invisibles, acceder a
cualquier lugar y provocar desgracias a los reyes. Todas estas actividades eran puestas
en práctica durante los llamados aquelarres nocturnos, que resultaban ser reuniones
orgiásticas en las que se permitía todo tipo de abominaciones en torno al invitado de
honor: el demonio, quien era representado por un macho cabrío. La brujería era una de
las actividades más antisociales por lo cual se hacía merecedora de los más severos
castigos.
Como dice Sánchez52: “La hechicería se vivía como una verdadera amenaza en
el seno de la comunidad, las convicciones relativas a la magia estaban profundamente
arraigadas en la vida social.” En este sentido, Caro Baroja53 establece que “Las
consecuencias que trae a una sociedad el hecho de que se crea objeto de actos mágicos
constantemente son incalculables, pues todo su sistema de sanciones religiosas o
legales, debe ajustarse al que podríamos llamar sentido mágico de la existencia.”
“Quod si quisquam ex agitatoribus ( id est aurigis) seu ex quolibet alio genere hominum
contra hoc interdictum venire temptaverit aut clandestinis suppliciis etiam manifestum
reum maleficae artis oppresserit, ultimum supplicium non evadat geminae suspicionis
obnoxius, quod aut publicum reum, ne facinoris socios publicaret, severitati legum et
debitae subtraxerit quaestioni aut proprium fortassis inimicum sub huiusmodi vindictae
nomine consilio atrociore confecerit.”
52
SÁNCHEZ, A., Amancebados, hechiceros y rebeldes, Centro de Estudios Regionales Andinos
"Bartolomé de las Casas", 1991. Pág. 37.
53
CARO BAROJA, J., Las brujas y su mundo, Alianza Ediciones del Prado, Madrid, 1988. Pág. 35.
- 35 -
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
- Hechicería
El delito de hechicería se encontraba dentro de la jurisdicción del Tribunal de la
Inquisición. A raíz de las Bulas promulgadas por el Papa Juan XXII se impusieron
penas a quienes invocasen al demonio. Tras éstas, otras Bulas papales, ahora
condenatorias, fueron decretadas. Con Inocencio VIII se expidió la Bula Summis
Desiderantes Afectibus, en la que se establecían los poderes que tenían los inquisidores
para reprimir a las hechiceras. La Inquisición reconocía el delito de hechicería cuando
se invocaba al demonio y cuando se mezclaban en los hechizos objetos u oraciones
sagradas.
La idea principal es la existencia de pacto con el diablo, que sólo está presente
en la brujería. La brujería se sirve de hierbas, ungüentos y alucinógenos para producir
sugestión en sus víctimas, y la hechicería, materiales empíricos.
En la mayoría de los idiomas la distinción entre hechicería y brujería se plasma
lingüísticamente, de forma que en inglés existe sorcery y witchcraft, en
portugués feitiçaria y bruxaria, en italiano fattucchieria y stregoneria, en alemán se
dice Kunts o Zauberei y Hexerei. Tan sólo el francés emplea la misma palabra para
referirse a ambas realidades: sorcellerie.
54
HENNINGSEN, G., El abogado de las Brujas: Brujería Vasca e Inquisición Española, Alianza
Editorial, 2010. Pág. 105.
55
CARO BAROJA, J., Las brujas y su mundo. Pág. 135.
56
LISÓN TOLOSANA, C., Las brujas en la historia de España, Temas de hoy, Madrid, 1992. Págs.
112-113.
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Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
- Religiosos casados
Las órdenes sagradas -por el voto de castidad- constituían impedimento para el
matrimonio y, por ende, el realizado por las personas ordenadas era nulo en sí mismo.
Los que cometían tal falta eran considerados como sospechosos de herejía. En algunas
ocasiones se le denominaba apostasía de las religiones. Las personas que caían en estas
faltas debían abjurar de levi en la sala de audiencias o en un auto de fe y eran
sancionadas con prisión, destierro o galeras.
2. Elemento subjetivo
El reo, como sujeto del proceso, tenía una serie de obligaciones y derechos.
Como obligaciones destacamos:
a. Confesión y arrepentimiento.
El fin de la Inquisición cuando iniciaba un proceso contra una persona era que
ésta se declarase culpable por sí misma, ya fuera justo al comienzo de las actuaciones o
en el momento final de lectura de su sentencia. Dicha confesión debía ser sincera y
verdadera para poder proceder a la reconciliación y a la imposición de las penas.
El tormento era el daño físico causado al reo con el fin de que confesase su
crimen. A pesar de que el uso del tormento era frecuentemente asociado a los
Tribunales Eclesiásticos, hay que precisar que en el sistema penal de la Edad Moderna
la tortura judicial era habitualmente utilizada, bien como medio de prueba para que el
acusado confesase o bien como castigo o pena por el delito cometido.
57
DOMÍNGUEZ NAFRÍA, J. C., Textos de Historia del Derecho Español, Universitas, Madrid, 2002.
Pág. 101.
- 37 -
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
inquisitorial, sino común a todos los procesos penales de aquella época. De hecho, la
utilización por la Inquisición era bastante excepcional, pues las Instrucciones del
Inquisidor General Fernando Valdés de 1571 lo calificaban como “remedio… frágil y
peligroso,…por la diversidad de fuerzas corporales y ánimos de los hombres.” Sólo se
llegó a emplear en el uno o dos por ciento de los procesos.
Hemos de recordar que el tormento, además de como medio de prueba, también
era empleado como castigo una vez finalizado el proceso a través de la sentencia y el
auto de fe. La tortura, empleada al término de la fase probatoria del proceso, tenía lugar
cuando se trataba de delitos muy graves, había grandes indicios o sospechas de
culpabilidad y se produjera alguna de las siguientes circunstancias:
a) El reo entraba en contradicciones
b) El reo era incongruente con su declaración
c) El reo reconocía una acción torpe pero negaba su intención herética
d) El reo realizaba sólo una confesión parcial.
La tortura era una actuación aplicable a todas las personas acusadas, sin
distinción de sexo ni edad, aunque en la práctica no solía aplicarse ni a muy jóvenes ni a
muy ancianos. Señala Llàtzer De Dou I De Bassols 58 que quedaban exceptuadas de
sufrir el tormento las personas ilustres (el Papa, el Rey y los nobles), los decuriones, sus
hijos y nietos; los menores de catorce años y los ancianos; los mudos y los sordos de
nacimiento; y las mujeres embarazadas o recién paridas. A menudo el acusado era
colocado in conspectu tormentorum, de modo que la vista de los instrumentos de tortura
en muchos casos podía provocar la tan buscada confesión de culpabilidad sin necesidad
de recurrir a poner en práctica las técnicas de tormento. Hay que tener en cuenta que
cuando el acusado llegaba a este punto llevaba sobre sus espaldas mucho tiempo preso y
se encontraba débil física y psíquicamente.
La única norma del tormento era que no debía producir derramamiento de sangre
ni superar la hora y media. La práctica del tormento era controlada por un médico, que a
veces lo impedía al reconocer previamente a la víctima; otras, aconsejaba posponerlo, y
en ocasiones, lo limitaba a una parte del cuerpo que él consideraba sana y no a la que
diagnosticaba como enferma.
58
LLÀTZER DE DOU I DE BASSOLS, R., Instituciones del derecho público general de España, 9: con
noticia del particular de Cataluña y de las principales reglas del gobierno en cualquier estado, Oficina
de Benito García y Compañía, Madrid, 1800. Págs. 360-361.
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Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
Instrucciones provocó que a partir del siglo XVII no se pudiera aplicar el tormento sin
el permiso previo de la Suprema, lo que redujo las situaciones de abuso.
Al lado del acusado, en posición que pudiera escuchar hasta los más leves
suspiros del mismo, se colocaba un notario que se encargaba de escribir todo lo que el
reo manifestase. La confesión obtenida por la vía de tormento, para ser válida, debía ser
ratificada por el acusado en un plazo no superior a 24 horas después de aplicado el
mismo. De negarse a ratificar o si bajo tortura había insistido en mantener su inocencia,
se lo podía someter de nuevo a ella. En teoría había una sola cuestión de tormento, por
lo que, para renovarlo, se ideó la ficción legal de la suspensión temporal del mismo, que
de todos modos, no se aplicaba en más de tres «sesiones».
c. Guardar secreto.
- 39 -
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
Además de las obligaciones referidas, los acusados tenían unos derechos que
debían respetarse en la medida de lo posible durante todo el tiempo que durase el
proceso.
59
Artículo 17.3 de la Constitución Española: “Toda persona detenida debe ser informada de forma
inmediata, y de modo que le sea comprensible, de sus derechos y de las razones de su detención, no
pudiendo ser obligada a declarar. Se garantiza la asistencia de abogado al detenido en las diligencias
policiales y judiciales, en los términos que la ley establezca.”
- 40 -
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
“Si el reo acusado pidiere, que le den Abogado, y Procurador que le ayude, debengelo dar
los Inquisidores, recibiendo juramento en forma de tal Abogado, que ayudara fielmente al
tal acusado, alegando sus legítimas defensiones, y todo lo que de Derecho oviere lugar,
según la qualidad del dicho delito, sin procurar ni poner cavilaciones, ni dilaciones
maliciosas; y que en cualquier parte del pleito, que supiere y conociere, que su parte no
tiene justicia, no le ayudará mas, y lo dirá a los Inquisidores.” 60
El pago de los honorarios del abogado se hacía con los bienes confiscados del
acusado. Entre los requisitos para ser abogado estaban, además de estar instruido en
leyes, ser cristiano, actuar siguiendo las normas jurídicas y no tener ni haber tenido
contacto alguno con ningún tipo de herejía.61
En el caso de menores de veinticinco años o personas con pérdida de razón, no
era un abogado el que se encargaba de su defensa, sino un curador Oficial del Santo
Oficio, y, en su defecto, una persona de calidad, confianza y buena conciencia.
60
ARGÜELLO, G.I., Instrucción, 1484, núm. 16.
61
Los requisitos exigidos para ejercer la abogacía en el Tribunal de la Inquisición tienen su origen en
Roma y en las Partidas. Ambos exigían para el ejercicio de la abogacía la condición de varón, vetando a
las mujeres el acceso a la profesión. También exigían conocimientos jurídicos y una edad superior a
diecisiete años, puesto que en Roma se consideraba una edad suficiente para hablar en público. Sobre los
abogados en las Partidas y en Roma ver AGUDO RUIZ, A., “Notas sobre la Partida 3, 6 y sus
precedentes en Derecho Romano”, en Revista General de Derecho Romano (Iustel), 2008, núm. 10. Págs.
1-31.
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Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
- 42 -
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
- De reconciliación
- De relajación
- Con méritos
- Sin méritos
En los orígenes del Tribunal los reos conocían su sentencia poco antes de
celebrarse el Auto de Fe, es decir, el acto público organizado por la Inquisición en el
que los condenados abjuraban de sus pecados y mostraban su arrepentimiento —lo que
hacía posible su reconciliación con la Iglesia Católica— para que sirviera de lección a
todos los fieles que se habían congregado en la plaza pública o en la iglesia donde se
celebraba (y a quienes se invitaba también a que proclamaran solemnemente su
adhesión a la fe católica). Sin embargo, a partir del siglo XVII, los acusados conocían el
veredicto durante la celebración del Auto de Fe.
1. Sentencia interlocutoria.
62
LEA, H., Historia de la Inquisición Española, Tomo II. Pág. 619.
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Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
1. A) Sentencia de Tormento
Si el delito no había sido probado del todo, o existían indicios contra el acusado
que no ofrecieran lugar a dudas para emitir una condena, los inquisidores acordaban
someter al reo al tormento, aplicándolo conforme a derecho, buena conciencia y arbitrio
de los jueces, con el fin de obtener la verdad.63
Una vez que los inquisidores aceptaban la ratificación, advertían al reo del
peligro de enseñar su herejía a otras personas.
63
EYMERICH, N., Directorium. Pág. 480, A y B; SIMANCAS, D., De Catholicis. Pág. 499, núm. 25.
Citado por: FERNÁNDEZ GIMÉNEZ, M. C., La Sentencia Inquisitorial. Pág. 94.
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Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
repetición se realizaba por causas tasadas: insuficiencia de la tortura o negación del reo
de lo declarado durante el tormento.
El reo tenía el derecho de apelación una vez que conocía la sentencia. Este
derecho debía ejercerse ante los inquisidores, quienes decidían si debía enviarse al
Consejo de la Suprema para su deliberación. Esta apelación sólo se admitía y concedía
cuando no existían dudas acerca de la inocencia del acusado, hecho que verdaderamente
era muy difícil de acreditar en un proceso inquisitorial. Por contra, si el reo no
conseguía desvirtuar la acusación herética, la apelación se consideraba frívola y se
procedía a la aplicación del tormento.
1. B) Sentencia de prueba
Las sentencias de prueba eran aquellas en las que se decidía acerca de la petición
del promotor fiscal al tribunal sobre el sometimiento a prueba de las declaraciones del
reo como consecuencia de la disconformidad en el reconocimiento de los hechos que se
le imputaban. Esta sentencia se localiza tras la instrucción de la causa y antes de las
64
ARGÜELLO, G.I., Instrucción, 1561, núm. 48.
- 45 -
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
declaraciones de las partes, y servía para contrastar lo expresado por el acusado con las
averiguaciones obtenidas por el promotor fiscal.
Las sentencias de prueba podían ser de dos clases: prueba con término y prueba
sin término. El elemento distintivo entre una y otra era temporal, esto es, mientras que
en las sentencias con término existe un período de tiempo fijado por el tribunal para que
acusado y fiscal respondan a lo alegado por los testigos de la otra parte; en las
sentencias sin término dicho plazo no existe. Ambas tenían la misma estructura.
2. Sentencia definitiva.
Las sentencias definitivas son aquellas que resuelven sobre el objeto principal
del litigio, de forma que ponen fin al proceso a través de la absolución o condena del
procesado. Las sentencias definitivas se clasificaban en: absolutorias y condenatorias.
2. A) Sentencia absolutoria.
65
http://www.rae.es/, consultado el día 02/05/2015.
- 46 -
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
Tras declarar la sentencia absolutoria el tribunal devolvía al reo los bienes que
habían sido confiscados en el curso del proceso.
- 47 -
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
Finalmente, y volviendo al ámbito inquisitorial, hay que precisar que cuando una
sentencia absolutoria de instancia recaía sobre un acusado fallecido, no se podían dar a
conocer sus errores sino simplemente declarar que no se había podido probar nada
contra él. A pesar de ello, el proceso continuaba hasta la obtención de una sentencia
absolutoria que debía leerse en público.
2. B) Sentencia condenatoria.
El momento de pronunciar estas sentencias era una vez terminados los actos
procesales, cuando el reo confesaba su culpabilidad. En este tipo de sentencias, la
herejía del acusado era pronunciada públicamente como instrumento de adoctrinamiento
y represión contra el resto de la población. Además de la herejía cometida, también era
preciso comunicar el tiempo que había pasado entre la comisión del delito y la
iniciación del proceso inquisitorial con el fin de ensalzar la rápida actuación de la
Inquisición en la persecución de los delitos de fe.
66
http://www.rae.es/, consultado el día 02/05/2015.
- 48 -
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
verdadera, el Tribunal inquisitorial podía volver a juzgarle, pero esta vez ya no como
reconciliado sino como relajado, lo que conllevaba las penas más severas. Podemos
decir que la sentencia de reconciliación era una amenaza de por vida en poder del
receloso Tribunal de la Inquisición.
67
Los chuetas, del catalán xueta, conforman un grupo social de la isla de Mallorca, descendientes de una
parte de los judíos mallorquines conversos al cristianismo y de los cuales, a lo largo de la historia, se ha
conservado conciencia colectiva de su origen, por ser portadores de alguno de los apellidos, de linaje
converso, afectado por las condenas inquisitoriales por cripto-judaísmo en el último cuarto del siglo
XVII, o por estar estrechamente emparentados con ellos. Históricamente han sido
estigmatizados y segregados, por lo cual, y hasta la primera mitad del siglo XX, han practicado una
estricta endogamia.
- 49 -
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
Las sentencias con méritos eran aquellas resoluciones en las que se daban a
conocer las etapas del proceso, los litigios entre acusado y acusador, los delitos
imputados al reo y las confesiones realizadas por éste.
Las penas de las sentencias con méritos eran más severas que las de las
sentencias sin méritos: condenas a destierro, galeras, penitencias, penas pecuniarias…
Las sentencias sin méritos, por contra, no recogían nada de lo que las anteriores
incluían: ni actuaciones, ni delito, ni confesiones.
Las penas de las sentencias sin méritos eran más leves que las de las sentencias
con méritos y, a menudo, consistían en destierros permanentes y castigos espirituales.
68
KAMEN, H., La Inquisición Española. Una revisión histórica. Págs. 197-198.
- 50 -
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
Era exigencia del proceso que la sentencia estuviera redactada por escrito, bajo
sanción de nulidad. La plasmación por escrito debía hacerse para todas las sentencias,
ya fueran definitivas o interlocutorias.
“Dada y pronunciada fue esta dicha sentencia de suso por los señores Inquisidores y
Ordinario que en ella firmaron sus nombres, estando celebrando auto publico en la Fe en
la plaça mayor de esta ciudad de […] En unos cadahalsos de madera Domingo a […] Dias
de mes […] año de […] Presentes el Licenciado fulano Fiscal, y fulano contenido en la
dicha sentencia, el qual fue relaxado a la justicia y braço seglar; a lo qual fueron presentes
por testigos fulano y fulano, tres o quatro personas de las mas graves que allí se hallaren,
y otras muchas personas Eclesiasticas y seglares y nosotros fulanos y fulano Notarios.” 69
Era común incluir en las sentencias, una cláusula que permitía a los inquisidores
(en el caso de la Inquisición Española esta facultad quedaba reservada a la Suprema)
aumentar o disminuir la pena durante la ejecución.70
2. Pronunciamiento público.
69
GARCÍA, P., Orden que comúnmente se guarda en el Santo Oficio de la Inquisición acerca del
procesar en las causas que en él se tratan, conforme a lo que está proveído por las instrucciones
antiguas y nuevas, Córdoba, 1843. Pág. 31.
70
ESCUDERO LÓPEZ, J. A., Perfiles jurídicos de la Inquisición Española, Instituto de Historia de la
Inquisición, Madrid, 1992. Pág. 315.
- 51 -
Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
En los procesos contra personas fallecidas las sentencias absolutorias eran leídas
en público sin necesidad de relatar sus delitos ni tener presente su estatua.
El momento apto para la lectura de la sentencia era por el día, aunque en los
casos de exceso de trabajo, los inquisidores recurrían a la lectura nocturna. El día
empleado en la lectura se dejaba a elección de los inquisidores, y solía ser en día feriado
debido a la mayor posibilidad de congregación del pueblo.
Hasta el día elegido para el acto los reos no conocían cuál iba a ser su suerte.
Para la lectura de la sentencia los reos eran preparados y vestidos con las insignias
propias de su delito. Como señala Lea72 “tan rigurosamente se les mantenía en
ignorancia que cuando quince días antes se hacía el acostumbrado pregón de un auto a
tambor y trompeta, no se permitía publicarlo cerca de la Inquisición, para que los
reclusos no lo oyesen y no sospecharan lo que se preparaba.”
3. Plazo.
4. Notificación.
71
FERNÁNDEZ GIMÉNEZ, M. C., La Sentencia Inquisitorial. Pág.139.
72
LEA, H., Historia de la Inquisición Española, Tomo II. Pág. 604.
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La sentencia inquisitorial.
5. Ejecución.
6. Archivo.
1. El visto.
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La sentencia inquisitorial.
A pesar de que el visto era la parte más importante de la sentencia puesto que en
él se recogían las partes intervinientes y los hechos, interesa resaltar que las
instrucciones y los tratadistas de la época no recogían la obligación de motivar las
sentencias, una obligación que en la actualidad nos parece inquebrantable a la luz de
numerosos preceptos normativos.73
2. El fallo.
El objetivo del fallo era declarar la inocencia del acusado, cosa que en pocas
ocasiones ocurría, o demostrar la culpabilidad herética del reo con el fin de imponerle
una pena que castigase su comportamiento y que disuadiera al resto de la población de
repetir tal conducta. Siguiendo a Gacto Fernández74, las penas impuestas por los
73
Artículos 24.1 y 120.3 de la Constitución Española; artículos 11 y 248.1 de la Ley Orgánica del Poder
Judicial; y artículo 218 de la Ley de Enjuiciamiento Civil.
74
GACTO FERNÁNDEZ, E., “Aspectos jurídicos de la Inquisición Española”, en Proyección Histórica
de España en sus tres culturas: Castilla y León, América y el Mediterráneo, núm. 1, 1993. Págs. 89-100.
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La sentencia inquisitorial.
tribunales inquisitoriales poseen unas características y fines muy particulares como son
la ejemplaridad, el utilitarismo, el oportunismo y la arbitrariedad.
Afirma el citado autor75 que la arbitrariedad era otra característica del tribunal a
la hora de la imposición de penas. La apreciación de la conducta o arrepentimiento del
acusado era un elemento importante a la hora de decidir y calibrar la pena. De esta
manera, el tribunal podía decidir qué pena aplicar en los supuestos de culpabilidad
probada, podía modular la pena cuando existía arrepentimiento en el reo, graduar la
duración e intensidad de la pena, etc. La arbitrariedad llegaba hasta el punto de que si en
el futuro aparecían nuevas pruebas del caso, el tribunal estaba facultado para imponer
otras penas o reabrir la causa.
- Pena de excomunión: era una de las penas más antiguas y solía ser impuesta
con anterioridad a la declaración del delito de herejía, es decir, como consecuencia de la
sospecha que recaía sobre el reo.
La pena de excomunión era impuesta en tres ocasiones: cuando había negativa de los
citados ante el juez por causas de fe; cuando de forma directa o indirecta se impedía la
actuación de la Inquisición; y cuando se defendía la herejía. En estos tres casos la
duración de la pena era de un año, pasado el cual el reo persistente era considerado
como hereje. Solamente el Papa y aquellos en quienes éste había delegado –
inquisidores - tenían facultad para imponer esta pena.
75
GACTO FERNÁNDEZ, E., “Aspectos jurídicos de la Inquisición Española”, en Proyección Histórica
de España en sus tres culturas: Castilla y León, América y el Mediterráneo, núm. 1, 1993. Págs. 89-100.
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La sentencia inquisitorial.
- Pena de galeras: la pena de galeras surgió con el fin de emplear a los reos en
actividades útiles y provechosas para el Estado, dado el coste que suponía tenerlos en
centros penitenciarios. Debido a la condición física que exigía este castigo no todos los
acusados podían ser condenados a ella. Los mayores de sesenta años, los clérigos y las
mujeres quedaban exonerados de ella cuando contaban con examen médico que lo
acreditase, pero a cambio les era impuesta la pena de destierro. La duración de la pena
dependía del delito cometido y su gravedad, pero era muy utilizada para castigar la
bigamia.
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Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
- Penas de azotes y vergüenza: la pena de azotes pronto formó parte del Derecho
Penal de la Inquisición. Consistía en aplicar latigazos al reo, quien debía aparecer con
una soga al cuello en el Auto de Fe. Esta cuerda era expresión del castigo que el
acusado iba a recibir en la medida en que el número de latigazos dependía de cuantos
nudos tuviera la soga: si tenía un nudo, recibiría cien azotes; si tenía dos, doscientos…
La pena de azotes, empleada en los delitos de bigamia y sortilegio principalmente,
llevaba aparejada la de vergüenza. El acusado debía ir sentado sobre un asno con la soga
al cuello y una coroza 76 en la cabeza desfilando por la ciudad y recibiendo latigazos
mientras un pregonero declaraba los delitos en voz alta. En los delitos de blasfemia y de
herejía pertinaz e impenitente el castigo se agravaba obligando al reo a llevar una
mordaza durante el tiempo que durase la pena.
Esta pena fue muy utilizada en los casos de bigamia y de testimonio falso, y también
para aquellos reos que por su condición física no podían ser condenados a galeras.
- Pena pecuniaria: las penas pecuniarias eran utilizadas como castigo en los
delitos de sospecha contra la fe, bigamia y blasfemia (tanto contra Dios como contra el
Tribunal). El encargado de recaudar el dinero de esta pena era el llamado receptor, que
estaba al servicio del Inquisidor General cuando el dinero procedía de una pena
pecuniaria, o del Rey cuando tenía su origen en una confiscación de bienes. La
importancia de estas penas pecuniarias residía en el destino que se les daba: pagar al
personal del Santo Oficio y sufragar los gastos extraordinarios de la Inquisición. La
pena pecuniaria, como ocurría en las demás, era moderada según el delito y la gravedad
del mismo y debía cumplirse íntegramente, quedando prohibida su conmutación.
76
La coroza era un gorro de papel o cartón pintado en forma cónica que se ponía a los condenados por
la Inquisición española —y también por la Inquisición portuguesa— y que servía de complemento
al sambenito. La función de ambos era señalar al reo en el Auto de Fe por haber atentado contra Dios y
contra su Iglesia por lo que eran símbolos de la infamia.
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La sentencia inquisitorial.
1. Apelación
77
ALONSO ROMERO, M. P., El Proceso Penal en Castilla (siglos XIII a XVIII), Ediciones Universidad
de Salamanca, Salamanca, 1997. Pág. 269.
78
PARTIDA III, 23, 16.
79
LÓPEZ, G., Glosa núm. 10 a Partida III, 23, 16.
Gregorio López (1496- 1560) fue un humanista, jurista y abogado, miembro del Consejo de Indias,
gobernador de los estados del Duque de Béjar, fiscal del Consejo de Castilla y abogado de la Real
Chancillería de Granada.
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Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
Para que la apelación prosperara era necesario que el acusado adujera alguna
causa o argumento que diera pie a la revisión. La apelación vana, ilegítima o falsa no
era admitida, debiendo el inquisidor hacer sus indagaciones con el fin de controlar la
debida fundamentación de la revisión. Los integrantes del Consejo estudiaban el caso y
tras calificar la acusación y realizar la correspondiente votación con el Inquisidor
General, emitían sentencia.80
“Cognita autem doctrina, integritate atque prudentia singulari tue Fraternitatis, te solum
ex omnibus eligentes iudicem appellationum in causis predictis vnicum in eisdem regnis
loco nostri deputauimus, ut qui confidimus, nihil a te fieri posse quod ad Dei laudem non
pertineat et a iure ac iustitia discrepet.”81
Tan sólo tres años más tarde, Inocencio VIII eliminó tal facultad y restableció la
apelación ante el Sumo Pontífice.
En 1524 el Papa Clemente VII ordenó, mediante Bula de 6 de enero, que todas las
apelaciones debían hacerse ante el Inquisidor General.
80
ALONSO MARTÍN, M. L., “Vías de revisión de la sentencia en el proceso inquisitorial”, en
Cuadernos de Historia del Derecho, núm. 2, 1995. Págs. 151-188.
81
MARTÍNEZ DÍEZ, G., Bulario de la Inquisición Española. Págs. 122-123.
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Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
Como hemos resaltado, los condenados por herejía formal no tenían derecho de
apelación. Tampoco podían accionar este derecho otras personas relacionadas con el
acusado, tales como sus descendientes.
Cabe destacar el trato más benigno que se les daba a los clérigos, quienes se
beneficiaban de que sus sentencias eran leídas en cámara de audiencia pudiendo apelar
en el mismo momento.
2. Suplicación
82
MARTÍNEZ DÍEZ, G., Bulario de la Inquisición Española. Págs. 122-123.
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La sentencia inquisitorial.
V. CONCLUSIONES
II. A la luz de los principios procesales que actualmente consagra nuestra Carta
Magna y nuestros códigos e instrumentos normativos, la opinión sobre la actuación de
la Inquisición no puede plantear dudas, es decir, el desarrollo de un proceso inquisitorial
en la actualidad constituiría una constante violación de derechos que hoy consideramos
esenciales en cualquier causa. Sin embargo, parece poco riguroso, históricamente
hablando, valorar hechos que sucedieron en otro contexto político, económico, social y
religioso basándonos en la realidad y circunstancias actuales.
En segundo lugar porque las obligaciones y derechos que tenían los reos en el
proceso de la Inquisición no son los mismos que los que poseen actualmente. Así, entre
las obligaciones destacan la confesión, el arrepentimiento y la guarda del secreto,
obligaciones que en absoluto se asemejan a las que informan nuestros actuales procesos
judiciales. Entre los derechos que tenían los reos de la Inquisición destacaban el
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Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
conocimiento del contenido de las acusaciones, aunque como ya sabemos con bastantes
excepciones; derecho a recusar al inquisidor; o derecho a obtener un certificado de la
sentencia. Estudiados estos derechos podemos concluir, sin lugar a dudas, que no eran
tan absolutos como el Santo Oficio decía y que accionarlos era en muchos casos una
ardua tarea.
Finalmente, tampoco podemos decir que las penas impuestas sean las mismas
que las de hoy en día. Así como las penas pecuniarias o las de cárcel sí son empleadas
en la actualidad, otras como las de azotes y vergüenza o las de galeras no tienen su
equivalente contemporáneo.
V. Sin embargo, existen otros aspectos en donde sí podemos ver una cierta
similitud entre las sentencias inquisitoriales y las sentencias dictadas actualmente.
VI. El anexo incluido en este trabajo recoge gráficamente datos reales sobre
sentencias inquisitoriales durante unos 160 años. A la vista de los datos podemos
afirmar que, si bien se ha ido creando un halo de misterio y crueldad alrededor del
Tribunal de la Inquisición, la realidad nos demuestra que la “leyenda negra” incrementó
la mala imagen de la institución. Por un lado, hemos de decir que la Inquisición no fue
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Estudio histórico-jurídico de la Inquisición:
La sentencia inquisitorial.
una creación exclusiva de nuestro país. Estados como Francia, Países Bajos, Alemania o
Inglaterra también mantuvieron en sus territorios la actuación de una Inquisición muy
similar. Por otro lado, y tomando como referencia los datos, podemos afirmar que en
términos cuantitativos no estamos ante unas cifras desproporcionadas y más aún si las
comparamos con países cercanos. La pena de muerte en España sólo se aplicó en un 2%
de los casos, y durante los siglos XVI y XVII menos de 1.000 personas fueron
condenadas a la hoguera. Sin embargo, en el continente europeo y en el mismo período,
unas 200.000 personas fueron condenadas por brujería en Alemania; unas 70.000 en
Inglaterra; y unas 34.000 en Francia.
VII. No quisiera terminar el estudio sin resaltar que el tema de la Inquisición está
de actualidad. Además de los numerosos estudios que se siguen realizando sobre
múltiples aspectos del Tribunal, el Santo Oficio ha ocupado espacios del cine, la
televisión y la literatura. Películas tan conocidas como “El nombre de la Rosa”, “Juana
de Arco”, “Los fantasmas de Goya” o la más reciente y exitosa “Las brujas de
Zugarramurdi”, han acercado al público una parte de la Inquisición. En televisión
destacan series como “Los archivos secretos de la Inquisición” o “Isabel”; y en
literatura, obras como “El capitán Alatriste”, “Los pilares de la Tierra” o “El hereje”
introducen al lector en el mundo inquisitorial a través de apasionantes aventuras.
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BIBLIOGRAFÍA
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Normativa consultada
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ANEXO
- Gráfico 1.
Tribunales de la Secretaría
de Aragón (52,7 %)
Tribunales de la Secretaría
de Castilla (47,3 %)
83
Los gráficos han sido elaborados a partir de los datos contenidos en la obra de CONTRERAS
CONTRERAS, J., “Las causas de fe de la Inquisición de Galicia: 1560-1700”, Joaquín Pérez Villanueva,
La Inquisición Española. Nueva visión, nuevos horizontes. Págs. 355-370. El trabajo recoge el estudio de
Contreras sobre 50.000 sentencias de la Inquisición dadas durante los años 1540-1700.
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sólo de 5,4 puntos. Esta ligera diferencia se debe a que el trabajo no recoge al análisis
de las causas del tribunal de Madrid ni del tribunal de Cuenca.
- Gráfico 2.
2000
Causas de fe de los
1500 tribunales de la secretaría
1000 de Aragón
1610
1680
1550
1560
1570
1580
1590
1600
1620
1630
1640
1650
1660
1670
1690
1700
Años
Por un lado, las razones del incremento durante el siglo XVI las encontramos en
el espíritu cristiano de la época, marcado por el Concilio de Trento, iniciado en 1545 y
finalizado en 1563. Dicho Sínodo introdujo dogmas tan influyentes como la reserva de
la interpretación de las Santas Escrituras sólo a la Iglesia, la veneración de las imágenes
de Vírgenes y Santos, y la idea de la salvación del ser humano a través de la fe y de las
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La sentencia inquisitorial.
Por otro lado, a partir del siglo XVII se observa un descenso drástico del número
de causas enjuiciadas por los tribunales. Este descenso fue acrecentándose
progresivamente hasta el punto de que en el año 1700 nos encontramos con tan sólo 240
causas a nivel global. Los movimientos decrecientes de la actividad del tribunal tienen
su origen en una profunda crisis que arrastró consigo todo el sistema. Esta crisis
comienza con la muerte de Felipe II (1556-1598), quien había llevado a España a su
máximo apogeo con la conquista de numerosos territorios más allá del Atlántico y el
Pacífico, convirtiendo a España en la primera potencia mundial con territorios en todos
los continentes del planeta. A la muerte de Felipe II, sus sucesores no pudieron
mantener el esplendor del país, sucediéndose guerras y dificultades económicas que se
vieron acrecentadas con la crisis que afectó al Estado en la década de 1640-1650,
momento a partir del cual el número de causas de fe entra en un declive nunca antes
sufrido.
- Tabla 1.
TIPOS DE DELITOS
ARAGÓN CASTILLA TOTAL
Judaizantes 942 4.065 5.007
Mahometismo 7.472 3.339 11.311
Luteranos 2.284 1.215 3.499
Alumbrados 61 88 149
Proposiciones 5.888 8.431 14.319
Bigamia 1.591 1.199 2.790
Solicitación 695 546 1.241
Contra el Santo 2.139 1.815 3.954
Oficio
Superstición 2.571 1.179 3.750
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La sentencia inquisitorial.
Ciñéndonos a los datos de la tabla podemos decir que los delitos más frecuentes
fueron, por orden, los de proposiciones, mahometismo y judaizantes. Los menos
habituales fueron los de alumbrados, los de solicitación, y bigamia. De esta forma
observamos cómo la actuación de la Inquisición iba encaminada a conseguir dos
objetivos: el descubrimiento de los falsos conversos y el adoctrinamiento religioso de la
población a través del castigo y la eliminación de todas aquellas conductas que bajo el
prisma de la religión se apartaban de lo establecido.
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