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¿Quieres saber cómo se produce la visión?

De un modo muy genérico, podemos responder a la pregunta de cómo se produce la


visión definiendo el proceso como el reconocimiento e interpretación en la corteza cerebral
de las imágenes que llegan desde el ojo, que es el órgano receptor de la información.

Las 4 fases del proceso de producción de la visión


Aunque explicado de esta manera pueda parecer simple, lo cierto es que el mecanismo de
producción de la visión es sumamente complejo, puesto que los estímulos visuales
recogidos por el ojo tienen que llegar en perfectas condiciones al cerebro, donde acaban
transformándose en sensaciones visuales. Explicado de un modo sencillo: el ojo ve y el
cerebro interpreta lo visto.

Para completar el proceso completo de la visión es necesaria la ejecución de 4 fases


diferenciadas:

 Percepción. En la primera etapa del proceso, la luz entra en el ojo atravesando una
serie de órganos transparentes: córnea, humor acuoso y humor vítreo. Es en este
momento cuando se busca, se sigue y se enfoca la imagen.
 Transformación. La imagen llega a la retina y allí se activan las células sensoriales,
que son las que transforman la luz en impulsos nerviosos.
 Transmisión. Los impulsos nerviosos creados en la retina inician su camino hasta
el cerebro, en concreto a la corteza cerebral, a través del nervio óptico.
 Interpretación. El cerebro se encarga de reconocer, procesar e interpretar dichos
impulsos, convirtiéndolos en imágenes con sentido para nosotros. Cabe destacar
que, como ocurre en las cámaras fotográficas tradicionales, la imagen que se forma
en la retina se encuentra invertida, pero nosotros no nos damos cuenta gracias a la
labor interpretativa del cerebro, el cual se encarga de darle la vuelta para que la
veamos correctamente.

Además de la imagen invertida en la retina, existen más paralelismos entre el proceso de la


vista y el funcionamiento de una cámara fotográfica analógica tradicional. Por ejemplo, la
pupila del ojo actuaría como el diafragma de la cámara, regulando el paso de la luz, la retina
sería la película o carrete donde se forman las imágenes, la córnea actuaría de modo similar
a una lente y el cristalino sería el equivalente al zoom de la cámara para conseguir un buen
enfoque del objeto que nos interesa.

Siguiendo con la analogías con la fotografía, la cantidad de luz juega también un papel
importante en la visión del hombre y otros muchos seres vivos. De esta forma, en
condiciones de buena iluminación (más de 3 cd/m2) la visión es nítida y detallada,
distinguiéndose muy bien los colores: a esto se le llama visión fotópica. La denominada
visión estocópica es la que tiene lugar en niveles inferiores a 0.25 cd/m2 y se caracteriza por
una visión mucho menos nítida de los colores y una mayor sensibilidad de la luz. Por último,
en situaciones intermedias, visión mesiópica, la capacidad para distinguir los colores
disminuye a medida que baja la cantidad de luz y que se observa una especial sensibilidad
hacia el amarillo y el azul.

Otras funciones visuales


Para que el proceso de la visión funcione de forma óptima, son también necesarias una serie
de funciones visuales complementarias como:

 La acomodación o enfoque para poder ver con nitidez todos los objetos,
independientemente de la distancia a la que se encuentren.
 La visión cromática o facultad del ojo para distinguir los colores gracias a los conos.
 La visión desde distintos ángulos: visión binocular, visión periférica, etc.
Existe un importante número de enfermedades, ya sean de carácter congénito o hereditario,
así como varios defectos de refracción que impiden o dificultan el perfecto funcionamiento
del proceso de visión. Afortunadamente, la mayoría de ellos pueden solucionarse con
medios ópticos (gafas o lentillas) o procedimientos quirúrgicos, como la cirugía refractiva.

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