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Con el pecho y la razón esquiva,

y mis dos pulmones bien abiertos,


resucitaré a todos los muertos
enterrados en esta alma viva.

Después, llamaré a la poesía


con su traje bordado en palabras
y, pronunciando un abracadabra,
vibrará sobre esta pluma mía.

Y si no viene la esperaré
con sendas bisagras en la boca
y en la espera me volveré loca
de rezarle a esta loca mudez.

Invocaré lo que el corazón sabe


mil sensaciones por traducir
lo que no se traduce al vivir
en un solo verso vivo cabe.

Y abro las venas, cuento los días


entre letras que no dicen nada
escribo mi historia en la almohada
y en mis sueños invento otras vidas.

Y si llega al fin la poesía


encerrada dentro de un poema
sentiré al pronunciarla que quema
porque, en verdad, nunca ha sido mía.

Ella no tiene ni tendrá dueño


pertenece al aire, se hace viento
poseerla en vano es el intento
del poeta que sueña su sueño.

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