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En dicho trabajo, Berger (1998) atiende el sistema cultura como una construcción de un
andamiaje entre dos esferas de la vida social, y explica que lo que importa a la fenomenología
es acerca de la experiencia humana en la vida cotidiana, o dicho en términos más generales,
define que la tarea consiste en describir la experiencia humana tal y como es vivida, y cómo
se teoriza. En otras palabras, se trata de explicar la realidad social desde el punto de vista de
los actores involucrados.
En ese sentido, Berger (1998) señala que la investigación científica puede ser descriptiva y
ser orientada en una forma empírica sobre las percepciones y las interacciones de los
individuos en la vida cotidiana.
Para el análisis de la cultura el autor se basa en una dialéctica sociológica, la cual presenta
puntos de coincidencia con la dialéctica de Marx en el sentido de que el hombre es hacedor
del mundo o la cultura, que incluye tanto las dimensiones culturales materiales como las no
materiales. Así pues, para Berger, la sociedad es entonces una actividad que hace al mundo.
Una de las ideas que resalta Berger (1998) es que el individuo asigna significados a todas
sus acciones, y de este modo, sus actos se pueden entender como actos que se realizan de
forma intencional. Es decir; que hay conciencia y pasan a ser objetivados para la creación de
cultura, ideología, instituciones, moral, etc.
Podría decirse pues, que la fenomenología de Berger tiene una metodología específica, que
consiste en la observación de los individuos y su interacción, donde las personas organizan
sus experiencias. Por esta razón, sugiere, que la sociología debe preocuparse por interpretar
dichas expresiones.
Cuando habla de cultura la define como: “la totalidad de los productos del hombre” (Berger,
1998, p. 46). De este modo, la teoría de la fenomenología sociológica se centra en los
significados que las personas comparten. En consecuencia, Berger presenta una imagen de
cultura como algo fluido en la cual los humanos están en un proceso constante de creación y
recreación del mundo. Además, la sociedad se puede entender como algo en perpetuo
movimiento.
Para Berger, (1998) “toda realidad está en una constante dialéctica” (p. 50) que se desarrolla
en tres momentos: la externalización, objetivación y por último la internalización. En este
proceso expone que; tanto la sociedad, la identidad y la realidad se vuelven sólidas en la
conciencia cuando se lleva a cabo la internalización y la socialización.
Al hecho de que los hombres construyen conservan la cultura, también explica que esta se
legitima por el cúmulo de conocimientos.
En palabras del mismo Berger: “los científicos sociales se ven obligados desde el punto de
partida a explorar cuidadosamente una o varias facetas de la cultura que trate de comprender
los elementos del todo” (Berger, 1998, p. 84).