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1 “Los intereses de las casas de empeños son tan altos por los frecuentes empeños y rescates
realizados dentro del mismo mes, por la sustitución de unos artículos por otros y la necesidad
de obtener así una pequeña diferencia en dinero. En Londres hay 240 casas de empeños
autorizadas y en las provincias unas 1.450. El capital invertido en este negocio se calcula en 1
millón de libras esterlinas, aproximadamente. Describe tres rotaciones por lo menos al año, con
un promedio del 33 1/3 % cada vez: esto quiere decir que las clases humildes de Inglaterra
pagan el 100 % anual por el anticipo temporal de 1 millón de libras, aparte de las pérdidas
ocasionadas por el vencimiento del plazo fijado al préstamo" (J. D. Tuckett, A History of the
Past and Present State of the Labouring Population, Londres, 1846, tomo I, p. 114).
2 En los mismos títulos de sus obras, estos autores indican como la finalidad principal que se
proponen "el bienestar general de los terratenientes, el gran aumento del valor de la propiedad
territorial, el librar de impuestos a la nobleza y a la gentry, etc., el aumentar su renta anual,
etc.” Sólo saldrían perdiendo los usureros, estos enemigos jurados de la nación, que han hecho
a la nobleza y a la yeomanry más daño del que habría podido causarles un ejército de invasión
de Francia.
3 “Carlos II de Inglaterra, por ejemplo, tenía que pagar todavía a los orfebres (precursores de
los banqueros) enormes intereses usurarios y agios, de un 20 a un 30 %. Un negocio tan
rentable como éste animó a "los orfebres” a anticipar cada vez más dinero a los reyes, a
anticiparles todos los impuestos y contribuciones, hipotecando toda concesión parlamentaria
de dinero en el mismo momento de otorgarse y rivalizando también los unos con los otros en la
compra y aceptación en prenda de bills, orders y tallies, (58) con lo cual todos los ingresos del
Estado pasaban en realidad por sus manos" (John Francis. History of the Bank of England,
Londres, 1848, tomo I, p. [30] 31). “Ya varias veces se había propuesto antes la creación de un
banco. Hasta que, por último, se impuso como una necesidad” (ob. cit., p. 38). "El banco en
necesario, entre otras cosas, para que el gobierno, estrujado por los usureros, pudiese obtener
dinero a un tipo razonable de interés con la garantía de las autorizaciones parlamentarías" (ob.
cit., pp. 59 y 60).