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CONTENIDO
Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
Tatuajes en la historia. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11
Tatuajes e identidad. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 17
La idea que de nosotros tenemos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30
La identidad es un proceso constante de cambio. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 32
La racionalidad en la toma de decisiones. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
Estigma y tatuaje. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 45
Prejuicio en las interpretaciones a la práctica de tatuarse. . . . . . . . . . . . . . . . . 49
Crítica a las interpretaciones prejuiciadas de la práctica de tatuarse. . . . . . . . . 53
La mirada prejuiciada en la clasificación de los tatuajes. . . . . . . . . . . . . . . . . . 59
La mirada sistémica. Adaptación y Habitus: los tatuajes en las Islas Marías. . . 65
Bibliografía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 85
Notas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 91
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INTRODUCCIÓN.
La palabra tatuaje se originó del vocablo polinesio tatau, que está compuesto
de "ta" dibujo y "tau" piel, y no es de sorprender que el vocablo se haya tomado de
las Islas Polinesias, ya que estos lugares marcaron la conciencia y también la piel de
los navegantes occidentales que al recorrer por tan extraños lugares se encontraron
habitantes que mostraban su piel grabada con dibujos indelebles. Si bien la palabra
tatuaje tiene su origen en las Islas Polinesias, no podemos decir que la práctica del
tatuaje se halla originado ahí, pues el tatuarse es y ha sido una expresión cultural de
muchas sociedades que muestran al hombre en posibilidad de modificar la
naturaleza, incluso su propia naturaleza.
Las disciplinas que hasta la fecha se han abocado al estudio de los tatuajes en la
cultura occidental han sido la criminalística y la psicología. Siendo para la primera
común relacionar al tatuaje con la delincuencia, debido a que la práctica de
tatuarse se ha seguido estudiando dentro de las cárceles, continuando con las
propuestas interpretativas de los positivistas italianos de finales del siglo XIX, que
se oponen a toda posibilidad analítica, ya que implica que el observador use de
referencia a una entidad tal que, como argumento de validación, tiene una
existencia independiente de él (como observador), al no asociar este fenómeno
(de existir) con otros elementos que puedan estar presentes y en interacción, en
la construcción lógica de modelos explicativos, quedando solamente para
construir la explicación, la aplicación mecánica de su presencia: tatuaje =
delincuencia. Interpretación a la que se agrega la psicopatía como otra
característica que se convierte en indicador de la observación para el estudio de
la práctica del tatuaje (Martínez Baca, 1899; Marchiori, 1978). Ubicando desde
estas ópticas a los tatuajes como manifestación de “anomalías de la conducta”, de
ahí que, en sus perspectivas del ver, frecuentemente encontramos juicios
descalificadores a partir de que consideran que la práctica de tatuarse en la
cultura occidental es manifestación de conductas antisociales y/o patológicas, y
que estas pueden ser estudiadas a través de los tatuajes. De ahí que se ha
utilizado como metodología de estudio la clasificación de los tatuajes de acuerdo
a los temas que en ellos tratan o que suponen que tratan, dando como resultado
propuestas cosificadoras de la conducta humana que muestran al hombre desde
una perspectiva estática y con una determinación invariable de su identidad; sin
embargo esta perspectiva del ver ha resultado práctica, ya que el registro de los
tatuajes y su pertenencia a determinados individuos, facilita el reconocer a los
sujetos individualizándolos y ubicándolos dentro de determinadas clasificaciones
que resultan útiles para el control social.
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TATUAJES EN LA HISTORIA.
"Aquella labor se llevaba a cabo poco a poco, no solo por ser el dolor mucho, sino
porque a veces se enconaban y empodrecían las sajaduras. Ya sanos ostentaban
figuras de sierpes, águilas, aves y animales, con diferentes labores" (Orozco y
Berra; "Los Mayas"). Entre los Otomíes también se daba la práctica de tatuarse
por medio de incisiones o sajaduras y Fray Bernardino de Sahagún nos dice que
las mujeres Otomíes: "Se pintaban los pechos y los brazos de una labor que
queda de azul muy fino; pintada en la misma carne, cortándola con navajuela"
(Sahagún, 1999: libro décimo, cap. XXIX).
En Asia Occidental, aproximadamente dos siglos antes de Cristo, los frigios
asociaban la frescura permanente de los pinos con la fertilidad, por lo que sus
eunucos sacerdotes se tatuaban hojas de yedra, símbolo de Atis, dios de la
fertilidad y espíritu arbóreo (Frazer, 1974: 408).
Con hermosos diseños en China también se tatuaba a las mujeres púberes
en el momento de su matrimonio: "En la historia de China escrita por Ma-Tien-Lin,
en el siglo XII, se narra una ceremonia del tatuaje, que se ejecuta en una joven en
el momento de su matrimonio en la isla Hay-ham. Solamente en las clases nobles
se acostumbra ésta ceremonia. Tan pronto como la niña llega a la edad núbil, los
parientes ofrecen una gran fiesta a todos los parientes de la familia. Las
compañeras de la joven llevan las agujas y los pinceles y le trazan en la cara
dibujos de flores, mariposas, de insectos finamente ejecutados. Los dibujos son
gravados después por un artista que es generalmente una vieja, y las imágenes
trazadas por piquetes, se desprenden de fondo punteado que parece imitar un
semillero de mijo. La ceremonia se llama Sieou-Mien" (Martínez Baca, 1899: 14).
El tatuaje fue ajeno a los griegos, cuya atención estética se centraba en la
belleza de un cuerpo musculoso y libre de ornamentos; los desnudos que los
escultores griegos esculpieron están exentos de adornos epidérmicos, por lo que
se puede presuponer que el tatuaje fue introducido en Europa Central por los
bárbaros. Los "Celtas, los Tarcios y principalmente los Britanios se tatuaban en
los brazos las fechas de las victorias, la efigie de los enemigos muertos y los
símbolos de la tribu a la que pertenecían. Los soldados romanos marcaban sobre
su brazo el nombre de su jefe. Los primitivos cristianos grababan los símbolos de
su comunidad. En la edad media era común la costumbre entre los operarios
tatuarse los símbolos de su oficio" (Voce, 1959). Los tatuajes en Europa Central
pueden ser rastreados desde el siglo II d.C., cuando el imperio romano comenzó
a ser invadido por tribus bárbaras provenientes del norte de Europa. Uno de los
primeros pueblos bárbaros que atravesó las fronteras del imperio fueron los
"Pictos", quienes eran habitantes de la antigua Caledonia. Celtas. Un cronista
romano de nombre desconocido, los describe así: "Comían carne cruda, tenían
comunidad de mujeres, luchaban desnudos y tatuados y desconocían la
agricultura" (Nueva Historia Universal, 1968: t.2). Al parecer el cronista describe
las costumbres de los Pictos en oposición a los Romanos, ejemplificando la
11
TATUAJES E IDENTIDAD.
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Formamos a la vez que una Identidad Social, una Identidad Personal, que
no se contraponen sino que se insertan estructuradamente conformando la
construcción que hacemos de la realidad y que se manifiesta a través de idea que
de nosotros tenemos y en la forma en cómo interpretamos a los otros, pues nos
reconocemos fundamentalmente en base a la diferenciación, lo que sería
propiamente la Identidad.
(Addon, 1922, T. I: 24 y 25). "En las islas Marquesas el tatuaje h. paheke o pihe
(oblicuo bilateral) es destinado a los jefes principales, es de color azul; el tatuaje
paheke simple (oblicuo unilateral) corresponde a los jefes secundarios y el jiapú
que consiste esencialmente en dos cintas transversales en la cara, es común a
los naturales del grupo sudeste" (Clavel, s/f: 15). Es en estos casos la misma
sociedad quien ya tiene establecido el lugar y tipo de marca que se debe de
hacer, como en Borneo entre los Ibans los guerreros por distinción llevan tatuado
el cuello (Geografía Universal, 1981). En Melanesia el tatuaje tiene un carácter
distintivo que indica el clan al cual pertenece la persona (Williamson, 1922, T. I:
47). Y las mujeres Maories de elevada posición social, se tatúan los labios y el
mentón (Williamson, 1922; T. I: 48). Su función llega a ser tan efectiva que en
Costa de Marfil, por medio de tatuajes, se puede diferenciar a las distintas etnias,
el carácter distintivo del tatuaje es tan cierto, que el gobierno prohibió la práctica
de tatuarse por ser perjudicial para la unidad nacional (Leiris, 1901: 21).
1970: 5-11). "Hoy es moda, sin más valor que el de una mera moda, reprochar a
los antropólogos el fundir culturas radicalmente distintas en el molino de nuestras
categorías y clasificaciones y el sacrificar su originalidad distintiva y su carácter
inefable al someterlas a formas mentales específicas de una época y de una
civilización. Si con ello se quiere decir que una traducción no es nunca perfecta y
que es inevitable que se le escape un resto de sentido, no cabe duda de que se
está en lo cierto, pero con ello no se hace más que enunciar un mero lugar
común, y de los más simples. En cambio, los que pretenden que la experiencia
del otro -individual o colectiva- es incomunicable en su esencia, y que es en
absoluto imposible, e incluso culpable, pretender la elaboración de un lenguaje en
el que las experiencias humanas más alejadas en el tiempo y en el espacio se
volverían, al menos en parte, mutuamente inteligibles, éstos, digo, no hacen otra
cosa que refugiarse en un nuevo oscurantismo" (Levi-Strauss, 1981: 8).
que en Costa de Marfil, por medio de tatuajes, se puede diferenciar a las distintas
etnias. El carácter distintivo del tatuaje es tan cierto, que el gobierno prohibió la
práctica de tatuarse por ser perjudicial para la unidad nacional (Leiris, 1901: 21).
Los tatuajes en la cultura occidental no solo son una marca en la piel, son
una actitud, una forma de asumir la vida en la que se ejerce el derecho de hacer
con su cuerpo lo que uno desee. Un tipo de tatuaje contestatario que es común en
España son los Puntos Talegueros, que son 5 puntos, de los cuales 4 están
formando un cuadrado y el otro está en el centro. Al preguntarles a unos jóvenes
de Cádiz que los traen tatuados, contesto:
- ¿Por qué Puntos Talegueros?: "Talego es la cárcel, se ponen en zonas
escondidas, porque hacía años no se podía llevar visto, porque eso
significaba arriba la golfería, abajo la policía. Es anti-todo".
- ¿Cómo van los cinco puntos?: "Como un dado" (los puntos son la cara
21
de un dado).
A otra persona que le vimos estos puntos dijo:
- ¿Qué significan los puntos talegueros?: "Anti-fuerzas-represivas. La
época de la "mili" te hace pensar en otra serie de cosas, como por
ejemplo; tener un mando por encima de ti, que porque el quiere, te hace
lo que el quiere y en contra de tu propia voluntad. Y esto es uno de los
motivos por los que muchas veces se hace objetor de conciencia,
insumiso. Esto es una protesta (señalando sus puntos talegueros)".
La sociedad está compuesta por actores particulares, son los hombres
quienes hacen la historia, con sus decisiones y sus actos concretos, aunque estos
encuentren razón en la sociedad donde se crean, en su irrenunciable relación
con su biológica y en variables ambientales. Al no entender a los hombres como
los actores reales, nos engañamos ante un ser determinado y sin posibilidad de
variar lo que se esperaba de él, lo que espera la sociedad que en él encarna. Si
bien es cierto que es la sociedad de donde obtenemos los contextos y que es
gracias a éstos que formalizamos nuestra realidad. También es necesario agregar
que el pensarnos de una manera uniforme resulta demasiado impreciso, ya que
en muchos de los aspectos de la apariencia se encuentra presente nuestra
particularidad, con nuestras pasiones, gustos, temores, sueños, afanes y en fin
todas las cosas particulares, que nos hacen ser ¿parecidos?, ¡si!, ¡pero no
iguales!. Un tatuaje que habla de la idea que de nosotros tenemos, es el barco
que trae un joven en el pecho, al preguntarle por su tatuaje contestó: "No sé,
una idea muy mía, personalmente me gustan mucho, pero luego también como
aquel que dice que en la vida hay que coger un vagón, pues yo cojo un barco no,
o sea, la libertad".
en un fluir sin enterarnos y cuando nos damos cuenta que la vida es instante de
existencia, se nos vierte espléndidamente y en ese momento nos percatamos de
que Somos, de que existimos además de los afanes que como meta nos
planteamos. El futuro es una abstracción que utilizamos para poder situarnos en
el tiempo, que nos permite organizar nuestra vida en base a nuestras prioridades
que jerarquizamos para determinar cómo conducirnos, algunos se deciden por la
inmediatez y viven apasionados, aunque quizá más cerca del abismo, en la línea,
al límite: "vale la pena perder el paraíso por un instante de placer" afirma
Baudelaire y nos estremece al atentar contra nuestros valores o mejor sería decir,
al tentar nuestras pasiones; otros, que son los más, planean la vida para llegar a
un futuro que esperan dichoso en el que tendrán asegurado el sustento por medio
del ahorro o en la inversión en alguno de sus hijos, parientes o allegados, en un
intercambio en el que la reciprocidad no se da de manera inmediata o de la que
se obtiene en un principio poca parte, pero que será cobrada cuando más se
necesite; y muchos otros han orientado sus pasos en función a un futuro más
lejano, en el que la recompensa les será dada cuando se mueran, en espera de
alcanzar en ese momento el estado pleno del ser.
determinadas por los sucesos a los que se enfrenta y en base a una evaluación
anticipada donde se espera que la elección tenga respuestas esperadas.
Considerar a estos elementos incidiendo en la toma de decisiones, es lo que
permite proponer mecanismos explicativos coherentemente estructurados. El
tatuaje ha sido un recurso al que se han acogido algunos, que entendiendo la
significación de estar tatuado con un tipo de signo, en un momento dado les
permitió librarse del castigo o de la muerte. Así el portar un tatuaje como elemento
de religiosidad distingue y da respeto a su portador, como es el caso "en el cual
muestra al Delawere pronto a ser sacrificado por otros Delaweres, y que se hizo
sagrado por llevar en el pecho la marca de la tortuga, el escudo sagrado que hace
inviolable al que lo lleva" (Martínez Baca, 1899: 15). Y en este mismo sentido
mágico el tatuaje es utilizado como talismán protector al ser en Esparta robada
Helena del castillo de Menéalo, Alejandro se ve precisado a refugiarse en el
templo de Hércules en Egipto, para ampararse al resguardo que brindaba este
templo a todo aquel que se acogía a su protección, marcándose las armas o sello
sagrado que lo hacía inviolable (Herodoto; 2º libro, cap. CXIII). Decisión que no se
explica solamente a partir del carácter mágico atribuido a estas marcas, sino
también al cálculo de efecto esperado, que como recurso estratégico, resulta una
decisión racional, que refuerza la función mágico protectora del símbolo; así
ambas construcciones de realidad, que aparentemente están contrapuestas, se
influyen interactuando estructuradamente, al satisfacer los deseos de los actores
sociales, en base a las creencias, las posibilidades y las restricciones, que solo
pueden ser observadas a partir del conocimiento de los contextos donde se
suceden los fenómenos culturales. Decisiones convenientes por oportunas y la
efectividad de marcarse en determinadas circunstancias está demostrada en las
imágenes religiosas que se tatuaban en la espalda los marineros en el siglo XVII,
para evitar ser flagelados como castigo, costumbre muy común en la época,
pensando en que nadie se atrevería a golpearlos y que aún en caso de que lo
hicieran, el látigo desviaría su trayectoria (Wroblewski, 1981).
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tatuaje".
- ¿No te los borrarías?: "Hay algunas veces que lo pienso, pero no tengo
porque pensarlo; en mi pensamiento que la gente a mí que más me da,
si yo voy agusto conmigo, a mi que más me da la gente. Piensas eso
porque la sociedad es así, sabes, en seguida de que te ven un tatuaje
ya en seguida lo asocian con la delincuencia, ellos no saben a la mejor
porque yo lo llevo".
No todos los tatuajes hablan, algunas veces hablan solo cuando lo
deseamos. Incluso aunque uno vea con detenimiento un tatuaje, éste no muestra
su sentido original, la significación en toda la magnitud o con la precisión que le
dio lugar, a menos que el tatuado desee explicar el significado que para él tiene
esa marca, la razón por la cual se ha tatuado. Un tatuaje que ejerce el derecho al
silencio, a la privacia, a que no se entrometan en la intimidad, es el que trae
pintado en la muñeca una persona, que como sombra anda por Madrid y que lleva
la leyenda "NO ME ACUERDO", al preguntarle sobre su tatuaje contesto:
- "No me acuerdo era, bueno yo esa época estaba, casi me vuelvo loco la
verdad, estaba yo solo viviendo en el piso, por toda la depresión tan
grande que tenía, estaba ahí con un amigo y me dio por ahí. Como él
se estaba también pinchando, él era legionario, vamos había sido
legionario, tenía muchos y me dio por ahí y me vino a la cabeza y le
digo: mira cuando me digan algo, esto, tal, cual, pos ni siquiera los
hablo, pos digo les enseño pues esto y ya está".
Este tatuaje se reafirma con otro que dice ¡¡BALE!! pues cuando muestra el
"NO ME ACUERDO", mueve el brazo hacia arriba rotándolo y golpeando con la
otra mano la articulación del codo, quedando a la vista el ¡¡BALE!!, que en color
rojo esta tatuado en la base del dedo pulgar a la altura de la muñeca.
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ESTIGMA Y TATUAJE.
crean generan que llevan a la discriminación que sería la última etapa del
proceso de rechazo que inicia con el prejuicio y lleva a la discriminación de los
sujetos tatuados, lo que es tan cierto que muchas personas que deciden tatuarse
eligen un lugar donde puedan mostrar a voluntad su tatuaje. Así como el que este
tatuado en base al rechazo que experimenta debido a sus tatuajes decida
borrárselos.
la definición más breve que se puede dar del prejuicio es la siguiente: “pensar mal
de otras personas sin motivo suficiente”, esto hace referencia a lo infundado del
juicio y al tono afectivo; continúa el autor haciendo mención que el pensar mal de
otras personas “incluye sentimientos de desprecio o desagrado, de miedo y
aversión, así como varias formas de conducta hostil, tales como hablar en contra
de ciertas personas, practicar algún tipo de discriminación contra ellas o atacarlas
con violencia” (Allport, 1962: 21); por lo que hace a la frase “sin motivo suficiente”,
implica un juicio no fundamentado en hechos.
Otra definición que nos da W. Allport es: “Una actitud hostil o prevenida
hacia una persona que pertenece a un grupo, suponiéndose por lo tanto que
posee las cualidades objetables atribuidas a ese grupo” W. Allport (1962: 20).
Las primeras propuestas de interpretación a la práctica de tatuarse, parten
de la Escuela Positivista Italiana. Cesare Lombroso en 1876, publica su libro EL
HOMBRE DELINCUENTE, donde desarrolla, en la parte III "BIOLOGIA Y
PSICOLOGIA DEL DELINCUENTE NATO"; en el capítulo I "Del tatuaje en el
delincuente", su explicación a la práctica de tatuarse. Para Cesare Lombroso,
desde la perspectiva que le da el Positivismo, concluye que las causas que hacen
que la gente se tatúe son las siguientes:
"IV. Causas.- Entre las causas por las que semejante uso se mantiene en las
clases bajas, y más todavía en las criminales, son de mencionar sobre todo las
siguientes:
"1) La religión, como se ve en las bandadas de peregrinos.
"2) La imitación, que obra tanto en el ejército, como en la marina, como en las
cárceles.
"3) La venganza, que de esta suerte quieren perpetuar, al menos en efigie, como
un compromiso y una amenaza: es importante, porque corresponde al registro de
que se sirven los salvajes, y porque demuestra la imprudencia de los criminales.
"4) El ocio y la vanidad, como acontece en los salvajes.
"5) Sobre todo, el atavismo, como reproducción de una costumbre difundida entre
los pueblos primitivos y entre los salvajes, con quienes los delincuentes tienen
tantas afinidades, según ya se ha advertido, por la violencia de las pasiones, por
lo torpe de la sensibilidad, por la vanidad pueril y el ocio prolongado, y también el
atavismo histórico, como sustitución de una escritura con símbolos y jeroglíficos a
la escritura común alfabética" (Peset, 1945: 451). Ejemplo claro de las ideas que
guiaban la sociología, la psiquiatría y el derecho, donde la evolución era el punto
de apoyo a partir del cual se interpretaba y justificaba la organización social.
Corre el siglo XX y el carácter estigmatizador que se le atribuye a los
tatuajes sigue siendo el juicio que impera para calificarlos. Mientras que las
disciplinas que se encargan del estudio de los tatuajes continúan siendo, la
Antropología Criminal que después da lugar a al Criminalística2, la Medicina Legal
y la Psicología. Debido a que los tatuajes se siguen estudiando dentro de las
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"- A pesar de que es una conducta que les causará daño, aceptan someterse a
ella por la tendencia al autocastigo, por los componentes sadomasoquistas y por
los sentimientos de culpa del tatuado" (Marchiori, 1978: 10-14).
tatúa por no tener problemas con la policía y muchos tatuados es por esto que
desean borrar sus marcas.
Lo que existe en el fondo de la prohibición a tatuarse dentro de las cárceles
(prohibición que se justifica en las absurdas propuestas interpretativas antes
mencionadas), es el control absoluto de los espacios de expresión de aquellos
que han perdido su libertad y quienes ya no son parte de la sociedad civil,
pasando a pertenecer a los obscuros espacios de la sociedad política, como los
llamaba Gramsci, castigando ya no el cuerpo de manera directa, y si "el alma"1, al
atentar contra la libertad. “Pero podemos, indudablemente, sentar la tesis general
de que en nuestras sociedades, hay que situar a los sistemas punitivos en cierta
"economía política" del cuerpo, incluso si no apelan a castigos violentos o
sangrientos, incluso cuando utilizan los métodos "suaves" que encierran o
corrigen, siempre es el cuerpo del que se trata - del cuerpo y de sus fuerzas, de
su utilidad y de su docilidad, de su distribución y de su sumisión" (Foucault, 1995:
32).
Sumisión que también vemos dentro de la sociedad civil, donde, si no está
prohibido tatuarse, si existen prejuicios que hacen que esta práctica no se
desarrolle sin que estén presentes estos juicios que conllevan atributos
estereotipados descalificadores (Goffman, 1994: 14), que si bien confirman la
identidad del sujeto evaluador, en cuanto a que uno de los elementos que
permiten la construcción de esta se da en base a la diferenciación, por otro lado
imposibilita o por lo menos dificulta la comunicación impidiendo la interacción en
un plano de la tolerancia, el respeto y la igualdad, si esta interacción se
construyera en base a las semejanzas.
Llevando el rechazo, producto del prejuicio, a niveles de un trato
diferenciado excluyente, a individuos o grupos, estamos ante problemas de
discriminación. “La discriminación incluye toda conducta basada en distinciones
que se hacen en base a su categoría natural o social, sin que ello tenga relación
1
Entiendo la categoría de "alma", como la utiliza Foucault: "Mas que ver en esta alma los restos
reactivados de una ideología, reconoceríase en ella más bien el correlato actual de cierta
tecnología del poder sobre el cuerpo. No se debería decir que el alma es una ilusión, o un efecto
ideológico. Pero si que existe, que tiene una realidad, que está producida permanentemente en
torno, en la superficie y en el interior del cuerpo por el funcionamiento de un poder que se ejerce
sobre aquellos a quienes se vigila, se educa y corrige ... Esta alma real e incorpórea no es en
absoluto sustancia, es el elemento en el que se articulan los efectos de determinado tipo de poder
y la referencia de un saber, el engranaje por el cual las referencias de un saber dan lugar a un
saber posible y el saber prolonga y refuerza los efectos del poder. Sobre esta realidad-referencia
se han construido conceptos diversos y se han delimitado campos de análisis: psique, subjetividad,
personalidad, conciencia, etc. . . ." (Foucault, 1995: 36).
37
diferentes formas que para el caso sería la regulación del comportamiento; así el
concepto de adaptación en el caso del la vida de los presos en las Islas Marías,
se refiere un proceso de cambio o de modificación que produce una mayor o
mejor adecuación al entorno. Ésta adecuación se estudia a partir del concepto
procesual, donde habrá que subrayar tres elementos: a) es central la variabilidad
en todo proceso adaptático, por lo que será fundamental comprender la fuente de
variabilidad dentro del sistema o individuos que se estudian; b) la adaptación es
diferencial, las variantes son más o menos adaptadas ante las presiones
selectivas del entorno; y c) la adaptación tiene lugar con respecto a un entorno
determinado, las características especialmente interesantes de este entorno son
la heterogeneidad o variabilidad espacial, así como la variabilidad temporal. Este
estudio utiliza el concepto de adaptación calculativa o racional, para su
funcionalización, ya que consiste en la elección en base al cálculo, de tal manera
que se maximiza algún tipo de ventaja o se minimiza algún tipo de desventaja, lo
que se observa en los estudios sobre los sistemas de reciprocidad, en los que se
finca la realización del tatuaje por un tatuador y la compensación de este servicio,
que parten de que las cosas que se pongan en juego no sobrepasen lo invertido a
lo que se obtiene o por lo menos se espera que de esta inversión resulte un
intercambio recíproco. Esta interacción se da en base a que existan expectativas
de interacción continua y prolongada en el tiempo, existiendo en este tipo de
relación una influencia dada por el grado de parentesco y de amistad,
aumentando la obligación en la devolución de lo recibido, en la medida en que se
aleja la proximidad del parentesco y la amistad. La Adaptación Selectiva, como
categoría de análisis, también resulta funcional ya que implica la inclusión de
variantes culturales que se introducen y consolidan a expensas de otras variantes
en cuanto que ellas son más aptas para responder a condiciones nuevas, lo que
está en correlación con la subcultura carcelaria que les proporciona seguridad a
los internos solo si participan de ella, aún estando en contraposición a los
reglamentos institucionales. Es precisamente a partir de estas estructuras que es
posible entender las condiciones de facilidad y libertad que el entorno proporciona
a los internos en esta cárcel y que es lo que posibilita la práctica de tatuarse en
este lugar.
En las Colonia Penal Federal Islas Marías el tatuarse está prohibido, lo que
resulta un obstáculo para que ésta práctica se realice en condiciones higiénicas,
es común que a los tatuadores que se les sorprenda trabajando se les aplique un
castigo, además de recogerles sus instrumentos de trabajo, junto con las revistas,
muestrarios de bordados y dibujos en donde alimentan sus ideas plásticas. Pero a
pesar de estos impedimentos, el tatuaje nutre la subcultura carcelaria en las Islas
Marías, existiendo de una manera vigorosa. Es curioso observar, cuando uno está
enterado del objetivo, a una persona ávida de encontrar dibujos en revistas y
libros en la biblioteca de la isla, que tiene como finalidad apoyar al sistema
educativo, y que en realidad apoya a quien la utilice.
Regidas por severos reglamentos, en las Islas Marías los internos han
encontrado la forma de pasar, más que por encima, por debajo, de las normas
institucionales que regulan su conducta. Por esto, en este lugar, en el que se
requiere ocultarse para poderse tatuar, la valentía, la clandestinidad, lo prohibido,
el riesgo, la complicidad, el no denunciar y la reproducción de comportamientos y
prácticas habituales, juegan un papel dentro de la Subcultura Carcelaria que
existe al margen de lo permitido, donde el tatuaje aparece como una expresión de
otro código de valores que regula la vida de los presos. Tatuarse en las Islas
Marías, implica penetrar al espacio de lo prohibido por la cultura institucional, pero
habitual dentro de la subcultura carcelaria, y es aquí donde florecen las prácticas
culturales que comparten a los participantes en el proceso de tatuaje, y
participantes también de esta subcultura. A un "chiva" ni se le pinta, ni se le invita
a ver tatuar (se le dice “chiva” a los delatores).
la vez que todo esto, colectivamente orquestadas sin ser producto de la acción
organizada de un director de orquesta" (Bourdieu, 1991: 92). El “habitus”, así
entendido, no es libre y original en el sentido que tiene los límites propios de sus
condiciones de producción y de ser el resultado de prácticas homólogas. La
decisión de tatuarse, no es producto de una práctica forzada o instituida, es el
resultado de una decisión personal, que es inducida por prácticas semejantes en
condiciones particulares, como lo sería el tatuarse dentro de una cárcel donde
aproximadamente el 75% de la población lo está, por lo que resulta ser una
decisión particular desde la perspectiva de que provienen de la toma de
decisiones, donde los referentes evaluativos provienen de la construcción de
realidad, que hacemos de los que percibimos, siendo así un fenómeno subjetivo,
que si bien resulta del proceso de socialización, no por eso deja de ser subjetivo y
por lo tanto particular.
temores, valores, deseos, y en fin todas las cosas que nos hacen ser particulares
en nuestra concreción de existencia, independientemente de todo lo semejante
que seamos, somos historias particulares, si bien semejantes en muchos
aspectos, particulares en cuanto a realidad concreta que somos. El “habitus”
entonces será entendido como resultado de la interrelación que se da entre la
reproducción de las regularidades presentes en determinados estilos de vida, y
las condiciones presentes que hacen que los hombres estén, en todo momento,
tomando decisiones, que a su vez están dadas en función de intereses
particulares. De manera que si bien los “habitus” no son originales, pero si son
particulares, en cuanto práctica que son.
muy pequeños, estos se encuentran por lo general en los lugares que se les
facilita para tatuarse ellos mismos, debido a que en un principio los tatuadores
practican en su propio cuerpo, por lo que predominan en el lado izquierdo del
cuerpo, principalmente en los brazos y en las piernas, donde además se puede
ocultar un tatuaje mal hecho. También en búsqueda de cierta eficiencia funcional,
es común encontrarnos con pequeños tatuajes que son puntos o líneas, y que la
gente se los hace para ver si la técnica o el colorante funcionan, así es común
observar en la gente tatuada un pequeño tatuaje de prueba, junto a sus tatuajes
principales.
Posibilidades – Imposibilidades
Libertades y Necesidades
Facilidades y Prohibiciones.
Facilidades, que están dadas tanto por la subcultura carcelaria, como por
los precios muy económicos que puede costar la realización de un tatuaje: un
tatuaje de aproximadamente 5 cm. de diámetro tiene el costo del equivalente al
precio de un frasco de café mediano; aunque en muchas ocasiones el costo de un
tatuaje está dado por otro tipo de intercambio, en el que influye la proximidad en
cuanto a la amistad o el parentesco, pudiendo intercambiarse un trabajo de
tatuaje por ropa, cigarrillos o por algunos servicios, e incluso no costar nada en un
momento determinado, cuando la sesión de tatuaje adquiere tal intensidad que
resultan más tatuados de los que se esperaba, se dice de este tipo de sesiones
que al tatuador se le calentó la mano.
Prohibiciones: por lo que hace a la subcultura carcelaria se dice que a un
“chiva” ni se le pinta ni se le invita a ver tatuar, además de ser una práctica
prohibida por la institución carcelaria.
En las Islas Marías es común encontrarnos con personas que están tatuadas
desde el cuello, hasta los pies; y que procuran balancear sus tatuajes al irlos
53
poniendo: un diablo igual en cada muslo; dos calaveras idénticas en los antebrazos;
en un pecho un tupido ramo de flores y en el otro dos corazones entrelazados,
atravesados por una flecha y en medio el nombre de una mujer. Es difícil observar
un dibujo que abarque todo el cuerpo o una gran parte de él, salvo el caso de las
vírgenes o los cristos que ocupan todo el pecho o toda la espalda. La forma como
van surgiendo los tatuajes en este lugar es por medio de dibujos no muy grandes,
que se van posesionando poco a poco del cuerpo, a excepción de la cara. en donde
si acaso se llegan a tatuar se pintan cosas muy delicadas como el tatuaje del “burro”
quien se hizo tatuar dos pequeñas lágrimas escurriendo del ojo izquierdo, que es un
tipo de tatuaje común en la cárcel y que su sentido es la asociación que la estancia
en la cárcel se acompaña de sufrimiento.
Muchos de los tatuajes, sobre todo los de gran tamaño, tiene que hacerse por
partes, pues el dolor y la irritación a la que se somete la piel llega a ser tan severa,
que hace imposible que en una sola sesión se lleve a cabo todo el proceso, por lo
que es muy común en este lugar observar tatuajes a medio terminar, vi una virgen
de la que había nacido apenas su silueta y que ocupaba el contorno de una espalda
musculosa, que no podía terminar de surgir, hasta que los efectos de la primera
sesión amainaran, pues la irritación era tan grande que se iba a requerir
mínimamente de una semana de descanso, para poder continuar el trabajo.
Pasar por cualquiera de las calles de las Islas Marías es una experiencia rica
para los curiosos y vemos los tatuajes asomándose por los hombros, cuello, en los
pies o en cualquier otra parte del cuerpo. En este lugar tan común es encontrar
cristos y vírgenes, como diablos y claveras, que son de los tatuajes más comunes
junto con las mujeres, los nombres, las fechas que hacen compañía en el encierro,
además de los pavorreales que son un recurso para borrar antiguas marcas
fundiendo en el exuberante plumaje la huella no deseada, aunque es factible
encontrarse cualquier cosa. La gente se jacta de traer dibujos originales, en esta
construcción de identidad donde se exacerba el carácter de individuo al vivir en un
espacio donde la institución los con-funde al despersonalizarlos en la categoría de
internos. De api que se posible encontrarnos con king-kong atrapado en un pecho o
una mano cubierta por una telaraña; los personajes alusivos a la mariguana son
frecuentes y los vemos sosteniendo un “porro” retratados en la espalda, en las
piernas o en cualquier lugar; no falta algún arpón de morfina o un hongo decorando
a quienes han tenido la experiencia, tampoco faltan los motivos marineros pudiendo
ser Popeye, anclas o tiburones.
En los estudios que se han hecho de los tatuajes, nos muestran a estos
símbolos encajonados en arbitrarias clasificaciones, en las que presentan a los
tatuajes como una expresión estática, al quitarle la posibilidad de múltiple lectura
que tiene estas grafías corporales, lectura que depende de su relación con otros
acontecimientos implicados en el proceso social en el que fueron realizados y en
el que son leídos, por eso la visión estática que conlleva la clasificación los
muestra con un sentido unívoco, que le asigna quien los clasifica. Para
explicarnos la práctica del tatuaje, comparto la opinión de Alfonso Pérez Argote,
en cuanto a la metodología con la que se tienen que abordar los estudios de
construcción de la identidad colectiva: "El análisis de los fenómenos sociales de
identidad colectiva debe hacerse, en mi opinión, a través de un doble momento
metodológico. Un momento fenomenológico en el que se acepta la identidad, la
creencia, el sentimiento, la conciencia en cuestión, su definición de la realidad y
se observa cómo determina el comportamiento; este momento garantiza la
inexistencia de un juicio sobre la cientificidad de la imagen de la realidad, lo que
constituiría un auténtico juicio de valor. El momento genético garantiza la
consideración de la imagen como variable dependiente, acercándonos a sus
determinaciones objetivas y a los mecanismos sociales de producción y
reproducción de la imagen. Este doble momento nos acerca a la arbitrariedad
lógica y a la determinación social de todo fenómeno social...ignorar los fetiches y
las ilusiones de una época es ignorar aquello que mueve a los seres humanos;
reconocerlos como única realidad sería reconocer que no hay mejor sociología
que el sentido común, en el sentido más estadístico que podamos otorgar a la
expresión" (Pérez Argote, 1986: 89). Así con un sentido mágico protector que vi en
las Islas Marías un tatuaje que traía pintado un colono, quién en su brazo derecho
55
tiene tatuada "La Espada del Retiro", que pendiente de un gancho se sostiene en
serpenteante cinturón, del que cuelgan de sus extremos dos mechudas borlas. Este
tatuaje defensor retira de quién lo porta, al acechante peligro, a la terrible compañía
que es la mala suerte, a las envidias y a las malas influencias. En el Mercado de
Sonora, en México D. F. encontré la estampa de "La Espada del Retiro",
acompañada de un sahumerio que se quema mientras se invoca esta oración:
Los "pintos"2 viejos saben que quien sale de la cárcel no debe de llevarse
nada, salvo la ropa que trae puesta y ya cuando dejan la cárcel la tiran o la
queman. Dicen también que cuando alguien sale libre de las islas, no debe de
voltear la vista atrás mientras atraviesa el muelle para abordar el barco, pues
quien mira atrás, regresa.
Nada quisieran llevarse, pero el recuerdo imborrable los acompañará
durante toda su vida, al igual que sus tatuajes que se hicieron dentro de las Islas
Marías, único recuerdo que vale la pena conservar y que será mostrado con
orgullo, pues manifiesta como en los antiguos marineros, la prueba de su estancia
por lugares extraños.
2
A las cárceles se les conoce como "pintas", esto es debido a que en estos lugares es muy común que la gente se
tatúe.
56
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60
NOTAS
1
La práctica de tatuarse líneas en las partes afectadas por dolores reumáticos y el utilizar tatuajes
para combatir dolores de cabeza, así como el tatuar sobre tumoraciones, la pude observar y
registrar en Marrakech, en junio de 1994.
- Al preguntarle a la mujer que me tatuó, quién traía varios tatuajes curativos en las rodillas y en las
muñecas: ¿que si ella curaba?, me contestó que sí, mostrándome unos tatuajes en sus muñecas y
en sus piernas, que consisten en dos líneas arriba de las rodillas. Me dijo que eran para el dolor
articular.
- En las muñecas tiene tatuadas unas estrellas y unos puntos, y me dijo que eran para el dolor de
cabeza, que tenía mucha calentura y con eso se quito el dolor.
- ¿Y estas? (refiriéndome a los tatuajes de sus rodillas):"Porque para el dolor de los pies hay una
medicina muy tradicional y va con este médico muy tradicional y le jala el dolor (el tatuaje le jala el
dolor).
2La Antropología Criminal, "se inició propiamente con las investigaciones de César Lombroso y se
popularizó con la idea del criminal mato. Esta ciencia dio lugar a la Antropometría" (Orellana, 1978)