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MILITARISMO EN EL SALVADOR

El General Maximiliano Hernández Martínez en el año 1931-


1944 que el General fue en que encabezó un gobierno
Autoritario y ultra conservador hasta ser derrocado por una
huelga general.
Ante la grave situación económica que vivía el país por la caída
de los precios del café y el gobierno entró en una crisis que fue
derrocado por un grupo de militares el 2 de diciembre de 1931.
Que fueron unos de ellos que le entregaron el poder al
vicepresidente de Araujo.

En la dictadura de Martínez que fue en 1931-1944 apenas


habrá asumido el poder General Maximiliano de 1932 cuando
el PCS participó una insurrección popular junto a grupos
indígenas y campesinos del occidente del país. Que fueron
conocidos por Farabundo Martí y otros líderes del PCS fueron
arrestados antes de la misma. Los alzados lograron apoderarse
de las ciudades de Juayúa, Nahuizalco, Izalco, Sonsonate, Tacuba y Salcoatitan en donde
atacaron a las familias terratenientes.

Para organizar la insurrección de 1932 que estaba conformado por un núcleo pequeño de
intelectuales y estudiantes universitarios y tuvo un rol muy limitado en la insurrección. Las
masas que participaron en la insurrección fueron mayoritariamente indígenas.

En 1932 el entonces presidente General Maximiliano Hernández Martínez, llegado al poder


tras un golpe de estado en 1930, reprimió con el ejército una sublevación de campesinos e
indígenas en el occidente del país, provocando más de 30,000 víctimas mortales. El suceso
se ha dado a conocer en El Salvador como la matanza comunista de 1932, culpando de los
hechos al naciente Partido Comunista, y a uno de los líderes de la revuelta, Agustín
Farabundo Martí.

LA ERA DEL PRUD (1948-1960)

El 14 de diciembre de 1948,
Castaneda Castro fue derrocado por
un golpe de Estado promovido por
sectores renovadores del Ejército
que llevó al poder al llamado Consejo de Gobierno Revolucionario. En 1950
se redactó una nueva Constitución de cáracter social-progresista y se creó un
nuevo partido oficial, el Partido Revolucionario de Unificación Democrática
(PRUD) que se proponía imitar muchos aspectos del PRI mexicano. Entre
1945 y 1948, el breve gobierno de Castaneda Castro, continuó muchas de las políticas del
gobierno dictatorial de Martínez.
Los gobiernos de Osorio y Lemus pudieron llevar a cabo sus planes sociales y obras de
infraestructura gracias a un período de bonanza en los precios del café y a la introducción de
un nuevo cultivo bastante rentable: el algodón. Cuando al final de la década de 1950 el precio
del café decayó, el gobierno de Lemus entró en crisis y fue derrocado el 26 de octubre de
1960.

Luego del derrocamiento de Lemus, hubo dos breves gobiernos provisionales: la Junta de
Gobierno (octubre de 1960-enero de 1961), controlada por oficiales militares próximos a
Óscar Osorio, al que se incorporaron civiles progresistas. La Junta fue derrocada y sustituida
por el Directorio Cívico Militar (enero de 1961-enero de 1962), formado por oficiales y
civiles conservadores. En 1962 se redactó una nueva Constitución, que prohibía "las
doctrinas anárquicas y contrarias a la democracia", prohibición que los gobiernos militares
aplicaron en contra del Partido Comunista Salvadoreño y de los movimientos de izquierda.
Mediante lo que se constituyó como una política de desarrollo, Estados Unidos aprobó
préstamos para la construcción de infraestructuras económicas para modernizar la base
atrasada del Estado salvadoreño. Durante éste período se planificaron y construyeron obras
de infraestructura: el muelle de Acajutla, el aeropuerto internacional de El Salvador, el
Hospital Bloom, la autopista a Comalapa, nuevas instalaciones del Instituto Francisco
Menéndez, etc.
En este contexto, Estados Unidos enfocó su política a la neutralización de los posibles focos
de comunismo. Así fue como Estados Unidos envió a un grupo de asesores técnicos del
Instituto Americano del Desarrollo del Sindicalismo Libre, IADSL, para crear dos
organizaciones populares que, según sus cálculos, se "encargarían" de hacer su trabajo: la
Unión Comunal Salvadoreña, UCS, y la Asociación Nacional de Indígenas Salvadoreños,
ANIS.

Durante la década de los 1970, la situación política que desembocó en la guerra civil comenzó
a configurarse. En abril de 1970, una corriente interna del Partido Comunista de El Salvador
se separó para formar las Fuerzas Populares de Liberación "Farabundo Martí" (FPL).

En 1971, "el Grupo" una organización de


jóvenes universitarios, antecedente del Ejército
Revolucionario del Pueblo, secuestraron y
asesinaron al empresario Ernesto Regalado
Dueñas, miembro de una de las más poderosas
familias terratenientes del país.
La UNO se mantuvo unida y procedió a
participar en las próximas elecciones de 1977.
Esta vez llevó al general Ernesto Claramount
como candidato presidencial.

La crisis política durante el período del general Romero se incrementó. Los grupos armados
de izquierda realizaron actos de violencia en contra de funcionarios del gobierno y civiles
terratenientes, mientras la Fuerza Armada y los cuerpos de seguridad, recrudecieron la
represión, la cual fue desencadenada mediante la organización de grupos paramilitares
(Escuadrones de la muerte) con conexiones directas con los militares como la Unión
Guerrera.

La democracia fue restituida 5 años más tarde con la


celebración de elecciones presidenciales.

El ambiente turbulento finalizó en 1992 cuando los combatientes del Frente Farabundo Martí
para la Liberación Nacional (FMLN) conformado por cinco agrupaciones mayoritariamente
de extrema izquierda, y el gobierno ultraderechista del entonces presidente Alfredo Cristiani,
de la Alianza Republicana Nacionalista (ARENA), firmaron los "Acuerdos de paz" el 16 de
enero de 1992 en Chapultepec, México, que aseguraron reformas políticas y militares, pero
no profundizaron en el aspecto social

LEVANTAMIENTO CAMPESINO DE 1932


EL LEVANTAMIENTO CAMPESINO DE 1932 EN EL SALVADOR fue
una mezcla entre protesta e insurrección que acabó en etnocidio1 al represaliarse con el
exterminio directo de la casi totalidad de las comunidades náhuas del país.

El ejército salvadoreño en 1932

El levantamiento alarmó a los terratenientes y los obligó a buscar apoyo militar. En el proceso
recurrieron al general Martínez, que era en gran parte mestizo nativo. De origen pobre y poco
en común con la élite.

El General José Tomás Calderón, alias «Chaquetilla


Calderón», abuelo del expresidente Armando Calderón
Sol

El ejército estaba organizado en regimientos de


infantería, artillería, ametralladoras y caballería. Las
armas más utilizadas fueron los fusiles Máuser de
fabricación alemana. En aquel momento el papel de la
fuerza aérea no fue determinante, puesto que su participación se limitó a tareas de
reconocimiento. El ejército estaba bajo las órdenes directas del presidente de la república y
tenía por objetivo fundamental la defensa del Estado. Los cuerpos de seguridad eran la
Policía Nacional (PN), la Guardia Nacional (GN) y la Policía de Hacienda (PH), las cuales
habían sido entrenadas por personal militar español.
Los militares que fueron designados para dirigir al ejército en el conflicto fueron:

Grado
Nombre Tarea desempeñada
militar
José Tomás Comandante de la fuerza expedicionaria responsable de
General
Calderón desalojar a los alzados de las zonas afectadas
Osmín Aguirre y
Coronel Encargado de capturar a Agustín Farabundo Martí
Salinas
Coronel Salvador Ochoa Responsable de evitar la toma de Santa Tecla
Mayor Saturnino Cortez Comandante de la GN encargado de recuperar Tacuba
Levantamientos campesinos previos
Dadas las circunstancias de pobreza y desigualdad, algunos de los campesinos despojados de
sus tierras y sometidos a trabajo mal remunerado empezaron a rebelarse contra los
terratenientes y contra las autoridades. Al inicio fue de manera individual, lo cual facilitaba
que las autoridades detuviesen o amenazasen a los rebeldes. Los grandes terratenientes
estaban fuertemente ligados a las autoridades militares, por lo cual la defensa de las haciendas
era realizada por cuerpos oficiales de seguridad.
Después de varios arrestos, los campesinos iniciaron un proceso de organización de bajo
perfil, es decir, con un objetivo común pero sin ningún modelo jerárquico; en tal sentido, los
esfuerzos seguían siendo aislados y dispersos, fácilmente sofocados por los cuerpos de
seguridad, que arrestaban a los rebeldes y los ponían a disposición de las autoridades, quienes
los condenaban posteriormente al paredón de fusilamiento o a la horca No existen datos
acerca de la cantidad de ejecuciones perpetradas en las semanas previas al levantamiento
general; sin embargo, se sabe que fueron condenados muchos de los líderes campesinos, así
como los funcionarios públicos que colaboraban de alguna forma con ellos.

El levantamiento campesino

Machetes, armas utilizadas por los campesinos en 1932

En las últimas horas del 22 de enero de 1932, miles de campesinos en la zona occidental del
país se alzaron en rebelión contra el régimen. Armados principalmente de machetes,42
atacaron las haciendas de los grandes terratenientes y varios cuarteles, obteniendo el control
de algunas poblaciones como Juayúa, Nahuizalco, Izalco y Tacuba. Por otro lado, cuarteles
como los de Ahuachapán, Santa Tecla y Sonsonate resistieron el ataque y se mantuvieron al
servicio del gobierno nacional. Los asesinatos realizados por los rebeldes campesinos fueron
veinte civiles y treinta militares.

En las zonas controladas por los rebeldes, la mayoría de los establecimientos fueron
saqueados.
Según el testigo Alberto Shul, habitante de Nahuizalco, "habían saqueado todo el pueblo".
El líder sublevado Francisco "Chico" Sánchez ordenó que le entregaran todos los títulos de
propiedad de la ciudad.
La primera ciudad en ser tomada fue Juayúa, donde fue asesinado el terrateniente Emilio
Radaelli; además, su esposa fue violada y posteriormente asesinada. También fue ejecutado
el coronel Mateo Vaquero, comandante local.
En Izalco, el saldo del levantamiento incluyó la ejecución del alcalde, Miguel Call, y del
alcalde electo, Rafael Castro. En la población de Colón, fueron ejecutados Efraín Alvarenga,
secretario municipal, Damasio Cruz, agente de la policía y al comandante local, coronel
Domingo Carlos Campos.

Existen diversas versiones de los hechos; sin embargo, es bastante difícil asegurar que una
es la correcta puesto que muy pocos fueron los sobrevivientes de dicha rebelión. Se dice que
los indígenas atacaron propiedades privadas y realizaron delitos y acciones vandálicas sobre
poblaciones enteras; ciertamente, existen testimonios que respaldan dicha tesis, pero existe
la posibilidad de que oportunistas se uniesen al levantamiento campesino para realizar actos
delictivos. No puede ni confirmarse ni desmentirse de manera concluyente la participación
de indígenas y campesinos en el saqueo; lo único que puede asegurarse es que el motivo
fundamental de los eventos fue el levantamiento contra el régimen, por tanto, cualquier acto
de ataque a propiedad privada, fue un apéndice del movimiento en general, convirtiéndose
en hechos aislados al objetivo de los campesinos.
Otra polémica acerca de aquel levantamiento se vincula a la relación entre los campesinos y
el PCS. La coincidencia temporal de ambos levantamientos y la similitud de las causas de
cada uno hacen pensar que estaban vinculados e incluso, coordinados. Algunas teorías
afirman que el PCS utilizó la situación de pobreza de los campesinos para convencerlos de
actuar en conjunto y alzarse contra el régimen; Poco o nada se conoce acerca de la relación
entre ambos grupos y mucho menos acerca de negociaciones u homólogos. Autores como
Eric Ching, especialista en el tema, afirman que el levantamiento campesino no pudo ser
coordinado por el PCS puesto que el partido tenía demasiados problemas como para dirigir
una insurrección a varios kilómetros de distancia. Se agrega, además, que pudo haber una
tercera fuerza alzándose, la cual se trató de sindicatos inconformes con la política salarial en
el sector formal.
De cualquier manera, el gobierno no hizo distinción entre uno y otro movimiento, por lo cual
actuó de la misma forma en ambos casos.

Reacción del gobierno


La respuesta del presidente Maximiliano Hernández
Martínez fue brutal. Para someter a los rebeldes, ordenó
asesinar a todo aquel que pareciera indígena
El gobierno no tardó en reaccionar, recuperando el
control del territorio salvadoreño en un par de días, por
medio de un despliegue militar con el objetivo de
someter a todos los rebeldes.

El general José Tomás Calderón gozó de armamento y


efectivos en abundancia.
El empleo del armamento superior fue el elemento decisivo en la confrontación y los relatos
hablan de "oleadas de indígenas, barridos por las ametralladoras". En seguida vino una
severísima represión, ejecutada tanto por unidades del ejército, la policía y la Guardia
Nacional, como por voluntarios organizados en "guardias cívicas".
Historia de El Salvador, Tomo II, pág. 133, Convenio Cultural México-El Salvador,
Ministerio de Educación, 1994

Feliciano Ama, uno de los líderes de la insurrección


campesina de 1932. Su asesinato fue de los primeros que
realizaron los militares para infundir temor entre la
población

Las guardias civiles eran personas voluntarias que se


ponían al servicio de los cuerpos de seguridad para
colaborar en las labores de patrullaje y en caso de
necesidad, combatían junto a los militares.

En las circunstancias del levantamiento campesino,


vestir indumentaria (ropa de algodón) indígena era muy arriesgado, puesto que las
autoridades relacionaban a este grupo con el comunismo.

Los cadáveres apilados en la calle fueron un cuadro común en aquellos días; pese a los
esfuerzos por aproximarse a una cifra fidedigna de fallecidos en las setenta y dos horas
posteriores al levantamiento, no puede asegurarse un número en concreto, aunque varios
historiadores coinciden en que fueron alrededor de veinticinco mil personas fallecidas.435354
Aquellos que sobrevivieron pero fueron capturados, se sometieron a juicio y acabaron
inevitablemente condenados a muerte.

Después de la rebelión, fue ahorcado el líder campesino Francisco Sánchez, mientras que su
homólogo, Feliciano Ama, fue linchado y colgado luego su cadáver en presencia de los niños
de una escuela.
Al respecto, la esposa de Feliciano Ama narró a su hija, Julia Ama, los acontecimientos de
la siguiente manera:

A la cuadra mataron a tu papá, no lo pude reclamar. Hasta había una carreta que acarreaba a
todos los muertos que mataban en el día y los traían a estos lugares
Esposa de Feliciano Ama
En los alrededores de Izalco, a todos los que se les encontraba portando machete, a todos
aquellos que tenían fuertes rasgos de raza indígena o que vestían trajes indígenas, se les
acusaba de subversivos y eran encontrados culpables.
Para facilitar la tarea de los cuerpos de seguridad, se invitó a todos aquellos que no habían
participado en la insurrección a que se presentaran a la comandancia para obtener
documentos que les legalizaban como inocentes. Cuando llegaron fueron examinados, y los
que presentaban las características indígenas, fueron apresados. Fueron fusilados en grupos
de cincuenta en el muro de la Iglesia de la Asunción. En la plaza frente a la comandancia,
varios fueron obligados a cavar una tumba común, a la cual fueron arrojados tras ser
ametrallados. Las casas de los encontrados culpables fueron quemadas y sus habitantes
sobrevivientes fueron ametrallados.

Según el comandante de la operación, el saldo de miembros del PCS asesinados fue de 4.800,
aunque dicho dato es muy difícil de verificar.

Diez días después del levantamiento, anclaron en el Puerto de Acajutla los barcos de guerra
Skeena y Vancouver (británicos) y Róchester (estadounidense), los cuales habían sido
enviados con la misión de proteger los intereses de sus connacionales residentes o inversores
en El Salvador. El jefe de operaciones de El Salvador, les respondió con un mensaje que
decía:

El jefe de Operación de la Zona Occidental de la República, General de División José Tomás


Calderón, saluda atentamente en nombre del gobierno del General Martínez y en el suyo
propio, al almirante Smith y Comandante Brandeur, de los barcos de guerra Rochester,
Skeena y Wancouver, y se complace comunicarles que la paz en El Salvador está
restablecida, que la ofensiva comunista ha sido totalmente abatida y dispersa y que se llegará
a la completa exterminación. Que están liquidados cuatro mil ochocientos Bolcheviques
José Tomás Calderón

Tras el conflicto, los sobrevivientes buscaron huir hacia Guatemala; como respuesta, el
presidente Jorge Ubico, ordenó acordonar la frontera, entregando al ejército salvadoreño a
todo aquel que intentase cruzar al país vecino.

A manera de solución del conflicto, el parlamento salvadoreño emitió el Decreto Legislativo


No. 121, del 11 de julio de 1932, publicado en el Diario Oficial No. 160, Tomo No. 113, del
14 de julio de 1932, cuyo artículo No. 2 reza:

Asimismo, se concede amplia e incondicional amnistía a favor de los funcionarios,


autoridades, empleados, agentes de la autoridad, y cualquiera otra persona civil o militar, que
de alguna manera aparezcan ser responsables de infracciones a las leyes, que puedan
conceptuarse como delitos de cualquier naturaleza, al proceder en todo el país al
restablecimiento del orden, represión, persecución, castigo y captura de los sindicados en el
delito de rebelión del presente año

Artículo No. 2 del decreto legislativo 121, del 11 de julio de 1932


BIBLIOGRAFÍA

http://militarismoelsalvador.blogspot.com/p/maximiliano-hernandez-martinez-general.html

https://es.wikipedia.org/wiki/Levantamiento_campesino_en_El_Salvador_de_1932

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